Teoría Económica de La Regulación 2012
Teoría Económica de La Regulación 2012
Teoría Económica de La Regulación 2012
Héctor Pistonesi
Uno de los tipos más destacados de entre tales situaciones se relacionaba con ciertas
actividades de servicios públicos (transporte, telecomunicaciones, electricidad, gas natural,
etc.) donde la presencia de rendimientos crecientes a escala daban lugar a “monopolios
naturales”. En tales casos la acción regulatoria estaba dirigida a dos finalidades principales:
por una parte se pretendía controlar el acceso a la actividad, procurando así evitar una
entrada excesiva que diera lugar a costos de abastecimiento más elevados, y por otra a
lograr la transferencia de las cuasirentas de monopolio a los consumidores, mediante el
control de los precios de oferta en el correspondiente mercado.
Finalizada la segunda guerra mundial, aun los economistas de inspiración liberal admitían
que, en el caso de las actividades de servicios públicos, las insuficiencias de los
mecanismos de mercado y de la libre iniciativa privada justificaba una intervención más
directa de la acción del Estado. Las necesidades propias de una rápida reconstrucción en
los países europeos y la promoción del desarrollo en las regiones del Sur hicieron que la
mayor parte de esas actividades quedaran en manos de empresas públicas, con lo que el
Estado pasó a controlar de manera directa la asignación de los recursos en tales ámbitos.
El control sobre la renta de los recursos naturales mineros fue otra de las razones
importantes que impulsaron la intervención directa del Estado en las correspondientes
actividades. En esta tendencia propia de las transformaciones económicas, sociales y
políticas de la época de postguerra, se inscriben claramente las nacionalizaciones de los
recursos hidrocarburíferos y la creación de empresas estatales como instrumentos para su
manejo.
Todos estos hechos hicieron que en muchos casos las funciones empresarias y regulatorias
no tuvieran una clara separación dentro del aparato administrativo del Estado.
Adicionalmente, la racionalidad de la acción estatal en esos ámbitos de actividad estaba
guiada por un conjunto de objetivos y consideraciones mucho más amplio que la mera
búsqueda de la eficiencia microeconómica, tal como usualmente se la concibe dentro de la
teoría neoclásica.
Sin embargo, los preceptos normativos que guiaban, al menos teóricamente, la asignación
de los recursos y la fijación de los precios en aquellas actividades reguladas o manejadas
directamente por el Estado, estaban inspirados en la llamada Teoría Económica del
1
Bienestar, que ocupó la atención de los economistas en las décadas del 20 al 40 (1) y que
recibió algunos aportes específicos, muy importantes para la regulación de las empresas de
servicios públicos, luego de la postguerra.(2)
Este paradigma teórico de la economía del bienestar, como el fundamento básico para los
preceptos normativos de la teoría económica de la regulación, mantuvo su vigencia plena
durante todo el cuarto de siglo siguiente a la postguerra, caracterizado por una fuerte
dinámica de crecimiento de la economía mundial. El “consenso keynesiano” en el que se
fundaba la concepción del Estado del Bienestar y que suponía una intervención activa del
Estado en el plano macroeconómico, tuvo igualmente su apogeo en ese período, que ha
dado en llamarse “La Edad de Oro del Crecimiento”.
(1)
Es en esta época que se sitúan los importantes trabajos de A.C. Pigou “The Economics of Welfare” (London, Macmillan,
1920), de F..P. Ramsey “A contribution of the theory of taxation” (Economic Journal, vol. 37, marzo 1927) y de H. Hotelling
“ The economics of exhaustible resources “ (Journal of Political Economy, abril 1931) y “The general welfare in relation to
the problems of taxation and of railway and utility rates” (Econometrica, vol 6, julio 1938).
(2)
Entre los aportes más relevantes para la regulación de las empresas de servicios públicos se destacan los trabajos de M.
Boiteux “La tarification des demandes en pointe: application de la théorie de la vente au coût marginal” (Revue Générale de
l¨Electricité, 58, 1949) y “Sur la gestion des monopoles publiques astreints à l´equilibre budgétaire” (Econometrica, vol. 24,
enero 1956).
También pueden mencionarse los importantes trabajos de K.J.Arrow que aportaron una versión más rigurosa a los
teoremas de la teoría económica del bienestar: “An extension of the basic theorems of clasical welfare economics” (in
Proceedings of the Second Berkeley Symposium on Mathematical Statistics and Probability, J.Neyman (de), Unyversity of
California Press, 1951), “Uncertainty and welfare economics of medical care” (American Economic Review, vol 53,
diciembre 1963).
(3)
En esencia, los trabajos citados de M. Boteux y de otros autores que abordaron el tema de la regulación de los precios de
las empresas de servicios públicos en las décadas del 50 al 70, estuvieron destinados a la búsqueda de este tipo de
soluciones, en la línea del aporte fundacional de F.P.Ramsey (1927). A este respecto pueden citarse a modo de ejemplo:
W.J.Baumol, D.F.Bradford “Optimal departures from marginal cost pricing” (American Economic Review, vol.60, junio
1970), M.S.Feldstein “Distributional equity and the optimal Structure of public prices” (American Economic Review, vol.62,
marzo 1972) y R.Rees “Second-Best rules for public entreprise pricing” (Economica, vol.35, agosto 1968).
(4)
A. de Oliveira, G.MacKerron “El enfoque del Banco Mundial sobre la reforma estructural y la reforma la electricidad en el
Reino Unido”, Desarrollo y Energía, Vol. 2, Nº 3, marzo 1993.
2
suponían la existencia de barreras (institucionales) a la entrada y el control de precios de los
monopolios a través de la tasa de ganancia. En un contexto de crisis de crecimiento, se
argumentaba que esas modalidades de regulación tendían a promover el
sobreequipamento (efecto Averch-Johnson) (5) y con ello mayores costos para los
consumidores productivos y residenciales.
De este modo, en el caso de las industrias que tengan las características de monopolios u
oligopolios naturales (atendiendo a sus funciones de costo) pero cuyos mercados sean de
naturaleza disputable, la eliminación de todo tipo de intervención regulatoria del Estado
resulta conveniente ya que los mecanismos del mercado habrán de producir una solución
superior.
Estos resultados, que son válidos dentro de condiciones bastante restrictivas, tuvieron un
impacto muy significativo sobre las modalidades de regulación de las actividades de servicio
público que se plasmaron con las reformas. Tales resultados sentaron las bases teórico-
empíricas para los procesos de desregulación de dichas actividades y de los mercados
correspondientes. Cuando se dieran aquellas condiciones, aunque sea de forma
aproximada, ya la presencia de rendimientos crecientes a escala podría ser eliminada de la
lista de las “fallas del mercado”, para las que la tradicional teoría de la economía del
bienestar recomendaba la acción regulatoria del Estado.
Por otra parte, las preocupaciones relativas a los impactos ambientales de las actividades
de producción y consumo fueron adquiriendo una relevancia creciente a partir de los años
70. La casi totalidad de esos impactos presenta, dentro de la concepción teórica
predominante, las características de externalidades (negativas). También en este caso, las
corrientes de liberalización y desregulación han intentado contraponer nuevos enfoques a
las tradicionales normas de la teoría económica del bienestar.
(5)
H.Averch, L.L.Johnson “Behavior of the firm under regulatory constraint”, American Economic Review, Vol. 52, diciembre
1962.
(6)
Ver W.J. Baumol, J.C.Panzar, R.D.Willig “Contestable markets and theory of industry structure” , Harcourt Brace
Javanovich, San Diego 1982; W.J.Baumol, E.E.Bailey, R.D.Willig, “Weak invisible hand teorems on the sustentability of
prices in a multiproduct natural monopoly”, American Economic Review, vol . 67, junio 1977; W.J.Baumol, R.D.Willig,
“Fixed cost, sunk cost, entry barriers, and sustainbility of monopoly”, The Quarterly Journal of Economics, 95, agosto 1981
y W.J.Baumol “Contestable markets: an uprising in the theory of industry structure”, American Economic Review, vol. 72, Nº
1, l982.
3
ausencia de derechos de propiedad bien definidos (sobre los “activos ambientales”
afectados) y en los costos que suponen las transacciones (de mitigación). (7) Se trata
entonces de promover la creación de instituciones que definan aquellos derechos de
propiedad (Vgr. Permisos de emisión de gases) y atenúen los costos de transacción. Dentro
de tales condiciones, los mecanismos de mercado se encargarían, de manera más eficaz
que el Estado, de realizar la asignación de los recursos. Pero, esta concepción enfrenta
problemas de aplicación mucho más complejos que los de la teoría de los mercados
disputables. Sin embargo, algunas de las soluciones que se derivan de esta línea
doctrinaria han sido puestas en práctica, obviando las dificultades teóricas que suponen
(Vgr. Los mercados de permisos de emisión).
De cualquier modo es claro que desde mediados de la década del 70 se ha originado una
creciente modificación en los preceptos teórico-normativos que habían guiado previamente
a la intervención del Estado en las actividades económicas. Las nuevas concepciones
teóricas (de orientación neoliberal) y los preceptos normativos derivados de ellas han sido
utilizados para convalidar y dar operatividad a las transformaciones estructurales que se
registraron en la economía mundial y en los sistemas nacionales, especialmente a partir de
la década del 80.8
Para los países del Norte (y especialmente para los EEUU y el Reino Unido), esas
transformaciones estructurales en la organización funcional y espacial de los procesos de
producción, en el funcionamiento de los mercados financieros y en el rol asignado al
Estado, han conformado un proceso tendiente a superar la crisis de acumulación desatada
a fines de los años 60. La relocalización de los procesos productivos en el espacio mundial,
la acelerada concentración por absorción o asociación de las grandes firmas
multinacionales, la masiva incorporación de los adelantos tecnológicos, la adopción de
nuevas formas (más flexibles) de organización del trabajo y de contratación y la
internacionalización de los flujos financieros fueron parte de esa transformación que pugnó
hacia una creciente globalización de los mercados.
Para los PVD y, en particular, para los países de América Latina, la adecuación a las
nuevas condiciones del contexto mundial constituye una condición ineludible para la
viabilidad de la prosecución del proceso de crecimiento. Es claro que las modalidades en
que se efectúa esa adecuación dependen de las particulares condiciones económicas,
sociales y políticas que registra la historia reciente de cada país. Sin embargo hay algunos
rasgos comunes en la orientación general de los procesos de reforma: el condicionamiento
impuesto por el endeudamiento externo, el fuerte deterioro del aparato del Estado y el
predominio de las concepciones neoliberales en el manejo de la Políticas Publicas.
(7)
La base teórica de esta concepción del problema de las externalidades se encuentra esencialmente en el trabajo de
R.H.Coase, “The problem of social cost”, Journal of Law and Economics, 3, octubre 1960.
8
Chang H-J. “The economics and politics of regulation” Cambridge Journal of Economics” 1997, 21, pags. 703-728, presenta
un análisis semejante al aquí expuesto en lo que se refiere al cambio en los enfoques que guiaron la intervención estatal
en la actividad económica.
4
Es en este contexto que se inscriben las reformas de las actividades de servicios públicos
en general y de las industrias energéticas en particular. En América Latina esas
transformaciones han dado lugar a una creciente preocupación por los problemas de la
regulación de esas actividades en sus diferentes aspectos: económicos, institucionales,
legales y políticos. Resulta especialmente curioso el hecho de que los temas de regulación
resulten de tanta actualidad justamente cuando la orientación predominante en las políticas
públicas muestra una marcada tendencia hacia la “desregulación” de los mercados.
La orientación general de los procesos de transformación implica por una parte la creciente
participación de actores privados y, por otra, un rol más preponderante de los mecanismos
de mercado. De este modo, se está produciendo un importante cambio en las modalidades
de coordinación desde formas donde existía un fuerte predominio de las finalidades sociales
y económicas globales y un control directo del Estado en la asignación de los recursos,
hacia formas donde habrá de predominar la racionalidad privada (no necesariamente
coincidente con la social global) y donde la asignación de los recursos habrá de responder a
esa racionalidad en el marco de una mayor preponderancia de los mecanismos de
mercado.
De este modo queda claro que en la anterior modalidad de coordinación, surgida de las
transformaciones económicas y sociales de postguerra y que permitió un importante
desarrollo de los sectores de servicios públicos que acompañó al proceso general de
desarrollo económico, social y político, la planificación estatal de la asignación de los
recursos y el control directo en la fijación de bienes y servicios hacían poco relevantes las
preocupaciones regulatorias ya que, al menos teóricamente, tales acciones estaban guiadas
en función de los objetivos globales de la sociedad. En ese contexto, eran eventualmente
los criterios normativos derivados de los teoremas de la teoría económica del bienestar los
que proporcionaban los criterios para plasmar esas acciones, tal como ya se ha
mencionado.
En suma resulta explicable que las nuevas modalidades de coordinación de las actividades
de servicios públicos planteen problemas mucho mas complejos de ingeniería regulatoria (e
(9)
Ver por ejemplo, W.J.Baumol “Contestable markets: an uprising in the theory of industry structure”, American Economic
Review, vol 72, Nº1, l982 y E.E.Bailey , “Contestability and design of regulatory and antitrust policy”, American Economic
Review, Papers and Proceedings, vol.71, Nº 2, mayo 1981.
5
institucional), sin que ello sea contradictorio con un mayor rol de los mecanismos de
mercado. La anterior concepción de remediar las “fallas del mercado” por medio de la
intervención directa del Estado en la coordinación de las actividades ha sido reemplazada
por el diseño institucional y regulatorio tendiente a crear los ámbitos para la acción del
mercado donde ello sea posible. Es claro que este proceso parece mejor designado por
“reforma regulatoria” que por “desregulación”. Sin embargo también es claro que esa
reforma regulatoria pretende dar una mayor preponderancia a la acción del mercado y un rol
mucho más limitado a la intervención directa del Estado.
6
II. NATURALEZA DE LA REGULACIÓN: LOS ASPECTOS ECONÓMICOS (10)
Por una parte, las funciones vinculadas a la política específica que, orientadas por las
directrices y líneas estratégicas de la misma, tienden a plasmar los marcos legales
fundamentales y la normativa reglamentaria de los mismos (decretos y resoluciones).
Dentro de esos marcos legales y disposiciones reglamentarias se incluye la definición de las
características institucionales y las misiones atribuidas a los Entes de Fiscalización y
Control, quienes tienen a su cargo otro de los conjuntos de funciones vinculados con la
regulación.
Tales funciones tienen una naturaleza más asimilable a las del poder judicial, en tanto la
entidad de fiscalización y control tiene a su cargo la misión de interpretar y hacer cumplir la
normativa regulatoria, aplicar sanciones y dirimir conflictos. Sus resoluciones deberán estar
vinculadas esencialmente con esas funciones. Incluso las posibles apelaciones a tales
(10)
El contenido de esta sección está inspirado en algunas de sus partes en el libro de D.F. Spulber, “Regulation and markets”,
MIT Press, Massachusetts, 1989.
7
resoluciones o sanciones pueden ser normalmente recurridas por la vía administrativa o
estrictamente judicial, pudiendo llegar en última instancia a la propia Corte Suprema de la
Nación.
A fin de evitar problemas de confusión del rol político con aquel de fiscalización y control, es
aconsejable que el diseño institucional los diferencie de modo claro. En tal sentido, es de
especial importancia que la entidad de fiscalización y control sea independiente del poder
político. Para ello resulta deseable que el nombramiento de los principales funcionarios de
la entidad de fiscalización y control resulte de criterios ajenos al poder político o a las
influencias de los actores involucrados en las actividades reguladas y tenga al mismo
tiempo autarquía financiera.
En algunas actividades reguladas (por ejemplo, las vinculadas con la cadena productiva
eléctrica), además de los dos conjuntos de funciones regulatorias mencionados
previamente, existen también cierto tipo de funciones de coordinación y administración, a
las que puede darse el carácter de regulaciones operativas. Por supuesto, esas funciones
deben adecuarse necesariamente a las normativas regulatorias establecidas por el órgano
político pertinente. Pero, tales funciones pueden ser desempeñadas por un organismo
especializado.
Los trabajos teóricos y empíricos sobre los aspectos económicos de la regulación se han
focalizado tradicionalmente en el control de precios y en las condiciones de entrada en
ramas de actividad como las vinculadas con la electricidad (generación, transmisión
distribución), gas natural (transporte y distribución), el transporte (ferroviario, aéreo),
comunicaciones, finanzas (seguros, bancos).
(11)
Por ejemplo, A.E.Kahn (“The economics of regulation: principles and institutions”, Wiley, New York, 1970) expresa que los
principales aspectos de la intervención regulatoria del Estado en las actividades de la empresas eléctricas se refieren a “..
control de entrada, fijación de precios, establecimiento de patrones de calidad y condiciones del servicio y la imposición de
la obligación de atender a todas las demandas bajo condiciones razonables..”
8
Por otra parte, según algunos autores, las “fallas de regulación” pueden constituir una
alternativa más costosa que las “imperfecciones” del mercado. (12) Sin embargo, hay que
tener en cuenta que el gobierno puede diseñar su intervención regulatoria para alcanzar un
conjunto más amplio de objetivos, que excede largamente a la simple búsqueda de la
eficiencia microeconómica (concebida usualmente en términos estáticos): redistribución del
ingreso, promoción de ciertas industrias o regiones, incentivar el uso de recursos
nacionales, etc.
Las nuevas concepciones sobre los temas regulatorios introducen dos tipos de
modificaciones principales: por una parte existe un cambio de enfoque con relación al rol y a
las modalidades de la regulación en las actividades que tradicionalmente venían siendo
reguladas (este cambio se vincula especialmente con la literatura sobre mercados
disputables); por otra parte, se han ampliado los límites del campo de estudio de la
regulación, especialmente por lo que se refiere a los temas ligados con la calidad ambiental
(13)
, pero también con respecto a la seguridad en el trabajo y a la calidad en los productos.
Es claro que la regulación afecta, de manera directa o indirecta, a las transacciones que se
realizan en los mercados de las industrias que son objeto de algún tipo de intervención
regulatoria. A continuación se presentan algunos ejemplos que ponen en evidencia los
impactos de las medidas regulatorias sobre las transacciones del mercado.
a) Controles de precios
Las estructuras tarifarias aplicada a las empresas de servicios públicos implican casi
necesariamente la existencia de subsidios cruzados entre diferentes tipos de consumidores
y/o transferencias entre empresas y clientes. Aquellos subsidios pueden resultar de
intencionalidades explícitas de la regulación o de la imposibilidad de realizar una precisa
discriminación de la responsabilidad de los diferentes tipos de consumidores en los costos
fijos y variables del servicio (la tarificación eléctrica provee un ejemplo claro respecto de
esto último). La literatura de filiación neoclásica plantea que la existencia de subsidios que
provoquen apartamientos significativos respecto de los criterios basados en el principio del
costo marginal habrá de significar pérdidas de eficiencia asignativa.(14)
(12)
Véase por ejemplo R.A.Posner “Economic analysis of law”, Little, Boston, 1977. Por ejemplo, A.E.Kahn (0p.cit.) expresa
en la introducción que “..Society´s choices are always between or among imperfect systems, but that, wherever it seems
likely effective, even very imperfect competition is preferable to regulation”.
(13)
Sobre este tema (regulación y política ambiental) se ha desarrollado una extensa literatura. Véase por ejemplo W.J.
Baumol, W.E.Outes, “The theory of environmental policy: Externalities, public outlays and the quality of life”, Prentice-
Hall, 1975.
(14)
Este tema será retomado y discutido más adelante
9
b) Restricciones a la entrada a las actividades
c) Obligación de abastecer
Las características de los productos, al igual que sus precios, constituyen una parte central
de los contratos de transacción entre oferentes y demandantes. Los límites impuestos sobre
la calidad, cantidad, durabilidad o seguridad de los productos restringen el rango de los
bienes a ser comercializados en el mercado. Sin embargo es claro que este tipo de
intervención en los mercados resulta en muchos casos indispensable para la preservación
de la salud y el bienestar de la población, especialmente cuando los productos presentan
especificaciones técnicas complejas.
Estos pocos ejemplos ilustran sobre la forma de interacción entre la regulación y los
mecanismos del mercado y sugieren los elementos esenciales para la definición de la
naturaleza de la regulación.
Las barreras a la entrada a una determinada actividad pueden otorgar a las empresas ya
establecidas un fuerte poder de mercado. Las imperfecciones de mercado originadas en la
existencia de barreras a la entrada pueden constituir un motivo para la intervención del
Estado para remover esas barreras o para mitigar las consecuencias de las mismas sobre
la asignación de los recursos.
(15)
G.J. Stigler, “The organization of industry”, Irwin, l968.
10
Definición: Una barrera a la entrada a un mercado es una componente del costo de
producción para un entrante potencial que no debe ser asumida por parte de las firmas ya
establecidas.
Sin embargo, otros autores (16) incluyen un espectro más amplio dentro de la categoría de
barreras a la entrada: economías de escala, diferenciación de productos y ventajas
absolutas de costos. También pueden existir barreras de carácter institucional que no se
basan necesariamente en ventajas de costos. A continuación se examinan brevemente
algunos de estos tipos de barreras con la finalidad de examinar el rol de la intervención
regulatoria en cada caso.
Dentro de ese tipo de costos se destacan aquellos que tienen, para el competidor potencial
de las firmas establecidas en el mercado, el carácter de costos irrecuperables. Se trata
generalmente de costos específicos de la actividad, requeridos para que el potencial
entrante pueda establecerse en el mercado y que, por tanto, tienen la naturaleza de costos
hundidos. Los costos hundidos se originan en erogaciones que el competidor potencial no
está en condiciones de recuperar, al menos dentro de un horizonte de corto plazo, ante un
fracaso en su incursión en el mercado considerado.
Ese tipo de costos son visualizados por los entrantes potenciales como costos
incrementales que constituyen una fuente de fuertes riesgos. Para las firmas establecidas
en el mercado, esos costos ya han sido erogados y por tanto no deben ser considerados
dentro de sus decisiones presentes o futuras.
De este modo, la presencia de costos hundidos constituye una barrera a la entrada que,
dentro de ciertas condiciones, puede dar lugar a la existencia de cuasirentas monopólicas.
En consecuencia, la presencia de ese tipo de costos puede requerir una intervención
regulatoria tendiente a evitar el comportamiento abusivo derivado del poder de mercado de
las firmas establecidas.
Por otra parte, los costos hundidos implican generalmente una falta de flexibilidad para
adaptarse a condiciones cambiantes o a evoluciones no previstas del mercado. Una
respuesta del mercado ante la presencia de costos hundidos puede ser el establecimiento
de contratos de largo plazo, que permite distribuir los riesgos emergentes entre las partes.
En este caso, la regulación puede mitigar los riesgos de la negociación por medio de
contratos públicamente administrados.
Ciertas barreras a la entrada pueden ser establecidas por el propio poder público a través
de mecanismos institucionales. Las patentes y el otorgamiento de concesiones son claros
ejemplos de este tipo de barreras. El uso de concesiones para cierto tipo de actividades
(electricidad, transporte, comunicaciones, etc.) ha sido tradicionalmente fundamentado por
(16)
Ver por ejemplo J.S. Bain, “Barriers to new competition”, Harvard University Press, 1956.
11
la existencia de monopolios naturales. Adicionalmente, las concesiones pueden justificarse
por la necesidad de garantizar las habilidades requeridas para la prestación de determinado
tipo de servicios.
El modelo de equilibrio general y la teoría del óptimo de Pareto, que constituyen la base de
referencia para los principios normativos de la Economía del Bienestar en el enfoque
tradicional, no admiten la existencia de rendimientos crecientes a escala. Ese tipo de
rendimientos son incompatibles con el modelo de competencia perfecta.
Existe una extensa literatura dedicada a discutir los principios normativos dirigidos a
establecer los criterios para regular los precios a aplicar a los monopolios naturales. En una
sección posterior de este capítulo se realizará una presentación de los aspectos esenciales
de tales principios normativos.
(17)
Si las características de la función de costo de la industria son tales que la estructura de producción más eficiente es el
monopolio (monopolio natural), la entrada de otros oferentes habrá de implicar necesariamente costos de abastecimiento
más elevados (ver Capítulo III).
12
II.4. Las externalidades
Un claro ejemplo de ello podría ser el siguiente: una empresa contamina las aguas de un río
como consecuencia de su actividad productiva; aguas abajo, ese río es utilizado para la
provisión de agua a un centro urbano, requiriéndole a la comunidad (Municipio) un costoso
proceso de potabilización a fin de eliminar los efectos de aquella acción de contaminación.
Tal como puede observarse, no existe entre la empresa contaminadora y la comunidad
afectada ningún tipo de transacción que se vincule con la acción de contaminación; de este
modo, la mencionada empresa no incorpora a sus costos privados de producción la pérdida
de calidad del agua pero, esa pérdida forma necesariamente parte de los costos sociales
(que en última instancia deben pagar los integrantes de la comunidad del centro urbano
bajo la forma de costos de repotabilización) de dicha actividad productiva.
En efecto, sea
C(X) = a + X2
(18)
D.F. Spulber (1989), op.cit.
13
Si se admite además que el valor de la externalidad (negativa) producida por la empresa
fuera de $ 20 por unidad de producción y que se aplica a dicha empresa un impuesto
equivalente a dicho valor, la nueva función de costo total será
C(X) = a + X2 + 20X
Tal como puede deducirse del ejemplo, la intervención reguladora bajo la forma de un
impuesto permitió la equiparación de los costos privados y sociales, logrando así una
mejora en la asignación de los recursos. Esa acción reguladora permitió “internalizar” los
efectos de la externalidad producida por la mencionada empresa. A su vez, el monto
recaudado con dicho impuesto permitió compensar a la comunidad afectada por medio de
un subsidio equivalente al costo ocasionado por la contaminación.
Este tipo de enfoque de regulación tendiente a remediar o mitigar las “fallas del mercado”
ocasionadas por las externalidades (impuestos y subsidios) es propio del enfoque
tradicional de la Teoría Económica del Bienestar (19). Dentro de los enfoques más recientes
se pretende evitar esa intervención reguladora mediante un rol más abarcativo de los
mecanismos de mercado: la creación de los mercados faltantes para los “productos“
vinculados con las externalidades (Vgr. Las emisiones de CO2 ). Tal como se ha expresado
en la introducción, de acuerdo con Coase (1960), las razones principales de la ausencia de
transacciones de mercado vinculadas con las externalidades son la falta de derechos de
propiedad bien definidos y la existencia de costos de transacción; si tales dificultades
pudieran ser removidas los “productos” vinculados con las externalidades podrían transarse
en mercados previamente faltantes.
De este modo aquellos recursos o elementos del medio ambiente natural que forman parte
del “patrimonio común” de una comunidad (local o universal) no podrán formar parte de
las transacciones convencionales de mercado entre los miembros de esa comunidad sin
que previamente se haya establecido los correspondientes derechos de propiedad, al
margen de todos los problemas que pueda suponer la valuación económica de tales
recursos o elementos. Salvo que se realice una clara apropiación de esos elementos del
patrimonio común entre los miembros de la comunidad, los mismos solo podrían ser
gestionados de manera comunitaria y ello daría lugar de todos modos a problemas de
distribución de costos y beneficios de esa gestión entre los miembros de la comunidad.
(19)
A.C. Pigou (1920), op. cit.
14
Los derechos de propiedad deben ser exhaustivos y excluyentes para que los mercados de
esos derechos puedan funcionar de manera de inducir una asignación eficiente de los
recursos (en el sentido de la teoría microeconómica neoclásica). Esto resulta claro si se
considera la concesión de derechos de explotación sobre un recurso sin que se puedan
establecer los límites precisos del ámbito de explotación para cada uno de los
concesionarios (como sería por ejemplo el caso de la captura en la actividad de pesca). No
habría en tal caso incentivo económico alguno para realizar una explotación racional del
recurso y el resultado más probable sería el despilfarro.
Escapa al alcance de estas notas la discusión acerca de los problemas que plantea el
intento de definir derechos de propiedad en el caso de los recursos de patrimonio común.
Sin embargo es claro que, por una parte, existe una gran cantidad de tales recursos cuya
propiedad no puede ser definida de manera exhaustiva y exclusiva (recursos marinos,
atmósfera, aguas –de ríos, océanos, acuíferos-, frecuencias de radio, etc.). La
administración comunitaria de tales recursos habrá de requerir una importante intervención
pública de nivel local, nacional o internacional y esa intervención habrá de tomar
necesariamente la forma de instrumentos de tipo regulatorio.
Por otra, aun si se admitiera que existe la posibilidad de realizar una distribución exhaustiva
y exclusiva de los derechos de propiedad, con el objetivo de generar los mercados donde se
transen tales derechos, se requeriría de todos modos un enorme esfuerzo de intervención
para realizar dicha tarea y con posterioridad, mecanismos regulatorios que reduzcan los
costos de transacción que podrían impedir el funcionamiento de los mercados.
15
III. FUNCIONES DE COSTO Y REGULACIÓN DE PRECIOS
Tal como se ha expresado en el capítulo anterior, uno de los principales aspectos en los
que tradicionalmente focalizó su atención la literatura sobre regulación económica ha sido la
deducción de principios normativos para la fijación de precios en industrias de servicio
públicos, caracterizados generalmente por la presencia de rendimientos crecientes a escala.
Al discutir en el próximo capítulo la Teoría de los Mercados Disputables se verá que, dentro
de las versiones más modernas de la teoría neoclásica de la regulación, la presencia de
rendimientos crecientes a escala ya no se percibe como una condición suficiente para la
intervención regulatoria. Dentro de ciertas condiciones, los monopolios u oligopolios
existentes en las industrias de servicios públicos pueden, de acuerdo con esa visión, ser
disciplinados directamente por los mecanismos del mercado, dando lugar a resultados
superiores a los del control regulatorio.
Por otra parte esos nuevos aportes han mostrado la importancia de las características de
las funciones de costos de las industrias para examinar las formas más eficientes de
organización estructural de las mismas y para discutir la conveniencia o no de ciertos tipos
de intervención regulatoria. Es por ello que la primera sección del presente capítulo se
dedica a una presentación de las características más relevantes las funciones de costo que
habrán de servir tanto para las secciones posteriores de este capítulo (donde se analizaran
los principios de regulación de precios en base a criterios de costo), como para alimentar la
discusión acerca de la disputabilidad de los mercados y la sustentabilidad de los monopolios
naturales, que se presenta en el capítulo siguiente.
Sea
(1) C = C(X)
16
La función de costo total de largo plazo (20) típica de una industria uniproducto, siendo la
misma continua y diferenciable; en tal caso, los costos medios y marginales pueden
definirse de manera usual: Cme = C(X)/X y CMg = δC(X)/δX.
dC ( X ) X CMg
(2) Ec( x ), x = =
dX C ( X ) CMe
1 CMe
(3) S= =
Ec( x ), x CMg
resulta claro que: S > 1 indica la presencia de rendimientos crecientes a escala (a una
variación relativa en al cantidad producida le corresponde una variación menos que
proporcional en el costo total : Ec(x),x < 1); S = 1 indica rendimientos constantes a escala y
S < 1 rendimientos decrecientes a escala.
(20)
Recuérdese que una función de costo total de lago plazo puede expresarse del siguiente modo:
(*) C = f(X, k) + g(k)
donde X indica el nivel de producción y k la escala de producción. Para cada valor constante de k se tendrá una
función de costo total de corto plazo. La función (*) puede ser expresada solamente en función de X a partir de la
evolvente de la familia de curvas representadas por (*) cuando k varía de manera continua. La obtención de dicha
evolvente implica que para cada valor de X se selecciona el valor de k que da lugar al menor nivel de costo total. Es
decir que si se define
F(C, X, k) = C - f(X, k) - g(k) = 0
y se iguala a cero la derivada parcial
(**) Fk(C, X, K) = δF(C, X, K)/δk = 0
la evolvente puede obtenerse eliminando la variable k a partir de (*) y (**) y, despejando C, se obtiene la función de
costo total de largo plazo
(***) C = C(X)
Entonces el costo medio de largo plazo puede definirse a partir de (***) como C(X)/X o tomando la evolvente de las
curvas de costo medio de corto plazo; ambos procedimientos son equivalentes.
17
de costos; sin embargo esa condición no resulta necesaria, tal como se mostrará
seguidamente.
En efecto, si C = C(X) presenta rendimientos crecientes a escala, puede afirmarse que para
todo número real λ tal que 0 < λ < 1 se verifica que λC(X) < C(λ X); sean entonces λi (i
=2,…,n) números reales tales que 0 < λi < 1 para todo i, Σi λi = 1 y Xi = λi X, luego
con lo que queda demostrado que C = C(X) es una función de costos subaditiva.
F1 + a X si X ≤ X*
(4) C(X) =
F1 + F2 + a X si X > X*
con F1 > F2
Puede mostrarse fácilmente que la función (4) es subaditiva; en efecto, sean λi (i =1,2,…,n)
números reales tales que 0 < λi < 1 para todo i, Σi λi = 1 y Xi = λi X , entonces si X ≤ X*,
luego, ∑i C(Xi) = n F1 + a X
y, en consecuencia, es C(X) < ∑i C(Xi), con lo que la función (4) es subaditiva para todo
X ≤ X*.
Si por el contrario, es X > X*, habrá k (0 ≤ k ≤ n) de las producciones Xi tales que Xi > X*,
mientras que n-k de las mismas serán tales que Xi ≤ X*; entonces se tendrá que
con lo cual, C(X) es subaditiva para todo nivel de producción. Por otra parte, como es
sabido, si C(X) exhibiera rendimientos crecientes a escala para todo X, debería ocurrir que
el Cme sea decreciente en todo el campo de variación de X. Sin embargo en el caso de la
función de costo total (4), la curva de Cme tendría una forma semejante al que se
representa en la Gráfica 1.
18
Gráfico 1
Cme
X* X
Es decir que C(X) no presenta rendimientos crecientes a escala para todo nivel de
producción.
En otros casos, las funciones de costo pueden presentar subaditividad solo en ciertos
rangos de producción. Tal es el caso de la siguiente función de costos:
Obsérvese que, en tal caso, la función de costo medio (Cme) tiene la forma indicada en el
Gráfico 1’
Gráfico 1’
CMe
2
F /a 2
2F / a X
19
b) El monopolio natural
Definición: una industria está caracterizada por la existencia de monopolio natural para todo
nivel de producción X ε B [ B = ( X : X ∈ R+ , X ≤ X0) ] sí y solo sí la función de
costos de esa industria C = C(X) es subaditiva en B.
Es claro que desde el punto de vista técnico resulta posible que los procesos productivos
que integran una determinada cadena estén integrados (verticalmente) dentro de las
empresas presentes en ese subsistema o que existan empresas especializadas en los
diferentes procesos. Sin embargo, desde el punto de vista económico una de esas
alternativas puede resultar más conveniente que la otra. En tal sentido, las características
de las funciones de costo pueden aportar elementos para discernir acerca de la alternativa
de estructura más conveniente. Tales características se vinculan en este caso con la
existencia o no de las economías de secuencia.
Entonces, por definición, cuando los procesos que integran una cadena productiva
presentan economía de secuencia, la integración vertical de los mismos dentro de las
empresas presentes en la actividad constituye la estructura más eficiente de producción,
atendiendo al mismo tiempo a que las escalas de producción de dichas empresas sean
también las de menor costo.
20
III.1.2. Las funciones de costo en las industrias multiproducto
En la realidad concreta, las industrias multiproducto son mucho más frecuentes que las que
solo elaboran un solo producto final. Esto es particularmente cierto en las actividades de
servicios públicos que han sido tradicionalmente reguladas y/o en manos de empresas
estatales (Electricidad, Transporte, Comunicaciones, etc.). Entonces, atendiendo a lo ya
expuesto con relación a la importancia de las características de las funciones de costo para
el diseño del tipo de intervención regulatoria, se presentan a continuación los principales
elementos que permiten discernir acerca de cuáles son las estructuras más adecuadas en
el caso de este tipo de industrias.
A los fines de presentar los conceptos referidos a las funciones de costo en el caso de las
industrias multiproducto será necesario introducir un conjunto de notaciones. Las funciones
de costo tendrán en estos casos una forma del tipo de la que se indica en la expresión (5).
(5´) C = C(X)
donde X = (X1, X2, ….. , Xn); pero, con esta notación es necesario precisar de qué modo se
indica cuando una o más de las Xi son nulas. Sea entonces N = {1,2, …., n} el conjunto de
todos los bienes producidos por la industria y se M ⊂ N un subconjunto de N, tal que solo
los bienes que pertenecen a M presentan un nivel de producción distinto de cero. Entonces,
esa situación se indicará del siguiente modo
(5´´) C = C(XM)
En consecuencia, cuando la función de costo se escribe bajo la forma (5´) se entiende que
todas las Xi > 0.
Es decir, se trata en este caso del cociente entre el incremento infinitesimal del costo total y
el correspondiente de la producción del producto i, suponiendo constante la producción de
todos los demás.
21
En cambio resulta imposible definir el costo medio de manera semejante al caso de las
industrias uniproducto ya que generalmente no puede expresarse los niveles de producción
de los n bienes por medio de una única magnitud escalar. En consecuencia es necesario
definir otras nociones diferentes pero lo más próximas posible al tradicional concepto de
costo medio. Una de tales nociones es la de Costo Medio de Rayo (CmeR) que implica
suponer que la producción de todos los bienes de la industria se incrementa en la misma
proporción λ a partir de niveles dados; es decir
Es claro que el valor del costo medio de rayo es fuertemente dependiente de la composición
de la producción X0 ya que ella define la dirección del rayo sobre el cual se calcula ese
costo. De cualquier modo, esta noción de costo medio resulta útil para la definición de cierto
tipo de economías de escala, tal como se mostrará más adelante.
Otra noción próxima a la tradicional de costo medio es la de Costo Incremental Medio del
producto i (CIMei). A diferencia del CmeR, el costo incremental medio se refiere a cada
producto y no al conjunto de los mismos. El costo incremental medio de un producto se
define por medio de la siguiente expresión:
(9) CIMei = [C(X1, X2,…, Xi,…,Xn) – C(X1, X2,…, Xi -1, 0, Xi+1,…,Xn)] / Xi para cada i =1,2,…,n
Esta noción proporciona el valor del costo (incremental) medio de un producto cuando todos
los demás bienes están siendo ya producidos y se mantiene constante su nivel de
producción. Tal como se mostrará más adelante, esta noción de costo permite definir la
noción de economías de escala específicas de cada producto.
En una industria multiproducto, puede ocurrir que el costo total de producir simultáneamente
más de un producto (eventualmente dos conjuntos de productos) es menor que la suma de
los correspondientes costos aislados (suma de los costos de la producción separada de
ambos conjuntos). En ese tipo de situaciones existirán estímulos para una diversificación
horizontal en la producción de la industria. En tales casos se dice que la función de costos
presenta economías de alcance. Sean entonces M ⊂ N y Q ⊂ N, dos subconjuntos de N
tales que M ∩ Q =∅, entonces la existencia de economías de alcance puede definirse de la
siguiente manera:
Pero, al mismo tiempo, ese tipo de hechos plantea importantes desafíos a la regulación de
precios en las actividades donde ese tipo de intervención resulta pertinente. La existencia
de economías de alcance, especialmente cuando las mismas están relacionadas con las
componentes fijas de la función de costos, plantea serias dificultades de asignación cuando
los costos son utilizados como criterio para la determinación de los niveles relativos de los
precios de los bienes y/o servicios que se producen de manera simultánea por una misma
empresa regulada. Este tema será retomado en otra sección de este mismo capítulo.
Donde C(k) = C(0,0,…,0, Xk, 0, …. , 0), (Xk > 0 ), es el costo de producir aisladamente el
producto k. A partir de (10) se deduce que sí (y solo sí) Sa > 0 la función de costos C (X)
presenta economías de alcance. Por otra parte el valor de Sa debe ser menor que uno ya
que en caso contrario se tendrían costos incrementales negativos.(21)
En consecuencia, recordando la definición del costo medio de rayo (expresión (8)), puede
definirse el indicador
(21)
Esto puede verse fácilmente en el caso de dos productos. En efecto, si Sa≥1 se tendría que
[C(X1, 0) + C(0, X2 ) - C(X1, X2)] / C(X1, X2) ≥ 1 ⇒ 0 ≥ [C(X1, X2) - C(X1, 0)] + [ C(X1, X2) - C(0, X2 )].
23
Entonces habrá rendimientos a escala de rayo crecientes (decrecientes) sí y solo sí es SR >
1 (SR < 1); tales rendimientos serán constantes en el caso en que SR = 1. Obsérvese que, al
igual que en el caso de las industrias uniproducto, la existencia de rendimientos crecientes
sobre un rayo de la función de costos (SR > 1) implica que los costos medios de rayo
(CmeR) son decrecientes con los niveles de producción (con composición constante) y que
los ingresos que se derivarían de la producción valuada a los costos marginales de
producción crecen menos que los costos totales de producción.
A pesar de constituir una extensión directa de los resultados obtenidos en el caso de las
industrias uniproducto, el concepto de economías de escala sobre un rayo presentan el
serio inconveniente de tener que suponer constante la composición de la producción. En las
industrias multiproducto, los cambios de producción van acompañados normalmente por
variaciones en la composición de la producción.
entonces, dC(X) = [∂ C(X)/ ∂Xi] dxi ya que dxk0 = 0 para todo k ≠ i (Xk0
constantes)
luego dC(X) / dxi = Cmgi y por tanto EC(X) , X i = [dC(X)/ C(X)]/[ dxi /Xi] = Cmgi [Xi/ C(X)]
pero, si C(X0-i) = C(X10, X20,….,Xi-10, 0, Xi+10 ,….,Xn0) es el costo total de producir todos
los demás bienes en las cantidades dadas y nada del bien i-ésimo, es claro que
EC(X) , X i = Cmgi [Xi/ C(X)] < Cmgi { Xi/[ C(X) – C(X0-i)]} = Cmgi /{[ C(X) – C(X0-i)] /Xi} = Cmgi / CIMei
entonces, puesto que CIMei >Cmgi (CIMei ≤Cmgi) si el CIMei es decreciente (creciente o
constante), resulta que
Como consecuencia de todo lo expresado, puede definirse un indicador del tipo usual para
los rendimientos a escala específicos de cada producto por medio de la expresión
24
De este modo, los rendimientos a escala específicos del producto i-ésimo serán crecientes,
constantes o decrecientes según que sea respectivamente Si>1, Si=1 o Si<1.
Sin embargo, ambos conceptos proveen tan solo una caracterización parcial o local de la
superficie de costos. Una noción de rendimientos más comprehensiva es aquella de
rendimientos a escala globales que, según se verá en la siguiente sección, incluye de algún
modo a todas las nociones de rendimientos a escala definidos previamente.
Utilizando la expresión (11), admitiendo que las cantidades producidas de los diferentes
bienes pueden cambiar en diferentes proporciones, es posible definir un indicador de los
rendimientos a escala globales en el caso de una industria que produce dos productos. Es
decir,
entonces, teniendo en cuenta que, en la relación anterior, las dos expresiones encerradas
entre llaves en el numerador son respectivamente S1= CIMe1/ CMg1 y S2= CIMe2/CMg2 y
que la expresión que aparece restando en el denominador es el indicador Sa de economías
de alcance, se tiene entonces que
25
Según se desprende de (14), la existencia simultánea de rendimientos crecientes a nivel de
cada producto (S1>1, S2>1) y de economías de alcance (Sa>0) asegura que los
rendimientos globales sean crecientes. Sin embargo, aunque los rendimientos específicos
de producto fuesen constantes o incluso decrecientes (Si≤1, i =1,2), podría haber
rendimientos globales crecientes si las economías de alcance son suficientemente intensas,
es decir Sa>>0.
Es claro que todas las nociones de economías de escala, así como las de economías de
secuencia y alcance que pueden caracterizar a la función de costo de una cierta actividad
(uni o multiproducto) permiten definir, a través de su conocimiento empírico, cuál es la
estructura mas eficiente para organizar institucionalmente (en términos de número y tamaño
de las unidades productivas) esa actividad.
(22)
E.E.Bayley, A.F.Friedlaender “Market structure and multiproduct industries”.
26
Por supuesto, el tamaño absoluto del mercado es un dato complementario indispensable ya
que el mismo determina el rango de niveles de producción a los cuales hay que analizar las
características de la o las funciones de costos.
Según se verá en una sección posterior (Capítulo IV), los avances tecnológicos que se han
ido incorporando a la generación térmica de electricidad (Turbinas de Gas y Ciclos
Combinados) han dado lugar a una importante atenuación de los marcados rendimientos
crecientes a escala que venía mostrando la función de costos de largo plazo de esa
actividad hasta principios o mediados de los años 70. Este hecho tecnológico, junto con una
serie de otros cambios registrados en el contexto económico mundial, facilitó e impulso la
introducción de ciertos cambios institucionales y regulatorios que suelen englobarse bajo la
denominación de reforma.
Mas allá de cualquier consideración relativa a la evaluación de tales reformas, tema que
escapa al alcance de estas notas, lo cierto es que ese cambio en las características de la
función de producción pudo significar, según los casos, un cambio en lo que se refiere a la
estructura más adecuada para organizar la industria eléctrica dentro de las nuevas
condiciones tecnológicas.
De acuerdo con las consideraciones previas es posible definir una tercera noción de
eficiencia: Eficiencia estructural de una industria.
27
Como puede verse, este concepto de eficiencia se refiere claramente al ámbito de las
industrias o cadenas productivas de bienes y o servicios.
Sin embargo, antes de entrar de lleno a ese tema se presentarán algunas consideraciones
relativas a la determinación de precios basados en criterios de costo y la noción de precios
subsidiados, que han de ser útiles para la discusión de la disputabilidad de los mercados y
la sustentabilidad del monopolio, temas que se tratan en el próximo capítulo.
donde C(k) representa el costo de producción aislada del bien k-ésimo, es decir, C(1)
=C(X1,0) y C(2) = C(0,X2). Entonces, puede enunciarse la siguiente definición
Definición: Un vector de precios (P1, P2) está libre de subsidios sí y solo sí se verifica que
P1X1 + P2X2 = C(X1,X2) y Pi Xi ≥ C(X1,X2) – C(k) , con i ≠ k (i, k =1,2).
e idénticamente para el producto 1. Esto está indicando que, en general, el precio P2 del
producto 2, requerido para cubrir los costos en el caso en que se lo produzca
conjuntamente con el producto 1 es menor que el que hace falta para cubrir el costo de su
producción aislada, haciendo de este modo que los consumidores resulten beneficiados por
la producción conjunta.
(23)
D.F. Spulber op. cit. Capítulo 3
28
Así, por ejemplo, si una empresa realiza conjuntamente los servicios de distribución de
electricidad y de gas natural y sus ingresos cubren exactamente los costos totales de
abastecimiento conjunto de ambos servicios, la condición impuesta por el test de los costos
incrementales evitaría que los clientes de cada servicio subsidien a los usuarios del otro
servicio. Pero, al mismo tiempo, si la producción conjunta de ambos servicios presenta
economías de alcance (como es probable debido a ciertos costos que son comunes:
medición, facturación, cobranza), los consumidores aprovecharían de la presencia de tales
economías bajo la forma de precios más bajos, comparativamente al caso en que ambos
servicios fuesen abastecidos por separado, con precios que cubrieran los costos de la
producción aislada.
Cuando se desea regular los precios en función de criterios de costo en las industrias
multiproducto, suele presentarse el problema de la asignación de los costos comunes entre
los precios de los diferentes productos. Existen muchos criterios para realizar esa
asignación y se puede demostrar que, dentro de ciertas condiciones, los precios
determinados en base a ellos están libres de subsidios. A fin de mostrarlo, sea una función
de costos del siguiente tipo:
El segundo paso corresponde a la distribución de los costos fijos. Sean entonces f1 y f2 tales
que 0 ≤fi ≤ 1 (i = 1,2) y f1+ f2 =1 y sean los precios (P1, P2) definidos del siguiente modo:
(18) Pi Xi = fi F+ ∏I Xi ∀ i (i = 1,2)
entonces puede comprobarse que para todo par de ponderadores f1, f2 que cumpla con las
condiciones indicadas, se verifica que el vector de precios (P1, P2) esta libre de subsidios,
de acuerdo con la definición dada en la sección precedente. En efecto,
pero
29
lo que confirma que los precios definidos de acuerdo con la expresión (18) están libres de
subsidios ya que además se verifica que
En la medida en que los ∏i (i = 1,2) estén libres de subsidio, pueden elegirse diferentes
criterios para definir los ponderadores fi ; a continuación se detallan algunos de los más
usuales.
Por supuesto, la aplicación de este criterio solo es viable en la medida en que las
cantidades producidas de los diferentes productos admiten la posibilidad de su expresión en
alguna unidad homogénea.
Pi = F / [X1+X2] + ∏i (i = 1,2)
Este criterio presenta respecto del anterior la ventaja de no requerir una unidad física de
expresión común, que no siempre es posible, y por otra parte tiene el mérito de tomar en
cuenta el valor económico de los bienes en el mercado.
es decir, realizar la distribución de los costos fijos en base a la proporción de los costos
variables que, en el supuesto de una baja complementariedad técnica en la parte variable
de los costos, equivale a hacerlo en proporción al porcentaje de costos propios de cada
producto.
30
Llamativamente, este criterio da para los precios un resultado coincidente con el
correspondiente a la asignación en función de la proporción de ingresos.
A los fines de precisar el marco teórico de referencia dentro del que se aborda el problema,
supóngase que ese monopolio se encuentra inmerso en una situación en la cual todos los
demás mercados de bienes y recursos productivos funcionan de acuerdo con el modelo de
competencia perfecta. Entonces, de acuerdo con la teoría del óptimo paretiano, si la acción
regulatoria estuviese guiada por el objetivo de asignación eficiente de los recursos, la
misma debería hacer que el precio de venta del monopolista se fije a nivel del costo
marginal de producción del bien o servicio correspondiente.
Como es sabido, la igualación del costo marginal de cada bien con el respectivo precio de
mercado o, lo que es lo mismo, la igualación del valor de la productividad marginal de cada
recurso con el precio de mercado del mismo, constituyen las condiciones necesarias para
se verifique una situación de eficiencia asignativa (Óptimo global de Pareto u “Óptimo
Primero”).
La teoría tradicional del monopolio indica que, si el monopolista pudiera diseñar libremente
su conducta, trataría de maximizar su beneficio fijando su nivel de producción en el punto en
que el costo marginal de producción se iguala con el ingreso marginal derivado de la venta
de la misma, tal como lo indica la Gráfica 2. En tal situación (nivel de producción X0) se
verifica que
Es decir que, en tal situación, el precio de mercado del bien no está reflejando su costo
marginal de oportunidad y permitirá al productor la apropiación de cuasirentas de
monopolio.
31
Gráfica 2
Costos
Precios CMg
Cme
P0
P1
Img
X0 X1
Sin embargo, desde una perspectiva de largo plazo, la regulación del precio en base al
criterio estricto del costo marginal (P =CMg) puede resultar indeseable desde el punto de
vista del bienestar social o insostenible desde la perspectiva empresaria.
Gráfica 3
(a) (b)
Cme Cme
CMg CMg
P P
CMgLP
CmeLP
CmeLP
P0
CMgLP
X0 X X0 X
32
Si por el contrario, la función de costos del monopolista se caracterizara por rendimientos
crecientes a escala (Gráfica 3(b)), la igualación del precio con el costo marginal de largo
plazo resultaría insostenible desde la perspectiva del productor, ya que ese precio no le
permitiría recuperar la totalidad de los costos. En tal caso la tarificación a costo marginal
estaría violando la restricción financiera de la empresa
Supóngase entonces que X representa la cantidad del bien o servicio que produce el
monopolio, admítase además que las elasticidades cruzadas de la demanda de ese bien
son todas nulas y que dicho bien o servicio no admite reventa entre consumidores. Se
supone por otra parte que los consumidores con funciones de utilidad U1,U2, ……..Um, han
optimizado su comportamiento, es decir que han resuelto el problema:
Puesto que, para los consumidores los precios (PX,P2,P3….,Pn) y el ingreso (YK ; k =
1,2,….,m ) están dados, una vez resuelto el problema (22), las funciones de utilidad UK en el
óptimo quedan en función de los precios y de los ingresos correspondientes, es decir25
UK = UK(PX,P2,P3….,Pn, Yk)
∂ UK / ∂ PX = - XK [∂ UK / ∂ Yk]
(24)
W:J. Baumol, D.F. Bradford, “Optimal departures fron Margial Cost pricing” The American Economic Review , Vol 60,
Junio 1970. M.Boiteux (1956), op.cit. M.S.Feldstein “Distributional Equity an The Optimal Structure os Public Prices”
The American Economic Review, Vol 62, Nº1, marzo 1972. Y. NG, M. Wisser, “Optimal Pricing with Budget Constrint:
the case of Two-part tariff”, Review of Economic Studies, vol 41, julio 1974. R. Rees “Second Best Rules of Public
Pricing”, Economica NS, Vol 35, agosto 1968. J.Wiseman, The Theory of Public Utility Price: An Empty Box”, Oxford
Economic Papers, febrero 1957. Para un análisis crítico de este tipo de enfoques, véase H.Pistonesi, “Precios y Tarifas
de la Energía: un análisis de las propuestas marginalistas”, IDEE, 1986.
(25)
Esto es así ya que, en el óptimo, tanto X como cada una de las ZKj (j = 2,3,…,n) quedan en función de los precios y el
ingreso; por tanto, reemplazando los valores de estas variables en la correspondiente función de utilidad se obtiene la
expresión UK = UK(PX,P2,P3….,Pn, Yk)
33
Con estos elementos, puede plantearse el problema para la búsqueda del precio a aplicar al
monopolio, que se definirá como un apartamiento óptimo del costo marginal y que será un
óptimo de segundo mejor (ya que al apartarse el precio del costo marginal, el óptimo
primero = Óptimo de Pareto, ya no será posible). Si se simboliza con W = W(U1, U2,…….,
Um) a la función de bienestar social, que expresa la importancia de los diferentes miembros
de la sociedad para el regulador, el problema de la determinación del precio del monopolio
puede plantearse de la siguiente manera:
Sujeto a X PX - C(X) = M
Donde M, que puede ser negativo o nulo, simboliza los fondos públicos que deberá o no
aportar el Estado según que el ingreso del monopolista (X PX) iguale o sea inferior a su
costo total de producción C(X). Entonces, partiendo de la función de Lagrange
∂L/ ∂ PX = ∑k [(∂W/ ∂ UK) (∂ UK/∂ PX]+λ {X + PX (∂X/ ∂ PX) – [∂C(X) /∂X] (∂X/∂ PX)} = 0
∂L/ ∂λ = [X PX - C(X) - M] = 0
RX = ∑k (XK / X) WK φK
que define el apartamiento óptimo del precio PX respecto del costo marginal.
(26)
Esto puede deducirse fácilmente a partir de la función de Lagrange en el óptimo del problema. En efecto, siendo L=
UK(PX,P2,P3….,Pn, Yk) - η [PX XK+ P2ZK2+P3ZK3+…..+PnZKn- Yk], se deduce que
∂L / ∂ PX= ∂ UK / ∂ PX - η XK = 0 y ∂L /∂ Yk = ∂ UK/∂ Yk + η = 0 ⇒ ∂ UK / ∂ PX = -XK ∂ UK/∂ Yk.
34
La interpretación conceptual de la expresión (26) requiere de la clarificación previa del
significado de RX. Dentro de la definición de PX, WK = (∂W/ ∂ UK) puede interpretarse como
la importancia que el regulador atribuye al bienestar del consumidor k; por otra parte, es
claro que φK = (∂ UK / ∂ Yk) representa la utilidad marginal del ingreso para el consumidor k.
(27) RX = ∑k (XK / X) φK
Puesto que (XK / X) expresa la proporción de la cantidad demandada por el consumidor k
respecto de la cantidad demandada total del bien, sí el mismo abasteciera necesidades muy
básicas, la demanda de los más pobres representaría una proporción significativa del total
y los φK correspondientes a esos consumidores serían también muy altos. En cambio si el
bien considerado fuera un bien de lujo, la mayor proporción del mismo sería demandada por
los ricos pero, en ese caso, los φK correspondientes serían muy bajos.
Es decir entonces que RX traduce las características distributivas del bien abastecido por el
monopolista.
Por otra parte, λ = Dw* / Dm (donde W* representa el valor óptimo de W) expresa el valor
de escasez o el costo de oportunidad de los fondos públicos (que deberían ser entregados
a la empresa para cubrir el déficit en la situación presentada en la Gráfica 3 (b)).
35
Gráfica 4
DI
PH
DH
PI
CMg
XH XI X
Esos precios
estarían determinados de modo que
(29) RX = 1
(30) WK φK = 1 ∀ k = 1,2,……,m
(31) WK = (1 / φK )
Puesto que el valor de φK es mucho mayor para los consumidores pobres que para los ricos,
la expresión (31) estaría indicando que si se utilizara la regla de Ramsey-Boiteux para
determinar el precio del bien (por ejemplo, electricidad) ello significaría que el regulador
estaría atribuyendo mayor importancia al bienestar de los consumidores ricos en detrimento
de los pobres.
Puede afirmarse entonces que, desde el punto de vista distributivo, la regla Ramsey-Boiteux
tiene carácter regresivo. Para recuperar la consideración de las cuestiones distributivas hay
que volver a la expresión (26), donde RX toma en general valores distintos de la unidad. Así,
por ejemplo, si el regulador atribuyera la misma importancia al bienestar de todos los
consumidores, es decir si WK = 1 para todo k, el valor de RX traduciría únicamente las
características distributivas del bien considerado. Esto es, si se trata o no de un bien que
abastece necesidades básicas.
Se trata entonces de determinar las tarifas eléctricas para uno y otro grupo de
consumidores, atendiendo al mismo tiempo que la presencia de rendimientos crecientes a
escala hacen que sea necesario que tales precios se aparten del Costo Marginal de
producción de modo tal que se atienda a la restricción financiera.
En tal caso, el problema de determinación de las tarifas del monopolio eléctrico para el
mercado residencial así conformado podría plantearse del siguiente modo:
PXB, PXS
Siendo XB + XS = X
La solución de este problema arroja dos expresiones semejantes a la relación (26), es decir
(28)
A fin de simplificar el tratamiento matemático se supone que este último grupo utiliza la electricidad exclusivamente en
usos suntuarios.
37
Gráfica 5
PXS
DS
CMg
PXB
DB
XB XS
Es claro que PXB podría situarse tanto por encima como por debajo del CMg; pero no cabe
duda acerca de que el mayor peso de contribución para cubrir la restricción financiera habrá
de recaer sobre los consumidores del Grupo GS. Esto sería así, aún admitiendo que el
bienestar de todos los consumidores tendría el mismo peso para el regulador, es decir,
WBk = WSh = 1
Los resultados obtenidos en la sección anterior han sido deducidos dentro de condiciones
extremadamente simplificadas. En particular se consideró que la actividad controlada por el
monopolio ofrece un solo bien y que las elasticidades cruzadas de dicho bien son todas
nulas.
Si se admitiera en cambio que el monopolista ofrece dos tipos de bienes (Vgr. Electricidad y
Gas Natural) que están relacionados en demanda (elasticidades cruzadas no nulas), la
forma de las soluciones obtenidas previamente sería mucho más compleja.
38
donde:
i) Si δ12 y δ21 fuesen nulas (es decir que los bienes 1 y 2 no tienen relación en
demanda) tales expresiones tendrían la forma de la relación (26)
De tal forma, el uso de los criterios basados en el costo marginal se vuelven mucho más
controversiales. Ya no se podría hablar de asignación eficiente de los recursos, tampoco
podría afirmarse que el uso de ese criterio asegura que el abastecimiento de los bienes
sujetos a regulación se realice en función de condiciones de eficiencia asignativa. Por otra
parte, es claro que en la realidad concreta, la protección de los intereses de los
consumidores está mucho más vinculada con la eficiencia productiva de las empresas
reguladas y con la distribución de las mejoras de productividad entre esas empresas y sus
clientes, que con la eficiencia asignativa, que tiene un carácter mucho más etéreo y una
fuerte dependencia de un modelo teórico altamente restrictivo.
40
Anexo al Capítulo III: Los Costos Económicos en las Industrias Energéticas
1. Introducción
No cabe duda que las mencionadas características hacen que las condiciones de
funcionamiento de los mecanismos de mercado se alejen considerablemente de las
correspondientes al modelo ideal de la competencia perfecta. En consecuencia, resulta muy
poco probable que las señales de precios reflejen de modo adecuado los costos sociales de
oportunidad de los diferentes recursos energéticos, y es por ello que se requiere de una acción
complementaria del Estado, tanto para orientar la asignación de los recursos como para
proteger los legítimos intereses de la población.
Una vez admitida la necesidad de proceder a la estimación de los costos económicos de las
actividades productivas energéticas como instrumento de la planificación integral del sector, se
plantea el interrogante referido a si tales costos deben ser calculados en base a precios de
cuenta o a precios de mercado de todos los recursos insumidos en dichas actividades.
(29) Entre tales características se destacan: la alta intensidad de capital y lenta maduración de las inversiones; el carácter
esencial de la energía para las actividades productivas y la calidad de vida de la población, lo que convierte a la
seguridad del suministro en un elemento estratégico; el uso de recursos naturales de propiedad social; la presencia
predominante de oligopolios y monopolios naturales; los fuertes impactos ambientales del sector. A todos estos aspectos
se agrega en algunos países como Colombia la fuerte influencia del sector energético en el desempeño de la economía
nacional, tanto por su impacto en el nivel de actividad como por el aporte de divisas.
41
La necesidad de recurrir a los precios de cuenta resulta del reconocimiento de que las
condiciones de funcionamiento de los mercados concretos muestran serios apartamientos de
las correspondientes al modelo ideal de la competencia perfecta que, dentro de ciertos
supuestos, conduce a precios de eficiencia económica compatible con el óptimo global en la
asignación de los recursos de que dispone una sociedad.
Es ampliamente conocido que, de acuerdo con el modelo teórico neoclásico, tales precios son
coincidentes con los costos marginales de oportunidad y reflejan la escasez relativa de los
diferentes recursos productivos y, por tanto, de los bienes que con ellos se producen.
Este enfoque parte de suponer, de modo más o menos explícito, que los precios
internacionales constituyen una buena aproximación a los precios de eficiencia o que, en todo
caso se determinan en condiciones más cercanas a las del modelo ideal de la competencia
perfecta que los que resultan de los mercados internos de los países en desarrollo afectados
por múltiples interferencias y distorsiones de toda naturaleza.
Es claro que escapa al alcance de estas notas realizar un análisis pormenorizado de este tipo
de metodologías de determinación de precios de cuenta, que incluso se han planteado como
base la determinación de los precios de las diferentes fuentes de energía en los países de
desarrollo desde una perspectiva sectorial integrada (30).
Lo que interesa discutir aquí son los fundamentos mismos de ese tipo de metodologías. En
primer lugar es importante señalar que un procedimiento riguroso para la determinación de los
precios de cuenta para una economía dada requeriría de la existencia de una función social de
bienestar y de un conjunto de restricciones ligadas con las funciones de producción y la
disponibilidad de los recursos (31). Es evidente que, si fuera posible la definición de esa función
social de bienestar ello requeriría del uso de juicios de valor acerca del bienestar relativo de los
componentes de la sociedad (afectando o no la distribución de la riqueza). También es obvio
que cualquier modificación que se introduzca en esa función o en la definición de las
restricciones, implicaría un cambio en los precios de cuenta o de eficiencia resultantes. Esto
significa que la noción de “asignación eficiente de los recursos” tiene un carácter
esencialmente político (debido a esos juicios de valor) y guarda una fuerte dependencia de las
condiciones internas de producción y de la dotación de recursos a nivel nacional.
Aún cuando la realización de un ejercicio de este tipo resulta prácticamente imposible debido a
la gran complejidad política y técnica, la sola enunciación de las características de su planteo
pone en evidencia el verdadero significado de ese tipo de precios.
30
( ) Véase por ejemplo M. Munasinghe, "An Integrated Framework for Energy Pricing in Developing Countries". The Energy
Journal, Vol. 1 Nº 3, 1980. Una exposición más detallada sobre el uso de los precios de frontera para la determinación de
los precios de los energéticos está contenida en H. Pistonesi "Precios y tarifas de la energía. Un análisis de las
propuestas marginalistas", IDEE, 1987.
31
( ) Además todas esas funciones deben tener forma matemáticamente apropiadas de concavidad y convexidad.
42
eficiencia” del modelo ideal de la competencia perfecta. Esto a su vez implica la total
integración y ausencia de fenómenos de poder en los mercados mundiales e, indirectamente,
la total apertura de las economías nacionales.
No cabe duda que las crecientes tendencias hacia la globalización de los mercados ha
provocado un progresivo acercamiento de los precios internos de los bienes comercializables a
los precios de frontera. Sin embargo, es claro que este fenómeno de globalización es
impulsado simultáneamente por los grandes grupos económicos transnacionales que, a través
de ese fenómeno, pueden optimizar sus operaciones sobre el espacio mundial, y por el auge
de las políticas neoliberales impulsadas por los gobiernos nacionales.
Sin embargo, ello no significa que estas tendencias habrán de ser beneficiosas para los países
en vías de desarrollo.
También es cierto que, dentro de ese contexto de creciente globalización resulta de particular
importancia la comparación de los costos internos de producción (calculados en base a los
precios de los mercados domésticos) con los precios de frontera a fin de examinar el grado de
competitividad de bienes producidos internamente. Pero, esto significa que los precios de
frontera constituyen variables que deben ser tomadas en cuenta como indicadores de
referencia, pero que los elementos fundamentales para reflejar las condiciones de producción y
las dotaciones relativas de recursos a nivel interno (así como las características de la demanda
social y la distribución del ingreso) viene dada por los precios domésticos. Es claro que estos
últimos están afectados por una serie de “imperfecciones” e interferencias pero, tampoco
podría afirmarse válidamente que los precios internacionales están totalmente libres de dichas
imperfecciones.
En consecuencia parece preferible optar por el uso de los precios de mercado, apelando a los
precios de importación únicamente cuando constituyan un costo efectivo, ya sea dentro del
32
( ) La clasificación de los bienes en comercializables o no; la necesidad de recurrir a matrices de tipo insumo-producto para
los bienes no comercializables; de trabajo, etc., las dificultades relativas a la segmentación del mercado.
43
horizonte adoptado para el cálculo de costos o en un plazo mayor si resulta necesario para
considerar el punto temporal de agotamiento de la disponibilidad interna de recursos no
renovables.
Sin embargo, en el caso de los energéticos que sean claramente comercializables resulta
importante determinar los precios de frontera que sean relevantes, tanto por su significación
como costos de oportunidad a nivel macroeconómico-empresario, como para examinar el
grado de competitividad de las correspondientes actividades productivas desde la perspectiva
sectorial global.
El costo económico total de un bien puede definirse teóricamente como el agregado del valor
de todos los recursos indispensables para su producción evaluados en función de su costo
social de oportunidad.
Las principales dificultades para el cálculo de costos económicos totales que respondan a esta
definición se relacionan con la forma de determinar cuáles son los recursos indispensables
para un determinado nivel de producción (aspecto ligado con la eficiencia productiva) y con la
posibilidad de establecer el costo social de oportunidad de tales recursos (cuestión que se
vincula con el conocimiento de una función social de bienestar, con la tecnología utilizada y
con la dotación del conjunto de recursos requeridos para la producción).
En cambio, el segundo tipo de dificultades tiene un carácter mucho más complejo y no resulta
posible darle una solución completamente satisfactoria en la práctica. En primer lugar porque
cuando se abandonan los supuestos teóricos (contradictorios con las condiciones concretas)
que permitan equiparar los costos de oportunidad microeconómicos con los correspondientes
al nivel global, no pueden utilizarse lícitamente los primeros como una adecuada indicación de
los segundos. Por otra parte, ya se han discutido en la sección anterior los problemas
insalvables que supone la reconstrucción de los precios de eficiencia para bienes y recursos.
Pero, más allá de estas dificultades lo que importa discutir aquí es el tipo de costos
económicos (medio o marginal, de corto plazo o de largo plazo) que resulta pertinente en
función de las acciones de orientación y coordinación de la asignación de recursos en el sector
por parte de las autoridades públicas.
Pero esa condición equivale a requerir la existencia de competencia perfecta en todos los
mercados o a un comportamiento igual al de un competidor atomizado en aquellos casos
donde no se verifique la condición de competencia perfecta.
Dadas las características de funcionamiento de los mercados en las economías concretas, que
se apartan de modo muy significativo de aquel modelo ideal resulta muy difícil sostener
válidamente la superioridad del costo marginal como indicador para orientar la asignación de
los recursos. Por otra parte, las soluciones que se derivan de la teoría del “segundo mejor”
que intentan deducir apartamientos óptimos a partir del costo marginal, además de adoptar
formas extremadamente complejas, si se pretende incorporar al menos los elementos más
44
relevantes del comportamiento concreto de los mercados, suponen problemas metodológicos
vinculados con cierta circularidad en el planteo (33).
Desde una perspectiva teóricamente rigurosa, la preponderancia del costo marginal como
indicador de costo económico se deriva de los desarrollos teóricos referidos previamente. Sin
embargo, en ciertas cadenas productivas (especialmente en el caso de la electricidad) es usual
recurrir a modelos de equilibrio parcial, traducidos bajo la forma de modelos de optimización
(usualmente de programación lineal), ya sea para la operación (despacho económico de
cargas) y/o para la expansión del sistema (plan de equipamiento), que proveen precios de
cuenta asociados a las soluciones óptimas. Tales precios de cuenta pueden ser interpretados
como costos marginales de corto (optimización de la operación) o de largo plazo (optimización
de la expansión), cuyos niveles habrán de depender, como es sabido, de la naturaleza de la
función objetivo utilizada, de la forma de establecer las restricciones del problema y de los
parámetros de contorno que se toman como datos (por ejemplo, los precios de los recursos
utilizados en el proceso que se pretende optimizar).
Más allá de la forma de plantear la función objetivo y las restricciones en ese tipo de modelos
es claro que el carácter parcial de los mismos no garantizan que esos precios de cuenta o
costos marginales constituyen necesariamente una solución superior desde el punto de vista
de la asignación “eficiente” de los recursos, ya que las condiciones de contorno contienen
precios que no pueden ser calificados como precios de “eficiencia”.
Por otra parte, es sabido que en presencia de rendimientos crecientes a escala, el criterio del
costo marginal no asegura la viabilidad financiera de las unidades productivas ya que, al
situarse dicho costo debajo del costo medio correspondiente no permite que se puedan
recuperar todos los costos que supone la actividad productiva que tenga ese tipo de
características.
Es claro que la consideración de los costos medios como indicadores de costo económico
evita esta última dificultad y tiene la ventaja de reflejar el nivel del costo de abastecimiento
incluyendo la totalidad de los elementos que componen el costo total y no solamente aquellos
que corresponden a las variaciones en el margen. Sin embargo, desde la perspectiva de la
toma de decisiones esto último es más un inconveniente que una ventaja ya que para tales
decisiones importan mucho más los costos que tienen el carácter de evitables que aquellos
que tienen la condición de costos hundidos.
Por otra parte, los costos marginales tienen la ventaja de facilitar la incorporación de las
condiciones estándar (de eficiencia productiva) en su cálculo.
En suma, cuando se abandonan los supuestos propios del modelo teórico neoclásico (que son
claramente contradictorios con la realidad) no resulta posible postular que una noción de costo
(medios o marginales) posee una clara superioridad sobre la otra como indicador de costo
económico dirigido a la finalidad planteada (ayudar en las funciones de orientación y de
coordinación que debe realizar la autoridad pública).
33
( ) Una discusión más detallada de todas estas cuestiones puede encontrarse en H. Pistonesi "Precios y tarifas de la
energía. Un análisis de ls propuestas marginalistas", IDEE, 1987.
34
( ) En el plano teórico este es uno de los problemas más simples de la aplicación de la Teoría del "segundo mejor" que da
lugar, en condiciones muy simplificadas a la conocida regla de la inversa del valor absoluto de la elasticidad (Véase H.
Pistonesi, op. cit.).
45
Pero, incluso dentro de las hipótesis de aquel modelo teórico se dan situaciones (de demanda
y costo) en las que el uso del costo medio como indicador de costo económico (para la
determinación del nivel de precios) puede ser casi indiferente o aún preferible a la solución de
costo marginal (35).
De cualquier modo y tal como se mostrará en la próxima sección, las fórmulas que usualmente
se proponen en la práctica para la estimación de costos constituyen esencialmente una
especie de híbrido entre las nociones de costo medio y costo marginal. En consecuencia, lo
que resulta de particular importancia es el que los procedimientos que se empleen en el
cálculo de los costos económicos respondan a criterios teórico-metodológicos razonablemente
uniformes.
La otra discusión que se plantea con relación a la determinación de tales criterios se relaciona
con el horizonte temporal considerado como relevante, es decir, la elección entre nociones de
costo de corto o de largo plazo.
Este tipo de situaciones se ejemplifican en los gráficos siguientes en los casos de rendimientos
constantes (figura 1.a) y crecientes (figura 1.b) a escala (36)
35
( ) W. Teplitz-Sembitzky "Electricity Pricing: Conventional Views and New Concepts", World Bank, Energy Series Paper Nº
52, págs. 20-23.
36
( ) Estos ejemplos gráficos corresponden a una función de costo total de largo plazo del tipo
C(X) = cX + k(X).X
donde k(X) es una función continua que indica el nivel unitario del costo de capacidad, que, en principio, es variable con
el nivel de capacidad. Si se designa con k ’(X) a la derivada de k(X) con respecto a X, la expresión CMLP sería
CMLP = c + k(X) + k '(X).X
según que k ’(X) sea menor, igual o mayor que cero, se tendrán respectivamente las situaciones de rendimientos
crecientes (Figura 1.b), constantes (Figura 1.a) o decrecientes a escala.
En el corto plazo estando la capacidad está fijada en el nivel X se tendrá que k ( X ). X = k 0 en la función de costo
total, de modo tal que el CMCP será
⎡c si X ≤ X
CMCP = ⎢
⎣ p si X > X
(W. Teplitz-Sembitzky, op. cit. págs. 25 a 28).
46
Figura 1
P3
D3
D3
P2=c+k CMLP=CPLP
CPLP
C D2 C CMLP
D1 D1 D2
X X X X
Obsérvese que cuando existe sobrecapacidad, el CMCP no permite la cobertura de todos los
costos.
Pero en tal caso, aún cuando el grado de cobertura es mayor, ello tampoco es asegurado por
el CMLP (igual al costo medio de largo plazo (CPLP)); en el caso de rendimientos constantes a
escala) esa cobertura sólo estaría asegurada por el costo medio de corto plazo (CPCP).
Lo mismo ocurriría con el CMCP (= CMLP) aún en el caso en que exista un equilibrio de largo
plazo, si la función de costos presenta rendimientos crecientes a escala (k’(X)<0). En este
caso, el CPLP (= CPCP) sí cumpliría con esa condición.
Cuando se dan situaciones de racionamiento, el uso del CMCP implicaría un excedente sobre
la cobertura del costo.
La defensa del criterio del costo marginal de largo plazo está fundada esencialmente en el
hecho de que permite evitar las marcadas oscilaciones que suele presentar el CMCP,
proporcionando a los consumidores una señal más estable en un horizonte de mediano y largo
plazo, lo que contribuiría a disminuir la incertidumbre en sus decisiones (elección de fuentes, e
inversiones de equipamiento) (37).
Si por otra parte se tiene en cuenta que las dificultades teórico-metodológicas para sostener
válidamente la superioridad del uso del CMCP en el marco de las condiciones concretas de
funcionamiento de los mercados, ese argumento tiene un peso definitivo. En función de ello,
en las secciones siguientes, se abortarán las cuestiones relativas a la especificación de los
costos incrementales promedio de largo plazo que se utilizará como propuesta de tipo general.
37
( ) Esta opinión es sostenida por la escuela francesa sobre el principio del costo marginal para la tarificación en el caso de la
electricidad y por otros autores como M. Munasinghe y G. Schramm (M. Munasinghe, G. Schramm "Energy Economics ,
Demand Management and Conservation Policy", N.Y. 1987).
47
de costo total. Dependiendo de las tecnologías disponibles y de la magnitud de las variaciones
relativas de la demanda, tales indivisibilidades pueden ser más o menos pronunciadas. De
cualquier modo, en las situaciones concretas, esas discontinuidades hacen que las funciones
de costo disten de tener las formas estilizadas que se presentan en los desarrollos teóricos,
fundados generalmente en el análisis de tipo estático y/o en funciones de costo continuas y
diferenciables. En consecuencia, cuando se abandona el análisis de corto plazo y se
introducen las consideraciones temporales, el cálculo de las nociones teóricas de costo sólo
pueden realizarse de manera aproximada y son variados los procedimientos que pueden
proponerse para realizar esa aproximación.
La función de costo total de largo plazo puede formularse en términos estáticos del siguiente
modo:
donde x indica el nivel de producción y k el nivel de capacidad. Para cada k fijo se tendrá una
función de costo total de corto plazo. Con k variable, la expresión (1) define una familia de
curvas de costo total y si f y g son funciones continuas, la función de Costo Total de Largo
Plazo (CTLP), expresada dependiendo únicamente del nivel de producción, puede obtenerse
hallando la envolvente a aquella familia de curvas. Es decir:
(2) C = h (X)
En tal caso,
h (X)
(3) CPLP =
X
d h (X)
(3) CMLP =
dX
Puesto que la variable k está afectada por las indivisibilidades propias del proceso de
inversión, en las situaciones concretas la expresión (1) puede convertirse en funciones como la
siguiente:
⎧c0 X + b0 k 0 si X ≤ k 0
⎪
(4) C = ⎨c1 X + b1 k 1 si k 0 < X ≤ k 1
⎪c X + b k si k 1 < X ≤ k 2
⎩ 2 2 2
48
(c0 = c1 = c2 = c; b0 = b1 = b2 = b) y que el sistema productivo trabaja siempre a capacidad
plena, entonces se tendría la imagen que se presenta en la Figura 2.
Figura 2
Costos
CMCP0 CMCP1 CMCP2
CPCP0
D0 CPCP1 D1 CPCP2 D2
A B C
b+c
CPLP=CMLP
Producción
ko k1 k2
En efecto, el Costo Medio de Largo Plazo podría definirse del siguiente modo:
C bki
(5) CPLP = =c+ = c+b
X X
∆C c ( k 1 - k 0 )+ b ( k 1 - k 0 ) c ( k2 - k1 ) + b ( k2 - k1 )
(6) CMLP = = = = c + b
∆X k1 - k0 k2 - k1
Fuera de esas condiciones muy particulares (rendimientos constantes y permanente equilibrio)
esas cuatro nociones de costo no serán coincidentes en su valor y se plantea tanto el
problema de discernir cuál de ellas constituye el indicador más adecuado para medir el costo
económico de la producción como la dificultad de definir las aproximaciones a los costos de
largo plazo.
Entre los sostenedores del enfoque neoclásico, existen diferentes posiciones acerca de cuál de
las dos nociones de costo marginal (de corto o de largo plazo) constituye un mejor indicador
del precio de oferta. Esta discusión cobra especial importancia dentro de la literatura relativa a
la economía de la industria eléctrica (38).
38
( ) Ver W. Teplitz-Sembitzky "Electricity pricing: conventional views and New Concepts". The World Bank Industry and
Energy Department, Energy Series Paper Nº 52, 1992.
49
En esencia esas diferencias de posición se relacionan con la aptitud comparativa del CMLP
con el CMCP para promover la asignación eficiente de los recursos y con la deseabilidad o no
de reflejar en los precios señales más o menos estables de costo.
Es por todo esto que no existe dentro de la literatura económica un consenso sobre el
procedimiento más adecuado para aproximar el concepto de CMLP, aún partiendo del acuerdo
de que el costo marginal (de corto o de largo plazo) constituye el mejor indicador de costo
económico.
Un primer problema que se presenta en la estimación del CMLP se relaciona con la forma de
considerar los incrementos de la demanda. Los incrementos pueden tomarse sobre la base de
un desplazamiento marginal de la demanda prevista, que se toma como punto de referencia o
como variaciones sobre esta última. En la Figura 3 se muestran estas dos maneras de definir
tales incrementos.
50
Figura 3
Capacidad = g(D’)
Capacidad Capacidad = f (D)
Demanda D+ ∆D=D’
D’t1
Dt1
∆D*1 = Dt1 –Dt0
Dt0
t0 t1 Años
En la Figura 2, ese tipo de variaciones está representado para el tiempo t, siendo ∆D1 = D’t1 –
Dt1. El otro enfoque (más estático) plantea considerar los incrementos “efectivos” sobre la
curva D, entre dos puntos en el tiempo (por ejemplo ∆D*1 = Dt1 – Dt0).
En el primer caso, el incremento de costo puede ser considerado como resultante del
adelantamiento de las inversiones en capacidad para satisfacer el incremento marginal de
demanda D´t1 – Dt1 .
∑ S (C ′ - C )S (1+ i ) t S t 0
-( - )
(8) CML P0 =
∑ S ( X D ′ - X D )S (1+ i ) t S t 0
( - )
Sin embargo, este enfoque presenta el inconveniente de que los resultados de la estimación
pueden ser altamente sensibles a la magnitud del incremento que se considere y su ubicación
51
en el tiempo (y en el espacio) y al tipo de modelos utilizados para representar el
funcionamiento del sistema productivo de que se trate.
Es por ello que los métodos de estimación más frecuentemente utilizados en la práctica se
basan en planes (“óptimos”) de expansión de la capacidad sobre un determinado horizonte y
en función de una evolución futura prevista en la demanda.
Sin embargo, es probable que se examine la sensibilidad de los planes de inversión y de los
costos resultantes a diferentes escenarios de previsión de la demanda. A este respecto es
claro que la prospectiva de demanda habrá de enfrentarse con la ineludible incertidumbre que
se plantea en cualquier ejercicio de ese tipo.
De acuerdo con este enfoque basado directamente en los planes de expansión, las
estimaciones del CMLP se realizan promediando las discontinuidades de las funciones de
costo sobre el horizonte de planeamiento. Pero ese promedio puede ser realizado de
diferentes modos, lo que da lugar a distintas formas de aproximar el CMLP (39).
Las fórmulas de aproximación más frecuentemente utilizadas son las siguientes (40):
A continuación se presentan brevemente cada una de estas fórmulas de estimación del CMLP.
El CILP se define como la suma del costo marginal de corto plazo y los costos de capacidad
analizados, calculados en base al próximo incremento de capacidad 41.
Es decir
⎡N ⎤
⎢∑ c ∆X (1+ i ) + I n ⎥ (1+ i )
-t -n
(9) ⎣ t=1 ⎦ ib
CILP0 = = c+
⎡ N
-t ⎤ 1- (1+ i )-N
⎢∑ ∆X (1+ i ) ⎥ (1+ i )
-n
⎣ t=1 ⎦
donde:
39
( ) Véase por ejemplo R. J. Saunders et al "Alternative Concepts of Marginal Cost for Public Utility Pricing: problems of
application in water supply sector", IBRD, Staff Working Paper Nº 259, mayo 1977; W. Teplitz-Sembitzky (1992). Op. cit.
y Y. Albouy "Guidelines for Marginal - Cost Analysis of Power Systems". World Bank Energy Department. Paper Nº 18,
mayo 1984.
40
( ) Ligadas generalmente al análisis de los costos de largo plazo en los sectores de Electricidad, Gas Natural o Agua
Potable.
41
( ) Véase por ejemplo, M. Munasinghe, G. Schramm "Energy Economlcs, Demand Management and Conservation Policy".
Von Nostrand 1983 y M. Munasinghe, Warford J. "Electricity Pricing". John Hopkins, 1987.
52
b: In/ ∆ X
N: es la vida útil de la inversión
i: es la tasa de descuento
n: horizonte del plan de expansión
El resultado de la fórmula (9) coincide con la estimación del CMLP planteada en (6) de modo
que puede afirmarse que la definición del CILP0 supone implícitamente que el sistema se
encuentra en equilibrio y que los rendimientos a escala son constantes (42).
La diferencia esencial con el CILP es que el VPCIS admite la posibilidad de que el sistema se
encuentre fuera de la situación de equilibrio (la expansión de capacidad se realiza con un
adelanto de m períodos al incremento de la demanda-producción en el período t = 0). Es decir
(43)
:
N
∑ c ∆X (1+ i )
t=1
-t
+ I S (1+ i )m
ib(1+ i )m
(10) VPCIS 0 = N
= c+
1- (1+ i )-N
∑ ∆X (1+ i )
t=1
-t
A diferencia de las dos fórmulas anteriores en las que el CMLP es estimado considerando
únicamente el próximo incremento de capacidad, el CIPLP toma en cuenta una secuencia
temporal de inversiones dentro de un determinado horizonte de planificación. Es decir que (44):
n n
∑
t=1
( C t - C0 )(1+ i )-t ∑ [(V
t=1
t - V 0 )+ I s ](1+ i )-t
(11) CIPLP0 = n
= n
∑ (X
t=1
t - X 0 )(1+ i ) -t
∑ (X
t=1
t - X 0 ) (1+ i )-t
donde:
42
( ) Véase W. Teplitz-Sembitzky (1992) op. cit. pág. 37.
Siempre admitiendo que I S = b ∆X .
43
( )
44
( ) Véase Y. Albouy "Guidelines for Marginal Cost Analysis of Power Systems". World Bank, Energy Department, Paper N°
18, Junio 1984. Si las inversiones correspondientes al plan se hubieran iniciado 5 años antes del tiempo t = 0 la
expresión (11) tomaría la forma:
n n
∑ (V t - V 0 ) (1 + i )-t + ∑ I t (1 + i )
-t
∑
t=1
( X t - X 0 ) (1 + i )-t
53
It: son las inversiones (y los costos fijos de operación y mantenimiento)
n: horizonte de planificación
Si se admite que la capacidad y la producción permanecen constantes a partir del año n y que
la vida útil promedio de las inversiones es de N años, el ClPLP0 puede ser representado
aproximadamente por la siguiente expresión (45).
n
∑ [(V
t=1
t - V t -1 ) + r N I t ] (1+ i )-t
(12) CIPLPM 0 = n
∑ (X
t=1
t - X t -1 ) (1+ i )-t
(46)
donde:
En el caso en que existan rendimientos constantes a escala (Vt = cXt, It = b(Xt-Xt-1) para todo t),
ClPLPM0 es equivalente al CMLP. Solamente en el caso en que, además de rendimientos
constantes a escala, el sistema se encuentra permanentemente en equilibrio, el CIPLPM0 es
equivalente al CMCP.
En otro caso, el CIPLPM0 es una combinación de costos medios y marginales de largo plazo.
De cualquier modo las fórmulas de aproximación al cálculo de los costos económicos de largo
plazo más utilizadas en la práctica en el caso de las industrias energéticas son el CIPLP0 y el
ClPLPM0.
45
( ) Véase Albouy (1984) op. cit. pág. 11 del anexo.
En efecto, si Xt = Xn para todo t > n, Vt = Vn para todo t > n, y si N representa la vida útil promedio de las inversiones que
se reemplazan al cabo de su vida útil, entonces se tendrá que (W. Teplitz Zembitzky (1992) op.cit. pág. 38):
-t ⎡ -t ⎤
∞ n ∞
1 n
(a) ∑
t=0
( X t - X 0 )(1+ i )
-t
= ∑
t=1
( X t - X t -1 )(1+ i ) ⎢∑
⎣ t=0
(1+ i ) ⎥ i ∑ ( X t - X t -1 )(1+ i )
⎦
=
t=1
-t
Xt = Xn si t > n
y
∞ n ⎡ ⎤ -t ⎡
∞
-t ⎤
∑ [(V - V 0 ) + I t ](1+ i )-t =
i
(b) t ∑ ⎢( V t - V t -1 )+ -N I t ⎥ (1+ i ) ⎢∑ (1+ i ) ⎥ =
t=0 t=1 ⎣ 1 - (1+ i ) ⎦ ⎣ t=0 ⎦
Vt = Vn si t > n
It se reemplaza cada N años
n
⎡ 1 1 ⎤
∑ ⎢(V t - V t -1 ) + -N I t ⎥
(1+ i )-t
t=1 ⎣ i 1- (1+ i ) ⎦
En consecuencia, del cociente (b)/(a) se obtiene la expresión (12).
46
( ) En este caso la expresión equivalente a (11)' sería:
n n
∑ (V t - V t - 1) (1 + i ) + r N ∑
-t -t
I t (1 + i )
t=i t = -S
(12) CIPLPM 0 = n
∑ (X - X t -1) (1 + i )
-t
t
t=1
47
( ) Véase W. Teplitz-Sembitzky (1992) op. cit. pág. 38 e Y. Albouy (1982) op. cit.
54
6. Los costos de largo plazo en el sector energético
En términos generales, las fórmulas de aproximación al CMLP pueden ser aplicadas a todas
las actividades industriales o de servicios en las diferentes cadenas energéticas. Sin embargo,
en algunas de esas actividades (especialmente la distribución de electricidad, gas natural) la
falta de información detallada sobre las inversiones requeridas para la expansión hace que
deba recurrirse al uso de métodos econométricos para la estimación de costos en base a
información histórica.
Por otra parte, para las actividades minero-energéticas las mencionadas fórmulas de
aproximación al CMLP requieren adecuaciones, o incluso el uso de formulaciones específicas,
debido al carácter agotable de tales recursos (48).
En esencia las actividades a las que hay que aplicar un tratamiento diferente son
correspondientes a la exploración y desarrollo de los yacimientos (petróleo, gas natural y
carbón). Además para todos los recursos minero-energéticos se plantea la necesidad de
evaluar el costo de uso del recurso.
El uso de los valores históricos de frecuencia relativa puede conducir en muchos casos a la
subestimación de los costos debido a que, salvo casos de sorpresa (que no son tan
infrecuentes), la actividad exploratoria está sometida a rendimientos decrecientes.
Sin embargo, frente a la incertidumbre que plantea la actividad exploratoria, los datos que
provee la experiencia histórica constituyen la base fundamental de cualquier procedimiento
que se proponga para la estimación de los costos de largo plazo.
48
( ) Algunos trabajos referidos al análisis económico de este tipo de recursos proponen la utilización directa del CIPLP0 para
la estimación de los costos de desarrollo y explotación, así como para el transporte (véase por ejemplo De Anne Julius,
A. Mashayekhi "The Economics of Natural Gas. Pricing, Planning and Policy", Oxford University Press, 1992).
55
La primera de estas relaciones podría plantearse a través de alguna función de naturaleza
técnica tipo I = h (S, Pe) (I: monto de inversiones, S: indicador de la actividad de sísmica a
realizar, Pe: número de pozos exploratorios) que puede ser determinada en cada caso por
datos de ingeniería, o valores históricos específicos.
Figura 4
f(y)
u y
Si se designa con u el valor medio de la variable y, conociendo el número de pozos
exploratorios previstos dentro del plan de inversiones para cada área o región, puede
estimarse el monto de las reservas a descubrir por medio de la relación:
D = u . Pe
Por supuesto, la estimación será tanto más confiable cuanto menor sea la varianza S 2y .
Mediante este procedimiento simplificado y definido un plan de inversiones por área o por
región, Ijt (j indica área o región), podrían estimarse las reservas a descubrir Djjt en
correspondencia con dicho plan.
Una vez determinadas las estimaciones Djjt, la aproximación al cálculo de los costos de largo
plazo de exploración (CIPLPE0) puede realizarse a partir de la siguiente expresión:
n ⎛ S ⎞
∑
t=1
⎜ ∑ I jt ⎟ (1 + i )-t
⎝ j=1 ⎠
CIPLPE 0 = n ⎛ S ⎞
∑
t=1
⎜ ∑ D jt ⎟ (1 + i )-t
⎝ j=i ⎠
La consideración de las áreas o regiones tiene especial importancia debido a que las funciones
f (y) pueden ser marcadamente diferentes según las áreas o regiones y, en consecuencia,
CIPLPE0 puede ser muy sensible a diferentes especificaciones espaciales del plan de
inversiones.
Es por esta razón que el cálculo del costo de exploración realizado exclusivamente con la
información histórica de inversiones y de reservas puede no constituir una buena indicación de
56
los costos de largo plazo, en la medida en que se presenten cambios significativos en el patrón
espacial de las actividades exploratorias.
Sin embargo, ya sea como elemento de referencia o debido a que la falta de información no
permita aplicar el enfoque planteado precedentemente, resulta conveniente definir un
procedimiento para estimar el CIPLPE utilizando exclusivamente la información histórica.
Cuando se trabaja con ese tipo de información es necesario utilizar datos agregados ya que la
aleatoriedad de los descubrimientos puede generar coeficientes anuales muy variables y no
existe una relación biunívoca entre inversiones y descubrimientos.
Dada la información referida a una muestra histórica sobre Itj y Dtj (t = 1,2 … T; j = 1,2, … J)
pueden calcularse los cocientes:
∑I
t=1
tj
C Tj = T
y entonces:
∑D
t=1
tj
J
1
CHPE =
J
∑C
j=1
Tj donde
CHPE representa el Costo Histórico Promedio de Exploración que se puede usar como proxi
del CIPLPE.
Otro problema que se presenta en las actividades de exploración de petróleo y gas natural
tiene que ver con la asignación de los costos en el caso en que ambos combustibles se
presentan en forma conjunta. A este respecto, algunos autores proponen que cuando el gas
natural es encontrado en el proceso de búsqueda de petróleo los costos de exploración
deberían asignarse al petróleo (49). Sin embargo, este procedimiento puede conducir a una
subestimación del costo del gas natural, dando lugar a distorsiones en la asignación de los
recursos. Parece más recomendable utilizar algunos de los criterios propuestos para la
asignación de costos en los casos de producción conjunta (50).
∑ (V - V 0 ) (1 + i )
-t
t
t=1
(13) CIPLPP0 = n
∑ (X - X 0 ) (1 + i )
-t
t
t=1
49
( ) Véase por ejemplo: De Anne Julius, A. Moshayekhi (1992) op. cit pág. 49.
50
( ) Más adelante se volverá sobre este tema.
57
En cambio, los costos de desarrollo no se derivan tan directamente de la expresión (11),
relacionando la secuencia de las inversiones del período (1, n) con los incrementos de
producción, medidos con respecto a la producción inicial. En el desarrollo de una cuenca
petrolera o gasífera es necesario tomar en cuenta que las capacidades productivas
desarrolladas por el proceso de inversión van declinando en función de las reservas
localizadas y de las modalidades de producción.
Es decir que si se designa con Xt a la capacidad de producción generada por la inversión It,
con Rt a las reservas disponibles en el año t y con Dt a la tasa de declinación en t, entonces:
dh
Dt = h ( X t / R t ) siendo > 0
d ( X / Rt )
(t) -
X s = X t e Dt
(s - t)
siendo t ≤ s < t + N t
Si se considera un período (1, n) dentro del que se realiza la secuencia de inversiones I1, I2, …,
In, los incrementos de capacidad productiva generados y su evolución en el tiempo tendrían las
características que se muestra en la Figura 5, donde
51
( ) Véase, P.G. Bradley "The Economics of Crude Petroleum Production", North-Holland, P.C., 1967.
58
Figura 5
Xt
Xe(n)
Xd(n)
Xe(2)
Xd(2)
Xe(1)
Xd(1)
0 1 2 n n+N Años
∑I
t=1
t (1 + i )-t
(15' ) CIPD0 =
n ⎛ Nt ⎞
∑ ⎜⎜ ∫ X ds ⎟ (1 + i )-t
-( D t + i ) s
t e ⎟
t=1 ⎝0 ⎠
∑ I t (1 + i )
-t
⎛ 1 - e-(D + i ) N ⎞ n
⎜
⎝ D+ i
⎟
⎠
∑
t=1
X t (1 + i )
-t
Siendo N un valor usualmente grande (16) puede aproximarse por la siguiente fórmula:
59
n
∑ I t (1 + i )
-t
(17) CIPD" 0 =
t=1
n
(D + i )
∑
t=1
X t (1 + i )
-t
Obsérvese que la expresión (16) podría escribirse también bajo la siguiente forma (52):
n ⎡ (D + i) ⎤
∑ ⎢ 1 - (1 + D + i ) -N ⎥
It(1 + i )-t
t=1 ⎣ ⎦
CIPD ′0 = n
∑X
t=1
t (1 + i )-t
Es decir que:
∑ At (1 + i )
-t
CIPD ′′0 =
t=1
n
∑X t =1
t (1 + i )-t
En (17) se considera implícitamente que N es infinito o muy grande de modo que, en ese caso,
At = It (D+i).
Es ampliamente conocido que ante tales procesos no existe ningún criterio universalmente
aceptado para asignar los costos comunes de producción. Entre los criterios más simples,
aunque no necesariamente más adecuados, pueden mencionarse los siguientes: a) asignación
en función del poder calorífico; b) asignación en base al valor económico de los combustibles
producidos conjuntamente (53).
Es claro que el primer procedimiento resulta inadecuado cuando los poderes caloríficos
relativos no guardan relación estrecha con los valores económicos relativos de los productos
conjuntos.
A su vez el segundo criterio tiene el inconveniente de que plantea cierta circularidad ya que la
estimación de los costos constituye la base para la determinación del valor económico de los
productos, especialmente cuando se trata de un horizonte de largo plazo.
52
1- e-(D+i)N 1- (1+ D+ i )-N
( ) Obsérvese que es equivalente, a términos continuos, de .
D+ i D+ i
53
( ) Para una revisión de los criterios de asignación de costos comunes en procesos de producción conjunta véase A.A.
Walters "Production and Cost fuctions: An Econometric Survey", Econométrica 1963, págs. 1 a 66.
60
Por supuesto, pueden plantearse procedimientos de asignación más complejos; sin embargo,
los procedimientos aplicables en la práctica habrán de depender de las disponibilidades de
información.
Cuando se trata de recursos mineros, ese esfuerzo económico está determinado por el mayor
costo que deberá afrontarse para satisfacer los requerimientos de la demanda social por medio
de sustitutos de los productos derivados de aquellos recursos en el momento de su
agotamiento (capacidad de producción < demanda).
Utilizando las hipótesis restrictivas y estilizadas propias del modelo de competencia perfecta,
H. Hotelling determinó el costo de uso (valor de agotamiento) de un recurso minero. Una
formulación simple de dicho resultado es la siguiente:
it it
(18) CU t = ( p0 - c0 ) e = CU 0 e
donde:
De acuerdo con las hipótesis utilizadas por Hotelling el costo de uso del recurso en el período
0 resulta de los mecanismos del mercado de competencia perfecta y la expresión consignada
en (18) muestra la trayectoria temporal de dicho costo que depende de las preferencias por el
presente expresadas por medio de la tasa de interés de equilibrio.
De ese modo, el resultado (18) fue obtenido suponiendo perfecto conocimiento de las
reservas totales disponibles del recurso, de la evolución futura de la demanda y de otras
variables relevantes (Vgr. La tasa de descuento).
Más allá de las dificultades que supone la aplicación de ese resultado fuera de la condiciones
estilizadas a partir de las que fue deducido, los enfoques propuestos para la estimación
concreta del costo de uso de ese tipo de recurso, están basados en esencia en el principio
dinámico que se desprende de (18). Sin embargo, esos procedimientos toman como dato de
partida el mayor costo futuro que deberá afrontarse en el momento de agotamiento del recurso
61
y obtienen el valor del costo de uso en cualquier momento anterior por medio de la
actualización de aquel sobrecosto (54).
Figura 6
(a)
Dt
xt
Demanda (De)
Capacidad Productiva
(xt)
t0 N t
(b)
Pt1 Pst
Ct
Sobrecosto en N
CUt*
CIP de Producción
Pt (Ct)
P’t
t0 t* N t
(1) Determinado en condiciones de utilización y localización equivalentes.
54
( ) Véase por ejemplo M. Munasinghe "An Integrated Framework for Energy Pricing in Developing Countries", The Energy
Journal, Vol. 1, Nº 3, 1980 y G. Schamm "The Economics of Gas Utilization in a Gas-Rich, Oil-Poor Country: The Case
of Bangladesh", The Energy Journal, Vol. 4, Nº 1, 1983.
62
Tratándose de recursos comercializables como el petróleo crudo, se plantean dos opciones
para la estimación del valor económico (55). Una de ellas supone la determinación del costo
económico del crudo en función de los precios de frontera (trayectoria P’t en la Figura 6 (b)).
En tal caso la estimación de los costos económicos del petróleo requerirían tan solo la
identificación clara de los precios de frontera (y de su evolución prevista hacia el futuro) y la
estimación de los costos de internalización en términos de largo plazo, calculados en función
de los precios de cuenta.
Sin embargo, la utilización de esta opción no permite incorporar en la estimación del costo
económico del recurso la influencia de grado de escasez del mismo a nivel nacional, dejando
al mismo tiempo de reflejar las condiciones económicas de la producción interna del crudo y
provocando consecuencias significativas en la apropiación de la renta del recurso.
La otra opción está indicada por la trayectoria Pt y requiere de la estimación del costo de uso
del recurso así como del resto de los costos referidos a las etapas de producción.
En lo que se refiere al costo del recurso, el mayor costo que los consumidores deberán
afrontar a partir de la fecha de agotamiento (N), puede expresarse, en el tiempo N, como la
diferencia (pSN – cN) (56). En consecuencia, en el año t, el costo de uso CUt del recurso se
obtiene mediante la actualización a esa fecha del mayor costo futuro (a partir del agotamiento)
y puede expresarse del siguiente modo:
t-N
(19) CU t = ( pSN - c N ) (1 + i )
Además de la incertidumbre que supone la previsión del precio pSN y la estimación del costo
incremental de largo plazo de la producción a partir del recurso, se plantea un problema de
circularidad en la determinación de N y de la evolución futura de la demanda (57) y las
dificultades propias de la elección de la tasa de descuento i.
Es claro que la elección de uno u otro procedimiento para establecer el costo económico de los
energéticos agotables-comercializables deberían basarse en la consideración de la magnitud
de las reservas disponibles de los recursos correspondientes.
Es así que, en el caso de una baja relación reservas/producción, la opción de la trayectoria p’t
parece aceptable ya que en horizonte muy próximo el precio de importación se convertirá en
un costo efectivo. Pero, aún en este caso sería conveniente reflejar en los costos de oferta, el
costo económico de la producción interna de acuerdo con la participación de esa producción
en la oferta total.
55
( ) M. Munasinghe (1980) op.cit.
56
( ) Tratándose del petróleo, PSN representa el precio de frontera del crudo importado, neteado por el costo de transporte
hasta la región donde está localizado el recurso petrolero nacional.
57
( ) Ya que el valor de CUt depende de N y, en la medida en que el costo de uso influye sobre el precio de oferta, CUt se
convierte en un determinante de la demanda que interviene a su vez en la fijación de N. Sin embargo, este problema
puede resolverse por un procedimiento iterativo.
58
( ) Esta podría ser la situación del carbón mineral, correspondiente a la minería de exportación en el caso de Colombia.
63
En el caso de los energéticos agotables-no comercializables el cálculo de los costos internos
resulta ineludible y en la utilización del esquema indicado en la Figura 6 para el cálculo del
costo de uso, pSN indicaría el costo del energético sustituto (generalmente comercializable) del
recurso considerado en el tiempo N de agotamiento.
Si, tal como es frecuente, ese tipo de energéticos agotables (gas natural, carbones minerales
no comercializables) se emplean en diferentes usos en distintos sectores de consumo
(generación eléctrica, industria, hogares), para definir pS se recurre al sustituto principal en
esos usos (generalmente el fuel oil) o, eventualmente, a un promedio ponderado de precios si
hay más de un sustituto relevante.
En el caso de los energéticos distribuidos por redes fijas el cálculo de los costos económicos
plantea dificultades debido generalmente a la falta de información adecuada para el cálculo del
CIPLP.
En efecto, dentro de los planes de desarrollo sectoriales de electricidad y gas natural no suelen
especificarse la parte relativa a la distribución, tanto por lo que se refiere al detalle de la
expansión de la infraestructura física como en lo que respecta a las inversiones
correspondientes.
Para obviar el problema indicado en i), además de utilizar series de corte transversal parece
recomendable utilizar estimaciones estadísticas sobre datos físicos de expansión.
⎛ K j⎞ ⎛ X⎞
bj
Ese modelo permite estimar el parámetro bj ligado con cada tipo de equipo.
59
( ) Véase Y. Albouy
64
Además, teniendo en cuenta que
d Ki Kj
= bj
dX X
y que
d CI d K j
d X
= ∑ j
rN j π j
d X
donde CI son los costos totales de inversión, rNj es el factor de recuperación de capital utilizado
para calcular la anualidad correspondiente a las inversiones en el equipamiento de tipo j y πj el
precio estándar del equipamiento j. Entonces, el costo incremental de largo plazo del
equipamiento de distribución se obtendría por medio de la expresión:
∆ CI Kj
(20) = ∑ rN j π j b j
∆X j X
Obsérvese que (rNj πj Kj / X) representa el costo medio del equipo de capital valorizado a
nuevo; obsérvese que ( Σj rNj πj Kj / X) constituye un costo medio de capital. En el caso en que
CMgLP (capital) = CmeLP (capital valorizado a nuevo) se tendría que bj = 1, es decir,
rendimientos constantes a escala. Sin embargo, la situación más frecuente en los mercados de
distribución eléctrica (y de gas natural) es la presencia de rendimientos crecientes, es decir, bj
< 1.
Si los costos de operación y mantenimiento pudieran definirse como un porcentaje λj del costo
de inversión rNj bj πj Kj (60), entonces el costo incremental de capacidad podrá expresarse de la
siguiente forma:
∆ CC rN j π j K i
(21) =∑ ( bi + λ j )
∆X i X
Por lo que se refiere a los costos de comercialización, las variables explicativas fundamentales
son el número de clientes, algún indicador de densidad media (consumo por usuario o número
de usuarios por km de línea) y el nivel de prevaleciente de salarios.
La dificultad que plantea la estimación de los costos de comercialización con este enfoque es
que, a diferencia del caso de los costos de capacidad, pueden obtenerse costos que están
alejados de las condiciones estándar de eficiencia productiva.
60
( ) El uso de este enfoque supone que si está calculado en términos estandard utilizando valores medios "normales" para
los salarios de la mano de obra y para los precios de los recursos.
65
Apéndice al ANEXO del Capítulo III: Determinación del costo de agotamiento
de un recurso no renovable
1. El planteo de Hotelling
Hotelling plantea el problema del costo de agotamiento de un recurso natural en el contexto del
modelo de competencia perfecta (con todas sus hipótesis) y desde la perspectiva de un
productor privado que se plantea como objetivo de maximización de sus beneficios netos
actualizados, atendiendo a la restricción del agotamiento físico del recurso.
Es decir,
N
máximo V (x) = ∫ [ p(t) x(t) - c(t)] e
0
-it
dt
(1)
N
sujeto a ∫
0
x(t) dt = R
g(t) = ∫
0
x(S) ds con G(0) = 0 y g(N) = R
g’(t) = x(t)
La solución del problema (1) se obtiene por medio de las ecuaciones de Euler-Lagrange:
δF d δF
- = 0
δx dt δx ′
66
δF d δF
- = 0
δg dt δg ′
δF
(3) -it
e .
δx
[ p(t) x(t) - c(t)] - λ(t) = 0
d
(4) λ (t) = 0
dt
de (4) se deduce que λ (t) = λ constante (puesto que su derivada respecto de t es cero).
Es decir que el productor obtiene el máximo beneficio neto total produciendo de modo tal que
el beneficio marginal actualizado para cada fecha t sea constante.
λ = p(0) - c′(0)
es decir que λ = u0 47 puede ser interpretado como el beneficio neto del productor en el
momento t = 0, de modo tal que el beneficio marginal en cualquier fecha t,
ut = [ p(t) - c ′(t)] 48, puede expresarse como:
it
ut = u0 e t = 0, 1, …, N
De modo tal que el teorema de Hotelling también puede expresarse diciendo que el beneficio
neto marginal o valor de agotamiento del recurso debe crecer en el tiempo a una tasa igual a la
tasa de interés de equilibrio (igual a la tasa social de descuento):
du(t)
/ u(t) = i
dt
67
Es decir que el costo marginal (61) de un bien producido a partir de un recurso agotable está
compuesto por una parte por el costo marginal de extracción y por otra por el valor de
agotamiento (de escasez) del recurso.
2 . El planteo de Munasinghe
Para resolver el problema comienza por admitir implícitamente que los precios internacionales
reflejan de manera adecuada las escaseces relativas de los recursos en cada país (enfoque
macroeconómico estático de economía abierta).
Por lo que se refiere al costo de uso, Munasinghe lo define a partir del mayor costo que debe
afrontar la sociedad en el momento de agotamiento del recurso.
Figura A1
P(t)
PS(t) PS(t)
C’(t)
C’(t)
P(t)
0 N t
A partir de esta definición del costo de uso, Munasinghe deduce que la expresión del mismo
para cada t es
61
( ) Recuérdese que en competencia perfecta los precios de todos los bienes se igualan con los costos marginales de
oportunidad correspondientes.
68
(8) u(0) = [ p S (N) - c ′(N)] e-i N = λ (constante)
es decir:
Es decir que la optimización del “beneficio social marginal” derivado de la explotación del
recurso agotable no comercializable implica que el valor actualizado del mismo sea constante
en el tiempo.
En conclusión, salvo por el punto de partida (la forma de definir el costo en t = 0), el planteo de
Munasinghe es totalmente equivalente al de Hotelling (63). Munasinghe pretende resolver la
falta de un contexto de competencia por el uso de los precios de cuenta para el cálculo de los
costos marginales de oportunidad. Es así que en su presentación, pS(t) y c’(t) están calculados
a precios de cuenta. (Por supuesto la equivalencia entre los precios de cuenta con los precios
de eficiencia de la competencia perfecta puede ser sometido a cuestionamientos serios, cosa
que se deja de lado en estas notas).
3. El planteo de G. Schramm
Cuando Munasinghe aborda el problema del costo de uso hace referencia explícita al gas
natural como energético agotable-no comercializable.
Planteando que en el caso del gas natural la producción del gas natural (libre?) puede
programarse en términos de adecuarla de manera óptima a la demanda, teniendo en cuenta
los costos de infraestructura de transporte, elabora un esquema según el cual la producción
alcanzaría cierto máximo en el año N (véase la Figura A2) a fin de mantener su nivel constante
a partir de ese año (por un período equivalente a la relación (reservas remanentes)/producción
deseada).
62
( ) Siempre que el precio se fije en función del costo marginal de oportunidad. Puesto que Munasinghe no postula
mercados de competencia perfecta, la igualdad entre precio y costo marginal se plantea como criterio normativo. Para
restaurar los precios de eficiencia este autor propone calcular los costos marginales de oportunidad, utilizando los
precios de cuenta de la Técnica de Costo-Beneficio. Su enfoque se basa en el análisis de equilibrio parcial y aún
cuando recomienda el uso del teorema de segundo mejor para tomar en cuenta las "distorsiones" de mercado en el
resto del sistema, resulta muy difícil sostener la superioridad de los criterios normativos recomendados para la fijación
de precios.
63
( ) Sin embargo, debe recordarse lo expresado en la nota anterior: el grado de optimalidad global de la solución relativa al
nivel del costo de uso es completamente diferente en ambos casos, debido a las distintas hipótesis que se postulan con
relación al funcionamiento de los mercados de bienes y recursos.
69
Figura A2
demanda
X(N)
(A)
(B)
0 N H N+RN
XN
OS(t)
P(t)
PS(t)
C’(t)
C’(t)
P(2)
P(3)
P(1)
0 N H
N
RN
∫
0
x(0) est dt +
x(N)
. x(N) = R0
En la expresión que presenta para el cálculo del costo de uso o agotamiento define
implícitamente el mayor costo que la sociedad debe afrontar en el tiempo N (año de
agotamiento según el plan óptimo) del siguiente modo:
RN
x(N)
[ p (N) - c′(N)] .
s
RN
x(N) ∫ e-it dt
0
70
Es decir, valor medio de un m3 adicional (esto es X(N) + 1 m3), evaluado por el costo de
RN
reemplazo en N, sobre todo el período (N, N + ) y actualizado en N.
x(N)
Puesto que el factor que multiplica al corchete es menor que la unidad, esto implica que
Schramm está definiendo un costo de agotamiento en N menor que el que propone
Munasinghe.
⎧ ⎫
⎪⎪ RN
1 - e-i X(N) ⎪⎪
(9) u0 = ⎨ [ ps (N) - c ′ (N) ] ⎬ e
-i N
= λ
⎪ RN i ⎪
⎪⎩ x(N) ⎪⎭
u(t) = u0eit
y
p(t) = c’(t) + u(t)
luego
⎡ ∆ C(t) ⎤
⎢ ∆ x(t) ⎥ = p s (N) - C ′(N)
⎣ ⎦N
A este respecto poco importa cual es la trayectoria de la producción (menor que la demanda).
71
4 . Consideraciones finales
Es claro que tanto Munasinghe como Schramm utilizan el principio de Hotelling según el cual el
valor actualizado beneficio marginal neto, del uso del recurso, debe ser constante para todo
tiempo t antes del agotamiento. Es claro que en el caso de Hotelling (cuyo desarrollo podría
ser compatible para N infinito) el valor de agotamiento en t = 0 es definido por los mecanismos
propios de los mercados de competencia perfecta y la trayectoria de ese valor resulta de
maximizar el beneficio del productor individual (que dentro de ciertas condiciones equivale al
máximo beneficio global paretiano).
Munasinghe y Schramm, con objetivos diferentes, no pueden suponer como dado el valor de
escasez del recurso en el tiempo t = 0 y en consecuencia, lo definen a partir del mayor costo
que los demandantes deben aportar en el tiempo N de agotamiento.
Para definir ese mayor costo en N se recurre al precio de un energético sustituto (pS) que en
ese punto del tiempo se supone mayor que el costo marginal de producir el energético que se
agota. Es claro que si así no fuera, el uso del sustituto se anticiparía al agotamiento del
recurso con lo que el costo de agotamiento sería nulo.
Desde otro punto de vista la formulación que Munasinghe y Schramm realizan a partir del
teorema de Hotelling tiene la ventaja de transparentar dos elementos importantes del análisis:
a) la influencia, sobre el nivel del costo de uso del recurso, de la evolución esperada del precio
del energético sustituto y b) las consecuencias que la dinámica de desarrollo tecnológico sobre
el sendero de explotación del recurso (a través de cambios en el precio del sustituto, en las
condiciones de producción del mismo recurso y, en función de ambos, a través del costo de
uso y el precio del propio recurso).
Por otra parte, teniendo claro que el enfoque propuesto por Munasinghe no tiene, desde el
punto de vista de la asignación de los recursos, la optimalidad que se pretende, es claro que
dicho enfoque provee un procedimiento operativo para estimar el valor de dicho costo.
72
IV. MERCADOS DISPUTABLES Y REGULACIÓN (64)
La teoría de los mercados disputables puede ser concebida como una generalización del
modelo de competencia perfecta.
En este sentido puede afirmarse que la teoría de los mercados disputables constituye un
intento de proveer un sustituto para la competencia perfecta en un mundo económico donde
predominan las economías de escala. En consecuencia la teoría de los mercados
disputables podría ser una base más robusta para fundar la Economía del Bienestar.
Una cuestión especialmente destacable es que al mismo tiempo constituye una teoría de la
estructura industrial y permite introducir un nuevo concepto de eficiencia económica: la
eficiencia estructural. Tal como se ha expresado, se dice que una estructura industrial es
eficiente si la misma permite minimizar los costos de la producción requerida para abastecer
a la demanda.
En los mercados de competencia perfecta la eficiencia estructural resulta una cuestión trivial
ya que los mecanismos del mercado conducen espontáneamente a una estructura (cantidad
y tamaño de las firmas oferentes) que minimiza los costos de producción. Sin embargo, en
presencia de industrias multiproducto y de economías de escala no hay seguridad alguna
de que los mecanismos de mercado conduzcan a una estructura industrial eficiente de
modo tal que la cuestión adquiere una relevancia crucial.
Los desarrollos realizados sobre los mercados disputables centran su atención sobre las
estructuras de costos, principalmente en las industrias multiproducto, en un intento de
identificar las propiedades de estos costos que tienen influencia sobre la estructura
industrial. (Ver Capítulo IV, Sección 1).
En consecuencia, los mercados disputables deben estar caracterizados por libre y fácil
entrada y salida de modo tal que la competencia potencial puede ser suficiente para
(64)
Para el desarrollo de esta sección se consultaron los siguientes trabajos: E.E. Bailey "Contestability and the design of
regulatory and antitrust policy", Am. Econ. Rev. 71 (2), 1981; W.J. Baumol "Contestable markets: An uprising in the
theory of industry" Am. Econ. Rev., 72 (1), 1982. M. Spence "Contestable markets and theory of industry structure: A
Review article" Journal of Econ. Lit., XXI, Sep. 1983; j.E. Stiglitz "Potential competition may reduce welfare" Am. Econ.
Rev. Paper and Proc., 71 (2) 1981; W.G. Shepherd "Contestability vs. Competition", Am. Econ. Rev., 74, 1984.
73
disciplinar el comportamiento de las firmas oligopólicas o monopólicas presentes en el
mercado.
2) No existen restricciones legales para la entrada o salida del mercado y tampoco hay
costos especiales que deben enfrentar el entrante pero que no recaen sobre las
firmas que ocupan el mercado. Es decir que la tecnología utilizada puede implicar
economías de escala pero no requerir necesariamente costos hundidos.
3) Las firmas presentes en el mercado sólo pueden modificar sus precios con cierto
período de demora (reacción no instantánea), pero los consumidores responden
inmediatamente a la diferencias de precios.
Indirectamente estas condiciones presuponen que todo el capital requerido por los entrantes
potenciales se encuentra disponible en forma líquida y que el mismo puede desplazarse
rápidamente de industria a industria. Esto significa que existen mercados bien
desarrollados para “leasing” o reventa de equipos de capital de modo tal que la liquidez del
capital puede recuperarse rápidamente y sin incurrir en pérdidas en su valor.
Los costos hundidos son aquellos costos que no pueden ser recuperados o al menos no
rápidamente. Por ejemplo, los costos de inversión de las redes de transmisión o
distribución en un sistema eléctrico, los rieles de un sistema ferroviario son ejemplos de ese
tipo de costos. Se trata de inversiones que no pueden transformarse tan fácil y rápidamente
en capital líquido conservando al mismo tiempo el valor del capital inicialmente invertido.
En tal sentido es importante distinguir entre costos fijos y costos hundidos. Los costos fijos
resultantes de inversiones de capital serán costos hundidos sólo en la medida en que
tengan la característica de no ser fácilmente reconvertibles a capital líquido. Por ejemplo
los equipos ligeros de generación térmica constituyen costos fijos en la industria de la
generación eléctrica pero, en ciertas circunstancias, pueden ser rápidamente realizables y
por tanto no constituir costos hundidos.
74
En los mercados disputables no importa tanto la competencia efectiva sino la competencia
potencial que permite disciplinar el comportamiento de la o las firmas ya presentes en el
mercado.
La perfecta disputabilidad de todos los mercados permite restablecer todas las condiciones
necesarias para alcanzar el óptimo global, aún cuando tales mercados no sean de
competencia perfecta sino poblados de oligopolios y monopolios.
Sin embargo uno de los supuestos más restrictivos de esta teoría es justamente que el
modelo supone la perfecta disputabilidad a través de la entrada libre y total, en el sentido de
que ocupen todo el mercado. El supuesto implícito para que se produzca la total ocupación
del mercado es una no-respuesta por parte de las empresas que ya están en el mercado.
Este argumento simplemente no parece sustentable.
Donde existe entrada y salida sin costo el poder monopólico está ausente aún en presencia
de monopolios.
Este puede ser el caso en que las economías de escala producto-específicas son más
importantes que las economías de alcance. En tal situación una firma que se especialice en
uno de esos productos puede provocar la inestabilidad del monopolio natural que produce
de manera conjunta ese bien y otros productos que son sustitutos cercanos de aquél.
Por supuesto, la sustentabilidad del monopolio natural se relaciona de manera directa con
los precios que fija para sus productos.
Baumol, Bailey y Willig (1977) afirman que las condiciones necesarias para que un
monopolio sea sostenible son las siguientes:
a) Que la función de costos sea subaditiva para todo el rango de producción relevante
b) Que minimice el costo de producción en los niveles que abastezcan la demanda de
la industria?
c) Que los beneficios supernormales sean nulos en caso de que no existan barreras en
la entrada
d) Que no practique subsidios cruzados entre productos o grupos de consumidores
e) Que los precios sean mayores o iguales a los costos marginales
75
Tal como se ha visto en una sección del capítulo precedente, la subaditividad de la función
de costos es una condición necesaria (y suficiente) para la existencia de monopolio natural.
Si no hubiera subaditividad de costos entonces
C (Σ Xi) ≥ Σ C (Xi)
La cuarta condición indica que la presencia de subsidios cruzados puede implicar que para
ciertos productos o grupos de consumidores el monopolista está fijando precios muy por
encima de los correspondientes costos de producción. En tal caso puede verse enfrentado
con ingresantes que abastezcan esa porción de la demanda obteniendo beneficios.
Por último, la condición e) indica que si el precio es inferior al costo marginal, el monopolio
mejoraría sus beneficios disminuyendo la producción y por tanto no existiría sustentabilidad.
Esa condición está indicando que no existe la posibilidad de que una firma ingresante
pueda fijar precios inferiores a los del monopolista obteniendo ganancia (normales o
supernormales).
Es más, los propios autores de las teorías de los mercados disputables afirman que en los
servicios públicos que tienen grandes costos no recuperables o en los que haya problemas
76
de sustentabilidad deben continuar siendo regulados o, más aún, operados por el sector
público.(65)
Eficiencia estructural: se dice que una industria se caracteriza por una estructura (número y
tamaño de las firmas) eficiente si dicha estructura es la que permite alcanzar el mínimo
costo de oferta del o de los productos considerados.
De la definición de estos tres conceptos de eficiencia queda claro que, desde el punto de
vista normativo, el segundo es el que habrá de implicar necesariamente un juicio de valor
político.
Pero, del mismo modo que el modelo de la competencia perfecta, la teoría de los mercados
disputables pretende fundamentar la superioridad del libre juego de los mecanismos de
mercado, es decir pretende proporcionar una nueva versión del funcionamiento de la “mano
invisible” de A. Smith.
(65)
E.E. Bailey, W.J. Baumol "Deregulation and the theory of contestable markets", Yale Journal on Regulation, Vol. 1, 1984
77
IV.2.1. Análisis crítico de la Teoría de los Mercados Disputables
Sin embargo, algunos autores han planteado serias dudas sobre la consistencia teórica y la
relevancia empírica de la disputabilidad de los mercados.(66)
Una segunda observación del mismo carácter es que la disputabilidad debe cumplirse
totalmente a fin de deducir aquellos resultados deseables que se deducen de la TMD. Si se
cumpliera de manera aproximada tales resultados se convierten en meras conjeturas
especulativas.
c) Con relación a los costos y las barreras a la entrada y salida se plantean importantes
dudas:
ii) Los costos hundidos guardan una estrecha relación inversa con el período de
tiempo que se considere. En cualquier mercado los costos hundidos son
mucho más grandes en el corto plazo que en períodos largos de tiempo, por
definición. En consecuencia, dentro de la lógica de la TMD, esos costos son
grandes durante el período (necesariamente corto) en que se supone que la
o las empresas presentes en el mercado no reaccionan frente a la entrada de
competidores. Por tanto aquí la TMD presenta otra inconsistencia.
(66)
Véase especialmente W.G. Shepherd, op. cit.
78
costos hundidos es un supuesto extremo que no puede ser una hipótesis
para una teoría general.
En primer lugar puede decirse que TMD es una teoría que requiere de una base empírica
que la sustente. Hasta el momento las enfáticas y pretenciosas conclusiones de política
que de ella se han querido deducir contrastan con supuestos no plausibles aplicados
únicamente para deducir resultados abstractos sin constataciones empíricas serias.
En segundo término la investigación empírica acumulada durante décadas muestra que las
condiciones internas de la industria son mucho más importantes que la competencia
potencial. El nivel y la variación de la tasa de retorno ha mostrado una marcada correlación
con la porción de mercado que abarca una empresa. No existen evidencias de que la
competencia potencial haya neutralizado el grado de monopolio en los mercados. En
términos generales un alto grado de monopolio va acompañado por fuertes barreras a la
entrada.
En tercer término las extremas condiciones planteadas por la TMD no están respaldadas
por casos concretos. Analizados esas condiciones se observa que:
79
competencia perfecta. En tal sentido esas críticas son totalmente pertinentes: los supuestos
que requiere la perfecta disputabilidad de los mercados son al menos tan irrealistas como
aquellos que utiliza el modelo de competencia perfecta.
Los elementos analíticos mencionados aportan sin duda elementos valiosos a la discusión
de la reestructuración institucional y regulatoria de las actividades de servicios públicos.
Ese aporte se relaciona, en particular, con la delimitación de los ámbitos donde los
mecanismos de mercado pueden contribuir a un funcionamiento satisfactorio de las
mencionadas actividades, con la forma de organizar ese espacio para los mecanismos de
mercado cuando el mismo no resulta de la simple eliminación de barreras a la entrada
(como sería el caso del mercado del petróleo crudo) y con la identificación de aquellas
actividades donde es necesario mantener la intervención regulatoria del Estado.
Las actividades que componen las diferentes cadenas productivas de los sistemas
energéticos pueden distinguirse atendiendo al carácter comercializable de los bienes o
servicios que produce, al grado de presencia de economías de escala, secuencia y alcance
de acuerdo con el tamaño del mercado que atienden y a la intensidad de los costos
hundidos que las caracteriza. Cada uno de estos elementos resultan de importancia
significativa para evaluar el grado de disputabilidad de los respectivos mercados así como
para examinar la eficacia de diferentes formas de organización institucional de las mismas y
para definir algunos principios relevantes para esquemas regulatorios respectivos.
A continuación se realiza un breve análisis de estos aspectos para las principales cadenas
energéticas: Petróleo y derivados, Electricidad y Gas Natural.
En función de ello puede afirmarse en principio que ese mercado presenta un alto grado de
disputabilidad (derivado principalmente de la importación) a pesar de los fuertes costos
80
hundidos que implican las actividades del upstream. De este modo, a pesar de la estructura
marcadamente oligopólica de la oferta interna de crudo (especialmente debida al carácter
capital intensivo de las actividades y al reducido tamaño de los mercados de los países de
América Latina), los actores de los eslabones de producción ven limitado su manejo de los
precios del petróleo que venden debido a la “incursión oportunista” de las importaciones.
En función de ello podría plantearse que tratándose de un mercado disputable, el precio del
petróleo crudo no requiere de intervención regulatoria alguna.
En última instancia, la disputabilidad de los mercados de petróleo actúa sobre el nivel de los
precios internos incidiendo, por ese medio, sobre la renta. La existencia y el mantenimiento
de importantes cuantías de rentas (relativas y absolutas) hacen que la disputabilidad actúe
al mismo tiempo sobre el nivel y la distribución de tales rentas. (67)
El mercado de los servicios de transporte por oleoducto desde los yacimientos o puertos de
entrada hasta las refinerías o desde los yacimientos hasta los puertos de embarque, se
caracteriza normalmente por importantes economías de escala y la presencia de costos
hundidos de gran magnitud. Se trata por tanto de un monopolio natural no disputable. En
consecuencia, el precio y la prestación de tales servicios deben estar sujetos a regulación.
En general, el expendio minorista de los derivados está también ligado con los canales de
comercialización mayorista: las estaciones de servicio se identifican con la marca de las
empresas refinadoras o de las importadoras que realizan la comercialización y distribución
mayorista.
Por otra parte, las economías de escala, junto con las fuertes indivisibilidades de la
inversión en la actividad de refinación frente al tamaño comparativamente reducido de los
(67)
J.M. Chevalier “Contestabilité des marchés et nouvelle dynamique concurrenntielle: une nouvelle problématique
économique de l’energie”, Cahiers de Recherche du Centre Géopolitique de l’Energie et des Matieres Premiéres,
Université Paris IX-Dauphine, 1996.
81
mercados en el ámbito de América Latina hacen que dicha actividad tenga características
fuertemente oligopólicas.
Es por ello que, la liberalización total de tales mercados puede dar lugar a abusos que
perjudican a los intereses de los consumidores. Consecuentemente, la protección de tales
intereses implica la necesidad de intervención regulatorias dirigida a prevenir y sancionar la
presencia de conductas oligopólicas.
Es sabido que en mercados oligopólicos de estas características los precios son en general
establecidos por las empresas líderes y la competencia se despliega apuntando a mejorar
las porciones de mercado por medio de la diferenciación de productos y la constitución o
refuerzo de las barreras a la entrada mediante campañas publicitarias. Por tanto, la
competencia en el mercado no actúa sobre el nivel de los precios.
Tal vez uno de las principales motivaciones de la reformulación de la teoría de los mercados
disputables haya sido poner en evidencia la posibilidad de construir la disputabilidad en
ciertos sectores de la actividad económica que como aquellos que utilizan redes fijas de
transporte y distribución.
A este respecto, es interesante señalar que uno de los pocos trabajos de aplicación
concreta de la teoría de los mercados disputables se refiere a discutir la introducción de
disputabilidad en el mercado de generación eléctrica. (68).
Hasta mediados o fines de la década del 80, la mayor parte de los sistemas eléctricos a
nivel mundial presentaban un fuerte grado de integración vertical y horizontal y una marcada
presencia del Estado en las actividades de producción por medio de empresas públicas.
A fin de analizar los posibles enfoques para construir los ámbitos de mercado en los
sistemas eléctricos es necesario examinar el grado de disputabilidad posible con relación a
las diferentes actividades que los conforman, así como las características de las funciones
de costo en una de ellas.
(68)
W.J.Baumol, K.S.Lee, “Contestable markets. Trade and Development”, The World Bank Research Observer, Enero
1991.
82
a) La etapa de generación
Tal como se ha expresado en una sección del capítulo anterior, las tecnologías empleadas
en la generación eléctrica han mostrado una fuerte dinámica de innovación en los últimos
veinte años, especialmente en aquellas vinculadas con la generación térmica.
Como consecuencia de esos dos hechos, si se eliminaran las barreras a la entrada a los
mercados mayoristas (y eventualmente minoristas) de electricidad, sería posible la
disputabilidad en esos mercados. Claro está que no se trata de una perfecta disputabilidad
sino solo de un mayor grado de acción de la competencia potencial.
Por tanto, habría que examinar a continuación cuales con las principales barreras a la
entrada de generadores potenciales en el mercado mayorista eléctrico.
b) La transmisión y distribución
Al margen de las barreras impuestas por el marco regulatorio vigente que implicaba (o
implica) limitaciones al ingreso de nuevos generadores, los mayores escollos para la
disputabilidad del mercado de generación se derivan del acceso a las redes de transmisión
(y distribución).
Las redes suponen grandes montos de inversión que solo son recuperables a muy largo
plazo (alrededor de 20 ó 25 años).
83
asimetrías o exclusividad en el acceso a las redes de transporte (y distribución), resulta
imposible la introducción de mecanismos de mercado en los sistemas eléctricos.
Por otra parte, establecer el principio de libre acceso de terceros a las redes de transporte y
distribución.
La imagen que presentaría esa nueva organización y los ámbitos posibles para la acción de
los mecanismos de mercado se representa en la Gráfica 6.
84
Gráfica 6
Transmisión
Generación
MC
GU
MC
.
. GU
. .
MC
. .
GU
A partir de la figura resulta claro que la partición horizontal en los ámbitos de generación y
de distribución, facilita tanto la competencia en el mercado (al existir una mayor atomización
en la generación (69) y una partición geográfica en la distribución (70) y la competencia
potencial al disminuir el grado de oligopolio y/u oligopsonio que suele incidir en la
importancia de las barreras a la entrada. Ambos tipos de competencia aportan al grado de
disputabilidad de los mercados.
Por otra parte, las características de monopolio natural en las actividades de transmisión y
de distribución en el segmento de usuarios cautivos (MC) implica la necesidad de que los
mercados de estos servicios sean regulados. Recuérdese que se trata de monopolios
naturales no disputables debido a la marcada presencia de costos hundidos.
• En sistemas con una alta proporción de generación hidroeléctrica puede existir una muy
marcada volatilidad en los precios, especialmente si la capacidad de regulación
hidráulica es muy baja.
Esta volatilidad de los precios puede incrementar notablemente la incertidumbre para las
decisiones de inversión (en la generación) y para las elecciones (fuentes y
equipamientos) por parte de los grandes usuarios de electricidad.
• Las posibilidades de competencia potencial o efectiva se ve limitada notablemente en
aquellos sistemas eléctricos correspondientes a países que no disponen de gas natural
a bajo costo. Sólo la disponibilidad de ese combustible facilita la incorporación de las
mencionadas tecnologías y, por tanto de generadores independientes.
• La competencia por los mercados puede, dentro de ciertas circunstancias, promover el
sobrequipamiento en la generación (y eventualmente en la transmisión). O, en todo
caso, provocar ciclos de sobreequipamiento y seguidos de penuria en el abastecimiento,
realimentando los ciclos de precios. Estos fenómenos pueden dar lugar a una
inadecuada asignación de los recursos.
• Cuando este cambio institucional-productivo y regulatorio se promueve en sistemas que
tienen un horizonte muy corto en lo que se refiere a niveles razonables de seguridad en
el abastecimiento, la acción de los mecanismos de mercado pueden no ser suficientes
para garantizar la calidad de los servicios en el corto-mediano plazo.
• La combinación de la acción del mercado y la regulación en el ámbito de la distribución
minorista puede provocar efectos redistributivos importantes. Dada la incidencia de la
composición del mercado y su tamaño en el área de distribución, el intento de los
distribuidores de retener a los grandes usuarios puede implicar el ofrecimiento de
mejores condiciones de precio para éstos en detrimento de mayores tarifas para los
usuarios cautivos. Este es un resultado muy conocido de ese tipo de combinación
(competencia y regulación). (72)
• La racionalidad propia de los mercados competitivos supone, respecto de la modalidad
de coordinación central, un cambio en la misión de los actores que puede implicar el
abandono de ciertos objetivos de promoción social de la población de menores
recursos. Se trata especialmente de la eliminación de subsidios para garantizar el
acceso al abastecimiento de los requerimientos básicos de la población en cantidad y
calidad.
• Por último pueden mencionarse el potencial cambio de racionalidad por lo que se refiere
a los impactos ambientales y a la promoción del uso racional de la energía. En el caso
de los impactos ambientales, que como se ha dicho, constituyen externalidades para los
(71)
Ver D.F. Spulber (1989), op. cit. cap. 9.
(72)
Ver A.E. Kahn (1970-71) op.cit.
86
diferentes procesos la acción de los mecanismos de mercado resultan claramente
insuficientes y en desventaja frente a la modalidad de coordinación centralizada,
requiriendo por tanto un claro marco regulatorio.
Por lo que respecta al uso racional de la energía, la segmentación vertical puede
cambiar considerablemente los incentivos de las empresas para impulsarlos. En efecto,
para una empresa verticalmente integrada las campañas de promoción del uso eficiente
de energía entre sus clientes puede ayudarle a disminuir los requerimientos de inversión
en generación, transmisión y distribución y, por tanto, una mejora en su margen de
rentabilidad.
La segmentación vertical de los procesos de la cadena eléctrica puede implicar la
eliminación de tales incentivos haciendo desaparecer el “negocio del URE’ para las
empresas distribuidoras. Es claro que los mecanismos más indirectos son regulatoria e
institucionalmente mucho más complejos y precarios.
Tal como se ha expresado en una de las secciones del capítulo anterior, la presencia de
estos costos de transacción, junto con la aún significativa presencia de economías de
escala, secuencia y alcances hacen que la construcción de la disputabilidad de los
mercados sea inconveniente desde una perspectiva puramente económica y aún inviable.
Sin embargo, existen algunos aspectos distributivos que hacen más difícil, en este caso, la
construcción de espacios de competencia.
87
Gráfica 7
P11
P12
P13
P21
P22
P23 P24
C2
C1
C3
: Gasoductos
Tal como puede observarse, la disposición geográfica de las áreas de producción limita
naturalmente la competencia entre los productores. Solo en el caso del centro de consumo
C3 existe la posibilidad de opción entre el conjunto total de productores. En el caso de los
centros urbanos C1 y C2 el conjunto de productores en competencia se reduce
considerablemente.
Por otra parte, en comparación con los sistemas de transmisión eléctrica, el transporte de
gas no suele presentar una muy alta interconexión y difícilmente admite la posibilidad de
reversión de flujos.
88
IV.3.4. Barreras a la entrada en las industrias energéticas. Algunas tendencias
recientes
Algunos autores han intentado formalizar por medio de esquemas las tendencias de
reformas de tipo institucional-regulatorio que se observan a partir de los procesos de
reestructuración de las cadenas productivas energéticas.
En términos generales se observa una tendencia hacia la mayor apertura de los mercados y
de las actividades correspondientes, al ingreso de nuevos actores y, el mismo tiempo, de
una mayor participación privada, ya sea a través de la privatización de los activos existentes
y/o de las inversiones de expansión.
Por otra parte, esa tendencia implica también el abandono total o parcial de la modalidad de
coordinación centralizada predominante en las diferentes cadenas productivas en la gran
mayoría de los países, a favor de una modalidad con una más fuerte incidencia de la
coordinación por el mercado.
Por ejemplo, J.M. Chevalier (73) propone el siguiente esquema para mostrar las tendencias
que se observan con relación a las barreras a la entrada en las diferentes actividades
productivas energéticas.
Esquema 1
Barreras a la entrada en las actividades productivas energéticas
(73)
J.M.Chevalier, (1996) op.cit.
89
ANEXO al Capítulo IV: Los modelos de reforma y la competencia en los
mercados eléctricos
Sin embargo, tal como lo señalan algunos autores75, pretender que la aplicación este
modelo de reforma a los sistemas concretos habrá de provocar una mejora en la eficiencia
estructural en la cadena productiva eléctrica que favorezca a los usuarios implica aceptar
que se verifican un conjunto de presupuestos con relación a las funciones de costo y a la
forma en que se habrán de coordinar las actividades que se han segmentado.
De ser efectivamente cierto en lo concreto, ese supuesto permitiría afirmar que los
mercados de generación eléctrica pueden presentar condiciones de disputabilidad y/o de
reales posibilidades de competencia.
74
OLADE/CEPAL/GTZ, “Energía y Desarrollo Sustentable en América Latina y el Caribe. Guía para la Formulación de
Políticas Energéticas” Cuadernos de la CEPAL, Santiago de Chile 2003.
75
J.H. Landon, “Theories of vertical integration and their application to the electric utility industry”, The Antitrust Bulletin28, 1983
101–130; P.L. Joskow, “ Introducing Competition into Regulated Network Industries: from Hierarchies to Markets in
Electricity”. MIT Press,Cambridge1996.
90
tema atendiendo a los cambios tecnológicos y al período de mayor incidencia de las
reformas en los sistemas eléctricos.
A este respecto, puede ser ilustrativo mostrar las dimensiones de mercado eléctrico en los
países que optaron por la Modalidad de Mercado en el proceso de reforma de su sistema
eléctrico. Se entiende aquí que la modalidad de mercado es aquella en que se han
descentralizado las decisiones de operación e inversión (predominantemente en manos
privadas), funcionamiento de un mercado mayorista (spot y/o de contratos de suministro),
con o sin segmentación vertical y horizontal obligatoria, acceso a las redes por parte de
terceros.77
Cuadro 1
Tamaño de mercado en los países que adoptaron la Modalidad de
Mercado en su Reforma Eléctrica (Año 1994)79
Capacidad
País Instalada
(MW)
Argentina 17649
Colombia 10080
Chile 4749
Perú 3089
Panamá 922
Guatemala 819
El Salvador 818
Bolivia 690
Fuente: SIEE de OLADE
Según se desprende del Cuadro 1, la capacidad instalada de los últimos cuatro países
resulta entre 2,8 y 3,7 veces el nivel mínimo de escala estimado en los trabajos
previamente referidos. Al margen de las dificultades que puedan presentar dichas
estimaciones, en función de los métodos utilizados y/o la disponibilidad de la información
disponible para aplicarlos, parece claro que las reales posibilidades de introducir
competencia en los mercados de ese tamaño son extremadamente limitadas y, de
conseguirlo, los resultados serían contraproducentes para los consumidores.
76
M.T. Maloney, “Economies and diseconomies: estimating electricity cost functions”, Review of Industrial Organisation 19,
2001,165–180; N.K. Kleit, D. Terrell, “Measuring potential efficiency gains from deregulation of electricity generation: a
Bayesian approach”, The Review of Economics and Statistics 83 (3), 2001, 523–530; L.D.Hiebert, “The determinants of the
cost efficiency of electric generating plants: a stochastic frontier approach”, Southern Economic Journal 68 (4) , 2002, 935–946.
77
OLADE/CEPAL/GTZ, Ibid. Capítulo II parte B.
78
Sería más adecuado tomar la demanda máxima de potencia como indicador de tamaño de mercado. Es claro que en tal
caso se tendrían valores menores a los indicados en el Cuadro 1.
79
Se consideran datos de 1994 debido a que es el punto temporal más cercano a la ejecución de las reformas en los países
de la Región.
91
1.2 – Concentración en el ámbito de la generación y poder de mercado
Pero, tal como se ha expresado, más allá de la real significación de las economías de
escala y de la sub-aditividad de las funciones de costo, las condiciones de disputabilidad
pueden verse seriamente afectadas por el grado de concentración que quede plasmado
durante el proceso de reforma, en términos de la reorganización productiva e institucional
en el ámbito de la generación.
Así por ejemplo, en el caso paradigmático de reforma (el de Gran Bretaña), la organización
institucional-productiva plasmada en el ámbito de la generación en el momento de la
reforma implicó una muy alta concentración: se le asignó acional Power (NP) un 46% del
total de la capacidad de generación, alrededor de un 28% PowerGen (PG), ambas
privatizadas en 1991, quedando un 17% en manos de Nuclear Electric, que continuó siendo
pública hasta 1996. Aunque se considere únicamente a las dos generadoras privatizadas en
1991, entre ambas concentraban inicialmente más de 74% de la capacidad de generación.
Se trata de un oligopolio concentrado donde las posibilidades de constituir barreras a la
entrada y colusión en la oferta de precios son muy altas. De hecho, el poder de mercado en
el Pool hizo que el ente regulador debiera intervenir para disminuir el grado de
concentración, obligando a NP y a PG a revender, en 1996, alrededor del 17% de su
capacidad de generación conjunta.80
Entre los mercados muy pequeños consignados en el Cuadro 1 y cuyos países optaron en
sus reformas la modalidad de mercado, es interesante examinar los casos de El Salvador y
Guatemala, donde la existencia de contratos PPA a largo plazo desempeñan un rol muy
relevante.
80
Ver R. Green, “Reform of electricity supply industry in the UK”, The Journal of Energy Literature II, 1 1996, 3-24. En 1990, el
nivel del Índice de Concentración Hirshman-Herfindahl alcanzaba a 3800; el nivel considerado como límite superior por la
legislación antitrust de EEUU, considerado para calificar como mercado de competencia es 1000. Sin embargo y a pesar de
posteriores intervenciones en el mismo sentido, hasta alcanzar un porcentaje de participación conjunta de NP y PG de
alrededor del 25%, los precios del mercado mayorista se mantuvieron altos hasta el año 2000. (D. W. Bunn, M. Martoccia
“Unilateral and collusive market power in the electricity pool of England and Wales”, Energy Economics 27 , 2005, 305– 315)
81
O.E. Moya, “Experience and new challenge in the chilean generation and transmission sector” , Energy Policy, Vol. 30, 2002,
575-582. En este caso, el Índice de Concentración Hirshman-Herfindahl alcanza un nivel de 3541 (ver P. Maldonado G., R.
Palma B., “Seguridad y calidad del abastecimiento eléctrico a más de 10 años de la reforma de la industria eléctrica en
América del Sur”, CEPAL, Serie Recursos Naturales e Infraestructura N° 72, Santiago de Chile, julio 2004.
82
O.E. Moya Ibid, pag. 577.
83
Ver, H. Campodónico, “Privatización y conflictos regulatorios: el caso de los mercados de electricidad y combustibles en el
Perú” CEPAL, Serie Recursos Naturales e Infraestructura N° 8, Santiago de Chile, marzo de 2000.
92
En primer lugar, tal como era de esperar, el mercado de generación está muy concentrado,
en gran parte debido a que las empresas públicas de generación que participan en el mismo
deben incluir en su oferta la reventa de la porción que deben adquirir por los mencionados
contratos PPA y también porque las ofertas directas en el mercado de los generadores
privados está muy concentrada.
En los otros dos países que optaron por la modalidad de mercado (Argentina y Colombia),
la situación es diferente de las anteriores. En primer lugar, debido a la dimensión
comparativa del mercado eléctrico.
En tercer lugar, en ambos países, los potenciales inversores en generación térmica podían
tener acceso al uso de gas natural a precios comparativamente bajos.87 Esto permitió el uso
de las nuevas tecnologías más eficientes de generación térmicas.88
En cuarto lugar, el segmento de transmisión fue segmentado de los otros procesos y con
acceso libre y transparente, a pesar de que en Colombia la segmentación vertical no fue
completa.89
84
CEPAL “El mercado eléctrico regional: contratos PPA en El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua”, México,
septiembre de 2001.
85
CEPAL, Ibíd., pag. 46
86
En sistema eléctrico colombiano, el número de generadores pasó de 17 en 1995 a 30 en 2001 (E.R. Larsen, I. Dyner, L.
Bedoya, C.J. Franco, “Lesson from deregulation in Colombia: successes, failures and the way ahead”, Energy Policy, vol. 32,
2004, 1767-1780). En Argentina se realizó una importante partición de las empresas generadoras estatales al momento de la
reforma y luego se produjo un significativo ingreso de nuevas empresas de generación entre 1994 y 2000; en efecto, entre
diciembre de 1993 y el mismo mes del 2000 el número de generadores pasó de 22 a 39 (CAMMESA, Informe Anual 2003).
87
En Argentina la participación del gas natural como combustible en la generación eléctrica térmica ha sido cercana al 100% a
partir de 1994.
88
La participación de los equipos de ciclo combinado dentro de la capacidad de generación térmica pasó de menos del 2% en
1996 a alrededor del 49% en 2002; de este modo, el consumo específico medio pasó de 2400Kcal/KWh en 1996 a 1670
Kcal/KWh en 2002(CAMMESA, Informe Anual 2003).
89
En Colombia hay actores integran generación y distribución. Sin embargo, existen restricciones para que las empresas de
distribución puedan comprar la generación del mismo grupo: el 40% debe ser adquirido a otros oferentes. Además en lo que
se refiere a la generación, ningún actor puede tener una participación superior al 25% (E.R. Larsen, I. Dyner, L. Bedoya, C.J.
Franco, op. cit.) .
93
Es decir que, aunque con características diferentes, puede decirse que en estos sistemas
eléctricos pudo organizarse mercados de competencia en el ámbito de la generación. Sin
embargo, aun en estos países han existido algunas restricciones a la competencia.
En suma, las limitaciones a la competencia en aquellos países de la Región que han optado
por introducir la modalidad de mercado en sus reformas eléctricas responden a diferentes
causas. En algunos de ellos (notablemente el caso de Chile) debido al diseño de la
organización institucional productiva al momento de la reforma. En otros, por ignorar la
influencia del reducido tamaño del mercado, donde a la ausencia de real competencia se
agrega la pérdida de economías de escala, secuencia y alcance y los costos de transacción
emergentes. También hay factores que se vinculan al diseño regulatorio que han constituido
barreras a la competencia en el mercado (la expansión de la transmisión eléctrica en
Argentina); en sentido similar pueden actuar los desafíos regulatorios ante la potencial
variabilidad del poder de mercado y la incertidumbre regulatoria relacionada con los criterios
utilizados para el pago de la potencia y/o con la operación de los embalses (Colombia).95
90
32% del total del total de la energía distribuida en el año 2000.
91
H. Pistonesi, “El Sistema eléctrico argentino: desempeño a partir de la reforma”, CEPAL, Serie Infraestructura y Recursos
Naturales, Santiago de Chile, julio del 2000.
92
Hay actores que son productores de petróleo y gas natural y participan en consorcios (diferentes) que realizan transporte de
gas natural, distribución de gas natural, generación eléctrica, transmisión de electricidad, distribución eléctrica
93
Su valor es 1382
94
E.R. Larsen, I. Dyner, L. Bedoya, C.J. Franco, op. Cit, pag. 1772.
95
Ibíd., pags. 1772-73.
94
aunque no lo sean, las mismas se ven más que compensadas por los beneficios derivados
de la introducción de la competencia en los espacios de mercado que se han construido.
Todos esos elementos dan lugar a costos de transacción que pueden resultar altamente
significativos dependiendo del tamaño del mercado.
En consecuencia, si la pérdida de las economías de integración vertical, junto con los costos
de transacción resultan mayores que las economías de costos que pueden derivarse de la
introducción de la competencia en el mercado, el resultado es una pérdida neta de
eficiencia estructural que se traduce en mayores costos para los consumidores.
Es interesante señalar que las economías de integración vertical y horizontal pueden ser
visualizadas desde el punto de vista teórico como economías de alcance considerando a los
procesos de la cadena eléctrica como una “industria multiproducto”. En consecuencia, uno
de los enfoques para examinar la evidencia o no de las economías de integración vertical
puede realizarse examinando la separabilidad de la función de costos uniproducto,
utilizando una muestra de empresas verticalmente integradas. La otra alternativa consiste
en emplear una función de costo multiproducto y evaluar las complementariedades
existentes entre los diferentes procesos.
Aunque las investigaciones empíricas que se han realizado a este respecto muestran
resultados dispares, en la mayor parte de trabajos que encuentran evidencia de la
relevancia de las economías de integración vertical y/o alcance.
96
Ver por ejemplo H.G.Thompson, “Cost Efficiency in Power Procurement and Delivery Service in the Electric Utility Industry”,
Land Economics 73 (3), 1997, 287–296
97
Ver D.I. Keserman, J.W. Mayo, “The measurement of vertical economies and the efficient structure of the electric utility
business”, Journal of Industrial Economics 34 (5), 1991, 483-503; J.E. Kwoka, Vertical economies in electric power: evidence
on integration and its alternatives. International Journal of Industrial Organisation 20 (5), 2002, 653–671; S. Jara-Díaz, F.J.
Ramos-Real, E. Martínez-Budría, “Economies of integration in the Spanish electricity industry using a multistage cost function”,
Energy Economics 26 (2004) 995– 1013.
98
D.I. Keserman, J.W. Mayo, op.cit.
95
distribución; a su vez en el trabajo de Kwoka99 también referido a USA, estima esas
economías en 26%.
Por otra parte, hay que tomar en cuenta los intentos de los actores de los sistemas que se
han desintegrado en buscar la reintegración de los procesos a nivel de la cadena productiva
eléctrica y/o del sistema energético en su conjunto, hechos que constituyen todo un desafío
para las incipientes agencia antimonopolio en los países de AL & C.
Los primeros procesos de reforma que se impulsaron en América Latina fueron inspirados
en el “modelo ingles” y/o siguiendo las recomendaciones de la banca multilateral que lo
tomó como enfoque de referencia. Sin embargo, las características tecnológicas de los
sistemas eléctricos de la Región difieren muy significativamente del caso inglés.
99
J.E. Kwoka, op.cit.
100
Jara-Díaz, F.J. Ramos-Real, E. Martínez-Budría, op. cit., pag. 1009.
101
O.E. Moya, op. cit., pag. 579
102
Ley 25844/92, Art. 122.
103
H. Campodónico, op. cit. Pág. 26
96
En efecto, mientras el sistema eléctrico de UK es esencialmente térmico (tecnologías
térmicas convencionales y nuclear), en América Latina la participación de la generación
hidroeléctrica es fuertemente predominante (ver Grafico 1).
Gráfico 1
ALyC: Participación de la generación Hidráulica
(año 1998)
100
90
80
70
60
% 50
40
30
20
10
0
C RICA
ECUA
CUBA
ARG
GUAT
CHILE
URU
BRA
PERU
A Ly C
HOND
NICA
R.DOM
EL SAL
PAR
PAN
VEN
JAM
COL
BOL
MEX
Fuente: Elaboración propia a partir de la información del SIEE de OLADE.
Esta diferencia, conocida y ampliamente debatida en época de las reformas, tiene una
importancia fundamental al pretender introducir competencia en el mercado de generación.
En efecto, ante una participación de ese tipo de generación que supera el 60% en un
número muy significativo de países, la disputabilidad del mercado de generación puede
verse seriamente comprometida ya que la incertidumbre que deben enfrentar los
competidores potenciales es muy significativa.
Otro caso muy relevante es el de Colombia, donde las cambiantes condiciones de oferta
hidráulica provoca una marcada volatilidad en los precios de bolsa (ver Gráfico 2). El alto
grado de incertidumbre que esta situación plantea a los potenciales inversores en
104
Ver G. Diaz de Hasson, “Análisis de la Privatizaciones Eléctricas”, Desarrollo y Energía, Vol. 3 N° 5, San Carlos de
Bariloche, marzo de 1994, 51-94.
97
generación térmica, elemento indispensable para tener una composición mas diversificada
de tecnologías de generación, puede ser una importante barrera a la entrada, con los
consecuentes problemas para el funcionamiento del mercado.
Gráfico 2
Fuente: Interconexión Eléctrica S.A. E.S.P. “Informe del Mercado de Energía Mayorista”, diciembre
de 2001.
105
E.R. Larsen, I. Dyner, L. Bedoya, C.J. Franco, op. cit
106
P. R. Balbontín, “La crisis eléctrica en Chile: antecedentes para una evaluación de la institucionalidad regulatoria”, CEPAL,
Serie Recursos Naturales e Infraestructura N° 5 Santiago de Chile, diciembre de 1999.
98
aun en esos casos. El intento de introducir competencia en el mercado de generación, junto
con el abandono de la coordinación del sistema por parte de Electrobras, la virtual
prohibición de inversión por parte de las empresas públicas y el insuficiente interés de los
inversores privados en proyectos de generación térmica, en presencia de un año seco
condujeron a la crisis de abastecimiento. El nuevo gobierno decidió dar marcha atrás en el
rumbo de las reformas emprendidas.
a) Argentina
Con relación a la evolución de los precios en el caso del sistema eléctrico argentino solo se
considerará como relevante a estos efectos el período que se extiende desde mediados de
1992 hasta la crisis y devaluación en 2002. A partir de ese momento consideraciones de
carácter macroeconómico alteraron significativamente la vigencia de los marcos regulatorios
y de los contratos de concesión y, por tanto el funcionamiento de los mercados de manera
acorde con ellos.
107
Ver por ejemplo K. Skitte, “Market imperfection on the power markets in northern Europe: a survey paper”, Energy Policy 27
(1999).
108
D.M Newbery, “Problems of liberalizing the electricity industry. European Economic Review 46, 2002, 919–927.
99
Hasta fines del 2001 el Mercado Eléctrico Mayorista (MEM) contaba con un número muy
significativo de actores de oferta y demanda: 39 generadores, 11 Autogeneradores, 3
Cogeneradores, 58 Distribuidores, 364 Grandes Usuarios Mayores y 1828 Grandes
Usuarios Menores.109
Además, el despacho térmico por orden de mérito basado en el costo variable horario,
conjuntamente con un modelo de valorización económica del agua, como esquema para
que la Compañía Administradora del Mercado Eléctrico Mayorista (CAMMESA) determinara
el precio en el mercado Spot110, evitaba las posibilidades de colusión entre actores. De este
modo, la competencia entre los actores de generación térmica, terminaba descansando en
los contratos de provisión de gas natural. Además, el funcionamiento del mercado se ha
caracterizado por un alto grado de transparencia, situación muy contrastante con la del
mercado mayorista de gas natural.
En el Gráfico 3 se presenta la evolución del precio spot en el MEM. Tal como puede
observarse, la tendencia (T), que abarca todo el período considerado, es claramente
decreciente e implica una reducción de más del 50%.
De hecho, este ha sido uno de los principales elementos para argumentar el éxito de la
reforma en la construcción de la competencia en el mercado eléctrico mayorista. Sin
embargo, ese comportamiento del precio mayorista responde a una diversidad de factores
de los que dicha competencia es tan solo uno de ellos y cuya incidencia ha sido realmente
relevante a partir de 1995.
La entrada de la central hidroeléctrica de Piedra del Águila (1400 MW)111 hacia fines de
1992, la rápida disminución de la indisponibilidad térmica y la mejora de las condiciones de
hidraulicidad, provocaron el rápido descenso del nivel de precios. En efecto, la participación
de la generación hidráulica se incrementó significativamente entre 1992 y 1994, pasando de
34,6% a 42,6%. Para apreciar el efecto de la entrada de Piedra del Águila y del progresivo
ingreso de las turbinas de Yacyretá112, basta indicar que ya en 1995, ambas centrales
representaban, en conjunto, un 16,5% de la generación total del MEM.
109
CAMMESA, Informe Anual 2003
110
La remuneración de la Potencia Puesta a Disposición fue fijada por medio de disposiciones regulatorias
111
Central planificada y construida enteramente bajo el sistema estatal.
112
Central binacional Argentina-Paraguay, en proceso de construcción antes de la reforma.
100
Gráfico 3
80
70
60
U$S/MWh
50
40
30
20
10
Dic-92
Dic-93
Dic-94
Dic-95
Dic-96
Dic-97
Dic-98
Dic-99
Dic-00
Dic-01
Ago-92
Ago-93
Ago-94
Ago-95
Ago-96
Ago-97
Ago-98
Ago-99
Ago-00
Ago-01
Abr-92
Abr-93
Abr-94
Abr-95
Abr-96
Abr-97
Abr-98
Abr-99
Abr-00
Abr-01
Abr-02
PM T T1
Pero, el impacto sobre los consumidores fue claramente diferencial. La energía adquirida
por los grandes usuarios114 a través del by pass comercial a las empresas distribuidoras
113
Aunque debe aclararse que esta última se vio menguada por la disminución del aporte de los embalses del Comahue y, en
menor medida, de Salto Grande. “El efecto de la corriente del Niño, iniciado en la segunda mitad de 1997, por el que se
registraron altos aportes en las cuencas de los embalses del Comahue y de Salto Grande, se mantuvo hasta mediados de
1998. A partir de allí se verificó un fuerte viraje hacia un extremo de mínima generación hidráulica, particularmente en la
cuenca del Comahue, alcanzándose nuevos mínimos históricos en todos los ríos. Hacia fin de año, la C. H de Salto Grande,
que había presentado una disponibilidad extraordinaria, pasó rápidamente también a una condición de mínima generación.
Como resultado de esta situación, los precios spot de la energía fueron aumentando al compás de la disminución de la
participación de la generación hidráulica en el total. A pesar de ello el valor monómico anual resultó inferior al registrado en el
año anterior.” (CAMMESA, Informe Anual 1998)
114
Incluyendo las tres categorías de grandes usuarios y los autogeneradores
101
representa alrededor del 29% del total consumido en las diferentes áreas de concesión o
jurisdicciones correspondientes en el año 2000. El precio medio pagado por los grandes
usuarios mayores es muy semejante al nivel de precio spot del MEM. Esto muestra sin lugar
a dudas que, tal como era previsible, a partir de la reforma el conjunto de los grandes
usuarios se ha visto fuertemente beneficiado por el menor costo de la energía que compran.
En cambio, en términos generales y al menos hasta 1999, las tarifas minoristas del
segmento de mercado regulado no habían reflejado cabalmente la tendencia declinante que
había registrado el precio spot en el mercado mayorista (ver Gráfico 4).
Gráfico 4
85
80
75
70
65
60
Ene-91
Ene-92
Ene-93
Ene-94
Ene-95
Ene-96
Ene-97
Ene-98
May-91
Sep-91
May-92
Sep-92
May-93
Sep-93
May-94
Sep-94
May-95
Sep-95
May-96
Sep-96
May-97
Sep-97
May-98
Sep-98
Segba Edenor-Edesur
Fuente: Elaboración propia en base a información del Instituto Argentino de la Energía Gral. Mosconi.
En principio este hecho parece deberse a los procedimientos adoptados en los procesos de
privatización de los servicios en las diferentes jurisdicciones (federal y provinciales)115,
especialmente en lo que se refiere al nivel medio de los costos tomado en cuenta como
punto de partida para la determinación del llamado “valor agregado de distribución”.
Por otra parte y sin un fundamento teórico claro, la reforma introdujo una estructura tarifaria
que penaliza comparativamente a los estratos más pobres de la población, al mismo tiempo
que incentiva el despilfarro de la energía eléctrica, al incentivar el consumo de los clientes
con mayor capacidad de pago (ver Gráfico 5).
115
En el ámbito de la jurisdicción federal hay que tomar en cuenta los contratos a término con las generadoras Puerto y
Costanera, impuestos a las distribuidoras Edenor Y Edesur, al momento de la privatización.
102
Gráfico 5
Arge ntina : Estructura ta rifa ria (ta rifa me dia ) pa ra
consumos re side ncia le s e n e l me rca do de l Gra n
Bue nos Aire s (a ño 1999)
0.190
0.170
0.150
U$S/KWh
0.130
0.110
0.090
0.070
0.050
0.030
20 30 60 80 90 100 110 120 160 200 400 800
b) Colombia
103
Gráfico 6
Fuente: tomado del trabajo de E.R. Larsen, I. Dyner, L. Bedoya, C.J. Franco, op. Cit
En cambio, el pico de 1998 fue causado por el fenómeno del Niño que produjo una severa
sequía, que fue seguida por un período de abundancia de aportes hidráulicos. Este último
factor, junto con la recesión económica del año 1999 y la progresiva sustitución de la
electricidad por gas natural en los usos calóricos residenciales116, condujo a una
significativa reducción del precio spot a los niveles más bajos desde la liberalización del
mercado eléctrico, incluso a valores inferiores a los equivalentes al costo de capital de una
turbina de gas de ciclo abierto.117
Las disposiciones regulatorias plantearon que las distribuidoras debían contratar al menos
cierta porción de su demanda para atender el segmento regulado de sus correspondientes
116
La participación del gas natural en los consumos residenciales de fuentes comerciales se casi triplicó en el período 1994-
2001, alcanzando el 27% de tales consumos; Al mismo tiempo la participación correlativa de la electricidad se redujo de 50,6%
a 40,2% (SIIE, OLADE).
117
E.R. Larsen, I. Dyner, L. Bedoya, C.J. Franco, op. cit, pag. 1771
104
mercados: partiendo de 100% y disminuyendo progresivamente. Este procedimiento
contribuyó a estabilizar los precios que debieron afrontar los usuarios finales.
Gráfico 7
0.120
0.100
0.080
U$S/KWh
Re s id
0.060 CSyP
Ind
0.040
0.020
0.000
1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002
Las tarifas del mercado minorista muestran un comportamiento estable hasta 1997, de
manera compatible con la evolución del precio medio de los contratos. A partir de allí, se
produjo un cambio de estructura que significó un incremento relativo de la tarifa media
residencial (Resid) y una disminución de las correspondientes a los consumos del sector
comercial, servicios y público (CSyP) y especialmente a los de la industria (Ind).
118
En este aspecto es destacable el caso de Chile donde la capacidad de generación se incrementó en más de 137% entre
1993 y 2003. Este hecho respondió al fuerte crecimiento económico y al consecuente incremento de la demanda total de
generación (6,5 anual acumulativo). A pesar de ese dinamismo de la inversión, se produjo la mencionada situación de
desabastecimiento de 1998, consecuencia de los factores ya mencionados. Otro hecho destacable en este caso es que, en el
Sistema Interconectado Central la casi totalidad de las inversiones en generación fueron realizadas por actores ya presentes
en el mercado.
105
Respecto de las inversiones de expansión de la capacidad de generación es importante
aclarar que, a pesar de la precaria situación de abastecimiento que presentaba el sistema
en 1992119, estaba previsto que con el ingreso de las centrales que se encontraban en
construcción, sobre la base de inversión pública,120 el abastecimiento se encontraría
garantizado casi hasta fines de la década.
Este tipo de situaciones fue especialmente relevante en las regiones eléctricas del
Comahue (Suroeste) y del NOA (Noroeste), donde la provisión de gas a un costo
comparativamente bajo era abundante y existen electroductos que las vincula al mercado
eléctrico principal.122 Como se desprende del Gráfico 8, las inversiones de generación en
esta primera fase se concretaron mediante la incorporación de turbinas de gas a ciclo
abierto (TG).
Gráfico 8
25000
20000 HI
N
15000
CC
(MW)
DI
10000
TG
5000 TV
0
1992
1993
1994
1995
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
119
En ese año la alta indisponibilidad del parque térmico fue acompañada por un bajo aporte hidráulico al punto que precio
monómico del sistema (basado ya en el costo marginal) llegó a niveles superiores 75 U$S/MWh.
120
La central de embalse Piedra del Águila, la central binacional de Yacyretá y la central nuclear de Atucha II. La construcción
de esta última fue paralizada, a pesar del grado de avance que presentaba al momento de la transformación.
121
En algunos casos el costo de oportunidad del gas era cero debido a que la alternativa era el venteo (Agua del Cajón – 370
MW-, Filo Morado- 67,5 MW-).
122
La disponibilidad de transporte eléctrico constituyó una fuerte limitación para canalizar totalmente el efectivo aporte de esta
competencia potencial, tal como se ha expresado previamente.
106
Otra fase de inversión se vinculó con centrales localizadas en el centro de carga del sistema
(Gran Buenos Aires) y tuvo que ver especialmente con la mejora de las antiguas centrales
de Costanera y Puerto, vendidas con contratos de compra de la producción transferidos a
los consorcios que adquirieron la distribución en dicho conglomerado urbano. Los titulares
de esas centrales debían prepararse para estar en condiciones de competir cuando
venciera el plazo de tales contratos (8 años). En estos casos, se trató fundamentalmente de
ciclos combinados (CC), en parte completando el ciclo de las centrales preexistentes. Sin
embargo, también se realizaron algunas inversiones en centro de carga, debido a las
limitaciones de transmisión que se presentaron en las zonas previamente mencionadas
(Comahue y NOA)123.
Esa situación, además de ser exhibida como un rasgo destacable del éxito de la reforma,
pareció confirmar la visión del gobierno al impulsarla: la presencia del Estado como inversor
y su intervención para orientar y controlar las decisiones de los actores privados era
innecesaria e inconveniente. Los hechos posteriores habrían de plantear un serio
cuestionamiento para esa visión que se suponía aplicable al sistema energético en su
conjunto.
Sin embargo, en la práctica ese mecanismo ha demostrado ser muy poco operativo, dando
lugar a problemas que, en última instancia ha implicado una ineficiente asignación de los
recursos que puede resultar mucho más onerosa que el eventual sobre equipamiento
resultante de mecanismos más centralizados.
Un claro ejemplo de ello ha sido la construcción de la cuarta línea de alta tensión desde la
región del Comahue hacia el GBA. En la programación estatal, anterior a la reforma, estaba
previsto el ingreso de dicha línea cuando se completara la construcción de la central de
Piedra del Águila en 1992. Sin embargo, al momento de la reforma esa central comenzó a
funcionar sin que se alcanzara a construir esa cuarta línea de 500 KV y el proyecto pudo
concretarse recién hacia fines de la década. Pero, a pesar de las restricciones para evacuar
la potencia del Comahue los inversores privados (principalmente petroleros) instalaron
nuevas centrales térmicas, aprovechando las ventajas competitivas que otorgaba la oferta
de gas a bajo costo.
Los generadores de esa región se vieron afectados económicamente debido a dicha
restricción, no solo porque la misma les impidió evacuar parte de su potencial producción,
sino también porque implicaba la sanción de precios resultante de un despacho local,
mucho más bajos que los del nodo de mercado.
En conclusión, puede afirmarse que la experiencia recogida en los años transcurridos desde
la reforma muestra que los mecanismos regulatorios propuestos para decidir la ejecución de
las ampliaciones de la red de transmisión y distribuir los costos emergentes, presenta serios
problemas que ha implicado una asignación ineficiente de los recursos. El ente regulador
nacional (ENRE) en su informe anual 1996 realizó severas críticas al procedimiento previsto
e identificó con claridad los aspectos que obstaculizan la dinámica del proceso de decisión.
b) Colombia
Sin embargo, esas finalidades de carácter global no forman parte de la racionalidad de los
actores privados. La escasez del recurso hidráulico, derivado del fenómeno del Niño, pudo
inducir a pensar que la generación sobre base térmica podría ser un negocio altamente
rentable.
Pero, con el posterior período de relativa abundancia de agua, ni siquiera con el cambio de
los criterios regulatorios para el pago de la potencia a las plantas termoeléctricas (tratando
de incentivar ese tipo de inversiones), introducidos en 1999, pueden dar lugar a una
expectativa razonable de alcanzar al menos un rentabilidad aceptable para ese tipo de
actores.
108
“En una situación en la que las plantas termoeléctricas no han sido utilizadas durante dos
años o mas (como ha ocurrido), resulta difícil convencer a los inversores que esta es una
tecnología viable en el mercado colombiano”125
En consecuencia, a pesar de las mejoras que la reforma pudo haber producido en otros
aspectos (disminución de pérdidas, mayor eficiencia de gestión, mayor cobrabilidad de los
servicios), la potencial volatilidad del precio de Bolsa no ayuda a generar señales
conducentes para la sustentabilidad del sistema.
125
E.R. Larsen, I. Dyner, L. Bedoya, C.J. Franco, op. cit, pag.1776
109
V. MODALIDADES DE REGULACIÓN DE LOS MONOPOLIOS NATURALES. LAS
ARTICULACIONES EMPRESARIAS
Tal como lo señala V. Teplitz-Sembitzky (126) “…la participación del sector privado en
procedimientos regulatorios competitivos o en la forma de acuerdos BOOT poco contribuye
a los problemas de incentivo inherentes a un monopolio natural. En particular no libera la
necesidad de fiscalizar o, según el caso, de guiar o quizás prescribir el comportamiento ex
post de las instituciones del sector energético”.
Está claro por una parte que los esfuerzos dirigidos a controlar el desempeño empresario en
la gestión de sus costos resulta una tarea sumamente compleja para el regulador,
especialmente debido a que, en términos de la información necesaria, el regulador se
encuentra a merced del propio ente regulado. Por otra parte, las condiciones que pudieron
parecer adecuadas en el momento de proceder al proceso licitatorio constituyen una imagen
necesariamente estática, especialmente respecto de la dinámica de incorporación de las
innovaciones tecnológicas.
Entre las formas de regulación de los precios o de los márgenes (en el caso de la
distribución) de los servicios provistos por un monopolio natural se destacan las que se
exponen a continuación.
(126)
“Regulación, Desregulación, o Reforma Regulatoria ¿Qué se necesita en el sector energético de los LDC”, versión
española del trabajo publicado por el Departamento de Industrias y Energía del Banco Mundial, julio 1990.
110
V.1.1. Regulación de precios por la fórmula RPI-X
donde N(Q) representa la parte no controlable de los costos de producción del servicio y
M(Q) simboliza a aquellas componentes de tales costos que son manejables o controlables
por la empresa.
Sin embargo, esta separación de costos, que en la práctica nunca resulta demasiado clara
y, tal como se ha dicho, difícilmente transparente para el regulador, es más una
argumentación teórica tendiente a fundamentar la aplicación de la fórmula regulatoria que
un instrumento de utilización práctico concreto.
En consecuencia, si se designa con PRI el índice de precios con el que se realiza aquella
indexación, la idea básica de esta modalidad de regulación de precios con incentivos es que
en lugar de aplicar directamente esa fórmula de ajuste nominal de las tarifas, se realice una
sustracción porcentual sobre la misma de una magnitud X. Es decir que si la tarifa nominal
en el período inicial es simbolizada con P0, el nivel de la misma en el período siguiente (P1)
será entonces: (127)
Ese porcentaje X que se detrae de índice de ajuste (PRI) pretende reflejar la mejora prevista
de productividad a ser trasladada a los usuarios. De esta forma, la evolución de la
rentabilidad de la empresa está vinculada en cierta medida con las mejoras de eficiencia
productiva que se logren efectivamente, en comparación con el grado de mejoras
esperadas por el regulador.
(127)
Puede tratarse del año siguiente o puede ocurrir que X=0 durante cierto número de años y ser mayor que cero al cabo
de ese período. Es decir que la aplicación de X > 0 cada cierto lapso de año (4 ó 5 normalmente).
111
Esta modalidad de regulación de los precios del monopolio natural parece tener la ventaja
de desengancharse del control detallado sobre los costos de la empresa o de su tasa de
ganancia.
Sin embargo, esto es más aparente que real, ya que la determinación de los precios en el
año base supone necesariamente la determinación de una determinada tasa de ganancia y,
para ello, un conocimiento de la estructura de costos. Por otra parte, no queda claro cuál es
el método para la elección del nivel de X. Es claro que su determinación habrá de
desembocar necesariamente en negociaciones entre regulador y empresa regulada.
Es decir, que en suma, todo esto supone recaer en algunas de las principales limitaciones
que se criticaba a la modalidad de regulación por tasa de ganancia.
Este enfoque parte también del reconocimiento de que resulta inviable para el regulador
realizar un control de la gestión concreta de costos por parte de las empresas reguladas.
Tal como se ha sugerido previamente, este enfoque se enfrenta con las dificultades de
comparabilidad cuando se deben regular monopolios naturales (de distribución) con
características de mercado que presentan una gran diversidad. Esa diversidad se vincula
con la densidad del mercado, su composición por tipo de usuarios, las características
topográficas y ambientales, que dificultan notablemente la comparabilidad de esas
empresas con aquella, real o teórica que se haya elegido como patrón de referencia.
112
⎡ ⎛X ⎞ ⎛X⎞ ⎛ T ⎞ ⎤
C k = f ⎢ X k , ⎜ I ⎟ , ⎜ ⎟ , Pk1 ⎜ ⎟ , W⎥
⎣ ⎝ X ⎠k ⎝ L ⎠k ⎝ USU ⎠ k ⎦
Donde
⎛ XI ⎞
⎜ ⎟ : Participación del mercado industrial en el total del mercado de la empresa k (128)
⎝ X ⎠k
⎛X⎞
⎜ ⎟ : Energía entregada por Km de red para la empresa k
⎝ L ⎠k
⎛ T ⎞
⎜ ⎟ : Número de trabajadores empleados por la empresa k por usuario atendido
⎝ USU ⎠ k
Por otra parte a los fines de obtener ese nivel medio, en términos de niveles acotados de
ciertas variables, pueden establecerse estándares técnico-económicos en función de
valores ‘admisibles”. Por ejemplo, en el caso de la relación indicada podría pensarse en
plantear que
Pk < PMáx.
⎛ T ⎞ ⎛ T ⎞
⎜ ⎟ ≤⎜ ⎟
⎝ USU ⎠ k ⎝ USU ⎠ Máx.
Wk < WMáx.
Donde los valores indicados por el subíndice Máx. indican los estándares admisibles.
De modo tal que, si para algún k esos valores superan a los estándares máximos, se
tomarían esos estándares para calcular la estimación del costo ajustado por
consideraciones de eficiencia productiva.
Una vez hecho este ajuste, se compararían los valores estimados de la función, es decir,
Ĉ k con el valor observado Ck y entonces si Ck > Ĉ k habría razones para sospechar que en
esa empresa existen ineficiencias productivas y el regulador debería basar su juicio para la
determinación del margen del servicio en Ĉk y no en Ck .
(128) ⎛ X ⎞
Eventualmente, esta variable puede ser sustituida por ⎜ ⎟ , es decir, consumo medio por usuario
⎝ USU ⎠ k
(129)
Esta variable tiene especial interés en el caso eléctrico.
113
En cambio aquellas empresas en que Ck < Ĉ k se beneficiaran por estar por encima del
“desempeño medio” estimado.
Este esquema de regulación de los precios del monopolio natural supone el establecimiento
de topes máximos para el ingreso medio de la empresa regulada o para las tarifas medias
aplicables a cada categoría de clientes, dejando a la empresa cierta flexibilidad en la
determinación de su estructura de precios.
Dicho enfoque parte de suponer que la mayor gestión del mercado y de los costos de la
empresa requiere de ese margen de libertad.
Por otra parte, al interior del proceso de distribución propiamente dicho, los servicios
prestados a los clientes suponen un uso diferencial de las instalaciones, de acuerdo con las
características de su vinculación al sistema de la red (AT, MT, BT urbana, BT rural).
Generalmente el crecimiento del mercado que suponga una mayor densidad de la demanda
dentro del área urbana dará lugar a la existencia de rendimientos crecientes a escala,
mientras que la expansión hacia las zonas suburbana y rural suele caracterizarse por
rendimientos decrecientes.
Los criterios más utilizados en la práctica para estimar los costos económicos de largo plazo
de los servicios de red (componente del CPD) son el Costo Incremental Promedio de Largo
Plazo (CIPLP) y el Valor a Nuevo de Reposición (VNR). El criterio del VNR equivale a
considerar un punto sobre la curva de CMeLP y suponer a la ordenada correspondiente
constante para todo el horizonte considerado (período tarifario). En cambio, el criterio del
CIPLP consiste en tomar un valor promedio de los incrementos discretos de costo
expresados en términos unitarios.
En la parte (a) del gráfico se representa la situación donde predominan los rendimientos
crecientes a escala y se consideran dos niveles de demanda (punto t y t+n).131 Tal como
puede apreciarse, en este caso, el uso del criterio del VNR (ordenada A en t) implicaría
otorgar a la empresa concesionaria un excedente unitario creciente a lo largo del horizonte
131
Las curvas del CMeLP y del CMgLP se representan considerando la perfecta divisibilidad de las inversiones.
115
considerado. Obsérvese por el contrario que la utilización del criterio del CIPLP, en
presencia de rendimientos crecientes (ordenada correspondiente al punto B), implica para la
concesionaria déficits financieros unitarios equivalentes a las diferencias entre las
ordenadas de la curvas del CMeLP en el intervalo (t , t+n) y las correspondientes a
segmento BC; es decir que el uso de este último criterio haría necesario un ajuste
atendiendo a la necesidad de lograr la viabilidad financiera de la empresa concesionaria.
(a) (b)
Costos
Costos
CMgLP
A
CMeLP
D E
CMeLP
B C
CMgLP
F
MW t t+n MW
t t+n
Por otra parte, los problemas para definir aceptablemente el concepto de red adaptada
resultan de la necesidad de tomar simultáneamente en consideración aspectos de carácter
físico y económico. En el plano económico, la indivisibilidad de las inversiones y las
economías de escala que suele caracterizar al equipamiento, hacen necesario tomar en
cuenta horizontes de tiempo que pueden exceder el período considerado para el análisis o
la estimación de los costos. En lo que se refiere a los aspectos físicos resulta ineludible la
referencia a las condiciones de calidad de servicio y a otras cuestiones técnicas vinculadas
a la topología de las redes de distribución.
Las dificultades que se presentan para discernir el grado de adaptación que presenta el
equipamiento ya existente al momento de la revisión tarifaria son mucho mayores. Esto
significa que, al menos en lo que se refiere a los costos del proceso vinculado a los
servicios de red, resulta más complejo determinar las condiciones de eficiencia productiva.
Esto afecta al uso e interpretación de los resultados de la aplicación del criterio del VNR.
Este hecho debe ser tomado en cuenta al tomar la decisión acerca la elección de las
estimaciones del VAD que se utilizaran para la regulación tarifaria.
V.2.2.1. Cálculo de los costos de inversión vinculados con la capacidad de las redes
de distribución
117
a - Cálculo del VNR
El cálculo del VNR implica la necesidad de contar con un inventario de las instalaciones por
tipo de equipamiento por nivel de tensión y, de ser posible, por área espacial de demanda
(urbana, rural), al momento de la iniciación de las tareas de estimación de costos
planteadas en esta propuesta. Sea entonces Kijh la cantidad total del equipamiento de tipo i
(líneas, equipos de transformación) expresada en las unidades propias, correspondiente al
nivel de tensión j (AT, MT, BT) en el área h (urbana, rural).
Utilizando valores unitarios estándar para los equipamientos de cada tipo (de acuerdo con el
valor a nuevo indicado en catálogos), sea Πij se procederá a valorizar a nuevo el total de las
instalaciones existentes, por tipo de equipamiento, nivel de tensión y, de ser posible, por
área (VTKijh):
Atendiendo al valor teórico de vida útil propio de cada tipo de equipamiento (Ni) y utilizando
una tasa de descuento razonable, de acuerdo con la legislación vigente (r), se procederá a
calcular las anualidades correspondientes a cada tipo de equipamiento (AKijh):
Las expresiones (5) y (6) traducen la cascada de costos para los niveles de MT y BT,
agregando a los costos anualizados propios del equipamiento correspondiente a cada
nivel, tomando en cuenta las pérdidas respectivas, los costos incurridos en la etapa(s)
anterior(es) multiplicados por los factores de pérdidas. Puesto que se pretende que el
cálculo de los VNRjh se aproximen a las condiciones de eficiencia productiva, en este caso
habría que considerar niveles estándar para los porcentajes de perdidas en cada nivel de
tensión132. Esos niveles estándar pueden ser determinados en base a valores de referencia
correspondientes a otros mercados de características semejantes.
132
Los coeficientes de pérdidas están medidos en el sentido de los flujos.
118
b – Cálculo del CIPLP
Para la estimación de los costos de operación y mantenimiento (OyM) suele utilizarse dos
tipos de enfoque. Uno de ellos, frecuentemente empleado en la práctica consiste en estimar
los OYMij, vinculado con el tipo equipamiento i para el nivel de tensión j, sobre base anual,
como un porcentaje ( αij ) de la inversión correspondiente a ese tipo de equipamiento en
cada nivel de tensión. Existen valores estándar de los αij para realizar dichas estimaciones.
Esos porcentajes, aplicados al monto de la inversión, constituyen una anualidad que incluye
la remuneración normal del capital de trabajo que implican las erogaciones vinculadas a la
operación y mantenimiento.
Otro enfoque, que se propone analizar, consiste en tomar valores unitarios de referencia
correspondientes a los parámetros del modelo de referencia eficiente (tomando el cuidado
de incluir en los mismos la remuneración normal del capital), de acuerdo a los
procedimientos indicados en una sección anterior de estas notas.
De acuerdo con el primero de los enfoques planteados, el cálculo del valor unitario del
OyMj, sobre base anual y correspondiente a cada nivel de tensión, (sea OyMuj) se
obtendrá de acuerdo con las siguientes expresiones:
133
Precios de catálogo.
119
i) Criterio VNR
En el caso del segundo enfoque planteado para el cálculo de los OyM, el costo unitario
resultará en cada caso tomando directamente los valores de referencia considerados.
Sobre la base de los costos de capital y de OyM pueden calcularse los costos de capacidad
vinculados al proceso de distribución propiamente dicho (servicios de red).
Así por ejemplo, en el caso de la MT, tales costos de capacidad resultarán de las
expresiones siguientes:
i) Criterio VNR
(16) VNRCMTh= [ ATK MTh + (∑i VTKiMT * αiMT ) ] / MW Mth + (VNR ATh +
OyMuAT)*(1-PMT)
donde VNRCMTh expresa simboliza el costo de capacidad para media tensión para el área h,
basado en el criterio del VNR.
120
Puesto que los costos de capacidad están vinculados con la potencia, la asignación de esos
costos a cada categoría o grupos de usuarios se realizará en función de la demanda de
potencia de los mismos.
Los costos de comercialización incurridos por la empresa distribuidora se incluyen por una
parte los costos vinculados con la compra y por otra, los relacionados con la venta y la
atención a los clientes. Estos últimos (venta y atención a clientes), que representan una
porción superior al 95% del costo total de comercialización, corresponden esencialmente a
la medición, facturación, cobranza y atención de los reclamos de los clientes.
Puesto que normalmente el indicador S = (CTCM / USU) es calculado de modo tal que la
variable CTCM no es estrictamente un costo económico ya que no incluye la remuneración
del capital de trabajo que implican las correspondientes erogaciones y cargos, al cargo
unitario anual que resulte por este concepto habrá que ajustarlo para incluir dicha
remuneración.
donde CUCM representa el costo unitario de comercialización (sin tomar aun en cuenta la
remuneración del capital).
134
Aunque los costos de compra no presentan una vinculación igualmente estrecha con el número de clientes, su escasa
significación dentro del total hace que la inclusión de dichas partidas no altera la naturaleza de dicha relación.
121
En principio, la búsqueda de condiciones de eficiencia recomendaría utilizar como indicador
pertinente (Sp), para el cálculo de los costos de comercialización, el que resulta de la
expresión (19).
Sin embargo, en el caso en que Sr fuera menor que Se, podrían existir razones ligadas a las
características específicas del mercado específico que justifique cierto ajuste hacia arriba
del valor de Sr, tomado como referencia. En tal caso, se explicitarán los factores que
determinan la necesidad de tales ajustes, así como los procedimientos utilizados para
estimarlos.
Sin embargo, ese costo unitario de comercialización puede ser diferente según el nivel de
tensión y/o categoría tarifaria. De hecho, la comercialización de los usuarios que se vinculan
en alta o en media tensión requiere de medición de potencia y de una facturación más
compleja. Incluso en baja tensión existen categorías tarifarias que suponen también
medición de potencia.
En términos estrictos, en tales casos se deberá tener un Spa superior al promedio. Pero, la
demanda media por cliente también será muy superior al promedio del conjunto del
mercado. En consecuencia, el apartamiento de CUCN correspondiente será el resultado
del apartamiento de ambos factores.
En el caso en que se pueda disponer de información de referencia para definir valores
específicos del indicador Spa, se procederá a calcular CUCN propios de cada nivel de
122
tensión y/o categorías tarifarias. En caso contrario se utilizará el promedio indicado en (19)
de modo uniforme.
Para estimar un cargo anual unitario a estos servicios indirectos se propone la utilización del
parámetro o indicados de referencia, calculado de acuerdo con los procedimientos
especificados en un sección anterior de estas notas, consultando al mismo tiempo la
información histórica pertinente del mercado de distribución considerado.
a) Cálculo del costo económico unitario para los servicio de administración y estructura
general
Designando con CTEG a los costos totales de administración y estructura general (con base
anual y sin la inclusión de la remuneración del capital), el indicador relevante puede
definirse del siguiente modo:
Sean entonces EGr y Ege los valores del indicador (21) correspondientes respectivamente
al modelo de referencia eficiente y a la información histórica de la empresa distribuidora.
Los pasos para el cálculo del indicador pertinente serán entonces semejante a lo indicados
en la sección anterior punto b).
123
V.2.2.6. Cálculo del valor unitario del CPD
De acuerdo con los procedimientos de cálculo propuestos para cada una de las
componentes de los CPD se tendrían dos estimaciones del valor unitario del mismo:
donde Fjh = (Energía(jh) / fcjh *8760) y fcjh es el factor de carga correspondiente al nivel
de tensión j en el área h
Las expresiones alternativas (24) y (25), u otra que se considere eventualmente en función
de posibles variantes adicionales para el cálculo del costo de capacidad, constituirá la base
para definir el nivel del valor agregado de distribución medio (definido en términos de
potencia) correspondiente a cada nivel de tensión y área, calculado en condiciones de
eficiencia productiva y acorde a la calidad de servicio estipulada. (contenido en el ingreso
tarifario -price cap-).135
La determinación del CPD pertinente para definir el ingreso tarifario (price cap), del cual es
componente, supone un análisis de las mencionadas alternativas que habrá de conducir a
una elección debidamente fundada entre las alternativas mencionadas en el párrafo
anterior.
135
Que podría requerir algún ajuste debido a los análisis de los flujos de fondos vinculados con la gestión global de la
explotación.
124
V.3. Las articulaciones empresarias
La significatividad de esas pérdidas está de algún modo insumida por las tendencias a
introducir cierta reintegración de los mencionados procesos de cierta cadena productiva
(electricidad, gas natural o petróleo), sobre varias cadenas productivas (hidrocarburos →
electricidad) e incluso, hacia otras actividades de servicios públicos (teléfonos, aguas
corrientes, etc.)
Este tipo de estrategias empresarias están dirigidas evidentemente a mejorar las posiciones
de mercado en el “negocio energético”, con la finalidad de incrementar las posibilidades de
captación de las rentas de los recursos naturales o de las cuasi-rentas de monopolio.
No cabe duda que tales estrategias constituyen desafíos para el diseño institucional y de los
instrumentos para la intervención regulatoria.
Por supuesto, los problemas que enfrenta la regulación y sus instituciones con motivo de
ciertas estrategias empresarias son tanto más complejas cuanto más profundo haya sido el
cambio de la modalidad de coordinación de las cadenas productivas energéticas; por
ejemplo, pasando de un sistema de coordinación centralizada por el estado con monopolios
públicos integrados (vertical y horizontalmente) a otro de coordinación por el mercado y la
privatización casi total de los activos de las empresas públicas.
Es claro que esta segunda modalidad permite que los mencionados actores empresarios
privados (no se descarta que también pueda tratarse de actores públicos o mixtos) ubicarse
estratégicamente en las diferentes actividades que se privatizan.
Pero este fenómeno no se limita a las instalaciones existentes sino que abarca también a
las decisiones que implican la expansión de los sistemas.
125
¿Se puede hablar en este caso de una violación al principio de separación estricta de
funciones? ¿Cuál debería ser la participación del mencionado grupo económico en los
mencionados consorcios para que se produzca la violación a aquellos principios?
Se trata sin duda de interrogantes de difícil respuesta. Sin embargo, es claro que ese tipo
de situaciones arriesgan con crear barreras a la entrada de nuevos competidores, con lo
que haría disminuir la disputabilidad que se ha intentado crear con el cambio de modalidad.
Resultado semejante produciría una articulación empresaria que vincule ciertos procesos de
la cadena eléctrica con la gasífera. En tal caso, los actores que logren ese tipo de
articulación (por ejemplo producción de gas-generación eléctrica o producción-transporte de
gas-generación eléctrica) tendrán sin duda ventajas sobre otros generadores
independientes de electricidad.
Sin bien este tipo de articulaciones pueden, en algunos casos, dar lugar a una competencia
que haga disminuir los precios, una vez consolidada la posición en el mercado (con una
concentración creciente) no sería extraño que signifique en realidad una mayor apropiación
de la renta del gas natural y/o de cuasi-rentas derivadas de un mayor poder monopólico en
el sector eléctrico.
Por el momento, los entes reguladores no están preparados para enfrentar estos desafíos.
126
ANEXO I A LA SECCIÓN V.2: ALTERNATIVAS AL USO DEL CRITERIO DEL
VNR
Si se designa respectivamente con t0 y tn al inicio de los años de principio y fin del período
tarifario, el uso del VNR unitario como estimación de los costos propios de distribución para
fines de determinación de las tarifas, en presencia de rendimientos crecientes a escala,
implicaría conceder a la empresa distribuidor un beneficio supernormal (por encima de la
tasa de ganancia admitida por el regulador) equivalente a la zona rayada en azul en el
Gráfico 1.
Gráfico 1
Los costos medios de largo plazo (CMeLP) y el VNR unitario
CMeLP
VNR
VNR Promedio
t0 tn t
En caso de utilizar el VNR para fines tarifarios, un criterio más equitativo sería el de utilizar
un promedio (debidamente actualizado) de los VNR correspondientes a todos los años del
período tarifario.
Los VNR para los años sucesivo se obtienen calculando los stocks de equipamiento a
principio de cada uno de los años del período tarifario en base a los planes físicos de
expansión y utilizando los mismos precios empleados para la valorización a nuevo de los
127
activos existentes y las inversiones de expansión. En el Gráfico 2 se presenta una
estimación de los VNR unitarios para media y baja tensión correspondientes al caso
concreto del mercado de distribución eléctrica de la Provincia de Catamarca (Argentina).
Gráfico 2
VNR unitario promedio en base a la valorización de activos y los planes de expansión
125
120
115
110
105
100
95
90
85
80
75
2000 2001 2002 2003 2004
Me Tensión Ba Tensión V Me MT V Me BT
Los puntos sobre las líneas decrecientes de esos gráficos (salvo por lo que se refiere al año
2001 en el Gráfico 2) indican los valores de los VNR correspondientes a cada año,
calculados de acuerdo con la expresión usual, sobre la base de los stocks de infraestructura
de redes al inicio de cada año valorizados a precios constantes. La forma de las líneas que
unen los puntos correspondientes a los VNR de cada año permiten verificar la existencia de
rendimientos crecientes a escala.
Las líneas constantes indican los valores promedio de los VNR debidamente actualizados,
de acuerdo con la siguiente expresión:
_
VNR = [ Σt VNR jt (1 + r) –t ] / [1+ [1- (1+r) -4 ] / r ] t = 0,1,2,3,4
Puesto que las líneas constantes muestran diferencias positivas y negativas respecto de las
líneas descendentes, se trata de que el promedio actualizado se derive de modo tal que el
valor presente neto de esas diferencias sea nulo.
Aunque resulte mucho más equitativo utilizar un promedio (actualizado) de los VNR
correspondientes a cada año del período tarifario que emplear directamente el VNR puntual
de comienzo de ese período, dicho procedimiento presenta el inconveniente de implicar un
posible desajuste financiero para la empresa durante los primeros años de tal período.
Puesto que el ajuste que se realiza al comienzo de cada nuevo período tarifario pretende
transferir a los usuarios una parte de las mejoras en la eficiencia productiva logradas por la
empresa Distribuidora y que ese propósito suele trasladarse a los principios regulatorios por
128
medio de la adopción de fórmulas del tipo PRI – X136, un enfoque que mantiene las
bondades del VNR promedio, pero que evita el inconveniente mencionado previamente,
consistiría en combinar los valores de los VNR de los años comprendidos en el período
tarifario con el sentido de la X en la fórmula de ajuste PRI – X.
Esa combinación consistiría en considerar un X aplicable a cada uno de los años del
período tarifario, a partir del segundo (es decir Xt, t = 2,3,4,5), siendo:
Gráfico 3
- CMeLP
VNR anuales
Años
1 2 3 4 5
El VNR calculado al inicio del primer año del período tarifario serviría de base para el
cálculo de las tarifas iniciales y, por tanto, para el primer ajuste respecto de las tarifas
vigentes durante el período anterior.
Este enfoque supone que los VNRt van traduciendo los costos propios de distribución, en
términos unitarios, en condiciones de eficiencia productiva (Ver Gráfico 3, donde se supone
la existencia de rendimientos crecientes a escala). El agregado del multiplicador α en la
expresión anterior pretende incluir un incentivo para que la empresa se muestre interesada
en realizar mejoras en su eficiencia productiva, para una calidad dada del servicio.
136
Donde PRI traduce los ajustes tarifarios debido a la inflación costos y X un porcentaje de la ganancia de productividad.
129
Es importante aclarar que este enfoque no implica necesariamente la realización de
estudios adicionales para determinar los ajustes anuales. Los Xt pueden determinarse para
todo el período tarifario en el momento previsto para realizar el ajuste. Eventualmente
pueden existir negociaciones entre el Ente Regulador y la Distribuidora cuando la evolución
real de ciertas variables significativas se aparte significativamente de la prospectiva utilizada
(demanda, etc.).
Es importante aclarar que el procedimiento propuesto parece alcanzar tan solo a las
mejoras (disminución) de costos debidas al impacto de las economías de escala, dejando a
un lado las que resultan de las mejoras de la gestión empresaria. Sin embargo, esto no es
así; hay que recordar que el cálculo del VNR correspondiente al primer año del período
tarifario supone un ajuste inicial en el que se incluye el recalculo de todos los costos propios
de distribución (Costos unitarios de capital, de O&M, de comercialización y de
administración). Por tanto en ese primer ajuste deberían tomarse en cuenta los incrementos
de productividad derivados de las mejoras (reales o pautadas) en la gestión empresaria.
130
ANEXO II A LA SECCIÓN V.2: LA TASA DE DESCUENTO EMPLEADA EN EL
ÁMBITO DE LOS SERVICIOS PÚBLICOS REGULADOS Y LAS METODOLOGÍAS
PARA DETERMINAR EL COSTO DE CAPITAL137
1 - Consideraciones generales
Antes de analizar los desarrollos que tratan de construir un valor de mercado para ese
parámetro, resulta relevante identificar las funciones que cumple. Así por ejemplo, Y. Abouy
expresa que “Descartando los efectos de la incertidumbre, las comparaciones a través del
tiempo que deben hacerse para integrar esta dimensión están basadas en la posibilidad de
efectuar operaciones de préstamo de ahorros sobre stocks de bienes físicos y monetarios.
Al nivel de la colectividad, una modificación del flujo de ingresos no proviene tanto de
manipulaciones monetarias, sino más bien, de acumulación de bienes durables asimilados
al capital y que permiten incrementar posteriormente los ingresos. Así, la inversión es a
nivel colectivo un consumo postergado” 138
Dentro del enfoque teórico keynesiano, la incertidumbre que deben enfrentar los procesos
de inversión es una característica esencial del sistema y la determinación de la tasa social
de descuento es resorte de la política macroeconómica dentro de las condiciones de
contorno que debe enfrentar el país.
Aquí puede identificarse el rol principal del mencionado parámetro a nivel sectorial: expresar
la preferencia de toda la sociedad (ya que la tasa no se emplea en una decisión privada de
inversión sino en un contrato a largo plazo para abastecer a los usuarios de servicios
públicos) por postergar el consumo actual y destinar ese ahorro a incrementar el consumo
futuro.
137
Tomado del trabajo H. Pistonesi, G. Bravo, R. Kozulj, “Empresas de Servicios Públicos. Análisis Metodológico de la
Valorización del Capital y de la Determinación de la Tasa de Descuento”, Fundación Bariloche, S. C. de Bariloche, mayo 2004.
138
Albouy, Yves, Análisis de Costos Marginales y Diseño de Tarifas de Electricidad y Agua, Pág. 203, Banco Interamericano
de Desarrollo, 1983.
131
El nivel de esta tasa va a ser un determinante de la inversión futura por parte de las
empresas titulares de concesión servicios públicos, lo cual va a impactar en la expansión y
la calidad de los servicios abastecidos. Por otro lado, dadas las características de los
productos y servicios energéticos (elementos esenciales de la calidad de vida de la
población y de insumo universal para las restantes actividades productivas) hacen que las
decisiones de precio y abastecimiento (en cantidad y calidad) impacten fuertemente en toda
la actividad económica del País.
Por una parte, las condiciones concretas de los sistemas económicos están muy alejadas o
son contradictorias con los supuestos que sustentan al modelo teórico neoclásico. Con lo
que los precios de mercado no dan señales adecuadas para la asignación “eficiente” de los
recursos.
Por otra parte, en el enfoque keynesiano resulta claro que la determinación de la tasa de
descuento resulta necesariamente de juicios de valor político, atendiendo a condiciones de
contexto que les da real viabilidad, dentro de situaciones de poder compartido.
a) El CAPM - Capital Asset Pricing Model -, que define la tasa de rentabilidad igual a la tasa
libre de riesgo para el país o región donde se realiza la actividad, más el producto del riesgo
sistemático de las actividades de la industria de servicio público considerada y del premio
por riesgo del mercado, definido como diferencia entre el retorno de una cartera de
inversiones diversificada y la tasa libre de riesgo, obteniendo de este modo el costo del
capital propio.
Dentro del mencionado contexto, la elevación del tipo de descuento mediante la adición de
una prima de riesgo, se sustenta en que los proyectos que llevan implícito el riesgo
deberían tener una TIR más elevada para ser tan aceptables como sus pares de poco
riesgo, los cuales sólo precisan rendir más que el coste de capital de la empresa.
El premio añadido al tipo de descuento refleja una valoración subjetiva del riesgo. Los
problemas con la estimación son los siguientes:140 la valoración del riesgo, siendo subjetiva,
se mide arbitrariamente y al añadir una sobre tasa al tipo de descuento la prima del riesgo
se incrementará con el tiempo.
Esta forma de proceder da por supuesto que el riesgo aumentará a medida que el tiempo
transcurre exactamente al mismo ritmo a que decrecen los factores de descuento. Por
ejemplo, elevando el tipo de descuento del 10 al 20% se rebaja el valor actual de los cash-
flows en el año 1 alrededor de 1/9, por lo que en el año 50 ha reducido el cash – flow a
1/85.
Si se consideran los diferentes cash-flows (CFi) como posibles estados futuros y se supone
conocida la función de distribución de probabilidades F(CFi) asociada a ellos, el
razonamiento podría realizarse en términos de esperanza matemática en condiciones de
riesgo. Sin embargo, tal pretensión es vana ya que, postular el conocimiento de F(CFi) es
un supuesto inadmisible, sino que además tampoco es aceptable suponer el conocimiento
de todos los estados futuros posibles.
Una vez formuladas las principales limitaciones de estos esquemas de cálculo, se desarrolla
en primer lugar el CAPM y luego se lo complementa con el WACC.
r CAPM = [ r f + ß d( r m - r f ) ]
donde
Dicho valor suele componerse con los rendimientos básicos de largo plazo alineados con el
mercado de bonos de los EE UU, a los que se les suele adicionar la tasa de riesgo país en
naciones que presentan algún grado de fragilidad macroeconómica, siendo dicha tasa un
referente del grado de la misma.
139
Hawkins, C.J. y Pearce, D.W. Evaluación de las Inversiones, ed Vicens – Vives, Barcelona, 1974, página 79.
140
Hawkins, C.J. y Pearce, D.W. Evaluación de las Inversiones, ed Vicens – Vives, Barcelona, 1974, página 80.
133
Para determinar la primera componente de la tasa de retorno de un activo libre de riesgo, se
emplea por lo general un bono del tesoro de USA (Federal Reserve Bonds) a 10/ 30 o más
años, considerando tal tasa como la relevante a largo plazo. A la cifra así obtenida se le
adiciona un plus por riesgo país, basado usualmente en la sobre-tasa que debe pagar el
gobierno del mismo para colocar nueva deuda141. Según este procedimiento, el riesgo país
de Argentina resultaba (en el año 2004) de 5072 puntos básicos142, o sea una sobre tasa
del 51%. La suma de ambas componentes es la tasa libre de riesgo que incluye el riesgo
atribuible a la Argentina (si el bono norteamericano paga un 5-7%, la tasa libre de riesgo
argentina se eleva a 56-58%).
Podría argumentarse que los valores de los bonos del tesoro estadounidense están
fuertemente afectados por la expansión verificada por los EE.UU. en la década del noventa
o por la política monetaria reciente de ese país con lo que no reflejaría el “largo plazo”(por lo
que el 5 - 7% debería ajustarse); pero en la actualidad la usual incorporación del parámetro
“riesgo país” en una tasa de descuento, la elevaría a una magnitud tal, que perdería todo
sentido.
Para que este término no contenga duplicaciones conceptuales (como la tasa riesgo país),
debería considerarse un referente local para el rendimiento de una cartera diversificada, sin
141
Este aspecto es singularmente llamativo, durante la década del noventa las empresas titulares de servicios públicos
concesionados, se constituyeron con capitales y participaciones de poderosos actores del mercado energético mundial, por lo
tanto enfrentaron un costo de colocación de deuda muy inferior al del Gobierno Argentino, que como institución pública estuvo
siempre peor calificada que las empresas del sector. Además su calificación crediticia ha sido muy superior a la del Gobierno
Nacional.
142
Según el marcador de Mercados Emergentes de Bonos (EMBI+) de J. P. Morgan-Chase, al 23/07/2004
143
A título de ejemplo se menciona valores ejemplo del ßd de 0.3 y 0.58, establecidos respectivamente por el EPRE San Juan,
mediante resolución N° 126 del 2 de mayo del 2003 y por el ENRE en el proceso de revisión de Transener año 1998
134
que la misma contenga componentes especulativos que multiplican el riesgo; por ejemplo
podrían utilizarse las tasas que pagan las compañías de seguros de vida, suponiendo que
por el destino y uso de esos fondos, las decisiones de inversión o cartera debería ser
altamente conservadora, asumiendo muy poco riesgo.
Es de hacer notar que la utilización de elevadas tasas de descuento sobre capital propio, es
propio de industrias de mayor riesgo intrínseco que las actividades de transporte o de
distribución de electricidad o de gas, como por ejemplo, el up stream de la industria
petrolera.
Otra advertencia formulada con respecto al empleo de este método, indica extremar la
prudencia ya que “...se basa en información histórica producida en el extranjero y afectado
por situaciones que no necesariamente se repetirán en el futuro” además de tratarse “de un
método con un grado importante de subjetividad y donde pequeñas variaciones en la
información puede producir grandes diferencias en el cálculo”.144 Inclusive un manual del
Instituto para el Desarrollo Económico del Banco Mundial señala la dificultad de aplicar el
CAPM cuando:
• el valor de las acciones puede estar afectado por los resultados de las actividades
no reguladas;
• los balances incluyen los resultados de un grupo económico más grande;
• el capital es cerrado y no cotiza en bolsa.
Sobre la base del cálculo de la tasa de rendimiento del capital propio y el costo marginal de
endeudamiento, se calcula a través de la fórmula del WACC, el promedio ponderado del
costo de las distintas fuentes.
r = D r d( 1 - t ) + E (r CAPM)
D+E D+E
donde
r tasa de rentabilidad
D/ (D + E) porción de deuda (Debt D = valor de la deuda)
E/ (D + E) porción de Capital Propio “valuado por el Mercado” (Equity E = Valor de los
activos)
rd tasa marginal de endeudamiento
t tasa de impuesto a las ganancias
La fórmula del WACC para definir la tasa de descuento se descompone en dos términos, el
primero refleja la porción de deuda y está multiplicada por la tasa de interés que paga la
empresa concesionaria por conseguir fondos en el mercado, excluyendo impuestos.145 El
segundo término refleja la porción del capital propio multiplicado por su costo tal como se
describió previamente. No existe consenso respecto a si lo que debe emplearse es la
relación entre Capital Propio y Deuda considerada óptima o la relación real.
Una opción alternativa consistiría en considerar un valor medio entre la relación E – D inicial
(Vgr.: 30% de Capital Propio y 70% de Deuda) y aquella a la que la empresa concesionaria
144
Mantiñán, Rodolfo E. Determinación del Costo de Capital en las Revisiones Tarifaria del Sector Energía, Revista Argentina
del Régimen de la Administración Pública, febrero de 2000.
145
Las empresas pueden endeudarse con el sistema financiero argentino o con el exterior, esto es una decisión privada,
exclusiva de la empresa. Pero la realidad ha mostrado que las firmas obtuvieron tasas de interés y condiciones de pago
mucho más convenientes en el exterior que en la Argentina.
135
aspira llegar al finalizar el período considerado (por ejemplo 60% de Capital Propio y 40%
de Deuda).
Como se verá a continuación, arribar a una tasa de descuento es un desafío que no sólo
enfrenta dificultades técnicas sino que debe reconocer desde el punto de partida la
necesidad de formular claros juicios de valor político que arrojarán beneficiados y
perjudicados. Es por ello que parte del éxito de la construcción del indicador consiste en
explicitar con claridad que juicios de valor se están adoptando y por qué.
Por otra parte no necesariamente existe coincidencia entre los riesgos contemplados por un
análisis privado de rentabilidad y los que la sociedad debe considerar. Más aún, en caso
que se presente coincidencia, entre la tasa de interés y la tasa de descuento social, aceptar
ésta última como precio de cuenta implica aceptar el valor que el mercado asigna al ahorro
y al consumo.
Muchos autores creen que la preferencia social respecto al tiempo concede más peso al
futuro (bienestar de las generaciones futuras) que el que le da la preferencia temporal
privada (dinero hoy) y que es aquélla la significativa para determinar la asignación a
inversión o consumo de los recursos presentes de la sociedad.
Esto permitiría deducir e interpretar una fórmula para la tasa de descuento basada en el
principio de la “utilidad marginal decreciente del consumo” y en un juicio de valor que se
hace explícito a través de la postulación de una función “bienestar económico total”.
146
Siguiendo a Sen (Sen, A. On optimizing the rate of saving, Economic Journal, Vol. 71, N° 283, 1961) existe una posición
simétrica, según la cual si bien el consumo futuro se considera menos valioso que el actual; también el consumo actual se
verá menos importante en el futuro. Si bien es cierto que la decisión debe tomarse hoy, no hay razones por las cuales deba
usarse el descuento actual de mañana en vez del descuento futuro de hoy.
147
Se ha cuestionado también la aceptación de la tasa de interés de un mercado perfecto sobre la base de negar la capacidad
y la posibilidad, aún de los individuos de la generación actual, de efectuar comparaciones intertemporales que afectan a los
miembros de las generaciones futuras, Aún en el caso de perfecta certidumbre sobre precios e ingresos futuros, no habrá
certidumbre sobre la fecha de la muerte y dicha incertidumbre de la generación actual - que se expresaría a través de tasas
más altas de descuento – no es un argumento defendible para descontar los beneficios de las generaciones futuras. (Londero,
E. Beneficios y Beneficiarios BID, Washington, 1987.)
148
No es el objetivo de estas notas profundizar en consideraciones de la distribución del ingreso; pero si el crecimiento del
consumo va acompañado de distribución regresiva de la riqueza, podría interpretarse que la generación actual es claramente
“más pobre” que la generación pasada. Por lo general la teoría neoliberal relaja estas consideraciones y esgrime el neutro
argumento del progreso tecnológico, que permitiría considerar más ricas a las generaciones futuras.
136
De acuerdo con Londero149, la tasa social de descuento podría deducirse a partir de esa
función total de bienestar, resultando
1 + d = (1 – e ς ) (1 + n)
donde
Si las tasas de crecimiento esperadas del consumo per cápita y de la población pueden
considerarse como datos del problema, éste queda reducido a la determinación del
parámetro e, para el que algunos autores han propuesto procedimientos de estimación a
partir de datos sobre precios y cantidades consumidas.150 La ventaja que se aduce para
este enfoque es su congruencia, al menos en parte, con el principio de aceptar las
preferencias individuales. Se acepta entonces el principio de la “utilidad marginal
decreciente del consumo” como motivo para descontar consumo futuro y se supone que la
tasa a la que decrece no cambia entre las generaciones afectadas.
Es interesante resaltar que para otros autores el parámetro e debe considerarse como un
juicio de valor expresado por la autoridad política o definido mediante la negociación entre
los actores relevantes. Cualquiera sea la posición adoptada acerca del parámetro e, aún
debe discutirse la tasa de crecimiento del consumo per cápita como dato. Si de acuerdo con
la regla operativa del análisis de eficiencia, la inversión debe expandirse hasta que la
rentabilidad de la inversión marginal sea igual a la tasa de descuento, la tasa futura de
crecimiento del consumo per cápita será función de la tasa de descuento por la vía de la
inversión. Para evitar este problema de referencia circular, Marglin151 ha propuesto que se
comience por determinar el nivel deseado y posible de crecimiento del consumo per cápita,
luego se derivaría la inversión requerida para alcanzar tal tasa. Dado que para quien toma
las decisiones dicha tasa de inversión es la óptima, la tasa de retorno de los proyectos
marginales es la tasa de descuento, pues de lo contrario se reduciría aún más el consumo
presente en beneficio de la inversión (consumo futuro). De aquí se deduce que cuando en el
análisis de eficiencia se emplea la tasa de retorno de los proyectos marginales como tasa
de descuento, se supone que la tasa de inversión es óptima en un sentido normativo, o sea,
no es distinta porque la autoridad política la considera óptima.
149
(Londero, E. Beneficios y Beneficiarios BID, Washington, 1987, páginas 124-128
150
Helmers, F. Project Planning and Income Distribution, Martinus Nijhoff, Boston, 1979)
151
Marglin, S. The Social Rate of Discount and the Optimal Rate of Investment, Quarterly Journal of Economics, Bol. 77, N° 1,
1963.
137
ANEXO III A LA SECCIÓN V.2: APLICACIÓN DEL PRINCIPIO DEL COSTO
MARGINAL A LA TARIFICACIÓN ELÉCTRICA
Para la determinación de las tarifas a nivel de los usuarios finales de energía eléctrica
deben considerarse necesariamente los costos de largo plazo de los cuatro procesos
requeridos para el abastecimiento: Generación, Transmisión, Distribución y
Comercialización. Mientras que en el primer caso se trata de un proceso industrial, los dos
siguientes son servicios con alta intensidad en infraestructura y el tercero es también un
servicio, pero de menor intensidad de capital (aunque en el CIIU se incluye a todos estos
procesos dentro de la categoría “Electricidad, Gas y Agua”). Puesto que los costos de largo
plazo de esos procesos suelen estimarse de manera separada.152
Por otra parte, solo en el primer proceso tienen una importante participación los costos
variables en las funciones de costo de corto plazo. En la transmisión y la distribución esos
costos variables de corto plazo están constituidos esencialmente por las pérdidas físicas en
las redes; el resto son esencialmente costos fijos.153
En la Sección 6 del Anexo al Capítulo III se discutieron las metodologías para el cálculo de
los costos económicos de las industrias energéticas y, en particular, del Costo Incremental
Promedio de Largo Plazo. Partiendo de la estimación de dicho concepto de costo se
establecerán aquí algunos principios, de carácter esencialmente conceptual, destinados a
establecer los procedimientos para el cálculo de las tarifas, utilizando el enfoque
marginalista.
En el Gráfico 1a se esquematiza la curva de carga del sistema que incluye únicamente dos
bloques horarios: H horas el bloque de punta y T-H horas el bloque de valle. Desde el punto
de vista del equipamiento se admite que el parque generador se compone únicamente de
centrales Turbo Vapor (TV), que se despachan durante las T horas del año, y centrales
Turbo Gas (TG), que aportan la generación adicional necesaria en las H horas de punta.
152
Desde las reformas implementadas en la estructura y funcionamiento en los sistemas eléctricos durante la década de los
90, en muchos países la regulación ha impuesto la segmentación de esos procesos e incluso, la incompatibilidad de funciones,
con la consecuencia de que tales procesos deban ser realizados por unidades empresarias jurídicamente diferentes y,
eventualmente, sin la presencia de relaciones de dominación (ver el Anexo al Capítulo IV)
153
Ver la Sección 2 del Capítulo V
154
Véase por caso M. Munasinghe (1990), Cap. 3; M. Munasinghe, J. J. Warford (1982) y R. Turvey, D. Anderson, (1977).
155
J. J. Wenders, “Peak Load Pricing in Electric Utility Industry”, Bel"l Journal of Economics, 7, 1976.
138
Gráfico 1a
MW
H T hs
Gráfico 1b
$/KW
a + c*z b + d*z
tg β = d
β
b
α
tg α = c
a
H hs = z
139
De este modo, los costos totales unitarios de las TG (a + c*z) son inferiores a los
correspondientes al equipamiento TV (b + d*z) hasta el punto H. Puede establecerse
fácilmente que este punto de indiferencia de costo total unitario puede expresarse del
siguiente modo:
(1) H = (b – a)/(c – d)
Por otra parte, teniendo en cuenta los supuestos adoptados con relación al despacho de
cargas, el costo total C resulta de la siguiente expresión:
A fin de calcular los costos marginales de largo plazo se consideran tres tipo de incrementos
discretos de demanda; con la finalidad de facilitar dicho cálculo de supone que en los tres
casos la demanda se incrementa en 1 KW.
C1 = (b+d*T)*X + (a+c*H)*[(Y+1)-X]
∆C1 = C1 – C = a + c*H
El costo marginal de largo plazo (costo incremental) será ∆C1/∆D1, siendo ∆D1 el
incremento de demanda (en este caso 1 KW). Luego, el costo incremental será:
∆C1/∆D1 = a + c*H
a = b – (c – d)*H
Es decir que
∆C2 = d*(T – H)
Entonces, teniendo en cuenta que ∆D2 = 1 KW en horas fuera de punta, el costo marginal
de largo plazo será
∆C2/∆D2 = d*(T – H)
De este resultado se deduce el siguiente principio tarifario: A la demanda que se sitúa fuera
de las horas de punta, se le debería cargar sólo el CMLP de la energía de valle. En
consecuencia, en este caso la tarifa será:
c) Caso de un cliente que incrementa su demanda tanto en horas de punta como en horas
fuera de punta
El nuevo costo total en este caso, que es una combinación de los dos anteriores, será
Luego
Pero, tomando en cuenta la relación (1), resulta (b + d*H = a + c*H); luego se obtiene que
Entonces en este caso resultará el siguiente principio tarifario: A la demanda que abarca
tanto las horas de punta como aquellas situadas fuera de las horas de punta, se le debería
cargar el CMLP de capacidad de punta, la energía de punta y la energía de valle, durante
los correspondientes períodos. En consecuencia, en este caso la tarifa tendrá tres
componentes:
Por otra parte esos principios generales del enfoque tarifario marginalista se han enunciado
sin hacer diferenciación alguna entre los procesos que componen el abastecimiento
eléctrico. Sin embargo corresponde aquí realizar algunas consideraciones a ese respecto.
En primer lugar, dado que los costos de largo plazo, propios de los eslabones de
transmisión y distribución, se componen esencialmente de costos de capacidad, en su
traducción en términos de cargos tarifarios ellos se atribuirán esencialmente a la
potencia.156
Un ejemplo extremo a este respecto lo constituyen los centros urbanos cuya principal
actividad está vinculada con el turismo que presenta fuerte variablilidad estacional. En tales
casos, tanto las actividades de hoteles y restaurantes como las de comercio y servicios
tendrán una marcada variablilidad; otro tanto habrá de ocurrir con los consumos
residenciales.
En cambio, las actividades destinadas a abastecer a la población residente, así como los
consumos eléctricos de dicha población mostrarán comportamientos con cambios
estacionales comparativamente más pequeños. Si en estos casos no se tuviera alguna
medición de las demandas de potencia se tendrá una fuerte distorsión en el cálculo de los
cargos tarifarios, perjudicando seriamente a hogares de población residente y a las
actividades de abastecimiento de bienes y servicios destinados principalmente a esos
hogares
156
Como se verá más adelante, las pérdidas se incorporan luego en la cascada de costos
142
Por último corresponde discutir las repercusiones, esencialmente respecto de los consumos
residenciales, de la adopción de criterios marginalistas estrictos en comparación con
enfoque que enfatizan la adopción de criterios basados en valores medios.
Dentro del enfoque marginalista, la traducción de los costos en tarifas suele plantearse de
acuerdo con un esquema del tipo que se presenta en el Gráfico 2. En el mismo se
representa la curva del Costo Total Unitario (expresado en términos de potencia) en función
de las horas de utilización:
De acuerdo con el gráfico, se trata de una función creciente en h, pero sus incrementos son
decrecientes con h: df(h)/dh >0 y d2f(h)/dh2 <0
La curva de la función CTU puede ser aproximada por medio de rectas tangentes
correspondientes a cada nivel de utilización h:
Gráfico 2
$/KW
T1
T2
CTU = f(h)
b2
b1
α β
h (horas)
h1 he h2
143
Puesto que ci, correspondiente a una determinada modalidad de uso i, puede determinarse
en base a la siguiente expresión:
En cambio, el cálculo de los bi resulta más complejo. En el caso de dos utilizaciones típicas
(por ejemplo de los consumos residenciales), el valor de he (he = (b2 - b1)/( c1 – c2)),
compatible con la cobertura de costo total unitario de la potencia, permite determinar uno de
los cargos de potencia en función del restante.
Es importante remarcar aquí que las tarifas monómicas para cada modalidad de uso i
resultan en este enfoque de la expresión:
De este modo, la real responsabilidad en los costos de potencia para esa modalidad de uso,
calculada en términos de energía, estará expresada de acuerdo al cociente:
(6) bi / hi ($/KWh)
En el Gráfico 2 las relaciones (6) son las tangentes trigonométricas de los ángulos α y β, y
resultan descendentes con el nivel de h.
144
Gráfico 3
% Acum. de
energía
(ingreso)
Electricidad
Ingreso
% Acum. de
usuarios
(familias)
Pero, mientras que las familias más pobres suelen situar buena parte de su demanda en las
horas de punta del sistema, las familias de los estratos socioeconómicos medios y altos
pueden desplazar un parte significativa de la misma a los bloques horarios fuera de punta.
De este modo, el enfoque tarifario marginalista estricto tiende a asignar una mayor
responsabilidad relativa en los costos de capacidad a las familias más pobres al utilizar
como indicador aquel concepto de probabilidad sobre la ubicación horaria de las demandas
marginales.
La relación (8) puede admitirse como válida tanto con respecto a la generación, como para
los procesos de transmisión y distribución. Por otra parte, en estos procesos, la variación
estacional de la demanda de los diferentes estratos de hogares más ricos hace que la falta
145
de medición de la demanda de potencia implique con frecuencia un subsidio encubierto a
favor de los mismos.
Gráfico 4
Curvas de carga diarias del sector Residencial
KW
Total Residencial
Pobres
horas
horas de punta
A – Datos
Cuadro 1
146
A.2 - Costos variables de la generación térmica
Cuadro 2
Cuadro 3
Cuadro 4
Cuadro 5
Transmisión Distribución
a) Valor presente del costo de inversión 123,6 220,6
b) Valor presente de los incrementos de carga (GW) 0,432 0,540
c) Vida útil de las instalaciones (años) 25 25
d) Tasa de actualización (%) 12 12
Para el cálculo del costo marginal de energía, en el caso considerado, deben tomarse en
cuenta los datos de los Cuadros 2 y 3.Para las horas de punta el costo marginal a nivel de
generación viene dado por el costo variable (medio o marginal) de las turbinas de gas (8$
en este caso).
147
El correspondiente de las horas de valle es el costo variable (medio o marginal) del
equipamiento turbo vapor (5$ c).
Para obtener el costo marginal de energía en media tensión deben considerarse las
pérdidas de transmisión y en baja tensión las pérdidas de transmisión y distribución.
Cuadro 6
Costo marginal de energía (C de $)
Los valores del costo marginal de energía en MT y BT se obtienen realizando los cálculos
que se indican a continuación:
Para calcular el costo marginal de capacidad de generación se utilizan los datos del Cuadro
Nº 4. En primer lugar se debe analizar el costo de inversión. Para ello se utiliza la fórmula
financiera del Factor de Recuperación del Capital (FRC) que se define del siguiente modo:
(1 + i ) N * i
FRC =
(1 + i ) N − 1
(1 + 0,12)15 x0,12
FRC = = 0,147
(1 + 0,12)15 − 1
148
El primer paso para el cálculo de los costos marginales de capacidad de transmisión y
distribución es obtener los valores del costo medio incremental correspondiente a cada
caso. Por definición el costo medio incremental (CMI) es:
123,6 x10 6 $
CMI CT = = 286,7$ / Kw
0,432Gw
220,6 x10 6 $
CMI CD = = 408,5$ / Kw
0,540Gw
(1 + 0,12) 25 x 0,12
FRC = = 0,1275
(1 + 0,12) 25 − 1
Para tener el valor de los costos marginales de capacidad a los diferentes niveles (de
tensión) deben tenerse en cuenta las pérdidas. Puesto que se trata de costos de capacidad,
deben considerarse las pérdidas de punta del Cuadro 3.
Cuadro 7
Costos marginales de Capacidad ($/kW/año)
149
C- Cálculo de Tarifas
a) Datos
Es decir:
c) Costo de capacidad
Para el cálculo de los costos de capacidad atribuibles a este usuario puede multiplicarse los
factores de contribución a la carga máxima por los costos de capacidad correspondientes a
su nivel de baja tensión (Cuadro Nº 7). Es decir que en baja tensión se tendría:
En consecuencia.
En el caso considerado
a) Datos
i) Utilización permanente
ii) Factor de coincidencia100%
b) Costos de energía
150
Punta: 0,085 $/kWh
Fuera de Punta: 0,052 $/kWh
c) Costo de capacidad
d) Tarifa
En estos casos la tarifa suele estar integrada por un cargo de potencia y por cargos de
energía con diferenciación horaria. En este caso particular:
a) Datos
b) Costos de energía
Puesto que la mayor parte de la demanda se ubica fuera de las horas de punta, el costo de
energía atribuible a este tipo de usuario es el que corresponde al período de horas fuera de
la punta, es decir:
c) Costo de capacidad
Es decir:
d) Tarifa
De acuerdo con lo que se establece en b) y c) la tarifa será:
a) Datos
b) Costo de Capacidad
En este caso el mínimo costo de capacidad atribuible a los usuarios es el que corresponde
a un factor de coincidencia de 50%. Esto es, teniendo en cuenta los resultados obtenidos en
los puntos 3) y 4) anteriores, se deduce que:
c) Costos de energía
Puesto que el anterior costo sólo cubre parte del costo total de capacidad que puede
atribuirse a este tipo de usuarios, la parte restante puede cargarse sobre el costo de energía
en las horas de punta.
Es decir:
En consecuencia:
d) Tarifa
152
D- Ajustes sobre las Tarifas basadas en el CMLP estricto
Las tarifas calculadas en la sección C, están basadas en el uso estricto de criterio del costo
marginal. Estas tarifas tienen que ser ajustadas a fin de tomar en cuenta los objetivos de:
Financiamiento, Equidad Social, Eficiencia Productiva de las Empresas, Uso Racional de la
Energía, etc.
En el caso del objetivo de Financiamiento, suponiendo que con las tarifas anteriores no se
cubrieran los costos de Abastecimiento, las tarifas anteriores podrían ajustarse apartándose
hacia arriba respecto del costo marginal en proporción inversa a la elasticidad precio de la
demanda en cada tipo o grupo de usuarios.
De este modo, sí puede considerarse que el usuario tipificado en la sección 3.1 puede ser
considerado como representativo de los usuarios residenciales de consumo medio. La
consideración simultánea de los objetivos de Equidad, Financiamiento y de Conservación
podría tenerse una tarifa residencial del tipo de la siguiente:
Tarifa Residencial
1 - Cargo fijo con derecho al consumo de 75 KWh/mes 8,0 $/mes
2 - Siguientes 75 KWh 0,206 $/kWh
3 - Siguientes 150 KWh 0,240 $/kWh
4 - Excedente de 300 KWh 0,271 $/KWh
De acuerdo con este cuadro tarifario, la curva de la tarifa media tendría la forma que
muestra el Gráfico 1.
Gráfico 1
Tarifa media
$
0,300
0,220 tma
0,179
tmme
0,140
0,060
153