Ivanega, El Control Público y Los Servicios Públicos
Ivanega, El Control Público y Los Servicios Públicos
Ivanega, El Control Público y Los Servicios Públicos
I. De los entes reguladores de servicios públicos. — II. De las unidades de auditoría interna
(UAI), La Sindicatura General de la Nación (SIGEN) y la Auditoría General de la Nación (AGN).
La técnica de la auditoría. — III. Las falencias del control. — IV. Síntesis acerca de los
organismos de control de la ley 24.156.
Sumario
Durante varios años privatizaciones y desregulaciones en materia de servicios públicos
ocuparon un destacado lugar en el estudio de la doctrina administrativa argentina.
Sin embargo, los controles administrativos mantienen su estructura original; por eso creemos
necesario repasar las principales características y consecuencias de las funciones por los Entes
Reguladores de Servicios Públicos, las Unidades de Auditoría Interna (UAI), la Sindicatura
General de la Nación (SIGEN) la Auditoría General de la Nación (AGN) y el Defensor del Pueblo
de la Nación.
Ahora bien, comprobamos que en los regímenes legales que otorgan competencia a los entes
reguladores se alude a la fiscalización, la verificación, al control de procedimientos, actividades,
obligaciones: vgr. el régimen tarifario, cumplimiento de la ley, de los planes de mejoras y
expansión, la procedencia de ajustes a tarifas.
Entendemos que el legislador utilizó estos términos indistintamente, aun cuando en ciertos
casos la norma indica alguna modalidad especial como la inspección (2), la revisión (3) y la
auditoría (4).
Y ello debe ser así, porque es ajustado a la naturaleza jurídica y al alcance de sus competencias,
dejar a cargo del Ente la modalidad o procedimiento aplicable para ejercer ese control.
Esa función ejercida por el ente debe ser permanente, continua, intensa y completa,
involucrando las figuras del control previo, concomitante y posterior.
Nada obsta a que el control se concrete mediante las técnicas de la auditoría, de la inspección,
del monitoreo o la simple verificación.
Todo el universo del control de los entes son los servicios públicos (en cambio para la SIGEN,
las UAI y la AGN éstos constituyen una de las materias a controlar). Tampoco hay restricción en
cuanto al alcance ni es necesario distinguir si es un control de legalidad, de gestión o financiero,
porque debe abarcar todas las actividades, instrumentos y procedimientos vinculados a la
prestación del servicio.
b. Consecuencias
El control que ejercen puede derivar en una sanción, de conformidad con los marcos
regulatorios.
Asimismo, cuando como consecuencia del ejercicio de estas facultades se comprobara que por
culpa del concesionario existe un serio peligro para los usuarios o los bienes afectados al
servicio, algunos entes pueden requerir al Poder Ejecutivo nacional la intervención cautelar de
aquél (6).
Por eso llama la atención la naturaleza de esta institución en cabeza del ente regulador. Como
señala Bianchi, es una de las medidas más extremas que puede tomarse respecto de un
prestador, pues el ente regulador o el Poder Ejecutivo podrían desplazar a sus órganos
societarios en la conducción empresarial (8).
Por nuestra parte, coincidimos con ese criterio y creemos que los supuestos de intervención
aplicadas en personas jurídicas extrañas a la organización de la Administración Pública deben
ser restrictivamente analizados. Por eso, cuando la legislación permite este tipo de medidas,
exige determinados recaudos, de forma tal que sólo corresponda disponerla en forma
excepcional —por ejemplo en los casos de los entes públicos no estatales como los Colegios
profesionales y el Instituto nacional de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados—.
1. Introducción
La auditoría puede ser interna o externa, distinguiéndose según la relación del auditor con el
organismo. La interna es la que se practica por auditores que se encuentra en el ámbito de la
entidad, mientras que la auditoría externa es la llevada a cabo por un auditor independiente
que no tiene relación de jerarquía con el ente auditado.
Otra clasificación es la que se vincula con la materia sujeta a control, se habla entonces de
auditorías de cumplimiento, financieras y de gestión.
Mediante la primera se verifica si una entidad ha cumplido con la normativa legal que le es
aplicable. Los auditores señalarán los incumplimientos producidos, analizando las causas y
posibles daños causados.
2. Características de la auditoría
- Como técnica de control no se detiene ante casos puntuales sino que apunta mejorar el
funcionamiento general de la Administración Pública. "Esto no quiere decir que sea superior al
resto de los sistemas de control, sino que es distinto y que se adecua a los objetivos del control
moderno"(18).
- Los grupos de trabajo que llevan a cabo las auditorías son multidisciplinarios. Los auditores
deberán responder a distintas disciplinas, ciencias económicas, derecho, informática y
administración.
- El trabajo del auditor concluye con un informe, el que debe ser comunicado al auditado y
autoridades que indique la legislación. En efecto, recuérdese que la auditoría no es un control
represivo, a través de ella no se persigue imponer sanción alguna, es una técnica en el cual se
aplican la ciencia y arte del profesional o de los profesionales actuantes.
- El principial sustento documental de los informes son los denominados "papeles de trabajo"
que tienen por función demostrar, paso a paso, el trabajo realizado por el auditor, las muestras
o elementos sobre los que realizó la auditoría, los apartamientos que observó en cuanto a las
normas legales, usos o prácticas. Por medio de ellos, se prueba lo verificado por el auditor y la
secuencia de su trabajo.
b. Consecuencias
2. Cada organismo de control comunica los informes conforme lo indica la normativa legal y
reglamentaria:
-la SIGEN: al auditado (23); al Presidente de la Nación (24), a la Auditoría General de la Nación
(25); a la opinión pública en forma periódica (26).
-las UAI: el Auditor Interno remite los informes a la autoridad superior del organismo (27) y a
la SIGEN, por ser el órgano superior en materia de control interno.
-La AGN: sus informes técnicos son remitidos a la Comisión Parlamentaria Mixta Revisora de
Cuentas, al Jefe de Gabinete de Ministros, al Ministro del área y al órgano, ente o empresa
auditada.
No existe norma legal que establezca la obligatoriedad, de los entes auditados, a ajustarse a las
recomendaciones formuladas por los organismos de control (lo cual nos lleva a sostener que se
trata de un dictamen obligatorio no vinculante); entiendo que existen razones suficientes para
sostener que, aplicarlas, resulta una obligación.
Prescindiendo del concepto jurídico de servicio público, y de las doctrinas que explicaron su
noción y contenido, afirmamos que el control ejercido sobre ellos debe tender a preservar su
fin, es decir, la satisfacción de las necesidades que una comunidad considera primordiales o
esenciales (28).
Por ello los controles sin obstaculizar la gestión deben permitir el equilibrio de derechos e
intereses y constituir una función tan transparente como la actividad de los sujetos
controlados.
La protección del usuario se impone como necesidad por la desigual condición que tiene frente
al prestador del servicio público. No existe un intercambio de prestaciones o de condiciones
equivalentes (29). El control, entonces, debe contrarrestar los efectos negativos de esa
característica.
Los derechos del usuario del servicio público poseen base constitucional y legal, y los medios
de protección conforman un abanico de instrumentos en los ámbitos administrativo y judicial.
Incluimos en ese universo mecanismos directos de defensa como el amparo constitucional, los
procedimientos recursivos, las audiencias públicas, instados en forma individual o mediante las
asociaciones de defensa de los usuarios y consumidores y el Defensor del Pueblo; e indirectos a
través de la Oficina Anticorrupción, la Fiscalía Nacional de Investigaciones Administrativas, la
Sindicatura General de la Nación y la Auditoría General de la Nación.
En definitiva, al cumplir con las atribuciones legales, los efectos del control que ejercen estos
organismos trascienden a las personas jurídicas públicas o privadas sometidas a su
competencia, para expandirse hacia el usuario de los servicios públicos; evaluando, observando
y recomendando en los casos de una prestación deficiente. De esta forma, coadyuvan al logro
de la protección y defensa de los derechos de los usuarios, y por ende se insertan también en
las previsiones del art. 42 de la Constitución Nacional.
Sin embargo, se advierte una falta de confianza y de credibilidad por parte de la sociedad,
motivada en la ausencia de resultados concretos y en la percepción de que "nada se modifica ni
mejora".
Con relación a la SIGEN, las UAI y la AGN, existen factores que también echan un manto de
desconfianza sobre su actividad. La dependencia política y la forma de seleccionar a los
responsables de los organismos son sólo dos de dichos aspectos. La falta de conocimiento de las
funciones y la real utilidad que puede tener la actividad desplegada por estos organismos
contribuyen a esta negativa situación.
Por ello, a esta altura, sólo cabe plantear directamente qué tipo de sistema o procedimiento es
más efectivo: ¿corresponde dotar de facultades materialmente jurisdiccionales a los
organismos de control ya creados? O ¿resulta conveniente crear un tribunal administrativo con
funciones únicas y específicas en esta materia?
-Imparcialidad: entendida como consideración objetiva de los hechos y su juicio imparcial por
el auditor.
Atentan contra ella los nombramientos de dudosa compatibilidad, las selecciones inadecuadas
de personal, la alteración o manipulación de informes técnicos.
Referirse a la independencia es aludir a la imparcialidad, la neutralidad y la objetividad y la
imparcialidad.
La imparcialidad es un principio que regula todas las actividades que componen la función
administrativa y "consiste en el necesario desinterés del funcionario respecto de los intereses
del administrado o de los administrados que son parte de un conflicto". La Administración y sus
agentes se sujetan exclusivamente al interés público que deben satisfacer en forma objetiva.
La objetividad se vincula con la aplicación de las normas técnicas del controlante, que no debe
desvirtuar los hechos y desarrollar su trabajo en base a juicios y criterios profesionales.
Sin entrar a analizar la discusión acerca de si la autarquía cumple con los requerimientos
constitucionales o no del art. 42 (32), es necesario remarcar que, en efecto, de nada sirve
categorizar a un organismo como autárquico —o incluso simplemente descentralizado—, si la
selección de sus funcionarios superiores está librada a la discreción absoluta de las autoridades
políticas; si es objeto de prolongadas intervenciones de sus órganos de conducción; o si puede
recibir instrucciones de otro organismo, afectando su autonomía funcional.
Recuérdese que esta condición tropieza en los hechos con la situación que genera su "captura"
por los prestadores. Esta desviación afecta a la imparcialidad a la hora de tener que decidir
conflictos. Por ello esa condición debe predicarse de los prestadores, de los usuarios, de los
Poderes Ejecutivo y Legislativo, de las Asociaciones de Consumidores y Usuarios (34).
Como ha señalado Gordillo, la independencia del poder político es un reaseguro para la defensa
de los intereses públicos y de los usuarios. Generalmente esta influencia se dirige a beneficiar a
los prestadores o a los usuarios (35). Es fundamental evitar la manipulación de las decisiones
de los entes. Por ejemplo, como planteamos con anterioridad (36), las competencias asignadas
a la Unidad de Renegociación y Análisis de Contratos de Servicios Públicos pueden afectar la
independencia de los Entes Reguladores frente a la posibilidad de que aquélla les impartiera
instrucciones precisas, a través de su Secretario Ejecutivo, para que realicen los trabajos
técnicos que estime necesarios, pudiendo ordenar la supervisión de su desarrollo.
-Unidades de Auditoría Interna: La ubicación institucional del auditor interno pone en duda su
independencia e imparcialidad. Se desconfía del control que un funcionario puede ejercer sobre
otro que lo designa y remueve a discreción.
Aun cuando estamos en presencia de un tipo de control especial, no represivo, que se engarza y
armoniza con el resto de los controles, es del caso señalar que la independencia es una
condición que, con ciertas particularidades, éstos también deben cumplir.
Y en ese sentido, la ley 24.156 (Adla, LII-D, 4002) previó pautas para garantizarla, como, por
ejemplo, la determinación de los perfiles de los auditores internos por parte del órgano rector
del sistema de control interno (SIGEN) y las funciones de supervisión que éste ejerce conforme
al artículo 104° incisos b), e), f), g) de la citada ley.
Por eso, constituyen obstáculos graves a la tarea de las UAI situaciones en las que las
autoridades de la jurisdicción o entidad coartan o intentan coartar la independencia de criterio
o las actividades del Auditor Interno.
En la práctica muchas de las fallas del control de las UAI se producen porque, al designar al
auditor interno, la máxima autoridad de la entidad, enfatiza "la confianza" en el funcionario por
sobre la neutralidad que éste debe poseer. De esta forma, el rol de los controladores es
desplazado por el de co-gestores, desvirtuándose la noción de control instituido por la ley
24.156.
Al detenernos en el sentido y el fin del control interno (38), verificamos que el verdadero
interesado en preservar los valores de esa función, pilar de la Administración, debe ser
justamente el Poder Ejecutivo, es decir, quien designa a los titulares del máximo organismo de
control interno. Por eso, a él corresponde, a la hora de medir las condiciones para acceder a la
función, aplicar criterios de ecuanimidad, dando prioridad a la idoneidad técnica y la
independencia.
En efecto, la AGN como organismo técnico no puede recibir indicaciones, en este sentido, de
ningún otro ente u órgano. La ley y las normas reglamentarias que se dicten deben asegurar la
autonomía de criterio en el ejercicio de sus funciones. Ni el objeto a control ni los métodos
aplicados ni los resultados pueden estar sujetos a órdenes o indicaciones que afecten su
independencia.
Ello está vinculado con su presupuesto; éste es fundamental para desarrollar la función de
control y para eso la AGN debe contar con autonomía para fijarlo y distribuirlo.
Es decir, nos encontramos con un organismo que, si bien es independiente del Poder Ejecutivo,
no lo es respecto del Legislativo: por ende los temores originados en las influencias que sobre
los órganos de control externo puede ejercer el Poder Ejecutivo (en el caso que dependan de
éste) resultan aplicables, en su totalidad, a los supuestos de dependencia con Poder Legislativo.
En efecto, la elección de las máximas autoridades, puesta a cargo de este Poder, puede derivar
en claras presiones políticas y partidarias, que impidan el ejercicio del control conforme lo
exige el ordenamiento jurídico. De ahí la necesidad de establecer exigencias de capacitación y
experiencia para ocupar dichos cargos; así como transparentar el procedimiento de elección,
sin afectar las competencias de las Cámaras legislativas.
Desde otro ángulo, en las Normas de Auditoría Externa de la AGN se hace especial referencia a
la independencia de criterio del auditor, quien debe mantener una actitud mental
independiente y objetiva en todo lo relacionado con su actuación profesional (40).
Respecto a ello, la independencia es obligatoria para (41): 1) sus autoridades, en particular por
la forma de elección y el vínculo con el Parlamento; 2) los empleados, para lo cual es necesario
un proceso de selección idóneo; 3) su funcionamiento, que lleva a contar con una organización
y recursos materiales suficientes.
Por último, tanto con relación a los auditores internos y externos, reiteramos que es de la
esencia del sistema democrático la coexistencia de una administración honrada y de un control
eficiente que testifique sobre esa honradez, razón por la cual las auditorías políticas son
inmorales (42).
Con ese fundamento, los auditores de los órganos de control deben ser porta-estandartes de la
verdad ética. Este es el principal antídoto contra la corrupción y la mejor arma para erradicar
las denominadas "auditorías políticas", que se suelen programar y ejecutar cuando se teme a la
verdad (43).
Para evitar los efectos negativos de un control tardío y a fin de lograr la efectividad en su
ejercicio es necesario que se lleve a cabo en forma oportuna. Lo posterior no debe implicar
inoportunidad ni extemporaneidad.
En cuanto a la SIGEN, las UAI y la AGN, las críticas sobre el control posterior se centran en que
se trata de un control que "llega tarde"(44).
En uno u otro caso, en materia de servicios públicos el control fuera de tiempo puede producir
efectos nefastos en la prestación y en definitiva en los derechos de los usuarios.
El control de los entes reguladores debe ser continuo y permanente; no siendo necesario
considerar su calidad de previo o posterior como categoría legal. Esta clasificación debe
aplicarse en el análisis de las competencias de la SIGEN, las UAI y la AGN, pero no respecto de
los entes que no están sujetos a una "etapa o momento" para practicarlo.
Se ha discutido acerca de las ventajas y desventajas del control previo o posterior (45), pero lo
cierto es que la ley limita el primero al control interno.
Por eso, dado el tipo de control posterior instituido, propiciamos que las recomendaciones que
se formulan en los informes de auditoría no se conviertan en simples sugerencias, sino que
posean carácter obligatorio para los auditados.
Una vez más insistimos en que los informes de auditoría resultan una herramienta esencial
para verificar la actuación de los concesionarios de servicios públicos. Ellos brindan
información de suma utilidad respecto a la ejecución de los contratos de concesión y licencia; al
cumplimiento de las obligaciones legales puestas en cabeza de los prestadores y al debido
ejercicio de la competencia de los reguladores.
Por eso, acercamos breves reflexiones en torno a los controles de los órganos creados por la ley
24.156, las que no se limitan a los servicios públicos sino que son abarcativas de todas las
competencias asignadas.
a. Se desconoce la utilidad e importancia del control llevado a cabo por los citados organismos,
tanto por parte de la sociedad, como de las autoridades políticas. En este sentido, es
especialmente preocupante que el propio Poder Legislativo no aproveche (para el ejercicio de
su función legislativa) la vasta información técnica que surge de los informes de la AGN,
vinculada al resultado de la gestión de entes públicos y privados. Similares consideraciones
caben respecto del Poder Ejecutivo, ya que debería evaluar los resultados de la tarea de control
de la SIGEN —y de la AGN también— en circunstancias tales como disponer reformas internas
de la Administración, nombrar personal, dictar reglamentos, autorizar la renegociación de un
contrato de concesión o licencia de servicios públicos.
d. Se presenta una evidente descoordinación entre los organismos, agravada por falta de
intercambio de información y de resultados de los controles concretados. Esto refleja una
función deficiente, y en ciertas ocasiones hasta inútil, en relación a los cometidos públicos
asignados por el ordenamiento jurídico. Incluimos acá la necesidad de incorporar a la Fiscalía
de Investigaciones Administrativas y a la Oficina Anticorrupción en un sistema que permita
perseguir los actos de corrupción y/o daños en perjuicio del patrimonio público.
Por último, y sin perjuicio de lo apuntado, recordemos que el fracaso de las instituciones
públicas no obedece, necesariamente, a la ausencia o defectos de las normas, sino a que el
respeto por la ley ha perdido terreno en la actuación de funcionarios e incluso de la sociedad.
(1) Comprende el régimen tarifario, la procedencia de las revisiones y ajustes que deban
aplicarse a los valores tarifarios, los planes de obra y de mantenimiento aprobados, los planes
de mejoras y expansión aprobados y los planes de inversión, operación y mantenimiento, el
mantenimiento de las instalaciones afectadas a las obras y servicios, la vigencia de seguros y
garantías, y sus actualizaciones. BIANCHI Alberto, "La regulación económica", Ed. Abaco,
Buenos Aires, 2001.
(2) Ley 24.065, art. 56 inc. n), ley 24.076 art. 56 inc. o) (Adla, LII-A, 82; LII-B, 1583).
(3) Decreto 999/92, art. 17 inc. t) (Adla, LII-C, 2993).
(4) Por ejemplo en el caso del ETOSS (Ente Regulador del Agua).
(5) En ese sentido, BIANCHI, Alberto, "La regulación...", op. cit., Cap. VI. La responsabilidad de
los entes no excluye la responsabilidad individual de los directores, la que deberá ser evaluada
en función del hecho o acto irregular y del actuar culposo o doloso de aquéllos.
(6) ETOSS, dec. 999/92, art. 17.p., OCRABA, dec. 1994/93, art. 16.r (Adla, LIII-D, 4272).
(7) IVANEGA, Miriam M., "Principios de administración pública", Abaco, Buenos Aires, 2005,
Cap. V.
(9) Las UAI son órganos desconcentrados que funcionan en cada jurisdicción y ente del Poder
Ejecutivo nacional, dependiendo jerárquicamente de la autoridad superior de cada organismo.
La ley 24.156 les atribuye el examen posterior de las actividades financieras y administrativas
del organismo al que pertenecen, aunque podrían actuar en forma previa al dictado del acto, a
título de asesoramiento, es decir, sin carácter vinculante. Funcionan bajo la supervisión y
coordinación técnica de la SIGEN; aunque no depende jerárquicamente de ésta, ya que no
forma parte de su estructura administrativa. En el marco de sus competencias, verifican el
cumplimiento de las políticas, planes y procedimientos establecidos por la máxima autoridad
del organismo del que dependen, revisan y evaluan la aplicación de los controles operativos,
contables, de legalidad y financieros, controlan el ajuste de las erogaciones a las normas legales
y de contabilidad, produciendo informes sobre las actividades que desarrollan y formulando
recomendaciones u observaciones.
(11) La ley 24.156, en el Título VII, regula las atribuciones y conformación de la Auditoría
General de la Nación, organismo autárquico, con autonomía funcional creado en el ámbito del
Poder Legislativo. Tiene a su cargo el control externo posterior, que ejerce a través de la técnica
de auditoría, estando facultada para ello a contratar profesionales independientes. En la
reforma del año 1994, fue incorporado a la Constitución Nacional (artículo 85°). Es un órgano
colegiado, cuyo Presidente es designado a propuesta del partido político de oposición, con
mayor número de legisladores en el Congreso. Carece de facultades jurisdiccionales para
deslindar las responsabilidades de los funcionarios públicos y de atribuciones para aplicar
multas y formular observaciones con carácter suspensivo. En el esquema normativo aplicable
encontramos que, en sentido estricto, el órgano de control externo es el Congreso Nacional, y la
AGN, su asistente. Su autonomía funcional le permite ejercer su función técnica de control sin
que pueda ser intervenida por el Congreso Nacional; así como dictar su propio reglamento de
funcionamiento interno sin necesidad que deba ser ratificado por éste. El artículo 117 de la ley
24.156 establece que es materia de competencia de la Auditoría General de la Nación el control
externo posterior de la gestión presupuestaria, económica, financiera, patrimonial, legal y de
gestión, así como el dictamen sobre los estados contables financieros de la administración
central, organismos descentralizados, empresas y sociedades del Estado, entes reguladores de
servicios públicos, y los entes privados adjudicatarios de procesos de privatización, en cuanto a
las obligaciones emergentes de los respectivos contratos. Se excluye expresamente del control
de la AGN al presidente, vicepresidente, jefe de gabinete de ministros, miembros de la Corte
Suprema de Justicia. La ley dejó a su cargo el control externo posterior del propio Congreso de
la Nación. La Corte Suprema de Justicia de la Nación y el Ministerio Público disponen las
modalidades y los alcances de la puesta en práctica del sistema instituido, pudiendo acordar
con la AGN su control externo posterior. Las funciones están previstas en el artículo 118° de la
ley.
(12) La Ley 24.156 tuvo como objetivo, en materia de control, eliminar el control previo con el
esquema de los Tribunales de Cuentas e introducir la metodología aplicable en los países
anglosajones, es decir, la auditoría. La filosofía que imperó en la reforma de la Administración
Financiera apuntó justamente a evitar la continuidad de instrumentos de control previo, como
la observación legal y el "intervenido conforme", ejercidos por el órgano de control externo.
Recordemos que en el mensaje presidencial al proyecto de la Ley N° 24.156 se señala que "no
se compadece con los modernos esquemas de administración financiera en el sector público la
práctica del "control previo" por instituciones exógenas al propio organismo o repartición
pública. El ejercicio del control previo se encuadra, como se ha indicado anteriormente, dentro
de la "estructura de control interno" que es una de las responsabilidades que compete a la alta
dirección de cada jurisdicción y entidad del Sector Público. Se trata de reconocer la función de
"gerencia responsable, a tiempo completo", dentro de la cosa pública dejando aparte, por
inadmisible en la teoría y praxis de la Administración Pública en un Estado moderno, la filosofía
de control de sector público imperante inmediatamente antes y después de la crisis de los años
treinta", Mensaje N° 632 del 12 de abril de 1991.
(13) Conferencia de INTOSAI sobre Control Interno, celebrada en Budapest, mayo 2000.
(16) La Resolución 145/93 de la Auditoría General de la Nación, la define como "... el examen
de información financiera por parte de una tercera persona distinta de la que la preparó, con la
intención de establecer su razonabilidad dando a conocer los resultados de su examen, a fin de
aumentar la utilidad de tal información".
(18) CHARRY, Héctor P. O., "Administración Pública y Auditoría", RAP, 325, Buenos Aires,
2005, p. 79 y siguientes.
(20) La SIGEN mediante resolución 152/2002 ha regulado, entre otros aspectos, cuestiones
sobre esta materia, en el Capítulo III "Comunicación de los resultados de auditoría". La AGN por
su parte, a través de la resolución145/93 -Normas de Auditoría Externa- estableció las
características y apartados que deben incluirse en sus informes.
(21) ORDOKI URDAZI, Luis, "La puesta en práctica de las recomendaciones de los OCEx", en
Revista Auditoría Pública N° 23, abril 2001.
(23) Ello surge del art. 104 inc. j) que incluye que entre sus funciones se halla la de "formular
directamente a los órganos comprendidos en el ámbito de su competencia recomendaciones
tendientes a asegurar el adecuado cumplimiento normativo, la correcta aplicación de las reglas
de auditoría interna y de los criterios de economía, eficiencia y eficacia".
(25) Art. 107 inc. b); art. 112 inc. h). Este último indica que deberá informar a la AGN los actos
o conductas que impliquen irregularidades, de las que tuviere conocimiento en el ejercicio de
sus funciones.
(27) En general esta autoridad lo deriva hacia el funcionario que tiene a su cargo el
funcionamiento interno del organismo (por ejemplo, Subsecretario de Administración).
(28) En este último sentido ver CASSAGNE, Juan Carlos, "Derecho Administrativo", Lexis Nexis,
Buenos Aires, 2003.
(29) Causa "Yousefián Martín c. Estado Nacional (Secretaría de Comunicaciones) s/amparo ley
16.986" del (23/06/98) sala IV CNACAF.
(32) Ver GORDILLO, Agustín y su criterio respecto a la independencia de los entes reguladores,
"Tratado de derecho administrativo", t. II, FDA, 6ª ed., Buenos Aires, 2003.
(34) AGUILAR VALDEZ, Oscar, "Apuntes sobre el control administrativo de los entes
reguladores de servicios públicos", AA.VV., Control de la Administración Pública, Ediciones
RAP, Buenos Aires, 2003. Este autor también indica que, sin perjuicio de que el riesgo de la
desviación del regulador se efectúe hacia los intereses de las empresas, se ha señalado también
el riego de la captura inversa, es decir, por los consumidores o usuarios.
(35) En sentido similar, AGUILAR VALDEZ, Oscar, "Apuntes sobre el control administrativo...",
op. cit.
(36) IVANEGA, Miriam Mabel, "Acerca de los servicios públicos y sus controles
administrativos", Ed. Sherwood, Caracas, 2006.
(38) El control interno es un mecanismo por el cual los administradores pueden medir el
esfuerzo en relación con las metas propuestas, y comprobar se están logrando o no. Un buen
sistema de control interno "es como un informe enviado a un artillero que está disparando a un
blanco situado más allá de su campo visual... debe desempeñar siempre una función central en
la dirección administrativa, y en la administración pública deberá dársele más importancia..."
(DIMOCK, Marshall W. y DIMOCK, Gladys O., "Administración Pública", Unión Tipográfica
Editorial Hispano Americana, 1ª ed. en español-traducción de la 3ra. edición en inglés- México.
Es una función en la que participan todos los componentes de una organización, pues
fundamentalmente es un medio para llegar a un fin, no un fin en sí mismo.
(39) El órgano de conducción es colegiado, compuesto por siete (7) miembros; un Presidente,
tres auditores generales son designados por la Cámara de Senadores y tres por la Cámara de
Diputados, de acuerdo a la composición política de cada Cámara. Su mandato es de ocho años y
se renuevan por mitades cada cuatro. El Presidente es designado a propuesta del partido
político de la oposición con mayor número de legisladores en el Congreso, conforme al art. 85
de la Constitución Nacional.
(41) MURUZABAL LERGA, Jesús, "Los Organos de Control externo ¿sirven para algo?" en
Revista Auditoría Pública N° 19, 1999.
(43) Ibídem.
(44) La crítica al control posterior lleva a ciertos autores, a considerar la necesidad de que los
organismos ejerzan un control preventivo en forma efectiva, es decir, con potestades de
carácter paralizante del acto que se va a instrumentar, para evitar los perjuicios que actos y
operaciones públicas pueden producir a la comunidad. En ese sentido, SESIN, Domingo Juan, en
Revista El Control Público N° 98, enero/junio 2002, La Pampa, "Control Previo. Naturaleza y
Alcance. Vinculación con las Funciones Jurisdiccionales". p. 31/34.