La resiliencia se refiere a la capacidad de recuperarse tras experiencias adversas y afrontar desafíos de desarrollo. Factores protectores como relaciones familiares cálidas y apoyo social promueven la resiliencia, mientras que factores como el maltrato y aislamiento la reducen. La resiliencia depende de factores individuales, familiares y contextuales y puede desarrollarse a lo largo de la vida.
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La resiliencia se refiere a la capacidad de recuperarse tras experiencias adversas y afrontar desafíos de desarrollo. Factores protectores como relaciones familiares cálidas y apoyo social promueven la resiliencia, mientras que factores como el maltrato y aislamiento la reducen. La resiliencia depende de factores individuales, familiares y contextuales y puede desarrollarse a lo largo de la vida.
La resiliencia se refiere a la capacidad de recuperarse tras experiencias adversas y afrontar desafíos de desarrollo. Factores protectores como relaciones familiares cálidas y apoyo social promueven la resiliencia, mientras que factores como el maltrato y aislamiento la reducen. La resiliencia depende de factores individuales, familiares y contextuales y puede desarrollarse a lo largo de la vida.
La resiliencia se refiere a la capacidad de recuperarse tras experiencias adversas y afrontar desafíos de desarrollo. Factores protectores como relaciones familiares cálidas y apoyo social promueven la resiliencia, mientras que factores como el maltrato y aislamiento la reducen. La resiliencia depende de factores individuales, familiares y contextuales y puede desarrollarse a lo largo de la vida.
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Bienvenidos, hoy hablaremos de la
resiliencia y del patrón evolutivo.
La resiliencia es un término usado originalmente en la física y hace referencia a la capacidad que tiene un material tras recuperarse al sufrir una presión determinada sin perder su forma original. Por ejemplo, una esponja sería un material altamente resiliente mientras que un cristal no lo es. En osteología el término resiliencia se usa para referirse a la capacidad que tienen los huesos de crecer en la dirección correcta tras una fractura. Actualmente en psicología en el ámbito de la cuestión del estrés el término resiliencia hace referencia a la capacidad que tiene una persona de recuperarse sin secuelas tras sufrir un incidente altamente traumático. Así pues la resiliencia la podemos definir como el logro de una adaptación positiva o dicho de otra manera, la resiliencia la podemos definir como el afrontamiento de las tareas de desarrollo típicas a pesar de experiencias de significativa adversidad consideradas circunstancias de riesgo. Veamos ahora qué entendemos el ciclo vital. El ciclo vital es un concepto que proviene de la biología, y aparece cuando un ser vivo se reproduce y da lugar a otro ser. A lo largo de la vida de las personas y de las familias y las parejas aparecen crisis, estas crisis pueden ser evolutivas, es decir crisis esperables por las que pasan la mayoría de las personas como establecer una nueva relación de pareja, tener hijos, la adolescencia, quedarse solos cuando los hijos se van de casa, etcétera. Por otro lado están las crisis no normativas, son aquellas situaciones inesperadas por las que no todo el mundo pasa como quedarse sin trabajo, separarse, un desahucio, etcétera. Ante estas crisis las personas pueden optar por estancarse y no avanzar, o bien por sobreponerse, avanzar, crecer y madurar. Ahora pasaremos a ver por etapas desde la infancia hasta la vejez, cuáles son aquellos factores protectores que permiten desarrollar una buena capacidad resiliente. El pilar principal de la resiliencia es tener la posibilidad de establecer las iii sólidas con los demás. En las etapas tempranas del desarrollo esto implica la presencia de unas figuras adultas, normalmente los padres y las madres que se encargan de proteger, cuidar y estimular a los niños y niñas. Estas figuras adultas potencian el sentimiento de confianza en los demás y lazos de apegos seguros. Se encargan de promover el desarrollo infantil y de potenciar rasgos personales tan importantes para la resiliencia como la inteligencia, la autoestima, la capacidad de afrontar problemas y la autorregulación emocional. Elementos básicos para la resiliencia son la calidez afectiva y el apoyo así como un adecuado control y disciplina. Por el lado contrario estaría el maltrato infantil en sus más diversas formas desde la negligencia hasta el abuso físico y sexual. El efecto protector de unas adecuadas relaciones familiares no queda restringido a la infancia, sino que juega un papel muy importante para la resiliencia adolescente. En la etapa adulta, conocerse a sí mismo, ser independiente, proactivo, relativizar las cosas ayuda y favorece en la resiliencia. La vejez es una etapa donde you se han superado muchas crisis y por lo tanto en esta etapa se acumulan muchos factores de riesgo. Las personas mayores se han ido adaptando a los cambios pero aún así siguen presentando buenos niveles de satisfacción con la vida o por lo menos estos no decrecen igual que ocurre en etapas anteriores. Las investigaciones en resiliencia han cambiado la manera en la que se percibe el ser humano. Se ha pasado de un modelo de riesgo centrado en necesidades y enfermedad a un modelo de prevención y promoción centrado en las potencialidades y en los recursos que tiene el ser humano, la persona en sí mismo. El enfoque de riesgo se centra en la enfermedad y en síntomas en todas aquellas características que se asocian a una alta probabilidad de ocasionar un daño biológico, piscológico y social. En cambio el enfoque resiliencia describe verdaderos escudos protectores contra fuerzas negativas expresándolas en términos de daño o riesgo atenuando así sus efectos y a veces transformándolas en factores de superación de la situación difícil. Ante unos factores protectores de la resiliencia los encontramos you en bebés, suelen ser bebés activos, afectivos, con patrones regulares de sueño y alimentación, temperamento fácil. Más tarde, encontramos otros factores protectores de la resiliencia en aquellos niños que son muy comunicativos, muy sociables, afectivos, responsivos, reflexivos, independiente, con confianza en sí mismo, implicados, con buen rendimiento escolar, con capacidad de logro, etcétera. A nivel familiar encontramos factores protectores de la resiliencia en aquellas familias con menos de cuatro hijos que tuvieron la oportunidad de establecer lazos afectivos estrechos. En aquellas familias donde por lo menos una persona proporcionó atención y cuidados estables a los más pequeños, así como las prácticas socializadoras de la familia, la existencia de reglas, el control parental y la asignación de tareas domésticas. A nivel contextual, los factores potenciadores de la resiliencia los encontramos en las relaciones positivas con amigos, vecinos, familiares y profesores que nos brindan ayuda, consuelo y soporte en situaciones de crisis o de transición. Otros factores protectores de la resiliencia los podemos encontrar en hacer deporte, pasear al sol, el contacto con la naturaleza, las relaciones con los familiares, la ventilación emocional controlada. Es importante saber que los factores protectores de la resiliencia también se encuentran en mantener una vida sana. Esto es dormir bien, comer equilibradamente y hace ejercicio, todo ello ayuda a sentirse bien uno mismo, y por lo tanto a potenciar la resiliencia. Los factores depresores de la resiliencia pueden presentarse de forma aislada, aunque es más probable la coexistencia entre ellos. A nivel individual son menos resilientes aquellas personas con baja autoestima, altos niveles de impulsividad, pasivas, sin capacidad para logro, sin metas ni expectativas, etcétera. A nivel familiar tienen menos capacidad resiliente aquellas personas que han vivido en familias con historias de enfermedad mental, enfermedades crónicas, con situaciones previas catastróficas o maltrato infantil. A nivel comunitario o contextual disminuyen las capacidades resilientes en aquellos barrios pobres con altas tasas de violencia que no disponen de espacios de ocio, ni espacios alternativos para el tiempo libre. Otros factores depresores de la resiliencia son el consumo de alcohol o sustancias tóxicas, el retraimiento o aislamiento social, una ventilación emocional incontrolada, la iii de ideas, etcétera. Partiendo de la base que la resiliencia es una capacidad que se puede educar, fomentar y potenciar, todas las personas podemos ser resilientes. El desafío es encontrar la manera en que cada persona puede promover esta capacidad tanto a nivel individual, familiar como social. Bajo estas tres expresiones yo tengo, yo soy, yo puedo, Grotberg dice que para poder hacerle frente a un problema, lo primero que hay que hacer es identificarlo. Yo tengo hace referencia a apoyos externos que promueven la resiliencia, por ejemplo yo tengo una familia que me quiere. Yo tengo unos amigos con los que compartir lo que me pasa. Yo tengo una red de apoyo social que me ayuda cuando lo necesito. Yo tengo personas en mi entorno social en las que confío. Yo tengo personas en mi entorno social que me quieren, etcétera. Yo soy o yo estoy hace referencia a la fuerza interior que se desarrolla a través del tiempo. Expresiones como yo soy una persona tranquila, yo soy una persona que agrada a los demás, yo soy responsable de mis acciones, yo soy una persona segura. Finalmente la expresión yo puedo hace referencia a capacidades interpersonales y a la resolución de conflictos. Algunas expresiones serían yo puedo expresar mis sentimientos y pensamientos con los demás, yo puedo hacer una tarea y terminarla, yo puedo generar nuevas ideas, yo puedo controlar mi comportamiento y mis impulsos o yo puedo pedir ayuda cuando la necesito.