5 Autores Guatemaltecos
5 Autores Guatemaltecos
5 Autores Guatemaltecos
Hasta la fecha han recibido el galardón Luis Alfredo Arango, 1988; Carlos
Solórzano, 1989; Otto-Raúl González, 1990; Dante Liano, 1991; Enrique Juárez
Toledo, 1992; Mario Monteforte Toledo, 1993; Luz Méndez de la Vega, 1994;
Miguel Angel Vásquez, 1995; Margarita Carrera, 1996; Augusto Monterroso, 1997;
Francisco Morales Santos, 1998; Mario Alberto Carrera, 1999; Ana María Rodas,
2000; Isabel de losÁngeles Ruano, 2001; Julio Fausto Aguilera, 2002; Humberto
Ak'abal, 2003 (declinó); Rodrigo Rey Rosa, 2004, y Carlos Navarrete, 2005. Es
Premio Nacional de Literatura "Miguel Ángel Asturias" 2006.
Adrián Recinos
BIOGRAFIA
Junto a Virgilio Rodríguez Beteta, fundó la revista jurídica El Derecho, y fue uno de
los fundadores de la Sociedad de Geografía e Historia de Guatemala, ahora
conocido como Academia de Geografía e Historia de Guatemala. También era
miembro de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística (México), Sociedad
Histórica Americana (Buenos Aires), Instituto Ibérico-Americano de Derecho
Comparado(Madrid), entre otros.1
OBRAS
Popol Vuh: las antiguas historias del quiché. México: Fondo de Cultura
Económica. 1947.
BIOGRAFIA
Las largas temporadas que pasaba en las selvas del Petén, donde se adentraba a
veces con un guía, a veces solo, fueron indudablemente las que nutrieron su
fantasía para dar vida a todos esos personajes, a todas esas escenas, a todas
esas maravillosas descripciones de ese mundo verde que tanto amó.
A la hora de su muerte estaba casado con la señora Elvira Silva González, madre
de su hija Luz Patricia.
Uno de los más altos logros de Carrera fue cuando, en 1999, recibió el Premio
Nacional de Literatura. Durante el acto de ceremonia destacó la importancia de
manejar a la perfección el español. "Antes de ser especializado, hay que manejar
la lengua más allá de lo baladí y lo frívolo", expresó.
En cierta ocasión escribió una obra de teatro, La cólera (1975), que ganó el primer
premio en el Certamen Nacional de Bellas Artes. Esta fue estrenada con el
nombre Expreso a Pandora, ganadora del Opus de Dramaturgia en 1990.
Trayectoria
LIBROS
"Cuentos Psicoeróticos"
5 autores mayas
Poeta y dramaturgo.
Manuel José Arce nació en Guatemala el 13 de mayo de 1935, hijo de Manuel
José Arce y Valladares y Margarita Leal Rubio.
Poeta, dramaturgo y columnista de prensa. Fue reconocida su columna Diario de
un Escribiente, que publicó en el matutino El Gráfico entre 1963 y 1979.
Es uno de los grandes exponentes del teatro experimental en Latinoamérica.
Por la violencia imperante en Guatemala se fue al exilio a Francia, donde murió el
22 de septiembre de 1985.
Los años de su vida, muchos de ellos vividos en épocas de pesadumbre y
oscuridad política, están deletreados con melancolía en sus páginas del Diario de
un Escribiente. En el cual, metafóricamente describe ese país que amó, con toda
su violencia dolorosa, con su muerte indiferente, con su hambre perenne, con toda
esa pobreza amarga que por ser inmutable y vieja, el decía que parecía ser un
incomprensible castigo divino. Sin embargo, Manuel José siempre encontró el
momento feliz y el lado hermoso que tenía cada día, con la sensibilidad natural de
los niños y el humor chispeante, pícaro y mordaz del universitario.
Ese estudiante que fue inagotable en su espíritu huelguero.En ese sentido son
inagotables las anécdotas salpicadas de un humor lleno de genialidad, a veces
muy fino a veces terrible, que recuerdan todos sus amigos en las distintas épocas
de su vida.Precisamente esto implica otra de sus cualidades inolvidables, tenía
una capacidad extraordinaria para hacer amistades, sin importar condiciones
sociales y económicas, sin importar el oficio y la edad. Eso en gran parte se debía
a que era un platicador incansable, un imaginativo conversador que emprendía
diálogo con facilidad sobre cualquier cosa de la vida cotidiana.Eso le hacía perder
la noción del tiempo frecuentemente, y de pronto se le había hecho tarde, a veces
muy tarde, muchísimas veces demasiado tarde… para seguirle el paso al reloj, a
los horarios establecidos o a las agendas rigurosas.Considero que por esas
vicisitudes le fascinaba la noche. No sólo porque además poseía una bohemia
memorable, sino porque entonces sin distractores, escribía con esa habilidad
creativa que es inmensamente valorada hoy. Hasta las palabras más rusticas las
transformaba en un deleite para los sentidos. Con regularidad sus siete ensayos
periodísticos semanales los escribía el domingo por la noche encerrado en su
estudio de la vieja casona del callejón Delfino, escuchando jazz y charlando con
los “vecinos” del Guernica de Picasso que colgaba de la pared, mientras bebía
café y fumaba interminablemente.Por esa extraña fusión de cualidades
Estudió en los colegios Nia Chon y San José de los Infantes, pero no logró
terminar ni siquiera el bachillerato debido a problemas de salud.
Arévalo Martínez cultivó la narrativa y la poesía. Sus primeros pasos públicos en la
literatura los dio en 1905: en ese año apareció publicado en un diario su primer
poema y en 1908 presentó Mujer y niños al concurso de cuentos de la revista
Electra, que obtuvo el primer premio.
Arias, Arturo
Arriola Osmundo
Novelista y poeta del realismo mágico, influido en sus orígenes por el realismo,
muy pronto, sin renunciar a esa impronta, se adentra en su campo predilecto: la
mitología aborigen, la propia tierra (lo telúrico, en término muy actual), en el
sentido de compromiso con los sinsabores de los campesinos sometidos al yugo
colonialista, lo que se ve ya en los títulos de sus obras. Junto a ello, y una faceta
no menos importante, la calidad y sonoridades de su prosa apenas admiten
comparación en la literatura castellana del siglo XX. Se graduó de abogado y
notario en la Universidad de San Carlos de Guatemala, donde participó en la lucha
contra la dictadura del presidente Manuel Estrada Cabrera, hasta que éste fue
derrocado.
Publica Leyendas de Guatemala (1930) en torno a mitos y leyendas nativos y
mestizos. En su célebre novela El señor Presidente (1946) retrata a un típico
dictador latinoamericano —como también hicieron Valle Inclán en Tirano
Banderas, García Márquez en El otoño del patriarca, Roa Bastos en Yo el
supremo, Alejo Carpentier en El recurso del método o Vargas Llosa en La fiesta
del chivo—, para lo que se sirvió de procedimientos grotescos y burlescos con el
fin de describir con total contundencia la brutalidad y la opresión social ejercidas
en su país por los gobiernos dictatoriales. Para el compositor José Castañeda
escribe los libretos de las óperas Emulo Lipolidón e Imágenes de nacimiento.
Hombres de maíz (1949) es reconocida por muchos como su obra maestra.
Novela típica del realismo mágico, se aprecian en la misma igualmente las voces y
los rostros del oprobio y la injusticia, pero en términos de cruda explotación
colonialista. Para ello, lo más resaltable es que el autor logra, de forma casi
sobrenatural, acoplar el lenguaje y el ritmo de su prosa a los personajes que
retrata, a sus fantásticas creencias, sus atávicas maneras y costumbres.
La que más lunares tenía era la nana de Martín Ilóm, el recién parido hijo del
cacique Gaspar Ilóm. La que más lunares y más piojos tenía. La Piojosa Grande,
la nana de Martín Ilóm. En su regazo de tortera caliente, en sus trapos finos de tan
viejos, dormía su hijo como una cosa de barro nuevecita y bajo el coxpi, cofia de
tejido ralo que le cubría la cabeza y la cara para que no le hicieran mal de ojo, se
oía su alentar con ruido de agua que cae en tierra porosa.
Mujeres con niños y hombres con mujeres. Claridad y calor de fogarones. Las
mujeres lejos en la claridad y cerca en la sombra. Los hombres cerca en la
claridad y lejos en la sombra. Todos en el alboroto de las llamas, en el fuego de
los guerreros, fuego de la guerra que hará llorar las espinas.
Así decían los indios más viejos, con el movimiento senil de sus cabezas bajo las
avispas. O bien decían, sin perder su compás de viejos: Antes que la primera
cuerda de maguey fuera trenzada se trenzaron el pelo las mujeres.
Literatura Guatemalteca