Doctrinas Fundamentales de Las Asambleas de Dios
Doctrinas Fundamentales de Las Asambleas de Dios
Doctrinas Fundamentales de Las Asambleas de Dios
Siendo que el nombre Emanuel abarca lo divino y lo humano, en una sola persona,
nuestro Señor Jesucristo, el título Hijo de Dios describe su debida deidad, y el título
Hijo del Hombre su debida humanidad. De manera que el título Hijo de Dios
pertenece al orden de la eternidad, y el título Hijo del Hombre al orden del tiempo
(Mateo 1:21-23; 2 Juan 3; 1 Juan 3:8; Hebreos 7:3; 1:1-13)
Por tanto, es una trasgresión de la doctrina de Cristo decir que el Señor Jesús derivó
el título de Hijo de Dios sólo del hecho de la encarnación, o por su relación con la
economía de la redención. De modo que negar que el Padre es un Padre verdadero y
eterno y que el Hijo es un Hijo verdadero y eterno es negar la distinción y relación en
el Ser de Dios; una negación del Padre y del Hijo; y una substitución de la verdad de
que Jesucristo fue hecho carne (2 Juan 9; Juan 1:1,2,14,18,29,49; 1 Juan 2:22,23;
4:1-5; Hebreos 12:2).
Siendo que el Padre ha dado al Hijo todo juicio, no es solo un deber de todos en
el cielo y en la tierra postrarse ante El, sino que es un gozo inefable en el
Espíritu Santo adscribir al Hijo todos los atributos de la deidad y rendirle todo
el honor y la gloria contenidos en todos los nombres y títulos de la Deidad
excepto los que denotan relación (ver los párrafos b, c y d), honrando así al Hijo
como se honra al Padre (Juan 5:22,23; 1 Pedro 1:8; Apocalipsis 5:6-14;
Filipenses 2:8,9; Apocalipsis 7:9,10; 4:8-11).
(e) Su resurrección corporal de entre los muertos (Mateo 28:6; Lucas 24:39; 1
Corintios 15:4).
(a) Su exaltación a la diestra de Dios (Hechos 1:9, 11; 2:33; Filipenses 2:9-11;
Hebreos 1:3).
Éxodo 23:20; Jueces 2:1; Lucas 2:11; Hechos 7:38; Hebreos 1:14
4. La Creación divina del Universo Y del hombre, la santidad original, su
caída y su redención.
Génesis 1:1,26; 2:17; 3:1-7; Romanos
El hombre fue creado bueno y justo; porque Dios dijo: "Hagamos al hombre a
nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza". Sin embargo, el ser humano por su
propia voluntad cayó en trasgresión, incurriendo así no sólo la muerte física sino
también la espiritual, que es la separación de Dios (Génesis 1:26, 27; 2:17; 3:6;
Romanos 5:12-19).
5. La Salvación por medio de la fe en la obra redentora de Jesucristo.
Lucas 24:47; Juan 3:3,16; Romanos 10:13-15; Efesios 2:8; Tito 2:11 La única
esperanza de redención para el hombre es a través de la sangre derramada de
Jesucristo, el Hijo de Dios.
(b) La santa comunión. La Cena del Señor, que consiste en la participación de las
especies eucarísticas -el pan y el fruto de la vid- es el símbolo que expresa nuestra
participación de la naturaleza divina de nuestro Señor Jesucristo (2 Pedro
1:4); un recordatorio de sus sufrimientos y su muerte (1 Corintios 11:26); y
una profecía de su segunda venida (1 Corintios 11:26); y un mandato para todos
los creyentes "¡hasta que él venga!"
Siendo que el propósito de Dios en relación con el hombre es buscar y salvar lo que
se había perdido, ser adorado por el ser humano y edificar un cuerpo de creyentes a
la imagen de su Hijo, la principal razón de ser de las Asambleas de Dios como parte
de la Iglesia es:
(a) Ser una agencia de Dios para la evangelización del mundo (Hechos 1:8; Mateo
28:19, 20; Marcos 16:15, 16).
(a) Ser un cuerpo corporativo en el que el hombre pueda adorar a Dios (1 Corintios
12:13).
(b) Ser un canal para el propósito de Dios de edificar a un cuerpo de santos siendo
perfeccionados a la imagen de su Hijo (Efesios 4:11-16; 1 Corintios 12:28; 14:12).
Las Asambleas de Dios existe expresamente para dar continuo énfasis a esta razón
de ser según el modelo apostólico del Nuevo Testamento enseñando a los creyentes y
alentándolos a que sean bautizados en el Espíritu Santo. Esta experiencia:
a. Los capacita para evangelizar en el poder del Espíritu con señales y milagros
(Marcos 16:15-20; Hechos 4:29-31; Hebreos 2:3, 4).
14. El Lago de Fuego como castigo eterno Para los ímpíos. Satanás v los
ángeles caídos.
Apocalipsis 19:20; 20:10-15
Habrá un juicio final en el que los pecadores muertos serán resucitados y juzgados
según sus obras. Todo aquel cuyo nombre no se halle en el Libro de la Vida, será
confinado a sufrir castigo eterno en el lago que arde con fuego y azufre, que es la
muerte segunda, junto con el diablo y sus ángeles, la bestia y el falso profeta
(Mateo 25:46; Marcos 9:43-48; Apocalipsis 19:20; 20:11-15; 21:8).
"Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los
cuales mora la justicia" (2 Pedro 3:13; Apocalipsis 21:22).