Psa y Criminologìa
Psa y Criminologìa
Psa y Criminologìa
Tendlarz Silvia
Tiempos Violentos cap1.
La violencia forma parte de nuestra contemporaneidad. Se ha vuelto, en muchos
lugares, parte de la vida cotidiana: robos, secuestros, asesinatos y distintas formas de ultraje
a las libertades individuales.
La subjetividad de la época esta en gran parte, afectada por el fenómeno de la
violencia y determinada por ella, como un significante amo que se ha impuesto en el discurso
social. En forma directa o indirecta está presente en el discurso de los medios de
comunicación de masas y en los espectáculos públicos como privados.
La violencia como fenómeno manifiesta la acción de una fuerza. Y su campo de
estudio es amplio, por eso desde el psicoanálisis se interroga su estructura y la de las
subjetividades involucradas.
Wolfgang Sofsky en su libro La era del espanto examina la violencia a partir del uso
de la fuerza ejercida sobre el otro dentro de un marco simbólico y también, aquella sostenida
en un fin, por ejemplo, el del Estado, que se ocupa de preservar el orden social. Sin embargo,
cuando no existe un marco simbólico ni un fin que sostengan la violencia y se pasa a su
ejercicio en su mismo, se pone en juego una forma directa de satisfacción obtenida por quien
la ejerce. La masacre es el paradigma de esa lógica, en la que aparentemente se mata en el
marco de una guerra, en realidad en ella se ejerce la satisfacción de matar.
Sofky indica que la guerra salvaje es aquella en la que se practica la crueldad. Las
matanzas y masacres llevadas a cabo en un Ruanda, apuntaban a que las satisfacciones se
encontraban más en hacer sufrir a las víctimas en el acto del homicidio, que la muerte misma,
por ello utilizaban cuchillos, hachas en vez de usar armas automáticas.
Las modalidades que adopta es goce superyoico por fuera de la ley, que regula los
lazos sociales, irrumpen la apropiación del otro; ya sea de sus objetos, de su tiempo, de su
cuerpo, y hasta de su propia vida.
Los anormales
Lacan 1950, plantea que hay extraer una estructura tal que determine un tipo
de realidad para los actos de los sujetos. El acto mismo de matar marca un antes y
después, representa un punto de discontinuidad estatuto del acto `por el cual cambia
la posición del sujeto. El pasaje al acto no es un concepto analítico surgido en la
práctica y enseñanza de Lacan, sino una noción precedente de la clínica psiquiátrica
clásica, introducida en el siglo XIX por la criminología. En ese momento su
conceptualización denoto impulsividad de conductas auto o hetero agresivas,
criminales, violentas, o delincuentes.
Tanto el Acting out como en el pasaje al acto podemos encontrar una
estructura significante que permite leer al sujeto en relación con el acto, así como
también una dimisión libidinal o de satisfacción, que contempla la inclusión del
objeto. Tal y como plantea Miller, el pasaje al acto devela la estructura fundamental
del acto. Primero se produce el pasaje al acto y después su construcción; sus
consecuencias no conllevan necesariamente al bienestar del sujeto. Se produce una
mutación a nivel subjetivo, el sujeto del pasaje al acto ya no será el mismo.
El pasaje al acto es motivado en el sentido de que no necesariamente existe
una causa o motivo psicológico ni es ocasionado por un hecho exterior.
El pasaje al acto tiene también su coyuntura dramática y sus coordenadas
sgtes. El pasaje al acto es un acontecimiento que en la vida de un sujeto siempre
acarrea consecuencias. Se produce una discontinuidad que afecta la posición del
sujeto, ya no es el mismo.
El Acting out es el acto que puede ser incluido en la trama discursiva, dentro
del dispositivo analítico es un llamado al analista, a su interpretación. Consiste en el
montaje de un escenario que queda en relación al lugar simbólico del Otro. En el
pasaje al acto, por el contrario, no hay Otro.
Lacan caracteriza el pasaje al acto con dos rasgos: 1) Salida de la escena 2)
Reducción o inclinación hacia el obj a.
El sujeto sale del Otro dirigiéndose hacia el objeto: estructura y movimiento
direccional del pasaje al acto, sale del registro de lo simbólico. Una decisión resulta
de un proceso subjetivo caracterizado por Lacan, por la presencia de tres tiempos
llamados lógicos: el Instante de ver, el tiempo de comprender y el momento de
concluir. El primero y el ultimo funcionan en la instantaneidad. En cambio, el
segundo en la continuidad (tiempo de comprender).
El pasaje al acto presenta la característica de empujar al sujeto desde el
instante de ver hasta el instante de concluir produciendo un cortocircuito en el tiempo
de comprender. En ese sentido se produce una anticipación. Así, la ausencia del
tiempo de comprender es correlativa de una certeza que erige las acciones.
Mollo Cap 3
Además, partiendo del delincuente amoral como una figura opuesta al orden
simbólico y arribando a un debate más general con relación a la época, es la misma idea de
amoral que se desvanece junto con el contrato social, cuando el Otro social se muestra cada
vez mas inconsistente.
Entonces la articulación delito y pobreza tiene por finalidad una nueva vedette, que
el discurso del poder usa para retratar la violencia urbana. Se estigmatiza la pobreza con la
delincuencia, cuyo efecto inmediato es la protesta pública por la inseguridad que enmascara
un apasionado racismo hacia el modo de vida precario. “La Inseguridad” es una categoría
que expresa un problema público.
Nightingale plantea una concepción global de inclusión cultural que aumenta dia a
dia y que asimila otras subculturas dentro de la sociedad de mercado. Paradójicamente se
puede concebir una tensión entre la exclusión socioeconómica y la inclusión cultural. Para
compensar esta discrepancia, la identificación cultural se manifiesta enfáticamente: como
una respuesta a la exclusión racial, se produce con urgencia un alineamiento subjetivo directo
a la cultura del consumo para contrarrestar los sentimientos de fracaso. La crítica que cabría
resaltar que hace Nightingale es una crítica hacia aquellos que ostienen un paradigma
delictivo como simple resultado de la exclusión social, ya que la tendencia social de mercado
absorbe a todas las subculturas.
Se produce asì no una perdida respecto al contacto con la norma, sino que surge la
adaptación personal a las fuertes discrepancias entre las aspiraciones y las metas sociales
señaladas por la cultura. Es allí donde se enmarca la lógica del consumo mediante la
adquisición de objetos que el mercado propone. El delincuente que intenta vivir en relación
al discurso capitalista se encuentra en falta al no tener los medios para consumir lo que el
mandato del mercado propone. Así la delincuencia se construye a partir del ser en el tener
del otro; cuando surge el sentimiento de fracaso al no poder estar a la altura de la
circunstancia, en muchas ocasiones, esto deviene como resultado en homicidios.
.Las villas miseria, paradójicamente y de la cultura burguesa, lo que indica bien que
cualquier droga puede llegar mas lejos que la legitimidad y la culpabilidad como principio
de derecho. El derrumbamiento de la culpabilidad subjetiva y social, se ubica entonces, no
se debe a efectos legales uniformes, sino a los principios de la economía capitalista que va
erosionando al Otro cultural.
Al mismo tiempo los nuevos delincuentes son emergentes de una época no regulada
por los valores tradicionales; son aquellos que mediante el robo obedecen hoy, oscuramente
y sin división subjetivo, al imperativo de goce, sin medir las consecuencias. Pasan a ser
entonces ya no nominados “delincuentes por sentimiento de culpa” sino, “delincuentes por
mandato de goce”