La Llama de La Vela Informe de Laboratorio
La Llama de La Vela Informe de Laboratorio
La Llama de La Vela Informe de Laboratorio
Integrantes:
Realizado:23/04/2018
1. Huayta Saya, Delsi Mercedes
Hay tres fenómenos que ocurren en el interior del vaso mientras arde la vela: (1)
cambio de la composición química de los gases, (2) cambios de temperatura y (3)
condensación de vapor de agua al apagarse la vela.
En la reacción, la parafina de la vela se combina con oxígeno para dar lugar a dióxido
de carbono y agua (y alguna otra cosa como carbón elemental o “carbonilla” que
podemos olvidar. Para que la reacción quede ajustada, la parafina ha de aportar
carbón e hidrógeno en la misma proporción que el metano (ver figura). La explicación
clásica se fija en el lado izquierdo de esta reacción para decir que el oxígeno va
desapareciendo a medida que se produce la reacción, hasta que se agota y solo
queda nitrógeno (4/5 de la cantidad original, por la composición del aire).
Por tanto el agua sube para rellenar ese hueco, de 1/5 del volumen original. Es obvio
que esta explicación no tiene en cuenta que por cada molécula de O2 desaparecida
aparecen una y media más de gases (una de H2O y media de CO2). Visto así, más
que disminuir la presión debería aumentar. Más importante para lo que veremos a
continuación es que debería hacerlo de forma continua, al ritmo al que se produce la
reacción.
Con el fin de dilucidar estas cuestiones se pueden hacer cálculos de estos dos
fenómenos, suponiendo gases ideales y simplificaciones parecidas, y lo que parece es
que con la vela encendida ha de aumentar bastante la presión, tanto por un efecto
como por otro. Y para calibrar cuánto es “bastante” hacen falta más datos. Lo que me
resultó más fácil de forma doméstica, fue construir un manómetro, un medidor de
presión de columna de agua conectado a un recipiente hermético (un bote de vidrio de
conserva) en el que poner la vela a arder.
A. El pabilo absorbe la cera derretida que se forma en esa "lagunita" (debajo del
mismo pabilo), y de esa forma sigue la llama prendida sin apagarse.
6.- Cuestionario.
Observación sistemática
ARQUIMIDES Y LA CORONA
¿Ya te has dado cuenta que cuando entras en una bañadera o en una piscina
totalmente llena, el agua transborda?
Para entender por qué, precisamos del concepto de empuje. El descubrimiento de este
principio fue hecho por un gran sabio, en una situación graciosa. Fue así, como cuenta
la leyenda:
Érase una vez un rey. Y un sabio. El rey se llamaba Hierón, y el sabio, Arquímedes.
Los dos vivían en Siracusa, ciudad-Estado de la Grecia Antigua. El rey mandó hacer
una corona toda de oro, pero escuchó rumores de que los orfebres no habían usado
apenas oro para hacer la corona y quedó desconfiado. Pero, si la corona era
totalmente dorada y se parecía mucho al oro puro, ¿cómo hacer, entonces, para estar
seguro sin destruirla?
Es ahí que entra el sabio. Arquímedes ya era renombrado en aquel momento –cuando
el término filósofo era usado para todos los estudiosos y científicos en general- y es
conocido hasta hoy por sus descubrimientos en matemáticas, física y por diversas
invenciones. Arquímedes tuvo una importancia decisiva en el surgimiento de la ciencia
moderna.
La historia más conocida de Arquímedes es, sin embargo, como dijimos, una leyenda.
El rey consultó al filosofo para resolver el problema de la corona de una vez por todas
–probar si era toda de oro o no. Estaba el sabio griego un buen día preparándose para
tomar un baño en una bañera, entretenido con esa cuestión. De repente, tuvo una
visión de la solución y salió corriendo, desnudo (¡!) por las calles de la ciudad, gritando
“¡Eureka, Eureka!”, que en griego quiere decir “¡Lo he encontrado, lo he encontrado!”
Lo que encontró fue lo que hoy llamamos de “Principio de Arquímedes” (que se basa
en empuje hidrostático). A partir de él, podemos afirmar: “un cuerpo sumergido en un
líquido flotará, se hundirá o quedará neutro de acuerdo con el peso del líquido
desalojado por este cuerpo”. O sea, si el peso del líquido desalojado por un objeto es
mayor que el peso del cuerpo, éste flotará. Pero si el peso del objeto es superior al
peso del líquido desalojado, el cuerpo se hundirá. Si es igual quedará a medio camino,
ni se hunde ni flota.
Y así se dio cuenta de cómo se podría probar el fraude del orfebre. Señaló que los
bloques de la misma masa, hecha de plata y oro, se desbordaban diferentes
volúmenes de agua: porque son de materiales de diferente densidad, los bloques no
eran del mismo tamaño (volumen) Entonces, sumergió en un recipiente lleno de agua
un bloque de oro de masa igual a la de la corona y midió el volumen de agua
desalojada. Hizo lo mismo con un bloque de plata. El volumen de agua desalojada por
el bloque de oro era menor que el volumen de agua desalojado por el bloque de plata.
Repitió la experiencia con la corona y verificó que el volumen de agua desalojada era
mayor que el del bloque de oro y menor que el del bloque de plata.
Llegó a la conclusión que la corona no era de oro puro y que los orfebres la habían
hecho mezclando metales. Usó la densidad para probar que la corona había sido
hecha con una liga (mezcla) de oro y plata.