Fontanille Curso Acciones Cuerpo
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semióticas
Análisis del curso de acción
de las prácticas*
Jacques Fontanille
(Universidad de Limoges - Instituto Universitario de Francia)
Recibido: 11/1/2016
Aprobado: 8/3/2016
L
de inmanencia») tiene ya por objeto
a cuestión está planteada: ¿puede abrir la investigación semiótica más
la semiótica interesarse útilmen- allá de los límites del texto, definien-
te por las prácticas en cuanto ta- do al mismo tiempo el lugar del texto
les, es decir, consideradas como cursos en un conjunto más amplio. Pero esa
de acción abiertos y fluctuantes? propuesta no es pertinente si no logra
La pregunta es arriesgada en la me- asumir la diferencia de constitución
dida en que toda la metodología semió- semiótica de cada uno de esos planos,
tica de inspiración greimasiana reposa ni convencerse de que las significa-
en el principio de la textualidad, es de- ciones respectivas de un signo, de un
cir, en un tipo de semióticas-objetos texto, de un objeto, de una práctica,
cerradas, acabadas y estabilizadas, a de una estrategia o de una forma de
diferencia de la semiótica peirciana, vida, se dan a captar bajo especies di-
que reposa en el principio de la in- ferentes y por métodos y operaciones,
terpretación infinita. Las únicas aber- en parte al menos, también diferentes.
turas que se les ha otorgado a esas La demostración de esas diferencias
semióticas-objetos cerradas son, por de pertinencia ha sido hecha en otro
un lado, la pluri-isotopía, y, por otro tiempo por el signo y por el texto. Hay
lado, la intertextualidad, que abre cada que intentar hacerla por medio de las
semiótica-objeto a la diversidad de co- prácticas, así como por los otros tipos
nexiones con otras semióticas-objetos, de semióticas-objetos, cuya lista no es-
con co-textos y con otros contextos. tá necesariamente cerrada.
Sin embargo, esa pregunta mere-
ce ser planteada y sometida a debate
en el seno mismo de las semióticas Las prácticas como lenguajes
con vocación textual. Si las expresio-
El semiotista no se interesa en las
nes «enunciación en acto», «praxis
prácticas en general, sino en aque-
enunciativa», «semiosis viviente» tie-
llas que producen sentido y en cuan-
nen algún sentido, ese no puede ser
to configuran un tipo particular de
sino el sentido de un curso fluctuante
semióticas-objetos. La especificidad
que, justamente, en el desarrollo sin-
del acercamiento semiótico, entre to-
tagmático mismo busque su significa-
dos los otros de las ciencias humanas
ción, la cual se esfuerza por estabilizar
y sociales, implica que toda tentativa
y que la construye en interacción per-
de comprensión y de interpretación de
manente con otros cursos de acción y
cualquier objeto de estudio responda a
con otras prácticas.
dos preguntas previas:
La propuesta que consiste en dis-
tinguir varios niveles de pertinencia i) ¿La comprensión del objeto de estu-
del plano de la expresión (a los que dio tiene una forma específica que
El hecho de que el curso de ac- etapas del recorrido deben ser deduci-
ción de las prácticas cotidianas esté dos exclusiva y retrospectivamente a
con frecuencia cerrado por razones partir de los valores puestos en juego
de compatibilidad con otras prácticas en esa transformación constatada. El
concurrentes, a veces por simples ra- detalle de las «peripecias» y las modu-
zones culturales, no es un argumento laciones de los arreglos estratégicos y
contra su tratamiento en cuanto prác- tácticos del curso de acción no afectan
ticas. Una comida tiene necesariamen- en nada dicha significación.
te un comienzo y un fin (aunque la En cambio, los valores de una
costumbre de comer cualquier cosa al práctica no pueden ser deducidos
paso está rompiendo la norma cultu- retrospectivamente a partir de una
ral), pero eso no significa que el aná- transformación constatada in fine, por-
lisis deba considerar necesariamente que una práctica es un desarrollo abierto
esos dos límites como pertinentes pa- al comienzo y al final, que no ofrece
ra su significación. Pueden serlo evi- ningún asidero para una confronta-
dentemente en la perspectiva de una ción entre una situación inicial y una
«textualización» o de una «narrativi- situación final. Si las prácticas no tie-
zación» de la comida; pero pueden no nen, propiamente hablando, «objetos
serlo en la perspectiva de una «prácti- de valor», tienen sin embargo «objeti-
ca de la comida». vos» y «horizontes de referencia» axio-
Haremos la hipótesis de que las lógica. Un «objetivo» es ciertamente
prácticas significantes se caracterizan puesto en la mira, pero ese objetivo se
y se distinguen principalmente por el diferencia de un «objeto de valor» al
rol del curso de acción en la producción menos por dos razones:
de formas significantes y específica-
mente de valores prácticos, suscitados y i) Un objetivo es de naturaleza pro-
expresados por la forma de los cursos yectiva: la acción lo construye en su
de acción, con el «grano» más fino de curso mismo, mientras que un «ob-
su despliegue espacial, temporal, as- jeto de valor» solo puede ser firme
pectual, modal y pasional. y retrospectivamente determinado
por confrontación de la situación
El valor de las prácticas no se lee en
final con la situación inicial.
el contenido de los objetos puestos en
la mira, a diferencia del hacer narrati- ii) Un objetivo es siempre revisable y
vo textualizado y considerado como el adaptable: por definición, como es
resultado de una transformación ele- de naturaleza proyectiva, participa
mental. Este último, en efecto, se inter- de las regulaciones de la acomoda-
preta a partir de la confrontación entre ción sintagmática que él determi-
una situación final y una situación ini- na, pero de la que recibe en retorno
cial, y, desde ahí, la significación y los diversas inflexiones. Un objetivo
valores implicados en cada una de las solo se refiere a sistemas de valores
Como los participantes que interac- dos formas del contenido (las formas
túan en el curso de una práctica son modales, pasionales y axiológicas, por
cuerpos-actantes (y no simples posi- un lado; las formas de interacciones
ciones o roles formales narrativos), el corporales, por otro lado) son, respec-
marcaje de un punto crítico en el curso tivamente, la inmanencia y la mani-
de acción no puede ser tratado como festación las unas de las otras.
una simple marca formal y abstracta: Las dos condiciones reunidas per-
debe corresponder a una huella, a un miten precisar que en razón de su
marcaje corporal. naturaleza figurativa y corporal, la
Para lograrlo, la huella ha de obede- huella añade al marcaje, cuya mani-
cer a dos exigencias complementarias: festación figurativa asegura, propie-
(i) debe, de alguna manera, poder ser dades temporales, transformando al
aprehendida como una transposición mismo tiempo la dirección regresiva
en el plano figurativo y corporal, de en memoria y la dirección progresiva
las propiedades de los «puntos críticos en anticipación.
pertinentes» para la acomodación sin-
Para resumir este punto diremos que
tagmática, y (ii) en consecuencia, debe
la articulación entre la dimensión sin-
ser, al menos en parte, isomorfa de los
tagmática de las prácticas y la dimen-
segmentos de acomodación práctica. La
sión figurativa de las huellas supone,
primera exigencia es cumplida por la
primero, el establecimiento de dos rela-
relación entre inmanencia y manifesta-
ciones semióticas de expresión, y luego,
ción. La segunda condición se cumple
de dos relaciones de manifestación:
por la estructura regresiva y progresi-
va, común a los dos niveles del análisis. E1: las figuras de articulaciones
En cuanto a la condición de isomor- sintagmáticas//C1: los valores
fismo, queda cumplida en la medida práxicos (modales, pasiona-
en que una huella es el resultado de les, etc.).
interacciones anteriores, de las cuales
da testimonio e indica que han sido E2: las figuras de huellas corpora-
actualizadas en detrimento de todas les//C2: las formas de interac-
las otras que no han dejado trazas. ciones corporales.
Además, prepara las interacciones ul- Plano de la expresión: E2 es la mani-
teriores, proporcionándoles un con- festación de E1// Plano del contenido: C2
junto de determinaciones semióticas es la manifestación de C1.
(espacio-temporales, aspectuales, mo- El conjunto puede tomar la forma,
dales, sensibles, pasionales, etc.) a las en algunas realizaciones textualiza-
cuales deberán confrontar y a daptarse. das, de un sistema semisimbólico: (E2
En lo que se refiere a la condición de es a E1 lo que C2 es a C1), pero esa
transposición figurativa, diremos que las realización implica una clausura que
1 «Epi-semiótica»: de «epi-» (del griego έπі = «sobre» y σημεÎωτіĸή = semiótica): una supra-
semiótica, sin llegar a ser un metalenguaje; la semiótica de la «episteme», tal vez; de las
nociones generales que condicionan las formas de entender y de interpretar el mundo en
determinadas épocas [N. del T.].
les o contingentes. Pero sobre todo, en de acción, y el segundo por una «pro-
su principio mismo, un ritual tiene por puesta» de significación que autoriza
objetivo proporcionar una solución a la continuación o el relanzamiento.
un problema surgido en una comuni- La «falta de sentido» se debe úni-
dad. Ese problema puede ser originario camente al hecho de que no se conoce
y recurrente, y la solución, periódica aún la forma ni el sentido del curso
(como en el caso de la eucaristía); el de acción, porque tiene precisamente
problema por tratar puede ser también la forma de una abertura del campo de
accidental (enfermedad, catástrofe, in- las modalizaciones y en particular de los
cidente o intemperie), y la solución será posibles de la acción. Esa «falta de sen-
entonces puntual (como en el caso de tido» es más precisamente un «defec-
los rituales terapéuticos africanos); el to modal» que inhibe la propuesta de
problema por tratar puede ser, en fin, una significación coherente. La aber-
errático, a la vez recurrente e irregular, tura de los campos de modalización
como las comidas que marcan las nece- resulta directamente de la confrontación
sidades de convivialidad en el seno de de cada práctica con otras prácticas, por-
los grupos de trabajo o de ocio. que ningún curso de acción puede
Protocolos y rituales obedecen, pues, desarrollarse fuera de situación, en
también al principio de la acomo da el «vacío semiótico», en abstracto, y sin
ción estratégica. confrontación con otras.
La secuencia de resolución parte
de la experiencia de esos «posibles de
La secuencia de acomodación sentido», y desemboca en una forma
de acomodación, en el segundo punto
Los procesos de acomodación tienen crítico, el de la «donación de sentido».
un doble objetivo: por un lado, el obje- La secuencia de resolución tendrá la
tivo propio de la práctica y del curso de forma siguiente:
acción, y por otro lado, el objetivo «her-
menéutico», puesto que ambos ayudan <MARCAJE1 – ABERTURA MODAL
a revelar la significación del curso de – COMPROMISO Y ESQUEMATIZACIÓN
acción, al mismo tiempo que contribu- – REGULACIÓN – ACOMODACIÓN
yen a lograr el objetivo inmediato de – MARCAJE2>
la práctica. Toda práctica incluye, pues,
zonas de acomodación que toman la a) La abertura modal y los «posibles
forma de una secuencia de resolución de sentido»
y de puesta en forma significante entre
dos puntos críticos, marcados, el pri- Es la fase de actualización de la
mero por un defecto de sentido y por situación-ocurrencia y de la con-
una carencia de articulaciones signifi- frontación entre la práctica y su
cantes, capaz de interrumpir el curso alteridad, donde se hace la expe-
PROTOCOLO
INTENSIDAD AUTO-ADAPTATIVA
(Ajuste)
– EXTENSIDAD
+
HETERO-ADAPTATIVA
(Programación)
3 Alusión a la definición de «signo» de San Agustín: «Signum est res quæ, praeter speciem
quam ingerit in sensibus, aliud aliquid ex se faciens in cogitationem venire» (El signo es
una cosa, que además de la especie que inscribe en los sentidos, hace que alguna otra cosa
venga al pensamiento). De doctrina christiana, II, 1.1. [N. del T.].
entre los dos estatutos sucesivos o con- racciones y de tensiones recibidas por
comitantes del cuerpo-actante. Con la el cuerpo-envoltura. Los otros tipos de
segunda ocurre lo mismo, pues por el cuerpos-actantes (el cuerpo-cavidad,
tiempo que la mano permanezca posa- el cuerpo-punto, el cuerpo-carne) aco-
da sobre la superficie en la que marca gen igualmente redes de huellas, que
sus trazas, no hay, estrictamente ha- exploraremos más adelante.
blando, huella. Es necesario que las dos Este conjunto conceptual: marcaje,
facetas de la huella sean una actual y la huella y memoria/anticipación figurativas
otra potencial, a la vez separadas por hay que incluirlo en una sintaxis
su modo de existencia respectivo, y figurativa de las semióticas-objetos,
enlazadas por la fuerza de un marcaje, integrada a su vez a la semiótica de
para que pueda funcionar como signo las prácticas.
e implicar así procesos interpretativos
y persuasivos, estrategias de reminis-
cencia y de testimonio, etc. La huella como significante en busca
Hemos denominado «marcaje» a de su significado
ese principio sintagmático general de
modificación de las entidades semió- La semiótica de la huella es generaliza-
ticas por las interacciones anteriores ble en el sentido en que concierne a la
o posteriores: ese fenómeno sintag- función semiótica en su acepción más
mático supone al menos que esas en- amplia. El problema por tratar ahora es
tidades, además de su rol puramente el del proceso de interpretación de las
formal, obedezcan a un principio de huellas, sabiendo que esa interpretación
identidad y de permanencia. La cade- participa directamente de la regulación
na de marcajes constituye la memoria y de los cursos de acción y de la dimen-
la anticipación de las interacciones. En sión epi-semiótica de las prácticas.
fin, en el caso particular de las entida- El problema será abordado a partir
des figurativas, y especialmente de las de un caso emblemático de ese pro-
figuras tratadas como cuerpos-actantes, ceso: el dispositivo de interpretación
los marcajes son operaciones que pro- puesto en escena por Kafka en su obra
ducen huellas, y la capacidad de memo- En la colonia penitenciaria: un condena-
ria y de anticipación corporales de las do por haber quebrantado una regla o
semióticas-objetos está constituida en una ley es inmovilizado en una má-
ese caso por la red de esas huellas. quina, que va a ejecutar la sentencia;
En el caso particular de los esa máquina inscribe sobre la piel y en
c uerpos-envolturas, esa red de huellas la carne del condenado, gracias a una
forma lo que hemos llamado la super- multitud de agujas, el texto de la ley
ficie de inscripción, que está constituida que ha quebrantado y que justifica su
por la totalidad de los recuerdos y anti- condena, y eso durante doce horas. El
cipaciones de estimulaciones, de inte- verdugo debe «dactilografiar» previa-
Cuerpo-cavidad Cuerpo-punto
Agitaciones Desplazamientos