Dinosaurios Herviboros y Carnivoros
Dinosaurios Herviboros y Carnivoros
Dinosaurios Herviboros y Carnivoros
La palabra dinosaurio significa “lagarto terrible” es un neologismo formulado por un gran experto
en el estudio de fósiles, nos referimos al prestigioso biólogo y paleontólogo Richard Owen.
Entre las características de los dinosaurios es preciso destacar que eran reptiles con columna
vertebral, poseían cuatro patas, las delanteras más cortas que las traseras. La mayoría eran
ejemplares bastantes ágiles, podían andar de forma rápida incluso saltar con facilidad gracias a la
disposición y el tamaño de sus patas traseras. Muchos reptiles presentaban un cuerpo recubierto
de escamas, incluso existían aquellos que su cuerpo estaba recubierto de plumas como es el caso
del Sinosauropterix.
Se desconoce si estos reptiles eran de sangre fría o caliente, aunque muchos expertos mantienen
una postura claramente a favor de considerarlos reptiles de sangre caliente, basan sus suposiciones
en la manera de bombeo de su corazón, así como la facilidad de retener calor y que éste se
mantenga constante, sobre todo en aquellos que alcanzaban enormes dimensiones; incluso los de
menor envergadura se caracterizaban en desplazarse con movimientos rápidos, además de tener
un cerebro bastante grande, pautas que se dan en animales de sangre caliente.
Los primeros dinosaurios existieron hace 230 millones de años, al final del periodo triásico. Se tiene
constancia que fue en Argentina donde aparecieron los primeros ejemplares, con posterioridad
fueron evolucionando y expandiendo por todos los continentes, aunque nuestro planeta no estaba
distribuido como lo conocemos en la actualidad, ya que durante el periodo triásico estaba formado
por una gran masa de tierra sin separación entre continentes a la que se denominó Pangea. El clima
de aquella época era cálido y seco.
Con posterioridad, en el periodo jurásico, el planeta comenzó a ser más húmedo, algunas masas de
tierra se abrieron, surgieron pequeños mares y las plantas fueron más abundantes; se formaron
amplias áreas de bosque y praderas, con lo que favoreció el incremento en cuanto al número de
dinosaurios.
Al final del Cretácico se produjo la extinción de los dinosaurios, al igual que muchas especies de
animales y plantas; no se sabe a ciencia cierta la causa que provocó ese desastre masivo, aunque
los científicos barajan algunas hipótesis; un sector científico sostiene que el impacto de algún
meteorito originó una gran lluvia radiactiva en el planeta, otros manifiestan que fue un periodo de
gran actividad volcánica, el polvo y los gases, efecto invernadero, ocultaban la luz solar e impedía el
desarrollo de muchos seres vivos. Sea cual fuere la causa, lo cierto es que concluyó con la extinción
de los dinosaurios dando paso al periodo paleógeno y la evolución de los mamíferos.
Teniendo en cuenta la gran variedad de especies existentes en la era mesozoica, sus hábitos y
costumbres fueron muy variados; existieron dinosaurios terópodos, caracterizados por ser animales
carnívoros, normalmente para abatir a sus presas disponían de dientes muy afilados y garras que le
habilitaban para agarrar y dar muerte a sus presas. Depredaban dinosaurios herbívoros y otras
animales existentes en la época, muchos cazaban en grupo y así se aseguraban con más facilidad el
éxito en la caza de presas.
Junto con los anteriories convivían los saurópodos, que eran animales herbívoros, muchos
alcanzaron dimensiones muy grandes y prácticamente ningún animal se atrevía a luchar con ellos.
Los ornitisquios eran reptiles de menor tamaño y se convirtieron en una presa fácil para los
terópodos.
Los herbívoros desarrollaron medios de defensa para defenderse de sus depredadores, así tenemos:
los que disponían de una potente cola, a modo de látigo, que intimidaba en muchas ocasiones a sus
enemigos; otros poseían enormes cuernos; también existían reptiles con garras muy afiladas;
incluso muchos ejemplares mantenían un cuerpo recubierto de placas óseas, que impedían las
mordeduras de los temibles terópodos. Todo ello sin olvidar el gran desarrollo de los sentidos que
disponían muchos herbívoros de la época, que les facultaba para detectar a sus depredadores con
facilidad y poder huir del lugar antes de ser devorado.
Algunas especies eran arborícolas en la medida que disponían de buenas facilidad para trepar entre
los árboles, otros incluso permanecían en madrigueras que construían debajo de la tierra.
Estos reptiles eran de reproducción ovípara, normalmente ponían los huevos en nidos que
construían cavando una pequeña cavidad en el suelo, aunque los ejemplares grandes solían
construir nidos de tierra de hasta dos metros de altura; por consiguiente las formas y características
de los nidos es variada en función de la especie, al igual que los huevos que ponía cada ejemplar; la
puesta oscilaba de media en unos 20 huevos, estos podrían ser en forma redondeada u ovalada, sus
dimensiones también eran variadas en función del tipo de dinosaurio, desde escasos centímetros
hasta más de 35 cm de longitud. Las crías, en algunas especies, estaban capacitadas para abandonar
el nido tras la eclosión y empezar a buscar alimentos por sí solos, en otros ejemplares, como es el
caso de los Maiasauras, permanecían por un tiempo en el nido, alimentándose con la ayuda de los
padres hasta que estuviesen en condiciones de abandonar la nidada.
La alimentación de los dinosaurios era muy variada, como mantuvimos con anterioridad los
terópodos eran grandes carnívoros, se alimentaba de dinosaurios herbívoros y de otros animales
como reptiles voladores o mamíferos mesozóicos, incluso los expertos mantienen que muchas
especies practicaban el canibalismo. Los herbívoros consumían vegetales existentes en la época.
También existieron especies omnívoras que podían comer una gran variedad de alimentos en su
dieta.