Ensayo Palacio de Justicia
Ensayo Palacio de Justicia
Ensayo Palacio de Justicia
Esta idea de Nietzsche, será analizada en el caso de la Toma del Palacio de Justicia,
evento que aún sigue marcando la historia Colombiana, por la ineficiencia del hombre de
construir una verdad respecto a dicha tragedia y a los desaparecidos que de ella surgieron.
Fue en noviembre de 1985 cuando el Palacio de Justicia resultó destruido como
consecuencia de una de las acciones más absurdas que el país ha presenciado. La violenta
incursión del M-19 y la respuesta desproporcionada del Estado, resultaron en la muerte
de muchas personas inocentes y la desaparición de once cuyo paradero aún se desconoce.
(Gómez,J.A-Herrera,J.A-Pinilla,N,109) Veintinueve años después, es muy poco lo que se
han acercado a la verdad, pues a pesar de que ésta sea una construcción del hombre,
siempre esta limitada por sus percepciones individuales. Pero además, en este caso, al
Estado no le conviene esclarecer los hechos, razón por la cual ha actuado como un
obstáculo y no como un facilitador de la verdad. Como dice Pilar Navarrete, familiar de
uno de los desaparecidos: “Hay muchos a los que no les interesa que se sepa qué pasó.
Por eso cada vez que abrimos una puerta nos la cierran de inmediato”. Así, se puede decir
que a pesar de que Nietzsche afirme que la verdad es una creación del hombre, existen
situaciones como la de la Toma del Palacio de Justicia en que su “genio constructor” se
ve limitado.
No es un secreto, que para los colombianos éste capítulo aún no termina, por eso surge
una organización llamada la Comisión de la Verdad como respuesta a la necesidad de un
conocimiento de la verdad y al incansable reclamo de los familiares de los desparecidos.
Con esto, se evidencia de nuevo la propuesta de Nietzsche, ya que se ve la enorme
tendencia del hombre a buscar y crear la verdad. Pero lo interesante aquí, es analizar el
hecho de que dicha misión fuera encomendada a la anterior organización por la Corte
Suprema de Justicia e inspirada por dos magistrados: Eduardo López y Edgardo Villamil.
Pues evidencia que el Estado, al ser el principal financiador de la organización, puede
imponer una verdad a conveniencia, y divulgar lo estrictamente necesario para no sufrir
repercusiones. De esta forma, es evidente que por más de que sea admirable el poderoso
genio constructor del hombre (Nietzsche,1998,7), esa construcción está constantemente
limitada por el contexto y el beneficio propio.
Así pues, el debate acerca de la responsabilidad del Estado por desapariciones forzadas y
ejecuciones extrajudiciales (Gómez,J.A,Herrera,J.A,Pinilla,N,20), ha sido silenciado en
los últimos tiempos mediante la imposición de una verdad a medias por y en beneficio
del mismo, que satisfago a aquellos que son ajenos a la tragedia. No obstante, para las
victimas, la falta de investigación y la indeterminación del paradero de sus familiares
sigue siendo fuente de sufrimiento. Es irónico que, siendo el Estado el encargado de “La
realización de los derechos a la verdad, la justicia y la reparación integral” (22), aún no
haya podido ejecutar dichas funciones en el caso de los desaparecidos, por un supuesto
carecimiento de la verdad absoluta. Pero es aún mas irónico que la principal fuente de
aporte para la construcción de esa clamada verdad sea una Comisión, impulsada por
funcionarios del mismo Estado al que no le conviene revelar lo que realmente sucedió.
Claramente, en situaciones controversiales como esta, en las que esta en juego la
reputación del Estado, el hombre sólo puede construir una verdad restringida por las
instancias superiores encargadas de divulgara. Por lo tanto, así como dice Nietzsche, el
hombre nada mas desea las consecuencias agradables de la verdad. (1998,5).
Finalmente, es evidente que en casos como éste que involucran al Estado, la verdad de
los hechos será guiada hacia la conveniencia de aquellos que pueden manejarla. Es decir,
una afirmación de un civil, jamás tendrá igual validez que la de un político, pues el
primero no tiene el poder para manejar la verdad a gusto, el segundo si. Por eso, a pesar
de que toda persona tenga la capacidad de crear la verdad, ésta siempre estará limitada
por el beneficio propio. Y ¿si éstas personas desaparecieron en pleno centro de Bogotá, y
sus familias, veintinueve años después, no tienen respuesta, que será de aquellos que
desaparecen en lugares olvidados? Quien sabe, este capítulo aún no termina.
Bibliografía:
Gómez, J.A, Herrera, J.A, Pinilla, N. (2010). Informe final de la Comisión de la Verdad
sobre los hechos del Palacio de Justicia. Bogotá: Editorial Universidad el Rosario.