Unidad 1 Teoria General Del Contrato-1
Unidad 1 Teoria General Del Contrato-1
Unidad 1 Teoria General Del Contrato-1
Concepto
Debe en principio destacarse que es indudable que de los actos jurídicos que
son fuentes, tanto de derechos reales por una parte, como de derechos personales,
de crédito u obligaciones por otra, el de mayor importancia -como habrá de
advertirse de su respectivo análisis- resulta ser el contrato.
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1.3 Clasificación de los contratos civiles, y las reglas para interpretarlos.
De tal manera que podemos señalar que no todo contrato bilateral sea oneroso
y todo contrato unilateral sea gratuito.
V.gr. El comodato en el que a pesar de que se engendran obligaciones para
ambas partes, no se originan gravámenes recíprocos.
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6. Contratos principales y contratos de garantía o accesorios.——
Los contratos principales son aquellos que existen por sí mismos, en tanto que
los accesorios son los que dependen de un contrato principal. Los accesorios siguen
la suerte de los principales porque la nulidad o la existencia de los primeros origina
a su vez, la nulidad o la inexistencia del contrato accesorio.
Estos contratos accesorios son llamados también “de garantía”, por que
generalmente se constituyen para garantizar el cumplimiento de una obligación que
se reputa principal, y esta forma de garantía puede ser personal, como la fianza o
real como la hipoteca.
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7.- Contratos aleatorios.------------Del juego y de la apuesta, la renta vitalicia y la
compra de esperanza.
Las clausulas de los contratos deben interpretarse las unas por las otras,
atribuyendo a las dudosas el sentido que resulte del conjunto de todas.
Cuando absolutamente fuere imposible resolver las dudas por las reglas
establecidas en los artículos precedentes, si aquellas recaen sobre circunstancias
accidentales del contrato, y este fuere gratuito, se resolverán en favor de la menor
transmisión de derechos e intereses; si fuere oneroso se resolverá la duda en favor
de la mayor reciprocidad de intereses.
Si las dudas de cuya resolución se trata en este artículo recayesen sobre el
objeto principal del contrato, de suerte que no pueda venirse en conocimiento de
cuál fue la intención o la voluntad de los contratantes, el contrato será nulo.
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una necesaria reflexión en torno a sus elementos esenciales y de validez, es decir,
estudiarse en función de su esencia misma de acto jurídico.
En ese sentido, cabe indicar en primer término que la nota distintiva del acto
jurídico es la relativa a la intencionalidad del o de los autores del mismo,
dirigida de manera ex profeso hacia la consecución de efectos jurídicos, la cual
no se encuentra en el hecho jurídico voluntario.
A. Consentimiento
Si el acto jurídico es unilateral, es decir, que en el mismo intervenga tan sólo
una voluntad -como en el testamento o en la declaración unilateral de voluntad-, su
elemento esencial o de existencia de carácter subjetivo lo será la manifestación o
expresión de dicha voluntad; por otra parte, si en ese acto participan dos o más
voluntades -como sucede en los contratos-:-, ese elemento recibe entonces la
denominación de acuerdo de voluntades o consentimiento; palabra esta última que
se forma literalmente por el prefijo co, con, com, que significa juntamente y por el vo-
cablo sentimiento, el cual indica una derivación del verbo sentir, que denota
percepción o experimentación de sensaciones o impresiones, por lo que en su
integración en esa connotación de consentimiento, nos sirve para precisar el acuerdo
de dos o más voluntades en el sentido o dirección que se determina a través de esta
especie de actos jurídicos.
De esa manera, puede expresarse que en atención a este elemento de carácter
volitivo, es decir, de voluntad o voluntades del o de los sujetos que en cada acto
jurídico intervienen, éstos se clasifican:
Su integración
Por otra parte, para la posible solución de toda posible problemática derivada
de la integración del consentimiento entre ausentes, en su ámbito de aplicación, el
Código Civil Federal, establece las bases a que debe sujetarse ésta, las que
destacamos en seguida:
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1ª. Cuando una persona propone a otra la celebración de un contrato, deberá
fijarse un plazo para la aceptación, tiempo durante el cual quedará obligada aquélla
a sostener y cumplir su oferta; cuando no exista determinación de dicho plazo, se
considerará para el efecto el de tres días, más el tiempo necesario para la ida y
vuelta del correo público, atendiendo a las condiciones de distancias y
comunicaciones siendo inoperante toda retractación, si la aceptación se da dentro
del plazo de vigencia de la policitación (artículos 1804 y 1806).
4ª. Al no existir una respuesta lisa y llana a la oferta, el oferente quedará libre
de su propuesta, considerándose la respuesta como una nueva propuesta del
aceptante, que deberá sujetarse a las reglas antes señaladas (artículo 1810 CCDF).
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2547.-...
El mandato que implica el ejercicio de una profesión se presume aceptado
cuando es conferido a personas que ofrecen al público, el ejercicio de su profesión, por
el solo hecho de que no lo rehúsen dentro de los tres días siguientes.
Ese elemento esencial de los actos jurídicos, constituye lo que se conoce como
su objeto directo, que nos permite distinguirlo de otros de distinta especie o
naturaleza jurídica, por ejemplo: en tanto que en la compraventa su objeto directo lo
constituye la trasmisión del dominio de un bien a cambio de un precio cierto y en
dinero, en la donación lo es la trasmisión gratuita de determinados bienes presentes
del donante al donatario, quien los recibe sin estar obligado a contraprestación
alguna. Por otra parte, en lo que recaigan los respectivos contratos de manera
específica, será su objeto indirecto; que lo será en cada caso lo que constituye
materia de la compraventa y su respectivo precio, o bien, los bienes donados.
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dica del objeto de todo acto jurídico, distinguiendo según éste re caiga en obligaciones
de dar o en obligaciones de hacer, expresando sus correspondientes textos:
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2. POSIBILIDAD FÍSICA DEL OBJETO CUANDO RECAE EN OBLIGACIONES DE
HACER
Lo dispuesto por el artículo 1829 del Código Civil para la Ciudad de México,
en vigor, viene a confirmar lo expuesto con antelación, en lo referente a que el hecho
a realizar debe ser personal del obligado:
En cuanto a esta posibilidad del objeto de los actos jurídicos cuando recae en
obligaciones de dar, misma que se precisa en el sentido de que las cosas sobre las
cuales recaen deben existir en el comercio y ser determinadas o susceptibles de
determinación, podemos aseverar que de acuerdo a nuestra legislación vigente,
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interpretadas las disposiciones relativas a contrario sensu, existirá imposibilidad
jurídica cuando las cosas estén fuera del comercio por su naturaleza o porque así lo
establezca la ley; precisándose para la primera hipótesis, que estarán fuera del
comercio aquellas cosas que por su naturaleza no puedan ser poseídas por un indi-
viduo en particular y, para la segunda, cuando los ordenamientos legales declaren
las cosas irreductibles a propiedad particular.
La posibilidad jurídica del objeto del acto jurídico se hace consistir en que la
conducta a realizar por el obligado tenga el reconocimiento por el derecho positivo de
producir consecuencias legales, de tal manera que de no tenerlo, el acto jurídico
será inexistente, no produciendo efecto jurídico alguno.
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Imposibilidad jurídica e ilicitud, no son términos sinónimos; en tanto que el
primero nos indica la falta de un elemento esencial que es el objeto posible
jurídicamente, que trae consigo la inexistencia del acto, la cual no produce efectos
jurídicos, el segundo concepto se refiere a la falta de un elemento de validez, que es
la licitud, lo que trae consigo la nulidad del acto, bien relativa o absoluta, según lo
disponga la ley, produciendo efectos jurídicos.
1. ENUMERACIÓN
A. CAPACIDAD
El Código Civil para la Ciudad de México, de manera muy breve, hace alusión
a este elemento de validez, en los siguientes términos:
1798.-Son hábiles para contratar todas las personas no exceptuadas por la ley.
Con relación a los conceptos anteriores, el autor Martínez Alfaro nos comenta:
“La capacidad es la aptitud para ser titular de derechos y sujeto de obligaciones; así
como para, por sí mismo, hacerlos valer, cumplirlas y comparecer en juicio. La
capacidad puede ser de goce y de ejercicio. Capacidad de goce es la aptitud para ser
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titular de derechos y sujeto de obligaciones. Capacidad de ejercicio es la aptitud
para, por sí mismo, hacer valer los derechos, cumplir las obligaciones y comparecer
en juicio. La capacidad de ejercicio implica la de goce, pero la de goce no presupone
la de ejercicio; en tal virtud, quien es capaz de goce no lo es necesariamente de
ejercicio, pero quien es capaz de ejercicio tiene capacidad de goce”.
Nos indica el jurista Rojina Villegas al hacer alusión al contrato como especie
en particular de los actos jurídicos: “Para que el consentimiento pueda, por
consiguiente, existir válidamente, debe ser emitido por persona capaz, en forma
cierta, es decir, libre de error o dolo, y en forma libre, no afectado por violencia.
Tienen capacidad total de ejercicio los mayores de edad en pleno uso de sus
facultades mentales; tienen capacidad parcial de ejercicio los menores emancipados,
que pueden hacer valer sus derechos personales y sus derechos reales sobre bienes
muebles. A su vez, tienen incapacidad total de ejercicio los menores de edad y los
sujetos a interdicción por locura, idiotismo o imbecilidad, los sordomudos que no
sepan leer y escribir y los que suelen usar drogas enervantes, a pesar de que tengan
intervalos de lucidez”.
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En cuanto a la necesaria distinción que debe hacerse entre los conceptos
capacidad de ejercicio y legitimación, cabe indicar que en tanto que la primera se
concibe como esa necesaria conjunción o integración de condiciones, que al
adecuarse como una facultad para realizar una actividad procesal se conceptúa
como personalidad, conforme a los términos que antes han quedado precisados, la
legitimación es la aptitud para ejercitar un derecho sustantivo, es decir, es la
facultad exacta o precisa para ejercitar un derecho específico.
1. LA REPRESENTACIÓN JURÍDICA
1697.-El que es hábil para contratar, puede hacerla por sí o por medio de otro
legalmente autorizado.
1698.-Ninguno puede contratar a nombre de otro sin estar autorizado por él o
por la ley.
B. FORMA
La forma es el elemento de validez de los actos jurídicos consistente en el
cumplimiento a las exigencias para la exteriorización de la expresión de voluntad o
consentimiento de su autor o autores, acorde a los requisitos que para tal efecto
exigen las normas legales.
En atención a este elemento de validez, los actos jurídicos se clasifican en:
formales, consensuales y -en forma por demás excepcional, como sucede en el
caso del matrimonio-, solemnes.
Por otra parte, puede expresarse que los actos jurídicos consensuales son
aquellos en los cuales la ley no exige una forma determinada para su validez,
exteriorizándose la expresión de voluntad o acuerdo de voluntades de manera
expresa o tácita. Por expresa se entiende la manera verbal, escrita o mímica; en
tanto que, por tácita se hace alusión a hechos o actos que hagan presumir la
voluntad o voluntades, sin mediar la palabra o la escritura.
Por último, los actos jurídicos solemnes son aquellos en los que el elemento de
validez forma es elevado al rango de elemento de esencia o existencia, de tal manera
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que su inobservancia traerá consigo, no la nulidad del acto, sino su inexistencia. En
nuestro sistema jurídico puede decirse que el único acto reconocido como solemne
por las normas vigentes es el matrimonio, en el cual la participación del Estado a
través del Oficial del registro Civil se considera esencial para la integración de este
acto jurídico, según se puede advertir de la lectura del texto que enseguida se
destaca del Código Civil Federal: l46.-El matrimonio debe celebrarse ante los
funcionarios que establece la ley y con las formalidades que ella exige.
Determina el Código Civil para el Distrito Federal en vigor, con relación a los
vicios de la voluntad.
1. EL ERROR
Este vicio de la voluntad suele definirse como: “Un falso concepto de la
realidad”. Se concibe como un estado subjetivo en el cual un juicio o idea, no
concuerda con una realidad o verdad objetiva.
El error como vicio de la voluntad que nos ocupa, lo regula el Código Civil
Federal en vigor, a través de sus artículos 1813 y 1814 que a continuación se
transcriben, considerándolo en tres tipos: de derecho, de hecho y de cálculo; y
asimismo, determinando que los dos primeros dan motivo a la nulidad relativa
del acto jurídico, en tanto que el tercero sólo da lugar a una rectificación:
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2. EL DOLO
1815.- Se entiende por dolo en los contratos, cualquiera sugestión o artificio que
se emplee para inducir a error o mantener en él a alguno de los contratantes…
En opinión del autor Rojina Villegas, al igual que en el caso del vicio de la
voluntad precedente, el dolo admite una clasificación, al expresar que: “Se admite en
el Código Civil una clasificación del dolo distinguiendo lo que la doctrina ha llamado
dolo principal y dolo incidental. El dolo principal o determinante es el que motiva la
nulidad del acto, porque engendra un error que es a su vez la causa única por la
cual se celebró. El dolo incidental origina un error de importancia secundaria, que a
pesar de conocerse se hubiera celebrado la operación. El dolo incidental, por
consiguiente, no nulifica el acto jurídico”.
3. LA MALA FE
1815 por mala fe, la disimulación del error de uno de los contratantes,
una vez conocido.
Una observación de gran importancia nos hace el antes citado autor, con
relación al vicio de la voluntad que se analiza: “En cuanto a la mala fe, no obstante
que se equipara al dolo, es que no puede existir de parte de tercera persona. Como
supone una actitud pasiva en que una parte se aprovecha del error en que ha caído
la otra, sólo cuando es el contratante el que conoce ese error y se aprovecha de él,
puede considerarse que hay mala fe; si es un tercero, se requeriría además que
aquél tuviere conocimiento y, por lo tanto, ya la mala fe sería suya”.
En materia de contratos, este vicio de la voluntad que es la mala fe, puede ser
sufrido por una de las partes contratantes, caso en el cual es la única facultada
para promover su nulidad, o bien, puede suceder que resulte atribuible a ambas en
perjuicio de terceros, por lo que, ante esta situación, son éstos los titulares del
ejercicio de la acción de nulidad por esta causa.
4. La violencia
Este vicio de la voluntad lo concebimos como: “La coacción física o moral que
se ejerce en contra de la persona, de su cónyuge o de sus familiares hasta el
segundo grado colateral, con el fin de obtener de aquélla la celebración de un acto
jurídico en contra de su voluntad.
El Código Civil para la Ciudad de México, a través de su artículo 1819, precisa
cuales son el contenido y los alcances de este vicio de la voluntad:
D. LA LICITUD
Este elemento de validez de los actos jurídicos, consiste en la no con-
travención a las disposiciones vigentes de interés público, a las buenas costumbres
y al acatamiento de imperativos de conducta.
1830.-Es ilícito el hecho que es contrario a las leyes de orden público o de las
buenas costumbres.
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1831.-El fin o motivo determinante de la voluntad de los que contratan, tampoco
debe ser contrario a las leyes del orden público ni a las buenas costumbres.
a. La lesión
Ubicada por unos autores como vicio de la voluntad y por otros como una
conducta carente de licitud, encontramos la figura de la lesión en los contratos,
misma que el Código Civil para el Distrito Federal, regula en la siguiente disposición:
Los contratantes pueden poner las clausulas que crean convenientes; pero las
que se refieran a requisitos esenciales del contrato, o sean consecuencias de su
naturaleza ordinaria, se tendrán por puestas aunque no se expresen, a no ser que
las segundas sean renunciadas en los casos y términos permitidos por la ley.
Pueden los contratantes estipular cierta prestación como pena para el caso de
que la obligación no se cumpla o no se cumpla de la manera convenida. Si tal
estipulación se hace, no podrán reclamarse, además, daños y perjuicios.
La nulidad del contrato importa la de la clausula penal; pero la nulidad de
esta no acarrea la de aquel.
Sin embargo, cuando se promete por otra persona, imponiéndose una pena
para el caso de no cumplirse por esta lo prometido, valdrá la pena aunque el
contrato no se lleve a efecto por falta del consentimiento de dicha persona.
Lo mismo sucederá cuando se estipule con otro, a favor de un tercero, y la
persona con quien se estipule se sujete a una pena para el caso de no cumplir lo
prometido
Al pedir la pena, el acreedor no está obligado a probar que ha sufrido
perjuicios, ni el deudor podrá eximirse de satisfacerla, probando que el acreedor no
ha sufrido perjuicio alguno.
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La clausula penal no puede exceder ni en valor ni en cuantía a la obligación
principal.
Si la obligación fuere cumplida en parte, la pena se modificara en la misma
proporción.
Si la modificación no pudiere ser exactamente proporcional, el juez reducirá la
pena de una manera equitativa, teniendo en cuenta la naturaleza y demás
circunstancias de la obligación.
El acreedor puede exigir el cumplimiento de la obligación o el pago de la pena,
pero no ambos; a menos que aparezca haber estipulado la pena por el simple
retardo en el cumplimiento de la obligación, o porque esta no se preste de la manera
convenida.
No podrá hacerse efectiva la pena cuando el obligado a ella no haya podido
cumplir el contrato por hecho del acreedor, caso fortuito o fuerza insuperable.
En las obligaciones mancomunadas con clausula penal, bastara la
contravención de uno de los herederos del deudor para que se incurra en la pena.
En el caso del artículo anterior, cada uno de los herederos responderá de la
parte de la pena que le corresponda, en proporción a su cuota hereditaria.
Se ha dicho que el contrato obliga a los contratantes y debe ser cumplido sin
excusa ni pretexto, lo que se resume en el principio latino: “pacta sunt servanda”.
Pero, ese cumplimiento ineludible del contrato, ¿debe darse en todo evento, aun
cuando produzca un resultado económico inequitativo e inesperado debido al
cambio imprevisto de las circunstancias que prevalecían cuando se concertó el acto?
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Ese ajuste o revisión del contrato debe ser efectuado por los jueces, quienes
tendrán así el poder de pasar sobre los términos del contrato, para adaptarlo a las
nuevas condiciones económicas y equilibrar las prestaciones, impidiendo que sea
sumamente oneroso para una de las partes y notoriamente favorable para la otra.
REQUISITOS
1.9 Efectos del contrato entre las partes y en relación con terceros
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principio nos lleva a determinar conceptos fundamentales en materia contractual,
como lo son: partes, terceros y causahabientes.
Con relación a esas personas que sin participar en un contrato y a las cuales
pueden alcanzar sus efectos, el tratadista Sánchez Medal, considera: “Entre las
partes y los terceros hay tres categorías de personas intermedias: 1) Los
causahabientes a título universal, que son aquellos que suceden a una persona en
todo o en una parte alícuota de su patrimonio, considerado como una unidad de
derecho y compuesto de todos los derechos y obligaciones que no están
estrictamente ligados a dicha persona; 2) Los causahabientes a título particular,
que son aquellos que adquieren de una persona un determinado bien en concreto o
un derecho real sobre el mismo y, 3) Los acreedores quirografarios que son
aquellos que sólo tienen un crédito sin ninguna garantía real en contra de otra
persona”.
1. Partes
Dentro del estudio del ámbito personal de los contratos, a efecto de
determinar sus alcances jurídicos -pues éstos no siempre comprenden tan sólo a
quienes los celebran, como sería en el caso de la concertación por medio de
representantes-, resulta de fundamental importancia establecer o precisar el
concepto: partes contratantes.
Para el autor Sánchez Medal, este concepto de referencia, se puede considerar
en los siguientes términos: “Son partes en un contrato las personas que a la vez han
emitido su voluntad en la policitación o en la aceptación de voluntades de ese
contrato y que son también los titulares del interés jurídico o de la relación jurídica
materia de dicho contrato. Parte en un contrato es la persona titular del interés
o de la relación jurídica materia de ese contrato (parte en sentido material),
aunque no haya sido ella la autora de las voluntades que formó el
consentimiento de dicho contrato (parte en sentido formal)”.
2. Terceros
3. Causahabientes
Con relación a este tema, el autor Sánchez Medal expresa: “Los derechos y las
obligaciones dimanadas de un contrato sólo aprovechan o perjudican directamente a
las partes, hayan actuado éstas por sí o por medio de representante suficiente, y a
los causahabientes de ellas a título universal, pero no aprovechan ni perjudican
directamente ni a los causahabientes a título particular de las mismas partes, ni
tampoco a los acreedores quirografarios de ellas... Los causahabientes a título
universal, son aquellos que suceden a una persona en todo o en una parte alícuota
de su patrimonio, considerado como una unidad de derecho y compuesto de todos
los derechos y obligaciones que no están estrictamente ligados a dicha persona...
Los causahabientes a título particular son aquellos que adquieren de una persona
determinado bien en concreto o un derecho real sobre el mismo”.
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1.10 Reglas de interpretación, para el caso de oscuridad en sus cláusulas. (Arts.
1851-1857 CCDF)
Las clausulas de los contratos deben interpretarse las unas por las otras,
atribuyendo a las dudosas el sentido que resulte del conjunto de todas.
Cuando absolutamente fuere imposible resolver las dudas por las reglas
establecidas en los artículos precedentes, si aquellas recaen sobre circunstancias
accidentales del contrato, y este fuere gratuito, se resolverán en favor de la menor
transmisión de derechos e intereses; si fuere oneroso se resolverá la duda en favor
de la mayor reciprocidad de intereses.
Si las dudas de cuya resolución se trata en este artículo recayesen sobre el objeto
principal del contrato, de suerte que no pueda venirse en conocimiento de cuál fue
la intención o la voluntad de los contratantes, el contrato será nulo.
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