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PSICOTERAPEUTICA BY HUGO EDGAR RUIZ MONROY

DECALOGO

Nada es más escandaloso, perverso y desafortunado que vivir la vida; sin una
supervisión adecuada.

No veáis el éxito con terror; miradle con fervor.

Toda aquella alma que tiene el privilegio de gozar el hecho de estar viva, y no
lo hace; es pútrida e inmunda, en esa condición; bueno es un hoyo en la tierra
para sus carnes inmundas.

La especie sapiens, sapiens; está dotada por evolución de mecanismos de de-


fensa y de agresión tan poderosos; que a medida que aumenta en número se
van haciendo letales y están estos, en las emociones; y no existe una sola le-
gislación que pueda controlarlos, hemos de acceder a una legislación sobre la
cultura humana, porqué aún con fe, y norma evangélica; desaparecerá de la
faz de la tierra para siempre.

La especie no puede ser juzgada solamente por la cognición, ni por absolutis-


mos radicales; el cerebro humano evoluciono bajo estas dos contingencias,
dejemos de lado las historias emociónales, y encaminémonos hacia un proyec-
to especie; sin abandonar el concepto de naturaleza que la asiste, si nos ren-
dimos a la fe derretida en el tiempo; desapareceremos sin hacerle falta a nadie,
y si somos absolutamente racionales; terminamos matando todo aquello por lo
que merece la pena vivir.

La especie siempre ha necesitado de Dios, de alma, de norma y de poder, em-


pero hoy; necesitamos de poder, norma, alma y Dios. La biopolítica contempo-
ránea; no desconoce la importancia de la fe; en el desarrollo de la cultura hu-
mana, además, sabe que esta; promueve los más altos valores en la especie,
no obstante; la especie, debe reconocer que la fe, sin límites; nos hace nume-
rosos, primitivos, alucinantes y barbaros, hemos de actualizarla.

La sociedad mejor adaptada es la que sobrevive; y no es la sociedad más


desarrollada y tecnificada; si bien los adelantos tecnológicos son muy importan-
tes, también; es sabido que limitan la supervivencia porque sus miembros; no
sobreviven a las contingencias que demandan creatividad. La tecnología su-
pera necesidades; empero, limita las bases simples que demanda la supervi-
vencia en condiciones delimitadas. No sobrevive el más fuerte sino el que me-
jor se adapta al entorno, las circunstancias serán más favorables para aquellos
que piensen en la conservación de los espacios verdes y acuosos, la lucha por
la vida; dará como resultado una nueva cultura humana; mejor adaptada y me-
nos presumida; en ese orden, la selección será; hombre vs humano, muy pron-
to será una necesidad global hacer gala de humanidad.

Para enfrentar la catástrofe de la especie; hemos de actualizar nuestros discur-


sos, y revisar las evidencias que demuestran la desaparición de algunas cultu-
ras por la depredación de sus entornos; lo peor es que, estamos haciendo
exactamente lo mismo, el crecimiento ingente de la especie nos llevara más
pronto que tarde a olvidar el computador y a reconocer el azadón.

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El medioambiente es la empresa más poderosa que existe; ella sostiene a to-


das las especies. Debemos darnos cuenta de los cambios graduales que se
están dando; no esperemos la catástrofe que se cierne como hecatombe. Libe-
remos de pecado y de Dios algunos adefesios y concretemos una nueva ideo-
logía; donde el poder y la norma sean deseables, aceptables; que se imponga
el cambio de mentalidad que precisamos. Innovemos, por pequeñas que sean
las reformas; pueden redundar en mayor probabilidad de éxito para la especie,
y pueden, además, propagarse y hacerse propias en cualquier latitud. La cultu-
ra humana no puede permanecer inmutable en un entorno social continuamen-
te variable; debe innovar para sobrevivir, debe modificar las normas evangéli-
cas, debe controlar el estado ingente de la especie, debe acceder a nuevos
estatutos, debe ser mejor.

Tenemos si deseamos; mucho que ofrecer a la humanidad en estos tiempos


convulsionados, somos criaturas primitivas y en esa condición buena es la fe,
tan poderosa es la fe que sirve para dispensar las emociones humanas. Pobre
de aquellos que juzgan sin piedad a sus hermanos de especie, paren sin des-
canso, viven de la llaga; luego con plegaria abundante esperan lo que nadie les
debe, y además, creen en la pureza de sus obras. Pobre de aquel que despre-
cia el poder y se aleja de la norma; cosechara la miseria y la inmundicia de este
mundo; no habrá suficiente misericordia ni le vendrá bien ningún paraíso. El día
del juicio final, -es decir- cuando descubramos el impacto que causa una espe-
cie convertida en plaga; sabremos que, valdrá más un alma sola, estéril, altruis-
ta, que haya tenido éxito en la vida; que aquella alma; egoísta, mezquina, y
además, con descendencia numerosa, menesterosa, y más.

Bienaventurados los hijos de (Adán and Eva), herederos del paraíso, habitaran
las otras mansiones; no conocerán las penas, empero esos otros, horrendos;
los hijos de (Ardí and Lucy) –la miseria pobre, el homo sacer- conocerán la
hambruna, el desprecio, la sequía, el anarquismo, la desocupación, la tiranía,
las multitudes repugnantes y abyectas, el rechazo y demás adefesios producto
de sus carnes inmundas y horrorosas no les será ajeno, beberán el vino del
odio y de la envidia, su cosecha pútrida y numerosa será explosiva y terrorífica,
se despedazaran a dentelladas; nada les ofrecerá piedad, sus ruegos no serán
tenidos en cuenta, ningún sacrificio les será útil; nada les será suficiente, salvo;
la muerte.

Muchas de las viejas tradiciones e ideas a las que la humanidad se ha adheri-


do; han dejado de ser relevantes ante las circunstancias actuales y perspecti-
vas futuras. Necesitamos renovar el pensamiento; si queremos hacer frente a
la sociedad global que está emergiendo. Renovar el pensamiento es precisa-
mente el sello distintivo del humanismo actual; en el incluimos todos los temas
que tienen que ver o engloban el aspecto circunstancial humano, y dentro de
ellos aparece la necesidad de preservación de la especie por lo menos (100)
años más. El humanismo puede contribuir a un diálogo entre los diferentes
puntos de vista culturales, políticos, económicos, religiosos y ambientales glo-
bales, hemos de partir de los principios y los valores comunes que comparti-
mos como especie; para modificar nuestras visiones a la luz de los nuevos co-
nocimientos, de las circunstancias cambiantes y de los problemas imprevistos
que vayan surgiendo a medida que vallamos evolucionando en un nuevo con-

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texto como especie socio-emocional. No esperemos que se agoten los espa-


cios y las especies para ponernos de acuerdo; en que la desaparición de lo
humano es inminente; es real, solo haciendo modificaciones podemos conti-
nuar con nuestras tristes o alegres historias de vida.

Los ciclos de adversidad climática y estado ingente de la especie, no pueden


“seguir” tomándonos por sorpresa; contrario es lo que está pasando en el mun-
do entero y sabemos lo que vendrá o sabemos lo que nos espera; empero, no
es más que todo lo que hemos orquestado, no hay redención, no hay glorifica-
ción, no hay perdón, tampoco hay salvación; solo hay un gran caos que dege-
nera en perversión las emociones humanas; las cuales serán el azote de la
institucionalidad humana si no accedemos a nuevas normas de control.

Tenemos que ocuparnos de las circunstancias adversas que afectan a toda la


especie; que aún con fe, y plegaria abundante; desaparecerá de la faz de la
tierra, estamos en los tiempos de la fe perversa; en donde concursan todas las
emociones ladinas e intenciones malas de la humanidad; lo peor es que pue-
den manifestarse en cualquier parte del mundo; siendo un llamado feroz a la
solidaridad neurótica, a la guerra y a la tiranía, el concepto de justicia y derecho
tendrá un papel fundamental en el devenir de las futuras atrocidades. Si no ha-
cemos correctivos ahora que aún contamos con tiempo; será más fácil combatir
que discernir.

La fe mal entendida puede desaparecer al hombre de la faz de la tierra, la fe


justifica las atrocidades de algunos hombres cuya motivación está en una chis-
pa divina, y la fe que no va más allá del hombre mismo; también, es horrorosa
y cruenta. Todo en justa medida y justa correspondencia, un cerebro sin norma
accede con facilidad a mundos insospechados y a la brutalidad con facilidad.

Las crisis son buenas; brindan oportunidades para que adoptemos nuevas
conductas económicas, y reproductivas, debemos guiar los pasos de los hom-
bres en estos tiempos imprecisos, y caóticos, necesitamos de una norma que
nos permita; no desaparecer tan pronto en la escala evolutiva; aunque para
una especie presumida, perversa y devoradora como la nuestra; los tiempos
siempre serán de incertidumbre. La respuesta estará determinada por nuestra
perspectiva de futuro; en dónde nuestro enfoque pragmático acerca de la fami-
lia humana; estará determinado por lo que decidamos todos como especie, y
no lo que decidan las ideas emocionales pretéritas enraizadas en el inconscien-
te de la colectividad humanan.

La fe debe tener límites; hay un sin número de cosas que jamás podremos te-
ner; aunque nos ahoguemos en plagaría y en fe, nada de lo que necesitemos
está previsto, nada garantiza un futuro exitoso máxime cuando estamos asfi-
xiados por el número, descubrimos sin asombro que nada es suficiente cuando
faltan los espacios, el trabajo, la vivienda, un poco de vanidad, la seguridad, en
fin..., sigamos orando con fe, y esperando lo que nadie nos debe, y esperando
al que no ha de venir jamás, dejémosle la preservación de la humanidad a la fe,
y santas pascuas.

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Centrémonos en la satisfacción de las necesidades de la especie, y en resolver


de alguna forma los problemas ambientales que nos agobian, estos tiempos
difíciles deben ser el medio para la disciplina, el reordenamiento, la biopolitica,
la nueva norma, el hábitat, el compromiso con la vida futura, etc.

Que puede ser lo más importante en estos tiempos de dificultades; si estamos


asistiendo a la perdida de lo humano, a la perdida de lo razonable para la es-
pecie, en todo el mundo estamos en crisis reproductiva por exceso, la miseria
es cada día más evidente con su secuela de segregación, todo en este mundo
tiene precio, control y medida; mas no así la reproducción. Que antropología de
referencia he de utilizar para hacer entender estas breves líneas; que si bien
resultan crudas; no significan de forma alguna una apostasía para la especie a
la cual pertenezco.

¿Qué es lo que acusa al intelecto de estos tiempos difíciles? ¿Cuál es el dis-


curso para la preservación? ¿Necesitamos control poblacional? ¿Necesitamos
normas globales nuevas?, y si fuere así, ¿Para cuándo?

Sabemos que el discurso ha de ser sencillamente la preservación; nada, ni na-


die garantiza (100) años más de supervivencia humana, sin ir muy lejos la su-
pervivencia laboral, habitacional, alimentaria, etc., están en crisis, están total-
mente colapsadas; siendo peores para un futuro cercano, y sin ánimo de pare-
cer terrorista; puedo deciros que, Thomas Robert Malthus (1766-1834) tenía
toda la razón; se colapsó la despensa alimentaria de toda la humanidad y esto
ocurrió cuando precisamos de grandes cantidades de agroquímicos para hacer
la tierra productiva y aceleramos la producción de plantas y animales en labora-
torios, y además, desertizamos los océanos para alimentar a una especie en
permanente reproducción, –que hemos de hacer- vivir una vida moderada no
es suficiente, a fuerza de reproducirnos, de depredar, de consumir, de orar por
un mundo mejor; devastamos la tierra prometida para nadie, ni siquiera los ele-
gidos hallaran lugar, ¡insensatos seres nosotros! En estos tiempos inciertos no
podemos ignorar la fe, hemos de fortalecerla con nuevo contenido para que
cada ser humano tenga la capacidad de disfrutar el hecho de estar vivo, y apor-
te algo más que especie, y además, promover el éxito debe ser un haber insti-
tucional a nivel global, todo ser humano que se acoja a la nueva norma; será
protegido por el régimen; siendo cual fuere, y su éxito ha de ser innegable aun-
que hubiere de ser inducido por la nueva fe, y la nueva norma. La fe perversa
corroe la emocionalidad humana y hace legitima las barbaries siendo de donde
fueren; no obstante, la repuesta no está en las armas; esta en los laboratorios,
en la academia, en la fe, en el poder, en la norma, en fin...

Si la norma evangélica hubiese enseñado a los hombres que el día del juicio
final tendrá mayor valor un alma sola; que haya tenido éxito en la vida; que
aquella menesterosa con numerosa descendencia; existirían en el mundo
(1800) millones de almas; todas con infinita capacidad de disfrutar el hecho de
estar vivas. No existe mayor felicidad en el mundo; que tener para la compra;
hasta mi gata (rayo de luna) danza de la felicidad cuando le compro su comida
favorita, cuan feliz hace a los niños la satisfacción de sus necesidades; empe-
zando por el afecto, y además, el respeto que no tienen precio; sino valor dura-
dero, cuanto dolor, miseria y sufrimiento les ahorramos; al no tenerlos.

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No parirás hijos que serán presa del hambre, y la miseria; parirás en abundan-
cia o no parirás, y punto, palabra de Dios.

Somos la única especie que aún en condiciones de sequía, y hambruna; tene-


mos descendencia; mostrando poco o ningún respeto por la condición humana.
La conservación global es necesaria e inaplazable, el mundo biológico, el mun-
do geológico, el mundo antropológico-emocional; deben ir de la mano, las con-
secuencias de la proliferación sin control, el consumo, la depredación de la bio-
ta a nivel global; empeoran y afectan notablemente el clima planetario, al hu-
manizar y emocional-izar todos los lugares; se deterioran los espacios de las
especies y tienden a desaparecer; por la presión de nuestra especie llena de
necesidades impuestas que ocasionan la perdida de servicios ambientales y
económicos para la sociedad. Recursos tan importantes como el agua, tierras
fértiles, biomasa, alimentos de todo tipo, además de la pesca; entran en regre-
sión patológica desestabilizando todo el planeta; sin desconocer los recursos
culturales y paisajistas de incalculable valor para la cultura humana, no es so-
lamente reducir el CO2 y reducir la petro-dependencia y –producir energías
limpias- la necesidad de un nuevo orden mundial es inaplazable, se hace im-
prescindible nutrir la norma, y la fe; con contenido nuevo.

La biopolítica debe brindar protección eficaz a los hábitat naturales, y proponer


un alto a la reproducción humana; las demás especies necesitan espacios in-
terconectados planetariamente para su intercambio genético, de seguir aumen-
tando la especie dominante; será inevitable la invasión de complejos espacios
que deberían ser protegidos para la salud de todos, hemos de pensar en todo
el mundo (África, América, Asia y los Océanos) son cuna de tesoros vivos; y los
estamos matando y envenenando por la expansión de nuestra especie sobre
sus espacios; inclusive la misma estratosfera la hemos llenado de desechos.

El argumento que fundamenta la posición que reclama una nueva valoración


del tema emocional sobre el mundo natural; se da en función del humanismo y
del personalismo en relación con los temas ambientales, biopolíticos y tecnoló-
gicos, si bien; no podemos dejar todo a la técnica; tampoco podemos dejárselo
a discursos y a emociones que atrasan la toma de decisiones globales; que nos
conduzcan a un mejor y más loable porvenir.

No quiero pensar que me meto en camisón de once varas al plantear como


tema primordial el estado ingente de la especie; el cual ocasiona el gran dete-
rior ambiental que enfrentamos, -por el consumo y la invasión de los espacios
para las demás especies- no desconozco que existen toda suerte de temas que
bien merecen la pena tenerse como prioritarios, y si resultare cierto; entonces
abordémoslo todos a la vez, y no desconozcamos las enormes posibilidades
que nos ofrece la globalización; sin abandonar desde luego la perspectiva hu-
manista, no sé; dé un solo tema donde la preocupación fundamental no sea el
hábitat del hombre, todo saber actual debe girar en la órbita hombre-ambiente,
claro que puedo afirmar que; podemos estar completamente seguros que el
planeta seguirá existiendo sin el recurso humano, luego la preocupación fun-
damental ha de ser la preservación y la transformación de la cognición; o de lo
contrario no tendría sentido mediana preocupación. Los bienes, los servicios y
los capitales han de ser para las personas.

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Estamos matando todo aquello por lo que merece la pena vivir, y como si fuera
poco; a nadie le importa.

Estamos dejando morir el planeta sencillamente porque resulta más fácil doblar
la rodilla; que poner el pecho, y enfrentar las exigencia que el hoy nos plantea,
y mediante discursos arrogantes; desviamos la atención de lo que es verdade-
ramente importante y restamos importancia a los discursos que plantean la
toma de decisiones a nivel global frente al deterioro ambiental. Es la cuestión
ideológica la que imposibilita hablar del control de la especie; además, son te-
mas abominables para las morales primitivas, y cualquier idea que proponga
cambios resulta ser perversa

De cualquier modo; no podemos dejar en manos de profetas “bien” intenciona-


dos; la dirección que hemos de tomar, el poder ha de estar por encima del bie-
nestar individual y al nivel de una norma evangélica actualizada, y la razón es
simple; el medioambiente no distingue unos de los otros, solo somos una espe-
cie convertida en plaga, lo peor es que; todos queremos tener y en ese afán
creamos un impacto con características de desastre, y una gran mayoría de
miembros de la especie ni siquiera tiene; la capacidad de disfrutar el hecho de
estar vivos por las circunstancias ingentes y económicas a que se ve enfrenta-
do, necesitamos un discurso que nos persuada de la procreación, y nos apro-
xime a la realización; es así de simple y feroz.

Los acontecimientos actuales cambian la comprensión que tenemos de noso-


tros mismos, de los demás, de la sociedad y del mundo en general, debemos
motivar el imaginario colectivo y hacer usó del potencial que tienen las normas
evangélicas, basta con una sola voz autorizada que pregone unas nuevas nor-
mas, un cambio conductual, y sobre ello; construir un nuevo orden donde el
ecosistema sean fundamental, -todo está en peligro de desaparecer-, en el
nuevo orden; la vida sigue siendo una condición fundamental para todos los
organismos, y la posibilidad de disfrutarla tiene que ser general. En ningún
momento y discurso cabe la posibilidad de que quede debilitada la condición
humana, sin esta; todo principio y asignación; carecen de sentido y utilidad.

Reconozcamos las dificultades que tienen los países individualmente para ges-
tionar nuevas situaciones políticas -necesitamos de un rector- y el mundo ente-
ro debe estar a la altura de los desafíos, de las nuevas normas y dispositivos;
entendiendo que existen fuerzas y discursos poderosos que nos siguen enfren-
tando; aun así, es fácil pensar que la moral y la norma; son más poderosas que
las pretensiones individuales, un organismo orientado tiene la posibilidad de
disfrutar el hecho de estar vivo, y hacer aportes a la especia a la cual pertene-
ce, además; puede proponer cambios en la conducta.

La norma evangélica debe proponer cambios sustanciales para la preserva-


ción; nada aparte de la moral causa mayor impacto a la cognición; que cree
tener por dentro una chispa divina; hagamos uso de ese componente ideológi-
co y propongamos un alto a la multiplicación de la especie; y más sabiendo que
no hay elegidos, todos seremos pasto del mismo tormento; a mayores deman-
das menos ofertas.

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Humanismo es siempre respeto hacia otro, otro sin rostro y sin voz, empero,
con norma. Las generaciones futuras se hallan en una situación completamen-
te abandonada; condición distinta de la nuestra, no están representadas por
nadie ni tienen voz; están sujetas a discursos “bien” intencionados y sobre eso
vale preguntar ¿qué de la dignidad del hombre que nacerá en cincuenta años;
o más?, debe ese hombre estar sujeto a nuestra depredación y abandono, o
por el contrario; ha de ser responsabilidad nuestra.

Seguimos obrando de tal forma que la vida del futuro no tenga posibilidad,
¿debemos dedicarle tiempo a las generaciones futuras?, es una obligación
pensar que tenemos un deber inaplazable con el futuro de la especie sobre el
planeta; sin que nos deba nada, tenemos la obligación de reconocer los dere-
chos de cuantos vendrán detrás nuestro sin importar la latitud.

La ética del futuro debe basarse en la responsabilidad de hoy; lo cual implica,


no devastar la vida sobre el planeta, y dejar espacios donde la vida siendo cual
fuere; pueda ser disfrutada. Ciertamente deseable es; ser admirables dentro de
doscientos años y más, es indispensable hablar de esto, y ¿por qué a noso-
tros?, es sencillo, asistimos hoy a la más grande extinción de todos los tiem-
pos, nos reprodujimos como plaga y agotamos todos los recursos y espacios
planetarios, además, amparados en unas normas evangélicas que superan los
dos mil años; depredamos y nacimos sin control alguno, y como si fuera poco;
con discursos “bien” intencionados prometemos un final feliz con solo sentar-
nos a esperar lo que nadie nos debe, somos una especie con plegaria abun-
dante; y con escasa coherencia.

Debemos participar todos de la tarea en común; en donde la cosmología del


hombre y la moción mística puedan darse la mano.

DECALOGO

(1)El hombre sin norma no puede comprenderse; ni realizarse, nada le sabe,


nada le aprovecha; ni siquiera con plegaria abundante su descendencia me-
nesterosa prospera exitosamente; empero, si nutre la tierra con sus carnes in-
mundas heredara el paraíso, y algo más, de no ser así, los ejércitos de Dios les
destriparan, trituraran; y les arrastraran al paraíso al cual pertenecen, además;
existirá un muro para que nadie escape, ¿existen acaso mejor final para los
infieles que se reproducen sin control, y arrasan el mundo con su miseria?

(2)El poder y la norma; lejos están de lesionar las buenas actitudes, más bien;
promueven los proyectos nobles, realizables. La más grande realización de un
ser humano está en no reproducirse, y además morir a tiempo es deber desea-
ble, este ser; corre el riesgo de ser hipado, y recordado con gratitud. Oh; la ple-
garia que me hace olvidar la maldad de mis actos, y la podredumbre que sale
de mi boca; me acerca al paraíso sin importar a cuantos destruya con mi odio y
envidia; siempre seré bendito sin importar cuan gusano sea; así es la norma
evangélica de más de dos mil años.

(3)La lucha por el poder es legítima; lo que no es legítimo; es el poder de la


corrupción uniforme y el enriquecimiento a costas del que trabaja con decoro.

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No tiene ningún decoro hablar con palabra santa; para asaltar la buena fe de
nuestros hermanos de especie, y mucho más terrible presumir de santo cuando
pesan sobre nosotros actos demoniacos.

(4)El poder debe estar totalmente lejos de los ineptos, y menesterosos; porque
en sus manos todo es legítimo, y si tienen el aval de Dios, -peor-, esta verdad
debe permanecer oculta; empero, es un deber no callarla. Resulta lamentable
que todo aquel que presume de amar a Dios; se tome libertades y arrebate al-
gunos derechos; y además decida sobre la dignidad de sus hermanos.

(5)Humanismo es todo aquello a lo que hemos de acceder; incluso al poder,


nada le aprovecha más a la humanidad que las ideologías actualizadas. Pobre
de aquellos que se alejan de Dios, y descuidad el alma. Pariendo sin descanso
llenamos la iglesia de los pobres; para beneficio de unos pocos ricos. Pobre de
aquellos que condenan la fortuna de sus hermanos de especie; seres inmun-
dos, envidiosos, cochinos, horrorosos, abominables e infames, -¡adoradles!- es
por ellos que no morimos de hambre.

(6)La psicopatizacion de la especie es el primer síntoma; a examinar de cerca


porque existe, es real, y reclama norma, y poder. Pobres de aquellos que emo-
cional-izan la norma y el poder; en esa condición legitiman la tiranía. Ha de lle-
gar el momento y el día en que la fe, la felicidad, la norma, la realización, el
número, etc., serán inducidas por mandato divino en un laboratorio.

(7)El mantener a la población en constante reproducción; es una aceptada bru-


talidad; es la primera violación a los derechos humanos, es delirante, grotesco
e inhumano que algunos adefesios sigan cargados de pecado. Por fortuna y
para bien nuestro; Dios sirve para todo, inclusive legitimamos la miseria y las
barbaries en su nombre. Abrid los ojos; insensatos, mirad más allá de vuestras
narices; no más norma derretida en el tiempo, -temedle a vuestra libertad, te-
medle a vuestra fe; llena de maldad, y envidia; gentes horrorosas; temedle a
vuestra lengua pútrida-, pobre de aquellos que no tienen el mínimo respeto por
la dignidad humana y hacen de sus almas cualquier letrina.

(8)Los grandes avances comienzan con cosas pequeñas; hemos tenido gran-
des retos; pero la –actualidad- es el más grande que existe, tanto así que; nos
llevara al abismo y al final de la humanidad para siempre. La fe y la norma
evangélica son tan poderosas que desaparecerán a toda la humanidad. Des-
venturados seres nosotros que no tenemos la capacidad, o mejor; las ganas de
pensar en otras opciones y es por puro miedo a la condena del alma, fatua,
horrenda, pútrida; en eso la hemos transformado.

(9)La conmiseración resulta bárbara; cuando por ella legitímanos la miseria, y


más bárbaro resulta; desconocer el poder que hay en la fe; sabiendo que por
ella cometemos toda suerte de desmanes. Dios, no permitas que desaparezca
nuestra necedad -elimínanos, perdón; ilumínanos-, tomad la tierra y haced con
ella la posta que os parezca; solo no permitáis que la humanidad desaparezca;
amen.

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(10)El obstáculo más difícil de superar esta en la norma evangélica; en ella en-
contramos amores pérfidos, brutalidades, aberraciones, envidias y cuanta justi-
ficación necesitemos, empero; aun así, seguimos amando a Dios, y odiando a
la humanidad; que gran bendición. amaos los unos a los otros, empero –así
también-, pobre de aquellas almas que bajo su brazo llevan la palabra santa y
en su corazón el odio y la venganza, nada les será perdonado; hasta su limos-
na pútrida es tomada como mal habida.

A todos los sapiens, sapiens; que me son muy simpáticos, y lindos, además.

Amad la abundancia así esta; esté, en manos de vuestro vecino.

A los hombres justos y limpios de corazón Dios les concede fortuna, razón y
abundancia; todo se les ve hermoso y adorable; son impecables. A los hom-
bres impíos de corazón pútrido; les abunda la envidia y el odio, además, están
dotados de lengua mentirosa y carnes inmundas, la podredumbre de este
mundo ha de ser su más preciado banquete, jamás suplirán sus necesidades;
básteles un hoyo en la tierra para sus carnes pútridas.

La misericordia será para aquel que la merece, no se extraviara la recompensa


de los obedientes. La recompensa en esta vida será para quienes creen en la
norma, y son temerosos del poder. Nada garantiza una vida paradisiaca a
aquellos infractores; pobres fatuos que prefirieron la lastima antes que el traba-
jo, la conmiseración antes que el decoro, el orgullo de especie no les viene bien
a estos infractores; asociadores de mentiras y vejámenes; horrendo final para
aquellos que decidieron vivir de la llaga antes que del trabajo.

Volveréis a la norma ¡Temedle a vuestra libertad! ¡Cumplidle al poder! No es-


téis con los asociadores que encienden la norma evangélica y forman sectas
que pregonan el amor a Dios y el odio a sus hermanos de especie, pútridos
oportunistas que capitalizan con la miseria de sus hermanos y en lugar de libé-
ralos les cuelgan una cadena y les conceden una condena. No hay salvadores,
tampoco hay salvados; habéis sido siempre la misma cosa; la misma hacienda.
Cada miembro de la especie se debe alegrar de lo que tiene, de lo que se ha
procurado; porque no está lejano el día en que tendrá que rendir cuentas, y
sobrevivir de su haber o de su miseria, no habrá paraíso para aquellos que de-
cidieron reproducirse sin control, sin norma y sin para la compra; horroroso
destino para su descendencia que será vejada y seleccionada.

Vendrá el día en que cada alma tendrá que argüir en su defensa, en que cada
alma será recompensada por lo que hizo o dejo de hacer, y no serán vejados
aquellos que se destacaron de entre muchos y obedecieron la norma, el me-
dioambiente será para aquellos que lo merecen; he ahí el paraíso que ha sido
prometido; serán las mansiones que compartiréis con todos aquellos a quienes
amáis, bienaventurados los que hereden la tierra, y el agua. Dios ama a todo el
que bien ama, a los pútridos, numerosos y horrendos nadie los; ama.

Pobre de aquellas almas que parieron sin descanso, y permitieron que sus hi-
jos anduvieran descalzos, con azote generoso y desprecio manifiesto; pervirtie-
ron la decencia de sus hijos; bien les vendría la hoguera; se volverán contra

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ellas con reclamos justos; argüirán, les llevamos en el vientre, ¿para qué?, eso
no fue suficiente; bástele a la vaca un potrero para su ternero, bástele; sin sa-
ber comprar y sin saber de afecto, y luego con llanto recurrente se preguntan;
Dios, que monstros hemos parido. Muy pronto sabréis definir el concepto sufi-
ciente; bástele al hombre; el respeto, el buen nombre y una descendencia poca
o ninguna, la recompensa de la otra vida; será para quienes lo sobrevivan, em-
pero, han de valorar el entorno, y cuidar del paraíso. Haragán todo aquel que
desaprovecha su vida y espera sentado lo que nadie le debe; aún con suficien-
te plegaria se encamina a la ruina. Bienaventurado todo aquel que aún sin tra-
bajo y sin plegaria; goza de bonita vida; bendecido es por la fortuna, su noble
cuna ha sido elegida, oda a estos hermanos de especie; siendo de la confesión
que fueren; porque sobre ellos se tiende la mano de la abundancia y la genero-
sidad del cosmos, bendita sea la condición esplendida; de estos hermanos de
especie.

Pobre de aquel hombre que no trabaja, empero; tiene inagotable plegaria, aún
con pruebas manifiesta se niega aceptar su necedad; horrorosa criatura que
aún en la miseria producto de su reproducción sin control, de sus tretas y pere-
za; se cree una estrella, horrorosa criatura heredera de la hambruna y la con-
taminación emocional y ambiental, además, habla de igualdad, como si fuere la
igualdad tener todos de lo mismo y ser lo mismo; pobres fatuos, la igualdad
consiste en tener todos acceso a lo mismo; -que no es lo mismo-, a mayor re-
producción menor acceso; así de feroz es la realidad. Para este hombre; he-
mos fundido el hierro y hemos hecho la balanza, además, lejos está de la con-
miseración y de la corrupción; la nueva disposición. Pobre de aquellos hombres
libres; que se encadenan ellos mismos, y arrastran su descendencia desde la
condición de inocencia. Has de llevar una vida llena de satisfacciones, de via-
jes, motivaciones, amores, fortuna, playas y montañas; el mundo es tuyo, ve
por él; no has de parir; si quieres ver cómo se materializan estas maravillas.

Para la equidad disponemos del poder y de la norma; hay una gran utilidad en
estos compendios, además, el día del juicio final no será tenido en cuenta por
el poder; aquel que haya violado la norma, nada le será suficiente. A ningún
hombre le es concedido conocer su destino; empero, si puede -construirlo o
destruirlo-, todo aquello que demande abnegación y norma; tiene valides, cier-
tamente deseable es que haya lugar y espacio para todos; empero, ha de in-
formarse al hombre nuevo, se acabaron los lugares y los espacios; a si es la
realidad que asiste al hombre de tiempos luminosos y entendimiento global, no
obstante, no es suficiente para la supervivencia gozar de entendimiento gene-
roso; tendrá que obrar y someterse a la norma, -no prosperarás ni te multiplica-
ras; ni poblaras la tierra, no aumentaras la miseria de vuestros hermanos de
especie-

Bienaventurado todo aquel que muere sin hijos y deja abundante herencia; sus
haberes serán concedidos a todo aquel que observe la norma; empero, ade-
más, si su plegaria es instruida por la nueva norma; tendrá más. Pobre de
aquellos que ignoren el decreto, horroroso todo aquel que vive como homo-
parasito, desperdicia su vida y extiende la mano; en esa condición bueno es el
descanso eterno, pobre de aquellos que utilizan a Dios para odiar, y denigrar a
sus hermanos; el tormento emocional les acompaña permanentemente; esa es

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la condición infernal, y si murieren a tiempo; serán tenidos por altruistas en el


nuevo orden; así no lo fueren.

A la comunidad humana se le concedió la tierra; empero, no para combatir so-


bre ella, no obstante; fue convertida en campo de batalla para la supervivencia,
horrorosas criaturas que se reproducen sin control, sin norma y aumenta la mi-
seria sobre el paraíso ofrecido. Pobres de aquellos que no tienen garantizado
el sustento, los azotara el viento, los azotara la tierra, hoy no operan los mila-
gros, ni sirve la limosna y mucho menos poderosa resulta la plagaría; cuán in-
significantes son los profetas en estos tiempos de consumo, desolación y mise-
ria. La naturaleza no ignora lo que hacemos, no podemos seguir obrando de
acuerdo a nuestra necedad, hemos de ser condescendientes con el destino de
la tierra y sus descendencias, tristeza profunda ocasiona la infelicidad de nues-
tros hermanos de especie que decidieron vivir de la conmiseración, y de la re-
producción sin control, nauseabunda resulta la reproducción cuando no hay
sustento adecuado, y sí; muchos deseos y necesidades, cuán deshonestos
somos al negarles la compra y el disfrute de estar vivos, cuán despreciables
cuando los mantenemos en reproducción constante; negándoles un proyecto
de vida que no sea reproductivo.

Mira las aves del cielo; no ciegan, no cosechan ni recogen en graneros; el se-
ñor las alimenta; si amable lector, el señor las alimenta; el señor que tiene
siempre su parcela sembrada y goza de alguna comodidad y esto sucederá
mientras la cochina envidia de sus hermanos de especie no lo acuchillen por
humano.

Las pasiones humanas son poderosamente destructivas; más que la bomba


atómica, y sí; a eso, le sumamos una fe mal entendida; horrorosos serán los
tiempos venideros. Si se reuniesen todos los hombres y los genios de la tierra
para controlar el número de miembros de la especie, y construir una nueva
norma evangélica; no podrían, basta con uno, o dos poderosos que propongan
un cambio para que este sea universal. Pobre de aquel hombre que prescinde
de la norma; sin ella no hay cognición coherente, lo que si podemos hacer es
modificar la norma gradualmente, y que el cielo espere por los pútridos y los
horrorosos; que lugar más esplendido para aquellos que solo saben odiar, y
denigrar a sus hermanos de especie.

Las almas que no saben porque odian, empero; saben a quién odian; no tiene
cabida en ningún paraíso, y ninguna falta les será perdonada; ni suficiente será
su fe; ni la plegaria de sus iguales le vendrá bien, engendros pútridos.

Pobre de aquellas almas que se embarazan para asegurar dadivas, y carnes


hermosas; porque en estos tiempos; las dadivas, y las carnes hermosas; en
breve se hacen pútridas, y asquerosas.

Por las almas altruistas espera el paraíso; porque el altruismo, no solo es gené-
tico, también es; psicosocial, toda aquella alma que se prive de descendencia;
y adopte seres en condición de inocencia; tiene asegurado el éxito; nada le se-
rá negado; ¡oh! cuán hermosos porvenir; le espera aquel que fuere llamado a
convertir los niños simples en príncipes o princesas. En el nuevo orden y en la

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nueva norma; serán tenidas en cuenta las almas de conductas generosas, y


castigadas sin piedad; las almas de lenguas mentirosas y conductas pútridas.
Ningún hombre tendrá a menos el servicio, y la obediencia; a la norma, y al
poder del nuevo orden.

Pobre de aquel que perpetua el odio y la envidia con su descendencia; cose-


chara la miseria, y la crueldad de este mundo. Aquel que embellece el mal de
sus acciones, además tiene su maldad por hermosa y justa; Dios lo extravía, a
todo aquel que quiere bien; lo conduce por la senda recta, no es sano derramar
lamentaciones por engendro tal, Dios conoce perfectamente lo que hace; ni
siquiera es digno de limosna. Todo aquel ser embrutecido por el odio, la envidia
y demás males; bien le vendría el descansa eterno, a Dios no le engañamos
jamás, odia a todo aquel con plegaria mentirosa, abundante y conducta repro-
chable; ni siquiera la limosna generosa le aprovecha, pútrido, repugnante resul-
ta un ser así, jamás tendrá cabida en el paraíso, y mucho menos en el nuevo
orden, nada es más importante que la norma; he ahí los nuevos derechos, y la
nueva dignidad que darán como resultado; la nueva libertad.

No exageréis con vuestra fe, y vuestro Dios; porque de nada os servirá; sino es
coherente y compatible con la nueva norma, nada será más valioso o estará
por encima de lo comprobable, nada ni nadie; podrá despojarte de vuestra fe, y
de vuestro Dios mientras sean privados y no sean una amenaza o punitivos
para los demás, ningún hombre ha tenido a menos ser servidor de Dios, empe-
ro, en el nuevo orden, Dios ha de someterse a la norma so pena de desapare-
cer para siempre, no me llamen fatuo; Dios es cuestión de inducción y nada
más, el día que podamos hacer que Dios; no condene el éxito, y respete a la
especie; todo será diferente. El paraíso no es para todos; es para los elegidos,
es para quienes son mejores que uno, no tuvieron hijos y no tuvieron odios,
envidias, ni hermanos asquerosos, ni padres brutales, ni los ejércitos de Dios
con su cochina envidia los atormentaron.

Para los cristianos Dios tuvo un hijo; para las demás confesiones ninguno;
cuanta sabiduría hay en esta inocencia, jamás entendimos bendito mensaje.

Al escogido Dios le da a elegir su tormento; a los impíos no, Dios a todos nos
jode; -palabra de Dios-. Dios no obliga a ningún alma; solo la atormenta hasta
que esta; supera su capacidad adaptativa; de ahí, los suicidios, homicidios, en-
vidias, odios, venganzas, matanzas, en fin…, Dios nos provee de cuanto odio
necesitemos y de cuenta necedad haga falta, jamás deja a un hombre en paz;
cuando este tiene algo lo obliga, lo condena y como si fuera poco; le hace ro-
dear de la cochina envidia y esta le hace perder todo lo que haya adquirido,
además, le reprocha; las buenas obras diciendo pudiste dar más, y ninguna fe
le es suficiente, en pocas palabras; a Dios, siempre estamos debiéndole.

¡Oh! que Dios más horroroso nos hizo amar; la vieja norma evangélica, modifi-
quémosla; y todo aquel hermano de especie que desee habitar la mansión de
Dios; es licito ayudarle a alcanzar su sueño; liberándolo del pecado, y de car-
gas agobiantes, delirantes. –Todos- cordero de Dios que aumentas los peca-
dos de este mundo; ten piedad de nosotros, y danos la guerra; porque en paz,
siempre hemos vivido.

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La peor tortura emocional es la deuda que adquirimos con Dios; mediada por
una norma evangélica aciaga y derretida en el tiempo, cuantas cosas valiosas
hemos perdido, y de cuantas experiencias enriquecedoras nos hemos privado;
por el miedo al disfrute y el temor al éxito que nos heredó la norma evangélica,
-no te rías porque algo feo y malo te puede pasar-

Cuando Dios; sea, –casa y no; estado- volveré a la casa del padre; ciertamente
deseable, es. A los hombres; nobles, limpios, justos e impecables; se los lleva
el diablo, a los pútridos, horrorosos, envidiosos, abyectos y cochinos; se los
lleva Dios; con todo y sus carnes inmundas. La casa del padre ha de estar llena
de bellacos, y bellacas; que lucen de manera generosa y grosera sus carnes
inmundas y pútridas; sus lenguas inmundas y hediondas son las alfombras de
los impíos; también, de los que matan el buen nombre de sus hermanos con
historias oscuras y corrosivas, seres inmundos, cochinos; -id a la casa del pa-
dre buitres pútridos; ese es vuestro lugar, vuestra madre aguarda-

Siempre perdona a los que se llevan cosas que son nuestras, a los que nos
hacen daño los hace felices, y como si fuera poco nos carga de culpa por tener
algo, a los que se exceden teniendo hijos nos toca ayudarles a mantenerlos, a
los que pregonan su fe con mentiras, y tormentos; les premia con dinero, a todo
aquel que decide vivir de la llaga lo bendice y maldice todo aquel que no le da,
y todo ser que se dota de cuchillo o de pistola para sobrevivir; lo hace proteger
de la ley de los hombres, y –amen-, además; sabe que nada garantiza la pie-
dad de los actos de los profesionales a quienes les confiamos nuestra humani-
dad y no hace nada, no obstante, la fe; mueve montañas –de dinero-

Querido Dios, ten un poco de misericordia; pues bastante miserable es la vida


que nos enviaste a vivir, y miserable también es la norma; que hemos observa-
do durante los últimos dos mil años.

Ya para terminar:

Querido hermano sapiens, sapiens; no le abras tu corazón a Dios, pues corres


el riesgo de que se burle de tu decencia, y además; te condene por alguna
pendejada, lo que si debes hacer sin falta, es; honrar a tus muertos y no olvidar
la historia hereditaria que agobia; que existe, y si murieron a tiempo dejándote
haberes; has de tenerlos por altruistas.

Nada le hace más daño a la cognición y a la cultura humana; que la fe oportu-


nista; esta perdona todas las faltas y atrocidades, además, da por elegido a
cualquier pútrido engendro.

Amable lector; busque profesionales para abrir su corazón, en fin...

Todo aquello que puedas hacer mañana; hazlo mañana, y disfruta más bien del
hoy y del hecho de estar vivo, y que Dios, y el cielo; esperen.

Dios está por encima de ti para aplastarte, debajo de ti para tragarte, delante
de ti para estorbarte, y detrás de ti para blasfemarte; ten paciencia y se fuerte;
jamás te dejara en paz, así de bello es el amor de Dios.

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Nada le hace más daño a la cultura humana que la fe sin coherencia, y sin
prueba manifiesta. Dios tiene un ejército de gentes envidiosas, y llenas de odio
detrás de ti, empero, son sus elegidos, pon cuidado; donde te metes, y con
quien te metes. Alejaos de todo aquel o aquella de palabra santa, y conducta
demoniaca; porque su lengua pútrida; solo conduce a la ruina y al infierno.

Nada le aporta más a la cultura humana que el convencimiento coherente, los


límites, las normas y el poder, -la reproducción no realiza; esclaviza-

Todos los aportes exotéricos-emociónales hechos a la especie; son de carácter


negativo y toxico, además, condenan el éxito, prohíben el disfrute, y favorecen
la miseria prometiendo paraísos inexistentes.

Con un gran reconocimiento:

A mi querida amiga, Catalina; quien deserto del convento; no aguanto tan santo
y adorable tormento, ¡oh! cuán amarga y repugnante; resulta la carne del cor-
dero de Dios, y si la tragaras entera sin tomarle sabor; te destrozaría las entra-
ñas y la defecarías entera; provocándote un gran dolor, y escozor por toda la
eternidad; fuere mejor tener por cena un zapato. La carne del cordero de Dios;
no la digiere ni el mismo satanás, sé que estas afirmaciones desafían mi ele-
mental intelecto; pero puedo aseguran que, el demonio, tiene en sus entrañas;
ácidos tan poderosos capaces de disolver a la humanidad entera con todo y su
fe pretérita y prístina.

A todos aquellos que oran por la gente que padece hambre, miseria y guerra;
he de decirles, parad; el hambre, la miseria y la guerra; cesaron.

Oda a las almas nobles que decidieron no poblar la tierra, y adoptaron el plane-
ta, de ellas será el paraíso, la abundancia de este mundo les corresponde por
derecho propio.

Respetad a vuestra pareja siendo del género que fuere, y no transites provo-
cando; ni buscando carnes inmundas; porque ciertamente es, el camino más
corto al infierno y al dolor emocional, (luego no andes diciendo que no lo sa-
bias).

A las pobres almas que desprecian las carnes hermosas que les aman; bien les
vendría un tumor en el cerebro; porque como están las cosas en el mundo la
soledad, y la miseria emocional; son lo más cercano a las personas.

Seres inmundos and pútridos, temedle a la inhumanidad que hay en lo permisi-


ble y a la toxicidad de vuestras lenguas que destruyen sin piedad la decencia
de vuestros hermanos.

Permita Dios que la humanidad de hoy; sea admirable dentro de doscientos


años, necesitamos una conexión emocional planetaria, y nada más.

Bendito todo aquel que se esfuerza por disfrutar el hecho de estar vivo, y per-
mite que sus hermanos de especie gocen del mismo privilegio.

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PSICOTERAPEUTICA BY HUGO EDGAR RUIZ MONROY

Dedicado a los sapiens, sapiens; que nacerán dentro de cincuenta años.

BIBLIOGRAFIA

Alzados en almas. HERM

Psicobioetica, la ética de la especie. HERM

En nuevo orden moral. HERM

Humanismo y terrorismo. HERM

Humanismo y biopolítica. HERM

HERM

HUGO EDGAR RUIZ MONROY

Psicoterapeuta

Octubre 2016

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