Carl Schmitt - Berlín, 1904
Carl Schmitt - Berlín, 1904
Carl Schmitt - Berlín, 1904
LA NOCIÓN DE LO POLÍTICO O
LA PROVOCACIÓN
(*) Este trabajo es el prefacio de la nueva edición de la obra del autor La noción
de lo político, próxima a aparecer. La REVISTA DE ESTUDIOS POLÍTICOS agradece a CARL
SCHMITT su gentileza al permitir esta publicación anticipada.
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LA NOCIÓN DE LO POLÍTICO
(i) Basándose en teorías neokantianas, RUDOLF STAMMLER afirmó que «la comunidad.
de hombres decidiendo libremente» es «el ideal social». Frente a esta tesis dice ERICH
KAUFMANN (Das Wesen des Vülkerrechts und die clausula rebus sic stantibus, 1911, pá-
gina 146): «El ideal social no es la comunidad de hombres decidiendo libremente, sino
la guerra victoriosa; la guerra victoriosa como el último medio para alcanzar aquel fin
supremo» (participación y automantenimiento del Estado en la Historia universal).
Esta frase utiliza la idea típicamente neokantiano-liberal de «ideal social». Pero en este
concepto, las guerras, incluso las guerras victoriosas, son algo inconmensurable e in-
compatible. KAUFMANN combina esta idea con la de «guerra victoriosa», que tiene su
origen en el mundo de la filosofía de la Historia de HEGEL y RANKE, en el cual, sin
embargo, no existen «ideales sociales». De esta manera se rompe la antítesis —tan
CARL scHMrrr
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LA NOCIÓN DE LO POLÍTICO
CONTINUACIÓN DE LA RESPUESTA
su sistemática, la gran Era del jus publicum Europaeum, con sus nociones
de Estado, de guerra y de enemigo justo. Lo he intentado en mi libro Der
Nomos der Érele (1950).
La otra posibilidad opuesta sería el salto al aforismo. Para mí, como ju-
rista, este salto es imposible. En el dilema entre sistema y aforismo no que-
da más que una solución: no perder de vista el fenómeno y examinar los
criterios de los problemas que surgen continuamente, provocados por si-
tuaciones nuevas y tumultuosas. De este modo se suma un conocimiento a
otro, y se van formando una serie de corolarios. Ya son muchos, pero no es
conveniente cargar demasiado la reimpresión de un trabajo del año i9%2.
Sólo una determinada categoría de estos corolarios me parece aquí impor-
tante : aquellos que comprenden, en visión de conjunto, las relaciones de
un campo de ideas. Se encuadra un sector, y las nociones que están encua-
dradas se aclaran recíprocamente por su posición en este sector. Semejante
visión de conjunto puede ser útil para el fin didáctico de este trabajo.
Había que presentar el texto de 1932, en esta nueva edición, como do-
cumento, sin cambio alguno y con todos sus defectos. El defecto principal
me parece ser que no se distinguen y separan con toda precisión las diver-
sas especies de enemigo: enemigo convencional, real o absoluto. Un fran-
cés, Julien Freund, de la Universidad de Estrasburgo, y un americano, Geor-
ge Schwab, de la Columbia University, de Nueva York, me indicaron esta
laguna. La discusión del problema continúa irresistiblemente, y llega cada
vez más a la conciencia. Las nuevas formas y métodos actuales de la guerra
exigen, a la fuerza, una reflexión sobre el fenómeno de la enemistad. Lo
expuse en un trabajo independiente, que aparece al mismo tiempo que esta
reimpresión. Es la Teoría del partisano, un ejemplo sumamente actual y
agudo. Otro caso igualmente llamativo es la llamada guerra fría.
En la guerra «partisana» actual, tal como se desarrolló desde la guerra
chino-japonesa de 1932, durante la segunda guerra mundial y a partir de i945
en Indochina y otros países, se combinan dos procedimientos completamen-
te opuestos, dos clases totalmente distintas de guerra y enemistad: por un
lado, una resistencia autóctona, en su esencia defensiva, que la población de
un país opone a la invasión extranjera, y por otro lado, el apoyo y la direc-
ción de esta resistencia por una tercera potencia interesada, en plan de agre-
sión mundial. Para la beligerancia clásica, el «partisano» no era más que un
irregular, una figura marginal. Mientras tanto, se convirtió en una figura
clave, casi central, de la beligerancia revolucionario-mundial. Acordémonos
de la máxima clásica con la cual los ejércitos germano-prusianos esperaron
vencer al «partisano»: la tropa lucha contra el enemigo, la Policía se en-
carga de los merodeadores. También en el caso actual de la llamada guerra
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LA NOCIÓN DE LO POLÍTICO
fría se están rompiendo todos los ejes conceptuales que sostenían el sistema
tradicional de limitación y acotamiento de la guerra. La guerra fría se burla
de todas las distinciones clásicas de guerra, paz y neutralidad, de política y
economía, militar y civil, combatientes y no combatientes, pero no se burla
de la distinción de amigo y enemigo, cuya lógica es su origen y su esencia.
No es de extrañar, pues, que la vieja palabra inglesa foe despierte de
su sueño arcaico de cuatrocientos años y vuelva a utilizarse, al lado de
enetny, desde hace dos décadas. Y ¿cómo sería posible evitar una reflexión
seria sobre la distinción de amigo y enemigo en un siglo que produce medios
de destrucción nucleares y que, al mismo tiempo, borra la distinción de gue-
rra y de paz? El gran problema sigue siendo la limitación de la guerra. Si
no va aparejada a una relativación de la enemistad, en ambos lados, no se
trata más que de un juego cínico, de la organización de un dog fight, o de
un autoengaño vacío.
El prólogo para la reimpresión de un trabajo pequeño no puede tener el
fin de tratar de una manera exhaustiva tales problemas. Tampoco puede
completar la imperfección evidente de un texto que se. escribió hace treinta
años, ni puede sustituir un libro que habría que escribir de nuevo. Este pró-
logo tiene que limitarse a dar algunas indicaciones de las causas que expli-
can el interés permanente en este trabajo y que han incitado a su reimpresión.
CARL SCHMITT
RESUME
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CARL SCHMITT
nouvelles et tumultueuses les forit surgir jour apres jour. Les connaissance
s'ajouteront ainsi les unes aux autres et l'on parviendra a la formation d'une-
serié de corollaires.
S U M M ARY
In the work to hvhich this article is preface, the author tries to theoreti*
caüy summarize certain juridicdl questions in order to son out a tangled and
confused matter.
The field of politics continually changes according to the forces and pou/ers-
that come together or sepárate in order to maintain same. There ivas a polu
ticd system in which one could identify the political and statal ideas. But
new questions have brought about the necessity to find a new ansxver. The
problem has been examined not only by jurists and historians, but also by
theologians and philosophers. We are not in an epoch of systents; neither
can ive tum to aphorism. The only solution is not to lose sight of the pheno'
menon and to examine the cñteriums of the problems that arise continuously,
brought about by new and tumultuous situations. In this way knowledge is:
added to knowledge, forming a series of conclusions.