Alejandro de Afrodisia Por Vigo
Alejandro de Afrodisia Por Vigo
Alejandro de Afrodisia Por Vigo
Resumen: este artculo se ocupa de la concepcin del alma elaborada por Alejandro de Afrodisia, con especial
atencin a un aspecto especfico que la distingue de la concepcin aristotlica: la introduccin de
una facultad o capacidad impulsiva. En primer lugar, se considera la reformulacin de la concepcin
aristotlica del alma como forma del cuerpo que Alejandro lleva a cabo, en conexin con su original
reconstruccin del hilemorfismo. Aqu se pone especial nfasis en el modo en el cual Alejandro construye
lo que puede llamarse un modelo escalonado de composicin hilemrfica. En segundo lugar, se
considera el tratamiento de la facultad impulsiva, atendiendo especialmente al rendimiento terico
que extrae Alejandro de la adopcin de la nocin de impulso. Por ltimo, se considera brevemente el
modelo reformulado de psicologa de la accin que elabora Alejandro, para dar cuenta de la secuencia
del proceso de produccin del movimiento voluntario y la accin. Se trata de un modelo explicativo que
deja de lado el recurso aristotlico a la estructura del silogismo prctico e incorpora, en cambio, los
elementos ms caractersticos de la concepcin estoica. Ello no implica, sin embargo, el abandono de
la tesis bsica de la concepcin aristotlica de la motivacin, por oposicin al intelectualismo socrtico,
a saber: la tesis de la primaca del deseo, en todas sus posibles formas, como factor que da cuenta del
origen del movimiento voluntario y la accin
Palabras clave: Aristteles, Alejandro, impulso, psicologa
Abstract: this paper discusses Alexander of Aphrodisias conception of the soul, paying special attention to a
specific aspect distinguishing the Alexandrian view from the Aristotelian one: the impulsive capacity or
faculty. Firstly, it considers Alexanders reformulation of Aristotles approach to the soul (as a form of the
body), a reformulation that is performed in connection with his original reconstruction of hilemorphism.
At this point the author makes a special emphasis upon the manner Alexander develops a terraced
model of hilemorphic composition. Secondly, the treatment of impulsive faculty, with a special focus
on the theoretical performance that Alexander derives from taking the notion of impulse, is developed.
Finally, Alexanders reformulation of the Aristotelian psychology of action is also briefly considered in
order to account for the sequence of the process of the production of voluntary movement and of action.
* Por sus valiosas y precisas sugerencias que me permitieron mejorar el texto en puntos de detalle, as
como por la generosa invitacin a participar en este volumen, quiero agradecer muy sinceramente
a Marcelo D. Boeri.
Estud.filos ISSN 0121-3628 n40 Diciembre de 2009 Universidad de Antioquia pp. 245-278.
Alejandro G. Vigo
This is an explicative model that leaves aside the Aristotelian resource to the structure of the practical
syllogism, and incorporates the elements predominantly characteristic of the Stoic conception. This,
though, does not entail the abandonment of the basic thesis of Aristotles stance regarding motivation,
as an opposition to socratic intellectualism: the thesis of the primacy of desire, in all its possible ways,
as a factor accounting for the origin of voluntary movement and action.
Key words: Aristotle, Alexander, impulse, psychology
1. Introduccin
1 Para una reconstruccin de conjunto de la concepcin elaborada de este modo por Alejandro,
vase: Bonelli, M. Alessandro di Afrodisia e la metafisica come scienza dimostrativa. Napoli,
2001. Sobre la orientacin sistematizadora de la exgesis de Alejandro, vanse tambin las
buenas observaciones de S. Fazzo (Aporia e sistema. La materia, la forma, il divino nelle
Quaestiones di Alessandro di Afrodisia. Pisa, 2002, pp. 20 ss.) quien ve en Alejandro incluso
un remoto antecedente de algunas de las caractersticas de la escolstica medieval, sobre todo,
en lo concerniente a la funcin concedida a la autoridad de Aristteles y a la prevalencia de la
construccin terica sobre la investigacin emprica (Cf. p. 21).
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Alma, impulso y movimiento segn Alejandro de Afrodisia
actividad filosfica2. En este punto jug un papel decisivo, sin duda, el desafo que
planteaba la confrontacin con escuelas filosficas que asuman una concepcin
estrictamente sistemtica de la filosofa, muy particularmente, con la escuela estoica,
que representa, como es sabido, si bien no el nico, cuando menos, el principal
interlocutor y, a la vez, adversario que tienen en vista no pocos de los esfuerzos
de defensa y reformulacin del aristotelismo llevados a cabo por Alejandro3. En el
desarrollo de dicha confrontacin, Alejandro logra, a menudo, una sutil combinacin
de estrategias de crtica y estrategias de asimilacin, dentro de la cual los aspectos
de adaptacin, referidos a aspectos de detalle, suelen quedar integrados de modo, a
primera vista, poco perceptible, en un marco general de carcter predominantemente
polmico.
En el caso de la concepcin presentada en DA, las cosas no resultan muy
diferentes. En un marco general determinado por la preocupacin principal de
defender la concepcin del alma como forma del cuerpo y la teora de las facultades
anmicas elaboradas por Aristteles, Alejandro incorpora algunas importantes
modificaciones en puntos de detalle que, en no pocos casos, obedecen de modo
directo al intento de asimilar aspectos concretos de la doctrina, en principio,
antagnica, elaborada por la escuela estoica. De hecho, la problemtica referida al
alma, conjuntamente con la referida a la providencia y el determinismo, puede verse
como uno de los ejes principales de la confrontacin productiva de Alejandro con
el estoicismo4. En lo que sigue discutir uno de los aspectos de la concepcin de
2 Para una caracterizacin general del estilo de pensamiento y la obra de Alejandro, vase: Sharples,
R. W. Alexander of Aphrodisias: Scholasticism and Innovation, en: Geschichte und Kultur
Roms im Spiegel der neueren Forschung. Teil II. Principat, en: Haase, W. (ed.). Aufstieg und
Niedergang der Rmischen Welt, Bd. 36/2. Berlin New York, 1987, pp. 1176-1243, esp. pp. 1179
ss.; en particular, para su concepcin del alma, vanse pp. 1202 ss. Una presentacin de conjunto
de las fuentes, el contexto polmico y la orientacin doctrinaria de Alejandro se encuentran en:
Sharples, R. W. The school of Alexander?, en: Sorabji, R. (ed.). Aristotle Transformed. The
Ancient Commentators and their Influence. London, 1990, pp. 83-111.
3 Ya P. Moraux (Alexandre dAphrodise, Exgte de la notique dAristote. Lige Paris, 1942,
p. 196) y M. Pohlenz (Die Stoa. Geschichte einer geistigen Bewegung. Bd. I: Gttingen, 1992 [=
1959, 1948], pp. 355-359 con las correspondientes notas contenidas en Bd. II: Gttingen, 1990
[= 1949)], pp. 173-176), citados por R. W. Sharples (Alexander of Aphrodisias: Scholasticism
and Innovation, Op. cit., p. 1178, nota 11), enfatizaron la importancia del estoicismo como punto
central de referencia, dentro del contexto polmico de Alejandro. Pohlenz sugiere incluso que, al
igual que para los platnicos, Alejandro considera al estoicismo como la nica escuela que poda
medirse en rango filosfico y cientfico con los antiguos maestros de la Grecia clsica, mientras
que no dedica prcticamente atencin alguna a Epicuro y su escuela (Cf. I, p. 359).
4 Para el estoicismo como punto central de referencia y crtica de la concepcin que Alejandro
presenta en DA, vanse las buenas observaciones en: Bergeron, M., Dufour, R. Alexandre
dAphrodise, De lme. Text grecque introduit, traduit et annot. Paris, 2008, pp. 19 ss.
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5 Para una reconstruccin detallada del hylemorfismo de Alejandro, vase: Fazzo, S. Aporia e
sistema. La materia, la forma, il divino nelle Quaestiones di Alessandro di Afrodisia, Op. cit.,
cap. I; para la escala de creciente complejidad en la composin hylemrfica, con atencin tambin
al caso de los seres vivos, vanse esp. pp. 69 ss.
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ser ellos mismos compuestos, sino por estar constituidos a partir de una materia
completamente carente de forma ( ), vale decir, la as
llamada materia primera, a la que Alejandro denomina la materia en el sentido
principal y absoluto ( ), la cual, por no estar compuesta a su
vez de forma y materia, ya no puede ser considerada un cuerpo (Cf. 3, 25-4, 4);
2) los cuerpos compuestos <sc. >), constituidos a partir de
sustratos materiales que poseen ya su propia forma, de modo que no pueden ser
llamados materia, en el sentido principal y absoluto del trmino (Cf. 3, 23-25;
4, 4-8, 25); 3) las plantas (Cf. 8, 25-9, 27); y 4) los animales (Cf. 10, 1-15, 29). El
pasaje del nivel 2) al 3) marca el trnsito desde el mbito de lo inanimado al de
lo animado, vale decir, al mbito de todo aquello que est dotado de (algn tipo
de) alma.
Algunas referencias de Alejandro al modo en el cual el alma surge o se
genera y se aade a la mezcla de los elementos que configuran el cuerpo del
ser vivo (Cf. p. ej. 24, 2-3; 24, 21-24; 26, 27-30; vase tambin Mantissa 104,
28-29) motivaron el crudo reproche de materialismo por parte de P. Moraux7, el
verdadero iniciador de la investigacin especializada sobre el pensamiento de
Alejandro. Pero, como han mostrado convincentemente Bergeron Dufour, una
atenta consideracin del modo en el cual describe el proceso de generacin del ser
vivo permite mostrar que Alejandro no abandona la idea central de la concepcin
aristotlica, segn la cual el alma viene dada ya, de algn modo, con la simiente,
y no constituye ella misma un simple resultado del proceso de generacin. Ms
concretamente, Alejandro sostiene que el alma vegetativa se transmite por medio
del semen (Cf. DA 32, 4-6)8. En todo caso, lo que puede conducir a una errnea
7 Vase Moraux, P. Alexandre dAphrodise, Exgte de la notique dAristote, Op. cit., pp. 33-
48, citado por Bergeron, M. Dufour, R. Alexandre dAphrodise, De lme, Op. cit., pp. 27
ss. En la investigacin ms reciente, en cambio, se impone cada vez con ms nitidez la lnea
interpretativa que ve en la posicin filosfica de Alejandro una peculiar variante de esencialismo,
que enfatiza fuertemente el papel constitutivo de la forma sustancial, dentro del cuadro general
de una concepcin ontolgica irreductiblemente hylemrfica. Para la defensa de esta lnea de
interpretacin, vase ahora: Rashed, M. Essentialisme. Alexandre dAphrodise entre logique,
physique et cosmologie, Op. cit., esp. caps. V-VIII. Como antecedente inmediato de su propia
interpretacin, Rashed (p. 30, nota 96) cita a R. W. Sharples: Species, form and inheritance:
Aristotle and after, en: Gotthelf, A. A. [ed.]. Aristotle on nature and living things. Philosophical
and historical studies presented to David M. Balme in his seventieth birthday. Pittsburg, 1985,
esp. pp. 122 ss.).
8 Para la defensa de esta lectura, vase: Bergeron, M. Dufour, R. Alexandre dAphrodise, De lme,
Op. cit., pp. 29 ss., quienes profundizan una lnea de interpretacin abierta ya por P. Accattino.
Vase: Accattino, P. Alessandro di Afrodisia e la trasmissione della forma nella riproduzione
animale, en: Atti della Accademia delle Scienze di Torino. Classe di Scienze Morali, Storiche e
Filologiche 122, 1988, pp. 79-94; Id., Generazione dellanima in Alessandro di Afrodisia, De
anima 2, 10-11, 13?, en: Phronesis 40, 1995, pp. 182-201.
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9 Dado que tal es el papel explicativo que debe atribuirse a la forma, y dado, adems, el hecho de
que la forma misma es lo opuesto a la materia, que viene dada por el cuerpo, Alejandro est en
condiciones de establecer que se puede decir con razn () que es por referencia a los
incorpreos ( ) como puede explicarse el modo en el cual los cuerpos actan y
padecen ( ) (Cf. 7, 13-14). La constatacin, basada en una caracterizacin
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ad hoc de la forma como algo incorpreo, no carece de una clara intencin polmica. Ello se
advierte cuando se tiene en cuenta la tesis bsica de la ontologa estoica segn la cual slo los
cuerpos son capaces de entrar en relaciones causales, de modo activo o pasivo, con otras cosas,
que sern tambin cuerpos (Cf. esp. SVF I 90), mientras que todo aquello que no puede operar
y padecer causalmente queda incluido en la clase complementaria de lo incorpreo. Por cierto,
los estoicos no negaban toda relevancia causal a los incorpreos o, al menos, a ciertos tipos de
ellos, ms precisamente, a los decibles (), pues admitan que, aunque la relacin causal
se da siempre entre dos cuerpos, el efecto no puede ser tratado l mismo como otro cuerpo ms,
sino que constituye una determinacin predicativa del cuerpo que recibe la accin causal. As,
por caso, tanto el cuchillo como la carne que ha de cortar son cuerpos, pero el correspondiente
efecto, vale decir, el ser/estar cortado no puede ser visto l mismo como un cuerpo, sino que
constituye un incorpreo de la clase de los decibles (Cf. SVF II 341). De cualquier modo, los
estoicos nunca hubieran admitido que el alma pudiera ser tratada como algo incorpreo, sino que
afirmaron expresamente su carcter corpreo (Cf. p. ej. SVF I 518; II 773-800), y ello justamente
porque el alma es capaz de entrar en relacin causal con el cuerpo. En tal sentido, la conclusin de
Alejandro que asigna al alma, al mismo tiempo, carcter incorpreo y genuina capacidad causal
constituye un claro desafo a las premisas bsicas de la ontologa estoica. El propio Alejandro
presenta el problema de este modo al considerar los argumentos estoicos destinados a probar
el carcter corpreo del alma (Cf. Mantissa 113-118; para el argumento estoico basado en la
capacidad causal del alma, vase esp. 117).
10 Para la recurrente caracterizacin de la forma en trminos de la nocin de perfeccin
(), Cf. esp. DA 9, 10-27; 10, 8-10; 10, 29-11, 3; 15, 29-16, 10; 19, 25-29. A menudo, la
nocin de perfeccin aparece estrechamente asociada a la de acto () o actualidad
(). Vase, p. ej., DA 17, 12-13; 23, 30-24, 1; 37, 9-11; 43, 4-7; 52, 2-4.
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11 Como se sabe, la primera de las nociones haba sido empleada ya por Aristteles, aunque con
otro alcance y en un contexto diferente, en el cual caracteriza al intelecto () como forma
de formas ( ), as como la mano es instrumento de instrumentos (
) (Cf. De anima III 8, 432a1-2). La nocin de perfeccin de perfecciones, en cambio,
no se encuentra en Aristteles mismo, sino que es forjada por el propio Alejandro, quien llega
naturalmente a ella a travs de la conexin establecida entre los conceptos de forma, acto
y perfeccin.
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12 Como muestra el contexto, la nocin de cuerpo natural est tomada de un modo que marca
el contraste con el caso de los artefactos: un cuerpo natural, y no artificial (), explica
Alejandro, como ocurre en el caso de una estatua; mientras que la nocin de cuerpo orgnico
marca el contraste con el caso de los cuerpos simples, como el fuego y los restantes elementos
(Cf. 16, 2-4).
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13 Naturalmente, Alejandro no ignora las dificultades que plantea el modelo escalonado de las
funciones vitales y anmicas a la hora de dar cuenta de la posibilidad de proveer una definicin
comn del alma (Cf. 16, 18-17, 8). Tales dificultades ya haban sido expresamente sealadas por
Aristteles (Cf. De anima II 3, 414b20-415a11).
14 Para los argumentos especficos destinados a mostrar que las facultades del alma son mltiples,
aunque su nmero es limitado y no infinito, vase: 27, 1-28, 13; vase tambin Mantissa 118,
5-119, 20.
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advierte claramente a partir de dos rasgos elementales: por una parte, la conservacin
de un modelo en tres niveles, basado fundamentalmente en la distincin entre las
funciones vegetativas, las sensitivas y las racionales; por otra, la insistencia en
el carcter escalonado de la distincin as establecida, con la afirmacin expresa
del carcter bsico de la funcin vegetativa, que es coextensiva con el fenmeno
de la vida (Cf. 29, 4-7), de la dependencia de la facultad sensitiva respecto de la
vegetativa, sin la cual no puede existir (Cf. 29, 14-16), y de la dependencia de la
facultad racional, a su vez, respecto de la sensitiva (Cf. 30, 2-6)15.
En el caso de los niveles 1) y 3) el tratamiento de Alejandro no presenta
mayores dificultades, en la medida en que sigue muy de cerca el llevado a cabo por
Aristteles. Ya el propio Aristteles haba incluido las funciones del crecimiento y
la reproduccin, junto con las de la nutricin, dentro del nivel correspondiente a la
facultad vegetativa (Cf. De anima II 4). El punto de partida para dicha asuncin viene
dado por una constatacin emprica inmediatamente evidente: la existencia de seres
vivos como las plantas, que son capaces de todas esas funciones, pero no poseen
otras capacidades diferentes, como la de percibir, la de trasladarse o la de pensar.
Por otra parte, tampoco desde el punto de vista conceptual el tratamiento conjunto
de esa variedad de funciones plantea mayores problemas, pues no pone seriamente
en cuestin la suposicin de que la facultad que da cuenta de todas ellas debe ser
unitaria. No lo hace, por la sencilla razn de que se trata de funciones que, ms all
de su diversa ndole y finalidad, presentan todas ellas un carcter homogneo, en
cuanto son funciones orgnicas de carcter basal, asociadas a procesos metablicos
elementales. En el extremo opuesto del esquema, tampoco el tratamiento de la
facultad racional presenta particulares dificultades. La distincin entre una capacidad
deliberativo-opinativa y una cientfico-intelectiva no encuentra una correspondencia
inmediata en el tratamiento aristtelico de la facultad intelectiva en el marco de la
psicologa, pero puede ser puesta en conexin con varios elementos considerados
por Aristteles en el texto16. Adems, se corresponde de modo directo con la
distincin entre una capacidad calculadora (), que permite deliberar
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17 Por extrao que pueda resultar, sobre todo, a partir del empleo paralelo de la expresin
para designar el principio rector del alma, no se encuentra en las fuentes ningn uso
de la expresin atribuible, sin ms, a los propios estoicos. Como me hace notar M.
Boeri, lo ms cercano sera el empleo de la expresin por parte del estoico
Hierocles (Cf. Elementa Ethica IV 24), al que se aade el empleo de la expresin
por parte de Plutarco, en un pasaje en el cual todo indica que se est refiriendo a la posicin estoica
(Cf. Adv. Colotem 1122B-D = LS 69A). Por su parte, la expresin empleada
por Aecio no debera ser entendida como si implicara la adopcin por parte de los estoicos de una
concepcin que admite la distincin real entre diferentes partes o funciones del alma: para los
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estoicos, como se sabe, las as llamadas partes o funciones del alma deben ser concebidas,
desde el punto de vista ontolgico, como diversas determinaciones cualitativas de un nico y
mismo sustrato unitario (Cf. SVF II 823-826). En todo caso, como sealan Bergeron, M. Dufour,
R. Alexandre dAphrodise, De lme, Op. cit., p. 264 ad 29, 11-22, el adjetivo , que
tampoco aparece en los textos conservados de Epicuro, es empleado apenas una decena de veces
en los textos estoicos, considerados conjuntamente los antiguos y los de poca imperial.
18 As, Ibid., p. 264 ad 29, 11-22.
19 As, Accattino, P. Donini, P. Alessandro di Afrodisia Lanima. Traduzione, introduzione e
commento. Bari, 1996, p. 156 ad 29, 11-22.
20 Tambin A. Preus (Aristotle and Michael of Ephesus on the Movement and Progression of
Animals. Hildesheim Zrich New York, 1981, pp. 17 ss.) ha advertido la importancia de este
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22 As, por ejemplo, Aristteles admite que se puede desear lo imposible (p. ej. la inmortalidad),
sin que resulte posible deliberar ni decidir sobre ello, lo que implica que hay deseos, incluso
deseos racionales (), que no estn en condiciones de motivar acciones correspondientes,
pues se refieren a lo que no est en nuestro poder (Cf. tica a Nicmaco III 4, 1111b20-25). Por
otro lado, deseos presentes y operantes como estados disposicionales pueden no cumplir un
papel causal-motivacional efectivo, sea porque son contrarrestados por otros deseos opuestos,
dotados de mayor fuerza motivacional, como ocurre en el caso de la incontinencia (Cf., p. ej.,
VII 5, 1147a29-35), o bien porque no se logra identificar los medios necesarios para alcanzar
el fin en un determinado contexto de accin, tal como ocurre cuando, por ejemplo, se desea
beber, pero no se puede hallar bebida. De hecho, el modelo de explicacin de la produccin de
la accin desarrollado por Aristteles en De anima III 9-13 y De motu animalium 6-7 apunta
justamente a poner de relieve que slo la conjuncin de un factor desiderativo, referido al fin, y
un factor cognitivo (percepcin, imaginacin, intelecto), encargado de la determinacin de los
medios, provee las condiciones necesarias y suficientes para la produccin del correspondiente
movimiento voluntario o la correspondiente accin. Por lo tanto, la presencia de un determinado
deseo, por s sola, no basta para dar cuenta de la produccin del movimiento voluntario o la accin
correspondiente. Ello no impide, sin embargo, que, desde el punto de vista causal-motivacional,
sea el factor desiderativo, y no el cognitivo, el que debe contar como principio o causa del
movimiento voluntario o la accin.
23 Vase, p. ej., la referencia expresa de Alejandro al caso en el cual estando presente un impulso
a actuar de cierta manera, por caso, un deseo apetitivo, no llevamos a cabo la accin, por cuanto
el deseo racional ya no resulta concurrente ( ) (Cf.
DA 73, 1-2).
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o desiderativa como algo comn () (Cf. 78, 21-23)25. Ahora bien, si esto
es as, resulta tambin comprensible por qu la peculiar unidad que caracteriza a
la capacidad desiderativa, considerada en su carcter propiamente impulsivo, no
pone seriamente en cuestin el modelo escalonado de las facultades anmicas y las
funciones vitales elaborado por Aristteles y adoptado por el propio Alejandro. En
efecto, la diversidad irreductible de los diferentes tipos de deseos, desde el punto
de vista que concierne al origen de su respectivo contenido representativo, queda
as preservada y puede, adems, ser incorporada armnicamente en el marco de las
diversas relaciones de dependencia que comprende el modelo escalonado26.
La segunda consecuencia importante de la introduccin de la nocin de
impulso llevada a cabo por Alejandro, conectada con la anterior, concierne a la
identificacin precisa del punto en el cual tiene lugar la transicin entre contenidos
representacionales y estados disposicionales, por un lado, y movimientos originados
a partir de ellos, por el otro. La lnea divisoria se sita aqu entre la capacidad
impulsiva y el rgano corporal que le est inmediatamente subordinado. En este
ltimo caso, se trata del as llamado sistema neurospstico ( ),
constituido por los nervios y los tendones, a travs de los cuales el movimiento de
contraccin y dilatacin, producido por determinadas afecciones en el entorno del
soplo vital congnito ( ), se trasmite a las restantes
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partes del cuerpo (Cf. 76, 14-78, 2)27. Tal rgano corporal est subordinado a la
capacidad impulsiva, lo cual quiere decir que es por medio de dicho rgano como
el cuerpo entero se pone al servicio de las actividades propias del impulso
) (Cf. 76, 16-17). Se tiene, pues, de un lado, el circuito de
representaciones y estados disposicionales, que se origina a partir del objeto deseado
mismo, y, de otro lado, el circuito de movimientos corporales y eventualmente de
acciones, que se origina a partir del impulso. La interfaz situada entre el deseo/
impulso y el sistema neurospstico sealiza el punto de transicin en el cual
determinados contenidos representacionales y determinados estados disposicionales,
que constituyen deseos de diverso tipo operan como causas, dando lugar a procesos
que poseen, como tales, un estatuto categorial completamente diferente. Ni el objeto
deseado ni el deseo/impulso mismo tienen ellos mismos el carcter de procesos, sino
que es el deseo/impulso, a travs de su referencia al objeto, el que da origen a los
correspondientes procesos28. Desde luego, con esta reformulacin de la concepcin
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puede ser tan eficaz como el deseo opuesto de contenido positivo: a travs de los
correspondientes medios, ambos tipos de deseos pueden conducir a movimientos
voluntarios y acciones que los expresan y realizan en concreto. En un importante
pasaje de tica a Nicmaco VI 2, Aristteles compara la diferencia entre la accin
de buscar o evitar algo con la diferencia que existe entre el afirmar y el negar, y
establece el principio general de que lo que en el mbito del pensamiento ()
es la afirmacin () y la negacin (), se corresponde, en el
mbito del deseo (), con la bsqueda o la persecucin () y la evitacin
(), respectivamente (Cf. 1139a21-22). En otro lugar he dado razones para
apoyar la tesis de que la oposicin entre bsqueda (persecucin) y evitacin no
puede interpretarse en trminos de la oposicin entre deseos de contenido positivo
y deseos de contenido negativo, empezando ya por la simple constatacin de que lo
que Aristteles tiene en vista son dos tipos opuestos de acciones, las que permiten
alcanzar o evitar algo, y no meramente dos tipos de estados disposicionales opuestos
respecto de un mismo objeto. Vale decir: la oposicin entre lo que puede llamarse
la afirmacin y la negacin, en el sentido estrictamente prctico de los trminos, se
sita en el nivel correspondiente a la conclusin del silogismo prctico, es decir, en
el nivel correspondiente a la produccin del movimiento o la accin mismos, y no en
el nivel correspondiente a la premisa mayor, que contiene el correspondiente factor
desiderativo29. Tanto el movimiento o la accin destinados a alcanzar un objeto como
aquellos destinados a evitarlo expresan, pues, en concreto, la fuerza motivacional-
causal del deseo operante que da cuenta, en cada caso, de su produccin. Desde
el punto de vista que atiende a dicha funcin motivacional-causal del deseo, la
diferencia entre el carcter positivo o negativo del movimiento o la accin resultante
ha de verse, por tanto, como irrelevante. La razn es obvia: tanto un movimiento o
una accin de bsqueda o persecucin como tambin un movimiento o una accin
de evitacin plantean iguales exigencias explicativas, de modo tal que all donde se
producen hay que admitir, segn el modelo explicativo elaborado por Aristteles,
que hay un deseo operante que da cuenta de su produccin. Por su parte, Alejandro
menciona en varias oportunidades el contraste entre bsqueda o persecucin, por
un lado, y evitacin, por el otro, en conexin con la referencia al objeto deseado y
al deseo o impulso (Cf., p. ej., DA 39, 9-11; 71, 37-72, 5; 77, 15-17). Y en alguna
ocasin presenta al deseo/impulso, en cuanto causa inmediata del movimiento
voluntario y la accin, como el factor que da cuenta de la toma de posicin tanto
afirmativa () como negativa () respecto del objeto (cf.
29 Para una defensa ms amplia de esta lnea de interpretacin, vese: Vigo, A. G. Verdad prctica y
virtudes intelectuales, en: Vigo, A. G. Estudios aristotlicos. Pamplona, 2006, esp. pp. 381 ss.
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77, 21-80, 2)30. Como indican Accattino Donini, en este punto Alejandro podra
estar siguiendo una sugerencia procedente del pasaje aristotlico de De anima III
7, 431a8-20, donde Aristteles trata la afirmacin () y la negacin
() en sentido prctico, vale decir, la bsqueda o persecucin ()
y la huida () como procedentes, en definitiva, de una fuente comn, que,
sin embargo, deja sin denominacin especfica31. En dicho pasaje, por otra parte,
Aristteles se vale de la nocin de deseo () como equivalente de la nocin
positiva de bsqueda o persecucin, pues contrapone en alguna ocasin el deseo a
la huida () (Cf. 431a12). Ello explicara, a su vez, el hecho de que el propio
Alejandro no establezca una simple equivalencia entre impulso () y deseo
(), al menos, en todos los usos de dichos trminos, sino que en ocasiones,
trate a la nocin de impulso como una nocin ms amplia, de la cual la nocin de
deseo representara tan slo una de sus dos posibles especies, a saber: aquella que
corresponde a la causa de la bsqueda o persecucin, vale decir, a la afirmacin,
en el sentido prctico, y no a la causa de la evitacin, esto es, de la negacin,
en el sentido prctico32. En cualquier caso, todo parece indicar que el carcter
esencialmente positivo de la nocin de impulso la hace especialmente adecuada
30 Por cierto, Alejandro presenta aqu dicha toma de posicin como una condicin previa ()
a la produccin del correspondiente movimiento o la correspondiente accin (Cf. 79, 27-80, 1).
Pero sera un error retrotraer la diferencia entre la toma de posicin positiva y negativa, en el
sentido propiamente prctico del trmino, a la diferencia entre el deseo de contenido positivo
y el deseo de contenido negativo, puesto que lo que est en juego es, tambin en este pasaje, la
produccin efectiva de los correspondientes movimientos o acciones, y no la mera posesin de
determinados estados disposicionales. El punto concierne, pues, a la funcin del impulso, como
causa inmediata del movimiento y la accin. En tal sentido, Alejandro habla de una disposicin
() que cuenta al mismo tiempo como la causa del movimiento locativo (
) (Cf. 80, 1-2).
31 Vase: Accattino, P. Donini, P. Alessandro di Afrodisia Lanima, Op. cit., p. 254 ad 73, 1.
32 Este punto ha sido enfatizado por Donini, P. Aristotelismo e indeterminismo in Alessandro di
Afrodisia, Op. cit., p. 73, nota 2; vase tambin Accattino, P. Donini, P. Alessandro di Afrodisia
Lanima, Op. cit., p. 254 ad 73, 1. Como pasajes que avalan esta conclusin, se cita 73, 28-74,
1; 77, 16-17 y 78, 22-23. La evidencia no parece, sin embargo, concluyente. Pero el primero de
los pasajes contiene una contraposicin entre desear y evitar que lo aproxima a la observada
en el texto aristotlico de De anima III 7. Obviamente, la restriccin de la nocin de deseo para
designar slo una especie de impulso, el que corresponde a la causa inmediata de las acciones de
bsqueda o persecucin, implica asumir que la nocin de impulso se aplica para designar tanto
el gnero comn del cual deseo es una especie, como tambin la especie, opuesta a la anterior,
que corresponde a la causa de las acciones de evitacin. A esta ltima, en efecto, Alejandro no
le da un nombre especfico diferente del empleado como designacin genrica. En cualquier
caso, resulta sorprendente que Donini, aun advirtiendo la prevalencia que adquiere la nocin de
impulso, frente a la nocin aristotlica de deseo, en el esquema explicativo de Alejandro, opine
que tal modificacin no parece poseer mayor relevancia doctrinaria (Cf. p. 73).
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Alejandro G. Vigo
para dar expresin a la funcin motivacional-causal del deseo, como factor unitario
que da cuenta del origen de cualquier tipo de movimientos voluntarios y acciones,
sea con el fin de alcanzar o bien de evitar un determinado objeto.
Para terminar, deseo hacer una breve referencia al modo en que Alejandro
construye la secuencia de procesos psicolgicos que dan cuenta del origen del
movimiento voluntario y la accin (Cf. DA 71, 21-73, 13). La explicacin, que
se encuentra inserta en el contexto ms amplio de la discusin de la capacidad
imaginativa (Cf. 66, 9-73, 14), se caracteriza, como han enfatizado los intrpretes,
por estar formulada en trminos que la sitan en la cercana inmediata de la
concepcin elaborada por los estoicos, y ello muy especialmente, en razn del
papel que Alejandro concede a los momentos correspondientes al asentimiento
() y el impulso33. Ms concretamente, Alejandro presenta al
asentimiento, en una de sus posibles formas o especies, como origen del impulso, y
a ste, a su vez, como origen del movimiento voluntario y la accin. Toda actividad
prctica, en el sentido amplio del trmino que cubre tanto el movimiento animal
como la accin humana, surge, en definitiva, explica Alejandro, del asentimiento
dado a una representacin imaginativa (Cf. 71, 21-26), la cual remite, a su vez, en
su origen, de modo directo o indirecto, a la percepcin, que opera como principio de
la discriminacin y el conocimiento de lo que hay que elegir o evitar (Cf. 71, 26-72,
5). As pues, la representacin imaginativa sigue a la percepcin y el asentimiento a
la representacin imaginativa, tal como el impulso sigue, a su vez, al asentimiento y
la accin (el movimiento) al impulso, pero todo ello con la importante salvedad, sin
embargo, de que la secuencia completa percepcin representacin imaginativa
asentimiento impulso accin (movimiento) no debe verse como una
secuencia mecnica o necesaria en ninguno de sus tramos34: no toda percepcin
33 Para una presentacin sumaria de la posicin estoica, vase: Annas, J. Hellenistic Philosophy
of Mind. Berkeley Los Angeles London, 1992, cap. 4; vase tambin la discusin en: Boeri,
M. D. Vigo A. G. Die Affektenlehre der Stoa, en: Engstler, A. Schnepf, R. (eds.). Affekte
und Ethik. Spinozas Lehre im Kontext. Hildesheim Zrich New York, 2002, esp. pp. 44 ss.
34 Como acertadamente indican P. Accatino y P. Donini (Alessandro di Afrodisia Lanima, Op.
cit., p. 253 ad 72, 13-16), Alejandro piensa la secuencia segn un modelo de necesidad hipottica,
tal que la ocurrencia del trmino posterior implica necesariamente la ocurrencia del anterior, pero
no viceversa: si hay accin (movimiento), tiene que haber habido impulso, y si hay impulso, tiene
que haber habido asentimiento, etc. Se trata, pues, de una secuencia causalmente inversa, del
tipo que Aristteles tiene en vista habitualmente, all donde aplica el modelo de la as llamada
necesidad hipottica (Cf. esp. Fsica II 9 y, para el caso especfico de eventos y series causales
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Alma, impulso y movimiento segn Alejandro de Afrodisia
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(Cf. DA 73, 7-12)38. Alejandro estara valindose, pues, del lenguaje propio de la
psicologa y la teora de la accin estoicas, para defender una concepcin que, situada
en la lnea de la tradicin aristotlica, se opone frontalmente al determinismo estoico.
La estrategia no debera resultar demasiado sorprendente, si se tiene en cuenta
que el propio Alejandro considera que el determinismo estoico conduce, desde
el punto de vista de sus implicaciones prcticas, a una posicin insalvablemente
autocontradictoria: tanto en su terminologa y en sus explicaciones como tambin en
sus pretensiones normativas, la posicin estoica en el mbito de la teora de la accin
y la tica presupone aquello mismo que el determinismo estoico pretende negar,
pues asume que hay cosas que estn en nuestro poder, sobre las cuales debemos
deliberar y respecto de las cuales debemos decidir cmo actuar (Cf. DF 18)39.
Los aspectos referidos a la polmica con la posicin estoica revisten, sin
duda, una importancia central. Con todo, una cuestin diferente, que no se debera
omitir a la hora de realizar una evaluacin de conjunto de la posicin elaborada por
Alejandro, concierne al aporte positivo que la adopcin del nuevo modelo explicativo
produce, en la reformulacin de la propia posicin aristotlica, y ello, sobre todo,
con referencia al papel que en dicha reformulacin se concede a la conexin entre
asentimiento e impulso. Mi sugerencia es que parte importante de la respuesta se
relaciona con la distincin establecida ms arriba entre los dos aspectos constitutivos
38 Para la lectura de la secuencia presentada por Alejandro como un intento de abrir un frente
de oposicin, en sede psicolgica, al determinismo estoico, vase: Donini, P. Aristotelismo e
indeterminismo in Alessandro di Afrodisia, Op. cit.; Inwood, B. Ethics and Human Action in
Early Stoicism. Oxford, 1985, p. 52, 273, nota 63, citado por: Bergeron, M. Dufour R. Alexandre
dAphrodise, De lme, Op. Cit., p. 320 ad 72, 13-73, 2; Accatino, P. Donini, P. Alessandro di
Afrodisia Lanima, Op. cit., p. XXII ss., 252 ss.
39 Desde luego, la conviccin de Alejandro depende de un modo de construir la posicin estoica
que no necesariamente debe ser admitido, ya que, al menos, en sus variantes ms sofisticadas, como
ocurre en Crisipo, la posicin estoica pretende poseer un carcter compatibilista, que asume el
determinismo causal, sin negar los fenmenos vinculados con la responsabilidad moral. De hecho,
en el caso concreto del asentimiento, la posicin de Crisipo resulta, en lo esencial, coincidente
con la de Alejandro, pues tambin Crisipo parece haber sostenido que el asentimiento depende de
nosotros (para la posicin de Crisipo, vase: Salles, R. Los estoicos y el problema de la libertad.
Mxico D. F., 2006, esp. pp. 76 ss., 92 ss.; para una presentacin conjunta, anotada, de los textos
estoicos referidos a la conexin entre representacin imaginativa, asentimiento e impulso, vase:
Boeri, M. D. Los estoicos antiguos. Sobre la virtud y la felicidad. Traduccin, anlisis y notas.
Santiago de Chile, 2003, pp. 183-198). Por su parte, R. W. Sharples (Alexander of Aphrodisias,
On Fate. Text, translation and commentary. London, 1983, pp. 150 ss. ad DF 16) ha sugerido que
la posicin adoptada por Alejandro podra derivar de haber asumido los argumentos de Carnades
contra el determinismo astrolgico. Como quiera que sea, el cargo de autocontradiccin levantado
por Alejandro no puede ser ms explcito: de que esta doctrina <sc. el determinismo estoico> es
tambin falsa es testimonio suficiente el hecho de que ni siquiera los mismos que la establecen
pueden someterse a las cosas que ellos mismos afirman (DF 18, p. 188, 19-20).
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Bibliografa
ALEJANDRO DE AFRODISIA
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Alma, impulso y movimiento segn Alejandro de Afrodisia
ESTOICOS
SIMPLICIO
Literatura secundaria
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Alejandro G. Vigo
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Alma, impulso y movimiento segn Alejandro de Afrodisia
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Alejandro G. Vigo
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