Revista Gente - Carta Abierta A Los Padres Argentinos (1976)
Revista Gente - Carta Abierta A Los Padres Argentinos (1976)
Revista Gente - Carta Abierta A Los Padres Argentinos (1976)
SEGUNDO DOCUMENTO
CARTA ABIERTA A LOS PADRES ARGENTINOS
REVISTA GENTE
Recordar y entender: carta abierta a los padres: la ltima dictadura militar 1976-1983 /;
comentado por Edgardo Vannucchi; seleccionado por Edgardo Vannucchi.
- 1a ed. - Buenos Aires : Ministerio de Educacin - Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, 2007.
32 p. ; 30x21 cm. (Documentos de memoria; 2)
ISBN 978-987-549-345-2
Diseo y diagramacin:
Germn Dittler y Damin Ziegel
EQUIPO DE COMUNICACIN
Ministerio de Educacin de la Ciudad.
Diseo de cubierta:
Germn Dittler.
Correccin:
Myriam Pelazas.
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PRESENTACIN
Es un honor para este Ministerio, asumir el compromiso de presentar a
nuestros docentes una nueva publicacin de este valioso material que documenta la
existencia de distintas memorias, forjadas en el devenir histrico, y que contribuye a
reexionar sobre el papel de los medios de comunicacin, en un contexto ms am-
plio, ms complejo, y quizs ms doloroso, como lo constituye el acto de indagacin
de las responsabilidades sociales individuales y colectivas que tuvieron lugar en la
experiencia autoritaria y represiva por la que atraves la sociedad argentina durante
la ltima dictadura militar.
INTRODUCCIN
Reconocer la existencia de distintas memorias implica asumir que las mismas son objeto de
lucha, escenario de conicto, de disputa por la apropiacin del sentido, de la interpretacin
de un conjunto de experiencias compartidas o heredadas de nuestro pasado.
Las huellas, las marcas esculpidas, inscriptas en el cuerpo por la dictadura tanto en
trminos sociales como individuales son las que en algunos casos, paralizan, silencian,
obturan toda posibilidad de acercarse, abordar, enfrentar ese pasado traumtico. En
otros, movilizan, convocan, demandan actos y ejercicios de memoria(s) en tanto operacin
de dar sentido al pasado, es decir, en tanto esas huellas sean evocadas y ubicadas en un
marco que les d sentido. 1
Es en funcin de brindar a los docentes de todos los niveles herramientas para pensar y
reexionar sobre los usos y sentidos de la memoria, para acompaar ese proceso subjeti-
vo que permita activar el pasado en el presente, que proponemos la Serie Documentos de
Memoria.
RECORDAR Y ENTENDER
Por el otro, el riesgo de caer en la participacin ritualizada del deber de memoria mani-
esto en la expresin no se puede no ir es decir, la posibilidad de asumir los mandatos
morales de recordar que implican generalmente repeticiones ms que elaboraciones. 2
El ejercicio de memoria debe evitar el peligro de congelar signicados que eluden el anlisis
y clausuran las interpretaciones. Debe permitir superar las repeticiones, tomar distancia y
al mismo tiempo promover el debate y la reexin activa sobre ese pasado que intenta inte-
ligir en funcin de inscribirlo en su sentido para el presente y proyectarlo hacia el futuro.
Es decir, las marcas e inscripciones materiales y simblicas que van forjando las memorias
sociales, construyendo identidades a travs de prcticas y discursos no estn cristalizadas
para siempre. Sus usos y sentidos son disputados, apropiados y resignicados por diver-
sos actores sociales en diferentes momentos histricos y a partir de distintas estrategias
y relaciones de fuerzas.
El acto de entender nos invita, nos conduce a la reexin, a preguntarnos, a indagar cules
fueron las condiciones histrico-sociales que permitieron la emergencia del Estado terro-
rista y su coexistencia con la normalidad de la vida cotidiana en tiempos de dictadura.
2 Jelin, Elizabeth: Los trabajos de la memoria, Siglo XXI, Madrid, 2001 y Los sentidos de la conmemoracin, en Las conmemoraciones: Las dispu-
tas en las fechas in-felices, Jelin (Comp.), Siglo XXI, Madrid, 2002.
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Algunos anlisis coinciden en sealar que en nuestro mundo actual vienen coexistiendo
dos prcticas aparentemente antagnicas: el culto a la inmediatez, a lo instantneo, contra-
puesto al culto al pasado.
Como explicita Eric Hobsbawm en su mayor parte, los jvenes, hombres y mujeres de
n de siglo crecen en una suerte de presente permanente sin relacin con el pasado del
tiempo que viven. 5
3 Otros aludirn a la sociedad postindustrial, al capitalismo tardo, a la modernidad lquida, etc., conceptos que tienen en comn la preten-
sin de signicar, de dar cuenta de que los ideales modernos se estn resquebrajando o han desaparecido.
4 Hobsbawm, Eric: Historia del siglo XX, Crtica, Barcelona, 1995.
5 dem.
6 Algunos hablarn de museicacin, otros de mana preservacionista. Vase, por ejemplo, Sarlo, Beatriz: Tiempo pasado, Cultura de la memoria
y giro subjetivo, Una discusin, Siglo XXI, Madrid, 2005. Jelin, Elizabeth: La memoria en el mundo contemporneo; en Jelin, Elizabeth: Los trabajos
de la memoria, Siglo XXI, 2002. Nor, Pierre: (Director) Los lugares de la memoria, Gallimard, Pars, Obra colectiva.
7 Jelin, Elizabeth: Los trabajos de la memoria. Op. Cit.
Asumiendo las tensiones vigentes entre quienes destacan y reivindican el lugar de la memo-
ria y aquellos que se lamentan por esos pasados que no pasan 8, que promueven el olvido
como forma de relacin con el pasado, la Serie Documentos de Memoria se propone inter-
pelar a ambos hipotticos destinatarios.
Por un lado, intentando promover en cada docente el inters por la construccin y preser-
vacin de la memoria. Invitando a cada colega a informarse y formarse sobre el perodo
ms nefasto de nuestra historia, cuyas consecuencias an hoy permanecen vigentes.
Por el otro, alertando sobre el riesgo que conlleva que la memoria devenga en un objeto de
consumo ms, tan efmero y pasajero como cualquier otra mercanca. Es decir, que se use
y se deseche sin reexin, sin problematizacin sobre la misma.
En ese sentido es que la Serie Documentos de Memoria intenta generar una grieta en la
vorgine actual. Construir un espacio/tiempo diferente de las urgencias cotidianas.
De all que entre entrega y entrega de cada material medie un plazo temporal considerable,
para que el docente pueda dedicarlo a la (re)lectura, destinarlo a (re)pensar cada uno de
los documentos y ponerlos en relacin con los usos y sentidos de la memoria.
Cronograma
Prxima entrega:
Tercer documento: Seleccin de Boletines, Resoluciones, Circulares del
autodenominado PRN (Proceso de Reorganizacin Nacional) y sus efectos
en el campo educativo.
8 dem.
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La instalacin en el poder del gobierno de facto a partir de marzo de 1976, contempl desde
el comienzo, una estrategia sistemtica de utilizacin de los medios de comunicacin como
herramienta de construccin y circulacin del discurso ocial y -como reverso de la misma
moneda- de silenciamiento de cualquier mensaje o voz opositora.
En ese sentido, el Gral. Jorge R. Videla armaba: La lucha se dar en todos los campos,
adems del estrictamente militar, y sentenciaba No se permitir la accin disolvente y
antinacional en la cultura, en los medios de comunicacin, en la economa, en la poltica y
en el gremialismo. 14
Aires, 1986.
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Cabe destacar que a diferencia de otras experiencias autoritarias (como fue el caso de
Espaa durante el franquismo) no hubo nunca en la Argentina una ocina de censura cen-
tralizada. Desde esta perspectiva, tal como expresara Andrs Avellaneda en su investiga-
cin, este rasgo de ubicuidad, este estar en todas partes y en ninguna, fue desde 1974 el
elemento de mayor efectividad del discurso de censura cultural argentino, en la medida
en que la represin ejercida de modo indiscriminado no permita internalizar masivamente
el concepto de castigo y paralizaba las posibles reacciones.
En este contexto, especie de zona gris, de lmite difuso, indiferenciado entre lo prohibido y
lo no prohibido, entre lo punible y lo no punible, el rumor (tambin) oper como un elemento
disciplinador, lo que habra potenciado el papel y el alcance de la autocensura.
Distintos anlisis han abordado la cuestin del papel, del rol que desempearon los medios
de comunicacin masiva durante la ltima dictadura militar. 15
En este ltimo grupo se inscriben, claramente, tanto la revista Gente y su Carta abierta a
los padres argentinos -objeto de nuestro anlisis- como el resto de las publicaciones de la
Editorial Atlntida (Para Ti, Somos, El Grco).
15 Es necesario tener presente que -ms all de no ser el tema especco de este Segundo Documento de Memoria- reexionar sobre el papel
de los medios conlleva la obligacin de enmarcar dicha reexin en un contexto ms amplio, ms complejo y (seguramente) ms doloroso: el
de la indagacin de las responsabilidades sociales -individuales y colectivas- en la experiencia autoritaria y represiva por la que atraves la
sociedad argentina durante la dictadura.
16 Vase Franco, Marina: La campaa antiargentina: la prensa, el discurso militar y la construccin de consenso, Facultad de Filosofa y Letras,
en Qu hiciste t en el Proceso, Pap?: Revista Humor Registrado. Edicin especial 17 Aniversario, Ediciones de la Urraca S.A., Buenos Aires,
1995; o Carta abierta a los miembros de la Comisin Interamericana de Derechos Humanos, Gente, Septiembre de 1979; en Zubieta, Martn
- Blaustein, Eduardo: Decamos ayer. La prensa argentina bajo el Proceso, Colihue, Buenos Aires, 1998.
19 Vase Blaustein, Eduardo: Nada como la Gente. Recuerdos de Editorial Atlntida; en Zubieta, Martn - Blaustein, Eduardo: Decamos ayer. La
prensa argentina bajo el Proceso, Colihue, Buenos Aires, 1998, y Feinmann, Jos Pablo:Gente, es el medio y el mensaje, Pgina 12, 28.12.03.
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En ese contexto la guerra contra la amenaza comunista era denida como una potencial
Tercera Guerra Mundial, que a diferencia de la primera y la segunda, deba librarse en
todos los frentes, no slo en el militar, sino tambin en el campo de las ideas, en el plano
cultural, en el terreno ideolgico. 23
20 Hoy ms que nunca las FF.AA. tienen la conviccin plena de su victoria () victoria en la que, sin lugar a dudas, habr vencedores y ven-
cidos. Comandante E. E. Massera, 22.06.76. En medio de la incredulidad de algunos, de la complicidad de otros y el estupor de muchos haba
comenzado la guerra. () No vamos a combatir hasta la muerte, vamos a combatir hasta la victoria, est ms all o ms ac de la muerte.
Comandante E. E. Massera, 02.11.76. Aqu han pasado cosas: hemos vivido una guerra. Gral. E. R. Videla, 02.01.78, Aqu no ha habido violacin
alguna de los derechos humanos. Aqu ha habido guerra. Gral. E. Viola 29.05.78; en Vzquez, Enrique: PRN La ltima, Origen, apogeo y cada
de la dictadura militar, EUDEBA, Buenos Aires, 1985; Abs, Alvaro: Op. Cit.; y Garca, Alicia: La doctrina de Seguridad Nacional / 2, CEAL, Buenos
Aires, 1991.
21 Es importante destacar tambin la inuencia de Francia sobre los militares argentinos en lo que respecta a los mtodos empleados para enca-
rar la lucha contrainsurgente. Los franceses, a travs de sus cursos de guerra contrarrevolucionaria, transmiten su experiencia (adquirida
en los aos 50 en los conictos de Indochina y Argelia), su metodologa represiva centrada en dos pilares fundamentales: la tortura sistemtica
(como medio para la obtencin de informacin) y la accin psicolgica para mantener a la poblacin aislada de la subversin. Vase Llum,
Diego: Los maestros de la tortura. La inuencia francesa en los militares argentinos; en Todo es Historia N 222, Buenos Aires, Septiembre de
2002; Robin, Marie Monique: Los escuadrones de la muerte. La escuela francesa, Documental, Francia, 2003; entre otros.
22 Mientras no se resuelva el conicto global, que es el choque de nuestra civilizacin y la marxista, la agresin terrorista ser un peligro siem-
pre presente. Gral. L. F. Galtieri, 29.05.80, con motivo del Da del Ejrcito; en Vzquez, Enrique: Op.cit.
23 El terrorista no es slo considerado tal por matar con un arma o colocar una bomba, sino tambin por activar a travs de ideas contrarias a
nuestra civilizacin occidental y cristiana a otras personas. Gral. Jorge R. Videla, La Prensa, 18.12.77.
La revista a travs de la Carta abierta se haca eco de ese discurso y adverta sobre la
necesidad de no bajar la guardia, de no permitirse la menor distraccin:
Despus del 24 de marzo de 1976, usted sinti un alivio. Sinti que retornaba el orden. ()
Hoy, aun cuando el n de la guerra parece cercano, () hay posiciones clave que no han
podido ser recuperadas. () En esta guerra no slo las armas son importantes. Tambin
los libros, la educacin, los profesores. La guerrilla () habr ganado la guerra si consigue
inltrar su ideologa en la escuela primaria, en la secundaria, en la universidad, en el club,
en la Iglesia. 24
El poder siempre construye y busca instalar una manera, una forma de contar la realidad.
Es decir, se parte de concebir a la sociedad como un organismo vivo, el cual puede ser
atacado por un virus que transmita y disemine la infeccin y que -de no extirparse los teji-
dos enfermos, de no generarse los anticuerpos necesarios- pueda devenir en un proceso
infeccioso irreversible.
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Desde esta perspectiva, apelando a esa metfora, se planteaba que la amenaza comunis-
ta, que la ideologa marxista era un virus que haba infectado y enfermado a nuestro pas.
Lo haba corrompido, lo haba contagiado y era necesario extirparlo, atacando y erradican-
do tanto sus efectos como fundamentalmente- sus causas.
En ese relato, los militares aparecan como el reaseguro mdico de la sociedad, es decir,
los cirujanos que cumpliran la funcin de operar, de eliminar, de hacer desaparecer el
virus subversivo.
Este relato es asumido y reproducido por la Carta abierta, por nuestro annimo ami-
go que busca alertar y movilizar a los ingenuos y desprevenidos padres argentinos, y para
quien luego del acceso al poder de la Junta Militar:
() todo el cuerpo social enfermo reciba una transfusin de sangre salvadora. Pero
() un cuerpo gravemente enfermo necesita mucho tiempo para recuperarse, y mientras
tanto los bacilos siguen su trabajo de destruccin. 26
el hogar. Preserven su seguridad. No acepten generosamente las ideas implantadas en las mentes por jvenes expertos internacionales de la
subversin (). La seguridad y la paz del pueblo se deende con las armas, pero se construye dentro del hogar y las escuelas. Padres, hijos y
educadores: deben conocer la verdad y defender a travs de ella, a su familia y a su patria. Gral. Albano Harguindeguy, Ministro del Interior, La
Nacin, La Prensa, 19.06.76.
Proteger es querer fue uno de los slogans instalados por la dictadura. Desde la publicidad
ocial el rostro en primer plano de un joven soldado, un hijo de la Patria nos vigila y nos
cuida. Vela por nosotros y por nuestra familia. 29
La dictadura busc hacer extensiva esa mirada panptica hacia el interior de cada familia.
Precisemos: intentaba mostrarse protegiendo y al mismo tiempo operando para discipli-
nar e involucrar a los padres como elementos de control sobre el ncleo familiar.
A travs de las publicidades ociales, de los avisos televisivos y con la colaboracin y com-
plicidad de ciertos medios de prensa, la dictadura intentaba generar un sentido de respon-
sabilidad y culpa en los padres acerca de la conducta de sus hijos.
Hoy la educacin de sus hijos no slo es una obligacin. Tambin es una responsabilidad.
La escuela es un terreno donde la subversin ha dirigido sus armas (). Este es un toque
de atencin. () Una apelacin concreta a su responsabilidad como madre y como padre.
Lea la carta que sigue. Medtela. Y despus, sin alarma pero con responsabilidad, acte.
Es por su bien. 30
Gente aoraba los buenos y viejos tiempos en los que las familias educaban dentro de
un sistema de valores donde Dios, la Patria, la familia, el respeto por el prjimo, la escuela,
la propiedad y las jerarquas ocupaban un lugar importante. 31
La esencia del ser nacional -encarnada en la trada Dios, Patria y Hogar- tantas veces
enunciada por la dictadura apareca sintetizada en ese pasaje de la Carta abierta.
Esta guerra no es de los dems. Tambin es suya. () Cumpla con las leyes morales de su
sociedad y de su cultura. () Porque usted tiene una gran responsabilidad en esto. Porque
29 El texto completo del ache reza: Para que usted y su familia puedan celebrar en paz, en el Ejrcito hay argentinos que estn haciendo
guardia. PROTEGER ES QUERER. FELICES FIESTAS.
La eleccin del momento en que se pone en circulacin el ache (diciembre de 1977) no es casual, es un mensaje en poca navidea que el
Ejrcito argentino hace llegar a las familias. La trada Dios, Patria y Hogar -esencia del ser nacional de, segn los militares, la argentinidad-
se simboliza en ese ache.
30 Carta abierta a los padres argentinos, Gente, 16.12.76
31 dem.
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usted no sabe qu cara tiene el enemigo. Y un da ya es demasiado tarde. Su hijo est hip-
notizado por el enemigo. Su mente es de otro. 32
Para cerrar la idea con una advertencia que operaba pendularmente entre la amenaza y
la culpabilizacin:
Con este discurso se sealaba a la familia, a los padres como responsables ltimos de
impedir que sus hijos se transformaran en subversivos.
Teniendo en cuenta esto y en la medida en que para la dictadura militar la familia represen-
taba la clula vital de la sociedad, se pretendi convertirla en pieza clave de su proyecto
reorganizador sirviendo a los nes y objetivos del autodenominado PRN.
Era pensada como el mbito donde se deba contener cualquier desborde de sus miembros,
ejerciendo su control y vigilancia, para garantizar la seguridad y la libertad de la propia
familia, de la sociedad y de la Nacin. 34
Usted sabe qu lee su hijo? inquira Gente -remitiendo explcitamente, sin mediaciones
a la propaganda televisiva que durante la noche interpelaba y buscaba instalar el terror en
los espectadores: Sabe Ud. dnde est su hijo ahora?- y ms adelante aconsejaba:
(...) prudencia. Cautela. Vigilancia. Analice las palabras que su hijo aprende todos los das
en la escuela. Hay palabras sonoras, musicales, que forman frases llenas de belleza. Pero
que encierran claves que el enemigo usa para invadir la mente de su hijo. Cierto tono cla-
sista en los comentarios, la palabra compromiso, () la historia como una eterna lucha
de clases. 36
32 dem.
33 dem
34 Vase Laudano, Claudia: La familia en la mira; en Laudano, Claudia: Las mujeres en los discursos militares. Papeles de investigacin,
UNLP, UNL, UNQ, 1995; y Filc, Judith: Op. Cit.
35 Otro mecanismo utilizado por los militares para orientar el control familiar fue el de dejar volantes en los hogares requisados por el ejrcito
que decan:
Ciudadano: la lucha contra la subversin exige a todos una cuota de sacricio. la paz, la seguridad y la libertad para Ud. y su familia se ganan
cada da. Su colaboracin es necesaria. Facilite la accin de las fuerzas legales, La Nacin, 30.10.76.
36 Carta abierta a los padres argentinos, Gente, 16.12.76.
La operatoria de puricacin del lenguaje reclamada por Gente a los padres argentinos
fue un objetivo que los militares intentaron llevar a cabo a travs de, por ejemplo, la quema
de libros ya que consideraban que era necesario incinerar documentacin perniciosa que
afecta al intelecto y a nuestra manera de ser cristiana. 37
De ahora en adelante mucho -casi todo- depende de usted. Intersese. Averige y con-
trole. () Si usted se desinteresa, no tendr derecho a culpar al destino o a la fatalidad
cuando la llamen de la morgue. 38
Para Gente y para los militares el enemigo poda acechar, anidar en cualquier parte e
intentar inltrar sus ideas disolventes. Vigilar y castigar pareca ser la consigna, el
antdoto necesario para defender la vigencia de los valores de la institucin familiar y
combatir la infeccin del cuerpo social.
La familia deba funcionar como lugar principal de educacin moral, mbito donde los pa-
dres deban actuar a la vez como modelos y guardianes de la conducta de sus hijos.
Con ese objetivo, la dictadura -con la ayuda de ciertos medios de comunicacin que adhi-
rieron al proyecto reorganizador- a travs de diferentes mecanismos, pretendi instalar la
duda, trabaj con la idea de que los padres no conocan la verdad acerca de las vidas de
sus hijos, buscando promover un mayor compromiso en la vigilancia, el control e incluso, la
delacin de los mismos.
37 Comunicado del Gral. Luciano B. Menndez, Comandante del Tercer Cuerpo de Ejrcito, ordenando la quema de libros realizada en Crdoba
el 29.04.76; en Invernizzi, Hernn - Gociol, Judith: Un golpe a los libros. Represin a la cultura durante la ltima dictadura militar, Eudeba, Buenos
Aires, 2002. En otro pasaje del Comunicado se esgrimen ms argumentos: A n de que no quede ninguna parte de estos libros, folletos, revistas,
etc., se toma esta resolucin para que con este material se evite continuar engaando a nuestra juventud sobre el verdadero bien que represen-
tan nuestros smbolos nacionales, nuestra familia, nuestra iglesia, y en n, nuestro ms tradicional acervo espiritual sintetizado en Dios, Patria
y Hogar, La Opinin, 30.04.76.
38 Carta abierta a los padres argentinos. Gente. 16.12.76
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Bibliografa utilizada
Revistas
Bibliografa sugerida
Sobre Dictadura y Medios de comunicacin
En Internet
Varios autores: Medios, comunicacin y dictadura. Centro de documentacin y debate.
http://www.mediosydictadura.org.ar/index.htm
Los medios de comunicacin y el horror 1976-1983
http://www.comisionporlamemoria.org/dossiers/8.pdf
Los medios de comunicacin y el horror 1983-2003
http://www.comisionporlamemoria.org/dossiers/9.pdf
Sobre el perodo
Novaro, Marcos - Palermo, Vicente: La dictadura militar, 1976-1983: del golpe de Estado
a la restauracin democrtica, Paids, Buenos Aires, 2003.
Romero, Luis Alberto: Breve historia contempornea de la Argentina, FCE, Buenos
Aires, 1994, Cap: El Proceso, 1976-1983.
Duhalde, Eduardo Luis: El Estado terrorista, Ediciones El Caballito, Buenos Aires, 1983.
Vzquez, Enrique: PRN La ltima, Origen, apogeo y cada de la dictadura militar,
EUDEBA, Buenos Aires, 1985.
Troncoso, Oscar: El Proceso de Reorganizacin Nacional, CEAL, Buenos Aires, 1984-
1992.
En Internet
Memoria Abierta
http://www.memoriaabierta.org.ar/principal.php
Comisin Provincial por la Memoria
http://www.comisionporlamemoria.org/
Nunca Ms
http://www.nuncamas.org/document/document.htm
Riehr (Red Interdisciplinaria de Estudios sobre Historia Reciente)
Varios trabajos:
http://www.riehr.com.ar/investigacion.php
Imgenes de archivo (Fragmentos de discursos y declaraciones Massera / Videla)
http://www.youtube.com/watch?v=jcdVTApZ6_s&mode=related&search
Publicidad del CELS (Centro de Estudios Legales y Sociales): A 30 aos del golpe, nada
signica lo mismo
http://www.youtube.com/watch?v=DgN6XQrYg40&eurl=http%3A%2F%2Fwww%2Edes
aparecidos%2Eorg%2Fbbs%2Farchives%2F003279%2Ehtml
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CARTA ABIERTA
A LOS PADRES ARGENTINOS
Hoy la educacin de sus hijos no slo es una obligacin. Tambin es una respon-
sabilidad. Los tiempos han cambiado. La escuela es un terreno donde la subver-
sin ha dirigido sus armas para ganar en este campo lo que no ha podido lograr
con la violencia. Este es un toque de atencin. Un llamado a la cautela y a la
reexin. Una apelacin concreta a su responsabilidad como madre y como padre.
Lea la carta que sigue. Medtela. Y despus, sin alarma pero con responsabilidad,
acte. Es por su bien.
Seora, seor:
-----------------------------------------------------------------
As, a vuelo de mquina, le quiero recordar algunos hechos, algunos nombres, algunas
cifras. Despus del 25 de mayo de 1973, cuando Cmpora asumi el poder y liber
a los guerrilleros, la izquierda marxista que haba trabajado en todos los frentes para
facilitar ese asalto al poder recibi el premio que ms codiciaba: la conduccin de la
educacin del pas. Un marxista ocup el Ministerio y un cura tercermundista que
haba dejado los hbitos para casarse qued como responsable de la enseanza privada.
La guerrilla ocup facultades, expuls profesores y convirti las aulas que usted pagaba
-no lo olvide, que usted pagaba- en arsenales y muestrario de hoces, martillos y bande-
ras rojas. A su hijo le impusieron una materia (estudios de la realidad social argentina)
que lo obligaba a leer libros de Marx, Engels, Fidel Castro y el Che Guevara. A eso
se le llam transformacin educativa y cultural. Linda frase. Sonora. A lo mejor a
usted mismo le pareci, entonces, algo importante. Sabe qu signic esa materia
-------------------------------------------------------------
Durante ese tiempo muchos hijos de familias honestas y trabajadoras, de familias que
los haban educado dentro de un sistema de valores donde Dios, la Patria, la familia, el
respeto por el prjimo, la escuela, la propiedad y las jerarquas ocupaban un lugar im-
portante, fueron adoctrinados sutilmente. Los idelogos de turno le dijeron que todo
eso era mentira, y en muchos casos consiguieron que su presa empuara las armas y
pasara a la guerrilla. Yo supongo que muchos padres vieron el peligro. Las malas com-
paas, las reuniones sospechosas, los libros extraos, el desorden de costumbres. Pero
no hicieron nada. No se defendieron contra la agresin. Se callaron. Fueron cmplices.
Por amor o por comodidad o por indiferencia o por cobarda fueron cmplices. No
hablaron con sus hijos. No le preguntaron nada. No intentaron detenerlos. Tampoco
denunciaron el caso cuando se desat -por n- la lucha contra la guerrilla. Y a lo mejor
terminaron en la morgue, reconociendo el cadver de su hijo o de su hija. Cuando era
demasiado tarde para arrepentirse.
-------------------------------------------------------------
Despus del 24 de marzo de 1976, usted sinti un alivio. Sinti que retornaba el
orden.
Que todo el cuerpo social enfermo reciba una transfusin de sangre salvadora. Bien.
Pero ese optimismo -por lo menos en exceso- tambin es peligroso. Porque un cuerpo
gravemente enfermo necesita mucho tiempo para recuperarse, y mientras tanto los
bacilos siguen su trabajo de destruccin. Hoy, aun cuando el n de la guerra parece
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cercano, aun cuando el enemigo parece en retirada, todava hay posiciones clave que
no han podido ser recuperadas. Porque hay que entender algo, con claridad y para
siempre. En esta guerra no slo las armas son importantes. Tambin los libros, la edu-
cacin, los profesores. La guerrilla puede perder una o cien batallas, pero habr ganado
la guerra si consigue inltrar su ideologa en la escuela primaria, en la secundaria, en la
universidad, en el club, en la iglesia. Ese es su objetivo principal. Y eso es lo que todava
puede conseguir. Sobre todo si usted, que tiene hijos, no est alerta.
------------------------------------------------
Entienda algo y de una vez por todas. Esta guerra no es de los dems. Tambin es suya.
Si usted manda a su hijo a un colegio -religioso o laico- cumple apenas con una obliga-
cin civil. Eso no es lo ms importante. Lo importante es que cumpla tambin con las
leyes morales de su sociedad y de su cultura. Cmo? No es tan difcil. Intersese por
los libros que los profesores o los sacerdotes recomiendan a su hijo. Sea cauteloso ante
las actividades escolares que no son estrictamente materias de promocin, como por
ejemplo Catequesis o Moral. No mire con indiferencia o con absoluta conformidad
otras actividades que se prestan a desviaciones: los campamentos, los encuentros de
convivencia, los retiros espirituales, las visitas a villas miseria. Usted tiene una gran res-
ponsabilidad en esto. Porque usted no sabe -no puede saber- qu cara tiene el enemigo.
O de qu se disfraza. Usted le entrega, le regala su hijo a la escuela durante muchas
horas por da -a veces durante semanas enteras-, e ignora qu ocurre. Seguramente lo
estarn educando como corresponde. Pero cabe la posibilidad de que no sea as. Y un
da, cuando su hijo empieza a discutir con usted, cuestiona sus puntos de vista, habla
de brecha generacional, arma que todo lo que aprende en la escuela es bueno y
todo lo que aprende en la casa es malo o est equivocado, ya es demasiado tarde. Su
hijo est hipnotizado por el enemigo. Su mente es de otro. De all a la tragedia hay un
corto y rpido paso. Si eso ocurre y un da usted tiene que ir a la morgue a reconocer
el cadver de su hijo o de su hija, no puede culpar al destino o a la fatalidad. Porque
usted pudo haberlo evitado.
--------------------------------------------------------------------------
Por ejemplo: Usted sabe qu lee su hijo? Repasemos. Yo s que hay colegios donde
Cien aos de soledad, de Gabriel Garca Mrquez, es un texto obligatorio. Cien
aos de soledad es para muchos una novela bien escrita, interesante, llena de ganchos,
entretenida. Pero usted la ley? A lo mejor no. Confa en que es buena porque ley
comentarios, crticas, elogios. Porque fue best seller. Porque durante mucho tiempo
medio mundo habl de ella. Y de pronto en esa conanza hay un error. Yo la le
y me gust. Pero yo soy un adulto. Y tengo una hija adolescente. Que qu quiere
que le diga? A m no me gusta que mi hija adolescente lea -y menos por obligacin-
una novela que rezuma sexo, hedonismo, indelidades y descripciones sicalpticas. En
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Por eso, por todo eso y por mucho ms, prudencia. Cautela. Vigilancia. Analice las
palabras que su hijo aprende todos los das en la escuela. Hay palabras sonoras, mu-
sicales, que forman frases llenas de belleza. Pero que encierran claves que el enemigo
usa para invadir la mente de su hijo. Cierto tono clasista en los comentarios, la palabra
compromiso, descripciones del mundo como un mundo de pobres y de ricos, y de
la historia como una eterna lucha de clases. Por ese trampoln se salta rpidamente de
la educacin bancaria (la tradicional, la que conoce jerarquas: el alumno en el banco
y el profesor en el estrado) a la educacin liberadora que preconizaba Paulo Freire,
un idelogo de Salvador Allende. Sabe qu postula la educacin liberadora? Yo se lo
digo. Nada de jerarquas. Igualdad entre profesores y alumnos. Lo mismo el que sabe
que el ignorante. En una palabra: anarqua.
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Creo que esta carta llega a su n.
De ahora en adelante mucho -casi todo- depende de usted. No basta con almidonar
el guardapolvo, comprar los libros y los cuadernos y pagar la cooperadora. Hay otras
responsabilidades ms profundas. Est atento. No se deje sorprender. Cuando le digan
que un colegio es serio, no traslade toda la responsabilidad a los otros. Intersese.
Averige y controle. Esta carta no pretende alarmarlos, seora, seor. No le pide tam-
poco que desconfe hasta de su sombra. Simplemente le pide prudencia, que se interese
-con ms esfuerzo, si es posible- por el mundo que rodea a su hijo. Sabe por qu?
Porque lo que pas durante la pesadilla del Camporismo no surgi por generacin
espontnea. Fue el resultado de veinte aos de trabajo sutil de una cultura para matar
otra cultura. Y ese trabajo sigue. En muchas trincheras. Se acabaron los buenos y viejos
tiempos. La seorita Rodrguez puede ser una monada. Pero no deje todo librado a
otros. Porque si usted se desinteresa, no tendr derecho a culpar al destino o a la fata-
lidad cuando la llamen de la morgue.
Un amigo
28 MINISTERIO DE EDUCACION
1976
LA LTIMA DICTADURA MILITAR 1983
En algunos colegios de nuestro pas se utiliza en las clases de catequesis una obra
denominada coleccin Mundo Joven, que est dividida en 3 partes llamadas:
1) QUIERO VIVIR
2) NOSOTROS
3) SOMOS LIBRES
Cada parte se compone de un conjunto de fascculos, una gua de trabajo para los
catequistas y una carpeta de actividades para los alumnos.
En la pgina 10 de uno de los fascculos de Somos libres aparece a toda pgina esta
foto de un guerrillero o activista custodiado por un miembro de las fuerzas de seguri-
dad, con un texto tendencioso e inaceptable en la Argentina de hoy.
Este es un claro ejemplo del veneno marxista que disfrazado de nuevo enfoque cate-
qustico se trata de introducir en la mente de nuestros nios y adolescentes.
Curiosamente toda esta literatura est editada por Ediciones Paulinas, la misma edito-
rial responsable de la famosa Biblia Latinoamericana.