8 Historias Eroticas - Michelle Maxwell PDF
8 Historias Eroticas - Michelle Maxwell PDF
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¿ Como empezamos? Salimos juntos desde que ella tenía 21 años, ella
era virgen, aunque le costó poco perder la virginidad a la 3ª cita o así,
e decir en cuanto se lo pedí, mismo con el sexo oral o con el anal, cada
vez hacíamos más cosas, una vez lo experimentaba más le gustaba
todo lo que le pedía, así que con 21 años era una autentica putita a la
cual había conseguido domar a mi gusto y hacer con ella todo lo que
me apetecía en cualquier momento y lugar, nuestros encuentros
tomaron caminos más atrevidos, aquí va nuestra 1ª experiencia.
1º EXPERIENCIA
Como cada sábado salimos a tomar algo por ahí, unos cuantos cubatas
y nos calentamos mutuamente como casi siempre, salimos del bar, y
cogimos el coche en busca de un lugar un poco apartado y
empezamos a hablar de lo que me excitaba hacerlo en la calle, de que
nos pudieran pillar, de que pudiéramos hacer un trío con otra mujer,
de que me obedeciera en todo pero ella nunca decía nada,. Así que le
pregunte:
Ahora bájate del coche, solo con los zapatos (chanclas de tacón, era
verano), abre mi puerta y después me la empezarás a chupar la polla
No, le contesté
- ¿Qué te ha parecido?
- Sí, me gusta
- Bien pues ahora que yo echo realidad una fantasía tuya, tu harás una
mía, ¿de acuerdo?
2ª EXPERIENCIA
Bien y ¿tu?
Mmmm…..¿Qué?
Sí, ya, con tu novia (ella sabía que yo quería hacer un trío con ella), no
me importa, es una experiencia más, igual hasta me gusta, jejeje,
seguro, vamos.
Pero hay algo más, tu si quieres puedes parar ahora, pero si sigues,
implicará que aceptas mis condiciones, y que harás todo lo que te diga
yo o mi novia ( que aún no sabía nada)
Déjame pensarlo
Vale, de acuerdo
……si
¿Si?
Si, amo
¿Caso?¿En qué?
Pero….
Sí…..amo
Este fue el principio de una amistad que duró mucho tiempo, hasta
que por motivos de trabajo, nuestra amiga tuvo que trasladarse a otra
ciudad, no sin antes darle la despedida que se merecía.
Habíamos acordado con nuestra sumisa a las 22.00, en la esquina de
una calle, con la orden de no llevar más que un abrigo, medias y
zapatos de tacón, o sea, como yo. La recogimos, e intercambiamos
unas palabras:
Hola perra
Hola ama
Bien, habrá que probarlos, ¿cierras la tienda por unos minutos como
hemos acordado?
Aquí…..
¿Decíais?
¿Todos de acuerdo?
Sí
Una vez explicado todo, nos pusimos manos a la obra, una haciendo
pajas y yo llevando el vaso para que se corrieran dentro, ni que decir
tiene, que nos metieron mano por todos los sitios, y que la puntería la
tenían en el culo, porque mitad iba para el vaso, mitad para mi mano,
pero no me podía limpiar ( orden de mi amo), así que una vez llenado
el vaso por la lefa de todos, menos de mi amo, el cual me hizo
chupársela para terminar corriéndose en mi boca, que bien me sabe la
leche de mi amo, no derramo nada, me supo y me sabe exquisita.
¿ Como te sientes?
Como la mayor de todas las zorras
¿ Te gusta?
No, me encanta.
Y dicho esto, nos fuimos del sex-shop, con una duda, ¿Que nos
esperaba?, no tardaríamos mucho en comprobarlo. Aparcamos el
coche en una calle donde no habíamos estado nunca, ordeno a
nuestra perra que antes de salir se quitara el abrigo, y nos fuimos para
una casa, por supuesto ella desnuda, y por gusto le pase la mano por
el coño, y lo tenía choreando (no sé si por los consoladores o por ir
desnuda por la calle), jajaja, sí, estaba claro que era muy zorra, el mío
también me lo quite y me lo guarde debajo del brazo, mi novio al ver
lo que había hecho, puso una sonrisa de satisfacción, era super-
excitante. De esta guisa, y con la suerte, de que no nos viera nadie,
llegamos a la casa y llamamos a la puerta, nos abrieron y entramos.
Nos abrió puerta un hombre joven, de unos 30 años, solo iba vestido
con una toalla atada a la cintura e intercambió unas palabras con mi
amo:
La puta del pelo corto, la otra es la zorra de mi novia, que aún le queda
un poco para ser una buena perra
Vinieron rápidamente, era algo increíble, sentía manos por todos los
sitios de mi cuerpo, pellizcos, no veía más que pollas a mi alrededor de
todas clases, yo intentaba satisfacer a todos chupándolas, cascando
pajas, pidiendo que me follaran, estaba en la gloria, mi novio y amo
follandome el culo, otro follándome a la vez, y dos pollas en la boca,
que sensación!!Me sentía muy puta pero me gustaba ver como todos
esos hombres me miraban con ganas de hacerme de todo.
El único que se corrió, fue mi novio, pero porqué estuvo casi una hora
dándome por el culo y ya no debió aguantar más, una vez hecho esto
se fue y su lugar fue ocupado por otro, mientras hablaba con el dueño
de la casa, aunque no podía ver muy bien lo que pasaba porqué entre
orgasmos y pollas, no es que viera mucho la verdad, no tenía ni noción
del tiempo, aunque tampoco importaba, la verdad, jejeje.
Mientras la negra, no hacía más que chuparles la polla a los dos, luego
se la chupaba a uno y el otro se la follaba, luego lo mismo pero por el
culo, luego uno por el culo y otro por el coño, luego intercambiando
entre ellos, hasta que se corrieron en su boca los dos a la vez, ella se
bebió todo.
Una vez limpió todo, me llamo mi novio para cambiar, la negra para
donde estaba yo y yo para mi novio y el dueño de la casa, al cruzarme
con ella le pegue un morreo con lengua buscando semen, pero nada,
solo un poco de sabor, lastima…
Esta escena nos excito mucho a los 4 que estábamos mirando, yo, mi
amo, la negra y su amo, así que me levante y le ofrecí mi coño y mi
ano a la negra, la cual acepto gustosa, para que simultáneamente, mi
amo y su nuevo compañero de aventuras me ofrecieran sus poyas para
que las chupase, lo que pasa, es que así nos perdíamos el espectáculo,
y eso no podía ser de ninguna manera, así que se sentaron y nosotras
una a cada lado les seguíamos chupando las poyas a la vez que
veíamos lo que sucedía.
Me dijo que su amigo había salido a realizar unas compras, pero que
pasara y esperara. Bueno, ya me había acostumbrado a esperarlo. La
casa de mi amigo, era uno de esos pisos grandes del centro, viejos y
cargados de objetos, con la poca iluminación que se filtraba a través
de unas persianas. Siempre había estado ese piso a oscuras.
-Voy a sentarme.- Dijo Cynthia con voz temblorosa. Pero fue a sentarse
sobre mis piernas y adentrando su trasero fue a ponerlo sobre mi
entrepierna.
Rápidamente intuí lo que se proponía, pero era tan increíble que no
sabía cómo responder. Pero ella, en su último acto antes de que yo
tomara el mando, empezó a moverse adelante y atrás. Mi miembro, ya
estaba excitadísimo.
-Voy a meterte la mano bajo las bragas. - En la película las dos chicas
ya habían despojado de su falda a la otra chica, solo le restaba un
tanga, pero yo no podía hacer eso con su amigo a punto de venir. Mi
mano buscó el elástico y lo supero, introduje mi mano en su frondoso
bosque. Baje hasta la abertura de su vagina y lo acaricie.
-Calle y siente.
-¿Notas mi pene bajo tu cuerpo? Esta tan grande por ti. Mira la tele, -
en esos momentos una chica besaba a la joven iniciada mientras la
otra la masturbaba con un dedo, luego introdujo dos. - ¿quieres que te
haga lo mismo?
-Sí, rápido.
Pero como tenía que ocurrir se oyó la voz de mi amigo que llegaba.
Le dije que tenía prisa porque había quedado con una chica para ir al
cine y que había ido no para hablar, sino para que me diese un
compact porque esa chica me lo había pedido. El comenzó a buscar el
compact y a hablar sobre qué película íbamos a ver y de cómo le había
parecido aquella. Para quitármelo de encima le dije que le llamaría por
la noche y ya hablaríamos de todo, pero que ahora me tenía que ir. Se
quedó muy sorprendido, pero conseguí que dejara de acosarme.
Tardé medio minuto más en salir del piso y llegue hasta mi coche.
Entre y tire el compacto por el salpicadero. Mire el reloj y comencé a
esperar. El hinchazón de mi entrepierna comenzaba a bajar y yo
comencé a preguntarme que pasaría, si ella bajaba estaba claro y si no
también, tendría que calmarme ese picor por mis propios medios.
Normalmente aguanto bien las esperas, pero esos minutos fueron los
más largos de mi vida.
-¿Pasa algo?
-Es un coñito precioso, sus labios externos son blandos y dulces, muy
apetecibles.- Comencé a contarle.
-Cynthia, lo haces muy bien, pero creo que esto te gustara más.
Acaríciate los pechos.
Como una verdadera experta cogió entre sus labios mis pezones y tiro
de ellos. Note como mi miembro, que hacía un rato que estaba más
tranquilo, pero sin decaer del todo, volvía a engordar al máximo y a
dolerme dentro de mis apretados slips. Yo deseaba apretar mis
pantalones contra algo para aumentar el placer que sentía. Así que
deje sus senos y empecé a quitarme el cinturón. Ella lo vio y no me
dejo. Aparto mis manos. Dejándome los pantalones abrochados me
bajo la cremallera e introduciendo sus manos por ella encontró mi
miembro y lo cogió, apretándolo.
Se quedo erguida sobre la mesa, abriendo aún más las piernas y con
sus manos separando sus labios vaginales. Veía su entrada claramente,
aún continuaba muy abierta y aproxime mi miembro a su vagina. Pase
la punta de mi húmedo capullo por su vagina, dando círculos. Me
gustaba recibir el tacto de su piel, una carne blanda, muy húmeda.
Después lo deje unos instantes junto debajo de su entrada y, ante su
atenta mirada, le di arriba y adentro. Mi primera penetración fue sólo
de tanteo, lo retire y esta vez si la penetre completamente, acabe
introduciéndome plenamente en su cuerpo.
Por todo esto me salí de ella y le pedí que se diera la vuelta. Ella lo
hizo. Después de asegurarle que no se echó sobre la mesa, vi sus
pechos sostenerla sobre la mesa doblando su cuerpo. Baje mi cabeza
hasta la altura de su trasero y contemple. Tenía las piernas demasiado
cerradas. Las cogí por los muslos y las fui abriendo. Ahora la vista era
mucho mejor.
-¿Qué te ha parecido?
Sus ojos seguían reflejando el placer que había sentido. No pude dejar
de besarla.
-Eres preciosa.
-Gracias, ¿Qué hora es?
Mire el reloj: - Las siete. Pero aún podemos hacer más cosas. Recoge
tus cosas y vayamos a mi cuarto.
-Sí.
-Sí, me encantaría. Dos veces en una tarde. Me gustaría que esta tarde
no terminara nunca. Se echo sobre mí para besarme. Luego me dijo:
-Abrázame.
-¿Te gusto?
-Acaríciame - me pidió
Ella estaba echada sobre mí, dándome la cara, ahora subió unos
centímetros. Su boca cayó cerca de mi oído y su pubis estaba sobre el
mío. Deje sus nalgas e introduje mis manos en el poblado hueco. Pasé
una mano por su vagina y tantee su rajita, estaba muy húmeda y eso
me excitaba. Cogí mi pene y acaricie con la punta su vulva.
Al despertar me dijo:
-Eres un amor.
Ella rio.
Yo estaba pegado a ella, por mi pene erecto y con unas ganas locas de
follar. Deseaba ponerme a su espala y penetrarla mientras la besaba y
la acariciaba.
Ella estaba excitadísima, cuando no pudiendo más, baje mi mano para
acariciarle su sexo, este estaba incluso más húmedo que después de
aquella primera vez. Y mi pene estaba totalmente erecto, así que nos
miramos preguntándonos que hacía falta para empezar. Un segundo
después nos lanzamos los dos y empezamos con un beso salvaje. Ella
me rodeó con sus brazos y yo también. Recorrí con mis brazos su
espalda hasta sus nalgas, que acaricie y apreté contra mí.
Pensaba que iba a penetrarla, pero no lo hice. Pase unas veces mi pene
por sus senos.
-Eso te excita.
-Claro, no hay otra cosa igual. Indica que... siempre quieres hacerlo.
Me levante de la cama.
-Voy contigo, -Me siguió.- desde que empezamos cada vez que me
tocas el coño sintió que me voy a venir.
Yo entre en la habitación para coger las cosas que iba a necesitar, una
maquinilla, un bote de espuma y una toalla.
-Cógeme tú el pene.
-Ahora quiero que me masturbes, mueve tus manos arriba y abajo. ¿Se
lo habrás hecho ya a algún chico?
Ahora no tuve que indicarle nada más. Había visto tantas películas
porno y algunas amigas le habían contado como ellas les comían el
pene a sus novios que Cynthia sabía perfectamente como continuar.
Era su primera felación, fue muy intensa. Era increíble la sabiduría que
tenía mi chica.
Ella asintió.
Le separe más las piernas y eche sobre una mano una buena cantidad
de espuma del bote. Iba a esparcirla cuando algo me paro, era su
agujero anal. Algo me incitaba a descubrirlo y jure que pronto lo
penetraría. Pero no ahora y proseguí lo que llevaba entre manos. Con
la otra la recogí y le cubrí todo su pubis, cuidándome de darle el
máximo placer. Ella se estaba contorneando, además de mis caricias
ella misma se acariciaba los pechos y se pellizcaba los pezones.
-No, ha sido muy dulce. Ahora noto toda esa espuma sobre mi coño.
Aquello era el sumo espectáculo que podían contemplar mis ojos, una
chica con su sexo rasurado masturbándose ante el leve contacto con el
agua que yo le proporcionaba. Tuve que coger mi pene y
masturbarme.
Estuvimos los dos en esa situación como medio minuto. Ella, sin
ninguna causa, debió pensar que no se lo quería hacer sola y paro
mirándome. Al descubrirme en esa situación sonrío y me lanzo un
beso. Ninguno habíamos alcanzado el orgasmo y ahora no importaba.
Ambos deseábamos follar pero aquel todavía no era el momento. Le di
el mango de la ducha, y me separé para mirarla.
-¿Te gusta?
-Eres preciosa
Pero no podía quedarme contemplándola, así que la cogí por sus axilas
y la alce. La bese profundamente. Tenía en mente uno de sus juegos.
Se separo mínimamente y pasándose dos dedos por la mejilla recogió
una parte de mi semen. ella acercó sus dedos a su boca y los paso por
todos sus labios y finalmente los limpio con su boca. Todo tan
voluptuosamente que me indujo a que volviera a besar sus labios más
húmedos que nunca. Había cumplido su objetivo y se entregó en un
largo beso.
Así que baje un poco más una de mis manos que sostenían su trasero
y tras encontrarlo penetre también aquella entrada. A pesar de que
apenas pude entrarle dos centímetros ella lo sintió y se animó
muchísimo. Acelero sus movimientos de manera que casi sacaba mi
pene de su cuerpo en las subidas y entraba todo mi pene en su
cuerpo. Yo también acelere el provocador masaje de mi dedo en su
ano y provoque unos movimientos más salvajes.
Fue Ushi, quién no, la que entró para abonar la cuenta. Mientras
alargaba las monedas del cambio, sus dedos acariciaron sin disimulo
mi mano y fijó su mirada gris brillante en mis ojos.
La playa, Una caseta de máquinas, que se usaba para izar las barcas de
pesca cuando regresaban, era el único elemento arquitectónico
presente. El resto de mobiliario lo constituían cuatro barcas grandes de
pesca, que descansaban a pocos metros de las olas sobre traviesas de
tren untadas de sebo, una docena de barcas de madera más modestas
aparcadas de la misma manera, y dos filas de barquitas de todos los
diseños, tumbadas boca abajo, y que servían a fines deportivos y
lúdicos a sus propietarios. La arena era gruesa y la playa, llena de
pisadas, parecería a ojos de una hormiga un sinfín de pirámides
molestas. El amasijo de casas que nos rodeaba por el oeste parecían
tranquilas, unas con luz, otras dormitando.
Nos acercamos pacíficamente hasta cerca de la orilla, donde el mar
ofrecía un aspecto especialmente calmado, y su negrura se veía orlada
con una delgadísima línea de espuma que las minúsculas olas
producían con un sonido sordo. En los ojos de alguna de las chicas
detecté una cierta impresión.
Nunca me había llamado la atención esa chica más allá de sus modales
y actitudes. Llegué a la conclusión que cuando estuviera con sus
amigos incluso sonreiría y se divertiría, hecho que no sucedía en su
casa y que seguramente yo nunca vería. Cuando la veía haciendo
cualquier cosa en casa, incluso cocinando, me pareció siempre ausente,
como si llevara el piloto automático puesto para evitar tener que
pensar.
La atraje hacia mí y la besé con deseo, entrelazando mis manos con las
suyas. Con dos movimientos coordinados entre los dos, nos quitamos
el calzado y le quité los vaqueros. Cuando volví a apoyar su espalda en
el tronco, lo hice en el ángulo necesario para alzar sus brazos y hacerle
notar que treinta centímetros por encima de su cabeza, una gruesa
rama sobresalía del tronco. Volviéndome a inclinar hacia atrás, la
penetré. Esta vez el ángulo era óptimo para su visión de los hechos, y
su coño respondió generosamente a base de flujo, un manantial
maravilloso que hacía que mi excitación también aumentara. El ritmo
fue aumentando hasta que me decidí a deslizar mis manos por debajo
de sus muslos. Ella interpretó mi intención y levantó sus muslos para
permitir que mis manos le sostuvieran las nalgas. Perdió contacto con
el suelo y abrazó mi cintura con sus pies. Su orgasmo, precedido
siempre de contracciones vaginales muy fuertes, tardó un único
minuto en producirse, mientras nos mirábamos fijamente. Su vista se
nubló hasta cerrarle los ojos, sus labios se contrajeron en forma de
tímida intención de besar y un torrente de flujo salió proyectado de su
vagina.
Yo tengo 38 años, no estoy mal, soy del montón, 1'77 y peso 88 kg,
pelo castaño y unos ojos azules. De dotación normal unos 15 cm. Mi
mujer tiene 45 años, es más bajita que yo 1'65, pesa 55 kg, y pelo
rubio.
Pues nos decidimos a ir, teníamos los dos libre de nuestro trabajo y lo
mejor era que estábamos a martes, así que o no encontraríamos a
nadie o poca gente, ya que los fines de semana siempre se llena. Eran
las 10 de la mañana cuando cogimos el coche y llevábamos nuestra
neverita con unos refrescos, un par de bocadillos, una tortilla de patata
y unas aceitunas, ya que pensábamos disfrutar lo máximo posible del
día. Tardamos 50 minutos en llegar, aparcamos el coche bajo unos
árboles que había y nos pusimos a andar. Cuando llegamos nos
quedamos de piedra. Era increíble la cala, o más bien la calita, por qué
no debía medir más de 100 metros, como mucho 80, y en ese
momento no había nadie. Así que llegamos y nos pusimos a montar
todo.
Llegamos y nos secamos y nos pusimos crema. Cada uno nos pusimos,
pero llegó un momento que habían zonas que no llegábamos, mi
mujer me dio a mi primero por la espalda, las piernas, y cuando llegó a
mi culo hizo que el bañador se me metiera entre los glúteos y me dio
por todas las zonas. Luego le hice estirar a mi mujer, pero cuando
llegué a la zona de arriba se la desabroché y aproveché para sobarla
un poquito. Luego las piernas, y cuando llegué yo a su culo le quite los
lazos que anudaban su parte de abajo, y ella me dice: -Que haces?, y
yo le dije: -Tranquila que no hay nadie, y así no te mancharé nada del
bañador.
Habría pasado una media hora cuando me desperté y vi que había más
gente, había a nuestra derecha una pareja de dos chicas de unos 30
años, un poco más a la derecha un grupo de 2 chicos y 2 chicas de
unos 24 años, y a nuestra izquierda a unos 10 metros una pareja que
por el tono de piel debían ser del norte, eran totalmente blancos y
rondarían los 40. Lo que más me sorprendió de todo es que estaban
todos desnudos, y comprendí que era una zona nudista. Desperté a mi
mujer: -Luisa, despierta, creo que nos hemos equivocado. Y ella con las
gafas de sol (debía tener los ojos medio cerrados) me dice: -Que?
- Cariño, es una playa nudista, no somos los únicos que estamos aquí y
están todos desnudos!!
Me resultó raro porqué jamás había querido venir a una playa nudista,
con las ganas que tenía yo de ver a mujeres desnudas. Y le dije que de
acuerdo. Y ella sin mediar palabra, alargó sus brazos y me quitó el
bañador.
- Con razón querías tú venir a una playa nudista!! Estás todo excitado!!!
Desde el agua pude ver como las dos parejas de chicos recogían sus
cosas y emprendían el viaje de regreso, así que sólo quedaríamos las
dos chicas, la otra pareja y nosotros. Pude ver como la pareja de chicas
se untaban ellas ahora crema por todo sus cuerpos, y por la forma que
lo hacían juraría que eran lesbianas, pero el espectáculo era increíble.
La otra pareja estaban tomando el sol y apenas se veía nada. Así que
decidí nadar un poco más y luego volver para beber algo que tenía la
boca seca.
Cuando empiezo a salir del agua veo que mi mujer está hablando con
una de las chicas y justo cuando llego a su altura la chica se levanta y
aun llevando gafas de sol pude notar como me miraba de arriba a
abajo, y mostró una sonrisa, a lo mejor le gustó lo que vio, hasta que
me di cuenta que iba erecto, porqué estaba viendo ese cuerpo
desnudo todo depilado. Entonces ella dijo:- Adiós.
Eran cerca de la una del mediodía cuando decidimos comer algo, así
que sacamos los bocadillos que traíamos, la bebida y la tortilla de
patata. Mientras comíamos se nos acercó el hombre de nuestra
izquierda y en un castellano perfecto nos preguntó si le podíamos dar
un poco de tortilla, le apetecía probarla. Mi mujer les dijo que si, que le
dábamos un poco de tortilla, pero que en vez de llevársela, por qué no
se acercaban a donde estábamos nosotros y comíamos todos juntos? Y
él dijo que sí. Entonces le pregunté a mi mujer:
- Por qué les has dicho que vengan? Con lo bien que estamos solos...
- Para estar un poco más acompañados, que no pasa nada, luego ellos
se volverán a donde estaban y listos.
- No, ya se lo que pasa, le has visto el rabo que tiene y has pensando
en tener buena vista!!
- Sí, la verdad es que hemos tenido mucha suerte. Por cierto, por qué
no os venís a nuestra casa a disfrutar de la piscina y os invitamos a
cenar!?
Así que recogimos todo y mientras íbamos hacia los coches Cat nos
dijo:
La casa era enorme, con unos ventanales que desde fuera se veía muy
bien decorada. En ese momento llegaron caminando Cat y Carl y nos
abrieron la puerta. En ese momento apareció una chica, una española
que tiene 22 años. No iba con uniforme, iba sencillamente con una
camiseta y unos pantalones cortos, y la verdad es que tenía muy buena
pinta, tenía unos pechos muy generosos.
La chica les preguntó al matrimonio si quería algo, que los había visto
entrar y que si les preparaba alguna cosa. Carl le dijo que si, que
preparase unos sándwiches, unas cervezas y unos refrescos y que los
llevase a la piscina.
- Que estás mirando? Los focos? Los utilizamos siempre que queremos
utilizar la piscina de noche, y más de una vez hemos tenido una "fiesta"
y el mejor momento es cuando apagamos las luces y ...
Al cabo de cinco minutos vino la otra chica con los bocadillos y las
bebidas y Cat le dijo que si quería se podía ir, que por hoy ya había
sido suficiente. Ojalá se hubiera quedado, pero decidió irse. Así que
nos quedamos los cuatro solos.
Ahora nadie quería desnudarse, todos nos fuimos a coger una cerveza
bien fría, ya que aunque el sol había bajado aún hacía calor, y eso que
no estábamos ni en verano. Empezamos a hablar un poco de nosotros,
nos preguntaban si lo hacíamos a menudo lo del intercambio y le
dijimos que no, que era una fantasía pero que no había pasado más
allá, así que ellos eran los primeros. También nos preguntaron sobre
nuestros trabajos ... en un momento que estábamos hablando y viendo
que nadie se quitaba nada, me levanté y empecé a desvestirme
quitándome toda la ropa. En ese momento los tres empezaron a
aplaudirme y me quedé de pie esperándolos a ellos. El siguiente fue
Carl, que en un abrir y cerrar de ojos se quitó todo. Luego se levantó
mi mujer para empezar a quitarse la ropa y también se levantó Cat. Yo
pensé que cada una se quitaría la ropa, pero fue mi mujer la que se
acercó a Cat para ayudarla. Con sus manos cogió la camiseta y se la
quitó poco a poco. Luego le bajó la falda que llevaba y pasó una de
sus manos por el coñito todo depilado. Cat abrió un poco las piernas
para facilitar el trabajo. Con la otra mano le tocaba un pecho, y acercó
su boca a la otra. Se fundieron en un beso con lengua.
Así que fue una buena sorpresa recibir noticias suyas. Ella me decía
que mi mensaje le había picado la curiosidad y que si yo quería
podíamos seguir conociéndonos por mail.
Pasamos unas tres semanas hablando por mail y conociendo mejor los
gustos del otro.
La verdad es que lo que había intuido en las fotos y los mails quedó
reafirmado en nuestra primera cita: Berta me gustaba mucho.
Vestía una falda unos centímetros por encima de la rodilla, camisa con
2 botones desabrochados, tacones y chaqueta.
Me encontraba muy cómodo con ella e intuía que ella también sentía
algo parecido por mí.
En el último bar, pensé que ya era hora de poner toda "la carne en el
asador".
Y: No.
Sentados los dos de nuevo uno delante del otro, la cogí de la nuca y
volvimos a tocarnos. Mientras, con cierta habilidad, le sobaba las
piernas subiendo hasta debajo de su falda.
Dentro del ascensor le dije que se desnudara. Estábamos los dos muy
calientes.
Llegamos a su piso que era compartido con dos chicos y otra chica
más. Ella me dijo que esa noche sólo estaba uno de los chicos que
como observamos al entrar, debía estar en su habitación ya que había
calma total.
Y: Estoy seguro de que así es. Eres una cerda viciosa que se excita
porque la ponga en su sitio y la trate como se merece, ¿verdad?
Y: Contéstame perra!!!
Una vez dentro y con la puerta cerrada, la volví a coger del pelo y la
puse de nuevo de rodillas.
Por la cara que puso cuando la tuvo delante me pareció que le gustaba
lo que veía. Intento metérsela en la boca, con ansia, pero yo la retuve
cogiéndola del pelo.
Y: No tan deprisa, primero bésala entera, despacito, con mucha
suavidad…
Así estuvimos un buen rato. Entonces decidí ir más allá, la cogí bien del
pelo y la penetre, se la metí hasta el fondo.
Y: Bueno, veo que esto vas a tenerlo que practicar mucho. Me gusta
que mi zorra se la trague entera.
Y: Como es el primer día voy a dejar que te corras ahora mismo pero
no te acostumbres.
B: Gracias señor (me encantó lo de señor, sin habérselo ordenado, le
salió del alma). Debo decirte que cuando me lo hacen bien me corro
de una manera bastante especial…
Y: Me gustas, perra.
B: Como tú quieras.
Y: Te llamaré.
Decidí que lo mejor sería esperar dos o tres días para volver a ponerme
en contacto con ella.
Decidí esperar unas horas en abrir el MSN, hasta las 23h más o menos.
Lo abrí y allí estaba la parejita.
Y: Explícate.
Y: ¿¿¿???
P: Ella 32 y él 34.
P: Sí y ¿tú?
Y: También.
P: Así es. Por eso queremos hacerlo bien, conocernos, lograr que haya
confianza entre los 3, etc.
P: ¿Y qué tal?
P: jejejeje Sí lo somos.
Puse mi foto.
Y: Bien…
C: Sí Amo.
P: Pues que deberías hacerlo sin dudar. Noto que ella tiene muchas
ganas desde que has llegado.
C: Gracias Amo.
Y: Eso está mejor. Decidme una cosa, cuando el sumiso la tiene así de
dura y se la chupas. ¿Cuánto tiempo suele tardar en correrse?
C: Unos 4 o 5 minutos.
Y: Bien. Ahora quiero que os vayáis los dos al lavabo de mujeres y que
se la chupes, pero sólo durante 2 minutos. Y tú, puta, por supuesto, no
te dejo tocarte mientras lo haces. Comprobaré que aún la tienes dura
cuando salgas, así que sed obedientes.
Y: Habéis tardado.
C: Es que había una chica y hemos tenido que esperar a que saliera.
P: Mucho Señor.
P: Sí Amo.
En ese momento miré la cara del taxista por el espejo y era todo un
poema. No parecía entender nada. Me gustaba aquella situación.
Y: Parece que esta puta está muy caliente.
P: No, Amo.
C y P: Sí Amo!!!
Y: Pues venga puto, a 4 patas y a prepararme esa bebida.
P: Sí Amo.
C: Perdón. Sí Amo.
Ella sonrió.
P: Si Señor!!!
Y: Bien. Ahora ha llegado la hora de tu castigo, sumiso. Es por no
haberme preguntado que tenías que hacer cuando has acabado de
prepararme la copa. ¿Te queda claro?
P: Totalmente, Amo.
C: Gracias Señor.
P: Si Amo.
C: Gracias Señor.
Se puso seria.
C: Si Amo.
C: Si Señor!
Y: Bien.
C: Sí Señor.
Y: Te voy a dar unos azotes y quiero que los cuentes. Además me darás
las gracias por cada uno.
C: Sí Amo.
Seguí mezclando los azotes con la masturbación. Todo ello sin dejar
que mi bonita perra se corriera.
Clara sonreía.
Y: Desnúdame puta.
C: Si Amo.
C: Sí Amo.
Clara siguió mis instrucciones al pie de la letra. Lo lamía todo con una
exquisita lentitud y entrega.
Y: Así, así puta, sigue… Lo haces muy bien. Me encanta. Sigue lamiendo
así perra…ahhhh, uffff…
Empezó a chupar y lamer, que gusto que me daba, vaya gran perra,
ufffff, sólo recordarla…
Me vació enterito.
Y: A ver puta, abre la boca. Así me gusta. Ahora le vas a dar un beso
blanco al sumiso. Venga.
Y: Os habéis portado muy bien. Estoy muy contento con los dos. Intuyo
que pasaremos grandes momentos juntos.
Mujer de mi amigo
Mi trabajo en una empresa a nivel nacional me hacía estar
constantemente de visita en las diferentes delegaciones del país y
haciendo seguimiento a los distribuidores.
El día que la conocí me llevé una gran sorpresa. Aunque solía hablar
mucho con mi amigo y tras las largas charlas profesionales siempre
había tiempo para apuntes personales, lo que me había dicho de su
mujer no me hizo imaginar lo que me encontraría.
Tras nuestros saludos iniciales y las quejas por tener que estar
trabajando en aquellas condiciones, cada uno se centró en sus labores.
Dicho esto pasé mi polla entre sus nalgas y lubricada como estaba de
corridas y flujos, lentamente empecé a introducirla en su ano.
Enseguida noté que era la primera vez y decidí ser delicado. A partir de
ahora gozaría de ese cuerpo en cada viaje…y me follaría este culo cada
vez que me apeteciera y Pilar lo disfrutaría tanto como yo
Y dicho esto tuve una de las mayores corridas que recuerdo. Chorros
de leche caliente y espesa fueron a parar al fondo de su culo,
llenándole el ano de mí, marcándola mientras ella se retorcía con otro
demoledor orgasmo.
Tras nuestra primera cita, Pilar y yo, aumentamos el nivel de picardía,
complicidad y morbosidad de nuestros juegos.
Su nueva cabellera negra hacía resaltar más sus verdes ojos. Una blusa
corta de seda color rosa con transparencias que dejaba ver debajo un
sujetador negro. Seguramente el momento era lo que mantenía esos
pezones tan duros que eran visibles través de la blusa. El canalillo bien
marcado por los botones cuidadosamente desabrochados. Falda de
tubo negra y muy justa por encima de medio muslo. Zapatillas de
tacón negras que tenían unas tiras atadas en sus tobillos. La perfecta
piel morena de su cuerpo hacia resaltar más aún su belleza.
Sí, dije.
Quiero que todos vean y te envidien, que sepan que sólo estoy por y
para ti. Que eres mi dueño, mi macho y al que entrego mi cuerpo al
completo.
“Sí Pilar, cuatro días. En los que sabrás el placer que hay en ti, en tu
cuerpo y cómo me perteneces”
“Cuatro días en los que te follaré, en los que todos tus agujeros serán
saciados con mi pene, en los que te llenaré de mi leche y te haré gritar
de placer…”
“Mira cari, no voy a decirte que dejaría a mi marido por ti. Estoy
enamorada de él y jamás le haría eso, pero…
Lo nuestro es diferente.”
Cuando intenté decir algo, cerró mis labios con su mano para
continuar…
“Recuerda, eso soy contigo y para ti. Para nadie más. Si lo nuestro
termina…volveré a ser amante y esposa, pero contigo quiero seguir
siendo lo que soy y sentirme como me siento”
Como terminé antes que Pilar, bajé a la cafetería del hotel diciéndola
que la esperaba abajo.
Vestía un traje muy ceñido de algodón color negro y corto. Este por
encima de medio muslo. Con generoso escote delantero (dejando
visible su canalillo) y espalda cubierta. Zapatillas de medio tacón
negras también.
Zona de restaurante, tres pistas de bolos, dos dianas para dardos y una
barra de bar. Estaba claro que allí pasaríamos el resto de la noche.
Tras la cena las ganas de juerga de los asistentes hizo que Uwe hablara
con el encargado y nos pusieran algo de música para bailar, en el
mismo recinto.
“Me encantaría mucho, de verdad que sería un sueño, pero tengo ….” Y
sin terminar la frase miré a Pilar. Mayrelis me siguió con la mirada y me
dijo “lo entiendo, pero que sepas que no me rindo”
“Uhmm, quiero desayunar así cada día” me dijo con una sonrisa
“Eres una gatita caliente y vas a tener esto y más” le dije mientras
acariciaba sus mejillas.
Estas jornadas suelen ser muy intensas, con temario muy concentrado
y tanto Uwe como Wolfgang, muy centrados, dando todo tipo de
detalles formativos.
Con todo esto, Mayrelis no paraba, comentarios al oído,
definitivamente esta mujer sabe cómo llamar la atención de alguien.
Mayrelis aparece.
Más grande por dentro de lo que aparentaba por fuera lo primero que
hice fue centrarme en el lugar, posicionarme. Estanterías de productos
de todo tipo, juguetes sexuales, zona de lencería, video club (cabinas
de visionado y venta de películas) y al fondo, un show con cabinas
dispuestas en círculo.
Pero lo que más analicé era las personas que allí había. Tres o cuatro
hombres de mediana edad, uno calvo. Otro atlético y muy fornido y los
dos últimos con pinta de camioneros. Estos dos daban miedo,
gigantescos, sin afeitar y con cara de muy necesitados.
“Has estado fabulosa” le dije mientras apretaba sus nalgas con mis
manos y respondía a su beso
El resto de la cena fue épico. Yo sentado con las dos mejores y más
apetecibles mujeres del local, ambas deseosas de encamarse conmigo
y yo imaginando lo que daría de sí la velada.
La saqué aún chorreante para llevarla a sus labios y que chupara hasta
la última gota, me encanta verla así.
Sincronía perfecta entre los tres, Pilar con la boca de Mayrelis en sus
nalgas y sus orificios y ésta corriéndose abundantemente mientras la
follo.
Lentamente ella despierta, abre los ojos, me mira y sonríe para situarse
entre mis piernas para darme los buenos días con su mamada
matutina.
“Y la que tendrás tú cuando estés y seas para mí” sentencié sin más
mientras continuamos con el desayuno.
Como quería mantener fuerzas para una noche especial, nuestro paso
por la habitación se limitó a charlar un rato, ducharnos (me encanta
enjabonar con mis manos todo su cuerpo), ella realiza la llamada a su
marido para tranquilizarlo.
“Perdón por ser la última” escuchamos que dijo Pilar a lo que Uwe se
lanzó a decir “Realmente la espera ha valido la pena” con su acento
germano-hispánico.
Voy a la pista y tomo a Pilar de la cintura para bailar con ella, muy
pegados y de forma sensual. Uwe nos mira, me sonríe y con una
palmada en mi espalda, se gira para seguir bailando en otro lado de la
pista.
Con furia salvaje la penetro una y otra vez, follo su ano con
desesperación mientras nos miramos en el espejo. La tomo de los
cabellos tirando hacia mí para arquear su espalda. La veo cabecear en
cada embestida, sus pechos balanceándose con los pezones durísimos.
Su cara transformada por el placer mientras el sudor baña nuestros
cuerpos. llega su orgasmo y como acelera el movimiento de su cuerpo,
como ella misma toma el ritmo para una follada más intensa.
“Está bien”
“Bien, como te dije agotador pero muy bien” Le dije. “En lo que
respecta a Pilar ha estado fantástica, no sólo por su simpatía, sino que
les ha mostrado gran dominio en el sistema y quieren que asista a un
par de formaciones más este año para su capacitación y certificación”
Dije todo esto sin pensármelo y sin mirarla. Tragué saliva por si había
metido la pata mientras la escuchaba decir… “es verdad G. Pero
tranquilo, aunque son viajes agotadores… es el trabajo y si hay que
hacerlo…lo haré.”
Fui a darme una duchita, me depilé enterita para la ocasión, pues hacia
un par de semanas que no podíamos vernos por culpa de mi trabajo.
Me ricé el pelo, me maquillé un poquito, un poco de rímel y
pintalabios rosa. Me dirigí al armario para ver que me ponía, al final
escogí la minifalda vaquera, una camiseta rosa escotada y las sandalias
romanas, no me puse ropa interior, pues me encanta ir sin nada.
-Estás preciosa con esa minifalda supongo que sin tanga debajo,
verdad?
-Aquí las preguntas las hago yo, quiero ver si aún sigues tan bien
enseñada como antes.
-Si, Amo.
-Sigues siendo una buena perrita, ese coñito es mío. Te dejo tomarte la
cervecita con tu novia.
-Si, Amo.
-Cómeme el coño
-Pero…¿Aquí?.
-Si, venga.
Recordé que no podía correrme, así que paré. Me levanté del asiento,
me arrodillé al lado de mi novia, la besé y me acerqué a su oído,
Al minuto respondió,
-Sigues sorprendiéndome, estoy orgulloso de ti.
-Gracias, Amo.
-¿No te ha gustado?
-¡De acuerdo!
Pasamos por delante de un sex shop nuevo, tenía pinta de ser muy
grande. Me hubiera gustado entrar pero a ella le dan un poco de
vergüenza estas cosas.
-Sí, Amo
-Lo estás haciendo muy bien, ya es tuya. Esta noche cuando lleguéis a
casa, dejarás la puerta entreabierta, te estaré viendo, hazme sentir
orgulloso. Me encantas.
Llevé sus brazos a la espalda, y le puse las esposas, al notar el frio del
metal se estremeció.
-Si!
Dejé la fusta y seguí con la mano, ya tenía el culo muy rojo y dolorido,
La azoté un poco.
Le miré a él que miraba con los ojos abiertos como platos, me miró a
los ojos y me hizo una señal para que parara. Cogió el móvil y me
mandó un mensaje, ya que no podíamos hablar.
Notaba como él estaba ardiendo, podía notar su polla dura dentro del
pantalón.
-Ven aquí.
-No te la tragues.
Me esperé en esa posición, con su leche en mi boca, rebosando, y él
me hizo un par de fotos.
-Trágatela.