Baratta Seguridad
Baratta Seguridad
Baratta Seguridad
CRIMINOLOGÍA
Y SISTEMA PENAL
(Compilación in memoriam)
>de
Montevideo -Buenos/Aires
2004
Julio César Faira - Editor
CRIMINOLOGÍA Y CIENCIAS PENALES I 99
SEGURIDAD*
Resumen
I
La seguridad es una necesidad humana y una función
general del sistema jurídico (Evers, 1987). En ambos casos
carece de contenido propio porque, respecto del sistema de
necesidades, la seguridad es una necesidad secundaria, y
respecto del sistema de derechos, la seguridad es un dere-
cho secundario. En una teoría antropológica e histórico-so-
cial la necesidad de seguridad es accesoria (y en este senti-
do "secundaria") respecto a todas las otras necesidades bá-
sicas o reales1, que pueden definirse como "primarias". Es la
necesidad de certeza de la satisfacción de necesidades, asig-
nando a la "certeza" un doble significado: discursivo (reflexi-
vo) y temporal. La certeza discursiva (reflexiva) se refiere al
objeto de las distintas necesidades primarias, a su construc-
ción y definición en la esfera del intelecto y del lenguaje; se
trata de la necesidad de conocer y comunicar las necesida-
des. La certeza temporal se refiere a la continuidad de la sa-
tisfacción, es decir, a la repetición de ésta, más allá de la si-
tuación actual. En ambos sentidos, la necesidad secundaria
de certeza es determinada por su satisfacción en una dimen-
sión natural e instintiva, hasta llegar a una dimensión his-
tórica e intelectual.
1
Como "necesidades básicas" entendemos aquellas que se han estabi-
lizado en la historia natural del hombre y por lo tanto tienen un alto gra-
do de constancia en el tiempo y en el espacio, asi como las necesidades de
alimentos, vestimenta y abrigo. Por "necesidades reales" entendemos aque-
llas, altamente evolutivas, que se producen en la relación dinámica entre
satisfacción de las necesidades, desarrollo de las capacidades y surgimien-
to de nuevas necesidades. Esta relación dinámica es propia de la historia
social del hombre. Las necesidades "reales" corresponden a potencialida-
des de desarrollo y de calidad de vida que resultan del grado alcanzado por
la capacidad de producción material y cultural en la sociedad, aunque se
realizan sólo en parte, debido a distorsiones del sistema de producción y
distribución de la riqueza, desperdicios, guerras e injusticia social. Sobre
esta concepción de las necesidades y sobre la proyección normativa de, ellas
en derechos, a lo largo del proceso de positivización de los derechos huma-
nos y fundamentales, véase BARATTA A., "Bedürfnisse als Grundlage von
Menschenrechte", en Festschrift für Günter Eilscheid zum 65. Geburtstag,
Baden-Baden 1999, ps. 9-18.
CRIMINOLOGÍA Y CIENCIAS PENALES 201
4
No contradice, sino confirma la tesis expuesta en el texto el hecho de
que el Art. 2 de la Declaración de los derechos del hombre y del ciudada-
no de 1789 consagró, un "derecho a la seguridad". El contenido de este de-
recho no es otro de lo que HEGEL denominó "el derecho absoluto a los de-
rechos" y efectivamente, como en la formulación de HEGEL, se trata del
mantenimiento y de la estabilidad en el tiempo de los derechos naturales,
una vez positivizados como derechos fundamentales de los ciudadanos. En
su ilustrativa interpretación del art. 2 de la Declaración Ulrich K. PREuß
identifica este "derecho a los derechos" como el "derecho humano a los de-
rechos civile's". Véase PREUß U. K., Revolution, Fortschritt und Verfassung,
Frankfurt am Main 1994, p. 136.
5
No hubiera podido escapar a observadores atentos y preocupados
por la suerte del Estado social de derecho una maniobra con miras a limi-
tar la seguridad de los derechos, a través del artificio del "derecho a la se-
guridad", en el contexto de una estrategia conservadora dirigida a legiti-
mar, en vez de corregir, la actual tendencia a privilegiar la fuerza, en lugar
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7
Para una amplia discusión sobre la investigación internacional de la
inseguridad y del miedo al crimen véase MOSCONI G. TOLLER A., Criminalità,
pena e opinione pubblica, la ricerca in Europa, en "Dei Delitti e delle Pene",
1998, ps. 144-212; PADOVAN D. VIANELLO F., Criminalità e pena: la costruzio-
ne sociale dell'insicurezza, en "Dei Delitti e delle Pene", 1999, ps. 247-286;
ROCHK S., Sociologie politique de V insicurité, Paris 1998.
8
Sobre la comunicación política de base como ejercicio de democracia
y su diferencia con respecto de la opinión pública y la investigación demo-
gráfica véase SCHMIDTCHKN G., Die befragte Nation: Über den Einfluss der
Meinungsforschung auf die Politik, Freiburg im Breisgau, 1959.
9
Sobre la necesaria inserción de la política penal en el marco general
de las políticas de protección de todos los derechos fundamentales véase
BARATTA A., Droits de l'homme et politique cuminelle, en "Déviance et Socie-
té", 23, 1999, ps. 239-257.
CRIMINOLOGÍA Y CIENCIAS PENALES 205
II
En los últimos veinte años, dos historias diferentes han
marcado la política de prevención y de seguridad en los Es-
tados Unidos y en Europa. Podemos recorrerlas de modo su-
mario indicando los puntos siguientes.
10
Sobre el creciente fenómeno de la esclavitud en el marco de la eco-
nomía global véase ARI.ACCHI P., Schiavi, ü nuovo traffico di essere umani,
Milano 1999; BALES K., / nuovi schiavi, Milano 2000.
11
Véase Supra, nota 2.
12
ROBERT Ph. (ed.), Les politiques de prévention a l'aube de la recher-
che, Paris 1991; BARATTA, A. 1 nuovi orizzonti della prevenzione, en "Sicurez-
za e territorio" 2, 1993, ps. 9-14; HEBHERECHT W., SACK F. (ed.) La préven-
tion de la delínqueme en Europe. Nouvelles Strategies, Paris 1997.
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13
En Francia y en otros países los programas locales están sosteni-
dos y financiados por la administración central.
14
Sobre estos enfoques de la nouvelieprevention véase ROBERT Ph., ob.
cit., Introducción.
15
Con la introducción de este concepto se acompaña sin embargo el
grave riesgo de una superposición entre politica criminal y politica social,
dirigiéndose esta última al control preventivo de infractores potenciales,
en lugar de dirigirse a la realización de los derechos fundamentales de per-
sonas (como jóvenes marginados, extranjeros) que han sido privados de su
goce. Véase BARATTA A., Droits de l'homme etpolitique criminelle, ob. cit. Es-
ta tendencia está en la base de lo que ha sido analizado criticamente co-
mo el paso del Estado asistencial al Estado penal. Véase WACQUANT L. J.
D., De l'État social à l'État péna!, Actes de la Recherche en Sciences Socia-
les, 124, 1998.
CRIMINOLOGÍA Y CIENCIAS PENAI.ES 207
III
2Í
Véase, también para una amplia documentación sobre recientes in-
vestigaciones, LEGNARCI A., Die Stadt, der Müll und das Fremde -plurale Si-
cherheit, die Politik des Urbanen und die Steuerung der Subjekte, en "Krimi-
nologisches Journal", 1998, ps. 268-283.
212 CRIMINOLOGÍA Y SISTEMA PENAL
25
Para un incisivo análisis histórico y teórico sobre la selectividad de
la justicia criminal y su relación con la inigualdad social véase SMAUS G.,
Das Strafrecht und die gesellschafiliche Differentiation, Baden-Baden 1988.-
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