Pioneros de La Iglesia Adventista
Pioneros de La Iglesia Adventista
Pioneros de La Iglesia Adventista
Contenido
Joseph Bates.................................................................................................................................................................... 2
EL APOSTOL DE LA VERDAD DEL SABADO .............................................................................................................. 2
William Miller ................................................................................................................................................................. 4
HERALDO DEL SEGUNDO ADVENIMIENTO .............................................................................................................. 4
Rachel Oakes Preston ....................................................................................................................................................... 6
Una celosa guardadora del Sábado .................................................................................................................................... 6
John Byington ................................................................................................................................................................. 8
PRIMER PRESIDENTE DE LA ASOCIACION GENERAL .............................................................................................. 8
James White .................................................................................................................................................................. 10
EL APOSTOL PABLO DEL MOVIMIENTO ................................................................................................................. 10
Ellen G. White ............................................................................................................................................................... 12
MENSAJERA DEL SEÑOR .......................................................................................................................................... 12
John Nevis Andrews ...................................................................................................................................................... 14
PRIMER MISIONERO EXTRANJERO .......................................................................................................................... 14
John Norton Loughborough ............................................................................................................................................ 16
PRIMER HISTORIADOR DE LA IGLESIA ................................................................................................................... 16
S. N. Haskell ................................................................................................................................................................. 18
PADRE DE LA OBRA MISIONERA ............................................................................................................................. 18
Uriah Smith ................................................................................................................................................................... 21
EDITOR PERMANENTE DE LA REVIEW ................................................................................................................... 21
Goodloe Harper Bell ...................................................................................................................................................... 22
PIONERO EDUCADOR ................................................................................................................................................ 22
En 1818 William Miller llegó a la conclusión de que Cristo iba a regresar en 1843 ó 1844, pero vaciló en
decirle a la gente porque pensó: "soy solamente un agricultor y se burlarán de mí". Así que estudió el asunto
por quince años más. Un día, el 2 de agosto de 1831 para ser exactos, le prometió al Señor que si el camino
se abría, iría. Arturo Spalding relata cómo el Señor guió a su sobrino Irwing hacia su casa, con la invitación
que él había convenido. "¿Qué quieres decir por el camino abierto?" "Que si alguien viene, sin mi iniciativa,
y me pide que salga y proclame el mensaje, diría que el camino está abierto".
"Entonces Irving en la puerta del frente, hablaba y daba el mensaje de su padre de: Venir y hacerse cargo
del servicio en la iglesia en ausencia del predicador local. "Ven y enseña a nuestro pueblo que el Señor
viene. . . "
Guillermo Miller estaba asombrado por este llamado repentino. No contestó una palabra al niño, sino que
dando vuelta, cruzó la puerta de atrás, bajó la pequeña cuesta del lado oeste y subió nuevamente al bosque
de arce donde a menudo fue a orar. A lo largo de todo el camino una voz susurraba en sus oídos: "¡Ve y
dilo! ¡Ve y dilo! ¡Ve y dilo al mundo!" En su bosque de arce (aún erguido, con varios patriarcas del tiempo
y algunos árboles tiernos) cayó de rodillas y gritó: "¡Señor, no puedo ir! ¡No puedo! Soy solamente un
agricultor, no un predicador; cómo puedo llevar un mensaje como Noé?" Todo lo que pudo escuchar fue:
"¿Romperás una promesa tan pronto después de haberla Hecho? ¡Ve y dilo al mundo!
"Al fin se rindió, exclamando: "Señor no sé cómo puedo hacerlo, pero si tú irás conmigo iré".
"Su carga fue quitada. Su espíritu se elevó. Saltó, éste calmado y viejo agricultor de edad madura, brincando
de un lado a otro, aplaudía y clamaba: Gloria, Aleluya!"
"Lucía, su hija más pequeña, su casi constante compañera, lo siguió mientras él se apresuraba por el sendero;
y ahora parándose a su lado, estaba atenta a su acción y su triunfo. Asombrada por esa explosión que nunca
antes había visto en su padre, corrió de regreso a la casa gritando: "¡mamá, mamá, ven rápido! Papá está en
el bosque y se ha vuelto loco!" Eso fue lo que el mundo dijo de él más tarde, pero Lucía reconsideró su
juicio y siguió sus enseñanzas hasta el final de sus días". --Footprints of the Pioneers, págs. 20-22.
Esta es la historia del llamado de Miller a la predicación del segundo advenimiento de nuestro Señor. ¡Qué
poderoso predicador era él también! Considerado, enérgico. Miles fueron convertidos por su ministerio. Si
esperamos que el Señor nos ayude a estar listos para su venida y ayudar a otros a estar listos, debemos
estudiar la Biblia con ahínco y ser tan fieles en nuestra obra como Miller lo fue en los últimos años de 1830
y en los primeros de 1840.
Regresemos a la pequeña iglesia en Washington, New Hampshire, la primera iglesia de los adventistas
guardadores del sábado. Arturo Spalding les contará una experiencia que llevó a un número de almas
sinceras a comenzar la observancia del sábado:
El servicio de comunión estaba siendo celebrado en la iglesia cristiana de Washington, New Hampshire, un
domingo del invierno de l844. Presidía el pastor Frederich Wheeler, ministro metodista y adventista de
Hillsboro, cuya área incluía esta iglesia. El notó entre los que comulgaban a una señora de mediana edad
que estaba sentada en la banca de Daniel Farnsworth, quien mantenía sus brillantes ojos sobre él durante el
servicio y parecía casi para salir, cuando declaró: Todos los que confiesen comunión con Cristo en un
servicio como éste, deberían estar listos para obedecer a Dios y guardar sus mandamientos en todas las
cosas. El deseaba saber acerca de esta dama.
No tenemos mucha información acerca de Byington. Sabemos que era mayor en comparación con obreros
jóvenes como John Andrews, Urias Smith, John Loughborough, Myron Cornell, Stepen Haskell, George
Butler, James White, Elena G. de White, etc.
Jaime White nació en Palmyra, Maine, el 4 de agosto de 1821. Era descendiente de uno de los peregrinos
que vinieron en el "Mayflower" en 1620. El hecho de que creció en una granja montañosa en Maine y vivió
en un hogar humilde únicamente añade interés a la historia de su vida.
En su juventud fue un maestro de escuela. Llegó a ser un ministro de la denominación cristiana de Maine.
Aceptó los puntos de vista de Miller sobre la segunda venida y tuvo éxito en la predicación de la doctrina
de la pronta venida del Salvador.
En enero de 1843, a mediados de un frío invierno de Maine, fue a más de 100 millas de distancia a lomo de
caballo, escasamente cubierto y sin dinero, para trabajar entre extranjeros. En una ocasión un grupo,
instigados por no creyentes, se juntaron alrededor de la casa de reuniones y quitaron las ventanas. Cuando
el joven ministro empezó a orar, una bola de nieve silbó a través de la ventana y salpicó el techo. Este fue
el comienzo de un fusilamiento de bolas de nieve que se estrellaban en el techo y lo mojaban a él y a la
Biblia. Cerrando su Biblia, empezó a mostrar los terribles sucesos del día de Dios. Fue inspirado para dar
esta clase de sermón como nunca había sido capaz de hacerlo antes. Rápidamente, bajo el curso de su
elocuencia, el alborotador de la gente se calmó. Al hablar, sacó un clavo de su bolsa, el cual le había sido
arrojado y le había pegado en la frente la noche anterior. Sosteniendo el clavo dijo:
"Algún pobre pecador me lanzó este clavo anoche. Dios se apiade de él. El peor deseo que tengo para él es
que en este momento esté tan feliz como lo estoy yo. ¿Por qué debía resentirme por este insulto cuando a
mi Maestro se los pusieron a través de sus manos?
"En ese momento levantó sus brazos y colocó sus manos sobre la pared detrás de él, en la posición de Cristo
en la cruz. Con lágrimas corriendo por sus mejillas, el joven ministro llamó a los pecadores al
arrepentimiento. El efecto fue poderoso. Más de cien estaban llorando y muchos de ellos se levantaron para
orar".
"Terminando la reunión, el joven trató de salir a través de la multitud. Alguien lo tomó del brazo, lo guió y
ayudó a través del gentío. El no conocía a esta persona, sin embargo, le parecía singularmente familiar.
Cuando el Sr. White pasó a través de la multitud, perdió a su compañero y nunca supo sobre la identidad
de ese protector enviado del cielo. Sus pláticas continuaron en ese lugar por tres o cuatro noches sin la
menor oposición, y esto dio como resultado un reavivamiento general". Pioneer Stories Retold, págs. 64-
65.
En un lugar el joven Jaime White celebró reuniones públicas y doscientos conversos se unieron a la iglesia.
La joven Elena Harmon (Más tarde Elena G. de White) tuvo su primera visión profética al mes siguiente de
haber cumplido sus diecisiete años y solamente dos meses después del chasco de octubre de 1844. Debió
haber sido una ocasión conmovedora. Estaba arrodillada en oración con otras cuatro amigas en la casa de
su querida amiga, la señora Hains, en el sur de Portland, Maine. Estas cinco consagradas mujeres oraron
con la esperanza de que su Padre celestial les revelara la razón por la cual Jesús no había venido como lo
habían esperado en octubre 22. Mientras oraban por entendimiento y dirección, la joven Elena sintió el
poder de Dios sobre ella como nunca lo había sentido antes. Arthur W. Spalding dijo:
"En un momento perdió de vista a los que la rodeaban, vio la visión de Dios".
"Vio una senda angosta y derecha que se perdía arriba sobre el mundo, sobre la cual el pueblo de Dios
viajaba a la Ciudad Eterna del Más Allá. Detrás de ellos sobre la senda brilló una luz resplandeciente, en la
cual un ángel le dijo que era el 'llanto de medianoche de 1844'. El 22 de octubre de 1844 fue llamado el Día
del Chasco, pero en realidad fue el Día de Su Encuentro. Aquellos viajeros sobre el sendero que
mantuvieron sus ojos en Jesús y caminaron en la luz que fue vertida sobre su senda fueron con seguridad,
pero los que desarrollaron desánimo y cobardía perdieron el paso y cayeron. Pronto escucharon la voz de
Dios anunciando la Segunda Venida de Jesús, y entonces vieron una pequeña nube negra aumentando en
tamaño y brillantez, hasta que el arco iris del cielo reveló la venida del Hijo del Hombre en Su gloria".
Footprints of the Pioneers, págs. 65, 66.
Cuando Elena salió de esta primera visión, sus amigos se sintieron aliviados pues habían pensado que estaba
muerta. No había aliento en sus pulmones, sus ojos estaban abiertos pero no podía ver nada. Unicamente
con los ojos de su mente podía ver las escenas de la visión. Dijo:
"Nunca pensé que vendría al mundo otra vez. Cuando mi aliento vino a mi cuerpo, no podía oír nada. Todo
estaba oscuro. La luz y la gloria sobre la que mis ojos han descansado, ha ocultado la luz. Así fue por
muchas horas. Entonces gradualmente empecé a reconocer la luz y pregunté dónde estaba. "'Estás aquí en
mi casa', dijo la dueña de la casa. ¿Qué? ¿Aquí? ¿No sabes acerca de esto? entonces todo volvió a mí. ¿Es
este mi hogar? ¿He venido aquí otra vez? ¡Oh!, el peso y la carga que vinieron a mi alma" MS 16, 1894;
Messenger to the Remanent, pág. 6.
Lloré cuando me encontré aquí, y me sentí nostálgica. Había visto un mundo mejor, y él había dañado éste
para mí., --Life Sketches, págs. 67, 68.
Esta es la preciosa luz que la hermana White recibió en sus visiones y que vemos reflejados en cada página
de sus maravillosos libros. ¿Cuántos de estos libros ha leído? ¿Puede nombrar cinco de sus libros?
Vea: Pioneer Stories Retold, págs. 115-142; Footprints of the Pioneers, págs. 147-156.
Poco tiempo después de que Juan Loughborough llegara a ser Adventista del Séptimo día, recibió la
impresión que debía ir a predicar el mensaje, pero vaciló hasta que pudiera ganar suficiente dinero para
mantener a su esposa. Trató de hacer que tuviera éxito el negocio en el cual estaba comprometido, pero
falló. Sus fondos eran insuficientes. Entonces fue a una reunión en Rochester. Durante esa reunión la hna.
White tuvo una visión. Relatando esta visión, ella dijo: "El hno. Loughborough no está cumpliendo con su
deber de predicar el mensaje tratando de obtener medios para su sostén. El Señor me ordenó que dijera:
'Decida predicar el mensaje y el Señor abrirá el camino para el sostén de su familia'". Divine Predictions
Fulfield, págs. 25-27.
Después de la reunión, Juan Loughborough fue a su casa y oró. Le dijo al Señor: "Iré confiado en tí de que
proveerás para mi sostenimiento". Cuando hizo esta promesa sólo tenía tres centavos en su bolsillo y no
sabía de dónde conseguiría más dinero. Pero se sentía feliz.
El lunes de mañana su esposa le dijo: "Juan, se terminaron los fósforos y necesito hilo". El pastor
Loughborough sacó los centavos de su bolsillo y le dijo: "María, esto es todo el dinero que tengo. Consigue
fósforos con un centavo, y un carrete de hilo y tráeme un centavo de vuelta. No quiero quedarme
completamente sin dinero".
Su esposa se puso lívida. "¿Qué vamos a hacer?", exclamó. Juan Loughborough le contestó: "Voy a ir a
predicar dejaré que el Señor abra el camino para nosotros como prometió hacerlo en la visión el sábado
pasado".
María Loughborough se fue a su habitación a llorar. Lloró por una hora. Entonces salió para hacer sus
compras. Apenas hacía unos minutos que había salido cuando un hombre extraño llamó a la puerta y pidió
cerraduras de ventanas por valor de sesenta dólares. El hermano Loughborough tratando de vender
cerraduras sin éxito. Ahora, desde que él prometió obedecer al Señor y llegar a ser un predicador, el Señor
comenzó a trabajar por él".
El hombre le dijo: "Vendré a buscar las cerraduras al mediodía y entonces las pagaré". El hermano
Loughborough sólo tenía que caminar unas dos cuadras hasta la fábrica donde hizo el pedido por las
cerraduras. La venta se realizó como se había planeado y su ganancia fue más de treinta dólares. ¡Treinta
dólares era mucho dinero allá por los años 1850!
Cuando María Loughborough volvió con sus compras, encontró a su esposo cantando. "Pareces estar muy
feliz", le dijo:
"Sí, replicó él. Y le contó lo que había ocurrido. Entonces ella se fue a su habitación a llorar por otra hora,
pero esta vez por una razón diferente".
El pastor Loughborough fue obediente a la visión celestial. Llegó a ser un predicador de éxito. Dios lo usó
de una manera poderosa para desarrollar los intereses de Su causa.
W. C. White cuenta la siguiente historia acerca de la experiencia de Esteban Haskell en introducir la idea
de los estudios bíblicos entre los Adventistas del Séptimo Día:
"Durante el Congreso en el otoño de 1879 y primavera de 1880, al cual asistí con mi madre, Elena White,
ella habló a a nuestros ministros acerca de la obra de los Congresos y dijo que debiera haber menos
predicación y más enseñanza. Pasó algún tiempo antes de que esto hiciera una verdadera impresión en la
mente del pastor Haskell, pero en la primavera de 1880, en el Congreso de Hanford, mi madre repitió este
asunto en forma tan enfática que el pastor Haskell fue completamente animado. Después de pensar sobre el
asunto, una mañana me invitó a ir con él a un sembrado cercano para una sesión de oración. Dijo que no
podía entender exactamente lo que la Hna. White quería decir y hablamos y oramos sobre el particular.
Finalmente dijo que probaría y vería qué podía hacer. En una reunión de la mañana, en la carpa grande,
comenzó a hacer preguntas sobre características importantes de nuestra fe, pidiendo a los hermanos que
buscaran el texto que él citaba y lo leyeran.
"Después de proseguir la reunión por una media hora, comenzó a llover. Al llegar la hora de terminar estaba
lloviendo excesivamente fuerte y nadie deseaba salir de la carpa. El pastor Haskell continuó su estudio
bíblico por casi dos horas. La gente parecía encantada con la instrucción y con el método que usaba y
pidieron que otros estudios fueran conducidos en la misma forma. Así, hasta donde sé, la obra de lectura
Hiram Edson
DEFENSOR DE LA VERDAD DEL SANTUARIO
Nació en diciembre de 1802 - Murió en enero de 1882
Hiram Edson fue el instrumento que Dios usó para revelar el significado de la
purificación del santuario a los primeros adventistas guardadores del sábado.
Con Bates y White, fue uno de los estudiantes de pensamiento profundo que
desarrolló la fe Adventista del Séptimo Día, un sacrificado siervo de Dios, un
ardiente evangelista, y fiel en su devoción a Cristo durante toda su larga vida.
Antes había sido metodista.
En la década de 1840 vivió en una granja cerca de Port Gibson, New York, un pueblecito en el Canal Erie,
casi a mitad de camino entre Albany y Buffalo. Un pequeño grupo de creyentes adventistas, mayormente
agricultores vivían en esa zona, y veían a Edson como su líder. Su granja estaba como a una milla al sur del
pueblo. En ese lugar los adventistas se reunieron el 22 de octubre de 1844 para esperar la venida del Rey.
Pero Cristo no vino como ellos esperaban.
Al día siguiente, en contestación a sus oraciones por luz, Dios mostró a Edson, como en una visión, una
escena maravillosa; Cristo, nuestro Sumo Sacerdote, entrando en el lugar Santísimo del Santuario Celestial
para comenzar una obra especial de juicio previo a Su regreso. Edson compartió esa luz con sus amigos
Owen Crosier y el Dr. F. B. Hahn de la vecina Cananadaigua. Ellos decidieron estudiar el Santuario y su
purificación desde el punto de vista bíblico. Los resultados de su investigación aparecieron en el pequeño
periódico adventista que ellos publicaban en cananadaigua, El Amanecer. Más tarde también en la Estrella
del Día, Cincinnati. Desde ese momento llegó luz a los chasqueados adventistas y el "por qué" de su dolor
y chasco comenzó a alborear sobre ellos.
Fue Edson quien adelantó fondos para comprar la primera imprenta Adventista del Séptimo Día. En 1848
en el hogar de Edson en Port Gibson, el tercer Congreso sobre el sábado fue celebrado. Edson vendió su
granja, se puso a predicar y llegó a ser evangelista de éxito. En años posteriores trabajó cerca de Roosevelt,
New York. Por años fue el líder de nuestra obra en ese lugar. Está seputado en el cementerio de Roosevelt.
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Vea: Footprints of the PioneersS, págs. 73-82; Captains of the Host, págs. 91-105; Pioneers Stories Retold,
págs. 25-31.
Cuando Urías tenía sólo catorce años de edad, una infección local contraída por una enfermedad, requirió
la amputación de su pierna izquierda por encima de la rodilla. Su lucha valerosa contra el dolor y el impacto,
formó en su estructura de arcilla las vigas de hierro que lo hicieron el hombre fuerte que fue.
Pensemos en lo que significaba perder una pierna en esos días. No había cirujanos de vestidura blanca, ni
enfermeras para ministrar a los pacientes, ni anestesia misericordiosa, ni cuidado hospitalario competente.
Un notable cirujano, cerca de Keene, Dr. Amos Twitchell, le amputó la pierna y la vendó en veinte minutos.
Su madre le sostenía las manos. Luego ella y su cariñosa hermana, lo cuidaron.
Esta lesión en sus años jóvenes trajo en su vida futura limitaciones al pastor Smith. No estaba en condiciones
de salir y trasladarse como los otros ministros. El sencillamente no podía. Entonces ¿qué hizo? ¿Dedicarse
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al desánimo? No. Esa lesión fue una bendición para él, porque desarrolló su genio inventivo. Por un tiempo
usó la tosca pierna artificial que le habían provisto, con un pie macizo, pero que no le gustó. Se puso a
trabajar e inventó un pie flexible, consiguió patentarlo y con el dinero que recibió de la venta compró su
primera casa en Battle Creek.
W. A. Spicer nos da sus impresiones de Urías Smith: "Cuando era muchacho siempre pasé por el cuarto
editorial del Pastor Smith en la vieja oficina de la Review and Herald, en Battle Creek, con cierta reverencia,
porque había este letrero en la puerta, en tinta color púrpura oscuro y con grandes letras:
"Cuarto Editorial.
¿Ocupados? Si, siempre. Si usted tiene
negocios, atiéndalos, y déjenos atender
los nuestros".
Pioneer Days of the Advent Movement, págs. 245, 246.
Sí, Smith era un hombre que estaba en la marcha. Estaba ocupado con los negocios del Señor y quería que
los demás se ocuparan de los suyos, pero era un hombre lleno de gracia y compasivo. Si no lo creen así lean
los jóvenes el último capítulo de su libro, The Prophecies of Daniel and the Revelation. Les conmoverá.
Está tan lleno de añoranzas por la tierra nueva, nuestro eterno hogar.
La amabilidad del profesor Bell y su amor por los jóvenes le ayudaron a fundar un colegio cristiano. Un día
mientras el hermano Bell estaba trabajando en la huerta del Instituto de Salud en Battle Creek, Edson y
Willie, hijos del pastor y de la Sra. White, que vivían abajo del sanatorio, en la esquina de las calles
Washington y Champion, pasaron casualmente por allí y lo vieron trabajando. El simpatizaba con los
problemas de los muchachos y ellos sentían cariño por él al instante. Cuando le hacían preguntas acerca del
trabajo escolar, les daba respuestas claras. Realmente, podía hacerlo más sencillo que el maestro de su
escuela. Así Willie y Edson regresaron rápidamente a su casa y contaron a sus papás acerca de su
descubrimiento en palabras como estas: "¡Oh, papá y mamá, encontramos al hombre más maravilloso en el
sanatorio! ¡Es un paciente allí. Es el mejor maestro! ¡Justo la clase de maestro que nos gustaría tener! El
contestó todas nuestras preguntas y lo hizo todo tan interesante. Deseamos que pudiéramos tenerlo en
nuestra escuela".
El pastor White y otros padres esperaron al profesor Bell y lo animaron a comenzar una escuela privada,
cosa que hizo. Esta escuela se fue desarrollando hasta que fue tomada bajo la protección de la Asociación
General. La planta baja de un viejo edificio de la Review se usó para aulas de clase y la planta alta fue
transformada en un pequeño y cómodo hogar para el profesor Bell.
Dijimos que el profesor Bell era amigable, pero era también un hombre de disciplina firme. Un día estaba
en una clase de retórica, un alumno llamado Dan T. Jones, que más tarde llegó a ser misionero en México
y después Secretario de la Asociación General. Era un joven cuidadoso a quien le gustaba llegar a sus
conclusiones solamente después de haber tenido tiempo para pensar. Era en todo sentido, un auténtico
representante de Missouri, pero la retórica y el inglés eran difíciles para él. Un día llamaron su número (los
estudiantes tenían un número en esos días) y él no lo esperaba. Debía leer un largo párrafo del libro de texto,
pero tenía dificultades para encontrarlo. Finalmente lo encontró, pero no se puso de pie hasta haberlo
encontrado. El profesor Bell no podía tolerar tal indolencia. "Sr. Jones", le dijo, "evidentemente está
dormido. Alguien por favor, despiértelo".
Dan Jones contestó: "No, señor, no estoy dormido. Estoy buscando el párrafo".
El profesor Belle replicó: "¿Buscando? ¿Buscando? ¿Busca sentada la gente de Missouri? ¿Está usted
demasiado débil como para pararse? ¡Empújelo! dijo, dirigiéndose al joven que estaba sentado a su lado,
¡Empújelo!".
Esa era la forma de ser del profesor Bell. Estricto y severo. Aveces excesivamente, Pero obtuvo resultados
y de alguna manera los alumnos lo querían. Se necesitaba esa clase de persona para dirigir una escuela en
los años 1860. Y ésa era la clase de persona que era el profesor Bell. ¿Piensa usted que es bueno que los
maestros sean severos a veces?