Gotico
Gotico
Gotico
Un error mantenido hasta muy avanzado el siglo XIX, fue suponer que la arquitectura
gótica había nacido en Alemania y era peculiar del genio germánico. Los alemanes,
fundándose principalmente en los textos renacentistas, abogaban por qué el estilo
gótico, de las grandes catedrales, se había originado a las orillas del río Rin.
El arte Gótico se desarrolla en Europa Occidental desde la segunda mitad del siglo XII
hasta fines del siglo XV, sustituido por el Renacimiento. Francia es la cuna de este
estilo y desde aquí se difunde por toda Europa se expande por los países de Alemania,
España y Portugal, Inglaterra, Flandes (hoy Bélgica) y Suecia. En este desarrollo, Italia,
donde la tradición de las formas arquitectónicas generadas por el Imperio Romano era
muy intensa, resistió la penetración gótica, que fue generalmente débil.
El gótico como una evolución técnica de las formas de las escuelas románicas
regionales, aunque ya a finales del siglo XI se había construido en Inglaterra la catedral
de Durham, con bóveda de crucería y estructura gótica. En los primero momentos, en el
denominado estilo de transición, que se alarga hasta finales del siglo XII, se sigue
manteniendo cierta forma o fisonomía románica. Por ejemplo, en el primer gótico se
mantiene una estructura de proporcionalidad, base clásica, en las fachadas, propia del
románico, que se puede observar en la catedral de Notre Dame de París, que más
adelante se perderá en beneficio de efectos mucho más verticales. De forma
esquemática se dice que la arquitectura de este periodo es una arquitectura románica con
bóvedas y arcos apuntados.
El término gótico fue empleado en este contexto por primera vez por el tratadista
florentino Giorgio Vasari (1511–1574), quien en su famosa obra de biografías de
pintores toscanos, incluye varios capítulos sobre el arte en la Edad Media. En sentido
peyorativo usó este término para denominar la arquitectura anterior al Renacimiento,
propia de los bárbaros o godos, al que ellos consideraban inferior y bárbaro cuyos
componentes le parecían confusos, desordenados y poco dignos, por contraste a la
perfección y racionalidad del arte clásico. En su propia época, se solía denominar como
opus francigenum (estilo francés), por referencia al origen de la innovación.
Paradójicamente, en la España del siglo XVI se calificaba al gótico final (isabelino o
plateresco) como la forma de construir a lo moderno, mientras que la arquitectura
clasicista que introducía el renacimiento italiano era vista como una forma de construir
a la antigua o a lo romano.
ANTECEDENTES
Los elementos esenciales del estilo gótico datan de mucho antes que éste, toda vez que
se hallan dispersos en edificios de remotas edades. El arco apuntado fue conocido de los
egipcios, asirios, indios y persas de la dinastía sasánida. La bóveda de crucería, fue
empleada en construcciones árabes de Córdoba del siglo IX y en algunas mozárabes del
siglo X y aún virtualmente en las bóvedas romanas desde el primer siglo del Imperio
cuando entraban en ellas arcos diagonales embebidos en las mismas. Los arbotantes se
encuentran originaria y rudimentariamente en las bóvedas de cuarto de cañón cuando
sirven de contrarresto. El principio y distinción de elementos activos y pasivos que
caracteriza la arquitectura ojival se extendió y aplicó por los antiguos asirios.
Fue sin embargo la nueva relación entre todos estos elementos la que dio como
resultado un nuevo tipo de edificio con unas proporciones diferentes, mucho más
esbelto que los edificios románicos.
FORMACION SOCIAL
Durante la etapa gótica siguen siendo edificios representativos los templos (catedrales),
los monasterios y los castillos. Pero las nuevas ciudades medievales necesitaban nuevos
tipos de edificios, distintos por su concepción y dimensiones a los de la época feudal.
Los comerciantes necesitaron edificios en los que reunirse para valorar las mercancías,
intercambiarlas y lanzarlas al mercado: las lonjas. Pero, además las autoridades del
municipio requerían un lugar apropiado para sus reuniones: el ayuntamiento. Los ricos
burgueses y los nobles asentados en las ciudades construyeron lujosas residencias: los
palacios. Para albergar y curar a los enfermos humildes y peregrinos, aparecieron: los
hospitales.
GÓTICO TEMPRANO
Al gótico temprano no hay que confundirlo con los numerosos templos franceses y del
resto de Europa de la primera mitad del siglo XII cuya planta y alzado es plenamente
tardorrománico pero que adopta bóvedas de crucería como solución final. Estas iglesias
-que en España son muy numerosas sobre todo en la segunda mitad del siglo- suelen
presentar, como soportes, pilares cuadrados o cruciformes con cuatro semicolumnas
adosadas para recibir los arcos perpiaños y formeros. Al decidir posteriormente su
cubrición con bóveda de ojivas hubo que improvisar ménsulas a cada lado de la
columna superior para soportar los arcos cruceros. En algunos casos se prescindió de las
ménsulas y los nervios cruceros apearon directamente en el muro siendo embebidos en
éste. En ocasiones a este estilo tardío románico con bóvedas de ojivas se le ha
denominado "románico ojival" y está más relacionado con las construcciones
cistercienses que con un verdadero espíritu gótico.
Sin embargo, cuando un edificio es puramente gótico, con la intención de tener bóveda
de crucería desde su origen, los soportes son "pilares compuestos" con columnas en las
caras frontales y columnillas en las esquinas para apear los nervios. Además el edificio
gótico debe tener añadida -como vimos en apartados anteriores- una coherencia general
basada en la altura y el cromatismo de la luz, que no poseen los templos híbridos antes
descritos.
Después seguirían las catedrales de Laon y Noyon, donde se añade un cuarto piso
(triforio) al tradicional sistema de arquerías, tribuna y claristorio. Otra característica de
estos edificios góticos iniciales es el empleo de la bóveda sexpartita bastante abombada
(las claves de las ojivas están más altas que las claves de arcos formeros y perpiaños)
para asegurar mayor verticalidad a los empujes.
GÓTICO CLÁSICO
GÓTICO RADIANTE
En esta fase del gótico frances, la luz adquiere el total protagonismo ya que se
desmaterializa el muro en detrimento de la altura para colocar vidrieras profusamente,
en concreto, mediante rosetones (de aquí el nombre) o grandes vanos con tracerías
caladas. La Sainte-Chapelle de París es el mejor ejemplo de esta arquitectura.
GÓTICO FLAMÍGERO
Las tres características más acusadas son el barroquismo de la decoración exterior de las
fachadas (puertas y ventanales), la eliminación de obstáculos visuales que perjudicasen
el aspecto ascensional y la complejidad decorativa (ya poco tectónica) de las bóvedas de
crucería que incorporan infinidad de nervios trazando complejísimas figuras
geométricas mediante terceletes, arcos combados, etc.
En contraste con la arquitectura del románico, cuyas características esenciales son los
arcos de medio punto, las estructuras macizas con escasos vanos y las bóvedas de cañón
o arista, la arquitectura gótica empleó el arco apuntado, agujas, chapiteles y gabletes,
reforzando el sentido ascensional que pretende transmitir el edificio, (El arco de medio
punto expresa serenidad y equilibrio. El arco apuntado indica esfuerzo y dinamismo)
amplios vanos con tracerías caladas para conseguir la máxima luminosidad y estructuras
reducidas al mínimo. Todas estas cualidades estilísticas fueron posibles gracias a las
innovaciones constructivas, especialmente a la aparición de la bóveda de crucería.
Las iglesias medievales poseían bóvedas muy pesadas, que obligaban a disponer muros
gruesos y con pocos ventanales para soportar sus empujes. A principios del siglo XII los
constructores inventaron la bóveda de crucería, que consiste en el cruce de dos arcos o
nervios apuntados, que conforman una estructura resistente sobre la que se colocan los
ligeros elementos o elementos de relleno que configuran la bóveda. Este sistema además
de ligero y versátil, permite cubrir espacios de diversa configuración formal, con lo que
posibilita un gran número de combinaciones arquitectónicas. Pero, junto a ellos,
también deben tenerse en cuenta otras características como el funcionalismo de las
distintas partes del edificio, el nuevo concepto del espacio y de la luz y los
considerables avances técnicos, con un planteamiento matemático-geométrico del
edificio que hizo posible unos logros tan espectaculares. La nueva catedral gótica es una
maravilla de esbeltez, matemática constructiva y de luz sabiamente matizada por el
color de las vidrieras.
Aunque las primeras iglesias góticas adoptaron una gran variedad de formas, la
construcción de las grandes catedrales del norte de Francia en la segunda mitad del siglo
XII se benefició de las ventajas de las bóvedas de crucería. Con ellas se podían
concentrar los empujes en los cuatro puntos del vértice y posteriormente apearlos por
medio de los elementos sustentantes, que podían ser los pilares o columnas pero
también el sistema de estribo y arbotante, un arco que transmite los esfuerzos
tangenciales hacia un contrafuerte situado en el exterior del edificio coronado por un
pináculo. Como consecuencia, los gruesos muros de la arquitectura románica pudieron
ser reemplazados por ligeros cerramientos con ventanales que permitieron la aparición
de la vidriera y facilitaron que el edificio alcanzase alturas insospechadas. Así se
produjo una revolución en las técnicas constructivas.
Con la bóveda gótica los edificios pudieron adoptar formas variadas. Sin embargo, la
planta común de las catedrales góticas consistió en tres o cinco naves longitudinales, un
transepto, un coro y un presbiterio, es decir, una composición similar a la de las iglesias
románicas. Las catedrales góticas también mantuvieron y perfeccionaron la creación
más genuina de la arquitectura románica: la girola, una estructura compleja que aparece
en la cabecera del templo, generalmente de forma semicircular con un deambulatorio
alrededor y al que se abren capillas radiales de planta semicircular o poligonal. La
organización de los alzados en el interior de las naves y en el coro también mantuvo los
precedentes románicos. Por otro lado, los esbeltos pilares compuestos que separan las
naves, con sus finos fustes elevándose a través del triforio hasta las nervaduras de las
bóvedas, y el uso del arco apuntado en todo el edificio, contribuyen a crear efectos de
verticalidad que constituye la expresión más intrínseca de la arquitectura gótica.
La planta de las iglesias suele mantener la disposición de cruz latina, pero sufre algunas
modificaciones respecto a la planta románica. Cobra mayor importancia el ábside que
aumenta de tamaño, presentando algunas veces dos girolas a su alrededor. El aumento
de eclesiásticos hace crecer el coro que llega a invadir el brazo mayor. Por el contrario
disminuye la amplitud del transepto, cubriéndose el crucero con una bóveda (nunca
cúpula) sobre la que se construye un elevado cimborrio acabado en una afilada aguja.
La nave central es mucho más alta y amplia que las laterales. Todas las naves se cubren
con bóveda de aristas. En el exterior, los campanarios culminan con empinados remates,
muchas veces calados.
En la parte inferior se abren las tres puertas, con derrames llenos de nichos, donde se
cobijan apóstoles y profetas. Estas tres puertas corresponden a las tres naves de la
iglesia, que muchas veces se acusan al exterior con los contrafuertes de los arcos que las
separan, sirviendo a modo de líneas divisorias que distribuyen la fachada en tres cuerpos
verticales. Cada puerta tiene varias series de arcos concéntricos o arquivoltas; la gran
abertura central está a veces dividida por un pilar, o parteluz, con la imagen de Cristo, o
de la Virgen, o también con la del santo patrono de la ciudad.
Los pináculos de los contrafuertes y los remates de las torres y agujas suelen decorarse
con un adorno de formas vegetales, como una flor de piedra abierta en el aire. Las
molduras de los arcos aparecen a menudo acentuadas con una serie de hojas y flores,
igual que sucede en los capiteles y la clave central de las bóvedas, donde van a reunirse
los arcos diagonales. Los elementos decorativos de la arquitectura gótica se ponen en
los lugares más importantes de la construcción: flores y esculturas sirven para reforzar y
ennoblecer aquellos sitios de más trabajo y más responsabilidad; nunca se combinan las
líneas arquitectónicas para servir de marco de una decoración, como sucede algunas
veces en los edificios que construyeron los grandes arquitectos del Renacimiento.
Las formas decorativas se buscan en la flora y la fauna del país; las plantas más
humildes de los campos se aplican sobre las molduras con un amor nuevo por la
naturaleza, que no se había manifestado desde los tiempos del arte griego. El trébol, la
hiedra retorcida, los tiernos brotes de la vid, las hojas del roble o de la encina se
encaraman por los arcos y las agujas del edificio gótico, asociándose al nuevo estilo y
ofreciendo las líneas características de sus formas vegetales hasta hacerlas góticas con
vehemencia y entusiasmo, como si la creación se hubiera interesado en la obra de las
catedrales.
En el arte clásico, sólo dos o tres plantas, el acanto, la hiedra y el laurel, habían tenido
aceptación en el repertorio decorativo, pero el estilo gótico se vale de todas las especies
del reino vegetal, y reproduce también los pájaros y hasta seres fantásticos, monstruos
que unas veces están derechos como guardianes en lo alto de las balaustradas, y otras
agachados, condenados a servir de gárgolas para arrojar a lo lejos, por su boca, el agua
de las lluvias recogida en los tejados.
BÓVEDA DE CRUCERÍA:
Deriva de la bóveda de arista románica (los nervios nacen como refuerzo de las aristas).
Tiene diversos precedentes romanos, islámicos, románicos... está compuesto por tres
elementos fundamentales:
Está formado por los nervios que cruzados diagonalmente se juntan en la clave, los
arcos formeros y los arcos fajones
los plementos son los paños que cierran los espacios entre los nervios, aponyándose en
ellos.
Con este sistema los empujes de la bóveda se concentran en los cuatro ángulos. El
modelo mas simple de bóveda de crucería es la cuatripartita (formada por cuatro
plementos), pero se ve complicando progresivamente con la aparición de nuevos
nervios... sexpartita, octopartita... después se complica aun mas con la aparición de
nervios intermedios y claves secundarias dando lugar a las bóvedas estrelladas o de
terceletes. Finalmente se llega a la aparición de la bóveda de abanico.
PILAR:
El origen del sistema de arbotantes está en las bóvedas de cuarto cañón de las tribunas
románicas. Ahora esa bóveda se ha convertido en un simple arco de transmisión.
Además el arbotante cumple otra función: sirven de desagüe de las aguas del tejado que
arruinarían el edificio si resbalaran directamente por las paredes hasta los cimientos. El
final del desagüe acaba en la gárgola.
PINÁCULOS Y CONTRAFUERTES.
ELEMENTOS DECORATIVOS:
los temas son geométricos, vegetales y figurativos igual que en el románico, pero ahora
el tratamiento es distinto. Las formas geométricas son curvas. Los temas vegetales
poseen un gran naturalismo. Las figuras animales igual que las humanas son tambien
mas naturalistas.
Las esculturas de las arquivoltas siguen la direccion del arco. En las jambas se
colocan figuras sobre ménsulas rematadas con doseletes. Sobre los arcos de las
portadas se disponen gabletes.
Roseton Ventanales
PLANTA:
Desaparecen las formas curvas (difíciles para la crucería y los ventanales. Los ábsides
suelen ser poligonales.