Ems 98 PDF
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Editor
G. Grünthal
Presidente del Grupo de Trabajo “Escalas Macrosísmicas” de la ESC
GFZ German Research Center for Geosciences, Potsdam, Alemania
Edición española
F. Lorenzo Martín
Editores Asociados:
R. M. W. Musson, British Geological Survey, Edimburgo, Gran Bretaña
J. Schwarz, Bauhaus Universität, Weimar, Alemania
M. Stucchi, Instituto di Ricerca sul Rischio Sismico, C.N.R. Milán, Italia
HAMBURGO 2008
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ACCORD PARTIEL OUVERT
du CONSEIL DE L´EUROPE
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PREFACIO A LA 1a EDICIÓN
Hay que mencionar que la ESC siempre ha brindado gran atención a la clasificación de
intensidades de terremotos. En 1964, la escala MSK-64, así llamada en honor a sus creadores
V. Medvedev, W. Sponheuer y V. Kárník, fue recomendada por la ESC y usada ampliamente
durante casi treinta años en su forma básica. En 1981 se introdujo una versión modificada de la
misma.
Ahora, después de más de cinco años de intenso trabajo, tenemos en nuestras manos una Escala
Macrosísmica Europea mejorada, que incorpora todos los avances realizados en este campo.
Esta nueva escala fue recomendada por la Asamblea General de la ESC en 1992 para uso
general durante un período de prueba de 3 años. Esta es seguramente la forma más útil y
correcta de introducir un estándar internacional por parte de la ESC.
Permítanme expresar mi reconocimiento a los miembros del Grupo de Trabajo sobre “Escalas
Macrosísmicas” de la ESC y a todos los colegas que contribuyeron a la presente versión. Es un
excelente resultado de uno de esos proyectos internacionales a largo plazo, apoyados en primera
instancia por la ESC. Quiero expresar mis agradecimientos en especial al editor y Coordinador
del Grupo de Trabajo, Dr. G. Grünthal, Potsdam, así como a los otros editores, Dr. R. M. W.
Musson, Edimburgo, Dr. J. Schwarz, Weimar y Dr. M. Stucchi, Milán, por su tremendo
esfuerzo.
La ESC reconoce el apoyo brindado por el Consejo Europeo a través del Centre Européen de
Géodynamique et de Séismologie en Luxemburgo, la compañía reaseguradora Swiss
Reinsurance Co. en Zúrich y la compañía de seguros Bavarian Insurance Co. en Múnich por
proporcionar sede para los talleres de trabajo. Nuestro agradecimiento lo extiendo también al
Consejo de “Cahiers” por la edición de este volumen.
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PREFACIO A LA 2a EDICIÓN
Han pasado ya cinco años desde que nuestro estimado colega Ludvik Waniek redactó el
prefacio a la 1ª edición de la Escala Macrosísmica Europea. Ha pasado mucho en estos cinco
años con respecto al desarrollo de la escala. El período recomendado de prueba de tres años
incluyó el uso de la escala no solamente en el contexto Europeo sino en uno internacional,
involucrando muchos de los terremotos más significativos del período: Maharashtra 1993,
Northridge 1994 y Kobe 1995 por mencionar solamente tres.
Esta nueva escala ha sido completada después de incorporar mediante mucho trabajo extra las
lecciones aprendidas durante el período de prueba, y es con gran placer que la presento a la
comunidad sismológica con la esperanza de que sea adoptada en toda Europa para futuras
investigaciones macrosísmicas.
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Contenido
INTRODUCCIÓN 9
1 Asignando intensidades 21
1.1 La naturaleza de la intensidad 21
1.2 La estructura de la escala de intensidad EM-98 22
1.2.1 Tipos de edificios y clases de vulnerabilidades 23
1.2.2 Grados de daño 24
1.2.3 Cantidades 25
1.3 Intensidad y localización 26
1.4 Estableciendo el grado 27
1.5 Uso de información negativa 28
1.6 Inferencias inválidas 28
1.7 Edificios altos y otros casos especiales 29
1.8 Efectos debidos a condiciones de suelo 29
1.9 Notación 30
2 Vulnerabilidad 31
2.1 Vulnerabilidad de edificios en escalas de intensidad –
una perspectiva histórica 31
2.2 Tipos de edificios y la Tabla de Vulnerabilidad 32
2.2.1 Comentarios generales sobre la resistencia a terremotos 33
2.2.2 Estructuras de mampostería 34
2.2.2.1 Paredes de peña viva / roca de cantera 34
2.2.2.2 Adobe / ladrillo de tierra 34
2.2.2.3 Roca simple 35
2.2.2.4 Roca masiva 35
2.2.2.5 Ladrillo no reforzado / bloques de hormigón 35
2.2.2.6 Ladrillo no reforzado con pisos de HA 36
2.2.2.7 Ladrillo reforzado y mampostería confinada 36
2.2.3 Estructuras de hormigón armado 36
2.2.3.1 Estructuras de armazón de hormigón armado 37
2.2.3.2 Estructuras de muros de hormigón armado 38
2.2.4 Estructuras de acero 38
2.2.5 Estructuras de madera 39
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2.3 Factores que afectan a la vulnerabilidad sísmica de edificios 40
2.3.1 Calidad y fabricación 40
2.3.2 Estado de preservación 40
2.3.3 Regularidad 41
2.3.4 Ductilidad 42
2.3.5 Localización 42
2.3.6 Refuerzo 42
2.3.7 Diseño sismoresistente (DSR) 43
2.3.7.1 DSR consistente con el código 43
2.3.7.2 Importancia 45
2.3.7.3 Nivel final (real) de DSR y clase de vulnerabilidad 45
2.4 Asignando la clase de vulnerabilidad 46
2.5 Comentarios sobre la introducción de nuevos tipos de edificios 47
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CONTRIBUYENTES EN EL PROCESO DE ESTABLECIMIENTO DE LA
ESCALA MACROSISMICA EUROPEA (EMS)
Las personas que han participado en al menos una de las reuniones del Grupo de Trabajo
“Escala Macrosísmica” (Zúrich, 7-8 de junio de 1990; Múnich, 14-16 de Mayo de 1991;
Walferdange, Luxemburgo, 16-18 de Marzo de 1992) han sido: G. Grünthal, V. Kárník
(Praga), E. Kenjebaev (Alma-Ata), A. Levret (Fontenay-aux-Roses), D. Mayer-Rosa
(Zurich), R. M. W. Musson (Edimburgo), O. Novotny (Praga), D. Postpischl (Bolonia), A. A.
Roman (Kishinev), H. Sandi (Bucarest), V. Schenk (Praga), Z. Schenková (Praga), J.
Schwarz (Weimar), V. I. Shumila (Kishinev), M. Stucchi (Milán), H. Tiedemann (Zurich), J.
Vogt (Estrasburgo), J. Zahradník (Praga), T. Z. Zsíros (Budapest).
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INTRODUCCION
Este volumen del Cahiers du Centre Européen de Géodynamique et de Séismologie tiene como
propósito presentar una actualización de la 1ª edición de la Escala Macrosísmica Europea
(EMS-92) por parte del Grupo de Trabajo sobre Escalas Macrosísmicas de la Comisión
Sismológica Europea (ESC), edición publicada en el Volumen 7 del Cahier en el verano de
1993.
Esta nueva escala fue recomendada por la XXIII Asamblea General de la ESC en 1992 para ser
usada en paralelo con otras escalas existentes durante un período de tres años, con el propósito
de obtener experiencias bajo condiciones reales, especialmente en lo que respecta a los aspectos
más experimentales de la escala: clases de vulnerabilidad y construcciones con técnicas de
ingeniería. Las pruebas no se limitaron a Europa. Entre los terremotos principales considerados
para actualizar la escala EMS-92 están: Roermond/Países Bajos 1992; Kilari/India 1993;
Northridge/EEUU 1994; Kobe/Japón, 1995; Aegión/Grecia 1995; Cariaco/Venezuela 1997 e
Italia Central 1997/98.
Mientras que los pasos en la creación de la primera versión de la EMS, editada en 1992, se
resumieron en la Introducción a dicha versión, aquí se presentan los objetivos generales para
introducir una nueva Escala Macrosísmica, en conexión con una visión general sobre las
innovaciones principales introducidas en la EMS-98 con respecto a la versión de prueba EMS-92.
La base para el establecimiento de la EMS fue la escala MSK, la cual es en sí misma una
actualización basada en las experiencias disponibles en los años sesenta, deducidas de la
aplicación de la escala Mercalli-Cancani-Sieberg (MCS), la escala modificada de Mercalli
(MM-31 y MM-56) y la escala de Medvedev, conocida también como escala GEOFIAN, que
data de 1953. Medvedev propuso en 1976 y en 1978 pequeños cambios, casi indetectables, a la
escala MSK-64. En ese tiempo se hizo evidente para muchos usuarios que la escala necesitaba
varias mejoras, más claridad y ajustes para incorporar técnicas de construcción recientemente
introducidas. Un Panel de Expertos Ad-Hoc llevó a cabo un análisis de los problemas que
surgieron al aplicar la escala MSK-64 durante una reunión en Jena, en marzo de 1980
(publicado en Gerlands Beitr. Geophys., 1981, donde se incorporaron la propuestas previas de
S. V. Medvedev). Las recomendaciones de este grupo de expertos con respecto a los cambios
fueron de naturaleza menor. Esta versión sirvió como plataforma inicial para las actividades del
Grupo de Trabajo.
Una de las principales intenciones para la creación de esta nueva escala era la de no cambiar la
consistencia interna de la misma. Esto ocasionaría evaluaciones de intensidades que serían distintas
con respecto a la aplicación de escalas de 12 grados comúnmente empleadas, lo que implicaría una
reclasificación de todas las evaluaciones de intensidades llevadas a cabo con anterioridad. Esto
debía evitarse a toda costa. Resultaría en una completa confusión en todos los estudios sobre
sismicidad y amenazas sísmicas que dependen ampliamente de datos macrosísmicos.
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Otros aspectos generales considerados como fundamentales para la actualización fueron:
- que la escala fuera robusta, es decir que diferencias menores en los diagnósticos no debe-
rían provocar diferencias considerables en la asignación de intensidad; además, la escala
debería ser comprendida y usada como una solución de compromiso, dado que ninguna
escala de intensidades puede aspirar a abarcar todos los posibles desacuerdos entre diag-
nósticos que surjan en la práctica;
- que dichos desacuerdos puedan también reflejar diferencias en las condiciones culturales
en las regiones donde se usa la escala;
- la simplicidad en el uso de la escala;
- el rechazo de correcciones por condiciones de suelo o efectos geomorfológicos, porque
las observaciones detalladas de tipo macrosísmico deberían ser precisamente herramientas
para encontrar y elaborar tales efectos de amplificación;
- el entendimiento de los valores de la intensidad como representativos para cualquier
pueblo, pequeña comunidad o una parte de una ciudad en vez de ser asignadas a un punto
(para una vivienda etc.).
Tomando como base estos aspectos, los problemas específicos a resolver por el Grupo de
Trabajo de Escalas Macrosísmicas fueron:
- la necesidad de incluir nuevos tipos de edificios, especialmente aquellos que incluyen
diseños sismorresistentes;
- la necesidad de enfocar un problema percibido con relación a una ausencia de linealidad
en la escala en la intersección entre los grados VI y VII (el cual, después de una discusión
extensa durante la preparación de las escalas EMS-92 y EMS-98 se confirmó como
ilusorio);
- la necesidad de mejorar la claridad de la redacción en la escala;
- la necesidad de decidir qué concesiones se deben permitir para incluir edificios muy altos
para las evaluaciones de intensidad;
- si se deben incluir directrices para equiparar intensidades a parámetros físicos de
movimientos fuertes del suelo, incluyendo sus representaciones espectrales;
- diseñar una escala que no solamente satisfaga las necesidades de sismólogos, sino
también las de ingenieros civiles y otros posibles usuarios;
- diseñar una escala que pueda ser adecuada también para la evaluación de terremotos
históricos;
- la necesidad de una revisión crítica del uso de efectos macrosísmicos visibles en el suelo
(derrumbes, fisuras, etc.) y la exposición de estructuras subterráneas a movimientos.
Los miembros del Grupo de Trabajo son conscientes de que las escalas macrosísmicas de doce
grados son en la práctica escalas de diez grados; debido a que la intensidad I implica que no se
haya observado nada y las intensidades XI y XII son, aparte de su limitada importancia
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práctica, difíciles de distinguir. Si se considera el escaso uso práctico de las intensidades II y
XI, así como el hecho de que la intensidad XII define efectos máximos, que no se espera que
ocurran en la realidad, el resultado es una escala de ocho grados. Pero, como se ha mencionado
anteriormente, para evitar confusiones se ha mantenido el sistema clásico de numeración.
Ya para la escala EMS-92 se aceptó que solamente con los principios de diseño sismorresistente
como base se pueden usar edificios construidos con técnicas de ingeniería para la asignación de
intensidades. Un paso esencial para resolver estos problemas se consiguió mediante la
introducción de la Tabla de Vulnerabilidad, que proporciona la posibilidad de tratar distintos
tipos de edificios y la variedad en sus rangos de vulnerabilidad con un solo esquema. En
versiones antiguas de la escala se definían los tipos de edificios de forma estricta únicamente en
función del tipo de construcción. Esta Tabla de Vulnerabilidad, considerada como un elemento
esencial de la EMS, incorpora edificios construidos con y sin técnicas de ingeniería en un solo
marco. Estaba claro desde el inicio que la versión EMS-92, con los compromisos adoptados en
ella, tenía que entenderse como una solución experimental o tentativa, ligada al compromiso de
adquirir más información y experiencia sobre el tema para poder introducir las mejoras
necesarias. A tal efecto se estipuló un período de tres años. Se solicitó a los usuarios de esta
versión exponer sus comentarios al coordinador del Grupo de Trabajo sobre “Escalas
Macrosísmicas” para obtener mejoras adicionales.
En la etapa final de los tres años previstos para el período de prueba de la EMS-92 y después de
aplicaciones por todo el mundo, quedó claro que la importancia del criterio personal al asignar
intensidades puede reducirse gracias a la nueva escala. Esto no significa que la asignación de
intensidad con la nueva escala sea más fácil en cualquier caso – pero los usuarios se dan cuenta
de los casos problemáticos de una forma más directa. La introducción de la Tabla de
Vulnerabilidad ha sido ampliamente reconocida, así como la introducción de las nuevas
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definiciones de grados de daño y especialmente la guía para el uso de la escala de intensidad y
los distintos anexos. Los nuevos tipos de edificios o aquellos que no están considerados en la
Tabla de Vulnerabilidad pueden ser incorporados de forma apropiada. Generalmente, los
aspectos de ingeniería incorporados en la nueva escala han sido valorados por los ingenieros.
Dichos aspectos fueron el tema central en sesiones de conferencias internacionales de ingeniería
sísmica y en particular de una sesión temática especial sobre la EMS-92 en la Conferencia
Mundial de Ingeniería Sísmica en Acapulco en 1996. Los nuevos elementos de la EMS
incorporados mediante la Tabla de Vulnerabilidad y los grados de daño han facilitado el uso de
la escala a agentes de seguros, planificadores y tomadores de decisión para obtener escenarios
de daños y riesgos para intensidades específicas. Se ha criticado principalmente la reducción de
la importancia de los efectos en los entornos naturales sobre la asignación de intensidades. La
aplicación de la EMS-92 esclareció que solamente las partes tentativas, es decir, la
consideración de los edificios construidos con técnicas de ingeniería, requerirían
modificaciones significativas.
Mientras que se llevaban a cabo estudios sobre el patrón estructural de varios terremotos, por
ejemplo Northridge / EEUU 1994, Kobe / Japón 1995 y Aegión / Grecia 1995, otros eventos
causantes de daños como Dinar / Turquía 1996, Cariaco / Venezuela 1997 e Italia Central
1997/98 brindaron información y experiencia adicionales. Estos condujeron finalmente, aunque
sin un acuerdo completo, a la modificación de la Tabla de Vulnerabilidad con respecto a las
estructuras reforzadas (hormigón armado, HA), el nivel de diseño resistente a terremotos y su
diferenciación con respecto a estructuras con muros de HA y estructuras con armazones de HA,
así como la introducción de las estructuras de acero. La redacción de las clasificaciones de
grados de daño se estructuró nuevamente de forma parcial. El daño a los edificios como parte
de las definiciones de grados de intensidad se ha ordenado más claramente.
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intensidad en base a materiales históricos. Las restricciones y argumentos sobre cómo se
pueden incorporar a la práctica macrosísmica los efectos en los entornos naturales
(antiguamente Anexo C) se han revisado a la luz de nuevas investigaciones. De acuerdo con un
deseo expresado con frecuencia se ha creado una versión corta de la EMS-98 (sub-sección 8).
Aunque se ha expresado claramente al inicio de esta versión corta que la misma no es adecuada
para la asignación de intensidades, existe el riesgo de que sea usada equivocadamente de esta
manera. Esta versión corta se ha incluido con propósitos educativos, por ejemplo para escuelas,
medios de comunicación o bien para dar una breve explicación sobre el significado de los
números en la escala ante una audiencia incapaz de asimilar la versión completa.
Está más allá de los objetivos de la introducción tratar todos los “pero” y los “y si” que
inevitablemente surgieron durante los procesos de actualización, tanto para la EMS-92, como
para la EMS-98. En cada etapa del trabajo fue necesario encontrar el equilibrio adecuado entre
la consistencia deseada de la versión actualizada con la escala original y varias ideas
obviamente excelentes para mejorar la escala que sobrepasaron las metas definidas para el
Grupo de Trabajo. Algunos de estos puntos están mencionados en la sección de Directrices y
Materiales de Referencia (por ejemplo el problema de la correlación de intensidades con
parámetros de movimientos fuertes del suelo). Otros podrían ser el tema de actividades
posteriores. Uno de ellos será sin duda alguna la introducción de procedimientos formales (o
algoritmos) para la evaluación computarizada de la intensidad macrosísmica. Hay que hacer
hincapié en que crear tales algoritmos no ha sido una de las metas del Grupo de Trabajo, si no
solamente crear las bases para los mismos, es decir, presentar definiciones actualizadas,
cualitativas, descriptivas y tan claras como fuera posible, sobre lo que deben significar las
distintas intensidades.
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ESCALA DE INTENSIDAD MACROSISMICA
Clasificaciones usadas en la Escala Macrosísmica Europea (EMS)
Los tipos de estructura de mampostería se han de entender como, por ejemplo, “mamposte-
ría de roca simple”, mientras que las estructuras de hormigón armado (HA) se deben leer
como, por ejemplo, “armazón de HA” o “muro de HA”.
Vea la sección 2 de las Directrices y Materiales de Referencia para más detalles, también
sobre el uso de estructuras con diseños sismorresistentes.
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Clasificación del daño
Nota: la forma en la cual se deforma un edificio bajo la carga sísmica depende del tipo de
edificio. En una primera clasificación general se pueden distinguir los tipos de edificios de
mampostería y los edificios de hormigón armado.
Grado 5: Destrucción
(daño estructural muy severo)
Colapso total o casi total.
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Clasificación del daño a edificios de hormigón armado
Grado 5: Destrucción
(daño estructural muy severo)
Colapso de la planta baja o de partes de edificios
(por ejemplo alas).
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Definiciones de cantidad
Estructura de la escala:
a) Efectos en las personas
b) Efectos en objetos o en la naturaleza
(Los efectos en el suelo y el fallo del suelo se tratan especialmente en la sección 7)
c) Daños a edificios
Comentario preliminar:
Cada grado de intensidad puede incluir también los efectos de vibración del grado o grados de
intensidad inferior correspondientes, aun cuando estos efectos no se mencionen explícitamente.
I. No se ha sentido
a) El temblor es sentido sólo en casos aislados (< 1%) por individuos en reposo y en una
posición especialmente receptiva en el interior de un edificio o vivienda.
b) Sin efecto.
c) Sin daños.
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III. Débil
a) El temblor es sentido por muchas personas en el interior y sólo por pocos en el exterior
de viviendas o edificios. Algunas personas se despiertan. El nivel de vibración no es
alarmante. La vibración es moderada. Los observadores sienten un leve temblor o
balanceo del edificio, dormitorio, cama, silla, etc.
b) La porcelana, vasos, ventanas y puertas traquetean. Los objetos colgantes se balancean.
Los muebles ligeros vibran notablemente en algunos pocos casos. En algunos casos los
objetos de carpintería crujen.
c) Sin daños.
V. Fuerte
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b) Los objetos pequeños de estabilidad normal pueden caerse y los muebles pueden
desplazarse. En algunos casos se pueden romper platos y vasos. Los animales de granja
se pueden asustar (incluso aquellos que se encuentran en el exterior).
c) Daños de grado 1 a muchos edificios de clase de vulnerabilidad A y B; algunos pocos de
clase A y B sufren daños de grado 2; algunos pocos de la clase C sufren daños de grado 1.
VII. Daños
a) La mayoría de las personas se asustan y tratan de correr hacia el exterior. A muchos les
cuesta mantenerse de pie, especialmente en los pisos altos.
b) Los muebles se desplazan y los muebles que son más pesados en su parte superior
pueden volcarse. Se caen los objetos de los estantes en gran número. El agua salpica en
los contenedores, tanques y piscinas.
c) Muchos edificios de clase de vulnerabilidad A sufren daños de grado 3 y algunos pocos
de grado 4.
Muchos edificios de clase de vulnerabilidad B sufren daños de grado 2 y algunos pocos
de grado 3.
Algunos pocos edificios de clase de vulnerabilidad C sufren daños de grado 2.
Algunos pocos edificios de clase de vulnerabilidad D sufren daños de grado 1.
IX. Destructivo
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c) Muchos edificios de clase de vulnerabilidad A sufren daños de grado 5.
Muchos edificios de clase de vulnerabilidad B sufren daños de grado 4 y algunos pocos
de grado 5.
Muchos edificios de clase de vulnerabilidad C sufren daños de grado 3 y algunos pocos
de grado 4.
Muchos edificios de clase de vulnerabilidad D sufren daños de grado 2 y algunos pocos
de grado 3.
Algunos pocos edificios de clase de vulnerabilidad E sufren daños de grado 2.
X. Muy destructivo
XI. Devastador
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DIRECTRICES Y MATERIAL DE REFERENCIA
1 Asignando intensidad
Como se mencionó en la introducción a esta escala, se considera aquí la intensidad como una
clasificación de la severidad del movimiento del suelo a partir de los efectos observados en un
área limitada. Las escalas de intensidad y el concepto de intensidad en sí mismo han
evolucionado a lo largo de este siglo. Desde una pura clasificación jerárquica de los efectos, se
ha tratado, cada vez más, de desarrollar la intensidad como un instrumento aproximado para
medir la vibración.
Cualquier escala de intensidad consiste de una serie de descripciones de los efectos producidos
por distintos grados de temblores sísmicos sobre una serie de objetos que se pueden encontrar
en el ambiente cotidiano. Estos objetos se pueden considerar como sensores, puesto que su
respuesta al temblor se usa para medir la fuerza del mismo. No son partes de algún equipo
especial instalado por el investigador, sino que por ser parte del ambiente normal, estos
sensores son extremadamente comunes. Esta es una de las grandes ventajas de la intensidad
como herramienta: no requiere de instrumentos para ser medida.
Los sensores usados históricamente en escalas de intensidad pueden dividirse en cuatro grupos:
Seres vivos - gente y animales. Según aumenta la intensidad una mayor proporción de gente o
animales (a) nota las vibraciones y (b) se asusta debido a ellas.
Edificios. Según aumenta la intensidad los edificios experimentan progresivamente mayores daños.
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El ambiente natural. Según aumenta la intensidad, existe una mayor probabilidad de que se
manifiesten efectos tales como grietas en diques y terraplenes, caídas de rocas, etc.
Cualquier efecto particular en uno de estos sensores se puede considerar como un diagnóstico.
Por ejemplo “algunas pocas personas se asustan y corren al exterior” es una reacción particular
manifestada por uno de los posibles sensores (las personas), y es considerada por la escala de
intensidad como un diagnóstico para una vibración de grado 5. La descripción de cada grado de
intensidad está compuesta de varios de estos diagnósticos, los cuales han sido considerados por
los autores de la escala como representativos de la misma fuerza o vibración.
Cuando el usuario de la escala ha obtenido todos los datos descriptivos disponibles de un lugar
particular para un terremoto concreto, debe comparar los datos con los grupos de diagnósticos
para determinar la intensidad que se experimentó en ese lugar y decidir con cuál de los grupos
de diagnósticos se corresponde mejor con el conjunto de las observaciones. Esta es, es su forma
más simple, la manera en la que se usa una escala de intensidad para asignar intensidades.
La escala de intensidad EM-98, al igual que la escala MSK que la precedía, pertenece a una
familia de escalas de intensidad cuyo origen fue la popular escala de diez grados elaborada por
Rossi y Forel; esta fue revisada por Mercalli, posteriormente expandida a doce grados por
Cancani, y después definida en una forma muy completa por Sieberg como la escala Mercalli-
Cancani-Sieberg (MCS). Esta es la escala que sirve de punto de partida no solamente para la
escala MSK/EM-98 sino también para numerosas versiones de la escala “Mercalli Modificada”.
La mayoría de estas escalas de doce grados son aproximadamente equivalentes en sus valores
actuales, y sólo se diferencian en el grado de sofisticación empleado para su formulación.
La mayor diferencia entre la escala EM-98 y las otras escalas de intensidad radica en el detalle
con el cual se definen los diferentes términos usados, en concreto el tipo de edificio, el grado de
daño y las cantidades, de tal manera que éstos se consideran ahora individualmente. También,
la Escala Macrosísmica Europea es la primera escala de intensidad en ser ilustrada. Varios
dibujos muestran de forma gráfica y precisa lo que significan los distintos grados de daño, y las
fotografías a modo de ejemplo en la sección 5 pueden ser usadas en el campo para
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comparaciones con casos reales de estructuras dañadas. El propósito de estas ilustraciones es la
estandarización del uso de la escala. Del mismo modo, la incorporación de éstas directrices
(otra innovación) debería reducir las ambigüedades y clarificar las intenciones detrás de la
construcción de la escala.
En una escala de intensidad muy simple, todos los daños que sufre un tipo particular de
edificios se agruparían juntos, independientemente de la resistencia de los edificios dañados.
Esto sería fácil de usar, pero podría conducir a resultados erróneos en un área donde hubiera
diferencias notables en la construcción de edificios (por ejemplo, por la regularidad estructural,
la resistencia de los materiales, o el estado de mantenimiento). En el otro extremo, se puede
imaginar una escala de intensidad en la que fuera necesario conocer exactamente las
características y propiedades de un edificio antes de poder determinar la fuerza de la vibración
que produjo los daños observados. Esto pudiera ser muy exacto, pero es imposible de usar en la
práctica.
El uso de letras para identificar varios tipos de edificios apareció con la versión de Richter de
1956 de la escala Mercalli Modificada y se mantuvo posteriormente en la escala MSK de 1964.
Esta subdivisión no se hace por interés arquitectónico, sino que representa diferentes niveles de
vulnerabilidad de una forma elemental. El mismo grado de vibración que destruiría una cabaña
de adobe podría tener un efecto mucho menor en un complejo de oficinas bien construido con
técnicas modernas. Sin embargo, es igualmente obvio que el estado de un edificio y otros
factores aparte del tipo de construcción también afectan a su vulnerabilidad.
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Esto se hace aquí de forma gráfica en la Tabla de Vulnerabilidad. Esta tabla presenta una línea
para cada tipo de edificio, mostrando su(s) clase(s) de vulnerabilidad más probable(s), así como
su rango verosímil (mostrado como una línea punteada donde es incierto). La posición a lo
largo de esta línea tiene que encontrarse tomando en cuenta factores tales como el posible mal
estado del edificio, la calidad de la construcción, irregularidad en la forma del edificio, el nivel
de diseño sismorresistente (DSR) y así sucesivamente. Esto se discute con más detalle en la
Sección 2.
También se ha llegado a una solución intermedia en lo que respecta a los grados de daño. Ideal-
mente, los grados del 1 a 5 deberían representan un aumento lineal en la fuerza de la vibración.
Esto es cierto sólo de forma aproximada, y dichos grados están fuertemente condicionados por
la necesidad de describir clases de daño que puedan distinguirse fácilmente por el usuario. Ha
de notarse que no se mencionan todas las combinaciones posibles de clases de vulnerabilidad y
grados de daño para cada grado de la escala; normalmente, para una clase de vulnerabilidad
concreta sólo se mencionan los dos mayores grados de daño, y se asume que un número
proporcionado de edificios sufrirá daños de menor grado (ver Sección 4.6).
Un aspecto que no se había considerado en las versiones previas de la escala es el hecho de que
los distintos tipos de edificios responden y fallan en formas distintas, lo que se ha incluido en
esta versión al separar los apuntes ilustrados sobre daños en edificios de mampostería y de
hormigón armado. Los lugares donde ocurren los daños y los patrones de daños también pueden
ser distintos dependiendo de si las estructuras han sido construidas con o sin técnicas de
ingeniería.
Es importante apreciar la diferencia entre los daños estructurales y no estructurales, así como
distinguir cuidadosamente entre los daños al sistema primario (estructura/elementos de carga) y
daños a elementos secundarios (no estructurales), como tabiques o fachadas ligeras. En el caso
especial de estructuras con DSR, también debe distinguirse entre daños en zonas especiales de
plastificación (tales como vigas de unión en muros de carga, juntas en edificios de muros
prefabricados o vigas en las juntas de las estructuras porticadas).
Se recomienda examinar los edificios por dentro y por fuera, dado que las apariencias externas
pueden conducir a conclusiones erróneas (aunque algunas veces puede ser difícil acceder al
interior de los edificios por razones de seguridad).
No se deben considerar los daños causados por fenómenos colaterales al terremoto, sino
solamente los daños provocados por el propio temblor. Entre tales fenómenos se incluyen los
daños causados por los golpes entre edificios muy cercanos, con espacio insuficiente entre
ellos, los corrimientos de tierra, los problemas en laderas y la licuefacción. Por el contrario,
unos daños mayores que lo esperado debido a factores tales como las condiciones de resonancia
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o que la carga sísmica sobrepase el nivel previsto en el diseño sismorresistente son productos de
la vibración debida al sismo y pueden ser considerados como tales.
En el caso concreto de las estructuras de ingeniería con DSR, la progresión de daños puede no
aumentar de forma lineal con la vibración. Esto se puede explicar por medio de principios
modernos de diseño, referentes al rendimiento de estructuras diseñadas con técnicas de
ingeniería, bajo distintas condiciones de intensidad de terremotos modelo. En particular:
a) Las estructuras diseñadas contra sismos de baja intensidad, los cuales tienen una alta
probabilidad de ocurrencia, deberían soportar tales eventos sin sufrir daños estructurales y
sin daños, o bien con daños menores, que puedan afectar a su funcionalidad.
b) A las estructuras diseñadas contra sismos de intensidad mediana, los cuales tienen una
menor probabilidad de ocurrencia, se les permite explícitamente reaccionar ante tales
sismos modelo con leves daños no estructurales, pero deben sobrevivir sin pérdida de
funcionalidad.
c) Las estructuras diseñadas contra terremotos de gran intensidad han de ser capaces de
sufrir daños estructurales sin pérdida de integridad estructural y estabilidad. Para este
nivel de diseño se permiten daños, pero no deben exceder el grado 3.
Consecuentemente puede haber una saturación de daños en los grados 2 y 3. Según los
resultados de la inspección de daños, puede ser necesario en algunos casos diferenciar las clases
de vulnerabilidad dependiendo de la intensidad. En otras palabras, las estructuras diseñadas con
técnicas de ingeniería con DSR tienden a pertenecer a clases de vulnerabilidad más altas según
aumenta la intensidad.
Se ha de tener muy presente que cuando se investigan los daños causados por las réplicas
sísmicas los edificios pueden ser más vulnerables de lo que ordinariamente serían debido al
daño (tal vez no muy visible) causado por el terremoto principal. Esto se debe tomar en
consideración cuando se establece la vulnerabilidad.
1.2.3 Cantidades
25
conllevaría problemas de ambigüedad para algún valor observado en el rango común a dos
intervalos (por ejemplo 25%) y las definiciones con separaciones amplias (0-20%, 40-60%, 80-
100%) ocasionarían problemas similares, ya que un valor concreto podría pertenecer a un rango
indefinido. Para esta versión de la escala se ha llegado a una solución intermedia, usando
definiciones con pequeños rangos comunes entre intervalos, pero ninguna solución es ideal. El
objetivo en este caso ha sido el de tratar de maximizar la robustez de la escala, algo que se debe
tener en cuenta cuando se usen las definiciones de cantidades aquí presentadas. Esto se presenta
aquí muy deliberadamente en una forma gráfica que enfatiza el hecho de que estas categorías
están definidas de una manera difusa y no exacta.
En el caso particular en el cual una cantidad determinada con precisión cae en el área de común
a dos intervalos, el usuario deberá considerar las implicaciones de clasificarla en una categoría
o en otra, usando para este propósito otros datos disponibles referentes al mismo sitio con el fin
de lograr la mayor consistencia posible.
Por esta razón es necesario clasificar los datos por lugares antes de empezar a asignar
intensidades. Es necesario asegurarse de que (a) todos los datos que han de usarse para asignar
una intensidad proceden del mismo sitio, y que (b) todos los datos disponibles para dicho sitio
se han agrupado. Cuando los datos consisten en encuestas a individuos o en observaciones
individuales en el campo, estos datos se deberían combinar para cada lugar a fin de determinar
en cuántas instancias se observó o no un diagnóstico.
El concepto de intensidad gira alrededor de la idea de que, para un sitio particular afectado por
algún terremoto, cierto nivel de severidad de la vibración es característico de los efectos
experimentados. Esto implica, en primer lugar, que el asentamiento es suficientemente grande
para que se pueda obtener una muestra estadísticamente significativa, sin ser afectado por
peculiaridades locales de pequeña escala y, en segundo lugar, que no es tan grande como para
que las variaciones locales genuinas no desaparezcan.
Por lo tanto, la intensidad no se debe asignar a un solo edificio o calle, ni tampoco debería ser
asignada a una metrópolis o un país. Por lo general, el lugar más pequeño no debería ser menor que
una aldea y el lugar más grande no debería ser mayor que una ciudad europea de tamaño moderado.
Así pues, es razonable asignar un único valor de intensidad a, digamos, Piraeus, pero no a toda la
26
moderna Atenas. No se establecen reglas estrictas, ya que las circunstancias individuales influirán
en la decisión del usuario para cada caso particular.
Las descripciones bajo cada grado de intensidad se han idealizado como “fotos en palabras” de
los efectos que se esperan para cada nivel de intensidad. Cada efecto descrito en la escala puede
considerarse como un diagnóstico, una prueba, con el cual se pueden comparar los datos.
Establecer el grado consiste en comparar los datos con las descripciones ideales de la escala y
decidir cuál concuerda mejor.
No se debe esperar que los datos satisfagan todos los diagnósticos en todos los casos. Por
ejemplo, algunos diagnósticos pueden simplemente no estar presentes. Se recomienda entonces
adoptar un enfoque flexible al buscar el mejor ajuste con respecto al conjunto de datos
disponibles, en vez de intentar establecer una fórmula rígida que dependa de uno o dos
diagnósticos específicos.
En la vida real, los datos disponibles no siempre se ajustarán en todos los aspectos a las
descripciones que se presentan para los grados de intensidades. En tales casos el investigador
deberá decidir qué grado proporciona el mejor ajuste a los datos de los que dispone. A tal fin, es
importante buscar un elemento de coherencia entre todos los datos, más que depender de un
solo diagnóstico como criterio. Es necesario ser cauteloso y no dar demasiado peso a las
observaciones extremas ocasionales, porque esto podría llevar a una sobreestimación de la
intensidad en el lugar en cuestión. Por ejemplo, basarse en exceso en los daños como
diagnóstico ha llevado a sobreestimaciones de la intensidad en el pasado, en casos en los que
daños aislados o incluso anómalos han sido usados como base para asignar una intensidad 6 o
mayor aunque otros muchos datos sugirieran un valor menor.
27
Cuando los datos se basan en descripciones textuales, los efectos pueden estar descritos en
términos alejados de los usados en la escala de intensidad. En tales casos puede ser útil
considerar si la impresión general de la descripción es comparable con el carácter general de un
grado de la escala de intensidad.
En los casos donde todas las construcciones locales son de clase de vulnerabilidad A y la
mayoría de los edificios están destruidos, no es posible distinguir entre las intensidades 10, 11 o
12. Este es un efecto de saturación que no puede evitarse en la práctica.
Algunas veces no puede hacerse una asignación definitiva de intensidad y solamente se puede
proporcionar un rango de valores. Esto se discute con más detalle en la sección 4.5.
Las fotografías de la sección 5 se pueden usar como ayuda para asignar los grados de daño.
Además, en la sección 6 se presentan varios ejemplos de asignaciones de intensidades, “a partir
de datos documentales” y de “datos de un cuestionario”. No se pretende que estos ejemplos
sean tomados como modelos para ser aplicados rígidamente, sino más bien como ilustración de
los procesos de evaluación que se pueden usar.
Un punto que surge de la naturaleza estadística de la intensidad es que no hay efecto alguno que
sea certero. Esto es importante cuando se trata de inferir una conclusión negativa en vez de una
positiva. Por ejemplo, la existencia de varias columnas esbeltas antiguas en una región
particular puede ser usada para sugerir que la exposición general de la región a terremotos
pasados ha sido leve, pero no sería adecuado concluir de una sola torre que cierto valor de
intensidad nunca se haya sobrepasado en la localidad durante el tiempo de vida de dicha torre.
28
1.7 Edificios altos y otros casos especiales
En algunos casos puede no ser aconsejable intentar usar ciertos datos para asignar intensidades.
Un caso particular es el de las observaciones en edificios altos. Se sabe bien que las vibraciones
fuertes causadas por terremotos normalmente se notan más por la gente en los pisos más altos
que en los más bajos. Ha habido varios intentos de sugerir la reducción de la intensidad en un
grado para cada cierto número determinado de pisos, pero dicha práctica nunca ha contado con
la simpatía general de los usuarios. Igualmente, dado que los edificios muy altos pueden
responder de formas particulares según la frecuencia de la vibración y el diseño del edificio, el
incremento en la severidad de la vibración con la elevación puede ser irregular. La práctica
recomendada es la de descartar los informes de observadores situados por encima de un quinto
piso cuando se asigne la intensidad. En la práctica el comportamiento individual de los edificios
varía considerablemente, especialmente dependiendo de la esbeltez del edificio. Por lo general,
el usuario deberá preocuparse más de los efectos observados bajo condiciones normales que de
los casos excepcionales.
Un caso especial es la situación en la cual sólo se tiene informes de edificios altos, porque la
vibración fuera tan leve que sólo se percibiera en los pisos altos de estas estructuras. Este tipo
de información es típico de intensidad 2.
Así como la altura de los edificios, su simetría y regularidad también afectan a la forma en la
cual se comportan durante un terremoto (ver sección 2). Esto es particularmente cierto con
respecto a los daños y concierne a todo tipo de edificios, no solamente aquellos construidos con
técnicas de ingeniería. Cuanto más regular y simétrico sea el diseño, mejor soportará el edificio
la vibración provocada por un terremoto.
Nunca se debe intentar descartar o reducir la asignación de intensidades por el hecho de que las
condiciones del suelo influyeran en los efectos. El aumento en la vibración debido a la
aceleración provocada por la amplificación de sitio o las condiciones topográficas son parte de
los efectos de los cuales la intensidad es un registro, y parte del riesgo al cual está expuesto el
conjunto de las construcciones. Por lo tanto, no se debe descartar. Si se informa de efectos
anómalos y fuertes en áreas aluviales distantes de otras áreas donde se hayan observado efectos
fuertes, el procedimiento correcto es el de asignar intensidades altas tal y como corresponde a
dichos efectos. Entonces es posible interpretar estas altas intensidades como debidas a la
29
amplificación por la respuesta del sitio (aunque, por supuesto, esta puede ser una entre varias
causas contribuyentes). Cualquier otro enfoque contradice la naturaleza básica de la intensidad
como medida de los efectos observados en el caso de un terremoto.
1.9 Notación
Se solía considerar como convención el representar las intensidades usando números romanos,
bien para distinguirlos más claramente de las magnitudes o para expresar la naturaleza entera de
la escala. Sin embargo, dado que los ordenadores no manejan fácilmente los números romanos,
esta convención está pasando de moda. El uso de números romanos o arábigos puede ser
considerado hoy en día como cuestión de gusto.
30
2 Vulnerabilidad
La palabra “vulnerabilidad” se usa a lo largo de esta escala para expresar las diferencias en la
forma en la que responden los edificios a las vibraciones ocasionadas por terremotos. Si dos
grupos de edificios son sometidos exactamente a la misma vibración ocasionada por un
terremoto y un grupo responde mejor que el otro, se puede decir que los edificios menos
dañados poseen una menor vulnerabilidad sísmica que los edificios más dañados, o que los
edificios menos dañados eran más sismorresistentes que los otros y viceversa. Este uso no es
necesariamente el mismo que tendría la palabra “vulnerabilidad” en otros contextos. La
siguiente discusión ilustra cómo se aplica el término en la EMS, con el objetivo principal de
demostrar cómo se debe asignar la clase de vulnerabilidad.
Esto ya se reconoció en las etapas iníciales del diseño de las escalas de intensidad. Aquellas
escalas iníciales que no hacían distinción entre los tipos de edificios fueron generalmente
aquellas que se diseñaron para ser usadas en áreas geográficas restringidas, donde era posible
asumir “viviendas promedio” sin entrar en mayores detalles. Tales escalas tampoco necesitaban
considerar áreas con construcción generalizada en acero y hormigón armado tales como los
centros urbanos modernos. Las escalas posteriores, en las que se intentó que fueran más
generales en su aplicación, y en concreto que fueran aplicables en el contexto de construcciones
modernas (tales como la escala Modificada de Mercalli en su formulación de 1956 por Richter,
o la escala MSK en 1964) tuvieron que enfocar este aspecto cuidadosamente. Esto se hizo
clasificando los edificios en distintas categorías según el tipo de estructura, es decir los
materiales de construcción empleados para los sistemas de resistencia de cargas laterales. De
esta forma, el tipo de edificio se usó como un simple análogo de la vulnerabilidad.
Este es un punto importante que se debe enfatizar. Se puede pensar que un tratamiento explícito
para la vulnerabilidad de edificios en la EMS representa una innovación sustancial. En realidad,
31
esto representa una continuación directa de las escalas MSK y MM. Los tipos de edificios no se
distinguieron en esas escalas por consideraciones estéticas, sino porque esta era una manera fácil de
enfocar el problema de la vulnerabilidad, aun cuando esta palabra no se usara explícitamente. Sin
embargo, desde la formulación de esas escalas se hizo evidente que el simple uso de tipos de
edificios como un análogo de la vulnerabilidad es insuficiente. En primer lugar, se ha encontrado
que las variaciones en la resistencia dentro de un mismo tipo de edificios pueden ser en ocasiones
tan grandes como las variaciones entre tipos distintos de edificios, y esto conlleva ciertos problemas
al asignar intensidades. En segundo lugar, tal sistema es relativamente inflexible cuando se necesita
añadir nuevos tipos de edificios.
La escala MSK definió clases de edificios en base a tipos de construcción como un simple intento
para expresar la vulnerabilidad de los edificios. En la EMS se ha intentado acercarse más a unas
clases que representen vulnerabilidad directamente. En consecuencia, se han propuesto seis clases
de vulnerabilidad decreciente (A-F), de las cuales las primeras tres representan la resistencia de una
vivienda “típica” de adobe, una construcción de ladrillos y una estructura de hormigón armado
(HA), que deberían ser compatibles con las clases de edificios A-C en las escalas MSK-64 y MSK-
81. Las clases D y E pretenden representar descensos aproximadamente lineales en la vulnera-
bilidad como resultado de mejores diseños sismorresistentes (DSR), y también acomodar los casos
de construcciones de madera bien construidas, mampostería reforzada o confinada, y estructuras de
acero, de las cuales se conoce su resistencia a las vibraciones ocasionadas por terremotos. Con la
clase F se pretende representar la vulnerabilidad de una estructura con un nivel alto de diseño
sismorresistente, esto es, una estructura con la más alta resistencia a terremotos gracias a la
incorporación de principios de diseño.
La Tabla de Vulnerabilidad incluye entradas para la mayoría de los principales tipos de edificios de
Europa. Por razones de espacio, el listado de tipos está necesariamente simplificado. Se aprecia que
la tabla está incompleta, en el sentido de que algunos tipos de edificios (por ejemplo, adobe,
madera) se beneficiarían de una sub-clasificación adicional. En la sección 2.5 se presentan algunas
ideas sobre cómo introducir nuevos tipos de edificios, pero esta no es una tarea que se deba
acometer a la ligera.
32
2.2.1 Comentarios generales sobre la resistencia a terremotos
En el nivel más bajo se encuentran los edificios sin DSR. Tales edificios incluyen
construcciones con y sin técnicas de ingeniería. Los edificios de este tipo construidos con
técnicas de ingeniería son típicos de las regiones de baja sismicidad donde las regulaciones para
el diseño sísmico no existen o existen sólo en forma de recomendaciones. En las escalas de
intensidad previas solamente se consideraban edificios de este tipo.
En el segundo nivel están los edificios con DSR, esto es, edificios diseñados y construidos de
acuerdo a las especificaciones de los códigos. En su construcción se ha seguido alguna filosofía
de diseño, incluyendo procesos de determinación del peligro sísmico y la construcción de
mapas de zonificación con parámetros que describan la actividad sísmica esperada para las
distintas zonas. Se pueden encontrar edificios de este tipo en regiones sísmicas donde el diseño
de los edificios debe tener en cuenta las regulaciones sismorresistentes. Tales edificios pueden
incluir construcciones de mampostería, así como edificios de acero y HA. Este tipo de edificios
han sido considerados por primera vez en esta escala.
En el nivel más alto se encuentran edificios con medidas antisísmicas especiales, tales como el
aislamiento de la base. Estos edificios se comportan de manera especial bajo cargas sísmicas,
sin sufrir daños a menos que el proceso de aislamiento de la base falle de alguna forma. Este
tipo de edificios no se pueden usar para la asignación de intensidades en ningún caso.
Las estructuras de ingeniería con sistemas estructurales modernos, no diseñadas contra cargas
laterales sísmicas, también pueden proveer un nivel de sismorresistencia comparable al nivel
incorporado en los edificios construidos con técnicas de ingeniería sismorresistente. También se
puede considerar que las estructuras diseñadas para resistir fuertes cargas causadas por vientos
son también estructuras que tienen cierta sismorresistencia inherente. Las estructuras bien
construidas de madera y mampostería (sin normas de ingeniería) pueden comportarse en una
forma comparable a la de los edificios con normas sismorresistentes típicas de la clase de
vulnerabilidad D y excepcionalmente E. Esto también se puede aplicar a edificios en los cuales
se hayan incorporado medidas especiales de reforzamiento (rehabilitación). En tales casos,
incluso las construcciones de rocas de cantera con buenas medidas de reforzamiento pueden
comportarse muy por encima de su clase de vulnerabilidad normal.
Se debe apreciar que, para simplificar, las estructuras de hormigón armado sin DSR y aquellas
con un bajo nivel de sismorresistencia se resumen bajo un solo tipo de edificios, debido a que se
comportan generalmente de la misma manera. La clase de vulnerabilidad típica (más probable)
de tales edificios es la C. Esto no implica que haya que desestimar la utilidad de un nivel bajo
de DSR, que ha demostrado ser muy útil para mejorar casos muy deficientes. Las estructuras de
33
HA con un nivel bajo de DSR descienden a la clase B solamente en casos excepcionales,
mientras que las estructuras sin DSR pueden ser fácilmente equiparadas a la clase B y en casos
excepcionales a la clase A.
Estas son construcciones tradicionales en las cuales se utilizan rocas desnudas como material
básico de construcción, normalmente con un mortero de mala calidad, creando edificios
pesados y con poca resistencia a las cargas laterales. Los pisos son típicamente de madera y no
proporcionan rigidez horizontal.
Este tipo de construcción se puede encontrar en muchos sitios donde existen los barros
adecuados. Los métodos de construcción con adobe varían ampliamente y esto introduce
algunas variaciones en la resistencia contra las vibraciones sísmicas de las viviendas de adobe.
Los muros construidos de capas de adobe sin el uso de ladrillos son rígidos y débiles; las
viviendas de ladrillos pueden comportarse mejor dependiendo de la calidad del mortero, y, en
menor grado, de la calidad del ladrillo. El peso del techo es uno de los factores más importantes
en el rendimiento de este tipo de viviendas, siendo los techos pesados más peligrosos. Las
viviendas de adobe con armazones de madera poseen una resistencia mayor y tienen un mejor
rendimiento. Tales edificios pueden sufrir daños en los muros fácilmente, mientras que el
armazón de madera permanece intacto debido a su mayor ductilidad. También se pueden
encontrar viviendas de adobe en las que se utilizan vigas y columnas de madera no unidas; éstas
proporcionan una rigidez horizontal adicional y por lo tanto mejoran el rendimiento, pero no lo
hacen tanto como en el caso de un armazón conectado.
El tipo de vivienda que se encuentra en algunas regiones de Europa, conocido como “wattle and
daub”, donde un armazón de madera se rellena con listones de madera cubiertos con barro es
similar a la construcción de adobe (en América Latina esta técnica se conoce como “bajareque”).
34
2.2.2.3 Roca simple
Los edificios con rocas muy grandes se limitan normalmente a construcciones monumentales,
castillos, grandes edificios civiles, etc. Los edificios especiales de este tipo, tales como las
catedrales y los castillos, no se usarían normalmente para la determinación de intensidad por las
razones especificadas en la Sección 3.5. Sin embargo, algunas ciudades poseen áreas de
edificios de siglo XIX de este tipo que pueden ser usados para la determinación de intensidad.
Estos edificios normalmente poseen gran resistencia, lo que contribuye a su buena clase de
vulnerabilidad (C o incluso D en casos de una construcción excepcionalmente buena).
Este tipo de construcción, muy común, es el arquetipo “B” en la escala original MSK y sirve
como base para comparación con otros edificios. El Eurocódigo 8 se refiere a tal tipo de
construcción bajo la clasificación “unidades de roca manufacturada”. Son edificios tan comunes
que con frecuencia se encuentran especímenes en tan malas condiciones que solamente se
pueden catalogar como clase A. Es menos común encontrar ejemplos tan bien construidos que
puedan contarse como clase C, aunque este puede ser el caso de grandes viviendas construidas
con altos estándares para gente acomodada, o construidos en sitios donde se requiere de
resistencia lateral para resistir los efectos del viento. Es característico de este tipo de edificios el
que no se hayan hecho intentos para mejorar los elementos horizontales de la estructura, siendo
los pisos generalmente de madera y por lo tanto flexibles.
35
2.2.2.6 Ladrillo no reforzado con pisos de HA
Aunque los muros de los edificios son las partes más evidentes para el observador, los
elementos horizontales pueden ser de hecho más importantes para determinar la resistencia de
la estructura con respecto a las cargas laterales. Por ello, el tipo de construcción donde los
muros son de ladrillo no reforzado pero que tienen pisos de hormigón armado se comportará
significativamente mejor que las viviendas normales de ladrillo. Donde los muros se unen entre
sí mediante una solera rígida con vigas perimetrales, creando así una estructura de cajón que
reduce de manera efectiva el riesgo de un colapso de los muros fuera del plano, así como la
separación y distanciamiento de muros perpendiculares que se intersecten. Esta mejora del
rendimiento sólo se materializa si el piso de HA está conectado adecuadamente a la estructura,
lo que no siempre es el caso. En los casos en los cuales la estructura está bien conectada, la
vulnerabilidad será probablemente de clase C; en otro caso de clase B.
Dentro de esta clasificación se encuentran varios sistemas en los cuales se ha realizado un esfuerzo
significativo por mejorar el rendimiento y la ductilidad de la construcción de mampostería. En la
mampostería reforzada, se insertan barras o mallas de acero, en el mortero o “grout” (un hormigón
bastante líquido con agregados finos. El término se usa ya comúnmente en la comunidad de
ingenieros civiles), en huecos o entre capas de ladrillos de mampostería, creando un material
compuesto que actúa como un muro o un sistema de muros altamente resistente y dúctil. Dicho
refuerzo aparece en direcciones horizontales y verticales. La mampostería confinada se caracteriza
como mampostería construida rígidamente entre columnas estructurales y vigas en los cuatro lados
y provee un nivel de resistencia similar. En tales estructuras no se pretende que los elementos de
conexión respondan como un armazón resistente a momentos, donde la mampostería actúa como un
relleno no estructural en la mayoría de los casos. En ciertas regiones se desarrollan sistemas
especiales de roca en los que se moldean rocas de construcción usando hormigón (por ejemplo
haciendo entrelazados); tales sistemas también proporcionan una buena respuesta. Otro sistema
eficiente se conoce como fábrica armada, que consiste en capas internas y externas de ladrillo,
conectadas mediante un núcleo de hormigón reforzado horizontal y verticalmente. En este caso
pueden aparecer problemas si la unión es débil y/o si las capas no están conectadas adecuadamente.
El rendimiento general de tales sistemas debería ser equivalente al de la mampostería reforzada,
aunque la experiencia con relación a esta forma de construcción es de momento limitada.
Este tipo de construcción, tan común en las ciudades modernas, varía extremadamente en
apariencia, diseño y resistencia, lo que hace difícil presentar una guía simple para tratar tales
estructuras. Se ha llevado a cabo una división en la Tabla de Vulnerabilidad en base al nivel de
diseño sismorresistente. En la sección 2.3.7 se discute como se debe aplicar dicha división.
36
2.2.3.1 Estructuras de armazón de hormigón armado
En la mayoría de los casos prácticos los sistemas estructurales se pueden clasificar como de
armazón de HA con rellenos de mampostería. La posible interacción entre el armazón de HA y los
rellenos frágiles puede contribuir a un sistema más vulnerable. Debido a esta interacción, las
columnas y enlaces tienen que reaccionar a cargas adicionales para las cuales no están diseñadas. Si
el relleno tiene aperturas o tiene otras discontinuidades, es de esperar un efecto de “columna corta”
que resulta en fallos de corte en las columnas (grietas diagonales e inclinación del reforzamiento de
la columna). De nuevo esto es indicativo de un tipo de edificio vulnerable y aun en algunos casos
donde se debería asumir un cierto nivel de DSR consistente con los códigos esto es una indicación
de que el DSR final (real) tiende a estar por debajo del que sería el más probable.
37
armazones de HA son particularmente vulnerables a las interrupciones de rigidez lateral en toda la
altura del edificio. Un primer piso débil puede provocar el colapso de todo el edificio. Tales tipos de
edificios son muy vulnerables a cargas laterales. Si los edificios tienen irregularidades en la planta,
el daño se concentrará en lugares alejados del centro de rigidez. Es decir, si algunas columnas
exteriores se dañan, esto se debe interpretar como la indicación de efectos torsionales y un armazón
vulnerable. Todos estos efectos y patrones de daños descritos no deben ser descartados cuando se
asigne la clase de vulnerabilidad más apropiada.
Las estructuras de muros de HA se caracterizan por una rigidez mayor que las estructuras de
armazón de HA. Si los muros no están colocados en forma regular y en todos los lados
exteriores de un edificio, los efectos torsionales pueden contribuir a un fallo parcial del sistema.
Las irregularidades en la planta o los defectos internos deben ser considerados como defectos
serios aun en el caso de un aspecto exterior uniforme, y pueden contribuir a casos excepcionales
de vulnerabilidad.
Al contrario que los armazones de HA, los muros de HA tienden a comportarse en un rango
reducido de clases de vulnerabilidad. De acuerdo con la Tabla de Vulnerabilidad, los casos
excepcionales están restringidos a la clase de vulnerabilidad B (sin DSR) y a la clase de
vulnerabilidad C para muros con DSR. Existen varios sistemas estructurales que se componen de
armazones espaciales y muros estructurales (los llamados sistemas duales) o que se componen de
un sistema de armazones flexibles combinados con muros concentrados cerca del centro o
colocados simétricamente en una dirección del edificio (los llamados sistemas de núcleo). Se
considera que los sistemas de núcleo se comportan de una manera menos dúctil que los sistemas de
armazón, muro o duales.
Bajo esta categoría se clasifican los edificios en los cuales el sistema estructural principal lo
proporciona un armazón de acero. Hasta ahora se cuenta con muy pocos datos de evaluaciones
38
macrosísmicas para estructuras de armazones de acero, pero estos datos indican un alto nivel de
sismorresistencia. El daño estructural puede, sin embargo, estar enmascarado por elementos no
estructurales tales como el guarnecido, paredes de tabique, o añadidos de hormigón (incluidos
para aumentar la resistencia a los incendios) en sistemas compuestos. En tales casos, el daño a
las uniones es visible solamente después de que se haya retirado el revestimiento de hormigón.
A los edificios de madera se les ha tratado brevemente porque no se encuentran con frecuencia
en las regiones de mayor actividad sísmica de Europa. La flexibilidad innata de la construcción
de madera les brinda mayor resistencia a los daños, aunque esto puede variar considerablemente
en función de las condiciones en las que se encuentren las estructuras. La madera podrida o las
uniones flojas pueden hacer una vivienda de madera bastante vulnerable al colapso; en el caso
del terremoto de Kobe en 1995, fue notable que las viviendas de madera tradicionales en ciertas
partes de la ciudad respondieron muy mal debido a su mala condición. Este fue un muy buen
ejemplo de cómo la vulnerabilidad depende de algo más que el tipo de construcción.
En el futuro deberían efectuarse algunas mejoras con relación a como se consideran las
estructuras de madera en la escala. Se debería incluir la creación de subdivisiones de estructuras
de madera en grupos distintos, así como la descripción con detalles de las etapas de daños a los
39
edificios de madera, que no están descritos en las definiciones de grados de daño en la escala de
la misma manera en la que lo están para las estructuras de mampostería y HA.
Existen varios factores que afectan a la vulnerabilidad general de una estructura además del tipo
de construcción. Estos factores afectan generalmente a todo tipo de estructuras,
independientemente de si están construidas con o sin técnicas de ingeniería, con o sin DSR.
Es obvio que un edificio que esté bien construido es más fuerte que uno mal construido, pero
previamente esto no se ha tenido en consideración en las escalas de intensidad, sin duda en
parte por la dificultad de definir lo que constituye “buena” y “mala” construcción. Sin embargo,
incluso una discriminación subjetiva de estas condiciones es mejor que descartarlas por
completo. El uso de materiales de buena calidad y buenas técnicas de construcción resultará en
un edificio más capaz de resistir la vibración que si se usan materiales de baja calidad, o si se da
una fabricación deficiente. En el caso de los materiales, la calidad del mortero es de particular
importancia, hasta el punto de que incluso se puede construir un edificio fuerte con
mampostería con paredes de rocas si el mortero de es alta calidad. La fabricación de mala
calidad puede estar motivada por negligencia o recortes de presupuestos, por ejemplo en el caso
de no conseguir conectar adecuadamente las partes de la estructura. En los casos de estructuras
construidas con técnicas de ingeniería, una construcción deficientemente puede provocar que la
estructura final no satisfaga los requisitos del código sísmico apropiado.
Se debe notar que un edificio puede aparentar estar en buenas condiciones porque se ha
atendido al mantenimiento de la apariencia estética del edificio. Sin embargo, es obvio que un
40
guarnecido reciente y unas capas de pintura vistosa no conllevan necesariamente buen estado
del sistema estructural del edificio.
2.3.3 Regularidad
Desde el punto de vista de la sismorresistencia, el edificio ideal sería un cubo en el cual todas
las variaciones en la rigidez (como las cajas de las escaleras) están dispuestas en forma
simétrica. Como tales edificios no funcionarían adecuadamente y serían rechazados estéti-
camente, hay que esperar variaciones más o menos significativas en la mayoría de edificios con
respecto a esta estructura ideal. Cuanto mayor sea la discrepancia en simetría y regularidad,
mayor será la vulnerabilidad del edificio con relación a la vibración sísmica, y con frecuencia es
posible observar en edificios dañados cómo las irregularidades ha contribuido claramente al
daño (por ejemplo por el colapso de pisos débiles).
Con respecto al actual desarrollo en los códigos (Eurocódigo 8), los edificios construidos con
técnicas de ingeniería han de ser clasificados de acuerdo con su regularidad estructural en base a
parámetros globales (dimensiones, proporciones geométricas) y las desviaciones globales y locales
con respecto a un plano regular y una forma vertical. Estas consideraciones se aplican de igual
manera a estructuras construidas sin técnicas de ingeniería. La regularidad se debe considerar en un
sentido global, es decir, la regularidad es más que la simetría externa en plano y elevación. En el
sentido de esta escala, la regularidad incluye tanto las características naturales del edificio como, en
el caso de las estructuras construidas con técnicas de ingeniería, las medidas tomadas en el interior
para asegurar un comportamiento simple y hasta cierto punto controlado en caso de terremoto. Es
de esperarse que las estructuras construidas con técnicas de ingeniería incorporen medidas en
correspondencia con las reglas del diseño sismorresistente para garantizar la regularidad.
Ciertas irregularidades evidentes se pueden identificar fácilmente; por ejemplo, los edificios
diseñados con un plano en forma de L son comunes y están sujetos a efectos torsionales que
pueden aumentar dramáticamente los daños sufridos. Por otro lado, no sería inteligente asumir
que un edificio acata las normas de regularidad solamente por el hecho de que posee una
simetría en sus dimensiones exteriores. Incluso si la planta es regular, pueden surgir problemas
en edificios que poseen una marcada asimetría en la disposición interna de componentes de
rigidez variable. Un aspecto notable en este caso es la posición de cavidades para ascensores y
escaleras.
Con frecuencia se encuentran casos de edificios en los cuales un piso (normalmente el más bajo) es
significantemente más débil que los otros; a menudo es muy abierto, con columnas sin muros que
soportan los pisos superiores. Tales casos se conocen como pisos débiles y son muy susceptibles de
colapsar. Unos ventanales a lo largo de un edificio pueden introducir efectos similares.
En algunos casos las modificaciones subsecuentes pueden afectar negativamente a edificios que
tenían un buen nivel de regularidad. Por ejemplo, la transformación del primer piso de un
41
edificio en un garaje o local comercial puede debilitarlo (creando un piso débil); igualmente, la
construcción de una extensión de un edificio puede introducir irregularidades en la planta e
irregularidades de rigidez y periodo sobre toda la estructura. Los edificios antiguos de
mampostería pueden haber sido modificados considerablemente a lo largo de varios años,
resultando en pisos a distintos niveles cuya planta no concuerda, cimientos en distintos niveles
de una pendiente y casos similares.
2.3.4 Ductilidad
La ductilidad representa una medida de la capacidad de un edificio para tolerar cargas laterales en el
rango post-elástico, disipando la energía del terremoto y creando daños de forma controlada,
dispersa o concentrada localmente según el tipo de construcción y de sistema estructural. La ducti-
lidad puede ser función directa del tipo de construcción; las viviendas de acero bien construidas
tienen una alta ductilidad y por lo tanto resisten la vibración de forma adecuada, en comparación
con edificios más quebradizos y menos dúctiles tales como las viviendas de ladrillo. En los edificios
diseñados contra terremotos, los parámetros que determinan las características dinámicas del
edificio (rigidez y distribución de masas) se controlan y la calidad de la transformación y disipación
de la energía se asegura en los acoplamientos entre el piso, los cimientos y los elementos
estructurales, así como eludiendo las concentraciones críticas de daños locales (fracturas).
2.3.5 Localización
La localización de un edificio con respecto a otros edificios vecinos puede afectar su compor-
tamiento durante un terremoto. En el caso de una fila de viviendas en una manzana urbana, por
lo general son las viviendas situadas en los extremos de la fila o las situadas en las esquinas las
que se ven más afectadas. Un extremo de la vivienda está anclado a la vivienda vecina, mientras
que el otro lado no lo está, generando una irregularidad en la rigidez general de la estructura
que provoca un daño mayor.
Cuando dos edificios altos con períodos naturales distintos están situados muy cerca el uno del
otro se pueden producir daños de importancia. Durante el terremoto, ambos edificios pueden
oscilar a frecuencias distintas y chocar el uno contra el otro, causando un efecto conocido como
“golpeteo”. Tal daño no representa una medida de la fuerza de la vibración del terremoto y debe
ser descartado al asignar la intensidad.
2.3.6 Refuerzo
Cuando se han tomado medidas para reforzar los edificios con el fin de mejorarlos contra los
terremotos, el efecto es el de crear lo que son prácticamente nuevos tipos de edificios
compuestos. Estos pueden diferir radicalmente en su rendimiento con respecto al edificio
42
original sin modificaciones. Por ejemplo, tomar construcciones antiguas de rocas de cantera y
mejorar los elementos horizontales reemplazando los pisos o insertando enlaces puede mejorar
el rendimiento hasta una clase B. Si además de esto, se inyecta mortero o epoxi o se encamisa
con HA, el rendimiento puede mejorar hasta el punto de incluir el edificio en las clases
asignadas a edificios con DSR.
Para el propósito de una escala macrosísmica, sería imposible ofrecer una clasificación
completa de los edificios construidos con técnicas de ingeniería que reflejara las diferencias y
refinamientos dentro de los códigos sísmicos nacionales. Las correlaciones entre los niveles de
sismorresistencia de acuerdo a los códigos sísmicos en países europeos o de otras
nacionalidades y las clases típicas de vulnerabilidad deben ser desarrolladas y requieren de una
discusión entre los especialistas nacionales. Las funciones de vulnerabilidad para los distintos
tipos de estructuras construidas con técnicas de ingeniería se deben evaluar principalmente en
función del nivel deseado del diseño sismorresistente. Estos niveles pueden variar de un país a
otro. Las clases de vulnerabilidad tampoco son uniformes con respecto al nivel y a las metas de
las regulaciones nacionales en torno a terremotos y pueden cambiar con el tiempo en cualquier
país o región. La clase real de vulnerabilidad será asignada con respecto al diseño final (real) de
DSR, el cual puede diferir (aunque en la mayoría de los casos no debería hacerlo) del nivel
consistente con el código debido a otros factores.
Asumiendo que todos los edificios en una zona sísmica i están diseñados y construidos para un
sismo de diseño de cierta intensidad (o movimiento máximo del terreno), ajustado al sitio y las
condiciones de subsuelo de la zona i, los edificios construidos con técnicas de ingeniería se
clasifican de acuerdo al nivel de diseño sismorresistente (DSR) incorporado. Dicho diseño
sismorresistente está gobernado por los códigos sísmicos nacionales.
Normalmente, cada región está caracterizada por un solo tipo de DSR-i; sin embargo para la
asignación de la intensidad es necesario disponer de información que indique la distribución o
las localizaciones individuales de esos edificios. Una región o un poblado pueden caracterizarse
43
por diferentes tipos de DSR-i cuando existen edificios que han sido construidos de acuerdo a
códigos sísmicos distintos.
Tipo DSR-L: edificios con técnicas de ingeniería que incorporan un nivel bajo o
mínimo de diseño sismorresistente.
Tipo DSR-M: edificios con técnicas de ingeniería que incorporan un nivel moderado
(mejorado) de diseño sismorresistente.
Tipo DSR-H: edificios con técnicas de ingeniería que incorporan un nivel alto
(cualificado) de diseño sismorresistente.
Aquí, las cargas sísmicas se calculan por métodos dinámicos. Se incorporan medidas especiales
de armado para asegurar un sistema dúctil donde la energía sísmica se distribuya sobre toda la
estructura y se disipe principalmente en bisagras plásticas sin falla estructural. Es de esperarse
este tipo de construcciones en áreas de alta sismicidad. (Generalmente los edificios de este tipo
están diseñados para una intensidad 9 o un esfuerzo de cizalla en la base de 8-12% g). Este
nivel no se alcanza o no se requiere generalmente en los países europeos y se debería
caracterizar por una ductilidad mejorada de los sistemas estructurales y de mecanismos de
plastificación controlados como resultado de las medidas antisísmicas especiales (carga de
diseño o de cálculo).
44
uniforme cuando se hayan diseñado los edificios usando códigos distintos dentro de una misma
zona sísmica, por ejemplo donde un código antiguo se haya actualizado o reemplazado
totalmente por uno nuevo.
2.3.7.2 Importancia
Con respecto al desarrollo de los códigos, hay que considerar la importancia de los edificios
construidos con técnicas de ingeniería porque ésta puede contribuir a distintos niveles de diseño
sismorresistente (DSR) para el mismo tipo de edificio. La importancia de un edificio se
determina en función del número de ocupantes o visitantes, el uso del edificio (o las
consecuencias de la interrupción en su uso) o el peligro para el público y el medio ambiente en
caso de que falle dicho edificio.
La clasificación en importancia no está armonizada sino que es muy diferente en las distintas
regulaciones sísmicas europeas, y está conectada con la definición de factores de amplificación
de la carga sísmica (factores de importancia). En casos especiales, los edificios de alta
importancia se diseñan para cargas que son típicas de zonas o clases de intensidad más altas.
Los edificios de mucha importancia o alto potencial de riesgo deben ser considerados
cuidadosamente con respecto al nivel final de cargas de diseño. En general, se debe asumir un
nivel más alto de DSR para este tipo de edificios.
Después de que se haya determinado el nivel consistente con el código, es necesario encontrar
el nivel apropiado (o real) de DSR y determinar la clase de vulnerabilidad. Esto implica la
consideración del nivel de regularidad así como de la calidad de la fabricación de los distintos
tipos de edificios o sistemas estructurales y la implementación de principios de diseño moderno
en el área de estudio. Además, es necesario comparar los niveles de diseño de estructuras
construidas con técnicas de ingeniería en la región sísmica con las características idealizadas de
los tipos de DSR–i, expresadas en términos de intensidad de diseño u otros coeficientes de
diseño específicos de la zona. Es de esperarse que en la gran mayoría de los casos el nivel real
de DSR sea el mismo que el nivel consistente con el código; las excepciones serán estructuras
especiales (donde el nivel puede ser mayor) y los casos en los que el código no ha sido
implementado adecuadamente (donde el nivel puede ser menor).
45
Sobre esta base se puede expresar el nivel real de DSR dentro del rango esperado de
condiciones de escala de la siguiente manera:
• para edificios con armazón de HA del tipo DSR-L, son probables las clases de
vulnerabilidad C y D, siendo la clase C la más probable;
• para edificios con armazón de HA del tipo DSR-M, son probables las clases de
vulnerabilidad D y E, siendo la clase D la más probable;
• para edificios con armazón de HA del tipo DSR-H, son probables las clases de
vulnerabilidad E y F, siendo la clase E la más probable;
• para estructuras de muros de HA del tipo DSR-L, y de armazón de acero (resistente a
momentos) es probable la clase de vulnerabilidad D;
• para estructuras de muros de HA y armazón de acero (resistente a momentos) del tipo
DSR-M, son probables las clases de vulnerabilidad D y E, donde D es la más probable
para estructuras de muros con HA y E la más probable para armazón de acero (resistente
a momentos);
• para estructuras de muros de HA y armazón de acero (resistente a momentos) del tipo
DSR-H son probables las clases de vulnerabilidad E a F, siendo la clase E la más
probable para estructuras de muros con HA y F la más probable para armazón de acero
(resistente a momentos).
Para edificios con armazón de HA sin diseño sismorresistente son probables las clases de
vulnerabilidad B y C, siendo C la más probable. Para edificios con armazón de HA con defectos
serios (tales como pisos débiles, columnas débiles, ausencia de elementos de rigidez como
relleno de ladrillo [Brick-infill] o muros de corte) la clase de vulnerabilidad más apropiada
puede ser la B o incluso la A. Para edificios regulares con armazón de HA sin DSR pero que
incorporan un cierto nivel de resistencia lateral (debido a un diseño para la resistencia al viento
o verificaciones de estabilidad) la clase de vulnerabilidad D puede ser representativa de casos
excepcionales.
Para estructuras de muros con HA sin DSR son probables las clases de vulnerabilidad C y D,
siendo C la más probable. Para muros de HA con serios defectos se puede considerar la clase de
vulnerabilidad B como el caso excepcional. Hay que notar que los defectos no conllevan a una
reducción tan drástica en la vulnerabilidad como la que puede observarse en el caso de
estructuras con armazón de HA.
46
El círculo muestra la clase más probable. Si no existen fortalezas o debilidades especiales y patentes
en un edificio, esta es la clase que se le debe asignar. Una línea continua muestra el rango probable
hacia arriba o hacia abajo. Algunas fortalezas o debilidades permiten que se clasifique al edificio
dentro de este rango. Una línea punteada muestra el rango en casos extremos. Se puede clasificar el
edificio dentro de este rango si tiene muchas fortalezas o debilidades, fortalezas que son
particularmente notables, o debilidades que son muy severas.
(i) Un edificio es de ladrillo no reforzado con pisos de HA, con una planta baja débil
(piso débil) y construcción y regularidad medios. La clase normal sería la C, pero el edificio
no posee ventajas para compensar las debilidades importantes del piso débil y puede ser
clasificado como clase B, lo cual está dentro del rango probable de vulnerabilidades para
este tipo de edificio.
Con frecuencia puede ser que los edificios más débiles de un grupo sean aquellos que se dañan
en primer lugar en un terremoto. Sin embargo, esto no es razón para degradar todos los edificios
una clase de vulnerabilidad automáticamente. En casos en los que sólo se tiene información
sobre el tipo de edificio (como por ejemplo en la mayoría de los registros históricos, donde
algunas veces se carece incluso de esa información) normalmente se debería asignar la clase de
vulnerabilidad más probable y solamente emplear una clase diferente como una forma de
resolver lo que de otra forma sería una situación anómala.
Al usar la escala fuera de Europa, o en áreas dentro de Europa donde se encuentra algún tipo de
edificio local característico, puede ser necesario manejar tipos de edificios no cubiertos por la Tabla
de Vulnerabilidad tal y como está redactada actualmente. Las siguientes breves directrices dan
algunas indicaciones sobre cómo se puede proceder. Es improbable que este sea un proceso directo
y es mejor que se lleve a cabo de alguna forma controlada por un panel de expertos.
47
como básicamente de la clase B. Si el tipo es tal que, debido a su ductilidad innata, nunca se
comporta peor que los edificios de ladrillo, pero en algunos casos para los que la construcción
en muy buena se comporta significantemente mejor, entonces se puede deducir que el tipo de
vulnerabilidad debería representarse como un círculo bajo la B en la Tabla de Vulnerabilidad y
con una línea que se extiende hasta la C pero no hasta la A.
La cuestión está en cómo establecer tal equivalencia. Idealmente, en un área donde el nuevo
tipo de edificio coexiste con un tipo ya presente en la Tabla de Vulnerabilidad, los resultados de
una encuesta de daños podrían usarse para establecer una clasificación objetiva. Por ejemplo, en
una población, muchos edificios de ladrillo sufre daños de grado 2 pero solamente algunos de
los edificios del nuevo tipo sufren daños similares. La intensidad se estima como 7 y la
evidencia indica que el nuevo tipo de edificio es de clase C.
Si esto no funciona, tal vez se pueda estimar una equivalencia en terrenos teóricos desde una
comparación de la ductilidad y la resistencia, tomando en consideración tanto los elementos
horizontales como los verticales.
Se requiere ser cuidadoso en el caso de tipos de edificios que pueden ser considerados como
construcciones compuestas. Un ejemplo lo brindan los edificios de madera recubiertos de
ladrillo. En este caso, si el revestimiento no está bien afianzado a la estructura, puede ser muy
débil y dañarse fácilmente, mientras que el armazón de madera permanece dúctil y no afectado.
Tales edificios pueden sufrir daños no estructurales fácilmente, pero tienen una alta resistencia
al colapso estructural. Los edificios con reforzamiento especial, como se discutió anteriormente,
pueden suponer casos difíciles de diferenciar de manera simple.
48
3 Asignando la intensidad en base a registros históricos
El término “datos históricos” se usa frecuentemente para indicar la descripción de los efectos
ocasionados por un terremoto a partir de registros históricos, esto es, fuentes escritas previas al
período instrumental (antes de 1900). Se debe enfatizar, sin embargo, que muchos datos
macrosísmicos del mismo tipo todavía se encuentran disponibles y son usados para terremotos
del siglo XX e incluso para eventos muy recientes.
Resulta por lo tanto razonable considerar los registros históricos y las evidencias escritas
modernas juntos como “datos documentales”. Este término se usa aquí para diferenciar las
descripciones de los efectos de un terremoto que han sido escritas para fines no sismológicos de
aquellas que se han obtenido en base a cuestionarios de datos preparados bajo la tutela de
sismólogos. Estos datos deben ser recuperados e interpretados de acuerdo a métodos históricos,
independientemente de si corresponden 1890 o 1980.
49
No se pretende que estas indicaciones sean una guía exhaustiva sobre las prácticas de la
investigación sísmica histórica, un tema discutido ampliamente en la literatura.
Los informes históricos normalmente describen de forma detallada los daños que sufren los
monumentos especiales (castillos, iglesias, torres, columnas, etc.). Las descripciones de los
efectos en edificios ordinarios, que son los únicos que se pueden usar en el marco de la escala,
son menos frecuencia. Los datos sobre monumentos se discuten más adelante en la Sección 3.5,
dado que el tratamiento de este tipo de construcciones presenta problemas especiales.
Con respecto a los edificios ordinarios, las clases de vulnerabilidad de las viviendas
tradicionales abarcan en la mayoría de los casos de la A a la B, incluso la C y la D (estructuras
de madera). Se conoce muy poco sobre los tipos de edificios en Europa hasta el siglo XVII a
partir de la literatura general, excepto por el hecho obvio de que la gente usaba los materiales
más a mano, y que cuanto más rico era el dueño, más probable es que su vivienda estuviera
mejor construida y mantenida. Pero en la Edad Media, seguramente la mayoría de las viviendas
en muchos lugares de Europa eran de madera, y la transición al ladrillo o la roca fue lenta y en
algunos casos solamente parcial. Sin información detallada, es muy difícil hacer aseveraciones
fiables con respecto a la resistencia de estas estructuras; no es seguro, por ejemplo, si las
estructuras medievales de madera eran tan fuertes como las que se conocen hoy.
Se pueden sugerir algunos métodos para resolver este problema. Por ejemplo, si se cree que el
tipo de vivienda en un sitio y época particular se clasificaban bajo la clase de vulnerabilidad A
o B, es posible asignar la intensidad asumiendo la clase A, hacer una segunda asignación
asumiendo la clase B y entonces usar el rango de valores obtenido por las dos asignaciones.
También podrían considerarse otros factores culturales: si existe evidencia de que las
estructuras eran más débiles en áreas rurales pobres que en poblados más ricos, es razonable
asumir una mayor proporción de clase de vulnerabilidad A en aldeas y B en los pueblos.
También, para resolver algunas situaciones puede ser útil la noción de que las primeras
estructuras que se dañan son aquellas que están en peor condición (pero este criterio no debe
usarse ciega o automáticamente).
50
datos fiables sin dificultad. Sin embargo, con frecuencia es necesario hacer uso de
extrapolaciones basadas en datos de población asumiendo varias suposiciones y correlaciones.
Estos datos incluirán probablemente cierta incertidumbre que debe ser considerada cuando se
estime la intensidad, lo que muchas veces conduce a estimaciones inciertas pero útiles a pesar
de todo.
Una complicación adicional es que los datos disponibles pueden referirse al territorio que rodea
a una pequeña población, incluyendo algunos pueblos, aldeas y viviendas aisladas, aunque la
redacción sugiera que sea el pueblo en sí el que se describe. La descripción de daños puede
sufrir el mismo problema. Tanto si este problema puede resolverse como en el caso contrario,
esta situación puede llevar a errores en la interpretación de ±1 grado. En tales casos
probablemente sea mejor ceñirse a un rango de intensidades, tal como 7-8, etc.
Si los datos son escasos después de que se hayan agotado todos los caminos, debe aceptarse la
situación como tal y fijar la intensidad con un rango de incertidumbre que represente
apropiadamente la pobreza de los datos. Un procedimiento adecuado es el de mantener un
registro sobre cómo se han tomado las decisiones.
Las fuentes documentales normalmente recogen de mejor forma los daños causados a
monumentos que los daños causados a viviendas ordinarias por dos buenas razones:
51
(i) Estos edificios son más importantes para el escritor de los informes por su valor social,
económico, simbólico o cultural.
(ii) La complejidad estructural y no estructural de tales edificios es tal que es más probable
que sean dañados a que lo sean los edificios ordinarios, aun cuando estén mejor
construidos.
Los monumentos son normalmente únicos, o hay solamente muy pocos en un lugar concreto.
Por esto, es imposible usar datos referentes a ellos de forma estadística, como lo requiere la
escala. Tales datos deben ser manejados con cuidado, como complementarios de otras
evidencias (sí existen). Si solamente se cuenta con datos de este tipo, se deben usar rangos de
intensidad para indicar la incertidumbre en la interpretación.
En algunos casos, donde se presentan descripciones detalladas de daños a edificios que aun
están de pie y que pueden ser investigados, o para los cuales hay descripciones detalladas, se
pueden obtener conclusiones útiles sobre la vibración del terremoto mediante un análisis
llevado a cabo por un especialista.
52
4 El uso de escalas de intensidad
La discusión de tales prácticas está fuera del alcance de estas directrices, pero sería de gran
ayuda si todos los valores de intensidad que no fueran derivados directamente de observaciones
reales se distinguieran claramente como tales cuando se citan.
Se han hecho muchos intentos para establecer una correspondencia entre la intensidad y parámetros
físicos específicos del movimiento de suelo, especialmente la aceleración máxima del suelo, y
algunas escalas antiguas incluyeron el equivalente de este parámetro como parte de la escala. Si
bien es innegable que los valores de intensidad obtenidos de los efectos observados son un producto
del movimiento real del suelo, la relación entre estos es compleja y no se presta a correlaciones
simples; también hay evidencias de que la aceleración máxima del suelo no es el parámetro más
importante que afecta a la intensidad. La correlación entre intensidad y aceleración máxima del
suelo muestra típicamente mucha dispersión, tan grande que limita el significado de los valores que
se predicen (aunque la dispersión puede ser reducida usando aceleraciones espectrales).
Por esta razón no se ha intentado incluir una tabla comparativa de intensidad y parámetros de
movimiento del suelo, tales como la aceleración. Esta es todavía un área de investigación activa.
53
4.3 Correlación con otras escalas
La experiencia muestra que la comparación de diferentes escalas de intensidad está lejos de ser
fácil y directa, ya que con frecuencia los valores varían más de un investigador a otro cuando se
usa la misma escala, que cuando se cambia de una escala a la otra mientras el investigador sigue
siendo el mismo. Esto es particularmente cierto para las principales escalas de doce grados, por
la similitud esencial de su esquema. Si se intenta hacer una valoración comparativa se ponen de
relieve las pequeñas diferencias de un modo muy literal, en cuyo caso la escala no se está
usando de forma convencional, y el test queda invalidado. Por el contrario, si se usan las escalas
en un modo más natural y flexible, las diferencias desaparecen en la interpretación.
En la mayoría de los casos no debería haber dificultad al convertir los valores MSK
directamente en valores EMS. La diferencia más típica es que algunos valores inciertos tales
como 4-5 MSK o 6-7 MSK seguramente serían asignados como 4 EMS o 6 EMS. Pueden darse
otras diferencias al hacer interpretaciones literales o restringidas de la escala MSK. Por
ejemplo, al leer literalmente del texto de la escala MSK, el umbral de daño corresponde a una
intensidad 6. Sin embargo, la experiencia práctica ha demostrado que los daños ocurren algunas
veces en casos donde el resto de los datos sugieren intensidades menores y
correspondientemente algunos investigadores han permitido que se asignen intensidades con
valores menores que 6 MSK aun cuando se hayan reportado daños. Otros investigadores que no
permitieran esta flexibilidad pueden encontrar que las intensidades asignadas como 6 MSK en
algunos casos se convierten en 5 EMS.
Un punto importante pero con frecuencia ignorado es que los datos macrosísmicos de los que
dispone al usuario nunca o muy raramente representan un registro completo de los efectos que
hayan ocurrido durante un terremoto. Cuando una ciudad con 20,000 edificios es sacudida por un
terremoto, cada uno de esos edificios se verá afectado de una manera u otra. El usuario podría tener
datos de tal vez unas decenas de edificios sobre los cuales basar su asignación. En otras palabras,
sus datos son una muestra de una población completa de efectos observados. Entonces es lícito
preguntarse: ¿es esta muestra realmente representativa de la población o no? Cuanto menor sea el
número de informes, en números absolutos, mayor es la probabilidad de error en la proporción de
observadores que informan de un cierto efecto, comparado con la proporción verdadera que sería
observada a lo largo de toda la ciudad. Si los datos han sido obtenidos teniendo en cuenta técnicas
de muestreo aleatorio adecuadas, entonces es posible calcular estadísticamente este error en la
54
muestra. Desafortunadamente, por lo general este no es el caso. Es recomendable que los
involucrados en obtener y estudiar información macrosísmica se familiaricen con el cuestionario y
las metodologías de muestreo desarrolladas en las ciencias sociales.
El usuario puede no ser capaz de mejorar la calidad de sus datos, pero tendría que tener al
menos una idea sobre su calidad, y debería poder transmitir dicha información, ya sea mediante
comentarios calificativos, la inclusión del número de muestras (por ejemplo el número de
cuestionarios), o mediante algún sistema como el uso de un tamaño de letra menor para indicar
intensidades derivadas de muestras poco sólidas.
Un ejemplo puede ilustrar este aspecto. Supongamos que la única información de un pueblo es
que mucha gente tuvo dificultad en mantenerse de pie. Este es un diagnóstico de intensidad 7,
pero sin el respaldo de otros diagnósticos, ¿está justificado asignar una intensidad 7? Es difícil
sentar directrices precisas con respecto a qué es y qué no es evidencia suficiente para
fundamentar la determinación de la intensidad. Un enfoque útil cuando los datos son escasos
consiste en resaltar la determinación de intensidades basadas en datos pobres usando “7?“,
usando un tamaño de letra más pequeño o algún mecanismo similar. Como alternativa, se puede
asignar un código de calidad a cada cálculo de intensidad.
Con frecuencia se dará el caso de que no se pueda decidir sobre un grado específico de intensidad
con confianza. En tales casos es necesario decidir si se puede realizar una determinación
aproximada la intensidad, o si los datos son tan contradictorios que es mejor dejar la cuestión sin
solución.
En los casos en los cuales los datos satisfagan o excedan las descripciones de intensidad 6, pero
que claramente no sean compatibles con aquellas para intensidad 7, lo mejor es tratar la
intensidad como el valor menor. Se recomienda que el usuario mantenga el carácter entero de la
escala y no use formas tales como “6.5” o “6 ½” o “6+”. Es dudoso que sea necesaria o
realizable en la práctica una mayor resolución de la intensidad. Si se cree que es fundamental
proporcionar mayor detalle por alguna razón, se debería hacer en una forma descriptiva.
55
Ejemplo: una villa tiene 180 viviendas (de mampostería), de las cuales 30 se determinan como
de clase de vulnerabilidad A y las restantes como B. De las viviendas clase A, 15 sufren daños
de grado 1, 10 sufren daños de grado 2 y 5 no sufren daños. De las viviendas clase B, 10
experimentan daños de grado 1, 5 sufren daños de grado 2 y el resto no sufren daños. Si se
considera solamente los daños, se cuenta con la suficiente evidencia para justificar una
intensidad 6, pero claramente no para justificar una intensidad 7 (sólo pocos B2, ningún A3). La
intensidad se describe mejor como 6.
Puede haber casos en los cuales los datos se puedan interpretar igualmente como (por ejemplo)
6 o 7 (pero claramente no como 8). En tales casos la intensidad se debe escribir como 6-7,
significando esto que es 6 o es 7; esto no implica un valor intermedio. Expresar la intensidad
como un rango de valores es ahora una práctica común, especialmente para datos históricos que
son normalmente escasos y con frecuencia insuficientes como para permitir obtener una mejor
resolución. También es posible usar rangos de más de 2 grados; sería posible escribir 6-8 y esto
no significa 7. Ejemplo: un documento dice “en nuestro pueblo las chimeneas se cayeron al
suelo pero no hubo daños serios en las viviendas”. En este limitado informe no hay indicación
de cuál fue el porcentaje de chimeneas que cayeron, así que la intensidad puede ser 6 o 7; la
declaración de que definitivamente no hubo daños serios en las viviendas indica que la
intensidad no es 8. La intensidad es entonces 6-7.
Cuando una mayor exactitud no sea posible se pueden aceptar determinaciones vagas, tales
como <6 (menor que 6) o >7 (mayor que 7). Ejemplo: un documento dice: “hubo muchos daños
en Cortona”. Si no se puede obtener más información, la intensidad es >6. En teoría, se podría
considerar que >6 se puede interpretar como 6-12, pero normalmente se pueden inferir límites
superiores por motivos prácticos.
Un problema adicional es el causado por la ambigüedad de los datos; por ejemplo, los efectos
en las personas pueden sugerir solamente intensidad 6, mientras que los efectos en las
estructuras sugieren intensidad 8, o viceversa. Si este problema aparece sistemáticamente,
puede indicar que existe algún factor cultural o regional significativo (la gente se alarma más
fácilmente, técnicas locales de construcción de muy mala calidad), que debe ser considerado.
Cuando se aplique la escala y donde este tipo de problemas ocurran y no se pueda discernir una
cierta coherencia, es necesario expresar la intensidad mediante un rango, como se ha discutido
anteriormente.
Siempre existirán casos en los cuales los datos están tan desprovistos de detalle, o son tan
completamente contradictorios o increíbles, que no se pueda hacer una asignación. En tales
casos es necesario adoptar alguna convención para indicar la observación, por ejemplo, un
punto o una “S” para “sentido” y no hacer una asignación. De ser necesario, se puede incluir
una cita a pie de página con las explicaciones del caso.
Ejemplo: una crónica declara: “este terremoto también se produjo en Ravenna, Ancona y
Perugia”. No se puede asignar una intensidad a estos 3 lugares, pero debe quedar registrado que
56
el terremoto fue sentido mediante un símbolo apropiado (como una “S” o mediante un punto).
Nótese que se desconoce si hubo o no daños en función de esta información tan limitada.
Se puede hacer una distinción entre lo que se podría denominar “certeza” y “calidad” (ambas
palabras se usan aquí con un sentido especial). Los casos en los cuales los datos no permiten
hacer una asignación precisa de la intensidad, de manera que las expresiones “6-7” ó “>6” sean
necesarias, son casos en los que el valor de la intensidad es incierto. En estos casos, no existe la
duda de que la intensidad asignada sea la mejor posible según los datos, pero los datos no son
suficientes para permitir concretar en un único grado de intensidad. Los casos en los que los
datos se corresponden exactamente con la escala, pero son tan pocos que no se puede estar
seguro de que sean representativos de todo los que se observara, son casos en los que el valor es
lo que se puede llamar de baja calidad. Un ejemplo puede ser un informe que indicara
solamente “en Manchester las ventanas vibraron”; esto sugiere una intensidad 4 y ningún otro
valor, pero dependiendo de qué más fue observado y en qué cantidades, la intensidad actual
bien pudo haber estado en cualquier lugar del rango 3-5. En este tipo de casos sí se tiene un
único valor de intensidad en base a los datos, pero se entiende que puede no ser el correcto, y
que si se contara con más datos, la estimación de la intensidad podría cambiar. Es posible que
los datos sean tanto inciertos como de mala calidad. Se recomienda que los valores que sean de
mala calidad se resalten de alguna manera, si es que tienen que usarse.
Las escalas antiguas de intensidad generalmente manejaban el daño de una forma limitada y
restringida, asumiendo que dada una cierta intensidad debería ocurrir un cierto tipo de daños en
los edificios, lo que implicaría que la distribución de daños es uniforme. Esto se suavizó de
alguna manera en el comentario que prologaba la formulación de la escala Modificada Mercalli
de Richter en 1956, donde se indicaba que cualquier efecto podría observarse de una forma más
tenue o en algunos casos aislados para un grado de intensidad menor a aquel en el que se
supone que debería ocurrir. Por lo tanto, fue un gran avance cuando la escala MSK introdujo un
enfoque del daño tanto cuantitativo como cualitativo, lo que se ha continuado y mejorado en la
EM-98. El aspecto cualitativo se ocupa del tipo de edificio y su vulnerabilidad; el aspecto
cuantitativo se ocupa de la probabilidad de ocurrencia de distintos grados de daño.
Generalmente, para aquellos grados de intensidad en los cuales ocurren daños, en estos se
observa una progresión lineal. Si la cantidad de daños es la misma, para cada incremento de una
clase en la vulnerabilidad la asignación de intensidad resultante también se incrementa en un
grado. Estos patrones de daños que aumentan según aumenta la intensidad se derivan de
distribuciones estadísticas observadas para daños estructurales y no estructurales. Aunque se
pueden encontrar distribuciones irregulares de daños en casos excepcionales, es de esperar que,
muy probablemente, cualquier distribución de daños observada en el campo para una intensidad
particular se corresponda con las que aquí se presentan.
57
En el caso ideal, se podría considerar la distribución de daños a edificios de igual vulnerabilidad
sometidos a la misma intensidad como una distribución normal centrada en el grado de daño
medio. Los grados de daño dados en la escala EM-98 representan la discretización de un
continuo de grados de daño posibles; tal discretización es necesaria con el fin de permitir una
discriminación simple en el campo. Si se pudiera representar una función de daño más continua,
debería mostrar una distribución normal, y los diagnósticos de daños dados en la escala
representarían puntos de muestra en esta curva. Hay que recordar que estos son solamente
puntos de muestra y que también pueden observarse intersecciones de otros grados de daño en
la curva. Si para algún grado de intensidad se define que pocos edificios de cierta clase de
vulnerabilidad sufren daños de grado 3, mientras que muchos sufren daños de grado 2, hay que
recordar que también se encontrarán observaciones en el lado inferior de la distribución; en este
caso, también se puede esperar que muchos edificios sufran daños de grado 1 y que unos pocos
no sufran daño alguno.
Así como los grados de daño definidos representan puntos discretos en una función de daño
continua que abarca todo el rango, desde ningún daño hasta el colapso total, también los grados
de la escala de intensidad representan etapas discernibles de una hipotética función de vibración
continua. Puede imaginarse, de nuevo en un caso idealizado, que según aumenta la intensidad,
la distribución de daños se traslada cada vez a puntos más altos de la función de daño, a la vez
que mantiene la forma esencial.
Sin embargo, dado que la función de daño tiene cotas superior e inferior absolutas, la forma de
la distribución de daños debe cambiar conforme se acerque a estas cotas. Por ello, en las
intensidades bajas se observa el extremo frontal de una curva normal para grados de daño bajos,
de tal forma que el grueso de la distribución se “amontona” en el punto que representa la
ausencia de daños, dado que no se permiten grados de daños negativos. Y de igual manera, para
altas intensidades idealmente se debería ver el extremo final de la curva normal para grados de
daño altos, mientras que el grueso de la distribución se amontona en el punto que representa el
colapso completo, el cual no puede excederse.
Esto se ilustra gráficamente en la figura 4-1, en la cual se muestran los tres principales tipos de
funciones de daño: “tipo a” para intensidades bajas (típica para la intensidad 6), donde la
función muestra una probabilidad de daño monótona decreciente para los grados mayores; “tipo
b” que representa el caso básico en el cual se observa la distribución normal de probabilidades
alrededor del grado de daño medio; y “tipo c”, que es una probabilidad monótona creciente con
los grados de daño crecientes, típica de las intensidades más altas (como la intensidad 10). En la
figura 4-1 las curvas que se muestran son típicas de observaciones de campo correspondientes a
tipos de edificios individuales más que a clases de vulnerabilidad, pero para estas últimas el
principio es el mismo.
58
intensidad 8 y clase de vulnerabilidad C, los puntos de intersección en la función de daño son
los correspondientes a los grados de daño 2 y 3; no se dice nada sobre la probabilidad de grado
de daño 1 o de que no haya daños, pero estas existen y están implícitas en la figura 4-1. Los
puntos dados se expresan generalmente en términos del grado o los grados de daño más altos
esperados (la “decisión del daño máximo”); estos son probablemente los que mejor puedan ser
descritos o examinados.
El uso de resultados estadísticos de encuestas de daños puede ser la clave para introducir
nuevos tipos de edificios, así como para establecer mejores correlaciones entre tipos
particulares de edificios y las clases de vulnerabilidad más probables.
Figura 4-1 Relación entre distribuciones típicas de frecuencia de grados de daño para distintos
grados de intensidad y definiciones usadas en la escala de intensidad presentada.
59
4.7 Limitaciones de las escalas de doce grados
Se puede comentar brevemente que aunque la escala EM-98 tiene doce grados, al igual que
otras escalas tales como la MSK, la mayoría de las versiones de la MM, etc., en la práctica
tienden a funcionar como escalas de ocho grados. La intensidad 1 significa en la práctica “no
sentido”, y la intensidad 2 es tan débil que normalmente no se informa de ella y se usa muy
raramente. En el otro extremo de la escala, la intensidad 12 se define de tal modo que describe
los efectos máximos concebibles, que no necesariamente han de poder ser observados en un
terremoto. Las intensidades 10 y 11 son difíciles de distinguir en la práctica, así que la
intensidad 11 se usa en raras ocasiones. Así pues, el “rango funcional” de todas estas escalas
tiende normalmente a ser de la intensidad 3 a la intensidad 10.
Uno de los problemas que tuvo que tratar el Grupo de Trabajo en la revisión de la escala de
intensidad MSK fue la percepción de la ausencia de un grado de intensidad entre 6 y 7 MSK. El
problema se consideró con bastante detalle y se llegó a la conclusión de que dicha ausencia es
una ilusión. Se puede demostrar fácilmente que este es el caso. Si la escala MSK no fuera lineal
debido a la ausencia de un grado de intensidad no presente entre 6 y 7, esto resultaría obvio al
estudiar los mapas de isointensidades sísmicas. Todos estos mapas deberían mostrar un
intervalo desproporcionadamente amplio entre las isointensidades 6 y 7 MSK en comparación
con 5 y 6, MSK y 7 y 8 MSK. Durante treinta años de uso de la escala MSK, nadie ha mostrado
tal problema. Por lo tanto la escala tiene que ser lineal en la forma en la que se ha definido.
¿Porque persiste entonces esta ilusión? Para contestar esta pregunta es necesario analizar de
nuevo la naturaleza de la intensidad y de las escalas de intensidad. Si se considerara la
vibración del suelo como un parámetro físico, o más bien, como una combinación de
parámetros físicos en la cual aceleración, velocidad, desplazamiento y duración se combinan, se
puede imaginar que exista un completo espectro continuo de valores posibles, que abarquen
desde el caso en el cual no existe ninguna vibración hasta el movimiento máximo creíble
asociado a un terremoto. Dado que la intensidad es en cierta forma un análogo de esta
combinación de parámetros del movimiento de suelo, también tiene un rango hipotético
continuo desde la nada hasta los efectos máximos posibles.
Sin embargo, la intensidad no se puede definir como un parámetro continuo. Para que sea
robusta, tiene que estar discretizada en valores enteros. Esto significa asignar un valor a los
estados mínimo y máximo y tomar un número de puntos igualmente espaciados entre ellos, para
los que la fuerza de los efectos se pueda describir de forma clara. Está claro que la naturaleza
no ha de seguir la descripción de la escala de intensidad en una serie de pasos; sería absurdo
imaginar que en la realidad los efectos cerca del epicentro debieran seguir exactamente la
descripción de (digamos) intensidad 8 hasta cierta distancia sin mostrar variación y entonces
caer abruptamente a la descripción para la intensidad 7 y así sucesivamente.
60
El número de divisiones y dónde se hacen tienen que satisfacer dos criterios: uno, que estén
uniformemente separados, y segundo, que sean distinguibles el uno del otro en la práctica. La
experiencia a lo largo del siglo XX parece indicar que el número óptimo de grados que se
pueden distinguir en la práctica, manteniendo este espaciamiento uniforme, es doce. Algunos
investigadores han encontrado que en circunstancias concretas, especialmente trabajando con
datos históricos, el número de grados óptimo es menor, pero para la mayoría de estudios
modernos las escalas de doce grados parecen funcionar bien.
Sin embargo, esto no significa que ciertas divisiones no se puedan distinguir, particularmente
en los casos en los que aparezca algún tipo de efecto extremo; por ejemplo, que aparezca algún
nuevo diagnóstico por primera vez, como contraposición a simplemente aumentar la frecuencia
de observaciones. Este es el caso entre la intensidad 6 y la 7, donde se puede definir un grado
intermedio que es mayor que la descripción asignada a 6 y menor que la descripción para el
grado 7. Sin embargo, el hecho de que se pueda definir tal grado intermedio más fácilmente en
esta parte de la escala que en otras partes no representa ninguna ayuda. No tiene valor el tener
un grado extra que no es lineal con respecto al resto de la escala.
A efectos prácticos, doce grados de intensidad deberían ser suficientes, y se recomienda que los
usuarios no inviertan tiempo tratando de interpolar grados intermedios, aun en los casos donde
tales grados puedan ser distinguidos. La práctica más robusta y simple es la de redondear hacia
el grado inferior todas las intensidades “fraccionales” para obtener el valor entero de intensidad
correcto. Por lo tanto, los efectos que correspondan a un grado intermedio entre 6 y 7 deberían
asignarse a un valor 6 EMS.
61
5 Ejemplos ilustrativos de la clasificación de daños en tipos de
edificios
Los ejemplos de daños causados a edificios por terremotos se clasifican según los distintos tipos
de estructuras (ver Tabla de Vulnerabilidad de la EMS-98) y el grado de daño (de 1 a 5) que
han experimentado (ver Clasificación del daño de la EMS-98).
Comentario:
Figura 5 - 1
62
TIPO DE ESTRUCTURA TERREMOTO / SITIO GRADO DE DAÑO
Comentario:
Figura 5 - 2
63
TIPO DE ESTRUCTURA TERREMOTO / SITIO GRADO DE DAÑO
Comentario:
Figura 5 - 3
64
TIPO DE ESTRUCTURA TERREMOTO / SITIO GRADO DE DAÑO
Comentario:
Figura 5 - 4
65
TIPO DE ESTRUCTURA TERREMOTO / SITIO GRADO DE DAÑO
Comentario:
Las losas de los pisos han fallado, al igual que casi todos los
muros. Este es un daño estructural muy grave y el grado de
daño es 5.
Figura 5 - 5
66
TIPO DE ESTRUCTURA TERREMOTO / SITIO GRADO DE DAÑO
Comentario:
Figura 5 - 6
67
TIPO DE ESTRUCTURA TERREMOTO / SITIO TERREMOTO / SITIO
Mampostería Montenegro, 1 2 3 4 5
de roca simple Yugoslavia 1979
z
Comentario:
El elemento central del muro que falló arriba es un frontón y no un muro de sostén
para el techo. Hay por tanto daño no estructural y debe ser clasificado como daño
no estructural serio, de grado 3.
Figura 5 - 7
68
TIPO DE ESTRUCTURA TERREMOTO / SITIO GRADO DE DAÑO
Mampostería Montenegro, 1 2 3 4 5
de roca simple Yugoslavia 1979
z
Comentario:
Figura 5 - 8
69
TIPO DE ESTRUCTURA TERREMOTO / SITIO GRADO DE DAÑO
Comentario:
Figura 5 - 9
70
TIPO DE ESTRUCTURA TERREMOTO / SITIO GRADO DE DAÑO
Comentario:
Varias chimeneas han sufrido daños y las tejas se han movido en el techo. No se
observaron grietas extensas y largas en la mayoría de los muros, por lo tanto el daño se
estima como de grado 2.
Nota: la chimenea a la izquierda de la foto estaba fracturada debido a las diferencias en
el comportamiento de vibración de los dos edificios adyacentes. Partes de la chimenea
fracturada golpearon el techo y dislocaron tejas; este daño a las tejas es por tanto un
efecto secundario y no causado directamente por la vibración del terremoto.
Figura 5 - 10
71
TIPO DE ESTRUCTURA TERREMOTO / SITIO GRADO DE DAÑO
Comentario:
Figura 5 - 11
72
TIPO DE ESTRUCTURA TERREMOTO / SITIO GRADO DE DAÑO
Comentario:
Al observar los muros exteriores uno puede ver muchas grietas en la pared de
ladrillo exterior, indicando daños de grado 2. Se debería inspeccionar también el
interior del edificio para confirmar esta asignación del grado de daño.
Figura 5 - 12
73
TIPO DE ESTRUCTURA TERREMOTO / SITIO GRADO DE DAÑO
Comentario:
Figura 5 - 13
74
TIPO DE ESTRUCTURA TERREMOTO / SITIO GRADO DE DAÑO
Comentario:
Las grandes grietas diagonales en los muros y la pérdida parcial de conexión entre
los muros externos indican daño estructural serio. Este es un daño de grado 4.
Figura 5 - 14
75
TIPO DE ESTRUCTURA TERREMOTO / SITIO GRADO DE DAÑO
Comentario:
76
TIPO DE ESTRUCTURA TERREMOTO / SITIO GRADO DE DAÑO
Comentario:
Figura 5 - 16
77
TIPO DE ESTRUCTURA TERREMOTO / SITIO GRADO DE DAÑO
Armazón de HA Irpinia-Basilicata, 1 2 3 4 5
Italia 1987 /
San Ángel de Lombardi z
Comentario:
Figura 5 - 17
78
TIPO DE ESTRUCTURA TERREMOTO / SITIO GRADO DE DAÑO
Comentario:
Figura 5 - 18
79
TIPO DE ESTRUCTURA TERREMOTO / SITIO GRADO DE DAÑO
Comentario:
Figura 5 - 19
80
TIPO DE ESTRUCTURA TERREMOTO / SITIO GRADO DE DAÑO
Comentario:
Figura 5 - 20
81
TIPO DE ESTRUCTURA TERREMOTO / SITIO GRADO DE DAÑO
Comentario:
Este es obviamente un daño estructural muy grave, casi un colapso total y por lo
tanto el daño es de grado 5.
Nota: esta estructura de armazón de HA que incorporaba hasta cierto punto diseño
sismorresistente fue afectada de forma negativa por la falta de acoplamiento entre
vigas y columnas. Este tipo de edificio es un ejemplo típico de dónde asignar una
clase de vulnerabilidad baja, en este caso B, lo cual representa una clase
excepcionalmente baja para este tipo de estructura.
Figura 5 - 21
82
TIPO DE ESTRUCTURA TERREMOTO / SITIO GRADO DE DAÑO
Comentario:
Figura 5 - 22
83
TIPO DE ESTRUCTURA TERREMOTO / SITIO GRADO DE DAÑO
Comentario:
Figura 5 - 23
84
TIPO DE ESTRUCTURA TERREMOTO / SITIO GRADO DE DAÑO
Comentario:
Figura 5 - 24
85
TIPO DE ESTRUCTURA TERREMOTO / SITIO GRADO DE DAÑO
Comentario:
El edificio de la izquierda ha sufrido grandes daños en las uniones del armazón del
edificio. El daño se debería asignar como daño de grado 4.
Nota: debido a la debilidad del sistema de rigidez en el primer piso (un piso débil)
todo el edificio se ha desplazado hacia la derecha. El edificio vecino proporcionó
soporte lateral, por lo que el colapso de este edificio no es total, y es una buena
ilustración del efecto que puede jugar la posición de un edificio con relación a otros
edificios.
Figura 5 - 25
86
Referencias de las fotografías:
Figuras 5 - 4, 5 - 6, 5 - 15, 5 - 18, 5 - 19, 5 - 22, 5 - 23, 5 - 24, 5 - 25 por Th. Wenk
(Eidgenössische Technische Hochschule, Zúrich);
87
6 Ejemplos de asignación de intensidad
Las siguientes dos descripciones se refieren a efectos asociados al terremoto de Alps Maritime
del 20 de julio de 1564, en La Bollène, Roquebillière y Belvédère, en el área de Nissard
(Francia).
El siguiente relato fue escrito por un notario de Niza, Lubonis; el texto original se perdió y sólo
se conoce gracias a una trascripción hecha por Scaliero, un historiador local del siglo XVIII,
quien afirma que este texto está anexado al protocolo notarial de 1564.
“De admirabili hora et horrendo terremotu in comitatu Nicience ipso. Anno ipsi millesimo
quingentésimo [quinquagesimo eliminado] sexagesimo quarto indictione septima et die iovis
vigesima iulii circa UNAM horam noctis fuit quidam terremotus in Comitatu Niciense absque
tamen aliquo damno veruntamen tota nocte per illlius discursum sepius iterato ipso terremotu in
vale Lantusie qui adeo infremuit et impetum fecit ut locus Boleen ommino devastatus et
diriptus remansit ad quod omnes parietes domorum dirupte sunt et duo partes ex tribus
personarum eiusdem loci mortui sunt et fere alia tertia pars remansit vulnerata in locis
rocabigliera et de bello vedere fere pro dimidia remansit dirupta et devastata adeo quod in loco
Rocabigliera mortui sunt viginti due et fere sexaginta vulnerati in loci de bello vedere mortui
sunt quinquaginta et totidem vulnerati
a fol. 79 dicto, del protocolo di Gio. Lubonis del 1564.”
El segundo registro es una historia de Provenza por Caesar Nostradamus, el hijo mayor del
célebre Michel; esta fuente contiene un informe del cual se dice haber sido plasmado “en un
rollo escrito en nizardo por alguien del área de Niza que pasó en Salon [Salon-de-Provenza,
donde Nostradamus pasó la última parte de su vida] al mismo tiempo” del terremoto:
“En ce mesme temps [1564] passa par nostre ville de Sallon, un qui se disoit de ces quartiers la,
lequel racompant ces tristes coses et ces tant estranges prodiges, laissa un roolle en sa langue
naturelle et Nissarde qui est comme un vieil Provençal des villes et chasteaux ruynes: ... La
Boullene entierement et de fond en comble ruynee, deux cens cinquante morts, et quatorze
blessés”.
Análisis
Este relato es típico del tipo de material con el cual debe trabajarse en el caso de terremotos
históricos antiguos. La cantidad de detalles es extremadamente limitada, tanto con respecto al tipo
de daños, como con respecto al tipo de viviendas. Desde una valoración superficial, puede parecer
que la escala EM es menos capaz que las otras escalas de manejar casos donde no haya información
detallada sobre los edificios. Esto no es cierto, ya que las otras escalas hacen asunciones ocultas
88
sobre el tipo de edificios, lo que restringe las opciones del usuario, o usan categorizaciones amplias
que limitan la resolución.
Tomando el caso de Bolene, la información se reduce a la declaración de que “todos los muros
de las viviendas se colapsaron”. Las preguntas que se deben hacer son: (a) ¿cuál era la clase de
vulnerabilidad de los edificios?; (b) ¿cuál fue el grado actual de daño y la distribución de
daños?; y paralelamente, (c) ¿hasta qué punto está exagerado el informe? Tomando estas
preguntas en orden inverso, la experiencia indica que en las descripciones históricas de daños
por terremoto frecuentemente se presenta algún grado de exageración, y que cuanto menos
detalles, más probable es que estos sean inexactos. Las exageraciones se manifiesta de dos
maneras. Las cantidades se pueden exagerar: “todos” es más probable que signifique “la
mayoría”. El grado se puede exagerar: “se colapsaron” muchas veces resulta significar
“seriamente dañado”. Por eso, la probable interpretación de “todos los muros de las viviendas
se colapsaron” es que la mayoría de edificios sufrieron daños de grados 4 y 5, algunos tal vez se
dañaran aun menos. Con respecto a la vulnerabilidad, se puede esperar una mezcla de A y B por
lo que se conoce generalmente sobre los edificios históricos del área. Si supiéramos que la
distribución exacta de daños consistió en que muchos edificios sufrieron daños de grado 4,
entonces si todos los edificios eran de clase A asignaríamos intensidad 8 y si eran de clase B
entonces 9. Esto nos daría un rango de valores entre los cuales puede estar la intensidad en el
caso más probable de que hubiera una mezcla de clases A y B. A menos que se tuviera una
razón para suponer que la gran mayoría de edificios deberían estar en una clase o en la otra, la
asignación de 8-9 sería el resultado lógico. En este caso tenemos la incertidumbre adicional con
respecto a la extensión de los daños, con interpretaciones creíbles abarcando desde que muchos
edificios sufrieran daños de grado 4, pocos de grado 5; hasta que la mayoría de los edificios
sufrieran daños de grado 4, muchos de grado 5. Combinando estas dos incertidumbres se
obtiene un rango aceptable de intensidad de valores de 8 a 10. (Nótese que en la escala, donde
se usa “muchos de grado 5”, el término “la mayoría de grado 4” no se establece explícitamente,
pero se sobreentiende y puede ser usado.)
Para Roquebillière y Belvédère, “la mitad de las viviendas fueron dañadas seriamente”. En este
caso, la interpretación con respecto a la distribución de daños como “la mayoría de grado 4,
muchos de grado 5” ya no es aceptable. “Muchos de grado 4, pocos de grado 5” es todavía
aceptable y “muchos de grado 3, pocos de grado 4” puede ser considerada, pero no se ajusta tan
bien. Con la vulnerabilidad abarcando de nuevo de A hasta B, esto da un rango de intensidad de
7 – 9, siendo el rango 8-9 el más probable.
Las siguientes dos descripciones se relacionan con los efectos del terremoto del 7 de septiembre
de 1801 en Comrie, Escocia. Ambas se han tomado de periódicos contemporáneos de
Edimburgo. Edimburgo era en ese tiempo el lugar más cercano en el que se publicaban
89
periódicos. La distancia de Comrie a Edimburgo es de unos 75 km. El terremoto ocurrió
alrededor de las 6 a.m.
El siguiente relato fue escrito por un observador en Comrie el 9 de septiembre, dos días después
del terremoto. Se publicó en el periódico Edinburgh Advertiser (15 de Septiembre, 1801,
p.174):
1) “The ... shock ... was very great, and alarming beyond expression. ... Slates fell from some
houses, and many loose bodies tumbled down with great precipitation. Sonorous bodies were
dashed on each other, and rang loudly, such as bottles, glasses, &c. Several large stones and
fragments of rocks fell down the sides of the mountains. Pieces of stone dykes fell, and one
bank of earth slid from its place. If the shock had had a little more impetus, it is probable,
several frail houses would have been thrown down; but, in the kindness of Providence, no
farther harm hath been done than what is above stated”
Comentario
Estas dos descripciones son muy útiles y contienen más información de lo común sobre los
efectos en pequeñas villas (la población era del orden de 1500 personas en el año 1801)
causados por un terremoto moderado en este período.
Antes que nada se tiene que comentar algo sobre el tipo de edificios. Estos habrían sido
predominantemente viviendas construidas con rocas (normalmente de un solo piso), con techos
de madera cubiertos con tejas. Estas construcciones se pueden considerar como estructuras de
clase vulnerabilidad B. La resistencia de estos edificios debe de haber sido buena, de no haber
sufrido una falta de mantenimiento.
Una primera indicación con respecto al grado de intensidad se obtiene normalmente observando
los daños. Aquí, los daños son evidentemente leves, el segundo escritor no los menciona en
absoluto. El principal efecto observado es la caída de tejas de algunas viviendas. Esto
corresponde técnicamente a daños de grado 3, pero debido a que no hay evidencia de otros
daños típicos del grado 3 (a las chimeneas o muros), es posible que las tejas que se cayeron
90
estuvieran sueltas. No hay mención de grietas en el guarnecido, pero estas rara vez se
mencionan porque (a) no se pueden observar desde el exterior de edificio y (b) el dueño de la
vivienda puede no notarlas hasta posteriormente, especialmente si ya había otras grietas antes
del terremoto. Por lo tanto, la ausencia de menciones de daño al guarnecido no es muy
significativa. La ausencia de menciones de daños a las chimeneas, que son un elemento
importante, es mucho más significante, especialmente cuando el primer escritor expresa
explícitamente que no hay más daños que los que él describe. El hecho de que algunas
viviendas débiles no se cayeran al suelo también se menciona explícitamente.
Considerando los efectos en la gente, los dos relatos coinciden en que la sacudida fue muy
alarmante. La gente estaba explícitamente aterrorizada pensando que sus viviendas se caían.
Muchas personas también saltaron fuera de la cama. No se afirma que corrieran al exterior, pero
parece probable, y en este caso la descripción probablemente se ajuste más a “mucha gente se
asusta y corre al exterior” correspondiente a intensidad 6. Está claro que el terremoto se sintió
en el exterior (por ejemplo por un pastor) pero no se sabe cuántos lo sintieron. Los efectos sobre
la población confirman el posible rango 5-6, siendo 6 el más probable.
El primer relato expone que muchos objetos se cayeron abruptamente. Esto se parece más a “los
objetos pequeños normalmente estables pueden caerse” (intensidad 6), más que a “los objetos
pequeños que son más pesados en su parte alta o bien objetos sostenidos deficientemente se
pueden mover o caer” (intensidad 5), e incluso tiene cierta similitud con “se caen los objetos de
los estantes en gran número” (intensidad 7).
El choque de botellas, la vibración de las persianas, etc., es un efecto que se inicia con
intensidad 4 y continúa observándose a intensidades mayores. Aquí está claro que la fuerza del
movimiento es de al menos 5.
El segundo escritor menciona los efectos sobre los animales. Las vacas en el interior estaban
nerviosas (intensidad 5) pero los caballos y el ganado en el exterior también se alarmaron
(intensidad 6).
91
movimiento provocado en una laderas pedregosa que de un desprendimiento, pero los dos
efectos empiezan en intensidad 5 y son típicos de 6 – 7 ( 6 – 8 en el caso de desprendimientos).
El segundo efecto está asociado a intensidades 5 – 7, pero debido a que aparentemente es un
caso aislado, no es un buen indicador. Estos efectos confirman los dictámenes hechos a partir
del examen del resto de los datos.
Los siguientes datos se han extraído de cuestionarios sobre los efectos del terremoto de Carlisle
del 26 de Diciembre de 1979 (magnitud 4.8 ML), en Carlisle al norte de Inglaterra. El
cuestionario se publicó en periódicos locales, donde se invitaba a los lectores a cumplimentar el
cuestionario y retornarlo. Esto implica que no se siguieron técnicas de muestreo aleatorio en la
recopilación de los datos, y no se puede garantizar que los porcentajes calculados de las
muestras sean indicadores fiables de la población total. El cuestionario no estaba diseñado con
la escala EM-98 en mente, por lo que no todas las preguntas se relacionan con el texto de la
escala. En este ejemplo se muestra que la escala funciona con datos que no son óptimos.
Para los propósitos del estudio, la ciudad de Carlisle se dividió en tres áreas. En este ejemplo se
usan los datos provenientes de la parte oeste de la ciudad. El número de cuestionarios que se
recibió de esta parte de la ciudad fue de 222. El tiempo en el cual ocurrió el terremoto fueron
las 03h 57m; casi todos los observadores estaban en la cama. No hubo informes de gente en el
exterior, porque las calles estaban desiertas a estas horas de la noche, en la mañana después del
día de Navidad.
92
El 54% dijo que si, el 26% dijo que no
Pregunta: ¿Vibró algo más?
El 54 % dijo que si, el 19% dijo que no.
Comentario: la intensidad es de al menos 4 y probablemente 5 o más, de acuerdo con esta
evidencia.
Resumen: En función de las evidencias comentadas antes, se asigna el grado 6 como el más
adecuado, aunque esta asignación es límite y se podrían argumentar los casos 5 o 5-6. El grado
de daño, el desplazamiento de muebles y la cantidad de gente asustada sugiere un grado 6 y el
resto de los datos son al menos consistentes con dicho grado, aunque se podría esperar un
mayor porcentaje de observaciones de caída de objetos.
93
7 Efectos en entornos naturales
Los efectos de los terremotos en el suelo, los cuales se han agrupado aquí bajo el término de
“efectos sismogeológicos”, se han incluido con frecuencia en las escalas de intensidad,
incluyendo la MSK, pero son difíciles de usar para obtener alguna mejora. Esto es debido a que
estos efectos son complejos y se ven influenciados con frecuencia por distintos factores tales
como la estabilidad inherente de una ladera, el nivel freático, etc., que pueden ser difíciles de
evaluar para un observador. El resultado es que muchos de estos efectos se pueden observar a lo
largo de un amplio rango de intensidades. Se considera, por lo tanto, que la evidencia no es
suficiente para establecer una buena correlación entre estos efectos y los grados de intensidad
particulares. En esta sección se presentan separadamente algunas posibles consideraciones
generales sobre el uso limitado que se puede hacer de efectos tales como el cambio del nivel del
agua en pozos, grietas en el suelo, deslizamientos o desprendimientos.
Se sabe con certeza que el punto hasta el que ocurren tales fenómenos para un terremoto particular
puede variar espacialmente, y puede ser aparentemente útil para discriminar grados relativos de
movimiento en determinadas ocasiones. Por ejemplo, se puede representar gráficamente la densidad
de desprendimientos o grietas en el suelo. Sin embargo, estudios recientes sobre la distribución
espacial de parámetros geotécnicos, tales como el contenido de humedad del suelo (de una
importancia crítica para la determinación de la estabilidad de laderas) han demostrado que estas
propiedades presentan con frecuencia un patrón fractal de agrupación. Como resultado, se ha
observado que la distribución de deslizamientos generalmente se agrupa incluso cuando no ha
ocurrido un terremoto y lo que se pudiera tomar erróneamente como una distribución relacionada
con la intensidad no tiene nada que ver con la vibración asociada al terremoto.
94
Por lo tanto, como regla general los efectos en la naturaleza se deben usar con cautela y en
conjunto con otros efectos. Normalmente no se deberían usar datos que consistan
exclusivamente de efectos en la naturaleza para la asignación de intensidades. Tales datos sólo
pueden ser usados para confirmar intensidades sugeridas en base a otros diagnósticos. Esto
implica que siempre existe un problema al estimar intensidades en áreas no pobladas, y que en
el mejor de los casos se puede sugerir un rango de intensidades. Esto es está lejos de ser ideal,
pero es mejor admitir esta restricción que asignar intensidades que sean tan poco fiables que no
sean útiles. Se debe tener cuidado con la ubicación de efectos de este tipo, ya que pueden
suceder en el campo a una distancia considerable del poblado más cercano, al cual pueden ser
asignados por informes imprecisos.
Para los propósitos de la escala EM-98 se presentan los efectos sismogeológicos en una tabla.
Para cada efecto se usan tres tipos de símbolos, los cuales se describen a continuación:
Líneas - muestran el posible rango de observación;
Círculos (vacíos o llenos) - muestran el rango de intensidades típico de este efecto;
Círculos (llenos) - muestran el rango de intensidades para el cual es más útil
usar este efecto como diagnóstico.
Las líneas terminan en flechas para mostrar la posibilidad de observaciones extremas más allá
de los límites mostrados para casos excepcionales, marcos geológicos diferentes o una
sensitividad especial. Para algunos efectos no se representan las tres categorías, casos en los que
se considera que no se cuenta con una experiencia adecuada para formular una opinión. Se debe
recordar que para la mayoría de estos efectos, la severidad de la observación aumenta con las
intensidades más altas. Así pues, para el caso “el flujo en los manantiales se ve afectado” en la
intensidad 5 se puede esperar que se perciba un pequeño cambio en el flujo, mientras que a
mayores intensidades el cambio puede ser mucho mayor. Se ha estimado que no sería práctico
tratar de diferenciar “pequeños cambios en el flujo de manantiales” y “grandes cambios en el
flujo de manantiales” dentro de la escala, debido a la dificultad de cuantificar tales expresiones.
Se debe tener especial cuidado al tratar las grietas en el suelo, para diferenciar entre observaciones
geotécnicas, es decir aquellas causadas por la vibración, y las observaciones neotectónicas, es decir
aquellas causadas directamente por rupturas de fallas geológicas. Esto incluye los cambios más
drásticos en el terreno, debidos a fallas geológicas de mayor importancia.
95
Tabla 7-1: Relación entre efectos sismogeológicos y grados de intensidad.
96
Notas sobre la tabla de efectos sismogeológicos
1)
detectados solamente mediante instrumentos automáticos
2)
cambios fácilmente observables
3)
resulta de terremotos distantes; posiblemente acompañado de turbidez inducida por las olas
4)
ocasionados por agitación de los sedimentos del fondo
5)
cambios en el flujo o el agua del nacimiento se torna turbia
6)
en material suelto en sitios naturales (riberas de ríos, etc.) o artificiales (bordes de
carreteras)
7)
desprendimientos pequeños en sitios naturales (acantilados) o artificiales (canteras, cortes
de rocas)
8)
estas dos categorías se entremezclan la una en la otra. Se repite la advertencia de no
confundir grietas en el suelo con fisuras causadas por la vibración
9)
deslizamientos por causas predominantemente hidrológicas (pueden ser efectos retardados)
10)
Licuación o licuefacción (por ejemplo cráteres de arena, formación de montículos, etc.)
97
8 Versión abreviada de la EMS-98
Esta versión corta de la Escala Macrosísmica Europea, resumida de su núcleo, tiene la intención
de brindar una vista simplificada y generalizada de la escala EM. Se puede usar por ejemplo
para fines educativos. Esta versión corta no es adecuada para la asignación de intensidades.
98