Mandeur Díaz José Fernando

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 9

Universidad Nacional Autónoma de México

Facultad de economía
Historia económica de México

Unidad 6
Ejercicio básico del quehacer del historiador económico

Asesor:
Dr. Antonio Ibarra Romero
Alumno:
José Fernando Mandeur Díaz
41705861-6
Fecha: 10 de noviembre del 2017
El tabaco en la historia económica de México hasta antes de 1930

En el presente texto se resalta la presencia de la producción de tabaco en la historia


económica de México y las relaciones que tuvo con el contexto que va desde la colonia
hasta los años alrededor de la Gran Depresión. Con ello se busca resaltar la importancia
de esta industria.

El tabaco tiene antecedentes de ser encontrada la especie de Nicotiana rústica en


Palmillas Tamaulipas, entre los años 300 a C y 80 d C. Esta planta era usada para el
consumo en los pueblos precolombinos, ya sea para fumarla, mascarla o aspirarla sola
o combinada con cal, ámbar u otros aromáticos y psicotrópicos (Saloma, 2003). Se dice
que como parte esencial para la expansión del consumo del tabaco fue necesario el
invento del cigarrillo, que se afirma haber sido inventado en la ciudad de México, a
principios del siglo XVIII por un tal Antonio Charro. El auge del tabaco en Europa fue en
el periodo entre los siglos XVII y XVIII, convirtiéndose en una actividad económica que
dejaba grandes ganancias a los cosecheros, artesanos y comerciantes. Esto último hizo
tomar la decisión de emprender el estanco en sus colonias por parte de la Corona
Española (Ídem). Al explotarse más el tabaco en Cuba que en México, se hizo el plan de
financiar o sufragar con la plata de la Nueva España la producción tabacalera de Cuba.
Se creó un monopsonio con Sevilla y el monopolio en la Península en 1740. De esta
forma de manera aún informal se fue formando el sistema de monopolios o estancos en
la Nueva España. Estos monopolios fueron organizados por el estado. Con esto se
buscaba aumentar los ingresos fiscales para tener egresos suficientes en la reforma
militar en el virreinato. Los ingresos sufragaban en este mismo rubro tabacalero las
compras en Cuba para ser exportado a la Península sevillana. Por ello fue de gran
importancia para la colonia desde 1769 en que se habilita dentro de las reformas
borbónicas de Carlos III el estanco del tabaco en la Nueva España. Cabe señalar que
generó gran descontento social (Pavón, 2003). Se menciona que el funcionamiento del
estanco había empezado desde 1766 (fecha que concuerda con los primeros datos
obtenidos en la tabla uno). Pero incluso la Renta de Tabacos de la Nueva España había
comenzado a funcionar en 1765. Y en 1769 fue cuando comenzó a funcionar la fábrica
de la ciudad México, y con ello como se observa en los datos de tabla 1, hubo un drástico
cambio en la recaudación comparándose con el año de 1766. En 1807 se inaugura la
Real Fábrica de Tabacos de la ciudad de México, en la Ciudadela (Saloma, 2003; Náter,
2004).

En 1781 se intentó introducir máquinas que redujeran el tabaco de rama en cernido. En


1787 se experimentó en secreto, con una máquina de Alonso Francisco González para
cernir, realizando el trabajo de 35 operarios con sólo 5. Sin embargo la primera vez que
se llegó a utilizar fue en la década de los noventa en Orizaba (Saloma, 2003). Pese a
que se habla de su uso en secreto, se observa un máximo absoluto en la recaudación
por tabacos en el año 1787.

Para 1811 se estableció la Suprema Junta Nacional que tomó medidas importantes para
darle estructura y bases al sistema fiscal insurgente. De las acciones que se hicieron
primordialmente fue realizar un plan de organización de las rentas heredadas de la real
hacienda. Entrando en juego el personaje de Bernardo de Miramón quien fue funcionario
en la Dirección General de Rentas, una de las instancias a partir de las cuales se
fomentaron las reformas fiscales en Nueva España, reformas borbónicas. Y por ello se
fue sobre el estanco del tabaco, que había sido, como ya se mencionó un fuerte ingreso
para la Corona. Miramón contribuyó a la caída del estanco, reconociendo que a finales
del siglo XVIII se habían recaudado más de 3 millones de pesos (se corrobora con la
taba 1), y que se podría redituar un millón más si la Suprema Junta liberaba el cultivo de
tabaco en rama y la manufactura de cigarrillos y puros (Serrano, 2008).

Se ha encontrado más datos de recaudación en México que en Veracruz, pese a que las
principales zonas que conformaban el estanco eran la de Córdoba, Orizaba, Huatusco y
Zongolica, las últimas tres de Veracruz. Sin embargo también hubo fábricas posteriores
reales establecidas en México, Puebla, Querétaro, Guadalajara, Oaxaca y Orizaba
(Amparo, 1990).
Tabla 1Ingresos a la Real Hacienda por "tabacos"

Año México Veracruz Puebla Guadalajara Total


1766 37,000.00 46,153.00 83,153.00
1769 400,000.00 400,000.00
1770 400,000.00 400,000.00
1781 4,047,415.00 4,047,415.00
1782 2,799,420.00 164,000.00 2,963,420.00
1783 2,766,234.00 22,000.00 2,788,234.00
1784 822,025.00 270,000.00 1,092,025.00
1785 3,172,201.00 265,000.00 3,437,201.00
1786 915,207.00 4,150,000.00 5,065,207.00
1787 4,304,964.00 6,150,000.00 10,454,964.00
1788 1,995,963.00 110,000.00 2,105,963.00
1789 2,100,376.00 90,000.00 2,190,376.00
1790 986,559.00 160,000.00 1,146,559.00
1794 1,324,419.00 52,117.00 213,676.00 1,590,212.00
1795 9,764.00 67,605.00 281,157.00 358,526.00
1796 728,237.00 102,668.00 272,482.00 1,103,387.00
1797 1,492,000.00 68,284.00 175,380.00 1,735,664.00
1798 3,443,718.00 54,075.00 90,785.00 3,588,578.00
1799 3,843,718.00 83,599.00 3,927,317.00
1800 1,774,307.00 61,312.00 1,835,619.00
1801 1,576,538.00 49,643.00 1,626,181.00
1802 4,000,000.00 50,516.00 4,050,516.00
Datos de El Colegio de México.

Los establecimientos operacionales más importantes del monopolio español tabacalero


se resumían a ser La Nueva España y Cuba. Para cumplir los menesteres del monopolio
se estableció un cuerpo de guardias para proteger el estanco de La Nueva España, con
el objetivo de que no compitiera con el mercado Cubano en los mercados internacionales
e intraimperiales, además de que no se consumiera dentro de la Nueva España de
manera ilegal. Pero esta actividad agrícola se amplió de lo económico a lo social y
político, con el hecho histórico de la implantación de esta actividad en Luisiana como
medida antimigración, con lo implícito de dar motivos o/e incentivos para colonizar dicha
zona. Las cantidades remitidas desde Nueva Orleáns a la Nueva España
significativamente empezaron a llegar en 1778 con tendencia ascendente en los
siguientes años. Sin embargo cabe señalar que sólo alrededor del 50% se consumía en
la Nueva España. En términos de consumo sólo hubo en 1783 un 99% de lo remitido de
Luisiana dentro de la Nueva España. El año de mayor compra fue en 1786 (Náter, 2004)

Después de la independencia y camino hacia un Estado Liberal, se fue al principio


presentando complicaciones sobre el estanco del Tabaco, sobre todo con la toma de
decisión de dejar de lado este ingreso al erario, con la participación ya mencionada de
Bernandino de Miramón. En 1833 se les da la decisión a los estados de eliminar o
mantener el estanco. Sólo queda una contribución fija pequeña. Pero hubo problemas
de evasión de impuestos. Quedando plasmada su abolición en la constitución de 1857
(pero iniciada en 1856). Como es sabido, tanto la eliminación de la alcabala (concreta en
1896) así como del estanco, marcaban un cambio en la fiscalización, que se tradujo en
aumentar el poder político y económica de la federación, pero hubo otras acciones que
al igual que la erogación de los gravámenes anteriores, y el surgimiento de otros (a
productos de exportación/importación), buscaban los objetivos del Estado Liberal:
reactivar la economía generando crecimiento económico eliminando trabas para la
inversión extranjera, facilitando el progreso y la dinámica económica (hubo intentos de
colonización pero no funcionó como se esperaba). Estas acciones incluyeron las
desamortización de inmuebles eclesiásticos y corporativos civiles, deslindes y baldíos.
Los mencionados cometidos dieron paliativos (a la perdida de las alcabalas) a los
Estados por los ingresos generados por la actividad económica. (Kuntz, 2010)

El tabaco durante el Porfiriato fue de los productos agrícolas en los que su producción
cayó en menor medida en comparación con otros, lo que sí aconteció es que entró al
principio del periodo en fase de estancamiento, sin mucha variación en la producción. La
prohibición del estanco no trajo consigo el efecto multiplicador tan esperado tras su
prohibición en 1856. Está claro que mejoró el mercado regional tabacalero, sin embargo,
el mercado a cambiar por el Estado Liberal, un México en el que predominaba una
economía orgánica, con aislados y separados mercados, con poca especialización, mal
sistema de transporte y la competencia de las prácticas tradicionales de la producción
de subsistencia (Kuntz, 2010). El estancamiento que se dio a inicios de 1877, se superó
gracias a las políticas económicas reactivadoras de la economía que caracterizan al
Porfiriato, como lo son las redes ferroviarias para impulsar mayor inversión extranjera,
que cabe mencionar rindió los frutos deseados. Se dio concentración de la producción
de cigarrillos en la capital del país. En la Ciudad de México se concentraba alrededor de
la mitad de la producción total del país. En 1897 ya se tenían cultivos en 22 estados de
los 27 del país. Los que más producían eran Oaxaca, Veracruz, Jalisco, Nayarit,
Michoacán, Chiapas y Sinaloa. Los dos primeros estados aportaban cerca del 50%. En
el país dentro del periodo de 1870 a 1921 se presentaron las inclemencias de crisis
agrícolas, climáticas y de origen externo, que si bien, como se mencionó arriba no
afectaron tanto al tabaco. Y más porque los productos que se destinaban a la exportación
fueron los que menos se vieron afectados, entre ellos el tabaco. Esto se justifica con la
información que se tiene de que de 1892 a 1895 la producción paso de 7,116 a 10,777
toneladas, luego descendió y posteriormente alcanzó su nivel máximo en 1905 (INEGI,
1989). Además se tienen datos de los índices de producción que con base en la
producción de 1877, que para 1907 fue de 233, 243 para 1910, 169 para 1918 y 172
para 1928-1929 (Kuntz, 2010). Los tabacos oscuros para exportar fueron aportados por
Veracruz y Oaxaca, mientras Nayarit producía ya el tabaco rubio, para el mercado
interno. El tabaco participó en el 2% aproximadamente del total de exportación y se
posicionó entre los 10 principales productos de exportación en México. El cigarro
empezaría tomar mayor importancia en exportación después. La caída de las toneladas
a exportar se dio a principios del XX por la competencia cubana y de mercados de las
Indias Orientales. En el exterior los mercados eran Alemania, Francia e Inglaterra, siendo
los principales importadores (INEGI, 1989).

Por el proceso de depreciación del peso y la sustitución de importaciones trajo consigo


una caída de la importación de tabaco en cigarrillos o tabacos elaborados. Pero la
importación del tabaco no elaborado aumentó, como el de Virginia y el tabaco fuerte de
Sumatra, para elaboración de cigarros suave y capas, respectivamente, este último, de
Cuba, por su relativa complicada elaboración siguió importándose. Pero debido a los
cultivos de Nayarit descendieron las importaciones de los tabacos rubios no elaborados.
La facilidad de la sustitución de importaciones del puro (con las excepciones arriba
mencionadas), se debía a que la producción era menos intensiva en capital, requería de
mucha labor artesanal. Además el 95% de la producción de puros se destinaba a
exportación, generando incentivos para su producción (INEGI, 1989).
Un hecho en el periodo de 1870-1930 fue que el mercado interno se vio afectado por el
crecimiento desigual entre las actividades agrícolas tradicionales (maíz y frijol) y las de
artículos o productos comerciales (tabaco). Estos problemas del atraso de la agricultura
tradicional se debían parcialmente al otorgamiento nulo o preferencial de los créditos.
(Kuntz, 2010). Además hay que tener en mente el periodo de la Revolución, en el que se
afectó en mayor medida a la agricultura de subsistencia o tradicional que a la comercial
(tabaco). Y que además en tiempos de la revolución las zonas menos afectadas fueron
las costas, el sur y el sureste (Marino y Zuleta, 2010), zonas donde se tenía todo el
aparato industrial tabacalero

De 1900 en adelante hubo una absorción de las empresas pequeñas, concentrándose la


producción, siguiendo la línea de capitalismo de compadres. Pero fue después de 1910
cuando aún seguía la disminución del número de empresas, al margen del régimen
Porfiriano. La presencia de empresarios Mexicanos al manejo de los grandes capitales
extranjeros era algo común, una de las empresas más grandes tabacaleras, El Buen
Tono, con capital mayoritariamente de origen francés, estaba al control de Ernesto
Pugibet, extranjero, pero se puede encontrar dentro de los socios y consejeros de la
empresa al hijo de Porfirio Díaz y a José Ives Limantour, sustentando el capitalismo de
compadres. Una empresa que además tenía grandes acciones en La Cigarrera Mexicana
y La Tabacalera Mexicana (Canudas, 2005).

Las exigencias de mejoras economiscistas del final del Porfiriato involucran de manera
activa a la industria tabaco, en 1905 en el Valle Nacional se forma la Gran Liga de
Torcederos de Tabaco, zona sur territorial del país que seguía sistemas de trabajo de
peonaje o esclavitud, en dicha zona se recurría al reclutamiento coercitivo de la mano de
obra con el mecanismo del Enganche, aspectos que se resaltan en la obra de México
Bárbaro de Kenneth Turner, y que esta insurrección contra la coerción laboral es
considerada una de las posibles causas de la Revolución.

Después de 1920, un periodo menos revolucionario en términos bélicos, cayeron en


desuso las tierras con producción con alta explotación del trabajo, permaneciendo en
cierta medida los peones acasillados.
Entorno a la gran depresión se observa una caída de empresas en la industria del tabaco,
hay cerca de un 66 % menos empresas en 1934 de las que había en 1929. Esta caída
de la rentabilidad para la pequeña empresa fue por la crisis mundial y por la llegada y
posicionamiento de las empresas El Águila pasando tener una producción de cerca del
64 % del total del país para 1932. El Águila, El Buen Tono, La Cigarrera Mexicana y la
Tabacalera Mexicana constituían el mercado productor más importante del XX. Además
se tenía el ascenso de la producción en Nayarit, gracias a las inversiones extranjeras
destacando Tabaco en Rama (Tersa), en 1927 (Madera, 2003). Como se observa, la
ideología heredada del Estado Liberal, de fortalecer el mercado Internacional, dio la
infraestructura, urbanización e industrialización necesaria para que en el Estado de
Bienestar (1930-1970) diera para México un mercado interno estable. Además sigue la
línea de la década 1920 en la que se generalizó la concentración empresarial, tiempo en
que también surgió la entrada de la industria automotriz, la química y la continuación de
la industria petrolera (la cual había pasado la década anterior su auge) (Marino y Zuleta,
2010).

En conclusión la actividad sobre la producción de tabaco presentó importancia para la


colonia de manera directa con el estanco, ayudando a los propósitos económicos y
políticos del control sobre las colonias de España; en la transición a la eliminación del
estanco tras la Independencia siguió significando un ingreso para el Estado; cuando se
inició el proyecto del Estado Liberal y durante el Porfiriato su presencia en el mercado
exportador fue importante por los ingresos que generó y; para las décadas cercanas a
1930 representaba ya una industria con fuerte inversión extranjera y posicionamiento en
Europa además de tener un mercado interno conformado, que en los años siguientes le
dará participación importante, años que no se analizan en el presente texto.

Bibliografía:

Amparo M. (1990) El estanco del Tabaco y el Estado. En P. Arias; Industria y Estado en


la Vida de México; Michoacán; El Colegio de Michoacán; 91-100
Canudas E. (2005) Las venas de plata en la historia de México: síntesis de historia
económica vol III; Universidad Autónoma de Tabasco; 1613-1615.

El Colegio de México; (s.f.) Cajas de la Real Hacienda de la América Española, siglos


XVI a principios del siglo XIX; obtenido el 13 de octubre del 2017 de:
http://eduardo-rivero.com/demos/cajas/

Kuntz, S. (2010). De las reformas liberales a la Gran Depresión, 1856-1929. En S. Kuntz


(Coord.). Historia económica de México. De la Colonia a nuestros días (pp. 305-
352).México: El Colegio de México.
Madera J. (2003) El cultivo de tabaco en Nayarit, viejos esquemas de producción,
repercusiones en la organización del trabajo; Convergencia; 10 (31); 233-250
Marino D. y Zuleta M. (2010). De las reformas liberales a la Gran Depresión, 1856-1929.
En S. Kuntz (Coord.). Historia económica de México. De la Colonia a nuestros
días (pp. 3437-472).México: El Colegio de México.
Náter L. (2004) Fiscalidad imperial y desarrollo regional en el siglo XVIII. El monopolio
del tabaco como instrumento de fomento en la Luisiana; Historia Mexicana; 54 (1),
59-91

Pavón G. (2003) Historia financiera de la Nueva España en el siglo XVIII y principios del
XIX, una revisión crítica; Historia Mexicana; 52: (3); 694-675

Saloma A. (2003) Tres historias en torno a la industria del tabaco: España, México y
Cuba. De la manufactura artesanal a la maquinación; Cuicuilco; 10:(29); 0-19.

Serrano J. (2008) El sistema fiscal insurgente; Relaciones; 29:(115); 49-83.

También podría gustarte