Ken Wilber.
Ken Wilber.
Ken Wilber.
No nos queda otra que ponernos cabeza abajo, símbolo del que
quiere ver las cosas del revés, es decir, producir un cambio
de perspectiva, mejor dicho, de perspectivas porque la
posibilidad de contemplar la globalidad desde muchos rincones
sin perder el detalle presente nos da libertad, de la buena,
no la libertad que proclama el ego que no es más que otra
etiqueta de la propia grandilocuencia.
Julián Peragón
El eterno presente
Nuestra idea del tiempo es lineal. Creemos que la línea que
marcan los días va de atrás hacia delante ininterrumpidamente.
Machaconamente la aguja del reloj marca segundo a segundo
sumando horas, días, años hasta perderse en los milenios y las
eras. En realidad confundimos el tiempo del reloj con el
tiempo psicológico y entonces el tiempo pesa y se hace
insufrible. Tal vez por eso las tribus generaban sabiamente
rituales de abolición del tiempo integrando al individuo en un
tiempo circular, donde se volvía a un nuevo inicio del tiempo
de la misma manera que cada primavera ésta vuelve a ser la
misma, fresca, renovadora y vigorosa.
Nada. Me parecía todo muy natural, eran tal cual eran, era el
mundo tal es. Entre la muchedumbre me sentí como en casa, como
si hubiese vivido allí siempre. Era hora de actuar.
CONTACTO
http://fundacionvicenteferrer.org
Puedes contactar llamando al 902 22 29 29
Julián Peragón
Mundo chato
Sabemos que la tierra gira sobre su propio eje a más de mil
seiscientos kilómetros por hora pero la tierra que pisamos,
tradicionalmente, es el símbolo de lo fijo y estable. La
física cuántica nos ha dicho que la materia no tiene nada de
material, que todo es vacío, que dos piedras cuando chocan en
realidad no hay nada que golpee sólo fuerzas magnéticas que se
repelen. Los científicos sociales nos recuerdan que las razas
no existen, que sólo hay diferencias en el fenotipo pues
formamos parte de un único tronco genético. Sin embargo, la
raza está presente en el sentimiento patriótico, en los
conflictos internacionales y en la autoimagen que cada uno
tiene de sí.
Para salir del mundo chato hay que abrir el horizonte vital,
percibir la profundidad de la vida y poner matices, esos
matices que curan el maniqueísmo y rompen la literalidad a la
que nos hemos conformado. Cierto que un suceso tiene una
lectura literal pero, rastreando, podemos encontrar otra
alegórica, y otra más arquetípica o esencial. Las cosas son lo
que son, de entrada, teniendo en cuenta el punto de vista del
observador. Cuantos más elementos contenga ese punto de vista
y más amplias sean las categorías de interpretación, mayor
realidad podremos inferir.
Julián Peragón
El silencio fecundo
Es cierto que no es lo mismo un silencio forzado que otro
querido, un silencio que se mantiene gracias a la sujeción de
la lengua o al nudo en la garganta que el silencio que
sobreviene sin esfuerzo. El auténtico silencio no es la
represión de la palabra sino la escucha de lo profundo que
anida en uno, de la hondura del alma. Si recordamos la
experiencia infantil de tirar una piedra al pozo hasta oír el
eco del agua en las profundidades veremos que esa espera,
aunque fugaz, era silencio. Mientras la piedra cae al pozo se
abre en tu interior un hueco de igual dimensión. Cuando
estalla la piedra en el agua no hay ya pensamiento sólo
estremecimiento como los fuegos artificiales que iluminan el
silencioso cielo nocturno.
Julián Peragón
A través de la sombra
El punto de partida es precisamente este momento, este ahora
para cada uno de nosotros. Un aquí y no un allí, un ahora y no
un antes o después, es decir, nuestra realidad sin maquillaje
ni fantasía. Aunque, a decir verdad, para la mayoría de
nosotros el punto de partida es precisamente la dificultad de
saber en qué punto nos encontramos.
Cuando uno reconoce que sí, soy egoísta, sí, soy manipulador,
sí, camuflo mis intenciones, sí, quiero poder a toda costa,
sí, hago un cálculo en el amor, sí, me creo superior y mejor
que los demás, sí, sí, sí, entonces, paradójicamente, se abre
la puerta del cielo. No sólo porque el camino al infierno esté
empedrado de buenas intenciones, es que la virtud sino es un
gesto espontáneo es en realidad una tapadera de nuestra
sombra.
Julián Peragón
Sobre la terapia y la
espiritualidad
Julián Peragón: Hola Joan, me gustaría que pudiéramos hablar
hoy de forma extensa sobre nuestra visión de la terapia y la
espiritualidad. Yo creo que en esta época se está hablando
mucho tanto de espiritualidad como de terapia, pero pienso que
no estamos yendo a fondo de lo que significa el hecho
terapéutico y de lo que significa el camino espiritual.
Entonces diría de entrada, como propuesta para discutir que,
viniendo del mundo espiritual, creo que al mundo espiritual le
hace falta un buen repaso terapéutico –ya hablaremos más
adelante- y no lo sé, ya dirás tú, pero al mundo terapéutico a
veces le falta un poco el anhelo espiritual. Entonces cómo
podemos desde cada ángulo, desde cada línea de trabajo
interior, integrar esos dos aspectos.
Julián: Sí, claro, pero es igual que yo viniendo del mundo del
yoga, es decir, está claro que el yoga te hace estar más sano
porque te permite relajar, respirar haciendo posturas, pero
nunca podríamos reducir lo que es el yoga a unas técnicas
corporales de relajación, va mucho más allá, es toda una
filosofía, es por eso que también pienso que la terapia
entendida en profundidad tiene que contar con lo profundo del
ser. Cuando has hablado del profundo Sí, he recordado un poco
la base del Tantra, que tan mal se entiende en occidente,
porque se entiende como una sexualidad exótica, pero el Tantra
diríamos que es una espiritualidad descendente en el sentido
de que no es un No a la vida, sino un profundo Sí, en la idea
de sacralizar, tanto a la vida como al propio cuerpo y decir
Sí a todo porque todo es una oportunidad para el crecimiento,
para el desarrollo del ser. Sin embargo, yo creo que
deberíamos redefinir lo que entendemos por espiritualidad
porque sino estaríamos dándole vueltas sobre un concepto que
se utiliza en tantos términos y de tantas maneras. A mi me
gusta recordar que religión viene de religare, que significa
religarse con algo mayor que lo que uno es, en el sentido de
dejar de estar solo, una soledad que no sería más que el fondo
de la neurosis. Cuando uno está desconectado con la vida que
le rodea, entonces ese conectarse con algo mayor, ya sea la
naturaleza, ya sea el cosmos, ya sea lo divino, pues me parece
que es un buen símbolo de lo que es la espiritualidad. Y
también se podría reinterpretar desde el concepto de religere,
es decir, espiritualidad es la posibilidad de releer la propia
experiencia. O dicho de otra manera, no basta con vivir, no
basta con experimentar, hay que saber a donde apunta esa
vivencia, esa experiencia, si no hay, dicho de otra manera, un
sentido a la propia vida, esa vida es de alguna manera una
vida fallida. Recuerdo un terapeuta amigo que me decía que la
gran mayoría de clientes que venían tenía que ver con una
falta de sentir la vida, una carencia de sentido.
Joan: ¿Tú crees esto de que hay que asquearse del mundo?
Joan: No tengo ni idea de lo que debe ser eso que llaman estar
iluminado, pero mi opinión personal es que esto de la
iluminación es algo de lo que nos gusta más hablar que no
personas que lo experimenten, porque yo con todo el respeto no
estoy seguro de haber conocido ningún iluminado, igual hay
muchos y no sé reconocerlos. La única persona, no sé si
iluminada, que he conocido y me parece que está completamente
libre de sí misma y creo que esta es una buena expresión:
“libre de sí misma”, en el sentido de que esto a lo mejor
refleja la iluminación, la única que me ha parecido así es
Amma. Sin duda es una fantasía que yo le he adjudicado. Por lo
demás yo no veo que abunden estas personas que están libres de
sí mismos, lo que abunda es una gran adicción a sí mismo.
Joan: Yo, por ejemplo, fui a Poona ver a Osho, debe hacer
veinte años y a mi no me pasó nada. La gente estaban todos
como enamorados de Osho, como flipados con Osho, y mira que a
mí me gustan algunos de sus libros y algunos de sus textos, y
me gustaba lo que decía. Pero a mi no me pasó nada especial.
Joan: Es que es como todo, como esto del new age y de las
corrientes de autoayuda, es como que aquí se vende de todo. La
espiritualidad vende también porque hay mucha gente necesitada
y a veces digo (si esto tiene que salir en algún lugar ya lo
retocaremos –risas-) ¿en lugar de tener sentido del humor, por
qué no podría ser más psicópata yo? Porque pienso que si fuera
más psicópata, un verdadero psicópata sin fisuras, me pondría
de gurú jodido y perverso, que me dieran sus patrimonios, que
me dieran todas la mujeres. No es tan difícil… Pensándolo bien
tampoco sabría que hacer con los patrimonios y las mujeres.
Bueno volvamos a la realidad.
Joan: Yo creo que forma parte del camino, pero uno puede
perderse muchas veces y luego reencontrarse.
Julián: O no.
Joan Garriga
Julián Peragón
Anatomía sagrada
Si tuviéramos otros ojos nuestro cuerpo aparecería de luz,
plantado de pétalos transparentes y espirales que lo
atraviesan. Tal vez sería un huevo luminoso de 35.000
filamentos lleno de agujeros o chakras como puertas
insondables de dimensiones aún no descubiertas. Como un traje
a medida, otros verían 354 puntos de un cosido mágico donde se
entrecruza la energía, la piel ya no sería suave o velluda,
sino orografía secreta, caminitos que atraviesan capas
profundas, meridianos equidistantes que laten.
Julián Peragón