Tesis Nuria Merchan Aravid

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 649

VERBOS DENOMINALES INCOATIVOS

EN ESPAÑOL

Nuria Merchán Aravid


Dpto. Filología Española, Lingüística General y Teoría de la
Literatura
Facultad de Filosofía y Letras

VERBOS DENOMINALES INCOATIVOS


EN ESPAÑOL

Nuria Merchán Aravid

Tesis presentada para aspirar al grado de


DOCTOR/DOCTORA POR LA UNIVERSIDAD DE ALICANTE

MENCIÓN DE DOCTOR/DOCTORA INTERNACIONAL

Doctorado en Investigación en Estudios Lingüísticos


(Español, Inglés, Catalán y Francés)

Dirigida por
Dr. José Luis Cifuentes Honrubia
Dra. Susana Rodríguez Rosique
UNIVERSIDAD DE ALICANTE

TESIS DOCTORAL

VERBOS DENOMINALES INCOATIVOS EN ESPAÑOL

Tesis Doctoral presentada por Nuria Merchán Aravid, bajo la codirección del
Dr. José Luis Cifuentes Honrubia y la Dra. Susana Rodríguez Rosique, en el
Departamento de Filología Española, Lingüística General y Teoría de la
Literatura de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Alicante.
Octubre de 2015.

Vº Bº del Director, Vº Bº de la Directora,

José Luis Cifuentes Honrubia Susana Rodríguez Rosique

La autora,

Nuria Merchán Aravid


A mis padres, Enrique y Paqui.
AGRADECIMIENTOS

Todo cambia, nada permanece. Ya lo sentenció el filósofo griego


Heráclito de Éfeso hace unos 2.600 años, en los albores de nuestra
cultura. Efectivamente, todo lo que es o existe cambia, en mayor o
menor medida, por voluntad propia o ajena. Porque, de hecho,
cambiar es progresar, mejorar, evolucionar, crecer, en definitiva,
vivir. En este sentido, mi vida, como cualquier otra vida humana, ha
estado plagada de todo tipo de cambios, desde los físicos a los
psíquicos e intelectuales, pasando por los afectivos o emocionales.
Cambios que me han traído hasta la actualidad más inmediata, hasta
el día en que redacto estas palabras, palabras de agradecimiento a
las personas que me han ayudado de una forma u otra en la
elaboración de mi tesis doctoral. Porque este trabajo nació hace
cuatro años y desde entonces no ha hecho más que cambiar hasta
alcanzar esta su versión final. Ese proceso de cambio ha sido posible,
en primer lugar, gracias a mis dos directores, José Luis Cifuentes
Honrubia y Susana Rodríguez Rosique. Desde que los tuve como
profesores durante la licenciatura, siempre han estado a mi lado,
dispuestos a enseñarme y a orientarme en mi aprendizaje, a
aconsejarme y a hacerme reflexionar sobre distintas cuestiones
lingüísticas, sobre todo en los últimos tiempos acerca de los verbos
denominales incoativos. Y no solo eso: me han ayudado en todas las
actividades ligadas a mi etapa universitaria y doctoral, especialmente
en lo referente a las estancias realizadas y a los congresos a los que
he asistido. Desde el más profundo cariño y admiración, les
agradezco toda su confianza en mí, toda la dedicación y atención que
me han prestado, y todas las palabras de aliento y ánimo que me han
proporcionado.
El desarrollo de esta tesis doctoral fue posible, asimismo, por la
beca de investigación que me otorgó la Generalitat Valenciana para
formarme como personal investigador de carácter predoctoral.
Asociada a dicha beca se me concedió una ayuda para realizar una
estancia de investigación en Ohio State University con el objetivo de
internacionalizar mi doctorado. Allí tuve la suerte de conocer al
profesor Scott Schwenter, a quien le estoy muy agradecida por
interesarse y preocuparse por mí durante los meses de mi estancia y
por hacer que viviera una experiencia académica y personal
inolvidable. Además, en Ohio State University entré en contacto con
otros doctorandos de lengua y literatura españolas que estaban allí
llevando a cabo sus estudios. Mil gracias a ellos por la atención que
me dedicaron, por transmitirme conocimientos tanto académicos
como culturales de gran relevancia y por hacerme sentir una más.
Con especial cariño me acuerdo de Miguel, Ashlee, Lorena, Laura,
Celia, Aintzane y Fernando.
Además, este trabajo doctoral ha estado vinculado a distintos
proyectos del Área de Lengua Española de la Universidad de Alicante.
Entre ellos destaco los siguientes: Clases verbales y alternancias en la
estructura argumental (FF2010-19946); Significados y construcciones
verbales en español y su traducción al francés, alemán y portugués
(FFI2013-45693-R); El aspecto verbal en español: aplicaciones
sintácticas, semánticas y pragmáticas en casos de verbalización
(GV/2014/089); Perspectivas y aplicaciones sobre el aspecto verbal:
factores determinantes en casos de verbalización (GRE11-17).
Considero también necesario expresar mi agradecimiento a mis
compañeros del Área de Lengua Española. Especial atención merecen
Ruth Lavale, Jorge Fernández, Elisa Barrajón y Herminia Provencio,
quienes siempre se han mostrado dispuestos a ayudarme en todo lo
relacionado con mi investigación doctoral, además de darme buenos
consejos y animarme tanto en lo académico como en lo personal.
Gracias también a los gestores de la Secretaría del Departamento de
Filología Española, Lingüística General y Teoría de la Literatura de la
Universidad de Alicante, particularmente a Paco Mollà, por la gran
amabilidad y simpatía con que me ha tratado a lo largo de mi etapa
como doctoranda. Asimismo, debo agradecer la ayuda que la
profesora y traductora Susana López me prestó en lo referente a la
traducción del texto en inglés.
Por último, me gustaría dedicarles unas palabras a los míos, a las
personas que comparten mi día a día. A mis amigos, por
proporcionarme buenos y divertidos momentos de distracción
durante los cuatro años que llevo investigando (y por muchos más
momentos inolvidables en años anteriores). A mi familia, a los que
están y a los que se fueron, por acompañarme en todo momento y
darme su desinteresado cariño. A mi abuelita, mi segunda madre,
quien se ha preocupado y esforzado por entender a qué me he
dedicado durante todo este tiempo. A mis dos hermanos, de los que
me siento muy orgullosa desde el día que aparecieron en mi vida, y
siempre me sentiré así. A mis amados Apache, Moyo y Bigotes,
quienes me han regalado su fiel, mimosa y alegre compañía mientras
leía y escribía. A mis padres, a los que quiero incondicionalmente y
admiro profundamente, sin los que nada de esto sería posible,
infinitas gracias por estar siempre y por ser, desde que me disteis la
vida, mis referentes, mis guías, mis maestros (en todos los sentidos
posibles). A (mi) Ángel, que lleva cinco años soportando mis
momentos de flaqueza, gracias por despertar cada día mi lado más
risueño y hacer que todo mi mundo sea mejor: “sin ti, las emociones
de hoy no serían más que la piel muerta de las de ayer”.
Gracias a todos por ser la fuerza impulsora de mi cambio
académico y personal durante los últimos cuatro años.
ÍNDICE

BLOQUE I: BASES TEÓRICAS


CAPÍTULO 1. INTRODUCCIÓN ....................................................................... 17
1.1. Presentation………………………………………………………………………………..…….19
1.2. Hypothesis………………………………………………………………………………………...20
1.3. Presentación .......................................................................................... 23
1.4. Hipótesis ................................................................................................ 24
1.5. Marco teórico general ........................................................................... 27
1.5.1. La Lingüística Cognitiva .............................................................. 29
1.5.2. La estructura argumental: modelo lexicista y modelo
construccional ...................................................................................... 34
1.6. Metodología .......................................................................................... 41
1.7. Estructura de la tesis ............................................................................. 44

CAPÍTULO 2. INCOATIVIDAD O CAMBIO DE ESTADO ................................... 49


2.1. Preámbulo ............................................................................................ 51
2.2. Intransitividad e inacusatividad. Caracterización sintáctica de los
verbos incoativos ....................................................................................... 53
2.2.1. Verbos de existencia o presencia y aparición…………………………..64

2.2.2. Verbos de cambio de estado……………………………………………………65


2.2.3. Otros verbos intransitivos inacusativos……………………………………82
2.3. Caracterización semántica de los verbos incoativos ............................ 84
2.3.1. Verbos incoativos de causa externa ........................................... 86
2.3.1.1. Más allá de la alternancia causativo-locativa……………………87
2.3.1.2. Incoatividad de causa externa y voz media…………………….113
2.3.2. Verbos incoativos de causa interna ......................................... 145
2.3.3. Verbos incoativos de causa externa y causa interna………………150
2.4. Conclusiones ....................................................................................... 154

CAPÍTULO 3. FORMACIÓN DE VERBOS DENOMINALES.............................. 161


3.1. Introducción ........................................................................................ 163
3.2. Procedimientos morfológicos de formación de palabras ................... 164
3.2.1. Derivación verbal: sufijación .................................................... 169
3.2.2. Parasíntesis verbal .................................................................... 176
3.3. Procedimientos sintácticos y semánticos de formación de
palabras…………………………………………………………………………………………….…..187
3.4. Sobre la formación de los verbos denominales incoativos ................. 195
3.5. Sobre el sufijo -sc-e/-o > -ec-er: históricamente incoativo ................. 200
3.6. Conclusiones........................................................................................ 208

BLOQUE II: ANÁLISIS de los VERBOS DENOMINALES INCOATIVOS


CAPÍTULO 4. DELIMITACIÓN DEL CORPUS ................................................. 217
4.1. La definición lexicográfica de las unidades verbales…………………………219
4.2. El significado de la base etimológica………………………….…………………..223
4.3. Verbos descartados………………………………………………………………………..225
4.3.1. Descarte por motivos sintáctico-semánticos ........................... 225
4.3.1.1. Verbos denominales de estado………………………………………226

4.3.1.2. Verbos de existencia y aparición………………………………..…227


4.3.1.3. Verbos de cambio de posición o ubicación…………………….228
4.3.1.4. Verbos denominales causativos incoativos………………….…230
4.3.1.5. Verbos derivados de acepciones transitivas……………..…...232
4.3.1.6. Verbos derivados de otras acepciones intransitivas o
pronominales mediante abstracciones semánticas………………….237
4.3.2. Descarte por motivos morfológicos (formación verbal)…………241
4.3.2.1. Verbos deadjetivales ......................................................... 241
4.3.2.2. Verbos deverbales ............................................................. 245
4.3.2.3. Verbos origen de su familia léxica…………………………………..247
4.3.2.4. Verbos originados sobres sustantivos de otras lenguas….247
4.3.2.5. Verbos de etimología incierta………………………………………...249
4.4. Notas previas al análisis de los verbos del corpus…………………..……..252

CAPÍTULO 5. CLASIFICACIÓN MORFOLÓGICA………………….………………………255


5.1. Análisis de los esquemas derivativos………………………………………………..257

5.2. Análisis de los afijos.………………………………………………………..……………268

5.3. Otras cuestiones……………………………………………………………………………...281

5.4. Conclusiones………………………………………………………………………………..…286

CAPÍTULO 6. CLASIFICACIÓN LÉXICO-SEMÁNTICA………………………………..…289


6.1. Clasificación según el significado de la base nominal…………………….…292
6.1.1. Verbos con bases de estado…………………………………………………293
6.1.1.1. Verbos con bases de estado físico…………………….…………….294
6.1.1.2. Verbos con bases de estado emocional………………………….303
6.1.1.3. Verbos con bases de estado de conciencia…………….……….312
6.1.2. Verbos con bases de objeto reinterpretado como estado……..317
6.1.3. Verbos con bases de objeto/concepto/etc………………………….…332
6.2. Clasificación según la paráfrasis semántica…………..……………………..…..337
6.2.1. Verbos de conversión…………………….………………………………………339
6.2.1.1. Verbos de conversión total…………………………………………....340
6.2.1.2. Verbos de conversión parcial…………………………………….……346
6.2.1.3. Verbos de conversión total y parcial……………………………….360
6.2.1.4. Especificación significativa: verbos de tipología
humana………………………………………………….…………………………………365
6.2.2. Verbos de adquisición……………………………………………………………378
6.2.3. Verbos de creación………………………………………………………………..387
6.2.4. Verbos con otras paráfrasis……………………………………………………397
6.2.4.1. Verbos de pérdida………………………………………………………….397
6.2.4.2. Verbos de intensificación……………………………………………….401
6.2.4.3. Verbos con problemas parafrásticos………………………………404
6.3. Conclusiones…………………………………………………………………………….……..416

CAPÍTULO 7. CLASIFICACIÓN SINTÁCTICO-SEMÁNTICA…………………..……...421


7.1. Clasificación según las estructuras sintácticas………………………………….424
7.2. Clasificación según los sujetos seleccionados…………………..………………443
7.2.1. Naturaleza de los sujetos……………………………………………………….444
7.2.2. Sujetos simétricos o recíprocos……………………………………………..485
7.3. Clasificación según los argumentos verbales………..………………………….492
7.4. Conclusiones………………………………………………………………..………………….508

BLOQUE III: CONSIDERACIONES FINALES


CONCLUSIONES……………..………………………………….……………………………………515
CONCLUSIONS…………………………………………………………………………………………553
BIBLIOGRAFÍA………………………………………………………………………………………...587
ANEXO ........................................................................................................ 607
BLOQUE I: BASES TEÓRICAS
Capítulo 1. Introducción
Capítulo 1. Introducción 19

1.1. Presentation
Inchoativity is a basic semantic notion that human beings use to
explain the changes of state we experience ourselves or the
entities that surround us in the reality outside experience.
Therefore, it is a concept, the one of change, inherent in the
human condition and the environment to which humans belong. It
is manifested in the diverse world languages by different forms of
linguistic expression. Because of that extension, inchoativity is one
of the topics that have been discussed and written about
extensively in the linguistic literature.
Among the different manifestations of inchoativity in language,
we are inclined towards the study of its morphological expression,
focusing on the lexical creation. Particularly, we are interested in
the creation of verbal units with an inchoative meaning from
concrete procedures of word formation. Consequently, our aim is
to analyze verbs of change of state originated on nominal or
substantive basis by certain morphological and semantic
resources. It is a verbal category that has not been studied
recurrently in the field of Hispanic linguistics, unlike other types of
inchoative expression that do have been broached, in a more
specific way, as the deadjetival verbs (amarillear ‘to turn yellow’,
alegrarse ‘be happy’)1 or the verbal constructions (llegar a estar

1
Within simple verbal units, inchoativity is morphologically manifested, to a
greater extent, by deadjetivales verbs, since changes of state can be understood
as changes in the properties or features of entities suffering such alteration, and
20 Capítulo 1. Introducción

triste ‘to come to be sad’, ponerse colorado ‘to get red’) which
express some kind of change of state (Lorenzo, 1970; Lázaro Mora,
1983, 1986; Demonte, 1994; Mendikoetxea, 1999a, 2000; etc.).
Therefore, inchoative denominal verbs have been pushed into the
background. Because of this limited research and definite
literature, as well as the considerable number of verb forms
characterized as such, we considered the need to approach on this
group of verbs from an objectual perspective, and by
simultaneously linking the concepts of inchoativity and denominal
formation. Thus, we aim to go deeper into the notion of change of
state and better understand its denominal verbal point of view,
sparingly broached.

1.2. Hypothesis
The inchoative denominal verbs can be categorized into
different subgroups considering both their morphological
formation -by diverse procedures- and their semantic contents
and syntactic structure. Consequently, it is possible to obtain a
classification of this verbal class from several points of view, which
contributes to obtaining a complete and exhaustive linguistic
conceptualization of the notion of change of state or inchoativity:
- From a morphological perspective, inchoative denominal
verbs are defined as a verbal class consisting of units

adjectives are precisely the grammatical category denoting properties and


features attributed to entities, objects, and so on.
Capítulo 1. Introducción 21

possessing a noun as a lexical base. However, these forms


differ depending on the derivative scheme used in their
formation. In this sense, they can be created by parasynthesis
through affixation or by suffixation. The most recurrent
structure to express the semantic contents of inchoativity is
the parasynthetic one, judging by the number of verbal
occurrences found in the Spanish language.
- From a semantic point of view, inchoative denominal verbs
are characterized by denoting a change of state. This
expression of inchoativity can be conditioned by the meaning
of the noun which serves as the source for the formation of
the unit. Therefore, you can establish a classification
depending on whether the nominal base indicates proper
state or expresses state from processes of extension of
meaning (metaphor, metonymy, and so on). Thus, the base
noun plays a key role in shaping the meaning of the resulting
verbal unit.
- From a syntactic perspective (or syntactic-semantic
perspective, keeping in mind that we are considering
argumental roles with a syntactic level and a semantic
function), inchoative denominal verbs are divided into diverse
subgroups based on their argument realizations. In particular,
it is reflected on the syntactic uses where they appear
(intransitive or pronominal), the kind of subject that they
22 Capítulo 1. Introducción

select (animate or inanimate, with different semantic roles)


and the arguments that they require in specific constructions.
In this sense, if we take into account the analysis carried out,
it is possible to postulate that most of the inchoative
denominal verbs are pronominal and select an animate
subject.
The study of the verbal category proposed from the different
mentioned linguistic levels leads us to outline the mainstream
features of verbs under study: inchoative denominal verbs which
are formed by parasynthesis by affixation from a nominal or
substantive basis, which express a particular change of physical or
psychological state, and which have a pronominal structure whose
grammatical subject is an animate entity with the semantic role of
experiencer. However, as we show in this paper, there are verbal
units which escape from that general profile and at the same time
provide revealing data as well as contribute to defining a verbal
category with a heterogeneous character. It cannot be neglected
that this is an enrichment of the linguistic notion of inchoativity or
change of state.
Capítulo 1. Introducción 23

1.3. Presentación
La incoatividad es una noción semántica básica que los seres
humanos empleamos para explicar los cambios de estado que
experimentamos nosotros mismos o experimentan las entidades
que nos rodean en la realidad extralingüística. Por tanto, se trata
de un concepto, el del cambio, inherente a la propia condición
humana y al entorno en que esta se enmarca, y se manifiesta en
las diversas lenguas del mundo mediante diferentes formas de
expresión lingüística. Debido a esa extensión, la incoatividad es
uno de los temas sobre los que se ha debatido y escrito
ampliamente en la bibliografía lingüística.
Entre las diversas formas de manifestación de la incoatividad en
la lengua, nos hemos inclinado por el estudio de su expresión
morfológica, centrándonos así en la creación léxica.
Particularmente, nos interesa la creación de unidades verbales de
significado incoativo a partir de procedimientos concretos de
formación de palabras, de modo que nuestro objetivo es analizar
verbos de cambio de estado originados sobre bases nominales o
sustantivas por medio de determinados recursos morfológicos y
semánticos. Se trata de una categoría verbal que no ha sido objeto
de estudio de forma recurrente en el ámbito de la lingüística
hispánica, a diferencia de otros tipos de expresión incoativa que sí
han sido trabajados, de forma más específica, como los verbos
24 Capítulo 1. Introducción

deadjetivales (amarillear, alegrarse)2 o las construcciones verbales


(llegar a estar triste, ponerse colorado) que expresan algún tipo de
cambio de estado (Lorenzo, 1970; Lázaro Mora, 1983, 1986;
Demonte, 1994; Mendikoetxea, 1999a, 2000; etc.). Así, los verbos
denominales de carácter incoativo habían sido relegados a un
segundo plano. A causa de esta escasa investigación y bibliografía
específica, así como del considerable número de formas verbales
caracterizadas como tal, se nos planteó la necesidad de focalizar
ese grupo de verbos desde una perspectiva objetual, y
relacionando simultáneamente los conceptos de incoatividad y
formación denominal con el fin de ahondar en la noción de
cambio de estado y comprender mejor su parcamente abordado
enfoque verbal denominal.

1.4. Hipótesis
Los verbos denominales incoativos se pueden categorizar en
diferentes subgrupos teniendo en cuenta tanto su formación
morfológica -a partir de diversos procedimientos- como su
contenido semántico y su estructura sintáctica. De este modo, es
posible obtener una clasificación de esta clase verbal desde varios

2
Dentro de las unidades verbales simples, la incoatividad queda manifestada
morfológicamente en mayor medida por los verbos deadjetivales, ya que los
cambios de estado se pueden entender como cambios en las propiedades o
cualidades de las entidades que sufren dicha alteración, y los adjetivos son
precisamente la categoría gramatical que denota propiedades y cualidades
atribuidas a entidades, objetos, etc.
Capítulo 1. Introducción 25

puntos de vista, lo cual contribuye a obtener una completa y


exhaustiva conceptualización lingüística de la noción de cambio de
estado o incoatividad:
- Desde una perspectiva morfológica, los verbos denominales
incoativos se definen como una clase verbal integrada por
unidades que poseen como base léxica un sustantivo. No
obstante, esas unidades se diferencian en función del
esquema derivativo empleado en su formación. En este
sentido, pueden ajustarse a la parasíntesis por afijación o a la
sufijación. La estructura más recurrente para expresar el
contenido semántico de la incoatividad es la parasintética, a
juzgar por el número de ocurrencias verbales halladas en la
lengua española.
- Desde un punto de vista semántico, los verbos denominales
incoativos se caracterizan por denotar un cambio de estado.
Esta expresión de incoatividad puede estar condicionada por
el significado del sustantivo que sirve de origen para la
formación de la unidad. Así, puede establecerse una
clasificación dependiendo de si la base nominal indica estado
propiamente dicho o si expresa estado a partir de procesos de
extensión del significado (metáfora, metonimia, etc.). Por
tanto, el sustantivo base juega un papel fundamental a la hora
de configurar el valor semántico de la unidad verbal
resultante.
26 Capítulo 1. Introducción

- Desde una perspectiva sintáctica (o sintáctico-semántica,


teniendo en cuenta que hablamos de papeles argumentales
con plano sintáctico y función semántica), los verbos
denominales incoativos se dividen en diversos subgrupos en
función de sus realizaciones argumentales. En concreto, esto
se refleja en las estructuras sintácticas donde aparecen
(intransitivas o pronominales), el tipo de sujeto que
seleccionan (animado o inanimado, con diferentes papeles
semánticos) y los argumentos que requieren en
construcciones específicas. En este sentido, si consideramos el
análisis realizado, es posible postular que la mayor parte de
verbos denominales incoativos son pronominales y
seleccionan un sujeto animado.
El estudio de la categoría verbal propuesta desde los diferentes
niveles lingüísticos mencionados nos lleva a perfilar las
características mayoritarias de los verbos objeto de estudio:
verbos denominales incoativos que están formados mediante
parasíntesis por afijación a partir de un sustantivo, que expresan
un determinado cambio de estado físico o psíquico, y que poseen
una estructura pronominal cuyo sujeto gramatical es una entidad
animada con el papel semántico de experimentante. No obstante,
como mostraremos en este trabajo, existen unidades verbales que
se escapan a ese perfil general y que, al mismo tiempo que
aportan datos reveladores, contribuyen a delimitar una categoría
Capítulo 1. Introducción 27

verbal de carácter heterogéneo que supone un enriquecimiento


de la noción lingüística de incoatividad o cambio de estado.

1.5. Marco teórico general


Dado que nuestro trabajo pretende estudiar y analizar la
expresión verbal del cambio de estado en español, nuestra
aproximación a los verbos denominales incoativos está basada en
los rasgos semánticos tanto de la unidad verbal como del
sustantivo fusionado en el verbo y del esquema sintáctico en que
se manifiesta el predicado. Como explica Lavale Ortiz (2013: 21),
el hablante, cuando emplea un verbo denominal,
crea una expresión lingüística que refleja un evento de
la realidad bajo su punto de vista. Las manifestaciones
sintáctico-semánticas revelan, por ende, no solo un
determinado contenido, sino todo un escenario que
aporta información sobre la manera en la que el
hablante lo presenció o se lo quiere mostrar a su
interlocutor.

En este sentido, nuestro estudio se enmarca dentro de la


semántica como disciplina lingüística dedicada al estudio del
significado en general, ya que la incoatividad o el cambio de
estado es una noción semántica. A su vez, dentro de la semántica
nos centramos en la semántica léxica, que estudia el significado
concreto de las unidades lingüísticas, pues pretendemos analizar
la manifestación verbal de la noción de cambio de estado: nuestro
objeto de estudio son unidades verbales de significado incoativo.
Entre las distintas perspectivas para abordar la semántica léxica,
28 Capítulo 1. Introducción

es decir, para abordar esas unidades verbales concretas, nos


interesan dos: la formal y la cognitiva.
Desde la semántica léxica formal se focaliza la estructura
verbal, esto es, la estructura de los argumentos en el enunciado;
en este sentido, destaca el modelo derivacional lexicista de Levin y
Rappaport (1995), puesto que supuso un avance para los estudios
de la estructura argumental: proporcionó atención a los
elementos semánticos del lexema verbal, de modo que el verbo es
el elemento que posee el significado y se proyecta sobre la
construcción. Por su parte, la semántica cognitiva se contextualiza
en los planteamientos de la Lingüística Cognitiva, orientación
científica para el estudio del lenguaje que otorga un protagonismo
absoluto a la semántica y a su plasmación en las estructuras
lingüísticas, de forma que concibe la gramática vinculada a la
semántica: todas las unidades lingüísticas poseen significado.
Tomando como premisa este último postulado, surge la Gramática
de Goldberg (1995, 2006), que explica cómo se realizan los
argumentos en el enunciado desde una perspectiva semántica: la
construcción es el elemento que posee el significado, y la unidad
verbal se integra en ella como un constituyente más.
De las dos perspectivas que hemos mencionado para abordar la
semántica léxica (formal y cognitiva), nuestro trabajo se sitúa
plenamente en la cognitiva, pues la Lingüística Cognitiva nos
proporciona los fundamentos principales para llevar a cabo el
estudio de las unidades verbales que denotan cambio de estado.
Capítulo 1. Introducción 29

Así pues, primeramente (apartado 1.5.1) nos detendremos en esta


orientación lingüística. Por lo que respecta a la propuesta formal,
específicamente el modelo derivacional lexicista, nos interesa
como contrapunto con el que confluye la gramática construccional
(modelo cognitivo), de modo que las desarrollaremos ambas en
segundo lugar (apartado 1.5.2).

1.5.1. La Lingüística Cognitiva


La Lingüística Cognitiva surgió entre 1970 y 1980 con la
finalidad de presentar un planteamiento alternativo a las
tradiciones formalistas representadas por el Estructuralismo y,
sobre todo, el Generativismo. Como explica Fernández Jaén (2012,
2014), el modelo estructuralista surgido entre 1910 y 1920
defendía una visión teórica en la que el lenguaje se concibe como
un sistema lógico esencialmente sincrónico que cambia
únicamente cuando ciertos aspectos de su configuración interna
se alteran. Por su parte, la propuesta generativa, originada a
finales de los años 50, planteaba que el lenguaje es ante todo una
sintaxis formal que se procesa en el cerebro de una manera
autónoma, es decir, en una zona neuronal especializada
únicamente en la descodificación sintáctica. Frente a estas ideas, a
finales de los años 70, investigadores como G. Lakoff, R. Langacker
o L. Talmy, entre otros, comienzan a publicar sus trabajos donde
postulan la tesis básica de la Lingüística Cognitiva: el lenguaje
30 Capítulo 1. Introducción

humano es un producto cognitivo de representación y


verbalización de la realidad que está estrechamente relacionado
con los demás procesos cognitivos del pensamiento; esto es, “el
lenguaje no es un fenómeno autónomo en el cerebro, sino que se
regula con los mismos mecanismos cognitivos con los que
funcionan los demás procesos psicológicos” (Fernández Jaén,
2014: 50). En palabras del psicolingüista cognitivista Gibbs (1996:
49), la Lingüística Cognitiva se merece el calificativo de “cognitiva”
sobre todo porque “busca activamente las correspondencias entre
el pensamiento conceptual, la experiencia corpórea y la estructura
lingüística” y, al mismo tiempo, “intenta descubrir los contenidos
reales de la cognición humana” y no solo los que afectan al diseño
del lenguaje. De acuerdo con Mateu Fontanals (2009: 281), parece
que hay un consenso en considerar que las dos obras
fundacionales de la corriente alternativa al modelo chomskiano
son los dos volúmenes de Langacker (1987, 1991), en los que se
exponen los fundamentos cognitivos de la gramática, y la obra
clásica de Lakoff y Johnson (1980/1986), Lakoff (1987) y Johnson
(1987), donde se presentan los fundamentos filosóficos y
psicológicos de la Lingüística Cognitiva.
Así pues, en las obras citadas de Lakoff y Johnson se pone de
relieve una visión experiencialista del pensamiento y del lenguaje
en contraste con la visión objetivista imperante de la filosofía
analítica. Lo que se reivindica es el papel fundamental de la mente
humana en la comprensión de lo que es el significado: este ya no
Capítulo 1. Introducción 31

se ve como un objeto externo a la mente humana, sino como un


producto suyo. Más tarde, Lakoff y Johnson (1999) plantean dos
resultados relevantes tras su dedicación al estudio de la Semántica
Cognitiva. Primeramente, que los conceptos surgen y se entienden
a través del cuerpo, el cerebro y la experiencia que tenemos en el
mundo que nos rodea. En segundo lugar, que los conceptos
emplean aspectos imaginativos de la mente que están ocultos en
nuestro conocimiento pero que estructuran nuestra experiencia;
entre esos aspectos están la metáfora y la metonimia, que nos
permiten entender conceptos abstractos por medio de conceptos
más directos. Asimismo, encontramos los prototipos, o la teoría de
prototipos, que explican que cualquier elemento de la realidad se
agrupa por similitud a otros elementos en categorías, constituidas
por un conjunto de rasgos que diferencian unas categorías de
otras, y delimitan tanto los miembros más prototípicos o próximos
al centro categorial como los miembros más periféricos. En este
sentido, toda categoría lingüística constituiría una clase cuyos
límites estarían acotados en relación con los de otras categorías
diferentes, y la adscripción de un individuo a una clase habría de
ser positiva o negativa, aunque siempre vinculada a una cuestión
de grado (elementos con más o menos rasgos prototípicos). Un
ejemplo podría ser el alusivo a los colores: en la realidad
extralingüística existen distintas áreas de espacio cromático que
son, en lo que a perceptibilidad se refiere, más “destacadas” que
32 Capítulo 1. Introducción

otras, y estas áreas son, a su vez, más o mejor codificables


lingüísticamente, pudiendo ser recordadas mejor (Rosch, 1973).
Sucederá así que los colores focales se convertirían en prototipos
para las distintas categorías de color, en una especie de imagen
idealmente representativa (Modelo Cognitivo Idealizado) para
otras tantas variaciones cromáticas dentro de una misma
categoría.
Por lo que respecta a Langacker (1987, 1990, 1991, 1999), fue
uno de los primeros lingüistas cognitivistas que comenzaron a
plantear que el léxico, definido normalmente como el conjunto de
expresiones fijas de una lengua, no está delimitado de manera
categórica o que sus fronteras no son discretas. Por tanto, el léxico
y la gramática no tienen que verse como dos componentes
dicotómicos o totalmente independientes, sino que forman un
continuum o continuo de emparejamientos de forma y significado
(‘construcciones’). Para este autor, los significados léxicos no se
pueden distinguir de manera clara del conocimiento enciclopédico
al que remiten: el conocimiento que tenemos de un determinado
tipo de entidad es a menudo vasto y con múltiples facetas, por lo
que implica la intervención de muchos dominios de nuestra
experiencia y también diferentes grados de especificidad o
complejidad.
Posteriormente, Evans y Green (2006) defienden que la
gramática cognitiva constituye, junto con la semántica cognitiva,
las dos áreas principales de la lingüística de tipo cognitivo. En la
Capítulo 1. Introducción 33

misma línea, para esta gramática la sintaxis no es autónoma, sino


que se une a la semántica para dar lugar a expresiones lingüísticas
simbólicas, en las cuales la forma siempre va asociada al
significado.
Otros autores cognitivistas relevantes son Geeraerts y Cuyckens
(2007: 3-7), quienes opinan que la Lingüística Cognitiva se
estableció como un acercamiento interesado por el conocimiento
a través de la lengua, frente al Generativismo, interesado en el
conocimiento de la lengua. De acuerdo con este modelo, la lengua
es una de las capacidades cognitivas del ser humano, un
instrumento para organizar, procesar y transmitir información, de
manera que es intermediaria entre las estructuras informativas de
la mente y el mundo. Así pues, siguiendo a Talmy (2000: 1-3), la
Lingüística Cognitiva se ocupa del modo en que la lengua
estructura el contenido conceptual. Se trata de un modelo que
aúna las ideas de dos aproximaciones al estudio de la lengua: la
formal, que examina las propiedades formales de la lengua desde
su perspectiva conceptual, y la psicológica, que analiza los
fenómenos conceptuales de la lengua en términos de estructuras
psicológicas. Talmy se centra en la rama de la Semántica Cognitiva:
a pesar de ser una etiqueta redundante (la semántica es
intrínsecamente cognitiva), pretende aludir a un acercamiento
particular dentro del marco general de la Lingüística Cognitiva,
34 Capítulo 1. Introducción

centrado especialmente en la organización del contenido


conceptual en la lengua.
Como síntesis de los conocimientos expuestos sobre la
Lingüística Cognitiva, Fernández Jaén (2014: 55) concluye lo
siguiente:
La lingüística cognitiva analiza el lenguaje como un
fenómeno indisolublemente anclado a la corporeidad y a
la cultura social en la que se desenvuelven los hablantes;
de este modo, el lenguaje se interpreta como un hecho
esencialmente semántico, puesto que tanto el léxico
como la gramática se articulan a partir de la percepción
de la realidad (condicionada por el cuerpo) y de la
selección subjetiva de estímulos que después deben
convertir las metáforas en conceptos operativos para la
comunicación.

1.5.2. La estructura argumental: modelo lexicista y modelo


construccional
La realización argumental es el área de la lengua que se ocupa
del “study of the possible syntactic expressions of the arguments
of a verb” (Levin y Rappaport, 2006: 1-3). Han sido muchas las
teorías que han planteado una explicación de cómo se manifiestan
los argumentos del verbo sintácticamente. Concretamente, dentro
de aquellas que asumen la realización sintáctica de los
argumentos como predecible en gran medida del significado de
los verbos, nos resulta interesante destacar el modelo derivacional
lexicista (no cognitivista) sobre la realización argumental de Levin
y Rappaport (1995, 2006). En este enfoque, las autoras tienen en
consideración las relaciones gramaticales que pueden mantener
Capítulo 1. Introducción 35

los argumentos verbales, su categoría sintáctica y su expresión


morfosintáctica; asimismo, indican la importancia de identificar los
elementos de significado que determinan la relación de los
argumentos. Así, tratan de aunar, por un lado, la perspectiva
sintáctica que presupone una conexión entre el significado del
verbo y la estructura sintáctica y, por otro lado, la perspectiva
léxico-semántica, centrada en el léxico y en el significado de las
palabras, pero que dejaba al margen ciertas cuestiones sintácticas
que afectan en la elección de la representación argumental. La
ventaja más evidente de delimitar correctamente los
componentes de significado de los predicados es que permite el
establecimiento de clases semánticas verbales, ya que los verbos
que comparten rasgos semánticos se incluirán en las mismas
clases semánticas. No obstante, los verbos poseen también
características semánticas idiosincrásicas que los diferencian de
otros lexemas de su misma clase. En consecuencia, un mismo
verbo puede tener varias entradas que se corresponden con
diversas representaciones semántico-léxicas de su contenido,
relacionadas entre sí, en las que cada entrada se asocia a una
estructura sintáctica concreta y a un significado específico. Las
diferentes estructuras sintáctico-semánticas en las que puede
aparecer un mismo verbo permiten la aparición de los mismos
argumentos en diferentes posiciones o la suma de argumentos
adicionales y, en este marco de análisis, se considera que una de
36 Capítulo 1. Introducción

las estructuras es básica y la otra deriva de la primera, de ahí el


carácter derivacional de este modelo. Un ejemplo podría ser el
verbo open en inglés, abrir en español, que puede aparecer en
distintas estructuras sintáctico-semánticas relacionadas y
derivadas entre sí, aunque cada una posee una estructura
argumental concreta (Levin y Rappaport, 2006):
a. The door opened (La puerta se abrió).
b. Dana opened the door (Dana abrió la puerta).
c. The key opened the door (La llave abrió la puerta).
d. Dana opened the door with a key (Dana abrió la
puerta con la llave).
Como ya hemos avanzado previamente, este modelo
derivacional lexicista entra en confluencia con la Gramática de
Construcciones de A. Goldberg (1995, 2006). Se trata de un
modelo cognitivista que supone un acercamiento a la realización
argumental defendiendo el valor de la construcción como el
elemento crucial y la unidad básica para la descripción de la
lengua. Según esta teoría, es evidente que las formas sintácticas
deben albergar también significado. En este marco, el verbo tiene
asociado uno o varios sentidos básicos que se integran en el
significado propio que posee una construcción, de modo que las
diferencias semánticas en un mismo verbo se relacionan con las
construcciones. Así, las construcciones léxicas se equiparan a las
sintácticas, pues ambas son pares de forma y significado.
Capítulo 1. Introducción 37

Según Goldberg, por un lado están los verbos, que poseen


papeles participantes, y por otro contamos con las construcciones,
que tienen papeles argumentales más generales. Las
construcciones deben especificar las clases de verbos que pueden
participar en ellas, así como la manera en que el tipo de evento
designado por el verbo se integra en el tipo de evento designado
por la construcción. De este modo, cuando un verbo pertenece a
la clase de predicados que se asocian normalmente a una
construcción, existe una correspondencia entre los papeles del
verbo y los papeles de la construcción, y el significado de la
construcción y del verbo son redundantes, por lo que el verbo
únicamente añade algún tipo de información relevante para el
marco del evento designado por la construcción. Por tanto, el
verbo que se incluye en una construcción debe ser un subtipo del
evento denotado por la construcción, ya sea porque alude al
medio, a la manera, al resultado o a una precondición del evento.
La Gramática de Construcciones y el modelo lexicista focalizan
la atención en los componentes de significado, pues son estos los
que determinan la realización argumental. Sin embargo, la
diferencia entre esas dos perspectivas radica en que, mientras que
el modelo lexicista considera únicamente el significado verbal, el
modelo construccional tiene en cuenta el significado verbal y el de
la construcción. En este sentido, la gramática construccional
supera la carencia del modelo lexicista a la hora de explicar la
38 Capítulo 1. Introducción

aparición de un mismo verbo en distintos esquemas sintácticos:


según el modelo lexicista, esta aparición hacía necesaria la
creación de nuevas entradas para ese mismo verbo, en las que
cada una especificara un nuevo sentido del verbo; en cambio, para
el modelo de construcciones, la aparición de un mismo verbo en
varias construcciones se debe al significado que aporta el
esquema sintáctico, puesto que el verbo posee un significado
central, de modo que se evita la multiplicidad de entradas
planteada por el modelo lexicista (que un mismo verbo posea
diferentes usos en varias construcciones no implica sentidos
diferentes -entradas distintas- del verbo). Así sintetiza Cifuentes
Honrubia (2010: 47) esta hipótesis construccional:
Un verbo vendrá dado, entonces, con un significado
mínimo característico, su raíz, y con los argumentos
asociados. Este significado mínimo se integra con el
significado de una construcción de la estructura
argumental, incluyendo la integración un proceso por
el cual los argumentos del verbo se fusionan con
posiciones de la construcción.

Un ejemplo que permite comprender mejor estas ideas sería el


relativo al verbo slice en inglés, cortar en español, en el sentido de
cortar con un instrumento afilado; este verbo puede aparecer en
distintos tipos de construcciones independientes (no derivadas),
como observamos a continuación (Goldberg, 2003: 221):
i. He sliced the bread (Él cortó el pan) → Transitive
ii. Pat sliced the carrots into the salad (Pat cortó las
zanahorias en la ensalada) → Caused motion
Capítulo 1. Introducción 39

iii. Pat sliced Chris a piece of pie (Pat le cortó a Chris un


trozo de pastel) → Ditransitive
iv. Emeril sliced and diced his way to stardom (Emeril
cortó y picó su camino al estrellato) → Way
construction
v. Pat sliced the box open (Pat cortó la caja para abrirla)
→ Resultative
Por tanto, la Gramática de Construcciones se basa en el hecho
de que la construcción sintáctica donde se inserta el verbo es la
responsable de activar o actualizar el valor semántico verbal, de
modo que esa estructura concreta adquiere un sentido específico
y particular. A partir de esta idea se configura el concepto de
alternancia verbal sin recurrir a verbos distintos ni a la derivación
de una de las variantes a partir de la otra, como hacían los
modelos derivacionales lexicistas. En este sentido, asumimos con
Cifuentes Honrubia (2010: 13) que las alternancias verbales son

las diferentes asociaciones o correlaciones que se


pueden establecer entre las funciones semánticas de
los argumentos exigidos por el verbo y las funciones
sintácticas que éstos desempeñan. Así pues, se tratará,
fundamentalmente, de alternancias en la estructura
argumental, provenientes de la observación de que un
mismo verbo puede ser asociado con un número
diferente de argumentos en distintos usos, a la vez que
puede haber cambios en las relaciones gramaticales de
los argumentos.
40 Capítulo 1. Introducción

En realidad, las alternancias no son más que formas diferentes


de presentar o conceptualizar un suceso de la realidad, ya que el
evento que expresamos con un verbo puede ser diferente según
focalicemos o destaquemos un participante u otro de esa
situación (Langacker, 1991: 216-218). De hecho, según
Mendikoetxea (2009: 305), “que los verbos muestren alternancia
parece ser la regla y no la excepción”. Así pues, entre las
numerosas clases de alternancias encontramos la denominada
‘alternancia causativo-incoativa’, que afecta a los verbos que
pueden tener estructuras transitivas y estructuras intransitivas.
Destacamos esta clase de alternancia porque se relaciona con los
verbos objeto de nuestro estudio (véase el epígrafe 2.3.1.1).
En definitiva, todo este modelo establecido por la Gramática de
Construcciones ha sido muy seguido y aplicado a diversas
lenguas3. En nuestro trabajo tiene una presencia fundamental y
básica, como quedará patente.

3
Particularmente es destacable la utilidad de la Gramática de
Construcciones en la elaboración de corpus verbales, como observamos en el
creado por el proyecto ADESSE. Se trata de una “base de datos para el estudio
empírico, en un corpus de textos, de la interacción entre significado verbal y
significado construccional, esto es, entre significado léxico, estructura sintáctica
y estructura semántica” (García-Miguel, Costas y Martínez, 2005). De acuerdo
con su línea de trabajo, “cada verbo evoca una representación conceptual
compleja que incluye ciertos participantes básicos en una escena” (ibídem) y las
alternancias construccionales con un mismo verbo sirven para expresar las
distintas conceptualizaciones de esa escena, focalizando diferentes elementos
de la situación. En esta base de datos se recogen numerosos verbos, de ahí su
versatilidad, que la convierte en una herramienta completa, funcional y útil
para los estudios y análisis verbales. No osbtante, en nuestro caso no nos ha
resultado de gran utilidad puesto que las unidades verbales que se recogen en
ese corpus son comunes o habituales, mientras que nuestros verbos objeto de
Capítulo 1. Introducción 41

1.6. Metodología
El procedimiento que se va a seguir para la exposición en el
presente trabajo doctoral posee un carácter deductivo: transcurre
de lo general (teoría) a lo particular (análisis). En este sentido,
primeramente se va a deconstruir el sintagma temático del
trabajo, de manera que se tratarán por separado los conceptos de
incoatividad y de formación denominal. El motivo de dicho
proceder es configurar un marco nocional adecuado como base
necesaria desde la cual partir. Para ello, se han consultado
distintos monográficos, revistas, artículos, etc., los cuales
aparecen recogidos en el apartado final de Bibliografía. A
continuación, se planteará el núcleo de la investigación: el análisis
de los verbos incoativos denominales recogidos en el corpus de
este trabajo. Para la elaboración de ese corpus, se ha procedido a
la búsqueda de unidades verbales, primera y fundamentalmente,
en el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE) en su
versión del año 2014. Sin embargo, la información etimológica y
argumental de los verbos contenida en dicho diccionario no nos ha
resultado del todo completa para nuestro estudio y análisis, de

estudio constituyen unidades poco frecuentes o no muy usuales en el registro


coloquial del español.
Para más información sobre este proyecto puede consultarse la siguiente
dirección: http://adesse.uvigo.es/ADESSE/Fundamentos; asimismo, puede
buscarse documentación en García-Miguel, Costas y Martínez (2005).
42 Capítulo 1. Introducción

modo que hemos tenido que recurrir a otras obras lexicográficas


como complementación, principalmente el Diccionario crítico-
etimológico castellano e hispánico (DCECH 1980), elaborado por
Corominas y Pascual, y el Diccionario de americanismos (2010),
creado por la Asociación de Academias de la Lengua Española.
Asimismo, para la configuración de nuestro corpus de trabajo
se han tenido en mente una serie de criterios de selección: que los
verbos se ajusten a esquemas morfológicos basados en la
sufijación y la parasíntesis por afijación; que las bases léxicas de
los verbos tengan un carácter nominal y romance (atestiguado en
la lengua española); que el significado de las unidades verbales
exprese un cambio de estado físico o psíquico experimentado por
la entidad sujeto. De ese modo se obtiene un corpus compuesto
por 424 unidades verbales, las cuales se analizarán desde cuatro
perspectivas:
 Morfología. Es necesario partir de un estudio morfológico,
ya que la incoatividad o cambio de estado es un concepto
lingüístico básico y, en consecuencia, constituye una de las
vías recurrentes de formación de palabras. Así, nuestro
objetivo es analizar un conjunto determinado de unidades
lingüísticas denotadoras de cambio de estado.
Concretamente, nos centramos en una expresión predicativa
de la incoatividad: los verbos denominales derivativos. En
este sentido, se analizarán los verbos incoativos con base
nominal que se hayan constituido a partir de los
Capítulo 1. Introducción 43

procedimientos de sufijación verbal y de parasíntesis por


afijación.
 Semántica. Consideramos pertinente la relación de la
morfología con aspectos semánticos, ya que la incoatividad
es una noción semántica básica. De esta forma,
estudiaremos el significado y los rasgos semánticos tanto del
sustantivo base como de la unidad verbal resultante para
observar el modo en que se manifiesta ese carácter
incoativo en los verbos denominales. No obstante, no solo le
otorgamos peso al significado de dichos verbos, sino que
también y fundamentalmente nos detenemos en el valor
semántico de la construcción donde se insertan esas
unidades verbales, pues es donde se actualiza el significado
verbal. Así, nos situamos en la perspectiva cognitiva de la
semántica léxica.
 Sintaxis. Se hace necesario vincular los aspectos semánticos
con los aspectos sintácticos debido a que los verbos
incoativos objeto de estudio aparecen insertos en
determinadas estructuras. Por tanto, poniendo de relieve la
Gramática de Construcciones, se trabajarán las estructuras
sintácticas donde se manifiestan las unidades verbales del
corpus y la realización argumental de las mismas (papeles
semánticos que requieren las formas verbales para
completar su significación).
44 Capítulo 1. Introducción

 Pragmática. Para un estudio completo de cualquier unidad


lingüística no debemos olvidar los aspectos pragmáticos con
el fin de observar las estructuras concretas de dichas
unidades en determinados contextos oracionales y
textuales. De este modo, ejemplificaremos las estructuras de
los verbos estudiados mediante oraciones extraídas, en su
mayor parte, de textos documentados en las bases de datos
CORDE (Corpus Diacrónico del Español) y CREA (Corpus de
Referencia del Español Actual).
Así pues, es evidente la interacción natural que existe entre la
morfología, la semántica, la sintaxis y la pragmática a la hora de
estudiar y explicar las construcciones de la lengua. “En realidad,
ningún aspecto del lenguaje puede explicarse de manera completa
si no se abordan, como mínimo, aspectos formales y semánticos”
(Lavale Ortiz, 2013: 17).

1.7. Estructura de la tesis


La presente tesis consta de siete capítulos, los cuales se hallan
agrupados en dos grandes bloques. Además, hay un tercer bloque
final como cierre del trabajo.
El primer bloque, en el que se incluye esta introducción, posee
un carácter teórico: en él se recogen los fundamentos teóricos que
consideramos necesarios para la comprensión del objeto de
estudio. Así pues, en este primer capítulo introductorio hemos
presentado brevemente, en inglés y en español, el objetivo de la
Capítulo 1. Introducción 45

tesis concretado en las hipótesis; además, hemos expuesto el


marco teórico general donde se sitúa la tesis, la metodología
seguida y la estructura para su configuración.
El Capítulo 2 está centrado en el concepto de incoatividad,
entendida como aquella noción semántica que expresa el cambio
de estado. La concretamos en su expresión morfológica y, dentro
de ella, en la categoría verbal, de tal modo que abordamos dicha
noción desde diferentes puntos de vista; particularmente, en este
capítulo tratamos los niveles sintáctico y semántico. En este
sentido, primeramente se enmarcan las unidades verbales objeto
de estudio en el plano sintáctico general; además, se comentan de
modo específico las características estructurales que poseen, y se
establece una distinción de esas unidades respecto a otros
esquemas sintácticos denotadores de incoatividad. En segundo
lugar, para entender correctamente el prisma semántico de esta
noción, se despliegan y desarrollan ciertas cuestiones relacionadas
con el ámbito del significado que caracterizan a los verbos objeto
de estudio en oposición a otras unidades verbales;
concretamente, abordamos los conceptos de causatividad,
alternancia causativo-incoativa y voz media.
El capítulo tercero, que cierra el bloque teórico, está dedicado a
los aspectos de formación de palabras propios de la clase verbal
objeto de estudio. Específicamente, exponemos los
procedimientos morfológicos derivativos que siguen los verbos
46 Capítulo 1. Introducción

denominales: la sufijación verbal y la parasíntesis por afijación.


Asimismo, presentamos los procesos sintácticos y semánticos
implicados en la formación de dichas unidades verbales, como son
la incorporación y la fusión. Además, añadimos algunas cuestiones
finales relevantes que se vinculan con la formación de los verbos
denominales incoativos.
El segundo bloque tiene un carácter práctico, pues recoge el
análisis sistemático y exhaustivo de las unidades verbales que
componen el corpus, así como sus contextualizaciones en
estructuras concretas. Incluye un total de cuatro capítulos. El
primero de ellos, que constituye el Capítulo 4 del trabajo, es una
presentación de cómo hemos delimitado el corpus, completando
así la información planteada en el epígrafe 1.6, e indicando
claramente qué verbos se han quedado al margen de nuestro
trabajo. El quinto capítulo contiene el análisis de las unidades
verbales del corpus desde un punto de vista morfológico, de modo
que se comentan detalladamente los esquemas derivativos
seguidos para la formación verbal. Por su parte, en el Capítulo 6
hemos aunado las distinas clasificaciones de los verbos del corpus
desde una pespectiva léxico-semántica; para ello, hemos
observado la tipología semántica de los sustantivos base, así como
los grupos semánticos y parafrásticos que permiten desarrollar los
significados verbales. Finalmente, hemos analizado las unidades
verbales objeto de estudio en función de cuestiones sintáctico-
semánticas, de manera que hemos obtenido varias clasificaciones
Capítulo 1. Introducción 47

relacionadas con las estructuras formales intransitivas y


pronominales, y con la realización argumental de los verbos
(naturaleza de los sujetos seleccionados y de los posibles
complementos de régimen preposicional requeridos).
El tercer bloque, de naturaleza más breve, pone fin al trabajo.
Está compuesto por cuatro apartados. El primero y el segundo son
de gran relevancia, pues contienen la exposición de las
conclusiones a las que llegamos a partir del estudio teórico y el
análisis lingüístico llevados a cabo; el primero está redactado en
español y el segundo, en inglés. El tercero recopila todas las
fuentes bibliográficas consultadas y empleadas para poder
desarrollar la tesis. Por último, el cuarto apartado es un anexo que
recoge el corpus de verbos analizados en el bloque práctico.
Capítulo 2. Incoatividad o
cambio de estado
Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado 51

2.1. Preámbulo
Un estudio científico competente debe estar precedido de un
preámbulo que sirva como punto de partida o esquema inicial
susceptible de ser moldeado según avance el discurrir posterior.
En este caso, dicha base consiste en una aproximación gramatical4
al concepto de verbo y su clasificación.
El verbo es aquella clase de palabras o categoría gramatical
mediante la cual se designan los eventos. Como recuerdan García
Berrio y Vera Luján (1977: 77),
el verbo constituye una clase perfectamente
establecida, de la que ya partía Platón, quien
distinguía, en la consideración del ser, dos perspectivas
diferentes: una, la correspondiente a las esencias
estáticas, u ὀνμα, frente a los procesos dinámicos, o
ρημα.

Se trata de una clase de palabras de paradigma abierto dentro


de la cual se integran un numeroso conjunto de unidades. Dichas
unidades se pueden clasificar en función de diversos criterios;

4
Gramática aquí se emplea en su sentido más estricto, como “parte de la
lingüística que estudia la estructura de las palabras, las formas en que éstas se
enlazan y los significados a los que tales combinaciones dan lugar” (RAE, 2009:
3). En ese sentido, la gramática se divide en dos subdisciplinas: la morfología,
que se ocupa de la estructura de las palabras, su constitución interna y sus
variaciones (forma); la sintaxis, a la que corresponde el análisis del modo en que
se combinan y se disponen linealmente, así como el de los grupos que forman
(función). Como ya hemos señalado en el capítulo anterior, se trata de dos
subdisciplinas que deben considerarse y estudiarse conjuntamente, ya que es
imposible “separar netamente en un elemento forma y función, que no son sino
dos caras diferentes, pero solidarias, de la misma realidad” (García Berrio y Vera
Luján, 1977: 60).
52 Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado

entre ellos, para el objetivo de esta investigación, es pertinente


destacar los siguientes:
· Por su significado, la mayor parte de los verbos son unidades
léxicas, ya que no solo aportan información gramatical o
funcional, sino también y especialmente léxica. No obstante,
algunos verbos (ser, haber) se consideran propiamente
unidades gramaticales, en el sentido de que
mayoritariamente aportan significaciones abstractas
determinadas por la gramática misma (RAE, 2009: 43).
· Por su aspecto léxico5, los verbos se distribuyen, según
Vendler (1967), en cuatro clases: eventos no dinámicos
(estados) frente a los dinámicos; dentro de esta segunda
clase, eventos no delimitados (actividades), los delimitados
con duración (realizaciones) y los delimitados sin ella
(logros).
· Por sus funciones sintácticas, se distinguen: verbos
transitivos, que son aquellos que tienen “la capacidad de
aparecer con un complemento directo, el cual está regido
por el verbo y el cual completa el significado del verbo”
(Campos, 1999: 1521); verbos intransitivos, o verbos que no
requieren la presencia de un complemento directo; y verbos
copulativos, que son aquellos “usados para unir un atributo
al ser de que se predica” (Moliner, 2007).

5
El aspecto léxico es la información aportada por las unidades verbales sobre
la manera en que se desarrolla y distribuye un evento en el tiempo (De Miguel
Aparicio, 1999: 2982-3).
Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado 53

En los apartados que siguen iremos ampliando y concretando


toda aquella información relativa a estas tres clasificaciones que
resulte conveniente e interesante para el presente trabajo. Por
tanto, veremos qué rasgos sintácticos y semánticos caracterizan la
noción de incoatividad, rasgos que están íntimamente vinculados
entre sí, tal como hemos comentado en capítulo introductorio y
como quedará patente a lo largo de este segundo capítulo.

2.2. Intransitividad e inacusatividad. Caracterización sintáctica de


los verbos incoativos.
Entre las caracterizaciones del verbo expuestas en el anterior
apartado, la categorización que posee más trascendencia, en
primera instancia, para fundamentar este estudio es la
correspondiente al criterio de la funcionalidad sintáctica.
Según la naturaleza del predicado, las oraciones pueden ser de
dos tipos: atributivas, cuando el predicado expresa una cualidad
del sujeto; predicativas, cuando expresa un fenómeno o situación
en los que participa el sujeto. En este segundo caso, la predicación
puede ser completa o incompleta. En esta dicotomía es donde
juegan su papel los conceptos de transitividad e intransitividad.
Dentro de las estructuras de predicación incompleta, esto es,
aquellas en las que el verbo nuclear requiere la presencia de
argumentos (elementos que aparezcan junto a él para completar
54 Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado

lo que se quiere decir del sujeto), encontramos verbos transitivos6,


o que necesitan obligadamente un argumento objeto (objeto o
complemento directo) desempeñado por un segmento sintáctico
de carácter nominal, a saber: nombres, pronombres y los grupos
que forman7, así como oraciones subordinadas sustantivas. A este
fenómeno se le denomina “rección sintáctica y semántica,
entendiendo por la primera la determinación de una categoría
específica por parte de un núcleo (en nuestro caso un verbo que
rige una frase nominal) y por la segunda, la determinación de
ciertos rasgos semánticos por el mismo núcleo” (Campos, 1999:
1526). A ese segmento nominal regido por el núcleo verbal se le
denomina objeto directo. Asimismo, la mayoría de las
construcciones con verbos transitivos exigen también otro
participante realizado sintácticamente como sujeto de la
predicación (argumento sujeto) (Mendikoetxea, 1999a: 1578).
Solo las oraciones impersonales se desmarcan de esa exigencia:
desde una perspectiva general y básica, una oración impersonal es
aquella que “carece de sujeto, sea expreso o tácito” (DRAE,

6
Según la RAE (2009: 2595), es habitual distinguir entre dos grandes grupos de
verbos transitivos: verbos transitivos que pueden omitir su complemento
directo sin dejar por ello de serlo (Hace mucho que no me escribes); verbos
transitivos que tienen usos o correlatos intransitivos (Ayer subí las cajas a la
estantería más alta / El humo sube por la chimenea).
7
En concreto, se hace referencia a sintagmas preposicionales introducidos por
la preposición a que aludan a grupos nominales de persona, y también con
algunos alusivos a los animales o a las cosas (RAE, 2009: 2591).
Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado 55

2014)8. No obstante, una oración impersonal puede ser


perfectamente transitiva: “[…] Algún domingo, cuando hace frío
pero hay sol, a caminar por la orilla, a respirar mejor […]” (CORDE.
Benedetti, M. (1960): La tregua, Madrid: Cátedra, p. 204
[17/3/2015]).
Algunos autores clásicos como Hjelmslev (1972), funcionalistas
como Cano Aguilar (1999) y cognitivistas como Candalija Reina
(2013) consideran que la transitividad está originada por el hecho
sintagmático de que un verbo tiene la capacidad de regir a sus
complementos. En este sentido, un verbo transitivo no es solo
aquel que rige un objeto directo, sino también aquel que rige otro
tipo de complementos sintácticos necesarios desde el punto de
vista semántico, como pueden ser el objeto indirecto e, incluso, el
complemento de régimen preposicional:
Los complementos argumentales reconocidos como
transitivos son el CD y el CI desde un punto de vista
sintáctico. Pero habría que tener en cuenta que el
argumento de TEMA no sólo puede ser desempeñado
por sintagmas nominales o preposicionales con la
preposición a, sino que existen otros sintagmas
preposicionales con preposiciones distintas que
podrían corresponder a dicho argumento (Candalija,
2013: 182).

8
Sobre las oraciones impersonales expondremos más información en el
epígrafe 2.3.1.2 cuando abordemos las diferentes construcciones de voz media,
entre las que se encuentran las oraciones impersonales con se.
56 Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado

Por tanto, esos autores establecen tres clases de transitividad:


directa, indirecta y preposicional. No obstante, para Bello (1847:
731 y 736) “proposición transitiva” es “aquella en que el verbo
está modificado por un acusativo” y “proposición intransitiva”
sería “aquella en la que el verbo carece de complemento
acusativo”. Asimismo, la RAE (1931: 240a) observa que “la división
de los verbos activos en transitivos o intransitivos se funda en la
aptitud de los mismos para poder tener o no […] un complemento
directo”. En consecuencia, nosotros nos posicionamos junto a
Tesnière (1959) y Campos (1999: 1521) cuando postulan que un
“verbo transitivo, entonces, es aquel que tiene la capacidad de
aparecer con un complemento directo, el cual está regido por el
verbo y el cual completa el significado del verbo”. De este modo,
el complemento u objeto directo es un segmento seleccionado
sintáctica y semánticamente por un verbo transitivo, esto es,
constituye un complemento argumental o actante de ese tipo de
verbos. A su vez, los verbos transitivos pueden admitir o
seleccionar otras clases de argumentos o actantes, como los
objetos indirectos y los complementos de régimen preposicional.
En definitiva, en este trabajo seguimos la distinción entre
transitividad y argumentalidad, y relegamos la transitividad a la
rección de un objeto directo, a pesar de que esa proposición
transitiva pueda seleccionar otros argumentos (complementos
seleccionados para completar el significado verbal), como los
objetos indirectos y los complementos de régimen preposicional.
Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado 57

Por otra parte, como ya hemos adelantado, está la predicación


completa: aquella que expresa el comportamiento del sujeto solo
con el verbo, sin necesidad de objeto directo. Se trata de la
predicación con verbos que funcionan como intransitivos. Así, un
verbo intransitivo es aquel que no requiere sintáctica y
semánticamente un objeto directo (Bello, 1847), aunque puede
seleccionar otros complementos argumentales desde el punto de
vista semántico, como pueden ser, primeramente, el sujeto, y
además el objeto indirecto y el complemento de régimen
preposicional9. En este sentido, no consideramos adecuada la
perspectiva de Mendikoetxea (1999a: 1578-9) cuando afirma que
“un verbo intransitivo es un verbo que denota una actividad o
evento que requiere semánticamente un solo participante o
argumento. Este argumento se realiza sintácticamente como
sujeto de la predicación” (argumento sujeto). Esta definición de la
intransitividad sería adecuada cuando se corresponde con el
concepto triple de transitividad directa, indirecta y preposicional,
pues agrupa como transitivas todas las construcciones con
complementos directos, indirectos y de régimen preposicional y
únicamente deja al margen aquellas construcciones que no exigen
la presencia de otro segmento más allá del sujeto, construcciones
que se entenderían como intransitivas. No obstante, ya hemos
señalado que nuestro concepto de transitividad no se corresponde

9
Véase el epígrafe 7.3 sobre los complementos de régimen preposicional
seleccionados por determinadas unidades verbales del corpus de trabajo.
58 Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado

con esa triple posibilidad, sino únicamente con la transitividad


directa, de modo que no asociamos la intransitividad con la
exigencia única de un argumento sujeto, pues los verbos
intransitivos pueden requerir la presencia de otros actantes.
Teniendo en cuenta el concepto de intransitividad que
sostenemos en este trabajo, vamos a plantear una clasificación de
los verbos intransitivos. Se debe a Perlmutter (1978)10 el
planteamiento de la hipótesis de la inacusatividad, que permite
distinguir entre dos clases de verbos intransitivos: los inergativos o
acusativos, y los ergativos o inacusativos. Concretamente, las
diferencias existentes entre estos dos tipos de verbos intransitivos
radican en la relación semántica que se establece entre el
argumento sujeto y el verbo.
A) Verbos inergativos o acusativos: verbos intransitivos
activos que “denotan actividades o procesos que
dependen de la voluntad de un agente” (Mendikoetxea,
1999a: 1579). Este papel semántico de agente se realiza
sintácticamente como sujeto. Por tanto, en las
construcciones con verbos inergativos el sujeto sintáctico
se corresponde con el sujeto nocional. Ejemplos: reír,
saltar, toser.
B) Verbos ergativos o inacusativos (semideponentes según la
RAE, 2009): verbos intransitivos inactivos que “denotan

10
Dicha hipótesis fue establecida en el marco de la Gramática Relacional
(Perlmutter, 1978; Harris, 1982), y prontamente acogida y desarrollada desde la
perspectiva de la Gramática Generativa (Burzio, 1981).
Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado 59

estados o eventos no agentivos (logros) cuyo único


argumento se interpreta como el elemento que recibe la
acción o en el que se produce o manifiesta la eventualidad
que denota el verbo” (Mendikoetxea, 1999a: 1579). Así,
ese único argumento, realizado sintácticamente como
sujeto, desempeña el papel semántico de tema afectado o
paciente. Por tanto, asumimos con Cifuentes Honrubia
(1999a: 28; 1999b: 41-42) que “el sujeto de los verbos
inacusativos nunca puede ser interpretado en sentido
agentivo, y también excluyen estos verbos la posibilidad
de asignar, aunque sea indirectamente, un papel temático
de agente”. De esta forma, las estructuras con verbos
inacusativos poseen un sujeto sintáctico que se define
como el objeto nocional del evento denotado por el
verbo. Ejemplos: existir, aparecer, llegar, florecer, crecer.
Comúnmente en el ámbito lingüístico del español se ha
asumido una serie de propiedades que caracterizan a los verbos
inacusativos o ergativos en oposición a los verbos acusativos o
inergativos. Las propiedades más destacadas al respecto se
pueden resumir en el siguiente repertorio de pruebas de
inacusatividad (Cifuentes Honrubia, 1999a y 1999b):
-la utilización del auxiliar ser, o sus equivalentes, en
español antiguo (Ejemplo: Ya son llegados, ya son idos,
frente a los acusativos #Ya son reídos, ya son tosidos);
60 Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado

-la posibilidad de admitir auxiliares de tipo aspectual


(Ejemplo: Noticias acabadas de llegar, frente al acusativo
#Niños reídos);
-la admisión de construcciones de participio absoluto
(Ejemplo: Acercada la escalera a la pared, frente al
inergativo #Tosida la abuela);
-la posibilidad de formar derivados nominales formados
sobre participios pasivos femeninos, y antiguamente sobre
infinitivos nominales (Ejemplo: Salida, llegada, caída; El
mover de los árboles, el salir del sol);
-la admisión del adverbio aspectual recién (Ejemplo: Recién
llegado, frente al acusativo #Recién reído);
-la posibilidad de aparecer en la construcción aspectual
estar al, la cual denota la inminencia de un proceso en el
que participa el sujeto (Ejemplo: Estar al llegar, estar al
caer, frente al inergativo #Estar al reír);
-la imposibilidad de admitir construcciones impersonales
(Ejemplo: *Siempre vienen tarde);
-el uso no referencial de ahí (Ejemplo: Ahí vienen esos);
-la posibilidad de que su sujeto no esté determinado
(Ejemplo: Ayer llegaron cartas, frente al acusativo #Tosen
abuelos);
-la posición postverbal habitual en el sujeto (Ejemplo:
Vinieron niños a la exposición, frente al inergativo #Rieron
niños en el parque);
Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado 61

-la posibilidad de que el sujeto pueda ser el sujeto de un


adjetivo en –ble (Ejemplo: variable);
-la posibilidad de extraer o desplazar los predicativos de
estructuras ergativas desde una oración simple (Ejemplo:
Rosa vino satisfecha → ¿Cómo/Cómo de satisfecha vino
Rosa de Ginebra? ¿Cómo/Cómo de satisfecha dices que
vino Rosa de Ginebra?);
-la admisión por parte de sus derivados nominales de
sintagmas preposicionales únicamente (no admiten
sintagmas adjetivales) (Ejemplo: La aparición del
presidente/*presidencial);
-la imposibilidad de formar participios de presente
(Ejemplo: *El llegante, *el viniente).
Aunque se han planteado estas características dadas como
pruebas de inacusatividad o ergatividad, en español ha sido
general la idea de que no hay evidencias tan fuertes como en otras
lenguas acerca de la hipótesis inacusativa (De Miguel Aparicio,
1992: 47; Radelli, 1994: 530). Así, siguiendo a Cifuentes Honrubia
(1999a y 1999b), podemos afirmar que ninguna es decisoria, esto
es, no suponen ningún tipo de verificación sintáctica, ya que no se
pueden extrapolar las consecuencias sobre las representaciones
sintácticas de una lengua a otra, pues, obviamente, hay
variaciones. Autores como Merlan (1985) y Mithum (1991) han
comprobado cómo algunos verbos muestran, sintácticamente, un
62 Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado

comportamiento inacusativo en algunas lenguas, pero su


traducción a otras les hace poseedores de todas las características
de los inergativos. Es más, dentro de una misma lengua, el mismo
verbo puede comportarse como inacusativo o inergativo
dependiendo de la presencia de una frase delimitadora (Hoekstra
y Mülder, 1990; Borer, 1994): los argumentos seleccionados en el
sintagma verbal determinan el comportamiento del verbo. Por
tanto, según concluye Cifuentes Honrubia (1999b: 55),
como señala Perlmutter (1989: 66-67), si bien en un
principio la hipótesis inacusativa […] estaba basada en
la idea de que las relaciones gramaticales son
universalmente predecibles desde la semántica de la
oración, con lo que la inacusatividad/inergatividad
serían también predecibles, las investigaciones
actuales han demostrado que esto es incorrecto, y no
podemos apoyarnos en criterios semánticos
universales para predecir la inicial
inergatividad/inacusatividad, sino que debemos
encontrar evidencias en cada lengua para la distinción
entre oraciones inicialmente inergativas e inacusativas.

Precisamente ese sentido de constroversia es el que pretenden


dar los editores A. Alexiadou, E. Anagnostopoulou y M. Everaert
en su libro The unaccusativity puzzle… (2004): en esta obra
muestran un compendio de estudios de diferentes lingüistas sobre
la noción de inacusatividad en oposición a la de inergatividad. Para
algunos, esos dos términos son usados con atribuciones
semánticas; para otros, con atribuciones sintácticas; incluso hay
expertos que creen que esos términos tienen tanto componentes
semánticos como sintácticos. La conclusión es que, después de
Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado 63

distintas investigaciones acerca del puzle de la


inacusatividad/inergatividad durante los últimos veinticinco años,
parece que esta dicotomía todavía no está totalmente delimitada.
De hecho, según Mendikoetxea (2009: 309), “estudios recientes
han mostrado que la distinción entre inacusatividad e
inergatividad no es tan estable como parece […], incluso en
lenguas en las que la inacusatividad aparece marcada
morfológicamente”. Toda esta controversia va a quedar
constatada en nuestro trabajo: cada construcción verbal se
definirá de una manera u otra en función de su estructura
argumental.
Centrándonos concretamente en los verbos considerados
tradicionalmente como inacusativos, esto es, aquellos no
agentivos cuyo argumento realizado como sujeto gramatical
desempeña el papel semántico de paciente u objeto afectado, es
necesario destacar que no forman una clase semántica uniforme,
sino que se distinguen dos grandes clases o grupos
(Mendikoetxea, 1999a): verbos de existencia y aparición, y verbos
de cambio de estado. Asimismo, se suelen señalar otros dos tipos
de unidades verbales intransitivas, aunque su clasificación como
inacusativas en español presenta cierta polémica: verbos de
emisión percibida sensorialmente y verbos de movimiento. No
obstante, esa controversia clasificatoria alusiva a estos dos últimos
grupos verbales también afecta, desde nuestro punto de vista, a
64 Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado

los verbos de cambio de estado, como comentaremos más


adelante en el apartado 2.2.2. Por tanto, observaremos que la
dicotomía inacusatividad/inergatividad señalada previamente
constituye un aspecto conflictivo y significativo de las unidades
verbales objeto de nuestro estudio.
A continuación expondremos los rasgos principales de cada uno
de esos grupos de verbos “inacusativos” mencionados.
Lógicamente, nos detendremos en mayor medida con los verbos
de cambio de estado, pues conforman nuestro foco de análisis.

2.2.1. Verbos de existencia y aparición


Evidentemente, este grupo de verbos se divide en dos grandes
subclases: verbos de existencia (Ejemplos: existir, vivir,
predominar, seguir, perdurar, etc.); verbos de aparición (Ejemplos:
aparecer, amanecer, presentarse, manifestarse, suceder, etc.). A
su vez, dentro de los verbos de existencia es posible distinguir
verbos de no-existencia o ausencia/carencia (faltar, escasear), al
igual que dentro de los verbos de aparición se distinguen verbos
de desaparición (morir, desaparecer). Ambas subclases, existencia
y aparición, “están íntimamente relacionadas en el sentido de que
los verbos de aparición denotan eventos que se pueden describir
como ‘cobrar existencia’, mientras que los verbos de existencia
describen el estado resultante de la ‘aparición’ de alguna entidad”
(Mendikoetxea, 1999a: 1607). Desde el punto de vista del
significado léxico, estos verbos requieren un argumento locativo
Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado 65

(explícito o implícito) en forma de sintagma preposicional


(generalmente introducidos por en o de/desde), además del
argumento tema (objeto nocional) realizado sintácticamente
como sujeto de la oración (rasgo propio de la inacusatividad). En
(1) exponemos ejemplos de verbos de aparición; en (2) se
ejemplifican los verbos de existencia.
(1) a. En el escenario apareció un monstruo.
b. De aquella cueva emergió una cabeza
gigante.
c. El accidente ocurrió en la M-40.
d. Todos desaparecieron de aquel lugar.
(2) a. En el bosque existen hadas y enanitos.
b. En esta casa falta alegría.
c. En este país sobran fantasmas.
d. En la universidad perduran los problemas.

2.2.2. Verbos de cambio de estado (físico o psicológico)


Son los llamados ‘verbos incoativos’ (Ejemplos: romperse,
abrirse, oscurecer, acalorar, embellecer, engordar, acostumbrar,
florecer, crecer, emocionarse, aterrorizarse, etc.). Asimismo,
pueden ser denominados ‘verbos de cambio o devenir’ (Porroche
Ballesteros, 1988), ya que precisamente denotan un proceso de
cambio experimentado por el sujeto.
66 Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado

Con relación a este grupo verbal es conveniente establecer


cuatro puntualizaciones de cara a los planteamientos que vamos a
desarrollar en este trabajo.
En primer lugar, como apuntábamos anteriormente, el grupo
de los verbos incoativos se ha clasificado, tradicionalmente, como
perteneciente a los verbos intransitivos inacusativos
(Mendikoetxea, 1999a). Sin embargo, en el presente trabajo
vamos a mostrar que, si bien el prototipo general de los verbos de
cambio de estado que estamos abordando se caracteriza por
poseer una estructura intransitiva inacusativa, existe un
determinado y reducido número de unidades verbales que no
presentan los rasgos de inacusatividad, sino que se ajustan a los
parámetros de la inergatividad. Por tanto, podemos considerar
este número de verbos como un conjunto verbal alejado de la
norma mayoritaria o prototípica que siguen nuestras unidades
objeto de estudio: estarían en los límites o fronteras de la clase
verbal incoativa. Aunque iremos haciendo referencia a esta
particularidad de los verbos incoativos a lo largo del trabajo,
analizaremos con detalle esos verbos considerados inergativos en
el apartado 7.2.1 referido a la naturaleza de los sujetos
seleccionados, pues la diferenciación entre inergatividad e
inacusatividad que estableceremos se basa en la agentividad o
inagentividad de la entidad sujeto.
Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado 67

En segundo lugar, desde un punto de vista aspectual11, es


fundamental aclarar el concepto o el sentido de incoatividad que
vamos a estudiar. Según el DRAE (2014), un verbo incoativo es
aquel que “indica el comienzo de una acción”. También los
considera así Luján (1997). Para Marín y McNally (2011: 489) un
predicado incoativo es “any predicate which describes an
eventuality which necessarily is or includes the beginning of some
happening”. En este sentido, el término ‘incoativo’ sería sinónimo
de los términos ‘ingresivo’ o ‘inceptivo’, pues estos aparecen
definidos de la siguiente manera en el DRAE (2014): “dicho del
aspecto verbal, o del verbo que tiene este aspecto: que designa el
comienzo de la acción. En español está representado
generalmente por perífrasis; p. ej., se echó a llorar, se puso a
escribir”. Sin embargo, esta asociación no resulta adecuada en
nuestra opinión: a pesar de que en sus orígenes grecolatinos los
términos ‘incoar’ y sus derivados ‘incoación’ e ‘incoativo’ hagan

11
La noción de aspecto es un tanto compleja. De hecho, las definiciones
lexicográficas ya muestran ciertas diferencias: para la RAE (2014), el aspecto es
‘en ciertas lenguas, [la] categoría gramatical que expresa el desarrollo interno
de la acción verbal, según se conciba esta como durativa, perfecta o terminada,
reiterativa, puntual, etc.’; según el DUE (2007), es el ‘componente del
significado del verbo, con manifestación formal en ocasiones, por el cual se
distinguen distintos tipos de acción: durativa, perfectiva, reiterativa, etc.’. De
forma general, cuando hablamos de la noción de aspecto verbal solemos aludir
a aquella categoría verbal de índole sintáctico-semántica que abarca un amplio
conjunto de informaciones relacionadas con la manera en que tiene lugar el
evento descrito por un predicado (Vendler, 1957; De Miguel Aparicio, 1999;
Rodríguez Rosique, 2013).
68 Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado

referencia al inicio de un acción (Corominas y Pascual, 1980; RAE,


2014), nuestro planteamiento se basa en el significado que ha ido
adquiriendo el concepto de incoatividad a lo largo de la evolución
lingüística, un concepto alusivo a la noción de cambio de estado.
En este sentido, los verbos ingresivos comparten con los
incoativos la noción de cambio, ya que hacen alusión al inicio de
un nuevo evento por parte del sujeto léxico, pero no expresan lo
mismo porque los verbos incoativos poseen un mayor alcance: “un
verbo incoativo es aquel que expresa un cambio de estado (físico
o psicológico) que el sujeto padece o experimenta12 […]. Pero ese
cambio de estado descrito por el verbo incoativo puede ser
contemplado en distintas fases de su desarrollo13” (De Miguel
Aparicio, 1999: 3024). Asimismo, Felíu Arquiola (2009: 64)
considera como verbo incoativo aquel que expresa cambio de
estado, aunque esta autora se centra en los verbos deadjetivales
parafraseados por HACERSE X (pálido > palidecer). Sea como sea, es
posible encontrar:
· verbos incoativos focalizados en el inicio de la fase,
por lo que estos verbos se identificarían con los
ingresivos o inceptivos (Ejemplos: amanecer,
marearse);

12
La expresión verbal de un cambio de estado físico o psicológico es lo que
entendemos como ‘incoatividad semántica’.
13
La contemplación de ese cambio de estado físico o psicológico en distintas
fase de su desarrollo es lo que podríamos denominar ‘incoatividad aspectual’.
Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado 69

· verbos incoativos centrados en el desarrollo


intermedio, en progreso (Ejemplos: envejecer,
adormecerse);
· verbos incoativos focalizados en la fase final (Ejemplos:
amarillear, reverdecer, rejuvenecer).
Por tanto, los verbos ingresivos pueden coincidir con los
incoativos en la expresión del comienzo de una nueva acción o
estado, pero los incoativos tienen asimismo la posibilidad de
expresar otros estadios de ese cambio de estado denotado.
Además, más allá de la fase del evento que se focalice, el principal
criterio discriminador entre los verbos ingresivos y los incoativos
es el tipo de cambio que designa la unidad verbal. Por ejemplo, el
verbo brotar, originado a partir del sustantivo brote, posee una
acepción en la que significa ‘dicho de una cosa: tener principio o
empezar a manifestarse’. Por su parte, encontramos el verbo
encañar, procedente de la base nominal caña y cuyo significado,
entre otras acepciones, es ‘dicho de un tallo tierno de una planta,
especialmente de los cereales: empezar a forma caña’. Así pues,
ambas unidades verbales, brotar y encañar, hacen hincapié en el
inicio de un nuevo evento, indicado en las acepciones semánticas
mediante la perífrasis <empezar a + infinitivo>. No obstante, este
rasgo que poseen en común únicamente aporta un matiz
aspectual: señala el momento en que un evento empieza a tener
lugar. El significado léxico propiamente dicho radica en la segunda
70 Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado

parte de las perífrasis que componen las significaciones. En este


sentido, brotar sería un verbo con carácter ingresivo
perteneciente al grupo semántico de los verbos de existencia y
aparición (véase punto 2.2.), pues posee el significado de
‘manifestarse’; en cambio, encañar constituiría un verbo con
carácter ingresivo y una naturaleza incoativa, dado que significa
‘formar caña’: se trata de un cambio de estado que experimenta el
sujeto léxico. Más allá de estas anotaciones, consideramos que el
análisis aspectual de los verbos incoativos es altamente
interesante, aunque no entraremos ahora en él por no constituir
el objetivo del presente trabajo. Queda pendiente, pues, para
futuros estudios.
La tercera puntualización hace referencia a las unidades
verbales consideradas habitualmente como incoativas. A
diferencia de otros autores (Campos, 1999: 1583; Levin y
Rappaport, 1995), en este estudio no hemos considerado los
verbos de ubicación o cambio de posición como verbos incoativos,
pues entendemos la incoatividad como la expresión de un cambio
de estado únicamente físico o psicológico que experimenta el
sujeto léxico, y no un cambio de posición física o espacial
(Ejemplos: achaparrarse en su acepción de ‘agacharse, encogerse’;
encadarse en su acepción de ‘meterse en el cado’). Esta
diferenciación es sostenida por Demonte (1994), quien define
cada tipo de cambio de la siguiente manera: los verbos de cambio
de ubicación denotan un “cambio de lugar provocado por algo
Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado 71

independiente del objeto movido” (Demonte, 1994: 57); por su


parte, en lo alusivo a los verbos de cambio de estado, “un objeto
cambia de estado cuando la materia que lo conforma experimenta
alguna modificación” (Demonte, 1994: 73). No obstante, como
iremos señalando a lo largo del trabajo, a pesar de descartar las
unidades verbales exclusivamente locativas, la noción de
localización o locación, así como otras nociones vinculadas al
espacio (posición, ubicación, moción, dinamismo), sí están
presentes en nuestros verbos, pues de hecho cualquier cambio
conlleva dinamismo, es dinámico. Además, en cierto sentido,
valoramos que la incoatividad o el cambio de estado físico o
psíquico constituye una noción originada metafóricamente a partir
de un valor locativo. Ya lo apunta Lyons (1977) cuando plantea su
‘hipótesis locativa’ (locative hypothesis) para explicar la evolución
diacrónica de ciertos elementos lingüísticos del inglés como there
y have: este autor defiende que el valor existencial de there (There
are lions in Africa) y el valor posesivo de have (John has a book)
proceden de un valor locativo, ya que, precisamente en el caso de
there, esta unidad constituye asimismo un adverbio demostrativo
de lugar (The book is on the table > The book is there > There is a
book on the table). Por tanto, se establece una estrecha
vinculación entre localización, posesión y atribución. Así, esta
hipótesis propuesta para casos particulares de la lengua inglesa
72 Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado

puede ser extrapoladas a niveles lingüísticos más generales. En


este sentido, hallamos el planteamiento de Sweetser (1990: 20):
My claim, then, is that only by examining the
particular metaphorical mappings involved in our
cognitive and linguistic treatment of mental states and
speech acts can we make sense of the fact that certain
physical-state and motion verbs are likely sources for
vocabulary of certain abstract areas of meaning, while
other physical-state/motion verbs systematically come
to have different abstract meanings.

De este modo, a través de la metáfora, un importante recurso


de cambio semántico, es posible establecer una relación entre
dominios de diferentes ámbitos; en el caso de la noción de
incoatividad que estamos considerando, la relación puede
producirse entre dominios del ámbito espacial y dominios de un
ámbito más abstracto o conceptual. Por su parte, unos años más
tarde Langacker (1999) habla de un ‘principio locacional’
(locational principle): nuestra experiencia cotidiana tiende a
establecer los distintos elementos o fenómenos que nos rodean
en un espacio determinado; “we commonly do this by first
locating a salient spatial reference point, then searching through a
contiguous area until we find what we are looking for” (Langacker,
1999: 375). Lo mismo sucede en el ámbito de las representaciones
conceptuales: nociones complejas como la incoatividad o el
cambio de estado pueden simplificarse y entenderse mejor si las
relacionamos con procesos locativos sencillos. Asimismo,
podemos traer de nuevo a colación a Cifuentes Honrubia (1994,
Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado 73

1999a). Este autor defiende, cuando habla de los verbos de


movimiento, que ciertas estructuras agentivas constituyen la base
de otras estructuras no agentivas, las cuales se han conformado a
partir de procesos metafóricos y metonímicos:
Realmente resulta curioso, al menos, pensar que el
sujeto de «subir» es agente en Juan subió el informe al
despacho, y paciente en Juan sube al despacho. Caso
distinto son construcciones de sujeto no animado
como los precios suben o ha venido la carta, donde si
bien referencialmente está claro que no son agentivas,
se pueden explicar desde las construcciones agentivas,
sin necesidad de recurrir a ningún tipo de artificialidad,
al considerar que son esquemas sancionados
parcialmente […] es decir, que dichas construcciones
están motivadas metafórica o metonímicamente desde
las construcciones agentivas, pudiendo sancionarse
parcialmente desde ellas, ya concibamos
metafóricamente que «los precios», por ejemplo, son
una entidad que se puede mover y desplazarse, o que,
metonímicamente, a partir de alguien indeterminado
que «trae la carta» se pueda concebir el objeto traído
en lugar del sujeto agente (Cifuentes Honrubia, 1999a:
32).

Así pues, Cifuentes Hornubia también concibe la idea de la


localización o movimiento como origen semántico de otras
construcciones caracterizadas por otros valores. De hecho, unos
años más tarde, este autor recoge la hipótesis locativa y la aplica a
la lengua española (Cifuentes Honrubia, 2012, 2013, 2015), de
modo que vuelve a constatar argumentadamente una íntima
relación entre las nociones de localización, posesión y atribución.
74 Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado

Además, si volvemos a Demonte (1994), aunque distingue los


dos tipos de verbos (verbos de cambio de ubicación y verbos de
cambio de estado), plantea ciertas e importantes concomitancias
entre ambos, especialmente relacionadas con la estructura léxico-
conceptual. No obstante, su trabajo no se ajusta completamente a
nuestro objeto de estudio, pues esta autora analiza las variantes
transitivas de dichas unidades verbales, y ya comentaremos que
nuestros verbos no se caracterizan por poseer esa variante (véase
el epígrafe 2.3.1.1).
En virtud de todos estos planteamientos, la incoatividad podría
entenderse en un sentido locativo como la entrada de
determinadas entidades (contenido) en ciertos estados, distintos
al estado originario de dicha entidad, que son concebidos como
recipientes (continente o contenedor). Esta idea constituye una
reinterpretación incoativa del siguiente esquema sobre el proceso
de moción propuesto por Talmy (1985: 62):
[Figura – Movimiento – Dirección – Base {Manera/Causa}]
La plasmación de este esquema en la lengua española puede
ejemplificarse mediante la oración Juan se fue a Albacete (A),
estructura que podemos poner en relación con la oración
incoativa Juan se enamoriscó enseguida (B). Así, la figura, que en
ambos esquemas es “Juan” y en ambos desempeña la función
sintáctica de sujeto gramatical, representaría el objeto del
movimiento en la oración (A), mientras que en (B) sería la entidad
experimentante del cambio de estado denotado; por su parte, la
Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado 75

base, que en el esquema (A) es “a Albacete” y constituye el lugar o


término del desplazamiento, en la oración (B) es ‘amor’, por lo que
se correspondería con el nuevo estado indicado por la base
nominal y alcanzado por la entidad sujeto. En lo referente al
movimiento y dirección, en la oración (A) están contenidos en el
significado verbal (“se fue”); por su parte, en las estructuras
verbales que estudiamos ejemplificados en (B) se vincularía con el
desplazamiento metafórico que efectúa el sujeto para alcanzar el
cambio de estado denotado por el verbo, es decir, se relacionaría
con el proceso de introducción de la entidad sujeto en un nuevo
estado distinto del que poseía antes de ese proceso (entrada en
un estado de enamoramiento leve). Finalmente, la manera y la
causa son elementos opcionales tanto en los verbos de
movimiento (caminar indica el modo en que se realiza el
movimiento, frente a andar, que no refleja ese modo) como en lo
verbos de cambio de estado. Otro ejemplo de extrapolación de
ese esquema de movimiento al ámbito incoativo queda plasmado
en la siguiente oración:
Mi tía se encartonó [debido a la enfermedad]
→ Mi tía se hizo como el cartón [debido a la enfermedad]
Fig. Mov./Direcc. Base Causa

No obstante, no todas las unidades verbales objeto de nuestro


estudio se ajustan a ese esquema locativo expuesto. Para poder
explicar el proceso que se desarrolla en determinados verbos de
76 Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado

nuestro corpus de trabajo, hemos trazado otro esquema de


movimiento que sigue un sentido contrario u opuesto al esquema
planteado arriba:
[Base – Dirección – Movimiento – Figura]
En este caso, el sustantivo base es la figura (contenido) que
entra en la entidad sujeto (contenedor); es decir, el sustantivo
base se inserta en la naturaleza del sujeto, pasa a formar parte de
su esencia, ocasionándole así un cambio de estado, generalmente
físico, por el hecho de que dicho sujeto adopta un elemento
nuevo. Un verbo que permite ejemplificar este esquema es
endentecer, que significa ‘dicho de un niño: empezar a echar los
dientes’. Así, en la oración El bebé de mi hermano está
endenteciendo, podemos realizar las siguientes correspondencias:
el sustantivo que constituye la base nominal del verbo, ‘diente’, es
la figura que entra o se introduce en la naturaleza del sujeto
gramatical “el bebé de mi hermano”, pues pasa a formar parte de
su esencia, de tal modo que le provoca un cambio de estado físico
(se produce una transición entre no tener dientes y tener dientes).
Otro ejemplo de este esquema se plasma a través de la siguiente
oración con el verbo corcarse (‘carcomerse (llenarse de
carcoma)’):
La mesa del salón se está corcando desde hace tiempo.
→ La mesa del salón se está llenando de corca […]
Base Mov./Direcc. Fig.
Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado 77

En el presente trabajo, la relación que establecemos entre la


incoatividad y la localización no sobrepasa lo que acabamos de
exponer. No obstante, consideramos de gran relevancia un
estudio futuro más exhaustivo y profundo al respecto, ya que se
trata de un vínculo semántico que podría ser interesante para
ahondar en el concepto de incoatividad o cambio de estado.
Por último, es necesario puntualizar que la noción de
incoatividad o cambio de estado no solo puede estar expresada
mediante verbos cuyo significado denota devenir: en lengua
española, así como en otras lenguas, existen otras estructuras o
formas de designan ese valor incoativo. A continuación
exponemos los estudios de algunos autores que se han dedicado a
esta temática.
Lorenzo (1970) aborda el concepto de devenir, que se puede
entender como “cambio expresado por un verbo o perífrasis
verbal que afecta directamente al sujeto gramatical”. Así, se
centra en el examen de los procedimientos de expresión de que
disponen ciertas lenguas para denotar el cambio que se opera en
el sujeto gramatical; concretamente, observa las lenguas alemana,
inglesa, francesa y española. En español establece la siguiente
clasificación:
a) Construcciones verbales donde el verbo tiene un
predicado u objeto que contribuye a denotar el
proceso de cambio. Se trata de verbos
78 Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado

gramaticalizados con predicado nominal. Cita como


ejemplos: hacerse + sustantivo/adjetivo; convertirse
en + sustantivo; ponerse + adjetivo; volverse +
adjetivo (sustantivo); etc.
b) Verbos reflexivos, donde el pronombre clítico
contribuye a expresar el cambio. Menciona los
siguientes ejemplos: cambiarse, curarse, matarse,
recobrarse.
c) Verbos puros de cambio. Son verbos derivados de
sustantivos o adjetivos que, sin ser reflexivos por su
intransitividad, expresan un cambio que solo puede
afectar al sujeto. Denotan el cambio por sí mismos y
no requieren predicado ni objeto que los complete.
Ejemplos al respecto son: mejorar, disminuir,
enfermar, florecer, enviudar.
d) Estructuras de verbo transitivo con su objeto. Se
trata, en concreto, del mecanismo empleado en la
elaboración de las definiciones lexicográficas. Así,
como ejemplos encontramos: acondicionarse
“adquirir cierta condición”; achocharse “comenzar a
chochear”; emparentar “contraer parentesco”, etc.
Acertadamente, Lorenzo (1970) destaca en su estudio que en el
caso del español pueden darse para un mismo concepto hasta
cuatro tipos de procedimientos distintos: ponerse
colorado/ruborizarse/sonrojarse/enrojecer.
Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado 79

En la misma línea que Lorenzo encontramos a Porroche


Ballesteros (1988), quien sostiene que la lengua española se
caracteriza por no poseer una forma verbal exactamente
correspondiente a los verbos devenir del francés, diventare del
italiano, ficar del portugués, werden del alemán o become del
inglés. A pesar de esta carencia, el español dispone de distintos
procedimientos (léxicos, morfológicos y sintácticos) para expresar
la noción de cambio:
1) Construcciones copulativas en las que aparecen los
denominados verbos de cambio o devenir, como:
ponerse + adjetivo/participio; volverse + adjetivo/
sustantivo; hacerse + adjetivo/sustantivo; tornarse +
adjetivo/sustantivo.
2) Perífrasis verbales en las que aparecen los verbos ser y
estar: llegar a ser/estar, venir a ser/estar, pasar a
ser/estar, etc.
3) Verbos derivados de sustantivos y adjetivos mediante
procedimientos morfológicos: atardecer, adelgazar,
mejorar, ablandarse, oscurecer, agriarse, etc.
Por último, cabe citar el trabajo de Fogsgaard (2001), quien se
dedica al estudio de algunos verbos perifrásticos que activan una
80 Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado

estructura esquemática14 de incoación poniendo el foco de la


atención en la transición a una nueva situación y enmarcando así
una parte del decurso temporal, típicamente la fase inicial. Así
pues, todas esas perífrasis se refieren a la transición entre dos
situaciones. Los verbos perifrásticos que analiza son tres:
empezar/comenzar a, que es la perífrasis de incoación más neutra
(no comunica nada de las particularidades de la predicación);
ponerse a, un verbo perifrástico distinto y más diferenciado, pues
parece existir una peculiar relación de implicación o compromiso
por parte del agente en cuanto a la iniciación y realización del
nuevo escenario; echar(se)/romper/soltarse a, los denominados
verbos perifrásticos expresivos que tienen como rasgo común la
denotación de un inicio brusco y violento. No obstante, el trabajo
de esta autora no enlaza directamente con el nuestro, pues ambos
difieren en el objeto de estudio: Fogsgaard se centra en las
perífrasis puramente ingresivas que señalan el inicio de un evento,
y nosotros nos dedicamos a las unidades verbales incoativas o de
cambio de estado. Así pues, consideramos necesario aclarar que
las estructuras que esta autora define como incoativas son, desde
nuestro punto de vista, construcciones básicamente ingresivas
(Fogsgaard equipara ingresividad e incoatividad, una asociación
inadecuada desde nuestra perspectiva), ya que indican el punto y

14
Por activar una estructura esquemática conceptual inherente en el
escenario al que se refiere el lexema infinitivo, los verbos perifrásticos serían
clasificadores verbales, esto es, aspectualizadores.
Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado 81

el modo en que se inicia un evento verbal, pero este evento no


denota un cambio de estado físico o psíquico de la entidad sujeto.
Para que dicho cambio tuviera lugar debería quedar plasmado por
el elemento semántico principal (núcleo semántico) de la
estructura, es decir, por la unidad verbal que sigue a la perífrasis
ingresiva. Por ejemplo, la construcción empezar a escribir sería
incoativa para Fogsgaard al estar formada por la perífrasis
empezar a, pero en nuestra opinión debería definirse como
ingresiva, pues expresa el comienzo del evento; además, indica
una acción por la presencia del verbo escribir, no un cambio de
estado. Una perífrasis ingresiva de cambio de estado sería
empezar a aburguesarse, ya que señala el inicio de una
transformación de la entidad sujeto.
En conclusión, vemos que la expresión del cambio de estado
puede realizarse por medio de varias estructuras, más allá de la
que constituye nuestro objeto de estudio: los verbos incoativos
denominales. Así pues, la incoatividad es una noción semántica
relevante y digna de ser tenida en cuenta en cualquier estudio o
investigación de índole verbal debido a esa multitud de
construcciones sintácticas que la denotan.
82 Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado

2.2.3. Otros verbos intransitivos


Finalmente, además de los verbos de existencia y aparición y
los verbos incoativos, es necesario destacar dos tipos de verbos
intransitivos cuya clasificación en español presenta cierta
controversia académica en lo que se refiere a su posible
clasificación como verbos inacusativos: los verbos de emisión
percibida sensorialmente y los verbos de movimiento. Dicha
clasificación ha de hacerse atendiendo sobre todo a razones de
significado, al carecer de diagnósticos de carácter morfosintáctico
(Mendikoetxea, 1999a: 1605-1607).
Los verbos de emisión (brillar, chirriar, apestar, emanar) son
agentivos de causa interna. Parece haber cierto acuerdo en que
estos verbos en su estructura intransitiva no son inacusativos. Así
se ha determinado en inglés; de hecho, se considera que se
comportan claramente como verbos inergativos (Levin y
Rappaport, 1995). Igualmente sucede en italiano (Rosen, 1984), y
en otras lenguas como el holandés. En español no existe ninguna
razón para proponer un tratamiento diferente, pues no hay
ningún criterio de carácter morfosintáctico que indique que
posean esa naturaleza inacusativa. Vamos a considerarlos, pues,
como inergativos.
En referencia a los verbos de movimiento, podemos dividirlos
en aquellos que denotan dirección inherente (ir, venir, descender,
llegar, salir, caer, etc.) y aquellos que denotan modo o manera de
moverse (andar, nadar, correr, botar, rodar, etc.). Como ya hemos
Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado 83

apuntado en el anterior apartado, Cifuentes Honrubia (1999a,


1999b) afirma que el sujeto de estos verbos intransitivos es
agente: esas estructuras, bajo el dominio de la simulación y con
sujetos animados, son claramente agentivas (Juan subió el informe
al despacho; Se cayó al suelo para cobrar el seguro). Además, en
algunas de ellas, ese mismo papel de agente puede confluir con el
de tema o paciente: Juan subió al despacho, donde Juan es agente
y objeto al mismo tiempo (En Juan subió el informe al despacho, el
agente es Juan y el objeto es el informe). No obstante, cuando
estos verbos aparecen con sujetos inanimados, se produce un
proceso metafórico por el cual el sujeto sintáctico pierde el rasgo
de agentividad que poseía con sujetos animados y únicamente
desempeña el papel de paciente (Los precios suben; Cayó el telón).
En estos casos, solo se presupone (implícita o explícitamente) la
existencia de una causa que desencadene la acción verbal (ese
papel de causa está recogido por el sujeto sintáctico cuando
poseen el rasgo animado). Todo este análisis de los verbos de
movimiento se basa en rasgos semánticos, no en explicaciones
sintácticas, y debe ajustarse a la naturaleza de cada lengua. Esta
vuelta a la semántica, que defiende Cifuentes Honrubia (1999a,
1999b), es lo que nos permite afirmar que los verbos intransitivos
de movimiento en español no son inacusativos.
84 Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado

2.3. Caracterización semántica de los verbos incoativos


Como ya hemos señalado en este trabajo, desde una
perspectiva basada en el significado, entendemos por verbo
incoativo aquel en el que el referente del sujeto de la construcción
se ve afectado, independientemente de su propia voluntad, por un
cambio de estado (Iacobini, 2004: 174). Es decir, la incoatividad
puede considerarse la expresión verbal de un proceso de cambio
de estado físico o psicológico de carácter involuntario que
experimenta el sujeto nocional de la predicación. No obstante,
como ya comentaremos, avanzamos que existe un grupo concreto
de unidades verbales que implican cierta voluntariedad por parte
de la entidad sujeto a la hora de desarrollar el cambio de estado.
Se trata de verbos cuyos sujetos son entidades animadas humanas
que experimentan de forma más o menos voluntaria y consciente
la transformación denotada por la unidad verbal (véase el epígrafe
7.2.1 sobre la naturaleza de los sujetos seleccionados).
Cuando hablamos de incoatividad, establecemos una relación
inmediata con el concepto de causatividad. Por tanto, un
componente esencial en la representación léxica de los verbos
incoativos es la noción de causatividad. Según Lavale Ortiz (2007:
1-2),
es de común acuerdo considerar la causatividad
como una categoría semántica que empleamos los
seres humanos para comprender el mundo y, por
tanto, como un elemento cognitivo esencial. […] En la
lengua, esta categoría abstracta […] nos permite
expresar cómo concebimos los hablantes la relación
Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado 85

entre los diferentes eventos que suceden en la realidad


extralingüística: los eventos suceden por sí mismos (no
causativos), esto es, mostramos el efecto sin explicitar
la causa que lo provoca, o, por el contrario, los eventos
son resultado de otro evento (causativos), es decir,
mostramos el efecto de un suceso como consecuencia
de una causa.
[…] El contenido causativo necesita para actualizarse
tanto la presencia de una fuerza (o causa) que
provoque el cambio […], como que se produzca un
cambio de estado o transición en una entidad […]
como consecuencia de la actuación de dicha causa.

En consecuencia, vemos que tanto los verbos causativos como


los incoativos designan un cambio de estado, es decir, una
transición de la entidad afectada por el evento desde un estado a
otro estado específico. De hecho, los verbos de cambio de estado
son verbos que denotan eventos que se caracterizan como
causativos: requieren la existencia de una causa que permita esa
entrada en un nuevo estado, esto es, que desencadene el cambio
denotado por la unidad verbal sobre el sujeto sintáctico,
interpretado generalmente como objeto nocional del verbo. En
función de la naturaleza de esa causa que interviene en la
expresión de cambio de estado y que es la responsable del mismo,
las unidades verbales de carácter incoativo incluyen dos clases:
aquellas cuyo significado expresa una causa externa y aquellas que
expresan una causa interna.
86 Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado

2.3.1. Verbos incoativos de causa externa


Siguiendo a Mendikoetxea (1999a), y a Levin y Rappaport
(1995), un predicado se define como un evento de causa externa
cuando existe un elemento externo al objeto paciente que actúa
directamente en la consecución de la eventualidad que denota el
verbo. Ese elemento externo es el argumento causa. Según
Mendikoetxea (1999a), la expresión de esa causa es doble: existe
una causa ‘dinámica’ o ‘real’, la cual puede no aparecer explícita
en la oración, aunque siempre se presupone, y una causa
‘estativa’, que está expresada por el sujeto sintáctico de estas
construcciones incoativas. Más adelante abordaremos estos
conceptos con mayor detenimiento. A modo introductorio,
podemos destacar como verbos incoativos de causa externa los
siguientes: ajamonarse, alimonarse, enamoriscarse, engranujarse.
Como observamos, los verbos incoativos de causa externa en
general se caracterizan por la presencia morfológica del
pronombre clítico se, rasgo constitutivo de este grupo verbal.
Además, los verbos de cambio de estado de causa externa
objeto de nuestro estudio se caracterizan, principalmente, por dos
rasgos básicos y particulares: la relación que establecen con la
denominada alternancia causativo-incoativa, en el sentido de que
nuestras unidades verbales constituyen un grupo al margen del
grupo verbal de causa externa que sí participa en dicha
alternancia; el vínculo que poseen con las estructuras de voz
Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado 87

media, en el sentido de que se incluyen dentro de esta diátesis


debido al hecho de que se conforman con la partícula se.

2.3.1.1. Más allá de la alternancia causativo-incoativa


De forma tradicional, los verbos que expresan eventos de
causa externa se han definido, por su misma naturaleza, como
típicamente transitivos. La mayor parte de dichos verbos de
causa externa denotan algún tipo de cambio, especialmente
cambio de estado, de tal modo que hablamos de verbos
incoativos de causa externa. En consecuencia, la combinación de
todas esas nociones (causa externa, transitividad, cambio de
estado o incoatividad) implica que la incoatividad de causa
externa se suela asociar a la denominada ‘alternancia causativo-
incoativa’ (Demonte, 1994; Levin y Rappaport, 1995;
Mendikoetxea, 1999a; Lavale Ortiz, 2007, 2013): fenómeno por
el que determinados verbos poseen una variante transitiva
causativa y una variante inacusativa incoativa. Un ejemplo podría
ser el verbo abrasar, del sustantivo brasa, que según el DRAE
(2014) se define como ‘tr. Reducir a brasa, quemar. U. t. c. prnl.’;
así, dicho verbo puede aparecer en dos tipos de construcciones:
por un lado, en una transitiva causativa, como El incendio abrasó
100 hectáreas de campo en pocas horas; por otro lado, en una
inacusativa incoativa, como 100 hectáreas de campo se
abrasaron en pocas horas. No obstante, a pesar de esas
88 Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado

asociaciones que se han planteado de forma tradicional entre


incoatividad de causa externa y alternancia causativo-incoativa,
adelantamos que en nuestro trabajo constatamos la existencia
de unidades verbales al margen de esos planteamientos
habituales: se han hallado verbos incoativos de causa externa
que no participan en la citada alternancia. De hecho, estos
verbos constituyen nuestro objeto de estudio.

En primer lugar, es necesario identificar las unidades verbales


a las que nos referimos. Como indica la RAE en la NGLE (2009:
3105), desde el punto de vista semántico estos verbos de causa
externa denotadores de cambio admiten muchas divisiones, pero
cabe destacar los siguientes grupos:
- VERBOS QUE EXPRESAN CAMBIO DE MODO GENERAL: alterarse,
cambiarse, convertirse, transformarse, volverse.
- VERBOS QUE DENOTAN CAMBIO DE LUGAR O DE POSICIÓN: acercarse,
acostarse, agacharse, alejarse, desviarse, inclinarse,
ladearse, lanzarse, levantarse, moverse, reclinarse,
sentarse, separarse, torcerse, tumbarse.
- VERBOS QUE EXPRESAN CAMBIO DE FORMA, PRESENCIA, APARIENCIA,
CONSTITUCIÓN O ASPECTO EXTERNO: ablandarse, calentarse,
congelarse, estrecharse, llenarse, mostrarse, ocultarse,
presentarse, rizarse, secarse.
- VERBOS QUE EXPRESAN CAMBIO EN LA CONSISTENCIA O LA INTEGRIDAD
DE ALGO, A MENUDO CON ALGÚN GRADO DE PÉRDIDA O MENOSCABO:

agriarse, apagarse, arrugarse, averiarse, corromperse,


Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado 89

desteñirse, fraccionarse, mancharse, oscurecerse, oxidarse,


romperse, vaciarse.
- VERBOS QUE EXPRESAN CAMBIO DE ESTADO ANÍMICO O EMOCIONAL:
aburrirse, aficionarse, alegrarse, cansarse, confundirse,
enojarse, entristecerse, escandalizarse, indignarse,
interesarse, molestarse, preocuparse, sorprenderse.
Como hemos comentado, estos verbos de cambio de causa
externa se suelen relacionar con la alternancia causativo-
incoativa. En la Capítulo 1 señalamos que las alternancias
verbales constituyen diferentes asociaciones entre las funciones
semánticas de los argumentos del verbo y las funciones
sintácticas que estos desempeñan (Cifuentes Honrubia, 2010). En
consecuencia, un mismo verbo puede aparecer en distintas
construcciones sintácticas, pero en cada una de ellas poseerá un
valor semántico concreto dependiendo de la estructura
argumental correspondiente.
Así pues, entre las numerosas clases de alternancias
encontramos la denominada ‘alternancia causativo-incoativa’,
que se incluye dentro de las alternancias de diátesis, esto es,
alternancias en la expresión de los argumentos de un verbo, a
veces acompañadas de cambios de significado (Levin, 1993: 2).
La alternancia causativo-incoativa afecta a los verbos que
pueden tener estructuras transitivas y estructuras intransitivas:
según hemos explicado, se trata de verbos que poseen una
variante transitiva causativa y una variante intransitiva
90 Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado

inacusativa de cambio de estado. La relación entre ambas


variantes se basa en el cambio de la realización argumental: el
objeto de la transitiva (estructura biactancial) se corresponde
con el sujeto de la intransitiva (estructura monoactancial). Desde
el punto de vista morfosintáctico, la construcción inacusativa se
caracteriza por la presencia del pronombre clítico se, así como
por su aparición en construcciones de participio absoluto
(Abrasadas 100 hectáreas de campo)15. Desde una perspectiva
semántica, esas variantes se diferencian en los papeles que
asumen sus respectivos sujetos.
Lavale Ortiz (2007, 2013) sigue a Cano Aguilar (1981: 66) para
explicar los papeles semánticos de ambas construcciones. En
este sentido, encontramos
por un lado, una estructura transitiva con sentido
causativo en la que contamos con dos participantes, un
sujeto causa, que es el iniciador del evento, y un objeto
que cambia su estado como resultado de la acción, y,
por otro, una estructura intransitiva en la que aparece
un único participante en función de sujeto que denota
la entidad que sufre el cambio de estado, por lo que se
corresponde con el objeto afectado de la transitiva […].
Las dos estructuras expresan un contenido de cambio
de estado, pero conceptualizado de forma distinta: en
la estructura transitiva se fija la atención en la causa
que inicia el cambio de estado, mientras que en el
esquema intransitivo la atención la recibe la entidad
que sufre el cambio (Lavale Ortiz, 2013: 232-233).

15
Como se vio en el punto 2.2, la aparición en cláusulas de participio absoluto
es uno de los diagnósticos típicos de la inacusatividad.
Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado 91

Por tanto, la utilización de una variante u otra, es decir, de un


esquema biactancial o de uno monoactancial, depende de qué
entidad desee destacar el sujeto hablante: si emplea la
construcción transitiva, quiere hacer hincapié en la entidad
causa, explicitada a través del sujeto sintáctico; si se decanta por
la construcción intransitiva, quiere realzar la entidad causada o
afectada, expresada asimismo mediante el sujeto sintáctico.
Así, en la oración transitiva el proceso parte del sujeto (causa),
pero no se desarrolla en él, sino que tiene lugar fuera de él y
desencadena un acontecimiento (causatividad externa). Por otro
lado, la oración intransitiva incrementada con se indica un
proceso que tiene lugar en el sujeto, de tal modo que este no
puede ser agente. Según Levin y Rappaport (1995),
Mendikoetxea (1999a; 2000) y Koontz-Garboden (2008), en
español el sujeto de la construcción transitiva posee pocas
restricciones (3): además de ser la causa externa que
desencadena el evento verbal, puede ser agente (3a),
instrumento (3b), fuerza de la naturaleza (3c) o circunstancia
(3d).
(3) a. Juan rompió la mesa.
b. El hacha rompió la mesa.
c. El huracán rompió la mesa.
d. El peso de los libros rompió la mesa.
92 Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado

Como observamos, en todas estas construcciones transitivas


el complemento directo es el objeto nocional y tiene el papel de
tema afectado o paciente, pues es el que experimenta el cambio
de estado denotado por el verbo y provocado por el sujeto
sintáctico (causa). Se trata, pues, de una estructura biactancial:
es necesaria la presencia de dos argumentos, uno realizado
como sujeto sintáctico con el papel de causa, y otro realizado
como objeto gramatical con el valor de tema afectado.
Por el contrario, en las construcciones inacusativas incoativas
el sujeto sintáctico explicita el objeto nocional (tema afectado):
La mesa se rompió. Precisamente el afijo verbal se, presente en
todas esas estructuras, es la manifestación morfológica de esa
relación sintáctico-semántica: concuerda con el objeto nocional
del verbo, el cual está expreso sintácticamente a través del
sujeto gramatical (Mendikoetxea, 1999b: 1651). Por lo que
respecta a la causatividad externa, recordamos que tiene una
doble expresión: causa dinámica o real y causa estativa; ambas
causas pueden coexistir en la misma estructura sintáctica. La
causa real tiene una intervención mínima en el proceso verbal,
por lo que en la mayoría de las ocasiones no aparece explícita en
la oración; en aquellos casos en los que se explicite, suele estar
expresada por medio de adjuntos del tipo a causa de (La puerta
se abrió a causa de un golpe de viento / El barco se hundió a
Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado 93

causa de la explosión) o mediante las preposiciones con y por16


cuando expresan la causa que ocasiona el evento (La puerta se
abrió por/con un golpe de viento). En lo referente a la causa
estativa, aparece reflejada en el sujeto gramatical de estas
construcciones, de modo que dicho sujeto realiza los papeles
semánticos de tema afectado y también de causa: ese sujeto
debe poseer una propiedad que lo capacite para poder
desarrollar en sí mismo el evento verbal. Así, se trata de
estructuras monoactanciales. Además, estas estructuras admiten
los adjuntos por sí mismo/a o por sí solo/a (para Koontz-
Garboden (2008), modificador adverbial anafórico), lo cual
precisamente corrobora la expresión de la causatividad por parte
del sujeto sintáctico.
Volviendo a Lavale Ortiz (2007, 2013), ya hemos apuntado
que presta atención a la alternancia causativo-incoativa, pero en
su caso la aborda desde su objeto de estudio: los verbos
causativos. Así, dentro del grupo verbal causativo, esta autora
distingue los verbos causativos incoativos, que pueden quedar
ejemplificados mediante el verbo astillar (2013: 463-540). Por
tanto, en este punto podemos establecer una diferenciación
entre los verbos causativos en general, verbos causativos
incoativos en particular y verbos incoativos de causa externa (y

16
El valor de causa de las preposiciones con y por aparece comentado en la
NGLE (2009: 2262, 2271).
94 Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado

de causa interna, que comentaremos en el apartado 2.3.2);


únicamente estos últimos, los verbos incoativos de causa externa
(e interna), constituyen nuestro objeto de estudio. En este
sentido, a pesar de que el objeto de estudio de Lavale Ortiz
(2007, 2013) y el nuestro no sean coincidentes, consideramos
relevante comentar los planteamientos de esta autora porque
permiten comprender mejor el concepto de alternancia
causativo-incoativa. De este modo, volviendo a los verbos
causativos incoativos, se trata de un tipo de verbos causativos en
los que se hace referencia a “transformación” o “conversión” en
otro estado17. Así, estas unidades verbales se caracterizan por
incluir, dentro de un proceso único verbal, dos contenidos
semánticos básicos: la causatividad, por la que se produce un
cambio de estado causado externamente, y la incoatividad, que
entendemos como la transformación o conversión a otro estado.
Estos dos contenidos semánticos están íntimamente ligados. Por
tanto, hablamos de dos momentos o partes diferenciadas, el
cambio de estado y la transformación, siendo el segundo paso
una consecuencia derivada del primero: una causa externa inicia
un proceso de cambio de estado en la entidad afectada y esta no

17
Según Lavale Ortiz (2013), los verbos causativos incoativos se corresponden
con los denominados resultativos ingleses, que indican una acción por la que se
transforma a alguien o algo y en ellos lo relevante es el “estado resultante”.
Esos verbos pueden parafrasearse por la estructura ‘make into X’, de modo que
el significado de un verbo como peasantize (≈ ‘acampesinar’) puede
interpretarse como “to make (oneself) into a peasant” (‘convertir a alguien en
campesino’).
Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado 95

solamente cambia sus propiedades, sino que se transforma o


convierte en otra entidad. Esta transformación que tiene lugar
en la entidad afectada, basada en la idea de continuo o
gradación, puede ser parcial (cuando no se produce una
conversión total, sino una asimilación de la entidad afectada a
los rasgos propios de otra entidad) o puede ser total (cuando se
produce una transformación completa de la entidad afectada en
otra entidad, ya que altera totalmente sus características físicas y
su integridad al pasar a ser algo distinto). Esta diferenciación
lleva a la autora a clasificar los verbos causativos incoativos en
dos tipos: causativo-incoativos totales (momificar, carbonizar,
amojamar, encarroñar, etc.) y causativo-incoativos parciales
(arquear, esponjar, avinagrar, encanallar, etc.). Desde el punto
de vista sintáctico, hablamos de unidades verbales caracterizadas
por ser principalmente transitivas causativas y de naturaleza
biactancial, pues aparece un sujeto, que inicia la acción, y un
objeto directo, que cambia su estado y se transforma (4a). No
obstante, pueden admitir una variante intransitiva pronominal
incoativa, de índole monoactancial, ya que conlleva la aparición
únicamente de un sujeto que es precisamente la entidad que
cambia de estado, la entidad afectada, rasgo que queda
manifiesto a través del morfema verbal se (4b).
(4) a. El golpe astilló la madera.
b. El hueso se astilló.
96 Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado

Así pues, estos verbos participan en la denominada


‘alternancia causativo-incoativa’18. Las variantes
monoactanciales de los verbos denominales causativos
incoativos se emplean cuando no se tiene especial interés en
destacar la causa externa que provoca el cambio de estado, ya
que precisamente con dichas variantes se reafirma la finalidad de
focalizar únicamente la entidad que padece el cambio de estado
y que sufre la transformación o conversión a un nuevo estado.
No obstante, Lavale Ortiz (2013) plantea otra opción respecto
a la alternancia causativo-incoativa. También es posible expresar
dicha alternancia con el mismo significante verbal, es decir, con
un verbo que, sin recibir modificación morfológica, es capaz de
expresar ambos contenidos debido a su bivalencia funcional, de
modo que lo único que cambiaría sería la estructura sintáctica
(5).
(5) a. La enfermedad ha disminuido su fuerza física.
b. Su fuerza física ha disminuido.
c. El grito enmudeció al público.
d. El público enmudeció.
Este grupo de verbos es muy reducido. Asumimos con Lavale
Ortiz (2013: 227) que

18
La doble posibilidad estructural de estos verbos queda recogida en el DRAE
(2014) cuando la entrada verbal recoge una acepción transitiva que indica al
final un uso intransitivo pronominal del verbo mediante las abreviaturas
‘u.t.c.prnl’ (‘usado también como verbo pronominal’) y ‘u.m.c.prnl’ (‘usado más
como verbo pronominal’).
Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado 97

la diferencia en estos verbos intransitivos se


encuentra en la posibilidad de aparecer en diferentes
estructuras argumentales relacionadas, esto es, tiene
que ver con el régimen o la valencia verbal y, por tanto,
es una diferencia en el esquema sintáctico en el que
pueden aparecer, lo que conlleva las diferencias
semánticas […]: en estructura intransitivo-incoativa el
verbo tiene un paciente afectado como protagonista y
se expresa un evento espontáneo y en la transitivo-
causativa tenemos dos participantes, de manera que
una causa externa provoca un cambio de estado en el
objeto paciente.

Además, en español la alternancia causativo-incoativa puede


manifestarse lingüísticamente a través de diferentes pares
lexicalizados: oposiciones formadas por diferentes significantes
verbales, como matar-morir, quemar-arder, tirar-caer, etc., uno
de los cuales es una construcción transitiva con contenido
causativo (6a) y otro, una construcción intransitiva con contenido
incoativo (6b).
(6) a. El veneno mató al filósofo.
b. El filósofo murió.
En referencia a estos pares lexicalizados de verbos, para
Lavale Ortiz (2007, 2013) forman un conjunto de listas de verbos
en oposición paradigmática, de forma que entre cada par del
paradigma hallamos el significado causativo frente al no
causativo en dos significantes verbales diferentes. Aranda Ortiz
(1990: 96-109) realiza la clasificación más amplia de estos pares
que hemos encontrado en la bibliografía del dominio de la
98 Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado

lengua española, incluyendo pares como matar-morir, tirar-caer,


dejar-quedar, quemar-arder, derribar-caer, etc.

En nuestro estudio, hemos constatado una amplia bibliografía


acerca del proceso de formación de las dos variantes que
constituyen la alternancia causativo-incoativa: existe un largo
debate sobre si existe una relación lexicogenética entre ambas
construcciones, es decir, si una de ellas es la base para la
derivación de la otra y, si esto es así, cuál de las dos
construcciones sería la básica y cuál sería la derivada. Las
posturas defendidas por los estudiosos difieren en gran medida
en algunos casos. A continuación exponemos, de forma
sintetizada, varias de esas tesis como muestra representativa de
este debate acerca del origen de la alternancia que estudiamos.
La RAE en la NGLE (2009: 2621-2623) habla de ‘alternancia
causativa’ en general, por lo que alude a unidades verbales que
poseen una variante transitiva causativa y una variante
intransitiva con cualquier otro carácter; uno de esos valores
posibles sería el incoativo. De este modo, distingue dos posibles
pautas o esquemas en lo que respecta a la constitución de las
variantes mencionadas:
 V1 [intransitivo] V2 [transitivo]. Ambos verbos son
idénticos, y V2 se interpreta como ‘hacer V1’. Se trata
de verbos como aumentar, cambiar, engordar, hervir,
ingresar, parar o subir. Así, podemos encontrar el
verbo engordar en las siguientes oraciones:
Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado 99

i) Solía decirse que el que engordaba un cochino


tenía una hucha en casa19.
ii) Había engordado tanto que no podía
moverse20.
En (i) engordar puede interpretarse como un verbo
transitivo causativo con el sentido de ‘hacer engordar’
(un cochino es el objeto directo que experimenta el
cambio de estado denotado por “engordaba” y llevado
a cabo por un agente sobreentendido). Por su parte,
en (ii), engordar se usa como intransitivo inacusativo
de cambio de estado, pues el sujeto elíptico es el
experimentante pasivo del evento verbal (no hay
agente responsable del proceso). Así, en la variante
transitiva estos verbos denotan acciones, mientras que
en la intransitiva expresan procesos de cambio de
estado. No obstante, hay verbos al margen de estos
grupos semánticos, como volar, correr, botar, pasear,
pues en su variante transitiva son causativos (‘hacer
volar’, ‘hacer correr’, etc.) y en su variante intransitiva
no son inacusativos incoativos, sino que se incluyen
dentro de los inergativos o acusativos (expresan
movimiento y requieren un sujeto agente).
19
CREA. Capel, J. C. y otros (1982): Manual de la matanza, Madrid: R y B
Ediciones, p. 273 [17/3/2015].
20
CREA. García Márquez, G. (1985): El amor en los tiempos del cólera, Madrid:
Mondadori, p. 274 [17/3/2015].
100 Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado

 V1 [transitivo] V2 + se [intransitivo]. Esta pauta se


basa en un proceso de pronominalización del verbo
transitivo causativo para formar la variante
intransitiva. Dicho proceso consiste en la identificación
de los papeles de causa y tema afectado en el sujeto
sintáctico del evento que denota el verbo, lo cual
queda explícito morfológicamente mediante la adición
del pronombre personal se. La relación de verbos que
siguen este esquema es más numerosa que la
correspondiente al esquema anterior: secar, aclimatar,
acostumbrar, dormir, acabar, casar, cortar, aislar y
otros muchos similares. De este modo, el verbo
acostumbrar puede aparecer en dos tipos de
construcciones:
iii) […] educada en Inglaterra, lo que sirvió para
acostumbrar al marido a vestir bien y
apreciar los vinos de Jerez21
iv) El ajedrez es muy agradable y además al no
estar desesperado, qué fácil será
acostumbrarse si uno no está desesperado22.
En (iii) acostumbrar tiene una estructura transitiva
causativa (‘hacer acostumbrar’: sujeto agente, objeto

21
CORDE. Max Aub (1961): La calle de Valverde, Madrid: Cátedra, p. 217
[17/3/2015].
22
CORDE. Martín-Santos, L. (1961): Tiempo de silencio, Barcelona: Seix Barral,
p. 285 [17/3/2015].
Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado 101

paciente). En cambio, en (iv), acostumbrar aparece en


un esquema intransitivo inacusativo incoativo,
incrementado con el afijo verbal se (sujeto paciente).
La mayor parte de los verbos que se ajustan a esta
alternancia denotan cambios de estado, pero no todos
se amoldan a esta pauta. Un caso representativo es el
verbo privar(se):
v) Rafa entendió, o dijo entender. Aunque no se
privó de apostillar, flemático, que un día de
estos acabaría asistiendo a un concierto
para ukelele, en Groenlandia23.
vi) No podía privar a los asistentes de su coro
de alaridos24.
En (v), el verbo privarse se emplea de forma
intransitiva, aunque no expresa un cambio de estado.
En (vi), privar se usa en sentido transitivo.
Además, como hemos apuntado, están los pares
lexicalizados: verbos transitivos causativos que tienen
un correlato intransitivo claro con el que no se
relacionan morfológicamente, pero sí semántica o
léxicamente (matar-morir, sacar-salir, meter-entrar).

23
CREA. García Sánchez, J. (1991): La historia más triste, Barcelona: Anagrama,
p. 433 [17/3/2015].
24
CREA. Aguilera Malta, D. (1981): Una pelota, un sueño y diez centavos, México
D.F.: Joaquín Mortiz, p. 107 [17/3/2015].
102 Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado

Coincidiendo con el primer esquema propuesto por la RAE,


encontramos los trabajos de Comrie (1976, 1989, 1993), los más
conocidos en el ámbito de la denominada ‘causativización’.
Afirma que la formación de construcciones causativas no tiene
ningún tipo de restricción sintáctica, ya que siempre es posible
crear un equivalente causativo añadiendo un argumento más a la
frase. En este sentido, en palabras de Lavale Ortiz (2013: 242),
Comrie postula que, sobre un verbo base de derivación
intransitiva, se formará un verbo causativo transitivo, de manera
que se añade un argumento nuevo causa en posición de sujeto y
el elemento que funcionaba como sujeto de la intransitiva pasará
a ocupar la posición de objeto directo del verbo resultante: Juan
encolerizó / Su actitud encolerizó a Juan. En este ejemplo
observamos que Juan, el sujeto de la intransitiva, se convierte en
el objeto directo del verbo transitivo como consecuencia del
proceso causativizador sufrido y, además, se ha añadido un
elemento nuevo (su actitud) que funciona como la causa de la
acción causativa.
En el extremo opuesto, Mendikoetxea (1999a) orienta su
planteamiento a partir del segundo esquema que propone la
RAE. Así, esta lingüista opina que los verbos que participan en la
alternancia causativa sufren un proceso de ‘detransitivización’ o
‘decausativización’ por el cual, en la construcción inacusativa, no
aparece expresado el sujeto nocional de la construcción
transitiva, el cual actúa como la causa externa (causa real) para la
Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado 103

consecución del evento que denota el verbo25. Esto es, se trata


de un proceso de pérdida de papeles semánticos (en este caso, el
papel de causa externa) y de identificación de otros valores
semánticos (en este caso, el sujeto gramatical es tema afectado y
causa estativa) manifestada en la adición del clítico se y la
posibilidad de la presencia de adjuntos del tipo por sí mismo/a.
En este sentido, Mendikoetxea (2000) relaciona la inacusatividad
con la reflexivización. Para ello, expone la hipótesis de que las
estructuras léxicas y las estructuras sintácticas son isomórficas.
De este modo, llega a la idea de que la construcción inacusativa
incoativa (El cristal se rompió) de los verbos con alternancia
causativa es análoga a la construcción reflexiva “pura” con se (El
niño se lava). La construcción inacusativa no supone la
eliminación del predicado causativo, sino la reflexivización de
este: en la reflexiva el sujeto es a su vez tema y causa dinámica
agentiva; en la inacusativa el sujeto es a su vez tema y causa
estativa. Se trata de una reducción de propiedades para las
entidades, que se manifiesta a través de la marca morfológica se.
Esta hipótesis permite que en las construcciones inacusativas
puedan aparecer adjuntos como por sí mismo/solo, a diferencia

25
Es necesario recordar que, en las construcciones inacusativas incoativas,
estos autores distinguen entre una causa dinámica (causa externa o real) y una
causa estativa (causa que parte de las propiedades del sujeto sintáctico). En
este sentido, el papel semántico que desaparece en el proceso de
‘detransitivización’ es la causa externa.
104 Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado

de las estructuras pasivas, que no los admiten (La puerta fue


abierta *por sí misma). Asimismo, las inacusativas admiten la
locución a causa de para especificar la causa real del evento.
Vinculada con esta idea de reflexivización también
encontramos la propuesta de Koontz-Garboden (2008). Este
autor plantea el fenómeno de ‘reflexivization analysis of
anticausativization’. En este sentido, para él es muy probable
que la anticausativización (paso de la variante transitiva
causativa a la inacusativa incoativa) sea una operación de
reflexivización, de lo cual se derivan dos consecuencias: que
morfológicamente se recurra a la adición del clítico reflexivo se
para constituirla; que no se pierda el operador de causa, ya que
quedaría sobreentendido en el sujeto ‘efectuante’ (‘effector’), el
cual es a su vez el paciente de la acción verbal (una entidad actúa
sobre sí misma para causar una cambio de estado en ella
misma). Así establece el esquema de cada una de las
construcciones abordadas:
-Construcción causativa: Sujeto causa-effector + V + CD
paciente
-Construcción anticausativa/incoativa: Sujeto causa-
effector-paciente + V
Como es evidente, se produce una asunción de papeles
semánticos por parte del sujeto sintáctico: en la estructura
incoativa, además de ser causa y effector como en el esquema
causativo, también adquiere el valor de paciente, desempeñado
Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado 105

por el complemento directo en la causativa. Así, la función


sintáctica de objeto queda suprimida en la variante incoativa.
Esta perspectiva de la anticausativización corrobora la
Monotonicity Hypothesis: la idea de que los procedimientos de
formación de palabras no suprimen operadores de las
representaciones léxico-semánticas. Para defender el
‘reflexivization analysis of anticausativization’, Koontz-Garboden
recurre a una serie de argumentos. Entre ellos, destacan:
-la posibilidad de las construcciones incoativas de
admitir el adjunto por sí mismo, ya que precisamente
enfatiza la conjunción de todos los papeles semánticos
en el sujeto gramatical (causa-effector-paciente);
-la aceptación por parte de los verbos
anticausativos/incoativos de modificadores adverbiales
de carácter no agentivo (La puerta se cerró
violentamente)26, ya que en la variante causativa sus
sujetos pueden ser causantes no agentivos27;
-la admisión por parte de los esquemas incoativos de
sintagmas preposicionales de causa (La ventana se abrió

26
Los verbos anticausativos/incoativos aludidos son verbos incoativos derivados
de una forma causativa, por lo que poseen un operador de causa. Por tanto,
pueden admitir esos modificadores adverbiales no agentivos, ya que estos
modificadores precisamente dicen algo sobre la naturaleza del evento
causativo.
27
Hay que distinguir entre el sujeto causa y el sujeto agente, que no tienen por
qué ir unidos sintácticamente. Ejemplo: El viento (sujeto causa no agentivo)
cerró la puerta.
106 Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado

por el viento), sintagmas que recogen explícitamente la


causa real o dinámica que desencadena la acción verbal.
Por otra parte, la evolución de los trabajos de Rappaport y
Levin es curiosa por su variabilidad. En un primer estudio (1995),
estas autoras postulan que, en el contexto de la alternancia
causativa, de un verbo transitivo causativo se deriva mediante
una operación existencial vinculante28 el verbo inacusativo
incoativo. Para ello, se elimina el papel semántico de causa
(externa). Por tanto, nos situamos en el modelo derivacional
lexicista que ya comentamos en el apartado 1.5.2. Así, Levin y
Rappaport (1995) defienden esta teoría con una serie de
argumentos:
- Esta variante transitiva es la básica u originaria porque
impone menos restricciones a la hora de seleccionar sus
argumentos, en especial el sujeto gramatical, ya que
puede ser agente, instrumento, fuerza de la naturaleza
o circunstancia, además de la causa externa para la
consecución del evento que denota el verbo.
- Se añade el clítico se a los verbos con estructuras
transitivas causativas para formar la variante inacusativa
con el objetivo de marcar la no expresión de la causa
externa.

28
Esa operación existencial vinculante de la que hablan Levin y Rappaport no
queda formulada de modo sistemático y clarificador.
Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado 107

- Las variantes inacusativas incoativas de estos verbos


admiten modificadores adverbiales (por sí mismo/a) que
hacen hincapié en la presencia del argumento de causa
que caracteriza esos predicados (causa estativa
identificada con el tema afectado: sujeto sintáctico).
Sin embargo, en un trabajo posterior, Levin y Rappaport
(2011) sostienen la tesis del análisis de la alternancia causativa a
partir del Principio de Uniformidad del Léxico, postulado por
Reinhart (trabajo por aparecer):
Each verb-concept corresponds to one thematic
structure. That is, the various thematic forms of a given
verb are derived by arity (valence changing) operations
from one thematic structure.

En consecuencia, esas dos autoras defienden que las dos


variantes de la alternancia causativa en inglés son consideradas
dos formas de un mismo verbo-concepto, el cual incluye la
representación de su estructura argumental. Así, cada forma
hará una especificación léxica de esa raíz argumental común, de
modo que no hay entre ellas una relación regular basada en una
regla léxica por la que la variante anticausativa deriva de la
causativa. En este sentido, la propuesta lexicista de Levin y
Rappaport puede ser entendida como construccional, esto es,
vinculada con la orientación de la Gramática de Construcciones
(Goldberg, 1995) que planteamos en el apartado 1.5.2.
Recordando lo comentado, la hipótesis construccional se basa en
108 Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado

la idea de que la entrada léxica de un verbo solo contendrá su


significado central en forma de raíz, sin argumentos asociados;
dicha raíz verbal entrará libremente en varios contextos
sintácticos, restringida únicamente por el requerimiento de que
el significado central del verbo y el significado de la construcción
sean compatibles. De este modo, las dos variantes de la
alternancia causativa vienen de un solo significado verbal, y
serán los criterios sintácticos los que regulen la aparición de ese
verbo en varias estructuras. Esto es, los esquemas sintácticos en
los que aparecen los verbos no son proyectados a partir de la
representación léxico-semántica de los mismos. Son las
construcciones sintácticas las que tienen que ser consideradas,
en tanto que asociadas directamente a una estructura eventiva
(Cifuentes Honrubia, 2010).
Piñón (2001) ya había planteado anteriormente esa segunda
teoría de Levin y Rappaport (2011). En este sentido, este
estudioso inicia su estudio con una alusión a Haspelmath (1993),
quien estudió la alternancia causativo-incoativa a partir de
treinta y un pares verbales en veintiuna lenguas. Como
resultado, estableció varios modelos, expuestos de mayor a
menor frecuencia de aparición:
· Anticausative alternation: la variante incoativa procede
de la causativa. Se trata de la pauta predominante.
Algunas lenguas en las que se produce este proceso son
el polaco, el francés y el hebreo.
Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado 109

· Causative alternation: la variante causativa procede de


la incoativa. Como lenguas representativas destacan el
mongol, el hindi y el turco.
· Equipollent alternation: ambas variantes proceden de
una raíz común. Lenguas que siguen este modelo son el
húngaro, el georgiano, y el japonés.
· Labile alternation: ambas variantes poseen la misma
forma o estructura morfológica. Como lenguas que
recurren a este esquema encontramos el alemán y el
griego.
· Suppletive alternation: pares de verbos que alternan sin
estar morfológicamente relacionados. Se trata de los ya
mencionados pares lexicalizados.
De todos estos modelos, Piñón se decanta por el tercero:
equipollent alternation. Así, formula su teoría sobre la hipótesis
de la existencia de una raíz común, a partir de la cual se van
formando los esquemas causativo e incoativo mediante la
adición de determinados papeles y funciones semánticos.
Todas las posturas defendidas por los diferentes estudiosos
citados se deben considerar meras hipótesis, ya que no existe
demostración histórica atestiguada que permita fundamentar o
consolidar teoría alguna. No se ha encontrado constancia a nivel
general de la existencia de un esquema transitivo causativo
previo al inacusativo incoativo, o viceversa, o de un esquema
110 Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado

común origen de ambas estructuras. Por tanto, estamos ante


pesquisas de carácter básicamente especulativo. No obstante,
independientemente de ese carácter especulativo de las
posturas expuestas, a la hora de analizar nuestros verbos objeto
de estudio no nos es especialmente significativa la reflexión
sobre cuál de las dos variantes es anterior u origen de la otra, ya
que las unidades verbales que estudiamos no poseen una
variante transitiva causativa alternativa.
Así pues, típicamente y como ya señalamos al inicio de este
apartado 2.3.1.1, existe una tendencia a asociar los verbos de
cambio de estado de causa externa con su participación en la
alternancia causativo-incoativa (Demonte, 1994; Levin y
Rappaport, 1995; Mendikoetxea, 1999a; Lavale Ortiz, 2007,
2013), de ahí que hayamos abordado con exhaustividad ese tipo
de alternancia verbal. Sin embargo, nuestro trabajo pretende
destacar la existencia de unidades verbales incoativas de causa
externa que no se caracterizan por dicha alternancia. Se trata de
verbos incoativos influidos por una causatividad externa que
poseen únicamente una estructura intransitiva pronominal, de
modo que no admiten alternancias con esquemas transitivos.
Precisamente esa naturaleza pronominal concretada en la
presencia del pronombre clítico se es la manifestación
morfológica garante de la inclusión de este tipo de verbos dentro
del grupo de causa externa (como apuntamos previamente, el
rasgo morfológico principal de los verbos de causa externa es la
Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado 111

presencia del clítico pronominal se). El afijo verbal se es


correferente con el sujeto léxico y remarca así el papel
semántico de dicho sujeto, que es el papel de experimentante
del cambio de estado, es decir, el objeto nocional del verbo,
como venimos señalando en este trabajo. Pero, además, ese
sujeto léxico correferente con se desempeña también el papel de
causa estativa, propio de la causatividad externa, como
apuntamos anteriormente: la entidad sujeto posee una
propiedad que permite que se desarrolle en ella misma de forma
espontánea el evento verbal. Esta expresión de la causatividad
estativa del sujeto léxico queda corroborada mediante la
admisión por parte de estas unidades verbales de los adjuntos
por sí mismo/a y por sí solo/a. Podemos ejemplificar estas ideas
con el verbo ajamonarse, originado sobre el sustantivo jamón y
con el significado de ‘dicho de una persona, especialmente de
una mujer: engordar cuando ha pasado de la juventud’. Una
oración donde aparece esta unidad verbal podría ser Mi amiga
Marta se ajamonó por sí sola; observamos que la estructura
verbal acepta la presencia del adjunto por sí sola, que hace
hincapié en el papel de causa estativa que poseen tanto el sujeto
léxico como el clítico correferente se (Mi amiga Marta es un ser
humano susceptible de engordar). Pero, además de este tipo de
causa, ya comentamos que las construcciones de causatividad
externa se caracterizan por otra causa, una causa real, que
112 Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado

puede no aparecer explícita en la construcción, o explicitarse


mediante adjuntos como a causa de o preposiciones como con y
por cuando designan valores causativos. Así lo podemos observar
en la siguiente oración: Mi amiga Marta se ajamonó a causa del
tratamiento hormonal. Debido a estas pruebas (admisión de por
sí sola y de a causa de X / por / con), podemos afirmar que
ajamonarse es un verbo denominal únicamente intransitivo
pronominal (no participante de la alternancia causativo-
incoativa) que denota cambio de estado físico y se caracteriza
por una causatividad externa. Por tanto, es un ejemplo
prototípico de aquellos verbos de causa externa objeto de
nuestro estudio.
Finalmente, hemos de avanzar que la naturaleza pronominal
de estas unidades verbales que analizamos puede venir dada de
dos maneras en el diccionario académico: en la propia entrada
verbal, de modo que el clítico se aparece en dicha entrada, como
en el caso de ajamonarse; en una de las acepciones del verbo,
por lo que el afijo se no aparece en la entrada verbal, como en el
caso de encartonar, que es pronominal en su cuarta acepción,
‘dicho de una persona: quedarse enjuta por haber padecido
tuberculosis’. Esta información la ampliaremos en el apartado
7.1. cuando analicemos las estructuras sintácticas de las
unidades verbales de nuestro corpus de trabajo.
Por tanto, en este apartado hemos abordado la relación de
nuestro grupo verbal objeto de estudio con la alternancia
Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado 113

causativo-incoativa, relación basada en la desvinculación de la


noción de cambio de estado que analizamos con respecto de
dicha alternancia verbal. A continuación, nos centraremos en el
otro rasgo fundamental que caracteriza a nuestras unidades
verbales: su vínculo con la diátesis media.

2.3.1.2. Incoatividad de causa externa y voz media


Debido a esa expresión del objeto nocional mediante el sujeto
sintáctico señalada en el apartado anterior (esto conlleva su
interpretación como tema afectado o paciente), las
construcciones inacusativas incoativas de causa externa suelen
incluirse en las estructuras de voz media. Mucho se ha hablado
sobre la existencia o no de la diátesis o voz media en español, y
numerosas son las teorías y los trabajos que abordan los
problemas y fenómenos que esa voz implica.
Para Mendikoetxea (1999b: 1639), la voz media “expresa en
español, al igual que en griego, que la acción o proceso verbal
‘afecta’ al sujeto”. De este modo, dentro de esta amplia
definición, es posible encontrar dos grupos de oraciones medias:
a) Oraciones medias con se que también admiten la
primera y segunda personas (me, te, etc.). En este grupo
se incluyen: oraciones reflexivas (La niña se imaginó en
la playa); oraciones pseudo-reflexivas o reflexivas
114 Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado

inherentes (El muchacho se desmayó; Blas se resfrió)29;


oraciones inacusativas incoativas, con verbos de cambio
de estado físico (El bosque se quemó), de cambio
psíquico (El perro se asustó) y verbos de cambio de
posición (El jarrón se cayó). Es necesario señalar que
existen diferencias entre estas oraciones en lo que
respecta a los argumentos que seleccionan
dependiendo del tipo de estructura formal que
constituyan, así como en lo alusivo a los papeles
semánticos que desempeñan los sujetos. Las reflexivas
son construcciones transitivas, por lo que requieren un
argumento sujeto y un argumento objeto; estos
argumentos son correferentes, pues hacen referencia a
la misma entidad, de modo que los sujetos de las
reflexivas son agentes (entidad que realiza la acción
verbal), además de objetos paciente, pues también
reciben los efectos de la acción del verbo (el sujeto
agente efectúa la acción sobre sí mismo). Así lo
observamos en la oración La niña se imaginó en la
playa: el sujeto agente es el sintagma “la niña”, que
lleva a cabo la acción de ‘imaginar’; el objeto paciente
está manifestado en el pronombre reflexivo “se”, que

29
Mendikoetxea (1999b) sigue la propuesta defendida por Peregrín Otero
(1999) en lo alusivo a las construcciones pseudo-reflexivas. Peregrín Otero las
denomina reflexivas inherentes.
Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado 115

designa la entidad que experimenta la acción verbal,


entidad que en este caso coincide con el sujeto agente
porque ese “se” alude al referente de “la niña”; en
consecuencia, ambos argumentos (sujeto y objeto) son
correferentes. Por su parte, las estructuras pseudo-
reflexivas son intransitivas, por lo que generalmente
poseen un único argumento, el sujeto, en este caso
portador de dos papeles semánticos distintos, como son
el agente y el objeto paciente (Peregrín Otero, 1999:
1465). Por tanto, en la oración Blas se resfrió, el único
argumento verbal es el sujeto “Blas”, entidad
responsable en cierta medida del evento, puesto que
puede resfriarse debido a determinadas conductas (por
ejemplo, no abrigarse lo suficiente), de modo que es
agente en cierto sentido. Asimismo, dicho sujeto “Blas”
recibe o experimenta el proceso verbal denotado, por lo
que también actúa como objeto paciente. Este doble
papel semántico del sujeto queda reforzado mediante el
clítico pronominal “se” alusivo al sujeto, pues enfatiza la
expresión del papel de objeto paciente por parte de
dicho sujeto. Finalmente, las construcciones
inacusativas incoativas constituyen estructuras
intransitivas, de modo que requieren un único
argumento realizado como sujeto gramatical, el cual se
116 Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado

interpreta, típicamente, como paciente u objeto


afectado (entidad que experimenta o padece la acción
significada por el verbo: tema afectado). Así, la oración
El perro se asustó está constituida por un solo
argumento verbal, el sujeto, que en este caso
desempeña únicamente el papel semántico de objeto
afectado o paciente, ya que es la entidad que padece la
acción verbal; este papel queda recogido en el clítico
pronominal “se”, pues hace referencia al sujeto.
En estas construcciones, según Mendikoetxea
(1999b), el clítico se se interpreta como un afijo de
concordancia con el objeto nocional, desempeñado
sintácticamente por el sujeto gramatical. Sin embargo,
esta autora defiende que, para evitar problemas de
clasificación, es conveniente considerar siempre se
como un afijo o morfema verbal carente de contenido
léxico, de modo que no le otorga la categoría de
pronombre. Por tanto, para Mendikoetxea la
interpretación de las oraciones en las que aparece esa
partícula se es independiente de la presencia de la
misma. Al respecto de esta cuestión, la RAE (2009: 1161)
afirma que la partícula se de estas oraciones se
considera un pronombre personal en cuanto que
“manifiesta rasgos gramaticales de persona”. En
consecuencia, estas construcciones adquieren el estatus
Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado 117

de estructuras pronominales, ya que los verbos que las


conforman contienen en su conjugación formas
pronominales átonas con rasgos de persona; entre el
sujeto y ese pronombre átono debe haber siempre
concordancia de número y persona (RAE, 2009: 3099).
En nuestro trabajo seguiremos esta postura defendida
por la RAE, de modo que consideramos como
pronombre la partícula se.
b) Oraciones medias en se, únicamente en tercera
persona, con un sujeto interpretado de forma genérica
o inespecífica. Esta caracterización hace referencia a las
oraciones medias-pasivas30 (Esta camisa se lava muy
bien) y a las oraciones medias-impersonales o
impersonales con se31 (Se vive bien aquí, A los ogros se
les teme). Estas construcciones se clasifican dentro de
las pasivas y las impersonales, respectivamente. Por
tanto, en ellas la partícula se se analiza como un

30
Las oraciones pasivas con se predican una cualidad inherente del sujeto
gramatical (objeto nocional del verbo). Ese sujeto suele aparecer explícito
(Mendikoetxea, 1999b).
31
Las oraciones impersonales en general se caracterizan, según Mendikoetxea
(1999b), por la inexistencia de un sujeto gramatical explícito, aunque sí les
atribuye un sujeto nocional. Únicamente consideraremos las medias-
impersonales en las que ese supuesto sujeto nocional posea el papel semántico
de paciente o experimentante. De esta forma, descartamos aquellas medias-
impersonales del tipo A los hijos no se les escoge, cuyo supuesto sujeto nocional
es agente.
118 Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado

marcador o signo de pasividad e impersonalidad,


respectivamente.
Maldonado (1999) es otro de los autores, como
Mendikoetxea (1999b), que sostienen que la voz media viene
marcada por la presencia del clítico se, de ahí que entre en
confusión con la reflexividad32. Este autor sigue a Klaiman (1991)
al distinguir dos tipos fundamentales de voz: voz básica y voz
derivada. Los fenómenos de voz derivada son, como su propia
denominación indica, derivaciones de otra voz, de una voz
básica; los fenómenos de voz básica supondrían, más bien,
distintas alternativas de conceptualización de un evento. Así, las
voces básicas serían la activa y la media; por su parte, la voz
pasiva se consideraría una voz derivada porque constituye una
alteración de la visión propia de la voz activa: partiendo de una
estructura básica activa en que al sujeto le corresponde un rol
temático de agente y al objeto uno de paciente, la pasiva ve la
acción desde la perspectiva del paciente. Por tanto, como señala
Lyons (1968), las alternancias dominantes de voz en las lenguas
indoeuropeas no son de corte activo/pasivo, sino, más bien,
activo/medio. Tras esta distinción, Maldonado plantea su noción
de voz media siguiendo la perspectiva cognoscitiva de van
Oosten (1977), para quien la voz media es una zona intermedia,
que es al mismo tiempo activa (por cuanto la acción se desarrolla

32
La problemática alusiva a la reflexividad y la voz media será abordada más
adelante en este apartado, concretamente en las páginas 120-123.
Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado 119

a partir de un participante agentivo) y pasiva (puesto que los


efectos que produce el resultado de la acción en el sujeto
quedan en perfil). Así, Maldonado (1999: 15) plantea la tesis
general de que las construcciones medias presuponen una
configuración temático-energética. En este sentido, sostiene
una aproximación similar [a van Oosten (1977)], quizá
puntualizada por la observación de que la voz media
está enmarcada, en un extremo por oraciones
transitivas, con un flujo máximo de energía que el
agente induce en el paciente y, en el otro, por
construcciones absolutas que, según la definición de
Langacker (1991) no designan flujo alguno de energía.

En este sentido, según este autor, la voz media se aparta de


ambos extremos en forma consciente: por una parte, contiene
menor flujo de energía que las transitivas; por la otra, introduce
una visión energética que se aparta de la neutralidad energética
de los eventos absolutos o intransitivos. De este modo, la voz
media focaliza el cambio de estado que sufre un elemento
temático y hace que la fuerza energética que lo induce esté
presente solo en forma esquemática33, separándose así tanto de
las construcciones transitivas con agente volitivo como de las
construcciones intranstivas sin aplicación alguna de energía.
Maldonado (1999: 402) sintetiza su propuesta de la siguiente
manera:

33
Para Maldonado, el clítico se no implica simplemente la elisión de un
argumento agentivo, sino que permite que la fuerza inductiva permanezca
presente de manera esquemática.
120 Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado

La definición de Lyons según la cual la voz media


expresa eventos en que “la acción o el estado afecta al
sujeto del verbo o a sus intereses” es correcto si se
mira en términos muy generales; queda por resaltar
que el evento no se reduce a reflejar el cambio de
estado de un paciente, sino que pone en perfil
distintos grados de energía que pueden provenir ya sea
del participante, ya del conceptualizador.

Una vez definida la voz media, Maldonado aborda la relación


de esta voz con la reflexividad: se requiere una explicación
sistemática debido al “empleo de un marcador originalmente
reflexivo para cubrir una serie de funciones propias de la voz
media” (1999: 18). En este sentido, las construcciones reflexivas
presuponen una correferencialidad entre el sujeto agente y el
objeto paciente por medio de la partícula pronominal, y entre
esos agente y paciente existe un alto nivel de diferenciación, ya
que se visualizan dos escenas mentales, las correspondientes a
cada entidad argumental. Así, en las oraciones Valeria se
reconoció en la foto y Me imaginé bailando con Tongolele se
pueden distinguir, por un lado, las escenas relativas a los sujetos
agentes, que en este caso son los procesos mentales de
‘reconocer’ e ‘imaginar’ que llevan a cabo “Valeria” y un [yo]
omitido, respectivamente, y por otro, las escenas alusivas a los
objetos pacientes representados por los pronombres “se” y
“me”, que aluden a los hechos de que Valeria aparece en la foto
y de que un sujeto omitido [yo] está bailando con Tongolele,
respectivamente, hechos que admiten los adjuntos ‘a sí misma’ y
Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado 121

‘a mí misma’. En cambio, las medias responden a casos de


diferenciación baja, de modo que solo se visualiza una única
escena mental alusiva a la entidad sujeto; de este modo, en las
oraciones Valeria se sentó y Me imagino que estás feliz con el
premio que te dieron únicamente diferenciamos una escena en
cada construcción: en la primera Valeria lleva a cabo la acción de
‘sentarse’ en algún lugar, y en la segunda el sujeto omitido [yo]
efectúa una acción mental como es ‘imaginarse’ en el sentido de
‘suponer’. Además del grado de diferenciación, es relevante el
grado de elaboración del evento: en las reflexivas es alto (mayor
energía en la consecución eventual), mientras que en las medias
es reducido (menor energía en la consecución eventual). Por
tanto, a diferencia de Mendikoetxea, quien diferenciaba entre
estructuras medias con se (reflexivas e incoativas) y medias en se
(medio-pasivas y medio-impersonales), Maldonado propone los
siguientes grandes grupos de construcciones: transitivas, dentro
de las cuales están las reflexivas; medias; e intransitivas o
absolutas. Entre ellas se establece un continuo basado en la
escala de distinguibilidad entre participantes correferenciales y
el nivel de elaboración del evento:
TRANSITIVO > REFLEXIVO > MEDIO > ABSOLUTO
Las formaciones reflexivas se derivan siempre de
construcciones transitivas: las reflexivas se componen de un
sujeto agente y un objeto paciente correferentes. Por su parte, el
122 Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado

cambio de reflexivo a medio se explica como una reducción en la


posibilidad de separar la inducción de energía y objeto afectado.
Un caso limítrofe entre lo reflexivo y lo medio está constituido
por las construcciones de cuidado personal (Valeria se peinó):
hay correferencialidad en la medida en que aún es observable
algún nivel de energía externa; pero el hecho de que se trate de
acciones rutinarias cuyo nivel de control e intencionalidad
subjetiva es bajo hacen que la fuente energética tenga menos
prominencia. Precisamente a partir de los verbos de cuidado
personal se derivan los verbos de cambio posicional, esto es, los
verbos de cambio de posición o ubicación, que a su vez
constituyen el escalafón inmediatamente anterior a los verbos
de cambio de estado.
34
CUIDADO PERSONAL > CAMBIO POSICIONAL > MOV.TRASLACIONAL > CAMBIO DE ESTADO
Lavarse, bañarse > sentarse, voltearse > irse, subirse > despertarse, dormirse

En esta cadena verbal perteneciente a las construcciones


medias, la inducción de energía es cada vez más mecánica: en
cada grupo verbal deducido de otro anterior existe una menor
diferenciación entre el sujeto y el objeto paciente, de modo que
únicamente se visualiza una escena para cada evento, la
correspondiente a la entidad sujeto. Como podemos observar, el
grupo verbal donde la diferenciación es más baja, donde la

34
Constatamos aquí una nueva vinculación entre incoatividad y localización,
fenómeno que ya hemos apuntado en el apartado 2.2.2 y que es recurrente a lo
largo del trabajo. En futuros trabajos se abordará de forma más exhaustiva.
Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado 123

fuente energética apenas es relevante, es aquel compuesto por


los verbos de cambio de estado, nuestras unidades objeto de
estudio.
Por lo que respecta a las construcciones pasivas e
impersonales de carácter medio, Maldonado (1999) propone que
la función central de la forma se es dejar la fuerza inductiva en
términos esquemáticos y focalizar la atención en el punto clave
en que ocurre el cambio de estado. De este modo, establece un
continuo que va de las pasivas a las impersonales, continuo
donde el nivel de prominencia de la fuerza iniciativa decrece
gradualmente a partir de la presencia esquemática del agente
inductor; la consecuencia es que a menor definición del inductor,
mayor posibilidad de que el tema gane prominencia. Así pues,
este autor presenta una serie de ejemplos dentro del dominio
medio:

I. La taza se quebró. Pasiva de atributo interno


II. La pared se ensució. Pasiva prototípica
III. Aquellos edificios se Impersonal perfectiva
construyeron en 1982.
IV. Se honra a los héroes de laImpersonal
patria.

En estas construcciones se observa un decrecimiento de la


fuerza del inductor, de forma que (I) es una pasiva con una alta
presencia esquemática del inductor en comparación con (II),
donde esa fuerza inductiva es algo menor; todavía menor es esa
124 Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado

fuerza en la impersonal (III), aunque es algo mayor que en (IV),


donde apenas está presente ya.
Nótese que, desde la gramática tradicional, Gómez Torrego
(1998) presenta otra propuesta alusiva las construcciones medias
pasivas e impersonales más allá de la perspectiva cognitiva
planteada por Maldonado (1999). Gómez Torrego parte de la
distinción de dos tipos de oraciones impersonales:
Las oraciones semánticamente impersonales se
caracterizan por ocultar el agente o actor de la acción
verbal. Hablar de agentes o actores es hablar de una
función semántica, no sintáctica. Normalmente su
ocultamiento se debe a indeterminación,
generalización o encubrimiento pragmático.
Las oraciones sintácticamente impersonales se
caracterizan por la ausencia de sujeto léxico-sintáctico
(función sintáctica), al margen de si se omite o no el
«quién» de la acción verbal, es decir, el actor (1998: 9).

En primer lugar, este autor plantea una impersonalidad


semántica, que conlleva la existencia de un agente o entidad
responsable de la acción verbal, pero dicho agente no aparece
explícito en la oración, sino oculto por motivos varios. Entre las
diferentes clases de oraciones semánticamente impersonales se
encuentran las pasivas reflejas, caracterizadas por llevar la
partícula gramaticalizada se (no es un verdadero pronombre,
sino una mera partícula, por lo que no desempeña ninguna
función nominal), por tener sujeto léxico o sintáctico (nominal o
proposicional) y por no llevar agente. El autor ejemplifica las
pasivas reflejas con oraciones como Se convocarán nuevas
Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado 125

elecciones próximamente o Se dice que no hay dinero: son


semánticamente impersonales (carecen de agente expreso),
pero no sintácticamente impersonales, pues poseen la función
sintáctica de sujeto con el papel semántico de paciente (en el
primer caso, el sintagma nominal “nuevas elecciones”; en el
segundo, la proposición subordinada sustantiva “que no hay
dinero”). Por otro lado, Gómez Torrego propone una
impersonalidad sintáctica cuando hablamos de oraciones donde
está ausente (en el sentido de que no existe) el sujeto léxico-
sintáctico, de modo que se trata de un sujeto cero35; en estas
oraciones, todo lo relacionado con el agente responsable de la
acción verbal (si hay o no, si está omitido o no) no es nada
determinante ni condicionante. Un ejemplo de oración
sintácticamente impersonal sería Hay que beber mucha agua en
verano: esta construcción carece de sujeto sintáctico, es decir,
posee un sujeto cero, léxicamente irrecuperable. La conjunción
de las dos clases de impersonalidad, semántica y sintáctica, da
lugar a distintos tipos de estructuras, entre las cuales Gómez
Torrego presenta las impersonales con se. Estas construcciones

35
Según Gómez Torrego (1998: 10), un sujeto cero es aquel no recuperable
léxicamente (por un pronombre, un nombre u otra categoría nominal) ni
detectable mediante huellas o relaciones referenciales (anafóricas o
catafóricas). El concepto opuesto sería el de sujeto tácito o implícito,
recuperable léxicamente por el contexto o la situación (apoyado por la
desinencia verbal), o deducible mediante huellas o referencias anafóricas o
catafóricas.
126 Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado

se caracterizan por tres rasgos: llevan una marca de


impersonalidad se; su sujeto es cero; se sugiere un agente o
actor, que o bien es arreferencial o bien está generalizado.
Existen tres tipos de oraciones impersonales con se: con verbo
intransitivo como Se vive bien en España; con verbo copulativo y
atributo de sujeto cero como Se es feliz en ocasiones; con verbo
transitivo y complemento directo con a como Se recibió con
aplausos a los jugadores. En los tres casos se trata de oraciones
sintácticamente impersonales porque su sujeto es cero, y son
asimismo semánticamente impersonales porque los agentes
están ocultos. Existe cierta confluencia entre las pasivas reflejas y
las impersonales con se de verbo transitivo y complemento
directo. Si observamos estos dos ejemplos
a) ya se han elegido los nuevos representantes (pasiva
refleja)
b) ya se ha elegido a los nuevos representantes
(impersonal con se)
podemos deducir que ambas son semánticamente
equivalentes, pero no sintácticamente, pues en (a) existe un
sujeto léxico-sintáctico (“los nuevos representantes”), mientras
que en (b) ese mismo sintagma desempeña la función de
complemento directo. Así, la pasiva refleja de (a) es
semánticamente impersonal, ya que no se dice el agente, pero
no sintácticamente, porque lleva sujeto léxico. Por su parte, la
oración en (b) es impersonal tanto semánticamente (se oculta el
Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado 127

agente) como sintácticamente (su sujeto sintáctico es cero). La


preferencia de uso se decanta por la impersonal con se cuando el
sintagma nominal que sigue al verbo es de una persona
determinada (Se nombró director a D. Rafael – impersonal; Se
dieron a conocer los datos – pasiva refleja)36; en cambio, cuando
aparece otro complemento con a se opta normalmente por la
pasiva refleja (Se prefieren los casados a los solteros, mejor que
Se prefiere a los casados a los solteros).
Por último, entre las propuestas más tradicionales podemos
destacar la de Vera Luján (1990) y la de Lázaro Mora (1983).
Vera Luján (1990) expone su postura acerca de las distintas
construcciones con se aplicando para ello la teoría de prototipos.
Así, este autor diferencia tres tipos de oraciones con se:
reflexivas, impersonales y pasivas. Todas estas construcciones se
agrupan en la misma categoría por presentar la partícula se, pero
los enunciados reflexivos seleccionarán todos los rasgos
categoriales, y los enunciados impersonales y pasivos reflejos
únicamente parte de esos rasgos. En primer lugar, los esquemas
reflexivos son el resultado de la coincidencia referencial entre los
‘denotata’ (referentes) del sujeto de dichas oraciones y los del
objeto directo, objeto indirecto o circunstancial. Como

36
Gómez Torrego (1998: 19-20) apunta que la construcción impersonal con se
es posterior a la pasiva refleja y surgió para evitar ambigüedades con
construcciones reflexivas.
128 Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado

ejemplificación, presenta las siguientes construcciones: Juan se


afeita todas las mañanas (se correferente con objeto directo);
Juan se compró una chaqueta nueva (se correferente con objeto
indirecto); El indeciso se pelea consigo mismo (se correferente
con un circunstancial). Todas estas oraciones quedan
representadas en el siguiente esquema:

Objeto directo
Sujeto-Núcleo del predicado ─ Objeto indirecto
Circunstancial

Co-referenciales
Según Vera Luján (1990), es sumamente común considerar la
forma reflexiva átona como elemento que desempeña una
determinada función sintáctica oracional. Por el contrario,
defiende que el monema pronominal se de estas construcciones
no interviene en la estructura de la palabra, sino incardinando
relaciones nucleares, es decir, morfemáticas. Por tanto, es
incapaz de funcionar como núcleo de sintagma y, en
consecuencia, de contraer relaciones sintácticas oracionales
autónomamente. Se trata, más bien, de un mecanismo de
concordancia entre el núcleo del predicado oracional y el objeto
directo e indirecto, es decir, son señales pronominales que
marcan en el núcleo del predicado la naturaleza deíctico-
personal de su objeto directo o indirecto. Además, del mismo
Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado 129

modo que los objetos directos, indirectos y circunstanciales


poseen distintos papeles semánticos, las respectivas formas
pronominales se correferentes con esos sintagmas oracionales
adquieren los mismos papeles semánticos, por ejemplo: en Juan
se convenció (a sí mismo) funciona como objeto directo
experimentador, en Juan se quita (a sí mismo) el sombrero
funciona como objeto indirecto paciente. Por su parte, las
formas pronominales reflexivas de carácter átono se
corresponden con formas reflexivas tónicas del tipo a sí mismo,
de tal manera que las primeras presuponen las segundas. Las
formas tónicas sí pueden contraer relaciones sintácticas
oracionales, esto es, pueden funcionar como núcleo de
sintagma, pero como ambas formas tónicas y átonas son
redundantes, suele eliminarse la forma tónica, pues la
eliminación de la forma átona solo resultaría posible mediante la
elisión simultánea del lexema verbal del que dependen.
Asimismo, Vera Luján (1990) aborda las oraciones
impersonales con se. En ellas, esa partícula únicamente
interviene en relaciones morfemáticas, no es correferencial con
el sujeto de su oración ni presupone una forma tónica. Se trata
de oraciones en las que no puede identificarse sujeto alguno y en
las que, por consiguiente, la indeterminación que las caracteriza
130 Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado

no puede ser marcada en un sujeto inexistente37. La presencia de


se en estas construcciones remarca, precisamente, esa
inexistencia de sujeto; además, produce una indeterminación
máxima respecto de la identidad del agente (Se acuñó entonces
una medalla curiosa), aunque en otras ocasiones remite a la
inexistencia de un experimentador indeterminado (Se está
siempre cerca de una greguería).
Finalmente, Lázaro Mora (1983) defiende que quizá la
postulación más adecuada sobre la voz media sea la de Vendryes
(1948): este autor la define como la voz de la “participación del
sujeto”, en el sentido de que algo acontece en él. De este modo,
Lázaro Mora la vincula a ciertas construcciones pronominales:
- Verbos que expresan las funciones naturales o las
actividades del cuerpo, como: sentarse, acostarse,
acurrucarse, arrodillarse, etc.
- Verbos que manifiestan disposiciones intelectuales o
morales, o que expresan operaciones del espíritu:
apercibirse, emocionarse, desesperarse, lamentarse,
asombrarse, regocijarse, deleitarse, apesadumbrase,
etc.

37
Vera Luján (1990) no considera adecuada la identificación del se de las
impersonales como sujeto oracional (Apud. Pablo J. Jordán, S. Gili Gaya, Germán
Westfal, etc.). Asimismo, considera problemáticas las propuestas que
propugnan su condición de sustituto de tal sujeto o índice de impersonalidad
(Apud. C. Hernández Alonso, F. Monge, A. de Molina Redondo, etc.).
Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado 131

- Verbos de movimiento que expresan salida (fugarse,


evadirse, librarse, eclipsarse, etc.) o que se relacionan
con la lucha (batirse, arrojarse, etc.).
Por tanto, Lázaro Mora afirma que es necesario descartar de
la diátesis media aquellos verbos no precedidos de se, pero que
poseen significación media (crecer, florecer). Esta postura es
refutada por la RAE (2009: 3101), pues defiende que la expresión
‘construcción media’ debe aplicarse a las “oraciones intransitivas
que expresan cambio de estado, sea con verbos pronominales
(Se secan los campos) o no pronominales (Crece la hierba)”. No
obstante, y siguiendo las tesis de Lázaro Mora, así como la de
Mendikoetxea (1999b) y Maldonado (1999) entre otros autores,
en nuestro trabajo asumimos que la característica de la voz
media es la presencia de la partícula se, independientemente del
valor concreto que tenga en cada caso. Por tanto, los verbos no
pronominales mencionados no pertenecen a la denominada
diátesis media, ya que esa significación en ellos se debe a un
rasgo de su matriz semántica. Estamos, pues, ante verbos
incoativos de causa interna (véase el apartado 2.3.2): predicados
intransitivos no pronominales (carentes del clítico se) cuyo
argumento verbal en forma de sujeto gramatical posee una
propiedad inherente responsable de la realización del evento
denotado. Así, la causa en este tipo de verbos radica en el propio
132 Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado

sujeto: el proceso verbal se desencadena y se desarrolla debido a


ciertas características particulares de la entidad sujeto.
Independientemente de las diferentes clasificaciones y
planteamientos que hemos expuesto, de modo recopilatorio
vamos a llevar a cabo una caracterización contrastiva de las
distintas estructuras con el clítico se que hemos mencionado;
concretamente, se trata de los siguientes tipos de esquemas
considerados como propios de la voz media:
 los reflexivos y los pseudo-reflexivos,
 los inacusativos incoativos o de cambio de estado
de causa externa,
 los medios-pasivos o pasivos reflejos y
 los medios-impersonales o impersonales con se.
El rasgo común y constituyente del grupo integrado por esos
cuatro tipos de esquemas es la presencia del clítico se, aunque
las construcciones incoativas y reflexivas admiten pronombres
de primera y segunda personas. La opinión más extendida es que
la presencia de dicho clítico supone la manifestación de la
pérdida o la reducción de algún papel semántico o algún
argumento. En este sentido hallamos la teoría de Tesnière
(1959), cuyo modelo sintáctico se basa, entre otros conceptos,
en el de valencia: noción alusiva a la capacidad o exigencia verbal
de combinación con un número determinado de argumentos o
actantes. De forma general, se distinguen: el actante primero,
que sería el sujeto gramatical; el actante segundo, representado
Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado 133

por el objeto directo; el actante tercero, constituido por el


objeto indirecto; el actante cuarto, que serían otros
complementos verbales. Sin embargo, el número de valencias de
un verbo, fijado en su correspondiente definición paradigmática,
puede ser alterado, aumentado o disminuido. Cuando la
modificación del número de actantes de un verbo supone la
disminución de estos en uno tiene lugar lo que Tesnière
denomina diátesis recesiva (1959: 260). Uno de los marcadores a
través de los que opera la diátesis recesiva es el clítico se. Este
proceso recesivo es el que se detecta en las diferentes
estructuras que hemos abordado:
· Los esquemas reflexivos, por medio del pronombre
reflexivo, conllevan la reducción a un mismo referente
de dos de los argumentos o actantes que requieren, que
pueden ser: el sujeto gramatical y el objeto directo
(Valeria se reconoció en la foto); el sujeto gramatical y el
objeto indirecto (Juan se quitó el sombrero); el sujeto
gramatical y el complemento de régimen (Me enfadé
conmigo mismo). Ello es posible porque es característico
de este tipo de pronombres coincidir referencialmente
con otro de los elementos de la oración en que se
utilizan, lo que permite que “de la notion de deux
actantes représentant une même personne, on puisse
passer très facilement á la notion d’un seul actant”
134 Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado

(Tesnière, 1959: 272). No obstante, aunque son


coincidentes, los referentes de esos actantes se
distinguen claramente en el plano mental (Valeria se
reconoció a sí misma en la foto).
· Los esquemas pseudo-reflexivos son el resultado de una
operación léxica que reduce a uno los dos argumentos
de un verbo transitivo, que son el actante primero o
sujeto gramatical y el actante segundo u objeto directo
(Peregrín Otero, 1999: 1470), de modo que son
estructuras intransitivas. En este sentido, son similares a
los verbos reflexivos, pero se diferencian, más allá del
tipo de estructura concreta (transitiva en la reflexiva,
intransitiva en la pseudo-reflexiva), en que en el caso de
las pseudo-reflexivas la distinción de los referentes
(referentes coincidentes) en el plano mental es muy
baja, más baja que en las estructuras reflexivas (Valeria
se sentó *a sí misma); asimismo, es menor la energía
empleada por el actante primero o sujeto gramatical
para el desarrollo de la acción verbal, ya que se
considera menos responsable de dicha acción.
· Los esquemas incoativos o de cambio de estado
conllevan la pérdida de la agentividad como papel
semántico desempeñado por el sujeto gramatical, ya
que el papel semántico más habitual de estos sujetos es
paciente o experimentante (Juan se enamoró enseguida
Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado 135

de su vecina); no obstante, observaremos en el bloque


analítico que existen ciertas excepciones (véase el
epígrafe 7.2.1). Por tanto, es posible apuntar que el
clítico se de las estructuras incoativas es indicador,
generalmente, de intransitividad inacusativa.
· Los esquemas pasivos reflejos, caracterizados como
estructuras impersonales semánticas, conllevan el
ocultamiento del papel semántico de agente o actor
responsable de la acción verbal (La pared se ensució),
bien por ser arreferencial, bien por estar generalizado.
· Los esquemas impersonales con se, caracterizados como
estructuras impersonales sintácticas y semánticas,
suponen tanto la pérdida del actante primero o sujeto
gramatical como el ocultamiento del papel semántico
de agente (Se vive bien en España).
Una vez expuesta la principal característica que poseen en
común esos cuatro esquemas, como es la presencia del clítico se
y su función de pérdida de algún elemento oracional,
expondremos a continuación las diferencias básicas entre esos
esquemas. Lógicamente, nuestro foco lo situamos en las
estructuras incoativas, de tal forma que vamos a establecer una
caracterización de las mismas oponiéndolas a las otras tres
construcciones restantes.
136 Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado

Las oraciones medias-impersonales o impersonales con se (Se


vive bien aquí; A los bebés se les da el biberón) son las oraciones
de todas las mencionadas que distan en mayor medida de las
oraciones incoativas (El chico se enamoriscó de Julia). El único
punto en común es la presencia en ambas de la partícula se:
pronombre clítico en las incoativas; marcador de impersonalidad
en las medias-impersonales. Más allá de este rasgo, las medias-
impersonales y las incoativas no pueden compararse debido a
que las primeras se caracterizan por la inexistencia de sujeto
gramatical (impersonales sintácticas), mientras que las incoativas
sí poseen sujeto gramatical. En todo caso, esas construcciones
impersonales también son impersonales semánticamente, de
modo que se produce en ellas un ocultamiento del agente o
entidad responsable de la acción verbal, ya que es arreferencial
(no recuperable léxicamente) o está generalizado. En este
sentido, podríamos considerar que sí confluyen en cierta medida
en el plano semántico: las incoativas carecen de agentividad
generalmente, ya que el sujeto gramatical desempeña el papel
semántico de paciente o experimentante (El conserje del colegio
se enfuria con gran facilidad); en las impersonales con se, el
agente o actor está oculto, pues no resulta relevante destacarlo
en el desarrollo eventual (A los políticos se les critica por su
hipocresía38). Así pues, al estar ausente u oculta esa entidad

38
En esta oración aparece un objeto directo (“a los políticos”) que desempeña
el papel semántico de experimentante.
Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado 137

agentiva, la dirección de la energía eventual en cada


construcción es diferente: en las incoativas, la entidad que está
perfilada es el sujeto (“El conserje del colegio”); en las
impersonales con se, se perfila un argumento interno de la
estructura verbal (“A los políticos”).
Si nos centramos en las construcciones incoativas y las
medias-pasivas o pasivas reflejas (Aquellos edificios se
construyeron en 1982), además de la presencia en ambas de la
partícula se (pronombre clítico en las incoativas; signo de
pasividad en las medias-pasivas), se observan más rasgos
concomitantes, de modo que consideramos interesante
comentarlos. Primeramente, las pasivas reflejas se definen como
impersonales semánticas, de modo que en ellas se produce un
ocultamiento del agente, esto es, no está expreso. Por su parte,
como hemos comentado, las incoativas son generalmente
estructuras no agentivas o carentes de agente. Según
Mendikoetxea (1999b: 1665-1666), las incoativas tienen un
carácter más restringido que las medias-pasivas en lo referente a
la selección del verbo: únicamente admiten verbos causativos,
esto es, verbos que denotan un cambio de estado, físico o
psíquico, y que indican un proceso que se da, generalmente, sin
la intervención de un agente. En cambio, los verbos de las
oraciones pasivas reflejas describen acciones que implican la
intervención de un agente con intencionalidad, aunque dicho
138 Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado

agente no se explicita porque solo interesa destacar la acción


verbal. Atendiendo a la naturaleza aspectual, existe cierta
similitud entre estos dos tipos de construcciones. Las oraciones
incoativas no son estativas: no denotan estados, sino procesos
derivados de verbos que expresan eventos o realizaciones. Por
tanto, admiten el aspecto perfectivo o progresivo para procesos
puntuales en el pasado o en curso (El pobre perro se ahogó; Las
tejas se están agrietando), así como el presente iterativo (Todas
las noches a las doce se despierta el niño). Las pasivas reflejas
también aceptan el aspecto perfectivo, por lo que puede haber
confusión en la interpretación: Se cerró la puerta puede referirse
a un proceso espontáneo que se produce, por ejemplo, debido a
un golpe de viento, o puede referirse asimismo a una acción
ejecutada por un agente. El significado pasivo es el único posible
cuando en la oración aparecen adverbios típicamente agentivos
o ciertas oraciones circunstanciales: Se cerró la puerta
deliberadamente; Se cerró la puerta para que no entraran los
huelguistas.
Por su parte, los esquemas reflexivos (Juan se compra una
chaqueta nueva; Juan se mira en el espejo) son los más cercanos
en similitud a los incoativos (El bosque se quemó; El perro se
asustó). De hecho, anteriormente hemos citado lingüistas como
Mendikoetxea (2000) y Koontz-Garboden (2008) que defienden
la idea de que el proceso de formación de las estructuras
incoativas de causa externa se puede entender como un proceso
Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado 139

de reflexivización. Por su parte, Maldonado plantea que las


estructuras reflexivas de cuidado personal (El niño se lava) se
encuentran en el límite entre las construcciones reflexivas y las
incoativas. En este apartado vamos a establecer los puntos en
común y las diferencias entre ambos tipos de construcciones. Así
pues, como más arriba expusimos, estos dos esquemas con el
clítico pronominal se de tercera persona admiten también la
primera y la segunda personas (me, te, etc.), ya que esa partícula
se considera un afijo de concordancia con el objeto nocional,
desempeñado sintácticamente por el sujeto gramatical. Por
tanto, se trata de estructuras pronominales. No obstante,
siguiendo a Lázaro Mora (1983: 306), existen marcas
gramaticales diferenciadoras entre ambas estructuras:
a) Las construcciones incoativas son siempre intransitivas:
de modo general, el afijo se se concibe como un
indicador de intransitividad inacusativa, pues
constituyen eventos no agentivos cuyo argumento
sujeto se interpreta como el elemento que recibe la
acción o en el que se produce o manifiesta la
eventualidad que denota el verbo. Por su parte, las
estructuras reflexivas son transitivas: el sujeto y el
objeto expresado por el clítico son correferentes, hacen
alusión a la misma entidad, aunque se consideran
elementos de escenas propias y distintas (cada uno
140 Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado

posee una función sintáctica y un papel semántico


determinados y diferentes).
b) En las construcciones reflexivas el sujeto tiene
necesariamente el rasgo [+animado]: es el actor
ejecutante de una acción que sale de él y a él regresa
(Mi hermano se peina). El sujeto de una construcción
incoativa es únicamente sede de esa acción; esto es,
generalmente no es agente, por lo que puede tener el
rasgo [± animado]: El queso se ha enmohecido.
c) Los verbos incoativos comparten con el resto de los
verbos intransitivos el mismo tipo de adverbios y
complementos preposicionales, un rasgo diferenciador
que los opone a los verbos transitivos reflexivos, ya que
unos y otros (intransitivos -7b- y transitivos -7a) no
comparten la misma clase de modificadores.
(7) a. El general amarga a sus soldados
subordinados (todos los días + del cuartel +
con actividades extenuantes).
b. Los soldados subordinados se amargan
(todos los días + *del cuartel + *con
actividades extenuantes).
Lázaro Mora (1983) llama ‘distribucionales’ a estas
condiciones sobre tal tipo de complementos. Así, los
verbos incoativos y reflexivos tienen comportamientos
distribucionales diferentes en la selección de un
Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado 141

complemento instrumental. Mientras que los primeros


lo rechazan (*El campesino se avasalló con una espada;
sí tiene, en cambio, sentido pasivo: El campesino fue
avasallado…), los verbos reflexivos son compatibles con
ellos (Juan se afeita con una cuchilla; Juan se lava con
una esponja; etc.). Matarse no significa siempre
‘suicidarse’ (verbo reflexivo), ya que puede tener el
sentido de ‘morirse’ (verbo inacusativo); cuando es
sinónimo de ‘morirse’, no es compatible con
instrumentales, como observamos en *Juan se mató [=
se murió] con una navaja (sí lo es, en cambio, Juan se
mató en un accidente o accidentalmente); si, por el
contrario, se establece la sinonimia de matarse con
‘suicidarse’, matarse se considera un verbo reflexivo y la
construcción con instrumentales es aceptable: Juan se
mató (a sí mismo = suicidó) con una navaja (pero no
*Juan se mató [= se suicidó] con una navaja
accidentalmente).
Finalmente, con relación a los esquemas pseudo-reflexivos
(Mendikoetxea, 1999) o reflexivos inherentes (Peregrín Otero,
1999), como señalamos anteriormente, se caracterizan
lógicamente por la presencia del clítico pronominal se, que
también puede ser de primera y segunda personas, así como por
ser intransitivos y poseer un argumento realizado como sujeto
142 Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado

con un doble papel semántico: agente y objeto paciente o


experimentante. Precisamente el clítico se hace hincapié en la
expresión del papel de objeto paciente por parte de la entidad
sujeto agente. Este papel semántico de agente que posee el
sujeto constituye el principal rasgo diferenciador entre las
estructuras pseudo-reflexivas y las inacusativas incoativas objeto
de nuestro estudio. No obstante, existe una serie verbal
específica dentro de las estructuras inacusativas incoativas con
las que las pseudo-reflexivas entran en confluencia: aquellas
cuyos verbos seleccionan sujetos de carácter humano que
desempeñan los papeles semánticos tanto de experimentante
como de agente (aburguesarse, brujear). Se trata de un conjunto
de unidades verbales analizadas en el apartado 7.2.1 cuando
abordamos la naturaleza de los sujetos. De modo sucinto,
avanzamos que se caracterizan, básicamente, por la presencia
del pronombre clítico se y por seleccionar argumentalmente
como sujeto una entidad animada con mayor o menor grado de
voluntariedad, por lo que es agente (lleva a cabo de un modo
más o menos deliberado el cambio de estado, entendido este
como una modificación en la manera de comportarse); además,
dicha entidad desarrolla la acción hacia sí misma, de modo que
es sede del evento, es decir, desempeña también el papel
semántico de objeto paciente o experimentante, lo cual queda
reforzado por la presencia del pronombre se. En consecuencia,
estas estructuras inacusativas incoativas deben considerarse,
Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado 143

más que como verbos medios inacusativos incoativos de causa


externa, verbos medios pseudo-reflexivos denotadores de un
proceso de cambio de estado. Por tanto, se sitúan en la frontera
entre las categorías correspondientes a la incoatividad y a la
pseudo-reflexividad: constituyen estructuras alejadas del núcleo
o prototipo de la categoría incoativa.
Como conclusión a esta caracterización contrastiva,
presentamos el siguiente cuadro que sintetiza las similitudes y
las diferencias existentes entre los cuatro tipos de estructuras
comentadas.

Cuadro I. Caracterización contrastiva de estructuras con se


Impersona- Pasivas Reflexivas Pseudo- Inacusativas
les con se reflejas reflexivas incoativas
Sí. Sí. Sí. Sí. Sí.
Partícula se Marcador de Signo de Pronombre Pronombre Pronombre
impersonali- pasividad clítico. clítico. clítico.
dad
Existencia Sí
de sujeto No Sí (sujeto Sí Sí
gramatical (impersonal correferente
afectado sintáctica) con otro
por acción argumento)
verbal
Sí, aunque No, general-
Interven- Sí, aunque está Sí Sí mente
ción de un está oculto oculto (excepción
agente (impersonal (imperso- de un grupo
semántica) nal verbal
semántic.) concreto)
144 Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado

Impersona- Pasivas Reflexivas Pseudo- Inacusativas


les con se reflejas reflexivas incoativas
Rasgo de Sí, aunque no No Sí. No No
transitivi- siempre Obligatorio
dad
Sujeto No Sí, aunque Sí, aunque
gramatical (no hay también Sí. Sí. también
animado sujeto) puede ser Obligatorio puede ser
inanimado inanimado

En suma, los planteamientos presentados en este apartado


nos permiten concluir que la noción de cambio de estado de
causa externa que analizamos en nuestro trabajo se vincula
directamente con la voz o diátesis media, pues la característica
constitucional de esta voz es la presencia de la partícula se y
nuestros verbos de causa externa están conformados con esa
partícula. Dicha partícula se considera la manifestación de la
pérdida o la reducción de algún papel semántico o algún
argumento. En el caso de las construcciones inacusativas
incoativas de causa externa, esa partícula se constituye un
pronombre clítico que representa la pérdida de la agentividad
por parte de la entidad sujeto. Así, dicha entidad es,
generalmente, el único argumento de la unidad verbal
(intransitividad inacusativa), argumento que se concibe como la
sede de la acción debido a su inagentividad (no hay
responsabilidad eventual por parte del sujeto), lo cual permite
que la entidad realizada como sujeto gramatical con los papeles
semánticos de paciente o experimentante pueda poseer una
Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado 145

naturaleza tanto animada como inanimada. No obstante, como


hemos apuntado, existe una reducida serie de unidades verbales
dentro de nuestros verbos incoativos de causa externa cuya
entidad sujeto desempeña, además del papel semántico de
experimentante, el papel de agente, por lo que son entidades
únicamente animadas y deben clasificarse como intransitivas
acusativas o inergativas (amancebarse, ennoviarse). En este
sentido, deben entenderse como estructuras pseudo-reflexivas.
Estas excepciones al prototipo general inacusativo asociado a la
noción de cambio de estado de causa externa serán comentadas
en el Capítulo 7 (clasificación sintáctico-semántica).
Precisamente, como apuntamos sucintamente con
anterioridad, la condición sine qua non de la diátesis media, que
es la presencia del clítico se, no es propia del otro conjunto de
unidades verbales que se agrupan dentro de nuestros verbos
objeto de estudio: los verbos de cambio de estado de causa
interna. Por tanto, a continuación expondremos los rasgos que sí
caracterizan este segundo conjunto verbal.

2.3.2. Verbos incoativos de causa interna


Para Mendikoetxea (1999a), un predicado intransitivo expresa
una eventualidad de causa interna cuando existe una propiedad
inherente al, por regla general, único argumento del verbo (sujeto
gramatical) que es responsable de que se realice el evento que
146 Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado

denota el verbo. Estos verbos se dividen en dos clases: por un


lado, verbos agentivos (jugar, reír, hablar), cuya entidad sujeto
lleva a cabo la acción o el evento de forma voluntaria y consciente,
por lo que será obligadamente animada; por otro lado, verbos no
agentivos o inagentivos (abonanzar, ensarnecer, florar), cuya
entidad sujeto no interviene de ningún modo en la realización del
evento, de modo que podrá ser animada o inanimada. En los
agentivos, la propiedad responsable de que se realice el evento es
una capacidad intrínseca de la entidad sujeto agente, propiedad
que se puede controlar voluntariamente. Así pues, los verbos de
causa interna de carácter agentivo se incluyen dentro de los
verbos intransitivos acusativos o inergativos. Por su parte, los
verbos de causa interna no agentivos no requieren una entidad
sujeto agente con una capacidad inherente responsable del
evento, ya que dicho evento tiene lugar de forma natural y afecta
de algún modo u otro a ese sujeto. Por tanto, los verbos de causa
interna de carácter no agentivo están considerados como verbos
intransitivos inacusativos o ergativos.
En este punto es necesario señalar que la mayor parte de las
unidades verbales de causa interna objeto de nuestro estudio se
caracterizan por ser inagentivas, esto es, intransitivas inacusativas,
de modo que el papel semántico que desempeñan es tema u
objeto afectado. No obstante, al igual que observamos en los
verbos de causa externa, existe un determinado y reducido
número de unidades verbales de causa interna con un carácter
Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado 147

agentivo (verbos intransitivos inergativos), de tal forma que


seleccionan como sujetos entidades animadas con un doble papel
semántico: agente y experimentante, pues la entidad lleva a cabo
el cambio de estado en sí misma y de forma voluntaria
(celestinear, payasear). Este subgrupo alejado del perfil general
incoativo será abordado en el apartado 7.2.1 cuando comentemos
la naturaleza de los sujetos que seleccionan las unidades verbales
incluidas en el corpus de trabajo. En el presente epígrafe nos
centraremos en apuntar los rasgos generales que poseen los
verbos de causa interna de carácter no agentivo por ser el
subgrupo mayoritario y prototípico.
Entre los verbos de causa interna no agentivos, encontramos
tres grupos de verbos: verbos que expresan reacción física o
emotiva (temblar); verbos de emisión perceptible a través de los
sentidos (brillar, chirriar, apestar, emanar); verbos de cambio de
estado de causa interna (florecer, envejecer). Los que nos
interesan, evidentemente, son aquellos pertenecientes al último
grupo (8); los otros dos grupos no expresan cambio de estado
propiamente dicho.
(8) a. María palideció.
b. Pedro adelgazó.
c. El rosal floreció.
Para Levin y Rappaport (1995), estas construcciones incoativas
de causa interna poseen sujetos con determinadas propiedades
148 Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado

que les hacen proclives a padecer el cambio de estado denotado


por el verbo. Así, asumimos con Mendikoetxea (2000) que estos
verbos de causa interna poseen una serie de características que
los distinguen de los de causa externa: no participan en la
alternancia causativa (posibilidad de una variante transitiva
causativa y una variante inacusativa incoativa); no son
compatibles con adjuntos del tipo por sí mismo/a o por sí solo/a;
imponen fuertes restricciones en el tipo de sujetos de los que se
predican.
Según Mendikoetxea (1999a), al igual que las construcciones
incoativas de causa externa, en términos generales los verbos de
causa interna se caracterizan por un sujeto sintáctico que sufre el
cambio de estado que denota el predicado y, por lo tanto, se
puede considerar el tema afectado. La diferencia entre ambos
tipos de estructuras causativas radica en el hecho de que los
sujetos de las oraciones de causa interna tienen propiedades
inherentes que son responsables de que se lleve a cabo la acción
que denota el verbo, independientemente de que exista una causa
externa que desencadene el proceso o no, ya que este se percibe
como algo desencadenado de forma espontánea. Por ello, estos
verbos no participan en la alternancia causativo-incoativa, que se
caracteriza precisamente por la existencia de una causa externa
responsable del cambio de estado predicado. No pueden alternar,
pues, con construcciones transitivas (9), como la mayor parte de
los verbos de causa externa.
Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado 149

(9) a. *{Juan/ El susto} palideció a María.


b. *{Su madre/ El disgusto/ Un nuevo
medicamento} adelgazó a Pedro.
c. *{El jardinero/ La primavera/ El abono}
floreció el rosal.
La causatividad interna contenida en las propiedades
inherentes del argumento del que se predica el verbo, y no en una
causa externa, conlleva que estas construcciones no admitan
adjuntos del tipo por sí mismo/a o por sí solo/a, pues no existe esa
causa estativa que se debe identificar con el sujeto sintáctico (10).
(10) a. ?? Juan empeoró por sí solo.
b. ?? La leche hirvió por sí sola.
c. ?? El niño creció por sí solo.
Por último, los verbos que expresan cambios de estado de
causa interna imponen fuertes restricciones en el tipo de sujetos
de los que se predican, al contrario que los verbos incoativos de
causa externa, ya que cada verbo selecciona su sujeto de acuerdo
con determinadas propiedades inherentes responsables de la
consecución del evento que denota el predicado. Esto es, los
sujetos de las unidades verbales de causa interna deben poder
albergar en sí mismos el proceso verbal sin necesidad de que
intervengan otros elementos externos causantes, pues las
características que ellos mismos poseen los capacitan para
desarrollar espontáneamente en sí mismos el cambio de estado
150 Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado

denotado. En este sentido, los procesos de hervir o crecer, por


ejemplo, únicamente pueden ser predicados de entidades
capacitadas para experimentar dichos procesos de forma natural,
sin intervención de otros elementos, de ahí que en (10b) y (10c) se
construyan, respectivamente, con los sujetos “La leche”
(susceptible de hervir) y “El niño” (susceptible de crecer).

2.3.3. Verbos incoativos de causa externa y causa interna


Una vez presentados los dos grandes tipos de verbos incoativos
en función de la naturaleza de la causa que los caracteriza (verbos
de cambio de estado de causa externa y verbos de cambio de
estado de causa interna), es importante destacar que, como
explica Mendikoetxea (1999a), son numerosos los verbos que
expresan cambios de estado que se pueden considerar bien de
causatividad externa, bien de causatividad interna, dependiendo
de las propiedades semánticas del argumento que seleccionen. De
esta manera,
verbos como oscurecer y aclarar se consideran
verbos de causa interna cuando se refieren, por
ejemplo a fenómenos naturales de carácter
meteorológico [11], pero también pueden denotar
eventualidades de causa externa, con una variada
gama de sujetos, cuando el tema u objeto nocional
carece de propiedades necesarias para llevar a cabo la
eventualidad que denota el predicado [12]
(Mendikoetxea, 1999a: 1599).

Así lo podemos observar en los siguientes ejemplos:


Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado 151

(11) a. El día ha aclarado.


b. El día ha oscurecido de repente.
(12) a. {Juan/La lejía/La lavadora/El sol} ha aclarado
el jersey.
→ El jersey se ha aclarado [a causa de
Juan/la lejía/la lavadora/el sol].
b. {Los periodistas/Los escándalos/El paso del
tiempo} ha(n) oscurecido su fama.
→ Su fama se ha oscurecido [a causa de los
periodistas/los escándalos/el paso del
tiempo].
Los ejemplos de (12) contienen predicados transitivos
causativos constituidos por un sujeto sintáctico causa39 y un
objeto nocional (tema afectado). Así, esos eventos participan en la
alternancia causativa: admiten una estructura inacusativa
incoativa de causa externa y acepta el adjunto por sí solo/a
cuando es posible la identificación de causa y tema (13). Por su
parte, los predicados de (11) son intransitivos inacusativos
incoativos de causa interna (eventos meteorológicos), de modo

39
En (12) los sujetos “El jersey” y “Su fama” no poseen las propiedades
inherentes necesarias para ser los responsables causantes de la eventualidad
que denota el predicado, de modo que se debería sobreentender un argumento
causa (causa real o dinámica). En cambio, en (11) los sujetos “El día” pueden
desarrollar espontáneamente en sí mismos el evento verbal debido a una serie
de características que los capacitan para ello.
152 Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado

que no permiten variantes transitivas causativas, ni el adjunto por


sí solo/a (14).
(13) a. El jersey se ha aclarado por sí solo.
b. Su fama se ha oscurecido por sí sola.
(14) a. ?? El sol ha aclarado el día. / ?? Las nubes
han oscurecido la tarde.
b. *El día ha aclarado por sí solo. / *El día ha
oscurecido por sí solo.
Otros verbos del mismo tipo, según la autora, son: fundir,
deteriorar, oxidar, marchitar, pudrir, cocer, etc.
Por su parte, Rappaport y Levin (1998: 108) plantean varios
esquemas de estructura verbal, entre los cuales se encuentran
aquellos correspondientes a los predicados transitivos causativos
que admiten la alternancia causativo-incoativa (estructuras
incoativas de causa externa a partir del adjunto pronominal se) y
los predicados inacusativos incoativos de causa interna. De este
modo, establecen una diferencia estructural entre ambas
expresiones de cambio de estado. Las plantillas que exponen son
las siguientes:

A) [x ACT<MANNER>] (activity)
B) [x <STATE>] (state)
Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado 153

C) [BECOME [x <STATE>]] (non-causative COS40)


D) [[x ACT<MANNER>] CAUSE [BECOME [x <STATE>]]]
(causative COS)
Los dos primeros esquemas, los esquemas (A) y (B),
representan las dos nociones primitivas de la significación verbal:
la actividad y el estado. Estas nociones no se pueden reducir a
ninguna otra. Las otras dos estructuras, las correspondientes a (C)
y (D), son más complejas y se forman a partir de la combinación de
los operados de ‘conversión’ (become) y ‘causa’ (cause) sobre los
esquemas (A) y (B). Como resultado surgen las dos nociones de
cambio de estado anteriormente distinguidas: el esquema (C) se
refiere a los predicados incoativos de causa interna, ya que
únicamente interviene el operador ‘become’; el esquema (D) hace
alusión a los predicados causativos con posibilidad de alternancia
causativa, dado que, además del operador ‘become’, también
actúa el de ‘causa’. En este último esquema, el (D), también se
incluyen nuestros verbos de cambio de estado de causa externa:
aunque, como ya hemos comentado, nuestras unidades de causa
externa no participan en la alternancia causativo-incoativa, pues
únicamente poseen una variante intransitiva incoativa de carácter
pronominal (con el clítico se), en ellas actúan tanto el operador
‘become’ como el operador ‘causa’.

40
COS quiere decir “Change of State”, esto es, “cambio de estado”.
154 Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado

2.4. Conclusiones
Como síntesis del Capítulo 2, podemos decir que la incoatividad
se entiende, desde nuestro punto de vista, como la expresión
verbal de un cambio de estado físico o psicológico que
experimenta una entidad realizada sintácticamente como sujeto
léxico y semánticamente como tema afectado o paciente (objeto
nocional). En la lengua española existen varias formas o
estructuras verbales que permiten denotar la categoría semántica
de la incoatividad (construcciones verbales, unidades verbales,
etc.). En nuestro estudio focalizamos una de esas formas, la
morfológica: verbos derivados de sustantivos, esto es, verbos
denominales. Dichos verbos se caracterizan por aparecer en
construcciones intransitivas inacusativas; de este modo, designan
estados o eventos no agentivos que, de modo general, requieren
semánticamente un solo participante o argumento, el cual se
realiza sintácticamente como sujeto de la predicación y se
interpreta como el elemento que recibe la acción o en el que se
produce o manifiesta la eventualidad que denota el verbo (tema
afectado u objeto paciente). Así pues, vemos que ese tipo de
estructuras que presentan los verbos denominales incoativos se
ajustan perfectamente a los rasgos que implica el concepto de
incoatividad. No obstante, como comentaremos más adelante
(apartado 7.2.1), existe una determinada serie de unidades
verbales denominales incoativas que, situándose en la frontera del
prototipo incoativo, no constituyen esquemas intransitivos
Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado 155

inacusativos con entidades sujeto paciente, sino esquemas


intransitivos inergativos, ya que sus entidades sujeto son, además
de objetos afectados o pacientes (experimentadores del cambio
de estado denotado), agentes o responsables del evento de forma
más o menos voluntaria y deliberada.
Por otro lado, es relevante señalar que los verbos incoativos
que estudiamos no pueden ser considerados como sinónimos de
los verbos ingresivos o inceptivos, que son aquellos que expresan
el comienzo de una acción verbal. Nuestros verbos indican un
cambio de estado que afecta a una entidad sujeto, pero dicho
cambio puede ser contemplado en cualquiera de sus fases (inicial,
intermedia o final), y no necesaria y únicamente en su fase inicial,
como es propio de los ingresivos o inceptivos. Asimismo, hemos
apuntado que el grupo que consideramos objeto de nuestro
estudio incluye únicamente aquellos verbos incoativos que
denotan un cambio de estado físico o psicológico, de modo que
descartamos aquellos que indican un cambio de posición o
ubicación. No obstante, la noción de localización está presente en
nuestros verbos: las unidades verbales que estudiamos podrían
originarse a partir de la interpretación metafórica de un esquema
locativo. En este sentido, podemos plantear dos esquemas
locativos distintos para analizar los verbos del corpus de trabajo.
Por un lado, hay verbos que pueden entenderse como la entrada
de determinadas entidades realizadas como sujeto gramatical
156 Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado

(figura o contenido) en ciertos estados físicos o psíquicos


denotados por la base nominal, distintos al estado originario de
dicha entidad y concebidos como recipientes (continente o
contenedor). Por otro lado, existen unidades verbales que se
corresponden con un esquema basado en la inserción de una
entidad realizada como sustantivo base del verbo (figura o
contenido) en la naturaleza de otra entidad realizada, en este
caso, como sujeto gramatical (contenedor o continente), de modo
que esa figura pasaría a formar parte de la esencia del
contenedor, ocasionándole un cambio de estado. Por tanto,
hablaríamos de una relación entre incoatividad y localización que
ha sido esbozada en el apartado 2.2.2 y que será abordada más
exhaustivamente en futuros trabajos.
Otra característica de nuestro grupo verbal objeto de estudio es
su naturaleza causativa: se relacionan con el concepto de
causatividad, categoría semántica que permite entender las
relaciones de causa-efecto que se establecen entre los distintos
eventos. De hecho, hemos dividido los verbos denominales
incoativos en dos grandes grupos en función de la naturaleza de la
causa que los desencadena (véase Cuadro II, abajo): verbos de
causa externa (existencia de un elemento externo al objeto
paciente que actúa directamente en la consecución de la
eventualidad que denota el verbo; por ejemplo, las unidades
aburguesarse y enamoriscarse) o verbos de causa interna
(existencia de una propiedad inherente al único argumento verbal,
Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado 157

el sujeto léxico, la cual es responsable de la realización del evento


designado por el verbo; por ejemplo, las unidades brotar y
ensarnecer).
Por lo que respecta a los verbos denominales incoativos de
causa externa, la mayor parte de ellos poseen un rasgo
representativo: la participación en la alternancia causativo-
incoativa, que consiste en la posibilidad de que un mismo verbo
despliegue dos estructuras diferentes. En este sentido, por un
lado, pueden poseer una construcción transitiva o biactancial de
carácter causativa donde la unidad verbal requiere dos
argumentos para completar su significado, como son el sujeto
gramatical, que desempeña el papel semántico de causa, y el
objeto, que actúa como resultado de la acción (objeto afectado);
por otro lado, pueden desplegar un esquema intransitivo o
monoactancial de índole incoativa donde, de modo general, el
verbo únicamente necesita la compañía de un participante,
realizado como sujeto sintáctico con el papel de tema afectado o
paciente (objeto afectado de la construcción transitiva). No
obstante, nuestro objeto de estudio no abarca esas unidades
verbales que alternan, sino que se centra específicamente en un
conjunto reducido de verbos incoativos de causa externa: aquellos
que no participan en la alternancia causativo-incoativa, ya que
únicamente poseen una variante intransitiva pronominal. De
hecho, con nuestro trabajo pretendemos constatar la existencia
158 Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado

de ese conjunto delimitado de unidades verbales, más allá de la


tradicional asociación entre causa externa y alternancia causativo-
incoativa. Consideramos que, de ese modo, ampliamos la noción
lingüística de incoatividad o cambio de estado, otorgándole así un
carácter heterogéneo enriquecedor.
Con relación a las construcciones incoativas de causa interna,
es destacable el hecho de que poseen sujetos con determinadas
propiedades que les hacen susceptibles de padecer el cambio de
estado denotado por el verbo. Se trata de propiedades inherentes
a la entidad sujeto que la capacitan para experimentar el cambio
de estado denotado; si esa entidad no tuviera dichas propiedades,
no se podría predicar de ella ese evento verbal.
En definitiva, nuestros verbos incoativos se caracterizan por
relacionarse con una causatividad externa o una causatividad
interna. En este sentido, conviene diferenciarlos de los verbos
causativos propiamente dichos (Lavale Ortiz, 2007, 2013), que son
aquellos designadores de un proceso de cambio que una entidad
ocasiona a otra, y más particularmente de los verbos causativos
incoativos: aquel tipo de verbos causativos que hacen alusión a
una transformación en otro estado.
A continuación presentamos un cuadro donde trazamos
sucintamente la clasificación de las unidades verbales que
estudiamos en este trabajo a partir de las nociones sintácticas y
semánticas abordadas a lo largo del Capítulo 2.
Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado 159

Cuadro II. Clasificación de las unidades verbales

Transitivos
Ej.: escribir, leer, ver, amar.

Inergativos/ acusativos41
Ej.: llorar, reír, saltar, toser.
Verbos de existencia y aparición
Ej.: existir, vivir, seguir; aparecer, presentarse,
manifestarse.
Verbos
Verbos de causa externa
Ej.: ajamonarse,
Intransitivos Ergativos/ enamoriscarse, encartonar
inacusativos Verbos de →NO Alternancia causativo-
cambio de
estado (verbos incoativa
incoativos) Verbos de causa interna
Ej.: abonanzar, barbar,
ensarnecer, florar.

Además, en este capítulo también hemos tratado de establecer


un contraste entre los predicados inacusativos incoativos y otras
estructuras que poseen más o menos semejanzas con esos
predicados objeto de nuestro estudio: las construcciones
pertenecientes a la voz media caracterizadas por la presencia del
clítico se, el cual implica siempre la manifestación de la pérdida o
la reducción de un elemento oracional, como puede ser un

41
Existe un determinado conjunto de unidades verbales de cambio de estado
que constituyen una serie verbal alejada del prototipo general de esta clase
verbal: no se caracterizan por ser intransitivas inacusativas (entidad sujeto no
agente), como observamos generalmente, sino por ser intransitivas inergativas
(entidad sujeto agente).
160 Capítulo 2. Incoatividad o cambio de estado

argumento estructural o un papel semántico. Concretamente,


hemos confrontado los verbos incoativos con las estructuras
reflexivas, las pseudo-reflexivas, las pasivas reflejas (o medias-
pasivas) y las impersonales con se (o medias-impersonales). Dicha
confrontación queda plasmada en el Cuadro III.

Cuadro III. Comparación contrastada entre estructuras con se


Impersona- Pasivas Reflexivas Pseudo- Inacusativas
les con se reflejas reflexivas incoativas
Sí. Sí. Sí. Sí. Sí.
Partícula se Marcador de Signo de Pronombre Pronombre Pronombre
impersonalid pasividad clítico. clítico. clítico.
ad
Existencia Sí
de sujeto No Sí (sujeto Sí Sí
gramatical (impersonal correferente
afectado sintáctica) con otro
por acción argumento)
verbal
Sí, aunque Sí, aunque No, general-
está oculto está Sí Sí mente
Interven- (impersonal oculto (excepción
ción de un semántica) (imperso- de un grupo
agente nal verbal
semántic.) concreto)
Rasgo de Sí, aunque no No Sí. No No
transitivi- siempre Obligatorio
dad
Sujeto No Sí, aunque Sí, aunque
gramatical (no hay también Sí. Sí también
animado sujeto) puede ser Obligatorio puede ser
inanimado inanimado
Capítulo 3. Formación de verbos
denominales
Capítulo 3. Formación de verbos denominales 163

3.1. Introducción
El objetivo de este capítulo es exponer los procedimientos por
los que se forman los verbos denominales en la lengua española.
Se trata de una información necesaria para poder llevar a cabo un
análisis exhaustivo y sistemático de las unidades verbales que
constituyen nuestro objeto de estudio. Para ello, nos proponemos
mostrar los procesos morfológicos (derivación y parasíntesis),
sintácticos (incorporación) y semánticos (fusión) que intervienen
en la formación de los verbos procedentes de sustantivos.
Como afirma Lavale Ortiz (2013: 251)
Son muchos los autores que reconocen la necesidad
de integrar, en el estudio de los procesos de formación
de nuevos lexemas, distintas parcelas de análisis de la
lengua: la semántica, la sintáctica, la morfológica y, en
menor medida, pero no menos importantes, la
fonología y la pragmática.

Esta autora se refiere a Kastovsky (1974: 292), Varela (1993: 25-


26), Cortés y Mairal (2005: 159) y Rio-Torto (2006: 393). Es cierto
que estos estudiosos citados plantean la necesidad de establecer
mecanismos de enlace entre los diversos componentes de análisis
de la lengua, y probablemente en la formación de palabras se
hacen más evidentes esos mecanismos. Por tanto, vamos a
dedicarnos en este capítulo a presentar la formación de los verbos
denominales desde los puntos de vista morfológico, semántico y
sintáctico.
164 Capítulo 3. Formación de verbos denominales

3.2. Procedimientos morfológicos de formación de palabras


En la NGLE (2009: 21, 1.5a) encontramos la siguiente definición
de morfología:
[es] la parte de la gramática que estudia la estructura
interna de las palabras, las variantes que estas
presentan, los segmentos que las componen y la forma
en que se combinan. Estudia también el papel
gramatical que desempeña cada segmento en relación
con los demás elementos de la palabra en la que se
insertan.

A partir de esta definición se constata que el componente


morfológico de la gramática se centra en la palabra como unidad
de rango superior para estudiarla desde un punto de vista
formativo (composición interna) y tipológico (clasificación en
grupos). Según Pena (1999: 4307), los objetivos de la morfología
son: delimitar, definir y clasificar las unidades del componente
morfológico; describir cómo tales unidades se agrupan en sus
respectivos paradigmas; explicitar el modo en que las unidades
integrantes de la palabra se combinan y constituyen conformando
su estructura interna. En nuestro estudio, nos interesa el tercer
objetivo de la morfología: aquel dedicado a la configuración
interna de las palabras. En este sentido, distinguimos dos grandes
ramas de la morfología (RAE, 2009: 21-22): la morfología flexiva,
que estudia el conjunto de variantes de una misma palabra con
relación al género, el número, la persona, el tiempo, el modo y el
aspecto; la morfología léxica o derivativa, tradicionalmente
denominada formación de palabras, que estudia las variaciones de
Capítulo 3. Formación de verbos denominales 165

las palabras que implican cambios de contenido gramatical que


tienen consecuencias en las relaciones sintácticas. Mientras que
las voces flexionadas (leo, leyendo, leeré) constituyen variantes de
una misma unidad léxica (leer), las palabras derivadas (lector,
lectura) no son variantes de las formas de las que proceden (leer),
sino voces diferentes, aunque relacionadas con ellas. En este
trabajo nos centramos en la morfología léxica o derivativa.
Desde la perspectiva morfológica, las unidades mínimas
significativas que componen las palabras se denominan
morfemas42. Tanto en la morfología flexiva como en la léxica se
distinguen la raíz43 (el segmento de la palabra que aporta el
significado léxico) y los afijos, segmentos que agregan a la raíz
información de diverso tipo. Pueden ser flexivos o derivativos. Los
afijos flexivos suelen recibir el nombre de desinencias, y se
adjuntan al tema y lo adaptan para expresar otras categorías
gramaticales que exige la clase de palabra, como -a y -s en
blancas. Entre los afijos derivativos encontramos el prefijo (afijo
antepuesto a la raíz, como re- en correr > re-correr), el interfijo
(afijo que se intercala en el interior de la palabra, como -ec- en pez
> pec-e-cillo) y el sufijo (afijo pospuesto a la raíz, como -ot- en
grande > grand-ot-e). Para el análisis composicional de las
palabras es necesario hablar de otras dos unidades morfológicas:

42
Martinet (1960), dentro del estructuralismo europeo, propone el término
monema para referirse a esa unidad mínima conocida como morfema.
43
Martinet (1960) se decanta, asimismo, por el término lexema en lugar de raíz.
166 Capítulo 3. Formación de verbos denominales

el tema, que es aquel significante que permanece constante a lo


largo de la flexión y puede ser simple, formado únicamente por la
raíz (blanc- en blanc-o), o complejo, constituido por la raíz y los
afijos (como blancuzc- en blancuzco); y la base, que Pena (1999:
4318) define como “aquel constituyente de la palabra, en
cualquier nivel de constitución o estructura jerárquica, sobre el
que puede operar un proceso morfológico (flexión, derivación,
composición, etc.)”. Así definida, la base es una unidad más
genérica que las unidades raíz y tema, de modo que estas pueden
denominarse también base. Pena ejemplifica esta explicación: en
inconfesable, con raíz hacemos referencia a confes-, pero no a
confesa-, base de la sufijación con -ble, ni a confesable, base de la
prefijación con in-. No obstante, estos términos no siempre
coinciden: en rebuscamientos, la raíz es buscá-, el tema es
rebuscamiento y la base de afijación del sufijo -miento es rebuscá-.
Según la RAE (2009: 23), la morfología se divide de manera
general en dos subdisciplinas: la derivación y la composición. En
ambos casos se denomina base léxica la voz a la que se aplica
algún proceso morfológico. En la composición se unen dos bases
léxicas (pelo y rojo en pelirrojo); en la derivación se unen una base
léxica y un afijo (España y -ol en español; a- y moral en amoral).
No obstante, según Felíu Arquiola (2009), la derivación puede ser
afijal, basada en la adición de un afijo a una base (maduro >
inmaduro), o no afijal, cuando se modifica la base mediante la
sustracción o eliminación de material fónico de la misma
Capítulo 3. Formación de verbos denominales 167

(perdonar > perdón). Esta última no es frecuente en la lengua


española. Así, centrándonos en la derivación afijal, a su vez esta
abarca dos grandes procedimientos: la afijación y la parasíntesis44.
Por un lado, la afijación (adición a bases léxicas previas de
elementos inseparables, esto es, afijos) comprende otros tres
procesos, los cuales constituirían los procesos simples de
formación de palabras: prefijación, interfijación y sufijación. Como
sus propios nombres indican, la prefijación es el procedimiento
por el cual se añade un prefijo a una base léxica (re-educar)45; la
interfijación consiste en la intercalación de afijos intermedios
entre la base y el sufijo o la terminación verbal (dorm-il-ón); la
sufijación es el proceso mediante el cual se adjunta un sufijo a una
base (libr-ería o libr-ero, de libro). Por su parte, la parasíntesis
constituye un procedimiento complejo de formación de palabras,
ya que combina varios procesos simples de formación.
Concretamente, abarca dos tipos de combinaciones. Por un lado,

44
Darmesteter (1875: 79-80) consagró el uso del término parasíntesis para
caracterizar a ciertas formaciones léxicas. Desde entonces se ha difundido,
aunque no se ha logrado llegar a un acuerdo sobre su significado exacto.
45
Cabe destacar que en torno a la prefijación emana una polémica surgida a
partir de la condición lingüística del prefijo, es decir, su estatuto gramatical. En
este trabajo vamos a considerar la prefijación como un tipo de derivación,
posición asimismo defendida por autores como E. de Bustos Gisbert (1986), S.
Fernández Ramírez (1986), H. Urrutia Cárdenas (1971), J. A. Miranda (1994), etc.
No obstante, existen estudiosos (F. Lázaro Mora, 1986; M. Alvar Ezquerra, 1993;
R. Almela Pérez, 1999) que estiman que los prefijos son elementos de
composición, ya que hay ciertos prefijos que también son unidades
independientes (auto-, hiper-, macro-, mono-, multi-, etc.), como ocurre con las
preposiciones (ante-, intra-, super-, etc.). Otros lingüistas, por su parte, adoptan
una postura ecléctica (E. de Bustos Tovar, 1966; R. Menéndez Pidal, 1980).
168 Capítulo 3. Formación de verbos denominales

está la parasíntesis por afijación (Serrano-Dolader, 1995, 1999):


procedimiento en que se unen la prefijación y la sufijación
simultáneamente (en-moh-ecer, de moho; a-terr-izar, de tierra),
sin que exista en la lengua ninguna de las dos unidades resultantes
de ambos procesos (no existe ni enmoh ni mohecer). Este tipo de
parasíntesis se ha circunscrito tradicionalmente casi de modo
exclusivo al campo de las formaciones verbales. Por otro lado,
encontramos la parasíntesis en composición (Serrano-Dolader,
1995, 1999): proceso en que intervienen, simultánea pero no
sucesivamente, la composición y la sufijación (quince-añ-ero, de
quince y año), sin que ninguna de las dos unidades resultantes
exista en la lengua (no existe ni quinceañ ni añero). Se trata de un
proceso de formación de palabras de muy escasa productividad en
español.
Desde el punto de vista de la categoría gramatical a la que
pertenece la base léxica sobre la que se produce el proceso de
formación de palabras, la derivación puede ser de tres tipos en
español (RAE, 2009: 24): derivación nominal, que permite derivar
sustantivos de otras categorías, en gran medida de verbos
(traducir > traducción), adjetivos (ancho > anchura) o de otros
sustantivos (rosa > rosal); derivación adjetival, que permite
obtener adjetivos de otras bases, en la mayor parte de casos
sustantivas (arena > arenoso) y verbales (deprimir > deprimente);
derivación verbal, que permite formar verbos de otras clases de
Capítulo 3. Formación de verbos denominales 169

palabras, muchas veces sustantivos (batalla > batallar) y adjetivos


(claro > clarificar).
A continuación vamos a desarrollar más ampliamente los dos
grandes procedimientos de formación de palabras que hemos
expuesto dentro del concepto general de derivación morfológica
(afijación y parasíntesis). En concreto, los presentaremos desde el
punto de vista de la creación de nuevas unidades verbales, puesto
que son verbos los que constituyen nuestro objeto de estudio,
particularmente verbos denominales. Por tanto, nos centraremos
en la sufijación y la parasíntesis por afijación.

3.2.1. Derivación verbal: sufijación


Como acabamos de comentar, la derivación verbal consiste en
aquel procedimiento morfológico que permite formar verbos a
partir de unidades de otras categorías, como puede ser la nominal
(abanico > abanicar), la adjetival (blanco > blanquear) y la verbal
(correr > recorrer). Estos ejemplos nos permiten constatar que,
entre los procesos simples de formación de palabras que ya
hemos avanzado (prefijación, interfijación y sufijación), el que
claramente permite crear unidades verbales nuevas a partir de
bases de otra categoría gramatical es la sufijación, puesto que
para esta creación es fundamental e imprescindible la adición de
sufijos verbales, los cuales producen un cambio categorial (la
prefijación y la interfijación no conllevan ningún cambio de
170 Capítulo 3. Formación de verbos denominales

categoría gramatical). En este sentido, hablamos de una


derivación de tipo heterogénea, pues se produce un cambio
categorial entre la base y el derivado (de sustantivo se pasa a
verbo); el otro tipo de derivación es homogénea, que es aquella en
la que dicho cambio categorial no tiene lugar, por lo que
únicamente podrían intervenir la prefijación y la interfijación,
aunque también puede darse la sufijación (maduro > inmaduro;
pez > pececillo) (Felíu Arquiola, 2009). En otro orden de cosas, por
lo que respecta a las bases léxicas de estos verbos de nueva
creación, en nuestro estudio nos interesan las bases nominales,
como hemos mencionado previamente.
Por tanto, como indica Rifón Sánchez (1996, 1997), en la
formación de verbos denominales se produce la creación de un
verbo a partir de la unión de un sustantivo y un sufijo, de manera
que “cada uno de estos elementos aportan sus propios rasgos y la
unión de estos diferentes rasgos es lo que determina el tipo de
verbo fruto de la derivación” (Rifón Sánchez, 1997: 7). Los verbos
sufijados que podemos formar en español se configuran con
los sufijos -e-(a)-, -iz-(a)-, -ific-(a)- y -ec-(e)-. En cuanto
a las vocales del tema (-a-, -e- e -i-), la única vocal del
tema verbal utilizada autónomamente para crear
verbos es la -a-. La vocal del tema -e- solo se presenta
en la derivación en el sufijo -ec-(e)- y la -i- no es un afijo
productivo, ni en solitario, ni en conjunción con otro
sufijo (Rifón Sánchez, 1997: 9-10).
Capítulo 3. Formación de verbos denominales 171

Siguiendo a Pena (1980: 34), estos cinco elementos (-ar, -ear, -


izar, -ecer e -ificar)46 permiten diferenciar, formalmente, dos
pautas de derivación: la derivación inmediata y la derivación
mediata. La derivación inmediata forma verbos “con la simple
adición de la vocal del tema de la conjugación (rem-o > rem-a-r)” a
la raíz, y en la derivación mediata “la vocal del tema va precedida
de otro sufijo (veran-o > veran-e-a-r)”. Como bien nos indica
Lavale Ortiz (2013: 265), este elemento que precede a la vocal del
tema en la derivación mediata es considerado un interfijo, pero
somos partidarios de englobar este interfijo y la vocal del tema en
un único sufijo:
Algunos gramáticos actuales consideran estos
interfijos como parte del afijo derivativo (por tanto,
palid(o)-ecer, escas(o)-ear). Esta pauta simplificadora
será también la que se adopte aquí. Así pues, se
hablará de “el afijo -ecer” o de “el afijo -izar” […] en
lugar de aludir a “el afijo -er precedido del interfijo -ec“
o a “el afijo -ar precedido del interfijo -iz-“ (NGLE 2009:
579, 8.1g).

La distinción entre derivación inmediata (-ar) y derivación


mediata (-ear, -izar, -ificar y -ecer) nos permite diferenciar la vocal
del tema -a- del resto de sufijos, pues su naturaleza semántica
neutra le permite expresar todos los significados que se asocian al

46
Estos elementos son los más productivos; la NGLE (2009: 580, 8.1h) reconoce
otro esquema más, “N-uar”, aunque los verbos de este tipo son escasos, por lo
que muchos autores no lo consideran una pauta productiva de formación.
172 Capítulo 3. Formación de verbos denominales

resto de sufijos de la derivación mediata. Según Lavale Ortiz (2013:


267),
el sufijo -ar formaría verbos a partir de cualquier tipo
de sustantivos, ya indiquen objeto (abanico <
abanicar), estado (asfixia < asfixiar), propiedad (acero
> acerar), ser humano o animado (acólito > acolitar),
acto (batalla > batallar), etc., dando lugar a una
categoría semánticamente neutra (Pena, 1993: 233)
[…] capacitada para expresar diferentes contenidos
semánticos según la entidad designada por la base y la
forma en la que esta base se relaciona con el predicado
verbal, sin que el aspecto del verbo o la relación entre
actantes o argumentos venga predeterminada por el
significado del sufijo.

Por tanto, el sufijo -ar es el sufijo no marcado de la derivación


verbal y crea verbos con cualquiera de los significados aportados
por los otros sufijos verbales, propios de la derivación mediata.
Dichos sufijos son los siguientes:
· Sufijo verbal -ear. Se trata de un sufijo que da lugar a
verbos derivados a partir, fundamentalmente, de bases
sustantivas. El valor aspectual principal de este sufijo es el
de iteratividad. Según Pena (1993: 235),
Un proceso es iterativo cuando su realización supone
la ejecución de una serie sucesiva de actos. Es un
proceso de duración interna ilimitada, pero compuesto
por procesos diminutos o mínimos que se manifiestan
como actos acabados o perfectos de duración interna
mínima (momentáneos o puntuales).

De este modo, no se trata de una mera repetición de actos,


sino que esa sucesión de actos se engloba en un proceso
Capítulo 3. Formación de verbos denominales 173

único de duración ilimitada (Lavale Ortiz, 2013: 269). Un


ejemplo significativo sería cocear (de coz) ‘dar coces una
caballería’: se produce la repetición o sucesión de coces en
el interior de un proceso único más amplio cuya duración
no está limitada.
Además de este valor, los verbos en -ear también denotan
habitualidad, un contenido muy similar al iterativo:
La iteratividad implica repetición de acciones en una
misma oración. La habitualidad implica repetición de
acciones en diferentes ocasiones. El tipo de pluralidad
presentado por la habitualidad genera el sentimiento
de que las acciones que se repiten son un rasgo
característico de la situación (Rifón Sánchez, 1997: 49).

Lavale Ortiz (2013: 270) explica la relación entre estos dos


sentidos aspectuales:
Si bien ambos contenidos expresan repetición de
acciones, la iteratividad indica una repetición de acción
en una sola ocasión y la habitualidad, repetición de
acción en diferentes ocasiones siempre que se trate de
una situación en la que dicha acción es típica.

Independientemente de su consideración semántico-


aspectual, los verbos denominales en -ear pueden ser
intransitivos (serpentear, copear) o transitivos (capitanear,
arponear), pero son frecuentes también los que permiten
ambas construcciones: vocear ‘dar voces’ (intransitivo),
vocear ‘llamar a uno a voces’ (transitivo) (Serrano-Dolader
1999: 4692).
174 Capítulo 3. Formación de verbos denominales

· Sufijo verbal -izar. La productividad de este sufijo para


crear verbos es bastante reciente. Existe una tendencia
mayoritaria a asociar la terminación -izar con el sentido
causativo. No obstante, no es adecuado aplicar tal
generalización, ya que resulta difícil clasificar
semánticamente los verbos denominales con este sufijo:
no es posible marcar límites estrictos entre los diversos
significados de estas unidades verbales. Así pues, existen
verbos resultativos (“hacer o convertir en X”: atomizar,
carbonizar); verbos de “dotar o proveer de X” (bautizar,
señalizar); verbos instrumentales (arcaizar, motorizar);
verbos locativos (canalizar, memorizar); verbos agentivos
(poetizar, tiranizar).
Por lo que respecta a las estructuras sintácticas, gran parte
de los verbos denominales en -izar aparecen normalmente
en construcciones transitivas o biactanciales (analizar,
hospitalizar), pero hay verbos que fundamentalmente
aparecen en construcciones intransitivas o
monoactanciales (agonizar, teorizar) (Serrano-Dolader
1999: 4696-4697).
· Sufijo verbal -ificar. Procede de la terminación de origen
latino -ificare, que daba lugar a verbos formados por
composición, y después evolucionó al estatuto de sufijo.
Suele emplearse en la creación de verbos pertenecientes al
Capítulo 3. Formación de verbos denominales 175

lenguaje científico-técnico, y muchos se forman a partir de


bases latinas. Como afirma Lavale Ortiz (2013: 273)
la mayoría tiene valor causativo o factitivo en
estructuras biactanciales e indica el resultado (acción
no causada) en estructuras monoactanciales, como
quilificar, que admite ambas estructuras marcando la
monoactancialidad con la forma pronominal se.

· Sufijo verbal -ecer. Esta terminación verbal española


procede de la latina -sco/-scere (véase el apartado 3.5). En
español quedan algunos reductos que conservan el sufijo
latino (con la correspondiente -s-), como mollescer,
enclarescer, florescer, pero todos han caído en desuso;
únicamente fosforescer (junto a fosforecer) ha conservado
vitalidad en español.
Según Serrano-Dolader (1995, 1999), muchos verbos
denominales en -ecer formados sin prefijo han perdido
vigor y han sido sustituidos por los correspondientes
parasintéticos en [en- + base + -ecer]: callecer – encallecer;
dentecer – endentecer.
Sobre cuestiones sintáctico-semánticas, esta terminación
origina verbos denominales monoactanciales (intransitivos)
que expresan incoatividad o cambio de estado, así como
biactanciales (transitivos) que indican causatividad de la
entrada en ese estado. Lo más habitual es que una misma
unidad verbal admita tanto el esquema intransitivo como
el transitivo y, en su mayoría, suelen marcar la variante
176 Capítulo 3. Formación de verbos denominales

intransitiva incoativa con la partícula pronominal se. De


este modo, estaríamos hablando de la alternancia
causativo-incoativa (véase el epígafe 2.3.1.1).
Cabe señalar que, más allá del sentido propio que aporte cada
uno de los sufijos que hemos comentado (el valor incoativo puede
ser designado por varios de ellos), en la formación de unidades
verbales de naturaleza denominal resulta determinante la clase y
el significado del sustantivo que actúe como base léxica. Así pues,
como conclusión, podemos reproducir las palabras de Lavale Ortiz
(2013: 274):
En resumen: cada uno de estos sufijos se especializa,
por tanto, en expresar una determinada nota de
significación (excepto -ar, que no tiene
especificaciones semánticas) y es gracias al tipo de
sustantivo base al que se añade como se construye el
significado final del producto de la formación de
palabras.

En consecuencia, habrá que analizar los verbos del corpus para


concretar qué terminaciones son las más propicias para formar
verbos denominales incoativos. En este sentido, será necesario
observar qué clases de sustantivos se prestan para esa formación,
dado que el significado de esta base nominal es fundamental para
la configuración del significado final de la expresión verbal.

3.2.2. Parasíntesis verbal


Más allá de la sufijación verbal, el otro procedimiento de
derivación verbal denominal, esto es, de formación de unidades
Capítulo 3. Formación de verbos denominales 177

verbales a partir de bases sustantivas, es la parasíntesis,


específicamente la parasíntesis verbal por afijación. Como ya
hemos comentado, se trata de un proceso complejo: “se
caracteriza por la aplicación simultánea y conjunta de dos afijos
(prefijo y sufijo) sobre una base previa” (Serrano-Dolader, 1995:
43). También comparten esta concepción Alemany (1920) y Rifón
Sánchez (1996). Así pues, consiste en combinar simultáneamente
un prefijo y un sufijo sobre una base nominal para formar una
unidad verbal. Se trataría, por tanto, de una estructura interna
trimembre: sería parasintética “toda formación constituida por
una base léxica (B) sobre la que actúan conjuntamente un prefijo
(p) y un sufijo (s); siempre y cuando se cumpla la condición de la
«inexistencia previa» de las formaciones [p + B] o [B + s]”
(Serrano-Dolader, 1995: 27). No obstante, esta concepción de la
parasíntesis por afijación desmonta la clásica hipótesis de la
ramificación binaria de Aronoff (1976: 85): “the
morphophonological operation [of a Word Formation Rule] is
phonologically unique”. Lavale Ortiz (2013: 275) lo explica
sintéticamente:
se asocia un afijo a una regla de formación, de
manera que una regla de formación de palabras aplica
solamente un afijo a la palabra base y supone que toda
palabra compleja posee una estructura binaria
jerarquizada.
178 Capítulo 3. Formación de verbos denominales

En consecuencia, se han propuesto distintas soluciones47 para


intentar amoldar esa estructura trimembre a la hipótesis binaria
de Aronoff. De forma resumida, son las siguientes:
-La propuesta de que en los parasintéticos la combinación
que se produce entre prefijación y sufijación no es
simultánea, sino sucesiva (Scalise, 1984; Corbin, 1987;
etc.). Esta solución se desglosa en dos supuestos: por un
lado, el más extendido se basa en el planteamiento de la
sufijación como primer proceso, de modo que el sufijo
sería el encargado de cambiar la categoría de la base; por
otro lado, encontramos la convicción de que los prefijos
poseen una función transcategorizadora: en primer lugar
operaría la prefijación, de manera que el prefijo sería el
elemento que cambiaría la categoría de la base.
-La defensa de la existencia de un único afijo discontinuo
que se añade a la base, compuesto por una parte inicial
(coincidente con el prefijo) y una parte final (coincidente
con el sufijo) (Bosque, 1982). Por ejemplo, hallamos el afijo
discontinuo a-…-ar, esquema constituido por prefijo y
sufijo entre los que se puede situar un sustantivo
(abotonar).

47
Para más explicaciones de estas soluciones y los problemas que plantean
veáse, entre otros, Lavale Ortiz (2013: 276-277), Pena (1991: 117-120), Serrano-
Dolader (1995: 24-60), Almela Pérez (1999: 190-191).
Capítulo 3. Formación de verbos denominales 179

En nuestra opinión, la mejor consideración de la parasíntesis


por afijación es aquella que se basa en una estructura interna
trimembre compuesta por un prefijo y un sufijo que se combinan
conjunta y simultáneamente sobre una base léxica y siempre que
se produzca la inexistencia previa de las formaciones intermedias
prefijo + base (*a-jamón) o base + sufijo (*jamon-ar). Por tanto, se
trata de un proceso complejo de formación de palabras
(miscelánea de prefijación y sufijación, dos procedimientos
simples), como venimos defendiendo a lo largo del trabajo.
Además de este criterio para reconocer formaciones
parasintéticas, Felíu Arquiola (2009: 69) plantea otro criterio
habitual acerca de las unidades verbales parasintéticas: la
conformación del significado del verbo parasintético a partir del
significado de la base nominal o adjetiva. Este segundo criterio
hace posible la consideración de agangrenarse (‘padecer
gangrena’) como un parasintético, pese a la existencia del verbo
gangrenarse.
Si nos detenemos en el estudio de los afijos que permiten
formar en español verbos denominales parasintéticos,
encontramos diferentes combinaciones, algunas más frecuentes y
productivas que otras. Los sufijos que presentan este tipo de
unidades verbales son los mismos que hemos comentado en la
180 Capítulo 3. Formación de verbos denominales

derivación mediata (-ear, -izar, -ecer, excepto -ificar48) e inmediata


(-ar). Por lo que respecta a los prefijos, que también aportan su
propio significado, los más habituales en las formaciones
parasintéticas son a- y en- (con su variante em-), también aparece
des- y, en menor medida, otros prefijos (con-, es-, re-, etc.).
Basándonos en Serrano-Dolader (1995; 1999) y en Rifón
Sánchez (1996), quienes ha estudiado con gran exhaustividad las
formaciones verbales denominales parasintéticas, y siguiendo la
exposición de Lavale Ortiz (2013: 279-282), podemos plantear el
estudio de estos verbos en tres grupos en función de las partículas
prefijales que presentan: con prefijo a- o en-, con prefijo des- y
con otros prefijos.
a) Verbos parasintéticos con prefijo a- o en-
Constituyen el grupo más numeroso de verbos
parasintéticos en lengua española. Principalmente se
combinan con los sufijos -ar y -ecer, aunque también
admiten otras terminaciones. A continuación exponemos
las diferentes posibilidades de combinación:
- El esquema [a-/en- + sustantivo + -ar] es el más
productivo. Dependiendo del prefijo, los significados
pueden ser muy variados: con a- el valor más
frecuente es causativo-incoativo (‘adquirir o hacer
adquirir alguna o algunas de las cualidades definitorias

48
El sufijo -ificar no aparece combinado con prefijos. Según Lang (1997: 217),
las formaciones en -ificar “son únicas en el grupo de los verbales por su
resistencia a la parasíntesis”.
Capítulo 3. Formación de verbos denominales 181

del sustantivo base’: aborregarse, apayasar); con en-


el sentido más habitual es locativo-direccional (‘meter
algo o a alguien en el objeto designado por el
sustantivo base’: embotellar, encarcelar); ambos
prefijos dan lugar a valores instrumentales (‘ejecutar la
acción con la ayuda del objeto designado por el
sustantivo base’: atenazar, enlazar); valores de
negación o privación (acarralar49); etc.
- La estructura [a- + sustantivo + -ecer] es totalmente
residual en español: apenas reúne verbos. Por su
parte, el esquema [en- + sustantivo + -ecer] sí da lugar
a más formaciones verbales; en este caso, pueden
expresar valores incoativos (enfierecerse, entallecer) y
también causativos (empavorecer).
- Las combinaciones de a-/en- con el sufijo -ear generan
muy pocas unidades verbales. Con el prefijo a- existen
verbos que expresan acciones que implican una cierta
violencia (apalear). Con el prefijo en- encontramos
verbos con sentido agentivo o actitudinal (enseñorear).
- El esquema [a- + sustantivo + -izar] reúne unidades
verbales con valor causativo mayormente
(atemorizar), y también algunas con sentido local
(alunizar). En cuanto a la combinación del prefijo en-

49
Véase el comentario del verbo acarralar en el punto 6.2.4.1.
182 Capítulo 3. Formación de verbos denominales

con el sufijo -izar, posee escasos verbos, y asimismo


presentan valores causativos (enfervorizar) y locales
(entronizar).
b) Verbos parasintéticos con prefijo des-
La combinación de este prefijo con el sufijo -ar es la que
más verbos genera, aunque también encontramos
unidades con -izar (descuartizar) y con -ecer (desfavorecer).
Por lo que se refiere a la semántica, Serrano-Dolader
(1995, 1999: 4719-4722) reconoce sobre todo cuatro
valores: ablativo (‘alejar algo o a alguien del objeto base’:
destronar), instrumentales (‘realizar una acción con ayuda
del objeto base’: deslumbrar), efectivos (‘producir el objeto
base’: desmigar) y privativos (‘quitar, privar, alejar,
suprimir o disminuir’: desmantecar)50. Por otro lado,
Rodríguez Rosique (2011, 2012) propone los siguientes
valores para des- en esquemas parasintéticos: ablativo o
separativo (descarrilar, despeñar), instrumental
(despinzar), resultativo (destrozar), privación (de posesión
alienable: despiojar; de posesión inalienable: descabezar;

50
Según Serrano-Dolader (1995, 1999), numerosos verbos incluidos en el grupo
del valor privativo pueden, asimismo, ser sometidos a interpretaciones
reversativas no parasintéticas. Un ejemplo es desmilitarizar, verbo interpretable
como parasintético con sentido privativo (“hacer perder a algo el carácter
militar que por sí tiene”: des+militar+izar), pero en determinadas circunstancias
extralingüísticas puede asumir una interpretación reversativa no parasintética
(“acción que supone una reversión de militarizar”, “volver al estado inicial”:
des+militarizar).
Capítulo 3. Formación de verbos denominales 183

con sentido metafórico: desriñonar)51. Estos valores de des-


se generan a partir del sentido original ablativo o de
localización “desde donde”.
c) Verbos parasintéticos formados con otros prefijos
Se trata de un grupo amplio de prefijos, pero comprende
un número más reducido de formaciones parasintéticas
que los dos grupos anteriores; esto es, son esquemas
morfológicos que carecen de productividad. La mayoría de
estos prefijos se combinan con el sufijo -ar. De este modo,
encontramos las siguientes estructuras (Serrano-Dolader,
1995, 1999):
· Con-: muchos de los verbos con este prefijo son
heredados del latín. Solo es productivo con el valor
comitativo: señala una acción conjunta llevada a cabo
por dos o más sujetos de manera recíproca
(confrontar, congeniar).
· Entre-/inter-: estos verbos son poco frecuentes y
poseen valores locales, concretamente de posición
intercalada, “en medio de” (entrecomillar,
interlinear).

51
Varela y Martín García (1999) y Rodríguez Rosique (2011, 2012) proponen,
además, otros valores de des- en esquemas derivativos de carácter deverbal:
reversión (des-hacer), negación (‘NO + verbo base’: des-agradar) e intensivo (el
prefijo adquiere rasgos valorativos: des-informar). Lógicamente, estos
esquemas con des- no constituyen nuestro objeto de estudio, pues únicamente
nos interesan aquellas estructuras de naturaleza parasintética.
184 Capítulo 3. Formación de verbos denominales

· Ex-/e(s)-: este prefijo genera sentidos ablativos de


‘alejamiento, separación, extracción, etc.’
(excarcelar, evaporar).
· Es-52: este prefijo da lugar a unidades verbales
corradicales con verbos parasintéticos creados con el
prefijo des-. Dichas unidades comparten los valores
de este último prefijo (espatarrarse y despatarrarse).
Además, existe un determinado y reducido número
de verbos con es- que no conviven con la forma
corradical en des-; es difícil marcar el valor específico
que pueda aportar el prefijo en esas unidades
(espalar ‘apartar con la pala la nieve que cubre el
suelo’).
· Extra-: este prefijo raramente conforma verbos
parasintéticos. Cuando lo hace, aporta valores locales
(extravasar).
· Per-: se trata de un prefijo que ha heredado verbos
del latín (pernoctar).
· Pro-: está presente en verbos de uso poco habitual o
con aspecto latinizado (prolongar).

52
Como observamos, el prefijo es- puede constituir dos tipos de partículas: por
un lado, puede ser una variante muy común del prefijo ex-/e- (Varela y Martín
García, 1999: 5017-5018); por otro lado, puede funcionar como prefijo
propiamente dicho y compartir radicales con des- (Serrano-Dolader, 1995: 145-
147).
Capítulo 3. Formación de verbos denominales 185

· Re-: es un prefijo más vital que el resto de los que


ahora están siendo estudiados. Da lugar a distintos
valores: reiterativo (reciclar), causativo e incoativo
(refrescar-se), etc.
· Res-: este prefijo es muy poco frecuente (respeluzar).
· So-/son-: son derivados del latino sub-. Originan
valores locales (soterrar), aunque algunos son
causativos (sonrosar).
· Sobre-: indica casi siempre localización (sobreaguar).
·Trans-/tras-: designa, entre otros, valores de
direccionalidad (trascartarse) y de medio
(trashumar).
Del mismo modo que señalamos al finalizar el apartado de los
verbos derivados por sufijación, los distintos esquemas
parasintéticos pueden dar lugar a valores incoativos. Sin embargo,
la concreción del significado final de la unidad verbal resultante
proviene tanto de los valores propios de los afijos implicados en el
proceso de formación como de la significación que aporte la base
léxica origen de la nueva unidad y de la estructura sintáctico-
semántica en la que se inserte. Así pues, habrá que tener en
cuenta estos factores a la hora de realizar el análisis de los verbos
del corpus: habrá que diferenciar las clases semánticas de los
sustantivos base y determinar los esquemas sintáctico-semánticos
en los que aparezcan.
186 Capítulo 3. Formación de verbos denominales

Con todo, cabe apuntar que, como afirma Lavale Ortiz (2013:
283) citando a Pena (1991) y Serrano-Dolader (1995), los procesos
morfológicos de formación de verbos denominales han sido
ampliamente estudiados, pero no ocurre lo mismo con el aspecto
semántico de los mismos: los autores reconocen un vacío
existente en esta parcela, así como la complejidad en la
delimitación de subgrupos semánticos.

Finalmente, antes de concluir el apartado dedicado a los


procesos morfológicos de formación de palabras, es pertinente
aludir a la coexistencia de formaciones verbales corradicales entre
los verbos denominales. Se trata de un fenómeno mediante el cual
se presentan pares o series de unidades verbales originadas a
partir de un mismo sustantivo base, pero ajustadas a esquemas
morfológicos distintos, que pueden ser tanto derivativos por
sufijación como parasintéticos por afijación. Como afirma Serrano-
Dolader (1999: 4709), “no es posible sistematizar el tipo de
relaciones que se establecen entre formaciones verbales
corradicales en español”, de modo que únicamente podemos
aspirar a exponer algunas de las diversas combinaciones posibles,
como las que presentamos a continuación; la mayoría de los
ejemplos son verbos incoativos:
- Coexistencia de varios esquemas derivativos por sufijación:
frutar, frutear, frutecer, fructificar (comparten significado,
aunque fructificar se puede usar en sentido figurado).
Capítulo 3. Formación de verbos denominales 187

- Coexistencia de varios esquemas parasintéticos por


afijación: agrumar y engrumecerse (comparten significado,
aunque poseen distintas estructuras sintácticas); afiebrarse
y enfiebrarse (se diferencian en el significado, aunque
comparten construcción sintáctica).
- Coexistencia de esquemas derivativos por sufijación y
esquemas parasintéticos por afijación: enraizar, raizar y
raicear (comparten significado y estructura sintáctica,
grosso modo); endiablar y diablear (difieren en significado
y en estructura sintáctica); apimpollarse y pimpollecer
(comparten significado, aunque poseen diferentes
estructuras sintácticas).

3.3. Procedimientos sintácticos y semánticos de formación de


palabras
Es un principio común que toda formación lexicogenética
implica forma y contenido. Sin embargo, mientras que las
relaciones formales que se establecen entre los constituyentes de
la palabra compleja han sido muy estudiadas, la relación
semántica que se da entre los mismos, motivada sincrónicamente
(Piera y Varela, 1999: 4.372-4.373), ha sido poco tratada. Por ello,
siguiendo a Santiago y Bustos (1999: 4511), es preciso señalar el
conjunto de propiedades semánticas que aparecen asociadas a la
188 Capítulo 3. Formación de verbos denominales

verbalización y que pueden ser interpretadas en términos


argumentales o lógico-semánticos.
En el caso concreto de los verbos denominales, los rasgos
sintáctico-semánticos que asume la unidad verbal se vinculan en
gran medida con la forma y el significado del sustantivo base. Así
lo señala Beniers (2002: 407):
Lo importante es que en el momento de constituir un
verbo denominal, lo mismo que para interpretarlo, se
requiere asumir una relación semántico-sintáctica con
el sustantivo contenido.

En el mismo sentido, Lavale Ortiz (2007: 24), siguiendo a


Cifuentes Honrubia (2004), comenta:
En la formación de verbos denominales tienen lugar
procesos de formación de palabras y procesos de
fusión sintáctico-semántica que permiten que dos
contenidos conceptuales que pertenecen a categorías
diferentes, verbal y nominal, se sinteticen y se
comporten de forma conjunta como un verbo
denominal. Los conceptos, por lo tanto, pueden
expresarse en la oración de forma independiente, a
través de estructuras analíticas, o de forma sintética,
en una única palabra. Entre ambas estructuras existe
una relación, porque se expresan los mismos
contenidos conceptuales y los puntos en común son
inevitables.

De este modo, la estructura analítica puede actuar como


paráfrasis o mecanismo explicativo para entender las relaciones
argumentales que se producen en el verbo denominal, pero no la
debemos entender como una etapa para la formación del verbo
Capítulo 3. Formación de verbos denominales 189

denominal. A propósito de los verbos parasintéticos, Serrano-


Dolader (1995: 107) realiza la siguiente reflexión:
Es necesario marcar, desde un principio, los límites
entre lo que es una paráfrasis explicativa del
significado de un verbo y lo que es una presumible
base sintagmática de una creación parasintética. Es
evidente que un verbo parasintético puede ser
parafraseado por medio de una determinada
construcción sintáctica, es decir, que un verbo como
embarcar puede ser definido analíticamente como
«meterse o meter algo en un barco». Otra cosa bien
distinta es pretender que la construcción analítica es la
base a partir de la cual se crea el verbo parasintético.

Este estudioso (1995: 109) cita las teorías de Darmesteter


(1875), Thorn (1909) y Pottier (1962) basadas en la postulación de
una relación de tipo lexicogenético entre el verbo parasintético y
una estructura frástica analítica. Esto permite a esos autores
diferenciar en los verbos denominales entre una parasíntesis
interna, en cuya paráfrasis el prefijo se relaciona con el sustantivo
(ôter les rats de (le) pot – dépoter les rats), y una parasíntesis
externa, en cuya paráfrasis el prefijo se relaciona con el régimen
del verbo (ôter les rats de (le) pot – dératiser le pot). Para Serrano-
Dolader, la relación postulada por estos lingüistas existe, pero
“sólo en el plano de la explicación semántica del derivado verbal,
no como fundamento del proceso lexicogenético”.
En nuestra opinión, del mismo modo que postula Lavale Ortiz
(2007: 25), la paráfrasis a través de la construcción analítica
constituye un medio de explicación semántico del contenido de
190 Capítulo 3. Formación de verbos denominales

una estructura sintética y no es, por tanto, un paso o el origen de


una determinada formación sintética, ya que la forma analítica no
es completamente sinónima a la construcción sintética.
Simplemente, es una forma sintáctica de explicar un contenido
conceptual.
En la formación del verbo denominal, tiene lugar la unión del
sustantivo al verbo, de forma que estos dos elementos funcionan
como un único lexema. Este procedimiento sintáctico recibe la
denominación de incorporación y, según Cifuentes Honrubia
(2004: 95-96), se caracteriza porque “el elemento incorporado
restringe uno de los argumentos temáticos del predicado”, es
decir, que en la propia construcción el verbo y uno de sus
argumentos forman una unidad (engrasar, embarcar). Este
procedimiento muestra que los elementos de la construcción
pueden manifestarse de forma independiente y diferenciada, en
una formación analítica, o pueden expresarse de forma
condensada o unidos tras el proceso de incorporación, que da
lugar a un concepto complejo. Así, en la incorporación nominal, el
sustantivo y el verbo forman una sola palabra que se comporta
como el predicado de la oración. No obstante, Cifuentes Honrubia
(2004) emplea como argumento los postulados de la perspectiva
tipológica de lenguas para desaconsejar la posibilidad de entender
las formaciones denominales como un tipo de incorporación. Es
decir, no se puede plantear que la construcción analítica sea el
origen, formal y significativo de la formación denominal.
Capítulo 3. Formación de verbos denominales 191

Realmente se parte de una estructura lógico-conceptual previa;


cuando dicha estructura es puesta de manifiesto en una lengua,
puede formalizarse de forma analítica o de forma sintética, como
verbo denominal. Evidentemente ambas estructuras estarán
relacionadas, pero en modo alguno significan lo mismo: engrasar
no significa *poner grasa en, a pesar de que pueda parafrasearse
de esa manera su estructura conceptual (Cifuentes Honrubia y
Lavale Ortiz, 2009). Este planteamiento se basa en los postulados
de Vera Luján (1987), que parte de un nivel conceptual previo a su
manifestación en una lengua. Los distintos elementos
diferenciados en ese nivel conceptual, al ser expresados en una
lengua, tienen distinta posibilidad de manifestación, pues pueden
expresarse diferenciados unos de otros, en lo que sería una
formación analítica, o pueden expresarse condensados, es decir, y
según Vera Luján, sujetos a una relación de incorporación, lo cual
se puede ejemplificar en llamar por teléfono vs. telefonear. El
verbo denominal, por tanto, no deriva de la construcción analítica,
ni son equiparados en su significado. Vera Luján (1987) solo aplica
explícitamente la incorporación conceptual a procesos de
sufijación, pero es posible aplicar fácilmente tal posibilidad a
cualquier procedimiento de formación de palabras. Esta idea de la
incorporación como procedimiento morfológico, es decir, de
formación de palabras, es asimismo recogida por Baker (1988).
Este autor establece que se trata de la integración de sustantivos
192 Capítulo 3. Formación de verbos denominales

en el cuerpo sígnico, en el formativo de verbos, de modo que


constituye un mecanismo mediante el que un sustantivo, que
cumple una determinada función respecto de un verbo, se
convierte en un modificador de ese verbo, obteniéndose de esta
manera un nuevo verbo complejo con un argumento menos que el
verbo original. De igual forma, se puede describir la incorporación
en términos sintácticos, diciendo que un objeto se mueve hacia
dentro de una palabra que contiene el verbo de la oración. Baker
(1996: 280) recuerda la discusión de entender la incorporación
como un fenómeno fundamentalmente sintáctico, o como un
fenómeno fundamentalmente morfológico.
Por su parte, Hale y Keyser (2002) prefieren la denominación de
la amalgama o fusión propuesta por Talmy (2000) para referirse al
proceso semántico que interviene en la formación de los verbos
denominales locales. Para ellos, se trata de un tipo específico de
incorporación, un tipo que cumple una versión especialmente
estricta de la restricción del movimiento del núcleo, según la cual la
matriz fonológica (del núcleo) de un complemento reemplaza la
matriz vacía del núcleo rector. Así, emplean esos términos no sólo
por diferenciarse de la utilización que Baker hace del concepto
“incorporación” (aun aceptando que se trata de nociones
estrechamente relacionadas, y quizás iguales), sino porque
piensan que podría haber alguna diferencia entre ambos
conceptos, la cual (en caso de aceptarla) residiría en la rección,
Capítulo 3. Formación de verbos denominales 193

una relación que juega un papel en la restricción de los dos


procesos.
Cifuentes Honrubia (2006b: 263), quien recopila la opinión de
diversos autores sobre este asunto, concluye que ambos
fenómenos están estrechamente relacionados, pues hacen
referencia a la agrupación o condensación de elementos, pero que
cada uno se centra en un punto de vista de este proceso. La
incorporación atendería a los factores morfosintácticos que se
producen como consecuencia de la condensación de los
elementos, mientras que la fusión se centra en los factores
semánticos que se producen tras el proceso de unión. Esta
distinción nos permite concluir que los verbos denominales que
vamos estudiar no son fruto únicamente de la incorporación de un
sustantivo a un verbo, sino que en este proceso de fusión de dos
elementos tienen también lugar otros factores semánticos que
son cruciales para la comprensión de la condensación de los
elementos, pues estamos ante un caso de recategorización de un
sustantivo en un verbo. Consideramos, con Cifuentes Honrubia y
Lavale Ortiz (2009), que el término fusión es más acertado para la
caracterización de los verbos denominales, porque en su
definición incluye al de incorporación: la fusión estudia el
resultado global del fenómeno, el verbo, como elemento
compacto que resulta del proceso, mientras que la incorporación
194 Capítulo 3. Formación de verbos denominales

trata de mantener diferenciados los elementos afectados en el


proceso de unión. De forma sintética,
la incorporación parece dibujada desde perspectivas
que valoran exclusivamente las consecuencias
morfosintácticas del proceso, con el mantenimiento
diferenciado de los elementos afectados por la
incorporación. En la amalgama son los factores léxico-
conceptuales los que priman, pues las consecuencias
morfosintácticas de la misma son una pérdida de
independencia de los elementos amalgamados, ya que
se produce una recategorización. En el caso de los
verbos denominales, dicha recategorización supone un
paso de sustantivo a verbo y, consecuentemente, un
cambio en el significado de la estructura sintética
respecto de la construcción analítica, cambio que,
como ya comentamos, puede acarrear que no se
transparenten en el nuevo verbo los significados
independientes de los elementos fusionados, ni su
relación (Cifuentes Honrubia y Lavale Ortiz, 2009: 61).

Como hemos visto, en el proceso de formación del verbo


denominal, el nombre queda fusionado semánticamente a una
estructura que contiene los elementos necesarios para poseer
capacidad predicativa y poder manifestar eventos de la realidad.
Ahora bien, el nombre se adjunta al verbo como argumento de
distinta naturaleza y, por lo tanto, la relación semántica que
mantiene el nombre con el verbo puede ser múltiple. Esta
variedad en la forma de fusionar el sustantivo al verbo provoca
que los significados que puede expresar un verbo denominal sean
muy variados. De forma general, podemos señalar, con Cifuentes
Honrubia (2006b: 249), que los tipos de contenido que vienen
dados por los verbos denominales son sobre todo seis: el
Capítulo 3. Formación de verbos denominales 195

causativo (bromear, silabear, despedazar), el incoativo (florecer),


el instrumental (telefonear), el agentivo (profetizar), el privativo
(despiojar) y el local (embarcar). A continuación nos vamos a
centrar en el contenido incoativo de los verbos denominales, pues
constituye nuestro objeto de estudio. Dicho contenido incoativo
surge de un proceso de fusión que puede ser de diversa índole.
Principalmente, destacamos dos opciones: por un lado, la fusión
puede basarse en la presencia de un sustantivo base designador
de algún tipo de estado de forma denotativa (modorra <
amodorrarse), significado que aporta íntegramente a la unidad
verbal resultante, la cual se encarga de indicar el paso del estado
inicial de la entidad experimentante al estado expresado por la
base nominal; por otro lado, la fusión puede radicar en la
aplicación de distintos procedimientos de abstracción semántica
sobre el significado de la base nominal con el fin de recategorizar
el sustantivo en verbo y obtener un valor incoativo para la nueva
unidad verbal (jamón < ajamonarse). Desarrollaremos estos
procesos semánticos en el Capítulo 6 cuando abordemos los
verbos objeto de estudio desde una perspectiva léxico-semántica.

3.4. Sobre la formación de los verbos denominales incoativos


La incoatividad o cambio de estado es una noción semántica
cuya manifestación morfológica verbal más común y numerosa es
aquella de naturaleza deadjetival, ya que los cambios de estado se
196 Capítulo 3. Formación de verbos denominales

pueden llegar a entender como cambios en las propiedades o


cualidades de las entidades experimentantes, y precisamente los
adjetivos constituyen la categoría gramatical designadora de
propiedades y cualidades atribuidas a entidades, objetos, etc. No
obstante, como hemos señalado, nuestro trabajo pretender
focalizar otro tipo de manifestación verbal de la incoatividad: los
verbos denominales.
Así pues, las unidades verbales objeto de nuestro estudio
(verbos denominales que expresan un cambio de estado) se han
generado mediante el procedimiento morfológico de la
derivación. Concretamente, se ajustan a dos procesos derivativos:
sufijación y parasíntesis por afijación. Esta formación se explica
por el hecho de ser verbos denominales, esto es, verbos que
poseen como base léxica un sustantivo. De este modo, hay dos
opciones únicas en su formación: o bien se le suma un sufijo
verbal a la base sustantiva (sufijación), o bien se le suman un
prefijo y un sufijo simultáneamente (parasíntesis por afijación). En
este sentido, queda descartado el procedimiento de la prefijación,
el cual debería estar combinado con la sufijación verbal si la
finalidad es formar unidades verbales: no puede emplearse esta
composición derivativa porque, en ese caso, debería existir en la
lengua española alguna de las dos sumas ([prefijo + base nominal]
o [base nominal + sufijo verbal]), y si fuera así no hablaríamos de
la formación de verbos a partir de sustantivos, sino de verbos
Capítulo 3. Formación de verbos denominales 197

originados sobre una base verbal a la que se le añadiría, en una


segunda fase formativa, un prefijo.
Según los resultados obtenidos de la lectura de las fuentes
bibliográficas (Serrano-Dolader, 1995, 1999; Mendikoetxea,
1999a), el proceso derivativo más recurrente y frecuente para
expresar el contenido semántico de la incoatividad o cambio de
estado en los verbos denominales es la parasíntesis por afijación.
Además, también se expone en esa bibliografía que el sufijo -ar es
el más productivo en la formación de unidades verbales en
español. Así pues, el propósito de este trabajo, entre otros, es
confirmar esas hipótesis mediante el análisis de las unidades
recogidas en el corpus verbal.
Por otro lado, desde una perspectiva semántica, en la
formación de los verbos denominales incoativos se observa el
empleo de ciertos mecanismos de extensión del significado y de
cambio semántico, principalmente la metáfora53 y la metonimia.
Lakoff y Johnson (1980) plantean la teoría cognitiva de la metáfora
y la metonimia. Esa teoría sostiene que el pensamiento abstracto
y las ideas con las que configuramos nuestro lenguaje no surgen
de la nada, sino que proceden de la experiencia cotidiana, ya sea
una experiencia física o una vivencia cultural o antropológica. De

53
En el apartado 2.2.2 señalamos que la metáfora constituye un importante
recurso para el cambio semántico, de ahí que sea la clave para entender la
relación que establecemos en este trabajo entre la incoatividad y la localización.
198 Capítulo 3. Formación de verbos denominales

acuerdo con esta tesis, las metáforas parten de asociaciones de


semejanza entre varios dominos, y las metonimias se basan en
asociaciones basadas en la proximidad espacial; ambas
constituyen mecanismos por medio de los cuales transformamos
la experiencia vital en información. Así, estos autores distinguen
entre metáforas conceptuales (LO BUENO ES ARRIBA; EL AMOR ES UN
VIAJE) y expresiones metafóricas, que también estudia Deignan
(2005) ([Un muerto] tenía cinco carámbanos en cada mano; El
viento susurraba).
Espinosa Elorza (2009) considera que la creación de verbos
denominales se debe a un proceso de abstracción. En este
sentido, esta autora (2009: 170-171) postula que “la metáfora y la
metonimia son probablemente los dos mecanismos más
importantes del cambio semántico. Se trata de procesos
cognitivos que tienen que ver con las asociaciones establecidas
entre dos cosas, propiedades o actividades”. Por un lado, la
metáfora “es una proyección conceptual entre dos estructuras
conceptuales, basada en relaciones de semejanza” (la falda de la
montaña; Pedro es un cerdo/burro/lince; color chillón); por otro
lado, la metonimia “implica una conexión real entre dos
conceptos, de alguna manera contiguos”. Según Radden y
Kövecses (1999), se trata de un proceso cognitivo en el cual una
entidad conceptual proporciona acceso mental a otra dentro del
mismo modelo cognitivo idealizado. Warren (1999) sostiene que la
Capítulo 3. Formación de verbos denominales 199

metonimia es básicamente un mecanismo de abreviación: Oyó el


[sonido producido por el] piano desde la puerta de al lado.
La incidencia de los recursos metafóricos y metonímicos en
nuestro trabajo quedará expuesta en el Bloque II, que está
dedicado al análisis de las unidades verbales del corpus. En este
sentido, constataremos que se trata de recursos altamente
empleados en la formación de los verbos denominales incoativos,
ya que mediante la metáfora y la metonimia se asocian entidades
o conceptos más o menos simples o sencillos con el fin de
construir significaciones verbales complejas, como es el caso de la
noción semántica de cambio de estado o incoatividad. Así lo
enuncia Fernández Jaén (2012: 56):
[…] las metáforas y las metonimias no son meros
recursos retóricos destinados a embellecer el discurso
sino las herramientas cognitivas fundamentales de que
dispone nuestro cerebro para dar forma al significado.

Un ejemplo que permite visualizar la recurrencia a esos


procedimientos semánticos para conformar el valor incoativo en
nuestras unidades objeto de estudio podría ser el relativo al verbo
encartonar, cuyo significado es ‘dicho de una persona: quedarse
enjuta por haber padecido tuberculosis’. Este verbo se origina a
partir del sustantivo cartón, que significa ‘conjunto de varias hojas
superpuestas de pasta de papel que, en estado húmedo, se
adhieren unas a otras por compresión y se secan después de
evaporación’; en esta definición queda patente el rasgo de enjuto
200 Capítulo 3. Formación de verbos denominales

y seco que resalta la unidad verbal, por lo que se produce una


extrapolación metafórica al aplicar ciertas características de un
objeto a una entidad humana.
No obstante, antes de adentrarnos en ese estudio analítico,
vamos a abordar una última cuestión que nos parece relevante: la
evolución lingüístico-histórica del sufijo -ecer(se). Aunque hemos
adelantado que la terminación verbal más recurrente en la lengua
española actual para indicar el cambio de estado es el sufijo -ar,
históricamente en los orígenes de nuestra lengua la denotación
morfológica más habitual de la incoatividad fue el sufijo -ecer.

3.5. Sobre el sufijo -sc-e/-o > -ec-er: históricamente incoativo


Debido a su evolución etimológica caracterizada por una
originaria denotación de cambio de estado, en nuestro estudio
merece un comentario especial un afijo verbal de la lengua
española: el sufijo -ec-er, que procede del sufijo latino -sc-e/-o.
Así lo explica Pharies (2002: 187-189):
[-ec(er)] Sufijo que se utiliza en español para derivar
verbos factitivos e incoativos de la segunda
conjugación a partir de bases verbales y nominales. Se
remonta a -esco, -ere, formante latino de la tercera
conjugación cuyo significado es casi siempre incoativo.

Siguiendo a Pena (1993: 263-267), en latín culto o literario (s. II-


I a.C.), había tres terminaciones verbales relacionadas con el valor
semántico de estado: verbos en -e para expresar estado o
propiedad (caleo -ere ‘estar caliente’), verbos en -sc-e/-o para
Capítulo 3. Formación de verbos denominales 201

indicar entrada en un estado y voz media (calesco -ere


‘calentarse’), y verbos en -a para significar causatividad de un
estado (calido -are ‘calentar’). Según este autor, lo normal en latín
es que para cada verbo de la segunda conjugación, que suele
designar un estado o propiedad, se desarrolle otro en -esco
(donde -e- representa la vocal temática) de carácter incoativo.
Väänänem (1967: 145-146) muestra, sin embargo, que esta
situación resulta inestable en el llamado latín vulgar (latín popular,
oral o hablado), donde van confluyendo las significaciones: los
verbos en -esco adquieren la posibilidad de designar estados
(floresco -ere ‘estar en flor’). Es decir, según Pena (1993), los
verbos en -sc-e/-o dejan de expresar conjuntamente incoatividad y
voz media, y pasan a interferir en las nociones limítrofes de estado
y causatividad (augesco -ere ‘aumentar’).
Finalmente, en el español se produce la culminación de la
situación lingüística anterior, es decir, la correspondiente a la
variedad latina popular. Así, mientras que el estado es expresado
mediante ser/estar + adjetivo, la incoatividad con voz media y la
causatividad se expresan por medio de la diferencia formal
consistente en la alternancia “presencia/ausencia” del clítico
concordado (calentar ‘poner caliente una cosa’ / calentarse ‘subir
la temperatura’). Según Pena (1993), en el español medieval
resulta normal que los verbos en -ecer sean transitivos y
causativos (endurecer ‘poner dura una cosa’) y que el antiguo
202 Capítulo 3. Formación de verbos denominales

sentido incoativo se exprese mediante la forma pronominal


correspondiente (endurecerse ‘volverse dura una cosa’). No
obstante, esta evolución no se ha completado. Por una parte, hay
verbos que siguen sin pronominalizarse en el sentido incoativo
(ensordecer ‘causar sordera’ y ‘contraer sordera, quedar sordo’:
misma forma tanto para el valor causativo como para el
incoativo), y por otra, hay verbos que son únicamente causativos
(engrandecer ‘hacer grande una cosa’) o únicamente incoativos
(anochecer ‘empezar a venir la noche’). También puede darse el
caso de que la forma no pronominal indique incoatividad además
de causatividad, a pesar de que exista la correspondiente forma
pronominal que ya denota cambio de estado (enfriar ‘poner fría
una cosa’ –valor causativo─ y ‘adquirir una cosa el estado de
frialdad’ –valor incoativo– / enfriarse ‘adquirir una cosa el estado
de frialdad’ –valor incoativo). Al mismo tiempo, verbos como
carecer ‘tener falta de una cosa’ y adolecer ‘padecer de algún
defecto’ desempeñan la función de los verbos latinos de la
segunda conjugación, expresando un estado.
Desde el punto de vista morfológico, concretamente de la
formación de palabras, según Pharies (2002), en español se puede
distinguir entre los verbos heredados del latín y los derivados
propios. Entre los resultados patrimoniales de verbos latinos
terminados en -esco figuran engrandecer (ingrandesco -ere),
florecer (floresco -ere), anochecer (noctesco -ere), etc. En cuanto a
los derivados internos, como en latín, forman dos categorías según
Capítulo 3. Formación de verbos denominales 203

se deriven a partir de bases verbales o nominales. En su mayoría,


los derivados deverbativos corresponden a bases de la tercera
conjugación española (verbos en -ir): nodrecer ‘educar’ (nodrir),
enloquecer (enloquido), fallecer (fallir). Son también numerosos
los derivados tempranos hechos directamente sobre adjetivos:
ennoblecer, enriquecer, entristecer, oscurecer, etc. Por otro lado,
lo normal es que los derivados latinos en -esco construidos sobre
verbos de la segunda conjugación vayan acompañados de prefijos:
excandesco -ere ‘arder’ (ex + candesco -ere ‘brillar con luz blanca’),
intumesco -ere ‘hincharse’ (in- + tumesco -ere ‘comenzar a
hincharse’), occalesco -ere ‘calentarse’ (ob- + calesco -ere ‘íd’). A
partir de construcciones como estas, en que el prefijo mantiene su
valor semántico, se desarrollan en romance las llamadas
estructuras parasintéticas, como en…ecer y a…ar, cuyo elemento
prefijal es semánticamente vacío. Por último, Pharies (2002)
apunta la existencia en la ortografía del español de variantes
acabadas en -escer, registradas en la Edad Media. De las once
formas en -escer admitidas por el DRAE, ocho se califican de
anticuadas. Solo evanescer, fosforescer y pubescer no llevan esa
etiqueta. La ortografía -esc- sigue siendo aceptable en otras
formas sufijadas como consciente, omnisciente, omniscencia,
putrescible.
Maurer Jr. (1951) estudia los verbos de las lenguas romances
acabados en -ire que emplean el sufijo -esco/-isco en las personas
204 Capítulo 3. Formación de verbos denominales

del singular y en la tercera persona del plural de los presentes de


indicativo y subjuntivo, así como en la segunda persona del
singular del presente de imperativo. Así lo observamos en los
siguientes casos: Rum. înfioresc, înfioreşti, înfioreşte, înfiorim,
înfioriţi, înfioresc (inf. înfiori); It. fiorisco, fiorisci, fiorisce, fioriamo,
fiorite, fioriscono (inf. fiorire). En algunas lenguas, como el español
y el portugués, el sufijo -esco ha sido generalizado para todas las
personas de todos los tiempos y modos (florecer, ensombrecer,
ennoblecer, envejecer, amarillecer, etc.). Maurer plantea tres
pasos en ese proceso morfológico:
1º) Primeramente, en latín se produjo una mezcla de verbos
incoativos en -esco con ciertos verbos denominales
terminados en -ire, principalmente derivados de
adjetivos. Esos incoativos latinos en -esco originalmente
denotaban el inicio de un estado, o a veces de una acción.
Pronto se empezaron a asociar a adjetivos, expresando
así la adquisición de esa característica por parte del
sujeto. Así, encontramos: senesco ‘envejecer’ – senex;
maturesco ‘madurar’ – maturus; nigresco ‘ennegrecer’ –
niger; floresco ‘florecer’ – flos. Paralelamente, la cuarta
conjugación empezó a incluir algunos verbos derivados de
adjetivos e incluso de nombres, que denotaban un
cambio de estado, es decir, un significado muy cercano a
los verbos en -esco. Algunos ejemplos destacados son:
molliō mollīre ‘suavizar’ de mollis ‘suave’; stabiliō stabilīre
Capítulo 3. Formación de verbos denominales 205

‘establecer’ de stabilis ‘estable’; grandiō grandīre


‘agrandar’ de grandis ‘grande’.
2º) Más tarde, en una amplia zona del territorio de habla
latina, las originarias terminaciones en -esco fueron
reemplazadas por terminaciones en -isco. La causa
principal de la expansión del sufijo -isco es la asociación
de las terminaciones incoativas con las terminaciones del
grupo mezclado de la cuarta conjugación. En un
paradigma donde la mayoría de las terminaciones
estaban caracterizadas por la vocal i, la vocal -e de -esco
debió haber resultado extraña.
3º) Finalmente, ciertas innovaciones adicionales e igualmente
destacadas relacionadas con la conjugación mixta
tuvieron lugar en varias lenguas romances.
a. El nuevo modelo, una vez creado, creció en vitalidad
y productividad hasta que eclipsó totalmente a la
cuarta conjugación.
b. En varias lenguas románicas, sin embargo, esas
terminaciones se expandieron a otras formas
verbales, reemplazando en ellas las correspondientes
terminaciones de la cuarta conjugación original. El
francés va más allá y extiende la terminación -isco a
todo el sistema del presente con la excepción del
infinitivo: 1ª y 2ª pl. pres. ind. nous fleurissons, vous
206 Capítulo 3. Formación de verbos denominales

fleurissez; imperf. ind. je fleurissais, tu fleurissais, il


fleurissait, etc.; 1ª and 2ª pl. subj. que nous
fleurissions, que vous fleurissiez; 2ª pl. imperat.
fleurissez; el infinitivo (fleurir) y todas las formas del
perfecto (je fleuris, etc.) mantienen las antiguas
terminaciones de la conjugación en -ire. Por su parte,
el español y el portugués extendieron el sufijo -esco a
todas las formas verbales, e hicieron desaparecer
totalmente las terminaciones originales de la antigua
cuarta conjugación; el sufijo -esco aparece incluso en
el perfecto, tiempo verbal donde el latín nunca lo
utilizó: Esp. florecí; Port. florescí.
c. Por último, en algunos de los dialectos menos
hablados las terminaciones incoativas se llevaron a
otras conjugaciones. El ejemplo más significativo de
esta expansión es el del rético (lengua perteneciente
a la Retia, región de la Europa antigua), donde la
lengua engadina emplea tales terminaciones en un
gran número de verbos de la primera conjugación (en
-are). Un ejemplo es el verbo dubiter ‘dudar’ (Engad.
vulgar dubitar): eau dubitesch, tü dubiteschašt, el
dubitescha, nus dubitains, vus dubitais, els
dubiteschan.
Elvira (2001) también elabora un estudio acerca de la flexión
incoativa en la lingüística románica. Las conclusiones de dicho
Capítulo 3. Formación de verbos denominales 207

trabajo nos sirven a modo de síntesis. Según este autor, las


lenguas románicas se han comportado de dos formas en torno a
esa distribución del sufijo verbal -sc-e/-o > -ec-er:
· Esquema acentual. Se fundamenta en la tendencia a la
extensión del sufijo a la cuarta conjugación, sin su
significado primitivo (pérdida del valor original en latín:
cambio de estado), para homogeneizar así la distribución
acentual en esa conjugación (acentuación radical/fuerte
en las personas primera, segunda, tercera y sexta;
acentuación desinencial/débil en las personas cuarta y
quinta). Se trata de un proceso de ‘exaptación’:
reutilización o reciclaje de elementos lingüísticos, que
permite a la lengua el empleo de un material lingüístico
con funciones diferentes a las que tuvo inicialmente
asignadas. Como lenguas que siguen este esquema
encontramos: italiano, francés antiguo, rumano, occitano,
catalán y retorromance (ámbito oriental).
· Tendencia conservadora, consistente en el
mantenimiento del valor incoativo del sufijo y extensión
del mismo a todas las personas (originariamente solo
aparecen en las personas fuertes). Entre las lenguas que
siguen esta tendencia distinguimos el español, el
portugués y el sardo (ámbito occidental).
208 Capítulo 3. Formación de verbos denominales

A pesar de esta caracterización del español, es cierto que


nuestra lengua presenta algunos hechos morfológicos que la
ponen en relación con el primer grupo románico: posee desde
antiguo un nutrido grupo de verbos que, aun teniendo flexión
incoativa en todas las personas, están desprovistos totalmente de
significado incoativo (ofrecer, parecer, acontecer, padecer). Son
casos de organización acentual en algunos verbos sin significado
incoativo, que se dan en tiempos medievales (verbos como
aborrir, contir, escarnir, fallir, gradir, guarir, podrir y remanir). Este
conjunto de verbos convivía con los verbos que presentaban el
sufijo con valor semántico en todas las personas. Por tanto, el
sistema del español asignaba un doble papel al sufijo verbal -sc-e/-
o > -ec-er, lo cual es difícilmente sostenible. En consecuencia, el
sistema castellano terminará generalizando el uso del sufijo a
todas las personas, incluso fuera del presente, como ocurre desde
antiguo con los verbos propiamente incoativos.

3.6. Conclusiones
En este capítulo hemos abordado la formación de verbos
denominales en español atendiendo a los aspectos morfológicos
(derivación y parasíntesis), sintácticos (incorporación o
movimiento de un sustantivo a un verbo o raíz afijal) y semánticos
(fusión de contenidos conceptuales). Con esto, hemos intentado
demostrar que es imprescindible explicar su formación, no solo
desde una perspectiva de análisis, sino teniendo en cuenta esos
Capítulo 3. Formación de verbos denominales 209

tres niveles lingüísticos con el fin de comprender en su totalidad la


naturaleza y la configuración de un verbo denominal. Así lo explica
sintéticamente Barrajón (2011):
Los verbos cuya base léxica es un sustantivo
responden a diferentes procesos de formación:
morfológicos, sintácticos y semánticos. Desde el punto
de vista morfológico, un verbo denominal puede
formarse a través de mecanismos formales derivativos
o parasintéticos. En el ámbito sintáctico, se recurre al
concepto de incorporación morfológica basado en la
fusión de un verbo con uno de sus argumentos, dando
lugar a una sola unidad lingüística. Por lo que respecta
al plano semántico, los verbos denominales serían el
resultado de un proceso de recategorización (de
sustantivo a verbo) con la consiguiente fusión de
diferentes elementos conceptuales y la pérdida de
independencia de los mismos.

Un verbo denominal es el resultado de la conversión de un


nombre en la categoría verbal. Este cambio categorial se debe,
desde un punto de vista morfológico, a la adición de determinados
afijos (sufijos, acompañados o no de prefijos) a la base léxica de
carácter nominal. Para entender este fenómeno morfológico, en
este capítulo hemos comentado brevemente las unidades y los
procesos morfológicos que intervienen en la formación de
palabras; todo ello queda sintetizado en los Cuadros IV y V.
El Cuadro IV es sencillamente una sinopsis acerca de la
clasificación de las unidades morfológicas que intervienen en los
procesos de formación de palabras.
210 Capítulo 3. Formación de verbos denominales

Cuadro IV. Unidades morfológicas de formación de palabras

Raíz o lexema (re-busca-mientos)


Tema (rebuscamiento-s)
Base (rebusca-mientos)
Morfema o Flexivos = desinencias (blanc-a-s)
monema Prefijo (re-correr)
Afijos
Derivativos Interfijo (pec-ec-illo)
Sufijo (grand-ot-e)

Si se combinan las unidades morfológicas expuestas en el


cuadro superior, obtenemos los distintos procedimientos que
permiten formar las palabras, como se recoge en el Cuadro V.
Nuestro objetivo es el estudio de la formación de los verbos
denominales, de modo que aludimos en este caso a un proceso de
derivación verbal a partir de sustantivos. Estos verbos resultantes
se forman a través de dos procedimientos: afijación mediante
sufijación y parasíntesis por afijación. En el presente capítulo
hemos expuesto los sufijos y los prefijos más propensos para
conformar verbos denominales. Hemos apuntado que, tras la
lectura de las fuentes bibliográficas (Serrano-Dolader, 1995, 1999;
Mendikoetxea, 1999a), los prefijos a- y en- son los más
recurrentes para expresar el cambio de estado por medio de
unidades verbales. Por su parte, el sufijo más productivo en este
sentido es -ar, sufijo no marcado. No obstante, hemos trazado la
línea evolutiva del sufijo español -ecer, cuyo etimología se sitúa en
la terminación latina –sc-o/–sc-ere, ya que este sufijo era el
Capítulo 3. Formación de verbos denominales 211

prototípico para designar en la lengua latina el contenido


semántico de la incoatividad y considerábamos importante
observar cómo ha ido progresando históricamente esa
terminación hasta llegar al español actual, donde -ecer constituye
un sufijo residual.

Cuadro V. Procesos morfológicos de formación de palabras

P Composición = [base léxica + base léxica (+ afijos)]


R (pelo + rojo = pelirrojo)
O Afijación Prefijación (a-moral)
C (procesos Interfijación (dorm-il-ón)
E
Atendiendo simples) Sufijación (libr-ería)
S
O a los
esquemas Por afijación = [pref. + base
S
de Parasíntesis + suf.] (en-moh-ecer)
M Derivación formación (procesos En composición =
O = complejos) [composición + sufijación]
R [base léxica (quinceañero, de quince y
F + año)
O afijo] Derivación nominal: sustantivos a partir
O
L
Atendiendo de verbos (traducir > traducción),
Ó a la unidad adjetivos (blanco > blancura) y
G resultante sustantivos (puñal > puñalada)
I del proceso Derivación adjetival: adjetivos a partir de
C sustantivos (arena > arenoso) y verbos
O (conmover > conmovedor)
S Derivación verbal: verbos a partir de
sustantivos (caramelo > acaramelar) y
adjetivos (claro > clarificar)

En la formación de verbos denominales, además de los


aspectos morfológicos, es fundamental tener en cuenta los niveles
212 Capítulo 3. Formación de verbos denominales

sintáctico y semántico de la lengua. Sintetizamos esta información


en el siguiente esquema:

Incorporación
(procedimiento
Perspectiva que focaliza los
morfosintáctica elementos
afectados en el
proceso de
unión, como
son el verbo y el
Formación de sustantivo)
verbos
denominales Fusión o
amalgama
(procedimiento
que estudia el
resultado global
Perspectiva del proceso de
semántica unión, que es el
verbo
denominal de
nueva creación)

Así pues, en el paso previo a la formación de esta clase verbal


se produce un movimiento sintáctico: un sustantivo, argumento
de una determinada unidad verbal, se mueve a esa unidad dando
lugar a un verbo complejo en el cual se ha insertado el sustantivo.
No obstante, este movimiento deja de ser relevante en favor de
los aspectos semánticos, pues importa más el fruto de esa
formación, constituido mediante un proceso de fusión. En este
sentido, es necesario considerar los matices semánticos que la
nueva creación aporta, teniendo en cuenta tanto el valor
semántico del afijo (o afijos) como el significado proporcionado
Capítulo 3. Formación de verbos denominales 213

por el sustantivo base fusionado y el contexto en que el verbo


aparece. En consecuencia, la relación semántica que mantiene el
nombre con el verbo puede ser múltiple. Entre esa variedad
significativa, en este estudio nos centramos en el contenido
incoativo que pueden expresar los verbos denominales. Así,
adelantando brevemente el análisis de los verbos objeto de
estudio, desde un punto de vista morfológico la configuración de
ese contenido incoativo no se debe al valor semántico del sufijo
más productivo, pues es el sufijo no marcado -ar. No obstante, los
prefijos más recurrentes, que son a- y en-, sí aportan un valor
semántico relacionado principalmente con la atribución de ciertas
cualidades a una entidad determinada, así como con la
localización, que está en la base semántica de nuestros verbos.
Por lo que respecta al sustantivo origen, se recategoriza en un
verbo aportando la denotación de algún tipo de estado de forma
objetiva o mediante procesos de abstracción semántica. De hecho,
hemos señalado que en la formación de los verbos denominales
incoativos intervienen dos procesos de extensión de significado de
relevancia, como son la metáfora y la metonimia, las cuales
permiten comprender nociones complejas a través de la relación
de ideas más sencillas: permiten entender la configuración del
significado de cambio de estado en ciertas unidades verbales
donde ese proceso semántico es complejo. Así lo constataremos
en el bloque práctico del presente trabajo.
BLOQUE II: ANÁLISIS DE LOS VERBOS
DENOMINALES INCOATIVOS
Capítulo 4. Delimitación del
corpus
Capítulo 4. Delimitación del corpus 219

Para llegar a comprender la delimitación del corpus de verbos


denominales incoativos que hemos elaborado debemos
plantearnos una serie de cuestiones iniciales, las cuales atañen a:
la presentación de la definición del verbo en el diccionario
académico; el procedimiento de determinación del origen
denominal de la unidad verbal; la concreción de los verbos que no
forman parte de nuestro corpus y las razones de dicha exclusión.
Las respuestas a estos problemas constituyen la justificación de la
configuración del corpus verbal de nuestro estudio.

4.1. La definición lexicográfica de las unidades verbales


Para elaborar nuestro corpus de verbos, el primer criterio de
selección que tuvimos en cuenta fue la denotación de un
contenido semántico de naturaleza incoativa, esto es, que las
unidades verbales expresaran un cambio de estado físico o
psíquico experimentado por el sujeto léxico. Para entrar en
contacto con este significado verbal nos remitimos a la
vigesimotercera edición del Diccionario de la Real Academia
Española (DRAE, 2014). En esta obra lexicográfica, como en
cualquier otra, están recogidas las unidades o lexías de una lengua
en diferentes entradas. En nuestro caso, nos hemos centrado en
los verbos, y dentro de cada una de las entradas verbales se
reflejan las diferentes acepciones que marcan diferentes usos y
subsentidos del verbo, si los tuviera. No obstante, comparto con
220 Capítulo 4. Delimitación del corpus

Lavale Ortiz (2013: 350) que, cuando hacemos alusión a un verbo,


no consideramos en su conjunto todas las acepciones o usos que
muestra; más bien, reparamos en el significado concreto de ese
verbo que es oportuno para el tipo semántico que estemos
trabajando. También se refiere a esto Cifuentes Honrubia (2004:
73-74) cuando habla de los verbos locales estativos:
A pesar de que hable y clasifique verbos, en realidad
no estoy operando con una forma global sino con un
significado. Quiero decir con ello que, cuando trato o
clasifico un verbo, no lo considero en su totalidad, sino
en el significado que me interesa, desconsiderando,
evidentemente, todos aquellos otros significados (con
las estructuras sintácticas que puedan implicar) que
pudiera tener. Así, por ejemplo, si hablo del verbo
acostar como verbo local estativo me estoy refiriendo
a la construcción (o esquema predictancial) que
posibilita con el significado «echar o tender a uno para
que descanse, esp. en la cama», resultando totalmente
indiferentes las construcciones posibilitadas por otros
significados como «llegar a la costa», «inclinarse hacia
un lado», etc.

Por tanto, en nuestro trabajo únicamente nos centramos en


aquellas acepciones o usos semánticos de los verbos objeto de
estudio que poseen una estructura sintáctica intransitiva o
pronominal y que se caracterizan por ser incoativos, esto es, por
denotar un cambio de estado físico o psíquico. Dejamos a un lado,
pues, las demás acepciones o usos que no reúnan esos criterios
sintáctico-semánticos.
Asimismo, creemos que es necesaria la referencia a los
procedimientos de extensión del significado a la hora de
Capítulo 4. Delimitación del corpus 221

establecer vínculos entre varias acepciones de un mismo verbo.


De este modo, algunos verbos se caracterizan por presentar
acepciones que reflejan una misma acción desde diferentes
puntos de vista; es decir, acepciones que expresan el mismo
evento de la realidad, aunque desde diferentes perspectivas o
centradas en determinadas situaciones. Lo podemos ejemplificar
con el verbo abicharse:
abicharse: 1. prnl. And., Arg. Y Ur. ‘Dicho de la fruta:
agusanarse’. // 2. prnl. Rur. And., Arg. Y Ur. ‘Dicho de una
herida de una persona o de un animal: criar gusanos’.
El significado de abicharse quiere decir ‘criar gusanos’, pero
cada una de las dos acepciones que presenta muestra una
especificación de ese evento, ya que lo aplica a dos entidades
diferentes: por un lado, la fruta; por otro, una herida humana o
animal.
En otras ocasiones, las distintas acepciones de las unidades
verbales están interrelacionadas mediante los procedimientos
cognitivos de la metáfora y la metonimia54, si bien el primero es
mucho más usual que el segundo:
embotijar: 3. prnl. coloq. ‘Hincharse, inflarse’. // 4. prnl.
coloq. ‘Enojarse, encolerizarse, indignarse’.

54
Ya hemos comentado (apartado 3.4.) que en la configuración del significado o
los significados de nuestros verbos objeto de estudio están muy presentes los
recursos metafóricos y metonímicos, pues constituyen dos procesos cognitivos
de extensión semántica.
222 Capítulo 4. Delimitación del corpus

acorcharse: 1. prnl. ‘Dicho de una cosa: ponerse fofa como el


corcho, perdiendo la mayor parte de su jugo y sabor, o
disminuyéndose su consistencia’. // 2. prnl. ‘Dicho de la
sensibilidad de alguna parte del cuerpo: embotarse
(debilitarse)’.
El verbo embotijar, originado a partir del sustantivo botijo
(‘vasija de barro poroso, que se usa para refrescar el agua. Es de
vientre abultado, con un asa en la parte superior […]’), establece
mediante su tercera acepción una comparación entre la forma
ovalada o abultada del vientre del botijo y el estado físico en que
se encuentra una persona si adopta esa misma forma del
recipiente mencionado. Esa forma física puede extrapolarse
metafóricamente al ámbito de las emociones y sentimientos, un
ámbito no físico o material, de tal modo que el estado emocional
de carácter negativo que se puede vincular con la forma física
descrita (hinchazón) sería el enojo o enfado (coloquialmente
decimos “voy a explotar” cuando estamos muy disgustados).
Por su parte, el verbo acorcharse, cuya base nominal es el
término corcho (‘tejido vegetal constituido por células en las que
la celulosa de su membrana ha sufrido una transformación
química y ha quedado convertida en suberina […]’), posee una
primera acepción que podría considerarse la básica y originaria, ya
que denota el cambio que experimenta una entidad genérica al
adquirir las propiedades del corcho, y a partir de ella se construiría
la segunda acepción, extrapolada a un ámbito en concreto: las
Capítulo 4. Delimitación del corpus 223

partes del cuerpo. Así, estas acepciones están en relación de


consecuencia metonímica (la parte por el todo).
Por tanto, y en resumidas cuentas, a la hora de trabajar el
significado verbal como primer criterio de selección para elaborar
el corpus se tuvieron en cuenta dos cuestiones: por una parte, la
evidencia de que las diferentes entradas verbales pueden recoger
varias acepciones, aunque no tenemos por qué considerar todos
esos significados cuando hacemos referencia a un determinado
verbo; por otra, el hecho de que esas distintas acepciones pueden
estar vinculadas a través de diferentes procedimientos
semánticos. Pero más allá de quedarnos únicamente en la
significación verbal para configurar el corpus, debido al proceso de
formación de los verbos denominales incoativos es fundamental
focalizar también el significado que posee el sustantivo que sirve
de origen de la unidad verbal.

4.2. El significado de la base etimológica


Dado que nuestra pretensión con este trabajo es el análisis de
los verbos denominales incoativos, el segundo paso para elaborar
el corpus de unidades verbales caracterizadas como tal fue reparar
en la base de la formación verbal y seleccionar los verbos cuyo
origen estuviera en un sustantivo de naturaleza romance, esto es,
atestiguado en la lengua española (no perteneciente al léxico de
lenguas extranjeras).
224 Capítulo 4. Delimitación del corpus

Una vez constituida la relación de unidades verbales de


significado incoativo extraídas del diccionario académico, el
primer problema que nos surgió en el proceso de reconocimiento
de la base léxica fue que el DRAE (2014) no proporciona en todos
los casos información etimológica sobre la formación verbal. Con
el fin de llenar ese vacío informativo del diccionario, así como para
ratificar la información sobre la base explicitada en las entradas de
algunos verbos, se procedió a la búsqueda de las unidades
verbales en el Diccionario crítico-etimológico castellano e
hispánico (DCECH, 1980) elaborado por Corominas y Pascual. Este
diccionario fue de gran ayuda porque nos proporcionó en muchos
casos la fuente de formación del verbo y, además, nos facilitó
valiosas explicaciones sobre un extenso número de verbos. No
obstante, hubo unidades verbales que no aparecían en el DCECH
(1980), principalmente aquellas de reciente creación en el mundo
hispanoamericano. Para tratar de averiguar el proceso de
formación de esos verbos, recurrimos en última instancia al
Diccionario de americanismos (2010), manual creado por la
Asociación de Academias de la Lengua Española.
Así pues, el método de búsqueda de la etimología de los verbos
primeramente seleccionados por designar un evento incoativo
constó de tres fases, cada una de las cuales se asocia a una obra
lexicográfica concreta: primero el DRAE (2014), segundo el DCECH
(1980) y tercero el Diccionario de americanismos (2010). Todo este
Capítulo 4. Delimitación del corpus 225

proceso nos llevó a configurar de una manera definitiva el corpus


final de las unidades verbales objeto de nuestro estudio.

4.3. Verbos descartados


Fuera de nuestro corpus de verbos denominales incoativos
existe, como es lógico, un extenso número de unidades verbales
que han sido descartadas por motivos varios, los cuales se pueden
relacionar con dos niveles lingüísticos: por un lado, razones de
naturaleza sintáctico-semántica; por otro, causas morfológicas
relacionadas con el proceso de formación verbal. Así pues, en este
apartado vamos a comentar esos grupos verbales que no forman
parte de nuestro corpus y vamos a contraponerlos a las unidades
que sí conforman nuestro corpus con la finalidad de delimitar de
un modo más exhaustivo y específico nuestro objeto de estudio.

4.3.1. Descarte por motivos sintáctico-semánticos


Existe una serie de razones de carácter sintáctico y semántico
que nos han llevado a dejar fuera de nuestro corpus de trabajo un
conjunto de unidades verbales, pues no se ajustan a nuestros
criterios de selección y análisis. Como hemos apuntado, para ir
comentando este grupo de verbos descartados vamos a establecer
diferenciaciones entre estos y los verbos incluidos en el corpus.
226 Capítulo 4. Delimitación del corpus

4.3.1.1. Verbos denominales de estado


Como primera distinción, a la cual se le puede otorgar un
carácter introductorio general, podemos comentar aquella que
relaciona nuestros verbos denominales incoativos o de cambio
de estado con los verbos denominales de estado. Lógicamente,
estos últimos quedan fuera de nuestro grupo verbal de estudio:
los eventos estativos no ocurren ni suceden, sino que
simplemente existen durante un periodo de tiempo, y carecen
de agentividad así como de dinamismo, ya que no pueden
expresar cambios o progresos a lo largo del tiempo (Provencio
Garrigós, por aparecer); en cambio, los verbos incoativos, a pesar
de carecer generalmente de agentividad55, son eventos que
ocurren y que indican dinamismo, pues expresan cambios de
estado. Los siguientes verbos pueden servir de ejemplos:
amezquindarse (mezquindad): 1. prnl. ‘Entristecerse’.
enmantar (manta): 2. prnl. ‘Dicho comúnmente de un ave:
Estar triste y melancólica’.
simpatizar (simpatía): 1. intr. ‘Sentir simpatía’.
El verbo amezquindarse se forma sobre el sustantivo
mezquindad, que significa ‘cualidad de mezquino: desdichado,
desgraciado, infeliz’. Por tanto, el significado verbal expresa una
conversión del sujeto nocional hacia esa cualidad denotada por

55
Ya hemos apuntado que existe una reducida serie de unidades verbales
incoativas que poseen sujetos agentes. La abordaremos con profusión en el
epígrafe 7.2.1. cuando analicemos la naturaleza de los sujetos seleccionados.
Capítulo 4. Delimitación del corpus 227

la base nominal, de modo que se trata de un cambio de estado.


En consecuencia, amezquindarse está integrado en nuestro
corpus. Por su parte, el verbo enmantar, originado a partir del
sustantivo manta (‘pieza de lana, algodón u otro material, de
forma rectangular, que sirve de abrigo en la cama’), designa un
estado en que se encuentra el sujeto léxico, un estado de
tristeza: es un evento de tiempo constante. Del mismo modo
podemos describir simpatizar, de simpatía (‘inclinación afectiva
entre personas, generalmente espontánea y mutua’): constituye
un verbo psicológico o de afección psicológica de carácter
estativo, pues el sujeto nocional experimenta un sentimiento de
afinidad más o menos permanente hacia alguien o algo. Así, los
verbos enmantar y simpatizar fueron excluidos del corpus verbal
de nuestro trabajo: constituyen unidades verbales de afección
psicológica que denotan estados transitorios incontrolados
(Provencio Garrigós, por aparecer).

4.3.1.2. Verbos de existencia y aparición


La segunda oposición que podemos plantear se establece
dentro de los verbos intransitivos inacusativos o ergativos. Como
ya mencionamos anteriormente, diferenciamos dos tipos de
verbos inacusativos: verbos de existencia y aparición, y verbos de
cambio de estado o incoativos. Nuestro trabajo únicamente se
228 Capítulo 4. Delimitación del corpus

centra en los segundos. De este modo, descartamos verbos


como los siguientes:
aflorar (flor): 2. intr. ‘Dicho de un filón, de una capa o de una
masa mineral cualquiera: Asomar a la superficie del
terreno’ // 3. intr. ‘Dicho de algo oculto, olvidado o en
gestación: surgir, aparecer’.
petatearse (petate): 1. prnl. coloq. El Salv. y Méx. ‘Morir
(llegar al término de la vida)’.
El verbo aflorar, formado sobre el sustantivo flor, posee dos
acepciones intransitivas que se relacionan directamente con el
concepto de aparición. Por su parte, petatearse se origina a
partir de la base nominal petate (‘estera’) y tiene un significado
de existencia, en este caso de fin de la existencia.

4.3.1.3. Verbos de cambio de posición o ubicación


Una vez situados dentro del grupo de las unidades verbales
incoativas o de cambio de estado, la distinción que debemos
realizar se vincula precisamente con el tipo de estado en que el
sujeto nocional experimenta un cambio. Así pues, los verbos
objeto de este trabajo se limitan a denotar un cambio de estado
en la naturaleza física o psicológica de la entidad afectada, de
manera que descartamos los verbos que designan un cambio de
posición o ubicación propiamente dichas, esto es, un cambio de
lugar. No obstante, como apuntamos previamente (véase el
apartado 2.2.2), la noción de localización podría constituir la
Capítulo 4. Delimitación del corpus 229

base sintáctico-semántica de nuestros verbos del corpus en dos


sentidos posibles: por un lado, una figura (entidad sujeto) se
introduce o entra en un recipiente interpretado como un nuevo
estado (contenedor) denotado por la base nominal; por otro,
una figura (base nominal) se introduce en un recipiente
(contenedor) realizado por la entidad sujeto, en el sentido de
que se integra en la naturaleza de dicha entidad. Por tanto, la
idea de localización no está totalmente ausente en nuestro
estudio, ya que queda patente como base conceptual del cambio
de estado o incoatividad que analizamos (desplazamiento o
movimiento en sentido abstracto o conceptual)56. Estos
planteamientos pueden ejemplificarse mediante las siguientes
unidades verbales:
alebrarse (liebre): 1. prnl. ‘Echarse en el suelo pegándose
contra él’.
encadarse (cado): 2. prnl. Ar. ‘Meterse en el cado’.
engriparse (gripe): 1. prnl. C. Rica, El Salv., Ur. y Ven.
‘Contraer la gripe’.
emplumecer (pluma): 1. intr. ‘Dicho de un ave: echar plumas’.
El verbo alebrarse, constituido sobre la base liebre, posee un
significado de cambio de posición de la entidad afectada: pasaría
de estar en una posición X a tumbarse en el suelo, posiblemente
en una posición de temor o resguardo, imitando ese rasgo
56
Este planteamiento es defendido por autores como Lyons (1977), Talmy
(1985), Sweetser (1990), Langacker (1999).
230 Capítulo 4. Delimitación del corpus

asustadizo de las liebres. Otro ejemplo es encadarse, formado


sobre cado (‘huronera, madriguera’), con un significado locativo:
el sujeto léxico pasaría a ubicarse en un lugar distinto, en la
madriguera. Por tanto, estas dos unidades verbales quedaron
fuera de nuestro corpus, pues designan cambio locativos
propiamente dichos. Sin embargo, la noción de localización está
presente en los verbos que integran nuestro corpus de trabajo.
En este sentido, engriparse puede entenderse como el proceso
mediante el cual una figura o entidad (contenido) realizada por
el sujeto gramatical, entra en un recipiente (contenedor)
conformado por un nuevo estado, que es sencillamente la
enfermedad de la gripe (base nominal). Asimismo, el verbo
emplumecer puede interpretarse como el proceso mediante el
cual una figura o entidad (contenido) realizada por la base
nominal, en este caso pluma, entra en un recipiente
(contenedor) conformado por la entidad sujeto, de modo que
pasa a formar parte de la naturaleza de esta y le ocasiona así un
cambio de estado.

4.3.1.4. Verbos denominales causativos incoativos


Centrándonos ya en el concepto verbal de incoatividad, y
aludiendo a información ya comentada, hemos de ser
conscientes de que los verbos denominales incoativos están
íntimamente vinculados con el concepto de causatividad, bien
sea de índole externa, bien sea de naturaleza interna (véase el
Capítulo 4. Delimitación del corpus 231

apartado 2.3.). En este sentido, resulta necesario delimitarlos


frente a los verbos denominales causativos incoativos (Lavale
Ortiz, 2013: 463-540), que ya comentamos en el apartado
2.3.1.1. Estos verbos constituyen un tipo de verbos causativos
que aluden a una transformación o conversión en otro estado
ocasionada por la actuación de una entidad sobre otra. Se
caracterizan por aparecer en esquemas biactanciales
(estructuras transitivas), si bien admiten la alternancia causativo-
incoativa, esto es, poseen una variante intransitiva incoativa que
permite focalizar la entidad causada o afectada, que en la
construcción transitiva se correspondía con el objeto directo,
pero en la intransitiva ocupa la posición sintáctica de sujeto57.
Como ejemplos podemos destacar las siguientes unidades
verbales:
momificar (momia): 1. tr. ‘Convertir en momia un cadáver’.
U. m. c. prnl.
afistular (fístula): 1. tr. ‘Hacer que una llaga pase a ser fístula’.
U. t. c. prnl.
enmaniguarse (manigua): 1. prnl. Cuba y P. Rico. ‘Dicho de un
terreno: Convertirse en manigua’.

57
Es necesario recordar que establecemos una diferenciación entre verbos
causativos en general, verbos causativos incoativos en particular y verbos
incoativos de causa externa y de causa interna. Únicamente estos últimos
constituyen nuestro objeto de estudio.
232 Capítulo 4. Delimitación del corpus

Los dos primeros verbos, momificar y afistular, se forman


sobre sustantivos y denotan un significado causativo
desarrollado a través de una estructura transitiva, aunque
también pueden ser empleados en construcciones intransitivas,
concretamente pronominales, como se indica en ambas
definiciones mediante las abreviaturas “u.m.c.prnl” y “u.t.c.prnl”.
El verbo enmaniguarse, construido sobre manigua, expresa un
evento de transformación del sujeto léxico que únicamente
admite un esquema monoactancial intransitivo donde se destaca
básicamente que la entidad que aparece en la posición sintáctica
de sujeto experimenta un cambio de estado donde la expresión
de la causa no es apenas relevante. En consecuencia,
enmaniguarse fue incluido dentro de nuestro corpus verbal, pero
no fue así con los verbos momificar y afistular, pues para
elaborar dicho corpus valoramos principalmente la primera
estructura sintáctica que aparece, es decir, el contexto sintáctico
más usual en que se inserta cada verbo según el diccionario
académico (2014).

4.3.1.5. Verbos derivados de acepciones transitivas


En otro orden de cosas, durante nuestra elaboración del
corpus observamos unidades verbales que poseían algunas de
sus acepciones intransitivas o pronominales constituidas a partir
de otras acepciones de carácter transitivo, una derivación que
puede realizarse a través de procesos de extensión de significado
Capítulo 4. Delimitación del corpus 233

habituales o por medio de procesos metafóricos o metonímicos


(como ya hemos comentado, se trata de dos procedimientos
cognitivos que permiten vincular las diferentes acepciones que
poseen las unidades verbales). De cualquier modo, ese tipo de
acepciones intransitivas o pronominales derivadas de otras
acepciones transitivas no son objeto de nuestro estudio, ya que
únicamente nos interesan aquellas significaciones intransitivas o
pronominales que se derivan directamente del significado (o de
uno de los significados) del sustantivo base y que no están
relacionadas semánticamente con ninguna otra acepción
transitiva del verbo objeto de estudio. Esto se debe a que en el
presente trabajo nos proponemos abordar la noción de
incoatividad denominal a partir de su relación directa con la base
sustantiva58. En consecuencia, fueron excluidos del corpus de
trabajo tanto los verbos que denotaban acepciones intransitivas
o pronominales derivadas de acepciones transitivas, si es que
esos verbos ya no poseían ninguna otra acepción adecuada a
nuestro trabajo, como las acepciones propiamente derivadas, en

58
El hecho de que las acepciones verbales intransitivas que analizamos no se
deriven de otras acepciones transitivas del mismo verbo constituye uno de los
criterios para acotar nuestro objeto de estudio, en virtud de esa perspectiva de
incoatividad denominal que nos interesa ahora. No obstante, en futuras
investigaciones no descartamos centrarnos en el análisis de esas acepciones
intransitivas incoativas derivadas de otras acepciones transitivas del mismo
verbo para obtener así una concepción más completa de la incoatividad.
234 Capítulo 4. Delimitación del corpus

el caso de que esos verbos poseyeran otras acepciones no


derivadas que sí estuvieran dentro de nuestros criterios de
análisis. Para comprender este hecho, podemos mencionar los
siguientes ejemplos:
diptongar (diptongo): 1. tr. Fon. ‘Unir dos vocales en la
pronunciación, formando una sola sílaba’ // 2. intr. Fon.
‘Dicho de una vocal: Convertirse en diptongo’.
apensionar (pensión): 1. tr. desus. ‘Pensionar (II imponer
algún gravamen o pensión)’ // 2. prnl. Chile, Col. y Méx.
‘Entristecerse’.
desmadrar (madre): 1. tr. ‘Separar de la madre las crías del
ganado para que no mamen’ // 3. prnl. coloq. ‘Conducirse
sin respeto ni medida, hasta el punto de perder la mesura
y la dignidad’ // 4. prnl. Col. ‘Dicho de una hembra: Sufrir
el descendimiento patológico de la matriz’.
En primer lugar, observamos el verbo diptongar, que procede
de diptongo (‘conjunto de dos vocales diferentes que se
pronuncian en una sola sílaba’). La primera acepción, de
naturaleza transitiva, es un significado constituido de forma
literal a partir de la base nominal: el sujeto agente pronunciaría
como diptongo dos vocales correlativas (Ejemplo: “Muchos
americanos diptongan la palabra guion”). La segunda acepción
supone la realización intransitiva o monoactancial del contenido
de la acepción anterior: el sujeto léxico ya no es agente, sino la
entidad afectada que experimenta ese cambio de estado, esa
conversión a diptongo (Ejemplo: “La o del latín bŏnus diptonga
Capítulo 4. Delimitación del corpus 235

en bueno”). Por tanto, el verbo diptongar en su totalidad


quedaría fuera de nuestro corpus de trabajo, ya que la segunda
acepción, intransitiva, se vincula semánticamente con la primera,
transitiva, y no sabemos desde una perspectiva diacrónica cuál
de las dos acepciones es la básica y originaria. En estos casos de
incertidumbre, optamos por excluir del corpus aquellos verbos
que presentan esa problemática dicotomía. En segundo lugar,
hallamos el verbo apensionar, que supone una oposición al
verbo anterior. Se forma sobre el sustantivo pensión, que posee
el significado básico de ‘cantidad periódica, temporal o vitalicia,
que la seguridad social paga por razón de jubilación, viudedad,
orfandad o incapacidad’, pero también tiene la acepción
hispanoamericana de ‘pena, aflicción’. De este modo, la primera
acepción verbal, transitiva y ya en desuso, procede del
significado básico del sustantivo base (imponer una pensión a
alguien); por su parte, la segunda acepción verbal,
monoactancial, surge a partir de la acepción de pensión de ‘pena,
aflicción’ (cuando alguien siente una pena, se pone triste). Así
pues, la acepción transitiva de apensionar no es el origen de la
acepción pronominal, ya que cada una tiene como base una
acepción distinta del sustantivo pensión; por tanto, incluimos
dentro del corpus el verbo apensionar en su acepción segunda,
únicamente. Otro verbo digno de comentar es desmadrar,
originado a partir de madre (generalmente, ‘hembra que ha
236 Capítulo 4. Delimitación del corpus

parido’). La primera acepción, biactancial y originaria del ámbito


ganadero, supone la privación del referente de la base nominal
por parte de la entidad afectada: la entidad animal sujeto se
vería separada de su madre. Sin embargo, las otras dos
acepciones verbales expuestas proceden de otras acepciones del
sustantivo base. Así, la acepción tercera de desmadrar se forma a
partir de madre en su significado de ‘cauce por donde
ordinariamente corren las aguas de un río o arroyo’, ya que, si
extrapolamos metonímicamente ese significado de cauce o guía
a la conducta humana y nos salimos de él, surge la significación
verbal: perdemos la guía, el modelo que debemos seguir, y nos
comportamos sin medida. También podríamos relacionar esa
acepción verbal tercera con la connotación de madre, ‘hembra
que ha parido’, como guía o referente modélico que debe seguir
un niño o joven. Por lo que respecta a la acepción verbal cuarta,
se configura directamente a partir de otra acepción del
sustantivo base: madre también significa ‘matriz en que se
desarrolla el feto’, de lo cual nace esa cuarta acepción alusiva al
descenso del útero en el cuerpo femenino. Así pues, el verbo
desmadrar tiene cabida dentro de nuestro corpus: se tienen en
consideración de él las acepciones tercera y cuarta, es decir,
únicamente analizaremos esta unidad verbal basándonos en
dichas acepciones, ya que estas no derivan de la primera
acepción verbal transitiva.
Capítulo 4. Delimitación del corpus 237

4.3.1.6. Verbos derivados de otras acepciones intransitivas o


pronominales mediante abstracciones semánticas
Finalmente, la última distinción por motivos sintáctico-
semánticos que establecemos se relaciona asimismo con los
procesos de derivación semántica, aunque en este caso nos
referimos a aquellos observados entre acepciones intransitivas o
pronominales y llevados a cabo mediante procedimientos de
extensión del significado como la metáfora y la metonimia. En lo
que respecta a los elementos excluidos de nuestro corpus,
descartamos todas aquellas acepciones que no se pueden
extraer o deducir directamente del significado o referente de la
base nominal, ya que se derivan de otras acepciones intransitivas
o pronominales mediante abstracciones semánticas. Dos
ejemplos destacados de esta circunstancia son las siguientes
unidades verbales:
avadar (vado): 1. intr. ‘Dicho de un río o de un arroyo:
Menguar tanto que se pueda vadear’. U. m. c. prnl. // 2.
intr. ant. ‘Dicho de una pasión: Sosegarse, mitigarse’. Era
u. m. c. prnl.
emborricarse (borrico): 1. prnl. coloq. ‘Quedarse como
aturdido, sin saber ir atrás ni adelante’ // 2. prnl. coloq.
‘Enamorarse perdidamente’.
El verbo avadar se forma sobre el sustantivo vado, que
significa ‘lugar de un río con fondo firme, llano y poco profundo
[…]’. A partir de ese rasgo de llano y poco profundo se configura
238 Capítulo 4. Delimitación del corpus

la primera acepción intransitiva, de carácter lógico o literal


(describe un hecho de la realidad): un río o arroyo se convierte
en un vado, esto es, mengua o disminuye su profundidad hasta
hacerse franqueable. Esta situación de disminución física se
extrapola al ámbito de las emociones y de ahí nace la acepción
segunda, referida metafóricamente a una mitigación pasional. En
consecuencia, únicamente analizaremos el verbo avadar en su
primera acepción. Por su parte, el verbo emborricarse se origina
tomando como base el sustantivo borrico, cuyo significado es
‘asno’, un animal un tanto torpe o bruto en su movilidad.
Focalizando esta característica del borrico se crea la primera
acepción del verbo alusiva al aturdimiento y paralización; se trata
de una significación lógica, ajustada a un hecho de la realidad. De
nuevo, al extrapolar estos estados psicofísicos al ámbito de los
sentimientos, obtenemos mediante un proceso metafórico la
segunda acepción: el enamoramiento no es más que una
alteración o perturbación de los sentidos y el ánimo, una
obnubilación. Asimismo, esta segunda acepción quedó
descartada de nuestro corpus por ser derivada de la primera; de
este modo, emborricarse solamente es considerado en su
primera acepción.
No obstante, como ya se mencionó en el punto 4.1., existen
verbos en que los procedimientos metafóricos y metonímicos
que se establecen entre sus acepciones sí son válidos para
nuestros objetivos. Se trata de casos en que estos procesos de
Capítulo 4. Delimitación del corpus 239

extensión de significado se producen de forma simultánea en


varias acepciones, las cuales nacen a partir de la extrapolación
metafórica o metonímica de alguna de las cualidades del
significado o referente de la base nominal. Es decir, en estos
casos no se observa una transformación metafórica o
metonímica de un significado verbal literal o lógico (ajustado a la
realidad), sino que las acepciones derivadas por metáfora o
metonimia se configuran directamente a partir de una
abstracción de alguna particularidad del sustantivo base. Ya
comentamos dos verbos representativos en el punto 4.1:
embotijar y acorcharse. Ahora destacamos otra unidad verbal:
encampanar (campana): 4. prnl. ‘Ensancharse o ponerse
hueco, haciendo alarde de guapo o valentón’ // 6. prnl.
Col. ‘Enamorarse (prendarse de amor)’.
Encampanar se forma sobre el sustantivo campana, que
significa ‘instrumento metálico, generalmente en forma de copa
invertida […]’; de esta definición se puede deducir que una
campana es un objeto con forma abultada, algo redondeada y
hueca, pues las copas son así. Este rasgo físico de la campana se
puede extrapolar metafóricamente al ámbito de las emociones,
de lo cual nace la acepción cuarta (cuando presumes de algo, se
podría decir que te hinchas o te haces más ancho a nivel
anímico), o al ámbito de los sentimientos, lo cual permite crear la
acepción sexta (cuando te enamoras, te sientes lleno de amor y
pasión, te haces más ancho o grande a nivel sentimental).
240 Capítulo 4. Delimitación del corpus

Es importante señalar que, en numerosas ocasiones, esa


extrapolación semántica mencionada se ve propiciada por las
connotaciones que se le otorgan a las bases nominales: se
aplican los recursos metafóricos y metonímicos a un rasgo
connotativo del referente nominal. Es el caso del verbo
desmadrar, ya comentado: su acepción tercera (‘Conducirse sin
respeto ni medida, hasta el punto de perder la mesura y la
dignidad’) puede conformarse a partir de madre en su acepción
de ‘cauce por donde ordinariamente corren las aguas de un río o
arroyo’, ya que la pérdida de dicho cauce o guía conlleva la
significación verbal; o puede configurarse a partir de la
connotación de madre, ‘hembra que ha parido’, como guía o
referente modélico.
En definitiva, estamos ante un caso donde operan
procedimientos de extensión semántica que tienen cabida en
nuestro estudio, ya que, sintetizando, el criterio sintáctico-
semántico fundamental para configurar nuestro corpus de
trabajo se basó en el hecho de que la unidad verbal objeto de
estudio posea acepciones de carácter intransitivo o pronominal
que se deriven directamente del significado (o de uno de los
significados) del sustantivo base. Esa derivación semántica
directa puede establecerse de dos modos: por un lado, de forma
lógica a través de la vinculación literal del significado nominal y la
acepción verbal (el caso de apensionar); por otro lado, mediante
procesos metafóricos o metonímicos, es decir, procesos de
Capítulo 4. Delimitación del corpus 241

extensión semántica que permiten abstraer una de las


cualidades del sustantivo base y configurar en torno a ella una o
varias acepciones verbales intransitivas o pronominales (el caso
de encampanar).

4.3.2. Descarte por motivos morfológicos (formación verbal)


Además de las razones sintáctico-semánticas, también
encontramos causas de índole morfológica que conllevaron la no
inclusión de una serie determinada de unidades verbales en
nuestro corpus. Se trata de motivos relacionados con los procesos
de formación de los verbos, concretamente con la etimología del
verbo, es decir, con la base nominal que sirve de origen para su
constitución.

4.3.2.1. Verbos deadjetivales


Las unidades verbales incoativas o de cambio de estado más
abundantes son las deadjetivales: aquellas que se forman a partir
de un adjetivo (Mendikoetxea, 1999a). Evidentemente, este tipo
de unidades quedan descartadas de nuestro estudio, pues
únicamente nos centramos en los verbos denominales: en este
trabajo nos interesa analizar la configuración de la noción de
incoatividad o cambio de estado, que en definitiva supone un
cambio de propiedades o cualidades, a partir de bases léxicas
que no denotan cualidades o características propiamente dichas,
como ocurre con los adjetivos, sino que denotan entidades,
242 Capítulo 4. Delimitación del corpus

objetos, conceptos, etc., como pasa con los sustantivos59. No


obstante, es necesario señalar en este punto que, si bien en la
mayoría de los casos el límite categorial entre sustantivos y
adjetivos está altamente definido, no ocurre así en lo referente a
una serie de adjetivos: aquellos que también pueden
recategorizarse como sustantivos, designando personas
caracterizadas por su manera típica, habitual, de actuar o
proceder, y casi siempre valorándolas negativa o
peyorativamente, como gandul o vagabundo (Pena, 1993; Rifón
Sánchez, 1997; Cifuentes Honrubia, 2011). Esta idea procede del
plateamiento de Bosque (1989) de que la trayectoria de una
categoría adjetiva a una sustantiva en los adjetivos de persona es
“sumamente fluida”, pasando de designar propiedades,
característica de los adjetivos, a designar una clase o grupo,
propia de los sustantivos. De este modo, estos
adjetivos/sustantivos constituyen la base léxica de un
determinado grupo de verbos parafraseados por la estructura
argumental “COMPORTARSE COMO X” y caracterizados por
presentar los sufijos verbales -ar y -ear. Asimismo, Serrano-
Dolader (1999: 4691) da cuenta de esta indefinición o
ambigüedad categorial y señala la vinculación de estos verbos
con ciertos verbos claramente denominales, como mariposear o

59
De esta reflexión se desprende el hecho de que la incoatividad o cambio de
estado esté expresado, en mayor medida, a través de verbos deadjetivales.
Capítulo 4. Delimitación del corpus 243

piratear, explicando la semejanza entre denominales puros


(mariposear) y deadjetivales de base indefinida (gandulear)
porque en la verbalización del sustantivo de base (mariposa) se
pone de relieve, no la referencialidad del nombre, sino las
propiedades que se estiman características y definitorias del
mismo, lo que aproxima su interpretación a la de los
adjetivos/sustantivos (gandul).
El criterio de selección que tuvimos en cuenta a la hora de
decidir si este controvertido grupo de unidades verbales
quedaban incluidas o no en nuestro corpus de trabajo se basó,
sencillamente, en la especificación categorial que proporciona el
DRAE (2014) acerca de la unidad que actúa como base léxica. En
este sentido, si la acepción que nos interesa de dicha base
aparece concretada como un uso nominal (granuja, rufián), el
verbo originado a partir de ese sustantivo se integra en el corpus
(engranujarse (2), rufianear); si en la acepción se concreta como
un uso adjetival (gandul, gringo), el verbo correspondiente
queda descartado (gandulear, apendejar). Las unidades verbales
de este tipo que fueron consideradas como denominales en
virtud de lo que acabamos de comentar y que, por tanto, fueron
introducidas en nuestro corpus están especificadas y analizadas
en el epígrafe 6.2.1.4. Por su parte, algunos ejemplos de
unidades que valoramos como deadjetivales y que, en
244 Capítulo 4. Delimitación del corpus

consecuencia, fueron descartadas de nuestro trabajo podrían ser


los siguientes:
aniñarse (niño/a): 1. prnl. ‘Adquirir o adoptar rasgos o
comportamiento de niño’.
engringarse (gringo/a): 1. prnl. ‘Dicho de una persona: Seguir
las costumbres o manera de ser de los gringos (II
extranjeros). U. m. en América.
bestializarse (bestial): 1. prnl. ‘Hacerse bestial, vivir o
proceder como las bestias’.
El verbo aniñarse, que posee un significado incoativo, procede
de la unidad niño/a, unidad que significa ‘que está en la niñez’ y
que aparece categorizada como adjetivo en dicha acepción. Bien
es cierto que se trata de un adjetivo que también puede ser
empleado como sustantivo, tal cual queda reflejado en el
diccionario académico (‘U. t. c. s.’), pero en nuestro trabajo,
como hemos comentado, nos guiamos principalmente por la
clasificación categorial inicial de la unidad lingüística, esto es, por
la especificación de la categoría gramatical que aparece en el
inicio de la acepción que nos interesa (criterio de acotación del
objeto de estudio). Así, debido a esa etimología, el verbo
aniñarse fue excluido. Otra unidad verbal significativa es
engringarse, también con significado de cambio de estado y
formada sobre la unidad gringo/a, definida como adjetivo en la
acepción ‘extranjero, especialmente de habla inglesa, y en
general hablante de una lengua que no sea la española’. En este
Capítulo 4. Delimitación del corpus 245

sentido, se trata de una unidad semejante a niño/a, pues


también podría ser utilizada como sustantivo. Sin embargo, en
nuestros criterios selectivos únicamente nos ceñimos a la
categoría gramatical que se especifica al principio de la
definición, de modo que engringarse tuvo que quedar fuera del
corpus. En este punto, es relevante señalar que verbos como
aniñarse o engringarse formados sobre bases categorizadas
como adjetivos aunque, asimismo, con posibilidad de ser
empleadas como sustantivos (‘U. t. c. s.’) quedan relegados a
futuras investigaciones. De tal forma, ahondaremos con mayor
exhaustividad en la noción de incoatividad y observaremos si la
posesión de bases léxicas diferentes afecta a dicha noción. Por lo
que respecta al verbo bestializarse, de significado incoativo, es
distinto: se origina a partir de bestial (‘brutal o irracional’),
adjetivo que únicamente puede actuar como adjetivo. Asimismo,
fue descartado del corpus.

4.3.2.2. Verbos deverbales


Por otro lado, existen verbos incoativos que provienen de una
base de naturaleza verbal, la cual puede pertenecer a la lengua
española o a otras lenguas; por tanto, se trata de verbos
deverbales. Como es lógico, esta clase de unidades verbales
también quedan fuera de nuestro corpus.
246 Capítulo 4. Delimitación del corpus

enquillotrar (quillotrar): 2. prnl. coloq. ‘Enamorarse


(prendarse de amor)’.
desacalorarse (acalorar): 1. prnl. ‘Dicho de una persona:
aliviarse del calor que padece’.
encerar (del lat. incerare): 4. intr. ‘Dicho de la mies: Tomar
color de cera o amarillear, madurar’. U. t. c. prnl.
embarazar (del port. o leon. embaraçar): 3. prnl. ‘Dicho de
una mujer: Quedarse embarazada’.
alampar (quizá del it. allampare ‘arder’): 2. prnl. ‘Tener
ansiedad por el logro de algo’.
embalar (del fr. emballer): 3. prnl. ‘Dejarse llevar por un afán,
deseo, sentimiento, etc’.
El verbo enquillotrar, que denota un cambio de estado
(enamorarse), se forma sobre otra unidad verbal, en este caso
propia de la lengua española: quillotrar (‘cortejar, enamorar a
alguien’). Lo mismo sucede con desacalorarse, que deriva del
verbo español acalorar (‘dar o causar calor’). El verbo encerar,
también de significado incoativo (hacerse como la cera), procede
del verbo latino incerare (≈ ‘untar de cera’). Por su parte,
embarazar, cuyo significado expresa incoatividad (quedarse
embarazada), se origina a partir del verbo embaraçar, propio de
la lengua portuguesa o leonesa (‘embarazar’, ‘complicar’). Otro
verbo es alampar, con un sentido de cambio de estado (ponerse
ansioso), que quizá provenga, según el DRAE, del verbo italiano
allampare (‘arder’). Por último está el verbo embalar, que posee
un significado incoativo (dejarse dominar por algo) y que se
Capítulo 4. Delimitación del corpus 247

genera a partir del verbo emballer, procedente de la lengua


francesa (‘embalar, envasar’, ‘entusiasmar’).

4.3.2.3. Verbos origen de su familia léxica


Asimismo, hemos dejado al margen de nuestro corpus
aquellos verbos que, a pesar de denotar un cambio de estado
físico o psíquico, constituyen el punto de partida de su familia
léxica, de modo que el sustantivo correspondiente a dicha
familia proviene de la unidad verbal y no al contrario. Un caso
significativo lo hallamos en el siguiente verbo:
cariñar: 1. intr. Ar. ‘Sentir nostalgia o añoranza’. U. t. c. prnl.
Según el DCECH (1980), el verbo cariñar, de significado
incoativo, deriva del verbo latino carere (‘carecer’) y es el origen
del sustantivo cariño y de toda su familia de palabras. De este
modo, no posee una naturaleza denominal y fue excluido del
corpus de trabajo.

4.3.2.4. Verbos originados sobre sustantivos de otras lenguas


Un grupo determinado de unidades verbales descartadas son
aquellas que poseen un significado incoativo y se forman a partir
de un sustantivo, pero en este caso propio de una lengua
extranjera. Por tanto, dado que los verbos objeto de nuestro
estudio tienen como base un sustantivo de origen puramente
románico, ese grupo de unidades verbales que mencionamos
248 Capítulo 4. Delimitación del corpus

quedaría descartado en el presente trabajo. Sin embargo, nos


parecería interesante el estudio en un futuro de esas unidades
verbales de carácter incoativo derivadas de sustantivos
procedentes de lenguas extranjeras; especialmente nos
resultaría relevante el análisis del empleo de procesos
morfológicos internos, como la parasíntesis y la derivación
verbal, sobre esas bases nominales extranjeras. De este modo,
podríamos observar qué repercusiones tienen dichos sustantivos
base en relación con la noción semántica del cambio de estado,
además de prestar atención a cómo influye el contacto de
lenguas sobre la incoatividad. Queda pendiente para próximas
investigaciones. Por el momento únicamente comentaremos tres
ejemplos representativos de este conjunto de verbos de base
nominal extranjera:
achipilarse (del náhuatl chípil): 1. prnl. Méx. ‘Dicho de un
niño: Enfermarse al ser destetado por estar embarazada la
madre’.
ahornagarse (del lat. fornax, -acis): 1. prnl. ‘Dicho de la tierra
o de sus frutos: Abochornarse o abrasarse por el excesivo
calor’.
arrumar (del neerl. ruim): 5. prnl. Mar. ‘Dicho del horizonte:
Cargarse de nubes’.
El verbo achipilarse tiene un sentido incoativo (enfermarse) y
se origina a partir del sustantivo náhuatl chípil, que significa ‘niño
destetado que enferma’. Por su parte, el verbo ahornagarse,
Capítulo 4. Delimitación del corpus 249

cuyo significado es un cambio de estado (abochornarse), se


forma sobre el sustantivo latino fornax, fornacis, que quiere decir
‘horno’. La tercera unidad destacada es arrumar, de significado
incoativo (nublarse); procede del sustantivo neerlandés ruim,
que significa ‘espacio, lugar’. Teniendo en cuenta el origen de las
bases nominales de estos verbos, tuvimos que descartarlos de
nuestro corpus verbal.

4.3.2.5. Verbos de etimología incierta


Finalmente, existe una serie de unidades verbales que poseen
una etimología incierta o dudosa. Son las siguientes:
· Acarrarse: 1. prnl. ‘Dicho del ganado lanar: Resguardarse
del sol en estío, uniéndose para procurarse sombra’. //
2. prnl. León, Sal. y Zam. ‘Dicho del ganado lanar:
amodorrarse’. Tanto el DRAE (2014) como el DCECH
(1980) explicitan que este verbo posee un origen
desconocido. El DCECH afirma que “la etimología no se
ha estudiado en absoluto”. Este diccionario menciona
algunas posibilidades etimológicas postuladas por
distintos lingüistas (síncopa de acalorarse; relación con
la voz prerromana carra; derivación de cara, etc.), pero
ninguna es lo suficientemente convincente como para
sostenerla. Debido a ello, no pudimos incluirlo en el
corpus.
250 Capítulo 4. Delimitación del corpus

· Achaplinarse: 1. prnl. Chile. ‘Arrepentirse de un


compromiso contraído’. Está recogido en el DRAE (2014)
y en el Diccionario de Americanismos (2010), pero
únicamente aparece la definición, por lo que no hay
ninguna etimología ni ninguna palabra vinculada
léxicamente. Evidentemente, tuvimos que descartar
este verbo.
· Acorar: 1. prnl. ‘Enfermar, desmedrar’. Según el DRAE
(2014) procede del sustantivo hispánico cor, del latín
cor, cordis y en desuso. No obstante, el DCECH (1980)
comenta que probablemente provenga del catalán
acorar, término que se puede comparar con el italiano
accorare, el francés écoeurer, el occitano antiguo acorar
‘herir (en el corazón), matar’, ‘abatir’, el gallego acorar
‘afligir, acongojar’. Ante la disparidad de opiniones,
decidimos dejarlo al margen de nuestro estudio.
· Azumagarse: 1. prnl. Chile. ‘Dicho de una cosa: Adquirir
hongos por efecto de la humedad’. El DRAE (2014) no
facilita ninguna información etimológica. En el DCECH
(1980) sencillamente no aparece esta unidad verbal. En
el Diccionario de Americanismos (2010) se presenta la
entrada verbal correspondiente, como en el DRAE, pero
no se recoge tampoco ninguna etimología ni existe
ninguna palabra relaciona léxicamente. La falta de datos
nos llevó a descartarlo.
Capítulo 4. Delimitación del corpus 251

· Comalecerse: 1. prnl. desus. ‘Marchitarse o dañarse’.


Este verbo aparece en el DRAE (2014), donde se
presenta como etimología [co + mal + ecerse]. No
obstante, el DCECH (1980) propone otro origen:
emparenta esta unidad verbal con el portugués combalir
‘quebrantar’, ‘averiar’, de origen incierto. Por tanto,
debido a la falta de unanimidad en la cuestión
etimológica, decidimos excluirlo del corpus.
· Empurrarse: 1. prnl. Can. ‘Hundir u ocultar la cara por
disgusto o mohína’. // 2. prnl. Guat., Hond. y Nic.
‘Enfurruñarse o emberrincharse’. El DRAE (2014) no
explicita ninguna información etimológica. El DCECH
(1980) lo incluye dentro de la entrada correspondiente
al verbo emburriar (‘empujar’). Comenta que esta última
unidad verbal es inseparable del término portugués
empurrar ‘empujar’, que además significa ‘dar o hacer
tomar (algo) a la fuerza’; los autores creen que esta es la
acepción etimológica. Por tanto, creen que se trataría
de un metaplasmo60 de apurrir PORRէGĔRE ‘alargar,
ofrecer’, de donde *empurreír (presente *empurríe) y
de ahí empurriar > empurrar. Según esta explicación, no

60
Según el DRAE, ‘figura de dicción’: ‘tradicionalmente, cada una de las varias
alteraciones que experimentan los vocablos, bien por aumento, bien por
transposición de sonidos, bien por contracción de dos de ellos’.
252 Capítulo 4. Delimitación del corpus

procedería de un sustantivo, por lo que quedó


descartado de nuestro corpus.
· Engusgarse: 1. prnl. ‘Arrecirse, aterirse de frío’. Este
verbo aparece únicamente en el DRAE (2014) y no se
ofrece ninguna información etimológica en su entrada.
No existe ninguna otra lexía que proporcione algún
indicio sobre su origen. Por tanto, no pudimos integrarlo
en nuestro trabajo.

4.4. Notas previas al análisis de los verbos del corpus


Una vez establecidos los parámetros de selección de las
unidades verbales que integran nuestro corpus de trabajo y
especificados los distintos grupos de verbos que fueron
descartados en el proceso de elaboración de dicho corpus, hemos
de precisar el número de verbos con que trabajamos: en nuestro
listado están recogidas un total de 424 unidades verbales.
Podemos considerar que esa cifra representa el conjunto de
verbos denominales incoativos en la lengua española, teniendo en
cuenta los criterios que han marcado la elección de dichas
unidades: expresión de un cambio de estado físico o psicológico
del sujeto nocional (entidad afectada) mediante estructuras
intransitivas o pronominales; posesión de una base léxica de
carácter nominal y de origen romance.
Así pues, el siguiente estadio de nuestro estudio es la
realización de un análisis de esos verbos seleccionados desde tres
Capítulo 4. Delimitación del corpus 253

diferentes perspectivas: morfológica (Capítulo 5), léxico-semántica


(Capítulo 6) y sintáctico-semántica (Capítulo 7). El objetivo de este
análisis tripartito es conseguir una visión pormenorizada de las
unidades objeto de estudio por medio de un conjunto de
clasificaciones en distintos niveles lingüísticos. De este modo
podremos obtener una compresión global de nuestro grupo
verbal, el cual constituye una de las manifestaciones verbales
menos estudiadas de la noción lingüística del cambio de estado.
Capítulo 5. Clasificación
morfológica
Capítulo 5. Clasificación morfológica 257

En este apartado nos proponemos explicitar los distintos


esquemas morfológicos que presentan las unidades verbales de
nuestro corpus de trabajo. Estos verbos han seguido dos
procedimientos de formación, siempre tomando como base léxica
un sustantivo de origen romance: derivación mediante sufijación o
derivación mediante parasíntesis por afijación. Ambas estructuras
fueron comentadas en el punto (3.2.), concretamente en los
subapartados (3.2.1.) y (3.2.2.). Nuestra finalidad en este punto es,
por un lado, determinar qué composición morfológica (sufijación o
parasíntesis por afijación) es la más recurrente en la lengua
española para expresar el contenido semántico de la incoatividad
y, por otro, concretar qué sufijos verbales y prefijos son los más
productivos en los verbos recogidos en el corpus.

5.1. Análisis de los esquemas derivativos


El primer procedimiento de formación de palabras que vamos a
comentar es la derivación por sufijación61. La estructura general
correspondiente es [base nominal + sufijo verbal]. En total se han
61
Como ya hemos explicado anteriormente, en nuestro trabajo no tiene cabida
la derivación por prefijación y sufijación conjuntamente, ya que en este proceso
debería existir previamente en la lengua alguna de las dos sumas, esto es,
[prefijo + base] o [base + sufijo], de tal modo que el otro afijo se le añadiría a
esa estructura existente. La suma más habitual en estos casos es [base + sufijo],
por lo que, si añadimos un prefijo a ese esquema, estaríamos formando verbos
a partir de otra base verbal. Un ejemplo sería [des- + (motiv-ar)]. Sin embargo,
ese no es ninguno de los criterios de nuestro trabajo: seleccionamos las
unidades verbales procedentes de sustantivos.
258 Capítulo 5. Clasificación morfológica

contabilizado 162 verbos de nuestro corpus de trabajo ajustados a


esta estructura. A continuación exponemos las distintas
concreciones de ese esquema que hemos observado en dichas
unidades verbales.
1) [base nominal + -ar(se)]
Se trata de la estructura más productiva de los esquemas
derivativos por sufijación, ya que el sufijo verbal -ar es el más
productivo en la lengua española. En total se han contabilizado
87 unidades verbales del corpus ajustadas a esta formación. El
siguiente cuadro las recoge.

Cuadro VI. Verbos con esquema [base nominal + -ar(se)]


Agüitarse Colapsar Madrearse
Alcahuetear Compadrar Mayarse
Alfeñicarse Compincharse Mirlarse
Alheñar Consuegrar Mormarse
Anastomosarse Corcarse Obispar
Aparatar Culipandear Olivar (2)
Apolismarse Diaconar Parrar
Aporismarse Enanarse Pasmar
Apulismarse Escarchar Penar
Arguellarse Esenciarse Progresar
Asolear Esfacelarse Pupar
Atericiarse Esporular Rabiar
Atiriciarse Faracharse Raizar
Avellanar (2) Florar Recodar (2)
Avilantarse Fradear Remolinar
Azararse Frutar Resabiar
Azogar Gangrenarse Retoñar
Azucarar Gorgojarse Rosarse
Badulaquear Grietarse Salmuerarse
Bagar Grillarse Serpollar
Capítulo 5. Clasificación morfológica 259

Barbar Hermandarse Soberbiar


Brotar Herniarse Taimarse
Cabellar Hipertrofiarse Temblequear
Cafichear Huevar Tembletear
Calamonarse Humanar Tembliquear
Calofriarse Huracanarse Tramar
Cancerar Irisar Trifurcarse
Cangrenarse Jumarse Verdear
Caroncharse Macollar Verdeguear

Es importante señalar que existen verbos dentro del Cuadro


VI que, aparentemente, poseen la terminación -ear(se) y no la
desinencia -ar(se), como supuestamente deberían tener por
estar incluidos en ese cuadro. Dichos verbos son: alcahuetear,
asolear, badulaquear, cafichear, culipandear, fradear,
madrearse, temblequear, tembletear, tembliquear, verdear,
verdeguear. Este hecho tiene una explicación: se trata de
unidades verbales cuya base nominal finaliza en -e, de modo
que esa vocal final pertenece a la base léxica y no al sufijo
verbal. Así, en el proceso de formación verbal únicamente se
les añadiría el sufijo no marcado de derivación inmediata -ar.
Por ejemplo, alcahuetear procede de alcahuete, sustantivo a
partir del cual se genera el verbo mediante la adición del sufijo
verbal -ar. En el caso de culipandear, el sustantivo base es
culipandeo, por lo que en el proceso de formación verbal se
eliminaría la vocal -o final de la base nominal y se añadiría el
sufijo verbal -ar tras la vocal -e-.
260 Capítulo 5. Clasificación morfológica

2) [base nominal + -ear(se)]


Este esquema agrupa un total de 55 unidades verbales.
Aparecen recogidas en el siguiente cuadro.

Cuadro VII. Verbos con esquema [base nominal + -ear(se)]


Botonear Gauchear Penquear
Brocearse Golfear Pimpollear
Brujear Gorjear Piratear
Caballerear Grietearse Pollear
Cabrillear Guatear Pompear
Calaverear Gusanear Raicear
Camaronear Hormiguear Ramear
Celestinear Horquetear Rosear
Cerchearse Humear Rufianear
Cerdear (1) Husmear Terremotear
Chapear Jilotear Traguearse
Culipandear Mantearse Trujamanear
Diablear Mariposear Varear
Escarearse Marujear Varraquear
Figurear Matear (1) Verraquear
Florear Mazorquear Zascandilear
Fondear Muñequear Zorrear (1)
Frutear Payasear Zorrear (2)
Pelusear

3) [base nominal + -ecer(se)]


La composición derivativa con -ecer(se) es muy poco
recurrente en la actualidad (en el apartado 3.5 comentamos
que no ocurría lo mismo en la época latina). Únicamente hemos
observado 10 unidades verbales que presentan este esquema.
En el cuadro que sigue a continuación las hemos agrupado.
Capítulo 5. Clasificación morfológica 261

Cuadro VIII. Verbos con esquema [base nominal + -ecer(se)]


Calumbrecerse Hojecer Pimpollecer Tallecer
Dentecer Orgullecer Retoñecer Tardecer
Frutecer Orinecer

4) [base nominal + -ir(se)]


Esta estructura tan solo está representada por un verbo del
corpus. Dicha unidad verbal es custrirse. Por tanto, no se trata
de un esquema significativo.

5) [base nominal + -izar(se)]


La última composición derivativa por sufijación que
observamos es aquella que emplea el sufijo -izar(se). En el
corpus de trabajo hemos contabilizado 10 unidades con este
esquema. El siguiente cuadro las recoge.

Cuadro IX. Verbos con esquema [base nominal + -izar(se)]


Adonizarse Angelizar Dolarizarse Timpanizarse
Agatizarse Animalizar Hervorizarse Vocalizar
Anastomizarse Animizar

Como síntesis de la exposición de los esquemas derivativos


mediante sufijación hemos elaborado el siguiente cuadro. De una
forma sinóptica vemos el conjunto de verbos que presentan cada
una de las estructuras expuestas y los porcentajes que
representan teniendo en cuenta la totalidad de las unidades que
integran el corpus (424 verbos).
262 Capítulo 5. Clasificación morfológica

Cuadro X. Verbos formados mediante derivación por sufijación


-AR(SE) -EAR(SE) -ECER(SE) -IR(SE) -IZAR(SE)

Verbos del 87 55 10 1 10
corpus
Porcentajes 20,5% 12,9% 2,4% 0,2% 2,4%

El segundo procedimiento de formación de palabras por el que


se generan algunas de nuestras unidades verbales objeto de
estudio es otro de los procesos de derivación: la parasíntesis por
afijación. El esquema general que presentan estos verbos es
[prefijo + base nominal + sufijo verbal]. En total hemos observado
la presencia en nuestro corpus de 261 verbos con esta estructura
morfológica. A continuación mostraremos los esquemas concretos
que siguen los verbos a que nos referimos ahora.

6) [a- + base nominal + -ar(se)]


El esquema parasintético con prefijo a- y sufijo -ar(se) es el
más productivo de todas las estructuras parasintéticas que
hemos observado en nuestro corpus. Reúne un total de 127
unidades verbales. El siguiente cuadro recoge estos verbos.
Capítulo 5. Clasificación morfológica 263

Cuadro XI. Verbos con esquema [a- + base nominal + -ar(se)]


Ababillarse Afiebrarse Amurriñarse
Abarraganarse Aflatarse Amuseparse
Abicharse Agallarse Anieblar
Abollonar Agangrenarse Apabilar
Abolsarse Agarbanzar Apajuilarse
Abonanzar Agardamarse Aparragarse
Aborrajarse Agarrotar Aparroquiar
Aborrascarse Agaucharse Apaular
Aborregarse Agermanarse Apaulillarse
Abotagar Agorgojarse Apayasar
Abotonar Agrillarse Apelgararse
Abromar Aguaraparse Apenar
Abrumarse Agusanarse Apensionar
Aburguesarse Ahervorarse Apergaminarse
Aburrarse Ahuesarse Apimpollarse
Acabangarse Ajamonarse Apiojarse
Acaguasarse Ajaquecarse Apirgüinarse
Acalenturarse Ajumarse Apitonar
Acapullarse Alagartarse Aplatanar
Acaramelar Alandrearse Aplayar
Acarralar Alebrarse Apolvillarse
Acaserarse Alebrastarse Aporrarse
Acepar Alebrestarse Aporrillarse
Achajuanarse Alebronarse Apostillarse
Achaparrarse Aleganarse Apozolarse
Achiguarse Alibriestarse Apulgararse
Achubascarse Aliebrestarse Apunarse
Achucharse Alimonarse Apuntar
Achulaparse Alunarse Aquebrazarse
Achularse Amacharse Aquerarse
Achumicarse Amachinarse Aquerenciarse
Acocarse Amachorrarse Aquintralarse
Acogollar (2) Amacollar Arracimarse
Aconocharse Amancebarse Arratonar
Acorcharse Amarchantarse Arrequesonarse
264 Capítulo 5. Clasificación morfológica

Acortejarse Amelarchiarse Arrotarse


Aculillarse Amelcochar Arroyarse
Acundangarse Amezquindarse Asorocharse
Acurdarse Amodorrarse Atizonar
Adamarse Amonarse Atorozonarse
Adeudar (2) Amorriñar Atrafagar
Adinerarse Amular Avadar
Adueñarse

7) [a- + base nominal + -ecer(se)]


Esta composición con a- y -ecer únicamente está
representada por una unidad verbal: atardecer. Por tanto, se
trata de un esquema muy poco significativo.

8) [des- + base nominal + -ar(se)]


En el corpus hemos observado 15 unidades verbales que
presentan el esquema parasintético con des- y -ar(se). En el
siguiente cuadro se muestran dichos verbos.

Cuadro XII. Verbos con esquema [des- + base nominal + -ar(se)]


Derrostrarse Descorrear Desmadrar Despezuñarse
Desbolarse Descrismar Desmemoriarse Despuntar
Descalicharse Desgarrancharse Desmostarse Desternillarse
Descariñarse Deslardarse Despelotarse (1)

9) [en- + base nominal + -ar(se)]


El esquema parasintético formado con el prefijo en- y el
sufijo -ar(se) es bastante recurrente: reúne un total de 98
unidades verbales del corpus. Aparecen recogidas en el
siguiente cuadro.
Capítulo 5. Clasificación morfológica 265

Cuadro XIII. Verbos con esquema [en- + base nominal + -ar(se)]


Embancarse Encancerarse Engorilarse
Emberrenchinarse Encandelar Engranujarse (1)
Emberretinarse Encangrejarse Engranujarse (2)
Emberrincharse Encañar (2) Engrillarse
Embicharse Encañotar Engriparse
Emborrascar Encañutar Enguarapetarse
Emborricarse Encapotar Enguayabarse
Embotijar Encapricharse Engusanarse
Embroncarse Encarajinarse Enjetarse
Empacarse Encartonar Enjorguinarse
Empadrarse Encelajarse Enjumarse
Empadronar Encepar Enmadrarse
Empajar Enchagüitarse Enmaniguarse
Emparafinarse Encharralar Enmonarse
Empedarse Enchicharse Enmontarse
Empelar Enchivarse Ennoviarse
Empelotarse (2) Enchularse Enracimarse
Empeparse Encompadrar Enraizar
Empepitarse Encoñarse Enramar
Emperezar Encopetar Enrobinarse
Emplumar Encornar Entalonar
Empotarse Encornudar Entirriarse
Emputarse Encostrar Entoldar
Enamoricarse Encrestarse Entrapajar
Enamoriscarse Encuerar Entuñarse
Encabellar Encular Envaronar
Encachimbarse Enculillarse Envarracarse
Encalambrarse Encurdarse Envegarse
Encalmar Encurdelarse Enviciar
Encalostrarse Enfiebrarse Enyerbar
Encamotarse Enfuriarse Enyescarse
Encampanar Engolletarse Enzacatarse
Encanarse Engolondrinar
266 Capítulo 5. Clasificación morfológica

10) [en- + base nominal + -ecer(se)]


Los verbos del corpus que siguen esta estructura con em-
/en- y -ecer(se) son 13. El siguiente cuadro los agrupa.

Cuadro XIV. Verbos con esquema [em-/en- + base nominal + -ecer(se)]


Embarnecer Encarnecer Engrumecerse Ensarnecer
Embosquecer Endentecer Enmalecerse Entallecer
Emplumecer Enfierecerse Enmocecer Entigrecerse
Encabellecerse

11) [es- + base nominal + -ar(se)]


La composición parasintética con es- y -ar(se) es poco
recurrente: únicamente hemos contabilizado 3 unidades
verbales que la presentan. Estos verbos son: escampar,
esfotarse, espelotarse.

12) [re- + base nominal + -ar(se) / -ear(se)]


Al igual que el esquema anterior, la estructura con re- y -ar/-
ear es muy poco representativa: tan solo existen 3 verbos en el
corpus. Dichas unidades verbales son: rehelear, repuntar,
revenar.

13) [tras- + base nominal + -ar(se)]


Finalmente, encontramos el esquema parasintético formado
mediante el prefijo tras- y el sufijo -ar. Únicamente hemos
observado una unidad verbal que lo presenta: traspillar.
Capítulo 5. Clasificación morfológica 267

Para resumir esta exposición de los esquemas parasintéticos


que presentan los verbos denominales incoativos de nuestro
corpus, hemos realizado el siguiente cuadro: recoge el conjunto de
unidades verbales que siguen cada una de las estructuras
parasintéticas mencionadas y los porcentajes que representan
cada una de ellas respecto del total de verbos recogidos en el
corpus (424 unidades).

Cuadro XV. Verbos formados mediante parasíntesis por afijación


-AR(SE) -EAR(SE) -ECER(SE)

127 1
A- 30% 0 0,2%
15
DES- 3,5% 0 0
98 13
EM-/EN- 0
23,1% 3,1%
3
ES- 0 0
0,7%
2 1
RE- 0
0,5% 0,2%
1
TRAS- 0,2% 0 0
268 Capítulo 5. Clasificación morfológica

5.2. Análisis de los afijos


Una vez establecidos los números y los porcentajes de unidades
verbales que presentan cada uno de los esquemas morfológicos
mencionados, el siguiente paso de nuestro trabajo es detenernos
en cada afijo de los aparecidos en esas estructuras y estudiar tanto
el significado propio que aporta a las bases sustantivas como el
tipo de sustantivos a los que se une.
En primer lugar, vamos a comentar los sufijos verbales que
presentan los verbos incluidos en el corpus. En total hemos
distinguido cinco terminaciones distintas.
 Sufijo verbal -ar(se). Se han contabilizado 333 verbos del
corpus acabados en -ar(se). Es el sufijo más empleado, el
más productivo y recurrente. No obstante, como ya
comentamos en el Capítulo 3, la terminación -ar(se) no
aporta un significado propio a la formación verbal: es el
sufijo verbal no marcado semánticamente en español.
Por tanto, puede otorgar cualquier significado a cualquier
tipo de sustantivos. Concretamente, los verbos del corpus
con -ar(se) expresan de una manera u otra un cambio de
estado, pero este sentido no viene proporcionado por el
sufijo verbal, sino por la significación del sustantivo base,
su relación con la estructura argumental y la adición en
ciertos casos de un prefijo. Así pues, entre los sustantivos
base de los verbos de esta categoría semánticamente
neutra encontramos: sustantivos que indican estados o
Capítulo 5. Clasificación morfológica 269

propiedades (avilantez ‘audacia, insolencia’ > avilantarse;


culillo ‘miedo’ ‘rabia’ > enculillarse); sustantivos que
designan objetos con ciertas propiedades que pueden ser
reinterpretadas como estados (caramelo ‘azúcar fundido
y endurecido’ > acaramelar; cartón ‘conjunto de varias
hojas superpuestas de papel que […] se secan después de
evaporación’ > encartonar); sustantivos que expresan
objetos, los cuales llenan o cubren el referente del
sustantivo base, o simplemente nacen o aparecen en él
transformando su naturaleza (piojo ‘insecto’ > apiojarse;
flor ‘brote de muchas plantas, formado por hojas de
colores […]’ > florar); sustantivos designadores de seres
humanos o animados, entendidos como nuevas
cualidades que adquiere la entidad afectada (machorra
‘hembra estéril’ > amachorrarse; obispo ‘prelado superior
de una diócesis […]’ > obispar); sustantivos que indican
animales, entendidos como plaga que afecta al sujeto
nocional (gusano ‘larva vermiforme […]’ > agusanarse) o
como nueva propiedad que ese sujeto adquiere (borrico
‘asno, animal solípedo […] se le emplea como caballería y
como bestia de carga y a veces también de tiro’ >
emborricarse); etc. Por lo que respecta a los prefijos,
serán comentados posteriormente por separado.
270 Capítulo 5. Clasificación morfológica

 Sufijo verbal -ear(se). En el corpus existen 56 unidades


verbales con esta terminación. Se trata de un sufijo
significativo. Como ya mencionamos en el apartado 3.2.1.
dedicado a la derivación verbal, -ear(se) puede denotar
per se sentidos iterativos o habituales. No obstante, ya
apuntamos asimismo que es necesario tener en cuenta el
significado de la base nominal y su relación con el
predicado a la hora de determinar la significación
específica de cada unidad verbal. De este modo, hemos
encontrado en nuestro corpus verbos que expresan
habitualidad con una transformación de la entidad
afectada formados a partir de tres tipos de bases:
-Sustantivos que designan animales. Sobre estas bases
el verbo indica que el sujeto, caracterizado por ser
humano, se comporta de modo iterativo como el
animal designado por la base (extrapolación
metafórica de rasgos animales al ámbito humano).
Ejemplos: mariposear ‘dicho especialmente de un
hombre: en materia de amores, variar con frecuencia
de aficiones y caprichos’ (a partir de la veleidad que
caracteriza a la mariposa); varraquear ‘dicho de una
persona: gruñir o enfadarse’ (a partir de ese rasgo
terco y gruñidor del varraco, ‘puerco, cerdo, verraco’).
-Sustantivos designadores de personas. Sobre ellos el
verbo señala que el sujeto, asimismo caracterizado por
Capítulo 5. Clasificación morfológica 271

ser un humano, mantiene de forma iterativa una


determinada actitud, principalmente peyorativa, o
indica un oficio interpretado como un comportamiento
repetitivo que asume dicho sujeto (las entidades
sujeto humanas asimilan ciertos rasgos del sustantivo
base humano y los ponen de manifiesto de manera
habitual)62. Ejemplos: celestinear ‘ejercer o practicar la
función propia de una celestina’; golfear ‘vivir como un
golfo (pillo, sinvergüenza)’.
-Sustantivos que denotan objetos y actos. Sobre ellos
se forman verbos que indican la creación de ese objeto
o acto. Ejemplos: botonear ‘dicho de una planta,
principalmente de la del tabaco: echar nuevos brotes o
yemas’; raicear ‘dicho de una planta: arraigar (echar
raíces)’.
Exceptuando una unidad verbal (rehelear), los verbos con
-ear(se) hallados en nuestro corpus se han generado
mediante un proceso de derivación por sufijación.
 Sufijo verbal -ecer(se). Hemos encontrado 24 verbos en
el corpus que presentan este sufijo verbal. Así, no se trata

62
Véase al respecto el epígrafe 4.3.2.1, donde comentamos los criterios de
selección alusivos a los verbos originados sobre bases nominales designadoras
de entidades humanas con determinadas actitudes o comportamientos
similares a las bases adjetivas. Asimismo, ampliaremos esta información en el
apartado 6.2.1.4. sobre los verbos de tipología humana.
272 Capítulo 5. Clasificación morfológica

de una terminación productiva, a pesar de que en sus


orígenes fue el sufijo prototípico para expresar la
incoatividad: la terminación verbal latina –sc-o/–sc-ere,
origen de -ecer, se empleaba para denotar cambios de
estado, pero la evolución lingüística provocó que se
volviera inestable, de modo que se convirtió en una
marca residual y la incoatividad comenzó a designarse
mediante otras partículas morfológicas o sintácticas
(véase el apartado 3.5).
Las bases nominales de esos 24 verbos con -ecer(se)
pueden ser de dos tipos:
-Sustantivos que designan estados/cualidades
propiamente dichos u objetos/entidades tomados
como designadores de características propias de un
estado. Ejemplos: orgullecer ‘enorgullecerse (llenarse
de orgullo)’; entigrecerse ‘enojarse, irritarse,
enfurecerse’ (a partir del rasgo fiero que se les
atribuye a los tigres).
-Sustantivos que indican entidades o elementos que se
generan en el sujeto (objeto afectado) de las unidades
verbales, de modo que les provoca un cambio de
estado. Ejemplos: entallecer ‘dicho de una planta o un
árbol: echar tallos’; orinecer ‘cubrirse de orín (óxido)’.
Capítulo 5. Clasificación morfológica 273

Las unidades verbales con -ecer(se) encontradas en


nuestro corpus están formadas tanto por sufijación como
mediante parasíntesis por afijación.
 Sufijo verbal -izar(se). Hemos contabilizado 10 unidades
verbales con esta terminación. No es, por tanto, un sufijo
muy representativo para expresar incoatividad. Como ya
comentamos (punto 3.2.1), resulta difícil clasificar
semánticamente los verbos con este sufijo. Sin embargo,
podemos postular una clase semántica para los diez
verbos hallados en nuestro corpus, principalmente por
medio del análisis del significado de sus bases nominales:
son sustantivos que designan un objeto o una entidad
general que posee ciertas características susceptibles de
ser reinterpretadas como un estado. Un ejemplo sería
animalizar ‘embrutecerse’, a partir del rasgo impulsivo e
irracional inherente en los animales.
Por lo que respecta al procedimiento de formación de los
verbos, son unidades generadas mediante derivación por
sufijación.
 Sufijo verbal -ir(se). Únicamente se ha observado en el
corpus un verbo con este sufijo: custrirse ‘cubrirse de
costra, endurecerse’. La base nominal de esta unidad
verbal designa un objeto que se genera en el sujeto
nocional del verbo y le ocasiona un cambio de estado.
274 Capítulo 5. Clasificación morfológica

Custrirse se ha formado mediante derivación por


sufijación.
Por otro lado, resulta necesario realizar un comentario de los
prefijos, principalmente de su frecuencia y sus significados
concretos, que aparecen añadidos a las unidades verbales
componentes del corpus de nuestro trabajo. Varela y Martín
García (1999: 5010) sostienen que “en español, son muy pocos los
prefijos con un único significado”, “de hecho, en muchos casos, los
valores semánticos de un prefijo proceden de un único contenido
significativo, generalmente de un valor de locación”. En total
hemos observado la presencia de seis prefijos distintos, cuyas
particularidades comentaremos a continuación (Serrano-Dolader,
1995, 1999; Rifón Sánchez, 1996; Varela y Martín García, 1999).
 Prefijo a-. Se han contabilizado 128 verbos formados con
este prefijo. Es, por tanto, el prefijo más recurrente en la
formación de verbos denominales incoativos. La semántica
originaria de este prefijo es la locación direccional “a,
hacia”, aunque también puede indicar “en donde”,
significado concretado con el sentido “introducirse en X”.
Con este valor aparece el verbo agermanarse
(“introducirse en una germanía”), aunque en este caso la
base nominal germanía no es específicamente un lugar,
sino una organización de personas. Además, como ya
hemos apuntado, cuando este valor locativo-direccional
aparece no lo hace en su sentido denotativo, sino que
Capítulo 5. Clasificación morfológica 275

suele estar sometido a procesos metafóricos (proyección


sobre lugares abstractos), y de ese modo encontramos
verbos como: abonanzar (≈ “introducirse en una
bonanza”), amelarchiarse (≈ “introducirse en un estado de
melarchía o tristeza”), ajaquecarse (≈ “introducirse una
jaqueca en la entidad sujeto”) y abromar (≈ “introducirse
broma o molusco en la entidad sujeto”). No obstante, el
valor más común con este prefijo es “adquirir o hacer
adquirir alguna o algunas de las cualidades del sustantivo
base”: aburguesarse (‘adquirir cualidades de burgués’),
alimonarse (‘enfermar los árboles tomando sus hojas color
amarillo’, a partir de color amarillento del limón),
amachorrarse (‘hacerse machorra una hembra o una
planta’), arrequesonarse (‘cortarse la leche’, a partir de la
textura cuajada del requesón), etc. Además, podríamos
diferenciar algunos verbos con un valor causativo-
incoativo, los cuales se ajustarían a la idea de la creación en
el sujeto léxico del referente denotado por el sustantivo
base, creación que conllevaría una transformación; por
ejemplo: abicharse (‘agusanarse la fruta’), abollonar (‘echar
el bollón una planta’), apitonar (‘echar pitones un animal’),
etc. A pesar de estos valores mencionados, “parece poco
fructuoso intentar una clasificación semántica estricta”
(Serrano-Dolader, 1995: 123-124) de los verbos con prefijo
276 Capítulo 5. Clasificación morfológica

a-, pues existen problemas de delimitación espinosos. En


este sentido, no resulta significativa una clasificación
exhaustiva en grupos semánticos de los verbos
constituidos con el prefijo a-, ya que existen
superposiciones semánticas, valores marginales, etc.
 Prefijo des-. Hemos encontrado 15 verbos encabezados por
des-. Como ya comentamos (apartado 3.2.2), este prefijo
tiene el significado general y originario de procedencia
“desde donde”; a partir de este sentido se han derivado
otros: separación, división o alejamiento; negativo de
carencia/privación; reversión. De este modo, los verbos de
nuestro corpus han seguido la siguiente línea evolutiva por
lo que respecta al prefijo des- que presentan: nacerían de
un valor ablativo o de separación física, que tiene como
consecuencia la pérdida de las posesiones inalienables; en
algunos casos, dicho valor se proyectaría metafóricamente
sobre emociones, comportamientos sociales, estados, etc.,
de modo que se alcanzaría un sentido intensivo, de un
estado emocional en grado extremo, causado por el efecto
de privar de algo inalienable a una entidad. Así pues,
verbos como descalicharse (‘desconcharse y deteriorarse
por desprendimiento de las capas de cal del enlucido’) o
desmadrar en su acepción 4 (‘sufrir el descendimiento
patológico de la matriz’), entre otras unidades verbales,
presentan un valor de des- puramente ablativo o
Capítulo 5. Clasificación morfológica 277

físicamente privativo: se produce una separación en la


entidad experimentante del referente denotado en la base
nominal. Asimismo, hemos encontrado verbos en que una
privación física se proyecta o extrapola metafóricamente a
los estados anímicos o emociones, de modo que en ellos el
prefijo des- posee un valor intensivo. Entre otros, es el caso
de verbos como desbolarse (‘perder la compostura y la
moderación’), descrismar (‘enfadarse mucho, perder la
paciencia y la mesura’) y despelotarse (1) (‘alborotarse,
disparar, perder el tino o la formalidad’): en ellos tiene
lugar la privación de la bola, la crisma o la pelota (bases
entendidas todas como sinónimo de ‘cabeza’), privación
física que conlleva una consecuencia metafórica en los
comportamientos anímicos y sociales.
 Prefijo en-. Este prefijo cuenta con 111 unidades verbales
en el corpus. Por tanto, es el segundo prefijo más
productivo a la hora de crear verbos denominales
incoativos. Su valor originario y habitual es de lugar “en
donde”. En este sentido, la expresión de los valores
locativos-direccionales “introducir X en…” o “introducir…
en X” es mayoritariamente actualizada por medio del
esquema [en – ar]. Al igual que los verbos con a-, los
verbos del corpus que poseen este sentido se originan a
través de procesos metafóricos del esquema locativo; por
278 Capítulo 5. Clasificación morfológica

ejemplo: encapricharse (≈ “introducirse en un capricho”),


enfiebrarse (≈ “introducirse en fiebre”), engusanarse (≈
“introducirse gusanos en la entidad sujeto”) y enrobinarse
(≈ “introducirse robín en la entidad sujeto”). También hay
unidades verbales donde el prefijo en- aporta el valor de
“adquirir o hacer adquirir alguna o algunas de las
cualidades del sustantivo base”, como en el caso de
emborricarse (‘quedarse como aturdido’, a partir del rasgo
atontado del borrico), encampanar (‘ensancharse o
ponerse hueco’, ‘enamorarse’, a partir de la forma hueca y
abultada de la campana), engranujarse (2) (‘hacerse
granuja, apicararse’, a partir del rasgo pícaro de un
granuja), etc. Además, entre los escasos ejemplos de
verbos con esquema [en – ecer], pues únicamente hay 13
en nuestro corpus, destaca un grupo de unidades formadas
a partir de bases sustantivas que denotan partes
constitutivas del cuerpo (humano, animal o vegetal):
emplumecer (‘echar plumas las aves’), endentecer
(‘empezar los niños a echar dientes’), entallecer (‘echar
tallos las plantas y árboles’), etc. No obstante, del mismo
modo que ocurría con las unidades verbales con prefijo a-,
existen numerosos verbos dentro del corpus que no
resultan tan fácilmente clasificables, como puede ser el
verbo encapotar (‘poner el rostro ceñudo’, ‘dicho del cielo:
cubrirse de nubes tormentosas’), que no se ajusta a ningún
Capítulo 5. Clasificación morfológica 279

valor mencionado: no es locativo, ni atributivo, ni denota


partes inalienables de alguna entidad.
 Prefijo es-. En el corpus existen 3 verbos introducidos por
el prefijo es-: escampar, esfotarse, espelotarse. En estos
casos, el prefijo es- es una variante de ex-; este conjunto
prefijal señala la dirección de dentro a fuera, bien sea de
forma literalmente locativa, bien sea de forma metafórica.
Así lo observamos en esas tres unidades verbales:
escampar significa originariamente ‘dejar el campo’ y de
ahí el sentido incoativo de ‘cesar de llover’, generado
metafóricamente (si las nubes dejan el campo, es decir, se
van o se disipan, deja de llover); esfotarse tiene el
significado de ‘tener fe y confianza en sí mismo’, lo cual se
construye a partir de la proyección al exterior de foto (1)
‘confianza’; espelotarse significa ‘ponerse rollizo’, por lo
que asimismo se proyecta metafóricamente la semejanza
física de una persona con una pelota.
 Prefijo re-. Este prefijo está ejemplificado por 3 unidades
del corpus: rehelear, repuntar, revenar. Puede tener dos
valores: iterativo o intensivo. De este modo, el prefijo re-
en el verbo rehelear ‘dicho de una cosa: tener o dar sabor
amargo como el de la hiel’ otorga un sentido intensivo; en
el verbo revenar ‘dicho de un árbol: echar brotes por la
parte en que ha sido desmochado […]’ posee un valor
280 Capítulo 5. Clasificación morfológica

iterativo; en repuntar ‘experimentar un crecimiento;


empezar para creciente/menguante; empezar a tener
punta de agrio’ existe una intersección entre el valor
iterativo y el intensivo.
 Prefijo tras-. Únicamente hay un verbo con este prefijo:
traspillar. Por tanto, es un prefijo muy minoritario. Indica
“más allá de, al otro lado de”. Con ese sentido aparece en
el DCECH (1980), donde se comenta que traspillar es
sinónimo de traspellar, y que por influjo de piel se diría
más tarde traspiellar reducido a traspillar; el sentido
primitivo sería ‘transparentársele a uno la piel de puro
flaco’.

Como síntesis de la clasificación morfológica que acabamos de


exponer, presentamos el siguiente cuadro que integra todos los
afijos hallados en las unidades verbales de nuestro corpus de
trabajo. Ya hemos señalado que el sufijo verbal más productivo es
-ar(se) y el prefijo más recurrente es a-, seguido de en-.

Cuadro XVI. Afijos encontrados en los verbos denominales incoativos


-AR(SE) 333 > 78,5%
-EAR(SE) 56 > 13,2%

Sufijos verbales -ECER(SE) 24 > 5,7%

-IR(SE) 1 > 0,2%

-IZAR(SE) 10 > 2,4%


Capítulo 5. Clasificación morfológica 281

A- 128 > 30,2%


DES- 15 > 3,5%
EN- 111 > 26,2%
Prefijos ES- 3 > 0,7%
RE- 3 > 0,7%
TRAS- 1 > 0,2%

5.3. Otras cuestiones


Antes de concluir este apartado, y trayendo a colación unos
apuntes que realizamos en el punto 3.2, es necesario destacar la
existencia de formaciones verbales corradicales entre los verbos
denominales incoativos de nuestro corpus de trabajo. Como ya
comentamos, este fenómeno consiste en la coincidencia de dos o
más unidades verbales generadas a partir del mismo sustantivo
base, aunque con esquemas morfológicos distintos, sea mediante
sufijación, sea mediante parasíntesis por afijación.
Independientemente de los esquemas derivativos seguidos, el
criterio para clasificar este tipo de verbos es semántico: la
existencia de significados iguales o muy similares en las series
verbales con la misma base, o bien la divergencia de significados
en ellas.
Por un lado, hemos distinguido en el corpus un conjunto de
verbos originados sobre el mismo sustantivo que poseen valores
282 Capítulo 5. Clasificación morfológica

semánticos idénticos o con ligeros matices diferenciadores (estos


últimos en negrita). Están recogidos en el siguiente cuadro.

Cuadro XVII. Verbos corradicales con mismo significado


Aborrascarse/Emborrascar > Borrasca
Abotonar/Botonear > Botón
Acepar/Encepar > Cepa
Achularse/Enchularse > Chulo
Acurdarse/Encurdarse/Encurdelarse > Curda
Agangrenarse/Cangrenarse/Gangrenarse > Gangrena
Agaucharse/Gauchear > Gaucho
Agorgojarse/Gorgojear > Gorgojo
Agrillarse/Engrillarse/Grillarse > Grillo
Aguaraparse/Enguaraparse < Guarapo
Agusanarse/Engusanarse > Gusano
Ajumarse/ Enjumarse/Jumarse > Juma
Alebrestarse/Alebrastarse > Lebrasta
Amacollar/Macollar > Macolla
Amonarse/Enmonarse > Mona
Amorriñar/Amurriñarse > Morriña
Anastomizarse/Anastomosarse > Anastomosis
Apayasar/Payasear > Payaso
Apimpollarse/Pimpollear/Pimpollecer > Pimpollo
Apolismarse/Aporismarse > Aporisma
Apuntar/Repuntar > Punta
Arracimarse/Enracimarse > Racimo
Atardecer/Tardecer > Tarde
Atericiarse/Atiriciarse > Atericia
Cabellar/Encabellar/Encabellecerse > Cabello
Cancerar/Encancerarse > Cáncer
Compadrar/Encompadrar > Compadre
Custrirse/Encostrar > Costra
Dentecer/Endentecer > Diente
Enraizar/Raicear/Raizar > Raíz
Enramar/Ramear > Rama
Entallecer/Tallecer > Tallo
Capítulo 5. Clasificación morfológica 283

Emplumar/Emplumecer > Pluma


Florar/Florear > Flor
Frutar/Frutear/Frutecer > Fruta
Grietarse/Grietearse > Grieta
Retoñar/Retoñecer > Retoño
Rosarse/Rosear > Rosa
Temblequear/Tembletear/Tembliquear > Tembleque
Varraquear/Verraquear > Varraco
Verdear/Verdeguear > Verde

Como podemos observar, en total son 41 bases nominales


sobre las que se generan series verbales constituidas por unidades
con diferentes esquemas derivativos. Todos los verbos incluidos
en cada serie poseen los mismos significados. Así lo podemos ver
en la serie formada sobre el sustantivo curda (‘borrachera, efecto
de emborracharse’): acurdarse, encurdarse y encurdelarse
significan ‘emborracharse (beber hasta trastornarse los sentidos)’;
los tres verbos de esta serie siguen el procedimiento de
parasíntesis por afijación, aunque se diferencian en el prefijo que
seleccionan, y en el caso de encurdelarse existe asimismo una
adición fonológica (/el/) entre la base y el sufijo verbal. Otro
ejemplo es la serie originada a partir del sustantivo pimpollo
(‘vástago o tallo nuevo de las plantas’): apimpollarse, pimpollear y
pimpollecer poseen el sentido de ‘dicho de una planta: echar
renuevos o pimpollos’; en esta ocasión, se produce una mezcla de
estructuras morfológicas, pues concurren la parasíntesis por
afijación (apimpollarse) y la sufijación (pimpollear y pimpollecer), e
incluso se observa el empleo de sufijos distintos en cada forma
284 Capítulo 5. Clasificación morfológica

verbal (-arse, -ear y -ecer). No obstante, existen seis series de


verbos (aquellas destacadas en negrita) en que uno de ellos
posee, no solo el mismo significado que el resto, sino además otro
u otros significados propios y particulares. Uno de estos casos es
aquella serie generada a partir del sustantivo grillo: los verbos
agrillarse, engrillarse y grillarse en su primera acepción poseen el
significado de ‘dicho del trigo, de un tubérculo o algo similar:
entallecer (echar grillos o tallos)’, significado que se construye
sobre la segunda entrada en el DRAE (2014) de grillo: ‘tallo
(germen de una semilla, bulbo o tubérculo)’. Pero agrillarse y
grillarse tienen, además, otro sentido: ‘chiflarse (perder la energía
de las facultades mentales’; este segundo sentido se origina
mediante un proceso de abstracción metafórica a partir de la
primera entrada en el diccionario académico (2014) de grillo:
‘insecto ortóptero […] que produce un sonido agudo y monótono’
(este sonido producido por el grillo es el responsable de esa
alteración psíquica recogida en la significación verbal).
Por otra parte, hemos observado en el corpus 12 series de
unidades verbales que se forman sobre el mismo sustantivo, pero
en esta ocasión los significados entre los verbos no son
coincidentes, esto es, poseen sentidos distintos. Esas series están
reflejadas en el siguiente cuadro.
Capítulo 5. Clasificación morfológica 285

Cuadro XVIII. Verbos corradicales con significados diferentes


Abicharse ≠ Embicharse > Bicho
Aculillarse ≠ Enculillarse > Culillo
Afiebrarse ≠ Enfiebrarse > Fiebre
Agusanarse/Engusanarse ≠ Gusanear > Gusano
Ahervorarse ≠ Hervorizarse > Hervor
Aparragarse ≠ Parrar > Parra
Apenar ≠ Penar > Pena
Apolismarse/Aporismarse ≠ Apulismarse > Aporisma
Apuntar/Repuntar ≠ Despuntar > Punta
Desmadrar ≠ Enmadrarse ≠ Madrearse > Madre
Despelotarse (1) ≠ Empelotarse ≠ Espelotarse > Pelota
Envarracarse ≠ Varraquear/Verraquear > Varraco

Una serie que resulta interesante es afiebrarse y enfiebrarse,


verbos originados sobre fiebre, aunque sobre distintas acepciones.
Afiebrarse significa ‘acalenturarse (empezar a tener calentura)’ y
se construye a partir del primer sentido de fiebre: ‘fenómeno
patológico que se manifiesta por la elevación de la temperatura
normal del cuerpo’. Por su parte, enfiebrarse tiene el significado
de ‘dedicarse con entusiasmo y fogosidad a una actividad o a un
objeto’, de modo que se constituye sobre fiebre en su segunda
acepción: ‘viva y ardorosa agitación producida por una causa
moral’. Otro ejemplo representativo es la serie formada sobre el
sustantivo varraco ‘puerco, cerdo, verraco’; aquí la diferencia
radica en el rasgo del varraco que se focaliza en la significación
verbal. De este modo, envarracarse ‘enamorarse ciegamente’ se
genera a partir del rasgo instintivamente sexual y embrutecido del
286 Capítulo 5. Clasificación morfológica

varraco o cerdo; varraquear y verraquear ‘dicho de una persona:


gruñir o enfadarse’ deriva del gruñido del cerdo cuando está
molesto por algo o asustado.

5.4. Conclusiones
Tras la realización del análisis morfológico de las unidades
verbales denominales del corpus, llegamos a una serie de
conclusiones finales:
- El procedimiento de formación de palabras más
recurrente para expresar verbalmente el contenido
semántico de la incoatividad en español es la parasíntesis
por afijación, ya que 261 unidades del corpus verbal de
un total de 424 siguen ese proceso formativo.
- El sufijo más claramente productivo para formar estos
verbos es la terminación -ar(se), propio de la derivación
inmediata, pues cuenta con 333 unidades del corpus.
- El prefijo más habitual, dentro de los esquemas
parasintéticos por afijación, es a-, ya que lo poseen 128
verbos, aunque también es frecuente el prefijo en-, con
111 unidades del corpus.
En consecuencia, podemos afirmar que el mecanismo
morfológico más recurrente para la formación de verbos
denominales incoativos son los esquemas parasintéticos por
afijación [a- + base nominal + -ar(se)] y [en- + base nominal + -
ar(se)]. El hecho de que el sufijo -ar(se) sea el más productivo es
Capítulo 5. Clasificación morfológica 287

un fenómeno común en la lengua española. Sin embargo, es el


sufijo no marcado semánticamente en español, de modo que el
cambio de estado queda manifiesto por medio de la significación
concreta del sustantivo base, su relación con la estructura
argumental y la adición de un prefijo en ciertos casos (verbos
parasintéticos).
Por lo que respecta a la prefijación, aquellas unidades verbales
que siguen este procedimiento, que son la mayoría como hemos
señalado, poseen como prefijo más recurrente el afijo a-, aunque
también es significativo el prefijo en-. Destacan esos dos prefijos,
a- y en-, porque el valor más común que aportan es “adquirir o
hacer adquirir alguna o algunas de las cualidades del sustantivo
base”, lo cual constituye per se un cambio de estado. Asimismo,
los valores originarios de locación direccional de a- y en- se deben
interpretar metafóricamente bien como la introducción de
determinadas figuras (entidades sujeto) en unos recipientes o
contenedores entendidos como estados (bases nominales), bien
como la introducción de determinadas figuras (bases nominales)
en unos recipientes o contenedores (entidades sujeto), lo cual
conforma la expresión de un cambio de estado.
Capítulo 6.
Clasificación léxico-semántica
Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica 291

En este apartado el propósito que nos planteamos es analizar


los verbos del corpus de trabajo desde un punto de vista léxico-
semántico, esto es, teniendo en cuenta el significado tanto de la
base nominal en sí misma como de la unidad verbal resultante tras
el proceso de formación morfológica. Con ello pretendemos llevar
a cabo una clasificación de nuestros verbos objeto de estudio en
diferentes subgrupos semánticos, lo cual nos ayudará a entender
de un modo más exhaustivo la noción semántica de incoatividad o
cambio de estado y a observar cómo se plasma esta noción en las
unidades verbales denominales.
Como nota previa y preliminar al siguiente análisis semántico,
es pertinente recordar que los verbos objeto de estudio pueden
poseer más de una acepción léxica extraída del diccionario
académico (2014), de tal forma que, cuando hablemos del número
de unidades verbales correspondiente a los distintos subgrupos
semánticos, realmente nos estaremos refiriendo al número de
acepciones verbales que se ajustan a los rasgos planteados y
requeridos por cada subgrupo. Por tanto, habrá verbos que
aparezcan en diferentes subgrupos debido, como comentamos, a
esa multiplicidad de acepciones que denotan. En dichos casos, se
explicitará qué acepción es la que se está valorando en cada
momento.
292 Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica

6.1. Clasificación según el significado de la base nominal


En la clasificación semántica de los verbos denominales
incoativos resulta clave el significado del sustantivo que se halla
en la base de formación de la unidad verbal63. Concretamente,
consideramos que el hecho de conocer el significado y los rasgos
semánticos del sustantivo base de la formación permite clasificar
los distintos subgrupos semánticos de verbos denominales
incoativos, tal y como establece Aronoff (1980: 747) con relación a
los verbos formados sobre sustantivos:
a given noun must tell us something about the verb
which is formed from it: the verb must denote
something which has to do with the noun. As C&C
[Clark y Clark, 1979] put it, ‘the parent noun denotes
one role in the [activity denoted by the verb], and the
remaining surface arguments of the denominal verb
denote other roles.

Así pues, es necesario conocer el significado de la base nominal


para comprender cómo influye en el proceso de formación de la
unidad verbal resultante y en la significación que esta unidad
posee. Los verbos que estudiamos expresan un cambio de estado,
de tal modo que el sustantivo base debe estar vinculado de una
forma u otra con ese valor semántico verbal. En este sentido,
hemos distinguido tres grandes grupos de unidades verbales en

63
En este sentido, establecemos una oposición con respecto a la teoría de Rifón
Sánchez (1996: 126), quien defiende que “se deriva un mayor número de
verbos parasintéticos sobre aquellas bases que mayor ambigüedad semántica
dan al significado del verbo derivado”.
Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica 293

función del significado de los sustantivos base: verbos cuyas bases


denotan un estado en sí mismo; verbos con bases designadoras de
objetos susceptibles de ser reinterpretados como estado a partir
de una de sus cualidades; y verbos cuyas bases indican objetos,
conceptos, acciones, entidades, etc. que constituyen la entidad en
que se convierte el sujeto experimentante o la entidad que dicho
sujeto adquiere, esto es, vendrían a ser los “estados finales” en
que se transforman los sujetos experimentantes.

6.1.1. Verbos con bases de estado


El grupo de unidades verbales más numeroso de nuestro
corpus es aquel constituido por verbos cuyos sustantivos base
denotan un estado en sí mismos. En total reúne 188 unidades o
acepciones verbales. Entendemos que es lógico que este grupo
sea el mayor si pensamos que nuestros verbos objeto de estudio
expresan un cambio de estado, por lo que ese nuevo estado al que
llega la base debe estar contenido de una manera u otra en la
unidad verbal; en este caso estaría presente en el significado de la
base nominal.
A su vez hemos diferenciado tres tipos de estado designado por
los sustantivos base de los verbos denominales incoativos: estado
físico, estado emocional y estado de conciencia.
294 Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica

6.1.1.1. Verbos con bases de estado físico


Bajo la denominación de estado físico consideramos aquellas
situaciones que hacen referencia a entidades tanto naturales
(propias de la naturaleza, que incluye los vegetales y otros seres
inertes) como animadas (alusivas a los seres humanos y a los
animales). En este sentido, se trata de un estado alusivo a la
condición física que poseen dichas entidades, a su aspecto,
forma o esencia cualitativa. En total hemos contabilizado 71
verbos (acepciones verbales) dentro de este subgrupo
semántico, los cuales aparecen recogidos en el siguiente cuadro.

Cuadro XIX. Verbos con base de estado físico


Abonanzar Ahervorarse
Estado Aborrascarse Emborrascar (ac. 2)
meteorológico Achajuanarse Encalmar (ac. 2)
Acalenturarse Atiriciarse
Afiebrarse Atorozonarse
Agangrenarse Cancerar
Ajaquecarse Cangrenarse
Amorriñar Encalambrarse
Amurriñar (ac. 2) Encancerarse
Apirgüinarse Encangrejarse
Estado de la salud Apolismarse Engranujarse (1)
Aporismarse Engriparse
Aporrillarse Ensarnecer
Apunarse Esfacelarse
Aquebrazarse Gangrenarse
Aquintralarse (ac. 2) Herniarse
Arguellarse Hipertrofiarse
Asolear Mormarse
Asorocharse Pasmar
Atericiarse Rabiar (ac. 1)
Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica 295

Achucharse Enguarapetarse
Acurdarse Enjumarse
Ajumarse Enmonarse
Amodorrarse Faracharse
Estado transitorio de Amonarse Jumarse
la persona Calofriarse Penquear
Empedarse Temblequear
Encalmar (acep. 4) Tembletear
Encurdarse Tembliquear
Encurdelarse
Acundangarse Enanarse
Caracterización física Adonizarse Enmocecer
de la persona Alfeñicarse Envaronar
Amachorrarse Pollear
Otros Anastomizarse Apuntar
Anastomosarse Repuntar

Como se hace evidente a partir del cuadro, hemos dividido los


verbos con bases de estado físico en cinco subgrupos en función
del tipo de condición física que se vea referida en el sustantivo
base.
El primer subgrupo diferenciado está compuesto por 6 verbos
cuya base léxica indica un estado meteorológico o de la
naturaleza. Como señala Barrajón López (2011), estos predicados
denotan fenómenos naturales que se desarrollan en la atmósfera
y que son conocidos como meteoros. Precisamente esos
meteoros están designados por los sustantivos base de este
subgrupo verbal. Así, abonanzar deriva de bonanza en su
significado de ‘tiempo tranquilo o sereno en el mar’. En el mismo
sentido de condiciones meteorológicas agradables se orienta la
296 Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica

segunda acepción incoativa de encalmar: procede de calma en


su significado de ‘estado de la atmósfera cuando no hay viento’.
Por otro lado, encontramos algunos verbos que expresan lo
contrario, esto es, condiciones de meteorología adversas y
desagradables según la opinión mayoritaria de los seres
humanos. Aborrascarse y emborrascar se forman sobre el
sustantivo borrasca, que significa ‘perturbación atmosférica
caracterizada por fuertes vientos, abundantes precipitaciones y,
a veces, fenómenos eléctricos’. El verbo achajuanarse, propio del
español de Argentina, Colombia y Honduras, tiene como base
léxica el sustantivo chajuán, ‘bochorno, calor sofocante, por lo
común en horas de calma o por fuego excesivo’. Finalmente,
ahervorarse se relaciona con los estados de los elementos y las
entidades: procede de hervor, ‘acción y efecto de hervir’.
Otro subgrupo de verbos con base léxica de estado físico son
las unidades verbales vinculadas a los estados de la salud,
concretamente a la falta de esta, ya que se trata principalmente
de enfermedades o alteraciones patológicas. Está compuesto por
34 verbos del corpus. En un sentido general está el verbo
arguellarse, que deriva de arguello, ‘desmedro, falta de salud’.
Concretando las patologías, observamos 3 verbos que tienen que
ver con alteraciones del estado de la cabeza del ser humano,
como:
Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica 297

· ajaquecarse, derivado de jaqueca, ‘cefalea recurrente e


intensa, localizada en un lado de la cabeza y relacionada
con alteraciones vasculares del cerebro’;
· apunarse, procedente de puna, ‘soroche, mal de
montaña’;
· asorocharse, que deriva de soroche, ‘mal de montaña’;
Asimismo, existen unidades verbales cuyas bases nominales
hacen referencia a enfermedades del cuerpo humano. Se pueden
agrupar según la patología referida, aunque también hay verbos
únicos, independientes:
- Sustantivos de temperatura corporal. Se trata de los
verbos acalenturarse, derivado de calentura, ‘fiebre,
(fenómeno patológico)’, y afiebrarse, que procede de
fiebre, ‘fenómeno patológico que se manifiesta por
elevación de la temperatura normal del cuerpo y mayor
frecuencia del pulso y la respiración’.
- Sustantivos alusivos a la gangrena. Los verbos
agangrenarse, cangrenarse y gangrenarse se forman
sobre la misma base: gangrena, ‘muerte de los tejidos por
falta de riego sanguíneo, generalmente a causa de una
herida seguida de infección y putrefacción’. Por su parte,
esfacelarse se origina a partir de esfácelo o esfacelo,
‘parte mortificada de la piel o de los tejidos profundos,
que se forma en ciertas heridas o quemaduras’.
298 Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica

- Sustantivos relacionados con el cáncer. Son los verbos


cancerar y encancerarse, procedentes de cáncer,
‘enfermedad neoplásica con transformación de las
células, que proliferan de manera anormal e
incontrolada’, ‘tumor maligno’. También está el verbo
encangrejarse, formado sobre cangrejo en sus acepciones
de ‘cáncer, tumor maligno’, ‘asunto que no se puede
resolver’.
- Verbos atericiarse y atiriciarse, generados a partir del
sustantivo atericia > ictericia, ‘enfermedad producida por
la acumulación de pigmentos biliares en la sangre, cuya
señal exterior más perceptible es la amarillez de la piel y
de las conjuntivas’.
- Verbo encalambrarse, originado sobre calambre,
‘contracción espasmódica, involuntaria, dolorosa y poco
durable de ciertos músculos, particularmente de los de la
pantorrilla’.
- Verbo engriparse, cuya base nominal es gripe,
‘enfermedad epidémica aguda, acompañada de fiebre y
con manifestaciones variadas, especialmente catarrales’.
- Verbo ensarnecer, derivado de sarna, ‘afección cutánea
contagiosa provocada por un ácaro o arador, que excava
túneles bajo la piel, produciendo enrojecimiento,
tumefacción y un intenso prurito’.
Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica 299

- Verbo herniarse, que procede de hernia, ‘protrusión o


salida de parte de un órgano, como el intestino, de la
estructura anatómica que normalmente la fija’.
- Verbo hipertrofiarse, originado sobre hipertrofia,
‘aumento excesivo del volumen de un órgano’.
- Verbo pasmar, que se forma a partir de pasmo, ‘tétanos,
enfermedad muy grave producida por un bacilo que
penetra generalmente por las heridas y ataca el sistema
nervioso […]’.
Otro conjunto de unidades verbales es aquel cuyos
sustantivos base designan alguna enfermedad que afecta
principalmente a los animales. Estos verbos son los siguientes:
· Amorriñar y amurriñarse (acepción 2), originados sobre
morriña en su acepción de ‘comalia, enfermedad que
acomete a los animales, particularmente al ganado
lanar, y consiste en una hidropesía general’.
· Apirgüinarse, que deriva de pirgüín, ‘enfermedad
causada por una especie de sanguijuela […] que vive en
los remansos de los ríos y en aguas dulces estancadas y
penetra en el hígado e intestinos del ganado […]’.
· Aporrillarse, cuya base es porrilla, ‘tumor duro, de
naturaleza huesosa, que se forma en las articulaciones
de los menudillos de las caballerías y bueyes, privando
de flexibilidad y movimiento a la parte enferma’.
300 Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica

· Asolear, del sustantivo asoleo, ‘enfermedad de ciertos


animales, caracterizada principalmente por sofocación y
violentas palpitaciones’.
· Atorozonarse, originado sobre torozón, ‘enteritis de las
caballerías, con dolores cólicos’.
· Mormarse, que procede de muermo, ‘enfermedad
virulenta y contagiosa de las caballerías, caracterizada
principalmente por ulceración y flujo de la mucosa nasal
e infarto de los ganglios linfáticos próximos. Es
transmisible al hombre’.
· Rabiar en su acepción primera, formado sobre rabia
(acepción 1), ‘enfermedad que se produce en algunos
animales y se transmite por mordedura a otros o al
hombre, al inocularse el virus por la saliva o baba del
animal rabioso’.
A su vez, hemos encontrado una unidad verbal cuya base
nominal hace alusión a una afección de los seres vegetales:
aquintralarse (acepción 2) se genera a partir del sustantivo
quintral en su acepción de ‘cierta enfermedad que sufren las
sandías y porotos’.
Finalmente, cabe destacar que existen verbos formados sobre
sustantivos que denotan alteraciones de la salud relacionadas
con las malformaciones o anomalías que transforman la
condición física. Dichos verbos son los siguientes:
Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica 301

· Apolismarse y aporismarse, que proceden de aporisma,


‘tumor que se forma por derrame de sangre entre cuero
y carne, de resultas de una sangría o de una punción
semejante […]’.
· Aquebrazarse, que deriva de quebraza, ‘grieta o
hendidura ligera de la piel’.
· Engranujarse (1), originado a partir de granujo, ‘grano,
tumor pequeño en cualquier parte del cuerpo’.
El tercer subgrupo de unidades verbales que hemos
diferenciado dentro del subgrupo semántico de verbos con bases
de estado físico es aquel que se forma sobre sustantivos
relacionados con los estados físicos temporales o transitorios sin
implicaciones patológicas que pueden afectar a una entidad,
principalmente humana. En total está integrado por 19 unidades.
Entre esos verbos, se distinguen 11 que hacen alusión al estado
de borrachera o embriaguez, como son: acurdarse, encurdarse y
encurdelarse (> curda); ajumarse, enjumarse y jumarse (> juma);
amonarse y enmonarse (> mona); empedarse (> pedo);
enguarapetarse (> guarapeta); penquear (> penca). Por otra
parte, los verbos achucharse y calofriarse se forman,
respectivamente, sobre chucho (3) y calofrío, que significan
‘escalofrío, sensación de frío, por lo común repentina, violenta y
acompañada de contracciones musculares, que a veces precede
a un ataque de fiebre’. Asimismo, hay tres verbos,
302 Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica

concretamente temblequear, tembletear y tembliquear, que se


originan a partir del sustantivo tembleque, ‘temblor del cuerpo’.
Por último, debemos mencionar tres verbos aislados
semánticamente:
· Amodorrarse, formado sobre modorra, ‘somnolencia,
sopor profundo’.
· Encalmar en su cuarta acepción, generado a partir de
calma en su sentido de ‘sofoco, sensación de calor
acompañada de sudor’.
· Faracharse, que procede de faracho, ‘soponcio,
desmayo, congoja’.
El cuarto subgrupo verbal dentro del estado físico está
compuesto por 8 unidades verbales cuyas bases nominales se
articulan en torno a la caracterización de los seres humanos
desde el punto de vista de su condición física. Estos verbos son
los siguientes:
· Acundangarse, que deriva de cundango, ‘hombre
afeminado’.
· Adonizarse, formado sobre adonis, ‘joven hermoso’.
· Alfeñicarse, que procede de alfeñique, ‘persona delicada
de cuerpo y complexión’.
· Amachorrarse, cuya base es machorra, ‘mujer
hombruna’.
· Enanarse, originado sobre enano, ‘persona de estatura
muy baja’.
Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica 303

· Enmocecer, que se genera a partir de mozo (2), ‘joven,


persona que está en la juventud’.
· Envaronar, derivado de varón, ‘hombre que ha llegado a
la edad viril’.
· Pollear, que se forma sobre pollo y polla, en sus
acepciones respectivamente de ‘hombre joven, aludido
o invocado por persona de mayor edad’ y ‘mujer joven’.
Por último, el quinto subgrupo de unidades verbales reúne 4
verbos que no se han podido integrar en ninguno de los
subgrupos con bases de estado físico que hemos expuesto, a
pesar de que se originan sobre sustantivos con ese valor. Estos
verbos son los que siguen:
· Anastomizarse y anastomosarse, que derivan de
anastomosis, ‘en una planta o animal, unión de unos
elementos anatómicos con otros de la misma
naturaleza’.
· Apuntar (acepción 25) y repuntar (acepción 8), que
proceden de punta, ‘sabor que va tirando a agrio, como
el del vino cuando se comienza a avinagrar’.

6.1.1.2. Verbos con bases de estado emocional


El segundo subgrupo semántico de unidades verbales con
bases de estado es aquel alusivo al estado emocional. En este
conjunto verbal, compuesto por 74 unidades, incluimos aquellos
verbos formados sobre sustantivos que denotan tanto
304 Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica

emociones y sentimientos (estados psíquicos) susceptibles de ser


experimentados por entidades animadas, como rasgos de la
personalidad humana/animal o estados anímicos transitorios en
que pueden encontrarse esas entidades. Así lo observamos en el
siguiente cuadro.

Cuadro XX. Verbos con base de estado emocional


Acabangarse Encapricharse
Aculillarse Encarajinarse
Aflatarse Encopetar
Agüitarse Encular (ac. 2)
Amelarchiarse Enculillarse
Amezquindarse Enfiebrarse
Amurriñarse (ac. 1) Enfuriarse
Amuseparse Engolondrinar
Anieblar Enguayabarse
Aparatar Enjetarse
Apenar Entirriarse
Apensionar Entoldar
Emociones / Aquerenciarse Enviciar
Sentimientos Avilantarse Esfotarse
Culipandear Hervorizarse
Descariñarse Humear
Emberrinchinarse Mirlarse
Emberretinarse Orgullecer
Emberrincharse Pelusear
Embroncarse Penar
Emperezar Pompear
Enamoricarse Rabiar (ac. 3)
Enamoriscarse Resabiar
Encachimbarse Soberbiar
Encamotarse Taimarse
Encapotar (ac .2) Traguearse
Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica 305

Aborregarse (ac. 3) Apajuilarse


Aburrarse Aporrarse
Alagartarse Arrotarse
Estado emocional de Alebrarse Badulaquear
la persona / Alebrastarse Calaverear
Rasgo de la Alebrestarse Camaronear
personalidad Alebronarse Diablear
Alibriestarse Enfierecerse
Aliebrestarse Entigrecerse
Angelizar Zascandilear
Animalizar Zorrear (1)

Como ya hemos comentado, dentro del subgrupo semántico


verbal con bases de estado emocional hemos diferenciado, a su
vez, dos subgrupos. El primero de ellos integra 52 unidades
cuyos sustantivos base hacen alusión directa a estados psíquicos
en que pueden encontrarse los seres animados, principalmente
humanos; es decir, estados relacionados con los sentimientos y
las emociones. De este modo, encontramos verbos con bases
vinculadas a la emoción del enfado o enojo, tales como:
· Emberrenchinarse y emberrincharse, que se forman
respectivamente sobre berrenchín y berrinche, ‘coraje,
enojo grande, y más comúnmente el de los niños’.
· Embroncarse, enfuriarse, entirriarse, rabiar (acepción 3)
y resabiar, que se originan respectivamente a partir de
bronca, furia, tirria, rabia y resabio, todos sustantivos
con significados de ‘ira, enojo grande, disgusto’.
306 Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica

· Encachimbarse, encapotar (acepción 2) y mirlarse, cuyas


bases son respectivamente cachimba, capote y mirlo,
sustantivos que aluden a un ‘semblante adusto’, con
expresión de enfado o afectación.
· Encarajinarse y enjetarse, que se generan a partir de los
valores semánticos que adquieren los sustantivos base
en dos expresiones coloquiales: al carajo y estar alguien
con tanta jeta. En ambos casos, se trata de expresiones
de manifestación de enfado en el semblante o en
general.
Asimismo, hay tres verbos articulados en torno a la emoción
del miedo: aculillarse y enculillarse proceden de culillo, ‘miedo,
perturbación angustiosa del ánimo’; culipandear deriva de
culipandeo, ‘miedo’.
Otro conjunto de unidades verbales numerosas es aquel
integrado por unidades cuyas bases hacen referencia a la
melancolía, tristeza, aflicción. Dichos verbos son: acabangarse >
cabanga, aflatarse > flato (acepción 2), amelarchiarse >
melarchía, amurriñarse (acepción 1) > morriña (acepción 1),
amuseparse > musepo, apensionar > pensión (acepción 6),
enguayabarse > guayabo, penar > pena (acepción 1).
Existen verbos con bases relacionadas con el cariño y el amor,
tales como:
Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica 307

· Descariñarse, que se forman sobre cariño en su acepción


de ‘inclinación de amor o buen afecto que se siente
hacia alguien o algo’.
· Enamoricarse y enamoriscarse, derivados de amor,
‘sentimiento de afecto, inclinación y entrega a alguien o
algo’.
· Encamotarse y encular (acepción 2), que se generan
respectivamente a partir de camote y encule, ambos con
el significado de ‘enamoramiento’.
Además, hemos observado una serie de unidades verbales
cuyas bases denotan algún tipo de deseo o anhelo, el cual puede
entenderse en sentido positivo o negativo:
- Con sentido positivo están los verbos emberretinarse,
encapricharse y engolondrinar; se originan,
respectivamente, sobre berretín (‘capricho, deseo
vehemente, ilusión’), capricho (‘determinación que se
toma arbitrariamente, inspirada por un antojo, por
humor o por deleite en lo extravagante y original’) y
golondro (‘deseo y antojo de algo’).
- Con sentido negativo encontramos los verbos enviciar,
pelusear y traguearse, ya que se generan,
respectivamente, a partir de vicio (‘gusto especial o
demasiado apetito de algo, que incita a usarlo
308 Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica

frecuentemente y con exceso’), pelusa (‘envidia propia de


los niños’) y trago (‘vicio de tomar bebidas alcohólicas’).
Cierto vínculo con este último conjunto de verbos poseen las
unidades verbales enfiebrarse y hervorizarse, pues se forman
sobre los sustantivos fiebre en su acepción de ‘viva y ardorosa
agitación producida por una causa moral’, y hervor > fervor ‘celo
ardiente’.
Por otra parte, hay verbos con bases que denotan significados
relativos a la ostentación, pompa, vanidad, engreimiento,
atrevimiento, etc. Estos verbos son: aparatar > aparato
(acepción 5), avilantarse > avilantez, encopetar > copete
(acepción 8), entoldar > toldo (acepción 3), esfotarse > foto (1),
humear > humo (acepción 4), orgullecer > orgullo, pompear >
pompa (acepción 2), soberbiar > soberbia (acepción 1).
Finalmente, existe una serie de unidades verbales que se
vinculan con ciertas características emocionales y psicológicas de
connotaciones negativas en el sentido de no virtuosas. Dichos
verbos son los siguientes:
· Agüitarse, formado sobre agüite, ‘decaimiento,
abatimiento’.
· Amezquindarse, que procede de mezquindad, ‘cualidad
de mezquino: desdichado, desgraciado, infeliz’.
· Anieblar, que se origina sobre el sustantivo niebla en su
acepción de ‘confusión y oscuridad que no deja percibir
y apreciar debidamente las cosas o los negocios’.
Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica 309

· Apenar, cuya base es pena en su acepción de


‘vergüenza’.
· Aquerenciarse, derivado de querencia, ‘inclinación o
tendencia del hombre y de ciertos animales a volver al
sitio en que se han criado o tienen costumbre de
acudir’.
· Emperezar, que se genera a partir del sustantivo pereza,
‘negligencia, tedio o descuido en las cosas a que
estamos obligados’, ‘flojedad, descuido o tardanza en
las acciones o movimientos’.
· Taimarse, originado a partir de taima, ‘picardía, malicia,
astucia’.
En otro sentido dentro del estado emocional expresado por
las bases nominales, podemos agrupar una serie de unidades
verbales que se relacionan con los estados emocionales en que
se pueden encontrar temporalmente los seres humanos y con los
rasgos de su personalidad. En total son 22 verbos, que se pueden
dividir dependiendo de si el sustantivo base posee o no dos
acepciones, una de referente animal y otra de referente
humano.
 Sustantivos base con dos acepciones. El sentido
semántico con referente humano se obtendría a partir de
una extrapolación al ser humano de uno o varios rasgos
del ser animal referido en la otra acepción. Esto es, el
310 Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica

significado con referente humano se genera por


derivación del significado con referente animal (acepción
originaria). Se trata de un procedimiento metonímico
basado en el empleo del todo por la parte: el significado
con referente humano es la generalización de un rasgo, o
rasgos, concreto del referente animal. En este subgrupo
estarían los siguientes verbos: aborregarse (acepción 3) >
borrego (‘cordero de uno o dos años’, ‘hombre que se
somete gregaria o dócilmente a la voluntad ajena’);
aburrarse > burro (‘asno, animal solípedo’, ‘hombre o
niño bruto e incivil’); alagartarse > lagarto (‘reptil
terrestre [.…] es sumamente ágil, inofensivo y muy útil
para la agricultura por la gran cantidad de insectos que
devora […]’, ‘persona avariciosa’); alebrarse,
alebrastarse, alebrestarse, alebronarse, alibriestarse y
aliebrestarse > liebre (‘mamífero […] animal muy tímido,
solitario […]’, ‘hombre tímido y cobarde’); angelizar >
ángel (‘en la tradición cristiana, espíritu celeste criado por
Dios para su ministerio’, ‘persona en quien se suponen las
cualidades propias de los espíritus angélicos, es decir,
bondad, belleza e inocencia’); animalizar > animal (‘ser
orgánico que vive, siente y se mueve por propio impulso’,
‘persona de comportamiento instintivo, ignorante y
grosera’); apajuilarse > pajuil (‘pajuí, ave de la América
tropical, […] exclusivamente americana, de cuerpo
Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica 311

robusto, cola larga y cresta de plumas eréctiles hacia


adelante […]’, ‘persona lenta y torpe’); camaronear >
camarón (‘camaleón, reptil sauro […]posee la facultad de
cambiar de color según las condiciones ambientales’,
‘persona que tiene habilidad para cambiar de actitud y
conducta’); enfierecerse > fiera (‘bruto -animal- indómito,
cruel y carnicero’, ‘persona cruel o de carácter malo y
violento’); entigrecerse > tigre (‘mamífero felino muy
feroz y de gran tamaño […]’, ‘persona cruel y
sanguinaria’); zorrear (1) > zorro (‘macho de la zorra’,
‘hombre muy taimado y astuto’).
 Sustantivos con una sola acepción. Se trata de una
acepción de carácter humano que generalmente expresa
un tipo o tipología humana. Aquí se integran los
siguientes verbos: aporrarse > porra (‘sujeto pesado,
molesto y porfiado’); arrotarse > roto (‘persona mal
educada, de modales groseros’); badulaquear >
badulaque (‘persona necia, inconsciente’); calaverear >
calavera (‘hombre de poco juicio y asiento’); diablear >
diablo (‘persona que tiene mal genio, o es muy traviesa,
temeraria y atrevida’); zascandilear > zascandil (‘hombre
despreciable, ligero y enredador’).
312 Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica

6.1.1.3. Verbos con bases de estado de conciencia


El tercer y último subgrupo semántico de verbos dentro de
aquellos con bases de estado es el correspondiente a los estados
de conciencia. Está integrado por 43 unidades cuyos sustantivos
originarios hacen referencia, grosso modo, a la percepción y el
conocimiento del mundo psíquico individual y del mundo
exterior (realidad contextual), de tal forma que las entidades
animadas humanas adoptamos en dichos mundos una
posición/estatus o condición social determinada. En el siguiente
cuadro quedan recogidos los verbos pertenecientes a este
subgrupo.

Cuadro XXI. Verbos con base de estado de conciencia


Aburguesarse Enchularse
Acaserarse Engranujarse (2)
Achulaparse Enjorguinarse
Achularse Figurear
Agaucharse Fradear
Alcahuetear Gauchear
Amarchantarse Golfear
Rol/estatus social Apayasar Marujear
Brujear Obispar
Cabellerear Payasear
Cafichear Piratear
Celestinear Rufianear
Diaconar Trujamanear
Embarnecer Zorrear (2)
Abarraganarse Empadrarse
Condición social Acortejarse Empadronar
Adueñarse Encompadrar
Amancebarse Encuerar
Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica 313

Apelgararse Enmadrarse
Condición social Compadrar Ennoviarse
Compincharse Humanar
Consuegrar

Como podemos observar, hemos separado los verbos del


subgrupo semántico de estado de conciencia en otros dos
subgrupos. Uno de ellos, constituido por 28 unidades, se articula
en torno al rol o estatus que puede poseer un ser humano en su
entorno social. Dichos verbos son los siguientes:
· Aburguesarse, que deriva de burgués, ‘ciudadano de
clase media acomodada’.
· Acaserarse, procedente de casero en su acepción de
‘parroquiano, persona que acostumbra a ir a una misma
tienda o establecimiento público’.
· Achulaparse, que se forma sobre chulapo, ‘chulo,
individuo de las clases populares de Madrid’.
· Achularse y enchularse, derivados de chulo, ‘individuo de
las clases populares de Madrid, que se distinguía por
cierta afectación y guapeza en el traje y en el modo de
conducirse’.
· Agaucharse y gauchear, que se generan a partir del
sustantivo gaucho en su significado de ‘mestizo que, en
los siglos XVIII y XIX, habitaba la Argentina, el Uruguay y
Río Grande del Sur, en el Brasil, era jinete trashumante y
diestro en los trabajo ganaderos’.
314 Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica

· Alcahuetear, originado sobre alcahuete/a, ‘persona que


concierta, encubre o facilita una relación amorosa,
generalmente ilícita’.
· Amarchantarse, que procede de marchante, ‘traficante,
vendedor’.
· Apayasar y payasear, formados a partir de payaso,
‘artista de circo que hace de gracioso, con traje,
ademanes, dichos y gestos apropiados’.
· Brujear, del sustantivo bruja, ‘mujer a la que se atribuían
supersticiosamente poderes extraordinarios’.
· Caballerear, que se genera a partir de caballero en su
acepción de ‘hombre que se porta con nobleza y
generosidad’.
· Cafichear, originado sobre el sustantivo cafiche,
‘proxeneta, persona que obtiene beneficios de la
prostitución de otra persona’.
· Celestinear, procedente de celestina, ‘alcahueta, mujer
que concierta una relación amorosa’.
· Diaconar, que se forma sobre diácono, ‘ministro
eclesiástico y de grado segundo en dignidad, inmediato
al sacerdocio’.
· Embarnecer, generado del sustantivo barón en su
acepción de ‘persona que tiene gran influencia y poder
dentro de un partido político, una institución, una
empresa, etc.’
Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica 315

· Engranujarse (2), que deriva de granuja, cuyo significado


es ‘bribón, pícaro’.
· Enjorguinarse, que se origina a partir de jorguín,
‘persona que hace hechicerías’.
· Figurear, procedente de figura en sus acepciones de
‘personaje de la obra dramática’ y ‘persona que destaca
en determinada actividad’.
· Fradear, del sustantivo frade, ‘fraile’.
· Golfear, formado sobre golfo, ‘pillo, sinvergüenza,
holgazán’.
· Marujear, derivado de maruja, ‘ama de casa de bajo
nivel cultural’.
· Obispar, que se origina sobre obispo, ‘prelado superior
de una diócesis, a cuyo cargo está el cuidado espiritual y
la dirección y el gobierno eclesiástico de los diocesanos’.
· Piratear, que procede de pirata, ‘persona que, junto con
otras de igual condición, se dedica al abordaje de barcos
en el mar para robar’.
· Rufianear, del sustantivo rufián en sus acepciones de
‘hombre que hace el infame tráfico de mujeres públicas’
y ‘hombre sin honor, perverso, despreciable’.
· Trujamanear, que se forma sobre trujamán, ‘persona
que aconseja o media en el modo de ejecutar algo,
especialmente compras, ventas o cambios’.
316 Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica

· Zorrear (2), derivado de zorra en sus acepciones de


‘hembra del zorro’ y ‘prostituta’.
Es posible establecer un segundo subgrupo de unidades
verbales vinculadas a los denominados estados de conciencia, tal
como observamos en el Cuadro XXI, caracterizadas por poseer
como bases nominales sustantivos que denotan una condición o
naturaleza social concreta. Se pueden diferenciar cuatro de esos
verbos, específicamente abarraganarse, acortejarse,
amancebarse y encuerar, debido al significado de su base: todos
los sustantivos que sirven de origen para la formación verbal
(respectivamente, barragana, cortejo, manceba y cuero) están
considerados en su acepción de ‘concubina, persona que vive en
concubinato’, ‘amante, mujer que mantiene con un hombre una
relación sentimental’. Las unidades verbales restantes son las
siguientes:
· Adueñarse, que deriva de dueño, ‘hombre que tiene
dominio o señorío sobre alguien o algo’.
· Apelgararse, formado sobre pelgar, ‘hombre sin
habilidad ni ocupación’.
· Compadrar y encompadrar, procedentes de compadre
en sus acepciones de ‘padrino de bautizo de una
criatura, respecto del padre o la madre o la madrina de
aquella’ y ‘amigo o conocido’.
Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica 317

· Compincharse, que se origina a partir de compinche,


‘amigo, camarada’, ‘compañero habitual de francachelas
y diversiones’.
· Consuegrar, derivado de consuegro, ‘padre o madre de
una de dos personas unidas en matrimonio, respecto
del padre o madre de la otra’.
· Empadrarse y enmadrarse, de los sustantivos padre y
madre, respectivamente ‘varón o macho que ha
engendrado’ y ‘hembra que ha parido’.
· Empadronar, que se forma sobre padrón, ‘patrón o
dechado: dueño, amo, patrono’.
· Ennoviarse, originado a partir de novio, ‘persona que
mantiene una relación amorosa con otra sin intención
de casarse y sin convivir con ella’.
· Humanar, que procede de humano, ‘ser humano’.

6.1.2. Verbos con bases de objeto reinterpretado como estado


El segundo gran grupo de unidades verbales, y el menos
numeroso, ya que únicamente reúne 98 verbos, es aquel en que
los sustantivos base designan objetos que poseen alguna cualidad
o rasgo inherente susceptible de ser reinterpretado como estado.
Según Rifón Sánchez (1997: 126), “en estos últimos no se toma al
sustantivo base como clasificador de una clase, sino como
designador de las cualidades de una clase, cualidades que se
318 Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica

consideran propias de un estado”. En el siguiente cuadro están


recogidas todas las unidades verbales que hemos encontrado en el
corpus ajustadas a este grupo verbal.

Cuadro XXII. Verbos con base designadora de objeto susceptible


de reinterpretarse como estado
Humana Adamarse, empeparse, empepitarse,
engorilarse
Aborregarse (ac.2), agallarse, agrillarse
Base (ac.2), amacharse, amular, apulgararse,
animada Animal cerdear (1), emborricarse, empacarse,
enchivarse, envarracarse, grillarse
(ac.2), gusanear, hormiguear,
mariposear, varraquear, verraquear
Espiritual Amachinarse, emputarse
Aborrajarse, achumicarse, acorcharse,
alimonarse, aparragarse, aplatanar,
Vegetal arracimarse, avellanar (2), enracimarse,
matear (1), olivar (2), parrar, rosarse,
rosear
Partes cuerpo Abotagar, arratonar, calamonarse,
humano/animal descrismar, empotarse, encoñarse,
Base Partes del engolletarse, entalonar, gorjear,
inanimada cuerpo guatear, rehelear, timpanizarse,
humano/animal traspillar
Meteorológica/ Irisar, terremotear (ac.2)
Geológica
Abolsarse, acapullarse, acaramelar,
achiguarse, agarrotar, agatizarse,
aguaraparse, ajamonarse, alheñar
Objetos varios (ac.3), amelcochar, apabilar,
apergaminarse, apozolarse,
arrequesonarse, azogar, azucarar,
cerchearse, desbolarse, descorrear,
Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica 319

desgarrancharse, despelotarse (1),


embotijar, emparafinarse, empelotarse
(2), encalostrarse, encampanar,
Objetos varios encanarse, encañar (2) (ac.6),
Base encartonar, enchicharse, enguaraparse,
inanimada entrapajar, enyescarse, espelotarse,
trifurcarse, varear
Acarralar, alandrearse, alunarse,
Otros aparroquiar, aplayar, apulismarse,
atrafagar, escampar, mayarse
Base
animada/ Achaparrarse
inanimada

Hemos establecido una clasificación de las unidades verbales


que ahora analizamos tomando como criterio el tipo de entidad
que denota la base nominal. El significado de ese sustantivo base,
concretamente alguna de las cualidades o características de ese
referente nominal, es objeto de distintos procesos de extensión
del significado, como abstracciones semánticas, metáforas,
metonimias, etc., y el resultado es una significación verbal que
extrapola esos rasgos a otros ámbitos o entidades. Por tanto, en
esta ocasión es relevante tener en cuenta el significado verbal a la
hora de explicar cada verbo. De este modo, en primer lugar
podemos observar 23 verbos que se originan a partir de
sustantivos designadores de entidades humanas, que pueden ser
humanas, animales o espirituales. A continuación vamos a
320 Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica

comentar algunas de las unidades verbales con bases nominales


animadas.
 Aborregarse en su segunda acepción, que es la que en
estos momentos nos interesa, significa ‘dicho de
cualquier otra cosa: adquirir caracteres o aspecto de
vellones de lana’. Este verbo se origina a partir del
sustantivo borrego en su acepción de ‘cordero de uno o
dos años’, pues sabemos que es un animal que produce
lana como abrigo corporal.
 Amular tiene tres sentidos incoativos: ‘dicho de una
persona o de una cosa: ser o hacerse reacia o inservible’;
‘enfadarse, enojarse’; ‘dicho de una yegua: inhabilitarse
para criar, por haberla cubierto el mulo’. Su base nominal
es mula en su acepción de ‘hija de asno y yegua o de
caballo y burra; es casi siempre estéril’, donde queda
patente el rasgo de esterilidad (tercera acepción), que se
generaliza para abarcar el rasgo de inutilidad o de ser
inservible (primera acepción), ya que se entiende que la
naturaleza útil de un ser animal hembra es la capacidad
de engendrar. Además, la mula se caracteriza por tener
un carácter terco y algo hostil, de ahí la segunda acepción
verbal.
 Cerdear (1) tiene dos valores incoativos: ‘dicho
especialmente de un toro: flaquear de los brazuelos, por
lo que no puede asentar las manos con igualdad cuando
Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica 321

está herido de muerte’; ‘dicho de un caballo: flaquear de


los brazuelos, cuando padece alguna debilidad en ellos’.
Se forma sobre cerdo, ‘mamífero artiodáctilo del grupo de
los Suidos, que se cría en domesticidad para aprovechar
su cuerpo en la alimentación humana y en otros usos’;
este animal tiene un andar caracterizado por ser algo
torpe, lento y costoso, lo que le hace parecer poco hábil y
débil, de ahí ese debilitamiento de los brazuelos de los
toros y los caballos que destacan las acepciones verbales
expuestas.
 Emborricarse tiene el sentido incoativo de ‘quedarse
como aturdido, sin saber ir atrás ni adelante’. Deriva de
borrico en su significado de ‘asno (animal solípedo, […]; es
muy sufrido y se le emplea como caballería y como bestia
de carga y a veces también de tiro)’; ahí queda explícita
esa labor sufridora del animal, que puede tener como
consecuencia el aturdimiento al que alude la significación
verbal.
 Empacarse quiere decir ‘turbarse, cortarse, amostazarse,
retrayéndose de seguir haciendo aquello que se estaba
ejecutando’. Se origina a partir de paco (1), ‘llama,
mamífero rumiante, variedad doméstica del guanaco […]’.
Se trata de un animal caracterizado por plantarse con
322 Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica

obstinación, rasgo que permite conformar el valor


semántico del verbo.
 Empeparse y empepitarse poseen ambos el significado de
‘dicho de un hombre: enamorarse intensamente de una
mujer’. Se forman, respectivamente, sobre los sustantivos
Pepa y Pepita, que son los hipocorísticos del nombre
propio Josefa. Así, estas bases nominales se emplean
mediante un proceso metonímico: se trata de dos
nombres propios femeninos, bastante usuales en la
cultura española, que se abstraen y pasan a designar una
mujer en sentido genérico, es decir, pasan a aludir a
cualquier mujer.
 Emputarse significa ‘encolerizarse’. Procede del
sustantivo puta, que en el Diccionario de americanismos
(2010) posee la acepción de ‘El demonio’. Se trata, pues,
de un referente espiritual caracterizado por incitar al mal,
un rasgo que se extrapola al ámbito de las emociones
humanas y así surge la significación verbal alusiva al enojo
o cólera.
 Engorilarse quiere decir ‘emborracharse (beber hasta
trastornarse los sentidos)’. Deriva de gorila en su
acepción de ‘policía o militar que actúa con violación de
los derechos humanos’; de esta definición se deduce ese
rasgo de ilegalidad y amoralidad, de acción incorrecta, lo
cual también puede ser el acto de beber hasta perder las
Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica 323

facultades mentales recogido en la significación verbal, ya


que se pierde la compostura y la razón.
 Grillarse y agrillarse nos interesan ahora en sus segundas
acepciones: ‘chiflarse (perder la energía de las facultades
mentales)’. Se trata de un verbo generado a partir de
grillo (2), ‘insecto ortóptero, de unos tres centímetros de
largo, color negro rojizo […] produce un sonido agudo y
monótono’. Este sonido explicitado en la definición
nominal podría considerarse el causante de esa pérdida
de la razón, de esa chifladura presente en el valor
semántico verbal.
 Varraquear y verraquear poseen el significado de ‘dicho
de una persona: gruñir o enfadarse’ / ‘gruñir o dar
señales de enfado y enojo’. Derivan de varraco o verraco,
‘cerdo, puerco’, animal caracterizado por ser algo
irascible, pueril, propenso a gruñir frecuentemente, de
ahí la significación verbal. No obstante, con la misma base
nominal también encontramos el verbo envarracarse, que
significa ‘enamorarse ciegamente’; en este caso lo que se
resalta del varraco es su cualidad de animal instintivo,
muy ordinario y poco adoctrinable, lo cual es
precisamente lo que sucede cuando alguien se enamora:
pierde la razón y únicamente se rige por sus instintos
emocionales y sexuales.
324 Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica

El segundo subgrupo que hemos diferenciado dentro del


conjunto de verbos con bases reinterpretadas como estados está
constituido por 75 unidades verbales formadas sobre sustantivos
designadores de entidades inanimadas, cuya naturaleza puede ser
variada: vegetales, partes del cuerpo humano y animal,
fenómenos meteorológicos y geológicos, objetos tangibles y otras
entidades inanimadas (lugares, conceptos, etc.). Vamos a exponer
algunos de los verbos de este subgrupo como ejemplificación del
conjunto verbal:
 Abolsarse posee dos significados incoativos
pronominales: ‘tomar forma de bolsa’; ‘dicho de la
pintura de un techo o de una pared: ahuecarse formando
bolsa o bolsas’. Deriva de bolsa en su acepción de
‘especie de talega o saco de tela u otro material, que sirve
para llevar o guardar algo’, de donde se deduce que es un
objeto vacío, hueco y con capacidad para agrandarse.
 Acorcharse posee dos significados incoativos
pronominales: ‘dicho de una cosa: ponerse fofa como el
corcho, perdiendo la mayor parte de su jugo y sabor, o
disminuyéndose su consistencia’; ‘dicho de la sensibilidad
de alguna parte del cuerpo: embotarse (debilitarse)’. Este
verbo se forma sobre el sustantivo corcho en su acepción
de ‘tejido vegetal constituido por células en las que la
celulosa de su membrana ha sufrido una transformación
química y ha quedado convertida en suberina […]’; se
Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica 325

trata de un material inodoro, compresible y elástico,


liviano, que da la sensación de ser poco resistente por su
textura, todas ellas características de las que podrían
derivarse las significaciones verbales basadas en las
cualidades de fofo y débil.
 Agatizarse quiere decir ‘dicho de una cosa pintada:
quedar, por efecto del tiempo, muy lisa y brillante’. Es
una unidad verbal generada a partir del sustantivo ágata,
‘cuarzo lapídeo, duro, translúcido y con franjas o capas de
uno u otro color’; se trata de una piedra de textura lisa y
llana, con apariencia llamativa y brillante, rasgos a partir
de los cuales se constituye el sentido verbal.
 Ajamonarse significa ‘dicho de una persona,
especialmente de una mujer: engordar cuando ha pasado
de la juventud’. Deriva de jamón en sus acepciones de
‘pierna trasera del cerdo, curada o cocida entera’ y ‘carne
de esta pierna’, ya que engordar supone precisamente
ganar masa, adquirir carne corporal, imitando así la
constitución corpulenta del jamón porcino.
 Alimonarse es ‘dicho de ciertos árboles de hoja perenne,
como el olivo: enfermar tomando sus hojas color
amarillo’. Este verbo se forma sobre el sustantivo limón,
‘fruto del limonero, de forma ovoide, […] y
frecuentemente de color amarillo, pulpa amarillenta
326 Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica

dividida en gajos, comestible, jugosa y de sabor ácido’; en


esta definición queda explícito ese rasgo amarillento del
referente de la base nominal.
 Apabilar quiere decir ‘dicho de la luz de una vela:
atenuarse y oscurecerse poco a poco’. Deriva de pabilo,
‘mecha que está en el centro de la vela’. Se entiende que,
cuando en una vela se comienza a ver el pabilo, dicha vela
está llegando a su fin, lo cual aparece expresado en la
significación verbal.
 Aparragarse tiene dos significaciones incoativas
pronominales: ‘dicho de un árbol: tomar la forma de
chaparro’; ‘dicho de una persona, de un animal o de una
planta: adquirir una configuración baja y gruesa en su
desarrollo’. Procede de parra, que tiene dos entradas en
el diccionario académico: ‘vid, y en especial la que está
levantada artificialmente y extiende mucho sus vástagos’,
‘vasija de barro baja y ancha, con dos asas, que
regularmente sirve para echar miel’. De estos significados
se desprenden las características de bajo y ancho, o
grueso, presentes en el valor semántico del verbo.
 Aplatanar posee el siguiente valor semántico incoativo:
‘dicho de un extranjero: acriollarse (adoptar las
costumbres del país)’. Su base nominal es el sustantivo
plátano, ‘árbol de la familia de las Platanáceas […]’, ‘fruto
comestible de esta planta […]’; se trata de un árbol y un
Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica 327

fruto originarios de las zonas tropicales, algunas de las


cuales se ubican en los países hispanoamericanos, de
donde son autóctonas las personas criollas. Por tanto, la
acepción verbal surge a partir del proceso de emigración
de habitantes europeos a las nuevas tierras americanas
desde el siglo XVI.
 Apozolarse significa ‘adquirir consistencia viscosa
semejante a la del pozole’. Así, se forma sobre el
sustantivo pozole en su acepción ‘guiso de maíz tierno,
carne y chile con mucho caldo’, de lo que se deduce que
es una comida que puede poseer ese carácter viscoso.
 Arratonar quiere decir ‘sufrir calambres (contracciones
musculares involuntarias)’. Se origina a partir del
sustantivo ratón en su acepción de ‘músculo bíceps’.
Evidentemente, la base nominal hace referencia a un
músculo propenso a recibir calambres, y eso se extrapola
en la significación verbal a todos los músculos del cuerpo.
 Arrequesonarse significa ‘dicho de la leche: cortarse
(separarse los ingredientes que debían quedar trabados)’.
Deriva de requesón en su acepción de ‘masa blanca y
mantecosa que se hace cuajando la leche en moldes de
mimbres por entre los cuales se escurre el suero
sobrante’; se trata de una tipo de queso que parece estar
328 Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica

desintegrado, desmenuzado, de ahí ese sentido de


separación presente en el valor semántico verbal.
 Azucarar posee el significado de ‘dicho del almíbar de las
conservas: cristalizarse (tomar la forma cristalina)’. Es una
unidad verbal generada a partir del sustantivo azúcar,
‘cuerpo sólido cristalizado, perteneciente al grupo
químico de los hidratos de carbono, de color blanco en
estado puro, soluble en el agua y en el alcohol y de sabor
muy dulce. […]’, definición donde queda recogida esa
naturaleza cristalizada del azúcar, rasgo resaltado en la
significación verbal.
 Desbolarse quiere decir ‘perder la compostura y la
moderación’. Su base nominal es bola, ‘cuerpo esférico
de cualquier materia’; coloquialmente se emplea el
término ‘bola’ para aludir a la cabeza humana, que es
donde se sitúa el cerebro, la parte racional del ser
humano y la que controla todas sus funciones y
comportamientos, de ahí el significado verbal, influido
por el prefijo des- de índole privativa.
 Embotijar posee dos valores de cambio de estado:
‘hincharse, inflarse’; ‘enojarse, encolerizarse, indignarse’.
Es un verbo formado sobre el sustantivo botijo en su
acepción de ‘vasija de barro poroso, que se usa para
refrescar el agua; es de vientre abultado, con asa en la
parte superior, a uno de los lados boca proporcionada
Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica 329

para echar el agua, y al opuesto un pitón para beber’,


definición que menciona ese rasgo abultado o hinchado
del botijo y que permite la formación de la primera
acepción verbal. Asimismo, si extrapolamos esa cualidad
física de hinchazón y abultamiento al ámbito de lo
psíquico, de las emociones, podemos establecer una
relación con el enfado y enojo, ya que es una actitud
negativa extrema, propia de una hinchazón emocional
(coloquialmente decimos “voy a explotar” cuando
estamos muy enfadados); de aquí se genera la segunda
acepción verbal.
 Empelotarse en su segunda entrada significa ‘formarse
grumos durante la cocción de un alimento’. Su origen está
en el sustantivo pelota, en su acepción de ‘bola de
materia elástica que le permite botar, y que se usa en
diversos juegos y deportes’. El sentido verbal viene dado
por la semejanza física entre una pelota y los grumos de
la cocción.
 Empotarse tiene el significado de ‘dicho de una persona:
sentir atracción sexual por otra’. Es una unidad verbal
generada a partir de poto (2), ‘nalgas, porciones carnosas
y redondeas’, lo cual designa una de las partes del cuerpo
humano objeto de obsesión y deseo sexual, de donde
surge el valor semántico del verbo.
330 Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica

 Encalostrarse significa ‘dicho del niño que ha mamado


los calostros: enfermarse’. Se forma sobre el sustantivo
calostro, ‘primera leche que da la hembra después de
parida’; esta primera leche materna presenta un color
amarillento, color que suele adquirir la piel de las
personas al enfermarse y que permite la configuración de
la significación verbal.
 Encampanar posee dos sentidos pronominales
incoativos; ‘ensancharse o ponerse hueco, haciendo
alarde de guapo o valentón’; ‘enamorarse (prendarse de
amor)’. Este verbo viene de campana en sus significados
de ‘instrumento metálico, generalmente en forma de
copa invertida, que suena al ser golpeado […]’ y ‘aquello
que tiene forma semejante a la campana, abierta y más
ancha en la parte inferior’, definiciones que hacen alusión
al rasgo de abierto, hueco. Si se aplica a una persona,
existen dos opciones: que se ponga hueca
emocionalmente cuando se envanece o se enorgullece de
sí misma, de donde se origina la primera acepción verbal;
que se ponga hueca emocionalmente cuando se
enamora, sentimiento que te hace estar “hinchado” de
felicidad, tal como se alude en la segunda acepción
verbal.
 Encartonar tiene el significado de ‘dicho de unba persona:
quedarse enjuta por haber padecido tuberculosis’. Se
Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica 331

trata de un verbo formado sobre cartón en su acepción


de ‘conjunto de varias hojas superpuestas de pasta de
papel que, en estado húmedo, se adhieren unas a otras
por compresión y se secan después por evaporación’, de
ahí el rasgo de enjuto y seco que resalta la unidad verbal.
 Entrapajar significa ‘dicho de una cosa, especialmente
de una tela, del cabello, etc.: entraparse (llenarse de
polvo o mugre)’. Su base nominal es trapo en su acepción
de ‘paño de uso doméstico para secar, limpiar, quitar el
polvo, etc.’, definición que integra en sí misma el
concepto de polvo y suciedad presente en el sentido
verbal.
 Irisar tiene el significado de ‘dicho de un cuerpo:
presentar fajas variadas o reflejos de luz, con colores
semejantes a los del arco iris’. Se origina a partir de iris,
‘arco iris, fenómeno óptico que presenta en forma
de arco de bandas concéntricas los siete colores
elementales […]’, de donde se extrae esa tonalidad
cromática variada que se refleja en la significación verbal.
 Mayarse quiere decir ‘dicho de una planta o de una flor:
marchitarse’. Su base nominal es el sustantivo mayo,
‘quinto mes del año. Tiene 31 días’. El mes de mayo es el
mes del decaimiento de la floración de las plantas, hecho
recogido en el sentido verbal.
332 Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica

 Trifurcarse significa ‘dicho de una cosa: dividirse en tres


ramales, brazos o puntas’. Está formado a partir del
sustantivo trifulca, ‘aparato formado con tres palancas
ahorquilladas en sus extremos, para dar movimiento a los
fuelles de los hornos metalúrgicos’; en esta definición
queda manifiesto esa naturaleza trimembre del aparato,
naturaleza que constituye el origen de la expresión
verbal.
Finalmente, encontramos el verbo achaparrarse, que posee dos
significados incoativos pronominales: ‘dicho de un árbol: tomar la
forma de chaparro’; ‘dicho de una persona, de un animal o de una
planta: adquirir una configuración baja y gruesa en su desarrollo’.
Este verbo ha sido analizado de forma independiente porque se
origina a partir de una base nominal con referente tanto animado
como inanimado: el sustantivo chaparro se emplea en sus
acepciones de ‘mata de encina o roble, de muchas ramas y poca
altura’ y ‘persona rechoncha’. En estos significados nominales
quedan patentes los rasgos de bajo y grueso que, por medio de
extrapolaciones semánticas a otros ámbitos (vegetal, humano,
animal), dan lugar a las significaciones verbales mencionadas.

6.1.3. Verbos con bases de objeto/concepto/etc.


El tercer y último gran grupo semántico de verbos según el
significado de la base nominal es aquel compuesto por unidades
verbales formadas sobre sustantivos que denotan objetos,
Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica 333

conceptos, acciones, etc., esto es, cualquier referente que no


constituya un estado propiamente dicho ni que pueda llegar a
interpretarse metafórica o metonímicamente como tal, ya que
esas bases nominales representan denotativamente los estados
finales en que se transforman los sujetos experimentantes; es
decir, los sustantivos base son las entidades en que se convierten
esos sujetos o las entidades que estos adquieren.
Se trata de un conjunto verbal numeroso: integra 154 verbos (o
acepciones verbales) del corpus de trabajo. El siguiente cuadro los
recoge.

Cuadro XXIII. Verbos con base de objeto/concepto/etc.


Abicharse Apaularse Embicharse
Abromar Apaulillarse Engusanarse
Referente Acocarse Apiojarse Esporular
animado Agardamarse Aquerarse Gorgojarse
Agorgojarse Caroncharse Pupar
Agusanarse Corcarse
Abollonar, abotonar, acaguasarse,
acepar, acogollar (2), agarbanzar,
agrillarse (ac. 1), alheñar (ac. 2),
amacollar, apimpollarse, apitonar,
apolvillarse, aquintralarse (ac. 1),
Referente arroyarse, atizonar, bagar, botonear,
inanimado Vegetales brotar, calumbrecerse, embosquecer,
perceptible encandelar, encañar (2) (ac. 5),
encañutar, encepar, engrillarse,
enmalecerse, enraizar, enramar,
entallecer, entuñarse, enyerbar,
enzacatarse, florear, florar, frutar,
frutear, frutecer, grillarse (ac. 1),
334 Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica

hojecer, horquetear, jilotear,


macollar, mazorquear, muñequear,
Vegetales pimpollear, pimpollecer, raicear,
raizar, ramear, retoñar, retoñecer,
revenar, serpollar, tallecer, tramar,
verdear, verdeguear
Ababillarse, barbar, cabellar,
Partes del dentecer, derrostrarse, desmadrar
cuerpo (ac. 4), despezuñarse, desternillarse,
humano/ empelar, emplumar, emplumecer,
animal encabellar, encabellecerse,
encañonar, encornar, encornudar,
encrestarse, endentecer
Aborregarse (ac. 1), abrumarse,
achubascarse, atardecer, cabrillear,
Referente Meteorología encapotar (ac. 3), encelajarse,
inanimado huracanarse, tardecer, terremotear
perceptible (ac. 1)
Aconcharse, adeudar (2), adinerarse,
ahuesarse, aleganarse, apostillarse,
avadar, brocearse, chapear, custrirse,
descalicharse, deslardarse, desmadrar
(ac. 3), desmostarse, despuntar,
dolarizarse, embancarse, empajar,
Varios encarnecer, enchagüitarse,
encharralar, encostrar, engrumecerse,
enmaniguarse, enmontarse,
enrobinarse, envegarse, escarchar,
escarearse, fondear, grietarse,
grietearse, huevar, husmear,
madrearse, mantear, orinecer,
recodar (2), remolinar, repuntar (ac.
2,3), salmuerarse, vocalizar
Referente Agermanarse Emborrascar (ac. 3, 4)
inanimado Animizar Esenciarse
imperceptible Azararse Hermandarse
Desmemoriarse
Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica 335

Acciones Colapsar Encalmar (acep. 3) Progresar

Como es evidente a partir del cuadro superior, las bases


nominales de estas unidades verbales indican cualquier referente
más allá de los sustantivos de estados propiamente dichos que
fueron comentados en el apartado 6.1.1. Asimismo, se emplean
tal cual aparecen en el diccionario académico, es decir, en su
denotación objetiva, sin recurrir a ninguna reinterpretación
semántica como hemos comentado en el apartado anterior
(6.1.2). Por tanto, estas bases nominales sencillamente
constituyen los referentes en los que se transforman o convierten
las entidades experimentantes, o los referentes que adquieren o
contraen dichas entidades. Constituirían, por tanto, los estados
finales que los sujetos experimentantes alcanzan denotativamente
(sin procesos de extensión semántica) mediante conversión o
adquisición. Así pues, estas estructuras semánticas de conversión
y adquisición, junto con otras de creación, pérdida, etc., serán
analizadas en el próximo punto (6.2). Pero antes de centrarnos en
ello, comentaremos algunas unidades verbales con bases de
objeto/concepto/etc.
· Agusanarse y engusanarse (‘dicho de una cosa: criar
gusanos’) se forman sobre gusano en su acepción de
‘nombre común que se aplica a animales metazoos,
invertebrados, de vida libre o parásitos, de cuerpo
336 Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica

blando, segmentado o no y ápodo’. Es un ejemplo de


base nominal de naturaleza animada, concretamente
animal.
· Enrobinarse (‘cubrirse de robín, enmohecerse’) deriva de
robín, ‘orín o herrumbre de los metales’. Se trata de un
sustantivo base inanimado perceptible tanto por la vista
como por el tacto.
· Embosquecer (‘dicho de una terreno: hacerse bosque,
convertirse en bosque’) se genera a partir de bosque,
‘sitio poblado de árboles y matas’, base nominal que se
caracteriza por ser inanimada perceptible y
perteneciente al grupo de los vegetales.
· Florear (‘dicho de una planta: florecer’ - echar flor)
procede de flor, ‘brote de muchas plantas, formado por
hojas de colores, del que se formará el fruto’. Es un
ejemplo de verbo con base inanimada perceptible y
vegetal, pero en este caso indica una de las partes de los
vegetales.
· Dentecer y endentecer (‘dicho de un niño: empezar a
echar los dientes’) se forman sobre diente, ‘cuerpo duro
que, engastado en las mandíbulas del hombre y de
muchos animales, queda descubierto en parte, para
servir como órgano de masticación o de defensa’. Se
trata de un sustantivo base de carácter inanimado
Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica 337

perceptible y designador de una parte del cuerpo de


seres animados.
· Huracanarse (‘dicho del viento: arreciar hasta
convertirse en huracán’) deriva de huracán, ‘viento muy
impetuoso y temible que, a modo de torbellino, gira en
grandes círculos […]’. Es una base nominal inanimada
perceptible y propia del ámbito de la meteorología.
· Desmemoriarse (‘dicho de una persona: faltarle la
memoria, perderla’) está originado a partir de memoria,
‘facultad psíquica por medio de la cual se retiene y
recuerda el pasado’, sustantivo base de carácter
inanimado e impeceptible.
· Progresar (‘avanzar, mejorar, hacer adelantos en
determinada materia’) procede de progreso, ‘avance,
adelanto, perfeccionamiento’. Se trata de una base
nominal que designa una acción.

6.2. Clasificación según la paráfrasis semántica


La clasificación léxico-semántica que hemos expuesto en el
apartado anterior (6.1) se fundamentaba en el significado de la
base nominal de las unidades verbales objeto de estudio. La
clasificación que pretendemos presentar a continuación se basa
en la integración de ese significado nominal en la estructura
semántica verbal. Esto es, como ya comentamos en el punto 3.3,
338 Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica

vamos a centrarnos en las paráfrasis o construcciones analíticas


que permiten explicar el contenido semántico de una estructura
sintética como son los verbos denominales incoativos. Se trata de
un proceso clasificatorio que ya hemos avanzado sucinta e
indirectamente en el apartado 6.1.2 cuando explicábamos las
unidades verbales formadas a partir de sustantivos base que
designan objetos que poseen alguna cualidad o rasgo inherente
susceptible de ser reinterpretado como estado: aludíamos al
significado o a las acepciones de los verbos con el fin de entender
los procesos de abstracción de determinadas cualidades de los
sustantivos base para “emplearlas” como estados. No obstante, en
este punto vamos a profundizar en el estudio de las estructuras
sintácticas o paráfrasis que nos revelan los contenidos
conceptuales de las unidades verbales que nos interesan. Es
importante aclarar que la paráfrasis explicativa únicamente es una
pauta metodológica que puede ayudarnos a conocer la estructura
argumental de los verbos denominales incoativos, así como a
profundizar en sus peculiaridades sintácticas y semánticas.
Por tanto, en función del significado de la estructura analítica
que permite parafrasear las diferentes unidades verbales del
corpus, hemos establecido una clasificación semántica64. En

64
Esta clasificación de distintos tipos de estructuras parafrásticas de los verbos
denominales incoativos objeto de estudio se ha llevado a cabo teniendo en
cuenta las clasificaciones que establecen Cifuentes Honrubia (2011) y Lavale
Ortiz (2013).
Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica 339

primer lugar, hemos distinguido tres paráfrasis con gran


representación verbal: verbos de conversión, verbos de
adquisición y verbos de creación. Además, hay otras
construcciones parafrásticas menos significativas aunque
igualmente destacables: verbos de pérdida, verbos de
intensificación, etc. Por tanto, estamos ante una idea plural del
cambio de estado desarrollada a través de distintos esquemas
analíticos.

6.2.1. Verbos de conversión


El grupo más numeroso de unidades verbales del corpus de
trabajo es aquel que se relaciona con el concepto de conversión:
la entidad experimentante pasa de un estado previo a la
predicación verbal a un estado referido de un modo u otro en la
base nominal origen del verbo. En total hemos encontrado 167
unidades verbales (o acepciones) con estas características. No
obstante, existen diferencias en ese proceso de conversión o
transformación (Cifuentes Honrubia, 2011; Lavale Ortiz, 2013): por
un lado, se puede dar el caso de que el sujeto experimentante se
convierta de una forma íntegra en el referente del sustantivo base,
por lo cual hablaríamos de una conversión total; por otro lado, es
posible que la entidad experimentante se transforme
parcialmente, es decir, que únicamente pase a poseer algunos de
los rasgos del referente de la base nominal, de modo que
340 Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica

estaríamos ante una conversión parcial65. Asimismo, puede darse


el caso de que una misma unidad verbal puede interpretarse como
un proceso de conversión total o un proceso de conversión
parcial; ello dependerá de la acepción de la base nominal que
tengamos en cuenta.

6.2.1.1. Verbos de conversión total


Los verbos que denominamos de conversión total ascienden a
62 unidades encontradas en el corpus; son las que aparecen
recogidas en el Cuadro XXIV (abajo). Estos verbos se caracterizan
por dos principales rasgos:
· La denotación de un cambio íntegro del sujeto léxico, ya
que se convierte en el referente del sustantivo base y
asume todas las cualidades y propiedades que
caracterizan a ese referente en su plenitud y de modo
permanente. Por tanto, estos verbos se corresponden con
la paráfrasis CONVERTIRSE EN X, donde X es igual al
referente de la base nominal. Así, se entendería que la
entidad experimentante llega a ser X (estado total
permanente).

65
Quedan descartadas de estos subgrupos aquellas unidades verbales que
expresen una intención, voluntad o fingimiento de cambio físico o psíquico por
parte de la entidad sujeto, pero sin indicar claramente si se produce dicho
cambio. Nos referimos a verbos como hombrear (‘dicho de un joven: querer
parecer hombre hecho’) y trasguear (‘fingir o imitar el ruido, jugueteo y zumbas
que se atribuyen a los trasgos’).
Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica 341

· La existencia en sus acepciones extraídas del diccionario


académico de expresiones o términos como:
“[adquirir/tomar] [cualidades/modales/condición] de X”,
“hacerse X” y “[convertirse/transformarse] en X”. En
todos los casos, X es igual al sustantivo base. Además,
esas expresiones citadas se vinculan directamente con
procesos de conversión total o íntegra. No obstante,
existen unidades dentro de este grupo verbal que en sus
definiciones no presentan dichos términos, sino que sus
acepciones se expresan de un modo distinto en función
de cada verbo concreto, aunque todas ellas denotan una
transformación plena de la entidad experimentante y
pueden parafrasearse por la estructura correspondiente a
este grupo: CONVERTIRSE EN X.

Cuadro XXIV. Verbos de conversión total


Abarraganarse Amarchantarse Enchularse
Aburguesarse Animizar Encompadrar
Acaserarse Apelgararse Encuerar
Achulaparse Aporrarse Engranujarse (2)
Sujetos Achularse Arrotarse Enjorguinarse
animados Acortejarse Compadrar Envaronar
Acundangarse Compincharse Fradear
Adueñarse Diaconar Humanar
Agaucharse Empadronar Obispar
Amachorrarse Enanarse Pupar
Amancebarse
342 Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica

Meteorolo- Abonanzar Emborrascarse (ac.2,4)


gía Aborrascarse Huracanarse
Atardecer Tardecer
Acaguasarse (ac.1) Enchagüistarse
Anastomizarse Encharralar
Anastomosarse Enmaniguarse
Sujetos
Apabilar Enmontarse
inanimados
Apolismarse Envegarse
Varios Aporismarse Escarchar
Avadar Esfacelarse
Brocearse Horquetear
Cancerar Mantearse
Embancarse Matear (1)
Embosquecer Vocalizar
Encancerarse
Sujs. anim./ Ahuesarse
inanim. Esenciarse

Hemos establecido una clasificación de los verbos de


conversión total basada en el carácter animado o inanimado de
la entidad paciente que experimenta el cambio de estado
denotado por la unidad verbal. En este sentido, encontramos 31
verbos cuyos sujetos léxicos son entidades animadas que sufren
una transformación hasta convertirse en el referente designado
por el sustantivo base. Como ejemplo representativo podemos
comentar el verbo aburguesarse, que significa ‘adquirir
cualidades de burgués’, de modo que puede parafrasearse por
CONVERTIRSE EN BURGUÉS (‘ciudadano de clase media
acomodado’); lo podemos encontrar en el siguiente contexto
textual:
Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica 343

La sociedad estaba sin duda trigonométricamente


trastrocada, como decía Raimundo Bueno de
Guzmán. Los aristócratas se aburguesaban, y la
señora de Sebo ponía en su sombrero los plumachos
que eran signo de distinción social (CORDE. Pérez
Galdós, B. (1908): España trágica, Alicante: Biblioteca
Virtual Miguel de Cervantes, Universidad de Alicante,
p. 203 [17/3/2015]).
Otros ejemplos serían: abarraganarse ‘amancebarse’ =
CONVERTIRSE EN BARRAGANA (‘concubina, persona que vive en

concubinato’); amachorrarse ‘hacerse machorra’ = CONVERTIRSE


EN MACHORRA (‘mujer hombruna’); arrotarse ‘adquirir modos y
conductas de roto (persona mal educada)’ = CONVERTIRSE EN
ROTO (‘persona mal educada, de modales groseros’); enchularse
‘hacer vida de chulo (rufián)’ = CONVERTIRSE EN CHULO (‘rufián,
hombre que trafica con mujeres públicas’); envaronar ‘crecer con
robustez’ = CONVERTIRSE EN VARÓN (‘hombre que ha llegado a la
edad viril’); obispar ‘obtener un obispado, ser nombrado para él’
= CONVERTIRSE EN OBISPO (‘prelado superior de una diócesis, a
cuyo cargo está el cuidado espiritual y la dirección y el gobierno
eclesiástico de los diocesanos’); etc.
Asimismo, hemos distinguido 29 unidades verbales cuyos
sujetos léxicos se caracterizan por ser entidades inanimadas.
Concretamente, 6 verbos se deben predicar de entidades
relacionadas con la meteorología. Como apuntaremos más
344 Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica

adelante cuando tratemos la naturaleza de los sujetos


seleccionados (apartado 7.2.1), cuando los verbos
meteorológicos se construyen con sujeto gramatical, se trata de
un argumento interno basado, en nuestro caso, en la
subespecificación de un contenido distinto del significado de la
base nominal (Gómez Torrego, 1998; Barrajón López, 2011). Así,
los verbos meteorológicos de conversión total quedan
ejemplificados por medio de estas unidades: aborrascarse, que
significa ‘dicho del tiempo: ponerse borrascoso’ = CONVERTIRSE
EN BORRASCA (‘perturbación atmosférica caracterizada por
fuertes vientos, abundantes precipitaciones y, a veces,
fenómenos eléctricos’); huracanarse, con el significado de ‘dicho
del viento: arreciar hasta convertirse en huracán’ = CONVERTIRSE
EN HURACÁN (‘viento muy impetuoso y temible que, a modo de
torbellino, gira en grandes círculos […]’); etc. Sin embargo, dos
de esos verbos poseen naturaleza básicamente impersonal
(ausencia de sujeto gramatical), aunque no se descarta su
construcción muy ocasional con argumentos internos en forma
de sujeto. Las dos unidades verbales de las que hablamos son
atardecer y tardecer, que significan ‘empezar a caer la tarde’. En
estos casos, se sobreentendería un proceso de conversión de
carácter abstracto en el cual se produce una evolución del día a
lo largo de sus distintas fases (mañana, mediodía, tarde, noche,
etc.): CONVERTIR EN TARDE (la paráfrasis pierde la partícula
pronominal se debido a que, normalmente, no existe un sujeto
Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica 345

léxico correferente que se vea afectado por ese cambio de


estado denotado en las unidades verbales: no existe ningún
sujeto objeto del cambio). Por otro lado, existen 23 unidades
verbales con sujetos inanimados de diversa índole; como
ejemplos podemos destacar: apolismarse y aporismarse ‘hacerse
aporismar’ = CONVERTIRSE EN APORISMA (‘tumor que se forma por
derrame de sangre entre cuero y carne, de resultas de una
sangría o de una punción semejante […]’); embosquecer ‘hacerse
bosque, convertirse en bosque’ = CONVERTIRSE EN BOSQUE (‘sitio
poblado de árboles y matas’); envegarse ‘dicho de un terreno:
empantanarse, tener exceso de humedad’ = CONVERTIRSE EN
VEGA (‘terreno muy húmedo’); vocalizar ‘dicho de una
consonante: transformarse en vocal’ = CONVERTIRSE EN VOCAL
(‘letra vocal’); etc. Un contexto lingüístico donde aparece esta
última unidad verbal resaltada sería:
Joseph Matluck […] “nunca se aspira: burla-buhla; ni
se vocaliza: pueita, taide; ni se asimila a la
consonante siguiente: vedde, cueppo […]” (CORDE.
Alonso, A. (1953): Estudios lingüísticos. Temas
hispanoamericano, Madrid: Gredos [17/3/2015]).

El caso del verbo escarchar (‘congelarse el rocío que cae en las


noches frías’) es peculiar porque, al igual que atardecer y
tardecer, posee un carácter impersonal; así, deberíamos
interpretarlo como un proceso de conversión abstracta en el cual
346 Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica

el rocío, que no actúa como entidad sujeto sino como objeto


afectado contenido en la significación verbal, pasa a ser escarcha
(CONVERTIR EN ESCARCHA).
Finalmente, existen 2 unidades verbales que admiten tanto
sujetos léxicos de carácter animado como inanimado:
- ahuesarse, que tiene dos acepciones dependiendo de
la entidad de que se predique: ‘dicho de una persona o
una cosa: quedarse inútil o sin prestigio’ (entidad
animada e inanimada) y ‘dicho de una mercancía:
quedarse sin vender’ (entidad inanimada). En ambos
casos, la paráfrasis sería CONVERTIRSE EN HUESO (‘cosa
inútil, de poco precio y mala calidad’).
- esenciarse, que significa ‘unirse íntimamente con otro
ser, como formando parte de su esencia’, lo cual
podría predicarse de una entidad tanto animada como
inanimada. Este verbo se parafrasearía por
CONVERTIRSE EN ESENCIA (‘aquello que constituye la
naturaleza de las cosas, lo permanente e invariable de
ellas’).

6.2.1.2. Verbos de conversión parcial


Por otra parte, están las unidades verbales que hemos
denominado como verbos de conversión parcial, recogidas en el
Cuadro XXV (abajo). Se han contabilizado 88 unidades o
acepciones que se caracterizan por los siguientes rasgos:
Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica 347

· La denotación de un cambio de estado parcial, ya que el


sujeto léxico no se transforma plenamente en el
referente del sustantivo base, sino que asume
únicamente alguna o algunas de sus cualidades o
propiedades físicas o psíquicas y las hace notorias de
manera iterativa durante un periodo de tiempo limitado y
concreto. Así pues, estos verbos son susceptibles de
parafrasearse por las estructuras sintácticas HACERSE
COMO X o COMPORTARSE COMO X, donde X es equivalente
al referente de la base nominal. En estos casos, se
entendería que la entidad experimentante no llega a ser
X, sino más bien está como X (estado parcial transitorio).
· La recurrencia a procedimientos de extensión del
significado, como abstracciones metafóricas y
metonímicas, en el proceso de formación de la unidad
verbal denominal incoativa. Estos procedimientos son
necesarios para focalizar determinadas propiedades del
referente nominal y extrapolarlas a otras entidades.
· La existencia en las acepciones del diccionario académico
de las siguientes expresiones o términos: en lo alusivo al
ámbito físico, “[tomar/dar/mostrar] [forma/calidad] de
X”, “adquirir [aspecto/caracteres] de X”, “unirse
formando X”, “ponerse como X” y “ponerse X”; en lo
concerniente al ámbito psíquico, “[servir/ejercer] de X”,
348 Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica

“[comportarse/portarse] como X” y “hacer [determinadas


acciones relacionadas con X]”. En estas expresiones, X es
igual al sustantivo base, excepto en la construcción
“ponerse X”, donde X equivale a una de las propiedades
que posee el referente de la base nominal (ejemplo:
varear, de vara, significa ‘ponerse flaco’, destacando así
el rasgo largo y delgado de las varas). La expresión “hacer
[determinadas acciones relacionadas con X]” es algo
compleja, de modo que, para su comprensión, podemos
ejemplificarla mediante el verbo brujear, derivado de
bruja y cuyo significado es ‘hacer brujerías’: “brujerías” es
una acción propia de las brujas. Por otro lado, es
conveniente señalar que esos términos mencionados se
vinculan directamente con procesos de conversión
parcial, ya sea física o psíquica. Sin embargo, existen
unidades dentro de este grupo verbal que en sus
acepciones no presentan dichas expresiones, sino que sus
definiciones académicas se enuncian de un modo distinto
dependiendo de cada verbo concreto, aunque todas ellas
denotan una transformación parcial de la entidad
experimentante y pueden parafrasearse por las
estructuras correspondientes a este grupo: HACERSE
COMO X y COMPORTARSE COMO X.
Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica 349

Cuadro XXV. Verbos de conversión parcial


Abolsarse, aborrajarse, aborregarse
(ac.2), acapullarse, achiguarse,
acorcharse, agarrotar, agatizarse,
aguaraparse, alheñar (ac.3), alimonarse,
Sujeto alunarse, aplayar, apozolarse,
inanimado arracimarse, arrequesonarse, azucarar,
calamonarse, cerchearse, encangrejarse,
enguaraparse, enracimarse, entrapajar,
enyescarse, guatear, irisar, parrar,
rehelear, rosarse, rosear, timpanizarse,
Nivel Físico trifurcarse
Acaramelar, achumicarse, adamarse,
adonizarse, ajamonarse, alandrearse,
Sujeto alfeñicarse, amacharse, amelcochar,
animado amular (acs. 2, 4), apergaminarse,
apulismarse, cerdear (1), embarnecer,
encalostrarse, encampanar, encartonar,
espelotarse, varear
Sujeto Abotagar, achaparrarse, aparragarse,
animado e avellanar (2), embotijar
inanimado
Base Agallarse, amular (ac. 3), emborricarse,
nominal empacarse, enchivarse, engorilarse,
animada envarracarse, mariposear, varraquear,
-animal- verraquear
Alcahuetear, apayasar, badulaquear,
Nivel Base brujear, caballerear, cafichear,
psíquico nominal calaverear, celestinear, diablear,
animada emputarse, enmocecer, figurear,
-humano- gauchear, golfear, marujear, payasear,
piratear, pollear, rufianear, trujamanear,
zascandilear
Base
nominal Terremotear (ac. 2)
inanimada
350 Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica

En el Cuadro XXV observamos dos divisiones de las unidades


verbales de conversión parcial en función del nivel o aspecto a
que haga mención la transformación. Por un lado, la conversión
de la entidad experimentante puede darse en el plano físico. En
este caso, hablamos de 56 verbos o acepciones verbales
parafraseables por la estructura HACERSE COMO X: los sujetos
léxicos, que pueden ser de naturaleza animada o inanimada, se
transforman en los referentes de los sustantivos base
únicamente en lo alusivo a algunos de los rasgos físicos de dichos
referentes, es decir, únicamente se asemejan a dichos referentes
en determinadas propiedades físicas (no existe una conversión
total del sujeto léxico en el referente nominal). Dentro de aquel
subgrupo con potenciales sujetos léxicos inanimados
encontramos las siguientes unidades verbales:
· Abolsarse posee dos significados: ‘tomar forma de bolsa’;
‘dicho de la pintura de un techo o de una pared:
ahuecarse formando bolsa o bolsas’. En ambas
acepciones, la característica que se focaliza de la bolsa
(‘especie de talega o saco de tela u otro material, que
sirve para llevar o guardar algo’) es su capacidad de
ensancharse y ampliar su volumen en forma curvada, por
lo que la entidad experimentante susceptible de
funcionar como sujeto léxico de este verbo únicamente
asimilaría ese rasgo de la bolsa. Por tanto, la paráfrasis
correspondiente sería HACERSE COMO UNA BOLSA.
Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica 351

· Agarrotar también tiene dos acepciones: ‘dicho de un


miembro: quedarse rígido o inmóvil por efecto del frío o
por otra causa’; ‘dicho de un mecanismo: quedar
inmovilizado por producirse una unión rígida entre dos de
sus piezas’. Estos significados se generan a partir de la
característica rígida y dura de un garrote (‘palo grueso y
fuerte que puede manejarse a modo de bastón’), de
modo que el sujeto léxico se asemeja a un garrote al
asumir esa cualidad de la base nominal. Así pues, se
parafrasearía por HACERSE COMO UN GARROTE.
· Arracimarse y enracimarse significan ‘dicho de varias
cosas: unirse o juntarse en forma de racimo’. Las
entidades experimentantes de estos verbos se parecen a
un racimo (‘conjunto de uvas sostenidas en un mismo
tallo que pende del sarmiento’) únicamente en lo alusivo
a su cualidad de entidad compuesta por varios elementos
unidos; en este sentido, la paráfrasis correspondiente
sería HACERSE COMO UN RACIMO.
· Encangrejarse quiere decir ‘dicho de un mecanismo, de
un motor, etc.: dejar de funcionar’. En esta ocasión, la
significación verbal se deriva de la característica de
enfermo, dañado, estropeado, irresoluble que se
desprende de cangrejo (‘cáncer, tumor maligno’; ‘asunto
352 Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica

que no se puede resolver’), de modo que se parafrasearía


por la estructura sintáctica HACERSE COMO UN CANGREJO.
· Rehelear significa ‘dicho de una cosa: tener o dar sabor
amargo como el de la hiel’. El sujeto léxico potencial
únicamente asumiría la cualidad de amargo que posee la
hiel (‘bilis, secreción amarillenta’, ‘amargura, aspereza o
desabrimiento’), de modo que se trata de una conversión
parcial física parafraseada por HACERSE COMO LA HIEL.
Asimismo, existen unidades verbales de conversión parcial
física que deben predicarse de entidades animadas. Entre dichos
verbos destacamos los siguientes ejemplos:
· Adamarse significa ‘dicho de un hombre: adelgazar o
hacerse delicado como una mujer’, de modo que se
produce una transformación de la entidad
experimentante en lo concerniente a ese rasgo delicado
de una dama (‘mujer noble o distinguida’); la paráfrasis
sería, por tanto, HACERSE COMO UNA DAMA en su faceta
física.
· Amacharse quiere decir ‘dicho de una hembra: tomar
rasgos masculinos’. La entidad que podría experimentar
este cambio de estado únicamente asume las facciones
de tipo masculino propias de un macho (‘animal del sexo
masculino’), pero no se convierte íntegramente en un
macho; así, la paráfrasis sería HACERSE COMO UN MACHO.
Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica 353

· Apergaminarse significa ‘dicho de una persona:


acartonarse (ponerse como cartón)’. En esta ocasión, el
sujeto léxico potencial solamente asimila el rasgo de
arrugado y seco propio de un pergamino (‘piel de la res,
limpia del vellón o del pelo, raída, adobada y estirada,
que sirve para escribir en ella, para forrar libros o para
otros usos’), por lo que la paráfrasis sería HACERSE COMO
EL PERGAMINO y no CONVERTIRSE EN PERGAMINO.
· Cerdear (1) posee dos acepciones: ‘dicho especialmente
de un toro: flaquear de los brazuelos, por lo que no
puede asentar las manos con igualdad cuando está herido
de muerte’; ‘dicho de un caballo: flaquear de los
brazuelos, cuando padece alguna debilidad en ellos’. En
ambos casos, el proceso de transformación se basa en la
imitación por parte del sujeto léxico animal de los
andares del cerdo (‘mamífero artiodáctilo del grupo de los
Suidos, que se cría en domesticidad para aprovechar su
cuerpo en la alimentación humana y en otros usos’),
andares torpes y dificultosos, por lo que se parafrasearía
por HACERSE COMO UN CERDO en su aspecto físico.
· Espelotarse quiere decir ‘ponerse rollizo’. En este caso se
trata de la asunción por parte de la entidad
experimentante de la forma circular que presenta una
pelota (1) (‘bola de materia elástica que le permite botar,
354 Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica

y que se usa en diversos juegos y deportes’), de modo


que la paráfrasis correspondiente sería HACERSE COMO
UNA PELOTA.
· Varear significa, al contrario que el verbo anterior,
‘ponerse flaco’. El potencial sujeto léxico animado se
asemeja a una vara (‘palo largo y delgado’) en lo que a su
cualidad de delgadez se refiere. Por tanto, se
parafrasearía por la estructura HACERSE COMO UNA VARA.
Por último, dentro de los verbos de conversión parcial física
existen 5 unidades que pueden admitir sujetos nocionales tanto
animados como inanimados, una alternancia que puede estar
reflejada en distintas acepciones o en la alusión a la entidad
experimentante incluida en la acepción verbal. Dichos verbos son
los que exponemos a continuación:
· Abotagar significa ‘dicho del cuerpo, o de parte del
cuerpo de un animal, o de una persona: hincharse,
generalmente por enfermedad’. Como es evidente, la
propia acepción verbal indica que abotagar puede
predicarse tanto de entidades inanimadas,
concretamente partes corporales, como entidades
animadas, específicamente seres humanos. La
significación verbal se origina a partir del sustantivo
buétago (‘bofe, pulmón de las reses’) mediante una
extrapolación semántica a otros ámbitos de los rasgos del
pulmón como órgano capacitado para hincharse. Así, esta
Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica 355

unidad verbal podría parafrasearse por la estructura


HACERSE COMO UN BUÉTAGO.
· Achaparrarse posee dos acepciones: ‘dicho de un árbol:
tomar la forma de chaparro’; ‘dicho de una persona, de
un animal o de una planta: adquirir una configuración
baja y gruesa en su desarrollo’. Los dos significados
derivan de la condición de bajo y robusto del chaparro
(‘mata de encina o roble, de muchas ramas y poca
altura’); la diferencie radica en que la primera acepción
predica ese cambio parcial de estado de una entidad
inanimada, y la segunda acepción lo hace de una entidad
animada. Indistintamente de la acepción, la paráfrasis
correspondiente sería HACERSE COMO UN CHAPARRO.
· Aparragarse significa ‘achaparrarse’, de modo que lo
comentado en el anterior verbo es igualmente aplicable a
este. En este caso, la base nominal es parra (‘vid, y en
especial la que está levantada artificialmente y extiende
mucho sus vástagos’), planta que asimismo es baja y
robusta como el chaparro. La paráfrasis sería HACERSE
COMO UNA PARRA.
· Avellanar (2) quiere decir ‘dicho de una persona o una
cosa: arrugarse y ponerse enjuta, como las avellanas
secas’. La alternancia animado/inanimado que puede
presentar el potencial sujeto léxico de este verbo viene
356 Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica

marcada en el inicio de la propia acepción, como queda


patente. Dicha entidad sujeto se asemejaría a una
avellana (‘fruto del avellano. Es casi esférico, de unos dos
centímetros de diámetro, con corteza dura, delgada y de
color de canela […]’) en lo alusivo a su cualidad de enjuta
y seca cuando la avellana está deshidratada (fruto seco).
Por tanto, se parafrasearía por la estructura HACERSE
COMO UNA AVELLANA.
· Embotijar posee dos acepciones: ‘hincharse, inflarse’;
‘enojarse, encolerizarse, indignarse’. El primer significado
puede predicarse de una entidad tanto animada como
inanimada; el segundo significado solo puede hacer
referencia a entidades animadas. En ambos casos, se
produce una abstracción de la cualidad de ahuecado,
ovalado, ensanchado que caracteriza a un botijo (‘vasija
de barro poroso, que se usa para refrescar el agua. Es de
vientre abultado, con asa en la parte superior […]’),
principalmente en un sentido físico, aunque
anímicamente ese rasgo físico de hinchazón puede
traducirse como enfado o enojo. Sea como sea, la
paráfrasis correspondiente sería HACERSE COMO UN
BOTIJO.
El segundo subgrupo de unidades verbales dentro del
conjunto verbal de conversión parcial es aquel vinculado con las
transformaciones en el plano o nivel psíquico. Así pues, estos
Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica 357

verbos, en total 32 unidades, presentan como estructura


sintáctica parafraseable COMPORTARSE COMO X: las entidades
susceptibles de experimentar el cambio de estado designado por
el verbo asumen únicamente alguna o algunas de las
características psíquicas, entendidas como
emociones/sentimientos, rasgos de la personalidad, roles
sociales, etc., contenidas en el referente del sustantivo base (no
existe ningún proceso de conversión total del sujeto léxico en el
referente nominal). De este hecho se desprenden dos ideas: que
las entidades experimentantes de esos verbos deben ser de
carácter animado, pues deben poder albergar en sí mismas esos
rasgos psíquicos citados; que las bases nominales de estas
unidades verbales deben ser, asimismo, de carácter animado, ya
que son las que poseen esos rasgos psíquicos transferidos a los
sujetos nocionales (entidades experimentantes). En este sentido,
podemos establecer una distinción entre sustantivos base de
referente animal o de referente humano. Entre las unidades
verbales con bases nominales de naturaleza animal podemos
destacar:
· Agallarse significa ‘molestarse en extremo’. El sujeto
nocional se asemeja a un gallo (‘ave del orden de las
Galliformes, de aspecto arrogante, cabeza adornada de
una cresta roja, carnosa y ordinariamente erguida […]’)
en lo concerniente a la cualidad de molesto y propenso
358 Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica

al incordio que posee ese animal. Por tanto, la paráfrasis


para este verbo sería COMPORTARSE COMO UN GALLO.
· Emborricarse quiere decir ‘quedarse como aturdido, sin
saber ir atrás o adelante’. Este significado se forma a
partir del rasgo de animal disperso y algo bobalicón que
se identifica con el borrico (‘asno, animal solípedo, como
de metro y medio de altura, de color […] Es muy sufrido
y se le emplea como caballería y como bestia de carga y
a veces también de tiro’). En este sentido, el sujeto
léxico únicamente asume esa característica psíquica del
borrico, por lo que se parafrasearía por COMPORTARSE
COMO UN BORRICO.

· Envarracarse significa ‘enamorarse ciegamente’. En este


caso, la entidad experimentante se parece al varraco
(‘puerco, cerdo, verraco’) en lo relativo a ese carácter
instintivo, rudo, sin raciocinio que posee ese animal. Así
pues, la paráfrasis correspondiente sería COMPORTARSE
COMO UN VARRACO.
Por lo que respecta a los verbos con bases nominales de
naturaleza humana, nos parecen representativas las siguientes
unidades:
· Alcahuetear significa ‘servir de alcahuete/a o hacer
oficios de tal’. En este caso, el sujeto léxico no se
convierte plenamente en un alcahuete/a (‘persona que
concierta, encubre o facilita una relación amorosa,
Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica 359

generalmente ilícita’), es decir, no posee esa profesión,


sino que asume las funciones de ese oficio durante un
tiempo concreto y en determinadas ocasiones66. Por
tanto, la paráfrasis correspondiente a este valor
semántico sería COMPORTARSE COMO UN/A
ALCAHUETE/A.
· Caballerear quiere decir ‘hacerse el caballero’. La
entidad que actúa como sujeto léxico experimenta un
cambio de estado basado en la asunción de las
cualidades que posee un caballero (‘hombre que se
comporta con nobleza y generosidad’), pero no se
produce una conversión total en dicho referente de la
base nominal. En este sentido, se parafrasearía por la
estructura COMPORTARSE COMO UN CABALLERO.
· Pollear posee el significado de ‘dicho de un muchacho o
de una muchacha: empezar a hacer cosas propias de los
jóvenes’. El sujeto nocional de este verbo empieza a
asumir una conducta propia de un pollo/a (‘hombre o
mujer joven’), pero no se convierte plenamente en tal
referente. Así pues, la paráfrasis adecuada en este caso
sería COMPORTARSE COMO UN/A POLLO/A.

66
Sobre este tipo de unidades verbales procedentes de sustantivos
designadores de un oficio o tipología humana nos referiremos más adelante en
el apartado 6.2.1.4.
360 Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica

· Zascandilear quiere decir ‘andar como un zascandil’.


Esta significación se constituye a partir de la asimilación
por parte de la entidad experimentante de los rasgos
vinculados con un zascandil (‘hombre despreciable,
ligero y enredador’), pero no se produce una conversión
total. Por tanto, este verbo se parafrasearía por la
construcción COMPORTARSE COMO UN ZASCANDIL.
Como excepción a lo comentado encontramos el verbo
terremotear en su acepción segunda, que significa ‘experimentar
momentos críticos en la vida’: no deriva de una base nominal de
carácter animado, sino de un sustantivo inanimado como es
terremoto, ‘sacudida del terreno, ocasionada por fuerzas que
actúan en lo interior del globo’. No obstante, al poseer ese
significado verbal, sí debe predicarse de entidades
experimentantes animadas.

6.2.1.3. Verbos de conversión total y parcial


El tercer y último subgrupo de unidades verbales dentro de
aquellas englobadas en el epígrafe ‘Verbos de conversión’
integra los verbos encontrados en el corpus de trabajo que
admiten una doble interpretación: pueden considerarse de
conversión total o de conversión parcial dependiendo de la
acepción de la base nominal que prioricemos. En este sentido,
todos estos verbos derivan de sustantivos caracterizados por
poseer dos acepciones, al menos: una de naturaleza animal y
Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica 361

otra de naturaleza humana. Se trata, pues, de un subgrupo


verbal interesante porque, desde el punto de vista de la
relaciones semánticas, está vinculado con la concepción del
mundo que poseemos los seres humanos. Nos referimos, pues, a
las 17 unidades verbales contenidas en el siguiente cuadro; todas
ellas seleccionan sujetos animados humanos.

Cuadro XXVI. Verbos de conversión total y parcial


Aborregarse (ac.3) Alebronarse Camaronear
Aburrarse Alibriestarse Enfierecerse
Alagartarse Aliebrestarse Entigrecerse
Alebrarse Angelizar Zorrear (1)
Alabrastarse Animalizar Zorrear (2)
Alebrestarse Apajuilarse

Todos los verbos citados en el Cuadro XXVI pueden


entenderse como verbos de conversión total cuando ponemos
de relieve la acepción de índole humana de la base nominal; por
el contrario, si focalizamos la acepción de carácter animal que
también posee el sustantivo base, estaremos ante verbos de
conversión parcial. Para comprender esta alternancia, nos
detendremos en el análisis de algunas de las unidades verbales
de este subgrupo.
- Aborregarse en su acepción tercera significa ‘dicho de
una persona: adquirir rasgos atribuidos al borrego,
especialmente mansedumbre, gregarismo, etc.’. Este
verbo deriva del sustantivo borrego en cualquiera de
362 Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica

estas dos acepciones: ‘cordero de uno o dos años’;


‘hombre que se somete gregaria y dócilmente a la
voluntad ajena’. En el caso de que consideremos que el
significado verbal se genera a partir de la primera
acepción, la acepción de carácter animal, estaríamos
ante un verbo de conversión parcial: el sujeto léxico
asumiría únicamente la cualidad de gregarismo y
mansedumbre que caracteriza a los borregos o
corderos, por lo que la paráfrasis correspondiente sería
COMPORTARSE COMO UN BORREGO. Si, por el contrario,
consideramos que la significación verbal procede de la
segunda acepción, la acepción de carácter humano,
aborregarse se incluiría dentro de los verbos de
conversión total: la entidad experimentante sufriría una
transformación íntegra y pasaría a ser un borrego o
persona dócil; por tanto, la paráfrasis adecuada sería
CONVERTIRSE EN BORREGO.
- Alebrarse quiere decir ‘acobardarse’. Se forma sobre el
sustantivo liebre en alguna de estas dos acepciones:
‘mamífero […] animal muy tímido, solitario […]’;
‘hombre tímido y cobarde’. Por un lado, podemos
considerar que el valor semántico verbal se origina a
partir de la primera acepción, la acepción de carácter
animal, de modo que hablaríamos de un verbo de
conversión parcial: el sujeto nocional se asemejaría a
Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica 363

una liebre en lo alusivo a la asunción de esos rasgos de


timidez, soledad, etc., que posee dicho animal, rasgos
que pueden provocar una actitud cobarde; la paráfrasis,
pues, sería COMPORTARSE COMO UNA LIEBRE. Por otro
lado, es posible derivar el significado verbal de la
segunda acepción de la base nominal, acepción de
carácter humano, por lo que alebrarse constituiría un
verbo de conversión total: la entidad sujeto
experimentaría una transformación plena en liebre o
persona cobarde; la paráfrasis sería, en este caso,
CONVERTIRSE EN LIEBRE.
- Angelizar significa ‘purificarse espiritualmente,
aspirando a la perfección angélica’. Se trata de una
unidad verbal distinta a las restantes, ya que el carácter
de las acepciones de ángel que podrían originar el
sentido verbal no es, en ninguna ocasión, un carácter
animal: ángel puede significar ‘en la tradición cristiana,
espíritu celeste criado por Dios para su ministerio’, o
bien ‘persona en quien se suponen las cualidades
propias de los espíritus angélicos, es decir, bondad,
belleza e inocencia’. Así pues, si consideramos que la
significación verbal procede de la primera acepción,
acepción de carácter espiritual, estaríamos ante un
verbo de conversión parcial: el sujeto léxico asumiría
364 Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica

únicamente las cualidades propias de los ángeles


divinos, como la perfección, la bondad, etc.; por tanto,
la paráfrasis correspondiente sería COMPORTARSE COMO
UN ÁNGEL. Si, en cambio, entendemos que el valor
semántico verbal se genera a partir de la segunda
acepción, acepción de carácter humano, angelizar sería
un verbo de conversión total: la entidad experimentante
se transformaría en su integridad en un ángel o persona
bondadosa; en consecuencia, la paráfrasis adecuada
sería CONVERTIRSE EN ÁNGEL.
- Entigrecerse significa ‘enojarse, irritarse, enfurecerse’.
Esta unidad verbal se forma sobre el sustantivo tigre en
alguna de estas dos acepciones: ‘mamífero felino muy
feroz y de gran tamaño […]’; ‘persona cruel y
sanguinaria’. Por un lado, podemos considerar que el
sentido verbal deriva de la primera acepción, acepción
de carácter animal, de modo que entigrecerse sería un
verbo de conversión parcial: el sujeto nocional se
parecería a un tigre en lo relativo a la asunción de la
característica de feroz que posee dicho animal; la
paráfrasis, pues, sería COMPORTARSE COMO UN TIGRE.
Por otro lado, podemos pensar que la significación
verbal proviene de la segunda acepción, acepción de
carácter humano, por lo que estaríamos ante un verbo
de conversión total: la entidad experimentante sufriría
Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica 365

una transformación plena en un tigre o persona cruel,


muy propensa al enojo y mal carácter; así, la paráfrasis
correspondiente sería CONVERTIRSE EN TIGRE.
- Zorrear (1) quiere decir ‘hacerse el zorro, obrar con la
cautela o la astucia propias del zorro’. Se origina sobre
el sustantivo zorro en cualquiera de estas dos
acepciones: ‘macho de la zorra’; ‘hombre muy taimado y
astuto’. En el caso de considerar que el significado
verbal se forma a partir de la primera acepción,
acepción de carácter animal, estaríamos ante un verbo
de conversión parcial: el sujeto léxico asumiría los
rasgos de cautela y astucia que se identifican con dicho
animal, de modo que la paráfrasis sería COMPORTARSE
COMO UN ZORRO. Si, por el contrario, consideramos que
la significación verbal procede de la segunda acepción,
acepción de carácter humano, hablaríamos de un verbo
de conversión total: la entidad sujeto experimentaría
una transformación íntegra en un zorro o persona
astuta; así, la paráfrasis correspondiente sería
CONVERTIRSE EN ZORRO.

6.2.1.4. Especificación significativa: verbos de tipología humana


Antes de adentrarnos en el siguiente grupo de unidades
verbales según el tipo de paráfrasis empleada, creemos
necesario y relevante realizar un comentario acerca de una clase
366 Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica

de verbos significativos dentro de este grupo denominado de


conversión. Nos referimos a aquellos verbos cuya base nominal
denota un determinado tipo, o tipología, de ser humano. Las
unidades verbales que integran este grupo han sido
mencionadas tanto en el subgrupo verbal de conversión total
como en el subgrupo de conversión parcial; ahora las abordamos
de una forma más particular, exhaustiva y profunda. En el
siguiente cuadro aparecen recogidos esos verbos a los que
estamos aludiendo.
Cuadro XXVII. Verbos con base de tipología humana
Abarraganarse, aburguesarse, acaserarse,
achulaparse, achularse, acortejarse, acundangarse,
adueñarse, agaucharse, amachorrarse, amancebarse,
Verbos de amarchantarse, apelgararse, aporrarse, arrotarse,
conversión total compadrar, compincharse, diaconar, empadronar,
enanarse, enchularse, encompadrar, encuerar,
engranujarse (2), enjorguinarse, envaronar, fradear,
humanar, obispar
Nivel Adamarse, adonizarse, alfeñicarse,
físico amacharse, embarnecer,
Alcahuetear, apayasar, badulaquear,
Verbos de brujear, caballerear, cafichear,
conversión Nivel calaverear, celestinear, diablear,
parcial psíquico emputarse, enmocecer, figurear,
gauchear, golfear, marujear,
payasear, piratear, pollear, rufianear,
trujamanear, zascandilear
Aborregarse (ac.3.), aburrarse, alagartarse,
Verbos de alebrarse/alebrastarse, alebrestarse, alebronarse,
conversión total y alibriestarse/aliebrestarse, angelizar, animalizar,
parcial apajuilarse, camaronear, enfierecerse, entigrecerse,
zorrear (1), zorrear (2)
Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica 367

Es fundamental señalar que, para incluir las unidades de


conversión total y parcial (tercera fila del Cuadro XXVII) dentro
de la clase de verbos que estamos comentando ahora, hay que
considerarlas como originadas a partir de la acepción de carácter
humano que poseen sus bases nominales, y no a partir de la
acepción de carácter animal de estas últimas, ya que
precisamente estamos analizando ahora los verbos con bases
nominales designadoras de tipos humanos. En este sentido, nos
interesa ahora su interpretación como verbos de conversión
total, parafraseados por la estructura CONVERTIRSE EN X.
Esta clase verbal de tipología humana que estamos
abordando es de gran importancia para entender las similitudes
de los verbos denominales incoativos con los verbos
deadjetivales incoativos67 (Serrano-Dolader, 1995, 1999). Las
unidades verbales de índole denominal incoativa con bases
léxicas de tipos humanos hacen referencia a propiedades
aplicables a los seres humanos, de modo que constituyen la clase
de verbos denominales incoativos más semejantes a los
deadjetivales incoativos (agrandar, embellecer). Esto es, los
sustantivos base de estos verbos que ahora abordamos designan
rasgos o cualidades atribuibles a las personas, ya que denotan
diferentes tipos de seres humanos, aludiendo bien a su condición

67
Anteriormente apuntamos que los verbos deadjetivales suponen el mayor
porcentaje de unidades verbales en la expresión de la incoatividad morfológica.
368 Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica

física (enanarse, adamarse), bien a su condición emocional o


psíquica (calaverear, enfierecerse), bien a su condición social o
profesional (amancebarse, diaconar, trujamanear). Precisamente
esa condición constituye, de una manera u otra, una nueva
atribución a la entidad experimentante, una nueva cualidad o
capacidad que adopta esa entidad durante un periodo de tiempo
concreto y limitado. Por tanto, estas unidades verbales se
establecen en la frontera con los verbos deadjetivales incoativos.
De hecho, como ya indicamos en el punto 4.3.2.1, donde
aludimos a los verbos deadjetivales descartados, existen verbos
formados a partir de bases léxicas caracterizadas por una
ambigüedad categorial, esto es, pueden ser interpretadas como
adjetivos o recategorizadas como sustantivos, de modo que
constituirían “adjetivos funcionalmente sustantivables” (Serrano-
Dolader, 1995: 118): agringarse, apendejarse, embellaquecer,
emplebeyecer, fosilizar, etc.68 En este sentido, siguiendo a
Serrano-Dolader (1995: 119), sostenemos que
estos casos vienen a demostrar que, a veces, el
significado de la base (o la interpretación que de ese
significado se haga) es más importante que su propia
categoría léxica (adjetivo vs. sustantivo) en lo que se
refiere a su incidencia sobre la orientación semántica
que tomará el verbo derivado correspondiente. Hay
que señalar, además, que tanto los ejemplos de un
grupo como de los del otro –por encima de su

68
Como ya comentamos, los verbos incluidos en el corpus de trabajo deben
poseer como requisito el hecho de que su base léxica aparezca categorizada
como sustantivo en el inicio de la acepción que nos interesa de ella.
Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica 369

definición extracontextual como sustantivos o


adjetivos– comparten una característica básica, que
ayuda a explicar el parentesco significativo de los
correspondientes verbos derivados: en muchos casos,
ambos tipos de bases pueden ser utilizadas como
predicaciones calificativas de un sujeto: «X es
un…burro, tigre, chulo, etc.».

No obstante, debido a que los verbos denominales incoativos


con bases de tipología humana actúan como una clase específica
y consolidada frente a los verbos deadjetivales incoativos (o al
lado de ellos), hemos encontrado diferencias dignas de remarcar
entre las unidades que integran esa clase verbal. De hecho, esas
disimilitudes constituyen la justificación de la clasificación en lo
relativo a estos verbos, clasificación que hemos propuesto a lo
largo de este apartado y que ha quedado recogida finalmente en
el Cuadro XXVII. Básicamente esas diferencias a las que aludimos
se han basado tanto en la naturaleza del cambio de estado
denotado (total o parcial) como en los esquemas y expresiones
observados en las definiciones verbales.
Por otro lado, es relevante señalar que este grupo verbal con
bases de tipología humana se caracteriza por seleccionar
asimismo entidades sujeto humanas debido, precisamente, a ese
carácter humano de las bases: es lógico que, si los estados
denotados por las bases designan determinados tipos de seres
humanos o determinadas cualidades propias de estos seres, las
entidades que alcancen esos estados sean igualmente seres
370 Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica

humanos capaces de asimilar dichas propiedades o rasgos


humanos. Además, la mayor parte de esas entidades humanas
realizadas como sujeto léxico de este grupo verbal desarrollan el
evento hacia o en sí mismas con más o menos voluntariedad y
consciencia, de modo que poseerían cierto grado de agentividad
y no deberían interpretarse únicamente como experimentantes
pasivos. Así, el cambio en este grupo verbal se entiende como
una modificación en la manera de actuar de la entidad sujeto, ya
que acepta y decide deliberadamente experimentar dicho
cambio. Esta información será ampliada en el apartado 7.2.1
cuando comentemos la naturaleza de los sujetos seleccionados
por los verbos denominales incoativos.
Las unidades verbales que hemos considerado como
pertenecientes al grupo de conversión total, que son aquellas
presentadas en las filas del Cuadro XXVII de ‘Verbos de
conversión total’ y ‘Verbos de conversión total y parcial’
(recordemos que estos verbos deben interpretarse ahora en su
vertiente únicamente de conversión total), se han clasificado así
debido a los dos criterios que expusimos anteriormente al
presentar el grupo verbal de conversión total y que recordamos
a continuación: por un lado, un cambio de estado íntegro del
sujeto léxico humano, pues se transforma de modo total y
permanente en el referente del sustantivo base y asume todas
sus cualidades y propiedades; por otro lado, las expresiones
encontradas en las acepciones de los verbos, ya que
Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica 371

principalmente se ha tenido en cuenta la presencia de términos


como “[adquirir/tomar] [cualidades/modales/ condición de] X” y
“hacerse X”, donde X es igual al sustantivo base. De este modo,
tenemos el verbo acundangarse, cuyo significado es ‘adquirir la
condición de cundango’, por lo que el sujeto léxico humano
adopta en su totalidad las cualidades propias de un cundango
(‘hombre afeminado’) y la paráfrasis correspondiente sería
CONVERTIRSE EN CUNDANGO. Asimismo, está el verbo
enjorguinarse, que quiere decir ‘hacerse jorguín o hechicero’, de
manera que se produce una transformación total y permanente
del sujeto léxico humano en el referente de jorguín (‘persona
que hace hechicerías’) y se parafrasearía, pues, por la estructura
CONVERTIRSE EN JORGUÍN. Cabe apuntar que los verbos
clasificados como ‘Verbos de conversión total y parcial’ y
considerados únicamente desde la perspectiva de conversión
total no se ajustan al criterio de las expresiones y términos
observados comúnmente en las definiciones verbales, puesto
que sus acepciones se explicitan de forma diferente
dependiendo de cada unidad verbal. No obstante, sí se
manifiesta en ellos un proceso de conversión total de la entidad
experimentante en el referente nominal. Así, destacamos el
verbo camaronear, que significa ‘mudar de opinión o de bando
por favor o interés’ y deriva de camarón en su acepción de
carácter humano ‘persona que tiene habilidad para cambiar de
372 Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica

actitud y conducta’; por tanto, percibimos que la entidad


humana experimenta un cambio total en su forma de ser, pues
se transforma en un camarón (CONVERTIRSE EN CAMARÓN).
Por su parte, las unidades verbales clasificadas como ‘Verbos
de conversión parcial’ en el Cuadro XXVII se han considerado así
debido también a los dos motivos que ya comentamos con
anterioridad y que volvemos a exponer ahora: por un lado, un
cambio de estado parcial, ya que el sujeto léxico humano no se
transforma plenamente en el referente del sustantivo base, sino
que asume alguna o algunas de sus cualidades o propiedades
físicas o psíquicas durante cierto período de tiempo transitorio;
por otro lado, las expresiones percibidas en las acepciones
verbales, puesto que hemos valorado la presencia de términos
como “[servir/ejercer] de X”, “[comportarse/ portarse] como X” y
“hacer [determinadas acciones propias de X]”. En todos los
esquemas, X equivale al sustantivo base, aunque el esquema
“hacer [determinadas acciones propias de X]” es algo más
complejo: payasear, dereivado de payaso, quiere decir ‘hacer
payasadas’, acciones propias de los payasos. Es relevante
apuntar que esa iteratividad y habitualidad que hemos apuntado
previamente, esto es, ese comportamiento repetitivo que
muestran los sujetos nocionales humanos de estos verbos
(asimilan ciertos rasgos del sustantivo base y los ponen de
manifiesto de manera habitual), queda corroborado mediante la
presencia mayoritaria en estas unidades verbales del sufijo
Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica 373

verbal -ear, básicamente empleado para expresar nociones de


iteratividad y habitualidad, como ya mencionamos en el
apartado 3.2.1. Así pues, dentro de los verbos de conversión
parcial en un plano psíquico, tenemos el verbo marujear, cuyo
significado es ‘tener comportamiento de maruja’, por lo que la
entidad experimentante humana adopta ciertos rasgos propios
de una maruja (‘ama de casa de bajo nivel cultural’), como
podría ser la chabacanería, el cotilleo, etc., y los hace patentes
durante determinado tiempo en determinadas ocasiones, pero
sin llegar a convertirse plenamente en una maruja o ama de casa
de tal índole; en este sentido, la paráfrasis adecuada sería
COMPORTARSE COMO UNA MARUJA. Otro verbo representantivo
es diablear, que quiere decir ‘hacer diabluras’, de modo que el
sujeto léxico humano las conductas propias de un diablo
(‘persona que tiene mal genio, o es muy traviesa, temeraria y
atrevida’) durante un periodo de tiempo concreto, pero sin
transformarse totalmente en un diablo o persona temeraria de
tal naturaleza; por tanto, este verbo se parafrasearía por la
estructura COMPORTARSE COMO UN DIABLO. Asimismo, aunque
son minoritarias, dentro de este grupo verbal de conversión
parcial con bases de tipología humana existen unidades verbales
que se relacionan con cambios de estado físico. Bien es cierto
que en las definiciones de estos verbos no encontramos las
expresiones más arriba citadas, pero sí se produce un cambio de
374 Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica

estado parcial. Un ejemplo es adonizarse, que significa


‘embellecerse como un adonis’, por lo que la entidad humana
experimenta un proceso de semejanza física a un adonis (‘joven
hermoso’) y así lo muestra durante cierto tiempo, pero sin llegar
a convertirse en tal joven hermoso; así, la paráfrasis
correspondiente sería HACERSE COMO UN ADONIS.
Por otra parte, debemos destacar la existencia, dentro de la
clase verbal de tipología humana, de un grupo especial de
verbos: aquellos cuyas bases nominales están constituidas por
sustantivos que denotan ‘cuasi-profesiones’. Es necesario
referirnos a este tipo de verbos porque entran en oposición con
otros verbos descartados del trabajo con bases de profesiones,
de manera que la alusión a dichos verbos nos permite especificar
los criterios de selección de las unidades del corpus verbal.
Primeramente, vamos a exponer esas unidades que nos atañen
ahora: alcahuetear, amarchantarse, apayasarse, brujear,
cafichear, celestinear, diaconar, enjorguinarse, figurear, fradear,
obispar, payasear, piratear, rufianear, trujamanear, zorrear (2).
Estos verbos se originan sobre sustantivos que denotan
determinados tipos de seres humanos (celestina, pirata, obispo,
rufián), de los cuales se focalizan ciertas cualidades o rasgos que
pasan a constituir las propiedades que adquieren los sujetos
léxicos humanos (una entidad humana se convierte en
marchante porque hace negocios y establece comercios, o se
comporta como una bruja porque hace brujerías). Esas
Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica 375

propiedades que asumen los sujetos son susceptibles de ser


cuantificadas (payasear → más o menos payaso, zorrear (2) →
más o menos zorra), ya que en ningún momento hacen alusión a
profesiones: no se interpretan como oficios o dedicaciones
profesionales, sino como actuaciones o conductas que pueden
llevar a cabo las personas en determinados momentos de su vida
y durante determinado periodo de tiempo por circunstancias
cualesquiera; además, no requieren procesos largos de
aprendizaje consciente, sino que se trata de adopciones de
cualidades o comportamientos más o menos inmediatas. En este
sentido, una persona puede realizar determinadas acciones de
alcahueta en ocasiones concretas y sin tener que haberse
formado para ello (alcahuetear), pero eso no implica que ejerza
profesionalmente como alcahueta (‘persona que concierta,
encubre o facilita un relación amorosa, generalmente ilícita’).
Asimismo, un individuo puede llevar a cabo determinadas
acciones de consejero o comerciante por circunstancias
concretas y sin tener que cualificarse para ello (trujamanear),
pero eso no conlleva que se le identifique profesionalmente
como trujamán (‘persona que aconseja o media en el modo de
ejecutar algo, especialmente compras, ventas o cambios’). Por
tanto, todas las características que hemos atribuido a este grupo
de verbos nos permiten confrontarlos con otras unidades
verbales que han sido descartadas para este estudio por no
376 Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica

reunir esos criterios. Estamos hablando de verbos como


cerrajear (‘ejercer el oficio de cerrajero’), huisachear (‘ejercer la
profesión de abogado sin tener el título’) o marinear (‘ejercitar el
oficio de marinero’). Como es evidente a partir de las
definiciones verbales, en estas unidades queda claramente
patente la noción de oficio que ejercería el sujeto léxico humano,
y desempeñaría esa profesión concienzudamente y tras un
proceso de aprendizaje que lo llevaría a convertirse en el
referente del sustantivo base (cerrajero, huisachero y marinero)
durante un periodo largo de tiempo, probablemente toda su vida
laboral. En consecuencia, estos verbos que denotan profesiones
no pueden ser cuantificados: cerrajear → *más o menos
cerrajero; marinear → *más o menos marino.

Como sinopsis del apartado dedicado a las unidades verbales


que se pueden parafrasear por estructuras de conversión, y con el
fin de esclarecer la información expuesta, presentamos el
siguiente esquema general.
Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica 377

Sujetos animados
(aburguesarse)
Conversión
total Sujetos inanimados
En función (embosquecer) Sujetos animados
del tipo de (ajamonarse)
conversión Transformac. Sujetos inanimados
física (alimonarse)
Conversión
parcial Base humana
Transformac. (celestinear)
Verbos de psíquica:
Sujetos animados Base animal
conversión (emborricarse)

Conversión total
(aburguesarse)
No humana
(alimonarse) Tipo de Conversión parcial
En función de (celestinear)
la base conversión
nominal Comportamientos/características
Significado humanas (aburguesarse)
Humana de base
Cuasi-profesiones
nominal (celestinear)

En este esquema observamos que los verbos incluidos en el


grupo de conversión pueden ser analizados desde dos puntos de
vista. En primer lugar, pueden abordarse según el tipo de
conversión que denoten, de modo que encontramos dos
subgrupos: por un lado, verbos de conversión total (CONVERTIRSE
EN X), cuyos sujetos experimentantes pueden ser animados
(aburguesarse) o inanimados (embosquecer); por otro lado, verbos
de conversión parcial, que pueden hacer alusión a una
transformación física (HACERSE COMO X) y seleccionar sujetos
animados (ajamonarse) o sujetos inanimados (alimonarse), o
pueden hacer referencia a una transformación psíquica
(COMPORTARSE COMO X) y estar formados sobre bases nominales
378 Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica

animadas de carácter humano (celestinear) o de carácter animal


(emborricarse). En segundo lugar, pueden estudiarse dependiendo
de la naturaleza de la base nominal: por una parte, el sustantivo
base puede designar un referente no humano (alimonarse); por
otra parte, dicho sustantivo puede indicar un referente humano.
En este último caso, los verbos así caracterizados pueden, a su vez,
clasificarse en función de dos criterios: primeramente, según el
tipo de conversión que denoten, de modo que puede ser una
conversión total (aburguesarse) o una conversión parcial
(celestinear); o bien según el significado de la base nominal, por lo
que dicha base puede indicar un comportamiento o característica
psíquica del sujeto experimentante (aburguesarse), o puede
designar una ‘cuasi-profesión’, es decir, una profesión
interpretada como una actuación o conducta humana transitoria y
puntual (celestinear). Todo este análisis nos permite ser
conscientes de que en la expresión verbal del cambio de estado
basado en un proceso de conversión es importante considerar
tanto la propia significación verbal como el significado de la base
nominal y la naturaleza de los sujetos léxicos seleccionados por las
unidades verbales.

6.2.2. Verbos de adquisición


El segundo grupo más numeroso en relación con el tipo de
paráfrasis que permite desarrollar la unidad verbal es aquel
vinculado con el concepto de adquisición: la entidad
Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica 379

experimentante adquiere, de forma voluntaria o involuntaria69, el


referente de la base nominal. En total hemos encontrado en el
corpus 151 verbos pertenecientes a este grupo. No obstante,
podemos distinguir dos estructuras sintácticas para parafrasear
estas unidades verbales de adquisición, de modo que hemos
diferenciado dos subgrupos verbales: por un lado, verbos
parafraseados por la expresión LLENARSE/CUBRIRSE DE X; por otro
lado, verbos que se corresponden con la paráfrasis
CONTRAER/TOMAR X en el sentido de ‘coger’. Así puede observarse
en el siguiente cuadro.

Cuadro XXVIII. Verbos de adquisición


Aborregarse (ac. 1) Custrirse
Abromar Embicharse
Abrumarse Encapotar (ac. 3)
Acabangarse Encelajarse
Acaguasarse (ac 2.) Engranujarse (1)
Achubascarse Enmalecerse
LLENARSE/CUBRIRSE Aleganarse Enrobinarse
DE X Aparatar Ensarnecer
Apiojarse Entuñarse
Apostillarse Enyerbar
Apulgararse Enzacatarse
Aquintralarse (ac. 1) Hervorizarse
Calumbrecerse Orinecer
Caroncharse Verdear
Corcarse Verdeguear

69
Para más información al respecto de la voluntariedad o no del sujeto léxico,
véase el apartado 7.2.1 sobre la naturaleza de los sujetos seleccionados.
380 Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica

Acalenturarse, achajuanarse, achucharse,


aculillarse, acurdarse, adeudar (2), adinerarse,
afiebrarse, aflatarse, agangrenarse, agardamarse,
agüitarse, ahervorarse, ajaquecarse, ajumarse,
alheñar (ac. 1), amelarchiarse, amezquindarse,
amodorrarse, amonarse, amorriñar, amurriñarse,
amuseparse, anieblar, apenar, apensionar,
apirgüinarse, apolvillarse, aporrillarse, apunarse,
apuntar, aquerarse, aquerenciarse, aquintralarse
(ac. 2), arguellarse, arroyarse, asolear,
asorocharse, atericiarse, atiriciarse, atizonar,
atorozonarse, atrafagar, avilantarse, azararse,
azogar, calofriarse, cangrenarse, chapear,
colapsar, consuegrar, culipandear, dolarizarse,
emberrenchinarse, emberretinarse,
CONTRAER/TOMAR emberrincharse, emborrascar (ac. 3),
X embroncarse, emparafinarse, empedarse,
emperezar, enamoricarse, enamoriscarse,
encachimbarse, encalambrarse, encalmar,
encamotarse, encañar (ac. 6), encapotar (ac. 2),
encapricharse, encarnecer, enchicharse,
encopetar, encular, enculillarse, encurdarse,
encurdelarse, enfiebrarse, enfuriarse,
engolondrinar, engriparse, enguarapetarse,
enguayabarse, enjetarse, enjumarse, enmonarse,
entirriarse, entoldar, enviciar, esfotarse,
faracharse, fondear, gangrenarse, gusanear,
hermandarse, herniarse, hipertrofiarse,
hormiguear, humear, husmear, jumarse, mirlarse,
mormarse, orgullecer, pasmar, pelusear, penar,
penquear, pompear, progresar, rabiar, repuntar,
resabiar, salmuerarse, soberbiar, taimarse,
temblequear, tembletear, tembliquear,
terremotear (ac. 1), traguearse
Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica 381

La noción de adquisición puede poseer un matiz de asunción


involuntaria en el sentido de llenarse o completarse un hueco
vacío existente en la entidad experimentante, o de cubrirse la
superficie o cuerpo de dicha entidad, sin que esta sea la agente o
responsable de esa adquisición. Este valor se ha encontrado en 30
unidades verbales del corpus, las cuales aparecen recogidas en la
primera fila del Cuadro XXVIII. En todos esos verbos la noción de
adquisición que ahora comentamos se explicita en la propia
definición verbal. Por tanto, las paráfrasis que se ajustan a estas
unidades verbales son las mismas que reflejan las acepciones del
diccionario académico (2014): LLENARSE DE X o CUBRIRSE DE X,
donde X es equivalente al sustantivo base. A continuación vamos a
ejemplificar este subgrupo con algunos verbos concretos:
· Abrumarse significa ‘dicho de la atmósfera: llenarse de
bruma’; se trata de una acción producida de forma
involuntaria al sujeto léxico. En esa definición verbal
estaría contenida la paráfrasis: LLENARSE DE BRUMA. En
este sentido, se forma sobre bruma, ‘niebla, y
especialmente la que se forma sobre el mar’.
· Apulgararse quiere decir ‘dicho de la ropa: llenarse, por
haberse doblado algo húmeda, de manchas muy
menudas, parecidas a las señales que dejan las pulgas’.
Asimismo, estamos ante un evento que afecta a la ropa
involuntariamente. En este caso, el proceso de
382 Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica

configuración semántica posee un carácter metafórico: la


base nominal pulga no se considera en su significado
denotativo (‘insecto del orden de los Dípteros, sin alas, de
unos dos milímetros de longitud […]’), sino que se
reinterpreta: se hace referencia a la pulga para destacar
su pequeño tamaño y las diminutas huellas que deja tras
de sí. Por tanto, la paráfrasis adecuada sería LLENARSE DE
[MANCHAS SIMILARES A LAS MARCAS DE UNA PULGA].
· Aquintralarse en su acepción primera significa ‘dicho de
un árbol o de un arbusto: cubrirse de quintral
(muérdago)’; se trata de una acción involuntaria: el sujeto
léxico no participa en el desarrollo eventual. La paráfrasis
correspondiente a este verbo estaría expresada en esa
definición verbal: CUBRIRSE DE QUINTRAL. Por tanto, el
sustantivo base es quintral en su acepción ‘muérdago de
flores rojas, de cuyo fruto se extrae liga, y sirve para
teñir’.
· Encelajarse quiere decir ‘cubrirse el cielo de celajes’, lo
cual está resaltado como una estructura impersonal; en
consecuencia, este verbo posee un carácter involuntario
(no existe ningún sujeto léxico que pueda llevar a cabo
ese evento). Se podría parafrasear por la propia
construcción que aparece en la acepción verbal: CUBRIRSE
DE CELAJES. Así, este verbo se forma a partir del sustantivo

celaje, ‘conjunto de nubes’.


Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica 383

· Enmalecerse significa ‘dicho de un campo: cubrirse de


maleza’; como es lógico, el sujeto léxico (el campo) no
posee la capacidad de realizar la acción verbal, por lo que
se produce de forma involuntaria. La paráfrasis
correspondiente a este verbo estaría contenida en esa
definición verbal: CUBRIRSE DE MALEZA. Por tanto, el
origen de esta unidad verbal es el sustantivo maleza,
‘espesura que forma la multitud de arbustos, como
zarzales, jarales, etc.’
Hemos de resaltar el verbo aparatar por ser el único de este
subgrupo que no indica una acción involuntaria: lo analizamos con
el significado de ‘adornarse, llenarse de pompa y ostentación’, un
evento que el sujeto léxico puede llevar a cabo de forma
voluntaria y consciente, pues aparato está considerado aquí en su
acepción de ‘pompa, ostentación’ (vanidad, vanagloria), dos
actitudes conscientes y deliberadas.
Por otra parte, la noción de adquisición puede entenderse en el
sentido de contraer, coger o tomar algo de forma voluntaria o
involuntaria por parte del sujeto léxico. En total se han
contabilizado 121 unidades verbales o acepciones (segunda fila del
Cuadro XXVIII) que se ajustan a ese valor semántico, el cual puede
ser parafraseado por la estructura sintáctica CONTRAER/TOMAR X,
donde X es igual al sustantivo base. Vamos a comentar algunos
384 Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica

verbos de este subgrupo como muestra representativa de la


totalidad:
· Acalenturarse significa ‘empezar a tener calentura’, una
acción involuntaria porque la entidad experimentante no
la lleva a cabo deliberadamente. Se forma sobre el
sustantivo calentura, ‘fiebre, fenómeno patológico’. Por
tanto, la paráfrasis correspondiente será TOMAR
CALENTURA.
· Adinerarse quiere decir ‘hacerse rico’, lo cual es un evento
consciente y más o menos voluntario por parte del sujeto
léxico. El origen de este verbo es el sustantivo dinero,
‘hacienda, fortuna’. Así, se podría parafrasear por la
estructura CONTRAER DINERO.
· Amelarchiarse posee el significado de ‘tener melarchía’;
se trata de un evento involuntario, ya que la entidad
experimentante lo sufre sin desearlo. Deriva de
melarchía, ‘melancolía, tristeza vaga, profunda, sosegada
y permanente’. En este sentido, la paráfrasis
correspondiente sería TOMAR MELARCHÍA.
· Emparafinarse significa ‘embriagarse, emborracharse’,
una acción que puede ser desarrollada voluntaria
(deliberada) o involuntariamente (no deliberadamente)
dependiendo de las intenciones del sujeto nocional a la
hora de iniciarla: puede haber empezado a beber con el
objetivo de emborracharse, o haber comenzado a ingerir
Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica 385

alcohol y acabar embriagándose como consecuencia de


perder el autocontrol. Este verbo deriva del sustantivo
parafina, ‘cada una de las sustancias sólidas, opalinas,
inodoras, menos densas que el agua […] que se obtienen
como subproducto de la destilación del petróleo. […]’. Es
evidente que el significado de esa base nominal es
tomado a partir de un proceso metafórico: la parafina son
sustancias destiladas del petróleo, del mismo modo que
el alcohol puede ser una sustancia destilada (no sucede
así con el vino y la cerveza); de ese rasgo común
relacionado con la destilación se genera la asimilación
semántica entre parafina y alcohol, asimilación que sirve
de base para configurar la significación verbal. Por tanto,
la paráfrasis adecuada a este verbo sería TOMAR PARAFINA
en el sentido de “ingerir alcohol”.
· Encapricharse quiere decir ‘cobrar o tener capricho por
alguien o algo’, lo cual es un evento llevado a cabo de
forma apenas voluntaria o deliberada por la entidad
experimentante. Se origina a partir del sustantivo
capricho, ‘determinación que se toma arbitrariamente,
inspirada por un antojo, por humor o por deleite en lo
extravagante y original’. Por tanto, la paráfrasis
correspondiente sería TOMAR [UN] CAPRICHO.
386 Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica

· Herniarse significa ‘dicho de una persona: empezar a


padecer hernia’, lo cual es una acción involuntaria: el
sujeto léxico la experimenta sin desearlo. Este verbo
deriva de hernia, ‘protrusión o salida de parte de un
órgano, como el intestino, de la estructura anatómica que
normalmente la fija’. En este sentido, se podría
parafrasear por la estructura CONTRAER [UNA] HERNIA.
· Penquear quiere decir ‘emborracharse (beber hasta
trastornarse los sentidos)’; se trata de una acción que
puede ser entendida de forma voluntaria o involuntaria
según las pretensiones que tenga el sujeto léxico (es el
mismo caso que el verbo emparafinarse, ya comentado).
Esta unidad verbal procede de penca en su acepción de
‘borrachera’. De este modo, la paráfrasis correspondiente
sería CONTRAER [UNA] PENCA, en el sentido de “coger”.
· Salmuerarse significa ‘dicho de los ganados: enfermar de
comer mucha sal’, lo cual es un evento involuntario: los
animales no se enferman deliberadamente. El origen de
este verbo es el sustantivo salmuera, ‘agua cargada de
sal’: este significado nominal no se toma
denotativamente, sino que es objeto de una abstracción
que implica una focalización en el rasgo salado que posee
esa agua. Así, salmuerarse se podría parafrasear por la
estructura CONTRAER SALMUERA en el sentido de
Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica 387

CONTRAER SAL, una acción que lleva a esa enfermedad


referida en la significación verbal.
· Taimarse quiere decir ‘hacerse taimado’, una acción
llevada a cabo de forma voluntaria y consciente por el
sujeto léxico. Se forma sobre el sustantivo taima,
‘picardía, malicia, astucia’. Por tanto, la paráfrasis
adecuada sería TOMAR TAIMA, en el sentido de “adquirir”.

6.2.3. Verbos de creación


El tercer gran grupo de unidades verbales en función de la
paráfrasis que pueden desarrollar es aquel relacionado con el
concepto de creación: el cambio de estado se entiende, de una
manera más amplia, como el cambio de la no existencia a la
existencia (Lavale Ortiz, 2007, 2013). En este sentido, el sujeto
léxico posee la capacidad de crear elementos nuevos, elementos
que son inherentes a su naturaleza (únicamente esas entidades
sujeto pueden dar origen a esos elementos) y cuya creación
supone una transformación de su estado global o general. Esos
elementos o entes son los referentes de los sustantivos base: las
bases nominales designan objetos reinterpretados como los entes
que los sujetos nocionales tienen la capacidad de crear, creación
que implica un cambio de estado de las entidades
experimentantes. En este sentido, no se trata de un proceso de
conversión, ya que los sujetos léxicos no cambian para convertirse
388 Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica

en otra entidad; se trata de un proceso de creación


transformativa, pues la entidad sujeto crea inherentemente un
elemento que cambia o transforma su naturaleza o esencia. Por
tanto, esos sujetos nocionales no desempeñan el papel semántico
de agente, a pesar de lo que pudiera parecer, ya que no son los
responsables de la ejecución del evento: no existe voluntariedad y
deliberación en la acción, simplemente se trata de un evento
producido de forma natural, espontánea e involuntaria por ser
una capacidad innata a la entidad sujeto, la cual realmente
experimenta un cambio en sí misma más allá de ocasionarlo.
En total se han hallado en el corpus de trabajo 79 unidades
verbales (o acepciones) ajustadas a los rasgos de este grupo
verbal. No obstante, es posible distinguir dos subgrupos
dependiendo de la paráfrasis que permitan desarrollar los verbos:
por un lado, la paráfrasis ECHAR/DAR X; por otro, la estructura
sintáctica CRIAR/FORMAR(SE) X. En ambos casos, X equivale al
sustantivo base. El criterio para establecer estos dos subgrupos es
simple: la observación de los términos empleados en las
definiciones verbales, pues las paráfrasis que acabamos de
mencionar están constituidas básicamente por las expresiones
presentadas en las acepciones verbales. El siguiente cuadro recoge
los verbos pertenecientes a cada subgrupo.
Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica 389

Cuadro XXIX. Verbos de creación


Abollonar, abotonar, acepar, acogollar (2),
agarbanzar, agrillarse (ac. 1), apimpollarse,
apitonar, bagar, barbar, botonear, brotar, cabellar,
dentecer, empajar, empelar, emplumar,
emplumecer, encandelar, encañonar, encepar,
ECHAR/DAR X encornar, encornudar, endentecer, engrillarse,
enraizar, enramar, entallecer, entalonar, florear,
florar, frutar, frutear, frutecer, grillarse (ac. 1),
hojecer, huevar, jilotear, mazorquear, muñequear,
pimpollear, pimpollecer, raicear, raizar, ramear,
retoñar, retoñecer, revenar, serpollar, tallecer,
tramar
Abicharse Encabellar Gorgojarse
Acocarse Encabellecerse Gorjear
Agorgojarse Encañar (ac. 5) Grietarse
Agusanarse Encañutar Grietearse
CRIAR/FORMAR(SE) Amacollar Encostrar Macollar
X Apaular Engrumecerse Madrearse
Apaulillarse Engusanarse Olivar (2)
Aquebrazarse Escarearse Recodar (2)
Cabrillear Esporular Remolinar
Empelotarse (2)

La primera fila del cuadro superior contiene las unidades


verbales que admiten la paráfrasis ECHAR/DAR X. Se trata de
verbos que implican, desde una perspectiva subjetiva, un proceso
de creación de una inherencia menor o más débil: la capacidad
creativa del sujeto léxico es percibida, connotativamente
hablando, como menos innata debido a que da la sensación de
que los elementos nuevos (de nueva creación) están menos
integrados en la naturaleza de la entidad experimentante, a pesar
390 Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica

de formar parte de su esencia o constitución. Este matiz subjetivo


viene dado por los verbos que configuran la paráfrasis: echar y dar
poseen un sentido de locación exterior, ya que el ente creado se
genera en la entidad experimentante pero se ubica en sus zonas
periféricas70. Para comprender estos conceptos mejor, vamos a
ejemplificarlos con los siguientes verbos:
· Abollonar significa ‘dicho de una planta: echar el bollón’.
En esta definición estaría presente la paráfrasis adecuada
para este verbo: ECHAR [EL] BOLLÓN. Así, la base nominal
de abollonar es bollón, ‘botón (brote embrionario) que
echan las plantas, principalmente la vid’; se trata de un
elemento de las plantas localizado en las puntas de los
tallos, zonas externas.
· Dentecer y endentecer posee el significado de ‘dicho de
un niño: empezar a echar los dientes’. A partir de esta
acepción podríamos parafrasear estos verbos mediante la
estructura ECHAR DIENTE/S. Por tanto, se forman sobre el
sustantivo diente, ‘cuerpo duro que, engastado en las
mandíbulas del hombre y de muchos animales, queda
descubierto en parte, para servir como órgano de
masticación o de defensa’; en la misma definición
nominal se hace referencia a la ubicación exterior de

70
Observamos, de nuevo, la relación que venimos señalando a lo largo del
presente trabajo entre localización y cambio de estado.
Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica 391

estas partes bucales del cuerpo humano y animal (“queda


descubierto en parte”).
· Emplumar y emplumecer significan ‘dicho de un ave:
echar plumas’. Se evidencia en esta definición la
paráfrasis de estas unidades verbales: ECHAR PLUMA/S. De
este modo, derivan del sustantivo pluma, ‘cada una de las
formaciones córneas de que está cubierto el cuerpo de
las aves y que consta de un tubo o cañón inserto en la piel
y de un eje con barbillas’; asimismo, el término “cubierto”
que aparece en esta acepción nominal indica la
localización externa de las plumas.
· Enraizar, raicear y raizar poseen el significado de ‘arraigar
(echar raíces)’. En este sentido, vemos que estos verbos
se podrían parafrasear por la estructura ECHAR
RAÍZ/RAÍCES. Así, la base nominal de estas unidades
verbales es raíz, ‘órgano de las plantas que crece en
dirección inversa a la del tallo, carece de hojas e,
introducido en tierra o en otros cuerpos, absorbe de
estos o de aquella las materias necesarias para el
crecimiento y desarrollo del vegetal y le sirve de sostén’;
se trata de un elemento de las plantas situado en sus
extremos inferiores.
· Florar significa ‘dicho de una planta o de un árbol,
singularmente del que se cultiva para cosechar sus frutos:
392 Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica

dar flor’. En este caso la paráfrasis correspondiente sería


DAR FLOR, como queda patente en la definición verbal.
Por tanto, este verbo se origina a partir del sustantivo
flor, ‘brote de muchas plantas, formado por hojas de
colores, del que se formará el fruto’; sabemos que las
flores se encuentran en las zonas externas, más visibles,
de las plantas.
· Frutar y frutear poseen el significado de ‘dicho de una
planta, especialmente de un árbol: dar fruto’. En esta
acepción verbal estaría presente la paráfrasis adecuada
para estos verbos: DAR FRUTO/S. De este modo, se derivan
del sustantivo fruto, ‘producto del desarrollo del ovario
de una flor después de la fecundación. En él quedan
contenidas las semillas […]’; se trata de elementos de las
plantas o árboles que se localizan en las flores, las partes
más externas y visibles de los vegetales.
· Huevar significa ‘dicho de las aves: principiar a tener
huevos’. Podríamos parafrasear esta unidad verbal
mediante la estructura DAR HUEVO/S. Así, la base nominal
es huevo, ‘cuerpo redondeado, de tamaño y dureza
variables, que producen las hembras de las aves o de
otras especies animales, y que contiene el germen del
embrión […]’; sabemos que los huevos son engendrados
por las aves, entre otros animales, y expulsados al
exterior. En este caso, el cambio de estado que
Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica 393

experimenta la entidad sujeto se debe más al hecho de


empezar a ser capaz de engendrar u ovar (nuevo estado)
que a una transformación producida en dicho sujeto
debida a la creación de un nuevo elemento en su
naturaleza o esencia, como sí hemos observado en los
ejemplos anteriores.
Por otro lado, la segunda fila del Cuadro XXIX recoge las
unidades verbales que desarrollan la paráfrasis CRIAR/FORMAR(SE)
X. En esta ocasión, el proceso de creación se caracteriza, desde
una perspectiva connotativa, por una mayor inherencia debido al
hecho de que los elementos nuevos (de nueva creación) se
conciben como más integrados en la naturaleza de la entidad
experimentante. Asimismo, este matiz subjetivo se explica por los
verbos contenidos en la paráfrasis: criar y formar(se) presentan un
valor de locación interna, pues el ente creado se origina en la
entidad experimentante y se sitúa en sus partes más intrínsecas o
esenciales71. En este sentido, la entidad sujeto se podría
interpretar como un contenedor o continente que alberga el ente
creado (base nominal) como si fuera un nuevo contenido. Como
ejemplificación de estas ideas, vamos a comentar los siguientes
verbos representativos:

71
Del mismo modo que en las anteriores paráfrasis de creación construidas con
echar y dar, observamos ahora con criar y formar(se) un nuevo caso de relación
entre localización y cambio de estado.
394 Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica

· Agusanarse y engusanarse poseen el significado de ‘dicho


de una cosa: criar gusanos’. En esta definición queda
patente la paráfrasis correspondiente a estos verbos:
CRIAR GUSANO/S. De este modo, derivan del sustantivo
gusano, ‘nombre común que se aplica a animales
metazoos, invertebrados, de vida libre o parásitos, de
cuerpo blando, segmentado o no y ápodo’. Sabemos que,
cuando una entidad es capaz de criar gusanos, los alberga
en su interior, de hecho a menudo no llegan a
visualizarse.
· Empelotarse (2) quiere decir ‘formarse grumos durante la
cocción de un alimento’. Podríamos parafrasear este
verbo mediante la estructura FORMARSE PELOTAS en el
sentido de grumos. Por tanto, observamos que la base
nominal de este verbo, pelota ‘bola de materia elástica
que le permite botar […]’, sufre un proceso metafórico:
los grumos y las pelotas son semejantes en su forma física
esférica (la diferencia radica en el tamaño), de ahí que se
establezca entre ellos esa comparación y asimilación. Por
lo que respecta al matiz subjetivo de esta unidad verbal,
somos conscientes de que los grumos se forman en el
cuerpo o parte esencial de la entidad donde aparezcan,
de ahí el empleo de formarse en la estructura
parafrástica.
Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica 395

· Grietarse y grietearse poseen el significado de ‘dicho de


un cuerpo: abrirse, formándose en él grietas’. A partir de
esta definición podríamos plantear la paráfrasis
FORMARSE GRIETAS. Así, estos verbos se originan sobre el
sustantivo grieta, ‘hendidura alargada que se hace en la
tierra o en cualquier cuerpo sólido’. Las grietas se forman
en la estructura básica de los cuerpos.
· Recodar (2) significa ‘dicho de un río, de un camino, etc.:
forma recodo’. En esta acepción verbal quedaría explícita
la paráfrasis adecuada a esta unidad verbal: FORMAR
RECODO. Por tanto, deriva del sustantivo recodo, ‘ángulo
o revuelta que forman las calles, caminos, ríos, etc.,
torciendo notablemente la dirección que traían’. Sabemos
que la formación de un recodo en una trayectoria supone
la transformación esencial de la misma.
Antes de dar por concluido este punto 6.2.3, es necesario hacer
alusión a una serie de unidades verbales que podrían considerarse
similares a las presentadas en el grupo verbal de creación que
acabamos de explicar, pero que han sido descartadas del corpus
de trabajo debido a ciertos matices diferentes respecto a los
verbos del Cuadro XXIX. Se trata de unidades como asemillar y
abotonar (acepción 3).
- Asemillar significa ‘dicho de una planta: cerner (dejar
caer el polen de la flor)’. Este verbo se opone, por
396 Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica

ejemplo, a encepar, el cual sí está incluido en los verbos


de creación y posee el significado de ‘dicho de una
planta: echar raíces que penetran bien en la tierra’. El
motivo que nos ha llevado a descartar asemillar es la
ausencia en esta unidad de la noción de creación de un
elemento nuevo: el sujeto léxico no genera un nuevo
ente, únicamente se limita a tirar o dejar caer un
elemento que ya poseía en su naturaleza. En cambio,
encepar conlleva un proceso de creación, ya que la
entidad experimentante debe poseer la capacidad
inherente (involuntaria) de originar un elemento nuevo,
en este caso raíces, propias de su naturaleza y que
afectan a la misma o la transforman (cambio de estado).
- Abotonar en su tercera acepción significa ‘dicho de un
huevo: arrojar grumos de clara cuando se cuece en
agua’. Podemos establecer una oposición entre este
verbo y engrumecerse, unidad verbal recogida en los
verbos de creación y cuya significación es ‘dicho de un
líquido o de una masa fluida: hacerse grumos’. El verbo
abotonar en su tercera acepción ha sido dejado fuera
del corpus porque, a pesar de implicar un proceso de
creación involuntaria, ya que el huevo tiene la capacidad
inherente de originar grumos durante la cocción, dicha
creación no supone una transformación en la naturaleza
de la entidad sujeto, pues arroja o lanza esos grumos
Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica 397

fuera de sí; por tanto, no es un objeto afectado. Por su


parte, engrumecerse también indica un proceso de
creación involuntaria, puesto que un líquido o masa
fluida posee la capacidad inherente de generar grumos,
pero en este caso dicha creación sí conlleva un cambio
en el estado de ese sujeto léxico, ya que este contiene
esos grumos en sí mismo; así, se considera tema
afectado o paciente.

6.2.4. Verbos con otras paráfrasis


Además de las tres paráfrasis que hemos analizado, que son las
que agrupan un mayor número de unidades verbales, podemos
plantear la existencia de otras estructuras parafrásticas con menos
recurrencia pero igualmente relevantes. Concretamente, vamos a
referirnos a dos estructuras sintácticas: una relacionada con el
concepto de pérdida y otra vinculada al concepto de
intensificación. Asimismo, encontramos 18 unidades verbales en el
corpus que no hemos podido clasificar en ninguno de los grupos
verbales ya comentados, pues no se ajustan a las respectivas
paráfrasis.

6.2.4.1. Verbos de pérdida


La paráfrasis de pérdida hace alusión al hecho de que el sujeto
léxico deja de poseer o tener un elemento que formaba parte de
398 Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica

su naturaleza o esencia, es decir, un elemento inalienable. Este


elemento está designado por el sustantivo base de las unidades
verbales que integran este grupo. Esta noción de pérdida o
privación constituye la justificación de por qué 15 unidades
verbales de este grupo, todas excepto una, están configuradas
con el prefijo des-: como ya comentamos en el punto 5.2, el valor
de des- observado en aquellos verbos del corpus que lo
presentan se basa en un sentido ablativo o de separación física
que provoca una pérdida de posesiones inalienables. En ciertos
casos, dicho sentido se proyectaría metafóricamente sobre
emociones, comportamientos sociales, estados, etc., de manera
que se convertiría en un sentido intensivo: un estado emocional
extremo ocasionado por esa pérdida inalienable. El único verbo
que no posee el prefijo des- está formado con el prefijo a-, como
podemos ver en el Cuadro XXX (abajo): en este caso ese prefijo
a- tiene un valor de negación o privación. Indistintamente del
prefijo que forme parte de la unidad verbal, estos verbos
expresan un proceso de pérdida o privación que experimenta la
entidad sujeto, de modo que dicha entidad sufre un cambio de
estado de carácter físico o psíquico al verse despojada de un
elemento propio de su naturaleza o esencia. En el siguiente
cuadro están recogidas las 16 unidades verbales relacionadas
con la noción de pérdida. Todas se pueden parafrasear por la
estructura PERDER X, donde X es equivalente al sustantivo base,
Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica 399

como hemos mencionando previamente. En la mayoría de los


casos, esa paráfrasis está presente en las definiciones verbales.

Cuadro XXX. Verbos de pérdida


Acarralar Descariñarse Deslardarse Despelotarse (1)
Derrostrarse Descorrear Desmadrar Despezuñarse
Desbolarse Descrismar Desmemoriarse Despuntar
Descalicharse Desgarrancharse Desmostarse Desternillarse

Como observamos en el cuadro superior, acarralar es el verbo


excepcional de este grupo por no presentar el prefijo des-, sino el
prefijo a-. Acarralar significa ‘dicho de un racimo de uvas:
desmedrarse a consecuencia de las heladas tardías’. La base
nominal es carral ‘camino’, significado que se interpreta
metafóricamente como la trayectoria o evolución natural que
deben seguir las uvas para llegar a su estado óptimo. Por tanto,
este verbo se podría parafrasear por la estructura PERDER
CAMINO en el sentido de pérdida de esa progresión evolutiva

natural a causa de una meteorología adversa. El resto de


unidades verbales de este grupo puede quedar ejemplificado
mediante los siguientes verbos:
· Descariñarse tiene el significado de ‘perder el cariño y
afición a alguien o algo’. Se forma sobre el sustantivo
cariño, ‘inclinación de amor o buen afecto que se siente
hacia alguien o algo’. Por tanto, la paráfrasis adecuada
sería PERDER [EL] CARIÑO, como ya queda expresado en la
400 Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica

acepción verbal. Se trata de la pérdida de un sentimiento


considerado como inalienable al ser humano (el ser
humano posee la capacidad intrínseca de sentir y dar
cariño).
· Deslardarse significa ‘enflaquecer, perder carnes’. Deriva
del sustantivo lardo en sus acepciones ‘parte gorda del
tocino’, ‘grasa o unto de los animales’; estos valores
experimentan una abstracción: lardo se interpreta como
la carne corporal del ser humano o animal. Así, podríamos
parafrasear este verbo mediante la estructura PERDER
LARDO en el sentido de pérdida de carne, por lo que se
perdería una parte inalienable del ser humano y animal
(el ser humano está constituido por agua, huesos, carne
en general, etc.).
· Despelotarse (1) quiere decir ‘alborotarse, disparatar,
perder el tino o la formalidad’. Su base nominal es pelota,
‘bola de materia elástica que le permite botar […]’, pero
este sustantivo se considera de forma metafórica, ya que
se interpreta como la cabeza debido a su semejanza física
con una pelota; a su vez, la cabeza se relaciona con la
razón, de ahí la significación verbal. De este modo, la
paráfrasis correspondiente a este verbo sería PERDER LA
PELOTA en el sentido de pérdida de la cabeza y el
raciocinio. En este caso estaríamos ante una especie de
“decapitación” (pérdida de una parte inalienable del ser
Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica 401

humano) que conlleva una consecuencia metafórica en


los comportamientos anímicos y sociales.
· Despezuñarse posee el significado de ‘dicho de un animal:
inutilizarse la pezuña’. Su origen es el sustantivo pezuña,
‘conjunto de los pesuños de una misma pata en los
animales ungulados’. Por tanto, se podría parafrasear por
la estructura PERDER LA PEZUÑA en el sentido de pérdida
de la utilización de esta parte inalienable de la pata de
algunos animales.

6.2.4.2. Verbos de intensificación


Por lo que respecta a la paráfrasis de intensificación, se refiere
al hecho de que el sujeto léxico experimenta ciertos
sentimientos intensos o fuertes hacia una determinada entidad
debido al efecto que esta ejerce sobre él. Este objeto de la
intensificación está expresado por el sustantivo base de las
unidades verbales que componen este grupo. Al igual que hemos
observado en los verbos de pérdida, la presencia del prefijo en-
en los 6 verbos de este grupo se explica por esa noción de
intensificación: en el punto 5.2 aludíamos al valor locativo-
direccional de este prefijo, un valor que poseen estas unidades
verbales, pues podríamos parafrasear el sentimiento intenso
como “introducir todo el interés y atención en el objeto
402 Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica

designado por el sustantivo base”72. Además de ese sentido


locativo, este grupo verbal manifiesta un valor intensivo: el
sujeto se ve afectado por un estado de apego, preocupación o
interés excesivos por algo o alguien. En este sentido, ese
sentimiento de perturbación supone un cambio de estado
psíquico o emocional experimentado por la entidad sujeto. Así
pues, el siguiente cuadro recoge los verbos que estamos
analizando; todos se ajustan a la estructura parafrástica
EXPERIMENTAR UN SENTIMIENTO INTENSO HACIA X, donde X
equivale al sustantivo base, como ya hemos mencionado.

Cuadro XXXI. Verbos de intensificación


Empadrarse Empepitarse Encoñarse
Empeparse Empotarse Enmadrarse

Los verbos empadrarse y enmadrarse poseen el significado de


‘dicho de un niño: encariñarse excesivamente con su padre/s o
con su madre’, respectivamente. Se forman sobre los sustantivos
padre (‘varón o macho que ha engendrado’) y madre (‘hembra
que ha parido’). Por tanto, podrían parafrasearse por las
estructuras EXPERIMENTAR UN SENTIMIENTO INTENSO HACIA EL
PADRE O PADRES y EXPERIMENTAR UN SENTIMIENTO INTENSO HACIA
LA MADRE, respectivamente. Por su parte, las unidades verbales

72
Una vez más, observamos la relación semántica entre localización y cambio
de estado.
Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica 403

empeparse y empepitarse significan ‘dicho de un hombre:


enamorarse intensamente de una mujer’. Derivan,
respectivamente, de Pepa (2) (‘hipocorístico del nombre propio
Josefa’) y Pepita (‘diminutivo del hipocorístico del nombre propio
Josefa’). Como ya comentamos previamente, estas bases
nominales se emplean con un carácter metonímico: esos
nombres femeninos concretos, bastante recurrentes en la
cultura española, sufren un proceso de abstracción y pasan a
designar una mujer en sentido genérico. Así, empeparse y
empepitarse podrían parafrasearse por EXPERIMENTAR UN
SENTIMIENTO INTENSO HACIA PEPA O PEPITA en el sentido de
obsesionarse con una mujer cualquiera, sin la necesidad de que
esta se llame Pepa o Pepita. Finalmente, están los verbos
empotarse y encoñarse, los cuales significan, respectivamente,
‘dicho de una persona: sentir atracción sexual por otra’ y ‘dicho
de un hombre: dejarse dominar por la relación sexual mantenida
con una determinada mujer’. Sus respectivas bases nominales
son poto (2) (‘nalgas, porciones carnosas y redondeadas’) y coño
(‘vulva y vagina del aparato genital femenino’). En ambos casos
estos sustantivos base denotan dos partes del cuerpo humano
que constituyen objetos de deseo sexual. Asimismo,
experimentan un proceso metonímico: esas zonas corporales
concretas pasan a simbolizar las personas cualesquiera que las
poseen, ya sean hombres o mujeres en el caso de poto, ya sean
404 Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica

únicamente mujeres en el caso de coño (ejemplos del fenómeno


‘la parte por el todo’). Por tanto, las paráfrasis correspondientes
a estas unidades verbales serían, respectivamente,
EXPERIMENTAR UN SENTIMIENTO INTENSO HACIA UN POTO y
EXPERIMENTAR UN SENTIMIENTO INTENSO HACIA UN COÑO en el
sentido de obsesionarse con un hombre o una mujer
cualesquiera en la primera estructura, o con una mujer
cualquiera en la segunda.

6.2.4.3. Verbos con problemas parafrásticos


Por último, vamos a comentar una serie de unidades verbales
del corpus, 17 en total, que no hemos podido ubicar en ninguno
de los grupos parafrásticos enunciados, ya que no se ajustan
adecuadamente a las características expuestas en cada uno de
ellos. Como observaremos más adelante, en algunos casos
proponemos determinadas estructuras que podrían parafrasear
determinados verbos; en otros, no hemos podido encontrar una
paráfrasis apropiada, aunque quizá se podrían vincular en un
sentido altamente laxo con algunas de las estructuras
parafrásticas anteriormente comentadas. En el siguiente cuadro
explicitamos las unidades verbales que consideramos
problemáticas desde el punto de vista de su clasificación
parafrástica.
Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica 405

Cuadro XXXII. Verbos con problemas parafrásticos


Ababillarse Aparroquiar Encarajinarse Escampar
Aconcharse Aplatanar Encrestarse Grillarse (ac.2)
Agermanarse Arratonar Engolletarse Mayarse
Agrillarse (ac.2) Encanarse Ennoviarse Traspillar
Amachinarse

- Los verbos ababillarse (‘dicho de un animal: enfermar de


la babilla’), arratonar (‘sufrir calambres (contracciones
musculares involuntarias)’) y encrestarse (‘dicho de un
ave: poner tiesa la cresta’) podrían establecer un
pequeño subgrupo. Tienen en común el hecho de poseer
como bases sustantivos que designan determinadas
partes del cuerpo humano y animal: babilla significa ‘en
los cuadrúpedos, región de las extremidades posteriores
formada por los músculos y tendones que articulan el
fémur con la tibia y la rótula […] Equivale a la rodilla del
hombre’; ratón está considerado en la acepción de
‘músculo bíceps’; y cresta es la ‘carnosidad roja que
tienen sobre la cabeza el gallo y algunas otras aves’.
Precisamente estas partes corporales son el objeto del
cambio de estado denotado por los verbos citados: la
entidad sujeto experimenta una alteración física en las
zonas de la babilla, el ratón (o, por abstracción
metonímica, cualquier músculo) y la cresta. Por tanto, en
estas unidades no existe ningún proceso de conversión
406 Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica

(#CONVERTIRSE EN BABILLA, #HACERSE COMO LA CRESTA),


de adquisición (#LLENARSE DE RATÓN, #CONTRAER BABILLA)
o de creación (#ECHAR CRESTA, #CRIAR RATÓN), y mucho
menos de pérdida (#PERDER BABILLA) o de intensificación
(#EXPERIMENTAR UN SENTIMIENTO INTENSO HACIA LA
CRESTA). Quizá una paráfrasis adecuada para estos verbos
podría ser SENTIRSE AFECTADO DE LA BABILLA/EL RATÓN/LA
CRESTA en el sentido de experimentar una alteración
concreta que afecta a esas partes del cuerpo
(prominencia perceptiva).
- El verbo engolletarse (‘envanecerse’) se origina sobre el
sustantivo gollete, que significa ‘parte superior de la
garganta, por donde se une a la cabeza’. La diferencia con
las tres unidades verbales anteriores (ababillarse,
arratonar y encrestarse) radica en que la base nominal de
engolletarse sufre un proceso metafórico: cuando una
persona se yergue poniendo recto especialmente el
gollete, muestra autoridad y poder, a partir de lo cual se
origina la significación verbal de envanecerse o
enorgullecerse. Así pues, engolletarse no se ajusta a los
grupos de conversión (#CONVERTIRSE EN GOLLETE), de
adquisición (#CONTRAER GOLLETE), de creación (#ECHAR
GOLLETE, #FORMAR GOLLETE), etc.
- Los verbos aplatanar (‘dicho de un extranjero: acriollarse
(adoptar costumbres del país)’) y encanarse (‘pasmarse o
Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica 407

quedarse envarado por la fuerza del llanto o de la risa’) se


asemejan en cierto sentido. Derivan de sustantivos que
indican objetos: plátano significa ‘árbol de la familia de
las Platanáceas […]’, ‘fruto comestible de esta planta […]’;
can (1) es el ‘gatillo de las armas de fuego’. No obstante,
estas bases nominales se interpretan metafóricamente.
Por un lado, los plátanos son frutos originarios de las
zonas tropicales, las cuales suelen asociarse a los
territorios americanos que “descubrieron” los españoles
en los siglos XV y XVI, momento en el que surgió el
término criollo (‘nacido en los antiguos territorios
españoles de América y en algunas colonias europeas de
dicho continente’), y así se configura la acepción verbal.
Por su parte, un can o gatillo es una parte de las armas de
fuego susceptible de quedarse enganchada o atascada,
idea que se extrapola al ámbito humano y de ahí se
deriva la significación verbal. De este modo, aplatanar y
encanarse no pueden integrarse en los grupos verbales
de conversión (#CONVERTIRSE EN PLÁTANO, #HACERSE
COMO UN GATILLO), de adquisición (#CONTRAER UN
PLÁTANO, #LLENARSE DE GATILLO), etc. Podríamos
proponer como posible paráfrasis COMPORTARSE COMO
UN PLÁTANO/CAN, pero no sería el mismo tipo de
paráfrasis de conversión parcial de nivel psíquico que
408 Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica

explicamos anteriormente: mientras que la estructura


parafrástica de conversión parcial COMPORTARSE COMO X
exigía que el sustantivo base contenido en X tuviera
rasgos animados (únicamente puede transferirse un
comportamiento psíquico si la entidad transmisora -base
nominal- posee ese comportamiento, por lo que
lógicamente debe ser humana o animal), la paráfrasis
COMPORTARSE COMO X que ahora planteamos se
caracterizaría por una base nominal (simbolizada por X)
con rasgos inanimados, pero afectada por un proceso
metafórico que extrapolaría su significado al ámbito
animado, esto es, se le otorgaría cierta capacidad de
albergar comportamientos o actitudes genuinamente
humanos o animales (las costumbres de los autóctonos
de las zonas tropicales en el plátano; el ensimismamiento
y el pasmo en el can o gatillo); precisamente esas
conductas son los fundamentos del cambio de estado que
experimentarían las entidades sujeto de aplatanar y
encanarse.
- Los verbos agermanarse (‘entrar a formar parte de una
germanía’) y aparroquiar (‘hacerse feligrés de una
parroquia’) poseen rasgos en común. Ambos poseen
como bases sustantivos que denotan comunidades o
asociaciones: germanía significa ‘en el antiguo reino de
Valencia, hermandad o gremio’; parroquia es la ‘iglesia en
Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica 409

que se administran los sacramentos y se atiende


espiritualmente a los fieles de una feligresía’. En este
sentido, estas unidades verbales no pueden considerarse
de conversión (#CONVERTIRSE EN GERMANÍA, #HACERSE
COMO UNA PARROQUIA), de adquisición (#CONTRAER
GERMANÍA, #CUBRIRSE DE PARROQUIA), de creación (#DAR
PARROQUIA, #CRIAR GERMANÍA), etc. La única paráfrasis
que podría ajustarse a estos verbos podría ser ENTRAR A
FORMAR PARTE DE UNA GERMANÍA/PARROQUIA.
- Aconcharse posee dos acepciones incoativas: ‘dicho de un
líquido: clarificarse por sedimento de los posos’; ‘dicho de
un líquido: enturbiarse (ponerse turbio)’. Se origina a
partir del sustantivo concho, ‘poso, sedimento, restos de
la comida’. En este caso, esta base nominal se considera
con su significado denotativo en las dos acepciones; lo
único que se tiene en cuenta a la hora de configurar la
significación verbal es el modo o estado concreto en que
se encuentra ese referente nominal: si los conchos están
sedimentados o reposados, se genera la primera
acepción; si los conchos están revueltos o removidos,
surge la segunda acepción. Por tanto, aconcharse no se
puede clasificar como verbo de conversión (#CONVERTIRSE
EN CONCHO, #HACERSE COMO EL CONCHO), de adquisición
410 Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica

(#CONTRAER CONCHO, #CUBRIRSE DE CONCHO), de creación


(#ECHAR CONCHO), etc.
- Agrillarse y grillarse se caracterizan por tener como
segunda acepción ‘chiflarse’. Derivan de grillo (1), ‘insecto
ortóptero, de unos tres centímetros de largo, color negro
rojizo […] produce un sonido agudo y monótono’. Esta
base nominal es interpretada como el motivo o la causa
de la significación verbal: el sonido que producen los
grillos puede llegar a ser tan desagradable como para
‘perder la energía de las facultades mentales’ (valor de
‘chiflarse’ según el DRAE, 2014). Así pues, no estamos
ante verbos de conversión (#CONVERTIRSE EN GRILLO,
#HACERSE COMO UN GRILLO), de adquisición (#CONTRAER
GRILLO, #LLENARSE DE GRILLOS), etc. No obstante,
podríamos plantear como posible estructura parafrástica
ALTERARSE A CAUSA DE UN GRILLO/S.
- Amachinarse significa ‘amancebarse’. Su base nominal es
Machín, que según el DRAE (2014) se interpreta como
‘Cupido’ (dios del amor en la mitología romana)73. De este
modo, la cualidad que se focaliza del sustantivo base es
su vínculo con el sentimiento del amor, entendido

73
Según el DRAE (2014) y el DCECH (1980), Machín procede del vasco Matxín,
hipocorístico del nombre propio Martín, aplicado a los mozos de herrería. Así,
por alusión al nacimiento de Cupido en la herrería de Vulcano, se le otorga la
denominación de Machín a ese dios romano.
Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica 411

concretamente en este caso como la pasión sexual que se


establece entre dos personas; a partir de ahí se genera la
significación verbal. De esta manera, este verbo no puede
incluirse en el grupo de conversión (#CONVERTIRSE EN
MACHÍN, #COMPORTARSE COMO MACHÍN), de adquisición
(#CONTRAER MACHÍN, #LLENARSE DE MACHÍN), de creación
(#ECHAR MACHÍN, #FORMAR MACHÍN), etc.
- Encarajinarse quiere decir ‘encolerizarse’. Deriva del
sustantivo carajo (‘hombre viril’) en su acepción dentro
de la expresión coloquial al carajo: ‘denota enfado o
rechazo’. Evidentemente, el significado verbal se genera
automáticamente a partir de esa acepción nominal:
cuando una persona dice “al carajo” es porque está
enfadada o encolerizada. Debido a la consideración de
esa expresión coloquial como origen de la unidad verbal,
expresión donde el sustantivo carajo ha empezado a
lexicalizarse, no es posible parafrasear esta última por
ninguna estructura sintáctica.
- Ennoviarse significa ‘echarse novio’. Su base nominal es
novio, ‘persona que mantiene una relación amorosa con
otra sin intención de casarse y sin convivir con ella’; como
es obvio, este sustantivo se trata desde un punto de vista
denotativo. El problema que observamos en este verbo
radica en la confusión que plantea la significación verbal:
412 Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica

podría parecer un verbo de creación por aparecer el


término ‘echarse’ en la acepción verbal (véase el punto
6.2.3). Sin embargo, no reúne los rasgos propios de este
grupo: el sujeto léxico no crea esa base nominal, pues
designa una persona ya existente; esa base nominal no es
inherente a la naturaleza de ese sujeto, porque un/a
novio/a no es una entidad inalienable; la única
característica que se cumple es que la “adquisición” de
esa base nominal (tener novio/a) conlleva una alteración
del estado psíquico de la entidad sujeto, pues le ocasiona
un cambio de estado emocional o sentimental. En
consecuencia, ennoviarse no pertenece al grupo verbal de
creación. Por otra parte, este verbo podría entenderse
dentro del conjunto verbal de conversión total, pues se
podría plantear la paráfrasis CONVERTIRSE EN NOVIO;
asimismo, podría considerarse un verbo de adquisición
parafraseado por la estructura CONTRAER NOVIO. No
obstante, no creemos que ninguna de estas estructuras
parafrásticas se ajusten completa y correctamente al
significado exacto del verbo, ya que no constituye un
proceso de transformación o conversión interna
únicamente, ni un proceso de adquisición o asunción de
la base nominal únicamente: se trata de un proceso de
alteración emocional (cambio interno) de la entidad
sujeto a partir de un fenómeno externo como es la
Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica 413

entrada en contacto con otra persona desde una


perspectiva sentimental. Es decir, estamos ante un verbo
donde se aúnan dos procesos: la “adquisición” de un
novio por parte de la entidad sujeto, y la conversión de
esa entidad sujeto en novio (una persona se convierte en
novia de alguien porque tiene novio/a). En síntesis,
ennoviarse no posee una paráfrasis concreta y totalmente
adecuada, en nuestra opinión.
- Escampar posee el significado impersonal de ‘cesar de
llover’. Se forma sobre el sustantivo campo en sus
acepciones ‘en contraposición a sierra o monte, campiña
(espacio grande de tierra llana labrantía)’, ‘sembrados,
árboles y demás cultivos’. En este caso, la significación
verbal surge a partir de una interpretación literal de la
formación morfológica del verbo: este se conforma
mediante la adición del prefijo es-, variante de ex-, a la
base nominal campo, y el valor semántico que aporta ese
prefijo es ablativo o de separación física (véase el
apartado 5.2), de modo que podríamos deducir un
sentido verbal originario como “dejar el campo”. Así, si las
nubes responsables de la lluvia dejan o abandonan el
campo, surge la acepción verbal de ‘cesar de llover’. Por
lo que respecta a la paráfrasis, escampar podría
considerarse un verbo de pérdida en el sentido de
414 Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica

privación o cese de la lluvia; de hecho, presenta el prefijo


es, que señala una localización de dentro a fuera
interpretada en este caso metafóricamente como una
privación (las nubes abandonan el campo). Sin embargo,
este verbo no es compatible con la estructura parafrástica
que hemos apuntado en el apartado 6.2.4.1 cuando
comentábamos los verbos de pérdida: #PERDER CAMPO.
Además, se suma el hecho de que escampar es una
unidad impersonal, por lo que no existe ningún sujeto
léxico que experimente esa privación de un elemento
inalienable, como explicábamos en el citado apartado.
Simplemente entendemos que se produce un proceso de
pérdida en sentido abstracto y con un matiz
meteorológico, como sucedía con las otras tres unidades
impersonales halladas en el corpus de trabajo: atardecer,
tardecer y escarchar. Por tanto, recuperando la idea ya
mencionada y fundamentada en la presencia del prefijo
es- (ex-) con valor ablativo o locativo, podríamos
parafrasear escampar por la estructura DEJAR EL CAMPO
en el sentido de pérdida o abandono abstracto del campo
por parte de las nubes.
- Mayarse significa ‘dicho de una planta o de una flor:
marchitarse’. Este verbo deriva de mayo, ‘quinto mes del
año. Tiene 31 días’. En este caso, el sustantivo base se
emplea de forma metafórica: mayo representa
Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica 415

prácticamente el final de la primavera, época del año


cuando se produce la floración de las plantas; así, al final
de la primavera (mayo) las flores comienzan a debilitarse
o marchitarse, a partir de lo cual se genera el significado
verbal. De este modo, mayarse no puede considerarse un
verbo de conversión (#CONVERTIRSE EN MAYO, #HACERSE
COMO MAYO), de adquisición (#CONTRAER MAYO,
#LLENARSE DE MAYO), de creación (#ECHAR MAYO, #CRIAR
MAYO), etc.
- Traspillar quiere decir ‘desfallecer, extenuarse’. Su base
nominal es piel, ‘tegumento extendido sobre todo el
cuerpo del animal, que en los vertebrados está formado
por una capa externa o epidermis y otra interna o
dermis’. La base nominal se emplea desde un punto de
vista denotativo. Lo que sucede con este verbo es que,
para analizarlo, debemos tener en cuenta tanto la
presencia del prefijo tras-, que significa “más allá de, al
otro lado de”, como el sentido primitivo que
supuestamente poseía según el DCECH (1980):
‘transparentársele a uno la piel de puro flaco’. Así pues, la
interpretación de este verbo radica en la idea de que la
entidad experimentante no posee prácticamente carne al
otro lado de la piel, de modo que no se encuentra en un
estado saludable u óptimo, y eso puede llevar a que se
416 Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica

sienta desfallecida o debilitada (significación verbal). En


este sentido, traspillar no puede parafrasearse como un
verbo de conversión (#CONVERTIRSE EN PIEL, #HACERSE
COMO LA PIEL), de adquisición (#CONTRAER PIEL, #CUBRIRSE
DE PIEL), de creación (#ECHAR PIEL, #FORMAR PIEL), de
pérdida (#PERDER PIEL), etc.

6.3. Conclusiones
El análisis de las unidades verbales del corpus de trabajo desde
una perspectiva léxico-semántica nos ha llevado a determinar una
serie de conclusiones.
En este apartado hemos partido del planteamiento de que los
significados de las bases léxicas nominales de los verbos objeto de
estudio son fundamentales en la configuración semántica verbal
del cambio de estado. Esta idea nos ha llevado a centrarnos en dos
líneas de análisis:
 Por un lado, nos hemos planteado qué tipos de bases
poseen nuestros verbos desde un punto de vista
semántico. En este sentido, hemos distinguido tres grandes
grupos nominales relacionados de un modo u otro con el
concepto de estado: sustantivos que expresan estado, el
cual puede ser físico (acalenturarse), emocional
(enamoriscarse) o de conciencia (aburguesarse);
sustantivos designadores de objetos poseedores de
cualidades reinterpretadas como estados mediante
Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica 417

procesos de abstracción semántica (ajamonarse,


embotijar); sustantivos que denotan objetos, conceptos,
etc. que representan objetivamente (sin procesos de
abstracción semántica) los estados finales que alcanzan los
sujetos experimentadores (agusanarse, entallecer).
 Por otro lado, hemos observado la relación que se
establece entre las bases nominales y los significados
verbales; esto es, hemos intentado averiguar cómo se
integra el sustantivo base (representado como ‘X’) en la
estructura analítica o parafrástica de nuestras unidades
verbales sintéticas. En consecuencia, hemos propuesto un
total de cinco paráfrasis distintas que constituyen cinco
formas diferentes de expresar cambio de estado (idea
plural de la incoatividad):
- Conversión total (CONVERTIRSE EN X) y parcial (HACERSE
COMO X o COMPORTARSE COMO X). Estas paráfrasis
suponen una transformación física o psíquica de una
entidad (sujeto léxico) en otra entidad (sustantivo base)
de forma íntegra o parcial, dependiendo de si se
asumen todas las cualidades de la base nominal, o solo
una o algunas de sus propiedades. Como ejemplos
podemos destacar amachorrarse, ajamonarse y
celestinear.
418 Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica

- Adquisición (LLENARSE/CUBRIRSE DE X o
CONTRAER/COGER X). Estas estructuras parafrásticas
expresan la contracción o asunción del referente del
sustantivo base por parte de la entidad sujeto, de forma
que se produce un cambio físico o psíquico en la
naturaleza de dicha entidad. Dos unidades verbales
representativas son enrobinarse y ajaquecarse.
- Creación (ECHAR/DAR X o CRIAR/FORMAR(SE) X).
Mediante estas paráfrasis se designa un proceso de
creación involuntaria del referente de la base nominal
por parte de la entidad sujeto: el sujeto léxico desarrolla
sin voluntariedad un elemento (sustantivo base) que es
propio de su naturaleza o esencia y que, por tanto, le
supone una alteración o cambio de estado físico. Esta
paráfrasis se vincula con el concepto de localización: ese
elemento creado puede originarse en las partes
periféricas de la entidad afectada (localización externa),
o en las partes más intrínsecas o esenciales (localización
interna). Dos unidades verbales que pueden servir como
ejemplo son endentecer y agusanarse.
- Pérdida (PERDER X). Esta estructura analítica conlleva
un valor de carencia involuntaria por parte del sujeto
nocional: esta entidad sujeto se ve privada (locación
ablativa “hacia fuera”) de un elemento inalienable
(sustantivo base), de modo que experimenta un cambio
Capítulo 6. Clasificación léxico-semántica 419

de estado físico o psíquico. Un ejemplo representativo


es descariñarse.
- Intensificación (EXPERIMENTAR UN SENTIMIENTO
INTENSO HACIA X). Esta paráfrasis indica un proceso de
intensa perturbación anímica que sufre el sujeto léxico
con respecto al referente de la base nominal: ese sujeto
entra (locación ablativa “hacia dentro”) en un estado de
apego, inquietud e interés desmesurados (valor de
intensidad) hacia algo o alguien (sustantivo base), de
modo que se altera psíquicamente. Como ejemplo
podemos destacar el verbo enmadrarse.
No obstante, hemos hallado un pequeño conjunto de verbos
que no se ajustan adecuadamente a ninguna de las estructuras
parafrásticas citadas, de modo que los hemos agrupado en un
sexto grupo de naturaleza heterogénea y difusa. El único rasgo en
común que presentan es la denotación de un determinado cambio
de estado experimentado por la entidad sujeto.
Capítulo 7. Clasificación
sintáctico-semántica
Capítulo 7. Clasificación sintáctico-semántica 423

El apartado que iniciamos ahora se basa en un análisis de las


unidades verbales del corpus de trabajo desde una perspectiva
sintáctico-semántica, esto es, valorando las estructuras sintácticas
que pueden desarrollar (esquemas intransitivos y pronominales) y
las realizaciones argumentales que poseen (tipología de los
sujetos léxicos, delimitación de complementos recíprocos y de
régimen preposicional). El objetivo con este análisis es establecer
una clasificación de nuestros verbos objeto de estudio en
diferentes subgrupos sintáctico-semánticos, dos niveles que
deben considerarse conjuntamente porque están muy
estrechamente vinculados. Todo ello nos llevará a focalizar la
noción semántica de la incoatividad a partir de las distintas
estructuras sintácticas y papeles semánticos que la caractericen.
Asimismo, propondremos diferentes contextos pragmáticos donde
aparecen los verbos denominales incoativos, ya que únicamente
de ese modo, aunando los niveles semántico, sintáctico y
pragmático, podemos obtener una visión completa, sistemática y
global de nuestras unidades.
Al igual que en el apartado anterior, es conveniente recordar
que, en los epígrafes siguientes, la alusión al número de verbos
que integran cada subgrupo también debe entenderse realmente
como el número de acepciones verbales que se ajustan a los
rasgos de cada subgrupo: numerosas unidades del corpus poseen
varias acepciones objeto de nuestro estudio (acepciones
seleccionadas por ser intransitivas o pronominales y poseer todas
424 Capítulo 7. Clasificación sintáctico-semántica

una significación de índole incoativa), de modo que cuando nos


refiramos a dichas unidades especificaremos qué acepción
estamos analizando en cada momento. Especialmente ocurrirá
esto en el epígrafe de la clasificación según los tipos de sujeto.

7.1. Clasificación según las estructuras sintácticas


De forma general, los verbos denominales incoativos se
caracterizan por ser intransitivos, esto es, por requerir
semánticamente un solo argumento, realizado sintácticamente
como sujeto de la predicación. No obstante, esa intransitividad
puede aparecer reflejada de dos maneras en el diccionario
académico (2014): en estructuras o contextos sintácticos
puramente intransitivos, o en contextos sintácticos intransitivos
pronominales (en adelante, “pronominales” simplemente). De
hecho, como hemos comentado anteriormente (véase el epígrafe
4.3.1.5: verbos descartados por derivarse de acepciones
transitivas), uno de los criterios de selección de los verbos que
componen el corpus de nuestro trabajo es la condición de que
todas las unidades posean estructuras (acepciones74) intransitivas
o pronominales de índole incoativa y no derivados de otras
estructuras originarias, particularmente transitivas75. Recordemos

74
Las acepciones de las unidades verbales recogidas en el diccionario
académico (2014) indican claramente al inicio de la acepción si en esta el verbo
posee un carácter intransitivo o un carácter pronominal.
75
Hemos de traer de nuevo a colación que las 424 unidades verbales que
analizamos pueden poseer otras acepciones (transitivas, intransitivas, etc.) más
allá de las que exponemos en el corpus, ya que únicamente hemos seleccionado
Capítulo 7. Clasificación sintáctico-semántica 425

el caso del verbo diptongar, derivado del sustantivo diptongo y


poseedor de dos acepciones: una primera transitiva donde
significa ‘unir dos vocales en la pronunciación, formando una sola
sílaba’ y una segunda intransitiva donde quiere decir ‘dicho de una
vocal: convertirse en diptongo’. La segunda acepción supone la
realización intransitiva o monoactancial del contenido de la
acepción anterior: el sujeto nocional ya no es agente, sino la
entidad afectada que experimenta ese cambio de estado, esa
conversión a diptongo.
Como explicaremos más adelante, esta doble expresión de la
intransitividad (esquema intransitivo propiamente dicho o
esquema intransittivo pronominal) está estrechamente vinculada
con la dualidad causatividad/incoatividad, ya comentada en el
apartado 2.3. En el cuadro que sigue, Cuadro XXXIII, están
recogidos todos los verbos en función de los contextos
intransitivos o pronominales donde pueden insertarse.
Asimismo, más allá de la pronominalización o no de la
intransitividad, es conveniente recordar que, de acuerdo con el
prototipo que estamos trazando sobre los verbos denominales
incoativos, la mayor parte de nuestras unidades objeto de estudio
se definen como intransitivas inacusativas, pues sus sujetos léxicos
son pacientes u objetos afectados. No obstante, existe una serie
verbal concreta y muy limitada que se caracteriza por una

los significados intransitivos y pronominales caracterizados por ser incoativos,


por expresar un cambio de estado físico o psicológico.
426 Capítulo 7. Clasificación sintáctico-semántica

intransitividad inergativa, ya que sus sujetos léxicos son agentes


además de experimentantes (temas afectados de naturaleza
animada humana); dicha serie verbal será abordada en el
apartado 7.2.1 sobre la naturaleza de los sujetos seleccionados.

Cuadro XXXIII. Verbos según sus estructuras sintácticas


Abollonar, abonanzar, abotonar, acepar, acogollar (2),
adeudar (2), agarbanzar, alcahuetear, amacollar, amorriñar,
apitonar, aplayar, atardecer, atrafagar, avadar, badulaquear,
bagar, barbar, botonear, brotar, brujear, caballerear,
cabellar, cabrillear, cafichear, calaverear, camaronear,
cancerar, celestinear, cerdear (1), colapsar, compadrar,
consuegrar, dentecer, descorrear, despuntar, diablear,
diaconar, embarnecer, embosquecer, empelar, emperezar,
emplumar, emplumecer, encabellar, encandelar, encañonar,
encañutar, encarnecer, encepar, encompadrar, encornar,
encornudar, encostrar, endentecer, enmocecer, enraizar,
Estructuras enramar, ensarnecer, entallecer, entalonar, envaronar,
intransitivas escampar, escarchar, esporular, figurear, florear, florar,
fradear, frutar, frutear, frutecer, gauchear, golfear,
gusanear, hojecer, hormiguear, horquetear, huevar,
humear, husmear, irisar, jilotear, macollar, mariposear,
marujear, matear (1), mazorquear, muñequear, obispar,
orgullecer, orinecer, parrar, payasear, pelusear, penar,
pimpollear, pimpollecer, piratear, pollear, progresar, pupar,
rabiar, raicear, raizar, ramear, recodar (2), rehelear,
remolinar, retoñar, retoñecer, revenar, rosear, rufianear,
serpollar, soberbiar, tallecer, tardecer, temblequear,
tembletear, tembliquear, tramar, trujamanear, varraquear,
verdear, verdeguear, verraquear, vocalizar, zascandilear,
zorrear (1), zorrear (2)
Capítulo 7. Clasificación sintáctico-semántica 427

Estructuras
intransitivas y Encañar (2), enviciar, pompear, repuntar, terremotear
pronominales76
Ababillarse, abarraganarse, abicharse,
abolsarse, aborrajarse, aborrascarse,
aborregarse, abrumarse, aburguesarse,
aburrarse, acabangarse, acaguasarse,
acalenturarse, acapullarse, acaserarse,
achajuanarse, achaparrarse, achiguarse,
achubascarse, achucharse, achulaparse,
achularse, achumicarse, acocarse,
aconcharse, acorcharse, acortejarse,
aculillarse, acundangarse, acurdarse,
adamarse, adinerarse, adonizarse,
adueñarse, afiebrarse, aflatarse, agallarse,
agangrenarse, agardamarse, agatizarse,
Con se en la agaucharse, agermanarse, agorgojarse,
Estructuras entrada del agrillarse, aguaraparse, agüitarse,
pronominales DRAE agusanarse, ahervorarse, ahuesarse,
(pronominal ajamonarse, ajaquecarse, ajumarse,
de entrada) alagartarse, alandrearse, alebrarse,
alebrastarse, alebrestarse, alebronarse,
aleganarse, alfeñicarse, alibriestarse,
aliebrestarse, alimonarse, alunarse,
amacharse, amachinarse, amachorrarse,
amancebarse, amarchantarse,
amelarchiarse, amezquindarse,
amodorrarse, amonarse, amurriñarse,
amuseparse, anastomizarse, anastomosarse,
apajuilarse, aparragarse, apaularse,
apaulillarse, apelgararse, apergaminarse,
apimpollarse, apiojarse, apirgüinarse,
apolvillarse, apolismarse, aporismarse,
aporrarse, aporrillarse, apostillarse,
apozolarse, apulgararse, apulismarse,

76
Como comentaremos más adelante, se trata de verbos que poseen varias
acepciones incoativas, unas de naturaleza intransitiva propiamente dicha y
otras de índole (intransitiva) pronominal.
428 Capítulo 7. Clasificación sintáctico-semántica

apunarse, aquebrazarse, aquerarse,


aquerenciarse, aquintralarse, arguellarse,
arracimarse, arrequesonarse, arrotarse,
arroyarse, asorocharse, atericiarse,
atiriciarse, atorozonarse, avilantarse,
azararse, brocearse, calamonarse,
calofriarse, calumbrecerse, cangrenarse,
caroncharse, cerchearse, compincharse,
corcarse, custrirse, derrostrarse, desbolarse,
descalicharse, descariñarse,
desgarrancharse, deslardarse,
desmemoriarse, desmostarse, despelotarse
(1), despezuñarse, desternillarse,
dolarizarse, embancarse, emberrenchinarse,
emberretinarse, emberrincharse,
embicharse, emborricarse, embroncarse,
Con se en la empacarse, empadrarse, emparafinarse,
entrada del empedarse, empelotarse (2), empeparse,
Estructuras
DRAE empepitarse, empotarse, emputarse,
pronominales (pronominal enamoricarse, enamoriscarse, enanarse,
de entrada) encabellecerse, encachimbarse,
encalambrarse, encalostrarse, encamotarse,
encanarse, encancerarse, encangrejarse,
encapricharse, encarajinarse, encelajarse,
enchagüitarse, enchicharse, enchivarse,
enchularse, encoñarse, encrestarse,
enculillarse, encurdarse, encurdelarse,
enfiebrarse, enfierecerse, enfuriarse,
engolletarse, engorilarse, engranujarse (1),
engranujarse (2), engrillarse, engriparse,
engrumecerse, enguaraparse,
enguarapetarse, enguayabarse,
engusanarse, enjetarse, enjorguinarse,
enjumarse, enmadrarse, enmalecerse,
enmaniguarse, enmonarse, enmontarse,
ennoviarse, enracimarse, enrobinarse,
entigrecerse, entirriarse, entuñarse,
envarracarse, envegarse, enyescarse,
enzacatarse, escarearse, esenciarse,
esfacelarse, esfotarse, espelotarse,
Capítulo 7. Clasificación sintáctico-semántica 429

faracharse, gangrenarse, gorgojarse,


grietarse, grietearse, grillarse, hermandarse,
Con se en la herniarse, hervorizarse, hipertrofiarse,
entrada del huracanarse, jumarse, madrearse,
DRAE mantearse, mayarse, mirlarse, mormarse,
(pronominal rosarse, salmuerarse, taimarse,
de entrada) timpanizarse, traguearse, trifurcarse

Abotagar, abromar, acaramelar, acarralar,


agarrotar, alheñar, amelcochar, amular,
angelizar, anieblar, animalizar, animizar,
Estructuras apabilar, aparatar, aparroquiar, apayasar,
pronominales Sin se en la apenar, apensionar, aplatanar, apuntar,
entrada del arratonar, asolear, atizonar, avellanar (2),
DRAE azogar, azucarar, chapear, culipandear,
(pronominal descrismar, desmadrar, emborrascar,
de acepción) embotijar, empadronar, empajar, encalmar,
encampanar, encapotar, encartonar,
encharralar, encopetar, encuerar, encular,
engolondrinar, entoldar, entrapajar,
enyerbar, fondear, gorjear, guatear,
humanar, olivar (2), pasmar, penquear,
resabiar, traspillar, varear

El contexto sintáctico que agrupa el mayor número de unidades


verbales es aquel de carácter pronominal: consta de 288 verbos.
Como ya comentamos en el Capítulo 2 (concretamente, en el
epígrafe 2.3.1), los verbos incoativos de naturaleza pronominal
forman parte de las unidades verbales de causa externa:
constituyen estructuras intransitivas pronominales
monoactanciales donde existe un elemento externo al objeto
paciente que actúa directamente en la consecución de la
eventualidad que denota el verbo; ese elemento externo es el
argumento causa, que es doble: por un lado, hay una causa real,
430 Capítulo 7. Clasificación sintáctico-semántica

que puede aparecer explícita mediante adjuntos introducidos por


a causa de o preposiciones como por y con, y por otro lado, hay
una causa estativa, contenida en el sujeto léxico-gramatical de
estas construcciones. De este modo, estas estructuras incoativas
se caracterizan por la presencia del pronombre clítico se, que
supone la manifestación morfológica de la relación sintáctico-
semántica entre ese sujeto gramatical y el objeto nocional: son
correferentes, de modo que el sujeto desempeña el papel
semántico de tema afectado o paciente. No obstante, a pesar de
que estos rasgos caracterizan a la mayor parte de las unidades
verbales del corpus de trabajo (prototipo), existe un número
concreto y reducido de verbos cuyos sujetos poseen los papeles
semánticos de paciente (concretamente, experimentante77) y
también de agente, de modo que desarrollan el evento hacia sí
mismos (el sujeto y el objeto remarcado por el clítico se siguen
siendo correferentes); en consecuencia, estas determinadas
unidades verbales, que serán abordadas posteriormente
(apartado 7.2.1), no se ajustan a la intransitividad inacusativa, sino
a la intransitividad inergativa. En ellas, el cambio de estado se
entiende como un cambio en el modo de comportarse de la
entidad sujeto, cambio asumido deliberadamente por esta.

77
Cuando la entidad que desempeña el papel semántico de paciente u objeto
afectado es de naturaleza humana, ese papel semántico suele denominarse
“experimentante” (tipo específico de tema afectado).
Capítulo 7. Clasificación sintáctico-semántica 431

Por otro lado, el carácter pronominal que poseen las 288


unidades que estamos analizando puede aparecer explícito de dos
formas en los verbos del corpus: mediante el pronombre clítico se
en la propia unidad verbal, es decir, en la propia entrada verbal,
por lo que todas las acepciones de ese verbo poseen ese carácter
(aquintralarse, hipertrofiarse); en una o varias acepciones
verbales, sin necesidad de la presencia del se pronominal en la
entrada del verbo (culipandear, encalmar). En este último caso,
hemos de aclarar que, si bien los verbos así caracterizados (sin se
pronominal en la entrada verbal pero con estructuras
pronominales en alguna/s de sus acepciones) poseen otras
estructuras más allá de las pronominales, como pueden ser
transitivas o intransitivas, los contextos pronominales a los que
nos referimos no derivan en ningún caso de esas otras estructuras
(véanse los epígrafes 4.3.1.5. y 4.3.1.6 sobre los verbos
descartados).
Como ejemplificación del primer subgrupo, que es aquel en que
la pronominalización aparece en la entrada verbal (verbos con se),
vamos a exponer una serie de unidades verbales contextualizadas
pragmáticamente.
· Achulaparse: 1. prnl. ‘Achularse (adquirir modales de
chulo)’. Deriva del sustantivo chulapo, ‘chulo, individuo
de las clases populares de Madrid’. Una estructura donde
aparece es la siguiente:
El Marqués susurró confidencial y circunspecto:
432 Capítulo 7. Clasificación sintáctico-semántica

- ¡Entrar en Palacio!
Se achulapó Adolfito:
- ¿Y a qué gracia lo debo?
- ¡El Consejo de Ministros interviene en los
nombramientos!
- ¿Y qué? Siempre ha impuesto sus caprichos la Señora.
(CORDE. Valle-Inclán, R. M. (1927-1931): La corte de los
milagros. Madrid: Espasa-Calpe, p. 291 [30/3/2015]).
· Compincharse: 1. prnl. ‘Dicho de dos o más personas:
ponerse de acuerdo con malicia o picardía para actuar
como compinches’. Se origina a partir del sustantivo
compinche, ‘compañero habitual de francachelas y
diversiones’. Lo podemos encontrar en el siguiente
contexto:
Lali se compincha con un novio poco escrupuloso
moralmente y ambos se deciden a chantajear a
Espinet con alguno de sus ligues. (CREA. Giménez
Bartlett, A. (2002): Serpientes en el paraíso. El nuevo
caso de Petra Delicado. Barcelona: Planeta, p. 206
[30/3/2015]).
· Enfierecerse: 1. prnl. p. us. ‘Ponerse hecho una fiera’.
Deriva del sustantivo fiera en sus acepciones ‘bruto
(animal) indómito, cruel y carnicero’, ‘persona cruel o de
carácter malo y violento’. Una estructura significativa que
contiene este verbo es la siguiente:
Capítulo 7. Clasificación sintáctico-semántica 433

Puede el león enseñar a muchos galantería, que las


fieras se humanan cuando los hombres se
enfierecen, y si degeneraron tal vez, fue (a
ponderación de Marcial) por haberse maleado entre
los hombres (CORDE. Gracián, B. (1646): El Discreto.
Madrid: Turner, p. 112 [30/3/2015]).
· Herniarse: 1. prnl. ‘Dicho de una persona: empezar a
padecer hernia’. Procede del sustantivo hernia,
‘protrusión o salida de parte de un órgano, como el
intestino, de la estructura anatómica que normalmente la
fija’. Lo hallamos en contextos como el siguiente:
Envidia cochina, Silvia, que yo no me habré tirado a
muchos, pero a ti te dejaron al pie del altar. Tu
famoso Carlos, ese mamarracho que se herniaba con
el peso de un anillo. ¿Llegaste a tirártelo, por
cierto? Antes de que se largara, digo (CREA. Beccaria,
L. (2001): La luna en Jorge. Barcelona: Destino, p. 164
[30/3/2015]).
Asimismo, vamos a ejemplificar el subgrupo de verbos donde el
carácter pronominal aparece en las acepciones verbales, no en la
entrada de la unidad verbal (verbos sin se):
· Agarrotar: 5. prnl. ‘Dicho de un miembro: quedarse rígido
o inmóvil por efecto del frío o por otra causa’;
6. prnl. ‘Dicho de un mecanismo: quedar inmovilizado por
producirse una unión rígida entre dos de sus piezas’. Se
forma sobre el sustantivo garrote en sus acepciones ‘palo
434 Capítulo 7. Clasificación sintáctico-semántica

grueso y fuerte que puede manejarse a modo de bastón’,


‘instrumento de tortura que consistía en una cuerda que,
retorcida mediante un palo, comprimía fuertemente un
miembro’. Un contexto donde encontramos agarrotar
con los significados citados es el siguiente:
Y en esa contracción perdió el contacto de los pies con
los travesaños de la torre sobre los que reposaban, y
quedó colgando, prendido de la mano que
se agarrotaba sobre el alambre y balanceándose en
lo alto (CREA. Rubín, R. (1991): Los Rezagados.
México D. F.: Fondo de Cultura Económica, p. 181
[30/32015]).
· Encalmar: 2. prnl. ‘Dicho del tiempo o del viento: quedar
en calma’; 3. prnl. ‘Dicho de un negocio o de una
transacción: tener poca actividad’; 4. prnl. ‘Dicho de una
caballería: sofocarse o enfermar por exceso de calor o
trabajo’. Se origina a partir del sustantivo calma, que
posee tres acepciones pertinentes, una para cada
acepción verbal: ‘estado de la atmósfera cuando no hay
viento’; ‘sofoco, sensación de calor acompañada de
sudor’; ‘cesación o suspensión de algo’. Así, encalmar en
su segunda significación verbal puede quedar
contextualizado mediante la siguiente estructura:
Fueron unos días, dos o tres nada más, de mañanas
desorientadas, de tardes pasadas en la biblioteca
sentado frente al cielo de nubes emigrantes, de
Capítulo 7. Clasificación sintáctico-semántica 435

nubes quietas, según el viento: llegaba a trechos


desde el mar, o se encalmaba. Andaba yo
obsesionado por María de Fátima (CREA. Torrente
Ballester, G. (1988): Filomeno, a mi pesar. Memorias
de un señorito descolocado. Barcelona: Editorial
Planeta, S.A., p. 306 [30/32015]).
Por otro lado, aunque menos numerosas, existen 131 unidades
verbales en nuestro corpus que presentan estructuras intransitivas
propiamente dichas. Paralelamente a lo que sucedía con el
subgrupo pronominal anterior, como ya expusimos en el Capítulo
2 (concretamente, en el epígrafe 2.3.2), estos verbos de
naturaleza intransitiva deben considerarse eventos de causa
interna. Así, se definen como predicados intransitivos
caracterizados por la existencia de una propiedad inherente al
argumento del verbo realizado como sujeto gramatical, propiedad
que es la responsable de que se pueda desarrollar el evento
denotado por la unidad verbal. Por tanto, estos verbos imponen
fuertes restricciones en la selección de sus sujetos léxicos. Estos
sujetos pueden ser agentivos o no agentivos, lo cual determina el
tipo de intransitividad de los verbos: si son agentivos, serán
intransitivos inergativos; si son no agentivos, serán intransitivos
inacusativos. Como hemos señalado anteriormente con relación a
los verbos pronominales, ampliaremos el análisis de las unidades
verbales intransitivas inergativas de causa interna, esto es,
436 Capítulo 7. Clasificación sintáctico-semántica

agentivas, en el apartado 7.2.1 sobre la naturaleza de los sujetos


seleccionados.
A continuación vamos a comentar algunas de estas unidades
verbales halladas en nuestro corpus con el fin de ejemplificar este
subgrupo verbal.
· Endentecer: 1. intr. ‘Dicho de un niño: empezar a echar los
dientes’. Deriva del sustantivo diente, ‘cuerpo duro que,
engastado en las mandíbulas del hombre y de muchos
animales, queda descubierto en parte, para servir como
órgano de masticación o de defensa’. Un contexto
representativo en que aparece es el siguiente:
[…] se hacían collarcitos de peonía, no de sus frutos, sino
de sus lindas simientes rojas, en aquellas alturas
turolenses; con tales collarcitos, decía Salvador, los
niños endentecen más fácilmente (CORDE. Font
Quer, P. (1962): Plantas Medicinales. El Dioscórides
Renovado. Barcelona: Labor, p. XLVI [31/3/2015]).
· Entallecer: 1. intr. ‘Dicho de una planta o de un árbol:
echar tallos’. Procede del sustantivo tallo, ‘órgano de las
plantas que se prolonga en sentido contrario al de la raíz
y sirve de sustentáculo a las hojas, flores y frutos’. Lo
encontramos en estructuras como la siguiente:
Coliflor: Variedad de la col que al entallecer produce una
pella apretada de cabezuelas grumosas,
especialmente apreciadas en ciertos preparados
culinarios (CREA. Suñer, S. (2000): La botica natural
Capítulo 7. Clasificación sintáctico-semántica 437

del padre Santiago. Barcelona: Martínez Roca, p. 45


[31/3/2015]).
· Hormiguear: 1. intr. ‘Dicho de alguna parte del cuerpo:
experimentar una sensación más o menos molesta,
semejante a la que resultaría si por ella bulleran o
corrieran hormigas’. Se forma sobre el sustantivo
hormiga, ‘insecto himenóptero, de color negro por lo
común […]’. Hemos hallado este verbo en el siguiente
contexto:
Las ametralladoras han callado, las baterías suenan con
tiros […]. Viance pierde poco a poco la noción física
de sí mismo, le hormiguea la sangre en las piernas, le
palpita bajo el correaje el corazón con una angustia
de asfixia (CORDE. Sender, R. J. (1930): Imán.
Barcelona: Destino, p. 148 [31/3/2015]).
Finalmente, hay 5 unidades verbales en el corpus de trabajo
que poseen estructuras intransitivas y pronominales, esto es,
varias acepciones incoativas de distinta naturaleza. Por tanto, en
función de la acepción específica que estemos valorando, el verbo
formará parte o bien de los predicados de causa externa
(acepciones pronominales) o bien de los predicados de causa
interna (acepciones intransitivas). Vamos a exponer esas 5
unidades para comprender este fenómeno.
· Encañar (2): 5. intr. Agr. ‘Dicho de un tallo tierno de una
planta, especialmente de los cereales: empezar a formar
caña’; 6. prnl. Cuba. ‘Emborracharse (beber hasta
438 Capítulo 7. Clasificación sintáctico-semántica

trastornarse los sentidos)’. Deriva del sustantivo caña,


que posee varias acepciones: ‘tallo de las plantas
gramíneas, por lo común hueco y nudoso’; ‘vaso de forma
cilíndrica o ligeramente cónica, alto y estrecho, que se usa
para beber vino o cerveza’, ‘líquido contenido en este
vaso’. La primera acepción verbal tiene como base léxica
la primera acepción nominal que hemos citado (todo se
relaciona con el mundo vegetal); teniendo en cuenta esta
significación intransitiva, encañar se considera un verbo
de causa interna. Por lo que respecta a la segunda
acepción verbal expuesta (acepción sexta de la entrada
verbal en el DRAE (2014)), se origina a partir de las dos
últimas acepciones de caña (vínculo con el ámbito del
alcohol); en este caso, estamos ante un verbo de causa
externa debido a ese significado de carácter pronominal.
A continuación presentamos un ejemplo donde aparece
el verbo encañar con el significado de la primera
acepción:
[…] La mañana,
en la mitad del tronco verdeoscura
y en la copa de un fuerte gris hojoso,
siente mil aletazos que la alumbran.
El cereal encaña y no se pierde.
(CORDE. Rodríguez, C. (1953): Don de la ebriedad.
Madrid: Castalia, p. 111 [31/3/2015]).
Capítulo 7. Clasificación sintáctico-semántica 439

· Enviciar: 2. intr. ‘Dicho de una planta: echar muchas hojas


y poco fruto’; 3. prnl. ‘Dicho de una persona: aficionarse
demasiado a algo, darse con exceso a ello’; 4. prnl. ‘Dicho
de una cosa: deformarse por haber estado mucho tiempo
en mala posición’. Este verbo se forma sobre el sustantivo
vicio, que asimismo posee varias acepciones: ‘mala
calidad, defecto o daño físico en las cosas’; ‘gusto especial
o demasiado apetito de algo, que incita a usarlo
frecuentemente y con exceso’; ‘desviación, pandeo,
alabeo que presenta una superficie apartándose de la
forma que debe tener’. La primera acepción verbal
(acepción segunda de la entrada verbal) es intransitiva,
por lo que en este caso enviciar es un verbo de causa
interna; deriva concretamente de la primera acepción
nominal expuesta (una planta que echa muchas hojas y
poco fruto es en cierta medida defectuosa y no de muy
buena calidad). Por su parte, las otras dos acepciones
verbales (acepciones tercera y cuarta) tienen un carácter
pronominal, de modo que se integran en los predicados
de causa externa; se generan denotativamente a partir de
las acepciones nominales segunda y tercera,
respectivamente. Vamos a presentar dos contextos
donde aparece el verbo enviciar con distintos
significados, concretamente en la acepción primera que
hemos expuesto (primer contexto), relacionada con el
440 Capítulo 7. Clasificación sintáctico-semántica

ámbito vegetal, y en la acepción segunda citada (segundo


contexto), vinculada al ámbito de las aficiones excesivas:
An se de sembrar las lentejas en tierras flacas y sueltas
enxutas. […] por que las lentejas si ay humor quando
están en flor envician mucho y pudren demasiada
mente. ni tampoco las siembren en lugares
viciosos de yerua (CORDE. Herrera, G. A. (1513): Obra
agricultura. Alcalá, 1513. Madison: Hispanic Seminary
of Medieval Studies, p. Fol.17v [31/3/2015]).
La repugnancia que inspiro a mis amantes se troca en
atracción, e incluso en delirio, una vez que -con
ayuda del alcohol o la droga casi siempre- vencen la
prevención inicial y aceptan trenzarse conmigo sobre
una cama. Las mujeres llegan a amarme, incluso, y los
chicos a enviciarse con mi fealdad. En el fondo de su
alma, a la bella la fascinó siempre la bestia (CREA.
Vargas Llosa, M. (1988): Elogio de la madrastra.
Barcelona: Tusquets [31/3/2015]).
· Pompear: 1. intr. ‘Hacer pompa u ostentación de algo’;
2. prnl. coloq. ‘Comportarse con vanidad o ir con gran
comitiva y acompañamiento’; 3. prnl. coloq. ‘Pavonearse’.
Esta unidad verbal se origina a partir del sustantivo
pompa en su acepción de ‘fausto, vanidad y grandeza’.
Como es evidente, las tres acepciones verbales de
pompear se derivan de la significación nominal expuesta,
ya que esas tres acepciones indican valores semánticos
Capítulo 7. Clasificación sintáctico-semántica 441

muy similares. Se diferencian en el tipo de estructura


verbal que posee cada una: la primera acepción verbal es
intransitiva, y las dos siguientes son pronominales.
Exponemos dos contextos como ejemplificación de la
primera acepción verbal (primer contexto) y de las dos
siguientes pronominales, especialmente de la tercera
significación (segundo contexto):
Delicada muchacha; refulgente, […]
Su cuello, ornado en torno de collares,
Al de hermosa gacela se parece
Cuando ufana pompea por el prado;
Sus cabellos, adorno de sus hombros,
Son negros, son negrísimos y espesos, […]
(CORDE. Conde de Noroña -G. M. de Nava Álvarez de
Noroña- (1799-1815): Poesías. Madrid: Rivadeneyra,
p. 479 [19/10/2015]).
El pavo real, ambulante paradoja que salta sobre las
casas de los pescadores rajando la hora con sus
chillidos metálicos, se pompea frente al burro como
un esponjado señorón (CORDE. Buitrago, J. (1938):
Pescadores del Magdalena. Bogotá: Minerva, p. 84
[19/10/2015]).
· Repuntar: 2. intr. Econ. ‘Dicho de la economía en general
o de cualquiera de sus variables en particular:
experimentar un crecimiento’; 3. intr. Mar. ‘Dicho de la
marea: empezar para creciente o para menguante’; 8.
442 Capítulo 7. Clasificación sintáctico-semántica

prnl. ‘Dicho del vino: empezar a volverse, tener punta de


vinagre’. Este verbo procede del sustantivo punta en las
siguientes acepciones: ‘extremo de algo’; ‘cantidad
grande de personas, animales o cosas’; ‘sabor que va
tirando a agrio, como el del vino cuando se comienza a
avinagrar’. Las dos primeras acepciones verbales
(acepciones segunda y tercera de la entrada verbal) se
originan a partir de punta en sus dos primeras
acepciones; teniendo en cuenta estos significados,
repuntar es un verbo de causa interna. Por lo que
respecta a la tercera acepción verbal (acepción octava),
tiene como base léxica punta en la tercera acepción
expuesta; en este caso, se trata de una estructura
pronominal, por lo que es aquí un verbo de causa
externa. A continuación presentamos dos contextos
representativos donde aparece el verbo repuntar con los
significados de sus acepciones primera (ámbito del
crecimiento económico) y segunda (ámbito del
crecimiento del agua del mar); así se exponen
respectivamente:
En el mercado de obligaciones, los tipos de los bonos a
30 años empezaron repuntando al alza, aunque más
tarde encontraron cierta estabilidad (CREA. La
Vanguardia, 20/10/1994: “Otra vez el dólar”.
Barcelona: TISA. [31/3/2015]).
Capítulo 7. Clasificación sintáctico-semántica 443

A las diez de la noche empezando a repuntar la marea


nos dispusimos a dar la vela, que verificamos
próximamente a las once (CORDE. Viana, F. X. (1789-
1794): Diario de viaje, I. Montevideo: Biblioteca
Artigas, p. 232 [31/3/2015]).
· Terremotear: 1. intr. Chile. ‘Dicho de la tierra: temblar con
fuerza’; 2. prnl. Chile. ‘Experimentar momentos críticos
en la vida’. Se forma sobre el sustantivo terremoto,
‘sacudida del terreno, ocasionada por fuerzas que actúan
en lo interior del globo’. La primera acepción verbal se
origina considerando denotativamente el significado
nominal de terremoto; esta acepción verbal es
intransitiva, por lo que terremotear es aquí un verbo de
causa interna. La segunda acepción verbal se genera a
partir de un proceso de abstracción del significado
nominal: la sacudida del terreno se extrapola al ámbito de
las emociones humana; en este caso, estamos ante un
verbo de causa externa.

7.2. Clasificación según los sujetos seleccionados


El siguiente parámetro de clasificación en que nos centramos es
el tipo de sujeto sintáctico-nocional que seleccionan los verbos
denominales incoativos del corpus. Vamos a analizar este
elemento oracional desde dos perspectivas: en primer lugar,
clasificaremos las unidades verbales centrándonos en la
444 Capítulo 7. Clasificación sintáctico-semántica

naturaleza de la entidad que escogen como sujeto léxico (entidad


animada: humana, animal, etc.; entidad inanimada: vegetal,
corporal, meteorológica, etc.; estructuras impersonales); en
segundo lugar, agruparemos los verbos que se caracterizan por
poseer un sujeto simétrico o recíproco. Para llevar a cabo estas
clasificaciones, es necesario señalar que ambas están configuradas
teniendo en cuenta los sujetos léxicos básicos y originarios que
seleccionan las unidades verbales desde un punto de vista lógico u
objetivo. Esto es, hemos considerado las entidades sujeto que
potencialmente poseen los verbos del corpus atendiendo
únicamente al significado primario o denotativo de estos, de
modo que cabe la posibilidad de que seleccionen otros tipos de
sujetos cuando son empleados o interpretados subjetivamente
mediante abstracciones semánticas78, aunque estos otros
contextos no han sido analizados en esta clasificación.

7.2.1. Naturaleza de los sujetos


Como hemos apuntado, la primera clasificación que
presentamos se basa en el tipo de entidades sujeto, es decir, en la
naturaleza de las entidades que seleccionan las unidades verbales
del corpus. Aunque existen determinadas excepciones que
78
Conviene recordar que, tanto en la formación morfológica como en la
configuración semántica de los verbos denomimales incoativos, operan una
serie de recursos o procedimientos de extensión de significado como son,
principalmente, la metáfora y la metonimia, con el fin de hacer inteligibles
conceptos abstractos por medio de conceptos más directos.
Capítulo 7. Clasificación sintáctico-semántica 445

comentaremos más adelante, principalmente relacionadas con las


entidades sujeto humanas, en términos generales se trata de un
sujeto que desempeña el papel semántico de paciente o tema
afectado, esto es, el objeto nocional de la unidad verbal concebido
como una entidad que existe antes de la acción significada por el
verbo y que cambia de estado debido a la acción verbal. Más
concretamente, podemos clasificar los verbos en función del rasgo
[+/- animado] de sus sujetos léxicos, así como diferenciar qué tipo
de entidad expresan y qué papel semántico específico
desempeñan. En primer lugar, exponemos las unidades verbales
cuyos sujetos potenciales poseen un carácter animado. Estos
verbos representan el grupo más numeroso en esta clasificación,
pues integra 249 unidades, o acepciones.

Cuadro XXXIV. Verbos con sujeto animado


Verbos (intransitivos) pronominales
Abarraganarse, aborregarse (ac.3),
aburguesarse, acaramelar, acaserarse,
achulaparse, achularse, acortejar,
Papeles
adinerarse, adueñarse, agaucharse,
semánticos de
Entidad experimentante agermanarse, alagartarse,
humana y agente amachinarse, amancebarse,
(ambos amarchantarse, amelcochar,
conjuntamente) angelizar, aparatar, aparroquiar,
apayasar, apelgararse, aplatanar,
aporrarse, arrotarse, avilantarse,
chapear, compincharse, empadronar,
encampanar (ac.4), enchularse,
446 Capítulo 7. Clasificación sintáctico-semántica

encopetar, encuerar, enfiebrarse,


engolletarse, engranujarse (2),
enjorguinarse, ennoviarse, entoldar,
enviciar (ac.3), esfotarse, fondear,
hermandarse, mirlarse, taimarse

Verbos intransitivos
Adeudar (2), alcahuetear, atrafagar,
Papeles badulaquear, brujear, caballerear,
semánticos de cafichear, calaverear, camaronear,
experimentante celestinear, compadrar, consuegrar,
y agente diablear, diaconar, encompadrar,
(ambos figurear, fradear, gauchear, golfear,
Entidad conjuntamente)
humear, mariposear, marujear,
humana
obispar, orgullecer, payasear,
pelusear, piratear, pollear, rufianear,
soberbiar, trujamanear, zascandilear,
zorrear (1), zorrear (2)

Verbo intr. pronominal e intransitivo79


Pompear
Acabangarse, achumicarse, aculillarse,
aflatarse, agallarse, agüitarse,
Papel semántico ajamonarse, ajaquecarse, alebrarse,
de alebrastarse, alebrestarse,
experimentante alebronarse, alibriestarse,
aliebrestarse, amelarchiarse,
amezquindarse, amular (ac.3),
amurriñarse (ac.1), amuseparse,
anieblar, apajuilarse, apenar,

79
Esta unidad verbal posee tres acepciones verbales incoativas: la primera es de
carácter intransitiva propiamente dicha, y las otras dos son (intransitivas)
pronominales. En consecuencia, clasificamos este verbo por separado.
Capítulo 7. Clasificación sintáctico-semántica 447

apensionar, apergaminarse,
apulismarse, apunarse, arguellarse,
arratonar, asorocharse, atericiarse,
atiriciarse, azogar, barbar, cabellar,
cancerar (ac.3), culipandear,
dentecer, derrostrarse, desbolarse,
descariñarse, descrismar, deslardarse,
desmemoriarse, despelotarse (1),
emberrenchinarse, emberretinarse,
emberrincharse, embotijar (ac.4),
embroncarse, empacarse,
empadrarse, empeparse,
empepitarse, empotarse, emputarse,
Papel semántico enamoricarse, enamoriscarse,
de enanarse, encabellar, encabellecerse,
experimentante encachimbarse, encalambrarse,
Entidad encalostrarse, encamotarse,
humana encampanar (ac.6), encanarse,
encapricharse, encarajinarse,
encartonar, enchivarse, encoñarse,
encular, enculillarse, endentecer,
enfierecerse, enfuriarse,
engolondrinar, engriparse,
enguayabarse, enjetarse, enmadrarse,
entigrecerse, entirriarse, envaronar,
envarracarse, faracharse, grillarse
(ac.2), herniarse, hervorizarse,
mormarse, penar, rabiar (ac.3),
resabiar, temblequear, tembletear,
tembliquear, terremotear (ac.2),
varraquear, verraquear
Aburrarse, acundangarse, acurdarse,
adamarse, adonizarse, ajumarse,
Papeles alfeñicarse, amacharse,
semánticos de amachorrarse, amonarse, animalizar,
agente + embarnecer, emparafinarse,
experimentante empedarse, encañar (2) (ac.6),
448 Capítulo 7. Clasificación sintáctico-semántica

o de encapotar (ac.2), encarnecer,


experimentante enchicharse, encurdarse,
solo80 encurdelarse, engorilarse,
enguarapetarse, enjumarse,
enmocecer, enmonarse, espelotarse,
gorjear, jumarse, penquear,
traguearse, varear
Ababillarse, achajuanarse, alandrearse, amorriñar,
Entidad amular (ac.4), amurriñarse (ac.2), apirgüinarse, apitonar
animal (ac.2), aquerenciarse, asolear, atorozonarse, cerdear (1),
- descorrear, despezuñarse, emplumar, emplumecer,
Paciente encalmar (ac.4), encañonar, encornar, encornudar,
encrestarse, huevar, pupar, salmuerarse
Entidad Acalenturarse, achucharse, afiebrarse, amodorrarse,
humana y animizar, calofriarse, desmadrar, desternillarse,
animal emborricarse, empelar, emperezar, pasmar, rabiar (ac.1),
- traspillar
Paciente
Entidad
espiritual Humanar
-
Paciente

Las unidades verbales agrupadas en el cuadro superior se


caracterizan por poseer sujetos con el rasgo [+animado]. Son, por
tanto, entidades de naturaleza animal o humana, aunque hay un
verbo que selecciona una entidad espiritual, concretamente
divina: se trata de humanar. Lo hemos integrado en este grupo de

80
Como comentaremos más adelante, estos verbos seleccionan sujetos que
pueden interpretarse en función de dos posibilidades semánticas: o bien como
entidades con los papeles conjuntos de agente y experimentante (cambio
deliberado en su manera de comportarse), o bien como entidades con el único
papel de experimentante (cambio de estado sufrido involuntariamente).
Capítulo 7. Clasificación sintáctico-semántica 449

sujetos animados porque, a pesar de que los seres divinos son


inmateriales, están dotados de razón y capacidad de acción
consciente, de modo que se asemejan en gran medida a los seres
animados humanos.
Si nos centramos primeramente en los sujetos léxicos que
tienen como referentes entidades humanas, hemos de establecer
una distinción en lo alusivo al papel semántico que desempeñan
esos sujetos, ya que existen varias posibilidades.
En primer lugar, encontramos 80 unidades verbales que
seleccionan como sujeto léxico entidades humanas con un doble
papel semántico. Por un lado, actúan como agente, ya que son las
entidades responsables de llevar a cabo el evento en un grado
mayor o menor de voluntariedad (gradación de la agentividad).
Asimismo, desempeñan el papel semántico de tema u objeto
afectado, concretamente experimentante, pues se refiere a seres
humanos (experimentante: tema afectado de naturaleza animada
humana): es esa misma entidad humana la que experimenta el
cambio de estado denotado por la unidad verbal. Por tanto, se
trata de procesos verbales de carácter psíquico realizados por los
sujetos léxicos de modo consciente y voluntario: esas entidades
desarrollan hacia o en sí mismas el proceso verbal más o menos
concienzuda y deliberadamente durante un periodo concreto y
limitado de tiempo; es decir, esos sujetos modifican su propia
manera de comportarse (cambio de estado) de acuerdo con un
cierto nivel de voluntariedad y deliberación (gradación de la
450 Capítulo 7. Clasificación sintáctico-semántica

agentividad). Debido a esta agentividad de la entidad sujeto, las 80


unidades verbales que estamos valorando deben clasificarse como
intransitivas inergativas, ya que estas se caracterizan, como
señalamos en el Capítulo 2, por la agentividad. Así, esos 80 verbos
que citamos constituyen una reducida serie verbal alejada del
prototipo inacusativo que caracteriza la noción de cambio de
estado que estamos perfilando en este trabajo81.
Los verbos así caracterizados están constituidos por la mayor
parte de unidades verbales de tipología humana (véase el
apartado 6.2.1.4), ya que los sujetos de esos verbos se convierten
en esos tipos humanos o adoptan sus rasgos, esto es, cambian su
comportamiento durante un determinado tiempo por decisión
propia de acuerdo con un mayor o menor grado de
responsabilidad (abarraganarse, payasear, obispar). El resto de
verbos de este conjunto verbal de sujetos humanos agentes y
experimentantes denotan distintos procesos mentales realizados
de acuerdo con una total deliberación de la entidad sujeto
(adinerarse, agermanarse, consuegrar, soberbiar).
En otro orden de cosas, como podemos observar en el Cuadro
XXXIV, hemos diferenciado las unidades verbales con sujetos
humanos agentes y experimentantes en función de la estructura
sintáctica que pueden desarrollar, de modo que podemos

81
La controversia que existe en torno a la distinción de la intransitividad
inacusativa y la intransitividad inergativa fue planteada en el apartado teórico
2.2 sobre la caracterización sintáctica de los verbos incoativos.
Capítulo 7. Clasificación sintáctico-semántica 451

encontrar verbos (intransitivos) pronominales o verbos


intransitivos propiamente dichos. Esta distinción sintáctica es
relevante para poder caracterizar adecuadamente los verbos de
este subgrupo.
Estableciendo una relación con el apartado teórico 2.3.1.2
sobre las estructuras pertenecientes a la voz media, hemos de
puntualizar que aquellos verbos dentro de este subgrupo verbal
con sujetos humanos agentes y experimentantes que se definen
como intransitivos pronominales (con el pronombre clítico se)
deben considerarse, más que como verbos medios incoativos o de
cambio de estado de causa externa, verbos pseudo-reflexivos
(Mendikoetxea, 1999) o reflexivos inherentes (Peregrín Otero,
1999) denotadores de un proceso de cambio de estado. Esta
consideración viene dada por el hecho de que las construcciones
pseudo-reflexivas se caracterizan, lógicamente, por la presencia
del clítico se, así como por ser intransitivas y poseer un único
argumento realizado como sujeto con un doble papel semántico:
agente, en mayor o menor medida, y objeto paciente o
experimentante. Precisamente el clítico se hace hincapié en la
expresión del papel de objeto paciente por parte de la entidad
sujeto agente. Un ejemplo de estructura pseudo-reflexiva sería la
construcción intransitiva Blas se resfrió: el sujeto “Blas” es
responsable, en cierto sentido, de resfriarse debido a
determinadas acciones conscientes (por ejemplo, no abrigarse lo
suficiente); además, es la entidad que experimenta ese evento
452 Capítulo 7. Clasificación sintáctico-semántica

verbal. Por su parte, como ejemplo de la serie verbal de verbos


denominales incoativos con sujetos humanos agente y
experimentante, podemos destacar el verbo enjorguinarse, que
significa ‘hacerse jorguín o hechicero’ y lo podemos encontrar en
la oración El jefe de la tribu se enjorguinó. Así, enjorguinarse
constituye una unidad pronominal debido a esa presencia del
pronombre clítico se (concretamente, pronominal de entrada: el
clítico aparece en la entrada verbal del DRAE); además, esta
unidad verbal selecciona argumentalmente como sujeto una
entidad animada con mayor o menor grado de voluntariedad (“El
jefe de la tribu”), por lo que es agente; a su vez, esa entidad sujeto
lleva a cabo la acción hacia sí misma, de modo que es sede del
evento, es decir, desempeña también el papel semántico de
objeto paciente o experimentante, lo cual queda reforzado por la
presencia del pronombre se (el jefe de la tribu se hace jorguín él
mismo). En consecuencia, debido a las características expuestas,
las unidades verbales denominales incoativas de naturaleza
pronominal con sujetos humanos agentes y experimentantes se
sitúan en las fronteras entre incoatividad y pseudo-reflexividad,
esto es, constituyen estructuras periféricas más allá del prototipo
correspondiente a la categoría de las construcciones incoativas y a
la de las pseudo-reflexivas.
Por lo que respecta a las unidades verbales dentro de ese
subgrupo verbal con sujetos humanos agentes y experimentantes
que constituyen estructuras intransitivas (sin el clítico se), y
Capítulo 7. Clasificación sintáctico-semántica 453

recordando lo comentado en el apartado 2.3.2, deben


considerarse verbos de cambio de estado de causa interna:
expusimos que la mayor parte de los verbos incoativos de causa
interna se caracterizan por ser no agentivos (intransitivos
inacusativos), de modo que la entidad sujeto no es responsable de
la realización del evento, sino que resulta afectada por el mismo y,
en consecuencia, desempeña únicamente el papel semántico de
tema o paciente (experimentante). No obstante, más allá de ese
perfil prototípico, en este trabajo constatamos la existencia de una
serie de unidades verbales de causa interna con carácter agentivo
(intransitivos inergativos) que denotan un cambio de estado físico
(cambio exterior, de la naturaleza física) o psíquico (cambio en la
manera de comportarse) experimentando por la propia entidad
sujeto. Se trata de verbos que seleccionan como sujeto entidades
que llevan a cabo en sí mismas ese proceso de cambio de estado
consciente y deliberadamente (sujeto agente y experimentante).
En estos verbos, la propiedad responsable de que se realice el
evento es una capacidad intrínseca de la entidad sujeto, propiedad
que se puede controlar voluntariamente. Un ejemplo significativo
de este subgrupo intransitivo de verbos con sujetos humanos
agentes y experimentantes es el verbo alcahuetear, cuyo
significado es ‘servir de alcahuete o hacer oficios de tal’. Esta
unidad selecciona como sujeto una entidad humana, puesto que el
oficio de alcahuete únicamente puede ser desempeñado por seres
humanos capacitados para ello (propiedad inherente del sujeto
454 Capítulo 7. Clasificación sintáctico-semántica

seleccionado). Dicha entidad llevaría a cabo el evento verbal de


modo más o menos consciente y durante un periodo determinado
de tiempo, por lo que asumiría el papel semántico de agente, y
además el papel semántico de objeto afectado o experimentante,
pues es esa misma entidad la que se convierte temporalmente en
alcahueta.
Con el fin de comprender mejor esta serie verbal que requiere
sujetos humanos con los papeles semánticos de agente y
experimentante, vamos a destacar otros ejemplos
representantivos más allá de los dos ya expuestos:
· Agermanarse significa ‘entrar a formar parte de una
germanía’; es un verbo pronominal. Se origina a partir del
sustantivo germanía, ‘en el antiguo reino de Valencia,
hermandad o gremio’. Esta unidad verbal solo puede
predicarse de seres humanos; de hecho, son esos sujetos
humanos los que llevan a cabo ese proceso verbal en sí
mismos tras una reflexión totalmente concienzuda, por lo
desempeñan los papeles semánticos de agente y
experimentante. Así, podemos encontrar contextos
donde aparece este verbo como el siguiente:
Antes que micer Garcés saliese de Valencia
se agermanaron todos y eligieron sus capitanes y
levantaron banderas, y los domingos y fiestas
andaban en orden […] (CORDE. Sandoval, Fray P.
(1604-1618): Historia de la vida y hechos del
Capítulo 7. Clasificación sintáctico-semántica 455

Emperador Carlos V. Alicante: Universidad de


Alicante, párrafo 11 [19/6/2015]).
· Aplatanar posee la siguiente acepción incoativa: ‘dicho de
un extranjero: acriollarse (adoptar las costumbres del
país)’; es de carácter pronominal. Deriva del sustantivo
plátano en sus acepciones ‘árbol de la familia de las
Platanáceas […]’, ‘fruto comestible de esta planta […]’. Se
trata de un verbo que denota un evento realizado más o
menos de manera deliberada por un sujeto humano hacia
sí mismo (sujeto agente y experimentante). Así lo
podemos observar en el siguiente contexto:
El teatro de los gallegos en Cuba era el
Alhambra. Aunque yo frecuentaba mucho uno que
había en Monserrate: el Actualidades […] para un
peón de albañil, hasta Alhambra era un lujo […] En
ese interin de mi vida me lo rumbeaba todo. Ya me
estaba aplatanando, si no me cogía la pelona. En
Cuba uno no puede decir que no di nada. Si te dicen:
-Gallego, vamos a darnos un trago, di que sí (CREA.
Barnet, M (1981): Gallego. Madrid: Alfaguara, p. 119
[19/6/2015]).
· Diablear significa ‘hacer diabluras’; es un verbo
intransitivo. Se forma sobre el sustantivo diablo en su
acepción ‘persona que tiene mal genio, o es muy traviesa,
temeraria y atrevida’. Lógicamente, la capacidad de ser o
comportarse como un diablo únicamente la poseen los
456 Capítulo 7. Clasificación sintáctico-semántica

seres humanos, quienes la desarrollan hacia sí mismos de


modo más o menos consciente durante un determinado
periodo de tiempo (sujeto agente y experimentante). Un
contexto donde queda representada esta unidad verbal
es el siguiente:
También había parajes solitarios, y otros en que los
estudiantes diableaban a sus anchas, jugaban los
soldados y dormían a pierna suelta los mendigos
(CORDE. Alarcón, P. A. (1861): De Madrid a Nápoles
pasando por París, el Mont-Blanc, el Simplón, el Lago
Mayor, Turín, Pavía, Milán... Madrid: Imprenta de
Gaspar y Roig, p. 461 [7/4/2015]).
· Golfear significa ‘vivir como un golfo (pillo, sinvergüenza)’;
se caracteriza por ser intransitivo. Se origina a partir del
sustantivo golfo, ‘pillo, sinvergüenza, holgazán’. Se trata
de una unidad verbal que debe referirse a seres humanos,
ya que son las únicas entidades que pueden adoptar una
vida de golfo, y la llevan a cabo de forma más o menos
deliberada (sujeto agente y experimentante). Así lo
observamos en el siguiente contexto ejemplificativo:
Salir todas las noches a bailes y festejos. Y beber en
copas de tallo alto. Y ponerme vestidos como estos,
que te dejan las tetas fuera y apartadas. Y volver
borracha de madrugada. En una palabra, golfear.
Como tu madre (CREA. García Hortelano, J. (1982):
Capítulo 7. Clasificación sintáctico-semántica 457

Gramática parda. Madrid: Mondadori España, S.A., p.


160 [7/4/2015]).
Por otro lado, observamos 99 verbos cuyos sujetos están
conformados por entidades humanas con el único papel
semántico de experimentante o experimentador: entidades que
experimentan el proceso psicológico, afectivo o físico significado
por el verbo. Es una clase específica de tema afectado o paciente,
ya que es una entidad que cambia de estado debido a la acción
verbal (entidad paciente) con la particularidad de que tiene un
carácter animado, concretamente humano. Por tanto, estas
entidades sujeto poseen un carácter pasivo, ya que únicamente
experimentan o sufren el proceso verbal, y no intervienen
deliberadamente en su realización. Los verbos que seleccionan
este tipo de sujetos pueden denotar: sensaciones, emociones y
sentimientos básicamente instintivos o primarios, como el miedo,
el enfado, el amor, la nostalgia, etc. (amelarchiarse,
emberrincharse, enamoriscarse, enfierecerse); procesos y cambios
físicos (ajaquecarse, endentecer, temblequear). Los siguientes
verbos constituyen ejemplos significativos de unidades con sujeto
humano experimentante:
· Acabangarse posee el significado de ‘llenarse de
cabanga’. Procede del sustantivo cabanga, ‘melancolía,
tenue tristeza, añoranza, nostalgia’. Se trata de una
sensación o sentimiento que afecta a los seres humanos
de una forma invasiva, sin premeditación, de ahí que
458 Capítulo 7. Clasificación sintáctico-semántica

acabangarse seleccione sujetos humanos


experimentantes. Así lo podemos observar en el siguiente
contexto, aunque la unidad verbal en este caso aparece
en forma participial:
La bandidaza se comportó como una desalmada, peor
que las fieras porque prefirió el placer sexual a sus
hijos, a los que abandonó al cuidado de su padre, que
tenía que trabajar y no disponía de tiempo para
atenderlos. Teodosio estuvo muy acabangado y lo
único que lo consolaba era la botellona de Seco
Herrerano con vaca (CREA. El Siglo, 01/04/1997: “Ni
con la lámpara de Diógenes puede hallarse una
buena madrastra”. Panamá [22/06/2015]).
· Ajamonarse significa ‘dicho de una persona,
especialmente de una mujer: engordar cuando ha pasado
de la juventud’. Deriva del sustantivo jamón en sus
acepciones ‘pierna trasera del cerdo, curada o cocida
entera’, ‘carne de esta pierna’. Como observamos en la
misma definición verbal, este verbo debe predicarse de
una entidad animada humana, la cual sería
experimentante, pues se ve afectada por un cambio de
estado físico. Un contexto donde aparece ajamonarse es
el siguiente:
[…] es, en suma, y como diría un
distinguido barbián del Sport-Club, “una gran mujer
que comienza á ajamonarse, pero sin el menor
Capítulo 7. Clasificación sintáctico-semántica 459

síntoma de embastecerse” (CORDE. Pereda, J. M.


(1888): La Montálvez. Madrid: Imprenta de M. Tello,
p. 237 [7/4/2015]).
· Encapricharse quiere decir ‘cobrar o tener capricho por
alguien o algo’. Se origina a partir del sustantivo capricho,
‘determinación que se toma arbitrariamente, inspirada
por un antojo, por humor o por deleite en lo extravagante
y original’. Este verbo únicamente puede predicarse de
una entidad animada humana que sea capaz de
experimentar ese proceso emocional que supone un
capricho. Por tanto, encontramos esta unidad en
estructuras como la siguiente:
Y todo porque a usted, o a cualquier otro director, se le
ha ocurrido encapricharse con la fotografía de una
rana y encargarle a Domínguez un artículo sobre este
repugnante batracio (CORDE. Mihura, M. (1948): Mis
memorias. Barcelona: Ediciones Mascarón, p. 280
[7/4/2015]).
· Entigrecerse significa ‘enojarse, irritarse, enfurecerse’. Se
forma sobre el sustantivo tigre en sus acepciones
‘mamífero felino muy feroz y de gran tamaño […]’,
‘persona cruel y sanguinaria’. El sujeto léxico que requiere
este verbo debe poseer una naturaleza humana; a esa
entidad humana se le atribuye el carácter fiero propio del
tigre, esto es, dicha entidad se animaliza en cierta
medida, de ahí que experimente enfado e ira de manera
460 Capítulo 7. Clasificación sintáctico-semántica

instintiva, no deliberada. Así lo podemos observar en el


siguiente contexto donde aparece entigrecerse en forma
de participio:
Y saliendo al patio, le decía familiarmente:
-Trascordao, ¿se le volvió a olvida el
cuaerno? Estoy entigrecía* contra usté. No me salga
con ésas, porque peleamos (CORDE. Rivera, J. E.
(1924): La vorágine. Madrid: Cátedra, p. 100
[22/06/2015]).
Por último, dentro de las unidades verbales que seleccionan
sujetos de carácter humano, existe un número de verbos, 31 en
total, cuyos sujetos pueden desempeñar los papeles semánticos
tanto de agente y experimentante como de experimentante
únicamente; el hecho de que desempeñen uno u otro papel
dependerá del contexto lingüístico y extralingüístico donde
aparezca la unidad verbal. Así, en ciertos contextos se entenderá
que el sujeto humano lleva a cabo hacia sí mismo el proceso
verbal incoativo de forma deliberada y voluntaria, por lo que
desempeñará los papeles semánticos de sujeto agente y
experimentante; en estos casos, los verbos así caracterizados
asumen todas las consideraciones excepcionales expuestas
anteriormente cuando aludíamos a las unidades verbales con
sujetos humanos que actúan como agente y experimentante (si
son verbos pronominales, deben concebirse como pseudo-
reflexivos denotadores de un cambio de estado físico o psíquico; si
Capítulo 7. Clasificación sintáctico-semántica 461

son verbos intransitivos, deben considerarse como unidades de


causa interna de carácter agentivo; en cualquiera de los dos casos,
estos verbos se definen como intransitivos inergativos debido a
esa agentividad de la entidad sujeto, más allá de su naturaleza
experimentante). En cambio, en otros contextos donde esté
presente ese verbo se podrá considerar que el sujeto humano no
interviene en la realización del evento, sino que es una mera
entidad pasiva que se ve alterada por el proceso verbal, de modo
que desempeñará únicamente el papel semántico de
experimentante; igualmente, en estos casos, esos verbos
presentan los rasgos que hemos atribuido a las unidades verbales
con sujetos humanos experimentantes. Independientemente del
contexto donde aparezcan, los verbos que reúnen esta
característica de doble posibilidad de papel semántico se
relacionan, principalmente, con los procesos de emborracharse y
de cambiar físicamente por evolución natural, especialmente en lo
alusivo a adelgazar y engordar. A continuación, exponemos
algunos ejemplos de verbos que permiten comprender de una
manera más exhaustiva este conjunto verbal:
· Embarnecer significa ‘engrosar (hacerse más grueso)’.
Deriva del sustantivo barón en su acepción ‘persona que
tiene gran influencia y poder dentro de un partido
político, una institución, una empresa, etc.’; esa
significación verbal se produce a través de un proceso
metafórico: el poder institucional puede conllevar un
462 Capítulo 7. Clasificación sintáctico-semántica

carácter personal hinchado en el sentido de envanecido,


rasgo que se extrapola al ámbito físico y configura el
significado verbal de engordamiento. Así, el sujeto léxico
de esta unidad verbal debe poseer rasgos humanos. Por
lo que respecta al papel semántico de dicho sujeto, puede
interpretarse de dos maneras: por un lado, el proceso de
engordar puede afectar a la entidad sujeto de una forma
pasiva, inconsciente e involuntaria, como sucede con los
cambios metabólicos y una mayor ingesta de
determinados alimentos, de ahí que dicha entidad pueda
interpretarse como experimentante; por otro lado, esa
mayor ingesta de ciertos alimentos puede llevarse a cabo
de forma más o menos consciente y premeditada por
parte de la entidad sujeto, ya que podría necesitar
engordar debido a problemas de salud, o simplemente
podría ingerir un gran cantidad de alimentos
deliberadamente y por gusto propio, aunque eso le
podría acabar ocasionando un proceso de engrosamiento
como efecto colateral. En cualquier caso, hablaríamos de
un sujeto agente y experimentante (lleva a cabo la acción
de engrosarse él mismo). Esta doble posibilidad de
papeles semánticos suele quedar simplificada a un único
papel cuando se contextualiza este verbo. La mayor parte
de los casos suelen corresponderse con el papel
semántico de experimentante. Así lo observamos en el
Capítulo 7. Clasificación sintáctico-semántica 463

siguiente contexto, donde es más lógica una


interpretación experimentante de la entidad sujeto, pues
no engrosa deliberadamente:
En quanto a creer que estoy gordo a fuerza de
salchichones y malvasía de Sitges, dígote que no es
verdad. ¿No has oído decir que la bohorina
engorda? Pues eso me embarnece a mí y me
redondea las quixadas (CORDE. Fernández de
Moratín, L. (1817): Cartas de 1817 [Epistolario].
Madrid: Castalia, p. 361 [22/06/2015]).
· Empedarse quiere decir ‘emborracharse, embriagarse’. Se
forma sobre el sustantivo pedo, ‘borrachera, efecto de
emborracharse’. Lógicamente, el evento de
emborracharse solo puede predicarse de sujetos de
naturaleza humana. No obstante, ese evento puede ser
desarrollado de dos formas, voluntaria o
involuntariamente, de acuerdo con los dos papeles
semánticos que puede desempeñar la entidad sujeto
humana. Así, por un lado, el proceso de embriagarse
puede ser llevado a cabo deliberadamente, con una clara
intencionalidad por parte de la entidad sujeto, pues él
mismo ingeriría alcohol concienzudamente para alcanzar
ese objetivo; en este caso, los papeles semánticos de
dicho sujeto serían agente y experimentante. Por otro
lado, la borrachera puede deberse a una ingerencia
excesiva y descontrolada de bebidas alcohólicas, que
464 Capítulo 7. Clasificación sintáctico-semántica

conlleva una pérdida de las facultades racionales y acaba


originando ese estado de embriaguez, por lo que en este
caso la entidad sujeto tendría el papel semántico de
experimentante. Esta dualidad de papeles semánticos
queda clarificada por el contexto (extra)lingüístico. A
continuación, exponemos dos contextos: en el primero, el
sujeto actúa como agente y experimentante; en el
segundo, prevalece el papel de experimentante.
Así es como piensa Güili, si hay manifestación: allá va, si
hay que gritar: grita, si hay que empedarse: a beber,
que si hay mota: llégale, como él dice, a todano le
hace (CREA. Martín del Campo, D. (1976): Las rojas
son las carreteras. México D.F.: Joaquín Mortiz, p.
196 [22/06/2015]).
Antes de que la fiesta alcanzara su momento sublime,
ocurrieron varias cosas: el Peneque y yo
nos empedamos con dos cubas que quién sabe quién
nos dio (CREA. Alatriste, S. (1985): Por vivir en quinto
patio. México D.F.: Joaquín Mortiz, p. 196
[22/06/2015]).

En otro orden de cosas, existen verbos incoativos denominales


que seleccionan un sujeto animado de naturaleza animal. En este
caso, a pesar de ser animados, los sujetos de estos verbos
desempeñan el papel semántico de paciente o tema afectado,
pues el papel de experimentante únicamente tiene carácter
Capítulo 7. Clasificación sintáctico-semántica 465

humano. Este subgrupo está integrado por 24 unidades verbales


halladas en nuestro corpus de trabajo. Como ejemplos
representativos podemos destacar los siguientes verbos:
· Aquerenciarse significa ‘dicho especialmente de un
animal: tomar querencia a un lugar’. Se forma sobre el
sustantivo querencia, ‘inclinación o tendencia del hombre
y de ciertos animales a volver al sitio en que se han criado
o tienen costumbre de acudir’. A pesar de que la
definición nominal no niega la posibilidad de que el ser
humano también experimente esa querencia, la
definición verbal enfatiza que el evento es predicado
especialmente de un ser animal, de ahí que concluyamos
que este verbo suele predicarse de entidades animales.
Un contexto donde queda manifiesta esa tendencia en la
selección del sujeto léxico es el siguiente:
Las seis vacas que se lidiaron eran de bonito aspecto,
aunque flacas, cornalonas y nobles pero flojas de
patas […] la cuarta que, como buena hembra, tuvo el
caprichito de aquerenciarse a la puerta del arrastre
primero y a las tablas después (CORDE. Corrales, J. A.
(1908-1930): Crónicas político-doméstico-taurinas.
Perú: Compañía de Impresiones y Publicidad, p. 27
[7/4/2015]).
· Encrestarse tiene el significado de ‘dicho de un ave: poner
tiesa la cresta’. Deriva del sustantivo cresta, ‘carnosidad
roja que tienen sobre la cabeza el gallo y algunas otras
466 Capítulo 7. Clasificación sintáctico-semántica

aves’. La acepción verbal deja patente que se trata de un


verbo referido a una entidad animal. Así lo podemos
observar en la siguiente estructura representativa:
[…] tiene el aldeano otros pasatiempos, es a saber: oír
balar las ovejas, mugir las vacas, cantar los pájaros,
[…] cacarear las gallinas, encrestarse los gallos, hacer
la rueda los pavos, mamar las terneras (CORDE.
Guevara, F. A. (1539): Menosprecio de corte y
alabanza de aldea. Madrid: Cátedra, p. 178-179
[7/4/2015]).
Entre los verbos que requieren sujeto con rasgo [+animado]
hemos distinguido un total de 14 unidades verbales caracterizadas
por la posibilidad de que dicho sujeto aluda tanto a una entidad
humana (experimentante) como a una entidad animal (paciente).
Esta dualidad nocional del sujeto queda ejemplificada mediante el
siguiente verbo:
· Amodorrarse significa ‘caer en modorra’. Se origina a
partir del sustantivo modorra, ‘somnolencia, sopor
profundo’, una sensación que pueden experimentar tanto
los seres humanos como los seres animales. Así,
exponemos a continuación dos contextos donde
amodorrarse se construye con sujetos de distinta
naturaleza: en el primer ejemplo, el sujeto léxico es una
entidad humana experimentante; en el segundo
Capítulo 7. Clasificación sintáctico-semántica 467

contexto, el sujeto está constituido por una entidad


animal paciente.
¡Qué estival es el tren, este tren sobrecargado de
viajeros que se amodorran y quedan suspensos -el
libro o el periódico en el halda, y el paisaje
despintado en los ojos- alejados de sus conciencias!
(CORDE. Ridruejo, D. (1959): Dentro del tiempo.
Memorias de una tregua. Barcelona: Ediciones Arión,
p. 48 [7/4/2015]).
Cerrados los ojos para hallar en el centro de sí la luz de la
sabiduría entre las tinieblas que la aislan del error, el
buen juez estuvo ensimismado largo
tiempo; mientras, los insectos se amodorraban sobre
los cálices del jardín, destilando somnolencia (CORDE.
Borrás, T. (1939): El buen juez del pueblo tai
[Horizonte, octubre de 1939]. Madrid: Gráficas
Uguina [7/4/2015]).
Finalmente, consideramos interesante resaltar un verbo en
concreto: humanar. Posee el siguiente significado: ‘dicho
especialmente del Verbo divino: hacerse hombre’; deriva del
sustantivo humano, ‘ser humano’. El sujeto léxico que
potencialmente selecciona esta unidad verbal sería una entidad
animada de naturaleza espiritual, específicamente divina, ya que
se trata de un verbo predicado de la divinidad cristiana: según esta
ideología religiosa, Dios adquirió la forma humana, se humanó,
468 Capítulo 7. Clasificación sintáctico-semántica

para poder vivir entre la humanidad y así llevar a cabo su misión


de salvarla.

El segundo gran grupo de la clasificación de las unidades


verbales objeto de estudio según el sujeto seleccionado
corresponde a aquellos verbos cuyo sujeto nocional debe ser una
entidad [-animada], siempre con el papel semántico de paciente u
objeto afectado. Con estas características se han contabilizado 184
verbos (acepciones verbales) en nuestro corpus de trabajo. En
función de la naturaleza de la entidad sujeto de naturaleza
inanimada, podemos distinguir cuatro subgrupos verbales. Así lo
podemos observar en el siguiente cuadro.

Cuadro XXXV. Verbos con sujeto inanimado


Abicharse (ac.1), abollonar, aborrajarse, abotonar,
acaguasarse, acapullarse, acarralar, acepar,
achaparrarse (ac.1), acocarse, acogollar (2),
agarbanzar, agorgojarse, agrillarse, aguaraparse,
ahervorarse, alheñar, alimonarse, amacollar,
apaularse, apaulillarse, apimpollarse, apiojarse,
apitonar (ac.3), aplayar, apolvillarse, aquintralarse,
arroyarse, atizonar, avadar, bagar, botonear, brotar,
Entidad vegetal calamonarse, despuntar, embancarse, embosquecer,
empajar, encandelar, encañar (2) (ac.5), encañutar,
encepar, enchagüitarse, encharralar, engrillarse,
enguaraparse, enmalecerse, enmaniguarse,
enmontarse, enraizar, enramar, entallecer, entalonar,
entuñarse, envegarse, enviciar (ac.2), enyerbar,
enzacatarse, esporular, florear, florar, frutar, frutear,
frutecer, gorgojarse, grillarse (ac.1), hojecer,
horquetear, jilotear, macollar, matear (1), mayarse,
Capítulo 7. Clasificación sintáctico-semántica 469

mazorquear, muñequear, parrar, pimpollear,


pimpollecer, raicear, raizar, ramear, recodar (2),
Entidad vegetal retoñar, retoñecer (ac.1), revenar, serpollar, tallecer,
tramar, verdear, verdeguear
Abicharse (ac.2), acorcharse (ac.2), agangrenarse,
Entidad corporal agarrotar (ac.5), apolismarse, aporismarse,
(partes del aporrillarse, aquebrazarse, cancerar (ac.4),
cuerpo humano cangrenarse, embicharse, encancerarse, ensarnecer,
y animal) escarearse, esfacelarse, gangrenarse, gusanear,
hipertrofiarse, hormiguear, timpanizarse
Entidad Abonanzar, aborrascarse, aborregarse (ac.1),
meteorológica y abrumarse, achubascarse, cabrillear, emborrascar
geológica (ac.3), encalmar (ac.2), encapotar (ac.3), encelajarse,
huracanarse, repuntar (ac.3), terremotear (ac.1)
Abolsarse, aborregarse (ac.2), abromar, achiguarse,
aconcharse, acorcharse (ac.1), agardamarse, agarrotar
(ac.6), agatizarse, agusanarse, ahuesarse (ac.2),
aleganarse, alunarse, apabilar, apostillarse,
apozolarse, apulgararse, apuntar, aquerarse,
arrequesonarse, azararse, azucarar, brocearse,
Entidad calumbrecerse, caroncharse, cerchearse, colapsar,
genérica corcarse, custrirse, descalicharse, desgarrancharse,
desmostarse, dolarizarse, emborrascar (ac.3,4),
empelotarse (2), encalmar (ac.3), encangrejarse,
encostrar, engrumecerse, engusanarse, enrobinarse,
entrapajar, enviciar (ac.4), enyescarse, grietarse,
grietearse, guatear, husmear, irisar, madrearse,
mantearse, olivar (2), orinecer, rehelear, remolinar,
repuntar (ac.2,8), retoñar, retoñecer (ac.2), rosarse,
rosear, trifurcarse, vocalizar

El primer subgrupo engloba aquellos verbos que escogen un


sujeto de índole vegetal, esto es, relacionado con el mundo de las
plantas, árboles, etc. Con estas características se han contabilizado
89 unidades verbales (o acepciones); las que exponemos a
470 Capítulo 7. Clasificación sintáctico-semántica

continuación constituyen una muestra representativa de este


subgrupo:
· Agorgojarse significa ‘dicho de las semillas: criar gorgojo’.
Se forma sobre el sustantivo gorgojo, ‘insecto coleóptero
de pequeño tamaño, con la cabeza prolongada en un pico
o rostro, en cuyo extremo se encuentran las mandíbulas
[…]’. Como queda manifiesto en la definición verbal, esta
unidad verbal debe predicarse de una entidad vegetal,
como son las semillas. Por tanto, la podemos hallar en
estructuras como la siguiente:
Tan mezquina idea se tenía en el norte, hasta mi arribo a
Valdivia, de la naturaleza de los productos agrícolas
de esta provincia, que llegaba a creerse que ni el trigo
se producía en ella, cuando los trigos se agorgojaban
en los graneros de la Unión y de Osorno, porque
sobraba para el consumo lo poco que se sembraba
por falta de medios de exportar el producto (CORDE,
Pérez Rosales, V. (1882): Recuerdos del pasado (1814-
1860). Madrid: Ediciones de cultura hispánica, p. 455
[9/4/2015]).
· Brotar tiene el significado de ‘dicho de una planta: echar
hojas o renuevos’. Deriva del sustantivo brote en su
acepción ‘pimpollo o renuevo que empieza a
desarrollarse’. La capacidad de echar renuevos
únicamente la poseen las plantas, de modo que este
verbo debe seleccionar sujetos léxicos de naturaleza
Capítulo 7. Clasificación sintáctico-semántica 471

vegetal. Así, un contexto significativo donde encontramos


esta unidad verbal es el siguiente:
[…] el ciclo de la vida se reanudaba sin demora: semanas
después, de la semilla yacente brotaba, semejante a
un minúsculo árbol asiático, un retoño de hojas
rosadas, de una suavidad tan semejante a la de la piel
humana, que las manos no se atrevían a tocarlas...
(CORDE. Carpentier, A. (1962): El siglo de las luces.
Caracas: Ayacucho [9/4/2015]).
· Enraizar significa ‘arraigar (echar raíces)’. Procede del
sustantivo raíz, ‘órgano de las plantas que crece en
dirección inversa a la del tallo, carece de hojas e,
introducido en tierra o en otros cuerpos, absorbe de
estos o de aquella las materias necesarias para el
crecimiento y desarrollo del vegetal y le sirve de sostén’.
En su sentido literal y denotativo, este verbo selecciona
como sujeto léxico entidades pertenecientes al mundo
vegetal, pues son las únicas capacitadas para desarrollar
raíces entendidas como órganos de las plantas. De este
modo, podemos hallar esta unidad verbal en estructuras
como la siguiente:
En la compra, se entregará un diploma que acredita la
ayuda a la reforestación. Los lotes son de árboles y
arbustos de especies mediterráneas que
puedan enraizar en los bosques quemados. Se han
472 Capítulo 7. Clasificación sintáctico-semántica

preparado cinco ofertas (CREA. La Vanguardia,


3/12/1994. Barcelona: TISA [9/4/2015]).
· Retoñar posee como primera acepción ‘dicho de una
planta: volver a echar vástagos’. Se forma a partir del
sustantivo retoño, ‘vástago o tallo que echa de nuevo la
planta’. Como se evidencia en la definición verbal, esta
unidad verbal se debe predicar acerca de entidades de
carácter vegetal. Así lo observamos en el siguiente
contexto:
El árbol es el que con antelación chupa su jugo y, por
consiguiente, retoñan sus hojas, y se halla vestido de
ellas en el término de veinte días (CORDE.
Concolorcorvo –Carrió de la Vandera, A.– (1775): El
lazarillo de ciegos caminantes. Caracas: Ayacucho
[9/4/2015]).
El segundo subgrupo expuesto en el Cuadro XXXV dedicado las
unidades verbales con sujeto inanimado es aquel integrado por 20
verbos que seleccionan entidades relacionadas con el cuerpo
humano y animal, es decir, entidades que designan partes
constitutivas de esos cuerpos. Es importante señalar que, a pesar
de que hablemos de elementos pertenencientes al cuerpo
humano y animal, no abarcan al conjunto total del ser humano o
animal, de ahí que los consideremos por separado como
inanimados. Para comprender la esencia de este subgrupo, vamos
a comentar algunas unidades verbales que lo componen.
Capítulo 7. Clasificación sintáctico-semántica 473

· Agarrotar en su acepción quinta significa ‘dicho de un


miembro: quedarse rígido o inmóvil por efecto del frío o
por otra causa’. Deriva del sustantivo garrote, ‘palo
grueso y fuerte que puede manejarse a modo de bastón’;
la significación verbal se origina a partir de un proceso
metafórico en que se focaliza la cualidad de rígido que
caracteriza los garrotes y se extrapola a otros ámbitos, en
este caso el corporal. Así, como queda patente en la
acepción verbal expuesta, agarrotar hace alusión a un
nuevo estado que adquiere un miembro del cuerpo
humano o animal. Por tanto, un contexto representativo
donde hallamos esta unidad verbal es el siguiente:
Y en esa contracción perdió el contacto de los pies con
los travesaños de la torre sobre los que reposaban, y
quedó colgando, prendido de la mano que
se agarrotaba sobre el alambre y balanceándose en
lo alto (CORDE. Rubín, R. (1991): Los Rezagados.
México D. F.: Fondo de Cultura Económica, p. 181
[9/4/2015]).
· Hipertrofiarse posee el significado de ‘dicho de un órgano:
crecer con exceso’. Se forma sobre el sustantivo
hipertrofia, ‘aumento excesivo del volumen de un
órgano’. En la significación verbal está explícito el
requisito de este verbo en lo referente a sus sujetos:
selecciona entidades que denoten órganos corporales. Así
lo podemos observar en la siguiente estructura:
474 Capítulo 7. Clasificación sintáctico-semántica

La Estenosis Hipertrófica del Píloro (EHP) es una


anormalidad del músculo pilórico circular que se
hipertrofia y edematiza originando obstrucción
pilórica y se caracteriza por vómitos no biliosos y
engrosamiento del píloro (CREA. Revista Peruana de
Radiología, vol. 4, nº 12, 06/2000. Lima: Universidad
Nacional Mayor de San Marcos [9/4/2015]).
El tercer subgrupo dentro del conjunto de unidades verbales
con sujeto [-animado] se relaciona con entidades del ámbito
meteorológico y geológico, esto es, entidades designadoras de
fenómenos como los meteoros, que afectan a la atmósfera, u
otros fenómenos que afectan al globo terrestre. Con relación a los
verbos meteorológicos, y siguiendo a Gómez Torrego (1998) y a
Barrajón López (2011), tradicionalmente se han caracterizado por
formar parte de estructuras impersonales desde el punto de vista
sintáctico, de modo que no se les suele atribuir un sujeto
gramatical82. No obstante, conviene señalar que estas unidades
verbales pueden llevar como sujeto un sintagma nominal referido
al mismo fenómeno meteorológico descrito por el verbo o
perteneciente al mismo campo semántico. Es el caso de los verbos
que abordamos en este punto. Se trataría de un argumento

82
Los verbos meteorológicos no constituyen oraciones impersonales
semánticas (aquellas donde existe un agente o actor, aunque está oculto)
porque la acción denotada por estas unidades verbales no viene dada por
ningún elemento agentivo que ejerza un control sobre dicha acción, es decir, no
existe ningún agente responsable de la acción verbal.
Capítulo 7. Clasificación sintáctico-semántica 475

interno que únicamente se explicitaría cuando aporte “una


información nueva no contenida en el verbo mismo” (Calzado
Roldán, 2008: 101). Algunos autores lo denominan “sujeto
interno” (Seco, 1992: 186). La aparición de este tipo de
argumentos se explica debido a que
it may be the case that the semantic relationship
between the simple and the derivative unit has got lost
and then it is necessary to sub-specify the incorporated
element, either because this semantic relationship is
no longer present or because the original meaning has
changed” (Barrajón López, 2011: 6).

Para comprender esta subespecificación argumental, podemos


destacar dos ejemplos representativos de las 13 unidades verbales
(o acepciones) que componen este subgrupo.
· Aborrascarse significa ‘dicho del tiempo: ponerse
borrascoso’. Procede del sustantivo borrasca,
‘perturbación atmosférica caracterizada por fuertes
vientos, abundantes precipitaciones y, a veces,
fenómenos eléctricos’. Este verbo admite una estructura
donde se subespecifique un argumento interno realizado
como sujeto sintáctico; lógicamente, ese argumento
estará relacionado con el ámbito atmosférico, pues es el
ámbito donde se inserta semánticamente aborrascarse.
Un contexto que ejemplifica esta selección verbal del
sujeto es el siguiente:
Pero el monte no siempre sonreía […] Sobre su cima
señera, se aborrascaban entonces las nubes más
476 Capítulo 7. Clasificación sintáctico-semántica

hoscas; desde ella bajaban los truenos más ingentes


(CORDE. Guzmán, L. M. (1926-1928): El águila y la
serpiente. Madrid: Ediciones de cultura hispánica,
agencia española de cooperación internacional, p.
292 [9/4/2015]).
· Cabrillear tiene el significado de ‘dicho del mar o de las
aguas: formar cabrillas’. Se forma a partir del sustantivo
cabrilla, ‘olas pequeñas, blancas y espumosas que se
levantan en el mar cuando este empieza a agitarse’.
Como en el caso anterior, este verbo puede construirse
con un argumento interno en forma de sujeto gramatical,
y dicho argumento estará vinculado con el contexto
semántico marino, el contexto propio de cabrillear. Así lo
observamos en la siguiente estructura:
El viejo Leiston se asomó a la cortina del muelle como si
se asomara a la sima de un sueño caótico. Las
aguas cabrilleaban levemente en torno al cuello del
palo mayor, dotándolo de una movilidad lívida bajo la
luz de una farola asediada de insectos (CREA.
Caballero Bonald, J. M. (1981): Toda la noche oyeron
pasar pájaros. Barcelona: Planeta [9/4/2015]).
Por último, hemos agrupado 62 unidades verbales que se
caracterizan por requerir como sujeto una entidad [-animada],
único rasgo que poseen en común; es decir, entre las entidades
sujeto de este subgrupo no se distinguen otras características
específicas más allá de la esencia inanimada debido a la gran
Capítulo 7. Clasificación sintáctico-semántica 477

diversidad semántica de dichas entidades. De este modo,


encontramos una gran heterogeneidad verbal, que podría quedar
representada mediante los siguientes verbos:
· Acorcharse en su primera acepción significa ‘dicho de una
cosa: ponerse fofa como el corcho, perdiendo la mayor
parte de su jugo y sabor, o disminuyéndose su
consistencia’. Deriva del sustantivo corcho, ‘tejido vegetal
constituido por células en las que la celulosa de su
membrana ha sufrido una transformación química y ha
quedado convertida en suberina […]’. En la definición
verbal queda patente ese sentido genérico de la entidad
que desempeña la función de sujeto léxico de este verbo.
Un contexto donde aparece acorcharse es el siguiente:
El aparato esporífero es ordinariamente carnoso y muy
rico en substancias nitrogenadas […] Otras veces se
suberifica, es decir, se acorcha, endurece sus
membranas y toma una consistencia coriácea ó
leñosa (CORDE. Ascárate y Fernández, C. (1893):
Insectos y criptógamas que invaden los cultivos en
España. Madrid: Tipolitografía de L. Péant e hijos
[9/4/2015]).
· Dolarizarse tiene el significado de ‘oficializarse en un país
el uso del dólar estadounidense’. Se origina a partir del
sustantivo dólar, ‘unidad monetaria de los Estados Unidos
de América, el Canadá, Australia, Liberia, Nueva Zelanda y
otros países del mundo'. La capacidad de adquirir la
478 Capítulo 7. Clasificación sintáctico-semántica

moneda estadounidense la poseen únicamente las


naciones o entidades relacionadas con el ámbito
monetario. De esta manera podemos observarlo en la
siguiente estructura:
Otro dato es que los nuevos títulos son en dólares,
mientras se rescatan bonos en pesos. De esta
manera, la deuda argentina se dolariza aún más
(CREA. Clarín, 17/05/2001 (2001). Buenos Aires:
Prensa argentina [9/4/2015]).
· Enrobinarse significa ‘cubrirse de robín, enmohecerse’. Se
forma sobre el sustantivo robín, ‘orín o herrumbre de los
metales’. Esta unidad verbal debe predicarse de
entidades metálicas, pues únicamente estas son capaces
de experimentar ese cambio de estado. Así, un contexto
representativo donde encontramos este verbo es el
siguiente:
Desde entonces cesó el Etna de vomitar torrentes de
fuego, ya no se oyeron los fuertes golpes de sus
terribles martillos, que cayendo con violencia en los
yunques estremecían las profundas cavernas de la
tierra y los abismos del mar; y empezó a enrobinarse
el hierro, a causa de no trabajarle los cíclopes
(CORDE. Collado, M. A. (1843): Traducción de las
aventuras de Telémaco seguidas de las de Aristonoo
de Fénelon. Alicante: Universidad de Alicante, p. 35
[9/4/2015]).
Capítulo 7. Clasificación sintáctico-semántica 479

· Trifurcarse tiene el significado de ‘dicho de una cosa:


dividirse en tres ramales, brazos o puntas’. Deriva del
sustantivo trifulca, ‘aparato formado con tres palancas
ahorquilladas en sus extremos, para dar movimiento a los
fuelles de los hornos metalúrgicos’; la significación verbal
se origina por medio de un proceso metafórico: se
focaliza la característica trimembre de la trifulca,
característica que se reinterpreta como un estado
susceptible de ser adquirido por cualquier cosa. Así pues,
como queda explícito en la definición verbal, esta unidad
verbal debe predicarse de una entidad inanimada que,
además, sea susceptible de dividirse en partes. Un
contexto donde aparece trifurcarse es el siguiente:
Pero a Carlitos siempre se le bifurcaban los senderos, y
hasta se le trifurcaban, o, mejor aún, a Carlitos hasta
se le trifurcaban los senderos, porque las cosas se le
hacían un lío (CREA. Bryce Echenique, A. (2002): El
huerto de mi amada. Barcelona: Planeta, p. 102
[9/4/2015]).

El tercer grupo de verbos que hemos distinguido en función de


las características de sus sujetos es aquel conjunto de unidades
que seleccionan entidades de rasgo [+/- animado]. Esto es, se
trata de sujetos cuyos referentes pueden ser tanto entidades
animadas humanas y animales como entidades inanimadas.
Dichos sujetos desempeñan el papel de paciente o tema afectado,
480 Capítulo 7. Clasificación sintáctico-semántica

excepto aquellos que hagan referencia a entidades humanas, pues


actúan como experimentantes o experimentadores, que ya
comentamos que era una clase especial de paciente o tema
afectado caracterizado por poseer una naturaleza humana. Este
grupo integra un total de 14 unidades verbales, las cuales
exponemos en el siguiente cuadro.

Cuadro XXXVI. Verbos con sujeto animado e inanimado


Abotagar Anastomizarse Embotijar (ac. 3)
Achaparrarse (ac. 2) Anastomosarse Engranujarse (1)
Ahuesarse (ac. 1) Aparragarse Enracimarse
Amular (ac. 2) Arracimarse Esenciarse
Avellanar Progresar

Como ejemplificación de este grupo, podemos destacar los


siguientes verbos:
· Arracimarse significa ‘dicho de varias cosas: unirse o
juntarse en forma de racimo’. Se forma sobre el
sustantivo racimo, ‘conjunto de uvas sostenidas en un
mismo tallo que pende del sarmiento’. En este caso, el
término “cosas” contenido en la definición verbal se debe
interpretar en su más amplio valor semántico: haría
referencia aquí a entidades animadas e inanimadas. Así lo
podemos observar en los siguientes contextos
ejemplificantes: en el primero, el sujeto está
desempeñado por una entidad animada humana; en el
segundo, la entidad sujeto posee un carácter inanimado.
Capítulo 7. Clasificación sintáctico-semántica 481

Tanto si son animadas como inanimadas, esas entidades


deben ser susceptibles de formar conjunto, de aunarse.
Los bordoneos de la guitarra, las filaduras del violín y el
parloteo de los tiples, entran por la arcada de la
quietud espectacular y las mocicas del puerto se
arraciman frente a las puertas (CORDE. Buitrago, J.
(1938): Pescadores de Magdalena. Bogotá: Minerva
[10/4/2015]).
[…] la definitiva supresión de las causas que hayan hecho
posible el terrible drama de una guerra civil, ¿no
constituye acaso el más importante de los deberes
morales y políticos del vencedor en ella? Las
cuestiones se arraciman; y puesto que sobre mi
conciencia las llevo, enunciaré algunas, aunque éste
no sea un libro de historia (CREA. Laín Entralgo, P.
(1976): Descargo de conciencia (1930- 1960). Madrid:
Alianza [10/4/2015]).
· Progresar tiene el significado de ‘avanzar, mejorar, hacer
adelantos en determinada materia’. Deriva del sustantivo
progreso, ‘avance, adelanto, perfeccionamiento’. La
capacidad de mejorar o progresar la poseen tanto
entidades animadas como entidades inanimadas, de
modo que este verbo puede predicarse de ambas. Dos
estructuras donde aparece esta unidad verbal con sujetos
de distinta naturaleza son las siguientes: en la primera, la
482 Capítulo 7. Clasificación sintáctico-semántica

entidad sujeto es animada; en la segunda, el sujeto está


constituido por una entidad inanimada.
En el siglo XIX […] Nada era lo mismo que lo pasado, sino
mejor. El hombre progresaba, las especies se
perfeccionaban, dejando de ser lo que eran (CORDE.
Baroja, P. (1944-1949): Desde la última vuelta del
camino. Memorias. Madrid: Biblioteca Nueva
[10/4/2015]).
Amador había estado ocupado con los engorros
pompafunebrescos y no había tenido ocasión de
volver a ponerse en contacto con la policía para ver si
la investigación progresaba algo y ellos tampoco le
habían requerido a él (CREA. Savater, F. (1981):
Caronte aguarda. Madrid: Cátedra, p. 43
[10/4/2015]).

El cuarto y último grupo está compuesto por 4 unidades


verbales que poseen un carácter impersonal. Es decir, dan lugar a
estructuras que carecen de sujeto gramatical. Desde el punto de
vista semántico, se caracterizan por denotar fenómenos
meteorológicos. En el cuadro que sigue están expuestos estos
verbos.

Cuadro XXXVII. Verbos impersonales


Atardecer Escampar Escarchar Tardecer
Capítulo 7. Clasificación sintáctico-semántica 483

Como hemos apuntado anteriormente, según Gómez Torrego


(1998) y Barrajón López (2011), las unidades verbales de carácter
meteorológico poseen, tradicionalmente, un rasgo impersonal
desde un punto de vista sintáctico: carecen de sujeto gramatical,
esto es, poseen un sujeto cero (ni recuperable léxicamente ni
detectable mediante huellas o relaciones referenciales). Asimismo,
carecen de sujeto lógico o nocional, es decir, no poseen agente o
actor, de modo que no participan en la ya comentada
impersonalidad semántica: como apuntamos (véase el apartado
2.3.1 sobre los verbos incoativos de causa externa), se trata de un
concepto basado en la existencia de un agente o entidad que
desarrolla deliberadamente la acción verbal, pero dicho agente
sufre un ocultamiento por indeterminación, generalización o
encubrimiento pragmático, aunque sigue implícito en el
significado del verbo. Por tanto, únicamente se ajustan a la
impersonalidad sintáctica, que ya señalamos que consiste en la
ausencia de un sujeto léxico-sintáctico, al margen de si se omite o
no el “quién” de la acción verbal, es decir, el actor (Gómez
Torrego, 1998: 9). Los 4 verbos que presentamos en este
momento se ajustan a esa caracterización expuesta de las
unidades verbales meteorológicas. Es relevante apuntar que, en
estos casos, el contenido expresado por la base nominal (la tarde,
el campo, la escarcha) se fusiona al verbo, de manera que no es
necesario explicitarlo. Por tanto, estos verbos no suelen requerir
una subespecificación de un elemento relacionado
484 Capítulo 7. Clasificación sintáctico-semántica

semánticamente con el contenido de la base, esto es, no suelen


construirse con argumento interno en forma de sujeto, de ahí que
se consideren básica y altamente impersonales. Algunos contextos
representativos donde podemos hallarlos son los siguientes:
· Atardecer significa ‘empezar a caer la tarde’. Procede del
sustantivo tarde, ‘tiempo que hay desde mediodía hasta
amanecer’. Como explicita el DRAE (2014), se trata de un
verbo intransitivo impersonal, por lo que carece de sujeto
léxico. Así lo observamos en la estructura siguiente:
Luego levantaban en lo alto aquellas ovaladas pulpas de
plata que temblaban y brillaban al sol antes de morir
en el cesto de los pescadores. Ya atardecía. Había
abandonado las riberas del lago (CORDE. Neruda, P.
(1973): Confieso que he vivido. Memorias. Barcelona:
Seix Barral, p. 35 [10/4/2015]).
· Escampar quiere decir ‘cesar de llover’. Se origina a partir
del sustantivo campo, ‘en contraposición a sierra o
monte, campiña (espacio grande de tierra llana
labrantía)’. La significación verbal se genera mediante la
interpretación literal del verbo desde el punto de vista de
su formación morfológica: escampar se conforma con el
prefijo es-, variante de ex-, unido a la base nominal
campo; ese prefijo aporta un valor locativo o de
separación física. Así, cuando las nubes responsables de
la lluvia dejan el campo o se alejan de él, cesa de llover.
Capítulo 7. Clasificación sintáctico-semántica 485

En el diccionario académico (2014) queda patente que


escampar es un verbo intransitivo impersonal, sin sujeto
nocional. Un contexto para ejemplificar esta ausencia de
sujeto es el siguiente:
[…] su misa en la parroquia de Santa Lucía, que, por
cierto, se puso a una hora cómoda, un día de sirimiri,
grisazul, que empezó a llover de madrugada y siguió,
sin escampar, y llovió y llovió toda la tarde hasta muy
tarde, ya de noche (CREA. Pombo, Á. (2004): Una
ventana al norte. Barcelona: Anagrama, p. 295
[10/4/2015]).

7.2.2. Sujetos simétricos o recíprocos


La segunda clasificación sintáctico-semántica alusiva al ámbito
del sujeto agrupa las unidades verbales del corpus que se
caracterizan por predicarse de grupos, manifestados mediante
plurales o elementos coordinados. Por tanto, se los denomina
predicados ‘simétricos’ o ‘colectivos’ (RAE, 2009: 2430-2435), y
denotan en su significación informaciones relativas a la
reciprocidad (entre sí, el uno –con/de/para– el otro, mutuamente,
etc.). La interpretación colectiva de estos verbos posee dos
variantes, por lo que estamos ante un caso de ‘alternancia verbal’:
según Cifuentes Honrubia (2006a: 107, 2010: 13; Candalija Reina,
2013: 198), las alternancias verbales constituyen “diferentes
asociaciones o correlaciones que se pueden establecer entre las
funciones semánticas de los argumentos exigidos por el verbo y las
486 Capítulo 7. Clasificación sintáctico-semántica

funciones sintácticas que estos desempeñan”. A partir de la


clasificación de los distintos tipos de alternancias que estos
autores proponen siguiendo a Levin (1993), podemos identificar la
alternancia que poseen algunos de nuestros verbos como una
‘alternancia recíproca pronominal’, caracterizada por una doble
posibilidad en la estructura argumental, de modo que admite dos
variantes:
-Una variante contiene un único argumento plural o
formado mediante coordinación, argumento realizado
en forma de sujeto gramatical, como en Luisa y Antonia
se parecen.
-Otra variante presenta dos argumentos separados, uno
desempeñado por un sujeto gramatical singular y otro
realizado como un grupo preposicional; un ejemplo
sería Luisa se parece a Antonia.
Las dos variantes poseen en común el hecho de que se
establece una correspondencia mutua entre las entidades
animadas o inanimadas referidas en los argumentos verbales, ya
sea únicamente en el sujeto colectivo, ya sea en el sujeto singular
junto con el sintagma preposicional. En nuestro caso, ese grupo
preposicional actúa como un complemento de régimen. La
diferencia entre esas dos estructuras argumentales que alternan
radica en el siguiente hecho: por un lado, en la variante que
contiene un único argumento con la función sintáctica de sujeto
complejo, el cambio de estado denotado por el verbo es
Capítulo 7. Clasificación sintáctico-semántica 487

compartido, esto es, es experimentado por todos y cada uno de


los miembros que componen el sujeto gramatical (Enrique y Ángel
se consuegran: ambos sujetos se convierten en consuegros de la
otra entidad; Sara y Carlos se enamoriscaron: cada uno de los
sujetos experimenta amor hacia la otra entidad); por otro lado, en
la variante con dos argumentos en forma de sujeto y de
complemento de régimen, el cambio de estado puede afectar
únicamente a la entidad sujeto (cambio de estado unidireccional)
o puede afectar tanto a esa entidad como a la entidad designada
en el complemento de régimen preposicional (cambio de estado
compartido) (Enrique se consuegra con Ángel: el parentesco de
consuegro es asumido por cada una de las entidades; Sara se
enamoriscó de Carlos: Sara experimenta amor hacia Carlos, pero
Carlos puede corresponderle o no, ya que puede no estar
enamoriscado de Sara).
En total hemos hallado 25 unidades verbales con estos rasgos;
la mayor parte de ellas se construyen con la preposición con,
aunque existen algunas que se combinan con de y por. Todas estas
unidades aparecen recogidas en el siguiente cuadro.

Cuadro XXXVIII. Verbos con sujeto recíproco


Abarraganarse, acortejar, adeudar (2),
amachinarse, amancebarse, anastomizarse,
Verbos con con anastomosarse, arracimarse, compadrar,
compincharse, consuegrar, encompadrar,
encuerar, ennoviarse, enracimarse, esenciarse,
hermandarse
488 Capítulo 7. Clasificación sintáctico-semántica

Verbos con de Empotarse, enamoricarse, enamoriscarse,


encamotarse, encampanar (ac.6),
engolondrinar, envarracarse
Verbos con por Empotarse, encular

Para comprender mejor la noción de alternancia recíproca,


vamos a exponer algunos de los verbos del cuadro superior en
contextos representativos:
· Amancebarse significa ‘establecer una relación marital sin
mediar vínculo de matrimonio’. Deriva del sustantivo
manceba, ‘concubina, persona que vive en concubinato’.
Este verbo selecciona como argumentos entidades
animadas humanas, entre las que se establece una
relación de reciprocidad argumental, de correspondencia
mutua: cada una de esas entidades requiere la existencia
de la otra para poder desarrollar el proceso verbal. Así lo
podemos ver en las dos estructuras que presentamos a
continuación: en la primera, el sujeto léxico está
desempeñado por dos entidades (sujeto plural) que
experimentan ambas el cambio de estado denotado
(ambas se convierten en mancebos); en la segunda, el
sujeto léxico es singular, ya que únicamente está
constituido por una entidad, la cual establece su
correspondencia con otra entidad argumental que posee
la función sintáctica de complemento de régimen
preposicional introducido por la preposición con e indica
Capítulo 7. Clasificación sintáctico-semántica 489

compañía. En esta segunda variante, el cambio de estado


basado en la asunción de una relación de
amancebamiento es experimentado por las dos
entidades: las dos se convierten en mancebo y manceba.
La hija del más estirado se va y se viene como quiere,
por lo cual por maravilla se casa alguna mujer
doncella; dicen los varones no debe ser para servir,
pues así persevera. Si se han de casar, primero se
amanceban seis y más meses que se casen; dicen que
esto hacen para conocer la condicion el uno al otro
(CORDE. Lizárraga, F. R. (1605): Descripción breve de
toda la tierra del Perú, Tucumán, Río de la Plata y
Chile. Madrid: Bailly-Baillière, p. 564 [13/4/2015]).
Cuando terminó lo del carro se fue a vivir cerca de la
Gran Plaza, en la calle Alejandro Collantes junto al
edificio de Asepeyo, donde empezó
a amancebarse con quien sería la mujer de su vida,
Ana (CREA. Clemente, L. (1995): Kiko Veneno.
Flamenco Rock. Valencia: La Máscara, p. 53
[13/4/2015]).
· Compincharse tiene el significado de ‘dicho de dos o más
personas: ponerse de acuerdo con malicia o picardía para
actuar como compinches’. Se forma sobre el sustantivo
compinche en sus acepciones ‘amigo, camarada’,
‘compañero habitual de francachelas y diversiones’. El
sujeto léxico de este verbo debe ser potencialmente una
490 Capítulo 7. Clasificación sintáctico-semántica

entidad animada humana que alterne con otra entidad


animada humana, la cual puede desempeñar asimismo la
función sintáctica de sujeto, como observamos en el
primer contexto expuesto a continuación, o puede
aparecer como complemento de régimen preposicional
introducido por la preposición con (compañía), como se
evidencia en el segundo contexto presentado en lo que
sigue. Tanto en la primera variante como en la segunda,
el cambio de estado afecta a las dos entidades implicadas
(cambio de estado compartido).
"Cuando Cristo nació, el gallo de la Pasión cantó: -
¡Cristo nació! La mula preguntó: - ¿En dónde nació?
Entonces contestó el carnero: - ¡En Belén! Entonces
habían tres hombres, el blanco, el indio y el negro.
Se compincharon para ver si era cierto que había
nacido Cristo. Había tres caminos y los tres caminos
llegaban al mismo sitio (CREA. Piquet, D. (1982): La
cultura afrovenezolana. Caracas: Monte Ávila, p. 215
[13/4/2015]).
La señora siempre se compincha con la criada como si se
fuesen a casar (CORDE. Gómez de la Serna, R. (1948):
Automoribundia. Buenos Aires: Editorial
Sudamericana, p. 731 [13/4/2015]).
· Enamoriscarse significa ‘prendarse de alguien levemente y
sin gran empeño’. Procede del sustantivo amor,
‘sentimiento de afecto, inclinación y entrega a alguien o
Capítulo 7. Clasificación sintáctico-semántica 491

algo’. Este verbo selecciona sujetos nocionales que deben


poseer un carácter animado humano. Esos sujetos
pueden estar constituidos por dos esquemas distintos:
por un lado, pueden ser sujetos múltiples, es decir,
generalmente dos entidades que se corresponden y
vinculan entre sí, y ambas experimentan el cambio de
estado denotado (cada entidad se enamorisca de la otra);
por otro lado, pueden ser sujetos singulares o sencillos,
esto es, una única entidad que alterna con otra entidad,
la cual aparece en forma de complemento de régimen
verbal introducido por la preposición de, y en este caso
esta segunda entidad puede no experimentar el cambio
de estado indicado por el verbo (la entidad contenida en
el complemento de régimen puede no estar
enamoriscada de la entidad sujeto). Así lo podemos
observar en los dos contextos siguientes, que
ejemplifican respectivamente esos dos esquemas que
acabamos de plantear; el primer contexto es producto de
nuestra creatividad.
Es absolutamente evidente que Laura y Raúl, mis dos
amigos de la infancia, se han enamoriscado, y lo más
probable es que inicien pronto una relación amorosa.
[…] otras veces, más sincera y reflexiva, respondía que el
cariño no depende de la voluntad ni menos de la
razón, y por esto acontece que una mujer, que no
tiene pelo de tonta, se enamorisca de cualquier
492 Capítulo 7. Clasificación sintáctico-semántica

pelagatos, y da calabazas a las personas decentes


(CORDE. Pérez Galdós, B. (1885-887): Fortunata y
Jacinta. Madrid: Turner [13/4/2015]).

7.3. Clasificación según los argumentos verbales


El apartado previo sobre la existencia en el corpus de unidades
verbales con rasgos recíprocos o simétricos nos ha permitido
esbozar la exigencia por parte de determinados verbos de un
grupo preposicional como elemento necesario en la estructura
argumental. Así pues, el último parámetro de clasificación
sintáctico-semántica que vamos a considerar es la posibilidad de
que las unidades verbales del corpus admitan dentro de su
estructura argumental un complemento de régimen preposicional.
En este sentido, entre los complementos verbales
tradicionalmente considerados como argumentales o
seleccionados semánticamente por construcciones predicativas83,

83
Además del sujeto, los tres complementos que se han considerado
tradicionalmente como argumentos o actantes de los verbos predicativos son el
objeto directo, el objeto indirecto y el complemento de régimen preposicional.
En este punto es necesario recordar que, según ciertos autores de diversas
orientaciones como Hjelmslev (1972), Cano Aguilar (1999), RAE (2009) y
Candalija (2013), esos complementos verbales constituyen segmentos regidos
por los verbos transitivos, de modo que la transitividad puede ser directa,
indirecta y preposicional. No obstante, en el epígrafe 2.2 ya expusimos que
nuestra postura sigue los planteamientos de Bello (1847), Tesnière (1959) y
Campos (1999), entre otros: únicamente consideramos la transitividad como la
rección sintáctico-semántica de un objeto directo, y no de un objeto indirecto ni
de un complemento de régimen preposicional. Estos dos complementos
Capítulo 7. Clasificación sintáctico-semántica 493

hemos observado que el complemento de régimen preposicional


es el único requerido por un determinado conjunto de nuestros
verbos para completar su significado, de modo que sin dicho
complemento argumental el verbo sería agramatical o presentaría
otro significado. Por tanto, esos grupos preposicionales regidos
deben entenderse siempre, tanto si están explícitos como si están
implícitos (si no estuviera presente en la estructura, es necesario
sobreentenderlo o suponerlo).
Así pues, en total hemos distinguido 45 unidades verbales que
exigen semánticamente un sintagma introducido por una
preposición, la cual principalmente suele ser a, con, de, en y por.
Cada una de estas partículas de enlace proporciona un significado
distinto a la estructura argumental (Cano Aguilar, 1999; RAE,
2009):
 La preposición a que introduce complementos de
régimen suele poseer, mayoritariamente, un valor
local (destino, desplazamiento o traslado), por lo que
aparece con verbos de movimiento (ir, subir, enviar,
echar). No obstante, también se construyen con a
verbos que denotan: resistencia, oposición y dejación
(resistir(se), oponer(se), renunciar); cambio de estado
(acostumbrar(se), adecuar(se), limitar(se));
ayuda/participación, intención/tendencia e influencia

pueden ser, en nuestra opinión, argumentos tanto de verbos transitivos como


de verbos intransitivos.
494 Capítulo 7. Clasificación sintáctico-semántica

(ayudar, disponerse, animar); percepción física (oler);


valor o precio (comprar); etc.
 La preposición con en complementos de régimen
suele ser seleccionada por unidades verbales
simétricas o recíprocas. Estas unidades pueden
expresar: unión, como juntar(se); acuerdo y
correspondencia, como casarse; enfrentamiento,
como luchar; similitud, afinidad y parentesco, como
emparentar(se); etc. En menor cantidad, con puede
construirse con verbos designadores de emociones
(alegrar(se); en estos casos con alterna con las
preposiciones por y de), de movimiento (enviar), de
resultado (acabar), etc.
 La preposición de que encabeza complementos
regidos está principalmente vinculada al concepto de
origen o límite inicial, interpretado en su sentido
físico o en el figurado. Así lo observamos en verbos
de sujeción (colgar), separación (escapar),
procedencia (extraer, nacer; aprender). Asimismo,
hay verbos que indican el proceso de ocupar aquello
de lo que se habla (llenar, alimentarse); y verbos
designadores del objeto de la reacción mencionada,
o designadores de la causa que suscita esa reacción
(asustarse, enorgullecerse); etc.
Capítulo 7. Clasificación sintáctico-semántica 495

 La preposición en introduce grupos preposicionales


regidos de interpretación locativa84 (ingresar, meter);
en estos casos son frecuentes las alternancias con la
preposición a. También aparece esta preposición en
complementos de régimen para expresar: resultado
de un proceso (convertirse, dividir); aumento o
disminución de alguna magnitud (ahorrar, crecer);
definición o caracterización de alguna cosa (consistir);
ámbito al que se aplica alguna acción (en estos casos
en alterna con la preposición con u otras), asociado a
conceptos como influencia (incidir),
interés/insistencia (empeñarse), delectación
(complacerse); etc.
 La preposición por en complementos de régimen se
combina con verbos que pueden denotar: tendencia
(decidirse); acción de pedir (orar), comportamiento
(disculparse) y anhelo o porfía (sacrificarse);
sustitución o trueque (cambiar); contacto (agarrar);
etc. Muchos verbos de reacción afectiva seleccionan

84
Los límites entre los complementos de régimen con en y los llamados
complementos argumentales de lugar son escurridizos. La distinción se basa en
el hecho de que algunos verbos se construyen con complementos locativos
diversos cuya preposición no está seleccionada, ya que se admiten varias
preposiciones. Así lo observamos en Jesús puso el jarrón {sobre la mesa – bajo
la ventana – en el salón – tras la cortina – ante la lámpara} (RAE, 2009: 2723,
2759-2769).
496 Capítulo 7. Clasificación sintáctico-semántica

por, a veces en alternancia con de (inquietarse,


irritarse).
El cuadro que sigue recoge las unidades verbales encontradas
en el corpus de trabajo que requieren semánticamente un
complemento de régimen preposicional.

Cuadro XXXIX. Verbos con complemento de régimen preposicional


Abarraganarse Arracimarse Encoñarse
Acortejarse Compadrar Encuerar
Adeudar (2) Compincharse Enfiebrarse
Verbos con con Amachinarse Consuegrar Ennoviarse
Amancebarse Emberretinarse Enracimarse
Anastomizarse Enchularse Esenciarse
Anastomosarse Encompadrar Hermandarse
Adueñarse Empepitarse Enculillarse
Amelarchiarse Enamoricarse Engolondrinar
Verbos con de Apenar Enamoriscarse Envarracarse
Descariñarse Encamotarse Figurear
Empadronar Encampanar (ac.6) Humear
Empeparse Encopetar Orgullecer
Verbos con por Encular Enguayabarse
Verbos con Aquerenciarse (a, en)
varias Encapricharse (con, de, en, por)
preposiciones Enviciar (ac. 3) (en, con)
Empotarse (de, por)

En el cuadro superior podemos observar que los verbos que


rigen la preposición con integran el grupo más numeroso, ya que
contiene 21 unidades. Como ya hemos comentado previamente,
los verbos que seleccionan esta preposición suelen poseer un
carácter simétrico o recíproco, de modo que participan en la
Capítulo 7. Clasificación sintáctico-semántica 497

denominada ‘alternancia recíproca pronominal’ (Levin, 1993;


Cifuentes Honrubia, 2006a, 2010; Candalija Reina, 2013) y admiten
dos variantes: una con un único argumento (estructura
monoactancial: sujeto plural/coordinado con valor colectivo), otra
con dos argumentos (estructura biactancial: sujeto singular y
complemento de régimen preposicional). Ya señalamos en el
apartado 7.2.2 que el cambio de estado puede entenderse de
forma distinta en cada una de esas dos variantes: por un lado, la
construcción monoactancial expresa un cambio de estado
experimentado por cada una de las dos entidades hacia la otra, de
modo que se establece una correspondencia recíproca entre ellas
(cambio de estado compartido); por otro lado, la construcción
biactancial puede implicar un cambio de estado que afecta
recíprocamente a las dos entidades, o un cambio que únicamente
experimenta la entidad sujeto hacia la entida contenida en el
complemento de régimen preposicional (cambio de estado
unidireccional). En el presente apartado nos interesa solo la
variante biactancial. De este modo, a continuación exponemos
algunos contextos donde aparecen estos verbos con el fin de
hacer patente la combinación de estas unidades con la
preposición con, cuyo valor en este caso es introducir la entidad
con la que se corresponde recíprocamente la entidad sujeto, o la
entidad hacia la que la entidad sujeto orienta el cambio de estado:
· Abarraganarse significa ‘amancebarse (establecer una
relación marital sin mediar vínculo de matrimonio)’.
498 Capítulo 7. Clasificación sintáctico-semántica

Deriva del sustantivo barragana, ‘concubina, persona que


vive en concubinato’. Se trata de una unidad de carácter
recíproco. En los corpus del español que hemos
consultado (CORDE y CREA) no existe ningún contexto
donde este verbo aparezca en forma personal
(conjugado); no obstante, sí hay casos en que se
evidencia su estructura biactancial con la preposición con,
aunque en ellos el verbo se manifieste en forma de
adjetivo participio. Así lo observamos en el siguiente
contexto, donde se expresa un cambio de estado
compartido (experimentado tanto por la entidad sujeto
como por la entidad contenida en el complemento de
régimen preposicional):
Ahora nuestra heroína se casa por lo decente, la boda
del siglo, o sea, que, siendo ella católica, llevaba
bastantes años abarraganada, digamos, con un señor
teutón, calvinista y pagano (CREA. El Mundo,
15/10/1995: F. Umbral: “Tita Thyssen”. Madrid: Unidad
Editorial [14/4/2015]).
· Anastomosarse tiene el significado de ‘unirse formando
anastomosis’. Se forma sobre el sustantivo anastomosis,
‘en una planta o animal, unión de unos elementos
anatómicos con otros de la misma naturaleza’. Este verbo
se caracteriza por ser simétrico, de modo que requiere,
en su variante biactancial, la presencia de un
Capítulo 7. Clasificación sintáctico-semántica 499

complemento de régimen introducido por con, como


aparece en el siguiente contexto, donde el cambio de
estado afecta tanto a la entidad sujeto como a la entidad
designada por el complemento de régimen preposicional:
Rama de origen variable […] Riega los músculos
anchos. Da una rama dorsal que se anastomosa con
la A. circunfleja ilíaca profunda (CREA. Climent Peris,
S. y Bascuas Asta, J.A. (1989): Cuadernos de anatomía
y embriología veterinaria. Tomo II. Madrid: Marbá, p.
185 [14/4/2015]).
· Enchularse en su tercera acepción significa ‘dicho de una
mujer: dejarse dominar por la relación sexual mantenida
con un determinado hombre’. Se origina a partir del
sustantivo chulo, ‘rufián, hombre que trafica con mujeres
públicas’. Este verbo es uno de los pocos dentro del grupo
con con que no es simétrico, ya que no expresa
reciprocidad entre las dos entidades argumentales:
únicamente existe un sentimiento de vinculación del
sujeto nocional hacia la entidad aludida en el
complemento regido. Por tanto, el cambio de estado es
unidireccional: únicamente lo experimenta la entidad
sujeto hacia la entidad contenida en el complemento de
régimen preposicional, y no a la inversa. Así lo
observamos en el siguiente contexto, donde el verbo
aparece en forma de adjetivo participio.
500 Capítulo 7. Clasificación sintáctico-semántica

La Uruguaya es una hembra grande y bigotuda, lo que se


dice un caballo, que por seis reales sería capaz de
vender a su padre y que está enchulada con el chófer
de unos marqueses, que la saca hasta el último
céntimo y le arrea cada tunda que la desloma
(CORDE. Cela, C. J. (1951-1969): La colmena.
Barcelona-Madrid: Noguer, p.277 [14/4/2015]).
· Ennoviarse quiere decir ‘echarse novio’. Procede del
sustantivo novio, ‘persona que mantiene una relación
amorosa con otra sin intención de casarse y sin convivir
con ella’. Se trata de un verbo recíproco, por lo que en el
siguiente contexto podemos observar la estructura
biactancial de esta unidad con un complemento de
régimen encabezado por la preposición con. El cambio de
estado, en este caso, es compartido: se ven afectadas
tanto la entidad sujeto como la entidad designada por el
complemento de régimen preposicional, y lo
experimentan la una hacia la otra.
Las dos hermanas se habían atado por las muñecas para
caer juntas, y su paso en el espacio lo dieron
desesperadas porque en Italia se habían ennoviado
con dos aviadores que, después, hace unas semanas,
habían muerto en unas maniobras de aviación
(CORDE. Gómez de la Serna, R. (1948):
Automoribundia. Buenos Aires: Editorial
Sudamericana, p. 583 [14/4/2015]).
Capítulo 7. Clasificación sintáctico-semántica 501

El segundo grupo que recoge el Cuadro XXXIX muestra las


unidades verbales que se construyen con la preposición de. En
total son 18 verbos que denotan, mediante el complemento
preposicional que rigen, el objeto de la reacción que se menciona
o la causa que la suscita. Vamos a exponer algunos contextos
donde se evidencian las estructuras argumentales de estas
unidades verbales:
· Adueñarse significa en su primera acepción ‘dicho de una
persona: hacerse dueña de algo o apoderarse de ello’.
Deriva del sustantivo dueño, ‘hombre que tiene dominio
o señorío sobre alguien o algo’. Esta unidad verbal
requiere semánticamente un complemento de régimen
introducido por la preposición de que designa el objeto
de la acción verbal. Así lo podemos observar en el
siguiente contexto:
Otros aspiran a adueñarse del Estado para usarlo,
incluso tiránicamente, como instrumento de los
intereses de su grupo o de su clase (CORDE. Primo de
Rivera, J. A. (1933): Puntos iniciales de Falange
Española. Madrid: Aguilar [14/4/2015]).
· Encamotarse tiene el significado de ‘enamorarse,

amartelarse’. Se forma sobre el sustantivo camote,


‘enamoramiento’. La estructura argumental de este verbo
exige la existencia de un complemento preposicional con
de que, al igual que en el ejemplo anterior, indica el
502 Capítulo 7. Clasificación sintáctico-semántica

objeto de ese enamoramiento. Así queda ejemplificado


en el contexto que sigue:
[…] él hacía lo que le mandaba el estómago, y el
estómago le mandaba tirarse a la muchacha,
claro. Muy bien, quién se lo iba a reprochar, cualquier
blanquito se encamota de una cholita, le hace su
trabajito y a quién le importa (CORDE. Vargas Llosa,
M. (1969): Conversación en la catedral. Barcelona:
Seix Barral, p. 58 [14/4/2015]).
· Orgullecer significa ‘enorgullecerse (llenarse de orgullo)’.
Procede del sustantivo orgullo, ‘arrogancia, vanidad,
exceso de estimación propia, que a veces es disimulable
por nacer de causas nobles y virtuosas’. Este verbo
completa su significado mediante la presencia de un
complemento de régimen encabezado por la preposición
de que denota la causa que provoca ese sentimiento de
orgullo. Así se patentiza en el siguiente contexto:
[…] son plausibles los esfuerzos de los Gobiernos
regionales […] por preservar la lengua propia,
fomentar su estudio y conocimiento, promover la
producción literaria. Ese empeño redunda en el
enriquecimiento global del acerbo cultural español
que pueden orgullecerse de su rica composición
multilingüe (CREA. ABC Electrónico, 20/4/1997: “El
embudo lingüístico”. Madrid: Prensa Española
[14/4/2015]).
Capítulo 7. Clasificación sintáctico-semántica 503

El tercer grupo verbal que planteamos en función de su


régimen argumental es aquel compuesto por unidades que
seleccionan semánticamente la preposición por. Hemos hallado 2
verbos que se ajustan a esta caracterización. En ambos casos, se
trata de unidades que denotan una reacción afectiva, y el término
del grupo preposicional designa la entidad que provoca dicha
reacción en el sujeto. A continuación vamos a comentar uno de
ellos como ejemplo representativo:
· Encular significa ‘enamorarse apasionadamente’. Procede
del sustantivo encule, ‘enamoramiento intenso’. El
complemento preposicional que exige este verbo desde
una perspectiva argumental está introducido por la
preposición por, e indica la entidad que despierta ese
sentimiento en el sujeto léxico. Así lo podemos observar
en el siguiente contexto:
Olvídala. Siempre sucede así a tu edad con una nativa de
nalgas tan buenas, medio se encula uno por ellas
pero apenas pones mar de por medio las olvidas
enseguida, ya verás (CREA. Solares, I. (1994): Nen, la
inútil. México: Alfaguara, pp. 56-57 [14/4/2015]).
Finalmente, hemos encontrado en el corpus de trabajo 4
unidades verbales que requieren semánticamente un
complemento de régimen, el cual puede estar encabezado por
distintas preposiciones. Vamos a comentar cada uno de esos
verbos particularmente:
504 Capítulo 7. Clasificación sintáctico-semántica

· Aquerenciarse tiene el significado de ‘dicho especialmente


de un animal: tomar querencia a un lugar’. Deriva de
querencia, ‘inclinación o tendencia del hombre y de
ciertos animales a volver al sitio en que se han criado o
tienen costumbre de acudir’. Este verbo se construye con
un complemento regido que puede estar introducido por
las preposiciones a o en. Aparezca una preposición u otra,
se trata de un verbo que expresa tendencia a un lugar, de
modo que esos grupos preposicionales poseen un valor
locativo y en esos casos, como mencionamos
anteriormente, es frecuente la alternancia entre esas dos
preposiciones. Así lo observamos en los siguientes
contextos:
Las seis vacas que se lidiaron eran de bonito aspecto,
aunque flacas, cornalonas y nobles pero flojas de
patas. Todas ellas dieron regular lidia con excepción
de la cuarta que, como buena hembra, tuvo el
caprichito de aquerenciarse a la puerta del arrastre
primero y a las tablas después (CORDE. Corrales, J. A.
(1908-1930): Crónicas político-doméstico-taurinas.
Perú: Compañía de Impresiones y Publicidad, p. 27
[15/4/2015]).
Nosotros repudiamos esta expresión, porque en corral
propiamente dicho, o sea en un ámbito rectangular,
casi nadie tienta, ya que las vacas se aquerenciarían
en los rincones, y la operación habría de perder
Capítulo 7. Clasificación sintáctico-semántica 505

vistosidad y eficacia (CORDE. Cossío, J. M. (1966): Los


mejores toreros de la historia. Toledo: El Alcázar, pp.
311-312 [15/4/2015]).
· Encapricharse significa ‘cobrar o tener capricho por
alguien o algo’. Se forma sobre el sustantivo capricho,
‘determinación que se toma arbitrariamente, inspirada
por un antojo, por humor o por deleite en lo extravagante
y original’. Este verbo admite un complemento de
régimen encabezado por las preposiciones con, de, en y
por. Esta variabilidad preposicional se debe al hecho de
que encapricharse denota una emoción y, como ya
apuntamos, este tipo de verbos pueden construirse tanto
con la preposición con como con de y por; en este caso,
también admite en, pero suele emplearse cuando el
término de la preposición es una proposición subordinada
sustantiva. Los contextos que siguen permiten
ejemplificar estos regímenes preposicionales:
Era una vieja, la piel arrugada, las tetas caídas […] ya
sabía ella que a la vista no engañaba, y cuando
terminó de cantar, me pidió limosna. Se encaprichó
con un pañuelo rojo que yo llevaba al cuello, un
pañuelo comprado en el San Benito en Palermo, y se
lo di (CORDE. Cunqueiro, Á. (1972): Vida y fugas de
Fanto Fantini della Gherardesca. Barcelona: Destino,
p. 100 [15/4/2015]).
506 Capítulo 7. Clasificación sintáctico-semántica

Es una dicha para ella, pues le ha dado la manía de


creerse reina […] Solo un momento malo ha tenido
esta mañana, porque se encaprichó en que un pájaro
negro le picoteaba los ojos y le graznaba en los
oidos; pero espero que pasará bien el resto del día
(CORDE. Gómez de Avellaneda, G. (1844). Espatolino
[Novelas y Leyendas]. Madrid: Ediciones Atlas, pp. 80-
81 [15/4/2015]).
Era muy frecuente, de hecho, el que algunas amigas
más “lanzadas” que su confidente inexperta, se
encapricharan del desconocido recién descubierto
por ésta, e hicieran lo posible para "pisárselo": las
amigas son un peligro horroroso (CREA. Martín Gaite,
C. (1987): Usos amorosos de la posguerra española.
Barcelona: Anagrama, pp. 182-183 [15/4/2015]).
Le dolieron dos cosas que el hermano mayor le hizo, y la
primera fue que el mayor se encaprichó por una
muchacha que andaba con el chico (CREA. Quiñones,
F. (1979): Las mil noches de Hortensia Romero.
Barcelona: Planeta, pp. 211-212 [15/4/2015]).
· Enviciar en su tercera acepción significa ‘dicho de una
persona: aficionarse demasiado a algo, darse con exceso
a ello’. Procede del sustantivo vicio en su acepción ‘gusto
especial o demasiado apetito de algo, que incita a usarlo
frecuentemente y con exceso’. Este verbo requiere la
existencia de un complemento regido que puede estar
Capítulo 7. Clasificación sintáctico-semántica 507

introducido por las preposiciones en y con,


principalmente. Como señalamos previamente, el motivo
de la exigencia de estas preposiciones se explica por el
hecho de que enviciar es un verbo de interés o insistencia
y necesita la especificación del ámbito al que se aplica ese
interés, especificación que se manifiesta normalmente
mediante un complemento regido introducido por en;
dicho complemento puede alternar con la preposición
con cuando se trata de denotar el ámbito de influencia
verbal, como sucede en este caso. Esta alternancia
preposicional queda patente en los siguientes contextos:
De la peluquería salían transformadas y desorbitadas
noticias que habían sufrido la corrosiva acción de la
charla de las clientes. Carmen se enviciaba en las
conversaciones que escuchaba (CORDE. Aldecoa, I.
(1954): El fulgor y la sangre. Barcelona: Editorial
Planeta, p. 213 [15/4/2015]).
Cuando se duermen los celadores que le roban láudano
para enviciarse con él, yo hablo largas horas con mi
padre a través de la puerta (CREA. Donoso, J. (1978):
Casa de campo. Barcelona: Seix Barral, p. 132
[15/4/2015]).
· Empotarse tiene el significado de ‘dicho de una persona:
sentir atracción sexual por otra’. Deriva del sustantivo
poto (2), ‘nalgas, porciones carnosas y redondeadas’. No
hemos encontrado en los corpus del español que
508 Capítulo 7. Clasificación sintáctico-semántica

consultamos ningún contexto donde aparezca empotarse,


por lo que no sabemos con certeza qué preposiciones
selecciona este verbo. No obstante, consideramos
adecuado que se asocie con las preposiciones de y por, ya
que se trata de un verbo que indica una reacción afectiva
y, como ya mencionamos, este tipo de verbos puede
construirse con esas preposiciones alternativamente. De
este modo, podríamos proponer desde nuestra
creatividad contextos ejemplificativos como los
siguientes:
El año pasado, Pablo se empotó por una chica que
trabajaba en su misma oficina.
Me he dado cuenta de que me he empotado del vecino
que vive en el piso de enfrente.

7.4. Conclusiones
Como recapitulación, en el Capítulo 7 hemos analizado las
unidades verbales denominales incoativas desde una perspectiva
sintáctico-semántica y, además, las hemos ejemplificado en
distintos contextos pragmáticos, de modo que hemos aunado los
tres niveles lingüísticos que, junto al morfológico ya analizado, son
necesarios para obtener una visión completamente exhaustiva de
nuestro objeto de estudio.
En primer lugar, se han expuesto las estructuras sintácticas que
pueden poseer nuestros verbos, como son el esquema intransitivo
Capítulo 7. Clasificación sintáctico-semántica 509

propiamente, que se relaciona con una causatividad interna, y el


esquema intransitivo pronominal, vinculado con una causatividad
externa. Este último constituye la estructura sintáctica que agrupa
el mayor número de unidades verbales del corpus.
En segundo lugar, nos hemos centrado en el sujeto nocional
que seleccionan potencialmente nuestros verbos. En este sentido,
hemos llevado a cabo una clasificación verbal en función de la
naturaleza de las entidades sujeto. Como resultado, se han
establecido cuatro grandes grupos: verbos que seleccionan
entidades animadas (seres humanos y animales), verbos con
sujetos de carácter inanimado (entidades vegetales, corporales,
meteorológicas, y genéricas o cosas en general), verbos que
pueden admitir tanto sujetos animados como inanimados, y
verbos con una naturaleza impersonal. Todas estas entidades
sujeto desempeñan el papel semántico de paciente u objeto
afectado, pues todas ellas constituyen la sede del evento verbal:
dichas entidades sufren el cambio de estado denotado por el
verbo. En el caso de las entidades sujeto de naturaleza humana, el
papel semántico de paciente recibe la denominación específica de
experimentante (tema afectado de carácter humano). Hemos de
puntualizar que, dentro del subgrupo verbal con sujetos humanos,
existe un determinado y reducido número de verbos que
seleccionan como sujeto entidades humanas que, además de
experimentar el cambio de estado, constituyen los actores
ejecutantes de ese proceso verbal incoativo: dichas entidades
510 Capítulo 7. Clasificación sintáctico-semántica

ponen en marcha en sí mismas ese cambio de estado de forma


deliberada y voluntaria. Así, en este último y concreto conjunto de
verbos, los sujetos desempeñan dos papeles semánticos: agente y
experimentante. Debido a esa caracterización del sujeto, los
verbos que seleccionan este tipo de entidades desarrollan
estructuras intransitivas inergativas, pues son aquellas cuyos
sujetos tienen un carácter agentivo, de modo que se separan del
prototipo trazado en torno a la idea de cambio de estado que
abordamos en el presente trabajo, prototipo basado en una
estructura intransitiva inacusativa. De una forma más concreta,
vinculando esta distinción del sujeto con las estructuras de la voz
media (véase el apartado 2.3.1.2), los verbos incoativos
inergativos con sujetos humanos agentes y experimentantes de
naturaleza pronominal (con el clítico se) pueden entenderse como
esquemas pseudo-reflexivos denotadores de cambio de estado, ya
que estos esquemas se caracterizan, lógicamente, por la presencia
del clítico se (rasgo propio de la diátesis media) así como por ser
intransitivos con un sujeto portador de los papeles semánticos de
agente y experimentante (entidad que lleva a cabo de un modo
más o menos voluntario el cambio de estado y, a su vez, recibe o
experimenta dicho cambio).
Por otro lado, hemos especificado las unidades verbales que se
caracterizan por seleccionar sujetos con un valor simétrico o
recíproco (correspondencia mutua entre dos o más entidades),
valor que puede quedar manifestado mediante dos posibles
Capítulo 7. Clasificación sintáctico-semántica 511

estructuras: una monoactancial, con un sujeto plural y colectivo,


donde todos y cada uno de los miembros componentes
experimentan el cambio de estado (cambio compartido); otra
biactancial, con un sujeto singular y un complemento de régimen
preposicional, donde el cambio de estado puede afectar
únicamente a la entidad sujeto (cambio unidireccional) o puede
afectar tanto a esa entidad como a la entidad designada en el
complemento de régimen preposicional (cambio compartido).
Por último, se han presentado los verbos que requieren un
complemento argumental de índole preposicional para completar
su significado. De este modo, hemos distinguido cinco
preposiciones (a, con, de, en y por) que pueden ser exigidas
semánticamente por determinadas unidades verbales del corpus
en función de los valores que aporte cada preposición.
BLOQUE III: CONSIDERACIONES FINALES
Conclusiones
Conclusiones 517

Con este capítulo final nuestro propósito es hacer una


compilación de los aspectos más relevantes planteados en esta
tesis, así como establecer los resultados obtenidos tras los análisis
realizados y proponer conclusiones sobre esos esos resultados.
El presente trabajo pretende ser un estudio sistemático de
diversas nociones lingüísticas propias de la lengua española. De un
modo más específico, esas nociones se engloban dentro del
ámbito de la unidad verbal. Por tanto, como toda unidad
lingüística, debe ser abordada desde diferentes perspectivas:
 El principal enfoque adoptado es el semántico, ya que
nuestro objeto posee una naturaleza incoativa. Así, hemos
explicado el concepto de incoatividad como un recurso
lingüístico para expresar los cambios de estado que sufren
las entidades de nuestra realidad. Esos cambios hacen
alusión al estado físico y al estado psicológico de esas
entidades, las cuales pueden poseer una naturaleza
animada (humana y animal), de modo que pueden
experimentar ambos tipos de cambios de estado, o una
naturaleza inanimada, por lo que únicamente pueden
verse alteradas en lo relativo al estado físico.
 Otro prisma fundamental en nuestro estudio es el
morfológico, pues hemos concretado la categoría
semántica incoativa en una determinada clase de
predicados: aquellos derivados de bases léxicas de carácter
nominal o sustantivo mediante la adición de distintas
518 Conclusiones

partículas afijales. Dichos sustantivos deben ser romances,


esto es, deben estar claramente atestiguados como parte
del léxico de la lengua española.
 La perspectiva sintáctica también ha sido tratada, porque
la semántica se manifiesta claramente en una estructura
oracional, y así ha quedado patente en nuestro trabajo: la
noción de incoatividad puede reflejarse, entre otros
modos, a través de unidades verbales intransitivas que
requieren la existencia, generalmente, de un único
argumento realizado como sujeto de la predicación y
entendido como tema afectado en la mayoría de los casos.
 Finalmente, está el enfoque pragmático, puesto que es
esta disciplina la que nos permite actualizar cada unidad
verbal de nuestro corpus cuando aparece insertada en
diferentes contextos lingüísticos durante la comunicación
interpersonal. Además, hemos comprobado que un gran
número de nuestros verbos deben interpretarse mediante
procesos metafóricos y metonímicos, los cuales se definen
como semánticos y también como pragmáticos, pues
generan cambios y extensiones de significado en un
transcurso comunicativo concreto.
De este modo, queda patente que estos cuatro niveles
lingüísticos confluyen de forma natural y se entrelazan en el
estudio de los verbos denominales incoativos. Por tanto, es
absolutamente imprescindible considerar cada uno de esos
Conclusiones 519

prismas para obtener un análisis completo de dichas unidades


verbales.
En primer lugar nos hemos detenido en el valor semántico de
nuestro objeto de estudio, valor estrechamente vinculado al
sintáctico, como hemos señalado. Así, abordamos la noción de la
incoatividad que caracteriza a nuestras unidades, definida como la
expresión verbal de un cambio de estado físico o psíquico que
experimenta la entidad sujeto. En este sentido, los verbos
incoativos constituyen, de manera prototípica, predicados
intransitivos de naturaleza inacusativa o ergativa: denotan estados
o eventos no agentivos que requieren semánticamente, en
términos generales, un solo participante o argumento (estructura
monoactancial), el cual se realiza sintácticamente como sujeto de
la predicación y se interpreta como el elemento que experimenta
la acción o en el que se produce o manifiesta la eventualidad que
denota el verbo (objeto nocional o afectado). No obstante, en este
trabajo hemos constatado la existencia de una serie determinada
de unidades verbales incoativas alejadas del prototipo que se
definen como intransitivas acusativas o inergativas, ya que
seleccionan como sujeto entidades con un doble papel semántico:
por un lado, son más o menos responsables de la realización de los
cambios de estado denotados por el verbo, de modo que actúan
como agentes (actores ejecutantes de una acción que sale de ellos
mismos); por otro lado, son objeto de ese cambio de estado, es
decir, lo experimentan ellas mismas, por lo que desempeñan
520 Conclusiones

asimismo el papel de paciente o tema afectado (sede del evento


verbal). A pesar de este reducido número de verbos, podemos
establecer una fuerte relación entre la noción de cambio de
estado y las estructuras de carácter intransitivo inacusativo, lo cual
debe entenderse como un rasgo del prototipo de la incoatividad.
Desde otra perspectiva semántica, un componente esencial en
la representación de estos verbos es la noción de causatividad:
requieren la existencia de una causa que desencadene el cambio
denotado por la unidad verbal. Según la naturaleza de esa causa,
estos verbos pueden ser de causatividad externa o de causatividad
interna.
- Un predicado se define como un evento de causa externa
cuando existe un elemento externo al objeto ‘paciente’
que actúa directamente en la consecución de la
eventualidad que denota el verbo. Ese elemento externo
es el argumento causa, cuya expresión es doble: existe una
causa ‘dinámica’ o ‘real’, la cual puede no aparecer
explícita en la oración, aunque siempre se presupone
(cuando aparece explícita, suele hacerlo a través de la
locución a causa de o las preposiciones por o con); y una
causa ‘estativa’, que está expresada por el sujeto
gramatical de estas construcciones. La mayor parte de los
verbos incoativos de causa externa participan en la
denominada ‘alternancia causativo-incoativa’: fenómeno
por el que determinados verbos poseen una variante
Conclusiones 521

transitiva causativa (estructura biactancial) y una variante


intransitiva inacusativa incoativa (estructura
monoactancial). No obstante, nuestro estudio nos ha
hecho constatar la existencia de un conjunto de unidades
verbales de cambio de estado de causa externa que no
participan en esa alternancia, ya que únicamente poseen
una variante intransitiva inacusativa incoativa. Así, desde
el punto de vista morfosintáctico, esa única construcción
monoactancial inacusativa se caracteriza por la presencia
del pronombre clítico se. Este conjunto concreto de verbos
es el que nos interesa en nuestro estudio. Asimismo, esas
estructuras intransitivas incoativas de causa externa suelen
incluirse en los esquemas de voz media, los cuales indican
que un proceso verbal afecta al sujeto. Se trata, por tanto,
de una focalización de la entidad sujeto que
semánticamente desempeña el papel de objeto afectado o
paciente, pues es la entidad que experimenta el cambio de
estado físico o psíquico denotado por el verbo. Esa
focalización se explica por una reducción sintáctico-
semántica mediante el clítico se: las unidades verbales de
cambio de estado de causa externa “pierden”, por regla
general, el papel semántico de agente que habitualmente
suele asociarse a la entidad sujeto (cambio de estado
pasivo, involuntario), de modo que la partícula se,
correferente con el sujeto gramatical, precisamente
522 Conclusiones

contribuye a enfatizar el papel semántico de objeto


afectado que desempeña ese sujeto. No obstante, como ya
hemos comentado anteriormente, existe un grupo
reducido de unidades verbales incoativas de causa externa
cuyos sujetos actúan, además de como temas afectados o
pacientes, como agentes (doble papel semántico). En estos
casos, dichos verbos conforman estructuras intransitivas
inergativas debido a ese carácter agentivo del sujeto
gramatical, el cual lleva a cabo el cambio de estado hacia sí
mismo de manera más o menos deliberada y durante un
periodo concreto y limitado de tiempo.
- Un verbo de cambio de estado de causa interna constituye
un predicado intransitivo inacusativo (no agentivo)
caracterizado por la existencia de una propiedad inherente
al único argumento del verbo (sujeto gramatical),
propiedad que es responsable de que se realice el evento
que denota la unidad verbal. Sin embargo, como en lo
referente a los verbos incoativos de causa externa,
encontramos un pequeño grupo de verbos de cambio de
estado de causa interna que desarrollan estructuras
intransitivas inergativas al poseer sujetos con un doble
papel semántico: actúan como experimentantes y,
asimismo, como agentes (experimentan el cambio de
estado de forma más o menos voluntaria y transitoria).
Conclusiones 523

En segundo lugar hemos observado nuestro objeto de estudio


desde el punto de vista de su formación. Así, los verbos
denominales poseen como origen una base sustantiva; en nuestro
caso, dicho sustantivo debe ser románico (propio de la lengua
española). Morfológicamente, la conversión de un sustantivo en
un verbo se lleva a cabo mediante procedimientos de formación
de palabras como son la derivación por sufijación y la parasíntesis
por afijación. Además, en ese proceso de formación morfológica
intervienen factores sintácticos (la incorporación es el movimiento
que se produce de un argumento del verbo a un núcleo verbal) y
factores semánticos (la fusión permite conocer las nociones
semánticas que confluyen en los verbos denominales).
Una vez abordadas todas las nociones teóricas que se aúnan en
nuestro objeto de estudio (incoatividad, causatividad, formación
de palabras, etc.), nos centramos en el análisis práctico de las
unidades verbales que previamente hemos incluido en el corpus
elaborado para este trabajo. Lógicamente, los verbos recogidos en
ese listado poseen todos los rasgos que hemos estado
comentando a lo largo del bloque teórico de la tesis: verbos que
denotan un cambio de estado físico o psíquico de la entidad
experimentante y que derivan de una base nominal de origen
romance. El número de unidades así caracterizadas asciende a 424
verbos, según nuestra investigación fundamentada en el
Diccionario de la Real Academia Española (2014), el Diccionario
Crítico Etimológico Castellano e Hispánico (1980) y el Diccionario
524 Conclusiones

de Americanismos de la Asociación de Academias de la Lengua


Española (2010). El objetivo que nos hemos propuesto con estas
unidades verbales es analizarlas desde los distintos niveles
lingüísticos que hemos mencionado con el fin de obtener
determinadas clasificaciones que consideramos significativas para
aprehender la noción lingüística de la incoatividad denominal.
La primera clasificación expuesta atiende a los esquemas
morfológicos de formación de palabras que siguen los verbos del
corpus. El siguiente cuadro sintetiza los resultados de este análisis
morfológico.

Cuadro XL. Clasificación morfológica

-AR -EAR -ECER -IR -IZAR Total de Total de


verbos verbos según
prefijados el esquema
ø 87 55 10 1 10 163 163
(Derivación)
A- 127 1 128
DES- 15 15
EN- 98 13 111 261
(Parasíntesis)
ES- 3 3
RE- 2 1 3
TRAS- 1 1
Total de
verbos 333 56 24 1 10 424
sufijados

Entre los verbos del corpus hemos hallado la presencia de cinco


sufijos verbales distintos: -ar, -ear, -ecer, -ir, -izar. Como podemos
Conclusiones 525

observar, el sufijo verbal más productivo es -ar (cancerar,


engranujarse), como sucede en la lengua española en general y
pese a que es el sufijo no marcado semánticamente. Por tanto, el
proceso de fusión llevado a cabo para obtener un valor incoativo
viene marcado en ese gran número de verbos mediante la
significación concreta del sustantivo base, su relación con la
estructura argumental y la adición de un prefijo en ciertos casos
(verbos parasintéticos). En lo alusivo al sufijo -ecer, que
históricamente fue el sufijo designador de incoatividad por
excelencia, se volvió inestable debido a la evolución lingüística, de
modo que se convirtió en una marca residual y el cambio de
estado comenzó a indicarse por medio de otras partículas
morfológicas o sintácticas.
Por lo que respecta a la prefijación, es necesario recordar que
no todos los verbos del corpus siguen este procedimiento:
únicamente poseen prefijos las unidades parasintéticas, que
ascienden a 261; el resto de verbo, en total 163, se originan
mediante derivación por sufijación (ausencia de prefijo).
Evidentemente según el cuadro, es más recurrente el esquema
parasintético para formar verbos denominales incoativos, ya que
la presencia de un prefijo refuerza lingüísticamente la denotación
de cambio de estado. Los prefijos que hemos encontrado son
concretamente seis: a-, des-, en-, es-, re-, tras-. El más productivo
es a- (aburguesarse), aunque también es significativa la
recurrencia del prefijo en- (ensarnecer). Destacan esos dos
526 Conclusiones

prefijos, a- y en-, porque el valor más común que aportan a la


unidad verbal resultante (proceso de fusión) es “adquirir o hacer
adquirir alguna o algunas de las cualidades del sustantivo base”, lo
cual constituye per se un cambio de estado (aburguesarse,
engranujarse (2)). Asimismo, los valores originarios de locación
direccional de a- y en- se deben interpretar metafóricamente en
dos sentidos posibles: por un lado, como la introducción de
determinadas figuras (entidades sujeto) en unos recipientes
entendidos como estados (bases nominales), lo cual conforma la
expresión de un cambio de estado (ajaquecarse, enamoriscarse);
por otro lado, como la introducción de determinadas figuras
(bases nominales) en unos recipientes (entidades sujeto)
entendidos como contenedores de un nuevo elemento que
modifica su naturaleza, ocasionándole así un cambio de estado
(agusanarse, endentecer). Podemos apuntar, pues, una
vinculación entre la noción de cambio de estado y el concepto de
localización que será constante durante todo el trabajo y queda
abierta para futuras investigaciones.
La segunda perspectiva clasificatoria se relaciona con los rasgos
léxico-semánticos de los verbos denominales incoativos, esto es,
con el significado tanto de la base nominal como de la unidad
verbal resultante del proceso formativo, ambos significados
fundamentales para comprender la recategorización producida en
nuestros verbos mediante una fusión semántica. Es necesario
señalar que, tanto para esta clasificación como para la siguiente, a
Conclusiones 527

la hora de llevar a cabo los análisis hemos tenido en cuenta


individualizadamente cada una de las posibles acepciones que
poseen los verbos, de modo que no consideramos unidades
verbales sino acepciones verbales concretas.
Así pues, el primer análisis que realizamos se centra en el valor
semántico del sustantivo base con el objetivo de determinar en
qué medida dicho sustantivo contribuye a la configuración del
significado incoativo de cambio de estado que denota el verbo.
Para ello, hemos clasificado las unidades verbales en función del
tipo de bases nominales que poseen. En el siguiente cuadro
exponemos sinópticamente esta clasificación.

Cuadro XLI. Clasificación semántica según la base nominal

Grupo Subgrupos Número de Total de


acepciones acepciones
verbales por grupo
Estado físico 71
Base de estado Estado emocional 74 188
Estado de conciencia 43

Base
reinterpretada 98 98
como estado
Referente animado 17
Base de Referente inanimado 127
objeto/concep perceptible 154
to/etc. Referente inanimado 7
imperceptible
Acción 3
528 Conclusiones

Como se evidencia en el cuadro, los tres grupos diferenciados


presentan un número no muy dispar de unidades verbales. No
obstante, el grupo más cuantioso es aquel que integra verbos con
bases que expresan estado, el cual puede ser físico (meteorología,
salud, estados transitorios de la persona, caracterización física de
la persona, etc.; ajaquecarse), emocional (emociones y
sentimientos, rasgos de la personalidad, etc.; enfuriarse), y de
conciencia (rol social, condición social; celestinear). Asimismo,
designan estado los verbos del segundo grupo expuesto (segunda
fila del Cuadro XLI). En este caso, el estado denotado se genera
por medio de procesos de extensión de significado: la base
nominal designa una entidad animada o inanimada que posee una
determinada cualidad susceptible de reinterpretarse como estado
a partir de recursos metafóricos, metonímicos, etc. (ajamonarse).
Finalmente, está el grupo verbal con bases que denotan objetos,
conceptos, acciones, etc., esto es, poseen referentes que no
expresan ningún tipo de estado, ni denotativo ni figurado
(endentecer). Por tanto, este tercer grupo, que constituye el
segundo grupo con relación al número de verbos que integra, se
caracteriza por sustantivos base que indican los referentes en que
se convierten los sujetos experimentantes o los referentes que
estos sujetos pasan a adquirir cuando se ven afectados por la
predicación verbal. Como conclusión que podemos extraer de este
primer análisis léxico-semántico acerca de la base nominal,
Conclusiones 529

podemos postular que la mayor parte de los verbos denominales


incoativos (286 de 424 unidades) se originan a partir de
sustantivos que denotan algún tipo de estado, el cual puede ser
denotativo (bases de estado) o puede surgir mediante
reinterpretaciones de extensión semántica (bases reinterpretadas
como estado). Este planteamiento permite ratificar el significado
de cambio de estado de nuestros verbos objeto de estudio;
entendemos que el número más elevado de verbos corresponda a
este grupo por el hecho de que nuestras unidades verbales
denotan cambios de estado, de modo que es lógico que ese nuevo
estado experimentado por la entidad sujeto quede patente en el
propio proceso de formación verbal mediante el sustantivo base.
El segundo análisis léxico-semántico hace alusión a la
integración del sustantivo base en la estructura analítica que
desarrollan los verbos denominales incoativos como unidades
sintéticas. En este sentido, nos hemos centrado en las paráfrasis
que permiten comprender el contenido semántico de nuestros
verbos; en esas paráfrasis están insertadas las bases nominales
estudiadas en la anterior clasificación. El siguiente cuadro recoge
los grupos establecidos de acuerdo con las variadas estructuras
parafrásticas que hemos distinguido. En todos los casos, X es
equivalente el sustantivo base.
530 Conclusiones

Cuadro XLII. Clasificación semántica según la paráfrasis

Número de Total de
Grupo Subgrupos Paráfrasis acepcs. acepcs.
vbales. por grupo
Conversión CONVERTIRSE EN X 62
total
HACERSE COMO X
Conversión (físico) 88
Conversión parcial COMPORTARSE COMO 167
X (psíquico)
Conversión CONVERTIRSE EN X
total y HACERSE/ 17
parcial COMPORTARSE COMO
X
(Subgrupo LLENARSE/CUBRIRSE 30
Adquisición 1) DE X 151
(Subgrupo CONTRAER X 121
2)
(Subgrupo ECHAR/DAR X 51
Creación 1) 79
(Subgrupo CRIAR/FORMAR(SE) X 28
2)
Pérdida PERDER X 16 16

Intensifica- EXPERIMENTAR UN
ción SENTIMIENTO INTENSO 6 6
HACIA X
(Problemas
parafrásti- 17 17
cos)

El grupo más numeroso es aquel que incluye verbos


designadores de un proceso de conversión o transformación que
puede ser de dos tipos: por un lado, la entidad sujeto puede
Conclusiones 531

experimentar una transformación total, de modo que se


convertiría íntegramente en el referente del sustantivo base
(amachorrarse = CONVERTIRSE EN MACHORRA); por otro lado, el
sujeto experimentante puede transformarse parcialmente en el
referente de la base nominal, por lo que únicamente pasa a
poseer algunos de los rasgos de dicha base, rasgos que pueden ser
físicos (arrequesonarse = HACERSE COMO EL REQUESÓN; irisar =
HACERSE COMO EL -ARCO- IRIS), ya que se producen cambios en la
naturaleza de la entidad sujeto, o psíquicos y afectivos (payasear
= COMPORTARSE COMO UN PAYASO; agallarse = COMPORTARSE
COMO UN GALLO), pues los cambios afectan a las conductas o
actitudes del sujeto. En este punto es importante señalar que la
mayor parte de los verbos de conversión parcial de carácter
psíquico, como payasear, y algunos de carácter físico, como
adonizarse, se forman sobre sustantivos muy próximos a los
adjetivos, tanto que las categorías se difuminan, pues designan
rasgos o cualidades atribuibles a las personas: denotan diferentes
tipos de seres humanos, aludiendo a su condición física
(adamarse), su condición emocional (calaverear) o su condición
social/profesional (celestinear), de modo que podrían
interpretarse como sustantivos, como adjetivos o como adjetivos
funcionalmente sustantivables (Serrano-Dolader, 1995). Conviene
recordar que el criterio para incluir unos verbos así caracterizados
y descartar otros (como agringarse o emplebeyecer) es,
precisamente, la catalogación de la categoría gramatical a la que
532 Conclusiones

pertenecen esas bases nominales según el DRAE (2014):


únicamente analizamos los verbos originados sobre sustantivos así
explicitados en la acepción concreta de la base nominal. Una vez
hecha esta puntualización, para concluir el comentario alusivo al
grupo de verbos de conversión, cabe mencionar un pequeño
conjunto de unidades verbales que, dependiendo de la acepción
del sustantivo base que focalicemos, pueden definirse como
verbos de conversión total o verbos de conversión parcial
(enfierecerse = CONVERTIRSE EN UNA FIERA o COMPORTARSE COMO
UNA FIERA). El segundo grupo diferenciado integra unidades
verbales relacionadas con el concepto de la adquisición: la entidad
experimentante adquiere o asume, de forma voluntaria o
involuntaria, el referente de la base nominal, que se concibe como
el estado final que alcanza esa entidad. Las dos paráfrasis
correspondientes a este grupo permiten establecer dos subgrupos
verbales: en primer lugar, están los verbos parafraseados por
LLENARSE/CUBRIRSE DE X, que adquieren involuntariamente el
referente nominal (embicharse = LLENARSE DE BICHOS); en segundo
lugar, la mayor parte de los verbos de adquisición desarrollan la
estructura analítica CONTRAER X, la cual conlleva una adquisición o
contracción voluntaria o involuntaria del referente nominal
(encalmar = CONTRAER CALMA). Asimismo, hemos distinguido un
tercer grupo caracterizado por aludir a un proceso de creación: la
entidad sujeto es capaz de crear o generar elementos nuevos,
designados por las bases nominales y propios de su naturaleza
Conclusiones 533

(proceso natural, inherente, no agentivo ni consciente), cuya


creación supone un cambio del estado o modificación de dicha
entidad. Al igual que en el grupo anterior, dividimos los verbos de
creación en dos subgrupos en función de la paráfrasis respectiva:
por un lado, hay verbos parafraseados por la estructura
ECHAR/DAR X (enraizar = ECHAR RAÍZ); por otro lado, existen verbos
con la paráfrasis CRIAR/FORMAR(SE) X (agusanarse = CRIAR
GUSANOS). Los dos últimos grupos expuestos son los más
minoritarios: uno hace alusión al concepto de pérdida, por parte
de la entidad experimentante, de un elemento inalienable
denotado por el referente nominal, lo cual constituye un cambio
de estado de la entidad sujeto (desmemoriarse = PERDER
MEMORIA); otro se refiere al sentimiento intenso y desmesurado
que experimenta el sujeto léxico hacia alguien o algo, un proceso
anímico que le supone una alteración (enmadrarse =
EXPERIMENTAR UN SENTIMIENTO INTENSO HACIA LA MADRE).
Finalmente, hemos dejado al margen un reducido conjunto de
unidades verbales que se caracterizan por presentar problemas a
la hora de obtener su estructura parafrástica. En síntesis, las
paráfrasis más recurrentes que despliegan los verbos denominales
incoativos son aquellas relacionadas con los procesos de
conversión y de adquisición, pues son los procesos que
prototípicamente expresan un cambio de estado y de ahí que sean
los más habituales: las entidades sujeto experimentan una
transformación de su naturaleza o adquieren una nueva propiedad
534 Conclusiones

que pasa a formar parte de su esencia. Las otras tres paráfrasis


denotan cambios de estado más específicos y, por tanto, menos
comunes: las entidades sujeto se ven afectadas al crear un nuevo
elemento propio de su naturaleza, al sufrir la pérdida de un
elemento inalienable o al verse alteradas sentimentalmente por
los efectos que algo o alguien tiene sobre ellas. Concretamente, la
paráfrasis de creación se vincula con el concepto de localización: el
elemento creado puede originarse en las partes periféricas de la
entidad afectada (localización externa) o en las partes más
intrínsecas de dicha entidad (localización interna). De nuevo,
confirmamos esa relación entre incoatividad y localización ya
señalada con anterioridad.
El tercer y último ámbito clasificatorio se vincula con los
factores sintáctico-semánticos de los verbos denominales
incoativos. Concretamente, hemos planteado las estructuras
sintácticas que pueden desarrollar y los esquemas argumentales
que exigen para completar su significado. En ambos casos queda
patente la estrecha conexión que existe entre sintaxis y semántica,
como venimos remarcando a lo largo de la tesis. Además, en este
apartado también ponemos de relevancia el factor pragmático, ya
que proporcionamos ejemplos contextualizados de las unidades
verbales que nos atañen.
El primer análisis de carácter sintáctico-semántico tiene como
objetivo clasificar los verbos objeto de estudio dependiendo de las
estructuras sintácticas en que pueden aparecer. Como ya hemos
Conclusiones 535

apuntado, nuestras unidades verbales se caracterizan por ser


intransitivas (exigencia semántica, generalmente, de un único
argumento con la función de sujeto gramatical), pero esa
intransitividad puede manifestarse de varias formas en el
diccionario académico (2014). En el siguiente cuadro presentamos
las distintas posibilidades al respecto.

Cuadro XLIII. Clasificación sintáctica según las estructuras

Grupos sintácticos Subgrupos / Nº acepcs. Total de acepcs.


vbales. vbales.
Con se en la entrada vbal. /
Verbos 232
288
pronominales Sin se en la entrada vbal. /
56
Verbos intransitivos 131

Verbos
pronominales e 5
intransitivos

Como podemos apreciar a partir del cuadro, el grupo


claramente más numeroso es aquel que recoge los verbos de
naturaleza pronominal, es decir, formados con el clítico se. Estos
verbos se definen como verbos incoativos de causa externa
debido a esa presencia del clítico pronominal. Sin embargo, no
participan en la denominada alternancia causativo-incoativa:
constituyen el limitado conjunto de unidades verbales de cambio
de estado de causa externa que únicamente poseen una variante
intransitiva incoativa pronominal (no alternan con otra variante
536 Conclusiones

transitiva causativa). Ese conjunto verbal es el que precisamente


pretendemos destacar en nuestro trabajo. Así, esos verbos se
caracterizan por la presencia del pronombre clítico se,
manifestación morfológica de la relación sintáctico-semántica
entre el sujeto gramatical y el objeto nocional: en términos
generales, el sujeto es el objeto afectado por el proceso verbal.
Este carácter pronominal puede presentarse de dos maneras en
los verbos del corpus: en la propia entrada verbal, por lo que todas
las acepciones de ese verbo son pronominales (adonizarse); en
una o varias de las acepciones verbales, por lo que únicamente es
pronominal en dichas acepciones (emborrascar). El segundo grupo
integra los verbos propiamente intransitivos, considerados así
como verbos de cambio de estado de causa interna (endentecer).
Finalmente, hemos encontrado cinco unidades verbales que
contienen tanto acepciones intransitivas como acepciones
pronominales (encañar (2), enviciar, pompear, repuntar,
terremotear). Como conclusión de esta clasificación, podemos
establecer la intransitividad pronominal como la estructura más
recurrente en los verbos denominales incoativos, ya que la
causatividad externa (existencia de un elemento ‘causa’ externo al
objeto paciente) es la opción comunicativamente más habitual
para justificar los cambios de estado que experimentan las
entidades de la realidad extralingüística: es más común que los
eventos sean ocasionados por elementos externos al objeto
Conclusiones 537

paciente, esto es, por causas reales, y no tanto por rasgos


inherentes a ese objeto (causatividad interna).
En el segundo análisis sintáctico-semántico nos hemos
centrado en el ámbito del sujeto nocional y lo estudiamos
atendiendo a dos factores: el tipo de entidad que lo constituye y la
posesión o no de un carácter recíproco. Para ello, hemos
considerado los sujetos potenciales que seleccionan los verbos
denominales incoativos del corpus teniendo en cuenta los
significados denotativos de estos (descartamos aquellos contextos
figurados con sujetos de otras naturalezas).
En primer lugar, hemos llevado a cabo una clasificación de
nuestros verbos objeto de estudio en función de los distintos
rasgos hallados en sus posibles entidades sujeto; concretamente,
nos hemos fijado en el rasgo [+/- animado], el tipo de entidad que
expresan y el papel semántico que desempeñan. Para realizar esta
clasificación, hemos reparado en las referencias que aparecen en
las significaciones verbales del DRAE (2014) sobre las entidades
concretas de las que deben predicarse los verbos; asimismo,
hemos recurrido a nuestros conocimientos de la realidad
lingüística y extralingüística.
Es necesario destacar que todos los sujetos de los verbos del
corpus poseen el papel semántico de paciente o tema afectado, es
decir, son los objetos nocionales de las unidades verbales
(entidades que existen antes de la acción verbal y que cambian de
estado debido a esa acción). No obstante, los sujetos de carácter
538 Conclusiones

animado humano poseen papeles semánticos distintos y más


específicos debido precisamente a ese carácter: por una parte, los
sujetos pacientes de carácter humano se denominan
concretamente experimentantes o experimentadores (término
concreto para aludir a los temas afectados de naturaleza humana);
por otra, como hemos señalado previamente, existen unidades
verbales incoativas que seleccionan sujetos que pueden actuar,
además de como experimentantes, como agentes (entidades más
o menos deliberadamente responsables del desarrollo del evento
en sí mismos). El siguiente cuadro recoge de manera sinóptica esta
clasificación.

Cuadro XLIV. Clasificación según la entidad sujeto seleccionada

Grupos Subgrupos Número de Total de


según el tipo acepcs. acepcs.
de sujeto vbales. vbales.
Experim. + Agente 80
Entidad Experimentante 99
humana Experim. + Agente/ 31
Entidad
[+animada] Experimentante 249
Entidad animal 24
Entidad humana/animal 14
Entidad espiritual 1
Entidad vegetal 89
Entidad Entidad corporal 20
[-animada] Entidad 13 184
meteorológica/geológica
Entidad genérica 62
Entidad 14 14
[+/-animada]
Conclusiones 539

Estructura 4 4
impersonal

A partir del cuadro de arriba, observamos que el grupo verbal


más cuantioso es aquel cuyos sujetos nocionales están
desempeñados por entidades de carácter animado, de modo que
nos referimos principalmente a seres humanos o animales,
aunque excepcionalmente hemos hallado un verbo cuyo sujeto es
una entidad espiritual (ser divino). El subgrupo mayoritario es el
correspondiente a los verbos con sujetos humanos; en estos
casos, los sujetos pueden diferenciarse en función de su grado de
agentividad: por un lado, pueden entenderse como agentes y
experimentantes, es decir, entidades que llevan a cabo el evento
en sí mismas de forma más o menos voluntaria y consciente
durante un periodo limitado de tiempo (brujear); por otro lado,
pueden ser únicamente experimentantes o experimentadores,
que constituye una clase específica de tema afectado o paciente
caracterizado por aludir a entidades humanas que se ven alteradas
por el proceso psicológico, afectivo o físico denotado por el verbo
(emberrincharse). Existe una tercera opción que incluye unidades
verbales (amachorrase, empedarse) que pueden interpretarse de
dos maneras en función del contexto lingüístico y extralingüístico:
por un lado, las entidades sujeto pueden actuar como agente y
experimentante cuando llevan a cabo determinadas acciones más
o menos conscientes y deliberadas que les ocasionan un cambio
de estado en sí mismas; por otro lado, pueden comportarse
540 Conclusiones

únicamente como experimentantes cuando no intervienen en la


realización del evento verbal, sino que son meras entidades
pasivas alteradas por el proceso verbal. Es importante puntualizar
que los verbos que seleccionan sujetos humanos con los papeles
de agente y experimentante se caracterizan por ser intransitivos
inergativos, pues este tipo de intransitividad se vincula con un
sujeto agentivo (actor ejecutante de una acción que sale de él
mismo). Así, este conjunto de verbos se sitúa en los límites de la
clase verbal que estamos trazando en este trabajo, pues se alejan
del prototipo que pretendemos establecer acerca de la noción de
cambio de estado. Por otra parte, aunque menos numerosas,
están las unidades verbales con sujetos designados por entidades
inanimadas, las cuales pueden ser vegetales, partes del cuerpo
humano/animal, fenómenos meteorológicos y geológicos85, o
entidades inanimadas variadas (entallecer). Asimismo, hemos
distinguido una pequeña serie de verbos que pueden admitir
como sujetos léxicos tanto entidades animadas como entidades
inanimadas (achaparrarse en su acepción 2). En último lugar, cabe
señalar la existencia de cuatro unidades verbales (atardecer,
escampar, escarchar, tardecer) caracterizadas por aparecer en

85
En el caso de estos verbos meteorológicos y geológicos, es necesario recordar
que el hecho de atribuirles un sujeto inanimado se debe a que, a pesar de que
tradicionalmente los verbos meteorológicos y geológicos se consideran
impersonales, pueden admitir argumentos internos en forma de sujeto que
subespecifican un contenido distinto del significado de la base nominal, un
contenido relevante para ser explicitado, relacionado siempre con el ámbito
semántico del significado verbal.
Conclusiones 541

estructuras sintácticamente impersonales de significado


meteorológico, esto es, carentes de sujeto86. En conclusión,
podemos postular la tendencia de los verbos denominales
incoativos a seleccionar como sujetos entidades de carácter
animado, específicamente seres humanos con el papel semántico
de experimentante (sede del cambio de estado denotado por la
unidad verbal). Este postulado se debe al número de unidades
verbales que seleccionan ese tipo de sujeto, pues es el más
cuantioso de todo el corpus de trabajo. Por tanto, en términos
generales trazamos una idea de incoatividad basada en la
involuntariedad por parte de un sujeto animado humano, el cual
experimenta un cambio de estado ajeno a su capacidad de
deliberación: sufre una transformación o modificación de su
naturaleza física o psíquica sin haberlo decidido conscientemente.
Sin salirnos del ámbito del sujeto léxico, la siguiente
clasificación planteada hace hincapié en la posibilidad de que los
verbos denominales incoativos constituyan predicados simétricos
que deban referirse a grupos o colectivos entre cuyos miembros
se establezca una relación de reciprocidad (ennoviarse). Se trataría
de la expresión de un cambio de estado compartido por varias

86
Estos cuatro verbos meteorológicos se ajustan al prototipo que caracteriza a
las unidades verbales meteorológicas, ya que son tradicionalmente
impersonales. No obstante, no descartamos que, muy ocacionalmente, puedan
aparece con argumentos internos realizados sintácticamente como sujetos.
Asimismo, debemos recordar la diferencia entre impersonales sintácticas (sin
sujeto gramatical) e impersonales semánticas (con sujeto gramatical, aunque
oculto porque no es relevante de especificar).
542 Conclusiones

entidades afectadas. En este sentido, cabe una doble posibilidad


estructural: una estructura monoactancial con un único
argumento en forma de sujeto plural o coordinado; una estructura
biactancial con un argumento sujeto singular y un argumento
complemento preposicional. Tanto en una estructura como en la
otra existe una correspondencia mutua entre las entidades que
configuran los argumentos. En el siguiente cuadro exponemos los
resultados obtenidos en este análisis.

Cuadro XLV. Clasificación según la reciprocidad del sujeto

Grupos Número de acepciones


verbales
Verbos con sujeto no recíproco 399
Verbos con sujeto recíproco 25

El cuadro superior evidencia que nuestros verbos objeto de


estudio no conforman predicados simétricos o recíprocos de
manera significativa, ya que únicamente 25 unidades verbales de
un total de 424 verbos del corpus presentan esa característica. Por
tanto, la reciprocidad no parece que deba vincularse a la expresión
verbal del cambio de estado: la incoatividad alusiva a un único
objeto paciente es el fenómeno más habitual.
La tercera clasificación de carácter sintáctico-semántico cierra
el capítulo de la tesis dedicado al análisis del corpus. Esta
clasificación se basa en la exigencia o no por parte de los verbos
denominales incoativos de un argumento específico para alcanzar
Conclusiones 543

su valor semántico: un complemento de régimen preposicional


(enamoriscarse de alguien/algo). El cuadro que observamos a
continuación refleja el análisis efectuado al respecto.

Cuadro XLVI. Clasificación según los complementos de régimen


preposicional

Grupos Preposición regida Número de Total de


acepcs. vbales. acepcs. vbales.
Verbos sin
complemento de ø 379 379
régimen
Verbos con Con 21
complemento de De 18 45
régimen Por 2
Múltiple 4

Los resultados muestran que un número reducido de las


unidades verbales del corpus requieren semánticamente un
complemento regido. Por tanto, podemos deducir que esta
exigencia de un argumento preposicional no es un rasgo que
debamos asociar a nuestra clase verbal incoativa. No obstante,
entre aquellos verbos que necesitan dicho actante, las
preposiciones más recurrentes son con y de: la preposición con
suele ser seleccionada por verbos recíprocos, que constituyen la
mayoría de las unidades verbales con complemento de régimen
(amancebarse, compincharse); la preposición de suele asociarse al
valor locativo de ‘origen’, en este caso el origen del cambio de
544 Conclusiones

estado, entendido así como un desencadenante secundario de ese


cambio (amelarchiarse, enamoriscarse).
Como conclusión del capítulo analítico de este trabajo, es
posible establecer un perfil prototípico de los verbos denominales
incoativos considerando los rasgos que comparten la mayoría de
estas unidades. En este sentido, nuestro verbo objeto de estudio
se caracteriza por ser incoativo, es decir, denotar un cambio de
estado físico o psíquico experimentado por la entidad sujeto. La
base semántica de ese proceso incoativo puede proceder, en
nuestra opinión, de la abstracción de un proceso locativo
direccional: podemos entender el cambio de estado como la
introducción de una entidad contenido (sujeto gramatical) en un
nuevo continente o contenedor, interpretado como un nuevo
87
estado (base nominal), como la introducción de . La formación
de nuestra unidad verbal sigue un esquema denominal
parasintético por afijación, de tal modo que posee una base
sustantiva a la que se adjuntan de forma simultánea el prefijo a- o
en- y el sufijo -ar(se). Esa base nominal constituye, asimismo, el
origen del significado incoativo, pues designa un determinado
estado, el cual puede ser denotativo o deducirse a partir de un
procedimiento de reinterpretación semántica. El resultado de esa
formación es una unidad verbal sintética que puede parafrasearse

87
En este trabajo únicamente nos hemos limitado a postular esta relación
estrecha entre la incoatividad y la localización. En futuras investigaciones se
abordará con mayor profusión y exhaustividad.
Conclusiones 545

mediante una estructura analítica relacionada con las nociones de


conversión (CONVERTIRSE EN X, HACERSE/COMPORTARSE COMO X) o
de adquisición (CONTRAER X), ya que son las expresiones más
comunes cuando hablamos de un proceso de transformación. Esta
unidad verbal manifiesta su intransitividad de carácter inacusativo
por medio de una estructura sintáctica de naturaleza pronominal,
de modo que se trata de un verbo incoativo de causa externa no
participante en la alternancia causativo-incoativa88. Así, requiere
como único argumento, principalmente, un sujeto léxico
desempeñado por una entidad de carácter animado,
particularmente un ser humano con el papel semántico de
experimentante (cambio de estado involuntario o no deliberado).
Además, el verbo denominal incoativo se acompaña de un
argumento causa externo al objeto paciente (sujeto gramatical)
que actúa directamente en la consecución del evento verbal,
argumento que no suele aparecer explícito en la construcción; si lo
hace, puede expresarse mediante locuciones del tipo a causa de o
preposiciones como por y con. Finalmente, debido a esa
causatividad externa, el verbo denominal de cambio de estado se

88
La causatividad externa se suele asociar a la participación en la denominada
alternancia causativo-incoativa, que supone la existencia para una misma
unidad verbal de una variante transitiva causativa (estructura biactancial) y una
variante intransitiva incoativa (estructura monoactancial) (Levin y Rappaport,
1995; Mendikoetxea, 1999a; Lavale Ortiz, 2007, 2013). No obstante, en este
trabajo constatamos que hay verbos de cambio de estado de causa externa que
no participan en dicha alternancia, pues únicamente poseen una variante
intransitiva incoativa de carácter pronominal.
546 Conclusiones

relaciona con la voz media, que es aquella que denota un sujeto


afectado por el evento verbal, lo cual queda enfatizado por la
presencia del pronombre clítico se.
En los márgenes de ese prototipo que acabamos de trazar
sobre la expresión verbal denominal del cambio de estado se
sitúan diversas cuestiones lingüísticas que aportan ciertas
especificaciones sobre la incoatividad.
En primer lugar, desde una perspectiva morfológica, más allá
del esquema parasintético con los prefijos a-/en- y el sufijo -ar(se),
hay unidades del corpus que se forman mediante un proceso de
sufijación (sin prefijos), como gangrenarse. Además, observamos
el empleo de otros sufijos como -ear, -ecer, -izar e -ir, y de otros
prefijos como des-, es-, re- y tras-. Por tanto, podemos afirmar que
la expresión denominal del cambio de estado no se ajusta
únicamente al prototipo planteado, sino que es variada y posee
distintas connotaciones particulares, ya que cada uno de esos
prefijos y sufijos aportan valores concretos y diferentes a la unidad
verbal resultante.
Desde un punto de vista semántico, la incotividad se relaciona
intrínsecamente con la causatividad, en mayor medida con la
causatividad externa (ajamonarse, emberrincharse), como hemos
señalado en el perfil general. No obstante, también existen
unidades verbales caracterizadas por una causatividad interna
(abonanzar, ensarnecer), donde el único argumento del verbo, el
sujeto gramatical, posee una propiedad inherente que permite
Conclusiones 547

que se desarrolle el cambio de estado denotado. Por tanto, la


noción de cambio de estado abarca las dos posibles expresiones
causativas que existen, de modo que estamos ante una
incoatividad plural causativamente hablando.
Esta idea de pluralidad de la incoatividad asimismo queda
patente si nos detenemos en las paráfrasis o estructuras analíticas
que pueden desplegar nuestras unidades verbales. Como hemos
comentado, las paráfrasis prototípicas son aquellas de conversión
y de adquisición. Sin embargo, debemos tener presente que
encontramos otras estructuras para parafrasear los verbos
denominales de cambio de estado: de creación, como enraizar
(ECHAR/DAR X o CRIAR/FORMAR(SE) X); de pérdida, como
desmemoriarse (PERDER X); de intensificación, como enmadrarse
(EXPERIMENTAR UN SENTIMIENTO INTENSO HACIA X).
Asimismo, más allá de las bases nominales semánticamente
originarias de la significación verbal por el hecho de designar algún
tipo de estado, ya sea denotativo (amodorrarse), ya sea
reinterpretado (alimonarse), hallamos sustantivos base que
indican las entidades en que se convierten los sujetos pacientes o
las entidades que esos sujetos pasan a adquirir cuando se ven
afectados por la predicación verbal; es decir, existen bases
nominales designadoras de objetos, conceptos, etc. (endentecer),
y no de estado propiamente dicho, como hemos mencionado en el
perfil general. Por tanto, observamos que la configuración del
significado de cambio de estado puede venir dada por medio de
548 Conclusiones

otro tipo de asociaciones semánticas al margen del significado del


sustantivo base.
En un plano sintáctico-semántico, los verbos incoativos suelen
seleccionar como sujetos entidades animadas, concretamente
humanas, con el papel semántico de experimentante
(ajaquecarse, enfuriarse). Sin embargo, constatamos la existencia
de unidades verbales que requieren entidades animadas animales
(emplumecer), entidades inanimadas de diversa naturaleza
(abolsarse, aborrascarse, entallecer), o incluso unidades de
carácter sintácticamente impersonal (atardecer). Por lo que
respecta a los papeles semánticos, si bien todos los sujetos, sea
cual sea su naturaleza, desempeñan el papel de objeto afectado
(en el caso de entidades inanimadas o animadas no humanas) o
experimentante (en el caso de entidades animadas humanas, pues
experimentante es un tema afectado de índole humana),
observamos una serie de verbos cuyos sujetos son entidades
humanas que, además de experimentantes, actúan como agentes
(achularse, celestinear): llevan a cabo el cambio de estado en sí
mismos de una forma más o menos deliberada y consciente
durante un periodo de tiempo determinado. Por tanto, la entidad
sujeto cambia transitoriamente de estado físico (alteración de su
naturaleza física) o psíquico (modificación de su manera de
comportarse) por el hecho de realizar determinadas acciones
voluntarias y conscientes. La mayoría de estas unidades verbales
se originan sobre sustantivos que designan una tipología humana,
Conclusiones 549

esto es, diferentes tipos de seres humanos, que deben


interpretarse como rasgos o cualidades atribuibles a las personas
(cualidad de pícaro, cualidad de celestina), por lo que estos verbos
se sitúan muy cerca de los verbos deadjetivales incoativos
(agringarse, emplebeyecer). Además, como consecuencia de esa
agentividad hallada en esos verbos, se produce una variación en el
tipo de intransitividad al que pertenecen: prototípicamente
nuestras unidades objeto de estudio son intransitivas inacusativas
porque sus sujetos son pacientes (experimentan o sufren la acción
del verbo); pero los verbos con sujetos humanos agentes y
experimentantes se definen como intransitivos inergativos, pues
son aquellos cuyos sujetos son los responsables del evento
descrito. De este modo, observamos que el cambio de estado se
ve influido por la dicotomía agentividad/inagentividad, así como
por las dos clases distintas de intransitividad, lo cual permite
configurar una noción de incoatividad más enriquecida sintáctica y
semánticamente.
Por otra parte, consideramos relevante relacionar el concepto
de causatividad externa con ese grupo de verbos con sujetos
humanos agentes y experimentantes, pues podemos hacer
constar así una especificación más de la incoatividad. Este número
de verbos con esos sujetos particulares puede vincularse con una
causatividad externa o una causatividad interna. En el caso de
aquellas unidades con una causatividad externa, debido
precisamente a esta causatividad, se caracterizan por incluirse en
550 Conclusiones

la voz media, cuyo rasgo identificador es la presencia del


pronombre clítico se. A su vez, dentro de las estructuras de voz
media, ya no se ajustan al prototipo de estructuras medias
incoativas89, sino más bien a esquemas pseudo-reflexivos
denotadores de cambio de estado: esquemas intransitivos con un
único argumento, el sujeto gramatical, portador de dos papeles
semánticos distintos, como son el agente, ya que realiza en gran
medida la acción incoativa, y el objeto paciente, pues asimismo la
recibe o experimenta; este doble papel semántico del sujeto
queda reforzado mediante el clítico pronominal se, pues enfatiza
la expresión del papel de objeto nocional por parte de dicho
sujeto (el pronombre se es correferente con el sujeto). Así pues,
estas unidades verbales concretas (aburguesarse, ennoviarse) se
establecen en los márgenes entre el prototipo incoativo y el
prototipo pseudo-reflexivo, de modo que la noción de cambio de
estado que abordamos es bastante heterogénea.
En definitiva, el presente trabajo doctoral ha abordado desde
una perspectiva lingüística y multidisciplinar la noción de cambio
de estado en su expresión verbal de naturaleza denominal. Como
resultado, planteamos una idea plural de dicha noción: si bien
podemos trazar un prototipo de verbo denominal incoativo por
ser el más habitual, existen numerosas especificaciones y

89
Entre las estructuras de voz media hallamos: estructuras reflexivas, pseudo-
reflexivas, de cambio de estado de causa externa, pasivas reflejas e
impersonales con se.
Conclusiones 551

concreciones particulares que enriquecen el concepto de


incoatividad y nos hacen conscientes de su heterogeneidad
lingüística y social.
Conclusions
Conclusions 555

With this final chapter, our purpose is to make a compilation of


the most important issues outlined in this thesis, as well as to
establish the results obtained from the carried-out analysis and to
propose conclusions about those results.
This paper aims to be a systematic study of various linguistic
notions of the Spanish language. In a more specific way, these
concepts are included within the field of verbal unit. Therefore, as
every linguistic unit, it must be approached from different
perspectives:
 The main approach is semantic, since our object has an
inchoative nature. Thus, we have explained the concept of
inchoativity as a linguistic resource to express the changes
of state that the entities of our reality suffer. These
changes make allusion to the physical and psychological
states of these entities, which can have an animate nature
(human and animal), so they can experience both types of
change of state, or an inanimate nature, so they can only
be altered with regard to the physical state.
 Another essential perspective in our study is the
morphological one, as we have specified the inchoative
semantic category in a particular class of predicates: those
ones derived from lexical bases with a nominal character
by adding different affixal particles. Such substantives must
be Romance, that is to say, they must be clearly proved as
part of the lexicon of the Spanish language.
556 Conclusions

 The syntactic point of view has also been considered,


because semantics clearly appears in a sentence structure,
and this has been showed in our work: the notion of
inchoativity can be reflected, among other ways, through
intransitive verbal units that require the existence of a
single argument made as the subject of the predicate and
understood as an affected object in general terms.
 Finally, we find the pragmatic approach, since it is the
discipline that allows us to update each verbal unity of our
corpus when it appears inserted in different linguistic
contexts during the interpersonal communication. In
addition, we have found that a large number of our verbs
must be interpreted by metaphorical and metonymic
processes, which are defined as semantic, as well as
pragmatic, since they produce changes and extensions of
meaning in a particular communicative period.
Thus, it is clear that these four linguistic levels naturally
converge and intertwine in the study of inchoative denominal
verbs. Consequently, it is absolutely essential to consider each of
these perspectives in order to obtain a full analysis of these verbal
units.
First, we have stopped at the semantic value of our object
under study, a value closely linked to the syntactic one, as we have
noted. We present the notion of inchoativity that characterizes
our units, defined as the verbal expression of a change of physical
Conclusions 557

or psychological state that the subject entity experiences. In this


sense, inchoative verbs are, in a prototypical way, intransitive
predicates with an unaccusative or ergative nature: they denote
states or non agentive events that require semantically a single
participant or argument (monoactancial structure), which is
syntactically made as the subject of the predicate and is
interpreted as the element that suffers the action or in which the
event that the verb denotes is produced or showed (notional or
affected object). However, in this paper we have confirmed the
existence of a certain number of inchoative verbal units separated
from the prototype. They are defined as accusative or inergative
intransitive, since they select entities with a double semantic role
as a subject. On the one hand, these entities are responsible for
the realization of the changes of state denoted by the verb, so
they act as agents (actors executing an action coming out of
themselves). On the other hand, these entities are the object of
this change of state, that is to say, they experience it themselves,
so they also play the role of patient or affected object (seat of the
verbal event). Despite this small number of verbs, we can establish
a strong relationship between the notion of change of state and
the structures with an unaccusative intransitive character, which
must be understood as a feature of the prototype of ichoativity.
From another semantic perspective, an essential component in
the representation of these verbs is the notion of causativity: they
require the existence of a cause that triggers the change denoted
558 Conclusions

by the verbal unit. Depending on the nature of this cause, these


verbs can be of external causativity or internal causativity.
- A predicate is defined as an event of external cause when
there is an external element to the ‘patient’ object that
acts directly on the achieving of the eventuality that the
verb denotes. This external element is the cause argument.
Its expression is twofold: there is a ‘dynamic’ or ‘real’
cause, which may not appear explicitly in the sentence,
although it is always presupposed (when it is explicit, it
usually appears introduced by the locution a causa de
(because of) or the prepositions por (by) or con (with)), and
a ‘stative’ cause, which is expressed by the grammatical
subject of these constructions. Most of the inchoative
verbs of external cause participate in the so-called
‘causative-inchoative alternation’: the phenomenon by
which certain verbs have a causative transitive variant
(biactancial structure) and an inchoative unaccusative
intransitive variant (monoactancial structure). However,
our study has made us verify the existence of a set of
verbal units of change of state of external cause that do
not participate in this alternation, since they only have an
inchoative unaccusative intransitive variant. Thus, from the
morphosyntactic point of view, that single unaccusative
monoactancial construction is characterized by the
presence of the clitic pronoun se. In fact, we are interested
Conclusions 559

in this particular set of verbs. Also, these inchoative


intransitive structures of external cause are usually
included in the middle voice schemes, which indicate that a
verbal process affects the subject. Therefore, it is a focus of
the subject entity that semantically plays the role of
affected object or patient, since it is the entity that
undergoes the change of physical or psycological state
denoted by the verb. This focus is explained by a syntactic-
semantic reduction through the clitic se: verbal units of
change of state of external cause “lose”, as a general rule,
the semantic role of agent that is usually associated with
the subject entity (passive and involuntary change of
state), so the particle se, correferential with the
grammatical subject, precisely contributes to emphasizing
the semantic role of affected object played by that subject.
Nevertheless, as we have mentioned above, there is a
limited group with inchoative verbal units of external cause
whose subjects act, as well as affected objects or patients,
as agents (double semantic role). In these cases, such verbs
make inergative intransitive structures due to that agentive
character of the grammatical subject, which carries out
deliberately its own change of state for a specified period
of time.
560 Conclusions

- A verb of change of state of internal cause is an


unaccusative intransitive predicate (non-agentive)90
characterized by the existence of an inherent property of
the only argument of the verb (grammatical subject),
property that is responsible for the fact that the denoted
event takes place. However, as with regard to the
inchoative verbs of external cause, we find a small group of
verbs of change of state with an internal causativity which
develop inergative intransitive structures because they
have subjects with a double semantic role: they act as
experiencers and also as agents (they experience the
change of state in a voluntary and temporary way).
Secondly, we have observed our object under study from the
point of view of its formation. Thus, denominal verbs have a
substantive base as origin; in our case, such noun must be
Romance (typical of the Spanish language). Morphologically, the
conversion of a noun into a verb is carried out by methods of word
formation such as derivation by suffixation or parasynthesis by
affixation. Furthermore, in the process of morphological
formation, syntactic factors (the incorporation is the movement
that is produced from an argument of the verb to a verbal
nucleus), as well as semantic factors (the fusion allows us to know

90
Just as in the previous footnote, we must remember that there is an
inchoative verbal set characterized by developing inergative intransitive
structures with experiencer and agent subjects.
Conclusions 561

the semantic notions that converge in the denominal verbs) are


involved.
Once we have explained the main theoretical notions in our
study (inchoativity, causativity, word formation, and so on), we
will focus on the practical analysis of the verbal units that we have
previously included in the corpus created for this work. Logically,
the verbs collected in that list have all the features that we have
been discussing over the theoretical block of this thesis: verbs that
denote a change of physical or psychological state of the
experiencer entity and derive from a nominal base with a
Romance origin. The number of units presenting those features
ascends to 424 verbs, according to our research based on the
Diccionario de la Real Academia Española (2014), the Diccionario
Crítico Etimológico Castellano e Hispánico (1980) and the
Diccionario de Americanismos of the Association of Academies of
Spanish Language (2010). Our goal is to analyze these verbal units
from the different linguistic levels that we have mentioned in
order to obtain certain classifications that we consider significant
to grasp the linguistic expression of denominal inchoativity.
The first classification exposed pays attention to the
morphological patterns of word formation that the verbs in corpus
follow. The next table summarizes the results of this
morphological analysis.
562 Conclusions

Table XLVII. Morphological classification

-AR -EAR -ECER -IR -IZAR Total of Total of verbs


prefixed according to
verbs the scheme
ø 87 55 10 1 10 163 163
(Suffixation)
A- 127 1 128
DES- 15 15
EN- 98 13 111 261
(Parasynthesis)
ES- 3 3
RE- 2 1 3
TRAS- 1 1
Total of
suffixed 333 56 24 1 10 424
verbs

Among the verbs in corpus, we have found the presence of five


different verbal suffixes: -ar, -ear, -ecer, -ir, -izar. As we can see,
the most productive verbal suffix is -ar (cancerar, engranujarse),
as it generally happens in the Spanish language, despite the fact
that this suffix is semantically unmarked. Therefore, the change of
state is marked in this large number of verbs through the concrete
meaning of the nominal base, its relationship with the argument
structure and the addition of a prefix in certain cases
(parasynthetic verbs). Regarding the suffix -ecer, which was
historically the suffix designator of inchoativity par excellence, it
became unstable due to linguistic evolution, so it became a
Conclusions 563

residual mark and the change of state began to be denoted by


other morphological or syntactic particles.
With regard to prefixation, it is necessary to remember that not
all of the verbs in corpus follow this procedure: only the
parasynthetic units, which ascend to 261, have prefixes; the rest of
the verbs, in total 163, are originated through derivation by
suffixation (lack of prefix). Obviously, bearing in mind the table, it
is more recurrent the parasynthetic scheme to form inchoative
denominal verbs, since the presence of a prefix linguistically
reinforces the denotation of change of state. The prefixes that we
have found are specifically six: a-, des-, en-, es-, re-, tras-. The
most productive one is a- (aburguesarse), but it is also significant
the recurrence of the prefix en- (ensarnecer). These two prefixes
a- and en- are outlined because the most common value that they
provide is "to acquire or to make acquire one or more of the
qualities of the noun base", which is per se a change of state
(aburguesarse, engranujarse (2)). Also, the originate values of
directional location of a- and en- should be metaphorically
interpreted in two possible ways: on the one hand, as the
introduction of certain figures (subject entities) in containers
understood as states (nominal bases), which forms the expression
of a change of state (ajaquecarse, enamoriscarse); on the other
hand, as the introduction of certain figures (nominal bases) in
containers (subject entities) understood as containers of a new
element that modifies their nature, causing them a change of
564 Conclusions

state (agusanarse, endentecer). Thus, we can point out a link


between the notion of change of state and the concept of
location, which will be constant throughout the work and is open
for future research.
The second qualifying section makes reference to the lexical-
semantic features of inchoative denominal verbs, that is to say, to
the meaning of both the nominal base and the resulting verbal
unit of the formative process, two essential meanings to
understand the recategorization produced in our verbs by a
semantic fusion. It is necessary to note that, both in this section
and in the next one, when carrying out the analysis, we have taken
into account individually each of the possible meanings that the
verbs may have. Consequently, we do not consider verbal units
but specific verbal meanings.
Therefore, the first analysis focuses on the semantic value of
the substantive base in order to determine how this noun
contributes to the configuration of the inchoative meaning of
change of state denoted by the verb. For those purposes, we have
classified the verbal units depending on the type of nominal bases
they have. We synoptically present this classification in the table
below.
Conclusions 565

Table XLVIII. Semantic classification according to the nominal base

Group Subgroups Number of Total of


verbal meanings meanings in
each group
Physical state 71
Base of state Emotional state 74 188
Consciousness state 43

Base
reinterpreted 98 98
as a state
Animate entity 17
Base of an Perceptible inanimate 127
object/ entity 154
concept/and Imperceptible 7
so on inanimate entity
Action 3

As shown on the table, the three distinct groups have a not too
disparate number of verbal units. However, the most numerous
group is one that integrates verbs with bases that express state,
which can be physical (weather, health, transitory states of the
person, physical characterization of the person, and so on;
ajaquecarse), emotional (emotions and feelings, personality
characteristics, and so on; enfuriarse) and of consciousness (social
role, social status; celestinear). The verbs in the second group
(second line of Table XLVIII) also express state. In this case, the
denoted state is generated through processes of extension of
meaning: the nominal base denotes an animate or inanimate
entity that has a certain quality susceptible to being reinterpreted
566 Conclusions

as state by metaphorical resources, metonymic resources, and so


on (ajamonarse). Finally, we find the verbal group with bases
denoting objects, concepts, actions, and so on, that is to say, these
bases have references that do not express any state either
denotative or figurative (endentecer). Therefore, this third group,
which is in fact the second group considering the number of verbs
it includes, is characterized by substantive bases indicating the
references into which the experience subjects turn or the
references that these subjects happen to acquire when they are
affected by verbal preaching. Theconclusion that we can draw
from this first lexical-semantic analysis of the nominal base is that
most of the inchoative denominal verbs (286 out of 424 units)
originate in nouns denoting some kind of state, which can be
denotative (bases of state) or can appear through
reinterpretations of semantic extension (bases reinterpreted as a
state). This approach allows us to confirm the meaning of change
of state of our verbs under study; we understand that the highest
number of verbs corresponds to this group by the fact that our
verbal units denote changes of state, so it is logical that this new
state experienced by the subject entity becomes obvious in the
process of verbal formation through the noun base.
The second lexical-semantic analysis refers to the integration of
a substantive base in the analytical structure developed by
inchoative denominal verbs as synthetic units. In this sense, we
have focused on the paraphrases that allow us to understand the
Conclusions 567

semantic content of our verbs; in these paraphrases the nominal


bases studied in the above classification are inserted. The table
below shows the established groups according to the different
paraphrases that we have distinguished. In all cases, X is
equivalent to the noun base.

Table XLIX. Semantic classification according to the paraphrase

Number of Total of
Group Subgroups Paraphrase verbal meanings
meanings in each
group
Total BECOME X 62
conversion
Partial MAKE AS X (physic) 88
Conversion conversion BEHAVE AS X (psychic)
Total and BECOME X 167
partial MAKE AS/ BEHAVE AS X 17
conversion
(Subgroup BE FULL OF/COVER OF 30
Acquisition 1) X 151
(Subgroup GET X 121
2)
(Subgroup PUT DOWN/BEAR X 51
Creation 1) 79
(Subgroup BREED/FORM X 28
2)
Loss LOSE X 16 16

Intensifica- EXPERIENCE AN
tion INTENSE FEELING FOR 6 6
X
(Paraphras-
tic 17 17
problems)
568 Conclusions

The largest group is one that includes designator verbs of a


process of conversion or transformation which can be of two
types. On the one hand, the subject entity may experience a total
transformation, so it would completely become the reference of
the substantive base (amachorrarse = BECOME machorra –
‘lesbian’). On the other hand, the experiencer subject may
partially become the reference of the nominal base, so it only
happens to own some of the features of such base, which can be
physical traits (arrequesonarse = MAKE AS requesón – ‘cottage
cheese’; irisar = MAKE AS -arco- iris – ‘rainbow’), because changes
are produced in the nature of the subject entity, or psychological
and emotional traits (payasear = BEHAVE AS un payaso – ‘a
clown’; agallarse = BEHAVE AS un gallo – ‘a cock’), since changes
affect the subject's behaviours or attitudes. In this point, it is
important to note that most of the verbs of partial conversion
with a psychic character, such as payasear, and some ones with a
physic character, such as adonizarse, are formed on substantives
which are very close to adjectives. Due to that “similarity” the
categories are blurred, as they designate features or qualities
attributed to people: they denote different types of human
beings, alluding to their physical condition (adamarse), their
emotional condition (calaverear) or their social/professional status
(celestinear), so they could be interpreted as substantives, as
adjectives or as functionally substantivable adjectives (Serrano
Dolader, 1995). We must remind that the criterion for including
Conclusions 569

verbs characterized like that and discarding others (like agringarse


or emplebeyecer) is precisely the cataloging of the grammatical
category which these nominal bases belong to, according to the
DRAE (2014): we only analyze verbs originated on substantives
specified like that in the particular sense of the nominal base.
Once this aspect has been clarified, in order to conclude the
comment about the group of verbs of conversion, we should point
out a small set of verbal units that, depending on the meaning of
the noun base that we consider, can be defined as verbs of total
conversion or verbs of partial conversion (enfierecerse = BECOME
una fiera -‘a fierce’- or BEHAVE AS una fiera). The second distinct
group integrates verbal units related to the concept of acquisition:
the experiencer entity acquires or accepts, voluntarily or
involuntarily, the reference of the nominal base, which is
conceived as the final state that this entity gets. The two
paraphrases for this group allow us to set two verbal subgroups:
first, there are verbs paraphrased by BE FULL OF/COVER OF X,
which involuntarily acquire the nominal reference (embicharse =
BE FULL OF bichos - ‘bugs’); secondly, most verbs of acquisition
develop the analytical structure GET X, which involves an
acquisition or a voluntary or involuntary contraction of the
nominal reference (encalmar = GET calma - calm). We also
distinguish a third group characterized by referring to a process of
creation: the subject entity is able to create or generate new
elements, designated by the nominal bases and typical of its
570 Conclusions

nature (natural, inherent, non agentive or conscious process),


whose creation is a change of this entity's state. As in the previous
group, we divide verbs of creation into two subgroups according
to the respective paraphrase: on the one hand, there are verbs
paraphrased by PUT DOWN/BEAR X (enraizar = PUT DOWN raíz -
‘root’); on the other hand, there are verbs with the paraphrase
BREED/FORM X (agusanarse = BREED gusanos – ‘worms’). The two
latter exposed groups are a minority: one makes reference to the
concept of loss, on the experiencer entity behalf, of an inalienable
element denoted by the nominal reference, which constitutes a
change of state of the subject entity (desmemoriarse = LOSE
memoria – ‘memory’); the other refers to the excessive obsession
experienced by the lexical subject for someone or something, an
obsessive process that involves an alteration (enmadrarse =
EXPERIENCE AN INTENSE FEELING FOR la madre - ‘the mother’).
Finally, we have left out a set of verbal units that are characterized
by problems in obtaining their paraphrastic structure. In short, the
most recurrent paraphrases displayed by inchoative denominal
verbs are those related to the processes of conversion and
acquisition, as they are the processes that prototypically express a
change of state and hence they are the most common: the subject
entities experience a transformation of their nature or acquire a
new property that becomes part of their essence. The other three
paraphrases denote more specific changes of state and thus less
common: the subject entities are altered when creating a new
Conclusions 571

element typical of their nature, when suffering the loss of an


inalienable element or when being immersed in an obsessive
state. Specifically, the paraphrase of creation is linked to the
concept of location: the created element can be originated in the
peripheral parts of the affected entity (external location) or in the
most intrinsic parts of this entity (internal location). Again, we
confirm the relationship between inchoativity and location as we
indicated above.
The third and final qualifying section alludes to syntactic-
semantic factors of inchoative denominal verbs. Concretely, we
have considered the syntactic structures that they can develop
and the argument schemes that they require to complete their
meaning. In both cases, it is clear the close connection between
syntax and semantics, as we have been stressing throughout the
thesis. Furthermore, in this section we have also given relevance
to the pragmatic factor, since we provide contextualized examples
of verbal units that concern us.
The first analysis of syntactic-semantic nature aims to classify
the verbs under study depending on the syntactic structures
where they may appear. As we have already noted, our verbal
units are characterized by being intransitive (semantic
requirement of a single argument with the function of
grammatical subject), but that intransitivity can be showed in
several ways in the academic dictionary (2014). In the next table
we present the different possibilities for this.
572 Conclusions

Table L. Syntactic classification according to the structures

Syntactic groups Subgroups / Nº verbal Total of verbal


meanings meanings
With se in the verbal
Pronominal verbs entrance / 232
288
Without se in the verbal
entrance / 56
Intransitive verbs 131

Pronominal and 5
intransitive verbs

As we can see on the table, the largest group is clearly one that
collects the verbs with a pronominal nature, that is to say, formed
with the clitic se. These verbs are defined as inchoative verbs of
external cause because of the presence of the pronominal clitic se.
However, they do not participate in the so-called ‘causative-
inchoative alternation’: they are the limited set of verbal units of
change of state of external cause that only have a pronominal
inchoative intransitive variant (they do not alternate with another
causative transitive variant). That is, the verbal set which we
precisely intend to highlight in our work. Thus, these verbs are
characterized by the presence of the clitic pronoun se,
morphological manifestation of the syntactic-semantic
relationship between the grammatical subject and the notional
object: in general, the subject is the object affected by the verbal
process. This pronominal character can appear in two ways in the
verbs of the corpus: in the verbal entrance itself, so every sense of
Conclusions 573

that verb is pronominal (adonizarse); in one or more verbal


meanings, so it is only pronominal in those meanings
(emborrascar). The second group includes the proper intransitive
verbs, considered as verbs of change of state of internal cause
(endentecer). Finally, we have found four verbal units containing
both intransitive meanings and pronominal meanings (encañar (2),
enviciar, pompear, repuntar, terremotear). As a conclusion of this
classification, we can establish the pronominal intransitivity as the
most recurrent structure in the inchoative denominal verbs, since
the external causativity (existence of a ‘cause’ element external to
the patient object) is the most communicatively common option
to justify the changes of state that the entities of the reality
outside experience: it is more common that events are caused by
elements external to the patient object, that is to say, by real
causes, and not because of features inherent to that object
(internal causativity).
In the second syntactic-semantic analysis, we have focused on
the scope of the notional subject and we have studied it bearing in
mind two factors: the type of entity that constitutes it and the
possession or not of a reciprocal nature. For this purpose, we have
considered the potential subjects that the inchoative denominal
verbs in corpus select, taking into account their denotative
meanings (we discarded those figurative contexts with subjects of
other natures).
574 Conclusions

First, we have carried out a classification of our verbs under


study based on the different characteristics found in their possible
subject entities; specifically, we have observed the feature [+/-
animate], the kind of entity that they express and the semantic
role that they can play. To make this classification, we have
noticed the references in the verbal meanings in DRAE (2014)
about the specific entities which verbs must be preached of; also,
we have used our knowledge of linguistic and extra-linguistic
reality.
It should be noted that all subjects of the verbs in corpus have
the semantic role of patient or affected theme, that is to say, they
are the notional objects of the verbal units (entities that exist
before the verbal action and change their state because of that
action). However, the subjects with a human animate nature have
different semantic roles precisely because of that nature: on the
one hand, the patient subjects with human character are
specifically called experiencer (specific term to refer to the
affected objects with human nature); on the other hand, as we
have pointed out, there are inchoative verbal units that select
subjects who may act, apart from as experiencer, as agent
(entities deliberately responsible for the development of the event
themselves). The table below synoptically shows this classification.
Conclusions 575

Table LI. Classification according to the subject entity selected

Groups Subgroups Number of Total of


according to verbal verbal
the type of meanings meanings
subject
Experiencer + Agent 80
Human
entity Experiencer 99
Entity Experiencer + Agent/ 31
[+animate] Experiencer 249
Animal entity 24
Human/animal entity 14
Spiritual entity 1
Entity Vegetal entity 89
[-animate] Corporal entity 20
Meteorological/geological 13 184
entity
Generic entity 62
Entity 14 14
[+/-animate]
Impersonal 4 4
structure

From the table above, we see that the largest verbal group is
one whose notional subjects are made by entities with an animate
character, so we mainly refer to humans or animals. Nevertheless,
we have exceptionally found a verb whose subject is a spiritual
entity (a divine being). The majority subgroup is the one related to
verbs with human subjects; in these cases, the subjects can be
differentiated depending on their agentivity degree: on the one
hand, they can be understood as agent and experiencer, that is to
say, entities carrying out the event themselves voluntarily and
576 Conclusions

consciously for a limited period of time (brujear); on the other


hand, they may be only experiencer, which is a specific type of
affected object or patient characterized by alluding to human
entities that are altered by the psychological, emotional or
physical process denoted by the verb (emberrincharse). There is a
third option that includes verbal units (amachorrase, empedarse)
that can be interpreted in two ways depending on the linguistic
and extralinguistic context: on the one hand, subject entities can
act as agent and experiencer when they carry out certain
conscious and deliberate actions which cause a change of state in
them; on the other hand, they can act only as experiencer when
they do not participate in the making of the verbal event, but they
are merely passive entities affected by the verbal process. It is
important to point out that the verbs which select human subjects
with the papers of agent and experiencer are characterized by
being inergative intransitive, since this type of intransitivity is
linked to an agentive subject (actor executing an action that
comes out of himself). Thus, this set of verbs is at the limits of the
verbal class that we are drawing up in this paper, as they are far
from the prototype that we aim to build on the notion of change
of state. Furthermore, although fewer in number, we find verbal
units with subjects designated by inanimate entities, which may
be plants, parts of the human/animal body, meteorological and
geological phenomena91, or various inanimate entities (entallecer).

91
In the case of these meteorological and geological verbs, it is necessary to
Conclusions 577

We have also distinguished a small number of verbs that can


accept as lexical subjects both animate and inanimate entities
(achaparrarse in its meaning 2). Finally, the existence of four
verbal units (atardecer, escampar, escarchar, tardecer) should be
noted. They are characterized by appearing in syntactically
impersonal structures with a meteorological meaning, that is,
lacking a subject92. In conclusion, we can postulate the tendency
of inchoative denominal verbs to select subject entities with an
animate character, specifically human beings with the semantic
role of experiencer (seat of the change of state denoted by the
verbal unit). This hypothesis is due to the number of verbal units
that select that type of subject, as it is the largest one of all corpus
of work. Therefore, generally speaking, we can draw an idea of
inchoativity based on the involuntariness of a human animate
subject, who undergoes a change of state outside its capacity for
deliberation: he suffers from a transformation or modification of

remember that the fact of attributing them an inanimate subject is because,


although traditionally meteorological and geological verbs have been
considered impersonal, they can accept internal arguments in the form of
subject that subspecify a different content from the meaning of the nominal
base, a relevant content to be explicit, always related to the semantic field of
the verbal meaning.
92
These four meteorological verbs fit into the prototype that characterizes
meteorological verbal units, as they are traditionally impersonal. However, we
do not rule out that, very occasionally, they can appear with internal arguments
syntactically made as subjects. Moreover, we must remind the difference
between syntactic impersonal (without grammatical subject) and semantic
impersonal (with grammatical subject, but hidden because it is not relevant to
specify).
578 Conclusions

their physical or mental nature without having decided it


consciously.
Without leaving the scope of the lexical subject, the following
considered classification emphasizes the possibility that inchoative
denominal verbs constitute symmetric predicates referring to
groups or collectives among which a reciprocity relationship is
established (ennoviarse). This would be the expression of a change
of state shared by several affected entities. In this sense, there is a
double structural possibility: one monoactancial structure with a
single argument in the form of a compound or plural subject; one
biactancial structure with a singular subject argument and a
prepositional complement argument. In both structures there is a
mutual correspondence among the entities that configure the
arguments. In the table below we present the results of this
analysis.

Table LII. Classification according to the reciprocity of the subject

Groups Number of verbal meanings

Verbs with a non reciprocal 399


subject
Verbs with a reciprocal subject 25

The table above shows that our verbs under study do not make
symmetric or reciprocal predicates in a significant way, since only
25 verbal units out of a total of 424 verbs in the corpus have that
feature. Therefore, reciprocity does not seem to be linked to the
Conclusions 579

verbal expression of the change of state: inchoativity alluding to a


single patient object is the most common phenomenon.
The third classification of a syntactic-semantic nature closes the
chapter of the thesis dedicated to the analysis of the corpus. This
classification is based on the requirement or not, on the
inchoative denominal verbs behalf, of a specific argument to get
their correct semantic value: a prepositional complement
(enamoriscarse de alguien/algo – ‘to be infatuated with
somebody/something’). The table below reflects the analysis
made in this regard.

Table LIII. Classification according to the prepositional complements

Groups Ruled preposition Number of Total of verbal


verbal meanings meanings
Verbs without a
prepositional ø 379 379
complement
Verbs with a Con (with) 21
prepositional De (from) 18 45
complement Por (by) 2
Multiple 4

The results show that a small number of verbal units in the


corpus semantically require a prepositional complement.
Therefore, we can conclude that this requirement of a
prepositional argument is not a trait that we should associate to
our inchoative verbal class. However, among those verbs that
need such actant, the most frequent prepositions are con (with)
580 Conclusions

and de (from): the preposition con is usually selected by reciprocal


verbs, which constitute most of the verbal units with a
prepositional complement (amancebarse, compincharse); the
preposition de is usually linked to the locative value of ‘origin’, in
this case, the origin of the change of state, understood as a
secondary trigger of that change (amelarchiarse, enamoriscarse).
Concluding the analytical chapter of this work, it is possible to
establish a prototypical profile of inchoative denominal verbs
considering the traits shared by most of these units. In this sense,
our verb object under study is characterized by being inchoative,
that is to say, by denoting a change of a physical or psychological
state experienced by the subject entity. The semantic base of this
inchoative process can come, in our opinion, from the abstraction
of a directional locative process: we can understand the change of
state as the introduction of a content entity (grammatical subject)
in a new continent or container, interpreted as a new state
(nominal base)93. The formation of our verbal unit follows a
parasynthetic by affixation denominal scheme, so it has a
substantive base to which the prefix a- or en- and the suffix -ar(se)
are simultaneously attached. That nominal base is also the origin
of the inchoative meaning, because it designates a particular state,
which can be denotative or inferred from a semantic

93
In this paper we have only postulated this close relationship between
inchoativity and location. In future research it will be presented with a greater
profusion and exhaustiveness.
Conclusions 581

reinterpretation procedure. The result of this formation is a


synthetic verbal unit that can be paraphrased by an analytical
structure related to the notions of conversion (BECOME X / MAKE
AS X / BEHAVE AS X) or acquisition (GET X), as they are the most
common expressions when we talk about a process of
transformation. This verbal unit shows its unaccusative
intransitivity through a syntactic structure with a pronominal
nature, so it is an inchoative verb of external cause non-
participating in the causative-inchoative alternation94. Thus, it
primarily requires as a single argument a lexical subject played by
an animate entity, particularly a human being with the semantic
role of experiencer (involuntary or unintended change of state). In
addition, the inchoative denominal verb goes with a cause
argument external to the patient object (grammatical subject) that
directly acts in the achievement of the verbal event, argument
which does not usually appear explicitly in the construction; if it
does, it can be expressed by locutions like a causa de (because of)
or prepositions like con (with) or por (by). Finally, due to that
external causativity, the denominal verb of change of state relates

94
External causativity is usually associated with the participation in the so-
called causative-inchoative alternation, which implies the existence for a single
verbal unit of a causative transitive variant (biactancial structure) and an
inchoative intransitive variant (monoactancial structure) (Levin y Rappaport,
1995; Mendikoetxea, 1999a; Lavale Ortiz, 2007, 2013). However, in this paper
we confirm that there are verbs of change of state of external cause that do not
participate in this alternation, since they only possess an inchoative intransitive
variant with a pronominal nature.
582 Conclusions

to the middle voice, which is one that denotes a subject affected


by the verbal event. This is emphasized by the presence of the
clitic pronoun se.
In the edges of the prototype that we have just drawn about
the denominal verbal expression of the change of state, various
linguistic issues that provide certain specifications on the
inchoativity are located.
First, from a morphological perspective, beyond the
parasynthetic scheme with the prefixes a-/en- and the suffix -
ar(se), there are units in the corpus which are formed by a process
of suffixation (without prefixes) like gangrenarse . Moreover, we
note the use of other suffixes like -ear, -ecer, -izar and -ir, and
other prefixes such as des-, es-, re- and tras-. Therefore, we can
say that the denominal expression of the change of state does not
only fit into the proposed prototype, but it is varied and has
different particular connotations, since each of these prefixes and
suffixes provide specific and different values to the resulting
verbal unit.
From a semantic point of view, the inchoativity is intrinsically
related to the causativity, to a greater extent, to the external
causativity (ajamonarse, emberrincharse), as we have marked in
the general profile. However, there are also verbal units
characterized by an internal causativity (abonanzar, ensarnecer),
where the only argument of the verb, the grammatical subject,
has an inherent property that allows the denoted change of state
Conclusions 583

to be developed. Thus, the notion of change of state covers the


two possible causative expressions that exist. Therefore, from a
causative point of view, we are dealing with a plural inchoativity.
This idea of the plurality of inchoativity is also evident if we
look at the paraphrases or analytical structures that our verbal
units can spread. As mentioned, the prototypical paraphrases are
those of conversion and acquisition. Nevertheless, we must
remember that we find other structures to paraphrase the
denominal verbs of change of state: creation, like enraizar – ‘take
root’ (PUT DOWN/BEAR X or BREED/FORM X); loss, like
desmemoriarse – ‘to become absent-minded’ (LOSE X);
intensification, like enmadrarse (EXPERIENCE AN INTENSE FEELING
FOR X).
Furthermore, beyond the nominal bases semantically primary
of the verbal meaning because they designate some kind of state,
either denotative (amodorrarse) either reinterpreted (alimonarse),
we find substantive bases indicating the entities into which the
patient subjects or the entities that those subjects acquire when
they are affected by the verbal predicate turn; that is to say, there
are nominal bases designating objects, concepts, and so on
(endentecer), and not state itself, as we have mentioned in the
prototypical profile. Therefore, we observe that the configuration
of the meaning of change of state can be given through other
semantic associations apart from the meaning of the substantive
base.
584 Conclusions

In a syntactic-semantic level, inchoative verbs usually select as


subjects animate entities, particularly human, with the semantic
role of experience (ajaquecarse, enfuriarse). However, we find the
existence of verbal units that require animal animate entities
(emplumecer), inanimate entities of different nature (abolsarse,
aborrascarse, entallecer), or even syntactically impersonal units
(atardecer). With regard to the semantic roles, although all
subjects, whatever their nature, play the role of affected object (in
the case of non-human animate or inanimate entities) or
experiencer (in the case of human animate entities, because an
experiencer is an affected subject with a human character), we
note a number of verbs whose subjects are human entities that,
besides experience, act as agent (achularse, celestinear): they
carry out the change of state themselves in a deliberate and
conscious way for a specific period of time. Therefore, the subject
entity transitorily changes its physical state (alteration of its
physical nature) or its psychological state (modification of its way
of behaving) because it carries out certain voluntary and conscious
actions. Most of these verbal units originate on substantives
designating a human type, that is to say, different types of human
beings, which should be interpreted as traits or qualities
attributed to people (quality of pícaro – ‘swindler’, quality of
celestina – ‘matchmaker’), so these verbs are located very close to
deadjectival inchoative verbs (agringarse, emplebeyecer). In
addition, as a result of that agentivity found in those verbs, a
Conclusions 585

variation in the type of intransitivity to which they belong is


produced: prototypically, our units under study are unaccusative
intransitive because their subjects are patient (they receive or
suffer the action of a verb); but verbs with agent and experiencer
human subjects are defined as inergative intransitive, since they
are those whose subjects are responsible for the described event.
Thus, we see that the change of state is influenced by the
dichotomy agentivity/inagentivity, as well as by the two different
types of intransitivity. This fact allows us to configure a richer
syntactically and semantically notion of inchoativity.
Apart from that, we consider essential to relate the concept of
external causativity to that group of verbs with agent and
experiencer human subjects, so that we can state one more
specification over the inchoativity. This number of verbs with
those particular subjects can be linked to an external or internal
causativity. For those units with an external causativity, precisely
because of this causativity, they are characterized by the inclusion
in the middle voice, whose characteristic feature is the presence
of the clitic pronoun se. Besides, within the structures of middle
voice, they do not fit into the prototype of middle inchoative
structures95, but rather into pseudo-reflexive schemes denoting
change of state: intransitive schemes with a single argument, the

95
Among the structures of middle voice we find: reflexive structures, as well as
pseudo-reflexive, change of state of external cause, reflexive passive and
impersonal with se structures.
586 Conclusions

grammatical subject, carrying two different semantic roles such as


the agent, because it makes the inchoative action, and the patient
object, since it also receives or experiences that action; this double
semantic role of the subject is reinforced by the pronominal clitic
se, because it emphasizes the expression of the role of patient
object on such subject behalf (the pronoun is correferential to the
subject). Therefore, these specific verbal units (aburguesarse,
ennoviarse) are set in the edges between the inchoative prototype
and the pseudo-reflexive prototype, so the notion of change of
state that we consider is quite heterogeneous.
In short, this doctoral work deals with the notion of change of
state in its verbal expression with a denominal nature from a
linguistic and multidisciplinary perspective. As a result, we
propose a plural idea of this notion: although we can draw up a
prototype of inchoative denominal verb for being the most
common, there are numerous specifications and particular
concretions that enrich the concept of inchoativity and make us
aware of its linguistic and social heterogeneity.
Bibliografía
Bibliografía 589

ALEMANY BOLUFER, José (1920): Tratado de la formación de palabras en la


lengua castellana, Madrid: Librería general de Victorino Núñez.
ALEXIADOU, Artemis, Elena ANAGNOSTOPOULOU y Martin EVERAERT (eds.) (2004):
The unaccusativity puzzle: explorations of the syntax–lexicon interface
(Oxford Studies in Theoretical Linguistics 5), Oxford: Oxford University
Press.
ALMELA PÉREZ, Ramón (1999): Procedimientos de formación de palabras en
español, Barcelona: Ariel.
ALVAR EZQUERRA, Manuel (1993): La formación de palabras en español,
Madrid: Arco Libros.
ARANDA ORTIZ, Antonio (1990): La expresión de la causatividad en español
actual, Zaragoza: Pórtico.
ARONOFF, Mark (1976): Word Formation in Generative Grammar,
Cambridge, Massachusetts and London: The MIT Press.
ARONOFF, Mark (1980): “Contextuals”, Language, 54, 4, pp. 744-758.
ASOCIACIÓN DE ACADEMIAS DE LA LENGUA ESPAÑOLA (2010): Diccionario de
Americanismos, Madrid: Santillana.
BAKER, Mark C. (1988): Incorporation. A Theory of Grammatical Function
Change, Chicago: University of Chicago Press.
BAKER, Mark C. (1996): The Polysynthesis Parameter, Oxford: OUP.
BARRAJÓN LÓPEZ, Elisa (2011): “On meteorological denominal verbs in
Spanish: Syntactic-semantic properties and argument relationships”, en
José Luis Cifuentes Honrubia y Susana Rodríguez Rosique (eds.): Spanish
590 Bibliografía

Word Formation and Lexical Creation, Amsterdam: John Benjamins, pp.


3-20.
BELLO, Andrés (1847): Gramática de la lengua castellana. Con notas y
revisiones de Niceto Alcalá-Zamora y Torres, Buenos Aires: Sopena
argentina.
BENIERS, Elisabeth (2002): “La base de los verbos denominales ¿participante
de oración principal o modal?”, NRFH, L, núm. 2, pp. 405-425.
BORER, Hagit (1994): “The projection of arguments”, en Elena Benedicto y
Jeffrey Runner (eds.): Functional Projections, Amherst: University of
Massachusetts, pp. 19-47.
BOSQUE, Ignacio (1982): “La morfología”, en Francisco Abad y Antonio
García Berrio (coords.): Introducción a la lingüística, Madrid: Alhambra,
pp. 115-153.
BOSQUE, Ignacio (1989): Las categorías gramaticales, Madrid: Síntesis.
BURZIO, Luigi (1981): Intransitive Verbs and Italian Auxiliaries, Tesis
Doctoral, Cambridge: MIT.
BUSTOS GISBERT, Eugenio (1986): La composición nominal en español,
Salamanca: Ediciones de la Universidad de Salamanca.
BUSTOS TOVAR, Eugenio de (1966): “Algunas observaciones sobre la palabra
compuesta. I. La palabra compuesta como signo lingüístico”, en Revista
de Filología Española, 49, pp. 255-274.
CALZADO ROLDÁN, Araceli (2008): “La definición lexicográfica de los verbos
impersonales de fenómenos naturales”, en El diccionario como puente
entre las lenguas y culturas del mundo. Actas del II Congreso
Bibliografía 591

Internacional de Lexicografía Hispánica, Alicante: Biblioteca virtual


Miguel de Cervantes, pp. 315-320.
CAMPOS, Héctor (1999): “Transitividad e intransitividad”, en I. Bosque y V.
Demonte (eds.): Gramática descriptiva de la lengua española, Madrid:
Espasa, vol. 2, pp. 1519-1574.
CANDALIJA REINA, José Antonio (2013): “Transitividad preposicional: el doble
complemento preposicional en español”, en Revista de Investigación
Lingüística, nº 16, Murcia: Universidad de Murcia, pp. 177-207.
CANO AGUILAR, Rafael (1981): Estructuras sintácticas transitivas en el español
actual, Madrid: Gredos.
CANO AGUILAR, Rafael (1999): “Los complementos de régimen verbal”, en
Ignacio Bosque y Violeta Demonte (eds.): Gramática descriptiva de la
lengua española, Madrid: Espasa, vol. 2, pp. 1807-1854.
CIFUENTES HONRUBIA, José Luis (1994): Gramática Cognitiva. Fundamentos
críticos, Madrid: Eudema.
CIFUENTES HONRUBIA, José Luis (1999a): Sintaxis y semántica del movimiento.
Aspectos de gramática cognitiva, Alicante: Instituto de Cultura Juan Gil-
Albert.
CIFUENTES HONRUBIA, José Luis (1999b): “Inacusatividad y movimiento”, en
Revista Española de Lingüística, 29, 1, pp. 35-61.
CIFUENTES HONRUBIA, José Luis (2004): “Verbos locales estativos en español”,
en José Luis Cifuentes Honrubia y Carmen Marimón Llorca (coords.):
Estudios de Lingüística: el verbo, Alicante: Universidad de Alicante, pp.
73-118.
592 Bibliografía

CIFUENTES HONRUBIA, José Luis (2006a): “Alternancias verbales en español”,


en Revista Portuguesa de Humanidades, 10-1/2, pp. 107-132.
CIFUENTES HONRUBIA, José Luis (2006b): “Verbos denominales locales en
español”, en Elena De Miguel, Azucena Palacios y Ana Serradilla (eds.):
Estructuras léxicas y estructura del léxico, Frankfurt: Peter Lang, pp. 247-
271.
CIFUENTES HONRUBIA, José Luis (2010): Clases semánticas y construcciones
sintácticas: alternancias locales en español, Lugo: Axac.
CIFUENTES HONRUBIA, José Luis (2011): “Spanish deadjectival verbs and
argumental structure”, en José Luis Cifuentes Honrubia y Susana
Rodríguez Rosique (eds.): Spanish Word Formation and Lexical Creation,
Amsterdam: John Benjamins, pp. 65-105.
CIFUENTES HONRUBIA, José Luis (2012): “Construcciones posesivas de
compañía en español”, en Revista Española de Lingüística, 42-2, pp. 33-
62.
CIFUENTES HONRUBIA, José Luis (2013): “Atribución y construcciones
posesivas”, en Revista de Investigación de Lingüística Iberoamericana,
XII-1, 21, pp. 23-38.
CIFUENTES HONRUBIA, José Luis (2015): Construcciones posesivas en español,
Amsterdam: Rodopi-Brill.
CIFUENTES HONRUBIA, José Luis y Ruth María LAVALE ORTIZ (2009): “Sobre
verbos denominales: construcciones causativas y de localización”, en
Quaderns de Filologia. Estudis lingüístics, 14, pp. 57-75.
CLARK, Eve V. y Herbert H. CLARK (1979): “When nouns surface as verbs”, en
Language, 55, pp. 767-811.
Bibliografía 593

COMRIE, Bernard (1976): “The syntax of causative constructions: cross-


language similarities and divergencies”, en Masayoshi Shibatani (ed.):
Syntax and Semantics, 6. The Grammar of Causative Constructions, New
York (etc.): Academic Press, pp. 261-312.
COMRIE, Bernard (1989): Universales del lenguaje y tipología lingüística.
Sintaxis y morfología, Madrid: Gredos.
COMRIE, Bernard (1993): “Some remarks on causatives and transitivity in
Haruai”, en Bernard Comrie y Maria Polinsky (eds.): Causatives and
Transitivity, Amsterdam/Philadelphia: John Benjamins Publishing
Company, pp. 315-325.
CORBIN, Danielle (1987): Morphologie derivationnelle et structuration du
lexique, Tübingen: Max Niemeyer.
COROMINAS, Joan y José Antonio PASCUAL (1980): Diccionario crítico
etimológico de la lengua castellana, Madrid: Gredos.
CORTÉS RODRÍGUEZ, Francisco José y Ricardo MAIRAL USÓN (2005): “La
formación de palabras, de nuevo, como encrucijada: la interfaz
semántica-morfología-sintaxis-fonología en el Modelo de Gramáticas
Léxicas”, en Juan Cuartero Otal y Gerd Wotjak (eds.): Algunos problemas
específicos de la descripción sintáctico-semántica, Berlin: Frank &
Timme, pp. 159-173.
DARMESTETER, Arsène (1875): Traité de la formation des mots composés dans
la langue française, comparée aux autres langues romanes et au
latin, París: A. Franck, 1875.
594 Bibliografía

DEIGNAN, Alice (2005): Metaphor and corpus linguistics, Amsterdam: John


Benjamins.
DEMONTE, Violeta (1994): “La semántica de los verbos de ‘cambio’”, en
Cuadernos de Lingüística del Instituto Universitario Ortega y Gasset, 2,
pp. 55-82.
ELVIRA, Javier (2001): “Sobre la distribución columnar de la flexión incoativa
medieval”, en Cahiers de linguistique hispanique médiévale, Lyon: ENS
Editions, vol. 24, 24, pp. 167-179.
ESPINOSA ELORZA, Rosa María (2009): “El cambio semántico”, en Elena de
Miguel Aparicio (ed.): Panorama de la lexicología, Barcelona: Ariel, pp.
159-182.
EVANS, Vyvyan y Melanie GREEN (2006): Cognitive Linguistics: An
Introduction, Edinburgh: Edinburgh University Press.
FELÍU ARQUIOLA, Elena (2009): “Palabras con estructura interna”, en Elena de
Miguel Aparicio (ed.): Panorama de la lexicología, Barcelona: Ariel, pp.
51-82.
FERNÁNDEZ JAÉN, Jorge (2012): Semántica cognitiva diacrónica de los verbos
de percepción física del español (Tesis doctoral inédita), Alicante:
Universidad de Alicante.
FERNÁNDEZ JAÉN, Jorge (2014): Principios fundamentales de semántica
histórica, Madrid: Arco Libros S.L.
FERNÁNDEZ RAMÍREZ, Salvador (1986): La derivación nominal (Ordenado,
anotado y dispuesto para la imprenta por Ignacio Bosque), Madrid,
Anejo XL del Boletín de la RAE.
Bibliografía 595

FOGSGAARD, Lene (2001): “Algunas perífrasis incoativas con a + infinitivo”, en


ELUA Estudios de Lingüística, Universidad de Alicante, 15, pp. 247-260.
GARCÍA BERRIO, Antonio y Agustín VERA LUJÁN (1977): Fundamentos de teoría
lingüística, Madrid: Alberto Corazón.
GARCÍA-MIGUEL, José Mª, Lourdes COSTAS y Susana MARTÍNEZ (2005): “Diátesis
verbales y esquemas construccionales. Verbos, clases semánticas y
esquemas sintáctico-semánticos en el proyecto ADESSE”, Leipzig, 7-12
de octubre de 2003, en http://webs.uvigo.es/adesse/textos/VICILH03.
pdf [07/07/2015].
GEERAERTS, Dirk y Hubert CUYCKENS (2007): “Introducing cognitive linguistics”,
en Dirk Geeraerts y Hubert Cuyckens (eds.): The Oxford Handbook of
Cognitive Linguistics, Oxford: Oxford University Press, pp. 3-21.
GIBBS, Raymond W. (1996): “What’s Cognitive about Cognitive Linguistics?”,
en Eugene H. Casad (ed.): Linguistics in the Redwoods: The Expansion of
a New Paradigm in Linguistics, Berlín: Mouton de Gruyter, pp. 27-53.
GOLDBERG, Adele E. (1995): Constructions: A Construction Grammar
Approach to Argument Structure, Chicago y London: The University of
Chicago Press.
GOLDBERG, Adele E. (2003): “Constructions: a new theoretical approach to
language”, en Trends in Cognitive Sciences, vol. 7, 5, pp. 219-224.
GOLDBERG, Adele E. (2006): Constructions at Work. The Nature of
Generalization in Language, Oxford: Oxford University Press.
GÓMEZ TORREGO, Leonardo (1998): La impersonalidad gramatical:
descripción y norma, Madrid, Editorial Arco Libros.
596 Bibliografía

HALE, Ken y Jay KEYSER (2002): Prolegomenon to a Theory of Argument


Structure, Cambridge: The MIT Press.
HARRIS, Alice (1982): “Georgian and the unaccusative hypothesis”, en
Language, 58-2, pp. 290-306.
HASPELMATH, Martin (1993): “More on the typology of inchoative/causative
verb alternations”, en Bernard Comrie y Maria Polinsky (eds.):
Causatives and transitivity, Amsterdam: John Benjamins, pp. 87-120.
HJELMSLEV, Louis (1972): Ensayos lingüísticos, trad. de Elena Bombín y Félix
Piñeiro, Madrid: Gredos.
HOEKSTRA, Teun y René MÜLDER (1990): “Unergatives as Copular Verbs;
Locational and Existential Predication”, en The Linguistic Review, 7, pp.
1-79.
IACOBINI, Claudio (2004): “Parasintesi”, en M. Grossmann & F. Rainer (eds.):
La formazione delle parole in italiano, Tübingen: Niemeyer, pp. 165-188.
JOHNSON, Mark (1987): The Body in the Mind. The Bodily Basis of Meaning,
Imagination, and Reason, Chicago: University of Chicago Press
[traducción esp. (1991): El cuerpo en la mente. Fundamentos corporals
del significado, la imaginación y la razón, Madrid: Debate].
KASTOVSKY, Dieter (1974): Studies in Syntax and Word-Formation: Selected
Articles by Hans Marchand on the Occasion of this 65 th Birthday,
Munich: Wilhelm Finks.
KLAIMAN, Mimi H. (1991): Grammatical voice, Cambridge/New York/Sidney:
Cambridge University Press.
KOONTZ-GARBODEN, Andrew (2008): “Anticausativization”, en Natural
Language & Linguistic Theory, Springer, 27, 1, pp. 77-138.
Bibliografía 597

LAKOFF, George (1987): Women, Fire and Dangerous Things. What


Categories Reveal about the Mind, Chicago: University of Chicago Press.
LAKOFF, George y Mark JOHNSON (1980): Metaphors We Live By, Chicago:
University of Chicago Press [traducción esp. (1986): Metáforas de la vida
cotidiana, Madrid, Cátedra].
LAKOFF, George y Mark JOHNSON (1999): Philosophy in the Flesh: The
Embodied Mind and Its Challenge to Western Thought, New York: Basic
Books.
LANG, Mervyn F. (1997): Formación de palabras en español. Morfología
derivativa productiva en el léxico moderno, Madrid: Cátedra.
LANGACKER, Ronald W. (1987): Foundations of Cognitive Grammar:
Theoretical Prerequisites, vol. 1, Stanford: Stanford University Press.
LANGACKER, Ronald W. (1990): Concept, Image, and Symbol: The Cognitive
Basis of Grammar, Berlin/Nueva York: Mouton de Gruyter.
LANGACKER, Ronald W. (1991): Foundations of Cognitive Grammar:
Descriptive Application, vol. 2, Stanford: Stanford University Press.
LANGACKER, Ronald W. (1999): Grammar and Conceptualization,
Berlín/Nueva York: Mouton de Gruyter.
LAVALE ORTIZ, Ruth María (2007): “Causatividad y verbos denominales”, en
ELUA Estudios de Lingüística, Universidad de Alicante, 21, pp. 171-207.
LAVALE ORTIZ, Ruth María (2013): Verbos denominales causativos en español
actual, Alicante: Universidad de Alicante.
LÁZARO MORA, Fernando (1983): “Observaciones sobre se medio”, en Serta
Philologica F. Lázaro Carreter, Madrid: Cátedra, vol. 1, pp. 301-308.
598 Bibliografía

LÁZARO MORA, Fernando (1986): “Sobre la parasíntesis en español”, en


Dicenda, 5, pp. 221-235.
LEVIN, Beth (1993): English Verbs Classes and Alternations. A Preliminary
Investigation, Chicago/London: The University of Chicago Press.
LEVIN, Beth y Malka RAPPAPORT HOVAV (1995): Unaccusativity. At the Syntax-
Lexical Semantics Interface, Massachussets: The MIT Press.
LEVIN, Beth y Malka RAPPAPORT HOVAV (2006): Argument Realization,
Cambridge: Cambridge University Press.
LEVIN, Beth y Malka RAPPAPORT HOVAV (2011): “Lexicon Uniformity and the
Causative Alternation”, en Martin Everaert, Marijana Marelj y Tal Siloni
(eds.): The Theta System: Argument Structure at the Interface, Oxford:
Oxford University Press, pp. 150-176.
LORENZO, Emilio (1970): “Sobre los verbos de cambio”, Filología Moderna
38, pp. 173-197.
LUJÁN, Marta (1997): “El análisis de los verbos reflexivos incoativos”, REL 7,
pp. 97-120.
LYONS, John (1968): Introduction to Theoretical Linguistics, Cambridge:
Cambridge University Press.
LYONS, John (1977): Semantics, vol. 1 y 2, Cambridge: Cambridge University
Press.
MALDONADO, Ricardo (1999): A media voz. Problemas conceptuales del
clítico se, México: Instituto de Investigaciones Filológicas, Universidad
Nacional Autónoma de México.
Bibliografía 599

MARÍN, Rafael y Louise MCNALLY (2011): “Inchoativity, change of state and


telicity: Evidence from Spanish reflexive phsycological verbs”, en Natural
Language and Linguistic Theory, 29, pp. 467-502 [publicado online].
MARTINET, André (1960): Eléments de linguistique générale, París: Armand
Colin.
MATEU FONTANALS, Jaume (2009): “Modelos cognitivos”, en Elena de Miguel
Aparicio (ed.): Panorama de la lexicología, Barcelona: Ariel, pp. 281-300.
MAURER, Theodore Henrique, Jr. (1951): “The romance conjugation in
–esco(-isco) –ire. Its origin in vulgar latin”, en Language, vol. 27, 2, pp.
136-145.
MENDIKOETXEA, Amaya (1999a): “Construcciones inacusativas y pasivas”, en
Ignacio Bosque y Violeta Demonte (eds.): Gramática descriptiva de la
lengua española, Madrid: Espasa, vol. 2, pp. 1575-1629.
MENDIKOETXEA, Amaya (1999b): “Construcciones con se: medias, pasivas e
impersonales”, en Ignacio Bosque y Violeta Demonte (eds.): Gramática
descriptiva de la lengua española, Madrid: Espasa, vol. 2, pp. 1631-1722.
MENDIKOETXEA, Amaya (2000): “Relaciones de interficie: los verbos de
cambio de estado”, en Ana Bravo, Carlos Luján e Isabel Pérez (eds.):
Cuadernos de Lingüística VII, Instituto Universitario Ortega y Gasset, pp.
125-144.
MENDIKOETXEA, Amaya (2009): “Modelos formales”, en Elena de Miguel
Aparicio (ed.): Panorama de la lexicología, Barcelona: Ariel, pp. 301-335.
MENÉNDEZ PIDAL, Ramón (1980): Manual de gramática histórica española,
Madrid: Espasa-Calpe, 16ª ed.
600 Bibliografía

MERLAN, Francesca (1985): “Split Intransitivity: Functional Oppositions in


Intransitive Inflection”, en Johanna Nichols y Anthony C. Woodbury
(eds.): Grammar inside and outside the clause, Cambridge: Cambridge
University Press, pp. 324-362.
MIGUEL APARICIO, Elena de (1992): El aspecto en la sintaxis del español:
perfectividad e impersonalidad, Madrid: Universidad Auntónoma de
Madrid.
MIGUEL APARICIO, Elena de (1999): “El aspecto léxico”, en Ignacio Bosque y
Violeta Demonte (coords.): Gramática descriptiva de la lengua española,
Madrid: Espasa, vol. 2, pp. 2977-3060.
MIRANDA, José Alberto (1994): La formación de palabras en español,
Salamanca: Ediciones Colegio de España.
MITHUM, Marianne (1991): “Active/agentive Case Marking and Its
Motivations”, en Language, 67, pp. 510-546.
MOLINER, María (2007): Diccionario de uso del español, Madrid: Gredos.
OOSTEN, VAN Jeanne (1977): “Subjects and Agenthood in English”, en Papers
from the Annual Regional Meeting of the Chicago Linguistic Society, 13,
pp. 459-471.
PENA SEIJAS, Jesús (1980): La derivación en español. Verbso derivados y
sustantivos verbales. Anexo 16 de Verba, Santiago de Compostela:
Universidad de Santiago de Compostela.
PENA SEIJAS, Jesús (1991): “La palabra: estructura y procesos morfológicos”,
Verba, 18, pp. 69-128.
Bibliografía 601

PENA SEIJAS, Jesús (1993): “La formación de verbos en español: la sufijación


verbal”, en Soledad Varela (ed.): La formación de palabras, Madrid:
Taurus Ediciones, pp. 217-281.
PENA SEIJAS, Jesús (1999): “Partes de las morfología. Las unidades del análisis
morfológico”, en Ignacio Bosque y Violeta Demonte (coords.):
Gramática descriptiva de la lengua española, Madrid: Espasa, vol. 3, pp.
4305-4366.
PEREGRÍN OTERO, Carlos (1999): “Pronombres reflexivos y recíprocos”, en
Ignacio Bosque y Violeta Demonte (coords.): Gramática descriptiva de la
lengua española, Madrid: Espasa, vol. 1, pp. 1428-1517.
PERLMUTTER, David M. (1978): “Impersonal passives and the Unaccusative
Hypothesis”, en Proceedings of the Fourth Annual Meeting of the
Berkeley Linguistics Society, pp. 157-189.
PERLMUTTER, David M. (1989): “Multiattachment and the Unaccusative
Hypothesis: the Perfect Auxliary in Italian”, en Probus: Journal of Latin
and Romance Linguistics, 1, pp. 63-120.
PHARIES, David A. (2002): Diccionario etimológico de los sufijos españoles y
de otros elementos finales, Madrid: Gredos.
PIERA, Carlos y Soledad VARELA (1999). “Relaciones entre morfología y
sintaxis”, en Ignacio Bosque y Violeta Demonte (coords.): Gramática
descriptiva de la lengua española, Madrid: Espasa, vol. 3, pp. 4367-4422.
PIÑÓN, Christopher (2001): “A Finer Look at the Causative-Inchoative
Alternation”, en R. Hastings, B. Jackson y Z. Zvolenszky (eds.): Semantics
and Linguistic Theory Conference, Nueva York: New York University.
602 Bibliografía

PORROCHE BALLESTEROS, Margarita (1988): Ser, estar y verbos de cambio,


Madrid: Arco/Libros.
POTTIER, Bernard (1962): Systématique des éléments de relation, Paris:
Klinck-sieck.
PROVENCIO GARRIGÓS, Herminia (por aparecer): “Diachronic prototypicity and
stativity in Spanish physical affection verbs”, en Verb Classes and Aspect,
Amsterdam: John Benjamins [Texto revisado para publicación].
RADDEN, Günter y Zoltán KÖVECSES (1999): “Towards a theory of metonymy”,
en Klaus-Uwe Pangher y Günter Radden (eds.): Metonymy in Language
and Thought, Amsterdam/Philadelphia: John Benjamins, 17-59.
RADELLI, Bruna (1994): “La ergatividad en español”, en Alegría Alonso,
Beatriz Garca y José Antonio Pascual (eds.): II Encuentro de Lingüistas y
Filólogos de España y México, Salamanca: Universidad de Salamanca-
Junta de Castilla y León, pp. 527-534.
RAPPAPORT HOVAV, Malka y Beth LEVIN (1998): “Building verb meanings”, en
Miriam Butt y Wilhelm Geuder (eds.): The projection of arguments:
Lexical and compositional factors, Stanford: CSLI Publications, pp. 97-
134.
REAL ACADEMIA ESPAÑOLA (1931): Gramática de la lengua española, Madrid:
Espasa Calpe.
REAL ACADEMIA ESPAÑOLA (2009): Nueva gramática de la lengua española,
Madrid: Espasa-Calpe.
REAL ACADEMIA ESPAÑOLA (2014): Diccionario de la lengua española, Madrid:
Espasa.
Bibliografía 603

REAL ACADEMIA ESPAÑOLA: Banco de datos (CORDE) [en línea]. Corpus


diacrónico del español. <http://www.rae.es> [Consultado en 2015]
REAL ACADEMIA ESPAÑOLA: Banco de datos (CREA) [en línea]. Corpus de
referencia del español actual. <http://www.rae.es> [Consultado en
2015]
REINHART, Tanya (por aparecer): “The Theta System: Unaccusative and
Experiencer Derivations”, en Martin Everaert, Marijana Marelj, Eric
Reuland, y Tal Siloni (eds.): Concepts, Syntax, and Their Interface,
Cambridge: MIT Press [Texto revisado para publicación por T. Siloni].
RIFÓN SÁNCHEZ, Antonio (1996): “Los verbos parasintéticos denominales a-…-
a(r) y en-…-a(r): una hipótesis semántica”, en María do Carmo Henríquez
Salido y Antonio Rifón (eds.): Estudios de morfología. A Coruña:
Universidad de Vigo, pp. 111-126.
RIFÓN SÁNCHEZ, Antonio (1997): Pautas semánticas para la formación de
verbos en español mediante sufijación, Santiago de Compostela:
University of Santiago de Compostela.
RIO-TORTO, Graça Maria (2006): “Estructura categorial e formataçao
derivacional”, Revista Portuguesa de Filologia (Miscelânea de Estudos. In
memoriam José Herculano de Carvalho), XXV, I, pp. 393-413.
RODRÍGUEZ ROSIQUE, Susana (2011): “Morphology and Pragmatics of Affixal
Negation: Evidence from Spanish des-“, en José Luis Cifuentes Honrubia
y Susana Rodríguez Rosique (eds.): Spanish Word Formation and Lexical
Creation, Amsterdam/Philadelphia: John Benjamins, pp. 145-162.
604 Bibliografía

RODRÍGUEZ ROSIQUE, Susana (2012): “Evaluación y escalaridad en la negación


incorporada: Descubriendo a des-”, en Lingüística Española Actual,
XXXIV: 1, pp. 59-86.
RODRÍGUEZ ROSIQUE, Susana (2013): “El valor aspectual de los verbos
reversativos: Claves para un proceso de verbalización”, en Círculo de
Lingüística aplicada a la comunicación. Número monográfico “El verbo y
los verbos”, coordinado por Joaquín Garrido y Concepción Maldonado.
ROSCH, Eleanor (1973): “On the internal structure of perceptual and
semantic categories”, en Timothy E. Moore (ed.): Cognitive development
and the acquisition of language, Nueva York: Academic Press, pp. 111-
144.
ROSEN, Carol (1984): “The Interface between Semantic Roles and Initial
Grammatical Relations”, en David Perlmutter y Carol Rosen (eds.):
Studies in Relational Grammar 2, Chicago: University of Chicago Press,
pp. 38-77.
SANTIAGO LACUESTA, Ramón y Eugenio BUSTOS GISBERT (1999): “La derivación
nominal”, en Ignacio Bosque y Violeta Demonte (coords.): Gramática
descriptiva de la lengua española, Madrid: Espasa, vol. 3, pp. 4505-4594.
SCALISE, Sergio (1984): Generative Morphology, Dordrecht: Foris.
SECO, Rafael (1992): Manual de gramática Española, Madrid, Editorial
Aguilar.
SERRANO-DOLADER, David (1995): Las formaciones parasintéticas en español,
Madrid, Arco/Libros.
Bibliografía 605

SERRANO-DOLADER, David (1999): “La derivación verbal y la parasíntesis”, en


Ignacio Bosque y Violeta Demonte (coords.): Gramática descriptiva de la
lengua española, Madrid: Espasa-Calpe, vol. 3, pp. 4683- 4755.
SWEETSER, Eve (1990): From etymology to pragmatics: metaphorical and
cultural aspects of semantic structure, Cambridge: Cambridge University
Press.
TALMY, Leonard (1985): “Lexicalization patterns: Semantic structure in
lexical forms”, en Timothy Shopen (ed.): Language typology and lexical
descriptions: Vol. 3. Grammatical categories and the lexicon, Cambridge:
Cambridge University Press, pp. 36–149.
TALMY, Leonard (2000): Toward a Cognitive Semantics, Cambridge
(Massachussets) / London (England): The MIT Press.
TESNIÈRE, Lucien (1959): Éléments de syntaxe structurale, París: Librairie
Klinksieck.
THORN, Anders Christopher (1909): Les verbes parasynthétiques en français,
Lund: Lunds Universitets Arsskrift, VI.
URRUTIA CÁRDENAS, Hernán (1971): “Aproximaciones metodológicas en el
estudio de la formación de las palabras”, en Español Actual, pp. 21-24.
VÄÄNÄNEM, Veikko (1967): Introduction au Latin Vulgaire, París: Klincksieck.
Versión española de Manuel Carrión (1985), Madrid: Gredos.
VARELA, Soledad (1993): “Líneas de investigación en la teoría morfológica”,
en Soledad Varela (ed.): La formación de palabras, Madrid: Taurus
Universitaria, pp. 13-29.
606 Bibliografía

VARELA, Soledad y Josefa MARTÍN GARCÍA (1999): “La prefijación”, en Ignacio


Bosque y Violeta Demonte (coords.): Gramática descriptiva de la lengua
española, Madrid: Espasa-Calpe, pp. 4993-5040.
VENDLER, Zeno (1957): “Verbs and Times”, en The Philosophical Review,
Ithaca: Cornell University Press, vol. 66, 2, pp. 143-160.
VENDLER, Zeno (1967): Linguistics in Philosophy, Ithaca: Cornell University
Press.
VENDRYES, Joseph (1948): “Una catégorie verbal: le mode de participation
du sujet”, en Bulletin de la Société Linguistique de Paris, XLIV, pp. 1-20.
VERA LUJÁN, Agustín (1987): Aspectos sintáctico-semánticos en la sufijación,
Murcia: Universidad de Murcia.
VERA LUJÁN, Agustín (1990): Las construcciones pronominales pasivas e
impersonales en español, Murcia: Universidad de Murcia, Secretariado
de Publicaciones.
WARREN, Beatrice (1999): “Laws of thought, knowledge and lexical change”,
en Andreas Blank y Peter Koch (eds.): Historical Semantics and
Cognition, Berlin: Mouton de Gruyter, 215-234.
Anexo
Anexo 609

Verbos denominales incoativos


Verbo Origen Definición
Ababillarse Babilla (‘En los cuadrúpedos, región 1. prnl. Chile. Dicho de un animal: Enfermar de
de las extremidades posteriores la babilla.
formada por los músculos y
tendones que articulan el fémur con
la tibia y la rótula; en ella el líquido
sinovial es muy abundante y
parecido a la baba. Equivale a la
rodilla del hombre’)
Abarraganarse Barragana (‘Concubina, persona 1. prnl. Amancebarse (II Establecer una
que vive en concubinato’) relación marital sin mediar vínculo de
matrimonio).
Abicharse Bicho (‘Animal, ser orgánico que 1. prnl. And., Arg. y Ur. Dicho de la fruta:
vive, siente y se mueve por sentido Agusanarse (II Criar gusanos).
propio’) 2. prnl. rur. And., Arg. Y Ur. Dicho de una
herida de una persona o de un animal: Criar
gusanos.
Abollonar Bollón (‘Botón que echan las 2. intr. Ar. Dicho de una planta: Echar el
plantas, principalmente la vid’) bollón.
Abolsarse Bolsa (‘Especie de talega o saco de 1. prnl. Tomar forma de bolsa.
tela u otro material, que sirve para 2.prnl.Dicho de la pintura de un techo o de
llevar o guardar algo’) una pared: Ahuecarse formando bolsa o
bolsas.
Abonanzar Bonanza (‘Tiempo tranquilo o 1. intr. Dicho del tiempo o de una tormenta:
sereno en el mar’) Serenarse (II Aclararse).
Aborrajarse Borrajo (‘Hojarasca de los pinos’) 1. prnl. Dicho de la mies: Secarse antes de
tiempo y no llegar a granar por completo.
Aborrascarse Borrasca (‘Perturbación atmosférica 1. prnl. Dicho del tiempo: Ponerse borrascoso.
caracterizada por fuertes vientos,
abundantes precipitaciones y, a
veces, fenómenos eléctricos’)
Aborregarse Borrego (‘Cordero de uno o dos 1. prnl. Dicho del cielo: Cubrirse de nubes
años’, ‘Nubecilla blanca, blanquecinas y revueltas a modo de vellones
redondeada’, ‘Hombre que se de lana96.

96
Esta primera acepción de aborregarse aparece en la vigesimosegunda edición
del DRAE (2001).
610 Anexo

Verbos denominales incoativos


Verbo Origen Definición
somete gregaria o dócilmente a la 2. prnl. Dicho de cualquier otra cosa: Adquirir
voluntad ajena’) caracteres o aspecto de vellones de lana.
3. prnl. Dicho de una persona: Adquirir rasgos
atribuidos al borrego, especialmente
mansedumbre, gregarismo, etc.
Abotagar Buétago (‘Bofe, pulmón de las 1. prnl. Dicho del cuerpo, o de parte del
reses’) cuerpo de un animal, o de una persona:
Hincharse, generalmente por enfermedad.
Abotonar Botón (‘Yema, brote embrionario de 2. intr. Dicho de una planta: Echar botones.
los vegetales constituido por hojas o
por esbozos foliares a modo de
botón escamoso del que se
desarrollarán ramas, hojas y flores’)
Abromar Broma (‘Molusco lamelibranquio 2. prnl. Mar. Dicho de los fondos de un buque:
marino de aspecto vermiforme, con Llenarse de broma (II molusco).
sifones desmesuradamente largos y
concha muy pequeña, que deja
descubierta la mayor parte del
cuerpo. […]’)
Abrumarse Bruma (‘Niebla, y especialmente la 1. prnl. Dicho de la atmósfera: Llenarse de
que se forma sobre el mar’) bruma.
Aburguesarse Burgués (‘Ciudadano de la clase 1. prnl. Adquirir cualidades de burgués (II
media acomodada’, ‘Persona de persona que tiende a la estabilidad económica
mentalidad conservadora que tiende y social).
a la estabilidad económica y social’).
Aburrarse Burro (‘Hombre o niño bruto e 1. prnl. Embrutecerse (II Entorpecer la
incivil’, ‘Asno, hombre rudo’) capacidad de razonar de alguien hasta casi
privarlo del uso de la razón).
Acabangarse Cabanga (‘Melancolía, tenue 1. prnl. C. Rica y Pan. Llenarse de cabanga.
tristeza, añoranza, nostalgia’)
Acaguasarse Caguaso (‘Planta ciperácea de hojas 1. prnl. Gran. y Cuba. Dicho de la caña de
ásperas que abunda en los terrenos azúcar: Medrar poco su tallo y multiplicarse en
húmedos’, ‘Caña de azúcar poco cambio sus hojas.
aprovechable por su baja calidad’) 2. prnl. Cuba. Dicho de un terreno: Cubrirse de
caguaso.
Acalenturarse Calentura (‘Fiebre, fenómeno 1. prnl. Empezar a tener calentura.
patológico’)
Anexo 611

Verbos denominales incoativos


Verbo Origen Definición
Acapullarse Capullo (‘Envoltura de forma oval 1. prnl. p. us. Tomar forma de capullo.
dentro de la cual se encierra, hilando
su baba, el gusano de seda para
transformarse en crisálida’)
Acaramelar Caramelo (‘Azúcar fundido y 2. prnl. Dicho de una persona: Mostrarse
endurecido’) excesivamente galante, obsequiosa, dulce,
meliflua.
Acarralar Carral (‘Camino’)97 2. prnl. Dicho de un racimo de uvas:
Desmedrarse a consecuencia de las heladas
tardías.

Acaserarse Casero (‘Parroquiano, persona que 1. prnl. Chile y Perú. Hacerse parroquiano de
acostumbra a ir siempre a una una tienda.
misma tienda o establecimiento
público’)
Acepar Cepa (‘Parte del tronco de cualquier 1. intr. Encepar (II Echar raíces las plantas).
árbol o planta, que está dentro de
tierra y unida a las raíces’)
Achajuanarse Chajuán (‘Bochorno, calor 1. prnl. Arg., Col. y Hond. Dicho de las bestias:
sofocante, por lo común en horas de Sofocarse por trabajar mucho cuando hace
calma o por fuego excesivo’) demasiado calor o por estar muy gordas.
Achaparrarse Chaparro (‘Mata de encina o roble, 1. prnl. Dicho de un árbol: Tomar la forma de
de muchas ramas y poca altura’, chaparro.
‘Persona rechoncha’) 2. prnl. Dicho de una persona, de un animal o
de una planta: Adquirir una configuración baja
y gruesa en su desarrollo.
Achiguarse Chigua (‘Especie de serón o cesto 1. prnl. NO Arg. y Chile. Dicho de una cosa:
hecho con cuerdas o corteza de Combarse (II Torcer, encorvar algo).
árboles, de forma oval y boca de
madera, que sirve para muchos usos
domésticos y hasta de cuna’)
Achubascarse Chubasco (‘Nubarrón oscuro y 1. prnl. Dicho de la atmósfera: Cargarse de
cargado de humedad que se

97
Definición de carral tomada en la entrada del verbo acarralar en el DRAE
(2014).
612 Anexo

Verbos denominales incoativos


Verbo Origen Definición
presenta en el horizonte nubarrones que traen aguaceros con viento.
repentinamente, y que, empujado
por un viento fuerte, puede
resolverse en agua o viento’)
Achucharse Chucho (3) (‘Escalofrío’) 1. prnl. coloq. Arg. y Ur. Tiritar, estremecerse a
causa del frío o de la fiebre.
Achulaparse Chulapo (‘Chulo, individuo de las 1. prnl. Achularse.
clases populares de Madrid’)
Achularse Chulo (‘Individuo de las clases 1. prnl. Adquirir modales de chulo.
populares de Madrid, que se
distinguía por cierta afectación y
guapeza en el traje y en el modo de
conducirse’)
Achumicarse Chumico (‘Chaparro, arbusto’)98 1. prnl. Hond. y Nic. Acobardarse (II
Amedrentarse).
Acocarse Coco (3) (‘Gorgojo, insecto 1. prnl. Dicho de un fruto: Criar gusanos.
coleóptero de pequeño tamaño’)
Acogollar (2) Cogollo (‘Brote que arrojan los 1. intr. Dicho de una planta: Echar cogollos. U.
árboles y otras plantas’) t. c. prnl.
Aconcharse Concho (‘Poso, sedimento, restos de 1. prnl. Chile. Dicho de un líquido: Clarificarse
la comida’) por sedimento de los posos.
3. prnl. Perú. Dicho de un líquido: enturbiarse
(II Ponerse turbio).
Acorcharse Corcho (‘Tejido vegetal constituido 1. prnl. Dicho de una cosa: Ponerse fofa como
por células en las que la celulosa de el corcho, perdiendo la mayor parte de su jugo
su membrana ha sufrido una y sabor, o disminuyéndose su consistencia.
transformación química y ha 2. prnl. Dicho de la sensibilidad de alguna
quedado convertida en suberina parte del cuerpo: embotarse (II Debilitarse).
[…]’)
Acortejarse Cortejo (‘Persona que tiene 1. prnl. Can. y P. Rico. Amancebarse (II
relaciones amorosas con otra’) Establecer una relación marital sin mediar
vínculo de matrimonio).
Aculillarse Culillo (‘Miedo, perturbación 1. prnl. El Salv. y Nic. Acobardarse (II
angustiosa del ánimo’) Amedrentarse).

98
Definición extraída del Diccionario de Americanismos (2010).
Anexo 613

Verbos denominales incoativos


Verbo Origen Definición
Acundangarse Cundango (‘Hombre afeminado’) 1. prnl. Cuba. Adquirir la condición de
cundango.
Acurdarse99 Curda (‘Borrachera, efecto de 1. prnl. coloq. Encurdarse (II Emborracharse).
emborracharse’)
Adamarse Dama (1) (‘Mujer noble o 1. prnl. Dicho de un hombre: Adelgazar o
distinguida’, ‘Mujer’) hacerse delicado como la mujer.
Adeudar (2) Deudo (‘Parentesco, vínculo por 1. intr. desus. Contraer parentesco.
consanguinidad, afinidad, adopción,
matrimonio u otra relación estable
de afectividad análoga a esta’)
Adinerarse100 Dinero (‘Hacienda, fortuna’) 1. prnl. coloq. Hacerse rico.
Adonizarse Adonis (‘Joven hermoso’) 1. prnl. Embellecerse como un adonis.
Adueñarse Dueño (‘Hombre que tiene dominio 1. prnl. Dicho de una persona: Hacerse dueña
o señorío sobre alguien o algo’) de algo o apoderarse de ello.
2. prnl. Dicho de una cosa: Hacerse dominante
en una persona o en un conjunto de personas.
Afiebrarse Fiebre (‘Fenómeno patológico que 1. prnl. Am. Acalenturarse (II Empezar a tener
se manifiesta por elevación de la calentura).
temperatura normal del cuerpo y
mayor frecuencia del pulso y la
respiración’)
Aflatarse Flato (‘Melancolía, tristeza vaga, 1. prnl. Hond. y Nic. Afligirse, apesadumbrarse.
profunda, sosegada y permanente')
Agallarse Gallo (‘Ave del orden de las 1. prnl. P. Rico. Molestarse en extremo.
Galliformes, de aspecto arrogante,
cabeza adornada de una cresta roja,
carnosa y ordinariamente erguida
[…]’)
Agangrenarse Gangrena (‘Muerte de los tejidos 1. prnl. Gangrenarse (II Padecer gangrena).
por falta de riego sanguíneo,
generalmente a causa de una herida
seguida de infección y putrefacción’)
Agarbanzar Garbanzo (‘Semilla de la planta del 1. intr. Mur. Producirse en los árboles el brote

99
El verbo acurdarse aparece en la vigesimosegunda edición del DRAE (2001).
100
El verbo adinerarse aparece en la vigesimosegunda edición del DRAE (2001).
614 Anexo

Verbos denominales incoativos


Verbo Origen Definición
garbanzo, de un centímetro de las yemas o botones.
aproximadamente de diámetro,
gibosa y con un ápice encorvado’)
Agardamarse Gardama (‘Carcoma, insectos 1. prnl. vulg. Ál. Dicho de la madera:
coleópteros, muy pequeños y de Apolillarse (II Destruirse por la polilla).
color oscuro, cuyas larvas roen y
taladran la madera produciendo a
veces un ruido perceptible ’)
Agarrotar Garrote (‘ Palo grueso y fuerte que 5. prnl. Dicho de un miembro: Quedarse rígido
puede manejarse a modo de bastón’, o inmóvil por efecto del frío o por otra causa.
‘Instrumento de tortura que 6. prnl. Dicho de un mecanismo: Quedar
consistía en una cuerda que, inmovilizado por producirse una unión rígida
retorcida mediante un palo, entre dos de sus piezas.
comprimía fuertemente un
miembro’)
Agatizarse Ágata (‘Cuarzo lapídeo, duro, 1. prnl. Dicho de una cosa pintada: Quedar,
translúcido y con franjas o capas de por efecto del tiempo, muy lisa y brillante.
uno u otro color’)
Agaucharse Gaucho (‘Mestizo que, en los 1. prnl. Arg., Bol. y Ur. Dicho de una persona:
siglos XVIII y XIX, habitaba la Tomar el aspecto, los modales y las
Argentina, el Uruguay y Río Grande costumbres propias del gaucho.
del Sur, en el Brasil, era jinete
trashumante y diestro en los trabajos
ganaderos’, ‘Hombre de campo,
experimentado en las faenas
ganaderas tradicionales’)
Agermanarse Germanía (‘En el antiguo reino de 1. prnl. Entrar a formar parte de una germanía.
Valencia, hermandad o gremio’)
Agorgojarse Gorgojo (‘Insecto coleóptero de 1. prnl. Dicho de las semillas: Criar gorgojo.
pequeño tamaño, con la cabeza
prolongada en un pico o rostro, en
cuyo extremo se encuentran las
mandíbulas […]’)
Agrillarse Grillo (1) (‘Insecto ortóptero, de 1. prnl. Grillarse (II Entallecer; chiflarse).
unos tres centímetros de largo, color
negro rojizo […]produce un sonido
agudo y monótono’)
Grillo (2) (‘Tallo, germen de una
semilla, bulbo o tubérculo’)
Anexo 615

Verbos denominales incoativos


Verbo Origen Definición
Aguaraparse Guarapo (‘Jugo de la caña dulce 1. prnl. Am. Dicho de la caña de azúcar, de la
exprimida, que por vaporización fruta o de un líquido: Tomar calidad o sabor de
produce el azúcar’) guarapo.
Agüitarse Agüite (‘Decaimiento, abatimiento’) 1. prnl. El Salv. y Méx. Entristecerse (II Ponerse
triste).
Agusanarse Gusano (‘Nombre común que se 1. prnl. Dicho de una cosa: Criar gusanos.
aplica a animales metazoos,
invertebrados, de vida libre o
parásitos, de cuerpo blando,
segmentado o no y ápodo’)
Ahervorarse Hervor (‘Acción y efecto de hervir’) 1. prnl. Dicho del trigo o de otras semillas:
Calentarse por efecto de la fermentación.
Ahuesarse Hueso (‘Cosa inútil, de poco precio y 1. prnl. Am. Dicho de una persona o de una
mala calidad’) cosa: Quedarse inútil o sin prestigio.
2. prnl. Am. Dicho de una mercancía:
Quedarse sin vender.
Ajamonarse Jamón (‘Pierna trasera del cerdo, 1. prnl. coloq. Dicho de una persona,
curada o cocida entera’, ‘Carne de especialmente de una mujer: Engordar cuando
esta pierna’) ha pasado de la juventud.
Ajaquecarse Jaqueca (‘Cefalea recurrente e 1. prnl. desus. Sentirse acometido de jaqueca.
intensa, localizada en un lado de la
cabeza y relacionada con
alteraciones vasculares del cerebro’)
Ajumarse Juma (‘Jumera, borrachera, 1. prnl. Emborracharse (II Beber hasta
embriaguez’) trastornarse los sentidos).
Alagartarse Lagarto (‘Reptil terrestre [.…] es 1. prnl. C. Rica, Guat., Hond. y Nic. Hacerse
sumamente ágil, inofensivo y muy avaro u obrar con avaricia.
útil para la agricultura por la gran
cantidad de insectos que devora […]’,
‘Persona avariciosa’)
Alandrearse Landre (‘Tumefacción inflamatoria, 1. prnl. Dicho de un gusano de seda: Ponerse
del tamaño de una bellota, de un seco, tieso y blanco.
ganglio linfático, generalmente del
cuello, axilas e ingles’)
Alcahuetear Alcahuete/a (‘ Persona que 1. intr. Servir de alcahuete o hacer oficios de
concierta, encubre o facilita una tal. U. t. c. tr.
616 Anexo

Verbos denominales incoativos


Verbo Origen Definición
relación amorosa, generalmente
ilícita’)
Alebrarse / Lebrasta/o (‘Lebrasta, lebrato, 2. prnl. Acobardarse (II Amedrentarse).
Alebrastarse liebre nueva o de poco tiempo’)
Liebre (‘Mamífero […] animal muy
tímido, solitario […]’, ‘Hombre tímido
y cobarde’)
Alebrestarse Lebrasta/o (‘Lebrasta, lebrato, 1. prnl. Alebrarse.
liebre nueva o de poco tiempo’) 3. prnl. Am. Alborotarse, agitarse.
Liebre (‘Mamífero […] animal muy
tímido, solitario […]’, ‘Hombre tímido
y cobarde’)
Alebronarse Lebrón (‘Hombre tímido y cobarde’) 1. prnl. Alebrarse (II Acobardarse).
Aleganarse Légano (‘Légamo, cieno, lodo o 1. prnl. Alegamarse (II Llenarse de légamo)
barro pegajoso’)
Alfeñicarse Alfeñique (‘Persona delicada de 1. prnl. coloq. p. us. Adelgazarse mucho.
cuerpo y complexión’)
Alheñar Alheña (‘Polvo amarillo o rojo a que 2. prnl. Arroyarse (II Contraer roya).
se reducen las hojas de la alheña 3. prnl. Dicho de las mieses: Quemarse o
[arbusto] secadas, utilizado como anublarse.
tinte, especialmente para el pelo’,
‘Roya o tizón’)
Alibriestarse / Liebre (‘Mamífero […] animal muy 1. prnl. Cantb. Alebrestarse (II Alborotarse).
Aliebrestarse tímido, solitario […]’, ‘Hombre
tímido y cobarde’)
Alimonarse Limón (‘Fruto del limonero, de 1. prnl. Dicho de ciertos árboles de hoja
forma ovoide […]y frecuentemente perenne, como el olivo: Enfermar tomando sus
de color amarillo, pulpa amarillenta hojas color amarillento.
dividida en gajos, comestible, jugosa
y de sabor ácido’)
Alunarse Luna (‘Único satélite natural de la 1. prnl. Dicho de un alimento: Estropearse,
Tierra’, ‘Parte de la superficie de este echarse a perder.
satélite que se ve desde la Tierra’)
Amacharse Macho (1) (‘Animal del sexo 1. prnl. Chile. Dicho de una hembra: Tomar
masculino’) rasgos masculinos.
Amachinarse Machín (‘Cupido’, 1. prnl. Can. y Am. Amancebarse (II Establecer
del vasco Matxin 'mozo de herrería', una relación marital sin mediar vínculo de
Anexo 617

Verbos denominales incoativos


Verbo Origen Definición
por alus. al nacimiento de Cupido en matrimonio).
la herrería de Vulcano)
Amachorrarse Machorra (‘Mujer hombruna’) 1. prnl. Méx., Nic. y Ur. Dicho de una hembra o
de una planta: Hacerse machorra.
Amacollar Macolla (‘Conjunto de vástagos, 1. intr. Dicho de una planta: Formar macolla.
flores o espigas que nacen de un U. t. c. prnl.
mismo pie’)
Amancebarse Manceba (‘Concubina, persona que 1. prnl. Establecer una relación marital sin
vive en concubinato’) mediar vínculo de matrimonio.
Amarchantarse Marchante (‘Traficante, vendedor’) 1. prnl. Méx. Hacerse cliente habitual de un
comerciante.
Amelarchiarse Melarchía (‘Melancolía, tristeza vaga, 1. prnl. El Salv. Tener melarchía.
profunda, sosegada y permanente’)
Amelcochar Melcocha (‘Miel que, estando muy 2. prnl. Col., Cuba, El Salv., Guat., Hond., Méx.,
concentrada y caliente, se echa en Nic., Perú y Ven. Acaramelarse, derretirse
agua fría, y sobándola después, amorosamente, mostrarse
queda muy correosa’) extraordinariamente meloso o dulzón.
Amezquin- Mezquindad (‘Cualidad de 1. prnl. p. us. Entristecerse (II Ponerse triste).
darse mezquino: desdichado, desgraciado,
infeliz’)
Amodorrarse Modorra (‘Somnolencia, sopor 1. prnl. Caer en modorra.
profundo’)
Amonarse Mona (‘Embriaguez, borrachera’) 1. prnl. coloq. Embriagarse (II Perder el
dominio de sí por beber en exceso).
Amorriñar Morriña (‘Comalia, enfermedad que 1. intr. León y Am. Cen. Dicho de un animal:
acomete a los animales, Enfermar de morriña. U. m. c. prnl.
particularmente al ganado lanar, y
consiste en una hidropesía general’)
Amular Mula (‘Hija de asno y yegua o de 2. prnl. Dicho de una persona o de una cosa:
caballo y burra. Es casi siempre Ser o hacerse reacia o inservible.
estéril’) 3. prnl. Can. y Sal. Enfadarse, enojarse.
4. prnl. desus. Dicho de una yegua:
Inhabilitarse para criar, por haberla cubierto el
mulo.
Amurriñarse Morriña (‘Tristeza o melancolía, 1. prnl. coloq. Cuba. Entristecerse.
618 Anexo

Verbos denominales incoativos


Verbo Origen Definición
especialmente la nostalgia de la 2. prnl. Hond. Dicho de un animal: Contraer la
tierra natal’, ‘Comalia’) morriña (II comalia).
Amuseparse Musepo (‘Morriña, tristeza’) 1. prnl. Hond. Dicho de una persona:
Entristecerse y sentir melancolía,
generalmente por nostalgia de su tierra natal.
Anastomizarse Anastomosis (‘En una planta o 1. prnl. Unirse formando anastomosis.
/Anastomo- animal, unión de unos elementos
sarse anatómicos con otros de la misma
naturaleza’)
Angelizar Ángel (‘En la tradición cristiana, 2. prnl. Purificarse espiritualmente, aspirando
espíritu celeste criado por Dios para a la perfección angélica.
su ministerio’, ‘Persona en quien se
suponen las cualidades propias de
los espíritus angélicos, es decir,
bondad, belleza e inocencia’)
Anieblar Niebla (‘Confusión y oscuridad que 2. prnl. And. y Ar. Alelarse, entontecerse.
no deja percibir y apreciar
debidamente las cosas o los
negocios’)
Animalizar Animal (1) (‘Ser orgánico que vive, 3. prnl. Embrutecerse (II Entorpecer la
siente y se mueve por propio capacidad de razonar de alguien hasta casi
impulso’, ‘Persona de privarlo del uso de la razón).
comportamiento instintivo,
ignorante y grosera’)
Animizar Ánima (‘Alma, principio que da 2. prnl. Convertirse en alma o espíritu.
forma y organiza el dinamismo
vegetativo, sensitivo e intelectual de
la vida’)
Apabilar Pabilo (‘Mecha que está en el centro 3. prnl. ant. Dicho de la luz de una vela:
de la vela’) Atenuarse y oscurecerse poco a poco.
Apajuilarse Pajuil (‘Pajuí, ave de la América 1. prnl. El Salv. y Hond. Sentirse triste y
tropical, […] exclusivamente afligido.
americana, de cuerpo robusto, cola 2. prnl. Hond. Acobardarse.
larga y cresta de plumas eréctiles
hacia adelante […]’, ‘Persona lenta y
torpe’)
Aparatar Aparato (‘Pompa, ostentación’) 3. prnl. Adornarse, llenarse de pompa y
ostentación.
Anexo 619

Verbos denominales incoativos


Verbo Origen Definición
Aparragarse Parra (‘Vid, y en especial la que está 1. prnl. Chile. Achaparrarse (II Tomar forma de
levantada artificialmente y extiende chaparro).
mucho sus vástagos’)
Aparroquiar Parroquia (‘Iglesia en que se 2. prnl. desus. Hacerse feligrés de una
administran los sacramentos y se parroquia. U. en Chile.
atiende espiritualmente a los fieles
de una feligresía’)
Apaularse / Paulilla (‘Palomilla, mariposa 1. prnl. desus. Agorgojarse (II Criar gorgojo).
Apaulillarse nocturna’)
Apayasar Payaso (‘Artista de circo que hace 2. prnl. Comportarse como un payaso.
de gracioso, con traje, ademanes,
dichos y gestos apropiados’)
Apelgararse Pelgar (‘Hombre sin habilidad ni 1. prnl. And. Hacerse pelgar.
ocupación’)
Apenar Pena (‘Vergüenza’) 2. prnl. Am. Sentir vergüenza.
Apensionar Pensión (‘Pena, aflicción’, ‘Trabajo, 2. prnl. Chile, Col. y Méx. Entristecerse.
molestia o cuidado que lleva consigo 3. prnl. Perú. Preocuparse en extremo.
la posesión o goce de algo’)

Apergaminarse Pergamino (‘Piel de la res, limpia 1. prnl. coloq. Dicho de una persona:
del vellón o del pelo, raída, adobada Acartonarse (II Tomar el aspecto o la rigidez
y estirada, que sirve para escribir en del cartón).
ella, para forrar libros o para otros
usos’)
Apimpollarse Pimpollo (‘Vástago o tallo nuevo de 1. prnl. Dicho de una planta: Echar pimpollos.
las plantas’)
Apiojarse Piojo (‘Insecto hemíptero, anopluro, 1. prnl. Mur. Dicho de una planta: Llenarse de
de dos a tres milímetros de largo […] pulgón.
Vive parásito sobre los mamíferos,
de cuya sangre se alimenta […]’)
Apirgüinarse Pirgüín (‘Enfermedad causada por 1. prnl. Chile. Dicho del ganado: Padecer
una especie de sanguijuela’) pirgüín.
Apitonar Pitón (‘Cuerno que empieza a salir a 2. intr. Dicho de un animal que cría cuernos:
algunos animales, como el cordero, Echar pitones.
el cabrito, etc.’, ‘Renuevo del árbol 3. intr. Dicho de un árbol: Empezar a arrojar
cuando empieza a abotonar’) los botones.
620 Anexo

Verbos denominales incoativos


Verbo Origen Definición
Aplatanar Plátano (‘Árbol de la familia de las 3. prnl. Ant. y Col. Dicho de un extranjero:
Platanáceas […]’, ‘Fruto comestible Acriollarse (II Adoptar las costumbres del país).
de esta planta […]’)
Aplayar Playa (‘Ribera del mar o de un río 1. intr. desus. Dicho de un río: Salir de madre,
grande, formada de arenales en extendiéndose por los campos.
superficie casi plana’, ‘Porción de
mar contigua a esta ribera’)
Apolvillarse Polvillo (‘Hongo que ataca a los 1. prnl. Chile. Atizonarse (II Contraer tizón)
cereales, como el tizón’)
Apolismarse/ Aporisma (‘Tumor que se forma por 1. prnl. Med. Hacerse aporisma.
Aporismarse derrame de sangre entre cuero y
carne, de resultas de una sangría o
de una punción semejante […]’)
Aporrarse Porra (‘Sujeto pesado, molesto o 1. prnl. coloq. desus. Hacerse pesado o
porfiado’) molesto.
Aporrillarse Porrilla (‘Tumor duro, de naturaleza 1. prnl. Dicho de una articulación: Hincharse
huesosa, que se forma en las con abscesos que dificultan el movimiento.
articulaciones de los menudillos de
las caballerías y bueyes, privando de
flexibilidad y movimiento a la parte
enferma’)
Apostillarse Postilla (‘Costra, cubierta o corteza 1. prnl. Llenarse de postillas.
exterior que se endurece o seca
sobre una cosa húmeda o blanda’)
Apozolarse Pozole (‘Guiso de maíz tierno, carne 1. prnl. Méx. Adquirir consistencia viscosa
y chile con mucho caldo’) semejante a la del pozole.
Apulgararse Pulga (‘Insecto del orden de los 1. prnl. And. y Ast. Dicho de la ropa: Llenarse,
Dípteros, sin alas, de unos dos por haberse doblado algo húmeda, de
milímetros de longitud […]’) manchas muy menudas, parecidas a las
señales que dejan las pulgas.
Apulismarse Aporisma (‘Tumor que se forma por 1. prnl. Hond. Acobardarse.
derrame de sangre entre cuero y 2. prnl. Hond. En materia de salud, decaer (II Ir
carne, de resultas de una sangría o a menos)
de una punción semejante […]’)
Apunarse Puna (‘Soroche, mal de montaña’) 1. prnl. Am. Mer. Padecer puna o soroche.
Apuntar Punta (‘Sabor que va tirando a agrio, 25. prnl. Dicho del vino: Empezar a tener
como el del vino cuando se comienza punta de agrio.
Anexo 621

Verbos denominales incoativos


Verbo Origen Definición
a avinagrar’)
Aquebrazarse Quebraza (‘Grieta o hendidura 1. prnl. rur. Ar. Formarse quebrazas o grietas
ligera de la piel’) en los pies o en las manos.
Aquerarse Quera (‘Carcoma, insectos 1. prnl. coloq. Sor. Dicho de la madera:
coleópteros, muy pequeños y de apolillarse (II Destruirse por la polilla).
color oscuro, cuyas larvas roen y
taladran la madera produciendo a
veces un ruido perceptible’)
Aquerenciarse Querencia (‘Inclinación o tendencia 1. prnl. Dicho especialmente de un animal:
del hombre y de ciertos animales a Tomar querencia a un lugar.
volver al sitio en que se han criado o
tienen costumbre de acudir’)
Aquintralarse Quintral (‘Muérdago de flores rojas, 1. prnl. Chile. Dicho de un árbol o de un
de cuyo fruto se extrae liga, y sirve arbusto: Cubrirse de quintral (II muérdago).
para teñir’, ‘Cierta enfermedad que 2. prnl. Chile. Dicho de un melón o de otra
sufren las sandías y porotos’) planta: Contraer quintral (II enfermedad).
Arguellarse Arguello (‘Desmedro, falta de 1. prnl. Ar. Desmedrarse por falta de salud o
101
salud’) mala alimentación.
Arracimarse Racimo (‘Conjunto de uvas 1. prnl. Dicho de varias cosas: Unirse o
sostenidas en un mismo tallo que juntarse en forma de racimo.
pende del sarmiento’)
Arratonar Ratón (‘Músculo bíceps’) 2. prnl. C. Rica. Sufrir calambres (II
contracciones musculares involuntarias).
Arrequeso- Requesón (‘Masa blanca y 1. prnl. Dicho de la leche: Cortarse.
narse mantecosa que se hace cuajando la
leche en moldes de mimbres por
entre los cuales se escurre el suero
sobrante’)
Arrotarse Roto (‘Persona mal educada, de 1. prnl. Chile. Adoptar modos y conductas de
modales groseros’) roto (II persona mal educada).
Arroyarse Roya (‘Enfermedad de algunos 1. prnl. Dicho de una planta: Contraer roya.
árboles en los que el centro del

101
Definición extraída del Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico
(1980).
622 Anexo

Verbos denominales incoativos


Verbo Origen Definición
tronco se convierte en un polvo rojo
negruzco’)
Asolear Asoleo (‘Enfermedad de ciertos 4. prnl. Veter. Dicho de un animal: Contraer
animales, caracterizada asoleo.
principalmente por sofocación y
violentas palpitaciones’)
Asorocharse Soroche (‘Mal de montaña’) 1. prnl. Am. Mer. Padecer soroche.
Atardecer Tarde (‘Tiempo que hay desde 1. intr. impers. Empezar a caer la tarde.
mediodía hasta anochecer’)
Atericiarse/ Atericia (‘Ictericia, enfermedad 1. prnl. p. us. Contraer la ictericia.
Atiriciarse producida por la acumulación de
pigmentos biliares en la sangre, cuya
señal exterior más perceptible es la
amarillez de la piel y de las
conjuntivas’)
Atizonar Tizón (‘Hongo de pequeño tamaño 3. prnl. Dicho del trigo y de otros cereales:
que vive parásito en el trigo y otros Contraer tizón.
cereales, cuyo micelio invade
preferentemente los ovarios de estas
plantas […]’)
Atorozonarse Torozón (‘Enteritis de las 1. prnl. Dicho de una caballería: Padecer
caballerías, con dolores cólicos’) torozón.
Atrafagar Tráfago (‘Conjunto de negocios, 1. intr. Fatigarse o afanarse. U. t. c. prnl.
ocupaciones o faenas que ocasionan
mucha fatiga o molestia’)
Avadar Vado (‘Lugar de un río con fondo 1. intr. Dicho de un río o de un arroyo:
firme, llano y poco profundo, por Menguar tanto que se pueda vadear. U. m. c.
donde se puede pasar andando, prnl.
cabalgando o en algún vehículo’)

Avellanar (2) Avellana (‘Fruto del avellano. Es casi 2. prnl. Dicho de una persona o de una cosa:
esférico, de unos dos centímetros de Arrugarse y ponerse enjuta, como las avellanas
diámetro, con corteza dura, delgada secas.
y de color de canela […]’)
Avilantarse Avilantez (‘Audacia, insolencia’) 1. prnl. Insolentarse (II Hacerse insolente y
atrevido).
Azararse Azar (‘Casualidad, caso fortuito’; 1. prnl. p. us. Dicho de un asunto o de un
‘Desgracia imprevista’) lance: Torcerse por un caso imprevisto. U.más
Anexo 623

Verbos denominales incoativos


Verbo Origen Definición
con referencia al juego.
Azogar Azogue (‘Mercurio’; acepción en la 3. prnl. Contraer la enfermedad producida por
locución verbal ser un azogue: ‘ser la absorción de los vapores de azogue, cuyo
muy inquieto’) síntoma más visible es un temblor continuado.
Azucarar Azúcar (‘Cuerpo sólido cristalizado, 5. prnl. Am. Dicho del almíbar de las
perteneciente al grupo químico de conservas: Cristalizarse (II Tomar la forma
los hidratos de carbono, de color cristalina).
blanco en estado puro, soluble en el
agua y en el alcohol y de sabor muy
dulce. […]’)
Badulaquear Badulaque (‘Persona necia, 1. intr. coloq. Portarse como badulaque (II
inconsciente’) persona necia).
Bagar Baga (‘Cápsula que contiene la 1. intr. Dicho del lino: Echar baga y semilla.
linaza’)
Barbar Barba (‘Pelo que nace en la cara, 1. intr. Dicho de un hombre: Echar barbas.
desde la zona situada ante las orejas
hasta el arranque del cuello,
cubriendo la barba y las mejillas’)
Botonear Botón (‘Yema, brote embrionario de 1. intr. Cuba. Dicho de una planta,
los vegetales constituido por hojas o principalmente de la del tabaco: Echar nuevos
por esbozos foliares a modo de brotes o yemas.
botón escamoso del que se
desarrollarán ramas, hojas y flores’)
Brocearse Broza (‘Desecho o desperdicio de 1. prnl. Am. Mer. y Hond. Dicho de una mina:
algo’) Esterilizarse.
Brotar Brote (‘Pimpollo o renuevo que 3. intr. Dicho de una planta: Echar hojas o
empieza a desarrollarse’) renuevos.
Brujear Bruja (‘Mujer a la que se atribuían 1. intr. Hacer brujerías.
supersticiosamente poderes
extraordinarios’)
Caballerear Caballero (‘Hombre que se porta 1. intr. Hacerse el caballero.
con nobleza y generosidad’)
Cabellar Cabello (‘Cada uno de los pelos que 1. intr. ant. Echar cabello.
nacen en la cabeza’)
Cabrillear Cabrilla (‘Olas pequeñas, blancas y 1. intr. Dicho del mar o de las aguas: Formar
espumosas que se levantan en el cabrillas.
624 Anexo

Verbos denominales incoativos


Verbo Origen Definición
mar cuando este empieza a agitarse’)
Cafichear Cafiche (‘Proxeneta, persona que 1. intr. despect. Chile. Ejercer de cafiche.
obtiene beneficios de la prostitución
de otra persona’)
Calamonarse Cálamo (‘Parte inferior hueca del eje 1. prnl. Ar. Dicho de la hierba u otro vegetal:
de las plumas de las aves, que no Corromperse o fermentar.
lleva barbas y se inserta en la piel’)
Calaverear Calavera (‘Hombre de poco juicio y 1. intr. coloq. Hacer calaveradas.
asiento’)
Calofriarse Calofrío (‘Escalofrío, sensación de 1. prnl. Sentir escalofríos.
frío, por lo común repentina,
violenta y acompañada de
contracciones musculares, que a
veces precede a un ataque de
fiebre’)
Calumbrecerse Calumbre (‘Moho del pan’) 1. prnl. ant. Enmohecerse.
Camaronear Camarón (‘Camaleón, reptil sauro 5. intr. Perú. Mudar de opinión o de bando por
[…]posee la facultad de cambiar de favor o interés.
color según las condiciones
ambientales’, ‘Persona que tiene
habilidad para cambiar de actitud y
conducta’)
Cancerar Cáncer (‘Enfermedad neoplásica con 3. intr. Padecer de cáncer.
transformación de las células, que 4. intr. Dicho de una úlcera: Degenerar en
proliferan de manera anormal e cancerosa. U. t. c. prnl.
incontrolada’, ‘Tumor maligno’)
Cangrenarse Cangrena (‘Gangrena, muerte de los 1. prnl. desus. Gangrenarse (II Padecer
tejidos por falta de riego sanguíneo, gangrena).
generalmente a causa de una herida
seguida de infección y putrefacción’)
Caroncharse Caroncho (‘Carcoma, insectos 1. prnl. Sal. Dicho de la madera: Carcomerse (II
coleópteros, muy pequeños y de Llenarse de carcoma).
color oscuro, cuyas larvas roen y
taladran la madera produciendo a
veces un ruido perceptible’)
Celestinear Celestina (1) (‘Alcahueta, mujer que 1. intr. Ejercer o practicar la función propia de
concierta una relación amorosa’) una celestina.
Cerchearse Cercha (‘Regla delgada y flexible de 1. prnl. Ar. y Mur. Dicho de una viga o de otra
Anexo 625

Verbos denominales incoativos


Verbo Origen Definición
madera, que sirve para medir madera que sustenta algún peso: Doblarse o
superficies cóncavas o convexas’) encorvarse por la humedad u otra causa.
Cerdear (1) Cerdo (‘Mamífero artiodáctilo del 1. intr. Dicho especialmente de un toro:
grupo de los Suidos, que se cría en Flaquear de los brazuelos, por lo que no puede
domesticidad para aprovechar su asentar las manos con igualdad cuando está
cuerpo en la alimentación humana y herido de muerte.
en otros usos’) 2. intr. Dicho de un caballo: Flaquear de los
brazuelos, cuando padece alguna debilidad en
ellos.
Chapear Chapa (‘Moneda estropeada que se 4. prnl. Bol. Medrar (II Mejorar de fortuna).
usa como tejo’)
Colapsar Colapso (‘Paralización a que pueden 3. intr. Dicho de una actividad: Decrecer o
llegar el tráfico y otras actividades’) disminuir intensamente.
Compadrar Compadre (‘Padrino de bautizo de 1. intr. Contraer compadrazgo.
una criatura, respecto del padre o la 2. intr. Hacerse compadre o amigo.
madre o la madrina de aquella’,
‘Amigo o conocido’)
Compincharse Compinche (‘Amigo, camarada’, 1. prnl. Dicho de dos o más personas: Ponerse
‘Compañero habitual de francachelas de acuerdo con malicia o picardía para actuar
y diversiones’) como compinches.
Consuegrar Consuegro (‘Padre o madre de una 1. intr. p. us. Contraer parentesco de
de dos personas unidas en consuegro.
matrimonio, respecto del padre o
madre de la otra’)
Corcarse Corca (‘Carcoma, insectos 1. prnl. Ar. y Mur. Carcomerse (II Llenarse de
coleópteros, muy pequeños y de carcoma).
color oscuro, cuyas larvas roen y
taladran la madera produciendo a
veces un ruido perceptible’)
Culipandear Culipandeo (‘Miedo’)102 2. prnl. coloq. Cuba y Hond. Dicho de una
persona: Acobardarse, echarse atrás o
arrepentirse de algo que iba a hacer.
Custrirse Costra (‘Cubierta o corteza exterior 1. prnl. And. y Mur. Cubrirse de costra,

102
Definición extraída del Diccionario de Americanismos (2010).
626 Anexo

Verbos denominales incoativos


Verbo Origen Definición
que se endurece o seca sobre una endurecerse.
cosa húmeda o blanda’)
Dentecer Diente (‘Cuerpo duro que, 1. intr. desus. Endentecer (II Empezar a echar
engastado en las mandíbulas del los dientes).
hombre y de muchos animales,
queda descubierto en parte, para
servir como órgano de masticación o
de defensa’)
Derrostrarse Rostro (‘Cara humana’) 1. prnl. desus. Deshacerse el rostro,
maltratarse la cara.
Desbolarse Bola (‘Cuerpo esférico de cualquier 1. prnl. coloq. Arg. y Ur. Perder la compostura
materia’) y la moderación.
Descalicharse Caliche (‘Costra de cal que suele 1. prnl. And. Dicho de una pared:
desprenderse del enlucido de las Desconcharse y deteriorarse por
paredes’) desprendimiento de las capas de cal del
enlucido.
Descariñarse Cariño (‘Inclinación de amor o buen 1. prnl. p. us. Perder el cariño y afición a
afecto que se siente hacia alguien o alguien o algo.
algo’)
Descorrear Correa (‘Tira de cuero que sirve para 1. intr. Dicho de un ciervo o de otros
atar, ceñir o colgar’) cuadrúpedos: oltar la piel que cubre los
pitones de sus astas, cuando estas van
creciendo. U. t. c. prnl.
Descrismar Crisma (‘Cabeza, parte superior del 3. prnl. coloq. Enfadarse mucho, perder la
cuerpo’) paciencia y la mesura.
Desgarran- Garrancho (‘Objeto duro porque ha 1. prnl. coloq. rur. Hond. Desvencijarse (II
charse perdido la flexibilidad que debería Aflojarse y desunirse las partes).
103
tener’)
Deslardarse Lardo (‘Parte gorda del tocino’; 1. prnl. ant. Enflaquecer, perder carnes.
‘Grasa o unto de los animales’)
Desmadrar Madre (‘Matriz en que se desarrolla 3. prnl. coloq. Conducirse sin respeto ni
el feto’, ‘Cauce por donde medida, hasta el punto de perder la mesura y
ordinariamente corren las aguas de la dignidad.
un río o arroyo’) 4. prnl. Col. Dicho de una hembra: Sufrir el

103
Definición extraída del Diccionario de Americanismos (2010).
Anexo 627

Verbos denominales incoativos


Verbo Origen Definición
descendimiento patológico de la matriz.
Desmemo- Memoria (‘Facultad psíquica por 2. prnl. Dicho de una persona: Faltarle la
riarse medio de la cual se retiene y memoria, perderla.
recuerda el pasado’)
Desmostarse Mosto (‘Zumo exprimido de la uva, 1. prnl. Dicho de la uva: perder mosto.
antes de fermentar y hacerse vino’)
Despelotarse Pelota (1) (‘Bola de materia elástica 2. prnl. coloq. Alborotarse, disparatar, perder
(1) que le permite botar, y que se usa en el tino o la formalidad.
diversos juegos y deportes’)
Despezuñarse Pezuña (‘Conjunto de los pesuños 1. prnl. Dicho de un animal: inutilizarse la
de una misma pata en los animales pezuña.
ungulados’)
Despuntar Punta (‘Extremo de algo’) 4. intr. Dicho de una planta o de un árbol:
empezar a brotar y entallecer.
Desternillarse Ternilla (‘Cartílago’) 1. prnl. Romperse las ternillas.
Diablear Diablo (‘Persona que tiene mal 1. intr. coloq. Hacer diabluras.
genio, o es muy traviesa, temeraria y
atrevida’)
Diaconar Diácono (‘Ministro eclesiástico y de 1. intr. Hacer las funciones del diácono.
grado segundo en dignidad,
inmediato al sacerdocio’)
Dolarizarse Dólar (‘Unidad monetaria de los 1. prnl. Col., C. Rica, Guat. y Pan. Oficializarse
Estados Unidos de América, el en un país el uso del dólar estadounidense.
Canadá, Australia, Liberia, Nueva
Zelanda y otros países del mundo')
Embancarse Banco (‘En los mares, ríos y lagos 2. prnl. Chile y Ec. Dicho de un río, de un lago,
navegables, bajo que se prolonga en etc.: Cegarse por las tierras de aluvión.
una gran extensión’)
Embarnecer Barón (‘Persona que tiene gran 1. intr. p. us. Engrosar (II Hacerse más grueso).
influencia y poder dentro de un
partido político, una institución, una
empresa, etc.’)
Emberren- Berrenchín (‘Berrinche, enojo’) 1. prnl. coloq. Emberrincharse.
chinarse
Emberreti- Berretín (‘Capricho, deseo 1. prnl. coloq. Arg., Cuba y Ur. Encapricharse o
narse vehemente, ilusión’) entusiasmarse excesivamente con algo.
628 Anexo

Verbos denominales incoativos


Verbo Origen Definición
Emberrin- Berrinche (‘Coraje, enojo grande, y 1. prnl. coloq. Dicho especialmente de un niño:
charse más comúnmente el de los niños’) enfadarse demasiado, encolerizarse.
Embicharse Bicho (despect. ‘Animal, ser orgánico 1. prnl. Arg. Dicho de una herida de un animal:
que vive, siente y se mueve por Llenarse de larvas de moscas.
propio impulso’)
Emborrascar Borrasca (‘Perturbación atmosférica 2. prnl. Dicho del tiempo: Hacerse borrascoso.
caracterizada por fuertes vientos, 3. prnl. Dicho de un negocio: Echarse a perder.
abundantes precipitaciones y, a 4. prnl. Arg., Hond. y Méx. Dicho de una mina:
veces, fenómenos eléctricos’, Empobrecerse o perderse la veta.
‘Riesgo, peligro o contradicción que
se padece en algún negocio’, ‘En las
minas, carencia de mineral útil en el
criadero’)
Emborricarse Borrico (‘Asno, animal solípedo, 1. prnl. coloq. Quedarse como aturdido, sin
como de metro y medio de altura, de saber ir atrás ni adelante.
color […] Es muy sufrido y se le
emplea como caballería y como
bestia de carga y a veces también de
tiro’)
Embosquecer Bosque (‘Sitio poblado de árboles y 1. intr. Dicho de un terreno: Hacerse bosque,
matas’) convertirse en bosque.
Embotijar Botijo (‘Vasija de barro poroso, que 3. prnl. coloq. Hincharse, inflarse.
se usa para refrescar el agua. Es de 4. prnl. coloq. Enojarse, encolerizarse,
vientre abultado, con asa en la parte indignarse.
superior […]’)
Embroncarse Bronca (‘Enojo, enfado, rabia’) 1. prnl. coloq. Arg. y Ur. Enojarse, enfadarse.
Empacarse Paco (1) (‘Llama, Mamífero 1. prnl. Turbarse, cortarse, amostazarse,
rumiante, variedad doméstica del retrayéndose de seguir haciendo aquello que
guanaco […]’) se estaba ejecutando.
Empadrarse Padre (‘Varón o macho que ha 1. prnl. Dicho de un niño: Encariñarse con
engendrado’) exceso con su padre o sus padres.
Empadronar Padrón (‘Patrón o dechado: dueño, 2. prnl. ant. Apoderarse, enseñorearse de algo.
amo, patrono’)
Empajar Paja (‘Caña de trigo, cebada, 6. prnl. Chile. Dicho de un cereal: Echar mucha
centeno y otras gramíneas, después paja y poco fruto.
de seca y separada del grano’)
Emparafinarse Parafina (‘Cada una de las 1. prnl. coloq. Chile. Embriagarse,
Anexo 629

Verbos denominales incoativos


Verbo Origen Definición
sustancias sólidas, opalinas, emborracharse.
inodoras, menos densas que el agua
[…] que se obtienen como
subproducto de la destilación del
petróleo. […]’)
Empedarse Pedo (‘Borrachera, efecto de 1. prnl. coloq. Arg. y Ur. Emborracharse,
emborracharse’) embriagarse.
Empelar Pelo (‘Filamento cilíndrico, sutil, de 1. intr. Echar o criar pelo.
naturaleza córnea, que nace y crece
entre los poros de la piel de casi
todos los mamíferos y de algunos
otros animales de distinta clase’)
Empelotarse Pelota (1) (‘Bola de materia elástica 1. prnl. Cuba y Ven. Formarse grumos durante
(2) que le permite botar, y que se usa en la cocción de un alimento.
diversos juegos y deportes’)
Empeparse Pepa (2) (Hipocorístico del nombre 1. prnl. vulg. Ven. Dicho de un hombre:
propio Josefa) Enamorarse intensamente de una mujer.
Empepitarse Pepita (Diminutivo del hipocorístico 1. prnl. vulg. Ven. Dicho de un hombre:
del nombre propio Josefa) Enamorarse intensamente de una mujer.
Emperezar Pereza (‘Negligencia, tedio o 2. intr. Dejarse dominar por la pereza. U. m. c.
descuido en las cosas a que estamos prnl.
obligados’, ‘Flojedad, descuido o
tardanza en las acciones o
movimientos’)
Emplumar/ Pluma (‘Cada una de las 1. intr. Dicho de un ave: Echar plumas.
Emplumecer formaciones córneas de que está
cubierto el cuerpo de las aves y que
consta de un tubo o cañón inserto en
la piel y de un eje con barbillas’)
Empotarse Poto (2) (‘Nalgas, porciones 1. prnl. coloq. Chile. Dicho de una persona:
carnosas y redondeadas’) Sentir atracción sexual por otra.
Emputarse Puta (‘El demonio’)104 1. prnl. coloq. vulg. El
Salv. y Hond. Encolerizarse.
Enamoricarse / Amor (‘Sentimiento de afecto, 1. prnl. Prendarse de alguien levemente y sin

104
Definición extraída del Diccionario de Americanismos (2010).
630 Anexo

Verbos denominales incoativos


Verbo Origen Definición
Enamoriscarse inclinación y entrega a alguien o gran empeño.
algo’)
Enanarse Enano (‘Persona de estatura muy 1. prnl. desus. Hacerse enano.
baja’)
Encabellar Cabello (‘Cada uno de los pelos que 1. intr. ant. Criar cabello o ponérselo postizo.
nacen en la cabeza’)
Encabellecerse Cabello (‘Cada uno de los pelos que 1. prnl. Criar cabello.
nacen en la cabeza’)
Encachimbarse Cachimba (‘Semblante adusto’) 1. prnl. Hond. Encolerizarse.
Encalambrarse Calambre (‘Contracción 1. prnl. Col. y P. Rico. Entumirse, aterirse.
espasmódica, involuntaria, dolorosa 2. prnl. Ven. Padecer calambres.
y poco durable de ciertos músculos,
particularmente de los de la
pantorrilla’)
Encalmar Calma (‘Estado de la atmósfera 2. prnl. Dicho del tiempo o del viento: Quedar
cuando no hay viento’; ‘Sofoco, en calma.
sensación de calor acompañada de 3. prnl. Dicho de un negocio o de una
sudor’, ‘Cesación o suspensión de transacción: Tener poca actividad.
algo’) 4. prnl. Dicho de una caballería: Sofocarse o
enfermar por exceso de calor o trabajo.
Encalostrarse Calostro (‘Primera leche que da la 1. prnl. Dicho del niño que ha mamado los
hembra después de parida’) calostros: Enfermarse.
Encamotarse Camote (‘Enamoramiento’) 1. prnl. coloq. Am. Enamorarse, amartelarse.
Encampanar Campana (‘Instrumento metálico, 4. prnl. Ensancharse o ponerse hueco,
generalmente en forma de copa haciendo alarde de guapo o valentón.
invertida, que suena al ser golpeado 6. prnl. Col. Enamorarse (II Prendarse de
por un badajo o por un martillo amor).
exterior’)
Encanarse Can (1) (‘Gatillo de las armas de 1. prnl. Pasmarse o quedarse envarado por la
fuego’) fuerza del llanto o de la risa.
Encancerarse Cáncer (‘Enfermedad neoplásica con 1. prnl. Cancerarse (II Degenerar una úlcera en
transformación de las células, que cancerosa).
proliferan de manera anormal e
incontrolada’, ‘Tumor maligno’)
Encandelar Candela (‘ Flor del castaño, de la 1. intr. Agr. Dicho de un árbol: Echar flores en
encina o del alcornoque’) amento o candelillas.
Anexo 631

Verbos denominales incoativos


Verbo Origen Definición
Encangrejarse Cangrejo (‘Cáncer, tumor maligno’; 1. prnl. coloq. Cuba. Dicho de un mecanismo,
‘Asunto que no se puede resolver’) de un motor, etc.: Dejar de funcionar.
Encañar (2) Caña (‘Tallo de las plantas 5. intr. Agr. Dicho de un tallo tierno de una
gramíneas, por lo común hueco y planta, especialmente de los cereales:
nudoso’, ‘Vaso de forma cilíndrica o Empezar a formar caña. U. t. c. prnl.
ligeramente cónica, alto y estrecho, 6. prnl. Cuba. Emborracharse (II Beber hasta
que se usa para beber vino o trastornarse los sentidos).
cerveza’, ‘Líquido contenido en este
vaso’)
Encañonar Cañón (‘Cálamo, parte hueca de las 7. intr. Dicho de un ave: Echar cañones la
plumas de las aves’) primera vez que cría pluma, o cuando la muda.
Encañutar Cañuto (‘En las cañas, en los 2. intr. desus. Dicho de la mies: Encañar (II
sarmientos y tallos semejantes, parte Empezar a formar caña).
intermedia entre nudo y nudo’)
Encapotar Capote (‘Ceño, demostración de 2. prnl. Poner el rostro ceñudo y con
enfado’, ‘Cargazón, aglomeración de sobrecejo.
nubes’) 3. prnl. Dicho del cielo: Cubrirse de nubes
tormentosas.
Encapricharse Capricho (‘Determinación que se 2. prnl. Cobrar o tener capricho por alguien o
toma arbitrariamente, inspirada por algo.
un antojo, por humor o por deleite
en lo extravagante y original’)
Encarajinarse Carajo (acepción en la expresión 1. prnl. vulg. Pan. Encolerizarse (II Ponerse
coloquial al carajo: ‘Denota enfado o colérico).
rechazo’)
Encarnecer Carne (‘Parte muscular del cuerpo 1. intr. Tomar carnes, hacerse más grueso.
de los animales’, ‘Alimento
consistente en todo o parte del
cuerpo de un animal de la tierra o
del aire, en contraposición a la
comida de pescados y mariscos’)
Encartonar Cartón (‘Conjunto de varias hojas 4. prnl. Cuba. Dicho de una persona: Quedarse
superpuestas de pasta de papel que, enjuta por haber padecido tuberculosis.
en estado húmedo, se adhieren unas
a otras por compresión y se secan
después por evaporación’)
Encelajarse Celaje (‘Conjunto de nubes’) 1. prnl. impers. Cubrirse el cielo de celajes.
632 Anexo

Verbos denominales incoativos


Verbo Origen Definición
Encepar Cepa (‘Parte del tronco de cualquier 5. intr. Dicho de una planta: Echar raíces que
árbol o planta, que está dentro de penetran bien en la tierra. U. t. c. prnl.
tierra y unida a las raíces’)
Enchagüitarse Chagüite (‘Sitio bajo donde se 1. prnl. El Salv. y Hond. Dicho de un terreno:
detiene el agua llovediza’) Llenarse de agua.
Encharralar Charral (‘Terreno poblado de 2. prnl. C. Rica. Dicho de un campo: Cubrirse
matorrales y maleza’) de maleza.
Enchicharse Chicha (2) (‘Bebida alcohólica que 1. prnl. Col., Cuba y Hond. Emborracharse (II
resulta de la fermentación del maíz Beber hasta trastornarse los sentidos).
en agua azucarada, y que se usa en
algunos países de América’)
Enchivarse Chivo (‘Cabrón, macho de la cabra’) 1. prnl. Col., Ec. y P. Rico. Emberrincharse,
encolerizarse.
Enchularse Chulo (‘Rufián, hombre que trafica 1. prnl. Hacer vida de chulo (II rufián).
con mujeres públicas’) 2. prnl. Dicho de una mujer pública:
Encapricharse de un chulo y estar dominada
por él.
3. prnl. Dicho de una mujer: Dejarse dominar
por la relación sexual mantenida con un
determinado hombre.
Encompadrar Compadre (‘Padrino de bautizo de 1. intr. coloq. Contraer compadrazgo.
una criatura, respecto del padre o la 2. intr. coloq. Dicho de dos personas:
madre o la madrina de aquella’, Familiarizarse, hacerse muy amigas.
‘Amigo o conocido’)
Encoñarse Coño (‘Vulva y vagina del aparato 1. prnl. vulg. Dicho de un hombre: Dejarse
genital femenino’) dominar por la relación sexual mantenida con
una determinada mujer.
Encopetar Copete (‘Atrevimiento, altanería, 2. prnl. Engreírse, presumir demasiado.
presuntuosidad’)
Encornar Cuerno (‘Prolongación ósea cubierta 1. intr. Hond. Dicho del ganado: Salirle los
por una capa epidérmica o por una cuernos.
vaina dura y consistente, que tienen
algunos animales en la región
frontal’)
Encornudar Cuerno (‘Prolongación ósea cubierta 2. intr. Echar o criar cuernos.
por una capa epidérmica o por una
vaina dura y consistente, que tienen
Anexo 633

Verbos denominales incoativos


Verbo Origen Definición
algunos animales en la región
frontal’)
Encostrar Costra (‘Cubierta o corteza exterior 3. intr. Dicho de una cosa: Formar costra. U. t.
que se endurece o seca sobre una c. prnl.
cosa húmeda o blanda’)
Encrestarse Cresta (‘Carnosidad roja que tienen 1. prnl. Dicho de un ave: Poner tiesa la cresta.
sobre la cabeza el gallo y algunas
otras aves’)
Encuerar Cuero (‘Amante, mujer que mantiene 3. prnl. coloq. Ven. Amancebarse (II Establecer
con un hombre una relación una relación marital sin mediar vínculo de
sentimental’) matrimonio).
Encular Encule (‘Enamoramiento 3. prnl. coloq. malson. El Salv., Hond. y Nic.
105
intenso’) Enamorarse apasionadamente.
Enculillarse Culillo (‘Miedo, perturbación 1. prnl. Col. Tener culillo (II miedo).
angustiosa del ánimo’) 2. prnl. R. Dom. Tener culillo (II rabia, enojo).
Encurdarse Curda (‘Borrachera, efecto de 1. prnl. vulg. Emborracharse (II Beber hasta
emborracharse’) trastornarse los sentidos).
Encurdelarse Curda (‘Borrachera, efecto de 1. prnl. coloq. Arg. y Ur. Emborracharse (II
emborracharse’) Beber hasta trastornarse los sentidos).
Endentecer Diente (‘Cuerpo duro que, 1. intr. Dicho de un niño: Empezar a echar los
engastado en las mandíbulas del dientes.
hombre y de muchos animales,
queda descubierto en parte, para
servir como órgano de masticación o
de defensa’)
Enfiebrarse Fiebre (‘Viva y ardorosa agitación 1. prnl. coloq. Ven. Dedicarse con entusiasmo
producida por una causa moral’) y fogosidad a una actividad o a un objeto.
Enfierecerse Fiera (‘Bruto -animal- indómito, 1. prnl. p. us. Ponerse hecho una fiera.
cruel y carnicero’, ‘Persona cruel o
de carácter malo y violento’)
Enfuriarse Furia (‘Actividad y violenta agitación 1. prnl. Sal. Enfurecerse (II Alborotarse,
de las cosas inanimadas’) alterarse).

105
Definición extraída del Diccionario de Americanismos (2010).
634 Anexo

Verbos denominales incoativos


Verbo Origen Definición
Engolletarse Gollete (‘Parte superior de la 1. prnl. coloq. Envanecerse (II Infundirse de
garganta, por donde se une a la soberbia).
cabeza’)
Engolondrinar Golondro (‘Deseo y antojo de algo’) 2. prnl. coloq. Enamoricarse.
Engorilarse Gorila (‘Policía o militar que actúa 1. prnl. coloq. Chile. Emborracharse (II Beber
con violación de los derechos hasta trastornarse los sentidos).
humanos’)
Engranujarse Granujo (‘Grano, tumor pequeño en 1. prnl. Llenarse de granos.
(1) cualquier parte del cuerpo’)
Engranujarse Granuja (‘Bribón, pícaro’) 1. prnl. Hacerse granuja, apicararse.
(2)
Engrillarse Grillo (2) (‘Tallo, germen de una 1. prnl. Dicho de una patata: Echar grillos.
semilla, bulbo o tubérculo’)
Engriparse Gripe (‘Enfermedad epidémica 1. prnl. C. Rica, El Salv., Ur. y Ven. Contraer la
aguda, acompañada de fiebre y con gripe.
manifestaciones variadas,
especialmente catarrales’)
Engrumecerse Grumo (‘Parte de una sustancia que 1. prnl. Dicho de un líquido o de una masa
se coagula’) fluida: Hacerse grumos.
Enguaraparse Guarapo (‘Jugo de la caña dulce 1. prnl. Am. Aguaraparse (II Tomar calidad o
exprimida, que por vaporización sabor de guarapo).
produce el azúcar’)
Enguarape- Guarapeta (‘Estado de embriaguez’) 1. prnl. Cuba y Méx. Emborracharse,
tarse embriagarse.
Enguayabarse Guayabo (‘Tristeza que se siente por 1. prnl. coloq. Ven. Sentir nostalgia por una
106
la ausencia de alguien o de algo’) persona o por un lugar.
Engusanarse Gusano (‘Nombre común que se 1. prnl. El Salv., Hond. y Méx. Agusanarse (II
aplica a animales metazoos, Criar gusanos).
invertebrados, de vida libre o
parásitos, de cuerpo blando,
segmentado o no y ápodo’)
Enjetarse Jeta (acepción en la locución verbal 1. prnl. Bol. y Méx. Enojarse, montar en cólera.
estar alguien con tanta jeta: ‘mostrar
en el semblante enojo, disgusto o

106
Definición extraída del Diccionario de Americanismos (2010).
Anexo 635

Verbos denominales incoativos


Verbo Origen Definición
mal humor’)
Enjorguinarse Jorguín (‘Persona que hace 1. prnl. Hacerse jorguín o hechicero.
hechicerías’)
Enjumarse Juma (‘Jumera, borrachera, 1. prnl. Hond. Emborracharse (II Beber hasta
embriaguez’) trastornarse los sentidos).
Enmadrarse Madre (‘Hembra que ha parido’) 1. prnl. Dicho de un niño: Encariñarse
excesivamente con su madre.
Enmalecerse Maleza (‘Espesura que forma la 1. prnl. Dicho de un campo: Cubrirse de
multitud de arbustos, como zarzales, maleza.
jarales, etc.’)
Enmaniguarse Manigua (‘Terreno, con frecuencia 1. prnl. Cuba y P. Rico. Dicho de un terreno:
pantanoso, cubierto de espesa Convertirse en manigua.
maleza tropical’)
Enmocecer Mozo (2) (‘Joven, persona que está 1. intr. desus. Recobrar el vigor de la mocedad.
en la juventud’)
Enmonarse Mona (2) (‘Embriaguez, borrachera’) 1. prnl. Bol., Chile y Perú. Emborracharse (II
Beber hasta trastornarse los sentidos).
Enmontarse Monte (‘Tierra inculta cubierta de 2. prnl. Am. Dicho de un campo: Cubrirse de
árboles, arbustos, matas o hierba’) maleza.
Ennoviarse Novio (‘Persona que mantiene una 1. prnl. coloq. Echarse novio.
relación amorosa con otra sin
intención de casarse y sin convivir
con ella’)
Enracimarse Racimo (‘Conjunto de uvas 1. prnl. Arracimarse (II Unirse o juntarse en
sostenidas en un mismo tallo que forma de racimo).
pende del sarmiento’)
Enraizar Raíz (‘Órgano de las plantas que 1. intr. Arraigar (II Echar raíces). U. t. c. prnl.
crece en dirección inversa a la del
tallo, carece de hojas e, introducido
en tierra o en otros cuerpos, absorbe
de estos o de aquella las materias
necesarias para el crecimiento y
desarrollo del vegetal y le sirve de
sostén’)
Enramar Rama (2) (‘Cada una de las partes 3. intr. Dicho de un árbol: Echar ramas.
que nacen del tronco o tallo principal
636 Anexo

Verbos denominales incoativos


Verbo Origen Definición
de la planta y en las cuales brotan
por lo común las hojas, las flores y
los frutos’)
Enrobinarse Robín (‘Orín o herrumbre de los 1. prnl. Alb. y Ar. Cubrirse de robín,
metales’) enmohecerse.
Ensarnecer Sarna (‘Afección cutánea contagiosa 1. intr. Llenarse de sarna.
provocada por un ácaro o arador,
que excava túneles bajo la piel,
produciendo enrojecimiento,
tumefacción y un intenso prurito’)
Entallecer Tallo (‘Órgano de las plantas que se 1. intr. Dicho de una planta o de un árbol:
prolonga en sentido contrario al de Echar tallos. U. t. c. prnl.
la raíz y sirve de sustentáculo a las
hojas, flores y frutos’)
Entalonar Talón (‘Parte posterior del pie 1. intr. Dicho de un árbol de hoja perenne,
humano’) como el olivo, el naranjo, etc.: Echar renuevos.
Entigrecerse Tigre (‘Mamífero felino muy feroz y 1. prnl. Enojarse, irritarse, enfurecerse.
de gran tamaño […]’, ‘Persona cruel y
sanguinaria’)
Entirriarse Tirria (‘Disgusto, enojo’) 1. prnl. ant. Enojarse, enfadarse.
Entoldar Toldo (‘Engreimiento, pompa o 4. prnl. Envanecerse (II Infundirse de
vanidad’) soberbia).
Entrapajar Trapajo (Despect. de trapo, ‘pedazo 2. prnl. Dicho de una cosa, especialmente de
de tela desechado’, ‘paño de uso una tela, del cabello, etc.: entraparse (II
doméstico para secar, limpiar, quitar Llenarse de polvo o mugre).
el polvo, etc.’)
Entuñarse Tuna (1) (‘Fruto de tuna, fruto del1. prnl. Sal. Dicho de un árbol o de una vid:
nopal o higuera de Indias […]’) Llenarse de fruto.
Envaronar Varón (‘Hombre que ha llegado a la 1. intr. p. us. Crecer con robustez.
edad viril’)
Envarracarse Varraco (‘Puerco, cerdo, verraco’) 1. prnl. coloq. El Salv. Enamorarse ciegamente.
Envegarse Vega (‘Terreno muy húmedo’) 1. prnl. Chile. Dicho de un terreno:
Empantanarse, tener exceso de humedad.
Enviciar Vicio (‘Mala calidad, defecto o daño 2. intr. Dicho de una planta: Echar muchas
físico en las cosas’, ‘Gusto especial o hojas y poco fruto. U. t. c. prnl.
demasiado apetito de algo, que 3. prnl. Dicho de una persona: Aficionarse
incita a usarlo frecuentemente y con
Anexo 637

Verbos denominales incoativos


Verbo Origen Definición
exceso’, ‘Desviación, pandeo, alabeo demasiado a algo, darse con exceso a ello.
que presenta una superficie 4. prnl. Dicho de una cosa: Deformarse por
apartándose de la forma que debe haber estado mucho tiempo en mala posición.
tener’)
Enyerbar Yerba (‘Hierba, toda planta pequeña 3. prnl. Dicho de un terreno: Cubrirse de
cuyo tallo es tierno y perece después yerba.
de dar la simiente en el mismo año
[…]’)
Enyescarse Yesca (‘Cosa sumamente seca, y por 1. prnl. ant. Encenderse, inflamarse.
consiguiente dispuesta a encenderse
o abrasarse’)
Enzacatarse Zacate (‘Hierba, pasto, forraje’) 1. prnl. El Salv. y Hond. Dicho de un terreno:
Cubrirse de zacate (II hierba).
Escampar Campo (‘En contraposición a 1. intr. impers. Cesar de llover.
sierra o monte, campiña (espacio
grande de tierra llana labrantía)’,
‘Sembrados, árboles y demás
cultivos’)
Escarchar Escarcha (‘Rocío de la noche 6. intr. impers. Congelarse el rocío que cae en
congelado’) las noches frías.
Escarearse Escara (‘Costra, ordinariamente de 1. prnl. Sal. Dicho de la piel: Resquebrajarse y
color oscuro, que resulta de la llagarse por el frío.
mortificación o pérdida de vitalidad
de una parte viva afectada de
gangrena, o profundamente
quemada por la acción del fuego o
de un cáustico’)
Esenciarse Esencia (‘Aquello que constituye la 1. prnl. desus. Unirse íntimamente con otro
naturaleza de las cosas, lo ser, como formando parte de su esencia.
permanente e invariable de ellas’, ‘Lo
más importante y característico de
una cosa’)
Esfacelarse Esfácelo (‘Parte mortificada de la 1. prnl. Med. Dicho de un tejido: Alterarse o
piel o de los tejidos profundos, que gangrenarse.
se forma en ciertas heridas o
quemaduras’)
Esfotarse Foto (1) (‘Confianza, seguridad que 1. prnl. Ast. Tener fe y confianza excesiva en sí
638 Anexo

Verbos denominales incoativos


Verbo Origen Definición
alguien tiene en sí mismo’) mismo.
Espelotarse Pelota (‘Bola de materia elástica que 1. prnl. vulg. Ponerse rollizo.
le permite botar, y que se usa en
diversos juegos y deportes’)
Esporular Espora (‘Célula de vegetales 1. intr. Biol. y Bot. Dicho de una planta o de
criptógamos que, sin tener forma ni una bacteria: Formar esporas.
estructura de gameto y sin necesidad
de unirse con otro elemento análogo
para formar un cigoto, se separa de
la planta y se divide reiteradamente
hasta constituir un nuevo individuo’)
Faracharse107 Faracho (‘Soponcio, desmayo, 1. prnl. Pan. Sufrir un faracho.
congoja’)
Figurear Figura (‘Personaje de la obra 1. intr. Nic. y R. Dom. Tratar de representar el
dramática’, ‘Persona que destaca en papel de protagonista o el de una de las
determinada actividad’) personas más importantes.
Florear Flor (‘Brote de muchas plantas, 11. intr. Am. Dicho de una planta: Florecer.
formado por hojas de colores, del
que se formará el fruto’)
Florar Flor (‘Brote de muchas plantas, 1. intr. Dicho de una planta o de un árbol,
formado por hojas de colores, del singularmente del que se cultiva para cosechar
que se formará el fruto’) sus frutos: Dar flor.
Fondear Fondo (2) (‘Caudal o conjunto de 7. prnl. Am. Acumular fondos, enriquecerse.
bienes que posee una persona o
comunidad’, ‘Porción de dinero’)
Fradear Frade (‘Fraile’) 1. intr. ant. Meterse fraile.
Frutar/Frutear Fruto (‘Producto del desarrollo del 1. intr. Dicho de una planta, especialmente de
ovario de una flor después de la un árbol: Dar fruto.
fecundación. En él quedan
contenidas las semillas […]’)
Frutecer Fruto (‘Producto del desarrollo del 1. intr. Fructificar (II Dar fruto).
ovario de una flor después de la
fecundación. En él quedan
contenidas las semillas […]’)

107
El verbo faracharse aparece en la vigesimosegunda edición del DRAE (2001).
Anexo 639

Verbos denominales incoativos


Verbo Origen Definición
Gangrenarse Gangrena (‘Muerte de los tejidos 1. prnl. Padecer gangrena.
por falta de riego sanguíneo,
generalmente a causa de una herida
seguida de infección y putrefacción’)
Gauchear Gaucho (‘Mestizo que, en los 1. intr. Arg. y Ur. Seguir costumbres de
siglos XVIII y XIX, habitaba la gaucho.
Argentina, el Uruguay y Río Grande
del Sur, en el Brasil, era jinete
trashumante y diestro en los trabajos
ganaderos’, ‘Hombre de campo,
experimentado en las faenas
ganaderas tradicionales’)
Golfear Golfo (2) (‘Pillo, sinvergüenza, 1. intr. Vivir como un golfo (II pillo,
holgazán’) sinvergüenza).
Gorgojarse Gorgojo (‘Insecto coleóptero de 1. prnl. Dicho de una semilla: Criar gorgojo.
pequeño tamaño, con la cabeza
prolongada en un pico o rostro, en
cuyo extremo se encuentran las
mandíbulas […]’)
Gorjear Gorja (‘Garganta’) 3. prnl. Dicho de un niño: Empezar a hablar y
formar la voz en la garganta.
Grietarse / Grieta (‘Hendidura alargada que se 1. prnl. p. us. Dicho de un cuerpo: Abrirse,
Grietearse hace en la tierra o en cualquier formándose en él grietas.
cuerpo sólido’)
Grillarse Grillo (1) (‘Insecto ortóptero, de 1. prnl. Dicho del trigo, de un tubérculo o de
unos tres centímetros de largo, color algo similar: Entallecer.
negro rojizo […]produce un sonido 2. prnl. coloq. Chiflarse (II Perder la energía de
agudo y monótono’) las facultades mentales).
Grillo (2) (‘Tallo, germen de una
semilla, bulbo o tubérculo’)
Guatear Guata (2) (‘Barriga, vientre, panza’) 2. prnl. Chile. Achiguarse (II Dicho de una cosa:
combarse).
Gusanear Gusano (‘Nombre común que se 1. intr. Hormiguear.
aplica a animales metazoos,
invertebrados, de vida libre o
parásitos, de cuerpo blando,
segmentado o no y ápodo’)
640 Anexo

Verbos denominales incoativos


Verbo Origen Definición
Hermandarse Hermandad (‘Privilegio que a una o 1. prnl. Dicho de una persona: Hacerse
varias personas concede una hermana de otra en sentido místico o
comunidad religiosa para hacerlas espiritual.
por este medio participantes de 3. prnl. ant. Hacerse hermano de una
ciertas gracias y privilegios’) comunidad religiosa.
Herniarse Hernia (‘Protrusión o salida de parte 1. prnl. Dicho de una persona: Empezar a
de un órgano, como el intestino, de padecer hernia.
la estructura anatómica que
normalmente la fija’)
Hervorizarse Fervor (‘Celo ardiente’) 1. prnl. desus. Llenarse de fervor (II celo
ardiente).
Hipertrofiarse Hipertrofia (‘Aumento excesivo del 1. prnl. Biol. Dicho de un órgano: Crecer con
volumen de un órgano’) exceso.
Hojecer Hoja (‘Cada una de las láminas, 1. intr. p. us. Dicho de un árbol: Echar hojas.
generalmente verdes, planas y
delgadas, de que se visten los
vegetales, unidas al tallo o a las
ramas […]’)
Hormiguear Hormiga (‘Insecto himenóptero, de 1. intr. Dicho de alguna parte del cuerpo:
color negro por lo común […]’) Experimentar una sensación más o menos
molesta, semejante a la que resultaría si por
ella bulleran o corrieran hormigas.
Horquetear Horqueta (‘Plántula de café con sus 2. intr. C. Rica. Dicho de la plántula del café:
dos primeras ramas’) Echar las primeras ramas.
Huevar Huevo (‘Cuerpo redondeado, de 1. intr. Cineg. Dicho de las aves: Principiar a
tamaño y dureza variables, que tener huevos.
producen las hembras de las aves o
de otras especies animales, y que
contiene el germen del embrión […]’)
Humanar Humano (‘Ser humano’) 2. prnl. Dicho especialmente del Verbo divino:
Hacerse hombre.
Humear Humo (‘Vanidad, presunción, 4. intr. Engreírse, entonarse, presumir.
altivez’)
Huracanarse Huracán (‘Viento muy impetuoso y 1. prnl. Dicho del viento: Arreciar hasta
temible que, a modo de torbellino, convertirse en huracán.
gira en grandes círculos […]’)
Husmear Husmo (‘Olor que despiden de sí 3. intr. p. us. Dicho de una cosa, especialmente
Anexo 641

Verbos denominales incoativos


Verbo Origen Definición
cosas como la carne, el tocino, el de la carne: Empezar a oler mal.
carnero, la perdiz, etc., que ya
empiezan a pasarse’)
Irisar Iris (‘Arco iris, fenómeno óptico que 1. intr. Dicho de un cuerpo: Presentar fajas
presenta en forma de arco de bandas variadas o reflejos de luz, con colores
concéntricas los siete colores semejantes a los del arco iris.
elementales […]’)
Jilotear Jilote (‘Mazorca de maíz cuando sus 1. intr. coloq. rur. El Salv., Hond. y Méx. Dicho
granos no han cuajado aún’) de la planta de maíz: Comenzar a echar el
jilote.
Jumarse Juma (‘Jumera, borrachera, 1. prnl. vulg. Embriagarse (II Perder el dominio
embriaguez’) de sí por beber en exceso). U. m. en América.
Macollar Macolla (‘Conjunto de vástagos, 1. intr. Amacollar. U. t. c. prnl. (II Formar
flores o espigas que nacen de un macolla)
mismo pie’)
Madrearse Madre (‘Heces del mosto, vino o 1. prnl. Dicho especialmente de la levadura o
vinagre, que se sientan en el fondo del vino: ahilarse (II Hacer hebra).
de la cuba, tinaja, etc.’)
Mantearse Manto (‘Capa de mineral, de poco 1. prnl. Bol. y Chile. Dicho de una veta de
espesor, que yace casi metal: Convertirse en manto.
horizontalmente’)
Mariposear Mariposa (‘Insecto lepidóptero’, 1. intr. Dicho especialmente de un hombre: En
caracterizado por la veleidad) materia de amores, variar con frecuencia de
aficiones y caprichos.
Marujear Maruja (‘Ama de casa de bajo nivel 1. intr. despect. coloq. Tener comportamiento
cultural’) de maruja.
Matear (1) Mata (1) (‘Planta que vive varios 2. intr. Dicho de las matas de trigo y de otros
años y tiene tallo bajo, ramificado y cereales: Extenderse echando muchos
leñoso’) hijuelos. U. t. c. prnl.
Mayarse Mayo (‘Quinto mes del año. Tiene 1. prnl. C. Rica. Dicho de una planta o de una
31 días’) flor: Marchitarse.
Mazorquear Mazorca (‘Fruto en espiga densa, 1. intr. Méx. Dicho del maíz o del cacao: Echar
con granos muy juntos, de ciertas mazorca.
plantas gramíneas, como el maíz’,
‘Baya del cacao’)
Mirlarse Mirlo (‘Gravedad y afectación en el 1. prnl. coloq. Entonarse afectando gravedad y
642 Anexo

Verbos denominales incoativos


Verbo Origen Definición
rostro’) señorío en el rostro.
Mormarse Muermo (‘Enfermedad virulenta y 1. prnl. Méx. Congestionarse la nariz.
contagiosa de las caballerías,
caracterizada principalmente por
ulceración y flujo de la mucosa nasal
e infarto de los ganglios linfáticos
próximos. Es transmisible al
hombre’)
Muñequear Muñeca/Muñequilla (‘Mazorca 3. intr. Chile. Dicho del maíz o de otra planta
tierna del maíz y de plantas semejante: Empezar a echar la muñequilla.
semejantes, cuando empieza a
formarse’)
Obispar Obispo (‘Prelado superior de una 1. intr. Obtener un obispado, ser nombrado
diócesis, a cuyo cargo está el cuidado para él.
espiritual y la dirección y el gobierno
eclesiástico de los diocesanos’)
Olivar (2) Oliva (‘Aceituna, fruto del olivo’) 2. prnl. Levantarse ampollas en el pan al ser
cocido, a consecuencia de haberse enfriado la
masa antes de entrar en el horno.
Orgullecer Orgullo (‘Arrogancia, vanidad, 1. intr. desus. Enorgullecerse (II Llenarse de
exceso de estimación propia, que a orgullo).
veces es disimulable por nacer de
causas nobles y virtuosas’)
Orinecer Orín (1) (‘Óxido rojizo que se forma 1. intr. p. us. Cubrirse de orín. U. t. c. prnl.
en la superficie del hierro por la
acción del aire húmedo’)
Parrar Parra (1) (‘Vid, y en especial la que
1. intr. Dicho de un árbol o de una planta:
está levantada artificialmente yExtender mucho sus ramas al modo de las
extiende mucho sus vástagos’) parras.
Pasmar Pasmo (‘Tétanos, enfermedad muy 5. prnl. Contraer el pasmo (II enfermedad).
grave producida por un bacilo que
penetra generalmente por las
heridas y ataca el sistema nervioso
[…]’)
Payasear Payaso (‘Artista de circo que hace 1. intr. Hacer payasadas.
de gracioso, con traje, ademanes,
dichos y gestos apropiados’)
Pelusear Pelusa (‘Envidia propia de los niños’) 1. intr. coloq. Chile. Dicho de una persona:
Anexo 643

Verbos denominales incoativos


Verbo Origen Definición
Comportarse del mismo modo que los niños
callejeros.
Penar Pena (‘Sentimiento grande de 3. intr. Padecer, sufrir, tolerar un dolor o pena.
tristeza’, ‘Dolor, tormento o 8. prnl. Afligirse, acongojarse, padecer una
sentimiento corporal’) pena o sentimiento.
108
Penquear Penca (‘Borrachera’) 3. prnl. coloq. Chile. Emborracharse (II Beber
hasta trastornarse los sentidos).
Pimpollear / Pimpollo (‘Vástago o tallo nuevo de 1. intr. Dicho de una planta: Echar renuevos o
Pimpollecer las plantas’) pimpollos.
Piratear Pirata (‘Persona que, junto con otras 1. intr. Ejercer la piratería.
de igual condición, se dedica al
abordaje de barcos en el mar para
robar’)
Pollear Pollo (1) y polla (‘Hombre joven, 1. intr. Dicho de un muchacho o de una
aludido o invocado por persona de muchacha: Empezar a hacer cosas propias de
mayor edad’) (‘Mujer joven’) los jóvenes.
Pompear Pompa (‘Fausto, vanidad y 1. intr. Hacer pompa u ostentación de algo.
grandeza’) 2. prnl. coloq. Comportarse con vanidad o ir
con gran comitiva y acompañamiento.
3. prnl. coloq. Pavonearse.
Progresar Progreso (‘Avance, adelanto, 1. intr. Avanzar, mejorar, hacer adelantos en
perfeccionamiento’) determinada materia.
Pupar Pupa (‘Crisálida: en los insectos con 1. intr. Zool. Dicho de una larva de insecto:
metamorfosis completa, estado Transformarse en pupa.
quiescente previo al de adulto’)
Rabiar Rabia (‘Enfermedad que se produce 1. intr. Padecer o tener rabia (enfermedad).
en algunos animales y se transmite 3. intr. Impacientarse o enojarse con muestras
por mordedura a otros o al hombre, de cólera y enfado.
al inocularse el virus por la saliva o
baba del animal rabioso’, ‘Ira, enojo,
enfado grande’)
Raicear Raíz (‘Órgano de las plantas que 1. intr. C. Rica y Hond. Dicho de una planta:
crece en dirección inversa a la del Arraigar (II Echar raíces).

108
Definición extraída del Diccionario de Americanismos (2010).
644 Anexo

Verbos denominales incoativos


Verbo Origen Definición
tallo, carece de hojas e, introducido
en tierra o en otros cuerpos, absorbe
de estos o de aquella las materias
necesarias para el crecimiento y
desarrollo del vegetal y le sirve de
sostén’)
Raizar Raíz (‘Órgano de las plantas que 1. intr. Méx. Arraigar (II Echar raíces).
crece en dirección inversa a la del
tallo, carece de hojas […]’)
Ramear Rama (‘Cada una de las partes que 1. intr. C. Rica. Dicho de una planta: Echar
nacen del tronco o tallo principal de ramas.
la planta y en las cuales brotan por lo
común las hojas, las flores y los
frutos’)
Recodar (2) Recodo (‘Ángulo o revuelta que 1. intr. Dicho de un río, de un camino, etc.:
forman las calles, caminos, ríos, etc., Formar recodo.
torciendo notablemente la dirección
que traían’)
Rehelear Hiel (‘Bilis, secreción amarillenta’, 1. intr. Dicho de una cosa: Tener o dar sabor
‘Amargura, aspereza o amargo como el de la hiel.
desabrimiento’)
Remolinar Remolino (‘Movimiento giratorio y 1. intr. Dicho de una cosa: Hacer o formar
rápido del aire, el agua, el polvo, el remolinos. U. t. c. prnl.
humo, etc.’)
Repuntar Punta (‘Extremo de algo’, ‘Cantidad 2. intr. Econ. Dicho de la economía en general
grande de personas, animales o o de cualquiera de sus variables en particular:
cosas’, ‘Sabor que va tirando a agrio, Experimentar un crecimiento.
como el del vino cuando se comienza 3. intr. Mar. Dicho de la marea: Empezar para
a avinagrar’) creciente o para menguante.
8. prnl. Dicho del vino: Empezar a volverse,
tener punta de vinagre.
Resabiar Resabio (‘Desagrado moral o 2. prnl. Disgustarse o desazonarse.
disgusto’)
Retoñar / Retoño (‘Vástago o tallo que echa 1. intr. Dicho de una planta: Volver a echar
Retoñecer de nuevo la planta’) vástagos.
2. intr. Dicho de lo que había dejado de ser o
estaba amortiguado: Reproducirse, volver de
nuevo.
Anexo 645

Verbos denominales incoativos


Verbo Origen Definición
Revenar Vena (‘Cada uno de los hacecillos de 1. intr. Dicho de un árbol: Echar brotes por la
fibras que sobresalen en el envés de parte en que ha sido desmochado, o por el
las hojas de las plantas’) extremo descabezado del patrón de los
injertos.
Rosarse Rosa (‘Flor del rosal, notable por su 1. prnl. Sonrosarse.
belleza, la suavidad de su fragancia y
su color. Suele llevar el mismo
calificativo de la planta que la
produce’)
Rosear Rosa (‘Flor del rosal, notable por su 1. intr. Mostrar color parecido al de la rosa.
belleza, la suavidad de su fragancia y
su color. Suele llevar el mismo
calificativo de la planta que la
produce’)
Rufianear Rufián (‘Hombre que hace el infame 1. intr. Hacer cosas propias de rufián. U. t. c. tr.
tráfico de mujeres públicas’,
‘Hombre sin honor, perverso,
despreciable’)
Salmuerarse Salmuera (‘Agua cargada de sal’) 1. prnl. Dicho de los ganados: Enfermar de
comer mucha sal.
Serpollar Serpollo (‘Renuevo, vástago de un 1. intr. Dicho de un árbol: Echar serpollos.
árbol o de una planta’)
Soberbiar Soberbia (‘Altivez y apetito 1. intr. ant. Ponerse soberbio.
desordenado de ser preferido a
otros’)
Taimarse Taima (‘Picardía, malicia, astucia’) 1. prnl. Bol. y Chile. Hacerse taimado.
Tallecer Tallo (‘Órgano de las plantas que se 1. intr. Entallecer.
prolonga en sentido contrario al de 2. intr. Dicho de la semilla, del bulbo o del
la raíz y sirve de sustentáculo a las tubérculo de una planta: Echar tallo. U. t. c.
hojas, flores y frutos’) prnl.
Tardecer Tarde (‘Tiempo que hay desde 1. intr. impers. Atardecer.
mediodía hasta anochecer’)
Temblequear / Tembleque (‘Temblor del cuerpo’) 1. intr. coloq. Temblar con frecuencia o
Tembletear / continuación.
Tembliquear 2. intr. coloq. p. us. Afectar temblor.
Terremotear Terremoto (‘Sacudida del terreno, 1. intr. Chile. Dicho de la tierra: Temblar con
646 Anexo

Verbos denominales incoativos


Verbo Origen Definición
ocasionada por fuerzas que actúan fuerza.
en lo interior del globo’) 2. prnl. Chile. Experimentar momentos críticos
en la vida.
Timpanizarse Tímpano (‘Membrana extendida y 1. prnl. Med. Dicho del vientre: Abultarse y
tensa como la de un tambor, que ponerse tenso, con timpanitis.
limita exteriormente el oído medio
de los vertebrados […]’)
Traguearse Trago (1) (‘Vicio de tomar bebidas 1. prnl. El Salv. y Hond. Emborracharse (II
alcohólicas’) Beber hasta trastornarse los sentidos).
Tramar Trama (‘Florecimiento y flor de los 4. intr. Dicho de los árboles, especialmente del
árboles, especialmente del olivo’) olivo: Florecer.
Traspillar Piel (‘Tegumento extendido sobre 2. prnl. Desfallecer, extenuarse.
todo el cuerpo del animal, que en los
vertebrados está formado por una
capa externa o epidermis y otra
interna o dermis’)
Trifurcarse Trifulca (‘Aparato formado con tres 1. prnl. Dicho de una cosa: Dividirse en tres
palancas ahorquilladas en sus ramales, brazos o puntas.
extremos, para dar movimiento a los
fuelles de los hornos metalúrgicos’)
Trujamanear Trujamán (‘Persona que aconseja o 1. intr. Ejercer de trujamán.
media en el modo de ejecutar algo,
especialmente compras, ventas o
cambios’)
Varear Vara (‘Palo largo y delgado’) 10. prnl. Ponerse flaco.
Varraquear Varraco (‘Puerco, cerdo, verraco’) 1. intr. coloq. Dicho de una persona: Gruñir o
enfadarse.
Verdear/ Verde (‘Follaje, conjunto de hojas de 4. intr. Dicho del campo: Empezar a brotar
Verdeguear los árboles y otras plantas’) plantas en él.
5. intr. Dicho de un árbol: Cubrirse de hojas y
tallos.
Verraquear Verraco (‘Cerdo padre’; ‘Persona 1. intr. coloq. Gruñir o dar señales de enfado y
despreciable por su mala conducta’) enojo.
Vocalizar Vocal (‘Letra vocal’, ‘Sonido del 2. intr. Fon. Dicho de una consonante:
lenguaje humano en cuya emisión el Transformarse en vocal. U. t. c. prnl.
aire espirado, con vibración laríngea
y timbre modificable por la posición
Anexo 647

Verbos denominales incoativos


Verbo Origen Definición
de los órganos de la articulación, no
encuentra obstáculos’)
Zascandilear Zascandil (‘Hombre despreciable, 1. intr. Andar como un zascandil.
ligero y enredador’)
Zorrear (1) Zorro (‘Macho de la zorra’, ‘Hombre 1. intr. Hacerse el zorro, obrar con la cautela o
muy taimado y astuto’) la astucia propias del zorro.
Zorrear (2)109 Zorra (‘Hembra del zorro’, 1. intr. Dicho de una mujer: Dedicarse a la
‘Prostituta’) prostitución.

109
La diferenciación de dos entradas para el verbo zorrear aparece en la
vigesimosegunda edición del DRAE (2001). En la vigesimotercera edición
aparece una única entrada que recoge esas significaciones como acepciones.

También podría gustarte