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ILEANA SCIPIONE

LENGUA ESPAÑOLA CONTEMPORÁNEA


Tomo II
SINTAXIS DE LA ORACIÓN COMPLEJA
(ENUNCIADOS & ORACIONES)
Ediţia a II-a

1
Descrierea CIP a Bibliotecii Naţionale a României
SCIPIONE, ILEANA-CORNELIA
Lengua española contemporánea/Ileana Scipione – ediţia a II-a,
Bucureşti: Editura Fundaţiei România de Mâine, 2006
ISBN 973-582-993-2
Tomo 2: Sintaxis de la oración compleja: enunciados
& oraciones, 2006
Bibliogr.
ISBN 973-725-535-6
811.134.2(075.8)
811.134.2’367(075.8)

© Editura Fundaţiei România de Mâine, 2006


ISBN: 973-582-993-2 – general
973-725-535-6 – vol. II

Tehnoredactor: Camelia Brînduşa DINESCU


Florentina STEMATE

Bun de tipar: 24.02.2006; Coli de tipar: 15,25


Format: 16/61x86

Editura şi Tipografia Fundaţiei România de Mâine


Splaiul Independenţei, Nr. 313, Bucureşti, S. 6, O. P. 83
Tel./Fax.: 316.97.90; www.spiruharet.ro
e-mail: [email protected]
2
UNIVERSITATEA SPIRU HARET
FACULTATEA DE LIMBI ŞI LITERATURI STRĂINE

ILEANA SCIPIONE

LENGUA ESPAÑOLA CONTEMPORÁNEA


Tomo II
SINTAXIS DE LA ORACIÓN COMPLEJA
(ENUNCIADOS & ORACIONES)
Ediţia a II-a

EDITURA FUNDAŢIEI ROMÂNIA DE MÂINE


Bucureşti, 2006
3
4
CONTENIDO

Introducción ………………………………………………….………. 9

PRIMERA PARTE

ENUNCIADO Y ORACIÓN. FUNCIONES ORACIONALES


A. EL ENUNCIADO: CONSTITUCIÓN INTERNA (§ 1) 15
I. CLASES DE ENUNCIADOS: no oracionales; oracionales; núcleos
complejos o perífrasis/frases verbales (FV) (§ 2 – 12) …………... 15
II. MODALIDADES DEL ENUNCIADO ORACIONAL (§ 13 - 14) … 31
1. Desde el punto de vista subjetivo:
a. Respecto de la actitud del hablante ante lo enunciado:
enunciados enunciativo (afirmativo y negativo), restrictivo,
interrogativo (total y parcial), exclamativo, imperativo, desi-
derativo (§ 15 – 24) ……………………………………….... 31
b. Respecto del predicado: enunciados indicativos, de posi-
bilidad y probabilidad, dubitativos, exhortativos, optativos
(§ 25 – 31) …………………………………………………. 42
2. Según la naturaleza del predicado: enunciados atributi-
vos /cualitativos, predicativos, activos (transitivos e intransiti-
vos), de verbo de estado, pasivos, impersonales, reflexivos, reci-
procos (§ 32 - 46) ………………………………………………….. 47
III. LA TÓPICA. Orden de las palabras. Orden moderno de las pala-
bras. Peculiaridades estilísticas del español (§ 47– 55) …………. 67
B. LA ORACIÓN
Enunciados y oraciones. Oraciones independientes, yuxtapues-
tas, coordinadas y dependientes (subordinadas). Enlaces extra-
oracionales e interjecciones. Conjunto oracional. Oraciones sim-
ples y complejas. Componentes internos y periféricos de la ora-
ción. Las partes de la oración / categorías. Omisión de los ele-
mentos oracionales. Funciones sintácticas y preposiciones. Ora-
ciones y conjunciones. Lugar del vocativo en la oración (§ 56 – 69) … 78
5
1. EL SUJETO. Expresión del sujeto. Sujeto y predicado. Posi-
ción del sujeto. Definiciones no adecuadas del sujeto. Sujeto
elíptico. Sujeto e impersonalidad. Sujeto de oraciones con verbo
en forma no personal. Concepto de oración impersonal. Oracio-
nes con los verbos estar, haber que + infinitivo, hacerse, bastar,
sobrar, tratarse. Oraciones impersonales naturales. Oraciones
sintácticamente impersonales. Oraciones impersonales even-
tuales. Oraciones impersonales pasivas. Oraciones impersonales
de infinitivo y gerundio. Falsas oraciones impersonales. Sujeto y
concordancia (§ 70 – 94) ……………………………………….. 97
2. EL PREDICADO. Expresión y características del predicado.
Cla-ses de predicados. Cláusulas absolutas. Estructuras de pre-
dicación sin verbo (§ 95 – 100) …………………………………. 117
3. EL ATRIBUTO. Representante del atributo. Diferencias entre
los copulativos ser y estar. Categorías que funcionan con atri-
buto. Atributos de sujeto cero. Estructuras ecuacionales. El
(complemento) predicativo. Concordancia de los atributos. Clases
de oraciones con atributo (§ 101 – 109) …………………………… 122

SEGUNDA PARTE

ORACIÓN Y CONJUNTOS
I. CONJUNTOS ORACIONALES POR CORDINACIÓN.
Oraciones copulativas, distributivas, disyuntivas, adversativas,
causales y consecutivas. Oraciones implícitas (§ 110 – 115) …… 137
II. ORACIONES COMPLEJAS Y CONJUNTOS ORACIONALES
POR SUBORDINACIÓN. Clases de oraciones subordinadas
(§ 116 – 117) …………………………………………………….. 144
1. ORACIONES SUSTANTIVAS. Características generales y
funciones (§ 118 – 120) …………………………………………. 145
a. Oraciones sustantivas en función de sujeto (OSFS). Nexos
que introducen las OSFS. Colocación de las OSFS. Otras
OSFS (§ 121 – 124) ………………………………………… 146
b. Oraciones sustantivas en función de complemento directo
(OSFCD). Cuestiones generales. Nexos que introducen las
OSFCD. OSFCD sin nexo. Casos especiales de OSFCD. Ora-
ciones en estilo directo y en estilo indirecto (§ 125 – 129) … 149
c. Oraciones sustantivas en función de complemento indi-
recto (OSFCI) (§ 130) ……………………………………… 155
6
d. Oraciones sustantivas en función de complemento de ré-
gimen (OSFCR) (§ 131) ……………………………………. 155
e. Oraciones sustantivas en función de complemento circun-
stancial (OSFCC) (§ 132 - 133) …………………………….. 156
f. Oraciones sustantivas de modificador (OSM). OSM del sus-
tantivo. OSM del adjetivo. OSM del adverbio (§ 134 – 136) 157
g. Otras oraciones sustantivas (OSM) (§ 137 – 138) ……….. 157
2. ORACIONES ADJETIVAS (OSA). Características generales.
Formas de la oración de relativo (OSR). Oraciones determina-
tivas e incidentales. Oraciones aposicionales. OSA con antece-
dente explícito. OSR sin antecedente (o con antecedente cal-
lado). Sustantivación de la OSA. Uso de los relativo que, cual,
quien, cuyo. OSR no adjetivas. Observaciones. OSA pero no de
relativo (§ 139 – 154) …………………………………….……... 160
3. ORACIONES ADVERBIALES. Características generales. Cla-
ses de oraciones que funcionan con CC (§ 155 – 157) ………….. 178
1. Expresión del lugar. Oraciones subordinadas adver-
biales de lugar / locativas (§ 158) ………………………… 182
2. Expresión del modo. Oraciones subordinadas
adverbiales / modales (§ 159) ……………………………... 182
3. Expresión del tiempo …………………………………… 184
a. Fecha y hora (§ 160 – 167) …………………………… 184
b. Lógica temporal del discurso y régimen verbal
(§ 168 – 199) …………………………………………….. 190
c. Oraciones subordinadas de tiempo / temporales. Las ora-
ciones adverbiales temporales y sus significados. Oraciones
integradas en grupos adverbiales temporales. Oraciones
integradas en construcciones preposicionales temporales.
Cláusulas absolutas. Otras formas de expresar la tempora-
lidad (§ 200 – 208) ………………………………………. 204
4. Expresión de la causa. Oraciones causales (OC). Clases
de OC y sus características. OC sustantivas y OC no sustan-
tivas. OC como complemento de otra oración (§ 209 – 212) …. 210
4. ORACIONES CIRCUNSTANCIALES …………………………… 214
1. Expresión de la finalidad. Oraciones finales. Caracte-
rísticas. Relación con el sujeto (§ 213 – 215) ………………. 214

7
2. Expresión de la condición. Oraciones condicionales.
Características. Prótasis y apódosis. Otras formas de expre-
sar la condición. Oraciones independientes encabezadas por
si (§ 216 – 229) ……………………………………………. 217
3. Expresión de la concesión. Oraciones concesivas.
Características. Variedades oracionales de las concesivas.
Variedades concesivas no oracionales (§ 230 - 239) ……….. 226
4. Expresión de la consecuencia. Oraciones consecutivas
(OCN). OCN intensivas. OCN sin intensificador. OCN no
intensivas. OCN yuxtapuestas (§ 239 - 243) ……………….. 230
5. Expresión de la comparación. Oraciones comparativas
(OCM). Naturaleza sintáctica de las OCM. Clases de OCM.
El segundo término de la comparación. El segundo término
de la comparación con de. OCM intensificadoras. Otras
formas de comparación (§ 244 - 254) ………………………. 234
Bibliografía …………………………………………………………... 239

8
INTRODUCCIÓN

El objeto de este enfoque sintáctico es la lengua contempo-


ránea que se escribe y se habla en estos tiempos en España y Latino-
américa. Unos la llaman español, otros castellano.
El presente enfoque sintáctico del español se dirige de modo
especial a los estudiantes de Filología española de segundo o tercer
grado, quienes continúan profundizando el funcionamiento gramatical
de este idioma, después de haber abordado en el primero o segundo la
morfología flexiva, derivativa y compositiva, lo mismo que ciertos
aspectos vinculados a la Morfo-Sintaxis. Este intento es, en el ámbito
estudiantil, un estreno desde posiciones no en su totalidad despren-
didas de la Gramática tradicional. Ya que entendemos por el estudio
de los enunciados, las oraciones y los grupos aquella parte de la
Gramática donde sólo interviene la Sintaxis. En este tomo, en parti-
cular, enfocamos la Sintaxis de la oración compleja, con el propósito
de abordar por separado la Sintaxis de la oración.
Partimos por tanto de los conceptos de forma y función
sintácticas. Entendemos por forma todo lo que en Gramática tiene que
ver con las combinaciones de un elemento con otros elementos
gramaticales, y con las oposiciones a que dan lugar dos o más
elementos en el sistema gramatical. Y por función sintáctica, el papel
relacional abstracto que un elemento determinado ejerce dentro de un
grupo sintáctico o de una oración. Así, por ejemplo, al enfocar el
sustantivo, distinguiremos entre su manera de significar (que tiene
que ver con la Semántica y la Lógica), por un lado, y su forma
(oposiciones masculino/femenino, singular / plural, etc.) y función (su
papel de núcleo en un grupo nominal, o de sujeto, complemento
directo, etc. en una oración).
Por tanto, este enfoque sintáctico abarca los enunciados, las
oraciones (en toda su complejidad), pero no los grupos sintácticos (o
sintagmas), entendidos éstos últimos como combinaciones de pala-
bras que forman una unidad con capacidad para desempeñar funciones
sintácticas.
9
Este trabajo, por supuesto perfectible, se atreve a ser en
muchísimas ocasiones normativo 1 , con la debida modestia de quien no
es un nativo hispanohablante, porque en una Gramática didáctica no
debe faltar el aspecto normativo que, a pesar de otras opiniones,
enriquece en muchos casos la reflexión gramatical. Intentamos
registrar en él, en tanto que curso universitario, fenómenos del idioma
castellano de nuestros días, dentro de su constante evolución (cosa
posible también gracias a la rica experiencia de traductora y publicista
de la autora), con el fin de familiarizar a los estudiantes con los
principios fundamentales de la Sintaxis de la oración compleja en la
lengua española moderna, haciendo el estudio teórico de unos hechos
sintácticos de la lengua española, eso es, de las formas, los valores y
las funciones sintácticas de ésta.
Contemplamos ofrecer a los estudiantes conocimientos
teóricos sobre la Sintaxis de la oración compleja española en general,
pero nos basamos precisamente en los conocimientos generales de
Sintaxis y en los especiales de Sintaxis rumana, que todo bachiller
rumano se supone que ha de tener. Por ello, antes de enfocar con
nosotros la Sintaxis española, es menester que cada estudiante repase
sus conocimientos de Sintaxis general y rumana, que este trabajo
intenta implícitamente valorar en el estudio del castellano. Intentamos
presentar opiniones de las más diversas en el dominio de la Sintaxis e
incluso, con la debida modestia, expresar opiniones propias en un
campo en que los puntos de vista de los propios gramáticos españoles
discrepan no pocas veces al abarcar el conjunto de las normas
combinatorias llamado Sintaxis.
También se ha de tener en cuenta el hecho de que la Sintaxis
del español no encaja con facilidad en los modelos que ofrecen las
Gramáticas modernas. Por ello, la exposición de los hechos sintácticos
en este trabajo, que supera el marco tradicional y describe la lengua

1
Eso es, que no sigue la modalidad académica preceptiva, que erige sus
conclusiones en normas de corrección. Por tanto, no hay que esperar
encontrar en este libro una enumeración pormenorizada (tal como lo hacen
algunas de las Gramáticas mencionadas en la Bibliografía) de todas las
reglas que rigen el uso práctico de la lengua.
10
española en el plano sincrónico 2 de la actualidad, se basa ssobre todo
en el análisis de la lengua hablada y de los textos literarios.
Tratándose de un curso universitario, hemos optado, tras
largas cavilaciones, por el “modelo didáctico” de Leonardo Gómez
Torrego, un entendido en la materia, con cuya metodología
coincidimos en la mayoría de los casos. Este modelo nos ha permitido
ordenar de modo lógico y unitario, según criterios tanto (a veces)
semánticos como (sobre todo) lingüísticos, el “caos” de los hechos
lingüísticos, pues identifica con Sintaxis el estudio de los enunciados
y de las oraciones y los grupos sintácticos.
Evocamos, explicamos y comparamos, a lo largo de este
trabajo, la terminología que los lingüistas españoles de nuestros días
han adoptado en fin de cuentas. Pero de toda ella hemos optado por
aquellos conceptos que más en consonancia están con los rumanos, lo
cual reviste ciertas ventajas metodológicas para quien enseña la
Sintaxis del español a los rumanos. Analizamos, por tanto, en la
primera parte el enunciado, la oración y las funciones oracionales y en
la segunda la oración y los conjuntos.
Para conocer más profundamente todos estos hechos, a
disposición de los estudiantes están los trabajos mencionados en la
Bibliografía.
Antes de terminar, aquí va, por toda la más que amable ayuda
bibliográfica prestada, la expresión de nuestro reconocimiento al
Instituto Cervantes de Bucarest, en general, y a Doña Juana Zlotescu
Simatu, su Directora, entrañable amiga y colega, en especial.
Deseamos también mencionar las agradables e instructivas
conversaciones mantenidas sobre el particular, en vísperas de la
publicación de este libro, con las catedráticas dras. Doña Teodora
Cristea y Doña Elena Bălan, acerca de como estructurar mejor los
problemas que abarca este trabajo. Por su cálida y docta ayuda, a ellas
y también al profesor dr. Coman Lupu, nuestras más sentidas gracias.

I.S.

2
Mientras que la lingüística sincrónica es una Gramática descriptiva, la
diacrónica, eso es, evolutiva, es lo que solemos llamar la Gramática histórica.
11
12
PRIMERA PARTE
ENUNCIADO Y ORACIÓN.
FUNCIONES ORACIONALES

13
14
A. EL ENUNCIADO: CONSTITUCIÓN INTERNA

§ 1. El enunciado es una palabra / secuencia de palabras


(unidad mínima de comunicación) delimitada por pausas mayores (eso
es, el silencio precedente a la elocución y el que sigue a su cese), que
tiene capacidad comunicativa autónoma y curva de entonación
(contorno melódico que es el significante que evoca la modalidad del
enunciado) determinada y que es sintácticamente autosuficiente.
El signo (o conjunto de signos) que emite el hablante es el
mensaje con sentido cabal y concreto que ha de captar el oyente.
Comunica bien dentro de un texto (discurso, unidad máxima de
comunicación) bien en una situación. No siempre hay conexión
gramatical entre dos enunciados contiguos, pero en la mayoría de los
casos es evidente que hay cierta relación semántica entre ellos, si el
mensaje es coherente.
La constitución interna de los enunciados, eso es, el número
de signos que abarcan y el tipo de relaciones que dichos signos
mantienen entre sí, es variable. Con sus estructuras diferentes, Emilio
Alarcos Llorach atribuye a los enunciados tres rasgos comunes:
1. son mensajes completos e inequívocos en la situación dada;
2. son secuencias de fonemas enmarcadas entre el silencio
previo y la pausa final;
3. se modulan con un particular contorno melódico.

I. CLASES DE ENUNCIADOS
§ 2. Los enunciados no oracionales son enunciados
constituidos por una palabra / un conjunto de palabras, sin estructura
oracional:
¡silencio!
¡fuego!
¡adiós!
buenos días.
Las interjecciones y locuciones interjectivas son enunciados
por sí mismas.
15
Los enunciados oracionales presentan, en su mayoría
estructura oracional; y pueden constar de una oración, o agrupar a más
de una oración:
guarden silencio
hoy ha llovido.
En casos de elipsis (eso es, bien porque los datos son
conocidos ya por el interlocutor, bien porque no interesa al hablante
pormenorizarlos), ciertos enunciados sin verbo expreso pueden, sin
embargo, ser oracionales:
- ¿Dónde has estado? (primer enunciado) - En Bucarest.
(segundo enunciado, elíptico de predicado).
Uno de los componentes de la oración, la palabra llamada
verbo (o sintagma verbal), contiene dos unidades significativas entre
las cuales se establece la relación predicativa: el sujeto y el
predicado. El predicado (verbo en forma personal) es el núcleo de la
oración y en él se cumple la relación predicativa. Los demás
componentes que en la oración pueden aparecer en torno del núcleo,
los llama Emilio Alarcos Llorach términos adyacentes, y su presencia
no es indispensable para que exista oración.
§ 3. Coincidimos en su totalidad con la opción de Emilio
Alarcos Llorach 3 , quien considera que las frases / perífrasis verbales
son núcleos complejos, ya que el núcleo oracional puede consistir en
una combinación de unidades que funciona en conjunto como lo hace
un solo verbo. Justamente éstas se llaman perífrasis verbales. Constan
de un primer componente (auxiliar), una forma verbal con morfema
de persona, y un segundo componente (auxiliado), que ha de ser uno
de los derivados verbales: infinitivo, gerundio o participio. Como se
podrá observar, la significación del auxiliar modifica o matiza la
noción del auxiliado, mientras que es el auxiliado quien determina
sintácticamente al auxiliar.

3
E. Alarcos Llorach. Gramática de la lengua española. Madrid. Espasa-
Calpe. 1994, p. 259: “La función de núcleo oracional que desempeña la
perífrasis deriva de la presencia de morfemas verbales en su primer
componente; en cambio, la selección de los términos adyacentes que se
agreguen a la perífrasis depende de las exigencias léxicas de cada
componente (el verbo personal y el derivado verbal)”.
16
No deben confundirse las perífrasis verbales con las combina-
ciones de una forma verbal y un derivado, ya que las últimas no
actúan como segmentos 4 unitarios del núcleo, sino como reunión de
núcleo y adyacente. Para la existencia de una perífrasis se impone la
doble determinación, semántica y sintáctica, de sus componentes.
§ 4. La perífrasis o frase verbal consiste en el uso de verbo
auxiliar (conjugado) + que/preposición + infinitivo, gerundio o
participio:
hay que leer
fuímos reconocidos en seguida
iba a decir
debes de verlo
estaba comiendo
lo tengo oído a veces 5 .
§ 5. Lo más seguro para distinguir si un verbo está empleado
como auxiliar es ver si ha perdido su significado propio. Cuando
decimos
voy a contestar su carta,
el verbo ir es auxiliar, puesto que no conserva su acepción de
movimiento de un lugar a otro, como tampoco lo conservan los verbos
andar y venir en expresiones como
andaba mirando los árboles
venía sospechando de ella
iba cantando por el parque
yo voy soñando / caminos de la tarde (A. Machado)

4
El segmento es un signo o un conjunto de signos (que forma una unidad
identificable) que pueden aislarse en la cadena oral (hablada) mediante la
operación de segmentación.
5
Rafael Seco observa que las expresiones de este mismo tipo, formadas con
tener y un participio pasivo, no son frases verbales. Esta propia frase tiene
sólo el sentido que le infunde el participio adjetivo escrito, complemento
predicativo en la oración. Este uso de tener en vez de haber como auxiliar
(tengo visto a Pedro = he visto a Pedro) es regional, pero sobradamente
extenso para que los gramáticos lo tengan en cuenta, pues no faltan ejemplos
literarios clásicos y modernos. Además, el sentido perfectivo de tener +
participio resalta mucho más que el de haber + participio, sobre todo cuando
se trata de verbos de percepción.
17
También cuando decimos
pasemos a despejar la incógnita,
el verbo pasar no tiene el sentido literal de dar pasos, sino indica una
transición mental figurada, que nos permite considerarlo como
auxiliar, lo mismo que en
pasemos a otro asunto.
Lo mismo, deber se ha vaciado parcialmente de su sentido
obligativo, para cumplir sólo el papel de auxiliar, en la expresión
deben de ser las siete,
y el verbo tener está despojado de toda significación posesiva en
se lo tengo rogado.
Como todos estos verbos (a excepción de haber) conservan en la
lengua moderna su acepción propia, el sentido habría de decidir, en
cada oración en que aparezcan tales frases, si su significación se ha
perdido u oscurecido en grado suficiente para estimarlos como verbos
auxiliares.
El verbo seguir tiene en
sigo opinando lo mismo,
el significado figurado que le corresponde en frases como
sigo sus intenciones
seguimos en la creencia.
§ 6. El español hace un amplio uso de las conjugaciones
perifrásticas, pero es aconsejable un criterio restrictivo, sobre todo en
la enseñanza, señala Samuel Gili y Gaya.
Estas construcciones permiten la interposición de adverbios y
frases adverbiales:
tenía a menudo que levantarse al amanecer
estuve toda la noche estudiando
la gente iba ya saliendo
el cuadro ha sido probablemente vendido.
Pueden combinarse también dos perífrasis verbales, dando
lugar a expresiones complejas:
voy a tener que hablar
está deseando ser atendido
debe de estar esperando
hubo que ir soportando su malhumor
tendría que volver a leer
18
no podía seguir trabajando
volverá a tener que estudiar
acabará de comenzar a llover.
El nombre de frases verbales, que se presta menos a
equívocos que el de conjugaciones perifrásticas, se correlaciona con
las frases sustantivas, adjetivas, adverbiales, prepositivas y
conjuntivas.

§ 7. Clasificación de las frases verbales según su significado

Se determina al predicado fundamental por medio de otros


verbos o formas verbales auxiliares, resultando de este modo frases
verbales muy importantes.
El verbo predicado queda entonces reducido a las formas de
infinitivo y gerundio, y es el verbo auxiliar el que señala todos los
necesarios accidentes verbales, enlazándose al verbo predicativo con
preposiciones y aun conjunciones.
Las frases verbales son signo gramatical de modificaciones
que no se verifican en el mecanismo de la oración, sino en el concepto
mismo del fenómeno. Ellas mestizan el valor temporal de las
diferentes formas del verbo y el aspecto perfectivo/imperfectivo de los
tiempos y de la acción verbal en sí misma. En el cruce de estos
factores con el sentido inicial que les comunica la presencia del
infinitivo, gerundio o participio, reside la explicación de las
modificaciones que las frases verbales producen en el concepto de la
acción, y de las significaciones especiales que dichas frases han
tomado. No debe creerse que tales combinaciones son siempre frases
verbales. Comparando
voy escribiendo un libro
voy corriendo a casa de Pedro,
vemos que el primer ejemplo es una frase verbal de sentido
progresivo, la cual integra un todo sintáctico; y que, en el segundo,
voy y corriendo son dos formas verbales sintácticamente separadas,
como si pertenecieran a oraciones distintas. En el primer ejemplo, el
verbo ir ha perdido todo su sentido sinónimo de moverse, caminar,
para convertirse en un mero verbo auxiliar, mientras que en el
19
segundo lo conserva plenamente. Por las mismas razones, no hay
frases verbales en los siguientes ejemplos:
el chico fue a visitar a su tía
la moza iba cogiendo flores
el tren viene echando humo.
Los verbos poder, querer, deber y algunos otros conservan en
las frases verbales su sentido propio; pero, como se usan sobre todo
precisamente en tales frases, pueden ser considerados como verda-
deros auxiliares.
Por otra parte, las frases verbales pueden combinarse, a su
vez, entre ellas y unas con otras. Y las formas se complican todavía en
los modismos:
no poder menos de (callar)
Clasificamos las frases verbales en tres grandes grupos estruc-
turales según que el verbo predicativo se halle en infinitivo, en gerun-
dio o en participio.

§ 8. Verbo auxiliar + infinitivo

El infinitivo expresa el significado del verbo en toda su


abstracta generalidad. Las frases verbales de esta categoría dan a la
acción carácter progresivo y orientado relativamente hacia el futuro.
Ellas tienen un sentido general de acción progresiva dirigida hacia el
futuro. Esta dirección se mide desde el tiempo en que se halla el verbo
auxiliar, y no desde el presente del hablante. Así, en
voy a escribir
iba a escribir
tendré que escribir,
la acción de escribir es siempre futura en relación con el verbo
auxiliar, aunque la totalidad del concepto verbal sea presente, pasado
o futuro, respectivamente.
Forman un grupo muy numeroso de tales frases algunos
verbos de movimiento seguidos de las preposiciones a o de y el
infinitivo.
Ir a, pasar a y echar a forman a menudo expresiones
incoativas. Ir a + infinitivo significa acción que comienza a

20
efectuarse, bien en la intención o creencia subjetiva, bien en la
realidad exterior:
iba a decir
no vaya usted a caerse
vamos a enriquecernos
el tren va a llegar.
El uso de estas frases está limitado a los tiempos presente e imperfecto
de indicativo y subjuntivo. En frases empleadas en futuro o
imperativo, el verbo ir recobra inmediatamente su sentido primario de
encaminarse o dirigirse materialmente a ejecutar un acto; en
expresiones como
iré a escribir
ve a estudiar,
el verbo ir pierde su función auxiliar. Con los tiempos perfectos, este
verbo recobra su significado normal, porque el carácter perfectivo que
adquiere así la acción interrumpe el sentido progresivo del
movimiento hacia el futuro. Con esta interferencia se anula el sentido
auxiliar de ir. En las siguientes oraciones aparece clara la expresión
incoativa:
van a leer
iban a cantar
acaso vayan a sospechar
si fuese a llover, vuelve a casa.
En cambio, con tiempos perfectos desaparece la frase verbal:
han ido a leer
habían ido a cantar
aunque hayan ido a estudiar ...
si hubieses ido a decirlo ...
Aunque el pretérito absoluto es un tiempo perfecto, la
perfección se refiere al comienzo de la acción, y no es terminativa,
sino inicial. Fue = comenzó a ir, y por esta razón fue a + infinitivo
puede usarse conservando su carácter de frase verbal incoativa:
fuí a decirlo
fuímos a hablar todos a la vez.
Estas frases suelen ir acompañadas de alguna indicación temporal,
como los adverbios cuando, siempre, en cuanto, u oraciones
coordinadas y subordinadas que sirven de punto de referencia:
21
cuando fuí a hablar me interrumpieron
fue a decir la verdad, pero la emoción cortó sus palabras
en cuanto fuí a comenzar mi explicación, noté que estaban
distraídos.
Expresamos duda/dificultad de entender algo con las frases:
vaya usted a saber ... lo que ha ocurrido
vete a averiguar ... si es verdad,
equivalentes a la expresión ¿quién sabe?.
Pasar a + infinitivo tiene pocas veces carácter de frase verbal;
sin embargo hay expresiones en las que pasar puede interpretarse
como auxiliar:
obra en mi poder su carta del 12 del corriente, que paso a
contestar
con la destrucción de Cartago, los romanos pasaban a ser
dueños del Mediterráneo.
En ambos ejemplos aparece claro el sentido incoativo. Mas, cuando se
halla en cualquier tiempo perfecto, el sentido de la frase verbal puede
percibirse no como incoativo, sino como terminativo:
los atacantes han pasado a dominar la ciudad
con tan buenos negocios habrán pasado a ser ricos.
Las frases formadas con los verbos empezar, comenzar y
principiar deben su carácter incoativo al significado del verbo, y no a
la resultante nueva de la frase verbal. Esto es un medio lexicológico de
conseguir la expresión incoativa.
Echar a + infinitivo significa el comienzo de una acción. Su
uso está limitado a algunos verbos de movimiento, como
echar a correr
echar a andar
echar a volar,
y puede ampliarse metafóricamente a otros, con pronombre reflejo:
echarse a reir / llorar / buscar / cavilar.
Los modismos
echar a perder / echar a rodar,
acompañados de complemento directo, están muy próximos al sentido
primario del verbo: el de “lanzar una cosa, arrojarla o deshacerse de
ella, tirarla, para que se pierda, para que ruede”.
El mismo valor incoativo lo tiene ponerse a + infinitivo:
22
ponerse a comer / estudiar / meditar / hablar / llorar.
Venir es un movimiento contrario a ir. Lo que viene se
acerca, lo que va se aleja. Por ello, venir a + infinitivo expresa una
acción que se acerca a su término y la llamamos terminativa:
vengo a coincidir con usted
ojalá vengan a reconciliarse
al cabo de discutir, nunca venían a ponerse de acuerdo
lo que antes me parecía hermoso viene a parecerme feo.
Cuando el movimiento de la acción terminativa hacia su final se
acerca a él, logrando alcanzar su fin, como ocurre en los tiempos
perfectos, la expresión ya no es terminativa, sino perfectiva; en
he venido a cambiar de ideas
creo que viniera a enfermar,
se podría sustituir venir por llegar, puesto que el sentido es perfectivo.
De este sentido terminativo ha nacido una expresión aproximativa
muy frecuente hoy día; cuando decimos que
un objeto viene a costar cincuenta pesetas,
significamos que poco más o menos, eso es, aproximadamente, cuesta
esta catidad, es decir, se acerca a ella sin que estemos seguros de si la
alcanza o la rebasa. Esta incertidumbre nos hace decir que viene a
costar y no que llega a costar. Otros ejemplos:
el orador vino a decir que … ( = poco más o menos)
el argumento de la película viene a ser el que os he contado.
Ha formado un modismo corriente la expresión ir a ver si:
cuando venga el verano, voy a ver si me voy a Santander.
Cabe destacar que ir a ver se abrevia comúnmente por a ver:
a ver si escribes.
La acción perfectiva se expresa a menudo con las frases
verbales llegar a y acabar de:
este caballo llegó a costarme cientos de miles de pesetas
he llegado a creer que no hay peligro
acabo de ver a Miguel
no acababa de dormirse.
Alcanzar a tiene a veces el mismo sentido:
alcanzaba a probar mi inocencia.
La frase volver a + infinitivo es reiterativa:
vuelvo a ver
23
hemos vuelto a creer
acaso vuelvan a reir.
Hacer, dejar, permitir, mandar, poder, deber, querer,
seguidos de infinitivo, son sólo de modo excepcional auxiliares.
La expresión obligativa se hace a través de los siguientes tipos
de frases:
1. haber de + infinitivo: he de premiar tu buena acción
2. tener de + infinitivo: tengo de decir la verdad
3. tener que + infinitivo: tengo que llegar a las nueve
4. haber que + infinitivo: hay que tener cuidado.
El primero es la frase verbal obligativa más antigua 6 ; hoy se siente
como más literaria que tener que y tiende a predominar cada vez más
en toda el área de habla española. Rafael Seco observa que ella ofrece
a veces un matiz subjetivo de intención o propósito futuro 7 :
si eres juicioso, he de llevarte al teatro.
Este mismo sentido lo expresa de modo aún más eficaz la frase ir a +
infinitivo:
el año que viene voy a comprar estos terrenos.
Se perciben también otras vagas diferencias entre haber de y tener
que. Por ejemplo, esta última se siente como más enérgica e intensa.
Mientras que
hemos de llegar pronto

6
Como el futuro latino (amabo) se perdio en las lenguas romances, para
poder expresar el futuro, se formó la perífrasis amar he/ has/ ha/ hemos/ heis/
han, es decir, infinitivo + presente del verbo haber; después se aglutinó éste a
aquel (amaré, etc.) y así quedó formado el nuevo futuro. El tiempo venidero
de una acción se expresaba por la obligación presente de realizarla: amar he
= (primitivamente) he de amar. A medida que en amaré se fue sintiendo
únicamente el valor de tiempo futuro, hubo que encontrar un medio que
significase obligación en cualquier tiempo, y para ello se inició y extendió el
uso de haber de cantar (he de cantar) frente a cantaré (cantar he).
Paralelamente se formaba el condicional cantaría por aglutinación de cantar
hía (= había), y era también necesario diferenciar dicho condicional de la
expresián obligativa, creando había de cantar frente a cantar había (> cantar
hía > cantaría).
7
En el español antigua solía tener valores futuros.
24
es una obligación menos amenazadora, como si nosotros mismos nos
la hubiéramos impuesto,
tenemos que llegar pronto
puede ser obligación que se nos impone desde fuera.
Haber de se acerca a veces a significar intención de realizar
algo:
he de darte una sorpresa
he de deciros la pura verdad.
Este matiz subjetivo no se efectiviza con el enérgico tener que.
Haber que se diferencia de haber de en ser impersonal:
había que tener paciencia
habrá que buscar otro medio
no tienen sujeto determinado. El que de tener que y de haber que es
pronombre complementario acusativo.
Rafael Seco establece, en este orden de ideas, grados de
obligatoriedad, pues considera que la obligación se expresa con mayor
intensidad en la frase haber de + infinitivo, y que es aún más
perentorio el matiz obligativo en tener que + infinitivo. Señala
también que en deber de y haber de predomina el sentido de
obligación que nos hemos impuesto a nosotros mismos, y en tener que
el de obligación que nos viene de fuera. Por otro lado, agrega, haber
que y tener que tienen el mismo sentido, sólo que en la primera de
estas frases la obligación se extiende a un sujeto absolutamente
indefinido.
La frase intermedia deber de, que se formó por el cruce de las
dos anteriores, significa suposición, conjetura o creencia:
debe de estar en casa = supongo que está en casa
debían de ser las diez = supongo que eran las diez.
En la lengua literaria, la presión de la Gramática mantiene
algo más clara la diferencia entre deber de (suposición) y deber
(obligación):
deben de volver = supongo, creo que vuelven
deben volver = tienen obligación de volver.
Deber + infinitivo no es, por consiguiente, una frase verbal;
en cambio, deber de + infinitivo altera el sentido propio del verbo
deber y lo convierte, por tanto, en auxiliar.

25
El verbo deber + infinitivo (deben trabajar) lo presenta a éste
como una obligación del sujeto. De igual manera,
quieren trabajar
saben trabajar
pueden trabajar
añaden al concepto del infinitivo una modificación que indica la
actitud del sujeto ante la acción de trabajar. Los verbos deber, querer,
saber y poder denotan el modus explícito de las oraciones citadas
como ejemplos; el infinitivo es el dictum, el contenido esencial de la
representación. Por esto se llaman verbos modales. Entran en su lista
todos los verbos que designan comportamiento, intención, deseo,
voluntad: intentar, soler, mandar, desear, prometer, esperar,
proponerse, procurar, pretender, pensar (tener intención), temer,
necesitar. El infinitivo es su complemento directo, al cual se unen sin
preposición.

§ 9. Verbo auxiliar + gerundio

El gerundio mira hacia el presente y comunica a las frases


verbales en que figura el carácter de acción durativa, cuyos matices
dependen de la naturaleza del verbo que lo acompaña. Con verbos
imperfectivos, el gerundio refuerza la duración del verbo mismo.
Escribo y estoy escribiendo difieren por la impresión general
de acción más duradera que produce la segunda. Con verbos que
expresan acciones perfectivas de breve duración, el gerundio introduce
sentido reiterativo:
el cazador dispara la escopeta / el cazador está disparando la
escopeta
el niño ha besado a su madre / el niño ha estado besando a su
madre.
La prolongación de una acción perfectiva momentánea supone
su repetición, como se ve en los dos ejemplos anteriores.
Estar + gerundio significa la simple prolongación de la
acción, sin matices especiales.
Estar es un verbo de estado y, cuando va unido a otro verbo
de la misma clase, puede decirse que no es auxiliar, sino que tiene su
significado propio:
26
está viviendo con sus padres.
En este caso, estar es casi un verbo copulativo. Con verbos que no
sean de estado, transitivos o intransitivos, estar adquiere pleno valor
de verbo auxiliar:
está lavando la puerta
la gente estaba saliendo del teatro.
Unidos a un gerundio, ir, venir y a veces seguir añaden a la
duración la idea de movimiento. Ir + gerundio expresa movimiento
desde el presente. En las frases
por el aire claro va volando (Garcilaso)
iban entrando uno por uno
la acción verbal adquiere sentido general de lentitud:
soñando voy / caminos de la tarde (A. Machado).
En una oración como
iremos amortizando la deuda,
la acción se produce por grados sucesivos y discontinuos, mientras
que en
vamos tirando
iban viviendo
prevalece la idea de dificultad y esfuerzo continuado.
Venir + gerundio significa movimiento hacia el presente:
vengo observando sus actos
venía solicitando el empleo.
Seguir + gerundio expresa continuidad de la acción:
sigo escribiendo.
La acepción de continuar también la tiene empero el verbo seguir
fuera de estas frases verbales:
sigo la lectura de esta novela.
Por ello es extremadamente dudoso que pueda ser considerado como
auxiliar.
Andar + gerundio expresa movimiento sin dirección fija:
anda diciendo la buenaventura
andaba escribiendo un libro
anda murmurando contra sus jefes.
Es frecuente su uso como auxiliar:
anduvo cantando por los teatros largo tiempo.

27
§ 10. Verbo auxiliar + participio

El participio imprime a la acción sentido perfectivo y la sitúa


en relativa posición pretérita. Por ello, precedido de un verbo auxiliar
conjugado, el participio forma frases verbales de significado
perfectivo.
El verbo haber + participio forma las perífrasis llamadas
tiempos compuestos de la conjugación 8 .
A medida que prevalece el sentido de tiempo, se inmoviliza el
participio en su forma neutra singular.
En la lengua moderna, usado con un verbo auxiliar que no sea
haber, el participio mantiene su concordancia con el complemento
directo; o, usado con los auxiliares ser y estar, mantiene, en tanto que
atributo, su concordancia con el sujeto:
llevo andados muchos kilómetros
tengo bien estudiada esta cuestión
estaba convencida de lo que usted decía
fueron aplaudidas sus palabras
tiene leída ya la carta
me parece conocida esta historia.
Los verbos llevar, tener, estar, ser y a veces traer, quedar y
dejar, forman frases verbales en las cuales son verbos auxiliares,
desposeídos, por tanto, de su significado propio:
el doctor Arias traía curados de variola muchos pacientes
quedó resuelto que se acudiría a los tribunales de justicia
dejaron dicho que volverían mañana.

8
Estas perífrasis significaron al principio la acción perfecta o acabada en el
presente (he/haya conocido), en el pasado (había/hube/hubiera/-se conocido),
o en el futuro (habré conocido). He conocido a este hombre equivalía
originariamente a lo que ahora expresamos con la oración tengo conocido a
este hombre, es decir, acción acabada en el presente. Pero la idea de la
anterioridad temporal que encierra la perfección de la acción, convierte
predominantemente tales frases en tiempos del verbo. La vacilación entre uno
y otro sentido se conserva en textos antiguos, donde el participio concierta a
menudo en género y número con el complemento directo: “la misa acabada
la han” reza el Cantar de Mío Cid, y no acabado, como diríamos hoy en día.
28
Tener + participio puede emplearse sólo cuando el participio
sea de verbo transitivo y usado en acepción transitiva:
tenía leídas muchas novelas
tienen pensado ir a España.
Andrés Bello observa en su Gramática que esta construcción puede
llevar un acusativo tácito e indeterminado.
La Real Academia registra en su Gramática algunas
supervivencias del uso de ser como auxiliar en la conjugación de
algunos verbos intransitivos 9 :
llegada es la hora
llegada es la ocasión.
Haber asumió pronto el papel de auxiliar en la conjugación
activa de toda clase de verbos, transitivos e intransitivos.

Conclusiones

§ 11. Este es el cuadro general resumido de las frases verbales


más frecuentes, en visión de Samuel Gili y Gaya:

1. Significación
progresiva
1.1.1.incoativa: ir a + infinitivo; pasar a + infinitivo; echar a
+ infinitivo
1.1.2. terminativa: venir a + infinitivo
1.1.3. aproximativa: venir a + infinitivo
1.1.4. reiterativa: volver a + infinitivo
1.1.5. obligativa: haber de + infinitivo; haber que +
infinitivo; tener que + infinitivo
1.1.6. hipotética: deber de + infinitivo

9
Este uso aparece en los textos antiguos: “son idos” (Cantar de Mío Cid,
956), “salí tras ti y eras ido” (San Juan de la Cruz). Esta conjugación de
los tiempos compuestos de verbos intransitivos fue heredada del latín, y la
practican también otros idiomas romances; pero en castellano no afectó más
que a un número limitado de verbos, y nunca se usó de modo constante.
29
1.2. durativa: estar + gerundio; ir + gerundio; venir +
gerundio; seguir + gerundio; andar + gerundio
1.3. perfectiva: venir a + infinitivo; llegar a + infinitivo;
acabar de + infinitivo; alcanzar a + infinitivo; llevar +
participio; tener + participio; traer + participio; quedar +
participio; dejar + participio; estar + participio (copulativa);
ser + participio (copulativa y pasiva).

§ 12. Por otra parte, Rafael Seco divide las frases verbales en :

1.determinaciones temporales
1.1. iniciación del hecho verbal: comenzar, empezar,
principiar, echar, etc. + a + infinitivo
1.2. progresión
1.2.1. hasta el presente: venir + gerundio
1.2.2. en el presente: seguir + gerundio
1.2.3. desde el presente: ir + gerundio;
1.3. duración y reiteración: estar + gerundio; volver a +
infinitivo
1.4. finalización: acabar, terminar de + infinitivo
2. modalidades subjetivas
posibilidad y voluntad: poder + infinitivo; querer + infinitivo
obligación: deber + infinitivo; haber de + infinitivo; tener que +
infinitivo; haber que + infinitivo
hipótesis: deber de + infinitivo
2.4. intención y futuro: haber de + infinitivo; ir a + infinitivo.

El sistema perifrástico llega en castellano a tener una riqueza


de frases desconocida en casi todas las demás lenguas romances. Estas
equivalencias auxiliares, tan propias en la conjugación como pueden
serlo la pasiva, refleja o recíproca, confirman las modificaciones
objetivas de la actividad verbal.

II. MODALIDADES DEL ENUNCIADO ORACIONAL


30
§ 13. El contenido representativo, es decir, lo que se dice en
cada oración, los antiguos lo llamaban dictum, y la actitud subjetiva la
llamaban modus.
El modus puede hallarse implícito y deducirse del contexto o
de la situación, o puede hallarse explícito en el gesto, las variaciones
fonéticas o los signos léxicos y gramaticales de la lengua, entre ellos
los modos del verbo, que por esto se llaman así.
El modus es, por consiguiente, un criterio de clasificación de
las oraciones. Samuel Gili y Gaya parte de la idea de que, según lo
que antecede, las diferentes formas de expresión de las oraciones
simples pueden depender:
1. de un punto de vista subjetivo
2. de la naturaleza del predicado.
§ 14. Rafael Seco asume en su totalidad este punto de vista y
clasifica las oraciones simples y, por tanto, también los enunciados,
desde el punto de vista subjetivo, eso es, respecto del juicio (es decir,
con respecto a un punto de vista subjetivo) , y según la naturaleza del
predicado.
1. Desde el punto de vista subjetivo:
a. Respecto de la actitud del hablante ante lo enunciado: enunciado
enunciativo (afirmativo y negativo), restrictivo, interrogativo (total y
parcial), exclamativo, imperativo, desiderativo.

§ 15. Lo predicado se manifiesta como un hecho real, posible,


dudoso, ordenado o deseado según el punto de vista de la persona que
habla, pero, independientemente de ello, ésta señala en la oración
también si, en opinión suya, lo que se predica debe efectivamente
afirmarse / negarse del sujeto; o si, asombrándose / dudando de la
conformidad del predicado con el sujeto, manifiesta esta actitud con
una pregunta. Según este criterio, las oraciones se clasifican en:
afirmativas, negativas, restrictivas, interrogativas, exclamativas,
imperativas y desiderativas.

31
§ 16. Enunciados afirmativos y negativos

Se llaman también oraciones aseverativas, enunciativas y


declarativas, y corresponden a los juicios asertorios de la Lógica.
Con ellas enunciamos la conformidad objetiva del sujeto con el
predicado. En ellas, lo predicado se atribuye desde luego al sujeto y no
ofrecen ninguna forma especial:
tu padre se alegraría mucho de verte.
§ 17. La expresión negativa se logra, en términos generales,
por medio del adverbio no que, como es sabido, se refiere con carácter
subjetivo a la oración entera; éste precede siempre al predicado,
cualquiera que sea su modalidad subjetiva:
David no ha estado en París
yo no comería
¡ojalá Miguel no aceptase el cargo!
La negación puede reforzarse con los adverbios nunca y
jamás, los indefinidos nadie, ninguno, nada, y aun con otras
expresiones de elementos intercambiables que, aunque en rigor no
tienen significación negativa, han llegado a adquirirla por uso
constante en oraciones de este tipo:
en mi / tu vida
en la vida
en toda la mañana / día.
Se dice, por tanto:
no lo he visto nunca
no hagas tal cosa jamás
¡ojalá no venga nadie!
no habrás comido nada
Pedro no ha estudiado en su vida
no ha llovido en todo el día.
El indefinido alguno tiene valor de refuerzo negativo sólo
cuando funciona como adjetivo pospuesto, y el nombre que él
determina sigue al verbo:
no he visto a hombre alguno = no he visto a hombre ninguno
= no he visto a ningún hombre.
Si las palabras o expresiones de significación negativa van
delante del verbo, éste no necesita llevar el adverbio no:
32
nunca lo he visto
jamás hagas tal cosa
en mi vida me ha pasado cosa semejante
en todo el día ha llovido.
Como refuerzo de la negación se emplean desde los tiempos
antiguos sustantivos que significan cosas de poco valor, como bledo,
comino, pepino, ochavo, mi(g)aja:
no vale un comino
(no) me importa un bledo.
Un fenómeno inverso sería utilizar un pronombre, adjetivo
pronominal, adverbio negativos con valores positivos:
¿creen Uds. que mamá rinda cuenta a nadie?
§ 18. Cuando en la oración figuran dos o más voces negativas,
es necesario que por lo menos una de ellas preceda al verbo. Cumplida
esta condición, las demás negaciones se distribuyen libremente:
nunca decía nada serio
nadie me ayudó nunca en nada.
Cuando en la oración concurren varios verbos, conviene
distinguir claramente al cuál de ellos le corresponde la negación. No
es lo mismo aseverar que
Pedro no puede saber eso
y afirmar que
Pedro puede no saber eso.
En el primer caso, el no se refiere al poder, es decir, se le niega a
Pedro la posibilidad de que sepa; en el segundo, la negación afecta al
saber, afirmándose la posibilidad de que Pedro no sepa eso.
Si una de las palabras negativas es no, ésta debe ir sola delante
del verbo, y las demás detrás:
no lo digas jamás a nadie.
Otra palabra negativa puede ser sin al frente de un
complemento verbal de modo:
habló sin dificultad = no habló con dificultad.
un trabajo sin terminar = un trabajo por terminar.
Dos negaciones no afirman en castellano, cuando una de ellas
precede al verbo y otra le sigue. La única excepción de esta regla es el
complemento de una oración negativa precedido de la preposición sin,
la cual neutraliza la negación:
33
habló no sin dificultad
no sin dificultad habló,
es decir, con dificultad. Lo mismo ocurre con los adverbios de
negación que modifican a adjetivos con prefijos sentidos como
negativos o privativos, como des-, in-, a-:
una casa no deshabitada
una fama no intachable
un niño no anormal.
En todos estos casos se trata de un eufemismo, o se rebaja, sin negarlo
por completo, el sentido negativo. Este matiz de neutralización parcial
de la negación resalta más todavía en la expresión no ... del todo:
no del todo deshabitada
no intachable del todo.
La expresión no sin constituye un curioso uso estilístico, el
cual afirma con discreta timidez:
hablaba no sin cierta ironía.

§ 19. Enunciados restrictivos

La restricción se expresa con ayuda de las construcciones no


… sino:
no lee sino poesías
no te pido sino que me ayudes
no pensaba sino en ella
y no … más que:
no soy más que un mero estudiante
no tomo más que este libro
no apareció sino a la hora de cenar,
construcciones que son perfectamente sinónimas. Para un verbo de
modo personal se usa la expresión no hace sino / más + que +
infinitivo:
no hace sino perder el tiempo
no haría más que dormir y comer.
no hay más que una mesa
Estas construcciones son sinónimas de sólo, solamente:
sólo me quedaba una solución
34
quiero comer solamente fruta.

§ 20. Enunciados interrogativos

En las oraciones interrogativas, la persona que habla vacila


entre la conformidad y la discrepancia del predicado con el sujeto, no
sólo por razón de los mismos, sino por razón de cualquiera de los
elementos complementarios de la oración, y manifiesta su perplejidad
consultando su juicio a otra persona por medio de una pregunta:
¿ha salido Andrés?,
que no se diferencia de la oración afirmativa
ha salido Andrés,
sino en los signos interrogantes (¿…?) que lleva en la escritura (al
comienzo y al final de la pregunta), y en la entonación especial (muy
dinstinta de la rumana) que se nota en la voz del que habla, aunque por
lo general la interrogativa lleva delante el predicado, lo que no ocurre
muchas veces en la afirmativa. Esta duda puede recaer bien sobre el
sujeto, por no conocérsele o por desconocérsele sus cualidades, y por
no saberse, debido a ello, si se le debe o no atribuir la predicación,
bien sobre cualquiera de los demás elementos de la oración, cuyo
desconocimiento implique en la persona perplejidad / duda sobre el
establecimiento de un juicio afirmativo o negativo.
Las formas que adoptan las oraciones interrogativas según lo
que se pregunte son las siguientes:

Oraciones interrogativas Se pregunta por

¿Quién ha venido? el sujeto


¿Qué es eso? el predicado nominal
¿Qué gente ha venido? una cualidad del sujeto
¿A quién buscas? un complemento directo de
persona
¿Qué quieres? un complemento directo de
cosa
¿A quién has regalado un complemento término
el libro? indirecto
35
¿Con quién vas? un complemento de
compañía
¿De qué hablas? un complemento de asunto
¿Por qué dices eso? un complemento de causa
¿Dónde vives? un complemento de lugar
¿Cuándo te casas? un complemento de tiempo
¿Cómo estás? un complemento de modo
¿Cuántos somos? una determinación del
sujeto
¿Cuántos hijos tienes? una determinación del
objeto

El sentido interrogativo puede referirse a las oraciones


indicativas, de posibilidad y dubitativas; pero no a las exhortativas, ni
a las optativas, por su especial naturaleza. En las dubitativas, la
modalidad interrogativa es sólo un artificio para manifestar de modo
más eficaz el estado de indecisión de la persona en cuanto al
establecimiento del juicio, pero no una pregunta dirigida a otra
persona con ánimo de esperar una respuesta. Las dubitativas tienen a
veces peculiar el empleo del adverbio de duda si:
¿habrá venido Pedro?
¿qué hora será?
¿si me habré equivocado de piso?
Suele emplearse el adverbio no, con carácter enfático, para
hacer resaltar más la respuesta afirmativa que se espera:
¿no sería mejor que nos fuésemos?
¿no lo crees tú?
(simplemente) ¿no?
Siempre en el comienzo de la pregunta la voz asciende
decidida y se eleva por encima del tono normal en la primera sílaba
acentuada. Este marcado movimiento ascendente distingue desde el
principio la oración interrogativa de la enunciativa, y demuestra que la
ortografía española acertó al prescribir el signo de interrogación al

36
comienzo y al fin, como expresión de la unidad melódica total con que
la pregunta se concibe y pronuncia 10 .
El español no ha necesitado desarrollar sintagmas fijos,
porque sólo la entonación le basta para infundirle a la oración carácter
interrogativo y para saber dónde empieza y dónde acaba ésta. Como
puede verse, el uso de medios gramaticales y el empleo de recursos
fonológicos (entonación, acentos, etc.) se hallan en la lengua
castellana en razón inversa. El español tampoco ha generalizado la
posposición del sujeto interrogativo, que es obligatoria en otros
idiomas. Aunque la colocación del verbo en el primer lugar de la
oración interrogativa no sea en español tan general como en otras
lenguas romances modernas, es indudable que contribuye a infundirle
a la oración el carácter sintético que le corresponde a la pregunta
general.
Las Gramáticas distinguen dos grupos de oraciones
interrogativas: generales o dubitativas y parciales o determinativas.
Cuando preguntamos sobre todo el contenido de la oración, es decir,
sobre la verdad o la falsedad del juicio, la pregunta es general:
¿ha llegado tu padre?
¿conocéis a ese señor?
y nuestra pregunta contempla comprobar si es cierta la relación entre
sujeto y predicado. La respuesta esperada es sí o no. El verbo ocupa
generalmente el primer lugar en la oración, lo cual prueba que el
interés del que habla recae sobre él; con el sujeto antepuesto, es
frecuente que la entonación interrogativa recaiga sólo sobre el
predicado. Si el sujeto lleva muchos determinativos 11 y, por tanto, es
largo, su separación es clara en pronunciación y escritura:

10
En francés e inglés, la entonación inicial de la pregunta no se distingue (o
se distingue poco) de la enunciación, y por esto ha prevalecido la práctica
ortográfica de escribir el interrogante sólo al final. Dichas lenguas son más
rigurosas y han creado estructuras sintácticas del tipo Est-ce que ...? / Do you
...?, que aseguren el comienzo de la pregunta y compensen la escasa
expresividad de su entonación inicial.
11
Dícese de uno de los grupos en que suelen dividirse los adjetivos (los
adjetivos numerales, los posesivos, los demostrativos, los interrogativos y los
indenfinido).
37
las personas más cultas de la ciudad ¿podrán soportar tanta
chabacanería?
Si el predicado ocupa el primer lugar, diremos:
¿podrán soportar tanta chabacanería las personas más cultas
de la ciudad?
La oración se dividirá del mismo modo en dos grupos fónicos, pero la
entonación interrogativa, comenzada en el verbo, alcanza hasta el final
de la oración. Cuando el sujeto antepuesto se enuncia en pocas sílabas,
su separación de la pregunta puede producirse o no, según el interés
del momento, pero es indudable que la tendencia existe; la pregunta
¿los estudiantes estaban contentos?
puede pronunciarse también de estas dos maneras:
¿los estudiantes, estaban contentos? / los estudiantes
¿estaban contentos?
§ 21. En las interrogativas parciales, la duda no recae sobre el
predicado mismo de la oración, sino sobre el sujeto o sus cualidades, o
sobre cualquiera de los demás elementos de la oración. Preguntamos
entonces por lo que nos falta, por medio de pronombres o adverbios
interrogativos, colocados necesariamente al comienzo de la oración.
Es frecuente que las interrogativas parciales sugieran una
respuesta negativa, es decir, adquieran sentido de negación implícita.
La oración
¿de la pasada edad, qué me ha quedado?
da a entender al hablante que no le ha quedado nada;
¿quién hubiera imaginado tanta maldad?
significa nadie;
¿cómo podíamos sospechar de él?
quiere decir de ningún modo.
Andrés Bello observa que se trata de una figura retórica muy matizada
de afectividad, con la cual estas oraciones se acercan a las
exclamativas en lo que se refiere a la actitud del hablante. Por otro
lado, en sentido de negación implícita, las aproxima a las
explícitamente negativas.

38
Los pronombres y adverbios interrogativos son los siguientes:
qué, quién, cuál, cuándo, dónde, cuánto y cómo 12 .
En los clásicos se encuentran también ejemplos del empleo
interrogativo de cúyo:
¿Cúya es esta espada? (Tirso de Molina).
Los interrogativos mencionados son el centro de un grupo de
intensidad fonética, que demuestra la condensación del interés en
ellos.

§ 22. Enunciados exclamativos

En éstas oraciones, la persona que habla manifiesta la sorpresa


o la admiración que le produce el juicio que expresa. La diferencia
entre una oración enunciativa y una exclamativa está en el grado de
afectividad de cada cual. Las exclamativas tienen la misma forma que
las interrogativas, de las que se diferencian sólo en la entonación y en
los signos ortográficos (¡ ... !) con que se escriben:
¡qué solos nos dejan los muertos!
¡cuántos disgustos me habéis dado en vuestra vida!
Igual que las oraciones interrogativas y exclamativas podrían
dividirse en dos tipos, según recayese la sorpresa sobre el predicado
¡trabaja muy bien!
¡estás hecho un artista!
o sobre algún otro elemento de la frase. Pertenecerían a este tipo los
primeros ejemplos de este §.
La oración exclamativa ofrece los siguientes rasgos fonéticos:
1. refuerzo de la articulación de los sonidos, si en ella
predominan los sentimientos de tensión, placer, excitación; o
relajamiento de la misma, cuando predominan los sentimientos
distensivos.
2. aumento de la intensidad y de la cantidad en las sílabas
fuertes y en las palabras sentidas como más expresivas.

12
Nótese que la serie de los exclamativos se reduce a qué, cuánto, cuán y
cómo.
39
3. desarrollo de la entonación por encima o por debajo del
tono medio de la voz del hablante, de manera que el oyente percibe
que no es su entonación habitual.
4. movimientos de la curva de entonación, peculiares de los
sentimientos que se expresan.
5. modificación del tempo medio, acelerando/retardando.
Pueden distinguirse grados dentro del carácter sintético de la
oración exclamativa:
a. los gritos inarticulados/interjecciones llamadas propias:
¡ah! / ¡oh! / ¡ay! / ¡uy! / ¡hola!,
que tienen validez social dentro de un grupo lingüístico; palabras de
todas clases, habilitadas como interjecciones:
¡bravo! / ¡ánimo! / ¡diablo! / ¡ya!
o los vocativos, dirigidos ya con plena intención a una persona o
grupo.
b. las frases exclamativas producidas por un comienzo de
análisis de la emoción en dos o más palabras:
¡por Dios!
¡pero, hombre!
¡hermosa noche!
¡qué asco!
¡pobre de mí!
c. el análisis más desarrollado que da a la expresión afectiva la
estructura de una oración enunciativa, de la cual no se distingue ya
más que por los recursos fonéticos arriba indicados:
¡no sabía qué hacer!
¡la hora se acerca!
Por analogía con las interrogativas, las exclamativas toman
con frecuencia pronombres interrogativos y adverbios relativos,
desposeídos de sentido interrogativo y acentuados fuertemente. Estos
encabezan la oración y sólo desempeñan un papel enfático, a menudo
ponderativo:
¡qué bonito!
¡cuánto me alegro!
¡cuán desdichado soy!
¡cómo me fastidia!

40
Únicamente qué, cuánto, cuán y cómo son aptos para este uso
exclamativo, que los demás interrogativos no admiten. La forma
apocopada cuán no se usa más que con sentido exclamativo y en
lenguaje literario. El habla coloquial la reemplaza con qué.
Compárense las expresiones:
¡cuán felices eran!
¡qué felices eran!
En los clásicos y en los textos literarios más o menos arcaizantes y a
veces poéticos, aparece alguna que otra vez cuál en oraciones
exclamativas, con el sentido de cómo:
¡Cuál gritan estos malditos! (Zorilla, Tenorio)

§ 23. Enunciados imperativos

Estas oraciones son las que se usan para dar órdenes a alguien.
Los enunciados imperativos se manifiestan de diversas maneras:
1. con imperativos morfológicos o sintácticos:
¡estate quieto!
¡váyase de aqu!.
2. con sustantivos, gerundios o adverbios y con entonación
exclamativa, lo mismo que con algunas interjecciones:
¡Silencio!
¡Andando!
¡Arriba!
¡Aúpa!
3. con el modo indicativo, pero con entonación exclamativa:
¡Tú te callas!
¡Ya os estáis yendo!

§ 24. Enunciados desiderativos

A través de ellos se expresa un deseo del hablante. Tales


oraciones poseen entonación exclamativa, van introducidas por
adverbios de modalidad (ojalá, así, etc.) o la conjunción que, y tienen
el verbo en subjuntivo:
¡ojalá llueva!
41
¡Así te caigas!
¡Que llueva!

b. Respecto del predicado (enunciados indicativos, de posibi-


lidad y probabilidad, dubitativos, exhortativos, optativos).

§ 25. Este criterio supone la intervención del sujeto que habla


en la oración simple. Esta intervención se refiere al modo en que el
hablante considera la predicación y a la actitud del sujeto respecto al
juicio. En esta clase, Rafael Seco ha situado las oraciones indicativas,
de posibilidad y probabilidad, dubitativas, exhortativas y optativas.

§ 26. Enunciados indicativos

La persona que habla expone un juicio. Lo que en este juicio


se predica puede ser un hecho real, solamente posible, dudoso o
probable, un deseo, una orden, un ruego. Ahora bien, la oración
indicativa presenta lo predicado como un hecho real, porque así se lo
figura el que habla. Se expresa, por tanto, con el verbo en los tiempos
absolutos del modo indicativo:
Andrés vino / ha venido anoche, viene hoy / vendrá mañana.

Enunciados de posibilidad y probabilidad

Estas oraciones exponen lo predicado como un hecho que el


hablante considera sólo como posible o probable.
§ 27. La posibilidad se expresa, por lo general, poniendo el
verbo en potencial; pero el uso admite también otras formas. La
posibilidad en el presente se expresa con la forma simple:
esto no te lo figurarías.
La posibilidad en el pasado se expresa con el potencial
compuesto:
eso no te lo habrías figurado,
o bien con el pluscuamperfecto de subjuntivo:
cualquiera lo hubiera considerado como una estafa.

42
La posibilidad en el futuro se manifiesta con el verbo en la
forma simple del potencial:
mañana mismo me marcharía a mi casa.
También se puede expresar la posibilidad con poder (auxiliar)
+ infinitivo:
Pedro podía venir ahora / mañana.

§ 28. La probabilidad se forma de distintas maneras: en el


presente se expresa con el futuro de indicativo:
serán las cuatro,
en el pretérito, con el potencial:
serían las cuatro,
y en el futuro se puede emplear también el indicativo, aunque necesita
un auxilio adverbial:
Miguel vendrá probablemente mañana.
También se pueden indicar la posibilidad y la probabilidad
con deber de + infinitivo, o bien con poder (auxiliar) + infinitivo:
debían de ser las cuatro
podían ser las cuatro.

§ 29. Enunciados dubitativos

Estos expresan la duda 13 en el ánimo del que habla respecto


de lo que se predica en la oración.
En el presente y en el futuro, la misma se expresa con los
adverbios de duda acaso, quizá(s), tal vez y el presente de subjuntivo:
acaso David esté enfermo
tal vez Miguel venga más tarde.
La duda en el pasado se expresa con el pretérito perfecto de
subjuntivo:
quizás haya escrito Miguel.
Con los adverbios dubitativos se confunden las formas
adverbiales de duda, posibilidad y probabilidad. La sustitución de las
desinencias – ra, - ría y – se es correcta en estos casos:

13
En general, la duda no exige respuesta.
43
tal vez sería / fuera / fuese cierto
quizás viajarías / viajaras / viajases en tren.
Suprimidos los adverbios, desaparece el sentido dubitativo y las frases
adquieren un valor de posibilidad.

§ 30. Enunciados exhortativos

Estas oraciones expresan un mandato, un ruego o una


exhortación del que habla, desde la orden terminante hasta la humilde
súplica. Lo mismo, mandatos que ruegos van siempre dirigidos por el
hablante a su interlocutor, o sea, la segunda persona. Se emplean las
dos únicas personas del imperativo:
Juan, vete a tu casa
compadeceos de nosotros.
Las oraciones exhortativas construidas con imperativo
cambian este modo en presente de subjuntivo, al hacerse negativas:
ven / venid aquí > no vengas / vengáis aquí.
Con la segunda persona de respeto, designada por el usted, o
simplemente con la tercera persona, se usan las formas del presente de
subjuntivo:
tenga usted compasión de mí
descuiden, sus señorías.
También puede tener sentido exhortativo la primera persona
del plural del subjuntivo presente:
estudiemos, amigos.
Puede ocurrir que el mandato se refiera a una tercera persona,
o no sea de ejecución inmediata. Entonces se emplea el indicativo en
presente o en futuro:
vas a mi casa y me traes ese libro
ya me dirás el precio
el chico irá a la tienda y recogerá el encargo.
Si la oración exhortativa es negativa, el verbo ha de ir en
presente de subjuntivo:
no lo creas / no vayas ahora.
En la lengua hablada es frecuente el infinitivo con valor de
imperativo plural:
sentaros / venir aquí, niños.
44
Este infinitivo demuestra cierto sentido impersonal en frases
como
callarse (= callaos)
marcharse (= marchaos)
y cuando el infinitivo va precedido de la preposición a:
¡a callar!
El gerundio también puede emplearse con valor de imperativo
impersonal, frecuente en el habla popular:
¡andando! (=anda, andad)
¡ahuecando! (=ahueca, ahuecad el ala, marchaos)
¡continuando! (= continúa, continuad, continuémos).
En realidad, es una oración elíptica, cuya forma plena también
constituye un tipo de exhortativa frecuente en la lengua popular:
¡ya estás ahuecando!

§ 31. Enunciados optativos

Estas oraciones expresan juicios sin realidad objetiva, en que


el hablante manifiesta el deseo de que un hecho, cuya realización
anhela, se verifique. Por eso se llaman optativas.
La Real Academia las llama desiderativas y señala que su
forma de expresión es el presente o pretérito imperfecto de subjuntivo,
con la diferencia – agrega – de que con el presente manifestamos un
deseo que consideramos realizable, y con el imperfecto uno cuya
realización tenemos por imposible. Es natural que si deseamos una
acción pasada, es porque la sabemos incumplida. De aquí surge el
sentido de deseo irrealizable que encuentra la Academia a muchas
oraciones optativas con el verbo en imperfecto. Este estado subjetivo
se expresa por medio del presente de subjuntivo:
el viaje le sea grato
¡ojalá me trajese el libro!
Cuando el deseo se refiere a un hecho que debe ser pasado, pero cuya
realización o no realización la ignoramos todavía, se usa el pretérito
perfecto de subjuntivo:
¡ojalá me haya traído el libro!

45
Cuando el deseo recae sobre un hecho cuya oportunidad pasó sin
realizarse, se usa el pluscuamperfecto de subjuntivo:
¡ojalá me hubiese traído el libro!
Si el deseo se refiere al presente, tiene ya, como lo señalamos
anteriormente, un tiempo propio.
Y, finalmente, si el deseo de ahora se refiere al futuro,
podemos servirnos del presente o del imperfecto:
¡ojalá llueva mañana!
¡ojalá lloviera/-se mañana!
La diferencia entre uno y otro tiempo consiste en que las formas
lloviera/-se del segundo se sienten como formas más hipotéticas que
el presente, pero en ningún modo irrealizables.
El infinitivo se usa como imperativo, especialmente en la
lengua hablada:
entrar / entrad
mirar / mirad
salir / salid.
Lo mismo ocurre en la prohibición:
no fastidiar / no fastidiéis
o cuando la preposición a acompaña al infinitivo:
¡a cenar!
¡a callar!
En español moderno, preferentemente el infinitivo 14 reempla-
za a la segunda persona del plural, quizás por tener carácter menos
concreto que la segunda del singular, y por consiguiente más acorde
con la significación del infinitivo. Puede estar favorecido también,
presupone Rafael Seco, por la igualdad de acentuación entre ambas
formas, cosa que no ocurre con el singular. Cabe pensar, además, que
el carácter relajado de la d en la distensión silábica ( ¡mirad! )
neutraliza sus rasgos fonológicos hasta el punto de confundirse con la
r fricativa y relajada del infinitivo (¡mirar!). Este uso es frecuentísimo
en la conversación, aparece empero pocas veces en la lengua escrita.

14
Este empleo del infinitivo queda atestiguado en latín y en textos medie-
vales de numerosos países románicos.
46
En oraciones exhortativas se emplea también el futuro de
mandato:
no matarás
le dirás que me conteste en seguida.
Tanto las exhortativas como las optativas tienen a menudo
carácter exclamativo, a causa de la emotividad marcada que pueden
expresar. De ello surge la gran semejanza fonética que presentan en la
curva de entonación y en el papel que desempeña el acento de
intensidad. Por esto se escriben muchas veces con signos de
admiración ( ¡...! ).
Los verbos de voluntad, como querer, desear, rogar, suplicar,
mandar, prohibir, usados en el futuro hipotético o en los imperfectos
de indicativo y subjuntivo (sólo la forma en –ra), aflojan a veces su
sentido optativo y expresan modestia, timidez, cortesía. Nótese la
diferencia entre
quiero / quería / querría / quisiera salir.

2. Según la naturaleza del predicado: [enunciados atri-


butivos/cualitativos, predicativos, activos (transitivos e intransitivos),
de verbo de estado, pasivos, reflexivos, recíprocos, impersonales
(naturales, gramaticales, eventuales, impersonales pasivos)]

§ 32. En todas las oraciones gramaticales puede ocurrir:


1. que el predicado (verbal) exprese un acción del sujeto;
2. que el predicado (nominal) exprese una cualidad del sujeto.
Atendiendo, pues, a la naturaleza del predicado, hay que
distinguir, por tanto, las oraciones en dos grupos fundamentales, según
que su predicado sea nominal (atributivas o cualitativas) o verbal
(predicativas).
Estas últimas ofrecen diversidad de tipos, en relación con las
distintas especies de verbos que pueden constituir su predicado,
correlativos siempre de determinadas clases de sujeto, y se clasifican
en: activas (intransitivas y transitivas), de verbo de estado, pasivas,
reflexivas, recíprocas, impersonales.

47
§ 33. Enunciados atributivos / cualitativos

En estas oraciones, en que lo que se atribuye al sujeto es una


cualidad, el verbo es siempre ser, estar o alguno de sus equivalentes,
como existir, parecer, ser tenido por, etc. La cualidad se expresa por
un sustantivo/adjetivo:
la noche ha sido tranquila
en los almacenes de la casa está dispuesto para su envío todo
el material disponible
¡qué locura la mía!
sé bueno, Pepito.
El predicado nominal puede ir o no enlazado al sujeto por una
cópula (eso es, algún tiempo de los verbos ser o estar, llamados en
este caso, como se sabe, copulativos).
Los elementos característicos de esta oración son:
a. sujeto
b. atributo
c. (como elemento eventual) cópula.
También se usan como copulativos otros verbos que a esta
función añaden algún matiz de significado o aspecto (incoativo,
reiterativo, etc.), como volverse, permanecer, seguir, parecer :
¿te has vuelto loco?
sigo dispuesto a creer
parece difícil.
En español moderno, se prescinde muchas veces del verbo
copulativo, especialmente cuando no interesa señalar el tiempo. Los
numerosos ejemplos que registran las Gramáticas se pueden reducir a
los dos casos siguientes:
1. en refranes y proverbios, por expresar juicios permanentes e
intemporales:
el mejor camino, el recto
cual la madre, tal la hija.
2. en oraciones interrogativas y exclamativas fuertemente
matizadas de afectividad, en que los sentimientos dominantes de
irritación, asombro, alegría, etc., apartan toda idea de tiempo:
¡qué tonto!
¿tú amigo suyo?
48
¡qué bien!
¿quién mejor que él para eso?

§ 34. Enunciados predicativos

En estas oraciones, el predicado expresa no una cualidad, sino


una acción del sujeto. Ellas ofrecen diversidad de tipos, en relación
con las distintas especies de verbos que son su predicado, correlativos
siempre de determinadas clases de sujeto: oraciones activas
(transitivas e intransitivas), oraciones de verbo de estado, pasivas,
reflexivas, recíprocas e impersonales.
Enfocamos aquí un problema de suma importancia en la
Gramática española: los casos en que ser y estar actúan como verbos
no copulativos, desempeñando la función de predicado verbal.
A veces, ser recobra su significado primitivo de existir,
efectuarse, ocurrir, suceder:
eso será si yo quiero
los pocos sabios que en el mundo han sido ( Fray Luis de
León )
tal señora no es en el mundo (Quijote, II, 32).
Al significado de existir, ocurrir, suceder, responden las
frases usuales:
sea lo que sea /fuere
sea como sea
fuere /-se lo que fuere /-se.
También responden a este significado el subjuntivo-imperativo ¡sea!,
concesivo o aprobatorio, y algunas expresiones desiderativas como
¡así sea!
Con el que enunciativo se construyen las oraciones con que
indicamos réplica, oposición o contrariedad, del tipo:
es que no quiero
es que trataban de otro asunto.
La fórmula invariable ¿es que ...? es usual en la lengua
hablada, tanto en España como en América, tratándose de preguntas
generales, pero siempre con matiz de sorpresa o réplica.

49
El verbo estar mantiene a menudo su significación originaria,
no copulativa, de presencia o permanencia:
no está en casa
estuve ayer en el teatro
la Sierra de Guadarrama está en el norte de Madrid.
Tanto en su significado propio como en su uso copulativo, ser
y estar admiten a veces construcciones seudorreflejas, lo mismo que
otros verbos intransitivos (irse, morirse, etc.), por ejemplo en las
fórmulas tradicionales con que empiezan los cuentos:
érase que se era
érase un hombre a una nariz pegado (Quevedo)
asno se es de la cuna a la mortaja (Cervantes).
En fin, como observa Andrés Bello,
me soy = soy de mío, soy por naturaleza, por condición,
de modo que se puede decir:
yo me soy hombre pacífico.
Con estar, el uso seudorreflejo es algo más frecuente:
se estará en casa todo el día
me estuve junto a la lumbre
los viejos de la aldea se estaban al sol la tarde entera.
En estos ejemplos, estarse significa que el sujeto permanece
voluntariamente en una situación, posición o estado.

§ 35. Enunciados activos

Los verbos activos (eso es, que expresan acción) pueden hacer
referencia a un objeto en que halle cumplimiento y eficacia la acción,
o desentenderse de este mismo objeto cuando los interlocutores han
perdido el interés por él.

§ 36. Enunciados activos transitivos

Estos cuentan con un verbo completado con su


objeto/complemento directo. El sujeto, causante / productor de la
acción, se llama agente:
el alumno David no ha traído sus libros a clase
guardaremos la merienda de Pepito.
50
Los elementos característicos de estas oraciones son:
a. un sujeto agente
b. un verbo activo como predicado
c. un complemento directo (en acusativo)
d. (eventualmente) un complemento predicativo, aparte
naturalmente de otros complementos, que puede recibir como todas
las demás clases de oraciones.
Son oraciones activas transitivas, con término indirecto:
el secretario ha presentado al director la dimisión de su
cargo
a los amigos no les daremos la noticia todavía
y con complemento predicativo sustantivo o adjetivo (concertado con
el acusativo):
el maestro ha felicitado al alumno más estudios
cualquiera llamaría eso una felonía
no te considero capaz de eso.

§ 37. Enunciados activos intransitivos

Estos cuentan con un sujeto agente y omiten el último


elemento, eso es, el complemento directo. Por tanto, sólo se
diferencian del tipo anterior en el hecho de que la acción del verbo
parte del sujeto y no señala ningún objeto determinado en quien halle
cumplimiento. En la oración
Lucía ama a Pedro con locura,
el hecho de amar se cumple en Pedro; en cambio, en la oración
Lucía ama con locura,
el objeto en quien ponga Lucía su amor se manifiesta como indiferente
para los interlocutores; el predicado de dicha oración equivale
simplemente a tener amor.
Los componentes fundamentales de tal oración sólo son, entre
varios elementos complementarios, los siguientes:
a. sujeto agente
b. verbo predicado activo intransitivo.
Ellos se pueden ver en los siguientes ejemplos:
51
en el río lavaban las mujeres
el soldado toca a diana
hoy no comen en casa las niñas
la niña no bailó en toda la noche.

§ 38. Enunciados de verbo de estado

Estos son oraciones con verbos que hacen referencia sólo a un


sujeto (paciente), del cual expresan fenómenos no relacionados con
ningún objeto, un simple modo de ser más o menos estable:
mis primos viven ahora en Madrid
el año pasado fuí a tomar baños de mar
los árboles crecen en primavera.
Hay también oraciones de verbo de estado con complemento
predicativo:
nos quedamos pasmados de su don
llegó el niño resfriado.
Los elementos peculiares de estas oraciones son:
a. un sujeto agente que, aunque no es propiamente
causante/productor del fenómeno en estos verbos, sino la persona en
quien estos se descubren, a quien se atribuyen, puede llamarse agente,
en oposición a los sujetos de los verbos en la voz pasiva.
b. un predicado de verbo de estado.
c. (sin perjuicio, claro está, de) otros complementos que puede
recibir el hecho verbal.
d. (eventualmente) un complemento predicativo que
concierta con el sujeto.
A veces, los verbos de estado presentan un acusativo
artificial, que los asimila a los verbos transitivos; este acusativo
interno está sacado de la propia significación del verbo; expresiones
como:
vivir la propia vida
morir una muerte gloriosa
señalan modalidades transitivas de verbos de estado, y los
determinativos del acusativo interno son la verdadera razón de su
existencia:
el hombre nace desnudo.
52
§ 39. Enunciados pasivos

Estos son oraciones activas con sujeto paciente y con el verbo


predicativo en la voz pasiva. Tomemos la expresión
el labrador esparce la semilla,
que es una oración activa en la cual la expresión parte del sujeto para
terminar en el objeto.
Podemos expresar nuestro juicio partiendo del objeto, y
entonces se puede decir:
la semilla es esparcida por el labrador.
En la oración pasiva aparece de sujeto el que antes era objeto;
al sujeto la semilla se le llama, por tanto, paciente. El antiguo sujeto,
que realiza la acción verbal, lo encontramos con la preposición por en
caso ablativo; se llama por ello ablativo agente. En la oración activa
transitiva y en la pasiva hay los mismos elementos, pero dispuestos en
orden inverso. Los esquemas de una y otra son:

Oración activa: sujeto + voz activa verbal + objeto


Oración pasiva: objeto + voz pasiva verbal + sujeto

Y en cuanto a los casos:

Oración activa: nominativo + verbo + acusativo


Oración pasiva: nominativo + verbo + ablativo.

§ 40. La activa y la pasiva no son sino anverso y reverso de


una misma forma de expresión. En la oración pasiva llamada primera
de pasiva el agente queda expresado:
David ha sido saludado por sus amigos
la comida le fue ofrecida por un hotel
por la Dirección han sido dictadas nuevas normas.
Pero hay también oraciones de verbos en voz pasiva en que el
agente queda sin expresar, y ello debido a la actitud de

53
indiferencia/ignorancia de los interlocutores respecto del posible
causante/productor de la acción. Llegamos así al tipo de oración
la carta fue expedida a tiempo,
que, careciendo de ablativo agente, se llama segunda de pasiva:
el centinela había sido relevado dos horas antes
será restringida la entrada a la torre
tu propuesta hubiera sido acogida con cariño.
Aunque no con frecuencia, en las oraciones primeras de
pasiva se halla, a veces, un ablativo agente con la preposición de, en
vez de por. En oraciónes como
el presidente ha sido acompañado de su esposa
mi padre ha sido siempre muy estimado de todos,
como entre los dos componentes de la voz pasiva – ser + participio –,
pueden colocarse expresiones adverbiales, lo mismo que en este caso
se colocó siempre muy.
Los elementos que dan carácter a las oraciones primeras de
pasiva son:
a. un sujeto paciente
b. un verbo en voz pasiva
c. un ablativo agente con las preposiciones por o de.
En cuanto a las oraciones segundas de pasiva, éstas tienen los
elementos a y b, pero carecen del c. Unas y otras admiten
complemento predicativo, concertado con el sujeto paciente:
mi padre ha sido elegido responsable del departamento.
Puede pasarse de un tipo a otro de oración, siempre que se
tenga en cuenta la ya mencionada correlación de casos, en especial si
en las oraciones intervienen pronombres personales, en los que, como
se sabe, el cambio de caso acarrea el cambio de forma. La oración
activa > oración pasiva:
siempre te amé > siempre fuíste amada por mí.
Los términos de sujeto y objeto son intercambiables, y la
acción verbal se relaciona, en realidad, con dos objetos, de los cuales
uno u otro, según convenga, aparece como punto de partida/sujeto del
juicio. De este modo, la distinción entre verbos intransitivos (tanto
activos como de estado) y verbos transitivos está únicamente en que
los primeros hacen relación a un solo objeto, y los segundos a dos.
54
Mas se debe retener que la voz pasiva no se emplea mucho en
español. La prensa, con sus traducciones al pie de la letra del inglés
que usan las agencias noticiosas y las oficinas de prensa de las
organizaciones internacionales (como ocurre en todo el mundo), es la
que más contribuyó y contribuye hoy en día a su conservación y
difusión.
§ 41. Como se puede ver, para expresar que el sujeto
gramatical del verbo no es agente productor de la acción, sino objeto
de la acción que otro realiza, los idiomas románicos usan la voz
pasiva 15 .
La preferencia por unos de los auxiliares latinos habere o esse
dependio, al formarse las lenguas romances, del significado del verbo
y de las circunstancias propias de cada una de ellas a lo largo de su
historia. El español prefirió desde el primer momento el auxiliar haber
< el latino habere; pero los textos antiguos ofrecen ejemplos de ser
en la conjugación de un número limitado de verbos intransitivos y
reflexivos. Tales vacilaciones desaparecieron pronto, y ambos
auxiliares deslindaron claramente su función propia: haber para la voz
activa y ser para la pasiva.
Aunque nunca hay que olvidar la obvia preferencia del idioma
español por la voz activa, tampoco se ha de descuidar que la
preferencia por la voz activa o por la voz pasiva en la oración
depende, en las lenguas romances por lo menos, del interés dominante.
Compárese:
los periódicos divulgaron la noticia / la noticia fue divulgada
por los periódicos.
Si el agente o productor de la acción no es objeto de interés
alguno por parte del que habla, puede incluso dejar de expresarse, y

15
El latin tenía para ello una conjugación especial, distinta de la activa. En
romance se vino perdiendo toda aquella conjugación pasiva, a excepción del
participio; pero aunque se hubiese perdido la forma, subsistía la idea del
sujeto paciente, y para expresarla se formó una voz pasiva por perífrasis con
el participio, única forma que había quedado de la pasiva latina, combinada
con el verbo auxiliar ser. Los idiomas romances generalizaron la práctica del
latín vulgar de formar tiempos compuestos de la voz activa por medio de los
auxiliares latinos habere y esse, unidos al participio.
55
entonces tenemos las oraciones ya en la Gramática latina llamadas
segundas de pasiva:
la noticia fue divulgada
el procesado ha sido absuelto
Miguel es muy respetado.
A veces, las circunstancias imponen el uso de la pasiva bien
sea por ser desconocido el agente o por voluntad del hablante de
callarlo, bien por ser totalmente indiferente para los interlocutores. Si
no es así, el idioma español tiene, como ya lo subrayamos
anteriormente, marcada preferencia por la voz activa.
Entre las oraciones
la Agencia noticiosa EFE ha transmitido nuevas
informaciones / nuevas informaciones han sido transmitidas por la
Agencia noticiosa EFE / por la Agencia noticiosa EFE han sido
transmitidas nuevas informaciones,
la sicología lingüística española prefiere obvia y decididamente a la
primera 16 .
Por otra parte, entre las oraciones
esta mujer es hermosa / esta mujer es admirada
no existe ninguna diferencia formal; en uno y otro caso tenemos un
sujeto al cual se atribuye una cualidad por medio de un predicado
nominal compuesto de verbo copulativo y atributo. Pero la naturaleza
del atributo, en el primer caso un adjetivo léxico y en el segundo un
participio, modifica sustancialmente el significado de la oración.
Ser hermosa es una cualidad del sujeto; ser admirada es una
acción ajena, que termina y se cumple en el mismo sujeto. Una
persona es respetable por sí misma; pero para ser respetada es
necesario que alguien la respete. Cuando no se expresa el ablativo
agente, la diferencia de significado y función depende, por tanto, de
que el atributo se sienta como un adjetivo léxico o como una forma

16
Cuando se traducen al español textos de otras lenguas, especialmente
franceses e ingleses, y también rumanos, ya que el rumano manifiesta
preferencia, aunque no en exceso, por la voz pasiva, es menester tener en
cuenta esta preferencia, para no cometer faltas de estilo y aun errores de
expresión.

56
verbal. Podrá haber ambigüedad cuando el participio se ha adjetivado
de un modo permanente en alguna de sus acepciones:
sus palabras eran excusadas (innecesarias) / sus palabras
eran excusadas (disculpadas)
el regalo ha sido cumplido (colmado, generoso) / el regalo ha
sido cumplido (realizado)
la edición fue reducida (poco abundante) / la edición fue
reducida (disminuida).
Son casos límite, cuyo significado sólo el contexto lo puede resolver.
El carácter imperfectivo del auxiliar ser (frente al perfectivo
del auxiliar estar) se mantiene en las oraciones con participio tan vivo
como en las que llevan atributo adjetivo. Habrá, por tanto, pasivas con
ser y con estar, de significación bien limitada en la lengua moderna.
Andrés Bello es el primero en observar que la pasiva con ser
no se usa en español en presente e imperfecto, cuando se trata de la
acción momentánea de un verbo perfectivo. Siempre, señala el
gramático venezolano, se dice:
el portero abre la puerta
el lector volvía la hoja.
Pues, si dijésemos
la puerta es abierta por el portero
la hoja era vuelta por el lector,
se entendería que se trata de acciones reiteradas/acostumbradas. No
hay inconveniente, en cambio, en emplear el presente o el imperfecto
pasivos de verbos imperfectivos:
Miguel es / era muy conocido en aquella comarca
la noticia es / era mencionada en todas partes.
El verbo ser atribuye sin dificultad la cualidad más o menos
duradera de un participio inperfectivo, pero no puede atribuir
cualidades momentáneas.
Con los tiempos perfectos se puede usar la pasiva de cualquier
clase de verbos, porque en ellos la perfección expresada por el tiempo
anula lo imperfectivo del verbo ser:
el agresor fue detenido por la policía
la puerta había sido abierta
el documento habrá sido firmado antes de mediodía.
57
Es natural que el presente histórico, en cuanto expresa de
modo figurado una acción pretérita y acabada, pueda construirse con
ser:
Napoleón fue derrotado en Waterloo.
§ 42. Pasiva con estar. En esta oración se verifican las tres
siguientes posibilidades:
1. El resultado de una acción acabada se expresa con estar +
participio. Así, por ejemplo, la diferencia entre las dos siguientes
oraciones:
las casas eran / estaban edificadas con mucho cuidado
consiste en que eran edificadas alude al momento de su construcción,
mientras que estaban edificadas se dice desde el momento en que su
construcción fue concluida. Se nota, una vez más, el valor perfectivo
de estar frente al imperfectivo ser. La acción verbal que expresa la
pasiva con ser se produce en el tiempo que expresa el verbo auxiliar:
el suceso es / era / fue / será mencionado.
Con estar, la acción se da como terminada y cumplida antes del
tiempo que indica el auxiliar: decimos que un problema está resuelto
(presente) cuando ha sido resuelto (antepresente); decimos que estaba
resuelto (imperfecto) cuando había sido resuelto (pluscuamperfecto);
que estará resuelto cuando habrá / haya sido resuelto, es decir, que
estar resuelto es el resultado de haber sido resuelto. Esta
correspondencia explica el que la perífrasis estar + participio no se
use en los tiempos perfectos de la conjugación; entre las ya
mencionadas oraciones
las casas fueron / estuvieron edificadas con mucho cuidado
la diferencia se ha neutralizado de tal modo que ya no es necesario,
antes bien se siente como raro, el uso de estar, puesto que el tiempo
del verbo ser da suficientemente claro el sentido perfectivo. Por esto
no podemos decir
ni habían / habrán / hubiesen estado, ni tampoco han estado
edificadas, sino solamente han sido edificadas.
2. Sentido local de estar. Estar, con significado local para
expresar situación, es un verbo de estado que aun en los tiempos
perfectos mantiene clara su diferencia de ser. Compárense:
las baterías fueron / estuvieron emplazadas junto al río.
58
El primer caso alude al acto de su emplazamiento; el segundo parte
del momento en que el emplazamiento quedó terminado. El uso de un
tiempo perfecto no ha aflojado aquí la significación local de estar, ni
su diferencia con ser.
3. Se usa estar + participio:
a. en los tiempos imperfectos de acciones perfectivas:
está / estaba prohibido / acabado / resuelto.
b. en los tiempos imperfectos de muchos verbos reflexivos
con sentido incoativo:
está / estaba sentado / dormido / avergonzado / enojado /
enfadado.
Y se usa ser + participio:
a. en los tiempos perfectos de acciones perfectivas e
imperfectivas:
fue abierta
ha sido cerrada
había sido observada
ha sido / fue querido / conocido.
b. en los tiempos imperfectos de acciones imperfectivas:
es querido
era estimado
será solicitado
sea conocido
aunque fuera amado.
Como se ha podido ver, en el uso de la voz pasiva, convergen,
poniéndola en dificultad, varios factores lingüísticos: el aspecto
perfectivo/imperfectivo de la acción expresada, el tiempo del verbo
auxiliar y las diferencias entre ser y estar. A ellos se suma el uso
creciente de la pasiva refleja que, si bien remedia las dificultades de la
pasiva con ser, acaba por suplantarla y hacer su uso cada vez menos
frecuente.
§ 43. Pasiva refleja. En español no solamente se puede
expresar la voz pasiva con el verbo ser y el participio pasivo del verbo
de que se trate, sino que, en el caso de que el sujeto sea nombre de
cosa, se puede sustituir aquella voz pasiva por una formada con la voz

59
activa del verbo y el pronombre reflexivo se. Se llama, por esto,
refleja. Así, en vez de
la carta fue recibida oportunamente diríamos la carta se
recibió oportunamente
hoy han sido cerradas las Cortes diríamos hoy se han
cerrado las Cortes.
En español, la voz pasiva refleja es mucho más frecuente que
la formada con el verbo ser. Las oraciones de pasiva refleja pueden
ser primeras y segundas, según tengan o no ablativo agente:
desde mi casa se ve la torre de la televisión
estos asuntos no se han resuelto todavía
la propuesta se rechazó por todo el mundo
se suspenden las representaciones.
Estas oraciones ofrecen de ordinario el tipo
se alquilan locales,
en el cual el sujeto va en marcada preferencia detrás del predicado. La
semejanza con las oraciones impersonales francesas (con el
pronombre on) y el patente sentido objetivo que se advierte en el
sujeto, van marcando una doble corriente, erudita y popular, por la
cual estas oraciones se van sintiendo como impersonales, y el sujeto
como un complemento.
Cabe recordar que las formas átonas de los pronombres
personales (me, te, se, nos, os, se), las cuales acompañan un verbo que
está en la misma persona que los pronombres personales que las
mismas representan, sirven para expresar acción reflexiva. El sujeto es
entonces también complemento directo:
me afeito todas las mañanas.
o indirecto:
te ponías un traje nuevo,
siendo conjuntamente agente y paciente. Si el verbo está en tercera
persona del singular/plural, el reflexivo se, heredado del latín, cumple
en español la función refleja:
el niño se lava / los niños se lavan (las manos),
y las formas átonas del pronombre mantienen su función exclusiva de
complementos directo e indirecto sin valor reflexivo (lo, la, le, se
personal en singular; los, las, les, se personal en plural). Se es la única
60
forma reflexiva de tercera persona de ambos números, siendo comple-
mento tanto directo como indirecto.
Ya en latín existía el llamado dativo ético, con el cual se
expresaba simplemente que el sujeto, más que recibir indirectamente
la acción del verbo, era partícipe de su actividad, la cual se producía
dentro de él o en relación con él:
el perro se comió toda la tajada.
Esta participación puede sentirse aun con verbos intransitivos y de
estado:
se queda en casa todo el día
los alumnos se fueron
ella se creía que no era cierto
se ha muerto un vecino mío.
Estas construcciones están ya muy alejadas del se reflexivo originario.
En el último ejemplo, la participación del sujeto no es como agente,
sino como paciente. Cuando decimos que
la pared se hundió con el peso de la techumbre
los pájaros se alborotaron por el ruido,
los sujetos pared y pájaros no producen la acción, sino la sufren y
son, por tanto, sujetos pasivos.
En la lengua moderna, subraya Samuel Gili y Gaya, la pasiva
refleja predomina con mucho, tanto en la lengua hablada como en el
estilo literario. El se ha dejado de ser reflexivo en estos casos, y se ha
convertido en mero signo de pasiva.
§ 44. Pasiva impersonal. Cuando el ablativo agente es
desconocido o no interesa a los interlocutores, tenemos las oraciones
llamadas, a la luz de la terminología de la Gramática latina, segundas
de pasiva, si empleamos tanto la perífrasis con ser como la pasiva
refleja:
han sido descubiertas sus trampas = se han descubierto sus
trampas.
Es obvio que la pasiva refleja no puede emplearse más que
con la tercera persona. En ellas, el pronombre se es un mero signo de
pasiva; al callarse el ablativo agente, la oración es a la vez pasiva e
impersonal. En la oración
se cometieron muchos atropellos,
61
se expresa que los atropellos fueron cometidos, y no se dice nada
acerca de su autor, el cual queda oculto en una tercera persona de
significación indeterminada. El se es conjuntamente signo de pasiva y
de impersonalidad, pero no hay duda de que la oración es pasiva,
puesto que el sujeto pasivo (atropellos) concierta con el verbo
(cometieron). Si el sujeto está en singular, el verbo lo estará también:
se cometió un atropello.
Parece que no debieran confundirse con las impersonales activas,
puesto que la concordancia con el verbo asegura el carácter pasivo del
sujeto. De hecho, tanto en España como en las Américas se leen y
oyen, en competencia y a menudo, frases como las siguientes:
se ha(n) pedido refuerzos
se le supone(n) otras intenciones
se compone(n) paraguas
se vende(n) astillas.
Las en singular son objeto de crítica de la Real Academia, pero es
indudable que su uso se sigue extendiendo. En
se desea informes sobre el paradero de Sánchez,
donde se usa se desea en lugar de se desean, es evidente que informes
es complemento directo y se sujeto. La lengua literaria prefiere
generalmente la construcción pasiva (se desean informes), la cual
tiene en su apoyo la tradición del idioma y el uso de los autores
clásicos. La impersonal activa es moderna y frecuente en el habla
usual.
Samuel Gili y Gaya se pregunta ¿cómo se ha podido producir
el cambio de la pasiva a la activa?, ya que la primera es la más
antigua. Y explica este cambio por el hecho de que, cuando el sujeto
de la pasiva impersonal es persona, como en los casos de
se martirizaban los cristianos
se tutean los niños,
la ambigüedad nace a raíz del valor reflexivo o recíproco de se; ya no
puede emplearse la pasiva refleja. En estos casos hay que decir
los cristianos eran martirizados
los niños son tuteados,

62
o bien convertir el sujeto en objeto por medio de la preposición a y
poner el verbo en singular, con lo cual la oración pasa a ser
impersonal activa 17 :
se martirizaba a los cristianos > se les martirizaba
se tutea a los niños > se les tutea.
Con los verbos reflexivos no puede repetirse el se. No
podemos decir:
se se arrepiente de sus errores
se se atrevía a todo.
En este caso la impersonalidad se expresa con el indefinido uno:
uno se arrepiente de sus errores
se atrevía uno a todo.

§ 45. Enunciados reflexivos

En estas oraciones, el sujeto es agente y paciente a la vez. La


denominación que se les da de reflexivas viene del hecho de que la
acción verbal vuelve, “como un bumerán”, sobre su origen mismo. Por
ejemplo, en la oración
yo me lavo,
el sujeto yo es el propio objeto de la acción verbal. Sin embargo, la
acción puede volver también indirectamente sobre el sujeto:
yo me lavo la cara.
En el caso de los verbos reflexivos (propiamente dichos) y en
el de los verbos de estado (usados eventualmente en la voz reflexiva),

17
A medida que, hacia el siglo XV, se fue consolidando el uso de la
preposición a con el acusativo de persona, y consiguientemente los primitivos
dativos le, les se habilitaron también para reproducir acusativos masculinos
de persona, las oraciones impersonales con se fueron cada día más usuales.
Su esquema sintáctico se propagó después a las impersonales de cosa, y así se
explica la vacilación moderna entre se alquila(n) carruajes. El reflexivo se ha
pasado según esto por las siguientes fases de participación en la acción:
reflexivo acusativo > reflexivo dativo > dativo ético > signo de participación
en la acción > signo de pasiva impersonal > signo de impersonal activa.
Todos estos valores están vivos en la lengua moderna y, de su interferencia
unida a la de otros factores lingüísticos, han nacido estos usos diversos.
63
las formas pronominales átonas me, te, se, nos, os, y se pueden ser
percibidas como dativos de interés. En esta calidad, ellas refuerzan el
valor subjetivo y afectivo de la frase:
yo voy a casa de Alicia
indica simplemente el hecho de ir; pero
yo me voy a casa de Alicia
indica una resolución adoptada por mi libre voluntad y en provecho
mío. Mas entre las expresiones
yo muero / yo me muero
hay una diferencia de intensidad afectiva en favor de la segunda. Lo
mismo podríamos interpretar los tipos reflexivos propios:
yo me arrepiento / yo me quejo,
pero el significado mismo de verbos como atreverse, jactarse, di-
gnarse, vanagloriarse, ufanarse, etc. da indicio de un vivo contenido
afectivo.
De la intervención activa y afectiva del sujeto en la acción
verbal se pasa gradualmente a la meramente afectiva. La única moti-
vación del sujeto en la acción es entonces el interés, y éste deja de ser
sujeto lógico para convertirse en sujeto afectivo. En
me he hecho un traje,
sí, aún hay cierta participación (aunque no directa) del sujeto yo en la
acción del verbo, pues, por encargo mío, alguien me ha hecho un traje;
pero si decimos
Luis se rompió una pierna
Luis se mató en su coche,
sólo significamos que sufrió la fractura/muerte, sin su menor intención
de ello. El colmo de ello - señala Rafael Seco – son tales oraciones
reflexivas con sujeto inanimado, que a él le parecen curiosas:
el cubo se sale ( = el líquido se sale del recipiente)
el tejado se llueve ( = la lluvia cala el tejado).
A veces, la forma reflexiva carece de todo matiz afectivo, para
indicar sólo comienzo de la acción:
dormirse ( = empezar a dormir).
Los elementos característicos de la oración reflexiva son:
a. sujeto agente y paciente
b. predicado verbal reflexivo
64
c. (eventualmente, cuando así lo requiere el verbo) un comple-
mento directo o un complemento predicativo concertado con el sujeto
(además de diversos complementos, como los que pueden llevar las
demás oraciones):
no te me escapes, Juan
Rafa se deslizó suavemente hasta el barranco
se esparcen las noticias con demasiada facilidad
nos hemos ido a Suiza a pasar las vacaciones.
Con complemento directo:
¿os habéis traído los libros?
usted se tiñe el pelo
los tres amigos nos estudiamos muy bien la lección.
Con complemento predicativo:
ante la desgracia, mi padre se vio perdido
los arroyos se despeñan alegres desde la cumbre
todos nos quedamos atónitos.

§ 46. Enunciados recíprocos

Estos son las oraciones constituidas con verbos recíprocos,


eso es, que tienen por sujeto dos o más personas, cada una de las
cuales ejerce una acción sobre las otras, mientras la recibe de ellas.
Quedan constituidos por un sujeto agente y paciente y verbos
de este tipo. Estos verbos tienen la misma forma que los reflexivos, de
los que se distinguen por el sentido, añadiendo, en caso de duda,
expresiones como mutuamente, uno a otro, recíprocamente:
ambos nos miramos en el espejo (oración reflexiva = tanto él
como yo, separadamente, nos miramos en el espejo)
ambos nos miramos con sorpresa (oración recíproca = yo lo
miré a él y él me miró a mí = la acción fue, por tanto, mutua).
El sentido recíproco no sólo puede expresarse por medio de
los pronombres reflexivos, sino aparece, según lo señala Rufino
Cuervo, hasta en la forma activa transitiva/intransitiva. Así, tienen
sentido recíproco expresiones tales como:
alternar en el oficio
concordar en una opinión
casarse dos personas.
65
El significado recíproco se halla también en oraciones como:
Juan se escribe con Pedro,
donde la reciprocidad se establece con un verbo de forma reflexiva
entre el sujeto y el ablativo con la preposición con. Sin embargo,
oraciones recíprocas deben considerarse sólo aquellas que se cons-
truyen con verbos de forma recíproca y un sujeto de carácter colec-
tivo. Los elementos de éstas son:
a. sujeto plural
b. predicado verbal recíproco
c. (eventualmente) un complemento directo
d. (eventualmente) un complemento predicativo.
Aquí están unos cuantos ejemplos:
los chicos se quieren
se pegaron los cinco terriblemente.
Con complemento directo:
ambos se escriben cartas muy enérgicas.
Con complemento predicativo:
nos miramos asombrados.

66
III. LA TOPICA

§ 47. Orden de las palabras

Siendo precisamente el orden de las palabras en la oración


simple y de las oraciones simples en la compuesta, la tópica viene
siendo determinada por el pensamiento, es decir, por las relaciones
que en la mente del que habla se establecen entre varias nociones a
raíz de la observación de la realidad.
En el caso de la oración simple, el punto de partida del
pensamiento es el sujeto, que lo representa al autor de la acción: debe
haber uno, en condiciones de llevar a efecto una acción, pues tan sólo
así se puede hablar de la acción misma. Por tanto, una oración
comienza por el sujeto, siguen sus determinantes (complementos de
toda índole), luego el predicado (verbal, si se trata de una acción, o
nominal, si del sujeto se dice que tiene una que otra peculiaridad) y, en
fin, los complementos de toda índole del predicado. Dicho con otras
palabras, el juicio y, por supuesto, la oración misma también, parten
del elemento conocido (el autor de la acción o el detentor de cierta
peculiaridad) para llegar a los elementos desconocidos o menos
conocidos que son los complementos del sujeto, el predicado (él
mismo un complemento, pero de otra forma “vinculado” al sujeto) y
los complementos del predicado.
En la oración compleja, la situación es similar, en líneas
generales, a la de la oración simple: comenzamos por la oración
simple principal/regente (sin la cual no puede haber oración compleja,
ya que todas las demás oraciones dependen de ella) y llegamos a las
oraciones secundarias/subordinadas/regidas, siguiendo el orden de su
dependencia de la principal.
Por consiguiente, tenemos primero las oraciones adjetivas o
de relativo, encabezadas por pronombres relativos, las cuales son los
equivalentes del adjetivo, pues determinan no al predicado o a un
verbo de la oración principal, sino al sujeto o a un sustantivo de la
misma; siguen luego las oraciones subordinadas que lo determinan al
predicado o a un verbo de la oración principal: las oraciones objetivas
67
y circunstanciales de lugar, de tiempo y de modo, encabezadas por
adverbios relativos de lugar, de tiempo y de modo.
Por ser la oración compleja (con sus numerosas oraciones
simples subordinadas a la principal) mucho más compleja que la
simple, su tópica se presenta a menudo bastante distinta, por sus
pormenores, de la tópica que se verifica en la oración simple. No
obstante, las diferencias no son esenciales.
Todo lo dicho hasta ahora se vincula a lo que se llama tópica
objetiva o intelectual, pues se basa en el pensamiento (lógico)
propiamente dicho, no influído por la intervención de la afectividad,
del factor síquico de índole emocional, muy a menudo presente en
nuestras mentes.
Al sobrevivir dicho factor, nos encontramos con otra tópica,
llamada subjetiva o afectiva y que, en líneas generales, va en contra de
la objetiva, en el sentido de que pone el elemento desconocido o
menos conocido antes que el conocido, por el motivo de que el
primero ha provocado en la mente de quien habla una emoción, ha
tocado el lado afectivo de su mente, y esta emoción (en su más amplio
sentido) exige que se le encuentre de inmediato una expresión, y ello
antes de que vinieran a cumplirse los hechos de índole estrictamente
lógica.
Por tanto, el complemento está antes que el sujeto (u otro
sustantivo de la oración), y los complementos antes que el predicado
(u otro verbo de la oración). Lo mismo, en la oración compleja
aparecen primero oraciones subordinadas (o una de ellas) y luego la
oración principal (que puede ser también una subordinada).
Esta tópica, algo impropiamente llamada afectiva (ya que más
adecuado nos parece decir subjetiva) puede ir determinada también
por un factor puramente intelectual, cuando en nuestras mentes un
elemento integrante de la oración aparece más temprano que otro en el
plano de la conciencia, por ser más importante desde el punto de vista
puramente lógico, esto es, lo que le comunicamos en primer lugar a
nuestro oyente, el cual debe entender con gran exactitud y precisión
nuestro pensamiento.
Las inversiones, es decir, el cambio de la tópica normal u
objetiva, destacan por una entonación especial: el elemento que va
delante por motivos de índole afectiva o solamente intelectual, de
68
insistencia, viene siendo acentuado con más fuerza o es más alto 18 que
los demás. Y ello porque la importancia mayor que le presta el
hablante acarrea, de modo natural, una intensidad mayor o el
levantamiento del tono que, junto con el cambio de la tópica común,
ayuda a comprender mejor lo dicho por el hablante. Esto es válido
tanto en rumano como en español y en otros idiomas, romances o no.
Existen empero diferencias de tópica de un idioma al otro, las
cuales se deben al hecho de que las lenguas, hermanas o no, se han
venido y también se siguen desarrollando en condiciones muy
diferentes una de otra. Se trata, por tanto, de las leyes específicas
internas que rigen el desenvolvimiento de cada idioma o familia de
idiomas.
El español se parece al rumano (o al italiano, por ejemplo) y
por ello muchas oraciones simples o compuestas se pueden traducir
del rumano al español o del español al italiano, conservando la misma
tópica. En otros casos, se operan inversiones. Estos aparentes
atropellos de las normas de la tópica objetiva se deben a la
importancia del contenido, a la necesidad de una simetría constructiva
o al hecho de que la insistencia de tipo estrictamente intelectual exige
que el elemento sintáctico más importante esté al final de la oración,
de conformidad con la observación de índole sicológica de que lo que
se dice al final se fija mejor en la memoria del oyente.
La causa de las inversiones puede ser de índole intelectual (en
la lengua literaria) o afectiva (en el habla coloquial, cuando las
personas que dialogan, al conversar, se encuentran, por la fuerza de
las cosas, en la situación de contradecirse y combatirse mutuamente.
(De las diferencias de opinión surge un elemento subjetivo de índole
emocional, que modifica la tópica objetiva). Estas normas rigen las
oraciones enunciativas, que refieren pura y llanamente hechos o
comprueban, observan con el jucio frío y sin la injerencia de la
afectividad.
Las oraciones exclamativas siempre expresan contenidos casi
en su totalidad emocionales: nos alegramos, indignamos, admiramos,
asombramos, etc. y entonces la tópica difiere, y con ello aparece
también una entonación especial que contribuye, ella también, por lo

18
En sentido musical, su sonoridad es más alta.
69
general en una medida mayor que la tópica, a expresar ciertos estados
síquicos afectivos del hablante. En las construcciones exclamativas
aparecen inversiones, puede faltar el predicado verbal o la cópula del
predicado nominal, y, en general, a otras palabras les son preferidos
los sustantivos, casi siempre sin complementos. La entonación, como
se sabe y como lo demuestra la original presencia en español de los
signos ¡ ... ¡, es decisiva y determinante.
En la oración interrogativa no sobreviene un elemento
emocional, sino uno más bien estrictamente subjetivo: el hablante
quiere enterarse de algo que no sabe y que le interesa, desde el punto
de vista personal, en (el más) alto grado. La curiosidad puede tener
uno que otro matiz afectivo, en el sentido de que la ignorancia del
hablante en lo tocante a un hecho cualquiera no es total, quizás este
hecho es irreal, y entonces la pregunta es irónica, encerrando, de
hecho, una apreciación subjetiva. Las más diversas diferencias de
tópica se deben al hecho de que las preguntas que formulamos con
ayuda de las construcciones interrogativas son bien parciales (y
entonces comenzamos por un pronombre, eventualmente por un
adverbio interrogativo), bien totales (y en este caso la oración empieza
por el predicado o por el sujeto).
Samuel Gili y Gaya invoca, entre las causas que pueden
modificar el orden normal de las palabras en la oración, también el
ritmo: el hablante se deja llevar por criterios auditivos, por una
necesidad puramente estética, más o menos formal, de construir la
frase para que tenga un ritmo, semejante en parte al existente (y
obligatorio) en la poesía 19 .
La tópica del español es, por tanto, libre, como también lo es
la rumana. Mas esta libertad viene siendo limitada por la
obligatoriedad de prevenir las confusiones, como sería la entre el
sujeto y el complemento directo (que ya comentaremos en su debido
lugar), o entre el sujeto y el atributo sustantivo. En oraciones unitarias
de tres o más elementos sintácticos, es poco usual, por tanto, que el
verbo vaya detrás del principal acento de intensidad del grupo. Es la
importancia del verbo para establecer la relación sintáctica la que

19
Pero que, pensamos, puede ser el de su diacrónica o sincrónica
subjetividad respecto del tema, de su etnia, de su ser, y así por el estilo.
70
explica que ésta se debilite, y los componentes de la oración tiendan a
disgregarse, cuando el verbo va detrás del acento intensivo principal.
En conclusión, la construcción de la frase castellana goza de
sustancial holgura y libertad. El orden de las palabras viene siendo
regido más por el interés sicológico que por la estructura gramatical.
El escritor que produce ideas que arraigan en su fondo íntimo vital y
refiere una historia por instinto o por reflexión, fabrica las frases a
tenor de sus fenómenos mentales, cambiando a veces la distribución
directa de los vocablos, para dar más valor expresivo o ritmo a
determinados giros del lenguaje. Los gramáticos han tomado de la
nomenclatura retórica la palabra hipérbaton 20 (< gr. hyperbaton,
transpuesto) para explicar este fenómeno.
Por otra parte, si no se deben señalar límites al temperamento,
se puede al menos perfeccionar la arquitectura de la frase con la
técnica y la corrección 21 . Hay palabras que por su naturaleza exigen
una colocación adecuada, y otras que, para la claridad ideológica,
buscan un lugar fijo independiente del estilo literario.

§ 48. Orden moderno de las palabras

La posición relativa de cada uno de los miembros de una


expresión contribuye a determinar su valor funcional. Muchos casos
de ambigüedad se deben a construcciones que chocan con los
habituales esquemas del castellano.
No es sólo la lógica de la frase, ni siquiera la claridad de los
conceptos lo que determina el orden constructivo de un período o de

20
Figura de pensamiento que consiste en una alteración del orden lógico de
las palabras. En retórica, se distinguen cuatro tipos de hipérbaton: la tmesis,
que consiste en intercalar una palabra entre dos elementos de una frase
compuesta, el paréntesis, que consiste en introducir en la frase una
interjección u oración con entonación distinta, la anástrofe, que consiste en
posponer la preposición al sustantivo cuyo caso rige, y la histerología, que
consiste en alterar el orden de las palabras y decir primero lo que debería ir
después.
21
En ocasiones, la colocación de una coma basta para cambiar la estructura y
el significado de una frase.
71
una cláusula. Intervienen también otros elementos, ajenos a las leyes
del juicio lógico, pero relacionados estrechmaente con la sicología del
lenguaje.
En la frase literaria, además de la corrección lingüística,
buscamos la sintonía de la forma con la personalidad del escritor. Y,
dentro de los módulos del lenguaje, necesitamos comunicar mayor
fuerza expresiva a unos elementos, o aflojar a otros, dar calidad
afectiva a un párrafo determinado y hasta seguir la armonía de la
prosa, con la atención tensa en los hábitos rítmicos, que dejan sentir de
modo constante su influencia en cada escrito y en cada género
literario.
En el intento de establecer el valor expresivo que resulta del
uso de cada una de las partes de las oraciones, Martín Alonso
establece la norma general: las frases largas, que ocupan dos
hemistiquios y rítmicamente están bipartidas, se inclinan hacia la
construcción latina, y las cortas, que están encerradas en un solo
hemistiquio, presentan con más frecuencia la práctica moderna.
§ 49. Las demás normas que fija Martín Alonso son las
siguientes:
1. En la frase normal o enunciativa, si consta de tres
elementos, el verbo generalmente se coloca intercalado, y de los otros
dos precede uno (el de mayor interés), colocándose los demás al final.
Cuando los elementos constructivos que se reúnen son más de tres,
aumenta el número de las combinaciones posibles.
2. La extensión de la frase, la calidad afectiva de una
expresión y hasta la posición relativa de sus elementos integrantes
permiten hacer ciertos descansos de sentido, que Navarro Tomás
llama grupos fónicos. Ellos representan el conjunto de sonidos
comprendidos entre dos pausas. La individualidad de las agrupaciones
fónicas exige que haya en cada cual un vocablo con valor adjetivo,
sustantivo, verbal o adverbial. Pues la separación es más bien
expresión de vivencias semánticas. Para los efectos de la colocación
del verbo y demás elementos constructivos, cada grupo fónico es una
entidad autónoma y, por tanto, se rige por las normas de la frase
unitaria.
3. La anteposición del verbo es característica neorromance de
la frase interrogativa.
72
4. Como en otros idiomas de la Romania, en castellano se
hallan frases que carecen de verbo. Suelen encabezarse con modismos
especiales: de aquí, a fe mía, helo, etc.
5. En la poesía clásica se permite la interposición de una
palabra entre dos ideológicamente enlazadas. Los casos más frecuen-
tes son: el verbo entre el sustantivo y el complemento determinativo,
el sustantivo entre dos adjetivos, el verbo entre sustantivos cor-
relativos.
6. Las figuras de construcción son el pleonasmo y la enálage.
El primero consiste en usar enfáticamente más palabras (casi) sinó-
nimas para dar el vigor esencial a la frase. La segunda (< gr. enallage,
inversión, cambio) se funda en el empleo de una palabra por otra o en
el cambio de accidentes; por ejemplo, usar un adjetivo como verbo o
un tiempo verbal fuera de su significación habitual.
7. Los criterios de la correción en el lenguaje son dos puntos
de vista denominados histórico-literario e histórico–natural. Según el
primero, la corrección estriba esencialmente en el acuerdo con el uso
de los autores de una época antigua. El segundo se basa en la doctrina
del siglo XIX de que el lenguaje se desarrolla mejor en estado de
libertad, de modo que toda dogmatización en este campo es nociva.
8. Hay que combatir la imprecisión, pues el fin del lenguaje ha
de ser entendernos, y por ende hay que combatir las vacilaciones en el
acento y el sentido, lo mismo que las confusiones morfológicas y de
construcción.

Peculiaridades estilísticas del español

Manuel Criado de Val intentó definir en un libro que ya es


clásico lo que llamó la fisonomía del español.
§ 50. Según Criado de Val, el primer rasgo peculiar del
español es su conservadurismo, que él explica, en gran parte, por la
resistencia de las desinencias sustantivas y verbales. Y ello porque, a
diferencia del francés, que ha venido perdiendo, a raíz de las
modificaciones fonéticas, casi todas las desinencias, el español las
conserva en general briosamente.
73
Esta resistencia se debe, a su vez, a la estructura fónica de los
sonidos, a la ubicación y la intensidad de los acentos y a la
independencia de las palabras en la oración. Consecuencia lógica de
todo ello es la débil (de nuevo en comparación con el francés)
gramaticalización de sus (elementos) constituyentes 22 , que se pone de
manifiesto en los siguientes aspectos:
1. tópica por lo general libre
2. posibilidad de usar el sustantivo sin artículo y las formas
verbales sin pronombre sujeto
3. escasa aglutinación del artículo con la preposición
4. escasez de las palabras de refuerzo.
§ 51. Otra peculiaridad del español sería su carácter popular
(mejor dicho, Criado de Val considera que el español es mucho más
popular que el francés), localizado ya desde el comienzo en Castilla,
que le daría incluso el nombre. Por consiguiente, los escritores
clásicos y sus precursores usan a menudo refranes y modismos 23 .
Criado de Val encuentra una antiquísima fuente de este rasgo castizo
en las obras de los escritores y los filósofos latinos oriundos de
España 24 . En el plano del contenido, esta peculiaridad encuentra su
aspecto simétrico en el realismo muy acentuado de la literatura
española de todos los tiempos. A menudo, el realismo se convierte en
naturalismo, lo que en materia lingüística se traduce en el uso de
muchos términos y expresiones vulgares, incluso en la escritura y el
habla culta.
En ninguna otra lengua romance alcanza esta confusión las
proporciones que tiene en el español, ni crea tantas dificultades para
definir el uso correcto, destaca Criado de Val. Puesto que los autores
literarios, los críticos e incluso los más preeminentes lingüistas
españoles han creído y siguen creyendo que es el gusto popular quien
ha dedecidir, en última instancia, la evolución del idioma.

22
Cada una de las unidades separables al analizar los elementos de una frase
para descubrir su organización estructural.
23
Véase, por ejemplo el Quijote cervantino.
24
Se refiere a Séneca, Quintiliano, etc., pero, de hecho, piensa en lo
específico étnico de la población indígena de la Penísula Ibérica que los
romanos conquistaron.
74
§ 52. La propia abstractización, peculiaridad de todo idioma
culto, se fundamenta, en el caso del español, sobre bases realistas, en
el sentido de que numerosas nociones abstractas adquieren forma
concreta. Criado de Val enumera, entre los hechos lingüísticos que
testimonian de esta abstractización realista:
1. la sustantivación 25 de los infinitivos y el uso de las
preposiciones
2. el uso del pronombre neutro lo
3. las personificaciones, muy frecuentes en las obras de
Cervantes, Tirso, Gracián, Quevedo, etc.
§ 53. La afectividad desempeña un papel inmenso en español
y es, en opinión de Criado de Val, por excelencia impulsiva, en el
sentido de que actúa fuertemente en cierto momento y en cierto punto,
para que luego afloje hasta su total desaparición, equivalente de la
indiferencia. Ella se manifiesta, en las siguientes peculiaridades:
1. el gran número de diminutivos, aumentativos, despectivos
2. la riqueza y la variedad de las fórmulas exclamativas
(interjecciones, invectivas, etc.)
3. la frecuente tópica afectiva (con inversiones provocadas
por la afectividad)
4. la existencia en el verbo de un poderoso elemento de
aspecto (durativo, peyorativo, incoativo, etc.)
5. la reiteración de los adverbios y los pronombres, lo mismo
que el papel insignigficante de los determinantes gramaticales
6. la gran variedad de la entonación y la muy frecuente
intervención de los ademanes, los cuales, en tanto que medios
extralingüísticos, ayudan mucho a ampliar la expresividad.
§ 54. Otra característica del español es su dinamismo, eso es,
el predominio de las palabras que expresan acciones sobre las que
evocan estados. Este rasgo lo ilustran los siguientes hechos:
1. el número insólitamente grande de las formas verbales, la
frecuencia y la extensión de sus sentidos. Además de las formas
compuestas, conocidas en general también en el resto de las lenguas
romances, el español ha venido conservando casi todas las formas

25
Transposición de una categoría lingüística a las funciones propias del
nombre sustantivo
75
simples del latín; a ellas se suma la riqueza de las formas perifrásticas
y de los verbos auxiliares.
2. el escaso uso de la voz pasiva, que es estática (en compa-
ración con la activa), por presentar la acción no como un proceso en
curso, sino por medio de su resultado (el participio pasado es, de
hecho, un adjetivo, palabra que indica una cualidad); además de ello,
la voz pasiva adquiere a menudo en español carácter algo impersonal,
para no mencionar que el autor de la acción, por supuesto el personaje
más importante para la acción, es complemento, no sujeto.
3. la existencia del subjuntivo potencial (amara/-se), inexis-
tente en otros idiomas romances.
4. el predominio del infinitivo, que expresa la acción en su
forma más pura, ante los demás modos impersonales del verbo
(gerundio y participio), con carácter más adjetivo; el infinitivo
conserva, en parte, incluso cuando está sustantivado, el sentido activo,
eso es, de acción o de proceso.
5. el predominio del gerundio sobre el participio presente, por
un motivo parecido al invocado en el caso del infinitivo: el gerundio
desempeña funciones adverbiales, eso es, determina verbos y por ello
está más cerca del verbo, eso es, de la acción en comparación con el
participio, que desempeña funciones adjetivas, ya que está cerca de
los sustantivos.
§ 55. Muchas de las peculiaridades enumeradas hasta ahora,
como serían el predominio del verbo sobre los sustantivos, la fre-
cuencia de las formas de subjuntivo, las numerosas inversiones,
demuestran la frecuente y poderosa intervención, en el caso de los
hispanohablantes, de un elemento subjetivo.
El subjetivismo se relaciona estrechamente a lo que Criado de
Val llama personalismo, eso es, la estricta separación entre lo colec-
tivo y lo individual, entre las cosas y los seres, y la puesta de realce
del sujeto frente al objeto. El personalismo del español se manifiesta,
en opinión de Criado de Val, en las siguientes peculiaridades:
1. la escasez de los pronombres indefinidos (en comparación
con otros idiomas, como, por ejemplo, el francés)
2. la existencia del acusativo personal, con la preposición a,
en el caso de los sustantivos nombres de seres, cuando desempeñan la
76
función de complemento directo. Esta peculiaridad va a la par con la
presencia de unas formas pronominales neutras (desconocidas en los
demás idiomas romances) y con la precisa distinción del género
natural en los sustantivos.
3. el pronombre personal conserva su valor de pronombre en
sentido estricto (no como en francés, donde ha llegado a ser el
equivalente de una desinencia), y por ello, cuando aparece (y lo hace
cuantas veces al hablante lo acucia la gana/necesidad de insistir en el
autor de una acción) tiene obvio valor enfático.
4. las formas pronominales de cortesía, que antaño eran
numerosas y ejercieron un fuerte influjo en otros idiomas 26 , indican
una supraestimación de la personalidad (de otro, lo mismo que de la
propia).
5. la frecuencia con que se verifican en el habla las fórmulas
polémicas y un tono polémico en general, como son, por ejemplo, no
me salgas con excusas, no me vengas con éstas, etc.
La causa de este personalismo ha de buscarse en la historia
del pueblo español, el cual tuvo que afrontar, entre otras, centurias
seguidas, a los moros, conquistadores de su madre patria, y luego en
las influencias ejercidas por los pueblos europeos, tan distintos de los
españoles en muchos aspectos.

26
Cf. al italiano Lei: usted < vuestra merced (según la cual se formaron, en
opinión de Criado de Val, los alemanes gnädiger Herr y gnädige Frau).
77
B. LA ORACIÓN

§ 56. Las Gramáticas tradicionales consideran que la frag-


mentación mental del discurso en unidades psíquicas intencionales,
que solemos llamar oraciones psíquicas, es, por tanto, la expresión
explícita o implícita de un juicio lógico y, en esta calidad, tiene su
expresión fonética, siempre comprensible para su oyente, en la curva
melódica del lenguaje.
Por consiguiente, toda oración, que es una unidad de atención
y de sentido, con la cual declaramos, preguntamos o mandamos algo,
es la menor unidad del habla con sentido completo en sí misma. Puede
estar formada por una o más palabras; puede articularse en uno o más
grupos fónicos, pero en todos los casos le son peculiares las unidades
de sentido y de intención expresiva con que ha sido proferida.
De modo similar, todas las palabras y las frases contenidas en
una oración compleja están ellas también sujetas a la unidad de aten-
ción y de sentido que las domina. Esta unidad no se expresa sólo en la
entonación general, sino que es también interna. Los componentes de
la oración guardan entre ellos relaciones lógicas y estéticas que tienen
su expresión verbal en:
1. el orden de colocación de las palabras, frases y de las
oraciones (si se trata de una oración compleja)
2. la concordancia/relación de las palabras variables
3. el uso de preposiciones, conjunciones y voces enfáticas
4. los acentos de intensidad.
El sujeto, el predicado y las tres clases de complementos de
éste, llamados directos, indirectos y circunstanciales, constituyen lo
que caracteriza a cada oración. De ahí que los demás complementos se
enumeran aparte, entre los elementos constitutivos de la oración. Así,
por ejemplo, en la oración
el hijo de la amiga de mi hermana ha dado esta mañana una
pelota al niño de la esquina,
señalaremos como sujeto la frase sustantiva
el hijo de la amiga de mi hermana,
78
como predicado, la forma verbal
ha dado
y como complementos, el directo
una pelota,
el indirecto, que es la frase sustantiva
el niño de la esquina,
y el circunstancial de tiempo en ablativo
esta mañana.
Muy raras veces se ofrece en la práctica una oración con todos
sus elementos, pero cualquier desarrollo posible cabe dentro de éste.

§ 57. Esquema general de la oración posible

1.oración
1.1. sujeto + complementos del sujeto
1.2. predicado
1.2.1. predicado nominal
1.2.1.1. verbo copulativo
1.2.1.2. atributos + sus complementos
1.2.2. predicado verbal
1.2.2.1. verbo
1.2.2.2. complementos del verbo
1.2.2.2.1. complementos directos + sus complementos
1.2.2.2.2. complementos indirectos + sus complementos
1.2.2.2.3. complementos circunstanciales + sus complementos.

Más allá de los límites de una oración síquica, ya desaparecen


estos medios expresivos de relación interna: no existe más la concor-
dancia, no actúa la relación preposicional, ni el enlace conjuntivo. Las
oraciones síquicas sucesivas guardan entre ellas una relación de
continuidad representativa, lógica o afectiva, es decir, un enlace
síquico de índole superior, que puede tener su expresión lingüística en:
1. la colocación de unas oraciones con respecto a otras
2. el uso de algunas – muy pocas – conjunciones o frases
conjuntivas
79
3. la anáfora 27
4. la reiteración o la oposición de ciertos sintagmas 28 , lo
mismo que de ciertos morfemas 29 , de ciertos semantemas 30 o de
ciertos sonidos

27
En lingüística, tipo de deixis que desempeñan algunas palabras (pronom-
bres, adverbios o verbos – por tanto, elementos deícticos), consistente en
asumir el significado de una palabra anteriormente mencionada en el
discurso. La deixis es la función desempeñada por los elementos deícticos,
que consiste en señalar algo que está presente ante nuestros ojos o en indicar
un término de la frase ya anunciado. En estilística, es una figura retórica que
consiste en la repetición de una o más palabras al principio de frases, párrafos
o versos sucesivos, con fines enfáticos o para procurar la simetría del todo.
28
Término propuesto por el lingüista Ferdinand de Saussure para definir la
combinación sucesiva de diversos elementos en un solo complejo, en el
discurso o en una cadena fónica. En lingüística estructural, grupo de
elementos que forman una unidad en una organización jerarquizada. Para
Saussure, el significado de sintagma deriva de lo que él denominó las
relaciones sintagmáticas en el enunciado, es decir, del encadenamiento lineal
de los morfemas; con lo que tendríamos que dos elementos no podrían
pronunciarse en un mismo fragmento de tiempo, opuestos a las relaciones
asociativas o paradigmáticas, que se establecen fuera del enunciado. De todas
formas, sólo al reunir estos dos tipos de relaciones es posible deducir la
estructura sintagmática de una oración. El problema del sintagma ha ocupado
a muchos lingüistas (C. Bally, A. Sechehaye, N. Trubetzkoy, H. Frei, etc.),
sin que se haya llegado a un consenso sobre su acepción exacta y su
clasificación. Por ejemplo, Trubetzkoy distingue entre sintagmas predica-
tivos, determinativos y asociactivos; H. Frei los reduce a dos clases: sintag-
mas de subordinación y de coordinación; para el Círculo de Praga, el
sintagma es la unidad sintáctica indivisible en unidades más pequeñas, o sea,
una palabra en relación a una frase. El término sintagma permite identificar
los distintos grupos intermedios que mantienen relaciones de dependencia
entre el nivel del morfema y el de la oración.
29
En lingüística estructural, la más pequeña unidad significativa, portadora
de un contenido semántico. En Gramática generativa, elemento sintáctico
terminal. En glosemática, elemento de formación que confiere a un signo
lingüístico una determinada categoría gramatical. La glosemática es la teoría
del lenguaje elaborada por los lingüistas de la Escuela de Copenhague. Su
creador fue el lingüista Louis Hjemslev. Este parte de dos principios
postulados por Saussure: la estructura y la inmanencia lingüística. En la
80
5. la duración relativa de las pausas y de otros recursos
estilísticos.
El concepto lógico de oración es más restringido que su
definición sicológica. En Lógica se llama oración (o proposición) la
propia expresión verbal de un juicio. El juicio es la relación entre dos
conceptos: sujeto y predicado. Todas las palabras que nos sirven para
expresar lo que decimos del sujeto forman el predicado.
Entre los contenidos síquicos del lenguaje, las relaciones
lógicas ocupan en el adulto un lugar preferente. Son, por consiguiente,
las leyes del juicio quienes han determinado y determinan gran parte
de la estructura peculiar de la oración gramatical.
Por tanto, en los comienzos del siglo XX, todo lo que, por
exceso o por defecto, no parecía entrar en la explicación lógica
quedaba eliminado como licencia, figura y transgresión gramatical, y
se estudiaba, en tanto que capítulo aparte, con el nombre de Sintaxis
figurada.
El núcleo de la unidad sintáctica es un verbo en forma
personal. Todos los elementos, palabras, frases u oraciones enteras,
que se relacionen, de modo mediado o no, con un verbo en forma
personal, forman con él una oración. Esta definición es obviamente
convencional, pero la convención se acepta justamente para poder
entendernos en la interpretación de los hechos lingüísticos 31 .

glosemática, el signo lingüístico es concebido como la unión de una forma de


expresión con una forma de contenido. La glosemática persigue establecer las
ciencias de la expresión y del contenido y atiende a criterios internos y
funcionales. Comprende dos partes: la cenemática (que estudia las unidades
de expresión o cenemas) y la pleremática (que estudia los plerematemas,
unidades mínimas en el plano del contenido, compuestas de pleremas y
nirfemas).
30
Elemento lingüístico portador del contenido semántico de la palabra, por
oposición al morfema, elemento que expresa relaciones gramaticales, y al
fonema, unidad fónica de un término.
31
En este sentido, es sabido que, en las oraciones atributivas, la unión del
sujeto con el predicado se produce a menudo sin verbo copulativo. Por otra
parte, las formas no personales del verbo pueden considerarse (y así lo hacen
muchos gramáticos) como núcleos de oraciones dependientes.
81
Un verbo en forma personal encierra en español la relación
entre dos conceptos explícitos: el sujeto y el predicado 32 . No ocurre lo
mismo en francés o en inglés, donde, por causas históricas, se ha
hecho obligatoria la anteposición del pronombre sujeto, remediándose
así el oscurecimiento fonético o la pérdida total de las desinencias
personales.
En el caso de las oraciones coordinadas que no tienen un
verbo en forma personal, sino dos o más, sin que uno de ellos domine
gramaticalmente el conjunto, como en las subordinadas, hay que
considerar cada uno de los verbos coordinados como una oración
independiente, pese a la realidad síquica, o rechazar la definición
gramatical que considera como oración un verbo en forma personal y
los elementos relacionados con él de modo mediado o no.
La diferencia entre coordinación y subordinación, señala
Samuel Gili y Gaya, es apenas perceptible en la historia de los idiomas
y en la realidad expresiva. Siempre entre dos o más oraciones
coordinadas hay una que preside síquicamente a las demás y, por
consiguiente, las subordina, aun tratándose de las simplemente
copulativas.
Los conceptos sicológico, lógico y gramatical de la oración se
suman sin oponerse unos a otros y se completan mutuamente. La
oración se organiza internamente con arreglo a valores síquicos, entre
ellos preferentemente las leyes lógicas del juicio.Y es por ello que la
expresión gramatical se articula justamente en torno al verbo.
Puede ocurrir que la oración síquica contenga una o varias
oraciones gramaticales. En el primer caso la oración es simple; en el
segundo es compuesta. Puede ocurrir también que en una oración
síquica no haya ningún verbo en forma personal, es decir, no haya
ninguna oración gramatical; pero no por ello dejará de ser una
expresión completa en sí misma, constitutiva de una unidad sintáctica
perfecta.
Distinguimos rigurosamente, según el ejemplo de Samuel Gili
y Gaya, entre oración y frase. Esta última denominación la aplicamos

32
Con razón dice la Real Academia Española que el predicado verbal
“contiene en sí al sujeto, sea determinado o indeterminado, y equivale por sí
solo a una oración completa” (§ 202).
82
a cualquier grupo de palabras conexas, ya formen oración o no. Toda
oración es una frase, pero no viceversa. El idioma posee además
numerosas frases hechas o locuciones con significado adverbial,
verbal, prepositivo, conjuntivo, etc., que se repiten como fórmulas
sintácticas fijas.

§ 58. Enunciados y oraciones

Insistimos en que es importante distinguir el enunciado de la


oración. Recordamos que, como ya se ha dicho, el enunciado es una
unidad de comunicación, o sea, una unidad pragmática. En tanto que
unidad de comunicación, el enunciado debe tener sentido completo
dentro de la situación en que se produce. A diferencia del enunciado,
la oración es una unidad sintáctica, que se corresponde con la
estructura gramatical constituida básicamente por un sujeto y un
predicado. No importa si esa estructura tiene sentido completo o no.

§ 59. Oraciones independientes, yuxtapuestas, coordinadas


y dependientes (subordinadas)

Atendiendo a la relación que una oración puede establecer o


no con otra oración o con uno que otro elemento de otra oración,
clasificamos las oraciones en independientes, dependientes o
subordinadas, y coordinadas.
Las oraciones independientes no tienen relación de ningún
tipo con otra oración, ni elemento alguno de otra oración:
el niño no ha entendido la lección de Miguel.
Puede ser que varias oraciones independientes se sucedan en
el discurso una tras otra. Las llamamos yuxtapuestas:
Julio canta, Juana lee, el gato duerme.
Las oraciones dependientes o subordinadas dependen de un
elemento de otra oración, en la que se integran, o bien complementan
otra oración. En
el libro que me regaló ya lo he leído
que me regaló es una oración dependiente de el libro. Mas en
83
si lo lees tú también, te quedaré agradecido,
si lo lees tú también es una oración subordinada a la oración
principal te quedaré agradecido.
Las oraciones coordinadas no establecen relación de
dependencia sintáctica con otra(s), sino que todas se mantienen en el
mismo nivel sintáctico dentro de un enunciado único. La relación
entre sí es de índole semántica, con los significados de adición posi-
tiva / negativa, de alternancia o de oposición / contraste. Las oracio-
nes coordinadas pueden ser copulativas, distributivas, disyuntivas,
adversativas, causales y consecutivas.

§ 60. Enlaces extraoracionales e interjecciones

El discurso se divide en unidades intencionales que llamamos


oraciones. Fuera de la oración síquica, no existe concordancia, no hay
relación preposicional, ni subordinación, cesan las agrupaciones
fonéticas de intensidad y entonación. Cada oración es, por
consiguiente, una entidad lingüística autónoma y completa.
Sin embargo, las oraciones se suceden guardando entre ellas
una relación de coherencia representativa, lógica o afectiva, un lazo
síquico de índole superior. Si esta relación de continuidad no se
revela, el discurso se nos revela incoherente. La unidad total del
discurso, a la cual sirven las oraciones que lo componen, obedece a
leyes sicológicas, y según ellas percibe el oyente/lector la
coherencia/incoherencia del discurso que se le dirige. Su estudio
rebasa los límites de la Sintaxis, la cual sólo puede operar en presencia
de medios formales de relación lingüística.
Hay casos, sin embargo, en que las conjunciones no son ya
signo de enlace dentro de un período, sino que expresan transiciones o
conexiones mentales que van más allá de la oración. A causa de la
frecuencia con que desempeñan este papel de enlace extraoracional,
las conjunciones/frases conjuntivas copulativas, adversativas y, más
especialmente, consecutivas, son conocidas desde tiempos remotos
con los nombres de ilativas y continuativas. Ellas son el signo más
visible del enlace extraoracional y como tales abundan en la lengua
literaria. Algunas de ellas (sin embargo, no obstante, por consi-
guiente, luego) son exclusivas del habla culta, pero otras (pues, así
84
que, conque, y) se usan comúnmente con esta función en la
conversación popular. Muchas de ellas constituyen muletillas, es
decir, palabras o locuciones en que apoyan su elocución personas no
instruídas o poco dueñas de los recursos idiomáticos:
pues ... pues
entonces ... entonces
La continuidad del discurso y la transición a otro miembro del
mismo tienen a la vez su signo gramatical en numerosas tales
conjunciones/frases conjuntivas como pues bien, ahora bien, por el
contrario, antes al contrario, con todo, en segundo lugar, por otra
parte, las cuales pueden preceder al nuevo miembro seguidas de
pausa/coma/dos puntos, o intercalarse en él entre comas, a manera de
incisos que establecen un nexo de continuidad, contraste o
distribución en el sentido general del razonamiento.
Las palabras que pueden formar parte de la oración son:
verbo, sustantivo, adjetivo, pronombre, artículo, adverbio, preposición
y conjunción. Recordamos también que las cinco primeras se llaman
variables, es decir, cambian de forma. Estas variaciones de forma se
llaman accidentes gramaticales. En fin, el adverbio, la preposición y
la conjunción son palabras invariables, no cambian de forma para
expresar distintas relaciones dentro de la oración, y no tienen
accidentes gramaticales.
Además de estas clases de palabras, usamos las interjecciones,
como ¡ay!, ¡oh!, ¡bravo!, ¡ea!, que expresan estados de ánimo:
sorpresa, asombro, dolor, indignación, alegría y otros afectos. La
interjección no forma parte de la oración; más bien suele ser muchas
veces el equivalente de una oración entera. Por ejemplo,
¡ah! = estoy admirado de esto, me sorprenden la noticias.
Algunas interjecciones tienen significado fijo, como
¡quia! para expresar la negación
¡bravo! para aplaudir
¡ojalá! para expresar un deseo.
Pero a menudo la significación de las interjecciones depende en gran
parte de la entonación con que se pronuncian y de las circunstancias
del momento. La interjección
¡ah! puede expresar asombro o amenaza, según la entonación
¡hola! denota ya alegría ya extrañeza, etc.
85
Abundan en la lengua española los sustantivos, adjetivos,
verbos, adverbios, etc, que pueden usarse como interjecciones:
¡ojo!, ¡diablo!, ¡bravo!, ¡vaya!, ¡anda!, ¡ya! ¡pues!
Observemos que las interjecciones se escriben con signos de
admiración, es decir, que se profieren como oraciones exclamativas, a
las cuales equivalen.
Empleamos también frecuentemente frases o expresiones que
son equivalentes de oración, aunque no pueden llamarse oraciones
gramaticales, por faltarles el verbo u otro elemento esencial:
¡ni por esas! / ¡erra que erre! / ¡que si quieres!

§ 61. Conjunto oracional

Un conjunto oracional es la unión de dos o más oraciones


dentro de un enunciado. Los conjuntos oracionales pueden ser por
coordinación, cuando las oraciones del enunciado son coordinadas o
yuxtapuestas:
1.- conjunto oracional por yuxtaposición de dos oraciones :
unas veces estoy triste (Ia. oración), otras soy feliz (IIa
oración)
2. conjunto oracional
a. por coordinación de dos oraciones:
todos los días hago gimnasia (Ia. oración coordinada), pero
no logro adelgazar (IIa. oración coordinada),
b.por subordinación, el cual se compone de una oración
principal y de otra subordinada o dependiente de la principal:
si (nexo) vienes a casa (oración subordinada), te doy tus flores
(oración principal).

§ 62. Oraciones simples y complejas

Las oraciones simples constan de un solo predicado:


viene el invierno
me duele la cabeza,

86
mientras que las oraciones complejas (o compuestas) contienen una
oración subordinada a un elemento de ellas (sustantivo, adjetivo,
verbo, adverbio o pronombre):
el perro que tiene es pequeño
querría que me lo prestaras.
Es importante retener que en una oración compleja no hay
obligatoriamente oración principal, ya que la oración integrada en ella
se subordina siempre a un elemento de la oración y no a otra oración.
Es oración principal la que, dentro de un conjunto oracional, viene
siendo complementada por otra oración, como en este caso:
iré al campo (oración principal) aunque (nexo) haga frío
(oración subordinada).

§ 63. Componentes internos y periféricos de la oración

Una oración tiene componentes internos básicos (el sujeto y el


predicado) y elementos externos o periféricos (atributo oracional,
tópicos, adverbios de modalidad, algunos circunstanciales).
La función de atributo oracional manifiesta sintácticamente la
actitud del hablante ante lo expresado en la oración a través de
adverbios, locuciones adverbiales o construcciones preposicionales
que encierran valor atributivo:
afortunadamente, aprobé
aprobé, y eso fue una fortuna.
En ocasiones, delante (o en forma de inciso) de la oración
propiamente dicha (sujeto + predicado) aparecen ciertos componentes
sin función sintáctica que el hablante / escritor adelanta para decir algo
sobre ellos. Estos elementos se llaman tópicos, desempeñan una
función de carácter informativo y suelen ir separados por una pausa
menor. Hay veces que los introduce una locución o expresión
topicalizadora:
en cuanto a Juan, es un gran profesor
en relación con ello, debo reconocer que tienen razón
técnicamente, esto es imposible
los toros, ¡qué fiesta tan dura!
de secretos, ni palabra.
87
Una oración o un enunciado pueden estar envueltos en una
modalidad manifestada por ciertos adverbios como no, si, tal vez, a lo
mejor, posiblemente, probablemente, seguro (seguramente), ojalá, así,
etc. y sin valor de atributo. Estos elementos apuntan también a la
actitud del hablante sobre el contenido que ofrece la oración:
probablemente cante
tal vez esté lloviendo.
Ciertos adverbios o construcciones preposicionales, grupos
nominales u oraciones consideradas tradicionalmente complementos
circunstanciales, parecen incidir sobre una oración entera (no sobre
uno de sus elementos internos), sobre todo si se separan de ella
mediante una pausa. Leonardo Gómez Torrego los llama
circunstantes:
en ocasiones, los diputados se olvidan de sus obligaciones
en ocasiones, viajábamos a París.

§ 64. Las partes de la oración / categorías

En la Gramática tradicional, la oración contiene grupos de


palabras, a los que se suele llamar elementos sintácticos, para diferen-
ciarlos de las palabras que los constituyen, las cuales son partes de la
oración. Desde el punto de vista funcional, se distinguen seis partes de
la oración: sustantivo, adjetivo, verbo, adverbio, preposición, con-
junción.
Los sustantivos se piensan en sí mismos, en tanto que
representaciones o conceptos independientes. Pueden designar per-
sonas (Miguel), cosas (flor), cualidades físicas o morales (blancura,
bondad), acciones (empujón), estados (quietud), es decir, cualquier
fragmento/aspecto de la realidad, considerado como objeto indepen-
diente de nuestro pensar.
Tanto los adjetivos como los verbos son necesariamente
dependientes: se piensan y expresan adheridos a un sustantivo,
añadiendo notas que lo determinan/precisan. Un verbo se piensa
como una actividad o estado de un sustantivo.
Los adverbios son también dependientes, pero no del
sustantivo, sino del adjetivo o del verbo.
88
Estas cuatro clases de palabras se completan y determinan
semántica y funcionalmente, dentro del conjunto oracional. En
términos lógicos, diríamos que los conceptos representados en la
oración por sustantivos, adjetivos y verbos restringen su extensión y
aumentan en cambio su comprensión; es decir, limitan el número de
casos individuales a que se extienden, y amplían las notas que
comprenden.
Aun en los nombres propios, que carecen al parecer de valor
conceptual, caben determinaciones dentro de la frase:
la Barcelona de ahora
ese Madrid tan romántico
nuestra Rumanía de siempre
los Cervantes no abundan
Esta facilidad con que los nombres propios se convierten en
comunes (lazarillo 33 , tenorio 34 , etc.) y los comunes en propios (por
antonomasía 35 ), indica hasta qué punto los conceptos generales y las
designaciones particulares se interpenetran en la vida del idioma,
aunque su diferencia lógica sea perfectamente clara.
Funcionalmente, los pronombres son sustantivos, adjetivos o
adverbios, de modo que no tienen más entidad que la que corresponde,
en cada caso, a estas tres categorías de palabras. Los pronombres son,
con frecuencia, aunque no siempre, signos de relación gramatical. A
ellos les corresponde además lo que Bühler llama campo mostrativo o
deíctico del lenguaje, es decir, la función indicadora de la situación del
hablante, de su interlocutor y de las personas y cosas relacionadas con
uno y otro.
En visión de Manuel Seco, hay:

1. palabras
1.1. predominantemente expresivas de conceptos
1.1.1. independientes (sustantivos)
1.1.2. dependientes

33
< Lazarillo de Tormes, por extensión ayudante de un minusválido.
34
< Don Juan Tenorio, por extensión mujeriego.
35
Por ejemplo, nombres (propios) de marcas, que pasan a ser comunes, tales
como xerox, moviola, etc.
89
1.1.2.1. de sustantivos (adjetivos, verbos)
1.1.2.2. de adjetivos o de verbos (adverbios)
1.2. predominantemente expresivas de relaciones
1.2.1. preposiciones;
1.2.2. conjunciones 36 ,

entre las cuales hay las siguientes:

1. relaciones
1.1. palabras sin signo gramatical
1.2. relaciones de palabras en la oración
1.2.1. expresadas con medios fonéticos
1.2.1.1. entonación
1.2.1.2. intensidad
1.2.1.3. pausas
1.2.2. expresadas con medios sintácticos
1.2.2.1. orden de la colocación
1.2.2.2. concordancia
1.2.2.3. uso de la flexión
1.2.2.4. palabras de relación.

En el lenguaje hablado o escrito, la oración es la expresión


explícita o implícita de un juicio. Tal como en el juicio encontramos
siempre dos conceptos, sujeto y predicado, en la oración
encontraremos siempre dos palabras fundamentales, que llamamos
también sujeto y predicado. Sujeto es la persona o cosa – concepto
sustantivo – de quien se afirma algo: una cualidad, un accidente, un
fenómeno. Predicado es la cualidad o accidente que se afirma acerca
del sujeto. Si decimos
el árbol es frondoso
¡hermosa noche!,
frondoso y hermosa no son sino cualidades que, como es sabido,
encuentran su expresión en los adjetivos. Mas en el caso de
el reloj marcha

36
El primer párrafo de esta página aclara por qué en esta clasificación no se
verifican los pronombres.
90
Daniel duerme
el perro morderá,
lo que se atribuye a los respectivos sujetos son cambios, accidentes,
fenómenos, lo cual se expresa en el lenguaje por medio de los verbos.
El predicado que atribuye al sujeto fenómenos se llama verbal.
Si lo que se juzga y afirma del sujeto es un fenómeno, el predicado
vendrá expresado por un verbo que, además de su sentido predicativo,
encierra la indicación del sujeto y de la época a que se refiere la
predicación, y aun la modalidad que ésta puede ofrecer (mandato,
deseo, posibilidad, subjetividad, etc.).

§ 65. Omisión de los elementos oracionales

No todos los elementos aparecen explícitos en la frase. Se


omiten:
1. los sujetos suficientemente expresados en las desinencias
verbales. Las fórmulas verbales en primera y segunda persona no
suelen llevar expreso su sujeto, pero no es que éste se omita por
hallarse sobrentendido, sino porque está suficientemente expresado en
la desinencia verbal. Se omite el sujeto de un verbo en tercera persona
cuando no ofrece confusión, por saberse de antemano a quien nos
referimos:
temía la reprimenda de mi padre
no se presentó el mozo en mi casa: temía la reprimeda de mi
padre.
Nunca hubiéramos dicho en español él temía. En cambio, en
la expresión
disputaron marido y mujer: él no quiso transigir,
el pronombre él es indispensable para saber que nos referimos al
marido. Esta omisión de los sujetos pronominales, expresados
suficientemente en las desinencias verbales, es una patente
peculiaridad del español y conviene tenerla siempre en cuenta. Por la
misma causa, los verbos unipersonales y los empleados con sentido
impersonal no llevan sujeto pronominal explícito.
La presencia del pronombre personal sujeto ante el verbo es
normalmente enfática. Entre las dos siguientes variantes
91
(tú) ya sabes lo que pasó,
la diferencia está en que en el primer caso se anuncia simplemente un
hecho (sabes), y en el segundo se subraya el sujeto de este hecho (tú),
para destacar/afirmar su individualidad (tú solo, tú mismo), o para
expresar variados matices afectivos (confianza, sorpresa, desprecio,
etc.). Entre
me parece / a mí me parece / me parece a mí
hay la misma diferencia que entre
creo / yo creo / creo yo.
2. la cópula, que, en el predicado nominal es indispensable,
pero no porque al omitirla se sobrentienda, sino porque sujeto y
predicado llevan en sí la esencialidad de la oración. Lo que añade la
cópula (determinación temporal, vago matiz de cosa permanente o
pasajera) no es sino meramente accidental y, por ende, prescindible.
estos hombres tristes
aquella mujer hermosa
3. el predicado:
así sucede a quien (= a aquel que) su empresa abandona.
Estas elipsis y otras análogas son términos fácilmente sobrentendidos.
Se dan con frecuencia en los refranes y frases interrogativas o
exclamativas:
a enemigo que huye, puente de plata
obras son amores, y no buenas razones
¡no alborotar!
¿tú por aquí?
4. algunos elementos modificadores, como preposiciones,
artículos, adjetivos, antecedentes del relativo, etc.:
no pisar
prohibido fumar
Destacamos las omisiones (del sujeto y del predicado
sugeridos al agente por una o varias palabras enfáticas, que dan a
entender un juicio) en las frases incompletas, cuando proceden de
negaciones, vocativos, fórmulas familiares y locuciones dialogadas.
No hay duda de que estas locuciones equivalen en la mente del
hablante a una oración perfecta, o, por lo menos, se completan en la
intervención verbal de los dos locutores:
gracias / hasta luego / bien venido / adios.
92
Ejemplo de redacción telegráfica:
salgo jueves noche. llegaré expreso Irún. saludos
Ejemplo de frases dialogadas incompletas:
- Enrique, ¿adónde vas? - Al trabajo. - ¿Tan pronto? - Sí.
- ¿Algo nuevo? - Carta del hijo. - ¿Viene? - Mañana.

§ 66. Funciones sintácticas y preposiciones

La función propia de toda preposición consiste en servir de


nexo entre un elemento sintáctico cualquiera y su complemento. Este
último es designado con el nombre de término de la preposición. El
elemento sintáctico relacionado es inicial de la relación. Por eso, la
preposición va siempre unida a su término, formando con él una
unidad sintáctica y fonética que no puede romperse sin alterar el
sentido.
Las preposiciones carecen de acento propio y se usan siempre
en proclisis con su término, con lo cual se fortalece y expresa la
unidad de ambos. El conjunto así formado puede unirse a otra
preposición; estas aglomeraciones son muy peculiares del castellano y
expresan una variedad de relaciones no alcanzada casi por ninguna
otra lengua moderna:
de entre unas matas
la sacaron de con sus padres
desde por la mañana
hasta con sus amigos
para entre nosotros
por de pronto
hasta de con sus padres fueron a buscarla
desde por entre los árboles nos espiaban sin ser vistos
La Real Academia Española afirma que la preposición a no se
antepone a ninguna otra y por ello califica de solecismo vulgar el a
por tan frecuente en la lengua hablada:
voy a por agua
iremos a por ti.
Se explica, sin embargo, que la preposición a, característica de los
verbos de movimiento a los que acompaña con frecuencia, se ha
93
interpuesto en las expresiones ir por, venir por, a causa de un cruce
con frases del tipo voy a casa, vengo a buscarte.
§ 67. Existen numerosas frases prepositivas en las cuales
figuran ordinariamente un sustantivo o un adverbio:
alrededor de / encima de / dentro de / junto a / frente a /
enfrente de.
De esta manera y con la arriba mencionada combinación de
dos o más preposiciones, el español compensa sobradamente el
número relativamente escaso de preposiciones propias que usa.
Por otro lado, Bello, Hanssen, Lenz y otros gramáticos hablan
de preposiciones pospuestas del tipo
calle arriba / río abajo / tierra adentro / mar afuera.
Se observa que todos los adverbios llevan prefijada la preposición a,
lo mismo que en adonde, atrás, adelante. Estas frases no pueden
interpretarse, señala Samuel Gili y Gaya, como locuciones preposi-
tivas, porque, si así se sintiesen, no podrían ponerse detrás de su
término.
En español, el sustantivo no cambia de forma según sus ofi-
cios en la oración; estos se expresan a lo más o por su colocación, o
por medio de preposiciones.
Las funciones sintácticas distintas que un sustantivo puede
desempeñar en la oración pueden clasificarse en seis casos:
nominativo, genitivo, dativo, acusativo, ablativo y vocativo.
Se encuentran en caso ablativo todos aquellos nombres que
están relacionados con el predicado, añadiendo a lo que predica ciertas
circunstancias que acompañan el hecho, tales como el lugar donde
ocurrió, el tiempo en que se verificó, la manera de ocurrir, el
instrumento o medio de que se hizo uso, la causa que lo originó, el
asunto de que se trataba, la persona o cosa que acompañaba o que
faltaba, etc. Por tanto, el sustantivo Andrés está en ablativo en todas
las siguientes oraciones:
mi madre salió con (compañía) Andrés
los amigos hablan de / sobre (materia, asunto) Andrés
Lola se quedó (efecto) por Andrés (causa)
nos mostró las cosas hechas por (agente) Andrés
el director me ha mandado recuerdos por (medio, instru-
mento) Andrés
el establecimiento no marcha sin (privación) Andrés
voy al teatro sin (separación) Andrés
94
el perro salió corriendo tras (dirección) Andrés
todo el mundo truena contra (oposición) Andrés
el policía se adelantó hacia (situación) Andrés,
Por el significado de acción que encierran, los sustantivos
verbales suelen complementarse con sustantivos en caso ablativo, los
mismos que llevaría el verbo del cual derivan. Así, diremos:
la salida del teatro
la llegada a Madrid
el viaje en coche.
Llevan también complementos ablativos otros nombres no
verbales, quizás por elipsis de toda una oración; por tanto,
árbol sin hojas
puede proceder de
árbol (que está) sin hojas.
El ablativo sin hojas recoge todo el sentido adjetivo de la expresión
sin hojas = deshojado. De aquí llegamos al concepto del ablativo de
cualidad, que es de origen latino:
el hombre del gabán
una moza de buenas carnes.
Como el ablativo hace uso de todas las preposiciones, hay tres
de éstas, de, a y para, que sirven para más de un caso: de, para
genitivo y ablativo; a, para dativo, acusativo y ablativo; y para, que se
usa en dativo y ablativo.

§ 68. Oraciones y conjunciones

La oración simple contiene un solo juicio, eso es, un sujeto y


un predicado, mientras que la compuesta es la combinación de dos o
más juicios, es decir, tiene más de un sujeto y más de un predicado.
Compárese:
Pedro vino en el correo (= oración simple) / Juan supone que
Pedro vino ayer en el correo (= oración compleja)
A veces, las oraciones simples van sencillamente una detrás
de otra, sin más relación entre ellas que la establecida por el sentido.
Esas oraciones están yuxtapuestas.
Otras veces, están separadas por los signos de puntuación, por
medio de pronombres relativos o de conjunciones. Cuando dos o más
oraciones simples van unidas por estos medios, forman una oración
95
compleja. Por tanto, la oración compleja es realmente la que está
formada por dos o más oraciones simples.
Las oraciones compuestas pueden ser de dos clases: coordi-
nadas y subordinadas.
Se llaman coordinadas cuando no dependen una de otra, de tal
manera que, si se separasen, quedarían con sentido completo cada
cual. En las subordinadas, la dependencia es tan visible que, si las
separámos, por lo menos una de ellas quedaría sin sentido.
Las conjunciones que las vinculan (y, en, ni, o, u, pero, mas,
aunque, sino, porque, ya que, puesto que, luego, pues, que, para que,
a fin de que, si, etc.) se llaman coordinantes o subordinantes, según
establezcan una u otra relación entre las oraciones unidas por ellas.
Mas encontramos con frecuencia conjunciones también dentro
de la oración simple: ellas (y, o, ni) no enlazan una oración con otra,
sino unen elementos análogos de una misma oración, eso es, palabras
(partes de la oración) que desempeñan el mismo papel en la oración, y
son, por tanto, elementos análogos.

§ 69. Lugar del vocativo en la oración

Cualquier sustantivo en caso vocativo es el nombre de la


persona (o cosa personificada) a quien dirigimos la palabra. Por
ejemplo, en la oración
Miguel, coge este libro,
el sujeto no es Miguel, sino tú, como forzosamente exige la forma de
segunda persona del imperativo afirmativo, coge.
Las palabras que desempeñan este oficio no llevan, por lo
general, artículo:
¡cielos, ayúdame!,
pues no son complemento de los componentes de la oración, ni están
relacionadas con ninguno de ellos, ni tampoco requieren el auxilio de
una que otra preposición. Son palabras marginales de la oración, que
van siempre aisladas del resto de ella por medio de pausas/comas.
En resumidas cuentas, el vocativo no recoge precisamente un
oficio del nombre, ni una verdadera función sintáctica, ya que el
nombre en vocativo no forma parte de la oración. En cambio, asume
una de las funciones del lenguaje, la de llamada, que se verifica
también en la interjección.
96
1. EL SUJETO

§ 70. Expresión del sujeto

El sujeto de una oración es todo elemento que concuerda con


el verbo del predicado en número y persona. Puede expresarse en las
siguientes clases de palabras:
1. sustantivo: la noche fue tempestuosa
2. pronombre: algo faltaba
3. numeral: sólo llegaron tres
4. adjetivo sustantivado: los enfermos fueron socorridos;
ganó el quinto
5. infinitivo sustantivado: el madrugar es sano
6. oración entera: conviene que nadie lo sepa
7. adverbio: mañana es martes
8. frase de sentido sustantivo: la del vestido azul se acerca;
me atrae en ella un yo no sé qué.
No es preciso que el sujeto vaya delante del predicado. Pero
se pone después de él para dar así más relieve o añadir énfasis a lo que
se predica:
se acabó la broma
¡hermosa noche!
dificilísimo está el caso
faltan tres
me apasiona el teatro.
Como ya se señaló, el sujeto y el verbo de una oración deben
hallarse en la misma persona y en el mismo número. Si esta regla no
ofrece excepciones, la Gramática española señala no obstante dos
hechos relevantes:
A. El verbo en forma personal encierra en español la relación
entre los conceptos explícitos del sujeto y del predicado 37 . Con ello, el

37
Con razón dice la Real Academia Española que el predicado verbal
“contiene en sí al sujeto, sea determinado o indeterminado, y equivale por sí
solo a una oración completa” (§ 202). No ocurre lo mismo en francés o en
inglés, donde, por causas históricas, se ha hecho obligatoria la anteposición
97
castellano mantiene el carácter sintético de las formas latinas en lo
referente a la presencia en ellas de los dos elementos del juicio. Las
circunstancias en que el idioma, sintiendo como insuficiente la
expresión implícita del sujeto en la forma verbal, necesita
determinarlo más son las siguientes:
1. Cuando se quiere hacer resaltar la participación del sujeto
en la acción, como insistiendo en que es aquel y no otro. Este uso
enfático, ya frecuente en latín, aparece preferentemente con los
pronombres de primera y de segunda persona. A menudo queremos
presentar en contraste la actitud de un sujeto y otro/s. La insistencia
en el sujeto cuaja en el uso de palabras de refuerzo como mismo,
propio, que añaden matices especiales. Este sentido intensivo ha
contribuido probablemente al afianzamiento, desde comienzos de la
época moderna, de los plurales exclusivos nos + otros, vos + otros, en
sustitución de nos y vos nominativos.
2. Cuando pueda haber ambigüedad. Por esto es necesaria la
determinación especial del sujeto en las terceras personas, si por el
contexto no resulta suficientemente determinado, ya que las terceras
personas pueden ser muchas.
Fuera de estos casos, el empleo del sujeto unido a la forma
verbal comunica al estilo español extraordinaria pesadez.
B. La preposición entre puede acompañar al sujeto, pero en
este caso pierde su valor prepositivo y se convierte en conjunción, o
forma una locución conjuntiva:
entre tú y yo llevaremos el fardo
entre todos lo ataron 38 .

§ 71. Sujeto y predicado

En toda oración hay dos componentes fundamentales: las


funciones de sujeto y de predicado. Ambos están en el mismo nivel
sintáctico y dependen el uno del otro, su relación siendo, por

del pronombre sujeto, remediándose así el oscurecimiento fonético o la


pérdida total de las desinencias personales.
38
En la lengua antigua hay ejemplos de vacilación, como entre mí y ti, por
completo caídos al desuso en nuestros días.
98
consiguiente, de interdepenedencia: el sujeto – comenta Leonardo
Gómez Torrego – es lo que es porque hay un predicado, y el predicado
se justifica porque hay un sujeto, aunque éste, en ocasiones, puede ser
cero o estar oculto
Otros gramáticos piensan, sin embargo, que el componente
esencial de una oración es su verbo, y que el sujeto es un adyacente
del verbo, en el mismo nivel que los complementos directo, indirecto
y de régimen. Posición filosóficamente hablando bastante curiosa, en
opinión de sus adversarios.

§ 72. Posición del sujeto

El sujeto puede ir delante o detrás del verbo:


vino ayer Miguel
Miguel vino ayer.
Con ciertos verbos o con ciertas estructuras (por ejemplo, en
algunos casos de pasivas reflejas o enunciados interrogativos totales),
lo normal es la posposición del sujeto, salvo que se quiera focalizarlo,
o sea, ponerlo de realce:
me apetece un pastel es más normal que un pastel me apetece.
Por su parte, los sujetos desempeñados por pronombres
interrogativos o relativos siempre preceden el verbo:
¿quién ha llamado?
La hoja que cayó del árbol.
.
§ 73. Definiciones no adecuadas del sujeto

Leonardo Gómez Torrego opina que la definición del sujeto


como “la persona o cosa que realiza la acción del verbo” apunta a un
sujeto más lógico que gramatical y que por varias razones no es
adecuada. Se explica, argüyendo que, según esta definición, no habría
sujeto en oraciones cuyo verbo (ser, estar, parecer) no fuera de
acción; con muchos verbos y también en las estructuras pasivas, el
sujeto es la persona o cosa que padece o sufre, y no realiza la acción
del verbo.

99
En su opinión, dicha definición vale para la noción de agente,
que es función semántica, frente a la noción de sujeto, que es función
sintáctica. Por tanto, no es adecuado intentar detectar el sujeto de una
oración preguntando al verbo sólo ¿quién?, ya que los sujetos de cosa
responden a la pregunta ¿qué?. Con la pregunta ¿quién?, obtenemos
sólo la función semántica de actor (que cubre las nociones de agente y
paciente).

§ 74. Sujeto elíptico

Se llama sujeto elíptico, implícito o tácito al que no aparece


en la oración, pero que podemos recuperar, porque se deduce bien de
las desinencias del verbo, bien del contexto:
mañana voy a tu casa
Miguel fue al teatro, pero no encontró entrada.
Algunos gramáticosa distinguen entre sujeto gramatical, que
se identifica con los morfemas de número y persona del verbo, y
sujeto léxico, que no es más que aquella palabra o grupo de palabras
que concuerdan con el verbo en número y persona.

§ 75. Sujeto e impersonalidad.

Se llaman verbos impersonales aquellos que no admiten


sujeto explícito. Pero, como todo verbo contiene en su terminación un
morfema de persona, es preferible denominarlos, según hacía Andrés
Bello, verbos unipersonales, puesto que sólo se utilizan en tercera
persona de singular.
También se consideran a veces impersonales las
construcciones con verbos en tercera persona de plural en las que no
se especifica el sujeto léxico, porque se estima innecesario e
indiferente en el acto comunicativo.
Emilio Alarcos Llorach agrupa los verbos verdareramente
impersonales en tres tipos, a saber:
1. verbos cuyo signo léxico se refiere a una noción
meteorológica, como llover, lloviznar, granizar, nevar, tronar, que en
el uso corriente carecen de variación personal, pues aparecen sólo con

100
tercera persona de singular. En el caso de estos, la ausencia de sujeto
explícito es consecuencia del propio valor denotativo de esos verbos.
Ellos forman oraciones impersonales, que más abajo llamaremos
naturales.
2. verbos con variación personal que quedan inmovilizados en
tercera persona de singular y rechazan cualquier sujeto explícito. Ellos
forman oraciones sintácticamente impersonales.
3. verbos que no pueden adoptar sujeto explícito, pues
forman parte de construcciones impersonales con la unidad átona
reflexiva se. Ellos forman oraciones impersonales pasivas.

§ 76. Sujeto de oraciones


con verbo en forma no personal

El sujeto de una oración cuyo verbo es una forma no personal


(infinitivo, gerundio, participio) no se deduce de la concordancia, pues
las formas no personales carecen de información de número y persona.
En estos casos, el sujeto se deduce sólo del contexto o de algunas
posibles transformaciones de equivalencia. En
Juan quiso darme el recado,
el sujeto de dar es él, cuyo referente 39 es Juan,
en cambio, en
me dejaron jugar en el patio,
el sujeto de jugar es yo. Y se deduce de su relación con el pronombre
me: me dejaron que yo jugara en el patio.
Con infinitivos y gerundios, el sujeto puede aparecer, a veces,
explícito:
yendo yo por la calle
nos gustaría poder hacerlo nosotros.
Cuando el verbo está en participio y éste funciona como
núcleo verbal de un predicado, el sujeto es aquel elemento que
concuerda con él en género y número:
dichas esas cosas, se marchó.

39
Objeto específico que constituye uno de los términos de la relación de
referencia, eso es, la existente entre un signo lingüístico y un objeto
específico denotado por aquel.
101
§ 77. Concepto de oración impersonal

Las oraciones impersonales (con verbo unipersonal; con verbo


en tercera persona, con los verbos haber, hacer, ser, estar, hacerse,
parecer, bastar, sobrar, tratarse; naturales; sintácticamente imper-
sonales; eventuales; pasivas, de infinitivo y gerundio) carecen de
sujeto léxico explícito o implícito (no recuperable). Su sujeto es cero.
Estas oraciones tienen un sujeto indeterminado:
se conmueve uno con esas escenas.
Dentro de este grupo se incluyen clases de oraciones muy
diversas, pero que tienen como carácter común la mencionada
indeterminación del sujeto, la cual puede proceder de la naturaleza del
hecho verbal, del desconocimiento del sujeto por el hablante o de la
falta de interés por expresarlo. Las oraciones impersonales son, por
tanto, naturales, gramaticales, eventuales, pasivas.

§ 78. Oraciones con los verbos estar, haber que + infinitivo,


hacerse, bastar, sobrar, tratarse

Algunas construcciones en que aparecen estos verbos son


también impersonales. Su sujeto léxico es cero:
está nublado
he llegado a la tienda y estaba cerrado
basta con eso
se me hace tarde
sobra con mil pesetas.
Las oraciones con haber que + infinitivo también son
impersonales:
habrá que trabajar más
hay que aguantarse.
Las oraciones en que el verbo pronominal tratarse (no tratar)
es el núcleo del predicado son también impersonales:
el Valencia ha fichado a un nuevo jugador; se trata de Adrian
Ilie, un goleador nato.

102
Son correctas las oraciones en que aparece un falso sujeto
cuando el núcleo del predicado es el verbo tratarse. No hay que decir
el jugador nuevo se trata deAdrian Ilie, un goleador nato,
sino:
Adrian Ilie, el jugador nuevo, es un goleador nato.

§ 79. Oraciones impersonales naturales

Estas son oraciones cuyo predicado es un verbo de la natura-


leza. Los verbos de la naturaleza (que expresan fenómenos), como
son llover, tronar, diluviar, relampaguear, nevar, amanecer, anoche-
cer, etc., no ofrecen propiamente la posibilidad de que se les atribuya
un sujeto gramatical, a causa de su especial significado de hechos
naturales, en los que es difícil personificar un agente, causante o
productor. Por eso se usan todos ellos sin expresión alguna de sujeto,
exclusivamente en la tercera persona de singular de cada tiempo, lo
cual los hace recibir el nombre de unipersonales. En estos verbos hay
sólo un sujeto interno, sacado de su propia raíz; así, pues,
la lluvia es la que llueve
el trueno es el que truena.
Las oraciones impersonales naturales ofrecen los siguientes
elementos:
a. un sujeto indeterminado (implícitamente interno)
b. un predicado verbo de la naturaleza y, por ende, uniper-
sonal, como se da en los casos de
llueve a cántaros
ha nevado toda la noche
¡ya amanece!
Los verbos de la naturaleza tienen a veces acepciones figuradas, con
las que pierden su sentido natural y su forma unipersonal. No son
impersonales, por este motivo, las expresiones
en el patio tronaba su voz
amanecimos mojados de lluvia.

103
§ 80. Oraciones sintácticamente impersonales

Estas son las oraciones que gramaticalmente carecen de sujeto


tanto explícito como implícito.
En su uso, los verbos haber, hacer y ser adoptan a veces,
aunque impropiamente, el mismo carácter de unipersonales que los
verbos de la naturaleza, y se asimilan entonces a la construcción
impersonal de aquellos que acabamos de explicar. Resultan así
oraciones del tipo
1. hay noticias / hace tres meses / es tarde.
En la primera, en que se muestra la forma hay, privativa del
verbo haber para su construcción unipersonal, el sustantivo noticias
que acompaña al verbo es obviamente un caso acusativo, porque no
puede ser sujeto (pues no concierta con hay) y porque el verbo haber
conserva en esta construcción un vago sentido etimológico del lat.
avere, que completa y determina el sustantivo noticias. El sujeto, no
expresado gramaticalmente, es vago y confuso, como si en esta
manera de expresarse sólo importara la existencia objetiva de las
noticias y no interesara la persona de quien procedan.
2. hace tres meses / hizo frío / hacía una temporada.
Este tipo de expresión muestra una construcción idéntica, también con
acusativo.
3. era de noche / es invierno / es tarde.
Estas son oraciones impersonales con ser y ofrecen gran
variedad. En ellas, el sujeto implícito sería, según los casos, el tiempo,
la época, la estación, el día, el mes, el año de que se trate. Cuando este
sujeto implícito se manifiesta, la oración deja de ser impersonal. No
serán impersonales, por tanto, las expresiones
hoy hace tres años
la hora era de noche.
Desde luego,
me pesa de haberos ofendido
y alguna que otra rara expresión similar conservan una construcción
unipersonal de tipo impersonal.

104
§ 81. En cuanto a las que se forman con los verbos convenir,
importar y parecer, Rafael Seco concluye tajantemente que no son
impersonales, aunque así las considere la Real Academia. Entre
no conviene que vengas / no conviene tu proposición,
no hay la menor diferencia de sentido, ni de forma. La segunda es una
oración de verbo de estado; la primera también, sólo que su sujeto es
la oración que vengas. Este sujeto oracional es el que mantiene al
verbo en tercera persona de singular.
El empleo de la forma ha del verbo haber para indicar
transcurso de tiempo es exclusivamente literario:
mucho tiempo ha.
La forma corriente del presente de indicativo unipersonal es hay:
hay buenas noticias.
Entre sus varias acepciones, haber y hacer tienen la de indicar
vagamente existencia o presencia, análoga a la que corresponde a los
verbos ser y estar:
no hay nadie
hace mucho frío.
Esta significación indeterminada explica el que en buena parte de las
provincias de Levante y en algunos países latinoamericanos se inter-
preten como verbos personales, y se diga hubieron fiestas, habían
menos soldados, hicieron grandes heladas, y que el verbo concierte
con su complemento plural, ya que éste no es sentido como comple-
mento, sino como sujeto.
A la lista de estas impersonales habría que añadir otras
oraciones, como las siguientes:
nos dio por reír
aquí huele muy bien
me duele en este brazo
ya no me da tiempo
aquí pone que se prohibe fumar
me pica en el hombro.

105
§ 82. Oraciones impersonales eventuales

Estas son las oraciones de que hacemos uso al tener que


expresar una acción o un estado cuyo sujeto desconocemos, queremos
callarlo, o no importa decirlo. Esta indeterminación necesaria o
voluntaria del sujeto se expresa en general en español con todos los
verbos activos y de estado, poniéndolos en la tercera persona del
plural. Los verbos reflexivos no admiten esta construcción.
Por ejemplo, si alguien llama en nuestra casa, señalamos:
llaman a la puerta
y decimos llaman, en tercera persona del plural, para manifestar
precisamente nuestro desconocimiento del sujeto. En la expresión
me han escrito de Burgos,
el verbo han escrito simboliza también indeterminación del sujeto,
pero esta vez intencionada, pues quien habla no estima necesario o
conveniente que también lo sepa su interlocutor. También está el
sujeto indeterminado en
me han despachado eso en la botica.
El sujeto (conocido) de la oración no ofrece el menor interés; por eso,
se deja en la vaguedad, ateniéndose el hablante solamente a lo
objetivo, a lo que ha sido despachado.
El tipo general de estas oraciones consta de:
a. sujeto implícito (por indeterminación real/intencionada)
b. predicado verbal en tercera persona del plural, como
símbolo de la indeterminación del sujeto.
c. (si el verbo es activo transitivo) complemento directo y
complemento predicativo.
Aquí están unos cuantos ejemplos de oraciones de este tipo
transitivas:
trajeron a hombros el cadáver
cuentan verdaderos horrores de su crueldad
ahí fuera te buscan,
con complemento predicativo:
me llaman la primorosa
en casa te creen enterado de todo,
activas intransitivas:
106
allí bailan sin elegancia
en su casa trabajan sin cesar
y de verbo de estado:
por las calles andan a tiros
en tu pueblo viven soñando.

§ 83. Oraciones impersonales pasivas

La falta de interés por el sujeto agente o su desconocimiento,


expresados en las oraciones impersonales eventuales, puede tomar
también la forma de oraciones segundas de pasiva, tanto normales
como reflejas. Por tanto, estas oraciones tienen sujeto gramatical y
carecen de agente, y por ello equivalen a oraciones transitivas
impersonales:
ha sido robado (= han robado) el coche
se cuentan (= cuentan) verdaderos horrores de su crueldad.
Cuando el sujeto gramatical (paciente) de la pasiva refleja es
una cosa, no puede haber confusión con la expresión reflexiva o
recíproca; en la oración
se vendieron las tierras,
nadie puede pensar que las tierras se vendieron a sí mismas. Pero si
dijésemos
se insultaban los ancianos,
cabría la duda 40 de si los ancianos eran insultados o de si se insultaban
mutuamente. Así llega a ser necesario usar la preposición a ante la

40
Cuando el sujeto era persona, nacía la ambigüedad. La oración se ayudan
los estudiantes podía significar acción recíproca, lo mismo que pasiva: los
estudiantes son ayudados. Desde el siglo XV comienza a fijarse, aunque
tarda mucho en consolidarse, la práctica de poner en este caso el verbo en
sigular, acompañando al sujeto pasivo con la preposición a: se ayuda a los
estudiantes, con lo cual la oración se distingue netamente de la recíproca.
Esta construcción, consolidada ya en el habla moderna con sujetos
personales, tiende a propagarse con toda clase de sujetos. Es obvio que sin
preposición, cuando se trata de cosas. La vacilación que se verifica en el
presente entre se vende(n) botellas y se alquila(n) habitaciones depende de
que prevalezca la idea de que las botellas son vendidas (impersonal pasiva),
107
persona, para indicar que ésta es objeto y no sujeto de la acción verbal.
Al dejar de verse en la persona la forma de sujeto, el se se siente como
sujeto y desaparece la concordancia del verbo con el sujeto paciente:
se insultaba a los ancianos.
§ 84. La segunda de pasiva refleja (con sentido impersonal)
se convierte en una activa impersonal, y puede, por tanto, emplearse
con cualquier verbo, transitivo o no:
se bailó hasta las tres
se cantó toda la noche
se es perezoso o no se es perezoso
se vive bien en Madrid
aquí no se respira
se habla de un nuevo gobierno.
El pronombre se equivale en estos casos a uno, alguien, la
gente (como el francés on y el alemán man). Esto explica el uso vulgar
de una expresión como no se admite propinas.
Ya hemos dicho que las impersonales pasivas están
emparentadas histórica y sicológicamente con las pasivas reflejas. En
toda oración segunda de pasiva, de cualquier clase que sea, se calla el
agente o productor de la acción cuando pierde su interés para el que
habla. Así, las oraciones
la paz fue aceptada por los plenipotenciarios > la paz fue
aceptada (segunda de pasiva)
la paz se aceptó por los plenipotenciarios > la paz se aceptó
(segunda de pasiva refleja),
en cuanto no importa el ablativo agente. En
la paz se aceptó,
si el sujeto pasivo estuviese en plural, podríamos decir
las paces se aceptaron.
La construcción pasiva es la tradicional, y predomina en la lengua
literaria; la impersonal activa se abre camino principalmente en el
lenguaje corriente.
El pronombre se, partiendo de su valor reflexivo originario, ha
llegado a ser representante de un sujeto impersonal equivalente al

concertando el verbo con su sujeto pasivo, o de que un sujeto indeterminado


(impersonal activa) vende botellas.
108
antiguo castellano ome < hombre, que se perdio pronto 41 . En este
cambio de función y significado, se ha pasado por la etapa de signo de
pasiva, y de ella al uso impersonal activo:
se dice / se canta / se ruega / se prohibe / se trata de.
Desde los viejos tiempos, aparece el se impersonal con verbos
intransitivos y de estado:
vívese con trabajo
se vive tranquilo
se duerme mal allí
se estaba bien junto al fuego.
Es obvio que, por la naturaleza intransitiva de tales verbos, no pudo
haber confusión con la pasiva refleja.

§ 85. Oraciones impersonales de infinitivo y gerundio

También hay oraciones impersonales con infinitivo y


gerundio. Estas son oraciones subordinadas con sujeto cero:
es preciso calentar los músculos
estudiando mucho, se aprueba.

§ 86. Falsas oraciones impersonales

Con los verbos reflexivos no puede usarse el se impersonal, ni


el pasivo. Se sustituye entonces por el indefinido uno, una 42 , con valor
generalizador o encubridor:
uno lo pasa bien aquí
se acostumbra una a todo
uno se atrevería a hacer lo mismo
una se encuentra a gusto
se despeina una con ese viento.
Cabe observar que la variación del género del pronombre indefinido
uno, una depende del sexo de la persona que habla, lo cual indica

41
Aunque permanecen on en francés y man en alemán.
42
Solución análoga a la del empleo de one, que adopta el inglés en casos
parecidos.
109
cierta participación en el sujeto impersonal y, por consiguiente, una
ligera determinación. No es obligatoria, sin embargo, la forma
femenina. Por tanto, una mujer puede decir también
se acostumbra uno a todo.
Sin embargo, desde el punto de vista sintáctico estas oraciones
no pueden considerarse impersonales, pues dicho indefinido desem-
peña la función de sujeto. Tampoco son sintácticamente impersonales
las oraciones en que la segunda persona del singular tiene valor
generalizador o encubridor (del yo hablante). El sujeto es en estos
casos el pronombre tú, bien explícito, bien implícito:
hay días en que no vives > … no se vive.
Es obligatorio distinguir entre el valor semántico pragmático
de uno, una, y de tú, y su función sintáctica.

§ 87. Sujeto y concordancia

Uno de los medios gramaticales de relación interna es la


concordancia, o sea – en opinión de Samuel Gili y Gaya – la
igualdad 43 de número y de persona entre el verbo y su sujeto.
En las lenguas romances, las leyes de la concordancia quedan
limitadas al ajuste entre las categorías gramáticales de género, número
y persona. Además de ello, en español, por el hecho de estar contenido
el sujeto en la desinencia verbal, la concordancia de verbo y sujeto
rige únicamente para los casos de determinación y desarrollo del
sujeto fuera del verbo que lo contiene.
Las leyes gramaticales que rigen la concordancia de modo
constante son empero la expresión de las relaciones síquicas, a las
cuales tratan de ajustarse. La relación entre un verbo y su sujeto, o
entre el sustantivo y los adjetivos que lo califican o determinan,
supone que el hablante analice el sujeto y el sustantivo en cada caso.
Este análisis de lo mencionado trata de expresarse gramaticalmente;
pero la expresión gramatical de la concordancia puede no coincidir
con la concordancia mencionada. A veces se trata de discordancias
deliberadas para conseguir determinados efectos estilísticos. Lo

43
Consenso sería, a nuestro juicio, un término mejor.
110
normal es sin embargo el ajuste entre la concordancia mencionada y la
gramaticalmente expresada. El desajuste entre ambas es, como se
verá, esporádico; y sólo se hace visible cuando aparece alguna discor-
dancia gramatical que lo descubra, o un contraste entre lo expresado y
su expresión.
Es carácter general de la tradición literaria española que en
ninguna época exista una diferencia tajante entre lengua escrita y
hablada. Todo lo contrario. Por tanto, Andrés Bello, con su fino
sentido normativo del uso culto, recomienda, en todos los casos de
duda, que nos atengamos a la concordancia estrictamente gramatical.

§ 88. Primera regla general de la concordancia y casos


esporádicos

Cuando el verbo se refiere a un solo sujeto, concuerda con él


en número y persona; y cuando el adjetivo se refiere a un solo
sustantivo, concuerda con él en género y número:
el niño durmió largo rato
los niños durmieron largo rato
el caballo blanco se fue
los caballos blancos están atados.

§ 89. Género natural y género gramatical

Aunque históricamente hubo vacilanciones, la concordancia


según el sexo es casi general. Por tanto, títulos y tratamientos como
usted, señoría, excelencia, eminencia, alteza, majestad, santidad, etc.,
conciertan con el adjetivo masculino o femenino según el sexo de la
persona a que se aplican. Suponiendo que nos dirigimos a un hombre,
decimos:
Usted es muy bondadoso
Su Ilustrísima está muy satisfecho
Su Majestad Católica está informado del caso
Su Santidad se muestra deseoso de recibiros.

111
Cuando una persona aparece ocasionalmente designada con
un sustantivo de género distinto al de su sexo, los adjetivos pueden
concordar con éste:
bien sea venido la flor y la nata de los caballeros andantes
(Quijote, II, 31)
¿Véis esa repugnante criatura: chato, pelón, sin dientes,
estevado? (Moratín)
La aposición y los vocativos familiares, cariñosos o irónicos,
como son vida mía, corazón, luz de mis ojos, etc., no impiden la
concordancia con el sexo de la persona a quien se aplican:
Angel, luz de mi vida, te veo alicaído
Pedro, vida mía, me pareces desesperado
Caridad, corazón mío, ¿aun no estás contenta?

§ 90. Colectivos

A causa de la idea de pluralidad que encierran cuando están en


singular, los colectivos como gente, muchedumbre, número, multitud,
infinidad, pueblo, vecindario, etc., pueden concertar con un adjetivo o
verbo en plural:
la gente, a una señal convenida de sus jefes, se amotinaron.
El espíritu vacila a menudo entre la concordancia gramatical y la de
sentido. Las circunstancias favorecen a una u otra. La indeterminación
o heterogeneidad de los individuos que entran en la denominación
colectiva favorece la idea de pluralidad y, por tanto, la concordancia
de sentido (gente, multitud, pueblo). Por el contrario, en
acudió a la ciudad multitud de gente,
la homogeneidad o determinación de los componentes fortalece el
carácter unitario del colectivo y la concordancia gramatical. Por la
misma razón sería muy extraña la concordancia
el rebaño, con la sequía y la falta de pastos, perecían.
En cambio, sustityendo los colectivos de los tres últimos ejemplos por
muchedumbre, la concordancia en plural parecerá más admisible.
Un colectivo puede hallarse determinado por palabras
añadidas que concreten su significación. El grado variable de esta
determinación decide la posibilidad de la concordancia de sentido. Por
consiguiente, cuando el colectivo va modificado por la preposición de,
112
seguida por las personas o cosas de que consta el conjunto, designadas
en plural, la concordancia se hace tanto en plural como en singular:
guardaba(n) el paso una multitud de hombres armados
un tropel de visitantes se ha(n) reunido a su puerta.
Los sustantivos mitad, tercio, parte, resto, etc., aplicados a un
conjunto de individuos, pueden concertar tanto en singular como en
plural:
la mitad de los náufragos se salvaron / salvó
agolpose el populacho: parte venía(n) sin armas, parte
armado(s).
La pluralidad viene sugerida por el plural que sigue a la preposición
de, o por el significado de fracción de un colectivo que encierran las
palabras parte, mitad, resto, etc., y por ello crece la posibilidad de la
concordancia en plural. Si, por el contrario, al colectivo lo acompañan
adjetivos o frases complementarias que refuercen su singularidad
gramatical, la concordancia en plural es difícil o imposible:
el vecindario, conmovido por sus elocuentes palabras,
aplaudió con entusiasmo,
y ello porque el participio conmovido insiste en la idea de singular.
La distancia a que los colectivos singulares se encuentran del
verbo o del adjetivo con que deben concordar favorece su
concordancia en plural. La posibilidad de concordancia en plural
aumenta con el número de las palabras interpuestas:
el público, después de tan ruidosa propaganda en periódicos
y carteles, se agolpaban en las taquillas del teatro.
Si éstas son pocas o si los dos elementos concertados se suceden
inmediatamente, la concordancia gramatical se impone por la
proximidad. Por esto, con razón nota Andrés Bello (§ 818) que no
sería permitido decir:
el pueblo amotinados / la gente huyeron.
El alejamiento produce en el hablante olvido o debilitamiento de la
claridad de la forma gramatical empleada en el primer elemento, en
tanto que permanece claro su sentido.
Las oraciones atributivas en que figura un sujeto o un atributo
colectivo pueden llevar con alguna frecuencia el verbo en plural, si el
otro elemento (atributo o sujeto) es plural:
113
esta gente parecen generales.
En su significación colectiva, los pronombres neutros pueden
ofrecer las mismas concordancias:
esto son habladurías
lo demás son cuentos.
El plural y el singular colectivo tienen entre ellos límites
inciertos y, por consiguiente, la causa de estas concordancias hay que
buscarla en la propia naturaleza de las oraciones atributivas. Todas las
oraciones en que esta concordancia ocurre son reversibles, eso es, que
el sujeto y el atributo pueden cambiar sus respectivos papeles sin que
el sentido se altere:
cuatro horas de oficina es / son mi único trabajo.
Con ello tenemos una prueba más del escaso papel que desempeña la
cópula.
§ 91. Discordancia deliberada
A veces nos dirigimos a un sujeto singular con el verbo en
plural, bien para obtener un efecto estilístico deliberado o para parti-
cipar amablemente en la actividad o estado de nuestro interlocutor,
bien con intención irónica. El médico le pregunta al enfermo:
¿cómo estamos?
¿qué tal vamos?
En ciertas ocasiones se intenta con ello disminuir la respon-
sabilidad, diluyéndola en una pluralidad ficticia. Se dice:
lo hemos estropeado,
la culpa no siendo más que de uno mismo (incluso o sobre todo el
hablante).
La misma discordancia tiene lugar en el llamado plural de
modestia, que a un autor u orador lo hace hablar de sí mismo en
primera persona del plural (creemos, pensamos) o con el plural
mayestático derivado de las fórmulas de tratamiento.

§ 92. Segunda regla general de la concordancia y casos


esporádicos
Cuando el verbo se refiere a varios sujetos, debe ir en plural.
Si concurren personas verbales diferentes, la segunda es preferida a la
114
tercera, y la primera a todas; y cuando el adjetivo se refiere a varios
sustantivos, va en plural. Si los sustantivos son de diferente género,
predomina el masculino:
Juana, tú y yo viajaremos juntos
ella y él venían muy cansados.

§ 93. Pluralidad gramatical y sentido unitario

Más sustantivos asociados pueden considerarse como un todo


y concertar en singular:
la entrada y salida de barcos ha sido aplazada
el alza y baja de la Bolsa demuestra gran inquietud.
Los infinitivos sustantivados pueden reunirse como sujetos de
un verbo en singular, sobre todo si van sin artículo, o si un solo
artículo se antepone al primero de ellos. Como, por ejemplo:
el comer, beber, pasear y no hacer nada le arruinaron en
poco tiempo.
Lo mismo ocurre cuando la idea expresada por un infinitivo se
contrapone a la de otro/s:
holgazanear y aprender son incompatibles.
Dos o más demostrativos neutros son equivalentes, para la
concordancia, a uno solo en singular:
todo esto y algo más motivó mi inquietud
esto y lo que se temía precipitó la resolución del director.
Observa Andrés Bello que, si con el neutro se junta un masculino o
femenino, es admisible la concordancia en plural, ya que la diferencia
de géneros, subrayada por los distintos artículos o demostrativos,
favorece aquí la disociación de los sujetos:
lo escaso de la población y la general pereza produce(n) la
miseria del pueblo.

§ 94. Posición del verbo respecto a los sujetos

Si el verbo va detrás de los sujetos, la pluralidad es tan visible


y próxima que es muy raro que se ponga en singular:
la abuela y el nieto caminaban despacio.

115
En cambio, cuando el verbo precede a varios sujetos, aumentan las
posibilidades de que concierte, no con todos, sino sólo con el primero:
causaron / causó a todos admiración la hora, la soledad, la
voz y la destreza del que cantaba.
Con el verbo detrás, se ha producido ya un análisis de los
sujetos que intervienen en la acción, el cual impone la pluralidad del
verbo, salvo casos muy excepcionales. Por el contrario, el verbo
delante puede colocarse en singular o plural, y, en el análisis que
sigue, el espíritu procede por suma de sujetos singulares. Por esta
causa, las anomalías gramaticales en la concordancia son más
frecuentes en el lenguaje coloquial que en el literario.
Cuando el verbo va entre dos sujetos, concierta con el sujeto
más próximo:
mi deber me obligaba, y nuestra amistad, a hablarle fran-
camente.
Puede sentirse e interpretarse la coordinación de elementos
análogos, yuxtapuestos o enlazados dentro de una oración simple, bien
como una elipsis de varias oraciones, bien como un todo unitario. Por
tanto, bien cada elemento tiende a imponerle al verbo su singularidad,
bien los sujetos se traban unitariamente y su apretada pluralidad
induce la pluralidad del verbo.
A las mismas normas se somete la concordancia del verbo
con varios sujetos enlazados por la conjunción ni. En efecto, si el
verbo sigue a los sujetos, concierta con ellos en plural:
ni la amistad, ni las dádivas, ni las promesas pudieron vencerlo.
Si el verbo los precede, puede concertar con todos en plural, o
sólo con el más próximo:
no me agradaba(n) ni el lugar, ni la hora, ni los concurrentes.
Con la disyuntiva o, la concordancia puede expresar un matiz
de estilo, que depende de cómo se siente la disyunción. En una
oración como
lo atraía la belleza de la moza, o la amenidad del lugar,
recalca la diferencia entre los dos atractivos, se hace visible la
exclusión de uno de los dos términos disyuntivos. En cambio,
lo atraían la belleza de la moza o la amenidad del lugar
debilita la fuerza disyuntiva de la conjunción, hace indiferente que sea
uno u otro el motivo de la atracción.
116
2. EL PREDICADO

§ 95. Expresión y características del predicado

Como ya lo hemos dicho, los componentes necesarios e inter-


dependientes en una oración son el sujeto y el predicado. Semán-
ticamente, el predicado es lo que se dice del sujeto. Sintácticamente, el
predicado está constituido por un verbo cuya función es la de núcleo
del predicado:
todos juegan conmigo
Miguel viaja a diario a Valencia
aquella ong 44 milita por la emancipación de la mujer.
Un predicado puede estar constituido por sólo un verbo o por
un grupo verbal (verbo + complementos). En
tu hijo aprobó
el predicado es aprobó,
y en
tu hijo aprobará matemáticas con facilidad,
el predicado es aprobará matemáticas con facilidad.
Por otro lado, en las oraciones impersonales, los predicados lo
son de sujetos cero.
En fin, toda oración, bien simple bien compleja, tiene su
propio predicado; en el caso de las complejas, las oraciones subor-
dinadas integradas también tienen el suyo:
la gente dice que el Gobierno no encuentra la solución.
En dicha oración compleja, predicado del sujeto la gente es
dice que el Gobierno no encuentra la solución, mientras que
predicado del sujeto Gobierno es no encuentra la solución.
En los conjuntos oracionales, cada oración tiene su propio
predicado. En
mi hijo estudia, pero no aprueba,
predicado del sujeto mi hijo es estudia, mientras que predicado del
sujeto elíptico él es no aprueba.

44
Es la forma cómoda que adquiere en la lengua escrita y hablada [ong] la
sigla de organización no gubernamental, lo mismo que, por ejemplo, ovni
(objeto volante no identificado).
117
§ 96. Clases de predicados

Semánticamente, se suelen distinguir dos clases de predi-


cados: el verbal y el nominal. Esta distinción se basa, por tanto,
exclusivamente en el contenido semántico (pleno, vacío, casi vacío)
del verbo. Emilio Alarcos Llorach señala que el papel del atributo es
“llenar” la referencia de los verbos copulativos, asignándoles posibi-
lidades de denotación más concretas. Tal particularidad ha inducido a
separar las estructuras oracionales en dos tipos: las de predicado
verbal (cuando el signo léxico del verbo se refiere a experiencias
concretas) y las de predicado nominal (eso es, las de los verbos ser,
estar, parecer, etc., que precisan de la noción léxica del atributo).
§ 97. Predicados nominales son todos aquellos cuyos verbos
son, entre otros, ser, estar, parecer, que se consideran meras cópulas
(y por esto se llaman verbos copulativos) entre un atributo (verdadero
núcleo semántico) y un sujeto.
Ellos atribuyen cualidades al sujeto y tienen carácter adjetivo.
En los predicados nominales, los verbos ser y estar tienen un sentido
muy vago de existencia y estado: ser tiene sentido de permanencia, de
esencialidad, y estar carácter de estado accidental más o menos
pasajero.
Cuando enlazan un sujeto y un predicado nominal, los verbos
ser y estar son cópulas, eso es, son considerados meros lazos de
unión, aunque no han perdido por completo su valor predicativo, que
aún conservan en expresiones como:
todo lo que es ( = existe) está bien porque es ( = existe)
aquí fue ( = ocurrió) la caída
nunca se supo qué fue de ( = pasó con) Juan
eso fue ( = tuvo lugar) la noche de San Juan
Pedro estaba ( = se hallaba) en Madrid
la reunión es ( = tiene lugar) en el Aula Magna
la sesión es ( = ocurre, se celebra) a puerta cerrada
ahí es ( = está), dijo el taxista
eso es ( = está) donde Cristo dió las tres voces.
Pero no siempre estar puede reemplazar a ser en tales casos:
- ¿Dónde has estado? – Por ahí. - ¿Y dónde es por ahí?
Ser puede tener en tales casos también valor deíctico:
118
- ¿Es a mí? - No, es a aquel señor.
Y, en fin, ser puede tener también valor explicativo:
Si lo consigue, será con suerte.
Estar indica presencia o ausencia, permanencia en un lugar,
tener algo listo:
la casa está a la otra orilla del río
te llamé y no estabas
estaremos aquí quince días
ya está la cena.
El predicado nominal puede agregar a la cópula un adjetivo o
sustantivo, para así atribuirle al sujeto (un sustantivo predicado) todas
cuantas cualidades apreciamos en él:
mi padre es albañil
la muchacha era poetisa.
Cuando en el predicado nominal hay un nombre o pronombre
sustantivo/adjetivo, sólo ser puede emplearse como verbo copulativo.
La distinción entre los copulativos ser y estar no radica
solamente en el sentido de permanencia o accidentalidad que cada uno
de ellos atribuye a la calidad predicada; en
este hombre está muerto,
la calidad de muerto es bien permanente, y sin embargo se usa estar.
Este verbo indica una cualidad considerada como resultante de algo
que le ha ocurrido al sujeto, mientras que ser considera la cualidad en
su transcurrir. Véase la diferencia que hay entre
Juan está / es muy alto.
En el primer ejemplo, la estatura de Juan es el resultado que
observamos de su crecimiento; en el segundo, sólo se hace constar esa
misma cualidad en su permanencia.
§ 98. Predicados verbales son todos aquellos cuyos verbos no
son copulativos, sino tienen una carga semántica plena y pueden
aparecer solos o con complementos:
David ha salido
Miguel se comió el pastel.
Pero, comenta Emilio Alarcos Llorach, para la Sintaxis, el
núcleo oracional es siempre el verbo, por más impreciso que fuese su
contenido léxico, puesto que en el verbo residen los morfemas de
persona y número que como sujeto gramatical establecen la oración.
119
Las construcciones atributivas vienen a ser como el resultado del
desglose de otros verbos no copulativos, según se puede apreciar en
casos de equivalencia semántica como los siguientes:
un dulce nunca amarga = un dulce nunca es amargo
aquí abunda la uva = aquí es abundante la uva
escaseaban los víveres = eran escasos los víveres
la maleta pesa mucho = la maleta es muy pesada.

§ 99. Cláusulas absolutas

La cláusula absoluta es ima construcción cuyo predicado es


una estructura de participio, de gerundio o de infinitivo, la cual
complementa a una oración principal o se interrelaciona con ella. Se
suele separar de ésta por una breve pausa. Cada predicado lleva su
propio sujeto:
dichas esas cosas, Andrés se marchó.
La oración principal es Andrés se marchó; mientras que la
oración dichas esas cosas es una cláusula absoluta que tiene como
sujeto a esas cosas y como predicado a dichas.
A veces, la cláusula absoluta tiene como predicado un
adjetivo con valor aspectual perfectivo (contento, lleno, vacío, etc):
una vez lleno el estadio, se procedió a entregar la medalla al
jugador.
La oración principal es se procedió a entregar la medalla al
jugador; la oración una vez lleno el estadio es una cláusula absoluta
que tiene como sujeto a el estadio y como predicado a una vez lleno.

§ 100. Estructuras de predicación sin verbo

Existen en la lengua ciertas estructuras sintácticas con carácter


de oración, pero en las cuales no hay flexión, aunque sí una relación
de predicación. Estas estructuras se suelen denominar cláusulas
yuoraciones reducidas. En
vi a Juan con las manos en los bolsillos,
con las manos en los bolsillos es lo que llamamos una estructura de
predicación sin verbo. Obsérvese que en este ejemplo, la secuencia en

120
los bolsillos no es un modificador directo del sustantivo las manos,
sino que es su predicado. No hay manos en los bolsillos frente a otro
tipo de manos. Por tanto, lo que se dice, en realidad, es que las manos
(sujeto) están en los bolsillos (predicado). Por consiguiente, las
manos en los bolsillos no es un grupo nominal, sino una secuencia de
carácter oracional. He aquí otros casos de estructuras de predicación
sin verbo. En la expresión
consideran a Miguel muy simpático,
Miguel muy simpático es una estructura de predicado sin verbo. Lo
mismo en
Irene, muy amable ella, me saludó,
muy amable ella es una estructura de predicado sin verbo. En fin, en
Con la ventana abierta, hace frío,
con la ventana abierta es una estructura de predicado sin verbo.

121
3. EL ATRIBUTO

§ 101. En el predicado nominal, la significación del atributo


es netamente adjetiva. Por tanto, el sustantivo que desempeña el papel
de atributo es considerado como portador de un conjunto de
cualidades, es decir, queda adjetivado. En las oraciones
Miguel era profesor
mi cuñado es oficial,
atribuimos a los sustantivos sujetos Miguel y mi cuñado el complejo
de cualidades que significan los atributos profesor y oficial,
respectivamente. El atributo sustantivo clasifica al sujeto dentro de un
grupo, y esta clasificación es cualificante. Descuella especialmente la
función cualificadora, tratándose de sustantivos abstractos:
esto es verdad ( = verdadero) / mentira ( = falso) / lástima
(lamentable) / bajeza / maldad / tontería.
En latín, al atributo expresado por un sustantivo le
correspondía el caso nominativo, en concordancia con el sujeto. Lo
mismo en español, pero sólo cuando va sin preposición. Compárense,
en este sentido:
el muchacho es abogado / la casa es de madera,
donde de madera, expresando la materia, equivale a un adjetivo.

§ 102. Representante del atributo

Un reducido número de verbos, llamados copulativos (ser,


estar, parecer) se caracteriza por adoptar un adyacente peculiar,
conocido como atributo o predicado nominal. Suelen desempeñar este
papel palabras de la clase de los adjetivos, pero en su lugar pueden
aparecer sustantivos y otros segmentos más complejos:
este caballero es rico
los niños estaban contentos
la muchacha parece seria
el chico será pintor
su amigo es de Madrid
la maestra está de mal humor
el caballo parece de buena raza
122
es tarde
los cuadros estaban bien
esas palabras no parecen adecuadas
los dos hermanos son médicos
los candelabros son de bronce
el café está que arde
la señora parece que sufre.
Se nota en todos estos ejemplos que el atributo sirve para
limitar la aplicación designativa del verbo. Por otro lado, el
representante del atributo es invariable y no expresa ni género ni
número. Transformando los ejemplos anteriores en oraciones
interrogativas, la respuesta ofrecería en todos los casos el referente
átono lo, conforme al modelo:
- ¿Es tarde? – Lo es.
Los atributos pueden incidir sobre un sujeto, como en los
ejemplos anteriores, o sobre un complemento directo (con el verbo
decir, sobre un complemento indirecto). Así, en la oración
llaman tonta a María = se la llaman,
tonta es atributo y a María complemento directo, mientras que en la
oración
le dicen guapo a Juan = se lo dicen,
guapo es atributo y a Juan complemento indirecto.
Obsérvese que, con los verbos llamar y decir, el atributo se
sustituye por lo.
Son incorrectos los pronombres personales átonos en función
de atributo que concuerdan con su referente, pues la única forma
pronominal que puede funcionar como atributo es lo. Al decirse:
- Creo que no ha sido falta,
no se contesta - A mí no me la ha parecido, sino - A mí no me lo ha
parecido.

123
§ 103. Diferencias entre los copulativos ser y estar

Hoy día ser 45 ha quedado casi reducido a una mera palabra de


relación o enlace en la frase atributiva. Sólo se usa en términos muy
reducidos y con el sentido ponderativo de existir (tener realidad),
suceder o verificarse:
hoy es la corrida de toros.
Además de su coexistencia en el cuerpo vivo de la lengua,
esta finísima diferencia entre los dos verbos es una de las peculia-
ridades más destacadas 46 de la lengua española.
Las Gramáticas más autorizadas se limitan no obstante sólo a
decirnos que el verbo ser atribuye cualidades consideradas como
permanentes, en tanto que estar las considera como transitorias o
accidentales. La explicación es insuficiente y sirve para los casos más
claros:
ser guapa / estar guapa
ser roto / estar roto
pero es algo forzada para distinguir entre
ser alto / estar alto
ser fuerte / estar fuerte
aplicado a un joven, y es absolutamente contradictoria cuando
tratamos de entender por qué ciertas cualidades tan permanentes como
las representadas por los adjetivos vivo y muerto se atribuyen
precisamente con estar y no con ser, o por qué precisamente se dice
ser feliz.
Tratando de explicar este complejo fenómeno lingüístico,
Hanssen resalta en su Gramática histórica de la lengua castellana, el
carácter imperfectivo de las frases con ser y el perfectivo 47 de las
construidas con estar.

45
En su origen ario, ser significó existir.
46
Explicaciones pormenorizadas y un nutrido número de ejemplos de los más
castizos sobre el particular puso en su inigualable Diccionario de uso del
español la malograda filóloga María Moliner.
47
Se llaman perfectivas las acciones de duración limitada, que necesitan
llegar a su término, a su final, a su perfección. Cada una de las acciones
designadas por los verbos saltar, disparar, besar, firmar, resolver, no se
124
Recordamos que una cualidad puede ser mirada desde dos
puntos de vista:
1. enunciarla en sí misma y atribuirla a un sujeto, sin atender
al origen o procedencia de la cualidad
2. considerarla como resultado de una acción (transformación,
cambio) que sabemos (suponemos) que ha tenido (tiene, tendrá) lugar.
Una lámpara encendida o apagada se relaciona con los actos
de encenderla o apagarla.
En el primer caso, la cualidad nos interesa sólo en su duración
o permanencia, y la acción es imperfectiva:
este jarro es blanco
este jarro es nuevo.
En el segundo, percibimos la acción como resultante de
alguna transformación consumida o perfecta:
este jarro está roto
este jarro está cocido.
La transformación puede ser real, como en el ejemplo anterior, o
simplemente supuesta, sin que se haya producido:
este jarro está intacto.
Por tanto, en español se usa estar cuando pensamos que la
cualidad es resultado de un devenir 48 real o supuesto. Mas basta que,

concibe más que en su perfección o acabamiento. Si la acción no termina, no


podemos decir que se produce. En cambio, querer, saber, conocer, respetar,
que son de duración ilimitada, inacabada, imperfecta, y pueden producirse sin
llegar a su término temporal, son imperfectivos; la continuación de tales actos
supone su repetición o reiteración en una serie de actos iguales y perfectos
(acabados) cada uno de por sí. Querer o saber son acciones continuas que no
necesitan llegar a un término fijo para decir que se producen. La apreciación
de la perfección o imperfección de un acto depende de condiciones objetivas,
pero también del interés que el hablante ponga en el término de la acción.
Escribir en general es acción imperfectiva, pero escribir una carta es
perfectiva. La reiteración ininterrumpida de un hecho perfectivo, como
saltar, puede tomar aspecto imperfectivo cuando aludimos al salto continuo
del agua en una catarata. No se trata, por consiguiente, de duración mayor o
menor, sino de que la atención se proyecte hacia el final del acto, o lo
considere sólo en su transcurso.
48
Lo mismo que el (alemán) werden o el (inglés) become.
125
al enunciar nosotros una cualidad, haya en nuestro pensamiento la más
leve suposición de que ésta haya podido ser causada por una acción o
por un cambio, por algún devenir, para que nos parezca necesario
emplear el verbo estar. Aquí van unos ejemplos de cambio real o
supuesto, expresados con el verbo estar en el pasado:
estar roto / intacto / maduro / hermoso / muerto,
en el presente:
estar cayendo / lloviendo / entrando,
en el futuro:
estar por ver / por barrer / sin venir / para entrar.
En fin,
ser alegre / triste / melancólico / risueño
se refiere al carácter de una persona.
Con estar significarían una alteración que deviene. Con los
participios de verbos perfectivos es más frecuente estar, porque se
sienten más próximos a la acción verbal que los produce:
estar herido / fastidiado / cansado / escrito.
Con ser, los participios de los verbos imperfectivos toman
sentido pasivo:
ser querido / aborrecido / estimado.
En ciertas circunstancias, la pasiva con ser no se usa con
participios de verbos perfectivos.
Para saber si se ha producido o no la acción/cambio, nos
valemos generalmente de la experiencia. Vemos que un niño ha
crecido y decimos que
está alto,
probamos el café y decimos que
está frío.
Esto quiere decir que empleamos estar en los juicios que dependen
inmediatamente de nuestra experiencia.
Para decir que
la nieve es fría
no necesitamos hacer la prueba; es un juicio general, que
formulamos independientemente de nuestra experiencia inmediata;
pero, para decir que
aquella nieve está fría,
126
no necesitamos tocarla al hablar 49 .
Los juicios no relacionados con nuestra experiencia inmediata
se expresan en general con ser:
el agua es transparente,
pero se dice:
el agua de este lago puede estar transparente / turbia.
También no debemos olvidar que, en su uso corriente, unos
tiempos del verbo designan el hecho como acabado (perfecto),
mientras que otros lo muestran como inacabado (imperfecto) para el
interés de quien habla 50 .
Pongamos el ejemplo del participio pasivo estudiado.
Decimos que un asunto
está estudiado, cuando ha sido estudiado
estaba estudiado, cuando había sido estudiado
estará estudiado, cuando habrá / haya sido estudiado.
Y ello porque los tiempos imperfectos del perfectivo estar se
corresponden con los perfectos del imperfectivo ser.
Así resulta que en la pasiva con ser, la acción verbal que el
participio expresa se produce en el tiempo en que se halla el verbo
auxiliar:
el jefe es / fue / será respetado.
Con estar, la acción se da como terminada y cumplida antes
del tiempo que indica el verbo auxiliar. Decimos que una avería

49
A quienes conocen inglés les sirve la siguiente regla: cuando los verbos
ingleses to feel o to look pueden sustituir a to be, en español debe emplearse
estar: este traje está (looks) sucio / limpio / arrugado; el café está (feels)
dulce / caliente. La experiencia realizada introduce sentido perfectivo a la
cualidad que enunciamos: lo toqué y vi (looking) que estaba vivo; la fruta
está (feeling) sabrosa; la sala estaba (looking) brillantísima.
50
La imperfección propia de los predicados con ser puede hallarse en
conflicto con la perfección del tiempo y neutralizarse más o menos. Esto
quiere decir que en los tiempos imperfectos lo imperfectivo de ser se
refuerza.; en los perfectos se debilita. La relación recíproca entre el aspecto
de la acción verbal de ser y estar, por un lado, y la cualidad perfecta o
imperfecta de los tiempos en que se hallan, por el otro, puede verse muy bien
con un participio pasivo.
127
ha sido reparada (antepresente) cuando está reparada
(presente);
habrá/haya sido reparada (antefuturo) cuando estará repa-
rada (futuro).
Es decir, estar reparada es naturalmente el resultado de haber sido
reparada 51 . Cuando el atributo es sustantivo, pronombre, adjetivo
determinativo o infinitivo, empleamos necesariamente ser:
éste es Luis
eso es mentir
mi amigo es abogado
mi intención fue otra
aquel libro era mío
los sentidos corporales son cinco
las dificultades serían muchas.
Estar ha heredado del latino stare ( = estar de pie,
mantenerse) su sentido local de situación o posición, material o
figurada:
Madrid está en el centro de España
estamos en casa
el termómetro está a diez grados
las acciones de aquella compañía están muy bajas
estaba de pie / sentado / arrodillado.
Finalmente, aquí están los pocos adjetivos que cambian de
significado según se atribuyen con ser o con estar:

ser estar
bueno bueno (de carácter) sano
malo malo (de carácter) enfermo
vivo rápido, inteligente gozar de vida, vivir
listo inteligente, agudo preparado, dispuesto
fresco despreocupado, cínico ir en situación difícil

51
Esta correspondencia demuestra con toda claridad el carácter imperfectivo
de ser y el perfectivo de estar, y hace ver a éste último como resultado de un
llegar a ser (eso es, del español devenir, del alemán werden o del inglés
become).
128
§ 104. Categorías que funcionan con atributo

Dentro del predicado nominal, con los verbos ser y parecer, el


atributo puede expresarse en las siguientes clases:
1. sustantivo: ese muchacho será abogado
2. grupos nominales: esos hombres son los del otro día; Juan
parece el médico del pueblo
3. pronombre: tú (no) eres nadie
4. adjetivo: Daniel está conforme
5. numeral: las Gracias son tres
6. infinitivo: eso es burlarse
7. adverbio de modo adjetivado: tú eres así
8. frase de sentido adjetivo: todos nuestros esfuerzos fueron
en balde.
9. oración de relativo: yo soy el que soy
10. sustantivos o grupos nominales precedidos de preposición:
yo parezco de Madrid
11. infinitivos: querer es poder.
Con los demás verbos funcionan como atributos las siguientes
clases:
1. adjetivo: María se quedó triste
2. adverbio de modo: Juan está bien
3. oración adjetiva: María está que rabia (rabiosa); David se
quedó que no respiraba; lo vi cómo trabajaba
4. sustantivos o grupos nominales precedidos de preposición:
Miguel está sin un duro
5. gerundio: la ropa está chorreando.
Las expresiones de origen adverbial que con el verbo ser
pueden emplearse como predicados nominales conservan su valor de
adverbios cuando se construyen con el verbo estar:
así está el asunto
en balde estuvo junto a su puerta.
Las expresiones con un sustantivo (adjetivado) como atributo
del verbo estar están ya fijadas y pertenecen al lenguaje coloquial:
María está pez
mi padre está mosca.
129
§ 105. Atributos de sujeto cero

En ciertas oraciones impersonales, el atributo incide sólo


sobre el verbo, ya que falta el sustantivo o grupo nominal que ejerza la
función de sujeto léxico:
cuando se es simpático, se tienen más posibilidades de
triunfar.

§ 106. Estructuras ecuacionales

Se llaman estructuras (oraciones) ecuacionales (y también


oraciones enfáticas de relativo y perífrasis de relativo) las que reúnen
las siguientes características:
1. tienen como verbo nuclear 52 el verbo ser;
2. uno de sus componentes es siempre una oración de relativo
con pronombre o adverbio relativo;
3. tienen carácter enfático y proceden de oraciones no
enfáticas sin oración de relativo. Ponen de relieve (focalizan) algún
componente de la oración o la oración entera:
trabajo los lunes = los lunes es cuando trabajo
Pedro es cobarde = un cobarde es lo que es Pedro = es Pedro
el que es un cobarde.
Estas oraciones no son atributivas, ni ecuativas, pues ningún
complemento se conmuta por lo.
En las estructuras u oraciones ecuacionales, cuando el
componente que no es la oración de relativo lleva preposición, ésta
debe mantenerse en el componente u oración de relativo al menos
según la norma culta del español peninsular. Por tanto, no se dice
fue por Andrés que me enteré de lo sucedido, sino se
dice fue por Juan por el que (quien) me enteré de lo sucedido.
Tampoco se consideran correctas las oraciones ecuacionales
formadas con adverbios interrogativos y el relativo que (relativamente
frecuentes en Hispanoamérica). Por tanto, en América Latina se dice:
¿cuándo fue que viniste?

52
El que pertenece al núcleo de la oración.
130
¿cómo fue que hiciste?,
mientras que en España se dice:
¿cuándo viniste?
¿cómo hiciste?
Tampoco pertenecen a la norma culta del español peninsular
las estructuras ecuacionales en que aparece un que en vez de un
adverbio. Si en Hispanoamérica se dice:
ayer fue que vino,
en España se dice:
ayer fue cuando vino.

§ 107. El (complemento) predicativo


En la oración
el niño durmió tranquilo
el adjetivo tranquilo se refiere tanto al sujeto como al predicado. En
efecto, esta oración es un término medio entre las oraciones con
predicado nominal (el niño estuvo tranquilo) y las oraciones con
predicado verbal (el niño durmió), pues presenta un complemento
mixto, cualitativo y verbal al mismo tiempo.
También es complemento predicativo el adjetivo difícil en la
oración
Pedro juzgó difícil el problema.
Es difícil complemento mixto no sólo del verbo juzgar, sino también
del objeto de este verbo, problema. Podemos definir, por consiguiente,
el complemento predicativo como un complemento mixto que,
modificando al predicado oracional, se refiere asimismo a otro
elemento de la oración. Cabe subrayar que en los verbos de estado e
intransitivos es frecuente que un complemento afecte a la vez al sujeto
y al verbo. En la oración
los justos mueren tranquilos,
el adjetivo tranquilos es complemento del sujeto y concierta con él,
pero modifica también adverbialmente al verbo, como si dijera que
mueren con tranquilidad o tranquilamente. Esta doble función espe-
cial ha motivado que algunos gramáticos apliquen a tales comple-
mentos, que completan o perfeccionan la predicación, el nombre de
131
complemento predicativo 53 . Esta denominación le parece a Samuel
Gili y Gaya expresiva, pero sujeta a interpretaciones equivocadas. La
Academia Española los denomina predicados de complemento, y con
ello da a entender que se hallan en el lindero que separa la predicación
nominal y la verbal. En su Gramática de la lengua española, Emilio
Alarcos Llorach los considera adyacentes atributivos y vacila en
llamarlos entre atributo circunstancial y adverbio atributivo. Más
sintético, en su Gramática didáctica del español, Leonardo Gómez
Torrego los llama predicativos.
Es de observar también que, en tales casos, aunque el verbo
tiene el papel de enlazar el sujeto y la cualidad, y por consiguiente las
oraciones son atributivas, éste añade algún matiz especial de
significación, que ya no nos permite mirarlo como enteramente vacío.
Además de ser y estar, con tales complementos se emplean
también otros verbos y frases verbales con valor copulativo, tales
como parecer, venir, ser tenido por, ser llamado, etc.:
el río venía desbordado
parecía un niño
es tenido por sabio.
Este valor copulativo es frecuente en los verbos de estado e
intransitivos:
duerme tranquilo
vivían felices
queda contenta,
con los cuales es difícil deslindar si el adjetivo funciona como
atributo, como modificación adverbial del verbo, o con ambos
sentidos a la vez.
El (complemento) predicativo coincide, por tanto, con el atri-
buto en que complementa a la vez a un sustativo, pronombre o grupo
nominal, con el que concuerda, y a un verbo. Pero se diferencia de él
en que no es necesario para el verbo; se puede eliminar sin que la
oración resulte agramatical 54 y sin que el verbo cambie de significado.

53
Otros le han dado el funambulesco nombre de predicatoide.
54
Agramatical es todo lo que no se ajusta a las reglas de la Gramática. Por
tanto, la agramaticalidad es la calidad de un enunciado oracional que se
revela mal formado, en virtud de las reglas de la Gramática de la lengua.
132
Hay (complementos) predicativos de sustantivos o pronom-
bres en función de sujeto:
los corredores llegaron exhaustos a la meta,
y en función de complemento directo:
me trajeron frío el pescado.
La función de predicativo la suelen desempeñar adjetivos,
participios, adverbios modales y gerundios, los cuales responden a la
pregunta ¿cómo?:
Vi la casa ardiendo. - ¿Cómo viste la casa?
Sin embargo, también pueden considerarse predicativos algu-
nos sustantivos precedidos de preposición. En este caso, su sustituto es
el pronombre que:
Mi hija trabaja de cocinera en un restaurante. - ¿De qué
trabaja tu hija?
En fin, a veces, en lugar de una preposición aparece el adver-
bio como, que adquiere valor preposicional:
mi hija trabaja como cocinera en un restaurante.

§ 108. Concordancia de los atributos

Cuando la función del atributo la ejerce un adjetivo o un


sustantivo con flexión, éstos deben concordar en género y número con
el sustantivo (o elemento sustantivado) sobre el que inciden, ya sea
éste un sujeto o un complemento directo, ya vaya precedido o no de
preposición:
mo hija es médico
noté a tu hijo molesto
lo consideran listo
lo tiene de criado.
Cuando el atributo es un adjetivo e incide sobre sustantivos
coordinados de distinto género, la concordancia con ellos se da
siempre en masculino y en plural:
su abrigo y su corbata eran negros
Vi a David y Miguel muy lentos.

133
§ 109. Clases de oraciones con atributo

Las oraciones con atributo y verbo ser se clasifican en:


1. ecuativas, las cuales se identifican o igualan las referencias
del sujeto y el atributo:
Juan es el médico de la aldea > el médico de la aldea es
Juan;
2. atributivas propiamente dichas, en las que el atributo
designa la clase a la que pertenece lo denotado por el sujeto:
Miguel es tímido.

134
SEGUNDA PARTE:
ORACIÓN Y CONJUNTOS

135
136
I. CONJUNTOS ORACIONALES
POR COORDINACIÓN

§ 110. Oraciones copulativas

En la coordinación copulativa, los enunciados de las oraciones


se añaden unos a otros mediante la conjunción copulativa y, estando rela-
cionados entre sí sólo por la pura idea de adición. La conjunción y se
emplea cuando las oraciones sumadas son afirmativas:
David come poco y Andrés bebe mucho.
Cuando las oraciones son más de dos, la conjunción se pone
sólo entre las dos últimas.
Si las oraciones son negativas, se suman por la conjunción ni
(precedida de una coma), que suele repetirse delante de las oraciones
que se coordinan:
ni Miguel come, ni Andrés bebe.
Si las oraciones tienen elementos comunes, estos se enuncian
una sola vez y la coordinación sólo se establece entre los elementos
desemejantes.

Sujeto Predicado
el padre + la madre + salieron de casa a primera hora.
los niños

los árboles florecen + fructifican + dan sombra.

el mozo sacó de su bolsillo un pedazo de


pan negro + sucio.

Cada una de las sumas de estos sujetos, predicados y comple-


mentos complejos recibe el nombre de grupo / sintagma no progre-
sivo, por oposición al grupo / sintagma progresivo, que es el sujeto,
predicado o complemento simple.
La coordinación de sujetos, predicados y complementos plantea
cuestiones de concordancia.
137
Por razones fonéticas, la conjunción y cambia en e delante de
palabras que empiezan por i:
Francisco e Iñaki
Pérez e hijos.
Este cambio ocurre sólo cuando la i es vocal plena, no
semiconsonante:
oro y hierro
Rumanía y Yugoslavia
Antonio y Ion.
La conjunción y tampoco se convierte en e cuando es tónica, al
desempeñar función adverbial interrogativa:
¿y Inés?
Por elegancia, la conjunción y se omite en varias oraciones
sucesivamente coordinadas. Esta es la forma más sencilla de enlace en
la oración compleja, que consiste precisamente en la ausencia de
conjunción y se llama asíndeton o yuxtaposición:
dolores, penas, miserias forman el tejido de su vida.
Otras veces, en cambio, la y se repite en todas ellas (polisíndeton):
hubo para ellos vacación y fiesta y regodeo y holgorio.
La relación mental que hay entre las oraciones yuxtapuestas es
generalmente copulativa, pero también puede ser cualquiera de las
demás expresadas por la coordinación o la subordinación:
tengo hambre; dame de comer (relación causal)
trabajo mucho; gano poco (relación adversativa)
ordena: te obedeceré (relación condicional).

§ 111. Oraciones distributivas

Estas oraciones integran formas de yuxtaposición que se


caracterizan por la enumeración sucesiva de varios sujetos, predica-
dos, acciones, tiempos, lugares, etc., que van simplemente yuxtapues-
tos. Su coordinación se establece por el uso de palabras correlativas o
por la repetición de una misma palabra de cualquier valor gramatical.
En las expresiones
estos se regocijan, aquellos se quejan
unos hallan su contento en el campo, otros en los atractivos
de la ciudad,
138
la coordinación queda establecida por la correlación de
estos ... aquellos / unos ... otros.
En cambio, en
tan pronto gime, tan pronto rompe en carcajadas histéricas,
tan pronto destroza cuanto halla a su lado,
las oraciones se enlazan por la repetición de la expresión adversativa
tan pronto. Por ejemplo, en construcciones similares a las siguientes
ora de día, ora de noche, siempre está estudiando
bien por mí mismo, bien por mi familia, no dejaré de hacer lo
debido
ya en la paz, ya en la guerra, su vida es una lucha,
las palabras de valor distributivo
ora ... ora / bien ... bien / ya ... ya
han venido a ser, por adecuación, verdaderas conjunciones.
En las dos primeras expresiones propuestas, las oraciones que
se coordinan mantienen una relación copulativa; pero en los demás
ejemplos hay entre los elementos coordinados un sentido de
alternativa o de exclusión. Las oraciones no se suman; lo que en ellas
se afirma no se verifica al mismo tiempo; cada una de ellas excluye a
las demás, bien momentáneamente, siguiendo un turno alternativo,
bien definitivamente, por vía de una opción. En este caso, la
coordinación distributiva alcanza el sentido y aun la forma de la
disyuntiva con la añadidura de la conjunción o:
o bien ... o bien
o ya ... o ya.
El período distributivo ofrece, por tanto, un tipo de transición entre el
período copulativo y el disyuntivo.

§ 112. Oraciones disyuntivas

Estas oraciones son siempre dos y con ello se significa que


una ha de alcanzar eficacia con exclusión de otra.
Las coordinación propiamente disyuntiva se establece con la
conjunción o, que cambia fonéticamente en u ante la palabra que
empieza por o. Cuando decimos:
o tú o yo sobramos en el mundo,
se entiende que si yo sobro, tú no, y al revés. Pero, al decir
139
acabas o me voy,
al interlocutor se le deja opción para preferir uno u otro hecho. La
conjunción o suele repetirse en dos oraciones coordinadas, delante de
cada una de ellas. Sin embargo, muchas veces no sucede así.
Las oraciones coordinadas disyuntivas admiten el mismo pro-
ceso de simplificación que las copulativas, de modo que la conjunción
enlace solamente los elementos dispares de las oraciones simples, sin
necesidad de repetir todo lo que en ellos es común. Así resultan ora-
ciones compuestas con sujetos, predicados o complementos coordi-
nados, en los cuales son asimismo válidas las indicaciones que antes
se hicieron sobre concordancia:
el chico tenía diez u once años
el burro, el rey o yo ¿no moriremos?
El valor de opción que presentan las coordinadas disyuntivas
ha hecho que se emplee la conjunción o para sustituir una expresión
por otra equivalente que, por lo general, es más clara, mejor explicada
o más precisa:
Holanda o Países Bajos
idiomas romances o neolatinos.

§ 113. Oraciones adversativas

Estas oraciones son siempre dos, de las cuales una expresa


una idea de que de algún modo contradice lo que se afirma en la otra.
En efecto, en las oraciones
los árboles no tienen hojas, pero ya las tendrán
haya justicia, mas no por mi casa,
resulta obvio este sentido de contradicción.
Hay que distinguir dos matices en la expresión adversativa: la
restricción y la exclusión, según que la oposición existente entre las
oraciones coordinadas tenga un sentido de simple limitación o de total
incompatibilidad.
La coordinación restrictiva se logra con las conjunciones que
aparecen en los siguientes ejemplos:
yo no soy su padre, pero la defiendo
el chico es arriscado, mas nunca creí que lo fuese tanto
140
nació en el siglo III, aunque se ignora el año
encontró dificultades, no obstante su constancia las venció
para este cargo no tiene condiciones; con todo, no le falta
cierta discreción
aquí tiene todos los libros necesarios, fuera de / excepto /
salvo / menos la Física
todos reían, sino Blas, que lloraba.
La coordinación adversativa exclusiva se obtiene fundamen-
talmente con la conjunción sino. Aparte de su uso restrictivo, ésta
contrapone de ordinario una oración afirmativa a otra negativa, exclu-
yendo enteramente lo afirmado en ésta:
no lo hice yo, sino mi amigo (lo hizo)
ésta no es mi opinión, sino (ésta es) la de Pedro
a ninguno se premió, sino (se premió) a mí.
También son conjunciones exclusivas antes y que no:
no se arredró por esto, antes (bien) se creció con el peligro
ésas son aspas de molino, que no gigantes (Quijote, I, 8).
En este último caso, se ve primero la oración afirmativa, y después la
negativa.
En la coordinación adversativa, la segunda oración es fre-
cuente que vaya elíptica, es decir, con sus elementos sobrentendidos,
que se hallan en la primera oración. Esto ocurre especialmente, como
acabamos de ver, con sino.
Mas es exclusivamente literaria; en el habla siempre se dice
pero.
Que no = y no, según la Academia Española (§ 334):
esto es gato, que no liebre (= y no liebre).
La y, a pesar de ser una conjunción copulativa, tiene aquí
sentido adversativo.
Aunque es normalmente conjunción concesiva. El que se
puede emplear a veces como adversativa es efecto del estrecho
parentesco que existe entre un tipo y otro de relación: es adversativa
cuando se puede sustituir por pero. En realidad, la expresión se
encuentra a mitad de camino entre lo concesivo y lo adversativo-
restrictivo.

141
§ 114. Oraciones causales y consecutivas

La coordinación causal se establece con oraciones entre las


cuales hay un lazo de causalidad, eso es, una relación de causa a
efecto. Ahora bien, según que la segunda oración exprese la causa o el
efecto/consecuencia de la primera, la coordinación será causal o con-
secutiva. En
hoy os invito, pues tengo dinero,
la segunda oración es coordinada causal de la primera, pero en
tengo dinero; así, pues, os invito,
la relación se ha invertido: la segunda oración es coordinada conse-
cutiva de la primera.
La coordinación causal se establece con las conjunciones
porque, puesto que, pues, que:
no te rías, que no tengo ganas de bromas
verdad será, puesto que tú lo dices
tendré convidados, pues hoy es mi santo.
La coordinación consecutiva se expresa con así (es) que, y
así, luego, conque, pues, en efecto, por tanto, por consiguiente, por
ende, etc.:
tengo mucho que hacer, así (es) que no me esperes hoy
no estuviste presente, luego no puedes hablar de ello
yo no lo he visto, aunque poco puedo decir
¿no quieres trabajar?, pues lo sentirás
el alumno no ha contestado: por consiguiente, no hay razón
para darle el diploma.
Llevando al frente su conjunción, la oración que expresa la
causa puede enunciarse antes que la oración con que se coordina:
puesto que tú lo dices, verdad será.
A veces, la conjunción va intercalada entre los elementos de la
oración:
no existen estadísticas; resulta, pues, difícil calcular la
extensión del mal.
No debe confundirse la coordinación causal / consecutiva con
la subordinación consecutiva de tipo adverbial, de la que hablaremos
más adelante.
142
§ 115. Oraciones implícitas

En una interjección como lo es ¡ay!, no encontramos manifes-


tación expresa de sujeto, ni de predicado; no puede decirse que ¡ay!
sea una oración, pero entendemos instintivamente en ella la existencia
de una oración implícita, cuyos términos serían la persona que profiere
la exclamación (sujeto) y el efecto más o menos vivo que la ha
producido, expresado predicativamente (predicado). Podríamos decir,
a lo sumo, que esta interjección es el embrión de una oración grama-
tical. También son oraciones implícitas, cada vez más complicadas,
las siguientes:
¡adelante!
¡adios!
¡Juan, aquí!
mañana a las tres
en la esquina.

143
II. ORACIONES COMPLEJAS Y CONJUNTOS
ORACIONALES POR SUBORDINACIÓN

§ 116. En la oración compleja hay oraciones simples, que


desempeñan dentro de ella el mismo papel que las palabras contenidas
en la oración simple. Estas oraciones están evidentemente subordi-
nadas dentro de la oración total, que sin ellas no tiene sentido en la
mayoría de las veces, lo mismo que ellas tampoco tienen por sí solas.
Las oraciones subordinadas pueden ser, por tanto, sustantivas,
adjetivas o adverbiales, según que en la oración principal desempeñen
el oficio de un sustantivo, un adjetivo o un adverbio, respectivamente.

§ 117. Clases de oraciones subordinadas


La Gramática tradicional llama oración compleja a todo
enunciado que cuenta con más de un verbo. En este trabajo distin-
guimos, no obstante, según el ejemplo de muchas Gramáticas de estos
tiempos, entre oración compleja (enunciado con más de un predicado
en el que una oración complementa o se subordina a un elemento de
todo el enunciado) y conjunto oracional (enunciado con varios predi-
cados, correspondientes a sendas oraciones). Las oraciones de estos
enunciados pueden contraer una relación de coordinación entre ellas
(y entonces se trata de un conjunto oracional por coordinación) o de
subordinación de una con respecto de otra (y entonces se trata de un
conjunto oracional por subordinación) como se verá en lo que sigue.
En la oración compleja
tengo ganas de que me visites
la oración subordinada de que me visites complementa a ganas.
En el conjunto oracional por subordinación aunque tiene frío,
no se pone el abrigo, la oración subordinada aunque tiene frío
complementa a no se pone el abrigo.
En el conjunto oracional por coordinación tengo frío, pero no
me pongo el abrigo, hay dos oraciones coordinadas: tengo frío y no
me pongo el abrigo.
144
1. ORACIONES SUSTANTIVAS

§ 118. Estas oraciones desempeñan en la oración compleja las


mismas funciones sintácticas que el sustantivo en la oración simple:
sujeto (oraciones subjetivas), CD o CC (oraciones objetivas), CI (ora-
ciones finales) y aposición, lo mismo que complemento con prepo-
sición de un adjetivo o sustantivo (OSA).

Características generales y funciones

§ 119. Una oración sustantiva es aquella que funciona igual


que un sustantivo, un grupo nominal o un pronombre, dentro de la
oración compleja. En tanto que sustantivas, tales oraciones deben
poderse sustituir por un pronombre:
quiero que vengas = quiero eso.
Las oraciones sustantivas pueden ir marcadas como tales por
los siguientes nexos:
1. las conjunciones que y si (o el conjunto que si):
me gusta que estéis contentos
no sé si estáis contentos
me dijeron que si íbais a ir a la fiesta.
Las oraciones sustantivas introducidas por si o que si son
interrogativas indirectas. Se corresponden con los enunciados inter-
rogativos totales:
- ¿Ha venido Miguel? – No sé si ha venido Miguel.
Deben distinguirse las oraciones sustantivas con si (que se
sustituyen por pronombres) de las condicionales con si (que no se
sustituyen por pronombres):
no dijo si era bueno = no me lo dijo
me lo dirá si soy bueno = me lo dirá en ese caso.
2. Un pronombre o adverbio interrogativo, que desempeña,
además, una función dentro de su oración:
no quiso decirme cómo lo había averiguado,
donde cómo es CC de había averiguado.
145
Las oraciones introducidas por un pronombre o adverbio
interrogativo son también interrogativas indirectas. Se corresponden
con enunciados interrogativos parciales:
- ¿Cómo lo has hecho? - No sé cómo lo he hecho.
3. El adverbio conjuntivo como, cuando la subordinada
depende del verbo ver:
vas a ver como no le gusta = lo vas a ver.
Estas oraciones pueden también aparecer sin nexo:
no quiso decírnoslo
te ruego me envíes más turrón.
§ 120. Las oraciones sustantivas pueden realizar las mismas
funciones que un sustantivo, eso es; sujeto, CD, CI, CR, CC,
complemento del sustantivo / nombre, complemento del adjetivo,
complemento del adverbio.

a. Oraciones sustantivas en función de sujeto (OSFS)

§ 121. Se habla de OSFS cuando, en una oración compleja,


esta función la cumple una oración simple subordinada. Esta desem-
peña, pues, en la oración compleja el papel de un sujeto y va intro-
ducida por la conjunción subordinante que.
Si la oración subjetiva es interrogativa, no lleva conjunción.
En ambos casos hay a veces sustantivación expresa por medio del
artículo:
no me gusta que andes con esa gente
cómo se hizo el negocio no importa a nadie
el que ella no estuviera presente llamó mucho la atención
el por qué se abandonó la empresa se ignora.
La OSFS incide sobre el predicado de la oración compleja y
no sobre otra oración llamada tradicionalmente principal. En este tipo
de oraciones complejas y en otras no hay tal oración principal. Son,
pues, oraciones complejas en las que hay una oración sustantiva, que
viene a ser un subconjunto dentro de un conjunto mayor.
Para comprobar que la oración sustantiva es de sujeto,
conviene transformarla en un pronombre como eso, y sustituir este
pronombre por el grupo nominal plural esas cosas. Si, al proceder de
esta manera, el verbo de la oración cambia de número, es que tanto el
146
pronombre eso y el grupo nominal esas cosas, como la oración a que
sustituyen, son sujetos. Compárese, pues:
me preocupa que llueva mañana = me preocupa eso = me
preocupan esas cosas,
en la que llueva mañana es sujeto y que es nexo, mientras que eso y
esas cosas son sujetos.
deseo que llueva mañana = deseo eso = deseo esas cosas,
en la que llueva mañana es complemento directo y que es nexo,
mientras que eso y esas cosas son CD. En el segundo caso, el verbo
no ha cambiado, luego la oración sustantiva no es de sujeto.

§ 122. Nexos que introducen la OSFS

Las OSFS se subordinan al predicado de la oración compleja


y van introducidas por:
1. las conjunciones que y si (ésta última en interrogativas
indirectas):
me preocupa que no ganemos
no está claro si lo ha hecho Marta o Ana.
2. el artículo el (delante de que), el cual potencia el carácter
sustantivo de la oración:
el que haya tanta gente me molesta
me enorgullece el que hayan premiado a mi hijo.
3. pronombres y adverbios interrogativos:
no está claro qué ha ocurrido
no me interesa dónde has estado.
Existen también OSFS sin nexo. Este es el caso de me gusta
bailar, oración compleja en la que bailar es una OSFS.

§ 123. Colocación de la OSFS

La OSFS suele posponerse al predicado, pero es obligada la


posposición con verbos de suceso (suceder, ocurrir, acaecer). Por
tanto se dice
sucedió que no había nadie, y no se dice que no había nadie
sucedió.
147
Con otros verbos, como los de afección síquica, la OSFS
puede posponerse o anteponerse al predicado. Con la anteposición se
pone más de relieve el contenido de la oración sustantiva:
le avegüenza que lo vean = que lo vean le avergüenza
no me gusta que llegues tarde = que llegues tarde no me
gusta.
Con unos pocos verbos como significar, suponer, equivaler,
etc., la anteposición es obligada:
que te haya aprobado no significa que ya no tengas que venir
a clase.
En las escasas situaciones en que el predicado principal está
constituido del verbo ser + atributo, la OSFS suele posponerse; la
anteposición obedece a una tendencia enfática o focalizadora:
es evidente que tienes razón = que tienes razón es evidente
es importante que llueva = que llueva es importante.

§ 124. Otras OSFS

A veces, la OSFS se relaciona con un predicado cuyo verbo


posible no aparece en la oración:
¡(es) lástima que no hayas ganado!,
donde lástima es atributo, no hayas ganado es oración sustantiva de
sujeto y que es nexo
¡qué pena (es) que no vengas! ,
donde qué pena es atributo, no vengas es oración sustantiva de sujeto
y que es nexo.
Como el sujeto se construye siempre sin preposición, es
incorrecta la OSFS que va precedidas de la preposición de. No se dice:
me consta de que había más gente, sino se dice me consta que
había más gente
resulta de que nadie lo sabía, sino se dice resulta que nadie lo
sabía
es fácil de que llueva, sino se dice es fácil que llueva.

148
b. Oraciones sustantivas en función de
complemento directo (OSFCD)

§ 125. Cuestiones generales

Las OSFC dependen siempre del verbo de una oración com-


pleja (pertenecen, por tanto, al grupo verbal) y tienen en ella el papel
de CD y de CC, en general. Son, pues, oraciones subordinadas del
predicado verbal. Siempre se sustituyen por lo (aunque no deben con-
fundirse con las subordinadas en función de atributo):
te aseguro que no es cierto = te lo aseguro.
La subordinación de oraciones acarrea, por un lado, la
dependencia subjetiva, y, por otro lado, la correlación temporal de las
formas verbales. Esto quiere decir que en el plano práctico, de la
lengua viva, existe una correlación bien definida entre los tiempos de
la oración principal y de las subordinadas. Es, por ende, muy
importante prestar atención tanto al modo como al tiempo del verbo
que ha de aparecer en la oración subordinada en correlación con la
oración principal.
La OSFCD llevará el verbo en indicativo cuando exprese lo
objetivo sin apreciación subjetiva, como cosa real y cierta que no
admite vacilación; ello ocurre habiendo en la oración principal verbos
de los que se llaman de entendimiento, lengua y sentido, como pensar,
juzgar, creer, recordar, decir, responder, saber, sentir, temer, etc. La
correlación de tiempos es la siguiente:

En la oración En la oración
principal: subordinada:

presente cualquier tiempo de indicativo


(contemporaneidad con la oración
principal)
pretérito pretérito pluscuamperfecto de indicativo
(anterioridad)
potencial (posteridad)
futuro cualquier tiempo
149
como se puede notar en los siguientes ejemplos:
Andrés me dice que Miguel viene hoy / vino / ha venido ayer /
vendrá mañana
Andrés me dijo / había dicho / ha dicho que Miguel venía /
había venido / vendría
Andrés me dirá que Miguel vino / ha venido / vendrá.
Si la oración subordinada es de posibilidad, lleva el verbo en
los mismos tiempos que las oraciones independientes de este tipo:
juzgó / juzgaba / ha juzgado que no te figurarías / habrías
figurado / hubieras figurado.
La OSFCD lleva el verbo en subjuntivo siempre que éste
exprese el hecho con apreciación subjetiva, como cosa dudosa o sobre
la cual el hablante no puede decidir. Así ocurre con los verbos de
entendimiento cuando la oración subordinada es dubitativa u optativa,
y con los de voluntad (querer, desear, mandar, exigir, prohibir,
ordenar, pedir, permitir, impedir, rogar, suplicar, resolver, acordar,
etc.), en general. Estos, en efecto, se refieren al futuro exclusivamente,
y el futuro está hecho dentro de lo contingente, que no se puede
decidir. Los tiempos se corresponden del siguiente modo:

En la oración En la oración
principal: subordinada:

presente / pretérito perfecto presente / pretérito perfecto


pretérito pretérito imperfecto y
pluscuamperfecto
futuro presente / pretérito perfecto

Aquí están algunos ejemplos, con presente, pretérito y futuro


en la principal:
David quiere que venga Miguel
Miguel quiso / había querido / quería que viniese / hubiese
venido Andrés
Andrés querrá que venga Miguel,
y con verbos de entendimiento (oración dubitativa):
no cree que Juan venga / haya venido
no creyó que Juan viniese / hubiese venido
150
no creerá que Juan venga / haya venido.
En la práctica, hay no obstante libertad también para otros
usos, exigidos por las necesidades de la expresión en cada caso, ya
que no el tiempo principal determina el tiempo de la OSFCD, sino el
sentido.
Mencionamos también que en lo referente al uso práctico de
las conjunciones, en el caso de los verbos que indican temor, se puede
omitir la conjunción que:
temo (que) no empiece a llover.

§ 126. Nexos que introducen las OSFCD

La OSFCD se une al verbo principal de las siguientes


maneras:
1. en oraciones que no son interrogativas indirectas, con la
conjunción que:
prefiero que te quedes conmigo = prefiero eso = lo prefiero.
2. en oraciones que son interrogativas indirectas, con la
conjunción si:
no sé si me ha contagiado = no sé eso = no lo sé.
Con los verbos preguntar y decir (cuando este último =
preguntar) puede aparecer como elemento introductorio el nexo
complejo que + si:
me preguntaron (dijeron) que si quería ir con ellos.
3. con pronombres o adverbios interrogativos:
sé quién ha venido = lo sé
pregunta cuándo viene = pregúntalo.
No deben confundirse las oraciones con el adverbio
conjuntivo átono cuando, que introduce las OR, con las que llevan el
interrogativo tónico cuándo, que introduce oraciones sustantivas (lo
mismo vale para donde y como frente a dónde y cómo):
interrogativa indirecta: dime cuándo has llegado
oración temporal de relativo: te lo diré cuando llegues.
Con los verbos preguntar y decir (cuando este último =
preguntar) es posible la conjunción que delante de los interrogativos:
me preguntaron que dónde había estado
me dijeron que por qué me había enfadado.
151
§ 127. OSFCD sin nexo

Si la OSFCD es de infinitivo, se introduce sin nexo:


me permitían tocar el piano = me lo permitían.
Sólo si es interrogativa indirecta, admite el nexo si y los
pronombres o adverbios interrogativos:
no sé si ir a casa = no lo sé
no sé qué decir = no lo sé.

§ 128. Casos especiales de OSFCD

En el habla corriente, son frecuentes las oraciones con la


conjunción subordinante que sin verbo principal explícito, en casos en
que éste se supone. Se trata de enunciados exclamativos de orden,
afirmación, deseo, petición, etc. Con frecuencia se consideran de CD,
porque se piensa en verbos elípticos, tales como ordenar, decir, pedir,
etc., pero también podrían ser de sujeto, si se presupusiéran otros
predicados. Por ello, Leonardo Gómez Torrego manifiesta que es
preferible considerar que las secuencias oracionales de este tipo con
que son oraciones independientes:
¡que te calles! = te ordeno (es bueno) que te calles
¡que no puedo! = te digo (es claro) que no puedo
¡que cante Juan! = pido (es un deseo) que cante Juan.

§ 129. Oraciones en estilo directo y en estilo indirecto

En las oraciones que hacen el papel de un acusativo, eso es,


son CD, hay que distinguir el estilo directo del indirecto.
Cuando una oración depende de un verbo de decir o de
pensar, y reproduce las palabras textuales de alguien, se encuentra en
el estilo directo:
el presidente dijo: “Hoy hemos tenido algunos problemas”.
En el estilo directo, el que habla reproduce literalmente las
palabras de otro. Si la oración que sigue al verbo de decir o de pensar
reproduce la idea de alguien, pero no sus palabras textuales, se

152
encuentra en estilo indirecto. En el estilo indirecto, el hablante se
limita a dar una referencia personal de lo dicho por otro:
el orador dijo: consideradme como un hermano vuestro
el orador dijo que se le considerase (o que le considerasen los
presentes) como un hermano suyo.
En realidad, en el estilo directo no hay subordinación, aunque
así se piense a veces. En el plano formal (y, por tanto, también
sintáctico) no hay relación 55 entre el verbo de decir y lo dicho; la
relación es exclusivamente en el plano de la lógica. En el ejemplo
directo de arriba, lo único que hay desde el punto de vista sintáctico es
una forma de yuxtaposición, en que la oración de decir podría
convertirse en inciso:
consideradme – dijo el orador – como un hermano vuestro.
.La oración interrogativa conserva los signos interrogantes en
el estilo directo, pero no en el indirecto. En la construcción directa no
se emplea una conjunción intermedia; en la construcción indirecta, en
cambio, se usa el que subordinante. Cuando en la oración interrogativa
indirecta se pregunta por el predicado, la palabra de enlace es el
adverbio relativo si:
dime si vas a venir
le pregunté si le gustaba.
Sin embargo, el adverbio relativo que se suprime a veces en el
lenguaje familiar y, casi siempre, con las oraciones interrogativas. Así,
hay omisión en
le rogó lo informase del hecho
me preguntó quién era el mozo,
expresiones que pudieran haberse dicho también
me rogó que lo informase del hecho
me preguntó que quién era el mozo.
En los lenguajes oficial y epistolar, la conjunción que se
suprime a menudo, no solamente con oraciones interrogativas, sino
también con enunciativas y exhortativas indirectas. En general, su uso

55
En el estilo directo, el verbo de decir y lo dicho presentan siempre
entonaciones independientes, prueba bien clara de lo afirmado anteriormente.

153
resulta afectado en el lenguaje familiar, y artificioso en el literario.
Además, en la literatura hay una forma mixta, llamada estilo indirecto
libre: igual que en el estilo directo, las palabras dichas por otro
aparecen como oración yuxtapuesta; pero varían los modos y los
tiempos verbales, como en el estilo indirecto:
la fiesta, declaró el director, había sido muy brillante
se estipuló una condición: la ciudad sería respetada.
La conversión del estilo directo al indirecto obliga, en
ocasiones, a ciertos cambios en las formas verbales (consecutio
temporum 56 ), en los pronombres y otros elementos deícticos. Además,
es necesario añadir la conjunción subordinante que:
el presidente dijo que ayer (ellos) habían tenido algunos
problemas.
Unos gramáticos opinan que las oraciones en estilo directo no
son subordinadas sustantivas, sino yuxtapuestas o, incluso, en
aposición, pues no llevan nexo subordinante.
En fin, en el registro coloquial, es frecuente repetir la
conjunción que si hay un inciso oracional:
el profesor dijo que, si queríamos, (que) nos podemos ir.
Son incompatibles la conjunción subordinante que y el estilo
directo, a pesar de que ello es relativamente frecuente en el lenguaje
periodístico. No se dice:
el presidente dijo que “hoy hemos tenido problemas”, sino se
dice “Hoy hemos tenido problemas”, dijo el presidente o (mejor)
también se dice el presidente dijo que ayer habían tenido problemas.
Como el CD de cosa y, por tanto, el oracional se construyen
siempre sin preposición, es incorrecta la presencia de la preposición de
delante de la conjunción subordinante que. Es otro caso de dequeísmo.
No se dice
me aconsejaron de que no me acercara, sino se dice me
aconsejaron que no me acercara
todos pensamos de que el diputado no tenía razón, sino se
dice todos pensamos que el diputado no tenía razón.

56
Lat., concordancia entre los tiempos que se corresponden.
154
c. Oraciones sustantivas en función
de complemento indirecto (OSFCI)

§ 130. La OSFCI de un verbo dentro de una oración compleja


es subordinada de ese verbo y no de otra oración. Son muy pocas las
oraciones de este tipo y van introducidas por las conjunciones que o si
(esta última, en interrogativas indirectas):
no (le) di importancia a que no me llamaran para la reunión
= no le di importancia a eso
dedico muchas horas a limpiar la casa = le dedico muchas
horas a eso
no le di importancia a si se lo habían creído = no le di
importancia a eso.
La prueba de que las oraciones de estos ejemplos son OSFCI
es que pueden ser sustituidas (o acompañadas en el contexto) por el
pronombre átono le.

d. Oraciones sustantivas en función


de complemento de régimen (OSFCR)

§ 131. La función del CR o complemento regido de un verbo


puede ser desempeñada también por una oración sustantiva (se
sustituye por sustantivos o pronombres) subordinada de un verbo, que
siempre va precedida de preposición. Las conjunciones introductoras
son que y si (ésta, en interrogativas indirectas):
me alegro de que hayas venido = me alegro de eso
insistió en que teníamos que volver = insistió en eso.
Estas oraciones también pueden aparecer en infinitivo:
me alegro de haber hecho el examen = me alegro de eso
a veces dudo de si ir o no a la empresa = a veces dudo de eso.
En realidad, estas funciones las desempeñan los grupos con
preposición (construcciones preposicionales) antes que las oraciones.
Dado que el CR siempre va precedido de preposición, es un
error eliminarla. Se trataría de otra variante de queísmo. No se dice:

155
me alegro que hayáis venido, sino se dice me alegro de que
hayáis venido
me acuerdo que era tarde, sino se dice me acuerdo de que era
tarde
insistió que teníamos que ir, sino se dice insistió en que
teníamos que ir
confío que me echéis una mano, sino se dice confío en que me
echéis una mano.
El verbo fijarse en imperativo adquiere un valor cercano al de
la interjección, por lo que es normal eliminar la preposición en que le
corresponde:
fíjate si será listo que… = fíjate en si será listo que…
fijáos qué cosa os dice = fijáos en qué cosa dice.

e. Oraciones sustantivas en función de


complemento circunstancial (OSFCC)

§ 132. La mayoría de las oraciones que funcionan como CC


son adverbiales y se dejan, por tanto, sustituir por adverbios o
expresiones adverbiales. Pero son sustantivas de CC las que se dejan
sustituir por sustantivos, grupos nominales o pronombres.
Estas oraciones van introducidas por la conjunción
subordinante que siempre precedida de preposición, salvo cuando se
trata de oraciones de infinitivo, y en este caso aparecen sin nexo
conjuntivo alguno:
se aprobó sin que nadie protestara = se aprobó sin la
protesta de nadie (aporta significado de modo)
he venido para que me informéis = he venido para eso (aporta
significado de finalidad)
he venido porque me lo habéis pedido = he venido por eso
(aporta significado de causa)
he llegado a pesar de que llovía = he llegado a pesar de eso
(aporta significado de concesión).
Algunas OSFCC pueden ser, al mismo tiempo, sustantivas y
adverbiales, pues pueden sustituirse tanto por un sustantivo o catego-
ría sustantiva como por un adverbio:
156
lo hice sin que nadie me ayudara = lo hice sin ayuda = lo
hice así.
§ 133. También funcionan igual algunas oraciones de
infinitivo:
he entrado sin hacer ruido
he venido para ayudar a los chicos
logró aprobar a pesar de no haber estudiado.
La OSFCC lleva delante del que subordinante la preposición
correspondiente:
me contentaría con que mi trabajo mejorase
se habló de que el Gobierno carecía de recursos
muchos ponen su dicha en que la gente los adule
se quedaron sin que les pagaran lo debido.
Si el CC es de causa, le corresponde llevar la preposición por
antes del que; pero ambas se han reunido en la conjunción porque. Igual
se usan las conjunciones y frases conjuntivas como, de que y ya que.
Las subordinadas causales admiten la construcción con verbo
en subjuntivo, indicio cierto de dependencia; las coordinadas causales,
no. Estas indican algo que lógicamente puede ser causa, mientras que
las subordinadas explican la razón perentoria del hecho afirmado en la
oración principal. En la subordinación causal lo característico es la
inmediata enunciación de la causa, su apego complementario a la
oración principal, en la que se originan:
no me quedo en casa porque llueva, sino porque tengo mucho
que hacer
como hubo disgustos, se disolvió la sociedad
ya no me quites penas, no me las vengas a dar.

f. Oraciones sustantivas de modificador (OSM)


§ 134. OSM del sustantivo
En los grupos nominales pueden incluirse oraciones
sustantivas cuya función sea la de complementar, eso es, modificar al
núcleo del grupo, o sea, al nombre o sustantivo:
tengo esperanzas de que me vean = tengo esperanzas de eso
tuve la impresión de que nevaría = tuve la impresión de eso.
157
En oraciones complejas como éstas, la OSM se une al sustan-
tivo con la conjunción que siempre precedida de una preposición. Pero
también puede ser introducida con la conjunción si de las inter-
rogativas indirectas:
tengo la duda de si habrán conseguido llegar = tengo la duda
de eso.
En otros casos, las OSM aparecen con el verbo en infinitivo y
sin nexo:
tengo ganas de decírselo a todos = tengo ganas de eso.
En estos ejemplos, la OSM funciona, en un estrato anterior,
como término de una preposición en una construcción preposicional:
de que me vean.

§ 135. OSM del adjetivo


En los grupos adjetivales puede haber oraciones sustantivas
que complementen al núcleo del grupo, o sea, al adjetivo. Son, pues,
OSM del adjetivo dentro de una oración compleja. Los nexos pueden
ser las conjunciones que o si (en este segundo caso, las oraciones son
interrogativas indirectas).
Si las oraciones son de infinitivo, no aparece nexo alguno. En
la oración compleja
estoy seguro de que no te has enfadado = estoy seguro de eso,
que es nexo, de que no te has enfadado es la OSM del adjetivo y se-
guro de que no te has enfadado es grupo adjetival en función de atributo
es reacia a aparecer en televisión = es reacia a eso, a es
nexo, a aparecer en la televisión es la OSM del adjetivo y reacia a
aparecer en televisión es grupo adjetival en función de atributo.
Debe distinguirse entre estoy seguro de que no te has enfa-
dado (OSM del adjetivo) y estoy seguro que no te has enfadado (OSFS).
La supresión de la preposición delante de la conjunción que
de las OSM del sustantivo y de las OSM del adjetivo es incorrecta,
siendo otro caso de queísmo. Por tanto, no se dice:
estoy seguro que no te has enfadado, sino se dice estoy seguro
de que no te has enfadado
tengo la seguridad que me van a premiar, sino se dice tengo
la seguridad de que me van a premiar.
158
§ 136. OSM del adverbio
Dentro de un grupo adverbial, también algunos adverbios pue-
den ser complementados o modificados por una oración subordinada
sustantiva. Este tipo de OSM se une al adverbio con la conjunción
que, y también sin nexo conjuntivo cuando su verbo está en infinitivo.
Pero siempre con una preposición en todos los casos:
salimos después de que habíamos comido = salimos después
de eso.
Como se puede ver, una vez más, la función de modificador la
ejerce la construcción preposicional correspondiente, antes que la
oración, que es el término de la preposición.

g. Otras oranciones sustantivas OSM


§ 137. Pueden considerarse como sustantivas las oraciones
que complementan a pronombres como lo, esto, aquello, eso, etc.,
dentro de grupos nominales cuyos núcleos son precisamente esos
pronombres. En estos casos, dichas oraciones no pueden sustituirse
por pronombres que equivalen a sustantivos:
lo de que me aburrí no te lo crees tú = lo de mi aburrimiento
no te lo crees tú,
donde de que me aburrí es OSM del pronombre.
También existen OSM con la conjunción si (interrogativas
indirectas) o con infinitivos:
lo de si he aprobado sólo me interesa a mí = lo de mi
aprobación sólo me interesa a mí,
donde de si he aprobado es una OSM del pronombre.
Son también OSM las que modifican en aposición (sin
preposición) a un sustantivo o pronombre:
me dijeron una mentira: que les habían robado,
donde que les habían robado es OSM en aposición.
§ 138. Oraciones sustantivas atributivas. Estas aparecen
sustituyendo a un nombre que es atributo, aposición o complemento
con preposición de un adjetivo o sustantivo:
mi deseo es que mi obra triunfe
el temor me tenía cohibido
estábamos conformes en que el delito era grave
mi primo se mostró dispuesto a que se le nombrase vocal.
159
2. ORACIONES ADJETIVAS (OSA)

§ 139. Características generales

La OSA desempeña en la oración compleja el papel de un


adjetivo. Es, por tanto, adjetivo aplicado a cualquier sustantivo /
pronombre de la oración principal y es introducida en la oración
principal mediante la relación que existe entre los pronombres
relativos y sus respectivos antecedentes, por lo cual recibe también el
nombre de OSR. Pero cabe retener que, aunque tradicionalmente se
han identificado, las OSA y las OSR no siempre coinciden.
Salvo que esté sustantivada, la OSA se encuentra siempre
dentro de un grupo nominal:
el individuo que come mucho = el individuo comilón
las personas que tienen dinero = las personas adineradas.
En la mayoría de los casos, la lengua no tiene un adjetivo
sinónimo de la OSA (a diferencia de lo que ocurre en los ejemplos ya
citados), pero eso no quiere decir que la OSA no equivalga a un
adjetivo.
La OSA, salvo algunos casos, es siempre introducida por un
pronombre o adverbio relativo. Sin embargo, hay algunas que no son
adjetivas. Los pronombres o adverbios relativos que introducen una
OSA son bifuncionales: por un lado, desempeñan la función
introductora o subordinante propia de las conjunciones subordinantes,
y por otro, dada su naturaleza pronominal o adverbial, desempeñan en
su oración funciones propias de los sustantivos o de los adverbios:
el libro que he leído es bueno
la casa donde vivo es muy alegre.
Las OSA pueden tener un antecedente: la palabra a que se
refiere el relativo, que se sitúa delante de él en el contexto. En algunos
casos este antecedente puede estar implícito.
Obsérvese que en la oración compleja
la señora que te presenté ayer ha venido a visitarnos,
el sujeto señora es determinado por la subordinada que te presenté
ayer, con idéntica función gramatical a la que en su lugar podría
ejercer un adjetivo; lo mismo, en la oración compleja
160
he leído el libro que me prestaste,
la subordinada adjetiva que me prestaste es una determinación
adjetiva del CD libro. Señora y libros se llaman antecedentes del
relativo.
El uso de las OSA permite atribuir al sustantivo cualidades
muy complejas, para las cuales el idioma no tiene adjetivos o
participios léxicos. El adjetivo fugitivo, por ejemplo, equivale a la OR
que huye; pero no hay adjetivo, ni participio que pueda encerrar la
cualidad compleja que expresaría una oración como que huyó anoche
del campamento.
La OSA nace, por tanto, de la necesidad de atribuirle a un
sustantivo una cualidad más complicada, que no tiene expresión en
ningún adjetivo morfológico de la lengua. El adjetivo perifrástico
oracional resultante ha de ser aplicado atributivamente al mismo
sustantivo, enlazando la oración a éste mediante la relación gramatical
existente entre el sustantivo tomado como antecedente y su forma
pronominal relativa (que, quien, etc.).
El que y el quien son, en efecto, los pronombres relativos que
reproducen el sustantivo y establecen el enlace de las OSA de las que
forman parte como elementos, con la oración principal donde
encuentran su antecedente. En la subordinación adjetiva, el relativo
debe seguir inmediatamente a su antecedente, por lo cual ocupa
siempre el primer lugar en su oración, siendo precedido sólo de las
preposiciones que le corresponde llevar:
el libro blanco a que te refieres se ha perdido.
En la expresión
el sabio en elogio del cual se ha hablado
el relativo no ocupa el primer puesto, junto a su antecedente sabio, por
su especial situación de dependencia respecto del complemento en
elogio, perteneciente a su oración.
La OSR puede ser la enunciación de un hecho real y cierto, de
un hecho posible o dudoso, o de un deseo. Lo real y lo posible se
expresan con el indicativo; lo dudoso, lo contingente, lo hipotético y
lo optativo, con el subjuntivo:
Juan es el que viene / ha venido / vendrá
Miguel es el que vendría / habría venido
David es el que acaso venga / haya venido
161
Pedro debe ser el que venga / debía ser el que viniese /
hibiese venido.
La ley general de la concordancia de las OSA exige que el
relativo concierte con su antecedente y el relativo cuyo con la cosa
poseída. Y que, cuando el relativo es sujeto de una oración, el verbo
de ésta no concierte en número y persona con el relativo, sino con el
antecedente de éste. Así, en
tú, que me escuchas, sabes que es verdad,
el predicado escuchas no concierta con que, sino con el antecedente
tú. Si son varios los sujetos, el verbo pasará a plural, prefiriendo la
primera persona a la segunda, y ésta a la tercera. No se trata, por tanto,
de corrección o incorrección gramatical, puesto que ambas
construcciones son correctas y usuales, sino de preferencia estilística.
Todo depende de que, en la mente del que habla, las personas primera
y segunda se identifiquen objetivamente con la tercera, o bien que por
su relieve subjetivo impongan aquellas su concordancia al verbo
subordinado:
tú y él, que sois inteligentes, lo haréis bien.
En las expresiones, tan comunes
yo soy el que / tú eres el que, etc.,
el verbo de la oración de relativo concierta unas veces con el
antecedente artículo y otras, con el sujeto de la oración principal; así,
se dice
yo soy el que trajo las gallinas
yo soy el que traje las gallinas
nosotros somos los que hemos hecho, pero no los que han
hecho
yo soy de los que creen en la patria pero no de los que creo.

§ 140. Formas de la oración de relativo (OSR)

Todas las OSR pueden referirse como antecedente a


cualquiera de los sustantivos que entren en la oración compleja. Es
importante distinguir las OSR con antecedente expreso, de las con el
antecedente callado por diversas razones. Por otra parte, si bien la
OSR es siempre complementaria de un concepto sustantivo de la
162
principal, el pronombre relativo puede ejercer varias funciones dentro
de su propia oración. En la expresión
la señora que te presenté ayer ha venido a visitarnos,
el pronombre que, introductor de un complemento del sujeto, es a su
vez CD de su verbo propio presenté; pero si decimos
la señora que escribe versos ha venido a visitarnos,
el pronombre que es sujeto de escribe. El pronombre relativo puede
tener en su oración función distinta de la que tiene como componente
de la principal 57 , y por esto el relativo puede llevar en castellano
preposiciones que no lleve el antecedente:
la señora de quien te hablé.

§ 141. Oraciones determinativas e incidentales

Lo mismo que en la oración simple hay adjetivos especi-


ficativos y explicativos, también en la oración compleja existen OSA
de los dos tipos, que se llaman determinativas e incidentales, respec-
tivamente:
los niños que advirtieron el peligro huyeron
los niños, que advirtieron el peligro, huyeron.
La primera oración (determinativa) afirma que huyeron
solamente aquellos niños que advirtieron oportunamente el peligro;
ella se une estrechamente al sustantivo niños, señalando la extensión
en que debe tomarse su significado.
La segunda oración, incidental, da a entender que todos los
niños, al advertir el peligro, huyeron; ella se limita a explicar una
circunstancia del antecedente: la de que los niños se habían percatado
del peligro. Las oraciones incidentales van marcadas por una pausa en
la entonación y una coma en la escritura, que son de la mayor
importancia, pues sólo por ellas se distinguen en muchos casos. He
aquí también otros ejemplos:
llegaron las mujeres que estaban cansadas / llegaron las
mujeres, que estaban cansadas

57
Y, por esta causa, en latín el relativo concierta con su antecedente en
género y número, pero no en caso.
163
los socios que habían traído a sus familias eran muchos / los
socios, que habían traído a sus familias, eran muchos.

§ 142. Oraciones aposicionales

Son las OSA que desempeñan el papel de aposición de un


sustantivo en la oración compleja de la que forman parte.

§ 143. OSA con antecedente explícito

Las OSA con antecedente explícito son también especifica-


tivas y explicativas.
Las OSA especificativas se caracterizan, desde el punto de
vista semántico, por restringir o delimitar la extensión significativa o
referencial del sustantivo. Ellas forman un solo grupo fónico con el
sustantivo-antecedente (sin pausa entre el sustantivo y la oración):
la emisora que escucho todos los días me distrae (no otra
emisora).
Estas oraciones no sólo se construyen con su verbo en forma
personal, sino también pueden aparecer con su verbo en infinitivo:
no hay nada que hacer
hay cosas que mejorar.
Con los verbos haber y tener, se puede suprimir el
antecedente y, entonces, el relativo se acerca más a un interrogativo:
no tenemos sitio donde ir = no tenemos dónde ir
no hay nada que comer = no hay qué comer.
Las OSA explicativas se limitan a explicar lo referido por el
sustantivo-antecedente, sin modificar su extensión significativa, por lo
que pueden eliminarse sin que se resienta el significado o la referencia
total de éste. Siempre van separadas del antecedente por unas pausas
breves (comas en la escritura), pues actúan en forma de inciso, y se
suelen pronunciar con un tono de voz más bajo:
esa chica, que se llama Ana, fue la primera del curso
aquellos años, cuando aún éramos pobres, no se me
olvidarán.

164
§ 144. OSR sin antecedente
(o de antecedente callado)

Las OSR pueden aparecer en una oración sin antecedente


expreso (es decir, sin sustantivo al que complementar). Ellas van
introducidas por el artículo seguido del relativo que, quien, quienes o
cuanto (y sus variantes), que presuponen o integran el artículo. Estas
OSR son adjetivas, pero sustantivadas. Las oraciones con los relativos
cuyo y el cual nunca se sustantivan.
Las OSA pueden desempeñar las funciones propias de los
sustantivos:
sujeto: el que busca halla = quien busca halla
CD: entonces conocí a quien es mi mujer = entonces conocí a
la que es mi mujer
CI: escribe la carta a quien tú sabes = escribe la carta al que
(a la que) tú sabes
CR: me acuerdo bien del que (de quien) tú hablas tanto
CC: como de lo que gano con las clases
atributo: ese chico es el que necesitamos
complemento o modificador del sustantivo: la casa del que
(de quien) tiene dinero es más confortable
complemento o modificador del ajetivo: estate pendiente de
quien entre por la puerta = estate pendiente del (de la) que entre por
la puerta
complemento o modificador del adverbio: gano más de lo
que crees.
Algunos gramáticos consideran que las OSA sustantivadas
son componentes de un grupo nominal cuyo núcleo estaría constituido
por las formas el, la, lo, los, las, que serían pronombres:
lo que yo quiero
el que quiera dinero.
En la OSA de CD, como
todavía no te he dicho de lo que he hablado = no te lo he
dicho
quiero demostrar de lo que soy capaz = quiero demostrar,

165
la preposición de incide sobre el relativo lo que (o, si se quiere, sobre
lo), como CR de he hablado y como complemento de capaz respec-
tivamente, y no sobre la OSR que ejerce la función de CD.
En fin, las oraciones introducidas por un adverbio relativo y
sin antecedente son adverbiales, pues se sustituyen por adverbios:
cuando juegues, me lo dices = entonces, me lo dices
donde hay espacios libres, se vive mejor = allí, se vive mejor.

§ 145. Substantivación de la OSA

Las OSA son tan capaces de sustantivación como los adje-


tivos. Los artículos y los demostrativos sustantivan toda la OSA a la
cual preceden, del mismo modo que a cualquier frase o palabra. Esta
sustantivación puede ser masculina, femenina o neutra, según el
género del artículo empleado. Cabe recordar que las OSA u OSR son
funcionalmente adjetivos, y, por tanto, rigen para ellas las mismas
leyes de sustantivación que para los adjetivos: la OSA
no creo al que me ha dado la noticia.
está tan sustantivada como si dijésemos
no creo al portador de la noticia.
Los gramáticos estiman que, si bien en ciertos casos la fun-
ción del artículo no se aparta de su uso habitual, en otros parece
recobrar más o menos su sentido originario de pronombre demos-
trativo; y habría que considerarlo como un demostrativo antecedente
del relativo. La Academia Española cree que en
aquí están los que beben las dulces aguas del famoso Janto
(Quijote, I, 18),
los = aquellos y es sujeto de están, a la vez que antecedente del
relativo que.
En cambio, en lo referente a
hay cierta manera de discurrir de la que muchos sujetos no se
dan cuenta (Valera, El superhombre),
la RAE dice que el artículo la de la locución de la que no hace sino
indicar el género femenino del antecedente manera, y pertenece, junto
con que, a la OSR.
En efecto, asevera Samuel Gili y Gaya, en ambos casos se
verifica la misma sustantivación de toda la oración, sin que el artículo
166
modifique su carácter de tal. Lo que ocurre es que en el primer
ejemplo no hay antecedente expreso y en el segundo sí hay, y por esto
los que beben las dulces aguas ... = aquellos que beben las
dulces aguas ...
Mas aquellos tampoco lleva expreso el sustantivo que representa. Es
decir, que el primer ejemplo está en el mismo plano de sustantivación
por medio del artículo, en que se hallaría cualquier frase sustantiva del
tipo de
los de Aragón
los de a orillas del Janto
los sin trabajo
En el ejemplo que la Gramática de la Real Academia cita de Juan
Valera, continúa comentando Samuel Gili y Gaya, el artículo la hace
algo más que indicar el género femenino del antecedente manera, pues
sustantiva toda la oración.
La diferencia entre el artículo con su valor propio y el con
valor de demostrativo no es, en el fondo, más que un resultado del
antecedente expreso o tácito, respectivamente. En las OSR con
artículo, éste sustantiva toda la oración, sin modificar en absoluto su
propia función gramatical y sin perder en ningún caso, su carácter
proclítico. El español destaca entre las lenguas modernas precisamente
por el lugar que tiene la sustantivación con el artículo determinado,
mientras que otros idiomas tienen que emplear demostrativos 58 , sobre
todo con antecedente callado.
Cuando el relativo que con artículo va acompañado de
preposición, es frecuente que ella se anteponga al artículo y no al
relativo. Si hay antecedente expreso, la anteposición de la preposición
es facultativa. Si no, es obligatoria:
sé el blanco (a) que tiras
viendo el ahinco con que la mujer suspiraba / viendo con el
ahinco que la mujer suspiraba
En estos casos, el antecedente atrae a la preposición. Pero, cuando no
hay antecedente expreso, no puede existir tal atracción; entonces se
siente toda la oración sustantivada como término de la preposición, y
por ello va ésta delante del artículo:

58
Como el francés celui y el italiano quello.
167
ignoro lo de que eres capaz = ignoro de lo que eres capaz
sé lo con que cuento = sé con lo que cuento
ya conoces el (asunto) a que me refiero = ya conoces al que
me refiero
sabíamos la con que bailaría = sabíamos con la que bailaría.
Las excepciones a la obligatoriedad de esta construcción son
rarísimas en la lengua clásica y por completo desusadas en nuestros
días.

§ 146. Uso de los relativos


que, cual, quien, cuyo
en las oraciones adjetivas

Los relativos, con sus formas que, cual, quien, cuyo, desem-
peñan en las OSA de las que forman parte y que encabezan todos los
oficios sintácticos, y pueden llevar asimismo las preposiciones que
convengan a cada caso, según nos lo muestran los ejemplos del
siguiente cuadro:
Oración de relativo: El relativo es en ella:

he aquí la persona que te sujeto


busca

la casa que he edificado CD


es espléndida

las herramientas con que CC con


trabajo son buenas la preposición con

esas son las mesas a que CI con la


me refiero preposición a

el chico para quien te pedí CI con


el libro lo ha devuelto ya preposición para

la casa por que preguntas CC con la


no existe preposición por
168
llegará el día en que CC con la
podamos hablar preposición en

necesito los lentes, sin los CC con la


cuales no veo nada la preposición sin

no conozco eso de que CC con la


hablas preposición de

esta es una obra cuyo autor adjetivo del sujeto


se desconoce

el lugar cuyo nombre no adjetivo del CD


recordaba es el Toboso

la persona de cuyo nombre adjetivo de un complemento


no me acuerdo con la preposición de

Es notable la omisión de la preposición cuando el relativo que


es ablativo de lugar o tiempo, como en las expresiones
eso ocurrió el día que llovió tanto
hace días que no hablo con él.
Hay en la lengua popular una construcción que la lengua culta
y literaria evita como incorrecta. El doble papel del pronombre
relativo – pronominal y conjuntivo – se disocia, y éste queda reducido
a su función de pronombre personal. De este modo, la expresión
aquellos amigos con los que estuvimos ayer = aquellos
amigos que estuvimos ayer con ellos.
Por su parte, el relativo cuyo se descompone en que su:
ese niño cuyo padre es carpintero = ese niño que su padre es
carpintero.
La lengua cuidada tampoco emplea las construcciones
populares del tipo
el señor al que le entregamos los papeles,
donde el CI al que – correctamente formulado – se reitera luego como
pronombre personal (le), a semejanza de la oración independiente
normal. La norma es decir
169
a ese señor le entregamos los papeles,
en que el complemento encabeza la frase.
§ 147. Que. Este relativo se emplea con antecedente tanto de
persona como de cosa. Es invariable, cualquiera que sean el género y
el número de su antecedente. Puede sustituirse por el cual en las
explicativas, pero no en las especificativas:
los estudiantes, que (= los cuales) estaban lejos, no oían al
profesor.
En la oración compleja
los que nada saben todo lo creen saber,
la oración adjetiva intercalada es evidentemente
que nada sabe.
El antecedente de este relativo es el artículo los que lo pre-
cede 59 . Por tanto, los que es lo mismo que aquellos que, así como los
grupos el que, la que y las que equivalen a aquel que, aquella que,
aquellas que. En cambio, no podríamos hacer esta sustitución en
los estudiantes que estaban lejos no oían al profesor,
por tratarse de una especificativa.
Que puede usarse sin preposición cuando el antecedente de la
OSR expresa circunstancias de tiempo o lugar. Como se puede notar
también en los siguientes ejemplos:
hace tiempo que no nos vemos
un día que lo vi me dijo
le hicieron levantar del asiento que estaba (vulgar).
Fuera de estos casos, que lleva la preposición que corresponde a su
papel sintáctico; algunas veces, aunque se verifique su frecuencia en la
práctica, los gramáticos tachan estos usos de vulgares e incorrectos.
En otras construcciones, el artículo el tiene solamente su mo-
derno valor sintáctico y el antecedente del relativo va expreso en otra
parte de la oración. Así ocurre en
la casa en la que pasé los días de mi infancia subsiste todavía,
donde el relativo tiene como antecedente la casa.
Sintácticamente, el artículo no puede ir separado del pro-
nombre sustantivo al que precede; Rafael Seco sugiere, por consiguiente,

59
El cual conserva todavía confusamente su primitivo valor etimológico de
pronombre demostrativo.
170
que las expresiones indicadas deben estimarse más bien como rela-
tivos con el antecedente englobado en su propia significación.
No pertenece a la norma culta el uso del relativo que en
oraciones exclamativas encabezadas por qué. Por tanto, no se dice
¡qué listo que es!, sino ¡qué listo es!
¡qué lejos que está!, sino ¡qué lejos está!
§ 148. Cual. Es un adjetivo correlativo de tal, y conserva este
carácter siempre que se usa sin artículo. En el refrán
cual la madre, tal la hija,
donde se verifica esta correlación, se ha suprimido el verbo copu-
lativo. Acompañado del artículo, cual se ha convertido en pronombre
relativo, y en esto tenemos una prueba más de la sustantivación. Hay
ejemplos antiguos del uso de cual sin artículo, pero en la actualidad la
presencia de éste es indispensable.
Los relativos el cual, la cual, lo cual, los cuales, las cuales
tienen sentido explicativo, y por esto pueden sustituir a que explica-
tivo. Esta sustitución ofrece circunstancias que la favorecen o dificultan.
Cuando el relativo está alejado de su antecedente, el empleo
de el cual se recomienda como más expresivo que el de que, a causa
de que éste no expresa género y número, y por consiguiente no se
enlaza con su antecedente con tanta claridad como el primero.
Ponemos el ejemplo de la oración compleja
entraron dos máscaras, cuando la fiesta estaba en todo su
apogeo, las cuales llamaban la atención por la vistosidad de sus
disfraces,
con referencia a la oración de relativo que llamaban la atención.
El relativo que es proclítico, y por esto no suele quedar como
palabra final del grupo fónico. Cuando la construcción lo sitúa en esta
posición, tiende a ser sustituido por el cual:
todo lo que pienso decir son sentencias del padre predicador
que la Cuaresma pasada predicó en este pueblo, el cual, si mal no
recuerdo, dijo ... (Quijote, II, 5)
En general, que es mucho más frecuente que el cual al
comienzo de un grupo fónico; pero, cuando van con preposición en
comienzo de grupo fónico, la mayor frecuencia le corresponde a el
cual.

171
En las OSA especificativas, que domina absolutamente, cuando
no lleva preposición.
Las preposiciones que pueden preceder al relativo que son,
como él, proclíticas. Por esta causa hay gran vacilación, tanto en la
lengua clásica como en la moderna en el empleo de que precedido de
preposición, y una clara tendencia a sustituirlo por el cual, aun en las
especificativas:
existen entendimientos para los cuales es inútil argumentar
con razones
no hallamos fundamento sobre el cual podamos entablar
demanda.
Es indudable que no habría dificultad lógica en decir para los que y
sobre el que, pero los escritores y el uso general prefieren ordina-
riamente para los cuales y sobre el cual, respectivamente 60 .
§ 149. Quien. Como equivalente de el que, la que, los que,
las que, este relativo se emplea únicamente para personas o cosas
personificadas. Desde el siglo XVI, se formó el plural quienes, que fue
extendiendo paulatinamente su uso hasta generalizarse. Sin embargo,
aun en nuestros días se usa de vez en cuando quien con antecedente
plural:
no os podéis quejar de mí, vosotros a quien maté (Zorilla,
Tenorio).
Cuando lleva antecedente expreso, su uso ofrece particula-
ridades especiales, salvo el no poder ser sujeto de una OSA especi-
ficativa. No podemos decir
el hombre quien vino
60
Esta preferencia se debe a un motivo rítmico; el sucederse varias sílabas
átonas de palabras proclíticas por naturaleza, se busca un apoyo intensivo que
no puede ser que, sino cual. Por esto, los gramáticos coinciden en decir que
esta sustitución es particularmente frecuente con preposiciones bisílabas, o
con locuciones equivalentes a una preposición, como por encima del cual, y
no por encima del que; de entre las cuales, y no de entre las que. Con las
preposiciones monosílabas existe gran vacilación, y abundan los ejemplos de
el que y el cual. Afirman las Gramáticas que suele emplearse el cual por el
que detrás de las preposiciones monosílabas por, sin, tras, y que, en cambio,
es poco frecuente la situación en las especificativas con las demás
preposiciones de una sola sílaba.
172
la señora quien ha entrado,
sino hay que decir
el hombre que vino
la señora que ha entrado.
Si no lleva antecedente expreso, quien tiene también los usos
generales de los demás relativos: en él compiten, por tanto, el sentido
del antecedente simplemente callado y el relativo de generalización,
aplicable a cualquier persona. La Real Academia llama este caso
“quien con el antecedente implícito” y establece que no se usa sino
como sujeto / atributo de la OSA, que es su propia oración:
quien (sujeto) canta, su mal espanta
Juan fue quien (atributo) me enteró de la noticia
yo no puedo, ni debo sacar la espada contra quien (sujeto) no
fuere armado caballero.
El fenómeno mencionado al hablar de que ocurre también con
este relativo, que se construye muchas veces sin antecedente explícito.
Así, por ejemplo, la construcción
quien bien te quiere, te hará llorar
se interpreta suponiendo que quien lleva implícito su propio ante-
cedente, que podría ser un pronombre demostrativo. Tendríamos, pues,
quien = aquel que (o aquella que).
Este uso hace que, cuando el antecedente implícito debiera llevar
preposición, quede afectado de ella el propio relativo; así, en
éste es un cuadro de quien no sabe pintar,
la preposición de viene afectando al relativo quien, cuando
correspondería al antecedente implícito, ya que éste sería un genitivo
dependente de cuadro, en tanto que a quien, sujeto de su oración, no le
corresponde llevar preposición alguna.
§ 150. Cuyo. Este relativo procede del genitivo latino cuius, y
conserva desde su origen el doble valor relativo y posesivo. Concierta
en género y número con la cosa poseída:
ayer fue detenido un individuo cuyo nombre es Pedro.
El olvido de su carácter posesivo motiva algunas veces su
empleo como un relativo cualquiera, error censurado por los gramá-
ticos. Es efectivamente un disparate decir cuya en vez de la cual, en
la siguiente expresión:
vimos una casa al parecer antigua, cuya casa ...
173
En la actualidad se usa casi exclusivamente entre los dos sustantivos
que relaciona, antecedente y nombre poseído, aunque pueden interpo-
nerse otras palabras y frases, como en el último ejemplo, por supuesto
no recomendable.

§ 151. Observaciones

Los relativos quien, quienes y el cual (y sus variantes) apa-


recen siempre en OSA explicativas, salvo cuando van precedidos de
preposición. En este caso, también aparecen en OSA especificativas:
me vendieron un coche, el cual tenía más de 100.000 kms.
saludé a tu padre, quien me recibió con simpatía
ésta es la chica con quien (la cual) salgo.
Los relativos que y quien se usan a veces sin antecedente
expreso, bien por ser éste desconocido, bien por no interesarle al que
habla, o bien por sobrentenderse fácilmente las palabras
causa / razón / motivo / cosa / asunto / persona
u otras parecidas:
sé a quien debo dirigirme
hablaremos con quien nos escuche
te daré de que comas durante una semana.
Estas construcciones son particularmente frecuentes con
infinitivo:
tengo que contarte
me dieron que hacer
tendrán de que hablar muchos días
no había de quien fiarse.
Con frecuencia, sobre todo tratándose de personas, usamos
que + artículo, o quien (sin artículo) para indicar en general a
cualquier persona. Algunos gramáticos llaman este uso relativo de
generalización (pues aparece en decires y proverbios):
quien bien te quiere, te hará llorar
el que a hierro mata, a hierro muere
la que te lo haya dicho, te engaña
quien canta, su mal espanta
los que quieran pasar, que pasen.

174
El grado de generalización varía según las circunstancias, y por ello es
imposible limitar con exactitud estos matices que aplicamos a un
antecedente callado más o menos extenso, el cual no ofrece dudas para
el interlocutor.
Cuando el sustantivo-antecedente es un nombre propio o un
pronombre personal tónico, sólo son posibles las oraciones
explicativas:
Ana, que es una alumna ejemplar, será premiada
vosotros, que estáis cansados, sentaos aquí.
Sólo las OSA explicativas con el relativo el cual (y sus
varintes) permiten intercalar otras palabras entre el relativo y su
antecedente:
aquellos niños echaron a llorar, los cuales, más tarde, se
marcharon.
Las oraciones adjetivas con el relativo cuyo (y sus variantes)
pueden ser tanto especificativas como explicativas:
especificativa: vino a verme una mujer cuyo marido me
conocía
explicativa: la hija de Juan, cuya casa está próxima a la mía,
salió para París.
Los relativos el cual y cuyo (y sus variantes) aparecen sepa-
rados de su antecedente, si forman parte de estructuras partitivas 61
(con indefinidos o cardinales):
tengo tres alumnos, ninguno de los cuales es mujer
me han regalado un libro, dos de cuyas hojas son ilegibles.
§ 152. Adverbios relativos. Los adverbios donde, como,
cuanto, y a veces cuando, pueden sustituir a que y el cual. Donde se
usa con un antecedente que exprese lugar, o, para indicar deducción o
consecuencia, con las preposiciones de y por:
una señal por donde conocimos sus intenciones
la casa donde pasé mi niñez
de donde se deduce.
Y también este ejemplo más o menos divertido:

61
Estructuras lingüísticas que sirven para designar una parte del todo
significado por otro elemento.
175
- He reñido a un camarero. - ¿Por qué?¿Dónde? ¿Cuándo?
¿Cómo? - Porque, donde cuando como sirven mal, me desespero.
Se cita algunos ejemplos raros de donde con antecedente de tiempo:
porque se llegaba la hora donde me convenía volver a salir de
la cima (Quijote, II, 23).
Como tiene el valor modal que corresponde a su origen, y se
emplea con un sustantivo-antecedente que signifique modo, manera,
medio, arte:
estaban de acuerdo en el modo como había que plantear el
problema.
Cuanto es relativo de generalización:
cuantos lo vean se regocijarán.
Sustituye a lo que cuando el antecedente es el indefinido todo, expreso
o tácito:
todo cuanto decía le parecía gracioso
comed cuanto querráis.
El empleo del adverbio cuando con valor relativo es poco frecuente;
puede decirse, sin embargo:
el tiempo cuando íbamos a la escuela.

§ 153. OSR no adjetivas

Cuando una OSR complementa a un adjetivo, no puede


hablarse de OSA, pues no desempeña la función de un adjetivo, ya
que éste no puede ser modificado por otro adjetivo. En los ejemplos:
de bueno que es, todo el mundo abusa,
mira lo lista que es esa chica,
lque es es una OSR. Lo mismo ocurre cuando la OSR complementa a
un adverbio que actúa como antecedente, pues los adjetivos general-
mente no complementan a los adverbios. En
ahora que no hay nadie, puedes hablarme,
que no hay nadie es OSR y el nexo que es CC:
no me dijeron lo lejos que estaba,
que estaba es OSR y el nexo que es un CC.
Además, en estos casos, el relativo que no tiene valor de pro-
nombre, sino de algo que Leonargo Gómez Torrego llama proadjetivo,
argüyendo que a adjetivos y adverbios sustituye.
176
También son OSR, pero adverbiales, las oraciones introdu-
cidas por algún adverbio relativo (donde, cuando, como, cuanto) sin
antecedente expreso:
vivo donde hay árboles
salí cuando anochecía
lo hice como me dijiste
gasto cuanto gano.
El relativo lo que es, en ocasiones, una forma equivalente a la
del adverbio cuanto:
gasto cuanto gano = gasto lo que gano.
Tampoco son adjetivas las OSR que tienen como antecedente
una oración entera, pues los adjetivos sólo modifican a sustantivos y
no a oraciones:
mi hijo ha aprobado, lo que me hace muy feliz
todos los días me ducho, que es lo más higiénico.
En estos ejemplos, tenemos sendos conjuntos oracionales por
subordinación, muy próximos a la coordinación, que constituyen
enunciados. En el primer caso, el relativo es el conjunto lo que, y no
sólo que.
§ 154. OSA pero no de relativo
Con algunos verbos, hay oraciones que funcionan como
atributo de un sujeto exactamente igual que lo haría un adjetivo:
Pedro está que rabia = Pedro está rabioso
la cosa está que arde = la cosa está mala
Juan se quedó que daba pena = Juan se quedó triste.
Estas oraciones están próximas a las consecutivas intensivas.
También son adjetivas, pero no de relativo, ciertas oraciones
de gerundio, de infinitivo y de participio:
Miguel siempre aparece en público sonriendo = Miguel
siempre aparece en público sonriente
tengo una cámara de sacar fotos = tengo una cámara que
saca fotos
vi un hombre dormido debajo de un árbol = vi un hombre que
dormía debajo de un árbol.
Cuando el relativo introductor de una OSR va precedido de
una preposición, ésta no es el enlace entre el sustantivo-antecedente y
la oración, sino marca la función del relativo dentro de la oración:
el lápiz con (el) que escribo tiene poca punta.
177
3. ORACIONES ADVERBIALES

§ 155. Características generales

Estas oraciones son las que ejercen el mismo papel que


correspondería a un adverbio, es decir, modifican cualitativa o cuanti-
tativamente a la principal. Por tanto, se dejan sustituir por aquellos. Y
ello porque, cuando la modificación es muy compleja, la función
modificadora del verbo puede expresarse por medio de una oración
subordinada con verbo conjugado:
fui donde estaba tu hijo = fui allí
he pintado la casa como me lo has dicho = he pintado la casa
así
iré a la mili cuando sea mayor = iré a la mili entonces.
En la oración principal, las oraciones adverbiales sustituyen a
los adverbios o modifican al verbo con el mismo carácter que pudiera
hacerlo un adverbio cualquiera. Son correlativas, esto es, se enlazan
mediante un elemento de la oración principal y otro que figura en ellas
mismas. Se clasifican en: oraciones de carácter circunstancial, que
expresan las tres relaciones fundamentales de espacio, tiempo y modo
en la oración principal; oraciones que expresan relaciones cuanti-
tativas, siendo comparativas y consecutivas; y oraciones de relación
causativa, es decir, condicionales y concesivas. En este grupo pueden
incluirse también las subordinadas causales, cuyo sentido, como ya se
dijo, vacila entre lo sustantivo y lo adverbial.
§ 156. Las oraciones de este tipo desempeñan la función más
característica del adverbio, la de CC, y son subordinadas del verbo
principal de la oración.
Cabe retener que no todas las oraciones que desempeñan la
función de CC se dejan sustituir por adverbios, bien porque no exista
esa determinada clase de adverbios (por ejemplo, no hay adverbios
que indiquen concesión, hipótesis, condición, causa, etc.), bien porque
se sustituyan por sustantivos o pronombres (como ciertas causales y
finales); en este caso, son sustantivas, pero con función de CC. Por
tanto, las oraciones que funcionan como CC tienen las siguientes
peculiaridades:
178
1. se sustituyen por adverbios (las locativas, modales, tempo-
rales y cuantitativas)
2. se sustituyen por categorías nominales, eso es, sustantivos
o pronombres (algunas causales y las finales)
3. no se sustituyen ni por categorías nominales, ni por
adverbios (las condicionales y las concesivas)
4. expresan con preponderancia el lugar, el tiempo y el modo
del hecho contenido en la oración principal, cuando tales relaciones
son tan complicadas que no pueden expresarse con adverbios
morfológicos.
5. Las tres presentan una estructura uniforme. En la oración
subordinada figuran los adverbios relativos donde, cuando y como,
correlativos de antecedentes que figuran en la oración principal, y que
son expresiones (ablativos o adverbios) de lugar, de tiempo y de modo,
respectivamente.
Un cuadro de estas tres clases de oraciones circunstanciales
sería:

Oración principal Oración subordinada

De lugar Aquí es donde yo trabajo


De tiempo Entoces fue cuando llegó mi padre
De modo El negocio salió así como yo suponía

6. Es muy frecuente la omisión de los antecedentes, si los


sobrentendimos suficientemente. Así se dice:
voy donde me llaman
lo veré cuando venga
el joven se condujo como correspondía a su talento.
La oración subordinada suele llevar también otras expresiones
locales, temporales o modales, con antecedente expreso o no en la
oración principal.
7. Para indicar las distintas relaciones locales de movimiento,
el adverbio donde va afectado de las preposiciones adecuadas. Así,
tenemos adonde (formando una o dos palabras) para el lugar de
destino; de donde, para el origen o procedencia; por donde, para el
179
lugar de tránsito, lo mismo que hacia donde y hasta donde, para la
dirección y el límite:
voy a donde me han dicho
la familia de donde vengo es francesa
no señaló el sitio por donde había entrado en el jardín
hasta aquel poste es hasta donde debéis correr.
En donde, sustituido corrientemente por el simple donde, expresa el
lugar de reposo. También donde aparece con frecuencia en vez de
adonde.
8. En las oraciones temporales encontramos una gran riqueza
de elementos correlativos:
apenas ... cuando / aún no ... cuando / no bien ... cuando /
luego ... cuando.
9. Se usan asimismo sin antecedente, o al menos sin uno fijo,
ya que, luego que, antes que, después que, como, en tanto que,
mientras (que), en cuanto:
apenas dejó de llover cuando nos pusimos en camino
antes que se hiciera de noche se acogieron a poblado
mientras que comían los mayores, los niños conversaban
tan pronto como anocheció, hubo que volver a la aldea
en cuanto acabe, voy contigo.
Nótese que cuando,, en(tre) tanto que, etc. expresan la contem-
poraneidad de los hechos en las dos oraciones, subordinante y subor-
dinada. La inmediata anterioridad de lo afirmado en la oración prin-
cipal se expresa con apenas, no bien, cuando, ya que, luego, etc. La
simple anterioridad del hecho de la oración subordinada se indica con
antes que, y la posterioridad con después que.
Las tres dimensiones temporales se expresan en cada caso en
relación con el antecedente o con el verbo de la principal. En las
subordinadas modales suele encontrarse según (que) 62 en vez de
como:
yo trabajo según me han mandado.

62
El valor modal de según que está hoy olvidado. En cambio, tanto éste
como según solo tiene un frecuente uso temporal con sentido de progresión
paralela de la acción principal y la subordinada: según (que) vayas estu-
diando ( = a medida que vayas estudiando) encontrarás más facilidad.
180
El adverbio como suele llevar sobrentendida la oración subor-
dinada, que por lo general reproduce a la subordinante. Así, encon-
tramos las expresiones
es ágil como una ardilla = como una ardilla (es ágil)
se portó como un grosero = como un grosero (se portó).
Cuando se trata de un hecho futuro, en la oración subordinada
se emplea siempre el subjuntivo, por tratarse de un hecho eventual. Se
exceptúan solamente las oraciones temporales con mientras que; aun
tratándose de un hecho futuro, si es real, éstas pueden ir en indicativo,
pero no en futuro, ni en potencial. El sentido de acción venidera se
expresa aquí por medio del presente:
mientras llega Antonio, voy a escribir una carta.
Una acción futura con relación al pasado se expresa por el imperfecto:
mientras llegaba Antonio, me puse a escribir una carta.
De ningún modo podría haberse dicho en estos casos
mientras llegará / llegaría Antonio.
Se exceptúan también las oraciones subordinadas formadas con antes
que, las cuales siempre llevan el subjuntivo. La correlación de tiempos
es la misma que explicamos anteriormente en las oraciones objetivas.

§ 157. Clases de oraciones que funcionan con CC

Las oraciones que funcionan como CC son:


1. de lugar o locativas
2. de modo o modales
3. de tiempo o temporales
4. causales
5. finales
6. condicionales
7. concesivas
8. algunas consecutivas.

181
1. Expresión del lugar

§ 158. Oraciones subordinadas adverbiales


de lugar / locativas

Las oraciones adverbiales de lugar funcionan como CC del


verbo principal de una oración compleja. Semánticamente, indican
lugar. Por ello, pueden sustituirse por adverbios locativos.
Siempre llevan como elemento introductor el adverbio
relativo donde, solo o acompañado de preposición:
fui donde estaba tu hijo = fui allí
yo caminaba hacia donde está el mar = yo caminaba hacia
allí.
En este último ejemplo, la oración adverbial es una parte del CC: es
antes el término de la preposición.
También pueden considerarse adverbiales locativas oraciones
con según, del tipo siguiente:
la cafetería está según sales a mano izquierda.
No deben confundirse estas oraciones que complementan a un
verbo, con las OSA con donde. Estas siempre llevan un sustantivo
antecedente del adverbio relativo al que complementan:
ésta es la casa donde vivo.
También deben distinguirse las oraciones adverbiales loca-
tivas de las interrogativas indirectas con dónde (adónde), que son una
clase de sustantivas:
ignoro por dónde caminan = lo ignoro = ignoro eso.
El adverbio relativo donde es, a su vez, un nexo y CC del verbo de su
oración.

2. Expresión del modo

§ 159. Oraciones subordinadas adverbiales modales

Las oraciones de modo que funcionan como CC del verbo


principal de la oración compleja sólo son adverbiales cuando se
182
pueden sustituir por un adverbio. Semánticamente, indican modo,
forma o manera. Pueden sustituirse por adverbios modales:
he pintado la casa como me lo has dicho = la he pintado así.
El elemento introductor más frecuente de estas oraciones es el
adverbio relativo como, que en ocasiones se une a la conjunción si,
formando con ella un solo nexo complejo:
encontré a David como si estuviera enfermo = lo encontré
así.
También son nexos introductores de estas oraciones el
adverbio según, que en estos casos no es preposición, el adverbio (o
adjetivo adverbializado) conforme, el adverbio cual, hoy día de
carácter literario, y la locución tal y como:
rellenamos las actas según dice la norma = las rellenamos así
actuamos conforme dicen los estatutos = hemos actuado así
la carretera se estiraba cual serpiente = la carretera se
estiraba así
lo hice tal y como me dijeron = lo hice así.
Con estas oraciones es frecuente la supresión del verbo de la
subordinada, pero siempre éste es recuperable:
según las normas
conforme los estatutos.
Deben distinguirse estas oraciones, que complementan a un
verbo, de aquellas en que el adverbio relativo como se relaciona con
un sustantivo antecedente al que complementan:
no he visto el modo como lo pintó.
En otras ocasiones, la oración complementa al adverbio
antecedente así:
hazlo así como te han dicho.
Tampoco deben confundirse con las interrogativas indirectas
con como, que son sustantivas:
dime como te ha ido = dímelo = dime eso.
A veces se suman en una sola unidad introductora las palabras
según y como:
según como se presente el día, saldremos al campo o no.
Obsérvese que esas dos palabras son coordinables en un
mismo enunciado, formando un conjunto con autonomía sintáctica:
- ¿Piensas presentarte al examen? – Según y como.
183
Si las oraciones modales se separan del resto del enunciado
con una pausa (una coma en la escritura), actúan de CC no de un
verbo, sino de otra oración, llamada principal. Formarían con esta
última un conjunto oracional por subordinación:
tus amigos, como preveíamos, se fueron al cine
sabemos, como es natural, que en España se vive mejor ahora
como dice tu amigo, este mundo es imprevisible
este mundo es imprevisibile, tal y como dice tu amigo.
En estos casos, las oraciones subordinadas modales ya no son,
propiamente hablando, adverbiales.
En fin, en ocasiones, la oración modal con como es el término
de una preposición:
esto es distinto de como lo has dicho.

3. Expresión del tiempo

a. Fecha y hora

§ 160. Los días de la semana. Los nombres de los días de la


semana son masculinos. Sus modificadores van, pues, en las formas
masculinas. Preguntamos por el día de la semana diciendo:
¿qué día es hoy / mañana?
¿qué día era ayer / anteayer?
¿en qué día cae / caerá / cayó + fecha?
En las respuestas, los días se nombran sin artículo:
- ¿En qué cae el 25? – En jueves.
- ¿Qué es mañana? – Sábado.
El día que acaba de pasar o el que viene se expresan con
artículo:
el sábado fuimos a la playa.
No se usa normalmente el + nombre de un día de la semana
para referirse a todos los días que llevan ese nombre, a no ser que se
entienda muy claramente por el contexto que se trata de un uso
general del nombre del día en cuestión:
para mí, el domingo es un día aburridísimo.

184
Para referirse con el nombre de un día de la semana a todos
los días que llevan ese nombre se emplea los / todos / cada + nombre
del día:
todos los martes come pescado; y los domingos, fruta.
Para situar un suceso en relación con un día de la semana no
se usa ninguna preposición. Basta seguir las reglas de uso del artículo.
§ 161. Los meses del año. Los nombres de los meses del año
son masculinos. Normalmente, se emplean sin artículo:
pero, en mayo de 1968, cuando empezó la protesta
estudiantil, yo ya no estaba en París.
Para situar un acontecimiento en un mes, se emplea la
preposición en:
aquí, en septiembre ya empieza a refrescar por las noches.
En las fechas, los nombres de los meses van introducidos por
la preposición de:
nació el 14 de junio de 1988.
§ 162. Las estaciones. Los nombres de las estaciones del año
son masculinos, sólo la primavera es femenino.
Para situar un suceso en una de las estaciones del año, se
emplea la preposición en seguida del nombre de la estación sin
artículo:
en primavera, paso los fines de semana en el campo.
Los nombres de las estaciones suelen ir introducidos por el
artículo, contrariamente a lo que ocurre en muchos idiomas, en los que
los nombres de las estaciones no se emplean nunca con artículo:
inglés: spring is the season I prefer
español: la primavera es la estación que prefiero.
§ 163. Las fechas. Se expresan de manera absoluta de la
siguiente manera: (día de la semana + ) numeral cardinal + de + mes
+ de + año:
hoy es (domingo) 24 de abril de 1990.
La forma abreviada de la fecha, utilizada en la lengua escrita
(por ejemplo, en cartas formales / comerciales, en documentos legales,
etc.), es idéntica, pero no se expresa el día de la semana. En estos
contextos, la fecha suele ir introducida por la preposición a:
en Madrid, a 24 de enero de 1993.

185
Para situar un acontecimiento en el tiempo, dando sus coorde-
nadas temporales, cuando se utiliza una fecha como referencia tem-
poral, ésta va introducida por el artículo el:
se casó el 9 de abril.
Para expresar la fecha del día (eso es, para identificar un día,
diciendo a qué fecha corresponde), no se emplea artículo, a no ser que
ya se haya mencionado la fecha en cuestión:
hoy es martes 25 de junio de 1992.
Sin embargo, para identificar una fecha ya mencionada anteriormente
en el contexto, sí se usa el artículo:
- Pero, ¿no tenías hoy examen? - ¡Qué va! El examen es el 15
de junio. – Sí … pero el 15 de junio es hoy.
A veces, para referirse a una fecha cuando está claro, en el
contexto, de qué mes se trata, se usa: el (+ nombre del día) (+día) +
número cardinal correspondiente:
- ¿Cuándo te vas? – El cinco.
- ¿Y cuándo decías que se casaron? – El domingo, día 25.
Es importante notar que en las fechas se usan, en español,
números cardinales (y no ordinales), excepto primero, que alterna con
uno:
nació el primero / 1 (uno) de enero.
Para preguntar por la fecha (y para contestar) se usa la
expresión con el verbo estar:
- ¿A qué / cuántos estamos hoy? – A 27 de agosto / A lunes 27
de agosto.
Para situar de manera aproximada un suceso en relación con
una fecha, se usa: como / alrededor de / hacia / sobre / por / ahí /
allá por + el + fecha:
yo creo que estará terminado alrededor del quince de julio.
El uso de cómo es peculiar sobre todo del español americano
y, en el español peninsular, del lenguaje juvenil.
§ 164. Años y siglos. Para referirse a un año no se emplea
ningún artículo:
en 1960 estaba viviendo en Portugal.
Sin embargo, cuando se utiliza una forma abreviada, tiene que ir
introducida por el artículo:
186
vive aquí desde el 45
se casaron en el 78.
Como se ha visto, para situar un suceso o acontecimiento en
relación con un año, se utiliza la preposición en.
Los siglos se expresan en español con números cardinales y
no con números ordinales, como en otros idiomas (inglés, alemán,
francés, italiano, etc.). En la escritura se usan siempre números ro-
manos 63 . Se escribe
el siglo XVII y se lee el siglo diecisiete.
§ 165. Preguntar y decir la hora. Para expresar la hora se
emplea: (ser) + la / las + hora
y para preguntar la hora se emplea qué + hora + ser :
- ¿Qué hora es? – (Es) la una y media.
Al decir la hora, se usa a veces la expresión en punto para
indicar que se trata exactamente de la hora indicada, y no de una hora
aproximada:
es la una en punto
son las cinco y cuarto en punto.
Los minutos de 1 a 29 deben ir introducidos por y, pero
también se encuentran limitados usos sin y:
las tres (y) cinco (minutos)
las nueve (y) veinticinco.
Cuarto y media van necesariamente introducidos por y:
las cinco y cuarto
las diez y media.
Para los minutos que van de 31 a 59 se calcula cuántos
minutos faltan para la hora siguiente y se expresa: (es / son +) la / las
+ hora siguiente + menos + cardinal (+ minutos). .
En América también se dice: falta(n) + cardinal + (minutos)
para la(s) + hora siguiente:
1. es la una menos cuarto
falta un cuarto para la una
2. son las nueve menos diez (minutos)

63
En las fechas de textos históricos y al referirse a siglos, se encuentran con
frecuencia las abreviaturas A.C. (= antes de Cristo) y D.C. (+ después de
Cristo).
187
faltan / son diez (minutos) para las nueve.
En la segunda construcción, faltar y ser concuerdan con los
minutos (cuarto, diez) y no con la hora.
En la lengua hablada corrientemente, el día se divide en dos
períodos de doce horas y se habla, por tanto, de:
las dos de la madrugada (de la mañana) / de la tarde
las seis de la mañana / de la tarde
las nueve de la mañana / de la noche
las doce del mediodía / de la noche.
Existe en la lengua hablada cierta tendencia a evitar el empleo
de los términos mediodía y medianoche, y a sustituirlos por las doce
(del mediodía) y las doce de la noche. El término mediodía se usa más
a menudo para referirse a un período de tiempo que va
aproximadamente de las 12 del mediodía hasta la hora de almorzar.
En el lenguaje formal escrito y en el registro burocrático, se
considera el día como un solo período de 24 horas, y se habla, por
tanto, de:
las 16 (dieciseis) horas
las 19 (diecinueve) horas
las 23 (veintitrés) horas.
En estos registros, los minutos no suelen ir introducidos por y ; se
considera la hora como un único período de 60 minutos:
- ¿A qué hora sale el tren Talgo para Ginebra? – A las
diecisiete cuarenta.
Oralmente, estos usos se dan casi exclusivamente en relación
con los medios de comunicación o de transporte. En estos registros,
además, se evita el empleo de las palabras cuarto y media, que se
sustituyen por quince y treinta, respectivamente. Este uso confiere
siempre a la expresión un tono más formal. El vocero de la estación
suele decir:
Señoras y señores, bienvenidos a Madrid. Son las dieciocho
treinta, hora local, y la temperatura es de 22 grados.
§ 166. Situar un suceso con respecto a una hora. Para
preguntar por la hora en que se produce algo se utiliza: ¿a qué hora
(+ verbo)?:

188
- Bueno, ¿a qué hora nos vemos? - ¿Por qué no quedamos a
las cuatro en la cafetería? La conferencia es a las cuatro y media. Así
nos podemos ir después de tomar un café.
Para situar un acto o acontecimiento en relación con una hora
se utiliza la preposición a:
- ¿A qué hora nos vemos? – A las cuatro y media en punto.
Como siempre, cuando ya sabemos de qué suceso se trata, no
se repite el verbo:
- Oye, acuérdate de que mañana tenemos una reunión. - ¿A
qué hora? – A las tres y media.
Para situarse de manera aproximada en relación con una hora
se emplea coloquialmente: como a / sobre / hacia / alrededor de + la /
las + hora:
- ¿A qué hora piensas acabar? – Pues, como a las siete y
media, ocho. – Vale. Entonces te llamo sobre las ocho.
En los registros formales es menos frecuente que se sitúe algo
con respecto a una hora de manera aproximada; pero, cuando sucede,
se prefieren hacia y alrededor de:
En los registros informales o familiares, se emplea la
expresión las tantas en a / hacia / hasta las tantas, etc, para referirse a
una hora muy tardía de la noche (madrugada):
si no te hubieras acostado a las tantas, no estarías de tan mal
humor.
§ 167. Los momentos del día. En español, el día se
subdivide en tres grandes momentos: la mañana, la tarde, la noche.
Para situar un suceso o acontecimiento en relación con uno de
estos momentos, se utiliza la preposición por:
- ¿Cuándo nos vemos? – Mañana por la tarde, ¿te va bien?
También se emplea a(l) mediodía para referirse a un momento
del día comprendido entre las 12 y la hora de almorzar. En ocasiones,
se confunde con la hora misma del almuerzo.
Para situar un suceso o acontecimiento en el día en oposición
a la noche y viceversa, se usa la preposición de:
- ¿Tenemos que llevar mucha ropa? – Pues, no sé. De día,
todavía hace mucho calor. Sin embargo, de noche, refresca bastante.

189
Además, para referirse al final de la tarde, poco antes de la
noche, se usa el atardecer. Para referirse al momento en el que está
empezando la noche, se usa el anochecer. Para referirse a la segunda
mitad de la noche, poco antes de la mañana, se usa la madrugada.
Para referirse al momento en el que empieza la mañana, se usa el
amanecer, que es posterior a la madrugada.
Para situar un suceso o acontecimiento en relación con estos
momentos más puntuales, se usa:
al + amanecer / atardeceder / anochecer
en la madrugada
verbo + de madrugada.
Se observa, por otra parte, cierta tendencia a emplear de la
mañana en lugar de de la madrugada, especialmente al especificar
una hora. Se prefiere madrugada sólo para marcar de modo impreciso
que algo ha sucedido muy avanzada la noche.

b. Lógica temporal del discurso y régimen verbal

§ 168. El concepto de concordancia de los tiempos parece


haber parcialmente caducado. Por tanto, en la lógica del discurso, en
la escala que se crea entre afinidad y necesidad, el régimen de los
modos y de los tiempos, además de ser estructura, esqueleto del
juicio, es también fuente de información, eso es, andamio del
mismísimo juicio. Haciendo un inventario de los modos y los tiempos,
vislumbramos allende las desinencias justamente las relaciones que
mantienen los verbos de la frase en el proceso de la comunicación.

Pretérito

Pretérito imperfecto

§ 169. Pretérito imperfecto de indicativo (cantaba). Este es


un tiempo relativo (cantaba) que indica una acción pasada que no se
muestra como acabada, y que se ha verificado coincidiendo con otra
acción pasada. Si decimos
190
cuando llegaste, nevaba,
nevaba
(1)______*A______||________________||_____________
llegaste
PRETERITO PRESENTE FUTURO
es en el punto A del momento pretérito de la línea del tiempo que
coinciden llegaste y nevaba y, por tanto, entendemos que el llegar y el
nevar eran hechos simultáneos. Como puede apreciarse en el gráfico
(1), queda incierto cuando acabó el nevar, de acuerdo con el carácter
imperfecto del tiempo de que se trata, que expresa persistencia o
duración en el pasado. He aquí algunos usos especiales de este tiempo:
§ 170. Imperfecto conativo. Este indica acciones sólo
iniciadas o intentadas:
precisamente ahora me marchaba = estaba a punto de
marcharme, estaba iniciando la marcha.
§ 171. Imperfecto irreal. Este – como todo imperfecto, cuya
acción continuada no llega hasta este momento presente – se considera
como opuesto a la realidad del tiempo presente, y tiene un sentido
hipotético, irreal:
debían castigarlos = deberían castigarlos
si tuvimos dinero, te daba = te daría.
Es el mismo que, con un grado mayor de irrealidad, emplean los niños
en sus juegos:
yo era el bueno y vosotros me atacábais ...
§ 172. Imperfecto de cortesía. Este se relaciona con el
imperfecto irreal, en frases que significan intención; así, al no mencio-
nar la realidad presente, la voluntad del hablante se pone a cubierto de
una posible negativa:
venía a ver a Don José = vengo a ver.
§ 173. Pretérito imperfecto de subjuntivo (cantara / -se).
Su acción verbal puede ser tanto pasada como presente y futura:
te dije que vinieses = vinieses ayer, hoy, mañana.
En la irrealidad propia del subjuntivo, este tiempo representa lo que en
la realidad del indicativo valen el pretérito indefinido, el imperfecto y
el potencial simple. Compárense:
191
Area de lo real Area de lo irreal
(Indicativo) (Subjuntivo)
dicen que participó mucha no dicen que participase
gente mucha gente

creo que vivía bien no creo que viviera bien

creía que Juan sabría esto no creía que Juan supiera esto.

El verbo en pretérito imperfecto de subjuntivo depende


generalmente de otro verbo en pretérito indefinido, de un imperfecto,
o de un potencial (simple o compuesto):
te dije / decía / diría / había dicho / habría dicho que vinieses.
Cuando es independiente, este tiempo expresa, como el
presente de subjuntivo, el deseo, pero con poca confianza en su
cumplimiento:
¡ojalá lo encontrásemos aquí!
o bien la duda, orientada ya hacia el pasado:
quizá llegasen anoche,
ya hacia el futuro, muy acentuada esta vez:
quizá mañana ya no estuviese aquí.
La forma –ra (cantara) tiene a veces valor de potencial, de
pretérito pluscuamperfecto de indicativo, de pretérito pluscuamper-
fecto de subjuntivo o de pretérito indefinido.

Pretérito perfecto

§ 174. Pretérito perfecto de indicativo (he cantado). Este


tiempo expresa un hecho que se acaba de verificar en el momento en
que hablamos, o bien un hecho cuyas circunstancias tienen en cierto
modo relación con el presente. Así, por ejemplo,
he dicho = acabo de decir
he visitado a tu tío = acabo de visitar a tu tío.

192
he visitado
(2)____________||______*A_________||______________
PRETERITO PRESENTE FUTURO

En uno u otro caso los enunciados han terminado en el punto A, del


momento presente de la línea del tiempo. En el ejemplo
los griegos han dejado el arquetipo de la tragedia antigua,
el dejar está en pretérito perfecto, porque en el momento actual
seguimos recogiendo los frutos resultantes de este hecho.
Este tiempo y el pretérito indefinido coinciden en significar
hechos anteriores al momento en que hablamos, no en su transcurrir
(que se expresa por el imperfecto), sino en cuanto transcurridos:
la guerra ha terminado = la guerra terminó,
ya que el indefinido no representa un hecho más antiguo que el
representado por el perfecto. La diferencia entre las dos formas usadas
se funda en la extensión que quiera dar el hablante al momento
presente en que habla. Si, para él, la acción verbal tiene cierta
cohesión temporal con el presente, entonces empleará el pretérito
perfecto; si, por el contrario, la acción no termina dentro de este
presente sicológico, el tiempo usado sería el pretérito indefinido. Pero
este presente sicológico puede tener una amplitud muy variable, de un
instante a años:
esta mañana ha llovido (presente sicológico = hoy)
esta mañana llovió (presente sicológico = esta tarde)
la guerra terminó hace tres meses (presente sicológico = este
mes)
la guerra ha terminado hace tres meses (presente sicológico =
este año).
La explicación de la preferencia por el indefinido/perfecto es
necesario buscarla siempre en el punto de vista del hablante, en el cual
intervienen juntos un elemento objetivo (distancia temporal) y uno
subjetivo (mayor o menor interés en el hecho), según señala Emilio
Alarcos Llorach. No obstante, es norma ya general el que para
acciones inmediatamente anteriores al momento presente se use el
pretérito perfecto y no el indefinido. Es por esto que el pretérito
perfecto es el tiempo de las noticias de radio y televisión, y de los
locutores de radio. Se dice:
193
han escuchado ustedes y no escucharon ustedes.
También suele darse como norma general el uso del pretérito
perfecto para acciones de hoy, y el uso del pretérito indefinido para
acciones anteriores a hoy:
hoy hemos ido al museo / ayer fuímos al museo.
Sin embargo, hay muchas excepciones a esta regla, explicables por lo
anteriormente mencionado.
§ 175. Pretérito perfecto de subjuntivo (haya cantado).
Este tiempo expresa que la acción enunciada, dentro de la irrealidad
del subjuntivo, es pasada y terminada:
no creo que Pedro lea este libro
no creo que Pedro haya leído este libro.
En el segundo ejemplo, el leer es acción pasada y terminada, mientras
que en el primero su acción aparece como presente/futura, e
incompleta. En cambio en la oración compleja
espero que haya venido Pedro cuando yo vuelva,
el venir Pedro es el futuro de una acción terminada en relación con el
volver yo, que tiene también sentido de futuro. Este tiempo cor-
responde, por tanto, en el sentido de la acción pensada del subjuntivo,
a los tiempos pretérito perfecto y futuro perfecto de la acción hecha
expresada por el indicativo:

Area de lo real Area de lo irreal


(Indicativo) (Subjuntivo)

creo que Pedro ha leído este no creo que Pedro haya leído este
libro libro

Pedro habrá venido cuando espero que Pedro haya venido


yo vuelva cuando yo vuelva.

Este tiempo va subordinado generalmente a los tiempos presente y


futuro de indicativo:
me contento / contentaré con que el chico haya aprobado.
§ 176. Pretérito indefinido de indicativo (canté). Es un
tiempo que expresa una acción pasada, cuya terminación se considera

194
anterior al lapso de tiempo más o menos extenso en que hablamos. Si
decimos

viajamos,
(3)______*A_____||______________||________________
PRETERITO PRESENTE FUTURO

es en el punto A de la línea del tiempo que la acción de este tiempo


perfecto queda terminada. Para el préterito indefinido se usa a veces la
forma –ra, que las Gramáticas registran como imperfecto de
subjuntivo. Este uso que, según señala Samuel Gili y Gaya, no es ni
muy moderno, ni tampoco muy recomendable, parece no obstante
ganar terreno, sobre todo en el habla coloquial de muchos países
latinoamericanos. Aquí va un ejemplo de la prensa española:
la inmensa bahía, la más hermosa cosa que tiene el reino de
España, según nos advirtiera Jovellanos.

Pretérito pluscuamperfecto

§ 177. Pretérito pluscuamperfecto de indicativo (había


cantado). Este tiempo expresa un hecho que es pasado respecto a otro
también pasado, y que se enuncia como ya terminado. En el ejemplo
cuando tú llegaste, ya había nevado,
el nevar estaba acabado antes de llegar tú.

nevar
(4)___*B___*A___||______________||________________
llegar
PRETERITO PRESENTE FUTURO

Se puede ver que, en la línea del tiempo, el nevar figura en el


punto B, anterior al punto A, en que acaba el llegar.
Igual que el imperfecto de indicativo, este tiempo puede tener
valor irreal, sobre todo en el habla familiar:
si hubiese venido, te había dado la mantilla.

195
Con valor de pluscuamperfecto de indicativo, aparece con
cierta frecuencia en la literatura moderna también la forma –ra
(cantara), que las Gramáticas designan como pretérito imperfecto de
subjuntivo:
los cacahuetes que antes le diera (Galdós, Miau).
Observaba Amado Alonso ya en 1935 que la lengua escrita de la
Argentina parecía tender a dar un particular sentido a la mencionada
forma –ra:
la noticia que este diario diera (= que ya ha dado) tiene
confirmación
el puerto de donde Colón partiera (= de donde, como todos
saben, partió).
Pero este uso se presenta normalmente sólo en oraciones
introducidas por un relativo o por un interrogativo (pronombres o
adverbios) 64 .
§ 178. Pretérito pluscuamperfecto de subjuntivo (hubiera/-
se cantado). Este tiempo indica una acción que es pasada respecto de
otra acción pasada, dentro del sentido general del modo subjuntivo; en
no sabía Juan que Pedro hubiera / -se ganado el premio,
el ganar de Pedro expresa un hecho que es pasado con relación a otro
pasado, el saber de Juan; por consiguiente, cuando Juan supo, el
ganar Pedro el premio era ya un hecho definitivamente consumido.
Otras veces tiene sentido de posibilidad en el pasado:
nadie lo hubiera / hubiese creído.
Corresponde este tiempo en subjuntivo a los tiempos plus-
cuamperfecto de indicativo y potencial compuesto:

Area de lo real Area de lo irreal


(Indicativo) (Subjuntivo)

sabía que Pedro había ganado no sabía que Pedro hubiera /


el premio hubiese ganado el premio

64
El valor de pluscuamperfecto de indicativo, que es, en realidad, el que tuvo
en su origen la forma –ra (el lat. amaveram, había amado > el esp. amara), se
usó durante la Edad Media y en nuestros días se conserva todavía en gallego.
196
creí que Pedro habría no creí que Pedro hubiera/
ganado el premio hubiese ganado el premio.

Este tiempo depende normalmente de un tiempo pasaso del


indicativo, de un potentcial simple/compuesto o de un pluscuam-
perfecto con valor de potencial compuesto:
negó / negaba / había negado / negaría / habría negado /
hubiera negado que lo hubiesen asaltado.
El uso de la forma –ra con valor de pretérito pluscuam-
perfecto de subjuntivo en la lengua literaria es arcaizante:
con lo cual quedó el hombre tan bien enterado como si no
faltara de Madrid en todo aquel tiempo (Galdós, Torquemada y San
Pedro).

Presente

§ 179. Presente de indicativo (canta). Este expresa una


acción inacabada, la cual se viene realizando precisamente en el
momento de la palabra, período de tiempo que, lejos de ser un instante
fugaz, debe entenderse como un plazo de tiempo más o menos largo,
en el cual está comprendido el momento en que se habla. Hay varios
tipos de presente.
§ 180. Presente actual. La acción de éste se realiza en el
momento mismo en que se habla:
estamos en casa.
§ 181. Presente habitual. La acción de éste se ha realizado
en el pasado y se realizará en el futuro varias veces, aunque no se
realice ahora mismo:
estoy estudiando el inglés.
§ 182. Presente gnómico. La acción de éste expresa un
hecho que tiene validez permanente:
la Tierra gira alrededor del Sol
los habitantes de Granada se llaman granadinos
quien mal anda, mal acaba.

197
§ 183. Presente histórico. Es un recurso estilístico, cuya
acción refiere un hecho pasado al que se quiere dar tanta viveza como
si ocurriese ahora realmente:
César resuelve, pasa el Rubicón y avanza con sus tropas.
Pero también puede ser un recurso coloquial del habla popular y
familiar:
y entonces va el guardia, se acerca y me dice ...
Este tiempo es de gran valor literario, por actualizar hechos
del pasado y hacerlos presentes para auditorio o lector, acercándolos
así, por el relieve que les da, a la escena referida:
Aquella soledad favorecía sus propósitos. Y, cuando ya estaba
decidido a saltar la correa del cortijo, ve acercarse a uno de ellos con
la azada al hombro. Indeciso, Juan se oculta tras un árbol y espera a
que pase el labrador ... El buen hombre va silbando ignorante del
peligro.
En la conversación corriente, este tiempo puede reemplazar el futuro,
actualizando con ello la acción futura, transformándola en acción
presente y considerándola casi realizada:
mañana voy al cine.
Lingüistas tales como Marouzeau consideran que se trata de
un presente atemporal, que aclara el contenido de la acción, sin
indicar no obstante el momento en que ella se sitúa. Así, pues, en la
oración
el año que viene me tomo dos meses de vacaciones,
me tomo = quiero tomarme, estoy decidido a tomarme.
§ 184. Presente por futuro. La acción de éste traza con
rasgos más vivos y más patentes lo que todavía es eventual:
esta tarde te llevo al cine
el año que viene nos vamos a Inglaterra.
§ 185. Presente de obligación. Este es una variante del
presente por futuro, pero con matices familiares:
¿la mato o la perdono?
y, a veces, encierra sentido de mandato:
mañana buscas a Francisco y se lo cuentas todo.

198
§ 186. Presente de subjuntivo (cante). Este expresa, dentro
de la irrealidad propia del modo subjuntivo, una acción que puede ser
presente o futura. Si decimos, por ejemplo,
no creo que Juan sepa esto,
es indudable que el hecho de saber se refiere al momento actual; pero
si se dice
deseo que llegue pronto el verano
es obvio que el llegar es un hecho venidero.
Este tiempo suele depender de un verbo en presente, pretérito
perfecto o futuro de indicativo:
te prohibo / he prohibido / prohibiré / habré prohibido que
vayas.
Pero también puede ser independiente, expresando deseo/duda:
¡vivan los novios!
quizás tengas razón.
Existe también un subjuntivo de deseo/optativo, como en los
ejemplos:
¡viva España!
¡ojalá llueva!
del cual derivan el subjuntivo exhortativo:
¡huyamos!
¡vámonos a casa!,
y el subjuntivo de mandato:
hable usted / hablen ustedes,
cuyas formas completan la serie de las dos únicas que posee el modo
imperativo (canta / cantad). También se utiliza el subjuntivo de
mandato en oraciones exhortativas:
no hables (tú) / no hable (usted) / no hablemos (nosotros) / no
habléis (vosotros) / no hablen (ustedes).
§ 187. Futuro. Este tiempo verbal presenta un hecho que ha
de producirse en el porvenir.

199
Futuro imperfecto
§ 188. Futuro imperfecto de indicativo (cantaré). Este
expresa una acción venidera que no se da como terminada. Cuando
decimos
el domingo comeremos en el campo.
comeremos
(5)_____________||______________||_______*A_______
PRETERITO PRESENTE FUTURO
es en el punto A del momento futuro de la línea del tiempo que se
verifica comeremos.
Es incorrecto usar el futuro en oraciones subordinadas de sentido
futuro introducidas por adverbios relativos (donde, cuando, como,
cuanto) o por pronombres relativos (que, quien, etc.), cuyos antece-
dentes sean personas indeterminadas; en estos casos ha de usarse el
presente de subjuntivo. Por tanto no se dice
ven cuando querrás, sino ven cuando quieras.
§ 189. Futuro de mandato o de obligación. Es un tipo
especial de futuro, que indica la seguridad del hablante en el cumpli-
miento futuro de una orden:
se presentará usted en un plazo de diez días
¡no matarás! 65
Con entonación interrogativa, el mandato se convierte en ruego cortés:
¿me acompañarás a merendar?
¿me regalarás este bolso?
Aunque el sentido de obligación es el que tuvo en su origen la
actual forma del futuro español, hoy día se siente como secundario y
derivado del sentido de acción venidera.
§ 190. Futuro de posibilidad o de probabilidad. Este
tiempo expresa tales matices en un momento presente:
usted recordará que la amamos
ahora estará nevada la sierra
¿qué hora será?
¿cómo se atreverá?

65
Este es uno de los diez mandamientos de la Biblia.

200
§ 191. Futuro imperfecto de subjuntivo (cantare). Este
expresa una acción hipotética considerada como no acabada, en el
presente/futuro:
si alguien dudare del cumplimiento de esta promesa, yo lo
convenceré de este error.
Se usa sólo en las oraciones del ya mencionado tipo de
condicional contingente, pero en el habla moderna de España ha
venido siendo sustituído por tiempos tales como presente de
indicativo / subjuntivo:
si alguien duda / cuando alguien dude ...
No obstante, se conserva, como el futuro perfecto (hubiere cantado)
nada más que en la lengua escrita y generalmente en algunos
modismos (sea lo que fuere), lo mismo que en el estilo solemne y
burocrático.

Futuro perfecto

§ 192. Futuro perfecto de indicativo (habré cantado). Este


enuncia una acción venidera, pero que se da ya por acabada para
cuando ocurra otra también venidera. Al decir

cuando vengas, ya habré preparado el equipaje,

(6)_____________||______________||____*B___*A_____
preparar venir
PRETERITO PRESENTE FUTURO

observamos en la línea del tiempo, en el punto B del momento futuro,


la situación relativa del verbo preparar, respecto de la situación, en el
punto A del mismo momento futuro, del verbo venir : el preparar será
ya un hecho consumido cuando ocurra vengas, que es una acción
futura.
Este tiempo puede expresar también la probabilidad o
posibilidad de un hecho que se supone pasado:
ya habrá empezado la misma
¿se lo habrá tragado la tierra?

201
Es incorrecto usar el futuro perfecto de indicativo en oracio-
nes subordinadas por adverbios relativos (donde, cuando, como, cuanto)
o por pronombres relativos (que, quien, etc.) cuyos antecedentes sean
personas indeterminadas; no se dice, por tanto,
lo habrá hecho cuando habrá querido, sino se dice lo habrá
hecho cuando lo haya querido.
§ 193. Futuro perfecto de subjuntivo (hubiere cantado).
Dentro de la irrealidad del subjuntivo, este tiempo verbal enuncia un
hecho futuro como acabado con relación a otro futuro. En la oración
si para Navidad no hubiere vuelto, no me esperéis,
se puede observar que el volver es pasado con respecto al momento
futuro expresado por la Navidad.
Sólo se emplea este tiempo en las oraciones de tipo condi-
cional contingente, pero su uso es hoy en día reducido, pues lo susti-
tuye casi siempre el pretérito perfecto de indicativo o de subjuntivo.
§ 194. Potencial. El hecho que éste presenta es considerado
no como real, sino como posible:
lo leería
vosotros escucharías.
Muchas Gramáticas españolas no lo consideran un modo, sino
sólo una pareja de tiempos del modo indicativo, a saber el potencial
simple y el potencial compuesto. Indistintamente de ello, aclaramos en
lo que sigue sus rasgos definidores.
§ 195. Potencial simple (cantaría). Este expresa un hecho
futuro en una perspectiva pasada, y se distingue del futuro imperfecto
por ser un tiempo relativo, no absoluto. Mas, igual que éste, es un
tiempo imperfecto:
dicen que vendrían.
De esta significación de futuro del pasado nace la de
probabilidad o posibilidad vista desde un pasado (paralela a la del
futuro de probabilidad):
serían las tres de la tarde cuando acabó de llover.
Pero esa probabilidad puede estar referida no sólo a un momento
pasado, sino también a uno futuro:
sentiría que llegase tarde.
En este caso, se puede observar que la perspectiva no es pasada, sino
presente. Con este sentido de posibilidad o probabilidad puede usarse
202
también la forma –ra (cantara), que las Gramáticas suelen llamar
imperfecto de subjuntivo:
¡nadie lo creyera!
¡ninguno de ellos lo hiciera!
¡nada me gustara más!
Es un uso de sabor libresco en España, aunque en Venezuela sigue
sintiéndose como muy vivo. No se puede usar con este sentido la
forma –se (cantase).
§ 196. Potencial compuesto (habría cantado). Este tiempo
expresa un hecho futuro con relación a un momento pasado que es, a
su vez, pasado respecto de otro momento futuro; por ejemplo, en
me dijo que para la semana próxima ya habría venido,
el venir es futuro con relación al momento en que me dijo, pero
pasado con relación a la semana próxima.
El potencial compuesto es, por tanto, un tiempo perfecto.
Puede indicar probabilidad o posibilidad, igual que el potencial
simple, pero sólo en el pasado. Pongamos el ejemplo de la oración
compleja
me habría gustado verte.
En esta oración pueden usarse con este misma sentido también las
formas del pluscuamperfecto de subjuntivo:
me hubiera / hubiese gustado verte.
En el ejemplo anterior,
me dijo que para la semana próxima ya habría venido,

me dijo para la semana próxima


(7)__*A_*B__||______________||________*C___*D____
que ya habría venido
PRETERITO PRESENTE FUTURO

se puede ver en la línea del tiempo que el punto A del momento


pretérito, en que se verifica me dijo es anterior a los puntos B del
momento pretérito y C del momento futuro, entre los cuales se verifica
la oración que ya habría venido, y que ambas oraciones son seguidas
por el punto D, también del momento futuro, en el cual se verifica el
indicio temporal posterior para la semana próxima.
203
§ 197. Condición. Intimamente relacionada con el potencial
está la conjunción si, que introduce una oración subordinada en
expresión de una condición bien real, bien irreal.
§ 198. Condición real. En la condición real, lo expresado
por la oración subordinada es un hecho real, probable o posible, en el
pasado, en el presente o en el futuro. El predicado de esta oración va
en indicativo (en tiempos que no sean ni futuro, ni potencial); mien-
tras que el de la oración principal va en indicativo o en imperativo:
si yo lo deseo, Pedro vendrá
si iba ella, él iría también
si éste es rico, yo también puedo serlo
si alguien te pide dinero, niégaselo
si vienen mañana, no podremos recibirles.
§ 199. Condición irreal. En la condición irreal, el hecho
expresado por la oración subordinada es un hecho que estimamos no
realizado en el pasado, irrealizable en el presente e improbable en el
futuro; y, por tanto, contamos con que su consecuencia lo es también.
El verbo de esta oración va en pretérito de subjuntivo (imperfecto, si
la condición se refiere al presente o al futuro; pluscuamperfecto, si
ésta se refiere al pasado). El verbo de la oración principal va en
potencial simple o en la forma –ra del imperfecto de subjuntivo (para
condición presente o futura); o bien en potencial compuesto o
pluscuamperfecto de subjuntivo (para condición pasada):
si yo tuviera / tuviese dinero, me marcharía / marchara a
París
si yo hubiera / hubiese tenido dinero, me hubiera / habría /
hubiese marchado a París
si hubiese estudiado, sabría mucho más.

c. Oraciones subordinadas de tiempo / temporales

§ 200. Las oraciones subordinadas temporales son adver-


biales cuando se pueden sustituir por un adverbio temporal, y no son
adverbiales en el resto de los casos.
Las oraciones adverbiales de tiempo desempeñan la función
de CC sobre el verbo principal de una oración compleja, cuando van
pospuestas a él, o sobre otra oración, llamada principal, cuando van
204
antepuestas. En este caso, es obligada una pausa entre las dos
oraciones, que constituyen un conjunto oracional por subordinación:
en cuanto se enteró, se fue a la estación.

§ 201. Las oraciones adverbiales temporales


y sus significados

Todas las oraciones que se dejan sustituir por un adverbio


temporal o expresión nominal con valor temporal son subordinadas de
un CC:
iré cuando sean las tres = iré entonces
cuando llegue David, llámame = entonces, llámame
mientras recoges las cosas, yo voy a la compra = mientras
(tanto), yo voy a la compra.
Su significado es de temporalidad, y pueden ser introducidas
por diversos nexos.
Los significados de las construcciones temporales son los de
simultaneidad, anterioridad y posterioridad.
1. Simultaneidad: una acción ocurre o se desarrolla al
mismo tiempo que otra. Los nexos más adecuados son las siguientes
conjunciones y locuciones conjuntivas: mientras, cuando, según,
conforme, a medida que, al tiempo que, a la par que, a la vez que.
Con el adverbio siempre y el grupo nominal cada vez se ex-
presa dentro de la simultaneidad un significado de repetición de actos.
2. Anterioridad: una acción ocurre antes que otra. Los nexos
son las siguientes conjunciones y locuciones conjuntivas: cuando,
apenas, tan pronto como, una vez que, así que, nada más que, no bien,
en cuanto.
En la mayoría de los casos, la anterioridad es inmediata.
3. Posterioridad: una acción ocurre después de otra acción.
La forma más normal es la expresada con el adverbio conjuntivo
cuando:
cuando salga el sol, yo ya estaré levantado.
El adverbio mientras presenta la peculiaridad de poder actuar
con autonomía sintáctica, lo que no le ocurre a cuando, ni a los demás
nexos:
205
mientras recoges las cosas, yo voy de compras = yo voy de
compras mientras = yo, mientras, voy de compras = mientras, yo voy
de compras.
Las oraciones con mientras y cuando y sin antecedente se
combinan con preposiciones (igual que las oraciones con donde y
como). En estos casos, la oración se encuentra dentro de una con-
strucción preposicional:
eso lo sé desde cuando era niña
eso lo dejo para cuando sea mayor
eso lo dejo para mientras estemos comiendo.
Las oraciones con cuando son adjetivas siempre que el
antecedente esté en el contexto de forma explícita:
ése fue el momento cuando te conocí.
En oraciones atributivas, las oraciones con cuando se
comportan como sustantivas:
cuando llegue a casa, será el momento de felicitarlo = ése
será el momento de felicitarlo.
Hay que distinguir estas oraciones adverbiales de las sustan-
tivas con cuando, que son interrogativas indirectas:
no sé cuando llegará = no lo sé.

§ 202. Oraciones integradas


en grupos adverbiales temporales

Algunos adverbios de tiempo son núcleos de grupos adver-


biales, en los que una oración puede actuar de modificador del núcleo
correspondiente. En estos casos, la función de CC no la ejerce la
oración, sino el grupo adverbial:
ahora que lo dices
antes de que llueva.
Los adverbios antes, después y luego, que pueden ir
modificados por una oración sin que medie una preposición (antes
que, después que, luego que), pueden ir también modificados por una
construcción preposicional (con la preposición de), dentro de la cual
se encuentra una oración, que es sustantiva, pues es sustituible por
nombres o pronombres:
206
antes de que me lo dijeras.
Los adverbios antes, después y luego tienen a veces como
modificador una construcción preposicional cuyo término es una
oración de infinitivo:
antes de decírmelo tú, yo ya lo sabía
después de llegar tú, se presentó en casa tu hermano.
Este tipo de estructuras justifican la preposición de delante de
oraciones con que. Así, pues, son secuencias igualmente válidas antes
(de) que y después (de) que.
Algunos gramáticos consideran que antes de que, después de
que y siempre que son locuciones conjuntivas. Sin embargo, apunta
Leonardo Gómez Torrego, este análisis no parece adecuado, pues los
adverbios tienen autonomía sintáctica con el mismo significado:
ya lo sabía antes
salí luego a pasear
siempre escapa.
La RAE no recoge en su Diccionario la secuencia luego de
que, pero, insiste Leonardo Gómez Torrego, debe incluirse con el
mismo derecho que antes de que y después de que:
te llamaré luego (de) que llegue a casa.

§ 203. Oraciones integradas


en construcciones preposicionales temporales

Algunos CC de tiempo son construcciones preposicionales


que integran una oración adverbial temporal. Las preposiciones de
estas construcciones son desde y hasta:
desde que pasó aquello tenemos miedo.
En estas construcciones, las oraciones son adverbiales, porque
se sustituyen por el adverbio entonces, pero toda la construcción
preposicional funciona como CC. En estos casos, también se toma en
consideración la naturaleza gramatical del nexo que, pues para unos es
conjunción, y para otros es relativo. En este segundo caso, se trataría
de un relativo que engloba un antecedente temporal:
desde (el momento[en]) que pasó aquello, no ha vuelto a ser
el mismo

207
hasta (el momento [en]) que no termine el trabajo, no estará
tranquilo.
Así consideradas, estas oraciones sin antecedente expreso
serían adjetivas adverbializadas.
No es correcto emplear el adverbio relativo cuando con futu-
ros o condicionales. No se dice
cuando vendrás, te daré el dinero, sino se dice cuando ven-
gas, te daré el dinero
te dije que cuando vendrías te daría el dinero, sino se dice te
dije que cuando vinieras te daría el dinero.
Las secuencias a la que y en lo que como locuciones
conjuntivas temporales son exclusivamente de uso popular. No se
debe decir
a la que sales del colegio, me compras el periódico, pues se
prefiere al salir del colegio, me compras el periódico
en lo que yo escribo esta carta, tú lavas la ropa, pues se
prefiere mientras yo escribo esta carta, tú lavas la ropa.
La locución conjuntiva de que con el significado de cuando es
vulgar o dialectal. No hay que decir, por tanto
de que termine la clase, hablamos un rato, sino cuando
termine la clase, hablamos un rato.
El adverbio mientras no debe emplearse con el valor
contrastivo que tiene mientras que. No hay que decir
mi padre es médico, mientras el tuyo es arquitecto, sino hay
que decir mi padre es médico, mientras que el tuyo es arquitecto.

§ 204. Cláusulas absolutas

También hay oraciones temporales que se construyen, como


ya hemos visto, con las formas no personales de los verbos: el
infinitivo, el gerundio y el participio. Estas son las cláusulas
absolutas, construcciones existentes dentro del enunciado, que se
aíslan de la oración principal mediante una pausa, pero que se
relacionan con ella por subordinación y sin nexo, y conforman una
predicación secundaria, con significado y función circunstancial.

208
En ellas, el infinitivo, el gerundio y el participio son verda-
deros núcleos del predicado, con sujeto (explícito o implícito) propio:
al acercarnos todos a la mesa, se cayó la botella
caminando Pedro por la calle, se produjo una explosión
acabada la sesión, los diputados se marcharon.
§ 205. Cláusulas absolutas de infinitivo. Las oraciones
adverbiales de infinitivo en cláusula absoluta aparecen precedidas de
la contracción de a + el (al) y, en su mayoría, significan anterioridad
inmediata:
al golpear el jugador el balón, la pierna se le dobló.
Valor temporal de anterioridad inmediata tienen también las
oraciones de infinitivo precedidas de las locuciones nada más y al
poco de:
nada más comer, salimos a dar un paseo.
Cuando la oración con valor temporal es el término de una
preposición, la función de CC no la ejerce la oración en sí misma, sino
toda la construcción preposicional:
tras haberlo visto, salió disparada hacia su casa
me quedaré en casa, hasta averiguar lo que te ha pasado.
§ 206. Cláusulas absolutas de gerundio. Las oraciones de
gerundio indican bien anterioridad, bien simultaneidad, dentro de un
proceso durativo.
La anterioridad aparece con gerundios compuestos y, en
menos ocasiones, con gerundios simples:
habiendo sido explicada la lección, el profesor se marchó.
Si el gerundio aparece precedido de la preposición en, el
significado es el de anterioridad inmediata:
en llegando a mi casa ( = en cuanto llegue), descansaré.
En cuanto a la simultaneidad, he aquí un ejemplo:
caminando Juan por la calle, se oyó una explosión.
§ 207. Cláusulas absolutas de participio. Las oraciones de
participio en cláusulas absolutas indican anterioridad inmediata:
terminada la clase, los alumnos salieron al recreo
dichas esas cosas, el presidente salió de la sala
llegado el momento, los viajeros bajaron del autobús.
En ocasiones, el sujeto del participio se desplaza a la oración
principal, siempre que la otra oración tenga el mismo referente:
209
enterado de la situación, el jugador no quiso darle impor-
tancia
metida en sus pensamientos, María no nos hacía caso.
Otras veces, la oración temporal de participio se refuerza
sintáctica y semánticamente con un adverbio o locución adverbial
(apenas, una vez):
apenas terminado el partido, cogieron el autobús
una vez terminado el examen, se fueron a sus casas.
Pero, con otros adverbios, como después, luego, aunque tam-
bién son refuerzos semánticos de la temporalidad, las oraciones de
participio actúan como complementos o modificadores de esos adverbios:
después de terminado el discurso, el orador se sentó = des-
pués de eso, el orador se sentó.

§ 208. Otras formas de expresar temporalidad


En ocasiones, ciertas construcciones que conforman una
predicación secundaria (implícita) en una subordinación circunstancial
de la predicación primaria (se separan mediante pausa), y que no son
formalmente oraciones, sino construcciones preposicionales, también
expresan la noción de tiempo:
de mayor, seré arquitecto
desde niño, me gustó el cine.
Otras veces, son adverbios o construcciones preposicionales,
reforzados con otros adverbios o locuciones adverbiales de carácter
temporal, los que constituyen secuencias de predicación también
secundaria, con indicación de tiempo:
ya en Madrid, comimos
una vez allí, desayunamos.

4. Expresión de la causa

§ 209. Oraciones causales (OC)


Una OC es aquella que significa causa, motivo o razón. Nor-
malmente es introducida por conjunciones o locuciones conjuntivas
causales:
210
el suelo está mojado porque ha llovido
como ha llovido, el suelo está mojado.
La función de una OC es siempre la de CC de un verbo o de
otra oración. Sus nexos intruductores son: porque, como, pues,
comoquiera que, puesto que, ya que, dado que, toda vez que.
En las ocasiones en que se dan conjuntamente los significados
de causa y condición, el nexo introductor es complejo:
he venido por si me necesitabas.
A veces, ciertas oraciones de infinitivo precedidas de las
preposiciones de o por en relación con el adverbio tanto tienen sentido
causal con valor intensivo. Son una clase de OC intensivas dentro de
construcciones preposicionales que funcionan como CC:
de tanto estudiar, me duelen las cervicales = por estudiar
mucho, me duelen las cervicales
por trabajar tanto, has enfermado = porque has trabajado
mucho, has enfermado
me duelen los pies de tanto andar = me duelen los pies por
andar mucho.
Estas oraciones son equivalentes a otras formadas con el
cuantificador tanto (y sus variantes) y el adverbio correlativo como:
de bueno que es, todos abusan de él.
Este mismo valor intensivo causal es aportado por la OSR con
la secuencia relativa intensiva lo que precedida de la preposición de:
no podemos salir de casa de lo que llueve = no podemos salir
de casa porque llueve mucho.
En ocasiones, el valor intensivo causal lo aporta una OSR que
complementa a adjetivos o a adverbios precedidos de la preposición
por o de, y del neutro lo:
por lo lejos que vive, no voy a visitarlo = porque vive muy
lejos, no voy a visitarlo
de lo mal que tocaba, la gente se salió de la sala = porque
tocaba muy mal, la gente se salió de la sala.
El significado causal aparece también en oraciones de
infinitivo con las preposiciones por y a:
por no estudiar, me suspendieron
al no verlo, me empecé a preocupar.

211
Una OC puede ser introducida por la conjunción que (sin la
preposición por). En este caso, se hace una pausa (coma, en la escri-
tura) y la OC no es sustantiva:
me pongo el abrigo, que hace frío.
Se trata de un conjunto oracional formado por una oración
principal y una OC subordinada a ella.

§ 210. Clases de OC y sus características


Hay que distinguir dos clases de OC:
1. las OC del enunciado indican la causa de lo que se dice en
la oración principal. Por lo general, van pospuestas al verbo principal
y realizan la función de CC del verbo principal de la oración compleja:
el suelo está húmedo, porque ha llovido = el suelo está
húmedo por eso
2. las OC de la enunciación indican el motivo de lo que dice
o piensa el hablante y complementan a un ámbito oracional más
amplio que el de la oración principal. La pregunta no es ¿por qué ha
llovido?, sino ¿por qué dices ha llovido?:
ha llovido, porque el suelo está húmedo,
lo cual significa algo así como es evidente que ha llovido, porque el
suelo está húmedo, por lo que la OC porque el suelo está húmedo no
complementa a ha llovido, sino a es evidente que ha llovido.
En estos casos, debe hablarse, señala Leonardo Gómez
Torrego, de enunciados que están formados por un conjunto oracional
por subordinación causal.
En lo que a la conjunción porque se refiere, parece preferible,
al menos en las OC del enunciado, segmentarla sintácticamente en por
+ que, por considerar que la oración empieza en la conjunción que, ya
que la secuencia introducida por que equivale a un nombre o
pronombre.
De la misma manera, las locuciones preposicionales gracias
a, a causa de, merced a, en vista de, por culpa de, debido a y otras
parecidas tendrían como término oraciones enzabezadas por que con
significado causal. No parece, pues, lógico hablar de las locuciones
conjuntivas causales gracias a que, debido a que, etc., pues toda la
secuencia encabezada por que es sustituible por un pronombre:
he aprobado gracias a que me has ayudado = he aprobado
gracias a eso.
212
§ 211. OC sustantivas y OC no sustantivas

Entre las oraciones causales conviene distinguir:


1. aquellas que funcionan como término de una preposición y
que son sustantivas, porque se sustituyen por un sustantivo o
pronombre (la función de CC de causa la ejerce toda la construcción
preposicional):
he venido porque me habéis llamado = he venido por eso
en vista de que no llegábais, me fui al cine = en vista de eso,
me fui al cine.
Entre las oraciones causales de término de preposición se
encuentran también las construidas con la preposición por + infinitivo,
o con la locución a fuerza de + infinitivo:
me han suspendido por ponerme nervioso.
2. aquellas que funcionan directamente como CC de un verbo
o como complemento de otra oración principal y que no se dejan
sustituir por sustantivos o por pronombres, ni por adverbios, por lo
que no son ni sustantivas, ni adverbiales:
como me habéis ayudado, he aprobado.

§ 212. OC como complemento de otra oración

Las OC complementan muy frecuentemente a una oración


entera, la principal. Esto ocurre cuando las OC la preceden a ésta,
separándose de ella con una pausa (coma, en la escritura):
como ha llovido, el suelo está húmedo
ya que no quieres firmar, iré a los tribunales.
Pero también son subordinadas de la oración principal las OC
que siguen a ésta, siempre que estén separadas por una pausa (coma,
en la escritura).
En un mismo conjunto oracional por subordinación causal
puede encontrarse también otra OC que ejerce la función de CC de un
verbo:
ya que no me llaman, me voy, porque tengo que hacer la
compra.

213
4. ORACIONES CIRCUNSTANCIALES

1. Expresión de la finalidad
§ 213. Oraciones finales
Los gramáticos discrepan en lo que a las oraciones finales se
refiere: unos las consideran adverbiales y otros no. Estas desempeñan,
según Samuel Gili y Gaya el papel de CI, eso es, que en la oración
principal hacen oficio de un complemento en caso dativo y expresan,
en términos generales, el fin o la intención a que tiende lo que se
afirma en la oración principal. Leonardo Gómez Torrego agrega a ello
el hecho de que no se pueden sustituir por adverbios y, por tanto, no
son adverbiales.
Estas oraciones llevan las preposiciones de dativo a y para,
seguidas de la conjunción subordinante que; pero también pueden ir
introducidas por la frase conjuntiva a fin de que o por la conjunción
porque = para que. En el habla familiar, la oración final es introducida
por la simple conjunción que:
ven que te diga una cosa.
Se emplea el modo subjuntivo en la oración final con la
misma correlación de tiempos que en las oraciones objetivas:
le darán permiso para que salga esta noche para Burgos
a fin de que no encuentre dificultades, se le ha expedido un
pasaporte
le excitó a que exaltase su ánimo.

§ 214. Características

Las oraciones finales suelen ser subordinadas sustantivas (se


sustituyen por sustantivos o pronombres) que funcionan como CC del
verbo principal de una oración compleja. Normalmente significan
finalidad, intención, propósito.
Los nexos que introducen las oraciones finales son:
1. las preposiciones para, a o por.
214
2. las locuciones preposicionales a fin de, con vistas a, con
miras a, en orden a.
Las oraciones finales pueden aparecer bien con el verbo en
subjuntivo (y en este caso ha de aparecer la conjunción que), bien con
el verbo en infinitivo, sin nexo conjuntivo alguno. El modo indicativo
no es compatible con las oraciones finales:
me esfuerzo lo que puedo para que mis hijos no pasen hambre
he venido a que me enseñes la casa
me esfuerzo a fin de que me seleccionen para el equipo.
En el caso de la secuencia a fin de, parece forzada una
construcción como a fin de eso, por lo que podría entenderse que a fin
de que es una locución conjuntiva. Sin embargo, no parece conve-
niente considerar a para que, a que, por que como locuciones de ese
tipo, aunque hay que reconocer que en enunciados coordinados debe
repetirse la secuencia para que o eliminarla en el segundo compo-
nente. No cabe eliminar sólo a para. Por tanto, se dice
trabajo para que estéis cómodos y (para que) seás felices, y
no se dice trabajo para que estéis cómodos y que seáis felices.
Algunas subordinadas aparentemente finales son, en realidad,
sustantivas de CR:
esta tela sirve para que os hagáis un vestido
faltan tres minutos para que empiece el partido,
y otras tienen valor concesivo:
para estar lesionado, lo hizo bien.
Con el verbo principal en imperativo, la conjunción que, sin
preposición que la preceda, puede actuar de nexo de oraciones finales:
vuélvete, que te veamos = vuélvete para que te veamos.
En estos casos, las oraciones finales no son sustantivas, y
forman con la oración principal un conjunto oracional.
El valor final se puede manifestar también con un grupo
nominal cuyos núcleos son los sustantivos fin, objeto, pretexto, inten-
ción, idea, entre otros, precedidos del artículo y de la preposición con,
y en el que aparece como modificador una oración precedida de la
preposición de. En estos casos, la función de CC no la ejerce la ora-
ción, sino todo el grupo nominal (o la construcción preposicional):
me presenté en el colegio con el fin de que me informaran.
215
A veces, se emplean las oraciones finales que dependen de un
verbo de decir oculto, con cierto valor de función fática 66 :
para que te enteres, ya soy director = te lo digo para que te
enteres de que ya soy director.
Leonardo Gómez Torrego propone llamarlas finales de la
enunciación.
En ocasiones, el valor final se produce con la oración subor-
dinada en forma negativa y sin nexo:
voy a quitar el coche, no sea que me multen
se abrigó bien, no fuera a enfriarse.
En estos casos, suele aparecer el verbo ser en subjuntivo
(presente o pretérito imperfecto) o la perífrasis verbal ir a + infinitivo
en los mismos tiempos (no vaya a ser que …).

§ 215. Relación con el sujeto

Lo normal es que, cuando el sujeto del verbo principal es el


mismo que el del verbo de la oración subordinada final, se emplee en
ésta el infinitivo:
he venido (yo) para ayudaros (yo).
Cuando estos sujetos no coinciden, se usa el subjuntivo:
trabajamos (nosotros) para que coman nuestros hijos.
No obstante, se dan casos que no siguen esta norma:
dame la mano (tú) para cruzar (yo) la calle.

66
Una de las funciones del lenguaje, cuyo objetivo no es la comunicación,
sino el mantenimiento del contacto entre el locutor y el oyente.
216
2. Expresión de la condición

§ 216. Oraciones condicionales


Los gramáticos discrepan en lo que a estas oraciones se
refiere, considerándolas unos adverbiales, otros circunstanciales.

§ 217. Características
Las oraciones condicionales manifiestan significados de
1. condición: si vienes a casa, te doy el regalo
2. hipótesis: si tú eres listo, yo soy un sabio
3. mero contraste: si no ha venido, es que piensa acabar el
libro; si se fue ayer, ¿cómo puede estar aquí?
En ellas está en juego, una estimación cuantitativa/intensiva
que, por lo general, en las unas es objeto de comparación y en las otras
produce una cierta consecuencia/efecto.
Con ello hacemos depender el cumplimiento de lo enunciado
en la principal de la realización de la oración subordinada condicional,
con la mención de que la condición es antecedente indispensable para
este efecto. En la oración
si hace buen tiempo, saldremos
se observa que la acción de salir depende de que se haga buen tiempo.
§ 218. El período condicional o hipotético consta de dos
oraciones: la subordinada, que lleva en sí la condición, llamada hipó-
tesis o prótasis, y la principal, que expresa el efecto, la consecuencia,
llamada apódosis.
La condición puede ser real o irreal. La condición real se
expresa con el verbo en indicativo, y la condición irreal con el verbo
en subjuntivo. Como toda condición es, por su naturaleza, hipotética,
eventual o contingente, la diferencia es de grado, de probabilidad
sentida como mayor o menor, de matiz más o menos dubitativo, que
procede de la preferencia por uno u otro modo en cada caso. Como se
puede observar, entre
si mañana hace buen tiempo saldremos / si mañana hiciese
buen tiempo saldremos
217
no hay más diferencia que el sentido más dubitativo / problemático de
la segunda.
Las oraciones condicionales son subordinadas de otra oración
llamada principal, al menos cuando va delante de ella. Las dos ora-
ciones constituyen un conjunto oracional por subordinación que, a su
vez, es un solo enunciado.
Los nexos que introducen oraciones condicionales son:
1. conjunciones como si, como, cuando: como no vengas, no
te doy el regalo
2. locuciones conjuntivas como a no ser que, con tal (de) que,
a condición de que, a menos que, a poco que, siempre que, siempre y
cuando: volveré a España, a menos que me lo impida el tiempo;
cuando no viene, por algo será.
A veces, la conjunción si aparece precedida de la preposición
por. En este caso, se mezclan los significados de causa y condición:
me quedaré en casa por si viene mi abuela.
Puede hablarse de condicionales de la enunciación en casos
como:
ha llovido, si es que no estoy loco = es evidente que ha
llovido.

§ 219. Prótasis y apódosis

En los conjuntos oracionales en los que una oración es subor-


dinada condicional, se llama prótasis a ésta y apódosis a la oración
principal. Así, en la oración compleja
si no te gusta, devolvemos el regalo,
si no te gusta es la prótasis y devolvemos el regalo es la apódosis.
Cuando la prótasis lleva el verbo en indicativo, se habla de
enunciados reales o verosímiles:
si te lo han dicho, debes aceptarlo.
Cuando la prótasis lleva el verbo en subjuntivo, se habla de
enunciados irreales o no verosímiles:
si hubieras venido, te lo habría dado.
Si la prótasis lleva el verbo en pretérito imperfecto de subjun-
tivo, la apódosis puede aparecer en condicional siomple o en pretérito
218
imperfecto de indicativo. Esta segunda opción es exclusivamente
coloquial:
condicional simple: si me tocara la lotería, iría contigo
pretérito imperfecto: si me tocara la lotería, iba contiguo.
Si la prótasis lleva el verbo en pretérito pluscuamperfecto, el
de la apódosis puede aparecer en ese mismo tiempo, o en el
condicional simple o compuesto:
pluscuamperfecto: si lo hubiera sabido, habría ido
condicional simple: si hubieras jugado, ahora no estarías tan
triste
condicional compuesto: si lo hubiera sabido, habría ido.
Hoy día, el uso del pretérito imperfecto de subjuntivo en la
apódosis es arcáico:
si hubiera luz, te lo enseñara.
Son incorrectas y dialectales las prótasis con el condicional
simple y con el condicional compuesto. No se dice
si tendría (habría tenido) dinero, me compraría (habría com-
prado) un coche, sino se dice si tuviera dinero, me compraría un
coche.
§ 220. Las condicionales difieren entre sí según tengan la
prótasis en indicativo o en subjuntivo.
En resumidas cuentas, ello significa que en las condicionales
reales, la prótasis es un hecho real, probable/posible tanto en el pasado
como en el presente o en el futuro. La prótasis lleva entonces un
tiempo de indicativo (no futuro, ni potencial), y la apódosis, cualquier
tiempo del indicativo o imperativo:
si yo lo deseo, Juan vendrá
si iba David, Miguel iría también
si alguien te pide dinero, niégaselo
si vienen mañana, no podremos recibirlos.
§ 221. En fin, en las condicionales irreales, la prótasis es un
hecho que estimamos no realizado en el pasado, irrealizable en el
presente e improbable en un futuro; y, por tanto, contamos con que lo
es también la consecuencia. La prótasis va en imperfecto de
subjuntivo, si la condición se refiere al pasado; la apódosis va en
pretérito imperfecto de subjuntivo (-ra) o en potencial simple (para
219
condición presente o futura) y en pluscuamperfecto de subjuntivo o
potencial compuesto (para condición pasada):
si yo tuviera / - se vacaciones, me marcharía / -ra a Toledo
si yo hubiera / -se tenido vacaciones, me hubiera / -se / habría
marchado a Madrid
si yo hubiese estudiado, sabría mucho más.
La apódosis hubiese + participio, del tipo
me hubiese marchado a Soroa,
no la admite la Academia Española por dialectal (§ 433), pero Rafael
Seco afirma que, en realidad, su uso es corriente.
La forma –ra (marchara) en la apódosis es anticuada, y sólo
aparece de vez en cuando en el español literario.
En lenguaje jurídico y arcaizante, todavía se emplean las
llamadas condicionales contingentes, es decir, las condicionales reales
de futuro con la prótasis en futuro de subjuntivo (imperfecto o
perfecto):
si transcurrido el plazo no se presentare / no se hubiere
presentado, perderá sus derechos.
Ya sabemos que este tiempo ha caído al desuso; en este caso, hoy día
se emplea normalmente el presente o perfecto de indicativo.
En vez del si, solemos hallar también las frases conjuntivas como,
siempre que, con tal que:
como no vengas, te mato
acepto la propuesto, siempre que tú también estés conforme
con tal que no me estorbe, me contento.
Otras construcciones se hacen con cuando; siempre y cuando;
a no ser que; dado/caso que; supuesto que.
§ 222. La condición se puede expresar también por medio del
gerundio, del infinitivo precedido por de/a (de donde procede la frase
conjuntiva a no ser que) y del participio (de donde proceden las frases
conjuntivas supuesto que y dado que):
infinitivo: de no venir, me enfadaré
gerundio: ayudando Dios, saldremos del apuro
participio: dado que ataquen, nos defenderemos.
Cabe mencionar también que la relación condicional se reco-
noce no sólo en las formas canónicas (prótasis con si, siempre que +
subjuntivo; gerundio; de + infinitivo, etc.), sino también en estructuras
220
muy diversas, como la coordinación copulativa y la disyuntiva, ora-
ciones compuestas que incluyan expresiones con relativos generali-
zadores (sustantivas) o relativos adverbiales, secuencias de pregunta-
respuesta, etc.
§ 223. Las oraciones que constituyen el período condicional
van enlazadas sólo por si, que los gramáticos consideran unos como
adverbio relativo, y otros como conjunción. Nos parece que ésta
última opción se acerca más a sus usos en los períodos condicionales y
como tal lo tratamos en este trabajo.
§ 224. Con sentido figurado o casi pueden usarse también
como condicionales algunas conjunciones de otro origen, y numerosas
frases conjuntivas: como, cuando, siempre que, ya que, con tal que,
con sólo que, con que:
como me inviten, iré
cuando usted lo dice, será cierto
con que me pagasen la mitad, estaría satisfecho.
Existen, por otro lado, tres tipos de estructuras que expresan
aseveración con la forma del período condicional con si. Se trata de
formas de relieve, ya de encarecimiento, ya de minimización, que
hacen uso de diversos pronombres indefinidos y numerales.
§ 225. 1. forma encarecedora de sentido superlativo: si algo +
verbo + ser + nombre:
si algo le gusta es el ajedrez
si algo queríamos era que nos acompañaras
si alguien lo apoyó fue / es ella
si en alguien no confío es en Lázaro
si alguien no mueve jamás un dedo por mí es Valerio
si hay alguien inteligente es María
si existe una Gramática admirable es la de Bello.
Esta construcción es comparable al desdoblamiento de la función
sintáctica de la oración-base por medio del verbo ser y un relativo que
pone de relieve esta función:
lo que le gusta es el ajedrez = le gusta el ajedrez
quien lo apoyó fue él = él lo apoyó
en quien no confía es Lázaro = no confía en Lázaro
la que es inteligente es María = María es inteligente.
221
Es distinto el esquema en que el condicionante puede alterar
el orden, de modo que:
si algo + verbo > si + verbo + algo,
y el condicionado admite formas verbales y/o adverbios dubi-
tativos:
creo que a él no le interesan los juegos. Pero si le gusta (= le
llega a gustar) algo, va a ser (es) probablemente el ajedrez.
no sé si recibió el apoyo. Pero si alguien lo oyó, fue / debió de
ser / habrá sido ella
si me entusiasma, algo debe de ser esta idea.
En estos casos, la prótasis no puede interpretarse como real, pero
condiciona la modalidad aseverativa de la apódosis:
¡qué suerte que nos acompañaras! Si algo queríamos, era eso.
Los momentos de expectativa/satisfacción se corresponden
con la estructura sintáctico-melódica formada por la prótasis –
condicionante/apódosis – condicionado.
§ 226. 2. forma encarecedora de la cantidad relativamente
alta: si no + verbo + cantidad + no + el mismo verbo
En esta serie, la prótasis es negativa. El alcance de la negación
es el numeral cardinal o partitivo que se incluye. La apódosis también
es negativa, reitera el verbo y el tiempo de la prótasis, y sustituye el
sintagma numeral + sustantivo por un pronombre indefinido negativo
que corresponde al rasgo categorial máximo del sustantivo. Esta con-
strucción es una variante de la llamada implicación material. Grama-
ticalmente, en esta prótasis es el condicionante de la modalidad de la
apódosis:
si ella es pelirroja natural, Napoleón era marciano.
Esta oración no exhibe la consecutio temporum que relacione directa-
mente ambos miembros con el tiempo del condicionamiento anterior
al del condicionado. La elección de los tiempos es libre, y cada uno se
halla en correlación con el presente en que se habla, implícito en la
modalidad del condicionado:
si no camino treinta cuadras por día, no camino / nunca he
caminado ni una
si no había cien personas, al menos no había nadie
si no hablaste dos horas como mínimo, no hablaste nada.
222
Los pronombres indefinidos se refieren al sustantivo cuanti-
ficado según los rasgos peculiares de éste:
a. nadie + pronombre personal indica negación absoluta
b. ninguno ± pronombre personal indica negación con res-
pecto a cada individuo de una pluralidad
c. nada sin pronombre personal indica también negación
existencial absoluta y puede referirse a una realidad compleja
d. ni uno no contiene un indefinido, sino un numeral ±
pronombre personal, y niega analíticamente el límite mínimo de la
cantidad.
§ 227. 3. forma minimalizadora de la cantidad escasa: si +
verbo + cantidad + es mucho:
si en el teatro había cinco espectadores, era mucho
si lo vi tres veces en mi vida, es mucho
si tiene un peso en el bolsillo, es mucho
si hoy trabajaste media hora, es mucho
si tiene una remota / mínima idea del asunto, es mucho.
En la apódosis se afirma, (ser) mucho aludiendo a la cantidad
propuesta en el dictum de la prótasis. De este modo se manifiesta el
sentido del límite máximo sólo posible que tiene el numeral. El tope
puede ser puramente aproximativo o contar en la prótasis con un
refuerzo del tipo a lo sumo:
si lo vi dos o tres veces en mi vida, es mucho
si hoy leíste a lo sumo media hora, es mucho.
El sentido de diminutio/minimalización o – desde otro punto
de vista – de encarecimiento de la cantidad escasa surge de la
estructura sintáctica del período condicional en que la prótasis es
condicionante de la actitud aseverativa de la apódosis, como lo
muestra el hecho de que la primera puede manifestar tiempo posterior
a la segunda:
si voy a poder visitar dos o tres lugares, es mucho.

§ 228. Otras formas de expresar la condición


El significado condicional puede expresarse, además de con
los nexos y oraciones mencionados, de las formas siguientes:
223
1. con un grupo nominal precedido de la preposición con y
constituido por el sustantivo nuclear condición y una oración
sustantiva precedida de la preposición de, que actúa de modificador:
te dejaré el libro con la condición de que me lo devuelvas
mañana = te dejaré el libro con esa condición.
2. con una oración subordinada de gerundio:
estudiando todos los días, lograré aprobar.
3. con un mero grupo nominal con preposición (o una
construcción preposicional) que, a veces, puede ejercer la función de
CC de condición:
te dejo el libro con esa condición
sin tu ayuda, no saldremos adelante
con tu ayuda, saldremos adelante.
4. con las preposiciones de y con seguidas de un infinitivo
simple o compuesto:
de ser cierto eso, retiraría mis palabras
de haberlo sabido, hubiera ido
con sólo hablarles, se convencerán.
5. con el sustantivo caso en la construcción preposicional en
(el) caso seguida de otra construcción preposicional que engloba una
oración subordinada sustantiva:
en caso de enterarte, avísame = en ese caso, avísame
en el caso de que te enteres, avísame = en ese caso, avísame.
En el habla coloquial, se suprimen a veces la preposición y el
artículo:
caso de que te enteres, avísame.
6. con los adverbios excepto y salvo, seguidos de que, al
frente de la oración:
no iré al colegio, excepto que me lo pida mi padre
no iré al colegio, salvo que me lo pida mi padre,
oraciones que son equivalentes de esta otra:
iré al colegio sólo si me lo pide mi padre.

224
§ 229. Oraciones independientes encabezadas por si

Hay oraciones encabezadas por la conjunción si, que son


independientes. Dicha conjunción aporta un valor enfático o
ponderativo si se encuentra en entornos exclamativos, por lo que ha
perdido su valor de nexo subordinante:
¡si no lo sabía!
¡si será tonto!
Con frecuencia, enunciados oracionales exclamativos como
este último se apoyan en otra oración de significado causal
encabezada por la conjunción que:
¡si seré tonto, que no me enteré de que me engañaban!
A veces, el enunciado exclamativo con si queda en suspenso,
por lo que cabría pensar que se trata de oraciones condicionales que
presuponen una oración principal:
¡si me lo hubieras dicho antes!
¡si supiera alemán¡
En estos dos ejemplos, la conjunción si parece ser la
condicional, aunque ya haya perdido este valor; pero en los
anterioriores parece más la conjunción si de interrogativas indirectas.
Sin embargo, lo que importa es que en todos esos casos la conjunción
tiene un valor claramente ponderativo.
Deben distinguirse las oraciones subordinadas temporales con
cuando de las condicionales con ese mismo nexo:
cuando trabaja, es que ya está bien (condicional)
cuando trabajo, me encuentro más tranquilo (temporal).
También hay que distinguir distintos tipos de oraciones
subordinadas con el nexo como:
como no trabajes, no te subo el sueldo (condicional)
como no trabajas, no te subo el sueldo (causal).

225
3. Expresión de la concesión

§ 230. Oraciones concesivas

Los gramáticos discrepan en lo que se refiere a considerar o


no estas oraciones como adverbiales.
Las oraciones concesivas expresan una dificultad, obstáculo,
oposición, contraste u objeción para la realización de lo dicho en la
oración principal (a la que complementa), dificultad que, sin embargo,
no tiene eficacia para impedir su cumplimiento. Es una condición,
pero que no influye en la realización de la acción verbal. Al decir, por
ejemplo,
aunque me lo prohibas, saldré,
se entiende que el salir se verifica a pesar de la prohibición contenida
en la oración subordinada.

§ 231. Características

Se trata, pues, de oraciones subordinadas a la oración


principal dentro de un conjunto oracional por subordinación. Los
nexos que introducen estas oraciones son:
1. la conjunción aunque
2. el adverbio conjuntivo así
3. las locuciones si bien, por más que, y eso que, bien que,
aun cuando:
no volveré a esa casa, aunque (así) me lo pidas de rodillas
he logrado aprobar y eso que apenas había estudiado.
§ 232. En las concesivas, el uso de tiempos verbales es el
mismo que en la condicional propiamente dicha, pero en el modo real
la prótasis (oración subordinada) admite además los dos futuros del
indicativo, como se puede ver en el siguiente cuadro:

Concesiva real Concesiva irreal

Aunque somos muy amigos, Aunque fuésemos muy amigos,


nunca nos vemos nunca nos veríamos
226
Aunque mañana estaré aquí, Aunque mañana estuviese aquí,
no podría atenderte no podría atenderte

Aunque tenía parientes, Aunque hubiera tenido parientes,


ninguno lo quería ninguno lo hubiera querido.

Hay además el tipo especial de la concesiva polémica real,


que presenta la objeción – ya conocida/supuesta – como totalmente
ineficaz para oponerse a la acción principal, de modo que llega a
considerarse casi irreal:
aunque no quieras, tienes que hacerlo
aunque no quisieras, tenías que hacerlo.
Las oraciones que forman el período concesivo se enlazan por
las conjunciones / frases conjuntivas aunque, por más que, aun
cuando, siquiera, así:
por más que lloró, no logró ablandarlo
aun cuando quisiera, no podría hacerlo
déjeme usted el libro, siquiera sea un día no más
no lo haré, así lo maten.
La expresión por más que no es sino un tipo inmovilizado de
la expresión concesiva variable por + adjetivo / adverbio + que:
por mucho que corras, no conseguirás alcanzarlo
por duro que sea el trabajo, no te matará
por bien que se porte, no recibirá mayor recompensa.
Otras frases conjuntivas empleadas son: a pesar de que, si bien, mal
que 67 , bien que:
siempre anda de juerga, a pesar de que no tiene un céntimo
consiguieron la victoria, si bien las bajas fueron sensibles
haremos lo que nos hemos propuesto, mal que te pese
la familia emprendió el viaje, bien que no todos iban a gusto.
En el habla coloquial y, a veces, en la literaria, se usa como
conjunción la expresión (y) eso que (= a pesar de que):

67
Esta , ya fósil, es de la expresión mal que te / le / etc. pese.

227
en esta ciudad soy el único español, y eso que tienen cien mil
habitantes.
La conjunción si (= aunque) se emplea a veces como
concesiva:
no se quejaría si le arrancaran la piel a tiras.
§ 233. Hay otro si, cuyo valor concesivo no resulta tan claro,
pero con el cual se pone de relieve la coexistencia, unas veces paralela
y otras antitética, de las ideas expresadas por la subordinada y la
principal:
si la madre era mala, la hija era peor
si no obtuvo éxito de público, al menos lo aplaudieron los
críticos.
La oración concesiva adverbial admite también el gerundio y
las construcciones con + infinitivo, aun + gerundio, aun +
participio, futuro (de probabilidad) + pero + presente. En esta última
construcción se expresa, en forma de duda, la misma escasa validez
que significa el subjuntivo con aunque:
será listo (= aunque sea listo), pero no lo sabe.
Cuando la idea se refiere al pasado, la fórmula admitida es potencial +
pero + pretérito:
sería listo (= aunque fuese muy listo), pero no sabía leer.

Variedades oracionales de las concesivas

El significado concesivo se puede manifestar también de otras


maneras.
§ 234. Con las locuciones preposicionales a pesar de y pese a.
En estos casos, se trata de oraciones sustantivas (se sustituyen por
sustantivos o pronombres) dentro de una construcción preposicional,
la cual funciona como CC:
no lo hago, a pesar de que me lo han pedido = no lo hago, a
pesar de eso.
§ 235. También se expresa valor concesivo con los grupos
adverbiales cuyos núcleos son los adverbios además, encima y aparte:
además de que no estudias, apruebas = además de eso,
apruebas.

228
En estos casos, uno de los dos componentes del enunciado
debe ir con negación:
encima de que no comes, engordas
encima de que comes, no engordas.
§ 236. Con oraciones de relativo que complementan a los
adverbios mucho, más y poco precedidos de la preposición por:
por mucho que grites, no vas a conseguir nada.
Con oraciones de relativo que complementan a los adverbios
mucho y poco o a algún adjetivo, precedidos de la preposición para:
para lo mucho que estudia, saca notas muy bajas.
Con una secuencia encabezada por la preposición con + lo +
adjetivo (o adverbio) y una OSR:
con lo listo que es, no logra aprobar.
§ 237. También con para seguido de infinitivo:
para tener tanto dinero, viaja poco.
Con los adverbios aun, hasta, incluso + gerundio:
aun cenando poco, duermo mal.
§ 238. Con formas verbales en subjuntivo y en coordinación
disyuntiva:
quieras o no (quieras), iré a tu casa.

§ 239. Variedades concesivas no oracionales

Ciertos segmentos no oracionales expresan también


significado concesivo:
aun así, no logra aprobar
a pesar de / pese a todo, logró llegar a casa
así y todo, logró llegar a casa
con todo y (con) eso, no fue capaz de llamarnos.
También se expresa el valor concesivo con un solo adjetivo
separado por pausa y seguido de la conjunción y:
herido, y logró llegar a casa.

229
4. Expresión de la consecuencia.
Oraciones consecutivas (OCN)

§ 240. OCN intensivas

Las OCN intensivas son aquellas que indican la consecuencia


o la deducción de algo, y van introducidas por el nexo que, apoyado
en un intensificador, que puede ser:
1. un adverbio, como tanto o tan: es tan listo que todos lo
admiran
2. el determinativo tanto (y sus variantes): sabe tantas cosas
que nos deja perplejos
3. los indefinidos cada y un (y sus variantes): tiene un genio
que da miedo
4. el determinativo demostrativo tal: lo hizo de tal manera que
nos asustamos.
Su función es la de complemento o modificador del intensi-
ficador, por lo que aparecen siempre dentro de oraciones complejas:
trabaja tanto que va a caer enfermo.
Deben diferenciarse estas OCN de las OSA cuyo relativo lleva
como antecedente las palabras manera, modo, forma, suerte, pero sin
intensificador:
OSA: explica de manera que todos lo entendemos
OCN: explica de tal manera que todos lo entendemos.
En ocasiones, hay enunciados oracionales exclamativos con
entonación suspendida (en la escritura, puntos suspensivos), en los
que aparece el intensificador o cuantificador, pero sin la
correspondiente OCN. Es una clase de oraciones simples:
¡es tan bueno este chico!
¡cuenta cada chiste!
El valor intensificador de la preposición de, incluso sin ir
acompañado de un (y sus variantes), se manifiesta en enunciados
oracionales exclamativos coloquiales con entonación suspendida:
¡es de inteligente este chico …!
¡está de pesado este niño …!
230
A veces, el intensificador se desplaza del segmento principal
al consecutivo:
Juan trabaja todos los días, tanto que va a enfermar.
Estas estructuras consecutivas están muy cerca de la
aposición, sobre todo si en el primer segmento aparece también un
cuantificador:
he estudiado mucho, tanto que estoy mareado.
En el habla coloquial, el cuantificador o intensificador puede
ser la locución una de (de la que se ha eliminado el sustantivo
cantidad):
cayó una de agua que tuvimos que abandonar el estadio.
Este intensificador también puede aparecer en enunciados
exclamativos con entonación suspendida sin que haya ninguna oración
consecutiva:
¡cayó una de agua …!

§ 241. OCN sin intensificador

Las OCN con que, pero sin apoyo en intensificador alguno,


complementan directamente al verbo como autéticos CC:
habla que da gusto
canta que es un primor.
Otras veces, la OCN complementa a un nombre o sustantivo a
través de un verbo copulativo, por lo que su función es la de atributo,
y la oración es adjetiva (pero no de relativo):
María está que trina
la encontré que daba miedo.
En el coloquio, las OCN son, a veces, frases hechas, por lo
que son analizadas como meros cuantificadores del verbo. Así ocurre
en
corre que se las pela o corre que se mata o hueles que te
mueres.
No tiene, pues, sentido segmentar oraciones de este tipo, que
deben entenderse como una unidad sintáctica de carácter elativo o
intensificador.

231
Hay enunciados exclamativos formados por un primer com-
ponente encabezado por un pronombre o adverbio interrogativo (qué,
quién, cuál, dónde, cuándo, cómo) o por el intensivo si, y un segundo
componente introducido por la conjunción que, el cual constituye una
oración con valor entre consecutivo, causal y final:
¡qué le habrían dicho, que no quiere ni hablar!
A este mismo tipo de enunciados exclamativos responden las
estructuras con lo seguido de un adjetivo o adverbio más que:
¡lo fuerte que será, que él solo tiró la puerta de un golpe!
En el lenguaje coloquial, es frecuente potenciar los pronom-
bres, adjetivos o adverbios interrogativos con expresiones enfáticas
como demonios, narices, etc.:
¡qué demonios (narices) le habrán dicho, que no quiere
hablar!

§ 242. OCN no intensivas

Hay oraciones en español que indican consecuencia o


deducción, pero que no son subordinadas, pues no complementan ni a
un componente de una oración compleja, ni a otra oración. Son
oraciones que junto a otras constituyen conjuntos oracionales por
coordinación.
Los nexos, también llamados conectores, son generalmente:
1. las locuciones de manera que, pues bien, así que, de modo
que, de manera que, de forma que, de suerte que
2. las conjunciones conque y luego.
Por tanto, en estos casos no cabe hablar de oración principal,
ni de oración subordinada. Frente a otras oraciones coordinadas, estas
OCN pueden exigir una pausa mayor entre ellas y las oraciones
anteriores (normalmente un punto y coma o un punto en la escritura),
y, además, pueden prescindir más fácilmente del nexo conector. De
todas formas, cuando la pausa es de coma o de punto y coma, se debe
hablar de un enunciado que constituye un conjunto oracional com-
puesto de dos oraciones coordinadas:

232
acabo de vender el piano; así que, ya no puedo tocar más
hoy hace bueno; conque vamos a la playa
esta primavera ha llovido mucho; de modo que habrá buena
fruta.

§ 243. OCN yuxtapuestas

Hay enunciados que expresan una relación lógica de conse-


cuencia o deducción. Este tipo de enunciados se configura con algunas
locuciones adverbiales (por lo tanto, por consiguiente, en conse-
cuencia, así pues) o algunos adverbios (pues y así), que son otro tipo
de conectores.
Puede decirse que las oraciones de estos enunciados son yux-
tapuestas, pues tales locuciones adverbiales o adverbios son compa-
tibles con nexos coordinantes y pueden cambiar de lugar en el
contexto:
el suelo está mojado; por tanto, ha llovido esta noche = el
suelo está mojado; ha llovido, por tanto, esta noche
hoy es sábado y, por lo tanto, nos iremos al campo.
Puede que en un enunciado con una oración de valor con-
secutivo no aparezca ningún nexo conjuntivo, ni ninguno de los adver-
bios o locuciones adverbiales antes mencionados. En estos casos, la
relación lógica de consecuencia o deducción se manifiesta en la escri-
tura con el signo de dos puntos:
hoy es sábado: iremos al campo
el suelo está mojado: ha llovido esta noche
has estudiado mucho: aprobarás sin duda.

233
5. Expresión de la comparación.
Oraciones comparativas (OCM)
§ 244. Naturaleza sintáctica
de las OCM
Las OCM no son sustantivas (dado que no se pueden sustituir
por sustantivos o pronombres, ni equivalen a ellos), ni adjetivas (dado
que no se sustituyen por adjetivos, ni equivalen a ellos), ni adverbiales
(pues ni equivalen a adverbios, ni se sustituyen por ellos, ya que no
existen adverbios comparativos).
Estas oraciones ejercen siempre la función de complemento o
modificador de un adverbio o un determinativo cuantificador 68 como
tanto (y sus variantes). Son, pues, oraciones subordinadas dentro de
una oración compleja:
ese jugador es tan bueno como yo suponía.
Obsérvese que en estas oraciones el nexo comparativo como
se apoya en el cuantificador tan, y que el verdadero cuantificador de
bueno es tan(to) como yo suponía, y es dentro de este cuantificador
donde se encuentra la OCM.
§ 245. Clases de OCM
Las OCM ofrecen el parangón de dos conceptos más o menos
complejos. De éste resultan, por tanto, tres relaciones: la igualdad, la
superioridad y la inferioridad.
El nexo comparativo de superioridad e inferioridad es la
conjunción que o la preposición de, las cuales se apoyan en los
adverbios más y menos, respectivamente:
Juan miente más que habla
es más listo de lo que creía.
El nexo comparativo de igualdad es como, si se apoya en el
adverbio tan(to), y que, si se apoya en la locución igual de o en el
segmento artículo seguido de mismo (y sus variantes):
Juan sabe tanto como yo (sé)
Juan es igual de tímido que yo (soy)
Juan sabe lo mismo que yo (sé).
§ 246. La correlación de elementos que presentan las oracio-
nes subordinante y subordinada es la siguiente:

68
Modificador.
234
Oraciones de igualdad: así ... como; tal ... cual; así .. cual;
tanto ... cuanto; tan(to) ... como; tal ... como.
Oraciones de superioridad: más ... que; adjetivos compa-
rativos ... que.
Oraciones de inferioridad: menos ... que.
§ 247. En la oración de igualdad, la comparación puede refe-
rirse al modo, a la cualidad o a la cantidad. La comparación de modo,
establecida por así .. como, tal ... cual, ofrece un tipo de transición
entre las oraciones modales y las comparativas:
como el águila se cierne poderosa sobre las cumbres, así el
hombre de genio domina los espíritus en su vuelo gigantesco
tal iba el basurero con su hallazgo cual el niño con un juguete
flamante.
La comparación en la cualidad puede establecerse también
con la correlación tal ... cual:
sus hechos fueron tales cuales / como yo me suponía (com-
paración de hechos)
cual es María, tal hija cría (comparación de cualidades).
Tan(to) ... como y tanto ... cuanto comparan en cuanto a la
intensidad de las cualidades de un mismo sustantivo o de dos, o en
cuanto a la determinación de cantidad de los sustantivos:
esta tinta es tan negra como fluida / como la pez
tengo tantos libros como pelos en tu cabeza / como en la
Biblioteca
los niños deben dormir tanto cuanto tengan gana.
En la oración de igualdad, la comparación se establece con la
correlación más ... que:
esta tinta es más negra que la pez / que fluida
tengo más libros que pelos en la cabeza / que necesito.
Con los adjetivos comparativos morfológicos no hace falta el
adverbio más; así se tiene:
esta tinta es mejor que aquella
este muchacho es mayor que aquel.
§ 248. En la oración de inferioridad, la comparación se
establece con la correlación menos ... que. Las formas son enteramente
semejantes a las de superioridad. En el período comparativo suelen
faltar los antecedentes:
yo te daré cuantos libros necesites
su conducta fue cual yo me suponía.
235
Esta oración subordinada va con gran frecuencia elíptica, la
mayor parte de sus elementos siendo reproducción de los existentes en
la oración principal. El verbo de esta subordinada va en subjuntivo
cuando indica un hecho dudoso o eventual.
§ 249. Un tipo especial de comparativas son las introducidas
por como si. Este es uno de los frecuentísimos casos de comparativas
elípticas, en las que los elementos sobrentendidos son los comunes
con la oración principal:
no nos saludamos como si no nos conociésemos = no nos
saludamos como (no nos saludaríamos) si no nos conociésemos.
El segundo término de la comparación
§ 250 Naturaleza funcional. En estructuras comparativas, el
segundo término de comparación puede ser un sujeto, un atributo o
cualquier complemento del verbo:
Juan estuvo el otro día más simpático que Pedro
Juan estuvo el otro día más simpático que hoy.
Por otro lado, el segundo término de comparación puede
abarcar dos o más elementos correspondientes a funciones distintas.
Se trata de un segundo término de comparación compuesto:
tengo más libros en casa que flores en el jardín
suelo dar más libros a Juan que flores a María.
§ 251. Naturaleza oracional. El segundo término de la
comparación introducido por las conjunciones que o como es siempre
una oración, pero no responde siempre a las mismas características.
Existen OCM con verbo expreso:
compro menos que vendo
escribo tanto como pinto.
Otras OCM eliden el verbo y sólo aparecen uno o varios
elementos de la oración. El verbo elidido es el mismo que el que
aparece en el primer segmento de la oración:
tengo más dinero que Juan (tiene)
compré más cuadros a María que a su vecino (compré).
En ocasiones, el verbo de la OCM está implícito, aunque el
sujeto o los componentes sean oraciones sustantivas:
me gusta más comer en casa que comer en el campo (me
gusta).
Cuando el elemento cuantificado es un adjetivo en una ora-
ción no atributiva, hay que entender que éste forma parte de una predi-
236
cación con los verbos ser o estar ocultos y que, igualmente, son los
elididos en el segundo término de comparación:
tengo un coche (que es) más práctico que bonito (es).

§ 252. El segundo término de la comparación con de


En los casos de la comparación de superioridad y de inferio-
ridad se usa, a veces, la preposición de como nexo comparativo en
lugar de la conjunción que. Esto ocurre cuando el segundo término de
comparación es una OSR y en ella el artículo se refiere siempre al
núcleo comparativo, es decir, al sustantivo, adjetivo o adverbio que
están cuantificados. Se dice
esta alumna es más lista de lo (lista) que parece, y no se dice
esta alumna es más lista que lo que parece
tengo menos libros de los (libros) que yo creía, y no se dice
tengo más libros que los que yo creía.
Por ello, no se dice lo mismo en una oración compleja como:
eso es más interesante que lo que tú dices,
que en otra como:
eso es más interesante de lo (interesante) que tú dices.
En el primer caso, los elementos que se comparan son el
pronombre eso y la oración lo que tú dices; en el segundo, el núcleo
comparativo es interesante. En estos casos, el segundo término de la
comparación introducido por de está íntimamente relacionado con
estructuras enfáticas:
María es más alegre de lo (alegres) que son sus amigas = ¡lo
alegres que son sus amigas!
ese chico es más listo de lo (listo) que creemos que es = ¡lo
listo que parece chico!
Estas estructuras explican el valor ponderativo del segundo
término de la comparación:
ese chico es más listo de lo que parece = ¡lo listo que parece
chico!
§ 253. OCM intensificadoras
En el español coloquial son frecuentes estructuras compa-
rativas con carácter elativo 69 o intensificador, y en las que el valor
semántico no es relevante:
está más sorda que una tapia = muy sorda
es más chulo que un ocho = muy chulo.
69
Superlativo absoluto.
237
§ 254. Otras formas de comparación
Una secuencia encabezada por la locución adverbial igual de,
que exige la conjunción que, también puede ser cuantificadora de un
adjetivo o de un adverbio en una estructura comparativa de igualdad:
soy igual de simpático que tú
escribe igual de bien que tú.
También se cuantifican sustantivos y verbos con la locución
igual de o el segmento artículo seguido de la palabra mismo:
tengo igual de libros que tú
me divierto lo mismo que tú.
Los adverbios más y menos en estructuras comparativas
pueden aparecer a su vez cuantificados por adverbios o expresiones
nominales cuantificadoras:
Juan es mucho (un poco) más (menos) listo que tú
ella es tres veces más educada que él.
El significado comparativo se expresa también con el verbo
preferir y la construcción ser preferible. Pero en estos casos el
segundo término de la comparación se introduce con la preposición a
y no con la conjunción que:
es preferible reír a llorar
prefiero que rías a que llores.
Sin embargo, en estas oraciones, el segundo término de la
comparación no es oracional, pues no permite presuponer ningún
verbo elíptico.
Cuando el segundo término de la comparación es una
construcción preposicional, es obligado intercalar entre el nexo
comparativo a y la preposición el verbo que aparece antes en el
contexto o, en su sustitución, lo que Leonardo Gómez Torrego llama
el proverbo hacer. Se dice
prefiero jugar con tus primos a jugar con tus amigos =
prefiero jugar con tus primos a hacerlo con tus amigos, pero no se
dice prefiero jugar con tus primos a con tus amigos.
El constituyente discontinuo no … más con el significado de
sólo no es comparativo:
no tengo más que mil pesetas = sólo tengo mil pesetas (ni
más, ni menos).
Obsérvese que no se dice lo mismo que con la secuencia no …
más de, que tampoco es comparativa:
no tengo más de mil pesetas (puedo tener mil pesetas o menos
de mil).
238
BIBLIOGRAFÍA

La presente Bibliografía no contempla reproducir con fide-


lidad a los autores y los títulos mencionados en la mayoría de los
casos en este curso universitario. Ni tampoco reflejar exhaustivamente
lecturas adicionales de su autora. Sino más bien ofrecer una ayuda, por
más incompleta que fuese, al hacerse desde estas tierras aún no muy
ricas en libros concernientes al dominio de la Sintaxis, a quienes
desean seguir estudiando algunos de los hechos planteados.
Una Bibliografía completa pudiera muy bien abarcar casi todo
lo escrito y digno de la atención de un especialista, en relación con los
no muy fáciles hechos sintácticos y con la finísima zona fronteriza que
los deslinda de la Morfología. Por tanto, esta Bibliografía es, a nuestro
entender, un capítulo intrínseco de este curso universitario, que
contempla guiar cuidadosamente a los alumnos por los meandros del
estudio de la Sintaxis española en general.
El único criterio de esta Bibliografía ha sido el alfabético 70 :

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