Dios Es Fiel
Dios Es Fiel
Dios Es Fiel
DIOS ES FIEL
Christus, 12, (1965) 213-227
En este dilogo de fidelidad, Dios tiene la iniciativa, pues slo su gracia puede hacernos
fieles. Por eso la vida de fe es esta experiencia, cada vez ms profunda, de la fidelidad
de Dios aceptada confiadamente por el hombre. Lo veremos primero en la obediencia de
la fe, luego travs de los acontecimientos, y por fin en una mirada prospectiva de la
esperanza.
Es fiel, porque "la palabra de nuestro Dios permanece para siempre" (Is 40, 8), no se
contradice ni' se retracta. "Lo ha dicho l y no lo har?, lo ha prometido y no lo
mantendr?" (Nm 23, 19). Y en el Nuevo Testamento, Jesucristo y su obra aparecern
como la plena realizacin de la fidelidad de Dios, su Amen. (1 Tes 5,24; 2 Tes 3,3).
El cristiano descubre en su propia fidelidad -que San Pablo llama "la obediencia de la
fe"- la fidelidad de Dios. Obedecer en la fe es descubrir, a travs de la alegra de un
dilogo ininterrumpido -aunque a veces sea con dolor- las obras del Dios fiel "para el
bien de los que le aman" (Rom 8,28). Esta sumisin a la voluntad de Dios es lo decisivo
en el acto de fe, como Abraham que obediente a un mandato de Dios "sali, pero sin
saber a dnde iba" (Heb 11,8).
En el origen de nuestra fe, debemos reconocer la fidelidad del Padre. Y estar seguros de
que esa fidelidad no se desmentir jams. Dios no solamente lo hace todo, sino que a
veces lo hace a pesar de nosotros; aunque muchas veces -como Mara junto al sepulcro-
no le reconocemos. A menudo desesperamos de nuestra fe, como si fuese una empresa
nuestra, incapaces de llevarla a buen trmino. Pero el Seor es fiel, y nos hace sentir la
fuerza de su fidelidad: "Cuando parezco dbil, entonces es cuando soy fuerte" (2 Cor
12,10).
Cada da debo comprender mejor que mi fe es una mirada incesante sobre la fidelidad
de Dios: creer en el Dios fiel, es experimentar que l es fiel, y apoyarme en su fidelidad.
Rezar para creer es agradecer a Dios la gran fidelidad que me manifiesta: "Se para m
roca inexpugnable, ciudadela para mi salvacin. Pues t eres mi roca, mi ciudadela"
(Sal 30, 3-4). Y esta roca no se conmueve, porque es el mismo amor de Dios.
Esta experiencia de la fidelidad de Dios corre en todo momento el riesgo de ser negada
o puesta en duda ante la preocupacin del futuro. Maana, Dios ser fiel? Aunq ue
reconozco el carcter absurdo de esta interrogacin, no puedo menos de inquietarme,
desde el momento que dejo invadir mi espritu y mi corazn por la ansiedad de un
futuro imprevisible y al mismo tiempo lleno de un miedo aparentemente bien fundado.
arrepentirse, "es el mismo ayer y hoy, y por los siglos" (Heb 13,8). Esta fue la fe de
Pablo. La obediencia de su fe se transform en esperanza de la fe: "s a quien me he
confiado, y estoy seguro de que puede guardar mi depsito para aquel da" (2 Tim 1,12).
De hecho, el objeto de la fe - objeto de experiencia del creyente- es el mismo Dios, no
sus intervenciones, sino El mismo que se me revela. La fe sobrepasa as el conocimiento
fugaz y se trans forma en confianza habitual, lograda a travs de una accin paciente y
tenaz por parte de Dios, en aquellos que conviven con El y se apoyan en El hasta el final
de su vida, y del cual nada ni nadie nos separar: "Ni la muerte, ni la vida, ni los
ngeles, ni los principados, ni lo presente, ni lo futuro, ni ninguna otra criatura..." (Rom
8,35-39).
Tal pregunta slo tiene una respuesta: la fe en la fidelidad de Dios y en Jesucristo que
ha vencido al mundo (Jn 16,33). De ah nace la esperanza, que no nos dispensa de
buscar la solucin pastoral a los problemas de evangelizacin del mundo moderno, pero
que nos permite afrontarlos con una actitud de paciencia y confianza.
Pablo tampoco saba ms que nosotros cmo deba anunciar la buena nueva de Dios al
mundo pagano adonde haba sido enviado: vea multiplicarse las dificultades; haba
conseguido pocos adeptos, y estos mismos no siempre le haban satisfe cho. Y he aqu
que de repente, en pleno trabajo, se ve imposibilitado para terminar su tarea. Su carrera
ha terminado, pero las perspectivas son inquietantes. Sin embargo, sabe muy bien quin
es Jesucristo a quien ha entregado su fe, y que El es la realizacin de la palabra infalible
del Dios fiel. Y esta certeza es para l fuente de paz y de confianza: "Yo s en quien he
credo".