Manual Frutales
Manual Frutales
Manual Frutales
N.º 5
MORFOLOGÍA Y DESARROLLO
VEGETATIVO DE LOS FRUTALES
MONOGRAFÍAS DE FRUTICULTURA: N.º 5
MORFOLOGÍA Y DESARROLLO
VEGETATIVO DE LOS FRUTALES
Número de edición: 1ª
Imprime: Copitec
Reservados todos los derechos. No se permite la reproducción total o parcial de este libro ni la
transmisión de cualquier forma o procedimiento, bien informático, electrónico, fotocopia, registro u
otros medios, sin el permiso previo y por escrito de los titulares del Copyright.
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soldadura del injerto, la sintomatología de helada, los hábitos de fructificación, la
respuesta a la poda, el control de la producción, etc. Igualmente, estos conocimientos
biológicos específicos servirán de base para profundizar luego en aspectos
ecofisiológicos y de manejo y gestión de los diferentes cultivos frutales.
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El texto trata de ser también una guía docente que presenta al estudiante la materia
de forma sistematizada, para que le sirva de metodología y de orientación a la hora de
abordar el estudio de la Fruticultura. En su contenido se trata de plasmar el
conocimiento generalizado de los diferentes temas, de una forma sencilla y fácil de
comprender, evitando, en lo posible, las referencias a autores y a trabajos de
experimentación e investigación, así como el incluir excesivos datos, procurando no
perder por ello el nivel científico-técnico deseable.
Para facilitar la elaboración y edición del libro sólo se incluyen algunas figuras
sencillas y tablas sinópticas, y no se han incluido fotografías (a excepción de las de los
ramos) para abaratar su coste. Estas deficiencias son suplidas en las clases mediante la
proyección de transparencias y su distribución, y la proyección de numerosas
diapositivas que ilustran cada uno de los temas tratados.
Finalmente, quiero resaltar que el conocimiento adquirido con este texto debe ser
complementado por el estudiante con otros textos sobre Fruticultura y con otras fuentes
de información, como son las revistas científicas y técnicas, y los nuevos medios
informáticos y audiovisuales. Asimismo, quiero insistir en que las clases prácticas son
imprescindibles en esta materia para completar la formación de una forma eficiente y
duradera.
Espero y deseo que este texto sea de utilidad para los estudiantes de Fruticultura, así
como para todas aquellas personas interesadas en adquirir conocimientos sobre los
principios científicos y técnicos de esta variada, amena y gratificadora materia. Espero
también que, desde un concepto actual, la Fruticultura sea considerada algo más que "el
arte que enseña el cultivo de frutales", y sea comprendida dentro de la ingeniería agraria
en todas sus facetas: productiva, económica y ambiental, que la integran.
Valero Urbina
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8
ÍNDICE
Introducción, 13
9
6. Funciones de las raíces, 69
7. Influencia del sistema radical sobre la parte aérea, 72
8. Franqueamiento y serpeo, 75
8.1. Franqueamiento, 75
8.2. Serpeo, 76
9. Bibliografía, 77
Actividades prácticas recomendadas, 79
Cuestionario de evaluación, 81
10
Capítulo. 4. Las hojas, 145
1. Las hojas, 147
1.1. Constitución y características de las hojas, 147
1.2. Estructura interna de la hoja, 151
2. Desarrollo de las hojas, 152
2.1. Disposición de las hojas, 153
2.2. Índice de área foliar, 155
3. Factores que influyen sobre el desarrollo foliar, 155
4. Funciones de las hojas, 156
5. Caídas de hojas, 159
6. Análisis foliar, 160
7. Bibliografía, 162
Actividades prácticas recomendadas, 163
Cuestionario de evaluación, 164
11
12
Introducción
Los frutales tratados en este texto, de forma general y conjunta, son las especies
leñosas productoras de fruta cultivadas en España con cierto interés, bien económico o
por su extensión; aunque, principalmente, se hará referencia a los frutales de zona
templada. No se hace referencia a especies herbáceas, como por ejemplo la fresa que,
normalmente, se incluye en los tratados de Fruticultura. Como excepción se hace
referencia, en algún punto, a la platanera, por la similitud que presenta su tecnología de
producción con los cultivos arbóreos.
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ejerce la parte la parte aérea sobre el sistema radical, y se hace especial hincapié en la
estructura y tipificación de las yemas y los ramos vegetativos y fructíferos.
El capítulo cuarto versa sobre las hojas, estudiando sus características, desarrollo y
funciones. Asimismo, se hace una breve referencia al análisis foliar, empleado
comúnmente como una herramienta para conocer el estado nutricional de la planta.
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1
LAS ESPECIES FRUTALES
5. El árbol frutal.
6. Bibliografía.
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16
1. El cultivo de especies frutales
En la época del Imperio Romano los tratados sobre agricultura ya describen métodos
y técnicas de cultivo de frutales con gran precisión.
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mecanización del cultivo; consiguiendo aumentar considerablemente la producción por
unidad de superficie y poder atender superficies mucho mayores con menos esfuerzo.
El cultivo de frutales está muy extendido a lo ancho de todo el mundo. Son las
condiciones climáticas y la disponibilidad de agua las que limitan, principalmente, la
extensión y adaptación de las diferentes especies.
Existe una gradación que va desde las regiones cálidas, con las especies tropicales
que tienen elevadas necesidades de calor y no resisten el frío, hasta las regiones frías,
con especies de zonas templado-frías que necesitan reposo invernal y son tolerantes al
frío. Dentro de cada especie hay también una gran diversidad varietal en cuanto a su
adaptación al medio.
Las principales zonas con frutales de pepita y hueso se encuentran en los países
europeos (Italia, Francia, España, Alemania, etc.), Rusia, China, y Estados Unidos. Las
mayores extensiones de cultivos tropicales y subtropicales se encuentran en las zonas
más cálidas de los países sudamericanos, extremo Oriente y África. Los cítricos se
encuentran muy extendidos en las zonas cálidas de todo el mundo, destacando Brasil,
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Estados Unidos y China. La vid se concentra principalmente en Europa, aunque también
hay zonas productoras en otros muchos países como Estados Unidos, ex-Unión
Soviética, Turquía, Argentina, Australia, etc. El olivo se concentra en los países
mediterráneos, principalmente en Italia, España y Grecia.
Téngase en cuenta que el hecho de que una especie frutal crezca y sobreviva en un
medio ecológico determinado no implica que en ese medio se pueda llevar a cabo su
explotación con suficientes garantías de éxito. Por otro lado, las intervenciones que se
realizan sobre el medio ecológico, modificando sus características, y la tecnología de
producción aplicada, hacen que se pueda cultivar especies en condiciones protegidas o
en cultivo forzado, cuando las condiciones naturales de cultivo en la zona no lo
permitirían o bien no lo aconsejarían.
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1.2. Finalidad del cultivo
2) Finalidad viverística.
Las plantas se cultivan para la producción de material vegetal que será utilizado en
el proceso viverístico, como es el caso de plantas madres para la producción de
estaquillas, acodos, injertos y semillas. En los viveros se producirán las plantas
(patrones y plantones) con las que luego se establecerá la plantación frutal.
Se encuadran en este tipo aquellos cultivos que se realizan con varias finalidades
como es el caso de los huertos de recreo, cuya finalidad es la producción a la vez que el
entretenimiento. Igualmente con una finalidad triple: ornamental, recreativa y
productiva, como es el caso de los frutales implantados en las parcelas de casas de
campo, chalets, etc.
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En ocasiones excepcionales el cultivo de frutales se realiza con objetivos muy
específicos, como es el caso de la utilización de plantas para indexaje de virosis,
cultivos para la producción de polen, o bien cultivos para el proceso de mejora genética
y para la investigación frutícola.
Las plantas leñosas productoras de fruta se hallan incluidas dentro del grupo de las
Angiospermas, con excepciones como el pino piñonero que pertenece a las
Gimnospermas. Asimismo, dentro de las Angiospermas, las especies frutales se hallan
incluidas, casi en su totalidad, dentro de la clase Dicotiledoneas, con excepciones como
la palmera datilera que pertenece a la clase Monocotiledoneas. Luego se encuentran
dispersas en varias familias y comprenden una gran diversidad de géneros, con formas y
características muy diferenciadas.
Cada uno de los géneros incluye, en general, varias especies, tanto silvestres como
cultivadas. Las especies cultivadas presentan numerosas variedades (o cultivares) fruto
de la selección y la mejora genética. A su vez una variedad puede incluir diferentes
clones, o individuos con diferente genotipo pero con unas características comunes que
permiten encuadrarlos dentro de una misma variedad. Las variedades son cultivadas
para la producción de frutos, aunque algunas de ellas son utilizadas como patrones (o
portainjertos) para formar mediante el injerto la planta frutal.
La mayor parte de las especies frutales presentan formas arbóreas, aunque también
hay especies arbustivas con una gran importancia de cultivo. Las podas que se dan a la
planta modifican la forma natural tanto de los árboles como de los diferentes tipos de
arbustos frutales.
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2.1. Tipos de frutales
Estas especies soportan bien las bajas temperaturas invernales (inferiores a -10 ºC o
-15 ºC) sin sufrir daños. Tienen necesidades de frío invernal para salir del reposo y no
son adecuadas para zonas con inviernos templados.
Estas especies son más sensibles a las bajas temperaturas invernales (inferiores a -10
ºC) pero siguen teniendo necesidades de frío invernal en su reposo, y por otro lado están
mejor adaptadas a los veranos cálidos.
3. Especies subtropicales.
Son especies muy sensibles a las bajas temperaturas invernales (inferiores a -5 ºC).
No tienen necesidad de acumular frío invernal durante el reposo y tienen necesidades
moderadas o altas de calor durante el periodo vegetativo.
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Se incluyen en este grupo, ordenadas de menor a mayor necesidad de calor: la
higuera, el caqui y la pacana; luego el naranjo, el limonero, el mandarino, el aguacate, el
chirimoyo y el níspero; y como más exigente la palmera datilera.
4. Especies tropicales.
1. De fruta dulce:
2. De frutos secos:
3. De pequeños frutos:
4. Agrios:
5. Vid.
6. Olivo.
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3. Diferencias esenciales entre el cultivo de especies
frutales y otros cultivos
1. Plantas perennes.
El carácter perenne del cultivo marca diferencias muy importantes con los cultivos
anuales o de un número reducido de años. La duración del cultivo puede variar desde
una a varias décadas, dependiendo de las especies o de la tecnología de producción, lo
que origina una serie de problemas derivados de la falta de alternancia y del
desequilibrio ecológico que se crea con la plantación.
Las plantas ocupan, por tanto, una posición fija; pero, sobre todo, a lo largo de los
primeros años de su vida, varía tanto la ocupación del suelo como la ocupación del
espacio aéreo, lo que dificulta la optimización del aprovechamiento de los recursos.
Asimismo, algunos sucesos o accidentes que sufren las plantas pueden tener
repercusión sobre las campañas productivas de varios años, o incluso llegan a afectar a
la plantación el resto de su vida productiva.
La planta pasa a lo largo de su vida por una serie de fases con características y
necesidades muy diferentes.
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Luego, en relación con la producción, el cultivo pasa por las siguientes fases, con
duraciones muy variables:
- Improductiva.
- Entrada en producción.
- Plena producción.
- Descenso de la producción (envejecimiento).
A su vez, en estas fases las necesidades del proceso productivo son muy diferentes.
Por ejemplo: en actividades a realizar, en materias primas aportadas, en mano de obra,
etc. Además de ser diferentes las producciones en cada fase, éstas también pueden
presentar grandes variaciones de un año a otro dentro de la misma fase.
Todo ello origina una mayor complicación a la hora de planificar las necesidades de
explotación y a la hora de ejecutar las actividades.
3. Constitución de la planta.
La planta está constituida, en la mayor parte los cultivos, por dos materiales
vegetales genéticamente diferentes: el patrón y la variedad, según se representa en la
Figura 1.2. Estos materiales llegan a ser hasta de diferente género, en algunos casos. En
combinaciones excepcionales también se requiere un tercer material vegetal para
facilitar la afinidad entre las partes (injerto intermediario).
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Este hecho ha supuesto un gran avance para el cultivo frutícola, al permitir
combinaciones con estos materiales vegetales, de forma que se puedan utilizar los más
adecuados a las exigencias de adaptación al suelo, al clima, al vigor deseado para la
planta, etc. No obstante, la interacción mutua entre el patrón y la variedad no siempre se
puede establecer exactamente, y, en ocasiones, se presentan problemas no deseados para
la plantación, como puede ser la falta de afinidad o una respuesta productiva no
adecuada.
Las plantas deben adoptar una estructura determinada, definida por el sistema de
formación empleado. Esta estructura será erigida mediante intervenciones de poda,
desde que la planta se produce en el vivero hasta que finaliza su vida productiva en la
plantación.
5. Necesidades fisiológicas.
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A su vez el propio cultivo modificará a lo largo de los años el ecosistema previo, sobre
todo en la biodiversidad y en las propiedades físicas.
El carácter perenne del cultivo y sus necesidades fisiológicas originan que las
acciones del medio en un año determinado puedan tener repercusión o manifestación en
años posteriores. Es el caso, por ejemplo, de tener condiciones adversas durante la
inducción floral, con la consiguiente falta de flores al siguiente año; o el de sufrir una
fuerte granizada, que además de perder la producción ese año, las heridas producidas en
el árbol tendrán secuelas varios años.
Las necesidades del proceso productivo no son uniformes en todas las fases de la
plantación, según ya se ha citado. Además a lo largo de cada campaña hay momentos
con una gran necesidad de mano de obra y equipos, como en la poda, el aclareo y la
recolección; y en otros períodos las necesidades de la plantación se limitan solamente al
riego, al mantenimiento del suelo y a algún tratamiento fitosanitario.
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4. Concepto de morfología y fisiología de los frutales
Las especies leñosas frutales muestran diversas formas de plantas, las cuales a su
vez presentan particularidades estructurales y órganos con una organización interna y
caracteres muy diferentes.
La Fisiología estudia las funciones de los seres vivos. Por tanto, la fisiología de
especies frutales tratará sobre las actividades vitales que se llevan a cabo en las plantas,
el mecanismo de estos fenómenos vitales y las funciones que desempeñan.
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b) Fisiología del metabolismo, que estudia los intercambios materiales y las
transformaciones físicas y químicas que se producen en las células y órganos de
la planta.
5. El árbol frutal
El crecimiento natural de un árbol origina un tronco bien definido y una copa con
una forma más o menos piramidal o globosa. Su forma depende de la predominancia del
crecimiento del tallo, formando entonces una estructura con un eje central característico,
o bien de la predominancia de su ramificación lateral, como consecuencia de la pérdida
o menor crecimiento del meristemo apical del eje, formando entonces una estructura en
forma de vaso.
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Por el contrario, el árbol de una plantación frutal tendrá desde su origen un
desarrollo controlado por fruticultor. En la mayor parte de los casos ya se parte de un
árbol compuesto por dos materiales vegetales diferentes: patrón y variedad, que
mediante injerto originan un individuo complejo, sobre cuyas características vegetativas
y productivas ya se ejerce un primer control aunque no siempre con la efectividad
deseada.
Además de estas dos intervenciones muy llamativas, que se han comentado, sobre la
planta se interviene de muy diversas maneras, tanto directa como indirectamente. Así
por ejemplo se controla su nutrición mediante el riego y la fertilización, se interviene
sobre las condiciones del suelo en que se desarrolla mediante laboreo y otras
aplicaciones (aireación, drenaje, etc.), sobre las condiciones ambientales mediante
protecciones o modificaciones del medio (calentamiento, humectación, etc.), se
controlan sus plagas y enfermedades, e, incluso, se llega a intervenir sobre los procesos
fisiológicos de la planta mediante tratamientos hormonales y de regulación del
crecimiento.
El grado de control que se puede ejercer sobre los árboles y sobre el medio, basado
en el conocimiento científico y técnico, será la base para una buena gestión de la
explotación frutal y, en definitiva, para el éxito del cultivo.
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Figura 1.3. El árbol tipo.
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5.1. Componentes del árbol
El sistema radical comprende todo el conjunto de raíces que anclan el árbol al suelo
y le proveen de agua y nutrientes. Este sistema está constituido por una serie de raíces
más o menos gruesas que se ramifican en sucesivos órdenes, hasta formar raicillas finas
que reciben la denominación de cabellera.
Debe recordarse que tanto la forma del sistema radical como la del sistema aéreo se
verán modificadas por las características del medio en que se desarrolla el árbol y por
las intervenciones realizadas por el fruticultor.
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6. Bibliografía (Capítulo 1. Las especies frutales)
Calderón, E. 1983 (2ª ed.). Fruticultura General, 1ª Parte. Limusa. México. 759 pp., [1
- 35, 211 - 212, 283 - 292].
Papadakis, J. 1960. Geografía agrícola mundial. Salvat Editores. Barcelona. 649 pp.,
[177 - 203].
33
Actividades prácticas recomendadas
Capítulo 1. Las especies frutales
34
Cuestionario de evaluación
Capítulo 1. Las especies frutales
6. ¿Cuáles son los aspectos de la vida de los frutales que más los diferencia de otros
tipos de cultivos?
10. ¿Cuáles son las principales intervenciones que se realizan sobre un árbol frutal?
35
36
2
EL SISTEMA RADICAL
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38
1. Las raíces de los frutales
El sistema radical de las plantas leñosas frutales está compuesto por un conjunto de
raíces sucesivamente ramificado que adopta una estructura más o menos gradual. Las
raíces primarias producen en su crecimiento, mediante ramificación acrópeta que
progresa hacia el ápice, raíces secundarias; éstas a su vez terciarias, y así sucesivamente
en todos los sentidos, hasta finalizar en una serie de raicillas finas que constituyen lo
que se denomina cabellera. En la Figura 2.1 se representa esquemáticamente la
estructura del sistema radical.
1.1. Origen
El sistema radical de los frutales puede tener dos orígenes muy distintos según sea el
tipo de propagación empleado para obtener las plantas, bien por semilla o bien por
multiplicación vegetativa.
En las plantas propagadas por semilla se forma una raíz primaria a partir de la
radícula del embrión. De esta raíz primaria pivotante surgen raíces laterales de primer
orden, a partir de las cuales se desarrollan, mediante ramificación, las raíces de órdenes
inferiores sucesivos y la cabellera radical.
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Avanzado el desarrollo del sistema radical, la raíz primaria frena su crecimiento y
las raíces laterales alcanzan gran vigor y tamaño, llegando a predominar sobre la raíz
primaria pivotante. De esta forma, la planta presenta al cabo de varios años un sistema
de raíces gruesas fasciculado, más o menos vertical según las características del suelo y
de la propia planta.
En la Figura 2.2 pueden verse las raíces de una planta propagada por semilla, con su
raíz primaria pivotante originada por la radícula del embrión, y de una planta propagada
vegetativamente, con raíces primarias adventicias originadas en un ramo.
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1.2. Forma
1) Pivotante. Formado por una raíz principal predominante que penetra vertical y
profundamente en el terreno.
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Las plantaciones frutales no presentarán sistemas radicales pivotantes, debido sobre
todo a las operaciones que sufren las raíces de las plantas en el vivero y en el momento
de ser implantadas en la explotación. Aunque las raíces tengan diferente origen, la
estructura del sistema radical tiende a ser muy parecida al cabo de los años
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Con el paso de los años, el sistema fasciculado, que inicialmente presentan las raíces
en la plantación, adoptará luego una forma particular que dependerá del vigor y de las
características vegetativas de la especie y variedad, y del medio en que se desarrolla. En
unos casos las raíces gruesas serán más verticales y profundizarán más en suelo, como
en los perales y almendros; en otros casos serán más horizontales manteniéndose más
superficiales, como en ciruelos, membrilleros y manzanos.
1- Raíces primarias.
Dan lugar al inicio de todo el sistema radical de la planta, por eso se denominan
también raíces principales o madres. Tienen dos orígenes diferentes:
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2) Procedentes de raíces adventicias. Son aquellas raíces que aparecen en lugar y
tiempo anormales. Se originan de manera endógena, a partir de la formación de
meristemas secundarios, en raíces ya desarrolladas, tallos o incluso hojas.
Generalmente se originan después de haber sufrido lesiones estos órganos en sus
tejidos o por la aplicación de tratamientos hormonales, y siempre que exista un
medio adecuado para su desarrollo.
2- Raíces laterales.
1- Raíces horizontales.
Se desarrollan en los horizontes más superficiales del suelo, de forma más o menos
paralela a la superficie. Se extienden radialmente en una zona no más profunda de un
metro, donde las condiciones del medio son más adecuadas (aireación, nutrientes, etc.),
explorando así una gran superficie.
2- Raíces verticales.
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C) Clasificación según la dimensión y su función.
1- Raíces de esqueleto.
2- Raíces fibrosas.
Solo una parte de las raíces axiales serán las encargadas del crecimiento en longitud
del sistema radical y son la base para la formación de los sucesivos órdenes de
ramificación. Llegan a tener longitudes de varios centímetros y se transforman
posteriormente en raíces conductoras, al adquirir la estructura secundaria y perder los
pelos radicales que portan en su extremo. Estas raíces axiales no tienen micorrizas, su
color es blanquecino y su función principal es la extensión rápida del sistema.
La mayor parte de las raíces originadas por la ramificación lateral serán raíces cortas
netamente absorbentes. Se diferencian de las axiales por tener una mayor actividad
fisiológica, con la principal función de absorber agua y minerales. Comprenden
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aproximadamente el 80-90% de las raíces cortas de la planta. Su longitud va desde
décimas de milímetro a unos pocos milímetros (no más de 5 mm); y su diámetro tiene
escasas décimas de milímetro. La superficie absorbente aumenta hasta diez veces con
los pelos radicales que presentan. Tienen un color blanquecino y pueden tener
micorrizas. Son de vida relativamente corta (varias semanas) y se autoaclaran.
Los pelos radicales o pelos absorbentes son estructuras especiales formadas por el
crecimiento tubular de la pared de las células epidérmicas de las raíces más jóvenes.
Estas prolongaciones de la pared se introducen entre las partículas del suelo,
incrementando la superficie de contacto entre la raíz y el medio de dos a diez veces. Su
membrana es muy fina, lo que facilitará la absorción de agua con las sustancias
disueltas. Se producen en todas o parte de las células epidérmicas, adoptando diferentes
formas según las especies.
La vida de los pelos radicales es corta. Su longitud aumenta con la edad, hasta que
terminan desapareciendo al desprenderse la capa epidérmica y ser sustituida por la
exodermis. En las raíces, la zona absorbente activa coincide, prácticamente, con su
extremo apical y la zona pilífera.
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2.3. Micorrizas.
Con las micorrizas se aumenta la superficie de absorción de las raíces por parte de
las hifas del hongo y, además, los iones más inmóviles, como fosfato, amonio, zinc, etc.,
se transportan más rápidamente a través de las hifas del hongo.
1) Ectomicorrizas.
2) Endomicorrizas.
47
produce el intercambio de nutrientes. Las vesículas aparecen en una etapa posterior y se
forman entre las células corticales o dentro de ellas, considerándose órganos de reserva.
Las hifas del hongo arbuscular desarrollan luego desde la raíz hacia el suelo una red de
micelio externo que aumenta la capacidad de captación de nutrientes por la planta, al
explorar mayor volumen de suelo.
Este grupo está muy extendido entre las plantas cultivadas y especialmente entre los
frutales.
3) Ectendomicorrizas.
Presentan características de los dos grupos anteriores. Los hongos que las forman
son poco conocidos y tienen una distribución muy limitada.
Existen interacciones entre las micorrizas y otros organismos como Rhizobium, que
tienen efectos favorables para la planta. En otros casos presentan cierto efecto
profiláctico frente a los patógenos del suelo, al competir con el patógeno y mejorar la
absorción en las zonas sanas.
48
3.1. Estructura primaria
La capa exterior (epidermis o rizodermis) está constituida por una capa de células,
las cuales, posteriormente, dan lugar a la zona pilífera, al prolongarse su pared hacia el
exterior formando los pelos absorbentes o radicales en todas o parte de ellas. Este
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alargamiento de las células epidérmicas incrementa la capacidad de absorción, al
exponer una superficie mayor en contacto con el suelo. A su vez, la pared celular es
delgada y de constitución primaria, lo que facilita el paso del agua y de los nutrientes.
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3.2. Estructura secundaria
A partir de los tejidos de la estructura primaria, y una vez que desaparecen los pelos
radicales, se forman dos nuevas zonas meristemáticas, generadoras de las células que
dan lugar al crecimiento secundario de la raíz. Estos meristemas secundarios son el
cámbium y el felógeno, a partir de los cuales se forma la estructura secundaria de la raíz
que se representa, de forma esquemática, en la Figura 2.6.
El cámbium genera hacia el interior el xilema secundario, formado por los tejidos
conductores (vasos y traqueidas), parénquima radial y axial y tejidos de sostén
(esclerénquima). Hacia el exterior genera floema secundario, formado por los tejidos
conductores (tubos cribosos y otras células), parénquima y tejidos de sostén
(colénquima y esclerénquima).
51
La otra zona meristemática secundaria, el felógeno, se origina a partir del periciclo.
Con las divisiones periclinales de las células del periciclo se produce un aplastamiento y
rotura de la endodermis, a la vez que todo el córtex se rompe y acaba desprendiéndose,
siendo sustituido por los nuevos tejidos formados en el felógeno.
Las dos capas formadas por el felógeno constituyen la corteza (peridermis) en las
raíces con crecimiento secundario, y su grosor en la sección transversal es bastante
menor que la del cilindro central, lo contrario que ocurría en la estructura primaria.
Se forman en la estructura primaria. Las células del periciclo que inician la división
suelen ser las coincidentes con los polos del xilema (protoxilema). Se forma un
primordio de raíz lateral (punto vegetativo o iniciador radical). Antes de la salida al
exterior de la raíz principal, se diferencian el meristemo apical, el tejido primario del eje
de la raíz secundaria y la caliptra.
52
Parece ser que la penetración en el córtex es puramente mecánica ya que no se
forman conexiones laterales con los tejidos que va penetrando. En su avance arrastran a
la endodermis y terminan penetrándola, lo mismo que a los otros tejidos de la corteza y
a la epidermis, aflorando al exterior la caliptra que se pone en contacto con las
partículas del suelo.
Las raíces adventicias son aquellas que no tienen origen ni a partir del meristemo
apical ni como desarrollo de raíces laterales formadas en la estructura primaria, por lo
que se dice que aparecen en lugar y tiempo anormales.
Pueden desarrollarse sobre una raíz con estructura secundaria, sobre un tallo o sobre
otros órganos de la planta, a partir de meristemas secundarios. Este desarrollo es el
principio fundamental de la propagación vegetativa.
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La capacidad para emitir raíces adventicias varía mucho según las especies. Algunas
como el membrillero ya tiene iniciadores radicales formados en la corteza de los ramos,
los cuales originan unos abultamientos característicos denominados nódulos radicales
("burr-knots"). En el caso del cerezo Colt se forman en la base de los ramos, si se
mantienen sombreados y con humedad alta, numerosas raíces aéreas.
La escasa capacidad que tienen, en general, los tallos y otros órganos de emitir
raíces puede ser debido, además de a su dificultad para diferenciar tejidos, a su alto
grado de esclerificación que opone resistencia a la nueva raíz.
Las hormonas ejercen una gran influencia en la emisión de raíces, especialmente las
auxinas, por lo que son utilizadas para favorecer el enraizamiento de estaquillas (Figura
2.8) en la propagación vegetativa de plantas.
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3.5. Desarrollo de yemas en las raíces
En una raíz más vieja, el origen puede encontrarse en una proliferación calloide de
tejido radial, dando lugar a más de una yema; o bien puede iniciarse exógenamente en
una proliferación calloide derivada del felógeno.
Muchas veces se originan cerca de las raíces laterales y pueden quedar conectadas
con ellas. Si las yemas se originan en el periciclo, la conexión vascular se inicia por
diferenciación acrópeta (primero en la raíz). Si se inicia cerca de la superficie, la
diferenciación vascular es basípeta (maduran antes los tejidos vasculares de la yema y
luego se establece la conexión).
Las raíces se autoaclaran y son sustituidas por otras nuevas. Esta renovación se
realiza principalmente por:
La vida de las raíces absorbentes es relativamente corta; puede durar desde unas
semanas a varios meses. El aclareo se va produciendo al avanzar la ramificación y
engrosar las raíces de crecimiento que las portan.
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Las raíces pueden sufrir la muerte de los ápices, que fuerza la aparición de nuevas
raíces laterales preponderantes. A mayor longitud de la raíz más acusado es este
fenómeno. Es frecuente que suceda en la raíz pivotante primaria originada por la
germinación de las semillas.
Las raíces fibrosas sufren también colapsos en diferentes puntos a lo largo de la raíz,
provocando anillados con degeneración de tejidos. Esto origina que sean remplazadas
por nuevas raíces. La renovación presenta cierta estacionalidad y está relacionada con
los factores ambientales y el estado de la planta.
Algunas raíces de esqueleto también son renovadas, sobre todo en plantas viejas,
cuando se encuentran muy alejadas del tronco o en horizontes muy profundos. Esta
renovación está ligada con la aparición de raíces nuevas en la zona más cercana al
tronco.
Igualmente, la rotura de raíces originada por el laboreo y los daños originados por
plagas, enfermedades y otras causas, dan lugar a una renovación y proliferación de
raíces que tratan de sustituir a las afectadas.
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Las buenas condiciones del suelo, serán determinantes para el enraizamiento,
especialmente humedad y aireación. Es muy importante también que la plantación se
realice antes de que la planta entre en actividad, teniendo en cuenta que la raíz inicia el
crecimiento unas semanas antes de producirse la brotación. De esta forma, las nuevas
raicillas emitidas por el plantón podrán suministrar agua y nutrientes a la parte aérea al
iniciarse la brotación.
Debe darse más importancia a la conformación y al estado del sistema radical que al
grosor que pueda tener el tronco del plantón. Incluso un exceso de vigor en el desarrollo
del injerto puede ser negativo para la brotación del plantón y la futura formación de la
planta. Pero esto no justifica la utilización de plantones débiles en la plantación, puesto
que su escaso crecimiento ha podido ser causa de un mal cultivo o estado sanitario en el
vivero, o bien de una falta de afinidad entre el patrón y la variedad. Se insiste en que el
plantón ideal es el que está bien equilibrado (sistema aéreo/sistema radical), presenta un
buen estado y tiene un crecimiento adecuado a las necesidades de la formación de la
futura plantación.
El crecimiento en grosor, tanto de las raíces existentes como de las nuevas raíces, es
debido a la actividad del cámbium y del felógeno, según se ha comentado
anteriormente.
57
2 m y una penetración en profundidad de 0,5 a 1m. En la dirección de su crecimiento en
longitud influye el geotropismo positivo y el hidrotropismo positivo que tienen la raíces,
además de las propiedades físicas y químicas del suelo y las características vegetativas
de la planta (patrón y variedad). Basándose en este conjunto de factores las raíces
presentarán una distribución característica en el suelo, la cual se verá también muy
influenciada por el riego y la fertilización.
El sistema radical inicia su actividad con más de tres semanas de antelación a que se
manifieste la actividad en las yemas de la planta. La entrada en reposo se produce unas
dos o tres semanas después de la entrada en reposo de la parte aérea y de producirse la
caída de hojas en las especies caducifolias. En zonas cálidas prácticamente no hay
reposo en la raíz.
El crecimiento de la raíz tiene lugar durante todo el día, aunque es más acusado al
final del día y durante la noche. Se llegan a observar crecimientos longitudinales de más
de 15 cm a la semana, con velocidades de elongación muy variables según las especies
y variedades. En manzano se tienen crecimientos entre 3 y 10 mm/día y en
melocotonero entre 10 y 15 mm/día.
Las raíces de los frutales, y sobre todo los de zonas con reposo invernal, presentan
dos períodos de crecimiento más acusado. Un primer período al final del invierno y
comienzo de primavera, algo más adelantado que el crecimiento primaveral de la
vegetación, ya que el crecimiento vigoroso de la vegetación detiene, en general, el
crecimiento de las raíces. El segundo período se presenta al final del verano y comienzo
del otoño, cuando los brotes tienen una tasa baja de crecimiento y no hay competencia
de los frutos. Las reservas acumuladas al final del ciclo vegetativo influirán sobre el
primer crecimiento que se produce al año siguiente, aumentando o disminuyendo la tasa
de crecimiento.
A lo largo de los años en la plantación, el sistema radical atraviesa por tres fases
características:
58
En la Figura 2.9 se representa esquemáticamente la profundización y la extensión
del sistema radical a lo largo de la vida de la planta, en relación con las citadas fases.
En una planta con desarrollo sin limitaciones el sistema radical constituye el 25-30%
del peso de la planta.
Los métodos desarrollados para estudio del sistema radical son diferentes según los
objetivos perseguidos.
Para estudiar toda la estructura del sistema radical es necesario poner al descubierto
las raíces de esqueleto mediante la excavación del suelo. Si se quieren conservar todas
las raíces y conocer su distribución en los horizontes del suelo se utiliza el método de
59
lavado con agua a presión. En plantas cultivadas en contenedor se utiliza, normalmente,
el lavado a presión para observar el sistema radical.
En un árbol frutal adulto las raíces se extienden lateralmente a más de 4 m del tronco
si no hay impedimentos. El sistema radical ocupa siempre, en condiciones normales,
mayor superficie que la proyectada por el sistema aéreo. La relación entre ambas
superficies depende principalmente del tipo de copa de la planta, del vigor de la
variedad y del patrón y de las características del suelo.
60
por las raíces es mayor 1,5 ó 2 veces que el radio medio de la superficie ocupada por la
copa; valor que asciende a más de 5 veces para árboles de tipo fusiforme, siempre que
no haya limitación por la densidad de plantación.
61
4.3. Distribución en profundidad
Para una misma variedad y patrón, el desarrollo vertical depende en gran manera de
las características del suelo (tipo de horizontes, textura, humedad, etc.), y del tipo de
mantenimiento del suelo que se realice. Las labores del suelo impiden el desarrollo de
raíces en la capa labrada. En la Figura 2.11 puede verse la distribución en profundidad
para dos tipos de suelo.
62
Las capas con exceso de cal o sales limitarán el crecimiento, resultando incluso
tóxicas para las raíces. La existencia de capas freáticas limita igualmente el crecimiento
en profundidad, por falta de oxígeno.
63
ciclo vegetativo, etc., son factores determinantes de crecimiento de la raíz. La parte
aérea es la suministradora de hidratos de carbono, por lo tanto las condiciones en que se
hallen los órganos aéreos para realizar la fotosíntesis (temperatura, iluminación,
nutrición, sanidad, etc.) influirán sobre el crecimiento de la raíz. De igual forma las
condiciones sanitarias de la raíz y la asociación con micorrizas también tendrán
influencia sobre el crecimiento.
2. Temperatura.
64
crecimiento baja considerablemente, y cesa para temperaturas inferiores a 3 ºC y
superiores a 35 ºC. Los frutales subtropicales requieren temperaturas algo más elevadas.
Las necesidades son diferentes para cada especie. Mientras que el manzano tiene
crecimientos muy débiles a 2 ºC y notables a 7 °C, el melocotonero presenta
crecimientos débiles a 7 ºC y los cítricos requieren un mínimo de 12 ºC. No obstante, no
hay coincidencia entre los diferentes autores a la hora de fijar estas temperaturas.
Las raíces superficiales pueden sufrir daños por congelación a temperaturas de -10
ºC o inferiores, según las especies.
Debe tenerse en cuenta que a temperaturas muy bajas la absorción de minerales será
también muy débil, lo que a su vez frenará el crecimiento de la raíz.
3. Humedad.
Las raíces presentan un cierto hidrotropismo positivo y se dirigen hacia las zonas
donde se absorbe más fácil el agua. En plantaciones en regadío o en zonas de lluvias
frecuentes las raíces tienen propensión a acercarse a la superficie o a desarrollarse en la
zona más húmeda. Por el contrario, en plantaciones de secano, si las capas superiores se
desecan, las raíces tienden a ocupar las capas más profundas si éstas se encuentran más
húmedas. Las capas freáticas profundas, sin que supongan un riesgo de asfixia para el
sistema radical, pueden suministrar agua a plantas con raíces muy profundas como la
vid.
4. Aireación.
Para que las raíces se desarrollen satisfactoriamente necesitan también un suelo bien
aireado. El oxígeno penetra en el suelo por las grietas o poros de una buena estructura y
65
por los canalillos creados por la fauna del suelo y por las raíces descompuestas.
Normalmente se requieren contenidos de oxígeno en la atmósfera del suelo superiores al
5-10%.
Las raíces no explorarán las zonas saturadas de agua en las capas freáticas por la
falta de oxígeno.
Los obstáculos que presenta el suelo impiden el crecimiento de las raíces, en cuyo
caso tienden a ramificarse. Las capas de roca o de cantos cementados no permiten el
paso de las raíces. Las grietas originadas al desecarse el suelo también son un obstáculo
66
para el crecimiento, además de ser un síntoma de suelo muy pesado y seco, y, por lo
tanto, no reunirá buenas condiciones para el desarrollo de la raíz.
Las raíces proliferan en zonas del suelo ricas en materia orgánica y elementos
nutritivos, siempre que sus niveles no resulten tóxicos o vayan acompañados de
elementos tóxicos. No parece que las raíces sean atraídas por los elementos nutritivos
(tropismo), lo que sí ocurre es que si encuentran una zona rica se ramifican activamente.
En terrenos pobres las raíces se alargan más que en los fértiles, ya que para proporcionar
un crecimiento dado necesitan explorar mayor volumen de suelo, siendo normal que el
mayor desarrollo se haga en extensión superficial más que en profundidad.
El pH del suelo ejerce una acción múltiple y compleja sobre las raíces, que varía
según la especie considerada. Así se tiene que unas especies toleran mejor los suelos
calizos básicos que otras, como por ejemplo el peral respecto al membrillero, o el
ciruelo respecto al melocotonero. El pH del suelo tiene una acción directa sobre la
planta, como es alterar la emisión de pelos radicales (manifestado especialmente en
vid); y actúa sobre la flora microbiana, que tiene gran importancia para el desarrollo de
la raíz (con pH inferior a 5,5 llega a anularse la nitrificación). Por otro lado, el pH
modifica la solubilidad de los elementos fertilizantes existentes en el terreno, pudiendo
originar carencias en ambos sentidos; como por ejemplo la carencia de hierro con pH
muy básico o de calcio con pH muy ácido.
67
contiguos tienen tendencia a mantenerse separados. Por el contrario, el efecto no se ha
encontrado en vid.
8. Técnicas culturales.
Las densidades de plantación más elevadas originan sistemas radicales de las plantas
más pequeños; aunque, en su conjunto, la cantidad de raíces y su peso será superior al
de plantaciones con densidades menores. La formación dada a los árboles y el volumen
de la copa, así como las podas realizadas durante la actividad vegetativa y los
tratamientos con reguladores de crecimiento, también influyen en el crecimiento de la
raíz, al interferir en unos casos sobre la eficacia fotosintética y en otros sobre la
competencia nutricional de la vegetación.
68
El laboreo del suelo incide favorablemente sobre algunos factores que condicionan
el crecimiento de las raíces, como la aireación y la humedad. Pero las labores, sobre
todo con fresadora, destruyen las raíces en la capa labrada interfiriendo sobre la
absorción, que suele ser muy activa en la capa superficial. Si las labores son profundas
pueden dañar o cortar gran parte de las raíces, lo que provoca un gran debilitamiento del
árbol. La poda de raíces disminuirá el vigor y la longevidad de la planta.
La cubierta vegetal compite con las raíces de los árboles y hace que se sitúen por
debajo de las raíces de la hierba; aunque al cabo de los años mejorará la fertilidad del
suelo y la estructura, originando una proliferación superficial de raíces. La aplicación de
herbicidas manteniendo el suelo desnudo, sin laboreo, hace que las raíces se sitúen muy
superficiales, sobre todo si hay humedad suficiente.
Finalmente, cabe decir que cualquier intervención sobre el medio o sobre la planta
que modifique su funcionamiento fisiológico influirá sobre el crecimiento de la raíz.
69
Los elementos nutritivos, al igual que el agua, se absorben a través de los pelos
absorbentes y las zonas no suberificadas de las raíces jóvenes, y también, aunque con
menor importancia, por las zonas suberificadas.
La raíz puede elegir entre los iones que tiene su alcance, acumulándolos en sus
células a concentraciones muy superiores a las del exterior. La absorción y el posterior
transporte de los iones a través de las membranas plasmáticas hasta llegar a los vasos
del xilema exigen un aporte energía, el cual está muy relacionado con la respiración y
requiere oxígeno.
a) Aireación del suelo. La absorción puede quedar anulada por una falta de oxígeno
o por exceso de CO2 .
b) Humedad del suelo. Las raíces tomarán más fácil el agua con humedad elevada,
próxima a la capacidad de campo. Las raíces pueden absorber el agua disponible junto
con los elementos asimilables hasta valores críticos de potencial hídrico en suelo (m)
de -15 bar, aunque por debajo de -8 bar se puede manifestar carencia hídrica.
70
cuando aumenta la concentración de uno en el medio nutritivo se frena la absorción del
otro (antagonismo), como es el caso de N/K, K/Mg, Cu/Fe, etc.
El agua y las sustancias nutritivas circulan por los vasos leñosos de las raíces y del
sistema aéreo hasta las hojas, donde tiene lugar su transformación en savia elaborada.
La savia elaborada circula en sentido inverso, llegando a través del liber hasta las
últimas extremidades de las raíces en crecimiento.
Mucho antes de que aparezcan los síntomas externos de actividad (enero o incluso
final de diciembre) las reservas comienzan a disminuir, al iniciarse el crecimiento de las
nuevas raicillas. Posteriormente, las reservas de las raíces también contribuirán al
desarrollo de la parte aérea hasta que la planta disponga de suficiente superficie foliar y
pueda proporcionarse sus necesidades de hidratos de carbono.
71
4. Respiración.
La función respiratoria de las raíces es también muy importante para la planta, dadas
las repercusiones que tiene la energía obtenida sobre la absorción, como ya se ha
comentado. Además, con una mala respiración por falta de oxígeno se pueden producir
en la raíz fermentaciones alcohólicas internas que ocasionan su muerte por intoxicación
de las células, a consecuencia de la acumulación de alcohol etílico, CO2 y otros
productos secundarios producidos durante la fermentación enzimática de los azucares y
la generación de energía.
5. Anclaje.
La fijación de la planta, sobre todo de los árboles con gran porte, es también una
función importante ya que en casos de gran cosecha o de fuertes vientos puede
producirse su caída, mayormente con suelos muy húmedos.
El sistema radical ejerce una notable influencia sobre la parte aérea. Ésta se
manifiesta de formas muy diferentes sobre el comportamiento vegetativo y productivo
de la planta.
72
momento de realizar el injerto, según la altura en que se realice, según la afinidad y la
unión que se haya producido entre ambas partes, según la sanidad de los materiales
vegetales utilizados (virosis), etc.
a) Vigor.
b) Adaptación al medio.
c) Fructificación.
73
adelanto de la maduración se produce, en algunos casos, por mala afinidad o mala unión
del injerto.
El patrón puede influir directamente en las características del fruto como: tamaño,
color y otros aspectos de la calidad; pero en muchos casos es difícil apreciar esta
incidencia a no ser que sea debida a efectos indirectos de su adaptación.
El patrón, según sea su ciclo vegetativo, puede originar ligeros adelantos o retrasos
en el ciclo vegetativo natural de la variedad injertada al incidir sobre su entrada y salida
del reposo.
Las plantas injertadas tienen, en general, una vida más corta, aunque en
explotaciones frutales lo que interesa realmente es la vida productiva.
f) Otras acciones.
El patrón puede ejercer otras acciones que de forma directa o indirecta actúan sobre
la parte aérea y cuyos efectos no son producidos solamente por el sistema radical sino
que puede intervenir la parte de tronco de la planta que corresponde al patrón. Según sea
la altura en que se realiza el injerto sobre el tronco del patrón, se modifica su influencia
sobre el vigor de la planta; o bien se persigue con el tronco del patrón tener una mayor
resistencia a las heladas.
74
8. Franqueamiento y serpeo
8.1. Franqueamiento
Cuando el punto de injerto está enterrado o a ras del suelo puede ocurrir que desde el
injerto se emitan raíces adventicias, según la facilidad de la especie para formar dichas
raíces y las condiciones favorables que se den para su emisión. Si estas raíces de la
variedad tienen un desarrollo considerable llegan a inutilizar el efecto del patrón, lo que
origina problemas a la plantación y da lugar a una falta de uniformidad entre las plantas.
75
8.2. Serpeo
Se denomina serpeo a la emisión de brotes desde las raíces, que salen a la superficie
por toda la zona ocupada por el sistema radical, según puede verse en la Figura 2.13.
Estos brotes reciben los nombres de sierpes o pollizos. Ocasionan una competencia
nutritiva y dificultan las labores culturales, siendo, por lo tanto, perjudiciales para la
plantación.
Algunas especies frutales tienen una gran tendencia al serpeo, como es el caso del
ciruelo (Damas, San Julián, Brompton, etc.), avellano, manzano, etc.
Los brotes que salen junto al tronco suelen proceder de yemas de la zona del cuello
de la planta y no son, por lo tanto, sierpes; aunque también son perjudiciales para la
planta. Si al cortarlos se deja la porción basal se producen de forma más abundante
nuevos rebrotes. Estos rebrotes suelen enraizar y reciben entonces la denominación de
hijuelos. También salen nuevas sierpes de las raíces superficiales emitidas por los
rebrotes en esta zona del cuello.
76
9. Bibliografía (Capítulo 2. El sistema radical)
Barceló, J.; Nicolás, G.; Sabater, B.; Sánchez, R. 1988. Fisiología vegetal. Ediciones
Pirámide. Madrid. 823 pp., [91 - 105, 140 - 159].
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Bourraín, L.; Navatel, J.C.; Blal, B.; Parat, J. 1999. Les mycorhizes: des champignons
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77
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Valli, R. y Schiavi, S. 1989. Coltivazioni Arboree. Edizioni Agricole. Bologna. 432 pp.,
[17 - 20].
78
Actividades prácticas recomendadas
Capítulo 2. El sistema radical
8 [Campo]. Observar y analizar en plantaciones los efectos sobre las plantas del
encharcamiento del suelo y de otros factores que puedan presentarse.
79
11 [Campo]. Observar y analizar la influencia del sistema radical sobre el crecimiento
del árbol en manzanos de la misma variedad injertados sobre patrones de diferente
vigor.
13. [Campo]. Observar la emisión de sierpes y extraer los brotes, en las siguientes
especies: ciruelo, endrino, manzano y avellano. Observar también la emisión de rebrotes
desde la zona del cuello de la planta en perales injertados sobre membrillero, en
manzanos y en avellanos.
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Cuestionario de evaluación
Capítulo 2. El sistema radical
1. ¿En qué se diferencia la forma de las raíces de los árboles una plantación de
melocotoneros injertados sobre patrón franco de ciruelo con los injertados sobre
patrón de ciruelo obtenido por estaquillado?
8. ¿Qué extensión superficial y que profundidad ocupan las raíces de un árbol frutal
adulto?
13. ¿Cómo influye el tipo de mantenimiento del suelo sobre el desarrollo del sistema
radical?
81
14. ¿Cómo se produce la absorción de agua y de nutrientes?
17. ¿Por qué aspectos generales viene determinada la influencia del sistema radical
sobre la parte aérea, en las combinaciones patrón-variedad?
18. ¿Cuáles son los principales aspectos de la adaptación al medio que se persiguen
con la utilización de los diferentes patrones en Fruticultura?
20. ¿En qué consiste el serpeo y que repercusiones tiene para la plantación?
82
3
EL TRONCO Y LA RAMIFICACIÓN
83
84
1. Constitución del sistema aéreo
El sistema aéreo de los frutales presenta formas muy diferentes según la especie
considerada, que a su vez variarán según las condiciones ecológicas y la tecnología de
producción aplicada, especialmente según la formación dada a la estructura de la planta.
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Ciertas especies adoptarán formas arbóreas o arbustivas según la formación dada a
la planta, por ejemplo: el olivo, el granado o el avellano.
El sistema aéreo del árbol frutal, que es la forma más significativa del cultivo de
especies frutales, está constituido por el tronco y un conjunto de ramas gruesas
estructuradas en sucesivos órdenes, que forman el esqueleto de la planta. El esqueleto
constituye la estructura perenne de la planta y no será renovado con la poda, salvo que
condiciones particulares lo requieran.
Sobre las ramas del esqueleto se asientan ramas más jóvenes y los ramos formados
el último año. Estas ramas jóvenes y los ramos sobre los que se asienta la fructificación
son renovados con la poda, según las necesidades de la planta. En los ramos se asientan
las yemas que en su evolución darán lugar a los nuevos brotes y a las flores.
Las hojas desarrolladas por los brotes (y las presentes en el árbol, en especies
perennifolias) revisten las ramas formando la copa del árbol. Por lo tanto, en la copa se
pueden encontrar, según la época del año: ramos, brotes, yemas, hojas, flores y frutos.
86
Por ramificación se entiende el conjunto de brotes, ramos y ramas del árbol. Se
denomina porte del árbol al tamaño global alcanzado por el sistema aéreo (tronco y
copa); no obstante, en caracterización varietal se emplea el término porte referido a la
forma de la copa y, también, a la inclinación de las ramas y a la inclinación de las hojas.
87
1. Brote. Es la formación procedente del desarrollo de una yema. Es un tallo
(vástago) herbáceo o parcialmente lignificado que mantiene el crecimiento apical.
Comúnmente se utilizan por los fruticultores diferentes términos para denominar los
tipos de ramas, alguno de los cuales muy confuso. De estos solamente deben tenerse en
cuenta para caracterizar el árbol los siguientes:
- Guía (o eje): Es la prolongación central del tronco (eje central) por encima de la
inserción de las primeras ramas, o bien la prolongación central de una rama principal
(eje lateral).
88
Figura 3.4. Tipos de ramas en un árbol frutal.
C) Otras clasificaciones.
89
Figura 3.5. Tipos de ramificación según la posición y forma de las ramas.
La copa de los árboles frutales adopta diferentes tipos según las características
vegetativas de la especie y la formación dada a la estructura de la planta. En la Figura
3.6 se refleja una tipificación adaptada de clasificaciones generales para árboles.
90
Debe tenerse en cuenta que en muchas de las plantaciones frutales actuales los
árboles no se encuentran aislados, sino dispuestos en una hilera y formando un seto
continuo moldeado con podas, por lo que las copas se entrecruzan y será difícil apreciar
su perfil (proyección en plano vertical) y su contorno (proyección en plano horizontal).
El cuello del árbol es la parte más basal del tronco y comprende los 20 ó 30 primeros
centímetros del tronco a partir del inicio del sistema radical. Es, por lo tanto, la zona del
tronco que queda por debajo de la superficie suelo y la inmediatamente superior, según
puede verse en la Figura 3.2.
Por su situación es una zona muy sensible. Está expuesta al contacto de la humedad
del suelo y a la acción de las heladas por las bajas temperaturas que se producen en esa
zona próxima al suelo. Tiene un gran riesgo al ataque de plagas y enfermedades, y a ser
dañada por el paso de los aperos de laboreo y la maquinaria que se utiliza la plantación.
El tallo (o vástago) se origina a partir del cono vegetativo de las yemas, o en el caso
de la semilla a partir de la plúmula o yema caulinar del embrión.
Con la germinación de la semilla, a la vez que crece la radícula, el eje del embrión se
alarga dando lugar al inicio del tallo. La porción de tallo que está por encima de los
cotiledones se denomina epicotilo y la que está por debajo hipocotilo. Luego aparecen
en el ápice del epicotilo los primordios de las primeras hojas del brote de la nueva
planta.
En las yemas, el cono vegetativo se halla envuelto por los primordios foliares. Con
el desborre y la apertura de la yema, los primordios foliares se alargan y se producirá el
91
crecimiento del ápice caulinar, formándose nuevos primordios en sucesión acrópeta
(hacia el ápice), dando lugar al nuevo brote. El crecimiento apical se debe a la división
de las células del meristema apical primario (promeristema) que constituye el extremo
del tallo, denominado también zona embrional o inicial del tallo. A continuación se
sitúa en el eje caulinar una zona de determinación (o de organogénesis) que es un anillo
meristemático en el que se fija el plan estructural del futuro tallo; es decir, la posición
de hojas y yemas. Se produce también la primera diferenciación de lo que van a ser los
tejidos la corteza, los haces conductores y la médula.
Según va creciendo el brote se forman en la axila de las hojas las yemas laterales o
axilares, las cuales originarán tallos laterales y así sucesivamente nuevos tallos, dando
lugar a los diferentes órdenes de ramificación.
92
parénquima asimilador verde y de parénquima de reserva. En el interior se forma la
médula. En la Figura 3.7 puede verse un esquema de esta estructura primaria del tallo.
93
2.2. Estructura secundaria
94
Seguidamente se detalla la formación del leño y de la corteza en la estructura
secundaria y que dará origen al crecimiento en grosor del tronco y de las ramas.
1. El leño.
En la sección transversal del leño se pueden observar los anillos anuales, que se
originan por la periodicidad en que se manifiesta la actividad del cámbium. En la
primavera, coincidiendo con el desarrollo de nuevos brotes, se forman vasos
especialmente amplios que conducen el agua a los puntos de consumo, dando lugar al
leño temprano. Más tarde se forman células estrechas que sirven para aumentar la
solidez del tallo, dando lugar al leño tardío, que termina marcando el límite del anillo
anual. En la Figura 3.9 pueden verse estos anillos en una rama de cuatro años
1) Albura. Formada por los anillos anuales más jóvenes que contienen células vivas.
Es la encargada del transporte y de la acumulación de reservas. Los vasos de esta zona
son los que están relacionados con las hojas y con las raíces más jóvenes.
95
2) Duramen. Formada por las partes más viejas, cuyos vasos quedan fuera del
hidrosistema por haber sido inutilizados. Sirve solamente para dar resistencia a la rama
o tronco. Suele tener una coloración más oscura y suele ser más compacto y denso, y se
halla protegido de la descomposición por depósitos de distintos productos (derivados
tánicos, resinas, etc.). Su color más oscuro es debido a los productos de oxidación de los
taninos (flobafenos). Cuanto más oscura es la madera mayor duración suele tener, como
por ejemplo de nogal y ciruelo.
2. La corteza
- Las células y tubos cribosos, que constituyen el sistema conductor más importante
a gran distancia de productos asimilados y de sustancias orgánicas de reserva.
- El parénquima radiomedular, que asegura la conexión con los tejidos de reserva del
leño, el cual junto con el parénquima liberiano, también presente, actúan como tejidos
de reserva. Estos parénquimas son semejantes a los del leño.
Los tubos cribosos y las células anexas de la corteza secundaria sólo son activos
durante corto tiempo. Terminan muriendo y se destruyen aplastándose, siendo
reabsorbido su contenido. Como consecuencia del crecimiento se produce una
dilatación tangencial que suele originar roturas. En los cítricos la dilatación de la
epidermis dura varios años, reforzándose por dentro con nuevas capas de epidermis
mientras la superficie se resquebraja.
96
El felógeno puede proceder de la misma epidermis mediante divisiones tangenciales
de sus células (por ejemplo en manzano y peral), pero normalmente se origina de la
capa cortical subepidérmica, inmediatamente subyacente, o de ambas a la vez.
Hacia el exterior genera el feloma o suber (corcho) formado por capas de células sin
espacios intercelulares y normalmente suberificadas. En él se forman también las
lenticelas que reemplazan a los estomas de la epidermis en el intercambio de gases. Las
lenticelas se forman debajo de los estomas llegando incluso a levantar la epidermis y a
desgarrarla. Son una diferenciación particular de tejido aislante.
Cuando cesa la actividad del primer cámbium suberógeno todos los tejidos se
convierten en una capa de suber. Se forma entonces en la corteza primaria un nuevo
cámbium suberógeno, cuya actividad, pasado algún tiempo, también se detiene, y así
sucesivamente. Normalmente los nuevos cámbiumes no se originarán de los tejidos
primarios, sino del parénquima vivo de la corteza secundaria. Por eso en los troncos
viejos todos los tejidos vivos o muertos situados fuera del cuerpo leñoso son de origen
secundario, aunque con excepciones en algunas especies.
Los tejidos situados por fuera del cámbium suberógeno (como es la epidermis), al
ser privados de toda aportación de agua y alimentos, tienden a morir. El conjunto de los
tejidos aislados de este modo, junto con las capas peridérmicas anteriormente
intercaladas, se designan con el nombre de ritidoma.
Debido al modo de formación del ritidoma se van desprendiendo, con el tiempo, las
porciones más externas y, por lo tanto, más viejas de la corteza. A consecuencia de ello
la corteza se mantiene siempre delgada, aún en los viejos troncos.
97
Cuando los estratos suberosos forman capas cilíndricas completas, las masas de
tejidos que rodean el tallo constituyen ritidomas anulares, como en el cerezo y el
guindo, en los cuales también se origina un suber foliáceo en forma de numerosas
láminas delgadas.
Cuando, por el contrario, las capas de suber y los respectivos cámbiumes de que
derivan cubren, solamente, porciones limitadas de la superficie del tallo, también en
sentido longitudinal, recortan masas más o menos importantes de tejidos en forma de
escamas, en este caso se superponen por sus bordes estratos suberosos más jóvenes y
otros más viejos, con lo que se forma un ritidoma escamoso, como por ejemplo en
manzano y peral.
En la Figura 3.9 puede verse la estructura de una rama de cuatro años en la que se
representan los anillos anuales del leño y los componentes de la corteza.
98
2.3. Cicatrización de heridas y soldadura del injerto
Las heridas producidas en el tallo pueden afectar sólo a la corteza o también al leño.
Cuando una herida desprende o magulla los tejidos se produce la necrosis de sus células
y se detiene la circulación de savia en la zona afectada. La cicatrización tendrá lugar a
partir de las células vivas que limitan con la herida, por lo que es conveniente eliminar
los tejidos magullados dejando cortes vivos para facilitar la cicatrización.
Las células vivas del cámbium que limitan con la herida se multiplican rápidamente
produciendo células de parénquima que se entremezclan y entrelazan formando lo que
se denomina callo o tejido calloso. Se constituye así un reborde calloso en la herida que
comienza a cubrirla.
En este reborde se forma hacia fuera un cámbium suberoso que produce una capa
protectora de suber. Por dentro se produce una capa de cámbium que empalma con el
cámbium normal del tallo y se genera un nuevo floema y xilema. El crecimiento es muy
activo y las nuevas estructuras formadas hacen avanzar el reborde calloso que termina
recubriendo completamente la superficie de la herida. Los rebordes se fusionan entre sí
y se unen los cámbiumes de los lados formando una capa continua, quedando así
cicatrizada la herida.
99
El injerto debe realizarse con la planta en actividad o entrando en ella, de forma que
las células del cámbium estén activas y puedan dividirse para formar el callo. Cuando la
corteza se separa fácilmente de la madera se tiene plena seguridad de que el cámbium
está activo.
Para que la unión tenga éxito es preciso, también, conservar la polaridad correcta de
los materiales injertados y mantener un buen contacto entre los materiales mediante
ataduras o bien otros medios; a la vez que se protege el injerto de la deshidratación,
evitando que se lleguen a secar los materiales sin producir el callo necesario para la
unión.
Los cuidados que reciba la planta en los primeros años serán muy importantes para
conseguir un buen y rápido desarrollo de la ramificación y una uniformidad entre todas
las plantas de la plantación.
100
En ocasiones será preciso intervenir también sobre la estructura de la planta para
seguir manteniendo su tamaño o renovar las ramas productivas. Vegetación y
producción se mantienen equilibradas hasta que la planta entra en su fase de
envejecimiento con un descenso en la producción, necesitando, entonces, mayores
intervenciones sobre el sistema aéreo para rejuvenecer la vegetación y mantener el
equilibrio productivo.
En el crecimiento inicial del brote, sobre todo en especies caducifolias, son decisivas
las sustancias de reserva acumuladas en planta. Luego, el crecimiento dependerá del
suministro de agua y nutrientes, y de la capacidad fotosintética de la vegetación en
relación con el consumo de nutrientes de los diferentes órganos de la planta.
Los brotes vigorosos tendrán mayor grosor y mayor longitud (con entrenudos más
largos), por lo que al siguiente año tendrán mayor capacidad para desarrollar una nueva
brotación también vigorosa. Los brotes débiles suelen parar su crecimiento antes que los
vigorosos y contienen menos reservas.
101
Las yemas formadas en las axilas de las hojas del brote permanecen latentes y
normalmente no se desarrollarán hasta el siguiente año. Este comportamiento es debido
a la dominancia apical que ejerce el ápice en crecimiento sobre las yemas laterales. Está
regulado por las auxinas producidas en las hojas jóvenes que se desplazan hacia la base
del brote, provocando la inhibición del crecimiento de las yemas.
El ángulo de inserción de los brotes laterales también está influido por una
regulación hormonal, con intervención de las auxinas y citoquininas. En general, los
brotes de las yemas más inferiores del ramo tienen un ángulo más abierto que los brotes
procedentes de yemas más próximas al ápice.
En el crecimiento en grosor del brote y posterior crecimiento del ramo parece ser
que son las auxinas y las giberelinas las responsables de iniciar la actividad del
cámbium, así como de la diferenciación de sus células y de regular la producción de
nuevo xilema y floema a largo del ciclo vegetativo. No se puede descartar la
intervención, también, de otras sustancias como las citoquininas.
102
el efecto de las giberelinas, siendo el determinante de la latencia de las yemas. El ABA
favorece la abscisión de las hojas.
Las hojas juegan un importante papel en el crecimiento del brote, el cual puede
comprobarse mediante su supresión. Las hojas jóvenes intervienen en la elongación del
entrenudo y en la inhibición de las yemas axilares, como ya se ha comentado. Las hojas
adultas alimentan al brote favoreciendo su crecimiento.
Los frutos ejercen una competencia por los nutrientes que origina un menor
crecimiento de los brotes. Este efecto depresivo será más acusado en árboles poco
vigorosos.
103
También existe una interacción entre los brotes contiguos en crecimiento.
Eliminando o defoliando los brotes superiores se favorece el crecimiento de los brotes
situados por debajo.
Según las diferencias de crecimiento que alcanzan los brotes originados por las
yemas de un ramo la vegetación se clasifica en tres tipos o modelos de crecimiento,
según se representa en la Figura 3.11:
104
3. Basitónica: Domina el crecimiento de los brotes originados por las yemas
situadas en la base de los ramos.
2. Anfitónica: Crecen por igual los brotes de yemas en posición superior que
inferior y hay una inhibición de la yema terminal. También se denomina
vegetación en forma de espina de pescado.
105
Figura 3.12. Clasificación de la vegetación según el crecimiento de los brotes
originados por yemas en diferente posición en ramos oblicuos u
horizontales.
La mayor parte de las especies frutales tienen un hábito vegetativo acrotónico, muy
acusado en las Pomáceas y Drupáceas. Algunas variedades de manzano tipo "spur" (con
ramos muy cortos y juntos) presentan mesotonía. El carácter basítono se presenta en
olivo y en los arbustos frutales.
106
Figura 3.13. Tamaño alcanzado por un ramo según su inclinación.
107
3.3. Vigor de los brotes según la posición de la rama.
El vigor de los brotes está muy influido por las posibilidades de alimentación que
tienen en la rama en que se asientan. Si han sido originados por ramos vigorosos y se
encuentran próximos a ramas gruesas presentan una disposición para estar bien
alimentados y ser vigorosos. Lo contrario ocurrirá si han sido originados por ramos
débiles o si se encuentran muy alejados de las ramas que forman el esqueleto, en cuyo
caso los brotes serán débiles.
En un ramo vertical tendrán mayor vigor los brotes originados por las yemas que se
encuentran en el ápice. El vigor desciende a partir del ápice, pudiendo en las yemas
basales no haber brotación, ello dependerá de la longitud del ramo y de su estado.
El vigor de los brotes originados en un ramo inclinado varía según la inclinación del
mismo. Al ir aumentando la inclinación va desapareciendo la dominancia apical, para
dar una brotación equilibrada entre 30º y 45º y pasa a tener dominancia basal en
posición horizontal.
108
A su vez, en el ramo inclinado las yemas originarán brotes con diferente vigor según
su posición respecto al eje del ramo y la dirección de crecimiento que tome el brote.
Normalmente, los brotes presentarán una epitonía acusada. En la Figura 3.16 se
representan, esquemáticamente, estas tendencias de crecimiento.
En un ramo arqueado hacia abajo tendrán mayor vigor los brotes que salen de las
yemas situadas en el centro del arco de curvatura. En un ramo arqueado hacia arriba los
brotes más vigorosos surgen del extremo y de la base del ramo, y los de menor vigor en
la parte central del arco. En la Figura 3.17 se representa el vigor alcanzado por los
brotes en ambos casos de arqueamiento del ramo.
Figura 3.15. Vigor de los brotes emitidos por un ramo según la porción suprimida
en su poda. A: ramo. B: sin intervención. C: supresión del ápice. D: cortado por la
mitad. C: cortado por la base.
109
Figura 3.16. Variación del vigor de los brotes según la inclinación del ramo que los
origina. En los planos se representa la tendencia de crecimiento del brote según la
posición de la yema respecto al eje del ramo.
110
4. Factores que influyen en el crecimiento de la
ramificación
En el crecimiento de la ramificación influyen las características propias de la planta,
determinadas tanto por el patrón como por la variedad, las características del medio en
que se desarrolla y las actividades culturales realizadas en la plantación, especialmente
las intervenciones sobre la planta como es la poda. A continuación se comenta la
incidencia de los factores más importantes, aunque en el apartado anterior ya se ha
hecho referencia a alguno de ellos.
Los factores del medio ecológico ejercen también una importante influencia sobre el
crecimiento del sistema aéreo, en especial los siguientes:
a) Temperatura.
111
también diferencias varietales. En general, por debajo de 5 ºC no hay crecimiento de los
brotes, estableciéndose el máximo entre 30 y 35 ºC.
b) Iluminación.
La sequía puede originar varios flujos de crecimiento a lo largo del ciclo vegetativo,
además de interferir sobre los procesos fisiológicos de la planta.
d) Plagas y enfermedades.
Las intervenciones de poda que se realizan sobre el sistema aéreo, como supresiones
y rebajes de ramos y ramas, inclinaciones, incisiones, etc., son determinantes para el
crecimiento de la ramificación y la regulación de la estructura y forma de la planta.
112
Igualmente, la aplicación de reguladores de crecimiento, tanto retardantes como
estimulantes, hará variar el crecimiento de la vegetación. Entre los retardantes más
utilizados se encuentra el paclobutrazol y el cloruro de clormecuat o CCC el cual ha
sido prohibido recientemente para su aplicación a frutales. Entre los estimulantes se
encuentran las giberelinas y la cianamida de hidrógeno.
La función principal del tronco y las ramas es la de sustentar y alimentar a los brotes
y ramos, junto con los frutos. Además realizan otras funciones menos importantes para
la planta. Todas estas funciones se comentan brevemente a continuación, dejando para
el próximo tema la función de las hojas desarrolladas por los brotes o de las hojas
presentes en los ramos.
1. Soporte.
2. Circulación.
El tronco y las ramas transportan por el xilema hasta los brotes y hojas la savia bruta
procedente de la raíces. Asimismo, distribuyen por el floema a los diferentes órganos la
savia elaborada y las sustancias de reserva, y otras sustancias elaboradas por la planta.
En especies de hoja caduca, en el periodo sin hojas, la savia bruta también asciende por
el floema; no obstante, hay opiniones contradictorias sobre la circulación de la savia por
ambos tejidos. La circulación de sustancias se lleva a cabo por complejos mecanismos
activos y pasivos que se diferencian para las diferentes moléculas.
113
3. Acumulación de reservas.
El tronco y las ramas tienen un volumen grande de tejidos con capacidad para
almacenar sustancias de reserva procedentes de la savia elaborada, las cuales serán
necesarias para iniciar el crecimiento de la planta después del reposo invernal, hasta que
el balance fotosintético sea positivo, en cuyo momento comienza de nuevo el
almacenamiento que alcanzará su máximo con la entrada en reposo.
4. Otras funciones.
114
La parte aérea tiene también otras influencias, como son:
7. Las yemas
Las yemas son pequeños órganos de forma ovalada o cónica, con una envoltura
protectora en cuyo interior se pueden encontrar uno a varios conos vegetativos, o
primordios de una o varias flores, o ambos rudimentos vegetativos y florales a la vez.
Dan lugar a brotes y flores, según su constitución.
Las yemas se encuentran en el ápice del ramo o en las axilas de las hojas. Al
corresponderse con las hojas están dispuestas a lo largo del ramo según el índice
filotáxico propio de cada especie. Por ejemplo, en frutales de pepita y hueso la filotáxia
es en espiral esparcida (dispersión helicoidal), con un índice 2/5. Es decir, a partir de
una yema habrá que dar dos vueltas en el ramo y recorrer cinco hojas o yemas hasta
encontrar otra yema en la misma posición que la de partida. Los diferentes tipos de
disposición serán tratados con detalle en el tema correspondiente a las hojas.
En la axila de la hoja pueden encontrarse una o varias yemas, en este caso formadas
en sucesión acrópeta y con distintas posibilidades de inserción respecto a la mediana de
la hoja. En los frutales de pepita es frecuente encontrar una yema de tamaño normal y
dos yemas muy pequeñas situadas a ambos lados en la axila de las estipulas (Figura
3.18). En los frutales de hueso, en ramos gruesos, es frecuente encontrar tres yemas, una
central vegetativa y dos laterales de flor, según puede verse en la Figura 3.18. En vid y
cítricos se encuentran, frecuentemente, dos yemas.
115
Figura 3.18. Disposición de las yemas.
Las yemas cuando inician su formación en la axila de las hojas o en el ápice del
brote son al principio muy simples. El ápice meristemático recién formado origina el eje
caulinar de la yema, en el que se van diferenciando los primordios de la envoltura
protectora y luego los primordios de las hojas y, en su caso, de las flores. La
complejidad de la yema varía de unas especies a otras según sea su naturaleza. Así
podemos encontrar desde yemas muy simples con un sólo cono o meristemo vegetativo,
o con un solo primordio de flor, hasta yemas complejas con más de un cono vegetativo
y primordios de hojas y de flores o inflorescencias.
116
En especies de hoja perenne la yema se encuentra protegida sólo por brácteas
transformadas, denominándose entonces yema desnuda, como ejemplo característico se
tiene a las yemas del olivo.
Las yemas fructíferas, que en su interior albergan flores, tienen una estructura
protectora similar a las yemas vegetativas, en este caso con brácteas (hipsofilos) y
escamas, pero luego la estructura interna varía mucho de unas especies a otras según sea
su tipo de floración. Normalmente, las yemas fructíferas suelen ser más redondeadas
que las yemas vegetativas y tienen un tamaño ligeramente superior.
Dentro de una especie, las diferentes variedades presentan yemas con características
morfológicas muy distintas, lo que es utilizado para la identificación y caracterización
varietal. En la Figura 3.20 se representan algunas de estas características.
117
Figura 3.20. Características de las yemas.
3. Según su evolución:
Normales
Prontas o anticipadas
Latentes
118
1. Tipos de yemas según su naturaleza.
b) Yemas fructíferas (comúnmente denominadas yemas de flor). Son las que dan
origen a una o varias flores. A su vez se diferencian en:
- Yemas sólo de flor. Dan origen a una flor o una inflorescencia. También pueden
dar origen a varias hojas, pero no contienen meristemo vegetativo alguno, como
por ejemplo en Drupáceas.
- Yemas mixtas. Dan origen a una flor o una inflorescencia y también originan
uno más brotes. Dependiendo de la especie presentan una estructura más o menos
compleja.
En vid, dentro de la yema existe un cono principal y dos conos secundarios más
pequeños denominados conos de reemplazo, según puede verse en la Figura 3.21.
Cada cono contiene un meristemo vegetativo en cuya base se asientan las
inflorescencias ya preformadas. Los conos secundarios no brotarán a no ser que
por algún motivo le suceda algo al cono principal y sea destruido.
Un comportamiento similar a la vid presentan las yemas del caqui, cuyas flores se
encuentran preformadas en las axilas de las hojas del primordio de brote o
meristemo vegetativo. También la yema presenta dos conos secundarios.
En cítricos las yemas fructíferas son generalmente mixtas, las flores se asientan
sobre los brotes del crecimiento de primavera, en las posiciones axilares y
terminal del brote (en algunos casos la yema fructífera es sólo de flor).
119
Figura 3.21. Yemas fructíferas mixtas. Frutales de pepita y vid.
120
2. Tipos de yemas según su posición:
b) Yemas axilares o laterales. Están situadas a lo largo del ramo en las axilas de las
hojas. Las situadas en la parte más basal del ramo se denominan yemas basilares.
Las yemas adventicias, en unos casos brotan nada más formarse y en otros
permanecen latentes. Inicialmente estas yemas no están conexionadas al sistema
conductor de los órganos en los que están insertas, estableciéndose posteriormente
la conexión. Dando un corte transversal por este punto se verá cómo ha sido la
evolución de la conexión en los años siguientes a su formación, observándose como
ésta comienza a partir del anillo del xilema correspondiente al crecimiento del año
en que se formó, y no en el primer anillo como en una yema axilar.
En los cítricos se forman yemas adventicias sobre el tronco y las ramas que quedan
latentes varios años. Estas yemas son el origen de chupones vigorosos que forman
la copa en diferentes alturas si no se intervienen.
121
Cabe destacar que en vid no se forman yemas adventicias y los brotes que salen en
el tronco o brazos de la cepa son originados por yemas latentes, normalmente
procedentes de yemas basales de brotes suprimidos en años anteriores.
Los primeros años son visibles, hasta que quedan ocultas en la madera. Dando un
corte transversal por este punto se verá cómo la conexión vascular comienza en el
anillo del xilema del primer año, lo que las diferencia de las yemas adventicias.
Cabe hacer la observación de que en la vid se suele denominar por los viticultores
yema latente a la yema normal presente en la axila de las hojas, la cual brotará al
año siguiente originando un brote que en este caso se denomina pámpano.
Los ramos de los frutales se clasifican en dos tipos, según la naturaleza de las yemas
que portan:
122
Los ramos fructíferos más característicos o más frecuentes que presenta cada
variedad determinan su hábito de fructificación. Los ramos anticipados se tipifican
como si fueran ramos normales, según las características que presenten.
Dentro de cada uno de los dos tipos, vegetativos y fructíferos, existen ramos con
características muy diferentes, alguno de los cuales sólo se encuentra en determinadas
especies o grupos de especies, siendo notables las diferencias que se presentan entre los
frutales de pepita (Pomáceas) y los frutales de hueso (Drupáceas), que será a los que
mayoritariamente se hará referencia. En otros casos como los cítricos o el olivo los
ramos no presentan tantas diferencias, a excepción de su vigor y de ser vegetativos o
fructíferos (en cítricos los brotes fructíferos, originados por las yemas fructíferas,
adoptan diferentes formas según el número de hojas y flores que desarrollan). En el caso
de la vid todos los ramos (o sarmientos) tendrán las mismas características (a excepción
de su vigor) siendo todos, potencialmente, fructíferos.
En muchas ocasiones, ramos con forma o características muy similares pueden ser
tanto vegetativos como fructíferos, por lo que se encuadran en uno u otro tipo según las
yemas que portan. A la hora de diferenciarlos según su tamaño debe tenerse en cuenta el
vigor general que presenta la ramificación de las plantas, ya que pueden darse
diferencias grandes entre plantaciones de la misma variedad.
123
8.1. Ramos vegetativos
1. Chupón.
Ramo muy vigoroso con gran desarrollo en longitud y grosor respecto a los otros
ramos de la planta; normalmente de longitud superior a 1 m y diámetro superior a 2 cm
en la base. Generalmente crece desde ramas gruesas o desde el tronco, originado por
yemas latentes o adventicias; o bien es originado por yemas basales que han quedado al
cortar ramos situados en una buena posición de alimentación, junto a ramas gruesas o
junto al eje del árbol, pudiendo dar lugar a una brotación muy vigorosa.
Cabe citar que los chupones pueden aparecer en todas especies y casi siempre serán
ramos vegetativos, excepto en algunos casos como en melocotonero que siempre llevan
yemas de flor, considerándose entonces como ramos mixtos.
Se presenta en casi todas las especies, aunque en los frutales de hueso se encuentra
más frecuentemente en árboles jóvenes. En melocotonero no se encontrarán ramos de
estas características con sólo yemas vegetativas.
3. Brindilla.
124
Se presenta abundantemente en los frutales de pepita y más raramente en los frutales
de hueso (en éstos es más delgado). Por ejemplo, en melocotonero sólo se encontrarán
en zonas interiores muy mal iluminadas, debido a que no han podido formar yemas de
flor o bien éstas han terminado cayendo, y, además, terminan secándose los ramos.
5. Dardo.
Es un ramo muy corto, normalmente de menos de 0,5-1 cm según las especies, que
ha tenido sus escasas hojas casi en roseta y no ha formado yemas en sus axilas, lo que
da al ramo un aspecto rugoso.
Sólo tiene una yema terminal vegetativa algo más desarrollada que lo normal y
puntiaguda. Se inserta casi perpendicularmente a la rama que lo porta.
A un dardo puede sucederle otro dardo o cualquier otro tipo de ramo, dependiendo
del desarrollo que tenga el brote emitido por su yema terminal. Excepcionalmente, el
dardo puede formarse como un ramo anticipado.
En las Figuras 3.22 a 3.29 se muestran en fotografías los tipos de ramos vegetativos,
junto con ramos fructíferos, más característicos de diferentes especies.
125
8.2. Ramos fructíferos
1. Ramo mixto.
Morfológicamente es similar al ramo de madera, sólo que alguna de sus yemas son
yemas fructíferas.
El ramo mixto más característico es el que presentan los frutales de hueso, en el que
la yema terminal es siempre vegetativa y las yemas de flor se distribuyen a lo largo del
ramo (excepto en cerezo que se concentran en la base). Es frecuente encontrar en la
axila de las hojas tres yemas, una yema central vegetativa y los laterales de flor
(melocotonero, albaricoquero almendro y ciruelo).
En los frutales de pepita también se encuentran ramos mixtos, aunque con pocas
yemas fructíferas (en general de 2 a 5-6), siendo la yema terminal siempre fructífera
(yema mixta); en peral son más cortos, concentrándose las yemas fructíferas en la zona
más apical; en manzano son más largos, encontrándose las yemas fructíferas más
distribuidas a lo largo del ramo. También es un ramo mixto el ramo rígido que se
encuentra en frutales de pepita y que sólo tiene la yema terminal fructífera, el cual en
este caso podría denominarse "ramo coronado".
2. Chifona.
Es un ramo más corto que el ramo mixto, en general entre 5 y 20 cm, y tiene un
predominio de yemas fructíferas sobre las vegetativas, en la mayoría de los casos.
126
3. Ramillete de mayo.
Es un ramo muy corto, de 1 a 2 cm, con una yema terminal vegetativa a la que le
siguen casi en roseta o muy poco separadas unas pocas yemas de flor (en general de 3 a
5), presentando el ramo un aspecto rugoso. En el caso de que la yema vegetativa muera
o se caiga termina secándose.
4. Brindilla coronada.
Es un ramo similar a la brindilla descrita en los ramos vegetativos, sólo que en este
caso la yema terminal es fructífera (yema mixta).
5. Lamburda.
Es un ramo muy corto, de 0,5 a 3-4 cm, con una yema terminal fructífera (yema
mixta) y sin yemas patentes en las axilas de las hojas que portaba, las cuales en el caso
de que el ramo sea muy corto, prácticamente, se sitúan en roseta, dando al ramo un
aspecto rugoso.
127
Las lamburdas sólo se presentan en los frutales de pepita. En ocasiones, sobre todo
en peral, se encuentran ramos parecidos a una lamburda pero algo más largos (más de 4
cm) y con alguna yema vegetativa muy pequeña; en este caso podemos clasificarlos
como "pequeños ramos coronados", o bien como brindillas coronadas si presentan cierta
flexibilidad.
En las Figuras 3.22 a 3.29 se muestran en fotografías los tipos de ramos fructíferos,
junto con ramos vegetativos, más característicos de diferentes especies.
1. Bolsa.
Sobre la bolsa se asientan los dos ramos desarrollados durante el periodo vegetativo
y que fueron originados a partir de los meristemos vegetativos presentes en la yema
mixta (ver Figuras 3.22 a 3.24). En ocasiones sólo se encuentra un ramo y muy
excepcionalmente ninguno o tres. En la parte superior de la bolsa quedan patentes las
cicatrices dejadas por los pedúnculos de los frutos al desprenderse o, en su caso, de las
flores.
Frecuentemente, los ramos formados sobre las bolsas son dardos, lamburdas,
brindillas y brindillas coronadas. En el caso de ser lamburdas se origina al siguiente año
y sucesivos una sucesión de bolsas, muy característica de algunas variedades de peral y
manzano.
128
2. Espina.
La espina es una formación corta, rígida, con una punta aguda y en la mayor parte
los casos muy lignificada. Se produce por transformación de las hojas (espinas foliares)
o de los brotes (espinas caulinares) y, en algún caso, está formada sólo por tejidos
corticales, arrancándose entonces con facilidad.
Las espinas caulinares cortas no suelen portar yemas, pero si son largas tienen
yemas laterales, formando lo que se ha definido como un ramo espinoso.
En cítricos se presentan espinas duras asociadas a las hojas, sobre todo en ramos
vigorosos. Son más pronunciadas en naranjo amargo, naranjo dulce y pomelo, y están
poco desarrolladas o ausentes en limonero y mandarino. El azufaifo presenta las
estipulas de las hojas transformadas en dos espinas desiguales, una larga de hasta 3 cm y
otra corta y curva, a veces ausente.
3. Zarcillo.
Es un órgano de naturaleza muy especial que actúa como fijador del tallo y es
característico de las plantas trepadoras. Tiene una gran sensibilidad al contacto con
cualquier objeto, tendiendo a curvarse alrededor del punto de contacto y forma una
concavidad que abraza el objeto. Si éste no es demasiado grueso le da varias vueltas,
con su extremo superior libre. También se produce en la base del zarcillo un
enrollamiento helicoidal que atrae el brote hacia el apoyo.
En vid los zarcillos son caulinares y se disponen en los nudos en el lado opuesto a la
inserción de las hojas; tienen el mismo origen que el de la inflorescencia (racimo),
considerando al zarcillo como una inflorescencia estéril.
129
( Realización: V.Urbina y S. Cervelló. Fotografía: X. Goñi )
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( Realización: V.Urbina y S. Cervelló. Fotografía: X. Goñi )
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( Realización: V.Urbina y S. Cervelló. Fotografía: X. Goñi )
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( Realización: V.Urbina y S. Cervelló. Fotografía: X. Goñi )
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( Realización: V.Urbina y S. Cervelló. Fotografía: X. Goñi )
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( Realización: V.Urbina y S. Cervelló. Fotografía: X. Goñi )
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( Realización: V.Urbina y S. Cervelló. Fotografía: X. Goñi )
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( Realización: V.Urbina y S. Cervelló. Fotografía: X. Goñi )
137
9. Bibliografía (Capítulo 3. El tronco y la ramificación)
Baldini, E. 1992. Arboricultura general. Mundi-Prensa. Madrid. 384 pp., [209 - 215].
Calderón, E. 1983 (2ª ed.). Fruticultura General, 1ª Parte. Limusa. México. 759 pp.,
[75 - 83].
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Fahn, A. 1985. Anatomía vegetal. Ediciones Pirámide. Madrid. 599 pp., [207 - 236, 327
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Gautier, M. 1987. La culture fruitière. Volume 1, L`arbre fruitier. J.B. Baillière. París.
492 pp., [15 - 36].
Pratt, Ch. 1990. Appel Trees: Morphology and Anatomy. Horticultural Reviews. Vol.
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138
Rallo, L. y Camacho, F. 1977. Bases fisiológicas de la producción frutal. E.T.S.I.
Agrónomos de Córdoba. Monografía. 9 temas. Córdoba. s/pp., [Tema 3, 37 pp.].
Strasburger, E.; Noll, F.; Schenck, H.; Schimper, A.F. 1974 (6ª ed.). Tratado de
Botánica. Editorial Marín. Barcelona. 799 pp., [111 - 150].
Valli, R. y Schiavi, S. 1989. Coltivazioni Arboree. Edizioni Agricole. Bologna. 432 pp.,
[21 - 33].
139
Actividades prácticas recomendadas
Capítulo 3. El tronco y la ramificación
9 [Campo - laboratorio - taller]. Observar sobre plantas en campo o sobre material seco
diferentes modelos de crecimiento de la ramificación, como acrotonía, epitonía, etc.
140
11 [Campo - laboratorio - taller]. Observar en el árbol o sobre material seco la diferente
distribución del vigor de los brotes emitidos por ramos de peral (de igual longitud),
según sea la porción de los mismos suprimida (o de yemas dejadas) con la poda.
17 [Laboratorio - taller]. Reconocer sobre paneles con material seco los ramos vegetativos
y fructíferos de las principales especies frutales de pepita y hueso.
141
Cuestionario de evaluación
Capítulo 3. El tronco y la ramificación
1. ¿Qué diferencias existen entre un árbol, un arbusto y una mata, y qué especies
frutales adoptan estas formas?
2. ¿Qué son, por qué se caracterizan y cuál es la evolución de un brote, un ramo y una
rama?
3. Definir qué es una rama principal, una rama terciaria, una guía y un piso.
8. ¿Qué acciones ejercen las hormonas sobre el crecimiento de los brotes y qué
sustancias intervienen principalmente?
10. ¿Cómo se distribuye, normalmente, el vigor de los brotes emitidos por un ramo en
posición vertical, y cómo varía si se coloca en posición horizontal?
11. ¿Cómo será el vigor de los brotes emitidos por un ramo según la porción que se
suprima del mismo con la poda?
142
15. ¿Cuáles son las principales influencias que ejerce el sistema aéreo sobre el sistema
radical?
16. ¿Cuál es la constitución de una yema vegetativa y en qué se diferencia de una yema
fructífera mixta?
18. ¿Qué características principales tienen los siguientes ramos de frutales de pepita:
chupón, ramo mixto, brindilla coronada, dardo y lamburda?
19. ¿Qué características principales tienen los siguientes ramos de frutales de hueso:
ramo de madera, chifona, ramo espinoso y ramillete de mayo?
20. ¿Cómo se origina la formación de las bolsas en frutales de pepita y qué ramos
pueden portar?
143
144
4
LAS HOJAS
1. Las hojas.
2. Desarrollo de las hojas.
3. Factores que influyen sobre el desarrollo
foliar.
4. Funciones de las hojas.
5. Caídas de hojas.
6. Análisis foliar.
7. Bibliografía.
145
146
1. Las hojas
Las hojas son órganos laminares, de color verde, en los que, fundamentalmente, se
realiza la función más vital de las plantas, que es la fotosíntesis, y de la cual depende
también la vida de los animales y del hombre.
La importancia de las hojas, como fábrica de sustancias orgánicas, hace que se les
deba prestar gran atención en el cultivo frutícola. De la presencia de hojas suficientes,
junto con su correcto desarrollo y estado sanitario, va a depender el crecimiento de la
planta y el desarrollo de la fructificación.
Muchas de las especies leñosas frutales son de hoja caduca, cuya abscisión
generalizada estacional tiene lugar a la entrada en reposo de la planta, pasando el
periodo invernal sin hojas. Otras especies, como por ejemplo: cítricos, olivo, níspero
japonés, aguacate, etc., son de hoja perenne, presentando la abscisión en diferentes
épocas del año con más o menos estacionalidad según las especies, pero manteniendo
siempre la planta una cobertura foliar.
Las hojas originadas a partir del meristemo apical dan lugar, junto con el tallo, al
brote; el cual al evolucionar formará un ramo. Las hojas se insertan en los nudos del
tallo, en general individualmente, pero también pueden presentarse verticilos polímeros,
con varias hojas; por ejemplo, en olivo con dos hojas opuestas, o en brotes vigorosos de
melocotonero con dos o tres hojas en el mismo lado.
Las diversas especies frutales presentan hojas con una gran diferencia en forma y
tamaño, manifestando también pequeñas diferencias entre variedades, lo que es
utilizado para la identificación varietal junto con otros caracteres.
Las hojas de los frutales son completas y están formadas por el peciolo y el limbo,
presentando en su base, frecuentemente, estípulas.
El limbo es laminar, con muy poco grosor y de color verde. La parte superior se
denomina haz y la inferior envés. Puede ser simple o indiviso (como en la mayoría de
especies); o bien compuesto de foliolos independientes (como en nogal) insertos en el
147
raquis que es la prolongación del peciolo. El limbo presenta, como continuación del
peciolo, una o varias nervaduras principales que se ramifican en nervaduras secundarias,
las cuales a la vez se subdividen. Por los nervios o venas discurren los haces
liberoleñosos de floema y xilema, que sobresalen de la lámina foliar por el envés.
Además de tener como función la circulación de sustancias constituyen el esqueleto de
la hoja, dándole resistencia mecánica.
En la parte basal del peciolo, en su inserción con el tallo, se diferencia la base foliar
que protege a la yema axilar. Puede ensancharse y constituir lo que se denomina vaina,
y puede presentar a cada lado una especie de hojita (o foliolo) denominada estípula, que
es un apéndice de la base foliar. En muchas hojas la base foliar no se diferencia
claramente del peciolo al tener la misma forma y tamaño. Cuando la hoja carece de
peciolo se denomina hoja sentada. En cítricos, algunas especies presentan en la base del
limbo un ensanchamiento (alas), como el naranjo amargo, naranjo dulce y pomelo.
En la parte del peciolo más próxima al limbo y en el margen basal del limbo pueden
existir, en algunas especies, glándulas de formas diferentes. Son muy patentes, por
ejemplo, en cerezo y melocotonero. En los Prunus las glándulas del peciolo son
consideradas nectarios extraflorales al secretar néctar; las de limbo secretan sustancias
resinosas amargas. En el caso del melocotonero se ha comprobado que, en general, la
presencia o ausencia de estas glándulas está ligada a la sensibilidad a determinadas
plagas y enfermedades. Así se tiene que las variedades que presentan glándulas son más
sensibles o son más atacadas por la abolladura y los pulgones, y menos por el oidio; por
el contrario, las variedades con ausencia de glándulas son más sensibles al oidio y
menos a la abolladura y a los pulgones. No obstante, se desconoce la incidencia y la
función clara de estas glándulas.
En la Figura 4.1 se representa la constitución de una hoja tipo, indicando todos sus
componentes.
148
Figura 4.1. Constitución de una hoja tipo.
Los caracteres más importantes utilizados para la identificación varietal son los
siguientes:
a) Limbo:
Posición o inclinación respecto al ramo (porte).
Dimensiones. Relación entre longitud y anchura.
Aspecto de la superficie del limbo y plegamiento.
Forma del margen o borde.
Forma de la base y del ápice.
Disposición y aspecto de las nervaduras.
Presencia o ausencia de glándulas y de pubescencia.
b) Peciolo:
Posición respecto al ramo.
Dimensión y forma.
Presencia o ausencia de glándulas.
c) Estípulas:
Dimensión y forma.
149
Figura 4.2. Caracterización de las hojas. Expresión más frecuente de los caracteres
en hojas de frutales.
150
1.2. Estructura interna de la hoja
La estructura de la hoja puede variar según las especies, pero todas ellas presentan
una organización de tejidos similar, estando constituido su limbo por un parénquima
interno (mesofilo) recubierto por la epidermis, según se representa, esquemáticamente,
en la Figura 4.3.
En la estructura interna se encuentran también los haces conductores que forman las
nervaduras, los cuales están constituidos por una vena central con el xilema en la parte
superior y el floema en la inferior. La vena está protegida por una vaina formada por
unas capas de células parenquimáticas que la recubren, y puede llevar asociados
cordones de colénquima subepidermicos, originando un relieve por el envés. Los
nervios principales pueden llevar cordones de esclerénquima.
151
2. Desarrollo de las hojas
Las hojas se desarrollan a partir de los primordios foliares que envuelven el cono
vegetativo de las yemas y mediante la posterior formación de primordios foliares
producidos en sucesión acrópeta en el crecimiento del ápice del brote.
En la formación de la hoja toman parte las capas de células del anillo meristemático
de la zona de diferenciación del ápice. La epidermis se deriva de una capa más externa
(túnica) y el mesofilo y los tejidos vasculares se forman de las capas interiores (capa
interna de la túnica y capa más externa del corpus). Con la continua división celular el
primordio foliar va sobresaliendo del ápice caulinar como una protuberancia en forma
de media luna y va dando lugar al eje foliar y, posteriormente, al limbo.
La reposición de las hojas se producirá a partir de una nueva brotación de las yemas,
normalmente, después del reposo invernal. En algunas especies pueden encontrarse tras
la apertura de la yema diferentes catafilos, como escamas gemarias, brácteas
transformadas con un desarrollo parcial de aspecto blanquecino y hojas de transición,
que terminarán cayendo, sucesivamente y al poco tiempo, con el desarrollo del brote. En
algún caso, como en la vid, las hojas de transición portan grandes estípulas
transformadas a modo de escamas. En la Figura 4.4 se representan diferentes catafilos
presentes en la brotación de una yema vegetativa de peral.
152
Figura 4.4. Catafilos presentes en la brotación de una yema vegetativa de peral (cv.
Abate Fetel).
El plano determinado por el eje caulinar y la línea media de una hoja se denomina
mediana de la hoja. El ángulo formado entre las medianas de dos hojas consecutivas se
153
llama ángulo de divergencia y suele mantenerse constante para todas las hojas (Figura
4.5).
154
2.2. Índice de área foliar
El índice de área foliar (IAF) es un indicador que permite comparar las densidades
de la copa de los árboles. Relaciona la superficie existente de hojas respecto a la
superficie ocupada de terreno. Con frecuencia, se denomina a este índice LAI (Leaf
Area Index). Puede adoptar diferentes significados dependiendo de los valores
considerados en la relación. Los cocientes más generalizados son:
a) IAF del árbol: es la relación entre la superficie foliar del árbol y la superficie de
terreno ocupada por la proyección de la copa.
Los valores del IAF del árbol, en un manzano, obtenidos según el sistema de
formación, pueden ser por ejemplo de 8 para la palmeta y de 4 para el vaso, siendo el
IAF de la plantación, aproximadamente, la mitad de estos valores. En vid, formada en
espaldera y con copas muy densas, se encuentran valores entre 6 y 7.
El desarrollo foliar de una planta también puede expresarse como densidad de área
foliar (DAF), que es la relación entre los m2 de superficie foliar por cada m3 de copa.
155
una notable influencia el patrón empleado. También contribuyen otros factores internos,
como: la competencia nutricional de los frutos, la edad y el estado general de la planta.
El estado sanitario de la planta es uno de los factores internos que más influyen
sobre el desarrollo foliar. Los ataques de plagas y enfermedades, que muchas veces se
centran sobre las hojas, pueden originar una merma importante en la superficie foliar,
interferir en el crecimiento de las hojas originando malformaciones y, en definitiva,
competir por los nutrientes y reducir la capacidad fotosintética. Además, en casos
graves, pueden provocar la defoliación de la planta.
Las hojas tienen tanta importancia para la planta como las raíces, ya que en ellas se
realiza la transformación de la savia bruta procedente de las raíces a savia elaborada.
Además, las hojas contribuyen a la circulación de la savia, almacenan temporalmente
ciertas sustancias de reserva y pueden servir de pantalla a los rayos solares, evitando
quemaduras en ramas y frutos por exceso de radiación.
Las hojas realizan tres funciones básicas para la planta: fotosíntesis, respiración y
transpiración, las cuales se comentan, brevemente, a continuación para recordar sus
aspectos más esenciales.
156
A) Fotosíntesis.
Por ser una función fundamental para la planta se deberá prestar especial atención en
la plantación a los factores que la regulan. Muchas de las intervenciones que se realizan
en la planta sobre el sistema aéreo van encaminadas a conseguir una iluminación óptima
y un buen desarrollo foliar.
Cada planta precisa tener un número de hojas determinado por cada fruto para que
éste alcance el tamaño y la calidad deseada. Así por ejemplo se precisan,
aproximadamente, 30 hojas para un melocotón, 35 para una manzana, 40 para una pera
y 25 para una naranja. Aunque en los árboles con muchos frutos las hojas se comportan
de forma más eficiente y además el comportamiento depende de otros factores, por lo
que no se puede establecer con precisión el número de hojas necesario.
Cada variedad presenta unas características propias, sobre todo ligadas a los
aspectos morfológicos y a la estructura interna de la hoja, que inciden sobre su
capacidad fotosintética. La intensidad luminosa que precisa la planta es un carácter
genético. La actividad de la hoja mantiene una íntima relación con la iluminación que
recibe y sobre la que también influye la temperatura.
157
El otro factor clave en la asimilación de carbono son las clorofilas, por lo que deberá
cuidarse el estado nutritivo y vegetativo de la planta, ya que si las hojas amarillean
(clorosis) no realizarán bien la fotosíntesis.
B) Respiración.
C) Transpiración.
158
refrigeración de la hoja también se produce por su contacto con el aire, que se encuentra
a menos temperatura, y por radiación.
El contenido de agua en la hoja tiene una relación directa con la apertura de los
estomas. Éstos permanecen abiertos al máximo durante las primeras horas de la mañana,
luego se van cerrando, razón por la cual el contenido de agua en el mediodía es menor,
aumentando luego por la tarde, hasta cubrir de nuevo el déficit.
Los días de verano con vientos secos y cálidos, las hojas tienen una gran demanda
de agua, que si los sistemas conductores no pueden abastecer hace que las hojas se
marchiten. Si este desequilibrio es muy drástico y la temperatura de las hojas es muy
alta puede producirse una desecación rápida o asurado de la hoja.
5. Caídas de hojas
El envejecimiento de las hojas evoluciona desde la base del ramo hasta el ápice. La
caída está precedida de una pérdida de clorofila, con un cambio en la coloración de las
hojas y una emigración de las reservas que contienen. Las coloraciones otoñales que
adoptan las hojas difieren entre especies e incluso entre variedades.
159
La coloración amarilla y naranja se debe a que se descomponen las clorofilas, cuyos
productos residuales son eliminados por las vías conductoras, mientras los carotenoides
permanecen solos, dando lugar las carotinas a colores rojo-anaranjados y las xantofilas a
colores amarillos. La coloración roja es debida a que el jugo celular se tiñe por los
antocianos. El empardecimiento final de las hojas se debe a la formación post-mortal de
colorantes pardos hidrosolubles.
También puede haber caídas de hojas accidentales a lo largo del año, como por
temperaturas anormalmente bajas en primavera después de un periodo vegetativo muy
favorable, por ataques parasitarios graves, por carencias en la alimentación, por sequía
persistente, etc.; así como por desórdenes fisiológicos ocurridos en la planta,
principalmente en verano y, muchas veces, difíciles de explicar.
6. Análisis foliar
160
Es difícil establecer cuáles son los niveles adecuados a los que no se producen
síntomas de deficiencia o de toxicidad, ya que varían según la especie y variedad, según
la edad de la planta o, incluso, según el clima. Además, para una misma planta, el
contenido de nutrientes varía apreciablemente a lo largo del año. La época más estable
suele ser a mediados de verano, por lo que, en general, la toma de muestras para análisis
periódicos debe realizarse desde mediados de julio a finales de agosto.
Las hojas se toman de la parte media de los brotes periféricos de la planta; que
deben ser de vigor medio, excluyendo siempre chupones y pequeños brotes (salvo que
se persigan objetivos concretos sobre su estado). Son suficientes de 50 a 100 hojas,
dependiendo de su tamaño, extraídas de varios árboles de cada parcela representativa.
También se utiliza otro tipo de órganos para determinar el estado nutricional, como
flores o solamente peciolos. Para análisis periódicos deben marcarse las plantas
muestreadas.
Las hojas han de estar sanas (salvo diagnósticos concretos) y deben lavarse
inmediatamente, antes de que se sequen, con detergentes no iónicos. Luego se desecan a
80 ºC, o bien al aire en un sitio sin humedad, para su envío al laboratorio.
Para la interpretación de los resultados existen tablas comparativas de datos para las
diferentes especies y, en algún caso, para variedades concretas, en las que se indican los
niveles considerados normales, en carencia y en exceso. Los datos disponibles no suelen
ser coincidentes entre autores, dándose ligeras variaciones, por lo que es conveniente
que sea el propio laboratorio quien realice la interpretación, según el método analítico
utilizado y sus valores de referencia.
Se insiste en que el análisis foliar sólo es una herramienta más para el diagnóstico, y
que en la interpretación debe tenerse en cuenta el equilibrio de todos los elementos y sus
efectos sinérgicos y antagónicos, además de la información disponible sobre el estado
de la plantación. En este sentido, es muy útil disponer de valores de referencia de otros
años de la propia plantación objeto de diagnóstico.
161
7. Bibliografía (Capítulo 4. Las hojas)
Barceló, J.; Nicolás, G.; Sabater, B.; Sánchez, R. 1988. Fisiología vegetal. Ediciones
Pirámide. Madrid. 823 pp., [106 - 139].
Calderón, E. 1983 (2ª ed.). Fruticultura General, 1ª Parte. Limusa. México. 759 pp.,
[83 - 91].
Esau, K. 1985 (3ªed. rev.). Anatomía vegetal. Ediciones Omega. Barcelona. 779 pp.,
[453 - 505].
Fahn, A. 1985. Anatomía vegetal. Ediciones Pirámide. Madrid. 599 pp., [240 - 284].
Gautier, M. 1987. La culture fruitière. Volume 1, L`arbre fruitier. J.B. Baillière. París.
492 pp., [38 - 43].
Pratt, Ch. 1990. Appel Trees: Morphology and Anatomy. Horticultural Reviews. Vol.
12: 265-305, [283 - 288].
Strasburger, E.; Noll, F.; Schenck, H.; Schimper, A.F. 1974 (6ª ed.). Tratado de
Botánica. Editorial Marín. Barcelona. 799 pp., [150 - 159].
162
Actividades prácticas recomendadas
Capítulo 4. Las hojas
3 [Campo]. Observar, según las diferentes especies, nudos con hojas individuales y
verticilos polímeros. Determinar el tipo de disposición y el índice filotáxico.
9 [Campo]. Observar las transformaciones que ocurren en las hojas, previas a su caída.
Observar la abscisión de las hojas y la cicatrización de la herida producida en el ramo.
(1) UPOV. 1995. Working paper on revised test guidelines for fruit varieties of pear (Pyrus L.) TWF/26/4. April -
1995. UPOV. Ginebra. 26pp. (2) UPOV. 1995. Guidelines for the coduct of test for distinctness, homogeneity and
stability - Apple. TG/14/8 - 1995. UPOV. Ginebra. 30 pp.
163
Cuestionario de evaluación
Capítulo 4. Las hojas
1. ¿Cómo se originan las hojas y cuál es su duración en las especies frutales? Citar el
número de hojas que normalmente se insertan en cada nudo en diferentes especies.
2. ¿Qué son las estípulas? ¿Qué función tienen las glándulas que aparecen en algunas
hojas y dónde se asientan?
3. ¿Cuáles son los caracteres de las hojas más frecuentemente utilizados para la
identificación varietal?
4. ¿Qué diferencias se presentan entre el haz y el envés en las hojas de los frutales?
6. ¿Qué es el índice filotáxico y qué valores adopta en los frutales más importantes?
8. ¿Cuáles son los principales factores del medio que influyen sobre el desarrollo foliar?
Justificar su incidencia.
9. ¿Qué efectos tiene el deshojado parcial de un árbol y cuál será su repercusión en las
diferentes épocas del año?
10. ¿Qué condiciones deben cumplirse para que las hojas tengan la máxima actividad
fotosintética?
11. ¿En qué consiste la transpiración realizada por las hojas y qué repercusiones tiene
para la planta?
12. ¿En qué consiste la abscisión de las hojas y por qué está regulada?
14. ¿Qué tipos de caída de hojas puede haber en un frutal y a qué es debida la caída?
15. ¿Qué objetivos se persiguen con el análisis foliar y cuándo se toman las muestras?
164
5
FENOLOGÍA Y VIDA DE
LAS PLANTAS
1. Fenología.
2. Estados fenológicos tipo en la evolución
de las yemas fructíferas.
3. Ciclo anual de las especies frutales.
4. Periodo de reposo.
5. Desborre, brotación y floración.
6. Desarrollo de la vegetación y de los frutos.
7. Vida de la planta.
8. Fases de la plantación.
9. Bibliografía.
165
166
1. Fenología
Las plantas presentan a lo largo del año una serie de fenómenos biológicos
periódicos (como brotación, floración, maduración, etc.) que hacen modificar el aspecto
de sus órganos. Estos fenómenos están íntimamente relacionados con el clima y,
especialmente, con los cambios estacionales a los que se encuentran sometidas las
plantas.
167
campaña sobre el desarrollo fenológico de la planta y compararlo con el desarrollo de
otros años, y, por otro lado, es utilizado para la planificación y realización de las
actividades que se llevan a cabo a lo largo del año en la plantación, especialmente para
fijar los momentos más adecuados para aplicar ciertos tratamientos fitosanitarios y
hormonales, realizar abonados, riegos y podas, y, en su caso, colocar y retirar colmenas.
Los estados fenológicos pueden referirse a todo el ciclo anual o bien a fases
concretas del desarrollo de las plantas. En el primer caso hacen mención a los aspectos
característicos que presenta la planta a lo largo de las estaciones, debidos a fenómenos
biológicos periódicos como son: reposo invernal, inicio de brotación, floración, parada
estival, caída otoñal de hojas, etc.; o bien a aspectos de los frutos como: cuajado, envero
(cambio de color) y madurez.
168
de dos cifras solamente a los estados principales y secundarios específicos por los que
atraviesa, adaptándolos según sus características de desarrollo a la escala general.
Frecuencia aproximada
169
2. Estados fenológicos tipo en la evolución de las yemas
fructíferas
Los estados que se consideran genéricos, para yemas fructíferas con una o varias
flores, son los siguientes:
A partir de estos estados genéricos, las diferentes escalas particularizan para cada
especie y describen estados intermedios o estados concretos de su desarrollo, indicando,
incluso, las dimensiones características de los órganos. Cada estado se representa
mediante una figura, la cual resulta de gran utilidad para la identificación en campo del
aspecto de los órganos.
1. Peral y manzano.
Para el peral y el manzano se utilizan las escalas propuestas por Fleckinger que se
reflejan en las Figuras 5.2 y 5.3, respectivamente. La descripción de los estados es la
siguiente:
170
C- Yema hinchada. El diámetro de la yema es unas 2,5 veces mayor que el diámetro
de su base. Se define también un estado más avanzado C3 con las escamas más
separadas y la yema comenzando a abrirse.
D- Aparición de los botones florales. Al separarse las escamas se ven los sépalos de
los botones entre las hojas jóvenes, que se encuentran más o menos desarrolladas
según las variedades. Para el peral se define un estado más avanzado D 3 . Para el
manzano se indican dos representaciones del estado D, correspondientes a
variedades que desarrollan más o menos rápidamente las hojas.
E- Los sépalos al separarse ligeramente dejan ver los pétalos. Se define también un
estado más avanzado E2 .
2. Frutales de hueso.
171
C- Aparece el cáliz de la flor o flores al abrirse y alargarse la yema. En el caso de
varias flores los botones permanecen reunidos. La coloración de los sépalos será
verde en cerezo y ciruelo, blanquecina en melocotonero y almendro, y algo
rojiza en albaricoquero.
E- Se ven los estambres. Los pétalos se entreabren por el ápice y dejan ver los
estambres que sobresalen más o menos.
I- En ciruelo y cerezo: cae el cáliz. El collarín del cáliz permanece más tiempo en el
extremo del fruto pero termina cayendo dejando desnudo al pequeño fruto.
3. Naranjo y limonero.
A- Yema en reposo.
C- Brotación originada por una yema mixta en la que aparecen las flores. Se define
también un estado C1. Pueden presentarse diferentes tipos de brotes fructíferos.
172
D- Aparece la corola. La corola se desarrolla y permanece cerrada. Los pétalos son
blancos o ligeramente coloreados en limonero.
E- Se ven los estambres. Los pétalos adquieren la forma de una bola hueca y
alargada, entreabriéndose por el ápice y dejando ver los estambres.
H- Caída de pétalos.
I- Fruto cuajado.
4. Vid.
Para la vid se emplea la escala propuesta por Baggiolini que se refleja en la Figura
5.11. La descripción de los estados es la siguiente:
D- Salida de las hojas. Aparecen las hojas rudimentarias formando una roseta cuya
base aun se encuentra protegida por la borra.
F- Racimos visibles. Los racimos aparecen en el extremo del brote que ya presenta
cuatro o seis hojas.
173
H- Botones florales separados. Aparece la forma típica de la inflorescencia en
racimo con los botones florales ya separados.
5. Olivo.
Para el olivo se emplea, entre otras, la escala propuesta por Colbrant y Fabre que se
refleja en la Figura 5.12. La descripción de los estados es la siguiente:
F- Comienzo de la floración. Las corolas pasan del color verde al blanco y se abre la
primera flor en la inflorescencia. Se define un estado más avanzado F1 de plena
floración, en el que la mayoría de sus flores están abiertas
174
Figura 5.2. Estados fenológicos tipo de la evolución de las yemas fructíferas en
peral.
175
Figura 5.3. Estados fenológicos tipo de la evolución de las yemas fructíferas en
manzano.
176
Figura 5.4. Estados fenológicos tipo de la evolución de las yemas fructíferas en
melocotonero.
177
Figura 5.5. Estados fenológicos tipo de la evolución de las yemas fructíferas en
albaricoquero.
178
Figura 5.6. Estados fenológicos tipo de la evolución de las yemas fructíferas en
almendro.
179
Figura 5.7. Estados fenológicos tipo de la evolución de las yemas fructíferas en
ciruelo.
180
Figura 5.8. Estados fenológicos tipo de la evolución de las yemas fructíferas en
cerezo.
181
Figura 5.9. Estados fenológicos tipo de la evolución de las yemas fructíferas en
naranjo.
182
Figura 5.10. Estados fenológicos tipo de la evolución de las yemas fructíferas en
limonero.
183
Figura 5.11. Estados fenológicos tipo de la evolución de las yemas fructíferas en
vid.
184
Figura 5.12. Estados fenológicos tipo de la evolución de las yemas fructíferas en
olivo.
185
3. Ciclo anual de las especies frutales
A lo largo del año se producen en la planta una serie de procesos fisiológicos que
originan y configuran las características de los órganos de la planta en cada momento.
Los diferentes estados fenológicos que se van sucediendo delimitan las fases o periodos
característicos del ciclo anual.
Este ciclo puede particularizarse, por una parte, para los órganos vegetativos (yemas
vegetativas, brotes, hojas, etc.), dando lugar al ciclo vegetativo; y, por otra parte, para
los órganos fructíferos (yemas fructíferas, flores y frutos), dando lugar al ciclo
fructífero.
1. Período de reposo.
2. Periodo de actividad.
Cada uno de estos periodos se divide, a la vez, en una serie de fases; cada una de las
cuales puede incluir una serie de procesos y estados fenológicos característicos.
a) En el ciclo vegetativo:
Desborre.
Brotación.
Desarrollo de la vegetación.
Caída de hojas (en especies caducifolias).
b) En el ciclo fructífero:
Desborre.
Floración.
Desarrollo del fruto.
Maduración.
186
Las fases del periodo de reposo y las otras fases del ciclo vegetativo serán
comentadas en los apartados siguientes del presente capítulo; dejando para tratar en una
siguiente Monografía de esta misma Colección las fases y los procesos del ciclo
fructífero, y otros aspectos relacionados con los frutos.
1) Factores genéticos.
2) Factores climáticos.
Además de las necesidades de calor que tiene la planta para vegetar, muchas de las
especies frutales también necesitan acumular una determinada cantidad de frío durante
el período de reposo, para que la posterior brotación y floración se lleven a cabo
correctamente.
187
4) Intervenciones sobre la planta.
4. Período de reposo
188
hacer referencia al reposo invernal, y, en otros casos, el de "quiescencia" para hacer
referencia a una quietud o reposo impuesto por condiciones ambientales (acepción
también de letargo en alguna publicación).
Para evitar confusión debe emplearse como término general para denotar la
inactividad el término latencia; equiparado a "dormancy", por lo que también se le
denomina -dormición-, aunque se recomienda no emplear esta última acepción como
término general. Luego, atendiendo a la causa de la inactividad visible, pueden
distinguirse varios casos de latencia, los cuales reciben ya una denominación específica.
1. Endodormición.
Las yemas están latentes a causa de condiciones fisiológicas internas que impiden el
crecimiento, incluso si las condiciones del medio son favorables y no hay impedimento
debido a otros órganos. Su regulación está bajo control endógeno y para salir de este
estado de latencia la planta debe permanecer un determinado tiempo a temperaturas
bajas (superiores a 0ºC) para suplir sus necesidades de acumulación de frío.
2. Ecodormición.
3. Paradormición.
189
pre-reposo de las yemas, que acontece durante la primavera y verano y que da paso
luego, progresivamente de la base al ápice del ramo, al reposo invernal.
La acción del frío y del calor se ejerce sobre cada yema, estimulando la formación
de inhibidores y promotores del crecimiento. Esto se ha demostrado exponiendo partes
de la planta a diferentes temperaturas, habiéndose visto que las yemas expuestas a
condiciones más favorables brotan más regularmente.
La duración del reposo viene dada, por lo tanto, por las necesidades ambientales de
la planta, principalmente por la temperatura, según ya se ha comentado. Para una
especie y variedad concreta, la duración del período de reposo será variable según las
zonas climáticas o incluso según los microclimas en que se desarrolle. Las especies de
zona templada reducen su período de reposo al pasarlas a una zona tropical. Algunas
especies tropicales presentan crecimiento durante todo el año, sin llegar a tener un
periodo efectivo de reposo.
190
4.2. Entrada en reposo
Coincidiendo con esta fase se produce la caída de las hojas en las especies
caducifolias. Para las especies de hoja perenne se considera que la entrada en reposo
acontece en las mismas fechas que en las especies caducifolias.
Los factores principales que determinan la entrada en reposo son los siguientes:
2. Descenso de la temperatura.
191
Se ha probado que el ABA tiene un papel importante en el proceso y tiende a
aumentar durante la entrada en reposo, actuando como inhibidor, mientras que los
promotores del crecimiento y la actividad respiratoria disminuyen. El ABA se transloca
al ápice donde origina la aparición de escamas en lugar de primordios foliares. Tras un
período de formación de escamas el ápice forma nuevos primordios foliares que
permanecen en la yema durante el periodo invernal. Esto se ha logrado inducir en las
plantas aplicando ABA en condiciones ambientales de día largo.
El final de la fase de entrada en reposo y el comienzo del reposo viene marcado por
una hidrólisis de hidratos de carbono insolubles y la acumulación de hidratos de
carbono solubles en la zona basal de los ramos. El proceso se lleva a cabo
posteriormente en todo el ramo Esta acumulación de hidratos de carbono solubles es un
factor secundario de resistencia al frío invernal, ya que origina un incremento de la
presión osmótica vacuolar, asociado a una mayor resistencia a la congelación. El
contenido total de hidratos de carbono en esta fase será el máximo.
El orden de entrada en reposo de los órganos es, en general, el siguiente: base de los
ramos, ramas y tronco, ápice de los ramos y, por último, la zona del cuello y las raíces.
192
Cabe recordar que la actividad radical continúa en esta fase durante unas dos
semanas después de la caída de hojas, hasta que se atenúa considerablemente y
comienza el reposo invernal, propiamente dicho, de la planta.
La salida del reposo se realiza de forma gradual, tal como ocurre con la entrada en
reposo. Esta fase se caracteriza por el aumento de la actividad fisiológica en la planta,
especialmente al nivel de las yemas que van alcanzando su capacidad de brotación y
salen del reposo varias semanas antes de mostrar síntomas exteriores de ello. Al final de
la fase las yemas alcanzan su potencialidad máxima de crecimiento.
193
un cierto carácter de reposo y el proceso es todavía reversible. Al final de la fase, las
yemas incrementan de forma muy rápida su peso seco y proceso en este estado es ya
irreversible, conduciendo al crecimiento.
Los factores principales que determinan la salida del reposo son los siguientes:
1. Acumulación de frío.
Parece ser que el frío es el factor responsable, por excelencia, de la salida del reposo.
Las yemas precisan una acumulación mínima de frío durante la fase de reposo para
estimular a las hormonas promotoras del crecimiento. Si las temperaturas son bajas
durante el reposo y al comienzo de la salida del reposo, se corta la duración del mismo.
Una vez avanzada la fase de salida del reposo y alcanzado el estado de irreversibilidad
en la yema, el incremento de la temperatura origina que la brotación se produzca antes.
Para cuantificar el frío necesario para dicho proceso se considera el número de horas
que la planta está por debajo de una temperatura umbral, normalmente de 7 ºC para las
especies de hoja caduca. La cuantificación es aproximada, ya que las diferentes
temperaturas alcanzadas a lo largo del día, así como las variaciones entre días fríos y
templados, tienen influencia en la acumulación. Se han propuesto diferentes métodos de
cuantificación que tienen en cuenta esta influencia. La medida obtenida permite
comparar las exigencias de frío de las diferentes especies y variedades para salir con
normalidad del reposo.
194
También la actividad enzimática global aumenta. El contenido de almidón y de otros
compuestos insolubles disminuye, en general, hacia el final de la fase. Igualmente, se
dan cambios en el contenido total de nitrógeno y en sus formas, en los diferentes
órganos de la planta. Se produce una disminución del nitrógeno proteínico y un aumento
del nitrógeno soluble. El nitrógeno total de las yemas aumenta, mientras que en las
ramas y ramos tiende a disminuir.
En esta fase se pierde la resistencia al frío que tenía la planta durante el reposo.
Los productos más utilizados para adelantar la salida del reposo son los aceites de
invierno, el DNOC (actualmente prohibido) y la cianamida de hidrógeno (Dormex).
Otros productos ensayados, con el mismo objetivo, son: nitrato potásico, tiourea,
tidiazuron, etc. Su aplicación debe hacerse con precauciones y conociendo bien las dosis
y las condiciones de uso, ya que los productos pueden resultar fitotóxicos para las
plantas y la respuesta no siempre es la deseada.
También se puede influir sobre el control hormonal del reposo con la aplicación de
reguladores de crecimiento a las plantas, pero no siempre se ha obtenido en las
experiencias realizadas una respuesta regular y generalizable. Se ha logrado promover la
salida reposo con la aplicación de giberelinas y citoquininas en la época invernal, pero
en algunos casos también se necesita acumular cierta cantidad de frío. Por ejemplo: con
GA3 en melocotonero y con citoquinina (benziladenina) en vid, manzano y peral. El
paclobutrazol ha avanzado ligeramente, en algún caso, la floración. También se cita que
los generadores de etileno como el ethephon acortan el reposo.
5. Otros factores.
Existen otros factores que tienen acción sobre la salida del reposo y repercuten, en
esencia, sobre el equilibrio hormonal de la latencia o en la estimulación del crecimiento.
195
Entre estos factores cabe destacar el estado sanitario de la planta, como
determinadas virosis que pueden provocar brotaciones fuera de época, o acciones que
influyan sobre la actividad celular, como heridas, etc. El patrón también influye en esta
fase al adelantar o retrasar la actividad de las raíces.
Una vez que la planta completa la fase de salida del reposo y llega el momento en
que la capacidad de crecimiento de las yemas supera el nivel de irreversibilidad,
comienzan a apreciarse los síntomas externos de la actividad vegetativa al producirse la
hinchazón de las yemas.
Las escamas y las brácteas se van separando a modo de deslizamiento, dejando ver
zonas verdoso-amarillentas entre ellas y la borra o pubescencia blanquecina. Este
proceso marca el comienzo visible de la actividad y recibe el nombre de desborre.
En esta fase se aprecia una disminución notable de los hidratos de carbono totales,
debido a que la planta necesita utilizar sus reservas para crecer. Se produce la hidrólisis
de los hidratos de carbono insolubles disminuyendo su contenido y aumentando, por lo
tanto, el nivel de los hidratos de carbono solubles. Igualmente se produce un incremento
del nitrógeno total y, especialmente, del soluble en las yemas. Paralelamente disminuye
el contenido de nitrógeno en ramos y ramas por hidrólisis del nitrógeno proteínico y
translocación a las yemas.
A partir del desborre las yemas vegetativas evolucionan dando lugar a la aparición
de los jóvenes brotes. Este proceso se denomina brotación.
En el inicio de la brotación se aprecia que la madera de los ramos (los cuales a partir
de este momento se convierten en ramas) presenta una corteza más tersa, húmeda y
brillante.
196
De igual forma, a partir del desborre las yemas fructíferas, bien sólo de flor o
mixtas, evolucionan dando lugar a flores y a flores y brotes, respectivamente. Este
proceso se denomina floración.
A lo largo del período de actividad, la planta sigue pasando por una serie de estados
fenológicos característicos, los cuales son síntoma de un determinado proceso
fisiológico.
1. Crecimiento de primavera.
197
De la misma forma se reduce el nitrógeno total en ramos y se transloca nitrógeno
soluble a los meristemos por hidrólisis del nitrógeno proteínico almacenado.
El paso de una a otra etapa es siempre gradual y no toda la vegetación del árbol o de
la planta presenta el mismo tipo de crecimiento. En cítricos se observan, en general, tres
brotaciones: de primavera, de verano y de otoño; siendo la de verano menos vigorosa.
En vid hay un crecimiento continuo si las condiciones lo permiten.
Esta parada es más acusada en unas especies que en otras, y en muchos casos no
llega a apreciarse. También influye en que no haya parada las temperaturas de verano
más atenuadas, además de otros factores, principalmente la disponibilidad de agua y de
nutrientes. En esta fase se inicia en la planta el proceso denominado de agostamiento, el
cual marca el final de la fase de crecimiento rápido.
198
El proceso de agostamiento se define como el conjunto de transformaciones que se
dan en un brote en estado herbáceo para pasar a ser un ramo lignificado. Recibe este
nombre al darse, más acusadamente, durante el mes de agosto en muchas especies (claro
está, en el hemisferio Norte). No obstante, el proceso debe establecerse por las
transformaciones que se dan en el brote y no por la fecha, ya que tiene lugar desde
finales de primavera hasta avanzado el otoño.
Téngase en cuenta que al ocurrir el proceso de la base al ápice de los ramos sus
partes no se encuentran en el mismo estado. El estado de madera agostada acontece en
el ápice del ramo con la caída de hojas.
3. Crecimiento de otoño.
199
esta fase, ya que únicamente se observa un alargamiento más rápido del brote cuando
parte de él ya está agostado.
Con la caída de hojas finaliza el proceso de agostamiento del ramo, para dar paso
posteriormente a la fase que se denomina de sobreagostamiento, que coincide con el
estado de reposo del ramo (endodormición).
La caída otoñal de hojas está regulada hormonalmente, en especial por los niveles de
ABA de las hojas adultas. Tiene una marcada influencia en la caída otoñal de hojas el
cortamiento de la longitud del día y el descenso de la temperatura, además de otros
factores, según se ha comentado en el tema correspondiente a las hojas.
Todos estos aspectos del ciclo reproductivo serán tratados en una siguiente
Monografía de esta misma Colección dedicada a los procesos de floración y
fructificación en los frutales.
200
7. Vida de la planta
La vida de los frutales presenta gran variación dependiendo de las especies. Los
frutales viven un número de años elevado, superando en muchos casos los cincuenta
años.
7.1. Juvenilidad
El periodo de juvenilidad tiene una duración muy variable según las especies. Puede
ser de un año en vid, de dos a ocho años en Prunus, de cinco a diez años en manzano y
peral, de cinco a ocho años en cítricos, y en nogal de diez o más años. La duración
depende de factores genéticos, del medio en que se desarrolla la planta, del vigor o
crecimiento que presenta la planta (a mayor desarrollo se acorta el periodo juvenil), y de
las operaciones que se realizan sobre los órganos, como el injertado sucesivo de yemas
juveniles en tejidos adultos que acorta la duración. En este último caso es el portainjerto
quien genera algún factor que acorta la juvenilidad del brote producido por la yema de
tejido juvenil.
201
desarrollar todas las funciones de la planta. No existe un conocimiento preciso sobre
estos pasos citados.
Debe tenerse en cuenta que en las plantas injertadas, aunque el patrón provenga de
semilla, se rompe la juvenilidad al proceder las yemas injertadas de tejidos adultos. Se
insiste en que la juvenilidad se presenta sólo en plantas procedentes de semilla por lo
que este fenómeno, prácticamente, no tendrá repercusión sobre las plantaciones frutales.
7.2. Longevidad
Se denomina longevidad de una especie al número medio de años que viven las
plantas en su hábitat normal y sin ningún tipo de intervención. La longevidad es una
característica genética.
1. Juventud.
2. Edad adulta.
202
tamaño y de las condiciones productivas que se dan cada año. Las plantas presentan la
plena expresión de sus características morfológicas y productivas.
3. Envejecimiento.
En este periodo la planta presenta un crecimiento mucho más atenuado hasta que
llega, progresivamente, a cesar en algunas zonas de la copa y no renovar la
ramificación. Paralelamente, aunque la floración se mantenga al principio, la
producción es cada vez menor. En algunos árboles puede producirse un
rejuvenecimiento natural de la copa por la emisión de chupones desde las ramas más
gruesas, pero con el tiempo el árbol termina más envejecido.
4. Decrepitud.
La longevidad de las plantas cultivadas es, en general, menor que en las silvestres,
además el injerto acorta la vida de la planta.
Como especies muy longevas se tiene el olivo (incluso milenario) y los algarrobos
(centenarios). Especies longevas son la vid, el nogal, los cítricos, el manzano y el peral.
Especies poco longevas son, en general, los frutales de hueso y las especies de pequeños
frutos.
8. Fases de la plantación
Desde un punto de vista productivo, la plantación frutal atraviesa por cuatro fases
que vienen marcadas por las propias etapas de la vida de la planta y por las
características de la variedad y portainjerto; condicionadas, asimismo, por la tecnología
de producción aplicada. Sobre todo por el tipo de plantón (según edad y conformación),
por la disposición y densidad de plantación, y por el sistema de formación utilizado;
aspectos que tienen una gran influencia sobre la producción conseguida durante los
primeros años de la plantación.
203
Las fases por las que atraviesa la plantación son las siguientes:
1. Fase improductiva.
Comprende desde el momento que se realiza la implantación del cultivo hasta el año
que se recolectan comercialmente los primeros frutos. Normalmente comprende uno o
dos años, según las especies; aunque dependiendo del tipo de plantón utilizado y de la
formación dada a la planta, se pueden conseguir frutos el mismo año de la plantación
(como en manzanos con plantones de dos años ramificados), o bien tardar tres o más
años.
Comprende los años desde que se obtiene la primera cosecha hasta que finaliza la
formación de las plantas y la plantación alcanza el régimen normal de explotación según
su potencial productivo. Normalmente comprende de dos a cuatro años, según las
especies y la tecnología de producción aplicada.
Comprende los años en que la plantación se mantiene de forma más o menos estable
en la plena producción potencial, siguiendo un régimen normal de manejo. La duración
de este período es muy variable, según las especies y la tecnología de producción
aplicada. Para frutales de hueso y pepita puede comprender, normalmente, de diez a
veinte años.
204
otro lado, de la tecnología de producción aplicada El obtener una alta producción
acumulada en los primeros años de la plantación no debe suponer un detrimento notable
en el potencial productivo de la plantación para los siguientes años.
205
9. Bibliografía (Capítulo 5. Fenología y vida de las plantas)
Agustí, M.; Zaragoza, S.; Bleiholder, H.; Burhr, L.; Hack, H.; Klose, R.; Stau, R.
1995. Escala BBCH para la descripción de los estadios fenológicos del desarrollo de
los agrios (Gén. Citrus). Levante Agrícola, 3er Trimestre: 189 - 199.
Barceló, J.; Nicolás, G.; Sabater, B.; Sánchez, R. 1988. Fisiología vegetal. Ediciones
Pirámide. Madrid. 823 pp., [655 - 673].
Calderón, E. 1983 (2ª ed.). Fruticultura General, 1ª Parte. Limusa. México. 759 pp.,
[211 - 275].
Crabbé, J.; Barnola, P. 1996. A new conceptual approach to bud dormancy in woody
plants (en Plant dormancy. Ed. Lang, G.A.). CAB International. Oxon, UK. 386 pp.,
[83 - 113].
Erez, A. 2000. Bud dormancy: a suggestion for the control mechanism and evolution
(en Dormancy in plants. Eds. Viémont, J.D. y Crabbé, J.). CABI Publishing. Oxon, UK.
385 pp., [23 - 33].
206
Kobel, F. 1966. Trattato di Frutticoltura. Edicioni Agricole. Bologna. 438 pp., [61 - 66,
73 - 75].
Salisbury, F.B.; Ross, C.W. 1994. Fisiología vegetal. Grupo Editorial Iberoamérica.
México. 759 pp., [526 - 535, 539 - 581].
207
Actividades prácticas recomendadas
Capítulo 5. Fenología y vida de las plantas
5 [Campo - invernadero]. Observar y analizar la incidencia sobre las fases del ciclo anual
que tiene el cultivo en invernadero respecto al cultivo al aire libre. Utilizar
melocotonero plantado en contenedor.
5 [Campo]. Observar y analizar los diferentes tipos de latencia que se dan en las yemas
de los frutales y a lo largo del ciclo anual.
208
11 [Campo]. Observar y reconocer crecimientos de otoño en la vegetación de diferentes
especies. Como, por ejemplo, en peral, manzano y ciruelo.
209
Cuestionario de evaluación
Capítulo 5. Fenología y vida de las plantas
3. En la evolución de las yemas fructíferas, ¿Cuáles son los estados fenológicos que
pueden considerarse genéricos, para yemas con una o varias flores?
4. ¿Qué escalas pueden utilizarse para definir los estados fenológicos tipo en las
diferentes especies frutales?. Citar ejemplos.
7. ¿Cuáles son los tipos de latencia (dormición) que presentan las yemas de los frutales?
9. ¿Por qué muchas especies frutales necesitan acumular frío invernal y cómo se
cuantifica la acumulación?
10. ¿Qué acción tienen sobre la salida del reposo las diferentes temperaturas invernales
y primaverales? Citar el efecto de las diferentes combinaciones de temperatura.
11. ¿Cómo se puede influir en una plantación sobre la salida del reposo?
210
13. ¿Qué es el agostamiento, cuándo se produce y qué transformaciones ocurren en los
brotes durante el mismo?
15. ¿Por qué se caracteriza el crecimiento de otoño y cuándo tiene lugar? ¿Qué procesos
se llevan a cabo en la planta durante la caída otoñal de hojas?
16. Indicar los estados de latencia y actividad por los que pasa una yema axilar normal
desde su formación hasta que origina un brote. Especificar las causas que originan
dichos estados y la duración aproximada.
19. ¿Cuáles son las fases por las que atraviesa una plantación frutal antes de llegar a la
plena producción y qué duración tienen en el caso de peral, melocotonero y vid?
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TÍTULOS PUBLICADOS DE LA COLECCIÓN
MONOGRAFÍAS DE FRUTICULTURA
N.º 5 Urbina, V. : Morfología y desarrollo vegetativo de los frutales. 211 págs. 2001.
En preparación:
Paperkite Editorial