El Sufrimiento Psíquico en Niños y Adolescentes
El Sufrimiento Psíquico en Niños y Adolescentes
El Sufrimiento Psíquico en Niños y Adolescentes
El pasado mes de Febrero organizado por el Servicio de Prevención y Apoyo a lasf amilias de la Delegación para la
Igualdad y Bienestar Social, se celebró un seminario titulado “El sufrimiento psíquico en niños y adolescentes” ,
impartido por Beatriz Janin, psicoanalista con una gran experiencia en el campo de la Psicopatología. Nuestras
compañeras nuestras compañeras Pilar Niño, del EOE Málaga Norte C. Jardín y Mª Rosario Rodríguez del EOE Málaga
Centro nos hacen nos envían este interesante documento con lo tratado en el mismo.
El pasado mes de Febrero organizado por el Servicio de Prevención y Apoyo a las familias de la Delegación de Igualdad y
Bienestar Social, tuvimos la oportunidad de asistir al seminario que impartió Beatriz Janin.
Beatriz, es una psicoanalista con una gran experiencia en el campo de la Psicopatología Infantil El seminario se
titulaba “El sufrimiento psíquico en niños y adolescentes” un tema muy interesante para todos los que trabajamos en la
Orientación por ser algo cotidiano con el que nos encontramos en la practica escolar.
En nuestro trabajo pensamos que es interesante conocer líneas de actuación y de pensamientos para poder abordar los
problemas de nuestros alumnos desde distintas corrientes según la dificultad que presenten para realmente resolverlos.
Es interesante cuestionarse ¿que? ¿Cómo? y el ¿porque? de nuestra labor .Gestionar y analizar distintos paradigmas que
puedan ayudarnos y darnos luz para exitosamente evitar el sufrimiento que cualquier patología produce no solo en el
alumno sino en todos los que le rodean.
Nos llamo poderosamente la atención su modo de exponer, con gestos amables, una voz suave y relajada que
demostraba un amplio conocimiento del tema y una manera sencilla de comunicar y llegar a los allí presentes.
Ø “Todos tenemos una historia y nos vamos haciendo en el vinculo con los otros, la familia, la sociedad etc. Los niños
son el resultado de la sociedad en la que viven
Ø Los niños necesitan ser mirados para sentir que existen.
Ø El niño tiene que ser escuchado y si nadie le escucha va a actuar solamente porque está en el vacío.
Ø El sufrimiento infantil la mayoría de las veces queda oculto y los niños quedan lanzados a la acción, sujetos a sus
propios impulsos, porque en el mundo adulto encuentran un vacío, cuando comunican como pueden sus angustias y sus
dolores.
Ø Los niños son seres indefensos que necesitan un apoyo del adulto. Hay que ayudarles a constituir el principio de
realidad.
Ø Existe una intolerancia hacia el sufrimiento ya que lo ideal es la felicidad permanente. El dolor no se puede mostrar,
está mal visto y los duelos tienen que ser elaborados rápidamente.
Ø El Juego ha sido desvalorizado y la Infancia ha dejado de ser el tiempo de cuentos y juegos para convertirse en una
preparación para el éxito. Hay que tener posibilidades creativas y para ello el mejor recurso es el juego.
Ø Urgencia en la resolución de problemas. Con ello quería indicar la presión que a veces existe por parte de la
sociedad, la escuela y el mundo adulto para que el niño adquiera unos conocimientos, aprendizajes, etc, en un tiempo
pautado. Socialmente el que no lo consigue, queda descalificado sin tener en cuenta los diferentes ritmos de
aprendizaje y que el psiquismo infantil madura paulatinamente en el tiempo.
Respecto a la importancia del diagnóstico Beatriz considera que una de las dificultades que tenemos hoy en día para la
comprensión de la Psicopatología Infantil es la invasión de diagnósticos que no son más que un conjunto de enunciados
descriptivos que se terminan transformando en enunciados identificatorios. Diagnósticos que llevan a que un niño sea
catalogado por los síntomas que presenta perdiendo así su identidad.
Nos planteo la siguiente cuestión:¿Por qué se insiste en catalogar a los niños , en ubicarlos como deficitarios, situándose
los profesionales desde “en un ya- sabido”, desde certezas que los llevan a clasificar al niño casi sin conocerlo, perdiendo
la singularidad?.
Habitualmente, dice Beatriz , se confunde la importancia de detectar las dificultades tempranamente para ayudar a
resolverlas, con rotular al niño con diagnósticos Psicopatológicos en los primeros años ,recurriendo a escalas
(generalmente construidas en otros países) y a cuestionarios : Estos procedimientos suelen implicar poco registro del
sufrimiento infantil y de la incidencia que el mismo hecho de ubicarlo como objeto de observación tiene sobre el niño y,
por consiguiente ,sobre los resultados. Incidencia que se potencia cuando se les da a los padres algún diagnóstico
invalidante, que suele tener un efecto traumático para ellos, produciendo una distancia considerable en relación a su
hijo. Es decir, los diagnósticos formulados tempranamente en términos de deficiencias de por vida ( y no como
problemas que pueden ser transitorios) suelen operar como obstáculos al establecimiento del vinculo de los padres con
ese niño, en tanto lo ubican como “extraño”,”Diferente”, “enfermo”.Se pierde la idea de que es el destinatario de un
proyecto identificatorio, en quien se pueden albergar ilusiones y proyectos.
Ø La importancia de la intervención temprana cuando un niño presenta dificultades, porque el trabajo en los primeros
años de la vida puede impedir años de sufrimiento, Pero también aquel profesional que es consultado por un niño
pequeño deberá tener en cuenta que los niños cambian ,crecen y que un niño es un sujeto en constitución marcado por
el contexto en el que vive. Y que posibilitar modificaciones en el niño y en su entorno pueden abrir caminos novedosos.
Por eso una cuestión preocupante es la fijeza de los diagnósticos que arrasan con la idea de movimiento y
transformación,
Ø Es importante escuchar y contener a los padres en la entrevista. Desplazar el tema de lo patológico del niño, es
decir quitar la etiqueta y plantear cuestiones que generen vínculos más saludables.
Ø Dar idea de transitoriedad indicando la conveniencia de dar tiempo para reubicar al niño y tratar de que los padres
le miren como un niño que puede cambiar y que tiene infinitas posibilidades y no como algo cerrado y sin cambios.( Se
trata de abrir puestas al niño y no cerrárselas).
Ø “Acompañar, escuchar a los padres, tiene más fuerza y es más adecuado y saludable.”Escuchar, observar, explorar,
ver y establecer vínculos saludables con los niños y familiares es hacer un buen diagnóstico.
En este apartado hizo una serie de consideraciones generales sobre la nosografía psicopatológica ante la complejidad de
la clínica con niños. Nos comento que cuando los padres llegan a la consulta para tratar los temas que le preocupan
acerca de su hijo ,se despliegan historias y el consultorio se puebla de recuerdos, fantasmas, ilusiones perdidas,
reproches y piden esos padres que se ponga un nombre a lo que está pasando: un diagnóstico, es decir un cartel que
señale a ese niño como portador de tal o cual patología.
Lo que molesta siguió diciendo, debe ser delimitado y clasificado porque hay sufrimiento. Y lo que tendríamos que
cuestionarnos sería ¿Qué molesta de un niño? Y ¿Quién o quienes sufren?.Pues a veces, son los padres los que
dictaminan que un tipo de funcionamiento es patológico y no podemos olvidar que el niño es un aparato Psíquico en
constitución y que va armando diferentes modos de reacción frente a los otros, diferentes modos de defensa frente a sus
propias pulsiones. Va estableciendo modos privilegiados de conseguir placer y consolidando lugares.
Ø Un mismo trastorno puede aparecer en estructuras Psíquicas muy diferentes, es decir que no existe correlación
entre el síntoma y la estructura. Así por ejemplo” la falta de atención” puede estar ligada a un proceso de duelo, a una
retracción en la fantasía, entre otras posibilidades sin que exista daño neurológico.
Ø Lo que deja marcas, huellas anémicas, inscripciones que se van anudando y reorganizando en el Psiquismo Infantil
son las vivencias mucho más que los “sucesos en si”, entendiendo por vivencias el modo en el
que los hechos, se inscriben y se ligan a cada
uno. Es decir que un mismo hecho puede ser vivenciado de un modo diferente de acuerdo con el momento de
estructuración Psíquica en el que se encuentre el niño, con la historia previa y el estado anímico de los que le rodean.
Ø El niño nace con ritmos biológicos (ciertas secuencias de sueño y de hambre, pero es en el vínculo con otros como
va construyendo ritmos psíquicos. La madre tiene a su vez sus propios ritmos. Y es en el entrecruzamiento entre ambos
que algo nuevo se va construyendo
Ø La madre le ofrece al niño un mundo ya codificado por ella, peculiar lectura del mundo que se trasmite a través de
palabras, gestos y miradas. E interpretará el llanto del niño de acuerdo con sus propios registros y con su propia historia.
Ø Las vivencias dejan marcas, se inscriben. Son sabores, olores, sensaciones cenestésicas que van armando redes
representacionales. Pero para que tomen ese cariz de ser traducidas se necesitará que haya otro que no solo calme la
necesidad y brinde placer, sino que además signifique lo vivenciado.
Ø Los niños muy pequeños están atentos a los estados emocionales de los otros, sin poderlos comprender como
ajenos. Es decir el niño va armando sus redes representacionales y va construyendo sus circuitos de pensamiento en
relación con los otros que le rodean, fundamentalmente en relación con el funcionamiento Psíquico de esos otros, Si los
adultos pueden metabolizar sus pasiones, tolerar sus propias angustias y contener al niño ,le irán dando un modelo que
le posibilitará pensar. discernir, diferenciar lo bueno de lo malo y fantasía de realidad.
Ø Mencionó otros tipos de vivencias ,las denominó vivencias calmantes, indicando que frente al dolor, está la
posibilidad de que otro acune, cante, hable y acaricie al niño y le ayude a constituir redes representacionales que les de
soporte y ayuda para traducir esas primeras situaciones de angustia en otras más lógicas.
CONCLUYO DICIENDO: “El niño es un Psiquismo en Constitución y sus actos, afectos y pensamientos no pueden ser
interpretados conforme a nuestras propias Constelaciones Psíquicas”.
Pensar en la psicopatología infantil lleva a reflexionar sobre las condiciones socio-culturales en las que se gesta dicha
patología y también sobre que es considerado patológico en cada época.
Los niños construyen soportes éticos desde la cuna, que son trasmitidos por los adultos. El malestar de los adultos
provoca en el niño distintos efectos, cuando están desbordados o deprimidos y esto suele ocurrir en épocas de crisis,
pueden no tolerar las demandas del niño o vivirlas como excesivas. Esto les lleva a violentar al niño.
El niño puede ser ubicado por los adultos como un inferior a ser dominado o como un igual al que no se le toleran las
diferencias. Darle un lugar como semejante diferente, reconocerlo como tal, es básico para tener una imagen valiosa y
tener un bagaje de normas e ideales que le sostendrán en momentos de crisis.
Ø Cuando se medica para calmar la angustia de los adultos, se está redoblando la violencia.
Ø Los niños y adolescentes violentos, se hacen visibles a través de la violencia, pero esta violencia produce una
deshumanización.
Terminando este resumen, llega a nuestras manos el libro de Sir Ken Robinson “El Elemento: Descubrir tu pasión lo
cambia todo”. Ed: Debolsillo.
Nos parece interesante comentar uno de los múltiples casos que el autor menciona, el caso de una niña, Gillian que
solo tenia 8 años pero su futuro estaba ya en peligro. Sus tareas escolares eran un desastre, al menos según sus
profesores. Entregaba los deberes tarde, su caligrafía era horrorosa y aprobaba a duras penas ,no solo eso, además
causaba grandes molestias al resto de los alumnos: se movía nerviosa haciendo ruido, miraba por la ventana lo que
obligaba al profesor a interrumpir la clase para que Gillian volviera a prestar atención. El colegio creyó que Gillian tenía
dificultades de aprendizaje y que tal vez fuese más apropiado para ella acudir a un Centro para niños con Necesidades
Especiales. Todo esto sucedía en los años 50.Creo, dice el autor que en la actualidad dirían que sufría un Trastorno por
Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) y le recetarían Ritalin o algo parecido.
Los padres de Gillian recibieron la carta del colegio con gran preocupación y se pusieron en marcha y llevaron a la niña a
un Psicólogo para que la evaluara.
Aún hoy Gillian recuerda que la hicieron pasar a una amplia habitación y mientras el Psicólogo durante 20 minutos
hablaba y entrevistaba a su madre sin dejar de observar a la niña, ella permanecía sentada en un enorme sofá de piel.
Sus pies apenas tocaban el suelo; estaba tensa. Nerviosa por la impresión que pudiera causar y se sentó sobre sus manos
para dejar de moverlas.
Finalmente, la madre de Gillian y el Psicólogo dejaron de hablar. El hombre se levanto del escritorio, camino hacia el sofá
y se sentó al lado de la pequeña y le dijo: Gillian, has tenido mucha paciencia y te doy las gracias por ello, pero me temo
que tendrás que seguir teniendo paciencia un ratito más. Ahora necesito hablar con tu madre en privado, vamos a salir
fuera unos minutos. No te preocupes, no tardaremos.
Gillian asintió intranquila y los adultos la dejaron sola en la habitación aunque antes de marcharse el Psicólogo encendió
la radio. Al salir el Psicólogo le dijo a la madre de Gillian quédese aquí y observe lo que hace. Se quedaron de pie delante
de una ventana de la habitación que daba al pasillo y comprobaron que Gillian inmediatamente se levanto y comenzó a
moverse por toda la estancia siguiendo el ritmo de la música. Los dos adultos la observaban en silencio deslumbrados
por la gracia de sus movimientos. Cualquiera se habría dado cuenta de que había algo natural, e incluso primigenio en
los movimientos de Gillian.Y cualquiera se habría percatado de la expresión de absoluto placer de su cara.
Por fin, el Psicólogo se volvió hacia la madre de Gillian y dijo. Su hija no está enferma, es bailarina, llévela a una escuela
de danzad. Su madre siguió los consejos del especialista y la llevo a una escuela de danza a la que asistía regularmente,
más tarde ingresó en el Royal Ballet Company donde llego a ser solista y actuó por todo el mundo. Gillian formó su
propia compañía de teatro musical y produjo una serie de espectáculos en Londres y Nueva York que tuvieron mucho
éxito. Con el tiempo conoció a Andrew Lloyd Webber y crearon juntos las celebres producciones musicales Cats y el
Fantasma de la Opera.
La pequeña Gillian, la niña cuyo futuro estaba en peligro, llegó a ser conocida en todo el mundo como Gillian Lynne, una
de las mayores coreógrafas de nuestro tiempo y esto ocurrió porque hubo una persona que la miró profundamente a los
ojos: alguien que había visto a niños como ella y sabia interpretar los síntomas.
Gillian no era ninguna niña problemática. No necesitaba acudir a ninguna Escuela Especial .Solo necesitaba ser quien
era realmente.
Beatriz Janín es licenciada en Psicología. Desde 1971 trabaja como Psicoanalista con niños, adolescentes, adultos y
familias. Es directora de la Carrera de Especialización en Psicoanálisis con niños de la UCES (Convenio con la
Asociación de Psicólogos de Buenos Aires). Directora de la Revista Cuestiones de Infancia. Profesora de Posgrado,
Facultad de Psicología. Profesora Titular de la Cátedra de Psicología Evolutiva Niñez Carrera de Psicología UCES. Ha
publicado numerosos artículos en revistas especializadas del País y en Revistas Internacionales. Es autora del libro”El
Sufrimiento Psíquico en los niños; Psicopatología Infantil y Constitución Subjetiva (Noveduc libros, 2011″.Es Coautora
de” Niños desatentos e hiperactivos (Noveduc libros, 2004) “y co-compiladora y co-autora de”Marcas en el cuerpo de
niños y adolescentes” (Noveduc libros 2009) “entre otros títulos.