Locke Cap XII
Locke Cap XII
Locke Cap XII
CAPÍTULO XII
(Del poder legislativo, del poder ejecutivo y del poder federativo de la comunidad
política)
§ 143. El poder legislativo es aquel que posee el derecho de determinar cómo debe utilizarse la
fuerza de la sociedad política y de los integrantes de la misma. No es imprescindible que el
órgano legislativo se mantenga en ejercicio continuamente; las leyes tienen como finalidad ser
cumplidas de forma continua y poseen vigencia permanente; para hacerlas solamente se
necesita un poco tiempo. Además, tampoco es aconsejable, pues para la debilidad humana
sería una tentación demasiado grande delegar la función de ejecutar las leyes a las mismas
personas que poseen la tarea de realizarlas, puesto que el género humano tiene tendencia a
aferrarse al poder. Ello devendría a que rehuyesen la obediencia a esas mismas normas
elaboradas por ellos, o que las formulasen y aplicasen de acuerdo con sus propósitos
particulares, llegando por ello a que esos propósitos fueran diferentes de los del resto de la
sociedad, resultado contrario a los fines de la comunidad y del gobierno. Por ese motivo, en las
sociedades políticas bien organizadas y en que se mira como es debido por el bien de la
totalidad de quienes la integran, el poder legislativo suele establecerse en manos de varias
personas; éstas, debidamente conjuntadas, poseen por sí mismas, o en colaboración con
otras, el poder de redactar leyes, y una vez promulgadas éstas se disgregan los legisladores
estando ellos mismos sometidos a ellas. Esto supone para dichos legisladores una razón
complementaria poderosa para procurar adecuarlas al bien público.
§ 144. Pero por el mismo motivo de que las leyes se elaboran de una vez, y que su realización
sólo requiere un período de tiempo bastante corto, aunque su capacidad de obligar es duradera
y constante, siendo como es preciso aplicarlas ininterrumpidamente y de una forma
permanente, necesitamos que haya un poder siempre en ejercicio que se encargue de la
John Locke
“Ensayo sobre el Gobierno Civil”
ejecución de las mismas mientras estén vigentes. De ahí surge el que con frecuencia se
encuentren separados los poderes legislativo y ejecutivo.
§ 145. En toda comunidad política hay otro poder al que podría asignársele el calificativo de
natural, ya que corresponde a una capacidad que tenía naturalmente cada uno de los hombres
de integrarse en sociedad. Aunque los componentes de una sociedad política continúan siendo
siempre personas diferentes y son gobernados por las leyes de la comunidad en sus relaciones
mutuas y como tales personas, sin embargo, todos ellos en grupo y con respecto a los demás
seres humanos constituyen un solo cuerpo; este cuerpo se halla situado en relación al resto del
género humano en idéntico estado de Naturaleza en que estaban antes todos los miembros
que lo forman. Por ese motivo las controversias que se originan entre uno cualquiera de los
componentes de la sociedad y otros individuos que se hallan fuera de la misma pertenecen a la
comunidad entera; el perjuicio ocasionado a un componente de ese cuerpo compromete a todo
él en la tarea de reclamar una indemnización. Obtenemos, pues, que la comunidad,
considerada en su conjunto, forma un solo cuerpo, y que este cuerpo se halla en el estado de
Naturaleza con respecto al resto de los Estados o individuos externos a la comunidad.
§ 146. Por ese motivo ese poder conlleva el derecho de la guerra y de la paz, el de formar
tratados y alianzas y el de entablar todas las negociaciones que sean necesarias con las
personas y las sociedades políticas ajenas. A ese poder podría denominársele federativo, si
eso parece bien. El vocablo es indiferente para mí con tal de que se entienda bien de qué se
trata.
§ 148. Tenemos, pues, que si el poder ejecutivo y el poder federativo de cada sociedad son
diferentes en sí mismos, sin embargo, es difícil el separarlos y situarlos en manos de diferentes
personas a un mismo tiempo. Ambos requieren la fuerza de la comunidad para su ejercicio y es
prácticamente imposible poner simultáneamente esa fuerza en diferentes manos y que no se
encuentren mutuamente en relación de subordinación. Tampoco se podría encomendar el
poder ejecutivo y el poder federativo a personas que pudieran actuar por separado, puesto que
en esa situación la fuerza pública se encontraría situada bajo órdenes diferentes, lo cual más
tarde o más temprano acarrearía desórdenes y desgracias.