6 - 3 - V5 - 2 Resiliencia y Patrón Evolutivo (10-44)

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Bienvenidos, hoy hablaremos de la

resiliencia y del patrón evolutivo.


La resiliencia es un término
usado originalmente en la
física y hace referencia a la capacidad
que tiene un material tras recuperarse
al sufrir una presión determinada
sin perder su forma original.
Por ejemplo, una esponja sería
un material altamente resiliente
mientras que un cristal no lo es.
En osteología el término resiliencia se
usa para referirse a la capacidad que
tienen los huesos de crecer en la
dirección correcta tras una fractura.
Actualmente en psicología en el ámbito
de la cuestión del estrés el término
resiliencia hace referencia a la capacidad
que tiene una persona de recuperarse
sin secuelas tras sufrir un
incidente altamente traumático.
Así pues la resiliencia la podemos
definir como el logro de una
adaptación positiva o dicho de otra
manera, la resiliencia la podemos
definir como el afrontamiento de las
tareas de desarrollo típicas a pesar de
experiencias de significativa adversidad
consideradas circunstancias de riesgo.
Veamos ahora qué
entendemos el ciclo vital.
El ciclo vital es un concepto
que proviene de la biología,
y aparece cuando un ser vivo se
reproduce y da lugar a otro ser.
A lo largo de la vida de las personas
y de las familias y las parejas
aparecen crisis,
estas crisis pueden ser evolutivas,
es decir crisis esperables por las que
pasan la mayoría de las personas como
establecer una nueva relación de pareja,
tener hijos,
la adolescencia, quedarse solos cuando
los hijos se van de casa, etcétera.
Por otro lado están las crisis no
normativas, son aquellas situaciones
inesperadas por las que no todo el
mundo pasa como quedarse sin trabajo,
separarse, un desahucio, etcétera.
Ante estas crisis las personas pueden
optar por estancarse y no avanzar,
o bien por sobreponerse,
avanzar, crecer y madurar.
Ahora pasaremos a ver por etapas
desde la infancia hasta la vejez,
cuáles son aquellos factores protectores
que permiten desarrollar una
buena capacidad resiliente.
El pilar principal de la
resiliencia es tener la
posibilidad de establecer las
iii sólidas con los demás.
En las etapas tempranas del desarrollo
esto implica la presencia de unas
figuras adultas, normalmente los padres y
las madres que se encargan de proteger,
cuidar y estimular a los niños y niñas.
Estas figuras adultas
potencian el sentimiento
de confianza en los demás
y lazos de apegos seguros.
Se encargan de promover el desarrollo
infantil y de potenciar rasgos personales
tan importantes para la resiliencia
como la inteligencia, la autoestima,
la capacidad de afrontar problemas
y la autorregulación emocional.
Elementos básicos para la
resiliencia son la calidez
afectiva y el apoyo así como un
adecuado control y disciplina.
Por el lado contrario estaría
el maltrato infantil en sus más
diversas formas desde la negligencia
hasta el abuso físico y sexual.
El efecto protector de unas adecuadas
relaciones familiares no queda restringido
a la infancia,
sino que juega un papel muy importante
para la resiliencia adolescente.
En la etapa adulta, conocerse a sí mismo,
ser independiente, proactivo,
relativizar las cosas ayuda y
favorece en la resiliencia.
La vejez es una etapa donde you
se han superado muchas crisis
y por lo tanto en esta etapa se
acumulan muchos factores de riesgo.
Las personas mayores se han
ido adaptando a los cambios
pero aún así siguen presentando buenos
niveles de satisfacción con la vida
o por lo menos estos no decrecen igual
que ocurre en etapas anteriores.
Las investigaciones en resiliencia han
cambiado la manera en la que se percibe el
ser humano.
Se ha pasado de un modelo de riesgo
centrado en necesidades y enfermedad a un
modelo de prevención y promoción
centrado en las potencialidades y en los
recursos que tiene el ser humano,
la persona en sí mismo.
El enfoque de riesgo se centra en la
enfermedad y en síntomas en todas aquellas
características que se asocian a una
alta probabilidad de ocasionar un
daño biológico, piscológico y social.
En cambio el enfoque
resiliencia describe verdaderos
escudos protectores contra
fuerzas negativas expresándolas
en términos de daño o riesgo
atenuando así sus efectos
y a veces transformándolas en factores
de superación de la situación difícil.
Ante unos factores protectores de la
resiliencia los encontramos you en bebés,
suelen ser bebés activos, afectivos,
con patrones regulares de sueño y
alimentación, temperamento fácil.
Más tarde, encontramos otros factores
protectores de la resiliencia en
aquellos niños que son muy comunicativos,
muy sociables, afectivos, responsivos,
reflexivos, independiente,
con confianza en sí mismo,
implicados, con buen rendimiento escolar,
con capacidad de logro, etcétera.
A nivel familiar encontramos
factores protectores de la
resiliencia en aquellas familias
con menos de cuatro hijos que
tuvieron la oportunidad de establecer
lazos afectivos estrechos.
En aquellas familias donde
por lo menos una persona
proporcionó atención y cuidados
estables a los más pequeños,
así como las prácticas socializadoras
de la familia, la existencia de reglas,
el control parental y la
asignación de tareas domésticas.
A nivel contextual, los factores
potenciadores de la resiliencia los
encontramos en las relaciones
positivas con amigos, vecinos,
familiares y profesores
que nos brindan ayuda,
consuelo y soporte en situaciones
de crisis o de transición.
Otros factores protectores de
la resiliencia los podemos
encontrar en hacer deporte, pasear al sol,
el contacto con la naturaleza,
las relaciones con los familiares,
la ventilación emocional controlada.
Es importante saber que los
factores protectores de la
resiliencia también se encuentran
en mantener una vida sana.
Esto es dormir bien,
comer equilibradamente y hace ejercicio,
todo ello ayuda a sentirse bien uno mismo,
y por lo tanto a potenciar la resiliencia.
Los factores depresores de la resiliencia
pueden presentarse de forma aislada,
aunque es más probable la
coexistencia entre ellos.
A nivel individual son menos
resilientes aquellas personas con
baja autoestima,
altos niveles de impulsividad, pasivas,
sin capacidad para logro,
sin metas ni expectativas, etcétera.
A nivel familiar tienen menos
capacidad resiliente aquellas
personas que han vivido en familias
con historias de enfermedad mental,
enfermedades crónicas, con situaciones
previas catastróficas o maltrato infantil.
A nivel comunitario o contextual
disminuyen las capacidades
resilientes en aquellos
barrios pobres con altas
tasas de violencia que no
disponen de espacios de ocio,
ni espacios alternativos
para el tiempo libre.
Otros factores depresores de la
resiliencia son el consumo de alcohol o
sustancias tóxicas,
el retraimiento o aislamiento social,
una ventilación emocional incontrolada,
la iii de ideas, etcétera.
Partiendo de la base que la resiliencia
es una capacidad que se puede educar,
fomentar y potenciar, todas las
personas podemos ser resilientes.
El desafío es encontrar la manera en
que cada persona puede promover esta
capacidad tanto a nivel individual,
familiar como social.
Bajo estas tres expresiones yo tengo,
yo soy, yo puedo,
Grotberg dice que para poder
hacerle frente a un problema,
lo primero que hay que
hacer es identificarlo.
Yo tengo hace referencia a apoyos
externos que promueven la resiliencia,
por ejemplo yo tengo una
familia que me quiere.
Yo tengo unos amigos con los
que compartir lo que me pasa.
Yo tengo una red de apoyo social
que me ayuda cuando lo necesito.
Yo tengo personas en mi entorno
social en las que confío.
Yo tengo personas en mi entorno
social que me quieren, etcétera.
Yo soy o yo estoy hace referencia
a la fuerza interior que se
desarrolla a través del tiempo.
Expresiones como yo soy una persona
tranquila, yo soy una persona que agrada
a los demás, yo soy responsable de mis
acciones, yo soy una persona segura.
Finalmente la expresión
yo puedo hace referencia
a capacidades interpersonales y
a la resolución de conflictos.
Algunas expresiones serían yo
puedo expresar mis sentimientos y
pensamientos con los demás, yo puedo hacer
una tarea y terminarla,
yo puedo generar nuevas ideas,
yo puedo controlar mi comportamiento
y mis impulsos o yo puedo
pedir ayuda cuando la necesito.

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