AN3 SCIPIONE Lengua Esp Contemp
AN3 SCIPIONE Lengua Esp Contemp
AN3 SCIPIONE Lengua Esp Contemp
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Descrierea CIP a Bibliotecii Naţionale a României
SCIPIONE, ILEANA-CORNELIA
Lengua española contemporánea/Ileana Scipione – ediţia a II-a,
Bucureşti: Editura Fundaţiei România de Mâine, 2006
ISBN 973-582-993-2
Tomo 2: Sintaxis de la oración compleja: enunciados
& oraciones, 2006
Bibliogr.
ISBN 973-725-535-6
811.134.2(075.8)
811.134.2’367(075.8)
ILEANA SCIPIONE
Introducción ………………………………………………….………. 9
PRIMERA PARTE
SEGUNDA PARTE
ORACIÓN Y CONJUNTOS
I. CONJUNTOS ORACIONALES POR CORDINACIÓN.
Oraciones copulativas, distributivas, disyuntivas, adversativas,
causales y consecutivas. Oraciones implícitas (§ 110 – 115) …… 137
II. ORACIONES COMPLEJAS Y CONJUNTOS ORACIONALES
POR SUBORDINACIÓN. Clases de oraciones subordinadas
(§ 116 – 117) …………………………………………………….. 144
1. ORACIONES SUSTANTIVAS. Características generales y
funciones (§ 118 – 120) …………………………………………. 145
a. Oraciones sustantivas en función de sujeto (OSFS). Nexos
que introducen las OSFS. Colocación de las OSFS. Otras
OSFS (§ 121 – 124) ………………………………………… 146
b. Oraciones sustantivas en función de complemento directo
(OSFCD). Cuestiones generales. Nexos que introducen las
OSFCD. OSFCD sin nexo. Casos especiales de OSFCD. Ora-
ciones en estilo directo y en estilo indirecto (§ 125 – 129) … 149
c. Oraciones sustantivas en función de complemento indi-
recto (OSFCI) (§ 130) ……………………………………… 155
6
d. Oraciones sustantivas en función de complemento de ré-
gimen (OSFCR) (§ 131) ……………………………………. 155
e. Oraciones sustantivas en función de complemento circun-
stancial (OSFCC) (§ 132 - 133) …………………………….. 156
f. Oraciones sustantivas de modificador (OSM). OSM del sus-
tantivo. OSM del adjetivo. OSM del adverbio (§ 134 – 136) 157
g. Otras oraciones sustantivas (OSM) (§ 137 – 138) ……….. 157
2. ORACIONES ADJETIVAS (OSA). Características generales.
Formas de la oración de relativo (OSR). Oraciones determina-
tivas e incidentales. Oraciones aposicionales. OSA con antece-
dente explícito. OSR sin antecedente (o con antecedente cal-
lado). Sustantivación de la OSA. Uso de los relativo que, cual,
quien, cuyo. OSR no adjetivas. Observaciones. OSA pero no de
relativo (§ 139 – 154) …………………………………….……... 160
3. ORACIONES ADVERBIALES. Características generales. Cla-
ses de oraciones que funcionan con CC (§ 155 – 157) ………….. 178
1. Expresión del lugar. Oraciones subordinadas adver-
biales de lugar / locativas (§ 158) ………………………… 182
2. Expresión del modo. Oraciones subordinadas
adverbiales / modales (§ 159) ……………………………... 182
3. Expresión del tiempo …………………………………… 184
a. Fecha y hora (§ 160 – 167) …………………………… 184
b. Lógica temporal del discurso y régimen verbal
(§ 168 – 199) …………………………………………….. 190
c. Oraciones subordinadas de tiempo / temporales. Las ora-
ciones adverbiales temporales y sus significados. Oraciones
integradas en grupos adverbiales temporales. Oraciones
integradas en construcciones preposicionales temporales.
Cláusulas absolutas. Otras formas de expresar la tempora-
lidad (§ 200 – 208) ………………………………………. 204
4. Expresión de la causa. Oraciones causales (OC). Clases
de OC y sus características. OC sustantivas y OC no sustan-
tivas. OC como complemento de otra oración (§ 209 – 212) …. 210
4. ORACIONES CIRCUNSTANCIALES …………………………… 214
1. Expresión de la finalidad. Oraciones finales. Caracte-
rísticas. Relación con el sujeto (§ 213 – 215) ………………. 214
7
2. Expresión de la condición. Oraciones condicionales.
Características. Prótasis y apódosis. Otras formas de expre-
sar la condición. Oraciones independientes encabezadas por
si (§ 216 – 229) ……………………………………………. 217
3. Expresión de la concesión. Oraciones concesivas.
Características. Variedades oracionales de las concesivas.
Variedades concesivas no oracionales (§ 230 - 239) ……….. 226
4. Expresión de la consecuencia. Oraciones consecutivas
(OCN). OCN intensivas. OCN sin intensificador. OCN no
intensivas. OCN yuxtapuestas (§ 239 - 243) ……………….. 230
5. Expresión de la comparación. Oraciones comparativas
(OCM). Naturaleza sintáctica de las OCM. Clases de OCM.
El segundo término de la comparación. El segundo término
de la comparación con de. OCM intensificadoras. Otras
formas de comparación (§ 244 - 254) ………………………. 234
Bibliografía …………………………………………………………... 239
8
INTRODUCCIÓN
1
Eso es, que no sigue la modalidad académica preceptiva, que erige sus
conclusiones en normas de corrección. Por tanto, no hay que esperar
encontrar en este libro una enumeración pormenorizada (tal como lo hacen
algunas de las Gramáticas mencionadas en la Bibliografía) de todas las
reglas que rigen el uso práctico de la lengua.
10
española en el plano sincrónico 2 de la actualidad, se basa ssobre todo
en el análisis de la lengua hablada y de los textos literarios.
Tratándose de un curso universitario, hemos optado, tras
largas cavilaciones, por el “modelo didáctico” de Leonardo Gómez
Torrego, un entendido en la materia, con cuya metodología
coincidimos en la mayoría de los casos. Este modelo nos ha permitido
ordenar de modo lógico y unitario, según criterios tanto (a veces)
semánticos como (sobre todo) lingüísticos, el “caos” de los hechos
lingüísticos, pues identifica con Sintaxis el estudio de los enunciados
y de las oraciones y los grupos sintácticos.
Evocamos, explicamos y comparamos, a lo largo de este
trabajo, la terminología que los lingüistas españoles de nuestros días
han adoptado en fin de cuentas. Pero de toda ella hemos optado por
aquellos conceptos que más en consonancia están con los rumanos, lo
cual reviste ciertas ventajas metodológicas para quien enseña la
Sintaxis del español a los rumanos. Analizamos, por tanto, en la
primera parte el enunciado, la oración y las funciones oracionales y en
la segunda la oración y los conjuntos.
Para conocer más profundamente todos estos hechos, a
disposición de los estudiantes están los trabajos mencionados en la
Bibliografía.
Antes de terminar, aquí va, por toda la más que amable ayuda
bibliográfica prestada, la expresión de nuestro reconocimiento al
Instituto Cervantes de Bucarest, en general, y a Doña Juana Zlotescu
Simatu, su Directora, entrañable amiga y colega, en especial.
Deseamos también mencionar las agradables e instructivas
conversaciones mantenidas sobre el particular, en vísperas de la
publicación de este libro, con las catedráticas dras. Doña Teodora
Cristea y Doña Elena Bălan, acerca de como estructurar mejor los
problemas que abarca este trabajo. Por su cálida y docta ayuda, a ellas
y también al profesor dr. Coman Lupu, nuestras más sentidas gracias.
I.S.
2
Mientras que la lingüística sincrónica es una Gramática descriptiva, la
diacrónica, eso es, evolutiva, es lo que solemos llamar la Gramática histórica.
11
12
PRIMERA PARTE
ENUNCIADO Y ORACIÓN.
FUNCIONES ORACIONALES
13
14
A. EL ENUNCIADO: CONSTITUCIÓN INTERNA
I. CLASES DE ENUNCIADOS
§ 2. Los enunciados no oracionales son enunciados
constituidos por una palabra / un conjunto de palabras, sin estructura
oracional:
¡silencio!
¡fuego!
¡adiós!
buenos días.
Las interjecciones y locuciones interjectivas son enunciados
por sí mismas.
15
Los enunciados oracionales presentan, en su mayoría
estructura oracional; y pueden constar de una oración, o agrupar a más
de una oración:
guarden silencio
hoy ha llovido.
En casos de elipsis (eso es, bien porque los datos son
conocidos ya por el interlocutor, bien porque no interesa al hablante
pormenorizarlos), ciertos enunciados sin verbo expreso pueden, sin
embargo, ser oracionales:
- ¿Dónde has estado? (primer enunciado) - En Bucarest.
(segundo enunciado, elíptico de predicado).
Uno de los componentes de la oración, la palabra llamada
verbo (o sintagma verbal), contiene dos unidades significativas entre
las cuales se establece la relación predicativa: el sujeto y el
predicado. El predicado (verbo en forma personal) es el núcleo de la
oración y en él se cumple la relación predicativa. Los demás
componentes que en la oración pueden aparecer en torno del núcleo,
los llama Emilio Alarcos Llorach términos adyacentes, y su presencia
no es indispensable para que exista oración.
§ 3. Coincidimos en su totalidad con la opción de Emilio
Alarcos Llorach 3 , quien considera que las frases / perífrasis verbales
son núcleos complejos, ya que el núcleo oracional puede consistir en
una combinación de unidades que funciona en conjunto como lo hace
un solo verbo. Justamente éstas se llaman perífrasis verbales. Constan
de un primer componente (auxiliar), una forma verbal con morfema
de persona, y un segundo componente (auxiliado), que ha de ser uno
de los derivados verbales: infinitivo, gerundio o participio. Como se
podrá observar, la significación del auxiliar modifica o matiza la
noción del auxiliado, mientras que es el auxiliado quien determina
sintácticamente al auxiliar.
3
E. Alarcos Llorach. Gramática de la lengua española. Madrid. Espasa-
Calpe. 1994, p. 259: “La función de núcleo oracional que desempeña la
perífrasis deriva de la presencia de morfemas verbales en su primer
componente; en cambio, la selección de los términos adyacentes que se
agreguen a la perífrasis depende de las exigencias léxicas de cada
componente (el verbo personal y el derivado verbal)”.
16
No deben confundirse las perífrasis verbales con las combina-
ciones de una forma verbal y un derivado, ya que las últimas no
actúan como segmentos 4 unitarios del núcleo, sino como reunión de
núcleo y adyacente. Para la existencia de una perífrasis se impone la
doble determinación, semántica y sintáctica, de sus componentes.
§ 4. La perífrasis o frase verbal consiste en el uso de verbo
auxiliar (conjugado) + que/preposición + infinitivo, gerundio o
participio:
hay que leer
fuímos reconocidos en seguida
iba a decir
debes de verlo
estaba comiendo
lo tengo oído a veces 5 .
§ 5. Lo más seguro para distinguir si un verbo está empleado
como auxiliar es ver si ha perdido su significado propio. Cuando
decimos
voy a contestar su carta,
el verbo ir es auxiliar, puesto que no conserva su acepción de
movimiento de un lugar a otro, como tampoco lo conservan los verbos
andar y venir en expresiones como
andaba mirando los árboles
venía sospechando de ella
iba cantando por el parque
yo voy soñando / caminos de la tarde (A. Machado)
4
El segmento es un signo o un conjunto de signos (que forma una unidad
identificable) que pueden aislarse en la cadena oral (hablada) mediante la
operación de segmentación.
5
Rafael Seco observa que las expresiones de este mismo tipo, formadas con
tener y un participio pasivo, no son frases verbales. Esta propia frase tiene
sólo el sentido que le infunde el participio adjetivo escrito, complemento
predicativo en la oración. Este uso de tener en vez de haber como auxiliar
(tengo visto a Pedro = he visto a Pedro) es regional, pero sobradamente
extenso para que los gramáticos lo tengan en cuenta, pues no faltan ejemplos
literarios clásicos y modernos. Además, el sentido perfectivo de tener +
participio resalta mucho más que el de haber + participio, sobre todo cuando
se trata de verbos de percepción.
17
También cuando decimos
pasemos a despejar la incógnita,
el verbo pasar no tiene el sentido literal de dar pasos, sino indica una
transición mental figurada, que nos permite considerarlo como
auxiliar, lo mismo que en
pasemos a otro asunto.
Lo mismo, deber se ha vaciado parcialmente de su sentido
obligativo, para cumplir sólo el papel de auxiliar, en la expresión
deben de ser las siete,
y el verbo tener está despojado de toda significación posesiva en
se lo tengo rogado.
Como todos estos verbos (a excepción de haber) conservan en la
lengua moderna su acepción propia, el sentido habría de decidir, en
cada oración en que aparezcan tales frases, si su significación se ha
perdido u oscurecido en grado suficiente para estimarlos como verbos
auxiliares.
El verbo seguir tiene en
sigo opinando lo mismo,
el significado figurado que le corresponde en frases como
sigo sus intenciones
seguimos en la creencia.
§ 6. El español hace un amplio uso de las conjugaciones
perifrásticas, pero es aconsejable un criterio restrictivo, sobre todo en
la enseñanza, señala Samuel Gili y Gaya.
Estas construcciones permiten la interposición de adverbios y
frases adverbiales:
tenía a menudo que levantarse al amanecer
estuve toda la noche estudiando
la gente iba ya saliendo
el cuadro ha sido probablemente vendido.
Pueden combinarse también dos perífrasis verbales, dando
lugar a expresiones complejas:
voy a tener que hablar
está deseando ser atendido
debe de estar esperando
hubo que ir soportando su malhumor
tendría que volver a leer
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no podía seguir trabajando
volverá a tener que estudiar
acabará de comenzar a llover.
El nombre de frases verbales, que se presta menos a
equívocos que el de conjugaciones perifrásticas, se correlaciona con
las frases sustantivas, adjetivas, adverbiales, prepositivas y
conjuntivas.
20
efectuarse, bien en la intención o creencia subjetiva, bien en la
realidad exterior:
iba a decir
no vaya usted a caerse
vamos a enriquecernos
el tren va a llegar.
El uso de estas frases está limitado a los tiempos presente e imperfecto
de indicativo y subjuntivo. En frases empleadas en futuro o
imperativo, el verbo ir recobra inmediatamente su sentido primario de
encaminarse o dirigirse materialmente a ejecutar un acto; en
expresiones como
iré a escribir
ve a estudiar,
el verbo ir pierde su función auxiliar. Con los tiempos perfectos, este
verbo recobra su significado normal, porque el carácter perfectivo que
adquiere así la acción interrumpe el sentido progresivo del
movimiento hacia el futuro. Con esta interferencia se anula el sentido
auxiliar de ir. En las siguientes oraciones aparece clara la expresión
incoativa:
van a leer
iban a cantar
acaso vayan a sospechar
si fuese a llover, vuelve a casa.
En cambio, con tiempos perfectos desaparece la frase verbal:
han ido a leer
habían ido a cantar
aunque hayan ido a estudiar ...
si hubieses ido a decirlo ...
Aunque el pretérito absoluto es un tiempo perfecto, la
perfección se refiere al comienzo de la acción, y no es terminativa,
sino inicial. Fue = comenzó a ir, y por esta razón fue a + infinitivo
puede usarse conservando su carácter de frase verbal incoativa:
fuí a decirlo
fuímos a hablar todos a la vez.
Estas frases suelen ir acompañadas de alguna indicación temporal,
como los adverbios cuando, siempre, en cuanto, u oraciones
coordinadas y subordinadas que sirven de punto de referencia:
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cuando fuí a hablar me interrumpieron
fue a decir la verdad, pero la emoción cortó sus palabras
en cuanto fuí a comenzar mi explicación, noté que estaban
distraídos.
Expresamos duda/dificultad de entender algo con las frases:
vaya usted a saber ... lo que ha ocurrido
vete a averiguar ... si es verdad,
equivalentes a la expresión ¿quién sabe?.
Pasar a + infinitivo tiene pocas veces carácter de frase verbal;
sin embargo hay expresiones en las que pasar puede interpretarse
como auxiliar:
obra en mi poder su carta del 12 del corriente, que paso a
contestar
con la destrucción de Cartago, los romanos pasaban a ser
dueños del Mediterráneo.
En ambos ejemplos aparece claro el sentido incoativo. Mas, cuando se
halla en cualquier tiempo perfecto, el sentido de la frase verbal puede
percibirse no como incoativo, sino como terminativo:
los atacantes han pasado a dominar la ciudad
con tan buenos negocios habrán pasado a ser ricos.
Las frases formadas con los verbos empezar, comenzar y
principiar deben su carácter incoativo al significado del verbo, y no a
la resultante nueva de la frase verbal. Esto es un medio lexicológico de
conseguir la expresión incoativa.
Echar a + infinitivo significa el comienzo de una acción. Su
uso está limitado a algunos verbos de movimiento, como
echar a correr
echar a andar
echar a volar,
y puede ampliarse metafóricamente a otros, con pronombre reflejo:
echarse a reir / llorar / buscar / cavilar.
Los modismos
echar a perder / echar a rodar,
acompañados de complemento directo, están muy próximos al sentido
primario del verbo: el de “lanzar una cosa, arrojarla o deshacerse de
ella, tirarla, para que se pierda, para que ruede”.
El mismo valor incoativo lo tiene ponerse a + infinitivo:
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ponerse a comer / estudiar / meditar / hablar / llorar.
Venir es un movimiento contrario a ir. Lo que viene se
acerca, lo que va se aleja. Por ello, venir a + infinitivo expresa una
acción que se acerca a su término y la llamamos terminativa:
vengo a coincidir con usted
ojalá vengan a reconciliarse
al cabo de discutir, nunca venían a ponerse de acuerdo
lo que antes me parecía hermoso viene a parecerme feo.
Cuando el movimiento de la acción terminativa hacia su final se
acerca a él, logrando alcanzar su fin, como ocurre en los tiempos
perfectos, la expresión ya no es terminativa, sino perfectiva; en
he venido a cambiar de ideas
creo que viniera a enfermar,
se podría sustituir venir por llegar, puesto que el sentido es perfectivo.
De este sentido terminativo ha nacido una expresión aproximativa
muy frecuente hoy día; cuando decimos que
un objeto viene a costar cincuenta pesetas,
significamos que poco más o menos, eso es, aproximadamente, cuesta
esta catidad, es decir, se acerca a ella sin que estemos seguros de si la
alcanza o la rebasa. Esta incertidumbre nos hace decir que viene a
costar y no que llega a costar. Otros ejemplos:
el orador vino a decir que … ( = poco más o menos)
el argumento de la película viene a ser el que os he contado.
Ha formado un modismo corriente la expresión ir a ver si:
cuando venga el verano, voy a ver si me voy a Santander.
Cabe destacar que ir a ver se abrevia comúnmente por a ver:
a ver si escribes.
La acción perfectiva se expresa a menudo con las frases
verbales llegar a y acabar de:
este caballo llegó a costarme cientos de miles de pesetas
he llegado a creer que no hay peligro
acabo de ver a Miguel
no acababa de dormirse.
Alcanzar a tiene a veces el mismo sentido:
alcanzaba a probar mi inocencia.
La frase volver a + infinitivo es reiterativa:
vuelvo a ver
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hemos vuelto a creer
acaso vuelvan a reir.
Hacer, dejar, permitir, mandar, poder, deber, querer,
seguidos de infinitivo, son sólo de modo excepcional auxiliares.
La expresión obligativa se hace a través de los siguientes tipos
de frases:
1. haber de + infinitivo: he de premiar tu buena acción
2. tener de + infinitivo: tengo de decir la verdad
3. tener que + infinitivo: tengo que llegar a las nueve
4. haber que + infinitivo: hay que tener cuidado.
El primero es la frase verbal obligativa más antigua 6 ; hoy se siente
como más literaria que tener que y tiende a predominar cada vez más
en toda el área de habla española. Rafael Seco observa que ella ofrece
a veces un matiz subjetivo de intención o propósito futuro 7 :
si eres juicioso, he de llevarte al teatro.
Este mismo sentido lo expresa de modo aún más eficaz la frase ir a +
infinitivo:
el año que viene voy a comprar estos terrenos.
Se perciben también otras vagas diferencias entre haber de y tener
que. Por ejemplo, esta última se siente como más enérgica e intensa.
Mientras que
hemos de llegar pronto
6
Como el futuro latino (amabo) se perdio en las lenguas romances, para
poder expresar el futuro, se formó la perífrasis amar he/ has/ ha/ hemos/ heis/
han, es decir, infinitivo + presente del verbo haber; después se aglutinó éste a
aquel (amaré, etc.) y así quedó formado el nuevo futuro. El tiempo venidero
de una acción se expresaba por la obligación presente de realizarla: amar he
= (primitivamente) he de amar. A medida que en amaré se fue sintiendo
únicamente el valor de tiempo futuro, hubo que encontrar un medio que
significase obligación en cualquier tiempo, y para ello se inició y extendió el
uso de haber de cantar (he de cantar) frente a cantaré (cantar he).
Paralelamente se formaba el condicional cantaría por aglutinación de cantar
hía (= había), y era también necesario diferenciar dicho condicional de la
expresián obligativa, creando había de cantar frente a cantar había (> cantar
hía > cantaría).
7
En el español antigua solía tener valores futuros.
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es una obligación menos amenazadora, como si nosotros mismos nos
la hubiéramos impuesto,
tenemos que llegar pronto
puede ser obligación que se nos impone desde fuera.
Haber de se acerca a veces a significar intención de realizar
algo:
he de darte una sorpresa
he de deciros la pura verdad.
Este matiz subjetivo no se efectiviza con el enérgico tener que.
Haber que se diferencia de haber de en ser impersonal:
había que tener paciencia
habrá que buscar otro medio
no tienen sujeto determinado. El que de tener que y de haber que es
pronombre complementario acusativo.
Rafael Seco establece, en este orden de ideas, grados de
obligatoriedad, pues considera que la obligación se expresa con mayor
intensidad en la frase haber de + infinitivo, y que es aún más
perentorio el matiz obligativo en tener que + infinitivo. Señala
también que en deber de y haber de predomina el sentido de
obligación que nos hemos impuesto a nosotros mismos, y en tener que
el de obligación que nos viene de fuera. Por otro lado, agrega, haber
que y tener que tienen el mismo sentido, sólo que en la primera de
estas frases la obligación se extiende a un sujeto absolutamente
indefinido.
La frase intermedia deber de, que se formó por el cruce de las
dos anteriores, significa suposición, conjetura o creencia:
debe de estar en casa = supongo que está en casa
debían de ser las diez = supongo que eran las diez.
En la lengua literaria, la presión de la Gramática mantiene
algo más clara la diferencia entre deber de (suposición) y deber
(obligación):
deben de volver = supongo, creo que vuelven
deben volver = tienen obligación de volver.
Deber + infinitivo no es, por consiguiente, una frase verbal;
en cambio, deber de + infinitivo altera el sentido propio del verbo
deber y lo convierte, por tanto, en auxiliar.
25
El verbo deber + infinitivo (deben trabajar) lo presenta a éste
como una obligación del sujeto. De igual manera,
quieren trabajar
saben trabajar
pueden trabajar
añaden al concepto del infinitivo una modificación que indica la
actitud del sujeto ante la acción de trabajar. Los verbos deber, querer,
saber y poder denotan el modus explícito de las oraciones citadas
como ejemplos; el infinitivo es el dictum, el contenido esencial de la
representación. Por esto se llaman verbos modales. Entran en su lista
todos los verbos que designan comportamiento, intención, deseo,
voluntad: intentar, soler, mandar, desear, prometer, esperar,
proponerse, procurar, pretender, pensar (tener intención), temer,
necesitar. El infinitivo es su complemento directo, al cual se unen sin
preposición.
27
§ 10. Verbo auxiliar + participio
8
Estas perífrasis significaron al principio la acción perfecta o acabada en el
presente (he/haya conocido), en el pasado (había/hube/hubiera/-se conocido),
o en el futuro (habré conocido). He conocido a este hombre equivalía
originariamente a lo que ahora expresamos con la oración tengo conocido a
este hombre, es decir, acción acabada en el presente. Pero la idea de la
anterioridad temporal que encierra la perfección de la acción, convierte
predominantemente tales frases en tiempos del verbo. La vacilación entre uno
y otro sentido se conserva en textos antiguos, donde el participio concierta a
menudo en género y número con el complemento directo: “la misa acabada
la han” reza el Cantar de Mío Cid, y no acabado, como diríamos hoy en día.
28
Tener + participio puede emplearse sólo cuando el participio
sea de verbo transitivo y usado en acepción transitiva:
tenía leídas muchas novelas
tienen pensado ir a España.
Andrés Bello observa en su Gramática que esta construcción puede
llevar un acusativo tácito e indeterminado.
La Real Academia registra en su Gramática algunas
supervivencias del uso de ser como auxiliar en la conjugación de
algunos verbos intransitivos 9 :
llegada es la hora
llegada es la ocasión.
Haber asumió pronto el papel de auxiliar en la conjugación
activa de toda clase de verbos, transitivos e intransitivos.
Conclusiones
1. Significación
progresiva
1.1.1.incoativa: ir a + infinitivo; pasar a + infinitivo; echar a
+ infinitivo
1.1.2. terminativa: venir a + infinitivo
1.1.3. aproximativa: venir a + infinitivo
1.1.4. reiterativa: volver a + infinitivo
1.1.5. obligativa: haber de + infinitivo; haber que +
infinitivo; tener que + infinitivo
1.1.6. hipotética: deber de + infinitivo
9
Este uso aparece en los textos antiguos: “son idos” (Cantar de Mío Cid,
956), “salí tras ti y eras ido” (San Juan de la Cruz). Esta conjugación de
los tiempos compuestos de verbos intransitivos fue heredada del latín, y la
practican también otros idiomas romances; pero en castellano no afectó más
que a un número limitado de verbos, y nunca se usó de modo constante.
29
1.2. durativa: estar + gerundio; ir + gerundio; venir +
gerundio; seguir + gerundio; andar + gerundio
1.3. perfectiva: venir a + infinitivo; llegar a + infinitivo;
acabar de + infinitivo; alcanzar a + infinitivo; llevar +
participio; tener + participio; traer + participio; quedar +
participio; dejar + participio; estar + participio (copulativa);
ser + participio (copulativa y pasiva).
§ 12. Por otra parte, Rafael Seco divide las frases verbales en :
1.determinaciones temporales
1.1. iniciación del hecho verbal: comenzar, empezar,
principiar, echar, etc. + a + infinitivo
1.2. progresión
1.2.1. hasta el presente: venir + gerundio
1.2.2. en el presente: seguir + gerundio
1.2.3. desde el presente: ir + gerundio;
1.3. duración y reiteración: estar + gerundio; volver a +
infinitivo
1.4. finalización: acabar, terminar de + infinitivo
2. modalidades subjetivas
posibilidad y voluntad: poder + infinitivo; querer + infinitivo
obligación: deber + infinitivo; haber de + infinitivo; tener que +
infinitivo; haber que + infinitivo
hipótesis: deber de + infinitivo
2.4. intención y futuro: haber de + infinitivo; ir a + infinitivo.
31
§ 16. Enunciados afirmativos y negativos
36
comienzo y al fin, como expresión de la unidad melódica total con que
la pregunta se concibe y pronuncia 10 .
El español no ha necesitado desarrollar sintagmas fijos,
porque sólo la entonación le basta para infundirle a la oración carácter
interrogativo y para saber dónde empieza y dónde acaba ésta. Como
puede verse, el uso de medios gramaticales y el empleo de recursos
fonológicos (entonación, acentos, etc.) se hallan en la lengua
castellana en razón inversa. El español tampoco ha generalizado la
posposición del sujeto interrogativo, que es obligatoria en otros
idiomas. Aunque la colocación del verbo en el primer lugar de la
oración interrogativa no sea en español tan general como en otras
lenguas romances modernas, es indudable que contribuye a infundirle
a la oración el carácter sintético que le corresponde a la pregunta
general.
Las Gramáticas distinguen dos grupos de oraciones
interrogativas: generales o dubitativas y parciales o determinativas.
Cuando preguntamos sobre todo el contenido de la oración, es decir,
sobre la verdad o la falsedad del juicio, la pregunta es general:
¿ha llegado tu padre?
¿conocéis a ese señor?
y nuestra pregunta contempla comprobar si es cierta la relación entre
sujeto y predicado. La respuesta esperada es sí o no. El verbo ocupa
generalmente el primer lugar en la oración, lo cual prueba que el
interés del que habla recae sobre él; con el sujeto antepuesto, es
frecuente que la entonación interrogativa recaiga sólo sobre el
predicado. Si el sujeto lleva muchos determinativos 11 y, por tanto, es
largo, su separación es clara en pronunciación y escritura:
10
En francés e inglés, la entonación inicial de la pregunta no se distingue (o
se distingue poco) de la enunciación, y por esto ha prevalecido la práctica
ortográfica de escribir el interrogante sólo al final. Dichas lenguas son más
rigurosas y han creado estructuras sintácticas del tipo Est-ce que ...? / Do you
...?, que aseguren el comienzo de la pregunta y compensen la escasa
expresividad de su entonación inicial.
11
Dícese de uno de los grupos en que suelen dividirse los adjetivos (los
adjetivos numerales, los posesivos, los demostrativos, los interrogativos y los
indenfinido).
37
las personas más cultas de la ciudad ¿podrán soportar tanta
chabacanería?
Si el predicado ocupa el primer lugar, diremos:
¿podrán soportar tanta chabacanería las personas más cultas
de la ciudad?
La oración se dividirá del mismo modo en dos grupos fónicos, pero la
entonación interrogativa, comenzada en el verbo, alcanza hasta el final
de la oración. Cuando el sujeto antepuesto se enuncia en pocas sílabas,
su separación de la pregunta puede producirse o no, según el interés
del momento, pero es indudable que la tendencia existe; la pregunta
¿los estudiantes estaban contentos?
puede pronunciarse también de estas dos maneras:
¿los estudiantes, estaban contentos? / los estudiantes
¿estaban contentos?
§ 21. En las interrogativas parciales, la duda no recae sobre el
predicado mismo de la oración, sino sobre el sujeto o sus cualidades, o
sobre cualquiera de los demás elementos de la oración. Preguntamos
entonces por lo que nos falta, por medio de pronombres o adverbios
interrogativos, colocados necesariamente al comienzo de la oración.
Es frecuente que las interrogativas parciales sugieran una
respuesta negativa, es decir, adquieran sentido de negación implícita.
La oración
¿de la pasada edad, qué me ha quedado?
da a entender al hablante que no le ha quedado nada;
¿quién hubiera imaginado tanta maldad?
significa nadie;
¿cómo podíamos sospechar de él?
quiere decir de ningún modo.
Andrés Bello observa que se trata de una figura retórica muy matizada
de afectividad, con la cual estas oraciones se acercan a las
exclamativas en lo que se refiere a la actitud del hablante. Por otro
lado, en sentido de negación implícita, las aproxima a las
explícitamente negativas.
38
Los pronombres y adverbios interrogativos son los siguientes:
qué, quién, cuál, cuándo, dónde, cuánto y cómo 12 .
En los clásicos se encuentran también ejemplos del empleo
interrogativo de cúyo:
¿Cúya es esta espada? (Tirso de Molina).
Los interrogativos mencionados son el centro de un grupo de
intensidad fonética, que demuestra la condensación del interés en
ellos.
12
Nótese que la serie de los exclamativos se reduce a qué, cuánto, cuán y
cómo.
39
3. desarrollo de la entonación por encima o por debajo del
tono medio de la voz del hablante, de manera que el oyente percibe
que no es su entonación habitual.
4. movimientos de la curva de entonación, peculiares de los
sentimientos que se expresan.
5. modificación del tempo medio, acelerando/retardando.
Pueden distinguirse grados dentro del carácter sintético de la
oración exclamativa:
a. los gritos inarticulados/interjecciones llamadas propias:
¡ah! / ¡oh! / ¡ay! / ¡uy! / ¡hola!,
que tienen validez social dentro de un grupo lingüístico; palabras de
todas clases, habilitadas como interjecciones:
¡bravo! / ¡ánimo! / ¡diablo! / ¡ya!
o los vocativos, dirigidos ya con plena intención a una persona o
grupo.
b. las frases exclamativas producidas por un comienzo de
análisis de la emoción en dos o más palabras:
¡por Dios!
¡pero, hombre!
¡hermosa noche!
¡qué asco!
¡pobre de mí!
c. el análisis más desarrollado que da a la expresión afectiva la
estructura de una oración enunciativa, de la cual no se distingue ya
más que por los recursos fonéticos arriba indicados:
¡no sabía qué hacer!
¡la hora se acerca!
Por analogía con las interrogativas, las exclamativas toman
con frecuencia pronombres interrogativos y adverbios relativos,
desposeídos de sentido interrogativo y acentuados fuertemente. Estos
encabezan la oración y sólo desempeñan un papel enfático, a menudo
ponderativo:
¡qué bonito!
¡cuánto me alegro!
¡cuán desdichado soy!
¡cómo me fastidia!
40
Únicamente qué, cuánto, cuán y cómo son aptos para este uso
exclamativo, que los demás interrogativos no admiten. La forma
apocopada cuán no se usa más que con sentido exclamativo y en
lenguaje literario. El habla coloquial la reemplaza con qué.
Compárense las expresiones:
¡cuán felices eran!
¡qué felices eran!
En los clásicos y en los textos literarios más o menos arcaizantes y a
veces poéticos, aparece alguna que otra vez cuál en oraciones
exclamativas, con el sentido de cómo:
¡Cuál gritan estos malditos! (Zorilla, Tenorio)
Estas oraciones son las que se usan para dar órdenes a alguien.
Los enunciados imperativos se manifiestan de diversas maneras:
1. con imperativos morfológicos o sintácticos:
¡estate quieto!
¡váyase de aqu!.
2. con sustantivos, gerundios o adverbios y con entonación
exclamativa, lo mismo que con algunas interjecciones:
¡Silencio!
¡Andando!
¡Arriba!
¡Aúpa!
3. con el modo indicativo, pero con entonación exclamativa:
¡Tú te callas!
¡Ya os estáis yendo!
42
La posibilidad en el futuro se manifiesta con el verbo en la
forma simple del potencial:
mañana mismo me marcharía a mi casa.
También se puede expresar la posibilidad con poder (auxiliar)
+ infinitivo:
Pedro podía venir ahora / mañana.
13
En general, la duda no exige respuesta.
43
tal vez sería / fuera / fuese cierto
quizás viajarías / viajaras / viajases en tren.
Suprimidos los adverbios, desaparece el sentido dubitativo y las frases
adquieren un valor de posibilidad.
45
Cuando el deseo recae sobre un hecho cuya oportunidad pasó sin
realizarse, se usa el pluscuamperfecto de subjuntivo:
¡ojalá me hubiese traído el libro!
Si el deseo se refiere al presente, tiene ya, como lo señalamos
anteriormente, un tiempo propio.
Y, finalmente, si el deseo de ahora se refiere al futuro,
podemos servirnos del presente o del imperfecto:
¡ojalá llueva mañana!
¡ojalá lloviera/-se mañana!
La diferencia entre uno y otro tiempo consiste en que las formas
lloviera/-se del segundo se sienten como formas más hipotéticas que
el presente, pero en ningún modo irrealizables.
El infinitivo se usa como imperativo, especialmente en la
lengua hablada:
entrar / entrad
mirar / mirad
salir / salid.
Lo mismo ocurre en la prohibición:
no fastidiar / no fastidiéis
o cuando la preposición a acompaña al infinitivo:
¡a cenar!
¡a callar!
En español moderno, preferentemente el infinitivo 14 reempla-
za a la segunda persona del plural, quizás por tener carácter menos
concreto que la segunda del singular, y por consiguiente más acorde
con la significación del infinitivo. Puede estar favorecido también,
presupone Rafael Seco, por la igualdad de acentuación entre ambas
formas, cosa que no ocurre con el singular. Cabe pensar, además, que
el carácter relajado de la d en la distensión silábica ( ¡mirad! )
neutraliza sus rasgos fonológicos hasta el punto de confundirse con la
r fricativa y relajada del infinitivo (¡mirar!). Este uso es frecuentísimo
en la conversación, aparece empero pocas veces en la lengua escrita.
14
Este empleo del infinitivo queda atestiguado en latín y en textos medie-
vales de numerosos países románicos.
46
En oraciones exhortativas se emplea también el futuro de
mandato:
no matarás
le dirás que me conteste en seguida.
Tanto las exhortativas como las optativas tienen a menudo
carácter exclamativo, a causa de la emotividad marcada que pueden
expresar. De ello surge la gran semejanza fonética que presentan en la
curva de entonación y en el papel que desempeña el acento de
intensidad. Por esto se escriben muchas veces con signos de
admiración ( ¡...! ).
Los verbos de voluntad, como querer, desear, rogar, suplicar,
mandar, prohibir, usados en el futuro hipotético o en los imperfectos
de indicativo y subjuntivo (sólo la forma en –ra), aflojan a veces su
sentido optativo y expresan modestia, timidez, cortesía. Nótese la
diferencia entre
quiero / quería / querría / quisiera salir.
47
§ 33. Enunciados atributivos / cualitativos
49
El verbo estar mantiene a menudo su significación originaria,
no copulativa, de presencia o permanencia:
no está en casa
estuve ayer en el teatro
la Sierra de Guadarrama está en el norte de Madrid.
Tanto en su significado propio como en su uso copulativo, ser
y estar admiten a veces construcciones seudorreflejas, lo mismo que
otros verbos intransitivos (irse, morirse, etc.), por ejemplo en las
fórmulas tradicionales con que empiezan los cuentos:
érase que se era
érase un hombre a una nariz pegado (Quevedo)
asno se es de la cuna a la mortaja (Cervantes).
En fin, como observa Andrés Bello,
me soy = soy de mío, soy por naturaleza, por condición,
de modo que se puede decir:
yo me soy hombre pacífico.
Con estar, el uso seudorreflejo es algo más frecuente:
se estará en casa todo el día
me estuve junto a la lumbre
los viejos de la aldea se estaban al sol la tarde entera.
En estos ejemplos, estarse significa que el sujeto permanece
voluntariamente en una situación, posición o estado.
Los verbos activos (eso es, que expresan acción) pueden hacer
referencia a un objeto en que halle cumplimiento y eficacia la acción,
o desentenderse de este mismo objeto cuando los interlocutores han
perdido el interés por él.
53
indiferencia/ignorancia de los interlocutores respecto del posible
causante/productor de la acción. Llegamos así al tipo de oración
la carta fue expedida a tiempo,
que, careciendo de ablativo agente, se llama segunda de pasiva:
el centinela había sido relevado dos horas antes
será restringida la entrada a la torre
tu propuesta hubiera sido acogida con cariño.
Aunque no con frecuencia, en las oraciones primeras de
pasiva se halla, a veces, un ablativo agente con la preposición de, en
vez de por. En oraciónes como
el presidente ha sido acompañado de su esposa
mi padre ha sido siempre muy estimado de todos,
como entre los dos componentes de la voz pasiva – ser + participio –,
pueden colocarse expresiones adverbiales, lo mismo que en este caso
se colocó siempre muy.
Los elementos que dan carácter a las oraciones primeras de
pasiva son:
a. un sujeto paciente
b. un verbo en voz pasiva
c. un ablativo agente con las preposiciones por o de.
En cuanto a las oraciones segundas de pasiva, éstas tienen los
elementos a y b, pero carecen del c. Unas y otras admiten
complemento predicativo, concertado con el sujeto paciente:
mi padre ha sido elegido responsable del departamento.
Puede pasarse de un tipo a otro de oración, siempre que se
tenga en cuenta la ya mencionada correlación de casos, en especial si
en las oraciones intervienen pronombres personales, en los que, como
se sabe, el cambio de caso acarrea el cambio de forma. La oración
activa > oración pasiva:
siempre te amé > siempre fuíste amada por mí.
Los términos de sujeto y objeto son intercambiables, y la
acción verbal se relaciona, en realidad, con dos objetos, de los cuales
uno u otro, según convenga, aparece como punto de partida/sujeto del
juicio. De este modo, la distinción entre verbos intransitivos (tanto
activos como de estado) y verbos transitivos está únicamente en que
los primeros hacen relación a un solo objeto, y los segundos a dos.
54
Mas se debe retener que la voz pasiva no se emplea mucho en
español. La prensa, con sus traducciones al pie de la letra del inglés
que usan las agencias noticiosas y las oficinas de prensa de las
organizaciones internacionales (como ocurre en todo el mundo), es la
que más contribuyó y contribuye hoy en día a su conservación y
difusión.
§ 41. Como se puede ver, para expresar que el sujeto
gramatical del verbo no es agente productor de la acción, sino objeto
de la acción que otro realiza, los idiomas románicos usan la voz
pasiva 15 .
La preferencia por unos de los auxiliares latinos habere o esse
dependio, al formarse las lenguas romances, del significado del verbo
y de las circunstancias propias de cada una de ellas a lo largo de su
historia. El español prefirió desde el primer momento el auxiliar haber
< el latino habere; pero los textos antiguos ofrecen ejemplos de ser
en la conjugación de un número limitado de verbos intransitivos y
reflexivos. Tales vacilaciones desaparecieron pronto, y ambos
auxiliares deslindaron claramente su función propia: haber para la voz
activa y ser para la pasiva.
Aunque nunca hay que olvidar la obvia preferencia del idioma
español por la voz activa, tampoco se ha de descuidar que la
preferencia por la voz activa o por la voz pasiva en la oración
depende, en las lenguas romances por lo menos, del interés dominante.
Compárese:
los periódicos divulgaron la noticia / la noticia fue divulgada
por los periódicos.
Si el agente o productor de la acción no es objeto de interés
alguno por parte del que habla, puede incluso dejar de expresarse, y
15
El latin tenía para ello una conjugación especial, distinta de la activa. En
romance se vino perdiendo toda aquella conjugación pasiva, a excepción del
participio; pero aunque se hubiese perdido la forma, subsistía la idea del
sujeto paciente, y para expresarla se formó una voz pasiva por perífrasis con
el participio, única forma que había quedado de la pasiva latina, combinada
con el verbo auxiliar ser. Los idiomas romances generalizaron la práctica del
latín vulgar de formar tiempos compuestos de la voz activa por medio de los
auxiliares latinos habere y esse, unidos al participio.
55
entonces tenemos las oraciones ya en la Gramática latina llamadas
segundas de pasiva:
la noticia fue divulgada
el procesado ha sido absuelto
Miguel es muy respetado.
A veces, las circunstancias imponen el uso de la pasiva bien
sea por ser desconocido el agente o por voluntad del hablante de
callarlo, bien por ser totalmente indiferente para los interlocutores. Si
no es así, el idioma español tiene, como ya lo subrayamos
anteriormente, marcada preferencia por la voz activa.
Entre las oraciones
la Agencia noticiosa EFE ha transmitido nuevas
informaciones / nuevas informaciones han sido transmitidas por la
Agencia noticiosa EFE / por la Agencia noticiosa EFE han sido
transmitidas nuevas informaciones,
la sicología lingüística española prefiere obvia y decididamente a la
primera 16 .
Por otra parte, entre las oraciones
esta mujer es hermosa / esta mujer es admirada
no existe ninguna diferencia formal; en uno y otro caso tenemos un
sujeto al cual se atribuye una cualidad por medio de un predicado
nominal compuesto de verbo copulativo y atributo. Pero la naturaleza
del atributo, en el primer caso un adjetivo léxico y en el segundo un
participio, modifica sustancialmente el significado de la oración.
Ser hermosa es una cualidad del sujeto; ser admirada es una
acción ajena, que termina y se cumple en el mismo sujeto. Una
persona es respetable por sí misma; pero para ser respetada es
necesario que alguien la respete. Cuando no se expresa el ablativo
agente, la diferencia de significado y función depende, por tanto, de
que el atributo se sienta como un adjetivo léxico o como una forma
16
Cuando se traducen al español textos de otras lenguas, especialmente
franceses e ingleses, y también rumanos, ya que el rumano manifiesta
preferencia, aunque no en exceso, por la voz pasiva, es menester tener en
cuenta esta preferencia, para no cometer faltas de estilo y aun errores de
expresión.
56
verbal. Podrá haber ambigüedad cuando el participio se ha adjetivado
de un modo permanente en alguna de sus acepciones:
sus palabras eran excusadas (innecesarias) / sus palabras
eran excusadas (disculpadas)
el regalo ha sido cumplido (colmado, generoso) / el regalo ha
sido cumplido (realizado)
la edición fue reducida (poco abundante) / la edición fue
reducida (disminuida).
Son casos límite, cuyo significado sólo el contexto lo puede resolver.
El carácter imperfectivo del auxiliar ser (frente al perfectivo
del auxiliar estar) se mantiene en las oraciones con participio tan vivo
como en las que llevan atributo adjetivo. Habrá, por tanto, pasivas con
ser y con estar, de significación bien limitada en la lengua moderna.
Andrés Bello es el primero en observar que la pasiva con ser
no se usa en español en presente e imperfecto, cuando se trata de la
acción momentánea de un verbo perfectivo. Siempre, señala el
gramático venezolano, se dice:
el portero abre la puerta
el lector volvía la hoja.
Pues, si dijésemos
la puerta es abierta por el portero
la hoja era vuelta por el lector,
se entendería que se trata de acciones reiteradas/acostumbradas. No
hay inconveniente, en cambio, en emplear el presente o el imperfecto
pasivos de verbos imperfectivos:
Miguel es / era muy conocido en aquella comarca
la noticia es / era mencionada en todas partes.
El verbo ser atribuye sin dificultad la cualidad más o menos
duradera de un participio inperfectivo, pero no puede atribuir
cualidades momentáneas.
Con los tiempos perfectos se puede usar la pasiva de cualquier
clase de verbos, porque en ellos la perfección expresada por el tiempo
anula lo imperfectivo del verbo ser:
el agresor fue detenido por la policía
la puerta había sido abierta
el documento habrá sido firmado antes de mediodía.
57
Es natural que el presente histórico, en cuanto expresa de
modo figurado una acción pretérita y acabada, pueda construirse con
ser:
Napoleón fue derrotado en Waterloo.
§ 42. Pasiva con estar. En esta oración se verifican las tres
siguientes posibilidades:
1. El resultado de una acción acabada se expresa con estar +
participio. Así, por ejemplo, la diferencia entre las dos siguientes
oraciones:
las casas eran / estaban edificadas con mucho cuidado
consiste en que eran edificadas alude al momento de su construcción,
mientras que estaban edificadas se dice desde el momento en que su
construcción fue concluida. Se nota, una vez más, el valor perfectivo
de estar frente al imperfectivo ser. La acción verbal que expresa la
pasiva con ser se produce en el tiempo que expresa el verbo auxiliar:
el suceso es / era / fue / será mencionado.
Con estar, la acción se da como terminada y cumplida antes del
tiempo que indica el auxiliar: decimos que un problema está resuelto
(presente) cuando ha sido resuelto (antepresente); decimos que estaba
resuelto (imperfecto) cuando había sido resuelto (pluscuamperfecto);
que estará resuelto cuando habrá / haya sido resuelto, es decir, que
estar resuelto es el resultado de haber sido resuelto. Esta
correspondencia explica el que la perífrasis estar + participio no se
use en los tiempos perfectos de la conjugación; entre las ya
mencionadas oraciones
las casas fueron / estuvieron edificadas con mucho cuidado
la diferencia se ha neutralizado de tal modo que ya no es necesario,
antes bien se siente como raro, el uso de estar, puesto que el tiempo
del verbo ser da suficientemente claro el sentido perfectivo. Por esto
no podemos decir
ni habían / habrán / hubiesen estado, ni tampoco han estado
edificadas, sino solamente han sido edificadas.
2. Sentido local de estar. Estar, con significado local para
expresar situación, es un verbo de estado que aun en los tiempos
perfectos mantiene clara su diferencia de ser. Compárense:
las baterías fueron / estuvieron emplazadas junto al río.
58
El primer caso alude al acto de su emplazamiento; el segundo parte
del momento en que el emplazamiento quedó terminado. El uso de un
tiempo perfecto no ha aflojado aquí la significación local de estar, ni
su diferencia con ser.
3. Se usa estar + participio:
a. en los tiempos imperfectos de acciones perfectivas:
está / estaba prohibido / acabado / resuelto.
b. en los tiempos imperfectos de muchos verbos reflexivos
con sentido incoativo:
está / estaba sentado / dormido / avergonzado / enojado /
enfadado.
Y se usa ser + participio:
a. en los tiempos perfectos de acciones perfectivas e
imperfectivas:
fue abierta
ha sido cerrada
había sido observada
ha sido / fue querido / conocido.
b. en los tiempos imperfectos de acciones imperfectivas:
es querido
era estimado
será solicitado
sea conocido
aunque fuera amado.
Como se ha podido ver, en el uso de la voz pasiva, convergen,
poniéndola en dificultad, varios factores lingüísticos: el aspecto
perfectivo/imperfectivo de la acción expresada, el tiempo del verbo
auxiliar y las diferencias entre ser y estar. A ellos se suma el uso
creciente de la pasiva refleja que, si bien remedia las dificultades de la
pasiva con ser, acaba por suplantarla y hacer su uso cada vez menos
frecuente.
§ 43. Pasiva refleja. En español no solamente se puede
expresar la voz pasiva con el verbo ser y el participio pasivo del verbo
de que se trate, sino que, en el caso de que el sujeto sea nombre de
cosa, se puede sustituir aquella voz pasiva por una formada con la voz
59
activa del verbo y el pronombre reflexivo se. Se llama, por esto,
refleja. Así, en vez de
la carta fue recibida oportunamente diríamos la carta se
recibió oportunamente
hoy han sido cerradas las Cortes diríamos hoy se han
cerrado las Cortes.
En español, la voz pasiva refleja es mucho más frecuente que
la formada con el verbo ser. Las oraciones de pasiva refleja pueden
ser primeras y segundas, según tengan o no ablativo agente:
desde mi casa se ve la torre de la televisión
estos asuntos no se han resuelto todavía
la propuesta se rechazó por todo el mundo
se suspenden las representaciones.
Estas oraciones ofrecen de ordinario el tipo
se alquilan locales,
en el cual el sujeto va en marcada preferencia detrás del predicado. La
semejanza con las oraciones impersonales francesas (con el
pronombre on) y el patente sentido objetivo que se advierte en el
sujeto, van marcando una doble corriente, erudita y popular, por la
cual estas oraciones se van sintiendo como impersonales, y el sujeto
como un complemento.
Cabe recordar que las formas átonas de los pronombres
personales (me, te, se, nos, os, se), las cuales acompañan un verbo que
está en la misma persona que los pronombres personales que las
mismas representan, sirven para expresar acción reflexiva. El sujeto es
entonces también complemento directo:
me afeito todas las mañanas.
o indirecto:
te ponías un traje nuevo,
siendo conjuntamente agente y paciente. Si el verbo está en tercera
persona del singular/plural, el reflexivo se, heredado del latín, cumple
en español la función refleja:
el niño se lava / los niños se lavan (las manos),
y las formas átonas del pronombre mantienen su función exclusiva de
complementos directo e indirecto sin valor reflexivo (lo, la, le, se
personal en singular; los, las, les, se personal en plural). Se es la única
60
forma reflexiva de tercera persona de ambos números, siendo comple-
mento tanto directo como indirecto.
Ya en latín existía el llamado dativo ético, con el cual se
expresaba simplemente que el sujeto, más que recibir indirectamente
la acción del verbo, era partícipe de su actividad, la cual se producía
dentro de él o en relación con él:
el perro se comió toda la tajada.
Esta participación puede sentirse aun con verbos intransitivos y de
estado:
se queda en casa todo el día
los alumnos se fueron
ella se creía que no era cierto
se ha muerto un vecino mío.
Estas construcciones están ya muy alejadas del se reflexivo originario.
En el último ejemplo, la participación del sujeto no es como agente,
sino como paciente. Cuando decimos que
la pared se hundió con el peso de la techumbre
los pájaros se alborotaron por el ruido,
los sujetos pared y pájaros no producen la acción, sino la sufren y
son, por tanto, sujetos pasivos.
En la lengua moderna, subraya Samuel Gili y Gaya, la pasiva
refleja predomina con mucho, tanto en la lengua hablada como en el
estilo literario. El se ha dejado de ser reflexivo en estos casos, y se ha
convertido en mero signo de pasiva.
§ 44. Pasiva impersonal. Cuando el ablativo agente es
desconocido o no interesa a los interlocutores, tenemos las oraciones
llamadas, a la luz de la terminología de la Gramática latina, segundas
de pasiva, si empleamos tanto la perífrasis con ser como la pasiva
refleja:
han sido descubiertas sus trampas = se han descubierto sus
trampas.
Es obvio que la pasiva refleja no puede emplearse más que
con la tercera persona. En ellas, el pronombre se es un mero signo de
pasiva; al callarse el ablativo agente, la oración es a la vez pasiva e
impersonal. En la oración
se cometieron muchos atropellos,
61
se expresa que los atropellos fueron cometidos, y no se dice nada
acerca de su autor, el cual queda oculto en una tercera persona de
significación indeterminada. El se es conjuntamente signo de pasiva y
de impersonalidad, pero no hay duda de que la oración es pasiva,
puesto que el sujeto pasivo (atropellos) concierta con el verbo
(cometieron). Si el sujeto está en singular, el verbo lo estará también:
se cometió un atropello.
Parece que no debieran confundirse con las impersonales activas,
puesto que la concordancia con el verbo asegura el carácter pasivo del
sujeto. De hecho, tanto en España como en las Américas se leen y
oyen, en competencia y a menudo, frases como las siguientes:
se ha(n) pedido refuerzos
se le supone(n) otras intenciones
se compone(n) paraguas
se vende(n) astillas.
Las en singular son objeto de crítica de la Real Academia, pero es
indudable que su uso se sigue extendiendo. En
se desea informes sobre el paradero de Sánchez,
donde se usa se desea en lugar de se desean, es evidente que informes
es complemento directo y se sujeto. La lengua literaria prefiere
generalmente la construcción pasiva (se desean informes), la cual
tiene en su apoyo la tradición del idioma y el uso de los autores
clásicos. La impersonal activa es moderna y frecuente en el habla
usual.
Samuel Gili y Gaya se pregunta ¿cómo se ha podido producir
el cambio de la pasiva a la activa?, ya que la primera es la más
antigua. Y explica este cambio por el hecho de que, cuando el sujeto
de la pasiva impersonal es persona, como en los casos de
se martirizaban los cristianos
se tutean los niños,
la ambigüedad nace a raíz del valor reflexivo o recíproco de se; ya no
puede emplearse la pasiva refleja. En estos casos hay que decir
los cristianos eran martirizados
los niños son tuteados,
62
o bien convertir el sujeto en objeto por medio de la preposición a y
poner el verbo en singular, con lo cual la oración pasa a ser
impersonal activa 17 :
se martirizaba a los cristianos > se les martirizaba
se tutea a los niños > se les tutea.
Con los verbos reflexivos no puede repetirse el se. No
podemos decir:
se se arrepiente de sus errores
se se atrevía a todo.
En este caso la impersonalidad se expresa con el indefinido uno:
uno se arrepiente de sus errores
se atrevía uno a todo.
17
A medida que, hacia el siglo XV, se fue consolidando el uso de la
preposición a con el acusativo de persona, y consiguientemente los primitivos
dativos le, les se habilitaron también para reproducir acusativos masculinos
de persona, las oraciones impersonales con se fueron cada día más usuales.
Su esquema sintáctico se propagó después a las impersonales de cosa, y así se
explica la vacilación moderna entre se alquila(n) carruajes. El reflexivo se ha
pasado según esto por las siguientes fases de participación en la acción:
reflexivo acusativo > reflexivo dativo > dativo ético > signo de participación
en la acción > signo de pasiva impersonal > signo de impersonal activa.
Todos estos valores están vivos en la lengua moderna y, de su interferencia
unida a la de otros factores lingüísticos, han nacido estos usos diversos.
63
las formas pronominales átonas me, te, se, nos, os, y se pueden ser
percibidas como dativos de interés. En esta calidad, ellas refuerzan el
valor subjetivo y afectivo de la frase:
yo voy a casa de Alicia
indica simplemente el hecho de ir; pero
yo me voy a casa de Alicia
indica una resolución adoptada por mi libre voluntad y en provecho
mío. Mas entre las expresiones
yo muero / yo me muero
hay una diferencia de intensidad afectiva en favor de la segunda. Lo
mismo podríamos interpretar los tipos reflexivos propios:
yo me arrepiento / yo me quejo,
pero el significado mismo de verbos como atreverse, jactarse, di-
gnarse, vanagloriarse, ufanarse, etc. da indicio de un vivo contenido
afectivo.
De la intervención activa y afectiva del sujeto en la acción
verbal se pasa gradualmente a la meramente afectiva. La única moti-
vación del sujeto en la acción es entonces el interés, y éste deja de ser
sujeto lógico para convertirse en sujeto afectivo. En
me he hecho un traje,
sí, aún hay cierta participación (aunque no directa) del sujeto yo en la
acción del verbo, pues, por encargo mío, alguien me ha hecho un traje;
pero si decimos
Luis se rompió una pierna
Luis se mató en su coche,
sólo significamos que sufrió la fractura/muerte, sin su menor intención
de ello. El colmo de ello - señala Rafael Seco – son tales oraciones
reflexivas con sujeto inanimado, que a él le parecen curiosas:
el cubo se sale ( = el líquido se sale del recipiente)
el tejado se llueve ( = la lluvia cala el tejado).
A veces, la forma reflexiva carece de todo matiz afectivo, para
indicar sólo comienzo de la acción:
dormirse ( = empezar a dormir).
Los elementos característicos de la oración reflexiva son:
a. sujeto agente y paciente
b. predicado verbal reflexivo
64
c. (eventualmente, cuando así lo requiere el verbo) un comple-
mento directo o un complemento predicativo concertado con el sujeto
(además de diversos complementos, como los que pueden llevar las
demás oraciones):
no te me escapes, Juan
Rafa se deslizó suavemente hasta el barranco
se esparcen las noticias con demasiada facilidad
nos hemos ido a Suiza a pasar las vacaciones.
Con complemento directo:
¿os habéis traído los libros?
usted se tiñe el pelo
los tres amigos nos estudiamos muy bien la lección.
Con complemento predicativo:
ante la desgracia, mi padre se vio perdido
los arroyos se despeñan alegres desde la cumbre
todos nos quedamos atónitos.
66
III. LA TOPICA
18
En sentido musical, su sonoridad es más alta.
69
general en una medida mayor que la tópica, a expresar ciertos estados
síquicos afectivos del hablante. En las construcciones exclamativas
aparecen inversiones, puede faltar el predicado verbal o la cópula del
predicado nominal, y, en general, a otras palabras les son preferidos
los sustantivos, casi siempre sin complementos. La entonación, como
se sabe y como lo demuestra la original presencia en español de los
signos ¡ ... ¡, es decisiva y determinante.
En la oración interrogativa no sobreviene un elemento
emocional, sino uno más bien estrictamente subjetivo: el hablante
quiere enterarse de algo que no sabe y que le interesa, desde el punto
de vista personal, en (el más) alto grado. La curiosidad puede tener
uno que otro matiz afectivo, en el sentido de que la ignorancia del
hablante en lo tocante a un hecho cualquiera no es total, quizás este
hecho es irreal, y entonces la pregunta es irónica, encerrando, de
hecho, una apreciación subjetiva. Las más diversas diferencias de
tópica se deben al hecho de que las preguntas que formulamos con
ayuda de las construcciones interrogativas son bien parciales (y
entonces comenzamos por un pronombre, eventualmente por un
adverbio interrogativo), bien totales (y en este caso la oración empieza
por el predicado o por el sujeto).
Samuel Gili y Gaya invoca, entre las causas que pueden
modificar el orden normal de las palabras en la oración, también el
ritmo: el hablante se deja llevar por criterios auditivos, por una
necesidad puramente estética, más o menos formal, de construir la
frase para que tenga un ritmo, semejante en parte al existente (y
obligatorio) en la poesía 19 .
La tópica del español es, por tanto, libre, como también lo es
la rumana. Mas esta libertad viene siendo limitada por la
obligatoriedad de prevenir las confusiones, como sería la entre el
sujeto y el complemento directo (que ya comentaremos en su debido
lugar), o entre el sujeto y el atributo sustantivo. En oraciones unitarias
de tres o más elementos sintácticos, es poco usual, por tanto, que el
verbo vaya detrás del principal acento de intensidad del grupo. Es la
importancia del verbo para establecer la relación sintáctica la que
19
Pero que, pensamos, puede ser el de su diacrónica o sincrónica
subjetividad respecto del tema, de su etnia, de su ser, y así por el estilo.
70
explica que ésta se debilite, y los componentes de la oración tiendan a
disgregarse, cuando el verbo va detrás del acento intensivo principal.
En conclusión, la construcción de la frase castellana goza de
sustancial holgura y libertad. El orden de las palabras viene siendo
regido más por el interés sicológico que por la estructura gramatical.
El escritor que produce ideas que arraigan en su fondo íntimo vital y
refiere una historia por instinto o por reflexión, fabrica las frases a
tenor de sus fenómenos mentales, cambiando a veces la distribución
directa de los vocablos, para dar más valor expresivo o ritmo a
determinados giros del lenguaje. Los gramáticos han tomado de la
nomenclatura retórica la palabra hipérbaton 20 (< gr. hyperbaton,
transpuesto) para explicar este fenómeno.
Por otra parte, si no se deben señalar límites al temperamento,
se puede al menos perfeccionar la arquitectura de la frase con la
técnica y la corrección 21 . Hay palabras que por su naturaleza exigen
una colocación adecuada, y otras que, para la claridad ideológica,
buscan un lugar fijo independiente del estilo literario.
20
Figura de pensamiento que consiste en una alteración del orden lógico de
las palabras. En retórica, se distinguen cuatro tipos de hipérbaton: la tmesis,
que consiste en intercalar una palabra entre dos elementos de una frase
compuesta, el paréntesis, que consiste en introducir en la frase una
interjección u oración con entonación distinta, la anástrofe, que consiste en
posponer la preposición al sustantivo cuyo caso rige, y la histerología, que
consiste en alterar el orden de las palabras y decir primero lo que debería ir
después.
21
En ocasiones, la colocación de una coma basta para cambiar la estructura y
el significado de una frase.
71
una cláusula. Intervienen también otros elementos, ajenos a las leyes
del juicio lógico, pero relacionados estrechmaente con la sicología del
lenguaje.
En la frase literaria, además de la corrección lingüística,
buscamos la sintonía de la forma con la personalidad del escritor. Y,
dentro de los módulos del lenguaje, necesitamos comunicar mayor
fuerza expresiva a unos elementos, o aflojar a otros, dar calidad
afectiva a un párrafo determinado y hasta seguir la armonía de la
prosa, con la atención tensa en los hábitos rítmicos, que dejan sentir de
modo constante su influencia en cada escrito y en cada género
literario.
En el intento de establecer el valor expresivo que resulta del
uso de cada una de las partes de las oraciones, Martín Alonso
establece la norma general: las frases largas, que ocupan dos
hemistiquios y rítmicamente están bipartidas, se inclinan hacia la
construcción latina, y las cortas, que están encerradas en un solo
hemistiquio, presentan con más frecuencia la práctica moderna.
§ 49. Las demás normas que fija Martín Alonso son las
siguientes:
1. En la frase normal o enunciativa, si consta de tres
elementos, el verbo generalmente se coloca intercalado, y de los otros
dos precede uno (el de mayor interés), colocándose los demás al final.
Cuando los elementos constructivos que se reúnen son más de tres,
aumenta el número de las combinaciones posibles.
2. La extensión de la frase, la calidad afectiva de una
expresión y hasta la posición relativa de sus elementos integrantes
permiten hacer ciertos descansos de sentido, que Navarro Tomás
llama grupos fónicos. Ellos representan el conjunto de sonidos
comprendidos entre dos pausas. La individualidad de las agrupaciones
fónicas exige que haya en cada cual un vocablo con valor adjetivo,
sustantivo, verbal o adverbial. Pues la separación es más bien
expresión de vivencias semánticas. Para los efectos de la colocación
del verbo y demás elementos constructivos, cada grupo fónico es una
entidad autónoma y, por tanto, se rige por las normas de la frase
unitaria.
3. La anteposición del verbo es característica neorromance de
la frase interrogativa.
72
4. Como en otros idiomas de la Romania, en castellano se
hallan frases que carecen de verbo. Suelen encabezarse con modismos
especiales: de aquí, a fe mía, helo, etc.
5. En la poesía clásica se permite la interposición de una
palabra entre dos ideológicamente enlazadas. Los casos más frecuen-
tes son: el verbo entre el sustantivo y el complemento determinativo,
el sustantivo entre dos adjetivos, el verbo entre sustantivos cor-
relativos.
6. Las figuras de construcción son el pleonasmo y la enálage.
El primero consiste en usar enfáticamente más palabras (casi) sinó-
nimas para dar el vigor esencial a la frase. La segunda (< gr. enallage,
inversión, cambio) se funda en el empleo de una palabra por otra o en
el cambio de accidentes; por ejemplo, usar un adjetivo como verbo o
un tiempo verbal fuera de su significación habitual.
7. Los criterios de la correción en el lenguaje son dos puntos
de vista denominados histórico-literario e histórico–natural. Según el
primero, la corrección estriba esencialmente en el acuerdo con el uso
de los autores de una época antigua. El segundo se basa en la doctrina
del siglo XIX de que el lenguaje se desarrolla mejor en estado de
libertad, de modo que toda dogmatización en este campo es nociva.
8. Hay que combatir la imprecisión, pues el fin del lenguaje ha
de ser entendernos, y por ende hay que combatir las vacilaciones en el
acento y el sentido, lo mismo que las confusiones morfológicas y de
construcción.
22
Cada una de las unidades separables al analizar los elementos de una frase
para descubrir su organización estructural.
23
Véase, por ejemplo el Quijote cervantino.
24
Se refiere a Séneca, Quintiliano, etc., pero, de hecho, piensa en lo
específico étnico de la población indígena de la Penísula Ibérica que los
romanos conquistaron.
74
§ 52. La propia abstractización, peculiaridad de todo idioma
culto, se fundamenta, en el caso del español, sobre bases realistas, en
el sentido de que numerosas nociones abstractas adquieren forma
concreta. Criado de Val enumera, entre los hechos lingüísticos que
testimonian de esta abstractización realista:
1. la sustantivación 25 de los infinitivos y el uso de las
preposiciones
2. el uso del pronombre neutro lo
3. las personificaciones, muy frecuentes en las obras de
Cervantes, Tirso, Gracián, Quevedo, etc.
§ 53. La afectividad desempeña un papel inmenso en español
y es, en opinión de Criado de Val, por excelencia impulsiva, en el
sentido de que actúa fuertemente en cierto momento y en cierto punto,
para que luego afloje hasta su total desaparición, equivalente de la
indiferencia. Ella se manifiesta, en las siguientes peculiaridades:
1. el gran número de diminutivos, aumentativos, despectivos
2. la riqueza y la variedad de las fórmulas exclamativas
(interjecciones, invectivas, etc.)
3. la frecuente tópica afectiva (con inversiones provocadas
por la afectividad)
4. la existencia en el verbo de un poderoso elemento de
aspecto (durativo, peyorativo, incoativo, etc.)
5. la reiteración de los adverbios y los pronombres, lo mismo
que el papel insignigficante de los determinantes gramaticales
6. la gran variedad de la entonación y la muy frecuente
intervención de los ademanes, los cuales, en tanto que medios
extralingüísticos, ayudan mucho a ampliar la expresividad.
§ 54. Otra característica del español es su dinamismo, eso es,
el predominio de las palabras que expresan acciones sobre las que
evocan estados. Este rasgo lo ilustran los siguientes hechos:
1. el número insólitamente grande de las formas verbales, la
frecuencia y la extensión de sus sentidos. Además de las formas
compuestas, conocidas en general también en el resto de las lenguas
romances, el español ha venido conservando casi todas las formas
25
Transposición de una categoría lingüística a las funciones propias del
nombre sustantivo
75
simples del latín; a ellas se suma la riqueza de las formas perifrásticas
y de los verbos auxiliares.
2. el escaso uso de la voz pasiva, que es estática (en compa-
ración con la activa), por presentar la acción no como un proceso en
curso, sino por medio de su resultado (el participio pasado es, de
hecho, un adjetivo, palabra que indica una cualidad); además de ello,
la voz pasiva adquiere a menudo en español carácter algo impersonal,
para no mencionar que el autor de la acción, por supuesto el personaje
más importante para la acción, es complemento, no sujeto.
3. la existencia del subjuntivo potencial (amara/-se), inexis-
tente en otros idiomas romances.
4. el predominio del infinitivo, que expresa la acción en su
forma más pura, ante los demás modos impersonales del verbo
(gerundio y participio), con carácter más adjetivo; el infinitivo
conserva, en parte, incluso cuando está sustantivado, el sentido activo,
eso es, de acción o de proceso.
5. el predominio del gerundio sobre el participio presente, por
un motivo parecido al invocado en el caso del infinitivo: el gerundio
desempeña funciones adverbiales, eso es, determina verbos y por ello
está más cerca del verbo, eso es, de la acción en comparación con el
participio, que desempeña funciones adjetivas, ya que está cerca de
los sustantivos.
§ 55. Muchas de las peculiaridades enumeradas hasta ahora,
como serían el predominio del verbo sobre los sustantivos, la fre-
cuencia de las formas de subjuntivo, las numerosas inversiones,
demuestran la frecuente y poderosa intervención, en el caso de los
hispanohablantes, de un elemento subjetivo.
El subjetivismo se relaciona estrechamente a lo que Criado de
Val llama personalismo, eso es, la estricta separación entre lo colec-
tivo y lo individual, entre las cosas y los seres, y la puesta de realce
del sujeto frente al objeto. El personalismo del español se manifiesta,
en opinión de Criado de Val, en las siguientes peculiaridades:
1. la escasez de los pronombres indefinidos (en comparación
con otros idiomas, como, por ejemplo, el francés)
2. la existencia del acusativo personal, con la preposición a,
en el caso de los sustantivos nombres de seres, cuando desempeñan la
76
función de complemento directo. Esta peculiaridad va a la par con la
presencia de unas formas pronominales neutras (desconocidas en los
demás idiomas romances) y con la precisa distinción del género
natural en los sustantivos.
3. el pronombre personal conserva su valor de pronombre en
sentido estricto (no como en francés, donde ha llegado a ser el
equivalente de una desinencia), y por ello, cuando aparece (y lo hace
cuantas veces al hablante lo acucia la gana/necesidad de insistir en el
autor de una acción) tiene obvio valor enfático.
4. las formas pronominales de cortesía, que antaño eran
numerosas y ejercieron un fuerte influjo en otros idiomas 26 , indican
una supraestimación de la personalidad (de otro, lo mismo que de la
propia).
5. la frecuencia con que se verifican en el habla las fórmulas
polémicas y un tono polémico en general, como son, por ejemplo, no
me salgas con excusas, no me vengas con éstas, etc.
La causa de este personalismo ha de buscarse en la historia
del pueblo español, el cual tuvo que afrontar, entre otras, centurias
seguidas, a los moros, conquistadores de su madre patria, y luego en
las influencias ejercidas por los pueblos europeos, tan distintos de los
españoles en muchos aspectos.
26
Cf. al italiano Lei: usted < vuestra merced (según la cual se formaron, en
opinión de Criado de Val, los alemanes gnädiger Herr y gnädige Frau).
77
B. LA ORACIÓN
1.oración
1.1. sujeto + complementos del sujeto
1.2. predicado
1.2.1. predicado nominal
1.2.1.1. verbo copulativo
1.2.1.2. atributos + sus complementos
1.2.2. predicado verbal
1.2.2.1. verbo
1.2.2.2. complementos del verbo
1.2.2.2.1. complementos directos + sus complementos
1.2.2.2.2. complementos indirectos + sus complementos
1.2.2.2.3. complementos circunstanciales + sus complementos.
27
En lingüística, tipo de deixis que desempeñan algunas palabras (pronom-
bres, adverbios o verbos – por tanto, elementos deícticos), consistente en
asumir el significado de una palabra anteriormente mencionada en el
discurso. La deixis es la función desempeñada por los elementos deícticos,
que consiste en señalar algo que está presente ante nuestros ojos o en indicar
un término de la frase ya anunciado. En estilística, es una figura retórica que
consiste en la repetición de una o más palabras al principio de frases, párrafos
o versos sucesivos, con fines enfáticos o para procurar la simetría del todo.
28
Término propuesto por el lingüista Ferdinand de Saussure para definir la
combinación sucesiva de diversos elementos en un solo complejo, en el
discurso o en una cadena fónica. En lingüística estructural, grupo de
elementos que forman una unidad en una organización jerarquizada. Para
Saussure, el significado de sintagma deriva de lo que él denominó las
relaciones sintagmáticas en el enunciado, es decir, del encadenamiento lineal
de los morfemas; con lo que tendríamos que dos elementos no podrían
pronunciarse en un mismo fragmento de tiempo, opuestos a las relaciones
asociativas o paradigmáticas, que se establecen fuera del enunciado. De todas
formas, sólo al reunir estos dos tipos de relaciones es posible deducir la
estructura sintagmática de una oración. El problema del sintagma ha ocupado
a muchos lingüistas (C. Bally, A. Sechehaye, N. Trubetzkoy, H. Frei, etc.),
sin que se haya llegado a un consenso sobre su acepción exacta y su
clasificación. Por ejemplo, Trubetzkoy distingue entre sintagmas predica-
tivos, determinativos y asociactivos; H. Frei los reduce a dos clases: sintag-
mas de subordinación y de coordinación; para el Círculo de Praga, el
sintagma es la unidad sintáctica indivisible en unidades más pequeñas, o sea,
una palabra en relación a una frase. El término sintagma permite identificar
los distintos grupos intermedios que mantienen relaciones de dependencia
entre el nivel del morfema y el de la oración.
29
En lingüística estructural, la más pequeña unidad significativa, portadora
de un contenido semántico. En Gramática generativa, elemento sintáctico
terminal. En glosemática, elemento de formación que confiere a un signo
lingüístico una determinada categoría gramatical. La glosemática es la teoría
del lenguaje elaborada por los lingüistas de la Escuela de Copenhague. Su
creador fue el lingüista Louis Hjemslev. Este parte de dos principios
postulados por Saussure: la estructura y la inmanencia lingüística. En la
80
5. la duración relativa de las pausas y de otros recursos
estilísticos.
El concepto lógico de oración es más restringido que su
definición sicológica. En Lógica se llama oración (o proposición) la
propia expresión verbal de un juicio. El juicio es la relación entre dos
conceptos: sujeto y predicado. Todas las palabras que nos sirven para
expresar lo que decimos del sujeto forman el predicado.
Entre los contenidos síquicos del lenguaje, las relaciones
lógicas ocupan en el adulto un lugar preferente. Son, por consiguiente,
las leyes del juicio quienes han determinado y determinan gran parte
de la estructura peculiar de la oración gramatical.
Por tanto, en los comienzos del siglo XX, todo lo que, por
exceso o por defecto, no parecía entrar en la explicación lógica
quedaba eliminado como licencia, figura y transgresión gramatical, y
se estudiaba, en tanto que capítulo aparte, con el nombre de Sintaxis
figurada.
El núcleo de la unidad sintáctica es un verbo en forma
personal. Todos los elementos, palabras, frases u oraciones enteras,
que se relacionen, de modo mediado o no, con un verbo en forma
personal, forman con él una oración. Esta definición es obviamente
convencional, pero la convención se acepta justamente para poder
entendernos en la interpretación de los hechos lingüísticos 31 .
32
Con razón dice la Real Academia Española que el predicado verbal
“contiene en sí al sujeto, sea determinado o indeterminado, y equivale por sí
solo a una oración completa” (§ 202).
82
a cualquier grupo de palabras conexas, ya formen oración o no. Toda
oración es una frase, pero no viceversa. El idioma posee además
numerosas frases hechas o locuciones con significado adverbial,
verbal, prepositivo, conjuntivo, etc., que se repiten como fórmulas
sintácticas fijas.
86
mientras que las oraciones complejas (o compuestas) contienen una
oración subordinada a un elemento de ellas (sustantivo, adjetivo,
verbo, adverbio o pronombre):
el perro que tiene es pequeño
querría que me lo prestaras.
Es importante retener que en una oración compleja no hay
obligatoriamente oración principal, ya que la oración integrada en ella
se subordina siempre a un elemento de la oración y no a otra oración.
Es oración principal la que, dentro de un conjunto oracional, viene
siendo complementada por otra oración, como en este caso:
iré al campo (oración principal) aunque (nexo) haga frío
(oración subordinada).
1. palabras
1.1. predominantemente expresivas de conceptos
1.1.1. independientes (sustantivos)
1.1.2. dependientes
33
< Lazarillo de Tormes, por extensión ayudante de un minusválido.
34
< Don Juan Tenorio, por extensión mujeriego.
35
Por ejemplo, nombres (propios) de marcas, que pasan a ser comunes, tales
como xerox, moviola, etc.
89
1.1.2.1. de sustantivos (adjetivos, verbos)
1.1.2.2. de adjetivos o de verbos (adverbios)
1.2. predominantemente expresivas de relaciones
1.2.1. preposiciones;
1.2.2. conjunciones 36 ,
1. relaciones
1.1. palabras sin signo gramatical
1.2. relaciones de palabras en la oración
1.2.1. expresadas con medios fonéticos
1.2.1.1. entonación
1.2.1.2. intensidad
1.2.1.3. pausas
1.2.2. expresadas con medios sintácticos
1.2.2.1. orden de la colocación
1.2.2.2. concordancia
1.2.2.3. uso de la flexión
1.2.2.4. palabras de relación.
36
El primer párrafo de esta página aclara por qué en esta clasificación no se
verifican los pronombres.
90
Daniel duerme
el perro morderá,
lo que se atribuye a los respectivos sujetos son cambios, accidentes,
fenómenos, lo cual se expresa en el lenguaje por medio de los verbos.
El predicado que atribuye al sujeto fenómenos se llama verbal.
Si lo que se juzga y afirma del sujeto es un fenómeno, el predicado
vendrá expresado por un verbo que, además de su sentido predicativo,
encierra la indicación del sujeto y de la época a que se refiere la
predicación, y aun la modalidad que ésta puede ofrecer (mandato,
deseo, posibilidad, subjetividad, etc.).
37
Con razón dice la Real Academia Española que el predicado verbal
“contiene en sí al sujeto, sea determinado o indeterminado, y equivale por sí
solo a una oración completa” (§ 202). No ocurre lo mismo en francés o en
inglés, donde, por causas históricas, se ha hecho obligatoria la anteposición
97
castellano mantiene el carácter sintético de las formas latinas en lo
referente a la presencia en ellas de los dos elementos del juicio. Las
circunstancias en que el idioma, sintiendo como insuficiente la
expresión implícita del sujeto en la forma verbal, necesita
determinarlo más son las siguientes:
1. Cuando se quiere hacer resaltar la participación del sujeto
en la acción, como insistiendo en que es aquel y no otro. Este uso
enfático, ya frecuente en latín, aparece preferentemente con los
pronombres de primera y de segunda persona. A menudo queremos
presentar en contraste la actitud de un sujeto y otro/s. La insistencia
en el sujeto cuaja en el uso de palabras de refuerzo como mismo,
propio, que añaden matices especiales. Este sentido intensivo ha
contribuido probablemente al afianzamiento, desde comienzos de la
época moderna, de los plurales exclusivos nos + otros, vos + otros, en
sustitución de nos y vos nominativos.
2. Cuando pueda haber ambigüedad. Por esto es necesaria la
determinación especial del sujeto en las terceras personas, si por el
contexto no resulta suficientemente determinado, ya que las terceras
personas pueden ser muchas.
Fuera de estos casos, el empleo del sujeto unido a la forma
verbal comunica al estilo español extraordinaria pesadez.
B. La preposición entre puede acompañar al sujeto, pero en
este caso pierde su valor prepositivo y se convierte en conjunción, o
forma una locución conjuntiva:
entre tú y yo llevaremos el fardo
entre todos lo ataron 38 .
99
En su opinión, dicha definición vale para la noción de agente,
que es función semántica, frente a la noción de sujeto, que es función
sintáctica. Por tanto, no es adecuado intentar detectar el sujeto de una
oración preguntando al verbo sólo ¿quién?, ya que los sujetos de cosa
responden a la pregunta ¿qué?. Con la pregunta ¿quién?, obtenemos
sólo la función semántica de actor (que cubre las nociones de agente y
paciente).
100
tercera persona de singular. En el caso de estos, la ausencia de sujeto
explícito es consecuencia del propio valor denotativo de esos verbos.
Ellos forman oraciones impersonales, que más abajo llamaremos
naturales.
2. verbos con variación personal que quedan inmovilizados en
tercera persona de singular y rechazan cualquier sujeto explícito. Ellos
forman oraciones sintácticamente impersonales.
3. verbos que no pueden adoptar sujeto explícito, pues
forman parte de construcciones impersonales con la unidad átona
reflexiva se. Ellos forman oraciones impersonales pasivas.
39
Objeto específico que constituye uno de los términos de la relación de
referencia, eso es, la existente entre un signo lingüístico y un objeto
específico denotado por aquel.
101
§ 77. Concepto de oración impersonal
102
Son correctas las oraciones en que aparece un falso sujeto
cuando el núcleo del predicado es el verbo tratarse. No hay que decir
el jugador nuevo se trata deAdrian Ilie, un goleador nato,
sino:
Adrian Ilie, el jugador nuevo, es un goleador nato.
103
§ 80. Oraciones sintácticamente impersonales
104
§ 81. En cuanto a las que se forman con los verbos convenir,
importar y parecer, Rafael Seco concluye tajantemente que no son
impersonales, aunque así las considere la Real Academia. Entre
no conviene que vengas / no conviene tu proposición,
no hay la menor diferencia de sentido, ni de forma. La segunda es una
oración de verbo de estado; la primera también, sólo que su sujeto es
la oración que vengas. Este sujeto oracional es el que mantiene al
verbo en tercera persona de singular.
El empleo de la forma ha del verbo haber para indicar
transcurso de tiempo es exclusivamente literario:
mucho tiempo ha.
La forma corriente del presente de indicativo unipersonal es hay:
hay buenas noticias.
Entre sus varias acepciones, haber y hacer tienen la de indicar
vagamente existencia o presencia, análoga a la que corresponde a los
verbos ser y estar:
no hay nadie
hace mucho frío.
Esta significación indeterminada explica el que en buena parte de las
provincias de Levante y en algunos países latinoamericanos se inter-
preten como verbos personales, y se diga hubieron fiestas, habían
menos soldados, hicieron grandes heladas, y que el verbo concierte
con su complemento plural, ya que éste no es sentido como comple-
mento, sino como sujeto.
A la lista de estas impersonales habría que añadir otras
oraciones, como las siguientes:
nos dio por reír
aquí huele muy bien
me duele en este brazo
ya no me da tiempo
aquí pone que se prohibe fumar
me pica en el hombro.
105
§ 82. Oraciones impersonales eventuales
40
Cuando el sujeto era persona, nacía la ambigüedad. La oración se ayudan
los estudiantes podía significar acción recíproca, lo mismo que pasiva: los
estudiantes son ayudados. Desde el siglo XV comienza a fijarse, aunque
tarda mucho en consolidarse, la práctica de poner en este caso el verbo en
sigular, acompañando al sujeto pasivo con la preposición a: se ayuda a los
estudiantes, con lo cual la oración se distingue netamente de la recíproca.
Esta construcción, consolidada ya en el habla moderna con sujetos
personales, tiende a propagarse con toda clase de sujetos. Es obvio que sin
preposición, cuando se trata de cosas. La vacilación que se verifica en el
presente entre se vende(n) botellas y se alquila(n) habitaciones depende de
que prevalezca la idea de que las botellas son vendidas (impersonal pasiva),
107
persona, para indicar que ésta es objeto y no sujeto de la acción verbal.
Al dejar de verse en la persona la forma de sujeto, el se se siente como
sujeto y desaparece la concordancia del verbo con el sujeto paciente:
se insultaba a los ancianos.
§ 84. La segunda de pasiva refleja (con sentido impersonal)
se convierte en una activa impersonal, y puede, por tanto, emplearse
con cualquier verbo, transitivo o no:
se bailó hasta las tres
se cantó toda la noche
se es perezoso o no se es perezoso
se vive bien en Madrid
aquí no se respira
se habla de un nuevo gobierno.
El pronombre se equivale en estos casos a uno, alguien, la
gente (como el francés on y el alemán man). Esto explica el uso vulgar
de una expresión como no se admite propinas.
Ya hemos dicho que las impersonales pasivas están
emparentadas histórica y sicológicamente con las pasivas reflejas. En
toda oración segunda de pasiva, de cualquier clase que sea, se calla el
agente o productor de la acción cuando pierde su interés para el que
habla. Así, las oraciones
la paz fue aceptada por los plenipotenciarios > la paz fue
aceptada (segunda de pasiva)
la paz se aceptó por los plenipotenciarios > la paz se aceptó
(segunda de pasiva refleja),
en cuanto no importa el ablativo agente. En
la paz se aceptó,
si el sujeto pasivo estuviese en plural, podríamos decir
las paces se aceptaron.
La construcción pasiva es la tradicional, y predomina en la lengua
literaria; la impersonal activa se abre camino principalmente en el
lenguaje corriente.
El pronombre se, partiendo de su valor reflexivo originario, ha
llegado a ser representante de un sujeto impersonal equivalente al
41
Aunque permanecen on en francés y man en alemán.
42
Solución análoga a la del empleo de one, que adopta el inglés en casos
parecidos.
109
cierta participación en el sujeto impersonal y, por consiguiente, una
ligera determinación. No es obligatoria, sin embargo, la forma
femenina. Por tanto, una mujer puede decir también
se acostumbra uno a todo.
Sin embargo, desde el punto de vista sintáctico estas oraciones
no pueden considerarse impersonales, pues dicho indefinido desem-
peña la función de sujeto. Tampoco son sintácticamente impersonales
las oraciones en que la segunda persona del singular tiene valor
generalizador o encubridor (del yo hablante). El sujeto es en estos
casos el pronombre tú, bien explícito, bien implícito:
hay días en que no vives > … no se vive.
Es obligatorio distinguir entre el valor semántico pragmático
de uno, una, y de tú, y su función sintáctica.
43
Consenso sería, a nuestro juicio, un término mejor.
110
normal es sin embargo el ajuste entre la concordancia mencionada y la
gramaticalmente expresada. El desajuste entre ambas es, como se
verá, esporádico; y sólo se hace visible cuando aparece alguna discor-
dancia gramatical que lo descubra, o un contraste entre lo expresado y
su expresión.
Es carácter general de la tradición literaria española que en
ninguna época exista una diferencia tajante entre lengua escrita y
hablada. Todo lo contrario. Por tanto, Andrés Bello, con su fino
sentido normativo del uso culto, recomienda, en todos los casos de
duda, que nos atengamos a la concordancia estrictamente gramatical.
111
Cuando una persona aparece ocasionalmente designada con
un sustantivo de género distinto al de su sexo, los adjetivos pueden
concordar con éste:
bien sea venido la flor y la nata de los caballeros andantes
(Quijote, II, 31)
¿Véis esa repugnante criatura: chato, pelón, sin dientes,
estevado? (Moratín)
La aposición y los vocativos familiares, cariñosos o irónicos,
como son vida mía, corazón, luz de mis ojos, etc., no impiden la
concordancia con el sexo de la persona a quien se aplican:
Angel, luz de mi vida, te veo alicaído
Pedro, vida mía, me pareces desesperado
Caridad, corazón mío, ¿aun no estás contenta?
§ 90. Colectivos
115
En cambio, cuando el verbo precede a varios sujetos, aumentan las
posibilidades de que concierte, no con todos, sino sólo con el primero:
causaron / causó a todos admiración la hora, la soledad, la
voz y la destreza del que cantaba.
Con el verbo detrás, se ha producido ya un análisis de los
sujetos que intervienen en la acción, el cual impone la pluralidad del
verbo, salvo casos muy excepcionales. Por el contrario, el verbo
delante puede colocarse en singular o plural, y, en el análisis que
sigue, el espíritu procede por suma de sujetos singulares. Por esta
causa, las anomalías gramaticales en la concordancia son más
frecuentes en el lenguaje coloquial que en el literario.
Cuando el verbo va entre dos sujetos, concierta con el sujeto
más próximo:
mi deber me obligaba, y nuestra amistad, a hablarle fran-
camente.
Puede sentirse e interpretarse la coordinación de elementos
análogos, yuxtapuestos o enlazados dentro de una oración simple, bien
como una elipsis de varias oraciones, bien como un todo unitario. Por
tanto, bien cada elemento tiende a imponerle al verbo su singularidad,
bien los sujetos se traban unitariamente y su apretada pluralidad
induce la pluralidad del verbo.
A las mismas normas se somete la concordancia del verbo
con varios sujetos enlazados por la conjunción ni. En efecto, si el
verbo sigue a los sujetos, concierta con ellos en plural:
ni la amistad, ni las dádivas, ni las promesas pudieron vencerlo.
Si el verbo los precede, puede concertar con todos en plural, o
sólo con el más próximo:
no me agradaba(n) ni el lugar, ni la hora, ni los concurrentes.
Con la disyuntiva o, la concordancia puede expresar un matiz
de estilo, que depende de cómo se siente la disyunción. En una
oración como
lo atraía la belleza de la moza, o la amenidad del lugar,
recalca la diferencia entre los dos atractivos, se hace visible la
exclusión de uno de los dos términos disyuntivos. En cambio,
lo atraían la belleza de la moza o la amenidad del lugar
debilita la fuerza disyuntiva de la conjunción, hace indiferente que sea
uno u otro el motivo de la atracción.
116
2. EL PREDICADO
44
Es la forma cómoda que adquiere en la lengua escrita y hablada [ong] la
sigla de organización no gubernamental, lo mismo que, por ejemplo, ovni
(objeto volante no identificado).
117
§ 96. Clases de predicados
120
los bolsillos no es un modificador directo del sustantivo las manos,
sino que es su predicado. No hay manos en los bolsillos frente a otro
tipo de manos. Por tanto, lo que se dice, en realidad, es que las manos
(sujeto) están en los bolsillos (predicado). Por consiguiente, las
manos en los bolsillos no es un grupo nominal, sino una secuencia de
carácter oracional. He aquí otros casos de estructuras de predicación
sin verbo. En la expresión
consideran a Miguel muy simpático,
Miguel muy simpático es una estructura de predicado sin verbo. Lo
mismo en
Irene, muy amable ella, me saludó,
muy amable ella es una estructura de predicado sin verbo. En fin, en
Con la ventana abierta, hace frío,
con la ventana abierta es una estructura de predicado sin verbo.
121
3. EL ATRIBUTO
123
§ 103. Diferencias entre los copulativos ser y estar
45
En su origen ario, ser significó existir.
46
Explicaciones pormenorizadas y un nutrido número de ejemplos de los más
castizos sobre el particular puso en su inigualable Diccionario de uso del
español la malograda filóloga María Moliner.
47
Se llaman perfectivas las acciones de duración limitada, que necesitan
llegar a su término, a su final, a su perfección. Cada una de las acciones
designadas por los verbos saltar, disparar, besar, firmar, resolver, no se
124
Recordamos que una cualidad puede ser mirada desde dos
puntos de vista:
1. enunciarla en sí misma y atribuirla a un sujeto, sin atender
al origen o procedencia de la cualidad
2. considerarla como resultado de una acción (transformación,
cambio) que sabemos (suponemos) que ha tenido (tiene, tendrá) lugar.
Una lámpara encendida o apagada se relaciona con los actos
de encenderla o apagarla.
En el primer caso, la cualidad nos interesa sólo en su duración
o permanencia, y la acción es imperfectiva:
este jarro es blanco
este jarro es nuevo.
En el segundo, percibimos la acción como resultante de
alguna transformación consumida o perfecta:
este jarro está roto
este jarro está cocido.
La transformación puede ser real, como en el ejemplo anterior, o
simplemente supuesta, sin que se haya producido:
este jarro está intacto.
Por tanto, en español se usa estar cuando pensamos que la
cualidad es resultado de un devenir 48 real o supuesto. Mas basta que,
49
A quienes conocen inglés les sirve la siguiente regla: cuando los verbos
ingleses to feel o to look pueden sustituir a to be, en español debe emplearse
estar: este traje está (looks) sucio / limpio / arrugado; el café está (feels)
dulce / caliente. La experiencia realizada introduce sentido perfectivo a la
cualidad que enunciamos: lo toqué y vi (looking) que estaba vivo; la fruta
está (feeling) sabrosa; la sala estaba (looking) brillantísima.
50
La imperfección propia de los predicados con ser puede hallarse en
conflicto con la perfección del tiempo y neutralizarse más o menos. Esto
quiere decir que en los tiempos imperfectos lo imperfectivo de ser se
refuerza.; en los perfectos se debilita. La relación recíproca entre el aspecto
de la acción verbal de ser y estar, por un lado, y la cualidad perfecta o
imperfecta de los tiempos en que se hallan, por el otro, puede verse muy bien
con un participio pasivo.
127
ha sido reparada (antepresente) cuando está reparada
(presente);
habrá/haya sido reparada (antefuturo) cuando estará repa-
rada (futuro).
Es decir, estar reparada es naturalmente el resultado de haber sido
reparada 51 . Cuando el atributo es sustantivo, pronombre, adjetivo
determinativo o infinitivo, empleamos necesariamente ser:
éste es Luis
eso es mentir
mi amigo es abogado
mi intención fue otra
aquel libro era mío
los sentidos corporales son cinco
las dificultades serían muchas.
Estar ha heredado del latino stare ( = estar de pie,
mantenerse) su sentido local de situación o posición, material o
figurada:
Madrid está en el centro de España
estamos en casa
el termómetro está a diez grados
las acciones de aquella compañía están muy bajas
estaba de pie / sentado / arrodillado.
Finalmente, aquí están los pocos adjetivos que cambian de
significado según se atribuyen con ser o con estar:
ser estar
bueno bueno (de carácter) sano
malo malo (de carácter) enfermo
vivo rápido, inteligente gozar de vida, vivir
listo inteligente, agudo preparado, dispuesto
fresco despreocupado, cínico ir en situación difícil
51
Esta correspondencia demuestra con toda claridad el carácter imperfectivo
de ser y el perfectivo de estar, y hace ver a éste último como resultado de un
llegar a ser (eso es, del español devenir, del alemán werden o del inglés
become).
128
§ 104. Categorías que funcionan con atributo
52
El que pertenece al núcleo de la oración.
130
¿cómo fue que hiciste?,
mientras que en España se dice:
¿cuándo viniste?
¿cómo hiciste?
Tampoco pertenecen a la norma culta del español peninsular
las estructuras ecuacionales en que aparece un que en vez de un
adverbio. Si en Hispanoamérica se dice:
ayer fue que vino,
en España se dice:
ayer fue cuando vino.
53
Otros le han dado el funambulesco nombre de predicatoide.
54
Agramatical es todo lo que no se ajusta a las reglas de la Gramática. Por
tanto, la agramaticalidad es la calidad de un enunciado oracional que se
revela mal formado, en virtud de las reglas de la Gramática de la lengua.
132
Hay (complementos) predicativos de sustantivos o pronom-
bres en función de sujeto:
los corredores llegaron exhaustos a la meta,
y en función de complemento directo:
me trajeron frío el pescado.
La función de predicativo la suelen desempeñar adjetivos,
participios, adverbios modales y gerundios, los cuales responden a la
pregunta ¿cómo?:
Vi la casa ardiendo. - ¿Cómo viste la casa?
Sin embargo, también pueden considerarse predicativos algu-
nos sustantivos precedidos de preposición. En este caso, su sustituto es
el pronombre que:
Mi hija trabaja de cocinera en un restaurante. - ¿De qué
trabaja tu hija?
En fin, a veces, en lugar de una preposición aparece el adver-
bio como, que adquiere valor preposicional:
mi hija trabaja como cocinera en un restaurante.
133
§ 109. Clases de oraciones con atributo
134
SEGUNDA PARTE:
ORACIÓN Y CONJUNTOS
135
136
I. CONJUNTOS ORACIONALES
POR COORDINACIÓN
Sujeto Predicado
el padre + la madre + salieron de casa a primera hora.
los niños
141
§ 114. Oraciones causales y consecutivas
143
II. ORACIONES COMPLEJAS Y CONJUNTOS
ORACIONALES POR SUBORDINACIÓN
148
b. Oraciones sustantivas en función de
complemento directo (OSFCD)
En la oración En la oración
principal: subordinada:
En la oración En la oración
principal: subordinada:
152
encuentra en estilo indirecto. En el estilo indirecto, el hablante se
limita a dar una referencia personal de lo dicho por otro:
el orador dijo: consideradme como un hermano vuestro
el orador dijo que se le considerase (o que le considerasen los
presentes) como un hermano suyo.
En realidad, en el estilo directo no hay subordinación, aunque
así se piense a veces. En el plano formal (y, por tanto, también
sintáctico) no hay relación 55 entre el verbo de decir y lo dicho; la
relación es exclusivamente en el plano de la lógica. En el ejemplo
directo de arriba, lo único que hay desde el punto de vista sintáctico es
una forma de yuxtaposición, en que la oración de decir podría
convertirse en inciso:
consideradme – dijo el orador – como un hermano vuestro.
.La oración interrogativa conserva los signos interrogantes en
el estilo directo, pero no en el indirecto. En la construcción directa no
se emplea una conjunción intermedia; en la construcción indirecta, en
cambio, se usa el que subordinante. Cuando en la oración interrogativa
indirecta se pregunta por el predicado, la palabra de enlace es el
adverbio relativo si:
dime si vas a venir
le pregunté si le gustaba.
Sin embargo, el adverbio relativo que se suprime a veces en el
lenguaje familiar y, casi siempre, con las oraciones interrogativas. Así,
hay omisión en
le rogó lo informase del hecho
me preguntó quién era el mozo,
expresiones que pudieran haberse dicho también
me rogó que lo informase del hecho
me preguntó que quién era el mozo.
En los lenguajes oficial y epistolar, la conjunción que se
suprime a menudo, no solamente con oraciones interrogativas, sino
también con enunciativas y exhortativas indirectas. En general, su uso
55
En el estilo directo, el verbo de decir y lo dicho presentan siempre
entonaciones independientes, prueba bien clara de lo afirmado anteriormente.
153
resulta afectado en el lenguaje familiar, y artificioso en el literario.
Además, en la literatura hay una forma mixta, llamada estilo indirecto
libre: igual que en el estilo directo, las palabras dichas por otro
aparecen como oración yuxtapuesta; pero varían los modos y los
tiempos verbales, como en el estilo indirecto:
la fiesta, declaró el director, había sido muy brillante
se estipuló una condición: la ciudad sería respetada.
La conversión del estilo directo al indirecto obliga, en
ocasiones, a ciertos cambios en las formas verbales (consecutio
temporum 56 ), en los pronombres y otros elementos deícticos. Además,
es necesario añadir la conjunción subordinante que:
el presidente dijo que ayer (ellos) habían tenido algunos
problemas.
Unos gramáticos opinan que las oraciones en estilo directo no
son subordinadas sustantivas, sino yuxtapuestas o, incluso, en
aposición, pues no llevan nexo subordinante.
En fin, en el registro coloquial, es frecuente repetir la
conjunción que si hay un inciso oracional:
el profesor dijo que, si queríamos, (que) nos podemos ir.
Son incompatibles la conjunción subordinante que y el estilo
directo, a pesar de que ello es relativamente frecuente en el lenguaje
periodístico. No se dice:
el presidente dijo que “hoy hemos tenido problemas”, sino se
dice “Hoy hemos tenido problemas”, dijo el presidente o (mejor)
también se dice el presidente dijo que ayer habían tenido problemas.
Como el CD de cosa y, por tanto, el oracional se construyen
siempre sin preposición, es incorrecta la presencia de la preposición de
delante de la conjunción subordinante que. Es otro caso de dequeísmo.
No se dice
me aconsejaron de que no me acercara, sino se dice me
aconsejaron que no me acercara
todos pensamos de que el diputado no tenía razón, sino se
dice todos pensamos que el diputado no tenía razón.
56
Lat., concordancia entre los tiempos que se corresponden.
154
c. Oraciones sustantivas en función
de complemento indirecto (OSFCI)
155
me alegro que hayáis venido, sino se dice me alegro de que
hayáis venido
me acuerdo que era tarde, sino se dice me acuerdo de que era
tarde
insistió que teníamos que ir, sino se dice insistió en que
teníamos que ir
confío que me echéis una mano, sino se dice confío en que me
echéis una mano.
El verbo fijarse en imperativo adquiere un valor cercano al de
la interjección, por lo que es normal eliminar la preposición en que le
corresponde:
fíjate si será listo que… = fíjate en si será listo que…
fijáos qué cosa os dice = fijáos en qué cosa dice.
57
Y, por esta causa, en latín el relativo concierta con su antecedente en
género y número, pero no en caso.
163
los socios que habían traído a sus familias eran muchos / los
socios, que habían traído a sus familias, eran muchos.
164
§ 144. OSR sin antecedente
(o de antecedente callado)
165
la preposición de incide sobre el relativo lo que (o, si se quiere, sobre
lo), como CR de he hablado y como complemento de capaz respec-
tivamente, y no sobre la OSR que ejerce la función de CD.
En fin, las oraciones introducidas por un adverbio relativo y
sin antecedente son adverbiales, pues se sustituyen por adverbios:
cuando juegues, me lo dices = entonces, me lo dices
donde hay espacios libres, se vive mejor = allí, se vive mejor.
58
Como el francés celui y el italiano quello.
167
ignoro lo de que eres capaz = ignoro de lo que eres capaz
sé lo con que cuento = sé con lo que cuento
ya conoces el (asunto) a que me refiero = ya conoces al que
me refiero
sabíamos la con que bailaría = sabíamos con la que bailaría.
Las excepciones a la obligatoriedad de esta construcción son
rarísimas en la lengua clásica y por completo desusadas en nuestros
días.
Los relativos, con sus formas que, cual, quien, cuyo, desem-
peñan en las OSA de las que forman parte y que encabezan todos los
oficios sintácticos, y pueden llevar asimismo las preposiciones que
convengan a cada caso, según nos lo muestran los ejemplos del
siguiente cuadro:
Oración de relativo: El relativo es en ella:
59
El cual conserva todavía confusamente su primitivo valor etimológico de
pronombre demostrativo.
170
que las expresiones indicadas deben estimarse más bien como rela-
tivos con el antecedente englobado en su propia significación.
No pertenece a la norma culta el uso del relativo que en
oraciones exclamativas encabezadas por qué. Por tanto, no se dice
¡qué listo que es!, sino ¡qué listo es!
¡qué lejos que está!, sino ¡qué lejos está!
§ 148. Cual. Es un adjetivo correlativo de tal, y conserva este
carácter siempre que se usa sin artículo. En el refrán
cual la madre, tal la hija,
donde se verifica esta correlación, se ha suprimido el verbo copu-
lativo. Acompañado del artículo, cual se ha convertido en pronombre
relativo, y en esto tenemos una prueba más de la sustantivación. Hay
ejemplos antiguos del uso de cual sin artículo, pero en la actualidad la
presencia de éste es indispensable.
Los relativos el cual, la cual, lo cual, los cuales, las cuales
tienen sentido explicativo, y por esto pueden sustituir a que explica-
tivo. Esta sustitución ofrece circunstancias que la favorecen o dificultan.
Cuando el relativo está alejado de su antecedente, el empleo
de el cual se recomienda como más expresivo que el de que, a causa
de que éste no expresa género y número, y por consiguiente no se
enlaza con su antecedente con tanta claridad como el primero.
Ponemos el ejemplo de la oración compleja
entraron dos máscaras, cuando la fiesta estaba en todo su
apogeo, las cuales llamaban la atención por la vistosidad de sus
disfraces,
con referencia a la oración de relativo que llamaban la atención.
El relativo que es proclítico, y por esto no suele quedar como
palabra final del grupo fónico. Cuando la construcción lo sitúa en esta
posición, tiende a ser sustituido por el cual:
todo lo que pienso decir son sentencias del padre predicador
que la Cuaresma pasada predicó en este pueblo, el cual, si mal no
recuerdo, dijo ... (Quijote, II, 5)
En general, que es mucho más frecuente que el cual al
comienzo de un grupo fónico; pero, cuando van con preposición en
comienzo de grupo fónico, la mayor frecuencia le corresponde a el
cual.
171
En las OSA especificativas, que domina absolutamente, cuando
no lleva preposición.
Las preposiciones que pueden preceder al relativo que son,
como él, proclíticas. Por esta causa hay gran vacilación, tanto en la
lengua clásica como en la moderna en el empleo de que precedido de
preposición, y una clara tendencia a sustituirlo por el cual, aun en las
especificativas:
existen entendimientos para los cuales es inútil argumentar
con razones
no hallamos fundamento sobre el cual podamos entablar
demanda.
Es indudable que no habría dificultad lógica en decir para los que y
sobre el que, pero los escritores y el uso general prefieren ordina-
riamente para los cuales y sobre el cual, respectivamente 60 .
§ 149. Quien. Como equivalente de el que, la que, los que,
las que, este relativo se emplea únicamente para personas o cosas
personificadas. Desde el siglo XVI, se formó el plural quienes, que fue
extendiendo paulatinamente su uso hasta generalizarse. Sin embargo,
aun en nuestros días se usa de vez en cuando quien con antecedente
plural:
no os podéis quejar de mí, vosotros a quien maté (Zorilla,
Tenorio).
Cuando lleva antecedente expreso, su uso ofrece particula-
ridades especiales, salvo el no poder ser sujeto de una OSA especi-
ficativa. No podemos decir
el hombre quien vino
60
Esta preferencia se debe a un motivo rítmico; el sucederse varias sílabas
átonas de palabras proclíticas por naturaleza, se busca un apoyo intensivo que
no puede ser que, sino cual. Por esto, los gramáticos coinciden en decir que
esta sustitución es particularmente frecuente con preposiciones bisílabas, o
con locuciones equivalentes a una preposición, como por encima del cual, y
no por encima del que; de entre las cuales, y no de entre las que. Con las
preposiciones monosílabas existe gran vacilación, y abundan los ejemplos de
el que y el cual. Afirman las Gramáticas que suele emplearse el cual por el
que detrás de las preposiciones monosílabas por, sin, tras, y que, en cambio,
es poco frecuente la situación en las especificativas con las demás
preposiciones de una sola sílaba.
172
la señora quien ha entrado,
sino hay que decir
el hombre que vino
la señora que ha entrado.
Si no lleva antecedente expreso, quien tiene también los usos
generales de los demás relativos: en él compiten, por tanto, el sentido
del antecedente simplemente callado y el relativo de generalización,
aplicable a cualquier persona. La Real Academia llama este caso
“quien con el antecedente implícito” y establece que no se usa sino
como sujeto / atributo de la OSA, que es su propia oración:
quien (sujeto) canta, su mal espanta
Juan fue quien (atributo) me enteró de la noticia
yo no puedo, ni debo sacar la espada contra quien (sujeto) no
fuere armado caballero.
El fenómeno mencionado al hablar de que ocurre también con
este relativo, que se construye muchas veces sin antecedente explícito.
Así, por ejemplo, la construcción
quien bien te quiere, te hará llorar
se interpreta suponiendo que quien lleva implícito su propio ante-
cedente, que podría ser un pronombre demostrativo. Tendríamos, pues,
quien = aquel que (o aquella que).
Este uso hace que, cuando el antecedente implícito debiera llevar
preposición, quede afectado de ella el propio relativo; así, en
éste es un cuadro de quien no sabe pintar,
la preposición de viene afectando al relativo quien, cuando
correspondería al antecedente implícito, ya que éste sería un genitivo
dependente de cuadro, en tanto que a quien, sujeto de su oración, no le
corresponde llevar preposición alguna.
§ 150. Cuyo. Este relativo procede del genitivo latino cuius, y
conserva desde su origen el doble valor relativo y posesivo. Concierta
en género y número con la cosa poseída:
ayer fue detenido un individuo cuyo nombre es Pedro.
El olvido de su carácter posesivo motiva algunas veces su
empleo como un relativo cualquiera, error censurado por los gramá-
ticos. Es efectivamente un disparate decir cuya en vez de la cual, en
la siguiente expresión:
vimos una casa al parecer antigua, cuya casa ...
173
En la actualidad se usa casi exclusivamente entre los dos sustantivos
que relaciona, antecedente y nombre poseído, aunque pueden interpo-
nerse otras palabras y frases, como en el último ejemplo, por supuesto
no recomendable.
§ 151. Observaciones
174
El grado de generalización varía según las circunstancias, y por ello es
imposible limitar con exactitud estos matices que aplicamos a un
antecedente callado más o menos extenso, el cual no ofrece dudas para
el interlocutor.
Cuando el sustantivo-antecedente es un nombre propio o un
pronombre personal tónico, sólo son posibles las oraciones
explicativas:
Ana, que es una alumna ejemplar, será premiada
vosotros, que estáis cansados, sentaos aquí.
Sólo las OSA explicativas con el relativo el cual (y sus
varintes) permiten intercalar otras palabras entre el relativo y su
antecedente:
aquellos niños echaron a llorar, los cuales, más tarde, se
marcharon.
Las oraciones adjetivas con el relativo cuyo (y sus variantes)
pueden ser tanto especificativas como explicativas:
especificativa: vino a verme una mujer cuyo marido me
conocía
explicativa: la hija de Juan, cuya casa está próxima a la mía,
salió para París.
Los relativos el cual y cuyo (y sus variantes) aparecen sepa-
rados de su antecedente, si forman parte de estructuras partitivas 61
(con indefinidos o cardinales):
tengo tres alumnos, ninguno de los cuales es mujer
me han regalado un libro, dos de cuyas hojas son ilegibles.
§ 152. Adverbios relativos. Los adverbios donde, como,
cuanto, y a veces cuando, pueden sustituir a que y el cual. Donde se
usa con un antecedente que exprese lugar, o, para indicar deducción o
consecuencia, con las preposiciones de y por:
una señal por donde conocimos sus intenciones
la casa donde pasé mi niñez
de donde se deduce.
Y también este ejemplo más o menos divertido:
61
Estructuras lingüísticas que sirven para designar una parte del todo
significado por otro elemento.
175
- He reñido a un camarero. - ¿Por qué?¿Dónde? ¿Cuándo?
¿Cómo? - Porque, donde cuando como sirven mal, me desespero.
Se cita algunos ejemplos raros de donde con antecedente de tiempo:
porque se llegaba la hora donde me convenía volver a salir de
la cima (Quijote, II, 23).
Como tiene el valor modal que corresponde a su origen, y se
emplea con un sustantivo-antecedente que signifique modo, manera,
medio, arte:
estaban de acuerdo en el modo como había que plantear el
problema.
Cuanto es relativo de generalización:
cuantos lo vean se regocijarán.
Sustituye a lo que cuando el antecedente es el indefinido todo, expreso
o tácito:
todo cuanto decía le parecía gracioso
comed cuanto querráis.
El empleo del adverbio cuando con valor relativo es poco frecuente;
puede decirse, sin embargo:
el tiempo cuando íbamos a la escuela.
62
El valor modal de según que está hoy olvidado. En cambio, tanto éste
como según solo tiene un frecuente uso temporal con sentido de progresión
paralela de la acción principal y la subordinada: según (que) vayas estu-
diando ( = a medida que vayas estudiando) encontrarás más facilidad.
180
El adverbio como suele llevar sobrentendida la oración subor-
dinada, que por lo general reproduce a la subordinante. Así, encon-
tramos las expresiones
es ágil como una ardilla = como una ardilla (es ágil)
se portó como un grosero = como un grosero (se portó).
Cuando se trata de un hecho futuro, en la oración subordinada
se emplea siempre el subjuntivo, por tratarse de un hecho eventual. Se
exceptúan solamente las oraciones temporales con mientras que; aun
tratándose de un hecho futuro, si es real, éstas pueden ir en indicativo,
pero no en futuro, ni en potencial. El sentido de acción venidera se
expresa aquí por medio del presente:
mientras llega Antonio, voy a escribir una carta.
Una acción futura con relación al pasado se expresa por el imperfecto:
mientras llegaba Antonio, me puse a escribir una carta.
De ningún modo podría haberse dicho en estos casos
mientras llegará / llegaría Antonio.
Se exceptúan también las oraciones subordinadas formadas con antes
que, las cuales siempre llevan el subjuntivo. La correlación de tiempos
es la misma que explicamos anteriormente en las oraciones objetivas.
181
1. Expresión del lugar
a. Fecha y hora
184
Para referirse con el nombre de un día de la semana a todos
los días que llevan ese nombre se emplea los / todos / cada + nombre
del día:
todos los martes come pescado; y los domingos, fruta.
Para situar un suceso en relación con un día de la semana no
se usa ninguna preposición. Basta seguir las reglas de uso del artículo.
§ 161. Los meses del año. Los nombres de los meses del año
son masculinos. Normalmente, se emplean sin artículo:
pero, en mayo de 1968, cuando empezó la protesta
estudiantil, yo ya no estaba en París.
Para situar un acontecimiento en un mes, se emplea la
preposición en:
aquí, en septiembre ya empieza a refrescar por las noches.
En las fechas, los nombres de los meses van introducidos por
la preposición de:
nació el 14 de junio de 1988.
§ 162. Las estaciones. Los nombres de las estaciones del año
son masculinos, sólo la primavera es femenino.
Para situar un suceso en una de las estaciones del año, se
emplea la preposición en seguida del nombre de la estación sin
artículo:
en primavera, paso los fines de semana en el campo.
Los nombres de las estaciones suelen ir introducidos por el
artículo, contrariamente a lo que ocurre en muchos idiomas, en los que
los nombres de las estaciones no se emplean nunca con artículo:
inglés: spring is the season I prefer
español: la primavera es la estación que prefiero.
§ 163. Las fechas. Se expresan de manera absoluta de la
siguiente manera: (día de la semana + ) numeral cardinal + de + mes
+ de + año:
hoy es (domingo) 24 de abril de 1990.
La forma abreviada de la fecha, utilizada en la lengua escrita
(por ejemplo, en cartas formales / comerciales, en documentos legales,
etc.), es idéntica, pero no se expresa el día de la semana. En estos
contextos, la fecha suele ir introducida por la preposición a:
en Madrid, a 24 de enero de 1993.
185
Para situar un acontecimiento en el tiempo, dando sus coorde-
nadas temporales, cuando se utiliza una fecha como referencia tem-
poral, ésta va introducida por el artículo el:
se casó el 9 de abril.
Para expresar la fecha del día (eso es, para identificar un día,
diciendo a qué fecha corresponde), no se emplea artículo, a no ser que
ya se haya mencionado la fecha en cuestión:
hoy es martes 25 de junio de 1992.
Sin embargo, para identificar una fecha ya mencionada anteriormente
en el contexto, sí se usa el artículo:
- Pero, ¿no tenías hoy examen? - ¡Qué va! El examen es el 15
de junio. – Sí … pero el 15 de junio es hoy.
A veces, para referirse a una fecha cuando está claro, en el
contexto, de qué mes se trata, se usa: el (+ nombre del día) (+día) +
número cardinal correspondiente:
- ¿Cuándo te vas? – El cinco.
- ¿Y cuándo decías que se casaron? – El domingo, día 25.
Es importante notar que en las fechas se usan, en español,
números cardinales (y no ordinales), excepto primero, que alterna con
uno:
nació el primero / 1 (uno) de enero.
Para preguntar por la fecha (y para contestar) se usa la
expresión con el verbo estar:
- ¿A qué / cuántos estamos hoy? – A 27 de agosto / A lunes 27
de agosto.
Para situar de manera aproximada un suceso en relación con
una fecha, se usa: como / alrededor de / hacia / sobre / por / ahí /
allá por + el + fecha:
yo creo que estará terminado alrededor del quince de julio.
El uso de cómo es peculiar sobre todo del español americano
y, en el español peninsular, del lenguaje juvenil.
§ 164. Años y siglos. Para referirse a un año no se emplea
ningún artículo:
en 1960 estaba viviendo en Portugal.
Sin embargo, cuando se utiliza una forma abreviada, tiene que ir
introducida por el artículo:
186
vive aquí desde el 45
se casaron en el 78.
Como se ha visto, para situar un suceso o acontecimiento en
relación con un año, se utiliza la preposición en.
Los siglos se expresan en español con números cardinales y
no con números ordinales, como en otros idiomas (inglés, alemán,
francés, italiano, etc.). En la escritura se usan siempre números ro-
manos 63 . Se escribe
el siglo XVII y se lee el siglo diecisiete.
§ 165. Preguntar y decir la hora. Para expresar la hora se
emplea: (ser) + la / las + hora
y para preguntar la hora se emplea qué + hora + ser :
- ¿Qué hora es? – (Es) la una y media.
Al decir la hora, se usa a veces la expresión en punto para
indicar que se trata exactamente de la hora indicada, y no de una hora
aproximada:
es la una en punto
son las cinco y cuarto en punto.
Los minutos de 1 a 29 deben ir introducidos por y, pero
también se encuentran limitados usos sin y:
las tres (y) cinco (minutos)
las nueve (y) veinticinco.
Cuarto y media van necesariamente introducidos por y:
las cinco y cuarto
las diez y media.
Para los minutos que van de 31 a 59 se calcula cuántos
minutos faltan para la hora siguiente y se expresa: (es / son +) la / las
+ hora siguiente + menos + cardinal (+ minutos). .
En América también se dice: falta(n) + cardinal + (minutos)
para la(s) + hora siguiente:
1. es la una menos cuarto
falta un cuarto para la una
2. son las nueve menos diez (minutos)
63
En las fechas de textos históricos y al referirse a siglos, se encuentran con
frecuencia las abreviaturas A.C. (= antes de Cristo) y D.C. (+ después de
Cristo).
187
faltan / son diez (minutos) para las nueve.
En la segunda construcción, faltar y ser concuerdan con los
minutos (cuarto, diez) y no con la hora.
En la lengua hablada corrientemente, el día se divide en dos
períodos de doce horas y se habla, por tanto, de:
las dos de la madrugada (de la mañana) / de la tarde
las seis de la mañana / de la tarde
las nueve de la mañana / de la noche
las doce del mediodía / de la noche.
Existe en la lengua hablada cierta tendencia a evitar el empleo
de los términos mediodía y medianoche, y a sustituirlos por las doce
(del mediodía) y las doce de la noche. El término mediodía se usa más
a menudo para referirse a un período de tiempo que va
aproximadamente de las 12 del mediodía hasta la hora de almorzar.
En el lenguaje formal escrito y en el registro burocrático, se
considera el día como un solo período de 24 horas, y se habla, por
tanto, de:
las 16 (dieciseis) horas
las 19 (diecinueve) horas
las 23 (veintitrés) horas.
En estos registros, los minutos no suelen ir introducidos por y ; se
considera la hora como un único período de 60 minutos:
- ¿A qué hora sale el tren Talgo para Ginebra? – A las
diecisiete cuarenta.
Oralmente, estos usos se dan casi exclusivamente en relación
con los medios de comunicación o de transporte. En estos registros,
además, se evita el empleo de las palabras cuarto y media, que se
sustituyen por quince y treinta, respectivamente. Este uso confiere
siempre a la expresión un tono más formal. El vocero de la estación
suele decir:
Señoras y señores, bienvenidos a Madrid. Son las dieciocho
treinta, hora local, y la temperatura es de 22 grados.
§ 166. Situar un suceso con respecto a una hora. Para
preguntar por la hora en que se produce algo se utiliza: ¿a qué hora
(+ verbo)?:
188
- Bueno, ¿a qué hora nos vemos? - ¿Por qué no quedamos a
las cuatro en la cafetería? La conferencia es a las cuatro y media. Así
nos podemos ir después de tomar un café.
Para situar un acto o acontecimiento en relación con una hora
se utiliza la preposición a:
- ¿A qué hora nos vemos? – A las cuatro y media en punto.
Como siempre, cuando ya sabemos de qué suceso se trata, no
se repite el verbo:
- Oye, acuérdate de que mañana tenemos una reunión. - ¿A
qué hora? – A las tres y media.
Para situarse de manera aproximada en relación con una hora
se emplea coloquialmente: como a / sobre / hacia / alrededor de + la /
las + hora:
- ¿A qué hora piensas acabar? – Pues, como a las siete y
media, ocho. – Vale. Entonces te llamo sobre las ocho.
En los registros formales es menos frecuente que se sitúe algo
con respecto a una hora de manera aproximada; pero, cuando sucede,
se prefieren hacia y alrededor de:
En los registros informales o familiares, se emplea la
expresión las tantas en a / hacia / hasta las tantas, etc, para referirse a
una hora muy tardía de la noche (madrugada):
si no te hubieras acostado a las tantas, no estarías de tan mal
humor.
§ 167. Los momentos del día. En español, el día se
subdivide en tres grandes momentos: la mañana, la tarde, la noche.
Para situar un suceso o acontecimiento en relación con uno de
estos momentos, se utiliza la preposición por:
- ¿Cuándo nos vemos? – Mañana por la tarde, ¿te va bien?
También se emplea a(l) mediodía para referirse a un momento
del día comprendido entre las 12 y la hora de almorzar. En ocasiones,
se confunde con la hora misma del almuerzo.
Para situar un suceso o acontecimiento en el día en oposición
a la noche y viceversa, se usa la preposición de:
- ¿Tenemos que llevar mucha ropa? – Pues, no sé. De día,
todavía hace mucho calor. Sin embargo, de noche, refresca bastante.
189
Además, para referirse al final de la tarde, poco antes de la
noche, se usa el atardecer. Para referirse al momento en el que está
empezando la noche, se usa el anochecer. Para referirse a la segunda
mitad de la noche, poco antes de la mañana, se usa la madrugada.
Para referirse al momento en el que empieza la mañana, se usa el
amanecer, que es posterior a la madrugada.
Para situar un suceso o acontecimiento en relación con estos
momentos más puntuales, se usa:
al + amanecer / atardeceder / anochecer
en la madrugada
verbo + de madrugada.
Se observa, por otra parte, cierta tendencia a emplear de la
mañana en lugar de de la madrugada, especialmente al especificar
una hora. Se prefiere madrugada sólo para marcar de modo impreciso
que algo ha sucedido muy avanzada la noche.
Pretérito
Pretérito imperfecto
creía que Juan sabría esto no creía que Juan supiera esto.
Pretérito perfecto
192
he visitado
(2)____________||______*A_________||______________
PRETERITO PRESENTE FUTURO
creo que Pedro ha leído este no creo que Pedro haya leído este
libro libro
194
anterior al lapso de tiempo más o menos extenso en que hablamos. Si
decimos
viajamos,
(3)______*A_____||______________||________________
PRETERITO PRESENTE FUTURO
Pretérito pluscuamperfecto
nevar
(4)___*B___*A___||______________||________________
llegar
PRETERITO PRESENTE FUTURO
195
Con valor de pluscuamperfecto de indicativo, aparece con
cierta frecuencia en la literatura moderna también la forma –ra
(cantara), que las Gramáticas designan como pretérito imperfecto de
subjuntivo:
los cacahuetes que antes le diera (Galdós, Miau).
Observaba Amado Alonso ya en 1935 que la lengua escrita de la
Argentina parecía tender a dar un particular sentido a la mencionada
forma –ra:
la noticia que este diario diera (= que ya ha dado) tiene
confirmación
el puerto de donde Colón partiera (= de donde, como todos
saben, partió).
Pero este uso se presenta normalmente sólo en oraciones
introducidas por un relativo o por un interrogativo (pronombres o
adverbios) 64 .
§ 178. Pretérito pluscuamperfecto de subjuntivo (hubiera/-
se cantado). Este tiempo indica una acción que es pasada respecto de
otra acción pasada, dentro del sentido general del modo subjuntivo; en
no sabía Juan que Pedro hubiera / -se ganado el premio,
el ganar de Pedro expresa un hecho que es pasado con relación a otro
pasado, el saber de Juan; por consiguiente, cuando Juan supo, el
ganar Pedro el premio era ya un hecho definitivamente consumido.
Otras veces tiene sentido de posibilidad en el pasado:
nadie lo hubiera / hubiese creído.
Corresponde este tiempo en subjuntivo a los tiempos plus-
cuamperfecto de indicativo y potencial compuesto:
64
El valor de pluscuamperfecto de indicativo, que es, en realidad, el que tuvo
en su origen la forma –ra (el lat. amaveram, había amado > el esp. amara), se
usó durante la Edad Media y en nuestros días se conserva todavía en gallego.
196
creí que Pedro habría no creí que Pedro hubiera/
ganado el premio hubiese ganado el premio.
Presente
197
§ 183. Presente histórico. Es un recurso estilístico, cuya
acción refiere un hecho pasado al que se quiere dar tanta viveza como
si ocurriese ahora realmente:
César resuelve, pasa el Rubicón y avanza con sus tropas.
Pero también puede ser un recurso coloquial del habla popular y
familiar:
y entonces va el guardia, se acerca y me dice ...
Este tiempo es de gran valor literario, por actualizar hechos
del pasado y hacerlos presentes para auditorio o lector, acercándolos
así, por el relieve que les da, a la escena referida:
Aquella soledad favorecía sus propósitos. Y, cuando ya estaba
decidido a saltar la correa del cortijo, ve acercarse a uno de ellos con
la azada al hombro. Indeciso, Juan se oculta tras un árbol y espera a
que pase el labrador ... El buen hombre va silbando ignorante del
peligro.
En la conversación corriente, este tiempo puede reemplazar el futuro,
actualizando con ello la acción futura, transformándola en acción
presente y considerándola casi realizada:
mañana voy al cine.
Lingüistas tales como Marouzeau consideran que se trata de
un presente atemporal, que aclara el contenido de la acción, sin
indicar no obstante el momento en que ella se sitúa. Así, pues, en la
oración
el año que viene me tomo dos meses de vacaciones,
me tomo = quiero tomarme, estoy decidido a tomarme.
§ 184. Presente por futuro. La acción de éste traza con
rasgos más vivos y más patentes lo que todavía es eventual:
esta tarde te llevo al cine
el año que viene nos vamos a Inglaterra.
§ 185. Presente de obligación. Este es una variante del
presente por futuro, pero con matices familiares:
¿la mato o la perdono?
y, a veces, encierra sentido de mandato:
mañana buscas a Francisco y se lo cuentas todo.
198
§ 186. Presente de subjuntivo (cante). Este expresa, dentro
de la irrealidad propia del modo subjuntivo, una acción que puede ser
presente o futura. Si decimos, por ejemplo,
no creo que Juan sepa esto,
es indudable que el hecho de saber se refiere al momento actual; pero
si se dice
deseo que llegue pronto el verano
es obvio que el llegar es un hecho venidero.
Este tiempo suele depender de un verbo en presente, pretérito
perfecto o futuro de indicativo:
te prohibo / he prohibido / prohibiré / habré prohibido que
vayas.
Pero también puede ser independiente, expresando deseo/duda:
¡vivan los novios!
quizás tengas razón.
Existe también un subjuntivo de deseo/optativo, como en los
ejemplos:
¡viva España!
¡ojalá llueva!
del cual derivan el subjuntivo exhortativo:
¡huyamos!
¡vámonos a casa!,
y el subjuntivo de mandato:
hable usted / hablen ustedes,
cuyas formas completan la serie de las dos únicas que posee el modo
imperativo (canta / cantad). También se utiliza el subjuntivo de
mandato en oraciones exhortativas:
no hables (tú) / no hable (usted) / no hablemos (nosotros) / no
habléis (vosotros) / no hablen (ustedes).
§ 187. Futuro. Este tiempo verbal presenta un hecho que ha
de producirse en el porvenir.
199
Futuro imperfecto
§ 188. Futuro imperfecto de indicativo (cantaré). Este
expresa una acción venidera que no se da como terminada. Cuando
decimos
el domingo comeremos en el campo.
comeremos
(5)_____________||______________||_______*A_______
PRETERITO PRESENTE FUTURO
es en el punto A del momento futuro de la línea del tiempo que se
verifica comeremos.
Es incorrecto usar el futuro en oraciones subordinadas de sentido
futuro introducidas por adverbios relativos (donde, cuando, como,
cuanto) o por pronombres relativos (que, quien, etc.), cuyos antece-
dentes sean personas indeterminadas; en estos casos ha de usarse el
presente de subjuntivo. Por tanto no se dice
ven cuando querrás, sino ven cuando quieras.
§ 189. Futuro de mandato o de obligación. Es un tipo
especial de futuro, que indica la seguridad del hablante en el cumpli-
miento futuro de una orden:
se presentará usted en un plazo de diez días
¡no matarás! 65
Con entonación interrogativa, el mandato se convierte en ruego cortés:
¿me acompañarás a merendar?
¿me regalarás este bolso?
Aunque el sentido de obligación es el que tuvo en su origen la
actual forma del futuro español, hoy día se siente como secundario y
derivado del sentido de acción venidera.
§ 190. Futuro de posibilidad o de probabilidad. Este
tiempo expresa tales matices en un momento presente:
usted recordará que la amamos
ahora estará nevada la sierra
¿qué hora será?
¿cómo se atreverá?
65
Este es uno de los diez mandamientos de la Biblia.
200
§ 191. Futuro imperfecto de subjuntivo (cantare). Este
expresa una acción hipotética considerada como no acabada, en el
presente/futuro:
si alguien dudare del cumplimiento de esta promesa, yo lo
convenceré de este error.
Se usa sólo en las oraciones del ya mencionado tipo de
condicional contingente, pero en el habla moderna de España ha
venido siendo sustituído por tiempos tales como presente de
indicativo / subjuntivo:
si alguien duda / cuando alguien dude ...
No obstante, se conserva, como el futuro perfecto (hubiere cantado)
nada más que en la lengua escrita y generalmente en algunos
modismos (sea lo que fuere), lo mismo que en el estilo solemne y
burocrático.
Futuro perfecto
(6)_____________||______________||____*B___*A_____
preparar venir
PRETERITO PRESENTE FUTURO
201
Es incorrecto usar el futuro perfecto de indicativo en oracio-
nes subordinadas por adverbios relativos (donde, cuando, como, cuanto)
o por pronombres relativos (que, quien, etc.) cuyos antecedentes sean
personas indeterminadas; no se dice, por tanto,
lo habrá hecho cuando habrá querido, sino se dice lo habrá
hecho cuando lo haya querido.
§ 193. Futuro perfecto de subjuntivo (hubiere cantado).
Dentro de la irrealidad del subjuntivo, este tiempo verbal enuncia un
hecho futuro como acabado con relación a otro futuro. En la oración
si para Navidad no hubiere vuelto, no me esperéis,
se puede observar que el volver es pasado con respecto al momento
futuro expresado por la Navidad.
Sólo se emplea este tiempo en las oraciones de tipo condi-
cional contingente, pero su uso es hoy en día reducido, pues lo susti-
tuye casi siempre el pretérito perfecto de indicativo o de subjuntivo.
§ 194. Potencial. El hecho que éste presenta es considerado
no como real, sino como posible:
lo leería
vosotros escucharías.
Muchas Gramáticas españolas no lo consideran un modo, sino
sólo una pareja de tiempos del modo indicativo, a saber el potencial
simple y el potencial compuesto. Indistintamente de ello, aclaramos en
lo que sigue sus rasgos definidores.
§ 195. Potencial simple (cantaría). Este expresa un hecho
futuro en una perspectiva pasada, y se distingue del futuro imperfecto
por ser un tiempo relativo, no absoluto. Mas, igual que éste, es un
tiempo imperfecto:
dicen que vendrían.
De esta significación de futuro del pasado nace la de
probabilidad o posibilidad vista desde un pasado (paralela a la del
futuro de probabilidad):
serían las tres de la tarde cuando acabó de llover.
Pero esa probabilidad puede estar referida no sólo a un momento
pasado, sino también a uno futuro:
sentiría que llegase tarde.
En este caso, se puede observar que la perspectiva no es pasada, sino
presente. Con este sentido de posibilidad o probabilidad puede usarse
202
también la forma –ra (cantara), que las Gramáticas suelen llamar
imperfecto de subjuntivo:
¡nadie lo creyera!
¡ninguno de ellos lo hiciera!
¡nada me gustara más!
Es un uso de sabor libresco en España, aunque en Venezuela sigue
sintiéndose como muy vivo. No se puede usar con este sentido la
forma –se (cantase).
§ 196. Potencial compuesto (habría cantado). Este tiempo
expresa un hecho futuro con relación a un momento pasado que es, a
su vez, pasado respecto de otro momento futuro; por ejemplo, en
me dijo que para la semana próxima ya habría venido,
el venir es futuro con relación al momento en que me dijo, pero
pasado con relación a la semana próxima.
El potencial compuesto es, por tanto, un tiempo perfecto.
Puede indicar probabilidad o posibilidad, igual que el potencial
simple, pero sólo en el pasado. Pongamos el ejemplo de la oración
compleja
me habría gustado verte.
En esta oración pueden usarse con este misma sentido también las
formas del pluscuamperfecto de subjuntivo:
me hubiera / hubiese gustado verte.
En el ejemplo anterior,
me dijo que para la semana próxima ya habría venido,
207
hasta (el momento [en]) que no termine el trabajo, no estará
tranquilo.
Así consideradas, estas oraciones sin antecedente expreso
serían adjetivas adverbializadas.
No es correcto emplear el adverbio relativo cuando con futu-
ros o condicionales. No se dice
cuando vendrás, te daré el dinero, sino se dice cuando ven-
gas, te daré el dinero
te dije que cuando vendrías te daría el dinero, sino se dice te
dije que cuando vinieras te daría el dinero.
Las secuencias a la que y en lo que como locuciones
conjuntivas temporales son exclusivamente de uso popular. No se
debe decir
a la que sales del colegio, me compras el periódico, pues se
prefiere al salir del colegio, me compras el periódico
en lo que yo escribo esta carta, tú lavas la ropa, pues se
prefiere mientras yo escribo esta carta, tú lavas la ropa.
La locución conjuntiva de que con el significado de cuando es
vulgar o dialectal. No hay que decir, por tanto
de que termine la clase, hablamos un rato, sino cuando
termine la clase, hablamos un rato.
El adverbio mientras no debe emplearse con el valor
contrastivo que tiene mientras que. No hay que decir
mi padre es médico, mientras el tuyo es arquitecto, sino hay
que decir mi padre es médico, mientras que el tuyo es arquitecto.
208
En ellas, el infinitivo, el gerundio y el participio son verda-
deros núcleos del predicado, con sujeto (explícito o implícito) propio:
al acercarnos todos a la mesa, se cayó la botella
caminando Pedro por la calle, se produjo una explosión
acabada la sesión, los diputados se marcharon.
§ 205. Cláusulas absolutas de infinitivo. Las oraciones
adverbiales de infinitivo en cláusula absoluta aparecen precedidas de
la contracción de a + el (al) y, en su mayoría, significan anterioridad
inmediata:
al golpear el jugador el balón, la pierna se le dobló.
Valor temporal de anterioridad inmediata tienen también las
oraciones de infinitivo precedidas de las locuciones nada más y al
poco de:
nada más comer, salimos a dar un paseo.
Cuando la oración con valor temporal es el término de una
preposición, la función de CC no la ejerce la oración en sí misma, sino
toda la construcción preposicional:
tras haberlo visto, salió disparada hacia su casa
me quedaré en casa, hasta averiguar lo que te ha pasado.
§ 206. Cláusulas absolutas de gerundio. Las oraciones de
gerundio indican bien anterioridad, bien simultaneidad, dentro de un
proceso durativo.
La anterioridad aparece con gerundios compuestos y, en
menos ocasiones, con gerundios simples:
habiendo sido explicada la lección, el profesor se marchó.
Si el gerundio aparece precedido de la preposición en, el
significado es el de anterioridad inmediata:
en llegando a mi casa ( = en cuanto llegue), descansaré.
En cuanto a la simultaneidad, he aquí un ejemplo:
caminando Juan por la calle, se oyó una explosión.
§ 207. Cláusulas absolutas de participio. Las oraciones de
participio en cláusulas absolutas indican anterioridad inmediata:
terminada la clase, los alumnos salieron al recreo
dichas esas cosas, el presidente salió de la sala
llegado el momento, los viajeros bajaron del autobús.
En ocasiones, el sujeto del participio se desplaza a la oración
principal, siempre que la otra oración tenga el mismo referente:
209
enterado de la situación, el jugador no quiso darle impor-
tancia
metida en sus pensamientos, María no nos hacía caso.
Otras veces, la oración temporal de participio se refuerza
sintáctica y semánticamente con un adverbio o locución adverbial
(apenas, una vez):
apenas terminado el partido, cogieron el autobús
una vez terminado el examen, se fueron a sus casas.
Pero, con otros adverbios, como después, luego, aunque tam-
bién son refuerzos semánticos de la temporalidad, las oraciones de
participio actúan como complementos o modificadores de esos adverbios:
después de terminado el discurso, el orador se sentó = des-
pués de eso, el orador se sentó.
4. Expresión de la causa
211
Una OC puede ser introducida por la conjunción que (sin la
preposición por). En este caso, se hace una pausa (coma, en la escri-
tura) y la OC no es sustantiva:
me pongo el abrigo, que hace frío.
Se trata de un conjunto oracional formado por una oración
principal y una OC subordinada a ella.
213
4. ORACIONES CIRCUNSTANCIALES
1. Expresión de la finalidad
§ 213. Oraciones finales
Los gramáticos discrepan en lo que a las oraciones finales se
refiere: unos las consideran adverbiales y otros no. Estas desempeñan,
según Samuel Gili y Gaya el papel de CI, eso es, que en la oración
principal hacen oficio de un complemento en caso dativo y expresan,
en términos generales, el fin o la intención a que tiende lo que se
afirma en la oración principal. Leonardo Gómez Torrego agrega a ello
el hecho de que no se pueden sustituir por adverbios y, por tanto, no
son adverbiales.
Estas oraciones llevan las preposiciones de dativo a y para,
seguidas de la conjunción subordinante que; pero también pueden ir
introducidas por la frase conjuntiva a fin de que o por la conjunción
porque = para que. En el habla familiar, la oración final es introducida
por la simple conjunción que:
ven que te diga una cosa.
Se emplea el modo subjuntivo en la oración final con la
misma correlación de tiempos que en las oraciones objetivas:
le darán permiso para que salga esta noche para Burgos
a fin de que no encuentre dificultades, se le ha expedido un
pasaporte
le excitó a que exaltase su ánimo.
§ 214. Características
66
Una de las funciones del lenguaje, cuyo objetivo no es la comunicación,
sino el mantenimiento del contacto entre el locutor y el oyente.
216
2. Expresión de la condición
§ 217. Características
Las oraciones condicionales manifiestan significados de
1. condición: si vienes a casa, te doy el regalo
2. hipótesis: si tú eres listo, yo soy un sabio
3. mero contraste: si no ha venido, es que piensa acabar el
libro; si se fue ayer, ¿cómo puede estar aquí?
En ellas está en juego, una estimación cuantitativa/intensiva
que, por lo general, en las unas es objeto de comparación y en las otras
produce una cierta consecuencia/efecto.
Con ello hacemos depender el cumplimiento de lo enunciado
en la principal de la realización de la oración subordinada condicional,
con la mención de que la condición es antecedente indispensable para
este efecto. En la oración
si hace buen tiempo, saldremos
se observa que la acción de salir depende de que se haga buen tiempo.
§ 218. El período condicional o hipotético consta de dos
oraciones: la subordinada, que lleva en sí la condición, llamada hipó-
tesis o prótasis, y la principal, que expresa el efecto, la consecuencia,
llamada apódosis.
La condición puede ser real o irreal. La condición real se
expresa con el verbo en indicativo, y la condición irreal con el verbo
en subjuntivo. Como toda condición es, por su naturaleza, hipotética,
eventual o contingente, la diferencia es de grado, de probabilidad
sentida como mayor o menor, de matiz más o menos dubitativo, que
procede de la preferencia por uno u otro modo en cada caso. Como se
puede observar, entre
si mañana hace buen tiempo saldremos / si mañana hiciese
buen tiempo saldremos
217
no hay más diferencia que el sentido más dubitativo / problemático de
la segunda.
Las oraciones condicionales son subordinadas de otra oración
llamada principal, al menos cuando va delante de ella. Las dos ora-
ciones constituyen un conjunto oracional por subordinación que, a su
vez, es un solo enunciado.
Los nexos que introducen oraciones condicionales son:
1. conjunciones como si, como, cuando: como no vengas, no
te doy el regalo
2. locuciones conjuntivas como a no ser que, con tal (de) que,
a condición de que, a menos que, a poco que, siempre que, siempre y
cuando: volveré a España, a menos que me lo impida el tiempo;
cuando no viene, por algo será.
A veces, la conjunción si aparece precedida de la preposición
por. En este caso, se mezclan los significados de causa y condición:
me quedaré en casa por si viene mi abuela.
Puede hablarse de condicionales de la enunciación en casos
como:
ha llovido, si es que no estoy loco = es evidente que ha
llovido.
224
§ 229. Oraciones independientes encabezadas por si
225
3. Expresión de la concesión
§ 231. Características
67
Esta , ya fósil, es de la expresión mal que te / le / etc. pese.
227
en esta ciudad soy el único español, y eso que tienen cien mil
habitantes.
La conjunción si (= aunque) se emplea a veces como
concesiva:
no se quejaría si le arrancaran la piel a tiras.
§ 233. Hay otro si, cuyo valor concesivo no resulta tan claro,
pero con el cual se pone de relieve la coexistencia, unas veces paralela
y otras antitética, de las ideas expresadas por la subordinada y la
principal:
si la madre era mala, la hija era peor
si no obtuvo éxito de público, al menos lo aplaudieron los
críticos.
La oración concesiva adverbial admite también el gerundio y
las construcciones con + infinitivo, aun + gerundio, aun +
participio, futuro (de probabilidad) + pero + presente. En esta última
construcción se expresa, en forma de duda, la misma escasa validez
que significa el subjuntivo con aunque:
será listo (= aunque sea listo), pero no lo sabe.
Cuando la idea se refiere al pasado, la fórmula admitida es potencial +
pero + pretérito:
sería listo (= aunque fuese muy listo), pero no sabía leer.
228
En estos casos, uno de los dos componentes del enunciado
debe ir con negación:
encima de que no comes, engordas
encima de que comes, no engordas.
§ 236. Con oraciones de relativo que complementan a los
adverbios mucho, más y poco precedidos de la preposición por:
por mucho que grites, no vas a conseguir nada.
Con oraciones de relativo que complementan a los adverbios
mucho y poco o a algún adjetivo, precedidos de la preposición para:
para lo mucho que estudia, saca notas muy bajas.
Con una secuencia encabezada por la preposición con + lo +
adjetivo (o adverbio) y una OSR:
con lo listo que es, no logra aprobar.
§ 237. También con para seguido de infinitivo:
para tener tanto dinero, viaja poco.
Con los adverbios aun, hasta, incluso + gerundio:
aun cenando poco, duermo mal.
§ 238. Con formas verbales en subjuntivo y en coordinación
disyuntiva:
quieras o no (quieras), iré a tu casa.
229
4. Expresión de la consecuencia.
Oraciones consecutivas (OCN)
231
Hay enunciados exclamativos formados por un primer com-
ponente encabezado por un pronombre o adverbio interrogativo (qué,
quién, cuál, dónde, cuándo, cómo) o por el intensivo si, y un segundo
componente introducido por la conjunción que, el cual constituye una
oración con valor entre consecutivo, causal y final:
¡qué le habrían dicho, que no quiere ni hablar!
A este mismo tipo de enunciados exclamativos responden las
estructuras con lo seguido de un adjetivo o adverbio más que:
¡lo fuerte que será, que él solo tiró la puerta de un golpe!
En el lenguaje coloquial, es frecuente potenciar los pronom-
bres, adjetivos o adverbios interrogativos con expresiones enfáticas
como demonios, narices, etc.:
¡qué demonios (narices) le habrán dicho, que no quiere
hablar!
232
acabo de vender el piano; así que, ya no puedo tocar más
hoy hace bueno; conque vamos a la playa
esta primavera ha llovido mucho; de modo que habrá buena
fruta.
233
5. Expresión de la comparación.
Oraciones comparativas (OCM)
§ 244. Naturaleza sintáctica
de las OCM
Las OCM no son sustantivas (dado que no se pueden sustituir
por sustantivos o pronombres, ni equivalen a ellos), ni adjetivas (dado
que no se sustituyen por adjetivos, ni equivalen a ellos), ni adverbiales
(pues ni equivalen a adverbios, ni se sustituyen por ellos, ya que no
existen adverbios comparativos).
Estas oraciones ejercen siempre la función de complemento o
modificador de un adverbio o un determinativo cuantificador 68 como
tanto (y sus variantes). Son, pues, oraciones subordinadas dentro de
una oración compleja:
ese jugador es tan bueno como yo suponía.
Obsérvese que en estas oraciones el nexo comparativo como
se apoya en el cuantificador tan, y que el verdadero cuantificador de
bueno es tan(to) como yo suponía, y es dentro de este cuantificador
donde se encuentra la OCM.
§ 245. Clases de OCM
Las OCM ofrecen el parangón de dos conceptos más o menos
complejos. De éste resultan, por tanto, tres relaciones: la igualdad, la
superioridad y la inferioridad.
El nexo comparativo de superioridad e inferioridad es la
conjunción que o la preposición de, las cuales se apoyan en los
adverbios más y menos, respectivamente:
Juan miente más que habla
es más listo de lo que creía.
El nexo comparativo de igualdad es como, si se apoya en el
adverbio tan(to), y que, si se apoya en la locución igual de o en el
segmento artículo seguido de mismo (y sus variantes):
Juan sabe tanto como yo (sé)
Juan es igual de tímido que yo (soy)
Juan sabe lo mismo que yo (sé).
§ 246. La correlación de elementos que presentan las oracio-
nes subordinante y subordinada es la siguiente:
68
Modificador.
234
Oraciones de igualdad: así ... como; tal ... cual; así .. cual;
tanto ... cuanto; tan(to) ... como; tal ... como.
Oraciones de superioridad: más ... que; adjetivos compa-
rativos ... que.
Oraciones de inferioridad: menos ... que.
§ 247. En la oración de igualdad, la comparación puede refe-
rirse al modo, a la cualidad o a la cantidad. La comparación de modo,
establecida por así .. como, tal ... cual, ofrece un tipo de transición
entre las oraciones modales y las comparativas:
como el águila se cierne poderosa sobre las cumbres, así el
hombre de genio domina los espíritus en su vuelo gigantesco
tal iba el basurero con su hallazgo cual el niño con un juguete
flamante.
La comparación en la cualidad puede establecerse también
con la correlación tal ... cual:
sus hechos fueron tales cuales / como yo me suponía (com-
paración de hechos)
cual es María, tal hija cría (comparación de cualidades).
Tan(to) ... como y tanto ... cuanto comparan en cuanto a la
intensidad de las cualidades de un mismo sustantivo o de dos, o en
cuanto a la determinación de cantidad de los sustantivos:
esta tinta es tan negra como fluida / como la pez
tengo tantos libros como pelos en tu cabeza / como en la
Biblioteca
los niños deben dormir tanto cuanto tengan gana.
En la oración de igualdad, la comparación se establece con la
correlación más ... que:
esta tinta es más negra que la pez / que fluida
tengo más libros que pelos en la cabeza / que necesito.
Con los adjetivos comparativos morfológicos no hace falta el
adverbio más; así se tiene:
esta tinta es mejor que aquella
este muchacho es mayor que aquel.
§ 248. En la oración de inferioridad, la comparación se
establece con la correlación menos ... que. Las formas son enteramente
semejantes a las de superioridad. En el período comparativo suelen
faltar los antecedentes:
yo te daré cuantos libros necesites
su conducta fue cual yo me suponía.
235
Esta oración subordinada va con gran frecuencia elíptica, la
mayor parte de sus elementos siendo reproducción de los existentes en
la oración principal. El verbo de esta subordinada va en subjuntivo
cuando indica un hecho dudoso o eventual.
§ 249. Un tipo especial de comparativas son las introducidas
por como si. Este es uno de los frecuentísimos casos de comparativas
elípticas, en las que los elementos sobrentendidos son los comunes
con la oración principal:
no nos saludamos como si no nos conociésemos = no nos
saludamos como (no nos saludaríamos) si no nos conociésemos.
El segundo término de la comparación
§ 250 Naturaleza funcional. En estructuras comparativas, el
segundo término de comparación puede ser un sujeto, un atributo o
cualquier complemento del verbo:
Juan estuvo el otro día más simpático que Pedro
Juan estuvo el otro día más simpático que hoy.
Por otro lado, el segundo término de comparación puede
abarcar dos o más elementos correspondientes a funciones distintas.
Se trata de un segundo término de comparación compuesto:
tengo más libros en casa que flores en el jardín
suelo dar más libros a Juan que flores a María.
§ 251. Naturaleza oracional. El segundo término de la
comparación introducido por las conjunciones que o como es siempre
una oración, pero no responde siempre a las mismas características.
Existen OCM con verbo expreso:
compro menos que vendo
escribo tanto como pinto.
Otras OCM eliden el verbo y sólo aparecen uno o varios
elementos de la oración. El verbo elidido es el mismo que el que
aparece en el primer segmento de la oración:
tengo más dinero que Juan (tiene)
compré más cuadros a María que a su vecino (compré).
En ocasiones, el verbo de la OCM está implícito, aunque el
sujeto o los componentes sean oraciones sustantivas:
me gusta más comer en casa que comer en el campo (me
gusta).
Cuando el elemento cuantificado es un adjetivo en una ora-
ción no atributiva, hay que entender que éste forma parte de una predi-
236
cación con los verbos ser o estar ocultos y que, igualmente, son los
elididos en el segundo término de comparación:
tengo un coche (que es) más práctico que bonito (es).
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