A Mi Hermano Miguel

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A MI HERMANO MIGUEL

Hermano, hoy estoy en el poyo de la casa.

Donde nos haces una falta sin fondo.

Me acuerdo que jugábamos esta hora, y que mamá

nos acariciaba: “Pero, hijos…”

Ahora yo me escondo,

como antes, todas estas oraciones

vespertinas, y espero que tú no des conmigo.

Por la sala, el zaguán, los corredores.

Después, te ocultas tú, y yo no doy contigo.

Me acuerdo que nos hacíamos llorar,

hermano, en aquel juego.

Miguel, tú te escondiste

una noche de agosto, al alborear;

pero, en vez de ocultarte riendo, estabas triste.

Y tu gemelo corazón de esas tardes

extintas se ha aburrido de no encontrarte. Y ya

cae sombra en el alma.

Oye, hermano, no tardes

en salir. Bueno? Puede inquietarse mamá.

COMPRENSION LECTORA
LOS HERALDOS NEGROS
A MI HERMANO MIGUEL
Hay golpes en la vida, tan fuertes... ¡Yo no sé! Como es la mesa-Que hay sobre ella-Como son los cuadros-
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos, como esta todo-Que hay en la mesa-Que hace aveces la
madre-Que se musita-que pasara con el-Porque no vendrá-
la resaca de todo lo sufrido
Que hace la criada-Como es la cena-Quo no sienten hoy-
se empozara en el alma... ¡Yo no sé! ------------------------- Que paso años atrás-Que hace la madre-Tema principal-
Personajes-Escenario-mensajes-Conclusiones
Son pocos; pero son... Abren zanjas oscuras
LOS HERALDOS NEGROS
en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Que hay en la vida-Como son los golpes-Como si ante elos
Serán tal vez los potros de bárbaros Atilas; que-Donde se empozan-Que abren-Donde-Que serán-q
o los heraldos negros que nos manda la Muerte. quien-Que manda-Las caídas de quien,Como es la fe-
Porque el autor dice de algún pan que en la puerta del horno se nos
Son las caídas hondas de los Cristos del alma ………………… quema. –Que hace el hombreQue nos llamaComo se empoza
de alguna fe adorable que el Destino blasfema.

Esos golpes sangrientos son las crepitaciones

de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.

Y el hombre... Pobre... ¡pobre! Vuelve los ojos, como

cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;

vuelve los ojos locos, y todo lo vivido

se empoza, como charco de culpa, en la mirada. Hay golpes en la vida,

tan fuertes... ¡Yo no sé!

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