El Periodo Científico de La Contabilidad
El Periodo Científico de La Contabilidad
El Periodo Científico de La Contabilidad
En el desarrollo de la técnica:
Las teorías unicontistas o “Geschaftstheorie”,
Las teorías matemáticas,
La teoría personalista,
La teoría jurídica,
Las teorías económicas,
La investigación de la contabilidad pura,
La contabilidad como órgano de gestión de las empresas, entre otras.
CLASIFICACIÓN DE VLAEMMINCK
DESARROLLO DE LA TÉCNICA:
LA TEORIA UNICONTISTA
se conoce como la teoría de una sola serie de cuentas, la del propietario
LA TEORIA MATEMATICAS
Las teorías matemáticas se desarrollaron a finales del siglo XIX y XX, de manera inicial
en Francia y Bélgica, cuyos autores trataban de dar una base científica a la
contabilidad, relacionándola con una ciencia principal, buscando una forma racional de
presentar el juego de las cuentas relativas a los productos del trabajo y a las
transformaciones del capital, es decir, las cuentas de la coordinación racional de la
producción, la distribución y el consumo de las riquezas privadas y públicas. Concluyen
que la contabilidad es una rama de las matemáticas y que ha de clasificarse en las
ciencias exactas.
Esta concepción contable está relacionada también con la economía, tal como lo
consideran los autores del Plan de Cuentas Internacional adoptado en las Jornadas
Internacionales de la Contabilidad celebrado en Paris en 1953, quienes pretenden
apoyar su doctrina en el registro de los movimientos de valores en las empresas y las
comunidades, de acuerdo con el desarrollo exacto del ciclo económico.
Esta complementación muestra como a pesar que muchos autores utilizan las
notaciones algebraicas o fórmulas matemáticas se adhieren o se integran con otras
escuelas contables.
El tratado Francesco Villa está integrado por tres partes: la primera por los conceptos
económicos- administrativos, la segunda por la teneduría de libros y sus aplicaciones
más usuales y la tercera por la organización administrativa y la revisión de cuentas.
Más de medio siglo antes de los trabajos de Taylor, de Fayol y sus escuelas, Villa en sus
‘Elementi di amministrazioni e contabilitá’, realiza un estudio sobre el problema de la
división del trabajo, de la previsión, de la organización y del control, al considerar a la
contabilidad y a su instrumento (la teneduría de libros), como parte integrante de la
organización y de la gestión administrativa de las empresas. (Vlaemminck 1961, 272 –
274)
LA ESCUELA TOSCANA:
Francesco Marchi plantea en su obra de 1867 ‘Cinquecontisti’, que todas las cuentas
son personales y expresa que son cuatro clases de personas las que tienen interés en
la empresa: los consignatarios (sustancia de la empresa), los corresponsales, el
propietario y el administrador. Considera que las cuentas están abiertas a las tres
primeras categorías, que son verdaderamente los deudores por todo lo que tienen en
él Debe, y acreedores por todo lo que tienen en el Haber de la empresa.
Otros de los principales propagadores de las ideas de Cerboni fue Giovanni Rossi1845 –
1921, quien igual que Michele Riva, F.A. Bonalumi, Giovanni Massa, Vincenzo. Gitti y E.
Mondini conformaron la Escuela Cerboniana también conocida como la Escuela
Logismografica. (Vlaemminck 1961, 274 - 282)
LA ESCUELA VENECIANA:
su fundador es Fabio Besta 1845 – 1922, quien se aparta por completo de Cerboni y
retoma a Villa, analizando su teoría económica y construye su Teoría Materialista
basada en el valor del elemento patrimonial representado por la cuenta. Esta escuela
encabezada por Besta se le ha llamado también como “Histórica” al recurrir al método
histórico.
Publica sus obras desde el siglo XIX, pero la principal La Ragioneria es presentada en
tres volúmenes entre 1909 a 1910. Para Besta la contabilidad como técnica científica le
corresponde el control económico, considerándola una ciencia de aplicación concreta
o material, en tanto ciencia de control, considera que ocupa un lugar entre las ciencias
morales, lo cual Villa lo considera uno de los objetivos principales de la contabilidad.
Pisani dice Melis, citado por Vlaemminck (1961, 284), se encuentra entre el
pensamiento de Besta en cuanto se refiere a la teoría de las cuentas y de Cerboni en lo
que atañe a coincidencias respecto al método de registro.
En España en el siglo XIX no existe una línea definida en la evolución del pensamiento
contable y sus inquietudes nacen de traducciones de las obras francesas e italianas.
Otros autores españoles que figuran con importantes escritos son: Manuel Víctor De
Christantes y Cañedo (Tratado de cuenta y razón, o cuentas del español Jeremías,
inventor del método de llevarlas en partida doble, 1838) importante por el empleo que
hace de la más pura permanencia del inventario y partidario del empleo de la partida
doble en el Estado. José María Brost (Curso completo de teneduría de libros o modo
de llevarlos por partida doble,1825, entre otros) partidario de las cinco cuentas
generales, que personifica para explicar el juego de cuentas, incluyendo un apéndice
de la aplicación a la Hacienda Pública. Francisco Castaño Diéguez (la verdadera
contabilidad o sea curso completo, teórico y práctico de teneduría de libros por partida
doble, 1863) cuya obra ha servido de guía a la juventud mercantil y para la difusión de
la contabilidad en la península Ibérica. Emilio Oliver Castañer (Consultor del tenedor de
libros, 1884) y Antonio Torrents y Monner (Tratado completo teórico- práctico de
contabilidad mercantil, industrial y administrativa 1885, y Tratado de teneduría de
libros, 1895), fijando en diez el número de cuentas generales o “matrices” que sirven
de modelo para un grupo determinado, de las cuales se derivan directamente tantas
cuentas auxiliares que sean necesarias, las cuales se pueden desarrollar mediante
subdivisiones de dichas cuentas.(Vlaemminck 1961, 287 – 300)
El análisis de tendencias de la teoría contable del este siglo se hace compleja, al hacer
que muchos autores en la búsqueda de la realidad cubierta por las cuentas, se
conjuguen con otras preocupaciones: preguntarse por la función de las cuentas o de la
contabilidad, o sobre la naturaleza de las cuentas o de lo que estas representan, lo cual
hace que simultáneamente muchos autores de la época se puedan clasificar en varias
tendencias teóricas.
Los autores de la literatura contable del siglo XIX continúan prestando atención a la
heterogeneidad de los hechos contables registrados en cifras monetarias bajo el título
de una cuenta en la que intentan poner en evidencia realidades concretas o abstractas
, o descubrir tras el valor de las cuentas de un balance los caracteres comunes que le
permitan justificar la presentación técnica de los elementos contables, ensanchando
así el horizonte de la simple teneduría de libros, lo cual explica la aparición de las
distintas escuelas cuyo problema central es el señalado; más no tenían estos autores
como preocupación central la naturaleza de la evolución de la contabilidad y los
medios empleados en la codificación de los factores obtenidos para conocer la realidad
viva de la empresa, y la interacción de las fuerzas que actúan en la misma.
Es importante reconocer que en esta literatura del siglo XIX muestran unas claras
tendencias a elevar su nivel técnico-científico, básicamente en las escuelas italianas,
pero también cayendo otros autores en la sustentación de la pura técnica de la
teneduría de libros, mientras otros tantos caen en cuestionados procesos de
mercantilización de manuales.
LA TEORÍA PERSONALISTA:
Otros autores destacados son H. Deschamps sostuvo una teoría Personalista que
difiere de la de Faure, en su distinción entre la personalidad de la empresa y la del
propio comerciante; el belga Laurent Lefébvre quien adopta la división en cuentas
generales y particulares de Degranges
LA TEORÍA JURÍDICA:
Se elabora sobre la base que todo asiento o anotación contable traduce un hecho
jurídico.
Vlaemminck (1961, 321 – 323) menciona los escritos de algunos autores y sus
reflexiones sobre las relaciones derecho y contabilidad:
Igual hace con Pierre Garnier que consideraba que la contabilidad era el álgebra del
derecho. Así mismo menciona a Charpentier y Hamelin que atraídos por los supuestos
puntos de contacto, afirmaban que lo que se debe contabilizar son los derechos
considerados en sus relaciones de valor.
Esta reflexión fue cuestionada por autores como Ch. Penglaou al no encontrar
correspondencia entre derecho y contabilidad en conceptos como patrimonio,
empresa, actividad mercantil, contrastados frente a la teoría de la universalidad de
derecho y a la universalidad de hecho, no encontrando el suficiente apoyo desde el
derecho a la completa explicación contable, así como frente a la justificación jurídica
de las cuentas de capital y de pérdidas y ganancias, encontrando que no hay
coincidencia, afirmándose de manera concluyente que la contabilidad no vive de
manera exclusiva en la esfera del derecho.
LA TEORÍA ECONÓMICAS:
Plantea Vlaemminck (1961, 325 - 327) que los ensayos para fundamentar una doctrina
de la contabilidad con la ciencia económica o al fenómeno económico no es reciente
en su historia: el húngaro Joseph Szarka (1822) 7, el frances Coffy (1833) 8., el italiano
Crippa (1834)9 , el padre de la contabilidad italiana Francesco Villa (1837) 10, el
fundador de la Escuela materialista veneciana Fabio Besta (1891)11 cuyos tres
volúmenes edito entre 1909 a 1910, concepción que se desarrolla en el siglo XX por
Vittorio Alfieri y los demás seguidores de Besta.
Vlaemminck menciona que algunos autores como Jean Fourastié (1948) consideraron
la contabilidad como un método de observación económica, donde el registro se
efectúa con motivo de cada movimiento de valor.
Precisa Vlaemminck (1961, 327) que “se hace difícil precisar la demarcación entre
estos autores y los que agrupamos en la escuela administrativa o de la economía de la
empresa. En efecto, si los primeros se fijan en el concepto económico de valor para
fundamentar sus explicaciones, lo cierto es que también recurren a la idea de empresa
considerada desde el punto de vista económico. Ahora bien, como la empresa sirve
precisamente de fundamento a la doctrina “administrativa” de la contabilidad, se
produce en ocasiones una imbricación o solape que hace realmente arduo el trabajo
del que pretende delimitar las diferentes escuelas”.
De igual manera señala que numerosos autores se adhieren a la teoría económica de
las cuentas, perteneciendo a otras escuelas, y solo recurren a la economía para
expresar el objeto de la contabilidad: por ejemplo, Gabriel Faure de la teoría
personalista de las cuentas dice, citado por Vlaemminck (1961, 331), “Hacer
contabilidad es tanto como dedicarse a una clasificación de cifras que permitan
describir los acontecimientos económicos que afectan a una empresa y exponer
adecuadamente los resultados”. Jean Fourastié (1945) define la contabilidad como el
registro en unidades monetarias de los movimientos de los valores económicos para
facilitar la gerencia (gobierno) de las empresas financieras, industriales y comerciales.
Por consiguiente para los historiadores del pensamiento contable se hace difícil
catalogar los autores que deben ser incluidos en la escuela económica, si no se supera
la confusión que existe entre los objetivos de la contabilidad, la naturaleza de las
cuentas y la expresión monetaria de las mismas.
René Del aporte (1936) declara que no hay cuentas de cosas, de personas o de
cualquier otra clase, considera que la cuenta es de valores, que de manera aritmética y
estadística expresa las cantidades y su valoración, cuentas que son del activo y del
pasivo, que unas y otras representan los valores poseídos por la empresa, los valores
jurídicos de créditos y obligaciones y finalmente los valores de resultados (beneficios o
perdidas del capitalista).
Del aporte incluye en el término valor todo aquello que se relacione con la empresa,
tales como bienes, servicios, derechos reconocidos… concepto que algunos críticos
como Charles Penglaou, citado por Vlaemminck (1961, 335) considera muy amplio al
abarcar todos los fenómenos de la empresa, y no ofrece criterios seguros para una fácil
delimitación de la investigación contable.
Críticos como Charles Penglaou, citado por Vlaemminck (1961, 338) considera que
Dumarchey no ha situado a la contabilidad en su entorno también de fenómenos
jurídicos, administrativos, financieros, entre otros.
Otros autores como Marcel Pauwels (1947) consideran que la contabilidad tiene que
desempeñar, ante todo, una función económica y las operaciones que registra son
modificaciones de valor, las cuales no siempre son de carácter jurídico. En conclusión,
tanto en la finalidad de la teoría como respecto a las realidades registradas por las
cuentas, permite incluir a Pauwels en la teoría económica, sin que prescinda de los
demás fenómenos que guardan relación con la técnica de las cuentas.
Jean Bournisien (1919) señala que la contabilidad tiene por objeto la medida de los
valores económicos y su aplicación al patrimonio de las personas, con lo cual el autor
no se limita a la tesis económica, sino que también recurre a la noción de gestión de la
empresa. Vlaemminck (1961, 332- 333).
Como se puede apreciar el concepto de valor es esencial para todo teórico que
pretenda descubrir, tras la heterogeneidad de las cuentas, un elemento catalizador
que las reduzca a una unidad de orden económico. Tal como lo observamos atrás en el
breve análisis de las Doctrinas económicas, en la Economía se han originado diferentes
teorías frente a la noción de valor: del valor – trabajo, del valor – utilidad y de las
teorías marginalista y neo-marginalista, entre los muchos matices sobre este concepto
económico.
El francés J. Dumarchey, citado por Vlaemminck (1961, 329), advierte de los peligros
que pueden derivarse al asumir los movimientos de valores de una manera simplista y
poco discutible, sin diferenciar valor de precio y su expresión en moneda, sin tenerse la
suficiente preparación científica en el terreno económico por parte de los prácticos en
contabilidad.
Vlaemminck considera, que igual sucede con la aplicación de las nociones de empresa
y de capital. Respecto a la empresa piensa que no puede asumirse solo desde el
aspecto económico: como la organización en la que el empresario aplica a cambio de
ingresos, los factores productivos a la producción de bienes y servicios destinados al
cambio y con ánimo de obtener un beneficio, pues considera que esta visión es una
amputación de la realidad para el análisis de la explicación contable de la misma, tal
como se analizará cuando se desarrolle, en el presente trabajo, el concepto empresa
en la Teoría Administrativa de la Contabilidad y en su posterior desarrollo en la Teoría
de la Contabilidad Integral
Esta escuela de investigación contable surge en el segundo cuarto del siglo XX, plantea
la necesidad de liberarnos de todas las construcciones teóricas que surgieron desde la
aparición de la técnica clásica de la partida doble, constituyéndose en un método de
observación de los hechos contables. Plantea Vlaemminck (1961, 340) como uno de
los seguidores de esta corriente de pensamiento, que lo que hay que hacer es
desprendernos de un cierto número de prejuicios que subyacen en dichas
construcciones.
Recomiendan en primer lugar delimitar el campo del proceso contable para investigar
la esencia de las cuentas y las realidades que existen tras de ellas, para lo cual hay que
recurrir a una primera operación del proceso contable que consiste en una selección,
lo cual supone previamente la observación de los hechos sobre los cuales se ha de
operar la investigación.
Estos hechos nunca se presentan aislados, el medio es muy diverso, pues puede ser
una empresa industrial, comercial, financiera o de otro tipo, que comprenda toda la
escala de personal o puede ser una explotación agrícola o un minúsculo taller artesanal
en el que el propietario trabaje solo, puede que el medio corresponda a la hacienda
pública y que sea un municipio, la rama judicial o el ejército o puede estar constituido
por una universidad, una escuela, una iglesia entre otros.
De esta observación y de este análisis resultará la selección sobre aquellos hechos que
constituyan datos contables, es decir todo aquello que pueda ser expresado mediante
una cifra. Esta concepción genera la necesidad de darle solución a un primer problema
de valoración, frente a lo que se ha llamado capital humano, pues como lo ha puesto
de manifiesto Jean Daric (1945) en toda empresa existe una inversión en instalaciones
y equipos y en “inversión” humana. Expresa que realmente la vida de la empresa no se
reduce al buen funcionamiento de sus máquinas, el rendimiento dependerá siempre,
en gran parte, de la compenetración y desarrollo de los participantes, capital humano
que cuenta con diferentes modelos para su contabilización. Este nuevo proceso de
selección, plantea Daric, es clave si se comprende que los contadores durante mucho
tiempo han contado los hechos numerables que les parecía conveniente apuntar en
cada época y en medio de su actividad.
Eugéne De Fages de Latour (1924), considerado un autor que pertenece a esta escuela
contable, trata de definir la contabilidad no por sí misma como sus predecesores, sino
recurriendo a ciertos procedimientos científicos, comparando la práctica contable con
distintos procesos tomados de las ciencias naturales. Este autor recurrió a las ciencias
biológicas y naturales, mientras otros como J. Froidevaux lo hizo con una
representación tomada de la física, pero sin apartarse ambos del campo de la partida
doble, lo cual hace preguntarse si estos autores conciben la contabilidad pura o
simplemente la contabilidad por partida doble pura.
La elaboración de la técnica contable no debe estar solo dirigida hacia las actividades
de la empresa con el exterior, con vistas a determinar los costos y beneficios de estas
actividades o de la transformación de unidades monetarias de ciertos elementos
patrimoniales, lo cual parece perfectamente racional; también debe desarrollarse un
sistema dirigido hacia la fase interna de la empresa donde los elementos patrimoniales
por ejemplo puedan llevarse a una unidad cuantitativa de acuerdo a su naturaleza,
contabilidad-cantidad que según los autores debe responder a la gestión en el interior
de los servicios prestados en la empresa.
Afirma Vlaemminck que “No ha sido pues, las necesidades de la empresa las que han
impuesto objetivamente al contador (…) llevándolo a contabilizar ciertos hechos. Si
desde luego hemos afirmado que la contabilización en su aspecto técnico registra
fenómenos numerables en función de la utilidad de la gestión de la empresa, nos
hemos dado a la palabra “gestión” el estricto sentido científico que hoy se le atribuye.
La idea simplista que predominaba era que una empresa estaba bien administrada si el
resultado del ejercicio era ganancia. Por este motivo la técnica estaba enteramente
dedicada a la determinación del beneficio.
Habría de esperarse a que apareciera la disciplina científica que tiene como finalidad la
organización racional, para que la noción de utilidad subjetiva de contabilización de
ciertas series de hechos, cediera el paso a necesidades determinadas objetivamente y
deducidas mediante un análisis sistemático y racional de la empresa, de su
organización y de su funcionamiento” Vlaemminck (1961, 351).
Los autores de esta escuela, de manera teórica, buscaban adaptar sus ideas a los
hechos, y no intentar forzar a los hechos para someterlos a su teoría, ya que en esta
tendencia predominante se terminaba desnaturalizando el hecho contable.
Esta visión de empresa debe incorporar de igual manera la teoría jurídica de las
cuentas, pues los hechos económicos están generalmente cubiertos por el Derecho,
entrando así la empresa al terreno jurídico, no solo a nivel de leyes y disposiciones
reglamentarias, sino también en el sentido de las cuentas de deudores y acreedores
que entran en el Derecho de obligaciones, las cuentas de inmuebles, herramientas,
mercancías entre otras, que integran la propiedad del patrimonio que son
competencia del derecho real de propiedad, las cuentas de valores inmateriales como
patentes, marcas de fábrica y comerciales, modelos industriales que corresponde a los
derecho intelectuales y de patentes de la propiedad industrial y comercial, las cuentas
de sueldos y salarios que tienen vínculos con el derecho laboral, las cuentas de socios y
otros que se expresan en valores monetarios cuyo fundamento jurídico es la
aplicación del derecho comercial de sociedades de capital y de personas. Incluso el
llevar y redactar ciertos documentos como los libros de contabilidad, de socios y los
informes contables para los estados financieros y de gestión son actualmente un
imperativo que tiene origen en el derecho.
La empresa así entendida no está constituida solo por una red de hechos económicos y
jurídicos que se reflejan en las cuentas, sino que también es de manera
preponderante un centro de actividades humanas, actividades que se ejercen en la
empresa sea esta un taller, una fábrica, una oficina o una institución de servicios, de
acuerdo con las reglas racionales de la división del trabajo, de la división de tareas y de
la asignación de responsabilidades, es decir, nos encontramos igualmente en aspectos
que corresponden tanto a la teoría personalista como a la teoría económica y la teoría
jurídica de las cuentas.(Vlaemminck 1961, 353 – 360)
DOCTRINAS JURÍDICO
personalistas: Esta corriente tiene antecedentes, en el siglo XIX con el impulso de la
Escuela Toscana y la obra de Giuseppe Cerboni, quien desarrolla la Logismografía,
como expresión avanzada de la antigua personificación de los primeros autores de
obras de contabilidad del siglo XVI, a través de la escuela Cinquecontista seguidores de
Degranges, tal como se señaló en la clasificación anterior.
La Logismografía, cuyo significado es el de una descripción razonada de las cuentas, es
una visión jurídica – administrativa que considera la empresa desde el ángulo de las
relaciones jurídicas resultantes de la actividad de las personas encargadas de su
gestión y administración y de las terceras personas interesadas en ella.
Esta doctrina tiene importantes desarrollos con la Teoría Personalista y en la Teoría
Jurídica del siglo XX, expuestas en este trabajo y presentadas así en la clasificación de
Vlaemminck (1961)
La Teoría Personalista es una teoría explicativa de la naturaleza de la cuenta, donde
todas las cuentas se abren realmente a las personas, en ella se destacan autores como
Gabriel Faure, H. Deschamps y Laurent Lefebvre, entre otros.
La Teoría Jurídica: Se elabora sobre la base que todo asiento o anotación contable
traduce un hecho jurídico. Sus autores más reconocidos son: A. Beaumont (1920) que
busca en el Derecho los fundamentos de toda contabilización, Robert Lefort (1927) y
Pierre Garnier que consideraba que la contabilidad era el álgebra del derecho.
La Teoría Jurídica: Se elabora sobre la base que todo asiento o anotación contable
traduce un hecho jurídico. Sus autores más reconocidos son: A. Beaumont (1920) que
busca en el Derecho los fundamentos de toda contabilización, Robert Lefort (1927) y
Pierre Garnier que consideraba que la contabilidad era el álgebra del derecho.
EL ENFOQUE ECONÓMICO:
Controlismo
Haciendalismo
La Escuela de la Economía Hacendal
La doctrina alemana de la Economía de la Empresa
Patrimonialismo
La teoría de las causas económicas
El desarrollo de la contabilidad de costos. La Contabilidad de Gestión.
Contabilidad no Monetaria.
Contabilidad Social.
El enfoque integral de la contabilidad Económica
La Teoría Matemática se desarrolló a finales del siglo XIX y XX, de manera inicial en
Francia y Bélgica, cuyos autores trataban de dar una base científica a la contabilidad,
relacionándola con una ciencia principal, buscando una forma racional de presentar el
juego de las cuentas, consideraban que la contabilidad era una rama de las
matemáticas, por consiguiente, tenía que clasificarse en las ciencias exactas. Se
destacan las obras de E. Léautey y A. Guilbault en 1889 y el italiano Giovanni Rossi en
1895, entre otros, teorías que se desarrollaron en el literal ’b. Teorías Matemáticas’ del
presente trabajo, de acuerdo a la división pertinente a la clasificación inicial
establecida por Vlaemminck (1961).
Continua Álvarez señalando la importancia que para este Empeño Formalizador juega
el desarrollo de la propuesta de “Contabilidad Pura” que surge en el segundo cuarto
del siglo XX, la cual es concebida como un método abstracto de observación de
fenómenos alejados de los contenidos empíricos de dichos fenómenos, planteando sus
autores que el método tiene reglas que nada deben al sujeto observado.
Según el profesor Montesinos, citado por el profesor Álvarez (2001, 22) “la disciplina
contable se ha visto influenciada por las modernas tendencias de los enfoques
organizativos, tal como el enfoque decisional planteado en 1938 por Chester Barnard y
continuado por H. Simon, j.G March, R.M Cyert y C. Bonini.
Bajo esta perspectiva las organizaciones son coaliciones de individuos que persiguen
sus propios objetivos y que se los trasladan a la organización. La contabilidad también
ha sido influenciada por esta tendencia y por ello, de un sistema dirigido a colaborar
con la dirección en el proceso de maximización de beneficios a través de un sistema de
evaluaciones que pretende ser neutral, pasa a concebirse como un sistema de
información encaminado a facilitar datos a diversos niveles de la gestión, permitiendo
así una toma de decisiones fundamentada, referida a las funciones de planificación y
control. Según este enfoque, la contabilidad debe servir como medio de comunicación,
y para ello el contador debe seleccionar, procesar y comunicar los datos relevantes
para las diferentes decisiones, adoptando una visión integral de los fenómenos
observados, contemplando sus diversos aspectos y las interacciones que puedan
producirse en las partes del sistema”.