La Interculturalidad y Multiculturalidad en Guatemala
La Interculturalidad y Multiculturalidad en Guatemala
La Interculturalidad y Multiculturalidad en Guatemala
Una cultura es el conjunto de maneras de pensar, actuar y sentir en la triple relación con la
naturaleza, con el hombre y con lo absoluto; es el conjunto de modelos de comportamiento, de
pensamiento y de sensibilidad que estructuran las actividades del hombre en su triple relación con
la naturaleza, con la sociedad, con lo trascendental.
Si en Guatemala solo existieran mestizos o, por el contrario, solo indígenas kichés, cakchikeles o
cualquiera de las otras etnias mayas, ¿podríamos decir que este es un país multicultural?
Posiblemente algunos estudiosos de estos fenómenos, sociales, dirían que sí y los otros que no,
con base en sus concepciones sobre la multiculturalidad e interculturalidad, de lo cual se ha venido
hablando a la par de la construcción de teorías en forma sistemática apenas desde hace unas dos
décadas.
A partir de estas respuestas se plantea ya una confrontación de ideas respecto a ambos temas. En
el ámbito internacional E. Israel y J. Escoffier son sólo dos de los autores que sostienen que la
multiculturalidad debe incluir a todas las personas o grupos sociales no necesariamente étnicos
que se sienten excluidos del núcleo dominante. Ejemplos de ello serían, no sólo en Guatemala sino
en cualquier país del mundo, las mujeres, los discapacitados, los homosexuales y otros grupos
invisiblizados. Sin embargo, para W. Kymlicka, el multiculturalismo se basa en las diferencias
nacionales y étnicas, entendiendo el término cultura como sinónimo de nación o pueblo, o sea,
una comunidad que ocupa un territorio y comparte una lengua y una historia especifica. En
Guatemala sería parte de este multiculturalismo, las diferentes etnias mayas, garífuna, xinca y
mestiza que habitan el territorio, pero diferenciados al menos por sus historias y sus idiomas.
De todas maneras, los conflictos han estado presentes, más o menos visibles, pero la mayoría de
identidades ajenas, sobre todo por parte de la identidad en el poder contra las identidades
invisibilizadas u oprimidas. La negación más clara que aún persiste es la difundida por los
gobiernos militares durante la agudización del conflicto armado interno, en el sentido de
proclamar que aquí no hay etnias ni naciones diferentes. Aquí, según las negaciones castrenses de
entonces, sólo hay guatemaltecos y punto. A pesar de ello, desde hace algún tiempo ocurre el
fenómeno de que las identidades indígenas menospreciadas retomaron y revalorizaron su propio
concepto para mostrarse como las otras identidades existentes frente a la identidad dominante,
aunque entre mayas pudo permanecer la conciencia diferencial entre entidades indígenas, con sus
acercamientos y conflictos
De ahí que los términos de multiculturalidad, etnicidad y plurilingüismo, como expresiones de esos
diversos nacionalismos, surgen en medio de la guerra y se fortalecen ahora en tiempos de paz. La
Identidad étnica entonces es algo más que la identificación de un individuo, ya sea por su nombre,
sexo, fecha y lugar de nacimiento, lugar donde vive o su estado civil impreso en una cédula de
vecindad. También es algo más que la identificación de grupo con el cual se sostienen relaciones
interpersonales y familiares, sino es, ante todo, una identificación comunitaria que trasciende
tiempo y espacio. Uno de los términos más controvertidos generados por las lenguas es el de
identidad. En permanente oscilación entre la ideología y el mito, el término provoca un malestar
real cada vez que un ser o una comunidad se confronta a una prueba histórica.
Más allá de las lenguas, de los territorios y de las tradiciones, y dentro de los signos, de los
espacios y de las costumbres, la afirmación de la identidad fluctúa entre la obsesionada voluntad
de recuperación ideológica y la retórica de lo imaginario. Hay culturas con una gran capacidad de
recepción, de hostilidad y de apertura; hay otras que generan, por el contrario, resistencias y son
cuerpos de rechazo. La identidad individual y social, integran una dialéctica de unidad y lucha en la
que ambas se afectan una a la otra. El individuo ejerce influencia en el grupo y el grupo la ejerce
sobre él. Entre grupos o comunidades diferentes ocurre el mismo fenómeno, y en medio de esta
dialéctica puede surgir el prejuicio que caracteriza los conflictos étnicos, agudizados por el arraigo
de los propios valores y costumbres de cada comunidad.