La Democracia Burguesa
La Democracia Burguesa
La Democracia Burguesa
Ernst Niekisch
La democracia burguesa es una forma básica de “integración”, de
incorporación de las masas en el organismo social – su subordinación a una
dirección política. No es de ningún modo la directa autodeterminación del
pueblo tal y como tantas veces suele autodefinirse. Es muy dudoso que,
excepto para grupos numéricamente pequeños, pueda llegar a ser realmente
un vehículo posible para una autodeterminación real. En la expresión
“soberanía popular” queda claramente indicado que la relación de soberanía no
ha quedado de ningún modo superada. Uno llega a esta conclusión, cuando
contempla la democracia en su desarrollo histórico como el resultado de
luchas sociales y políticas internas en las Naciones. Para ello, es necesario
considerarla en su relación con las otras dos formas de soberanía, la
monarquía y la aristocracia.
Fue una ficción, pero la ficción funcionó y fue aceptada como verdad. El
“Pueblo” se ha elevado a la soberanía frente a los poderes anteriores, este era
el argumento de la fábula convenida. En realidad el estrato social de los nuevos
ricos, los burgueses, sólo habían empujado a la aristocracia contra la pared
para ponerse a si misma en la parte soleada; ellos simplemente cambiaron el
orden de soberanía a su favor. La acción contra los antiguos señores queda del
todo completada, cuando éstos se ven forzados a integrarse en el nuevo orden.
De los aristócratas, tal y como sucedió en Inglaterra, deviene la alta
burguesía. Este es el modo mediante el que ellos descendieron al “Pueblo”.
Entre tanto el Pueblo, las masas, permanecen como objeto del poder, la nueva
clase alta, privilegiada, no va a renunciar de ningún modo a su rango superior
a favor de ellos. Sólo que ahora la masa no debe percibir que ella permanece
abajo. La nueva clase alta no se muestra en su condición privilegiada tal y
como anteriormente sucedió con la aristocracia o la monarquía. Ella se disfraza
como si fuera uno mas, ella no llama teatralmente la atención: ella aparece
como si no existieran diferencias. Ella tampoco se cierra inaccesible, sino que
acepta de grado los elementos más brillantes, y trepadores, del proletariado.
No sólo para rejuvenecerse, sino sobretodo para quitarle a las masas las
mejores fuerzas haciéndolas propias y prevenir también la aparición de
cualquier movimiento de oposición peligroso. Pues un esfuerzo concentra
ahora la mayor atención entre la nueva clase dirigente: no permitir ninguna
conciencia de oposición entre ellos y la masa explotada. Cada burgués se
presenta como un “hijo del pueblo”; la igualdad de derechos, que es introducida
formal y pomposamente, debe extender la apariencia de que todos son
iguales. Con cautela se desvían las miradas de las grandes diferencias de
patrimonio, privilegios y poder; éstas son tratadas como casualidades
insignificantes y sin importancia. La propaganda también puede construir o
exagerar las historias de hijos del proletariado que alcanzaron su privilegiada
posición. Las masas deben creer que ellos y la clase alta son una sola y única
cosa; precisamente es esta sensación de unidad, en la que se encuentran la
masa y la clase dirigente, la premisa básica de la que en la democracia surge
la idea de Pueblo como acontecimiento (1). La idea de pueblo, une la clase
dirigente y la masa; la democracia es el aparato político mediante el cual esta
unidad aparente es realizada a nivel institucional.
Ahora exige la lógica democrática que este órgano sea algo más que decorado
o un punto de expresión y desarrollo de la oposición en el que poder tenerla
controlada tal y como sucedió en Alemania hasta 1918 (3). El “Estado” es
según su esencia la sustancia de la burocracia administrativa, judicial y militar
que es establecido y organizado para la observación de los intereses de una
clase dominante; él es el instrumento de dominación de la clase dirigente. La
democracia tiene la tendencia de desmontar toda forma de vida propia a esta
burocracia. El funcionario debe ser una mera herramienta, sin espíritu ni
carácter propio, al servicio del Estado, que se halle en una dependencia sin
condiciones del parlamento. Debe ser únicamente especialista en resolución
de tareas, pero sin pensar por si mismo. Eso ya lo hace el parlamento por él.
NOTAS: