Terapia Familiar Ultramoderna

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Terapia familiar ultramoderna

Introduccin

Los excesos del posmodernismo y la sensacin de que su ciclo se agota justifican


sobradamente preguntarse acerca de qu va a sucederle. Y Marina (2000) no duda en
plantear una propuesta: el ultra modernismo. Una propuesta que, desde aqu, hemos
asumido como propia, sugiriendo algunas consecuencias de su aplicacin al campo de la
terapia familiar (Linares, 2001 y Linares, 2006 a).

Para empezar, el terapeuta familiar ultramoderno acepta con toda naturalidad el rol de
experto. No se trata, sin embargo, de un experto cualquiera, puesto que somete gustoso
la validacin de su expertez a una negociacin con la familia y, a veces, tambin con el
paciente de forma relativamente autnoma. Es importante que ellos sepan que l o ella
saben, pero que no van a utilizar su saber para tiranizarlos o para imponerles
realidades que ellos no estn en condiciones de aceptar. Es un terreno delicado, puesto
que, a la vez que demuestra sus conocimientos, el terapeuta debe garantizar su buen
uso.

La terapia familiar ultramoderna reivindica, pues, la linealidad, sin renunciar a la preciosa


circularidad. El paradigma cosmolgico copernicano, con el que an nos regimos para
movernos por el mundo, tiene apenas trescientos aos de antigedad. Y no hay duda de
que su concepcin heliocntrica resulta de extraordinaria utilidad para entender los husos
horarios y para orientarse en los grandes viajes intercontinentales.

1. Bases tericas conceptuales

Dando ejemplo de sensibilidad posmoderna, su inters se orient hacia los campos ms


diversos, como la teora general de sistemas, la ciberntica o la teora de los juegos, de
las que extrajo material para sus propuestas tericas, inaugurando una tradicin seguida
escrupulosamente por la terapia familiar: primar la importacin de teora frente a la
produccin propia. Y su liderazgo fue meramente simblico, sin dogmas ni exclusiones,
marcando tambin con ello lneas que no han variado a lo largo de los aos.

En definitiva, la figura de Bateson ha resultado tan influyente en el desarrollo de la terapia


familiar como la de Freud en el del psicoanlisis, si bien por razones y cauces distintos.
Sin l, posmoderno avant la lettre, el terreno no habra estado tan abonado para los giros
constructivista y socioconstruccionista, pero tambin se habran perdido algunos de los
aportes ms agudos y trascendentales de lo que ha terminado constituyendo la
epistemologa sistmica. Veamos algunos de ellos.

2. Teora del doble vinculo

Para empezar, las dos primeras condiciones seran la presencia simultnea de dos
mensajes distintos y contradictorios, uno negando al otro, y situados en niveles lgicos
distintos. Esta expresin, tomada de los Principia Mathematica de Russell y Whitehead
(1910-1913), puede, a efectos prcticos, ser sustituida por canales comunicacionales
diversos, en concreto, uno verbal o digital y otro no verbal o analgico. Por ejemplo, una
expresin de amor (Te quiero mucho) comunicada con un gesto adusto y un tono de
voz crispado. La versin oficial de los autores seala como elemento perturbador, o
paradoja, el contraste entre el mensaje digital al servicio del contenido, en este caso
amoroso, y el mensaje analgico al servicio de la relacin, de signo contrario.

La vigencia del doble vnculo, con una doble condicin: que se lo considere una hiptesis
general, sin especificidades etiolgicas precisas (detrs de toda patologa habra
elementos doblevinculares); y que se le reconozca un componente de linealidad,
integrado en otro de circularidad en un diferente nivel lgico (los padres doblevinculan a
los hijos antes de que estos entren en el juego y con diverso grado de responsabilidad).
De esta manera, la teora del doble vnculo sigue siendo de extraordinaria utilidad para
comprender fenmenos relacionales muy importantes en las bases de la psicopatologa:
cmo unos padres que quieren a sus hijos, y que no vacilaran en arrojarse al vaco desde
un precipicio o a las llamas de un incendio para salvarlos, pueden a la vez infligirles
sufrimientos atroces hasta el punto de arruinarles la vida.

3. La condicin humana: el amor

El amor es el elemento definitorio de la condicin humana, y, siempre con Maturana,


somos criaturas amorosas y enfermamos cuando el amor se nos interfiere. La
humanizacin supone, en cierto sentido, una privatizacin de las relaciones sociales, que
parte del reconocimiento del compaero sexual y contina con la aceptacin de los hijos
como propios.
4. La intervencin teraputica

Tradicionalmente se suele atribuir el xito de un terapeuta a su capacidad de empata, es


decir, a la facilidad con que pueda detectar las necesidades de sus pacientes mediante un
proceso de identificacin con ellos. Y existen estudios que avalan la relevancia de los
mecanismos empticos, por encima e independientemente del modelo terico que se
utilice. Pero, aparte del riesgo de relativismo que tal idea implica en la prctica (cualquier
cosa vale con tal de que se establezca una buena relacin con el paciente), existe la
dificultad aadida de precisar cmo y con quin se ha de producir la empata en una
terapia familiar. Decir con todos es una generalizacin fcil que no resuelve el
problema.

4.1. Danza teraputica

La danza teraputica (Whitaker y Bumberry, 1988), en nuestra personal interpretacin,


posee un infinito repertorio de pasos, que convierten en nica e irrepetible no solo cada
terapia, sino incluso cada sesin. Sin embargo, algunos de ellos, especialmente
redundantes, pueden ser sistematizados y descritos en aras de su inclusin en un
programa de formacin de terapeutas inteligentes.

4.2. Estrategias teraputicas

Existe distribucin conocida de los espacios cognitivo, emocional y pragmtico, aplicados


a la organizacin del sistema familia de origen, en los que destacan respectivamente la
adaptabilidad, la cohesin y la jerarqua.

Las intervenciones teraputicas orientadas a modificar la organizacin del sistema pueden


dirigirse inteligentemente a cada una de estas instancias, con razonables expectativas
de que, si son eficaces, sus efectos se generalizarn a las restantes. As, pues, frente a
una adaptabilidad rgida o catica, el terapeuta podr intervenir para ayudar a hacerla
flexible; frente a una cohesin aglutinada o desligada, la intervencin intentar generar un
equilibrio intermedio; y frente a una jerarqua disfuncional, se procurar inducir una
normalizacin jerrquica.
4.3. Flexibilizacin de la adaptabilidad

Caso Clnico:

Antonio, de 29 aos, y David, de 27, son hijos de Marcos y Mara. David es un hombre tranquilo e
independiente, mientras que Antonio, psictico, lleva una vida aislada y de una gran pobreza
relacional, encerrado en su habitacin y entregado a mltiples rituales que atenazan su existencia.
Marcos y Mara se han integrado de tal forma en la psicosis de Antonio que prcticamente no
hacen otra cosa que reforzarle los rituales. Evitan contrariarlo y aceptan todas sus rarezas. Por
ejemplo, Mara puede hacerle tres almuerzos sucesivos si, como ocurre a diario, rechaza la comida
normal y acaba ingiriendo croquetas industriales descongeladas en el microondas o pizza de una
nica marca. Por su parte, Marcos le trae sin rechistar las piezas que Antonio le va pidiendo para
una gigantesca y absurda maqueta que construye en su cuarto, negndose a dar cualquier
explicacin sobre su significado. Cuando se pide a los padres que dejen de colaborar con los
rituales de Antonio, Mara entra en crisis y anuncia que abandonar la terapia, evidenciando, por si
cupiera alguna duda, la extraordinaria rigidez del sistema. Con la ayuda de David, se tranquiliza
primero al dubitativo Marcos y, a continuacin, a la muy angustiada Mara, hacindoles
comprender que no se trata de daar a Antonio, sino de ir desarmando los rituales que tienen
invadida a la familia para permitir que circule aire fresco y que Antonio pueda ir saliendo de su
patolgico cautiverio. Se le deber hacer la misma comida que a todos, respetando solo algunas
preferencias razonables, y no se le engordar la monstruosa maqueta salvo si l da explicaciones
convincentes de su sentido. Y todo ello sin asperezas ni actitudes crticas u hostiles, sino con el
mximo afecto y asegurndole que son cambios que han decidido realizar por su bien.

El proceso fue laborioso pero eficaz, porque, a medida que sus padres ponan lmites a su
participacin en los rituales, Antonio fue abrindose al exterior y normalizando su vida. La
flexibilizacin de la adaptabilidad familiar fue el primer paso para la recuperacin de la
psicosis.

Y lo fascinante es que, casi simultneamente, la cohesin aglutinada se equilibr,


rompindose el enganche maligno que impeda a los padres y a Antonio desplegar sus
autonomas, y la jerarqua se normaliz, acabando con la tirana sintomtica del paciente.
Pero otras veces, la intervencin dirigida a cambiar la organizacin del sistema puede
iniciarse sobre una de estas instancias, como, por ejemplo, la cohesin.

4.4. Requelibramiento de la cohesin

Caso Clnico:

Los cuatro hermanos de Luis no se sorprendieron de su muerte. Ya se lo vean venir, porque no se


haba cuidado y su sida progresaba sin control. Pero no haban previsto que Raquel, su madre de
75 aos, se deprimira, aunque por otra parte no hay nada de extrao en que una madre se
deprima por la muerte de un hijo. Solo que la depresin de Raquel duraba mucho, a pesar de los
tratamientos psiquitricos. Los cuatro hermanos, Luca, Juan Pedro, Lucas y Ernesto, estaban
cansados y un poco irritados con su madre. La terapia puso en evidencia el malestar de los cuatro
hermanos supervivientes, que haban debido salir de la familia casi adolescentes para afrontar una
vida que, en casa, se les presentaba ms que complicada: en las prioridades de sus padres no
figuraba ocuparse de las necesidades de los hijos. Luchando por salir adelante, se haban
distanciado mucho, hasta el punto de no tener casi relacin entre s. La depresin de Raquel tena
viejas races, en una familia de origen que la haba explotado desde nia y que nunca la haba
valorado. Su matrimonio haba significado un desesperado intento por obtener proteccin y
valoracin y, en cierta medida, haba funcionado, aunque a costa de haberse debido ocupar
exclusivamente de satisfacer a su marido, abandonando a sus hijos a su suerte. Ahora, viuda y con
uno de ellos muerto, la conciencia de su fracaso como madre se haba vuelto una carga
insoportable. La terapia se construy sobre la metfora de tejer una manta suficientemente
grande, que pudiera abrigarlos a todos, madre e hijos. Y, a tal fin, se propici una nueva atmsfera
relacional en la que los cuatro hermanos estrecharan sus vnculos, reunindose primero en la
terapia y luego en diversas actividades fuera del espacio teraputico. Se anim tambin a la madre
a que consolidara su red social, conectndola igualmente con el nuevo grupo cohesionado que
haban empezado a formar sus hijos.

El desligamiento, que impeda unas relaciones suficientemente nutricias en esta familia,


pudo ser corregido, y la cohesin mejor espectacularmente. La depresin de Raquel
desapareci, y con ella gran parte del malestar de los hijos. En otros casos, sin embargo,
la intervencin se puede realizar sobre la jerarqua.
4.5. Normalizacin de la jerarqua

Caso Clnico:

Gustavo es un hombretn de 32 aos, diagnosticado de trastorno bipolar. Tiene una hermana de


30, Mnica, y un hermano de 18, Luis. El padre, maestro de obras, posee una pequea empresa
constructora en la que trabajan la madre y Mnica como administrativas y a la que se acaba de
incorporar Luis como pen. Gustavo tambin haba trabajado con ellos de albail en el pasado,
aunque abandon la empresa familiar a raz de algunos disgustos relacionados con el inicio de su
trastorno, y ahora lleva unos aos distanciado, con la excepcin de algunas colaboraciones
puntuales. Pero llama la atencin que, al rellenar la ficha de solicitud de terapia, los padres le
atribuyen a Luis la profesin de albail, mientras que a Gustavo lo definen como parado. Cuando
se comenta en sesin lo curioso de estas calificaciones, todos sonren quitndole importancia, y
sealan a Luis como alguien muy emprendedor, que sabe siempre salirse con la suya. Lo que se
viene a saber a continuacin es que Luis se enfada mucho cada vez que Gustavo pone los pies en la
empresa, porque tolera muy mal su estilo de trabajo y se considera incompatible con l. Y ello a
pesar de que este es un buen trabajador y, en otros tiempos, sola hacer propuestas innovadoras,
razn por la cual Luis lo llama despectivamente el arquitecto. El terapeuta hipotetiza que el
hermano menor est usurpando el rol del primognito, bloqueando el regreso de Gustavo a la
empresa familiar y haciendo de esta manera imposible que pueda recibir una justa reparacin por
el trato ambiguo y descalificador de que ha sido objeto. Y, dispuesto a confrontar una situacin que
considera incompatible a largo plazo con la recuperacin de Gustavo, toma la palabra: Luis,
probablemente me vas a odiar por lo que voy a decir, pero creo que te ests extralimitando en el
sabotaje a la participacin de Gustavo en vuestra empresa. Si un marcianito muy inteligente
mirara con un telescopio por una ventana de vuestra casa y viera lo que est ocurriendo,
seguramente dira: Pero no hay nadie que detenga a ese mocoso y lo ponga en su sitio?. Conste
que lo de mocoso lo dira el marcianito, no yo, pero lo que yo s digo es que deberas reflexionar y
modificar tu actitud con tu hermano

La disfuncin jerrquica que permite a un muchacho de 18 aos bloquear el desarrollo


personal de un hermano de 32 se remonta sin duda a un pasado de triangulaciones,
donde las alianzas familiares le confirieron un poder desmesurado. Es algo que la terapia
tiene que afrontar y modificar, para lo cual la normalizacin jerrquica ser un elemento
entre otros, inscrito en una estrategia dirigida contra el ncleo de la disfuncionalidad, en
este caso la triangulacin.

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