Nuestro Adversario El Diablo
Nuestro Adversario El Diablo
Nuestro Adversario El Diablo
NUESTRO ADVERSARIO
EL DIABLO
Colección Logos
Centro Carismático "Minuto de Dios"
Bogotá – Colombia
Carrera 73 No.81-27
Teléfonos: 2513990 y 2517756
Apartado Aéreo No.56437 Bogotá D.E.
Esto es muy cierto y hay que reconocer con dolor que el diablo ha contado en esta táctica
con muchos "idiotas útiles", aún entre teólogos y predicadores. Aquí en Colombia se ha
publicado y se ha dicho mucho, aún por televisión, en contra de fa existencia del demonio.
Por eso no es extraña la actitud de burla con la cual muchos reciben la afirmación emitida
de la existencia y de la realidad demoníaca.
1
LAS AFIRMACIONES DEL ANTIGUO TESTAMENTO
La Sagrada Escritura desde un principio y de manera progresiva ha enseñado la
existencia de espíritus malignos.
La primera vez que se habla del diablo como un ser personal es en el libro de Job. "Un día
cuando,"' los hijos de Dios venían a presentarse ante Yahvé, se presentó también entre
ellos Satán. Y Yahvé dijo
a Satán: "De dónde vienes?" Satán respondió a "Yahvé: "De recorrer la tierra y pasearme
por ella". Y Yahvé dijo a Satán: "No te has fijado en mi Siervo Job? No hay nadie como él
en la tierra: es un hombre cabal y recto, que teme a Dios y se aparta del mal". Respondió
Satán a Yahvé: "Es que Job teme a Dios de balde? No has levantado tú una valla en torno
a él, a su casa ya todas sus posesiones? Has bendecido la obra de sus manos y sus
rebaños hormiguean por el país. Pero extiende tu mano y toca todos sus bienes; verás si
no te maldice a la cara!". Dijo Yahvé a Satán: "Ahí tienes todos sus bienes en tus manos.
Cuida sólo de no poner tu mano en él". Y Satán salió de la presencia de Yahvé. (1, 6-13).
"Un día, cuando los Hijos de Dios venían a presentarse en su presencia, se presentó
también entre ellos Satán. Y Yahvé dijo a Satán: "De dónde vienes?", Satán respondió a
Yahvé: "De recorrer la tierra y pasearme por ella", Y Yahvé dijo a Satán: "Te has fijado en
mi siervo Job? No hay nadie como él en la tierra: es un hombre cabal y recto, que teme a
Díos y se aparta del mal Aún persevera en su entereza, y bien sin razón me has incitado
contra él para perderlo"
Respondió Satán a Yahvé: "Piel por piel Todo lo que el hombre posee lo da por su vida!
Pero extiende tu mano y toca sus huesos y su carne; y verás si no te maldice a la cara!",
Y Yahvé dijo a Satán: "Ahí le tienes en tus manos; pero respeta su vida",
Satán salió de la presencia de Yahvé, e hirió a Job con una llaga maligna desde la planta
de los pies hasta la coronilla de la cabeza. Job tomó una tejoleta para rascarse, y fue a
sentarse entre la basura". (2, 1-8).
Aquí aparece Satán como un ser personal, distinto de los ángeles buenos, lleno de odio
contra los hombres y capaz de causarle muchos males con el permiso de Dios, bajo cuyo
poder está y estará siempre.
En el libro de la Sabiduría encontramos una ampliación de esta doctrina.
"Dios creó al hombre incorruptible y lo hizo a imagen de su naturaleza; mas por envidia
del diablo entró la muerte en el mundo y la experimentan los que le pertenecen". (2, 23 y
23)
2
CRISTO y EL DEMONIO
Los Evangelios nos describen las tentaciones que el demonio presentó a Jesús. Leamos,
por ejemplo, el relato de Mateo: "Entonces Jesús fue conducido por el Espíritu al desierto
para ser tentado por el diablo. Y después de hacer un ayuno de cuarenta días y cuarenta
noches, al fin sintió hambre. Entonces se acercó el tentador y le dijo: "Si eres el Hijo de
Dios, di que estas piedras se conviertan en panes". Más él respondió: "Está escrito: No
sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios".
Entonces el diablo lo lleva consigo a la Ciudad Santa, lo pone sobre e! Alero del Templo, y
le dice: "Si eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito: A sus ángeles te
encomendará, y te elevarán en sus manos, para que no tropiece tu pie en piedra alguna".
Jesús le dijo: "También está escrito: No tentarás al Señor tu Dios".
Todavía lo lleva consigo el diablo a un monte muy alto, le muestra todos los reinos del
mundo y su gloria, y le dice: "Todo esto te daré si te postras y me adoras". Dícele
entonces Jesús: " Apártate, Satanás, porque está escrito: Al Señor tu Dios adorarás, y
sólo a él darás culto".
Entonces el diablo lo deja. y he aquí que se le acercaron los ángeles y le servían. (4, 1-11)
Pero este "príncipe del mundo" nada puede lograr contra Jesús. El mismo lo afirmó antes
de su pasión: "Ya no hablaré muchas cosas con vosotros, porque viene el príncipe del
mundo que en mí no tiene nada". (Jn 14,30). Al contrario, el diablo fue derrotado plena y
definitivamente por Cristo en la Cruz. "El Hijo de Dios se manifestó para destruir las obras
del diablo", escribe San Juan (1 Jn. 3,8).
Cristo participó de las mismas para destruir por la muerte al que tenía el imperio de la
muerte, esto es, al diablo y librar a aquellos que por el temor de la muerte estaban toda la
vida sujetos a servidumbre" (Heb 2, 14 y 15).
San Pablo enfatiza este triunfo del Señor sobre el demonio en su carta a los Colosenses:
Porque en él reside toda la Plenitud de la Divinidad corporalmente, y vosotros alcanzáis la
plenitud en él, que es la Cabeza de todo Principado y de toda Potestad; en él también
fuisteis circuncidados con circuncisión no quirúrgica, sino mediante el despojo de vuestro
cuerpo mortal, por la circuncisión en Cristo. Sepultados con él en el bautismo, con él
también habéis resucitado, por la fe en la acción de Dios, que lo resucitó de entre los
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muertos. Ya vosotros, que estabais muertos en vuestros delitos y en vuestra carne
incircuncisa, os vivifico juntamente con él y nos perdonó todos nuestros delitos.
Canceló la nota de cargo que había contra nosotros, la de las prescripciones con sus
cláusulas desfavorables, y la suprimió clavándola en la cruz. Y, una vez despojados los
Principados y las Potestades, los exhibió públicamente, incorporándolos al cortejo
triunfal". (2, 9-15).
Con razón pudo decir el Señor Jesús antes de su Pasión que "el príncipe de este mundo
ya ha sido juzgado" (Jn 16,11) .Pero el triunfo de Jesús sobre el diablo y sus huestes
culminará al final de los tiempos como lo enseña San Pablo en su segunda carta
a los Tesalonicenses con estas palabras : "Porque el misterio de la iniquidad está ya en
acción; sólo falta que el que la retiene sea apartado del medio. Entonces se manifestará el
inicuo, a quien el Señor Jesús destruirá con el aliento de su boca, destruyéndole con la
manifestación de su venida" (2, 7-8).
El Apocalipsis confirma esta enseñanza: "el diablo que los extraviaba será arrojado en el
estanque de fuego y azufre, donde están también la bestia y el falso profeta, y serán
atormentados día y noche por los siglos de los siglos". (20,10).
La lucha que entabló Satán contra Cristo la extiende a todos los miembros de su Cuerpo
místico. San Pablo se refiere a ella con palabras muy claras: "Vestíos de toda la armadura
de Dios para que podáis resistir a las insidias del diablo; que no es nuestra lucha contra la
carne y la sangre, sino contra los principados; contra las potestades, contra los
dominadores de este mundo tenebroso, contra los espíritus malos de los aires". (6,11). Y
San Pedro escribe en su primera carta: "Sed sobrios y vigilad, que vuestro adversario el
diablo, como león rugiente, anda rondando y busca a quien devorar. Resistidle fuertes en
la fe". (5, 8) .Sin duda al escribir Pedro estas palabras recordó lo que le había dicho
Jesús: "Simón, Simón, Satanás os busca para zarandearos como trigo; pero yo he rogado
por ti para que no desfallezca tu fe, y tú, una vez convertido, confirma a tus hermanos".
(Luc 22, 31-32)
Esta lucha de Satanás arreciará en los últimos tiempos. Tanto San Pablo como el
Apocalipsis nos lo dicen muy claramente. Leamos con atención lo que el Apóstol escribe a
los Tesalonicenses sobre la Parusía: "Por lo que respecta a la venida de Nuestro Señor
Jesucristo y a nuestra reunión con él, os rogamos, hermanos, que no os dejéis alterar tan
fácilmente en vuestros ánimos, ni os alarméis por alguna manifestación profética, por
algunas palabras o por alguna carta presentada como nuestra, que os haga suponer que
está inminente el Día del Señor. Que nadie os engañe de ninguna manera.
Primero tiene que venir la apostasía y manifestarse el hombre impío, el hijo de perdición,
el adversario que se eleva sobre todo lo que lleva el nombre de Dios o es objeto de culto,
hasta el extremo de sentarse él mismo en el Santuario de Dios y proclamar que él mismo
es Dios. No os acordáis que ya os dije esto cuando estuve entre vosotros? Vosotros
sabéis qué es lo que ahora lo retiene, para que se manifieste en su momento oportuno.
Porque el misterio de la impiedad ya está actuando. Tan sólo conque sea quitado de en
medio el que ahora lo retiene, entonces se manifestará el impío, a quien el Señor destruirá
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con el soplo de su boca, y aniquilará con la manifestación de su Venida. La venida del
impío estará señalada por el influjo de Satanás, con toda clase de milagros, señales,
prodigios engañosos, y todo tipo de maldades que seducirán a los que han de condenarse
por no haber aceptado el amor de la verdad que los hubiera salvado. Por eso Dios les
envía un poder seductor que les hace creer en la mentira, para que sean condenados
todos cuantos no creyeron en la verdad y prefirieron la iniquidad". (2,1-12).
"SOMOS LEGION"
Para poder comprender mejor la acción demoníaca contra los hombres es preciso saber
que estos espíritus malos son muchos. Pablo VI afirma:
"Que no se trata de un solo demonio, sino de muchos
nos lo indican muchos pasajes evangélicos". En efecto el Señor dice: "Pero si expulso a
los demonios con el dedo de Dios, sin duda que el reino de Dios ha llegado a vosotros".
(Luc. 11, 20)
Cuando Jesús preguntó al endemoniado de Gerasa: "Cuál es tu nombre? " El dijo: "Mi
nombre es Legión" y los demonios le suplicaban diciendo: Envíanos a los puercos para
que entremos en ellos. Y se lo permitió, y los espíritus impuros salieron y entraron en los
puercos, y la piara, en número de dos mil, se precipitó por un acantilado en el mar y en él
se ahogaron". (Mar 5, 9-14).
San Lucas y San Marcos nos dicen que el Señor echó siete demonios de Maria
Magdalena. San Mateo narra cómo: "al atardecer de aquel día le presentaron muchos
endemoniados, y arrojaba con una palabra los espíritus". (8, 16).
No siempre se trata de la opresión de una persona por un solo espíritu impuro. Quienes
tienen experiencia en este campo conocen muy bien esta realidad.
catorce. Los demonios aparecen en estos textos sagrados como. Seres personales e
inteligentes. Pueden hablar y oír. Contestan las preguntas que Jesús les formula, y a
veces le hablan. Conocen a los hombres. "Conozco a Jesús y sé quién es Pablo"' (He 19,
15). Reconocen a los verdaderos creyentes y se rinden ante la autoridad de Jesús y de su
Iglesia.
Pero todas estas manifestaciones aparecen cuando están dentro de una persona.
Pueden ser expulsados del poseso por medio de la oración de liberación. A veces salen
cuando un grupo de personas está dedicado a la alabanza de Dios.
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El texto que encontramos en San Mateo (12,43) nos indica que el demonio puede
abandonar a una persona cuando quiere, pero la experiencia demuestra que prefiere
permanecer en ella, mientras no sea expulsado.
Tanto el cuerpo humano como la mente pueden ser afectados y atormentados por uno o
varios espíritus malos. Leamos lo que nos dice en varios lugares el Santo Evangelio: "Ten
piedad de mi, Señor, .Hijo de David. Mi hija es malamente atormentada " por el demonio".
Grita la mujer Cananea a Jesús. La descripción que hace el padre del epiléptico
endemoniado es muy dolorosa: "el espíritu se apodera de él y súbitamente grita, y lo
retuerce entre espumarajos, ya duras penas se retira de él después de haberlo
magullado.". (Luc. 9,39).
Estos innumerables espíritus malos tienen un jefe: Satanás, que quiere decir el
adversario, el enemigo.
El Concilio Lateranense IV afirma: "El diablo y los otros demonios fueron creados por
Dios, pero ellos por si mismos se volvieron malos". (D. 429). El poder de Satanás es muy
grande y su imperio dilatado. Tanto que San Pablo lo llama "el dios de este mundo". (2
Cor 4, 4). Pero tanto él, como sus compañeros serán lanzados al fuego eterno. (Mt. 25,
41).
Satán es mencionado en siete libros del Antiguo Testamento y en diecinueve del Nuevo.
Cuarenta y cuatro veces este enemigo de Dios y de los hombres es denominado satán. El
Apocalipsis nos dice que tiene trono, sinagoga y ministros. Allí también es llamado el gran
dragón para significar su fuerza y su furor.
Aunque su reino es muy grande, lo mismo que su poder, la Iglesia puede y debe
arrebatarle las personas que domina y conducirlas al reino de Dios en Jesús Cristo. Esto
fue lo que San Pablo oyó de labios del mismo Señor: "Entonces dije: "Quién eres Señor?"
y el Señor me dijo: "Yo soy Jesús, el mismo a quien tú estás persiguiendo. Pero levántate
y ponte en pie, porque me he aparecido a ti para que me sirvas y para que seas testigo de
lo que ahora has visto y de lo que verás de mí después. Te voy a librar de los judíos y
también de los extranjeros, a los cuales ahora te mando que vayas. Te mando a ellos para
que les abras los ojos, para que no caminen más en la oscuridad sino en la luz, y para
que no sigan bajo el poder de Satanás sino que sigan a Dios; y para que crean en mí y
reciban así el perdón de los pecados y una herencia entre los que Dios ha consagrado".
(Hechos 26, 15-18).
Con gran razón el Apóstol escribirá después a los Colosenses: "El Padre nos libró del
poder de las tinieblas y nos trasladó al reino del Hijo de su amor, en quien tenemos la
redención y el perdón de los pecados". (1, 13-14). Este "Príncipe de los demonios" o
Belcebú no es omnipresente ni omnipotente. Pero su actividad es mucha y cuenta con la
colaboración de sus ejércitos. San Pablo en su carta a los Efesios habla de principados,
potestades, dominadores de este mundo tenebroso y de espíritus malos de los aires".
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(6.12) .Afortunadamente, como él dice a continuación podemos "tomar la armadura de
Dios y vencer al diablo" (v. 13).
1- LA TENTACION
"No todo pecado se debe directamente a la acción diabólica", ni todas las tentaciones que
se nos presentan son promovidas directamente por el diablo, aunque indirectamente todo
proviene de él. Tenemos que pedir el don de discernimiento para distinguir unas
tentaciones de otras y descubrir su origen. "Enfatizar demasiado la influencia de satanás
es tan dañino como decir que no tiene ninguna" Sabemos muy bien que nuestra lucha se
libra en tres frentes como lo aprendimos desde el bautismo.
"EL MUNDO"
Otro frente de batalla, cada día más fuerte, es el que nos presenta "el mundo",
considerado no Como la creación en sí, sino como los criterios, metas, ideales, valores,
diversiones, etc., que se aprecian según los patrones que se van imponiendo a través de
los medios de comunicación principalmente, y que induce a muchos al pecado y al
alejamiento de Dios y de sus normas.
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"Dios no quiere que le echemos la culpa a los espíritus malignos por todos los problemas
que se nos presenten. Debemos descubrir las causas de cada situación para poder
solucionarla. De nada nos servirá achacarla al demonio si él no es su autor, ni podremos
liberamos de ellas por otros medios si el causante es el diablo. Muchas de nuestras
caídas obedecen a falta de vigilancia y de oración. Olvidamos las palabras del Señor a
sus discípulos antes de la Pasión: "vigilad y orad para que no caigáis en tentación". (Mt
26,41).
Otras son fruto de nuestra falta de disciplina. Olvidamos que la vida cristiana no es fácil y
exige una "crucifixión de nuestros vicios y concupiscencias", como lo advierte San Pablo.
Hoy desafortunadamente se ha despreciado todo lo que sea disciplina y lucha y se ha
hecho la apología del desenfreno como la fuente de la liberación. Sólo se ha conseguido
la tremenda esclavitud que domina a millones de personas, especialmente a los jóvenes.
Es preciso leer de nuevo con atención la Sagrada Escritura y las enseñanzas del
Magisterio para reconocer que sin lucha valiente no podremos conseguir la victoria. La
gracia de Dios que es absolutamente necesaria, no basta. San Pablo dijo con razón "La
gracia de Dios conmigo".
2- TENTACION DIABOLICA
Hay tentaciones que provienen directamente del demonio. Recordemos, por ejemplo, las
de Cristo en el desierto. Las de origen demoníaco pueden conocerse por su astucia, por
su fuerza e insistencia y por la manera repentina y violenta como generalmente se
presentan.
Cirner pone un ejemplo que puede servirnos: "Podemos tomar la ira como ejemplo. Si
tuviéramos que parar al confrontarnos con una luz roja y otro automóvil nos chocara en la
parte trasera, nuestra primera reacción seria responder con actitud iracunda. Esta es una
tentación normal. Pero, supongamos que estuviéramos caminando por la calle, cuando de
repente sentimos ira contra alguien que vemos, y queremos acercarnos y pegarle.
Consiguientemente, el resto del día nos sentimos irritables, hostiles, listos para estallar
por la cosa más pequeña. La tentación de pegarle a esa persona fue posiblemente obra
de un espíritu maligno cuyo objetivo principal fue deprimirnos el resto del día. Reconocer
la tentación como obra de un espíritu maligno y el tratar con ella como tal hubiera salvado
el día. 'Resistid al diablo y él huirá de vosotros". (St 4, 7).
3- OPRESION DEMONIACA
Hoy se distingue el término opresión demoníaca del de posesión.
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Por opresión se entiende la influencia del demonio sobre un área de la persona. Derek
Prince compara esta clase de opresión con la invasión de un ejército que logra llegar solo
a una parte de la ciudad
Cuáles son las señales que pueden indicar que una persona está oprimida por el demonio
y necesita oración de liberación?
Los que conocen la actividad de los demonios saben que ordinariamente ellos tratan de
convencer a la persona afligida de que su situación es irremediable y que no es objeto de
amor sino de odio por parte de Dios.
Hay que insistir para evitar penosas y perjudiciales equivocaciones que una situación de
depresión como la que hemos considerado puede obedecer a distintas causas y requiere,
por lo mismo distintos tratamientos. Puede ser originada por causas orgánicas como
deficiencias de serotonina o des compensación hormonal. Puede obedecer a un pecado
secreto que atormenta interiormente a la persona, o un stress agudo. Puede ser fruto de
la acumulación del odio o del temor causados por falta de amor en distintas épocas de la
vida. y puede ser efecto de acción demoníaca o simultáneamente de varios factores.
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EXORCISMO:
QUE ES y COMO REALIZARLO
En la Iglesia Católica el exorcismo formal sólo puede ser efectuado por aquellos
Sacerdotes que estén debidamente autorizados por su Obispo.
Es muy sabia esta norma porque en materia tan delicada como esta, es preciso proceder
con mucha cautela. Es necesario que el exorcista tenga un gran don de discernimiento
que le permita descubrir la auténtica posesión o también la verdadera opresión
demoníaca. Es preciso también que sepa como debe procederse en esos casos y que
tenga mucha fe en el poder del Señor y obre verdaderamente en su nombre y con un
sincero deseo de ayudar a sus hermanos que necesitan liberación.
En el Capitulo I del Titulo XII del Ritual Romano se encuentran las normas que deben
observar los exorcistas y el Rito del exorcismo.
1°. -El Sacerdote que con expresa licencia del Ordinario va a exorcizar debe estar dotado
de gran piedad, prudencia e integridad de vida. Debe ser también maduro en edad.
2°. -Debe ser una persona instruida en estos asuntos para evitar lamentables
equivocaciones.
3°. -En primer lugar, no debe creer fácilmente que una persona padezca obsesión
demoníaca, y debe conocer las señales que muestren que en verdad se trata de lo
anterior y no de una enfermedad síquica. Las señales de la opresión demoníaca pueden
ser: Hablar lenguas desconocidas o entender a quien las habla. Dar a conocer cosas
distantes y ocultas. Demostrar fuerzas extraordinarias.
4°. -Para conocer mejor la realidad, pregunte al obseso, después de uno o varios
exorcismos, qué siente en el cuerpo o en el espíritu, con cuáles palabras se conturbe
especialmente el demonio para después repetirlas.
5°. -El exorcista debe conocer los engaños y artes que emplean los demonios para
engañarlo. Con frecuencia responde? Falazmente, se manifiestan difícilmente para fatigar
al exorcista o para hacerle creer que el enfermo no padece opresión maligna.
6°, -Algunas veces los demonios, después de manifestarse, se ocultan y dejan casi libre el
cuerpo, para que el enfermo crea que está totalmente liberado. El exorcista no debe
terminar hasta que haya comprobado que existen los signos de la liberación.
7°. -Algunas veces los demonios ponen impedimentos para que el enfermo no se someta
al exorcismo o se esfuerzan por convencerlo que lo que sufre es una enfermedad natural.
A veces, durante el exorcismo, le infunden sueño para que crea que está liberado.
8°. -Los que padezcan de maleficios no deben acudir a magos para ser liberados y deben
evitar toda superstición.
9°.-El demonio a veces deja tranquilo al enfermo y le permite recibir los sacramentos para
hacer creer que ha desaparecido. Los fraudes del demonio son innumerables para
engañar.
10°.- Al recordar que Nuestro Señor dijo que hay un género de demonios que no pueden
ser arrojados sino con oración y ayuno, el exorcista debe principalmente acudir a estos
medios para impetrar el auxilio divino y expeler así a los demonios.
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11°. -Amoneste al poseso para que si puede, ore, ayune y reciba los sacramentos de la
penitencia y de la Eucaristía. Mientras se efectúa el exorcismo pida con fervor la salud y
no desconfíe del poder y del amor del Señor aunque sufra las acometidas del maligno.
Mientras realiza el exorcismo ojala use palabras de la Sagrada Escritura y no las suyas.
Ordene al demonio que diga si está en ese cuerpo por una acción mágica, o por signos o
instrumentos maléficos.
Si el obseso los engulló que los vomite. Que si están fuera del cuerpo revele dónde están
para que puedan ser quemados. El obseso debe ser amonestado para que manifieste al
exorcista todas las tentaciones.
20°. -Si esta persona queda liberada debe advertírsele que evite el pecado para que no
brinde al demonio ocasión de regresar, y su situación sea peor que la primera.
Quien haya tenido práctica en la expulsión de los demonios no se cansará de admirar la
sabiduría de estas normas. No cabe duda de la continua asistencia que el Espíritu Santo
brinda siempre a la Iglesia.
En el Rito del exorcismo, que es muy largo en el actual Ritual Romano, lo esencial es que
se ordene al demonio, o a los demonios que salgan del poseso en el nombre del Señor
Jesús.
San Pablo usó estas palabras para arrojar el espíritu pitónico de la mujer que moraba en
Tiatira: "En nombre de Jesucristo te mando salir de esta" (y en el mismo instante salió) ".
(He 16,18).
Cuando no se trata de un exorcismo formal, tal como está indicado en el Ritual Romano,
la oración de liberación debe tener los siguientes elementos:
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1. -Es una orden, no una mera súplica. La súplica debe preceder al mandato y debe ser
humilde, llena de amor por la persona oprimida, y de una profunda fe en el poder, el amor
y la fidelidad del Señor. Mientras más intensa y fervorosa sea la oración preparatoria,
mayor será la eficacia de la liberación.
Recordemos que el Señor dijo que había un género de demonios que no puede ser
arrojado sino es por la oración. (Mr 9, 29). San Mateo añade a la oración el ayuno (17,
21). Pero el elemento esencial y que debe animar la oración y el ayuno es la fe. Cuando
los discípulos no logran expulsar al demonio que atormentaba al niño y preguntan a Jesús
"Cómo es que nosotros no hemos podido arrojarlo?". Jesús les dice: "Por vuestra poca fe;
porque en verdad os digo que, si tuvierais fe como un grano de mostaza, diríais a este
monte: vete de aquí allá, y se iría y nada os sería imposible". (Mt 17, 19-21) .
Por eso si alguien no tiene fe en la existencia, perversidad y poder de los demonios, en la
victoria de Cristo sobre ellos y en el poder que nos ha dado
para arrojarlos en su nombre, que no se ponga en la empresa de liberar a una persona
que esté oprimida o poseída por el espíritu del mal porque fracasará lamentablemente. El
demonio sabe si tenemos fe o no. y sabe hasta dónde puede resistir.
Es elemental advertir que para dar eficazmente esta orden en nombre de Jesús es
necesario que El sea verdaderamente el Señor de nuestras vidas debido a la entrega total
y generosa que le hayamos hecho de todo nuestro ser y que estemos convencidos de su
poder y de su Señorío sobre el demonio.
Recordemos que no basta con imperar en el nombre de Jesús. Los Hechos de los
Apóstoles nos narran lo que sucedió a los siete hijos de Esceva: " Algunos exorcistas
judíos ambulantes intentaron también invocar el nombre del Señor Jesús sobre los que
tenían espíritus malos, y decían: "Os conjuro por Jesús a quien predica Pablo". Eran siete
hijos de un tal Esceva, sumo sacerdote Judío, los que hacían esto. Pero el espíritu malo
les respondió: " A Jesús le conozco y sé quién es Pablo; pero vosotros, quiénes sois? y
arrojándose sobre ellos el hombre poseído del mal espíritu, dominó a unos y otros y pudo
con ellos de forma que tuvieron que huir de aquella casa desnudos y cubiertos de heridas.
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Llegaron a enterarse de esto todos los habitantes de Efeso, tanto judíos como griegos. El
temor se apoderó de todos ellos y fue glorificado el nombre del Señor Jesús" (19, 13-17).
Alguien comentando este pasaje dijo con gracia: "estos siete no fueron capaces de arrojar
un demonio y fueron derrotados por él. Cristo, en cambio, arrojó los siete demonios de
Maria Magdalena. (Lc. 8, 2) y (Mr 16, 9).
Es preciso ordenar al demonio que salga en el nombre del Señor Jesús, pero con el poder
del espíritu. Con este poder arrojaba el Señor a los espíritus inmundos. El lo dijo
claramente cuando rechazó la calumnia de los fariseos: "Mas si yo arrojo a los demonios
con el Espíritu de Dios, entonces es que ha llegado a vosotros el reino de Dios" (Mt 12,28)
.
Esto explica por qué el Movimiento de Renovación en el Espíritu Santo está descubriendo
más claramente la presencia y la acción de los demonios y está actuando eficazmente
contra ellos.
3. -La orden se da en nombre de Jesús pero debe hacerse con el poder del Espíritu. Con
esta fuerza arrojaba Jesús los espíritus inmundos (Mt 12, 28) y solamente con ella
podremos hacer nosotros lo mismo como ministros de salvación.
Si queremos ser instrumentos eficaces del Señor en esta importante tarea liberadora de la
opresión demoníaca, tenemos que pedir el poder del Espíritu Santo y confiar solamente
en él y no en nuestras fuerzas ni en nuestra Virtud.
Imitemos a San Pablo quien escribe así en su carta a los Romanos: "Pues no me atreveré
a hablar de cosa alguna que Cristo no haya realizado por medio de mi para conseguir la
obediencia de los gentiles, de palabra y de obra" (15,18).
4. -Es muy convenirte identificar al demonio o demonios que estén oprimiendo a las
personas. Ellos lo hacen cuando se les ordena que lo hagan. La manifestación es de
manera diversa. Unas veces pronuncian su nombre y otras aparece claramente en la
mente de la persona oprimida o que es victima de la posesión. Esta identificación del
espíritu malo facilita su expulsión. En muchas ocasiones se sabe la clase de espíritu
maligno que hay en la persona por los síntomas que manifiesta o por circunstancias
especiales.
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Estas palabras no deben pronunciarse sin una ferviente oración previa por medio de la
cual pida para uno y para los suyos la protección del Señor y que nos cubra con su
preciosa Sangre.
Es aconsejable, como paso siguiente, invitar a la persona atormentada a que ella misma
expulse al demonio. Muchas veces ella consigue esta liberación mediante una verdadera
orden dada en nombre de Jesús y con gran fe.
En muchos casos la misma persona oprimida puede ayudar imperando al demonio que
salga de ella
ORAR EN EQUIPO
Es muy conveniente que esta oración de liberación sea hecha por un equipo. Las razones
son varias:
1. -Cuando varias personas se ponen de acuerdo para pedir cualquier gracia, su oración
tiene más fuerza, según las palabras de Cristo.
2. -Aparece entonces mejor el discernimiento de espíritus que es tan importante en estos
casos.
3. -Hay más tranquilidad en los momentos difíciles que a veces se presentan.
4. -En el caso de que el exorcismo dure largo tiempo es menos penosa la tarea, ya que
pueden orar por turnos.
5. -La experiencia que adquiere el equipo facilita el discernimiento y da más eficacia a la
oración liberadora.
6. -Es más difícil que el demonio engañe a un equipo que a una persona. y no hay que
olvidar que él es padre de la mentira.
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efectuando el exorcismo perseveren hasta el final y sepan cuándo, en realidad ha
quedado plenamente liberada.
Hay casos en los cuales es preciso orar en varias sesiones separadas debido a la
dificultad que entrañan y que, de no ser así, el ministro se agotaría.
Con frecuencia los demonios salen con manifestaciones externas como una especie de
expectoración, un grito y otras similares, lo cual hace que este ministerio no sea
agradable. Tenemos que estar preparados para todo esto si queremos ayudar a nuestros
hermanos que padecen la opresión demoníaca.
Ojalá el exorcista sepa que el demonio es muy astuto y puede algunas veces engañarnos
haciéndonos creer que ya no está en la persona. Por eso es prudente no creer que todo
ha terminado cada vez que el enfermo dice que ya está plenamente tranquilo. Es
conveniente orar para no ser engañados y buscar la señal clara de la partida del demonio.
Una de las mejores es leer de nuevo un pasaje del evangélico relacionado con el tema,
como el que encontramos en el capitulo 1 de San Marcos, versículo 21 y siguiente. Varias
veces se ha podido comprobar cómo al oírlo leer, la persona que había afirmado que se
sentía tranquila, empieza a agitarse o a turbarse de nuevo. Se debe, en ese caso,
continuar la oración de liberación.
Los demonios temen al nombre de Jesús y a su preciosa Sangre. Saben que esta Sangre
del "Cordero inmaculado”. Ha sido el precio de nuestro rescate y de nuestra pertenencia a
Cristo. Si proclamamos el poder de la Sangre de Jesús delante del demonio y tenemos fe
absoluta huirá de nosotros.
DESPUES DE LA EXPULSIÓN
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UN ESTADO PEOR QUE EL PRIMERO
El Señor nos dice que: "Cuando el espíritu Inmundo sale del hombre, anda vagando por
lugares áridos en busca de reposo, pero no lo encuentra. Entonces dice: "Me volveré a mi
casa, de donde salí". Y al llegar la encuentra desocupada, barrida y en orden. Entonces
va y toma consigo otros siete espíritus peores que él, entran y se instalan allí, y el final de
aquel hombre viene a ser peor que el principio. Así le sucederá también a esta generación
malvada" (Mt 12, 43-45).
Esta advertencia del Señor debe recordarnos que el demonio no se sentirá derrotado
definitivamente por el hecho de ser expulsado de una persona, sino que procurará
apoderarse de ella de nuevo.
Por eso hay que advertir a quien ha sido sanado de la enfermedad demoníaca que debe
evitar el pecado y crecer espiritualmente para poder resistir valientemente los nuevos
ataques del maligno.
San Pablo nos indica cuáles son las armas que debemos emplear en esta batalla: "Por lo
demás confortaos en el Señor y en la fuerza de su poder. Tomad, pues, la armadura de
Dios, para que podáis resistir en el día malo. Estad alerta, ceñidos los lomos con la
verdad, revestida la coraza de la justicia, y calzados los pies, prontos para anunciar el
evangelio de la paz. Embrazad en todo momento el escudo de la fe con que podáis
apagar los encendidos dardos del maligno. Tomad el yelmo de la salvación y la espada
del Espíritu que es la Palabra de Dios, con toda suerte de oraciones y plegarias, orando
en todo tiempo en el Espíritu, y para ello velando con toda perseverancia y súplica por
todos los santos". (Ef 6, 10-18).
Los cristianos debemos cobrar nuevos ánimos al reflexionar en lo que nos dice San Pablo:
"Estáis llenos de Cristo que es la cabeza de todo principado y potestad" (Col 2, 10) .Pero
Dios que es rico en misericordia, por el gran amor con que nos amo y estando nosotros
muertos por nuestros delitos, nos dio vida por Cristo, y nos resucitó y nos sentó en los
cielos en Cristo Jesús". (Ef 2, 5-6).
Hay que saber y predicar que la opresión demoníaca se da muchas veces sin culpa de la
persona. El demonio puede oprimir al justo con permiso de Dios, como lo hizo con Job.
16
Más de una posesión se ha realizado en la infancia de la persona. Recordemos el caso
del niño endemoniado del evangelio. (Cf Mt 17, 14 y siguientes).
Además la liberación es una prueba más del gran amor que Jesús tiene a esa persona. El
salva por amor y la liberación es parte de la salvación integral que realiza el Señor.
Es muy elocuente lo que nos dice San Lucas: "Yendo Jesús por ciudades y aldeas
predicaba y evangelizaba el reino de Dios. Lo acompañaban los doce y algunas mujeres
que habían sido curadas de espíritus malignos y de enfermedades. María llamada
Magdalena, de la cual habían salido siete demonios" (8, 2). Pero hay algo más admirable
aún: San Marcos nos dice que: "Resucitado Jesús en la madrugada, el primer día de la
semana, se apareció primero a María Magdalena, de la que había echado siete demonios.
Ella fue a comunicar la noticia a los que habían vivido con él que estaban tristes y
llorosos. Ellos al oír que vivía y que había sido visto por ella, no creyeron. Después de
esto, se apareció, bajo otra figura, a dos de ellos cuando iban de camino a una aldea. (16,
9-12)
Pablo VI en su célebre Catequesis sobre el Diablo dijo estas importantes palabras: "Hoy
se prefiere mostrarse fuertes y sin prejuicios, adoptar una actitud positivista, aunque
después se de crédito a tantas ideas supersticiosas, mágicas o populares, o aún peor, se
abra la propia alma, la propia alma bautizada, visitada tantas veces por la presencia
eucarística y habitada por el Espíritu Santo, a las experiencias licenciosas de los sentidos,
a aquellas deletéreas de los estupefacientes o también a las seducciones ideológicas de
los errores de moda, fisuras estas a través de las cuales el maligno puede fácilmente
penetrar y alterar la mente humana".
Aquí encontramos un enfoque maravilloso de la posible dominación que por esas causas
y otras similares, puede llegar a ejercer el demonio sobre los hombres.
La magia y todo el mundo del ocultismo es uno de los mejores medios con que cuenta
ahora el demonio para apoderarse de muchas vidas. Basta ver cómo proliferan los centros
espiritistas, la importancia que se da a la brujería y a los maleficios. La popularidad de los
horóscopos y de las tablas y las multitudes que acuden a las casas de los adivinos y todo
esto aparece aún en los medios cristianos, porque no se da crédito a la Palabra de Dios
que reprueba todo esto con gran severidad.
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Reflexionemos en estas palabras del Deuteronomio: "Cuando hayas entrado en la tierra
que Yahvé tu Dios te da, no aprenderás a cometer abominaciones como las de esas
naciones. No ha de haber en ti nadie que haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, que
practique adivinación. astrología, hechicería o magia, ningún encantador o consultor de
espectros, ni adivino, ni evocador de muertos. Porque todo el que hace estas cosas es
una abominación para Yahvé tu Dios y, por causa de estas abominaciones, desaloja
Yahvé tu Dios a estas naciones delante de ti.
Has de ser totalmente fiel a Yahvé tu Dios. Porque esas naciones que vas a desalojar
escuchan a astrólogos y adivinos, pero a ti Yahvé tu Dios no te permite semejante cosa.
Yahvé tu Dios suscitará, de en medio de ti, entre tus hermanos, un profeta como yo, a
quien escucharéis". (18, 9-15).
Isaías habla así a la "hija de Babilonia “: "Vendrá sobre ti una desgracia que no sabrás
conjurar; caerá sobre ti un desastre que no podrás evitar. Vendrá sobre ti súbitamente una
devastación que no sospechas. Quédate, pues, con tus sortilegios y tus muchas
hechicerías con que te fatigaste desde tu juventud. ¿Te podrán servir de algo? ¿Acaso
harás temblar? Te has cansado de tus numerosos consejeros. Que se presenten, pues, y
que te salven, los que describen los cielos, los que observan las estrellas y hacen saber,
en cada mes, lo que te sucederá.
Mira, ellos serán como tamo que el fuego quemará. No librarán sus vidas del poder de las
llamas. No serán brasas para el pan ni llama ante la cual sentarse. Eso será para tus
hechiceros por los que te has fatigado desde tu juventud. Cada uno errará por su camino,
y no habrá quien te salve". (47,11-15).
"El Rey Josias mandó a Jilquias, al segundo de los sacerdotes y a los encargados del
umbral que sacaran del santuario de Yahvé todos los objetos que se habían hecho para
Baal, para Asera y para todo el ejército de los cielos; los quemó fuera de Jerusalén en los
yermos del Cedrón y llevó sus cenizas a Betel. Suprimió los sacerdotes paganos que
pusieron los reyes de Judá y que quemaban incienso en los altos, en las ciudades de
Judá y en los contornos de Jerusalén, a los que ofrecían incienso al sol, a Baal, a la luna,
a los astros celestes y a todo el ejército de los cielos. Sacó la Asera de la Casa de Yahvé
fuera de Jerusalén, al torrente Cedrón, la quemó allí en el torrente Cedrón, la redujo a
cenizas y arrojó las cenizas a las tumbas de los hijos del pueblo. Derribó las casas de los
consagrados a la prostitución que estaban en la Casa de Yahvé y donde las mujeres
tejían velos para Asera. (2 Reyes 23.4-7).
Por esta razón los paganos que recibían la fe se apartaban de estas prácticas mágicas
como lo vemos en los Hechos de los Apóstoles. En Efeso muchos de los que habían
creído, venían, confesaban y manifestaban sus prácticas supersticiosas, y bastantes de
los que habían profesado las artes mágicas traían sus libros y los quemaban en público,
llegando a calcularse el precio de los quemados en cincuenta mil monedas de plata; tan
poderosamente crecía y se multiplicaba la palabra del Señor" ( 19,18-21).
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Tengamos siempre presente las palabras de San Pablo a los Romanos: "Porque los que
son movidos por el Espíritu de Dios, estos son hijos de Dios. Que no habéis recibido un
espíritu de siervos para, recaer en el temor, antes bien habéis recibido el espíritu de
adopción de hijos por el que clamamos: Abba Padre! “ (7,14-16).
"El temor y el odio son los distintivos de la magia, mientras que el amor y la paz son
los frutos del Espíritu de Dios", (Gl 5, 22).
Desde el siglo II de nuestra era, Melitón de Sardes había escrito una obra "Sobre el
demonio" y seria difícil citar a un solo Padre que no haya hablado de este tema.
Obviamente, los más diligentes en poner en claro la acción del diablo fueron aquellos que
ilustraron el designio divino en la historia, especialmente San Ireneo y Tertuliano, quienes
afrontaron sucesivamente el dualismo gnóstico, y Marción: luego, lo hizo Victoriano de
Pettau y, finalmente, San Agustín. San Ireneo enseñó que el diablo es un "ángel apóstata
“; que Cristo, recapitulando en sí mismo la guerra que este enemigo mueve contra
nosotros, tuvo que enfrentarse con él al comienzo de su ministerio. Con mayor amplitud y
vigor San Agustín demostró su actividad en la lucha de las "dos ciudades", que tienen
origen en el cielo, cuando las primeras criaturas de Dios, los ángeles, se declararon fieles
o infieles a su Señor; en la sociedad de los pecadores él vió un "cuerpo" místico del
diablo, del cual habló también más tarde, en su obra Moralia in Job, San Gregario Magno.
Evidentemente, la mayoría de los Padres, abandonando con Orígenes la idea del pecado
carnal de los ángeles caídos, vieron en su orgullo es decir en el deseo de elevarse por
encima de su condición, de afirmar su independencia, de hacerse pasar por Dios el
principio de su caída; pero, junto a este orgullo, muchos subrayaron también su malicia
respecto del hombre. Según San Ireneo, la apostasía del diablo comenzó cuando él tuvo
envidia de la creación del hombre y trató de hacer que se rebelara contra su Creador.
Tertuliano juzga que satanás, para contrastar los planes del Señor, plagió en los misterios
paganos los sacramentos instituidos por Cristo. Se ve, pues, que las enseñanzas
patristicas fueron un eco sustancialmente fiel de la doctrina y orientaciones del Nuevo
Testamento.
El documento mencionado dice: "El Concilio Vaticano II, que se ha interesado del
presente de la Iglesia más que de la doctrina de la creación, no ha dejado de poner en
guardia contra la actividad de satanás y de los demonios. Como ya habían hecho los
Concilios de Florencia y de Trento, ha recordado nuevamente con el Apóstol que Cristo
nos " libera del poder de las tinieblas" (Ad Gentes nn. 3 y 14) y, resumiendo la Sagrada
Escritura, a la manera de San Pablo y del Apocalipsis, la Constitución "Gaudium et Spes"
ha dicho que nuestra historia, la historia universal, "es una dura batalla contra el poder de
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las tinieblas, que, iniciada en los orígenes del mundo, durará, como dice el Señor, hasta el
día final" (Gaudium et Spes, n. 37 b). En otra parte, el Vaticano II renueva la exhortación
de la carta a los Efesios a "vestir la armadura de Dios para poder resistir a las insidias del
diablo" (Ef. 6,11-12). Porque, como la misma Constitución Lumen
gentium recuerda a los seglares, "debemos luchar contra los dominadores de este mundo
tenebroso, contra los espíritus malignos" (Ef. 6, 12 ; L. G. 35 a.) . Finalmente no causa
ninguna sorpresa comprobar que el mismo Concilio, queriendo presentar la Iglesia como
el reino de Dios ya comenzado, invoca los milagros de Jesús que, a este respecto, apela
precisamente a sus exorcismos (L. G. 5). Efectivamente, en esta ocasión fue pronunciada
por Jesús la famosa declaración: "sin duda que el reino de Dios allegado a vosotros"
(Luc11, 20; Cf. Mt12, 28)
JESUS y SATANAS
Si, por una razón u otra, suprimimos las enseñanzas de Jesús sobre el diablo y su acción
liberadora del poder del maligno nos quedaremos con una visión mutilada e incompleta de
la salvación integral que El llevó a cabo.
Si quitamos de los Evangelios todos los pasajes que tienen que ver con la liberación
demoníaca quedarán muy reducidos.
También ahora Jesús quiere curar a los oprimidos por el maligno pero requiere el
Ministerio de su Iglesia. Si este falta, persistirá la opresión y desafortunadamente muchos
en la Iglesia descuidan este Ministerio y permanecen pasivos, mientras avanzan las
fuerzas del infierno y amplían sus dominios.
No hemos dado la debida importancia a la Palabra de Dios cuando nos dice: "El Hijo de
Dios se manifestó para deshacer las obras del diablo" (1 J. 3, 8) y la aseveración de la
carta a los Hebreos: "Por tanto, así como los hijos participan de la carne y de la sangre así
también participó Jesús de las mismas, para aniquilar mediante la muerte al Señor de la
muerte , es decir, al diablo y libertar a cuantos por temor a la muerte, estaban por vida
sometidos a esclavitud" (H. 2,14-16).
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JESUS PADECIO LA TENTACION DEMONIACA
San Mateo, San Marcos, y San Lucas nos hablan de las tentaciones que sufre Jesús en el
desierto. Tanto San Mateo como San Lucas nos dicen que “Jesús fue conducido al
desierto por el Espíritu para ser tentado por el diablo” (Mt. 4, 1 y Lc. 4, 1). Mientras
Marcos se limita a decir que "permanece en el desierto cuarenta días, siendo tentado por
satanás" (1, 13), Mateo y Lucas nos describen las tres tentaciones: a) conversión de las
piedras en panes, b) lanzamiento desde el alero del templo para que los ángeles le
reciban espectacularmente en sus manos, y c) ofrecimiento de todos los reinos del mundo
y su gloria si se postra en tierra y le adora.
Pero Jesús ha salido del Jordán "lleno del poder del Espíritu Santo" (Luc. 4, 1) y con esta
fuerza vence al maligno y éste se aleja de El hasta un tiempo oportuno, como dice San
Lucas (4, 13). Tengamos también en cuenta estas palabras de San Lucas: “Acabado todo
género de tentación" (4, 13), para que valoremos mejor la fuerza del diablo para tentar y el
poder del Espíritu para triunfar sobre él.
Del relato de estas tentaciones podemos sacar estas enseñanzas entre otras:
Jesús vence siempre a satanás con la Palabra de Dios. "Está escrito", dice Jesús las tres
veces. (Lc.4, 4; 4,8 y 4, 10).
El diablo acude a distintas clases de tentación para ver si puede vencer a Jesús. “A todo
género", dice San Lucas (4, 13).
Jesús rechaza inmediatamente y con autoridad cada tentación. El poder del diablo es tan
grande que cuando ofrece a Jesús todos los reinos del mundo y su gloria no es
desmentido sino rechazado con las palabras del Deuteronomio: "Adorarás al Señor tu
Dios y sólo a El darás culto" (6, 3).
Es muy útil aprender la manera de proceder del Señor cuando ejercía el Ministerio de la
liberación demoníaca.
Dos órdenes da Jesús al espíritu inmundo: que se calle y que salga del hombre poseído.
Las dos son obedecidas inmediatamente.
Tengamos presente que en este caso se trataba de una posesión demoníaca y no de una
simple opresión (Cfr.1, 23).
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Con razón anota el evangelista: "Todos quedaron pasmados de tal manera que se
preguntaban unos a otros: Qué es esto? Una doctrina nueva, expuesta con autoridad
Manda a los espíritus inmundos y le obedecen (Mc.1,27).
Al endemoniado de Gerasa que está poseído por una legión le dice también: ' 'Espíritu
inmundo, sal de este hombre". (Mc. 5, 8).
Cuando sana al joven endemoniado dice: "Espíritu sordo y mudo, yo te lo mando: sal de él
y no entre más en él". (Mc.9, 25).
Aquí también la orden dada por Jesús al demonio es doble: que salga del niño y que no
vuelva a poseerlo.
La primera lección, pues, que debemos aprender de la conducta de Jesús es que la
liberación demoníaca exige el ejercicio de la autoridad recibida de Dios y que no bastan
las oraciones de súplica para conseguirla. Por eso nos dice San Lucas que, Jesús
convocando a los Doce les dio poder sobre todos los demonios". (9, 1). San Mateo
precisa que les dio este poder sobre los espíritus inmundos "para expulsarlos". (10, 1).
Hay, con todo, casos en los cuales la opresión demoníaca produce una enfermedad física
como fue el de la mujer encorvada de la cual dice Jesús: ''ya ésta, que es hija de
Abraham, a la que ató satanás hace ya dieciocho años, no estaba bien desatarla de esta
cadena en día de sábado?".
También San Lucas nos habla del endemoniado mudo que presentaron a Jesús, "y
expulsado el demonio rompió a hablar el mudo". (12, 23).
Sería un error grave achacar todas las enfermedades a la acción directa de los demonios,
pero también lo es creer que no se dan casos en los cuales, enfermedades mentales y
físicas pueden ser causadas por la opresión del maligno.
3. Hay casos en los cuales la posesión o la opresión son causadas por varios
espíritus, y no por uno solo.
Cuando Jesús pregunta al endemoniado de Gerasa: "Cuál es tu nombre? El contestó:
Legión; porque hablan entrado en él muchos demonios” (Lc .81 30).
San Marcos nos dice que el Señor había echado siete demonios de María Magdalena.
(16, 9).
Y cuando el Señor nos describe la estrategia de satanás nos dice que cuando el espíritu
inmundo sale del hombre, anda vagando por lugares áridos en busca de reposo, y al no
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hallarlo dice: "Me volveré a mi casa de donde salí. Entonces va y toma otros siete
espíritus peores que él; entran y se instalan allí y el final de aquel hombre es peor que el
principio". (Luc. 11, 24-27).
4. Cuál es tu nombre?
Cuando el Señor estaba liberando al endemoniado de Gerasa, en un momento dado, le
preguntó: ''Cuál es tu nombre? y le contestó: "Mi nombre es Legión, porque somos
muchos", (Mc. 5, 9).
Los espíritus inmundos toman nombres, frecuentemente de acuerdo con el área afectada
de la persona: ira, resentimiento, lujuria, miedo etc. son muy comunes a veces emplean
nombres de personas o lugares. Lo cierto es que en el Ministerio de liberación es muy útil
conocer el nombre del espíritu que oprime a la persona y llamarlo por ese nombre al
ordenarle que salga de ella. El conocimiento de este nombre se adquiere por medio del
discernimiento o cuando el espíritu ha recibido la orden de identificarse.
Jesús les dijo entonces: "Todo reino dividido contra sí mismo queda desolado. Si, pues,
también Satanás está dividido contra sí mismo, cómo va a subsistir su reino? (Lc.11, 17).
Satanás tiene, pues, su reino. El es Príncipe de los demonios y éstos están divididos en
diversas jerarquías. San Pablo nos habla de tronos, dominaciones y potestades. (Ef. 5).
Es muy importante tener esto en cuenta en el ejercicio del Ministerio de liberación pues
casos muy difíciles pueden tener su explicación en la acción de una potestad superior
diabólica sobre una persona, y que requiere, para la liberación un poder especial en el
Ministerio.
El ejercicio del Ministerio de liberación es un medio muy importante para la extensión del
Reino de Dios y para disminuir el reino del maligno Pero desafortunadamente son pocos
los que ejercen este Ministerio y, por esta razón, muchas personas sufren la terrible
opresión del demonio y éste extiende sus dominios sin encontrar resistencia.
Nuestra Iglesia comete con frecuencia un pecado lamentable de omisión en este campo
de la liberación demoníaca.
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7. Señales de acción demoníaca.
El Evangelio nos describe unos casos de liberación demoníaca en los cuales el espíritu o
espíritus manifiestan su presencia en la persona.
El endemoniado de Gerasa tenia una fuerza tal “que nadie podía tenerle ya atado ni
siquiera con cadenas... y nadie podía dominarle". (Mc. 5,3-5).
El demonio que se apoderaba del joven, "le hacia retorcerse y muchas veces lo arrojó al
fuego y al agua para acabar con él" (Mc. 9, 22). Es claro que aquí se trata de casos
especiales y que no siempre sucedía así.
También ahora encontramos casos de opresión especial, en los cuales se dan fuertes
manifestaciones externas de la acción demoníaca, aunque las más de las veces las cosas
suceden con más tranquilidad.
Más adelante veremos la necesidad del discernimiento para el recto desempeño de este
Ministerio.
“Cómo puede uno entrar en la casa del fuerte y saquear su ajuar, si no ata primero al
fuerte? Entonces podrá saquear su casa" (12,29).
Quien omite este paso en el ejercicio de la liberación comete una grave equivocación que
puede dificultar, o aún, impedir la liberación de la opresión demoníaca.
Cuando después de un sabio discernimiento, se quiere actuar con el poder del Espíritu
para expulsar al demonio de una persona, conviene antes atar al espíritu o espíritus que
estén en la persona y fuera de ella en el aire, la tierra, el fuego o los abismos, y ligar
también las interrelaciones entre los espíritus que estén allí. Entonces si, una vez atado el
fuerte. Se procede a su expulsión.
Pero no olvidemos, de acuerdo con la norma del Señor, atar las potestades de lo alto que
tenga autoridad sobre los demonios que estén oprimiendo a la persona.
Atar a estas potestades para que no interfieran en ningún sentido la acción del Ministro.
Atar al fuerte, es decir al jefe que manda a espíritus inferiores que moren en la persona.
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9. Liberar con el poder del Espíritu.
Jesús expulsaba a los demonios con el poder que había recibido del Espíritu Santo. El lo
afirma claramente “si por el Espíritu de Dios expulsó yo los demonios, es que ha llegado a
vosotros el Reino de Dios" (Mt, 12, 28).
San Pedro sabia muy bien esto y por eso dice en la casa de Cornelio: ''Cómo a Jesús de
Nazaret le ungió con el Espíritu Santo y con poder, y cómo El pasó haciendo el bien y
curando a todos los oprimidos por el Diablo, porque Dios estaba con El " (Hch. 10, 38).
Pero Jesús ha comunicado ese poder a su Iglesia para que podamos continuar su obra.
San Mateo nos dice: “ Y llamando a los Doce discípulos les dio poder sobre los espíritus
inmundos para expulsarlos". (10, 1).
Es lamentable, sí que la Iglesia muchas veces no use este poder y deje a las personas
que sufren la opresión demoníaca en su lamentable estado.
Los Sacerdotes todos somos Ministros de Sanción y de liberación y tenemos que poner al
servicio de los hermanos enfermos y oprimidos el poder de nuestro sacerdocio Ministerial.
No temamos enfrentarnos al demonio, por fuerte que sea. Recordemos las palabras del
Señor: "Cuando uno fuerte y bien armado defiende su palacio, sus bienes están en seguro
; Pero si llega uno más fuerte que él y le vence, le quita las armas en las que había
confiado y reparte sus despojos", (Lc. 11, 21).
Estas palabras son muy importantes para que sepamos que hay que ayudar a las
personas después de su liberación y orientarlas para que no recaigan en su situación de
opresión.
El mismo Jesús nos enseña que un espíritu que ha sido arrojado de una persona puede
volver, y que puede hacerlo en compañía de otros espíritus peores que él.
¿Qué debemos hacer cuando se ha efectuado la liberación? Llenar la casa vacía con el
Espíritu Santo y con su poder. Y esto hay que conseguirlo progresivamente mediante la
oración, la lectura de la Palabra de Dios y la recepción de los Sacramentos,
especialmente el de la Eucaristía.
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Es preciso que los frutos del Espíritu Santo vayan llenando los vacíos que dejo el maligno
y que la persona liberada pida el poder del Espíritu para con él derrotar al maligno en sus
nuevas incursiones.
San Pablo tenía también este carisma. Un día ''le vino al encuentro una mujer esclava
poseída de un espíritu adivino, que pronunciando oráculos producía mucho dinero a sus
amos... "Sucedió que al ir nosotros al lugar de oración, nos vino al encuentro una
muchacha esclava poseída de un espíritu adivino, que pronunciando oráculos producía
mucho dinero a sus amos. Nos seguía a Pablo y a nosotros gritando: “Estos hombres son
siervos del Dios
Altísimo, que os anuncian un camino de salvación". Venía haciendo esto durante muchos
días. Cansado Pablo, se volvió y dijo al espíritu: "En nombre de Jesucristo te mando que
salgas de ella". y en el mismo instante salió. (Hch. 16, 16-19.
No era fácil descubrir la presencia de un demonio en una persona que decía cosas como
esas que eran verdaderas y que aparentemente ayudaban a Pablo en su Ministerio.
No es fácil, discernir siempre la presencia del maligno en una persona, y de allí la
necesidad del don del discernimiento de espíritus que es uno de los carismas enunciado
por San Pablo en su Carta a los Corintios. Sin este discernimiento se corre el peligro de
confundir una enfermedad síquica con la opresión demoníaca y cometer grandes
equivocaciones con gran perjuicio de las personas
La primera persona que ve a Jesús Resucitado según san Marcos es la mujer que había
sido liberada, no de un espíritu maligno, sino de siete. Cuánto nos enseña este detalle!
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El poder de Jesús sobre los demonios es tan grande que pudo liberar a distancia de su
opresión a la hija de la Cananea.
Leamos el relato de San Marcos: "Y partiendo de allí se fue a la región de Tiro, y entrando
en una Calla quería que nadie lo supiese, pero no logro pasar inadvertido, sino que, en
seguida, habiendo oído hablar de él una mujer, cuya hija estaba poseída de un espíritu
inmundo, vino y se postró a sus pies. Esta mujer era pagana, siro fenicia de nacimiento, y
le rogaba que expulsara de su hija al demonio. El le dijo: ''Espera que primero se sacien
los hijos, pues no está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perritos". Pero ella
le respondió: "Si, Señor; que también los perritos comen bajo la mesa migajas de los
niños". El, entonces, le dijo: "Por lo que has dicho, vete; el demonio ha salido de tu hija”,
Volvió a su casa y encontró que la niña estaba echada en la cama y que el demonio se
había ido". (7,24-31).
Jesús ordena salir al demonio que atormenta a esta joven a muchos kilómetros de
distancia y, en efecto, cuando esta madre que ha suplicado con tanta fe a Jesús que
libere a su hija retorna a la casa, la encuentra tranquila porque el demonio había sido
arrojado de ella por el poder del Señor.
En los hechos de los Apóstoles leemos lo que sucedía por medio de San Pablo: "Dios
obraba por medio de Pablo milagros extraordinarios de forma que bastaba aplicar a los
enfermos los pañuelos o mandiles que había usado y se alejaba de ellos la enfermedades
y salían los espíritus malos" (19, 11-13). Aquí el poder del Espíritu Santo en San Pablo es
tan grande que la liberación demoníaca se opera a distancia y por el sólo contacto de
prendas usadas por él.
Quien tenga una fe muy grande en el poder del Espíritu Santo puede también ejercer este
Ministerio a distancia y libera en el nombre del Señor Jesús.
Convocando a los Doce, les dio poder y autoridad Sobre todos los demonios, y para curar
enfermedades; y los envió a proclamar el Reino de Dios y a curar”, .(9, 1-2).
"Después de esto, designó el Señor otros setenta y dos, y los envió de dos en dos delante
de sí, a todas las ciudades y sitios a donde él había de ir” .(10.1).
Regresaron los setenta y dos alegres, diciendo: “Señor, hasta los demonios se nos
someten en tu nombre". El les dijo: "Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo. Mirad
les he dado poder de pisar sobre serpientes y escorpiones, y sobre todo poder del
enemigo, y nada os podrá hacer daño; pero no os alegréis de que los espíritus se os
sometan; alegraos de que vuestros nombres estén, escritos en los cielos". (10, 17-20).
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Y este poder de expulsar demonios lo comunicó después a su Iglesia. Marcos escribe:
"Por último, estando a la mesa los once discípulos, se les apareció y les echó en cara su
incredulidad y dureza de cabeza, por no haber creído a quienes le habían visto resucitado.
Y les dijo: “Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación. El que
crea y se bautice, se salvará; el que no crea, se condenará. Estas son las señales que
acompañarán a los que crean: en mi nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas
nuevas, tomarán serpientes en sus manos y aunque beban algún veneno no les hará
daño; impondrán las manos sobre los enfermos y se pondrán bien".
Con esto, el Señor Jesús, después de hablarles, fue elevado al cielo y se sentó a la
diestra de Dios. Ellos salieron a predicar por todas partes, colaborando el Señor con ellos
y confirmando la palabra con las señales que la acompañaban .(16, 14-20).
En los Hechos de los Apóstoles encontramos varios casos de liberación demoníaca: ''La
gente escuchaba con atención lo que decía Felipe, porque oían y veían las señales que
realizaba; pues de muchos posesos salían los espíritus inmundos dando grandes voces”, (
8, 6-8 ).
“Por mano de los Apóstoles se realizaban muchas señales y prodigios en el pueblo... y
solían estar todos con un mismo espíritu en el pórtico de Salomón, pero nadie de los otros
se atrevía a juntarse con ellos, aunque el pueblo hablaba de ellos con elogio.
Los creyentes cada vez en mayor número se adherían al Señor, una multitud de hombres
y mujeres.
...Hasta tal punto que incluso sacaban los enfermos a las plazas y los colocaban en
lechos y camillas, para que al pasar Pedro, siquiera su sombra cubriese a alguno de ellos.
También acudía la multitud de las ciudades vecinas a Jerusalén trayendo enfermos y
atormentados por espíritus inmundos; y todos eran curados". (5, 12-16).
"Dios obraba por medio de Pablo milagros extraordinarios, de forma que bastaba aplicar a
los enfermos los pañuelos o mandiles que había usado y se alejaban de ellos las
enfermedades y salían los espíritus malos". (19, 11).
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CONTENIDO
La mayor argucia del Diablo 3
La gran afirmación de Pablo VI 3
Las afirmaciones del Antiguo Testamento 4
Doctrina del Nuevo Testamento 6
Cristo y el Demonio 7
El príncipe de este mundo 8
Nuestro adversario el Diablo 1O
"Somos legión.” 11
Pero el principal es uno 14
Cómo nos ataca el demonio? 15
1. La tentación 16
2. La tentación diabólica 19
3. Opresión demoníaca 20
Exorcismo: Qué es y cómo realizarlo 22
Orar en equipo... 32
Orar hasta conseguir la liberación total 32
El poder de la Sangre de Jesús 34
Después de la expulsión 34
Un estado peor qué el primero: 35
Quien haya sido liberado de la opresión demoníaca no debe conservar
ningún complejo de inferioridad. . 37
Es mejor prevenir que curar 38
Así hablaron los padres de la Iglesia, 42
Así se expreso e Vaticano II 43
Jesús y satanás 45
Jesús padeció la tentación demoníaca 46
Como actuaba Jesús cuando liberaba 48
Cristo comunica este poder 61
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