Lorenzo Meyer: Guerra Fria en México
Lorenzo Meyer: Guerra Fria en México
Lorenzo Meyer: Guerra Fria en México
Introducción
EN LA periferia, la guerra no fue tan fría. Apenas concluyó la Segunda
Guerra Mundial, se hizo evidente la existencia de una nueva gran pugna
mundial: la que se dio entre la Unión Soviética y Estados Unidos y sus
respectivos bloques. Tan temprano como el 5 de marzo de 1946, el
primer ministro británico, Winston Churchill, anunció el nuevo conflicto
al declarar: "Una cortina de hierro ha descendido a lo largo del conti
nente [europeo], de Sttetin en el Báltico a Trieste, en el Adriático." Para
194 7 el fenómeno ya tenía nombre: la guerra fría. Se trató de un con
flicto donde se mezclaron el tradicional choque entre intereses nacionales
de grandes potencias con otro de visiones del mundo antagónicas y exclu
yentes diferentes concepciones sobre la naturaleza de la sociedad y del
hombre. En muy poco tiempo ningún país pudo sustraerse de la gran
pugna capitalismosocialismo, desde luego no México.
Lo peculiar de ese choque de más de cuatro decenios, es que nunca
llegó a ser directo, pues de haber chocado de frente, ambas superpoten
cias nucleares hubieran quedado destruidas por completo. Por el temor
a esa "guerra del fin del mundo", los contrincantes eligieron medir fuerzas
usando a terceros en el ancho mundo periférico. Fue ahí, en la periferia,
donde la guerra fría se volvió caliente y donde centenares de miles pe
recieron, otros fueron a prisión y millones vieron sus vidas severamente
afectadas. Incluso en los países que no fueron escenario de esos conflictos
localizados y alentados por las superpotencias, sus procesos políticos inter
nos la división entre izquierda y derecha, reflejaron de alguna manera
la gran pugna entre este y oeste.
La tesis
Las guerras calientes pero limitadas las guerras civiles, levantamientos
populares y las luchas contrainsurgentes resultado del antagonismo
comunismoanticomunismo, se libraron prácticamente en su totalidad
todas en la periferia del sistema mundial una zona ya de por sí pobre
y maltrecha, como fueron los casos de Grecia, Corea, Hungría, Vietnam,
Guatemala, Congo o Zaire, Cuba, Laos, Israel, Camboya, Líbano, Indo
nesia, Angola, Granada, Etiopía, Chile, Yemen, Nicaragua, El Salvador
o Afganistán, por mencionar sólo los casos más conspicuos. México fue
uno de esos países no centrales que se salvaron de ser tocados directa y
violentamente por la guerra fría, pero eso no significó que su vida polí
tica y cultural se hubiese podido sustraer a los efectos indirectos del
fenómeno.
Aunque con menos víctimas y menos profundidad que otros países
latinoamericanos, en México también hubo movilizaciones en nombre
de causas ligadas a la bipolaridad mundial y también se dieron movimien
tos guerrilleros de izquierda con su consecuente "guerra sucia", que cobró
la vida de varios cientos de ciudadanos básicamente jóvenesy cuyas con
secuencias políticas y culturales aún están presentes en el debate político
mexicano.1 Sin embargo, este trabajo no se propone explorar todas las
áreas de la vida mexicana afectadas por la confrontación entre la URSS
y Estados Unidos. El objetivo es más limitado, pues sólo busca adentrar
se en uno de los efectos indirectos, menos obvio que la mera lucha izquier
daderecha, pero muy importante: la manera en que un régimen un sis
tema de reglas del juego político y su clase dirigente pudieron y supieron
aprovechar en su favor los vientos desatados por la tormenta internacio
nal del choque comunismoanticomunismo y salir bien librados a todo
lo largo de la segunda mitad del siglo xx.
La bipolaridad que caracterizó al sistema internacional tras la Segun
da Guerra Mundial, fue muy bien empleada, y a un costo relativamente
bajo, por los líderes mexicanos para legitimar interna e internacional
mente al régimen autoritario que surgió tras el triunfo de la Revolución
mexicana de 1910 y cuya etapa de madurez coincidió justamente con el
inicio de la guerra fría. Lo relevante del caso mexicano es que a pesar de
que su régimen no correspondía más que formalmente a los valores polí
ISobre la naturaleza de los movimientos de izquierda de los años ele la guerra fría en México
y las acciones de los aparatos de seguridad en su contra, véase a Sergio Aguayo Quezada, La Charola.
U11a historio de los servicios de inteligencui en Méxu», México. Grijalbo, 200 l.
LA GUEHRA FHl.\ EN EL MUNDO PERIFÉRICO ,. 97
. _<
,;tices democráticos de la potencia en cuyo campo se encontraba inscrito
}el de Estados Unidos, esa potencia encontró muy conveniente dar al
.:". 'sistema autoritario mexicano el certificado de democracia bona fide y, ade
.. , más, para apuntalarlo internamente, tolerarle un grado de independen
.; · cía mayor que al resto de los países latinoamericanos. 2 Por su parte, los
' líderes mexicanos supieron aprovechar muy bien esa relación con Esta
dos Unidos, para legitimarse, afianzar su dominio interno, y darle a Was
hington lo que más buscaba en México: estabilidad política. En suma, a
lo largo de la guerra fría aunque más a su inicio que a su final, los
intereses norteamericanos que dieron forma a la política hacia México,
• deliberadamente encubrieron la naturaleza no democrática de su régimen
. a cambio de que éste mantuviera toda la larga frontera sur norteamericana
libre de inestabilidades y amenazas a su seguridad. Obviamente, en la me
dida en que Estados Unidos aceptó este intercambio de apoyo y tolerancia
a cambio de estabilidad y seguridad, contribuyó a prolongar la vida de la
experiencia autoritaria mexicana.
Conviene subrayar aquí las peculiaridades de la convivencia entre
México y Estados Unidos. El contraste económico, político y cultural en
la larga frontera compartida por los dos países, no tuvo equivalente en nin
guna otra en el mundo en ningún otro lugar desarrollo y subdesarrollo,
poder militar y ausencia del mismo se encuentran en contacto tan directo
y cotidiano. Y dada la porosidad de esa frontera, una ausencia de control
político y social en su lado sur poblado en 1950 por 25. 79 millones, pero
que en 1990 ya eran 81.24 millones hubiera podido transformar a la
zona en un problema sustantivo para unos Estados Unidos que necesi
taban que ese enorme espacio no se convirtiera en otro de los frentes de
lucha indirecta con la Unión Soviética.
grado de independencia mayor que al resto de América Latina, se encuentra en Peter Smith,
Talons of the Eag/c, Nueva York, Oxford University Press, 1996.
!JS • LORENZO ~IEYBR
véase a Humbert.o Garza, "Las relaciones entre Mé:ócoURSS", Foro Intemacioual, vol. 28, núm. 112,
abriljunio, 1988, pp, 760769.
8 Un buen ejemplo de la visión oficial soviética del régimen mexicano se tiene en: Boris T. Rudcn
ko et al., La Re-cJOl11ció11 mexicana. Cuatro estudios soviaico«, México, Fondo de Cultura Popular,
1960; Moisei S. Alperovich y Boris T. Rudenko, La Re11olllci611 mexica'lla de 1910-1917 y la
política de los Estados Unidos, México, Fondo de Cultura Popular, 1969. Véase también, Gregory
Oswald, "La Revolución mexicana en la historiografía soviética". Historia Mexiama, núm. 3, 1963,
pp. 340357.
9Véase al respecto a Barry Carr, La izquierda 1111!.tiama a través del siglo XX, México, Era, t 996.
LA GUERRA FRÍA EN EL MUNDO PERIFÉlllCO O 101
mente por la vía electoral que dio forma en 1987 al Partido Socialista
Mexicano y más tarde, en 1989, al actual partido de las izquierdas mexi
canas y que ya nada tiene que ver con la URS S o con la búsqueda de
la dictadura del proletariado y sí con la democracia política y el plura
lismo: el Partido de la Revolución Democrática (PRD).
El Tercer Mundo
Los esfuerzos iniciales por construir interna y externamente la imagen
de un México que buscaba y se mantenía en un cierto equilibrio en la bi
polaridad del sistema mundial, se llevaron a cabo en el marco de una polí
tica externa de bajo perfil, donde los momentos de activismo fueron una
excepción. Ese rechazo al activismo en el exterior, tuvo como razón de ser
el disminuir al máximo la posibilidad de que México tuviera que involu
crarse en los temas definidos como sustantivos por los norteamericanos
y, así, evitar chocar de frente con los intereses de la potencia hegemónica,
pues en ese caso la independencia relativa de la que surgía la legitimidad,
no sólo encontraría su límite, sino que se haría evidente su fragilidad.'?
Un buen ejemplo de los límites y evolución de la política mexicana
en la guerra fría, se tiene al examinar su relación con el llamado "Tercer
Mundo" en general y con su principal actor tras su ruptura con la URSS:
China. Fue el presidente Adolfo López Mateas (19581964) quien, de
manera muy cauta inició contactos con un grupo de países que de tiempo
atrás habían iniciado el desarrollo de una política que les permitiera usar
en su favor algunos de los elementos creados por la bipolaridad. Se trató
del grupo inicial de 29 países que en 1955, en la Conferencia afroasiá
tica de Bandung, se proclamaron neutrales en la lucha global entre comu
nismo y capitalismo y reivindicaron su derecho a desarrollarse siguiendo
una tercera vía tanto política como económica. Para 1961 el grupo de los
no alineados tuvo su primera conferencia en Belgrado, y a partir de enton
ces el movimiento, pese a sus tensiones y contradicciones, buscó aumentar
su espacio de maniobra. México se acercó entonces, aunque sin compro
'ºMario Ojeda definió y resumió muy bien en 1976 la esencia de la política mexicana frente
a Estados Unidos durante la guerra fría: "los Estados Unidos reconocen y aceptan la necesidad de
México de disentir de la política norteamericana en todo aquello que le resulte fundamental a México,
aunque para los Estados Unidos sea importante, más no fundamental. A cambio de ello México
brindará su cooperación en todo aquello que siendo fundamental o aún importante para los Estados
Unidos, no lo es para el país", Alca11ces y timites de la política exterior de México, segunda edición,
México, El Colegio de México, 1984, p. 120.
102 ° LORENZO llEYEll
mexicana en los primeros decenios del siglo xx, puede verse a Lorenzo Meyer, México y los Estados
Unidos en el conftiao petrolero, 1917-1942, segunda edición, México, El Colegio de México, 1972;
ii
LA GUERRA FRÍ,\ EN EL MUNDO PERIFÉRIOO " 105
Su. Majestad británica contra la Revoluci-011 mexicana. El fin de 1111 imperio úifonnal, México, El Colegio
de México, 1991 o El caaus y el olivo. Las relaciones de México y Es.pa,,a e11 el siglo xx, México, Océano,
2001.
"' Robert Scott, ;'\lfexica11 Govemment in Trcnsition, Urbana, The University of Illinois Press,
1959; Frank Brandenburg, The Making of Modern México, Englewood Cliffs, PrenticeHall, 1972;
Howard F Cline, Ttie United Sta/es and México, Nueva York, Atheneum, 1976.
17 Karl M. Schmitt, Co1111111111ism in México a study in political.fnistraLion, Austin, The University
ces entre México y Estados Unidos, 1910-1914, México, El Colegio de México, 1971, pp. 2655.
19 Meyer, Sir Majestad britá'llica, pp. 12 8168.
LA úUERRA FRÍA EN EL MUNDO PEHIFÉRICO " !Oi
de Calles, véase a Meyer, México y Estados Unidos en el confliao petrolero, pp. 219281.
108 o LORENZO MEYER
- ·-
LA CUERIU FRÍA EN EL MUNDO PERIFÉRICO o 109
caciones externas e internas, se puede encontrar en: Blanca Torres, México y el mundo. Histeria de
sus relaciones exteriores, segunda edición, vol. 7, México, Senado de la República, 2000.
\;
l.....
1 \O o LORENZO MEYER
torio. de la Revoluci611 mexicana, 1940·1952. Hacia la 11topfa indusiriol, México, El Colegio de México, ¡
1984.
27
Nick Cullather, Secret Ifistory: the cis's Classified .Accow1I of its Openuious i11 G11ale111a/a,
J 952-1954, Stanford, Stanforcl University Press, 1999.
LA GUERfü\ FRÍA EN EL MUNDO PEIUFÉRICO O 1 Il
la guerra sucia que les siguió, no hubo ningún reclamo por parte de
Washington; el anticomunismo y la defensa de la estabilidad, justifica
ron en el caso de México, como en el de muchos otros países, las bruta
lidades del autoritarismo. El fraude electoral que se llevó a cabo en 1988
vísperas del fin de la guerra fría- no fue considerado como tal por el
gobierno de Estados Unidos a pesar de haber sido ampliamente reportado
por su propia prensa. 32 Después de todo, ese fraude se consumó en contra
de un candidato de izquierda y por lo mismo era enteramente compatible
con el interés norteamericano.
Cuba o la persistencia de
la guerra fría en la isla de enfrente
En términos generales, la guerra fría concluyó con la caída del Muro
de Berlín, la independencia de la Europa del este y la desaparición de
la Unión Soviética. Sin embargo, en América Latina, Estados Unidos, en
buena medida como consecuencia de la presión del poderoso lobby anti
comunista y anticastrista cubano de Miami, decidió prolongar la confron
tación capitalismo vs. socialismo o, desde otra perspectiva, "mundo libre"
o democracia vs. totalitarismo, en el caso de Cuba. Ahí la guerra fría se
prolongaría hasta el final del siglo xx y continuaría al inicio del XXI. Y
esa prolongación ha tenido y sigue teniendo efectos en México.
Como ya quedó asentado, la relación de México con la Cuba socialista,
basada en la.defensa del principio de no intervención, sirvió al régimen
mexicano en al menos dos sentidos; primero, para renovar su carácter
"revolucionario", para reafirmar su "independencia" y el principio de
no intervención frente a Estados Unidos y, segundo, para comprometer
al régimen cubano a no dar apoyo a la izquierda mexicana y desalentar
a todo proyecto de destruir al régimen priísta por la vía de la fuerza.33 Sin
embargo, cuando el gobierno mexicano, a raíz de la crisis terminal de su
modelo de desarrollo aquel basado en la sustitución de importaciones
decidió sumarse sin reservas al proceso de apertura y globalización del
comercio y las finanzas de la mano de un tratado de libre comercio con
Estados Unidos (TLCAN), encontró que la comunidad anticastrista de Miami
32Un buen estudio sobre el particular, se encuentra en Jacqueline Mazza, Don't Distw» tne
v-. podía ser un gran obstáculo o una ayuda para el proyecto de integración
con Estados Unidos. Entonces el gobierno mexicano empezó a revisar y
· a modificar parcialmente su posición en el viejo triángulo CubaEstados
UnidosMéxico.
La crisis política desatada por la falta de credibilidad del triunfo del
candidato presidencial en 1988, obligó a Carlos Salinas a buscar todos
los apoyos posibles dentro y fuera de México para afianzar su supuesto
triunfo, de ahí que a la toma de posesión se invitaría a todo el espectro
político en el sistema internacional, tanto al este como al oeste y a todos
los que se encontraban en el medio. Entre los líderes de lo que quedaba
del mundo comunista, el gobierno mexicano invitó a Fidel Castro, cuya
presencia en la ciudad de México constituyó un espaldarazo a Salinas y
en contra de la izquierda mexicana, encabezada por Cuauhtémoc Cárde
nas, que reclamaba para sí el triunfo en las urnas. En compensación,
México en nombre de la soberanía y la no intervención, se opuso a la
llamada "Ley Torricelli" de 1992 en virtud de la cual Estados Unidos
reforzaba su bloqueo económico a la isla. Los dos autoritarismos, el mexi
cano y el cubano continuaban su mutua defensa.34 Sin embargo, sería el
propio Salinas quien, en defensa de su proyecto de integración económica
con Estados Unidos mediante un tratado de libre comercio, quien rom
pería con una parte de la tradición en la relación con Cuba, al entrome
f• terse indirectamente en los asuntos internos de la isla al hacer públicas sus
, entrevistas con dos de los más connotados líderes anticastristas: Jorge
Mas Canosa, de la Fundación Nacional Cubano Americana con sede en
Miami, y con Carlos Alberto lVIontaner. De todas formas, en la Cumbre
Iberoamericana celebrada en Guadalajara, México, en 1991 y en las que
siguieron, los jefes de Estado de Cuba y México parecieron volver al ca
mino tradicional y México se abstuvo de sumarse a los cuestionamientos
que se hicieron en esos foros sobre la falta de democracia y de respeto a
los derechos humanos en Cuba. El gobierno cubano, por su parte, se abstu
vo de tomar partido por los insurgentes cuando estalló la rebelión indígena
en Chiapas en 1994, con lo que, implícitamente, volvió a refrendar desde
la izquierda su respaldo al gobierno de Salinas y a su régimen.
Poco después de que entrara en funciones el siguiente gobierno mexi
cano, el encabezado por Ernesto Zedillo (19942000), el Congreso nor
34Jorge Chabat y Luz María Villasana, "La política mexicana hacia Cuba durante el sexenio de
Salinas de Gortari: más allá de la ideología", Foro Internacional, vol. 34, núm. 138, octubredi
ciembre de 1994, pp. 683699.
114 o LORENZO MEYER
Conclusión
La política anticomunista de Estados Unidos y de lo que sería el "bloque
occidental" años después empezó a tomar forma a raíz del triunfo de los
bolcheviques rusos en 1 91 7 y de la invasión en 1 918 por parte de japone
ses, británicos, franceses, italianos y norteamericanos, de Murmansk,
Arcángel y Vladivostok, en un intento por auxiliar a los "rusos blancos"
en su lucha antibolchevique. La Revolución mexicana, por haberse ini
ciado en 191 O y llegado a su conclusión formal justo al inicio de 1917
cuando entró en vigor la constitución del nuevo régimen, pero antes del
triunfo de los comunistas en Rusia, pudo desarrollarse en un ambiente
internacional muy difícilMéxico también sufrió intervenciones nortea
mericanas en el curso de su revolución, pero no absolutamente hostil al
cambio político y social por la vía armada.
Aunque acusados varias veces de bolcheviques o comunistas, algunos
de los gobiernos mexicanos del nuevo régimen en particular los de Plu
tarco Elías Calles (19241928) y el de Lázaro Cárdenas (19341940},
Estados Unidos finalmente no usó en su contra todos los recursos de que
disponía. Los gobiernos revolucionarios mexicanos, a cambio de sus polí
ticas de corte nacionalista en torno a la inversión externa, ofrecieron a
partir del decenio de 1920 una estabilidad interna que resultó muy po
sitiva para el interés norteamericano al sur del Río Bravo.
El arreglo CallesMorrow de 1927 fue un momento decisivo en la rela
ción MéxicoEstados Unidos. Significó mucho más que la mera solución
al problema del desacuerdo en torno a la política petrolera nacionalista
mexicana del momento, fue un arreglo de fondo entre el autoritarismo
que estaba consolidándose en México y el gobierno de Washington: el pri
mero garantizaba la estabilidad mexicana y asumía la responsabilidad
por el proceso de construcción de un régimen fuerte y el segundo aceptaba
LA GUERRA FUÍA EN EL MUNDO PERIFÉRICO " 117