El Derecho Real de Losa
El Derecho Real de Losa
El Derecho Real de Losa
La ponencia se inicio dando unos alcances generales de lo que fue los antecedentes
del derecho Real de Laje, reconocido de esa manera en el derecho brasilenñ o.
Sostiene, que en el Derecho Romano la regla de las "superficies suelo cedit" fue
superada. Justiniano pasoó a reconocer de manera amplia la figura de la propiedad
horizontal, ademaó s es posible vislumbrar en esta eó poca, tambieó n, una escisioó n
entre suelo y accesioó n en las situaciones en que se concedíóa a particulares una
propiedad puó blica para fines de construccioó n.
4. El Derecho de Laja en Brasil. El derecho real de losa estaó disciplinado por los
artíóculos 1.510 a 1.510-E del Coó digo Civil Brasilenñ o, los cuales fueron incluidos por
la Ley 13.465 de 2017. Antes de la promulgacioó n de la ley, figuraba en la Medida
Provisional 759 de 2016. Asíó como ocurre en Espanñ a, desde su advenimiento la
doctrina ha debatido cuaó l es su naturaleza juríódica. Para Francisco Eduardo
Loureiro, se trata de una nueva modalidad de propiedad. Para Vitor Kuü mpel, de
nuevo derecho real sobre cosa pro, limitada externamente por una serie de
deberes. En el caso de Federico Henrique Viegas de Lima, de derecho real de
superficie, en la modalidad de sobre-elevacioó n. Para Carlos Eduardo Elias de
Oliveira, Alfonso Cavichioli Carmona y Fernanda Loures de Oliveira, es derecho real
sobre cosa propia, que incide sobre todo el espacio que se expande a partir de la
losa o del piso de la construccioó n base, de modo superpuesto o sotoposto.
Finalmente, para Marcello Rennoó de Siqueira Antunes y Faó bio Pinheiro Gazzi, se
trata de derecho real sobre cosa ajena que invierte el inmueble base y crea la
posibilidad de superposicioó n de nuevas unidades inmobiliarias autoó nomas sin que
haya condominio. Para nosotros, la naturaleza juríódica del derecho de losa es de un
derecho real que, mediante el alejamiento de la regla de la accesioó n, une, de
manera indisoluble, la carga de una construccioó n base con la propiedad exclusiva
de su espacio aeó reo, o subsuelo, en altura y profundidad uó tiles para su ejercicio, asíó
como de las construcciones que en ellos se hagan. Por el alejamiento de la norma
de acceso, la unidad resultante de la institucioó n del derecho de losa se disocia de la
propiedad de la construccioó n base y del suelo, que, debido a la existencia del
derecho real de superficie, pueden pertenecer a personas distintas. Por regla
general, el propietario del suelo seraó tambieó n de la construccioó n base; pero es
posible que las dos propiedades sean disociadas por la institucioó n de derecho real
de superficie, por lo que cabraó a la superficie la titularidad de la construccioó n base,
y, por consiguiente, seraó legitimado para instituir el derecho real de losa.
Por otra parte, existe la propiedad exclusiva por el titular del derecho sobre el
espacio aeó reo o el subsuelo del inmueble, seguó n el caso, en altura o profundidad
uó til para su ejercicio. Debate la doctrina extranjera si el espacio aeó reo es cosa
susceptible de apropiacioó n. Para Werenberg, Jhering y Oliveira Ascencioó n, no; ya
para Windscheid, Dernbur y Menezes Cordero, síó. En Brasil el espacio aeó reo y el
subsuelo son partes integrantes de la propiedad del suelo, dispongo el artíóculo
1.229 del Coó digo Civil que "La propiedad del suelo cubre la del espacio aeó reo y
subsuelo correspondientes, en altura y profundidad uó tiles para su ejercicio, no
pudiendo el propietario se oponga a actividades que sean realizadas, por terceros,
a una altura o profundidad tales, que no tenga intereó s legíótimo en impedirlas. Asíó,
hay una limitacioó n: soó lo pertenece al propietario del suelo el espacio aeó reo y el
subsuelo que sean uó tiles al ejercicio de la propiedad, y, una vez que nadie puede
transferir maó s derechos de lo que posee, la constitucioó n de la losa tambieó n deberaó
observar esta restriccioó n.
Por otro lado, el titular de la losa tendraó la propiedad exclusiva de estos elementos,
seguó n el caso, que se autonomizan en relacioó n a la propiedad del suelo. Por eso,
tendraó las facultades de usar, frucir, disponer y recuperar del espacio aeó reo o
subsuelo, y de las construcciones que en ellos se realicen.
El titular de la losa, sin embargo, se somete a una serie de limitaciones, asíó como
ocurre con el titular de la construccioó n base. En primer lugar, no podraó perjudicar
con obras nuevas o con falta de reparacioó n la seguridad, líónea arquitectoó nica o el
arreglo esteó tico del edificio, observadas las posturas previstas en la legislacioó n
local. Ademaó s, debe participar en los gastos necesarios para la conservacioó n y el
disfrute de las partes que sirvan todo el edificio; respetar, en caso de enajenacioó n
del forjado, el derecho de preferencia del titular de la construccioó n base; construir
de acuerdo con lo dispuesto en el tíótulo; y soó lo ceder la superficie de su
construccioó n para la constitucioó n de nuevo derecho de losa si expresamente
autorizado por los titulares de la construccioó n base y de los demaó s losas.
Finalmente, deberaó observar las limitaciones propias del condominio edilicio, que
se aplican de manera suplementaria.
Otro aspecto del instituto implica la adquisicioó n por el titular de la losa de las
construcciones realizadas en el espacio aeó reo o en el subsuelo del inmueble. Se
debe destacar que la losa no se confunde con la construccioó n del nuevo pavimento
en síó: en realidad, es lo que la permite, por lo que el derecho real existiraó incluso
antes de la construccioó n del nuevo pavimento. El derecho de construir y la
adquisicioó n de la propiedad de la construccioó n, por lo tanto, son efectos del
derecho de losa. Por otro lado, la constitucioó n depende de la previa existencia de la
construccioó n-base, aunque en proyecto. El hecho de que el derecho se base en una
construccioó n, y no en el suelo, hace que esta regla inafable. Se observa, por ejemplo,
que en un mismo terreno podraó haber maó s de una construccioó n, y el derecho
deberaó ser instituido identificaó ndose cuaó l seraó onerada.
La adquisicioó n de la propiedad de la construccioó n por el titular de la losa resulta
del alejamiento de la regla de las superficies suizas cedit: la nueva construccioó n
seraó accesoria del espacio aeó reo o del subsuelo del inmueble, y no maó s del suelo.
6. Conclusioó n.
El derecho real de losa surge con el objetivo de conceder autonomíóa juríódica y, por
lo tanto, titulacioó n a algo que tiene valor econoó micamente apreciable: la
posibilidad de construirse sobre otra construccioó n ya existente. Y pretende hacer
esto adoptando un procedimiento simple, lo que es bastante relevante, ya que gran
parte de las construcciones superpuestas se situó a en regiones de vivienda de
poblaciones de bajos ingresos.
A pesar de ello, las grandes empresas de la industria de la construccioó n
inmobiliaria pretenden utilizar el instituto en emprendimientos innovadores.
Si el instituto ofreceraó la seguridad juríódica anhelada por su titular, y si tendraó uso
amplio -lo que depende, tambieó n, de la solucioó n de los desafíóos teó cnicos de
ingenieríóa involucrados en este tipo de edificacioó n- cabraó al tiempo decir.