Metodología de Hortense Barry
Metodología de Hortense Barry
Metodología de Hortense Barry
Estamos de acuerdo con la Sra. Hortense Barry, con respecto a que en el campo de la
rehabilitación y educación de niños con trastornos del lenguaje no existe un método específico, ni
una serie de implementos, ni siquiera un simple enfoque que pueda constituirse en adecuada
solución para tan complejo problema.
Consideramos con el Dr. Quirós, que así como un conocido aforismo médico dice: “ no hay
enfermedades sino enfermos”, así también podemos admitir que no hay métodos sino niños.
Cada niño afectado es una entidad clínica diferente de las demás, y el programa de
rehabilitación, reeducativo y recuperativo, con el que será enfrentado, deberá ajustarse a él de
forma tal que satisfaga, de la mejor manera posible, sus necesidades particulares.
Por eso es que la Sra. Barry aclara que ha utilizado una gran variedad de material,
(elementos, técnicas y métodos) surgido de investigaciones y escritos de autoridades en la
especialidad, para compilar una vasta información pertinente y práctica. Ha conformado así una
guía dedicada a “los pequeños de todas partes que la necesiten y a los maestros que requieren
ayudarlos”, con el único fin de conseguir que “para cada niño se haga lo mejor en el menor tiempo
posible”.
Vamos a presentar esta obra esquematizando sus distintos pasos, pretendiendo dar así una noción
concisa de los diferentes recursos que la autora maneja para lograr sus propósitos.
Barry estipula que en el entrenamiento de niños con desórdenes del lenguaje deben considerarse
tres objetivos básicos:
1) Adiestramiento físico.
2) Terapia correctiva para:
a. disfunciones psicomotrices y
b. perturbaciones de conducta.
3) Desarrollo del lenguaje y de otros fenómenos que comprenden el lenguaje(comunicación,
socialización).
1. – ADIESTRAMIENTO FÍSICO
A. – Medidas Generales:
En la obra de Barry se enfoca la reeducación en grupos, pero la mayoría de las indicaciones o
procedimientos que se señalan tienen absoluta validez para la enseñanza individual.
Barry aconseja estructurar los ambientes de las aulas de manera tal que se elimine la sobre
estimulación. Esta medida ayuda al niño para que se organice y se relacione mejor con el medio.
Dado que cada niño representa un problema particular en lo que a conducta y aprendizaje se
refiere, las salas deben ser pequeña en dimensiones y en número de alumnos (no más de 4 o 5
niños por clase). Deberán estar privadas de todo tipo de estímulos, por lo menos durante los
primeros períodos de la reeducación. Los bancos serán individuales y separados
convenientemente unos de otros. Los niños con gran componente de distracción deberían ser
ubicados frente a la pared, de espaldas al resto de la sala.
Se tomarán las disposiciones necesarias para trabajar individualmente con cada niño, al
menos en algún momento, durante cada día de clase. La reeducadora se sentará frente al niño,
tratando de establecer un contacto visual directo con él. Esta cercanía ayuda y estimula al paciente
para que coloque atención en los materiales de entrenamiento que habrán sido convenientemente
dispuestos sobre el banco y dentro de su campo visual. A medida que el niño prospere en el logro
de habilidades, y aumente su autocontrol, la reeducadora se irá alejando de él paulatinamente,
hasta que el pequeño pueda trabajar en forma más o menos independiente. Barry aclara que en
las clases donde los niveles y las necesidades de cada niño son diferentes, esta capacidad para
trabajar sin ayuda es absolutamente esencial para el progreso de cada niño, y su logro será una de
las primeras metas de la profesora.
La socialización es el primer objetivo de la reeducación, y la maestra deberá estar siempre
atenta a las circunstancias y dispuesta a servir de nexo entre los pequeños y un “mundo
demasiado confuso”.
B. – Materiales de Trabajo
Deberán ser simples y manuables. Las figuras serán dibujadas sin detalles, con trazos nítidos y
gruesos en un solo color.
Ningún elemento del material de trabajo deberá estar visible si no será utilizado, siendo
conveniente que esté ordenado en carpetas o cajas según el siguiente esquema:
1. – Entrenamiento de las percepciones (según el orden de trabajo)
Viso-audio-kinestésico-táctil.
Motor.
Imagen corporal.
Relaciones espaciales.
Figura-fondo.
Interior.
Receptivo.
Expresivo.
Lectura.
Escritura.
C. - Horario de Trabajo.
Para el tipo de entrenamiento necesario en estos casos, será sumamente útil que la
enseñanza sea planificada hora por hora, y día por día. La estructuración del trabajo se hará
basándose en las series de ejercicios enumerados en las páginas siguientes, según el esquema de
Barry. Los límites de horarios que se establezcan para las diversas actividades a desarrollar, serán
debidamente considerados y respetados.
La flexibilidad deberá ser reemplazada por una estricta adherencia a las reglas previamente
establecidas por la profesora. Debe tenerse en cuenta que este tipo de niños requiere un trato
amable pero a la vez muy firme, y que, además, necesitan y responden a la seguridad de la rutina
y la supervisión.
Orden riguroso.
Dramatizar. Teniendo en cuenta que la comprensión auditiva de estos niños está más
o menos perturbada, será necesario recurrir al gesto claro y expresivo para que capten
la situación, en especial en las primeras épocas del aprendizaje.
Estos ejercicios deberán sostenerse hasta tanto el niño sea capaz de señalarse correctamente,
y sin dudas, diversas partes de su cuerpo, respondiendo a órdenes verbales pronunciadas con tal
propósito.
Se considera que no es imprescindible ajustarse siempre al orden anotado, sino que muchas
veces deberán adoptarse aquellos ejercicios útiles para cada caso, los que serán aplicados según
sea conveniente en esas ocasiones.
b. - PERCEPCIÓN TÁCTIL
Identificación de cubos de diferentes tamaños.
Se muestran al niño los elementos ubicados sobre una mesa. Los mirará y
tocará “a mano plena” con los ojos abiertos. Luego, indicándole que cierre los
ojos, la reeducadora colocará un cubo en las manos del niño; éste lo palpará, y
la profesora lo pondrá nuevamente entre los demás cubos. Abriendo los ojos el
niño deberá reconocer el elemento que tuvo en sus manos. Si no puede hacerlo
se insistirá en el procedimiento, en forma lenta y cuidadosa, con los ojos
abiertos, hasta que el pequeño se sienta capaz de responder correctamente.
Identificación de objetos diversos por medio del tacto.
Identificación de diferentes texturas: pieles, papel lija, madera, vidrios, etc.
Identificación de materiales de consistencia diferente: arena, azúcar, harina, etc.
En todos los ejercicios la secuencia será: 1º con los ojos abiertos y 2º , con ojos cerrados.
c. – PERCEPCIÓN AUDITIVA
Dice Barry que la reeducación de la percepción auditiva no es otra cosa que el
entrenamiento de las capacidades para escuchar e interpretar los sonidos y el habla.
Este tipo de adiestramiento es menester de una práctica intensiva y, generalmente, este
tipo de niños requiere un llamado de atención para responder a los estímulos auditivos. Debe
hacérseles comprender claramente lo que se pretende de ellos, y la reeducadora tendrá siempre
presente que, en estos casos, es frecuente que los pequeños exterioricen tardíamente las
respuestas (respuestas diferidas)
Para la prosecución de estos ejercicios se exigirán del niño respuestas motrices a los
estímulos auditivos: levantar la mano, saltar, colocar piezas en un tablero, etc.
Se recomienda que estas prácticas sean llevadas a cabo en ambientes muy silenciosos,
libres de todo tipo de estímulos perturbadores.
Primero se entrena al niño para reconocer sonidos fuertes y débiles, luego para
discriminarlos, y finalmente para considerar y distinguir la voz humana y la palabra hablada.
1. - RECONOCIMIENTO
De sonidos fuertes (de gran intensidad)
Se utilizarán instrumentos de frecuencias distintas: campana, tambor,
silbato y corneta (se usará uno por vez). El niño deberá manipular y hará
sonar el instrumento. Luego lo hará la reeducadora, y, mientras el niño
observa, le enseñará a responder motrizmente a cada incitación sonora.
Obtenido ese condicionamiento, se ubicará al niño de espaldas a la fuente
sonora, la profesora producirá el estímulo y esperará la respuesta del
pequeño, la que debe ser siempre motriz.
De sonidos débiles (de poca intensidad) Se repite el
procedimiento enunciado en el párrafo anterior, reemplazando los sonidos fuertes por otros de
poca intensidad, tales como los producidos por: - cuentas de madera arrojadas dentro de un
recipiente metálico.
- cuentas de vidrio dejadas caer dentro de una jarra.
- agitar una caja llena de piedras muy pequeñas.
- el chillido de un animalito de goma.
- una cuchara golpeada contra una taza. – arrugar
trozos de papel. - sacudir monedas.
De la voz humana y la palabra hablada.
Se enseñará al niño a contestar, siempre con movimientos corporales, ante los sonidos del
habla, sílabas sin sentido, dígitos, y finalmente frente a palabras y frases.
Se aconseja usar el “tubo acústico” (estetoscopio) para focalizar la atención del niño y para darle la
sensación de la voz amplificada. También recalca un hecho de interés: algunos niños se resisten a
responder a la voz hablada, es posible que lo hagan, a veces, ante la voz cantada.
2. – DISCRIMINACIÓN
De sonidos fuertes
Se alentará al reeducando para que escuche, e incluso para que sostenga con sus propias
manos, 2 o más instrumentos. Después la profesora lo invitará a darse vuelta, hará sonar uno de
aquellos y lo colocará nuevamente sobre la mesa. Llamará entonces al niño (quien previamente
habrá sido entrenado para esperar esta señal) y éste deberá señalar o tomar el instrumento que
fuera sonado. Aparte de la diferenciación de los instrumentos en sí, se buscará obtener la
discriminación de distintas alturas de sonido (agudos – graves), intensidades y ritmo. Para esto
los mejores elementos son un tambor, un piano y/o un metalófono.
– Se colocará al niño lejos del estímulo y de espaldas a él. Previa una señal de alerta, él deberá
responder por medio de una marca de color sobre una gran hoja de papel, de manera tal que en
la parte superior “ubique” los sonidos agudos y en la inferior los graves. Posteriormente esta
ejercitación podrá reforzarse enseñándole a imitar sobre un metalófono los sonidos escuchados.
– Se adiestrará al niño para responder a sonidos de diferentes intensidades:
fuerte – débil, sobre la base de acordes en el piano o golpes sobre el tambor. La respuesta será
también con marcas sobre un papel o pizarrón, las que, para este caso, pueden ser: verticales
largas = sonidos fuertes; cortas para sonidos débiles. También se podrá alentar al niño para que
imite en su pequeño tambor, las diferentes intensidades que percute la profesora en el suyo.
– Se orientará al menor para que distinga diferencias de ritmo: rápido – lento, basándose en los
instrumentos usados. La reacción correcta deberá ser constatada en una hoja o pizarra dividida en
las correspondientes columnas. También puede usarse los ejercicios de imitación sonora.
De sonidos leves
Se comienza esta preparación usando 2 sonidos comunes tales como “b” (be) y “o” y sus
formas impresas. La profesora produce uno de los fonemas (con el “tubo acústico”), y el niño debe
responder señalando la figura correcta, presentada sobre una cartulina. Para los demás pequeños
pueden usarse sonidos de animales, tales como “muu” y “bee”. Se avanzará en la ejercitación,
pasando a utilizar monosílabos y bisílabos. El paso siguiente, serán palabras de 3 sílabas, siempre
referidas a las formas escritas o a juguetes representativos. Luego se usarán 2, después 3
palabras monosilábicas con diferentes vocales. Finalmente, se proseguirá este esquema de trabajo
con frases y oraciones, que se alargarán y variarán de acuerdo a la evolución del reeducado.
De instrumentos musicales
3. – MEMORIA AUDITIVA
Siguiendo los esquemas anteriores, se anotarán en tarjetas diversas combinaciones
de patrones de sonidos “fuerte – débil” y “agudo – grave”, que se dispondrán sobre una mesa o
tablero.
La profesora ejecutará uno de ellos y el niño, que se hallaba dando la espalda, se
volverá e indicará la tarjeta con la representación de lo escuchado.
Se comienza con 2 tarjetas en las que se representan patrones de sólo 2 sonidos. Se
aumentarán las dificultades a medida que progrese el entrenamiento.
La técnica de la imitación es útil también en esta etapa.
La memoria auditiva para la voz y el habla se entrena incitando al niño a escuchar y
luego repetir:
- Un cierto número de sílabas sin sentido.
- Cambios de tono: p.e. “a” agudo y luego “a” grave.
- Una serie de dígitos.
- Una frase.
- Una oración simple.
Cuando el niño aprende a emparejar las formas escritas en color, se cambia la tinta y se
pasa al negro, para todos los nombres.
Este procedimiento puede también emplearse con juguetes o figuras u objetos varios.
Es necesario dejar aclarado que algunos niños llamados afásicos, especialmente afásicos
receptivos, son incapaces de recibir la percepción viso-audio-kinestésico-táctil en forma
simultánea.
En consecuencia, y si esto no es tenido en cuenta, el pretender insistir o enfatizar la
estimulación llevará al fracaso.
Por lo tanto, al menor signo de intolerancia, por parte del niño, la profesora usará sólo la vía
auditiva, o bien aquélla que acepte mejor.
La terapia continúa basándose en elementos de uso diario para el niño. Se presentan en
grupos pequeños y se insiste repetidas veces sobre sus nombres en forma lenta y ordenada.
La profesora dice: “ ¿Dónde está el auto?”
“ ¡Dame la silla!”
“¡Muéstrame el niño!”
Si estas vocalizaciones son de compleja comprensión para el niño se usa sólo:
“auto” “silla” “niño” etc.
Elementos que se utilizan:
- Muebles, habitaciones de muñecas.
- Alimentos que el niño come.
- Objetos de uso escolar.
- Vehículos de transporte.
- Artículos de vestir.
- Partes del cuerpo.
- Juguetes.
- Personas que el niño conoce (fotos).
- Etc.
Después que el niño ha aprendido varios sustantivos, se le enseña palabras que signifiquen
acciones, fácilmente demostrables. :
¡Dame! ¡Toma! ¡Levántate! ¡Corre! ¡Salta! ¡Siéntate! ¡Baila! ¡Date vuelta! Etc.
Y otros verbos de uso común:
Poner – mostrar – ver – dar – amar – venir – jugar –etc.
Luego se incorporan las preguntas:
¿Cuántos? ¿Qué clase de? ¿Cómo? ¿Cuándo? Las que deberán presentarse asociadas
a respuestas que puedan ser agrupadas de a pares. Por ejemplo:
- grande- chico
- pesado-liviano
- arriba-abajo
- rápido-lento
- uno-dos-algunos
- lindo/ bonito/ precioso – feo
- ahora- enseguida- más tarde
- antes – después
Barry avanza seguidamente sobre las frases preposicionales, enseñando al niño los
conceptos de: dentro –sobre, debajo – alrededor, antes – después, etc.
Este entrenamiento del lenguaje receptivo se complejiza paulatinamente llegándose a
emplear oraciones como las siguientes:
“¡ Pon el niño en la silla roja grande!”
“ El niño quiere ir a la cama chica!”
“¡Pon un zapato debajo de la mesa azul!”
“¿A ver cómo corres ligero?”
“ ¡Ponle el sombrero blanco al muñeco!”
Debemos puntualizar que durante toda esta etapa no debe hacerse ninguna exigencia de
expresión hacia el niño.
3.1.3. – En el entrenamiento del lenguaje expresivo es necesario fijar un concepto que Barry
considera fundamental:
“cualquier emisión fónica a la que el niño otorgue significado debe ser aceptada como tal, y
se utiliza como base de la comunicación”.
La autora prohíbe toda corrección de fallas articulatorias hasta que el niño utilice libremente
su lenguaje verbal.
Si bien ella prescribe ejercicios de entrenamiento respiratorio, de emisión sonora y de la
musculatura de los órganos fonoarticulatorios, no lo hace en función de emisión de palabra, sino en
forma paralela al entrenamiento del lenguaje propiamente dicho.
Ejercicios:
Se pide que nombre los juguetes que se le presentan, y que él conoce, aceptando cualquier
expresión que el niño utilice, para luego hacerle llegar la forma correcta del sustantivo en la
respuesta que se le dé. P.e.:
Si dice “to” por “auto” cuando se le preguntó “¿Qué es esto?”, la reeducadora le responde
“Sí, ese es el auto”.
Se sigue el mismo orden de enseñanza que en la etapa anterior. El 1er. Pronombre que se
enseña es “yo” y se dan posibilidades para que relate acerca de sus posesiones y las de sus
compañeros.
Las preguntas deben ser muy concretas al principio y se tornarán más abstractas a medida
que el aprendizaje avance. Debe tenerse en cuenta que en un comienzo las respuestas que dé el
niño serán de una sola palabra, para ir aumentando en cantidad y calidad a medida que sus
posibilidades de expresión se acrecienten. Es importante recordar que estos niños utilizan por un
tiempo más o menos largo un habla de tipo telegráfico y que, muy a menudo, su sintaxis se halla
perturbada. Estos errores serán tolerados en primera instancia para ser luego orientados y
corregidos con la debida eficacia y en su oportunidad.
La autora aconseja utilizar algunos elementos de la Clave Fitzgerald, a los que considera de
gran valor para ayudar a estructurar correctamente el lenguaje.
3.3.1. – En la escritura, ante todo, se entrena al niño para tomar y utilizar correctamente el
lápiz, para que aprenda a usar estos elementos como extensiones de él mismo.
Ejercicios:
- Trazado de líneas rectas con regla (sentido transversal y vertical).
- Trazado de líneas con colores diferentes.
- Delinear patrones establecidos. Dadas figuras determinadas con puntos
separados, él deberá unirlos con un trazo continuo.
- Mantener el trazo dentro de límites fijados.
- Trazar curvas y ángulos.
- Conectar puntos mediante líneas rectas.
- Trazado de círculos y palotes.
Una vez aprendidas las letras, puede ser útil el trazado de casillas en el cuaderno, por parte
de la profesora, de tal forma que el niño coloque una letra en cada una de ellas (fig. 4).
Para prevenir omisiones en las copias, puede indicarse que cada palabra sea escrita con
diferente color.
La enseñanza de la escritura de símbolos numéricos debe ser estructurada de igual manera
que la de las letras y palabras, manejando todos aquellos elementos que se consideren de utilidad
para este efecto.
Es importante recalcar que no debe olvidarse que durante todo este entrenamiento, la
atmósfera reinante en la clase o ambiente de trabajo, debe ser de extremado orden.
Recuerde siempre que estos niños necesitan guiarse por patrones y actividades
rutinarias, sintiéndose más tranquilos y felices dentro de una situación organizada, donde la
profesora sea quien dirija las acciones.