Jurisprudencia Sobre Incidentes 2018
Jurisprudencia Sobre Incidentes 2018
Jurisprudencia Sobre Incidentes 2018
Contenido
NORMATIVA ................................................................................................................ 2
Incidentes ................................................................................................................................................ 2
JURISPRUDENCIA ...................................................................................................... 3
1. Incidente de cobro de honorarios de abogado: Análisis sobre la vías para interponerlo y
recursos admisibles ............................................................................................................................... 3
2. Proceso ejecutivo hipotecario: Aplicación de la prescripción y caducidad en cédulas
hipotecarias ............................................................................................................................................ 5
3. Proceso de familia: Improcedente tercería de dominio para solicitar levantamiento de
anotación de demanda ........................................................................................................................... 7
4. Incidentes en el proceso de familia: Análisis sobre el tramite que se debe seguir ante una
pretensión incidental ........................................................................................................................... 11
5. Pretensión procesal: Consideraciones acerca de la "pérdida del interés sobrevenida" en el
recurso .................................................................................................................................................. 12
6. Naturaleza procesal de las resoluciones judiciales que resuelven un incidente de suspensión
de acto administrativo ......................................................................................................................... 13
7. Incidente de hechos nuevos: Admisible presentación de documentos nuevos de notarios
públicos que no son parte en el proceso ........................................................................................... 15
8. Medidas cautelares: tramite de cancelación en la vía incidental ................................................. 17
9. Nulidad de actos procesales: Necesario alegarla en vía incidental............................................. 18
10. Beneficio de pobreza: Carga de la prueba corresponde al solicitante ...................................... 20
1
NORMATIVA
Incidentes
2
hechos ocurridos con posterioridad a dicho emplazamiento. Los dos primeros son de
previo pronunciamiento, y el último será resuelto en la sentencia.
JURISPRUDENCIA
Voto de mayoría:
“IV. De acuerdo a lo dispuesto en el artículo 236 del Código Procesal Civil, los
abogados tienen a disposición dos diferentes vías para el cobro de los emolumentos
devengados en el ejercicio de su profesión. Por una parte está el proceso declarativo,
en el que, luego de plantearse una demanda con todas sus formalidades, existir la
posibilidad de contrademandar y reconvenir, celebrar una fase demostrativa y emitirse
conclusiones (en cada una de ellas con considerables posibilidades recursivas), se
3
dictará una sentencia con eficacia de cosa juzgada (preceptos 153 inciso 3 y 162 del
Código Procesal Civil). La otra posibilidad consiste en el incidente privilegiado de
cobro de honorarios, que es una vía sumamente expedita, con menores formalidades
a nivel del escrito inicial, plazos céleres de trámite y evacuación de pruebas y ausencia
de etapa de conclusiones ( artículo 483 y 236 ibídem). Esta, a diferencia de la anterior,
tiene muy reducidas las posibilidades de plantear recursos, en procura de su carácter
expedito y de la naturaleza del asunto debatido. Además, posee características
especiales que lo particularizan del género incidental, pues supone la formalización de
–tan sólo- dos tipos de pretensiones autónomas e independientes del proceso principal
con ocasión del cual se ventilan, aunque derivadas o justificadas en aquél. Esas
pretensiones se orientan a la rendición de cuentas que le exige el cliente al abogado, o
bien, al cobro que este último le hace al primero por su patrocinio letrado. Son
pretensiones autónomas pues no es menester que el cobro o la rendición de cuentas
se ventile en la vía incidental, en tanto, como se dijo, podría acudirse a la vía plenaria.
También son pedimentos independientes pues la suerte del proceso principal –se
acoja o se rechace la demanda- no mengua el derecho a obtener remuneración por el
trabajo profesional desplegado – aunque podría tener impacto en su cantidad- , o a
rendir cuentas de la actuación. Finalmente se derivan del proceso principal en tanto es
en él en el que se acredita la labor abogadil desarrollada, que amerita, ante la falta de
conformidad entre el cliente y su abogado, del incidente de cobro, o de la rendición de
cuentas. Dado que el incidente privilegiado de cobro de honorarios supone entonces
una pretensión que requiere de un pronunciamiento de fondo que dirima el cobro o la
rendición de cuentas, considera la Sala que lo resuelto corresponde a una sentencia
en los términos del artículo 153 inciso 3) del Código Procesal Civil. Esto se confirma,
además, con la eficacia de cosa juzgada con la que se reviste a esa decisión (numeral
236 referido), efecto que por regla general no se hace descansar en los autos puros y
simples. Luego, la resolución final del incidente, en la que se resuelve en torno a la
pretensión formulada en el escrito inicial, tiene carácter de sentencia. Con base en
ello, en criterio de esta Cámara, el órgano de la instancia precedente no procedió
conforme a derecho al circunscribir su competencia funcional a las razones
expresadas en el escrito planteado a folios 232 a 235, en tanto debió considerar los
argumentos abonados en el escrito de expresión de agravios que fue presentado, con
ocasión del emplazamiento otorgado por el Juzgado. Así las cosas, constatándose el
yerro referido en el inciso 7) del artículo 594 del Código Procesal Civil, habrá de
acogerse el motivo por razones de forma, para anular el pronunciamiento recurrido y
disponer el reenvío del asunto para que el Tribunal valore los argumentos explicitados
por los incidentistas en su escrito de folio 239 a 254 y emita, de nuevo,
pronunciamiento en cuanto al fondo, según ordena el inciso 1) del numeral 610 del
Código Procesal Civil. Esta norma inhibe la posibilidad de dar trámite al requerimiento
de que la Sala aborde el fondo del asunto, pues resulta indispensable que el yerro
adjetivo sea corregido por el órgano en cuya instancia se constató. Por la forma en
que se resuelve este asunto, se omite pronunciamiento en torno a las
disconformidades sustanciales planteadas por los incidentistas, por así disponerlo el
artículo 610 inciso 1) ibídem.”
4
2. Proceso ejecutivo hipotecario: Aplicación de la prescripción y caducidad en
cédulas hipotecarias
Voto de mayoría
5
para mejor resolver. Además de su condición facultativa para el Tribunal conforme al
ordinal 575 ibídem, es inidónea para acreditar la fecha del último pago. En efecto, la
contadora realiza su labor con base en la información brindada por el mismo Banco
actor, sin que los libros del tenedor demuestren a su favor. Artículo 267 del Código de
Comercio. Con esa finalidad se debió proponer la prueba pertinente y admisible ante el
Juzgado, lo que se echa de menos. Por lo expuesto, se rechaza la invalidez
concomitante y, en lo que es objeto de alzada, se confirma el extremo recurrido.
IV.- Apelación adhesiva del incidentista. Se formula a folio 973, admitida por
mayoría en voto número 163- 2C de las 08 horas 15 minutos del 03 de marzo de 2011
a folio 982. El recurso versa sobre la denegatoria de la prescripción y la caducidad de
las cédulas hipotecarias de primer y segundo grado, así como la exención en costas.
Cuestiona la tesis del A-quo al tener por interrumpido el plazo prescriptivo de esos
títulos, pues la extinción de la cédula de tercer grado se extiende a las restantes
porque todas pesan sobre una misma propiedad. Dice, “se discute en doctrina acerca
de que las cédulas hipotecarias no son afectadas por la prescripción sino por la
caducidad no bastando cualquier tipo de interrupción que no sea la cobratoria
mediante la vía de ejecución.” Manifiesta, a pesar de su legitimación para pedir la
prescripción de la cédula de segundo grado, yerra el Juzgado al denegarla por
haberse interrumpido con la notificación a la co-demandada Marcela Sánchez. Indica,
se interrumpe con la comunicación a todos los obligados y no a uno solo de ellos.
Agrega, las cédulas hipotecarias garantizan una obligación real y no personal, de
manera que no se debió aplicar las reglas de solidaridad sino la independencia total de
los suscriptores. Concluye: “En el caso de las cédulas hipotecarias una vez
transcurridos los diez años del vencimiento de la cédula sin que las partes en su
totalidad sean notificadas debe procederse a la declaratoria de caducidad de las
mismas.” No comparte este órgano jurisdiccional los motivos de inconformidad
esgrimidos. En primer lugar, los agravios son un poco confusos, pues argumenta
indistintamente a favor de la prescripción y de la caducidad. Así se desprende del
último párrafo de la apelación adhesiva, incorporado literalmente en líneas anteriores.
El tema es importante porque en la incidencia de folio 770 se alega prescripción y
caducidad, pero ésta fue denegada expresamente en la resolución de las 08 horas52
minutos del 18 de marzo de 2010 de folio 773. Esa denegatoria no fue impugnada por
el incidentista en su oportunidad, quien se conformó con ese pronunciamiento. Se trata
de un punto precluido, sin que pueda reabrir su debate por la vía del recurso.
Respecto a la prescripción, se debe separar los agravios en cuanto a las cuatro
cédulas hipotecarias de primer grado y la cédula de segundo grado. En relación a las
primeras, aun cuando el artículo 974del Código de Comercio legitima a cualquier
interesado a reclamarla, ese carácter no lo tiene el incidentista Binda Solano. La serie
la constituyó únicamente el co-demandado Binda Armijo como dueño, en ese
momento, de la finca del Partido de Alajuela matrícula número 217343-000. El
promovente Binda Solano suscribió la de segundo y tercer grado, luego de haber
adquirido de Binda Armijo ese fundo. Sin embargo, la propiedad se traspaso a
Cabañas del Pinar Sociedad Anónima el 15 de marzo del 2002, empresa que actúa en
autos como tercer adquirente. En esas circunstancias, al no tener la condición de
deudor en las cédulas de primera grado ni propietario del inmueble que las garantiza,
carece de legitimación para pretender su extinción. Como co-obligado de la cédula de
segundo grado si esta legitimado, pero no ha transcurrido el plazo prescriptivo de diez
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años. Ese título, según se tuvo por acreditado, lo constituyen el incidentista Binda
Solano y su esposa la co-obligada Sánchez Carro, ambos condueños del citado
inmueble. Su vencimiento se pactó para el 14 de agosto de 1998 y, a la señora
Sánchez Carro, se le notificó el 15 de octubre de 2004 a folio 205. Se queja el
apelante, en lo esencial, que el acto interruptor se produce con la notificación a todos
los obligados y no solo a la señora Sánchez Carro. La tesis no es de recibo. La
controversia no se soluciona con la solidaridad en los términos dispuestos por el A-
quo, sino en la indivisibilidad de la cédula hipotecaria. Como bien lo reconoce el
recurrente, se trata de una obligación real donde solo responde el inmueble a tenor del
ordinal 426 del Código Civil. El fundo del Partido de Alajuela matrícula número217343-
000, al instante de constituirse la cédula de segundo grado, le pertenecía a los
cónyuges Binda Solano y Sánchez Carro. Indudablemente, la notificación de uno de
ellos interrumpe la prescripción como gestión cobratoria, lo cual ocurrió el 15 de
octubre de 2004. Para el 04 de marzo de 2010,fecha de notificación al promovente, no
había transcurrido los 10 años desde aquella data. Es una obligación donde responde
el fundo, de manera que no aplica la responsabilidad individual de los obligados,
propia de las obligaciones personales en títulos valores como la letra de cambio y el
pagaré, prevista en el precepto 796 del Código de Comercio. Por último, a pesar de
protestar la exención en costas, durante el recurso no expresa motivos contra ese
extremo. No obstante, al acogerse parcialmente la incidencia, lo resuelto se ajusta a
los numerales 222 y 223 del Código Procesal Civil. En definitiva, se confirma el acto
decisorio impugnado.”
[Tribunal de Familia]iv
Voto de mayoría
“II.- Desde el voto n.º 2083-04, de las 11:25 horas del 24 de noviembre de 2004, este
Tribunal estableció que la tercería de dominio, regulada hoy por la Ley de Cobro
Judicial, es una vía procesal diseñada para canalizar un tipo particular de pretensión:
la solicitud de levantamiento del embargo planteada por el titular —un tercero— del
bien sobre el cual se hizo recaer. En un fallo más reciente, el n.º 884-2009, de las 8:05
horas del pasado 9 de junio, se indicó lo siguiente: “En ningún momento la norma de la
Ley de Cobro Judicial hace referencia, como tampoco lo hacía el Código Procesal
Civil, a que la tercería de dominio sea una vía procesal adecuada para pretender
levantar las medidas cautelares de anotación de demanda, porque (…) es exclusiva
para el embargo.” De ahí se deriva que “(…) no es posible aplicarla en la anotación de
la demanda (…) si se pretende levantar la anotación, la gestión debe resolverse en un
simple incidente; ya que si bien no está expresamente consagrado en la legislación,
debe recordarse que los incidentes no son taxativos, sino que se refieren a
procedimientos especiales del Código Procesal Civil a fin de resolver cualquier
articulado del proceso, máxime cuando se trata de situaciones procesales. Sea que lo
mas (sic) sano y correcto, desde la óptica procesal, es que se siga un "Incidente de
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levantamiento de anotación de demanda" y no una tercería como se ha venido
haciendo, en la cual deben aplicarse las normas procesales de los artículos 483 y
siguientes del Código Procesal Civil y aplicando, algunas normas de la tercería por
analogía (en vista de la similitud dicha) para la admisibilidad o el desarrollo del
derecho de fondo discutido.” (Ver, en igual sentido, los votos n.os 560-08, de las 11:25
horas del 26 de marzo de 2008 y 33-10, de las 13:40 horas del 6 de enero de 2010).
Sin duda, el desconocimiento de esa tesis ha dado lugar a un yerro de tramitación. No
obstante, en virtud de los principios de especificidad -la nulidad requiere texto expreso
y, en todo caso, debe ser aplicada restrictivamente-, de trascendencia o pas de nullité
sans grief -no hay nulidad sin agravio; es decir, sin violación a las garantías del juicio-
y de conservación de los actos procesales (ver los artículos 194 y 197 del Código
Procesal Civil, los votos de la Sala Segunda n.os 2004-544, de las 9:20 horas del 1º de
julio de 2004 y 2005-779, de las 10:15 horas del 14 de setiembre de 2005 y los de este
Tribunal n.os 1732-04, de las 11 horas del 5 de octubre de 2004; 66-05, de las 10 horas
del 25 de enero de 2005; 108-06, de las 11:10 horas del 2 de febrero y 1649-06, de las
11:30 horas del 18 de octubre, ambos de 2006); como nadie ha formulado alegato de
nulidad y como, de todos modos, la decisión de mantener la medida cautelar
cuestionada es correcta, conforme se explica de seguido, resulta improcedente
invalidar lo actuado, con base en esos argumentos. En otras palabras, como el
resultado es el mismo, decretar la nulidad y ordenar corregir los vicios de tramitación
apuntados no sería otra cosa que un ejercicio de rigorismo procedimental que
quebranta principios básicos como el de economía y el de instrumentalidad de las
normas procesales, este último recogido en el numeral 3 ibídem, a cuyo tenor “Al
interpretar la norma procesal, el juez (sic) deberá tomar en cuenta que la finalidad de
aquélla (sic) es dar aplicación a las normas de fondo.” Por consiguiente, aun cuando,
en principio, ese tipo de disposiciones sean de orden público y de obligado
acatamiento (artículo 5 ibídem), lo cierto es que no debe perderse de vista que si se ha
cumplido su finalidad —dar aplicación a las de fondo—, como sucede en este aspecto
concreto, no es posible exigir su cumplimiento cual si fuesen valores autónomos con
sustantividad propia.-
[…]
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funge como una acción declarativa de dominio, admitiendo que los bienes inmateriales
pueden ser objeto de ella, y determinando como diferencias entre la acción
reivindicatoria y la tercerías las siguientes: a) La acción reivindicatoria se interpone por
el propietario no poseedor, mientras que la tercería puede ejercitarse por el mismo
propietario que posee el bien indebidamente embargado; b) La acción reivindicatoria
se actúa frente al detentador o poseedor, mientras que la tercería se interpone al
ejecutante que no posee ni detenta y frente al ejecutado que no siempre es poseedor;
y c) La acción reivindicatoria pretende la recuperación dominical de la cosa, en tanto
que la acción de tercería se dirige al levantamiento del embargo. Lo anterior evidencia
como finalidad específica de la acción de tercería de dominio la obtención del
alzamiento de un embargo que se ha constituido sobre los bienesdel tercerista en un
proceso de ejecución que se sigue contra otra persona. El efecto perseguido no se
circunscribe a la eventual recuperación del bien (acción reivindicatoria), que de
ordinario está poseído por el propio tercerista, sino el levantamiento del embargo
trabado sobre el mismo (sic), sustrayendo de un procedimiento de apremio bienes no
pertenecientes al patrimonio del apremiado por no ser aquellos los llamados a
responder de las deudas contraídas por el ejecutado.”-
VI.- Es cierto que, al tenor de lo dispuesto por el ordinal 1049 del Código Civil, “La
venta es perfecta entre las partes desde que convienen en cosa y precio.” De ahí que,
el documento presentado sí acredite la titularidad de la sociedad anónima incidentista
sobre la finca del partido de Alajuela matrícula de folio real […]. Sin embargo, también
lo es que, en razón de los principios de publicidad registral y de prioridad, que son
parte del fundamento del Derecho Registral, esa eficacia no alcanza a terceros sino
desde el momento mismo en que ese acto traslativo del dominio se anota o se
inscribe. Así lo prevén, en forma expresa, los artículos […] ibídem. De acuerdo con el
primero, “Los títulos sujetos a inscripción que no estén inscritos no perjudican a
tercero, sino desde la fecha de su presentación al Registro.” En virtud del segundo, “La
inscripción no convalida los actos o contratos inscritos que sean nulos o anulables
conforme a la ley. Sin embargo, los actos o contratos inscritos que se ejecuten u
otorguen por personas que en el Registro aparezcan con derecho para ello, una vez
inscritos, no se invalidarán en cuanto a tercero, aunque después se anule o resuelva el
derecho del otorgante en virtud de título no inscrito de causas no implícitas o de
causas que aunque explícitas no conste en el Registro.” La consecuencia ineludible de
los principios de comentario es que, para poderlo tutelar plenamente frente a terceros,
el derecho de propiedad debe encontrarse inscrito en el Registro Nacional. La
inscripción constituye, entonces, una carga impuesta por la legislación vigente a su
titular si pretende obtener su plena protección jurídica y eliminar la amenaza de una
posible pérdida. Así lo dispone en forma expresa el artículo […] ibídem: “Para que la
propiedad sobre inmuebles surta todos los efectos legales, es necesario que se halle
debidamente inscrita en el Registro General de la Propiedad.” Y no podría ser de otra
manera en un Estado de Derecho como el costarricense. La fe pública registral es de
capital importancia en la dinámica de los derechos, opera en beneficio de los terceros
que, dentro del tráfico jurídico-comercial, adquieren un bien desprovisto, en apariencia,
de toda causa que pudiera tornar ineficaz su traspaso, de quien se encontraba, en
principio y salvo que en virtud del ejercicio de una acción de nulidad del asiento
respectivo los órganos jurisdiccionales determinaran lo contrario, facultado para
celebrarlo y presenta dos destinatarios perfectamente definidos. Por un lado, el titular
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del derecho; es decir, aquel que tiene uno inscrito en el Registro correspondiente, y,
por el otro, los terceros; o sea, aquellos que adquieren uno amparados en la publicidad
que esa institución garantiza. La protección de estos últimos se materializa,
convirtiendo en inatacable su derecho por razones de evidente seguridad jurídica. El
principio de prioridad determina que el acto registrable que ingrese primero en el
Registro se antepone o prevalece a cualquier otro de la misma naturaleza que, siendo
incompatible, se hubiese presentado después, aun cuando fuere de fecha anterior. Es
obvia, entonces, la trascendencia que el ordenamiento costarricense le otorga a las
inscripciones, de tal modo que todas aquellas situaciones ajenas a ellas resultan
ineficaces cuando pretenden vencer los derechos y anotaciones sobre bienes
inmuebles registrados como corresponde. Dicho en otros términos, cuando de actos
de enajenación, gravámenes, anotaciones, etc. se trata, en aras de la protección de
acreedores prima lo que reporta el Registro Nacional frente a la mayor parte de los
atributos que otorga el derecho de propiedad sobre bienes que aun no ha sido inscrito.
En síntesis, cuando la realidad jurídica extraregistral (formas constitutivas civiles de los
derechos reales) no coincide con la registral, es esta la que prevalece, porque, de lo
contrario, el sistema de protección a terceros se tornaría inoperante.-
VII.- Como corolario de lo expuesto y por estrictas razones de publicidad registral, este
Tribunal comparte la desestimación de la tercería interpuesta. La anotación de la
demanda ordinaria de liquidación anticipada de gananciales fue practicada antes que
la del documento de adquisición aportado por la incidentista y, por eso, prima sobre
este. En un caso que guarda paralelismo con este, resuelto por el Tribunal Primero
Civil, ese órgano expresó lo siguiente: “Como bien lo indica el A-quo en su resolución,
y así se constata en la certificación de folio ocho de esta tercería, […el…] embargo
practicado se anotó en el Registro de Vehículos el once de mayo de mil novecientos
noventa y cuatro, y la venta de dicho automotor al tercerista se anotó en el Registro el
día trece de mayo de ese mismo año, sean (sic) dos días después de que entrara la
anotación del embargo practicado. En esas condiciones lo que impera para determinar
el mejor derecho en este reivindicatorio sumario de tercería de la publicidad registral, y
el que entra con su anotación de primero prevalece a la anotación posterior; todo
mientras administrativamente o por la vía judicial en el proceso que corresponda no se
modifiquen los asientos del diario del Registro y se diga cosa distinta. Entonces, para
estos procesos nos debemos atener a esa publicidad registral que ampara el principio
de que primero en tiempo primero en derecho, de acuerdo con los artículos 455
párrafo primero del Código Civil, y artículo 7o. de la Ley de Tránsito, así lo ha resuelto
el Tribunal casos análogos y al respecto puedan consultarse las resoluciones 199 y
782 de 1986 entre otras.” (Voto n.° 151-M, de las 8:10 horas del 1º de febrero de 1995,
reiterado en los n.os 263-L, de las 8 horas del 24 de marzo de 2006; 877-F, de las 7:30
horas del 31 de agosto de 2007 y 179-L, de las 14:20 horas del 4 de marzo de 2009).
En similares términos se pronunció en el voto n.° 148-F, de las 7:45 horas del 13 de
febrero de 2008: “Aun cuando la tercerista aporta título pendiente de inscripción a
tenor del inciso 1º del artículo 491 del Código Procesal Civil, la admisibilidad de la
demanda incidental no le garantiza el levantamiento del embargo en la resolución de
fondo. La anotación del traspaso se produjo con posterioridad al embargo practicado,
lo cual es suficiente para denegar la tercería. Carece de importancia, en esta vía
incidental, la fecha del otorgamiento de la escritura pública de compra-venta. Lo
importante es la anotación de la venta frente a la medida cautelar. La publicidad
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registral exige mantener embargo hasta tanto no se modifique la situación en el
Registro. Con base en esa misma tesis, no tiene el juzgador atribuciones para
modificar la información del Registro, de ahí que no se puede tomar en cuenta una
anotación anterior de la escritura.” (Ver, en igual sentido, el voto dela Sección Primera
del Tribunal Segundo Civil n.° 391, de las 9 horas del 19 de diciembre de 2003).
Finalmente, en el n.° 312-F, de las 8:20 horas del 5 de abril de 2006, aquella autoridad
jurisdiccional aclaró lo siguiente: “El inmueble presenta de esta manera un negocio
jurídico con efectos “interpartes” pero no oponibles a terceros, únicamente en el
momento de la escritura pública de adquisición en fecha 18 de septiembre de 1997. Si
bien se presentó al Registro en el mes de noviembre de ese año, al ingresar la
anotación de embargo en el año 2005, la presentación de la compraventa quedó
cancelada, y por ende inexistente ante el embargante, para quien a partir de esa
presentación el titular registral es quien aparece en el Registro, y al ser cancelada la
anotación, obviamente dejó de serlo el tercerista. (…). Al quedar cancelada la
anotación de compraventa es como si nunca hubiese transcendido registralmente sin
que pudiese afectar a terceros como erróneamente lo invoca el apelante.”-”
[Tribunal de Familia]v
Voto de mayoría
“II.- En torno a los procesos incidentales, la doctrina ha indicado que " Puede
sostenerse, siguiendo a Guasp, que el incidente equivale, en general, a cualquier
cuestión anómala o anormal que acaece durante el desenvolvimiento de un proceso.
Cuando, para resolver esta cuestión, se dispone la posibilidad de acudir a otro proceso
distinto, aunque estrecha y funcionalmente ligado al anterior, se está ante la figura del
proceso incidental..." (Tarigo, Enrique. Lecciones de Derecho Procesal Civil según
el nuevo Código Tomo II, Segunda Edición, Fundación de Cultura Universitaria,
1998 pagina 383). Como se ve, en un proceso incidental, como proceso que és, se
plantea una pretensión concreta, y la misma, respetando un procedimiento tiene que
ser resuelta por el juez, en algunos casos, previo al dictado de la resolución de fondo.
El articulo 483 del Código Procesal Civil establece concreta y claramente el tramite
que se debe seguir ante una pretensión incidental. Al efecto, establece un escrito
inicial, un traslado a fin de que el mismo sea contestando, una etapa de recepción de
prueba y evacuada la misma, deberá resolverse el fondo de la pretensión incidental.
Esa resolución que se dicte, debe ser una resolución fundada, que contenga los
razonamientos de hecho y de derecho y los hechos que tuvo por probados para
resolver de la forma en que se hace. Si bien es cierto, la estructura de la sentencia en
un proceso incidental, no va a conllevar todos los supuestos del articulo 155 del
Código Procesal Civil, si, necesariamente la sentencia debe ajustarse al articulo en
mención en lo que le fuere aplicable, lo cual, en el caso que nos ocupa, no se ha dado.
En la resolución que se apela, sea la de las ocho horas y treinta y un minutos del
nueve de junio del año dos mil diez (Folio 116), que es precisamente la que resuelve
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en definitiva el incidente de nulidad planteado, carece absolutamente de formalidad, no
existen hechos probados, no existe una parte dispositiva, etc, lo cual no puede
permitirse. Como se explicó anteriormente, las sentencias en los procesos
incidentales, deben guardar una estructura formal, tal y como la dispone el articulo 155
del Código Procesal Civil, lo que se reitera, no se ha dado en el presente caso, y así
debe declararse.”
Voto de mayoría
“Este proceso se dio por terminado mediante resolución de segunda instancia dictada
por el Juzgado Contencioso Administrativo y Civil de Hacienda dictada el cuatro de
junio de dos mil nueve. Si a partir de esa fecha, el proceso estaba terminado
(inadmisible) por resolución firme, no debió resolverse el incidente de nulidad de
notificación (se resolvió el 29 de octubre de 2009) y mucho menos admitir un recurso
de apelación de lo resuelto sobre ese incidente (Se admitió el 21 de enero de 2010).
Esa forma de actuar, trajo como consecuencia que un incidente que es accesorio al
principal, subsista independientemente sin la existencia de un proceso principal.
(Artículos 483 y siguientes del Código Procesal Civil). De acuerdo a nuestra legislación
uno de los presupuestos indispensables para el análisis en segunda instancia es el
interés del recurrente (Artículo 561 del Código Procesal Civil). En este caso concreto
se ha dado lo que la doctrina denomina “Pérdida de Interés Sobrevenida” en el
recurso. Al respecto se ha dicho: “Si hay perjuicio, hay interés para accionar o para
contradecir; si no hay perjuicio, no existe tal interés. (Monroy Cabra, Marco, Principios
de Derecho Procesal Civil, 3ª ed., Editorial Temis, Bogotá, 1988, pág. 184).- Uno de
los presupuestos de toda acción y de toda pretensión es el interés que además debe
ser legítimo, porque la Jurisdicción no ha de movilizarse por el mero capricho de los
titulares de derechos. En otras palabras, hablar de la existencia de un interés legítimo
en obtener la declaración jurisdiccional, es tanto como hablar de la actual de la tutela
jurisdiccional. (De la Oliva Santos, Andrés, Derecho Procesal Civil, Editorial Centro de
Estudios Ramón Areces S.A., Madrid, 2000, págs. 138 a 141).” En ese sentido
Sentencia Número 15 de 2003 del Tribunal Segundo Civil, Sección Segunda. En este
caso concreto la pérdida de interés en el recurso es evidente, pues el proceso fue
declarado inadmisible antes de que se resolviera el incidente de nulidad y se admitiera
el recurso. Por ello, debe declararse mal admitida la apelación.”
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6. Naturaleza procesal de las resoluciones judiciales que resuelven un incidente
de suspensión de acto administrativo
Voto de mayoría
“III) Es criterio de este Tribunal, que la resolución judicial que resuelve un incidente de
suspensión de efectos de acto administrativo, tienen naturaleza de auto, el cual puede
ser apelado, dentro del plazo de tres días, según lo dispone el artículo 559 del Código
Procesal Civil ( aplicable por remisión del numeral 70 de la Ley Reguladora de la
Jurisdicción Contenciosa Administrativa). Por esa razón, está mal admitido el recurso
de apelación que nos ocupa, por haber sido planteado vencido el plazo de ley, para su
interposición. En los considerandos siguientes, se verá el fundamento de nuestra
afirmación.-
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ordinario y 433 para el sumario). Otro ejemplo, no menos interesante, es la resolución
recaída en los incidentes comunes de cuestiones formales. Sin que interese el
resultado, con o sin lugar un incidente de nulidad lo resuelto es un auto simple. La
nulidad se refiere a vicios de procedimiento y aún cuando se anule todo lo resuelto y
actuado, no hay pronunciamiento sobre el fondo y por ende no se le pone fin al
proceso con una solución a la pretensión material debatida. Estos autos se deben
dictar en un plazo de cinco días, prorrogables a ocho en caso de resultar complejos (
artículo 151 ibídem). Todos los autos tienen recurso de revocatoria, pero solo tendrán
apelación los que expresamente la ley le concede ese recurso vertical. Artículos 554,
558,559 y 560 del Código Procesal Civil.// 3. Sentencias: la sentencia es la forma
normal de terminar el proceso, en contraposición con las cinco formas anormales que
contiene el Código: desistimiento, deserción, renuncia del derecho, transacción y
conciliación. Es la resolución donde se deciden definitivamente las cuestiones
debatidas, y para ello el juez debe hacer expreso pronunciamiento de la pretensión
material formulada en la demanda y contrademanda en caso que haya conforme a la
ley. Inciso 3) El plazo para dictar las sentencias difieren de la naturaleza del proceso:
un mes en ordinarios, quince días en los abreviados y diez días en los sumarios
Artículos 151 y 434 ibídem. Al contrario de los autos, ninguna sentencia tiene
revocatoria (artículo 158 ibídem), pero todas gozan de apelación (…)// 4. Auto-
sentencias: se trata de resoluciones que no guardan la estructura comentada de una
sentencia; es decir, no se le exigen las cuatro partes del artículo 155 del Código
Procesal Civil. Por esa razón se les denomina "autos", pero al tener los mismos
efectos de una sentencia porque resuelven cuestiones incidentales o excepciones que
le ponen fin al proceso, se les agrega la palabra "sentencia". Un ejemplo claro de un
auto-sentencia es el previsto en el artículo 436 ibídem cuando en un proceso sumario
no hay oposición del demandado. En un ejecutivo simple, verbigracia, de oponerse el
accionado se debe dictar la sentencia según la estructura estudiada, pero ello no sería
necesario de no haber oposición porque no habría razón y faltarían datos para el
segundo resultando y por supuesto para los considerandos. En estos casos, el Por
tanto de una sentencia considerada sería el auto- sentencia al declararse con lugar la
demanda por falta de oposición.-
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a menos claro está, que lo resuelto en ellos ponga fin al proceso principal, en cuyo
caso serían autos- sentencias.-
Ahora bien, cuando esas gestiones tienen que ver, como en el sub examine, con el
establecimiento de medidas cautelares, resulta evidente que lo que allí se disponga no
tendrá jamás, la virtud de dar término a la litis; lo cual es especialmente significativo, si
lo requerido es que se impida ejecutar el acto impugnado dentro de un ordinario
contencioso administrativo.-
En tal caso, sea que se ordene la suspensión de los efectos de esa decisión, o que se
mantenga su ejecución, el expediente principal seguirá su curso normal, pues no
habrá existido de momento, un pronunciamiento que afecte, en modo alguno, el fondo
de la pretensión material deducida en autos.-
De hecho, la finalidad de la tutela cautelar es, por principio, asegurar la utilidad de un
eventual fallo estimatorio, sin que se puedan emitir conclusiones anticipadas sobre la
cuestión sustancial planteada, lo que le está vedado al juzgador en ese tipo de
peticiones.-
Por lo demás, el de la medida cautelar es, por sus implicaciones prácticas y su
relación con el derecho constitucional a la tutela judicial efectiva, un tema relevante,
pero no por ello deja de ser accesorio, y ligado siempre a la suerte del ordinario,
siendo que, como se señaló, en ningún caso, ocasiona la terminación definitiva de este
último.-
Por ese motivo, si por definición sólo son autos con carácter de sentencia aquellos que
ponen fin al proceso, y esta circunstancia no concurre cuando se resuelve un incidente
de suspensión de los efectos de los actos impugnados, no queda más alternativa que
reconocer que la que se pronuncia sobre estos últimos es un "auto", lo cual es
conteste con el artículo 560 del Código de rito, que incluye dentro de los "autos
apelables", el que emite pronunciamiento " sobre el fondo de un incidente", salvo
cuando se declare sin lugar una nulidad relativa ( inciso 9)" .-”
Voto de mayoría
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III.- No procede declarar mal admitida la apelación como lo indica la parte incidentista
en escrito fechado 25 de mayo de 2010, visible a folio 157, con cita del voto de
mayoría de este Tribunal y Sección número 259 de 2008. Se trata de un caso
diferente. Aquí el incidente no versa sobre una cuestión meramente procesal, sino a
una estrechamente relacionada con el fondo del asunto, relativa a una pretendida
excepción sobreviniente, referida, entre otros extremos, a una presunta falta de
legitimación activa y falta de interés actual, la cual, según la incidentista, daría al traste
con las pretensiones formuladas en la demanda por la sociedad actora. Por ello lo
resuelto sí goza de alzada, de conformidad con lo dispuesto en los artículos 316 y 329
del Código Procesal Civil.
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V.- A los notarios aludidos no se les estaría pidiendo u ordenando violar el secreto
profesional que están obligados a guardar en ejercicio de su función notarial, según lo
establecido en el artículo 38 del Código Notarial, porque ese secreto está referido a las
manifestaciones extraprotocolares expresadas por las partes y demás interesados en
el acto o contrato, pero esa no es la situación de autos. Aquí lo que se ordena es
exhibir los anexos indicados, cuyo texto las partes contratantes decidieron por mutuo
acuerdo no incluirlos directamente en el cuerpo de las escrituras, pero sí acordaron en
forma expresa que debían tenerse como formando parte de dicho cuerpo, para todos
los efectos legales, tal y como se lee en la citada escritura número 19-21. Al ser ello
así, los anexos también asumen la condición de documentos públicos, junto con las
escrituras de las cuales forman parte, por lo que no se refieren a manifestaciones
extraprotocolares de las partes contratantes, en relación con las cuales los notarios
deben guardar secreto profesional. Por otro lado, tampoco se le está ordenando nada
imposible de cumplir a los citados dos funcionarios públicos, ya que según lo dispuesto
en el artículo 47 del Código que regula su función, y como también lo alega la
recurrente, están obligados a llevar un Protocolo o Archivo de Referencias, el cual
también están obligados exhibir, en este en caso en relación exclusivamente con los
anexos que interesan, porque éstos forman parte de las escrituras asentadas en sus
respectivos protocolos, protocolos que están obligados a exhibir según lo señalado en
los numerales 43 y 46 ibídem.
Voto de mayoría
“II. Revisado que ha sido el expediente se observa que, desde que fue ordenada la
medida cautelar, se han promovido varias gestiones tendientes a cancelarla (ver folios
1391, 1525 y 1796), las que se han reservado para ser conocidas cuando las partes
hayan sido notificadas del traslado de la demanda. Cuando el juzgador de instancia
decide, supuestamente de oficio, prolongar la medida por un año más -para motivar a
la actora acelerar la notificación a todas las personas demandadas del traslado de la
demanda- en realidad está denegando la cancelación reiteradamente pedida,
provocando así, daño a las garantías procesales de quienes han procurado, por la vía
correcta, la cancelación del gravamen cautelar impuesto.
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envergadura, su revisión durante el procedimiento se convierte en una necesidad si se
quiere superlativa. En casos como el presente la anotación viene a ser una especie de
gravamen, que si bien no inmoviliza jurídicamente la enajenación de los bienes
afectados -facultad esencial del derecho de propiedad-, de alguna forma sí lo hace en
el ámbito comercial inmobiliario. Negar la posibilidad de discutir sobre la bondad de la
medida, implica una denegación de justicia.
IV.- Aún y cuando la naturaleza del proceso incidental es accesoria, en el presente las
condiciones procesales están dadas para analizar los incidentes en tanto las partes, el
objeto y la causa están perfectamente determinadas y no dependen del proceso
principal. No ve el tribunal la imposibilidad que parece apuntarse, en el sentido de que
en el principal se esté discutiendo sobre la titularidad de las fincas que han sido
anotadas. La determinación de la apariencia de buen derecho es esencial para fijar o
mantener una medida cautelar. Esa determinación no es un juicio de certeza sino de
razonabilidad. En el presente también tendrá que efectuarse, precisamente porque a
ello tienen derecho los incidentistas en tanto cuestionan la identidad del objeto
pretendido en la demanda, con el o los que han sido gravados. No se trata de fijar
plenamente el objeto debatido en el principal, sino de determinar razonablemente y de
manera provisional, el objeto gravable mediante la medida cautelar.
Voto de mayoría
"III.-
Vía en que debe alegarse una nulidad procesal.- La naturaleza de la nulidad determina
la vía en que puede alegarse, pues si se trata de una nulidad procesal, como la
causada en este asunto, ésta debe alegarse en la VIA INCIDENTAL, por disposición
de la ley (artículo 199 ibídem). Esa misma norma distingue entre resolución judicial y
actuación judicial y allí señala que cuando se pide la nulidad de una resolución judicial,
ésta debe alegarse concomitantemente con el recurso que cabe contra ella. Un
ejemplo sería que al apelar de una sentencia se pidiera nulidad de ésta, por resultar
incongruente lo fallado con lo pedido en la demanda. Sin embargo cuando la nulidad
se origina en una actuación judicial, como es el caso de ausencia de notificación,
deberá tramitarse en la vía incidental según lo autoriza el artículo 483 del Código
Procesal Civil al expresar que se admitirá el incidente cuando tenga relación
inmediata con la pretensión principal, o con la validez del procedimiento. Y cuando
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se está ante una nulidad de actos procesales señala el ordinal 484 ídem, que se
tramitará en el expediente principal. No remite al procedimiento de revisión, como lo
alegan los gestionantes. Ese criterio lo ha venido sostenido la Sala Primera de la Corte
Suprema de Justicia desde 1891 (mil ochocientos noventa y uno). Esas razones de
índole jurídico procesal son las que facultan al juzgador a anular todo un proceso,
incluida la sentencia que se hubiere dictado, cuando se han violado los procedimientos
o se ha causado indefensión a las partes al negarle el derecho a defenderse. El
destacado profesor y tratadista Hugo Alsina, en su obra "Tratado Teórico Práctico de
Derecho Procesal, Civil y Comercial", en relación a este tema y analizando una norma
que es igual a la que contiene nuestro artículo 198 del Código citado, expresó lo
siguiente: Es teniendo en cuenta estas distinciones que el artículo 51 de la ley 14.237
en su apartado segundo dispone: "La nulidad del acto produce la de los actos
consecutivos, no así la de las actuaciones independientes." Una aplicación de esta
regla la tenemos en el art. 77 del cód. de proc., apartado tercero, que dice: "Si el
domicilio asignado al demandado por el actor fuese falso, probado el hecho, se
anulará todo lo actuado a costa del demandante." Por eso hemos visto que puede
obtenerse la nulidad de todo un proceso, aún después de dictada la sentencia
definitiva y cualquiera sea el tiempo transcurrido, ya que no habiendo
intervenido como parte el demandado, la sentencia no pueda pasar en autoridad
de cosa juzgada a su respecto. En tal caso, probada la falsedad del domicilio, se
anula todo lo actuado a partir de la notificación de la demanda y en consecuencia
todos los actos posteriores, incluso las diligencias de prueba, carecen de validez...". (el
destacado es nuestro). (Segunda edición, I, Parte General, Ediar Soc. Anón. Editores,
Buenos Aires, 1956, pág. 671). IV-De previo a analizar los demás aspectos pedidos,
este Tribunal se permite reiterar algunos aspectos de índole procesal, que deben
tenerse presentes en todo proceso en que se alegue una nulidad. Ellos son si el vicio
invocado produce una nulidad procesal o de fondo, y si ésta es absoluta o relativa. La
nulidad procesal es la que da origen cuando se detectan vicios de orden procesal
producidos durante la tramitación de un proceso; son aquellas que se cometen durante
el procedimiento o sea por la violación de leyes meramente procesales. Por ejemplo
falta de notificación del traslado de una demanda de ejecución. Las segundas
consisten en las violaciones de leyes sustantivas que tienen lugar cuando se resuelven
las cuestiones litigiosas, el fondo del pleito o algo relacionado con él. Esa falta de
notificación puede dar lugar a una nulidad absoluta o relativa dependiendo del efecto
que produce. Será absoluta cuando el vicio grosero causa indefensión o perjuicio a la
parte, evento en el cual puede decretarse en cualquier etapa del proceso y acordarse
aún de oficio para sanear el proceso, además solo se decreta la nulidad si está
expresamente determinada por la ley (doctrina de los artículos 197 y 199 ambos del
Código Procesal Civil). La nulidad absoluta no se convalida, contrario a lo que sucede
con la relativa que debe invocarse en el plazo de ocho días. Así lo señala
expresamente el artículo 197 del Código mencionado al disponer: "Artículo 197 del
Código Procesal Civil .-
Nulidades absolutas. Cuando se trate de nulidad absolutas por existir un vicio
esencial para la ritualidad o marcha del procedimiento, el juez ordenará, aún de oficio,
que se practiquen las diligencias necesarias para que aquél siga su curso normal. La
nulidad sólo se decretará cuando sea absolutamente indispensable su
pronunciamiento para evitar indefensión o para orientar el curso normal del
procedimiento. Tampoco deberá prosperar si es posible reponer el trámite o corregir la
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actuación, sin perjuicio de los demás actos procesales." A la luz de la legislación
nacional y la doctrina calificada que se ha insertado, estima este Tribunal que siempre
ha tenido competencia para resolver la nulidad en la forma que lo hizo, por lo que no
procede revocar el auto recurrido, por lo que se denegará dicho recurso. Respecto a la
adición y aclaración del "Por Tanto" se estima que no hay nada que aclarar ni
adicionar, pues es claro en el sentido de que se rechaza el incidente de
incompetencia, y además ha sido criterio de este Tribunal que únicamente las
sentencias son susceptibles de adicionar y aclarar, y nos encontramos ante un auto.
Finalmente en lo que atañe al conflicto de competencia que formulan, para no
incurrir en reiteraciones, se remite a los apoderados de "Télesis, S.A." a lo expresado
por este Órgano en el auto anterior, en donde se analiza profusamente su
improcedencia."
Voto de mayoría
"III.- De conformidad con el numeral 483 del Código citado, el escrito inicial en el que
se promueve un incidente debe contener los hechos en que se funde, la pretensión y
el ofrecimiento de prueba, lógicamente tendiente a comprobar lo que se demanda.
Para obtener el beneficio de pobreza debe demostrarse que los ingresos, sueldos o
rentas calculados por un año no exceden la suma fijada por Corte Plena; de acuerdo
con el numeral 317 ibídem, la carga de la prueba pesa sobre el solicitante. En la
especie, se ofreció el testimonio de dos personas para verificar el ingreso obtenido por
pensión; ciertamente no fue evacuada, pero en realidad a nada conducía su recepción,
en vista de que, lo percibido por ese concepto no se toma en consideración para tales
efectos. Por otra parte, el que comparta el inmueble donde habita, con un pariente,
carece de relevancia pues tampoco cuenta para la estimación respectiva. Por el
contrario, sí resultaba de interés traer a los autos una certificación del Registro de la
Propiedad que diera fe de la carencia de inmuebles, lo que no procuró la interesada.
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i
Asamblea Legislativa.- Ley número 7130 del dieciséis de agosto de 1989. Código Procesal
Civil. Fecha de vigencia desde 03/11/1989. Versión de la norma 9 de 9 del 04/12/2008. Datos
de la Publicación Gaceta número 208 del 03/11/1989. Alcance: 35.
ii
Sentencia: 01026 Expediente: 91-000805-0180-CI Fecha: 23/08/2012 Hora: 2:25:00
PM Emitido por: Sala Primera de la Corte.
iii
Sentencia: 00401 Expediente: 03-001075-0180-CI Fecha: 18/05/2011 Hora: 8:15:00
AM Emitido por: Tribunal Primero Civil.
iv
Sentencia: 00336 Expediente: 08-000675-0688-FA Fecha: 09/03/2011 Hora: 9:10:00
AM Emitido por: Tribunal de Familia.
v
Sentencia: 01146 Expediente: 03-000876-0165-FA Fecha: 23/08/2010 Hora: 9:20:00
AM Emitido por: Tribunal de Familia.
vi
Sentencia: 00559 Expediente: 08-010402-0170-CA Fecha: 17/06/2010 Hora: 9:00:00
AM Emitido por: Tribunal Primero Civil.
vii
Sentencia: 00325 Expediente: 07-001652-0163-CA Fecha: 08/06/2010 Hora: 2:10:00
PM Emitido por: Tribunal Contencioso Administrativo, Sección I.
viii
Sentencia: 00336 Expediente: 04-100369-0188-CI Fecha: 19/12/2008 Hora: 9:10:00
AM Emitido por: Tribunal Segundo Civil, Sección I.
ix
Sentencia: 00325 Expediente: 06-000197-0182-CI Fecha: 14/09/2007 Hora: 11:00:00
AM Emitido por: Tribunal Segundo Civil, Sección I.
x
Sentencia: 00218 Expediente: 03-000218-0010-CI Fecha: 15/07/2003 Hora: 9:00:00
AM Emitido por: Tribunal Segundo Civil, Sección I.
xi
Sentencia: 00243 Expediente: 99-000139-0163-CA Fecha: 31/07/2001 Hora: 2:30:00
PM Emitido por: Tribunal Contencioso Administrativo, Sección II.
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