Prolapso de Cordón Umbilical
Prolapso de Cordón Umbilical
Prolapso de Cordón Umbilical
CONCEPTO:
Protrusión del cordón umbilical en el canal del parto por delante de la presentación
fetal.
Se trata de una complicación fetal severa, que se ve facilitada por todas aquellas
circunstancias que dificulten la adaptación perfecta de la presentación al estrecho
superior de la pelvis y, a menos que pueda llevarse a cabo un parto rápido, puede
ocasionar la muerte fetal.
CLASIFICACIÓN:
FRECUENCIA:
El prolapso franco de cordón umbilical se da aproximadamente en el 0.4 % (entre el
0,3-0,7%) de los partos. Del prolapso oculto se desconoce la incidencia exacta,
aunque probablemente sea algo frecuente.
FACTORES PREDISPONENTES:
Todas aquellas situaciones que impidan una buena adaptación del feto al estrecho
superior de la pelvis, quedando espacio para que al producirse la amniorrexis el
cordón pueda deslizarse hacia la vagina a través del cérvix, favorecerán la
instauración del prolapso de cordón umbilical.
Embarazos gemelares:
Frecuentes malposiciones, bajos pesos y más de un cordón.
FISIOPATOLOGÍA:
Las alteraciones fetales dependerán del grado de compresión y si existen o no
contracciones uterinas: Así como en el procúbito generalmente no se adapta de
forma firme la presentación al canal del parto y el compromiso de la circulación
umbilical no es muy acusado, al producirse la amniorrexis la presentación se ve
impulsada al canal del parto, atrapándose el cordón entre éste y el feto, de tal suerte
que dificulta o anula la circulación umbilical con las graves repercusiones hipóxicas
que esto supone. Las presentaciones cefálicas son las de mayor riesgo, puesto que
la compresión tiende a ser más intensa.
Aparecen alteraciones en los latidos cardiacos fetales, que traducen una insuficente
oxigenación. Habitualmente se produce un sufrimiento fetal agudo que puede llevar
a la muerte intrauterina.
DIAGNÓSTICO:
Visión directa en los casos en que aparece en vulva.
Visión con espéculo del cordón en vagina.
Tacto vaginal, tocando el cordón, latiendo o no, por delante de la presentación. Más
fácil de palpar en la procidencia que en el procúbito.
La lateroincidencia es muy difícil de diagnosticar por tacto vaginal si la bolsa de las
aguas está íntegra. Suele sospecharse por la presencia de deceleraciones variables
en el control cardiotocográfico. En el caso de que dicho trazado se repita en cada
contracción uterina, es obligatorio comprobar que no existe un prolapso de cordón.
En ecografías rutinarias practicadas al final del embarazo pueden diagnosticarse
ocasionalmente procúbitos o lateroincidencias.
PRONÓSTICO:
El pronóstico fetal es malo. Las series más modernas todavía informan de una
mortalidad entre el 10–20 %.
TRATAMIENTO:
Es necesario establecer si el feto está vivo o muerto. Hay que recordar que el cordón
prolapsado puede no pulsar y, sin embargo, el feto puede estar vivo. Se utilizarán
para la comprobación estetoscopio, doppler o ecografía de tiempo real:
-Una maniobra que rara vez tiene éxito es el intento de empujar el cordón
hacia el útero. La recolocación del cordón de esta manera puede ser nociva para el
feto y en ningún caso se aconseja intentarla.
-Administrar oxígeno a la madre.
Solamente si la expulsión es inminente (dilatación completa, presentación en tercer
plano) y la expulsión fetal mediante los procedimientos ordinarios (vakuum, fórceps,
espátula) es posible de una forma previsiblemente más rápida y atraumática, se
utilizará la vía vaginal.
Excepcionalmente se puede realizar una versión podálica interna seguida de gran
extracción en un segundo gemelo con prolapso de cordón.
PROFILAXIS:
-Orientar a las gestantes para que acudan a la clínica tan pronto como comience el
parto, para evitar la rotura de membranas no controlada y el posible prolapso.
-Informar a la gestante de acudir a la clínica siempre que haya roto aguas, aunque
no presente contracciones.
-Prevenir la yatrogenia: El método más importante para prevenir el prolapso de
cordón es el buen juicio clínico:
Si hay dudas respecto a la presentación fetal, demorar la amniotomía hasta
que se haya confirmado con la exploración digital y ecografía si es necesario. Nunca
hay que proceder a la amniorrexis en situaciones trasversas y oblicuas y en
desproporciones del estrecho superior.
Evitar la amniorrexis cuando la presentación está libre o en casos de situaciones
anómalas.
Romper la bolsa en los periodos intercontráctiles y colocar a la paciente en una
ligera posición de Trendelemburg.
En los casos de bolsa prominente a tensión, polhidramnios, presentaciones altas,
etc, practicar una rotura puntiforme, dejando que el líquido fluya poco a poco y, sin
retirar la mano de la vagina hasta comprobar que no haya ocurrido el accidente.