Objeto de Estudio de La Administración
Objeto de Estudio de La Administración
Objeto de Estudio de La Administración
Podría entenderse, casi que como una “obviedad”, que la organización, (todas,
cualquiera) son objeto de estudio de la administración, sin embargo, y si nos atenemos a la
mera observación, podemos decir que esto está lejos de cualquier realidad. Las
organizaciones, en términos generales, han sido objeto de estudio por parte de distintas
disciplinas y de manera profusa, menos por la administración. Organizaciones sociales como
la familia, los partidos políticos, los grupos terroristas, organizaciones alzadas en armas,
clubes de fans, hinchadas de equipos de deportivos, las tribus, (aborígenes y urbanas; actuales
y extintas), las manadas, los imperios, los reinos, las colonias, las dictaduras y las
democracias, a lo largo de la historia, han sido estudiadas por profesionales de distintas
disciplinas, fundamentalmente con el objetivo de explicar no solo sus orígenes, razones y
causas de su existencia, sino además su “lógica” organizativa y sus patrones de conducta y
normas de comportamiento interno y entre individuos de la misma “especie”, profesiones tan
diversas que van desde la sicología, hasta la sociología, pasando por la antropología, sin
embargo, muy pocas de estas organizaciones han sido del interés de estudio por parte de la
Administración.
Distintos son los objetos de interés de la administración, en tanto que esta busca
responder a interrogantes conceptuales y paradigmas sociales que tienen diferentes modos de
interpretación de lo que es y debe ser la razón de ser de la administración. Al ser la administración una
sumatoria de elementos, disímiles en muchas ocasiones, pero necesarios y complementarios entre sí en
otras tantas, esta debe enfocarse en ver cada uno de aquellos elementos como un todo y no como un
objeto aislado, independiente y “autónomo”. Como lo plantea Sanabria “…muchos han sido los
objetos del campo administrativo a lo largo de su desarrollo conceptual y teórico, pero además han
sido muy diversos: la tarea, las funciones empresariales, la motivación, el comportamiento, entre
otros”. (2006, 11). Todos estos elementos señalados y otros tantos no mencionados pero no por ello
menos importante, constituyen un todo, una totalidad que es la que explica, sustenta y soporta la razón
de ser de la administración y la eleva a una dimensión más allá de lo conceptual y la sitúa en el plano
de lógica existencialista; la administración existe porque hay una organización y en consecuencia esa
organización, como estructura aglutinante de una serie de elementos “menores” es lo que se justifica y
explica como objeto de interés de la administración. No puede ser de otro modo.
2.3. ¿De qué manera cree usted que incide en su toma de decisiones gerenciales el hecho de
percibir la dimensión metodológica de las organizaciones? (p. 36)
La dimensión metodológica de las organizaciones nos debe llevar necesariamente a
ubicarnos en una posición de simpatía-empatía con la organización, es ponernos en el lugar de ella, la
organización, en tanto que también somos ella, pues somos parte de ella. El gerente o el tomador de
decisiones a nivel gerencial dentro de la organización debe estar en la capacidad de entender que su
actuación es sobre ella, que su rol es el de un sujeto activo con capacidad de incidencia sobre un sujeto
“pasivo”, de esta manera, las decisiones del gerente estarán permeadas por esa dimensión cognoscitiva
que este tiene acerca y con relación a la organización. Para poder modelar un objeto hay que
conocerlo, ignorar esto puede desencadenar en consecuencias lamentables tanto para el uno como para
el otro, para el sujeto como el objeto, es por ello que desde la perspectiva de la dimensión
metodológica de las organizaciones se busca que el sujeto esté en capacidad y en la actitud y
disposición de entender y comprender al objeto (la organización) como un todo, desde una perspectiva
general e integradora, lo cual también facilita la transición hacia un modelo más comprehensivo de la
organización desde la perspectiva metodológica, posibilitando una visión holística de la
administración como disciplina, más que como profesión.
2.4. ¿Por qué considera el autor que nuestra aproximación al objeto de la
administración ha sido reducida y poco rigurosa? ¿Cuál es su posición frente a ese
planteamiento? (p. 60)
El autor (Sanabria) considera que nuestra aproximación al objeto de la administración
ha sido reducida y poco rigurosa en la medida en que, en primer lugar, histórica y
equivocadamente, por supuesto, hemos asumido que empresa y organización son lo mismo y
en consecuencia se les ha otorgado el mismo trato y dimensión, así mismo, otro elemento no
menos importante ha sido el de la visión reduccionista de darle carácter de empresa solo a
aquellas organizaciones con un enfoque productivista, esto como consecuencia quizás del
origen capitalista de la industrialización y su perspectiva intrínseca del lucro, así mismo y de
manera también errónea, se ha pretendido darle el carácter de empresa, es decir, llevarla a
lógica de la productividad, a cualquier organización, esto sumado al sinnúmero de
perspectivas y enfoques respecto a lo que se refiere a teorías organizacionales, lo cual
confunde, desvirtúa y contradice, sin que esto sea negativo per sé, la orientación hacia la cual
debe estar dirigida el conocimiento organizacional, lo cual queda en evidencia cuando
encontramos el gran número de “teorías” administrativas que han proliferado en las últimas
décadas, llamadas así por moda, por no desentonar con las tendencias conceptuales
dominantes y no quedar fuera de contexto dentro del microcosmos gerencial. Sin embargo esto
debe llevarnos a una reflexión profunda acerca de lo que llamamos “teoría” y si esta cumple
con la rigurosidad y validación suficiente dentro del contexto tanto académico como “real”
(productivo, empresarial, administrativo, organizacional).
En cierta medida comparto la posición crítica pero también reflexiva y propositiva del
autor respecto a que nuestra aproximación al objeto de la administración ha sido reducida y
poco rigurosa. No es falso que la importancia que le damos a una publicación está determinada
por el “prestigio” y reconocimiento dentro del contexto específico de su autor. Nuestra
credibilidad en algo esta cooptada por el imaginario de “respeto” que nos hemos creado
respecto a quien lo dice. En muchas ocasiones nos convertimos en sujetos pasivos y simple
consumidores de “teorías”, modelos y herramientas gerenciales no probadas, mucho menos
validadas pero que nos venden como auténticas panaceas y rápidamente los convertimos en
best sellers, que, como si de obsolescencia programada se tratara, y sin tiempo de digerirlos y
asimilarlos, prontamente dan paso a una nueva “solución”, muchas veces la misma pero en
una versión “mejorada, ampliada y corregida”. Más de lo mismo con distinta carátula. El
llamado entonces es a ser más críticos y reflexivos frente a nuestro rol y quehacer como
administradores, buscando darle a la profesión (o disciplina) la dimensión, importancia que
realmente tiene, entendida desde la transversalidad disciplinar que lleva de manera implícita y
por definición