Métodos y Técnicas de La Motivación

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1.

MÉTODOS Y TÉCNICAS DE LA MOTIVACIÓN:

 La motivación como método educativo:

La motivación no es un simple método educativo, sino que se trata más bien de


un conjunto de relaciones que se mantienen con los distintos grupos que actúan
en el aprendizaje como pueden ser las familias, profesores y alumnos. La
motivación consiste en estimular el interés por aprender, por lo tanto, es algo que
tiene que estar presente en cualquier acto de aprendizaje ya sea de forma
explícita o implícita, la función del profesor es hacer que el alumno realice las
actividades con ganas porque han aprendido su utilidad.
La motivación es un compuesto entre la energía impulsadora (deseo), las
variables cooperadoras como son la dificultad o facilidad del objetivo, el habito
de buscar el objetivo, el sentimiento de competencia y el interés por el proceso,
y el fin como objetivo valioso.

El objetivo que el profesor tiene que marcar cuando intenta de motivar a sus
alumnos es llamar la atención de ellos, estimular el deseo de aprender y mostrar
los logros que puede conseguir.
La energía de los alumnos se da cuando se lo están pasando bien, tienen buenas
relaciones con los compañeros y sienten que progresan. Por eso la forma en la
que actualmente se imparten las clases no es la más adecuada para conseguir
estos tres objetivos con los que el niño adquiera interés por seguir estudiando,
partiendo siempre de que al alumno no le gusta la escuela.

Los profesores que llegan a clase y se ponen a explicar siguiendo el libro hace
que los alumnos se aburran porque solo están sentados frente a un libro y
escuchando simplemente lo que ahí pone, las relaciones con los compañeros
pasa a ser muy reducida por la forma de organizar las clases en las que o están
sentados individualmente o por parejas puesto que se cree que es la forma de
trabajo más efectiva, y el sentir que progresamos tampoco es algo que se da
puesto que aprendernos de memoria todo lo que necesitamos que con el paso
del tiempo se olvida al creer que no nos será útil, esto hace que siempre
tengamos los mismos conocimientos.

Pero eso no es todo, lo primero que tienen que enseñarle los padres es que hay
cosas que tienen que aprender sin ganas lo que Lipovetski llamo “crepúsculo del
deber” con el que los niños tienen que aprender que todas las cosas en la vida
no les van a gustar y hay muchas de ellas que van a tener que hacer.

 ¿Cómo podemos motivar a los alumnos?

Para conseguir motivarlos hay que lograr aumentar alguno de los tres factores el
deseo, el valor del objetivo o las variables positivas. Esto es porque no se le
puede añadir nuevas cosas a su mente sino aumentar los conocimientos que ya
tiene. Por lo que hay que conseguir relacionar lo que queremos que aprenda con
sus intereses reales.
Como dijo el psiquiatra Erich Fromm el ser humano necesita actividad, sentirse
útil y capaz por lo que tiene que crear cosas para sentirse bien con ellos mismos,
Todo esto es algo que parece que se encuentra apagado en estos momentos
cuando la mayoría de los jóvenes no les mueve el interés por tener unos
conocimientos mínimos que les permitan en un futuro tener una profesión y hay
que volver a activar esa necesidad a través de la motivación por ello sería
conveniente hacerles ver que la escuela no es un lugar donde estar encerrado
sino más bien un lugar para divertirse con los compañeros y aprendiendo
siempre nuevos conocimientos que les sirva para complementar los que ya han
adquirido.

http://metodologiadelaescuela.blogspot.pe/2012/05/la-motivacion-como-
metodo-educativo.html

 TÉCNICAS DE ENSEÑANZA PARA MEJORAR LA MOTIVACIÓN EN LOS


ESTUDIANTES:
“El aprendizaje real en la clase depende de la habilidad del profesor para
mantener y mejorar la motivación que traían los estudiantes al comienzo del
curso (Ericksen, 1978). Sea cual sea el nivel de motivación que traen los
estudiantes, será cambiado, a mejor o a peor, por lo que ocurra en el aula”
La mayor parte de los alumnos tienen años de experiencia en clases en las que
se les ha obligado a estar sentados, callados, escuchando. Para ellos el profesor
era la fuente del conocimiento, de manera que el aprendizaje era algo que se
inyectaba mágicamente en algún momento sin la participación de su conciencia.
La realidad indica que lo importante no es la enseñanza, sino lo que los alumnos
aprenden. La calidad del aprendizaje está relacionada directamente, aunque no
de manera exclusiva, con la calidad de la enseñanza. Una de las mejores
maneras de mejorar el aprendizaje es mejorar la enseñanza.
El aprendizaje real en la clase depende de la habilidad del profesor para
mantener y mejorar la motivación que traían los estudiantes al comienzo del
curso (Ericksen, 1978). Sea cual sea el nivel de motivación que traen los
estudiantes, será cambiado, a mejor o a peor, por lo que ocurra en el aula. Pero
no hay una fórmula mágica para motivarles. Muchos factores afectan a la
motivación de un estudiante dado para el trabajo y el aprendizaje (Bligh, 1971;
Sass, 1989), como por ejemplo el interés en la materia, la percepción de su
utilidad, la paciencia del alumno… Y no todos los estudiantes vienen motivados
de igual manera. Y lo que sí está claro es que los estudiantes motivados son más
receptivos y aprenden más, que la motivación tiene una influencia importantísima
en el aprendizaje.
Lo que sí parece ser cierto es que la mayoría de los estudiantes responden de
una manera positiva a una asignatura bien organizada, enseñada por un profesor
entusiasta que tiene un interés destacado en los estudiantes y en lo que
aprenden. Si queremos que aprendan, debemos crear condiciones que
promuevan la motivación.
Empecemos con unos primeros consejos para motivar:
– Apoyarles, diciéndoles de vez en cuando que pueden hacerlo bien.
– Intentar crear en clase una atmósfera abierta y positiva.
– Ayudarles a sentirse miembros valorados de una comunidad que aprende.
Si somos profesores, nuestro trabajo podría decirse que consiste en enseñar,
pero tal vez mejor debiéramos decir que se trata de que nuestros alumnos
aprendan. Por poner un símil, nosotros les damos los ladrillos, o les indicamos
cómo encontrarlos, para que ellos construyan la “casa del conocimiento”.
Nosotros no podemos construir la casa (ellos son los que deben aprender, ahí
está la palabra aprendizaje), pero somos claramente responsables de que se
construya mejor o peor.
Hay diversos estudios realizados con el estudio de la motivación de los
estudiantes universitarios. Sass (1989) obtiene que las 8 características que
más contribuyen a la motivación de los alumnos son:
– El entusiasmo del profesor.
– La importancia del material.
– La organización de la asignatura.
– El nivel apropiado de dificultad del material.
– La participación activa de los estudiantes.
– La variedad en el uso de tecnologías docentes.
– La conexión entre el profesor y los estudiantes.
– El uso de ejemplos apropiados, concretos y entendibles.
El estudio de Clegg (1979) cita 5 items relacionados con el entusiasmo y la
expresividad del profesor. Otros aspectos que aparecen:
– Explicar claramente el material de la asignatura.
– Dejar claro al alumno que el profesor quiere ayudarle a aprender.
– Definir claramente los objetivos de la asignatura.
– Dejar claro cómo cada tema está relacionado con los demás de la asignatura.
– Realizar un sumario de manera que ayude a la retención de los
conocimientos.
– Usar el sentido del humor.
– Introducir ideas estimulantes sobre la asignatura.
– Estar disponible para ayudar a los alumnos individualmente.
a. ESTRATEGIAS DE MOTIVACIÓN
Se plantean con idea de que puedan utilizarse las que se consideren pertinentes.
Depende del contexto de las características de la asignatura, del curso, de los
conocimientos previos, del tamaño del grupo, etc., la utilización de unas u otras,
aunque algunas se consideran fundamentales para la motivación (al menos, así
lo indican los estudios).
Si queremos construir algo, tenemos que saber primero en qué tipo de terreno
nos apoyamos:
1. Empezar conociendo a los estudiantes y a su situación inicial.
Para poder empezar a darles los ladrillos será necesario primero conocerlos y
saber de sus habilidades y fortalezas, para poder ofrecerles un tipo u otro de
ladrillos.
Creo que todos hemos aprendido de nuestra experiencia que aquellos
profesores que no ponían ningún interés en aprender los nombres de los
alumnos no llegaban a conectar con ellos y no inspiraban el aprendizaje.
Recuerdo que mis mejores profesores eran los que realizaban un esfuerzo extra
para aprender los nombres de los alumnos de una manera rápida. No podemos
decir que estamos preocupados por el aprendizaje de los alumnos si no los
conocemos.
Realizar un esfuerzo en aprender de una manera rápida los nombres, aunque
sea en un grupo amplio. Algunas pistas:
– Aprovechemos un detalle curioso: los alumnos tienden a ocupar todos los días
el mismo asiento que ocuparon el primer día o en una proximidad razonable. El
primer día de clase, podemos aprovechar para pedirles que rellenen una ficha
en la que indiquen, además de su nombre, el interés que tienen por la asignatura,
qué creen que van a aprender, qué expectativas tienen ante la asignatura… y
aprovechar parte de esta primera clase para que algunos de ellos lo expongan.
Si guardamos las fichas de una manera ordenada por filas, y nos hacemos
después un listado, lo podemos utilizar para futuras clases para hacer preguntas
a los alumnos. Siempre se trata de que el alumno reconozca nuestro interés en
conocerle.
– Averiguar sus posibles miedos, debilidades o dificultades. Por ejemplo, decirles
si es necesario haber cursado alguna otra asignatura antes de enfrentarse a
ésta. Que nos digan qué han oído hablar de la asignatura.
2. Conocer sus métodos de aprendizaje.
Por medio, por ejemplo, del juego de Perry, se puede detectar el procedimiento
más utilizado de aprendizaje. Consiste en que cada alumno elija, entre 53
afirmaciones relacionadas con la docencia, aquéllas con las que está de acuerdo
(se puede utilizar para el primer día de clase, por ejemplo).
3. Tratar a los estudiantes con respeto y confianza.
Los comentarios a los estudiantes pueden hacerse, pero nunca de forma
peyorativa. Nunca ridiculizar a un estudiante en público. En ese caso, el alumno,
en vez de orientar su energía al aprendizaje, la dedicará a sus sentimientos.
Mejor decir las cosas en privado. Si el alumno hace una cosa bien, felicitarle; le
dará confianza (en la materia y en el profesor). Démosle al estudiante su dignidad
y él nos recompensará con su esfuerzo.
Si detectamos una debilidad en el estudiante, dejarle claro que tus comentarios
se refieren a un trabajo determinado, pero no al estudiante como persona.
Apoyarle al alumno, en vez de juzgarle.
4. Variar los métodos de enseñanza. Que valga la pena ir a clase.
No vale la pena ir a una clase en la que el profesor se limita a seguir al pie de la
letra unos apuntes o un texto, simplemente leyéndolo. Se trata de evitar el
aburrimiento, la rutina. Que cada clase sea una aventura nueva. Estamos
acostumbrados a las clases magistrales en las que los alumnos son meros
oyentes. Pero el estudiante aprende haciendo, construyendo, diseñando,
creando, resolviendo, el aprendizaje mejora si se obliga al alumno a utilizar varios
sentidos. La pasividad de las clases magistrales amortigua la motivación y la
curiosidad de los estudiantes.
Que los estudiantes sepan qué se va a tratar en la siguiente sesión, pero sin
saber cómo.
La manera en que un estudiante aprende no depende sólo de su inteligencia o
de su educación anterior, sino de su estilo preferido de aprendizaje. Hay que
preguntar a los alumnos cómo aprenden mejor.
Tipos de aprendizaje fundamentales:
– Visual: aprenden mejor viendo y leyendo lo que estás tratando de enseñar.
– Auditivo: aprenden mejor escuchando.
– Táctil y psicomotor: aprenden mejor haciendo.
Herramientas que se pueden utilizar:
– Clase magistral
– Clase magistral con discusión.
– Panel de expertos.
– Brainstorming (lluvia de ideas).
– Videos.
– Discusión en clase.
– Discusión en pequeños grupos.
– Análisis de casos.
– Role-playing.
– Ejercicios-problemas de análisis.
– Problemas de diseño-problemas complejos abiertos.
– Simulaciones
– Prácticas de laboratorio, visitas a empresas.
Por qué introducir el trabajo en grupo: los estudiantes aprenden mejor cuando
reflexionan, dialogan, preguntan, escriben, resumen y crean su propio
conocimiento. Modos de introducir el trabajo en grupo: parejas, PBL, estudio de
casos, juegos, simulaciones. El PBL es una técnica en la que se le da un
problema al estudiante antes de estudiar los conocimientos necesarios para
resolverlo.
Otras técnicas:
– Dejar partes en blanco en las transparencias en zonas críticas, en las que los
alumnos tengan que pensar. No dar los temas completos.
– Incluir de vez en cuando diapositivas graciosas, humorísticas….
5. Una vez que se introduzca un nuevo concepto, aplicarlo con ejemplos
inmediatamente.
Considerar lo que los estudiantes pueden saber.
6. Un buen profesor debe tener un toque de humor.
Interrumpir las clases con anécdotas, analizando por ejemplos errores cometidos
por alumnos anteriores, chistes, etc, crea una atmósfera más relajada que
favorece el aprendizaje de los alumnos.
7. La motivación aumenta en función de cómo esté organizado el material
de estudio.
Aquí surge la eterna pregunta. ¿Es mejor seguir un libro de texto (o unos apuntes
propios) o que cojan apuntes teniendo como base una bibliografía
recomendada? Mi opinión es que depende de la asignatura. Si por ejemplo tienes
una materia de 9 créditos en un cuatrimestre, la única opción viable para que los
alumnos la sigan es que dispongan de un material de referencia. Sin embargo,
en la mayoría de los casos, se puede optar por una solución mixta. Darles unos
apuntes en los que haya espacios en blanco que deban rellenarse con la
bibliografía recomendada. Ello les obliga a utilizar diferentes libros y aumenta el
aprendizaje. De hecho, recuerdo en mi caso que el profesor de Química utilizó
este sistema y me hizo aprender mucho. Creo que, si el alumno sólo tiene un
material de apoyo, no le da tiempo, a la vez que toma apuntes, a interiorizar lo
que se está planteando por el profesor, (máxime cuando es chico, porque no
podemos hacer dos cosas a la vez, al menos eso es lo que dicen las mujeres).
Por otro lado, un material claro, legible, atractivo, motiva al aprendizaje. Unos
apuntes desfasados, no actualizados, señalan poca preocupación del profesor.
8. Preguntar a los alumnos a principio de curso cómo van a organizar su
tiempo y qué van a hacer para sacar adelante el curso.
¿Han hecho algún tipo de planificación para superar el curso? Animarlos a que
la hagan.

b. ¿QUÉ PODEMOS HACER EL PRIMER DÍA DE CLASE?


Podríamos empezar diciendo simplemente: “este es el primer día, adelante con
la materia”.
Otra posibilidad: “este es el programa, la bibliografía, nos veremos el próximo
día”.
Ninguna de estas dos opciones (muy practicada la segunda) la considero
adecuada. Esta opción puede dar la sensación al alumno de que el tiempo de
clase no es demasiado importante. Además, se pierde la oportunidad de usar la
excitación que los estudiantes traen el primer día: la oportunidad de dirigir la
excitación hacia el entusiasmo por la clase. Presento varias posibilidades (no
habría por qué hacer todo el primer día) para conseguir un comienzo positivo:
a. Implicar a los alumnos rápidamente. Hacer que hablen, permitirles que
escriban mediante alguna actividad semejante a la señalada en 1 (¿cuáles son
sus expectativas para la asignatura?, ¿qué creen que van a aprender?, ¿cuáles
son sus sentimientos?) Preguntarles qué problemas o ideas les gustaría que se
viesen en el curso. De esta manera les estamos diciendo desde el principio que
ellos van a ser participantes activos. Dejar que pregunten cosas sobre la
asignatura. Así empezamos a conocerlos desde el primer día.
b. Identificar el valor y la importancia de la materia. Los estudiantes no suelen
tener las ideas claras de por qué la asignatura es importante. Cuanto más pronto
se haga, más rápido se motivará en su aprendizaje. (Para qué voy a estudiar
algo si no sé para qué sirve). Una herramienta: presentar ofertas de trabajo en
las que requieran conocimientos o habilidades relacionadas con la materia.
Posibles ámbitos profesionales de utilización de dichos conocimientos.
c. Establecer expectativas del curso. Cantidad de tiempo apropiada de tiempo
de estudio y de trabajo en casa, la importancia de entregar los trabajos,
problemas, asignaturas a haber cursado previamente, etc. a tiempo, qué tipo de
interacción se espera de los alumnos. Hay que hacerles ver que el profesor está
preparado para enseñarles a aprender
d. Establecer tu propia credibilidad. A veces ocurre automáticamente, pero
otras el alumno necesita saber la experiencia previa del profesor, investigación,
publicaciones. Esto permite ganar la confianza del alumno: “el profesor sabe de
lo que está hablando”.
e. Introducir la materia. Qué es, partes, temas. Con qué otras asignaturas están
directamente relacionadas.
f. Dar al final dos minutos para que expresen su reacción ante el primer
día. Esto es algo que se puede hacer todos los días: ¿Cuál es la cosa más
importante que has aprendido hoy?
Es importante que se haga el primer día lo que quieres hacer el resto del curso.
Si quieres que haya debates, que los haya el primer día, si quieres trabajar en
pequeños grupos, encontrar alguna manera de que lo hagan el primer día.
Nuevo modelo de profesor: Características
 Experto en la materia.
 Conocedor de estrategias para enseñar la asignatura: de comunicación,
de aprendizaje, de motivación, técnicas pedagógicas-didácticas.
 Conocedor de cómo aprenden los estudiantes.
 Con conocimiento curricular de la titulación en la que transmite sus
conocimientos.
 Preocupado por la formación continua, crítico y comprometido.
Todo ello va a llevar al profesorado a una mayor dedicación de tutorías, atención
personalizada, organización docente, desarrollo y evaluación de actividades
prácticas, actividades semi-presenciales, virtuales, conocimiento y manejo de
TICS, movilidad, conocimiento de idiomas, preparación y orientación de trabajos.
Y un problema importante: ¿Cómo inculcar la cultura del esfuerzo en el
alumnado?
Y un aspecto final: la historia del rosbif: “Una señora estaba preparando la cena.
Estaba haciendo rosbif y cortó un trozo grande antes de cocinarlo. Cuando se le
preguntó la razón dijo que era lo que hacía siempre su madre. Al preguntarle a
su madre ella dijo que lo hacía porque a su vez lo hacía su madre. Por fin, al
plantearle el interrogante a la abuela, respondió: porque era la única manera de
que cupiera en el recipiente”.
Esta historia indica que, cuando aprendemos algo, puede haber una razón para
que tenga sentido en un contexto en ese momento. Lo que queremos hacer es
dar a nuestros alumnos información de manera que, aunque el contexto cambie,
siga siendo de utilidad para ellos.
https://educrea.cl/tecnicas-de-ensenanza-para-mejorar-la-motivacion-de-los-
estudiantes/

6. conclusión:

 Sabemos que la motivación son todos aquellos anhelos, estímulos,


deseos que llevan al ser humano a realizar acciones para lograr objetivos.
La motivación se inicia cuando hay una necesidad que cubrir, de esta
forma la persona se impulsa a ejecutar las actividades necesarias para
cubrir esa determinada carencia. Los factores que motivan al ser humano
pueden ser de dos clases, por un lado, están aquellos que provienen de
la incentivación externa (factores extrínsecos como el dinero) y por otro
lado se encuentran aquellos que dependen del entendimiento personal
del mundo (factores intrínsecos como la autorrealización).

 Las teorías motivacionales son diversas, cada una tiene sus fortalezas y
debilidades y podemos hacer uso de ellas de la forma que más nos
parezca adecuada.

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