Mapas, Secciones Geológicas e Informe

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Capítulo 15

Mapas, secciones geológicas e informe


Horacio Echeveste

El mapa de campo (mapa borrador)

El mapa geológico se realiza en el campo. Como se vio en capítulos anteriores, si no hay


mapa base topográfico, este se levanta simultáneamente con la geología. Independientemente
de la escala de trabajo, el mapa base usado más frecuentemente en geología es una imagen
satelital. En mapas de escala 1:20.000 o más grande, aparte de las características fisiográficas
del terreno, lo más práctico es emplear una imagen satelital de alta resolución espacial
(disponibles de manera gratuita a partir del software Google Earth por ejemplo) a la que se le
puede incorporar un modelo de elevación digital (por ejemplo el modelo ASTER de la NASA de
30 m de resolución, también gratuito). En mapas de escala chica, 1:50.000 o menos, la imagen
Lansat TM, también disponible de manera gratuita a través de la web más un modelo de
elevación digital, es un excelente mapa base.
En el caso de trabajar sobre papel, la imagen, georeferenciada con curvas de nivel con una
equidistancia apropiada y con una grilla de coordenadas planas, debe ser impresa a la escala
elegida de mapeo. Es muy probable que el tamaño de este mapa sea tan grande que no
resulte cómodo para trabajar en el campo. Resulta muy dificultoso llevar un mapa base
enrollado o doblado al campo. Un mapa enrollado significa llevar un incómodo tubo porta-
mapa, sacar el mapa, desenrollarlo y apoyarlo sobre una superficie plana cada vez que
debamos agregar un nuevo dato (en un día de viento intenso es casi segura la rotura del mapa
base), resulta una operación por demás incómoda. Por otra parte desplegar y plegar un mapa
repetidamente tampoco es un método adecuado, esta lo operación dañara irremediablemente
en poco tiempo. Lo más práctico para trabajar en el campo es dividir el mapa base en tantas
hojas de tamaño A4 como sea necesario, de manera de hacer impresiones con un
solapamiento en hojas contiguas de un 5 o 10 %. En cada hoja constará el título del mapa, la
flecha del norte de cuadrícula, fecha, autor y la escala. Un croquis en una esquina de la
impresión de la posición de ese sector en el mapa general, ayudará a una rápida identificación
de la zona (Fig. 15-1).

Figura 15-1. Porción de mapa base constituido


por una imagen de alta resolución espacial impresa
en una hoja A4 con su ubicación relativa respecto
al área de mapeo (arriba a la izquierda) y un
espacio destinado a notas.
El conjunto de mapas parciales debe guardarse en una carpeta porta-mapas que posea una
contratapa rígida, para que se pueda dibujar y escribir sobre el mapa base apoyado sobre ella.
Uno o más broches aprieta papel y bandas elásticas ayudarán a que el mapa permanezca
inmóvil aún en días de viento. La carpeta debe tener una tapa que proteja los mapas de la
humedad, lluvia, polvo o la transpiración de la mano (es importante llevar el mapa base en la
mano para poder chequear la posición a medida que se progresa en el recorrido programado).
Debe ser transparente, de celuloide o acrílico, para que no haya necesidad de abrirla cuando
deseamos, por ejemplo, ubicar nuestra posición en la
imagen (Fig. 15-2). Otra posibilidad de almacenar los
mapas base es anillarlos como un cuaderno.

Figura 15-2. Carpeta portamapa con cubierta transparente para


poder ver el mapa bese sin necesidad de abrirla

Algunos geólogos dibujan el mapa directamente sobre


la imagen, aunque esta metodología dificulta la posibilidad de corregir el dibujo, ya que al
borrar se perderá parte del color de la impresión, borradas sucesivas arruinarán definitivamente
el mapa base. La manera de superar este problema es, al igual que el trabajo sobre fotografías
aéreas (Capitulo 8) colocar sobre la imagen un papen transparente, acetato o Mylar, con la
superficie brillante sobre el mapa y dibujar sobre la superficie mate. El acetato o Mylar debe
fijarse sobre el mapa base con cinta adhesiva solo en la arista superior de este, de manera que
se pueda plegar por detrás para ver la imagen sin dificultad. Es conveniente calcar sobre el
papel transparente la grilla de coordenadas del mapa base para asegurar la correcta
coincidencia entre ambos, al momento de volcar la información. La superficie mate del acetato
permite dibujar adecuadamente con lápiz. Otra posibilidad es plastificar las imágenes y dibujar
con fibras indelebles de trazo fino, aunque presenta el inconveniente de tener que usar alcohol
para poder borrar. Lo más apropiado es usar lápiz para el mapeo, con punta no muy blanda ni
muy dura, HB, F o H son los más adecuados.
Como se indicó en los Capítulos 9 y 10, si se trabaja sobre fotografías aéreas o imágenes
satelitales, gran parte del trabajo de mapeo comienza en el gabinete, antes de llegar al campo.
La red de drenaje y muchos contactos entre unidades litológicas se reconocerán y trazaran
ajustadamente sobre el mapa base durante la interpretación de la foto o imagen, por lo tanto,
en la mayoría de los casos, el mapa geológico estará parcialmente dibujado en el momento de
llegar al campo.
Aunque pueda resultar más lento es aconsejable mapear caminando, aún en aquellas
regiones donde la topografía permite desplazarse en vehículo, caminando se ve mucho más.
En zonas de topografía escarpada, lo más probable es que nos desplacemos a la zona de
trabajo en camioneta y la dejemos para todo un día de recorrida a pie, antes de abandonarla
tomar las coordenadas con el GPS y guardarlas en la memoria o anotarlas en la libreta, el go to
nos ayudará a encontrarla a nuestro regreso, sobre todo si no tomamos la precaución de
dejarla en una loma y quedó en una quebrada.

Volcando datos sobre el mapa base

La ubicación sobre el mapa base de los atributos geológicos levantados en mapeos a


escala 1:20.000 o más grande (si éste es una foto aérea o imagen de alta resolución espacial),
podrá hacerse en muchas ocasiones, sin necesidad de usar ningún instrumento ni sistema de
ubicación espacial (GPS o brújula). Estas imágenes suelen presentar el suficiente grado de
detalle como para identificar sobre ellas la posición donde estamos haciendo un simple
reconocimiento visual de los rasgos fisiográficos que nos rodean (bloques de rocas, matas de
arbustos, curvas de lechos de causes, etc.). Una manera de estar siempre ubicados sobre la
imagen es hacer un control continuo del itinerario que se recorre. Un geólogo en el campo debe
ser capaz de localizarse en la posición correcta sobre el mapa base con una precisión de 1
mm, cualquiera sea la escala del mapa (Barnes y Lisle, 2003). En el caso de que no se pueda
reconocer con precisión el lugar donde nos encontramos se recurrirán al GPS o haciendo
resección con la brújula.
Determinadas las coordenadas de la posición donde hicimos la observación con el GPS,
transferimos ese punto al mapa base con el apoyo de la grilla impresa sobre él, usando un
escalímetro. Una plantilla de acrílico transparente (hecha en casa) con líneas verticales y
horizontales trazadas según la escala de trabajo con una equidistancia apropiada, y con un
orificio en 0 horizontal y 0 vertical que permita pasar la punta de un lápiz 0,5 mm, facilita esta
operación. (Fig. 15-3)

Figura 15-3. Plantilla de acrílico grabada


con una escala 1:10.000 apoyada sobre el
mapa base con sistema de coordenadas
planas (en azul). La plantilla se encuentra lista
para volcar un punto de coordenadas E:
2458660 y N: 4598300.

A falta de GPS, la brújula


Brunton, además de los usos
descriptos en los Capítulos 6 y 10
ayudará a determinar nuestra posición sobre el mapa base mediante la técnica de resección.
Por ejemplo, si nos encontramos en un camino, sendero, cercado o vaguada, es decir un rasgo
lineal representado en el mapa topográfico o reconocido en la imagen, medimos
cuidadosamente el acimut a un punto del terreno que figure en el mapa (un molino, la esquina
de una construcción, un cerro aislado, la chimenea de una fábrica) o pueda ser identificado en
la imagen, y una vez dibujada esa línea en el mapa, por resección quedará definido el lugar
donde nos encontramos en la intersección del rasgo lineal y el acimut dibujado (Fig. 15-4). El
ángulo entre el rasgo lineal y la visual al punto no debería ser menor a 30°, ya que la resección
con un ángulo pequeño aumentará el error en la ubicación del punto. La resección a un
segundo punto nos permitirá conocer el grado de precisión de nuestra ubicación. Si el rasgo
lineal (el camino en el ejemplo de la figura 15-4) y los dos acimuts se cortan en un punto,
nuestra ubicación es precisa.

Figura 15-4. Desde el camino donde nos


encontramos medimos el acimut al Molino 1. La
intersección de esta dirección dibujada en el mapa
con el camino (resección) define nuestra ubicación.
La resección a un segundo punto permitirá
comprobar la calidad de nuestra ubicación.

Si nos encontramos en un lugar desconocido del mapa, la resección a dos puntos del
terreno que figuren en el mapa como el caso anterior, indicará nuestra posición en la
intersección de ambos (Fig. 15-5). La medida del acimut a un tercer punto permitirá
nuevamente comprobar el grado de precisión en la ubicación del punto. Si las tres líneas se
cortan en un punto, ese es el lugar donde estamos. Es posible que las tres líneas no se corten
en un punto, sino que formen lo que se
conoce como un triángulo de error. Una
segunda determinación más cuidadosa
de los acimuts medidos, permitirá
achicar el triángulo de error o en su
defecto la medida a un cuarto punto (Fig.
15-5).

Figura 15-5. Las resecciones al molino y al


Cerro Mesa se cortan en un punto. Cuando
trazamos en el mapa el acimut medido al Cerro
Otero, se produce un triángulo de error. La
incertidumbre en la posición donde nos
encontramos queda resulto al trazar un cuarto
acimut que se corta con los dos primeros en un
punto (línea celeste).
Es oportuno recordar aquí que con la brújula también podremos orientar el mapa base en el
campo, conociendo la desviación magnética del lugar. Si la brújula está corregida por la
desviación magnética, se coloca uno de sus bordes paralelo a su línea sagital, coincidente con
el norte de cuadrícula del mapa base (Fig. 15-6) y se lo gira junto a la brújula hasta que la
punta N de la aguja marque acimut 0°, en este momento el mapa o imagen está orientado. Si la
brújula no está corregida, para que el mapa esté orientado, la punta norte de la aguja debe
marcar el valor de la desviación magnética en el limbo. En brújulas con limo graduado en
cuadrantes, esta operación es directa ya que si la desviación es negativa se girará el mapa en
sentido de las agujas del reloj hasta que la punta de la aguja marque el valor de la desviación
en el limbo o, si la desviación es positiva, se procede de la misma manera pero girando la hoja
en sentido contrario a las agujas del reloj. Si la brújula tiene el limbo graduado de manera
acimutal, la posición de la punta norte de la
aguja sobre el limbo cuando la desviación
magnética es negativa surge de restar a 360 el
valor de la desviación magnética.

Figura 15-6. Orientando el mapa base en el campo. El


borde de la brújula coincide con el norte magnético (en este
caso igual al norte de la cuadrícula) y la punta de la aguja
está marcado acimut 0°.

Una vez orientado el mapa base, se pueden marcar acimuts sobre él también con el uso de
la brújula como se ilustra en la figura 15-7, aunque lo más práctico es volcar los datos
estructurales (acimut e inclinación de estratificación, fallas, diaclasas, ejes de pliegues) con un
transportador ayudándonos con la grilla de coordenadas (recordar corregir los datos por la
desviación magnética).

Figura 15-7. Trazado de un acimut con la brújula sobre


el mapa base previamente orientado.

El método para volcar un acimut en un punto del mapa es el siguiente: 1) colocar la punta
del lápiz en el punto donde se debe volcar el acimut, 2) apoyar el trasportador sobre la punta
del lápiz (Fig. 15-8), 3) deslizar el transportador hasta que su centro coincida con la línea
vertical de la cuadrícula más cercana (flecha amarilla en la figura 15-8), 4) mover el
transportador (manteniéndolo apoyado sobre el lápiz) de manera que su centro se deslice
sobre la línea vertical de cuadrícula hasta que ésta marque sobre el transportador el acimut
buscado (143o en el ejemplo de la figuran, flecha roja), 5) trazar el acimut.

Figura 15-8. Procedimiento para marcar


un acimut en el mapa. Explicación en el
texto.

Además de la red de drenaje, los símbolos estructurales y contactos litológicos, deben


volcarse en el mapa de campo los puntos donde se hicieron descripciones litológica, se
muestrearon rocas o fósiles, se tomaron fotografías o se hicieron croquis o perfiles
esquemáticos. Cada una de estas estaciones llevará una denominación (pueden ser números
sucesivos) que debe coincidir con las notas de la libreta de campo. Si se tomaron las
coordenadas del el punto con GPS para ubicarlo en el mapa base, anotarlas también en la
libreta. Debemos ser cuidadosos con el trazado de contactos litológicos o de fallas en zonas
pobremente expuestas. Un error frecuente en los geólogos principiantes es mapear contactos
litológicos o fallas mediante una línea recta a partir del acimut e inclinación reconocido en un
afloramiento sin tener en cuenta la inclinación del plano. La única posibilidad que ese plano sea
mapeado como una línea recta es que sea vertical o está cerca de la vertical o que el terreno
sea llano, si el plano inclina distinto a la vertical y la topografía es quebrada, su traza estará
controlada por la regla de las V geológicas (ver Capítulo 9). Recordar que las trazas de
contactos y fallas deben dibujarse con trazo continuo en los lugares donde fueron
positivamente reconocidos y con trazos discontinuos en aquellos lugares donde se infiere que
continúan.
Aquellos atributos geológicos importantes, que por lo pequeños no puedan ser
representados en el mapa, deben ser consignados en la libreta o eventualmente ser mapeados
a una escala mayor.
Cada noche en el campamento es conveniente pasar en tinta (con marcadores indelebles
de punta fina) los rasgos mapeados durante el día que se tenga certeza que son definitivos.
Remarcar con tinta negra los símbolos de rumbo e inclinación con el valor de ésta; los
contactos litológicos pueden distinguirse entre concordantes y discordantes (línea negra
continua y de puntos respectivamente); las fallas con líneas rojas indicando de ser posible, el
desplazamiento de los bloques. Sobre la base de las observaciones de campo y de los datos
de rumbo e inclinación de la estatificación, trazar con tinta negra los ejes de los pliegues. Pintar
suavemente las distintas unidades litológicas reconocidas de manera de no enturbiar el resto
de la información escrita del mapa.

Anotaciones en la libreta

La libreta de campo es el complemento escrito del trabajo de mapeo. Allí constarán todas
las observaciones realizadas: las descripciones de las rocas, las relaciones entre las distintas
unidades litológicas mapeadas, los datos estructurales, las ideas que vayan surgiendo durante
el desarrollo del trabajo y su evolución a medida que el conocimiento de la zona relevada
progresa.
Las notas en la libreta deben ser volcadas de manera prolija. Un buen ejercicio mental, es
pensar que estamos escribiendo la libreta para que sea leída por otra persona. Las
anotaciones deben ser claras y concisas, frecuentemente nos damos cuentas que en
ocasiones esto no ha sido así cuando revisando viejas libretas y, por no recordar claramente
las circunstancias en que hicimos la anotación, no entendemos que quisimos decir (ni que
pensar si la lee otra persona). Por otra parte, recordar que si el trabajo se hace para una
empresa, tanto el mapa de campo como la libreta pertenece al empleador y posiblemente las
notas sean consultadas en el futuro por colegas que sigan trabajando en el área.
En la primera página, además de señalarse nuestro nombre y dirección postal, teléfono y
correo electrónico (para que pueda ser devuelta en caso de extravío) debería constar:
- El título del proyecto y fecha.
- El nombre del o los ayudantes o de los colegas participantes del trabajo si este se hace en
grupo.
- Los nombres de los lugareños a los que deberemos contactar para ingresar a la zona de
trabajo (eventualmente sus teléfonos o direcciones electrónicas si residen en la ciudad).
- El recorrido que se siguió para llegar al área y el tiempo empleado.
- El valor de la declinación y desviación magnética en la zona de trabajo.
- El sistema de coordenadas planas y datum utilizados en el mapa y GPS.
- Y muy importante!! Consignar que tipo de notación de rumbo o acimut/inclinación
usaremos y si tomaremos los datos estructurales con la brújula corregida por la
desviación magnética o no.
Lo más recomendable (opinión personal HE) es tomar los datos estructurales con la brújula
sin corregir y corregirlos en el momento de construir la tabla de rumbo/inclinación en el Sistema
de Información Geográfico que se usará para hacer el mapa final.
No ahorrar tiempo en el momento de las descripciones de todos los rasgos geológicos
relevados en general y particularmente en las descripciones litológicas (no confiar en nuestra
memoria). El informe final o la memoria que acompaña el mapa normalmente se hace en la
ciudad, a cientos o miles de km de la zona de trabajo, la información que no levantamos en el
campo, en la mayoría de los casos, no podrá recuperarse.
Comenzar cada día de mapeo anotando en la libreta la fecha (¡que incluya el año!), las
condiciones climáticas y cualquier otra referencia que luego nos permita. Se deben numerar las
fotos y notarlas o subrayarlas con otro color para poder identificarlas rápidamente, lo mismo
con las muestras litológicas. En una libreta que reúna notas de muchos días de trabajo,
encontrar esta información puede demandar más tiempo del que estamos dispuestos a
emplear. No ahorrar en fotografías (sobre todo las digitales), es preferible descartar fotos que
lamentarse, a la hora de ilustrar el informe, por no haberlas sacado. No olvidar poner algún
objeto fácilmente identificable como escala.
Muchas observaciones podrán registrarse más adecuadamente haciendo un bosquejo o
croquis que mediante un texto. La facilidad para hacer bocetos razonablemente representativos
y agradables a la vista es una talento innato (Fig. 15-9), no fácil de adquirir, hay que ser
perseverantes.

Figura 15-9. Perfiles esquemáticos de una libreta de campo del Dr. Alfredo Cuerda. Geología de los alrededores de
Jachal, provincia de San Juan levantados en 1945.

Un lugar elevado desde el que se vea la sección perpendicular a la estructura sedimentaria


será el lugar adecuado para dibujar un perfil. Cada boceto debe mostrar una escala y los
puntos cardinales para poder orientarlo.
En la Tabla 15-1 se enumeran las principales observaciones que deben consignarse en la
libreta.

El mapa final

En el mapa final se compilarán todo los datos del mapa de campo más la nueva información
obtenida luego de procesar las muestras de roca y la determinación de fósiles.
Tradicionalmente el mapa final se dibujaba en un tablero sobre papel vegetal calcando el mapa
de campo. Se trazaba la grilla de coordenadas con paralelógrafo y escuadra o regla T, las
Tabla 15-1
Detalles de la localidad Identificación del lugar de observación (puede ser alfanumérico), ubicación
(coordenadas de GPS), fecha, hora y estado del tiempo.
1) Identificación de la unidad de roca (puede ser nombre formal o de campo)
y mediciones estructurales (acimut, inclinación, clivaje, etc.). 2) Descripción
litológica, mineralógica y textural (determinación de la polaridad). 3) En las
facies conglomerádicas identificación litológica de los clastos. 4) Descripción
En rocas sedimentarias de estructuras sedimentarias (dibujar esquemáticamente o tomar
fotografías). 5) Medición de estructuras que permitan determinar las
paleocorrientes (con las observaciones recopiladas se podrán trazar
diagramas de rosas). 6) Identificar y describir fósiles (si los hubiera),
orientación, preservación, etc. 7) Identificar facies presente, asociaciones de
facies y repeticiones. 8)
1) Identificación de la unidad de roca (puede ser nombre formal o de campo).
2) Relaciones de campo (intrusiva, extrusiva, por falla, etc.). 3) Grado de
En rocas ígneas meteorización (fresca, alterada). 4) Composición mineralógica, textura y
fábrica (presencia de flujo, estructura cumular, presencia de enclaves, etc.).
5) En el caso de diques, además, determinar posición estructural y
dimensiones.
1) Color general. 2) Tamaño de grano (fino, medio, grueso) y la uniformidad
En rocas metamórficas del mismo (homogéneo, heterogéneo). 3) Los elementos de la fábrica
(planos y líneas). 4) Los minerales (relación entre porfiroblastos y matriz) y
las texturas. 5) Identifica y medición de S0 y S1.
Tipo de fallas, rumbo e inclinación del plano o zona de falla. Dirección y
Fallas sentido de movimiento. Rechazos en el caso que se puedan medir.
Descripción de los productos de la zona de falla, brechas, jaboncillo o
espejos de fricción.
Posición del plano axial, acimut e inclinación de flancos, valor del plunge o
buzamiento del eje, vergencia. Parte del plegamiento de las sedimentitas
surgirá del mapeo de la posición de los estratos. Para poder hacer una
Pliegues correcta interpretación de la estructura y por lo tanto de su deformación, es
recomendable que figure en el mapa al menos un dato de rumbo e
inclinación de la estratificación por cada 5 cm2 en el mapa, (esto es una
regla general e independiente de la escala).
Diaclasas Deberán medirse al menos unas 50 diaclasas para poder hacer inferencias
estructurales.

líneas se entintaban con una lapicera que contaba con puntas de distintos grosores, desde 0,1
a 2 mm (tipo Rotring®). Las letras se dibujaban con plantillas llamadas letrógrafos y el mapa se
pintaba con lápiz. El avance tecnológico ha permitido que actualmente los mapas se dibujen en
computadora con software de dibujo artístico tipo Corel Draw o Acrobat Illustrator o software de
dibujo técnico como AutoCad, ArcGis, MapInfo o QGis (estos últimos tres son Sistemas de
Información Geográficos y el QGis es software libre).
El dibujar el mapa final en computadora tiene varias ventajas, permite hacer correcciones
mientras se construye, se pueden elegir entre distintas fuentes de letra, líneas y colores, su
edición mediante un plotter asegura una alta calidad de impresión y la posibilidad de hacer
múltiples copias.
Existen dos maneras de trasferir el dibujo del mapa de campo al mapa final: a) escaneando
el mapa de campo, importándolo como un archivo raster en una nueva capa en el software de
dibujo, escalarlo, georeferenciarlo y digitalizarlo en varias capas vectoriales de puntos líneas o
polígonos de distintos atributos: red de drenaje, contactos litológicos, datos estructurales, etc,
y b) lo más probable es que si el mapa base fue una imagen satelital, el mapa geológico
comenzó a levantarse durante la interpretación de la imagen, previamente al trabajo de campo,
resultará relativamente sencillo completar el mapa final teniendo el mapa de campo a la vista.
Como se indicó anteriormente, si se tomaron las coordenadas de los puntos donde se
obtuvieron datos de rumbo e inclinación, tanto en AutoCad como en los software de GIS, se
puede construir una tabla para volcar los datos estructurales en sus posiciones precisas.
Hay que recordar que el mapa en la computadora no tiene escala, se puede agrandar o
achicar cuanto uno quiera. Es importante entonces, al elegir el tamaño de las letras o el de los
símbolos, tener presente la escala final en el que el mapa será impreso. En el Anexo IV se
muestran los principales símbolos geológicos aceptados internacionalmente y los tamaños que
deberían tener una vez impresos.
Recordar incluir en el mapa final los accidentes geográficos que serán citados en el texto del
informe o memoria explicativa del mapa, de ser posible usando la toponimia del lugar.
Las curvas de nivel deben dibujarse con una equidistancia adecuada y en color gris de
manera que no enmascaren los datos geológicos. El Servicio Geológico de los Estados Unidos
recomienda que las curvas de nivel se dibujen con líneas de 0,25 mm, con un gris 40% negro y
los valores de las curvas en el mismo gris en letra Arial tamaño 6 pt.

Coloreado del mapa

Las unidades litológicas estarán representadas en el mapa por distintos colores que,
elegidos adecuadamente, harán que este sea atractivo a la vista y represente claramente la
geología relevada. En los mapas regionales los colores de las unidades litoestratigráficas, de
ser posible, deberían adecuarse a los sugeridos por la Commission for the Geological Map of
the World (ver Anexo IV). Si existiera un grupo de rocas de la misma edad, puede añadirse al
color una rastra, por ejemplo “v” para rocas volcánicas, “o”, puntos, o líneas para rocas
sedimentarias (Fig. 15-10), teniendo el recaudo de no recargar demasiado el relleno. En mapas
con muchas unidades litológicas, con colores en una misma gama, es conveniente agregar de
manera dispersa sobre el polígono coloreado una etiqueta para evitar confusión (números
correlativos, letras o las abreviaturas de los períodos) que figurará también en las referencias
(Fig. 15-10).

Figura 15-10. A la izquierda porción de la Hoja Geológica 4766 III Puerto Deseado (Giacosa et al. 1998). Cada unidad
litológica posee una etiqueta sobre el polígono en el mapa, que figura también en las referencias sobre la unidad
litoestratigráfica (centro), cuya denominación y característica general se muestra a la derecha.

Además, como norma general, se puede agregar que las áreas grandes deberían
colorearse con colores claros, reservando los oscuros para zonas pequeñas. Por otra parte, es
tradicionalmente aceptado que algunas litologías tengan colores definidos: rojo para las rocas
volcánicas, rosa para las rocas plutónicas, púrpura para rocas ultramáficas o azul para calizas.
Si el área cubierta por una unidad litológica fuera tan pequeña que no pueda ser
representada de acuerdo a la escala elegida, debe ser indicada en el mapa con una etiqueta
(por ejemplo un círculo con una cruz centrada) y agregada en las referencias.

Información adicional del mapa

Referencias
Las unidades litológicas del mapa normalmente se muestran en las referencias dispuestas
verticalmente y, por convención, ordenadas desde las más antiguas de abajo hacia arriba.
Pueden presentarse como una columna estratigráfica (Fig. 15-10) o con rectángulos separados
(Fig. 15-15) con el nombre de la unidad, formal o informal. Además puede figurar información
sobre la edad estratigráfica de las formaciones, indicando entre llaves el conjunto de litologías
de una misma edad o como se muestra en la figura 15-10.
El resto de las referencias geológicas, tipo de contactos, símbolo de rumbo/inclinación,
símbolos de tipo de pliegues, etc., suelen colocarse por debajo y alineados con les referencias
litológicas o dentro de un recuadro como se muestran en la Hojas Geológica a escala
1:250.000 de la República Argentina. Dentro de otro recuadro se pondrán los símbolos
cartográficos (Anexo IV).

Sistema de coordenadas y nortes


El mapa debe contar con el sistema de coordenadas geográficas y, recomendado, un
sistema de coordenadas planas indicado si es un sistema local, el sistema nacional Gauss-
Kruger (en argentina) o el internacional UTM. La grilla de coordenadas planas puede graficarse
de distintas maneras, como una grilla completa, solo indicada en los bordes del mapa o como
cruces en las intersecciones (Fig. 15-11).

Figura 15-11. Distintas maneras de graficar el sistema de coordenadas planas.

Una flecha (sencilla, los software GIS suelen ofrecer una muy amplia gama de posibilidades
de símbolo de Norte, descartar las muy barrocas) debe indicar la posición del norte verdadero o
geográfico, especialmente si el mapa no está orientado al norte. Es conveniente también
presentar un gráfico con el norte geográfico, norte de cuadrículas y la posición del norte
magnético en el momento en que fue levantado el mapa, consignando el valor de la
declinación, la variación anual y la convergencia (ángulo entre el norte geográfico y norte de
cuadrícula) (Fig. 15-12).

Figura 15-12. Gráfico con la posición de los distintos nortes


(equivalente a los que figuran en las cartas topográficas del
IGN) donde se indica el valor de la declinación magnética
al momento de confección del mapa, la variación anual y la
convergencia.

Escala numérica, gráfica y equidistancia


Si bien de la grilla de coordenadas planas se puede deducir la escala, una escala gráfica
debe acompañar al mapa. Suele colocarse centrada debajo del mapa principal, por encima de
la equidistancia, aunque por razones de espacio también puede colocarse dentro del mapa.
Los software GIS suelen ofrecer una muy amplia gama de posibilidades de símbolo de escala.
En el Anexo IV se muestra la escala gráfica usado en los mapas geológicos del SEGEMAR. La
escala numérica suele colocarse en el recuadro que incluye el título del mapa.

Mapa de ubicación (mapa de posición relativa a otros mapas limítrofes)


Es importante que en el conjunto de elementos que constituyen el mapa final figure un mapa
de ubicación. El mapa de ubicación puede tener dos objetivos, solo dar al lector una idea de
donde se encuentra el área mapeada o dar mayor información cartográfica para, por ejemplo,
poder acceder a la zona a partir de la red caminera. En el mapa de ubicación debe figurar un
recuadro que represente al área cubierta por el mapa geológico, las localidades cercanas más
importantes y al menos los principales caminos; además, como en cualquier otro mapa debe
tener el sistema de coordenadas geográficas y barra de escala. Si el mapa geológico será
publicado en un medio internacional, la región donde se encuentra el área mapeada puede
constituir un mapa de ubicación que a su vez se ubica en un segundo mapa de dimensión sub-
continental (Fig. 15-13).

Figura 15-13. Mapa de


ubicación del área mapeada
(recuadro rojo en el de la
derecha) en la provincia de
Santa Cruz y está en la
República Argentina.
Etiqueta o carátula
No hay una norma en cuanto a la ubicación de la etiqueta sin embargo en aquellos mapas
grande, con tamaño mayor al de una hoja A4 o similar, que deban doblarse para incluirlos en
una carpeta junto al informe, debe colocarse en la esquina inferior derecha del plano, en la
figura 15-14 se muestra un ejemplo de distribución de los distintos elementos del mapa.
Debe constar en la etiqueta: Organismo contratante, Empresa contratista, Título del mapa,
Título del proyecto, Autores, Escala numérica y Fecha.

Figura 15-14. Una posible manera de distribuir los distintos


elementos del mapa.

Secciones Geológicas

El mapa geológico es una representación, en parte interpretada, de la distribución de las


unidades geológicas en un plano. Para poder representar y entender la geología en tres
dimensiones, se debe recurrir a una interpretación (en algunos casos reforzada con
información de subsuelo) de la continuidad de las unidades litológicas mapeadas por debajo de
la superficie topográfica a partir de secciones o perfiles. Por esta razón es importante que el
mapa geológico vaya acompañado de perfiles, realizados en sectores escogidos, que permitan
visualizar la geología en profundidad.
Sección, corte o perfil geológico, son sinónimos usados para referirse a una representación
de la geología de una región en un plano vertical. Un perfil geológico es un diagrama que
muestra la forma de la superficie del terreno según la traza de la intersección de este con un
plano vertical y la representación de los contactos litológicos y estructuras que muestra en
profundidad las relaciones de las distintas unidades geológicas aflorantes.
Los perfiles geológicos pueden levantarse directamente en el terreno, como se vio en el
método de levantamiento por perfiles o a partir del mapa geológico. La rigurosidad en la toma
de datos de superficie y la correcta interpretación de estos, permitirán al geólogo proyectar la
geología en el subsuelo de manera que se ajuste lo más fielmente posible a la realidad.
La construcción de un perfil geológico puede responder a varios propósitos, desde perfiles
esquemáticos que muestren las relaciones estratigráficas y estructurales de las rocas para
comprender su historia evolutiva, hasta servir de base para proyectos de investigación del
subsuelo especialmente a partir de perforaciones en el reconocimiento de recursos minerales,
de agua, petróleo o proyectos de ingeniería.
Dibujo de la sección

A modo de recordatorio se enumeran aquí los pasos a seguir para dibujar una sección a
partir de los datos topográficos y geológicos de un mapa. La traza del perfil, sobre todo en
dominio de rocas sedimentarias, debe hacerse lo más perpendicular posible al rumbo de los
contactos litológicos. Una vez definida la traza, deben marcarse con una rastra sus extremos
en el mapa, identificando cada uno con una letra para que el lector del mapa pueda reconocer
la correspondencia del perfil (en cuyos extremos figurarán esas mismas letras, Fig. 15-15). Se
dibuja luego la línea de base del perfil a la escala del mapa. Para representar la topografía se
miden en el mapa las distancias desde uno de los extremos del perfil hasta la intersección del
mismo con las curva de nivel. Desde cada uno de estos se levanta una normal desde la línea
de base cuya altura corresponda a la cota de la curva de nivel, a la misma escala horizontal del
mapa. Los contactos geológicos, fallas, discordancias y cualquier otro rasgo planar se
trasladan de la misma manera a la línea de base, obteniéndose su posición en el perfil
mediante la intersección de una normal a la base con la superficie topográfica. En cada uno de
estos puntos se dibujan los planos geológicos con su inclinación verdadera o aparente según
sea la traza del perfil normal o no a la superficie geológica.

Figura 15-15. Construcción de una sección a partir de un mapa geológico.

Al extender los contactos en el subsuelo, se deben tener recaudos, ya que las superficies
suelen ser curvas y extenderlas de manera descuidada puede llevar a interpretaciones
erróneas y a inconsistencia con la geología de superficie. En aquellos mapas dibujados en
computadora, los programas suelen entregar secciones topográficas con solo indicar los
extremos en el mapa.
Cuando la traza del perfil no corta de manera normal el rumbo de las capas, las
inclinaciones de estas serán en esa traza, inclinaciones aparentes, por lo tanto, las
inclinaciones verdaderas deben corregirse para ser volcadas al perfil.
Una vez elegida la línea del perfil según una traza dispuesta de manera lo más
perpendicularmente posible al rumbo de las capas, se proyectan los contactos paralelamente a
los rumbos hasta cortar la traza y en el punto de intersección se vuelcan las inclinaciones. En la
figura 15-15a, se ilustra un caso donde los afloramientos están dispersos, parcialmente
cubiertos, eligiéndose la línea AA’ como la traza más adecuada para representar el corte. En el
caso que los rumbos se aparten de la perpendicularidad con traza de perfil (Fig. 15-15b) se los
proyecta hasta cortar a esta y allí se vuelcan las inclinaciones corregidas, en el ejemplo de la
figura 15-15b, las inclinaciones verdaderas de 30° corresponden a inclinaciones aparentes de
26°.

Figura 15-15. a) Rumbos perpendiculares a la traza del perfil. En gris se representan las áreas afloradas. b)
Rumbos oblicuos a la traza del perfil donde fueron corregidas las inclinaciones.

Cuando los rumbos de las capas son variables, como se muestra en la figura 15-16, donde
las capas posiblemente correspondan al flanco de un pliegue buzante, la proyección de los
rumbos a la traza del perfil como se indicó anteriormente, puede producir un adelgazamiento
según una geometría poco probable como se ilustra en la figura 15-16a. Una solución más
adecuada en este caso, es aplicando el método de Busk, que consiste en trasladar el rumbo
con un compás desde el punto donde se corta la proyección de la dirección de inclinación con
la traza del perfil (Fig. 15-16b). En este caso se volcarán las inclinaciones verdaderas.

Figura 15-16. a) Proyección de rumbos de


capas plagadas. b) Solución por el método
de Busk de la proyección de rumbos e
inclinaciones.
Inclinación verdadera y aparente

Como se recordará del Capítulo 10, la inclinación de un plano geológico se mide en una
sección vertical normal a su acimut o rumbo. La medida en cualquier otra sección no
perpendicular al acimut dará un valor de inclinación aparente menor al verdadero. La relación
entre inclinación verdadera y aparente es importante a la hora de realizar perfiles. Cuando la
traza de un perfil no corta de manera normal el rumbo de las capas, las inclinaciones en esa
traza serán inclinaciones aparentes, por lo tanto las inclinaciones verdaderas deben corregirse
para ser volcadas al perfil.
La relación entre la inclinación verdadera y la inclinación aparente, función del desvío de la
traza del perfil respecto a la dirección de inclinación verdadera o al rumbo de las capas, se
indica a continuación.
Supongamos que se hace un perfil que corta al estrato gris de la figura 15-17a de
inclinación i. Si la traza del perfil se ubica en la dirección AA`, la inclinación de la capa que
volcaremos en el mismo es la inclinación verdadera ya que la traza es normal al rumbo de la
capa (Fig. 15-17b). Supongamos ahora que se corta la capa según un perfil cuya traza tenga la
dirección BB`, ¿cuál será la inclinación aparente de la capa que se debe volcar al perfil?

Figura 15-17. a) Bloc diagrama donde se muestra la traza de un perfil (BB’) que no es normal al rumbo de la capa.
b) Inclinación real i del plano en la traza AA’ normal al rumbo. c) Inclinación aparente φ en la traza BB’.

En el triángulo OPQ
tg i = PQ / OP

PQ = tg i * OP (1)
En el triángulo OTR
sen b = TR / OR

como OP=TR sen b = OP / OR

OR = OP / sen b (2)
En el triángulo ORS
tg f = RS / OR

como RS = PQ tg f = PQ / OR (3)
Donde i = inclinación verdadera

f = inclinación aparente

b = desvío de la traza del perfil respecto al rumbo (Fig. 15-17 y 15-18a)

Figura 15-18. a) b representa el ángulo entre el rumbo de la

capa y la traza del perfil. b) m representa el ángulo entre el


RBZ de la capa y la traza del perfil.

Reemplazando en la ecuación (3) PQ por (1) y OR por (2) obtenemos:


tg f = (Tg i * OP) / (OP / sen b) = tg i sen

f = arc tg (tg i sen b)


Si el ángulo b es de 90°, como el sen 90°= 1, la inclinación aparente es igual a la inclinación
verdadera.
Una fórmula similar puede usarse cuando, en lugar del ángulo b, entre la traza del perfil y el

acimut de la capa, conocemos el ángulo m entre la traza del perfil y el RBZ de la capa (Fig. 15-
18b):
f = arc tg (tg i cos m)
Otra manera de obtener la inclinación aparente de un plano es mediante el uso del ábaco de
Tangier Smith (Fig. 15-19).
Para obtener una inclinación aparente se debe encontrar la intersección entre la línea
vertical que representa la inclinación verdadera y la línea inclinada del ángulo de desviación
entre el rumbo y la traza del perfil. Se traza una recta que una el vértice del ángulo de 90° (eje
de inclinación verdadera) con la intersección mencionada que cortará al arco del ábaco en el
valor de inclinación aparente.
El caso del ejemplo anterior está marcado
con líneas verdes, una inclinación verdadera
de 50° con un ángulo de desviación de 45°
origina una inclinación aparente de39°.

Figura 15-19. Ábaco de Tangier Smith que relaciona la


inclinación verdadera con la inclinación aparente y el
ángulo de desviación de la traza del perfil con el rumbo
de las capas (de Economic Geology, v 20, p 182, fig. 28,
1925).
Secciones sobrealzadas

En algunas ocasiones, para que los rasgos geológicos resulten más evidentes, los perfiles
suelen representarse sobrealzados, es decir con una escala vertical 2 o 3 veces más chica que
la escala horizontal. Cuando se construye un perfil según una escala vertical exagerada, se
debe tener el recaudo de corregir las inclinaciones de las capas y fallas (Fig. 15-20).

Figura 15-20. Arriba perfil geológico construido con datos de afloramientos y pozos. Abajo, el mismo perfil sobrealzado
con la escala vertical exagerada 3 veces. Observar el incremento en los valores de inclinación de las fallas.

En tareas de exploración minera o petrolera, el perfil geológico constituye la base para la


preparación de programas de perforaciones ya que a partir de él, en función de la estructura
interpretada, se puede hacer una estimación de la cantidad de metros a perforar, elegir la
inclinación más adecuada para los sondeos, calcular la profundidad de intersección del blanco,
etc. En estos casos el perfil debe ser a escala natural (no sobrealzado) y tener, además de los
datos geológicos, un adecuado control topográfico producto de un levantamiento realizado con
algún instrumento de precisión (GPS diferencial, Estación Total o teodolito).
A medida que las tareas de exploración avanzan, también progresa el grado de
conocimiento que se tiene del subsuelo. En la figura 15-21a se ilustra un ejemplo de una veta
explorada a partir de varios sondeos realizados con recuperación de testigos. La información
de los pozos permite reconstruir la geología por debajo de la superficie e interpretar la
estructura donde se aloja la mineralización (Fig. 15-21b).
En exploración petrolera y también en algunos casos de exploración minera, la elaboración
de cortes estructurales y estratigráficos se realiza sobre la base de datos geológicos de
superficie e información proveniente de la interpretación de perfiles geofísicos, sísmicos,
geoeléctricos, magnetométricos, gravimétricos, etc.
Figura 15-21. a) Perfil mostrando pozos exploratorios de una veta. Los distintos colores representan las distintas
litologías cortadas. b) Perfil geológico producto de información de superficie y de la Interpretación de la de subsuelo.

Informe geológico

Como se indicó en el Capítulo 9, los mapas geológicos se levantan según objetivos


específicos, por lo tanto el informe o memoria que se adjunta al mapa debe responder a esos
fines. Un informe geológico puede ser una memoria como las que acompañan a las hojas
geológicas del SEGEMAR, un informe que se transforme luego en un trabajo para ser
publicado en una revista científica o un informe técnico para una empresa. Puede contar con
distintos títulos según el tipo de trabajo y objetivo del mismo.
Independientemente de su destino, en el informe se debe explicar lo que se hizo, cómo y
por qué se hizo y a que conclusiones se llegó. Debe quedar claro para el lector cuales son los
hechos y cuales las teorías, es decir distinguir entre lo factual y lo interpretativo. Se debe
procurar ser concreto y preciso en la manera de redactar. No es sencillo para los estudiantes o
geólogos principiantes redactar informes de calidad, sin embargo, una manera de autocorregir
el informe que da resultados sorprendentes, es dejarlo “madurar” unos días y leerlo
nuevamente, suele ser sorprendente la cantidad de frases que resultarán ininteligibles y
deberán corregirse.
Los informes técnicos deberán iniciarse con un resumen expandido (resumen ejecutivo)
donde se sinteticen los objetivos del trabajo, resultados y recomendaciones, es decir lo
sustancial del informe. Es probable que el gerente de la empresa o los accionistas solo lean
esta parte del texto.
Buenos ejemplos de informes geológicos lo constituyen las Hojas Geológicas 1:250.000 de
la República Argentina (programa Nacional de Cartas Geológicas). En ellos consta:
introducción, estratigrafía, tectónica, geomorfología, historia geológica y geología económica.
En general los informes cuentan con los siguientes epígrafes:
Título

Con autores y fecha por debajo del título.

Introducción
Presentación del informe, objetivos, tiempo invertido, metodología, instrumental, ubicación
de la zona mapeada y accesos a la misma, fisiográficas de la región. Puede incluir un mapa de
ubicación.

Antecedentes (o marco geológico regional)


Información generalizada de las características geológicas de la región, unidades
litoestratigráficas, nombre de las formaciones, autor del nombre formal y fecha de publicación
(cita, ver más adelante). Esta es, en general, información bibliográfica, debe estar
correctamente citada.
Forma correcta de citar
En la cita se debe incluir el o los autores del trabajo y el año de publicación. Hay dos formas
de incluir una cita en el texto, por ejemplo: 1- “Page (1987) definió el citado paleovalle como un
antiguo cauce” o 2- “El citado paleovalle corresponde a un antiguo cauce (Page 1987)”; en el
primer caso solo se pone entre comillas el año de publicación, en el segundo el autor (solo el
apellido) y el año. Cuando son dos los autores se incluyen ambos apellidos, primero y segundo
autor en ese orden, seguido del año de publicación. Si son tres o más autores solo se incluye
en la cita al primer autor seguido de la palabra y abreviatura et al. (en cursiva por ser latín, que
significa “y otros”) seguida del año de publicación. Al final del informe se agrega la lista de
trabajos citados ordenados alfabéticamente por el primer autor.

Metodología
Esta sección es opcional. Aquí pueden describirse los detalles acerca de los métodos
utilizados en la adquisición de los datos así como los análisis realizados. Se pueden incluir las
condiciones instrumentales en las que se hicieron análisis mineralógicos, geoquímicos o
isotópicos.

Resultados
Geología local (estratigrafía)
Descripción de las unidades de mapeo reconocidas ordenadas cronológicamente desde las
más antiguas a las más jóvenes. Nombre de las rocas, formaciones o unidades cartográficas,
áreas de distribución de cada una. En rocas sedimentarias, espesores y relaciones
estratigráficas, concordancias o discordancias. En rocas ígneas o metamórficas, litología,
espesores (coladas y diques), relaciones con las rocas encajantes. Ilustraciones mediante
dibujos esquemáticos o fotografías. Descripciones petrográficas ilustradas con fotos de
microscopio.
Estructura
Descripción detallada de las estructuras reconocidas en el campo: fallas, pliegues, fracturas
menores, diaclasas. Bosquejos ilustrando las principales relaciones estructurales. Inclusión de
mapas de detalle de los sectores deformados dentro del área de mapeo general que muestren
el estilo de deformación. Descripción de perfiles perpendicular a las estructuras principales a la
escala del mapa y los mapas de detalle. Inclusión de diagramas estereográficos de las
estructuras relevadas. En caso de haberse hecho análisis de lineamientos, incorporar detalle
gráfico del mismo. Descripción de las fracturas, espaciados promedio y relaciones de
fracturación. Diagramas de rosa de las fracturas medidas.
Geomorfología
En algunos informes puede ser importante la descripción del paisaje en función de los
procesos dominantes que lo han modelado. Se podrán indicar los agentes y procesos
geomórficos involucrados, a partir de los rasgos de acumulación y erosión. Las unidades
geomórficas diferenciadas serán ordenadas y descriptas en el texto de acuerdo a los distintos
orígenes de las mismas. Los rasgos cuya escala no permita su mapeo, serán igualmente
identificadas, caracterizadas y descriptas en el texto.
Las ilustraciones del informe, mapa de ubicación, perfiles, fotos, etc., se insertarán en el
texto como figuras numeradas correlativamente con sus respectivas leyendas y estarán citadas
en el texto.

Discusión
Finalizada la parte descriptiva del informe, en algunos trabajos es importante hacer una
revisión sobre el conocimiento previo existente que enmarca la interpretación de los resultados
alcanzados. Se comparan los resultados con los obtenidos en otros trabajos similares por otros
autores para afianzar los propios o para revisar deducciones anteriores objetadas en este. Se
analiza en la discusión los siguientes temas (sensu Gómez Rinesi, 2001): comentario sobre las
limitaciones del trabajo, análisis e interpretación de los resultados, comparación de los
resultados, juicio de valor del autor sobre los resultados del trabajo. En definitiva, es la
discusión la que da legitimidad a las conclusiones, discusión es análisis y conclusión es
síntesis.

Conclusiones
En este apartado se reúnen los resultados y las conclusiones extraídas de ellos. En algunos
casos puede sintetizarse en una historia geológica. No se incluyen aquí observaciones o
información que no fue obtenida en la elaboración del trabajo (por lo tanto no suelen tener citas
bibliográficas). En informes profesionales cuyos objetivos pueden involucrar aspectos
económicos, las conclusiones pueden incluir recomendaciones de acciones a seguir en
próximas etapas de desarrollo del proyecto.

Lista de trabajos citados en el texto


Deben incluirse bajo este título la lista de los trabajos citados. No existe en la literatura
científica una norma universalmente aceptada para citar los trabajos, sin embargo, elegida una
de las usadas, todas las citas deben responder al mismo formato. A continuación se muestra el
formato, orden y puntuación requerido por la Revista de la Asociación Geológica Argentina:
Revistas:
Groeber, P. 1946. Observaciones geológicas a lo largo del meridiano 70. Hoja Chos Malal.
Revista de la Asociación Geológica Argentina 1: 178-208.
Libros:
Weaver, C. 1931. Paleontology of the Jurassic and Cretaceous of West Central Argentine.
Memoir University of Washington 1, 469 p., Seattle.
Angelelli, V. y Fernández Lima, J.C. 1972. Ciclos metologenéticos de la Argentina. En
Leanza, A.F. (ed.) Geología Regional Argentina, Academia Nacional de Ciencias: 797-813,
Córdoba.
Congresos:
Legarreta, L., Kozlowski, E. y Boll, A. 1981. Esquema estratigráfico y distribución de facies
del Grupo Mendoza en el ámbito surmendocino de la cuenca Neuquina. 8º Congreso Geológico
Argentino, Actas 3: 389-409, Buenos Aires.
Trabajos inéditos:
Gulisano, C.A. 1988. Análisis estratigráfico y sedimentológico de la Formación Tordillo en el
oeste de la provincia del Neuquén, cuenca Neuquina. Tesis doctoral, Universidad Nacional de
Buenos Aires (inédita), 119 p., Buenos Aires.

Referencias

Coe, A.L., Argles, T.W., Rothery, D.A. y Spicer, R.A. (2010). Geological field techniques. Angela
L. Coe (Ed). Milton Keynes: John Wiley & Sons.
Freeman, T. (1999). Procedures in field geology. Malden (Massachusetts): Blackwell Science.
Giacosa, R. E., Césari, O. y Genini, A. (1998). Hoja geológica 4766-III y IV : Puerto Deseado,
Provincia de Santa Cruz. Subsecretaría de Minería de La Nación, Series Boletín 240.
Buenos Aires.
Gómez Rinesi, J. F. (2001). La discusión en el trabajo científico. Revista de Posgrado de la
Cátedra VIa Medicina, 102. med.unne.edu.ar
Lahee, F. (1970). Geología práctica. 3era. ed. española. Madrid: Omega.
Lisle, R.J., Brabham, P.J. & Barnes, J.W. (2011). Basic Geological Mapping. Fifth Edition.
Oxford: John Wiley & Sons.
Roberts, J., (1984). Introduction to Geological Maps and Structures. Pergamon Press Ltd. 332
pp.

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