El Arte de Vivir, P. Alberto Maria Weiss O.P.
El Arte de Vivir, P. Alberto Maria Weiss O.P.
El Arte de Vivir, P. Alberto Maria Weiss O.P.
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II,. P. ALBER,TO MANE
de la Orden de Predicadores
Et ARTE DE
MNUAI PRA Et EDUCADOR Y PR t
EDUCACIN DE UNO MISMO
-POR-
PEIJYO yZVETE
BARCETONA
HERE DEROS DE JT]AN GILI
Editores Conrns, 581
1908
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ES PROPIEDAI)
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EL BTE DE VIVIB, 2R
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EL BTD DE VIVIR
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EL RTE DI] VIVIR 3t
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B. P. LBEBTO MAR 'TVEISS
I
EL ABTE DE VIVIR
I
tar la lucha de todos contra todos, su completa clisolu-
cin en tomos, hasta go, segregados unos de otros, vaya
'cada cual, semejante al oso de las cavernas, ocultarse en
la soledad, vivir como el len errante por eI desierto?
7. La contestacin (lue me dan ellas es la siguiente:
lPara evitarlo est eI orden moral!
Estas palabras en boca de los campeones de la moral
independiente slo pueden ser consideradas como una iro-
na, y dan origen ,, una nueva pregunta:iNo es un juego
de palabras, el hablar de orden moral all donde cada in-
dividuo es declarado su propio dios, seflor y legislador, sin
-: obligaciones y responsabilidades que las que _l q,rj"-
ra imponerse s mismo? Y aqu se nos ocurre frmular
una pregunta esencial: 2Quin piensa en hablar de poesa
no habiendo poetas? iComo se puede imaginar una colec-
cin de objetos sin coleccionista? iY, sin embargo, la gen-
te habla de orden moral sin creer en un ordenador! i
ereen, por ventura, que el orden moral es de generacin
.espontnea como las aglomeraciones en el fondo' de un
valle-las cuales, por cierto, no han surgido espontnea-
mente,- que ha sido establecido por las hbiles maqui-
naciones de autcratas, cada uno de los cuales se conside-
raba su propio Dios, su propio legislador y su propi o juez?
iCundo? ;Dnde? iCmo es posible suponer que esos cen-
tauros, celosos guardianes de sus dominios independien-
tes, hayan llegado entenderse para el establecimiento de
un orden general?
8. Arn me resta formular la ltima y ms decisiva de
mis preguntas: iQuin-nos referimos los hombres prc-
ticos que piensan con la realidad, sin ocuparnos para na-
da de los habitantes de la luna ni de los que andan por
las nubes-iquin, repito, puede figurarse esta moralidad
humana, esta ilustracin humana, este orden y conviven-
cia humanos, sin un cdigo moral igualitario que obligue
y someta todos? ;Quin osar suponer una ley, un deber,
un orden moral, 1o mismo en eI conjunto de la humanidad
que erl cada uno de sus individuos, sin tener en cuenta un
a
i R. P. LBERTO MBA WEISS
EL RTE DE VIYIR
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R. P. LBERTO MR'W'EIS
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EL ARTE DE VIVIE
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R. P. ALBEBTO MBA IVEISS
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B. P. LBERTO MAB WEISS
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EL ARTE DE YIVIR
EL .A,RTE DE YIVIR G9
I
EL RTE DE YIVIR 71
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EL .N,TE DE YIYIR 75
.t
R. P. LBER,TO MAP.A WEISS
para vivir; es decir, con todos los que no poseen sus ma'
nos aristocrticas.
El oficial de caballera contempla aI labrador que gua
su arado con menos simpata que sus bestias.
En este caso, s que puedo hablarse con r?zn del orgu-
llo estpido. Porque quin es el que no vive del produc-
to del trabajo?
Hasta en el paraso hubiera tenido que trabajar el hom-
bre; pero, clesde que pec, fu eI trabajo su castigo, su pe-
nitencia y su purificaein, y hubo de comer el pan ganado
exclusivamente con eI sudor de su rostro.
Sustraerse esta ley eterna, es cometer una injusticia
con los dems hombres. Cada pedazo de pan que alimenta
uno ha tenido que ser producido " fierza de trabajo.
Por lo tanto, si el que 1o consume no se lo ha ganado con
su propio esfuerzo,ha tenido que producirlo otro para 1,
y con doble esfuerzo.
Es triste cosa que aquellos que ms necesitan para vi-
vir, , mejor dicho, los que ms consumen, hayan de ser
los que vivan ms tranquilos y sosegados, disfrutando con
preferencia del sudor extraflo y del trabaio aieno.
(Moseas doradas: Quo pululan sin fin ni objeto, y engor-
dan zumbando entre la podredumbre que fermenta. Z't'
gnos, para quienes sieganel trigo, que no han de comer,
los ealenturientos eselavos, asfixiados por los ardientes
rayos del sol>>. (Shelley).
iCmo no llegat, , comprender esa gente que es ms
honroso avauza por s mismo, que dejarse arrastrar por
los dems? En la mayor recompensa que obtienen de su
trabajo, debieran vdr una instigacin " la actividad, si no
en beneficio propio, en provecho de los dems, sobre todo
de aquellos que estn peor retribudos y encuentran me-
nor satisfaccin y utilidad en su trabajo. En la tarea que
se han impuesto, y que suele ser intelectual y social, no
les es difcil conseguirlo; y este trabajo eorresponde prin'
eipalmente todos los lue por su talento por su fortuna
so hallan la cabeza de Ia sociedad humana.
EL BTE DE VIVIB
l
I
R. P. LBEBTO MAB 'WETSS
a
100 R. P. LBEB,TO MBA WEIS
pre.
' 3. Narlie tiene derecho de atribuir exclusivamente la
miseria social aI bocado que di Eva la ma,lazarr. La
humanidad se arroga diario la facultad de quejarse de
nuestros primeros padres, mientras aumenta, con ss ex-
cesos, su molicie y sus vicios, Ios males que aqullos nos
Iegaron.
"4. Si todos los males tienen remedio extirpando sus
causas, es seguro que los ayunos y las restricciones vo-
luntarias conlribuiran meior al saneamiento de Ia vida
pblica, que los reproches, las censuras y las vanas espe'
irorr. de qoe hueras fantasas lleguen producir los hue-
vos de oro.
;
102 R. P. ALBERTO MARA WEISS
I
112 R. P. ALBEBTO MR WEISS
cron superlor.
4. Dedces".-d.u
?qy:
que un cristiano se halla incapa-
citado para escribir la historia de cristo, la del cristianis-
mo la de algn hroe eristiano, si no se ha colocado an-
tes en eI estado de la ms perfecta ineredulidad de la
duda sistemtica.
EL RTE DE VIVIB,
I
1.22 R. P. ALBERTO MBA WEISS
)
EL B,TE DE VIYIR 123
)
124 R,. P. LBERTO MRA \YEISS
,)
t26 R. P. LBERTO MR WEISS
los hechos
El autor ingls eifra su orgullo en hacinar
sogn le ,ierel , la plum'] y-to excitar
-Por T^:Ul:-li
tcnicas y ocurrencias extraflas' no Ia
admr-
"*pr"riones soberbio, sino
racin del lector, gue Para eso es demasiado
su asombro Y estuPefaccin'
Los alemanes, ponen el mrito principal en
"o ""bio, aPrectan, y so
la ciencia, que es generalmente lo nico quo
de la aecin'
cuidan tan poco a U forma externa como
importa nicamente
co^odo el alemn escribe un libro, Ie
* oay debajo_d" la.Inea; all mete cesto todo lo que ha
un de papeles'
Iedo, como qoi" llena, hasta rebosar,
i";;. q,r"d for encima d'e la lnea ni siquierl \o.lee el
indiferen'
t sabio. por eso trata eI texto con gran
;;;""rra" la forma cuando tiene motivos para,
t ,oto da valor opinin;
ocultar .o ,r"rdrera es decir, euando desea disi'
ideas peligr-o-
mular Ia libertad del peosr-iento y otras
sas.Es natural qo" triquifluelas q"9il:, Periudi-
"or-estas
;;, la claridrd,l" Ia expresin, i gu-t-oPprende fcilmente
quo nuestros vecinos de allende-el
Rhin eehen en cara '
ros alemanes mode: nos sus nebulosidades
y su falba de
de
claridad. iQu d'iferencia tan grande.h*l -*- 11-*:do
de la Edad Media!
escribir actual y eI de los alem"ut
estilo est
4. L" ."orr,'prircipal de esta decadencia dely es _ natural
on la -od"rol1g".ara del pensamiento,
que sta, .r-UTo, halle su csfigo en la libertad excesi-
"o
vadelaexpresin.Lafaltadeprecisin.enelPengar.en.
tornasolada
rrendra t, .ooiorin en el decir; la fraseologa
y ongon-
""i""ao eI espritu hasta el punto de engafl&ro cuenta y
;;" ideas defctuosas. El (pensar por propia
maestro Niotzsche, y el
,.le;; en lo cual fu tan gt?" los escritores modernos'
estilo ite salio mortal, ideal- de
destruyuo y el carcter de nuestra generacin
"i ".ftrito
! r eencla'
hasta en su ProPla
dirigir nuestra literatura'
podamos
es cientfica' el saludo^ siguiente:
u&vo crePsculo)' (Goethe)'
Natural ,, qo", vista de semeiante ostado del espri.
"n
EL RTf DE VIVIR 133
hay que afladir gu, para dar tiempo que los oyentes
adivinen sus enigmas, repite lo dicho, empellones, tres
cuatro veces seguidas, ya textualmente, ya con un de-
rroche asombroso de trminos y expresiones de igual sig-
nificacin.
El procedimiento que emplea eonsigo mismo suele usar-
lo tambin con los dems. No hay quien pueda formular
un concepto en su presencia sin verse interrumpido mil
veces por ese jurado enemigo de toda idea conexa; su es-
pecialidad est en desconcertar al orador ms impertur-
bable.
Yerdad es que nuestro hablador deslav azado slo con-
erva la ilacin de su discurso cuando entra en la pendien-
te de los chistes burdos, por donde los hombres serios Ie
contemplan deslizarse, como la plomada, eon rapidez vor-
tiginosa, como si se tratase de sondeos profundos, I des-
arrollar una vivacidad que les hace exclamar con Patro-
clo.
(iMaravilla la ligereza do ese hombro! lCon qu facili-
dad se hunde! (Ilada).
Sin embargo, el ineresado, no se da cuenta de nada.
SIo habla con reflexin y sentido, cuando, empleando el
secreteo y las expresiones veladas, trata de humillar los
dems y de elevarse s mismo, cuando, , faerua de
preguntas satricas, interrupciones dudosas y punzadas de
censura quiere hacer senbir su interlocutor la poca im-
portancia que le concede.
nadie se le ocultar que estas parecidas faltas eon -
tra el artq del buen decir son desahogos de un interior
abandonado, y que slo pueden repararse por una purifi-
cacin moral.
Se acostumbra explicar las abstracciones I, por consi-
guientf, las equivocaeiones earactersticas de los sabios,
como un exceeo de actividad intelectual; pero sin iazn,
pues yo las tengo por una debilidad moral semejante la
falta de atencin en los niflos.
'
Tambin las enigmticas enfermedades de la vida ps-
138 B. P. LBEBTO MBA WEISS
I
I'L RTE DE VIVIR t17
vanecimiento.
lffi'""X:*:
6. Si sabemos apreciar bien todo Io dichO, nos vere-
mos obligados confesar que nuestra poca descuida por
completJl, for-acin del carcter, y aun afladir que ha-
ce todo 1o posible por estropearlo. Lo que deca Lichten-
berg de su tiempo, os perfectamente aplicable " uuestra
poca:
Puedes ahorcar en la primera horca que encuontres al
hombre que se imaginan esos sabios.
7. Esto ha de hcernos comprender que Ia formacin
del carcter en Ia educacin, y precisamente all donde la
158 R. P. LBERTO MAR IY,EISS
propia personalidad.
Y todava es ms difrcil someter el espritu al severo yu-
go del trabajo, del deber y de la puntualidad, condiein im-
prescindible, sin la cual no es posible, de modo alguno, _la
olucin del problema. Si la voluntad no viene en auxilio.
del espritu, ste no podr llegar nunca la meta.
Pero una vez alcanzada sta, cuando ya eI espritu sa-
be darse cuenta estrecha y clara de su misin y sus debe-
res, vuelve presentarse otro nuevo trabajo para la vo-
Iuntad.
10, Pues ya os cuestin deponer en obra el conocimien-
to adquirido con toda formalidad, Y cueste Io que cueste..
En efecto, Ia tarea resulta penosa y costossima, y como'
es superior las fuerzas de la mayora, he aqu la razn
del nuevo fracaso que experimenta la formaerpn del carc-
ter. ilf quien no anima y agrada Ia invitacin de servir.
de testimonio la verdad; de ser fiel partiCario del deber,
pese todas las.contrariedades? ;Ay, si no resultara veces
ian difcil! Ah tenemos, en primer trmino, la opinin p-
blica con sus acerbos juicios, que no perdona ningn ca-
rcter; Iuego, las tentadoras caricias de los amigos y de las
ocasiones; por ltimo, las exigeneias de la moda y }a con-
sideracin las costumbres socialsg-rssurdese, sobre to-
do, los hbitos del beber:-todo esto reunido deja la vo--
160 R. P. ALBEBTO }RT \YEIS
I
EL RTE DE VIVIR 16r
I
EL RTE DE VIVIR 171
L
EL RTE DB VIVIR l'l 5-
L
E, ETE DE VIVIR t77
I
178 R. P. ALBER,TO MARA WEISS
t_
EI. RTE DE YIVIR 17e
_i
184 B. P. LBERTO MRA \YEISS
t
EL BTE DE VIVIR, 18
T
EL ARTE DE VIVIR r91
verna.
Es triste consuelo que, en tiempos posteriores,
eI afn
tambin las
de ser consecuentes It indujera construir
;;.;. de piedra, y con tal descuido que se hundieran antes
de hallarse terminadas'
tan-
La consecuencia ms justa y lgica debiera ser que
del alma, sea,
to Ia vivienda del cuerp .o-o 1a morada
elhombreinterior,seeonstruyerancon.talso]idezque
en adornar
orrran toda Ia eernidad, y que se empleara
emplean en adornar
e| cotazn los mismos des,,elos que se
Ias habitaciones de Ia casa'
las visitas que
v, No te malgastes,-Aburrido Por
EL BTE DE YIVIR
195
te molestan, eansado
_por los negocios, morido por las
conversaciones, por los diseursos y entretenimieotos, vuel-
ves por la noche tu casa e
engafla, abrumado,
En efecto, llegas e
'agotado
todo tu se
y sin aeieate ni deseos de nuevas empresas.
Te hallas vaeo ante Dios y no pold.. rezar;vaco
interior, desprovisto de espiritu e trabajo; tu
vaco pu,r,
el saerificio continuo que te sef,ala la
-i."ii, del prj'imo.
Escchame: no te endeno, pero sigue mis
advertencias.
concentra tus energas para que no se ahogue
miente en germen.
ra .i-
alabar que sirvas todos, pero no hagas
. entrega de
ti mismo: leso no!
Sirviendo, te sentirs ensalzado, pero entregndote,
eneogers.
te
Aprende , eeruar la puerta de los sentidos;
sal al cam-
po con temor.
Aprende recogerte interiorment e y guardar
el fuego
de tu eorazn.
Y aun reunido y encerrad.o, pronto te margastars,
si no
confas en Dios y re tienes por compaf,ero
y protector en
tu easa.
que haeer siempre de
-Huy
se es: un infeliz que lleva en_
conserva en su casa el menor
del guiflol.
Timidas y castas para eI guiflol, en efecto; pero no Para
obrar.
El espritu no estorbar las obras, mas no busquis_ ac'
ciones en un estado de muflecos, en el cual los hombres
no son seres con voluntad. Dios no ere mquinas ni mu-
fi.ecos, y para que , nadie se le oculte esta verdad, di-
o"' iqo imprta que lo ganis todo si al fin perdis el
alma?
Por l haced almas vivas y fuertes, que luego ellas
producirn las obras, como surgen las hojas y los dtiles
e la savia de la palmera; eI mundo se hallar entonces
bien administrado.
,x, La raz del vivir y del obrar,-l. Desde que sch-
leiermacher convirti Ia religin en asunto puramente
sentimental, no se cansan sus discpulos de decir que el
I
212 R. P. LBERTO MR WEISS
5.Estlejosdenosotroquererex-prearconestouna
Ia afiracin de que ya no huy
condenacin ieneral
a falta en nosotros mismos,
e encuentran. Sin embargo,
ombres profundos, aun se
do, ni que ste las exija tampoco; mas las pocas que dicen
salen de tal modo de un corazn eontento y fervoroso, que
comuniean tambin calor y contentamiento los que las es-
cuchan; y, adems, estn tan compenetrados del espritu de
Dios, que llegan , templar la tempestad deshecha del alma
y acaban por reconciliar al espritu rebelde con su Dios.
Acaso no posean grandes conocimientos ni exceso de cien-
cia si se los mide con el rasero de la ciencia universal, pero
cuando les piden un consejo responden con unas cuantas
palabras que pueden servir de gua para una docena de
preguntas nuovas. Y para terminar, si les exigs una norma
y una decisin referentes cosas de la vida espiritual, saben
veees contestaros con una sola frase que resuelve las du-
das de media vida, y que muestra para la otra media eI
a
camino seguro y recto. En ocasiones no es preciso quo
hablen ni muevan los labios; se siente uno invadido por
una sensacin de tranquilidad y seguridad absolutas con
slo verlos y saber que los tiene su lado. Siempre y en
todas partes saben mostrarnos Dios y conducirnos ,fr,|,
sin que para ello se muestren importunos indiscretos;
menudo, hasta sin mentar al Seflor para nada.
8. Todo el secreto de la profundidad de estas almas
puede resumirse en dos puntos: en que han aprendido ,
fiiar sus ojos en Dios, de tal modo que todas las cosas las
contemplan desde ese punto de vista y las aprecian segn
la medida del mismo Dios. La Teologa denomina esta
claridad del espritu, virtudy don de lasabidura. La his-
toria nos presenta como ejemplo San Benito, quien fue.
ron concedidos estos dones de un modo extraordinario.
ellos hry que afladir el abandono completo de Ia propia
voluntad la Yoluntad divina, por medio de la cual se
consigue esa tranquilidad admirable, esa firmeza y ese re-
cogimiento, que acaban por comunicarse tambin los
dems.
9. Este es un ostado de alma ciertamente envidiable; y
lo ms raro del caso es que estL al alcance de todos y gue
todos debieran hacer por aleanzarlo; porque los caminos
218 R. P. aLBE-RTo Mri wnrss
El ae de vivir naturalmente
EL ARTE DE VIVIB,
de
mi
;T_?fr;:?i:'Jff;J*_"_'"1
Cristo con que los primeros crisiia-
nos ejecutaban sus duras faenas en las *i'ru.,
en los pan.
tanos, en-bosqugs y desiertos, y nuestro trabajo
ser'.ol-
mado de bendiciones y nuestro- y nuestra recom-
Pensa como los"ooroulo
que aqullos gozan.
VII
, vos s ociosos'y miiando al cielo?_
.6. salentados: Dios nos ha abando-
nado, nuestra vida y nuestras obras no
ni fruto); vosotros os vienen bien las
2Hsperis milagros? eeu hacis ah
fija en el cielo?
Levantad los ojos Dios eon confi anza, pero sabed
que
slo madura la coseeha abundante y esplrdida
prr" io*
B. P. LBEBTO MRA WEISS
fidelidad esa
t;, de toda la gracia divina, de nuestra
misma gracia.
Y an nos admiramos de Ia cada de un hombre y deci-
mos: iCmo, de pronto, 8e ha vuelto ese
hombre as? iSi
est desconocidoi Qu mal ha podido hacer?
No es difeil .ootlrtrr amas preguntas. EI
hombre
de gra'
no ha hecho nada malo, slo ha roto la cadena
un servi'
cias. Tla negado Dios su lealtad, le ha negado
cio.Lacoaer&,enapariencia,insignificante'-Perosu
ejecucion iba unida un nuovo oslabn de
la cadena, una
deci-
;o"i' que Ie haba de ser necesarie p1? una accin
sabe reparar-mi'
siva. Dios q"", ." su infinita misericrdia,
Ilares de veco lo propio los miombros humanos defi-
"oo motivos que - nos
cientes, no ha encontrido esta vez' Por
eo se vi el in-
son descooo.ian punto de enlae", y por
elizprivado de "'grrciu -"o el momento preciso
en que
d"-e dependa ellogro de sus aspiraciones.
EL RTE DE VIVIR, 251
EL ARTE DE VIVIR
T
EL BTE DE VIVIR 261
ira admirablemente.
;Y quines son esos que no tienen tiempo? ora algunos
que no quieren emplearlo, ora otros que no saben sa-
ear de l la utilidad necesaria.
Ya sabemos que nunca faltan individuos que estn
realmente agobiados por el trabajo; porque en una socie-
dad tan mal organizada como la nuestra, el hombre ab-
r
s
".:"T#""lxl
or; porque los
R. P. LBERTO MR WEISS
EL RTE DE VIVIB
va hermana.
Las viudas, los penitentes, los amigos de los pobres ro-
r9
E. P. LBEBTO MB WEISS
R. P. LBEBTO MB WEISS
suexhortaein,quodeseen'",rillrlu'i.-rrllr}.'ltjl'l'"{
t en los cielos (Math., Y,
da vuestra eonducta (I Pet.,
ro y respetable, todo Io que
sea santo y amable acogedlo en vuestros corazones Po-
y
del
nedlo en obra (FiI., IY;8, 9). Estas son las palabras
rnismo Dios.
4. Las mximas citadas no tienen aspecto de nifleras:
son,genhombresdeelteteza,
lnag mximas que'--con la. con-
secu ro Y Io bueno' llegan hasta
sus ltimos lmites.
Con estas mximas ya puede presentarse el
Cristianis-
mo entre aquellos quienes no les basta el pan casero.
,
Roscher di".,.oo rb' adarazn, que no hay
orgatzacin
hasta eI
ni teora humanas que resistan sus consecuencias
ultimo extremo, poryue euanto ms se extiende tanto
ms
mente infantil.
rrar de ojos.
EL BTE DE VIVIR
junto al
rosa, la mano de Dios, ya sobre montes y ros' ya
borde del precipicio.
Si trazar p-y.ctos, me resultaba torcida y sin plan
la
.cosa, y,
"oroo
i. rne crea en la meta, tena que emPe'
que
zar de nuevo. Dsde entonces, manera de ciego, dejo
Dios me haga dar vueltas como una circunferencia, puos
,si sta tuvo en l su principio l debe volver tambin.
XV. La obra maestra e la vida cristiana,-1. En
el mundo, y me refiero , aquel-de donde Yoltaire sac
at hijo ri *unilo; en ese mundo, de cuya sabidura
.i;o r"gorio el Magno (IvIor.,48) qu consiste en ocultar
el coraz-n, en falsiiar eI sentido de las palabras, on mo-
trar lo verdadero como falso y lo falso como verdadero; en
.ese mundo, repito, la palabra sencillez se reputa como
,iniuriosa.
'2. Moy diferente es del otro en eI cua| habla el Esp-
ritu Santo. Lltt se le dice " Job, como el mayor elogio,
que fu un hombre cndido y:ecto JJob', I, 1); all ee
terminantemente qu 3 Dios aborrece los que no
"fir-*
son rectos, I se complace en eI trato con los cndidos
y
rencillor (i?i'o". ,TTI, 32); all nos exhorta ol Apstol ser
t5) y califica como stl ma-
ciencia, el haber caminado
ez arlte Dios (II Cor., I, LZ).
para alabarse de eIIo, Porque
cuando se ha llegado la maestra on la sencillez, ya Pue-
de decirse que r ho producido la obra maestra de la
mi-
sin artia dol hombre, pues ha avanzado cuanto es
posible, tanto en la imitacin de la actividad como de
la
perfeccin divinas.
' L, osencia de Dios es Ia unidad ms sublime, y su
eI
efectos divinos tambin Io son. En este punto no puede
hombre llegar , ser siemPre-un
a" cual su actividad
"."o^prto
se disueive tambi dimientos, tan di'
Yersos como alejados uno de otro'
a la mayora, do los hombres-y lo ra,ro e que ocume
EL ARTE DE VIVIR 32L
e se limitan eistemticamente
ad de los mundanos, no slo
a restablecer una ligera co-
ocupaeiones, sino que ellos
rposicin, difusin y eontradic-
eionos en su ear+eter,
QUo oo puede ooo -"o, de pre-
castas de personas se ve obligado
una sola persona.
6.iGrandespalabras!_semeargir_iojalestuvio.
las
ran acordes con realidad de la existencia! Pero iquin
en prctic.a?
hace buenas? iEs posible, por ventura, ponerla_s
referir'
He ah millare de sanlos cuya oid, podemos
los quo-pregun-
nos con entera confianza, Para responder
t"o qoien ha logrado ,""lir* tdo eo admirable pro-
grama.
De esto modo est contestada tambin Ia
pregunta sobre
guo, pesar do
si esto es realizable. Me atrevo " afirmar
todas sus dificultades, es ms fci1 de
lo que nos figura-
de actividad, por
mos tratando de disculpar nuestra falta
lo cual debieran ,", -, numerosos que lo
que desgracia-
de una sola p\eza.
damente son los hombres completos, ^
y confu-
7. La cuestin, aI parecer tan enmaraflada
sa,-Be resuelve or*'frase: sIo Dios basta, Dios en to-
"oo
do y Para todo.
iEnquconsistelafesinoenreconocerconelespritu
yelcoraznqueDioses:ruestronicofroyoeto?'Esto
es naturrr-uliu una mxima
general' pero, ?i yo la re-
es tambin un ob-
fiero mi puou, E dir qo""Dior
objeio :oo todas las fuerzas de
i"r" y .i' Jr,'o este me estrecho cada vez
que dispoogo, foleo el-oi' y s!
separarme,de 1,
ms EI co^oo la tribotu"i tienda
*^iil;;
meinundarIaespora,Lft.Cadaejerciciodevirtudesuny acto de
,..*"*u ' Dios; ""' sacrifrcio
supresin de los obstcu'
abnegacin se convierte en una
los que se interponen entre Dios
y yo' Cuando cumplo un
dober, me soeto un sacrifici'
t'go un acto do sumi-
reconozco que
,t; la voluntad de Dios. al humillarme,
todoesdeDios,quetantolomocomoloajenoesuna
oracin viene sejr, por lo
obra y un don d"i seflor. La de
tanto,ft a"-*"a' que hacemos ' Dios como origen
de todos los done! y todos los.xi-
-
todo bien y rr^otial
tos.Ladovocinnoeotracosasinolafey|ya-gggnla
fe pued-e medirse por la ele-
fo, as el f"'Jo'IA grado de
Ia profundidad de la
vacin de Ia pi"a'a] y atestigan
misma, la devocin Y eI fervor'
EL ARTE DE YIVIR 323
llezl
los dems.
6. Los ebieran Penar, ante t'odo, lo
fcil que r queias Poeyendo un Pogo ms
de modest y de espritu de sacrificio, esto
es, algo ms de humildad y mortificacin.
II.- Escndalo sobre escndalo.-l. Suele decirso
EL RTE DE VIVIR
culables.
bar por m mismo el daflo que hace el ltigo que con tanto
gusto esgrima lleno de petulancia juvenil. Los ehieos con-
traen deudas, los viejos las saldan. La humanidad paga
las costas; por eso nunea adelanta.
Xl, Enemistad,-1. Ifna de las cosas que la debili-
dad humana lleva desgraciadamente consigo es que
vece, aun con la meior voluntad por nuestra parte, tene-
mos que vivir en diseordia.
Hry que tratar con personas que le hacen " uno ver
palpablemente Ia razn que tena TeIl par decir:
Ni el ms santo puede vivir en paz euando no le con-
viene al perverso vecino.
Algunas veces es una pequeflez lo que le ha molestado
al prjimo; otras es la torpeza propia aiena, la suspi-
cacia, y, ratos, la oposicin natural en el ponsar y en .
Ias eostumbres imposibilita toda tentativa de arreglo, has-
ta que, por Itimo, hay que dejar correr las cosas para no
empeorarlas.
-..rrdo consiste la falta en los chismes y crticas aje- {,
EL ARTE DE VIVIB
R. P. LBERTO MR WEISS
qurera.
Si en todas las tribulaeiones te guas por este eonsejo,
aeabars por conveneerte siempre de quJ es el medio
-at
seguro pare salir bueno y sano, slo eou ligeras heridas,
del trato con los hombres y de todas las aversidadee y
*:'*t-*r',
H; eontestars, eso es muy ficil de decir, n"-
ro por lo visto ignoras lo que pasa por nosotros en esos
B. P. ALBERTO IIBA WEISS
estaban todos los genios, que podan hacer lo que les vi-
niera en gana; siempre era con ellos indulgent" y estaba"
dispuesto sacrificarles su propia paga. En la otra, entra-
ba la irrmensa tnss d,amnato, esto es, los vago, los por-
didos-al calificarlos usaba denominaciones mucho ms.
fuertes;-tan ladrn era para l eI que robaba como el que-
lea mal una estrofa griega. Era intil tratar de haeerle
entender que un joven puede ser persona decente aunque,
no conozca el influio que hayan tenido en el movimien-
to del universo las parculas griegas: vea con preven-
cin el negro porvenir del desgraciado estudiante, que se-.
g1ro siendo para el sabio profesor una criatura intil y per-
nieiosa, quien atormentaba y persegua como si fuera un
enemigo personal suyo, que acechara todos los pasoe de su,
vida; y aun extenda su odio y su animadversin los pa-
dres mismos del alumno. Atrora bien, e. qu se difern-
cia Y., sefl.or catedrtico Coraje, del citado colega? Cuando
le entre gan , Y. el primer trabajo de un sabio, lo primero.
aeaso lo nico que hace Y. es ver si cita su nombre si
habla de su ltimo artculoi y si al infeli z ee le ha olvida-
do ese detalle, que Dios tenga misericordia de l y de su.
obra. En cambio, si lo ha tenido en cuenta,y,naturalmen-
te, con el obligado bombo y las eonsabidas alaba,zas,pue-
de contar con la aprobacin incondicional de v. ;yerad,.
sabio amigo?
2. Lo que meior demuestra lo poco que saben dominarse.
l9s hombres. ya sea en la alabanza en la censura, y
lo poco que saben relacionar la medida de su fallo con lL
eosa de que se trata, no es tanto el juicio irreflexivo de la
conversacin como la llamada reposicin obietiva y la cen-
sura cientfica literaria; , mejor dicho, la matnza, sin,
derramamiento- desangre_propia, de aquel hroe de la pio-
ma, de quien diee M. J. Chenier:
(Por s mismo carece de gloria, y, sin embargo, distri-
buye los puestos en el Parnaso como si la salvcin deb
mundo estuviera encerrada en su tintero.
Ser intil advertir que nadie se lo ocurro estud.iar ni
R. P. LBERTO MAR,[ WEISS
EL RTE DE VIVIR
cuando te ontregas al
cuando al temor y at cuauLru, en
desalleno; cuando,
al desaliento; uL
__l
.-
dicha moral.
Pues bien, no hay palabra humana que exhorte con voz
ms elocuente y palpitante al cuidado de la propia salva-
R. P. ALBEBTO MAR WEISS
.CAPTULO XYI
y las
ante
os concedi.
Amaneco; uena el toque de llamada. iSiervos de Dios,
acudid al deber! Pronto sonar la trompota del iuicio,
dieiendo: (iYosotros, Ios que dorms, presentaos al tri-
bunal!
XXIIL tQu celestiall-iQu preciosa os la senda cu-
bierta de rco matutino! 1Qu engalanada resulta toda la
comarca! iEs este eI mundo de los pobres pecadores? iEs
son perlas.
Lals ca-panas matutina se desperezen y repiton eI sonr-
do millar"Jdu veces, hasta que en eI bosque y en eI lago re'
ro ffiJi:"H:.:",11::T:YL^.,
es que aI Seflor hacen salir del mun-
do, estn todava durmiendo'
EL ABTE DE YIVIR
cirse que Dios ayuda ms al que cumple mejor con sus de-
beres.
( Si abrieras los ojos y no temieras correr ni sudar, ro
diras con tanta prisa: La suerto es infiel y ciega (Dioni-
sio Catn).
3. Tan antiguo como popular qs eI dicho de guo, en
este mundo, los malos les va siempre bien, y los buenos
mal. Elasta el Antiguo Testamento suele ocuparse repeti-
das veces en este proverbio, y da testimonio de Io flcil'
mente que haco dudar uno de la Providencia divina y'
aburrirse del bien.
Para tratar fondo cuestin tan espinosa ee necesita-
ra todo un libro. Afortunadamente poseemos varias obras
excelentes que la tratan con el ttulo de Teodicea. Lae
ms notables de todas ellas son la Ciud,ad, de Dios, de-
San Agustn, y Ia Diaina corned,ia, del Dante. Nos limita-
remos, puos, aconsejar el estudio detonido de dichos li-
bros.
Aqu nos bastar hacer las tres preguntas siguientes:
1.* iQu es de la tan decantada suerte del malo? iCul es
su consistencia, su seguridad y su duracin? 2." 2Puede
ser el malo realmente venturoso? iEs capa z de hacer feliz
la divisin espiritual y el embotamiento interior y exte-
rior? 3.*.y la ms importante: 2Quin es bueno y quin es
malo? iA quin corresponde el juicio sobre ello? iSe puede
ser juez en la propia causa? IJay quien sea tan malo
que no tenga algo digno de recompensa, ni tan bueno que
no tenga algo por lo cual deba hacer penitencia?
Si eso que llamamos suerte lo aceptramos en forma
menos materialista, si nos guardramos un poco ms de
las exageraciones, de la envidia y de la suspicacia, si nos
esmersemos ms en practicar la paciencia y la sumisin
Ia bondad y sabidura divinas y nos acordramos de nues-
tra culpa y de la obligacin que tenemos de hacer peni-
tencia, las preguntas anteriores no tendran por qu pre-
ocuparnos.
4. El peor de los prejuicios, por no decir la mayor de
R. P. LBERTO MAR WEIS
R. P. LBEIiTO MRi'WEISS
EL ARTE DE VIVIB
cumbre hay una crrtz, y el que llega ' ella, est salvo.
En efecto, la montafla estaba cuajada de cruces.
Su vista me tena hechizado y con ansias de subirla; pe-
,ro al cpntemplar aquella va de cruces, me decay el ni'
mo. Entonces ella misma me invit diciendo: Ilaz Ia
prueba, que todo es emp eza; si sigues lealmente el sen-
dero de las cruce, pronto llegars Ia cima.
Comenc entonces trepar con paso vacilante. l prin-
cipio se me haea muy duro ol repecho, pero cada Pao
resultaba ms f,c11, y aI cabo de cierto tiompo anduve
EL RTE DE VIVIB
convento y pedi
'W'alpurgis.
aceite milagroso de
Y en uin u., -" di tres
. frascos en esta ce
Bl obsequio fu bien recibido, y los jornaleros, con tal
rasgo, ganaron mueho ms en la estimacin de la viuda.
Tabita no encontraba gran dificultad en la reparticin
de vveres los pobres, u yocacin decidida; poryue ma-
terialmente le llenaban la casa de comeetible. N haba
FIN
xDICE
pos.
Prlogo.
certur,o PRIMERo
CAPTULO II
EL BTE DE VIVIR UN VIDA NUEV
ras.
CAPTULO III
EL BTE DE VIVIR, DIGNAIIENTE
CAPTULO IV
ros.
CAPTULO V
CAPTULO VI
pos.
CAPTULO VII
CAPTULO VIII
CAPTULO IX U
CAPTULO X
EL x,TE DE VTYIB CTIYIIENTE
pos.
CAPTUI,O XI
EIJ BTE DE VIVIB
^RT8TICAUENTE
1. Pan casero y manjares. . 29L
2. Misin artstica del cristiano. 292
3. La suerte de la belleza. 296
4. El espejo. 296
5. Piedra, de toque para la finura en el vivir. %6
6. Nobleza de prnciPe, nobleza de rey, nobleza divins. 299
Enseflanza cristiana del arte. 299
8. El jardincito. 303
9. Artista y obra de arte 'la vez. 30
10. La madre del amor hermoso. 309
11. El arte de la vida.. 3t2
L2. Todo un hombre 318
t3. El salto del caballo. 318
14. Caminos confusos, crculo hermoso. 319
15. La obra maestra de la vida cristiana. 320
rorcn
CAPTUIO XII
BTE DE VIYIR CON FORTLEZ
rss.
I. Los ms quejumbrosos.. 32
2. Escndalo sobre escndalo. 326
3. ;Slvese quien pueda! 329
4. A un descontento. . 3:]1
5. A una desilusionada prematura. 33r
6. El beneficio de las limitaciones. 331
l. Tambin es sacrificio. 332
8. Toda tu clera, todas tus quejas. . 332
9. Querer sufrir. 932
10. La circulacin eterna. 333
11. Enemistad. 334
L2, La ingratitud duele mucho. 335
I3. En la red de las calumnias. 335
1.1.iCalumniado!. 336
15. Outcast. 336
16. I)esterrado, proscripto. . 337
t7. Pan escaso y poca agua. 337
I8. Sal y pan. 338
r9. No tuvo enemigos.. 338
20. Yirtudes viriles y virtudes femeninas. 338
21. La nobleza del sufrimiento mudo. 34I
22. La rnica salida. 84r
23. Las cosas son as. 342
24. No ahogues la llama. 342
2-o. EI verdadero dolor de corazn. 342
26. La purificacin ms profunda y dolorosa. 342
o4 Desangrarse interiormente.
Zta. 344
28. El silencio en el sufrir. . 344
29. Consuelo en la lucha. 345
30. Mejor en manos de Dios que en las del mundo. 845
31. Confianza del injuriado. ,r46
32. I-,,a utilidad de los castigos divinos. 346
33. La bendicin de las pruebas. 347
34. La alegra en la tribulacin. 35t
o. Ilay que saber dejarse injuriar. 351
36. La copa de hiel del Sef,or. 352
37. En el banquillo de los pobres pecadores. 352
88. I-,a escuela de la ms profunda sabidura. 32
39. El mayor peligro. 353
40. En una de aquellas horas de que no escapa nadie. 354
4t. La caza salvaje. 354
42. El desterrado ante la cruz del bosque. . 3
518 lrorcr
CAPTULO XIII
pos.
CPTULO XIV
CAPTULO XY
rcs.
CAPTULO XYI
CAPTUI..O XVII
EIJ BTE DE YIYIB BLIZ
ros.
CPTULO XYIII
DICESIS DE BARCELONA