Razones para Creer
Razones para Creer
Razones para Creer
YVES MOUREAU
Presentación
El espíritu no se descompone
La desaparición del cuerpo es con-
secuencia de su descomposición. La
4. ¿Es la muerte la sangre se derrama, la piel se deshace.
aniquilación del hombre? Pero la inteligencia es simple, consciente
e intangible. No es fácil entender cómo
pueda descomponerse y desaparecer.
Así pudiera creerse al contemplar la Además, nuestro espíritu domina el
descomposición de un cadáver. ¿Qué tiempo: la tabla de multiplicar es tan ver-
queda de él? «La rosa ha vivido el tiem- dad hoy como hace veinte siglos y
po de las rosas, apenas una mañana». como lo será el año que viene. Si esta-
mos habitados por una realidad que
Si la muerte es tan lógica para el hom- transciende y domina el tiempo ¿cómo
bre como la caída de los pétalos de podremos ser completamente domina-
una rosa, ¿de dónde ese horror instinti- dos y aniquilados por él el día de nues-
vo que nos inspira, y cómo explicar ese tra muerte? Esto es lo que ya presen-
extraño deseo de inmortalidad, que es tían los primeros hombres cuando en-
para nosotros como una segunda natu- terraban a sus muertos con ritos fune-
raleza? rarios.
Existen las realidades invisibles
Un hecho único en la historia:
El hombre no se reduce a lo que de ¡Cristo ha resucitado!
él vemos. Sabemos que posee una po-
tencia de la que carecen los animales: El cristiano tiene la certeza de la su-
una inteligencia bien real y original, ca- pervivencia como consecuencia de un
paz no sólo de construir, sino de re- hecho histórico sin precedentes: la re-
flexionar e inventar. Esta inteligencia surrección de Cristo. Ya no se pone en
creadora escapa al mundo de los senti- duda la existencia y la muerte de Cris-
dos, no tiene olor ni gusto ni color. Es to. Contra lo que esperaban sus discí-
capaz de ideas, como la justicia, el bien pulos, Jesús se les apareció después
y el honor, que están más allá del mun- de su muerte en varias ocasiones y en
do material. circunstancias muy diferentes.
Sería precipitado que, por no ver el Se aparece a las mujeres que acudie-
espíritu en acción tras la muerte, afir- ron a su tumba en el amanecer de la
máramos que ha dejado de existir. Pascua. Los apóstoles calificaron de
Si durante un concierto de piano, a desatinos sus testimonios, pero también
causa de un accidente, el instrumento ellos vendrán a ser testigos de sus apa-
quedara destruido, el concierto queda- riciones entre los discípulos, en el ce-
ría interrumpido, pero no podríamos náculo. Allí Jesús, para probarles que
deducir de eso la aniquilación del pia- no se trata de un fantasma, les pide algo
nista. de comer. Tomás, ausente, se muestra
8 Razones para creer
incrédulo; pero finalmente habrá de ren- La tierra, con el sistema solar, dataría
dirse a la evidencia. de 4.600 millones de años. La vida iría
Pablo de Tarso va a combatir la im- apareciendo en sucesivos impulsos con
postura de la resurrección, tratando de seres cada vez más complejos. Tras las
recuperar a los judíos recientemente primeras algas azules, de hace 3.700 mi-
convertidos. Pero en el camino de Da- llones de años, se llega hasta los
masco se verá sacudido por una reve- primates, de hace 2 millones de años,
lación extraordinaria. Se convierte, y que serían los antepasados inmediatos
anuncia la resurrección de Cristo, de del hombre. Es la teoría de la evolu-
la que va a hacer el centro de su predi- ción.
cación. «Si los muertos no resucitan,
ni Cristo resucitó... comamos y beba- Más allá de la ciencia
mos, que mañana moriremos» (1Co La ciencia trata así de describir la his-
15,16.32). toria del mundo y de la vida. Se esfuer-
Los apóstoles y Pablo aceptaron ser za en explicar el cómo de su aparición.
decapitados no solo por afirmar una Podríamos conformarnos con este lo-
doctrina, sino por mantener la verdad gro; pero el espíritu es audaz y trata de
de un hecho: que Cristo vive. «Yo creo ir más lejos en su investigación, y se
en el testimonio de los que, por afir- adentra en el campo de la filosofía, pa-
marlo, se dejan cortar la cabeza» labra que no debe asustar. Filosofía sig-
(Pascal). nifica simplemente el sentido común,
el recto criterio que investiga el porqué
• «Las almas de los justos de las cosas.
están en manos de Dios....
¿Muerte, donde está tu victoria?» Los progresos de la ciencia en el si-
(Sab 3,1; 1Co 15,55). glo XIX han llevado a creer que el hom-
bre llegaría por sí solo a obtener una
completa explicación de la existencia.
Sin embargo, cuanto más progresa la
5. ¿Cómo explicar ciencia, más crecen los interrogantes
sin respuesta, y nuestra inteligencia des-
el mundo y el universo? cubre en la contemplación del mundo
y del universo las huellas de otra inteli-
gencia misteriosa y superior actuante.
La historia del universo es un enigma Basta abrir los ojos para llenarse de ad-
apasionante, que los investigadores se miración ante la habilidad de las abejas
esfuerzan en descifrar. Según una re- o ante esa pequeña araña que habita en
ciente teoría, el universo debió comen- el agua con una campana de buzo que
zar hace unos 12.000 millones de años se ha fabricado ella misma. Cuando uno
con una gran explosión... cuyos efec- mira a través del microscopio o del te-
tos duran todavía: se trata de la teoría lescopio, el mundo aparece como re-
del universo en expansión. pleto de inteligencia, como un árbol
Yves Moreau 9
de, puesto que éste es ciego. No pue- porqué de mí mismo, que los observo,
de proceder más que de otra inteligen- siendo yo claramente consciente de que
cia superior, como la chispa que salta no soy necesario, pues hace algunos
de una gran hoguera. años ni existía?
Ciertamente el azar puede responder Existe además una realidad moral en
excepcionalmente a un orden pasajero la que la necesidad no halla absoluta-
–por ejemplo, «he ganado en la lote- mente lugar alguno: se trata de nuestra
ría»–, pero no puede explicar una ar- libertad que, por mínima que sea, es
monía general y permanente, como la justo lo contrario de toda necesidad fí-
que nos encontramos en el mundo, en sica. Aquí tropezamos una vez más
nuestro propio cuerpo o en nuestro es- con la originalidad del espíritu, del que
píritu. nos vemos obligados a buscar el ori-
Si desmontamos un reloj despertador gen y la explicación (Rm 1,20).
y lo metemos en una cazuela, por mu- • «No temáis... Hasta vuestros cabe-
cho que removamos largamente, jamás llos están contados»
lograremos reconstruirlo de nuevo. (Mt 1,28-30).
cia con toda razón esta visión de Dios El hombre sobrepasa su propia
como un motor auxiliar del hombre: condición: «Nos has hecho para
«el riego moderno ha reemplazado las Ti, Señor, y nuestro corazón no
rogativas». descansará hasta que repose en Ti”
(San Agustín)
Pero el Dios verdadero, lejos de una
ortopedia para el hombre, es por lo • «Tu luz nos hace ver la luz»
contrario el fundamento de su realidad: (Sal 35,10).
«Dios no es Dios de muertos, sino de
vivos», dice Jesús (Mt 22,32). Y desde
este punto de vista no se puede mante-
ner la objeción de Sartre: «Si el hom-
bre es libre, Dios no existe».
Para un cristiano, Dios no es un com-
petidor. Por el contrario, Dios es el ma-
nantial misterioso y el garante de todo,
y en particular, de nuestra misma liber- 8. ¿Ante los males del mundo,
tad. cómo afirmar que Dios existe?
Ya es sabida la ocurrencia de Voltaire:
«Dios ha hecho al hombre a su imagen
y le ha salido respondón». Pero, si te- La pérdida de un ser querido, el hun-
nemos en cuenta las observaciones an- dimiento de un amor, las agresiones a
teriores, ¿cómo podría ser de otro nuestra persona física o moral, pare-
modo? cen cuestionar las certezas más elemen-
Para hablar de Dios el hombre solo tales. Ante tales heridas y sufrimientos
dispone de palabras humanas. ¿Esto nos sentimos desamparados e impoten-
significa que la idea de Dios es pura tes. ¿Podemos seguir creyendo que
creación de la mente humana y que, por Dios existe?
tanto, no tiene existencia fuera de ella? El mal es un desorden que trastorna
¿Cómo explicar entonces no solamen- el orden debido: por ejemplo, un acci-
te el instinto de búsqueda ilimitada, sino dente de coche provocado por el alco-
también la necesidad de infinito de un holismo de un conductor ebrio.
ser finito, en un mundo determinado, Comprobamos aquí cómo muchos
que, según algunos, se basta a sí mis- males provienen de un uso malo de
mo? nuestra libertad. Pero la libertad es en
¿De dónde puede surgir la idea de sí misma un bien, ya que nos permite
Dios si no es de una realidad de otro elegir el bien no en forma automática,
orden, de una realidad infinita, que es sino con conocimiento de causa.
su fuente, es decir, si no es de Dios Pero vengamos ahora al caso de un
mismo? niño que nace enfermo. A primera vista
se puede pensar que tal realidad de-
12 Razones para creer
La primera pareja humana, sea uno pareja lleva consigo el capital genético
u otro el modo de su aparición, proce- de toda la humanidad, sólo puede
de de Dios y, por tanto, es necesaria- transmitir lo que posee, es decir, un pa-
mente inmaculada. Enraizada desde lo trimonio en parte estropeado. El prin-
más íntimo en Dios, es plenamente cipio de la solidaridad preside la crea-
consciente de sus deberes. Pero hace ción bajo la fórmula de las leyes de la
falta que lo reconozca, porque el amor herencia.
exige reciprocidad. Es preciso, por tan- De ahí que el mal no sea necesaria-
to, que renuncie a una autonomía ab- mente la consecuencia de una falta co-
soluta. Por el contrario, consciente de metida por la persona que lo sufre:
su superioridad sobre todo lo creado, «¿qué le he hecho yo a Dios?», sino el
se niega a hacerlo. Éste es el sentido de resultado global del pecado de nues-
los textos sagrados que nos hablan del tros primeros padres y del pecado del
primer pecado, desde el Génesis hasta mundo. Esa misma cuestión se le pro-
San Pablo en la carta a los Romanos (Gén puso a Jesús, y se puede leer su con-
3; Rom 5). testación con provecho en Lucas 13,4-
Como un árbol arrancado de sus 5.
raíces, la primera pareja se autoexcluye A esto, en fin, hay que añadir que a
de lo mejor de la energía divina. No este primer pecado la humanidad ha
amando a Dios como Él lo merece, no sido inducida por un espíritu supe-
podrá amar a los otros y a sí mismo rior. Es lo que dice Jesús refiriéndose
con la pureza y la plenitud del amor di- al demonio, «que es homicida desde el
vino: es la concupiscencia. Intelectual- principio» (Jn 8,44).
mente su espíritu se ha oscurecido: es
la ignorancia. Físicamente, su cuerpo Felizmente un nuevo Adán y una
también sufre las consecuencias: es el nueva Eva, Jesús y María, nos han
sufrimiento y la muerte. «Por el peca- sido dados para una restauración per-
do entra la muerteen el mundo» (Rm fecta del plan de Dios. Jesús acepta
5,12). Esta muerte no era inherente a la tomar sobre sí el pecado del mundo, y
finitud humana: la experiencia de los por su obediencia perfecta lo reduce a
místicos nos enseña que una vida de cenizas en el fuego de su amor sobre
unión con Dios permite al hombre fran- la cruz. Él nos hace capaces de reco-
quear las leyes biológicas. Marta Robin, nocernos pecadores y de confiarle to-
por ejemplo, en el siglo XX, ha vivido das nuestras miserias. De nuevo
más de 50 años sin comer ni beber. Ca- enraizados en Dios por Cristo, partici-
bría preguntarse si el primer hombre pamos ahora en su Potencia, en su San-
profundamente unido a Dios no hubie- tidad, en la redención del mundo y en
ra sido capaz de prever y controlar las la gloria de su resurrección.
mismas catástrofes naturales (cf. Mc • «Allí donde abundó el peca-
4,39-41; Mt 21,21). do sobreabundó la gracia»
(Rm 5,20)
Pero hay más. Puesto que la primera
Yves Moreau 21
anunciar la buena nueva, dispensar los jóvenes o adultos, que son entre no-
sacramentos y conducir al pueblo de sotros signos vivientes de la Iglesia.
Dios en su tránsito por la tierra. «Alabada sea la Madre sobre
cuyas rodillas yo todo lo aprendí»
¿Quién forma parte de la Iglesia? (Claudel)
La Iglesia puede ser comparada con
• «Tú eres Pedro y sobre esta
un iceberg, signo visible de una reali-
piedra edificaré mi Iglesia»
dad parcialmente invisible. La parte vi- (Mt 16,18)
sible es la institución, la parte sumer-
gida es el reino invisible, que necesa-
riamente sobrepasa las fronteras socio-
lógicas e históricas de la Iglesia; pero
todo es una sola cosa. Y hay más,
como dirá San Agustín: «No basta for-
mar parte del cuerpo de la Iglesia para 19. ¿Por qué la figura de
pertenecer a su corazón». la Virgen María?
Cristo sí, pero la Iglesia no
Se objetarán, sin duda, las imperfec- Si tan poco espacio tiene María en el
ciones de que ha adolecido la Iglesia a Evangelio ¿por qué la importancia que
lo largo de la historia, imperfecciones se le da en nuestra fe?
que la desfiguran y le impiden ser la
pura transparencia del Dios Vivo. ¿Qué dice de María la Escritura?
Pero ya algunas parábolas de Jesús
La Escritura, en efecto, es discreta al
advertían de este drama, como la del
hablar de María; pero ciertos textos del
trigo y la cizaña. Con todo, la historia
Evangelio nos obligan a superar esa po-
nos enseña que la Iglesia encuentra
sible impresión. He ahí las palabras de
en las situaciones de crisis los antído-
Jesús a San Juan: «Muchas cosas me
tos que le permiten recuperar la fideli-
quedan por deciros, pero ahora no se-
dad a su vocación.
ríais capaces de comprenderlas. Cuan-
Tal es el milagro de la Iglesia que, des- do venga el Espíritu de la verdad, él os
pués de veinte siglos, a pesar de sus hará entender todo» (Jn 16,12-13).
debilidades, cumple y verifica experi-
mentalmente la profecía de su funda- Los primeros cristianos conocen por
dor: «las potencias del infierno no pre- dos diferentes tradiciones, sorpren-
valecerán contra ella» (Mt 16,18). dentemente convergentes –la de Lucas
y la de Mateo– el hecho de la virgini-
En nuestros días, una Madre Teresa dad de María. E intentan comprender
o el mismo Juan Pablo II son testimo- el sentido de la salutación a la «favorita
nios de la vitalidad de la Iglesia y de de Dios», la «llena de gracia», y el sig-
su fidelidad indefectible. Y con ellos nificado misterioso de su canto de re-
las religiosas, sacerdotes, laicos, niños,
Yves Moreau 25
conocimiento: «El Señor hizo en mí ma- «el Servidor»: «el Hijo del hombre ha
ravillas». Maravillas en «la esclava» del venido no para ser servido, sino para
Señor... servir» (Mt 20,28).
«Aquel que me sirva será honrado por Así la Iglesia, meditando la Escritu-
mi Padre» (Jn 12,26). ¿Hasta qué pun- ra, y avanzando de intuición en intui-
to ha honrado Dios a María? Lentamen- ción, descubre y afirma la maternidad
te la Iglesia, inspirada por el Espíritu divina de María, su inmaculada con-
Santo, ha examinado este hecho abso- cepción, su asunción, y su papel ma-
lutamente único: una maternidad res- ternal con la Iglesia.
ponsable de dimensión divina.
¿Todo esto no parece poco verosímil?
¿No fue María Cierto, estas palabras son duras para
una mujer sencilla y humilde? quien quiere reducir el misterio de la
María es el único en que un hijo –¡y Iglesia y el proyecto de Dios a los sim-
qué hijo! Dios mismo– ha podido no ples límites de la sabiduría humana.
solo escoger a su madre, sino colmarla ¿Puede Dios conceder tal poder a los
de todas las cualidades necesarias para hombres y, concretamente, a una joven-
llevar a cabo su misión. cita?
Otros signos han confirmado esta Pablo lo ha dicho: «Dios ha elegido
realidad primera: lo que a los ojos del mundo es locura
para confundir a los sabios» (1Cor
En Caná, es María la que provoca el 1,27).
primer milagro.
Al asomarnos al misterio de María,
Al pie de la cruz, tal como nos la se nos abren perspectivas insospecha-
presenta San Juan, se manifiesta como das sobre la humildad de Dios. Para
una realidad histórica y a la vez sim- penetraren ese misterio, es preciso acep-
bólica. tar las costumbres divinas. Entonces
María es la nueva Eva que permane- María ilumina el Evangelio y el Evange-
ce en pie frente al nuevo Adán, al ser- lio ilumina a María: «Yo te alabo Pa-
vicio de una nueva creación. Aquí, me- dre, Señor del cielo y de la tierra, por-
jor aún que en el Génesis, la nueva mu- que has ocultado esto a los sabios y
jer procede del costado abierto del eruditos de la tierra y lo has revelado a
hombre nuevo. Gracias a él, a través los humildes» (Mt 11,25).
de la persona de Juan, viene a hacerse
«madre de todos los vivientes» (Gén ¿Por qué rezar a María?
3,20). Si observamos que en la Sagrada Es-
Los pasajes del Evangelio que pare- critura es frecuente recurrir a un her-
cen mostrarla como una simple servi- mano para que interceda ante el Señor
dora dejan entrever al mismo tiempo (Hch 8,24), resulta eminentemente bí-
que ella es la imagen viva de su Hijo, blica esta oración que la Iglesia Católi-
26 Razones para creer
permanecemos ante Él, «como un per- –Los sentimientos y las ideas son se-
fume que vertido en su honor, perdién- cundarios. Lo importante es el amor,
dose a sí mismo», según dice Bossuet. la voluntad de amar. Ya estamos oran-
Y entonces nuestra vida se hace toda do cuando, ante Dios, reconocemos
ella oración. Sin ella la acción deriva nuestra torpeza para orar y hacemos
en una búsqueda inconsciente de no- nuestras las palabras de los apóstoles
sotros mismos. a Jesús: «Señor, enséñanos a rezar»
(Lc 11,1).
–La oración es un servicio a la Igle-
sia. «Toda alma que se eleva, eleva al –También oramos cuando, en la pre-
mundo», dirá Elizabeth Lesœur. sencia de Dios, meditamos en nuestro
corazón los sucesos de la vida diaria.
–La oración es siempre atendida, al
menos si no pedimos a Dios que se Muchos creyentes se descorazonan
haga cómplice de nuestras cobardías y por su incapacidad de concentración,
perezas, sino que le suplicamos asistir- por sus «distracciones». En realidad,
nos para hacer su voluntad, en la que estas fugaces ideas, que estorban nues-
está nuestra felicidad. Así no enseña a tra atención, pueden incluso constituir
orar Cristo en el Padrenuestro. la trama de una auténtica oración per-
sonal, si dejamos que Dios nos
¿Cómo rezar? evangelice a través de ellas.
Aquí lo que más vale es la experien- –La cima de la oración se alcanza en
cia. Se aprende a orar, orando. la pura comunión con Dios en el si-
lencio. No es tan dificil, se necesita un
–La oración es un combate. Y un poco de tiempo, confianza y tesón para
combate que ha de reiniciarse cada día. alcanzarla. El rosario, a pesar de su apa-
Nos despertamos paganos cada maña- rente monotonía, conduce progresiva-
na, y cada mañana debemos despertar- mente a esta presencia ante Dios a los
nos de nuevo a las realidades de la fe: que confían.
adorar, pedir perdón y dar gracias.
«Velad y orar» (Mt 26,4), decía Je-
–La oración auténtica es, al mismo sús. Y Él mismo daba ejemplo de lo
tiempo, espontánea y metódica. Está que aconsejaba, orando largamente en
presta a surgir en cualquier instante, pero la noche, como en Getsemaní.
necesita de momentos y lugares apro-
• «Hay que rezar siem-
piados, si queremos que no esté a mer- pre para no desfallecer»
ced del capricho y la pereza. (Lc 18,1)
–Su fuente es la Escritura, los sal-
mos y la vida de Jesús concretamente,
pero acude también a fórmulas ya he-
chas, como el Padrenuestro y el
Avemaría, que vienen a ser como los
piolets para el alpinista en la escalada.
28 Razones para creer
21. ¿Hay que bautizar a Para los padres cristianos es una feli-
los niños recién nacidos? cidad salir al encuentro del deseo de
Cristo vivo y resucitado, y ofrecerle a
su hijo. ¿No es Cristo el primer res-
ponsable de este hijo, el garante de su
–A primera vista,parece inconvenien- libertad, el complemento indispensa-
te comprometer la libertad de una per- ble de su ser?
sona para toda la vida sin su consenti-
miento. «Yo soy la Vid, dice Jesús, vosotros
los sarmientos. Sin mí nada podéis»
En realidad, se da en el niño el caso (Jn 15,5).
particular de una libertad que para de-
sarrollarse necesita provisionalmente En estas condiciones, nada tiene de
que otras libertades se comprometan sorprendente que desde los orígenes de
en su lugar. Y esto se presenta en to- la Iglesia, los cristianos hayan bautiza-
dos los aspectos de su vida infantil: lo dos a su hijos. Tenemos inumerables
mismo en la elección del alimento, o testimonios. La crónica de los Hechos
del lenguaje o de las normas de su com- habla en varias ocasiones del bautismo
portamiento moral. No se trata, pues, de toda una familia (Hch 16,33). San
de suprimir la libertad del niño, sino de Pablo habla del bautismo como de
suplirla para que tenga acceso a unos «una nueva circuncisión» (Col 2,11-12),
dones de los que irá disfrutando en una y los judíos realizaban esa ceremonia
libertad progresiva. No escoger por el ocho días después del nacimiento. Te-
niño ya es escoger, porque la vida no nemos pruebas igualmente en los es-
espera. critos de los Padres de la Iglesia, como
en San Ireneo, obispo de Lyon hacia el
A esto se puede añadir, contra una año 178.
opinión hoy corriente, que la libertad
no constituye en sí el Bien Supremo, –¿Simple posibilidad u obligación
sino que alcanza todo su valor de Bien de conciencia?
cuando se ejerce no automáticamente,
Para los padres cristianos, el bautis-
sino con conocimiento de causa.
mo de los hijos más que una opción es
En estas condiciones, parece ser que un deber de conciencia, tanto por el
la regla de oro sería escoger por el niño bien del niño como por el bien del mis-
aquello que uno desearía para sí, por mo Cristo. Eso sí, es preciso que los
ser lo mejor. padres se comprometan a dar a su hijo
una educación cristiana, que le permi-
–¿Porqué bautizar al niño? ta al hijo apropiarse progresivamente
A la luz de las consideraciones pre- del bautismo con todo conocimiento
cedentes, el cristiano quiere el bautis- de causa.
mo de su hijo recién nacido. Es un acto • «Dejad que los niños
de plena coherencia. Si para él Cristo se acerquen a mí»
es el sol de su vida, su mejor deseo es (Mc 10,14)
conseguir que su hijo participe de Él.
Yves Moreau 29
hace presente. Nos unimos al mismo ser esclarecida por la Sagrada Escritu-
tiempo con el pueblo de Dios, el del ra. Ésta es lo que llamamos liturgia de
Antiguo Testamento y el de la Iglesia, la Palabra, que precede siempre al sig-
desde sus orígenes hasta nuestros días. no del pan y del vino, desvelando su
La Virgen María, todos los santos, nues- sentido y su actualidad.
tros difuntos, se unen a nosotros, con El misal ofrece a sus lectores más de
aquellos que nos acompañan en la misa 500 pasajes de la Escritura, sin contar
y con los que no están presentes en los salmos, es decir, una magnífica an-
ella. tología de la Biblia.
Por la Eucaristía y en Cristo, nos per- –¿Cómo participar actívamente en
sonamos en todos los suburbios del la misa?
mundo y nos reunimos con todos los La comunión requiere una prepara-
que sufren. Entramos así en comuni- ción del espíritu, gestos, oraciones dia-
cación directa con la humanidad en su logadas, cantos en común, ofrendas,
historia, en su prehistoria y... en su por- participación de bienes, gestos de paz.
venir. Porque Cristo, el Verbo creador Todo está orientado a centrarnos en
es de ayer, de hoy y de mañana. Con ella, para retornar al mundo desde el
Él penetramos el porvenir, el futuro se corazón de Dios.
nos hace presente, atravesamos la se-
mana próxima, asistimos a nuestra –¿Es la misa necesaria?
muerte y resurrección, y las hacemos La Eucaristía es indispensable al cris-
nuestras uniéndonos a la voluntad de tiano, como lo es el alimento a la vida,
Dios. como la presencia es necesaria al amor.
–¿Por qué la comunión? La obligación de la misa del dominogo
es una exigencia vital.
El Amor tiende a la unidad. La co-
munión sacramental del cuerpo y la san- «No hay nada más grande que la
gre de Cristo opera esta fusión (Jn 6, Eucaristía» (Cura de Ars).
55-57). El cristiano que comulga sale • «Yo soy el pan de vida...
de sí mismo y se sumerge en el Amor, Haced esto en memoria mía»
y con él en el mujndo. Y así se hace (Jn 6,35; Lc 22,19).
con Cristo de alguna manera sacerdote
del mundo, sacerdote en el sentido exac-
to del término, haciendo real por las pa-
labras y gestos de la Eucaristía esta in-
mensa e inefable presencia de Dios ante 23. ¿Por qué el
los hombres, de los hombres ante Dios, matrimonio cristiano?
y de los hombres entre sí.
–¿Porqué se lee la Biblia en la Misa?
Una acción de tal transcendencia, Se reprocha con frecuencia a la Igle-
para que no caiga en la magia, ha de sia por su intransigencia en materia de
Yves Moreau 31
Los católicos también lo hacen al fi- ¡El que absuelve siempre es Cristo!
nal del día cuando hacen el examen de En Él es el Padre quien acoge a su hijo
conciencia y piden perdón a Dios por y lo estrecha contra su corazón (Lc
sus culpas, pero esto no basta. 15,11-32).
–¿Por qué? –¿A quien confesarse?
Porque Jesús ha dicho a sus apósto- En caso de urgencia se acude al pri-
les: «A quienes perdonéis los pecados, mer médico que se encuentra; pero ha-
les serán perdonados» (Jn 20,23). Con bitualmente es mejor acudir a alguien
estas palabras autoriza y confía Jesús que conozca al enfermo.
la práctica de la confesión sacramental
a los sacerdotes. Y la historia del sa- –Hay personas que se confiesan y no
cramento de la penitencia es la expre- valen mas que los demás.
sión progresiva de esta toma de con- ¿Qué sería de ellas sin la confesión?
ciencia en la Iglesia. El Padre Foucauld, pese a sus dudas,
aceptó en una ocasión confesar sus pe-
–¿Por qué Cristo ha elegido esta for- cados. A partir de entonces su fe se
ma de perdón? fortaleció y su vida sufrió un profunda
Dios se complace en actuar a través transformación.
de intermediarios: así actúa en el naci- – Pero siempre caemos en las mismas
miento, la cultura, el bautismo, la edu- faltas
cación religiosa... Haciéndose nuestro
Para estar aseado ¿no debemos aten-
confidente, el otro –el sacerdote– nos
der todos los días a nuestro cuidado
representa sensiblemente al Otro –Dios–
personal? Practicar este sacramento no
Y ese diálogo con él aviva nuestra fe. sólo nos da la certeza del perdón, sino
–¡Es dificil confiarse a una tercera también la sanación de nuestra con-
persona! ciencia. Este «nuevo bautismo» no sólo
suprime los efectos del mal, sino que
«Hay en el hombre un deseo innato se remonta a la causa del mismo. Y el
de confiarse a alguien. A a falta de con- diálogo con el confesor forma parte in-
fesarse a un sacerdote, uno se confía tegrante de su misterio.
al primero que llega. El éxito de los psi-
quiatras, psicólogos y consejeros de –Cada vez se comulga más... y se con-
todo tipo se explica por esta necesi- fiesa menos. Las faltas graves parecen
dad» (Mons. Gouyon) no ser un obstáculo para la comunión.
–¿Pero no es el sacerdote también No olvidemos la solemne adverten-
un pecador? cia de San Pablo: «El que come el pan
Su absolución sigue siendo válida. y bebe del cáliz del Señor indignamente,
«Cuando Pedro bautiza es Jesús quien come y bebe su propia condenación»
bautiza. Cuando Judas bautiza es Je- (1Co 11,27-29).
sús quien bautiza» (San Agustín).
34 Razones para creer
Amar, es dar...
Ésa es la causa de la creación.
Amar es hablar al ser amado...
Ésa es la causa de la revelación.
Amar, es compartir la vida, el destino...
Ésa es la causa de la encarnación.
Amar es salvar al que se ama...
Ésa es la causa de la redención.
Amar es hacerse nada ante el ser amado...
Ésa es la causa de la Virgen María.
Amar es permanecer cerca del ser amado...
Ésa es la causa de la Eucaristía.
Amar es asociar al ser amado a la propia felicidad...
Ésa es la causa del cielo.
Así debe ser vivida nuestra vida en el amor de Dios y de los otros,
para compartir la vida de Dios.
25 de marzo,
fiesta de la Anunciación
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