Dialnet EducacionYPersonasMayores 4736393
Dialnet EducacionYPersonasMayores 4736393
Dialnet EducacionYPersonasMayores 4736393
Abstract
When
making
a
projection
of
Spanish
population,
it
is
shown
that
there
will
be
more
and
more
elderly
people.
In
overall
numbers
as
well
as
in
total
numbers,
and
especially
in
the
Contacto
Juan
Agustín
Morón
Marchena,
[email protected],
Universidad
Pablo
de
Olavide.
Departamento
de
Educación
y
Psicología
Social.
Ctra.
de
Utrera,
km.
1.
41013
Sevilla.
Juan
Agustín
Morón
Marchena
percentage
on
the
whole
population.
It
will
be
a
society
in
an
increasing
aging.
But
people
will
live
longer,
as
life
expectancy
will
increase
significantly
with
better
health
conditions.
Hence
there
will
be
more
time,
for
example,
for
training,
to
attend
classes...
.
Life
Long
Learning
will
gain
more
and
more
space.
Teachers´
training
(Training
of
Educators
and
Teachers)
has
in
elderly
people,
a
really
important
and
growing
action
field.
A
training
with
a
specific
character
within
Life
Long
Learning
and
Adult
Education,
which
requires
a
different
approach
to
the
conceptual,
as
well
as
procedural
and
methodolocical
planning
Key
words
Elderly
people;
Life
Long
Learning;
Adult
education;
Teacher
education.
Introducción
“Algún
lector
podría
sorprenderse
que
se
aborde
monográficamente
asuntos
relativos
al
envejecimiento,
sus
repercusiones
y
posibilidades
en
este
tiempo.
¿Qué
tenemos
que
ver
con
los
mayores?
¿Acaso
no
es
más
que
suficiente
con
atender
a
los
procesos
de
educación
formal?
¿No
son
acaso
los
niños/as
y
jóvenes
los
destinatarios
por
antonomasia
de
la
acción
educativa
y,
por
tanto,
también
de
la
formación
de
profesores
que
de
ellos
se
encargan?...”.
Así
comenzaba
el
Editorial
‘Retos
Educativos
del
Envejecimiento’,
como
presentación
del
Tema
Monográfico
sobre
‘Perfiles
del
Envejecimiento’
en
la
Revista
Interuniversitaria
de
Formación
del
Profesorado
(2002,
nº
45).
Han
pasado
algunos
años,
pero
esos
interrogantes
mantienen
su
actualidad
intacta:
me
temo
que
esas
mismas
preguntas
se
siguen
haciendo
hoy
en
día.
La
Formación
del
Profesorado
tiene
ya
un
largo
recorrido
temporal.
Y
su
campo
de
acción
también
es
amplio,
abarcando
distintos
ámbitos
de
diversa
naturaleza.
Unos
con
una
dilatada
tradición
y
trayectoria
histórica;
otros
más
novedosos
en
el
tiempo,
de
rotunda
actualidad
e
interés;
algunos
que
resurgen
‘guadianescamente’
(permítanme
el
vocablo)
cada
cierto
tiempo…
En
los
manuales
de
referencia
de
Formación
del
Profesorado
o
en
la
propia
Revista
Interuniversitaria
de
Formación
del
Profesorado
podemos
conocer
el
estado
de
la
cuestión.
Uno
de
los
temas
menos
tratado
es
el
referido
a
la
Formación
del
Profesorado
y
las
Personas
Mayores.
Ciertamente,
al
día
de
hoy,
podemos
afirmar
que
los
más
mayores
no
se
constituyen
apenas
en
objeto
de
estudio
para
la
disciplina.
Hay
mucho
escrito
e
investigado
sobre
la
Formación
de
Profesorado
en
las
etapas
de
Infantil,
Primaria,
Secundaria,
Formación
Profesional,
Educación
Superior,
Universidad,
etc.
Pero
poco,
muy
poco,
sobre
Formación
del
Profesorado
y
Personas
Mayores.
Sin
embargo,
un
bloque
de
población
tan
amplio
y
numeroso
debería
ser
motivo
de
ocupación
para
cualquier
ciencia.
De
la
misma
manera
que
la
educación,
que
la
perspectiva
educativa,
en
general,
tiene
una
preocupación
cada
vez
mayor
por
las
personas
más
mayores
(y
viceversa,
diría),
todas
las
disciplinas
o
materias
que
conforman
aquella
deberían
asimismo
poner
su
vista
en
las
personas
mayores.
Fundamentación
teórica,
epistemología,
competencias,
metodologías
y
procedimientos,
planteamientos
didácticos,
técnicas
y
herramientas…
todos
aquellos
aspectos
que
se
tratan
en
cualquier
etapa
educativa
o
sobre
cualquier
tipo
de
educandos,
también
deberían
ser
objetos
de
estudio,
y
de
propuestas,
en
el
caso
de
las
Personas
Mayores.
En
este
sentido,
y
creemos
que
oportunamente,
cada
vez
se
aborda
más
en
encuentros
y
publicaciones
científicos.
Valga
como
ejemplo
el
reciente
Congreso
Internacional
de
Formación
de
Profesorado
incluye
entre
las
Áreas
Temáticas
una
específica
sobre
‘Educación
y
Personas
Mayores’.
O
la
propia
revista
RIFOP
-‐y
REIFOP-‐
,
con
artículos
diversos.
A
ello
dedicaremos
estas
líneas,
a
reflexionar
sobre
la
pertinencia
de
que
la
Formación
del
Profesorado
tenga
entre
sus
campo
de
acción
a
las
Personas
Mayores.
Diría
más,
justificar
porqué
debe
ser
uno
de
sus
elementos
de
atención.
De
la
misma
manera
que
somos
conscientes
que
los
más
mayores
tienen
en
la
educación
y
formación
uno
de
sus
intereses,
también
la
educación
y
la
formación
tienen
en
las
personas
mayores
un
colectivo
que
atender.
Un
primer
argumento:
una
cuestión
de
números
La
población
de
España
es
de
46.704.314
habitantes
(cifra
oficial
del
Instituto
Nacional
de
Estadística,
tomando
como
base
el
último
Censo
de
Población
oficial,
a
1
de
enero
de
2013).
En
el
último
año
se
ha
producido
un
descenso
del
0,2%
de
la
población,
la
primera
vez
que
disminuye
desde
que
se
disponen
de
datos
anuales
(las
series
datan
desde
1971).
Aunque
hay
un
saldo
vegetativo
favorable
de
48.488
personas
(es
decir,
más
nacimientos
que
defunciones),
no
compensa
el
saldo
migratorio
negativo,
de
162.390
personas
(por
la
disminución
de
los
inmigrantes
y
por
el
aumento
de
emigrantes
al
exterior).
Este
descenso
de
población
afecta
principalmente
al
grupo
de
edad
entre
los
15
y
39
años
y
entre
los
menores
de
10
años.
Sin
embargo,
hay
un
incremento
entre
los
más
mayores:
la
población
de
más
de
64
años
ha
aumentado
un
1,7%
en
el
último
año
(algo
más
de
134.000
personas).
Este
incremento
se
produce
en
todas
las
edades
de
más
de
65
años,
excepto
entre
los
de
75
a
79
años,
que
sí
disminuyen
(el
motivo
se
debe
a
que
es
la
generación
nacida
durante
la
Guerra
Civil).
Los
más
mayores
no
son
los
grupos
de
edad
protagonista
en
los
procesos
migratorios,
ni
en
inmigración
ni
en
los
movimientos
de
emigración,
que
sí
afectan
mucho
más
a
otros
grupos
de
edad.
Estos
son
los
datos
actuales.
Pero,
¿qué
ocurrirá
en
los
próximos
años?
Pues
que
se
producirá
un
envejecimiento
de
la
población
española,
fundamentalmente
por
el
descenso
de
la
natalidad
y
por
el
saldo
migratorio
negativo.
Según
el
reciente
estudio
del
Instituto
Nacional
de
Estadística
sobre
la
proyección
de
la
población
española
a
corto
plazo,
es
decir,
para
los
próximos
10
años,
si
se
mantienen
las
tendencias
demográficas
actuales,
nuestro
país
perderá
el
5,6%
de
la
población,
que
será
de
algo
más
de
44
millones
de
habitantes
en
el
2023
(INE,
2013).
Este
descenso
se
debería
a
la
disminución
de
los
nacimientos
(que
se
viene
produciendo
desde
el
2009),
de
tal
manera
que
dentro
de
10
años
habría
un
25%
menos
de
nacimientos
que
ahora,
a
pesar
una
ligera
tendencia
favorable
a
la
fecundidad
de
las
mujeres
(1,41
frente
al
1,34
actual).
Además
de
posibles
factores
sociales,
este
hecho
se
debe
también
a
la
reducción
del
número
de
mujeres
en
edad
fértil
por
la
crisis
de
natalidad
de
finales
de
los
años
ochenta
y
de
los
noventa.
Habrá
una
disminución
significativa
en
los
tramos
de
población
de
entre
los
20
y
50
años
de
edad
(reducción
del
22,7%
con
respecto
a
la
actualidad,
unos
4,7
millones
de
personas)
y
de
los
menores
de
10
años
(descenso
del
20,4%,
casi
un
millón
de
niños
menos
que
ahora).
Menos
niños
y
niñas,
menos
‘adultos
jóvenes’…
y
más
mayores.
En
los
próximos
diez
años
habrá
un
millón
y
medio
más
de
personas
mayores
de
65
años
(un
17,6%
más
que
ahora).
En
realidad
aumentarán
todos
los
grupos
de
edad
a
partir
de
los
50
años
(excepto
el
grupo
de
80
a
84
años,
que
fueron
generaciones
más
reducidas
que
nacieron
con
la
Guerra
Civil),
La
esperanza
de
vida
seguirá
incrementándose,
llegando
a
los
87
años
en
las
mujeres
y
a
los
81,8
años
en
los
varones.
Sigue
siendo
significativamente
mayor
en
las
mujeres,
pero
disminuyendo
algo
con
respecto
a
los
varones
(aumenta
1,9
años,
frente
a
los
2,5
años
de
los
hombres).
En
el
caso
de
la
población
de
mayores
de
65
años,
la
esperanza
de
vida
llega
a
los
24,1
y
20,2
años
respectivamente
(un
dato
anecdótico:
se
duplicará
las
personas
mayores
de
100
años).
Pero
aunque
exista
un
aumento
de
la
esperanza
de
vida,
y
a
pesar
de
la
disminución
de
la
población,
las
defunciones
aumentarán
en
los
próximos
diez
años,
debido
al
propio
envejecimiento
poblacional,
estimándose
que
se
producirán
4,1
millones
de
muertes
(un
6,2%
que
los
últimos
diez
años)
Se
estima
que
en
el
2017
tengamos
un
saldo
vegetativo
negativo,
debido
al
descenso
de
la
natalidad
y
al
envejecimiento
poblacional,
es
decir,
que
el
número
de
fallecimientos
supere
al
de
nacimientos
(hecho
que
no
se
ha
producido
en
las
últimas
cuatro
décadas).
Hemos
analizado
la
situación
al
día
de
hoy
y
el
envejecimiento
de
la
población
española
previsto
para
los
próximos
diez
años.
Cabe
preguntarse
ahora
qué
ocurrirá
más
adelante,
si
esta
tendencia
se
mantendrá.
Y
todo
parece
indicar
que,
efectivamente,
la
estructura
demográfica
de
nuestro
país
seguirá
un
continuo
proceso
de
envejecimiento.
Veamos
algunos
datos
de
la
Proyección
de
Población
española
a
más
largo
plazo,
a
40
años
(INE,
2012).
Como
hecho
más
llamativo
destacamos
la
disminución
de
la
población
(descenso
de
la
natalidad
y
saldo
migratorio
negativo)
y
el
progresivo
envejecimiento
de
la
misma.
Así,
si
se
mantienen
las
actuales
tendencias
demográficas,
en
el
año
2.052
habrá
un
descenso
de
población,
del
10%
con
respecto
a
ahora.
Uno
de
los
factores
que
incidirán
en
ello
es
el
descenso
de
la
natalidad
(en
los
próximos
cuarenta
años
nacerá
un
20%
menos
que
en
las
últimas
cuatro
décadas),
a
pesar
de
un
previsible
aumento
de
la
fecundidad
(aunque
muy
pequeño).
La
esperanza
de
vida
seguiría
aumentando,
llegando
a
los
90,7
años
en
las
mujeres
y
86,9
años
en
los
varones,
es
decir,
casi
seis
y
ocho
años
más
que
en
la
actualidad
(continuando
la
tendencia
de
aproximar
la
edad
en
los
dos
sexos).
Centrándonos
en
la
población
mayor
de
65
años,
la
esperanza
de
vida
será
de
27,3
y
24
años
respectivamente.
Una
población
más
envejecida,
que
conllevará
al
aumento
de
los
fallecimientos:
en
los
próximos
cuarenta
años
habrá
17,9
millones
de
defunciones,
un
34%
más
que
en
los
últimos
40
años.
Más
muertes
que
nacimientos,
con
el
consiguiente
crecimiento
natural
negativo.
Si
analizamos
la
previsión
por
grupos
de
edad,
la
pérdida
de
población
en
el
2.052
afectará
especialmente
a
las
personas
de
entre
16
a
64
años
(caerá
un
32%,
casi
9,9
millones
de
personas
menos)
y
a
los
menores
de
15
años
(disminución
del
26%,
casi
dos
millones).
Por
el
contrario,
las
personas
de
mayor
edad
serán
más:
7,2
millones
de
personas
de
más
de
65
años
(¡un
aumento
del
89%!).
Al
principio
de
la
segunda
mitad
del
siglo
XXI,
más
de
un
tercio
de
la
población
española
superará
los
65
años.
A
la
vista
de
lo
anterior,
está
claro
que
• Habrá
muchos
más
mayores.
Tanto
en
números
globales,
en
el
número
total,
como
especialmente
en
el
porcentaje
sobre
el
total
de
la
población.
• Se
vivirá
más
tiempo.
Aumentará
significativamente
la
esperanza
de
vida.
Se
vivirá
con
mejores
condiciones
de
salud.
Habrá
más
tiempo
para,
por
ejemplo,
formarse,
asistir
a
clases…
¿El
envejecimiento
de
la
población,
un
problema,
o
una
oportunidad?
Los
datos
anteriores
son
cifras,
números
objetivos.
A
partir
de
ellos
se
pueden
extraer
muchos
análisis.
Pero,
por
lo
general,
hablar
de
envejecimiento
supone
adoptar
una
visión
negativa.
En
palabras
de
Pérez
Salanova
(2002:
21),
“el
envejecimiento
de
la
población
es
considerado
como
un
fenómeno
de
repercusiones
negativas”.
Así,
a
raíz
de
esos
datos,
muchos
realizan
un
planteamiento
pesimista,
catastrofista
o
insostenible.
Un
ejemplo
puede
ser
la
tasa
de
dependencia
o
la
relación
entre
las
personas
en
edad
de
trabajar
con
respecto
a
las
que
no
lo
están
(el
cociente
entre
las
personas
menores
de
16
años
más
las
mayores
de
64
y
las
personas
entre
16
y
64
años)
es
actualmente
del
51%.
La
previsión
es
que
se
incremente
un
9%
en
los
próximos
diez
años
(59,2%),
por
lo
que
por
cada
diez
personas
en
edad
de
trabajar,
habrá
seis
‘inactivas’
(menor
de
15
o
mayor
de
64
años).
Dentro
de
cuarenta
años,
por
cada
persona
en
edad
de
trabajar,
prácticamente
habría
otra
que
no
estaría
en
edad
de
hacerlo.
Muchos
sólo
verán
una
población
vieja,
que
no
podrá
mantenerse
a
sí
misma.
Una
sociedad
vieja,
una
sociedad
‘anclada’.
Envejecimiento
en
contraposición
al
desarrollo.
Sin
embargo,
este
hecho
no
coincide
con
la
realidad,
más
bien
al
contrario.
Como
dijimos
en
otra
ocasión,
la
reproducción
de
los
estereotipos
negativos
más
frecuentemente
asociados
al
envejecimiento
(plasmada
en
las
teorías
de
‘pandemia
de
las
incapacidades’:
enfermedades,
impotencia,
decrepitud,
disminución
de
capacidades
mentales,
fealdad,
inutilidad,
aislamiento,
depresión,
pobreza,
etc.),
supone
un
formidable
obstáculo
para
elaborar
un
nuevo
mapa
conceptual
de
la
valía,
a
veces
inconmensurable,
de
la
aportación
de
los
mayores
a
su
entorno
familiar
y
social
(Morón
y
García,
2007).
Por
ello,
un
alto
nivel
educativo
supone
una
renta
de
autonomía
importante
a
la
hora
de
abordar
los
avances
de
la
edad,
de
modificación
de
roles
y
estereotipos
y
de
control
de
las
filiares
de
exclusión.
Los
mayores,
las
personas
de
edad
avanzada,
es
un
grupo
más
de
la
sociedad.
Y
tiene
sus
circunstancias
específicas,
como
las
tienen
cualquier
otro
grupo
poblacional.
Hemos
creado
un
estereotipo
al
relacionar
a
los
mayores
con
‘problemas’.
En
parte
viene
de
la
concepción,
o
de
la
estructuración
–ya
típica-‐
de
la
gestión
de
las
edades
en
tres
tiempos
muy
definidos,
a
saber,
formación,
empleo
y
jubilación.
En
los
tiempos
actuales,
y
mucho
más
en
los
venideros,
no
será
esa
la
caracterización
de
un
ciclo
de
vida.
Es
necesario,
pues,
la
adaptación
de
nuestra
sociedad
al
aumento
de
la
esperanza
de
vida,
a
la
presencia
de
cada
vez
más
mayores
y
en
mejor
estado.
Y
por
ende,
de
poner
en
valor
la
capacidad
de
aprendizaje
y
adaptación
de
las
personas
de
edad
avanzada.
El
Aprendizaje
a
lo
Largo
de
la
Vida
El
punto
de
partida
de
la
educación
o
formación
de
las
personas
más
mayores
se
sitúa
en
el
la
propia
Educación
de
Personas
Adultas.
Más
concretamente,
en
la
concepción
del
Aprendizaje
a
lo
Largo
de
la
Vida
(LLL,
Life
Long
Learning
promovido
por
la
UNESCO),
Revista
Electrónica
Interuniversitaria
de
Formación
del
Profesorado
(REIFOP)
111
Juan
Agustín
Morón
Marchena
definida
como
“toda
actuación
formativa
que
tiende
a
facilitar
conocimientos
y
destrezas
a
las
personas
en
edad
postescolar,
así
como
a
promover
en
ellas
actitudes
y
comportamientos
valiosos
orientados
a
propiciar
su
perfeccionamiento
personal
y
profesional
y
la
participación
social”
(Morón
y
Cruz,
2012).
Otra
definición
de
referencia
es
la
propuesta
por
la
Comisión
Europea
(1995):
El
aprendizaje
a
lo
largo
de
la
vida
es
el
desarrollo
del
potencial
humano
a
través
de
un
proceso
sustentador
continuo
que
estimula
y
faculta
a
los
individuos
para
adquirir
todos
los
conocimientos,
valores,
destrezas
y
comprensión
que
requieran
a
lo
largo
de
toda
su
vida
y
aplicarlos
con
confianza,
creatividad
y
gozo
en
todos
los
roles,
circunstancias
y
entornos.
Es
decir,
una
acción
formativa,
en
cualquier
momento
del
ciclo
vital
de
una
persona,
que
mejore
sus
conocimientos,
destrezas,
habilidades,
competencias
o
cualificaciones,
en
cualquier
ámbito
personal,
social
o
profesional.
Efectivamente,
el
término
‘Educación
a
lo
largo
de
la
vida’
fue
acuñado
y
promovido
por
la
UNESCO
ya
en
la
década
de
los
setenta
y
ochenta
del
pasado
siglo.
Pero
fue
a
raíz
de
posteriores
documentos,
principalmente
de
la
Organización
de
Cooperación
y
Desarrollo
Económico
(OCDE,
1996)
y
el
conocido
informe
Delors
(1996),
los
que
enfatizaron
nuevamente
la
importancia
del
aprendizaje
a
lo
largo
de
la
vida,
término
y
concepto
que
es
común
en
la
literatura
actual.
Aprender
a
lo
largo
de
toda
la
vida,
abarca
-‐por
tanto-‐,
a
todas
las
edades;
es
una
educación
con
un
carácter
integrador,
en
la
búsqueda
de
conocimiento
a
través
de
la
acción.
La
formación
de
las
personas
más
mayores,
y
en
general
la
educación
de
personas
adultas,
no
es
una
‘repesca
educativa’,
no
es
una
segunda
oportunidad,
sino
que
es
educación
y
formación
propia
e
integral.
“El
aprendizaje
a
lo
largo
de
la
vida
es
mucho
más
amplio
que
la
provisión
de
una
segunda
oportunidad
de
educación
e
instrucción
para
personas
adultas.
Se
basa
en
el
punto
de
vista
de
que
cada
uno
debe
ser
capaz,
debe
estar
motivado,
y
activamente
comprometido
en
aprender
a
lo
largo
de
toda
su
vida.
Este
punto
de
vista
del
aprendizaje
abarca
el
desarrollo
personal
y
social
de
todo
tipo
y
en
cualquier
escenario:
formalmente,
en
las
escuelas,
en
centros
de
formación
profesional,
terciaria
o
de
adultos;
e
informalmente,
en
el
hogar,
en
el
trabajo
y
en
la
comunidad”
(OECD,
1996).
Los
principios
educativos
de
esta
concepción,
del
aprendizaje
a
lo
largo
de
la
vida,
pasan
por
tres
rasgos
básicos:
Los
principios
educativos
de
esta
concepción,
del
aprendizaje
a
lo
largo
de
la
vida,
pasan
por
tres
rasgos
básicos:
a)
En
primer
lugar,
el
carácter
vitalicio
de
la
educación,
en
base
a:
- La
educabilidad
de
la
persona
en
cualquier
etapa
(desde
el
principio
hasta
el
final),
de
la
posibilidad
de
un
proceso
permanente
de
formación.
- La
extensión
vertical
de
la
educación.
- La
extensión
articulada
de
la
educación
(integrada
en
la
propia
existencia
humana).
b)
Por
otro
lado,
unidad
y
globalidad:
- En
todos
los
niveles
y
en
todas
las
modalidades
educativas.
- La
extensión
horizontal:
en
multitud
de
situaciones
y
ámbitos
(no
solo
en
la
escuela
o
institución
formal).
• Teniendo
en
cuenta
la
amplia
riqueza
y
variedad
en
los
destinatarios.
• Con
un
carácter
diferenciado,
unas
señas
de
identidad
propias.
Más
que
en
cualquier
otro
tipo,
aquí
hay
que
tener
en
cuenta:
la
relevancia
de
los
papeles
sociales,
su
carácter
voluntario,
el
papel
de
la
experiencia,
el
protagonismo
de
los
participantes,
la
responsabilidad
y
la
autonomía
de
los
educandos…
• Y
defensora
de
la
democratización
educativa
y
cultural.
En
busca
del
‘envejecimiento
activo’
Los
planteamientos
actuales
sobre
los
planes
de
acción
hacia
y
con
las
personas
más
mayores
se
sustentan
en
los
paradigmas
del
aprendizaje
a
los
largo
de
toda
la
vida,
de
envejecimiento
activo,
de
la
calidad
de
vida,
de
las
dimensiones
de
capacidad
personal
(autonomía,
independencia).
La
Organización
Mundial
de
la
Salud
(OMS)
dice
que
el
envejecimiento
activo
es
el
proceso
de
optimización
de
oportunidades
de
salud,
participación
y
seguridad
con
el
objetivo
de
mejorar
la
calidad
de
vida
a
medida
que
las
personas
envejecen.
Propiciar
el
envejecimiento
activo
es
potenciar
las
capacidades
de
la
persona
cuando
envejece,
de
llevar
una
vida
productiva
en
la
sociedad
y
en
la
economía.
No
se
es
activo
por
estar
bien
de
salud,
por
no
tener
dependencia,
o
por
tener
posibilidades
económicas.
Se
es
activo
cuando
se
participa
en
las
acciones
sociales
(en
la
cultura,
economía,
ocio…)
Y,
como
decía,
todos
los
planteamientos
actuales
sobre
el
envejecimiento,
sobre
el
concepto
de
envejecimiento
activo,
coinciden
en
incluir
el
aprendizaje
a
lo
largo
de
la
vida.
Como
señala
el
Libro
Blanco
sobre
Envejecimiento
Activo,
se
está
revisando
la
amplitud
y
las
nociones
relacionadas
con
la
propia
idea
de
envejecimiento
activo,
sobre
las
que
se
sigue
avanzando
y
matizando.
Cabe
hablar
en
este
sentido
de
la
transcendencia
del
concepto
de
ciudadanía,
de
la
vivencia
satisfactoria
del
propio
proceso,
de
la
importancia
del
aprendizaje
a
lo
largo
de
la
vida,
de
las
relaciones
intergeneracionales,
de
la
capacidad
de
imaginación
e
innovación
en
su
tratamiento,
así
como
la
importancia
de
la
perspectiva
de
género
(IMSERSO,
2011).
Envejecimiento
Activo
y
Educación
a
lo
Largo
de
la
Vida
El
citado
Libro
Blanco
sobre
el
Envejecimiento
Activo
recoge
una
serie
Conclusiones
y
Recomendaciones
en
el
apartado
referido
a
la
‘Educación
a
lo
Largo
de
la
Vida’,
que
por
su
actualidad
y
como
publicación
de
referencia
en
este
ámbito,
merecen
la
pena
reproducir,
pues
nos
da
una
visión
global
sobre
la
cuestión
(IMSERSO,
2011,316).
Así,
aboga
por
la
promoción
de
la
Educación
a
lo
largo
de
la
vida
sin
limitación
de
edades
con
el
fin
de
que
la
persona
mejore
sus
competencias
y
que
disponga
de
más
oportunidades
para
optimizarlas
y
utilizarlas.
Para
ello
habrá
que
contrarrestar
los
estereotipos
negativos
sobre
las
personas
mayores,
procurando
no
dar
la
imagen
de
que
la
educación
a
lo
largo
de
la
vida
es
algo
inusual
o
extraordinario
en
edades
avanzadas.
Será
necesario
además:
• Mejorar
la
oferta
actual
de
iniciativas
de
educación
a
lo
largo
de
la
vida
existentes:
procesos
de
enseñanza
y
aprendizaje,
y
modelos
psicopedagógicos
que
fundamentan
y
orientan
los
programas
que
se
ofertan.
114
Revista
Electrónica
Interuniversitaria
de
Formación
del
Profesorado
(REIFOP)
Educación
y
personas
mayores
• Generar
modelos
de
Buenas
Prácticas
en
el
ámbito
de
la
educación
a
lo
largo
de
la
vida
acordes
con
los
modelos
de
valores
sociales
actuales
y
establecer
criterios
para
la
selección
de
materiales.
• Avanzar
en
el
uso
de
las
tecnologías
de
la
comunicación
por
las
personas
mayores
como
herramienta
facilitadora
de
nuevas
oportunidades
de
participación
social.
• Promover
la
estimulación
y
sensibilización
de
la
sociedad,
y
especialmente
de
este
colectivo,
sobre
la
importancia
de
la
educación
a
lo
largo
de
la
vida,
procurando
su
implicación
mediante
foros,
debate
o
cualquier
otro
medio.
• Promover
foros
y
estructuras
estables
que
permitan
a
todos
los
agentes
implicados
–
adultos
mayores,
profesionales
y
responsables
de
instituciones
y
políticos-‐
trabajar
de
forma
conjunta
en
la
mejora
de
las
oportunidades
de
educación
a
lo
largo
de
la
vida
en
su
entorno.
• Desarrollar
investigaciones
que
permitan
conocer
la
oferta
existente,
la
lógica-‐
pedagógica
y
organizativa
subyacente
en
los
diversos
circuitos
y
los
proceso
de
aprendizaje
individuales
y
grupales.
• Mejorar
los
sistemas
de
formación
de
profesionales,
orientándolos
hacia
competencias
personales,
relacionales
y
pedagógicas
necesarias
para
liderar
procesos
de
aprendizaje
a
lo
largo
de
la
vida
para
las
personas
mayores.
Desde
una
perspectiva
más
didáctica,
a
modo
de
propuestas
metodológicas
(con
un
enfoque
‘cooperativo-‐constructivista’),
se
citan
(IMSERSO,
2011,
295-‐296):
• Estimular
procesos
de
reconstrucción
a
través
de
metodologías
activas,
prácticas,
en
entornos
de
aprendizajes
reflexivos
e
interactivos.
• Proporcionar
apoyos
para
que
la
influencia
educativa
entre
docentes
y
educandos
sea
óptima,
diseñando
actualmente
las
tareas
didácticas,
procurando
que
los
apoyos
del
profesorado
evolucionen
para
potenciar
roles
cada
vez
más
autónomos
de
los
participantes
y
los
grupos.
• Utilizar
estrategias
didácticas
de
carácter
psicocéntrico,
tales
como:
-‐ La
investigación
compartida,
facilitadora
del
aprendizaje
a
partir
de
la
experiencia
personal
y
la
reflexión
en
grupos
de
iguales.
-‐ Los
programas
de
educación
intergeneracional,
priorizando
la
calidad
de
la
interacción
y
el
desempeño
de
roles
igualitarios,
múltiples
y
cambiantes
–
adaptativos-‐
por
parte
de
todos.
-‐ El
aprendizaje
autodirigido
que
busca
que
la
persona
sea
capaz
de
organizarse
por
sí
misma
y
utilizar
sus
propios
recursos:
el
uso
de
las
TICS,
de
nuevas
tecnologías
de
información
y
comunicación,
bibliotecas,
ofertas
culturales,
de
experiencias
enriquecedoras,
como
pueden
ser
viajes,
relaciones…
-‐ El
aprendizaje
basado
en
el
estudio
del
caso,
preferentemente
elegido
por
los
propios
participantes,
y
sobre
el
que
se
formulen
objetivos
de
aprendizaje
y
estrategias
de
abordaje.
-‐ El
desarrollo
de
proyectos
definidos
por
el
alumnado
requieren
que
éstos
se
impliquen
en
todas
su
fases,
tanto
en
la
preparación
(elección
del
tema,
objetivos,
elaboración
del
plan
de
acción,
asignación
de
responsabilidades),
su
desarrollo
e
implementación
(búsqueda
de
información,
análisis,
reuniones,
desarrollo
de
los
temas
o
tareas
propuestas…),
y
su
valoración
o
evaluación.
Revista
Electrónica
Interuniversitaria
de
Formación
del
Profesorado
(REIFOP)
115
Juan
Agustín
Morón
Marchena
Se
han
realizado
otros
Libros
Blancos
sobre
las
Personas
Mayores
o
el
Envejecimiento
Activo
en
contexto
autonómico,
cuyas
conclusiones
y
recomendaciones,
en
general,
pueden
ser
extendibles
a
otros
ámbitos.
En
el
caso
del
de
Andalucía,
uno
de
los
ejes
se
refería
a
‘Vivir
en
continua
formación:
La
educación
a
lo
largo
de
toda
la
vida’.
Las
conclusiones
de
este
apartado
tienen
plena
vigencia
en
cualquier
territorio
(Junta
de
Andalucía,
2010,
434-‐435):
• La
educación
a
lo
largo
de
la
vida
es
tan
importante
para
el
envejecimiento
activo
que
esta
cambiando
la
imagen
de
las
personas
mayores.
• La
educación
a
lo
largo
del
ciclo
vital
debe
ser
abordada
para
y
por
las
personas
mayores.
• El
catalogo
de
actividades
educativas
es
un
potente
instrumento
de
formación
permanente
para
el
alumnado,
pero
debería
ser
ampliado
y
mejorado
cualitativamente.
• La
formación
tiene
una
doble
dirección:
la
persona
mayor
y
la
sociedad.
Lo
primero
como
crecimiento
personal,
lo
segundo
como
difusor
de
experiencia,
de
la
lectura,
cultura,
tradición
y
conocimiento.
• Destacamos
la
formación
en
las
nuevas
tecnologías
y
el
aprendizaje
de
idiomas
como
acceso
a
la
Sociedad
del
Conocimiento.
• Es
fundamental
en
la
educación
a
lo
largo
de
la
vida
las
relaciones
intergeneracionales,
que
se
deben
propiciar
en
los
diferentes
programas
de
mayores.
• Debido
a
la
importancia
que
tiene
la
jubilación,
habría
que
incluir
los
Programas
de
Preparación
a
la
Jubilación
Activa,
por
los
beneficios
que
tiene
ésta
en
las
personas
jubiladas.
• La
educación
a
lo
largo
de
la
vida
debe
ser
accesible
para
todas
las
personas,
independientemente
del
género,
de
su
nivel
económico
y
sociocultural.
• Los
Programas
Universitarios
para
Mayores
(PUM)
son
un
excelente
instrumento
para
la
educación
a
lo
largo
de
la
vida,
pero
deberían
extenderse
aun
más
a
los
contextos
rurales.
• Para
establecer
las
relaciones
intergeneracionales
es
conveniente
abrir
los
diferentes
programas
educativos
a
todas
las
edades.
• El
intercambio
cultural
de
las
personas
mayores
de
otras
regiones,
países
y
universidades
es
beneficioso
para
el
envejecimiento
activo.
• Es
fundamental
el
actual
cambio
de
rol
del
envejecimiento
pasivo
por
el
activo,
al
que
están
contribuyendo
los
diferentes
programas
innovadores
en
los
que
las
personas
mayores
son
los
protagonistas
como
miembros
activos
de
la
sociedad.
• La
investigación
a
lo
largo
del
envejecimiento
es
importante
como
instrumento
de
análisis
y
evaluación
de
los
diferentes
programas
de
formación.
Investigación
que
deberían
realizar
tanto
las
instituciones
como
las
universidades,
así
como
las
personas
mayores.
• Las
mujeres
deberían
realizar,
también,
Programas
de
Preparación
a
la
Jubilación
Activa
(PPJA),
independientemente
que
no
hayan
trabajado
de
forma
remunerada.
• Seria
muy
conveniente,
de
acuerdo
con
la
evolución
de
la
población,
que
se
potenciaran
grupos
de
autoformación
impartida
por
las
personas
mayores.
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Autores