Identidad y Simbolismo Del Copal Prehispanico y Reciente.

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ARQUEOLOGÍA 33  mayo-agosto 2004

Aurora Montúfar López*

Identidad y simbolismo del copal prehispánico


prehispánico
y rreciente
eciente

En esta investigación se da cuenta del significado ritual, simbólico y sagrado que la resina de
copal ha tenido, a través del tiempo en México, según lo muestra la arqueología, la historia y
su uso y comercialización contemporáneos. Durante el proceso de la separación y estudio de
los restos botánicos de las Ofrendas 102, R, 95 y 000X del Templo Mayor de Tenochtitlan se
encontraron fragmentos de hojas y/o corteza de árbol, asociados con pequeños trozos de copal.
Estos materiales fueron identificados partiendo de la base que los copales mexicanos proce-
den de varias especies del género Bursera. Así, las minúsculas hojas arqueológicas fueron com-
paradas con los especímenes herborizados de Bursera bipinnata, B. vejarvazquezi y B. copallifera,
entre otras.
Los resultados muestran que hojas, astillas de corteza y copal arqueológicos corresponden a
Bursera bipinnata, árbol conocido como copal chino o copalquáhuitl, y que en la actualidad se ex-
plota más ampliamente, a escala comercial, en México. Se describe la técnica de extracción
del copal y se asume que desde la época prehispánica y hasta el presente, el proceso para
obtener la resina no ha sufrido modificaciones de fondo e incluso se sigue aprovechando
ritualmente la corteza en pequeños fragmentos (mirra), al igual que la resina casi pura. Tam-
bién se presume que la resina de copal prehispánico provenía de la región del Alto Balsas.

E l estudio taxonómico y ecológico de los restos botánicos que forman parte


de los contextos arqueológicos, guarda especial relevancia pues permite cono-
cer la relación de las plantas y el hombre, además de que conlleva información
ambiental valiosa que conduce a calificar el paisaje y el clima en un lugar y un
tiempo determinados (Montúfar, 1996, 1998, 1999).

Bajo esta premisa se plantea la identificación y análisis de los restos de copal


encontrados en la ofrenda 102 de la Casa de las Ajaracas, en el Centro Históri-
co de la Ciudad de México, además de aquellos de las ofrendas R, 95 y 000X
del Templo Mayor de Tenochtitlan.

Se conoce de la trascendencia religiosa y civil de la resina de copal desde tiem-


pos antiguos y hasta nuestros días. Durante la época prehispánica se utilizó en
las festividades religiosas relacionadas con el ciclo agrícola de las culturas de
Mesoamérica, asimismo en la medicina y en la escuela, entre otros aspectos
de la vida diaria. Actualmente la resina de copal conserva todavía parte de ese
misticismo que le confiere un carácter sagrado, razón por la cual se sigue apro-
vechando en las ceremonias religiosas católicas, como un medio de comunión
con Dios y los santos, además de utilizarse en la medicina tradicional y como
un medio de purificación y sacralización de la gente. En este sentido basta
visitar el Zócalo de la Ciudad de México y observar a varias personas, especia-

* Subdirección de Laboratorios y Apoyo Académico, INAH. [email protected]


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IDENTIDAD Y SIMBOLISMO DEL COPAL PREHISPÁNICO Y RECIENTE

lizadas en “hacer limpias”, sahumando a la gen- la familia Burseraceae, depositadas en el herba-


te que así lo desea por medio de una coopera- rio de la División de Ciencias Forestales de la
ción voluntaria. Universidad Autónoma Chapingo. En la fami-
lia Burseraceae están agrupados muchos de los
Objetivo árboles conocidos bajo el nombre de copal (co-
pal chino, copal santo, copal negro, tecopal, toro-
La presente investigación tiene como meta ubi-
te, tecomahaca, copalillo, etcétera).
car los restos botánicos —semillas, fragmentos
de hojas (restos foliares), flores y/o fracciones de
La clasificación taxonómica se efectuó contras-
corteza, entre otras estructuras vegetales—
tando la estructura morfológica foliar arqueo-
encontrados en cuatro ofrendas (102, R, 95 y
lógica con aquella de las especies copalíferas
000X) del Templo Mayor de Tenochtitlan, con
actuales. De manera simultánea, se hicieron va-
el fin de identificarlos, desde el punto de vista
rias salidas de campo para conocer la planta, su
taxonómico. De manera particular, este trabajo
hábitat y la forma en que se explota en la ac-
se enfoca en la clasificación científica precisa
tualidad, especialmente en las comunidades de
de la especie arbórea a la que pertenecen los
Jolalpan, Tzicatlán y Teotlalco, Puebla, en la
restos de copal presentes y en la descripción
cuenca del Alto Balsas. También se recolectó
del hábitat de la especie identificada. Finalmen-
el copal que se expende en los mercados de la
te, se establece, en lo posible, la relación etno-
Ciudad de México, D.F.; Yecapixtla, Axochia-
histórica de sus productos con los habitantes
pan y Tepalcingo, Morelos; Villahermosa, Ta-
de Mesoamérica y en particular de la Ciudad de
basco; San Cristóbal de las Casas y Tapachula,
México Tenochtitlan, destacando la relevancia
Chiapas; Mérida, Yucatán y Tuxtepec y Valle
ceremonial que el copal representó en el pasa-
Nacional, Oaxaca, entre otros, para conocer la
do y hoy en día. Para ello, se registran y recolec-
comercialización de esa resina aromática.
tan los copales que se comercializan en varios
lugares del centro y sur de México y se indagan Antecedentes históricos y
sus formas de uso. ecológicos
Metodología De acuerdo con los datos históricos y etnográ-
ficos encontrados en las fuentes documentales
Se realizó la separación de frag-
mentos de copal, hojas diminu-
tas (foliolos, fig. 1) y fracciones
de corteza, posiblemente de
copal, contenidos en la ofren-
da 102 (Montúfar, 2002). Los
fragmentos foliares se caracte-
rizan morfológicamente utili-
zando de un microscopio este-
reoscópico. La identificación
taxonómica de esas estructuras
se hizo de forma directa, com-
parando con las hojas, corteza
y resina de varias especies de
árboles resiníferos mexicanos
herborizados (Montúfar, 1997).
t Fig. 1 Fragmento de copal que muestra algunos pedazos de hojas, del
Se revisaron algunas muestras árbol del que deriva el propio copal. Ofrenda 102 del Templo Mayor
de varias especies de plantas de de Tenochtitlan.
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(Alvarado Tezozómoc, 1994; Durán, 1984a, Bernal, 2002). Los mayas, al igual que los mexi-
1984b; Sahagún, 1979), se sabe que el copal era ca, realizaban muchas fiestas a los dioses en
una resina blanca utilizada en muchos de los torno al ciclo agrícola del maíz.
ritos y ceremonias religiosas de los mexica. Se
dice que en los centros ceremoniales no falta- De igual modo, se han encontrado en Chiapas
ba el fuego y el copal, ambos colocados en sahu- y Guatemala, ofrendas del Preclásico, denomi-
merios para usarse varias veces al día ante los nadas bultos o atados rituales, las cuales conte-
altares públicos y privados, hacia los cuatro rum- nían varios elementos, entre los que destacan
bos del horizonte, en un acto de halagar a las pequeñas bolas de copal (Ayala, 2002).
divinidades (que representaban al Sol, la tie-
rra, los montes, el agua, el viento, etcétera) con El copal no sólo era usado en las fiestas religio-
olores gratos y exquisitos, pero además para es- sas, también se utilizó para festejar la llegada
tablecer una comunicación constante con ellas, de los guerreros vencedores de sus encuentros
quienes eran las autoras de todas las bondades con otros grupos militares en aras de incremen-
y de la vida misma sobre la tierra. tar el territorio del imperio mexica; el ejército
era sahumado con abundante copal en agradeci-
A los dioses se debían los mantenimientos, la miento de la buenaventura y éxito logrados. Los
salud y la armonía entre la naturaleza y el hom- jueces antes de dictar una sentencia, usaban
bre. El equilibrio natural y cultural era soste- copal. Los jóvenes estudiantes del Calmecac
nido por la acción de sacerdotes y pueblo en eran introducidos en el culto y respeto a los dio-
general, mediante autosacrificios, sacrificios ses, ahí se les indicaba que debían usar copal y
humanos, música, bailes, danzas y ofrendas de sahumar diariamente a las deidades (Sahagún,
alimentos, flores, papel y copal, etcétera, en- op. cit.).
tre muchas y diversas actividades a sus dioses
(de la lluvia, la fertilidad, el fuego, los mante- Los padres exhortaban a sus hijos adolescentes
nimientos y la medicina, por citar algunos). Se (mujeres y hombres) a tener limpios los altares
rendía culto en adoratorios domésticos y en las domésticos y a que no faltara el copal para sa-
ceremonias religiosas públicas, fijas y móviles humar a los dioses, pues la gente buena y edu-
que realizaban cada 20 días en asociación con cada cuidaba con mucha voluntad, limpiando y
los calendarios agrícola o solar y adivinatorio sahumando a sus deidades, a diario. Lo mismo
de los mexica (Alvarado Tezozómoc, 1994; Du- sucedía con los recién casados y más aún si es-
rán, 1984; Sahagún, 1979). taban engendrando un nuevo ser: ello debían
agradecer a los dioses, aseando su altar y sahu-
Asimismo sabemos de la existencia de, por lo mándolos con copal, entre otras actividades de
menos, 200 bolas de copal procedentes del Ce- veneración (idem).
note Sagrado de Chichén Itzá. En el área maya
conocemos del uso común de la resina de copal, De igual modo, se usaba copal como parte de
como material de oblación a los dioses (Landa, ciertos ritos simbólicos para ganar en los juegos
1982; Morley, 1972). y deportes. Se dice que antes de un encuentro
de juego de pelota, el interesado sometía sus
Incluso hay evidencia de sahumerios encontra- implementos de juego a una ceremonia religio-
dos en Palenque, Chiapas que manifiestan que sa particular (individual), con el fin de asegu-
el copal en sahumerio, quemado con otras sus- rar cierta ventaja para con su adversario; en este
tancias (quizá sangre de los autosacrificios), pequeño evento había copal y copal en sahu-
servía posiblemente de alimento a las divinida- merio, a través de cuyo humo se establecía un
des, pues los dioses debían ser nutridos simbó- lenguaje de comunicación hombre-dios. Algo
licamente, para que ellos a su vez pudieran ofre- similar ocurría con los jugadores de patol (jue-
cer sus bondades a las comunidades (Cuevas y go con frijoles) y otras actividades de esparci-
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IDENTIDAD Y SIMBOLISMO DEL COPAL PREHISPÁNICO Y RECIENTE

miento y recreación, que implicaban compe- se las milpas, perder la semilla, la destrucción
tencia y proclama de un vencedor (idem). de las sementeras por parte de los animales,
que no hubiera salida a las mercancías, entre
Las actividades agrícolas conllevaban ciertas otras desventuras, se consideraba que eran da-
celebraciones rituales con el uso de copal y ños provocados por exceso de delitos del consor-
sahumerio. Por ejemplo, Durán (1984a) regis- te y se les llamaba tlazolmiquiztli (daño causado
tra una ceremonia llamada de “descanso de ins- por amor y deseo). Estos sucesos eran afronta-
trumentos serviles”, en la cual se veneraban la dos mediante conjuros y un baño; esto lo hacía
coa, el azadón, el mecapal, los ayates, entre otros el curandero, usando fuego, copal, agua y una
enseres del campo y se les agradecía sus servi- estera; en el proceso de curación bañaba al en-
cios. Las semillas también eran bendecidas o fermo con el agua conjurada y lo sahumaba con
purificadas con copal antes de la siembra y des- copal.
de luego había ritos y festividades con copal y
sahumerios para proteger a los cultivos del ata- Las resinas de copal son materiales que sus-
que de insectos, además de la acción destructiva tentan importantes propiedades medicinales.
de algunos mamíferos como zorrillos, tejones, De acuerdo con Hernández (1959), eran varios
conejos, ardillas y mapaches, entre otros ani- y diferentes los árboles resiníferos de la Nueva
males (Ruiz de Alarcón, 1988). España y cada uno contenía ciertas caracterís-
ticas terapéuticas distintas. De manera sinópti-
En relación con la edificación de los hermosos ca, en la Historia Naturla de Nueva España se
jardines mandados a hacer por orden de Moc- muestra que la mayoría de las plantas resiníferas
tezuma, se manifiesta el aprovechamiento de tienen la peculiaridad de producir resinas ca-
copal como parte de los ritos sacros realizados lientes en tercer o cuarto grado; algunas curan
en torno a la siembra y/o el trasplante de los la tos derivada de frío, padecimientos hepáti-
vegetales y su establecimiento exitoso. Al res- cos y renales, úlceras de la piel, dolores de ca-
pecto, Durán (1984) consigna: beza, musculares y de estómago; combaten la
diarrea, el asma y las reumas, y otras sirven de
Los labradores cuetlaxtecas llevaron las plantas a contraveneno para las mordeduras de víbora y
Huaxtepec y las pusieron en el lugar que les fue man- picaduras de alacrán.
dado. Sobre las cuales ayunaron ocho días, sacrificán-
dose la parte alta de las orejas y untando las plantas
En fin, relatar de acuerdo con las fuentes no-
con la sangre que se sacaban de las orejas, y pidiendo a
vohispanas la versatilidad de uso del copal, como
los mayordomos gran cantidad de papel y de incienso
y de hule, hicieron un gran sacrificio al dios de las flo-
resina y en sahumerio, en la época prehispánica
res... que, haciendo aquellas cerimonias, ninguna plan- es un tema muy amplio. Por ahora conviene pro-
ta se perdería y que muy en breve darían sus flores y seguir con la identificación y conocimiento de
frutos. las plantas productoras de copal y en particu-
lar del árbol que fue la fuente del copal sagrado
En las encrucijadas de los caminos se hacían del Templo Mayor de Tenochtitlan, sin sosla-
montones de piedras y ponían imágenes de las yar la relevancia y uso del copal en la actualidad.
deidades “que tienen semejanzas de rostros”,
junto con copal y otras ofrendas, en aras de te- Para finalizar, señalemos la trascendencia religio-
ner buenas cosechas, protección de los viajeros sa del copal. Su uso ha quedado plasmado en
y especialmente para que los enfermos alcan- las pinturas de la capilla abierta del templo de
zaran la salud (Serna, 1953 en Heyden, 1997). San Miguel Arcángel, del siglo XVI, en Actopan,
Hidalgo como símbolo de la ideología cívica y
Ruiz de Alarcón (1988) hace alusión a los ma- religiosa del México antiguo, entre otras conno-
les y enfermedades que procedían de los amores taciones sociales. Allí se puede ver un sacerdote
ilícitos, señala que las desgracias como helar- con un sahumerio humeante, en un acto de
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veneración a su dios, frente al Gran templo cere- De igual modo, cabe subrayar que a pesar de
monial. Este pasaje es una representación de que los copales son resinas duras, desde el pun-
la evangelización, donde se manifiesta la necesi- to de vista de su composición química, en nues-
dad de erradicar al “demonio” que adoraban los tro país desde tiempos muy antiguos, se deno-
mexicanos. mina indistintamente goma o copal a cualquier
género de resina que mana de forma espontá-
nea o inducida de la corteza de los árboles.
Copales mexicanos: taxonomía y
ecología
Los copales son insolubles en agua y solubles
en solventes orgánicos (éter, alcohol, etcétera)
Antes de ubicar técnicamente a los copales, es son exudados vegetales, liberados de manera
pertinente señalar que la palabra “copal” es de natural, por daños infringidos en la corteza de
origen mexicano: deriva de la nominación ná- los árboles por acción de insectos barrenadores,
huatl copalli, vocablo con el que eran conocidos y de forma intencional por el hombre al rayar
varios árboles resiníferos en la Nueva España. deliberadamente la corteza de las plantas gu-
Hernández (1959) menciona, entre otros, a las míferas, para obtener el preciado líquido.
plantas: copalquáhuitl o árbol gumífero, copal-
quáhuitl patlahoac o árbol de copalli latifolio, Existen varias familias de plantas que producen
tecopalquáhuitl o copalli del monte, tecopalquáhuitl resinas duras, gomas (resinas solubles en agua)
pitzahoac o tenuifolio y copalli tototepecense. y gomorresinas, entre ellas se pueden mencio-
nar las Abietaceae (abeto u oyamel), Anacar-
Hill (1965) apunta que los copales son resinas diaceae (copalcocote), Asteraceae (copalillo),
vegetales, cuyo origen puede ser reciente, semi- Burseraceae (copal grueso, copalillo, copal),
fósil o fósil. Se les encuentra en muchos países Euphorbiaceae (copalillo, copalchi), Hamame-
tropicales y subtropicales del orbe; su nombre lidaceae (estoraque o liquidámbar), Legumino-
ha sido adoptado para designar a muchas resi- sae (palo de bálsamo), Meliaceae (cedro rojo),
nas, razón por la cual se conocen distintos copa- Miricaceae (árbol de cera), Pinaceae (cedro, ci-
les y se habla de ellos geográficamente, por ejem- prés, enebro) y Plumbaginaceae, Rubiaceae
plo se encuentran: copal de Manila; copales (copalche), por citar algunas.
de África Oriental (copal de Zanzíbar, copal de
Madagascar y copal de Mozambique); copales A pesar de que en México se cuenta con mu-
de África Occidental (copal de Angola, copal del chas especies de árboles resiníferos, sólo son
Congo, copal de Sierra Leona, etcétera); copal aprovechadas las resinas de ciertas coníferas
de Nueva Zelanda —también llamado copal Kau- (pinos y abetos, principalmente) y algunas es-
ri— y que es una de las resinas duras más valio- pecies de Bursera y Protium. Estos dos géneros
sas y se obtiene de la conífera, kauri, Agathis están representados por varias plantas, las cua-
australis). Finalmente, en América se les conoce les responden a los nombres de copal, copali-
como copales de Sudamérica, provenientes de llo, copal chino, copal santo, copalquáhuitl, te-
un árbol de la familia Leguminosae (extraídos copal, copal de monte, copal blanco, cuajiote,
de Hymenaea courbaril), de Brasil y de otras re- tecomahaca, tecomaca e incienso, entre otros
giones tropicales de América donde también lo (Martínez, 1979).
nombran copal de Demerara o copal de Pará.
De acuerdo con Guízar y Sánchez (1991), las
A pesar de la difusión mundial del término co- especies de Bursera que con mayor frecuencia
pal, en México a esa resina aromática suele lla- son intervenidas por el hombre para extraerles
marsele incienso, incienso blanco o incienso de su copal son: Bursera bipinnata, B. copallifera y B.
esta tierra, incluso los árboles de varias espe- vejar-vazquezii, explotadas en la Cuenca del Al-
cies de copal son llamados plantas de incienso. to Balsas. En el estado de Chiapas, las especies
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IDENTIDAD Y SIMBOLISMO DEL COPAL PREHISPÁNICO Y RECIENTE

de B. bipinnata y B. excelsa han disminuido con- 1979), entre otros. Son elementos que pertene-
siderablemente sus poblaciones debido a la ex- cen a la familia botánica Burseraceae, en la que
tracción desmedida de su resina (Helbig, 1976). se encuentran los árboles nombrados cuajiotes,
copales o torotes.
La resina sagrada del Templo
El copal chino, Bursera bipinnata, es un árbol pe-
Mayor de Tenochtitlan
queño, llega a alcanzar hasta 8 m de alto (fig.
4), se encuentra desde Sinaloa, México hasta
Se realizó la identificación taxonómica y el Guatemala y Honduras. Son plantas que for-
estudio de los restos foliares y de corteza (“as- man parte sustantiva de los bosques tropicales
tillas”) arqueológicos incluidos en los fragmen- bajos caducifolios, crecen en lugares de clima
tos de resina de copal, hallados
como parte de la ofrenda 102 y
otras tres ofrendas del Templo
Mayor de Tenochtitlan. Las
diminutas hojas fueron compa-
radas con varias especies
herborizadas de Bursera, pues
se partió de la base de que el
copal en México fue obtenido
de algunos taxa de ese género
y de Protium copal.

La contrastación del material


arqueobotánico (fig. 2) y algu-
nas especies de Bursera, en-
contradas en el herbario de la
División de Ciencias Foresta- t Fig. 2 Impronta de hoja (foliolo) de copal. Ofrenda 102 del Templo Mayor
les de la Universidad Autóno- de Tenochtitlan.
ma Chapingo (fig. 3), permitió
definir que los foliolos prehis-
pánicos corresponden con la
especie Bursera bipinnata (Mon-
túfar, 2003a, 2003b, 2003c;
Montúfar et al., 2004), lo mis-
mo que los restos de “astillas”
y la propia resina.

Hábitat y distribución
de Bursera bipinnata

Los árboles de Bursera bipinnata


son conocidos bajo los nombres
vulgares de copal chino, copal
santo, copal de la virgen, ja-
boncillo, copalillo, copalquá-
t Fig. 3 Ramilla que muestra los foliolos de las hojas del copal chino
huitl, perlate, torote blanco e (Bursera bipinnata). Herbario de la Dirección de Ciencias Forestales-
incluso incienso (Martínez, Universidad Autónoma Chapingo.
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ARQUEOLOGÍA 33  mayo-agosto 2004

Procedencia del copal


del Templo Mayor de
Tenochtitlan

Actualmente, existen zonas en


las que algunos campesinos y
sus familias salen de sus hoga-
res para internarse en el mon-
te en busca de las poblaciones
de copal chino (Bursera bipinna-
ta); las zonas visitadas son sobre
todo la región del Alto Balsas
(estados de México, Tlaxcala,
Puebla, Guerrero y Morelos).
De acuerdo con la información
t Fig. 4 Árbol de copal chino (Bursera bipinnata), Jolalpan, Puebla. obtenida en los mercados de
San Cristóbal de las Casas,
caliente subhúmedo y ocasionalmente forman Chiapas, el copal en el estado, es extraído pro-
parte de matorrales semidesérticos y de bos- bablemente en el área de Tapachula. Quiote-
ques templados de encinos (Guízar y Sánchez, pec, Oaxaca, es un lugar en donde parte de la
1991). Se les puede hallar también en ambien- población es copalera y explota las especies B.
tes cálidos húmedos, por ejemplo en la cuenca bipinnata y B. copallifera.
superior del río Papaloapan (Rzedowski et al.,
2004). Sus poblaciones se localizan a alturas que Conviene subrayar los datos geográficos vertidos
oscilan entre 500 y 1,500 msnm. en los textos de Barlow (1992) y Mohar (1987),
donde se establece que las provincias de Tlach-
Las áreas donde habitan las poblaciones de co- co, Tepequacuilco y Tlalcosauhtitlan tributaban
pal chino, entre otras especies explotadas por a la Ciudad de México Tenochtitlan copal puro
su resina, son lugares montañosos muy escar- y en pellas. Estas provincias, vistas en un mapa
pados, con sustrato rocoso, suelo escaso y pre- geográfico reciente, manifiestan su pertenen-
cipitación media anual del or-
den de los 800-1,000 mm, las
lluvias caen durante el verano
(fig. 5).

Cabe señalar que en varios luga-


res de los estados de México,
Morelos y Puebla y muy proba-
blemente en las comunidades
asociadas con poblaciones de
árboles de copal, la gente re-
colecta, de manera directa la
resina para uso doméstico, es-
pecialmente para la fiesta de
Todos Santos, como medicina
y para conjurar las amenazas
de tempestades en la época de
lluvias. t Fig. 5 Hábitat donde crece el copal chino, Jolalpan, Puebla.
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IDENTIDAD Y SIMBOLISMO DEL COPAL PREHISPÁNICO Y RECIENTE

cia a la zonas media y alta de la cuenca del río Motolinía (1995) ya señala el uso de las pencas
Balsas, región que cubre parte de los estados de maguey para recibir el copal que salía del ár-
de Morelos, Puebla y Guerrero. bol y sugiere que la forma (de la penca) que el
copal líquido primero, y sólido después adquie-
Por esta razón, puesto que el copal prehispá- re, es semejante a aquella de la gibia. Cabe seña-
nico, hallado como material de oblación en las lar que en el registro arqueológico se cuenta con
ofrendas del Templo Mayor de Tenochtitlan, piezas de copal que reflejan la forma de la pen-
pertenece a la especie Bursera bipinnata, se asu- ca de maguey que las contuvo; se considera que
me que éste debió provenir de la cuenca del la ofrenda R está compuesta por numerosos frag-
Alto Balsas, área donde se encuentran los luga- mentos de pencas de copal (fig. 9); fracciones
res de extracción y comercialización de copal elocuentes, por sí mismas (Montúfar, 2003b)
blanco, más cercanos al centro ceremonial me- de sus contenedores originales.
xica. Desde ellos llegaba el aro-
mático elemento para toda la
gama de actividades religiosas
y cívicas (públicas y privadas),
hace por lo menos 500 años.

Lo más trascendental es que


hoy, como ayer, la cuenca del
Balsas sigue surtiendo de esa
resina aromática entre otras lo-
calidades del centro de nuestro
país, a la Ciudad de México,
con fines religiosos, mágicos,
sacros, de limpieza espiritual y
medicinales.

Técnica antigua y t Fig. 6 Árbol de copal donde se muestran las pencas de maguey en las
que se recolecta la resina.
actual de extracción de
copal

Es menester señalar que las par-


tículas prehispánicas de corte-
za, encontradas como material
de oblación en algunas ofren-
das del Templo Mayor, son un
material que actualmente se
obtiene como parte del método
de extracción del copal chino
(Bursera bipinnata) en Jolalpan,
Tzicatlán y Teotlalco, Puebla.
Esta resina se obtiene usando
pencas de maguey para recoger
el copal líquido liberado al abrir
(con una pequeña cuchilla) la
corteza del árbol (figs. 6, 7 y 8). t Fig. 7 Penca de maguey conteniendo el copal recolectado.
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ARQUEOLOGÍA 33  mayo-agosto 2004

ción de copal, fue casi el mismo


que el actual y prácticamente
no ha sufrido modificaciones
(Montúfar, 2003a, 2003c; Mon-
túfar et al., 2004). Por supuesto
habría que tomar reservas en
cuanto a los instrumentos me-
tálicos actuales que, probable-
mente fueron de piedra.

Los materiales muestran tam-


bién el carácter sagrado de la
corteza (astillas) de copal y su
utilidad ceremonial. Este as-
pecto utilitario prevalece to-
t Fig. 8 Pencas de copal listas para su comercialización, Tzicatlán, Puebla. davía, pues por su escaso valor
económico se le comercializa
en gran medida, se expende
bajo el nombre de “mirra” y se
usa en sahumerio, en lugar de
copal.

Por último, es conveniente men-


cionar que la mirra es un pro-
ducto que he registrado en los
mercados de las siguientes lo-
calidades: México, D.F.; Tex-
coco, Estado de México; Ixmi-
quilpan y Zimapán, Hidalgo;
Izúcar de Matamoros, Cholula,
Tzicatlán, Jolalpan y Teotlalco,
Puebla; Axochiapan, Tepalcin-
go y Yecapixtla, Morelos; Villa-
hermosa, Tabasco; Tuxtepec,
Valle Nacional y Huautla de
Jiménez, Oaxaca; San Cristóbal
t Fig. 9 Ofrenda R del Templo Mayor de Tenochtitlan. Estructura circular
formada por innumerables fragmentos de pencas de copal. de las Casas y Palenque, Chia-
pas. Así, se muestra el uso ge-
Estas piezas de copal y las “astillas” prehispáni- neralizado de la mirra en las regiones del cen-
cas de corteza (Montúfar, 1997), son elementos tro y sur de nuestro país.
típicos y peculiares de la técnica de extracción
moderna de esa resina. Los copaleros después Relevancia actual de la resina de
de colectar el copal, raspan la corteza interve- copal
nida y obtienen “astillas” con evidentes restos
de copal. En cuanto a la importancia contemporánea ce-
remonial y religiosa del copal, se puede obser-
Estos materiales arqueobotánicos permiten ase- var la utilización de copal en sahumerio, como
verar que hace 500 años, el método de extrac- parte del culto a Dios, a los santos y las vírgenes,
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IDENTIDAD Y SIMBOLISMO DEL COPAL PREHISPÁNICO Y RECIENTE

en las misas religiosas dominicales de la iglesia donde se hace el culto religioso respectivo (en
católica, y durante todo el año, en los templos ciertas comunidades de los estados de México
y capillas, de todo México. También está presen- y Morelos, por ejemplo). Durante esta festivi-
te el aprovechamiento del copal y su disper- dad se preparan y adornan numerosas cruces,
sión en sahumerio en las grandes fiestas de se elabora mucha comida, se quema bastante
veneración a los patronos de cada pueblo, cele- copal y se brinda todo, como ofrenda, en un acto
braciones que, en cierta manera, recuerdan a de comunión con las deidades para solicitarles
aquellas fiestas mensuales de las culturas mesoa- el agua de lluvia necesaria para la siembra (Al-
mericanas ligadas estrechamente con el ciclo bores, 2001; Good, 2001a).
agrícola del cultivo del maíz.
En este mismo sentido, se realiza la fiesta de la
Algunas de esas conmemoraciones todavía guar- Virgen María, el 15 de agosto, llamada Feria de
dan su carácter simbólico y místico original, las manzanas en varios lugares (Zacatlán, Pue-
además de conservar una connotación agrícola bla y Acaxochitlan, Hidalgo, por ejemplo) es en
notable y ser festividades que se efectúan en los sitios de clima templado, en donde se expe-
varios lugares de nuestro territorio (estados de rimenta el lapso de verano con alta productivi-
México, Hidalgo, Puebla, Tlaxcala, etcétera). dad de frutales y se hacen estas ceremonias en
Entre esas celebraciones destacan la de la Vir- agradecimiento a Dios. No obstante, en algu-
gen de la Candelaria —el día 2 de febrero— nas comunidades de clima cálido (Jolalpan, Pue-
ceremonia en la que aún algunas personas llevan bla), por estas fechas se efectúan celebraciones
a bendecir y sahumar una muestra de las semi- al cerro más alto y cercano, para solicitar el retor-
llas de maíz que van a ser sembradas en ese no de la lluvia (interrumpida por la canícula),
año. En esta ceremonia se preparan muchos ta- para que siga desarrollándose la milpa.
males como parte del ritual y se comparten con
los fieles que asisten a la misa. La feria de San Miguel (el día 29 de septiem-
bre) es una ceremonia de agradecimiento por
En relación con las semillas para la siembra, la producción de los frutos tiernos del maíz,
cabe señalar que en La Encarnación, munici- además de petición a los dioses para disponer
pio de Zimapán, Hidalgo ciertas personas un- de los elotes; en esta festividad se visitan las
tan las semillas de maíz, antes de sembrarlas, milpas y son sahumadas con copal para sacrali-
con resina de ocote para protegerlas del daño zarlas y protegerlas. El culto a san Miguel y su
que puedan causarle las ardillas, tejones u otros relación con la milpa se puede observar en al-
pequeños mamíferos, además de las hormigas gunos poblados de los estados de México, Mo-
y demás insectos (Jesús Montúfar, comunica- relos, Guerrero y Puebla.
ción personal). Esta forma de protección de las
semillas probablemente sea una reminiscencia Al respecto, Álvarez del Castillo (1997) obser-
del uso, en la antigüedad, de una resina para va en algunos sitios de los estados de México,
sahumar y/o aromatizar directamente las semi- Guerrero, Morelos y Michoacán, la práctica de
llas para la siembra. El material usado para tales notables celebraciones que se realizan en torno
fines según Ruiz de Alarcón (1988) era el copal, al ciclo agrícola anual del maíz, como parte de
el cual probablemente, en nuestros días, se siga la generación del sustento vital.
utilizando, al igual que la resina de ocote en el
área de La Encarnación. Este autor, anota que en los poblados de Xochi-
pala y Xalitla, Guerrero y Amatlán, Morelos, co-
Las celebraciones de la Santa Cruz (del 25 de mo en muchos otros lugares en México, perdura
abril al 3 de mayo) implican el traslado de cruces la realización de algunos eventos propiciatorios,
a la cima de las montañas más altas, a los ma- actividades rituales en las que no falta el uso
nantiales y/o a las cuevas, aledañas a los sitios en de sahumerios y copal de Bursera bipinnata para
70
ARQUEOLOGÍA 33  mayo-agosto 2004

incensar las mazorcas de las cañas de maíz de • Ayala F., Maricela


la parcela familiar, después de haberlas adorna- 2002. El bulto ritual de Mundo Perdido, Tikal,
do con flores de yauhtli (pericón) y cempoalxúchitl, Cuadernos del Centro de Estudios Mayas, núm.
como parte del saludo, bendición y culto a las 27, México, UNAM.
milpas. También destaca el ofrecimiento de co-
mida, tamales, atoles, semillas de calabaza, fri- • Barlow, Robert H.
1992. La extensión del imperio de los culhua mexica.
jol y adornos varios, por citar sólo algunos de
Obras de Robert H. Barlow, vol. IV, Jesús
los materiales de oblación, en aras del cultivo
Monjarás-Ruiz (traducción y notas), Jesús
de maíz. Monjarás-Ruiz, Elena Limón y María de la Cruz
Paillés H. (eds.), INAH/Universidad de las
Pero la celebración más importante en Méxi- Américas, Puebla.
co, es la del Día de Muertos (Good, 2001b), en
la que se recuerda a los seres queridos que han • Cuevas García, Martha y Guillermo Bernal Romero
partido, mediante la elaboración y adorno de 2002. “La función ritual de los incensarios
compuestos del Grupo de Las Cruces de
un altar doméstico, en el cual no debe faltar el
Palenque”, Estudios de Cultura Maya, vol. XXII,
agua, la sal, el copal y el sahumerio de copal, las México, UNAM, pp. 13-32.
velas, las flores y los alimentos.
• Durán, fray Diego
Se dice que en esta fiesta se venera a los muer- 1984. Historia de las Indias de Nueva España e Islas de
tos y se les agradece igual que a los dioses, por- la Tierra Firme, 2 vols., México (Biblioteca Porrúa,
que es mediante ellos que las deidades atien- núm. 36).
den nuestras súplicas. También se considera
que es la última fiesta del ciclo anual agríco- • Good Eshelman, Catharine
2001a. “Oztotempan: el ombligo del mundo”, en
la, ceremonia de agradecimiento divino, por la
Johanna Broda, Stanislaw Iwaniszewski y Arturo
cosecha de maíz, por el cese de la temporada Montero (coords.), La montaña en el paisaje ritual,
de lluvias y por la salud. Esta fiesta tradicional México, ENAH-INAH, pp. 375-393.
se observa en muchos lugares del centro y sur
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