Revista de HISPANISMO FILOSÓfico19 PDF

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revista de Hispanismo Filosfico

Nm. 19 - septiembre, 2014 - 10 euros

S U M A R I O
PRESENTACIN 5

ARTCULOS

SEBASTIN PINEDA BUITRAGO


Comprensin de Espaa en clave mexicana: Alfonso Reyes y la generacin del 14 11
NATALIA BUSTELO
Eugenio DOrs en la Argentina. La recepcin de la filosofa novecentista en la emergencia de
la Reforma Universitaria (1916-1923): el Colegio Novecentista y la agrupacin Crdoba Libre 33
JOS EMILIO ESTEBAN ENGUITA
Analtica de la vida humana: apuntes sobre la filosofa de Antonio Rodrguez Huscar 55
F. XAVIER VALL SOLAZ
Vestigios hispnicos de Karl Jaspers (1920-1939) 71
CARLOS OLIVA
Cinco notas sobre literatura y filosofa latinoamericana 101
PEDRO CALAFATE
A Escola Ibrica da Paz nas universidades de Coimbra e vora (sculos XVI e XVII) 119

NOTAS

JOS LUIS MORA GARCA


50 Aos de Fondo de Cultura Econmica en Espaa. Una apuesta decidida por la Filosofa
en Lengua Espaola 147
RAMN MAZ FRANCO
Eugenio maz: un filsofo reunido 159
MARI PAZ BALIBREA
Carlos Blanco Aguinaga (1926-2013). In memoriam 165
DIEGO NEZ RUIZ Y PEDRO RIBAS
Carlos Pars: In Memoriam 169
AMBROSIO VELASCO GMEZ
Luis Villoro: filsofo de la Justicia, la Democracia y la Libertad (1922- 2014). In memoriam 175
MIECZYSLAW JAGLOWSKI
Eugeniusz Grski (1947-2013). In memoriam 183
HELIO CARPINTERO
Jos Luis Pinillos Daz (1919-2013). In memoriam 187

RESEAS 191

INFORMACIN SOBRE INVESTIGACIN Y ACTIVIDADES 351

Revista de Hispanismo Filosfico ISSN: 11368071


2014, 19
Consejo de Redaccin:

Vocales: Toms Albaladejo, Juana Snchez-Gey Vanegas y Gabriel Aranzueque por la Universidad

Ribas Ribas a propuesta de la Asamblea de la AHF.

Consejo Asesor:

De cada artculo su autor/autores

UNIVERSIDAD AUTONOMA
DE MADRID
Depsito Legal: M 33083-1996
ISSN: 11368071
Fotocomposicin: COMPOBELL, S.L.
Colaboran en este nmero:

Sebastin Pineda Buitrago


(El Colegio de Mxico)

Natalia Bustelo
(Universidad Nacional de La Plata)

Jos Emilio Esteban Enguita


(Universidad Autnoma de Madrid)

F. Xavier Vall Solaz


(Universitat Autnoma de Barcelona)

Carlos Oliva
(Universidad Nacional Autnoma de Mxico)

Pedro Calafate
(Universidade de Lisboa
Centro de Filosofia da UL)

Jos Luis Mora Garca


(Presidente de la AHF)

Ramn maz Franco


(Universidad Nacional de Educacin a Distancia)

Mari Paz Balibrea


(University of London)

Diego Nez Ruiz


(Universidad Autnoma de Madrid)

Pedro Ribas Ribas


(Universidad Autnoma de Madrid)

Ambrosio Velasco Gmez.


(Instituto de Investigaciones Filosficas
Universidad Nacional Autnoma de Mxico)

Mieczyslaw Jaglowski
(Universidad de Olsztyn)

Helio Carpintero
(Real Academia de Ciencias Morales y Polticas)

Revista de Hispanismo Filosfico ISSN: 11368071


2014, 19
Este nmero se edita con la ayuda
de la Universidad Autnoma de Madrid,
de la Universidad Complutense de Madrid,
de la Universidad de Salamanca,
de la Universidad de Guanajuato,
y del Centro de Filosofa de la Universidad de Lisboa

UNIVERSIDAD AUTONOMA
DE MADRID

Sede oficial de la Asociacin de Hispanismo Filosfico


CSIC Centro de Ciencias Humanas y Sociales
C/ Albasanz, 26-28 Planta Baja
28037 Madrid
Lector
Ms bien QUERIDO LECTOR El tiempo ha pasado desde aquel 1914
y quienes ahora leemos lo hacemos desde un tiempo que ha aprendido de aquella
generacin que confi en recuperar un saber basado en un concepto austero, algo
distante del lector real, pero que no quiere ya prescindir de las buenas maneras ni de la
cercana y ello nos obliga a ser ms prximos al interlocutor. LECTOR fue el primero
de los conceptos que fij don Jos al presentar su programa acadmico en 1914.
Nosotros sabemos hoy que a este concepto no le hace mal ser apreciado e, incluso,
hasta ser querido.
Fue aquella una generacin que confi, con Ortega y Gasset como abanderado, en
recuperar el instrumento que define a la filosofa como saber. Y pens en hacerlo tras
la crisis de fin de siglo y la literaturizacin de la filosofa, llevada a cabo por quienes
optaron, voluntariamente o exigidos por las circunstancias, es decir, los modernistas,
por formas literarias para dialogar con la filosofa. Ninguno de quienes le precedieron
en esta aventura fueron filsofos profesionales: ni Unamuno, ni Azorn, ni Baroja, ni
Ganivet S lo haba sido Salmern a quien sustituy en la ctedra pero poco contaba
ya a estos efectos. Si contaban y mucho otros institucionistas que se fueron sumando
a la propuesta orteguiana. Quiz, por eso, quiso presentarse de esta manera, sin figura
retrica alguna que sonara a confianza. Ciertamente, luego el propio Ortega tom una
senda que s nos invitaba a presentar a ese lector como querido. Y as lo hacemos.
Pareca, entonces, llegada la hora de recuperar el concepto, pues as lo dijo
enseguida Ortega: Conviene a todo el que ame honrada, profundamente la futura
Espaa, suma claridad en este asunto de la misin que atae al concepto porque una
vez tenemos la primera vista de una cuestin, por qu no hemos de aspirar a una
segunda y a una tercera vista? Apenas dej pasar la oportunidad en la Meditacin
Preliminar de su bien famoso libro, Meditaciones del Quijote, para sealar cul era su
posicin y quin sostena el mango que guiaba el proceso. Ese LECTOR, expresin
austera y seca, decamos, era una llamada a la atencin de quien deba tener la mente
despierta para lo que habra de leer a continuacin.
Mas el propio Ortega cay pronto en la cuenta de que esa razn, si no quera
formalizarse en exceso y, por consiguiente, volverse intil para la consecucin de los
objetivos de esa segunda o tercera mirada que se le exiga, olvidando la primera, deba
apellidarse. Ya nunca ms la razn ha podido prescindir de apellidos que expresen
la necesaria mediacin con la realidad. l mismo se apresur a acuar la expresin
razn vital, pues se ponga como se ponga la razn, de lo que no puede prescindir
es de la posesin de las cosas y eso le llev a confesar su alejamiento del dogma
hegeliano que habra hecho del pensamiento sustancia ltima de toda realidad.
Algo simplificaba aqu las cosas al enjuiciar la propuesta hegeliana el joven treintaero
pero seguramente no erraba en el fondo y, sobre todo, quera fundar la instalacin del
ser humano en la realidad, en las cosas?, podramos preguntarnos, y hacerlo de otra
manera y sobre otros supuestos.

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Pareca todo controlado con la expresin razn vital que podra haber sido vida
racional, o no?, mas esta inversin le hubiera llevado directamente de nuevo a la
literatura como Unamuno se fue al hombre de carne y hueso y l quera ejercer desde
la ctedra de Metafsica. Esa posicin le dejaba ver con claridad que sin el concepto
no hay lugar ideal y, por consiguiente, que no sabramos bien dnde empieza ni
dnde acaba una cosa y saberlo era considerado fundamental por el joven profesor
para construir una nueva nacin. Llevaba razn, nunca mejor dicho.
Mas en los tiempos de crisis siempre ha surgido el debate sobre la novela. Porque
la novela moderna naci como la necesaria respuesta a aquella crisis de comienzos
del Barroco. Ortega no pudo estar ajeno a este debate por cuanto 1914 fue un ao
de inflexin en la racionalidad europea. Recurdese a Luckcs, Bajtin y a otros
intelectuales que participaron de esta misma revisin. Como buen atenesta y amigo de
Francisco Navarro y Ledesma (Cmo se hizo el Quijote, conferencia de 30 de abril
de 1905, Don Quijote en el Ateneo de Madrid. Ed. de Nuria Martnez, Madrid, 2008,
p. 102) haba ledo los textos que, con motivo del centenario de la primera edicin de
El Quijote, tuvieron lugar en la docta casa y por l saba que la patente de vida
ms enrgica, ms original, ms alegre, ms demostrativa del dominio de s mismo
y de la galanura y contento y lozana de su alma la escribi Cervantes, componiendo
el maravilloso, el donossimo, el archimoderno, el suelto, el ligero, el agudo prlogo
del Quijote y la novela entera, tenemos que aadir. No poda, pues, prescindirse
de meditar sobre el significado de la novela, y sobre lo que supona tener a Cervantes
a la espalda, y a ello hubo de dedicar la Meditacin Primera. En verdad, ya no pudo
olvidar nunca Ortega y Gasset esa reflexin que extendi a su polmica con Baroja,
a su proyecto sobre los Nova novorum y en el que se vio rebasado, dicho en el
sentido en que los mexicanos utilizan este verbo por escritores de la generacin
siguiente. No funcion la conceptualizacin de la novela; por el contrario, la razn
se vio arrastrada a territorios que no haba frecuentado y cuando su discpula Mara
Zambrano se acerc al maestro indicndole tmidamente otro camino, el de la razn
potica, don Jos not enseguida que no era tan fcil la tarea que se haba propuesto o
que no era posible afrontarla desde una sola dimensin, por ms que todos, o sea, todos
en los aos veinte, reconocieran el valor de su obra. La reaccin, al parecer airada, le
delat. Rosa Chacel que termin siguiendo, a su vez, otro de los posibles caminos, el
de la potica racional, es decir, el de la vida racional, escribira aos despus, tras el
fallecimiento de Ortega (La Nacin, 19 de febrero de 1956), acerca del impulso dado
por el maestro, e incluso de la provocacin que no dud en llevar a cabo, aun sabiendo
que el remolino le poda afectar. Aquella expresin, aparentemente sencilla, inocua,
de la razn vitalizada, tonificada, se mostr tan decisiva como arriesgada. Lo escribi
la propia Chacel: Si Ortega se hubiese limitado a ilustrarnos profesoralmente, se
le habra apreciado en su justo mrito, sin huracanes de pasin. Pero los huracanes
soplaron siempre alrededor de Ortega porque, no contento con darnos la sabidura, se
propuso alcanzar para nosotros, contra la voluntad de los viejos Manes, la belleza. El
precio lo pag l mismo y buena parte de sus discpulos como es bien sabido.
No es casual que, con palabras no tan diferentes, Francisco Jos Martn [Filosofa
y Literatura en Ortega. (Gua de perplejos de filosofa espaola) en Gua Comares de
Ortega y Gasset. Edicin de Javier Zamora, Granada, 2014, pp. 171-188] se refiera a

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la cierta desconfianza que se produjo alrededor de Ortega, cierta oscura prevencin
ante el brillo radiante de su verbo, un fondo de inconcreta sospecha, una inquietud
derivada de una denuncia no hecha, pero aceptada, una suerte de subterrnea corriente
de desafeccin que iba a discurrir paralela a la de la superficie de su xito en el espacio
intelectual de su tiempo.
Ahora se comprender la conveniencia de dirigirse al LECTOR de manera menos
distante, es decir, de hacerlo en positivo, de manera ms amable, para incorporarlo
as a la propia reflexin y a la misin que nos proponemos. Y no es otra que la propia
misin orteguiana, cien aos despus, la de revitalizar la lengua espaola como lengua
filosfica, a lo que Ortega contribuy de manera muy importante pero hacerlo, ya en
el siglo XXI, de la mano de otros escritores de los que no puede prescindirse pues son
esos QUERIDOS LECTORES quienes tambin escriben; hacerlo leyendo a Ortega y,
junto a l, a otros a quienes no puede dejar de reconocerse. No puede olvidarse ningn
siglo, ni el Renacimiento en el que se form Cervantes, ni el Barroco en que escribi
con Gracin, ni quienes continuaron en los siglos posteriores con prosa tersa y verso
denso hasta quienes habitan estos comienzos del siglo XXI.
Y junto a esta primera gran aportacin, reconozcamos la de contribuir a la
institucionalizacin de la filosofa. Sin duda, Jos Ortega y Gasset, con Manuel Garca
Morente y los discpulos nacidos en torno a los primeros aos del siglo XX, hicieron
un esfuerzo por dotar de continuidad a la filosofa, imprescindible para que cumpla
su misin en la construccin de las personalidades individuales tanto como en la
colectiva, o sea, esa misin nacional antes mencionada. Era volver a la misin que le
encargaron a Sanz del Ro, un hombre nacido otros cien aos antes, en 1814, cuando
le enviaron a Alemania en 1843 para que atendiera las razones de la continuidad
de las instituciones de aquel pas. Lo reconocera el propio Ortega en el famoso
prlogo a la Historia de la Filosofa de Brehier cuando enfatiz sobre la necesidad
de continuidad y altura de los tiempos. Claro que sabemos que fueron los exiliados
los portadores de esa enseanza y la pusieron en prctica all donde se encontraron.
Fue en la dispora, lo que quiere decir que no fue posible la continuidad entonces.
No haban llegado a tiempo.
Han pasado los aos, un siglo desde Meditaciones del Quijote, algo menos desde
el gran proyecto de la Facultad de Filosofa, y la propuesta sigue en pie. Nuevos
tiempos de crisis, no como aquellos de hace un siglo, sino de otra naturaleza, en otras
circunstancias, pero con la misma exigencia por pensar de qu concepto debemos
hablar ahora, qu tipo de apellido debe acompaar a la razn para hacerla reconocible
y habitable a la altura de nuestro tiempo. Ya deca Maras que la manera de ser
orteguiano no resida en la fidelidad repetitiva sino en mantener a la razn prxima a
los nuevos plpitos de la vida. Eso requerir de nuevas aproximaciones a otros mbitos
problemticos, como lo hizo Ortega con la literatura, con las ciencias naturales, con
las sociales con la realidad poltica o con otras realidades: la cultura misma que hoy
se torna plural y nos conduce por caminos de transculturalidad como nueva forma de
cosmopolitismo o de pluralidades que plantean nuevos retos a los deseos legtimos de
unidad que nunca debe agostar la vida. Nos lo dijo Ortega: La razn no puede, no
tiene que aspirar a sustituir a la vida, porque, en verdad, debemos aadir, ella es parte
sustancial de la vida. Esto s nos queda cien aos despus.

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Es el tiempo en que el lector se encuentra con este nmero 19 de la Revista de
Hispanismo Filosfico. Historia del pensamiento iberoamericano que pretende
continuar esa doble misin de potenciacin de la lengua y de crear las redes necesarias
para que la filosofa iberoamericana, los pueblos peninsulares, los americanos, y todos
quienes la cultivan en cualquier lugar del mundo, tengan un punto de encuentro y se
sientan miembros de una comunidad cientfica sin renunciar al afecto.
As pues, QUERIDOS LECTORES, con gratitud mostramos la incorporacin de
dos universidades no solo a la financiacin sino, sobre todo, al apoyo a este proyecto
que tiene vocacin la tuvo siempre de ser una malla de hilos visibles entre quienes
investigamos en este campo del pensamiento filosfico que colinda con otros desde
su inters por la historia en cuanto esta nos hace comprensible el presente y deseable
el futuro. Gracias, pues, en nombre de todos los socios y de los queridos lectores, a
la mexicana Universidad de Guanajuato y a la portuguesa Universidad de Lisboa.
Javier Corona y Aureliano Ortega han sido los artfices en la capital cervantina de
Amrica; Pedro Calafate lo ha sido como director del Centro de Filosofa de la
Universidade de Lisboa. Con esta presencia incorporamos, con ms determinacin, la
lengua portuguesa pues su pensamiento y produccin filosfica son parte de una misma
familia de reflexiones y respuestas a los retos que la historia nos ha ido marcando.
Por ser fieles, desde hace ya muchos nmeros, no debemos dejar de actualizar
nuestro agradecimiento a las tres universidades espaolas cuyo apoyo econmico
y, sobre todo, confiado en el trabajo que realizamos, es un estmulo imprescindible:
Universidad Autnoma de Madrid, Universidad Complutense de Madrid, Universidad
de Salamanca. A sus rectores y a las personas que gestionan los servicios de
publicaciones nuestra enorme gratitud.
Seis son los artculos que incorpora este nmero 19, cinco de ellos en torno a
ideas emanadas de las expuestas aqu en torno a Ortega y su contexto histrico:
Comprensin de Espaa en clave mexicana: Alfonso Reyes y la generacin del 14
de Sebastin Pineda; Eugenio DOrs en la Argentina. La recepcin de la filosofa
novecentista en la emergencia de la Reforma Universitaria (1916-1923): el Colegio
Novecentista y la agrupacin Crdoba Libre de Natalia Bustelo; Analtica de la vida
humana: Apuntes sobre la filosofa de Antonio Rodrguez Huscar, de Jos Emilio
Esteban Enguita; Vestigios hispnicos de Karl Jaspers (1920-1939) de F. Xavier
Vall; y, finalmente, el que firma Carlos Oliva sobre Cinco notas sobre literatura y
filosofa latinoamericana. En el sexto, Pedro Calafate desarrolla un tema de enorme
inters para las letras peninsulares al que no siempre hemos estado atentos: A Escola
Ibrica da paz nas Universidades de Coimbra e vora (sculos XVI e XVII). Un
completo cuadro de investigaciones de primera mano que agradecemos a sus autores
pues suponen aportaciones de enorme inters para el mejor conocimiento de la
herencia del 14; y en el caso del artculo de Pedro Calafate porque en estos tiempos
de crisis la recuperacin de esa lnea de pensamiento adquiere valor sobreaadido.
Entre las notas hemos incorporado una que consideramos imprescindible: la
dedicada a Fondo de Cultura Econmica, la editorial que apoy esta revista desde sus
primeros pasos, y cuya aportacin a las letras espaolas desde la matriz mexicana y
la filial espaola se ha convertido en un referente imprescindible tras ochenta aos de
vida, cincuenta de ellos en Espaa; la dedicada a la edicin de las Obras Completas

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de Eugenio maz que firma Ramn maz Franco en una interesante aproximacin a
la figura de este vasco a quien la historia del pensamiento espaol no ha hecho an la
suficiente justicia, aunque cuente ya con varios estudios de su interesante trayectoria
como pensador y traductor. Como siempre, la revista es respetuosa con los amigos,
colegas y maestros que han fallecido en el ltimo ao. En este nmero figuran los
nombres de algunos muy queridos y muy reconocidos: Carlos Blanco Aguinaga,
Carlos Pars, Luis Villoro, Eugeniusz Gorski y Jos Luis Pinillos. Quedan en estas
pginas una parte de sus testimonios desde el recuerdo de quienes les conocieron y se
formaron con ellos.
Y, como siempre, la revista incluye una completa informacin de los libros
publicados en este campo de conocimiento a lo largo del ltimo ao y medio o dos
aos. La lista es muy larga y da cumplida cuenta del cultivo e inters que suscitan
autores y temas de la tradicin filosfica del pensamiento peninsular y de Amrica.
En este sentido, sobresale el impulso con que cuenta el hispanismo entre jvenes
investigadores italianos y, tambin, en departamentos del Reino Unido, de Francia y
de otros pases europeos.
El nmero se completa con la informacin de las tesis doctorales ledas en 2013
y el primer semestre de 2014, en buen nmero como puede apreciarse, y crnicas de
algunas de las ms importantes reuniones cientficas. Contamos con la generosidad de
quienes informan de todo ello para dejar testimonio de una vida intelectualmente muy
rica a pesar de las dificultades.
La situacin actual no facilita empresas intelectuales como la que representa
esta revista, mas la generosidad y el esfuerzo personal la hacen posible. Gracias a
todos quienes nos envan artculos, a los evaluadores, a quienes redactan notas e
informaciones y a quienes ayudan en la composicin de la revista. Para este nmero,
el trabajo de Antoln Snchez Cuervo, secretario, y de los secretarios tcnicos, Elena
Trapanese, Rodolfo Gutirrez, Enrique Ferrari, Roberto Dalla Mora y Gemma
Gordo, que se ocupa de los asuntos relacionados con bases de datos, ha sido decisivo.
Sencillamente decisivo. Muchas gracias.

JOS LUIS MORA GARCA


Consejo de Redaccin

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2014, 19
ARTCULOS

Comprensin de Espaa en clave


mexicana: Alfonso Reyes y la
generacin del 14
A Mexican Point of View on Spain:
Alfonso Reyes and the Generation of 1914
SEBASTIN PINEDA BUITRAGO
El Colegio de Mxico
[email protected]

Resumen: El propsito de este trabajo es circunstanciar la dcada madrilea de Alfonso


Reyes (1914-1924) en relacin con las generaciones espaoles del 98 (Miguel de Unamuno,
Azorn, Valle-Incln, Po Baroja) y especialmente del 14 (Jos Ortega y Gasset, Ramn G-
mez de la Serna, Eugenio dOrs, etc.) Adems de amistar con todos ellos, el escritor mexicano
comparti la crisis o decadencia de Espaa (en su caso se una la de Mxico, al ser exiliado por
la Revolucin) y la conviccin de modernizar o europeizar la literatura en lengua espaola.
Por cuanto escribi la mayor parte de su obra creativa en Madrid entre 1914 y 1924, Alfonso
Reyes se convirti tambin en un referente de modernidad para la intelectualidad hispanoame-
ricana. Con el tiempo lleg a ser, como Unamuno y Ortega, un maestro para la comunidad
pensante de Mxico y del resto de naciones de habla espaola.
Palabras clave: Alfonso Reyes, Generacin del 98, Generacin del 14, Revolucin Mexi-
cana, Ensayo espaol, Ensayo mexicano.

Abstract: The purpose of this paper is to examine Alfonso Reyess exile in Madrid between
1914 and 1924 in relation with the Spanish generation of 1898 (Miguel de Unamuno, Azorn,
Valle-Incln, Po Baroja) as well as of 1914 (Jos Ortega y Gasset, Ramn Gmez de la Serna,
Eugenio DOrs, etc.). Reyes achieved a friendship with these Spanish counterparts, because he
shared with them a time of national crisis in his case he had to flee from the Mexican Revolution
in 1913. Reyes was also very aware of the need to modernize the Spanish language literature. That
is why Reyes, like Unamuno and Ortega, became a reference of modernity, a literary master for
the intellectual community both of Mexico and the rest of Hispanic American countries.
Keywords: Alfonso Reyes, Generation 1989, Generation of 1914, Mexican Revolution,
Spanish essay, Mexican essay.

1. El exilio madrileo de Alfonso Reyes

L
a dcada madrilea de Alfonso Reyes fue tan vivaz y rica en consecuencias
que se trata del contacto cultural ms importante entre un escritor mexicano
y la intelectualidad espaola en la primera mitad del siglo XX. Cuando Reyes

Revista de Hispanismo Filosfico 11 ISSN: 11368071


n. 19 (2014): 11-31
12 SEBASTIN PINEDA BUITRAGO

lleg a Madrid el 2 de octubre de 1914, Espaa experimentaba un cierto esplendor


intelectual. Se puede apreciar al leer la lista de algunas de las obras publicadas durante
aquel ao de quienes encabezaban la generacin del 98 y la del 14: Niebla, de Miguel
Unamuno; Vieja y nueva poltica y Meditaciones del Quijote, de Jos Ortega y Gasset;
Platero y yo, de Juan Ramn Jimnez; Jardn umbro, de Ramn del Valle-Incln; Al
margen de los clsicos, de Azorn (pseudnimo de Jos Martnez Ruz); Ex votos, El
rastro y El doctor inverosmil, de Ramn Gmez de la Serna; Los caminos del mundo,
de Po Baroja; Flos sophorum y La filosofa del hombre que trabaja y que juega, de
Eugenio dOrs. En menor o mayor grado el mexicano amist con todos ellos, y se uni
a la conviccin comn de modernizar o europeizar Espaa, lo hispnico.
Por cuanto escribi la mayor parte de su obra creativa en Madrid entre 1914 y
1924, Alfonso Reyes se convirti tambin en un referente de modernidad para la in-
telectualidad hispanoamericana. Con el tiempo lleg a ser, como Unamuno y Ortega,
un maestro para la comunidad pensante de Mxico y del resto de naciones de habla
espaola. Era inevitable que las ondas de este esplendor intelectual espaol alcanzaran
a Hispanoamrica y se propagaran velozmente. Compartimos una lengua en comn
(un mismo campo electromagntico) y la crisis de Espaa de 1898 era, en el fondo,
la cspide de una serie de crisis del ex imperio espaol que se extenda a las dems
naciones de habla espaola, partes de ese viejo imperio.
En Meditaciones del Quijote (1914), publicada meses antes de la llegada de Al-
fonso Reyes a Madrid, Ortega revel que nuestras circunstancias histricas equivalan
a la otra mitad de nuestro ser: Este factor de realidad circundante forma la otra mitad
de mi persona: slo a travs de l puedo integrarme y ser plenamente yo mismo []
Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo1. La expresin de
si no salvo a mi circunstancia no me salvo yo, segn Julin Maras, encierra la razn
filosfica de que Ortega se ocupe temticamente de Espaa, y tambin la justifica-
cin del patriotismo en general2. Para la generacin del 14, que Ortega lider con la
publicacin de Meditaciones del Quijote y de Vieja y nueva poltica, la circunstancia
candente de Espaa era la decadencia, y el intento por salvar esa circunstancia, por
superarla, caracteriz el tema central de sus ensayos.
El estallido de la Primera Guerra Mundial en el verano de 1914 contribuy a acen-
tuar esa sensacin de decadencia, y hasta el sereno poeta Juan Ramn Jimnez recor-
daba que, si bien Espaa se reservaba neutral en aquel conflicto, a nosotros nos pare-
ca que estbamos en los extramuros del mundo. Una sensacin de lejana, de sordera,
de impotencia nos sobrecoga3. Con patetismo sentenciaba Ortega que la neutralidad
de su pas en un conflicto de proporciones mundiales no era sino una prueba de que
Espaa haba dejado de existir: A este nombre responde una entidad geogrfica, mas
no un alma nacional, un espritu colectivo que pueda llevar el nombre de patria4.
1
ORTEGA Y GASSET, J., Meditaciones del Quijote, ed. de Julin Maras, Madrid, Ctedra, 1998, pp.
76-77.
2
MARAS, J. Introduccin (nota 52), a ORTEGA Y GASSET, J., Meditaciones del Quijote, o. c., p. 77.
3
Citado por MENNDEZ ALZAMORA, M., La generacin del 14: una aventura intelectual, Madrid, Siglo
XXI Editores, 2006, p. 262.
4
ORTEGA Y GASSET, J., Borrador del prospecto, Escritos polticos I, OC X, Madrid, Revista de Oc-
cidente, 1969, p. 247.

Revista de Hispanismo Filosfico


n. 19 (2014): 11-31
Comprensin de Espaa en clave mexicana: Alfonso Reyes y la generacin del 14 13

Con menos patetismo pero ms realismo, el 19 de octubre de 1914 Pedro Hen-


rquez Urea le escriba desde La Habana a Alfonso Reyes, cuando ste acababa de
auto-exiliarse en Madrid tras el recrudecimiento de la Revolucin mexicana:

Mxico ha dejado de existir. All no hay gobierno, ni propiedad privada, ni existencia in-
dividual jurdica, ni tribunales, ni registro civil. Se han destruido millones en valor de
inmuebles en slo la capital. Fenmeno nico en las guerras civiles de Amrica y que en las
del mundo slo hace recordar la inevitable Revolucin Francesa. [] Qu surgir de este
extrao desastre? Volver a haber civilizacin en Mxico?5.

Mxico, para Pedro Henrquez Urea, haba dejado de existir en 1914 con el triunfo
de la Revolucin constitucionalista de Venustiano Carranza, cuando las multitudes bra-
vas de a caballo invadieron la capital sin saber muy bien lo que queran, como lo delata
el encuentro entre Pancho Villa y Emiliano Zapata en el palacio de Chapultepec. La
vieja aristocracia mexicana haba huido, y con ella buena parte de sus intelectuales. Para
Alfonso Reyes, uno de esos exiliados, Mxico ya haba dejado de existir el da en que
mataron a su padre: el 9 de febrero de 1913, en vsperas de la conspiracin para derrocar
el gobierno revolucionario (legtimamente constituido) de Francisco I. Madero. En su
texto Oracin del 9 de febrero, el escritor mexicano sentenci: Todo lo que salga de
m, en bien o en mal, ser imputable a ese amargo da6. Me pregunto si no podra ha-
blarse, por lo tanto, de una decadencia mexicana para la circunstancia de la generacin
del Ateneo de la Juventud, contempornea a la generacin espaola del 14. Slo que
la decadencia de Mxico fue aun mucho ms honda que la de Espaa. Y otorg otras
honduras a la obra de Reyes, distintas a las de Ortega, y distintas tambin a la obra de
sus colegas mexicanos como Jos Vasconcelos y Martn Luis Guzmn.
No era tan fcil, en el caso de Reyes, el lenguaje efectivo, directo y enftico de
Ortega. Parte de su reticencia potica obedeca a que su padre, el general Bernardo
Reyes, no slo haba sido el fiel gobernador de los estados del norte de Mxico duran-
te la dictadura de Porfirio Daz y el candidato ms apto para sucederlo si se hubiera
presentado en las elecciones de 1910. Tambin estuvo detrs del golpe militar para
derrocar al gobierno revolucionario de Madero, y aunque cay asesinado antes de
que se consumara el golpe de Estado, su nombre qued asociado a los victimarios, al
dictador Porfirio Daz y al golpista Victoriano Huerta, es decir, a los enemigos de la
Revolucin, a los reaccionarios, a los malos. Los buenos, en cambio, se convirtieron
en nombres de calles y monumentos: Madero, Zapata, Villa y Carranza. Detenerse de-
masiado en las intenciones de su padre para derrocar a Madero, conspiracin en la que
tambin particip su hermano Rodolfo Reyes, le hubiera impedido a Alfonso Reyes
insertarse en el discurso hegemnico que domin en Mxico a lo largo del siglo XX,
el de la Revolucin. Prefiri sublimarlo, segn Octavio Paz, a travs de la escritura de
su poema dramtico Ifigenia cruel (1923):
5
HENRQUEZ UREA, P., y REYES, A., Epistolario ntimo (1906-1946), tomo II, recopilacin de Juan
Jacobo Lara, Santo Domingo, Universidad Nacional Pedro Henrquez Urea, 1983, p. 81.
6
REYES, A., Oracin del 9 de febrero, Memorias, OC XXIV, Mxico, FCE, 1990, p. 39. [Este texto
fue escrito en Buenos Aires en agosto de 1930, pero que dej indito en vida y que slo se public pstu-
mamente].

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14 SEBASTIN PINEDA BUITRAGO

Quiz no sea innecesario recordar que este poema es, entre otras muchas cosas, el smbolo
de un drama personal y la respuesta que el poeta intent darle. Su familia perteneca al
ancien rgime. Su padre haba sido ministro de la guerra del gobierno de Porfirio Daz y su
hermano mayor, el jurista Rodolfo Reyes, era un profesor universitario y un polemista de
renombre. Ambos fueron conservadores y enemigos del gobierno revolucionario de Made-
ro [] As, la situacin de Alfonso Reyes no era muy distinta a la de Ifigenia: el hermano
le recuerda que la venganza es un deber filial; y rehusarse a seguir la voz de la sangre es
condenarse a servir a una diosa sanguinaria Artemisa en un caso, la Revolucin mexicana
en el otro. Ifigenia decide quedarse en Turide, y Reyes se pone al servicio del rgimen
revolucionario7.

Pero no fue de un da para otro en que Reyes se puso al servicio del rgimen
revolucionario. De 1914 a 1919 no tuvo ningn vnculo con el gobierno mexicano.
Slo hasta 1920, cuando el movimiento de lvaro Obregn, Adolfo de la Huerta y
Plutarco Elas Calles derroc el rgimen de Venustiano Carranza, Reyes, gracias a la
intervencin de Jos Vasconcelos, entonces rector de la Universidad Nacional, se vin-
cul al cuerpo diplomtico en la Legacin de Madrid. De manera que no fue, como lo
matiza el historiador Javier Garciadiego, un exiliado poltico voluntario8. Luego del
triunfo del Ejrcito Constitucionalista de Carranza en julio de 1914, Reyes no pudo
asomarse por Mxico so pena de que lo mataran. Desde el 4 de diciembre de 1913,
en el peridico El Constitucionalista, Carranza haba expedido una ley segn la cual
se ordenaba castigar con la pena de muerte [] al general Victoriano Huerta, a sus
cmplices, a los promotores y responsables de las asonadas militares operadas en la
capital de la repblica, en febrero del corriente ao [1913] [y] a todos aquellos que
de una manera oficial o particular hubieran reconocido o ayudado, o en lo sucesivo
reconocieren o ayudaren, al llamado Gobierno del General Victoriano Huerta9. El
haber aceptado del gobierno de Huerta el nombramiento de segundo secretario de la
Legacin de Mxico en Pars en agosto de 1913 y, sobre todo, el ser el hijo del re-
accionario general Bernardo Reyes, no lo convertan, si volva a Mxico, en el ms
susceptible de ser fusilado?
Pas un ao triste en Pars entre agosto de 1913 y septiembre de 1914, sin escri-
bir nada creativo como no fueran artculos de filologa para la Revue Hispanique,
que diriga en la capital francesa el hispanista Raymond Foulch-Delbosc. El 15
de julio de 1914 el Ejrcito Constitucionalista de Carranza derroc el gobierno
golpista de Huerta, y todo el Cuerpo Diplomtico mexicano acreditado en Europa
qued cesado. En agosto, en medio del estallido de la Primera Guerra Mundial,
Reyes se vio despedido y sin sueldo, sin poder regresarse a Mxico ni quedarse
en un Pars asediado por las bombas alemanas. A principios de septiembre cruz
la frontera hasta San Sebastin en compaa de su esposa Manuela Mota y de su
7
PAZ, O., El jinete del aire: Alfonso Reyes, Generaciones y semblanzas. Dominio mexicano, OC
IV, ed. del autor, Mxico, Crculo de Lectores-FCE, 2006, p. 228.
8
Javier Garcieadiego, Alfonso Reyes y Espaa: exilio, diplomacia y literatura, en Reyes, Borges,
Gmez de la Serna. Rutas trasatlnticas en el Madrid de los aos veinte, comp. de Julio Ortega, Mxico,
Grupo Editor Orfila Valentini-TEC de Monterrey, 2011, p. 84. [Las itlicas son mas].
9
Tomado de RAMREZ RANCAO, M., La reaccin mexicana y su exilio durante la Revolucin de 1910,
Mxico, UNAM, 2002, pp. 5-6.

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Comprensin de Espaa en clave mexicana: Alfonso Reyes y la generacin del 14 15

hijo en brazos Alfonso Reyes Jr. Desde all decidi aventurarse a Madrid a probar
suerte. As se lo hizo saber a su amigo Pedro Henrquez Urea:

No me queda ms que Espaa. A Mxico, jams. Madrid es campo mediocre, pero quin
sabe? [] Quiz por aqu realizo el ideal de desvincularme de Mxico por una era. Tengo
cierta fe. [] Si logro algo, traslado all mis libros en cuanto pueda y, desde luego, mi
familia. Corro el riesgo inminente de morirme de hambre10.

Lleg el 2 de octubre de 1914, desvinculado de cualquier poltico mexicano, sin


bandera revolucionaria o anti-revolucionaria. Muchos aos despus, en Historia do-
cumental de mis libros, sus memorias, asegur que su dcada madrilea correspondi,
con rara y providencial exactitud, a mis anhelos de emancipacin. Quise ser quien
era, y no remolque de voluntades ajenas. Gracias a Madrid lo logr11. No fue fcil.
Cuando lleg a Madrid encontr que una situacin similar a la suya padecan Amado
Nervo y Francisco A. de Icaza, escritores mexicanos que pertenecan a la Legacin en
Espaa. Hurgando en la prensa de la poca, Hctor Perea demostr varios gestos de
solidaridad de intelectuales y polticos espaoles hacia los refugiados mexicanos. El
26 de noviembre de 1915, por ejemplo, el diputado y director del diario El Parlamen-
tario, Fernando de Antn del Olmet, pidi en una sesin de las Cortes ayuda econ-
mica para el poeta Amado Nervo, pues comparte con Rubn Daro el prestigio de la
intelectualidad literaria hispanoamericana [] tiene a orgullo llamarse espaol, des-
cender de espaoles, escribir en lengua espaola y ser para nosotros un hermano12.
Por su parte, Ortega y Gasset apoy la propuesta del diputado Antn del Olmet, y en
un artculo para El Imparcial del 4 de diciembre de 1915, consider como un gesto
de hidalgua concederle una pensin a Amado Nervo. Pero dos das antes, el 2 de
diciembre de 1915, la editorial del semanario Espaa, que Ortega diriga, haba ya
sugerido ms bien la posibilidad de integrar a la vida espaola a aquellos intelectuales
mexicanos:

[] es un hecho que las convulsiones mejicanas han trado al rezago espaol algunos
hombres de aquella tierra dotados de excelentsimas fuerzas intelectuales y morales: son
literatos, artistas, tcnicos, etc. El desorden fatal de su patria los ha puesto impensadamente
en difcil situacin ante la vida. [] Nada de pensiones porque no se trata de invlidos.
[] No habra mejor medio de aprovechar esas fuerzas intelectuales dentro de nuestra
sociedad? No son acciones como esta que proponemos la verdadera poltica hispanoame-
ricana, y todo lo dems retrica, y sobre todo, retrica mala? [] No sera una obra espa-
ola tratar a esos mejicanos en destierro de modo que Espaa no sea tal destierro para ellos
sino una ampliacin de su pueblo13.

10
Carta de AR a PHU, San Sebastin, 19 de septiembre de 1914, Alfonso Reyes / Pedro Henrquez
Urea. Correspondencia I. 1907-1914, ed. de Jos Luis Martnez, Mxico, FCE, 2004, p. 478.
11
REYES, A., Historia documental de mis libros, OC XXIV, o. c., p. 177.
12
Citado por PEREA, H., La rueda del tiempo. Mexicanos en Espaa, Mxico, Cal y Arena, 1996, p.
54.
13
Citado por PEREA, H., ib., pp. 55-56. [La cita original est en Editorial, Espaa, 2 de diciembre de
1915, facsimilar I, p. 537].

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16 SEBASTIN PINEDA BUITRAGO

Alfonso Reyes no slo ley esta propuesta de la editorial del semanario Espaa,
donde ya trabajaba enviando algunas reseas cinematogrficas, sino que la asumi de
modo personal.

2. Dilogo sutil entre Reyes y Ortega

Los manuales y las historias literarias, al regirse por el concepto de literatura


nacional, pasan por alto los intercambios y contactos intelectuales transnacionales.
La divisin entre literatura hispanoamericana y literatura espaola, por ejemplo, pa-
rece dejar en el limbo la obra de Alfonso Reyes. Por fortuna, un anlisis puntilloso de
Cartones de Madrid, su libro de estampas de la capital espaola publicado en 1917,
demuestra una profunda afinidad con los escritores de la generacin del 98 y del
14. Cartones de Madrid no supera las cien pginas, pero la cantidad de referencias
poticas, filosficas, histricas y polticas la densidad de datos detrs de cada refe-
rencia fijan la realidad espaola con eficacia, sin prescindir de ciertos determinismos
y lugares comunes. Por ejemplo, el sptimo texto de Cartones, Manzanares y Guada-
rrama, recoge el proverbio madrileo Nueve meses de invierno, y tres de infierno,
para lamentarse de que el corto verano empae africanice el europesmo del resto
del ao. Maldice al pequeo ro Manzanares de no ser un ro navegable como los de
Francia, para darle fluidez a los habitantes de la villa madrilea. La delgadez del ro, la
poca corriente, parece contagiar a sus ribereos, ms bien, de ese aire de estar siempre
de vuelta, malhumorados. Maldice tambin la sierra del Guadarrama por no apaciguar
el calor del verano, y por aumentar el invierno con un viento seco que produce una tos
carrasposa, de donde viene la articulacin profunda de la j espaola14. Estos lugares
comunes, que l parodia, son una defensa al mundo de las apariencias, del yo y mis
circunstancias orteguiano.
Ya antes, precisamente, Ortega haba tocado en Meditaciones del Quijote los t-
picos sobre el ro Manzanares y la sierra del Guadarrama, tanto para parodiar los
prejuicios positivistas en torno al clima y la geografa madrilea como para proponer
exigir una mirada interior mucho ms profunda sobre la realidad espaola:

Y en la escuela platnica se nos da como empresa de toda cultura: salvar las apariencias,
los fenmenos. Es decir, buscar el sentido de lo que nos rodea. Preparados los ojos en el
mapamundi, conviene que los volvamos al Guadarrama. Tal vez nada profundo encontre-
mos. Pero estemos seguros de que el defecto y la esterilidad provienen de nuestra mirada.
Hay tambin un logos del Manzanares: esta humildsima ribera, esta lquida irona que lame
los cimientos de nuestra urbe lleva, sin duda, entre sus pocas gotas de agua, alguna gota de
espiritualidad15.

En la idea de Ortega de salvar las apariencias, los fenmenos de lo que lo ro-


dea, no encuentra tambin Reyes, en Cartones de Madrid, un logos del Manzanares
y del Guadarrama? En el artculo Alfonso Reyes y la Espaa del 27, publicado en
el ao 2002, Rafael Gutirrez Girardot sugiri que Cartones de Madrid poda ser una
14
REYES, A., Cartones de Madrid, OC II, Mxico, FCE, 1976.
15
ORTEGA Y GASSET, J., Meditaciones del Quijote, o. c., p. 78.

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respuesta a Meditaciones del Quijote (1914) de Ortega, puesto que asuma la interpre-
tacin de la realidad espaola, no tanto desde la filosofa o sociolgica, sino desde la
tradicin literaria16. Esto no le impidi a Reyes, segn el crtico colombiano, analizar
a su modo el contexto sociopoltico espaol. Ya el propio Reyes haba dicho, en sus
primeros Apuntes sobre Jos Ortega y Gasset (1916), que en Meditaciones del Qui-
jote haba visto un fin esencialmente poltico, no literario; que a Ortega le interes ver
el mundo no como l es sino como le convena17.
Con todo, ciertas afinidades entre la sensibilidad de Reyes y Ortega con respecto a
la realidad espaola pueden comprobarse, sin necesidad de forzar nada, en algunos es-
critos de ambos, fechados entre 1914 y 1917, es decir, durante los aos de la Primera
Guerra Mundial. En el primer tomo de El Espectador (La Lectura, Madrid, 1916), lo
que ms celebraba Ortega de la narrativa de Po Baroja tambin lo celebraba Alfonso
Reyes: la capacidad de observacin, condicin que propona como esencial para el
autntico escritor:

El primer mandamiento del artista, del pensador es mirar, mirar bien el mundo en torno.
Este imperativo de contemplacin, o amor intellectualis, basta a distinguir la moral del
Espectador de la que establecen los activistas, no obstante sus mltiples coincidencias18.

Los activistas, se entiende, seran los polticos; el Espectador (con mayscula),


en cambio, sera el artista, el escritor, cuya primera intencin sera elevar un reducto
contra la poltica y compartir la voluntad de pura visin, de teora. Reyes comparta
bastante esta opinin de Ortega en la medida en que l tambin deseaba apartarse del
activismo poltico, para observar bien el mundo en torno. La afinidad con Ortega la
encontraba tambin en la conversacin con l en los cafs madrileos, ya que segn
se lo contaba a Pedro Henrquez Urea en una carta del 3 de julio de 1916, en Ortega
encontraba al nico con quien siento que, entre palabras, se guia mi alma19. En
el verano de 1916, recordaba Reyes en Historia documental de mis libros, Ortega
le dio el consejo esttico, el estmulo detrs del cual parece latir gran parte de su
obra: El secreto de la perfeccin est en emprender obras algo inferiores a nuestras
capacidades20. De ah la brevedad de los textos de Cartones, El suicida y El cazador,
tres de sus libros ms madrileos.

16
GUTIRREZ GIRARDOT, R., Alfonso Reyes y la Espaa del 27, en Literatura hispanoamericana del
siglo XX: mmesis e iconografa, ed. de Guadalupe Fernndez Ariza, Mlaga, Servicio de Publicaciones
de la Universidad de Mlaga, 2003, p. 24. [Este libro rene los trabajos del II Curso de Literatura Hispa-
noamericana del siglo XX, celebrado en la Universidad de Mlaga entre los das 4 y 8 de marzo de 2002].
17
Vase de REYES, Apuntes sobre Jos Ortega y Gasset, Los dos caminos, Simpatas y diferencias.
Cuarta serie, OC IV, Mxico, FCE, 1956, p. 260.
18
ORTEGA Y GASSET, J., Ideas sobre Po Baroja, El Espectador I, OC II, Madrid, Alianza-Revista de
Occidente, 1983, p. 98. Vase tambin ORTEGA Y GASSET, J., Ensayos sobre la generacin del 98 y otros
escritores espaoles contemporneos, Madrid, Revista de Occidente-Alianza, 1981, p. 121.
19
De AR a PHU, Madrid 3 de julio de 1916, Alfonso Reyes / Pedro Henrquez Urea. Correspon-
dencia I. 1907-1914, o. c., p. 263.
20
Citado por REYES, A., Historia documental de mis libros, o. c., p. 193.

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Cierta brevedad (inferioridad o perfeccin?) tambin acusan varios textos de Or-


tega de esta misma poca. Hay uno en particular, titulado Esttica del tranva (El
Espectador-I, 1916), que ha de haber inspirado el catorceavo texto de Cartones de Ma-
drid, La prueba platnica. En l, Ortega lamentaba el modo insistente y casi tctil con
que el macho ibrico mira a la mujer en el tranva, en vez de asumir una mirada ms
tica por lo mismo ms esttica basada en la contemplacin platnica y hasta en los
misterios poticos sugeridos por Mallarm21. Y en el texto La prueba platnica, Reyes
prea su mirada de esa esttica y tica al contemplar las muchachas madrileas pasen-
dose por la Puerta del Sol en vestidos sueltos y primaverales. La filosofa de Platn le
sirve de consuelo, para resignarse a amar sin poseer a mirar y no tocar:

Calle de Alcal o de Toledo. Mujeres rudas o finas. Todas hermosas. Una tras otra con una
frecuencia desesperante. Ritmo inagotable, meloda de ojos y cabelleras, marcha infinita de
los pies. Un mareo, una fuga general de deseos, hasta que no os quedis fros y perfectos,
como el mismo cristal. No conozco mejor prueba de la escala platnica que el ver desfilar
por Madrid las mujeres bellas. Cada una pone una nota propia al concierto22.

Para la generacin del 14, la novela decimonnica a la manera de Balzac, Zol o


Prez Galds, se juzgaba agotada, pasada de moda y no despertaba ya fascinacin. En
La voluntad del barroco, un ensayo publicado en el semanario Espaa el 12 de agos-
to de 1915, y ms tarde compilado en El Espectador I (1916), Ortega explicaba: Ha
dejado de interesarnos la novela, que es la poesa del determinismo, el gnero literario
positivista23. A mi modo de ver, Alfonso Reyes suscribi estas palabras de Ortega: nun-
ca escribi una novela, y en sus libros de cuentos y ensayos yo no veo un narrador a la
manera decimonnica, sino un ensayista de pginas breves que rehye de los volmenes
largos y que, desde cierta introspeccin, prefiere lo conciso a lo abundante.
El suicida fue su primer libro publicado en Espaa, en el tomo V de la editorial
Cervantes, dirigida por Francisco Villaespesa y Luis G. Urbina. Se compone de diez
textos breves que giran en torno al tema de la aceptacin vitalista del mundo en contra
de teoras fatalistas y suicidas. El primer texto alude implcitamente al suicidio del
novelista espaol Felipe Trigo (1864-1916). Slo que en ninguna lnea del texto apa-
rece el nombre de Felipe Trigo, ni tampoco el de El mdico rural (1912), el ttulo de
una de sus novelas ms conocidas entre la intelectualidad de aquel momento. Reyes
omiti deliberadamente el nombre del suicida de Felipe Trigo para convertirlo en un
ente de ficcin, en una entidad abstracta, en una excusa para la divagacin ensaystica.
Muchos aos despus, en Historia documental de mis libros, admiti que se trataba
de Felipe Trigo, del que nunca fue lector ni mucho menos admirador: [] apenas me
document sobre l en un estudio firmado por H. Pescux-Richard (Revue Hispanique,
1913, XXVIII, N 74)24. Eugenio DOrs tambin ya haba publicado un artculo bur-

21
Vase de ORTEGA Y GASSET, Esttica del tranva, El Espectador I, o. c., pp. 33-39.
22
REYES, A., Cartones de Madrid, o. c., p. 78.
23
ORTEGA Y GASSET, J., La voluntad del barroco, El Espectador I, o. c., p. 98.
24
Ib., p. 224. [El texto al que se refiere Reyes, en efecto, est firmado por H. Peseux-Richard, M.
Felipe Trigo, Revue hispanique: recueil consacr ltude des langues, des littratures et de lhistoire
des pays castillans, catalans et portugais, t. 28, n. 74, 1913 , pp. 317-389].

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lesco contra Felipe Trigo (antes de que se suicidara). El artculo de DOrs, firmado con
el pseudnimo Xenius, se titula Il pensieroso, Le penseur y El preocupado / Noticias
de la Repblica de las Letras, y, en efecto, est publicado en el semanario Espaa el
12 de enero de 1915. Lo curioso es que DOrs no hace tampoco ninguna mencin a
Felipe Trigo en su artculo, como no sea por alusiones a su pose pesimista o fatalista:

El Preocupado representa la Inteligencia paciente, a dos dedos quiz de la desesperacin.


Le Penseur, la Inteligencia militante, a punto de parto y de victoria. Il Pensieroso, la Inteli-
gencia triunfante, al da siguiente de su triunfo. Que sabido es que el da siguiente al triunfo
de la Inteligencia se llama Melancola25.

Por lo visto, al ser un novelista de mucho xito entre las clases populares, Felipe
Trigo no gozaba de mucha estima entre los crculos intelectuales, donde ms bien
era tomado con irona y con burla. Reyes deduca, entre burlas veras, que Felipe
Trigo no supo ligar unas frases con otras, ni unas pginas con otras. Pero s unos
libros con otros26. Trigo era todo lo opuesto al ideario esttico del mexicano: en
lugar de seguir el secreto de la perfeccin artstica (recurdese el consejo que Orte-
ga le dio a Reyes), emprender obras algo inferiores a nuestras capacidades, este
novelista populachero puso su obra algo por encima de sus medios artsticos27.
El tiempo parece haberle dado la razn a Ortega y a Reyes: de ser un novelista de
mucho xito en su tiempo, Trigo est casi olvidado en el actual. De ah que Reyes lo
dejara sin nombre en El suicida.

3. Entre la voluntad y la noluntad

Efectivamente, los miembros de la generacin del 14 exaltaron otro tipo de nove-


listas. Ortega se interes particularmente por Baroja y Azorn, a juzgar por los sendos
estudios que les dedic en El Espectador. En las primeras novelas de Baroja, Camino
de perfeccin (1901) y El rbol de la ciencia (1911), lo mismo que en las primeras de
Azorn, La voluntad (1902) y Antonio Azorn (1903), yo creo encontrar argumentos
y hasta entes de ficcin bastante parecidos a los que plantea Reyes en El suicida. El
choque entre las teoras de la aceptacin y de la rebelda, entre la vitalidad y el fata-
lismo, inundan, por ejemplo, La voluntad, esa rara novela de Azorn ms cercana al
ensayo que a la narracin realista o naturalista. Yuste, el protagonista, se me antoja un
precursor de la voz ensaystica de El suicida:

Yo soy un rebelde de m mismo; en m hay dos hombres. Hay el hombre-voluntad, casi


muerto, casi deshecho por una larga educacin en un colegio clerical, seis, ocho, diez aos
de encierro, de comprensin de la espontaneidad, de contrariacin [sic] de todo lo natural
y fecundo. Hay, aparte de ste, el segundo hombre, el hombre-reflexin, nacido, alentado
25
DORS, E., Xenius, Las obras y los das: Il pensieroso, Le penseur y El preocupado, en Espaa.
Semanario de la vida nacional Nm., 3, (12-II-1915), p. 8. Disponible en Hemeroteca Digital. Biblioteca
Nacional de Espaa: http://hemerotecadigital.bne.es/issue.vm?id=0003360426&search=&lang=es [Con-
sultado el 26 de marzo de 2014].
26
REYES, A., El suicida, OC III, Mxico, FCE, 1996, p. 222.
27
d.

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en copiosas lecturas, en largas soledades, en minuciosos autoanlisis. El que domina en m,


por desgracia, es el hombre-reflexin; yo casi soy un autmata, un mueco sin iniciativas;
el medio me aplasta, las circunstancias me dirigen al azar, a un lado y a otro28.

El ente abstracto que encarna aquel novelista suicida [Felipe Trigo] tambin cauti-
v a Unamuno, a juzgar por la carta que, el 2 de junio de 1917, le dirigi a Reyes en
acuse recibo de un ejemplar de El suicida:

lo he ledo y con provecho. Lo tom con inters desde que empec su lectura pues cuando
se mat el pobre Felipe Trigo el culto a la vida, as, con letra mayscula, lleva a la muerte
pens escribir sobre ello. Veo que tenemos muchas lecturas comunes y aficiones parecidas.
He anotado algunos pasajes de sus ensayos con nimo de comentarlos alguna vez. Cun-
do? No lo s. Me gusta el gnero y me gusta como usted lo trata. Acaso haya demasiada
literatura. Algo ms de misticismo activo estara mejor29.

Claro: Felipe Trigo se pareca a Augusto, el protagonista de Niebla (1914), la no-


vela o nivola de Unamuno. Augusto es uno de esos pseudo-intelectuales que a los
treinta aos no ha podido curarse del veneno de unos cuantos libros de metafsica
barata y anacrnica. En el captulo XXXI de Niebla, a punto de suicidarse, Augusto,
indeciso, ocurrisele consultarlo conmigo, con el autor de este relato30. Es decir, el
protagonista visita a su creador, a don Miguel de Unamuno, en su despacho de la Uni-
versidad de Salamanca. Pero Unamuno no lo deja suicidarse en vista de argumentos
tan estpidos. Le ordena, ms bien, marcharse a su casa. En cualquier caso l, el autor,
Unamuno, ya ver si lo mata o no. Y esta suerte de meta-literatura, en donde el pro-
tagonista y el autor se confunden y se enfrentan, late tambin en El suicida. Contra la
niebla de cierta intelectualidad, Reyes hace un llamado incisivo a la accin y a la vida
activa. Incluso al final del sptimo texto del libro, de El misticismo activo, retumba
cierto lenguaje marcial, de guerra, muy parecido al de los manifiestos futuristas de
Marinetti:

Qu hacer para producir la catarsis, la onda del viento saludable? Echarnos a la calle
cuanto antes, arrojarnos a un ro, desbocar el auto, atropellar gentes, domar potros, ir de un
hombre a otro, chocar con las cosas del mundo, desahogar, en fin, todo ese vaho y toda esa
bruma en que naufraga la dignidad humana. No hay morbo psicolgico que resista a una
conflagracin continental, a una guerra europea: los gases asfixiantes de las trincheras son
menos dainos que los de la chimenea domstica31.

A qu morbo psicolgico se refera Reyes? Acaso al desgano intelectual espa-


ol, al aire de estar siempre de vuelta que ya haba denunciado en Cartones de Madrid
y que se patentizaba en la neutralidad de Espaa frente la Primera Guerra Mundial?
Me parece que s, en especial, si se lo relaciona con lo que Unamuno llamaba por la
28
AZORN, La voluntad, ed. de Mara Martnez del Portal, Madrid, Ctedra, 1997, p. 153-154.
29
UNAMUNO, M. DE, Carta a Alfonso Reyes, Salamanca, 2 de junio de 1917, Epistolario americano
(1890-1936), ed. Laureano Robles, Salamanca, Ediciones Universidad de Salamanca, 1996, p. 435.
30
UNAMUNO, M. DE, Niebla, ed. de Germn Gulln, Madrid, Espasa-Calpe, 1995, p. 235.
31
REYES, A., El suicida, o. c., p. 278.

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misma poca como la noluntad nacional. Los espaoles, deca, slo parecen querer
que se les deje morir en paz. Morir, no vivir:

Espaa no quiere nada fuera de s misma, es decir, no quiere nada. No quiere dominio
territorial; no quiere dominio espiritual tampoco. No quiere soar ensueos que dar a los
dems. Duerme sin soar. [.] No hay noluntad nacional, no hay conciencia nacional,
porque no hay voluntad internacional, no hay conciencia internacional entre nosotros32.

La guerra en el resto de Europa haba removido el estancado ambiente intelectual


espaol. Haba, al menos, dividido a los intelectuales en germanfilos y aliadfilos.
Alfonso Reyes se inclin prudentemente, en particular, por lo anglfilo. De ah su
traduccin de varios libros de G. K. Chesterton. Slo que, como saba que la raz del
problema haba que cortarla con un cuchillo de la propia tradicin hispnica, en El
suicida propuso el misticismo activo. Propuso, no la figura del fraile, sino la del
soldado:

En el centro de la vida terica al menos del soldado hay un misticismo: el soldado como
tipo ideal debe estar dispuesto a dejar ciudades y comodidades, familias y aun la vida mis-
ma al toque del clarn []. Por oposicin a este misticismo al aire libre, el misticismo de la
celda es insano []. El guerrero todo se da33.

Al escribir lo anterior, acaso pensaba en su padre militar? A los ojos de Dios,


deca, merece ms el asalto del soldado que la devocin del ermitao. El misticismo
de la celda, de quien permanece en el confort del cuarto, termina por ser otra manera
del mal. Para l, echarse a la calle es ms santo que encerrarse en casa, puesto que
no hay otra manera de ser til y activo que sociabilizando34. Acaso hablaba de s mis-
mo: un soldado terico al menos que haba abandonado su pas en aras de abrirlo
a otros aires culturales? Al consultar la correspondencia de Reyes durante estos das
se advierte en sus cartas, en efecto, cierto tono mstico como si la dedicacin literaria
fuera para l como una nueva religin. El 8 de noviembre de 1917 le escriba en estos
trminos al escritor cubano Jos Mara Chacn y Calvo:

Estoy tan ocupado que tiemblo por m sinceramente. Pronto le enviar nuevas publicacio-
nes mas. Dioses! Qu furia se ha apoderado de m? Yo soy vctima de algo o de alguien
que me va empujando por detrs. Digo como Horacio al Dios: Adnde me llevas tan lleno
de tu mismo?35.

32
UNAMUNO, M. DE, La noluntad nacional, Artculos olvidados sobre Espaa y la Primera Guerra
Mundial, ed. de Christopher Cobb, Londres, Tamesis Book Limited, 1976, p. 13-15. [Artculo original-
mente publicado en El Imparcial, 22-III-1915, es decir, por la poca en que Reyes planeaba El suicida].
33
REYES, A., El suicida, o. c., p. 274.
34
Ib., p. 276.
35
REYES, A., Epistolario Alfonso Reyes Jos M. Chacn y Calvo, ed. de Zenaida Gutirrez-Vega,
Madrid, Fundacin Universitaria Espaola, 1976, p. 29.

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Antes, en otra carta a Genaro Estrada, su nico amigo estable dentro de la buro-
cracia mexicana y quien ms tarde facilit sus nombramientos diplomticos desde de
la Secretara de Relaciones Exteriores, le haca una lista de todo lo que haba escrito
en Madrid durante 1917:

Estoy fatigadsimo. Considere Ud. que es diligente y sabe lo que cuesta el trabajo lo que
llevo publicado en un ao (o hecho, y sin publicar, pero entregado al editor):
1. Visin de Anhuac (Convivio, Costa Rica).
2. El Suicida.
3. [traduccin de] Ortodoxia, de Chesterton. ([editorial] Calleja).
4. [edicin y prlogo] del Arcipreste de Hita (Calleja. Lo tiene Ud?)
5. [biografa de] Fray Servando.
6. [traduccin de] El Derecho Internacional del porvenir, del francs de Alejandro l-
varez, que fue un compromiso con Fombona, y traduje yo solo, aunque aparecern su
nombre y el mo.
7. [prlogo de] El Peregrino en su patria, de Lope (Casa Nelson, Edimburgo. No s cun-
do saldr. Ni pruebas tengo an).
8. [edicin y prlogo de] Juan Ruiz de Alarcn, La verdad sospechosa y Las paredes oyen
(La Lectura. Se imprimir por octubre).
9. [edicin y prlogo de] Pginas escogidas de Quevedo (Calleja: ahora corrijo pruebas).
10. Pginas escogidas de Ruiz de Alarcn (tambin para Calleja. No s cundo comenzarn
a imprimirlo).
11. Cartones de Madrid ([editorial] Cultura, no s, etc.)

A esto aada Ud. artculos de ocasin en los peridicos, y una coleccin sobre el Cine que
algn da publicar (yo soy ese FSFORO de los peridicos madrileos que invent y puso
a la moda la crtica de Cine. Ahora la hacen todos, y aun en Mxico veo artculos Por la
pantalla, que recuerdan mi ttulo Frente a la pantalla). A esto aada Ud. los delicadsimos
trabajos aunque de fruto escaso y recndito de la Revista de Filologa Espaola, para la
que formo tambin la Bibliografa trimestral, que se publica sin mi nombre. [] Y aada
Ud. finalmente, mil cosas ms que se me olvidan. Vivo de la pluma, y es vida dura mientras
no se arregle aquello, y esto36

Reyes ya dejaba traslucir esta suerte misticismo activo, incesante, como si la lite-
ratura fuera para l como una fuerza divina o sobrehumana, segn le contaba a Pedro
Henrquez Urea: Trabajo con ahnco. No me basta la luz del da, y la fatiga de la
noche me encuentra sobre el yunque. Con esto, casi no tengo malos pensamientos37.
A qu tipo de malos pensamientos se refera? La falta de malos pensamientos, por
fortuna, no hace que se avinagre o se amargue el tono de sus libros. La frescura de su
prosa parece como si los hubiera acabado de escribir ayer. Reyes se despoj de esa
actitud de andar sin voluntad propia o con noluntad, dira Unamuno, consumido en
fanatismos sin revisin crtica, desdeoso de la imaginacin creadora. En el texto Di-
36
Carta de Alfonso Reyes a Genaro Estrada, fechada en Madrid el 2 de septiembre de 1917, en Con
leal franqueza. Correspondencia entre Alfonso Reyes y Genaro Estrada (1916-1927), vol. I, ed. de Serge
I. Zetzeff, El Colegio Nacional, 1992, pp. 31-32.
37
REYES A., Carta a Pedro Henrquez Urea, Madrid, diciembre 14 de 1916, Epistolario ntimo
(1906-1946), o. c., p. 111.

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Comprensin de Espaa en clave mexicana: Alfonso Reyes y la generacin del 14 23

lucidaciones casusticas, de El suicida, encuentra en The will to believe (La voluntad


de creer), de William James, un antdoto contra quienes pretenden escudarse en las
letras y en las artes, en lo espiritual, como sucedneo o venganza por sus fracasos
en la vida prctica o materialista:

La aceptacin materialista de la vida tampoco se habr de confundir con la materia misma.


La materia en s es cosa grande, y observa William James hay operaciones de la materia
que valen por muchas del espritu: una sola chispa elctrica es ya mejor que varios discur-
sos de un imbcil38.

4. La denuncia contra el vicio espaol

Reyes lleg a Espaa en un momento de cierto clima liberal y progresista, pero en


constante pugna con las fuerzas retrgradas y anarquistas. En su texto Huelga (ensa-
yo de miniatura), incluido en Vsperas de Espaa (1937), parodi o satiriz la huelga
general de 1917. Sin mencionar por su nombre a ningn de los actores polticos, ni al
Partido Socialista Obrero Espaol, ni a la monarqua de Alfonso XIII ni al gobierno
de Eduardo Dato, el escritor mexicano se dedic a observar la huelga con un humor
que recuerda, segn Gutirrez Girardot, la opinin de Borges de que la repeticin del
desorden es el orden, es decir, la repeticin de la excepcin en que consiste la huelga
es la regla39. En otros textos, diseminados en varios libros, Reyes habl tambin de
la pobreza econmica de Andaluca, del nacionalismo vasco y del centralismo caste-
llano. Explcitamente no hay nada de ello en El suicida, Cartones de Madrid o Calen-
dario. S, en cambio, en una suerte de memorias polticas, Momentos de Espaa, que
dej como informe diplomtico de sus tres aos al servicio de la Legacin de Mxico
en Madrid (1920-1923). Denunci el anarquismo reinante y percibi desde entonces
lo que pronto haba de estallar con la Guerra Civil:

De 1833 a 1923, en noventa aos, 118 diferentes gobiernos, o al menos, Presidentes del
Consejo. Slo del armisticio ac, de 1918 a 1923, diez cambios. Los jefes de partido se
transmiten unos a otros los problemas sin tiempo de resolverlos. [] Las crisis que deter-
minan los cambios parecen venir de causas extraas a la vida poltica ostensible y parla-
mentaria: pactos secretos entre los prohombres, interferencias clandestinas como los vetos
de los grupos militares desde 1917, etc. [] Y el saldo: regionalismo cataln, terrorismo,
crisis social, hemorragia africana, problema ferroviario, Juntas Militares y desgobier-
no. [] Algo a la vez trgico y grotesco: la esttica del esperpento, de Valle-Incln, que
vio ms hondo de lo que parece40.

Lo cierto es que ya desde 1917, en los Cartones de Madrid, Reyes vena sealan-
do un defecto muy espaol: el excesivo popularismo que conduca al anarquismo, el
desprecio por el orden y las jerarquas intelectuales. No lo denunciara Ortega, ms
tarde, en La rebelin de las masas? Como stiras, como una puesta en ridculo de esa
38
REYES, A., El suicida, o. c., p. 231.
39
GUTIRREZ GIRARDOT, R., o. c., p. 42.
40
REYES, A., Momentos de Espaa. Memorias polticas 1920-1923, Archivo de Alfonso Reyes, n. 3,
Mxico, Imprenta Barri, 1947, pp. 5-6.

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costumbre espaola, me atrevera a catalogar al menos los siete primeros textos de


Cartones de Madrid: El infierno de los ciegos, La gloria de los mendigos, Teora
de los monstruos, La fiesta nacional, El Entierro de la Sardina, El Manzanares
y Manzanares y Guadarrama.
Para el crtico Jorge Rodrguez Padrn, el texto ms revelador de Cartones es
El derecho de la locura, porque pone el dedo en la llaga41. Si todo es chiste, sorna
y humor chocarrero, por qu en la tierra de Goya la polica de Madrid prohibi la
exhibicin pblica del retrato cubista de Diego Rivera durante la Exposicin de Pin-
tores ntegros, que Ramn Gmez de la Serna organiz en el Saln Kuhn (Galera de
Arte Moderno) entre el 5 y el 15 de marzo de 1915, afuera de la calle del Carmen?42.
En ninguno de estos cuadros hay rasgos de inmoralidad ni siquiera tienen contenido
sexual, pero la polica orden retirar, especialmente, el oleo sobre lienzo con el Re-
trato de Ramn Gmez de la Serna43. Acaso el estilo cubista haba escandalizado al
pblico? Pensemos, ms bien, que lo haba desafiado. En el retrato pintado por Rivera
no aparecan las tpicas formas figurativas de la anatoma humana, sino que con trazos
geomtricos dibujaba el retrato del escritor madrileo entre las portadas de sus libros,
las cuales no se apoyan en ninguna superficie sino que parecen diluirse en cubos y
lneas nerviosas sobre un fondo baado de negro, acaso en alusin al ambiente urbano
de Madrid.
La prohibicin policial indign a Reyes. Apoyado en la tradicin (no en el tradi-
cionalismo), asoci el pasado esttico espaol del siglo de oro, de la picaresca, con el
cubismo, como dando a entender que Espaa rechazaba las vanguardias porque igno-
raba su pasado: De suerte que en la tierra de Goya el delirio est hoy prohibido?44.
La sorna y la burla de Goya y de Quevedo, hasta la locura de Alonso Quijano en Don
Quijote, eran, para l, reacciones al totalitarismo tradicionalista de la sociedad espa-
ola que, a juzgar por aquella prohibicin policial, estaba empeada en solamente ver
un lado de las cosas, fingiendo ignorar todas las dems.
De ah que esa para-realidad grotesca y lrica, de la que Quevedo y Goya son
precursores, Valle-Incln la llevara hasta sus ltimas consecuencias en sus esper-
pentos. El personaje Max Estrella tpico engendro del pesimismo espaol lo re-
afirma en la escena duodcima de Luces de bohemia (1920): el esperpentismo lo

41
RODRGUEZ PADRN, J., Alfonso Reyes y el Madrid posible, en Anales de literatura hispanoameri-
cana, Universidad Complutense de Madrid, 1993, n. 22, p. 207.
42
En aquella exposicin, Rivera expuso cinco cuadros de estilo cubista: La naturaleza muerta con
damajuana (hoy en National Gallery of Art, Washington); Paisaje de Mallorca (Coleccin particular); El
arquitecto Jess T. Acevedo (Museo de Arte Alvar y Carmen Carrillo Gil, Ciudad de Mxico); Retrato de
Gmez de la Serna (Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires), y El rastro (Museo de Dolores
Olmedo, Ciudad de Mxico). Para las noticas de esta exposicin, vase de GARCA GARCA, I., Orgenes de
las vanguardias artsticas en Madrid (1909-1922), Crdoba, Fundacin Provincial de Artes Plsticas Ra-
fael Bot, 2004, pp. 58-79. Vase tambin de BAOS BRAVO, M. (ed.), El arte espaol del siglo XX, Madrid,
CSIC, 2001, p. 232.
43
Vase de GMEZ DE LA SERNA, R., Automoribundia (1888-1948), OC XX, ed. de Iona Zlotescu. Revi-
sin de los textos por Juan Pedro Fernndez. Coordinacin documental de Pura Fernndez. Con el asesora-
miento de Jos-Carlos Mainer, Barcelona, Crculo de Lectores, Galaxia Gutenberg, 1998, pp. 295-296.
44
REYES, A., Cartones de Madrid, o. c., p. 67.

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Comprensin de Espaa en clave mexicana: Alfonso Reyes y la generacin del 14 25

ha inventado Goya45. Cabe resaltar otra de sus frases de grueso calibre: Espaa
es una deformacin grotesca de la civilizacin europea46. El crtico Jess Rubio
Jimnez, puesto a analizar a fondo la relacin entre Goya y Valle-Incln, consider
que el inters del escritor gallego por el pintor aragons naci tras la lectura del
poema A Goya de Rubn Daro (incluido en su poemario Cantos de vida y espe-
ranza, Madrid, 1903), y por los exposiciones que de los Desastres de la guerra y de
las Pinturas negras empezaron a abundar en Madrid a propsito del estallido de la
Primera Guerra Mundial47.
A partir de esta asociacin entre los Caprichos goyescos y el esperpento de Valle-
Incln me atrevo a sugerir que Reyes, en Cartones de Madrid, contribuy al nacimien-
to de este gnero nuevo. No me deja de parecer un gran acierto que en el texto dcimo
sexto de este libro, Valle-Incln, telogo, el mexicano ya se atreviera a dibujar una
caricatura del escritor espaol a la manera de un esperpento:

Don Ramn es una figura rudimental, de fcil contorno: el mirarlo incita a dibujarlo: con
dos circulitos y unas cuantas rayas verticales queda hecha su cara (quevedos y barbas); y
con cuatro rectas y una curva, su mano derecha (ndice, cordial, anular, meique y pulgar).
Cara y mano: lo dems no existe, o es slo un ligero sustentculo para esa cara y esa mano.
De hecho, nada ms necesita el maestro definidor: la cara es el dogma, y la mano es el
comentario48.

No es el esperpento de Valle un reflejo de esa realidad de Espaa, un teatro para


muecos en el que se fusiona y se critica lo lrico y lo grotesco?

5. Oxigenacin cosmopolita

Cartones de Madrid retrata la capital espaola que vio Reyes entre 1914 y 1917, y
buena parte aparece sumida en la pobreza, asediada de pordioseros y pcaros. Relatos
de viajeros ms o menos contemporneos a Reyes reconfirman esa realidad: Rubn
Daro reportaba el 4 de 1899, en Espaa contempornea, para La Nacin de Buenos
Aires, algo muy parecido: los mendigos, desde que salto del tren, me asaltan bajo
cien aspectos []49. Tambin en Treinta aos de mi vida, la memorias del periodista
guatemalteco Enrique Gmez Carrillo, hay todo un captulo dedicado a los mendi-
gos de Madrid50. El novelista Po Baroja registr igualmente en sus memorias esta
abundancia, y la encontr paralela a la de bohemios y desempleados, poblacin que se
haban acentuado a comienzos del siglo XX, segn l, por la crisis de 1898:

45
VALLE-INCLN, Luces de bohemia, Austral, Madrid, 1968, p. 132.
46
Ib., p. 106.
47
Vase de RUBIO JIMNEZ, J., Valle-Incln: caricaturista moderno. Nueva lectura de Luces de bohe-
mia, Madrid, Editorial Fundamentos, 2006. [Vase especialmente el primer captulo: El esperpentismo
lo ha inventado Goya, pp. 21-52].
48
REYES, A., Cartones de Madrid, o. c., p. 85.
49
DARO, R., Espaa contempornea, OC II, Madrid, Afrodisio Aguado SA, 1950, p. 40.
50
Vase de GMEZ CARRILLO, E., La miseria en Madrid, en Treinta aos de mi vida, Ed. Jos de
Pineda, Ciudad de Guatemala, 1974, p. 342.

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[] probablemente por el vaco hecho por los polticos a todos los que no fueran sus ami-
gos, y quiz tambin por la perdida de las colonias, que naturalmente restringi el nmero
de empleos en Espaa, al verse tantos hombres en las proximidades de los treinta aos sin
oficio, sin medios de existencia y sin porvenir, se desarroll, principalmente en Madrid, una
bohemia spera, rebelde, perezosa, maldiciente y malhumorada. [] Toda Espaa se de-
dicaba por entonces a la gitanera con fruicin. [] Espaa tena entonces una inclinacin
marcada por lo populachero51.

Por qu Espaa se regodeaba en la miseria y el popularismo? En contrava de


esta tendencia, en el texto octavo, el ms corto de sus Cartones de Madrid, Estado
de nimo, Reyes despacha en un sola pgina, con un esfuerzo de sntesis asombroso,
dos conferencias que ha de haber escuchado con mucha atencin en la Residencia de
Estudiantes: Aprendizaje y herosmo (1915) de Eugenio DOrs y Disciplina y rebelda
(1915) de Federico de Ons. En ellas, cree entender que la moral y la mstica se aman-
san y se vuelven caseras en Espaa, y que la erudicin y la alta cultura bien pueden
abrirse al pblico, derramarse en la conversacin callejera. En el texto cita tambin
sus conversaciones al respecto con Po Baroja y Ortega, que acaso sostena en la re-
daccin de la revista Espaa.
Porque el rgano periodstico ms importante de la Generacin del 14 sin duda fue
Espaa. Semanario de la vida nacional. Y lo bautizaron Espaa, segn Salvador de
Madarriaga, porque Espaa era lo que nos dola a todos52. Reyes, como hemos visto,
se contagi de esa fiebre intelectual, y el 28 de febrero de 1920 public en aquel se-
manario el artculo Espaa y Amrica. En l, denunci explcitamente lo que en sus
Cartones de Madrid haba hecho implcitamente: el vicio intelectual de los espaoles
de mirar con sorna a Espaa y ms aun a Hispanoamrica: Es muy fcil continuar la
burla; pero lo importante sera crear, otra vez, el sentido de la seriedad53. Fue incluso
ms enftico. Denunci que al menos l, a fuerza de observacin y de estudio, ya
haba vislumbrado el sentido histrico de Espaa; en cambio, algunos de sus colegas
peninsulares seguan en la diatriba, sumidos en la derrota de 1898; nostlgicos por la
prdida de Cuba y de las ltimas colonias de ultramar:

Ay, si Espaa se decidiera a confiar un poco en s misma, a esperar ms de los actos que
de los epigramas! Entonces la vida espaola se hara ms penetrable a las preocupaciones
superiores. La redentora revisin que data del 98, aunque combata un mal de ensimis-
mamiento, ha trado al fin otro mal del mismo linaje. Tanta introspeccin acusadora ha
acabado por crear una atmsfera sofocante, de cuarto cerrado. No vendra mal abrir las
ventanas. [] No vendra mal pensar en Amrica.54

El problema peninsular adquira otros matices y quizs otras soluciones si se


miraba bajo otra ptica. Bastaba abrir las ventanas para darse cuenta de que lo hisp-
nico, extendido a los pases de habla espaola de Amrica y no reducido a la soledad
BAROJA, P., Desde la ltima vuelta del camino (memorias). Final del siglo XIX y principios del XX
51

Galera de tipos de la poca, Mxico, Porra, 1989, pp. 16-20.


52
Citado por MENNDEZ ALZAMORA, M., o. c., p. 256.
53
REYES, A., Dos viejas discusiones, Pginas adicionales, OC IV, o. c., p. 567.
54
Ib., p. 568.

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de las llanuras de Castilla, presentaba otros matices. En el onceavo texto de Cartones,


Voces de la calle, Reyes propone abrir las ventanas para inundarse de visiones,
olores, sabores y sonidos de todo el mundo. El punto est, pues, en mirar sin sorna
la realidad espaola, sin bajeza espiritual. Epgono de ese mirar noble fue Ramn de
Mesonero Romanos, a quien Reyes resalta en el quinceavo texto de Cartones, El
curioso parlante. De hecho, las Escenas matritenses de Mesonero Romanos podran
considerarse obra precursora de Cartones de Madrid. En el prlogo a la edicin de
Espasa-Calpe de Escenas matritenses, Ramn Gmez de la Serna elev este texto de
Mesonero Romanos al grado de una gua psicolgica: Slo un observador como l
poda encabezar ese casticismo vago y gracioso, sealando sus esquinas, sus escenas
y sus escenarios55.
No aplica esta misma observacin para Cartones de Madrid? Si se acepta como
gua psicolgica cobrara mayor sentido el ltimo texto, Giner de los Ros, donde
Reyes retrata al fundador del Instituto Libre de Enseanza, no como el tpico pe-
dagogo krausista, sino como un mstico a la manera espaola: cargado de ideales
prcticos y positivos56. A la improvisacin callejera de la generacin del 98, hija de
su propia desesperacin, Giner, para l, represent lo orgnico, lo institucional. Con
Giner de los Ros, Reyes resuelve y cierra, en parte, la crticas que ha abierto en contra
de Espaa. Con su ejemplo, fundar ms tarde en Mxico La Casa de Espaa, luego
conocido como El Colegio de Mxico.

6. Reivindicacin de Menndez Pelayo: continuidad con la tradicin

Tal vez la nica diferencia notable entre Alfonso Reyes y los miembros de la ge-
neracin del 98 y del 14 haya sido su visin y hasta continuidad de Marcelino
Menndez Pelayo, el controvertido fillogo de Santander. Desde el primer libro de
Reyes, Cuestiones estticas, hay ya dos textos dedicados concretamente a la literatura
espaola: La Crcel de amor de Diego de San Pedro, novela perfecta y Sobre la
esttica de Gngora. Otros dos, Las canciones del momento y De los proverbios
y sentencias vulgares, delatan sus conocimientos en el Romancero tradicional y en
otros autores del siglo de oro, como Garcilaso y Fray Luis de Len. Pero lo que ms
asombra de Cuestiones estticas es que, para precisar algunos puntos de Crcel de
amor o bien ciertos juicios sobre la esttica de Gngora, o incluso para darle autoridad
a sus opiniones sobre el teatro ateniense, haya varias citas in extenso de Marcelino
Menndez Pelayo.
Aun ms, para reforzar la tesis de su conferencia El paisaje en la poesa mexicana
del siglo XIX, que public como un folleto aparte en 1911, Reyes se apoy de nuevo
en el incomparable maestro de la crtica espaola, sosteniendo que el aporte prin-
cipal de la poesa americana ha de buscarse en los elementos del paisaje, a travs de
los periodos de la historia americana: el esfuerzo civilizador de la conquista, luego la

55
GMEZ DE LA SERNA, R., Prlogo, en MESONERO ROMANOS, R. DE (El Curioso Parlante), Escenas
matritenses, Buenos Aires, Espasa-Calpe, 1942, p. 13.
56
REYES, A., Cartones de Madrid, o. c., p. 88.

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guerra de separacin y finalmente las discordias civiles57. No se encuentra en este


prrafo una suerte de guin o ruta de viaje que Reyes retomar para la estructura de su
poema-ensayo Visin de Anhuac (1917): la expresin del paisaje del valle de Mxico
modificado por el esfuerzo de esas tres razas en tres etapas histricas?
En una carta del 24 de febrero de 1908, Pedro Henrquez Urea le preguntaba
a su joven amigo si haba entre sus profesores mexicanos algn hispanista com-
parable a Menndez Pelayo; si haba en Mxico algn erudito, como no sea en
historia nacional58. Tanto era la admiracin que Reyes senta por Menndez Pelayo
que temi imitarlo descaradamente. Desde Pars, en carta del 19 de mayo de 1914,
le confesaba a Pedro Henrquez Urea su angustia de emanciparse de Menndez
Pelayo. Es casi imposible, pero de imprescindible necesidad. Cmo hacer?59. Lo
curioso es que tal deseo de independencia lo compartieron sus contemporneos
espaoles. Por esas mismas fechas, en Meditaciones del Quijote, Ortega confesaba
algo similar: Cuando yo era muchacho lea, transido de fe, los libros de Menndez
Pelayo60. Ambos queran apartarse del maestro erudito, no porque renegaran del
hispanismo, sino por la inexactitud con la que Pelayo juzg a los dems pueblos eu-
ropeos para valorar al propio61. Tambin Unamuno y Azorn, con el afn de europei-
zar lo hispnico, se apartaron de Menndez Pelayo por la defensa que ste declar
del catolicismo y aun de la Inquisicin. Reyes, en particular, busc apartarse ms
por razones estilsticas: quera hacer ensayo y fantasa, y juzgaba el camino de la
erudicin pura un tanto estril.
Pero en Mxico y en gran parte de Hispanoamrica resultaba necesario exaltar
la figura de Menndez Pelayo, a fin de recuperar el brillo del pasado colonial sepulta-
do en el olvido tanto por los ms liberales como por los ms conservadores. Durante
el rgimen de Porfirio Daz se introdujo tanto la poltica educativa de Francia que la
investigadora francesa Paulette Patout, al biografiar la enseanza primaria de Alfonso
Reyes en Monterrey, se sorprendi de tanto afrancesamiento:

El gobierno mismo, y la secretara de Instruccin Pblica en particular, imitaba a la Francia


de la III Repblica, y las escuelas normales, por ejemplo, tenan la misma organizacin que
las francesas. [] A fuerza de querer reaccionar contra las humanidades eclesisticas, se
enseaban cada vez menos las letras y nada de literatura espaola62.

Lo curioso es que tal afrancesamiento se practicaba en menor o mayor grado en


Espaa desde el siglo XVIII, al punto que a los ilustrados tambin se les llamaba
afrancesados. En el siglo XIX la lite afrancesada de Espaa abraz, como la de
Mxico, el positivismo. Se autodenominaron los Krausistas, en honor a la filosofa
postkantiana del alemn Karl Christian Friedrich Krause (1781-1832). La traduccin
57
Citado por REYES, A., El paisaje en la poesa mexicana del siglo XIX, Captulos de literatura
mexicana, OC I, Mxico, FCE, 1955, p. 196.
58
REYES A., Alfonso Reyes / Pedro Henrquez Urea. Correspondencia I. 1907-1914, o. c., p. 99.
59
Ib., p. 328.
60
ORTEGA Y GASSET, J., Meditaciones del Quijote, o. c., p. 126.
61
Vase de HENRQUEZ UREA, P., La Inglaterra de Menndez Pelayo (1912), Ensayos, ed. de Jos
Luis Abelln y Ana Mara Barrenechea, Pars, Archivos, 1998, pp. 68-86.
62
PATOUT, P., Alfonso Reyes y Francia, Mxico, El Colegio de Mxico, 2009, pp. 24-47.

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y los comentarios que en 1860 Julin Sanz del Ro hizo de Das Urbild der Menscheit
(Ideal de la humanidad para la vida) marc el punto de entrada del krausismo en
Espaa. Catedrtico de Historia de la Filosofa de la Universidad Central de Madrid,
Julin Sanz del Ro sent las bases de lo que ms tarde sera el Instituto Libre de En-
seanza. El krausismo lata detrs del impulso de la creacin de nuevas instituciones
culturales, pues conceba el Estado como el principal patrocinador de la cultura. Slo
que cuando el krausismo espaol cruz el ocano hasta Mxico, a pesar de muchas
similitudes con el positivismo, no conquist del todo la mente de los educadores.
Algunos advirtieron que el krausismo disminua aun ms la formacin humanista sin
ofrecer tampoco ninguno avance en el conocimiento de las ciencias naturales.
Justo Sierra trat de aplicar el krausismo sin suerte entre los estudiantes mexica-
nos: Los procedimientos dialcticos, el vocabulario y el estilo causan en los alumnos
profunda sorpresa y desconcierto, hacindoles penetrar en las regiones de la metafsi-
ca pura63. A tal grado elev Sierra sus crticas contra el krausismo que, segn Antoln
Snchez Cuervo, lleg a simpatizar con la opinin de los catlicos, para quienes tal
sistema pedaggico degeneraba en una filosofa errnea con visos de secta pseudo-re-
ligiosa64. Si en Justo Sierra hubo un amague de simpata conservadora, en Menndez
Pelayo fue decisiva su simpata con la opinin de los catlicos, y entre 1876 y 1882
sostuvo una polmica con los krausistas.
En la primera de las tres epstolas que se cruz con ellos, y que conforman su
libro La ciencia espaola, Menndez Pelayo aclar que no se trataba de oponerse a
la exageracin innovadora con otra exageracin reaccionaria, sino en profundizar
qu tanto haba de ciencia, valga la redundancia, en nuestra historia cientfica y an
en una gran parte (no despreciable por cierto) de la literaria65. Crtico del sistema
educativo de las universidades espaolas por los programas positivistas que imponan
los krausistas, a quienes vea como meros transmisores de corrientes importadas, Me-
nndez Pelayo prefiri reconcentrarse en la investigacin bibliogrfica, en la historia
literaria que crey mucho ms til. Siendo director de la Biblioteca Nacional de Es-
paa le envi una carta a Leopoldo Alas Clarn, el 8 de abril de 1898, confesndole
con ofuscacin que los krausistas son un grupo de fanticos a quienes nunca pude
tragar, como usted sabe muy bien, y a quienes creo el mayor obstculo para el pro-
greso intelectual de Espaa66. No se podra pensar lo mismo de los positivistas, de
los cientficos en Mxico? De ah que muchos aos despus, en su madurez creativa,
Reyes comprendiera el espritu reaccionario de Menndez Pelayo:

Bien quisiera don Marcelino ser todava ms generoso; pero quiere la fatalidad que el
momento histrico le atraviese una verdadera valla. Pues, qu figura hacen a sus ojos los

63
Citado por SNCHEZ CUERVO, A., Krausismo en Mxico, UNAM, Mxico, 2004, p. 73.
64
Vase ib., p. 274.
65
MENNDEZ PELAYO, M., La ciencia espaola, De re bibliographica, Madrid, Consejo Superior de
Investigaciones Cientficas, 1946, p. 58.
66
Citado por MORN ARROJO, C., Menndez Pelayo: hacia una nueva imagen, en Menndez Pe-
layo. Hacia una nueva imagen, Ponencias del Seminario del mismo ttulo celebrado en la Universidad
Internacional Menndez Pelayo, Santander, 2-6 de agosto, bajo la direccin de Manuel Revuelta Saudo,
Santander, 1983, p. 18.

Revista de Hispanismo Filosfico


n. 19 (2014): 11-31
30 SEBASTIN PINEDA BUITRAGO

liberales? Hacen, nada menos, figura de krausistas; en cierta manera, descastadores de las
virtudes nacionales y aun de la preciosa herencia lingstica. Cmo pedir al humanista que
no viva ante ellos medio sublevado, y por aqu, apoyndose siempre en el pie que descansa
sobre el territorio todava conservador? Hay, pues, una niebla de poca que contribuye a
impedirnos la visin clara67.

De ah, pues, que en el Mxico afrancesado de Porfirio Daz la lectura de Menn-


dez Pelayo resultara ms heterodoxa que ortodoxa. En la Escuela Nacional Prepa-
ratoria, en donde Reyes se hizo bachiller, el estudio atento de Cervantes, la lectura
cuidadosa de Quevedo o de Gngora no formaban parte del pensum oficial. Sospe-
cho que tampoco la lectura de Sor Juana Ins de la Cruz ni del dramaturgo Juan Ruiz
de Alarcn. La visin de Espaa y Nueva Espaa estaban viciada de prejuicios. Era
comprensible: la modernidad espaola en el siglo XIX fue muy precaria en compa-
racin a la de otras naciones europeas, y los criollos, los hacedores de la repblica
mexicana, adoptaron el positivismo francs como doctrina bsica de la instruccin
pblica.
Pero fatigado de la idolatra positivista y del falso afrancesamiento, desde 1912
Reyes fund, en la Escuela de Altos Estudios de Mxico, la ctedra de Historia de la
Lengua y Literatura Espaolas en la misma Escuela68. Antes que escritor o ensayista
o poeta, Reyes siempre se consider profesor de lengua y literatura espaolas. Cmo
se explica esto? Creo, a modo de conclusin, que la definicin que mejor engloba la
obra de Alfonso Reyes contempornea a la generacin del 14 sea la que, en 1925,
Ortega propuso en el ttulo de su libro La deshumanizacin del arte. Es decir: la in-
teligencia afinada, s, en contraste con el sentimentalismo fraudulento. O en palabras
del sacerdote maya del cuento Borges, apresado por Pedro de Alvarado mientras suea
con tigres y montaas de arena: Oh dicha de entender, mayor que la de imaginar o
la de sentir!69. La comprensin, la dicha de entender a Espaa y a Mxico, gobierna
su obra.

Pequea conclusin

Alfonso Reyes comparti un matiz especfico de la letras espaolas peninsulares.


Se trata de un matiz casi desconocido en otros pases y que puede advertirse desde
ciertos pasajes de Cervantes o desde los escritos polticos de Quevedo en medio de la
decadencia imperial, pasando por los de tono filosfico de Unamuno en plena crisis de
1898, En torno al casticismo (1895), hasta al pathos con el que Jos Ortega y Gasset
se preguntaba en sus Meditaciones del Quijote (1914): Dios mo, qu es Espaa?
Varios ensayos de Alfonso Reyes bien podran figurar en una antologa como la de

67
REYES, A., Reconciliacin de Menndez Pelayo, en Los trabajos y los das, OC IX, Mxico, FCE,
1997, p. 408.
68
Id.
69
BORGES, J. L., La escritura del Dios, El Aleph, Prosa completa 2, Madrid, Bruguera-Emec, 1985,
p. 324.

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Comprensin de Espaa en clave mexicana: Alfonso Reyes y la generacin del 14 31

Dolores Franco: Espaa como preocupacin70. O bien caber en el corpus que Pedro
Lan Entralgo analiz en el segundo tomo de su libro Espaa como problema. Desde
la generacin del 98 hasta 193671.
La pregunta por el problema de Espaa sigue flotando en nuestro tiempo y
seguir flotando porque los problemas autnticos, al decir del aforista colombiano
Nicols Gmez Dvila, no tienen solucin sino historia72. Alfonso Reyes no pensa-
ba en Espaa como Estado, sino como la nacin fundadora o definidora del mundo
hispnico. Jos Martnez Ruz, Azorn, lo hizo notar al afirmar, en mayo de 1924,
que Alfonso Reyes mereca el homenaje de la literatura independiente de Espaa, de
la literatura selecta, no sancionada por el Estado, pero s profunda y genuinamente
nacional, arraigada en la Nacin73. Es decir, Azorn ya consideraba a Reyes un es-
critor espaol, un escritor de la nacin hispnica fundada en la lengua y en la cultura.

Recibido: 7 de marzo de 2014


Aceptado: 4 de abril de 2014

70
Vase de FRANCO, D., Espaa como preocupacin. Antologa, presentacin de Azorn, Madrid, Edi-
ciones Guadarrama, 1960.
71
Vase de LAN ENTRALGO, P., Espaa como problema. Desde la generacin del 98 hasta 1936, Ma-
drid, Aguilar, 1956.
72
Vase de GMEZ DVILA, N., Escolios a un texto implcito, seleccin de Franco Volpi, Bogot, Vi-
llegas Editores, 2011.
73
MARTNEZ RUZ, J., Azorn, La personalidad literaria de Alfonso Reyes, en Pginas sobre Alfon-
so Reyes. Vol. I. Primera parte, comp. de Alfonso Rangel Guerra, Mxico, El Colegio Nacional, 1996, p.
65. [Artculo publicado originalmente en La Prensa, Buenos Aires, 18 de mayo de 1924].

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Eugenio DOrs en la Argentina.
La recepcin de la filosofa
novecentista en la emergencia
de la Reforma Universitaria
(1916-1923): el Colegio Novecentista
y la agrupacin Crdoba Libre
Eugenio dOrs in the Argentina. The reception of
the novecentist philosophy in the beginning of the
Reforma Universitaria (1916-1923): the Colegio
Novecentista and the group Crdoba Libre
NATALIA BUSTELO
Universidad Nacional de La Plata
[email protected]

Resumen: El presente artculo analiza la primera recepcin del filsofo cataln Eugenio
dOrs que se realiza en la Argentina. A travs de la reconstruccin de las rutas y los actores
intervinientes en esa recepcin, as como de los intereses que guiaron la edicin, la cita y la
llegada de dOrs a ese pas, se busca iluminar el proceso de apropiacin de unas ideas pensadas
en principio para otras latitudes. Para ello el artculo se detiene especialmente en los dos grupos
juveniles participantes de la Reforma Universitaria e interesados en las corrientes filosficas
antipositivistas: el Colegio Novecentista de Buenos Aires y la agrupacin Crdoba Libre de
Crdoba.
Palabras clave: Colegio Novecentista, Crdoba Libre, Eugenio dOrs, Filosofa antipositi-
vista, Reforma Universitaria.

Abstract: This paper analyses the early reception of the Catalan philosopher Eugenio dOrs
in Argentina. In order to shed light on the process of appropriation of a set of ideas originally
developed with a different context in mind, the paper reconstructs the routes and actors that
took part in its reception and explores the interests that guided the publication and quotation
of dOrss texts in Argentina, as well as the trip organized for the philosopher himself to visit

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n. 19 (2014): 33-54
34 NATALIA BUSTELO

the country. The process was led by two student groups that participated in the Reforma Uni-
versitaria and were interested in the anti-positivist philosophies: the Colegio Novecentista of
Buenos Aires and the group Crdoba Libre of Crdoba.
Keywords: Colegio Novecentista, Crdoba Libre, Eugenio dOrs, Antipositivist Philoso-
phy, Reforma Universitaria.

Introduccin

L
os conflictos estudiantiles que hacia 1918 se producen en la ciudad de Crdoba,
Argentina, marcan el inicio del movimiento latinoamericano de la Reforma
Universitaria, y junto a l la emergencia de la juventud universitaria como un
nuevo actor poltico. Entre los elementos que estructuran la expresin ideolgica ar-
gentina de la Reforma suele destacarse la combinacin de un juvenilismo arielista con
el antipositivismo difundido por el filsofo madrileo Jos Ortega y Gasset. ste ha-
ba visitado la Argentina en 1916 para pronunciar una serie de conferencias en las que
sentenci la caducidad del positivismo y la emergencia de una nueva sensibilidad
ligada al neokantismo1.
Si bien con el correr de los aos Ortega trama slidos vnculos con la intelectua-
lidad portea (sobre todo a travs de la relacin entre su Revista de Occidente y la
revista Sur que edita en Buenos Aires el grupo de Victoria Ocampo), durante el primer
periodo de la Reforma (1918-1922), aos en que los jvenes reformistas realizan el
mayor avance en la concrecin de sus reivindicaciones, Ortega disputa su puesto de
referente europeo del movimiento latinoamericano con el filsofo cataln Eugenio
dOrs. En 1921, ante el arribo de dOrs a nuestro pas, adverta desde Crdoba el poeta
y lder reformista Arturo Capdevila:

La vieja Universidad no hubiera trado a dOrs ni a nadie. [] padeca un cierto miedo


que acaso podra llamarse el miedo al siglo Se cuidaba, recelosa, como quien sabe que
a los peligros de afuera se une la conspiracin de adentro. Si hemos de comparar con ros
a las corrientes del saber, habremos de decir que en materia de navegacin de los ros, la
vieja Universidad sostena el principio de su exclusivo y excluyente derecho. Y as, iban y
venan, aguas arriba y aguas abajo, unas mismas navecillas bajo un mismo y sempiterno
pabelln. Hoy nadie podr negarlo van y vienen por estas rutas, que imaginamos fluvia-
les, todas las naves que algo pueden traer o llevar. Y todas las banderas se hacen seales y
saludos, como debe ser2.

Qu poda traer dOrs a un movimiento universitario que buscaba democratizar


la universidad y, en algunos casos, la sociedad toda? Antes de contestar esa pregunta,
describamos brevemente las naves espaolas que reemplazaron el miedo al siglo
padecido por la vieja Universidad. Al respecto, Dardo Cneo seala que el krausismo
1
Las conferencias que Ortega dicta en ese primer viaje a la Argentina son la base de su ensayo El
tema de nuestro tiempo, aparecido en 1923 en Madrid. La versin expuesta en 1916, junto al curso que
dicta en 1928 en su nueva visita a la Argentina, fueron recogidas en ORTEGA Y GASSET, J., Meditacin de
nuestro tiempo, Mxico, Fondo de Cultura Econmica, 1996.
2
CAPDEVILA, A., Las clases de Eugenio dOrs, La Prensa, 28/07/1921.

Revista de Hispanismo Filosfico


n. 19 (2014): 33-54
Eugenio DOrs en la Argentina. La recepcin de la filosofa novecentista en la ... 35

de Francisco Giner de los Ros y su Institucin Libre de Enseanza fueron referentes


significativos entre los reformistas, y que:

[] el clima espaol de debate y cuestionamiento, del que Ortega y dOrs eran lderes de
exportacin hacia Amrica Latina, vendra tambin en la revista Espaa, dirigida por Luis
Araquistain; en ediciones de la Revista de Occidente, como Psicologa de la edad juvenil
de Spranger, y en discursos de incitacin juvenilista como los del profesor de derecho penal
de Madrid, Luis Jimnez de Asa3.

Un repaso de las publicaciones de la poca confirma la importancia de esas rutas


que, sin embargo, permanecen poco analizadas por los estudios sobre los orgenes
del ideario de la Reforma Universitaria. Incluso las publicaciones muestran que va-
rios sectores del reformismo argentino identificaron el proyecto novecentista de dOrs
con el faro que deba guiar la renovacin poltico-intelectual. Algunos ndices de esa
identificacin son: la formacin del Colegio Novecentista (1917-1923), una suerte
de rplica portea del Seminario de Filosofa que por entonces diriga dOrs en
Barcelona; el proyecto pedaggico defendido por Sal Taborda durante su polmico
rectorado en el Colegio Nacional de La Plata (1921-1922); las gestiones exitosas que
realiza Deodoro Roca, uno de los mximos lderes de la Reforma, para que dOrs
exponga sus ideas en la Universidad de Crdoba; y tambin los debates que esa visita
promueve entre los animadores de las revistas culturales de la poca.
En las pginas que siguen nos concentramos en el momento de recepcin del no-
vecentismo orsiano, una recepcin que tuvo como sus protagonistas ms decididos a
los dos grupos filosficos argentinos ms activos de la poca y hasta hoy muy poco
estudiados: el Colegio Novecentista (1917-1923) de Buenos Aires y la asociacin
Crdoba Libre (1916-1922) de Crdoba. A partir del anlisis de los soportes materia-
les mediante los que se trasmitieron en la Argentina las ideas de dOrs, de las rutas y
los actores intervinientes en esa transmisin, y tambin de los intereses que guiaron
la edicin, la cita y la llegada de dOrs a ese pas nos proponemos dar cuenta de una
original adaptacin local del proyecto orsiano, adaptacin que lleg al punto de iden-
tificar a DOrs como el hombre integral que la Reforma haba empezado a moldear4.

El arribo de la Renovacin Espaola entre la juventud universitaria portea

Mil sntomas por los que ya se revela, en aquellos


pases, el advenimiento de una civilizacin propia
Y uno de estos sntomas, tal vez el ms elocuente, es
la creciente simpata que all se siente por Espaa.
Eugenio DOrs, Glosari, 1920.

Durante el primer cuarto del siglo XX, Eugenio dOrs (1881-1954) se erige en el
intelectual ms influyente de Catalua. Adems de desplegar una intensa actividad

3
CNEO, D., La reforma universitaria (1918-1930), Caracas, Biblioteca Ayacucho, 1976, p. XIV.
4
Cf. ROCA, D., Prlogo, DORS, E., Introduccin a la Filosofa. Curso de Eugenio dOrs sobre la
doctrina de la inteligencia, Buenos Aires, Publicacin del Centro Universitario, 1921, pp. 19-21.

Revista de Hispanismo Filosfico


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36 NATALIA BUSTELO

periodstica (con la que populariza el seudnimo de Xenius), juega un papel destacado


en las instituciones que se proponen modernizar Catalua y vertebrar la regin. DOrs
impulsa por entonces un nacionalismo imperialista que reafirma la lengua y cultura
catalanas como entidades nacionales modernas y europeas, y se distancia del nacio-
nalismo ligado al integrismo francs.
Si bien desde los primeros aos del franquismo DOrs se convierte en un referente
terico del nacionalismo reaccionario, durante la dcada del diez simpatiza con el
sindicalismo revolucionario de Georges Sorel, al iniciarse la Primera Guerra Mundial
proyecta junto a Romain Rolland y Bertrand Russell un frente europesta y neutralista,
y en 1917 adhiere a la Revolucin Rusa. Para DOrs la guerra y la revolucin haran
evidente la crisis de civilizacin y la necesidad de un proyecto revolucionario, una
superacin del liberalismo que como para muchos de los representantes de la gene-
racin del 14 deba ser guiada por la aristocracia del saber5.
En la seccin Glosari, aparecida diariamente en el peridico La Veu de Catalunya
entre 1906 y 1920, dOrs establece una serie de binomios con los que caracteriza su
novedosa visin poltica, cultural y social, dando lugar a una filosofa noucentista
que se consolida en torno de la Lliga Regionalista, la Diputaci de Barcelona y el
Institut dEstudis Catalans6. Pero la filosofa de dOrs tambin circula en los Qua-
derns dEstudi (1915-1923) del Consell de Pedagogia de la diputacin catalana. Esta
publicacin, de aparicin mensual, intenta reflejar el intenso proceso de renovacin de
la cultura catalana, para eso difunde artculos sobre las nuevas corrientes pedaggicas
y su aplicacin en la regin, informa sobre las actividades del consejo y publica notas
sobre temas humansticos y de cultura catalana. Hasta abril de 1918 los Quaderns son
dirigidos por dOrs, quien bajo el seudnimo de El Guaita (El Viga) despliega la filo-
sofa novecentista en los editoriales. En 1922 dOrs se traslada a Madrid y abandona
su proyecto catalanista, es entonces que su filosofa sufre importantes cambios.
En el ambiente intelectual porteo de los aos diez, la propuesta filosfica de dOrs
despierta considerable inters, sobre todo entre los jvenes universitarios. La nave
orsiana tiene su primer arribo a la Argentina a travs de los pocos libros de dOrs
traducidos al espaol y de la divulgacin realizada por algunos catalanes residentes
en Buenos Aires, as como por el grupo estudiantil porteo del Ateneo de Estudiantes
Universitarios (1914-1920). En las libreras porteas podan adquirirse la compila-
cin de glosas periodsticas de dOrs y la novela La bien plantada (traducida al es-
paol en 1913 por una editorial madrilea), base de la recepcin moralista de dOrs.
Tambin circulaban La filosofa del hombre que trabaja y que juega, una antologa fi-
losfica (editada en espaol en 1914) que motiv la recepcin acadmica del cataln,
y las trascripciones de las tres conferencias juvenilistas pronunciadas por DOrs en la

5
Cf. FUENTES CODERA, M., El campo de fuerzas europeo en Catalua. Eugeni DOrs en los primeros
aos de la Gran Guerra, Lleida, Pags editors, 2009.
6
Fundado en 1916 en Barcelona, el Institut se propone construir una gran biblioteca de Catalua, una
escuela de bibliotecarias y una red de bibliotecas populares. DOrs es el Secretario del Institut hasta 1921
y organiza all su Seminario de Filosofa, el que en 1919 consigue contar con las lecciones del resonado
filsofo britnico Bertrand Russell. Cf. DAZ-PLAJA, G., El combate por la luz. La hazaa intelectual de
Eugenio dOrs, Madrid, Espasa-Calpe, 1981.

Revista de Hispanismo Filosfico


n. 19 (2014): 33-54
Eugenio DOrs en la Argentina. La recepcin de la filosofa novecentista en la ... 37

Residencia de Estudiantes de Madrid, a saber, De la amistad y del dilogo de 1914,


Aprendizaje y herosmo de 1915 y Grandeza y servidumbre de la inteligencia de 1919.
Sobre todo estas conferencias fueron las que produjeron un fuerte impacto entre
los jvenes universitarios. En sus memorias el escritor argentino Conrado Nal-
Roxlo confiesa que varias dcadas despus an poda repetir las terribles palabras
finales de Grandeza y servidumbre de la inteligencia: Lenin, pon tu hierro joven
en mis muecas que an conservan las huellas sangrientas de las ajorcas doradas
de Creso7.
En esta recepcin de los discursos juvenilistas que DOrs haba pronunciado en
Madrid fue clave el inters en la Renovacin Espaola que exhiba el Ateneo de
Estudiantes Universitarios, seguramente el grupo local que sigui ms de cerca las
actividades de la Residencia de Estudiantes de Madrid8. Hasta su radicalizacin polti-
ca en 1919, el Ateneo tuvo como principal objetivo que los estudiantes alcanzaran una
cultura integral, es decir, que la instruccin profesional recibida en la universidad se
completara con una formacin esttica. Para esa tarea, en la que tuvieron como figuras
tutelares locales al hispanista Ricardo Monner Sans y al cientificista Jos Ingenieros
(de quien retoman el proyecto de un sistema de partidos polticos organizado segn la
representacin por clases), los jvenes se inspiraron en las actividades y el animado
juvenilismo de la mencionada Residencia.
Adems de resear en su revista Ideas las distintas ediciones de los residentes es-
paoles y de formar un grupo de lectura de los textos juvenilistas de dOrs, Federico
de Ons y Luis de Zulueta, los atenestas porteos propusieron actividades similares
a las que tenan lugar en la institucin madrilea: impartieron cursos de formacin
musical, literaria, esttica y filosfica, y organizaron conferencias de corte juvenilista.
La ms significativa de stas vers sobre la misin social de la juventud y fue im-
partida por el profesor porteo Mario Senz (quien en 1921, gracias al apoyo de los
estudiantes reformistas, se transforma en el primer decano de la aristocrtica Facultad
de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires). Tambin siguien-
do las prcticas de la Residencia, los atenestas editaron la conferencia de Senz en el
primer nmero de una efmera coleccin: Publicaciones del Ateneo.
En un reportaje que le realizaron en 1923 en Espaa, Senz no dudaba en iden-
tificar a ese pas como la cuna intelectual, e incluso destacaba la labor de la entidad
portea que financi la primera visita de Ortega y parte del viaje de dOrs:

Breve y fugaz. La verdadera cultura, repito, es la que nos lleva a Espaa. En estos prop-
sitos, justo es recordar la labor de la Institucin Cultural Espaola, que tanto bien hace a
Espaa y a la Repblica Argentina. Esta entidad llev hombres jvenes, que causaron gran
7
NAL ROXLO, C., Borrador de memorias, Buenos Aires, Plus Ultra, 1978, p. 159.
8
Entre 1914 y 1919 el Ateneo agrup a estudiantes de las distintas facultades de la Universidad de
Buenos Aires y lleg a contar con ms de trescientos socios, muchos de los cuales tuvieron un rol protag-
nico en los inicios de la Reforma Universitaria. Los jvenes editaron veintids nmeros de la revista Ideas
(1915-1919) y diecinueve de Clarn (1919-1920), un quincenario que se inspir en el semanario Espaa
de Araquistain. Cf. BUSTELO, N., Arielistas, atenestas y novecentistas. Los jvenes revisteros porteos en
los inicios de la Reforma Universitaria, Los trabajos y los das, 3, 2012, pp. 12-40. Sobre la relacin del
Ateneo con la renovacin espaola vase BIAGINI, H., Entre Espaa y Nuestramrica, La contracultura
juvenil. De la emancipacin a los indignados, Buenos Aires, Capital Intelectual, 2012, pp. 181-218.

Revista de Hispanismo Filosfico


n. 19 (2014): 33-54
38 NATALIA BUSTELO

impresin en la Argentina y dieron idea del pujante resurgimiento cultural de Espaa. Lo


que sera muy de desear es que se ampliase la meritoria labor de La Cultural, y que, a ser
posible, contribuyesen a ello los Poderes pblicos9.

Pero para que la Institucin Cultural Espaola10. participe de la llegada de dOrs


antes debern sellarse dos vnculos: primero el del cataln con Benjamn Taborga y
Jos Gabriel, dos jvenes nacidos en Espaa que animan la vida intelectual portea, y
luego DOrs deber relacionarse con el lder cordobs de la Reforma Deodoro Roca.

Destellos orsianos

Pocos intelectuales extranjeros llegaron hasta nosotros prece-


didos de una reputacin tan extensa. Su nombre iba ms all
de los crculos intelectuales, y si por sus glosas insinuantes y
ligeras disfrutaba de una popularidad de periodista, su Bien
Plantada haba conquistado al gran pblico, alcanzando una
difusin equivalente a las novelas de buen xito.
Alfonso de Laferrre, El precio de la filosofa, 1922.

Las primeras presentaciones en la Argentina de dOrs y su Glosari seguramente


se deban al cataln Joan Torrendell (quien hasta 1909 fue portavoz en Espaa del
movimiento independentista Solidaritat Catalana y en 1917 cre en Buenos Aires la
clebre editorial de libros populares Tor) y al joven Benjamn Taborga, un periodista
de la mal querida bohemia, nacido en Santander en 1889 y fallecido en Buenos
Aires en noviembre de 1918.
En 1917 Torrendell comienza a tener a cargo la espordica seccin Letras cata-
lanas de Nosotros, la revista literaria portea ms influyente de la Argentina durante
las primeras dcadas del siglo XX. En esa seccin, Torrendell intenta despertar la
admiracin hacia DOrs y su Glosari. Por su parte, Taborga difunde las ideas de dOrs
en los peridicos porteos La Prensa y El Hogar, y tambin en Nosotros. Recuerda su
amigo Jos Gabriel:

[] tena por hermano mayor, muy querido y muy respetado, a Benjamn Taborga, espritu
extraordinario, poeta excelente, estudioso de singularsimo saber. Juntos nos iniciamos en
la elegancia filosfica y estilstica de Eugenio DOrs, campen antipositivista que nos asen-
t en el antipositivismo ya adquirido en otros crticos y filsofos europeos, dorados por no-
sotros en las noches constantes de la Biblioteca Nacional. En DOrs conocimos el trmino

9
SENZ, M., El catedrtico don Mario Senz, El Sol, 24/04/1925.
10
Con esta institucin, fundada en Buenos Aires en 1912 en homenaje a Menndez y Pelayo, se for-
maliza el padrinazgo que la intelectualidad espaola busca mantener en Argentina y del que da cuenta la
visita de Rafael Altamira en 1909 y al ao siguiente la de Adolfo Gonzlez Posada, profesores ambos de la
Universidad de Oviedo. La Institucin se encarga de coordinar la llegada de distintos representantes de la
Junta de Ampliacin de Estudios de Madrid. En 1916, ante la imposibilidad de que Unamuno viaje a Bue-
nos Aires, la Institucin Cultural financia la llegada de Ortega; en 1917 llega el matemtico Rey Pastor.
Si bien el viaje de dOrs es financiado por la Universidad Nacional de Crdoba, la Institucin Cultural se
encarga de las conferencias del filsofo en Buenos Aires.

Revista de Hispanismo Filosfico


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Eugenio DOrs en la Argentina. La recepcin de la filosofa novecentista en la ... 39

novecentista (que Taborga us por primera vez en unas Glosas novecentistas publicadas
por m en El Hogar) con el significado del seny o sabidura dado por el Glosario11.

Interesado en las ltimas discusiones francesas y espaolas sobre la relacin entre


ciencia y filosofa, Taborga difunde en la prensa las ventajas de la nueva teora de la
ciencia que haba propuesto el filsofo cataln. En el artculo de El Hogar subraya la
individualidad poderosa de dOrs, quien concilia el espritu, negado por los positi-
vistas, con la ciencia, al proponer una sntesis de las dos actividades humanas: una,
el trabajo, gasto de energa con fin inmediatamente til, a la que se debe toda la parte
causal de la ciencia; otra, el juego, gasto de energa sin utilidad inmediata, energa
contemplativa, por as decirlo, a la que se debe toda la parte legal de la ciencia12.
Taborga profundiza esa cuestin en las Glosas sobre la posibilidad de un Nuevo
rgano, aparecidas en noviembre de 1916 en Nosotros. El juicio de su amigo Ga-
briel sobre este ensayo no puede ser ms halagador, pues sostiene que en Argentina
podemos decir, no slo que nuestro intelecto, en un momento dado, se ha puesto a
tono con el universo culto, sino que, por primera vez, llevamos a la historia de la
filosofa un verdadero aporte13. Taborga sostiene que la ltima teora cientfica, la
termodinmica, prueba la existencia de la entidad ms discutida entre positivistas y
antipositivistas, el Espritu. A partir de las crticas de dOrs al universo mecnico y
su propuesta de un Novisimum Organum superador de la escisin entre ciencia y
tica, Taborga reconstruye la refutacin de la concepcin mecnica del universo que
se encuentra en Carnot para extraer las consecuencias filosficas, epistemolgicas
y ticas. La irreversibilidad del universo probada por la teora de Carnot produci-
ra una revolucin cultural en la historia del espritu humano, pues al inscribir el
tiempo y la contingencia en la naturaleza, disuelve el clsico problema filosfico de
la conciliacin entre libertad y determinismo: El principio de Carnot no reviste otra
significacin que el de un nuevo y potentsimo esfuerzo hecho por la Naturaleza para
escaparse del palacio terico en que nuestra razn pretende encerrarla14.
La aceptacin del carcter temporal de la naturaleza (sus movimientos contingen-
tes y sus relaciones no reductibles a clculos matemticos) pondra al descubierto el
trabajo realizado por la razn para construir el palacio terico con el que trabaja
el esquema mecanicista; de ah que para que la Ciencia prevea tiene que ver el
mundo a travs de la necesidad. Este reconocimiento abre un espacio de reflexin
propiamente filosfico: ubicada a la base de la concepcin cientfica o mecnica, la
filosofa tiene por objeto el ver del espritu en su interaccin histrica entre el mundo
de la razn y el de la experiencia.
Una de las tareas de la filosofa, entonces, sera proporcionar una teora del cono-
cimiento que ilumine la cambiante disposicin del saber, la otra tarea se asociara a
la poltica. Taborga publica en febrero de 1918 en Nosotros Pequea requisitoria a
la democracia, un artculo en el que presenta una crtica filosfica al orden electoral
11
GABRIEL, J., Verdadera historia del Colegio Novecentista, La Libertad Creadora, 2, 1943, p. 313.
12
TABORGA, B., OC II, Buenos Aires, Calpe, 1924, p. 105.
13
GABRIEL, J., La educacin filosfica, Buenos Aires, Publicaciones del Centro de Estudiantes de
Derecho y Ciencias Sociales, 1921, p. 150.
14
TABORGA, B., o. c., p. 32.

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democrtico que rega en la Argentina desde 1912 y que en 1916 haba llevado por
primera vez a la presidencia del pas a un representante de las clases medias. Taborga
revisa la doctrina del sufragio libre y la concepcin de los derechos del hombre en que
aquella se apoya para proponer un derecho funcional, o bien una democracia fundada
en un sufragio que privilegia el conocimiento poltico y que una vez ms siguiendo
a Gabriel se adelantaba a la concepcin poltica que nos ha trado el rgimen ruso
de los soviets15.
Sin la marca orsiana conferida por Taborga, esa matriz filosfica superadora del
positivismo y del liberalismo, que se aboca tanto al estudio del espritu ms all de la
funcin cientfica como al diseo de un proyecto poltico ms all del contractualis-
mo, ya haba ingresado a la Universidad de Buenos Aires. Sus difusores principales
se encontraban en la carrera de Filosofa de la Facultad de Filosofa y Letras: en su
ctedra de tica y Metafsica el abogado y poltico Rodolfo Rivarola expona las co-
rrientes neokantianas y en la ctedra de Historia de la Filosofa el mdico devenido
filsofo Alejandro Korn analizaba, adems del neokantismo, la filosofa de Bergson.
Pero para que se produjera una reaccin antipositivista capaz de desplazar al cienti-
ficismo de las aulas haca falta an una fuerza juvenil colectiva como gustaba decir
al joven Adolfo Korn Villafae, hijo mayor de Alejandro Korn y protagonista de ese
proceso-, o bien una suerte de vanguardia filosfica16. Esa conversin tiene lugar a
mediados de 1917 cuando, por iniciativa de Gabriel (entonces un joven periodista y
estudiante de filosofa), un grupo de jvenes porteos funda el Colegio Novecentista.
Discutiendo con la versin que circula hasta la actualidad de que el Colegio fue
obra de Alejandro Korn, afirmaba Gabriel:

El inventor y el creador del Colegio Novecentista fui yo, al margen del Ateneo Universi-
tario, del grupo Ideas (revista en que sin embargo colabor) y del propio Don Alejandro,
todava actuante individual en Filosofa y Letras de Buenos Aires; y lo invent y lo cre
sin directiva alguna de Ortega y Gasset, a quien haba conocido personalmente unos meses
antes, y cinco aos antes de que viniese DOrs, si bien inspirado en su obra17.

Ya en 1916, los hermanos espaoles Taborga y Gabriel escriben juntos una de-
fensa de Ortega, quien acababa de ser atacado en la seccin de Psicologa y Fi-
losofa de la mencionada revista Nosotros por Alberto Palcos, uno de los jvenes

15
GABRIEL, J., o. c., pp. 155-156.
16
En su estudio sobre la recepcin argentina de Kant, Dotti identifica al Colegio Novecentista con
el primer vanguardismo filosfico, el que encuentra una prolongacin en el grupo de la revista Ini-
cial (1923-1927). Ambos, junto a Coriolano Alberini, Alfredo Franceschi, Jacinto J. Cuccaro, Ral V.
Martnez, Nimio de Anqun, Alberto Rougs, Lidia Peradotto, Carlos Astrada, principalmente, habran
conformado las figuras de ruptura dentro de la reaccin antipositivista argentina. Por su parte, Korn y
Rivarola junto a Antonio Dellepiane, Ernesto Quesada, Juan Chiabra, los matemticos Camilo Meyer y
Carlos Dieulefait, y Enrique Butty representaran las figuras de mediacin. Esta reaccin tendra como
marca comn la vuelta a Kant desde encontradas doctrinas filosficas como el neoidealismo, el neocri-
ticismo, el neokantismo, el actualismo, el intuicionismo y las filosofas de la vida. Cf. DOTTI, E., La letra
gtica. Recepcin de Kant en Argentina, desde el romanticismo hasta el treinta, Buenos Aires, Facultad
de Filosofa y Letras, 1992.
17
GABRIEL, J., Verdadera historia del Colegio Novecentista, La Libertad Creadora, 2, 1943, p. 313.

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Eugenio DOrs en la Argentina. La recepcin de la filosofa novecentista en la ... 41

ms entusiastas de la filosofa cientificista y socialista18. Precisamente, el debate de


la nueva generacin sobre el lugar de la racionalidad cientfica en los nuevos tiempos
comienza a emerger en las revistas culturales a partir de la crtica a Ortega que reali-
za Palcos. En el breve artculo de Nosotros, Palcos valora la impronta laica con que
Ortega busca renovar la cultura espaola, pero critica la concepcin de la filosofa
propuesta por el madrileo, y especficamente la separacin de sta con la ciencia19.
El texto es interesante sobre todo porque sistematiza las cuestiones que enfrentarn
durante los prximos aos a los positivistas y antipositivistas argentinos. stos lti-
mos sostendran que:

[ ] mediante la racionalidad el hombre se aniquila como organismo y como materia y se


levanta como razn y somete nuestras pasiones y nuestras apetencias [ ] las ciencias no
penetran en los dominios de la filosofa, la filosofa se reserva el derecho de analizar los
fundamentos de las ciencias que bien pueden reposar sobre arenas movedizas20.

Por su parte, Palcos identifica este tipo de planteos con la filosofa mstica, acu-
sacin que tambin se registra recurrentemente en el mximo referente argentino de
la cultura cientfica, Jos Ingenieros, as como en su reconocido discpulo Gregorio
Bermann, en los directores de Nosotros y en general en los simpatizantes del Partido
Socialista Argentino21. Contina Palcos afirmando que el problema de Ortega es que:

[...] no est bien empapado en la mdula de las doctrinas evolucionistas y [por ello] no es
-
lucionismo, lejos de hallarse en decadencia, pueden considerarse como las dos conquistas
22
.

Si bien Palcos reconoce que la cultura cientfica est siendo cuestionada por la
barbarie que despliega la Gran Guerra, no duda de que se trata de un eclipse pasajero
que no debe conceder la instalacin de filosofas que descartan el estudio determinista
18
Durante 1914 este joven estudiante de medicina es el director de los cinco nmeros de la revista
portea Ariel, rgano del centro homnimo en el que se renen jvenes universitarios asociados al po-
sitivismo y al socialismo, y que se proponen difundir la ciencia entre los obreros. Durante 1917 Palcos
dirige la Revista Socialista. Publicacin mensual de doctrina y crtica socialista y cultura general, y al ao
siguiente el peridico La Internacional. rgano del Partido Socialista Internacional (grupo que en 1921
se convierte en el Partido Comunista Argentino). Asimismo, en los primeros aos de la Reforma, Palcos
busca que el movimiento estudiantil inscriba sus reclamos dentro de la lucha de clases y se gue por el
socialismo revolucionario.
19
Sostiene Palcos: Ortega y Gasset es un artesano infatigable de esa Espaa nueva, de esa Espaa
por venir. En sus obras niega la existencia de una cultura espaola e incita a construirla. Cada nacionalidad
constituye un ensayo particular de la vida, segn Ortega y Gasset, y en ese sentido anhela que la Espaa
forje la suya sobre moldes ms amplios que los actuales. Ortega y Gasset advierte la subversin de los va-
lores en Espaa y pugna por su renovacin, PALCOS, A., Jos Ortega y Gasset. El sentido de la filosofa,
Nosotros, 87, 1916, p. 202.
20
Ib., p. 205.
21
Sobre el itinerario intelectual de Ingenieros, Bermann, Alfredo Bianchi y Roberto Giusti (los dos
directores de Nosotros), cf. TARCUS, H. (comp.), Diccionario biogrfico de la izquierda argentina. De los
anarquistas a la nueva izquierda (1870-1976), Buenos Aires, Emec, 2007, pp. 312-316; 61-63.
22
PALCOS, A., o. c., p. 205.

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y evolucionista de lo social y que proponen en su lugar planteos msticos y litera-


turizantes, caracterizacin en la que no slo se inscribira la filosofa de Ortega, sino
tambin la de dOrs y el difundido neokantismo. Sin embargo, la ampliacin de la
racionalidad cientfica, as como la asociacin entre literatura y filosofa, sern alenta-
das fervientemente por diversos grupos antipositivistas y terminarn hegemonizando
los estudios filosficos argentinos luego de que una versin restringida de la Reforma
llegue a las universidades. Y en ese proceso tanto los jvenes porteos del Colegio
Novecentista como los animadores de la asociacin Crdoba Libre encuentran en la
filosofa de dOrs mucho ms que la concesin filosfica a la mstica y a la literatura.

Los orsianos porteos (1917-1923)

Sin sospecharlo fueron la avanzada aventurera de un ejr-


cito en marcha. No obstante la exaltacin agresiva de la
hora, en su manifiesto inaugural hallaron para la ansiada
renovacin filosfica una frmula que, despus de los aos
transcurridos, los hechos confirman como la nica viable.
Alejandro Korn, Filosofa argentina, 1927

El 23 de junio de 1917 un grupo de estudiantes de la Facultad de Filosofa y Letras


de Buenos Aires se rene en el crculo del diario La Prensa (en el que Gabriel trabaja
como periodista) para leer el manifiesto fundacional del Colegio Novecentista, un
texto que es inmediatamente reproducido y elogiado por la revista de los jvenes del
Ateneo de Estudiantes Universitarios. Declaraba el manifiesto:

Novecentismo quiere ser suerte de nombre o sea de la actitud mental de unos cuantos
hombres de hoy nuevos y del Novecientos a quienes no conforma ya el catn espiritual
vigente. [] Afectos, sin embargo, a nuevas maneras de pensamiento y con nuevos matices
de sensibilidad, reputan insuficiente la explicacin positivista y aspiran a columbrar hori-
zonte mental ms amplio que sea a un tiempo mismo crtica y superacin23.

La superacin del positivismo a travs de una actitud mental novecentista rene


a esos jvenes en el intento de independizar el saber filosfico del saber cientfico y
con ello fundar una filosofa que ofrezca los ideales ticos y estticos que demanda-
ra la cultura nacional. Esta fuerza juvenil colectiva se compone de jvenes varones
que provienen mayoritariamente de las emergentes clases medias,24 de ah que si bien
23
Ideas n 12 trascribe el manifiesto junto a un auspicioso saludo y las siguientes firmas: Roberto
Gache, Santiago Baqu, Baldomero Fernndez Moreno, Carlos Malagarriga, Benjamn Taborga, Alfonso
de Laferrere, Julio No, Adolfo Korn Villafae, Vicente D. Sierra, Tomas D. Casares, Ventura Pessolano,
Jorge M. Rohde, Carlos Bogliolo, Carmelo M. Bonet, Jos Cantarell Dart y Jos Gabriel.
24
Si bien un tercio del estudiantado de la Facultad de Filosofa y Letras se compona de mujeres, slo
la atenesta Lidia Peradotto se acerca al Colegio aunque su firma no aparece en los documentos. Entre
las razones, seguramente se encuentre el hecho de que mientras la mayora de las mujeres segua el profe-
sorado para luego ensear en colegios secundarios, desde sus primeros aos como estudiante Peradotto se
liga a la investigacin que realiza Alfredo Franceschi en su ctedra de Lgica y se orienta por el doctorado;
luego del retiro de Franceschi, Peradotto se convierte en la primera mujer que obtiene por concurso un
cargo de profesora en esa facultad.

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asisten por las tardes al doctorado en las nubes que ofrece la Facultad de Filosofa
y Letras, por las maanas se aseguran sus futuros ingresos con una profesin liberal.
Y he aqu una interesante marca distintiva: mientras los jvenes ligados al socialis-
mo y el cientificismo como Palcos y Bermann eligen la Facultad de Medicina, los
novecentistas se interesan por la diletante Facultad de Derecho (no es el caso de
Taborga y Gabriel que viven del periodismo, pero s el de Casares, Korn Villafae,
Bonet, Gache, Pessolano, No y Malagarriga)25. Asimismo, la mayora de los miem-
bros del Colegio haban colaborado en la revista Nosotros e integraban el mencionado
Ateneo de Estudiantes Universitarios. El principal animador de este grupo recuerda
que discutan:

[] extensa y acaloradamente los asuntos del Ateneo y de Ideas, mxime cuando el saram-
pin novecentista empez a atacar a Korn Villafae y a Rohde, conspirando su difusin
endmica segn creamos contra el progreso de nuestra entidad. No fue as, sin embargo,
y pese a ciertos debates ruidosos que sostuvimos con sus corifeos, lo indudable es que al
fundarse el Colegio Novecentista, mantuvimos frente a l una neutralidad cordial y hasta
benvola26.

En definitiva, los animadores del Colegio son jvenes que ya vienen construyen-
do un espacio de sociabilidad e intervencin desde la condicin de universitarios
comprometidos con los ideales grecolatinos y con la posibilidad de una poltica que
corrija los males del parlamentarismo. Pero mientras el Ateneo rene a estudian-
tes de distintas facultades porteas que se interesan por una formacin integral y
se referencian en la Residencia de Estudiantes de Madrid, el Colegio, en cambio,
convoca a jvenes que, tambin interesados en esa formacin, reaccionan contra la
invasin del cientificismo en el mbito de la filosofa y de las letras, una reaccin
para la que encuentran una gua en las noticias que llegan del Seminario de Filo-
sofa de dOrs y en la difusin que viene realizando el residente Manuel Garca
Morente. A este joven filsofo espaol corresponde dos textos muy influyentes entre
los noventistas porteos: el estudio introductorio a la edicin de El hombre que tra-
baja y que juega y la introduccin a La filosofa de Henri Bergson27. En efecto, los
tres primeros Cuadernos reproducen el estudio de Morente sobre dOrs; asimismo,
25
A ste pertenece la primera traduccin al espaol de uno de los libros seeros de los antipositivistas,
La Evolucin Creadora (1910) de Henri Bergson; la traduccin aparece en 1912 por la editorial madrilea
Renacimiento. Por otra parte, el joven abogado y estudiante de letras Julio No era desde 1912 el secreta-
rio de Nosotros, y en el momento en que firma el manifiesto novecentista ya haba iniciado una estrecha
amistad con Ortega, con quien haba realizado el viaje que lo llev de regreso a Madrid en 1916.
26
MONNER SANS, J. M., Historia del Ateneo de Estudiantes Universitarios (1914-1920), Buenos Aires,
Mercatali, p. 18. A pesar del recuerdo de Monner Sans, la neutralidad y benevolencia entre los grupos pa-
rece no haber sido tal hacia 1919, pues ante la crisis poltica que produce la huelga portea de la Semana
Trgica el Ateneo promueve un socialismo antiparlamentario y proletarizante, mientras que el Colegio se
muestra partidario de un antiparlamentarismo jerarquizante y catlico.
27
Este libro, compuesto de la conferencia en francs impartida por Bergson en la Residencia y un
ensayo de Garca Morente, es otra de las naves que enva la institucin madrilea, pues llega en la edi-
cin de las Publicaciones de la Residencia de Estudiantes de 1917. Recordemos que por intermediacin
de Coriolano Alberini (junto con Korn el referente ms destacado del antipositivismo argentino) Garca
Morente se refugia en Argentina durante 1939.

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en el discurso inaugural del Colegio Gabriel cita el texto sobre Bergson y el primer
Cuaderno reproduce El positivismo y el espritu, un breve texto que los jvenes
extraen de La filosofa del hombre que trabaja y que juega para poner a circular en
la escena portea como una suerte de programa de renovacin antipositivista.
Sobre el cientificismo sostenan los novecentistas en el primer prrafo de sus Estatutos:

El Colegio Novecentista es asociacin de idealismo militante porque reacciona contra el


criterio materialista de la poca, que al mecanizar el espritu, degrada a la personalidad
humana, y la resguarda de toda sancin tica y la exime de toda responsabilidad moral. []
[Luchar] contra el cientificismo claudicante de nuestros tiempos []. Y es, ltimamente,
idealismo militante porque a la vez que proclama su ms profundo respeto a la ciencia que
cultiva honestamente, y cuyas conclusiones acata en cuanto stas se reducen a explicar los
fenmenos de su pertinencia, le niega el derecho de extender su dominio hasta el campo de
la conducta y mxime el de fijarle normas a la conducta humana28.

Para los odos de la poca, la crtica a Ingenieros y sus discpulos no poda ser ms
clara. Los orsianos porteos se enfrentan a la moral sin dogmas y a la pretensin de
fijar normas al hombre desde la ciencia, tarea que aquel organizaba colectivamente a
travs de su Revista de Filosofa (1915-1929)29. y haba sistematizado en su exitoso
El hombre mediocre (1913) y en Hacia una moral sin dogmas (1917). Si bien im-
portantes protagonistas de la Reforma se sienten interpelados por lo que Ingenieros
defina como un idealismo experimental, los novecentistas optan por un idealismo
que parte del reconocimiento de una libertad que excede la determinacin cientfica.
Como mencionamos, para ello retoman La filosofa del hombre que trabaja y que jue-
ga y construyen como canal de expresin los Cuadernos del Colegio Novecentista30.
Estos Cuadernos tienen una grfica notoriamente similar a la de los Quaderns
que edita en Barcelona el grupo orsiano, al punto que aquellos pueden ser concebi-
dos como una suerte de versin local de stos. Aunque no se conserva ninguna carta
cruzada entre el grupo cataln y el porteo, a travs del epistolario entre dOrs e
Ingenieros sabemos que el cataln se escriba con Gabriel31. Pero adems los Qua-
derns y el Glosari testimonian que el mismo dOrs busc alimentar el inters de los

28
Cuaderno, 4, 1918, Buenos Aires, p. 181. Destacado nuestro.
29
Sobre el proyecto intelectual de la revista vase BIAGINI, H., Introduccin, La Revista de Filosofa.
Cultura, Ciencia y Educacin (1915-1929). ndices, Buenos Aires, Academia Nacional de Ciencias, 1984,
pp. 5-13; y ROSSI, L., Los proyectos intelectuales de Jos Ingenieros desde 1915 a 1925: la crisis del po-
sitivismo y la filosofa en la Argentina. Prlogo a la edicin fascimilar de Revista de Filosofa, Cultura,
Ciencia y Educacin, Quilmes, Universidad Nacional de Quilmes, 1999, pp. 13-62.
30
El Colegio edita nueve Cuadernos, aparecidos entre julio de 1917 y diciembre de 1919. Sin una
publicacin, el grupo contina reunindose para dar vida al Colegio al menos hasta 1923. El nico estudio
sobre esta publicacin realiza una minuciosa reconstruccin de las corrientes culturales que conviven en el
grupo; a pesar de ello, no trabaja con el ltimo cuaderno ni tiene en cuenta la atraccin que ejerce en el grupo
la filosofa de DOrs, cf. EUJANIAN, A., El novecentismo argentino: reformismo y decadentismo. La revista
CUADERNO del Colegio Novecentista, 1917-1919, Estudios Sociales, 21, 2001, Santa Fe, pp. 83-105.
31
En la carta con que d'Ors iniciaba el contacto con Ingenieros aquel contaba: Por una carta de Jos Gabriel
me he enterado ms especialmente de las simpatas que usted ha tenido la generosidad de manifestar en torno
de algunos incidentes de vida poltica de Barcelona, que me conciernen (19/10/1920; Fondo Jos Ingenieros,
CeDInCI).

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jvenes porteos por su filosofa: los Quaderns correspondientes a enero de 1918 re-
sean elogiosamente el ensayo de Taborga publicado en el segundo de los Cuadernos
porteos;32 y ese mismo ao aparece en el Glosari un dictamen novecentista en el
que dOrs no ahorra en halagos a Taborga y el Colegio. El texto, que circula en Buenos
Aires a travs de los Cuadernos, sostiene:

Benjamn Taborga es un nuevo escritor argentino, a m caro por ms de un concepto. Con


otros selectsimos espritus forma, en Buenos Aires, el instituto Colegio Novecentista, el
cual da a luz entre otras publicaciones, una revista Cuadernos, al cual buscaramos par
vanamente entre nuestras revistas33.

Ante la muerte de Taborga, a fines de 1918, DOrs encuentra una nueva oportuni-
dad de halagar en el Glosari a su discpulo argentino.
Ms all de este vnculo con los Quaderns, en el campo intelectual porteo los Cua-
dernos aparecen como la contracara del proyecto de Ingenieros y, especialmente, de
la difusin que el estudiante Gregorio Bermann realiza en la Facultad de Filosofa y
Letras. Es que los novecentistas se enfrentan no slo a las tesis deterministas sea en su
variante biolgica o en la econmica que deban repetir para aprobar los exmenes de
la facultad, sino tambin a la difusin de un cientificismo socialista que el joven disc-
pulo de Ingenieros y futuro activista de la Reforma vena realizando desde Verbum, la
publicacin del Centro de Estudiantes de la Facultad de Filosofa y Letras, y luego desde
la presidencia de ese centro. En efecto, Bermann llega a la presidencia del Centro un
mes antes de la fundacin del Colegio cuando, luego de un acalorado conflicto entre los
estudiantes, Rohde debe renunciar al cargo que haba asumido en abril de 1917. Luego
de su renuncia, Rohde ironiza en la revista del Ateneo de Estudiantes sobre el perfil de
estudiante difundido por Bermann, y en junio de ese ao acepta la propuesta de Gabriel
de fundar un Colegio Novecentistas. Rohde no slo es uno de los dieciocho jvenes que
firman el manifiesto del Colegio, sino que adems, entre 1918 y 1923, lidera el grupo34.
Pero ese enfrentamiento entre aquel discpulo de Ingenieros y los novecentistas
no concierne nicamente a la relacin entre ciencia y filosofa. El idealismo nove-
centista tambin desconfa del liberalismo y de la versin economicista del socia-
lismo que difunde el grupo de Ingenieros: para el Colegio el ochocientos a superar
32
El espacio, la geometra y la lgica (a propsito de una crnica de Amado Nervo) por Benjamn Tabor-
ga. Colegio Novecentista (agosto de 1917), Quaderns destudi IV, 3, vol. I, 1918, pp. 303-307. En ese nmero
tambin se publica la lista de ingresos a la Biblioteca del Consejo de Pedagoga, a partir de esa lista sabemos
que desde entonces los dos primeros Cuadernos estaban disponibles en la biblioteca.
33
Con esas otras publicaciones DOrs alude a la primera de las Publicaciones del Colegio Novecen-
tista, La otra arcadia: versos de Tefilo de Sais (seudnimo de Taborga), editada a comienzos de 1918.
Seguramente, DOrs redacta su Glosari con la publicacin a la vista, pues a continuacin trascribe el epi-
grama a Vctor Hugo que aparece en la ltima parte del libro. Cf. Un juicio de Eugenio DOrs (Xenius),
Cuadernos 6, 1918, p. 198.
34
Si bien el ltimo nmero de los Cuadernos est fechado en diciembre de 1919, el Colegio funcio-
n, al menos hasta 1923, en unas reuniones mensuales en casa de Rohde. Quien da testimonio de esas
reuniones es el novecentista Alberto Ripa Alberdi: en su respuesta a la encuesta sobre la nueva generacin
literaria que realiza Nosotros en 1923, Ripa Alberdi menciona a esas reuniones platnicas como uno de los
eventos literarios porteos ms prometedores, sobre todo por su clasicismo enfrentado al vanguardismo de
la revista Martn Fierro.

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es positivista y liberal. Sostiene el manifiesto Socialismo tico (firmado por La


redaccin y actualmente atribuido a Korn):

La solucin cientfica [propuesta por Marx] no resuelve sino una parte del problema y
exige para completarse una solucin tica. [ ] Urge fundar las aspiraciones econmicas
de la sociedad actual en una tica que sea expresin ideal de una personalidad consciente
y libre. Solamente valores ticos y estticos, no valores econmicos, pueden dignificar la
condicin humana35.

Las nuevas noticias de la Revolucin Rusa y la irrupcin de la Reforma obligan a los


novecentistas a precisar esa correccin tica, precisin que abre un proceso que termina
por escindir al grupo. Si bien los primeros Cuadernos, de ms clara impronta orsiana,
saludan a la revolucin universitaria y simpatizan con un socialismo tico, los l-
timos y sobre todo los dos aparecidos luego de Semana Trgica critican los excesos
del movimiento estudiantil y separan la filosofa de la poltica tramando una suerte de
idealismo academicista que reniega de toda posible resonancia social de la filosofa.
Entre los jvenes novecentistas el idealismo militante de dOrs slo prima hasta
mediados de 1918, cuando luego de la irrupcin de la Reforma, Taborga, Gabriel
y No (Encargado de negocios del Colegio) se alejan del grupo por sus diferen-
cias filosfico-polticas con los catlicos Korn Villafae, Casares y Rohde. Desde
entonces el Colegio rene a los jvenes que deciden estrechar el novecentismo a un
nacionalismo aristocratizante y catlico. A distancia de los iniciales saludos a los re-
volucionarios cordobeses, los ltimos Cuadernos sostienen que el proceso ruso y las
fracciones izquierdistas de la reforma son una amenaza al orden social, al tiempo que
la direccin firma un manifiesto que enfatiza la reduccin de la Reforma a la renova-
cin antipositivista de los estudios filosficos36. Recuerda Gabriel:

Tuvimos ms tarde disidencias los componentes, sobre todo a causa de la interpretacin


neocatlica que algunos le daban a nuestro espiritualismo. Nos retiramos Taborga y yo
y qued el Colegio a cargo de Adolfo Korn Villafae, en cuyas manos se cre la filial de
La Plata y no recuerdo qu otra; siguieron publicndose los Cuadernos, se iniciaron las
escaramuzas de la reforma universitaria, y se cumpli el ciclo de la entidad37.

35
Cuaderno, 4, 1918, pp. 5-7.
36
Ver sobre todo CASARES, T., El maximalismo y KORN VILLAFAE, A., Carta. Contestacin a la pas-
toral de S. S. I. fray Zenn Bustos, Obispo de Crdoba, ambos en Cuadernos, 7, 1919, pp. 41-49 y 50-52,
respectivamente. Ver tambin El Colegio Novecentista y el conflicto universitario de La Plata, Cuadernos,
9, 1919, pp. 209-211. Coriolano Aberini recuerda que hubo fuertes discusiones una vez que se inicia la Re-
forma Universitaria y refiere a un alzamiento exitoso de la minora catlica del Colegio contra la mayora
liberal, vase Alberini, C., La reforma universitaria y la Facultad de Filosofa y Letras, Escritos de filosofa
de la educacin y pedagoga, Mendoza, UNC/FFyL, 1973, pp. 88-91. Para una inteligente reconstruccin
de la trayectoria temprana de varios novecentistas, vase VASQUEZ, K., Intelectuales y poltica: la nueva
generacin en los primeros aos de la reforma universitaria, Prismas, 4, 2000, pp. 59-75.
37
GABRIEL, J., o. c., p. 314. En el noveno y ltimo Cuaderno, aparecido en diciembre de 1919, figu-
ran como integrantes del Colegio: Luis Magnani, Santiago Biggi, Juan Probst, Jorge M. Rohde, lvaro
Melin Lafinur, B. Ventura Pessolano, Toms D. Casres, Leopoldo G. Vastella, Carlos C. Malagarriga,
Juan Rmulo Fernndez. Corresponsal Quilmes, Dr. Adolfo Bazn. Es decir, slo permanecen cuatro
de los miembros fundadores. El nico artculo que aborda la sociabilidad del Colegio, adems de

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En cuanto a Gabriel, aunque en los treinta simpatiza con Trotzki y con el bando
anarquista de la Guerra Civil Espaola, durante los veinte sigue interesndose por la
difusin de dOrs y del orsismo de Taborga. En esta dcada sus espacios de interven-
cin son la Asociacin Cristiana de Jvenes y el grupo Renovacin de La Plata (que
orienta Alejandro Korn y que en 1931 se afilia al Partido Socialista). Pero adems
Gabriel publica en 1921 La educacin filosfica, una recopilacin de sus artculos que
ofrece como una carta de presentacin del orsismo argentino a su maestro que visita la
Argentina38. A su vez, el libro lleva el prlogo de otro orsiano, Ernesto Laclau (padre
del reconocido filsofo contemporneo). En 1921 este joven profesor de la Facultad
de Derecho dicta una conferencia en memoria a Mitre que, adems de comenzar con
un epgrafe de Xenius, utiliza la periodizacin cultural de dOrs para interpretar la
filosofa poltica argentina: la ilustracin de Bernandino Rivadavia habra tenido los
defectos intelectualizantes sealados por dOrs, mientras que el romanticismo de la
generacin del 37 habra abandonado la razn, para producirse una sntesis con la
llegada del novecentismo, o bien de un idealismo que subordina la ciencia a la tica.
Anbal Ponce resea la conferencia (editada junto a la presentacin de Korn Villafae
por la editorial Nosotros, bajo el ttulo Filosofa poltica argentina) en la Revista de
Filosofa. El discpulo de Ingenieros advierte la impronta orsiana de Laclau, pero tam-
bin la rivalidad entre esa lectura y la ms ligada a la sociologa, que haba desplegado
Ingenieros en La evolucin de las ideas argentinas (1917).
Por su parte, Ingenieros que no se cansa de ironizar sobre la seudo-filosofa
kantiana y bergsoniana se interesa fuertemente en la renovacin espaola y en la
labor desempeada all por dOrs. En ese sentido, la vinculacin del novecentismo
con el cientificismo de Ingenieros ofrece una buena muestra de las distintas varia-
bles involucradas en todo proceso de recepcin de ideas. Pues, como vimos, los no-
vecentistas rivalizan con el cientificismo y socialismo de Ingenieros, al tiempo que
los discpulos de ste encuentran claras muestras de que dOrs asigna un espacio
mayor al espritu y a la metafsica del que est dispuesto a conceder el idealismo
experimental de Ingenieros. A pesar de ello, ste mantiene contacto epistolar con
el cataln e incluso le escribe pidiendo autorizacin para publicar sus textos en la
Revista de Filosofa39. Este vnculo filosfico estar fuertemente promovido por las
sostener que el grupo deja de intervenir en junio de 1919, desconoce los diversos espacios que aqu
venimos reconstruyendo e incluso no consigna una sociabilidad identificada con el socialismo cient-
fico a la que se opone el Colegio. En el mismo sentido, sorprende la caracterizacin del conjunto del
movimiento de la Reforma como una reaccin antipositivista cuando, como ha reconstruido Graciano
para el caso platense, el ala socialista cientfica tuvo un prolongado e indiscutido protagonismo, cf.
FUENTES CODERA, M., El Colegio Novecentista: un espacio de sociabilidad entre el reformismo argen-
tino y la posguerra europea, Prismas, 16, 2012, pp. 195-197; GRACIANO, O., Entre la torre de marfil y
el compromiso poltico. Intelectuales de izquierda en la Argentina (1918-1955), Bernal, Universidad
Nacional de Quilmes, 2008.
38
Adems durante 1920 Gabriel dicta en la Asociacin de ex alumnos del Colegio Nacional de La
Plata un curso sobre la pedagoga expuesta por DOrs en los Quaderns catalanes y con esos apuntes
elabora La pedagoga idealista de Eugenio DOrs, un artculo aparecido en el tercer nmero de Huma-
nidades. Publicacin de la Facultad de Humanidades de la Universidad de La Plata (julio de 1922). Para
una biografa de Gabriel, cf. TARCUS, H., o. c., pp. 229-231.
39
Ingenieros publica en Nosotros, en Revista de Filosofa y en Verbum. rgano del Centro de Estu-
diantes de Filosofa y Letras artculos sobre las nuevas producciones intelectuales espaolas (luego reco-

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48 NATALIA BUSTELO

afinidades polticas: tanto Ingenieros como dOrs simpatizan por entonces con la
Revolucin Rusa; asimismo ambos estn preocupados por el despliegue de una tica
que guarde una relacin fluida con las ltimas teoras cientficas40. Esta ltima co-
incidencia es la que lleva en 1921 a Enarda, un discpulo ecuatoriano del argentino,
a equiparar las Proposiciones relativas al porvenir de la filosofa de Ingenieros con
la filosofa de dOrs.
Por otra parte, si Taborga y Gabriel son quienes se interesan por una superacin
del liberalismo desde un novecentismo que no se atemoriza ante los soviets ni siente
nostalgia ante una organicidad social perdida, Toms Casares, Jorque Max Rohde y
Adolfo Korn Villafae son parte de la minora catlica que termina orientado al Co-
legio y asociando al novecentismo con la bsqueda de una aristocracia social y una
amalgama catlica. A ello se suma que desde los veinte Casares se convierte en el ms
importante divulgador de la filosofa neotomista y tiene una participacin protagnica
en los Crculos de Cultura Catlica. Por su parte, Rohde deviene un importante refe-
rente de la crtica literaria argentina; admirador del clasicismo de Menndez Pelayo,
se enfrenta a las vanguardias y propone un rescate de la literatura argentina a partir
de principios esttico-moralizantes reactivos a la modernidad41. Finalmente, Korn Vi-
llafae consigue erigirse en el embajador de DOrs en la Argentina, pero adems,
en su prolongada trayectoria como jurista ligado al constitucionalismo nacionalista y
antiliberal, sigue alentando el novecentismo orsiano. 1925 lo encuentra participando
del pequeo grupo de La Plata Digenes que dirige Antonio Herrero. Al igual que el
Colegio, este grupo se propuso la revisin de la cultura nacional desde un antilibera-
lismo organicista, y en esa intervencin cont con el saludo de la revista oficial del
fascismo italiano42.
Asimismo, desde unos aos antes de la fundacin de Digenes, Korn Villafae
protagoniza el ala filosfica o idealista de la Reforma, en la que tambin se en-
cuentran figuras no ligadas al novecentismo, como Juan B. Tern, Homero Gugliemi-

gidos en su libro La cultura filosfica en Espaa). Por otra parte, con la autorizacin de DOrs Ingenieros
publica en la Revista de Filosofa de enero de 1922 Belleza y Verdad, la leccin de clausura del curso
que dOrs dicta en 1921 en Crdoba.
40
En octubre de 1920, cuando DOrs ya se ha comprometido con la Universidad de Crdoba para
visitar la Argentina pero no puede cumplir con la fecha, inicia correspondencia con Ingenieros. En su carta
DOrs se presenta afn al proyecto filosfico de Ingenieros, pero tambin seguro de saber de qu lado de
la barricada se haba colocado [Ingenieros] en las luchas de nuestros das. Entre otras cosas esa lucha
haba involucrado la defenestracin que en enero de 1920 realiza la Asamblea General de la Mancomu-
nidad a DOrs por sus simpatas obreristas, y el cataln le agradece al argentino las generosas simpatas
manifestadas en la Revista de Filosofa (19/10/1920; Fondo Jos Ingenieros, CeDInCI).
41
Cf. GASQUET, A., El tradicionalismo estetizante de Jorge Max Rohde, Oriente al sur. El orientalis-
mo literario argentino de Esteban Echeverra a Roberto Arlt, Buenos Aires, Eudeba, 2007, pp. 233-267.
42
Nucleo di idee, dentro de Rassegna del pensiero latino en Crtica fascista. Revista quindicinale
del fascismo, 13, 1928, p. 259. Agradezco el dato a Horacio Tarcus. El grupo Digenes public una pequea
revista entre 1925 y 1928 y el libro Ideario Nuclear (1928). Por otra parte, Korn Villafae seguramente sea
el ms prolongado defensor del novecentismo en la escena local. Adems de publicar, durante los veinte, sus
textos (novelas y ensayos) como una coleccin de Cuadernos novecentistas, en 1953 edita otros dos cua-
dernos titulados Pginas Novecentistas, las que traman una continuidad con las tres cartas novecentistas
aparecidas en 1917 en los Cuadernos. Desde su condicin de estudiante, Korn Villafae criticaba en esas
cartas la legitimidad intelectual de los profesores Antonio Dellepiane, Juan Garca y Paul Groussac.

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n. 19 (2014): 33-54
Eugenio DOrs en la Argentina. La recepcin de la filosofa novecentista en la ... 49

ni, Manuel Cruz y Carlos Cossio. ste ltimo es el autor del primer estudio sobre las
corrientes filosficas de la Reforma Universitaria. Elaborado originariamente en 1923
como tesis doctoral, el texto circula desde 1927 en una versin ampliada bajo el ttulo
La Reforma Universitaria o el Problema de la Nueva Generacin, y se transforma en
una defensa de la recepcin del neokantismo y especialmente del idealismo impulsa-
do por Korn Villafae. Por su parte, Tern tambin expone sus argumentos a favor del
idealismo: en 1931 publica Espiritualizar la educacin, un ensayo que, en sintona
con Korn Villafae, declara que la verdadera generacin de la Reforma se constituye
en el repudio de la generacin liberal de 1880 y la simultnea propuesta de un conte-
nido social y humanista distante de los dos sucesores de la tradicin romntica, esto
es, el populismo mstico y la dictadura del proletariado.

La estatua triunfante del Argentino nuevo

Creo ver claramente que, ms que por filsofo, o por


escritor, o por fundador, por otra razn me quieren. Me
quieren porque me consideran as como un artesano, di-
ra como un escultor, en alguna tarea nacional suya...
DOrs, Discursos en banquete a dOrs, 1921.

A partir de los conflictos en Crdoba, Deodoro Roca deviene uno de los ms desta-
cados referentes del ala radicalizada de la Reforma. En 1920 los reformistas cordobeses
consiguen muchas de sus reivindicaciones, entre ellas que Roca est al frente de la cte-
dra de Filosofa General de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universi-
dad Nacional Crdoba, ctedra que hasta entonces haba difundido corrientes ligadas al
catolicismo. Desde esa ctedra y sus artculos Roca emprende la orientacin ideolgica
de la Reforma, y para ello no slo propone el estudio de la filosofa novecentista sino
que busca que dOrs visite la universidad. Mas precisamente, hacia 1920 inicia corres-
pondencia con DOrs con el propsito de que la sensibilidad renovada de la Argentina se
nutra de la exposicin sistemtica de la Doctrina de la Inteligencia. Financiado por esa
universidad, dOrs llega a Buenos Aires en julio de 1921 y permanece en el pas cuatro
meses. Dicta cursos sobre los distintos aspectos de su filosofa, primero en Crdoba y
luego en La Plata, Santa Fe, Buenos Aires y finalmente en Montevideo43.
Ante la inminencia de la visita, aparecen dos breves ediciones porteas de escritos
de dOrs: Las obras y los das por Ediciones Mnimas y Del Glosario de Eugenio
dOrs por Cuadernos quincenales de Arte, Ciencias y Letras. A la llegada del filso-
fo la revista Nosotros organiza uno de sus ya tradicionales banquetes; los oradores son
tres representantes de la reaccin antipositivista: el novelista exitoso Manuel Glvez,
el reconocido filsofo Alejandro Korn y su discpulo platense Ripa Alberdi, quien

43
Slo las conferencias de Buenos Aires fueron financiadas por la mencionada Institucin Cultural
Espaola. Los resmenes de las siete primeras lecciones dictadas en la Universidad de Crdoba, junto
al discurso del decano Pedro Rovelli y el de Roca, fueron publicados en 1921 en Buenos Aires. En 1948
los Anales de la Institucin Cultural Espaola editan una versin completa de esas lecciones y de las pro-
nunciadas en Buenos Aires y en La Plata. Para una descripcin del contenido de los cursos, vase http://
www.unav.es/gep/dors/cronologia15.htm.

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n. 19 (2014): 33-54
50 NATALIA BUSTELO

asume la representacin del Colegio44. A su turno, DOrs declara que la tarea nacional
es esculpir la juventud, el nuevo y mximo monumento de la Repblica Argentina, y
no duda en afirmar: Es ello vuestro, bien vuestro, pero tambin un poco mo. Porque
el ritmo que ha sosegado clsicamente su impulso y le ha permitido alcanzar la noble-
za, es ni lo ignoro ni lo oculto, como no lo ocultis ni lo ignoris vosotros un ritmo
que un da dictaba mi propio corazn (Nosotros, n 147, agosto de 1921, pp. 512-
513). Esta poco modesta autocolocacin de mentor de la renovacin argentina parece
ser una constante en el vnculo que dOrs entabla con sus discpulos argentinos. En
efecto, en las memorias que ya citamos Nal Roxlo ofrece una sarcstica descripcin
de su visita al maestro:

bamos desbordantes de preguntas, pero el autor de De la amistad y del dilogo se las


ingeni muy bien para que no hubiera dilogo, lanzndose a un brillante elogio de la be-
lleza fsica de la juventud argentina. Es posible que asediado como estaba por toda clase
de delegaciones y grupos visitantes, nos tomara por estudiantes deportistas o algo as. Sea
por lo que fuere, menudearon las comparaciones con la estatuaria griega, y, permtaseme la
irreverencia, nos sirvi el longplay del Discbolo45.

Por otra parte, si bien la revista Nosotros organiza el banquete, ello no quita que,
en el mismo nmero en que reproduce los elogios a dOrs, publique La filosofa
del seor Eugenio DOrs; de los lmites de la filosofa y la literatura, un artculo de
Gregorio Bermann en el que ya desde el ttulo retoma el tipo de crticas al antiposi-
tivismo que Alberto Palcos haba formulado en ocasin de la visita de Ortega46. Ni
Bermann ni Ingenieros ni otras figuras identificadas con el cientificismo socialista
asisten al banquete; sin embargo, como mencionamos, Ingenieros intenta un en-
cuentro con el cataln. En una de las cartas que se cruzan para planear ese encuen-
tro, Ingenieros aclara que no concurri por las distancias ideolgicas que lo separan
de los organizadores, al tiempo que busca convencer a dOrs de que l mantiene
las mismas distancias con los porteos que lo agasaja. Escribe el argentino: Me
ha sorprendido un poco su vaga sospecha de que alguna divergencia ideolgica me
apartara de Ud.; creo poder asegurarle que muy pocas personas, aqu, estn ms de

44
ste se haba sumado al Colegio a mediados de 1918. Desde entonces tambin difunde las corrien-
tes del idealismo antipositivista en la Universidad de La Plata: hasta su muerte en 1923 es profesor ayu-
dante en la ctedra de filosofa que dicta Alejandro Korn. Para muchos esa muerte temprana imposibilit
que se convirtiera en el sucesor del maestro. En cuanto al movimiento reformista, su participacin en la
Federacin Universitaria de La Plata lo lleva a presidir la comitiva que representa a la juventud argentina
en el primer Congreso Internacional de Estudiantes, realizado en Mxico a fines de 1921. Esa participa-
cin se prolonga en una gira latinoamericana financiada por el estado mexicano, en la que Riba Alberdi
entabla amistad con importantes figuras del progresismo reformista como Pedro Henrquez Urea y Jos
Carlos Maritegui. Sellada esa amistad, Maritegui seala a Ripa Alberdi como el lder modlico de la
Reforma en La Reforma Universitaria, ensayo que en 1928 aparece dentro de los clebres Siete ensayos
de interpretacin de la realidad peruana.
45
NAL ROXLO, C., o. c., p. 159.
46
Esta confrontacin se reabre en 1940, cuando en una carta abierta publicada en junio de 1940 en
Nosotros Bermann contesta a la crtica que DOrs haba realizado en su libro Tradicin a la conferencia
Psicologa del Fascismo pronunciada por el argentino en Madrid. Bermann recopilada esa carta en 1971
en su libro Conciencia de nuestro tiempo.

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Eugenio DOrs en la Argentina. La recepcin de la filosofa novecentista en la ... 51

acuerdo con sus orientaciones filosficas y culturales. Y a continuacin Ingenieros


se anima a precisar las cuestiones poltica que antes haba insinuado:

Lo probable es que en Buenos Aires al revs que en Crdoba se hayan comedido a admi-
rarle personas que en Espaa seran enemigos militantes de Ud. y de sus ideas; pero eso no
puede evitarlo quien viaja por tierras extraas. Se trata de pequeeces que han invertido en
Buenos Aires y La Plata el sentido inicial de la reforma estudiantil de Crdoba. Invertido,
exactamente.
De todo ello tendremos oportunidad de conversar; y advertir que aqu, como en su terruo,
la poltica actual es un factor de corrupcin e inmoralidad que ha logrado envenenar las
fuentes de renovacin que mayor confianza nos inspiraban al terminar la guerra47.

Pero el intento de Ingenieros queda trunco: ambos filsofos nunca se conocern


personalmente y, a pesar de que DOrs llega invitado por los revolucionarios cordobe-
ses, es con Korn Villafae con quien el cataln se pasa por las calles de Buenos Aires.
Refiere el historiador nacionalista Julio Irazusta:

[] Korn Villafae ocupaba el primer plano en la escena estudiantil. Recuerdo que al vi-
sitarnos Eugenio dOrs, l era quien lo piloteaba entre los estudiantes. Estaba yo una tarde,
a la hora que concurra a la Biblioteca Nacional, mirando un escaparate de librera, cuando
se me acercan por atrs dos personas, una de las cuales me interpela por mi nombre. Eran
Adolfo Korn Villafae y Eugenio DOrs. [] [Korn Villafae] me invit a las dos reunio-
nes de los jvenes con Eugenio DOrs, que l organiz, la primera en casa de Jorge Max
Rohde, donde funcionaba un simposio novecentista, empezando el ao anterior un semina-
rio sobre Dante, y uno de cuyos centenarios conmemoraba la cristiandad; y la segunda, en
la Asociacin Cristiana de Jvenes48.

Ms all de las tensiones entre el grupo porteo cientificista y el antipositivista, la


visita de DOrs adquiere una nueva dimensin significativa para un estudio de recep-
cin cuando se la analiza a partir de los orsianos cordobeses. Pues si bien el cataln
llega al pas por iniciativa de Roca, el inters de ste por el novecentismo no responde
exclusivamente a una inquietud filosfica personal, sino que, al igual que en el caso
del Colegio, se asocia a la posibilidad de construir una fuerza juvenil colectiva, la que,
a distancia del devenir del Colegio, tiene una decidida impronta revolucionaria.
Desde mediados de 1916 el joven abogado Deodoro Roca anima junto a Capdevi-
la, Taborda, Arturo Orgaz y Carlos Astrada Ponce49, entre otros, Crdoba Libre, una
asociacin que rivaliza con la cultura universitaria catlica de la ciudad mediterrnea
argentina y mantiene vnculos fluidos con los universitarios porteos del Ateneo. El
47
Fondo Documental Eugenio DOrs, Arxiu Nacional de Catalunya.
48
IRAZUSTA, J., Memorias (historia de un historiador a la fuerza), Buenos Aires, Ediciones Culturales
Argentinas, 1975, pp. 73-74. A la segunda reunin seguramente haya asistido Gabriel, pues en su corres-
pondencia con DOrs consigna junto a la firma su condicin de miembro de la Asociacin. Por otra parte,
ese papel organizativo de Korn Villafae en la visita portea de DOrs tambin lo sugiere una breve carta
enviada por aquel a Florentino Sanguinetti (lder del ala izquierda de la Reforma que se conserva en el
Fondo Sanguinetti, CeDInCi.
49
La bibliografa suele confundir a este abogado, que a fines de los diez comparta el estudio jurdico
con Roca, con el filsofo, tambin cordobs, Carlos Astrada al que nos referiremos en las pginas siguientes.

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52 NATALIA BUSTELO

grupo cordobs, compuesto en su mayora por graduados de la Facultad de Derecho


de Crdoba, se constituye en torno de comunes inquietudes poticas, filosficas y
polticas. Estas sern centrales en los primeros aos de la Reforma al punto que r-
pidamente los integrantes de Crdoba Libre devienen los maestros de la juventud
universitaria y por pedido de la Federacin Universitaria de Crdoba Roca redacta,
a mediados de 1918, el clebre Manifiesto liminar con el que se inicia simblica-
mente el movimiento latinoamericano de la Reforma Universitaria. Por entonces, la
generacin de jvenes maestros edita La Montaa. Publicacin de Crdoba Libre,
organiza la Universidad Popular Crdoba Libre, que preside Ral Orgaz, y difunde
un manifiesto Al pueblo de Alta Crdoba, que hace explcitas las reformas sociales
a las que aspira el grupo. Entre ellas se encuentran la separacin de la Iglesia del Es-
tado, la eliminacin del Senado, la ley del divorcio, la ley de enfiteusis, la legislacin
obrera y la reforma educativa50. Aunque las reformas buscadas son claras, falta an
precisar la filosofa capaz de interpretar sistemticamente los cambios y esa ser la
tarea a la que se aboca la generacin de los jvenes maestros.
En el marco de las luchas estudiantiles, Roca obtiene la disputada ctedra de Filo-
sofa General y con ello comienza en la Universidad Nacional de Crdoba la difusin
de las nuevas corrientes antipositivistas; Capdevila dirige entre 1921 y 1922 el Boletn
de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Crdoba; y los estudiantes
de La Plata convocan a Taborga para ejercer el rectorado del Colegio Nacional de
La Plata, una gestin de la que son parte el hermano de Roca y varios de los jvenes
porteos del Ateneo de Estudiantes. En estos espacios universitarios marcados por
las conquistas reformistas, las ideas de dOrs aparecen asociadas a la posibilidad de
pensar filosficamente los tiempos abiertos por la Gran Guerra y la Revolucin Rusa.
Mientras Roca se encarga de los preparativos para que dOrs exponga su Doctrina
de la Inteligencia en la Facultad de Derecho, el dramaturgo y filsofo cordobs Ral
V. Martnez publica Xenius, una comedia satrica en verso con la que dOrs entra
en el espacio de la ficcin. En esa comedia que haba sido puesta en escena en 1917
y se difunde en forma de libro en 1920-, las prcticas polticas corruptas, aliadas al
poder religioso y militar, son conmocionadas por las ideas renovadoras de un descon-
certante filsofo que se hace llamar Xenius y vaga por las calles de una imaginaria
Mundpolis51.
Por su parte, Capdevila abre las pginas del mencionado Boletn a la difusin exe-
gtica de la filosofa de Xenius: el filsofo Carlos Astrada se ocupa del Pragmatismo
y esteticismo. En torno a la Filosofa del hombre que trabajo y que juega y Sal Ta-
borda de las Ideas pedaggicas de Eugenio DOrs (ambos aparecidos en el segundo
50
Una reproduccin del manifiesto puede encontrarse en Los trabajos y los das, 3, 2012, pp. 110-
112. Para una reconstruccin del grupo Crdoba Libre (en la que no se aborda la invitacin de dOrs), cf.
NAVARRO, M., Los jvenes de la Crdoba Libre!, Mxico, Nostromo, 2009. Si bien el reciente artculo
de Fuentes Codera menciona el inters de los cordobeses por dOrs, pasa por alto que ello se inscribe en
un comn espacio de sociabilidad, del que incluso ya contamos con una reconstruccin.
51
La obra es estrenada en 1917 en el importante Teatro Rivera de Crdoba y en 1920 es publicada por la
editorial Coni. Martnez haba fundado el Crculo de autores de teatro de Crdoba y en las dcadas siguien-
tes difunde las filosofas antipositivistas en la Universidad de Crdoba. Para un anlisis de la pieza teatral, cf.
YUKELSON, A., Ral V. Martnez. Idealismo y realismo en una comedia de intriga: Xenius en PELLERIERI, O.,
y BURGOS, N., Historia del teatro en las provincias, tomo I, Buenos Aires, Galerna, 2005, pp. 155-160.

Revista de Hispanismo Filosfico


n. 19 (2014): 33-54
Eugenio DOrs en la Argentina. La recepcin de la filosofa novecentista en la ... 53

nmero del Boletn, fechado en setiembre 1921). Este ltimo no slo identifica su
anarquizante reforma pedaggica en el Colegio Nacional de La Plata con la filosofa
de dOrs y las prcticas de la Residencia (una reforma que no logra realizarse, pues
termina primando el grupo contrarreformista que teme a la prdida de las jerarquas),
sino que incluso lleva al filsofo cataln al colegio platense para que pronuncie cinco
lecciones sobre La teora de la cultura.
En discusin con la nota que haba publicado Capdevila en La Prensa ante la lle-
gada de DOrs citada al comienzo de este artculo, Juan lvarez escribe inmediata-
mente despus de la partida del filsofo cataln:

Es de esperar [] que la visita del doctor dOrs produzca muy benficos efectos en cuanto
ha obrado a modo de calmante sobre ciertos ncleos estudiantiles cuya agitacin se estaba
prolongando demasiado. Prestigiosa, de suyo, la palabra del filsofo cataln cobr a este
respecto singular importancia por haber sido precisamente los revolucionarios quienes le
invitaron primero, y sostuvieron luego que su llegada sealaba uno de los ms bellos frutos
del movimiento reformista, dado que tal innovacin jams se hubiera podido introducir con-
servando los viejos ideales de la Universidad. [] DOrs se present a los estudiantes como
un defensor de la tradicin que ellos aspiraban a demoler; y sin embargo, lo han aplaudido52.

A continuacin lvarez extrae la nica conclusin que se desprendera de esas ten-


siones: no vala la pena haber hecho una revolucin tan sonada para que en la Univer-
sidad de Crdoba fuese posible explicar las ventajas del tradicionalismo y los inconve-
nientes de que la filosofa se reduzca a los estrechos campos de la lgica y la psicologa
experimental. Pero los revolucionarios cordobeses estn lejos de extraer una con-
clusin semejante. Si bien dOrs no les ofreci las claves filosficas para animar una
fuerza colectiva que rompa con la tradicin e incluso les reclam desde Barcelona una
suma mayor de dinero por sus conferencias,53 durante las prximas dcadas el grupo
prosigue su bsqueda de una filosofa que ayude a pensar los nuevos tiempos. De ah
que, adems de organizar en 1922 la llegada de los cientficos alemanes Georg Nicolai
y Alfons Goldschmidt cuestionados por sus ideas izquierdistas y antibelicistas, al ao
siguiente aparezca por la editorial de la Facultad de Derecho de Crdoba el folleto de
Georg Simmel El conflicto de la cultura moderna (hoy reconocido como la prime-
ra edicin del filsofo alemn en la Argentina, probablemente traducido y prologado
por Carlos Astrada); y que en esa publicacin se anuncie la prxima aparicin de Los
fundamentos filosficos de la obra de Spengler de Kurt Sternberg, una publicacin en
cierto modo reemplazada por el homenaje a Spengler de 192354.

52
La Prensa, Buenos Aires, 11/12/1921.
53
En 1922 Alfonso Laferrre, un antiguo miembro del Colegio, escribe El precio de la filosofa, una
breve nota en la que ironiza sobre la demanda de DOrs a la Universidad de Crdoba. Laferrre recopila
la nota en 1928 en su libro Literatura y poltica. Agradezco el dato a Martn Bergel.
54
Este homenaje da lugar a La concepcin spengleriana del derecho, un folleto aparecido en 1924 en
la misma coleccin que el de Simmel, compuesto de una conferencia de Ernesto Quesada y un breve pr-
logo del filsofo cordobs Ral Orgaz. Cf. GRISENDI, E. y REQUENA, P., Dos eventos de recepcin densa en
la Universidad de Crdoba: los homenajes a Oswald Spengler (1924) y Henri Bergson (1936), Actas de
las V Jornadas de Historia de las Izquierdas Las ideas fuera de lugar?, Buenos Aires, noviembre 2009.
Disponible en lnea: www.cedinci.org/VJornadas.htm. Fecha de consulta: 10/12/2012.

Revista de Hispanismo Filosfico


n. 19 (2014): 33-54
54 NATALIA BUSTELO

Hacia una tradicin filosfica argentina

A lo largo de la dcada del diez, la Gran Guerra, la apertura poltica democrtica


de la Argentina, la Revolucin Rusa, la Reforma Universitaria y la Semana Trgica
irrumpen como acontecimientos que exigen la respuesta de los jvenes universita-
rios. Y en la bsqueda de horizontes tericos capaces de comprender esos tiempos
nuevos emergen distintos grupos culturales, y con ellos la juventud universitaria
como un nuevo actor social. A travs de la articulacin de un movimiento conti-
nental ligado a la Reforma Universitaria, este nuevo actor tendr una agitada vida
poltica.
Como vimos, la bsqueda terica de los aos diez estuvo marcada por la disputa
filosfica entre la veneracin de la racionalidad cientfica y la apuesta por una am-
pliacin de esa racionalidad. En los aos veinte la disputa queda resuelta: una nueva
generacin antipositivista aplica una versin restringida de la Reforma en la que son
deslegitimadas las inquietudes sociales de los estudiantes, al tiempo que minimiza
la hegemona positivista en la formacin filosfica que ofrecen las universidades de
Buenos Aires, La Plata y Crdoba. En las tres casas de estudio, la psicologa tiende
a abandonar el laboratorio para ofrecer una aproximacin a la dimensin trascen-
dental del hombre; la esttica tambin aparece ligada a lo transcendental en lugar de
asociarse a un refinamiento del gusto del hombre culto; la discutida metafsica deja
de ser un asunto problemtico para tener un espacio curricular propio; y se confirma
la obligatoriedad de los cursos de latn y griego, como fuentes de autntica cultura
en detrimento de una formacin filosfica ligada al estudio cientfico de lo social.
En cuanto a DOrs, los dos grupos filosficos ms importantes de la Argentina
creyeron encontrar en su filosofa las claves para interpretar e intervenir en la poca
que se abra. Y si los cordobeses se decepcionan rpidamente del cataln, el caso
de los porteos no ser muy distinto. A pesar de la prolongada autocolocacin de
Korn Villafae como novecentista, en 1927 el referente argentino ms importante
del antipositivismo, Alejandro Korn, publica en Nosotros Filosofa argentina, una
breve historia de la tradicin filosfica de ese pas en la que confiesa que la visita
de 1921 le mostr que no se trataba ms que de un periodista eximio. All traza
como tarea de los filsofos argentinos la conciliacin del socialismo tico con la
filosofa de Bergson, un filsofo antipositivista que, al igual que DOrs, haba arri-
bado al puerto argentino gracias a las naves construidas por el activo filsofo de
la Residencia Garca Morente. En contraposicin al destino que tuvo la filosofa del
hombre que trabaja y que juega, la propuesta bergsoniana de Filosofa argentina es
recogida por la generacin de filsofos platenses y porteos que marc las dcadas
del treinta y cuarenta. E incluso el grupo cordobs elige en 1934 a Bergson como la
primera figura a homenajear por el Instituto de Filosofa y en 1936 coloca en primer
lugar el artculo de Korn en el libro Homenaje a Bergson.

Recibido: 2 de octubre de 2013


Aceptado: 26 de noviembre de 2013

Revista de Hispanismo Filosfico


n. 19 (2014): 33-54
Analtica de la vida humana:
apuntes sobre la filosofa de
Antonio Rodrguez Huscar*
Analytics of Human Life: Notes on Antonio
Rodrguez Huscars Philosophy
JOS EMILIO ESTEBAN ENGUITA
Universidad Autnoma de Madrid
[email protected]

Resumen: El propsito fundamental de este artculo es exponer la analtica de la vida hu-


mana de Antonio Rodrguez Huscar. Esta analtica es el corazn de su filosofa. Con tal fin,
mostraremos, en primer lugar, la influencia capital del pensamiento de Ortega sobre la filosofa
de Huscar, y tambin las influencias de Husserl y de Heidegger sobre ella; en segundo, exami-
naremos los rasgos esenciales de esta analtica.
Palabras clave: analtica, vida humana, Huscar, Ortega, Husserl, Heidegger.

Abstract: This paper aims to expound the analytics of human life of Antonio Rodrguez
Huscar. Such analytics is the core of his philosophy. With this end in view, I will first dem-
onstrate the cardinal influence of Ortegas thought on Huscars analytics, as well as the influ-
ences of Husserl and Heidegger on our author. Second, I will examine the principal features of
Huscars analytics.
Key words: analytics, human life, Huscar, Ortega, Husserl, Heidegger.

L
a vida de Antonio Rodrguez Huscar est orientada desde el principio de su
vida adulta hasta el final por su vocacin filosfica y por su encuentro con
Ortega, que marcar para siempre su trabajo intelectual y sin duda algo ms en
su existencia, como expres en muchas ocasiones, aunque las circunstancias fueran
adversas, a lo largo de toda su vida1. Ms an: no slo el encuentro con Ortega, sino

* Este trabajo se enmarca dentro del proyecto de investigacin La Escuela de Madrid y la bsque-
da de una filosofa primera a la altura de los tiempos (FFI2009-11707).
1
Por ejemplo: ... en Ortega en su pensamiento y en su mltiple accin personal llegu a encontrar, al
fin, despus de aos de desorientacin, algo a lo que vala la pena poner la vida, espero que no se entiendan
mis palabras como gratuita beatera, sino como expresin de una profunda conviccin, consciente, madurada,
reflexiva, madurada en muchas horas de meditacin y de ntima controversia: la conviccin de que Ortega
representaba la verdad de nuestra hora y de que en l estaba la clave de nuestro destino. (RODRGUEZ HUSCAR,
A., Semblanza de Ortega, Barcelona, Anthropos/Diputacin Provincial de Ciudad Real, 1994, p. 57).

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tambin modulara su espritu filosfico la fortuna de disfrutar de la enseanza de un


grupo de profesores excepcionales, bajo un plan de estudios renovador de manos de
Garca Morente, decano a la sazn de la Facultad de Filosofa y Letras, entre los que
se encontraban, adems de Ortega y Morente, Xavier Zubiri y Jos Gaos entre otros.
Y, adems, el privilegio de formar parte de un grupo de compaeros y condiscpulos
de Ortega extraordinarios, como Mara Zambrano, Julin Maras, Manuel Granell y
Paulino Garagorri. La seccin de Filosofa de la citada Facultad termin por ser el n-
cleo de la primera escuela propiamente espaola de filosofa: la que despus habra
de llamarse la Escuela de Madrid2.
Presentado as el filsofo manchego, lo que pretendemos en este artculo es una
aproximacin a su investigacin
nvestigacin metafsica fundamental que, centrada en la sistemati-
zacin y despliegue de las categoras de la razn vital e histrica de Ortega, compren-
demos bajo la expresin analtica de la vida humana. Los apuntes sobre su filosofa
a los que alude el ttulo son consideraciones sobre dicha analtica que contienen los
siguientes propsitos: la contextualizacin filosfica de la analtica de la vida humana
entendida como el genuino proyecto intelectual de Huscar (I); la indicacin del punto
de partida de esta analtica y por tanto de su explcito supuesto determinante, a saber:
la innovacin radical que representa la filosofa de Ortega (II); la consideracin tanto
del nuevo significado de lo categorial en la analtica de la vida humana como de su
mtodo adecuado (III); y, por ltimo, una exposicin de la estructura constitutiva de
la realidad radical, elemento medular de dicha analtica (IV).

I.

En la introduccin de thos y lgos Huscar nos ofrece los principales aspectos


de su perspectiva filosfica, que hemos denominado analtica de la vida humana:
el magisterio de Ortega y el estudio y la interpretacin de su pensamiento, su cono-
cimiento de la tradicin filosfica y de la filosofa de su tiempo, y, por ltimo, su res-
puesta filosfica ante el enigma con que nos reta la Realidad, es decir, la vida, que
es la vida de cada cual3. Discpulo de Ortega, sabedor de la historia de la filosofa y
participante, a travs de un intenso dilogo con los grandes pensadores coetneos, de
su aetas filosfica, y filsofo son las tres caras de Huscar como pensador, rasgos con
los que hay que contar para la comprensin de su proyecto intelectual, a lo que habra
que aadir, sin duda, su faceta de novelista4.

2
Ib., p. 77. Entre 1931 y 1936, la nica promocin de licenciados en Filosofa de ese proyecto insti-
tucional barrido por la guerra civil y lo que vino despus, se dio, para Huscar, un hecho excepcional en
el mundo universitario: La presencia casi sbita de una filosofa de gran estilo a la altura de los tiempos
y en forma de escuela, en un pas casi desprovisto de tradicin filosfica. (Ib., p. 84).
3
Cfr. RODRGUEZ HUSCAR, A., thos y lgos, Madrid, UNED, 1996, p. 5.
4
Vida con una diosa es el ttulo de la novela que escribe Huscar y presenta al Premio Nadal del ao
1948, logrando ser finalista. La publica en Madrid, en Ediciones Puerta del Sol (1955). La actividad filo-
sfica de Huscar no es la nica, teniendo que contar con su vertiente artstica, como novelista y tambin
como pintor.

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Analtica de la vida humana: apuntes sobre la filosofa de Antonio Rodrguez Huscar 57

Primero y antes que nada, Ortega, aunque no slo Ortega. En gran medida, su
labor filosfica se ve animada en todo momento por el propsito de salvar a Ortega,
lo que para Huscar significa

tratar de ponerlo en su verdad, de hacer que sea lo que en verdad es. Es decir, tratar de
repensar su obra, de ahondar en ella y, a ser posible, de continuarla, desplegando algunas
de sus mltiples potencialidades; promover, en suma, y en la medida de las fuerzas de cada
uno, la germinacin y fructificacin de sus riquezas seminales. No otra cosa pretendemos.5

Asimilar a Ortega no es repetirlo, sino apropirselo de forma creadora, como no


puede ser de otra manera si se trata de una genuina interpretacin filosfica. Nada de
glosas interminables ni de repeticiones de conceptos y de las formas lingsticas en
que se expresan. Sacar a la luz los implcitos del pensamiento del maestro, articular-
los y desplegarlos, actualizando de este modo sus potencialidades, le conduce a una
interpretacin que contrae y repliega la obra orteguiana sobre su hipottico centro
de gravedad, y la traduce en un lenguaje filosfico que no es el de Ortega ni el de
una de sus imitaciones epigonales. La exgesis, como discpulo, del pensamiento de
Ortega nos presenta una rigurosa estilizacin, una sistemtica reduccin de su obra
al punto de vista metafsico6. Podemos ejemplificar este proceso de destilacin al que
somete a la obra de Ortega hasta lograr aislar y desvelar plenamente su esencia, con
el tratamiento que hace tanto del concepto de perspectivismo como de perspectiva
centrales, a su juicio de su maestro. Ambos no constituyen un aspecto ms entre
otros del pensamiento de Ortega, ni se explican satisfactoriamente reducindolos a
problemas gnoseolgicos, sino que su dimensin determinante y primordial es meta-
fsica: la perspectiva es un rasgo esencial de la realidad radical. Para Huscar, todos
los conceptos fundamentales de la obra de Ortega son metafsicos, pues su cometido
principal es la elaboracin de una metafsica de la razn vital e histrica. Por lo tanto,
no es que la idea de perspectiva no posea otros significados (gnoseolgico, esttico
o tico-poltico) en la obra del maestro, sino que son derivados y secundarios7. A su
vez, esta imposicin hermenutica de Huscar, que pretende sacar a la luz lo que de
verdad est y vale como medular en Ortega, eliminando todo lo superfluo, tiene como
consecuencia la forja de un estilo propio que en poco se parece al de su maestro. Y en
filosofa el estilo no es algo meramente formal o externo a los contenidos, sino que
determina el modo como se expresa el pensamiento, afectando, por consiguiente, al
pensamiento mismo. La formalizacin del lenguaje filosfico, a saber, la construccin
de un lenguaje lgicamente perfecto la mathesis universalis, anhelada por Descar-
tes ya hace tiempo que se ha revelado como una ensoacin perniciosa. La irreduc-
5
RODRGUEZ HUSCAR, A., Semblanza de Ortega, o. c., p. 145.
6
Vlida y esclarecedora es, en este sentido, la comparacin que hace J. Padilla Moreno entre los
desarrollos de la filosofa de Ortega llevados a cabo por Julin Maras y Huscar: En conjunto, la obra
de Maras desarrolla sobre todo la filosofa de Ortega por extroversin, por aplicacin de sus principios a
la realidad. Junto a ella, la obra de nuestro filsofo [], presenta ms bien el carcter de una introversin
hacia los principios. (Antonio Rodrguez Huscar o la apropiacin de una filosofa, Madrid, Biblioteca
Nueva/Fundacin Jos Ortega y Gasset, 2004, pp. 89-90).
7
Cfr. RODRGUEZ HUSCAR, A., Perspectiva y verdad. El problema de la verdad en Ortega; Madrid,
Revista de Occidente, 1966, pp. 99-100.

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tible pluralidad de estilos filosficos es una muy clara seal del necesario componente
expresivo de la filosofa y de su resistencia en muchos casos a quedar atrapada en
la jaula de un lenguaje formalizado. Si comparamos los textos ms metafsicos de
Ortega, como Qu es filosofa?, La historia como sistema o La idea de principio en
Leibniz, con thos y lgos, la obra de Huscar que contiene una mayor pretensin de
originalidad, salta a la vista no slo la diferencia de estilo entre maestro y discpu-
lo8, sino tambin su parecido de familia con un libro como Ser y tiempo de Heideg-
ger. La utilizacin repetida de arcasmos, neologismos, cursivas y entrecomillados,
por sealar tan slo un aspecto aparentemente superficial, en la mencionada obra de
Huscar, nos muestra una mayor afinidad estilstica con el Heidegger del libro citado
que con su maestro. Huscar no pretendi escribir el sistema filosfico que Ortega
prometi pero que no hizo, porque a su juicio s se encontraba en sus textos, aunque
velado por otros muchos intereses no genuinamente filosficos; sin embargo, su fide-
lidad a Ortega le condujo a cultivar un terreno filosfico propio, distinto al de Ortega
y al de otros orteguianos, que denominamos analtica de la vida humana. Ortega
siempre est en Huscar, es su referencia fundamental como filsofo, pero potenciado
metafsicamente hasta tal punto que la voz del maestro queda desplazada al menos
en thos y lgos por la propia del discpulo.
La comprensin de un proyecto filosfico inconcluso como el de Huscar exige no
slo referirse a Ortega, sino a otros filsofos y filosofas que forman parte del contexto
en que se inserta su pensamiento. En este sentido, es pertinente aludir aqu al slido
conocimiento de Huscar de la tradicin filosfica en sus principales figuras y en sus
obras cannicas, como prueban los prlogos que escribe para los clsicos de la filo-
sofa publicados en la Biblioteca de Iniciacin Filosfica de la editorial Aguilar9. Pero
sobre todo hay que sealar y resaltar el intenso dilogo con las filosofas de su tiempo,
especialmente la fenomenologa de E. Husserl y la filosofa de la existencia como
la denomina Huscar de M. Heidegger. No menos incidencia tienen estos pensadores
en la elaboracin de su analtica de la vida humana que la que tuvieron en la filosofa
de Ortega, y no poda ser de otra manera por la ascendencia del maestro sobre el dis-
cpulo y, en general, por la omnipresencia de ambos filsofos alemanes en una gran
parte de la filosofa continental de prcticamente todo el siglo XX. Sin embargo, en La
innovacin metafsica de Ortega. Crtica y superacin del idealismo, de modo tajante
Huscar marca las diferencias de su pensamiento y el de Ortega con los dos filsofos
alemanes. Respecto a la fenomenologa, siendo conveniente sealar que se trata de la
fenomenologa transcendental de Ideas I, asume la crtica de Ortega a Husserl en tex-

8
De ello es plenamente consciente Huscar cuando intenta exponer y sistematizar las categoras de
la vida humana de Ortega, por ejemplo en el uso de los trminos hicceidad y nuncceidad para mentar
el doble aspecto espacial y temporal de la vida humana en tanto que esencialmente situada: Ruego se
me perdone la pedantera de estos neologismos tan alejados de la perspectiva lingstica orteguiana,
pero, aparte de que yo no soy Ortega, sino slo un humildsimo intrprete suyo, es que no encuentro otros
abstractos que puedan designar adecuadamente estos dos rasgos. (RODRGUEZ HUSCAR, A., La innovacin
metafsica de Ortega. Crtica y superacin del idealismo, Madrid, Biblioteca Nueva, 2002, pp. 162-163).
9
Estos prlogos fueron reunidos y publicados en Madrid con el ttulo Del amor platnico a la liber-
tad (1957), en la modestsima editorial Puerta del Sol. La obra se reedita en 2009, en Biblioteca Nueva,
siendo su editor Jos Lasaga Medina.

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Analtica de la vida humana: apuntes sobre la filosofa de Antonio Rodrguez Huscar 59

tos como el clebre Prlogo para alemanes10. El acceso a lo originario que, en calidad
de propsito general, puede valer como raz comn de la fenomenologa, la filosofa
de la existencia y la filosofa de la vida humana concebida como realidad radical, no
es logrado por la filosofa de Husserl: la conciencia pura y su esfera de inmanencia no
son la realidad primaria (lo originario), sino el resultado derivado de la depuracin
abstractiva del mtodo de la reduccin; no es lo inmediata y absolutamente dado, sino
una ficcin producto de la reduccin, que se concibe como acto de la imaginacin11.
La fenomenologa, para Ortega y Huscar, es la ltima y ms rigurosa forma del
idealismo, deudora, por tanto, de sus insuficiencias fundamentales. La diferencia con
Heidegger es una cuestin de principio: a pesar de las evidentes semejanzas entre los
significados de algunos de los existenciarios de la exgesis ontolgica del Dasein y el
de algunos de las categoras de la analtica de la vida humana12, el abismo insalvable
se encuentra en el fondo o ltimo plano de ambas perspectivas filosficas, ocupado
en un caso por el ser y en el otro por la vida. Por esta razn, pertenecen a dife-
rentes niveles metafsicos, lo que significa que las filosofas existenciales no han
conseguido todava superar la ontologa13. La superacin de la crisis de la filosofa,
que es la del idealismo, tanto para Ortega como para Huscar, no se encuentra en la
filosofa fundacional contenida en la fenomenologa transcendental de Husserl, que
incurrira, a juicio de Heidegger y de los dos filsofos espaoles, en las insuficiencias
contenidas en los trminos racionalismo, intelectualismo, teoreticismo o idea-
lismo; tampoco del lado de los nuevos ontologismos, como el del Heidegger de
Ser y tiempo, quien, en su analtica existenciaria, entendida como propedutica para
repetir de nuevo, sacndola del olvido y de la pereza del pensar, la pregunta por el
sentido del ser, termina por diluir en la abstraccin la facticidad radical del Dasein, o,
en trminos orteguianos, de la vida humana; y mucho menos de los irracionalismos,
con Nietzsche a la cabeza, o, peor an, de aquellas corrientes filosficas que renuncian
a la radicalidad de la filosofa, de hecho a su genuino sentido, como los analiticis-
mos lingsticos, los empiriologicismos o los estructuralismos14. Con todo, y a
pesar de esas diferencias insalvables, las metafsicas de la vida humana de Ortega y
Huscar no habran seguramente cobrado existencia, aunque fuera slo como esbozo,
que es el caso de Huscar en thos y lgos, sin ese dilogo intenso, profundo y crtico

10
Cfr. ORTEGA Y GASSET, J., Obras Completas, Madrid, Santillana Ediciones Generales y Fundacin
Jos Ortega y Gasset, 2009, v. IX, pp. 154-158.
11
Cfr. RODRGUEZ HUSCAR, A., La innovacin metafsica de Ortega Crtica y superacin del idealis-
mo, o. c., pp. 97-115.
12
Por ejemplo, los parecidos de familia del concepto de temple de Huscar con la Befindlichkeit de
Heidegger, como el propio Huscar nos indica: cfr. thos y lgos, o. c., p. 160. Ms all de los existen-
ciarios, y no ocultadas por el filsofo manchego, son bastante claras las similitudes entre su anlisis del
ahora (nuncceidad) y el de los tres xtasis de la temporalidad de M. Heidegger en Ser y tiempo (cfr.
RODRGUEZ HUSCAR, A., o. c., p. 113; y La innovacin metafsica de Ortega. Crtica y superacin del idea-
lismo, o. c., p. 167). Y tambin las semejanzas entre el concepto que hace suyo de vida humana como
pre-ocupacin de Ortega y el de Sorge (cura, cuidado) de Heidegger (cfr. RODRGUEZ HUSCAR, A., thos y
lgos, o. c., p. 115 y 158).
13
RODRGUEZ HUSCAR, A., La innovacin metafsica de Ortega. Crtica y superacin del idealismo, o.
c., p. 128.
14
Ib., pp. 46-49.

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con Husserl y Heidegger. Una interpretacin atrevida y acaso un punto imprudente


establecera no parecindonos algo disparatado, sino ms bien todo lo contrario una
conexin entre la conciencia intencional y su constitutivo a priori de correlacin uni-
versal, el ser-en-el-mundo como base y punto de partida de la analtica existencial
del Dasein y la infrangible dualidad (yo-circunstancia) en que consiste la realidad
radical. Prstamos y reinterpretaciones fecundas que tienen su origen en Husserl y
que son capaces de entablar dilogos productivos porque comparten un mismo hori-
zonte, aunque se siten en niveles distintos y les separen obstculos infranqueables.
Otro ejemplo que abunda en este sentido: el tiempo como problema decisivo para
todas estas filosofas. El fundamento de la intencionalidad de la conciencia y de su
forma teleolgica, el sentido del ser del Dasein y la principal determinacin de la vida
humana para Huscar, en su condicin de vida localizada, es el tiempo.

II.

En el comienzo de thos y lgos el filsofo manchego nos indica con toda claridad
aquello que persigue: la investigacin de las condiciones de posibilidad de una lgica
del pensar tico15. Este cuadro incompleto contiene la analtica de la vida humana que
nos ofrece Huscar, dependiente de forma obvia de la metafsica de la razn vital e
histrica de Ortega. ste indica el camino que Huscar recorre en parte, sin llegar al
final: desplegar de forma minuciosa, llenando huecos si fuera menester, y articular
en grado mximo las estructuras constitutivas de la vida humana, con el propsito de
componer un rganon del pensar concreto cuyo rasgo sobresaliente es la mutualidad
entre lgos y thos, su copertenencia esencial. Concebimos la analtica de la vida hu-
mana como el substrato y parte fundamental de la lgica del pensar tico, una analtica
que toma la forma de una teora de las categoras16.
Si nos preguntamos por la razn por la que el objeto de un anlisis categorial de
este tipo es la vida humana o realidad radical, Huscar nos responde de forma clara,
asumiendo la interpretacin de la historia de la filosofa y, dentro de ella, de su propia
filosofa, que hace Ortega: el maestro ha elevado la filosofa a un tercer nivel, entran-
do sta en un tercer estadio despus del realismo (primer estadio) y del idealismo (se-
gundo estadio)17. sta es la innovacin decisiva que a su juicio representa Ortega y que
presupone la crtica del idealismo que ya, en cierta medida, se hace desde un concepto
de vida que orienta la superacin de aqul y, en ltima instancia, la de la tradicin
filosfica misma. Lo que inaugura una nueva perspectiva filosfica que deja atrs o
15
Cfr. RODRGUEZ HUSCAR, A., thos y lgos, o. c., p. 1.
16
Ajustada es, en este sentido, la apreciacin de Juan Padilla Moreno sobre thos y lgos: Dicho
con otras palabras: nos movemos en todo momento dentro del anlisis de la realidad radical que es la vida
humana: con vistas, eso s, al esclarecimiento de la articulacin entre thos y lgos, entre la autenticidad
y la verdad `lgica, la verdad de las cosas. (Ib., p. 179).
17
Huscar propone la idea de perspectiva como la tercera gran metfora en lugar de los Discuros
o dii consentes sealada por Ortega en el captulo IX de Qu es filosofa? (cfr. ORTEGA Y GASSET, J., o.
c., vol. VIII, p. 355) que dialctica e histricamente acoge la pretensin de superar el idealismo, cuya
metfora es la de continente-contenido, el cual, a su vez, desbanc al realismo con su tropo caractersti-
co (sello-cera). Ambos, el realismo y el idealismo, son las figuras paradigmticas con las que Ortega y
tambin Huscar interpretan la historia de la filosofa.

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Analtica de la vida humana: apuntes sobre la filosofa de Antonio Rodrguez Huscar 61

pretende dejar atrs la fenomenologa y la filosofa de la existencia, la primera por


representar la ms rigurosa consumacin del idealismo, y la segunda por continuar
afincada en la ontologa y, por tanto, seducida por el Ser, en un imposible gesto
regresivo, es la intuicin fundamental e iluminadora que interpreta el concepto de
vida, que siempre y en cada caso es mi vida, como realidad radical. La vida, el acto
de vivir, en el que yo me encuentro y conmigo las cosas que no son yo y que me
instan, pretende reemplazar a todas las modalidades anteriores de la ontologa por
una peculiar y distintiva Lebensphilosophie como la de Ortega. O tambin se puede
decir de esta manera: el punto de partida y presupuesto fundamental del pensamiento
orteguiano es la interpretacin del ser como vivir, en virtud de una intuicin originaria
en la que la vida comparece o, mejor dicho, transparece como realidad radical y por
consiguiente como fundamento de todo lo existente. Ser, ahora, significa vivir, o
utilizando una expresin ms pertinente, ser ejecutivo: En suma, el `ser ejecutivo
no es otra cosa que el acto de vivir, acto en el que tomamos parte por igual yo y las
`cosas que en cada momento integran mi circunstancia, acto, pues, mutual mo so-
bre ellas y de ellas sobre m18.
Entonces, atendiendo a la revolucin filosfica que para Huscar representa Or-
tega, al punto de inflexin que implica su filosofa, estar a la altura de los tiempos
filosficos inaugurados por el pensamiento de Ortega significa partir de esta reve-
lacin ms bien autorrevelacin de la vida como realidad radical, del vivir como
ser ejecutivo. Por ello la tarea filosfica se le presenta a Huscar como la lenta,
minuciosa y rigurosa elaboracin de una analtica de la vida humana, disponindose
dicha analtica como una teora de las categoras, es decir, como una descripcin de la
compleja y unitaria estructura categorial que constituye el vivir. Hay que perseverar en
el camino abierto por Ortega, desarrollando, en la medida de lo posible, su investiga-
cin filosfica expresamente planteada sobre las categoras del vivir o la vida humana,
la vida de cada cual19.

III.

En aras del rigor filosfico, un paso previo, al menos en el orden de la exposi-


cin, a la descripcin de las categoras de la vida humana, conlleva forzosamente
una determinacin del significado de categora, o de lo categorial, as como una
consideracin reflexiva del mtodo empleado para la aprehensin y exposicin de ese
rgimen categorial. La teora de las categoras, al menos aquella que se despliega bajo
el horizonte de la metafsica o tambin bajo el de una meditacin sobre la tradicin fi-
losfica, es una lgica de lo real. Los tratados de lgica de Aristteles, la Crtica de
la razn pura de Kant o Ser y tiempo de Heidegger son relevantes ejemplos de lo que
significa la expresin lgica de lo real. Su caracterstica destacada y diferenciadora
es su doble aspecto constitutivo: es tanto una investigacin de los modos fundamenta-
les del decir como de los modos fundamentales del ser. Para una teora as, de-

18
RODRGUEZ HUSCAR, A., La innovacin metafsica de Ortega. Crtica y superacin del idealismo, o.
c., p. 94.
19
Cfr. ORTEGA Y GASSET, J., o. c., pp. 364-365.

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cir y ser, pensar y realidad son trminos correlativos. Si la realidad radical es


mi vida, el acto de vivir, o lo que hacemos y que nos pasa, es decir, la copertenencia
ejecutiva que define la correlacin entre el yo y la circunstancia, entonces el logos que
aprehende y desvela las categoras de la vida, en la medida en que el acto de vivir no
es asimilable ni reducible al ser ni a la conciencia, ha de regirse por un significa-
do de categora diferente al de la tradicin filosfica en sus modalidades realista o
idealista, y por el mtodo conveniente requerido por la lgica de la vida o del pensar
concreto20. En lo que respecta al sentido de lo categorial y al mtodo, Huscar asume
como punto de partida de su analtica de la vida humana la nueva perspectiva ofrecida
por Ortega, un campo de investigacin casi virgen, y tan difcil como promisorio.21
De manera homloga a Heidegger en Ser y tiempo, que sustituye el nombre de
categora por el de existenciario para resaltar la peculiaridad y distincin de la
exgesis ontolgica del Dasein, pues los modos de ser de este peculiar ente no pueden
ser reducidos a, ni derivados de, las viejas categoras dominantes en la historia de la
ontologa22, Huscar denomina primalidades a los atributos de la realidad radical,
que no pueden ser asimilados ni confundidos con las categoras de la tradicin filos-
fica23. En sus determinaciones formales, que dan un nuevo sentido a lo categorial, las
primalidades tienen como notas determinantes el ser conceptos sintticos, originarios,
ambivalentes y mviles, es decir, abiertos y no clausurados. Las primalidades son
sntesis originarias porque no son el resultado de ninguna operacin intelectual sinte-
tizadora y por lo tanto derivadas, sino lo captado por una intuicin que recoge su darse
inmediato, desplegado ulteriormente en sus determinaciones concretas mediante un
anlisis que, debido a su accin necesariamente deformante en la elaboracin de la
teora, debe ser sometido a una continua correccin metdica. Son ambivalentes por-
que responden a la constitutiva ambivalencia de la vida misma o la realidad radical
que pretenden describir:

Son, pues, conceptos que designan no cosas o entes [] sino funciones referenciales,
en la doble dimensin del yo viviente referido a las cosas de su mundo o circunstancia, o
de estos referidos al yo en cuyo vivir se dan o actan y advirtase que esa doble funcin
referencial es, repito, rigurosamente constitutiva de la realidad como tal24.

20
Las exigencias planteadas por una descripcin adecuada de la realidad radical (mi vida) condu-
cen a una revisin y modificacin completa de los conceptos fundamentales de la metafsica clsica y
an de la actual, en tanto en cuanto sta no ha dejado de ser ontolgica (RODRGUEZ HUSCAR, A., thos
y lgos, o. c., p. 55).
21
RODRGUEZ HUSCAR, A., La innovacin metafsica de Ortega. Crtica y superacin del idealismo, o.
c., p. 122.
22
Por derivarse de la existenciareidad, llamamos a los caracteres del ser del ser ah existenciarios.
Hay que distinguirlos rigurosamente de las determinaciones del ser del ente que no tienen la forma del
ser ah, las cuales llamamos categoras. (HEIDEGGER, M., El Ser y el tiempo, trad. J. Gaos. Mxico D.F./
Madrid/Buenos Aires, Fondo de Cultura Econmica, 1971, p. 56).
23
Huscar prefiere utilizar este trmino al que emplea Ortega (categoras de la vida humana), pues
considera que es menos `comprometido, o al menos que admite con ms facilidad que se le inyecte un
nuevo sentido (Ib., p. 122).
24
Ib., p. 123.

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Analtica de la vida humana: apuntes sobre la filosofa de Antonio Rodrguez Huscar 63

Por ltimo, su movilidad es un rasgo necesario y acorde con una realidad radical
que se caracteriza estructuralmente por su dinamismo y ejecutividad, estando por ello
abiertas a nuevas instancias, aspectos o niveles.
En thos y lgos aparece una consideracin sumaria sobre el mtodo adecuado
para una analtica de la vida humana25. El mtodo combina aspectos fenomenolgi-
cos y hermenuticos en la medida en que contiene dos momentos denominados por
Huscar aprehensin y comprensin. La aprehensin apunta a la captacin inme-
diata del hecho radical en su darse, en este caso a la intuicin siempre incompleta
y provisional de las primalidades o categoras de la vida humana26. La comprensin,
que es el despliegue mediante la interpretacin de lo as intuido, se compone tanto del
anlisis descriptivo de lo inmediatamente dado como de su reintegracin a la totali-
dad de la realidad radical en su complejidad. Esta reintegracin implica interpretar el
sentido de las primalidades atendiendo no slo a sus descripciones, sino tambin al
desvelamiento de sus relaciones con el conjunto de las categoras que componen la es-
tructura dinmica y compleja de la realidad radical. Su carcter ntegro y su urdimbre
dramtica prohibe un anlisis que considere aisladamente cada una de las categoras:
la aprehensin del dato radical debe acompaarse de una comprensin del mismo que
le remite, con el objeto de vislumbrar adecuadamente su sentido, al complejo estruc-
tural que conecta las primalidades componindose y desvelndose el integrum en que
consiste la vida en cada momento. Hermenutico es el mtodo empleado por Huscar
porque la aprehensin y descripcin de cualquier primalidad presupone ya una visin
previa, un cierto conocimiento de esa realidad radical; y, a su vez, esa visin previa
o pre-comprensin slo puede alcanzar su plenitud y concrecin en el anlisis de cada
una de las primalidades27. Las cosas hacen acto de presencia, comparecen ante m, y
por eso puedo aprehenderlas; y la vida transparece a travs de las cosas, percatndome
de ello mediante una comprensin cuyo ltimo sentido no es otro que la autorrevela-
cin de la vida y de su dinamo-estructura constitutiva.

IV.

Lo primero, pues, que ha de hacer la filosofa es definir ese dato, definir lo que es
mi vida, nuestra vida, la de cada cual. Vivir es el modo de ser radical: toda otra
cosa y modo de ser lo encuentro en mi vida, dentro de ella, como detalle de ella y
referidos a ella28.

25
RODRGUEZ HUSCAR, A., thos y lgos, o. c., pp. 18-19.
26
Cfr. tambin al respecto RODRGUEZ HUSCAR, A., La innovacin metafsica de Ortega. Crtica y
superacin del idealismo, o. c., pp. 126-127.
27
Un ejemplo de la condicin hermenutica del mtodo empleado por Huscar es el modo de concebir
la categora de totalidad (omnium) y su complejidad. ste concepto dinmico, dialctico (en el sentido
que da Ortega a la dialctica, que tiene su raz en el significado de la expresin de Dilthey Realdialektik),
no se deja pensar en un solo acto ponente del pensamiento, sino que ha de pensarse como una nocin `en
marcha, esto es, en permanente modus ponendo tollens, afirmndose y negndose alternativamente, en
un ir incesante de la realidad pensada al concepto interpretativo y de se a aqulla, para poder verla por
todos sus lados, en peculiar movimiento perpetuo. (RODRGUEZ HUSCAR, A., thos y lgos, o. c., p. 56).
28
ORTEGA Y GASSET, J., o. c., v. VIII, p. 345.

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n. 19 (2014): 55-69
64 JOS EMILIO ESTEBAN ENGUITA

El desideratum de Ortega constituye la lnea fundamental del proyecto filosfico


de Huscar, su analtica de la vida humana. Qu es la vida humana, mi vida, la
realidad radical en que se encuentra enraizado todo lo que existe? La respuesta a
la pregunta nos la da lo que se nos muestre, o pueda mostrrsenos, en el despliegue
categorial descripcin y articulacin de las primalidades de un dato primario y,
como tal, radical e inmediato: la vida, que es mi vida, acontecimiento absoluto, es
un encontrarme-viviendo-aqu-y-ahora29. No es, sin embargo, ese dato un factum,
un hecho que, como punto de partida y presupuesto inamovible ya constituido, al
modo del ser-en-el-mundo heideggeriano, pone en movimiento la aprehensin y la
interpretacin de los atributos de la vida humana, sino algo que est por hacer y que
hay que hacer, un faciendum, el quehacer en que consiste mi vida como absoluto
acontecimiento en el que estn co-implicados mi yo y las cosas en su contingencia y
circunstancialidad. El carcter ejecutivo, pragmtico y dramtico de la vida humana
caracteriza a una analtica que pretende desprenderse del substancialismo y estatismo
de la tradicin filosfica y de las nuevas ontologas, afincadas en el territorio de lo
ente o del Ser.
El dinamismo de la realidad radical se sostiene en la bipolaridad formada por dos
categoras, si no fundamentales, s preeminentes como absolutos a priori de la vida
humana: verdad y libertad. La mutualidad metafsica de thos y lgos y la elaboracin
de una lgica del pensar tico basada en aquella co-pertenencia tiene como raz el in-
disoluble vnculo entre dichas categoras. Mi vida, que no es mi posesin, sino aquel
mbito en que me encuentro con el mundo, es el acontecimiento previo, elemental
e irreductible en el que, como condicin de posibilidad, se encuentran forzosamente
insertados todos los dems mbitos y cosas, y mi relacin con dichos mbitos y
cosas. En este sentido, es el nico mbito respecto a todo lo existente bajo cualquiera
de sus modalidades que puede ser llamado con propiedad transcendental30. Mi vida
es transcendental en tanto en cuanto es condicin de posibilidad de todo aparecer en
ella, de todo acto de presencia. Es, en este sentido, actualidad pura presupuesta por
cualquier acto de vivir en el que las cosas y yo mismo comparecen en su necesaria
correlacin y en sus modos propios. Adems, es transcendental respecto a todo decir,
a todo lgos, pues ste requiere la revelacin de las cosas y del yo en el mbito de
mi vida para ejecutarse. Por ello, es apertura originaria y condicin de toda verdad,
entendida por Huscar y por Ortega como altheia, revelacin: en el mbito abierto
que caracteriza a la realidad radical las cosas (y yo con ellas) hacen acto de presencia
y la vida transparece en ellas, es decir, se muestra a s misma autorrevelndose, siendo
as la Verdad primera o fundamental, condicin necesaria del resto de verdades y de la
disposicin del ser humano hacia la verdad: tal es la razn de que habitemos o estemos
en la Verdad, aunque no la poseamos. Habra que aadir un ltimo modo en que la
vida es transcendental, que ya no remite a la revelacin (altheia) sino a la libertad:
en la medida en que mi vida est siempre por hacer y que por lo tanto tiene que ha-
cerse aqu y ahora, el faciendum en que consiste conlleva su carcter autodecisorio,

29
Cfr. RODRGUEZ HUSCAR, A., thos y lgos, o. c., p. 79; y La innovacin metafsica de Ortega. Cr-
tica y superacin del idealismo, o. c., pp. 126-127.
30
Cfr. RODRGUEZ HUSCAR, A., thos y lgos, o. c., p. 22.

Revista de Hispanismo Filosfico


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Analtica de la vida humana: apuntes sobre la filosofa de Antonio Rodrguez Huscar 65

condicin de posibilidad de toda decisin concreta que yo tome ante la instancia


y requerimiento de las cosas. Y no hay decisin sin libertad, por lo tanto, el segundo
aspecto determinante del horizonte transcendental de la vida, mi vida, es la libertad,
siendo sta una absoluta necesidad para la existencia humana.
Junto a las categoras de verdad y libertad, que las hemos hecho valer, siguiendo a
Huscar, como aquellas primalidades preeminentes de la vida humana en el sentido
de absolutamente previas y primeras respecto a las dems, el elenco de atributos de la
realidad radical se inserta en una trada categorial que completa los referentes bsicos
de esta cartografa metafsica del absoluto acontecimiento en que consiste mi vida:
destino, decisin y situacin.
El destino, entendido como sino, como lo que se me impone en la vida y queda
fuera de mi eleccin, est formado por mi circunstancia y mi vocacin. Ambas ne-
cesidades, en la medida que la limitan, posibilitan la libertad, que, sin embargo, es la
nica necesidad absoluta:

Las necesidades humanas son, pues, libres, porque son, en efecto, libremente aceptadas, al
aceptar la vida [...]. Todas, menos una: la de la libertad misma; porque, aunque decidamos
renunciar a ella tambin, renunciando a la vida, en esa misma renuncia estamos afirmn-
dola y ejercitndola. La libertad es, pues, la necesidad humana sensu strictissimo, la nica
constitutivamente irrenunciable.31.

La circunstancia en su conjunto, en y con la que me encuentro y que forma la


vertiente objetiva del acto de vivir, es el mundo. Las cosas que lo forman se nos dan
siempre y de antemano en relacin con las dems percibimos siempre el mundo,
escribe Huscar, insertadas en un sistema universal de relaciones y en el contexto
dinmico y dramtico que es mi vida. Adems, no hacen acto de presencia como
estando ah, como meros objetos o existencias mudas con las que uno se topa,
sino como instancias, es decir, aparecen instndome, urgindome, solicitndome,
forzndome a hacer algo y a formarme ideas sobre ellas, resistindose a mi hacer y a
mis proyectos de vida o facilitando el curso de mis decisiones y acciones32. Como m-
bito en que se me aparecen las cosas y con el que me enfrento y me relaciono respon-
diendo a su instar, es el mundo pragmtico y dramtico. Puesto que nada se nos da
como estante, como substante, la circunstancia orteguiana debe entenderse para
Huscar como circuminstancia, que primariamente nos rodea por todas partes, nos
oprime y presiona aunque tambin puede ser, de forma derivada, servicial y ejerce
resistencia y oposicin a nuestro hacer. Antes que existencia y objetividad, los modos
de ser de las cosas en su originario aparecer son la objecin y la resistencia, de-
terminaciones constitutivas de la instancia. Frente a la resistencia de la instancia, se
opone la voluntad y su acto primario, el querer la vida, pero en una autoafirmacin que
la confronta contra toda instancia hostil de la realidad, convirtindose en una contra-
instancia de la circunstancia que nos rodea y presiona. sta es la tensin primigenia

31
Ib., pp. 83-84.
32
Ib., pp. 36-38; y La innovacin metafsica de Ortega. Crtica y superacin del idealismo, op. cit.,
pp. 142-144.

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66 JOS EMILIO ESTEBAN ENGUITA

y forma ltima de la vida, respecto a la cual todos los conflictos y contiendas son de-
rivados: el conflicto entre destino y libertad33.
Uno de los rasgos sobresalientes para Huscar de la filosofa de Ortega consiste en
ser una filosofa de la salvacin34. La proyeccin mundana de este carcter sotrico
del pensamiento de su maestro le distingue de la tradicin soteriolgica, centrada so-
bre todo en el alma y viviendo de espaldas al mundo. La mundanidad de la reflexin
filosfica de Ortega y Huscar, que se expresa de modo sobresaliente en la necesidad
de que la salvacin del yo pasa necesariamente por la salvacin de la circunstancia,
como ya precisa Ortega en Meditaciones del Quijote, nos sirve para evitar una primera
serie de errores sobre un concepto tan escurridizo y problemtico como el de vocacin
y para sealar la correlacin entre el yo y las cosas implicada necesariamente en dicho
concepto. Ese fondo insobornable que puede valer como una primera determinacin
de la nocin de vocacin remite tanto al yo como al mundo, al polo subjetivo y obje-
tivo de la realidad radical: tanto el sentido y direccin con los que nos solicita y urge
la instancia como el modo como se percibe su apremio por parte del yo constituyen
los ingredientes esenciales de la vocacin. sta se concibe, entonces, como

una especie de sensibilidad radical y, a la vez, de orientacin radical de la vida, sensibilidad


y orientacin que son tambin datos brutos, ltimos, fatales, como la circunstancia
misma y como la libertad misma, fuera de cuya jurisdiccin caen una y otra la vocacin y
la circunstancia, digo y a cuya constitutiva limitacin de posibilidades contribuyen esen-
cialmente.35

La vocacin, entendida como lo que nos llama y convoca, que puede ser seguida,
rechazada o simplemente ignorada, no surge de Dios, la conciencia, la naturaleza o el
ser, sino de la vida misma, mi vida, que liga mediante un lazo indisoluble las cosas y
mi yo, lo que nos pasa y hacemos.
La vida es autodecisoria: el encontrarme viviendo aqu y ahora, en la medida en
que es medularmente un quehacer, un hacerme yo y las cosas pura ejecutividad,
conlleva la constante decisin y eleccin configuradoras del proyecto en que tam-
bin, como otra de sus primalidades, consiste el acto de vivir. Puesto que forzosa-
mente se tiene que hacer algo, y ese algo se nos aparece como un elenco articulado
de posibilidades, estamos condenados a ser libres: decisin y libertad, en este sentido,
no slo son determinaciones fundamentales de la vida humana, sino momentos im-
prescindibles, junto a la verdad, de la estructura etholgica del vivir. Estar forzados a
la accin apunta al doble sentido de necesidad, el fsico (Bedurfniss, la carencia y la
menesterosidad, incluso la indigencia) y el lgico-ontolgico (Notwendigkeit), cuyo
imperio acota el poder decisorio de uno mismo y la eleccin entre el conjunto de
posibilidades dadas. El significado de las categoras tradicionales de la modalidad ha
de modificarse para Huscar en la analtica de la vida humana: la posibilidad no se

33
Cfr. RODRGUEZ HUSCAR, A., thos y lgos, o. c., pp. 47-49.
34
Cfr. RODRGUEZ HUSCAR, A., Una cala filosfica en la obra de Ortega, en Semblanza de Ortega, o.
c., pp. 255-256.
35
RODRGUEZ HUSCAR, A., thos y lgos, o. c., pp. 131-132. Cfr. tambin La innovacin metafsica de
Ortega. Crtica y superacin del idealismo, o. c., pp. 170-171.

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Analtica de la vida humana: apuntes sobre la filosofa de Antonio Rodrguez Huscar 67

entiende como posibilidad lgica (posible es aquello que no es contradictorio), sino


que son posibilidades vitales, es decir, posibilidades de accin o haceres posibles;
ni la realidad o contingencia se concibe bien como que algo que es pueda ser otra
cosa, bien como que algo que es pueda no ser o pueda no haber sido, sino como modo
de ser de la vida tanto en lo que respecta a las cosas como a mi hacer, es decir, como
el carcter rotunda y terminantemente positivo, y aun impositivo, del acaecer real de
cada instante, en su incontrastable presencia y novedad, en la fuerza efectiva si no
en la necesidad de su facticidad [...], siempre en alguna medida imprevisible.36;
ni, por ltimo, la necesidad es aquello que en ningn caso puede no ser lo que es,
aquello cuya negacin implica contradiccin, sino que es la necesidad suprema, la
paradjica necesidad de la no necesidad, a saber: la necesidad de elegir o la libertad
como necesidad absoluta37. El proyectarme sobre las cosas que nos instan es proyectar
posibilidades para hacerlas (a las cosas) y hacerme con ellas, y esta proyeccin
supone la eleccin y por consiguiente la libertad como, en los trminos que ya hemos
sealado, a priori absoluto de la vida, y en esa medida incorpora como ingrediente
necesario un peculiar deber, que no es otro que el tener que acertar en mis elecciones,
el llegar a ser uno mismo, la obligacin (moral) inscrita en el valor de la autenticidad,
lo apuntado por Ortega en su definicin de la verdad como la conformidad del hombre
consigo mismo. El acto de vivir en que comparecen las cosas conmigo y yo con ellas
es un peculiar quehacer en el que quedan anudados de forma indestructible el destino
(necesidad), la libertad y el acierto moral mediante el que se logra armonizar en el
drama de mi vida la circunstancia y la vocacin.
Todo acto de vivir est en situacin, se encuentra bajo las coordenadas del aqu
humano y real (el aqu espacial cualificado) y del tiempo lleno y fungible de la
vida. Por situacin Huscar entiende el hecho primario de la localizacin de la vida
humana, determinndose por la dupla formada por el aqu y el ahora, el hic et nunc,
o la hicceidad y la nuncceidad38. Del aqu, como situs espacial de mi vida, merecen
ser destacados, al menos, dos aspectos: su relacin privilegiada con el cuerpo, con el
hecho de que tenemos un modo de ser corpreo (corporeidad) y de que vivimos desde
un cuerpo limitado (corporalidad), y su carcter concreto, es decir, mndico. La
localizacin espacial de la vida humana se debe a que somos cuerpo, el cual nos ancla
y fija en el aqu. La apertura e incidencia del mundo en cada uno de nosotros tiene
como punto de partida esa sensibilidad y afectividad del cuerpo, entendidas como vn-
culo fundamental entre el yo y la circunstancia. Nuestra condicin de carne y hueso
se eleva a ingrediente fundamental del aqu en el que se ejecuta la vida humana en su
dualidad constitutiva. Por otro lado, concreto es el aqu en tanto que efectivo y real, y
tambin en tanto que conciencia del aqu. El espacio geomtrico, abstracto, no es el
de la vida: ste est poblado y cualificado, lo que significa que el aqu no puede
36
RODRGUEZ HUSCAR, A., thos y lgos, o. c., p. 153.
37
Sobre la modificacin del significado de las categoras modales de la tradicin filosfica, cfr. RO-
DRGUEZ HUSCAR, A., La innovacin metafsica de Ortega. Crtica y superacin del idealismo, o. c., pp.
154-159.
38
RODRGUEZ HUSCAR, A., thos y lgos, op. cit., p. 89. Para el anlisis de las categoras de hiccei-
dad y nuncceidad, cfr. tambin La innovacin metafsica de Ortega. Crtica y superacin del idealismo,
o. c., pp. 162-170.

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68 JOS EMILIO ESTEBAN ENGUITA

ser concebido como un contenido o recipiente vaco y neutro en el que estn las cosas,
sino como un campo de fuerzas entre las cosas y el yo, entre el instar de ellas y mi
hacer, un campo, en definitiva, pragmtico. Poblamiento, como mi circunstancia o
mundo circundante organizado de forma perspectiva, y cualificacin, como la fun-
cin de la circunstancia en mi vida las instancias efectivas de las cosas en mi vida,
las posibilidades que me ofrecen o niegan, confieren la carne y la concrecin de la
determinacin espacial de la vida humana39. Ni el yo ni las cosas estn en el espacio,
contenidos en el aqu: ste es, por el contrario, la coexistencia de lo que me insta y lo
que hago, la urdimbre pragmtica de las cosas y del yo en cada instante.
El ahora es el situs temporal de mi vida, el modo primario de ser temporal (tempo-
reidad) de la realidad radical. Como determinaciones de la situacin, el aqu y el ahora
no son en ningn caso separables, aunque analticamente puedan ser considerados
independientes el uno del otro. En su efectiva vinculacin, el aqu es la estructura del
ahora, y ste el despliegue de la realidad presente que implica el pasado y el futuro,
el punto (mvil) de confluencia en que se va desplegando la continuidad solidaria
que constituye la dinamo-estructura que es la realidad misma40. De los tres aspectos
del tiempo de la vida que nos presenta Huscar la primaca de lo temporeo sobre lo
espacioso, el primado del futuro sobre el presente y el pasado, y el carcter sinttico
del ahora, nos ocuparemos aqu brevemente del tercero, sealando de antemano la
ascendencia que en el tratamiento del ahora o, dicho con otras palabras, del espinoso
problema del tiempo, tienen sobre el filsofo manchego no slo Ortega, sino tambin
Husserl y Heidegger. Frente al concepto objetivo de tiempo entendido como sucesin
de instantes, formando una serie en la que cada punto es independiente del que le ante-
cede y del que le sigue, Husserl nos abre las puertas a la comprensin de otro tiempo,
el subjetivo, que constituye, confiriendo unidad a todos los actos intencionales, el n-
cleo de la estructura intencional de la conciencia. El tiempo subjetivo es llamado por
Husserl presente viviente (lebendige Gegenwart): una unidad en perpetuo flujo que
genera horizontes de pasado y de futuro, la presencia en la que se mantiene el pasado
como pasado en el presente y se pre-tiene el futuro en el presente a modo de pro-
tencin anticipadora. Como tiempo vivo, el ahora es para Huscar esencialmente
sinttico en mltiples sentidos, de los cuales nos interesa la sntesis entre coexistencia
y sucesin implicada en todo ahora, en virtud de la cual coexisten en cada instante
el pasado (antes-ahora), el presente (ya-ahora) y el futuro (despus-ahora). El ahora
y el aqu, como indicadores de la situacin en la que se encuentra la realidad radical,
son mbitos poblados y cualificados, como hemos visto, y no determinaciones geom-
tricas o fsicas. sta es la razn por la que el ahora de la vida humana constituye un
entramado o plexo que implica todos los xtasis de la temporalidad (Heidegger)41,
sin el cual los instantes quedaran desligados y disuelta la estructura dinmica y dra-
mtica de la vida humana. La conciencia del ahora en la que se tiene experiencia de la
situacin temporal de todo acto de vivir es referencial o traslaticia, lo que quiere
decir que el movimiento del ahora liga intencionalmente el presente con el pasado y

39
Cfr. RODRGUEZ HUSCAR, A., thos y lgos, o. c., pp. 99-101.
40
Ib., p. 114.
41
Ib., p. 113.

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n. 19 (2014): 55-69
Analtica de la vida humana: apuntes sobre la filosofa de Antonio Rodrguez Huscar 69

el futuro: en el ya-ahora (instante), en tanto que vivido (presente), confluyen el antes-


ahora (pasado) y el despus-ahora (futuro) en un movimiento intencional mediante el
cual el ahora real y ejecutivo se traslada a un inmediato pasado (retro-referencia)
o a un inmediato futuro (pro-ferencia anticipatoria). La naturaleza del ahora vivido
consiste en apuntar siempre y en todo momento a lo sido y a lo que est por venir:
El verdadero ahora es de ser algo instancial, instante (por tanto, como dijimos,
llamada o empuje al futuro) de lo sido, es decir, de lo pasado pero an conservado,
de lo pasado-presente42. En el tiempo se entrelazan pasado, presente y futuro, y con
ellos, enredndose de forma inextricable, el destino y la decisin en que consiste mi
vida, siempre a caballo entre lo hecho que se me impone desde el pasado y lo que,
estando por hacer, como posibilidad, me proyecta al futuro: el ser humano nunca es,
sino que siempre est en camino (homo viator).
El 13 de abril del 2012 Antonio Rodrguez Huscar cumplira, de haber vivido,
los cien aos. Poco, por desgracia, se sigue sabiendo de su obra. Casi se puede decir,
sin exagerar ni faltar a la verdad, que es el discpulo olvidado de Ortega. Puede que a
ello contribuyera el hecho de que declar en todo momento que su trabajo filosfico
estaba al servicio del pensamiento de su maestro y tena como objetivo fundamen-
tal salvar43 su filosofa frente a todos aquellos que pretendan enterrarla, yendo a
contracorriente en los crculos filosficos espaoles, acadmicos y extra-acadmicos,
durante varias dcadas desde los aos 60 del siglo pasado. Se gan a pulso ser incluido
entre los orteguianos ortodoxos y escolsticos que practicaban una estril herme-
nutica venerativa. Ya en la Carta abierta a Jos Antonio Maravall en el decenario
de la muerte de Ortega, Huscar, reconocindose como uno de esos supuestos esco-
lsticos y asumiendo sin complejos su servidumbre a Ortega, le seala a su amigo
que, entre otras razones, no le enva la contribucin que le pide para la conmemora-
cin de los diez aos de la muerte de su maestro por el miedo a que le tachen a uno
de orteguiano44. Valga este artculo, en la medida de lo posible, para recordar a Hus-
car de la mejor manera, es decir, al modo como l lo entenda e hizo con su maestro,
salvando su pensamiento.

Recibido: 15 de febrero de 2013


Aceptado 26 de noviembre de 2013

42
Ib., p. 120.
43
Salvar a Ortega: tratar de ponerlo en su verdad, de hacer que sea lo que en verdad es. Es decir,
tratar de repensar su obra, de ahondar en ella y, a ser posible, de continuarla, desplegando algunas de sus
mltiples potencialidades; promover, en suma, y en la medida de las fuerzas de cada uno, la germinacin y
fructificacin de sus riquezas seminales. No otra cosa pretendemos. (RODRGUEZ HUSCAR, A., Semblanza
de Ortega, o. c., p. 145).
44
Ib., p. 136.

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n. 19 (2014): 55-69
Vestigios hispnicos de Karl
Jaspers (1920-1939)
Hispanic vestiges of Karl Jaspers (1920-1939)
F. XAVIER VALL SOLAZ
Universitat Autnoma de Barcelona1
[email protected]

Resumen: Este estudio interdisciplinario aporta nuevas referencias hispnicas a Karl Jas-
pers anteriores a la posguerra, que diversifican y matizan su recepcin. Su polifactica obra
circul en distintos campos: la medicina especialmente la psiquiatra, la psicologa, la peda-
goga, la filosofa, la sociologa, la poltica, la religin, el arte, la literatura... Por otra parte, su
verstil pensamiento fue usado, a veces bastante distorsionadamente, por autores de tendencias
contrapuestas. En particular, Allgemeine Psychopathologie (1913), obra reeditada en alemn y
en francs, se convirti en un manual de referencia, pero Die geistige Situation der Zeit (1931),
un libro actual, divulgativo y polmico publicado dos aos despus en traduccin castellana de
Ramn de la Serna, ampli la celebridad de Jaspers.
Palabras clave: Karl Jaspers, existencialismo, filosofa, psicologa, medicina, ideologa,
arte, literatura.

Abstract: This interdisciplinary study provides new Hispanic references to Karl Jaspers prior
to the postwar, which diversify and qualify his reception. His multifaceted work circulated among
various fields: medicine especially psychiatry, psychology, pedagogy, philosophy, sociology,
politics, religion, art, literature... On the other hand, his versatile thought was used, sometimes
quite distortedly, by authors of opposite trends. In particular, Allgemeine Psychopathologie (1913),
republished in German and in French, became a reference manual, but Die geistige Situation der
Zeit (1931), a modern, informative and controversial book published two years later in a Spanish
translation by Ramn de la Serna, increased Jaspers celebrity.
Key words: Karl Jaspers, Existentialism, Philosophy, Psychology, Medicine, ideology, Art,
Literature.

1. Introduccin

A
mediados de los cuarenta Sartre construy el existencialismo como movi-
miento, acaparando la tradicin filosfica existencial, no sin enconadas po-
lmicas. Los autores enmarcados en esta tendencia en la mayora de casos,
como el de Jaspers, a pesar suyo obtuvieron de ello una mayor proyeccin social,

1
El presente artculo se inscribe en los proyectos FFI2011-2505 y HAR2012-36204-C02-02.

Revista de Hispanismo Filosfico


n. 19 (2014): 71-100
72 F. XAVIER VALL SOLAZ

pero a costa de verse relegados a un segundo trmino, de que su pensamiento se


redujese y deformara y de que se olvidase bastante su incidencia previa2.
Sin embargo, a inicios de los cincuenta, Julin Maras alegaba el conocimiento
de los fundamentos existencialistas antes de la guerra: Unamuno haba introducido a
Kierkegaard y en 1930 se haba publicado El concepto de angustia, en traduccin de
Gaos; Ortega se haba referido a la fenomenologa ya en 1913 y Zubiri y Gaos haban
dedicado sendas tesis doctorales a temas fenomenolgicos; este haba traducido con
Morente Logische Untersuchunge (1900-1901), Investigaciones lgicas (1929), de
Husserl; Ortega haba mencionado Sein und Zeit (1927), de Heidegger, en febrero de
1928, libro que Maras haba ledo en 1934, cuando todava era estudiante, y Zubiri,
habiendo asistido en 1929 en Friburgo a cursos de Heidegger, que aquel ao public
Was ist Metaphysik?, traducira esta obra3.
Este olvido de Jaspers ya ha sido compensado por una panormica general de
su recepcin, centrada especialmente en la posguerra, y por diversos trabajos sobre
su incidencia en la psiquiatra4. As y todo, creo til complementar estas estimables
aportaciones con nuevos datos, que se enmarcan en el perodo de la Restauracin a la
2
A pesar de que me valga de los trminos influencia y recepcin y de sinnimos suyos, tengo pre-
sentes otros, como intertextualidad y apropiacin, que plantean tambin problemas, y mi perspectiva no
es meramente difusionista.
3
El existencialismo en Espaa, Bogot, Universidad Nacional de Colombia, 1953, p. 13, recopilado
en Filosofa actual y existencialismo en Espaa, Madrid, Revista de Occidente, 1955, pp. 28-29. En estos
libros (pp. 28 y 355, respectivamente), Maras no solo omiti la recepcin de Jaspers, sino que censur
la estructura y el estilo de las ms de mil desaforadas pginas de su Von der Wahrheit. Philosophische
Logik (1947). Qu es metafsica? se public en Cruz y Raya, n 6, 1931, pp. 83-115. Joan Estelrich,
en Retorn a Kierkegaard, La Nostra Terra, n 98, abril 1936, p. 133, completando su estudio sobre este
pensador publicado en La Revista en 1918-1919 y recopilado en Entre la vida i els llibres (1926), resalta su
extraordinria influncia en la filosofa nrdica, especialmente en la alemana (vid. VALL, X., Lexisten-
cialisme als Pasos Catalans abans de la postguerra, Revista de Catalunya, n 112, noviembre 1996, pp.
156-160). Al menos en la posguerra, se referir a menudo a Jaspers, con el que coincide ya anteriormente
en diversos aspectos, y adquirir libros suyos (JORBA, M., Un arxiu per a unes memries: el fons Joan
Estelrich de la Biblioteca de Catalunya, en Actes de les Jornades dEstudi sobre Joan Estelrich. Palma-
Felanitx 17, 18 y 24 doctubre de 2008, Barcelona, Publicacions de lAbadia de Montserrat, 2010, p. 157;
agradezco al autor y a Anna Gudayol la informacin sobre este ingente fondo, en curso de catalogacin).
4
DRR-ZEGERS, O., Der Einfluss der Heidelberger Psychiatrie auf den spanisch-sprechenden Raum,
en JANZARIK, W., ed., Psychopathologie als Grundlagenwissenschaft, Stuttgart, Ferdinand Enke, 1979, pp.
189-197; FRANCO BARRIO, J., Recepcin hispnica de K. Jaspers, en HEREDIA SORIANO, A., coord., Mundo
Hispnico Nuevo mundo. Visin filosfica. Actas del VIII Seminario de Historia de la Filosofa Espaola
e Iberoamericana, Salamanca, Universidad de Salamanca, 1995, pp. 521-545; GONZLEZ DE PABLO, .,
La medicina en la obra de Karl Jaspers (1883-1969), Madrid, Editorial Complutense, 1987; id., Sobre
la gnesis del orden psiquitrico en la posguerra espaola: la implantacin de la psiquiatra de la escuela
de Heidelberg en Espaa, Revista de la Asociacin Espaola de Neuropsiquiatra, vol. VII, 1987, pp.
633-647; id., La Escuela de Heildelberg y el proceso de institucionalizacin de la psiquiatra espaola,
en SOCIEDAD DE HISTORIA Y FILOSOFIA DE LA PSIQUIATRIA, Un siglo de psiquiatra en Espaa, Madrid, Extra
Editorial, 1995, pp. 229-249; id., La introduccin de la obra psiquitrica de Karl Jaspers (1883-1969) en
Espaa, en ARQUIOLA, E. / MARTNEZ PREZ, J., coord., Ciencia en expansin. Estudios sobre la difusin
de las ideas cientficas y mdicas en Espaa (siglos XVIII-XX), Madrid, Editorial Complutense, 1995, pp.
563-587; id., La fenomenologa y la medicina del siglo XX, en CASTELLANOS GUERRERO, J. et al., coord.,
La Medicina en el siglo XX. Estudios histricos sobre Medicina, Sociedad y Estado, Mlaga, Sociedad
Espaola de Historia de la Medicina, 1998, pp. 353-362, y CARPINTERO, H. Influencias germnicas en la
psicologa espaola, en BRIESEMEISTER, D. / SALAS J. de, ed., Las influencias de las culturas acadmicas

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Vestigios hispnicos de Karl Jaspers (1920-1939) 73

Guerra Civil, con sus diversas vicisitudes polticas. Adems, debera estudiarse mo-
nogrficamente el influjo de Jaspers en los distintos pases hispanoamericanos, donde
he encontrado tambin abundantes referencias, aunque me circunscribir a las de los
exiliados.
No entrar tampoco en meras analogas entre autores hispnicos y Jaspers. Por
ejemplo, se han encontrado similitudes incluso con Juan de la Cruz y ngel Ganivet5.
Sin pretender la exhaustividad, me limitar a analizar algunas referencias explcitas a
Jaspers, que clasificar en distintos campos, los cuales se entrecruzan.

2. Las vertientes jaspersianas

Karl Jaspers (Oldenburgo, 1883 Basilea, 1969) evoca su propia trayectoria en


Philosophische Autobiographie y en otros escritos o declaraciones. Desta de padres
protestantes para los que la religiosidad representaba solamente una convencin social
y casado con una juda, se ha convertido en emblema de multiculturalidad6. Hijo de un
banquero, tras cierto apoliticismo, aunque mantenindose en el liberalismo burgus,
se fue volviendo ms sensible a la cuestin social, sobre todo a partir de la I Guerra
Mundial, si bien ms claramente como reaccin al nazismo.
Siguiendo la tradicin familiar, comenz estudios de Derecho, pero los abandon
para dedicarse a la medicina, en que se doctor en 1908 con la tesis Heimweh und
Verbrechen, por la Universidad de Heidelberg. En la clnica psiquitrica universitaria
de esta ciudad adquiri la experiencia que le permiti escribir diversos estudios mo-
nogrficos y Allgemeine Psychopathologie, manual que, impreso en 1913, le sirvi
para habilitarse como docente de psicologa en la Facultad de Filosofa de dicha uni-
versidad7. En 1919 public Psychologie der Weltanschauungen, que, adems de dar
salida a antiguas inquietudes filosficas, le permiti obtener al ao siguiente, no sin
reticencias gremiales, una plaza de filosofa en esta misma facultad.
Por aquel tiempo edit tres libros: Max Weber (1921), necrologa en que le reco-
noce como su mximo referente, Strindberg und van Gogh. Versuch einer pathogra-
phischen Analyse unter vergleichender Heranziehung von Swedenborg und Hlderlin
(1922), que supone en parte una reminiscencia de la dedicacin a la psiquiatra, y Die
Idee der Universitt (1923), concebido anteriormente, aunque se public ya afianzada

alemana y espaola desde 1898 hasta 1936, Frankfurt am Main / Madrid, Vervuert / Iberoamericana,
2000, p. 223-237.
5
SEGURA MUNERA, J., Trascendente y trascendencia. Aproximacin entre Jaspers y San Juan de
la Cruz, Pensamiento, n 42, 1986, pp. 283-317, y OLMEDO MORENO, M., El pensamiento de Ganivet,
Madrid, Revista de Occidente, 1965, en que, adems de referirse espordicamente a Jaspers, le dedica
incluso un captulo (pp. 104, 263, 303, 318, y 331-336). Para poner tambin un ejemplo mdico, A. Oriol
i Anguera, en su contribucin al libro colectivo August Pi i Sunyer. Lhome i la seva obra, Barcelona, IEC,
1966, p. 22, considera que este doctor se avanz cincuenta aos a su tiempo estableciendo una antro-
pologa que fructific en los capitostes de la filosofa actualssima, Heidegger y Jaspers.
6
P. ej., ha tomado su nombre el Karl Jaspers Centre for Advanced Transcultural Studies de la Uni-
versidad de Heidelberg.
7
Fue reeditado, revisndolo por el autor, en 1920, 1923 y 1946. En 1928 se public la versin fran-
cesa de Kastler y Mendousse revisada por Sartre y Nizan, mientras que la primera traduccin castellana,
de Saudibet y Santilln, no se edit hasta 1950-1951, en Buenos Aires.

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74 F. XAVIER VALL SOLAZ

su carrera universitaria. No fue hasta la dcada de los treinta cuando sac a la luz una
serie de obras que sistematizan ms su pensamiento filosfico: adems de las con-
sagradas a Weber (1932), Nietzsche (1936) y Descartes (1937), Philosophie (1931,
si bien con fecha del ao siguiente), las cinco conferencias de Vernunft und Existenz
(1935) y Existenzphilosophie (1938), en cuya segunda edicin (1956) aclarar que
haba acuado este trmino en sus clases a mediados de los aos veinte, antes de que
Fritz Heinenann publicara Neue Wege der Philosophie (1929), pero que siempre pro-
cur que no se convirtiera en un clich.
Cuando ya tena muy avanzada Philosophie, escribi, por encargo de la clebre
coleccin Gschen, Die geistige Situation der Zeit, obra acabada en septiembre
de 1930, aunque no se public hasta octubre del ao siguiente. En 1933 se edit en
versin castellana de Ramn de la Serna [Espina], que prescindiendo del trmino
jaspersiano situacin, la titul Ambiente espiritual de nuestro tiempo8. La public la
Editorial Labor, en cuyo proyecto encajaba perfectamente:

Divulgar con la mxima amplitud el conocimiento de los tesoros naturales, el fruto del
trabajo de los sabios y los grandes ideales de los pueblos, dedicando un estudio sobrio,
pero completo, a cada tema, e integrando con ellos una acabada descripcin de la cultura
actual9.

Por otra parte, como rese ya Esteban Salazar Chapela, el libro, en un momento
convulso, se convirti en un espejo espiritual, que reflejaba la sensacin de insegu-
ridad desde la angustia vital jaspersiana10.

3. La medicina y la psicologa

Las primeras referencias a Jaspers que he encontrado conciernen a la proyeccin


psquica en el arte. En Los literatos y artistas alemanes enemigos de la psiquiatra,
publicado el 22 de enero de 1920 en Espaa. Semanario de la Vida Nacional, Jos
Miguel Sacristn, citando Bemerkungen eines Psychiaters zu den Angriffen auf die
Psychiatrie in der neueren Literatur, de Wilhelm Mayer, proclama que los psiquia-
tras modernos, lejos de considerar patolgica toda desviacin de la normalidad,
intentan comprender mejor cualquier fenmeno psicolgico, al estilo de la escuela
fenomenolgica de Jaspers y de los psicoanalistas freudianos11. En una recensin
de August Strindberg im Lichte seiner Selbstbiographie. Eine psychopathologische
Persnlichkeitsanalyse, de Alfred Storch, para la revista literaria La Pluma, recurre
8
Sobre el traductor, vid. GARCA, C., El otro Ramn. Cuatro cartas de Ramn de la Serna a Gui-
llermo de Torre (1934-1943), nsula, n 702, junio 2005, pp. 7-10 <http://letras-uruguay.espaciolatino.
com/aaa/garcia_carlos/otro_ramon.htm>, noviembre 2006, edicin aumentada [todos los enlaces se han
comprobado el 28 de noviembre de 2012].
9
Coleccin Labor. Biblioteca de Iniciacin Cultural. Seccin I. Filosofa, n 346. La cita procede
de la guarda anterior del libro, que, aunque la editorial tena sede en Barcelona y Buenos Aires, se impri-
mi en la primera de estas ciudades. En La Vanguardia, n 21733, 22-10-1933, p. 10, se menciona entre
las obras publicadas en septiembre.
10
Firmando con las iniciales E. S. y Ch., El Sol, n 5091, 5-12-1933, p. 4.
11
N 247, p. 14. Existen diversos estudios sobre la recepcin hispnica del psicoanlisis.

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Vestigios hispnicos de Karl Jaspers (1920-1939) 75

a la admirable Allgemeine Psychopathologie (2 ed., p. 31 y 382) para recomendar


que en la patografa se prescinda de juicios estticos y se evite el anlisis de ciertas
figuras, como Jesucristo y Mahoma12.
En otro artculo de esta misma publicacin, Sacristn destaca de nuevo las no-
vsimas concepciones jaspersianas y, aunque reconoce la deuda con Freud como
iniciador de una nueva direccin puramente psicolgica, que transciende un estril
somatismo caricaturizado por Jaspers como una Hirnmythologie (mitologa ce-
rebral), subraya que la distancia entre ambos es enorme y rechaza las arbitra-
riedades de que se halla plagada la literatura psicoanalista13. A pesar de esta defensa
del psicologismo, reseando para Archivos de Neurobiologa la Histopathologie des
Nervensystems, de W[alther], Spielmeyer, puntualiza:

Si el temor de un absoluto somatismo dentro de la psiquiatra ha hecho reaccionar a la


nuevas escuelas psiquitricas alemanas (Freud, Bleuler y Jaspers principalmente) en un
sentido puramente psicolgico, con indiscutible xito, sera temerario abandonarse en esta
novsima direccin y desdear seguras posibilidades de la histopatologa para el conoci-
miento de las psicosis14.

Con esta actitud sincrtica, aplica la observacin fenomenolgica jaspersiana en di-


versos estudios sobre las alucinaciones, la psicosis manaco-depresiva y la esquizofre-
nia, citando, adems de Allgemeine Psychologie, artculos de Jaspers publicados en
Zeitschrift fr die gesamte Neurologie und Psychiatrie15.

12
N 21, 1-2-1922, pp. 124-126. En HERNNDEZ MERINO, A. M., De la pintura psicopatolgica
al arte como terapia en Espaa (1917-1986), dir. M. Corella Lacasa / A. Rey Gonzlez, tesis doctoral
presentada en el Departamento de Comunicacin Audiovisual, Documentacin e Historia del Arte de la
Universitat Politcnica de Valncia, 2000, pp. 328-230 <http://hdl.handle.net/10251/5846>, se comenta
SACRISTN, J. M., Genialidad y psicopatologa, Madrid, Biblioteca Nueva, [1949], libro en que se cita
Strindberg und van Gogh.
13
La doctrina de Freud en los pueblos latinos, La Pluma, n 23, 1.4.1922, pp. 238-243.
14
Vol. I, 1924, p. 95.
15
Sobre un proceso alucinatorio reflejo, Para la casustica de las alucinaciones de la visin
del movimiento, Archivos de Neurobiologa, vol. IV, 1924, pp. 118-138 y 209-214, y Diagnstico
diferencial entre psicosis manaco-depresiva y esquizofrenia, Mlaga, Sur, 1929, inaugurando los Su-
plementos de Archivos de Neurobiologa. Este trabajo, reeditado por dicha revista, vol. XXXVI, 1973,
pp. 359-412, dada su extensin, no se public en las actas de la III Reunin de la Asociacin Espaola
de Neuropsiquiatras celebrada en Bilbao en 1928 (Barcelona, Santiago Vives, 1930), en que s figura la
otra ponencia sobre el tema, presentada, independientemente, por Jos Sanchis Bans, en que se men-
ciona a Jasper[s], a travs de un artculo de Wilmann, para ponderar el rico yacimiento de vivencias
esquizofrnicas del clebre caso Schreber (p. 27), comentado ya por Freud. Vid. GUILA I PALANQUES,
E., De una cuestin preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis: una lectura a travs del caso
Schreber, dir. J. Bachs, tesis doctoral, UAB, 1997. GONZLEZ DE PABLO, ., La introduccin de la obra
psiquitrica de K. Jaspers, pp. 579-580, comenta el primero y el ltimo de los trabajos de Sacristn
citados. Diagnstico diferencial entre psicosis manaco-depresiva y esquizofrenia fue reseado por La-
fora en Archivos de Neurobiologa, vol. IX, 1929, pp. 179-180, resaltando el referente de Jaspers. Vid.
tambin LZARO, J., Historia de la Asociacin Espaola de Neuropsiquiatra (1924-1999), Revista de
la Asociacin Espaola de Neuropsiquiatra, n 75, diciembre 2000, p. 435, adems de diversos estudi-
os sobre Archivos de Neurobiologa.

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76 F. XAVIER VALL SOLAZ

En el primer escrito de Sacristn mencionado, ya se pona como ejemplo de las po-


sibilidades del anlisis patogrfico las vanguardias, de las que se enumeraba el futuris-
mo, resaltando que lo haba estudiado Paul Schilder en Wahn und Erkenntnis (1918),
el cubismo, el expresionismo y el sincronismo. As y todo, Gonzalo Rodrguez Lafora
aborda el tema presentndolo como una antigua idea propia, concebida en 1915 a raz
del parecido de una exposicin cubista madrilea con pinturas de enfermos mentales,
aunque reconoce que ha ledo abundante literatura psicolgica sobre la cuestin16.
Entre otras referencias bibliogrficas, subraya que el insigne psicopatlogo alemn
ofrece en Allgemeine Psychopathologie un anlisis sistemtico de los dibujos de los
enfermos mentales, con sagaces observaciones, tiles tambin para el estudio de
la gnesis psicolgica de las ideas estticas en los artistas normales17. Incluso bos-
queja el mtodo jaspersiano: Para estudiar la visin interna del artista en la obra
objetiva, casi siempre deficientemente lograda, es preciso su anlisis psicolgico
partiendo de la imagen como un todo, pero procurando indagar si tiene sentido
como tal o como una aglomeracin. Al igual que Jaspers, lo ilustra con ejemplos de
psicticos, especialmente propensos a manifestar su cosmovisin.
En un escrito de Ludwig Biswanger traducido del italiano por Lafora, se presenta
a Jaspers como el primero en distanciarse del asociacionismo, al introducir los
conceptos modernos psicolgicos y metodolgicos en psiquiatra18. Lafora, en La
orientacin neurolgica en la psiquiatra, frente a esta tendencia, insiste en la ads-
cripcin de Jaspers, del que cita la segunda edicin de Allgemeine Psychopatologie,
en la corriente filosfica y en la psicolgica19. En este marco, utilizar en diversos
trabajos distinciones conceptuales jaspersianas20.
Avalado por Sacristn y Lafora, Jaspers fue citado en diversos trabajos de Archi-
vos de Neurobiologa: Sobre los estados crepusculares, de Ramon Rei Ardid; So-
bre el concepto de demencia, de Miguel Prados; Contribucin al estudio de los es-
tados paranoides, del mismo con Antonio Linares Maza; Sobre el soar despierto,
de Jrg Zutt, en traduccin de Luis Valenciano; Los sndromes esquizofrnicos no

16
Estudio psicolgico del cubismo y expresionismo, Archivos de Neurobiologa, vol. III, 1922, p.
[119]. Aquel mismo ao lo public como opsculo la Junta para la Ampliacin de Estudios e Investiga-
ciones Cientficas y se recoge, con variantes, en LAFORA, G. R., Don Juan, los milagros y otros ensayos,
Madrid, Alianza Editorial, 1975 (19271), pp. 115-155. En la introduccin de L. Valenciano, se indica que
Lafora dio una conferencia sobre el tema en Buenos Aires. La Pluma, n 25, junio 1922, p. 381, resea otra
en el Ateneo de Madrid con el ttulo de Ensayo de interpretacin psicolgica del cubismo. Vid. tambin
HERNNDEZ, A. M., De la pintura psicopatolgica al arte como terapia en Espaa, pp. 294-309, PESET, J.
L., Genio y desorden, Valladolid, Cuatro, 1999, p. 166, y diversos escritos sobre las vanguardias.
17
Estudio psicolgico del cubismo y expresionismo, pp. 139-141.
18
Psicologa moderna y psiquiatra, Archivos de Neurobiologa, vol. V, 1925, p. 91.
19
Archivos de Neurobiologa, vol. XIV, 1934, pp. 291-292 y 313. Ya ha sido comentado por GONZLEZ
DE PABLO, ., La introduccin de la obra psiquitrica de K. Jaspers, p. 581.
20
P. ej., El mecanismo gentico de las alucinaciones, Archivos de Neorobiologa, vol. VI, 1926,
pp. 46-66, La anorexia psicogentica de las mujeres adolescentes, Archivos de Neorobiologa, vol. VII,
1927, pp. 121-123, y Comentarios al juicio sobre el asesinato de la seorita Hildegart. La paranoia ante
los tribunales de justicia, Luz. Diario de la Repblica, 20-6-1934, p. [3]. Se ha referido ya a los dos
primeros artculos GONZLEZ DE PABLO, ., La introduccin de la obra psiquitrica de K. Jaspers, pp.
579-581. Vid. Tambin LAFUENTE, E., Un trabajo indito del Dr. Lafora sobre la personalidad, Revista de
Historia de la Psicologa, vol. XV, n 3-4, 1994, p. 166.

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Vestigios hispnicos de Karl Jaspers (1920-1939) 77

procesales (sndromes esquizofrenoides), de J. M. Aldama Truchelo; Sobre las re-


acciones paranoides de los sordos, de Bartolom Llopis Lloret; El tiempo personal
en psicopatologa, de Pablo Gotor; La investigacin orgnica en la esquizofrenia,
de Pablo de la Vega...21.
Pedro [lvarez]. Nouvilas, psiquiatra militar que, pese a haber escrito estudios
con Antonio Vallejo Njera, ser depurado por el franquismo, se queja de la persisten-
cia de prejuicios sobre el enfermo mental, que citando Allgemeine Psychopathologie,
atribuye a la valoracin en las humanidades de trabajos antiguos como perdurables22.
Vuelve a mencionar el tratado del maestro Jaspers para distinguir las psicosis sin-
tomticas (epifenmeno de otra enfermedad, que curan o no, segn el pronstico
de la enfermedad originaria), los procesos psquicos (incurables por definicin)
y las psicosis degenerativas (curables, en principio), lo que, junto a una menor re-
clusin del enfermo mental, muestra lo palpitante de la cuestin de la utilizacin so-
cial del enfermo psquico23. En unas Consideraciones sobre la psicologa del nio,
a pesar de ponderar que esta ciencia tiene mucho de filosfica, advierte, citando a
Jaspers, de que una formacin filosfica profunda puede resultar contraproducente
para el psicopatlogo e incluso aade por su cuenta que toda aceptacin de una escu-
ela filosfica determinada le representa una lastre peligroso y hasta perjudicial24.
Las concepciones jaspersianas se haban convertido ya en un referente casi obli-
gado, hasta el extremo de que Diego Lpez Cabrera, en una resea de la Biografa del
dictador Garca Moreno. Estudio psicopatolgico e histrico, de Roberto Agramon-
te, publicada en La Habana en 1935, reprocha que no figure en ella una sola vez el
nombre de Jaspers, del que no se puede prescindir25. De todos modos, no faltaron
detractores de los planteamientos jaspersianos. As, para L. M. Rosenstein, el intento
de convertir la psicopatologa en una disciplina terica autnoma fracas26.
Adems de los que optaban por un enfoque ms social, se oponan a Jaspers, por
una parte, otras tendencias psicologistas (particularmente, el psicoanlisis), como
ilustra un artculo annimo de la revista valenciana Contempornea en el que se de-
fiende a Adler contra los que, siguiendo la poderosa corriente que parte de Jaspers
y Spranger, desdean la psicologa individual para dar una importancia desmesu-
21
Archivos de Neurobiologa, vol. X, 1930, pp. 55-82, 417-442, XII, 1932, pp. 54-86, vol. XI, 1931,
pp. 5-22, XII, 1932, pp. 881-916, vol. XIII, 1933, pp. 1117-1135, vol. XIV, 1934, pp. 363-405, y vol. XV,
1935, pp. 117-143. Los artculos de Rey, Prados y Linares han sido comentados por GONZLEZ DE PABLO,
., La introduccin de la obra psiquitrica de K. Jaspers, pp. 580-581. J. M. Alama se refiere a Jaspers
tambin en Paranoia y parafrenia, Archivos de Medicina, Ciruga y Especialidades, vol. XXXIII, 1930,
pp. 377-381, artculo reseado en Archivos de Neurobiologa vol. XI, 1931, p. 60. De la Vega present una
ponencia de igual ttulo que su artculo en el Instituto de Patologa Mdica del Hospital General (ABC,
22-6-1935, p. 41).
22
Organizacin necesaria en la asistencia al enfermo mental, Revista de Sanidad Militar, n 1,
15-1-1932, p. 5. Sobre las represalias polticas, vid. BANDRS, J. / LLAVONA, R., Pavlov Espaa 1936,
Psicothema, vol. IX, n 1, 1997, p. 226.
23
La curacin social en psiquiatra, Revista de Sanidad Militar, n 5, 15-5-1933, pp. 133-134.
24
El Siglo Mdico, vol. XCV, n 4245, 20-4-1935, p. 445.
25
Accin Espaola, n 84, febrero 1936, pp. 402-403. Existen diversos estudios monogrficos sobre
esta revista, bastin de la derecha.
26
La tendencia social profilctica en la psiquiatra clnica y psicohigiene, Archivos de Neurobiolo-
ga XII, 1932, p. 256.

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rada a lo que llaman psicologa comprensiva27. Por otra parte, tena en contra a los
somatistas. A raz de la Contribucin al estudio del esquizoide, de Justo Gonzalo,
pero con el ttulo general de Antropologa existencial y psiquiatra, Dionisio Nieto
discrepa de la exclusin por Jaspers de la psicopatologa de las ciencias naturales, si
bien le complace que se d cuenta de la inconveniencia de aplicarle planteamien-
tos filosficos28. Gonzalo le replica que Jaspers, el gran animador de la psiquiatra
actual, cuando critica el prejuicio filosfico en psicopatologa, como critica tam-
bin el somtico y otros ms, se refiere a lo estril de las construcciones filosficas
en la psiquiatra del siglo pasado, mientras que proclama que solo una cultura
filosfica permite una comprensin y una reflexin fecundas en la psiquiatra29.
Ramon Sarr, en la comunicacin La renovacin de la psicoanlisis por la nueva
antropologa de la VI Reunin de la Asociacin Espaola de Neuropsiquiatras cele-
brada en Granada en 1932, adems de remitir a las crticas jaspersianas del freudismo,
anunci que, con Luis Valenciano, dedicara una ponencia al Valor de las nuevas
orientaciones antropolgicas para la psicoterapia en el prximo encuentro, que tena
que celebrarse en Oviedo en 193430.
As fue, si bien la VII Reunin tuvo lugar en Madrid en 1935. En ella, Sarr ex-
puso que las tendencias antropolgicas superan las psicoanalticas, dado que donde
se descubren conexiones significativas conscientes huelgan las inconscientes31. Entre
los que optan por la interpretacin de la conciencia, destaca a Jaspers, que, alejndose
de Nietzsche y de Heidegger y entroncando con Kierkegaard al que, en las confe-
rencias de Groninga, recogidas en Vernunft und Existenz, considera por antonomasia
el filsofo de nuestro tiempo, recupera la dimensin de lo infinito en la esencia
del hombre, con la dilucidacin de la existencia (Existenzerhellung). Rechazando la
multiplicidad de interpretaciones simblicas con una cita de Bayle a travs de Jaspers,
27
N 1, enero 1933, pp. 51-52.
28
Respectivamente, Archivos de Neurobiologa, vol. XIV, 1934, pp. 1-17, y vol. XV, 1935, pp. 412-414.
29
Contestacin al Dr. Nieto, Archivos de Neurobiologa, vol. XV, 1935, p. 419. As y todo, en esta
misma revista, poco despus se public un artculo de P. lvarez Nouvilas, Consideraciones sobre la
psicologa del nio, en que se insista en las reservas de Jaspers respecto a la aplicacin de la filosofa a
la psiquiatra (p. 445).
30
Revista Mdica de Barcelona, vol. XIX, n 117, septiembre 1933, p. 253. En la ponencia sobre
el Valor de las pruebas mentales en psiquiatra, presentada en la sesin de trabajo de la Societat
de Psiquiatria i de Neurologia de Barcelona el 23 de mayo de 1931, haba relacionado con Jaspers el
planteamiento de Emili Mira, a quien ya me referir, de considerar tan til un interrogatorio suficien-
temente extenso como una larga serie de tests (ibid., vol. XVII, n 92, agosto 1931, p. 177, y Archi-
vos de Neurobiologa, vol. XII, 1932, pp. 229-230). Sobre la primera publicacin, adems de estudios
centrados en otras especialidades, vid. PETROL CLOTET, E., Neurologa y Revista Mdica de Barcelona,
Gimbernat, vol. IV, 1985, pp. 231-242; BUQUERAS I BACH, F. X. / MASSONS I ESPLUGAS, Josep M., Revista
Mdica de Barcelona. Dotze anys al servei de la medicina, Gimbernat, vol. XXII, 1994, pp. 11-28;
BUQUERAS I BACH, F. X.; BUQUERAS CARBONELL, M., La presncia del doctor Emili Mira i Lpez a la
Revista Mdica de Barcelona, Gimbernat, vol. XXX, 1998, pp. 53-67, y diversas comunicaciones o
psters presentados en la XII Trobada dHistria de la Cincia i de la Tcnica celebrada en Valencia
entre el 15 y el 18 de noviembre de 2012.
31
Valor de las nuevas orientaciones antropolgicas para la psicoterapia, Archivos de Neuro-
biologa, vol. XVI, 1936, pp. 418, 427 y 430-431. . Gonzlez de Pablo se ha referido a este artculo, as
como a la parte de la ponencia de Valenciano, en La introduccin de la obra psiquitrica de K. Jaspers,
pp. 581-582.

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considera posibles solamente dos actitudes: la jaspersiana, que consiste en considerar


el smbolo como intraducible, dado que es el lenguaje de la transcendencia que
solo habla a la existencia, y la antropolgica existencial, la cual ilustra con la aso-
ciacin por Binswanger del volar o el caer en sueos con el ascenso o descenso
de la vida. En cuanto a la aplicacin de las teoras de Jaspers por Sarr, Ortega-
Monasterio ha resaltado que plantea el proceso psicopatolgico como una segunda
ontologa del ser, en especial en los trabajos sobre los delirios32. Sarr presidir el
IV Congreso de Psicoterapia, dedicado al Anlisis Existencial, que se celebr en
Barcelona en 195833.
En la otra parte de la ponencia de la VII Reunin, Luis Valenciano, a pesar de
reconocer el precedente de la primera comunicacin de Sarr, recuerda que en 1929
ya haba aducido la frase dura de Jaspers mitologa endocrina, a partir de la tra-
duccin francesa de Allgemeine Psychopathologie, editada el ao anterior34. Resalta
que Jaspers afirma que, ms all de los fundamentos cientficos, en la psicoterapia
lo esencial es la personalidad del mdico, que debe caracterizarse por una nativa
bondad y calidez del modo de ser, y su concepcin del mundo, que tiene que
ser producto de la amplitud del horizonte espiritual, la capacidad de mostrarse en
un momento dado completamente libre de juicios valorativos, abnegado, sin preju-
icios, hasta el extremo de considerar que a veces han obtenido mejores resultados
teraputicos sacerdotes y filsofos y que un psiquiatra es compatible solamente con
determinados pacientes35. Segn recuerda el propio Valenciano, fue Emili Mira qui-
en propuso esta ponencia36.
Ya en 1924, Mira haba enumerado Allgemeine Psychopathologie en-
tre las obras ms recientes de profunda originalidad sobre psicologa de los
psiconeurticos37. No precisaba la edicin consultada, pero el 2 de abril de 1928
citar la tercera (1923), en una conferencia en la Facultad de Medicina de Madrid,
remitiendo a este tratado para obtener ms pruebas de la influencia normal y pa-
tolgica de la personalidad psquica sobre la actividad somtica38. En Psicologa
de la funcin sensoperceptiva, aduce que Jaspers, a quien sita en una va mixta
entre las teoras organicistas y las psicolgicas, considera la agnosia producto
ms bien de la prdida de la comprensin, porque no falta la imagen sensorial39.
32
ORTEGA-MONASTERIO, L., Lanlisi existencial a la medicina catalana, Gimbernat, vol. I, 1984, p. 221.
33
Vid. la resea de CONDE OBREGN, R., La psiquiatra existencial, Convivium, n 5-6, enero-
diciembre 1958, pp. 101-106.
34
Valor de las nuevas orientaciones antropolgicas para la psicoterapia, pp. 435-454. Se refiere a
Las glndulas suprarrenales en la melancola involucional, Archivos de Neurobiologa, vol. IX, 1929,
pp. 220-221, y Archivos de Medicina, Ciruga y Especialidades Mdicas, vol. XXX, n 25, 22-6-1929, p.
731. Vid. las consideraciones generales sobre el influjo de Jaspers en este autor de CERN GONZLEZ, C.,
Luis Valenciano, psiquiatra, Murcia, Universidad de Murcia, 1996, pp. 22-23, 27 y 46-47.
35
Valor de las nuevas orientaciones antropolgicas para la psicoterapia, pp. 449-450.
36
Mira y la Asociacin Espaola de Neuropsiquiatras, Revista del Departamento de Psiquiatra de
la Facultad de Medicina de Barcelona, vol. I, 1973, p. 66.
37
Estado actual del concepto de las psiconeurosis, Revista Mdica de Barcelona, vol. I, n 5, mayo
1924, pp. 455-456 y 458.
38
Influencia de la personalidad psquica en la fisiologa y la patologa somticas, Revista Mdica
de Barcelona, vol. X, n 59, noviembre 1928, pp. 429-430 y 437.
39
Archivos de Neurobiologa, vol. XIV, 1934, pp. 817 y 808.

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n. 19 (2014): 71-100
80 F. XAVIER VALL SOLAZ

Vuelve a destacar reiteradamente Allgemeine Psychopathologie, ya en la primera


edicin francesa, en la Parte general de su Manual de Psiquiatra, adems de
citar, en el captulo dedicado a la psicopatologa de la actividad delirante, un
artculo de Jaspers, Eifersuchtswahn, publicado en 1910 en Zeitschrift fr die ge-
samte Neurologie und Psychiatrie40. En su Manual de psicoterapia (1942), aparte
de mencionar de nuevo Allgemeine Psychopathologie, citar una edicin alemana
de 1926 de Psychologie der Weltanschauungen y se valdr de la distincin jasper-
siana entre las alteraciones subjetivas (Subjektive Klagen), las expresadas por el
paciente, y las objetivas (Objektive Beschwerden), las que detecta el mdico41. En
cambio, no se ocupar de Jaspers en el apartado La psicoanlisis existencial del
libro Doctrinas psicoanalticas. Exposicin y valoracin crtica, centrado en Sart-
re, Viktor Frankl, Ludwig Binswanger y Carlos Alberto Segun, bien fuera porque
pensara que no encajaba en esta etiqueta o por otros motivos42. Juan Jos Lpez
Ibor consideraba que en Mira, a pesar de su especial finura para la comprensin
psicolgica y un empeo en aunar la psicologa con la psiquiatra y la psicopato-
loga, no exista una ligazn ntima con el pensamiento de Jaspers, mediante el
cual pudo tomar estatuto cientfico la experiencia clnica de Kraepel43. De todos
modos, un discpulo de Mira, Enrique Irazoqui se interes tambin por la tendencia
existencial, como ya ha resaltado Ortega-Monasterio44. As, en Concepcions i deli-
mitaci de lesquizofrnia, pondera que Jaspers dio un gran impulso a la investiga-
cin de esta psicosis con la introduccin precursora de mtodos psicolgicos45. En
un artculo sobre esta enfermedad, concreta que Jaspers resalta como elemento
bsico de las verdaderas reacciones, las relaciones de comprensin existentes entre
el contenido de la reaccin y la vivencia46. En otro estudio sobre el mismo tema,
denuncia, como ya haba hecho Justo Gonzalo, que se tergiversa a Jaspers al usar
sus reparos al enfoque filosfico de la psicologa en contra de la tendencia antro-

40
Barcelona, Salvat, 1935, caps. III, VI, VII, VIII, IX, X y XV. Ya se ha comentado en La Escuela
de Heildelberg y el proceso de institucionalizacin de la psiquiatra espaola, p. 236. En la posguerra, se
reedit el libro y se resumi en Psiquiatra bsica.
41
Salamanca, Tesitex, 1997, pp. 20-21, 36 y 77.
42
Buenos Aires, Kapelusz, 1963, pp. 133-137. Vid. tambin MOREU, . C., Presncia de la psi-
coanlisi a lobra dEmili Mira, en Emili Mira. Els orgens de la psicopedagogia a Catalunya, Barcelona,
Universitat de Barcelona, 1998, p. 101, y ORTEGA-MONASTERIO, L., Lanlisi existencial a la me-
dicina catalana, p. 221.
43
Mis recuerdos de Mira como psiquiatra, Revista del Departamento de Psiquiatra de la Facultad
de Medicina de Barcelona, vol. I, 1973, p. 40. Vid. tambin SNCHEZ LZARO, J., La escuela psiquitrica
catalana, en HUERTAS, R. / ROMERO, A. I. / LVAREZ, R., coord., Perspectivas psiquitricas, Madrid, CSIC,
1987, p. 101.
44
El anlisis existencial en la medicina catalana, p. 221, en que apunta adems el magisterio
de Irazoqui sobre Carles Balls Pascual, que present a Jaspers en la seccin dedicada a los clsicos
de la Revista de Psiquiatra de la Facultad de Medicina de Barcelona, vol. XXXI, n 4, 2004, pp.
206-210.
45
Monografies Mdiques, n 92, 1935, p. 32. Sobre esta publicacin peridica, vid. la comunicacin
de Vicent Morera Sob y Enrique Perdiguero-Gil presentada en la XII Trobada dHistria de la Cincia i
de la Tcnica.
46
IRAZOQUI VILLALONGA, E., Delimitacin actual del grupo de las esquizofrenias, Revista Mdica
de Barcelona, vol. XXIV, n 140, agosto 1935, p. 122, y Archivos de Neurobiologa, Vol. XV, 1935, p. 579.

Revista de Hispanismo Filosfico


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Vestigios hispnicos de Karl Jaspers (1920-1939) 81

polgica, la cual, como ilustran los anlisis existenciales heideggerianos de Storch


y Binswanger, aporta una perspectiva ms naturalista y mucho menos mitolgi-
ca que muchas orientaciones somatolgicas47.
En la posguerra, Jaspers continuar siendo un referente, favorecido por la exacer-
bacin del germanismo y a fin de conjurar otras influencias48. No obstante, el inte-
rs por l de algunos de los principales representantes de la psiquiatra franquista es
anterior a la Guerra Civil. As, en 1927 Antonio Vallejo-Njera define la demencia,
citando a Jaspers, como la falta de un elemento necesario para la ideacin o falsa
ideacin, que explica recurriendo a los tres factores intelectivos jaspersianos: las
funciones psquicas que posibilitan la inteligencia (como la retentiva, la evocacin,
la fatigabilidad, el mecanismo de los movimientos de expresin y del lenguaje), los
conocimientos adquiridos y la inteligencia propiamente dicha, de la que, a parte
de la iniciativa o espontaneidad, se constatan solamente algunas de sus facultades
a travs de los coeficientes obtenidos de capacidad de juicio, de capacidad ideativa,
de sentido, de comprensin y de concepcin para puntos de vista e ideas49. En su
Propedutica clnica psiquitrica, sita a Jaspers en la escuela analtica y en la
psicolgica, a la que, junto a sus discpulos, habra dado un vigoroso impulso, y
remite a l a propsito de diversos aspectos: las alucinaciones del sentido general,
los trastornos de orientacin, la personalidad, el diagnstico..., adems de los men-
cionados factores de la inteligencia, cuya clasificacin advierte que muchos autores
rechazan50. De todos modos, incluso fundamenta en ellos sus propuestas para la re-
generacin de la raza a base de grupos selectos que deseen autoperfeccionarse y, en
particular, para la eleccin de los mentores51.
J[oaquim]. Fuster y C[arlos]. Rodrguez Cuevillas, aplicndolos a la psiquiatra
forense, concluyen que, dado que, segn Jaspers, la verdadera inteligencia consisti-
ra en la capacidad de juicio, el pensamiento lgico, la capacidad de abstraccin y el
poder combinatorio con sus componentes subconscientes e instintivos, la alteracin
de determinadas funciones limitadas no supone la de la inteligencia misma52.

47
IRAZOQUI VILLALONGA, E., Planteamientos y orientaciones de la psicologa en la esquizofrenia,
Archivos de Neurobiologa, vol. XVI, 1936, p. 318.
48
Vid. DRR-ZEGERS, O., Der Einfluss der Heidelberger Psychiatrie auf den spanisch-sprechenden
Raum y . GONZLEZ DE PABLO, La introduccin de la obra psiquitrica de Karl Jaspers (1883-1969)
en Espaa, La Escuela de Heildelberg y el proceso de institucionalizacin de la psiquiatra espaola y
Sobre la gnesis del orden psiquitrico en la posguerra espaola.
49
VALLEJO NGERA, A., Sobre las bases para la calificacin de las remisiones teraputicas de la
demencia paraltica, Archivos de Neurobiologa, vol. VII, 1927, pp. 66, 67 y 71. Cita Allgemeine Psycho-
pathologie, 3 ed., pp. 333, 335 y 337.
50
VALLEJO NGERA, A., Propedutica clnica psiquitrica, Barcelona, Labor, 1936, pp. 195 y 301-
302. En Psicopatologa de la conducta antisocial, Accin Espaola, n 83, enero 1936, p. 184, adems
de la similitud con Jaspers de referirse a la psicologa de las multitudes, que no es tal psicologa, sino
un fenmeno de contagio psquico, aduce, a fin de ilustrar la dificultad de definir la afectividad, la
hiperblica conclusin jaspersiana: Denominamos sentimientos a todo aquello que no sabemos llamar
de otra manera.
51
VALLEJO NJERA, Dr. Las aptitudes pedaggicas del maestro, El Avisador Numantino, n 5489,
15-9-1937, p. [4].
52
La valoracin del delito y la nocin de justicia en los delincuentes alienados, Revista Mdica de
Barcelona, vol. XXIII, n 136, abril 1935, pp. 302-303 y 324. Se cita la 3 ed. de Allgemeine Psychopathologie.

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82 F. XAVIER VALL SOLAZ

Pedro Lan Entralgo, habindose licenciado en Medicina en 1930, se especia-


liz en psiquiatra y en 1932 se form en Viena becado por la Junta para la Am-
pliacin de Estudios53. Sin embargo, similarmente a Jaspers, que recordaba haber
ledo de joven, abandon este campo, aunque sugiri y dirigi la tesis de Luis
Martn-Santos relativa a La influencia del pensamiento de Guillermo Dilthey sobre
la psicopatologa general de Karl Jaspers y sobre la anterior evolucin del mtodo
de la comprensin en psicopatologa, defendida el 3 de diciembre de 1953 en la
Universidad Central de Madrid54.
Ya en 1936 Lan haba proyectado un artculo sobre Una razn espaola sobre la
Razn de existencia de Jaspers, que se anunci para el segundo nmero de la revista
falangista Jerarqua55. Es posible que no se conociera el antinazismo de Jaspers, si no
propici que se sustituyera este escrito por la clebre Meditacin apasionada sobre el
estilo de la falange, en la que califica la filosofa de Heidegger de la ms profunda y
ms radicalmente humana entre las filosofas de hoy, si bien contraponiendo la tem-
poralidad ex nilo heideggerina a la eternidad a Deo nacionalsindicalista56.
En Vrtice, incluso augura la vspera de un humanismo nuevo, entraadamente
catlico, pero reconociendo que para el filsofo catlico de hoy no son radicalmente
ajenas las obras de Kierkegaard o de Nietzsche57. Lan desarrollar sus concepciones
existenciales sobre todo en La espera y la esperanza (1957), en la que tuvo que excu-
sar la ausencia de algunas pginas consagradas a Jaspers, no obstante su indiscutible
importancia y su sugestiva afinidad con Gabriel Marcel, para la cual remite a Gabriel
Marcel et Karl Jaspers, de Paul Ricoeur, y su proximidad a Heidegger58. Lo compen-
sar dedicando sendos captulos a Jaspers en Teora y realidad del otro y en La espe-

53
Adems de diversos estudios sobre l, vid. su Descargo de conciencia (1930-1960), Barcelona,
Barral, 1976.
54
Se edit dos aos despus, con el ttulo de Dilthey, Jaspers y la comprensin del enfermo mental,
Madrid, Paz Montalvo, 1955. Vid., entre abundantes estudios, GORROTXATEGI, P., Pedro Lan, el incitador
o maestro de Luis Martn-Santos <http://www.euskonews.com/0437zbk/gaia43702es.html>; GONZLEZ
DE PABLO, ., El sentido de la enfermedad en la obra de Luis Martn-Santos, Asclepio, vol. L, 1, 1998,
pp. 79-10, y LZARO, J., Vidas y muertes de Luis Martn-Santos, Barcelona, Tusquets, 2009, pp. 75-78 y
120-124.
55
Labor. rgano de Falange Espaola Tradicionalista y de las J.O.N.S., n 277, 9-8-1937, p. 8.
56
N 2, octubre 1937, pp. 164-169, reeditado en URIBE LACALLE, E., ed., Jerarqua. La revista negra
de la Falange. Pamplona 1936-1938, Madrid, Barbarroja, 2011, pp. 261-266. En este libro, pp. 401-415,
se reproduce tambin la comparacin por Lan de Quevedo y Heidegger, Jerarqua, n 3, 1938, pp. 197-
215. Se han referido ya a estos artculos MERMALL, Th., La Retrica del humanismo. La cultura espaola
despus de Ortega, Madrid, Taurus, 1978, pp. 33-34, y BARRERO PREZ, O., La novela existencial espaola
de posguerra, Madrid, Gredos, 1987, p. 22. En el proyecto editorial de la revista anunciado en los dos
primeros nmeros de la misma, figura el libro de Lan Antropografa o Estudio de la persona humana.
Primera contribucin a una psicologa de la personalidad, del que se ofrece un esquema ya muy desarrol-
lado (reedicin citada, pp. 157-158 y 281).
57
Un mdico ante la pintura, Vrtice. Revista Nacional de la Falange, nos 7-8, diciembre 1937-en-
ero 1938, s. p.
58
Obras, Madrid, Plenitud, 1965, p. 615.

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Vestigios hispnicos de Karl Jaspers (1920-1939) 83

ranza en tiempo de crisis, adems de referirse a l espordicamente59. Estar presente


tambin en sus contribuciones a la teora y a la historia de la medicina60.
En 1936 Sarr ya destac que Lpez Ibor, en su libro Lo vivo y lo muerto del psicoa-
nlisis, publicado aquel ao, adoptaba una posicin parecida a la suya en lo tocante
a la tendencia a continuar la obra de Freud con ayuda de la nueva antropologa61. Se-
gn evoca Carlos Castilla del Pino, Lpez Ibor se saba muy bien el Jaspers [la Allge-
meine Psychopathologie] y haba ido a las propias fuentes husserlianas del mtodo62.
El mencionado manual se usaba, generalmente en la versin francesa, en el Departa-
mento de Psiquiatra del Hospital Provincial de Madrid, que diriga63.
Remitiendo tambin a Castilla del Pino, Jos Lzaro resume que a mediados de
siglo, por razones sociopolticas, se peca de una desatencin e incluso un menosprecio
de los aspectos psicogenticos y sociogenticos de la enfermedad mental, mientras
que la Escuela de Heidelberg ofreca la posibilidad de estudiar los diferentes trastornos
mentales de una forma asptica, sin entrar en aspectos que pudiesen resultar ideolgi-
camente conflictivos64. Partiendo de trabajos de Gonzlez de Pablo citados, precisa:
La diferencia conceptual entre explicacin y comprensin o entre proceso y desarrollo se
repite de forma entusiasta; la actitud crtica de Jaspers ante el marxismo o el psicoanlisis
es acogida con simpata, mientras que las dificultades de su pensamiento contrastan con la
claridad conceptual de Kurt Schneider, que se convierte en un punto de referencia privile-
giado para la psicopatologa espaola65.
59
Teora y realidad del otro, Madrid, Alianza Editorial, 1983, pp. 263-287, y La esperanza en tiempo
de crisis. Unamuno. Ortega. Jaspers. Bloch. Maran. Heidegger. Zubiri. Sartre. Moltmann, Barcelona,
Galaxia Gutenberg / Crculo de Lectores, 1993, pp. 95-119.
60
Vid., p. ej., Medicina e historia, Madrid, Escorial, 1941, pp. 67, 100, 223 y 249; La historia clnica.
Historia y teora del relato patogrfico, Madrid, CSIC, 1950, pp. 611, 719-720, 751, 756-759 y 763; La
curacin por la palabra, Barcelona, Anthropos, 1987 (19581), pp. 237 y 267; El cuerpo humano. Teora
actual, Madrid, Espasa-Calpe, 1991, pp. 128, 146, 226 y 310; Cuerpo y alma. Estructura dinmica del
cuerpo humano, Madrid, Espasa-Calpe, 1995 (19911), pp. 228 y 304; Alma, cuerpo, persona, Barcelona,
Galaxia Gutenberg, 1995, pp. 160, 287 y 312...
61
Valor de las nuevas orientaciones antropolgicas para la psicoterapia, p. 426.
62
Entrevista de la psiquiatra Teresa Surez con el profesor C. Castilla del Pino, Anthropos. Revista
de Documentacin Cientfica de la Cultura, n 121, junio 1991, p. 25. Vid., por ejemplo, LPEZ IBOR, J. J.,
La angustia vital (patologa general psicosomtica), Madrid, Paz Montalvo, 1950, e id., Jaspers como
psicopatlogo, Atlntida, n 2, 1963, pp. 204-209, en que concluye que en los planteamientos jaspersanos
haba algo de verdad y fue un buen punto de partida, aunque lo hayan enriquecido nuevos puntos de
vista, y lamenta que dicho filsofo no hubiera abordado, trascendiendo su inters por la comprensin,
la restriccin de la libertad del enfermo por la psicosis (p. 209).
63
CASTILLA DEL PINO, C. Historia crtica de la psiquiatra del siglo XX. Una mirada biogrfica [Confer-
encia de clausura del XXIII Congreso de la AEN, Bilbao, mayo de 2006], Revista de la Asociacin Espaola
de Neuropsiquiatra, vol. XXVII, n 1, 2007, p. 108. Vid. tambin GONZLEZ DE PABLO, A., La introduccin
de la obra psiquitrica de K. Jaspers, pp. 583-587, y La Escuela de Heildelberg y el proceso de instituci-
onalizacin de la psiquiatra espaola, p. 238. En estos estudios, se destaca adems a F. Alonso Fernndez,
sobre el que G. Bueno, en Fenomenologa y psiquiatra en la obra del doctor Alonso Fernndez, Anthropos,
n 195, 2002, p. 103, matiza que, a pesar del claro influjo de Jaspers, toma sus distancias respecto a l.
64
CASTILLA DEL PINO, C., La psiquiatra espaola (1939-1975), en La cultura bajo el franquismo,
Barcelona, Pennsula, 1976, p. 79-102, y LZARO, J., La evolucin de la psicopatologa espaola en el
siglo XX, Primer Congreso Virtual de Psiquiatra <http://www.psiquiatria.com/congreso_old/mesas/
mesa34/conferencias/34_ci_b.htm>.
65
Ib.

Revista de Hispanismo Filosfico


n. 19 (2014): 71-100
84 F. XAVIER VALL SOLAZ

Rafael Huertas interpreta del mismo modo la insistencia en Jaspers de sus profeso-
res . No obstante, felizmente, la ascendencia jaspersiana, revitalizada por el auge del
66

existencialismo, no qued reducida, a esta coercin, sino que, confluyendo con otras
tendencias, actu de estmulo fructfero tambin para diversos psiquiatras, en mayor
o menor medida, disidentes67.
Antonio Rodrguez Lpez concluye que el eslogan de Kraepelin La psiquiatra
es medicina resume el pensamiento de la mayora de los autores espaoles, con las
aportaciones que a la clnica suministra la fenomenologa de Jaspers, aunque, como
hemos visto, su recepcin presenta muchos matices68. Por otra parte, como ha subra-
yado ngel Gonzlez de Pablo, ms all de la psiquiatra, Jaspers fue elaborando una
filosofa de la enfermedad, del hombre enfermo y de la relacin mdico-enfermo69.
Incluso Misael Bauelos, a pesar de su deriva racista, en Los principios fundamen-
tales del arte clnico, lo cit para advertir que, adems de la capacidad tcnica, es
imprescindible la tendencia a auxiliar a sus semejantes, una amplia concepcin del
mundo y una gran bondad esencial70.

4. La filosofa

Ya en 1928, en un panorama del pensamiento alemn elaborado por el hispanista


Edmundo Schramm, se enmarca a Jaspers en el movimiento llamado filosofa de
la vida y, destacando su Psychologie der Weltanschauungen, se sita en la estela
de Kierkegaard y de Dilthey, el cual, con sus estudios sobre la tipologa de las con-
cepciones del mundo, ha facilitado un ms profundo entendimiento de las formas
de existencia71.
Jaime Franco, recogiendo el testimonio de profesores de medicina de la Univer-
sidad de Valladolid que se entrevistaron en junio de 1959 con Jaspers, ha contrasta-

66
Entrevista con Rafael Huertas, Revista de la Asociacin Espaola de Nueva Psiquiatra, n 72,
1999, p. 665.
67
Vid., p. ej., ORTEGA-MONASTERIO, L., Lanlisi existencial a la medicina catalana, pp. 221-222.
Entre los psiquiatras citados destaca Delf Abella, que rese muy elogiosamente Dilthey, Jaspers y la
comprensin del enfermo mental, de Martn-Santos, en Revista de Psiquiatra y Psicologa mdica de
Europa y Amrica Latinas, t. II, n 4, 1955, p. 399, y que public Lorientaci antropolgica existencial
de la psiquiatria (Premio Doctor Mart i Juli en 1961), Barcelona, Institut dEstudis Catalans, 1962.
68
Antropologa cultural, en LPEZ-IBOR, J. J. / LEAL CERCS, C. / CARBONELL MASI, C., Imgenes de
la psiquiatra espaola, Barcelona, Glosa, 2004, p. 102, libro en que se hallan otras referencias a Jaspers.
69
La medicina en la obra de K. Jaspers, p. 506.
70
Valladolid, Cuesta, 1928, p. 123. Este captulo, De cmo nos comportaremos en la prctica frente
al enfermo y la sociedad, se reprodujo en La Esfera, n 770, 6-10-1928, pp. 34-35, relacionando sus
planteamientos con la sensibilidad social de la medicina propugnada por Lafora. En el Manual de pa-
tologa mdica dirigido por Bauelos, hay un apartado del tambin profesor de la Universidad de Val-
ladolid J. M. Villacin sobre las Enfermedades mentales, con diversas referencias a Jaspers (Barcelona,
Editorial Cientfio-Mdica, 19392, vol. II, pp. 275-453). Bauelos ser uno de los impulsores de la eu-
genesia franquista, incluso invocando a Hitler, como ilustra Revoluciones polticas y seleccin humana,
Valladolid, Santarn, 1937, p. 25.
71
Las ltimas tendencias de filosofa en Alemania, La Gaceta Literaria, n 33, 1-5-1928, p. 3.
Sobre la revista, vid. particularmente BASSOLAS, C., La ideologa de los escritores. Literatura y poltica en
La Gaceta Literaria (1927-1932), Barcelona, Fontamara, 1975.

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Vestigios hispnicos de Karl Jaspers (1920-1939) 85

do su fascinacin por Ortega con las opiniones de este en unas lecciones tituladas
La razn histrica, impartidas en Buenos Aires en 1940 y editadas pstumamente
en las Obras completas72. En ellas, Ortega establece cuatro ensayos para fundar la
filosofa en la nueva idea de vida, que clasifica cronolgicamente: 1 el de Dilthey,
2 el suyo, dado a conocer en cursos universitarios y en dos o tres publicaciones
breves hechas en Inglaterra y en Alemania, 3 el de Jaspers y 4 el de Heidegger73.
No contento con pretender anticiparse a Jaspers, nacido el mismo ao que l, lo
descalifica como un psiquiatra, un mdico, que a destiempo se transmut a la fi-
losofa e hizo una interpretacin con ciertos atisbos, pero insuficiente por falta de
tcnica74. Jaime Franco ya ha observado tambin que la contribucin de Ortega en
1953 al septuagsimo aniversario de Jaspers, que forma parte de una reflexin inici-
ada como eplogo a la Historia de la filosofa de Julin Maras, tiene escasa relacin
con el pensamiento jaspersiano75.
Jos Antonio Maravall, entonces joven discpulo de Ortega, firm la resea de
Ambiente espiritual de nuestro tiempo en la Revista de Occidente76. El carcter de
la obra se adecua a sus intereses sociolgicos, pero Maravall hace un gran servicio a
su maestro al resaltar la anterioridad de planteamientos orteguianos similares. Remi-
tiendo al artculo de Ortega En el trnsito del cristianismo al racionalismo, editado
poco antes en esta misma revista (n 123, septiembre de 1933), enmarca el libro en
la crisis de la poca y especialmente en el temor de indeterminacin. Asimismo,
afirma, rotundamente, que el verdadero original de las ideas de Jaspers estaba
publicado en espaol en El tema de nuestro tiempo (1923) y en La rebelin de las
masas (1929), de Ortega, en que se diagnosticaba ya el fracaso de la cultura hiertica
racionalista cultura de la tcnica y las masas, colocando enfrente una cultura vital.
Maravall incluso sentencia que todo el libro de Jaspers, en busca del hombre que
se es a s mismo totalmente, parece encontrarse bajo el signo de amplitud y unidad
de una frase brotada en cabeza espaola: La vida impone a todas sus actividades un
imperativo de integridad77.
No eran infundados los temores de Ortega a ser asimilado a Jaspers. Por ejemplo,
Ferenc Olivr Brachfeld, inversamente a Maravall, lo acus de inspirar su seamos

72
Recepcin hispnica de K. Jaspers, pp. 522-523. ORTEGA Y GASSET, J., Obras completas, vol. IX,
Madrid, Taurus, 2009, pp. 474-557.
73
Ib., pp. 517-518.
74
Ib., p. 518.
75
Ib., pp. 581-620. Recepcin hispnica de K. Jaspers, p. 523.
76
KARL JASPERS: Ambiente espiritual de nuestro tiempo. Editorial Labor. Barcelona, Revista de
Occidente, n 125, noviembre 1933, pp. 215-220. Vid. tambin CAMAZN LINACERO, J. P., La crisis europea
en Revista de Occidente (1923-1936), Espacio, Tiempo y Forma, Serie V, vol. XIII, 2000, pp. 369-391,
y WERZ, N., El diagnstico del tiempo en Curtius, Jaspers y Ortega, en Las influencias de las culturas
acadmicas alemana y espaola desde 1898 hasta 1936, pp. 75-90. Aos despus, Maravall consagrar
un libro a Ortega en nuestra situacin, Madrid, Taurus, 1959.
77
Ib., p. 220. No se precisa que la cita corresponde a la primera de las obras de Ortega mencionadas,
que, segn el autor, se remonta a una clase inaugural del curso 1921-22. Vid. ORTEGA Y GASSET, J., Obras
completas, vol. III, Madrid, Taurus, 2006, pp. 600 y 559. En el ao siguiente, las ediciones de esta revista
publicaron un libro que ha sido considerado un precedente del diagnstico de los tiempos modernos: Los
caracteres de la edad contempornea, de Fichte, en traduccin de Jos Gaos.

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n. 19 (2014): 71-100
86 F. XAVIER VALL SOLAZ

autnticos en la autenticitad jaspersiana78. Con el auge del existencialismo, en cuya


nmina a menudo se incluye a Ortega, la necesidad de diferenciar su propuesta ser
todava ms imperiosa79.
Los maestros catalanes no se mostraron tampoco muy receptivos con Jaspers. Jau-
me Serra Hunter segua muy instalado en la tradicin filosfica, aunque se esforzara
en modernizarla y dedicase un libro pstumo a El pensament i la vida. Estmuls per
a filosofar, en el que resalta que ltimamente la tendencia antropolgica, entre cuyos
representantes destaca Heidegger y Hoffman, parece querer absorbir la ontologa,
pero lo que le importa, por encima de las tendencias, es que la metafsica renace y
reconquista la filosofa y, ms en general, les cincies de lesperit80.
Un epgono suyo, Francesc Mirabent, en 1936 haba ponderado ya que la filosofa
alemana, obviando les discusiones axiolgicas, ha renovado la preocupaci metafsi-
ca, como ilustran E. Lask, Nicolai Hartmann, Heidegger, Conrad-Martius y Karl Jas-
pers81. En su fondo personal conservado en la Biblioteca de Filosofia, Geografia i His-
tria de la Universitat de Barcelona, se encuentran unas notas tomadas de un estudio
de Gabriel Marcel sobre Jaspers en las que se le considera un metafsic contemporani
que, com Heidegger, ha sofert la influncia de Kierkegaard y se le enmarca en el
retorn de la metafsica (problema de lexistncia del temps, de la mort, de leternitat,
etc.) en la filos[ofia]. alemanya actual82. A continuacin, Mirabent resume el fons
del pensament de Jaspers con la cita La mort nous apparat comme une mystrieuse
hospitalit, que debe estar tomada de Louis Lavelle, del que transcribe la sentencia
Lchec nest rien ou il est tout selon quon a su ou non le convertir en sacrifice83.

78
Un clerc que no ha trat. Romain Rolland, Mirador, n 364, 6-2-1936, p. 6, y Ha mort un
gran socileg. Ferdinand Tnnies (1855-1936), Mirador, n 387, 13-8-1936, p. 6. Vid., entre otros
estudios, HUERTAS CLAVERIA, J. M., Mirador, la Catalunya imposible, Barcelona, Proa, 2000; SINGLA CA-
SELLAS, C., Mirador (1929-1937). Un model de peridic al servei duna idea de pas, Barcelona, Institut
dEstudis Catalans, 2006; IBARZ, V. / VILLEGAS, M., Ferenc Olivr Brachfeld (1909-1967): un psiclogo
hngaro en Barcelona, Revista de Historia de la Psicologa, vol XXIII, n 3-4, 2002, pp. 265-275;
OBERST, U. / IBARZ, V. / LEN, R., La psicologa individual de Alfred Adler y la psicosntesis de Olivr
Brachfeld, Revista de Neuro-psiquiatra, vol. 67, n 1-2, marzo-junio 2004, pp. 31-44; LLANAS, M. /
PINYOL, R., Lactivitat de Ferenc Olivr Brachfeld a Catalunya: algunes notcies, en FALUBA. K. / SZIJJ,
I., ed., Actes del Catorz Colloqui Internacional de Llengua i Literatura Catalanes, vol. I, Publicacions
de lAbadia de Montserrat, 2009, pp. 295-307, y CARPINTERO, H., Ortega y la psicologa individual de
Adler. Una nota histrica, Revista de Estudios Orteguianos, n 24, mayo 2012, pp. 109-126.
79
Vid., p. ej., WINECOFF DAZ, J., The Major Themes of Existentialism in the Work of Ortega y Gasset,
Chapel Hill, The University of North Carolina Press, 1970, y GRAHAM, J. Th., A Pragmatist Philosophy of
Life in Ortega y Gasset, Missouri, University of Missouri Press, 1994.
80
Mxico, Club del Llibre Catal, 1945, p. 68.
81
De la bellesa. Iniciaci als problemes de lesttica, disciplina filosfica, Barcelona, Institut
dEstudis Catalans, 1936, p. 225. Edicin facsmil: Barcelona, Llibres de Glauco / Laertes, 1988.
82
Situation fondamentale et situations limites chez Karl Jaspers, en KOYR, A. / PUECH, H.-Ch. /
SPAIER, A., ed., Recherches Philosophiques, vol. II, Pars, Boivin, 1932-1933, pp. 317-348, recopilado
en MARCEL, G., Du refus la linvocation, Pars, Gallimard, 1940, pp. 284-326. En dicha biblioteca, se
conservan ejemplares con el ex libris de Mirabent de este tomo de la revista y de obras de Jaspers: Des-
cartes et la philosophie, Pars, Flix Alacan, 1938, y Ambiente espiritual de nuestro tiempo, adems de
otras publicadas ya en la posguerra.
83
No se precisa que procede de Le moi et son destin, Pars, Montaigne, 1936, p. 117; en la p. 111,
figura la otra cita, inspirada en el estudio de Marcel mencionado, p. 339.

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Vestigios hispnicos de Karl Jaspers (1920-1939) 87

Mirabent se ocupar de las posiciones artsticas existencialistas en una resea ps-


tuma de los apartados Lestetica dellesistenzialismo y Lestetica de Kierkegaard del
libro Esistenzialismo ateo ed esistencialismo teistico, de Luigi Stefanini (1952)84. En
ella, resalta que este filsofo italiano sostiene que el existencialismo es la protesta ms
vigorosa contra toda forma de esteticismo, protesta coherente y enrgica en el existen-
cialismo testico y cristiano, pero lnguida y dbil en el existencialismo ateo y que la
cultura moderna y contempornea se caracteriza por reflexionar exasperadamente sobre
el propio acto, de modo que los fenmenos de pensamiento dejan de ser simple objeto
para convertirse en enigma del sujeto85. Concretamente, respecto a Jaspers, seala:

Cree que el Arte es orden. La fantasa intenta restablecer la cohesin por medio de las
imgenes, de modo anlogo a como la filosofa lo intenta por medio de los conceptos. As,
una Kuntsphilosophie no es una filosofa sobre el Arte, sino un pensamiento en el Arte,
dentro del Arte. Pero ni la metafsica ni el Arte son confines de la verdad. El Arte es un
medio intuitivo, una simblica, un mito, de la transcendencia, gracias a la inmanencia del
acto humano86.

Otro discpulo de Serra Hunter, Joaquim Xirau, en unas Notas sobre la fenomeno-
loga filosfica de Husserl publicadas en 1924, resalta, sin mencionar todava a Jas-
pers, que esta tendencia ha contribuido poderosamente a la formacin de profesores
tan eminentes como Ortega y Morente, de los que fue alumno87. Aos despus, en
un artculo sobre Husserl, aade que, adems de los epgonos, destacan Max Scheller
y Heidegger y que ha influido decisivamente en representantes de las ms diversas
escuelas: Nicolai Hartmann, Lask, Pfander y, mencionado en ltimo trmino, Jaspers,
que, a pesar de las coincidencias en algunos planteamientos, no le merecer una gran
atencin88. Lo explica en parte que, en Lo fugaz y lo eterno, sentenciar que, aunque
con otras races, influjos heterogneos y conclusiones en muchos puntos opuestos, no
es posible dejar de percibir la amplia convergencia de las llamadas filosofas existen-
ciales e historicistas Jaspers, Heidegger... con los postulados del relativismo in-
dividual, sociolgico e histrico (desde Simmel a Spengler, desde Dewey a Andr
Gide), en los que hallan su fundamento las graves perturbaciones de la conciencia
moral y poltica del mundo contemporneo89.
84
Sobre la esttica del existencialismo, Revista de Ideas Estticas, vol. XI, n 42, abril-mayo-junio
1953, p. 175-180. Esta publicacin haba dedicado ya un artculo, de E. Agudo, a El existencialismo y la
esttica, vol. VII, n 26, abril-mayo-junio 1949, pp. 163-187.
85
Sobre la esttica del existencialismo, p. 175.
86
Ib., p. 177.
87
Revista de Pedagoga, n 30, 1924, pp. 201-208 y 256-261, recopilado en sus Obras completas, vol.
III-2, Rub, Anthropos / Madrid, Fundacin Caja Madrid, 2000, pp. 5-16, y en CASADO, . / SNCHEZ-GEY,
J., ed., Filsofos espaoles en la Revista de Pedagoga (1922-1936), Santa Cruz de Tenerife / Las Palmas
de Gran Canaria, Idea, 2007, pp. 243-261.
88
Husserl, Revista de Catalunya, vol. XVIII, n 93, diciembre 1938, pp. 541-542, recopilado en
Obras completas, vol. III-2, pp. [17]-28. Se repite en La filosofa de Husserl (1941), Buenos Aires, Tro-
quel, 1966, p. 9, recogido en Obras completas, vol. III-1, Rub, Anthropos / Madrid, Fundacin Caja
Madrid, 2000, p. 164.
89
Mxico, Centro de Estudios Filosficos de la Facultad de Filosofa y Letras, 1942, pp. 87-88, recopi-
lado en sus Obras completas, vol. I, Rub, Anthropos / Madrid, Fundacin Caja Madrid, 1998, p. 292.

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88 F. XAVIER VALL SOLAZ

Xavier Zubiri presenta tambin similitudes con Jaspers, en especial la apertura a la


transcendencia en las situaciones lmite90. Alfonso Lpez Quints ha asociado el de
suyo zubiriano con el Ursprung de Jaspers91. Sin embargo, Zubiri tom como gran
referente a Heidegger, aunque Jordi Corominas y Joan Albert Vicens han contrastado
sus frustrados intentos de contactar con l con las cartas entre este y Jaspers92. En
cualquier caso, el pensamiento zubiriano se asociar a menudo al existencialismo93.
En consulta casi regularmente hebdomadaria con Xavier Zubiri, Vicente Gaos,
discpulo tambin de Ortega, empez a traducir en 1930 Sein und Zeit, de Heidegger,
aunque su versin no se public hasta 195194. En cambio, su traduccin de Jaspers, La
filosofa desde el punto de vista de la existencia, no puede ser muy lejana a la edicin
original, de 194995. Como se ha sealado, mientras Heidegger es su punto de refe-
rencia constante, se encuentra a faltar una comparacin tan frecuente con Jaspers96.
Con todo, al menos lo consider un precedente de Heidegger, en particular por su
Psychologie der Weltanschauungen97. Respecto a este libro, en el captulo Jaspers y
Scheller de Filosofa contempornea, pondera que, adems de su inters metafilo-
sfico, fue clave para el conocimiento, apreciacin y utilizacin de Kierkegaard y
para el inicio de la expansin del existencialismo y dio a Heidegger temas existen-
ciales o le hizo verlos existenciariamente, y le sugiri la interpretacin de Kant98.
Otro exiliado en Mxico, que, en cambio, se opondr a la filosofa existencial, el
barcelons Eduard Nicol, en unas reflexiones en torno a la nocin de verdad fecha-
das en 1939, a propsito de la distincin entre la cosa contemplada y lo que cap-
tamos de ella, seala que, como dice Jaspers, el hombre es siempre fragmentario,
dado que, a pesar de constituir una unidad, no puede escoger el punto de visin ni
espacial ni temporal y la intensidad de su percepcin es limitada99. En la misma lnea,
en 1941, partiendo de Vers le concret, de Jean Wahl, plante la terrible dialctica de
90
Vid. GRACIA, D., Zubiri y la filosofa de la religin (1934-1944), The Xavier Zubiri Review, vol.
VIII, 2006, pp. 59-92.
91
ANTNEZ CID, J., La intersubjetividad en Xavier Zubiri, Roma, Pontificia Universitate Gregoriana,
2006, p. 151.
92
Xavier Zubiri. La soledad sonora, Madrid, Taurus, 2006, pp. 195-223. En cambio, se ha consid-
erado que entre Zubiri y Heidegger existi una gran amistad (vid., p. ej., el prlogo de Gaos a El ser y el
tiempo, Mxico, Fondo de Cultura Econmica, 1951, p. XII).
93
Vid., p. ej., Vicente FATONE, La existencia humana y sus filsofos. Heidegger. Jaspers. Barth.
Chestov. Berdiaeff. Zubiri. Marcel. Lavelle. Sartre. Abbagnano, Buenos Aires, Raigal, 1953.
94
Prlogo suyo citado, p. XII.
95
Mxico, Fondo de Cultura Econmica, 1953.
96
COLONNELLO, P., The philosophy of Jos Gaos, Amsterdam, Rodopi, 1997, pp. 24-25.
97
Confesiones profesionales, Obras completas. XVII, Mxico, Universidad Autnoma de Mxico,
1982, p. 108. Este escrito corresponde a un curso impartido en la Universidad Nacional de Mxico en
1953, ao en que, como hemos visto, se publica su traduccin de Jaspers.
98
Caracas, Biblioteca de la Universidad Central de Venezuela, 1962, pp. 227 y 233.
99
Filosofa de cmara. Paisaje y verdad, La vocacin humana, Mxico, El Colegio de Mxico,
1953, p. 93. La cita de Jaspers no figura en la versin publicada como artculo: Paisatge i veritat. Filosofia
de cambra, Revista dels Catalans dAmrica, n 3, diciembre 1939, pp. 21-27, recopilado en Las ideas y
los das. Artculos inditos. 1939-1989, Mxico, Afnita, 2007, pp. 25-29. En la bibliografa sobre Nicol,
abundan las referencias a su actitud hacia el existencialismo y contamos adems con estudios monogrfi-
cos: SANTOS, M. L., Nicol y Heidegger, indicaciones sobre una divergencia fundamental, Anthropos, ex-
traordinario n 3, 1998, pp. 119-127, y CUSC I CLARAS, J., Jean-Paul Sartre i Eduard Nicol. Lexistncia

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n. 19 (2014): 71-100
Vestigios hispnicos de Karl Jaspers (1920-1939) 89

antinomias sin fin experimentada, tras Bergson, por Jaspers, Whitehead, W. James,
Gabriel Marcel y el propio Wahl al intentar pensar la realidad, dada la distancia
entre esta y el intelecto100.
En aquel mismo ao public su tesis doctoral, Psicologa de las situaciones vita-
les, cuyo ttulo puede hacer pensar ya en Jaspers101. De todos modos, lo cita tan solo
en una nota de la Introduccin:

Jaspers en Alemania y, despus de l, Gabriel Marcel en Francia, han hablado de situacio-


nes en sus estudios de filosofa existencial. Jaspers adems habla de situaciones fundamen-
tales y situaciones lmites. Pero debo decir que el inters extraordinario de sus ideas no me
movi a descubrir en ellas una posibilidad de aplicacin a la psicologa. Llegu a la idea
de las situaciones vitales por el cauce mismo de la psicologa, y como resolucin en ella de
un problema especfico. Por debajo del trmino comn, la conexin que pueda sealarse
entre un pensamiento y otro es sin duda ms honda y de aquellas que entroncan entre s las
reflexiones aisladas de quienes siguen una misma direccin general del pensamiento102.

Quizs Nicol pretendiera desmarcarse de Jaspers, para reivindicar su originalidad


al tiempo que se ahorraba cotejar sus planteamientos con los jaspersianos, de los que
lo aleja ya la apora epistemolgica que hemos visto que atribuye a la filosofa exis-
tencial. Una de las fuentes, directa o indirecta, puede ser el estudio de Marcel sobre
Jaspers al que me he referido a propsito de Mirabent, no solo por el emparejamiento
de ambos, sino porque en su ttulo se enfatizan los dos tipos de situaciones mencio-
nados. Aunque esta apostilla de Nicol se enmarca en la explicacin de cmo vino a
dar con la categora de situaciones vitales al impartir clases sobre psicologa de la
adolescencia en la Universidad de Mxico, ya haba abordado aspectos psicolgicos
en Barcelona, bajo el magisterio de Xirau y Mira103. Inversamente a Jaspers, del que
omite la vertiente psiquitrica, Nicol se adentr en la psicologa desde la filosofa,
pero la coincidencia interdisciplinar y temtica no contribuy al acercamiento, sino
ms bien al contrario.

temporal de lsser, Revista de Catalunya, n 136, enero 1999, pp. 7-18. Las polmicas entre Gaos y
Nicol, adems de comentarse en diversos escritos, han sido estudiadas tambin monogrficamente.
100
La marcha hasta lo concreto. Misticismo y realidad, La vocacin humana, p. 99.
101
La introduccin est fechada en marzo de 1941 y el libro figura como acabado de imprimir el 20 de
septiembre. Nicol obtuvo el doctorado el 31 de octubre (REIDI MARTNEZ, L. M. / ECHEVESTE GARCA, M. de
L., ed., La Facultad de Psicologa de la Universidad Autnoma de Mxico. Treinta aos a la vanguardia,
Mxico, UNAM, 2003, p. 23).
102
Mxico, El Colegio de Mxico, 1941, p. XXII. En el prlogo a la segunda edicin, corregida,
resalta que cuando public su libro la nueva filosofa existencial estaba representada por Heidegger y
un poco menos por Jaspers, mientras que los existencialistas ms populares eran todava desconocidos,
y que los verdaderos antecedentes de una psicologa de las situaciones vitales son Dilthey y Spranger, si
bien el libro responde a motivaciones que proceden de Bergson (Mxico, FCE, 1963, pp. 9-10).
103
Psicologa de las situaciones vitales, 1 ed., p. XXII. En la p. 130, se pone como ejemplo de situ-
acin lmite la del hombre que abandona su pas. No obstante, SIGUN, M., Eduard Nicol. Orgens del
seu pensament, en TERRICABRAS. J. M., ed., La filosofia dEduard Nicol, Gerona, Ctedra Ferrater Mora,
2010, pp. 16-26, sugiere que, en buena parte, el libro podra ser producto del bagaje, real o figurado, que
se llev al exilio.

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n. 19 (2014): 71-100
90 F. XAVIER VALL SOLAZ

En 1947, adems de acusar a Sartre y a otros filsofos franceses de complacerse


en los aspectos negativos de la existencia, advertir que no hay ni puede haber novela
alguna que guarde ni remota relacin con la rigurosa y muy tcnica ontologa de lo
humano de Heidegger, de Jaspers y aun del propio Sartre104. En Historicismo y exis-
tencialismo, ubicar a este entre los derivados y colaterales de Heidegger, junto a
Jaspers, del que ya explicar que proviene de la psiquiatra, al citar su estudio sobre
Strindberg y Van Gogh mediante Cent annes de lhistoire de la ide dexistence, de
Jean Wahl105. Entre otras referencias a Jaspers de este libro de Nicol, destaca su utili-
zacin para abundar en el contrasentido de la filosofa existencial:

Pero de esa existencia piensa Jaspers que no hay un sistema posible, como ya lo haba
sostenido Kierkegaard. La realidad no puede ser pensada como tal. El sistema de la exis-
tencia dependera de la compresin del ser en s; y como esta compresin es imposible,
el acto existencial de filosofar sobre la existencia es un acto siempre inseguro, proble-
mtico. Tenemos que afirmar lo impensable, y esto deja la existencia en una situacin
precaria, abocada siempre a una negacin de s misma: en todo momento tenemos que
estar eligiendo entre la nada y el ser. Pero no hay solo este problema, que Jaspers advierte
en la trama de la existencia. Hay el peligro que corre su propia filosofa de contradecirse
a s misma en la medida en que avance. Pues no hay manera de idear cmo liberarse de la
dificultad que ella misma se ha creado. Cmo es posible filosofar sobre un dominio de
la realidad que la filosofa empieza por decir que es impensable directamente, inconcep-
tuable, irreductible a sistema? La obra de Jaspers, ya muy copiosa no constituye acaso
un sistema de la existencia, ms coherente an que el de Kierkegaard, y no refuta por ello
su mismo principio?106.

Desde su racionalismo quisiera que el existencialismo se esforzara en mostrar


que la razn opera tan efectivamente en esas zonas que se llaman inconceptuales,
como en las otras que se consideran reducibles al cdigo lgico tradicional, porque,
fuera del logos, no hay nada107.
Josep Ferrater Mora, antes de la Guerra Civil plasm ya el presentimiento ex-
tendido de una contienda que, aparentemente, sera una consecuencia lgica, pero
que, en el fondo, se debera a la amnesia, sin la cual el hombre sera una pura re-
percusin de un hecho cualquiera, como la melancola en la larga cadena familiar
de Kierkegaard: la existencia humana cobra sentido mediante el hecho de su
finitud, la cual, segn advierte Heidegger, reside en el fenmeno del olvido108.
No dedic a este pensador un apartado de los cinco del libro consagrados a Fi-
lsofos de hoy, en Europa, pero en el relativo a Husserl lo destaca, junto a Max

104
Respectivamente en La idea de lhome, La Nostra Revista, n 14, febrero 1947, pp. 44-45, y La
literatura existencial y la generacin perdida, El Nacional, 3-8-1947, ambos recopilados en Las ideas y
los das, pp. 77-81 y 131-136.
105
Historicismo y existencialismo. La temporalidad del ser y la razn, Madrid, Tecnos, 1950, pp. 342
y 235. En el fondo de Mirabent mencionado, se conserva un ejemplar de este libro con una amical dedica-
toria autgrafa del autor. No he detectado variantes de los pasajes citados en las ediciones de 1960 y 1981.
106
1a ed., pp. 238-239.
107
Ib., p. 239.
108
Cctel de verdad, Madrid, Literatura, 1935, pp. 19-20.

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Vestigios hispnicos de Karl Jaspers (1920-1939) 91

Scheler, como un enfant terrible suyo, mientras que no menciona a Jaspers109.


Entre otras referencias de Ferrater a este filsofo, ya de la posguerra, en La filosofa
en el mundo de hoy, comenta que parece a veces menos esotrico que Heidegger
y, en El ser y la muerte. Bosquejo de filosofa integracionista, recalca, como Nicol,
que Jaspers se da cuenta del crculo vicioso inevitable que supone la aplicacin de
las categoras del entendimiento a lo existente y, en especial, de que el hecho
objetivo de morir no es una situacin lmite, dado que parece estar fuera de toda
posible experiencia110.
Gregorio Morn afirma, hiperblicamente, que el nico que reconoci pblica
admiracin a Jaspers, en una posguerra marcada por el zubirianismo, fue Antonio
Milln-Puelles, al que satiriza111. Con todo, las referencias jaspersianas sern relativa-
mente abundantes, aunque no tanto como las relativas a otros pensadores enmarcados
tambin en el existencialismo.

5. La sociologa, la poltica, la pedagoga y la religin

Diversas referencias clasificadas en otros apartados han mostrado ya la capaci-


dad de incidencia sociopoltica de Jaspers, porque he reservado para este solo las
ms especficas. El ya mencionado psiquiatra Jos Sanchis Bans, en una disertacin
organizada en Madrid por la Asociacin Profesional de Estudiantes de Derecho, esta-
blece que, si la psicopatologa aspira a comprender la conducta humana, nadie puede
dudar de que el campo de la poltica sea particularmente propicio para el desarrollo
de sus mtodos112. Sin embargo, advierte que todo intento de generalizacin de las
verdades psicopatolgicas lleva clavada en el corazn, como una flecha mortal una
advertencia de Jaspers: Los ignorantes tienen en psicologa una tendencia simplista,
mientras que el comportamiento humano es producto de una constelacin de moti-
vos. En cambio, La poca se vale de Ambiente espiritual de nuestro tiempo, que ha
demostrado con gran agudeza que esa idolatra de la eficacia, con toda su aparatosidad
burocrtica, conduce siempre al predominio de los mediocres, para satirizar al minis-
tro cedista Jimnez Fernndez113.
El pedagogo Joan Roura-Parella realiz una estancia en Alemania (1930-1932),
donde le marc el magisterio de Spranger, que lo indujo a leer Dilthey114. l mismo re-

109
Ib., pp. 91-92.
110
Obras selectas, vol. II, Madrid, Revista de Occidente, 1966, pp. 51, 340 y 430. Vid. tambin
la entrada dedicada a Jaspers de su Diccionario de la filosofa, vol. II, Madrid, Alianza, 1980, pp.
1932-1937.
111
El maestro en el erial. Ortega y Gasset y la cultura del franquismo, Barcelona, Tusquets, 1998, pp.
403-404. Vid. tambin FRANCO, J., Recepcin hispnica de K. Jaspers y Jaspers en perspectiva.
112
Una conferencia de Sanchis Bans. La poltica, vista por un psiquiatra, Luz. Diario de la Rep-
blica, n 18, 27-1-1932, p. 7.
113
Toda Espaa, clase media, La poca, n 29701, 27-2-1935, p. 1.
114
VILANOU I TORRANO, C., Joan Roura-Parella. Unitat i varietat del seu pensament, en MONSERRAT I
MOLAS, J. / CASANOVAS, P., ed., Pensament i filosofia a Catalunya, vol. III, Barcelona, INEHCA / Societat
Catalana de Filosofia, 2004, p. 40, e id., Juan Roura-Parella (1897-1983) y los orgenes de la pedagoga
universitaria en Catalua, Pedagoga y educacin ante el siglo XXI, Madrid, Universidad Complutense,
2005, p. 192.

Revista de Hispanismo Filosfico


n. 19 (2014): 71-100
92 F. XAVIER VALL SOLAZ

salta que la amplia incidencia de este filsofo incluye la psicologa de la concepcin


del mundo de Jaspers115. Por otra parte, enmarca a Spranger en el esfuerzo de inte-
grar en una unidad al hombre y al mundo, al igual que Heidegger y Jaspers, del que
menciona Philosophie y Die geistige Situation der Zeit116. Tambin cita Psychologie
der Weltanschauung, para definir la autenticidad: Lo autntico es lo profundo frente
a lo superficial, lo perdurable frente a lo momentneo, lo tenaz frente a lo fugitivo, lo
que crece y se desarrolla orgnicamente desde dentro [frente] a lo yuxtapuesto desde
fuera117. En el mbito pedaggico, si bien fuera del marco cronolgico del presente
artculo, destacar tambin la tesis de Joan Carles Mlich sobre Pedagogia de les
situacions lmit. Lestructura de lexistncia segons Karl Jaspers, fonament duna fi-
losofia de leducaci, presentada en la Universitat Autnoma de Barcelona en 1988,
bajo la direccin de Octavi Fullat118.
En cuanto a las reflexiones jaspersianas sobre la enseanza universitaria, Jos
Francisco Pastor, que fue lector en Estrasburgo, cita Die Idee der Universitt para
advertir:

La tcnica y su conciencia social, junto a la proletarizacin, han disuelto los antiguos idea-
les de la universidad. An sigue siendo el primer principio de la institucin universitaria
la unin de la investigacin y de la enseanza; pero se ha trasformado en investigacin y
enseanza de tcnica, de cosas. Sigue an siendo la expendedora de ttulos; pero ya no es
la formadora de hombres y la madre robusta de grandes ideales119.

Similarmente, Eugenio Noel, conocido seudnimo del escritor madrileo Eugenio


Muoz Daz, contrapone la imagen de los humillados escolares que describe Jas-
pers al legendario cromo del Student alemn120.
A propsito de la semejanza entre los sentimientos religiosos y la angustia, ngel
Suil remite a Jaspers para sealar que la inquietud vocacional se plantea precisa-
mente en los aos de la adolescencia, en que la conmocin psquica ocasionada por
115
El mundo histrico social (ensayo sobre la morfologa de la cultura de Dilthey), Mxico, Univer-
sidad Nacional, 1947, p. 223.
116
Educacin y ciencia, Mxico, La Casa de Espaa en Mxico, 1940, pp. 8-9 y 28. Se trata de la
edicin de su tesis doctoral, dirigida por J. Xirau y presentada el 28 de octubre de 1937 en la Universitat
Autnoma de Barcelona. En el fondo de libros donados por l a la Biblioteca de Filosofia, Geografia i
Histria de la Universitat de Barcelona, se encuentran Allgemeine Psychopathologie, Berlin, Springer,
1923; Psychologie der Weltanschauungen, Berlin, Springer, 1925, y Die geistige Situation der Zeit,
Berlin / Leipzig, W. de Gruyter & Co, 1932, adems de otros ejemplares de Jaspers publicados ya en la
posguerra.
117
Tema y variaciones de la personalidad, Mxico, Universidad Nacional, 1950, p. 47. En el prlogo,
se remonta el primer germen del libro a un seminario de Spranger en la Universidad de Berln sobre la
concepcin del mundo de Goethe.
118
Edicin en microfichas, Bellaterra, UAB, 1988. Fullat, en una entrevista con Sandra Rudzki, re-
salta la impresin de la lectura en 1960 del captulo de Filosofa, de Jaspers, dedicado a las situaciones
lmites <www.octavifullat.com/images/1258997294.pdf>.
119
Bajo el signo de Marx y Nietzsche, El Sol, n 4462, 1-12-1931, p. 12. Sobre el autor, vid. SELVA
ROCA DE TOGORES, E., Ernesto Gimnez Caballero. Entre la vanguardia y el fascismo, Valencia, Pre-textos
/ Instituci Alfons el Magnnim, 2000, p. 125, y GALLEGO, F. / MORENTE, F., ed., Fascismo en Espaa. En-
sayos sobre los orgenes sociales y culturales del franquismo, Barcelona, El Viejo Topo, 2005, pp. 97-98.
120
Como los gemelos de Solingen: Briand, La Libertad, n 3725, 26-2-1932, p. 1.

Revista de Hispanismo Filosfico


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Vestigios hispnicos de Karl Jaspers (1920-1939) 93

las resistencias sociales y ambivalencias erticas es tan intensa que hasta en hombres
normales se percibe ms tarde tambin una rotura de continuidad en el sentimiento de
su personalidad121.
Adoptando, en cambio, una perspectiva religiosa, Francisco Alayde y Vilar, al
plantearse la relacin entre la religin y el pensamiento filosfico contemporneo,
atendiendo especialmente al impulso vital y purificador de la fenomenologa, cita,
entre otras obras orientadas a determinar la esencia de la filosofa, Psychologie der
Weltanschauungen, de Jaspers.122. Destaca que su autor, siguiendo los requisitos fe-
nomenolgicos, constituye una disciplina autnoma consciente de s misma, del
mismo modo que la esencia de la religin nos asegura que la sensacin religiosa es
algo originario y que no puede hacerse derivar de ninguna otra cosa.
En Accin Espaola, Juan Domnguez Berrueta destaca tres afirmaciones del
Ambiente espiritual de nuestro tiempo que, dentro de su peculiar estilo, dejan adivi-
nar una certera orientacin hacia la fe divina, descontextualizndolas de modo que
resulten ms afines a la revista:

1 Se ennoblece [...] quien se sita en la verdad de una fe. Quien abandona a la


autoridad lo que solo l mismo puede ser pierde esta nobleza; pero no la pierde
quien se confa a la Divinidad.
2 Sin la religin, incluso en la tradicin eclesistica, no hay en el mundo ser mis-
mo filosfico, y sin este como adversario y acicate, no hay verdadera religin.
3 Se hace sentir hoy el anhelo de nuevos vnculos, de autoridad y de fe en la
Iglesia123.

Ms en general, reivindica la nocin jaspersiana de autenticidad, remontndola


al autoconocimiento socrtico y vinculndola al ser-mismo de Ortega, entendida
como un aristocratismo intelectual y cultural tradicionalista frente al predominio de
lo superficial, lo nulo, lo indiferente, que inunda el planeta, en un proceso de nive-
lacin espantoso124.
El falangista Rafael Snchez Mazas, en Cruz y Raya, replicando una cita de Gil
Robles, contrasta la fe y el espritu crtico de la revista con algunos de los aspectos de
la poca a partir del diagnstico jaspersiano:

Se olvida lo que es esencial [...] por la solicitud exagerada hacia lo existencial, que casi
siempre y de modo concreto se traduce en ansia de lograr el poder a corto plazo. Para eso
se sustituyen las grandes continuidades espirituales por la mltiples tareas prcticas, bu-
rocrticas, publicitarias, utilitarias, reclamsticas. Al convertir en funcin el aparato ms o
menos gigantesco de una accin religiosa o poltica, la colectividad enrolada se va despren-
diendo poco a poco de sus races sustantivas. Del pasado al futuro cuanto es permanente
121
Sobre la actividad psquica de la angustia (la angustia primitiva), Archivos de Medicina, Ciruga
y Especialidades, vol. XXXVII, 1934, p. 343.
122
La fe religiosa y la filosofa actual, Boletn de la Universidad de Granada, n 16, diciembre
1931, pp. 392, 395 y 404.
123
Ser uno mismo, Accin Espaola, n 44, 1-1-1934, p. 845-846. Se remite a la traduccin caste-
llana, p. 194, 207 y 184, respectivamente.
124
Ib., p. 844-845.

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94 F. XAVIER VALL SOLAZ

empieza entonces a carecer de validez, y solo se vive lo inmediato y actual. Nada ya se


reitera con sentido profundo. Qu fenmenos se producen por ese desprendimiento paula-
tino de las races sustantivas, por esa cancelacin gradual del pasado y por ese avasallador
predominio de lo existencial sobre lo esencial? Pues se produce, como ante el desprendi-
miento de races, en primer lugar, la aridez.
Se produce la falta de conciencia de la unidad, con todos sus mltiples efectos para el
territorio, para la historia, para el pueblo, para la religin, para la cultura (porque la ciencia
de lo existencial es siempre fragmentaria, y solo la de lo esencial unitaria). Se produce el
triunfo de la mediocridad. Se produce el abuso de la habilidad y de la tctica. Se produce el
hbito de los malos usos comerciales: la falsa amabilidad, el hacerse indispensable, el evi-
tar polmicas que comprometan la razn social, el mentir algo sin excederse, el conducirse
con modestia amanerada o con hinchado empaque segn las ocasiones, y el recurrir segn
los casos a sentimentalismo o a promesas utilitarias...125.

En esta misma publicacin, Paul Ludwig Landsberg, traducido por Eugenio maz,
contrapone Jaspers, sobre todo por su nocin de comunicacin (remitiendo a Phi-
losophie, V, 11), a la filosofa de Heidegger, cuyo Mitsein no albergara el amor,
como tampoco la fe ni la esperanza126.
En cambio, en Religin y Cultura, la revista de los padres agustinos de San Lo-
renzo del Escorial, Flix Garca celebra la agudeza extraordinaria y gran vigor ana-
ltico de Ambiente espiritual de nuestro tiempo, pero lamenta el punto de mira, que
implica el gran error de suponer caducado el pensamiento cristiano127.
En el diario catlico barcelons El Mat, el crtico literario comparatista Ramon
Esquerra considera til dicho libro como una sntesis de la preocupacin creciente
por el futuro, que, tras el hito de la I Guerra Mundial, ha culminado en el debate
sobre la decadncia de la civilitzaci occidental, expresin que casi coincide con
el ttulo del clebre libro de Oswald Spengler: Der Untergang des Abendlandes128.
De todos modos, considera que, adems de circunscribirse a algunos aspectos (en
especial, la conciencia de poca y la hegemona de la tcnica y de las masas, con sus
repercusiones polticas, pedaggicas, artsticas, cientficas y filosficas) y de tender
al clich, est limitado por el carcter marcadamente filosfico y el lenguaje tcnico,
de lo que deduce que llegar tan solo a un pblico minoritario. Ms taxativa es toda-

125
S. M., R., Crtica y milagro, Cruz y Raya, n 21, diciembre 1934, p. 100-101. Este artculo se
reproducir en La poca, n 29718, 19-3-1935, p. 3. Vid. tambin BCARUD, J., Cruz y Raya, 1933-1936,
Madrid, Taurus, 1969, p. 35-37.
126
Experiencia de la muerte, Cruz y Raya, n 26, mayo 1935, p. 43.
127
Vol. XXV-XXVI, 1934-1935, p. 441. Hay otras referencias a Jaspers en la revista.
128
Diagnstics del temps, El Mat, n 1462, 3-2-1934, p. 9, recopilado en el apartado Conscin-
cia de la crisi de ESQUERRA, R., Lectures europees, Barcelona, La Revista, 1936, pp. 167-168, libro
reeditado con una introduccin de T. Iribarren: Barcelona, LAlb, 2006, pp. 208-211. Vid. tambin
VALL, X., Lexistencialisme als Pasos Catalans abans de la postguerra, pp. 160-161, e id., La contri-
buci de lexistencialisme a lengatjament, en CARB, F. / JIMNEZ, D. / REAL. E. / ROSSELL, R. X., ed.,
Les literatures catalana i francesa: postguerra i engagement, Barcelona, Publicacions de lAbadia de
Montserrat, 2000, p. 432; LLUCH, C., La novel.la catlica a Catalunya. Precedents terics (1925-1936),
Barcelona, Crulla, 2000; MOLLA RODRGUEZ, G., Ramon Esquerra (1909-1938?). Geografia vital i cr-
tica dun esperit comparatista, dir. X. Pla, tesis doctoral presentada en la Universitat de Girona, 2010,
pp. 619-620.

Revista de Hispanismo Filosfico


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Vestigios hispnicos de Karl Jaspers (1920-1939) 95

va la crtica de la solucin jaspersiana ante la falta de espiritualidad (el retorno a la


conciencia de s mismo), hasta el extremo de reprocharle el silenci respecte les
coses de laltre mn, que le hacen desear un estudio parecido, pero realizado por
un catlico.
En la Revista de Psicologia i Pedagogia, fundada por Mira y Xirau, a propsito
de 5 mditations sur lexistence, de Nikoli Berdiyev, se enmarca este autor, que
diagnostica tambin la decadencia espiritual, en el existencialisme, trmino que
ya se le haba aplicado en Francia129. De todos modos, la resea contrapone la pre-
tendida superficialidad pesimista de esta tendencia, que arranca en Kierkegaard
y tiene como representantes ms destacados a Jaspers y Heidegger por este or-
den, al cristianismo del escritor ruso. Meses despus, Antonio Machado resaltar
el existencialismo heideggariano, con el que coincide sobre todo en la preocupa-
cin por la temporalidad130.

6. El arte y la literatura

La Prensa, de Santa Cruz de Tenerife, siguiendo su costumbre de acompaar la


cabecera con una cita, escogi para su edicin del 12 de octubre de 1933 un pasaje de
Jaspers extrado del recin publicado El ambiente espiritual de nuestro tiempo (p. 23),
aunque no se indica la referencia:

Si quisiramos imaginar nuestro mundo en escombros enterrado, las excavaciones que


se hicieran no sacaran a la luz, ciertamente, restos de belleza como los de los antiguos, el
pavimento de cuyas calles an nos deleita131.

129
N. P., Nicolas Berdiaeff: Cinq mditations sur lexistence. Solitude, Socit et Communaut.
Trad. du russe par Irne Vild Lot. Col. Philosophie de lEsprit. d. Montaigne. Pars, 1936, vol. V,
n 18, mayo 1937, pp. 346-347. Vid. tambin P., Jeanne Hersch: Lillusion philosophique. Lib. Flix
Alcan. 1936, Revista de Psicologia i Pedagogia, vol. IV, n 16, noviembre 1936, p. 377. Se han ocu-
pado de esta publicacin peridica: SIGUAN, M., La psicologia a Catalunya, Barcelona, Edicions 62,
1981; DELGADO, B., La Revista de Psicologia i Pedagogia de Barcelona, Perspectivas Pedaggicas,
vol. XII, n 49, 1982, pp. 47-70; SAIZ ROCA, M. y D., La Revista de Psicologia i Pedagogia como
fuente documental primaria para la comprensin de los inicios de la Psicologa Aplicada en Espaa, II
Congreso Oficial de Psiclogos. rea 1. Psicologa y Profesin, Madrid, Colegio Oficial de Psiclogos,
1990, pp. 90-94; VILLEGAS BESORA, M. / IBARZ SERRAT, V., La Revista de Psicologa i Pedagoga de
Barcelona (1934-1937), Revista de Historia de la Psicologa, vol. XIV, n 1, 1993, pp. 1-13; LOZANO
SEIJAS, C., El meu seminari de pedagogia de la Universitat Autnoma de Barcelona (1933-1938),
Comunicacions de les II Jornades dHistria de lEducaci en els Pasos Catalans, Ciutat de Mallorca,
Departament de Pedagogia de la Facultat de Filosofia i Lletres, 1978, pp. 130-131...
130
Miscelnea apcrifa. Notas sobre Juan de Mairena, Hora de Espaa, n 13, enero 1938, p. 14,
fechadas en Valencia, en diciembre de 1937. En Carta a David Vigotsky. Leningrado, Hora de Espaa,
n 4, abril 1937, p. 8, haba detectado ya el florecimiento en Europa de una metafsica existencialista.
Disponemos de diversos estudios sobre la relacin de Antonio Machado con el existencialismo. Simone
de Beauvoir atribuye el lanzamiento, a inicios de 1943, del trmino existentialiste a Gabriel Marcel, (La
force de lge, Pars, Gallimard, 1987, p. 625).
131
N 9078, p. 1.

Revista de Hispanismo Filosfico


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96 F. XAVIER VALL SOLAZ

El crtico literario Guillermo Daz-Plaja, partiendo de la calificacin por Eugenio


dOrs del socilogo George Simmel como un filsof picant, lo compara a Jaspers y
a Ortega:

Sap, en aquest punt, donar una categoria filosfica a temes sovint menyspreats per banals;
de fet, compleix amb un deure, que, en gran o petita escala, acompleixen les ments ms
clares del nostre temps i que consisteix a cercar-ne una definici, extraient-la dels smpto-
mes que semblant anecdtics, com lesport, o la moda o el cinema poden portar-nos a
conclusions categriques132.

Seguramente piensa en el Ambiente espiritual de nuestro tiempo, libro conserva-


do en su biblioteca, en la que se encuentran tambin traducciones de obras de Jaspers
posteriores133. Como recuerda Daz-Plaja mismo, entonces era un joven universi-
tario de formacin liberal colaborador de la lnea de diarios progresistas de Madrid
El Sol, el Heraldo y de Barcelona Mirador, La Publicitat, cuya tarea docente
se haba iniciado en las lneas renovadoras que suponan el Institut-Escola y la Uni-
versitat Autnoma134. En especial, evoca Mirador como uno de los hebdomadarios
ms serios y eficaces de este pas en el libro con el significativo ttulo de Memoria
de una generacin destruida (1930-1936)135. En l, pondera que su promocin sa-
crificada vio como los maestros la decantada y esteticista generacin de 1927 no
slo no se mantuvieron en su altiva aristocracia esttica, sino que se nos derribaron
en los desafueros del existencialismo136. Sin embargo, se referir a esta tendencia
con distintos matices en su prolfica obra, en la que se encuentra tambin alguna otra
mencin a Jaspers137.
Precisamente, un crtico literario adscrito a la Generacin del 27, Csar Barja,
citando Psychologie der Weltanschauungen (1 ed., pp. 62 y 59) seala la similitud de
la constatacin por Jaspers de que el trabajo racional es una continua destruccin de
lo viviente, bien que las ideas as obtenidas sirvan de instrumentos para la creacin de
nueva vida con una sentencia de El sentimiento trgico de la vida, de Unamuno: La
ciencia es un cementerio de ideas muertas, aunque de ellas salga vida. Tambin los

132
D.-P., G., Catleg i finestra, Mirador, n 275, 10-5-1934, p. 6. Este artculo no se recoge en
DAZ-PLAJA, G., Primers Assaigs. Primers viatges. 1929-1935, Barcelona, La Paraula Viva, 1974, aunque
figura otro con este mismo ttulo sobre cine (pp. 83-84). La glosa de Ors, Simmel, se public en La Veu
de Catalunya, n 4665, 14-5-1912, p. 1, y se halla recopilado en Glosari 1912-1913-1914. Amb la srie
Flos Sophorum, Barcelona, Quaderns Crema, 2005, pp.156-158. Sin embargo, en la versin catalana,
aunque se habla de la picanta sabor duna entremeliadura, se califica a Simmel dagut, picante en
la versin castellana de Alfons Maseras: Pginas del Glosari de Xenius. 1906-1917, Madrid, Saturnino
Calleja, 1920, p. 197.
133
Agradezco la consulta del fondo personal de G. Daz-Plaja depositado en la Reial Acadmia de
Bones Lletres de Barcelona a su familia, particularmente a su hija Ana.
134
Retrato de un escritor, Barcelona, Pomaire, 1978, pp. 173-174.
135
Barcelona, Aym, 1966, p. 131.
136
Ib., p. 179. En particular, calific de existencialista la poesa de posguerra de su amigo Dmaso
Alonso, que lo desaprob.
137
En el captulo Existencialismo y denuncia de su Literatura hispnica contempornea, Mallorca, La
Espiga, 1963, p. 369, lo sita entre los existencialistas catlicos, resaltando la nocin de Trascendencia.

Revista de Hispanismo Filosfico


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Vestigios hispnicos de Karl Jaspers (1920-1939) 97

gusanos se alimentan de los muertos138. Adems, relaciona el contraste de perspecti-


vas ante la defuncin de un hombre (la de su mujer, la del mdico, la de un periodista
y la de un pintor) aducido por Ortega en La deshumanizacin del arte con la contra-
posicin por Jaspers de la actitud del doctor respecto al moribundo a la plasmacin
pictrica de su muerte139.
El compositor y musiclogo Adolfo Salazar deja a los filsofos de la evolucin
social, como Jaspers, el cuidado de explicar el hecho de que Beethoven escogiera
una sinfona de Mozart y trozos de la creacin de Haydn para presentar su primera
composicin sinfnica, como si tuviese ya conciencia plena de su lugar en la historia
de la msica, similarmente a la visin histrica de Napolen y, quizs, de Goya140.
La caracterizacin jaspersiana de la poca por la tipificaci de la producci
en srie, no tan sols de les mquines descriure, sin [...] tamb de grans nuclis
humans sirve a la revista gerundense Vctors para censurar el gregarismo y la vul-
garizacin de algunos sectores y, en particular, la cursileria de la cinematografa
americana.141. Las iniciales con que se firma el artculo han de corresponder a Josep
Maria Corredor i Poms, que impulsaba esta publicacin cuando acababa la carrera
de Filosofa y Letras en la Universitat Autnoma de Barcelona despus de estudiar,
siendo ya maestro, filosofa y pedagoga en Madrid, donde fue alumno de Ortega y
que, exiliado en Francia, se interesar notablemente por el existencialismo y tradu-
cir a Sartre142.
En Mi Carlitos, novela corta fechada en Luzmela en marzo de 1937 y publi-
cada en Vrtice, revista ya mencionada a propsito de Lan, Concha Espina cita a Jas-
pers.143. En un registro en la casa de un joven abogado madrileo que la Guerra Civil
sorprendi en Cantabria y fue apresado por los republicanos, se destripa un mueco
ante la consternacin de la hija, Paloma, que no llora hasta quedarse sola con su
madre, Dolores. Ntese el simbolismo simple de los nombres. La narradora alecciona:
138
Libros y autores contemporneos, Madrid, Victoriano Surez, 1935, p. 65.
139
Ib., p. 244.
140
El siglo romntico. Ensayos sobre el romanticismo y los compositores de la poca romntica,
Madrid, Yages, 1936, p. 117.
141
C., J. M.a, Tipificaci, Vctors, n 3, 1-3-1936, p. [19].
142
Vid. CLARA RESPLANDIS, J., ndex de la revista Vctors, Anales del Instituto de Estudios Ge-
rundenses, vol. XXII, 1974-1975, pp. 373-376; SELLES RIGAT, N., La revista Vctors. Art, cultura i
poltica en la Girona republicana, Locvs Amnus, n 3, 1997, pp. 195-214; Dossier Josep M. Corre-
dor, Revista de Girona, n 148, septiembre-octubre 1991, pp. 506 y 537; MANENT, A., Homenatge a
Josep M. Corredor, Revista de Girona, n 149, noviembre-desembre 1991, pp. 578-579; PAGS JORD,
V., Josep M. Corredor o lesfor de saber, Revista de Girona, n 273, julio-agosto 2012, pp. 70-72, y
MONTERO, F., Presentaci, en CORREDOR, J. M., Contra la valoraci de la mediocritat. Articles i assaigs
dexili, Barcelona, Acontravent, 2012, pp. 11-71. Enviado ya el presente artculo, con motivo del cente-
nario del nacimiento, se ha celebrado en Gerona el Simposio Internacional Josep Maria Corredor, el 14
y el 15 de febrero de 2013, y se han publicado diversos escritos sobre l. Agradezco las informaciones
sobre su fondo personal a su hija Marie Rose.
143
N 7-8, diciembre 1937-enero 1938, s. p., recopilada, con el ttulo de Tragedia rural, en Luna
roja (novelas de la revolucin), Valladolid, Santarn, 1939, pp. 59-92, en Cuatro novelas, s. a., s. l., y en
Obras completas, Madrid, Fax, 1955, pp. 590-601. A diferencia del artculo, en los libros figura la errata
Jospers. Se comenta el cuento, sin mencionar la cita de Jaspers, en SAWICKI, P., La narrativa espaola
de la Guerra Civil (1936-1975). Propaganda, testimonio y memoria creativa Alicante, Biblioteca Virtual
Miguel de Cervantes, 2010, p. 71 <http://www.cervantesvirtual.com>.

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98 F. XAVIER VALL SOLAZ

La verdadera aristocracia es muy sensible desde su primer brote espiritual, lo que


explicara que en el corazn de la nia de tres aos, a pesar de ser solamente un
capullo de mujer, descollase ya el egregio individualismo, que el gran filsofo Jas-
pers acaba de definir como la esencia del ser ntimamente suyo, dueo de la gracia
personal en toda su magnitud. No es de extraar que Concha Espina colaborase en la
revista, tanto por su filiacin poltica como porque tambin lo haca un hijo suyo, Vc-
tor de la Serna, ni que cite a Jaspers, dado que es madre del traductor de El ambiente
espiritual de nuestro tiempo y que la idea mencionada, confluyendo con la versin de
Ortega, tuvo especial fortuna. La interpretacin de la novelita se sita, en particular,
en la lnea de Domnguez Berrueta.
A pesar de este olvidado precedente, la influencia literaria de Jaspers en la pos-
guerra se ver mediatizada por la aplicacin sartriana del concepto de situacin a la
literatura. Sin embargo, conviene recordar que Luis Martn-Santos, uno de los autores
ms destacados en la introduccin del existencialismo en la narrativa castellana, co-
noce a fondo, como hemos visto, los fundamentos jaspersianos, si bien asimila otras
influencias, especialmente la de Sartre144.

7. Conclusiones

Aunque pueden existir todava menciones anteriores, se ha retrotrado la primera


a 1920, en un artculo del psiquiatra Jos Miguel Sacritn sobre patografa del arte.
De todos modos, la publicacin en 1933 de Ambiente espiritual de nuestro tiempo, en
traduccin de Ramn de la Serna Espina, ofreci una sntesis de la filosofa jaspersia-
na con visos de actualidad que contribuy considerablemente a aumentar su impacto.
Atendiendo al carcter polifactico de Jaspers, era de prever su incidencia en dis-
tintos campos. En la psiquiatra, en que seguir influyendo despus de abandonarla,
a veces su propuesta es percibida como un intento de armonizar las concepciones
somticas a pesar de caricaturizarlas como una mitologa con las espiritualis-
tas, pero se suele decantar hacia esta tendencia. No obstante, mientras que algunos
celebran que Jaspers advierta de la inconveniencia de la aplicacin tradicional de la
filosofa a la psiquiatra (como Nouvilas y Nieto, que, sin embargo, le reprocha que
no la adscriba a las ciencias naturales), se acostumbra a considerarlo un moderniza-
dor del psicologismo, superando el asociacionismo y el freudismo, justamente con el
anlisis filosfico de la conciencia. Sobre todo a partir de los debates de mediados de
los aos treinta sobre la antropologa existencial, se le enmarca concretamente en
esta tendencia.
144
Vid., adems de los estudios sobre l citados, otros muchos sobre su obra literaria, algunos cen-
trados en la vertiente existencial: EOFF, Sh. H. / SCHRAIBMAN, J., Dos novelas del absurdo. Ltranger y
Tiempo de silencio, Papeles de Sons Armadans, n 168, mayo 1970, pp. 213-241; ROBERTS, G., Temas
existenciales en la novela espaola de postguerra, Madrid, Gredos, 1973, 19782; BUCKLEY, R., La doble
transicin. Poltica y literatura en la Espaa de los aos setenta, Madrid, Siglo XXI, 1996, pp. 19-33;
SANTAMARA PARGADA, A., Literatura y filosofa: Sartre, Martn-Santos y Bartleby, Arbor, n 718, marzo-
abril 2006, pp. 257-263; NEVEU-AGERO, M., Le ralisme dialectique de Luis Martn-Santos: une rap-
propriation enthousiaste et aventurire de lhritage sartrien, en BALLESTN, C., ed., Estudios sobre J. P.
Sartre, Zaragoza, Mira Editores, 2007, pp. 325-340; SNCHEZ LVAREZ-INSA, A., De Heidegger a Sartre.
Aplogos de Martn-Santos. Una lectura existencial, Madrid, Aubada Editores, 2009.

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Vestigios hispnicos de Karl Jaspers (1920-1939) 99

En especial, se aprecian sus aportaciones a la psicopatologa, en la que Allgemeine


Psychopathologie se convirti en un manual de referencia, ya sea leda en alemn
o, desde 1928, en traduccin francesa. Bien valorado por Sacristn, Lafora y Mira,
Jaspers incidir en otros psiquiatras (Sanchis Bans, Sarr, Valenciano, Rey Ardid,
Prados Such, Linares Maza, J. M. Aldama Truchelo, lvarez Nouvilas, Llopis Lloret,
Gotor, Suil, Justo Gonzalo, de la Vega, Irazoqui, Fuster, Rodrguez Cuevillas...). La
psiquiatra hegemnica durante el franquismo, tanto la capitaneada por Vallejo Njera
como la encabezada por Lpez Ibor, entroncar con planteamientos jaspersianos, de
los que estos ya se haban valido y que, en aquel perodo, se vieron favorecidos por la
exacerbacin del germanismo y el afn de conjurar otras influencias, si bien tambin
fueron tenidos en cuenta por disidentes, a veces relacionndolos con otras corrientes
de anlisis existencial.
Adems, Jaspers aporta a la medicina en general una concepcin ms humaniza-
da, particularmente en torno a los conceptos de comprensin y comunicacin, que
tendrn presentes diversos autores, como Valenciano, Bauelos, a pesar de su deriva
racista, y sobre todo Lan, que, habiendo abandonado la psiquiatra, indujo la tesis de
Martn-Santos sobre Dilthey y Jaspers y tuvo presente a este tanto en la teora y la
historia de la medicina como en el ensayo filosfico. En este campo, se sita a Jaspers
en las ramificaciones de la fenomenologa, a pesar de su distanciamiento de Husserl,
o en la filosofa existencial o de la vida, asimilado o contrapuesto a Heidegger, que
a menudo lo eclipsa. La resea de Ambiente espiritual de nuestro tiempo por Jos
Antonio Maravall en la Revista de Occidente reclamaba ya la anticipacin de las con-
cepciones orteguianas a las jaspersianas, pero, adems, la reivindic el propio Ortega,
reprochando a Jaspers la falta de formacin filosfica. Este distanciamiento y el de
otros maestros, dificult su penetracin en la filosofa hispnica. Ello contribuy a
que, lejos de la devocin que le profesar Milln-Puelles, su pensamiento no cuajara
tampoco mucho en autores relativamente prximos a l en algunos aspectos (Zubiri,
Gaos, Joaquim Xirau, Nicol, Ferrater Mora...), aunque lo tuvieron presente, al igual
que Mirabent en sus reflexiones estticas.
Los carices sociolgicos del pensamiento jaspersiano favorecen que fuera es-
grimido desde distintas ideologas polticas, si bien no me constan reivindicaciones
marcadamente revolucionarias y quizs lo fuera ms por sectores derechistas, lo que,
aadindose al desconocimiento de su compromiso antinazi, propiciar la pervivencia
de su incidencia durante el franquismo. Adems, junto a su componente psicolgico,
le confieren proyeccin pedaggica, como ilustra la incidencia en Roura-Parella. En
cuanto a la religin, se valora el diagnstico de la crisis espiritual y, a veces, su
condicin de creyente (Alayde, Domnguez Berrueta, Snchez Mazas...), aunque a
menudo se le reprocha su mero desmo (como ilustran Religin y Cultura, El Mat y
Revista de Psicologia i Pedagogia), cuando no se le catoliza, bien sea intencionada-
mente o por confusin.
En la vertiente artstica, adems de la patografa, destaca el estudio histrico y
sociolgico jaspersiano de la cultura, con especial atencin a la masificacin, en Am-
biente espiritual de nuestro tiempo, tomado en consideracin por el musiclogo Sala-
zar y crticos literarios como Barja, Daz-Plaja, Esquerra y Corredor. Concha Espina,
madre del traductor de esta obra, cita a Jaspers para defender el egregio individua-

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n. 19 (2014): 71-100
100 F. XAVIER VALL SOLAZ

lismo en una sensiblera novelita, muy limitada por el maniquesmo de la propaganda


del bando sublevado. Sin embargo, ser justamente un estudioso de las teoras psi-
quitricas jaspersianas, Luis Martn-Santos, uno de los escritores que ms contribuir
al cultivo de la narrativa existencialista en la posguerra, aunque incorporando otros
referentes, particularmente el sartriano.
En los aos treinta se acua ya el trmino existencialismo, como ilustran la Revis-
ta de Psicologia i Pedagogia y Antonio Machado, aludiendo a marcadas tendencias
existenciales, que, sin embargo, todava no estaban suficientemente cohesionadas para
constituir un movimiento de gran impacto. A buen seguro, el desarrollo de los estu-
dios de las diversas disciplinas aportar nuevas muestras que aumentarn el nmero
de autores interesados en Jaspers y precisaran el influjo en los ya citados, tanto en
aquella poca como en la posguerra. En cualquier caso, los datos conocidos muestran
ya una incidencia considerable, amplia y proteica.

Recibido: 6 de junio de 2013


Aceptado: 26 de noviembre de 2014

Revista de Hispanismo Filosfico


n. 19 (2014): 71-100
Cinco notas sobre literatura y
filosofa latinoamericana
Five notes on Latin American Philosophy
and Literature
CARLOS OLIVA
Universidad Nacional Autnoma de Mxico
[email protected]

Resumen: En el artculo comparo las tradiciones filosficas y literarias que se han dado en
Latinoamrica, a partir del siglo XIX y que se han consolidado como parte fundamental del
latinoamericanismo. El objetivo es crear un mapa conceptual y bibliogrfico del desarrollo,
la historia y la situacin actual de diversas filosofas y literaturas formadas en Latinoamrica,
bajo la tesis de la divisin de esta tradicin en sus despliegues barrocos y romnticos.
Palabras clave: Historia de las Ideas, Filosofa de la Liberacin, Codigofagia y Antropofagia,
Literatura latinoamericana, Oralidad y Escritura.

Abstract: In this article, I compare the philosophical and literary traditions that, since the
nineteenth century, have taken place in Latin America. These traditions became a fundamental
part of Latinamericanism. The main objective is to create a bibliographic and conceptual map
of development, history and the current status of various Latinamerican philosophies and
literatures. All this since the central thesis of the division of this tradition in its baroque and
romantic deployments.
Key words: History of Ideas, Philosophy of Liberation, Antropofagia and Codigofagia,
Latin American Literature, Orality and Writing.

Adis, Garcilaso de la Vega,


tus claros cristales de sufrimiento.
Yo vine a decir palabras en otro
tiempo, junto a gentes que padecen
desasosegadas por el impulso
de comer, comidas por la amargura;
dbiles guerreros involuntarios
que siguen banderas sin gloria,
que lloran de miedo en las noches,
que se desajustan sin esperanza.
Rubn Bonifaz Nuo

Revista de Hispanismo Filosfico


n. 19 (2014): 101-117
102 CARLOS OLIVA

L
a llamada literatura latinoamericana es un fenmeno acotado en el tiempo,
tiene su origen en el siglo XIX y parece alcanzar sus ltimas sntesis en los
tardos lustros del siglo XX; es similar al fenmeno de la llamada filosofa
latinoamericana, que se cultiva y construye en un perodo y bajo un proceso similar,
dependiente de las formas nacionales de constitucin de la regin y tendiente, cada
vez de forma ms acentuada, a establecerse como una rama de la historia de las ideas
romnticas1. Quiz podemos decir, en un intento de fijar fechas y seales, que los lti-
mos textos, ya crticos de estas tradiciones pero an codificados dentro de las mismas,
sean Los detectives salvajes (1998), de Roberto Bolao, en el terreno de la ficcin; La
crtica de la razn latinoamericana (1996), de Santiago Castro Gmez, en la filoso-
fa; y el importante libro de ngel Rama La ciudad letrada (1984), en el campo de la
crtica literaria2.
En tanto se discute y acaso establece esta hipottica periodizacin, resurgen en
el panorama contemporneo otras formas filosficas y literarias que fueron opacadas,
brutalmente en el siglo XX, por el intento de agrupar bajo alguna norma esencial la
vida cultural de la regin. Bsicamente, se trata de las llamadas filosofas y literaturas
originarias, en las que se revitaliza el perodo pico del siglo de la conquista (1492-
1521) y, de forma muy densa por sus componentes y vigencia social, las literaturas
y filosofas de corte barroco y neobarroco. Estas ltimas abrevan directamente del
largo siglo donde se constituye el proceso de mestizaje latino y anglo-americano,

1
Es importante recalcar que por literatura y filosofa latinoamericana entiendo aquellas manifesta-
ciones que se constituyen junto a los procesos de regionalizacin que generan las independencias del siglo
XIX. Para una perspectiva diferente, en la que se estudia el fenmeno bajo la presuncin de que Latino-
amrica slo es una geografa dada en el tiempo, vanse, en especial, los enfoques sajones, por ejemplo:
CASTRO-KLAREN, SARA (ed.), Latin American Literature and Culture, (USA-UK, Blackwell, 2008). Hart,
Stephen M, A Companion to Latin American Literature, (USA-UK, Tamesis, 2007). NUCCETELLI, SUSANA,
OFELIA SCHUTTE Y OTVIO BUENO (eds.), A Companion to Latin American Philosophy, (Wiley-Blackwell,
USA-UK, 2010). Asimismo, para una perspectiva de larga duracin pueden consultarse las siguientes
obras en espaol: BOHRQUEZ, CARMEN, ENRIQUE DUSSEL Y EDUARDO MENDIETA (eds.). Historia del Pen-
samiento Filosfico Latinoamericano, del Caribe y Latino (1300-2000), (Mxico, Siglo XXI Editores,
2009) y los importantes cuatro volmenes de la Historia de la literatura hispanoamericana, de JOS
MIGUEL OVIEDO, (Madrid, Alianza, 1995-2001). Respecto a las relaciones entre filosofa y literatura en
Latinoamrica existen muy pocos trabajos, puede verse el libro de JORGE J. E. GRACIA Y MIREYA CAMU-
RATI , Philosophy and Literature in Latin America. A critical Assessment of the Current Situation (Albany,
State University of New York Press, 1989). Si bien en este libro se desdoblan en dos bloques los temas, por
un lado los estudios sobre filosofa y, por otro, sobre literatura, existe ya un intento de buscar relaciones
tericas y prcticas de las disciplinas. Un breve trabajo que explora las ideas filosfica en la literatura de
la regin fue escrito por JESS AGUILAR, Philosophy and Latin American Literature, pp. 372-383, (en
NUCETTELLI, A Companion to Latin American Philosophy, loc. Cit).
2
Las primeras ediciones de los tres textos son las siguientes: RAMA, NGEL, La ciudad letrada. Ha-
nover, Ediciones del Norte, 1984. CASTRO-GMEZ, SANTIAGO, Crtica de la razn latinoamericana. Barce-
lona, Puvill Libros, 1996. BOLAO, ROBERTO, Los detectives salvajes. Barcelona, Anagrama, 1998. Sobre
el libro de Rama, en la cuarta de forros, escribe Mario Vargas Llosa esta importante observacin: En esas
visiones de conjunto derroteros, evoluciones, influencias, experimentados por escuelas o generaciones
de uno a otro confn probablemente nadie desde la audaz sinopsis que intent Henrquez Urea ha
superado a ngel Rama.

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Cinco notas sobre literatura y filosofa latinoamericana 103

(1588-1764); proceso fundamental de las diversas identidades que se construyen y


deconstruyen en Amrica durante cinco siglos. Bolvar Echeverra demarca el largo
siglo XVII americano en los siguientes trminos:

Podramos hablar de todo un perodo histrico, de un largo siglo XVII, que comenzara, por
decir algo, con la derrota de la Gran Armada a finales del siglo XVI (1588) y que terminara
aproximadamente con el Tratado de Madrid, de 1764; de una poca que comenzara con
el primer signo evidente de su desmoronamiento, cuando la Espaa borbonizada aniquila
el estado de los guaranes inspirados por los jesuitas al ceder a Portugal una parte de sus
dominios de Sudamrica fecha que al mismo tiempo subraya la destruccin del incipiente
mundo histrico latinoamericano, iniciada cuando el imperio, empeado en una remoder-
nacin que prometa salvarlo, pretendi hacer de su parte americana una simple colonia3.

Ejemplos de estas formas y estilos barrocos y neobarrocos o de autores que abre-


van del largo siglo XVII americano, entre muchas y muchos otros de los pensadores
contemporneos, son las obras en el terreno de la filosofa de Mauricio Beuchot, Luiz
Costa Lima, Bolvar Echeverra y Carlos Lenkersdorf; en el de la literatura, la obra de
Mauricio Carrera, Rubn Fonseca, Jos Emilio Pacheco o Nicanor Parra4.
En este complejo despliegue contextual, las formas literarias y filosficas de la
regin forman no slo una cartografa tensa y en permanente movimiento, sino un fe-
nmeno de confrontacin interno que se juega, de manera particular, en las obras tanto
filosficas como literarias que se gestan ahora, en los primeros lustros del siglo XXI.
Sumado a estos fenmenos que desdibujan la posibilidad de hablar de una sustancia
americana o latinoamericana, es de especial inters observar los siguientes factores:

a) cmo la reconfiguracin de los estatutos nacionales y estatales juegan actual-


mente con esa idea romntica de la identidad latinoamericana. Idea que tuvo
un impacto innegable en la constitucin de las diversas identidades de la regin
3
ECHEVERRA, B., La modernidad barroca, Mxico, ERA, 1989, p. 59.
4
Gran parte de las obras de Echeverra abrevan directamente de la problemtica desatada, y en mu-
chos sentidos vigente, en el mundo barroco latinoamericano. Vase por ejemplo: ECHEVERRA, BOLVAR,
La modernidad de lo barroco. Respecto a Beuchot debe sealarse su constante actualizacin tanto de la
filosofa barroca como de la filosofa medieval, el lector o la lectora puede remitirse a su obra ms impor-
tante: Tratado de hermenutica analgica, (FFyL-UNAM, 1997). Respecto a Costa Lima el trabajo que
hace entre la literatura, la historia y la filosofa no slo en s mismo presupone tensiones barrocas sino que
en varios trabajos hace nfasis en las formas barrocas clsicas y sus reactualizaciones contemporneas, por
ejemplo en O Controle do imaginario & A afirmao do romance, (Brasil, Companhia das Letras, 2009).
Finalmente, el trabajo que ha realizado Carlos Lenkersdorf en las comunidades tojolabales y el intento de
mostrar la complejidad de su pensamiento y representacin del mundo ha alentado a muchos/as pensado-
res/as en Latinoamrica a desarrollar y mostrar estas cosmovisiones. El libro paradigmtico de esta ola de
investigaciones es Los hombres verdaderos. Voces y restimonios tojolabales, (Mxico, Siglo XXI, 1996).
Respecto a los literatos, en parte de sus obras surgen caractersticas barrocas y neobarrocas muy claras,
como por ejemplo, la permanente donacin de forma; la relacin densa entre mitologa y cotidianidad en
la configuracin de personajes y estrategias lingsticas; o la eleccin manifiesta de sentido dentro de un
codificado mundo de las artes y contra-artes vigente. Muestras de esto pueden rastrearse en MAURICIO CAR-
RERA, La derrota de los das, (Mxico, Estado de Mxico, 2009). RUBEM FONSECA, Ela e outras mulheres,
(Brasil, Companhia das Letras, 2006). Jos Emilio Pacheco, Las batallas en el desierto, (Mxico, Era,
1981). O en el fundamental libro de NICANOR PARRA, Poema y antipoemas, (Chile, Nascimento, 1954).

Revista de Hispanismo Filosfico


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104 CARLOS OLIVA

y que, en la primera mitad del siglo XXI, parece estar mucho ms ligada a una
postura de retrica poltica y de emergencia econmica. Dicha postura slo
dbilmente se desenvuelve, contrariamente a como se percibiera alrededor de
la Revolucin cubana (1959), como un despliegue cultural.
b) Cmo esta nocin se abandona en gran parte de las obras literarias y filosficas,
a la par que, bajo otros ropajes como el de la globalizacin, el cosmopolitis-
mo, la decolonizacin, el fenmeno barroco, el factum del mestizaje, el estilo
realista o neorrealista, la narrativa histrica o de gnero resurge o muta la
tentacin de volver a situar un discurso reflexivo y ficcional dentro del juego
regional de la identidad, el poder y la creacin de sentido5.

En este contexto, ms que insistir en pensar las formas en que se sigue postulando
la idea de la literatura o la filosofa latinoamericana, es pertinente ver su constitucin
dentro de la historia de la ideas y se concrecin en el fenmeno de sentido que, si bien
sigue teniendo hasta ahora como hecho rector una identidad que se desdobla en los
idiomas espaol y portugus, cada vez encuentra una diversidad formal ms radical,
tanto lingstica como cultural, que hace imposible el establecimiento de una idea rec-
tora de pensamiento o imaginacin dentro de la regin que llamamos Latinoamrica6.

Es posible establecer dos formas rectoras de trabajar sobre la idea de la literatura


y la filosofa latinoamericana a partir de su gestacin en el siglo XIX y su desarrollo
en el siglo XX; ambas formas parten de la idea de que, en la regin, lo distintivo de la
ficcin y la reflexin es su carcter eclctico, de mixtura. Su tendencia a establecer el
intercambio, cruce o devastacin de cdigos en su interior. Este fenmeno de mestiza-
je ha sido estudiado desde una perspectiva derivada de las ciencias o, por el contrario,
desde un formalismo y existencialismo de corte cultural7.

5
Dos libros pueden mostrar este interesante movimiento de permanencia y cambio de sentido del
discurso latinoamericanista que, como suele ocurrir, se construyen desde convocatorias discursivas ligadas
a la academia norteamericana: MENDIETA, E. (ed.) Latin American Philosophy. USA, Indiana University
Press, 2003. MILLN-ZAIBERT, E. Y SALLES, A., The Role of History in Latin American Philosophy, USA,
State University of new York Press, 2005.
6
Otro ejemplo de lo que se ha sealado, la diversidad formal en el terreno semitico y cultural de la
Amrica latina, tiene que ver con las literaturas francfonas y anglfonas de las Antillas. Un texto que ex-
plora, desde la crtica y el ensayo literario, una parte de la riqueza y diversidad de la literatura antillana fue
escrito por SERGIO UGALDE QUINTANA: La potica del cimarrn: Aim Csaire y la literatura del Caribe
Francs, CNCA, Mxico, 2007.
7
Ambas formas, aqullas que derivan de la idea de raza y por lo tanto plantean las ideas de mestizaje
a partir de las metforas de la ciencia, como aqullas que desconectan la idea de raza y derivan en estudios
de tipo formal y semitico pueden rastrearse en las obras de Alfonso Reyes y Fernando Ortiz. El primero
es muy radical en su lectura semitica de decodificacin de smbolos, por ms que no puede ocultar, fa-
talmente, un racismo contra los pueblos indgenas. En especial, vase ltima Tule (Obras completas XI,
Mxico, FCE, 1960). Ortiz por su parte, quien pone en juego la nocin de transculturacin que retomar
especialmente ngel Rama, comienza con un recalcitrante distanciamiento de la idea de raza para final-
mente regresar a sta. Su libro ms trascendente es Contrapunteo cubano del tabaco y el azcar. Trabajos
relevantes sobre estos dos autores seminales en el pensamiento latinoamericano, y sus obras referidas, son:

Revista de Hispanismo Filosfico


n. 19 (2014): 101-117
Cinco notas sobre literatura y filosofa latinoamericana 105

En el primer sentido, se gestan los estudios que han entendido el fenmeno a partir
de la metfora naturalista del mestizaje cultural. Esta metfora, que es un desarrollo
necesario al pensar el mestizaje a partir de una identidad racial, fue comprendida en
estos trminos por el filsofo Bolvar Echeverra,

[] la idea del mestizaje cultural como una fusin de identidades culturales, como una
interpenetracin de sustancias histricas ya constituidas, no puede hacer otra cosa que dejar
fuera de su consideracin justamente el ncleo de la cuestin, es decir, la problematizacin
del hecho mismo de la constitucin o conformacin de esas sustancias o identidades, y del
proceso de mestizaje como el lugar o el momento de tal constitucin.
La metfora naturalista del mestizaje no puede describirlo de otra manera que: a) como la
mezcla o emulsin de de molculas o rasgos de identidad heterogneos, que, sin alterar-
los, les daran una apariencia diferente; b) como el injerto de un elemento o una parte de
una identidad en el todo de otra, que alterara de manera transitoria o restringida los rasgos
del primero, o c) como el cruce gentico de una identidad cultural con otra, que traera
consigo una combinacin general e irreversible de las cualidades de ambas8.

Desde esta perspectiva cientista o cientfica, se han derivado las metforas de la fi-
losofa y la ficcin eclctica, heterognea, hbrida, yuxtapuesta, transcultural e incluso
los desarrollos contemporneos, de influencia norteamericana, que crean conceptos
derivados de las teoras posmodernas, poscoloniales o decoloniales, como los de
filosofa o literatura transmoderna o transhistrica9. Uno de los problemas centrales
de estas teoras, clave para entender la idea substancial de una identidad latinoa-
mericana reflejada en su literatura o en su filosofa, es que los fenmenos quedan
descritos en funcin, precisamente, de una idea romntica, y en muchos sentidos
decimonnica, que en aras de postular una identidad substancial subsume el comple-
jo fenmeno material y concreto de los comportamientos que se desenvuelven dentro
de Latinoamrica.

ROJAS, R., Contra el homo cubensis: transculturacin y nacionalismo en la obra de Fernando Ortiz, en
Cuban Studies. Volume 35, 2004, pp. 1-23. BIRKENMAIER, A., Entre filologa y antropologa: Fernando
Ortiz y el Da de la Raza, en Antpoda. No. 15, julio-diciembre, 2012, pp. 193-218. GUTIRREZ GIRARDOT,
La imagen de Amrica en Alfonso Reyes, Madrid, nsula, 1955.
8
ECHEVERRA, B., o. c., pp. 30-31.
9
Libros clsicos al respecto son el ya citado Contrapunteo cubano del tabaco y el azcar de Fernando
Ortiz (La Habana, Jess Montero editor, 1940); Transculturacin narrativa en Amrica Latina, de ngel
Rama (Mxico, Siglo XXI, 1982); Culturas hbridas: estrategias para entrar y salir de la modernidad,
de Nstor Garca Canclini (Mxico, Grijalbo, 1989) y Escribir en el aire: ensayo sobre la heterogeneidad
socio-cultural en las literaturas andinas, de Antonio Cornejo Polar (Lima, Editorial Horizonte, 1994). Cabe
sealar, como se ha hecho, que esta crtica literaria, al igual que las filosofas y literaturas de corte natura-
lista, ya incubaba una crtica interna. En este caso, la ambigedad est en la misma obra del iniciador de la
metfora, Ortiz, y de uno de los ms brillantes continuadores, Cornejo Polar. Como lo recuerda Rafael Rojas
en el texto citado esta autocrtica se encuentra en dos ensayos, respectivamente, de Fernando Ortiz y Cornejo
Polar: Por la integracin cubana de blancos y negros y Mestizaje e hibridez: los riesgos de las metforas.
Respecto a las relaciones entre el pensamiento en Latinoamrica y las teoras coloniales y poscoloniales,
donde destacan las obras de Anbal Quijano, Enrique Dussel y Walter Mignolo, vase el artculo de OFELIA
SCHUTTE, Philosophy, Postcoloniality, and Posmodernity, en NUCCETELLI, SUSANA, OFELIA SCHUTTE Y OTVIO
BUENO (eds.), A Companion to Latin American Philosophy, pp. 312-326. Estas ideas han llegado a una de sus
ltimas formulaciones en el libro de MIGNOLO: The Idea of Latin America, USA, Blackwell, 2005.

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106 CARLOS OLIVA

La otra perspectiva, de ms larga duracin, pero que se encuentra claramente ex-


presada en el modernismo brasileiro, se concreta en la figura de la antropofagia. Esta
idea parte del mismo hecho, lo distintivo de la fundacin e identidad de la cultura
latinoamericana sera su fusin y reactualizacin del cdigo europeo pero a partir
de la reconstitucin radical de este cdigo, al grado de crear una forma moderna
totalmente novedosa, en el sentido que trabajara Alfonso Reyes, la idea formal de la
Amrica-latina. En este sentido, es que Reyes puede incluso ver cmo este ejercicio
antropfago regresa a las ms notables inteligencias de Europa:

Montaigne reconoce que el solo contraste entre el Antiguo y el Nuevo Mundo lo despert
a esa comprensin para todas las doctrinas que Bacon y Shakespeare aprendern de l, ese
perdn, esa caridad. [] Dispuesto siempre a abrir la ventana de la paradoja, se le antoja
preguntarse si, despus de todo, la civilizacin acostumbrada no sera un inmenso desvo;
[] si las costumbres no tendran tan slo un fundamento relativo. Y acaba as por descu-
brir el refinamiento y el arte entre las poblaciones ednicas del Tup-Guaran. Es cierto, se
deca Montaigne, que aquellos indgenas son canbales, pero no es peor que comerse a sus
semejantes el esclavizar y consumir, como lo hace el europeo, a las nueve dcimas partes de
la humanidad? Amrica tortura a sus prisioneros de guerra; pero Europa, piensa Montaig-
ne, se permite mayores torturas en nombre de la religin y de la justicia10.

En este canibalismo radicalizado y explosivo es que hay una impronta barroca que
desata la antropofagia11. sta sera, metafricamente, el acto de asimilacin, ritual y
simblica, de la cultura occidental. El trmino se va construyendo en una compleja
relacin, mediante las herramientas de las vanguardias europeas, entre la necesidad
de un pasado que tiene elementos trgicos e incuestionables de ah en parte la pre-
ponderancia de la historia en el pensamiento latinoamericano y un presente que se
comprende, primariamente, con metforas de una espacialidad que debe ser interveni-
da y reconstruida. El espacio de Amrica se piensa entonces como barbarie, paraso,
desierto, laberinto, utopa o distopa12. Es en cierto sentido una impostacin futurista.
Sin embargo, la idea de la antropofagia no decae en ningn esencialismo libertario
o decadente y por esto se aleja del clsico paradigma del siglo XIX entre civilizacin

10
REYES, A., ltima Tule. Obras completas XI, Mxico, FCE,1960, pp. 58-59.
11
Sobre la metfora del Calibn dentro del pensamiento y la teora en Latinoamrica, vase: RODO,
JOS ENRIQUE CAMILO, Ariel. Los motivos de Proteo, (Prlogo: Carlos Real de Aza. Edicin y cronolo-
ga: ngel Rama. Caracas, Biblioteca Ayacucho, 1993). FERNNDEZ RETAMAR, Calibn, apuntes sobre la
cultura en nuestra Amrica, (Mxico, Editorial Digenes, S. A., 1972). MORSE, RICHARD M. El espejo de
Prspero. Un estudio de la dialctica del Nuevo Mundo, (Mxico, Siglo XXI, 1982). MONSIVIS, CAR-
LOS , Civilizacin y Coca-Cola, (en Nexos. No. 104, agosto de 1986. pp. 19-29). C OSTA L IMA , L UIZ , A
fico oblqua e The Tempest, (en Pensando nos trpicos. Rio de Janeiro, Rocco 1991. pp. 99-118). DE
LA S IERRA DE LA V EGA , C ARLOS A NTONIO , La ltima tempestad. Shakespeare y Amrica latina, (Mxico,
FNCA-ICM, 2000). OLIVA MENDOZA, CARLOS, El naufragio del Calibn, (en La creacin de la mirada.
Ensayos sobre literatura latinoamericana. Mxico, Editorial Verdehalago/INBA, 2004, pp. 43-66).
12
Vase al respecto, SCHEINES, GRACIELA, Las metforas del fracaso, (Ediciones Casa de las Amri-
cas, La Habana, 1991). Pueden consultarse, para el estudio de dos casos especficos en la literatura, mis
libros: Literatura y azar. Cuatro ensayos sobre Borges, (Mxico, Coordinacin de Bibliotecas-Gobierno
del Estado de Coahuila, 2011) y Deseo y mirada del laberinto. Julio Cortzar y la potica de Rayuela,
(Mxico, CONACULTA y Universidad Autnoma Benito Jurez de Oaxaca, 2002).

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n. 19 (2014): 101-117
Cinco notas sobre literatura y filosofa latinoamericana 107

y barbarie. Propiamente, la metfora de la antropofagia, al radicalizarse, no puede ser


equiparada a la idea del buen salvaje o a la idea del canbal, ni por otra parte propone
un ethos vengativo o el regreso al estado de naturaleza de los pueblos originarios, en
este caso en el Brasil; para entenderla cabalmente es necesario considerar la misma
metfora. Seala Luiz Costa Lima:

Parece, em primeiro lugar, til ressaltar que, na antropofagia, o inimigo no identificado


com algo impuro ou com um corpo poludo, cujo contato ento se interditasse. Esta antes
seria uma concepo prpia aos puritanos. Deste modo, a negao do inimigo, sua con-
denao ao completo esquecimento representa o avesso do que postula o Manifesto. Em
segundo lugar, convm destacar que a antropofagia, tanto no sentido literal como no meta-
frico, no recusa a existnia do conflito, seno que implica a necesssidade da luta. Recusa
sim confundir o inimigo com o puro ato de vingana. A antropofagia uma experincia
cujo oposto significaria a crena em um limpio e mtico conjunto de traos, do qual a vida
presente de um povo haveria de ser contruda13.

Es, metafricamente, al deglutir las formas del arte de Europa que estos escritores
brasileiros figuran su pasado, y realmente as es como se terminan comportando gran
parte de las y los pensadores en Latinoamrica. Este particular modernismo libera de
una manera alegrica una serie de datos histricos, sociales y tnicos que dan gran
fuerza a sus obras y a su lenguaje. Como seal Antonio Candido, en sorprendente
sintona con Urea, Reyes Lezama e incluso Borges: en el proceso antropofgico exis-
te un sentimiento de triunfo y de encuentro profundo del mestizo que por un momento
rompe la ambigedad fundamental, la de ser un pueblo latino, de herencia cultural
europea, pero tnicamente mestizo, situado en el trpico e influenciado por las cultu-
ras primitivas, amerindias y africanas14.
Esta funcin de resignificacin y produccin de sentido que aporta la propia Euro-
pa se hara desde la devastacin que sufren las culturas y las naturalezas originales de
Amrica desde sus ruinas pero, a la vez, desde la incorporacin de otras culturas,
africanas y orientales, que crean, en un proceso abierto y trgico de modernidad, las
diversas identidades de Latinoamrica. Esta perspectiva insistir en que los procesos
de identidad en la regin, como lo hacen no slo los modernistas brasileiros, sino en
especial las formas barrocas y neobarrocas del pensamiento, se gestan mediante un
proceso violento de devoracin y devastacin de cdigos que debe resolverse en nue-
vas formas culturales y en nuevos paradigmas de vida15.
Codigofagia ha llamado Bolvar Echeverra a este permanente formalismo semi-
tico cultural que se resuelve en la crtica y desmontaje de todo cdigo que intenta
esencializarse, permanecer inmutable en el tiempo. Sera un proceso barroco y fren-
tico, permanente fibrilacin de sentidos, que tiende a eliminar la posibilidad de que
13
COSTA LIMA, L., Pensando nos trpicos, Rio de Janeiro, Rocco.1991, p. 26.
14
CANDIDO, A., Literatura y cultura de 1900 a 1945,Critica Radical. Venezuela, Biblioteca Ayacu-
cho, 1991, p. 220.
15
En dos autores se sintetizan de manera ejemplar los procesos codigofgicos al recrear una estti-
ca de increble profundidad: Jos Lezama Lima y Jorge Luis Borges, Vase simplemente el despliegue
semitico en estas obras: La expresin americana (Mxico, FCE, 2005) y El Aleph (Argentina, Losada,
1949).

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un solo cdigo domine a otros de forma substancial y, por el contrario, provoca la


aparicin de nuevos cdigos de sentido que, potencialmente, trastocaran la violencia
genocida que entraa la modernidad capitalista y dara paso a la violencia formal de
la mutacin permanente de las identidades16.
Dentro de estos dos grandes paradigmas de comprensin de la cultura latinoameri-
cana y, especficamente, sus formalizaciones ficcionales y filosficas es que podemos
acercarnos a algunos aspectos del latinoamericanismo en el siglo XX.

El aliento reflexivo que funda la idea histrico-filosfica sobre la especificidad, cir-


cunstancia y contexto del pensamiento latinoamericano, tal como fue entendido entre
los aos cuarenta y ochenta, se funda en una ponencia de Jos Gaos, El pensamiento
hispanoamericano17. Gaos plantear en aquel trabajo la tesis central de que el pensa-
miento en Latinoamrica, en tanto historiografa, tiene una especificidad poltica y de
ah que su despliegue sea particularmente pedaggico y esttico. En aquel escrito, el
filsofo transterrado se enfrenta al hecho de entender un pensamiento que est cons-
tituido con base en dos momentos fundamentales, la decadencia del imperio espaol
y las gestas de independencia del siglo XIX, colige que su decurso epistemolgico es
necesariamente histrico, y esto conlleva no slo su marcado acento poltico, sino un
despliegue de contenidos atado a su despliegue formal. Seala Gaos:

todo objeto como la Amrica Latina es un objeto histrico, y un objeto histrico slo puede
ser objeto de una actividad de contenido historiogrfico, de una actividad historiogrfica,
de historiografa. [] presente, pasado y futuro estn cada uno en relacin de construccin
o reconstruccin mutua con los otros dos e historiografa es reconstruccin del pasado
constructiva del presente y del futuro18.

Dentro de esta reconstruccin prospectiva, y acaso ya utpica, Gaos encuentra el


punto de fundamentacin de un pensamiento propiamente americano para l vigente
hasta el mismo momento en que presenta su ponencia en Sigenza y Gngora:

punto de partida de un pensamiento cuyo primordial objeto empieza por ser la Amrica
autctona, aborigen y la colonia en su peculiaridad cultural, nacional, para acabar siendo
la independencia poltica de la misma, y la constitucin y reiterada reconstitucin de los
pases independientes, y, cuando menos, una filosofa original de estos pases19.

16
En estos trminos entiende Bolvar Echeverra el despliegue de su nocin de codigofagia: Las
subcodificaciones o configuraciones singulares y concretas del cdigo de lo humano no parecen tener
otra manera de coexistir entre s que no sea la del devorarse las unas a las otras; la de golpear destructiva-
mente en el centro de simbolizacin constitutivo de la que tienen en frente y apropiarse e integrar en s,
sometindose a s mismas a una alteracin esencial, los restos an vivos que quedan de ella despus. La
modernidad de lo barroco, pp. 51-52.
17
GAOS, J.., El pensamiento hispanoamericano, en Obras completas V, UNAM, Mxico, 1993, p.
26. 1 ed 1944.
18
Ib., p. 26.
19
Ib., p. 34.

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Cinco notas sobre literatura y filosofa latinoamericana 109

Es en este sentido y despliegue que Gaos insiste en que se trata de una filosofa de
corte poltico en el amplio sentido relativo a la comunidad cultural:

Amplio sentido en el cual lo poltico es pedaggico en un sentido igualmente amplio, el de


educativo, formador, creador, de la comunidad cultural, que comprende tambin hasta el
sentido ms estricto del trmino20.

Alrededor de este trabajo, que impulsa y sintetiza las ideas en torno a las represen-
taciones histricas de la filosofa en Latinoamrica, se genera toda una serie de ttulos
fundamentales para la consolidacin de las diversas ideas de nacin que se disputan
en la regin. Alrededor de mediados del siglo XX se escribe Las ideas en Cuba (1938)
de Medardo Vitier; El positivismo en Mxico (1943), de Leopoldo Zea; La filosofa
en el Uruguay, de Arturo Ardao (1956)21. Este conjunto de trabajos, que es parte de
la fundacin de la tradicin de la historia de las ideas en Latinoamrica, alcanza su
formulacin terica ms acabada en la disputa entre Salazar Bondy y Leopoldo Zea
sobre la cuestionable posibilidad de que exista la filosofa de Amrica y sobre la
filosofa sin ms22. Esta polmica, descrita por Horacio Cerutti como uno de los
eslabones centrales del pensar filosfico actual en Amrica Latina23 se juega entre
la imposibilidad del desarrollo de una filosofa bajo condiciones de dominacin co-
loniales como indica Salazar Bondy frente a la idea universal de que la filosofa
necesariamente se desarrolla en cualquier sociedad humana. En este ltimo sentido es
que Zea sostiene que una filosofa sin ms, al ejercer su racionalidad intrnseca, se
imbrica, en este caso, con los proyectos de emancipacin. Si intentramos contempo-
rizar estas posturas, podramos decir que, por un lado, se trata de una crtica negativa
radical en el caso de Salazar Bondy que intenta extremar la paradjica negacin
filosfica del ejercicio de un pensamiento, que ya se encontrara codificado dentro de
un modelo decadente de dominacin, para generar una filosofa de la liberacin. Por
el otro el de Zea de una filosofa afirmativa de s misma que articula, a partir su
cosmopolitismo crtico, los contextos de emancipacin. Ambas posturas, claves en la
fundacin tanto de la Historia de las ideas latinoamericanas como de la Filosofa de
la liberacin latinoamericana, han tenido desarrollos complejos y diversos, que van
desde las teoras crticas y utpicas hasta las filosofas multiculturales, poscoloniales
20
Ib.
21
Adems de los textos sealados (VITIER: Cuba, Editorial Trpico; Zea: Mxico, FCE; Ardao: Mxi-
co, FCE) cabe mencionar las siguientes obras: VITIER, MEDARDO, La filosofa en Cuba, (Mxico, FCE,
1948). FRANCOVICH, GUILLERMO, La filosofa en Bolivia, (Argentina, Losada, 1954). SALAZAR BONDY,
AUGUSTO, La filosofa en el Per. Panorama histrico, (USA, Unin Panamericana, 1954). COSTA, CRUZ,
Contribuio histria das idias en Brasil, (Rio de Janeiro, Jos Olimpo, 1956). LARROYO, FRANCISCO,
La filosofa americana: su razn y su sinrazn de ser, (Mxico, UNAM, 1958). SOLER, RICAURTE. Estudios
sobre la historia de las ideas en Amrica Latina, (Panam, Universidad de Panam, 1959).VALLE, RAFAEL,
Historia de las ideas contemporneas en Centro Amrica, (Mxico, FCE, 1960). INGENIERO, JOS, La
evolucin de las ideas argentinas, (Buenos Aires, Futuro, 1961). ZEA, LEOPOLDO, El pensamiento latino-
americano, (2 vols. Mxico, Pomarca, 1965).
22
Vase en especial, BONDY, SALAZAR, A., Existe una filosofa de nuestra Amrica?, Siglo XXI Edi-
tores, Mxico, l988 y ZEA, LEOPOLDO, La filosofa americana como filosofa sin ms, Siglo XXI Editores,
Mxico, l975.
23
CERUTTI, H.., Filosofa de la liberacin latinoamericana, Mxico, FCE, 1983, p. 19.

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y decoloniales en Latinoamrica. Puede indicarse que el libro que sintetiza en un


primer momento este debate es La filosofa actual en Amrica Latina, en el que se re-
nen, a partir de una seleccin que realizan Eli de Gortari, Adolfo Snchez Vzquez,
Jos Luis Balcrcel y Gabriel Vargas, una serie de ponencias que se presentaron en el
Primer Coloquio Nacional de Filosofa que se celebrara el ao de 1975, en Morelia,
Michoacn. Los participantes del volumen son: Arturo Ardao, Rolando Cordera, Ar-
naldo Crdova, Enrique Dussel, Po Garca, Rosa Krauze, Francisco Mir Quesada,
Ma. Rosa Palazn, Jos Antonio Portuondo, Ma. Elena Rodrguez de Magis, Artu-
ro Andrs Roig, Ricaurte Soler, Mario Sambarino, Abelardo Villegas, Ren Zavaleta
Mercado y Leopoldo Zea24.
Hacia los aos ochenta, esta tradicin alcanza una plena estabilidad en tanto ca-
noniza sus obras, define claramente los problemas, debates y figuras y, de hecho, se
establece, con variantes nacionales, como la rama de enseanza gua de los estudios
de filosofa latinoamericana25.
Por otra parte, la escuela de Gaos toma otros derroteros, que desestiman el proble-
ma de la independencia y de lo nacional, y se concentran en las formas conflictivas y
de resistencia que laten en el siglo XX. Hay tres libros fundamentales para observar

24
ARDAO, ET AL, La filosofa actual en Amrica latina, Mxico, Grijalbo, 1975. Existe tambin la
importante Declaracin de Morelia. Filosofa e independencia, que es parte del mismo congreso y que
suscriben Enrique Dussel, Francisco Mir Quesada, Arturo Andrs Roig, Abelardo Villegas y Leopoldo
Zea. En dicho documento puede verse ya claramente un punto de conflicto con la primera idea de la filo-
sofa americana de Gaos. Mientras ste sostena la preponderancia poltica, en tanto pedagoga y esttica,
los declarantes acentan la preponderancia para la filosofa de la sociologa y la economa, creando con
esto un acercamiento muy importante con las teoras de la dependencia y las filosofas del marxismo
que imperaba en los aos setenta, este acercamiento, al paso del tiempo, se ha radicalizado por vas muy
diversas. Vase el documento en http://www.ensayistas.org/critica/manifiestos/morelia.htm (consultado el
20 de junio de 2013).
25
Parte del establecimiento definitivo de esta tradicin acadmica se puede observar en las siguientes
obras escritas hacia finales de los aos setenta y principios de los ochenta del siglo pasado: MIR QUESA-
DA , F RANCISCO , Despertar y proyecto del filosofar latinoamericano, (Mxico, FCE, 1974). Z EA , L EOPOL -
DO , El pensamiento americano, (Barcelona, Ariel, 1976). A RDAO , A RTURO , Estudios latinoamericanos,
(Caracas, Monte vila Editores, 1978). SOLER, RICAURTE. Idea y cuestin nacional latinoamericanas. De
la independencia a la emergencia del imperialismo, (Mxico, Siglo XXI, 1980). ROIG, ARTURO ANDRS,
Teora y crtica del pensamiento latinoamericano, (Mxico, FCE, 1981). CERUTTI, HORACIO, Filosofa de
la liberacin latinoamericana, (loc. cit.). GRACIA, JORGE J. E., Latin American Philosophy in the Twentieth
Century, (USA, Prometheus Books, 1986). CERUTTI, HORACIO, Hacia una metodologa de la historia de
las ideas (filosficas) en Amrica Latina, Mxico, (Universidad de Guadalajara, 1986). ARDAO, ARTURO.
La inteligencia latinoamericana, (Montevideo, Direccin General de Cultura Universitaria, 1987). Tres
obras, ya publicadas en la dcada de los noventa, que arrojan nuevas perspectivas al problema de la filoso-
fa latinoamericana son los libros de ARTURO ANDRS ROIG, Rostro y filosofa de Amrica latina, (Argenti-
na, Editorial de la Universidad Nacional de Cuyo, 1993); RAL FORNET BETANCOURT, Estudios de filosofa
latinoamericana, (Mxico, UNAM, 1992) y OFELIA SCHUTTE, Cultural Identity and Social Liberation
in Latin American Thought, (USA, Suny Press, 1993). En la primera dcada del siglo XXI se registran
nuevos trabajos que establecen, cada vez con mayor sofisticacin, esta tradicin acadmica, entre estos:
Diccionario de filosofa latinoamericana, (Toluca, Universidad Autnoma del Estado de Mxico, 2000).
FORNET BETANCOURT, RAL (ed.). Crtica intercultural de la filosofa latinoamericana actual, (Madrid,
Trotta, 2004). ACOSTA, YAMAND, Filosofa latinoamericana y sujeto, (Caracas, Editorial El Perro y la
Rana, 2009). CERUTTI, HORACIO. Doscientos aos de pensamiento filosfico Nuestroamericano, (Bogot,
Ediciones desde abajo, 2011).

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Cinco notas sobre literatura y filosofa latinoamericana 111

este desvo, disciplinario y conceptual, de la filosofa latinoamericanista, que se de-


sarrolla especialmente en Mxico: Los grandes momentos del indigenismo en Mxico
(1950), de Luis Villoro; La invencin de Amrica (1958), de Edmundo OGorman; y
La visin de los vencidos (1959), de Len Portilla26. Es sintomtico al respecto notar
que en las obras de la teora latinoamericana de carcter poscolonial y en las teoras
de corte barroco vuelvan a aparecer, como ya lo habran hecho en la crtica literaria
transculturales, las obras de Len Portilla, y de manera muy importante la obra de
OGorman. Esto puede explicarse a que esas obras plantean acercamientos muy im-
portantes a lo que se ha denominado el momento pico de la conquista. Por un lado,
el trabajo de Len Portilla no slo es una reconstruccin de pensamientos y literaturas
en especial los cantos poticos que necesariamente, al ser traducidos al espaol,
implican el montaje de un nuevo campo semitico donde permanece en tensin tanto
aquello que se recobra de la lengua original, como lo que se introduce de la lengua re-
ceptora, en este caso el espaol. En este ejercicio que realiza Len Portilla, al ordenar
las traducciones de ngel Mara Garibay, pero al que se sumarn muchos pensadores
y escritores, ya no es posible mantener una nocin de mestizaje a partir de un funda-
mento racial. Por el contrario, se trata de un mestizaje que slo puede ser comprendido
con enfoques antropolgicos, fenomenolgicos o semiticos y, lo que se revela de
suma importancia, es que ste es el tipo de mestizaje real, ms all del conflicto racial,
que acontece en la historia de Latinoamrica. En otras palabras, el conflicto racial no
se detiene ni se elimina pero ste tampoco puede detener un mestizaje que de facto,
formal y culturalmente, sigue aconteciendo.
Por otra parte, la tesis de OGorman, ms all de plantear el problema en trmi-
nos de descubrimiento de Amrica como lo hace Reyes27; encubrimiento del in-
dio como lo hace Dussel28; o autodescubrimiento como lo hace Zea29, adelanta
ya la idea barroca que ser trabajada especialmente por Bolvar Echeverra de la
invencin radical de una nueva codificacin a partir del conflicto desatado entre las
cosmovisiones europeas y americanas, mismas que se dividen en formas de suyo in-
conmensurables.
El conflicto, pues, que tenemos al ver el despliegue contemporneo de dos grandes
matrices dentro de Latinoamrica cobra un aspecto muy singular en la actualidad.
De un lado, existe una construccin conceptual que sigue apelando, ya sea a travs
de la idea de liberacin, poscolonialidad, decolonialidad e, incluso, reconstruccin
histrica de las ideas, a una configuracin romntica heredada del siglo XIX donde
una identidad trata de permanecer o liberarse frente a otra. Del otro lado, tendramos
a una serie de narrativas barrocas y hermenuticas que han desconectado, o atenuado,
el principio de emancipacin y se han concentrado en el estudio de las formas de
permanencia y resistencia de identidades evanescentes que, en una conflictividad
cotidiana, desmontan y reconstruyen sus formas de identidad.
26
VILLORO, L., Los grandes momentos del indigenismo en Mxico, Mxico, FCE, 1950. OGorman,
La invencin de Amrica Mxico, FCE, 1958. Len Portilla, La visin de los vencidos. Mxico, UNAM,
1959.
27
REYES, A., La ltima Tule. Obras completas XI, loc. cit.
28
DUSSEL, E., 1492. El encubrimiento del Otro, Bogot, Ediciones Antropos Ltda, 1992.
29
ZEA, L., Amrica como auto descubrimiento, Bogot, Universidad Central, 1986.

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112 CARLOS OLIVA

El desarrollo latinoamericano de la literatura, aunque ms espectacular, recono-


cido y estudiado en el mundo, no es radicalmente diferente al desarrollo de la filoso-
fa. Esta literatura, junto a las filosofas de la regin, surge con la formacin de sus
naciones; es, como he indicado, una creacin del siglo XIX y, especficamente, de
los movimientos romnticos que acompaan las gestas de independencia en Amrica
latina, desde la primera independencia de Hait en 1804 hasta la independencia de
Cuba en 1898. Se trata de una forma literaria muy diferente a la que se ha reconstrui-
do al mirar el siglo pico de la regin el tiempo de la conquista y, a la vez, es muy
diferente de la literatura del largo siglo barroco. Como toda literatura fundacional,
esta literatura se representa en un primer momento por una epopeya potica30. Dos
ejemplos sobresalientes de esta construccin histrica de la regin son los poemas de
Jos Hernndez, autor de Martn Fierro (1872)31, y Andrs Bello, el clebre maestro
de Simn Bolvar que escribiera, entre otras obras, la Oda al Anauco (1800)32. Con el
paso del tiempo, las construcciones de la novela, la crnica, el ensayo y eventualmente
el relato empiezan a constituirse como gneros de ms fuerza en la regin. En ltima
instancia, las naciones necesitan relatos histricos y cotidianos de s mismas y no slo
versificaciones del origen33.
Tradicionalmente, se ha calificado la prosa ficcional del XIX como una narracin
costumbrista, ligada a los anhelos de las burguesas nacionales por moralizar a un
pueblo inculto y desenfrenado. No es ste un origen diferente al de la novela eu-
ropea del XVIII y el XIX. Las mismas pretensiones que tienen Vicente Riva Palacio,
Jos Mrmol, Esteban Echeverra, Jorge Isaacs, Manuel Payno, Machado de Assis,
Domingo Faustino Sarmiento, Juan Bautista Alberdi o Cirilo Villaverde, se encuen-
tran en Charles Dickens, Honor de Balzac, mile Zola, Victor Hugo, Robert Louis
Stevenson, Walter Scott, Ea de Queiros o Dostoievski.
En ambos casos, la narrativa clsica es el intento de perpetuar nuestras mejores
fotos frente al espejo. Aquellas donde hemos sido acicalados en el peinado, la sonrisa,
la ropa y se ha dispuesto del mejor paisaje. A esto aspira la novela decimonnica, al
retrato del hbito falso. No obstante, este cuadro perfecto se debe relatar y, sobre todo,
alcanzar. As, las grandes novelas del XIX latinoamericano son la puesta en escena de
un conflicto social y moral que se resuelve, casi invariablemente, a favor del bien. Y
la idea del bien nunca estuvo dentro de los pueblos latinoamericanos, sino en pueblos
30
Puede verse esta diferencia, entre las fuentes recuperadas de las literaturas de los pueblos origina-
rios y la literatura novohispana frente a las literaturas de la independencia, en diversos ensayos compilados
en los volmenes I y II de The Cambridge History of Latin American Literature (GONZLEZ ECHAVARRA,
ROBERTO Y ENRIQUE PUPO-WALKER (eds.) (UK, Cambridge University Press, 1996).
31
HERNNDEZ, J., El gaucho Martn Fierro. Poesa gauchesca. Prlogo ngel Rama. Seleccin, notas,
vocabulario y cronologa Jorge B. Rivera. Caracas, Biblioteca Ayacucho, 1977, pp. 191-254.
32
BELLO, A., Obra literaria. Seleccin y prlogo Pedro Grases. Cronologa scar Sambrano Urdaneta
Caracas, Biblioteca Ayacucho, 1979.
33
Para una revisin de la literatura latinoamericana del siglo XIX, vanse los siguientes textos FRAN-
CO , J EAN , Historia de la literatura hispanoamericana a partir de la Independencia, (Barcelona, Ariel,
1983) y OVIEDO, JOS MIGUEL, Historia de la literatura hispanoamericana. 2. Del Romanticismo al Mo-
dernismo, (Madrid, Alianza, 1997).

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Cinco notas sobre literatura y filosofa latinoamericana 113

lejanos, en la Europa francesa y sajona que modelaba la conducta, aquella que imita-
ban los polticos y los letrados para conseguir la independencia. Entre la Civilizacin
y la barbarie, la narrativa del XIX siempre decide por la primera y con ello la literatura
empieza un penoso exilio de la vida cotidiana34.
No obstante esta distancia, la literatura del XIX es crucial para el imaginario la-
tinoamericano. Lo importante est en lo aleatorio y aun en lo silenciado. El estudio
de la puesta en escena que hace la ficcin es determinante para comprender lo que la
aristocracia de las emergentes naciones latinoamericanas margin del discurso escri-
to. Desde ah, se potencia la que quiz sea la columna vertebral de la literatura latinoa-
mericana: el conflicto permanente entre la oralidad y la escritura35.
Desde este enfrentamiento y con esta historia, la literatura latinoamericana alcanza
su madurez e independencia a finales del XIX. Los movimientos de la regin que im-
pulsan este hecho son el modernismo, el pos-modernismo y la vanguardia. Si bien en
muchos aspectos de ellos la memoria funciona an como un deseo de olvido, (lo im-
portante es el tiempo transcurrido en Estados Unidos y Europa, los idiomas disponi-
bles, el intercambio transnacional y la anhelada metamorfosis definitiva de los pases
latinoamericanos), lo central de estos movimientos no est en la tortuosa relacin con
sus adelantados pares europeos; sino en el rescate de la oralidad, que es, a la vez, el
rescate de la reflexin, la imaginacin, las creencias, las esperanzas y las frustraciones
de los pueblos en sus vidas concretas. Desde Jos Mart, Valle Incln, Horacio Quiro-
ga, Rubn Daro, Federico Gamboa, Leopoldo Lugones, Jos Enrique Rod y Lpez
Velarde, hasta Vicente Huidobro, Jorge Luis Borges, Macedonio Fernndez, Oliverio
Girondo, Xavier Villaurrutia, Jos Gorostiza, Carlos Pellicer, Jorge Cuesta, Mario de
Andrade, Gabriela Mistral, Oswald de Andrade, Pablo Neruda, Alejo Carpentier, Mi-
guel ngel Asturias, Luis Cardoza y Aragn o Cesar Vallejo lo que se observa es que
no existe la posibilidad de una literatura latinoamericana a imagen y semejanza del
canon occidental. Existe, por el contrario, una diversidad irreductible que se filtra en
los relatos escritos y vuelve a fundar la regin en el siglo XX36.

34
Entre las antologas, crticas e historias de este perodo, conocido como el de la literatura romntica
de Latinoamrica, pueden consultarse: LVAREZ, FEDERICO. Romanticismo en Amrica?, (Actas del
Tercer Congreso Internacional de Hispanistas, El Colegio de Mxico, Mxico, 1970). HENRQUEZ UREA,
PEDRO. Las corrientes literarias en la Amrica Hispnica, (Fondo de Cultura Econmica, Mxico, 1949).
LAZO, RAIMUNDO. El romanticismo: lo romntico en la lrica hispanoamericana (siglo XVI a 1970), (Po-
rra, Mxico, 1971). LEZAMA LIMA, JOS. La expresin americana, (Prlogo Irlemar Chiampi, Mxico,
FCE, 1993), MELNDEZ, CONCHA. La novela indianista en Hispanoamrica (1832-1889), (Ediciones de
la Universidad de Puerto Rico, Ro Piedras, Puerto Rico, 1961). YEZ, MIRTA (comp. y prl.). La novela
romntica latinoamericana, (Casa de las Amricas, Valoracin Mltiple, La Habana, 1978).
35
El autor que trabaj y realiz una excelente sntesis del tema es Cornejo Polar en su texto ya referido
Escribir en el aire. Entre las obras que pueden sumarse al tratamiento del tema desde diferentes perspectivas
se encuentran: ALBORNOZ, AURORA, Sensemay: la poesa negra en el mundo hispanohablante, (Madrid, Or-
genes, 1980). ALEMANY, CARMEN, Potica coloquial hispanoamericana, (Alicante, Universidad de Alicante,
1997). DURN, RAFAEL H., De la barbarie a la imaginacin, (Barcelona, Tusquets, 1976). FUENTES, CARLOS,
Valiente mundo nuevo: pica, utopa y mito en la novela hispanoamericana, (Mxico, FCE, 1990). LIENHARD,
MARTIN, La voz y su huella. Escritura y conflicto tnico-cultural en Amrica Latina (1492-1988), (La Haba-
na, Casa de las Amricas, 1990). RAMA, NGEL, Transculturacin narrativa en Amrica Latina, (loc. cit).
36
Dos antologas fundamentales para entender el papel crucial que juegan las vanguardias en Amrica
latina son: Manifiestos, proclamas y polmicas de la vanguardia literaria hispanoamericana, (Edicin, se-

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En medio de esta diversidad que muchas veces es opacada por los movimientos
narrativos de la novela de mediados del siglo XX, hay otro tipo de relato que desde el
principio se centra en la descripcin del mundo inmediato: la narrativa sobre la tierra
que tiene su lugar de exploracin en la ancestral relacin con la naturaleza; relacin
que crea significaciones espontneas de gran particularidad y enorme explosividad.
Algunas de las obras que muestran la importancia de esta ficcin son: Los de debajo
(1915) de Mariano Azuela, en Mxico; La vorgine (1924) de Jos Eustasio Rivera,
en Colombia; Don Segundo Sombra (1926) de Ricardo Giraldes, en Argentina; Doa
Brbara (1929) de Rmulo Gallegos, en Venezuela; y Macunama, o heri sem nen-
hum carter (1928) de Mario de Andrade, en Brasil37.
En este sentido, la transmisin del relato ficcional se filtra a travs de una memoria
colectiva y se decanta, densifica y oculta en la tradicin oral; es ah donde ms all
de un mestizaje de formas y estilos, pacfico, se da una codigofagia violenta que hace
permanecer en tensin la relacin entre oralidad y escritura. En esta tensin, en este
encabalgamiento entre los proyectos y representantes de la oralidad y la escritura,
acontece la transmisin cotidiana del imaginario en la regin. El crtico peruano Cor-
nejo Polar, en el trascendente libro que toma el ttulo de un verso de Vallejo: escribir
en el aire, ya sealaba la importancia de la tradicin oral. La memoria en Latinoam-
rica, desde el momento de su fractura fundacional que se escenifica con la conquista a
manos del imperio espaol, no tienen otra alternativa que formarse en un espacio que
ha de borrarse: el de la oralidad, el de la escritura imposible. En esta paradoja es que
acontece la compleja historia de la regin y, justo por este mismo motivo, es que tiene
un enorme potencial ficcional. Las formas de la memoria espontnea no codificada
persisten porque son el elemento central de la resistencia de una cultura que ha sido
negada y destruida constantemente.
Ejemplos de lo anterior son las novelas que se publican alrededor de la primera
mitad del siglo XX. En aquel momento, lo que se observa, ms all de un fenme-
no mercantil inusitado, es la franca apertura de los autores y las autoras al relato de
la vida cotidiana. El escritor y la escritora se dan cuenta del potencial infinito de la
llamada cultura popular. Las obras de Jos Mara Arguedas, Garca Mrquez, Carlos
Fuentes, Julio Cortzar, Jos Donoso, Jos Lezama Lima, Rosario Castellanos y Ma-
rio Vargas Llosa aparecen como un hecho inexplicable dada la increble destruccin
que las rodea, en medio de la suma de dictaduras y conculcacin de proyectos demo-
crticos. Son obras donde la forma novelada ha logrado incorporar el misterio y la
iluminacin del poema y el rigor y ludismo del ensayo. En el canon mundial es la obra
leccin, prlogo, notas y bibliografa NELSON OSORIO T. Caracas, Biblioteca Ayacucho, 1988). SCHWARTZ,
JORGE, Las vanguardias latinoamericanas. Textos programticos y crticos, (Trad. Estela Dos Santos.
Mxico, FCE, 2002).
37
Vanse las siguientes ediciones, todas stas publicadas por la Biblioteca Ayacucho: GALLEGOS, RMULO,
Doa Brbara, (Prlogo Juan Liscano. Edicin, notas y glosario Oscar Rodrguez Ortiz. Cronologa Mirla Al-
cibades. Bibliografa Rafael ngel Rivas Dugarte, 1977). ANDRADE, MARIO, Macunaima, (Seleccin, prlogo
y notas Gilda de Mello e Souza. Cronologa Gilda de Mello e Souza y Laura de Campos Vergueiro. Traduccin
Santiago Kovadloff y Hctor Olea, 1979). RIVERA, JOS EUSTASIO, La Vorgine, (Prlogo y cronologa Juan Lo-
veluck, 1985). GIRALDES, RICARDO, Don Segundo Sombra, (Prosas y poemas. Seleccin, estudios, bibliografa
y cronologa Luis Harss y Alberto Blasi, 1986). AZUELA, MARIANO, Los de abajo. La lucirnaga y otros textos,
(Seleccin, prlogo y bibliografa Arturo Azuela. Cronologa Jorge Ruffinelli, 1991).

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Cinco notas sobre literatura y filosofa latinoamericana 115

de Garca Mrquez y Pablo Neruda las que sintetizan un inusitado reconocimiento de


la literatura latinoamericana38. Adems de estos autores que se consagran en la poca
estn, entre los que no he mencionado, los ensayistas: Jos Carlos Mariategui, Alfon-
so Reyes y Ezequiel Martnez Estrada; los poetas Mario Benedetti y Octavio Paz; y
otras y otros narradores como Helena Garro, Ernesto Sbato, Ciro Alegra, Jos Mara
Arguedas, Virgilio Piera, Agustn Yez, Jos Revueltas, Helena Garro, Juan Rulfo,
Roa Bastos, Juan Carlos Onetti, Joo Guimares Rosa o Manuel Puig39.
El mismo fenmeno de la destruccin poltica de Latinoamrica, (es la poca de la
instalacin de las dictaduras ms feroces; el prembulo de las nuevas invasiones nor-
teamericanas a Centroamrica y el golpe militar en Chile; el inicio de las resistencias
armadas; la formacin de megalpolis y el empobrecimiento y abandono del campo; el
fin de las polticas proteccionistas y el advenimiento de una crisis econmica que sufri-
r la regin en los ochenta y noventa que adelgazar de manera definitiva al Estado be-
nefactor), puede dar una clave de interpretacin a la pregunta sobre lo fugaz y contun-
dente de la obra de escritores/as latinoamericanos/as: por qu muchos de ellos y ellas,
se pregunta constantemente, son autores de una o dos obras importantes? Se puede
conjeturar al respecto que existe, precisamente por las negativas condiciones sociales y
polticas, una cercana inusitada del autor con el mundo cotidiano. Escritores/as se ven
obligados/as a tomar posiciones polticas y a crear sus obras en medio de dictaduras,
guerras, represin, exilio y pobreza al igual que muchos de los filsofos/as que hemos
convocado. Todo esto les mantiene muy cerca del habla comn y cotidiana pero, a la
vez, causa una situacin esquizofrnica que no puede mantenerse por mucho tiempo.
La historia del intelectual en Latinoamrica, tanto en la filosofa como en la li-
teratura, que opta por un recalcitrante apoyo a los proyectos revolucionarios o que
se transforma en un conservador extremo, fue moneda corriente durante la segunda
mitad del siglo XX40.
Sin embargo, lo ms interesante de esta literatura no es el lado biogrfico de sus
protagonistas, sino cmo resuelven, formalmente, el problema de la denuncia social
del tiempo de las revoluciones y dictaduras y cmo reflejan la resistencia y perma-
nencia desde la derrota que sufre en el siglo XX el proyecto poltico, social y cultural
de la regin latinoamericana. Hay dos formas en que los autores y las autoras lo hacen.

38
La obra ms famosa de Garca Mrquez, se dice que, en este sentido, slo se mide con El Quijote,
es Cien aos de soledad. Mientras que Neruda con Canto general, y sus clebres Veinte poemas de amor
y una cancin desesperada, consagra la poesa escrita en espaol en el siglo XX. Al paso del tiempo otras
figuras van cobrando relevancia. Notablemente los casos de Jorge Luis Borges y Csar Vallejo guardan un
lugar central en el canon occidental de la literatura.
39
Para la revisin de este fundamental perodo de la literatura latinoamericana vase: OVIEDO, JOS
MIGUEL, Historia de la literatura hispanoamericana. 4. De Borges al presente, (Madrid, Alianza, 2001).
RODRGUEZ MONEGAL, EMIR, Narradores de esta Amrica, (Montevideo, Alfa, 1969). BALDERSTON, DAN-
IEL Y M IKE G ONZALEZ , Encyclopedia of Latin American and Caribbean Literature, 1900-2003, (London,
Routledge, 2004). Una reflexin sumaria de las letras, que alcanza en ese momento un lugar central, se
encuentra en JOS LEZAMA LIMA, Sumas crticas del americano, en La expresin americana, pp. 157-
182 (loc. cit.). Y una reflexin que abarca otras artes y formas sociales y culturales puede verse en CARLOS
MONSIVIS, Aires de familia. Cultura y sociedad en Amrica latina, (Anagrama, Barcelona, 2000).
40
Vase, por ejemplo, COLLAZOS, ., CORTZAR, J. Y VARGAS LLOSA, M., Literatura en la revolucin
y revolucin en la literatura. Mxico, Siglo XXI, 1970.

Revista de Hispanismo Filosfico


n. 19 (2014): 101-117
116 CARLOS OLIVA

Una de ellas es releyendo, en una cultura popular y vencida, un mito de largo alcance,
en el cual el personaje es siempre secundario. Podramos llamar a esta primera forma
una escritura del silencio. La segunda opera justo de manera inversa, hace hincapi en
la vida habitual del personaje y construye como medio de resistencia la sobredimen-
sin de lo cotidiano. No es una literatura mtica, es una literatura ritual; y no aspira
al silencio, por el contrario, aspira al extravo del caos. En ambas, la forma de resistir
es evadiendo el enfrentamiento. Son en el fondo, ambas, estructuras barrocas que se
niegan al proyecto romntico de proponer una alternativa heroica al proyecto de domi-
nacin. Las formas pueden encontrarse en diversos grados y mezclarse unas con otras.
Pienso en tres breves ejemplos.
El primer caso, el de la escritura que aspira al silencio, se puede observar en la novela
ms importante de la literatura mexicana: Pedro Pramo (1955), de Juan Rulfo. En sta,
el conflicto es ancestral y los hechos ms graves para un individuo siguen sucediendo
despus de la muerte y se narran por siempre; por esto mismo, es posible la felicidad,
el deseo, el amor, el odio, la venganza o la dicha. La derrota es tal y tan antigua que no
tiene caso la desaparicin. ste es el mundo de los vivos y de los muertos, parece decir
Rulfo, nada lo cambiar; por esto mismo, la felicidad y la desdicha acontecen en medio
de una llamada muerte sin fin, de una codificacin tanatolgica del relato literario. Des-
de esta perspectiva, ningn poder poltico puede eliminar nuestra cotidianidad, ningn
hroe puede salvarnos; pero tampoco nadie puede hacernos desaparecer41.
El segundo caso, el de la literatura ritual, puede observarse en dos autores muy
diferentes: Julio Cortzar y Juan Carlos Onetti. Pienso en Rayuela (1963) y en El
astillero (1961)42. En ambas obras lo que existe es la afirmacin del mundo cotidiano,
el de la ciudad, en Cortzar, y el de las ruinas que ha dejado la modernidad y la civi-
lizacin, en Onetti. En los dos mundos, hay una vocacin de permanencia. Existe en
la literatura de Cortzar como deseo de felicidad, erudicin, crueldad, caza, juego y
prdida fatal de la modernidad europea; como construccin de erticas y dialcticas
infinitas y, especialmente, como ejercicio de repeticin frentica en busca de un ele-
mento diferente que destroce el hbito. En Onetti, en cambio, lo que sucede es ms
aterrador. La abulia, el fastidio y el tedio nos llevan a seguir al personaje en su desapa-
ricin implacable. Deja de sentir; olvida el amor, los celos y el temor; y es entonces
cuando crea un mundo desde el azar y la crueldad. Como en la produccin en serie
del capital, los personajes de Onetti repiten sus actos: violan, matan, beben y dejan
de percibir; algunas veces nos cuentan dos o tres versiones de lo sucedido porque el
mismo narrador no sabe realmente qu ha sucedido.
Si bien estas dos formas narrativas eligen desde el principio estrategias diferentes,
hay que sealar que ambas muestran un carcter nihilista. Y esto se debe a la prioridad
que dan al relato oral del mundo cotidiano. En ltima instancia, la oralidad, el habla
diaria, se vuelve nada. Su esencia es desaparecer. Una conversacin slo existe una
vez, y existe para difuminarse.

41
RULFO, J., Pedro Pramo, Madrid, Ctedra, 2012. Similar a estas construcciones son algunas obras
de Alejo Carpentier, por el ejemplo, El reino de este mundo.
42
ONETTI, J. C., El Astillero. Buenos Aires, Fabri Editora, 1961. CORTZAR, J., Rayuela. Edicin cr-
tica de Julio Ortega y Sal Yurkievich. CNCA. Mxico, 1992.

Revista de Hispanismo Filosfico


n. 19 (2014): 101-117
Cinco notas sobre literatura y filosofa latinoamericana 117

Bien podramos decir que la literatura y la filosofa latinoamericanas residen, jus-


to, en este umbral: narran para desaparecer. Similar es la vida en una regin donde
campea la pobreza impuesta, sin alternativas racionales e imaginativas de solucin.
La desigualdad social, la pobreza absurda y la certeza de que el progreso es alguna
etiqueta de un producto caduco indican que el espacio de la poltica en Latinoamrica
fue, para muchos/as escritores/as, el espacio de la derrota. Y el espacio de la ficcin, y
la trabazn filosfica, que forma el imaginario de la regin tambin se configur como
una representacin de fracasos. No existi, con difana claridad, un proyecto utpico
de futuro. Existi, en el solsticio del latinoamericanismo, una memoria fragmentada,
reticente a la escritura y quimrica del silencio. Por esto mismo, la caracterstica cen-
tral de la colectiva y porosa ficcin en Latinoamrica es la tensin barroca, el relato
sin centro, sin lmite y sin formas precisas, que anhela todo lo que no es. Aplicada esta
tensin a un intento por substanciar la realidad, cre una serie de entuertos; desechos
de manera brillante en la literatura gracias a la existencia imbatible de un lector, de
un intrprete-; obscuros en el caso de la filosofa debido a la ausencia de un lector y
al estrechamiento institucional que an hoy la malversa.
Una de las constantes del relato latinoamericano es sta: ah donde un personaje
se construye, ah se le debe destruir. Algo similar, pero ms cruel y real, se puede de-
cir de las filosofas latinoamericanas: cuando una teora emerge, se le debe soslayar,
hasta volverla pueril.
Este carcter nihilista, podemos decir en el siglo XXI, no se circunscribe al pasado
de la filosofa o la literatura latinoamericana. Mientras el autor o la autora estn inte-
resados en el relato poltico, social y cultural del mundo en el capital, el rescate de la
memoria suceder primordialmente a travs de la oralidad y esto implica un desencan-
to que permea todo, y que no es un asunto regional; por el contrario, el regreso de las
formas y fuentes orales en la literatura por ejemplo en Coetzee o en Lobo Antunes y
en la filosofa como es el caso de Walter Benjamin, Bolvar Echeverra o Kojin Ka-
ratani encarna una profunda duda sobre el sentido ilustrado de la modernidad, de sus
literaturas y filosofas nacionales y regionales.
Pienso, ahora, en tres relatos contemporneos, que podramos llamar ldicamente
post-latinoamericanos, donde el lenguaje construye a personajes que en cierta medida
deben atentar contra ellos y desaparecer: Agosto (1990), de Rubem Fonseca; Guerra
en el Paraso (1991), de Carlos Montemayor; y Saln de belleza (1994), de Mario Be-
llatin43. Los tres textos pareceran vivir en la frontera descrita por Rulfo: Esa noche
volvieron a sucederse los sueos. Por qu ese recordar intenso de tantas cosas? Por
qu no simplemente la muerte y no esa msica tierna del pasado?44.

Recibido: 23 de octubre de 2013


Aceptado: 4 de abril de 2014

43
FONSECA, R., Agosto, Brasil, Companhia das letras, 1990. MONTEMAYOR, C., Guerra en el paraso.
Espaa, Seix barral, 2002. BELLATIN, M., Saln de belleza, Espaa, Tusquets, 2009.
44
RULFO, J., o. c., p. 156.

Revista de Hispanismo Filosfico


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A Escola Ibrica da Paz nas
universidades de Coimbra e vora
(sculos XVI e XVII)
The iberian school of peace at Coimbra and Evora
universities (16th and 17th Centuries)
PEDRO CALAFATE
Universidade de Lisboa/Centro de Filosofia da UL
Asociacin de Hispanismo Filosfico

Resumen: Procuramos demonstrar a existncia de relaes ativas, nos sculos XVI e XVII,
entre as universidades de Salamanca, Coimbra e vora, no menos intensas do que as existen-
tes entre Salamanca, Valladolid e Alcal, bem como a participao dos mestres portugueses e
espanhis das universidades portuguesas, na sistematizao do conceito de dignidade humana
e na afirmao do conceito de comunidade internacional.
Palavras chave: Paz, Guerra, Justia, Natureza, Imprio.

Abstract: We intend to proved the existence of very active relations in the 16th and 17th
centuries between the peninsular universities of Salamanca, Coimbra and vora, as strong of
the existing ones between the Salamanca, Valladolid and Alcal, and also the part played in por-
tuguese universities by portuguese and spanish masters in the systematization of the concept
of human dignity, in the elaboration of modern international law, and thus in the claim of the
concept of international community.
Key words: Peace, War, Justice, Nature, Empire.

1. Consideraes Preliminares

A publicao em Madrid dos vrios volumes do Corpus Hispanorum de Pace,


dirigida pelo Prof. Luciano Peren, evidenciou a existncia de relaes entre as Uni-
versidades de Salamanca, Valladolid e Alcal no menos intensas que as existentes
entre Salamanca, Coimbra e vora.
hoje um facto que nos fundos da Biblioteca da Universidade de Coimbra se
encontram colees muito ricas de manuscritos dos mestres salmantinos, sendo certo
que tambm Universidade de Salamanca chegaram muitos manuscritos dos centros
universitrios portugueses, que circulavam entre os professores e eram lidos e ampla-
mente comentados. Como escreveu Luciano Perea.

Revista de Hispanismo Filosfico


n. 19 (2014): 119-142
120 PEDRO CALAFATE

Se na biblioteca universitria de Coimbra possvel encontrar hoje uma das colees mais
ricas dos mestres salmantinos, tambm entre os fundos espanhis, procedentes dos colgios
maiores de Salamanca, podemos encontrar as mais importantes leituras de Coimbra. Esta
comunicao constante de ideias contribuiu para o progresso da escola e para a consoli-
dao da sua unidade doutrinal1.

Mas se Luciano Perea se refere aqui especificamente Universidade de Coimbra,


cumpre-nos lembrar que tambm a Universidade de vora deu um contributo essen-
cial, atravs dos seus professores, para a unidade, riqueza e progresso da Escola Ib-
rica da Paz, como fica patente pelos textos de Fernando Prez, Luis de Molina, Pedro
Simes e Fernando Rebelo.
Em causa estavam os princpios ticos, jurdicos e polticos que deveriam orientar a
convivncia e relao entre povos de coordenadas culturais e civilizacionais diferentes,
sobretudo os europeus, os americanos e os africanos, sem esquecer a rica experincia
portuguesa no Oriente, na primeira metade do sculos XVI. Neste sentido, os professo-
res de Coimbra e vora fundamentaram de forma muito clara as teses sobre a soberania
inicial do povo, considerando o poder poltico como constitutivo da natureza humana,
no quadro do jusnaturalismo escolstico, pois o conceito de natureza, que qualificava o
direito, afirmava-se como imperativo de universalidade constitutiva, de inteligibilida-
de, ordem e racionalidade. A natureza era, assim, a voz interior da razo, comum a to-
dos os homens, apontando para um patrimnio originrio que fundamentava a unidade
substancial do gnero humano, enraizado na paternidade divina, pois que a lei natural
era, no fundo, o brilho do rosto de Deus no corao de todos os homens.
Assim se fundamentava a necessidade de respeitar a legitimidade das soberanias
indgenas, ainda que embrionrias, mostrando que o poder poltico entre os prncipes
pagos, em si mesmo, no era de menor nem de distinta natureza que o poder dos prn-
cipes cristos, e que as consideraes tericas acerca da fundamentao do poder na
razo natural e na natureza social do homem eram vlidas para todas as culturas e to-
das as religies, pois todos os homens foram criados livres por Deus. Em causa estava,
pois, a articulao entre liberdade do homem e bem comum internacional, com base
em princpios e valores comuns ao gnero humano, emanando tanto do direito natural
como do direito das gentes, retomando a antiga tradio da recta ratio ciceroniana2.
Ento, a legitimidade do poder poltico, inerente s comunidades humanas, no de-
pendia da f nem da caridade, assim como no podia considerar-se, partida, depen-
dente de uma ordem jurdico-poltica de natureza imperial. Neste contexto, importava
fundamentar tanto a tese de que o papa no possua autoridade temporal ou espiritual
sobre os povos estranhos ao mundo cristo (possuindo apenas poder espiritual entre
os cristos, bem como poder indireto sobre os assuntos temporais, em ordem ao fim
espiritual), como a de que os imperadores romano-germnicos ou os reis peninsulares
no podiam considerar-se senhores do mundo, devendo entender-se tal ttulo, quando
invocado, como hiprbole, sindoque, ou, na pior das hipteses, como manifestao
de arrogncia sem base tico-jurdica sustentvel.
1
Perea, Luciano La tica en la Conquista de
Amrica, CHP, vol. XXV, Madrid, 1984, p. 313.
2
ccero, De Republica

Revista de Hispanismo Filosfico


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A Escola Ibrica da Paz nas universidades de Coimbra e vora (sculos XVI e XVII) 121

Nem o papa poderia considerar-se dominus orbis in temporalibus et spiritualibus,


nem a autoridade imperial se estendia a todos os povos do mundo, tanto do ponto de
vista do direito divino, como do direito natural e do direito humano, situando-se, no
contexto deste ltimo, a questo fundamental da guerra justa, tema nuclear dos textos
que vamos analisar.
O imprio universal seria considerado ou como um desgnio humana e moralmente
impossvel, como em Surez, ou como uma expectativa jurdica com opo preferente
(tendo neste caso em conta as doaes papais aos reis de Portugal e Espanha), sobre-
tudo as doaes de Alexandre VI, em 1493, mais tarde precisadas no Tratado de Tor-
desilhas, em 1494, por presso do rei de Portugal. Mesmo nos casos em que o imprio
universal se viria a afirmar, mais tarde, na sua dimenso proftica, como em Antnio
Vieira, os preceitos da tica e da justia, que fundamentavam a dignidade de todos os
homens e de todos os povos, teriam que ser respeitados, sob pena de restituio dos
territrios ilegitimamente ocupados ou dos bens espoliados. Em todos os casos, a paz
de que o imprio seria expresso tinha que estar radicada na justia, caso contrrio,
seria justa a guerra que contra ele fosse movida.
Na mesma linha se encontrava a discusso sobre a questo da escravatura, tanto na
Amrica como em frica e no Oriente, a qual encontrava no direito blico o seu prin-
cipal ttulo de legitimidade, mostrando-se, sobretudo Fernando Rebelo, semelhana
do seu mestre Luis de Molina3., contrrio legitimidade do comrcio de escravos
africanos entre a frica e a Amrica conduzido pelos portugueses, por no se enqua-
drar no conceito de guerra justa, nem em nenhum dos demais ttulos jurdicos que
legitimavam a escravido, o mesmo podendo dizer-se sobre o comrcio de escravos
no Japo e na China4...
Na verdade, tanto para Luis de Molina como para Ferno Rebelo, todos os homens
foram criados livres por Deus, mas essa liberdade poderia ser perdida em caso de apli-
3

MoLina, L., De iustitia et iure, Cuenca, 1593,


4

qualquer guerra [].Toda-


via, ignoro se os mercadores lusitanos, ao comprar servos e escravas japonesas se preocupam em inquirir

Ibidem

comrcio. Consta

Ibidem

Revista de Hispanismo Filosfico


n. 19 (2014): 119-142
122 PEDRO CALAFATE

cao do direito da guerra; da condenao por crimes em aplicao do direito interno;


e da venda voluntria da liberdade em situao de extrema necessidade, quer dizer, em
caso de misria extrema que pusesse em causa a preservao da vida5. Luis de Molina
e Fernando Rebelo, nas suas lies de vora, referiam ainda um quarto ttulo, herdado
do direito romano, luz do qual o filho de me escrava permanecia escravo, no quadro
do princpio de que o parto segue o ventre6.
No estvamos, naturalmente, perante um clamor abolicionista, impensvel para a
poca, mas sim perante autores que se preocuparam em denunciar as graves injustias
praticadas no comrcio de escravos entre a frica e as Amricas, criticando os interes-
ses mesquinhos de um comrcio injusto, porque conduzido com o fim do lucro e com
desrespeito pelas regras do direito natural e das gentes.
pois do maior interesse acompanharmos o texto do professor da Universida-
de de vora Fernando Rebelo7., negando que o proveito da salvao da alma pela
evangelizao justificasse a escravatura, por no ser aceitvel praticar o mal para
obter o bem; que as guerras entre os africanos que, em princpio, legitimavam a
compra de escravos pelos comerciantes portugueses, no eram justas, mas sim me-
ros latrocnios, por isso que entre os negros as leis da guerra estavam longe de ser
respeitadas; que a coroa e os seus ministros eram legal e moralmente responsveis
pela restituio daqueles homens liberdade, impedindo que fossem submetidos a
uma escravido injusta e barbaramente transportados para a Amrica em condies
de extrema desumanidade, onde a maior parte deles perecia; que em caso de guerra
justa, tanto os infiis podiam ser escravos dos cristos, como os cristos dos infiis,
porque o direito das gentes era vlido para todos os povos em condies de igual-
dade; que os escravos, nestas condies, podiam fugir, desde que regressassem
ptria, que a venda consciente e voluntria da liberdade prpria s era legalmente
vlida se suportada por causa razovel...

2. A legitimidade das soberanias indgenas e a origem do poder civil: o imperador


no senhor do mundo

A relao do tema da origem e natureza do poder civil com a questo mais vasta da
guerra deriva da tese de que a infidelidade, a idolatria, os crimes contra a natureza ou a
maior rudeza dos outros povos no constituam ttulo legtimo de guerra e escravatura.

5
-
Histria da Companhia de Jesus no Brasil
Janeiro, 1938, pp. 202 e ss.
6

-
o parto segue o ventre . MoLina,
L., De iustitia et iure
7
rebeLo, F., Opus de obligationibus justitiae, religionis et caritatis, Lugudni, 1608.

Revista de Hispanismo Filosfico


n. 19 (2014): 119-142
A Escola Ibrica da Paz nas universidades de Coimbra e vora (sculos XVI e XVII) 123

Logo, nenhuma destas questes, sobretudo o tema mais vasto da infidelidade, poderia
ser invocada para legitimar a guerra movida pelos espanhis ou pelos portugueses
contra as soberanias de alm-mar.
A tese essencial era a de que o poder civil dos infiis e pagos tinha as mesmas
condies de legitimidade que as vigentes entre os prncipes cristos, razo por que
estes no tinham o direito de lho usurpar. Todavia, o poder civil entre os prncipes
cristos era mais perfeito do que entre os pagos, na mesma medida em que, como
ensinava Luis de Molina em vora, fundado em Toms de Aquino, a Graa, no con-
trariando a natureza, aperfeioa-a8.
Quando os professores de Coimbra e vora referem que os ndios da Amrica
eram verdadeiros senhores, no sentido de jurisdio e posse a que correspondia o
termo domnio partem sempre do princpio de que o poder civil, em si mesmo e
na sua natureza, tem origem em Deus, como causa primeira e universal, e no povo ou
comunidade poltica, como causa prxima e imediata.
O poder civil tem origem em Deus, como proclamara So Paulo, ao referir que
no h poder que no venha de Deus (Rom 13), todavia, para os nossos esco-
lsticos da Escola Ibrica da Paz, a no ser em casos raros e extraordinrios, como
verosimilmente ter sucedido com Saul e David, Deus no o transmite diretamente
aos reis e prncipes da Terra. Diremos, ento, que o poder tem origem em Deus
enquanto Ele d ao homem uma natureza social, devendo concluir-se que quem d
a essncia de uma coisa d aquilo que dela se segue, e como o poder civil se segue
necessariamente da essncia social do homem, nesse sentido que dizemos que tem
origem divina.
Por isso, S. Paulo no disse no h rei que no venha de Deus, mas sim no h
poder que no venha de Deus, e embora no Antigo Testamento possamos interpretar
o poder temporal de Saul e David como tendo sido transmitido diretamente por Deus,
devemos, contudo, concluir que na vida civil os homens no se regem por milagres,
nem por casos raros e extraordinrios, mas sim pela razo natural.
Ora o que a razo natural dita neste caso que todas as entidades dotadas de
fim prprio devem possuir em si mesmas as faculdades necessrias para o realizar,
logo, a comunidade poltica deve tambm possuir, em si prpria e na sua natureza,
as faculdades necessrias para realizar o bem comum, que para estes autores define a
finalidade do governo, luz de uma concepo orgnica da sociedade que respeita, ao
mesmo tempo, a dignidade absoluta da pessoa humana.
Ento, nenhum homem, nenhum senado e nenhum povo recebeu diretamente de
Deus poder para dominar outro homem ou outro povo, pois o homem foi criado por
Deus naturalmente livre9, tendo apenas recebido de Deus, de modo imediato, poder

8
-

MoLina, Luis de, De iustitia et iure,


o.c
9

surez, F., Defensio Fidei..., III , Principatus


Politicus

Revista de Hispanismo Filosfico


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124 PEDRO CALAFATE

para dominar os animais e os seres inferiores. Neste contexto, a democracia a forma


mais natural10 de governo embora no necessariamente a mais perfeita porque o
poder civil radica naturalmente na comunidade, que o pode transferir ou conferir na
base do exerccio da sua liberdade natural.
neste sentido que Francisco Surez nos diz que tudo o que puder ser referido
sobre o poder que tm os homens para ditar leis civis igualmente vlido tanto para
cristos como para gentios e pagos, sendo certo que se os cristos podem ser senho-
res dos pagos, tambm estes podem ser senhores dos cristos, como homens que
so11, ainda que no possuam uma alma reta, desde que o seu governo no prejudique
de forma clara e manifesta o bem espiritual dos sbditos cristos, pois, nesse caso,
seria um governo injusto e tirnico e no poderia ser tolerado. No entanto, o mesmo
princpio se aplicava do lado cristo, pois se um prncipe cristo se transformasse em
tirano, podia ser destitudo luz do direito de resistncia ativa12.
o que ensina o Professor da Universidade de vora Pedro Simes, no seu manus-
crito latino sobre a guerra, de 1575

Se [o prncipe pago] no oprimir os cristos, nem governar a repblica maneira de um


tirano, mas conforme o fim natural, no poder ser privado do seu domnio, pelo simples
facto de no ser cristo nem administrar a repblica conforme o bem espiritual, e uma vez
provado o facto de que ele o legtimo senhor, nem o Sumo Pontfice nem a Igreja tm
jurisdio sobre ele13.

No mesmo sentido se pronunciara Luis de Molina, ao proclamar nas suas lies


de vora que

Tanto o domnio de jurisdio como o de propriedade so comuns a todo o gnero humano


e o seu fundamento no a f nem a caridade14.

Ento, do ponto de vista da natureza e tomadas em si mesmas, todas as soberanias


tm o mesmo fundamento na razo natural dos homens, assim se conciliando a origem
divina do poder com a origem popular imediata.
Por consequncia, no tendo o poder civil origem nem na f nem na caridade, mas
sim na razo natural, comum a todos os homens, no perdem os pagos e gentios
esse poder por razes de f ou de pecado mortal. Logo, o ttulo de infidelidade no
10

surez, F., Defensio Fidei, III, Principatus Politicus


11
surez, F., Defensio Fidei, III, Principatus Politicus
12
caLaFate, P., Da Origem Popular do Poder ao Direito de Resistncia, Lisboa, 2012.
13
siMes, Pedro, Annotationes in materiam de bello
quaestio
14
MoLina, Luis de, De iustitia et iure

Revista de Hispanismo Filosfico


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A Escola Ibrica da Paz nas universidades de Coimbra e vora (sculos XVI e XVII) 125

pode ser invocado para a ocupao violenta dos territrios dos pagos e gentios, no
justificando nem a guerra nem a escravatura. Como dizia Martn de Ledesma nas suas
aulas de Coimbra,

Os pagos e os gentios no podem ser privados de domnio com o intuito da f15.

Por outro lado, atendendo natureza e origem do poder civil, no podia ser invoca-
da a tese de que os imperadores romano-germnicos eram senhores do mundo, como
herdeiros que eram dos imperadores romanos, que como tal se proclamavam. No o
eram por direito divino, pois no foi estabelecido por Deus nenhum poder temporal
laico que abarcasse o conjunto da humanidade; no o eram por direito natural, pois
vimos que por natureza o poder radica nas comunidades polticas formadas pelos
homens; no o eram por direito humano, pois nunca houve ttulo de eleio univer-
sal, nem guerra justa de um soberano com o mundo inteiro. Por isso, dir Serafim de
Freitas em 1625, em Valladolid, dissertando sobre o justo imprio dos portugueses

Nenhum imperador, nem de facto nem de direito, tem domnio e jurisdio em todo o
mundo16.

Logo, os povos do Novo Mundo so legtimos senhores da suas terras e os seus


prncipes legtimos governantes dos seus povos, razo por que a integrao no imprio
das soberanias indgenas, legitimamente constitudas, deveria resultar de um pacto ou
contrato livre e responsvel entre as partes, uma vez que no houve motivo patente
de guerra dos cristos contra os amerndios. E nesse pacto ou livre eleio no podia
intervir o medo nem a ignorncia, pois nesse caso o pacto seria invlido.
Fernando Prez, Vice-Reitor da Universidade de vora, perentrio a este respeito

No constitui ttulo legtimo de aquisio de domnio o ato de subjugar os ndios por, per-
suadidos pelos espanhis, responderem que lhes apraz serem sbditos do rei de Espanha:
parece que respondem assim por medo, por a medrosa multido ver sua volta homens
armados, por serem ignorantes e no saberem o que fazem e talvez nem o que os espanhis
querem deles. Todavia, se sem ignorncia e medo, se fizer escolha de um prncipe cristo,
com consentimento do prncipe infiel (se o tiverem), a escolha no invlida ou ilcita. Se
o prncipe infiel discordar, essa eleio s pode ser vlida se ele for tirano, pois neste caso
a repblica pode repudi-lo17.

Esta formulao corresponde e est em consonncia com o que ensinara Francisco


de Vitoria em Salamanca:

Quando os espanhis chegam s ndias do a entender aos brbaros que so enviados pelo
rei de Espanha para o seu prprio bem e exortam-nos a que o recebam e aceitem como
senhor; e eles respondem que esto de acordo []. Mas esse ttulo no idneo. Primeiro,
15
LedesMa, Martn de, Secvnda Qvartae
16
Freitas, seraFiM de, De Iusto Imperio Lusitanorum Asiatico, Valladolid, 1625, X, 17.
17
Prez, Ferno, De bello
o. c.

Revista de Hispanismo Filosfico


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126 PEDRO CALAFATE

porque evidente que no deveria intervir medo e ignorncia que viciam toda e qualquer
eleio, e isso precisamente o que mais se verifica naquelas eleies [].Por outro lado,
tendo eles os seus prprios governantes e prncipes, no pode o povo, sem causa razovel,
aceitar novos chefes em prejuzo dos anteriores, nem podem os chefes ndios eleger novo
prncipe sem o consentimento do seu povo18.

E se por medo atacarem os cristos, no podem estes utilizar contra eles a pleni-
tude do direito da guerra, pois a agresso poderia ter por base a ignorncia invenc-
vel, quer dizer, no vencvel por meios prprios, e, como tinha ensinado Francisco
de Vitoria19. em Salamanca, podia haver guerra justa de ambas as partes, quando era
manifesto que de uma parte estava o direito e do outro a ignorncia e o medo justifica-
do dos amerndios, vendo homens de porte desconhecido e mais fortemente armados.
Mas repare-se que mesmo em caso de eleio sem medo e ignorncia, ela s seria
vlida se houvesse prvio acordo entre os prncipes gentios e os seus povos, ou entre
os povos gentios e os seus prncipes, remetendo sempre para a tese da soberania inicial
do povo e para a fundamentao do poder civil na razo natural e num pacto transla-
tivo inicial, o qual, uma vez realizado, no poderia ser anulado pela comunidade por
razes de mudana de vontade ou preferncia, mas apenas por motivo de tirania ma-
nifesta. Nos mesmos termos, no poderiam os reis abdicar, sem causa, da autoridade
que a comunidade lhes transmitiu, traindo os termos iniciais do pacto.
J prximo do final do sculo XVII, em 1694, o Padre Antnio Vieira, a maior
figura do pensamento luso-brasileiro do sculos XVII, expressaria de forma eloquen-
te estas concepes sobre a fundamentao jusnaturalista do poder civil, no colgio
jesuta de So Paulo, ao proclamar, contra a vontade dos paulistas e contra o voto dos
seus pares, em texto de extraordinria beleza, que

Assim como o espanhol ou genovs cativo em Argel contudo vassalo do seu rei e da sua
repblica, assim o no deixa de ser o ndio, posto que forado e cativo, como membro que
do corpo e cabea poltica da sua nao, importando igualmente para a soberania e liber-
dade, tanto a coroa de penas como a de ouro, e tanto o arco como o cetro20.

Sendo embora o poder e autoridade dos prncipes cristos mais perfeito que o dos
prncipes gentios e pagos, em si mesmo e na sua natureza nada os distinguia. Essa
foi uma condio para o lanamento das bases da comunidade internacional, melhor
dizendo, daquilo que era comum s comunidades polticas formadas pelos homens, de
18
Vitoria, F. de, Relectio de Indis
19

porte, armados e muito mais poderosos do que eles. Portanto, se movidos por este temor se unirem para
-

h inconveniente de que esta seja considerada guerra justa pelas duas partes, pois que de uma parte est

direitos da guerra contra homens realmente culpados e perversos ou contra inocentes e ignorantes . Ib.
3, 5-7
20
Vieira, antnio, Voto sobre as Dvidas dos Moradores de S. Paulo, 1694.

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A Escola Ibrica da Paz nas universidades de Coimbra e vora (sculos XVI e XVII) 127

onde emergiam regras e valores universais. E mesmo que as comunidades indgenas,


politicamente organizadas, quisessem abdicar da sua liberdade submetendo-se tira-
nia, no teriam liberdade para contrariar a tal ponto a sua natureza, sendo os prncipes
cristos, em casos destes, obrigados a no aceitar tal pacto ou acordo. S em caso de
necessidade extrema, em aplicao do direito interno para punir um crime, ou em
resultado de guerra justa poderiam os homens ver a tal ponto abatida a sua liberdade.
E mesmo neste ltimo caso, todos os homens que perdessem a liberdade em resultado
de uma guerra justa por parte dos vencedores, tinham o direito de fugir, na condio
de regressarem ptria, recuperando, ento, a liberdade que anteriormente tinham.
Veja-se a este respeito o magnfico texto de Martn de Azpilcueta, o Doutor Na-
varro, na sua Relectio c. Novit de Iudiciis, apresentada assembleia da Universidade
de Coimbra em 1548, que permanece em edio latina:

Erra a opinio corrente [], na medida em que pensa que por Direito Divino necessrio
que exista uma nica soberania laica sobre o mundo inteiro, da mesma maneira que existe
uma nica soberania eclesistica. Porque em primeiro lugar tal no se prova por nenhum
direito divino sobrenaturalmente dado ou revelado []. Em segundo lugar tal no pode
concluir-se por nenhuma razo natural []. Igualmente erra um grande nmero que pensa
que o imperador dos Romanos senhor e rei do mundo e da terra porque o imperador Anto-
nino dissera: Eu sou senhor do mundo [], pois no de presumir que o imperador Anto-
nino de tal modo carecesse de senso que com aquelas palavras significasse a sua convico
de que era senhor da terra inteira, que, nem mesmo dividida ao meio, jamais se submeteu
nem a ele nem a nenhum dos seus predecessores.
Conquanto que seja verdade que se todas as cidades da terra e os governantes delas, aos
quais interessasse, acordassem em que um s fosse eleito governante, rei ou imperador de
todos, seria verdadeiro governante, rei ou imperador aquele a quem a maior parte escolhes-
se [], porque da mesma natureza e espcie o poder com que os reis reinam e o poder
com que a si mesmas se governam as cidades livres21.

Por outras palavras, as disposies imperiais no poderiam derrogar as providncias


naturais, e tambm na instituio do imprio deveriam ser respeitados o ttulo de eleio e
as regras universais do direito referentes aos ttulos legtimos de aquisio do poder civil.

2.1. A rudeza dos povos no lhes tolhe a liberdade nem o direito ao domnio de
jurisdio e propriedade

Outro aspeto no menos relevante era o da negao do argumento da conquista


para a civilizao, quer dizer, a tese de que a rudeza dos povos lhes tolhia o direito ao
domnio. luz daquele argumento, no caminho unilinear e universalizante da cultura,
os povos mais brbaros poderiam ser submetidos pela guerra aos povos mais sbios e
prudentes, com o argumento de que assim seriam beneficiados e edificados. Se assim
fosse, e se se considerasse que os amerndios ou os africanos eram amentes, poderiam
os cristos submet-los pela guerra, reduzindo-os escravatura, no quadro do concei-
to aristotlico de escravatura natural.

21
azPiLcueta, Martn de, Relectio c. Novit de Iudiciis, Coimbra, 1548, p. 98.

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128 PEDRO CALAFATE

Este argumento era tambm cuidadosamente rebatido pelos nossos mestres de


Coimbra e vora, na sequncia dos demais autores da escola de Salamanca.
Por isso, Martn de Ledesma proclamar em 1560, na Universidade de Coimbra

Ainda que algumas naes sejam rudes ou imbecis, no lcito fazer-lhes a guerra ou
ocupar as suas terras22.

Por sua vez, nas suas lies de vora, ensinava Luis de Molina:

Nem sequer cumpre discutir se justa causa de guerra submeter uma nao por ser brbara
ou incivilizada e mais disposta para ser governada por outros e educada nos bons costumes
do que para reger-se a si mesma. Mesmo quando no faltem autores que afirmem ser esta
razo suficiente para submeter todos os brasileiros e os demais habitantes do Novo Mundo,
assim como os africanos, reduzindo-os escravatura, sendo que, como escravos, todos os
seus bens passariam para os seus senhores, sendo privados das suas terras. Como j referi,
de maneira alguma estamos perante causa suficiente para legitimar a escravatura23.

Ao negar esta tese sobre a guerra justa contra os povos mais rudes, seguida de
escravatura, no podiam estes autores deixar de enfrentar a tese aristotlica sobre a es-
cravatura natural24, explanada no livro da Poltica, distinguindo-a da escravatura legal.
Um dos que enfrentou decisivamente a questo, na escola de Salamanca, foi Domingo
de Soto, na sua obra intitulada De iustitia et iure, publicada em 1556, sustentando que
do texto de Aristteles apenas podia concluir-se que podemos repelir pela fora e
submeter ordem aqueles que, como feras, andam errantes sem respeito algum pelas
leis do pacto, invadindo o que alheio por onde quer que passem25.
A interpretao de Soto, mestre de Alcal e Salamanca, far escola, pois a encon-
tramos, com pequenas alteraes que no atingem a substncia, tanto em Martn de
Ledesma como em Fernando Prez. Ledesma ensinara na Universidade de Coimbra
que o que dizia Aristteles deveria ser entendido a respeito daqueles homens que vi-
viam maneira das feras, no respeitando as leis do pacto que institui o poder civil:
Esses tais podem ser submetidos pela fora e coagidos a obedecer a alguma ordem,
no, porm, todos os homens que so rudes e agrestes26.
J Fernando Prez, no seu manuscrito latino sobre a guerra, limitar tambm, de
forma drstica, o alcance possvel da tese de Aristteles: tal deve entender-se no
porque por natureza exista escravido [], caso contrrio seria lcito obrigar escra-
vido homens por sua natureza no menos rudes e boais que por vezes nascem entre
ns27.

22
LedesMa, Martn de, Secunda Quartae
23
MoLina, L. de De iustitia et iure
24

aristteLes, Poltica,
25
soto, d. de, De iustitia et iure
26
LedesMa, Martn de, Secvnda Qvartae
27
Prez, Fernando

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A Escola Ibrica da Paz nas universidades de Coimbra e vora (sculos XVI e XVII) 129

Esta afirmao do princpio de reciprocidade, fazendo valer para o seio das socie-
dades crists da Europa o que queramos fazer valer para as sociedades dos outros po-
vos, um dos princpios sempre presentes na Escola Ibrica da Paz. Alis, Bartolom
de Las Casas servira-se deste mesmo argumento na sua polmica com Juan Guins
de Seplveda, em Valladolid, conferindo-lhe particular brilhantismo, ao lembrar ao
Doutor Seplveda que no tempo da dominao romana tambm a gente hispnica
era fera e brbara, sendo ento de lhe perguntar se lhe pareceria bem que os roma-
nos fizessem repartio dos hispanos, dando a cada tirano a sua parte, como se fez
nas ndias, para que, apoderando-se da prata e do ouro que ento havia na Hispnia,
perecessem todos os nossos avs em suas almas e corpos28. Logo, tanto em termos
sincrnicos como diacrnicos, as normas que valiam para um povo, deveriam valer
para os demais.
Ainda neste domnio, tanto quanto me dado conhecer, o autor que levou mais
longe a crtica a Aristteles foi o jesuta espanhol Jos de Acosta, missionrio no
Mxico e no Peru, que em Salamanca publicou a obra De Procuranda Indorum Salute
(1588), e que a dado passo corta com o Estagirita, ao proclamar que o que este escreve
na Poltica sobre a escravatura natural em nada nos deveria preocupar, por estar fora
da dignidade filosfica

No devemos preocupar-nos demasiado com o que Aristteles escreveu mais por motivos
de adulao do que de filosofia29.

De facto, entende o missionrio espanhol que a inteno de Aristteles fora a de


adular Alexandre Magno, que atrado pela ambio de poder quis estender as bandei-
ras macednicas a todo o universo. Ora, se levarmos em conta que Acosta era jesuta
e que o aristotelismo escolstico era a matriz do seu pensamento, poderemos mais
facilmente avaliar a importncia do passo que aqui deu, ao cortar to claramente com
o mestre.
Portanto, a rudeza dos homens e dos povos no lhes impedia a liberdade nem o do-
mnio de jurisdio e posse, na condio de no viverem como feras ou de no agredi-
rem os demais homens ou povos que respeitam as leis e os pactos. Ento, o argumento
da superioridade cultural no dava ao imperador ttulo justo de domnio, pois se tal
ttulo fosse aceitvel, tanto na ordem interna como na ordem internacional, qualquer
homem ou qualquer povo poderia julgar-se mais sbio do que os outros, subvertendo-
se totalmente a vida social dos homens. Dizia, por isso Melchor Cano, conhecedor da
soberba e vaidade humanas e Professor de Salamanca e Alcal, que nenhuma tese
seria mais apta para semear a discrdia entre os povos do orbe30.

28
Las casas, b. de, Controversia com Seplveda
29
acosta, JosePh de, De Procuranda Indorum Salute
30
cano, MeLchor, De Dominio Indorum -
Perea, Luciano.

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130 PEDRO CALAFATE

2.2. A punio dos crimes contra o gnero humano: a proteo internacional dos
direitos da pessoa humana

Porm, havia uma linha vermelha, como em toda a ordem jurdica, que caso fosse
ultrapassada justificava a interveno armada contra outros Estados ou povos, uma li-
nha a partir da qual se passava da rudeza para a barbrie, intolervel luz dos critrios
e valores universais do gnero humano. Falamos dos sacrifcios humanos aos dolos
ou da morte de seres humanos inocentes com o exclusivo intuito de serem comidos,
qualificados como crimes contra o gnero humano.
Com efeito, qualquer povo, cristo ou gentio, mesmo que no nos ofendesse ou
agredisse diretamente nas nossas terras ou nas nossas pessoas, cometia uma agresso
insuportvel contra ns e contra o conjunto do gnero humano se violasse o direito
vida e integridade fsica de pessoas inocentes, fossem quem fossem, estivessem
onde estivessem e tivessem o soberano que tivessem, pois ento os seus prncipes
no seriam j soberanos, mas tiranos, e luz do direito de resistncia ativa podiam e
deviam ser destitudos.
Nestes casos, o sangue dos inocentes era um grito universal de socorro que deveria
ser ouvido e impedido pela guerra, se no existissem mais alternativas, em nome da
dignidade do gnero humano e com a legitimidade conferida pela autoridade universal
do orbe, o totus orbis de Francisco de Vitoria, que transformava cada ser humano em
primeiro fundamento da comunidade internacional.
Ensinava, por isso, Vitoria em Salamanca que

O orbe inteiro, que de certo modo constitui uma nica Repblica, tem poder para promul-
gar leis justas e convenientes para todos, como so as leis do Direito das Gentes. Segue-se
que pecam mortalmente os que violarem o Direito das Gentes, seja na paz seja na guerra
[]. No lcito a um reino particular no querer ater-se ao direito das gentes, pois foi
promulgado pela autoridade do orbe inteiro31.

luz desta autoridade do orbe, virtualmente instituda com base na conscincia


tica e jurdica universal, o sacrifcio de seres humanos inocentes, seja para serem co-
midos seja para oferenda aos dolos, deveria ser impedido pelos cristos por meio da
guerra no Novo Mundo ou em qualquer outra parte da Terra. Estas prticas agrediam
o gnero humano como um todo e, nestes termos, tnhamos o dever de as impedir, mas
tendo o cuidado de sublinhar que a vitria obtida nesta guerra no nos daria o direito
de ocupar os territrios destes povos, reduzindo-os escravatura e apoderando-nos
dos seus bens.
Como sublinhou Heinrisch Rommen32, o totus orbis tinha a sustent-lo a concep-
o organicista da sociedade e da humanidade que caracterizava a filosofia escolstica
de matriz tomista: a sociedade possua uma essncia que era mais do que a soma dos
indivduos, tal como a humanidade consistia em algo mais do que soma dos interesses
particulares dos Estados que a compunham, transformando-se assim num todo vivo
31
Vitoria, F. de, Relectio de potestate civili
32
roMMen, heinrisch, La Teoria del Estado y de la Comunidad Internacional en Francisco Surez,
trad. espanhola de Valentin Yebra, Madrid, 1951, p. 50.

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A Escola Ibrica da Paz nas universidades de Coimbra e vora (sculos XVI e XVII) 131

que, atendendo aos padres culturais do humanismo catlico, tendia a identificar-


se com um orbis christianus potencial, equacionando a questo fundamental da
supra-ordenao e da subordinao33.
Mas a par disto, lembra o mesmo H. Rommen, os tericos escolsticos firmaram um
princpio fundamental: o do valor absoluto da pessoa humana, cujo fim era transcendente
ao Estado, ou seja, no se esgotava nas relaes intraestatais ou inter-estatais. Ento, os
indivduos nunca podiam perder, apesar de membros de um organismo, a sua dignidade
moral nem podiam abdicar das prerrogativas essenciais que os definiam como pessoa.
A este respeito escreveu Fernando Prez

contra o direito natural matar inocentes, quer indgenas quer estrangeiros, ou para com-
los ou para sacrific-los aos dolos. Pelo que, se se objetar que todos estes brbaros con-
sentem voluntria e livremente naquele ritual, e no se pratica injustia contra quem anui,
responde-se [] que eles no tm por si direito para poderem entregar-se a si ou os seus
morte. Em segundo lugar, responde-se que eles praticam uma gravssima injustia, pelo
que podem ser vencidos por ns, que fazemos parte do gnero humano, na sua condio de
injustssimos agressores do gnero humano.34.

Por outro lado, entendia-se tambm que a noo de proporcionalidade dos meios
deveria ser respeitada, por no ser aceitvel combater o terror com o terror, causando
maiores danos do que os que se pretendiam evitar, de modo a impedir o que hoje cha-
maramos terrorismo de Estado.
Por isso, tambm, a guerra movida contra um Estado em defesa dos direitos e da
dignidade da pessoa humana no era uma guerra conduzida para recuperar algo nosso,
mas para defender os inocentes enquanto pertenciam ao gnero humano, logo, no era
legtimo a quem declarava uma guerra com base neste ttulo, apoderar-se dos bens do
adversrio, reduzindo esses povos escravatura em seu proveito.
No havia, na esfera internacional, em virtude da referida concepo organicista,
uma plenitude sem limites da soberania dos Estados, como tambm no podia consi-
derar-se que, na mesma ordem internacional, a nica regra a ter em conta fosse a da
sobrevivncia.
A ordem jurdica internacional no procedia em exclusivo dos Estados e no es-
tava encerrada nas suas leis, pois, como defendeu Martn de Ledesma, se a guerra
fosse conveniente para um Estado, mas prejudicial Humanidade, ela seria, por isso,
manifestamente injusta35.
Assim se lanaram as bases de um princpio de garantia internacional de proteo
dos direitos naturais e da dignidade da pessoa humana, postulando que h no mundo
dos homens, das sociedades e na vida interna dos Estados um mnimo tico inultra-
passvel, cujo desrespeito justificava o direito de interveno humanitria, pela via
das armas, embora depois de admoestao e como ltimo recurso. Ento, o ser huma-
no possua um estatuto supranacional que o transformava em primeiro fundamento da
comunidade internacional.
33
Ib., p. 50.
34
Prez, Fernando, o.c.
35
LedesMa, Martn de, Secvnda Qvartae

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132 PEDRO CALAFATE

O direito das gentes no era o movimento espontneo das instituies, no se limi-


tando os homens a entender o direito tal como , na base de simples juzos consta-
tativos e no quadro de uma intolervel sujeio ao Poder36.
Acima do Poder e da razo de Estado estavam os princpios, a recta ratio, de
origem ciceroniana, a razo da Humanidade, a concepo objetiva da justia que
valoriza os princpios, no dando guarida comodidade das posies relativistas, que
se refugiaram na diversidade das culturas e na respetiva aceitao voluntria de certas
prticas que ofendiam a conscincia jurdica universal. Por isso, como diziam os mes-
tres de Salamanca, Coimbra e vora, mesmo que os ndios consentissem nessas pr-
ticas, os cristos no o podiam permitir, por isso que configuravam uma agresso ao
gnero humano e uma quebra dos princpios mais bsicos da Paz37, fundada na Justia.
Afinal, como disse Gabriela Mezzanoti, o instituto da interveno humanitria,
tal como o entendemos no mundo de hoje, constitui a aplicao contempornea de
um paradigma antigo, que se sobreps situao internacional vigente ao longo dos
sculos XVII e pelo menos at Segunda Guerra Mundial, marcada pela considera-
o dos Estados como principais atores na ordem internacional. Neste jus ad bellum
contemporneo, perante as violaes ocorridas internamente soberania dos Estados,
em casos de limpezas tnicas, genocdios e outros crimes contra a humanidade que
julgvamos j impossveis, verificou-se a ascenso do princpio que legitima o uso da
fora armada para fins de salvaguarda dos direitos humanos de povos oprimidos nos
seus prprios Estados38.
Pois ser esse o princpio que aqui veremos largamente enunciado pelos filsofos
hispnicos do renascimento, nomeadamente por Fernando Prez, Pedro Simes e Luis
de Molina39. cuja atualidade d razo s consideraes do Prof. Antnio Canado
Trindade, ao sublinhar a importncia do eterno retorno do direito natural, bem como
a atualidade da posio principista dos fundadores do moderno direito das gentes,
pensando em Vitoria e em Surez:

O ordenamento internacional tradicional, marcado pelo predomnio das soberanias estatais


e excluso dos indivduos, no foi capaz de evitar [] as violaes macias dos direitos
humanos e as sucessivas atrocidades do nosso sculo, inclusive as contemporneas [].
Tais atrocidades tm despertado a conscincia jurdica universal para a necessidade de
reconceitualizar as prprias bases do ordenamento internacional40.

36
ViLLey, MicheL, O Direito e os Direitos Humanos
37
Perea, L., De Bello contra Insu-
lanos, Corpus Hispanorum de Pace, vol.
38
Mezzanotti, GabrieLa, Direito, Guerra e Terror
39

MoLina, Luis de, De iustitia et iure, o. c.


40
canado trindade, antnio auGusto
A Humanizao do Direito Internacional, Belo Hori-
zonte, 2007, p. 111.

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Noutro passo, diz o mesmo autor, ex-Presidente da Corte Interamericana de Direi-


tos Humanos e juiz do Tribunal Internacional de Justia (Haia), pensando na tradio
que de Ccero e Toms de Aquino conduz a Vitoria e a Francisco Surez:

Parece-me de todo apropriado resgatar os ensinamentos de um direito impessoal que o mes-


mo para todos no obstante as disparidades de poder e que situa a solidariedade acima da
soberania, e que submete os diferendos ao juzo da recta ratio. O renascimento que susten-
to firmemente em nossos tempos desses ensinamentos clssicos, que ademais propugnam
uma ampla concepo da personalidade jurdica internacional (incluindo os seres humanos e
a humanidade como um todo), pode certamente ajudar-nos a enfrentar mais adequadamente
os problemas com que se defronta o Direito Internacional contemporneo, movendo rumo a
um novo jus gentium do sculo XXI, o Direito Internacional para a humanidade41.

2.3. O cumprimento de ordens superiores no escusa os soldados de crimes con-


tra o gnero humano

Voltando aos mestres peninsulares, na mesma categoria de crimes contra o gnero


humano, estavam as aes dos soldados na guerra injusta, mesmo quando em obedi-
ncia estrita a ordens superiores. Ou seja, a invocao de ordens superiores no escu-
sava um soldado ou um sbdito por atos no cobertos pelo direito blico e contrrios
ao direito natural, cabendo-lhe, em caso de dvida manifesta sobre a justia da guerra,
examinar as suas causas. Ento, caso conclusse tratar-se de guerra injusta, o soldado,
mesmo o de mais baixa condio, era obrigado, no foro externo e no foro interno da
conscincia, a recusar-se a combater ou a acompanhar o seu rei, porque, como lembra-
va Fernando Prez, um soldado no tinha o estatuto de um carrasco, a quem cumpria
executar a sentena de um juiz legtimo sobre um ru42.
O alcance deste preceito, exigindo de cada soldado ou sbdito a desobedincia aos
superiores e, mesmo, ao seu rei, por imperativos de conscincia, revela-se como uma
das traves-mestras da Escola Ibrica da Paz no quadro da afirmao da dignidade da
pessoa humana, mesmo nas situaes mais extremas e difceis da guerra e da rgida
subordinao hierrquica. No havia, pois, escusa para a barbrie, tida por ofensa
dignidade do prximo. Nestes casos valia a afirmao do apstolo Pedro: Importa
mais obedecer a Deus do que aos homens (At 5,29).
A recusa da banalidade do mal fora j suficientemente acautelada pelos filso-
fos hispnicos do renascimento, como de forma to eloquente proclamaram em vora
e Coimbra Pedro Simes, Antnio de So Domingos ou Fernando Prez, sublinhando
todos que o soldado no podia assumir-se como um ser indiferente aos critrios mais
elementares da justia da guerra e que a ignorncia grosseira no isentava de culpa,
ainda que sob a capa do cumprimento de ordens.
Ao conceder a todos a lei natural, Deus deu a cada homem, como ensinara So
Paulo, a capacidade para distinguir o bem do mal, pois o que a lei ordena est escrito
nos seus coraes, dando-lhes testemunho disso os seus pensamentos e a sua consci-
ncia (Rm 2, 14-15).
41
Ib., A Humanizao do Direito Internacional, Belo Horizonte, 2007, p, 16.
42
Prez, F., De Bello, o. c

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134 PEDRO CALAFATE

Mas no eram apenas estes textos bblicos a ecoar no contexto de humanizao das
aes do soldado, como tambm o princpio estabelecido por Francisco de Vitoria,
luz do qual No lobo o homem para o homem, seno homem43, ao contrrio do
que posteriormente declararia o fundador do Estado Leviat. E em ser homem, de-
veria assumir-se sempre como tal, na sua plenitude, obedecendo aos ditames da recta
ratio, respondendo no s no foro externo da lei como tambm no foro interno da sua
conscincia.
Lembra ento Fernando Prez que sendo claros os indcios da injustia de uma
guerra, no foro externo os soldados, mesmo os de mais baixa graduao, no devem
ser escusados, como to-pouco no foro ntimo ou sacramental44. E se a convico
sobre a injustia da guerra for formulada j depois de iniciadas as hostilidades,

Todos, quer sbditos quer no sbditos, por maior diligncia que primeiro se faa e boa
f com que comearem a combater, so obrigados a desistir da guerra logo que tiverem a
certeza de que a guerra injusta45.

Se assim ensinava Fernando Prez, em vora, o mesmo ensinava Antnio de So


Domingos em Coimbra. Para o Professor de Coimbra, um soldado no poderia pr de
parte a sua conscincia em nome da rigidez hierrquica e da imposio da obedincia,
porque combater numa guerra que se sabe ser injusta implica matar inocentes, e quem
mata um inocente comete pecado mortal. Diz o frade dominicano:

Todos os soldados, quer sbditos quer no sbditos, se a guerra encerra uma clara injus-
tia, no podem avanar com o rei para a guerra. E prova-se porque eles veem claramente
que no podem ir, logo, se vo, vo contra a conscincia, e, por consequncia, pecam
mortalmente46.

Pedro Simes igualmente perentrio:

Os argumentos e indcios da injustia da guerra podero ser tais e to manifestos que, se


forem ignorados, no escusam os soldados. Estes, pelo contrrio, em casos tais, tero de
examinar, com diligncia, a situao e as causas da guerra47.

Na base destas consideraes dos mestres de Coimbra e vora estava a Relectio de


Iure Belli de Francisco de Vitoria, que tinha estabelecido, em 1539, o princpio de que

Se ao sbdito consta a injustia da guerra, no lhe lcito lutar, nem mesmo por mandato
do prncipe48.

43
Vitoria, F. de, De Indis
44
Prez, F., De Bello, o. c
45
Ibidem
46
so doMinGos, antnio de, De Bello
47
siMes, P., Annotationes in materiam bello
48
Vitoria, F. de, Relectio de iure belli

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Nos mesmos termos, tampouco poder invocar-se cumprimento de ordens superio-


res, a fim de se isentar de culpa.

2.4. Jus communicationis, jus amicitiae e jus commercii

Entre os ttulos legtimos de guerra e ocupao a Escola Ibrica da Paz, na sequncia


da Relectio de Indis de Francisco de Vitoria, deu especial ateno ao direito ao comr-
cio, enquadrado por dois direitos mais amplos, o direito de viajar ou de peregrinar e o
jus amicitiae, acabando a questo do direito ao comrcio por se complexificar, entre ns,
no quadro das polmicas sobre o monoplio da navegao para as ndias ocidentais e
orientais, na sequncia das doaes de Alexandre VI e do Tratado de Tordesillas.
Vitoria havia considerado que um dos principais ttulos que poderia justificar a
guerra contra os ndios e a permanncia dos espanhis na Amrica era a licitude do
estabelecimento de relaes comerciais com os habitantes dessas terras, desde que as
mesmas os no prejudicassem, considerando tal preceito inscrito no direito das gentes.
De facto, ao sublinhar que esta atividade em nenhum caso poderia ser prejudicial
aos nacionais daquelas terras, Vitoria estava a referir-se, naturalmente, no a um co-
mrcio predatrio, orientado pela cobia e pela acumulao do lucro ad infinitum, mas
a uma atividade fundada em padres ticos, como era alis exigncia das concepes
econmicas de matriz catlica. Veja-se, alis o caso da obra de Frei Joo Sobrinho, o
Tratado da Justia Comutativa, publicado em Paris em 1496, que define o comrcio
como um certo hbito na vontade, regulado pela inteligncia, mediante o qual al-
gum troca alguma coisa por outra sem fraude usurria, guardando sempre a condio
de se observar a igualdade de valor nas coisas trocadas, conforme a recta razo49..
deste comrcio que Vitoria fala.
No fundo, o comrcio deveria ser entendido no contexto da amizade natural entre
os homens, trazendo aos homens o que eles precisam e garantindo ao mesmo tempo
a honesta sustentao do comerciante, em funo da qual se determinava o acrscimo
do preo, o qual se regulava pela igualdade da justia com as suas circunstncias50,
entre as quais se considerava o transporte, armazenamento, melhoramentos introdu-
zidos nos produtos e afins. Integrava-se, portanto, numa concepo da economia ao
servio do homem:

Os prncipes [dos brbaros] so obrigados, por direito natural, a amar os espanhis. Logo,
no lhes ser lcito impedi-los de procurar o seu bem-estar, na condio de que no sejam
prejudicados os cidados e os naturais do pas51.

No quadro destes princpios estava tambm o direito de viajar ou peregrinar, por


isso que, no princpio do mundo, quando todas as coisas eram comuns, os homens
podiam dirigir-se s regies que entendessem, no tendo tal direito sido revogado pela
posterior diviso das coisas.
49
sobrinho, Joo, Tratado da Justia Comutativa, publicado por Mozes Amzalak, Frei Joo So-
brinho e as Doutrinas Econmicas na Idade Mdia, Lisboa, 1945, p. 179.
50
Ib.
51
Vitoria, F. de, De Indis,

Revista de Hispanismo Filosfico


n. 19 (2014): 119-142
136 PEDRO CALAFATE

De facto, para os escolsticos, Deus no dividiu as terras entre os homens e os


povos, mas criou-as comuns a todos, logo, o domnio de posse foi introduzido pelo di-
reito humano, sublinhando Vitoria que esta diviso no foi de molde a suprimir aquele
primitivo direito, pois no foi inteno das gentes impedir, por semelhante diviso, a
comunicao e o trato entre os homens52.
Ento, no conceito de trato entre os homens estava o direito destes se estabelece-
rem em territrios alheios e de comerciarem com os naturais deles, desde que os no
prejudicassem, pelo que refere o fundador da Escola de Salamanca:

lcito aos espanhis estabelecerem relaes comerciais com os brbaros, desde que tal
comrcio no seja feito em prejuzo da ptria dos mesmos brbaros [], pois parece ser
tambm de direito das gentes que os estrangeiros podem ter relaes comerciais, desde que
sem prejuzo para os nacionais53.

Um dos mestres de Salamanca e Alcal que deu um colorao muito especial a este
direito de peregrinar e viajar por territrios alheios, a que estava associado o jus com-
mercii, foi Merchor Cano, limitando tais direitos condio do bem-estar dos naturais
dessas terras e ao jus amicitiae:

O primeiro ttulo [legtimo de presena dos espanhis na Amrica] funda-se no direito na-
tural de sociedade e de comunicao. De facto, foi dado pelo direito das gentes a qualquer
<homem> a possibilidade de viajar para onde quiser, desde que sem injria ao prximo
[] e o oposto seria desumano. Por isso, se existirem alguns que probam viajar e atuem
com crueldade, incorrem em crime de injria. Mas se porventura os ndios nos fizerem
alguma vez esta injria, tal se deve, por um lado, ao facto de serem pusilnimes, e por outro
ao facto de os espanhis no aparecerem como viajantes, mas como invasores. A no ser
que se designe Alexandre Magno como viajante54.

O pensamento de Francisco de Vitoria e dos mestres de Salamanca encontra amplo


acolhimento entre os autores dos manuscritos que aqui publicamos, tanto em Antnio
de So Domingos, como em Pedro Simes e Fernando Prez.
Diz, ento Antnio de S. Domingos

Faz parte do direito das gentes poder qualquer pessoa viajar por terra alheia e negociar entre
quaisquer povos, e tambm se quer ser cidado em alguma cidade, contanto isto se faa sem
qualquer dano ou simulao e desde que os mesmos no sejam inimigos55.

Sublinha tambm Pedro Simes que importa respeitar o direito natural de socieda-
de e comunicao, bem como o direito ao comrcio, sempre na condio de da no
haver prejuzo para os nacionais e de o mesmo ser desenvolvido de forma pacfica,
considerando justa causa de guerra quaisquer impedimentos violentos a estes direitos.
52
Vitoria, F. de, De Indis
53
O. c.,
54
cano, M., De dominio indorum
do manuscrito latino in Corpus Hispanorum de Pace Luciano Perea, p. 579.
55
so doMinGos, antnio de, o. c.

Revista de Hispanismo Filosfico


n. 19 (2014): 119-142
A Escola Ibrica da Paz nas universidades de Coimbra e vora (sculos XVI e XVII) 137

No entanto, Pedro Simes considera legtimo o monoplio comercial dos portu-


gueses e espanhis nas ndias ocidentais e orientais, em virtude das doaes papais,
na medida em que emanavam de justa causa para a proibio do comrcio aos demais
prncipes nas duas ndias. Invocava-se aqui a teoria do poder indireto do papa em
assuntos temporais.
De facto, no tendo o papa poder temporal, tinha no entanto poder sobre as coisas
temporais em ordem ao fim espiritual, podendo, por isso, proibir aos outros o comr-
cio com as outras naes por causa da religio56.
a mesma tese que encontramos no manuscrito latino de Manuel Soares, pois
entende que sendo o comrcio de direito das gentes, pode o papa, com justa causa,
atribuir a exclusividade a uns prncipes cristos em detrimento de outros, atendendo
ao fim espiritual:

O papa pode, sem injustia contra algum, recomendar a seu talante, aos prncipes que lhe
aprouver, a funo da pregao evanglica entre aqueles brbaros e, por esse motivo, sem-
pre que se fizer mister proibir aos cristos o citado trato comercial57.

No mesmo sentido vai Pedro Barbosa58: o prncipe, com causa justa, pode apartar-
se do direito das gentes, considerando a doao papal aos espanhis e portugueses
como causa justa para proibir a navegao e o trato comercial a outros prncipes e
povos, na medida em que tinha em vista um direito do papa e da sua Igreja: a pregao
universal.
Mais explcito, a este respeito ser Frei Serafim de Freitas, no seu livro sobre o
Justo Imprio Asitico dos Portugueses, publicado em Valladolid em 1625, onde d o
quadro explicativo:

No entanto, competindo ao Supremo Hierarca da Igreja o direito e a obrigao de enviar


missionrios para as regies dos infiis, e devendo as misses para os ndios transportar-se
em navios, e carecendo para isso de dinheiro, homens e armas, o que no pode de modo
algum sustentar-se sem comrcio e lucros dele resultantes, como meios para aquele fim so-
brenatural, isto , o de conseguir a converso dos infiis [], claramente se v que foi lcito
ao Sumo Pontfice conceder somente aos legados por si escolhidos o direito de navegao e
comrcio, proibindo-o aos demais, para que no perturbassem e impedissem esta converso
e os meios a ela conducentes []. Daqui resulta que o rei de Portugal, se no enviar aos
infiis pregadores e ministros do Evangelho, no pode proibir s outras naes crists o co-
mrcio com eles []. esta s a razo suficiente por que se acha interdito s outras naes
esse direito, alis comum a todas, nos termos do Direito das Gentes59.

3. A crtica da teocracia

Limitado o poder do imperador aos ttulos legtimos de aquisio do poder civil,


com destaque para a eleio e guerra justa, a que acrescia a herana e doao, coloca-
56
siMes, P., o. c.,
57
soares, M.,
58
barbosa, P.,
59
Freitas, seraFiM de, De iusto imperio lusitanorum asiatico

Revista de Hispanismo Filosfico


n. 19 (2014): 119-142
138 PEDRO CALAFATE

va-se igualmente a questo do poder e autoridade do papa para doar os domnios dos
outros povos e para invocar, contra eles, o brao armado dos prncipes cristos.
Como j vimos, para os nossos escolsticos de Coimbra e vora, todo o poder vem
de Deus pelo povo, tese que, partida, contradizia a tradio decretalista da teocracia.
Esta limitao do poder papal, conduzida por jesutas e dominicanos das Uni-
versidades de Salamanca, Alcal, Valladolid, vora e Coimbra, exercia-se em plano
de vincada adversidade e a este tema se dedica Martn de Azpilcueta na sua referida
Relectio de Coimbra.
Era o caso, muito citado pelos autores desta Escola, do Bispo de Silves do sculo
XIV, lvaro Pais, que apoiado no cardeal Henrique Segsio60, sustentava a tese de que
o papa era dominus orbis no temporal e no espiritual, na qual viria a basear-se uma
tica colonial de conquista e subjugao dos gentios da Amrica.
lvaro Pais, tal como a maioria dos teocratas dos sculos XIV e XV, tinham a seu
favor a interpretao mais literal61. da Extravagante do papa Bonifcio VIII, escrita
em 1302, intitulada Unam sanctam. Nos termos desta Extravagante podia ler-se que
quem nega que em poder de Pedro se encontra a espada temporal, no toma em
ateno as palavras do Senhor, quando disse: Embainha a espada? e, mais adiante,
sublinhava Bonifcio VIII que em poder da Igreja encontram-se tanto a espada espi-
ritual como a temporal.
Ento, para lvaro Pais, o papa tem jurisdio universal em todo o mundo, no
s nas coisas espirituais, mas tambm nas temporais [] porque assim como h um
s Cristo, sacerdote e rei, senhor de todas as coisas, assim tambm h um s vigrio-
geral seu na terra e em tudo []. O papa vigrio no dum puro homem mas de Deus
[]; logo, tambm pertencem ao papa a terra e a sua plenitude <porque> Cristo con-
cedeu os direitos dos dois poderes a S. Pedro62.
A enquadrar esta plenitude do poder papal estava a tese de que o poder poltico
provm de Deus atravs do papa, pelo que o poder do imperador e dos demais prnci-
pes seculares era-lhes concedido diretamente pelo pontfice romano e no pelo povo,
ao contrrio do que defendiam Vitoria, Surez, Molina e os demais autores da Escola
Ibrica da Paz.
J quanto a Henrique de Susa (ou Segsio), cardeal ostiense, em quem o autor
galego se apoiava, sustentava que, com a vinda de Cristo, o poder civil dos infiis,
gentios e pagos foi-lhes retirado e transferido para a o seu vigrio e cabea da Igre-
ja63, razo por que o domnio de jurisdio e propriedade entre os infiis era de todo
ilegtimo.
Sublinhe-se, no entanto, que um dos pontos culminantes destas concepes teocr-
ticas, no final da idade mdia, foi a obra de Egdio Romano, intitulada De ecclesiasti-

60
seGusio, enricus de (hostiensis), In tertium Decretalium librum commentaria, cap. 8, n. 14-16.
61
-
Relectio,

in Relectio c. Novit de iudiciis, Conimbricae, 1548, anot. 3, 54.


62
Pais, LVaro, De Status et Planctu Ecclesiae
63
seGusio, enricus de (hostiensis), o. c. cap. 8, n. 14-16.

Revista de Hispanismo Filosfico


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A Escola Ibrica da Paz nas universidades de Coimbra e vora (sculos XVI e XVII) 139

ca sive de summi pontificis potestate64, escrita no incio do sculo XIV, onde defende
que foi o poder espiritual que instituiu o poder temporal, razo por que s os reinos
que reconhecem o papa como instituidor so legtimos.
Para Egdio, a verdadeira justia, fundamento do poder poltico, s existe naquela
repblica cujo fundador e governador Cristo, mas nada est sob o governo de Cristo
se no estiver sob o sumo pontfice que vigrio de Cristo. Logo, os povos que no
reconhecem a autoridade do sumo pontfice no so legtimos possuidores dos seus
bens nem os seus reis legtimos governantes. S pelo batismo o homem pode possuir
legtimo domnio e por isso os infiis no so legtimos possuidores.
Foi com base em concepes desta natureza, relativas ao senhorio universal do
papa que se fundou uma linha de atuao e expanso imperial cujo melhor exemplo
foi seguramente o Requerimiento, no qual se formalizaram as concluses da Junta
de Valladolid (1513), mandada reunir pelo rei de Espanha, Fernando de Arago, e
que constituiu, para o caso espanhol, o manifesto da Coroa que os conquistadores
deveriam ler aos ndios antes da abertura das hostilidades, vindo a transformar-se na
frmula final da nova ideia de justia colonial65.
Foi o contedo deste documento que Francisco de Vitoria rebateu ponto por ponto,
seguido pelos seus continuadores dos dois lados da fronteira ibrica.
Entre os termos do Requerimiento constava a obrigao dos povos americanos
reconhecerem o senhorio universal do papa no temporal e no espiritual, ou seja, nas
palavras de L. Perea: O Requerimento proclamava o senhorio universal do papa,
a doao pontifcia das ndias aos reis de Espanha e o mandato que lhes foi imposto
para evangelizar e predicar a f crist aos habitantes das terras descobertas e a desco-
brir. Em virtude destes ttulos senhorio universal do papa, delegao poltica, nica
e exclusiva, em favor da monarquia espanhola e direito a evangelizar e predicar a f
catlica o imperador deveria ser reconhecido como soberano sobre os reis e caciques
das ndias66.
No caso estritamente portugus no seria de mais citar aqui as concesses do papa
Nicolau V, ao rei de Portugal D. Afonso V, em 1454, quarenta anos antes de Tordesi-
lhas, na qual determinava que s os portugueses podiam navegar para as terras desco-
bertas pelo Infante D. Henrique, confirmando ao rei de Portugal o direito de invadir e
conquistar quaisquer terras de sarracenos e pagos, apropriando-se delas para si e seus
sucessores, aplicando-as em utilidade prpria, podendo reduzir os infiis a perptua
servido, sem que a ningum, mesmo cristos, seja lcito intrometer-se, sem vnia do
Rei de Portugal, nos seus descobrimentos e conquistas67.
Mas todos os textos que aqui publicamos defendem uma tese diferente: o papa
no senhor do mundo e no pode dar aos reis peninsulares os territrios dos outros
povos que nunca pertenceram aos cristos, nem transferir para os Cristos as suas
soberanias; o poder civil vem de Deus atravs do povo e no atravs do papa; com a
64
roMano, eGdio, Sobre o Poder
Eclesistico, trad. boni, L.a. de Petrpolis, 1989.
65
Perea, L., La Idea de Justicia en la Conquista de Amrica, Madrid, 1992, p. 35.
66
b., pp. 35 e 36
67
santarM, Visconde de Quadro Elementar das Relaes Polticas e Diplomticas de Portugal
,vol. X, Lisboa, 1866, p. 53.

Revista de Hispanismo Filosfico


n. 19 (2014): 119-142
140 PEDRO CALAFATE

vinda de Cristo e a fundao da igreja, o poder civil no passou para as mos do papa
e dos cristos; Cristo foi rei temporal mas de tal modo que a ningum tirou o que lhe
pertencia e no deu a Pedro as duas espadas; o papa apenas tem poder temporal direto
sobre os territrios da Igreja; o papa nem sequer tem poder espiritual sobre todos os
povos do mundo, mas apenas sobre os povos que pertencem ao redil da Igreja; em
relao aos homens e povos que ainda no aceitaram a f pela via do batismo apenas
lhe assiste o direito de lhes anunciar pacificamente o Evangelho e apenas possui a ju-
risdio necessria para invocar o auxlio da espada temporal dos prncipes cristos, a
fim de remover os obstculos que se interpuserem a este direito; o papa no possui au-
toridade para mover a guerra a quaisquer povos invocando o ttulo de infidelidade ou
o castigo dos pecados da idolatria e de pecados contra a natureza; o papa no possui
poder temporal, mas possui poder indireto sobre as coisas temporais em ordem ao fim
espiritual, podendo, luz desse direito, doar o monoplio da navegao e comrcio
aos legados por ele escolhidos como meios que so para o fim espiritual da pregao
e evangelizao.
A todos estes autores, sem exceo, impunha-se a pergunta de S. Paulo, na 1
Epstola aos Corntios: Porventura compete-me a mim julgar os que esto de fora?
(1Cor 5, 12). So Paulo aceitava o direito dos cristos castigarem os cristos, mas
negava-lhes, como a si prprio, autoridade para castigarem os que esto de fora,
deixando a Deus tal juzo.
Esta era a pedra angular da Escola Ibrica da Paz que, com Vitoria68 e Soto69 em
Salamanca, Molina70 e Fernando Rebelo71 em vora, Surez72 e Navarro73 em Coim-
bra, limitavam o poder da cabea da Igreja em que todos comungavam, em nome da

68

Relectio de Indis
2, 7-9.
69

soto, d. de, Relecciones y Opusculos, vol.


70
De Iustitia et Iure
-

1946, p. 435.
71

-
Carta aos Corntios rebeLo, Fernando, De
bello
72

Principatus Politicus
73
Status et Planctus Ecclesiae
azPiLcueta, Martn de, Relectio C. Novit. De
Iudiciis, in Operum

Revista de Hispanismo Filosfico


n. 19 (2014): 119-142
A Escola Ibrica da Paz nas universidades de Coimbra e vora (sculos XVI e XVII) 141

liberdade natural dos homens e das comunidades por eles constitudas, repugnando-
lhes que o Deus da paz e do perdo mandasse mover a guerra entre os que O no
adoravam, derramando o sangue dos seus filhos.
E quanto ao direito e dever de predicar o Evangelho a toda a criatura, cumprindo
o mandato divino, disse tambm o Divino Legislador que enviava os seus apstolos
como ovelhas entre lobos e no como lobos entre ovelhas.
No significava isto que os pregadores se no fizessem acompanhar de soldados
defensores, quando tal se revelasse necessrio para sua defesa e conservao da f
entre os que aceitassem livremente o batismo, mas como disse o Professor da Univer-
sidade do Mxico Alonso de Veracruz, em 1553:

Se isto puder ser feito sem privar os infiis do seu domnio e sem priv-los das suas terras
e campos, no seria de modo algum lcito o envio de tais soldados74.

No entanto, caso os infiis fossem hostis aos cristos e impedissem a pregao


pela fora, poderiam licitamente ser castigados por via da guerra, se necessrio at
privao do domnio. Tambm nos casos em que existisse a certeza moral de que a
conservao da f entre os que a receberam de livre vontade no seria possvel sem
soldados cristos que os defendessem, seria lcito dar aos convertidos um prncipe
cristo, libertando os novos cristos da sujeio ao anterior prncipe pago. Mas como
era comum na doutrina sobre a guerra, tal privao de domnio teria que ser feita com
a inteno de remover os obstculos evangelizao e conservao da f entre os que
a receberam e no por sede de poder ou cobia.
No entanto, havia vrias limitaes. A primeira fora j enunciada por Francisco de
Vitoria, lembrando que nem tudo o que lcito conveniente, por causa do escndalo
que a violncia gera, sendo verosmil e provvel esperar que o emprego da fora,
mesmo que lcita, poderia nestes casos ser prejudicial pregao, acabando por gerar
no s o dio dos vencidos, como tambm injustias e rapinas praticadas em nome
de Cristo. Diz ento Vitoria: Temo que tenhamos ido alm do que o direito e a moral
permitiam75.
Outra preveno a que vemos aqui enunciada por Francisco Surez: a de que nos
casos em que for toda a Repblica a rejeitar a pregao aos enviados da Igreja, no se
lhe pode mover a guerra, pois a mesma s seria legtima se esse obstculo fosse repre-
sentado apenas por uma parte dessa Repblica, podendo ento os cristos presumir
que a outra parte estaria receptvel pregao.
Mas o texto mais relevante neste domnio o de Antnio de So Domingos, um
dos primeiros que, mesmo contra o fundador da Escola, Francisco de Vitoria e os seus
discpulos de Salamanca, ps em causa a legitimidade deste ttulo de guerra, com um
argumento assinalvel.
De facto, este direito concedido por Cristo aos apstolos no era um direito com-
pletamente natural, no sentido em que no radicava estritamente na razo natural co-
mum a todos os homens. Francisco Surez, alis, explicitara-o bem, em texto escrito

74
Veracruz, aLonso de, De Iusto Bello contra Indos Quaestio IV, Undecima Conclusio.
75
Vitoria, F., De Indis

Revista de Hispanismo Filosfico


n. 19 (2014): 119-142
142 PEDRO CALAFATE

durante a sua permanncia no Colgio Romano, ao considerar que este direito no


completamente natural, de certa forma sobrenatural, e basta que assumamos a
revelao e a doutrina que acolhemos, para podermos justificar de maneira suficiente
o nosso direito, demonstrando tambm que consentneo razo, assim como neces-
srio salvao da alma. Isto nenhuma outra seita nos pode demonstrar e algo que
para ns evidente76.
Para ns poderia ser evidente, mas no o era para os gentios. De facto, Frei An-
tnio de So Domingos pe diretamente em causa esse direito da Igreja, porque no
era possvel provar aos gentios, em termos estritamente naturais, que possuamos tal
direito, e como era com base na razo natural que primeiro comunicvamos com esses
povos, no podamos mover-lhes guerra com base em argumentos que, sendo con-
sentneos razo, como dizia Surez, no eram, porm, completamente naturais.
Ou seja, os gentios tinham direito a no se deixarem convencer pelos argumentos dos
cristos, estabelecendo-se assim o direito da guerra em plano estritamente racional.
Em concluso, pesassem embora algumas divergncias doutrinais, as naus que sa-
am da Hispnia, em tempos prximos e rotas distintas, deviam levar Cristo ao corao
de todos os homens, convidando-os a que ouvissem a sua voz, como se lia em Mateus:
Ide, pois, ensinai todas as naes (Mt 28, 19,20), porm, acima de tudo, importava
respeitar a vontade do Divino Legislador: Fars o que justo de maneira justa (Dt
16,20), no sendo legtimo fazer o mal para obter o bem. E caso nos no quisessem
receber, no havia motivo para os subjugar, pois Cristo ensinara aos apstolos que
Se no vos quiserem receber, ao sair de suas casas, sacudi o p dos ps (Mt 10),
ecoando ento as palavras sempre citadas de So Paulo, em todos os textos e postilas
destes mestres peninsulares: Porventura compete-me a mim julgar os que esto de
fora? (1 Cor 5).
No estvamos, portanto, num contexto de puro relativismo, mas de prvia opo
pela verdade e consequente formulao de uma hierarquia de valores, mas por isso
mesmo se dignifica e valoriza o esforo destes homens para viverem a sua verdade
sem procurarem vergar os outros, respeitando a liberdade e dignidade que essencial-
mente definia cada homem, queridas e conferidas por Deus, no momento da criao.
Era essa a primeira condio da justia e da paz que sobre ela se ergueria.
Vale ento a pena terminar estas linhas com a pergunta colocada aos seus alunos
pelo catedrtico Domingo de Soto, na Universidade de Salamanca em 1535, perante
os relatos de ocupao do Novo Mundo pela fora das armas:

Com que direito retemos o imprio ultramarino recentemente descoberto? Na verdade,


no sei77.

Recibido: 15 de octubre de 2013


Aceptado: 27 de marzo de 2014

76
surez, F., -
77
soto, d. de Relectio Sapientissimi Magistri Fratris Dominici de Sotode Dominio
1535, 34,5.

Revista de Hispanismo Filosfico


n. 19 (2014): 119-142
FACHADA DEL COLEGIO DE SAN NICOLS DE HIDALGO, MORELIA (MICHOACN, MXICO)

PATIO INTERIOR DEL COLEGIO. EN EL CENTRO LA ESTATUA


DEDICADA AL CURA MIGUEL HIDALGO
PLACA COLOCADA EN RECUERDO DE MARA ZAMBRANO,
SAN NICOLS DE HIDALGO DE ABRIL A DICIEMBRE DE 1939.
PROFESORA EN EL COLEGIO DE
EST COLOCADA EN LA PARTE ALTA DEL PATIO CENTRAL.
NOTAS

50 Aos de Fondo de Cultura


Econmica en Espaa.
Una apuesta decidida por la
Filosofa en Lengua Espaola
JOS LUIS MORA GARCA
Presidente de la AHF

A la memoria de Ricardo Navarro


con mucho agradecimiento.

En reconocimiento a quienes acordaron que la


Revista de Hispanismo Filosfico fuera editada
por FCE-Espaa: Margarita de la Villa,
Pedro Ribas, Jos Luis Abelln

Nada sucede por casualidad

En Mxico, a 3 de septiembre de 1934, qued firmado el fideicomiso con el que


comenzaba la vida de esta Casa de la Cultura de Mxico como proyecto que daba
forma empresarial a los debates y reflexiones desarrollados en las primeras dcadas
del siglo en torno a la construccin de Amrica una Amrica y del propio Estado
mexicano. Cuando se celebraron el primer Congreso Internacional de Estudiantes y
el Segundo Congreso Nacional de Jvenes (Mxico, 1921 y 1925) estas ideas bullan
tras los nombres de Rod, Waldo Frank, Vasconcelos (el de los aos de secretario del
Ministerio de Educacin y Rector de la UNAM), Henrquez Urea, Maritegui y las
que latan en la propia Espaa, reflejadas en la obra de Ortega, El tema de nuestro
tiempo en torno a la cultura, como piedra angular en la construccin de la nacin.
No es casual que Daniel Coso Villegas, cuya paternidad es reconocida por quie-
nes han historiado los orgenes de la que ha llegado a ser una gran empresa editorial,
viajara a Espaa con la invitacin del ministro Fernando de los Ros y propusiera a la
casi recin fusionada Espasa Calpe un proyecto conjunto de difusin de las ciencias
sociales. Al parecer, una reaccin desabrida de Ortega y Gasset frustr la que hubiera
sido una empresa comn desde sus inicios. Habran de pasar treinta aos hasta que,
con su propio nombre, Fondo de Cultura Econmica, creara la filial espaola. Estba-
mos ya en 1963 y an faltaba una quincena de aos hasta que se aprobara la primera
constitucin espaola democrtica, tras la guerra civil, y finalizara polticamente el
exilio cuyos protagonistas tanto peso tuvieron en el desarrollo editorial de este pro-
yecto, claro est, en Mxico.

Revista de Hispanismo Filosfico 147 ISSN: 11368071


n. 19 (2014): 143-000
148 JOS LUIS MORA GARCA

A travs, pues, de un requiebro de la historia vinieron a sumarse ambos proyec-


tos los que haban pensado las generaciones de 1914 en Espaa y la de 1915 en
Mxico para la ejecucin de empresas educativas y culturales que la Repblica de
1931 dej incompletos en Espaa y terminaron ejecutndose en Mxico. Esta deuda
con la Repblica espaola es bien manifiesta en los orgenes de algunas instituciones
mexicanas y, entre ellas, en la propia editorial. Potenciaban estas ideas, provenientes
de Espaa, aquella lnea iniciada por los jvenes del Ateneo en torno a la construccin
de la nacin y las ideas de Sierra, Caso, el propio Vasconcelos y otros entre los que
luego estarn los fundadores.
Muchas cosas haban ya sucedido, pues, desde aquel lejano 1934 en que Coso Vi-
llegas tradujera Trust Fund for Economic Learning por Fondo de Cultura Econmica
cuando la editorial con su nombre propio lleg a Espaa.
En realidad, vinculada a la enseanza de la economa naci la Casa pues se tra-
taba de ofrecer traducciones de los mejores textos de lengua inglesa a los estudiantes
del Instituto de Investigaciones Econmicas a cuya disposicin se puso enseguida
la revista El trimestre econmico. Mas lo interesante de esta idea, que propiciara
paulatinamente su apertura a las ciencias sociales, a la filosofa y al arte, es que no
se sustentaba en una concepcin puramente tcnica, y menos tecnocrtica, de la vida
social, sino en la muy larga tradicin humanista que tena muy presentes los fines de
carcter moral y, claro est, los de carcter poltico.
Comenzaba as un proyecto de enorme calado empresarial cuya historia es deta-
llada minuciosamente, en sus aspectos econmicos, legislativos, de establecimientos
de sedes, laborales, etc., por Vctor Daz Arciniega1. Todos son muy interesantes pues
ningn proyecto humano, ni los que tienen una proximidad con la utopa como
la tuvo este, de acuerdo al ttulo puesto por el propio Daz Arciniega a la segunda
parte de su libro, ni La pica en Flandes, ttulo del captulo IX, en que se refiere a
la combinacin del sueo de Andrs Bello y el espritu de Jos Enrique Rod, se
lleva a cabo sin medios materiales y sin personas. El proceso fue muy complejo pero
cont con dos liderazgos determinantes: los primeros aos con Daniel Daro Villegas,
y con Alfonso Reyes casi en el mismo plano, lo que sirvi para vincular a FCE con
La Casa de Espaa y con El Colegio de Mxico casi inmediatamente. Pudo adquirir
as el proyecto una dimensin americana y no solo mexicana, si bien su imbricacin
con la construccin del Estado mexicano es bien evidente y envidiable y tuvo, por
consiguiente, desde sus inicios una doble dimensin nacional e internacional cosmo-
polita que forma parte bien reconocible de su produccin editorial.
A comienzos de los aos cuarenta aquel proyecto que no cuaj en Madrid en los
aos treinta lo hizo en Mxico de manera plena con la presencia de los exiliados es-
paoles2. Tras la puesta en marcha de Losada y el establecimiento de Espasa Calpe
1
DAZ ARCINIEGA, V., Historia de la Casa. Fondo de Cultura Econmica (1934-1996), Mxico, FCE,
1934. 2 ed. de 1996.
2
Es interesante recoger el juicio que sobre aquel inicial fracaso de colaboracin, que luego termi-
n por llevarse a cabo de manera muy provechosa y eficaz, hace el propio Arciniega: No es aventurado
indicar que durante la primera mitad de los aos cuarenta se hizo evidente que la propuesta editorial
que Daniel Coso Villegas llev a Espaa en 1932 resultaba entonces demasiado avanzada, aun para los
promotores de la Segunda Repblica. Diez aos ms tarde el propio Coso cristalizaba con creces aquel

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en Argentina, FCE se decidi a potenciar las reas de ciencias sociales y de Filosofa.


Fue en 1943 cuando aparecieron los primeros ttulos y ello debe mucho a Jos Gaos,
a Eugenio maz y Wenceslao Roces3. Bien reconocida es su labor como traductores:
discutan algunos conceptos ingleses, franceses o italianos para los que no exista
un equivalente en espaol. Con el tiempo, estos neologismos se fueron integrando
en un listado o glosario de uso interno con objeto de emplearlos sistemticamente
() resultaba imprescindible eliminar los prstamos involuntarios de la lengua
(anglicismos, galicismos, etc.) y todos los regionalismos; en este punto el dominio de
varias lenguas y el origen y procedencia de los colaboradores y miembros del Depar-
tamento Tcnico permita una mayor precisin en ese afn de universalidad4.
Ttulos emblemticos de aquellos primeros aos son la traduccin del Leviatn
de Hobbes (Manuel Snchez Sarto, uno de los traductores ms venerados); y, junto
a ttulos clave de la teora econmica, los que iniciaron una biblioteca filosfica de
dimensiones gigantescas: las traducciones que hizo maz de la obra de Dilthey y Cas-
sirer, junto a Economa y Sociedad de Weber; de Qu es el hombre? de Martin Buber;
de la Lgica de Dewey; y de Mimesis de Auerbach que figura en las bibliotecas de los
filsofos de toda una generacin5. Estas traducciones no frenaron la obra de creacin
propia como El pensamiento de Dilthey (1946) o Luz en la caverna. Introduccin a
las Psicologa y otros ensayos (1951). Igualmente la que realiz Wenceslao Roces
de las obras de Marx (concretamente la traduccin de El capital para FCE -de la que
haba traducido ya el primer libro para la editorial Cenit en 1934 (I vol.) y 1935 (II
vol.)-, publica esta obra ahora para la editorial mexicana en 1946), as como la Feno-
menologa del espritu de Hegel (1952), los Escritos polticos de Humbolt y una larga
lista. Traducira, adems, El manifiesto, Teoras sobre las plusvalas, los Grundisse y
otras. Qu decir de las muchas veces reimpresa y omnipresente Paideia de Jaeger en
traduccin de Joaqun Xirau! Por supuesto, la amplia lista que podra presentarse de
Jos Gaos: El ser y el tiempo de Heidegger (1951), que ha visto infinidad de reimpre-
siones, o el Aristteles tambin de Jaeger; de Dewey, La experiencia y la naturaleza;
de Husserl, Ideas relativas a una fenomenologa y una filosofa fenomenolgica, pu-

proyecto cultural que miraba de frente hacia la repblica de lengua espaola. Con esto, el concepto de mo-
dernizacin implcito demostraba la conveniencia impostergable de acabar con el aislamiento y combatir
los nacionalismos estrechos, estriles, as como fomentar el pensamiento crtico mediante el conocimiento
tanto de los clsicos como de los modernos coyunturales, p. 333.
3
Ib., p. 89. Con mucho sentido trae Daz Arciniega al recuerdo del lector la explicacin de las ra-
zones de este paso, en una entrevista realizada por un reportero bonaerense a Coso Villegas con motivo
del lejano Primer Congreso Internacional de Estudiantes (Mxico, 1921). A la pregunta de si Amrica
puede aspirar a poseer una cultura propia responda Villegas: La Amrica Latina integra un continente
de magnficas posibilidades y de grandes reservas espirituales; no estamos gastados, en cambio poseemos
marcada tendencia a dejarnos dominar por la influencia extranjera, y esto es lo que debemos combatir,
no desdeando, por supuesto, la cultura de carcter universal que tiene un valor nico, sino dando forma
concreta a nuestras legtimas aspiraciones de llegar a poseer un plantel de intelectuales que ahonden en
la psicologa americana, tan rica en matices, y que vuelquen en el libro los contornos precisos de nuestra
verdadera personalidad latinoamericana () A propsito de una pregunta similar completaba Coso Vi-
llegas: Cuando Amrica ha conquistado su independencia poltica y econmica descubre que an le falta
la independencia intelectual. Se vive en este aspecto en una actitud de coloniaje., pp. 89-90 y 91.
4
Ib., p. 289
5
Traducida del alemn por vez primera en 1950, dispongo de la cuarta reimpresin de 1988.

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150 JOS LUIS MORA GARCA

blicadas a lo largo de los cuarenta. Por su parte, Jos Medina Echavarra traduce la
muy importante obra Diagnstico de nuestro tiempo, de Mannheim. Y de esta poca
es la muy influyente obra de Marcel Bataillon, Erasmo y Espaa, publicada en fran-
cs en 1937, que vio la primera edicin en lengua espaola en 1950, en traduccin
de Antonio Alatorre, uno de los ms significados traductores de Fondo de Cultura
Econmica durante aquellos aos intermedios. Por lo que ha significado la figura de
Rubn Landa, profesor de tantos exiliados y mexicanos en el Colegio Luis Vives,
cuando antes lo fue en Salamanca, Segovia y El Escorial, recordemos la traduccin
de los vols. I-III de la obra de Cole, Historia del pensamiento socialista, publicada en
el cambio de dcada hacia los sesenta. Todos estos libros figuran en las bibliotecas
de varias generaciones de profesores, intelectuales y personas cultas en Espaa y en
los pases de lengua espaola, lo que da muestra de la importancia del Fondo en la
conformacin cultural, cientfica y filosfica en los aos inmediatamente posteriores
a la Guerra Civil Espaola y a la segunda gran guerra as como en aquellos tambin
decisivos para el continente americano. Y, por supuesto, esta labor ha continuado y
contina hasta el ao en que se cumplen los ochenta aos de la fundacin de la matriz
con una lista de ttulos que muestra el ingente esfuerzo humano y empresarial que
representa Fondo de Cultura Econmica6.
En el otoo de 1948 se produce el relevo, sin pausa, de Coso por Arnaldo Orfila
Reynald, un argentino que realiz una inmensa labor de consolidacin y difusin. A
lo largo de dieciocho aos, hasta mitad de los sesenta, adems de continuar la lnea
iniciada por Coso Villegas, se produjo un incremento de la orientacin americana de
la editorial con la publicacin de obras de autores de lengua espaola y fue, al final de
ese tiempo, cuando se creo la filial espaola. La sustitucin de Orfila produjo algunas
convulsiones internas y escisiones que dieron lugar a la creacin de la editorial Siglo
XXI, y stas se sumaron a cambios naturales en la edicin y distribucin que han ido
cambiando progresivamente aquel culto por el libro: desde las fotocopias a las plata-
formas digitales. Sin embargo, nada ha modificado sustancialmente el rumbo, excepto
aquello que los tiempos demandan.
Pero lo ms importante de este largo y crucial periodo, desde la perspectiva de la
filosofa en lengua espaola, fue este camino de doble sentido que supuso la expan-
sin de la editorial a Argentina, Chile y a otros pases americanos a la que se aadi
el salto a Espaa junto con la sensibilidad por la obra propia de autores americanos y
espaoles. Aunque lentamente al comienzo, la filial espaola se sum a este proyecto,
sobre todo a partir de 1973. Hasta ese momento, FCE haba ido construyendo una ex-
celente Biblioteca Americana con obras de Acosta, Bartolom de las Casas, Andrs
Bello, Carpentier, Pedro Henrquez Urea, Silvio Zavala y la Historia moderna de
Mxico, desarrollada durante nueve aos (1948-1957). Y, sin dejar de atender la obra
traducida, incorporando autores como Neill o Erich Fromm, tan ledos en los sesenta,
se llev a cabo una importante labor de edicin de escritores nacionales: Juan Jos
Arreola, Juan Rulfo, Francisco Rojas, Fernando Bentez, Octavio Paz, Antonio Caso,
Leopoldo Zea, O`Gorman, Carlos Fuentes junto a los espaoles Cernuda y Max Aub

6
Me remito al largusimo captulo del libro de Daz Arciniega titulado Oficio y beneficio donde da
cuenta, aunque imposible hacerlo de manera exhaustiva, de la labor traductora de la editorial, pp. 284-326.

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50 Aos de Fondo de Cultura Econmica en Espaa. Una apuesta decidida por la ... 151

o el argentino Borges; se desarrollaron proyectos tales como las Obras Completas


de Alfonso Reyes y de Sor Juana, las Memorias de Vasconcelos, as como libros que
recogan correspondencias, por ejemplo, la muy interesante de Reyes y Henrquez
Urea, en una lista que sera inacabable y que lo sera, an ms, si incluyramos las
revistas que se impulsaron en esos casi veinte aos.
Desde los aos cuarenta, y por medios normales, es decir, a travs de la venta
en libreras, pero, tambin, por otros que pueden ser calificados, cuando menos, de
ingeniosos para salvar la censura que caa sobre aquellos ttulos sospechosos de iz-
quierdismo o relacionados con autores republicanos, fueron llegando los libros del
Fondo. Mas, como seala Arciniega, para poner los pies en Espaa se necesitaron 20
aos!7. Fue encargada de esta tarea Mara Elena Satostegui, quien fuera la primera
esposa de Reinaldo Orfila8. Se cumpla as un viejo anhelo de la casa matriz desde sus
aos fundacionales. Y ello por dos motivos de naturaleza diferente: el primero quera
superar el viejo desdn colonialista que haban rezumado las palabras de Ortega y
hacerlo mediante la capacidad intelectual; el segundo tena ms que ver con razones
econmicas, pues era la manera de equilibrar la balanza importacin-exportacin de
libros en Mxico y Espaa. No dejaban ambos de ser complementarios.
Todo fue bastante rpido desde el punto de vista organizativo y pronto se encontr
la persona que dirigiera este proyecto: Javier Pradera9. Sin embargo, desde el punto
de vista editorial el proceso fue mucho ms lento, pues durante los primeros aos solo
fue posible editar la Antologa de Miguel de Unamuno con la seleccin e introduccin
de Jos Luis Aranguren y aun esta obra no estuvo exenta de problemas10. Arangu-
ren, que haba presentado este texto como ponencia en el congreso celebrado en la
Universidad norteamericana de Vanderbilt, con motivo del centenario del nacimiento
del rector salmantino, fue ayudado en esta edicin por Jos Agustn Goytisolo y por
Ramn Mara Lpez que realiz el apndice bio-bibliogrfico. Es el propio Arciniega
quien nos recuerda los problemas que tuvo que afrontar Javier Pradera para publicar
este libro y las tensas conversaciones con las autoridades de la poca. Poco despus
sera procesado el propio Pradera tras un episodio del que da detallada cuenta en la
muy larga carta dirigida a Orfila11. Mas lo importe resida en la funcin intelectual
que para una generacin comenzaba a representar FCE. Lo resumi en su discurso
de apertura el propio Aranguren, quien intervino junto con Lan Entralgo y Jos Luis
Sampedro en el acto: Para nosotros, los que llamo a veces la generacin del bache
los que no tuvimos edad para hacer la guerra, pero s para que su recuerdo se nos
grabara en nuestras mentes de nios los libros del Fondo eran como globos-sondas
que nos llevaban hacia desconocidos continentes del espritu, del cual solo sabamos

7
Ib., p. 249.
8
VARGAS, RAFAEL, La esencial Mara Elena Satostegui en La Gaceta del Fondo de Cultura Econ-
mica, n 508, abril 2013, pp. 13-14.
9
LOZANO, ANTONIO, Medio siglo de Fondo en Espaa; ESTEFANA, JOAQUN, Javier Pradera y el
Fondo, Ib., pp. 6-10 y p. 8. Ver tambin del mismo autor, La educacin intelectual de una generacin,
El Pas, 20 de noviembre de 2013, p. 29.
10
UNAMUNO, M. DE, Antologa. Seleccin e introduccin de Jos Luis Aranguren, Madrid, FCE, 1964.
Existe edicin de 2007 con un Eplogo de Pedro Cerezo
11
PRADERA, J., Una aventura grotesca y kafkiana, La Gaceta, o. c., pp. 16-17.

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152 JOS LUIS MORA GARCA

su existencia por nombre. Y no era tan fcil encontrar los libros del Fondo! Su busca
tena toda la emocin del coleccionismo y el agridulce sabor de una semiclandestini-
dad, a decir verdad nada peligrosa12.
A Javier Pradera, quien ces a finales de 1966, siguieron otros gerentes y personas
muy reconocidas en aquellos aos en torno, primero, al sesenta y ocho con la llegada
de cultura francesa en grandes dosis, base de los que seran aos de transformacin
intelectual que, despus, daran paso al cambio poltico a mediados de los setenta. El
Fondo desempe entonces un papel tan intelectual como simblico, al ser casi de
hecho la embajada de Mxico en Espaa (a partir de la muerte de Franco se restable-
cieron con normalidad esas relaciones diplomticas), y apoy desde esa posicin de
relevancia la avanzada cultural que llev a la transformacin de la filial espaola en
una sociedad editorial con facultades para distribuir (comercializar) y editar libros.
Por esos aos tuvo gran relevancia Federico lvarez, figura destacada del exilio y re-
sidente en Mxico13 quien era el responsable de toda la sucursal y mantuvo su labor
gerencial hasta 1983 y fue una persona clave en la consolidacin de la presencia inte-
lectual del Fondo tanto como en la extensin de la red comercial que alcanz un buen
nmero de ciudades espaolas, tras Barcelona, donde FCE tuvo presencia desde 1964.
Fue, pues, a comienzos de la dcada de los setenta cuando la distribucin de libros
aument con ttulos emblemticos como la traduccin de la Historia de la Pedagoga
de Abaggnano y Visalbeghi, a cargo de Jorge Hernndez Campos14, al tiempo que se
pona en marcha una meta esperada: la publicacin de obras y autores espaoles sin
que se resintiera la lnea cosmopolita, mantenida por la editorial desde sus inicios.
Si revisamos el Catlogo de autores y temas espaoles. 50 aos de la filial espa-
ola15 podemos comprobar que este objetivo ha alcanzado un buen nivel y junto a
escritores muy reconocidos, los filsofos e historiadores del pensamiento ocupan un
espacio relevante en el Fondo. Sin ser exhaustivos, recordemos nombres y obras de
inters. En primer lugar los que podemos llamar modernos: Jos Luis Abelln, El
exilio filosfico en Amrica. Los transterrados de 1939, versin actualizada de su obra
pionera de 1966: Filosofa espaola en Amrica (1936-1966), publicada entonces por
Ediciones Guadarrama y Seminarios y Ediciones (1966); Jos ngel Ascunce, Euge-
nio maz: hombre, obra y pensamiento (1990); Manuel Cruz, Los filsofos y la poltica
(1999); Carlos Gurmndez, el escritor uruguayo-espaol del que FCE ha publicado
varios ttulos de gran inters y entre los que sobresale su Tratado de las pasiones
(1986); Pedro Ribas y Fernando Hermida, editores de Unamuno: cartas de Alema-
nia (2002), fruto de una detallada investigacin que serva para corregir algunos de
los tpicos que han tachado a Unamuno de antieuropeo; Javier Muguerza, Desde la

12
ARANGUREN, J.L., Tradicin y vanguardia en una obra cultural, La Gaceta del Fondo de Cultura
Econmica, 106, junio de 1963, p. 4. Reproducido por DAZ ARCINIEGA, o.c., p. 255
13
En el reciente Congreso de la Asociacin Filosfica de Mxico celebrado en la ciudad de Morelia
los das 7 al 12 de abril de 2014, Federico lvarez pronunci la conferencia de apertura, 75 aos del
exilio republicano en Mxico en el coloquio sobre Pensamiento Iberoamericano que ha coordinado Am-
brosio Velasco.
14
Mxico/Madrid/Buenos Aires, FCE, 1964. Las reimpresiones casi anuales alcanzaron la quinta al final
de esa dcada, la que he manejado con amplitud a lo largo de tantos aos dedicado al mundo educativo.
15
Mxico, FCE, 2013.

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50 Aos de Fondo de Cultura Econmica en Espaa. Una apuesta decidida por la ... 153

perplejidad. Ensayos sobre la tica, la razn y el dilogo (1990), libro de excelente


xito que ha visto cuatro ediciones y varias reimpresiones; Jess Navarro, Pensar sin
certezas. Montaigne y el arte de conversar, con prlogo de Carlos Thiebaut (2007);
Javier Ordez, Ciencia, tecnologa e historia (2003); Juan Fernando Ortega Mu-
oz, Introduccin al pensamiento de Mara Zambrano (1994); Jos Mara Ripalda, de
quien FCE ha publicado dos monografa sobre Hegel: La nacin dividida: races de
un pensador burgus, G.W.F. Hegel (1980) y Comentario a la filosofa del espritu de
Hegel (1993); Fernando Savater, A decir verdad (1987) y Los caminos para la liber-
tad. tica y educacin (2000), tambin reeditado y reimpreso en ms de una ocasin;
Carlos Sols, La medicina magntica (2011); Eduardo Subirats, La cultura como es-
pectculo (1988); Eugenio Tras, El ltimo de los episodios nacionales (y otros textos
afines) (1989); y Jos Luis Villacaas, La herencia de Maquiavelo. Modernidad y
voluntad de poder (1999).
No falta la edicin de clsicos. En este sentido dominan ms los escritores que los
filsofos. Claro est, hay una edicin voluminosa de El ingenioso hidalgo don Quijote
de la Mancha (1999), y junto a Cervantes, la edicin ya mencionada de la Antologa
unamuniana (1964); y algunas ediciones de la obra de Jos Ortega y Gasset: Origen
y eplogo de la filosofa (1960) y Meditacin de nuestro tiempo: las conferencias de
Buenos Aires (1916-1928), en edicin de Jos Luis Molinuevo (1996); y Francisco
Giner de los Ros, Ensayos y cartas: edicin de homenaje en el cincuentenario de su
muerte (1965).
Mas hay dos apartados en los cuales el catlogo de FCE-Espaa es especialmente
casi exclusivo. El primero de ellos se refiere a los escritores del exilio. Podramos
decir que los nombres ms relevantes tienen su lugar en este espacio privilegiado,
desde Max Aub, que tiene publicadas casi dos docenas de obras en FCE, hasta Mara
Zambrano, de quien fue esta editorial la que se atrevi con El hombre y lo divino
(1955), adems de la reedicin de Filosofa y poesa (1987), una de las primeras que
escribi al llegar a Mxico en 1939. Entre uno y otro se hallan autores como Jos Fe-
rrater Mora cuya Lgica Matemtica (1955), escrita con Huges Leblanc, estudiamos
personas de mi generacin, all por los finales de los sesenta. De Jos Gaos ya hemos
citado su famosa traduccin de Heidegger cuya ltima reimpresin en 1996 est ya
hecha en FCE-Espaa. Junto a esta traduccin, ya casi emblemtica, figuran casi una
decena de libros del propio Gaos, de los cuales resaltan Confesiones profesionales
(1958), Del hombre (1970) y Razn y realidad en literatura (1999); Juan David Gar-
ca Bacca public siete libros en FCE. Recordemos: Metafsica natural estabilizada y
problemtica metafsica espontnea (1963), Humanismo terico, prctico y positivo
segn Marx (1965) y Cosas y personas (1977); su libro sobre los clsicos: Los pre-
socrticos. Jenfanes, Parmnides, Empdocles, Refranero clsico griego, Herclito,
Alcmen, Zenn, Meliso, Filolao, Anxagoras, Digenes de Apolonia, Leucipo, Me-
trodoro de Ko, Demcrito. Publicado inicialmente por El Colegio de Mxico en 1943
ha visto despus un buen nmero de ediciones y reediciones en FCE hasta la ltima en
soporte electrnico ya en 2012. Y recordemos Presente, pasado y porvenir de Marx y
el marxismo (1983), tambin con varias reimpresiones. Y, finalmente, Pasado, presen-
te y porvenir de grandes nombres: mitologa y teogona, teologa, filosofa, ciencia,
tcnica, dos volmenes aparecidos en 1988 y 1989; Francisco Giner de los Ros Mo-

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154 JOS LUIS MORA GARCA

rales, el poeta de Litoral, que fue un colaborar directo de la editorial, ha publicado dos
obras: La rama viva (1940), Jornada hecha poesa (1953). Especialmente relevante es
la figura de Eugenio maz, traductor, colaborador de FCE, autor de una obra impor-
tante que habr de merecer mayor atencin en un futuro prximo. Ya mencionamos
su libro sobre El pensamiento de Dilthey, editado tempranamente por El Colegio de
Mxico (1946) y por FCE en 1979 y Luz en la caverna: introduccin a la psicologa
y otros ensayos que lleva un prlogo de Alfonso Reyes y Jos Gaos. Editado en 1951
por vez primera, ha sido reimpreso por FCE-Espaa en 2009. A estas dos obras debe
aadirse Topa y utopa (Ensayo y prosa varia) (1946). Fallecido tempranamente, Eu-
genio maz fue un traductor riguroso y un historiador relevante.
En el catlogo de FCE hay un libro bien significativo para quienes se iniciaban en
el estudio de la filosofa krausista en las tempranas fechas de los aos sesenta junto
con Eloy Terrn quien public sus Textos Escogidos de Sanz del Ro en 1968 y pocos
ms por aquellas fechas. Me refiero a Juan Lpez Morillas y su libro El krausismo
espaol: perfil de una aventura intelectual (1956), reeditado y revisado en 1980. Pro-
fesor en Brown University, trabaj sobre este tema durante los aos 1950-1951 en
archivos espaoles y europeos, iniciando un camino cuyos orgenes conviene recordar
para saber de dnde venimos. Deca Lpez Morillas, ya en los aos cincuenta, lo
siguiente: El tema de la europeizacin de Espaa no es, ni mucho menos reciente.
Surge, ya claramente, en el siglo XVIII; persiste, aunque oscurecido por preocupacio-
nes ms perentorias, durante la primera mitad del siglo XIX; y encuentra, por fin, en
la doctrina importada por Julin Sanz del Ro la posibilidad de articularse en escuela
militante. No estriba, pues, la novedad del krausismo en abogar por la europeizacin
de Espaa, sino en identificar a Europa con la visin racional del mundo y, de confor-
midad con tal identificacin, en tratar de orientar la cultura espaola en direccin al
racionalismo (p. 129). Esta correccin al tradicional adanismo, que an nos invade,
debe ser recordada para evitar un defecto que ha sido persistente y que amenaza con
impedir que nos ubiquemos correctamente en el tiempo que nos corresponde vivir y
con ello legar a los descendientes un desfase o un anacronismo.
La figura de Jos Medina Echavarra comienza a ser reconocida tras aos de silen-
cio. El Fondo edit ya en 1943 su libro Responsabilidad de la inteligencia: estudios
sobre nuestro tiempo con introduccin de Luis Ignacio Sainz. El libro ha tenido varias
reediciones hasta la publicada con motivo del 70 aniversario del exilio en la coleccin
Pensar en espaol con un ndice analtico de Javier Suberbiola.
Eduardo Nicol ha merecido una atencin importante del Fondo. Nueve son las
obras editadas: Historicismo y existencialismo (1941), Metafsica de la expresin
(1957), Los principios de la ciencia (1965), El porvenir de la filosofa (1972), La idea
del hombre (1977), La reforma de la filosofa (1984), Crtica de la razn simblica:
la revolucin en filosofa (1982), El problema de la filosofa hispnica (1998)16. Todas
las obras cuentan con reediciones abundantes. No falta una obra de Gustavo Pittaluga,
el mdico de origen italiano, que estuviera en el proyecto inicial de la fundacin de
Institutos de Higiene: Temperamento, carcter y personalidad (954) que cuenta con
siete reimpresiones.
16
Esta ltima publicada inicialmente en Tecnos, 1961.

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De formacin jurdica, pero formado en la rbita orteguiana, Luis Recasens Siches


cuenta con cinco obras en el catlogo del Fondo. Recordemos aqu Vida humana, so-
ciedad y derecho: fundamentacin de la filosofa del derecho (1945) y Nueva filosofa
de la interpretacin del derecho (1956). En la misma lnea de la filosofa poltica y
jurdica el Fondo public la obra de Fernando de los Ros: Religin y Estado en la
Espaa del siglo XVI (1957). Sevillano de origen, emigrado tempranamente a Ar-
gentina, Francisco Romero no fue un exiliado, pues residi tempranamente en el pas
americano; pero eso le permiti ser un puente con quienes fueron llegando, Francisco
Ayala entre otros. Es autor de una Historia de la filosofa moderna (1959) que ha visto
reediciones tanto en Mxico como en Chile. Es un autor an no incorporado plena-
mente a la cultura filosfica espaola.
Adolfo Snchez Vzquez ha sido un autor muy apreciado por su talante moral y
su concomitancia con buena parte de los principios fundacionales de Fondo. Seis son
las obras que constan en el catlogo: Cuestiones estticas y artsticas contempor-
neas (1996); Entre la realidad y la utopa. Ensayos sobre poltica, moral y socialismo
(1999), A tiempo y destiempo. Antologa de ensayos, que lleva un prlogo de Ramn
Xirau (2003); la edicin preparada por la profesora de la Universidad de Mlaga, Ma-
ra Dolores Gutirrez Nava de su Poesa (2005), que incluye textos muy tempranos
y tica y poltica (2007). Todos ellos cuentan con numerosas reediciones por haber
sido Snchez Vzquez, con seguridad, de los autores ms ledos en los mbitos de
la izquierda espaola en los aos de la evolucin hacia lo que se conoci como el
marxismo humanista. Segundo Serrano Poncela, autor de un ensayo tan interesante
como problemtico, titulado El realismo espaol (ensayo sobre la manera de ser de
los espaoles)17, tiene publicado en FCE El pensamiento de Unamuno (1953) que fue
el comienzo de los estudios biogrficos del rector salmantino.
De Joaqun Xirau encontramos Vida y obra de Ramn Llull. Filosofa y mstica
(2004)18. Su hijo Ramn Xirau, que ha desarrollado toda su vida acadmica en Mxi-
co, cuenta con siete libros publicados en FCE. Cuando nos inicibamos en el estudio
de las relaciones entre Filosofa y Literatura e indagbamos qu se haba escrito sobre
esas fronteras, poco transitadas entonces, nos encontramos con su obra de los aos
cincuenta y sesenta y la de unos pocos ms que se atrevan a caminar por senderos no
trazados. Recientemente ha sido publicado Entre la poesa y el conocimiento. Anto-
loga de ensayos crticos sobre poetas y poesa iberoamericanos (2001), seleccin de
una trayectoria de largo recorrido.
Y no queremos dejar de mencionar otro apartado en el cual FCE tiene especial
relevancia: la publicacin de clsicos de los derechos de los indios americanos en
las primeras dcadas de la conquista. As, por ejemplo, Sacrificios e ideologas de
Fray Toribio de Benavente, Motolinia (1997); Fray Bartolom de las Casas, Del
nico modo de atraer a todos los pueblos a la verdadera religin en versin bilin-
ge (1942), Historia de las Indias (1951), y Tratados, en versin de Juan Prez de
Tudela (1965); Los mayas de Yucatn de Fray Diego de Landa (1997), reimpreso
varias veces en Espaa. La otra cara de la conquista est representada por la obra de

17
Buenos Aires, Publicaciones del Patronato Hispano Argentino de Cultura, 1943.
18
Publicado inicialmente en la editorial Orin, 1946.

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156 JOS LUIS MORA GARCA

Gonzalo Fernndez de Oviedo, Sumario de la natural historia de la Indias (1950) y


Bestiario de las Indias (1999), reeditado en 2012 en su versin electrnica.
Estas colecciones se completan con la que FCE ha dedicado a los estudios sobre
Espaa. Son muchos, algunos de ellos emblemticos: el ya citado de Marcel Batai-
llon; Carlos Fuentes, El espejo enterrado. Reflexiones sobre Espaa y Amrica Latina
(1992), con innumerables reediciones y reimpresiones; del hispanista Lewis Hanke,
Cuerpo de documentos del siglo XVI sobre los derechos de Espaa en las Indias y las
Filipinas (1943), prologuista de muchos de los textos citados en el apartado anterior;
Paul Preston, Espaa en crisis: evolucin y decadencia del rgimen de Franco (1979);
el volumen II de las O.C. de Alfonso Reyes: Visin de Anahuac. Las vsperas de Es-
paa. Calendario (1958); y el que abri la investigacin del siglo XVIII espaol: Jean
Sarrailh, La Espaa ilustrada de la segunda mitad del siglo XVIII (1957), reeditado
permanentemente. Completamos este apartado con la referencia al libro colectivo, co-
ordinado por Leopoldo Zea y Hernn Taboada: Espaa: la ltima colonia de s misma
(2001). Este ttulo ha representado una lnea de pensamiento ya elaborada desde el
exilio de 1939, y ha venido a constituir un juicio a la historia desde quienes se vieron
expulsados, precisamente, por una concepcin imperialista.
Sera injusto no recordar aqu la atencin prestada por la editorial a la obra de los
autores que han recibido el Premio Cervantes. En la coleccin que lleva este nombre:
Biblioteca Premio Cervantes, han sido publicados textos de 27 de los premiados
hasta el momento (el premio, creado en 1976, ha sido entregado a 38 autores hasta
2013, teniendo en cuenta que en 1979 se entreg por partida doble). Nombres muy
ilustres pueblan esta coleccin, espaoles, mexicanos, argentinos, chilenos y de otras
naciones americanas, de los que sobresale, para las letras filosficas, el que fue conce-
dido en 1987 a Mara Zambrano. En su discurso, que hubo de ser ya ledo por tercera
persona, la autora malaguea tuvo oportunidad de ofrecer una reflexin que incorpo-
raba lo mucho que a lo largo de sus aos haba escrito sobre Cervantes y su famoso
personaje como alegora de la condicin humana, desde su meditacin sobre Espaa.
Sin duda, es sta una apuesta emblemtica por lo que significa el premio para las letras
hispnicas y manifiesta la sensibilidad que la editorial ha mantenido siempre por lo
mejor que se ha escrito en lengua espaola.
Fondo de Cultura Econmica recibi en 1989 el Premio Prncipe de Asturias. Se-
ala Daz Arciniega que la distincin espaola significa, qu duda cabe, el ms va-
lioso reconocimiento a su actividad cultural realizada a lo largo de 55 aos [cuando se
hizo la concesin] en provecho de los pases de habla hispana19.
Al cumplirse los 75 aos (2009), y en edicin al cuidado de Marta Comesaa, FCE
public un folleto con una seleccin de 75 libros representativos del trabajo desarro-
llado por la editorial. No faltan ah autores como Bauman, Bachelard, Weber, Levi
Straus, Kuhn, Fromm, Jung, Cassirer, Schopenhauer, Altolaguirre y otros de los recor-
dados en estas pginas, hasta completar esa cifra de setenta y cinco. Imposible es, para

19
DAZ ARCINIEGA, V. o. c. pp. 395-396. Esta misma distincin recibi la UNAM en 2009. Se cumplan
ese ao los setenta del exilio de 1939 y un siglo de la refundacin moderna de la Casa de Estudios,
fundada inicialmente como Real Pontificia Universidad de Mxico por Fray Alonso de la Vera Cruz hacia
1553.

Revista de Hispanismo Filosfico


n. 19 (2014): 147-157
50 Aos de Fondo de Cultura Econmica en Espaa. Una apuesta decidida por la ... 157

cualquier intento, rescatar toda la materialidad de una empresa que ha editado ms de


6000 ttulos sobre todos los campos del conocimiento y la creacin humana sin eludir
ninguno: de la literatura a la ciencia, de la poesa a la filosofa, de la msica a la len-
gua, de la historia al ensayo, incluyendo la literatura para nios y jvenes, y sin olvidar
los distintos soportes, tanto los tradicionales: libros, revistas, etc., como los editados
en las nuevas tecnologas Pero s podemos hacernos partcipes del espritu que la
ha guiado, pues son el conocimiento y la cultura los que pueden mantener al hombre
como un ser libre, es decir, dotado de conciencia responsable. Como recuerda Daz
Arciniega, No fue circunstancial la publicacin del libro Hacia un nuevo humanismo
de Samuel Ramos (1940), en el cual se formulaba una serie de ideas que subyacan en
la concepcin y conducta de la editorial20. Efectivamente, fue ese espritu el que traz
una lnea en el espacio, circunscrita a los Discursos a la nacin mexicana de Anto-
nio Caso, al espritu de Alfonso Reyes, Henrquez Urea y todos quienes idearon este
gigantesco proyecto humano, pues no puede otorgrsele otra calificacin que mejor
la defina. Solo as ha sido posible aunar, en un equilibrio slido, tantas virtudes, desde
las polticas: nacin y cosmopolitismo; las histricas: apertura y respeto a la tradicin;
hasta las morales: empresa econmica y humanizacin de la economa.
En 1996, siendo Margarita de la Villa directora de la filial espaola, la Asociacin
de Hispanismo Filosfico tuvo la fortuna de incorporarse a esta gran historia. Fundada
ocho aos antes, con el objetivo de impulsar los estudios de Historia del Pensamiento
Espaol, tan descuidados y olvidados, estaba promoviendo la creacin de una revis-
ta que difundiera las investigaciones que se iban realizando. Fue, entonces, cuando
tuvo la enorme fortuna que no suerte, pues nada ocurre por casualidad de que se
encontraran personas que compartan sensibilidad por estas cuestiones, incluyendo la
atencin a los temas americanos. El resultado de las conversaciones y de los acuerdos
inmediatos fue la edicin por parte de FCE de la Revista de Hispanismo Filosfico que
cont desde el principio, y seguramente gracias al sello editorial, con el apoyo de la
Universidad Autnoma de Madrid, la Universidad Complutense de Madrid e, inicial-
mente, la Universidad de Oviedo que dej pronto el proyecto. Ms tarde se incorpor
la Universidad de Salamanca, un centro de largo recorrido americanista, y la revista
incluy el subttulo Historia del pensamiento iberoamericano. A las personas que
concordaron entonces: Margarita de la Villa, Jos Luis Abelln, Pedro Ribas junto a la
decisiva figura de Ricardo Navarro, debemos este despus: hace de aquello diecinueve
aos. La revista se ha consolidado, tiene reconocimiento y lo celebramos en este n-
mero 19 con la incorporacin, mediante acuerdo, del Centro de Filosofa de Lisboa y
de la universidad mexicana de Guanajuato. Ser fieles a los ideales de quienes fundaron
FCE, y desarrollarlos a la altura de estos nuevos tiempos, ser garanta de fidelidad
a las sociedades a las que nos debemos y al cumplimiento de aquella embajada entre
Mxico Iberoamrica entera y Espaa la pennsula ibrica, en verdad, con Portu-
gal, pues son parte fundamental de este proyecto que es cultural, fundamentalmente
y, por serlo, alcanza una dimensin claramente social.

20
Ib., p. 328.

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Eugenio maz: un filsofo reunido
RAMN MAZ FRANCO
Universidad Nacional de Educacin a Distancia

De los dioses: el tener buenos abuelos


(M. Aurelio, Med., L. I, 17)

A tres aos vista, seguimos hoy celebrando la aparicin de las Obras reunidas
del filsofo donostiarra Eugenio maz Echeverra (San Sebastin, 1900-Veracruz,
1951), publicadas en dos volmenes por El Colegio de Mxico (2011)1, con ocasin
del sesenta aniversario de su fallecimiento, uno de los dos hogares intelectuales del
pensador durante su destierro mexicano. Dos tomos en los que se recoge la prcti-
ca totalidad de su produccin original ordenada conjugando criterios cronolgicos
y temticos. Bajo el encabezamiento de Ensayos y notas, el primero de ellos (691
pp.) se inicia con los escritos (ensayos, presentaciones, introducciones, etc.) corres-
pondientes al periodo anterior a la Guerra Civil espaola (1933-1936) agrupados bajo
tres epgrafes que identifican las revistas en las que publicara maz: Cruz y Raya, de
la que fue secretario, Diablo Mundo y Revista de Occidente. A stos les siguen una
nueva edicin de su obra Topa y utopa2 as como de la pstuma Luz en la caverna3,
entrambas, recopilaciones de textos breves y miscelneos. El volumen se cierra con
unas Pginas adicionales, en las que se incluyen otros textos de muy diversa proce-
dencia e ndole (Espaa peregrina, Letras de Mxico, Cuadernos Americanos, etc.),
y con dos entrevistas periodsticas de gran valor. En el segundo (571 pp.) se agrupan
las obras del filsofo relativas a las dos principales reas de estudio y dedicacin inte-
lectual durante la ltima etapa de su exilio americano: el pensamiento del portentoso
erudito y pensador historicista alemn Wilhelm Dilthey (1833-1911) y la Psicolo-
ga (dos campos, como se sabe, ntimamente relacionados). Abre este libro Asedio a
Dilthey. Un ensayo de interpretacin4, trabajo que anticipa El pensamiento de Dilthey.
Evolucin y sistema5, la obra imaziana ms acadmica y orgnica, que le sigue6. A

1
Las referencias de localizacin de las acotaciones de este texto se consignan con las iniciales OR
seguidas de indicacin de volumen (I/II) y de las pginas correspondientes.
2
Primera edicin en FCE, 1946.
3
Primera edicin en FCE, 1951.
4
Primera edicin en El Colegio de Mxico, 1945.
5
Primera edicin en El Colegio de Mxico, 1946.
6
ste es el texto crtico-filosfico ms importante de maz. Para calibrar su valor, Javier Garciadiego,
introductor de estas Obras reunidas, se hace eco de las palabras del historiador exiliado Jos Miranda,
quien ya avisaba en 1951 de que se trataba de el primer gran estudio sistemtico sobre Dilthey hecho por
un pensador hispanoamericano (Presentacin, OR, I, pg. 28), un juicio que en el momento presente
se nos antoja ya un tanto parco si atendemos al parecer de otros estudiosos. As, por ejemplo, Alain Guy
constata a este respecto que Obsrvese que en la fecha de su aparicin, El pensamiento de Dilthey fue
la primera obra del mundo en tratar el conjunto del diltheyanismo (Historia de la Filosofa Espaola,
Barcelona, Ed. Anthropos, 1985, pg. 485).

Revista de Hispanismo Filosfico


n. 19 (2014): 159-164
160 RAMN MAZ FRANCO

continuacin, y bajo el epgrafe de Otras pginas sobre Dilthey, se presentan al


lector otros trabajos menores sobre el pensador germano, seccin que deja paso a unas
finales Pginas sobre Psicologa que albergan todo lo publicado por maz sobre una
disciplina a la que consagr buena parte de su actividad docente en Amrica. Como
anexo, se aporta una Bibliohemerografa a cargo del profesor Jos ngel Ascunce,
un recurso crtico-bibliogrfico de gran valor que se ve potenciado por la acertadsima
inclusin en cada uno de los volmenes de un ndice onomstico, herramienta que
agradecern, sin duda, todos los interesados en la obra y el pensamiento de maz.
El panorama o cuadro general que de la produccin original del pensador vasco
nos ofrecen estas conmemorativas Obras reunidas puede calificarse, sin duda, de muy
satisfactorio. La razn principal que sustenta este juicio reside precisamente en el
principal criterio de ordenamiento seguido por los editores para organizar una obra tan
diversa y miscelnea: el cronolgico (el segundo volumen, pese a ser temtico, ape-
nas supone ruptura alguna de la secuencia temporal establecida por el primero). Por
qu? El hecho es que, si de cualquier escritor cabe decir siempre que su propia vida
constituye, de alguna manera, un trasfondo de sentido de sus propios textos, relevante,
por lo tanto, para su completa inteligibilidad, en el caso de maz esto se destacada
de manera eminente: primus inter pares. A nadie se le escapa hoy que, en su caso, la
pluma sigui siempre muy de cerca, si es que no se confundi con, la derrota marcada,
las ms de las veces a duro golpe de timn, por su decurso vital. No es slo que su
propia vida se vea reflejada en o se exprese en sus pginas, ni tampoco que determine
la orientacin y el tenor de las mismas, sino que es su propia vida la que constituye el
gran motivo intelectual inmediato de todas ellas. Podramos hablar aqu de un motor
consciente cuyo alcance slo puede colegirse si se tiene presente el sentido radical
que para maz alberg la palabra vida, mucho ms hondo, no ya del que comnmente
pueda sugerir el mero trmino, sino, incluso, del propuesto por algunos conceptos que
elaboraran ciertos pensadores coetneos suyos bien conocidos: la propia vida como
un deberse no slo a s mismo o a sus padres, o a sus compaeros o correligionarios,
sino, primordialmente, a la comunidad humana7. La vida como imperativo tico de
humanidad. Desde luego, con una consciencia vital as, sobra todo comentario. As
pues, como observamos, el orden cronolgico seguido por estas Obras reunidas no ha
podido ser ms acertado, haciendo justicia al motivo vital de maz, cuya traza el lector
puede seguir linealmente en el tiempo a lo largo de sus obras, captando la dinmica
unidad de fondo. Como se ha apuntado ms arriba, el segundo volumen, aparentemen-
te organizado slo por tema, en modo alguno desdibuja esta pintura. Todo lo contra-
rio. En realidad, aqu no estamos ms que ante un nuevo captulo-expresin, el ltimo
de su vida, ms extenso y concentrado, del motivo aludido, aqul en el que maz quiso
y pudo invertir sus ltimas energas como escritor. Las que le restaron antes de que
aqulla, su propia vida, acabara por devorarlo. Aunque no lo parezca a primera vista,
todas las pginas poseen aqu cierto regusto testamentario, hecho que nos revela su
idoneidad para captar lo nuclear del pensamiento del autor8.

7
IMAZ, E., Espaa y la cultura, Luz en la caverna, OR, I, p. 487.
8
En el ejemplar del segundo volumen al que hemos podido tener acceso observamos la existencia de
un grave error de encuadernacin entre las pginas 98 y 159 (El pensamiento de Dilthey), lapso en el que

Revista de Hispanismo Filosfico


n. 19 (2014): 159-164
Eugenio maz: un filsofo reunido 161

Una de las primeras sensaciones que puede transmitir al lector no avisado la edi-
cin de Obras reunidas posiblemente completas es lo reducido de su conjunto,
sugiriendo el retrato de un escritor escasamente prolfico. De ser as, la impresin
no es engaosa. En comparacin con otros pensadores que compartieron su misma
circunstancia histrica, y a tenor de lo que hoy conocemos de su potencial intelectual,
Eugenio maz produjo muy poco (evidentemente, si se descarta como obra propia
sus cuantiosas traducciones). La razn de este hecho merece un apunte clarificador:
habitualmente se ha dado cuenta del mismo recurriendo al lugar comn de que sus
labores como traductor, todo lo comprometidas y excelentes que se quiera, no dejaron
de ser ms que una dedicacin de mera subsistencia que cop un tiempo que l hu-
biese preferido consagrar a s mismo. Aunque sea difcil negar esta evidencia, sin
embargo, aqu tambin es posible que haya algo ms. Javier Garciadiego, a cuyo cargo
est la introduccin de Obras reunidas, as lo sugiere en el ttulo de su presentacin,
estableciendo una comparacin, como poco, curiosa: Eugenio maz: el Scrates del
exilio. Breve semblanza biogrfica9. Ni que decir tiene que al aludido no le hubiese
agradado lo ms mnimo un paralelismo tan altisonante, empero, aunque resulte exce-
sivo, el parangn puede que se ajuste bastante a la realidad. En efecto, contamos con
numerosos testimonios de que maz no mostr nunca demasiada inclinacin hacia las
labores acadmicas y eruditas, de que era un pensador ms dado a la palabra viva que
a la letra o al discurso ex cathedra, por as decirlo, ms al gora que al plpito e, inclu-
so, ms a la reunin de amigos, al conventculo ntimo de ideas, que a la plaza pblica.
Una preferencia con la que a todas luces casa el estilo de su prosa, la cual, sin rehuir
la profundidad, resulta muy poco magistral, antes bien, posee el tono del discurso
hablado, aqul que persigue a cada instante el fogonazo espoleador del apotegma in-
terrogador, ms cercano, sin duda, a las revueltas mayuticas del gran ateniense. Que
a maz le costaba escribir, invirtiendo mucho tiempo en la redaccin de sus propios
textos es un hecho conocido que aade verosimilitud a este socratismo insinuado
por Garciadiego. Un modo de ser filosfico que, si benefici a quienes lo conocieron
y trataron, nos priv a las generaciones futuras de poder contar con un volumen ms
extenso y clausurado de obras originales.
Dejando a un lado impresiones generales, es menester referirse tambin a otros dos
aspectos de esta edicin de Obras reunidas, slo en apariencia, meramente formales y
secundarios. El primero de ellos, la sobria belleza de la misma, que a buen seguro hu-
biese hecho las delicias del autor, poco dado a la alharaca sapiencial y con un sentido
del pudor que le hizo siempre desdear toda profusa demostracin y pavoneo del inte-
lecto maz no fue nunca solemne ni pedante10 para l, todo un indicio de pobreza

la paginacin se halla completamente trastocada, entorpeciendo notablemente la lectura. A pesar de haber


podido constatar la repeticin de este mismo fallo en otros tomos, desconocemos el alcance del mismo, i.
e., si afecta slo a algunos nmeros o a toda la tirada de la obra.
9
Las principales fuentes de este prembulo son ASCUNCE, J. A., Topas y utopias de Eugenio Imaz.
Historia de un exilio, (Barcelona, Anthropos, 1991) y los repositorios documentales de El Colegio de
Mxico y del Fondo de Cultura Econmica (OR, I, p. 28, n. *).
10
MORENO VILLA, J., Amistades literarias mexicanas y extranjeras, Novedades, apud Recopilacin
de artculos y notas sobre la muerte de Eugenio maz, Mxico, ILSA, p. 32. Los testimonios en este sen-
tido podran multiplicarse cuantiosamente.

Revista de Hispanismo Filosfico


n. 19 (2014): 159-164
162 RAMN MAZ FRANCO

de pensamiento. No se trata, insistimos, de una cuestin menor. Se corresponde con


la manera de conducirse en la vida de maz, caracterizada siempre por lo ahorrativo,
y hasta austero, por lo contenido y conciso en todo (excepcin hecha de las relacio-
nes de amistad), tambin en sus palabras y en sus expresiones11. En este sentido, no
es exagerado afirmar, incluso, que su vida tuvo algo de asctica, incluida su muerte
auto-inflingida, parte y parto de ella, un acto, quiz, de apocamiento purificador, de
abreviacin y aligeramiento de las ampulosidades ofuscadoras del mundo. Sin duda,
es de lamentar que el precio de los dos volmenes de Obras reunidas no armonice
nada con la sobria hermosura de su composicin. Todo un signo de los tiempos que
nos hace dudar de un pronto cumplimiento del desidertum expresado por los edito-
res en la Nota previa en cuanto a un fcil acceso del lector contemporneo a los
textos de maz.
La segunda de las cuestiones menores apuntadas posee mayor relevancia. Nos
referimos al mismo ttulo de Obras reunidas. Ni completas ni antolgicas. La
eleccin de la palabra resulta, a todas luces, acertada. La dispersin de los escritos de
maz, favorecida por su propia naturaleza, en su mayor parte breves y miscelneos,
y apuntalada por la temprana muerte del autor, justifica, sin duda, la cautela de El
Colegio de Mxico a la hora de eludir el calificativo de completas, prevencin que
se explicita en la Nota previa con el siguiente descriptor: toda la obra accesible
e identificable12. Por otro lado, la evidente casi completitud de las mismas hace
inasumible el empleo de antolgicas; si bien, en este punto es preciso introducir
una apostilla: el reconocido compromiso de maz con su pluma, que hizo que jams
escribiese una sola lnea a beneficio de inventario, confiere a todas sus pginas el
potencial marchamo de lo seleccionable, algo de lo que se percatar todo aqul que
se sumerja en ellas. Apenas encierran bajadas de tensin; en todas, la partitura del
pensamiento de maz se mantiene sin apenas altibajos en un mismo nivel de calidad
y representatividad.
El ttulo de Obras reunidas no slo hace justicia a los escritos compilados, tambin
al autor. En qu sentido? Si se nos disculpa el empleo del trmino, podemos decir
que soteriolgico, es decir, salvfico. Lo que pretendemos decir con esto es que, de
alguna manera, este mismo encabezamiento manifiesta o expresa a la perfeccin la
importancia decisiva de la publicacin, primero, como coronamiento del proceso his-
trico de recuperacin de la memoria, una de las figuras seeras del exilio filosfico
espaol de 1939 y, segundo, como salvaguarda de su legado intelectual. En efecto,
por un lado, estas Obras reunidas constituyen la culminacin de un largo proceso de
rescate del olvido en el que cay el filsofo tras su prematuro fallecimiento en 1951.
Dejando a un lado la temprana aparicin pstuma de Luz en la caverna as como la
reedicin en 1979 de El pensamiento de Dilthey,13 entre dicha fecha y finales de la
dcada de los aos 80 del siglo pasado slo contamos con una obra de relevancia que
mencione a maz, la pionera Filosofa espaola en Amrica, 1936-1966 del profesor
11
A modo de ilustracin significativa, no est de ms aludir aqu a los Breviarios del FCE, coleccin
de libros de bolsillo a la que maz contribuy con cuantiosas traducciones durante su etapa mexicana y
cuyo nombre pudo haber sido propuesto por l mismo.
12
OR, I, pg. 11.
13
Adems, por supuesto, del grueso de sus traducciones, que sigui reeditndose.

Revista de Hispanismo Filosfico


n. 19 (2014): 159-164
Eugenio maz: un filsofo reunido 163

Jos Luis Abelln14. Fue este trabajo aislado, valioso por su excepcionalidad ms que
por la repercusin que alcanzara en su momento, el que, no obstante, puso las bases
de lo que habra de llegar dos dcadas ms tarde con las impagables investigaciones
y publicaciones de Jos ngel Ascunce e Iaki Adriz en Espaa. A ambos debemos,
aparte de la reedicin prcticamente completa de la obra de maz,15 la publicacin de
su primera y, hasta la fecha, nica biografa,16 as como de uno de los primeros estu-
dios sistemticos sobre su pensamiento17. Toda una laboriosa empresa de recuperacin
a la que no tard en sumarse tmidamente el Fondo de Cultura Econmica18 y que tuvo
su broche de oro en un congreso internacional celebrado en el campus donostiarra de
la Universidad del Pas Vasco con ocasin del primer centenario del nacimiento del
filsofo (Eugenio maz en su centenario: San Sebastin, 1900-Veracruz, 195119). Si a
partir de este instante puede decirse que la figura y la obra de maz dejaron de ser des-
conocidas, despertando el inters de numerosos investigadores y estudiosos, con todo,
la escasa incidencia de esta restauracin al otro lado del ocano, principalmente en lo
que a la reedicin de su obra se refiere20, llev a El Colegio de Mxico a plantearse la
posibilidad de volver publicar todos sus escritos en una obra conjunta, proyecto que
ha acabado materializndose en las presentes Obras reunidas, una realizacin edito-
rial merced a la cual si es cierto que toda memoria es reunin y toda reunin,
memoria hoy podemos afirmar que el olvido de maz ya es, definitivamente, cosa del
pasado. Por otro lado, como decimos, esta nueva edicin de sus textos, reunificados
y reordenados, ha venido a apuntalar definitivamente la preservacin de su legado
intelectual, mrito que debe atribuirse a la constitucin de un genuino conjunto o
corpus, algo no enteramente alcanzado por las ediciones de Ascunce y Adriz. maz
dej su obra inconclusa y dispersa. En el momento presente, para lo primero ya no hay
remedio, para lo segundo, s. Si se nos permite la imagen un tanto macabra: sus Obras
reunidas han acabado por rescatar tambin al pensador de su estado de descomposi-
cin, dndole nuevo cuerpo, resucitndolo efectivamente para los tiempos venideros.
Aunque no sea ste el lugar ni el momento de profundizar en el pensamiento de
Eugenio maz, cuyas coordenadas filosficas podran referenciarse con unos cuantos
14
Madrid, Guadarrama (Seminarios y Ediciones), 1967. Obra con una segunda edicin muy modifi-
cada en 1998: El exilio filosfico en Amrica. Los transterrados del 39, Mxico, FCE.
15
En Topa y utopa. Eugenio Imaz II; edicin y prlogo de Jos ngel Ascunce, San Sebastin, Mun-
daiz, Universidad de Deusto, 1988; Luz en la caverna. Eugenio Imaz III; edicin y prlogo de Jos ngel
Ascunce, San Sebastin, Mundaiz, Universidad de Deusto, 1988; La fe por la palabra. Eugenio Imaz I;
edicin y prlogo de Jos ngel Ascunce, San Sebastin, Mundaiz, Universidad de Deusto, 1989; En
busca de nuestro tiempo. Eugenio Imaz; edicin y prlogo de Iaki Adriz, San Sebastin, J. A. Ascunce
Editor, 1992.
16
ASCUNCE, J. A., Topas y utopas de Eugenio Imaz. Historia de un exilio; Barcelona, Editorial An-
thropos, 1991.
17
ADRIZ, I., Eugenio maz: una filosofa de la vida. Conciencia y espiritualidad, San Sebastin,
Universidad de Deusto, 1995.
18
Con ASCUNCE, J. A. (compilador), Eugenio Imaz: Hombre, obra y pensamiento; Madrid-Mxico,
FCE, 1990.
19
Las actas de este congreso fueron publicadas por la Editorial Saturrarn con el ttulo de Eugenio
Imaz. Asedio a un filsofo (Jos ngel Ascunce y Jos Ramn Zabala [Coordinadores], San Sebastin,
2002; 398 pp).
20
As se reconoce en la Nota previa, OR, I, p. 12.

Revista de Hispanismo Filosfico


n. 19 (2014): 159-164
164 RAMN MAZ FRANCO

trminos generales orientadores (humanismo, personalismo, espiritualidad, historicis-


mo, republicanismo, etc.), a modo de conclusin de estas lneas es preciso incidir en
uno de los elementos medulares de su biografa intelectual. Nos referimos a algo que
tanto su vida como su obra ponen de manifiesto como una de las constantes de su
universo mental: su permanente conciencia de ruptura o desagarro. sta, alimentada
personalmente desde su ms tierna infancia y que alcanz escala abismal con ocasin
de la Guerra Civil espaola y el posterior exilio21, constituy el leitmotiv fundamental
de todos sus quehaceres filosficos, todos ellos dirigidos a dar con alguna una gran va
de sntesis conciliadora. No le fue posible, aunque entreviera una posibilidad, siquiera
programtica, en las ideas de su adorado Dilthey. Sus palabras en relacin con el his-
toricismo del alemn no pueden resultar ms reveladoras:

No se trata de superar el historicismo, sino de hacer un buen historicismo. Un historicis-


mo que, en fin, conciliara la filosofa y la historia, los filsofos e historiadores, lo universal
con lo concreto: un historicismo que curara nuestra consciencia desgarrada, estableciendo
la unidad de la experiencia humana y haciendo llevadero el problema del mal por el poder
tranquilo que sobre l nos diera. Es el historicismo hacia donde apunta No veo la meta,
no s si llegar a ella y para el que ha abierto tan profundo surco nuestro Dilthey22.

Esperemos que, al menos de manera pstuma, estas Obras reunidas de maz pue-
dan servir tambin para suturar un tanto las profundas heridas del pensador donostia-
rra. Sea as o no, en cualquier caso, el lector hallar en ellas al filsofo nuevamente
reunido. Un pensador que, de tan apegado al suelo, sali despedido hacia el ter, no en
montura clavilea sino, parafraseando al propio maz, en cohete que echa chispas.
No pudo ser de otro modo; a los genuinos aventureros del pensamiento la tierra siem-
pre se les antoj cielo.

21
Sobre la crucial relevancia intelectual de la guerra en el pensamiento de maz vase el iluminador
artculo de Antoln Snchez Cuervo, Eugenio maz y la guerra contra la guerra., Arbor, CSIC; Vol. 185,
N 739 (2009); 1035-1044.
22
El pensamiento de Dilthey, OR, II, pp. 404-405.

Revista de Hispanismo Filosfico


n. 19 (2014): 159-164
Carlos Blanco Aguinaga
(1926-2013). In memoriam
MARI PAZ BALIBREA
University of London

Carlos Blanco perteneci a la llamada segunda generacin del exilio republicano,


la de quienes huyeron de Espaa al final de la Guerra Civil siendo nios. Nueve aos
tena Blanco cuando cruz con su familia la frontera francesa desde su Irn natal y
doce cuando, con otros muchos refugiados espaoles, huy en barco a Mxico, insta-
lndose con su familia en la Ciudad de Mxico. Se licenci en literatura por la univer-
sidad de Harvard y se doctor en la UNAM. Su docencia universitaria se desarroll
mayormente en los Estados Unidos, en particular en la Universidad de California, San
Diego, donde ejerci como catedrtico de Literatura Espaola desde 1964 y hasta su
jubilacin en 1994. Aunque volvera a Espaa en numerosas ocasiones y la convertira
en el centro de su quehacer investigador, nunca tuvo pasaporte espaol.
Es as que la guerra condicion definitivamente su ciudadana pero tambin su per-
tenencia a una identidad exiliada, definida a partes iguales por la derrota y por el orgu-
llo de haber participado en la Guerra Civil del lado de la tica y la razn democrticas,
en las que se preserva lo ms admirable de los valores del exilio republicano. Creo que
esos principios le inculcaron la creencia, que caracteriz su vida, en la solidaridad, la
justicia y en la necesidad de la lucha poltica e ideolgica para ganarlas. Los aos de
formacin en Mxico permitieron que encontrara continuidad en l un entendimiento
democrtico de la realidad que el triunfo del franquismo trunc para millones en Es-
paa. En el mtico Instituto Luis Vives de la Ciudad de Mxico recibi una educacin
humanista y laica que pronto evolucionara hacia posturas marxistas, las que dan la
clave de su posicin poltica y de su visin crtica de la cultura. Su estatus de exiliado
republicano le abri las puertas de la universidad americana, donde el campo del his-
panismo haba crecido desde los aos cuarenta con la presencia de ilustres intelectua-
les liberales del exilio como Pedro Salinas, Jorge Guilln, Amrico Castro o Vicente
Llorns, quienes recibieron al brillante Aguinaga con los brazos abiertos. Pero, en
tanto que especialista en la literatura contempornea espaola su tesis haba versado
sobre el Unamuno contemplativo, Blanco se neg a ceirse a asuntos filolgicos.
Muy pronto sus publicaciones empezaron a mostrar una preocupacin por la intersec-
cin entre literatura e historia que revelaba en definitiva una creciente radicalizacin
poltica y filosfica hacia el marxismo que desde entonces le definira. Por ejemplo,
su trabajo sobre los orgenes polticos radicales de los miembros de la Generacin
de 1898, bastin del canon literario y frecuentemente instrumentalizado durante la
dictadura para acomodar ideas sobre la nacin, constituy en el momento de su pu-
blicacin, 1970, una de las intervenciones ms innovadoras y atrevidas en el campo
de la crtica literaria. Sus estudios sobre Galds, Unamuno y toda la generacin del

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n. 19 (2014): 165-167
166 MARI PAZ BALIBREA

98 vienen a modificar en Espaa un campo dominado por visiones conservadoras del


canon literario. Su visin de Espaa desde fuera de Espaa es decisiva para entender
el alcance de sus aportaciones a la interpretacin de la Generacin del 27, en parti-
cular su trabajo sobre Emilio Prados, pero tambin del realismo crtico en la Espaa
franquista y su posterior rechazo, a travs de la obra de Blas de Otero, Juan Goytisolo
y Juan Benet y, finalmente, de la literatura de la democracia. De los aos de forma-
cin en Mxico le queda una vinculacin indeleble a Amrica Latina, que da fruto en
trabajos importantes, aunque ms puntuales, sobre Octavio Paz, Carlos Fuentes, Sor
Juana Ins de la Cruz y Jos Mart, entre otros.
Es cierto que el entorno acadmico y extra-acadmico que se viva en los Estados
Unidos desde los aos sesenta invitaba a acercamientos eminentemente polticos y
ello ayuda a explicar su giro poltico, pero creo que ms que un origen fue para l un
canal a travs del cual encontr expresin una sensibilidad hacia lo histrico-crtico
que Blanco llevaba en su ADN de exiliado. Su compromiso con el pensamiento crtico
lo entiendo como vinculado a un hbito adquirido de pensar desde los mrgenes y de
sospechar de los discursos hegemnicos, que es la marca del exiliado poltico.
El prestigio de su biografa explica la acogida que tuvo entre los universitarios
antifranquistas en los 60, a los que contribuy a formar poltica e intelectualmente en
sus estancias como catedrtico visitante en la Universidad Complutense, en tanto que
director del programa de educacin en el extranjero de la Universidad de California
en Madrid. Una vez en democracia, Blanco Aguinaga fue en los aos 80 uno de los
pocos intelectuales elegidos por el gobierno del PSOE para materializar un gesto de
recuperacin del legado cultural del exilio republicano para Espaa, de cuando data
su periodo ms estable de relacin con la universidad espaola, como co-fundador de
la Universidad del Pas Vasco en Vitoria.
De vuelta a California particip en las luchas del movimiento estudiantil y de los
derechos civiles, demostrando que su compromiso no se limitaba a la poltica intelec-
tual. Como tal, dej una marca muy duradera en la historia de las universidades ame-
ricanas a travs de su trabajo como co-fundador y director del Programa de Estudios
del Tercer Mundo y de una de sus facultades. Promocion, desde estos cargos, la pre-
sencia de las minoras raciales en los campus universitarios, escassimas y segregadas
en ese tiempo, as como la de sus historias y culturas en los temarios docentes y las
disciplinas. Ello tuvo su no pequea repercusin en el mismo campo del hispanismo.
Carlos Blanco Aguinaga es uno de los primeros peninsularistas, como se llama en
Estados Unidos a los especialistas en Espaa, en apoyar activamente el desarrollo,
en departamenos de espaol, del estudio de Amrica Latina y los estudios chicanos
y latinos. Para que se entienda: no tuvo inconveniente en cuestionar la hegemona de
los estudios sobre Espaa, su propio campo, dando carta de relevancia a otras reas
del hispanismo.
Yo le conoc como estudiante de doctorado en San Diego, ya acabando su carrera
docente, y tuve el honor de ser una de sus ltimas alumnas. Aunque llegu a San Die-
go directamente, procedente de Barcelona, y mi educacin hasta el momento haba
sido completamente espaola, Carlos Blanco Aguinaga fue la primera persona que me
dio clases sobre la guerra civil espaola y su exilio. No era yo una excepcin, ms bien
parte de una generacin que creci durante la transicin a la democracia, cuando no se

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Carlos Blanco Aguinaga (1926-2013). In memoriam 167

hablaba de la Guerra Civil porque se aceptaba que revisitarla, o bien pona en riesgo
al pas de repetir su pasado ms traumtico o, sencillamente, haba dejado de tener
ninguna influencia en el presente. Tener a Blanco Aguinaga como profesor y luego
como director de mi tesis doctoral me convirti en investigadora y profesora, pero
tambin cambi definitivamente la forma en que, desde entonces, entiendo la historia
de Espaa y mi relacin con ella.
Como intelectual del exilio republicano, Blanco ha sufrido la caracterstica margi-
nacin historiogrfica de los que no pudieron pertenecer a la tradicin cultural de un
solo pas. Aunque la mayor de parte de su trabajo crtico y de creacin literaria est
publicado en Espaa, su difusin se ha visto perjudicada por la idiosincrasia de la po-
sicin de Blanco: un autor que no vive en el pas, cuyos temas desbordan el mbito na-
cional y poco tienen que ver con los de quienes seran sus compaeros de generacin
en Espaa: la llamada generacin del medio siglo, con una presencia no continuada en
la universidad y en la vida pblica espaola. Las mismas problemticas se repiten en
Mxico, donde s comparti experiencias e intereses generacionales muy relevantes
con otros nios del exilio republicano convertidos en creadores literarios: Jos Pas-
cual Bux, Csar Rodrguez Chicharro, Toms Segovia, Luis Rius, entre otros. Sin
embargo, su temprana marcha a los Estados Unidos trunc tambin esta filiacin. Es
en su literatura donde ms se explicita la presencia del exilio como conformadora
de una visin angustiosamente desplazada del mundo. Crisis de identidad y destierro
y con ellas memoria, distancia y ausencia estn presentes en novelas y relatos como
Un tiempo tuyo, Carretera de Cuernavaca, Esperando la lluvia de la tarde o En voz
continua. Sin embargo, es necesario reivindicar ese margen como un valor, porque en
su ir y venir hizo posible una trayectoria extraordinaria en la que se retroalimentaron
vocacin crtica y literaria, conviccin poltica y extraordinarias circunstancias hist-
ricas. Testimonio de ello son sus apasionantes memorias en dos tomos, Por el mundo
(2007) y De mal asiento (2010). Su posicin gozne hizo posible una tarea poltico-
intelectual transnacional que la convierte en excepcional. El valor de su legado merece
que reconsideremos los moldes taxonmicos que aplicamos, a veces sin reflexionar,
para catalogar y valorar lo que de importancia hay en la produccin cultural, intelec-
tual y poltica de quienes vieron condicionadas sus vidas por la necesidad de exiliarse
de Espaa al fin de la Guerra Civil.

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n. 19 (2014): 165-167
Carlos Pars: In memoriam1
DIEGO NEZ RUIZ
Universidad Autnoma de Madrid

Llegu a Valencia a finales de septiembre de 1961 para iniciar los estudios en Filo-
sofa y Letras. Entonces, los dos primeros aos de la carrera eran comunes a todas las
especialidades: en el mbito filosfico, en el primero exista una materia de Funda-
mentos de Filosofa; y, en el segundo, otra de Historia de los Sistemas Filosficos.
Yo iba equipado, entre otras cosas, con el manual de Milln Puelles, que un amigo
malagueo me haba prestado tras usarlo l en Madrid. Con la mejor intencin, me
dijo al drmelo: Ya vers lo til que te va a resultar para pasar Fundamentos. Para
aqullos que no llegaron a conocerlo, hay que decir que el libro de Milln se mova
dentro de la Escolstica ms pura y dura. Mas a la semana de estar en Valencia, un
compaero del Colegio Mayor San Juan de Ribera de Burjasot, donde resida, que ya
haba terminado el primer curso, en un gesto de inslita solidaridad con un novato,
me facilit el programa de Fundamentos, cuyo autor me coment era un cate-
drtico interesante que no haca mucho haba llegado a la Universidad valenciana
y que tena por nombre Carlos Pars. Yo lo estuve hojeando detenidamente, y aquello,
para mi sorpresa, era otro mundo; no tena nada que ver con la Escolstica, en la que
haba estado sumergido durante el Bachillerato. Haba temas de lgica moderna,
temas de ndole antropolgica, temas que relacionaban la filosofa con la ciencia y con
la tcnica (Carlos Pars haba publicado ya Fsica y Filosofa, Ciencia, conocimien-
to, ser y Mundo tcnico y existencia autntica), temas, en fin, en estrecha vecindad
con la sociedad y con la ciencia que se mova a nuestro alrededor. Era, en suma, un
programa muy sugestivo y eficaz incitador de inquietudes filosficas. Nunca olvidar
que en este primer curso entr, por ejemplo, en contacto con un concepto, que me
impact grandemente, como fue el del racionalismo prometeico, una de las ideas
ms fecundas, en mi opinin, del pensamiento de Carlos Pars, que resulta de una gran
utilidad y de una extraordinaria rentabilidad para comprender el verdadero espritu de
la cultura moderna. Asimismo, la nocin del hombre como animal cultural encerra-
ba una gran proyeccin antropolgica. Honda huella dejaron tambin en m ese curso
su valoracin de la historia del pensamiento espaol, sin anteojeras ideolgicas; su
crtica de la actitud gratuita y un tanto esnobista de importar pensamientos forneos,
aun cuando la operatividad de tales pensamientos en nuestro contexto nacional fuera
ms que discutible; o su visin de Unamuno desde perspectivas entonces poco tran-
sitadas. Su papel renovador de la arcaica situacin filosfica en la Espaa de la poca
era incuestionable.

1
No queremos hacer aqu una biografa intelectual de Carlos Pars en sentido estricto, que por lo
dems es fcil encontrar en otros sitios. l mismo ha dejado escritas unas Memorias publicadas y una bio-
grafa solvente en el blog que mantuvo en Internet. Slo queremos hablar de los perfiles de su personalidad
que nos ha tocado vivir ms de cerca, en definitiva, de recuerdos personales.

Revista de Hispanismo Filosfico


n. 19 (2014): 169-174
170 DIEGO NEZ RUIZ

Por razones familiares, al terminar el segundo ao de Comunes, hube de venirme


a Madrid, y fue en la Universidad Complutense donde curs la especialidad de Filo-
sofa. La aoranza de la experiencia valenciana me invada a menudo. La estancia en
la Facultad de Letras supuso de nuevo la ms rotunda inmersin en la Edad Media. Y
esto no es ninguna expresin metafrica, sino la ms cruda realidad. En Lgica haba
que estudiar el manual del Padre Gredt, que estaba escrito en un latn macarrnico;
en Historia de la Filosofa reinaba Muoz Alonso, gran cnico y gran malabarista
de conceptos, que daba la impresin de que se haba hecho agustiniano para, con la
coartada de la intuicin, no tener que estudiar. As poda compatibilizar la ctedra
con la Direccin General de Prensa y con su alto puesto en Sindicatos. En Metafsica,
nos encajamos en junio sin haber pasado de Juan de Santo Toms. El panorama en la
seccin de Filosofa, con la honrosa excepcin del profesor Aranguren, era desolador.
Esta situacin, a fuer de poco estimulante, llev a algunos compaeros a matricularse
al mismo tiempo en otras materias, como Psicologa, y en mi caso, me empuj hacia
la Sociologa y hacia la Biologa, siguiendo en buena medida los consejos de Carlos
Pars, pues durante los tres aos de la especialidad mantuvimos una frecuente corres-
pondencia epistolar. A l le debo por tanto mi introduccin en el territorio biolgico y
mi posterior inters por el tema darwiniano.
En 1968, al amparo de los afanes reformistas del ministro Villar Palas, se crearon
las Universidades Autnomas, a modo de ncleos piloto de la pretendida reforma, mas
pocos aos despus se pudo comprobar que el Rgimen franquista, por sus propias
limitaciones polticas, era incapaz de digerir las reformas que l mismo haba puesto
en marcha. A Carlos Pars se le encomend la creacin del Departamento de Filosofa
de la nueva Universidad. Respecto a la orientacin filosfica que haba de darse al
mismo, Pars es muy explcito en sus Memorias de medio siglo (Barcelona, Pennsula,
2006, pg. 260):

Se trataba de desarrollar una actividad filosfica abierta a los grandes problemas de nuestro
mundo, no de proseguir la filosofa, que ya satirizaba Bacon, aqulla que, como la araa,
teje la tela a partir de su propia sustancia. Y en este sentido, mi trabajo ya haba marcado
unas lneas claras: la relacin del pensar filosfico con la ciencia y la tcnica, los problemas
del ser humano y la sociedad, en una antropologa filosfica, y tambin el rescate del pen-
samiento espaol del sepulcro en que haba sido hundido.

Pars comenz a seleccionar con urgencia un profesorado idneo para llevar a


cabo tales ideas. Algunos de estos profesores (Jos Luis Zofo, Juan Carlos Garca
Bermejo, Pilar Jimeno y Diego Nez), todos ellos antiguos alumnos de Aranguren y
excluidos de la Complutense, procedan del grupo que Javier Muguerza haba forma-
do en la Facultad de Polticas y Econmicas bajo la proteccin de Paulino Garagorri
durante los cursos 1966-67 y 1967-68. La mayora de los profesores, que Pars integr
en el nuevo departamento, era gente desahuciada por la ortodoxia filosfica imperante
e imposibilitada para hacer carrera acadmica dentro de la institucin universitaria.
Y por lo que concierne al Plan de Estudios, ste trat de recoger las directrices antes
expuestas. Se introdujeron diversas materias nuevas, tales como filosofa de la ciencia
y metodologa del saber cientfico, filosofa del lenguaje, dos cursos de historia de la

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Carlos Pars: In memoriam 171

ciencia y una historia del pensamiento espaol. Result un Plan de Estudios verdade-
ramente innovador, que ms tarde fue imitado poco a poco por otras Facultades.
En los primeros aos, sobre todo en los dos primeros, en que la Autnoma estaba
ubicada en el Retiro madrileo, la vida del nuevo departamento era muy activa, e in-
telectualmente muy estimulante y enriquecedora, a la par que la convivencia humana,
a pesar de las diferencias ideolgicas, resultaba altamente gratificante. Aspectos que
con el devenir de los tiempos y las reformas administrativas fueron desapareciendo.
La verdad es que se trataba de un ambiente que no tiene nada que ver con el que hoy
reina en la universidad. Una vez a la semana, nos reunamos en un seminario, que
comenzaba a las cuatro de la tarde y se prolongaba a veces hasta la diez de la noche,
hora en que los bedeles nos daban el ltimo aviso. En las sesiones se discutan una
o dos ponencias y se daba informacin bibliogrfica sobre los libros y artculos re-
cientemente aparecidos que presentaban mayor inters. Los debates eran intensos y
vibrantes. Destacaban tres alineamientos: los dialcticos, los analticos y los nietzs-
cheanos. Tras las sesiones, bamos a menudo a cenar al restaurante Gambrinus, sito en
la calle Zorrilla, donde los participantes queran rendir homenaje a la vieja Univer-
sidad Libre, que Carlos Pars junto a Miguel Snchez Mazas y otros amigos haban
fundado aos atrs.
Durante los primeros meses de su estancia en Madrid, mientras buscaba una vi-
vienda apropiada para la familia, Pars se hosped en el Colegio Mayor Diego de
Covarrubias, dirigido entonces por el poltico Fernando Surez. En ese tiempo se alo-
jaba tambin aqu el historiador cataln Antoni Jutglar. Jutglar haba venido a Madrid
como profesor invitado por Jos Antonio Maravall para impartir unos cursos en su c-
tedra. Varias veces comimos juntos en dicho Colegio Mayor Pars, Jutglar y el que esto
escribe. Antoni Jutglar sacaba siempre en la sobremesa, como tema de conversacin,
sus gestiones, hasta entonces sin resultado, de cara a dirigir en el Ateneo de Madrid un
seminario sobre el siglo XIX espaol. En cierta ocasin, Carlos Pars le coment, en
tono humorstico pero que hoy aparece como premonitorio- , si yo fuese presidente
del Ateneo no tendras ningn problema. Finalmente, Jutglar pudo llevar a cabo su
propsito, empresa en la que colabor con l. El contacto con Jutglar me haca recor-
dar a otros discpulos de Vicens Vives, como el inolvidable Joan Regl i Campistol, a
los que tuve como profesores de Historia de Espaa en Valencia, profesores que junto
a Carlos Pars eran el punto fuerte de los Cursos Comunes de la carrera en la ciudad
del Turia.
Por lo que respecta a los avatares de la historia del pensamiento espaol, hay que
sealar un intento de incorporacin frustrada. En octubre de 1971 lleg a Madrid
Rafael Prez de la Dehesa para disfrutar un ao sabtico. Tanto para el profesor Pedro
Ribas como para m, Prez de la Dehesa, por los trabajos ya realizados sobre Costa,
Unamuno o el Grupo Germinal, era nuestra principal referencia en esta especialidad
debido a su modo de hacer historia de las ideas. Era, sin duda, el pionero en abordar
los problemas del pensamiento espaol con una metodologa histrico-cientfica, muy
alejada del ensayismo imperante. Constitua un verdadero despropsito que un inves-
tigador de este calibre no estuviera dentro de la Universidad espaola. l lo deseaba
desde haca tiempo. A tal fin, el profesor Julio Bayn y yo mismo fuimos una tarde a
la casa de Carlos Pars en General Pern, en mayo de 1972, para presentrselo y ver la

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172 DIEGO NEZ RUIZ

manera de que entrara en la Autnoma. Pars se mostr muy receptivo y prometi ha-
cer todo lo que estuviera en su mano, pero las trabas burocrticas de rigor impidieron
tal posibilidad. Desgraciadamente, su prematura muerte le hizo desaparecer pronto
del escenario hispanstico.
En suma, a modo de hilo conductor de estos recuerdos, quisiera destacar que la
figura de Carlos Pars est presente en mi memoria como la de un hombre dedicado
plenamente a la vida universitaria, como la de un autntico maestro en el sentido ms
profundo del trmino, ejerciendo siempre una funcin renovadora de la institucin
universitaria, a pesar de todos los obstculos polticos y burocrticos, sobre todo en
los primeros tiempos, a los que no dud en enfrentarse sin miedo. Como l mismo
manifiesta en las citadas Memorias, fue la Universidad el eje perenne de mi vida
(pg. 191).

Revista de Hispanismo Filosfico


n. 19 (2014): 169-174
Carlos Pars: In memoriam 173

PEDRO RIBAS
Universidad Autnoma de Madrid

Conoc a Pars en 1968, una vez terminados los cursos de doctorado y tesina en
la Universidad Complutense. Fue una suerte para m descubrir que l se hallaba en
Madrid preparando la puesta en marcha de una nueva universidad, la Autnoma de
Madrid. En ese mismo ao haba propuesto yo al catedrtico de Metafsica de la Com-
plutense realizar la tesis sobre Unamuno. El catedrtico me respondi que Unamuno
no era filsofo y que, por tanto, deba buscar otro tema. Con el nimo por los suelos,
fui a hablar con Pars, que acababa de publicar Unamuno: estructura de su mundo
intelectual. Enseguida acogi con inters mi propuesta de tesis, y as se convirti en
director de ella, lo cual signific tambin, pasados los trmites correspondientes, ser
seleccionado para formar parte del grupo inicial de profesores de filosofa de la nueva
universidad. Asist, ya como profesor contratado (PNN), a las clases que daba Pars de
la asignatura Fundamentos de Filosofa, cuya explicacin no tena nada que ver con
el texto de Milln Puelles, ni por su contenido, ni por su mtodo. All apareca ya con
claridad su teora del hombre como ser indigente y no programado.
El departamento se convirti enseguida en un ncleo vivo de debates e inquie-
tudes. All se hablaba muy poco de oposiciones y de intrigas acadmicas. El hecho
mismo de crear una universidad nueva, de configurar un nuevo plan de estudios, dando
contenido a un renovado enfoque de la filosofa, generaba un ambiente estimulante,
en el que profesores y estudiantes debatan temas e intercambiaban bibliografa para
ampliarlos. Comparado con la Facultad burocratizada y medievalizante del franquis-
mo, aquello era un mbito vivo de experiencias, lecturas y debates de los que se bene-
ficiaban tanto estudiantes como profesores. A las sesiones del departamento asistan a
menudo profesores de las Facultades de Ciencias de la propia universidad y tambin
profesores de otras universidades, como Jess Mostern o Miguel ngel Quintanilla.
All conocimos a varios profesores exiliados, como Garca Bacca o Ferrater Mora.
Snchez Vzquez estuvo tambin, gracias a la buena relacin que Pars haba esta-
blecido desde 1963, con ocasin del Congreso Mundial de Filosofa, celebrado en
Mxico, aunque la relacin propiamente dicha comenz en 1972. En la entrevista que
Teresa Rodrguez de Lecea hizo a Snchez Vzquez en 1995 afirma ste que los es-
paoles que asistieron a tal congreso fueron los primeros filsofos del interior con los
que tuvo contacto. Aunque en realidad dice eran la caverna, no en el sentido pla-
tnico, sino poltico. El nico potable, valga la expresin, era Carlos Pars. Snchez
Vzquez vino tambin para el homenaje a Pars que, bajo el ttulo Congreso sobre
Tcnica y Ciencia, se celebr en la Universidad Autnoma en 1992. Y dice Snchez
Vzquez en la mencionada entrevista: Por cierto, durante el Congreso citado conoc
a su compaera, Lidia Falcn. Y result que yo haba conocido en Espaa, antes de la
guerra, a su padre, que era un escritor y revolucionario peruano muy conocido, Csar
Falcn, ntimo amigo del famoso Maritegui.
El departamento dirigido por Pars sufri una dura represin en el periodo en que
fue rector Julio Rodrguez. En 1972 fueron expulsados siete de los catorce profesores
PNNs que lo formaban. Julio Rodrguez no se atrevi a expedientar a un funcionario
como Pars (s lo destituy de director del departamento), pero expulsar a los PNNs

Revista de Hispanismo Filosfico


n. 19 (2014): 169-174
174 PEDRO RIBAS

era cosa fcil, ya que su contrato de servicios careca de todo apoyo jurdico. Este
captulo fue muy importante en la suerte de aquel departamento, el cual, a pesar de la
dispora a que se vieron forzados sus miembros, logr recomponerse progresivamen-
te, si bien la desdichada divisin de reas oblig a escindir lo que era el grupo inicial y
a traer nuevos catedrticos (nuevos directores de departamento), que tenan muy poco
que ver con el innovador proyecto inicial, el ideado por Pars.
Para m fue Pars un filsofo consecuente, adems de una persona respetuosa y
elegante. Su sentido del humor se asentaba en un pensamiento que, tras la irona,
hurgaba siempre en lo trgico, ya sea en el carcter de expsito del ser humano (lo
resalta muy bien en su estudio sobre Unamuno), ya sea aludiendo a la irracionalidad
de su comportamiento. Al mismo tiempo, la tcnica y la ciencia representan el lado
prometeico, el que abre la posibilidad de crear un mundo realmente humano, justo,
sin servidumbres de sexos o clases. Pars encarna, en su pensamiento, una forma
comprometida de filosofar. No entiende la filosofa como profesin que solo se ejerce
en las aulas, sino como un reto que obliga a participar con energa en la transforma-
cin de la sociedad en que vivimos. En este sentido, conviene recordar que l fue,
probablemente, el primer catedrtico que organiz durante el franquismo un ciclo
de conferencias sobre Marx en la universidad. Me refiero al ciclo, celebrado en la
Universidad de Santiago, en 1958, y publicado en 1961 con el ttulo Introduccin al
pensamiento marxista. Pars trata ah al marxismo como una corriente filosfica que
ha nacido de las concepciones progresistas modernas y que se basa en una cosmologa
segn la cual la naturaleza, como la historia, opera por saltos. Salvo error mo, es la
primera vez, durante la dictadura de Franco, que el marxismo fue considerado pbli-
camente, no como degeneracin o enfermedad mental (Vallejo Ngera) o como una
ideologa poltica antiespaola (Comn Colomer), sino como una corriente filosfica.
En aos posteriores, ya comprometido con el PCE y progresivamente desligado del
cristianismo, su militancia se centr en los temas que haba destacado siempre: el
hombre como viviente que viene al mundo no condicionado por pautas, por tanto,
carente de naturaleza, pero autor de historia; el hombre como parte de la naturaleza,
por tanto, responsable de ella; el hombre como creador de herramientas, de tcnica, la
cual puede aplicarse a la construccin de un hbitat humano, pero tambin, como ha
ocurrido y sigue ocurriendo, de artefactos de guerra, a la tanatocracia. Pars nos deja,
aparte del recuerdo de un gran maestro universitario, una coleccin de libros de los
que se puede aprender mucho.

Revista de Hispanismo Filosfico


n. 19 (2014): 169-174
Luis Villoro: filsofo de la Justicia,
la Democracia y la Libertad
(1922-2014). In memoriam
AMBROSIO VELASCO GMEZ
Instituto de Investigaciones Filosficas
Universidad Nacional Autnoma de Mxico

Luis Villoro ha sido uno de los ms apreciados e influyentes filsofos iberoame-


ricanos. Durante su larga y fructfera vida se preocup por desarrollar una filosofa
autntica, comprometida con los ms grandes y urgentes problemas de la realidad
mexicana, latinoamericana y mundial. En especial, su inters ms persistente estuvo
vinculado a los pueblos indgenas, a su marginacin social, explotacin econmica y
desprecio cultural. Esta preocupacin fundamental surge de la experiencia determi-
nante que tuvo en su niez cuando apenas acababa de regresar a Mxico de Barcelona,
donde naci en 1922. Como hijo del patrn de la hacienda donde viva, cuando le
presentaban a los trabajadores, uno de ellos, un indio, le bes la mano, en seal de
respeto y reconocimiento. Esa experiencia le impresion dramticamente al nio Luis
Villoro y fue la motivacin de su amplio filosofar:

Yo que no soy indgena, tuve siempre la sensacin de que habra un valor y una posibili-
dad de acercamiento al otro, que era el indgena, desde mi punto de vista, es una forma
que supera mi propio cerco individual. Esto que estoy diciendo es una experiencia perso-
nal. Porque yo creo que la reflexin filosfica siempre tiene como ltima raz experiencias
personales, vividas. Experiencias que si son vividas intensamente vuelven ms fuerte la
manera racional en que tratamos de vivir con ellas. Entonces creo que estas experiencias
personales son las que no se borran en toda la vida y son las que dan lugar al razonamiento1.

Desde sus primeras obras, la filosofa de Luis Villoro va y viene de lo epistmico


a lo tico y a lo poltico en referencia a problemas fundamentales del mundo de hoy,
sobre todo de Mxico. Y en especial del Mxico indgena y la significacin que tiene
para el mundo entero.
Los grandes momentos del indigenismo (1950) y El proceso ideolgico de la Re-
volucin de Independencia (1953) son las primeras obras de una portentosa vorgine
intelectual. En Los grandes momentos del indigenismo Luis Villoro, como otros de
sus colegas de entonces (Samuel Ramos, Octavio Paz y, en general, el Grupo Hipe-
rin), busca comprender el ser del Mexicano, pero a diferencia de la mayora de los
otros filsofos y humanistas, empeados en la misma tarea, Villoro centra su atencin
1
VILLORO, L., Entrevista de Carlos Oliva, Mxico, La Jornada Semanal, Nm. 996, del 6 de abril
de 2014, p. 5.

Revista de Hispanismo Filosfico


n. 19 (2014): 175-181
176 AMBROSIO VELASCO GMEZ

en la concepcin que los no indgenas han tenido sobre lo indgena para forjar una
idea constitutiva de identidad cultural mexicana. Muestra con dramatismo la profunda
contradiccin entre una admiracin desmedida y un desprecio igualmente desmedido.
Cuando se les ve en los trminos de las propias culturas, a los indgenas se les reco-
noce su grandeza, pero cuando se les interpreta desde la cultura europea, esa misma
cultura se ve como demonaca o miserable.
Esa misma contradiccin se muestra en el proceso de Independencia. A los criollos
les parece que los nicos que son capaces de construir una identidad nacional mexi-
cana son ellos mismos, desde la intelectualidad, desde su quehacer cultural. Pero los
mismos criollos se dan cuenta de que la identidad de Mxico la tienen que forjar a
partir de una interpretacin de lo indgena, desde el indigenismo histrico. Y no slo
ello, sino una contradiccin ms: para los intelectuales y los dirigentes criollos de la
Independencia, el indio del pasado es el que tiene grandeza, mientras que el indio vivo
del presente es miserable, ha cado en una profunda degradacin social, intelectual,
fsica y hasta moral. Esta fue la filosofa de lo mexicano que preocup a Villoro.
Estas contradicciones son los verdaderos y profundos traumas de Mxico a travs
de su historia. Quizs el carcter no resoluble de estos problemas y su apariencia de
pseudoproblemas desde la filosofa analtica llev a Villoro a abandonar la filosofa
de lo mexicano y a concentrarse en una filosofa ms rigurosa y de reconocimiento
mundial: la filosofa analtica. Esto represent para Villoro un cambio radical, que
l concibe como un cambio en el ambiente filosfico de Mxico. En una mesa de
discusin, en 1967, sobre el sentido de la filosofa en Mxico, en la que tambin par-
ticiparon Alejandro Rossi, Leopoldo Zea, Abelardo Villegas y Jos Luis Balcrcel,
Villoro reconoci que no hay una tradicin de filosofa mexicana y que el esfuerzo
desarrollado por l y por otros de sus colegas en torno a la filosofa de lo mexicano no
ha tenido seguidores:

No podra verse en este cambio una nueva ruptura con una tradicin propia? Para emplear
el lenguaje de Samuel Ramos, no estaramos ante otra forma de imitacin de filosofas
ajenas? Confieso que no encuentro mucho sentido a estas preguntas. No puede hablarse de
ruptura con una tradicin propia, porque sencillamente en Mxico no existe una tradicin
filosfica actualmente vigente. La hay, sin duda, en el campo de la ideologa poltica, pero
no en el de la filosofa. Los filsofos en nuestro pas no han constituido una escuela. Quin
sigue actualmente el monismo esttico de Vasconcelos o el existencialismo de la ca-
ridad de Antonio Caso? Tampoco la corriente de filosofa de lo mexicano form una
escuela, porque no dio respuesta a las cuestiones fundamentales de la filosofa, ni pretendi
hacerlo. Lo interesante sera preguntar: por qu es esto as? Y la respuesta no se hara es-
perar: por falta de rigor, por carencia de suficiente profesionalismo. Las generaciones ms
jvenes no siguieron a Caso, a Vasconcelos o a Ramos, no por desvo de lo propio o espritu
imitativo, sino porque no encontraban en ellos el rigor y el nivel de pensamiento de otros
filsofos. Slo habr una escuela de filosofa propia cuando alcancemos un nivel cientfico
en filosofa semejante al de los pases ms avanzados. El punto de arranque de una tradicin
Filosfica no est en la especificidad o peculiaridad de un pensamiento, sino en la fuerza y
hondura de su reflexin crtica2.
2
VILLORO, L., El sentido actual de la filosofa en Mxico, en Revista de la Universidad de Mxico,
mayo 1968, p. IV.

Revista de Hispanismo Filosfico


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Luis Villoro: filsofo de la Justicia, la Democracia y la Libertad (1922-2014). In memoriam 177

La propuesta de mayor rigor analtico representa una ruptura con la propia concep-
cin de la filosofa del maestro de todos ellos: Jos Gaos. No porque careciera de rigor,
sino porque l mismo no conceba a la filosofa hispanoamericana con caractersticas
de ensayo que conjuga el estilo literario, la reflexin histrica, la proyeccin pedag-
gica y el compromiso poltico. Ese tipo de filosofa desarrollada magistralmente por
Villoro en sus primeras obras sobre Mxico pareca decepcionar al propio Villoro, de
ah su giro analtico que culmina con la publicacin de su clsico libro Creer, Saber,
Conocer (1982), probablemente el libro de epistemologa ms influyente escrito por
un autor iberoamericano. Desde luego que Villoro no rechaza todos los temas antes
tratados sobre el indigenismo histrico y las ideologas polticas que han transforma-
do a Mxico, lo que plantea es la necesidad del rigor metodolgico en su tratamiento.
Pero, de hecho, su giro analtico ciertamente alej a Villoro del anlisis crtico de los
grandes problemas de la realidad de Mxico y del mundo. No obstante, tambin en
esta etapa Villoro se preocup por darle un sello de originalidad iberoamericana a la
filosofa analtica y para ello fund, junto con Alejandro Rossi y Fernando Salmern,
Crtica. Revista de filosofa iberoamericana.
Pero su periplo epistemolgico y analtico, ciertamente brillante, no dura mucho
tiempo. A mediados de los 90, con su libro El Poder y el Valor Villoro vuelve con
nuevas ideas y propuestas a la cuestin central de la tica y la poltica y, en especial,
a la cuestin indgena, que, para entonces, ha cambiado en Mxico y en el mundo
entero a raz del movimiento zapatista con el cual Villoro se involucra intensamente.
De ese involucramiento resulta su libro Estado Plural, pluralidad de culturas (1998)
donde, adems del problema indgena, se plantea en toda su amplitud la cuestin de la
diversidad cultural como fundamento de crtica al estado mexicano.
Desde los Grandes momentos del Indigenismo, Villoro se percat de que la con-
cepcin de lo indgena tiene una dimensin intrnsecamente tica y poltica y en la
medida que al indgena se le define por otros, desde fuera de su cultura, se le domina,
se le somete.
Villoro ve con claridad el precio que tenan que pagar las culturas indgenas, al
ser incorporadas contra su voluntad a la historia universal, desde los tiempos de la
Conquista:

Presenta Amrica dos superficies en un mismo ser: Una que llamaremos interna escapa
como tal a la iluminacin de la historia universal y adquiere sentido por sus propias sig-
nificaciones. Otra que rebasa la individualidad para trascenderla hacia una realidad ms
amplia la primera dimensin de su ser el indio aparece inocente, en la segunda culpable y
demonaco...3.

Luis Villoro tiene toda la razn al encontrar los orgenes del indigenismo desde el
momento mismo de la Conquista y, sobre todo, en sealar que en el Mxico indepen-
diente el indigenismo se transforma, radicalmente, de protector a exterminador de las
culturas indgenas, pues ya no se trata de adaptar lo indgena a los moldes occidenta-
les, sino de abatir las culturas para integrar a los antes indios junto con todos los mexi-
3
VILLORO, L., Los grandes momentos del indigenismo, Mxico, El Colegio de Mxico, Colegio Na-
cional, Fondo de Cultura Econmica, 1998, p. 102.

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canos por igual, ya no a una historia universal, sino simplemente al Estado Nacional
Mexicano. Al nacer el Estado Nacional, los indios son decretados inexistentes. Desde
la Constitucin de 1824 y hasta la fecha, se ha escamoteado su pleno reconocimiento
como indgenas. Para ser mexicanos tienen que dejar de ser indgenas, abandonar sus
lenguas originarias, su educacin, y culturas propias, sus formas de vida.
Estado plural, pluralidad de culturas, escrito despus del levantamiento zapatista,
representa, como decamos antes, una nueva interpretacin de la relacin entre los
pueblos indgenas y el Estado mexicano. Precisamente en el captulo sobre el Derecho
de los pueblos indios a la autonoma, Villoro retoma esta crtica al indigenismo que
estaba ya presente cincuenta aos atrs en Los Grandes Momentos del Indigenismo:

Desde el siglo XVI, los pueblos indios de Amrica han sido, para criollos y mestizos, lo
otro, lo otro juzgado y manipulado para su explotacin o, por lo contrario, para su reden-
cin, nosotros somos quienes los utilizamos, pero tambin quienes pretendemos salvarlos,
pero tambin lo es el indigenismo, que pretende ayudar a su liberacin. Mientras seamos
nosotros quienes decidamos por ellos, seguirn siendo objeto de la historia que otros hacen.
La verdadera liberacin del indio es reconocerlo como sujeto, en cuyas manos est su pro-
pia suerte; sujeto capaz de juzgarnos a nosotros segn sus propios valores, como nosotros
los hemos siempre juzgado; sujeto capaz de ejercer su libertad sin restricciones, como
nosotros exigimos ejercerla. Ser sujeto pleno es ser autnomo. El problema indgena
slo tiene una solucin definitiva: el reconocimiento de la autonoma de los pueblos indios4.

Pero como podemos ver, ms all de la crtica al indigenismo lo novedoso en este


libro es precisamente una propuesta de solucin: el reconocimiento del derecho de
autonoma de las comunidades indgenas. El trgico tono de Los grandes momentos
del Indigenismo, y lo irresoluble de sus contradicciones se tornan ahora en una nueva
esperanza, en una alternativa, vislumbrada desde la conquista misma. Villoro desa-
rrolla una teora de la autonoma de los pueblos indios, argumentando que su reco-
nocimiento no implica deterioro a la soberana nacional. La autonoma es una forma
restringida, local y parcial de autodeterminacin, diferente a la total y nacional que es
la soberana. Esta distincin es fundamental para entender el debate entre el Gobierno
Federal y el EZLN a propsito de la autonoma. Recordemos que el entonces Presi-
dente Zedillo rechaz la propuesta de la COCOPA sobre la Ley de Derechos y Cultura
Indgena, precisamente porque confunda, perversamente, autonoma y soberana. Al
respecto Luis Villoro afirma:

Autonoma, es para ellos soberana que plantean en su derecho a pactar con el Estado las
condiciones que permitan su sobrevivencia y desarrollo como pueblos, dentro de un Estado
multicultural5.

Luis Villoro seala varias facultades del derecho de autonoma, tales como practi-
car y cultivar tradiciones religiosas, usos y costumbres jurdicas y polticas, siempre
y cuando no violen derechos fundamentales de la constitucin nacional, preservar

4
VILLORO, L., Estado Plural, pluralidad de culturas, Mxico, Paids-UNAM, 1998, p. 79.
5
Ib., p. 95.

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Luis Villoro: filsofo de la Justicia, la Democracia y la Libertad (1922-2014). In memoriam 179

su legua y control de educacin escolar, usar colectivamente la tierra y los recursos


naturales, practicar la democracia directa a travs de asambleas, entre otras facultades
autonmicas. Luis Villoro tambin destaca que, entre las propuestas del EZLN que se
rescatan en los Acuerdos de San Andrs, se encuentra la posibilidad de formar asocia-
ciones de comunidades en municipios predominantemente indgenas. No obstante que
tales asociaciones no fueron reconocidas por la reforma al artculo 2 Constitucional
como supuesta expresin jurdica del los Acuerdos de San Andrs, el EZLN, a partir
de 2003, ha promovido la formacin de asociaciones de municipios autnomos a nivel
regional a travs de los caracoles y las Juntas de Buen Gobierno.
Lo ms importante de la propuesta de Villoro a favor de la autonoma de los pue-
blos y comunidades indgenas es que, por primera vez, los pueblos indgenas propo-
nen y luchan directamente por insertarse en la comunidad ms amplia, en el Estado
Nacional, a su manera, de acuerdo a sus propios ideales, necesidades y valores. Ya no
se trata de que los no indgenas les impongan su futuro y su modo de insercin en la
historia nacional y en la historia universal. Ya no se trata de una visin y una poltica
indigenista, sino precisamente autonomista.
La estrategia de lucha de los pueblos indgenas a favor de la autonoma es un
Contrapoder donde el valor de la dignidad y la libertad se oponen al poder estatal.
Esta categora de contrapoder ticamente fundado nos la presenta Luis Villoro desde
su libro El Poder y el Valor, y me parece que es la clave de su giro filosfico hacia la
esperanza de un mundo mejor, de un buen vivir, no slo para los indgenas sino para
todos los mexicanos y para el mundo entero, como nos lo expone en sus ltimos libros
En Los retos de la sociedad por venir, Luis Villoro analiza el problema de la jus-
ticia, de la democracia y del multiculturalismo. Para elucidar el concepto de justicia,
Villoro elije una va negativa, a diferencia de la mayora de los filsofos que han
tratado el tema, desde Platn hasta Rawls, que buscan definir principios y criterios
para formular asertivamente teoras de la justicia y, a partir de ellas, evaluar hasta qu
punto las sociedades realmente existentes son o no justas. La va negativa de Villoro no
presupone ningn concepto previo de justicia para constatar la injusticia existente en
las sociedades contemporneas, sino que parte de la experiencia de la injusticia que pa-
decen los seres humanos de carne y hueso en las sociedades contemporneas sin dudar
si los sufrimientos de injusticia que padecen los hombres y mujeres de carne y hueso
son verdaderamente injusticias, de acuerdo a alguna teora filosfica o jurdica; no se
pregunta si ellos tienen una teora o un concepto adecuado de justicia; la experiencia de
injusticia que sufren los seres humanos es un hecho palmario e irrefutable.
A partir de la experiencia de injusticia, Villoro busca inferir reflexivamente cul es
la causa del sufrimiento de injusticia. Entre las causas que producen el sufrimiento de
la injusticia Luis Villoro destaca al poder como deseo de dominacin para la satisfac-
cin de intereses personales. Consecuentemente, en toda sociedad donde los hombres
buscan dominar a otros se genera injusticia y la nica manera de evitarlo es prescin-
dir del deseo de poder. Este esfuerzo constituye lo que Villoro denomina contrapoder:
Podemos llamar contrapoder a toda fuerza de resistencia frente a la dominacin. El
contrapoder se manifiesta en todo comportamiento que se defiende y resiste al poder6.
6
Ib., p. 18.

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Este concepto ya lo haba desarrollado Villoro en su libro anterior El poder y el valor7,


donde ubica al contrapoder que funda la asociacin para la libertad, mientras que el
poder establece la sociedad para el orden. Libertad y poder resultan antitticos y no
hay lugar para que coincidan o puedan traslaparse.
Si bien Luis Villoro utiliza el concepto de poder como dominacin de unos sobre
otros, en concordancia con el liberalismo moderno, cuestiona esa relacin por motivos
axiolgicos y mantiene en ltima instancia una posicin crtica al liberalismo, al pro-
mover la emancipacin de las relaciones de poder, a travs de tres etapas o momentos:
experiencia de la exclusin, equiparacin con el excluyente y reconocimiento del otro.
Se tratara de un modelo teleolgico que apunta hacia una situacin ideal en la que to-
dos los miembros de la sociedad puedan alcanzar los fines valiosos que se propongan
tanto en lo individual como en lo colectivo, atendiendo a las peculiaridades de cada
grupo, pero evitando que la realizacin de los fines de unos excluya la posibilidad
de que otros tambin realicen sus propsitos. En otros trminos, la realizacin de los
fines e intereses de cada uno est supeditada a que todos puedan realizar sus objetivos,
esto es precisamente el bien comn.8 Desde esta interpretacin de equidad Luis Villo-
ro concluye su ensayo sobre la justicia con la siguiente propuesta:

La justicia podra expresarse mediante un enunciado negativo: la no exclusin de la plura-


lidad de culturas, no exclusin del bien comn de la sociedad, no exclusin en el cumpli-
miento universal de lo debido. La justicia como no exclusinabre un horizonte9

La idea de justicia como no exclusin que propone Villoro, al aplicarla al mbito


de la participacin ciudadana, o bien a la relacin entre diferentes culturas que com-
ponen una nacin dentro de un Estado, le permite extender y articular la discusin a
problemas como democracia, multiculturalismo y Estado.
As, el concepto de justicia conduce necesariamente al de democracia. Luis Villo-
ro compara tres modelos: el liberal, el comunitarista y el republicano y se pregunta
cul de ellos es ms afn a la idea de justicia que ha esclarecido, esto es, cul de ellos
contribuye de mejor manera a disminuir la exclusin. Desde luego que para contestar
a la pregunta es necesario especificar de qu cultura se est hablando. Villoro centra
su atencin en pases de Latinoamrica y frica, donde existe una fuerte presencia de
las culturas indgenas y retoma de ellas el modelo que denomina democracia consen-
sual, que est basado en el dilogo plural y razonable entre todos los miembros de
la comunidad en cuestin. Ah ninguna decisin se toma sin un acuerdo colectivo
ninguno queda excluido de ser atendido, todos quedan igualmente obligados a tareas
comunes. El consenso manifiesta la solidaridad entre todos10. Luis Villoro ve en el
actual movimiento indgena una coyuntura y una esperanza histrica excepcional para
Mxico y las naciones latinoamericanas: lograr por primera vez superar la ilusin,
la divisin de su ser, entre una cara interna, un pueblo ante s, y una cara externa, un
7
VILLORO, L., El poder y el valor. Fundamentos de una tica poltica, Mxico, Mxico, Fondo de
Cultura Econmica, 1997.
8
VILLORO, L., Los retos de la sociedad por venir, Mxico, Fondo de Cultura Econmica, 2007, p. 105.
9
Ib., p. 113.
10
Ib., p. 120.

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n. 19 (2014): 175-181
Luis Villoro: filsofo de la Justicia, la Democracia y la Libertad (1922-2014). In memoriam 181

pueblo ante la historia con gran optimismo, pero tambin con fundamento histrico
y filosfico y con compromiso social. Como humanista, Villoro se suma a esta lucha
de los pueblos indios por construirse libremente su lugar en la nacin mexicana y en
la historia universal, sin que para ello tengan que pagar el alto costo de renunciar a
sus identidades indgenas como lo ha exigido el Estado Nacional Mexicano desde la
independencia hasta nuestros das.
Para Luis Villoro la lucha de los pueblos indgenas, especialmente los pueblos ma-
yas de Chiapas, representa ya, hoy en da, la realizacin de una utopa centenaria, no
slo para ellos, los indgenas, sino para todos los pueblos del mundo que anhelan una
sociedad ms justa, libre, democrtica y, en pocas palabras, una vida digna y plena:

Empec diciendo: otra visin del mundo es posible; ahora terminar afirmando que,
frente a la visin de la modernidad occidental, ese otro mundo posible ya est aqu,
ahora, en pequeo, en las juntas de buen gobierno de la zona zapatista... No como
utopa sino como un lugar real existente11.

Gracias Luis Villoro por tu riguroso optimismo filosfico, que conforme te acerca-
bas a tu muerte, se haca cada vez ms y ms fuerte, desafiante y emancipador.

11
VILLORO, L., Tres retos de la sociedad por venir, Mxico, Siglo XXI, 2009, p. 71.

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n. 19 (2014): 175-181
Eugeniusz Grski (1947-2013).
In memoriam
MIECZYSLAW JAGLOWSKI
Universidad de Olsztyn

El da 5 de octubre 2013, prematuramente, a la edad de 66 aos, muri en Varso-


via el profesor Eugeniusz Grski, el ms destacado hispanista polaco de las ltimas
dcadas. Se haba ganado el respeto de las humanidades polacas e internacionales a
travs de sus investigaciones y publicaciones, dedicadas al pensamiento espaol y lati-
noamericano, principalmente en los mbitos filosfico y poltico. Mas tambin dedic
sus esfuerzos a la investigacin cientfica y, por lo que se refiere a Polonia, hemos de
sostener que su labor ha sido la de un pionero.
En lo que se refiere al mundo del hispanismo hemos de sealar que muy tempra-
namente, incluso antes de la Segunda Guerra Mundial, ya se difundan en Polonia al-
gunas noticias sobre el pensamiento espaol contemporneo por parte de unos pocos
fillogos, a veces al margen de sus principales intereses cientficos, dedicados a las
literaturas ibricas. Seguramente en aquellos avanzados se insert el profesor Grski
tan pronto como le fue posible.
El profesor Eugeniusz Grski estudi Filosofa en el periodo de 1965-1971 junto a
las lenguas extranjeras (ingls y el espaol) en la Universidad de Varsovia, y, a continua-
cin, entre los aos 1971-1974, realiz estudios de doctorado en el Instituto de Filosofa
y Sociologa de la Academia Polaca de Ciencias en Varsovia. Un ao ms tarde defendi
la tesis de doctorado y en 1981, en la misma institucin, se celebr el coloquio de su
habilitacin. El ttulo de profesor (full professor) de humanidades lo obtuvo en el 1992.
Durante toda su vida profesional el profesor Grski ejerci como Asociado con
el Instituto de Filosofa y Sociologa de la Academia Polaca de Ciencias. Tambin ha
colaborado con numerosas universidades y centros cientficos polacos y extranjeros,
incluyendo la Universidad de Varsovia y la Universidad de Kielce (Polonia) donde di-
rigi el Departamento de Pensamiento Poltico; tambin en la Central European Uni-
versity, en Budapest (Hungra), en el Instituto de Filosofa del CSIC, en Madrid (des-
de el ao 1977), la Universidad de Salamanca, las universidades madrileas: Complu-
tense y Autnoma, as como en la Universidad Nacional de Educacin a Distancia. En
Mxico lo hizo en la Universidad Nacional Autnoma de Mxico; en Francia estuvo
en la cole des Hautes tudes en Sciences Sociales, en la Universit de Toulouse-Le
Mirail; en Rusia en la Academia de Ciencias; asismismo estuvo en el University Co-
llege of North Wales en Bangor, en Oxford University, Harvard University, Cornell
University, New School for Social Research en Nueva York y en The Catholic Univer-
sity of America en Washington. Dio conferencias en Aachen (Alemania), Bratislava
(Eslovaquia), Budapest, Buenos Aires, Montevideo, Washington, Burlington, Ithaca
(EE.UU), Habana (Cuba); Alcal de Henares, Lugo, Madrid, Salamanca (Espaa),
Santiago de Chile, entre otros centros.

Revista de Hispanismo Filosfico


n. 19 (2014): 183-185
184 MIECZYSLAW JAGLOWSKI

Su obra alcanza ms de 200 ttulos (la mitad de su produccin en lenguas distintas


al polaco, sobre todo en espaol y en ingls) Sobresalen sus nueve libros. Su primera
gran obra sobre la filosofa espaola se titul Hiszpa ska refleksja egzystencjalna.
Studium filozofii i my li politycznej Miguela de Unamuno (La reflexin existencial
espaola. Estudio sobre la filosofa y el pensamiento poltico de Miguel de Unamu-
no) y fue publicada en 1979. La siguiente, Jos Ortega y Gasset i kryzys ideologii
hiszpa skiej (Jos Ortega y Gasset y la crisis de la ideologa espaola), fue escrita
tres aos despus. Estos dos trabajos fueron seguidos por otros siete, escritos en po-
laco, espaol e ingls: Rewolucja i tradycja. Szkice o kuba skiej my li filozoficzno-
spoecznej (Revolucin y tradicin. Bosquejos sobre el pensamiento filosfico-social
cubano, 1991); Dependencia y originalidad de la filosofa en Latinoamrica y en la
Europa del Este (Mxico, 1994); O demokracji w Hiszpanii (1975-1995) (Sobre la
democracia en Espaa, 1997); Latin America and East Central Europe. Studies in
the History of Ideas (Amrica Latina y Europa Centro-Oriental. Estudios sobre la
historia de ideas, Varsovia, 2001); Rozwa ania o spoecze stwie obywatelskim i inne
studia z historii idei (Reflexiones sobre la sociedad civil y otros estudios de la historia
de ideas, 2003); Civil Society, Pluralism and Universalism (Washington, 2007); Idea
Europy i my l wspczesna w Hiszpanii (La idea de Europa y el pensamiento contem-
porneo en Espaa, 2013).
El profesor Grski tambin fue coordinador de las ediciones de 2 libros de VV.AA:
Problemy czowieka we wspczesnej my li hiszpa skiej (Los problemas del hombre
en el pensamiento espaol contemporneo, 1982) y Filozofia marksistowska w Hi-
szpanii (Filosofa marxista en Espaa, 1988); y de 4 cuadernos monotemticos de las
revistas: W kr (En torno a la filosofa latinoame-
ricana); Studia Filozoficzne 1987/12), 500th Anniversary of ColumbusVoyage: Eu-
rope and the Americas in the Perspective of Universalism (Dialogue and Humanism
1992/1/5); Universalism in Polish Thought (Dialogue and Universalism 2007/3-4);
Spain, Poland and Europe (Dialogue and Universalism 2009/6-7). En las obras de
VV.AA, editadas por l, podemos encontrar las traducciones suyas de los textos de
autores espaoles, entre otros de J. L. Abelln, G. Bueno, C. Castilla del Pino, E.
Daz, A. Domenech, F. Fernndez Buey, J. Jimnez, A. Jimnez Garca, C. A. Lrtora
Mendoza, y de J. Ortega y Gasset.
Eugenius Grski fue miembro de muchos comits y consejos cientficos de re-
vistas y colecciones de libros de alto prestigio, entre otros del Archiwum Historii
Filozofii i My li Spoecznej (Varsovia); Dialogue and Universalism (Varsovia); Ame-
ryka aci ska. Kwartalnik Analityczno-Informacyjny (Varsovia); Estudios Hispnicos
(Wrocaw, Polonia); Revista de Hispanismo Filosfico (Madrid); Concordia. Inter-
nationale Zeitschrift fr Philosophie, Revista Internacional de Filosofa (Aachen); y
dirigi la serie editorial The Peculiarity of Man (Kielce, Polonia).
Como nos muestran los ttulos de los libros del profesor Grski (al igual que sus
artculos y resto de su obra), sus intereses por la investigacin acerca del pensamiento
espaol y latinoamericano estuvieron guiados por sus aspectos prcticos y se orien-
taron hacia la capacidad que las ideas filosficas tienen de transformar el mundo,
especialmente en los mbitos polticos y sociales. La meta principal de sus trabajos
cientficos se centr en las investigaciones comparativas bajo las cuales confrontaba

Revista de Hispanismo Filosfico


n. 19 (2014): 183-185
Eugeniusz Grski (1947-2013). In memoriam 185

las situaciones sociales y polticas y los modos de funcionamiento de las ideas poltico
-filosficas en Espaa, en Polonia, en los pases de Europa Central y Oriental y de la
Amrica Latina. A pesar de las considerables distancias geogrficas entre todas estas
reas del mundo, Grski perciba muchas similitudes histricas, polticas, culturales
y sociales en diferentes prcticas poltico-sociales y nacionales, lo cual le permiti
pensar en una comunidad de los destinos de estos pases. En la base de sus anlisis de
la herencia histrica y de la actualidad poltica de los pases lejanos estaba siempre su
intento por establecer conclusiones sobre el futuro poltico-social de su propio pas y
de las regiones vecinas.
Sus investigaciones se basaban en los mtodos desarrollados por la llamada
Escuela de Varsovia de la Historia de las Ideas y se orientaban, a menudo, a la
consecucin del objetivo que consista en identificar las creencias filosficas y asig-
narlas a sus autores de manera perfectamente contextualizada. Estas ideas soportan
los rumbos del cambio social en una u otra sociedad y, por ello, deben ser situadas
adecuadamente en la historia, lejos de concepciones abstractas o puramente espe-
culativas. Esta predileccin es palpable no slo en estas obras, en los cuales el pro-
fesor Grski medita sobre los sistemas filosfico-ideolgico-politicos (como, por
ejemplo, ocurri en el caso del pensamiento marxista cubano), sino tambin en las
publicaciones dedicadas a los sistemas tericos, expuestos desde una perspectiva
ms amplia. Ese fue tambin el caso de sus obras magistrales sobre la filosofa de
M. de Unamuno y J. Ortega y Gasset. Grski, un hombre sensible y delicado, aun-
que nunca exhiba ostensible sus simpatas polticas e ideolgicas, se inclinaba a las
ideas progresistas y se identificaba con el pensamiento que llamamos de izquierdas.
Ah situaba valores por los que siempre mostraba su convencimiento, con un senti-
do muy estricto, tales como la libertad, el pluralismo, la democracia, la justicia y la
sociedad civil. Esta actitud (aunque discreta, ms bien terica y no relacionada con
la pertenencia a ningn grupo poltico) no era siempre en Polonia cmoda, sobre
todo tras el rechazo en 1989 del marxismo como la ideologa del comunismo estatal
burocrtico.
Las obras del profesor Grski sorprenden por su frescura, revelan su extraordinaria
curiosidad y erudicin incomparable, y de estas virtudes se aprovechaban sus valores
ms importantes: la objetividad y los ms altos estndares de honestidad intelectual.
Incluso las primeras obras suyas de la decada de los aos setenta del siglo pasado, a
pesar del paso del tiempo y a pesar de las nuevas investigaciones llevadas a cabo por
otros estudiosos en el rea abierta por l en la ciencia polaca, siguen manteniendo
su vigencia. A travs del trabajo de Grski en Polonia se cre un crculo de inves-
tigadores involucrados en los estudios del pensamiento espaol y latinoamericano.
Constantemente as se lo reconocen los investigadores ms jovenes, a los cuales hasta
hace poco introduca en el mundo cientfico. El profesor Grski, quien fue director
de dos tesis de doctorado, incluyendo la tesis del autor de estas palabras, form parte
de tribunales en ms de treinta tesis de doctorado, y lo mismo debe decirse del post-
doctorado (habilitaciones) y del profesorado.
El modo y el estilo de su forma de trabajar, as como su admirable benevolencia,
establecieron altas metas para la comunidad de los estudiosos polacos del pensamien-
to espaol y latinoamericano. Nos corresponde trabajar por conseguir alcanzarlas.

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n. 19 (2014): 183-185
Jos Luis Pinillos Daz
(1919-2013). In memoriam
HELIO CARPINTERO
Real Academia de Ciencias Morales y Polticas

El pasado 4 de noviembre de 2013 falleci en Madrid el profesor y acadmico Jos


Luis Pinillos, una de las personalidades ms sobresalientes de nuestra vida cultural, en
la Espaa de la segunda mitad del siglo XX, y una figura clave en el campo de nuestra
psicologa.
Haba nacido en Bilbao en 1919, y ello le sita dentro de un preciso marco genera-
cional, en la generacin de los nacidos en torno a 1916. Se trata de un grupo humano
muy duramente tratado por la fortuna, en trminos generales. En sus aos juveniles,
cercanos a su entrada activa en el mundo histrico, se vieron envueltos en el drama
de la Guerra Civil Espaola. En muchos casos, les alcanz algn protagonismo en la
misma. Bastantes terminaron en el exilio; pero la mayora eran jvenes que tenan una
breve historia a las espaldas, y que de un modo u otro hubieron de adaptarse al mundo
de la posguerra, y al rgimen de poltica fuertemente conservadora y dictatorial im-
puesta por el general Franco, y cuya influencia se extendi a todos los rdenes de la
vida y la cultura. Camilo Jos Cela, Julin Maras, Martn de Riquer, Miguel Delibes,
Mariano Yela, Miguel Sigun, Julio Caro Baroja, Antonio Buero Vallejo, Blas de Ote-
ro, Jos Ferrater Mora y tantos y tantos ms, muestran en sus biografas las huellas de
los conflictos, las renuncias y los esfuerzos que han debido hacer para crear una obra
personal de creacin en libertad.
La vida de Pinillos presenta con suma claridad esas influencias circunstanciales
de la agitacin de una poca. Fue un joven conservador que tom parte en la Divisin
Azul, en el comienzo de los aos 40, y que, mientras viva en el frente ruso esa expe-
riencia, tom conciencia del drama sufrido por el pueblo judo, y comenz a distan-
ciarse de sus convicciones juveniles. Regres a Espaa, hizo sus estudios de filosofa
y compagin sus inquietudes literarias con otras estticas, que quedaron plasmadas en
bastantes pginas de crtica musical de alguna revista madrilea.
Paulatinamente fue emergiendo en su horizonte vital el inters por la psicologa.
Encontr un campo que iba a cobrar figura definida gracias a la orientacin de un
singular maestro, el doctor Jos Germain. Este hombre, psiquiatra y psiclogo, amigo
y discpulo de Ortega y Gasset y de Rodrguez Lafora, ya interesado en la psicologa
aplicada antes de la guerra, consigui crear un pequeo ncleo de entusiastas por la
psicologa cientfica, en el marco de un pas donde la psicologa haba vuelto a ser una
materia filosfica, y donde volvan a adoptarse los conceptos escolsticos alejados ya
del nivel que la disciplina tena en las naciones de nuestro entorno occidental.
Germain, primero, con el grupo del departamento de psicologa experimental del
Consejo Superior de Investigaciones Cientficas pero, sobre todo, a comienzos de los

Revista de Hispanismo Filosfico


n. 19 (2014): 187-190
188 HELIO CARPINTERO

aos 50, el contacto estrecho y fecundo con el profesor Hans J. Eysenck, en Ingla-
terra, transformaron la mentalidad del licenciado en filosofa en un estudioso de la
psicologa social y de la personalidad. Pinillos ha contado en varias ocasiones que su
formacin londinense con Eysenck le abri los ojos a la nueva realidad de una ciencia
positiva de la mente y la conducta, con una estructura epistemolgica slida, y con un
campo inacabable de temas.
No haba psicologa en Espaa. Era preciso no perder tiempo y restaurarla. Haba
habido una importante tradicin en los aos veinte y treinta, con contactos internacio-
nales y una primera psicotecnia eficaz para los procesos de seleccin y orientacin de
aprendices , estudiantes, conductores... Germain y sus colaboradores Miguel Sigun,
Mariano Yela, Francisco Secadas, Jos Luis Pinillos, Manuel beda, OP. comienzan
el proceso de institucionalizacin de esta ciencia que es, al tiempo, una amplsima
profesin. La fundacin de la Escuela de Psicologa y Psicotecnia, en 1953, marca un
hito en el proceso. Y se comienza la tarea, absolutamente imprescindible, de poner en
las manos de los futuros profesionales una serie de test e instrumentos de evaluacin
que permitan llegar a tener un conocimiento metdico y tcnico de los sujetos cuyas
caractersticas psicolgicas sean relevantes para el anlisis y resolucin de cada situa-
cin a resolver.
En el caso de Pinillos, su aportacin ms conocida vino a ser un test clnico de per-
sonalidad, el CEP, que se utiliz mucho en los aos cincuenta y sesenta, y que , signifi-
cativamente, era una reelaboracin adaptada de uno original de Eysenck, no carente de
originalidad. Tambin trabaj en cuestiones de seguridad vial, en psicologa del trabajo
y en exploraciones acerca de estereotipos sociales relacionados con las regiones espa-
olas. Pero sobre todo, en 1955 llev a cabo una investigacin sobre las actitudes y va-
loraciones que hacan los estudiantes acerca del rgimen poltico y de la actuacin de la
Iglesia Catlica en la vida espaola, y los resultados fuertemente negativos e insatisfac-
torios para las gentes del establishment le crearon ms de un problema al investigador,
que se haba atrevido a analizar con datos reales la situacin del pas.
Los discpulos de Germain fueron, por otro lado, los promotores de la psicologa
en la Universidad. La escuela que se haba creado haca de la psicologa un diploma al
que se acceda desde otra carrera previa educacin, medicina, derecho.... Haba que
llegar a hacer psicologa desde el principio, y con las mismas bases biosociales con
que se la estudiaba en el resto de Europa. En 1968 se consigui vencer el rechazo que
las autoridades del rgimen franquista tenan hacia ese estudio positivo y naturalista
de la subjetividad humana. Se inici como una especializacin de Filosofa y Letras y,
cada vez con velocidad creciente, vino a convertirse en una licenciatura independiente
en 1980. Los estudiantes optaron en gran nmero por la nueva carrera. Los primeros
catedrticos vivieron aos de tensin, para ir poniendo en pie unos estudios comple-
jos, dotarlos de medios, crear un cuerpo de profesores, y al cabo, lograr formar unos
primeros profesionales con calidad y rigor. Y todo eso se pudo hacer gracias al tesn
de los primeros maestros.
Yela tuvo una primera ctedra en Madrid, Pinillos en Valencia, y Sigun en Barce-
lona. As se ech a andar. Desde el principio aparecieron miles de estudiantes vidos
de formacin especializada. En el mundo americano, tras la II Guerra Mundial, ha-
ba cobrado enorme fuerza la psicologa fuertemente naturalista y antimentalista del

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Jos Luis Pinillos Daz (1919-2013). In memoriam 189

conductismo; en Europa, haba unos grupos ms bien orientados a una psicologa de


base biolgica, y de metodologa experimental Piron, Fraisse, Wallon, Katz, Geme-
lli, Eysenck, los grupos fundados en la metodologa del anlisis factorial, y muchos
ms, y singularmente, Piaget y su grupo ginebrino...; y de otro lado, cobraba fuerza
tambin el psicoanlisis, cuyo estatus cientfico era cuestionado desde muchos lados.
Haba que elegir.
A Pinillos le deben los psiclogos espaoles una consideracin positiva, y hasta
pragmtica, de los estudios comportamentales que en el mundo anglosajn ocupaban
la casi totalidad de la escena. Su maestro Eysenck, y un discpulo de este ltimo, ale-
mn compaero de Pinillos en el mundo londinense, Hans Brengelmann, le ayudaron
a formar un grupo de jvenes psiclogos interesados por los problemas de la conduc-
ta, y sobre todo, de la terapia de conducta, entre nosotros.
Pero, al mismo tiempo, le deben que no se perdiera de vista la relevancia de la
conciencia y la experiencia subjetiva para el conocimiento de la persona y de la perso-
nalidad. En 1975, nuestro catedrtico madrileo public sus Principios de psicologa,
un manual admirablemente escrito, muy bien informado, con una fuerte presencia de
los logros de la psicologa del aprendizaje comportamental, y con una integracin de
conceptos bsicos psicosociales, evolutivos, y dinmicos, que partan del estudio de la
conducta para llegar al de la funcin de la conciencia, y de la experiencia propositiva
y responsable. El libro ha sido durante casi tres dcadas el manual de base de nuestros
actuales profesionales.
Su dedicacin a la universidad fue muy grande. Ello le permiti, tomando como
base su personalidad generosa, ser director de innumerables tesis doctorales ms de
un centenar, animar a jvenes investigadores, traer noticias frescas de las novedades
que iban jalonando el desarrollo de la psicologa fundamentalmente anglosajona, sin
olvidar la escuela histrico-cultural de Vygotsky, o el surgimiento paulatino de la
neurociencia.
En 1979 organiz y dirigi, en la Fundacin Juan March de Madrid, una reunin de
estudio sobre el ocaso del conductismo y el surgimiento con fuerza del cognitivismo.
Una treintena de profesores de muy diversas universidades, con todo cuidado y rigor,
fueron examinando eso que se ha dado en llamar a veces el surgimiento del paradig-
ma cognitivo. Los efectos del seminario se dejaron sentir enseguida, para empezar,
en los propios participantes; luego, en los departamentos y en las facultades a los que
llevaron el nuevo hlito. Y no mucho tiempo despus, Pinillos dio un nuevo impulso al
proceso de recuperacin de la mente humana, aquella que haba descartado el conduc-
tismo, con su discurso sobre Las funciones de la conciencia, en su hora de entrada
en la Real Academia de Ciencias Morales y Polticas (1983). Y en eso estamos an,
con continuas novedades, pero en sustancial continuidad con ese momento de giro.
Cabe decir, pues, que Pinillos, en su efectiva accin magistral, ha ido orientando y
acompaando a los grupos de avanzada de nuestra psicologa, estimulndolos, dando
apoyo y soporte, a veces acadmico, a veces social. Sola decir que, segn un maestro
suyo alemn le haba enseado, la funcin principal del maestro era ir avisando a sus
discpulos sobre las cosas que ya no tenan que leer... l fue, en gran medida, combi-
nando esa funcin con la complementaria: la de poner varias estrellas sobre aquellos
estudios nuevos que no caba dejar pasar sin conocerlos.

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190 HELIO CARPINTERO

En una psicologa que empezaba, como la espaola, all por la mitad del siglo,
cuando ya se haban recorrido muchas etapas en laboratorios y departamentos occi-
dentales, la labor de impulso, de orientacin y de seleccin que hicieron los discpulos
de Germain, y muy destacadamente Pinillos, Yela y Sigun, ha hecho posible nuestro
presente, de gran desarrollo, completa actualizacin e importantes escuelas de inves-
tigacin situadas en la vanguardia de nuestra ciencia.
La ciencia es un gran sistema estructural que produce conocimiento, nos da saber
y nos proporciona dominio sobre el universo. En ese sistema se han de cumplir muy
diversas funciones. Las de orientacin, de estimulo y de gua son funciones clave.
Para cumplirlas hay que saber de ciencia, pero tambin hay que entender de hombres,
de personas. Hay que ser un maestro.
Pinillos lo ha sido, y hemos sido conscientes de que eso era as. Reconocimientos
como el Premio Prncipe de Asturias en Ciencias Sociales (1986), una decena de doc-
torados honoris causa, acadmico de la Real Academia Espaola y de la de Ciencias
Morales y Polticas, y el afecto general que su persona suscitaba, lo prueban. Hoy so-
mos muchos los que trabajamos y nos sentimos animados en nuestro quehacer gracias
al recuerdo, vivo y efectivo, de su personalidad activa de algn modo en nosotros. Su
nombre y su obra son ya piezas esenciales en la tradicin de nuestra psicologa, que
avanza con paso firme gracias a innumerables profesionales e investigadores.

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RESEAS

LISTADO DE RESEAS FERNNDEZ BUEY, FRANCISCO, Para la


tercera cultura. Ensayos sobre cien-
LVAREZ, EDUARDO, Vida y dialctica del cias y humanidades. Por Ignacio Te-
sujeto. La controversia de la moder- rrado Rourera (p. 221)
nidad. Por Pedro Ribas (p. 194) FERRAZ, ANTONIO, Ser humano en el si-
AGUIRRE MORENO, ARTURO, Kaleidofo- glo XXI. Atrvete a pensar. Por Jos
na. Violencia, exilio y este su mundo. Luis Mora (p. 222)
Por Stefano Santasilia (p. 197) GAOS, JOS, Los pasos perdidos. Escritos
BETANCES, RAMN EMETERIO, Obras sobre Ortega y Gasset. Por Sonia Es-
Completas. Vol. IV. Escritos polticos. ter Rodrguez Garca (p. 225)
Proclamas-Discursos-Estudios. GARCA PREZ, ARCADIO, La Escuela
BETANCES, RAMN EMETERIO, Obras Ilustrada Salmantina: Miguel Mar-
Completas. Vol. V. Escritos polticos. tel (1784-1835). Por Carlos Rivas
Correspondencia relativa a Puerto Mangas (p. 227)
Rico. Por Iliaris Avils Ortiz (p. 199) GLONDYS, OLGA, La Guerra Fra Cultu-
BORRELL, JOSEP, Del silici a la ral y El Exilio Republicano Espaol.
ra. La xarxa com a continu en Por Ricardo Tejada (p. 229)
lemergentisme de Ferrater Mora. GMEZ MONTERO, JAVIER (EDIT.), Ethos
Por Roberto Dalla Mora (p. 201) & Polis: Europa y la ciudad en el
CASTILLA URBANO, FRANCISCO, El pensa- pensamiento de Mara Zambrano.
miento de Juan Gins de Seplveda. Por lvaro Garrido (p. 232)
Vida activa, humanismo y guerra en GONZLEZ GARCA, MOISS Y HERRERA
el Renacimiento. Por Mara Martn GUILLN, RAFAEL (COORDS), Maquia-
(p. 203) velo en Espaa y Latinoamrica (del
CEREZO GALN, PEDRO, Claves y figuras siglo XVI al XXI). Por Francisco Ja-
del pensamiento hispnico. Por Jor- vier Cruz Lendnez (p. 234)
ge Novella (p. 205) GONZLEZ, JULIANA Y LINARES, JORGE
DAVOINE, FRANOIS, Don Quijote, para (COORDS.), Dilogos de biotica: nue-
combatir la melancola. Por Jos vos saberes y valores de la vida. Por
Luis Mora Garca (p. 208) Juanjo lvarez Galn (p. 236)
DEZS CSEJTEI-ANIK JUHSZ, Medita- GONZLEZ MRQUEZ, JUAN ANTONIO, Eu-
ciones filosficas sobre el paisaje: ropa y Espaa en el pensamiento de
(Filozfiai elmlkedsek a tjrl). Luis Dez del Corral. Por Delia Man-
Por Tht Gbor (p. 210) zanero (p. 237)
DEZS CSEJTEI-ANIK JUHSZ, Varia- GONZLEZ RAMREZ, DAVID (ED. Y CO-
ciones a los temas de la muerte, el ORD.), Lienzos de la escritura. Sinfo-
paisaje y el otro hombre: Caminos nas del recuerdo. El magisterio de
filosficos- Philosophische Wege. Por ngel Valbuena Prat. Por Gemma
Gbor Tth (p. 212) Gordo Piar (p. 239)
DAZ, ELAS, El Derecho y el Poder. Realis- HERNNDEZ, LUIS RAFAEL Y ESTEBAN, N-
mo crtico y Filosofa del Derecho. Por GEL, Claves del pensamiento martiano.
Cristina Hermida del Llano (p. 215) Ensayos polticos, sociales y literarios.
DOLHABERRIAGUE, CONCHA, Vida de Ma- Por Gemma Gordo Piar (p. 240)
ra de Maeztu. Por Juana Snchez- HIBBS, SOLANGE ET BALLEST, JACQUES,
Gey Venegas (p. 219) Le voyage comme source de

Revista de Hispanismo Filosfico 191 ISSN: 11368071


n. 19 (2014): 191-348
192 Reseas

connaissance et dutopies aux XIXe NOGUEROLES, MARTA, Fernando Savater.


et au XXe sicles. Por Grupo de Biografa intelectual de un joven fil-
Toulouse (p. 242) sofo. Por Javier Muguerza (p. 270)
JIMNEZ, JOS, La imagen surrealista. Por ORTEGA ESQUIVEL, AURELIANO Y CORO-
Miguel Salmern Infante (p. 244) NA FERNNDEZ, JAVIER (COORD.), En-
JIMNEZ, JOS, Crtica en acto. Textos e sayos sobre pensamiento mexicano.
intervenciones sobre arte y artistas Por Mara Guadalupe Zavala Silva
espaoles contemporneos. Por Mi- (p. 271)
guel Salmern Infante (p. 245) ORTEGA MUOZ, JUAN FERNANDO, Tra-
KOZEL, ANDRS; CRESPO, HORACIO; PAL- tado de Filosofa Primera: nuevos
MA, HCTOR A. (COMPS.), Heterodoxia estudios de Metafsica a partir de
y Fronteras en Amrica Latina. Por Aristteles. Por Diego S. Garrocho
Salina Debora Gabriela (p. 247) Salcedo (p. 273)
LACAU ST. GUILY, CAMILLE, Mara Zam- PALACIOS BAUELOS, L., (COORD.), Don-
brano, La tumba de Antgona y otros de habita el olvido. Las Humanidades
textos sobre el personaje trgico. Por hoy. Por J. Mara Garca Gmez
Nadge Coutaz (p. 248) Heras (p. 275)
LAURENZI, ELENA, Sotto il segno PARENTE, LUCIA, Ortega y Gasset e la
dellaurora. Studi su Mara Zambra- vital curiosidad filosfica. Por
no y Friedrich Nietzsche. Por Stefa- Elena Trapanese (p. 278)
no Santasilia (p. 251) PARENTE, LUCIA, Segreti mutamenti.
LIPSCOMB, ANTONELLA Y LOSADA, JOS Concetti fluidi sulla creaturalit
MANUEL (COORDS.), Mito e interdisci- e naturalit dellessere umano. Por
plinareidad: los mitos antiguos, me- Maria Cristina Pascerini (p. 281)
dievales y modernos en la literatura y PINILLA, RICARDO, Krause y las artes.
las artes contemporneas. Por Car- Por Adrin Pradier (p. 282)
los Snchez Prez (p. 254) PULEO, ALICIA, Ecofeminismo para otro
MANDADO, R. EMILIO (DIR.), Menndez mundo posible. Por Jorge Riech-
Pelayo. Cien aos despus. Actas del mann (p. 289)
Congreso Internacional. Por Ignasi QUONDAM, AMEDEO, El discurso corte-
Rovir Alemany (p. 258) sano. Por Gabriel Aranzueque (p.
MARTN, FRANCISCO JOS (ED.), Intelec- 291)
tuales y reformistas. La generacin RIECHMANN, JORGE, Tratar de compren-
de 1914 en Espaa y Amrica. Por der. Por Marta Nogueroles Jov (p.
ngel Prez (p. 261) 294)
MUOZ ROSALES, VICTRICO (COORD.), RIVERA GARCA, ANTONIO Y VILLACAAS
Filosofa Mexicana de la Educacin BERLANGA, JOS LUIS (EDS.), Gonzalo
(Seleccin Antolgica). Por Manuel Daz y el archivo de la filosofa espa-
Lpez Forjas (p. 263) ola. Por Rodolfo Gutirrez Simn
NAESSENS, HILDA, La concepcin del (p. 295)
hombre en Jos Gaos y Francisco Ro- ROBERTS, STEPHEN AND SHARMAN, ADAM,
mero. Por Antoln Snchez Cuervo 1812 Echoes. The Cadiz Constitu-
(p. 266) tion in Hispanic History, Culture and
NIETO BLANCO, CARLOS, La religin con- Politics. Por Jos Luis Mora Garca
tingente. Por Javier Ordez (p. 268) (p. 297)

Revista de Hispanismo Filosfico


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Reseas 193

ROVIRA GASPAR, MARA DEL CARMEN, SANTULLANO, LUIS A., Arraigos y exilios.
Dos utopas mexicanas del siglo Antologa. Por Carmen Servn Dez
XIX. Francisco Severo Maldonado y (p. 316)
Ocampo y Juan Nepomuceno Adorno. SERRA PUCHE, MARI CARMEN; MEJA
Por Jos Luis Mora (p. 300) FLORES, FRANCISCO; SOLA AYAPE,
RUIZ CALVENTE, MARTN, D. Antonio CARLOS (EDS.), De la posrevolucin
Machado, profesor. La educacin en mexicana al exilio republicano es-
su poca y en la nuestra. Por Ana paol. Por Antoln Snchez Cuervo
Azanza Elo (p. 302) (p. 318)
RUIZ ORTIZ, MARA, Pecados y vicios en SUANCES MARCOS, MANUEL, Marcelino
la Andaluca Moderna (Siglos XVI- Menndez Pelayo. 100 aos despus.
XVIII). Un retrato mvil de la vida Por Gerardo Bolado (p. 320)
cotidiana. Por lvaro Castro Sn- TERUEL, JOS, Los aos norteamericanos
chez (p. 304) de Luis Cernuda. Por Carlos Vadillo
SNCHEZ DE ANDRS, LETICIA Y PRESAS, Buenfil (p. 322)
ADELA (ED.), Msica, Ciencia y Pen- TORRE, GUILLERMO DE, De la aventura
samiento en Espaa e Iberoamrica al orden. Seleccin y prlogo de Do-
durante el siglo XX. Por Antonio No- mingo Rdenas. Por Jos Luis Mora
tario Ruiz (p. 307) Garca (p. 325)
SNCHEZ DE ANDRS, LETICIA, Pasin, VEGA REN, LUIS, La fauna de las fa-
desarraigo y literatura: el compositor lacias. Por Gerardo Bolado (p. 327)
Robert Gerhard. Por Mara Nagore VV.AA., Andrs Laguna, un cientfico es-
Ferrer (p. 308) paol del siglo XVI, Por Juan Manuel
SANTASILIA, STEFANO, Simbolo e Corpo. Moreno (p. 328)
A partire da Eduardo Nicol. Por Ro- VV. AA., Gua Comares de Ortega y
berto Dalla Mora (p. 310) Gasset. Por Felipe Gonzlez Alc-
SANTESMASES, ANTONIO GARCA Y LA RO- zar (p. 332)
CHA RUB, MANUEL DE (COORDS.) Luis Humanitas, LXVIII, 1-2, Mara Zam-
Gmez Llorente: educacin pblica y brano: la poltica come destino co-
socialismo. Por Manuel David Espi- mune. Por Elena Trapanese (p.
nel Ramrez (p. 312) 339)

Revista de Hispanismo Filosfico


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194 Reseas

LVAREZ, EDUARDO, Vida y dialctica materiales, como si el hombre fuese un


del sujeto. La controversia de la mo- espritu desencarnado, y, por otro, una
dernidad. Madrid, Biblioteca Nueva/ unilateral concepcin biolgica segn la
Ediciones Universidad Autnoma de cual el hombre es mero producto de lo
Madrid, 2013, 570 pp. que sus genes determinan.
Sin entrar en el meticuloso anlisis
He aqu un libro que no pretende ni que el autor ofrece de la concepcin
cambiar el mundo maana mismo ni sustancialista del yo por Descartes, re-
asombrar a nadie por su audacia. Es sen- chazada por el empirismo y tambin
cillamente un libro de filosofa, escrito por Kant, digamos que este no admite
en un espaol ejemplar, de maestro, de sin ms un yo que piensa (sujeto) y un
alguien que pretende ser claro, com- objeto al que se dirige el pensamiento
prensible, no oracular, como ocurre con para conocerlo tal cual es. Kant realiza
demasiada frecuencia en el gremio de la revolucin copernicana atendiendo a
filsofos. Este lenguaje claro hace que la constitucin del objeto por el mismo
una obra como esta, que entra a fondo sujeto, es decir, mostrando las condi-
en los problemas relativos al sujeto y su ciones de la experiencia, o lo que es lo
evolucin hasta hoy, pueda ser leda con mismo, las condiciones a las que est
gran provecho por los interesados en sometido nuestro conocimiento para
aprender filosofa, o mejor, a filosofar. que de verdad sea conocimiento. Una
Kant deca que no se aprende filosofa, diferencia fundamental de Kant con
sino a filosofar, a plantear y dilucidar Descartes es que el sujeto no se conoce
problemas. como sustancia, sino como conciencia
El sujeto es el hombre, pero la com- de s que acompaa a todo conocimien-
prensin del hombre como sujeto, es to. El yo, que en Descartes constituye la
decir, como responsable de su actuar sustancia pensante (res cogitans), que-
y como expresando en este actuar su da relegado a conciencia acompaante,
independencia, su voluntad y su liber- con lo que se viene abajo todo el edificio
tad, es algo moderno. A diferencia de escolstico de la psicologa racional, ya
la tradicin antigua, en la que el sujeto que el yo captado en esa conciencia ni
era considerado dependiente de fuerzas es sustancia ni es objeto de experiencia,
exteriores (el destino, la naturaleza, la sino sujeto lgico, lo que llama Kant la
divinidad, etc.), la modernidad ha con- apercepcin. Pero si ese yo es devalua-
vertido al sujeto en autofundante. Des- do por Kant a conciencia acompaante,
cartes es figura esencial en este proceso. es, en cambio, elevado a autnomo en
Pero Descartes es tambin el comienzo su terreno, el de la experiencia posible
de una orientacin filosfica segn la en la esfera del conocimiento y el de la
cual la conciencia desempea un papel libertad en la esfera moral. La autono-
excesivo, como ocurre en general con el ma moral sita al hombre por encima
racionalismo y el idealismo. Una de las de instintos y pasiones y por encima de
virtudes destacadas de este libro con- la religin. Eduardo lvarez pone de
siste en mostrar la permanente tensin manifiesto que el dualismo kantiano es
que en la filosofa existe entre, por un difcilmente compatible con la histori-
lado, una autonoma del sujeto anclada cidad (con el hombre como autor de la
en valores o instancias espirituales, in- historia), ya que el sujeto trascendental

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Reseas 195

es ahistrico (p. 75). Tanto ese dualis- del sujeto, lo que le obliga a revisar el
mo como esa ahistoricidad sern dura- tributo que Hegel paga a la razn uni-
mente criticados por Hegel, quien en su versal por no haber considerado los con-
dialctica sigue la lnea racionalista de dicionantes materiales de ella. Tal es la
Kant, pero dotando de movimiento al inversin de Hegel realizada por el autor
concepto, gracias a lo cual la filosofa de El capital. En palabras del profesor
se convierte en un proceso espontnea- lvarez, Hegel no se libera nunca del
mente dinmico, en automovimiento, peso de la teologa cristiana. Marx se
en superacin incesante. La filosofa distancia de esta perspectiva acercndo-
de Hegel, que en este libro tiene un se al actuar de los individuos y viendo
papel central, posee la ventaja de cap- las condiciones histrico-terrenales en
tar el movimiento (la vida, la historia, que actan. Aunque Marx ha sido acusa-
el devenir) mucho ms adecuadamente do tambin de determinista, uno de los
que el logicismo kantiano, pero con el distintivos bsicos de su materialismo
inconveniente de convertir la vida, el consiste precisamente en sealar que
movimiento y la misma naturaleza en los hombres, aunque siguen sufriendo
concepto: La razn no tiene para He- la historia como destino, tienen en sus
gel un valor meramente regulativo, sino manos la posibilidad de convertirla en
constitutivo de la realidad (p. 106), con tarea suya. Como indica tambin el au-
lo cual conocer es conocerse a s mis- tor, segn Marx, no existen ms fines
mo, una especie de solipsismo, por ms ni propsitos en el mundo que los que
que en Hegel se trate de un yo universal. los hombres se plantean para s mismos
Si alguna vez la filosofa se elev a al a partir de sus luchas y de las posibili-
ideal terico de los griegos, al cosmos dades de su tiempo. (p. 139) Queda as
noets, y a la contemplacin intelectual muy oportunamente destacada la pers-
como culmen al que puede aspirar el pectiva prctica que introduce Marx y
hombre, tal filosofa es la de Hegel: vida que lo convierte en un autor cuya filo-
como movimiento de la idea; el absolu- sofa es irreductible al pensamiento sin
to como resultado de pasos dados por la ms: Marx es el filsofo de la praxis.
razn desde la certeza sensible hasta la Esta praxis, en el sentido nada pragm-
conciencia autotransparente. Y tampoco tico que l da a la palabra, es la dimen-
falta en Hegel una captacin interesante sin que inserta al sujeto humano en su
de la condicin social del individuo, no terrenalidad, uniendo as la esfera te-
tanto por el mitificado captulo cuatro rica con una prctica que, si muestra la
de la Fenomenologa (demasiado caba- miseria y opresin en que se desenvuel-
lleresco-medieval el reconocimiento del ve la vida de la mayora, muestra tam-
otro), sino por la filosofa del derecho, bin la potencia que los hombres tienen
donde el individuo queda insertado en en sus manos para cambiar el mundo.
la sociedad y el Estado. Por ello partir Cambiarlo es cosa de la prctica guiada
Marx de los planteamientos hegelianos por la teora. Sorprende que el autor no
para criticarlos debido a su idealismo, aluda aqu a Snchez Vzquez, que es-
pero reconociendo que Hegel es figu- cribi desde el exilio de Mxico un ex-
ra esencial por la riqueza del mtodo celente libro sobre esta cuestin, pero lo
dialctico. Marx penetra a fondo en los cierto es que el profesor lvarez apunta
elementos que constituyen la conciencia a lo esencial de la tesis de Snchez Vz-

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196 Reseas

quez. Y sorprende que Marx suponga superior, si no he contado mal, a las dedi-
un rechazo de la tradicin humanista cadas a cualquier otro filsofo.
(p. 195), cuando l representa la reivin- El escenario siguiente nos lleva a
dicacin de lo humano por excelencia, Heidegger, ante el cual el autor no ocul-
la dignidad, la creatividad, la polis como ta su escasa simpata, debido a que el
lugar de educacin y expansin de esa filsofo de la Selva Negra propone una
creatividad. En otros pasajes del libro filosofa contra el sujeto, antiilustrada,
hay una valoracin positiva del huma- antimoderna y reaccionaria, segn la
nismo. cual no cabe hablar finalmente sino del
Consecuente con su favorable visin misterio y del designio del ser, as como
de la Ilustracin y del sujeto humano de su carcter inefable. (pp. 398-399)
como portador de razn y conciencia, Ser s mismo no es ser consciente, sino
el autor no puede celebrar filosofas de atender a la llamada del ser, reconocer la
tendencia irracionalista, como las de culpa (la finitud) y evitar a los dems, ya
Schopenhauer o Nietzsche. A este ltimo que solo separadamente de los dems
le reprocha un biologismo de base y un puede el individuo ser autntico. (p.
aristocratismo carente de sentido social, 411) La intersubjetividad, como la vida
puntos ambos que hacen de l un filsofo social, queda desvalorizada. Y lo peor
reaccionario, premoderno, antiilustrado. es, como indica el autor, que en Heideg-
El repudio del nihilismo more nietzs- ger no cabe una propuesta de emancipa-
cheano se compagina bien con el de un cin, de transformacin social, ya que la
vitalismo de base telrica a lo Heidegger, existencia inautntica es determinacin
Spengler o Schmitt, pero tambin permi- esencial del Dasein. Desde una ideali-
te ver la ambigedad que conlleva el tr- zacin de la Grecia antigua, al estilo ro-
mino vida empleado por autores como mntico, Heidegger rechaza la sociedad
Dilthey. En relacin con la filosofa de la moderna y la tcnica, a las que opone
vida se sita el pensamiento de Ortega, el mundo campesino, mientras repudia
nico filsofo de lengua espaola al que la autonoma del sujeto, el cual queda
el autor consagra unas pginas. subordinado a un destino que nada tiene
No poda faltar una mirada a la fe- que ver con la decisin o eleccin cons-
nomenologa de Husserl en la visin del ciente, lo propio de una criatura, finita,
sujeto dentro de las distintas corrientes s, pero dotada de razn, una razn con-
filosficas, dado que todo el proyecto de tra la que Heidegger propone su deriva
Husserl se puede interpretar como una irracionalista. Por cierto, en relacin
filosofa del sujeto. (p. 321) Pero en su con Heidegger hay una reivindicacin
pretensin de redefinir el sujeto cartesia- del humanismo como portador de la
no, la fenomenologa husserliana vuel- libertad, como defensor de la libre ini-
ve al idealismo, ya que, en definitiva, la ciativa del hombre en cuanto sujeto que
conciencia, aunque sea conciencia de, no piensa y acta, frente a un uso negativo
llega a una verdadera alteridad, no sale de del concepto de humanismo, de tanto
s misma. De todas formas, una prueba arraigo en la cultura de lengua espaola,
de que el autor considera relevante la fe- empezando por Vives.
nomenologa de Husserl y sus derivacio- Las cincuenta pginas dedicadas a
nes en el debate sobre el sujeto es que le Heidegger no tienen desperdicio. Casi
dedica ms de sesenta pginas, nmero dira que significan darle una importan-

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Reseas 197

cia excesiva, pero quiz es oportuno el nando diferentes perspectivas casi como
esfuerzo de clarificacin desmitificadora en una sinfona se combinan las aporta-
de estas pginas en un ambiente como el ciones de diferentes instrumentos, una
nuestro, entre tantos adoradores de la fi- verdadera kaleidofona. En relacin a
losofa irracionalista, la de Heidegger o este texto hay que afirmar, ya desde el
la de Schopenhauer. Tras un minucioso principio, que nos encontramos frente
anlisis de la cuestin del sujeto en Sartre al ttulo de un emblemtico caso de no-
y Merlau-Ponty, el autor dirige su aten- men omen. El volumen escrito por Artu-
cin a la Escuela de Frankfurt. Tambin ro Aguirre se presenta como el encuentro
aqu parece muy oportuno el reproche entre diferentes voces y perspectivas,
dirigido a los frankfurtianos por su rece- todas ellas conectadas por la necesidad
lo ante el pensamiento ilustrado, aspecto de dar cuenta del destino de la filoso-
que los emparenta con Heidegger, por fa. Es ste el marco de la kaleidofona
ms que ellos defiendan la emancipacin como posible bestiario (sta la palabra
del individuo respecto de la industria cul- que usa el autor remitindose a la tradi-
tural y respecto de la razn instrumental. cin medieval y, a la vez, llevndonos a
Pero destacar el elitismo de la filosofa de pensar directamente en Cortzar) de las
Adorno y el pesimismo de su propuesta expresiones filosficas que siempre son
crtica, que empaa un tanto la innegable vibraciones de la razn, y siempre tie-
lucidez de esta, es algo que conviene re- nen su propia sonoridad y eco. En este
saltar, pues la crtica a la Ilustracin, que espacio tan dinmico cuanto responsa-
tanto abunda entre posmodernos, es en blemente construido se colocan todos los
nuestro pas como bendecir la ignorancia artculos que materialmente estructuran
porque ella nos libra de los sinsabores el volumen como la reflexin sobre el
que provoca el ansia de saber. Por ello es cuerpo a partir de Nancy y Agamben, el
tambin de alabar la sutil crtica que el anlisis del fenmeno del exilio enten-
autor realiza de la izquierda heidegge- dido como la otra cara (casi oculta) de
riana, un oximoron con el que alude a la misma fundacin de la comunidad, la
los Derrida, Deleuze, Foucault. Para ms problemtica de la mirada como aper-
detalles lean el libro del profesor lva- tura al espectculo del mundo, toda
rez, acadmico, quiz excesivamente la reflexin relativa al manifestarse del
alemn, pero lleno de anlisis incitantes, asombro como un momento fundamen-
siempre con la bandera de la razn por tal de la generacin cultural, etc. Se trata
delante, la humilde herramienta con la slo de algunos de los temas que abarca
que contamos los humanos. esta serie de artculos.
En lo especfico, por lo que concier-
Pedro Ribas ne a la filosofa hispnica, destacan los
escritos sobre el exilio y sobre la edu-
cacin en los cuales se hacen preemi-
AGUIRRE MORENO, ARTURO, Kaleidofo- nentes las referencias a un protagonista
na. Violencia, exilio y este su mundo, de la historia del pensamiento espaol,
Mxico, Edaf-Buap, 2013, 184 pp. sobre todo desde el punto de vista del
exilio filosfico del 1939: Eduardo
Un amplio abanico de voces, una mi- Nicol. Las referencias a este autor, que
rada al paisaje en la cual se van combi- ya se pueden encontrar en los artculos

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relativos a la violencia (sobre todo en acto humano distinguindolo da un en-


el comienzo del texto, dedicado propia- torno que, an perteneciendo al ser, se
mente al exilio y a la violencia), se ha- diferencia categorial y ontolgicamente
cen patentes cuando el discurso dirige (vase el artculo Sonoridad y paisaje).
su atencin a la cuestin de la barbarie Me gustara concluir esta breve resea
entendida como anormalidad de la ra- llamando la atencin sobre dos artculos
zn mostrando como el pensamiento de en los cuales la presencia del pensador
Eduardo Nicol, en su propuesta de un cataln se hace preeminente y constitu-
humanismo que no puede desarrollarse ye una clave de lectura fundamental: el
prescindiendo de la comunidad, plantea primero, Espirales de violencia, donde
la posibilidad de una respuesta racional Aguirre muestra detalladamente cmo
(de una razn integral) a la barbarie de la reflexin filosfica de Nicol se desa-
los tiempos actuales. El siguiente art- rrolla a medida que enfrenta el proble-
culo, dedicado a la educacin y la bar- ma de la violencia como peligro para la
barie, retoma el tema mostrando, una comunidad; y el segundo, Exilio, comu-
vez ms a travs de las referencias a nidad y revolucin, dedicado a la vida
Nicol entre otros autores, la necesidad y a la obra de Eduardo Nicol, donde el
de una educacin comunitaria, o sea, autor, con estilo elegante y profundo
que surja de la comunidad y que remita conocimiento, conduce al lector a tra-
a esta misma. Una forma de reconocer vs del recorrido filosfico-existencial
un porvenir al mundo que ya es vncu- constituido por la vida filosfica de
lo constitutivo. Problemtica, sta, que Eduardo Nicol. En estos dos artculos se
encuentra su desarrollo tambin en la da la posibilidad de considerar todo el
reflexin relativa a la educacin como valor de una vida, la del exiliado Eduar-
transformacin, donde la referencia a do Nicol, y de una obra, la del filsofo
Nicol se muestra sobre todo en la cues- Eduardo Nicol, como dos caras de una
tin de la vocacin humana y de la mis- misma moneda preciosa que, de vez en
ma naturaleza del hombre como ser de la cuando, necesita ser pulimentada para
vocacin. En el pequeo artculo Mundo que su brillar pueda despejar solucio-
y diversidad, el autor toma en conside- nes para los problemas de nuestro tiem-
racin, esta vez de manera especfica, po. Seguramente el volumen de Arturo
la reflexin fenomenolgico-metafsica Aguirre se presenta como un conjunto
de Eduardo Nicol para llevar el lector a de estmulos originales y extremamente
reflexionar sobre la diversidad cultural a interesantes, un coacervo de pregun-
la luz de una posible simblica comn tas y dudas expresadas a travs de un
que remite a la constitucin del mundo estilo elegante y, a veces, cortante; una
como lugar del encuentro. En Venir al expresin de nuestro tiempo inquieto,
mundo, el artculo siguiente, otra vez sin soluciones pero en busca de ellas. Si
la cuestin de la expresividad, como Eduardo Nicol consideraba la heterodo-
componente constitutiva de la humana xia como la nica posibilidad de un au-
existencia, se presenta como la clave tntico filosofar, Arturo Aguirre, como
fundamental para una lectura actual de nicoliano puede bien inscribirse en
existencia humana. Existencia que el este grupo de disidentes.
autor define como sobre-natural a la luz
del sentido que siempre acompaa al Stefano Santasilia

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BETANCES, RAMN EMETERIO, Obras poltico. El volumen IV est dedicado a


Completas. Vol. IV. Escritos polticos. las proclamas, discursos y estudios don-
Proclamas-Discursos-Estudios, Ed. de encontramos su memorable proclama
de Flix Ojeda Reyes y Paul Estrade, de 1867, Los diez mandamientos de los
San Juan, Ediciones Puerto, 2013, hombres libres y otros escritos como
354 pp. Viva Espaa Libre, viva la Repblica!
BETANCES, RAMN EMETERIO, Obras Al pueblo y al ejrcito de Puerto Rico
Completas. Vol. V. Escritos polticos. (1868), La abolicin de la esclavitud en
Correspondencia relativa a Puerto Puerto Rico y el gobierno radical y mo-
Rico, Ed. de Flix Ojeda Reyes y Paul nrquico de Espaa (S.F.). Por su parte,
Estrade, San Juan, Ediciones Puerto, el volumen V est dedicado a la corres-
2013, 538 pp. pondencia relativa a Puerto Rico. Este
volumen contiene alrededor de 172 car-
Parece que, finalmente, la obra del tas escritas desde 1867 hasta 1898 ao en
pensador puertorriqueo Ramn Emete- que muere Betances. Estos volmenes se
rio Betances est incorporndose en los unen a los primeros tres publicados en el
anaqueles de la academia puertorriquea ao 2008 por la misma editorial, Edicio-
donde siempre ha debido estar gracias a nes Puerto.
la infatigable labor de los doctores Flix El primer volumen de las Obras Com-
Ojeda Reyes de la Universidad de Puerto pletas de Betances est dedicado a los
Rico y Paul Estrade de la Universidad de escritos mdicos y cientficos donde po-
Pars-VIII. demos encontrar su tesis doctoral sobre
El pasado 30 de octubre de 2013 en las causas del aborto, presentada en la
el Teatro Alejandro Tapia del Viejo San Universidad de Pars en 1855, Oculstica
Juan, el Instituto de Estudios Caribeos (1874), El clera. Historia, medidas pro-
de la Universidad de Puerto Rico en co- filcticas, sntomas y tratamiento (1890),
laboracin con la Alianza Francesa de algunos estudios sobre salud pblica e hi-
Puerto Rico llev a cabo la actividad Ra- giene publicados a finales del siglo XIX,
mn Emeterio Betances (1827-1898): entre otros. El segundo volumen contie-
Un amigo sincero de Francia donde se ne los escritos ntimos redactados por
presentaron los ms recientes volmenes Betances a familiares, colegas y amigos.
del monumental proyecto que pretende De este volumen vale la pena mencionar
recopilar las obras completas del radical varias cartas escritas a la intelectual inde-
pensador, un proyecto encaminado a pu- pendentista puertorriquea radicada en
blicar unos quince tomos. Cuba, Lola Rodrguez de Ti y sus dos
Los volmenes ms recientes, IV testamentos. Por su parte, el tercer volu-
y V, corresponden a los escritos polti- men nos muestra el Betances literario y
cos de Betances. Se sabe que su faceta artstico: novelas, cuentos, poemas y dra-
de revolucionario eclipsa totalmente mas entre los que destacan su nouvelle
su figura y su obra cientfica y creativa, poltica Los dos indios (1857), La Virgen
porquecomo seala EstradeBetances, de Borinqun (1859), La estafa (1896)
ms que un revolucionario, es el ltimo y La botijuela (1881).
libertador de Amrica. Por esta razn, El Dr. Flix Ojeda Reyes lleva alre-
es importantsima la publicacin y la di- dedor de tres dcadas estudiando la vida
vulgacin de todas sus obras de carcter y obra betancina y lleva varios aos tra-

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bajando en la publicacin de las obras; pleto desconocido. Ojeda Reyes explica


trabajo sumamente arduo cuando consi- que el puertorriqueo no es conocido en
deramos las particulares condiciones en Espaa, porque a diferencia de otros per-
las que Betances gesta su obra. Cient- sonajes decimonnicos, este era un com-
fico, abolicionista, masn, diplomtico pleto radical. Betances tena serios proble-
independentista y revolucionario, Be- mas con el coloniaje espaol y entenda
tances tuvo que exiliarse en Pars perse- que slo la lucha armada librara a las An-
guido por el rgimen colonial espaol en tillas de las pesadas cadenas del coloniaje.
Puerto Rico. Recopilar sus obras es tarea Betances, contrario al carcter concilia-
complicada por encontrarse dispersa en torio de Hostos, desde el comienzo de su
varios pases (la investigacin betanci- carrera se rebela contra el rgimen.
na est ntimamente ligada a Cuba y a Tan pronto regresa a Puerto Rico de
Francia), su naturaleza variada, esto sin sus estudios parisinos, Ramn Emeterio
mencionar que la mayor parte de la obra Betances organiza un movimiento inde-
que ha sobrevivido hasta nuestros das, pendentista y anti-esclavista que le cues-
fue escrita en francs bajo variados pseu- ta la expulsin de su tierra. Se une a la
dnimos. causa cubana, valindose de sus influen-
No obstante, Ojeda Reyes nos ha co- cias entorpece las solicitudes de prsta-
mentado que proyecta que los restantes mo que hace Espaa a la banca europea,
diez volmenes vean la luz durante los y por si fuera poco, se le vincula con el
prximos dos a tres aos. Los volmenes asesinato de Cnovas del Castillo. Si,
VI al VIII correspondern a la correspon- Espaa no puede dar lo que no tiene,
dencia relativa a Cuba. El noveno volu- no podemos esperar que en Espaa sea
men ser dedicado al epistolario con Re- gratamente recordado el revolucionario
pblica Dominicana. Los prximos dos antillano.
volmenes nos presentarn su desconoci- Betances es una figura fascinante, ar-
da obra periodstica mayormente en rota- quitecto principal del proyecto poltico
tivos franceses y en el rotativo madrileo de la Confederacin Antillana del que
El Pas del liberal Manuel Ruiz Zorrilla luego hablar Mart. Segn Ojeda Reyes,
presidente del Consejo de Ministros de el canibalismo poltico ha hecho que no
Espaa y amigo personal de Betances. Se se le reconozca su obra periodstica, ni
prev que para el volumen XIV, el pro- su labor como terico poltico o como di-
fesor Estrade presente una bibliografa plomtico. Por medio de la publicacin
completa y especializada sobre Betances de estas obras completas, sus estudiosos
para todo aquel que se interese en su obra pretenden convertir a Betances en una
y quiera continuar investigaciones sobre figura que irradie la regin del Caribe y
el tema. El ltimo tomo corresponder a se le considere a la altura de los grandes
una biografa de Betances escrita por F- libertadores de la Amrica Latina, Bol-
lix Ojeda Reyes, una ampliacin revisada var, Hidalgo y Mart. La publicacin de
de su investigacin de tesis doctoral que, las obras completas nos ayudar a uni-
por cierto, fue defendida en la Universi- versalizar su pensamiento, vida y obra
dad de Valladolid. dedicada al noble ideal de la libertad de
Conocemos a Mart, a Maceo, a Lu- los pueblos. Adems, se reconocern, por
pern, incluso a Hostos. No obstante, en fin, sus aportaciones cientficas y litera-
Espaa, Betances sigue siendo un com- rias, ms all del revolucionario.

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Ojeda Reyes asegura que la reivin- La obra ganadora de la ltima edi-


dicacin de Betances jugar un rol im- cin fue Del silici a la ra. La xarxa com
portante en la construccin de la nueva a continu en lemergentisme de Ferrater
Amrica porque su pensamiento es afn Mora (Del silicio a la razn. La red como
con los vientos que soplan en la actuali- continuo en el emergentismo de Ferrater
dad latinoamericana. Betances propona Mora) presentada por Josep Borrell, que
un proyecto de unidad, de solidaridad, de ahora ve la luz en la coleccin Premi Fe-
fraternidad y libertad, ideas que tienen rrater Mora, de la serie Publicaciones de
mucho que aportar en los cambios en la la Ctedra Ferrater Mora en la editorial
regin del Caribe y el resto de Latino- Documenta Universitaria.
amrica. En ese momento se podr situar El libro, escrito en cataln, tiene
a Betances como lo que es, uno de los como objetivo central investigar hasta
grandes libertadores americanos. qu punto la teora ontolgica que Ferra-
Queremos finalizar con las palabras ter desarrolla a lo largo de su obra puede
de los editores de estas obras completas ser til para contestar a algunas pregun-
que mejor no pueden resumir el impacto tas que hoy en da resultan fundamenta-
de su preciosa obra para con las futuras les para la comprensin de la sociedad
generaciones: Nuestro trabajo presenta en la que vivimos, por ejemplo: cul es
el quehacer y el pensamiento de Betan- el estatuto ontolgico de lo que denomi-
ces en toda su trayectoria y su plenitud. namos Web o Internet? hasta qu
A la par, contribuye a rescatar las races punto la realidad virtual es una realidad
y a reconstruir los perfiles de la nacin artificial, bajo el total dominio del hom-
puertorriquea. Tambin recupera do- bre? de qu manera influyen Internet y
cumentos fundamentales para compren- el desarrollo de la inteligencia artificial
der la historia de los pases del Caribe. en nuestro mundo?
(Obras Completas, Patriarcal, siempre Como indica justamente Borrell al
rebelde, p. 12). De ah, su importancia. principio de su ensayo, Ferrater no pudo
conocer el pleno desarrollo de lo que hoy
Iliaris Avils Ortiz conocemos como Internet, habiendo fa-
llecido pocos aos antes de que esta re-
volucin tecnolgica llegara a cambiar
BORRELL, JOSEP, Del silici a la ra. La xar- radicalmente nuestro mundo y nuestra
xa com a continu en lemergentisme manera de estar en l. Sin embargo, lo
de Ferrater Mora, Girona, Documen- ms seguro es que Ferrater estuviera al
ta Universitaria, 2013, 120 pp. tanto de las investigaciones que llevaron
al desarrollo del mundo de las Web y,
En 2012 se celebr la segunda edi- coherente con su insaciable curiosidad y
cin del premio de ensayo Ferrater Mora, afn de saber, no hay duda de que hubiera
instituido conjuntamente por la Ctedra sido un atento conocedor del mundo de
Ferrater Mora de Pensament Contempo- Internet y de que hubiera reflexionado,
rani de la Universitat de Girona y la Josep profundamente, sobre las implicaciones
Ferrater Mora Foundation de Pennsylva- sociales, ticas y culturales de su amplia
nia para premiar cada dos aos al mejor difusin en el mundo.
ensayo indito dedicado al estudio y la Toda la primera parte del libro de
difusin de la obra del pensador cataln. Borrell est dedicada a destacar cmo la

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tecnologa supo despertar un profundo existir una radical ruptura ontolgica,


inters en Ferrater durante toda su vida. sino un continuo que permite enten-
Basndose en el estudio del Diccionario der los varios niveles como trminos ab-
de filosofa, en los ensayos publicados en solutos, conceptos-lmites, y los varios
revistas y peridicos, en el epistolario y elementos que componen la realidad
gracias, tambin, a conversaciones man- como tendencias entre estos extremos.
tenidas con Priscilla Cohn, la viuda de As organizada, la realidad entonces no
Ferrater Mora, Borrell nos habla de un podr nunca ser descrita en trminos ab-
filsofo atento a toda clase de fenmenos solutos, sino como tendencia. El lec-
tecnolgicos, resaltando su curiosidad tor familiarizado con la obra de Ferrater
hacia las investigaciones sobre la inteli- no tendr dificultad en reconocer en esta
gencia artificial que, en varios lugares de teora la fundamentacin ontolgica del
su obra, Ferrater interpret como un nue- integracionismo que es, en su triple
vo horizonte sobre el cual ser necesario significacin como postura ontolgica,
desplegar la reflexin filosfica. mtodo y estilo de pensar, el trmino
Por estas razones, Borrel cree que no con el cual el mismo pensador cataln
es balad pensar que a la luz de un fen- defini su posicin filosfica.
meno tan revolucionario como Internet, Borrell recupera y asume estas tesis
Ferrater hubiera podido revisar y ampliar ferraterianas, sobre todo por su capa-
su teora ontolgica, llamada emergen- cidad de plasmarse en una realidad en
tismo, incluyendo el anlisis de esta constante cambio, hasta preguntarse: si
nueva circunstancia. con estas herramientas conceptuales qui-
Segn el emergentismo, que Ferrater siramos investigar el estatuto ontolgi-
desarroll en su tres libros filosfica- co de Internet, qu lugar ocupara ste
mente ms relevantes El ser y la muer- fenmeno en la teora emergentista?
te, El ser y el sentido y De la materia La segunda parte del libro est entera-
a la razn-, la realidad se distribuye en mente dedicada a encontrar la respuesta
cuatro niveles: el fsico o inorgnico, a esta pregunta. Empieza as un dilogo
el orgnico, el social y el cultural. En entre Borrell y Ferrater, donde se ponen
el nivel fsico se encuentran todos los en discusin algunas de las tesis funda-
elementos que constituyen los varios ni- mentales del emergentismo.
veles y a marcar la diferencia entre un La conclusin de Borrell es que al-
nivel y otro es la organizacin de estos gunos de los elementos constitutivos de
elementos. Se puede decir que cada ni- Internet (correos electrnicos, pginas
vel surge del anterior y que se diferencia web, redes sociales etc.) no pueden redu-
de este, aunque nunca llegue a tener un cirse a uno de los niveles contemplados
grado mximo de autonoma puesto que por Ferrater y que se necesita un nuevo
los elementos que lo componen son los marco conceptual, capaz de darles senti-
mismos desde el principio. En este sen- do: el llamado nivel red (nivell xarxa,
tido, el nico nivel verdaderamente au- en el original en cataln).
tnomo sera el inorgnico, a partir del A lo largo de varios captulos Borrell
cual los dems niveles surgen espon- analiza este nuevo nivel, sus elementos
tneamente, es decir, sin la interven- bsicos, la organizacin de los mismos y
cin de una voluntad externa. Por estas la controvertida relacin con los elemen-
razones, entre un nivel y otro no puede tos de los otros niveles de realidad.

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El nivel red podra pensarse como un testable a la hora de presentar las tesis
nuevo nivel de realidad, situado entre el emergentistas y el desarrollo del inters
inorgnico y el cultural, que se desarrolla de Ferrater por las tecnologas a lo lar-
paralelamente a los dems niveles y que go de sus ltimos aos de vida. Por otra
contribuye a ampliarlos. Su particularidad, parte, y ms importante an, en su libro
sin embargo, no estara solamente en los Borrell mantiene una actitud ya inusual
elementos que lo constituyen, en su orga- en los ensayos filosficos: la de indicar
nizacin o en el marco conceptual que le dnde est la pregunta, antes que ofrecer
da sentido, sino, sobre todo, en el hecho de su propia respuesta. Por eso la obra resul-
que se trata de un nivel de realidad com- ta tan estimulante y anima el lector a bus-
pletamente artificial, en cuanto existe so- car soluciones alternativas a las propues-
lamente a partir de la accin del hombre. tas. Borrell no se esconde nunca detrs
Esta ltima afirmacin de Borrell de la contradiccin, sino que la pone de
hace temblar el edificio ferrateriano: manifiesto, es ms, la seala sin temores.
en efecto, por un lado es innegable que En las pginas del libro de Borrell no se
el nivel red no puede reducirse a otros respira dogmatismo sino verdadero afn
niveles (por ejemplo al cultural, que de conocer y preguntar filosficamente.
podramos considerar ms prximo), No habra mejor manera para homena-
puesto que presenta fenmenos muy jear a Ferrater que leyendo y re-leyendo
propios y especficos (como la interac- su obra, con rigor y seriedad, sin miedo a
cin entre mquinas, donde los sujetos ampliar el horizonte de sus planteamien-
de la accin comunicativas no son su- tos originarios. Por eso, la obra que aqu
jetos pertenecientes al nivel orgnico). reseamos se demuestra totalmente me-
Tambin es verdad que el nivel red es recedora del importante premio ganado.
el nico que cabe definir como artifi-
cial, esto es, creado por iniciativa de Roberto Dalla Mora
algo o alguien externo: mientras en la
descripcin de los dems niveles Ferra-
ter haca hincapi en el hecho de que un CASTILLA URBANO, FRANCISCO, El pensa-
nivel emerga del otro espontaneamen- miento de Juan Gins de Seplveda.
te, evitando as explicar cmo, desde Vida activa, humanismo y guerra en
dnde y por qu (o por quin) emerge el Renacimiento, Madrid, Centro de
el nivel fsico que ofrece los elementos Estudios Polticos y Constitucionales,
comunes a todos, la realidad del fen- 2013, 318 pp.
meno Internet nos obliga a plantearnos
radicalmente esta cuestin. Juan Gins de Seplveda naci en
Concluyendo, diremos que no es este 1490 en la localidad cordobesa de Pozo-
un libro exento de problemas. Se puede blanco. Aunque faltaban dos aos para
no estar de acuerdo con las conclusiones que Coln emprendiera su memorable
del autor y, de hecho, se puede contra- viaje, y algunos aos ms para que en Es-
decirlo en varios puntos. Sin embargo, paa se iniciasen las polmicas sobre la
no hay que olvidar lo que es realmente licitud o ilicitud de la conquista del Nue-
meritorio en este ensayo: antes que nada, vo Mundo, su nombre aparece vinculado
ofrece una labor histrico-filosfica ri- irremisiblemente a las disputas sobre las
gurosa y documentada y, por ello, incon- Indias. Mas, en medio de toda esta po-

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lmica, parece oportuno preguntar: en Sin embargo, aunque el propsito del


verdad conocemos todo el pensamiento libro es, entre otros, contextualizar el
de Juan Gins de Seplveda? pensamiento de Seplveda y dar cuenta
Francisco Castilla Urbano hace frente de las motivaciones que pudieron guiar
a esta cuestin desde las primeras pginas los intereses del humanista, el tono del
de su libro. Segn el autor de esta mono- autor no es del todo apologtico y mu-
grafa, la valoracin -inapropiada- que se cho menos ensalzador. Castilla Urbano
ha hecho de buena parte de los escritos nos presenta a Juan Gins de Seplveda
del filsofo renacentista, normalmente como el hombre que fue, con sus virtudes
de su obra Demcrates segundo, ha ve- y defectos, con sus calidades e inelegan-
nido determinando el juicio general que cias, no aislndolo tampoco de sus pro-
ha contagiado a la totalidad de las obras pias circunstancias. Esto se hace patente
del humanista. Con todo, nos ensea ya en el primer captulo, ms personal e
Castilla Urbano, Gins de Seplveda no intimista, en el que se da cuenta de las
slo es el autor del Demcrates segun- diversas relaciones que durante toda su
do y que ordinariamente se nos presenta vida mantuvo Seplveda con numerosas
como el interlocutor contrario a Bartolo- autoridades de la poca: el emperador
m de las Casas en las Juntas de Valla- Carlos V, Felipe II, Cardenal Cayetano,
dolid. En realidad, Juan Gins de Sepl- Erasmo de Rotterdam, etc.
veda fue sobre todo un filsofo humanis- Tras este primer apartado biogrfico,
ta, cronista e historiador real, estimado los siguientes captulos subrayan sobre
como uno de los mejores traductores de todo la faceta humanista de Juan Gins
su tiempo (p. 17). Queriendo, por tan- de Seplveda. Seplveda es un hombre
to, modular y hasta modificar esta inter- del Renacimiento, de la Corte y la noble-
pretacin sesgada que tradicionalmente za, por lo que tambin va a ser un tenaz
se ha venido dando del pensamiento de partidario de lo que Castilla Urbano ha
Seplveda, Francisco Castilla Urbano, denominado la vida activa. Frente a
profesor de la Universidad de Alcal e otras formas de vida contemplativas, Se-
Investigador de proyectos especializados plveda defiende los mritos de la gloria
como Legitimacin del poder poltico personal y el honor individual. An ms,
en el pensamiento medieval y Discur- el hombre virtuoso es ahora el que sabe
sos legitimadores de la conquista y la co- desenvolverse en el mundo y es a travs
lonizacin de Amrica al norte y al sur del xito en los valores mundanos como
del continente, ha decidido publicar un debe ser reconocido (p. 115). De inme-
estudio global sobre Seplveda con el fin diato podramos asociar estas similitudes
de valorar el pensamiento de este autor del pensamiento de Seplveda con Ma-
en su contexto histrico e intentar com- quiavelo, y en efecto, Castilla Urbano
prenderlo de una manera integral (p. nos proporciona las claves: la bsqueda
295). En ese sentido, el libro de Castilla del reconocimiento, el honor, la defensa
se nos ofrece plenamente documentado de la patria y la Corona, son valores com-
y brinda al lector numerosas referencias partidos por ambos pensadores, aunque
biogrficas y bibliogrficas abarcando de no todos los filosofemas sean coinciden-
este modo toda la produccin escrita que cias plenas. El propio Seplveda, que in-
hasta ahora se conoce de Juan Gins de cluso en alguna de sus obras llega a citar
Seplveda. a Maquiavelo, se distancia enseguida del

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pensador italiano. Seplveda no puede aquellos que pretenden derrocarla. (T-


aceptar la crtica religiosa que l encuen- mese como acertado ejemplo la revuelta
tra en Maquiavelo y de ah que l mismo comunera que prolijamente analiza Juan
se haya convertido en el primer crtico Gins de Seplveda). Con todo, quienes
del diplomtico florentino (p. 124). no somos gelfos ni gibelinos, preferi-
Respaldar una vida activa en busca mos quedarnos con esta frase final del li-
de la gloria personal supone admitir que bro con la que Francisco Castilla Urbano
la guerra puede ser de hecho un medio nos da buena cuenta del contexto social y
eficaz para conseguir ese reconocimien- poltico en el que tuvo que desarrollar su
to. La teora de la guerra justa se ofreca obra Juan Gins de Seplveda. Aunque
como una buena justificacin para aspi- Seplveda ha venido considerndose un
rar a la fama, honor y gloria que consti- representante del poder regio, lo cierto es
tuyen el ms alto galardn de un hombre que la Corona no tena otro partido o re-
en su vida activa (p. 110). Es la doctrina presentante que ella misma (p. 294), por
ms conocida de Seplveda: justifica- lo que en su proceder ordinario apenas
cin del dominio espaol, necesidad de tuvo en cuenta la doctrina del humanista.
difundir la predicacin, sometimiento de Tal vez por esto, Seplveda se convirti
los indios Sin silenciar las expresio- pronto en una figura relegada, tan slo
nes despectivas que Seplveda vierte admirada por colonos y conquistadores.
sobre los indios, Castilla Urbano intenta Para corregir esta interpretacin engao-
poner en relacin esta posicin con otras sa que en el pasado se nos ha ofrecido de
situaciones vividas en el siglo XVI. Un la vida y la obra de Seplveda, dispone-
buen ejemplo de lo que queremos decir mos de este estudio riguroso y completo,
lo constituye la guerra contra los turcos en el que Castilla Urbano nos informa del
que tan criticada haba sido por Martin verdadero pensamiento de Juan Gins de
Lutero y Erasmo de Rotterdam. Sepl- Seplveda. Llegados a este punto no nos
veda en este asunto ms cercano al hu- queda sino dar la enhorabuena a su autor
manismo de Vives que al de Erasmo no por este importante trabajo que, estamos
duda en escribir La exhortacin a la gue- convencidos, se convertir en manual
rra contra los turcos en vistas a defender de obligada lectura para todo aquel que
la religin cristiana y las costumbres eu- quiera acercarse a la figura de Juan Gins
ropeas. Algo de esto encontramos en otro de Seplveda.
de sus dilogos (Demcrates primero) en
el que el autor cordobs se propone des- Mara Martn
acreditar el pacifismo de corte luterano.
Es por ello Seplveda un belicista?
Francisco Castilla responde que Seplve- CEREZO GALN, PEDRO, Claves y figuras
da es un hombre activo, defensor del pa- del pensamiento hispnico, Madrid,
triotismo y admirador de la monarqua, Escolar y Mayo, 2012, 527 pp.
pero no por eso un autor belicista. Si se
tiene en cuenta otra de sus obras, De reg- La figura y la obra del profesor Pedro
no, un tanto descuidada por la crtica, se Cerezo Galn es pionera a la hora de es-
observar que para Seplveda la guerra tudiar la historia de la filosofa espaola.
es slo un instrumento para asegurar la En paralelo a sus trabajos sobre las gran-
estabilidad de la monarqua contra todos des tradiciones filosficas occidentales,

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publicaba monografas sobre Heidegger, Veamos, pues, esas claves. El


Aristteles o Hegel, Machado, Unamu- DRAE ofrece dos acepciones para carac-
no, Ortega, Gracin y otros clsicos. En terizar este trmino y que responden al
esta recensin que esbozo no vea el lec- planteamiento del libro que comentamos:
tor un canon de pensamiento o una expo- en primer lugar,
sicin sobre la forma y estilo del ensayo necesitan algunos libros o escritos para
en que se plasma el pensar en espaol -
segn el catedrtico de la universidad
de Granada; tampoco una miscelnea por la cual se hace comprensible algo
de autores del pensamiento hispnico -
(Sneca, Vives, Vitoria, Juan de la Cruz, plementarias, una explicacin para com-
Teresa de Jess, Saavedra Fajardo, Cal- prender algo pues en esas notas Pedro
dern, Feijo, Jovellanos, Blanco White, Cerezo establece las bases, presupuestos
Larra, Salmern y Giner de los Ros; y desarrollo del pensamiento espaol.
adems de estudios sobre el neoestoicis- En su trabajo sobre filosofa, literatu-
mo en la Epstola moral a Fabio, sobre ra y mstica toma, como punto de partida,
el cuidado de s y el arte de prudencia, la tesis orteguiana: En suma, cualquiera
filosofa, poltica y pedagoga, literatura realidad que queramos poner como pri-
y mstica). maria, hallamos que supone nuestra vida
Este texto es algo ms que un estudio y que el ponerla es ya un acto vital, es
sobre el pensamiento espaol, aunque vivir. Este es el faktum del cual parte su
esta sea la cuestin, ms que semblanzas reflexin sobre poesa, religin y filoso-
son miniaturas donde se establecen para- fa y subraya el profesor Cerezo: no slo
lelismos y lneas temticas con las diver- son tres formas de vida, sino tres palabras
sas corrientes de pensamiento segn sea con que la vida se dice a s misma, se ex-
el autor o contenido abordado. Adems, presa y se interpreta. O, para decirlo, de
Pedro Cerezo anuncia en el prlogo que una vez, con Dilthey: tres concepciones
prepara sendos libros sobre Cervantes y del mundo. Sobre este parentesco comn
Gracin, as como otro texto dedicado a pueden tejerse los hilos de sus relaciones
sus maestros del siglo XX: Zubiri, Aran- y diferencias. Pero, adems, en segundo
guren, Lan Entralgo, Jos Antonio Ma- lugar, el ttulo marca una encrucijada ex-
ravall y Mara Zambrano. cepcional de reflexin sobre el carcter
Pero, hay ms cosas. Me centrar por del pensamiento espaol. Filosofa, lite-
imperativos del espacio en ese prlogo ratura y mstica definen el filo de la arista
que titula Pensar en espaol de apenas de un pensamiento, que no ha encontrado
quince pginas. El profesor Cerezo sinte- hasta ahora su propio estatuto.
tiza en l, magistralmente, su particular Un pensamiento que bordea el canon
mirada sobre nuestro pensamiento y sus y a veces se entrelaza con l. Con distin-
tradiciones. Lectura obligada para aque- tas categoras, los modos de la encruci-
llos que transiten la filosofa espaola, jada que seala el profesor Cerezo para
enriquecida con nuestros poetas y ensa- el pensamiento espaol, indicando ese
yistas, donde se despliegan las grandes triple <filo de arista>, no se puede enten-
lneas de fuerza y todas las estirpes del der sin tener en cuenta que la vida es el
pensamiento hispnico de la mano del punto de partida de las distintas concep-
catedrtico de Hinojosa del Duque. ciones del mundo. Para Ortega la tarea

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de la filosofa es tambin esclarecer la la metafsica de lo humano, a la mstica y


vida, donde la literatura es revelacin al humanismo, as como su tendencia al
de la vida y cumplimiento de su palabra moralismo.
interior. Mas no nos encorsetemos con En ningn momento estas constan-
el canon de la Historia de los sistemas tes conllevan la prdida de la vocacin
filosficos. La reflexin sobre el pensa- universal de la filosofa, de esta forma
miento hispnico se enriquece con las se combate cualquier tufo casticista/na-
aportaciones de otras disciplinas, de las cionalista. Y, adems, ese modo de hacer
llamadas ciencias humanas. No veo a filosofa debe cumplir con los requisitos
un alemn haciendo distinciones entre crticos y argumentativos, e insertarse
Goethe, Hlderlin, Schlegel o Schiller dentro del pluralismo cultural (frente al
porque sean poetas o literatos, su discu- unitarismo y al monismo). En este con-
rrir filosfico es manifiesto. texto cultura es entendida como una
Aborda Cerezo Galn la expresin idea abierta y compleja de la razn en la
pensar en espaol desde la triple pers- historia. Pedro Cerezo la fundamenta
pectiva de tres elementos: lengua, histo- con un excursus brillante sobre la teo-
ria y lugar que constituyen la urdimbre ra orteguiana del perspectivismo frente
de una filosofa como forma de vida que al relativismo y universalismo.
se plasma en diversas concepciones y tra- Para finalizar, nos ofrece tres consi-
diciones que estn en espaol y se mo- deraciones a modo de conclusin: 1) El
delan en diversos estilos de pensamiento. pensamiento ha sido fecundo all don-
La novela y el ensayo como gneros de la de ha generado una tradicin de pensa-
modernidad son los ms utilizados, espe- miento, con un cultivo sosegado y una
cialmente el segundo, aunque a veces lo explotacin cultural de sus propios pre-
espontneo, lo ms recndito de nuestra supuestos. 2) Pensar de cara a la reali-
alma se ofrece bajo la forma de la poesa. dad, no pro genere, sino en funcin de
Destaca el llamado realismo espaol circunstancias determinadas. 3) En co-
que no tiene nada que ver con el realismo municacin viva con otras corrientes de
desde el punto de vista epistemolgico. pensamiento, en pugna o en hibridacin,
Se trata de un estilo de ver la vida y en igualmente fecundas.
consecuencia de vivirla; una manera de Con estas reflexiones queda clara la
estar implantado en la existencia, como integracin del pensamiento en la rea-
afirma Mara Zambrano en Pensamiento lidad, en la historia, de ah el rechazo a
y poesa en la vida espaola. Aqu apa- todo pensamiento adnico (sin tradicin)
rece un conocimiento potico, a juicio de que a su juicio constituye la constante
Pedro Cerezo: imaginativo y simblico, e infecunda tentacin espaola. O bien,
intermedio entre el sistema conceptual pensar desde paradigmas pasados que se
de la filosofa y el inmediatismo de la vuelven escolsticos, algo ya pensado y
experiencia () yo quiero destacar el sin raigambre que deviene en casticis-
carcter de este realismo, que no es slo mo. Ni casticismo, ni escolasticismo
potico, como ella dice, sino dramtico- y, tampoco, imposicin de una tradicin
existencial (anti-idealista y antipositivis- como nica.
ta), a veces abierto de modo ambivalente Por todo ello, concluye el profesor Ce-
al tragicismo o a la utopa. Otros carac- rezo que pensar en espaol slo puede
teres de ese realismo son su proclividad a significar: primeramente, pensar recons-

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truyendo y poniendo al da las distintas psicolgicas de los procesos histricos o


tradiciones filosficas de nuestra historia de las obras, bien sean filosficas o lite-
para mantenerlas vivas y activas en un rarias. Seguramente fue la presencia del
productivo dilogo cultural, que las enri- personaje cervantino asociado al tema de
quezca en sus cruces, injertos y posible la melancola, sobre el que haba ledo
intermediaciones. Pensar, en segundo lu- recientemente el interesante estudio que
gar, los eternos problemas del hombre escribi en su da Carlos Gurmndez
en virtud de las circunstancias concretas y (editado con prlogo de Javier Muguer-
las coyunturas internas a nuestra historia za, Madrid, Austral, 1990) lo que termin
cultural ms propia e inmediata en Espa- por atraerme a su lectura. Se sumaba a
a que tiene la vocacin de puente entre este inters el que hace tiempo trato de
Europa y Espaa. Y, por ltimo, pensar hallar claves que me permitan explicar
al modo espaol recreando filosfica- por qu los exiliados del 39 escribieron
mente la lengua y la literatura, pero en co- tanto sobre El Quijote, libro y personaje
municacin permanente con las grandes a un tiempo. Esa tendencia al pesimis-
corrientes de pensamiento. Un modo de mo, alimentada por causas permanentes,
pensar que est a la altura de los tiempos, existenciales y no propiamente concre-
una filosofa como forma de vida y de tas, que define la melancola podra ser
afrontar el futuro, cuya tarea no es tanto una de esas claves que andaba buscando.
reconstruccin de la razn sino del inge- La autora de este libro, Franois Davoi-
nio, (as nos salimos de las cuerdas de la ne, de formacin psicoanaltica y direc-
hipstasis del racionalismo), constatando tora de un seminario desde hace ms de
algunas tradiciones veladas y el friso en treinta aos en la Escuela de Altos Estu-
constante cambio de la filosofa espaola. dios de Ciencias Sociales de Pars, se ha
No est el ayer escrito, ni el pasado ha orientado hacia el anlisis de los lazos
muerto. nicamente podemos historiar sociales y no solo a situaciones persona-
nuestro pensamiento contextualizndolo les, es decir, a los procesos de locura pro-
con la filosofa europea, as emergen auto- tagonizados por un sujeto colectivo que
res y corrientes filosficas espaolas, que adquiere la dimensin de una individua-
no las contempla el canon, y se sitan por lidad. Podra aportar una visin relevante
encima de ste. Pensar en espaol y con para comprender situaciones traumticas
memoria. como la vivida tras la guerra espaola y
explicar comportamientos posteriores.
Jorge Novella Surez En realidad, la propia autora es pro-
tagonista de una situacin parecida, nia
durante la segunda guerra mundial, vcti-
DAVOINE, FRANOIS, Don Quijote, para ma de la invasin alemana, perseguida su
combatir la melancola. Tr. de Hora- familia y ella misma. Desde su experien-
cio Pons. Buenos Aires, FCE, 2012, cia personal busca y encuentra en la lite-
465 pp. ratura un dilogo que le permita combatir
la melancola. Para ello elabora una larga
An no he encontrado una razn para reflexin, caminando junto a Cervantes y
saber por qu me sedujo este libro cuan- su peripecia personal, tambin perdedor
do lo vi en la mesa de la librera. Soy de la guerra, junto a su personaje, caballe-
ms bien poco dado a interpretaciones ro andante anacrnico que busca superar

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la inexistencia tanto como la insignifican- tora de El Quijote cuya edicin espaola


cia y, seguramente, ms esta que aquella aparece en Buenos Aires, ese cono sur de
al tiempo que nos descubre los mecanis- Amrica donde el psicoanlisis resiste y
mos por los cuales la literatura tiene po- busca nuevas actualizaciones a travs de
der no solo curador sino salvador. libros como este que tratan, a su vez, de
Desde una puesta al da del psicoan- revitalizar textos clsicos para lectores
lisis, en su dimensin ms social y ms contemporneos, capaces de leerlos en su
analtica, enriquecido por lecturas clsi- propia clave sin renunciar a la funcin de
cas, renacentistas, ilustradas y posmoder- la historia. Es precisamente el largo ca-
nas, Franois Davoine realiza un ejercicio ptulo de casi cuarenta pginas, titulado
brillante de dilogo con la obra cervanti- La historia entra en escena, cuando la
na, de bsqueda del envs y del revs del autora confronta la ficcin con la realidad,
personaje en sus relaciones con el positi- la clave de este ensayo que busca hallar
vista Sancho y la Dulcinea de sus sueos una justificacin para que en el encuen-
que halla sus antecedentes en La Galatea tro de los hermanos separados, aquel que
hasta encontrar buenas razones para evi- regresa pueda desactivar la vergenza,
tar la depresin y mantener la esperanza temeroso del desprecio del hermano exi-
de vivir exorcizando cualquier trauma. toso (p. 279). Precisamente, en la novela
En la lnea que apuntara Ferrater Mora en cervantina, ficcin con forma de historia
su breve pero muy atinado anlisis de la que termina por convertirse en realidad a
obra cervantina, El mundo de Cervan- fuerza de parecerse a ella, los personajes
tes y nuestro mundo, en el que plantea se van encontrando gracias al caballero
la tensin entre la lgica de la necesidad, andante. As lo sentencia su autora: No-
de la causalidad mecnica: lo que somos; driza de historias por contar, ha soltado
y la lgica de la voluntad: lo que desea- poco a poco las lenguas precintadas por
mos ser, la literatura remite al mbito de el silencio, y suscitado la resurreccin de
lo simblico donde la realidad adquiere lazos sociales amenazados de dispersin y
su verdadera realidad. Es este el plano destruccin. He aqu la leccin de este
que nos salva. libro, literatura sobre literatura, es decir,
Por tanto, este largo libro, dividido en sobre la funcin imprescindible de la lite-
doce captulos por los que desfilan perso- ratura. Sin ella no hay encuentro posible
najes de la novela cervantina y de otras ni mundo fiable. Cervantes lo descubri
obras, de otras muchas referencias a au- mirando en oblicuo y sonriendo para des-
tores clsicos y modernos, a casos reales, truir as la lgica de la necesidad mecni-
interlocutores prximos o lejanos en el ca sin renunciar a la razn histrica pues
tiempo es una larga catarsis que pone la el libro es un alegato contra el anacronis-
historia en tiempo presente para probar mo del desencuentro. Franois Davoine
que la literatura es imprescindible para nos lo descubre al final: solo contndose
reinventar un mundo confiable. Es, pues, las historias nuestros padres estaban liga-
un canto al poder taumatrgico e impres- dos para siempre jams. Esa era la clave
cindible que, para el ser humano, tiene la que andaba buscando cuando comenc a
lectura. Esto tiene mucho que ver con la leer este libro. Bien es verdad que no estoy
aportacin de la tradicin de lengua es- seguro lo hayamos logrado an.
paola a este dilogo multicultural que
realiza su autora, de origen francs, lec- Jos Luis Mora Garca

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DEZS CSEJTEI-ANIK JUHSZ, Medita- qu contexto aparece el problema del


ciones filosficas sobre el paisaje: paisaje, adems de cmo intentan defi-
(Filozfiai elmlkedsek a tjrl), nirlo e integrarlo en sus propias teoras.
Mriabesny , Attraktor, 2012, 383 Estas consideraciones organizan la es-
pp. tructura temtica del libro. Est dividido
en cinco captulos principales y en una
La especialidad del libro escrito por conclusin breve en los que el cambio
Dezs Csejtei y Anik Juhsz est tan de significacin del concepto del paisa-
presente en el tema como en su estilo. je llega a ser accesible para el lector. El
Las interpretaciones elaboradas por los primero investiga la gnesis y la funcin
autores tratan de un tema que general- de este concepto en las obras de Petrarca,
mente no est en el foco de las investiga- Georg Simmel y Martin Heidegger. Las
ciones filosficas. Sobre el problema del opiniones de Petrarca y Heidegger sirven
paisaje, con respecto a la corresponden- como los polos extremos del problema.
cia entre el individuo y su medio ambien- Petrarca es el primer representante de la
te, hasta ahora no se haba publicado una filosofa del paisaje porque cuenta con la
obra filosfica tan vasta en Hungra. El influencia que la percepcin de los espa-
estilo es tambin diferente del seco rigor cios vastos de la naturaleza ejerce sobre
que generalmente caracteriza los textos el individuo, pero el horizonte ptico (y
filosficos: las descripciones de un pai- metafsico) del sujeto est cerrado en-
saje tpico o de una pintura abundan en tre los lmites antiguos del conocimien-
varias metforas y otros tropos literarios. to. El pensamiento de Heidegger, por el
Los pensadores y artistas citados son contrario, contiene los ingredientes fun-
todos ellos representantes de la cultura damentales de una filosofa del paisaje,
alemana y espaola, pero el nfasis se pero en su obra filosfica no la elabora
pone en la produccin literaria, filosfica sistemticamente. Heidegger considera
y esttica de Castilla, la regin ms ca- el fenmeno del paisaje como el men-
racterstica de Espaa. La tesis principal sajero del ser autocreador (fsis) y en
de los autores sostiene que la historia de su periodo tardo, dedicado a la historia
la filosofa occidental ha estado deter- del ser, investiga la funcin ontolgica
minada por una ceguedad de paisaje. A de este fenmeno, y as anticipa direc-
causa de esta circunstancia la existencia tamente la concepcin de los filsofos
humana no tiene domicilio en el sentido espaoles. El paisajemiento del Ser
metafsico. Los diferentes captulos exa- refiere a una dimensin de profundidad
minan los esfuerzos que los pensadores que se abre para el individuo a travs de
analizados hacen para cambiar el estado la comprensin existencial de su propio
ontolgico contribuyendo a la emergen- pasado. El captulo segundo se centra en
cia de la profundidad e individualidad la teora del paisaje de Oswald Spengler,
que pertenece al ser humano en su exis- explicada en su libro El Ocaso del Occi-
tencia autntica. Afirman que es posible dente. Aqu la categora ms importante
comprender este proceso en su continui- es el dinamismo del tiempo histrico que
dad y unidad solamente si consideramos mantiene el proceso de la configuracin
la historia de la filosofa desde el punto y la desintegracin de las organizaciones
de vista del sujeto y nos preguntamos, culturales. El origen de la experiencia del
en los autores citados, en qu forma y paisaje es el smbolo primordial que sir-

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ve como el arquetipo de la natura que las eterna son los elementos constitutivos
diferentes formaciones culturales crean. de este contexto. La dimensin del tiem-
El fenmeno del paisaje corresponde a po en la que se sumerge el individuo es
este smbolo y se basa en la interaccin radicalmente diferente de la temporalidad
entre el individuo y su medio ambiente ordinaria, porque se refiere a la eternidad
natural. Los tipos diferentes de esta rela- extratemporal. La unificacin mstica con
cin en cada una de las pocas histricas, el ser se efecta en la contemplacin del
separan las organizaciones culturales paisaje montaoso, en el sentimiento de
que estn comprendidas como unidades la extratemporalidad y en la experiencia
morfolgicas. En la tercera parte, los au- trascendente del silencio.
tores analizan la concepcin del paisaje El captulo quinto se ocupa de los tex-
postulada por los miembros de la gene- tos escritos por Jos Ortega y Gasset, la
racin de 98. La actividad de este movi- figura ms famosa y eminente del pen-
miento literario coincide con la pintura samiento espaol. Si seguimos el orden
de Ignacio Zuloaga, el famoso pintor del lgico de la interpretacin, podemos ver
Pas Vasco. Segn los autores, para com- que el problema del paisaje en Ortega
prender el arte de esta figura prominente puede ser comprensible desde el punto
del postimpresionismo espaol, hay que de vista de su obra entera. El concepto de
tener en cuenta la funcin esttica, antro- la unidad en relacin con la experiencia
polgica y sociolgica que los conceptos del paisaje tiene gran importancia en la
de destino y de descendiente tienen en su obra de Unamuno y de Ortega, pero hay
universo artstico. De este modo, se des- algunas diferencias fundamentales. En
cubre la relacin especfica entre el indi- Unamuno la esencia de la unidad meta-
viduo y el paisaje que caracteriza el arte fsica es irracional; Ortega, por el con-
de Zuloaga, expresando perfectamente la trario, busca y encuentra el origen de la
experiencia de la existencia genuina es- sntesis ontolgica en el terreno de la ra-
paola. Los autores subrayan que el pin- cionalidad. El fundamento de su razona-
tor poda dibujar el destino tpicamente miento es la aplicacin de los principios
espaol por medio de la representacin metodolgicos creados por Husserl en
autntica de las caractersticas originales su fenomenologa para resolver los pro-
que constituyen el paisaje castellano. blemas ms actuales de la Espaa con-
El tema del cuarto captulo es el con- tempornea. El objetivo de estos esfuer-
cepto de paisaje en Miguel de Unamuno. zos es la europeizacin de la identidad y
El pensador, que es conocido como uno del pensamiento espaol. Esta intencin
de los representantes de la vida trgica, se manifiesta en su forma concreta en
ve en el encuentro del individuo con el las meditaciones sobre el fenmeno del
paisaje una experiencia primordial que es bosque y del Escorial, donde las dimen-
responsable del sentido metafsico de este siones de superficie (la actitud mediterr-
acontecimiento. El orden csmico del nea) y de la profundidad (el pensamiento
ser en su unidad inherente se manifiesta alemn o germano) estn sintetizadas
en el fenmeno del sueo. El sueo y el y determinan la estructura ontolgica
paisaje forman una unidad sinttica. De del ser humano: la entidad que es finita,
este modo, es posible revelar y conocer histrica y por eso capaz de constituir
el mundo interno del sujeto. Los trminos su mundo proyectando su posibilidades
de la historia intrnseca y la tradicin existenciales. La experiencia intraperso-

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nal de la vida humana tiene una unidad analizan estos problemas en las obras de
sinttica y se manifiesta en el sentimiento unos filsofos bien conocidos, represen-
del asombro. Esta disposicin ontolgica tantes de la cultura alemana y espaola.
es diferente del sueo en Unamuno, por- El libro incluye estudios y ensayos re-
que procede del funcionamiento de la ra- lativamente breves, escritos en espaol
zn discursiva. y alemn. Por eso, los textos analizados
La conclusin de los razonamientos pueden ser considerados como produc-
es, al mismo tiempo, solemne y pesimis- tos de dos tradiciones intelectuales que
ta. Revelando el misterio del ser, el en- muestran diferencias cruciales con res-
cuentro con el paisaje otorga al individuo pecto a sus mtodos de pensamiento.
la donacin ms preciosa que l no pue- Son estas el pensamiento alemn (que
de obtener de ninguna otra manera. Sin podemos considerar como pensamiento
embargo, la civilizacin organizada por del Norte) y la actitud mediterrnea (el
la tcnica moderna est ejecutando la pensamiento del Sur). La separacin
matanza del Ser de las entidades, en un definitiva de dos provincias filosficas
grado ms y ms creciente. As, amenaza (el Norte y el Sur) es un momento muy
gravemente la unidad, la preciosidad y importante inherente al pensamiento
la integridad, que es uno de los atributos histrico-filosfico de Csejtei y Juhsz.
ms importantes que caracterizan nues- Las investigaciones del libro analizan las
tro encuentro con el paisaje. La muerte obras filosficas de Miguel de Unamu-
de estos valores causar la desaparicin no, Jos Ortega y Gasset, Francisco de
de la medida ms importante e infalible Vitoria, Pedro Lan Entralgo, Friedrich
de nuestra humanidad. Nietzsche, Sren Kierkegaard, Karl Jas-
pers y el pensamiento posthegeliano.
Tth Gbor La primera parte del libro escrita
en espaol, contiene estudios sobre la
concepcin de la muerte en la filosofa
DEZS CSEJTEI-ANIK JUHSZ, Varia- de Nietzsche, la interpretacin de Don
ciones a los temas de la muerte, el Quijote por Unamuno y Ortega, la con-
paisaje y el otro hombre: Caminos cepcin del otro hombre en Francisco
filosficos- Philosophische Wege, de Vitoria y Pedro Lan Entralgo, la fi-
Gdll -Mriabesny , Editorial At- losofa del paisaje de Unamuno y la in-
traktor, 2013, 258 pp. fluencia de Descartes sobre la filosofa
madura de Ortega y Gasset. La segunda
Este libro puede ser considerado parte incluye ensayos escritos en alemn
como un nuevo resultado de la actividad sobre temas ms o menos semejantes,
filosfica de Dezs Csejtei y Anik Ju- pero hay tambin elementos nuevos, por
hsz. El objetivo principal de los autores ejemplo unas concepciones de la muerte
ha sido la sntesis de los temas ms im- representadas por la filosofa de la vida y
portantes dentro de la rama de la historia la existencia. Csejtei y Juhsz piensan que
de la filosofa espaola y alemana. Los la concepcin de la muerte de Nietzsche
autores buscan y analizan el significado es uno de los momentos ms decisivos
filosfico y hermenutico de las siguien- en el movimiento de la filosofa de vida.
tes cuestiones: la muerte, el paisaje y el Ponen de relieve que la finitud del ser hu-
problema del otro hombre. Los textos mano es un elemento constitutivo en la

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obra entera de Nietzsche. La crtica de la anlisis del fenmeno del bosque, que los
concepcin socrtica y cristiana cumple autores tratan como un momento constitu-
su funcin esencial con respecto a la opo- tivo en la interpretacin de Meditaciones
sicin entre la muerte (y vida) autntica del Quijote. El otro elemento crucial es el
e inautntica que realizada en las circuns- horizonte universal del sentido que orga-
tancias de la vida cotidiana. La cumbre de niza el proceso en que intentamos com-
la inautenticidad se manifiesta en la figura prender la variedad inagotable del mundo
del ltimo hombre que es primordial- circundante: La vida adquiere un sentido
mente incapaz de la creacin autntica y universal a travs de la hermenutica (p.
original. La autosuperacin realizada por 37). El ensayo siguiente intenta revelar el
el carcter superhumano, transciende la significado filosfico de la relacin inter-
mediocridad general y forma un estado subjetiva. Csejtei y Juhsz buscan un tr-
aristocrtico que sirve para la fundacin mino medio en la obra de ambos pensa-
de la nueva realidad humana. En la filo- dores que pueda fundar la estructura de la
sofa de Nietzsche esta oposicin gana su intersubjetividad. Estos son la voluntad
sentido desde el punto de vista hermenu- del encuentro en Vitoria y la nostridad
tico. Los autores afirman que su concep- en Lan Entralgo. Los autores prestan ma-
cin de la muerte tiene un horizonte pri- yor atencin a los escritos de Lan Entral-
mordial hermenutico que es la condicin go en los que el problema del encuentro
ms importante del proceso que mantiene con el otro hombre aparece en el contexto
la permanente autocreacin de la vida. En de la Conquista. A lo largo de este aconte-
el texto siguiente podemos leer el anlisis cimiento la otredad del otro hombre poda
detallado de la interpretacin orteguiana manifestarse al individuo con claridad.
de Don Quijote. El momento central es Los autores afirman que el enfoque de los
la relacin entre el sujeto humano y su argumentos de Lan Entralgo es la actitud
medio ambiente con respecto a la com- personal hacia el otro hombre que revis-
prensin hermenutica del mundo circun- te la relacin intersubjetiva con aspectos
dante. Los autores ponen de relieve que el morales. Este estado es interpretado como
pensamiento de Ortega est en estrecha la oposicin radical de las circunstancias
conexin con el programa de la ontologa mantenidas por las normas institucionales
fundamental elaborada por Heidegger en de la sociedad (en primer lugar por el de-
su obra titulada Ser y tiempo, pero opi- recho), que permiten relaciones basadas
nan que el pensamiento de Ortega es ms en conexiones instrumentales. En este
primordial. El captulo pone gran nfasis problema se refleja, tambin, la famosa
en la actitud que caracteriza la esencia separacin kantiana entre legalidad y mo-
del pensamiento pblico y tambin de la ralidad. El tema del captulo siguiente es
filosofa espaola. Se trata de la superfi- la concepcin filosfica y literaria del pai-
cialidad que significa la falta de profun- saje en Miguel de Unamuno, quien ve en
didad en relacin con la comprensin de el encuentro del individuo y el paisaje una
la realidad externa. El contrapunto de esta experiencia primordial que es responsable
actitud es la sensibilidad hacia la inmensi- del sentido metafsico de este aconteci-
dad profunda del mundo exterior, que es miento. El orden csmico del Ser en su
la caracterstica ms importante del pen- unidad inherente se manifiesta en el fen-
samiento autntico. Este esfuerzo de Or- meno del sueo. El sueo y el paisaje for-
tega se manifiesta inmediatamente en su man una unidad sinttica. De este modo,

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es posible revelar y conocer el mundo in- dad de la refundacin de la estructura del


terno del sujeto. La unificacin del indivi- pensamiento filosfico, el otro manifiesta
duo con el misterio del Ser se manifiesta las diferencias esenciales: segn la opi-
a lo largo de la contemplacin existencial nin de Ortega, el pensamiento de Des-
del paisaje montaoso en el sentimiento cartes carece de espontaneidad y apertura,
de la extratemporalidad y en la experien- caractersticas ms propios de la actitud
cia trascendente y totalizadora del silen- mediterrnea. Csejtei y Juhsz piensan
cio. Este hecho puede llegar a su fin en la que para Ortega la filosofa de Descartes
aspiracin a la inmortalidad personal. El serva como un punto de salida que se
quinto estudio del captulo primero ana- necesita transcender. El resultado de esta
liza la interpretacin de Don Quijote por transcendencia es el cartesianismo de la
Unamuno en relacin con las categoras vida, la esencia del pensamiento maduro
historio-culturales de antimodernidad, de Ortega. Afirman que realizando esta
modernidad y posmodernidad. La inter- sntesis del pensamiento cartesiano y de
pretacin del Esclarecimiento por Hor- la actitud mediterrnea, Ortega llega a so-
kheimer y Adorno y las diagnsis pos- brepasar tambin la filosofa de Heidegger
modernas de Foucault, Derrida y Lyotard con la fundacin ms primordial de la co-
adquieren gran importancia en compara- nexin entre el sujeto y el mundo exterior.
cin con la interpretacin unamuniana de Los autores citan la famosa frase orteguia-
Don Quijote. En las interpretaciones se na como justificacin de esta opinin: Yo
revela la diferencia insoluble entre la con- soy yo y mi circunstancia.
cepcin de la realidad anti (y pre)moder- Los nuevos elementos en el segundo
na y moderna: el hombre moderno piensa captulo son la idea del fin de la historia
que con su racionalidad y con la ayuda de en la filosofa de Nietzsche y Spengler, el
los instrumentos y utensilios de la tcnica pensamiento tanatolgico de Kierkegaard
puede establecer su dominacin exclusiva y Jaspers, y el principio de la repeticin
sobre el mundo anterior. As, el universo en el pensamiento posthegeliano desde el
se convierte en un ilusin sin contenido punto de vista de Schopenhauer, Nietzs-
real, un simulacro voltil (p. 37). Los au- che, Burckhardt y Spengler. Los autores
tores estn de acuerdo con Unamuno en opinan que el pensamiento posthegeliano
que la resolucin adecuada sera la elimi- tiene un momento constitutivo: rechazan
nacin de la ilusin segn la cual nuestra la existencia y presencia del Espritu Ab-
civilizacin est en el camino del progreso soluto en la historia. El elemento funda-
sin trmino y sin obstculos. Esta actitud mental en este contexto es la oposicin de
ofrece dos alternativas: el punto de vista estos pensadores con la filosofa de Hegel
antimoderno y el posmoderno. En am- en conexin con la posibilidad de la crea-
bos podemos encontrar una caracterstica cin absoluta en la historia. El momento
comn: niegan el principio universal del ms importante en la concepcin de la
progreso. La ltima escritura del primer muerte de Kierkegaard es la seriedad que
captulo trata de la influencia de Descartes da a la vida humana una estructura org-
sobre la filosofa madura de Ortega. Hay nica y compacta. La existencia autntica
dos momentos que son especialmente im- significa que el individuo tiene permanen-
portantes y representan las semejanzas y temente ante s la conciencia de su pro-
diferencias entre los filsofos: uno es la pia finitud. La tanatologa de Jaspers est
importancia de la inmediatez y la necesi- analizada con respecto al problema de

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la intersubjetividad. En la estructura del DAZ, ELAS, El Derecho y el Poder. Rea-


pensamiento de Jaspers el fenmeno de la lismo crtico y Filosofa del Derecho,
muerte aparece como una situacin lmite Madrid, Instituto de Derechos Huma-
que constituye el horizonte hermenutico nos Bartolom de las Casas. Univer-
de la existencia humana. La dimensin sidad Carlos III de Madrid-Dykinson,
intersubjetiva de la muerte se funda en la 2013, 219 pp.
posibilidad de la comunicacin existen-
cial que da sentido a la muerte. Este sen- Este nuevo libro de Elas Daz vuelve
tido se esconde en el vasto horizonte de sobre reflexiones suyas anteriores (como
la transcendencia, que puede conservar el el propio autor explica en el Prlogo),
contenido ideal inherente en las experien- se puede hablar de una primera versin
cias intersubjetivas ms preciosas. De este redactada a comienzos de 2008, que apa-
modo, la personalidad del individuo es reci en 2009, la cual ha sido revisada,
capaz de participar de la inmortalidad. En corregida y ampliada con considerable
las otras escrituras del captulo los auto- detalle en torno al tema del derecho y el
res investigan el fenmeno de la historia e poder, ahora abordado principalmente
historicidad con respecto a la idea del fin desde la perspectiva de la filosofa jur-
de la historia y Posthistoria en las obras dico-poltica y en virtud del paradigma
de Nietzsche y Spengler. En la filosofa de que l mismo denomina como realismo
Nietzsche el momento central es la idea crtico. El autor realiza una crtica seve-
del eterno retorno, mientras en la obra de ra a los dos polos antagnicos pero que
Spengler es la concepcin morfolgica coinciden en ser ambos reduccionismos
de la historia universal. Ambos pensado- inadmisibles: iusnaturalismo y positivis-
res rechazan el modelo lineal del proce- mo, aunque al mismo tiempo reconoce,
so histrico con la circularidad, pero hay ya en sus primeras pginas, que el rea-
una divergencia decisiva: Nietzsche ve la lismo crtico estara ms cerca del se-
finalidad de la historia en el proceso de la gundo que del primero en cuanto a su
transvaloracin de todos los valores y en clara identificacin conceptual y meto-
la creacin del hombre superhumano, que dolgica del derecho como derecho po-
se expresa en una visin del futuro abierto. sitivo, aunque tambin simpatizara con
En Spengler la transformacin inevitable la vertiente moderna racionalista liberal
de las culturas a civilizaciones constituye del iusnaturalismo ms progresista.
un ciclo cerrado, sin finalidad y cumpli- Asumiendo desde el principio que
miento. En el anlisis de la concepcin del no es fcil identificar y definir el rea-
fin de la historia los autores se apoyan en lismo crtico, Elas Daz lo separa de
los textos de intrpretes contemporneos otros tipos de realismo como el realis-
como Peter Sloterdijk, Martin Meyer y mo sociologista, caracterizado por su
Lutz Niethammer. En estas aproximacio- antiformalismo y recelo de la legalidad
nes la idea de la Posthistoria tiene priori- institucional, o como el realismo judi-
dad. La cuestin ms importante es si el cialista, propio de los pases anglosajo-
trmino de la realidad histrica significa, nes y escandinavos del norte de Europa.
tambin, el cese absoluto del sentido in- El realismo crtico tendra la ventaja de
herente a los acontecimientos histricos. ser una va para la argumentacin y
construccin de una teora de la justicia
Tth Gbor (o de la injusticia) en el campo de la fi-

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losofa tica y, vinculada a ellas, de una del autor para el acto de su investidura
teora de la legitimidad (o de la ilegitimi- como doctor honoris causa por la Univer-
dad) ms referida a la filosofa jurdica y sidad de Alicante el 30 de mayo de 2008,
poltica. Elas Daz aboga por la regla distincin que logr junto a la de otros
de las mayoras, con el justo respeto ha- iusfilsofos de envergadura como Robert
cia las minoras y a las posibilidades de Alexy, Eugenio Bulygin y Ernesto Garzn
consenso, lo que se ha de articular, a su Valds. All, sirviendo de apoyo su valioso
juicio, desde la autonoma de la concien- itinerario filosfico-intelectual, plantea ya
cia individual y de su libertad, esto es, que una de las ms importantes implica-
desde el reconocimiento del ser humano ciones del realismo constituye, sin duda,
como agente moral. El Estado social y su asentamiento sobre una genrica con-
democrtico de Derecho se alimentara, cepcin terica iuspositivista (en cuanto
conforme a ello, desde esos dos pivotes delimitacin descriptiva respecto del de-
sobre los que gravita: el imperio de la ley, recho positivo) pero a la vez siempre en
que es expresin de la voluntad popular, tensin con la ineludible dimensin crtica
y la proteccin de los derechos humanos. (en cuanto propuesta prescriptiva y de va-
Como el propio Elas Daz reconoce loracin tica de aquel). Elas Daz pare-
en la obra, el fallecimiento de su fra- ce identificarse en esta obra con el positi-
ternal amigo y colega, Gregorio Peces- vismo incluyente o inclusivo que no slo
Barba, en julio de 2012, fue el detonante pone en evidencia la necesidad de incluir
de que concibiera la elaboracin de una la moral como criterio en los sistemas ju-
segunda parte para este libro que reco- rdicos modernos desarrollados, sino la
gera no slo un artculo sobre los aspec- necesaria interrelacin entre la teora del
tos ms destacables del pensamiento de derecho y la teora de la justicia. Se trata-
Peces-Barba, que ms adelante comenta- ra, en definitiva, de construir el derecho
r, sino tambin otros trabajos (algunos desde los valores bsicos de la autonoma
publicados, otros todava inditos, pero moral individual, del ser humano como
todos revisados) con los que pretendera agente moral y del proyecto inacabado
enriquecer el contenido del libro, al estar que conforma en trminos jurdico-pol-
todos ellos en conexin directa o indirecta ticos el denominado Estado democrtico
con las ideas expuestas en la primera parte de Derecho.
de la obra. Aunque efectivamente el libro El segundo captulo Del normativis-
pudiera dar la impresin de parecer es- mo al realismo crtico Por qu obedecer
cindido en dos partes claramente diferen- al Derecho? Leyes, jueces, ciudadanos,
ciadas e independientes, dichas partes se nos advierte de cmo el realismo crtico
complementan mutuamente logrando una en ningn caso debera ser confundido
verdadera unidad en su estructura interna con el sociologismo (Duguit, Hauriou,
y es que, como precisa el propio autor, el Gurvitch, Gierke, Kantorowicz, Ehrlich)
realismo crtico versa sobre condiciones y es que el primero asume el normativis-
objetivas y personas individuales que han mo considerando imprescindibles tanto
contribuido con sus crticas y autocrtica la vigencia como la validez mientras que
al desarrollo de este paradigma. el segundo degenera en el antinormativis-
El primer captulo Razones e histo- mo. Asimismo, Elas Daz recuerda que
rias para una filosofa jurdica y poltica el poder del Derecho le viene a l gracias
tiene como contenido principal la leccin a la sociedad, los poderes sociales, poder

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desde el que se construir un poder cons- y participacin (a mi juicio, sin duda, las
tituyente con auctoritas, capaz de regular vas ms legtimas) pero tambin por las
conflictos de fuerzas e intereses. Es fun- del engao, la corrupcin o, incluso, el
damental insiste el autor que las leyes terror (ilegtimas e injustas en diversidad
se cumplan por los ciudadanos y se apli- de escalas y, por desgracia, a veces, en
quen por los jueces partiendo de que el parcial convivencia y connivencia con las
sometimiento a la ley es la condicin pre- del modelo anterior).
via del Estado de Derecho. Resulta por El captulo cuarto Estado democr-
ello necesario aprender que la teora y tico de Derecho. Constitucin, Legisla-
prctica de la justicia puede ser abordada cin y Jurisdiccin se centra en el tema
desde tres planos: legitimidad legalizada, ya vislumbrado en las pginas finales del
legitimidad socialmente eficaz (legitima- anterior. Como no todo poder ni todo
cin) y legitimidad crtica, todos impres- Derecho es en igual medida legtimo,
cindibles por la interrelacin existente lo que ahora Elas Daz se pregunta es
entre ellos. qu medios e instrumentos normativos e
El tercer captulo de esta primera par- instituciones tenemos a nuestro alcance
te La revolucin kelseniana: El Derecho para que la potestas se convierta en auc-
y el Poder. Legitimidad y Teora de la toritas o, con palabras de Weber, se pase
Justicia, como el mismo ttulo indica, de Macht a Herrschaft. Antes que nada,
analiza la cuestin de la revolucin en interesa recordar, a juicio del autor, que
el pensamiento kelseniano, a partir de la Constitucin exige la existencia de una
la obra Teora general del Derecho y del declaracin de derechos y una organiza-
Estado, libro en el que el jurista austriaco cin del principio de separacin de pode-
abarcaba el posible cambio de la norma res, lo que recordaba ya el art. 16 de la
bsica. Elas Daz se sirve de Kelsen no Declaracin francesa de los derechos del
slo para estudiar crticamente su con- hombre y el ciudadano de 1789.
cepcin del derecho sino para explicar El Estado constitucional de Derecho
que quien da validez (eficaz) al Derecho es imperio de la ley y, en consecuencia,
es el poder. Esto es lo que, a mi juicio, imperio de la Constitucin frente a to-
otorga validez y no exclusivamente mera dos los poderes, incluido el judicial. Con
vigencia y legal existencia al Derecho. palabras de Elas Daz, todo Estado de
Con Kelsen (a pesar de Kelsen?) se pue- Derecho sera as, a la vez, Estado cons-
de llegar, como se ve, a los aledaos mis- titucional, legislativo, administrativo y
mos del poder. Y es que, como l mismo judicial, de Derecho. Ello, en realidad,
recuerda, obedecer al Derecho es, al final, le sirve al catedrtico de Filosofa del
obedecer al poder, en la lnea defendida Derecho para criticar a los neoconstitu-
por Hermann Heller. Es importante que cionalistas en la medida en que infrava-
los ciudadanos tengamos presentes que loran el papel de las instituciones legis-
la legitimacin tiene una raz emprica y lativas democrticas y adems porque
que ese seguimiento o aceptacin social los principios y valores constitucionales
de los ordenamientos se puede conseguir quedan a merced del poder judicial. Una
por vas, no todas ellas en igual medida de las tesis principales que defendera, a
legtimas: por las de la autonoma mo- mi modo de ver, con verdadero acierto
ral, el convencimiento y la argumenta- el realismo crtico de Elas Daz es que
cin racional, es decir, la libre decisin el Parlamento es el primer y prioritario

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intrprete de la Constitucin, de tal ma- sociales, tesis ya defendida en anteriores


nera que la invocacin del Estado consti- publicaciones del autor.
tucional de Derecho en ningn caso est El segundo captulo gira en torno al
justificado que pueda servir para arrinco- gran jurista crtico, historiador del de-
nar al Estado legislativo de Derecho. recho, juez constitucional, pero sobre
El ltimo captulo de esta primera todo entraable amigo, Francisco Toms
parte reza as: La justificacin tica de y Valiente, quien muri asesinado el 14
la democracia. Mayoras, minoras y de- de febrero de 1996 en la Universidad
rechos humanos. De nuevo, Elas Daz Autnoma de Madrid mientras hablaba
retrata el Estado de Derecho como la por telfono precisamente con el autor de
institucionalizacin jurdica de la demo- esta obra. El mejor homenaje al brillante
cracia poltica, entendida sta como un jurista no podra ser otro que el recuerdo
proceso abierto, inacabado, que se fun- de sus seres queridos como el que evo-
damenta en las races ticas de la auto- ca aqu Elas Daz a partir del anlisis
noma moral individual y de la dignidad de su obra pstuma A orillas del Estado.
del ser humano como ser de fines, recor- La buena razn de Estado es la que nos
dando a Kant. Ello es as, desde el mo- propona Toms y Valiente cuando insis-
mento que las mayoras tambin pueden ta recuerda el autor- que el delito y el
equivocarse o pueden ser manipuladas crimen, el terrorismo, fueran combatidos
o corrompidas y, por consiguiente, no por el Estado y la sociedad no con esas
son infalibles. De ah su insistencia en el mismas armas ilegales y violentas sino
valor de la libertad crtica que presenta precisa y justamente por medio de las
Elas Daz con un carcter eminentemen- leyes y de la razn, con la Constitucin,
te positivo y creador. con el ordenamiento jurdico, con la efi-
La segunda parte del libro enlaza con caz accin policial y judicial, todo en el
la primera a partir de la elaboracin de va- marco del Estado constitucional, del Es-
rios captulos sin duda relevantes para en- tado social y democrtico de Derecho.
tender mejor el paradigma del realismo El tercer captulo de esta segunda par-
crtico. El primero de ellos se dedica a to- te abarca el pensamiento de otro de los
dos aquellos intelectuales en la oposicin hombres importantes para Elas Daz que
durante la dictadura franquista que contri- dan virtualidad prctica a su propuesta
buyeron a la reconstruccin de la demo- del realismo crtico: Roberto Mesa,
cracia, el Estado de Derecho y la posterior un hombre de cultura amplia pero muy
proteccin efectiva de los derechos y li- bien seleccionada cultura. Se dedic
bertades. Particularmente, el autor resalta como intelectual fundamentalmente a
las importantes aportaciones, cada una estudiar la realidad poltica espaola y
con sus peculiaridades, de las generacio- las relaciones internacionales pero con la
nes del 56 y del 68. No cabe duda de que mirada noble siempre puesta en la lucha
para Elas Daz es la plural cultura polti- contra la pobreza y contra las injustas
ca liberal, laica y socialdemcrata la que desigualdades econmicas y sociales, ac-
ha vertebrado todo lo mejor de la Espaa ciones polticas para una mayor y mejor
contempornea. Al mismo tiempo es para educacin y cultura como base de la for-
l necesario que se mantenga la correla- macin tica ciudadana y con el afn de
cin una homogeneizacin crtica en- lograr una paz mundial verdaderamente
tre instituciones polticas y movimientos anhelada y buscada.

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El cuarto captulo se lo dedica el au- promueve la Asociacin Matritense de


tor a otro ntimo y admirado amigo, tam- Mujeres Universitarias y que ha editado
bin fallecido, Luis Garca San Miguel, ms de 20 ttulos de autoras, ya sean es-
a quien describe como utilitarista a fuer critoras, cientficas, artistas, tanto espa-
de liberal, segn reza el propio ttulo. olas como extranjeras, de todas las po-
Posiblemente, fueran ms bien las con- cas. Recordamos algunas: Mara Zam-
notaciones pluralistas y relativistas de brano, Mara Moliner, Soledad Ortega,
ese liberalismo poltico las que favore- Margarita Salas, Simone Weil
cieran explica Elas Daz su emotivis- En los ltimos tiempos, desde el en-
mo, su no cognotivismo moral. torno institucionista, recordemos a Car-
El libro se cierra con la nostalgia y la men de Zulueta, Nellie Manso de Zi-
evocacin de otro de los hombres de leyes, ga, David Castillejo, se han ido publican-
hombres de Estado, que nos ha dejado en do obras que presentan la panormica de
los ltimos aos: Gregorio Peces-Barba. estos tiempos, tan ambiciosos de la cul-
De l resalta el autor su honda preocupa- tura espaola como de su papel histrico
cin por los derechos humanos y su crti- y moral. Sin embargo, la autora de esta
ca del poder asentado en las instituciones obra, Concha DOlhaberriague, comple-
pblicas (el Derecho y el Estado). Las l- ta la vida y obra de una mujer, Mara de
timas pginas de esta obra, sin duda algu- Maeztu (1881-1948), que ha sido pionera
na, bien escrita, bien documentada y hasta como educadora y filsofa de la genera-
emotiva, recuerdan el socialismo liberal y cin de 1914 y que, sin embargo, es mu-
democrtico de Peces-Barba que reivindi- cho menos conocida que los autores de
caban una Espaa civil y laica. su tiempo.
Desde mi punto de vista, gracias a to- Esta obra, como todas las de la colec-
dos estos modelos de verdaderos intelec- cin, contiene una Introduccin, varios
tuales crticos, recogidos en esta segunda captulos, un glosario y una bibliografa.
parte, entre los que cabra situar al mismo En este caso, la introduccin la escribe el
Elas Daz, se describen los pilares sobre sobrino-nieto, Ramiro de Maeztu Manso
los que se asienta o, mejor dicho, debera de Ziga, y el glosario y la bibliografa
asentarse el Estado social y democrtico son muy completos. Con un estilo senci-
de Derecho, lo que sin duda convierte a llo se exponen en siete captulos la bio-
esta obra en un referente ineludible para grafa y el contexto histrico de Mara de
entender mejor las implicaciones teri- Maeztu, que corresponde a esa Edad de
cas y prctica de aquel. Plata de la cultura espaola, en la que se
reconoce el prestigio de filsofos y peda-
Cristina Hermida del Llano gogos krausistas e institucionistas, pero
que an no haba destacado la aporta-
cin de autoras como Mara de Maeztu,
DOLHABERRIAGUE, CONCHA, Vida de Ma- de larga trayectoria como docente: fue
ra de Maeztu, Madrid, Eila Editores, la directora de la Residencia de Seori-
2013, 181 pp. tas durante ms de 20 aos, desde 1918
es tambin profesora de Primaria en el
La obra de Concha DOlhaberriague Instituto-Escuela; comparte la ensean-
sobre Mara de Maeztu se enmarca den- za de la filosofa, como su maestro Or-
tro de una coleccin de Biografas que tega fue becada por la JAE en Leipzig y

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Marburgo, y adems defiende y anima un dos Unidos, Chile, Argentina, Uruguay o


camino ejemplar para la mujer en la vida Cuba. Y los que le escuchan alaban sus
universitaria, ya que se propuso que las conocimientos y su oratoria.
jvenes cursaran estudios cientficos y de En 1920 fund con otras intelectua-
humanidades sin restringirse a las pro- les la Juventud Universitaria Femenina y
fesiones, comnmente femeninas, como en 1921 con Clara Campoamor compar-
eran las de enfermera y de magisterio, te responsabilidades en la Federacin de
mayoritariamente. Mujeres Universitarias.
Adems, la obra que reseamos me- No podemos entrar en la aporta-
rece destacarse porque est escrita con cin filosfica y cultural de Mara de
una prosa brillante y fluida y porque Maeztu, porque esto es lo que Concha
constituye una biografa completa que DOlhaberriague ha realizado y ha ido
recoge un status quaestionis actualizado, cuidadosamente detallando: el matiz del
ya que da cuenta de las obras de todos feminismo de Mara (p. 90 y ss.), su an-
los estudiosos de Mara de Maeztu. Por lisis crtico de Mara Montessori a favor
sealar algunos de los logros de Concha de Giner de los Ros (p. 92 y ss.), su lucha
DOlhaberriague es importante la armo- por favorecer la integracin escolar de to-
na con la que enlaza los estudios, las pu- dos los nios, su dedicacin a la denomi-
blicaciones, los viajes internacionales y nada escuela heroica Lo que resalta-
la dedicacin pedaggica y filosfica de mos ahora es la forma detallada en que la
la autora. Mara de Maeztu est al tanto bigrafa da cuenta del trabajo, los viajes
de los avances de la Pedagoga por sus y la dedicacin de una mujer de la cual
viajes a Alemania e Inglaterra, y gracias ya haban escrito Soledad Ortega (1966),
a su conocimiento de idiomas, conoce Antoniana Rodrigo (1979) o Isabel P-
de forma profunda las teoras del mo- rez-Villanueva (1989). Se completan aho-
mento, especialmente la de Pestalozzi; ra la informacin siguiendo el precepto
todo ello fortaleci su dedicacin a la orteguiano de atender a la razn vital (p.
docencia, como ya hemos sealado. An 27) con el claro intento de comprender,
podramos decir, como seala Concha desde dentro, su biografa en el disci-
DOlhaberriague, que esta dedicacin es pulado de Ortega, tambin de Unamuno
doble, ya que su inters se centra en el y de Castillejo (p. 86), as como la admi-
feminismo y en la pedagoga. racin por su hermano, y el dolor de la
La bigrafa va recorriendo cronolgi- expropiacin del proyecto de su vida.
camente la vida y obra de esta pedagoga Concha DOlhaberriague va reco-
que nunca interrumpe su formacin ni su rriendo las tareas como educadora: desde
docencia. Pronto comenz a dar clases a su vocacin como profesora de Primaria,
nios, luego colabora con Ortega en la Profesora de la Escuela Normal Supe-
Seccin de Filosofa del Centro de Estu- rior, Profesora de Psicologa y Pedagoga
dios Histricos (1913-1916) y contina en el Instituto Internacional de la calle
dictando conferencias en 1919 en Esta- Miguel Angel, Colaboradora en el Insti-
dos Unidos como embajadora de facto tuto de Filosofa, hasta un largo periplo
de la Junta de Ampliacin de Estudios. vital. Sus publicaciones, sus estudios y
Sus conferencias llegan a ser numerosas su singular papel en la historia merecen
y tambin su asistencia a Congresos en una atencin amplia en esta monogra-
Francia, Suiza, Inglaterra, Suecia, Esta- fa: Fue Mara, seguramente, la prime-

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ra intelectual que capt de inmediato la siempre reivindic una filosofa pblica


singularsima personalidad y el podero y mundana, una filosofa capaz de salir
retrico irrepetible del que, despus, die- de claustros y despachos para acercarse a
ron cuenta otros muchos, por ejemplo las calles y a las plazas.
Josep Pla o Azorn, por no mencionar a La idea central del libro es esta: existe
Jos Gaos, A. Rodrguez Huscar, Julin una brecha cada vez mayor entre las que
Maras, Francisco Ayala, al igual que la C. P. Snow llamaba las dos culturas: la
pedagoga, discpulos directos (p. 66); su cientfico-tcnica y la artstico-literaria.
defensa de la mujer: Las mujeres de la Ante este hecho, Buey propone estable-
clase media podan, a partir de ese mo- cer un puente de doble direccin entre
mento estudiar en Madrid () en unas las dos orillas: que los humanistas aban-
condiciones infinitamente ms favora- donen su desprecio de los nuevos des-
bles que las de Mara (p. 77). cubrimientos cientficos, actitud que los
El texto dedicado a La idea de la cul- convierte en unos Jeremas incapaces de
tura y el ltimo que la bigrafa titula La superar la premodernidad, y que a su vez
despedida son inmejorables; el primero los cientficos cultiven la formacin hu-
nos recuerda ciertas afinidades entre Ma- manstica para reflexionar sobre su prc-
ra Zambrano y Mara de Maeztu; el lti- tica y las consecuencias que conlleva.
mo, al que acompaan algunos datos de la El filsofo, de origen palentino, sola
posguerra espaola, da mucho que pensar. decir en sus clases de tica y filosofa po-
Si la obra de Maria de Maeztu inte- ltica o, como a l le gustaba decir, de
resa por las razones aludidas, tambin politica que muchos de los problemas
resulta muy deleitable la de Concha actuales de la filosofa, como por ejem-
DOlhaberriague sobre dicha autora. plo los que tienen que ver con la relacio-
nes cuerpo-mente o con los lmites del
Juana Snchez-Gey Venegas crecimiento econmico, solo pueden ser
examinados partiendo de una buena base
cientfica; adverta tambin que, a pesar
FERNNDEZ BUEY, FRANCISCO, Para la de esto, conviene criticar la pretensin de
tercera cultura. Ensayos sobre cien- algunos defensores del mtodo cientfico
cias y humanidades, Barcelona, Ed. de reducir todos los asuntos humanos a
de Salvador Lpez y Jordi Mir, El algo soluble por la ciencia. Para l no se
Viejo Topo, 2013, 406 pp. trataba de que los humanistas se volvie-
ran cientficos y los cientficos huma-
Francisco Fernndez Buey nos dej nistas, sino de que tuvieran lo suficiente
el 25 de agosto de 2012. Sin embargo, en comn como para crear esta tercera
en Para la tercera cultura. Ensayo sobre cultura puente entre ambas. Cuando ante
ciencias y humanidades, la obra pstuma un problema nos preguntamos si debe
e inacabada que publica El Viejo Topo, a resolverlo el cientfico o el filsofo, la
veces parece como si se pudiera or su respuesta de Buey es esta: ambos juntos.
voz. Porque el profesor Buey escriba Para la tercera cultura est dividido
como hablaba: claro y sencillo. Y en una en cuatro partes: I. Humanidades y Ter-
poca en que la claridad y la sencillez cera Cultura; II. Lecturas para la Tercera
parecen estar relacionadas con el mal Cultura; III. Ciencias sociales y Tercera
sentido de la palabra divulgacin, l Cultura; y IV. Para conclusiones.

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La primera parte presenta el tema del sociales entre formalismo y literatura,


libro y sigue la historia del debate acerca trata uno de los temas que ms preocupa-
de las dos culturas, as como de las pro- ban a Buey: cmo el creciente prestigio
puestas habidas para crear la tercera en del mtodo cientfico est provocando el
cuestin. Interesar tambin a los aman- olvido de los aspectos historicistas y filo-
tes de la historia de la ciencia, puesto que sficos en las llamadas ciencias sociales.
hace un repaso de las principales visio- Carreras como Economa o Sociologa, e
nes respecto a la posicin de esta en la incluso Ciencias Polticas, estn dejando
sociedad y a su relacin con las humani- de lado, por considerarlas literatura, las
dades a lo largo de los dos ltimos siglos. obras de sus fundadores, as como todas
La segunda parte tena que incorporar aquellas que pretenden reflexionar sobre
cuatro apartados, de los cuales Buey solo sus bases. Se corre as el peligro, como
pudo escribir dos. El primero, dedicado se explica en la segunda conferencia,
a la medicina hipocrtica, y el cuarto, Economistas y humanistas. Propuestas
sobre Newton y Goethe, no pudieron ser para un dilogo, de convertirnos en los
terminados, pero estn en los anexos. tontos racionales de Amartya Sen, solo
Los otros dos no solo son muy interesan- que no nicamente en lo econmico.
tes sino preciosos desde un punto de vis- El libro termina con la versin de las
ta esttico. El primero, una aproximacin conclusiones seleccionada por los edito-
al Galileo de Bertold Brecht, escrito a res y cuatro anexos, esbozos inacabados
partir del estudio de las distintas versio- pero sugerentes de lo que habra sido el
nes de la obra situadas en el contexto de libro terminado. Si algo muestran los te-
la segunda guerra mundial, es exquisito. mas apuntados es que Buey era en vida
El redactado del dramaturgo, as como su un representante de esta tercera cultu-
visin sobre la ciencia y sobre Galileo, ra por la que tanto abog. Una tercera
va cambiando a medida que se suceden cultura que tena que ser crtica, puesto
los acontecimientos histricos hasta lle- que, para l, aceptar las limitaciones de
gar al sorprendente final. En el segundo la ciencia no era ser anti-ciencia, sino
apartado encontramos una interpretacin buscar una ciencia con conciencia. Pre-
de El paraso perdido de John Milton. tenda recuperar, s, el sapere aude de los
Los sugerentes versos del poeta ingls ilustrados, pero abogaba por no olvidar
se mezclan con las normalmente sobrias nunca que, como dijo Emil du Bois-Re-
consideraciones de Buey, quien, a pesar ymond: ignoramus et ignorabimus. Igno-
de que no consigue ocultar su prometei- ramos e ignoraremos.
ca atraccin por los secretos reservados
a los dioses, admite que quizs lo mxi- Ignacio Terrado Rourera
mo que podamos esperar del saber, en lo
referente a nuestra felicidad, es que nos
ayude a no ir por mal camino. El pruden- FERRAZ, ANTONIO, Ser humano en el siglo
te profesor sola recordar las palabras de XXI. Atrvete a pensar, Granada, Co-
Maquiavelo al respecto: es bueno cono- mares, 2013, 403 pp. ms un eplogo.
cer los caminos que llevan al infierno,
aunque solo sea para evitarlos. No es fcil escribir un libro de filoso-
La tercera parte incluye dos confe- fa pues esta tarea requiere algunas cua-
rencias. La primera, titulada Las ciencias lidades que pocos poseen. Me refiero a

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Reseas 223

un libro que tenga unidad interior, haga razn en su esfuerzo por dar cuenta del
una propuesta clara e inteligible y man- problema del conocimiento y, vinculado
tenga los polos de la reflexin y la ac- a l, de la realidad como presencia acti-
cin prctica interconectados de manera va en la que se desenvuelve el ser huma-
coherente. no. En este sentido, el lector encontrar
Un libro as requiere madurez, mas una reflexin con la que sintonizar para
una madurez cincelada por el uso de la buscar una instalacin equilibrada en
razn, salvaguardada esta de dogmatis- esa realidad a la que no puede renunciar.
mos o simplificaciones, es decir, de los Finalmente, el libro del profesor Ferraz
dos extremos que peor le sientan a la filo- no elude, ms bien lo contrario, los pro-
sofa. Los primeros la conducen a un m- blemas subyacentes a la accin moral
bito no deseado pues la sacan de la histo- a cuya clarificacin dedica una parte
ria para situarla en planos trascendentes sustancial de este grueso -no obstante,
que corresponden a otras experiencias liviano por lo bien escrito que est- vo-
humanas que, si bien, colindan con la lumen. Termina con una reflexin fuer-
filosofa, no son filosofa. Las segundas te sobre los problemas del capitalismo
derivan la filosofa hacia el mbito que actual mostrando que la filosofa no se
ocupan otras formas de comunicacin reduce a ser un saber teortico sino im-
que no estn exigidas por el argumento y, plicado en la accin humana.
ni siquiera, por la reflexin. Consta el libro de cuatro partes, cada
Mas para situarse en ese punto equi- una dotada de su propia unidad, de tal
distante que no descomprometido- es forma que pueden leerse casi de manera
preciso tener un buen conocimiento de autnoma, para formar, entre todas ellas,
la historia de la filosofa y, en no menor una slida unidad en la bsqueda de la
medida, de la herramienta que constituye pregunta subyacente en el ttulo que, si
el filosofar a la altura del tiempo, como formulado en forma afirmativa, conlle-
hubiera dicho el maestro Ortega y con l va implcitamente una interrogacin.
buena parte de sus discpulos. La primera parte, Mitologa, Filosofa,
Este libro de Antonio Ferraz rene Ciencia (un poco ms de cien pginas)
ese difcil equilibrio para establecer en ofrece, al lector atento, muchos matices
las proporciones justas una aproxima- en los grandes tpicos acerca de la natu-
cin al pensar filosfico que, remitiendo raleza misma de la filosofa, su relacin
a los orgenes y al desarrollo histrico con el mito, su aproximacin a la ciencia
de la filosofa, sea til al ser humano en Grecia, la trasmisin medieval, a la
en el siglo XXI. No es, pues, un libro revolucin de los astrnomos en torno a
de historia de la filosofa pero el lector los comienzos de la modernidad hasta los
aprender mucha y buena historia; no interrogantes y los cambios heredados de
es, tampoco, un libro de filosofa de la la mentalidad ilustrada que, sin embar-
historia que vincule la historia a la vi- go, no elimin la mentalidad mitolgica
gencia de uno u otro autor pero el lec- como pueden comprobar los habitantes y
tor obtendr informacin de muchos de visitantes que cada ao inundan la noble
los autores ms importantes. En defini- villa de Santiago de Compostela.
tiva, no es, en absoluto, este libro una Dedica el profesor Ferraz unas seten-
sucesin de autores o doctrinas sino una ta pginas a explicar qu sea conocer y
reflexin que muestra el desarrollo de la lo hace en dilogo con las aportaciones

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que ha ido haciendo la epistemologa y, dar los mil y ms problemas a los que se
sobre todo, la propia ciencia fsica. Quiz enfrenta la bsqueda de un camino segu-
se echa en falta en este apartado una re- ro, libre de dogmatismos y banalidades
ferencia a las aportaciones realizadas por como sostenamos al comienzo de la
las ciencias humanas o sociales: la psico- razn moral. El lector se confronta en es-
loga, la psicologa social o la sociologa tas pginas con la suavidad propia de la
que abordan problemas de conocimiento razn que no levanta la voz a todas las
de realidades sociales de naturaleza dis- cuestiones que le asaltan como ser que
tinta a la fsica. Valga esta consideracin ha de tomar decisiones entre la libertad,
siguiendo la llamada a la humildad con la necesidad, la historia que tiene a su es-
que termina su autor este segunda parte. palda y el futuro como esperanza. De su
La tercera parte est dedicada a la punto de equilibrio depender que como
realidad como problema. Casi otras ser humano se realice. Los dos epgra-
cien pginas en las cuales el lector en- fes que anteceden al final y al eplogo son
contrar referencias a todas aquellas claves para sostener la arquitectura per-
cuestiones con las que se confronta este sonal y social: La poltica para la edu-
problema central en la historia de la fi- cacin y la educacin para lo humano.
losofa que remite al adentro, al afuera, Breve pero sustancial esta referencia a la
a la necesidad, a los ideales, a la materia educacin como clave del proceso de la
y sus niveles, a las fronteras de la propia realizacin o del hombre como ser hu-
filosofa, principalmente a la que aborda mano que lleva a realizar y no a destruir
la experiencia religiosa. Prcticamente como norma suprema en un desarrollo
un tratado, dicho en el mejor sentido, equilibrado de las cualidades que nos de-
de la mejor filosofa como acceso a lo finen. Aqu adquiere sentido su alegato
planteado por filsofos/cientficos (o vi- breve, sin levantar la voz pero sin bajarla
ceversa) y como ejercicio metodolgico tampoco, contra el capitalismo que impe-
(o prctico) de cmo se debe filosofar dira ese desarrollo por cuanto rebaja la
hoy. Curiosamente, mientras las dos pri- condicin humana al nivel de los valores
meras partes concluyen con un resumen, mercantiles. Algo de esto ya plante Ni-
esta termina con el abordaje de una cues- col en un viejo artculo, Propiedad y co-
tin problemtica, formulada de manera munidad, en su comentario comparativo
afirmativa: Dios es incomprensible, lo de Locke y Francisco Suarez.
que conduce al lector a enfrentar su de- Interesante el eplogo una pgina
seo que le vincula a la necesidad de que con que cierra su libro de cuatrocientas.
la vida tenga sentido por lo que Dios de- Una llamada a la humildad: soy hijo de
bera existir con la imposibilidad de que muchas realidades venidas del inmen-
haya una razn evidente. Una toma de so espacio y del tiempo ms remoto y
posicin valiente que nos lleva a la radi- vivo en un mundo humano que no es el
calidad misma de la filosofa, es decir, mo y que no es plenamente humano.
de la razn humana y sus lmites. Gratitud por lo primero, esfuerzo, con-
La cuarta parte viene casi exigida por fianza en la razn creadora por lo segun-
las dos anteriores. Junto al conocimiento, do. Si Zambrano desde la razn poti-
la accin que, tratndose del ser humano, ca hablaba del hambre como base de la
ha de ser moral (o amoral). Ms de ciento esperanza que habra de saciarla, Ferraz
treinta pginas son necesarias para abor- desde la razn cientfica no renuncia a

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la misma esperanza pero la fa al esfuer- actualizacin realizada con la ltima edi-


zo de todos aquellos cientficos y filso- cin de las Obras Completas de Ortega a
fos que con seguridad seguirn luchan- cargo de la Fundacin Ortega y Gasset/
do por lograr la plena humanidad. Gregorio Maran y la editorial Taurus.
De este modo, se posibilita una lectura
Jos Luis Mora Garca adecuadamente contextualizada de los
textos que aqu nos ocupan. Textos que,
por lo dems, merecen toda nuestra con-
GAOS, JOS, Los pasos perdidos. Escritos sideracin, no slo por la profundidad
sobre Ortega y Gasset, Introduccin y intelectual, la rigurosa lectura gaosiana y
edicin de Jos Lasaga Medina, Ma- la consecuente presentacin de las prin-
drid, Biblioteca Nueva, 2013, 359 pp. cipales tesis de Ortega, sino porque po-
nen de manifiesto la estrecha, profunda y,
En un texto sobre la recepcin de no por ello menos problemtica, relacin
Ortega, Ortega a travs transicin sin que tuvieron estos dos grandes filsofos
trasmisin se pregunta Antoni Mora: espaoles, dos de las figuras ms repre-
Dnde est el legado de los filsofos sentativas de la Escuela de Madrid. A
en el exilio? Y se responda: habra este respecto, los textos agrupados en
que seguir sus pasos para ver por dnde esta antologa son una confirmacin de
se perdieron (p. 52). Con tan bella re- que existi aunque fuera como el cole-
ferencia finaliza Jos Lasaga la introduc- gio de los apstoles, en forma puramente
cin de su edicin Los pasos perdidos. espiritual (p. 51) dicha escuela, lo que
Escritos sobre Ortega y Gasset, edicin nos permite imaginar qu habra dado
que parece cumplir al menos con un do- de s una escuela de filosofa en lengua
ble objetivo: traer a la luz algunos de los espaola si la posguerra y el exilio no
textos olvidados de Jos Gaos, el primer hubiesen provocado su desarticulacin.
y tal vez ms importante de los discpu- Cabe recordar que Gaos no fue un exi-
los de Ortega, y mostrar que, efectiva- liado ni un desterrado, sino que se vio a
mente, existi algo as como una Escue- s mismo como un transterrado, con-
la de Madrid. dicin que le permiti vivir su arraigo
La coleccin de artculos, que aqu en la patria de destino como una nue-
se recogen, corresponde a los nueve tex- va empatriacin, pero que tuvo como
tos que Gaos, ya residiendo en Mxico, consecuencia el mayor conocimiento y
escribe sobre Ortega y su filosofa. Di- manejo de su obra por parte de nuestros
chos artculos han sido extrados de la vecinos trasatlnticos, a diferencia de la
Obra Completa de Gaos, editada por recepcin recibida en su patria de naci-
Fernando Salmern y Antonio Zirin, y miento. Aunque todo ello no haya im-
se presentan en el mismo orden que en posibilitado los numerosos reclamos de
aquella, pese a no existir coincidencia la configuracin de una comunidad fi-
con el orden cronolgico de escritura, losfica iberoamericana, fuerte apuesta
comunicacin y/o publicacin de los tex- de nuestro querido, y en los ltimos das
tos. Cuenta, la edicin de Lasaga, con el muy merecidamente homenajeado, Vi-
valor aadido de haber actualizado las lloro y, tambin, de nuestro cercano Mu-
numerosas referencias a la obra de Or- guerza, ambos situados en la estela del
tega, presentes en los escritos de Gaos, pensamiento gaosiano.

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Pero no es nuestra intencin aqu propio Gaos se hallaba muy comprome-


utilizar los textos de Gaos como pretex- tido. Los dos Ortegas es una continua-
to para nuestra defensa de lo que otros cin y parcial revisin de esta tesis. Para
tambin muy acertadamente han de- Gaos existen dos Ortegas, el primero es
nominado hispanismo filosfico, sino un Ortega gozoso y optimista, mientras
simplemente resear el inters de esta que en el segundo domina el desasosiego
edicin del Prof. Lasaga. Volvamos, y el temor, tambin el pesimismo que le
pues, a los textos mismos! como diran llevar a abandonar el proyecto de cons-
los fenomenlogos para presentar bre- truir una filosofa por no cumplir esta lo
vemente cada uno de ellos. que de ella cabra esperar.
En La profeca de Ortega, Gaos Ortega y Espaa tiene su origen en
nos descubre al filsofo madrileo como una conferencia que, en 1955, Gaos dirige
un profeta. Todos los vaticinios que Gaos a un auditorio de exiliados republicanos.
parece encontrar en la obra de Ortega Posiblemente, es el texto ms cercano y
pueden agruparse en dos grandes cuer- comprensivo con la obra de su maestro.
pos de profecas. El primero de ellos gira Para Gaos, en las relaciones entre Ortega
en torno a la idea del sentido deportivo y Espaa, se condensa el mismo ncleo
y festival de la vida, intuicin que pare- de la filosofa orteguiana y de tal modo
ce falseada con el pronstico del segundo presenta el pensamiento de Ortega cen-
cuerpo de profecas: la rebelin de las trndose en el problema entre razn vital
masas. Este ensayo constituye una pri- y razn histrica, un pensamiento que
mera clasificacin y secuenciacin de las siempre tuvo en primer plano el problema
principales tesis de la filosofa de Ortega. de Espaa. Ortega en poltica es una
Los cuatro siguientes ensayos pueden ampliacin de la conferencia anterior, esta
ser ledos como un continuum. Se trata vez enfocada en la actitud de Ortega ante
de dos textos de presentacin general de la monarqua y la repblica dentro del cir-
la filosofa de Ortega, Salvacin de Or- cunstancialismo histrico que en suerte le
tega y Los dos Ortegas; y dos textos hubo de tocar vivir a Espaa.
de contenido biogrfico y poltico: Or- Los cuatro siguientes, y ltimos tex-
tega y Espaa y Ortega en poltica. tos, son escritos que versan sobre la obra
La lectura conjunta de estos textos nos pstuma de Ortega. Destaca, especial-
da una visin unitaria de la filosofa de mente, el tratamiento y estudio de La
Ortega, as como las luces y sombras que idea del principio de Leibniz y la teora
a juicio de Gaos encierra esta filosofa deductiva texto al que Gaos dedica tres
asistemtica. de los cuatro artculos y Qu es filo-
Salvacin de Ortega pretende si- sofa? El tono de estos textos difiere no-
guiendo la famosa frmula orteguiana de tablemente del anterior. Ya fallecido Or-
salvar la circunstancia salvar al maestro, tega y tras la publicacin de sus escritos
siguiendo el ideal del amor intelectualis inditos, Gaos comprueba una vez ms
que llevado a su mxima consecuencia el carcter tan poco sistemtico de la fi-
conduce a Gaos a la postulacin de la losofa o al menos de la exposicin filo-
idea de espontaneidad. Al hilo de esta sfica de Ortega, condicin con la que
idea surge la dura crtica gaosiana a la fi- Gaos ser muy crtico dado su empeo
losofa de Ortega por no presentarse en la personal en la configuracin de su propia
forma de sistema, proyecto con el que el filosofa en forma de sistema.

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En Ortega y Heidegger, Gaos insiste Huelga decir que el Prof. Lasaga cum-
en la idea de que el filsofo ms influyente ple con creces el objetivo explcitamente
en la obra de Ortega es el autor de Ser y declarativo y expositivo de su introduc-
Tiempo. Gaos resume las crticas que el cin: exento de afn polmico o crtico,
madrileo dirige al alemn, para despus de modo que el lector se encuentre inme-
realizar su propia valoracin crtica. El diatamente con Gaos, sus ideas y sus jui-
Leibniz de Ortega resume las tesis conte- cios. Dejo para otra ocasin las posibles
nidas en La idea del principio de Leibniz consideraciones crticas que aquellos me
dividiendo el libro en dos partes claramen- hayan suscitado (p. 50). Huelga tam-
te diferenciadas a su parecer. A la primera bin decir con cuanta fruicin esperamos
de estas partes se dedicar en este artcu- la lectura de dichas consideraciones
lo, mientras que la segunda ser objeto de
La ontologa de Ortega segn Leibniz. Sonia Ester Rodrguez Garca
Para Gaos la primera parte es una investi-
gacin histrico-crtica de marcado carc-
ter lgico en torno al principialismo de GARCA PREZ, ARCADIO, La Escuela
Leibniz. Pero aqu no residir el verdadero Ilustrada Salmantina: Miguel Mar-
inters de Ortega, ni tampoco el de Gaos, tel (1784-1835), Eds. Universidad de
quien se vuelca en la segunda parte: la ex- Salamanca/Universidad Nacional de
posicin de la ontologa y la filosofa de la Educacin a Distancia, Madrid, 2013,
historia del propio Ortega. Gaos volver 334 pp.
a sealar la importancia de Heidegger en
el pensamiento de Ortega y realizar una Esta obra es fruto de una tesis doc-
contracrtica a las objeciones que este l- toral cuyo propsito fue realizar un es-
timo dirige al primero. tudio exhaustivo sobre el ilustrado Mi-
Por ltimo, en Obras inditas de guel Martel, pensador que ejerci gran
Ortega: Qu es filosofa? Gaos se influencia en los albores del siglo XIX
centra en la exposicin de la filosofa espaol y, especialmente, en el contex-
de la filosofa de Ortega. Este artculo to salmantino. Deslumbra el caudal de
supone el complemento a los anteriores, archivos que el profesor Arcadio Garca
profundizando en la idea de qu hacen Prez ha rastreado para desentraar to-
los filsofos y por qu y cmo lo hacen. dos los documentos que puedan aportar
Gaos reconstruye la filosofa de Ortega el menor detalle sobre Martel y la Es-
en funcin de cuatro partes sugeridas por cuela Ilustrada de Salamanca -tema en el
el propio Ortega, partes que despus co- que aos hace que es ya una autoridad-
mentar y criticar. evidenciando desde la primera pgina la
Estamos, pues, ante un conjunto de enorme faena culminada en un robusto
textos que merece la pena releer y re- trabajo de investigacin que seguramente
pensar sobre la base de la relacin que sea el ms completo sobre este pensador.
mantuvieron en vida estos dos grandes fi- Asimismo, todos los datos que se han re-
lsofos, as como atendiendo a la contex- cogido, no slo sobre Martel sino tam-
tualizacin de los escritos de Gaos sobre bin sobre la apasionante poca en que
Ortega en funcin del momento intelec- vivi, han sido puestos en armona con el
tual y profesional que nuestro transterra- objetivo de hacer un poco ms inteligible
do estaba viviendo. el efervescente inicio del siglo XIX espa-

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ol. Cada detalle ha sido cuidadosamente -Feijoo, Jovellanos o Blanco-White- y


pincelado en el cuadro general de la vida las novedades intelectuales Liberalismo
que se pone al desnudo ante nosotros. y Romanticismo. Respecto al captulo
Acerca de la estructura de esta obra I, que versa acerca de la intensa vida de
hemos de sealar que se divide en cuatro Martel, se hace hincapi en la multitud
captulos precedidos de un prlogo y un de cambios sociales, polticos y econ-
prembulo sobre la Filosofa de la Ilus- micos que se estn sucediendo en Sa-
tracin en Espaa por parte del profesor lamanca. El doctor Arcadio Garca nos
Suances Marcos. En el primer captulo muestra con meridiana claridad cmo se
se aborda la peripecia vital del ilustra- vivi la Guerra de la Independencia en
do Martel, haciendo hincapi en los ejes la misma piel de la ciudad y de su Uni-
contextuales ms relevantes. El segundo versidad, la naturaleza de una serie de
captulo aborda brevemente el carcter reformas universitarias que no llegaban,
de su produccin, que se ha convenido el puesto de Martel en la sociedad, y los
dividir en tres grandes ncleos: filosfi- conflictos polticos y religiosos que nece-
ca, religiosa y poltica. En ltimo trmi- sariamente tenan lugar en torno a la edu-
no nos encontramos frente al pensamien- cacin en el Colegio de Filosofa espo-
to filosfico de Martel puesto en perspec- leados por una Iglesia que iba perdiendo
tiva, incomprensible si no observsemos progresivamente su poder y en los que
la ntima vinculacin que mantiene con Martel estaba muy presente debido a los
respecto a los otros dos mbitos mencio- mltiples encargos que le encomendaba
nados. La obra se completa con un apar- la Universidad. En el captulo II se deja
tado de fuentes inditas, entre ellas y paso al anlisis de la produccin religio-
una detallada nmina bibliogrfica. sa y poltica. Multitud de sermones y
Aludiendo al ncleo del contenido, en oraciones fnebres, adems de la coope-
primer lugar cabe resaltar el prembulo, racin que llev a cabo con Juan Justo
que es un recorrido histrico-filosfico Garca para renovar la oratoria sagrada
introductorio de la mano de Julin Ma- poniendo nfasis en la Homila, demues-
ras y Jos Luis Abelln por la Espaa tran la competencia que tuvo al abordar
de la Ilustracin, obviando las ya viejas los asuntos religiosos. Tambin se sea-
polmicas con respecto a la existencia de lan las novedades que aport de natu-
la misma. Este paseo a travs de la his- raleza generalmente conciliadora en los
toria introduce al lector en el ambiente diversos temas que se cocan en la pol-
cristiano-ilustrado que todava respira tica de su tiempo, como la enseanza, la
Martel, pues no hay que olvidar que el relacin entre Iglesia y Estado o la Bene-
proyecto de Espaa ha sido siempre reli- ficencia. En el ltimo captulo podemos
gioso y ahora, desde las ideas que vienen encontrar un estudio de la obra ms im-
de Francia, ese proyecto religioso recibe portante en trminos filosficos, Elemen-
un envite que lo hace tambalearse y ame- tos de filosofa moral. Slo se entiende
naza ruina (p. 33). El profesor Suan- su pensamiento filosfico si tenemos en
ces expone, asimismo, la envergadura cuenta la presencia de los ilustrados fran-
de acontecimientos decisivos como las ceses Condillac o Rousseau e ingleses,
consecuencias de la violenta Revolucin que llegaba tanto a l como al resto de
Francesa o las Cortes de Cdiz, la vene- intelectuales de Salamanca a travs de
racin por los intelectuales del momento los crculos ilustrados que se crearon en

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los domicilios salmantinos, y en los que cido por nadie para ser declaradamente
se contaba a menudo con Toribio Nez, antiestalanista y antisovitico. Razones
Ramn de Salas, Justo Garca y otras ho- las tenan, ideolgicas, filosficas y, casi
norables personalidades. Cabe acentuar siempre, en el fondo, de orden biogrfi-
que la formacin de Martel en la Orden co, personal, todas labradas en ese ma-
Teatina fue escolstico-tomista [] pero traz dramtico que fue la Guerra Civil,
en Martel se observa por todas partes un algo que les diferencia en ciertos aspec-
espritu renovado, que puede observarse tos, a mi modo de ver, de cierto antico-
en el idioma, en el mtodo y en el conte- munismo de saln que poda florecer en
nido (p. 235). Esta renovacin del que la Europa en reconstruccin.
fuera profesor en el Colegio de Filosofa La autora seala, con razn, lo cer-
de Salamanca culmina en la asuncin de tero y ajustado que era, por parte de
la filosofa sensista que se vino desarro- los miembros del Congreso, afirmar, y
llando en la Ilustracin ms all de los denunciar, la existencia de numerosos
Pirineos, y bajo cuyo prisma comprende campo de concentracin en la Unin
tanto la metafsica como la moral. Sovitica, bajo el yugo de Stalin, y la
En definitiva, la figura de Martel es la eliminacin sistemtica de millones de
del representante de la Ilustracin espa- personas, esos hombres de ms para
ola, esto es, la de un religioso que, des- el rgimen, enemigos que generaba el
de su puesto de docente en Salamanca, propio sistema (como la anti-Espaa
ha tomado parte en la poltica de su tiem- en el primer Franquismo), que le hicie-
po y ha tratado de conciliar las corrientes ron ver a Lefort que estbamos ante un
renovadoras extranjeras con la identidad totalitarismo, cierto, distinto del nazi. Tal
cristiana de Espaa. El esfuerzo por res- vez, Olga hubiera podido mencionar y
catar a este miembro de la Escuela Ilus- explicar brevemente los diferentes pro-
trada salmantina la cual ocupa, no obs- cesos, en Francia, en los que se ventila
tante, un espacio reducido en la obra ha el sistema concentracionario a la luz
puesto de manifiesto que Martel es uno pblica y que son decisivos en el desen-
de los smbolos de la fructfera concordia canto de bastantes comunistas de buena
entre el Liberalismo y la Tradicin. fe y que abren los ojos de las mentes ms
despiertas de la poca, por ejemplo la de
Carlos Rivas Mangas Edgar Morin: el proceso de Kravchenko,
en 1944, el de Lazlo Rajk, en el 49, y el
de David Rousset, al ao siguiente.
GLONDYS, OLGA, La guerra fra cultural Pero, al mismo tiempo, Olga Glondys
y el exilio republicano espaol, Ma- muestra los claroscuros de un centra-
drid, CSIC, 2012, 369 pp. lismo democrtico, que est detrs, de
manera discreta, como en filigrana, de las
Olga Glondys desentraa, al princi- decisiones globales de la revista, hacien-
pio de su libro, la gnesis de la seccin do de los redactores unos pjaros libres,
hispnica, por as decirlo, del Congreso algo ingenuos, en una jaula cuyas rejas
por la Libertad de la Cultura. Muestra no se ven, por lejanas que estn, pero que
hasta qu punto el ncleo del Congreso existen, a mi modo de ver. Olga no se
(Madariaga, Gorkn, Iglesias y Araquis- queda aqu sino que, adems de mostrar
tin) no tena necesidad de ser conven- el poco peso de las temticas latinoame-

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ricanas en la revista, cuando en principio cho ms serio que una supuesta actitud
estaba destinada sobre todo a esas po- angelical e irresponsable, tal y como lo
blaciones, subraya lo desconectado que vean los congresistas, o una preten-
estaba el equipo de la redaccin de las sin irrealizable de estar equidistante
verdaderas preocupaciones de los ameri- de ambos lados. Los del CLC se que-
canos de habla espaola. Los esfuerzos, daban muchas veces, no siempre, con
moderados, destinados a corregir estos unas cuantas loas a la civilizacin occi-
errores fueron baldos. Luego vendra dental en un momento precisamente en
Castro, el Che y Salvador Allende y es que se produca la descolonizacin, en
que, como lo dijo anteriormente Albert que Lvi-Strauss publicaba sus clebres
Camus, hablando de Europa, pero que se Tristes Trpicos, en que se proceda a una
podra aplicar con mucha ms razn para crtica y relativizacin de las conquistas
Iberoamrica, lo que alimentaba el co- de la susodicha civilizacin: violencia
munismo, y en general el marxismo, no colonial, racismo, imperialismo, etc.
era la manipulacin de los Partidos Co- Se quedaban tambin con unas cuantas
munistas ni el KGB, sino la insoportable pinceladas radiantes sobre el progreso
injusticia social que haba en esos pases. tecnolgico en el momento en que, en
Olga Glondys muestra que el Con- palabras de Michel Serres, se pona en
greso fue muy crtico con los llamados marcha una tanatocracia, a base de bom-
terceristas, los que no queran casarse bas nucleares y napalm.
ni con el bloque atlntico ni con el Pacto Tal vez Olga Glondys hubiera podi-
de Varsovia. Muestra tambin que quiso do desarrollar ms la cuestin del euro-
atrarselos, por ejemplo a Benedetti y a pesmo, tratada no obstante, de soslayo,
Camus. Este ltimo era respetado, pero cuando habla del Congreso de Munich
no era considerado realmente del lado de 1962. Y es que el federalismo euro-
de la barricada occidental, por lo me- pesta forma parte del credo poltico de
nos hasta 1956 y ni siquiera entonces. Madariaga y de muchos miembros de los
El tercerismo era una amplia posicin Cuadernos (as como de un federalismo
poltica, muy permeable y sin fronteras aplicado al caso espaol), credo slido y
claras, en donde caban todos los mati- visionario, para esa poca, pero ese fede-
ces posibles. Nace con la declaracin de ralismo europeo tambin tiene una ver-
noviembre del 47, firmada por Camus y sin tercerista. Me refiero, por ejemplo,
Sartre. Este ltimo deja de estar en el es- a la Sociedad Europea de Cultura, diri-
trecho filo de la navaja de la tercera va gida por Umberto Campagnolo, en la que
a partir del 51-52, a raz de la Guerra de estuvo por un tiempo Camus hasta que
Corea. Los del Congreso, obviamente, lo vio, en 1952, el tercerismo de ese grupo
tratan ya, lgicamente, como compaero algo escorado hacia el bloque sovitico,.
de fila de los comunistas, pero no lo era ltimo punto a tratar: el del famoso
antes. Es ms, durante la Segunda Guerra puente con la oposicin liberal, ms o
Mundial e incluso hasta el 47 fue bastan- menos tibia, del interior. Olga demues-
te apoltico. tra que el Congreso apoy por medio de
Creo que Olga Glondys, tal vez por becas, y otro tipo de ayudas, a bastantes
razones de espacio, tal vez por no ser su intelectuales del interior. Los ayudaron y
temtica principal, deja de lado las razo- se dejaron ayudar. La ayuda fue en mu-
nes de la tercera va que era algo mu- chos aspectos positiva de cara a un en-

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sanchamiento de las ideas democrticas si la revista tratada fuese la nica revis-


en Espaa, pero estaba condicionada a ta del exilio o la representante de todas
una marginacin clara de los comunistas. ellas, como si los miembros espaoles
Queran respirar y ayudar a una mejora del Congreso fuesen el exilio, cuando
poltica de nuestro pas. Olga muestra eran unos heterodoxos del exilio, como
bien que los prejuicios anticomunistas los llama ms tarde Olga? La fluctuacin
de los de Munich y el republicanismo de en la primera parte del libro entre el todo
algunas personalidades sealadas como y la parte es significativa: la implicacin
Llopis fueron obstculo para la Transi- de un grupo de exiliados republicanos
cin. En consecuencia, no piensa ella (p. 23), pero luego se lee Al revs que
que el llamado Contubernio por los los exiliados espaoles, que ocupaban los
franquistas fuese una prefiguracin de la principales cargos en Cuadernos (p. 91)
Transicin, como Preston as lo piensa. o el que los exiliados espaoles fueran
En estos dos puntos est clara la distancia elegidos para responsabilizarse en exclu-
que media entre 1962 y 1977. No obstan- siva de la revista (p. 93). Seguramente,
te, esta ideologa del fin de las ideologas hay algo de equivocacin en mi lectura
en la que se prima el consenso y se favo- de los artculos definidos, pero el ttulo
rece el acercamiento cada vez mayor de y el malentendido que creo que genera
la socialdemocracia y de la democracia contribuye, en propios y extraos, en
cristiana (hoy estamos asistiendo casi a prologadores y reseadores filpicos,
su identificacin casi total, por lo menos, a que se reafirmen en una subestimacin
en poltica econmica) impregna, me pa- del para ellos anacrnico exilio, pero
rece, tanto el espritu de Munich como el exilio vence el destiempo de nuestra
el de la Transicin, este espritu Pop, democracia, y su anacronismo respecto
como dira Cueto, pre-posmoderno, si al anacronismo franquista se vuelve uni-
se me permite la palabreja. versalismo para sus lectores contempo-
El exilio quedaba as marginado por rneos. Y es que una cosa son las cosas
la historia, sentencia Olga. S, en cierto de la historia, que los historiadores his-
sentido, slo en cierto sentido. Dos pre- torian, y otra cosas las cosas de las ideas,
cisiones, el exilio poltico, politizado, es de la verdad, de la belleza, que a los his-
el que quedaba arrinconado, desactivado, toriadores de ellas nos resulta imposible
no el exilio artstico, filosfico, ensays- historiarlas enteramente pues rebasan su
tico. Las prohibiciones y marginaciones poca. El exilio no muri en la historia
de todo partido poltico que levantase ni en la Guerra Fra. Sigue viviendo su
la bandera republicana, durante la Tran- grano fecundo, aunque algunos lo quie-
sicin, puso la puntilla. Segunda preci- ran sistemticamente aplastar.
sin. Y esto creo que es uno de los pocos Olga Glondys nos permite compren-
reproches que hara a Olga Glondys. El der mejor un aspecto fundamental de un
libro deja traslucir (probablemente de sector del exilio, con tesn, ponderacin
manera no del todo consciente) un des- y riqueza de matices en un libro que ser
liz metonmico, lo llamara yo. Toma a referencia inexcusable en bastantes cosas
veces la parte como si fuera el todo. El y fuente permanente de reflexin para
ttulo del libro es, por cierto, lo que me- muchos.
nos agrada. Por qu hablar de el exilio
republicano (subrayado nuestro) como Ricardo Tejada

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GMEZ MONTERO, JAVIER (ED.), Ethos & que tuvo Europa y la crisis de la cultura
Polis: Europa y la ciudad en el pen- occidental en las reflexiones de la filso-
samiento de Mara Zambrano, Kiel, fa espaola.
Editorial Ludwig, 2014, 153 pp. Por su parte, Mercedes Gmez Ble-
sa, abriendo la primera seccin, escribe
Durante los das 6, 7 y 8 del mes sobre Las grietas de la ciudad y en su
de diciembre de 2011 se celebr en la reflexin realiza un viaje en el tiempo a
Universidad de Kiel (Alemania) un travs de tres figuras simblicas: la ciu-
Simposio Internacional sobre Europa dad soada, la ciudad lograda y la ciu-
y la ciudad El pensamiento de Mara dad perdida que se corresponden con el
Zambrano en su contexto europeo. La Madrid de los aos veinte, el Madrid de
crnica sobre la celebracin de dichas la II Repblica y, finalmente, el Madrid
conferencias, a cargo de Elena Trapane- vencido por el fascismo. Le sigue un tex-
se, apareci ya en el n 17 de la Revista to que firma la profesora de la UNAM,
de Hispanismo Filosfico en septiembre Julieta Lizaola y que lleva por ttulo:
de 2012. Ciudad y sacrificio. En l, la autora es-
Dos aos ms tarde, la editorial Lud- tudia las reflexiones que Zambrano hizo
wig acaba de publicar las Actas de dicho sobre tres elementos clave: el racionalis-
Congreso si bien estos trabajos ya esta- mo, la religiosidad y la tragedia llegando
ban disponibles con anterioridad gracias a la conclusin de que el pensamiento
a la edicin online de la Universidad de zambraniano, siempre esperanzador, no
Kiel: http://www.uni-kiel.de/symcity/ ha perdido vigencia y nos sigue sirvien-
ausgaben/04_2013/index.html. do para repensar los conflictos polticos
Ahora, la edicin impresa incluye contemporneos.
tambin la siguiente ponencia que no Por su parte, Elena Trapanese en su
apareca en la edicin digital: Simboli- comunicacin sobre la La escritura de
zacin del exilio y sacrificio asumido en la memoria en Mara Zambrano e Italo
La tumba de Antgona de Ute Seydel. Calvino nos invita a adentrarnos en las
Forman todas ellas un conjunto de es- obras de estos dos autores y nos recuer-
tudios ms completo, que ser muy apre- da cmo la prdida de la fe en la ciudad
ciado por los estudiosos del pensamiento -que para Zambrano es el lugar que ms
de Mara Zambrano. se asemeja a la persona- resulta correla-
Los trabajos publicados se agrupan tiva a la prdida de creencia en la fuerza
bajo dos epgrafes: I. El sujeto y la ciu- conciliadora que posee la palabra. Ciu-
dad y II. Europa el sujeto y la escritura. dad y palabra seran centros fronterizos y
Abre las dos reas temticas el art- la escritura de la memoria el mar que los
culo de Javier Gmez-Montero: Ethos y rescatara para que no quedasen aislados.
Polis: Apuntes sobre el pensamiento de Podemos leer, a continuacin, el tex-
Mara Zambrano. Un texto en el que el to: Tiempo y espacio en Delirio y Des-
autor, profesor en la Universidad de Kiel, tino, de Susanne Niemller. En esta
organizador del Congreso, adems de ser ponencia su autora hace un recorrido por
el editor del libro, estudia con detalle las el clebre libro autobiogrfico de Mara
distintas reflexiones que realiz Zambra- Zambrano Delirio y destino, para descu-
no sobre las ciudades en las que vivi, al brir que nos encontramos con algo ms
tiempo que nos recuerda la importancia que una simple autobiografa, pues, a

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travs de la narracin de su propia expe- acudir a l. Para demostrarlo, se centr


riencia vital, Zambrano estara exploran- en tres ideas fundamentales: la identidad
do la multidimensionalidad de los proce- europea, las causas de la crisis y las po-
sos histricos. sibles soluciones que pueden habilitarse
Ana Isabel Erdozin analiza las dife- para encontrar salida al laberinto euro-
rencias y coincidencias entre el filsofo peo. Por su parte, Jenny Haase, mostr
contemporneo Ulrich Beck y Mara conviccin al adentrarse en la figura de
Zambrano en su ensayo La extraeidad Mara Zambrano con la figura de Santa
(Zambrano) y la accin critico reflexiva Teresa al fondo. Precisamente, este fue
en la urbe cosmopolita de la sociedad del el ttulo de su intervencin: Mara Zam-
riesgo mundial (Beck). brano y la mstica. Leyendo a una filso-
Esta seccin se completa con el es- fa moderna con Santa Teresa de fondo
tudio de Ute Seydel sobre La tumba de en el que sostuvo su conviccin de que a
Antgona de Mara Zambrano: Simboli- pesar de las muchas diferencias entre las
zacin del exilio y sacrificio asumido en dos autoras, ambas coinciden en el cues-
La tumba de Antgona. Segn su lectu- tionamiento del modelo racionalista y
ra, Zambrano establecera un paralelismo proponen un pensamiento de la alteridad.
entre la lucha fraternal de la tragedia de Ricardo Tejada, profesor en la univer-
Antgona y toda guerra civil, abogando a sidad francesa de Le Mans present en su
favor de la superacin del deseo de poder ponencia un interesante anlisis sobre el
y de venganza. Adems, la Antgona de diagnostico que de la crisis europea lle-
Zambrano habra recuperado la autono- varon a cabo Zambrano y Albert Camus.
ma perdida en la versin de Sfocles y El ttulo era bien clarificador: Sacar la
superado el estado de angustia gracias a luz de la crisis de occidente: en torno al
la palabra, pues en el monlogo con los diagnstico y a las terapias defendidas
vivos y los muertos aparece el sentido de por Camus y Zambrano para curarse de
su accin transgresora. esta. En l Ricardo Tejada pone de relie-
La segunda seccin es abierta por ve la importancia de la nocin de crisis
Uwe Backes con un artculo sobre Eu- en ambos filsofos y muestra las diferen-
ropa en la crisis existencial. Hanna Aren- cias y similitudes entre los distintos an-
dt, Mara Zambrano y la experiencia to- lisis de Zambrano y Camus.
talitaria, anlisis en el que estudia, de Finalmente, nos encontramos con los
manera comparativa, las vidas paralelas textos de Carl Antonious Lemke y Char-
de estas dos grandes filsofas que sufrie- lotte Frei. El primero nos habla de la
ron en primera persona los totalitarismos importancia de los aos treinta en Mara
del siglo XX. Zambrano en un texto muy lcido: Mara
Juan Fernando Ortega, director du- Zambrano y la Revista de Occidente 1931-
rante muchos aos de la Fundacin Mara 1936. Bases para una filosofa moderna
Zambrano (Vlez-Mlaga, Espaa) pre- del sujeto?; mientras el segundo plan-
sent una en su ponencia sobre: Europa, tea un original anlisis sobre la funcin
sueo y esperanza en Mara Zambrano del traductor a travs de la obra de Mara
y en ella se adentr en las reflexiones que Zambrano en su artculo: El traductor en
sobre Europa hizo Mara Zambrano para el laberinto del texto: Mara Zambrano.
mostrar la actualidad del pensamiento La lectura de todas estas ponencias,
de Mara Zambrano y la importancia de escritas por conocidos especialistas y es-

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tudiosos de la obra de Mara Zambrano, samiento poltico espaol de la segunda


ser, sin duda, de inters para todo aquel mitad del siglo XVI y en la primera mi-
que aprecie la obra de esta gran filsofa tad del siglo XVII.
del pasado siglo XX, cuyo pensamiento y Entre los autores que participan en
reflexiones sobre Europa y la ciudad nos esta compilacin nos encontramos, en
pueden seguir ayudando hoy a superar primer lugar, a Jos Luis Villacaas
esta nueva crisis con la que ha comenza- Berlanga quien se centra en la figura de
do el siglo XXI. Gabriel Naud (1600-1653), en su obra,
Consideraciones polticas sobre los gol-
lvaro Garrido pes de Estado y la analoga de los golpes
de Estado a la medicina. Asimismo, des-
taca la aportacin concreta del maquia-
GONZLEZ GARCA, MOISS Y HERRERA velismo en Espaa, ya que considera que
GUILLN, RAFAEL (COORDS.), Maquia- este pas era considerado tan solvente y
velo en Espaa y Latinoamrica (del estabilizado que slo poda imaginarlo
siglo XVI al XXI), Madrid, Tecnos, tal por la especial destreza de sus mo-
2014, 322 pp. narcas en la configuracin de golpes de
Estado prudentes.
El presente volumen contiene una Hugo Castignani inicia su texto
compilacin extraordinaria de diez tex- abordando la primera recepcin de Ma-
tos escritos por distintos autores que, al quiavelo en Espaa. Para este autor esta
calor de la celebracin en 2013 de los recepcin produjo una amplia contra-
500 aos de la publicacin de la obra de literatura antimaniqueavlica y se con-
Nicols Maquiavelo l Prncipe (1513), sidera a Maquiavelo como un vito y su
se detienen para rememorar la figura del pensamiento reducido a la condicin de
gran florentino y, sobre todo, la enorme artefacto terico: el maquiavelismo. Se
influencia y trascendencia de esta obra, a refiere tambin a la Escuela de Salaman-
lo largo de estos siglos, en Latinoamrica ca y a sus principales representantes y se
y en Espaa. Es importante destacar, en cuestiona, sobre todo, la escasa mencin
este sentido, la presencia de autores per- que Maquiavelo tiene entre sus obras.
tenecientes a ambos lados del Atlntico, Para l, ese silencio no es casual.
ya que permite distintos enfoques y pers- Antonio Snchez Fernndez, por su
pectivas que enriquecen la visin global parte, nos sita en su captulo, ante el di-
a la hora de abordar diferentes cuestio- lema que encontramos en la actualidad.
nes relacionadas con esta obra a lo largo Por una parte, la sobredosis de concien-
de todos estos quinientos aos. Esto lo cia poltica y, por otro lado, la imposibili-
sealan en el sentido de que cualquier dad de la poltica, como un ejercicio qui-
comprensin terica en espaol en la ac- mrico, ante la monopolizacin de esta
tualidad debe pasar por una reflexin en tarea que corresponde a todos.
sentido global euroamericano. Francisco Jos Martnez Martnez se
En primer lugar, en el prlogo, se su- centra en la figura de Saavedra Fajardo
braya principalmente, por parte de los y su obra Corona gtica. Primero anali-
coordinadores, el xito de El Prncipe za los conceptos de virt y de fortuna.
tras su edicin primera y pstuma y, so- Maquiavelo opone la virt a la fortuna
bre todo, la enorme influencia en el pen- y da un amplio margen a la accin hu-

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mana, pero Saaevedra incardina la vo- de Maquiavelo que fue objeto de perse-
luntad humana en la providencia divina cucin inquisitorial prohibindose el 7 de
que conoce pero no determina nuestras agosto de 1800.
actuaciones. Enrique Ujaldn Bentez parte de los
Moiss Gonzlez Garca parte de la planteamientos del pensamiento liberal
figura de Quevedo para contraponerlo a espaol y su pretensin de construir un
Maquiavelo. Encuadra al primero den- Estado nacional moderno. Seala que
tro del grupo de los eticista por su po- Maquiavelo no fue un referente para el
sicin a la razn de Estado de Maquia- pensamiento liberal, pero s fue un pen-
velo, ya que sus propuestas parten de sador clave para posibilidad de un pensa-
sus preocupaciones ticas y religiosas. miento y una poltica liberal.
Para Quevedo, segn el profesor Gonz- Ambrosio Velasco Gmez contra-
lez, Maquiavelo es un autor satnico al pone el pensamiento maquiaveliano al
sostener que la poltica de este consista pensamiento poltico del mundo hispano
en una evidente divinizacin del poder, del siglo XVI. En concreto, El Prncipe
que se convierte en un fin en s mismo. de Maquiavelo y El prncipe cristiano de
Destaca tambin al intelectual crtico y Pedro de Ribadeneyra. ste ltimo pre-
discrepante que, en ocasiones, aparece tenda ensear a los prncipes a conservar
Quevedo, sobre todo frente a los abusos y gobernar sus estados segn las leyes de
y atropellos que presenta el poder, tanto Dios.
poltico como religioso. Jorge Velzquez Delgado se centra en
Antonio Rivera Garca analiza la la historia de la recepcin de El Prncipe
razn de Estado en Mrtir Rizo (1592- en Latinoamrica, planteando que sta
1642) y concretamente su obra Norte de es una asignatura pendiente y que an
Prncipes a lo largo del captulo y presen- est por escribir. Sobre todo resalta la
ta tambin su aparente antimaquiavelis- urgencia de la constitucin de la unidad
mo, ya que en algunos momentos rescata latinoamericana que implica la asimila-
algunos planteamientos maquiavlicos. cin de su experiencia y su legado para
En definitiva, Mrtir Rizo representa al no caer, seala el autor, en las fauces del
sector de la literatura poltica que esta- Leviatn.
ba en condiciones de llegar ms lejos en La oportunidad de esta obra es sig-
la introduccin de la nueva y heterodoxa nificativa, ya que en ella se recogen
razn de Estados. distintos planteamientos de especialis-
Andrs Martnez Lorca recupera la tas acadmicos, un acierto por parte de
figura de Baltasar Gracin y su crtica los coordinadores, todo un abanico de
poltica. Caracteriza a Gracin como un cuestiones necesarias para comprender
tpico representante del Barroco espaol la presencia de Maquiavelo en Espaa
y su ideologa catlica y, por este motivo, y en Amrica Latina y, sobre todo, la
enemigo declarado del maquiavelismo recepcin de El Prncipe en ambos es-
como buen jesuita; como escritor crpti- pacios tras el recorrido histrico de su
co, y como pensador crtico. presencia desde su publicacin hasta
Rafael Herrera Guilln nos recuer- nuestros das. En este sentido, coinci-
da la figura de Antonio Eximeno, como do con el profesor Velzquez en que la
referente del antimaquiavelismo en la historia de la recepcin de esta obra en
Ilustracin Espaola y su obra Espritu Latinoamrica an est por escribir, al

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mismo tiempo que comparto la oportu- pone o de sus formas de trabajo porque,
nidad de criticar la dualidad moral pre- en ltimo caso, llegaban a plantear la
valeciente en el lado oscurantista de la supresin de la propia tica. En lo que
sociedad capitalista, y cuyo principal respecta a lo primero, desde el campo
terico fue el gran florentino, ya que vi- de la tica se ha puesto a veces en duda
vimos en un mundo en que la poltica la relevancia de los estudios cientficos
muestra su peor cara, comprobamos que para el mbito moral pero desde hace ya
se utilizan las armas de destruccin ma- tiempo se puede apreciar un nimo de
siva en multitud de zonas del planeta y sana confluencia en muchos investiga-
se abusa de la informacin para abultar dores e investigadoras algo similar a lo
el poder militar del adversario y de esta que puede estar pasando en la relacin
forma justificar la invasin y la tropela con disciplinas como la sociologa o
y, al mismo tiempo, se arrogan el amor la biologa como demuestra la orien-
a la paz, a la democracia y a los dere- tacin de los textos contenidos en este
chos humanos. Es, por tanto, necesaria volumen.
una reelectura crtica del pensamiento En segundo lugar, la cuestin ms po-
de quien se especializ en la patologa lmica en parte, porque recuerda a una
de la guerra para entender lo que est polmica anterior, la que se produce en la
sucediendo en nuestro entorno social dcada de los aos setenta del siglo pasa-
y poltico a nivel mundial en nuestra do en torno a modelos de reduccin de la
poca. Esta compilacin de estudios tica a comportamientos sociales evoluti-
tambin contribuye precisamente a esta vos, la de la reduccin de lo moral a lo
comprensin didctica, si se me permi- neurolgico, cobra su formulacin ms
te, de las claves, los entresijos, vaivenes provocadora en teoras que limitan la ti-
y encrucijadas en los que nos vemos in- ca al resultado de procesos qumicos que
mersos en la actualidad. tienen lugar en el cerebro. Frente a ello,
cabe apuntar dos lneas que se manifies-
Francisco Javier Cruz Lendnez tan en el libro coordinado por Linares y
Gonzlez y que vienen a recordarnos que,
desde el estricto respeto del trabajo cient-
GONZLEZ, JULIANA Y LINARES, JOR- fico, un reduccionismo metodolgico bien
GE (COORDS.), Dilogos de biotica: entendido puede explicar las perspectivas
nuevos saberes y valores de la vida, macro desde el anlisis de lo micro, de-
Mxico, Fondo de Cultura Econmi- dicando atencin especfica a cada nivel
ca/Universidad Nacional Autnoma de estudio y a los diversos mecanismos de
de Mxico/Facultad de Filosofa y integracin (as lo afirman expresamente
Letras, 2013, 663 pp. Rosaura Ruz, Ricardo Noguera y Lilia-
na Valladares en la primera ponencia del
Los descubrimientos que la neuro- libro, aunque es de resear que no todos
loga y las llamadas neurociencias han los autores comparten esta postura, o no,
realizado desde el ltimo cuarto del si- al menos, en la misma medida).esta pers-
glo XX han supuesto un desafo para la pectiva se completa, por otra parte, con
filosofa y especialmente para la tica, la aceptacin del hecho de que ninguna
tanto porque podan suponer un cuestio- aproximacin ni la neurolgica, ni la
namiento de lo que la teora moral pro- sociolgica, ni la psicolgica ni ninguna

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otra aportar la solucin en exclusiva, do se trata de analizar conocimientos


sino que ser necesaria la participacin de transversales como es el caso de la tica.
conocimientos generados en distintos m- Cabe destacar, por ltimo, la inclu-
bitos de saber cientfico, y que ninguno de sin de la temtica animal as como de la
ellos eliminar la existencia de propieda- literaria, dos campos que no suelen rela-
des emergentes que surgen en la confluen- cionarse con la neurotica y que, en estos
cia de diversos procesos y constituyen lo Dilogos de biotica, aportan un conteni-
que se podra considerar especficamente do tan original como relevante.
tico-cognitivo. Todo lo cual orienta hacia
la necesidad de una perspectiva multidis- Juanjo lvarez Galn
ciplinar, que es la que unifica las aporta-
ciones de los treinta y cuatro especialistas
que suman sus aportaciones a la obra de la GONZLEZ MRQUEZ, JUAN ANTONIO,
que tratamos. Europa y Espaa en el pensamiento
El origen de estos Dilogos de bio- de Luis Dez del Corral, Presenta-
tica, como explican los autores en los cin de Carmen Iglesias, prlogo de
textos introductorios, est en un Semina- Miguel Herrero y Rodrguez de Mi-
rio de tica y Biotica de la UNAM que, n, Huelva, Universidad de Huelva,
partiendo de la mencionada intencin 2013, 832 pp.
multidisciplinar, invit a una serie de
investigadores cuyas aportaciones se es- El presente libro reflexiona sobre una
tructuran en siete secciones: evolucin y obra tan rica y sugerente en nuestra histo-
biotica; gentica y biotica; neurotica; riografa como es la de don Luis Dez del
ecotica y zootica; medicina, sociedad Corral, recrendose cuidadosamente en su
y biotica; filosofa y biotica, literatu- biografa intelectual, los acontecimientos
ra y biotica. Cada uno de los textos se personales ms destacados del biografia-
presenta con unas intervenciones com- do y los aspectos ms sustanciales de su
plementarias que, a modo de comenta- polidrica obra. Se destacan as los am-
rios, abren el dilogo que da ttulo al li- plios horizontes intelectuales de Dez del
bro y provocan una reflexin, en algunos Corral, donde los fenmenos polticos,
casos discusin abierta entre distintas filosficos, estticos y religiosos quedan
posturas. Con esta estructura, la obra va interrelacionados, sin perder por ello su
avanzando desde las primeras secciones, propia autonoma e irreductibilidad.
orientadas desde el campo de las cien- El autor nos ofrece no slo una lec-
cias, hasta el de las humanidades, ele- tura atenta de sus trabajos y libros, sino
vando el nivel de abstraccin del discur- tambin el resultado de sus investigacio-
so sin olvidar la base material de la que nes sobre archivos e instituciones vincu-
dan cuenta las primeras aportaciones. ladas con Dez del Corral y su tiempo,
Aunque no se trata de una obra conjun- gracias a las cuales se han podido incluir
ta sino del resultado de las aportaciones varios textos inditos en este libro que,
provenientes de diversos autores y disci- por diversas razones, no pudieron ser
plinas, el resultado permite una lectura publicados en la edicin de las Obras
en trminos de estratos que se articulan Completas de Dez del Corral de 1998;
y determinan de modo recproco, lo que por ejemplo, la correspondencia indi-
resulta de enorme importancia cuan- ta con su mentor Ramn Carande, as

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como algunos inditos de su poca de La segunda parte de su libro se de-


juventud y otros escritos que, en efecto, dica a Espaa, a lo espaol incardinado
constituyen una valiosa aportacin que en lo europeo, pues segn el autor es
da cuenta de la labor intelectual del bio- imposible comprender Espaa sin Eu-
grafiado y que contribuyen a enrique- ropa. Esta segunda parte trata sobre los
cer la figura intelectual y personal del acontecimientos histricos de Espaa
gran historiador y pensador que fue Luis en el marco de una historia comn e
Dez del Corral. indisociablemente europea. Para ello,
Nos encontramos pues ante una toma como ncleo fundamental el pri-
completa biografa intelectual del ilus- mer gran libro de Dez del Corral, El
tre personaje que fue Dez del Corral, liberalismo doctrinario, en el cual se
en que Gonzlez Mrquez reconstruye recorre toda una historia apasionante
y arroja nueva luz sobre aspectos de desde nuestra Edad Media hasta el hon-
su vida y obra mediante la exgesis de do anlisis de la Monarqua de Espaa
los textos que acompaan y responden a lo largo de tres siglos, para llegar a
a esta doble perspectiva de la vida y la la apuesta que hace Dez del Corral por
obra del personaje. Para ello, incide en un liberalismo que no separase la histo-
algunas ideas clave, como su formacin ria espaola de la europea ms cercana.
filosfica en la Escuela de Madrid, la Uno de sus aspectos quiz ms intere-
vivencia de la Guerra Civil y de la post- santes sea la exhibicin en su obra de
guerra espaola, que ayudan a explicar un marcado comparativismo, gracias al
el inters de Corral por El liberalismo cual, nos aproxima a una mirada uni-
doctrinario obra que, segn la inter- versal, no nacional ni sustancialista,
pretacin de Gonzlez Mrquez, supo- que permite una mejor inteleccin de
ne un claro distanciamiento respecto al los problemas de Espaa y de Europa.
falangismo; su condicin de Letrado Tales anlisis convierten a dicho autor
del Consejo de Estado, que explica su en uno de los intelectuales europeos y
marcado inters por el estudio de las espaoles ms eminentes de la segunda
formas polticas y jurdicas; su afn via- mitad del siglo XX.
jero y sus preocupaciones literarias, que La puesta interpretativa que Gonzlez
imprimen ese talante y talento compa- Mrquez hace de su obra y, particular-
ratista que caracteriza su obra; aspectos mente, el anlisis de los aspectos clave
todos ellos que dan cuenta y que expli- que vertebran su pensamiento mante-
can de manera integral el pensamiento niendo como ejes centrales las ideas de
de Dez del Corral. Europa y de Espaa, constituye sin lu-
El libro se articula en torno a los dos gar a dudas una valiosa aportacin para
ejes temticos de Espaa y Europa, que mantener vivo el magisterio de Luis Dez
constituyen las dos principales ideas ver- del Corral. En este sentido, la esplndi-
tebradoras que dividen el libro. En la pri- da contribucin de este libro constituye
mera parte se presenta ontologa de Eu- todo un hito por su capacidad para ilumi-
ropa y toma como eje central el conoci- nar momentos clave de la vida y la obra
do libro del El rapto de Europa, quiz la de este ilustre nombre de la historiografa
obra ms internacional de Dez del Co- espaola.
rral por la amplia repercusin que tuvo
dentro y fuera de nuestro continente. Delia Manzanero

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GONZLEZ RAMREZ, DAVID (ED.), Lienzos poltica espaola de finales de los aos
de la escritura. Sinfonas del recuer- 30. A pesar de sus varios intentos, no
do. El magisterio de ngel Valbuena pudo salir exiliado, por lo que fue depu-
Prat, Mlaga, Analecta Malacitana, rado y perseguido por la dictadura fran-
2012, 482 pp. quista, estando tambin a punto de ser
fusilado por los milicianos en Barcelona
Tal y como augura su ttulo, se trata por ir cantando en latn, ya que pensa-
de una de esas obras que nos insertan en ron que se trataba de un cura (p. 38). En
una poca, en un ambiente intelectual y 1943 fue reintegrado en la Universidad
en un hombre. En estas 482 pginas se de Murcia, donde fue catedrtico hasta
ha intentado comprender la vida y obra 1964, cuando oposit y gan una ctedra
de ngel Valbuena Prat (1900-1977), el en Madrid, en cuya Universidad haba
maestro de la historiografa literaria es- sido ayudante en su juventud. La con-
paola pero que fue, adems, historiador, secuencia de ello fue que este continuo
poeta, crtico literario y novelista. Gran peregrinaje por universidades espaolas
esfuerzo ha realizado su coordinador, le impidi crear escuela (p. 42), aun-
David Gonzlez Ramrez, para que esto que no contar con eminentes discpulos.
sea posible y las varias y diferentes par- Acontecimientos histricos, recuer-
tes que la componen suenen realmente dos, imgenes, ancdotas, entrevistas
de manera sinfnica. Enumerar tan slo se entrelazan en estas pginas, al igual
el ndice, con los captulos que lo inte- que lo hacen el hombre y el intelectual,
gran y los autores de los mismos, supera el amigo y el catedrtico, el abuelo y el
el espacio permitido a la resea. Por este escritor. Esto se percibe especialmente
motivo, sealar las principales vas de en la segunda parte del libro, donde fa-
anlisis lanzadas sobre esta eminente fi- miliares, amigos, discpulos hablan de
gura de la tradicin literaria espaola. y desde don ngel. l mismo tiene voz
Somos de los que pensamos que vida dentro de este volumen, ya que se inser-
y obra son caras de una misma moneda, tan varias entrevistas donde el maestro
as, el libro comienza con Una biografa nos habla de s mismo y del panorama
en tres actos, en la que se nos sumerge intelectual que le toc vivir. Sus juicios
en la vida de Valbuena Prat; son realmen- y opiniones sobre la Generacin del 98,
te de inters sus aos de estudiante, de la del 14, la del 27, nuestros principales
opositor y, posteriormente, de profesor. dramaturgos son de gran inters a la
Conocido por la mayora, o al menos as hora de justipreciar nuestro pasado cul-
debera ser, como autor de la ms bri- tural, literario e intelectual. En ellas se
llante y personal Historia de la literatura percibe especialmente su inters y dedi-
espaola (p. 12), este cataln de naci- cacin al teatro, tema sobre el que publi-
miento recibi su primera formacin en c gran nmero de obras, por lo que no
Huesca y Badajoz, licencindose en la podemos dejar de mencionar dos de sus
Universidad Central de Madrid, ciudad principales libros sobre el teatro espaol,
donde conoci a Menndez Pidal, Ma- Historia del teatro espaol y Literatura
nuel B. Cosso, etc. Valbuena Prat ocu- dramtica espaola. Su pasin y dedi-
p ctedras en diferentes universidades cacin a la figura y obra de Caldern de
espaolas como La Laguna o Barcelona, la Barca, en un ambiente dominado por
donde perdi su ctedra por la situacin la figura de Gngora, iniciaron una co-

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rriente de recuperacin del inters por el 15). Y qu mejor para ello que tener
autor de La vida es sueo. A su pasin como mxima un viejo proverbio caste-
por Caldern se une la del Quijote, obra llano con el que da comienzo este libro,
de la que afirma que siempre le ha im- nunca mucho cost poco.
presionado (p. 46). La tercera y ltima
parte del volumen est dedicada a la obra Gemma Gordo Piar
escrita de Valbuena Prat, tanto la realiza-
da desde su faceta de fillogo como la de
literato, historiador y editor. Destacan los HERNNDEZ, LUIS RAFAEL Y ESTEBAN,
anlisis de algunos de sus libros como el NGEL, Claves del pensamiento mar-
de Jos Lara Garrido sobre la Historia de tiano. Ensayos polticos, sociales y lite-
la literatura espaola (1937), sobre su rarios, Madrid, Verbum, 2013, 219 pp.
poemario Dios sobre la muerte (por Ta-
nia Domnguez), o el que versa sobre su Nos agrada dar noticia de la presen-
estudio del teatro espaol en el Siglo de te antologa de escritos de Jos Mart,
Oro, realizado por Francisco J. Dez de no slo por la envergadura intelectual
Revenga. Se incluye entre ellos el episto- del autor de los mismos, cuya lectura es
lario cruzado Valbuena-Gili i Roig, hasta casi un deber, sino por el hecho de que se
ahora indito (por Gonzlez Ramrez). haya realizado en Espaa, lo cual revela
Clausura el libro una memoria bibliogr- el inters por el cubano en el mbito cul-
fica de la obra de Valbuena Prat. tural espaol y porque nos permite tener
Destacar que este volumen ha conta- acceso a sus textos de carcter poltico
do con el beneplcito y la ayuda de los ms importantes como son La Repbli-
familiares de Valbuena Prat, dando ejem- ca espaola ante la Revolucin cubana,
plo de colaboracin entre investigadores El tratado comercial entre los Estados
y familiares que se encuentran y se unen Unidos y Mxico, Vindicacin de
para originar la imagen ms completa y Cuba, El Congreso de Washington,
certera de su punto de unin, don ngel La Conferencia Americana, La con-
Valbuena Prat, contribuyendo mutua- ferencia monetaria de las Repblicas de
mente al mejor conocimiento del mismo, Amrica, Con todos y para el bien de
algo que por desgracia no es la tnica todos, Manifiesto de Montecristi y su
general. ms famoso ensayo, Nuestra Amrica.
La idea de este volumen surgi tras A lo largo de sus pginas, Mart no slo
el homenaje que se le rindi en Murcia defiende la unidad de toda Amrica Lati-
(2000) al Maestro Valbuena con motivo na para luchar por la independencia de lo
del centenario de su nacimiento. En l, su que todava eran colonias espaolas sino
editor y coordinador se propuso originar que en ellos aparece tambin la denun-
un volumen homogneo y totalizador cia explcita de los afanes imperialistas
que sirviese de bisagra entre los estu- de Norteamrica y la manera en que el
dios precedentes [] y los que estn por cubano plantea y organiza la revolucin,
venir. Pero como bien dice Gonzlez proclamando una guerra necesaria y sin
Ramrez, la mejor forma de homenajear odios, que no slo liberara a Cuba de
al maestro es releer su obra, reflexionar Espaa sino a Espaa de s misma, del
sobre sus principios, sus orientaciones, oprobio al que la tena sometida su co-
sus intuiciones y sus conclusiones (p. lonialismo.

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Pero, adems de estos artculos y en- nio Prez Bonalde, y una resea al libro
sayos capitales que hemos destacado, el Historia de la Amrica Central de Jos
volumen aglutina escritos que no suelen Milla que Mart titula El Popol Vuh de
ser transitados por los lectores o estudio- los quichs donde con el comentario a
sos de la obra del revolucionario cubano, la cosmogona de los quichs queda pa-
como son Maestros ambulantes, A tente la preocupacin del cubano por los
aprender en las haciendas, El plato de orgenes de las culturas americanas y por
lentejas o Nueva exhibicin de los pin- lo especfico de las mismas para que sea
tores impresionistas, donde evidencia mantenido y continuado. El volumen se
su fervor por el arte moderno y sintetiza cierra con una de sus denominadas car-
las caractersticas del por entonces na- tas-testamento, dirigida a su amigo Ma-
ciente movimiento pictrico (p. X). En nuel Mercado el da antes de morir.
los dos primeros, en coherencia con su Estos veintisiete ensayos, no todos
idea de que la cultura es una forma de aqu mencionados, nos muestran otras
libertad, explica la necesidad de educar facetas que no son lugar comn a la hora
a todos, llevando el progreso y la cultura de hablar de su obra o pensamiento. Tal
al campo, lo que implica adaptar la ense- diversidad de escritos de Mart nos ayu-
anza al nuevo medio natural y humano. dan a componernos una idea ms certera
Bien podemos percibir en esta obra del mismo, ya que anan la imagen de
que el pensamiento de Mart no slo est orador y patriota a la de escritor y
referido al mbito poltico-social sino periodista, la de revolucionario a la de
tambin al literario y a la conexin e in- artista.
terdependencia entre ambos, como que- Esta recopilacin est acompaada y
da claro en Oscar Wilde, Emerson, precedida de un estudio preliminar que
El poeta Walt Whitman o Propsitos. contiene una semblanza biogrfica de
Revista Venezolana donde aparece su Mart (que ayudar a los no iniciados
definicin de literatura y en el que po- en su obra a contextualizar y, por ende,
demos percibir su voluntad descoloni- comprender la mejor) y una bibliografa.
zadora a la vez que avisa de la necesi- En funcin de esta variedad y rele-
dad de ser originales en la construccin vancia de los escritos seleccionados y la
de un mundo nuevo, con los elementos acertada, clara y sinttica introduccin a
heredados de la colonia (p. XI). Consi- los mismos, el ttulo del volumen, Claves
derado por muchos el padre del moder- del pensamiento martiano, queda ms
nismo literario, transcender el aspecto que justificado, conteniendo escritos que
formal del mismo. Su lenguaje y estilo no se suelen encontrarse en otras antolo-
sern tambin parte y forma de su praxis gas sobre el autor y que tienen una enor-
revolucionaria ya que nunca cay en el me vala no slo porque nos ayudan a co-
literatismo, aunando forma y contenido, nocer el pensamiento del Apstol, un pe-
belleza e ideologa, siendo un comuni- riodo fundamental de la historia de Cuba
cador que aprovechaba el idioma y sus y de las relaciones de sta con Espaa
mltiples recursos para iluminar y con- y Estados Unidos, sino tambin porque
mover (p. VII). muchas de sus propuestas y reflexiones
Junto a estos artculos y ensayos apa- tienen hoy plena actualidad y vigencia.
recen, tambin, el prlogo que Mart
hizo al Poema del Nigara de Juan Anto- Gemma Gordo Piar

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HIBBS, SOLANGE ET BALLEST, JACQUES, jor. La autora recuerda, con acierto, que
Le voyage comme source de con- el viaje en este tipo de relatos se conver-
naissance et dutopies aux XIXe et au tir en un pretexto para exaltar, frente a la
XXe sicles, Hispania, 31, 2013, 209 decadencia existente, una sociedad ideal,
pp. lo que ejemplifica con la referencia, entre
otros, a Descripcin de la Sinapia, Penn-
Este nuevo volumen coordinado por sula en la Tierra Austral, una ficcin an-
Solange Hibbs y Jacques Ballest apa- nima que fue descubierta, azarosamente,
rece como una continuidad de la obra entre los manuscritos de Campomanes o a
publicada en 2011 en la misma editorial Viaje a Selenpolis, corte desconocida de
bajo el ttulo Le temps des possibles (Re- los habitantes de la tierra, adaptacin que
gards sur lutopie en Espagne au XIXe en 1804 hace Antonio Marqus de una
sicle). En esta ocasin, las diferentes obra francesa, exponente ineludible de la
reflexiones sobre las utopas filosficas, literatura del imaginario y del exotismo.
literarias, cientficas y sociales tienen El anlisis riguroso que propone
como hilo conductor el viaje como fuen- Jacques Ballest de Viajes del joven
te de conocimiento y de utopas. Desde Florentino (1830), de Perfecto Ganda-
un punto de vista cronolgico, los viajes rias, invita al lector a reflexionar sobre
y exploraciones evocados abarcan tanto una nueva concepcin del viaje como
el siglo XIX como el XX y permiten al aprendizaje vital; a travs del estudio
lector deambular por unos siglos en los del periplo educativo al que se enfrenta
que, como muy bien indicaba Solange Florentino en su bsqueda de un mundo
Hibbs en la presentacin de la obra, el mejor, Ballest repara en la proyeccin
homo viator se encamina hacia el en- paradjica del personal principal de este
cuentro con el otro. El florilegio de auto- relato de aventuras como alter-ego fic-
res estudiados es amplio y permite a su cional de Gandarias para quien el viaje
vez establecer una metonimia del viaje no sobrepasar sin embargo el estadio de
en ese desplazamiento por las ideas y imaginacin.
el conocimiento que la lectura de cada Una perspectiva ms ntima del viaje
una de las once aportaciones de este li- como desplazamiento que permite al ser
bro sugiere al respecto. La primera de las humano regresar a sus orgenes es lo que
contribuciones ha de atribuirse a Grego- destaca Carole Fillire en su estudio so-
rio Morn quien en su estudio titulado bre la obra de Leopoldo Alas Clarn. En
Utopa y poder reflexiona sobre los el acercamiento analtico a esta clebre
orgenes fundacionales del concepto de figura literaria C. Fillire incide en cmo
utopa como aspiracin de libertad y su el viaje se convertir para Alas Clarn en
compleja vinculacin con el poder. una travesa a menudo dolorosa que lleva
En un segundo captulo, Elena de hacia el conocimiento en la bsqueda de
Lorenzo lvarez ahonda en los relatos una utopa poltica y social.
fantsticos, crnicas de viajes, guas y En el siguiente captulo, Analle
manuales de finales del siglo XVIII para Evrad retoma la dimensin imaginati-
poner de manifiesto la inevitable vincu- va del viaje a travs de Julin de Casal
lacin con el clsico Utopie de Toms (1863-1893), poeta y escritor cubano
Moro, nuevo modelo narrativo que per- cuyo rechazo hacia su Habana natal to-
mitir al viajero describir un mundo me- mar forma de admiracin ntima hacia

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la cultura del Otro. La traduccin de tex- tamira en Amrica, en los preliminares


tos franceses y el viaje imaginario que le de un viaje meditico, Dolores Thion
proporcionar la contemplacin esttica Soriano-Moll pone el acento en la di-
de cuadros actuarn de nicas fuentes de mensin utpica que adquieren los viajes
evasin para Casal. A diferencia de nu- y excursiones de Rafael Altamira en su
merosos compatriotas latinoamericanos vinculacin con la Institucin Libre de
para quienes el paso por Europa apare- Enseanza desde finales del siglo XIX
cer como un elemento indispensable en hasta la primera mitad del siglo XX. Gra-
su formacin, Julin de Casal no cesar cias a sus mltiples viajes al continente
de aspirar al viaje, al mismo tiempo que americano, Altamira otorgar al despla-
renunciar inevitablemente a l. zamiento una funcin de acercamiento
Muy distinta es la suerte del cataln entre pueblos, acorde con su visin pan-
Eugenio DOrs, cuyos numerosos viajes hispnica y universalista del mundo.
a Pars como corresponsal de la revista Otra manifestacin del viaje, en este
La Veu de Catalunya le brindarn la oca- caso como proyeccin en el tiempo para
sin de colmar su espritu humanista y su lograr reapropiarse de lugares anhelados
aspiracin de conocimiento. Y es, preci- por la distancia, es la que examina con
samente, esa concepcin ideal del viaje acierto Jos Luis Mora Garca en la figura
la que Marina Sotelo Vzquez ha querido y obra de la filsofa Mara Zambrano. Su
recoger en el ttulo de su aportacin, a sa- estudio, titulado La ciudad ausente como
ber: Eugenio dOrs y Pars: Me voy a utopa de la ciudad en el pensamiento de
ver cosas! A ver muchas cosas!. Mara Zambrano. Segovia en su recuer-
En Hipatia en tierras ibricas. Un do, analiza la relevancia del desarraigo
viaje inacabado, Xos Bolado recurre a y la ausencia como pulsiones para reen-
la analoga con la filsofa y matemtica contrarse al final del periplo vital con una
griega, Hipatia de Alejandra, para in- Segovia utpica, lugar de consumacin,
terpretar la implicacin y trascendencia de reflexin y de revelacin.
que en la republicana Rosario de Acua Un tono ms onrico caracteriza, sin
tuvieron sus mltiples viajes y peregri- duda, Viaje hacia el centro del ser hu-
naciones ntimas. En una sociedad inmo- mano. Sueo de sueos iniciados de
vilista y con una influencia omnipresente Yvan Lissorgues. La lectura de esta f-
de la Iglesia, Rosario de Acua concebir bula en torno al viaje inmaterial ofrece-
el viaje como una puerta hacia el cono- r al lector la ocasin de descubrir los
cimiento gracias a la observacin de la sueos y reflexiones de cinco personajes
realidad. femeninos en su viaje a bordo del barco
Una lnea argumental que volveremos Progreso.
a encontrar en el estudio de lvaro Ruiz La lectura de este periplo en torno a la
de la Pea sobre Impresiones y diarios vinculacin entre viaje y utopa, finaliza
de viajes de Isaac Albniz. De la lectura con la aportacin de Solange Hibbs titu-
interpretativa de sus diarios y anotaciones lada Julio Verne y La isla del hlice: eu-
se desprende cmo estos hipertextos se foria de los espacios versus fracaso de los
convertirn en un espacio utpico de libre sueos y en la que examina el desencan-
reflexin para el gran msico Albniz. to y cuestionamiento frente a los avances
En la siguiente contribucin que lle- de la ciencia en una de las novelas ms
va por ttulo Viaje y utopa: Rafael Al- pesimistas de Julio Verne, Lle hlice

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(1895). El anlisis de la novela mostrar cado, los dibujos de Hans Bellmer antes
cmo las ambiciones y luchas de poder de ser llevados al grabado, muy especial-
convertirn la utopa en distopa y slo mente aquellos que hizo para la segunda
la msica, garante de una bsqueda de edicin de Historia del ojo de Bataille.
espiritualidad, lograr favorecer la recon- Y todo ello pasando por la relacin de
ciliacin entre ciencia y conocimiento. un literato, el propio Bataille y un pintor
En su conjunto, todos los estudios al que Jimnez quiere reivindicar como
muestran un gran rigor, lo que asegura al autnticamente pictrico, y ms exacta-
lector un viaje, en su sentido ms amplio mente, visual, como Ren Magritte. Es
e ntimo, por el pensamiento, el conoci- decir, pasamos del desentraar terico
miento y la percepcin de la utopa en los de los manifiestos surrealistas, algo as
siglos XIX y XX. como una puesta en claro de su filosofa,
a la documentacin del papel a contra-
Grupo Toulouse corriente de Bataille, en todo caso, un
surrealista heterodoxo; de ah, a la des-
literaturizacin de Magritte, para al final
JIMNEZ, JOS, La imagen surrealista, mentar a Bellmer.
Madrid, Trotta, 2013, 94 pp. El formato, antes lo mencionamos,
tambin es sucinto. Y, adems, elegante,
Sucintos ttulo y formato el del pe- intercala ilustraciones, cuando lo son pro-
nltimo libro de Jos Jimnez. El ttulo, piamente, en el segundo y el tercero de los
a pesar de su brevedad, resulta de lo ms captulos, y las sita al final cuando lo sus-
enjundioso, pues puede tener y tiene dos tancial son las propias imgenes y lo ad-
significados. Por un lado mienta la ima- yacente e ilustrativo es el texto inicial que
gen que el surrealismo ha proyectado de nos ofrece escolios de las impresionantes
s mismo como movimiento. Por otro, y y conmovedoras nias con falo.
ste es ms propiamente el sentido que El surrealista es un sujeto de dudosa
el autor quiere conferirle al ttulo, la filiacin. Tal y como seala Bataille y
imagen surrealista es el tipo de imagen se hace eco Jimnez, Nadie pertenece
que aspira a configurarse, a exteriorizar- ya a este movimiento, y todo el mundo
se y a documentar aquello que llamaba siente que habra podido formar parte
Breton la autntica dinmica del pensa- de l (p.9). Quizs porque, tal y como
miento. afirmaba Breton en el primer Mani-
El libro se compone de cuatro cap- fiesto del surrealismo, la imaginacin
tulos que, aunque tratan de temas distin- jams perdona, ya sea por su omnipre-
tos: La imagen surrealista, Bataille, sencia, ya sea por su capacidad de dar
Magritte y Bellmer, guardan una lugar a lo insospechado sin lmite algu-
apreciable continuidad. Casi podramos no marcado por la lgica o la moral. Y
decir que hay una interesante secuencia, he ah, en la imaginacin, donde radi-
que va de lo ms terico, el esclareci- ca el gozne magno del surrealismo y la
miento de lo que para Jimnez es ima- posibilidad de generacin de la imagen
gen surrealista (algo que Jimnez hace que es el punto principal del libro de
muy en consonancia con su teora de las Jimnez y que es a su vez imagen dia-
imgenes del hombre y de las imgenes lctica: La imagen nos hace acceder a
dialcticas benjaminianas) a lo ms apli- la suprarrealidad misma, es, a la vez.

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Su manifestacin o su va de acceso. El a la realidad cotidiana (p.60). Las mu-


encuentro fortuito de donde brota cons- ecas de Bellmer surgieron de ese mun-
tituye el ncleo de una dialctica reali- do, de la idea que recibi de Lotte Pritzel
dad-suprarrealidad (p.19). (quien le cont la idea de Oskar Kokos-
El segundo captulo trata de la ms chka de que le hiciera una mueca de
que problemtica relacin entre Georges tamao natural), as como de Olimpia la
Bataille y Andr Breton por el aura de in- siniestra mueca animada de El hombre
falibilidad papal que tuvo el segundo en de arena, de E.T.A. Hoffmann. La otra
el movimiento. Algo que Bataille jams obra maestra de Bellmer es el conjunto
asumi, por la contradictio in terminis de ilustraciones a la segunda edicin de
que esa sumisin de los aclitos implica- la Historia del ojo, de Georges Bataille.
ba con el programa surrealista, supuesta- Ilustraciones animadas por una gran sin-
mente. De Aragn Bataille rechazaba lo tona entre Bataille y l, coincida con el
anodino, lo gris, no era ni loco ni inteli- escritor en que el erotismo se relacio-
gente, locura y exceso que era lo que le na con un conocimiento del mal y de la
atraa y al mismo tiempo le espantaba de inevitabilidad de la muerte (pp.67-68).
Artaud. Con todo, Bataille no asume el Y conforme a ello el sentido que tienen
surrealismo por pretender ser una revolu- las muchachas con falo de la serie. Esto
cin sin clase obrera, l confa en el viejo remite al mito del andrgino del relato
topo, que va gestando la revolucin de de Aristofnes en El Banquete de Platn.
un modo subterrneo sin que quede ad- Con palabras de Bellmer: El hombre de-
vertido en la superficie de la vida social sea penetrar a la mujer, pero ms que pe-
(p.41). E igualmente le parece rechazable netrarla, desea penetrar el sueo que ella
la pretensin del surrealismo de convertir tiene de ser l (p. 75).
al Marqus de Sade en una curiosidad li-
teraria, lo cual desaprovecha su propues- Miguel Salmern Infante
ta terica de apropiacin-excrecin. Es
decir, la identificacin homeosttica del
sujeto con los objetos, y la heterogenei- JIMNEZ, JOS, Crtica en acto. Textos e
dad multiforme y libre respecto a ellos. intervenciones sobre arte y artistas
En Magritte Jimnez quiere reivin- espaoles contemporneos, Barcelo-
dicar la presencia de un pintor ms que na, Galaxia Gutenberg, 2014, 591 pp.
de un pintor lastrado por lo literario, una
especie de literato pictrico. Eso slo es A despecho de ese entramado tan fa-
aceptable si se tiene un concepto miope laz como aherrojante que es el mundo del
y alicorto de mmesis y no se reconoce la arte, este es mucho ms que un espacio
maestra de alguien que conjuga una re- de esparcimiento para los happy-few. El
presentacin figurativa minuciosacon arte es rgano de conocimiento y mbito
una escenografa de lo inslito (p.55). prctico. Olvidar esto, conduce a la re-
En Bellmer Jimnez describe un so- flexin sobre arte a la esterilidad o a la
litario con una obsesin ertica recu- futilidad.
rrente que lo distingue de cualquier otra Paul Hindemith confera una impor-
propuesta (p.60). El gran dibujante opu- tancia especial a las composiciones que
so un universo a la vez ertico y artstico se hacan por encargo y con msica de
llevado al lmite y contrapuesto siempre uso (a la Gebrauchsmusik). El encargo

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y la premura, si no aseguran, si crean En Jimnez hay conciencia de que los


condiciones, para que en el escrito sea problemas estticos son problemas onto-
notoria la vitalidad. Este volumen es una lgicos. El arte pone en cuestin aquello
compilacin de textos, previamente pu- que se nos muestra prima facie incuestio-
blicados en catlogos, revistas especiali- nable. Y lo importante del arte es que lleva
zadas y secciones de crtica de arte de la a cabo esa reflexin conduciendo el con-
prensa peridica. De la lectura conjunta cepto a la forma, labrndola y cincelndo-
no slo se percibe viveza sino tambin la como imagen dialctica. As, el escul-
unidad. Si cada uno de los textos es, en tor es artfice y demiurgo, en dos sentidos:
particular, esclarecimiento de obras con- como fabricante de objetos y como crea-
cretas, el volumen en su conjunto es un dor del espacio, como mbito amniti-
libro de filosofa del arte que trata de co, por ser la condicin de posibilidad de
llevar a acto reflexivo qu es o qu es la obra. Segn Jimnez, Chillida imprime
llamado hoy arte. Por lo dems, no slo la levedad del espritu a la solidez grave
es estimable y digno de agradecimiento, de la materia (p. 33) y Oteiza es el ar-
sino tambin de una pertinencia induda- tista de la levedad y lo inmaterial (p. 52).
ble que estas crticas concretas y esta fi- Destaca un texto sobre Luis Carun-
losofa del arte en conjunto sean editadas cho, en el que rechazndose toda deriva
en forma de libro para el debate crtico. ornamental del Constructivismo, se afir-
El libro tiene tres partes. Una dedica- ma que este lleva consigo un programa
da al arte espaol del siglo XX, que apar- utpico de obtencin del equilibrio hu-
te de ponderar la importancia de Picasso, mano en lo individual, lo interpersonal y
Gonzlez, Gargallo, Oteiza, Chillida, etc. la relacin con la naturaleza con la natu-
pone de relieve, contra ciertos discur- raleza (cf. pp. 78-79). Esa relevancia del
sos falazmente apocalpticos, la vigencia equilibrio tambin la atribuye Jimnez a
de la pintura y la escultura. La segunda obras llevadas a cabo desde perspectivas
parte focaliza su atencin en un granado bien diferentes como la de Fernando Ca-
y numeroso grupo de artistas espaoles ss quien valora la esttica como pieza
de reconocido renombre internacional y de unin de cualquier individuo con el
ubicables en una generacin intermedia: cosmos que habitamos (p. 200).
Juan Usl, Jaume Plensa o Santiago Sie- A Luis Gordillo, Jimnez lo considera
rra, entre otros. La tercera parte consta de una piedra de toque inexcusable para mos-
dos secciones: Artistas para el siglo XXI, trarnos mediante la pintura que la mme-
alguno de los cuales ya haban aparecido sis no puede ser slo visual. Gordillo lo
en el segundo tramo del libro. En la segun- logra integrando lo que vemos y lo que
da seccin, Nombres propios, se atiende no vemos (cf. p. 123). Consecuente y re-
a artistas o colectivos que en muchos ca- cprocamente es desde una crtica susten-
sos (como deca Stockhausen de la msi- tada por la teora donde se pueden eludir
ca Wie die Zeit vergeht han tenido una los modelos slo descriptivos, y aportar la
presencia pblica y una vida efmeras. Por comprensin de las indagaciones que hace
otra parte, Jimnez incluye, en el volumen, el arte en lo terico y lo prctico. Y es que
un completo ndice de nombres e ndice de la comprensin del arte apela a la impli-
conceptos, que da al libro ese marchamo cacin, al esfuerzo intelectual y sensible,
definitivo de obra pblica y guiada por ese asumiendo la necesidad de mirar en pro-
espritu ilustrado de debate y crtica. fundidad dentro de la obra (p. 359).

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Para entender de qu se habla al ha- nacional que se realiz, bajo el mismo


blar de arte, resulta reveladora la serie nombre, los das 9 y 10 de abril de 2012
de interrogantes que nos hace Jimnez al en el campus Miguelete de la Universi-
hilo de la obra de Jaume Plensa. Debe dad Nacional de San Martn. Organizado
ser autntico el artista? Por qu no c- por iniciativa del Centro de Estudios La-
nico o complaciente? Tiene sentido el tinoamericanos (CEL) de la Escuela de
imperativo de bsqueda de la pureza en Humanidades de la Universidad Nacio-
la idea y el uso sutil de los materiales? nal de San Martn, dicho encuentro reci-
Si el artista pone su cuerpo como vaso bi el apoyo del Fondo para la Investiga-
comunicante entre lo pblico y lo priva- cin Cientfica y Tecnolgica (FONCyT)
do, y como nueva escala en el espacio de la Agencia Nacional de Promocin
escultrico ese cuerpo es mediador y el Cientfica y Tecnolgica, del Programa
horizonte plstico al que nos conduce es Redes de la Secretara de Polticas Uni-
el de la meditacin y la obtencin de la versitarias del Ministerio de Educacin y
pureza (cf. p.277). del Programa Lectura Mundi de la Uni-
Y, tambin, hay lugar en el libro para versidad Nacional de San Martn.
una reflexin en torno al arte como insti- El libro es una invitacin a profun-
tucin. Para qu subttulos nacionales si dizar el debate en torno a las fronte-
el arte es el dominio de lo universalmente ras en Amrica Latina, entendindolas
humano. Si bien es plausible que la vida como espacio de permanente encuentro
pblica se articule en espacios polticos y definicin, y a articularlo con la pro-
delimitados, no es lcito poner fronteras blemtica de la heterodoxia intelectual.
a las obras del espritu. Aunque no es me- Los investigadores ensayan e instalan
nos cierto que ese espritu se materializa la siguiente pregunta: es nuestra cul-
en facturas manuales (o en propuestas tura una cultura heterodoxa de frontera;
conceptuales), en obras derivadas, mer- una cultura traductora/transculturadora/
canca normalmente ms cotizadas que transcreadora?; no est acaso presente
otras en las que la huella del espritu no este conjunto de rasgos en otros horizon-
es tan decisiva. Esas contradicciones se tes culturales (en todos ellos...)? (2013,
encuentran en el interior mismo del sis- 14). Intentando dar respuesta a este in-
tema del arte. El crtico ha de conocerlas, terrogante abordan aspectos ligados a la
seguir su evolucin y ver en qu medida historia del pensamiento, a la filologa, a
afectan al hombre. la historia intelectual, a la sociologa, a
los estudios poscoloniales y a la opcin
Miguel Salmern Infante decolonial. Desde un enfoque multidis-
ciplinario, los artculos incluidos en este
volumen analizan los conceptos de tra-
KOZEL, ANDRS; CRESPO, HORACIO; PAL- duccin, transculturacin, transcreacin,
MA, HCTOR A. (COMPS.) Heterodoxia cuyas definiciones precisan y ponen en
y Fronteras en Amrica Latina, Bue- tensin los fundamentos para entender
nos Aires, Teseo, 2013, 503 pp. el pensamiento heterodoxo de frontera.
Es as que la geografa, la historiografa,
Heterodoxia y Fronteras en Amrica la antropologa, la pedagoga, la iconolo-
Latina recupera las 24 intervenciones ga, la literatura intervienen en el debate
presentadas durante el simposio inter- aportando su propia mirada.

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En esta bsqueda se inscriben lida cin fotogrfica de Guadalupe Miles y


Lois, quien inaugura el libro con una Florencia Blanco, espacio que indaga y
lectura del Martin Fierro de Jos Her- cuestiona la frontera como construccin
nndez; Diego Garcia, que nos acerca identitaria.
aspectos de la obra de Jos Arico; Ber- El libro presenta un desafo, pues
nal Herrera y Martn Corts, quienes re- propone recorrer los nudos epistmicos/
corren vastas zonas de la historia de la epistemolgicos al delimitar las fronteras
cultura latinoamericana. Juan Francisco entre conocimiento acadmico y escolar,
Martnez Peria se ocupa de dos intelec- tal como expone Gustavo Bombini; al
tuales ex-esclavos del siglo XVIII: Olau- explicitar los lmites pero no fronteras de
dah Equiano y Ottobah Cugoano; lvaro las ciencias, de la mano de Hctor Pal-
Garca San Martn recorre el trabajo de ma, y al vincular cultura latinoamericana
Francisco Bilbao y su proyecto latino- (y su ciencia) y cultura euro-estadouni-
americano como ensayo de encuentro; dense (y su ciencia), como lo hacen Die-
Mina Alejandra Navarro analiza aspectos go Hurtado y Eduardo Mallo. Horacio
de la obra de Sal Taborda; Andrs Kozel Crespo cierra el volumen plasmando la
se centra en los historicistas mexicanos inquietud de los investigadores sobre el
Gaos, O Gorman y Zea; Ximena Espe- quehacer acadmico y el estatuto de sa-
che aborda los aportes de los intelectua- beres de los tiempos que corren. Reca-
les uruguayos Julio Castro y Carlos Real barren personaje de Borges en el cuento
de Aza; Gustavo Cruz asedia el pensa- Fin seguro que hubiera recuperado el
miento de Fausto Reinaga; Marcelo Gon- habla y que ya no aceptara el rigor ni la
zlez ensaya una aproximacin a Rodol- soledad de Amrica despus de adentrar-
fo Kusch (quien propona detenerse en el se en Heterodoxia y Fronteras de Amri-
pensamiento milenario); Lucrecia Moli- ca Latina.
nari nos acerca la poesa conmovedora Buena Lectura.
de Roque Dalton. La invitacin a transi-
tar las pginas del volumen es, sin lugar Salina Debora Gabriela
a dudas, una arriesgada y afanosa tarea,
que invita a saltar las vallas de las fron-
teras. Sara Ortelli propone una mirada LACAU ST. GUILY, CAMILLE, Mara Zam-
crtica sobre el norte mexicano y el Oeste brano. La tumba de Antgona y otros
estadounidense; Csar Guazzelli se ocu- textos sobre el personaje trgico, Pa-
pa de las pinceladas sociales, polticas y ris, Presses Universitaires de France,
culturales del sur de Brasil; Vernica Gi- 2013, 208 pp.
mnez Bliveau y Fortunato Mallimaci
se centran en las figuras contrapuestas Camille Lacau St Guily, autora de una
del colono y del intruso; Alejandra tesis sostenida en la Universidad de la Sor-
Laera aborda la frontera en los estudios bona Nueva (Pars 3) sobre La recepcin
literarios con una perspectiva transna- del bergsonismo en Espaa (desde 1889
cional; Claudia Torre ofrece una lectura hasta hoy), firma un estudio sobre La tum-
sobre la conquista del desierto; Carlos ba de Antgona, texto que Mara Zambra-
Masotta trabaja el fin de mundo como no public desde su exilio en 1967.
alambrada en Tierra del Fuego, y Marta Como indica el ttulo, el estudio de
Sierra se ocupa de la cautivante produc- Camille Laucau St Guily se refiere a la

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reciente reedicin, por parte de Virginia nista, aunque las dos se expresen segn
Trueba Mira, de los textos que Mara modalidades y posiciones enunciativas
Zambrano consagr al personaje de Ant- diferentes. En esa perspectiva, el prlogo
gona. Contiene Delirio de Antgona, pu- no pone en peligro el carcter dramtico
blicado en Orgenes en 1948, Antgona o de la obra sino, al contrario, participa en
de la guerra civil (1958) y, tambin, otros l, dando a la herona una visibilidad pre-
textos o manuscritos, algunos inditos, via, colocndola ya en un espacio teatral.
que acompaan a la escritura de La tum- El anlisis muestra que son muchos los
ba de Antgona, obra publicada aos des- elementos que alejan este texto, jams
pus (1967). El recurso a esa vista pano- claramente inserto en una sola catego-
rmica permite a la crtica presentar La ra genrica del teatro. La segunda par-
tumba de Antgona como el resultado de te, sin embargo, la ms dramatizada, se
un largo proceso de maduracin literaria asimila ms a cuadros poticos con est-
y filosfica, hiptesis que funciona como tica simbolista. De la misma manera los
clave para toda la lectura. La introduc- fragmentos responden a una tonalidad
cin resita brevemente a la filsofa ma- ms pattica que propiamente dramti-
laguea en el contexto difcil de la pos- ca. No obstante, la obra puede tambin
guerra y del exilio cuando escribi esos ser calificada de dramtica en razn de
textos. Zambrano hace de Antgona una la genealoga trgica, en la cual se inscri-
encarnacin viva de su Razn potica. be, dialogando con Sfocles. Representa
Por eso, necesita reescribir su historia una accin, un drama segn La Potica
para corregir el error de interpretacin de Aristteles, una accin, si bien de tipo
(Zambrano), vehiculado por la obra de particular, inicitica y filosfica. Ant-
Sfocles. El anlisis pone de relieve las gona est representada sobre un camino
diferentes acomodaciones literarias y fi- de resistencia, sostenida por la fuerza y
losficas que permiten a Zambrano ofre- la performatividad de su logos (a la vez
cer a la herona ese nuevo nacimiento. pensamiento y lenguaje). En este senti-
El primer captulo trata del carcter do, la hibridacin genrica del texto es
genrico y problemtico de ese texto, el resultado de la voluntad del autor de
compuesto de un prlogo de tipo anal- dar vida a ideas filosficas, encarnndo-
tico, seguido por doce fragmentos po- las a travs de palabras y de inscribirlas
ticos y teatrales. Camille Lacau St Guily de manera carnal en espacio teatral.
muestra la necesidad de pensar juntas dos Notamos que la utilizacin de teoras
partes que aparecen tan diferentes y dis- modernas sobre el teatro (postdramticas
tintas. En efecto, resulta de esa hibrida- por ejemplo), con las cuales el texto de
cin, genrica y discursiva, un verdadero Zambrano comparte ciertos elementos,
himno a la polifona que corresponde a habra podido enriquecer la perspectiva
una ntima conviccin de la autora. Ma- aqu adoptada.
tizando anlisis precedentes, Camille La- El segundo captulo parte de la etimo-
cau St-Guily muestra que, en el prologo loga supuesta de la palabra tragedia
de La tumba, la voz autoral desempea dada por Jean-Pierre Vernant, como Can-
un papel anlogo al del coro trgico anti- to del macho cabro, el espectculo pro-
guo, al menos si nos apoyamos sobre una ducido por el poeta trgico para obtener
lectura nietzscheana. Inseparable de ella, el animal (premio del concurso) o el grito
la voz autoral sostiene la de la protago- del animal sacrificado en el momento del

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festival de teatro en honor de Dionisos. rio est descrita en nuestro libro como
En Zambrano, a causa de su sacrificio, es una paralgica (lgica heterodoxa que
Antgona quien asume todos los errores explica la singularidad de un logos pa-
de su familia, y es ella quien se acerca radoxal porque no propiamente lgico).
al macho cabro. Est presentada como El delirio permite a la filsofa malague-
un chivo expiatorio (segn la teora de a acceder a esferas inexploradas por la
Ren Girard). Despus, Camille Lacau filosofa moderna, juzgada demasiado
St Guilyse interroga sobre la pertinencia conceptualista.
de aplicar a esa obra la teora de la catar- El captulo cuarto, siguiendo a Annick
sis aristotlica: cmo una obra que re- Allaigre-Duny, muestra que La tumba
presenta a una herona ms apolnea que de Antgona no puede estar considerada
dionisaca, quien al final se duerme sim- slo como una reescritura de la tragedia
plemente como la Virgen, podra purgar de Sfocles sino que implica su completa
las pasiones? El anlisis ayuda a enten- reelaboracin. El fin de la obra antigua,
derlo. Pone de relieve los efectos parti- juzgada mrbida y nihilista (una lectu-
culares de esa tragedia sin violencia, y se ra un poco extrema segn nuestro aviso),
sita en un tiempo poscatastrfico y pos- explicara la necesidad, para la filsofa,
dramtico. La tumba de Antgona crea de escribir una nueva tragedia (Zam-
una catarsis de un nuevo tipo, provocada brano). Esa Antgona moderna, como
por el grito y el dolor de la herona pero rescatada, dispone, en la reescritura, de
sin sangre. As, es cmo, de manera ma- un espacio discursivo suplementario. Ha-
yutica, Antgona permite a ella y a los bla despus de su condena a muerte en
otros nacer a otra cosa. La segunda parte Sfocles desde un lugar simblicamente
de dicho captulo est dedicada a la des- marcado, una tumba, que paradjica-
cripcin de una herona ms mstica que mente va a permitirle volver a nacer por
trgica. Su representacin implica en el la fuerza de su propia palabra. Esa parte
lector-espectador una toma de conciencia analiza las diferencias principales entre el
de tipo diferente de la catarsis trgica. texto y su hipotexto principal, mostrando
El captulo siguiente considera La los estrechos vnculos con el contexto de
tumba de Antgona en su dimensin de escritura y los efectos sobre el sentido de
manifiesto filosfico. Muestra de qu la obra moderna. El texto pone en escena
manera las opciones discursivas, elegi- un camino de exilio y de soledad que se
das por Zambrano, la puesta en escena acaba con una reapropiacin del espacio
de una herona de carne y hueso (como de la tumba y de su destino. A travs de
dice Unamuno), la expresin de su in- Antgona, Zambrano desarrolla, segn la
terioridad, la utilizacin de un lenguaje crtica, una fenomenologa del exilio.
musical con acentos poticos y misterio- Para analizar la evolucin de la figura
sos, que Camille Lacau St Guily presenta mitolgica, Camille Lacau St Guily usa
como una lengua prelgica (en una lectu- de dos principales claves de anlisis: el
ra otra vez nietzscheana), todos esos ele- fenmeno de la hispanizacin del mito
mentos responden a un posicionamiento (principalmente considerado desde el
que quiere reconciliar filosofa con tea- punto de vista del dialogo posible con Fe-
tro, poesa y msica. Zambrano expresa derico Garca Lorca) y el de la cristiani-
as una voluntad de sobrepasar, ir ms zacin (ms desarrollado en el siguiente
all del orteguismo. La forma del deli- captulo).

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La parte siguiente se dedica a la fi- el estudio de esa obra muy compleja. Se


gura de Antgona, como ilustracin en- puede saludar el esfuerzo realizado tanto
carnada de la Razn potica de Zam- como el resultado obtenido y destacar la
brano. Empieza por mostrar cmo la dimensin didctica del libro. Cada ca-
herona podra estar considerada como ptulo contiene al final un resumen de
una mediadora y, tambin, como un em- los principales retos. El libro se cierra
blema del carcter positivo de la des- con una bibliografa relativa a la obra de
obediencia civil, entendida por Gaston Zambrano y otra ms larga (consagrada
Bachelard como actitud constructiva a la tragedia griega, la filosofa etc.), se-
de conciliacin. Herona primaveral guida por un ndice, ambos instrumentos
en la filsofa malaguea, simboliza la muy tiles. As, este ensayo es uno de los
renovacin de la conciencia. Gracias a primeros libros en lengua francesa que
comparaciones temticas e intertextua- tiene como objeto de estudio La tumba
les hechas con precisin con los textos de Antgona en su totalidad. Su edicin
bblicos, se puede ver de qu manera concuerda con la nueva presencia de esa
esa herona moderna aparece como un obra de Zambrano en el programa de
modelo de santidad, poseyendo a la vez ciertos concursos estatales (Program-
caractersticas marianas y crsticas. El me de lAgrgation Interne - 2014) para
uso de un lenguaje de tipo parablico ensear el espaol al nivel secundario
refuerza esta impresin. en Francia. Un evento que, deseamos,
El ltimo captulo plantea la cues- vaya contribuyendo a una difusin ms
tin de las implicaciones polticas de la amplia, en la esfera francfona, de los
obra. Recuerda, primero, de manera de- textos de Mara Zambrano y, tambin,
tallada, el compromiso poltico de Zam- contribuya a seguir abriendo el campo de
brano a favor de la Repblica y contra investigacin.
el franquismo. Si la tragedia sofoclea-
na ya contiene una dimensin poltica Nadge Coutaz
que la obra moderna retoma (como por
ejemplo la distincin entre lo legal y lo
justo), aade preocupaciones contempo- LAURENZI, ELENA, Sotto il segno
rneas. As, temticas como el derecho a dellaurora. Studi su Mara Zambra-
una sepultura o el hecho de conceder la no y Friedrich Nietzsche, Pisa, ETS,
voz a los vencidos toman un relieve nue- 2012, 180 pp.
vo en el contexto de posguerra y de dic-
tadura. A travs del anlisis de la escena En el panorama de publicaciones que
donde Antgona encuentra a sus dos her- tienen relacin directa o indirecta con la
manos enemigos, se nota el papel me- obra de Mara Zambrano, seguramente
diador asumido por la herona. Y, si no no faltaban artculos o hasta notas dedi-
logra a reconciliarlos, permite crear un cadas a la cercana entre la filsofa espa-
espacio de dilogo y de reflexin, res- ola y el padre de la voluntad de poder.
pondiendo a objetivos mayores de esa Pero lo que seguramente faltaba, en el
reescritura. mbito de los estudios italianos dedica-
A modo de conclusin diremos que dos a la figura de esta pensadora, era un
tenemos aqu un ensayo crtico de cali- trabajo ms analtico que permitiera ver,
dad que proporciona bases slidas para de manera bastante clara, las posibles

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afinidades y, a la vez, las grandes dife- encuentro entre los dos pensadores: el
rencias. Lo ms interesante es la opcin momento auroral. Ya desde el principio,
metodolgica de la autora, que decide la autora nos hace notar cmo Mara
empezar este itinerario de comparacin Zambrano, en su afinidad electiva hacia
e interpretacin considerando propia- Ortega y Nietzsche, quiere dar comien-
mente el caso de Mara Zambrano, lec- zo a un pensamiento de la aurora, enten-
tora de Nietzsche y, por esto, tambin dido no como reflexin categorial o me-
intrprete. La atencin de la filsofa ditacin a propsito de los sentidos que
espaola, como bien subraya la autora, este trmino pueda asumir en el campo
est dirigida, sobre todo, hacia la que, en de la filosofa, sino como un dejar salir
Nietzsche, toma el nombre de cuestin a la luz el momento auroral en cuanto
auroral, momento antiheroico que ms momento constitutivo. As, la pensadora
tiene que ver con la fundamental condi- puede afirmar que, en todos sus escri-
cin trgica de la existencia. Esta es la tos, lo que se deja entrever es siempre la
razn por la cual, siguiendo el itinerario aurora. Queda evidente que el momento
fragmentado trazado por la filsofa es- auroral es momento del claroscuro, de
paola, el trabajo propuesto por Elena la penumbra, experiencia que la misma
Laurenzi no puede constituirse como una Zambrano, en el 1987, declaraba haber
reconstruccin sistemtica sino como un reconocido como el punto de partida y,
mostrar, a travs del tiempo, el conti- a la vez, la base de todo su filosofar. Y,
nuo dilogo existente entre la reflexin como queda bien expuesto en este libro,
zambraniana y la obra de Nietzsche. Un desde entonces la filsofa espaola con-
dilogo que se presenta ms como un en- centrar toda su atencin hacia esta luz
cuentro de afinidades, a pesar de las di- filosfica que nunca desemboca en una
ferencias, que como un enfrentamiento claridad manifiesta sino que siempre se
cientfico. Lo que la misma autora llama va enraizando mas dejando percibir los
amistad estelar. movimientos que quedan a la base de
Como ya queda especificado en la la humana existencia, pero nunca per-
introduccin, Nietzsche y Ortega cons- mitiendo conceptualizarlos de manera
tituyen los dos grandes puntos de refe- apodctica. As es como, siguiendo a
rencia de la filsofa espaola, que ya Nietzsche ms que a Ortega, como su-
desde sus primeros escritos evidencia braya Laurenzi, Zambrano considera la
una atencin hacia el pensador alemn. filosofa como un descender entre los
No se trata, sin embargo, de un mero in- nudos ms trgicos de la existencia para
ters historiogrfico, elaborado a partir poderlos rescatar a travs de la luz del
de categoras conceptuales comunes, pensamiento. Una luz que nunca podr
sino, como subraya la misma Laurenzi, quitarles su carcter trgico pero que,
de un acercarse vital: la necesidad de ensendolo como constitutivo, en con-
encontrar figuras que puedan orientar la traposicin a la difana luminosidad del
propia existencia y el propio meditar. Se pensamiento sistemtico, lo reconoce
trata de ir ms all de la exposicin te- como fundamental y, ms, fundamental-
rica hasta un contacto vital que lleva a la mente humano. La comparacin entre la
intimidad con el autor. As, el itinerario pensadora espaola y el filsofo alemn
seguido por la autora abre a lo que es se hace ms interesante, e importante,
el tema fundamental, o sea, el punto de cuando la cuestin de la crisis del pen-

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samiento toma toda su fuerza, cuando ya unas autobiografas confesionales. Evi-


se puede notar una afinidad mayor entre denciado todo esto, la autora dedica los
los dos. De hecho, como en Nietzsche, captulos siguientes a la lectura antihe-
tambin en Zambrano se puede encon- roica que Zambrano hace de la obra de
trar la conviccin de que el ocaso del Nietzsche, ayudndose con la inter-
pensamiento al cual se est asistiendo pretacin elaborada por otro gran lector
en la poca de las grandes guerras a la del pensador alemn, Georges Bataille.
vez siga abriendo la posibilidad de una Reflexin que deja paso al anlisis de la
ulterior aurora, un nuevo nacimiento al importante figura del bermensch y de
cual sobre todo los filsofos estn lla- la problemtica relativa a la salvacin de
mados a participar en nombre de una y en la historia. Extremadamente inte-
correcta aceptacin del nihilismo y de resante, desde este punto de vista, todo
su superacin. En este punto, como su- el anlisis de la crtica al historicismo,
braya la autora, se juega una diferencia desarrollada por la pensadora espaola,
fundamental entre los dos filsofos, una a la luz del concepto de persona, y muy
diversidad a partir de la cual, mientras bien reconstruida por Elena Laurenzi.
en Nietzsche se abrir el camino hacia El libro concluye con dos captulos
la transformacin de los valores segn enteramente dedicados a la cuestin de
su genealoga de la moral, en Zambra- la locura a travs de las figuras del fu-
no tomar fuerza un pensamiento de la nmbulo y del payaso, y la cuestin de
responsabilidad y de la convivencia. A la gracia. En estos, la autora ensea una
partir de aqu, Elena Laurenzi analiza vez ms la raz comn del citado pen-
de manera muy aguda la influencia que samiento auroral indicando, a la vez,
en el pensamiento de Zambrano tuvo el los caminos diferentes, y sus conse-
estudio de la antropologa negativa cuencias, tomados por los filsofos en
nietzscheana y de toda la caracteriza- cuestin. Muy importante la opcin de
cin del hombre como animal enfer- aadir al final del libro un apndice con
mo (punto en que la autora muestra la las obras de Nietzsche presentes en la
marcada diferencia entre la perspectiva biblioteca personal de la filsofa espa-
del pensador alemn y la reflexin or- ola. Esta, adems de ser una sugeren-
teguiana). El anlisis, que de manera cia muy fructfera para los que decidan
muy interesante atraviesa tambin las dedicarse a este tema, muestra el mto-
conexiones posibles entre el pensa- do de trabajo de la autora del volumen,
miento de Scheler y Nietzsche, lleva siempre oscilante, en el buen sentido,
siempre a la confirmacin de cmo el entre un anlisis conceptual y una re-
pensamiento auroral est a la base de construccin mnimamente historiogr-
la razn potica entramada por una es- fica de la relacin entre los dos pensa-
critura filosfica que quiere dejar entrar dores. Hablamos, pues, de un libro que
la luz en la obscuridad de la existencia se muestra como una publicacin de va-
slo para que se vea su trgica, y a la lor que no puede faltar en la biblioteca
vez necesariamente responsable, cons- de los estudiosos de Mara Zambrano,
titucin, pero nunca para logicizarla pero, si se me permite, tampoco en la de
en un sistema determinado. Esto es lo los especialistas de Nietzsche.
que, segn Elena Laurenzi, hace de las
filosofas de Nietzsche y de Zambrano Stefano Santasilia

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LIPSCOMB, ANTONELLA Y LOSADA, JOS dos por un resumen en espaol e ingls.


MANUEL (COORDS.), Mito e interdisci- El primer bloque, Pintura y escultura
plinareidad: los mitos antiguos, me- (pp. 15-131), arranca con el trabajo de
dievales y modernos en la literatura Ctia Andreia Ferreira da Asuno Los
y las artes contemporneas, Bari, Le- mitos en la obra de Jos de Guimares.
vanti Editori, 2013, 458 pp. Una lectura mitoanaltica, en el que,
sirvindose de los planteamientos de
Este volumen nace, a partir de un Gilbert Durand, trata de explicar de ma-
congreso celebrado en octubre de 2012 nera muy lcida el imaginario del pintor
en la Universidad Complutense de Ma- portugus atendiendo al mitologema de
drid, con un firme propsito: romper con la cada en dos personajes mitolgicos
la arraigada tradicin en los estudios de de especial relevancia en su obra: Eva e
mitocrtica consistente en restringirlos caro. A continuacin, Mercedes Aguirre
a una poca concreta y a manifestacio- nos presenta en El mito del cclope en la
nes exclusivamente literarias o artsticas. pintura de Odilon Redon un anlisis de
La palabra interdisciplinariedad en el la figura del monstruo, centrado en el es-
ttulo de la obra es un buen anticipo de pecial significado que adquiere en un ele-
su contenido. Ya en la introduccin Di- mento que aparece obsesivamente repeti-
namismo interdisciplinario (pp. 9-12), do en la pintura de Redon: el ojo. El ter-
el profesor Jos Manuel Losada, uno cer captulo, a cargo de Vicente Alemany
de los coordinadores junto a Antonella y Jaime Repolls, La substancia del
Lipscomb, realiza un estado de la cues- mito: una recuperacin del valor mitol-
tin y anticipa el contenido libro. Supe- gico de las substancias elementales en la
radas las dificultades que se presentan creacin plstica contempornea, ofre-
a la hora de abordar la transferencia de ce un panorama de los modos en que los
la representacin mtica de un soporte artistas actuales reelaboran la substancia
a otro, podemos aceptar que este no es mtica partiendo de la trinidad culina-
inmutable y que ha vivido y vive una ria de Lvi-Strauss (lo crudo, lo cocido
potente eclosin y efervescencia en dife- y lo podrido). As, lo imaginario queda
rentes soportes. As pues, los profesores plasmado por el artista, que en palabras
Losada y Lipscomb nos proponen una de los autores es un chamn, al acercar
nueva perspectiva de la mitocrtica, libre al espectador a la cultura material. En
de prejuicios y, si se quiere, ms realista, el cuarto captulo, Nuevos caminos de
pues asume que en la poca contempor- la metamorfosis, Rosa Fernndez Urta-
nea es imposible acercarse al estudio de sun nos plantea una visin del relato m-
las estructuras mticas sin tener en cuenta tico en el arte contemporneo, partiendo
las diversas manifestaciones artsticas en de la concepcin hegeliana: la transfor-
las que es susceptible de aparecer. Prue- macin ya no es un castigo ante la
ba de todo esto son los diversos estudios y, para demostrarlo, se centra en las obras
que se ofrecen en este libro, tanto en in- de Kazuhiko Nakamura, de Eugne Io-
gls como en espaol. nesco y de Salvador Dal. Con el mismo
Mito e interdisciplinariedad se estruc- planteamiento comparatista se presenta
tura en cinco grandes bloques temticos, el quinto captulo, El mito de caro en el
segn el criterio del soporte analizado, siglo XX: poesa, pintura, ballet, a cargo
divididos a su vez en captulos introduci- de Adriana Martins-Frias. En l, son pre-

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sentados el ballet Icare de Serge Ligar, el and Draupadi, versa sobre la compara-
papel pintado de Matisse Icare y el poe- cin entre dos personajes femeninos de
mario Disperso de Mrio de S-Carnei- diferentes culturas y sus funciones en la
ro. En una interesante reflexin, la autora construccin y deconstruccin de una
propone que el mito de la cada, en los nacin. Finalmente, como cierre de este
dos primeros casos, tiene connotaciones primer bloque, tenemos el trabajo de Ma-
positivas, mientras que en el ltimo, el nuel Ferro The myth of Adamastor in
autor queda identificado con el trasfondo postmodernity. Between legend and art,
mtico y no puede superar la frustracin fiction and history, en el que presenta
existencial. Francisco Molina Moreno, dos tratamientos diferentes del gigante
en el sexto captulo de esta primera parte Adamastor, personaje de Los Lusadas,
titulado Homenaje a la Sirena de Varso- uno por Vasco Graa Moura y el otro, por
via, propone un acercamiento a la figu- E. S. Tagino. Ambos tratamientos resul-
ra de la sirena que aparece en el escudo tan ser una racionalizacin del mito del
de la capital de Polonia. Tras haber sido siglo XVI en poca posmoderna.
tomada de la mitologa clsica, su pres- El segundo bloque, Cine y televisin
tigio proviene, segn Molina, de su uso (pp. 131-243), comienza con el traba-
en la herldica y la escultura autctonas, jo de Esther Bautista Naranjo Sustrato
lo que ha creado una tradicin mtica in- mtico del cine mudo y primeras reescri-
dependiente y propia en el pas eslavo, turas flmicas del mito de don Quijote.
atribuyndole un carcter protector. En En l, descompone el mito del personaje
el siguiente captulo, Inmersos en el creado por Cervantes para reducirlo a
laberinto, Gema Navarro Roig presen- tres mitemas esenciales: la ensoacin
ta una visin bien estructurada sobre el libresca, el idealismo visionario y el he-
laberinto como metfora y smbolo. El rosmo anacrnico e individual, para pos-
estudio se centra en las artes plsticas, teriormente analizar su influencia en tres
concretamente en la obra de varios artis- pelculas del siglo XX: The Vagabond,
tas del siglo XX: Michael Ayrton, Robert Sherlock Jr. y The Artist. Leon Burnett
Morris, Richard Long, Michelangelo en el segundo captulo, Puer Aeternus:
Pistoletto, Lika Mutal y Motoi Yamamo- Child of Modernity, examina algunas
to. En el que es el octavo captulo, Mito de las lecturas ms importantes que el ar-
clsico grecolatino en la poesa y el arte quetipo del nio ha vivido a lo largo de la
espaoles de vanguardia, Andrs Orte- historia. La figura aparece llevndose un
ga Garrido plantea el anlisis de lo que a dedo a la boca, y el autor compara varias
priori puede parecer una contradiccin: obras en las que as se muestra, pero con
la relacin del mito con las vanguardias. diferentes significados, a saber, la estatua
No lo es tanto si consideramos las pre- de Ramss II en el templo de Tanis, la
guntas que el autor se plantea: el mito representacin, derivada de esta, del dios
permite a las vanguardias hacerse con griego Harpcrates, y ms recientemen-
un trasfondo slido, mientras que estas, te, en la obra de Odilon Redon y la pel-
a su vez, aportan al mito variedad de tra- cula 2001: Una odisea en el espacio. A
tamientos. El penltimo captulo, escrito continuacin, en Etapas del mito zom-
por Sanghita Sen e Indrani Mukherjee bi. Pelculas, libros y videojuegos, Jor-
y titulado Deconstructing Gendered ge Fernndez Gonzalo presenta un breve
Myths from Mexico and India: Malintzin estudio sobre estos monstruos canbales

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que parecen estar de moda. Partiendo de En el sptimo captulo, El Carosello:


lo que llama la fase haitiana, Fernn- un soporte de transmisin del mito en el
dez interpreta el significado del zombi en siglo XX, Delio de Martino da buena
la cultura contempornea, poniendo es- muestra de la interdisciplinariedad que
pecial atencin en dos obras: la pelcula anima el libro. El trabajo examina cmo
La noche de los muertos vivientes (Geor- este innovador soporte en sus diferentes
ge A. Romero, 1968) y el videojuego Re- variantes (puramente publicitario, musi-
sident Evil. De ah pasamos, en el cuarto cal y minidocumental), puesto de moda
captulo, a otro mito muy diferente. En por la televisin italiana en los aos cin-
La dama de Corinto, mito fundacional cuenta, fue receptor de diversos mitos y
de la pintura y el cine, Dolores Fernn- present un tratamiento de los mismos
dez Martnez expone una comparacin fresco e innovador. Carmen Prez Gon-
entre esta historia contada por Plinio el zlez se ocupa en el siguiente captulo de
Viejo y la posterior revisin renacentista otras dos criaturas terrorficas: el hombre
pero, sobre todo, el tratamiento que de lobo y Drcula. En Las ilusiones pti-
ella hace el director Jos Luis Guern en cas en el cine de terror: el hombre lobo
su obra La dama de Corinto. Un esbozo y Drcula, Prez hace hincapi en la di-
cinematogrfico. El ecuador de esta se- mensin visual de estos mitos y su revita-
gunda parte viene de la mano de Niko- lizacin en el cine derivado de ese carc-
laos-Ioannis Koskinas con su Medea ter visual. El penltimo captulo de este
and the Media. Transformations of the segundo bloque corre a cargo de Aurlie
Medea Myth in the Old and the New Renaud; Transformacin del mito en
Media, quede nuevo se propone la el siglo XX: mito, imagen y estereotipo.
transformacin de un mito en manos de Carmen segn Carlos Saura, Claude Si-
varios artistas: Pier Paolo Pasolini, Lars mon y Jean Genet ofrece tres versiones
von Trier, Heiner Mller y Christa Wolf. de la famosa cigarrera de Sevilla. Es de
En el primer caso, Pasolini sigue la pieza agradecer el acercamiento que la autora
de Euripdes, mientras que con von Trier propone a los conceptos de guin e ima-
el papel de Medea queda subvertido para gen en aras de facilitar la comprensin
denunciar la separacin del hombre con- del resto del captulo. Como veremos,
temporneo y la naturaleza. En los otros Simon aprovechar el segundo concep-
dos casos, sin embargo, encontramos una to, Saura el primero y luego tenemos el
visin poltica en lo que se refiere a M- complejo caso de Genet, en el que queda
ller, y en lo que se refiere a Wolf, se apar- a medio camino entre los anteriores au-
ta de los tres anteriores presentando a una tores. El captulo que cierra este segundo
Medea no ya asociada a la muerte, sino bloque corre a cargo de Metka Zupan i :
como un icono femenino de la esperanza. Spices between East and West: Chitra
Seguidamente, Orfeu negro: el mito de Banerjee Divakarunis The Mistress of
Orfeo y la formacin de la identidad bra- Spices pone de relieve las diferencias
silea en el imaginario internacional, de que se produjeron al adaptarse en 2005 la
Cludia Malheiros Munhoz, aborda un novela de Divakaruni a la gran pantalla.
tema que ya ha vivido incursiones por El tercer bloque, Msica, pera y tea-
parte del campo de la tradicin clsica: tro (pp. 243-329), se abre con el trabajo
la transformacin del mito de Orfeo en de Alberto Filipe Arajo y Jos Augusto
sea de identidad de la cultura brasilea. Ribeiro Ariadna en Naxos bajo el sig-

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Reseas 257

no de la metamorfosis, que plantea un cretense desde Massenet hasta Martin


anlisis de la pera de Richard Strauss de Amaranta Sbardella ampla el abanico
tomando de nuevo, como punto de par- en el estudio del mito de la herona a lo
tida, la obra de Durand. El abandono de largo del siglo pasado hasta llegar al au-
Ariadna y su posterior encuentro con tor checo.
Dionisos simbolizan, segn el autor, el El cuarto y penltimo bloque de este
abandono, la degradacin y la posterior volumen, sensiblemente menor a los an-
salvacin a travs de la figura del Otro. teriores, lleva por ttulo Cmic, fotonove-
Sigue a este captulo el llamativo Mito, la y nuevas tecnologas (pp. 329-365). En
tradicin y contemporaneidad: la tarante- el primer captulo, La fotonovela mito-
la de Gargano (Apulia, Italia), de Rosa lgica: Ulisse de Mario Camerini y Ele-
Affatato, que estudia un tipo de danza na di Troia de Robert Wise, por Fran-
muy arraigada en la cultura popular y cesco di Martino, vemos el tratamiento
sus relaciones con el arquetipo mtico que se le da a estos dos personajes mi-
subyacente (el mito de Aracne). Damos tolgicos en el formato de la fotonovela,
un salto hacia el siglo XX con el siguien- atendiendo a aspectos de forma y conte-
te captulo, Venus en las canciones de nido. Sigue a este trabajo uno de los ms
Georges Brassens, en el que Miguel novedosos de este volumen: Paloma Pe-
ngel Gonzlez Manjarrs nos muestra lez Bravo con su El cuerpo de Narciso
cmo la diosa aparece de tres formas dis- en la cultura tecnolgica. Del espejo roto
tintas en las canciones del francs: como a los mirroring 2.0 plantea un acerca-
diosa, como icono sexual y como mujer. miento a este soporte, el retrato de la era
Races clsicas del repertorio musical contempornea, y su relacin con el mito
de Z Ramalho, por Susana Marques de Narciso. Internet supone un nuevo
Pereira, examina tambin la presencia de paso en la transmisin de este arquetipo
dos personajes mticos en la obra del bra- mtico y resulta especialmente interesan-
sileo: Helena y Hrcules. Por su parte, te el muestrario de artistas que el autor
Rosala Rodrguez Vzquez y Mara de recoge. Cerramos este cuarto bloque con
los ngeles Vega Vzquez con Dilo- el captulo El mito como temtica su-
gos mitolgicos entre Oriente y Occiden- perventas en el cmic de finales del siglo
te: dos Stles de Victor Segalen y Deux XX: el extrao caso de Neil Gaiman y
Stles Orientes de Jacques Ibert abor- su The Sandman cuya autora, Ester Za-
dan la relacin de Occidente y Oriente, nn Fernndez, realiza lo que avisa en el
mediante el trasfondo mtico en las obras resumen del captulo, una aproximacin
de estos dos autores. El penltimo traba- a esta monumental obra que, entre otros,
jo de este bloque corresponde a Luca P. ha vivido un especial inters por parte
Romero Mariscal, quien, bajo el ttulo de los estudiosos de la tradicin clsica,
Myths on stage: The Trojan Women by pues la presencia de autores latinos como
Euripides directed by Mario Gas, ofre- Virgilio, Petronio o Apuleyo es especial-
ce un acercamiento a la adaptacin que mente palpable.
realiz el director uruguayo de la obra El quinto y ltimo bloque, Ciencias
euripidea. Este bloque se cierra con un humanas y polticas (pp. 365-439), abre
trabajo que, como el primero, trata el con el trabajo de Helena Gonzlez Va-
tema de Ariadna. Ariadna en la pera querizo, Cuando Creta se convirti en
del siglo XX: el ascenso de la herona mito: arqueologa y literatura en las obras

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258 Reseas

de Evans y Kazantzakis, en el que la ciendo una comparacin con las flechas


autora examina la repercusin de los ha- de Apolo y centrndose especialmente en
llazgos del arquelogo Arthur Evans en el SIDA y la representacin que de esta
la obra del poeta griego, que, en ltima enfermedad hace el artista japons Ma-
instancia, ayudara a formar la identi- sami Teraoka.
dad europea en el imaginario colectivo. Un apartado con la relacin de ilustra-
A continuacin, Myth, Decoloniality, ciones a color que corresponden a cada
and Border Thinking: A Postcolonial uno de los captulos cierra este volumen
Perspective on Caliban de Benedikts que, como sealaba al principio, aporta
Kalna s presenta tres lecturas de La una mirada libre de prejuicios, fresca y,
Tempestad de Shakespeare en diferentes sobre todo, en opinin del que suscribe
obras: la de George Lamming, la de Aim estas lneas, debera ser tenido en cuenta
Csaire, y la de Roberto Fernndez Reta- en futuros trabajos de mitocrtica. Como
mar. Javier Maero Rodicio, por su parte, seala Rosalie Sinopoulou citando a Ke-
en Tirando los objetos. Mito y etnogra- rnyi en el comienzo de su captulo el
fa hacia 1930, muestra cmo el mito, mito es una experiencia viva, y eso es
entroncando con lo etnogrfico, pasa a algo que los participantes en este volu-
ser una entrada hacia una va psquica y men han tenido muy en cuenta.
cognitiva. El siguiente captulo, Mytho-
logy, modernity and the memeplex: from Carlos Snchez Prez
PSYOPS to Superheroes de Keith Scott,
promueve algo realmente interesante: la
utilizacin del mito como herramienta en MANDADO, R. EMILIO (DIR.), Menndez
la cultura popular contempornea. Con- Pelayo. Cien aos despus. Actas del
tra la imagen del miedo hacia los pases Congreso Internacional, septiembre
islmicos que existe actualmente, Scott 2012, Madrid, Universidad Menn-
plantea el ejemplo del cmic de temtica dez Pelayo, 2014, 690 pp.
superheroca The 99, que representa unos
valores islamistas contrarios a la guerra y Pueden ya leerse las actas del Con-
al terror, y a su uso de manera didctica greso Internacional Menndez Pelayo.
en la sociedad. Rosalie Sinopoulou, au- Cien aos despus, que se celebr en
tora de Myth, tragedy, psychoanalysis: el Palacio de La Magdalena de Santan-
a narrative triangle, propone un estudio der entre los das 3 y 7 de septiembre
de la reutilizacin del mito, especialmen- del pasado 2012, organizado por la Real
te el de Edipo, por parte de las corrientes Sociedad Menndez Pelayo, la Ctedra
psicoanalticas del siglo XX. Freud, dice y la Universidad Internacional Menn-
Sinopoulou, no utiliz el mito de Edipo dez Pelayo. El Congreso fue patrocinado
para formular su famoso complejo, sino por el Ministerio de Cultura, organismos
la tragedia de Sfocles. Finalmente, Rut regionales, la Corporacin de Santander
Martn Hernndez pone fin a este volu- y cuatro Reales Academias. Vistos los
men con Arte, mito y enfermedad. Es- resultados, no hay duda de que nos en-
trategias visuales de representacin del contramos frente a la aportacin ms im-
mito asociado al cuerpo enfermo, en el portante de los ltimos tiempos para leer
que aborda la dimensin mtica y religio- hoy la figura clave de las letras espaolas
sa que adquiere la enfermedad, estable- de finales del siglo XIX.

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Las cinco grandes secciones en las la poltica o a la cultural). Esta polmica


que los editores de las actas han reparti- ha enfrentado ms all de la cordialidad
do las ricas aportaciones tienen un senti- deseable a notables intelectuales o po-
do temtico y evolutivo: temtico porque lticos que han querido alinear para sus
abrazan aquello que hay que re-pensar intereses la figura y la obra de Menn-
de Menndez Pelayo; evolutivo porque dez Pelayo. La segunda seccin de las
muestran cmo en su tiempo y en el nues- actas aborda este problema. El trabajo
tro la figura del polgrafo santanderino de Pedro Cerezo muestra cmo Menn-
fue tomando unos determinados visos, dez no puede tan fcilmente etiquetarse
los propios de los intelectuales compro- de tradicionalista (si por ello se entiende
metidos en su tiempo y de las figuras que aquel tradicionalismo castizo, cerrado y
han dejado impronta. Las claves de todo localista; frente al universalismo krau-
ello pueden leerse en la clarificadora in- sista). El autor de Santander combina
troduccin de Ramn Emilio Mandado. perfectamente el universalismo con el
En este sentido cabe leer la primera tradicionalismo: en l, tanta dosis hay de
seccin: Hacia una nueva imagen. El lo uno como de lo otro. Este sabio equili-
lector podra preguntarse si es necesario brio y esta sana necesidad entre universa-
buscar esta nueva imagen en un autor ya lismo y tradicionalidad se da tambin en
clsico. No ha habido suficiente tiempo la prctica docente: ello le conllev una
para encontrar el lugar que le correspon- marcada soledad, como lo expresa Ci-
de? Cien aos no son suficientes para riaco Morn. La enseanza universitaria
situar a un autor? De la lectura de las no colm la necesaria investigacin que
siete aportaciones que se ubican en esta comporta la sabidura. Morn reclama,
seccin se desprende que somos nosotros como clsico, una atencin especial, que
quienes interpretamos la figura y la obra. podra concretarse, entre otras acciones,
Somos nosotros quienes nos movemos y en una antologa para los estudiantes de
en este movernos la figura de Menndez humanidades. En las relaciones perso-
Pelayo nos sigue interpelando. Este es el nales o sociales pueden verse las conse-
papel del clsico: ser siempre un polo de cuencias de esta actitud filosfica, que se
atraccin, un faro. Necesitamos una nue- concretan en una moral y en un saber es-
va imagen porque la sociedad es nueva, tar: Yolanda Arencibia lo subraya con dos
necesitamos re-leerlo porque, por ejem- palabras al estudiar la relacin de Me-
plo, nuestra crtica literaria se plantea ya nndez Pelayo y Prez Galds: disentir
nuevos temas (vase los trabajos de Car- y tolerar; Alfredo Alonso nos muestra
men Robles, Raquel Gutirrez o de Borja la ascendencia sobre ngel Herrero; An-
Rodrguez), o bien porque el pensamien- tonio de los Bueis sobre Marcial Solana
to abraza nuevas cuestiones (as se ve en y Benito Madariaga sobre Antonio M.
las aportaciones de J. Alberto Vallejo, Garca Blanco. En la prctica, como au-
Jos Pea, Francisco Vzquez de Queve- tor e investigador, esta dialctica puede
do y Jaime Vilarroig). rastrearse en el experimentalismo lrico,
A tenor de todo ello es importante la al que nos invita entrar el trabajo de Feli-
imagen de D. Marcelino en la dialctica pe Gonzlez-Vega, o en su posicin -sin
tradicin-modernidad, de un especial in- exceso de crtica- frente a la Bellas Artes
ters para la historia de Espaa (tanto por de su poca, como lo muestra Enrique
lo referente a la polmica ideolgica, a Campuzano.

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La seccin tercera est dedicada a Pelayo y el hispanismo norteamericano.


situar en su justo contexto europeo al Miguel Saralegui, desde Colombia, ana-
santanderino; en mostrar la imagen eu- liza La ciencia espaola.
ropea de Don Marcelino. As lo hace La ltima seccin est dedicada a
Jos L. Abelln: nos expone cmo supe- la bibliografa y al comparatismo. Esta
r una formacin ultranacionalista para nueva imagen nos permite afirmar que
convertirse en un espritu universal de Don Marcelino, sin utilizar el trmino
clara vocacin europea. Pedro Calafate comparatismo nuevo en su tiempo lo
nos muestra cmo sus anlisis sobre la utiliz como mtodo de trabajo (as lo
tradicin cultural portuguesa son de los ensea Miguel A. Garrido) o bien que la
mejores que se han producido en Euro- elaboracin de los estudios de la esttica
pa. Se complementan estos estudios con alemana posthegeliana en la Historia de
los de ngel Crespo y Adolfo Sotelo que las Ideas Estticas en Espaa estn basa-
indagan sobre la fuerte relacin entre dos en la lectura de los textos de aquellos
Catalua y la vida y la obra de nuestro pensadores a fin de revisar e interpretar
polgrafo. Anthony H. Clarke se intere- la esttica espaola de su tiempo (ello
sa por las publicaciones y las relaciones, se ve con esmerado cuidado en el do-
densas, de Don Marcelino con la cultura cumentado trabajo de Gerardo Bolado).
britnica. M Cristina Pascerini relata su Nos permite tambin entrar, de la mano
relacin intelectual con Benedetto Croce. de Rosa M Conde, en un aspecto muy
Raisa Bolado nos muestra los puntos cla- desconocido: la relacin del santanderi-
ves de la traduccin de los discursos de no con los tratados de msica; as como,
entrada a las Reales Academias al ruma- por el estudio de Laura Mier, se re-lee la
no y Pedro Ribas, en su brillante trabajo, oposicin entre la vertiente pastoril en-
deshila las influencias y los intereses de ciniana del teatro espaol del siglo XVI
Menndez respecto a los grandes autores con la celestinesca. Estudios sobre las
alemanes. variantes textuales de los trabajos de Me-
La imagen pelayiana del ser hispni- nndez Pelayo -como los que presentan
co en Europa o europeo en Espaa salta los profesores Virginia Cuat, Carmen
fronteras y se proyecta en Amrica (el M Alonso y Francisco S. Rodrguez res-
tema se desarrolla en la cuarta seccin pecto a la Historia de las Ideas Estti-
de las Actas). En su conferencia, Marta cas- nos son de gran ayuda para seguir-
Campomar lo constata con muy claros nos situando frente a una obra ingente y
ejemplos. Gloria da Cunha hace hincapi siempre apasionante de un clsico de las
en la inclusin de la potica americana letras hispnicas.
en su la obra, y destaca la gran importan- Cabe resear, finalmente, el conte-
cia que tuvo para los estudios de crtica nido de las dos mesas redondas. En la
literaria la Antologa de poetas hispa- primera se recogen las intervenciones
noamericanos. Precisamente a partir de los profesores Jos L. Mora y Vc-
de ah, Carlos Dard analiza el papel de tor Navarro. Se sostuvo en esta mesa
Amrica en la conciencia espaola de la que la obra de Menndez Pelayo debe
Restauracin, siendo, Menndez Pelayo, ser incluida en un programa formativo
el epicentro. Una recepcin clara en Nor- actual. Marcelino Menndez Pelayo ha
teamrica de su obra nos la da Nelson R. de figurar como historiador de la est-
Orringer en La Sor Juana de Menndez tica, del arte, de la novela, de la poesa

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hispanoamericana, como crtico litera- Generacin del 14. Sus miembros, con el
rio y como historiador de nuestra filoso- riesgo de no mencionar a todos, son Jos
fa. El programa podra incluso titular- Ortega y Gasset, Juan Ramn Jimnez,
se Historia de la Actividad Cientfica Eugenio dOrs, Luis de Zulueta, Manuel
en la Historia de la Espaa Moderna y Azaa, Gregorio Maran, Ramn P-
Contempornea. La segunda cont con rez de Ayala, Manuel Azaa, Luis Ara-
las intervenciones de Rosa Fernndez quistin, Lorenzo Luzuriaga, Amrico
Lera y Jos M. Gonzlez y vers sobre Castro, Jos Moreno Villa, Fernando de
la necesaria actualizacin del sentido y los Ros, Federico de Ons, Julin Bes-
de la funcin de la Biblioteca Menndez teiro, Enrique Dez-Canedo, Salvador
Pelayo y de su Boletn, claves para la di- de Madariaga, Manuel Garca Morente
vulgacin, no slo de los estudios que se y Rafael Cansinos-Assns. Todos y los
generan sino tambin del rico patrimo- que falten, seala Francisco Jos Martn,
nio que atesora. merecen una distincin acorde con su in-
fluencia.
Ignasi Rovir Alemany Estas cartografas, que muestran los
movimientos intelectuales del 14, rela-
cionndolos con las generaciones que les
MARTN, FRANCISCO JOS (ED.), Inte- anteceden y prosiguen, tanto en Espaa
lectuales y reformistas. La genera- como fuera de ella, son necesarias y se
cin de 1914 en Espaa y Amrica, agradecen por permitir comprender me-
Madrid, Editorial Biblioteca Nueva, jor las influencias, intuiciones y mani-
2014, 255 pp. festaciones del esfuerzo por llegar a la
altura de los tiempos como dese Orte-
Europa se sigue construyendo. No solo ga hace un siglo. Mal definida como una
a partir de los acuerdos polticos claros generacin puente entre las del 98 y 27,
o tmidos sino a partir de la reflexin la del 14 ha ido buscando en peregrina-
sobre las corrientes intelectuales que ali- cin dispar un lugar que la historiogra-
mentan sus races culturales e histricas. fa todava no termina de concederle. Los
El anlisis de las generaciones del lti- miembros de la misma llevaron a cabo
mo siglo resulta un esclarecedor esfuer- proyectos fundamentales en una nacin
zo, desde la atalaya actual, an cuando que necesitaba de manera urgente una
ciertos nacionalismos y una nueva con- configuracin cultural capaz de dialogar
figuracin mundial pueda confundirnos. con la ciencia europea en desarrollo, y
Por eso poner el foco de luz sobre la que impuls a Espaa de tal manera, que
espaola Generacin del 14, sus textos de su inercia todava somos deudores en
y contextos, sus luces y sombres, en fin pleno siglo XXI.
su circunstancia, ha sido el esfuerzo de Inicia el libro Francisco Jos Martn
Francisco Jos Martn y un grupo de es- con un artculo sobre la transnaciona-
tudiosos que publican este libro en la edi- lidad de esta generacin, su vocacin
torial Biblioteca Nueva. europesta y su situacin temporal con
Como seala el editor, los trabajos respecto a los movimientos finisecula-
que se presentan en este volumen son res. Adems de esa precisin sobre la
la respuesta a la necesidad de volver a categora continental de nuestros pensa-
pensar con agudeza sobre el legado de la dores, en el mbito europeo y haciendo

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mencin a ciertos episodios como los los cuales se articularon los desarrollos
sucesos de Montjuic en Catalua o el de renovacin y avance de las ciencias
caso Dreyfus en Francia, el autor tam- sociales. Mora realiza una mirada suge-
bin apunta la circunstancia poltica que rente a las bases en las que se edifica la
lleva a la actuacin enrgica de algunos Generacin del 14. Los centenarios que
miembros de la Generacin del 14. Esta se celebran ese ao tambin son descri-
perspectiva sociopoltica es un amplio tos como hitos que motivan proyectos y
soporte que completa el profesor Martn pensamientos en los integrantes de este
con numerosos hechos, como el estreno movimiento. Adems aprovecha el autor
de Electra, el discurso de Canalejas en estas lneas para ofrecer un panorama
el Congreso y el liderazgo poltico de muy enriquecedor sobre la diversidad
Prez Galds. El siguiente captulo tra- de escuelas pedaggicas que llegaron a
ta sobre el movimiento intelectual y la la Espaa del 14, para terminar como
poltica de entreguerras y est escrito buen filsofo con una serie de pregun-
por Paul Aubert. Para este autor son tres tas abiertas que nos dejan pensando.
los hechos que influyen en el contexto Sobre los asuntos culturales de la poca
en el que surge la Generacin del 14: la escribe lvaro Rigaborda quien toma-
cuestin marroqu, la Primera Guerra r una radiografa de la estructura de
Mundial y la Revolucin rusa. Comien- la intelectualidad del 14 determinando
za Aubert su trabajo con una sutil crtica una serie de caractersticas, como aque-
a ciertas interpretaciones del mtodo de lla que imaginativamente seala: Los
las generaciones que terminan tiranizn- intelectuales del 14 no fueron caballe-
dolo. Gracias a esta lectura podremos ros andantes como Unamuno, Costa o
entender mejor las incertidumbres que el Machado, sino oficiales de un moderno
nuevo siglo inspira a los integrantes de ejrcito de intelectuales. (p. 120). Na-
la generacin estudiada. Desde la pers- rra Rigaborda los entretelones de la lla-
pectiva espaola hacia la Primera Guerra mada selecta minora de la Residen-
Mundial y la influencia del conflicto en cia de Estudiantes, creada por la Junta
los intelectuales del momento llegamos de Ampliacin de Estudios, y su inten-
a sus consecuencias y las reacciones que cin de reflejar la excelencia acadmica
inspiraron estos acontecimientos. Ellos custodiada en los Colleges ingleses de
son fenmenos plasmados con acierto Oxford y Cambridge. De manera sucin-
en este segundo captulo. A pesar de la ta, Rigaborda, cuenta los inicios de la
aparente neutralidad de Espaa, la Gran Residencia y su institucin gemela; la
Guerra tendr implicaciones significati- Residencia de Seoritas. La revista Es-
vas en los desarrollos de este grupo de paa, el diario El Sol, El Ateneo de Ma-
intelectuales. A continuacin, el artculo drid, las tertulias de los cafs literarios,
de Jos Luis Mora Garca versa sobre la la Revista de Occidente y la reforma de
educacin y los alrededores epistemol- la Universidad Central son sealadas y
gicos. Mencionados son, por ejemplo, descritas con acierto fundamental para
Giner de los Ros y Manuel Bartolom comprender la concrecin de la energa
Cosso. Esbozados y comprendidos en intelectual que rebasa la Generacin del
esta estructura se encuentran la Insti- 14 y pasa por las contiguas. Jos Luis
tucin Libre de Enseanza y el Museo Villacaas extiende uno de los mbitos
Pedaggico como proyectos cerca de mencionados por el artculo preceden-

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te y despliega los entresijos de la labor Determinar una generacin no es f-


de Ortega en la revista Espaa. Dir el cil. Resulta un artificio inmovilizarla o
autor que, desde la plataforma obtenida difuminarla, porque los seres humanos
por la publicacin de Meditaciones del no somos islas, y porque las realidades
Quijote, Ortega pasa a la direccin de la culturales y sociales se amplan y se
revista Espaa. Villacaas realiza, con comprimen por nuestras edades, perso-
esta excusa, un examen de los intereses nalidades o fenmenos externos. Por eso
y proyectos orteguianos que pasan por la indagacin sobre las generaciones no
esta importante etapa de su vida. Otro puede ser desde una, sino desde mlti-
mbito de reflexin es el estilo de los in- ples perspectivas. Un libro como este
telectuales espaoles de esta generacin. es un buen ejemplo de ello. La claridad
Quin discurre sobre ello es Jos Ramn obtenida nos ayudar en la aproximacin
Gonzlez. Son los del 14 gente joven, al motor histrico que alienta los movi-
preocupados por el lector, formados en mientos intelectuales. Y si no fuera as
el gora y las tertulias pero imbuidos en podemos excusarnos, pues todava nos
lecturas tericas y literarias. Estos pen- encontraremos en su bsqueda.
sadores bien formados, con claridad de
ideas, con afn de comprensin y ense- ngel Prez
anza de lo aprendido elevaron el ensayo
y el artculo a una dimensin nueva en la
Espaa de inicios de siglo. Antoln Sn- MUOZ ROSALES, VICTRICO (COORD.),
chez Cuervo explica las resonancias de Filosofa Mexicana de la Educacin
la Generacin del 14 en Amrica, espe- (Seleccin Antolgica), Mxico D.F.,
cialmente en Argentina con la visita de Editorial Torres Asociados, 2014, 249
Ortega a Buenos Aires y su residencia pp.
posterior. Tambin se aluden a algunos
receptores de su influencia como los La reforma integral de la Educacin
mexicanos Alfonso Reyes, Samuel Ra- Media Superior en Mxico ha constitui-
mos y Jos Romano Muoz. Hay men- do un atentado en contra de la perma-
ciones sobre otros miembros de la Gene- nencia de las asignaturas filosficas en la
racin y sus relaciones con intelectuales educacin pblica. Frente a ello, el tra-
del norte y del sur de Amrica, aunque bajo de Victrico Muoz Rosales, profe-
habra mucho ms que se podra decir; sor de la Escuela Nacional Preparatoria
por ejemplo las manifestaciones y lec- y de la Facultad de Filosofa y Letras de
turas de la Generacin del 14 en pases la UNAM, apoyado por un buen equipo
como Per, Chile o Colombia. Snchez de compiladores, presenta la defensa de
Cuervo es consciente de ello pues lo se- la comunidad filosfica, no solo por la
ala: ello exigira un recorrido pausa- permanencia de los contenidos humans-
do, pormenorizado y matizado [...] (p. ticos, sino tambin como una demanda
199). El siguiente captulo desarrollar por la satisfaccin de las necesidades
con una seleccin de citas las confluen- sociales.
cias de Alfonso Reyes con la Generacin Este libro ofrece un interesante reco-
del 14. Termina Intelectuales y reformis- rrido histrico a lo largo de una mues-
tas con un ensayo bibliogrfico de Ma- tra de textos originales, donde se vierten
nuel Menndez Alzamora. distintas perspectivas pedaggicas de re-

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conocidos filsofos y educadores mexi- sin del cargo de rector de la Universi-


canos desde el siglo XIX hasta la actua- dad Nacional de Mxico, donde pidi a la
lidad; buscando lo que puede constituir Universidad que trabajara por el pueblo a
una tradicin propia: la filosofa mexica- travs de un programa regenerador de la
na de la educacin. educacin pblica. Estaba convencido de
Gabino Barreda, en Algunas ideas que el saber y la cultura pueden mejorar
respecto de la instruccin primaria, con- las condicin de los hombres.
sideraba a sta el remedio para los males El problema filosfico de la educa-
sociales. Estaba seguro de la necesidad de cin es, segn Antonio Caso, no olvidar
una regeneracin pacfica y social a travs sus fines trascendentes, como una inte-
de un mtodo educativo ocupado de for- gracin de la personalidad. Al estar tan
mar una conviccin interna en el alumno, ligada la educacin a la filosofa, hay que
en lugar de una actitud dogmtica. procurar una actitud del espritu autno-
Para Jos Mara Vigil, La instruccin mo e intuitivo que dialogue con la reali-
pblica constituye la base de la prospe- dad de las cosas.
ridad de las naciones. La justicia solo se Desde el punto de vista de Vicente
logra mediante la educacin de todas las Lombardo Toledano, la cultura se basa
clases sociales, como ciudadanos cons- en la ciencia. La realidad se conoce para
cientes de sus derechos y de sus deberes. transformarla, y como sta se basa en le-
Instruir, entendido como emancipar, en- yes, hay que descubrirlas. As, ciencia y
grandecer y crear, permitir ejercer en la filosofa van unidas. Por lo tanto, propo-
prctica el principio de igualdad entre los ne revisar los planes de estudio de todos
hombres. los niveles educativos, ya que el maestro
Justo Sierra, en su Discurso en el acto debe formar un nuevo tipo de hombre.
de la inauguracin de la Universidad Na- Miguel ngel Cevallos da cuenta, en
cional Autnoma de Mxico, expresaba la la Escuela Nacional Preparatoria, del
civilizacin como sinnimo de justicia. paso de educandos a masas juveniles.
El problema pedaggico es la fuente del Propuso que en vez de aulas comunes,
problema poltico y social. La misin de huebiera aulas-laboratorios donde se de-
la escuela sera determinar el carcter a sarrollara la creatividad y el espritu cr-
travs del desarrollo integral del alumno. tico, tanto el trabajo individual como el
Ezequiel Chvez describe sus me- colectivo.
morias sobre la actitud que tuvo ante Desde 1941, Samuel Ramos revisa
Los nuevos problemas de la educacin los ltimos veinte aos de educacin en
mexicana hasta 1924. La educacin era Mxico, viendo que la educacin socia-
laica y haba desaparecido la Secretara lista no era ms que una demagogia. Para
de Instruccin Pblica y de Bellas Artes. la verdadera revolucin de las concien-
l le sugiri a Vasconcelos su restable- cias, hay que lograr que las clases po-
cimiento como una Secretara de Educa- pulares tengan libertad de pensamiento,
cin Pblica. Propuso la creacin de una como un derecho inalienable.
sociedad de historia de Mxico en cada Desde otro ngulo, Narciso Bassols
ciudad y un reconocimiento de la cultura medit sobre la educacin pblica en
europea. 1932, recordando que la educacin lai-
En 1920, Jos Vasconcelos emiti su ca se extiende tambin para las escuelas
Discurso con motivo de la toma de pose- particulares. No solo se trata de no en-

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sear doctrinas religiosas en la escuela, El humanismo para una educacin


sino que abarca la misma organizacin nacional est presente en el Esquema
de los conocimientos. sobre el artculo 3 constitucional, en
Acerca de la segunda enseanza cuya estructura Rafael Moreno nota
mexicana, Jos Gaos distingue dos face- una preocupacin por la formacin ar-
tas: la primera consiste en ser una etapa mnica de todas las facultades del ser
de formacin humana y profesional para humano. El nacionalismo que all se
los que puedan continuar con los estudios expresa no es ms que la bsqueda de
superiores y la segunda para los que tie- un sentido de moralidad e igualdad de
nen una inmediata inmersin en la vida los hombres.
laboral. Propone la utilizacin del mto- Sobre la enseanza de las humanida-
do ocasionalista: llevar las disciplinas no des, Luis Villoro distingua entre la for-
filosficas hacia esa esfera. macin humanstica dentro de las carre-
Respecto a los planes educativos, pro- ras cientficas y la que corresponde a la
gramas de estudio y textos escolares, Jai- formacin profesional. Como la primera
me Torres Bodet describe las demandas ha sido un fracaso en las clases, propone
de los profesores mexicanos para 1944 enfocar esta formacin al mbito extra-
sobre un mejor servicio y una mayor jus- curricular. Para los estudiantes de alguna
ticia. Propone usar en los libros de texto carrera en Filosofa y Letras, que no se
ejemplos concretos y asimilables; siendo pueden especializar, la solucin estara
gratuitos para los ms necesitados. en llevar la especializacin al posgrado y
En una Introduccin a la filosofa, ofrecer una carrera interdisciplinaria de
Adolfo Menndez Samara parte de su humanidades.
sentido como amor a la sabidura. Re- Para una Pedagoga de las lenguas
cordando a Roura Parella, concibe a la clsicas, Bernab Navarro considera que
educacin como un principio vital. Por lo el griego y el latn son modelos humanos
tanto, no consiste en frmulas cerradas, de los que se forma el lenguaje cientfico.
sino en una actitud humilde para enfocar Considera que se debe cambiar las for-
reflexivamente las cosas. mas tradicionales de ensearlas, hablan-
Francisco Larroyo, al pensar el ob- do al alumno sobre su sentido y sus fines,
jeto de estudio de la historia de la edu- en su propia lengua y cultura.
cacin en Mxico, lo orienta hacia el En su indagacin sobre las Nuevas
desenvolvimiento consciente de la vida rutas en la filosofa en Mxico en el siglo
cultural de la juventud. La educacin XXI, Mara del Carmen Rovira Gaspar,
siempre tiene un fin inmediato y en con- aunque acepta el magisterio de Gaos, se
junto, el objetivo de la vida es hacer que preocupa por hallar nuevas categoras
los vivos enriquezcan su propio signifi- para abordar el pensamiento mexica-
cado perceptivo. no. Encuentra que hay un humanismo
Para los problemas de Mxico, originario en Mxico, orientado hacia
Leopoldo Zea considera imprescindible comprender la identidad del otro. Es un
una educacin para el cambio, en un humanismo antipoder, antiesclavista, que
sistema que no resuelve las necesidades no distingue razas ni culturas.
sociales. La educacin debe formar per- Por su parte, Mauricio Beuchot re-
sonas conscientes de su trabajo en una flexiona sobre la hermenutica anal-
sociedad integrada. gica y su aplicacin a una educacin

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intercultural, esto es, que respete la dife- NAESSENS, HILDA, La concepcin del
rencia, pero que no renuncie a la integra- hombre en Jos Gaos y Francisco
cin y a la universalidad humanamente Romero, Mxico, Universidad Aut-
alcanzable. As como la hermenutica noma del Estado de Mxico, 2011,
proporciona un acercamiento a la verdad 371 pp.
mediante el escrito, el dilogo y la accin
dentro de una tradicin y una cultura, as El presente libro ofrece, en mi opi-
puede verse la accin significativa en el nin, un doble inters. Por un parte, cons-
aula. tituye un estudio de antropologa filos-
En una sociedad donde la filoso- fica a propsito de las propuestas de dos
fa ya no tiene impacto, ni siquiera en filsofos del siglo XX que dedicaron a
la formacin de las lites que marcan esta cuestin contribuciones valiosas por
el ritmo del pas, Guillermo Hurtado s mismas. Jos Gaos culmin de hecho
considera urgente una educacin para su obra filosfica ms madura, ambiciosa
la democracia. Siguiendo a Leopoldo y personal, y, en definitiva, su trayectoria
Zea, propone que la filosofa acadmica intelectual, con dos libros voluminosos,
mexicana, sin renunciar a la investiga- ridos y de difcil lectura, complementa-
cin especializada, se comprometa con rios entre s, como De la filosofa y Del
la realidad concreta. hombre, este ltimo publicado en 1970,
La enseanza de la filosofa, entre la poco despus de su muerte un ao antes.
reproduccin y resistencia, implica des- Fue similar el caso de Francisco Romero,
de la perspectiva de Victrico Muoz quien public su Teora del hombre en
Rosales, ver a la filosofa como un ejer- 1952, tras una dilatada y fecunda trayec-
cicio a desarrollar dentro de un contexto toria en la que esta cuestin se haba ido
determinado; no solo como un repensar abordando desde diversas perspectivas y
lo ya pensado. Considera adecuado rom- bajo un enfoque sobre todo fenomeno-
per el individualismo y el aislamiento lgico. Ambos filsofos fueron contem-
para trabajar ms en cuerpos filosficos porneos, compartieron los problemas
colegiados. y los debates de su tiempo, as como la
Un ejemplo del esfuerzo de la comu- creciente relevancia de disciplinas nove-
nidad filosfica, se encuentra la Decla- dosas por entonces como la antropolo-
racin del Observatorio Filosfico de ga filosfica. Ambos se leyeron el uno
Mxico en el Senado de la Repblica al otro y se cartearon, orientaron sus
para el ao 2013, presentada por Ga- respectivas reflexiones a partir de pro-
briel Vargas Lozano y Jos Alfredo To- blemas, inquietudes y referencias teri-
rres. All consideran imprescindible que cas comunes, dando lugar a propuestas
la razn humanstica se difunda en toda diferentes (mayormente centradas en el
la sociedad, para tener un espacio donde sujeto concreto y en sus razones perso-
se luche por la justicia, por la defensa nales intransferibles en el caso de Gaos,
de la opinin ciudadana, construyendo en la apertura a la trascendencia en el de
realmente un pas, mediante el dilogo Romero), pero con cierto aire de familia,
y el reconocimiento de la intercultura- por as decirlo. Pero adems y de ah el
lidad. inters doble ambos fueron pensadores
de lengua espaola y ambos compartie-
Manuel Lpez Forjas ron la circunstancia de la filosofa lati-

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noamericana, a cuya profesionalizacin Hartmann, Scheler, Ortega), y se da


contribuyeron decisivamente. Gaos fue cuenta tambin en cuenta los climas filo-
un filsofo destacado durante su etapa ju- sficos, mexicano y argentino, en que se
venil, en la llamada Escuela de Madrid, y maduraron sus reflexiones. Se suceden a
uno de los ms representativos del exilio continuacin dos captulos de sntesis e
republicano en Mxico, en donde desa- interpretacin sobre las respectivas con-
rroll la mayor parte de su obra. Romero, cepciones antropolgicas de Gaos y de
por su parte, fue uno de los pensadores Romero, seguidos a su vez de un captulo
ms relevantes de la generacin argenti- final en el que se objetivan sus aportacio-
na que pas la pgina, definitivamente, nes, se distinguen diferencias y semejan-
del positivismo, e imprimi a la filoso- zas entre uno y otro, y se plantean algu-
fa un carcter maduro y a la altura de nas observaciones crticas. Un apartado
su tiempo. El presente trabajo de Hilda de conclusiones y la correspondiente bi-
Naessens tambin supone, por tanto, una bliografa cierran el libro.
aportacin muy notable a los estudios A lo largo de este recorrido prima el
sobre pensamiento iberoamericano, en el anlisis conceptual y podra echarse de
que se adentra a propsito de una pareja menos un mayor seguimiento de las co-
de autores cuya eleccin resulta atinada. nexiones histricas entre los itinerarios
Afortunadamente, este doble inters y las circunstancias de uno y de otro.
no es bicfalo ya que no se entiende el No es que fueran vidas paralelas o algo
uno sin el otro, y ste es, precisamente, parecido, pero s vidas filosficas con-
uno de los principales propsitos del li- temporneas, embarcadas en una aven-
bro, si es que no el ms relevante y tam- tura intelectual muy similar. Tambin es
bin el ms explcito: calibrar y poner verdad que si este aspecto se desarrollara
crticamente en valor las aportaciones de mayormente, las dimensiones del libro
estos autores, en tanto que filsofos ibe- podran ser excesivas, y eso mismo pue-
roamericanos, al bagaje del pensamiento de hacerse, dado el caso, en otros traba-
occidental. Para ello la autora sigue una jos complementarios. Hay que agradecer,
estructura difana y sistemtica. Tras las adems, a la autora, que se haya adentra-
aclaraciones metodolgicas de rigor, en do en ciertas facetas del pensamiento
las que desempea un papel particular- gaosiano, muy exigentes intelectual-
mente relevante la hermenutica ana- mente, que suelen eludirse o soslayarse,
lgica de Mauricio Beuchot sin dejar salvo excepciones, desde los enfoques
de tener en cuenta otras referencias, de hispanistas, latinoamericanistas o mera-
autores como Javier Sasso, Arturo Roig mente historiogrficos. Precisamente son
u Horacio Cerutti-, el primer captulo reflexiones sesudas como las que Gaos
hace un planteamiento general del es- dedic en su madurez a la cuestin del
tado de la cuestin en el que se hacen hombre y de la filosofa misma, lo que a
delimitaciones terminolgicas y concep- veces puede mostrarnos de verdad aque-
tuales fundamentales (qu se entiende llo que de singular y original hay en la
por filosofa del hombre, antropologa filosofa iberoamericana o en un pensar
cientfica, antropologa filosfica, etc), en espaol, tanto o ms que el repetido
se definen obras de autores y corrien- problema de Espaa, Hispanoamrica y
tes de pensamiento que influyeron en lo hispnico, sin que esto ltimo sea, ob-
los dos protagonistas del libro (Husserl, viamente, despreciable o insignificante.

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Podra echarse tambin de menos, por Parte Carlos Nieto de una perplejidad
otra parte, un planteamiento metodol- muy de cualquier tiempo, ver en nuestro
gico ms personal y creativo, o menos presente y ante nuestro futuro, el naci-
condicionado por la hermenutica ana- miento de fantasmas que se crea haber
lgica de Beuchot, un mtodo sin duda dejado en el pasado. Lo que la razn crti-
de referencia, respetable y valioso, pero ca pareca haber puesto en su sitio, emer-
cuya presencia en este caso pareciera ge de nuevo en sus viejas formas. En las
delimitar en exceso, en algn momento, primeras lneas del ensayo se nos dice:
los cauces de la interpretacin. En todo cuando el mundo occidental crea haber-
caso, se trata de un estudio slido, serio se... instalado en una era posreligiosa... lo
y riguroso que toca autores y problemas sagrado reaparece. Es cierto, lo religio-
neurlgicos de la filosofa iberoamerica- so emerge, tanto en el mundo musulmn,
na del siglo XX. como en el cristiano, incluso dentro de las
comunidades judas. Resulta frecuente
Antoln Snchez Cuervo hablar del Islam como una amenaza para
eso que se denomina con premura como
cultura occidental. Sin embargo, el en-
NIETO BLANCO, CARLOS, La religin con- sayo nos invita a mirar en el interior de
tingente, Oviedo, Ediciones Nobel, las sociedades occidentales y comprobar
2013, 328 pp. cmo estn creciendo movimientos neo
religiosos que suean en teocracias de
Parece que se confirma la hiptesis de baja intensidad donde lo natural est n-
que existen jvenes de todas las edades. timamente relacionado con lo sagrado.
Al menos eso prueba la publicacin del Ante estos hechos el autor no ofrece
ensayo La religin contingente, escrito un manual de accin, ni un libro de au-
por Carlos Nieto desde la juventud de toayuda, ni un libro periodstico escrito
una madurez que no bebe en ningn re- como literatura fungible, sino que desa-
sentimiento sino en la mejor tradicin de rrolla un genuino ensayo filosfico es-
Montaigne. tructurado en una introduccin y cuatro
La tesis fundamental del libro est partes. Un ensayo que resume la reflexio-
contenida en su ttulo, aunque para evitar nes de toda una vida, los puntos de vista
equvocos conviene adelantar que no se aquilatados desde lo personal, lo apren-
pretende analizar un tipo de religin con- dido en el estudio de los clsicos, lo re-
tingente frente a una hipottica religin flexionado en la soledad de las delibera-
necesaria, sino que se presenta como ciones, lo obtenido en las conversaciones
contingente a cualquier religin. Para con amigos, con los ya desaparecidos a
ello el autor adopta un procedimiento travs de sus libros, con los coetneos en
literario arriesgado y valiente, al montar las conversaciones donde la discrepancia
el ensayo sobre dos discursos paralelos, es fuente de creatividad. No le asustara
que se nutren de las reflexiones persona- decir, como Quevedo, con pocos, pero
les y de los trabajos acadmicos. Ambos doctos libros juntos, vivo en conversa-
se alan para tratar un problema que pre- cin con los difuntos, y escucho con mis
ocupa desde la biografa propia del autor ojos a los muertos.
y desde la filosofa que l ha enseado y Comienza el ensayo con una intro-
pensado durante toda una vida. duccin donde, sin dilacin, el autor

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expone tanto el punto de partida como que sin duda le han preocupado duran-
las herramientas que va a emplear para te toda su vida intelectual, que coincide
analizar la religin como hecho cultural casi por completo con toda su vida. Para
contingente, no desde el punto de vista l preguntarse por la posicin de la re-
de la antropologa cultural sino desde la ligin exige responder a la pregunta de
tradicin de la filosofa crtica. Esta in- la posicin de la razn, para luego situar
troduccin y la ltima parte titulada La ambas en los contextos de conocimiento,
contingencia de la religin, contienen la ticos y polticos de nuestro mundo.
parte ms genuina del ensayo. En medio, El ensayo podra haber terminado as,
las tres partes restantes presentan sn- pero el autor se adentra en la cuarta parte
tesis personales de tres aspectos claves ya mencionada, cambia el tono del dis-
para entender el devenir de la religin en curso, regresa a la actitud de la introduc-
nuestra cultura. Ya advierte el autor al fi- cin, y nos habla de forma ms directa,
nal de su reflexin que en esta obra se menos acadmica. Regresa la voz que se
habla de una forma casi exclusiva de una pregunta por cuestiones radicales y que
religin, que es la religin cristiana..., lo asegura: una prueba de que la religin
que no quiere decir su anlisis se pueda es contingente se encuentra en que se
aplicar a cualquier religin. Sin embargo, puede vivir sin religin. Sin embargo,
esta apreciacin s sirve para entender la ese poder no expresa ninguna carencia,
primera parte del ensayo, donde se pre- no quiere decir que si no hay ms reme-
senta un resumen histrico de cmo se dio se pueda vivir sin religin, como si su
gest esta religin, de cmo termin co- ausencia fuera una forma de enfermedad,
lonizando la sociedad antigua a partir del asegurando que se podra sobrevivir con
siglo IV. Siguiendo a Quevedo sin preten- ese mal, la arreligiosidad. Todo lo con-
derlo, el autor se inspira en algunos libros trario, la religin es solo una opcin, y
escritos sobre el origen del cristianismo, no optar por ella, optar por un laicismo,
no desea tener en su torre la biblioteca supone elegir una forma de humanismo
universal, sino una seleccin de fuentes en positivo que permite construir una
bien ledas con las que slo trata de ofre- forma sana de cultura donde el ser huma-
cer un esbozo histrico del ascenso del no opta por legitimar una sociedad tica
cristianismo, sin atender a los reclamos y polticamente libre, y por lo tanto, ms
de los apologetas que exigen reconocer humana.
intervenciones divinas en el proceso de La lectura del ensayo deja el buen
fundacin del cristianismo. sabor de boca de desear seguir leyendo,
En la segunda parte da cuenta de pero tambin la conviccin de que el au-
cmo se vio la religin en lo que denomi- tor podra suscribir las palabras del (hu-
na era de la razn, para concluir, casi, manista) Montaigne:
en una tercera parte, donde el autor ana- Me he esforzado por volverme agra-
liza varios de los debates sobre los lmi- dable en la medida que vea gente moles-
tes de la religin habidos durante los dos ta, y ms firme en la medida que la vea
ltimos siglos. En ambas partes Carlos blanda, y ms indulgente en la medida
Nieto muestra el conocimiento reposado que la vea violenta, y ms bueno en la
y reflexivo de la filosofa contempornea, medida que la vea malvada.
orientando siempre el discurso con per-
tinencia hacia un conjunto de problemas Javier Ordez

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NOGUEROLES, MARTA, Fernando Savater. de confutar a aquel prelado que tan fa-
Biografa intelectual de un joven fil- tuamente dudaba de la envergadura de
sofo, Madrid, Endymion, 2013, 466 su obra. Aviados estaran los filsofos
pp. si, adems de batallar sin tregua con su
propia insatisfaccin, hubieran de afa-
Quisiera comenzar mi intervencin narse en dar satisfaccin a los obispos!
en este acto dando las gracias por su Pero haba otro clero, sin embargo, al
invitacin a los organizadores del mis- que uno se apresuraba a prevenir con-
mo, encabezados por Victoria Caro. Y, tra la tentacin de darse demasiado
por supuesto, quiero tambin agradecr- fcilmente por satisfechos con la pro-
sela de modo muy especial a la autora duccin savateriana, la por entonces
del libro que presentamos hoy, mi buena presente no menos que la pasada. Me
amiga Marta Nogueroles, quien tuvo la refiero a la Iglesia filosfica constituida
amabilidad de hacerme llegar esta estu- por los compaeros de gremio de Fer-
penda Biografa intelectual del joven nando entre los que yo mismo me con-
filsofo que por lo visto, y reledo, si- taba. Y es que hubiera sido demasiado
gue siendo nuestro tambin buen ami- fcil, en efecto, solazarse en su imagen
go Fernando Savater. Remontmonos, de ensayista brillante adems de pro-
as pues, a aquellos aos venturosos en lfico y verstil cultivador de otros di-
los que filosofa y juventud resultaban versos gneros literarios, etc., etc., etc.
sin ms inseparables en un pas como el para amenguar su talla como filsofo-
nuestro. filsofo, si se nos permite el mal gusto
En un reciente repaso de semejante de echar manos de esa tan campanuda
saga de los un da tenidos por filso- reduplicacin con la que suele desig-
fos jvenes, su autor nuestro colega narse a s mismo quien ejerce de fil-
de la Universidad de Cdiz el profesor sofo a palo seco. No gustaba Fernando
Francisco Vzquez registra all la ale- de autocalificar su propia actividad filo-
gra con la que, en tanto que ya anciano sfica como un zascandileo, zahiriendo
por entonces de la tribu, celebraba yo para colmo con sus puyas la severidad
mismo algo as como la conversin al de nuestro austero menester? Pues de-
racionalismo de un aparente crtico de jmosle por lo tanto en su lugar, esto
este ltimo como Fernando Savater, es, al margen (Que es lo que algunos
afiliacin sa racionalista que todava de sus crticos han pretendido en vano
distaba de estar clara por aquellos aos hacer a veces con l).
noventa del pasado siglo y que a m No creo que semejante ubicacin le
me dio pie para considerar a Fernando haya importado nunca mucho a Savater,
un racionalista enmascarado, algo as que ciertamente ha desdeado frecuen-
como el guerrero del antifaz llamado tes ocasiones de acreditar su vocacin o
a asumir la oposicin filosfica a la sin- su estima hacia la prctica del sacerdo-
razn de la Filosofa Escolstica todava cio filosfico. Pero a los sacerdotes de
dominante en nuestras Facultades de Fi- la filosofa que los hay como en toda
losofa por aquellas fechas. Iglesia, y en sta casi tantos como fie-
Como elegantemente adverta Fer- les s que debiera importarles eso. Pues
nando a la sazn, el propsito de su sera evidentemente injusto por su parte
todava incipiente produccin no era el no saber apreciar que a Savater, como a

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Zaratustra, la hostilidad a la casta sacer- ORTEGA ESQUIVEL, AURELIANO Y CORO-


dotal no le ha impedido nunca la noble NA FERNNDEZ, JAVIER (COORD.), En-
confesin del parentesco de sangre que sayos sobre pensamiento mexicano,
le une con ella. Mxico, Universidad de Guanajuato/
Como Marta Nogueroles nos recuer- MAPorra, 2014, 190 pp.
da en su libro, la madurez de semejante
apreciacin tiene lugar para Fernando Esta reciente publicacin rene seis
en lo que da en llamar la apuesta por la ensayos crticos, resultado del Posgra-
tica a comienzos de los aos ochenta do en Pensamiento Mexicano e Ibero-
del pasado siglo, cuando aparecen en americano, un programa internacional
cascada libros tales como La tarea del e interinstitucional de universidades
hroe: elementos para una tica trgi- espaolas y mexicanas: Universidad Au-
ca, Invitacin a la tica, El contenido tnoma de Madrid, Universidad Autno-
de la felicidad, tica como amor pro- ma de Quertaro, Universidad Nacional
pio y last but not least, ya en los aos Autnoma de Mxico y Universidad de
noventa, su nada desdeable tica para Guanajuato, financiado por la Direccin
Amador. de apoyo a la Investigacin y el Posgra-
Mas, comoquiera que ello sea, he de do de la Universidad de Guanajuato, en
advertir que por mi parte no he venido el proyecto titulado: La Filosofa de lo
aqu tanto para hablar de la produccin mexicano. Pensamiento, poltica y cul-
filosfica de Fernando cuanto del ex- tura en Mxico: 1934-1968.
celente libro que Marta Nogueroles le La meditacin vertida en cada y por
dedica. Como ella puntualiza, ya desde cada autor, a saber: Jos Luis Mora Gar-
la Introduccin de este ltimo, su libro ca: Filosofa(s) iberoamericana(s):
pertenece a ese gnero literario que en exilio, memoria y progreso, Antoln
nuestro gremio se conoce como Hispa- Snchez Cuervo: El pensamiento exi-
nismo Filosfico (cumplidamente per- liado espaol de 1939 en Mxico y su
sonalizado en esta Mesa por nuestro co- contribucin a una crtica de la razn
lega el profesor Jos Luis Mora), gnero totalitaria, Fernando Gonzlez Vega:
que reserva en su catlogo un espacio a Dificultades y alcances epistemolgicos
la Filosofa no menor ya a estas alturas de la historia y la filosofa en la construc-
que el hasta ahora reservado al Arte, la cin del pensamiento mexicano del siglo
Ciencia o la Literatura dentro de la Cul- XX, Jos Mendvil M. V.: Accidentali-
tura Hispnica. dad y contingencia en la poscolonialidad
Enhorabuena, pues, a todos los que a partir de Anlisis del ser del mexicano
tienen que ver con semejante empeo; de Emilio Uranga, Aureliano Ortega Es-
y que cunda el ejemplo de este libro ex- quivel: Pensamiento, cultura y poltica
celente que con tanta fruicin aguarda a en Mxico haca 1934 y Javier Corona
ser ledo Fernndez: La transicin a la Moderni-
dad: elementos para una filosofa de la
Javier Muguerza cultura en Mxico, logran dibujar un
(Palabras pronunciadas panorama cabal y crtico del Mxico del
en el Ateneo de Madrid con motivo siglo XX y ms all de l.
de la presentacin del libro, El libro plasma la necesidad de ana-
18.12.2013) lizar con una mirada crtica las diversas

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historias iberoamericanas de las que hay periodo posrevolucionario mexicano.


mltiples investigaciones para revisar En el contexto que ofrece la historia de
en profundidad de qu filosofa hemos Mxico, despus de la derrota del dic-
de hablar para el futuro de nuestros pa- tador Porfirio Daz y del triunfo revo-
ses como discurso de legitimacin de lucionario, hubo la necesidad de cons-
los respectivos Estados; y aunque inco- truir nuevas categoras y una disciplina
moda escuchar o leer que la funcin de colectiva para encaminar al pas hacia
la filosofa ha sido la legitimacin del la democracia. Emerge entonces, nos
orden (Estado) y que ninguna filosofa dice Ortega Esquivel, el pueblo por vez
es neutra o ingenua, se plantea la nece- primera, como idea aglutinadora de un
sidad de una reforma de hacer filosofa, sentimiento de arraigo; el pueblo como
puesto que es desde quien hace filosofa sujeto para construir o forjar una idea
que se construyen continuos equvocos, de Nacin, tarea que un grupo de ge-
parece que una de las malas costumbres nuinos intelectuales mexicanos, al calor
que se tienen en la filosofa iberoame- del proceso posrevolucionario y de un
ricana consiste en mirar al exterior, y dilatado proceso histrico en cuyo cur-
abandonar la reflexin de las propias so se van configurando tanto las institu-
tradiciones, campo que ha sido bien ciones que lo constituyen y representan
aprovechado por pensamientos conser- como las formas discursivas en las que
vadores, de ah que una de las crticas tendencialmente se construyen y expre-
vertidas en esta obra consista en cam- san sus seales de identidad: una mis-
biar la dialctica tradicin-modernidad ma lengua, una misma historia y una
por la de tradicin-progreso, y tener en misma espiritualidad amalgamadas por
consideracin al individuo como parte el entrelazamiento de un destino pro-
fundante de la cultura, de la sociedad y videncia y un compromiso poltico-
del Estado, lo que exige buscar formas cultural, ese proyecto integrador del
de igualdad que no se limiten a forma- pas que dio vida al nuevo imaginario
lizar la realidad, en palabras de Mora de la identidad nacional, en el que las
Garca. humanidades, las ciencias y el proyecto
Por su parte, Ortega Esquivel, Co- educativo, tomaron la batuta, para cons-
rona Fernndez, Gonzlez Vega y truir y arraigar la revolucin ya hecha,
Mendvil, exponen el advenimiento que ensalz a sus hroes y redimi
de la interpretacin de lo mexicano, a al pueblo mexicano como sujeto de la
travs de la conformacin de un pas historia. Y fue en la ciudad de Mxico,
que emerge despus de tres siglos de donde se dan cita las expresiones y for-
colonizacin, que ha pretendido hacer mas artsticas, sociales y culturales que
la recuperacin de un pasado pletrico caracterizaron y definieron el ser o la
de significado, y conduce al inevitable identidad del mexicano; no obstante,
derrumbe y desmembramiento de aquel en todos los casos, se trata de construir
proyecto nacional que no logro cuajar condiciones nuevas, imaginarios nue-
al excluir e intentar homogeneizar a vos, costumbres nuevas, ciudadanos
la poblacin indgena, un periodo de nuevos, mediante la dimensin histri-
cambios profundos que constituyeron ca del hombre.
los discursos polticos y acadmicos de El pensamiento exiliado espaol de
la denominada identidad nacional del 1939 que estudian Snchez Cuervo y

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Mora Garca, realiza una contribucin ORTEGA MUOZ, JUAN FERNANDO, Tra-
ejemplar a la crtica de la razn totalita- tado de Filosofa Primera: nuevos
ria, la llegada de los intelectuales exilia- estudios de Metafsica a partir de
dos a Mxico y Amrica en general, fue Aristteles, Mlaga, Universidad de
consecuencia de una compleja geopol- Mlaga, 2014, 421 pp.
tica internacional marcada precisamen-
te, entre otras cosas, por el mpetu del Hay ocasiones en las que el ttulo de
fascismo, que evidenciaba claramente la un libro adelanta cabalmente los conte-
crisis del proyecto emancipador y con- nidos que en l se enuncian; otras veces,
tradictoriamente daba vida a una razn sin embargo, slo despus de leer el texto
totalitaria y fascista; hay entre los in- somos capaces de dar cuenta del senti-
telectuales exiliados, quienes efectan do oculto bajo ese rubro inicial. No cabe
un claro distanciamiento de las interpre- duda de que este Tratado de Filosofa
taciones filosficas tradicionalistas que primera exhibe ya desde el ttulo y con
todava hoy intentan regular, prescribir toda rotundidad algunos presupuestos
y patrocinar determinadas interpreta- tericos de los que el autor se servir
ciones de la realidad y que hace ms de a lo largo de una obra comprometida y
cincuenta aos denunciaron en su justa asistida por una personalidad filosfi-
dimensin tanto Eugenio maz como ca reconocible. Este gesto, de estimable
Mara Zambrano, a travs de una agria valenta, queda ordenado en dos grandes
crtica a los intelectuales y a la razn ra- partes que separadamente bien podran
cionalista moderna. gozar de una cierta autonoma por lo que,
No podemos obviar los trabajos que propiamente, podramos reconocer dos
se presentan en esta obra, sus lecturas libros perfectamente trabados pero que
son clave para una proyecto esclarecedor quedan reunidos bajo un mismo rtulo.
de la cultura, de la poltica, de la historia, En la primera parte (Introduccin his-
de la filosofa y de la moral, tiene su pro- trica a la metafsica) el autor realiza un
pio hilo de Ariadna, nada hay acerca de repaso panormico por nuestra tradicin
la significacin real de lo mexicano, ni metafsica, partiendo de los filsofos pre-
de lo espaol, ni de lo iberoamericano, platnicos y detenindose con especial
ni pretenden ofrecer verdades absolutas, pormenor en las figuras de Aristteles y
en cualquier caso, sin pretender ocultar Kant. Esta propuesta desvela, ya desde
que hoy da Mxico es un lugar podrido, el principio, unos presupuestos herme-
que no requiere forjar una historia, ni una nuticos para los que el autor no reclama
cultura propia, porque ya tiene muchas una legitimidad absoluta sino que, como
historias y muchas culturas propias; por advierte en el inicio de esta panormica,
el contrario, dejan claro que hace falta no vendra ms que a esbozar un camino
una Revuelta a la memoria, una Reforma destinado a sondear el horizonte de posi-
del entendimiento humano y la realiza- bilidad actual de la labor metafsica. La
cin del Bien comn para que iniciemos tarea emprendida tiene, por tanto, algo, o
el camino a la Reconciliacin del mundo, mucho de apologtica a favor de aquella
por lo pronto, mexicano, espaol e ibero- ciencia que Aristteles distingui como
americano. filosofa primera.
En esta primera parte el autor realiza
Mara Guadalupe Zavala Silva una lectura crtica no slo de los grandes

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momentos de nuestra tradicin sino tam- algunas traducciones consolidadas desde


bin, y este acaso sea otro mrito recono- antiguo para actualizar su rendimiento
cible, del modo deficiente con el que en contemporneo. En su lectura no faltan
distintos captulos de nuestra historia se interpretaciones que, sin duda, podran
ha tratado de capitalizar errneamente un problematizarse y que se haran cuestio-
legado tan complejo y esquivo como es el nables desde otras perspectivas pero, con
aristotlico. Esta historia de la metafsica todo, el libro de Ortega Muoz inaugu-
es, si se quiere, una historia del pensa- ra una actualizacin valiente y personal
miento que toma la filosofa primera como de lo que para algunos no sera sino una
un hilo conductor capaz de imprimir uni- ciencia obsoleta. Como no podra ser de
dad a nuestra siempre fragmentaria e inte- otro modo, la consistencia de las con-
rrumpida historia del pensamiento filos- clusiones, la viabilidad del proyecto y
fico. En su ejercicio de evaluacin crtica la solidez en la fundamentacin de este
de esta tradicin, Ortega Muoz trata de tratado habrn de ser arbitradas el lector.
depurar algunos de los implcitos errneos Sin embargo, podemos saludar sin riesgo
que habran comprometido la correcta un proyecto filosfico como ste toda vez
apropiacin de la metafsica aristotlica que, en un tiempo como el nuestro, un
para reactivar, as, aquellas condiciones libro con una impronta ttica tan recono-
bajo las cuales, todava hoy, la metafsica cible como la que demuestra este tratado
podra hacerse no slo posible sino, ade- no debera dejar a nadie indiferente.
ms, pertinente. Es, a partir de este intento, Por su planteamiento son varias las
cuando el texto de Juan Fernando Ortega aproximaciones posibles al texto de Or-
Muoz comienza a incorporar las voces de tega Muoz pero creo que es especial-
los grandes nombres de nuestro contexto mente meritorio el modo en el que el au-
filosfico inmediato para hacer dialogar a tor intercala las voces de aquellos nom-
los Ortega, Zambrano, Zubiri o Morente bres principales de la filosofa espaola
con algunas de las dificultades que habran del s. XX. Este libro podr as convocar
lastrado la recepcin, no slo de algunos el inters de aquellos lectores interesados
autores seeros, sino, adems, de algunos tanto en el pensamiento espaol como en
problemas filosficos principales. la metafsica en general y, desde luego,
Si en la primera parte del texto encon- reclama la atencin de aquellos lectores
tramos una aproximacin a la historia de preocupados por sondear el rendimiento
la filosofa primera, en la segunda mitad actual del pensamiento aristotlico. En
de este libro Ortega Muoz presenta, de este sentido resulta especialmente per-
un modo tan sistemtico como didcti- tinente el modo en que Ortega Muoz
co, aquellos presupuestos que habran de trata de reactivar la vigencia del pensa-
vertebrar la posibilidad de, diremos con dor de Estagira en un contexto filosfico
Kant, una metafsica futura. Es digno de como el nuestro en el que, casi de ma-
elogio el esfuerzo que realiza el autor por nera exclusiva, se recurre a Aristteles
organizar conceptualmente un edificio para capitalizar su legado moral y que,
tan complejo y esquivo y es que, en su ciertamente, parece haber desatendido
aproximacin, Ortega Muoz demuestra aquellas nociones metafsicas sin las que
un manejo solvente de los principales su tica sera del todo ininteligible.
conceptos presentes en la metafsica aris-
totlica e incluso se apresta a enmendar Diego S. Garrocho Salcedo

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PALACIOS BAUELOS, L. (COORD.), Donde menos que por Cicern (Pro Murena,
habita el olvido. Las Humanidades 61; Pro Caelio, 24), para modernizar el
hoy, Madrid, CSED, 2013, 432 pp. plan de estudios que el tardo Medievo
llamaba Studia humanitatis y en el que
se abogaba por el estudio de las lenguas
Planea sobre nuestro mundo, aldea y autores clsicos para formar hombres
global, un problema de largo alcance del cultos y educados. Sus contenidos se
que se vienen ocupando con insistencia agruparon en disciplinas como la filolo-
pensadores representativos de nuestra ga, la historia, la filosofa, la teologa, el
poca, de Heidegger a H. Jonas y de K. arte... La pedagoga renacentista lo refor-
O. Apel a Habermas, sin olvidar a Orte- m como plan de estudios enriquecin-
ga y Gasset. A saber: la relacin entre dolo con aquellos estudios filolgicos
civilizacin tecno-cientfica, con sus re- e histricos que habran de subsumir al
sultados econmicos y polticos crean- plan de Studia divinitatis vigente en la
do desarrollo y bienestar, y la cultura poca anterior. Con el progreso duran-
tico-humanista, con sus valores y sus te la Ilustracin de los saberes realia,
ideales, generando deber y responsabi- de carcter emprico y formalizados en
lidad. Ese problema de largo alcance se frmulas matemticas, creci un rea
proyecta hoy de manera alarmante en un temtica diferente y autnoma respecto
sector destinado a satisfacer demandas a los humaniora, las llamadas ciencias
y soluciones que afectan a las entraas de la naturaleza, que pronto compiten
de nuestra convivencia social: a nuestro con aquellas y se despliegan en ciencias
mundo acadmico, a su configuracin y como la astronoma, la fsica, la qumica,
gestin, a la educacin que acua nuestro la biologa, la geologa, etc. y que disea-
estilo de vida. Y tiene un planteamiento ban la imagen cientfica del cosmos.
concreto: el puesto de las Humanidades Las aejas Humaniora han sido re-
hoy en nuestro sistema docente, especial- bautizadas en las lenguas modernas con
mente en la docencia universitaria. diferentes nombres: los ingleses las lla-
Permtanme un breve apunte histrico man humanities, los espaoles humani-
para contextualizar el problema: en con- dades, los franceses ciencias humanas
traste con la civilizacin tcnico-cientfi- y a veces bellas letras y los alemanes,
ca y su pragmatismo poltico-econmico, endeudados con Hegel y Dilthey, cien-
la cultura tico-humanista (Paidea, Hu- cias del espritu, y a las que contempor-
manitas, Bildung), pretende un sistema neamente se las engloba en las llamadas
educativo que tenga como centro al hom- ciencias sociales e incluso morales. Es de
bre y a las disciplinas que nos hablan de recordar que existe una prestigiosa aca-
l, de sus aventuras en la historia, de sus demia en Espaa que se titula Real Aca-
preferencias axiolgicas, de sus decisio- demia de Ciencias Morales y Polticas.
nes arriesgadas, de sus afanes creadores. Su estudio est encomendado a un elenco
As lo entendieron nuestros clsicos en de disciplinas tales como la filosofa, la
Grecia, nuestro creyentes en el Medievo historia, la filologa, las bellas artes... Las
y nuestro ilustrados en la modernidad. humanidades, por tanto, configuran un
Durante la Ilustracin (Herder, Hum- plan pedaggico reivindicando el prima-
bold) se generaliz el trmino studia do de la cultura y su hermanamiento con
humaniora, frmula aeja acuada nada la ciencia, con el hombre como creador,

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gestor e interprete, plan sedimentado en dolencia endmica de nuestra sociedad.


una idea en torno al sentido de la vida Es obvio que se trata de una cuestin que
y del quehacer humano. Por recordar a reiteradamente se debate y que no por
Hegel, desplegar una vida en la que se enquistada y reiterativa pierde urgencia y
objetiva el espritu y el sistema de valo- actualidad porque toca fondo en nuestro
res que convierten al hombre en persona estilo y comprensin de la vida.
y a un colectivo en sociedad de ciuda- El libro que comentamos consta de
danos cultos e ilustrados, segn famoso dos partes bien diferenciadas que se
dicho de Kant, hombres que han llegado complementan recprocamente. En la
a la mayora de edad por ser capaces de primera, el Prof. L. Palacios describe a
pensar y decidir por si mismos. Sin caer lo largo de 125 paginas el estado de las
en dualismos conflictivos ni esquizofre- Humanidades en la Espaa democrtica
nias patolgicas ya que un grave error al en tres perspectivas: la educacin, recla-
respecto ha sido contraponer ciencias y mando un lugar relevante para la forma-
humanidades, en lugar de ensamblarlas y cin integral de la persona; la cultura, en
cohesionarlas en torno a quien crea am- cuanto soporte de una sociedad purgada
bas para propio servicio: el hombre. La de consumismo y banalizacin y la de-
insercin de las ciencias de la naturaleza mocracia, aquejada de carencia de valo-
en una visin humanista de la vida con- res e ideales. De seguir el texto te salen al
fiere sentido a estas y diluye sus crisis encuentro razonamientos que pasan de la
como magistralmente expuso Husserl en crtica a la propuesta, de la sugerencia al
su clebre La crisis de las ciencias. deseo. He aqu algunos: las Humanida-
Pues bien: la labor y empeo del des entendidas como estudio de las mani-
Prof. L. Palacios Bauelos al frente del fes-taciones y creaciones del hombre en
Instituto de Humanidades de la Universi- la historia; con las Humanidades el hom-
dad Rey Juan Carlos se encuadra en ese bre se pregunta y responde sobre cmo
proceso. El sonoro aldabonazo que el li- se ve a si mismo; sin los valores del hu-
bro coordinado por l: Donde habita el manismo se carece de base para la tica
olvido. Las Humanidades hoy, acaba de y la poltica; se precisa habilitar espacios
propinar a la conciencia cvica espaola de encuentro para las ciencias, las tcni-
se encuadra en ese marco global, si bien cas y las Humanidades; se concreta qu
concretndolo en la vida universitaria. peso deban de soportar las Humanidades
El libro despliega como queja y grito de en los planes docentes, qu disciplinas
alarma que las Humanidades estn hoy bsicas y qu contenidos las representan:
all donde habita el olvido. La oportu- arte, historia, literatura, pensamiento; Se
nidad de su aparicin, en el momento en trata de los territorios que configuran la
que se estaba debatiendo la Ley de Edu- cultura; las eficaces interacciones entre
cacin del ministro Wert, salta a la vista, la cultura, la economa y la poltica, so-
tanto ms cuanto que aporta criterios y bre todo con la democracia como puesta
valores que deban ser tenidos en cuenta en escena del valor humano de la liber-
para que una ley ms sobre el problema tad... Todo un programa imaginario de
no se convierta en un fracaso ms y una lo que pudiera ser un fecundo Instituto
enfermedad ms de nuestra sociedad, de humanidades, con el recuerdo puesto
frecuentemente tan mal diagnosticada en dos referentes inolvidables: la Insti-
cuanto peor tratada y que enquista una tucin Libre de Enseanza y el proyec-

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to de Instituto de Humanidades puesto unidad de la razn en una civilizacin


en marcha por Ortega y Gasset y por J. tecno-cientfica atomizada por la espe-
Maras, adjuntando el clarividente texto cializacin, las Humanidades rescatan al
fundacional del mismo. Todo un progra- hombre como creador y destinatario del
ma salpicado de testimonios de nombres quehacer universitario, las Humanidades
conocidos de aquende y de allende los razonan las decisiones ticas que avalan
Pirineos. Para acabar con una exposicin las responsabilidades que asumimos, nos
sobre el estado de las humanidades hoy disean la visin del mundo que orienta
en Espaa al hilo de un grito de alarma nuestras vidas, nos hablan, en una pala-
por sentirnos al borde del abismo. bra de quin es el hombre y de los asuntos
La segunda parte, 277 paginas, rene que le conciernen. Adems de especialis-
textos densos de 42 destacados profesio- ta en un sector de la ciencia, el cientfico
nales de la vida acadmica que se pro- es hombre situado en un mundo personal
nuncian sobre el tema desde perspecti- de vivencias, creencias y convicciones,
vas diversas. Son juristas, historiadores, la universidad transmite conocimientos
fsicos, filsofos, telogos, periodistas, en vistas a la praxis pero ante todo educa
qumicos, ingenieros, economistas, m- ciudadanos (Bildung), sin Humanidades
dicos... que disean un cuadro rico en se desfonda lo que llamamos cultura, el
matices y diferenciado en enfoques. profesional especialista no solo inventa
Muchos de ellos son nombres conocidos y descubre, lo hace envuelto en expe-
en el mapa cultural espaol, todos ellos riencias estticas, creencias religiosas o
acumulan una larga experiencia docen- vivencias personales que acuan su vi-
tes e investigadora, acreditada con mul- sin del mundo y del quehacer cientfico.
titud de publicaciones y avalada frecuen- Pueden ser arrinconados tales asuntos
temente con cargos de responsabilidad en el trastero donde habita el olvido? O
y honores. El resultado es un mosaico es que es cabalmente ah donde nuestra
dominado por un color: la preocupacin civilizacin tecnocientfica arriesga rele-
por una situacin que, como describe el gar al hombre?
eplogo final, se encuentra al borde del Una pregunta para finalizar: Y si
abismo. El diagnstico puede rezumar existe tanto consenso sobre esta cuestin,
pesimismo pero en ningn caso desalien- por qu no se pone en prctica lo que el
to o desesperanza. consenso revalida, legitima y aconseja? El
A lo largo de los sucesivos textos de libro que presentamos pudiera ser tildado
los autores te salen al encuentro una serie quizs de pesimista, porque diagnostica
de ideas que se reiteran cual variaciones encontrarnos al borde del abismo, pero
sobre un mismo tema musical. Destilar- pudiera ser visto como un estimulante
las resulta inevitable y acaso empobre- apelo a la accin. Las palabras transmi-
cedor al separarlas de su autor y de su ten verdades pero solo la accin solucio-
contexto. Pero es el cometido asumido na problemas. Juzgo ms eficaz y sincero
en una recensin. Las Humanidades, se rescatar lo que Ortega y Gasset quiso ha-
lee, son requeridas para responder al sen- cer y en parte realiz, el libro lo describe
tido de todo saber, incluido el cientfico; en detalle (pp. 67-80), que citar retrica-
sin Humanidades se pierde el univer- mente un par de pasajes de sus ensayos en
so de valores que sustenta una cultura, inauguraciones de curso o celebraciones
las Humanidades permiten recuperar la acadmicas. Cosa tan tpica, por otra par-

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te, en nuestras universidades. En la ret- la criatura de Zambrano. Para el hombre


rica de los discursos estn presentes las es necesario sentir-se y comprender-se,
citas y las palabras pero los hechos estn reflexionar
lexionar a partir de s mismo, para res-
ausentes y por eso obligan a mantener la petar el devenir de su ser criatura, para
pregunta: se encuentran las humanida- (re)encontrar la autenticidad de su viven-
des donde habita el olvido?. El libro co- cia existencial. Porque reflexionar permi-
ordinado por el Prof. L. Palacios lo reitera te considerar aquellos segreti mutamenti,
en coro de voces cargadas de experiencia aquellos cambios secretos que van perfi-
y dedicacin desde la conviccin moral de lando su existencia, y escuchar la palabra
testimoniar su lealtad al hombre. creadora que posibilita la autenticidad de
Por todo ello reiteramos nuestras gra- la existencia, es decir la palabra que so-
cias al coordinador, gracias a los colabo- mos, que fluye en nuestros pensamientos.
radores y enhorabuena a la editorial por Con acierto reivindica Parente, para
este relevante servicio a nuestra cultura. estos tiempos de temor e incertidumbre,
el volver a apropiarnos de nuestros senti-
Jos Mara Garca Gmez-Heras mientos, de nuestras emociones y sensa-
ciones; en definitiva, de nuestro autnti-
co ser persona, con todo lo que conlleva
PARENTE, LUCIA, Segreti mutamenti. en lo fsico, en el carcter y relaciones
Concetti fluidi sulla creaturalit e con los otros, el Otro y otro lugar.
naturalit dellessere umano, Mila- El primero de los cuatro ensayos que
no-Udine, Mimesis Edizioni, 2012, componen este libro se titula Muovere
pp. 163 dal corpo, pues el cuerpo al que tanto
exalta Nietzsche est en un dilogo con-
En su Prefazione el crtico Rocco Ron- tinuo con el alma, a la vez que nos pone
chi destaca la capacidad de Lucia Parente, en comunicacin con el mundo a travs
autora de este sugerente volumen titulado de los sentidos. Entre stos, como bien
Segreti mutamenti. Concetti fluidi sulla entendieron Herclito, Platn y los mo-
creaturalit e naturalit dellessere uma- dernos, destacan el odo y, sobre todo, la
no, para insertar la poesa en la filosofa, vista, cuya importancia lleva a la autora
hasta el punto de convertirla en elemento a mirar la historia del hombre a travs de
estructural de la reflexin. En considerar los cambios de visin, entre los que se
los versos en continuidad con el pensa- dan la visin retiniana de lo real, y la vi-
miento han influido tanto su conocimien- sin fulmnea de la videncia, que lleva a
to de autores como Ortega o Zambrano, la intuicin de las vanguardias.
como una sensibilidad femenina llevada Los sentidos evocan en cualquier
con orgullo. Y es que, filosficamente caso un cuerpo y una psique en funcin,
hablando, la poesa se revela capaz de un ser humano vivo y concreto celebra-
contestar a la pregunta sobre la cosa en s, do por la razn vital orteguiana. Solo los
que pide que la intuicin no sea filtrada sentidos permiten diferenciar entre rea-
por espacio y tiempo, ni esquematizada; lidad de las cosas y auto-identidad del
lo cual es igual a decir que a la poesa se pensamiento, y tambin realizar aquella
le atribuyen facultades de videncia. apertura intencional a las circunstancias
Parente no duda, a la hora de introdu- que asegura objetividad y subjetividad de
cirnos en su libro, en citar La promesa de la existencia.

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El hombre vive en el cuerpo y con el la sonoridad o la pausa, el hombre desea


cuerpo, es una criatura carnal cuya iden- comunicar consigo y con el otro a travs
tidad es trazada por la unidad dialctica del ritmo silencioso de su Ser. Zambrano
de vitalidad-alma-espritu orteguiana. bien ha entendido la msica interior de
El hombre por su cuerpo se mueve en el la naturaleza y el sentido de la armona
mundo, al que le vincula no solo el con- exterior, y tambin aquella mirada que le
tacto fsico, sino tambin una relacin permite aceptar la soledad natural de la
originaria, de trminos no contrapues- condicin humana. Y que el sentir origi-
tos, sino que se remiten el uno al otro: nario del hombre como criatura del uni-
el cuerpo es el lugar indefinido en el que verso se percibe en el silencio, que per-
acontece sin cesar el devenir mundo del mite conectar con la propia interioridad,
Yo y el devenir Yo del mundo. buscar la propia vocacin y construir un
La relacin entre el hombre y la natu- proyecto existencial y social. Si hoy en
raleza es el tema central del segundo de da el silencio aparece como una realidad
los ensayos, Luomo e la natura, al que que nos es ajena, en realidad representa
dan comienzo unos versos del De rerum la nica condicin para sentir la existen-
natura de Lucrecio. La responsabilidad cia y evitar que la confusin del mundo
del hombre ha de extenderse a la natu- nos absorba, sin que la escucha silencio-
raleza, y retomar la tradicin tica para sa signifique aislamiento de la experien-
generar una relacin con el mundo ms cia de la vida.
humana que la que instaura la tcnica. Es la razn potica de Mara Zambra-
Porque la naturaleza es algo vivo, no una no la que permite explorar aquel espacio
mera mquina, que solo la maravilla de al que el ojo de la razn no puede llegar,
la mirada potica puede penetrar a fon- y la que podra salvar la filosofa de las
do, como los versos de la poetisa Carmen tergiversaciones y trampas en las que se
Yez, llegando hasta el misterio que en- la ha apresado. Parente reconoce a los
vuelve la existencia. poetas, a los msticos y a los filsofos la
La poesa es cancin del alma de existencia de una conexin circular entre
los poetas-filsofos y de los filsofos- razn y sentimiento, filosofa y poesa,
poetas, que nace de una smosis fecunda hombre y naturaleza, existencia y ser,
entre los sentimientos del hombre y los que identifica con un mundo sumergido
fenmenos naturales. La naturaleza est que la poesa deja entrever. Para el hom-
en el centro del equilibrio del ser huma- bre es importante la relacin con este
no, y tambin del coloquio con l: para lugar, como lo es la atmsfera especial
Zambrano es indispensable el sentir y el de algunas ciudades, como Segovia para
sentir-se en el horizonte, para Ortega es Zambrano, que se convierten en lugares
la lnea oscura que rompe el cielo lo que en los que tener una visin privilegiada y
le hace advertir lo que percibe su alma. sentir el respiro libre. Y si la pintura tam-
La mirada potico-filosfica, que bien bin puede ser lugar para percibir el res-
describe la autora en De la aurora, es ca- piro de la creacin, las palabras conectan
paz de sumergirse y capturar la esencia lugar exterior y lugar interior, permitien-
del paisaje, y de expresarla en versos. La do descubrir la dimensin profunda de la
escritura potica es pensamiento-sonido, interioridad, y llegar al ensimismamiento
por el que, por otras vas respecto al lo- indispensable para la accin individual
gos, es decir a travs de la entonacin, en lo social.

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La palabra se convierte entonces en cesario que el pensar interrogue al ser


la prueba de que el poeta y el filsofo humano con constancia y valenta, sin
han aceptado desnacer, regenerar su es- esperar respuestas definitivas, sino ms
tar en el mundo; en la nica posible cu- bien detectando la presencia de fuerzas
racin para las heridas del ser humano, contrastantes que hay que asumir, y de
respetuosa tanto con la naturaleza del conexiones nuevas identificables con la
ser como con los seres de la naturaleza. creatividad.
El ttulo del tercer ensayo de Paren- La sugerencia que Parente hace
te, Non cesseremo di esplorare, trae ins- constantemente al lector es la de pa-
piracin de unos versos de Thomas S. rarse a reflexionar, para poder aspirar
Eliot que invitan a reconocer el misterio a una autntica creacin de nosotros
de la existencia para llegar a su manan- mismos. Sigue en ello a Ortega, que re-
tial. Aunque el comienzo de la vida nos comienda apartarse para ir en bsqueda
revele despus un abismo y nos ponga de alguna luz, quiz aquella luz real
como nufragos en un universo no ele- y simblica de la que Zambrano dice
gido, y aun cuando la niebla existencial alumbrarse cada da la autenticidad del
se adense, es importante seguir explo- ser humano, y por la que se hace claro
rando, afirma la autora, seguir experi- el bosque. La autora remarca que vol-
mentando y buscando nuevas melodas ver a la interioridad no ha de ser una
para cantar. Parente explora entonces el huida, sino un esfuerzo de la voluntad,
concepto de conciencia en sus principa- y que no existe una gua para llegar al
les matices, es decir tico y epistemol- ensimismamiento, aunque puede ser
gico, llegando a definirla como presen- til tomar conciencia de la vanidad de
cia al ser. Piensa, como Ortega, que la muchos deseos, para volver a lo que
conciencia no existe de por s, sino en realmente da sentido a la existencia.
relacin con las cosas, que coexiste con Tambin subraya que la conquista inte-
ellas; y que cada clula de nuestro ser rior ha de ir acompaada por el foris,
vibra con el universo entero. Un univer- es decir, por un recorrido armnico de
so en el que las partes se injertan atra- mente y cuerpo.
das por las que son parecidas, y que es La de Parente es una invitacin a
una sinfona de sonidos de la que no es estrechar cada uno consigo mismo un
necesario entender todo, sino captar la pacto solidario cotidiano de bsqueda
sonoridad, para tomar conciencia de ser y conquista de la propia esencia vital,
parte de la naturaleza. y a sentirse criatura, unidad psicofsica
Termina este libro con el ensayo Io que vive su aventura humana en la ms
sono in te il segreto mutamento iniciado grande aventura del universo. Resulta-
por unos versos de Pndaro que expresan do de ello es el hombre autntico, que
el deseo de vivir segn las posibilida- acepta sus luces y sus sombras, y com-
des, sin buscar la inmortalidad. El hom- prende las elecciones de su vida. No se
bre puede (y debe), segn Parente, pres- trata, en definitiva, de decidir sobre el
tar atencin a sus segreti mutamenti, mundo, sino de pensar en l desde el
a sus cambios secretos; esto conlleva propio camino, que marca los momen-
buscar un espacio interior, comprender tos de nuestra eternidad.
y modular las notas de su existencia se-
gn las circunstancias externas. Es ne- Maria Cristina Pascerini

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PARENTE, LUCIA, Ortega y Gasset e la la metfora en el pensador espaol (III,


vital curiosidad filosofica, Milano- IV y V): a travs de un cotejo con otros
Udine, Mimesis, 2013, 180 pp. pensadores como Lakoff, Johnson, Blu-
menberg, Lyotard, Ricoeur, Sini, Barth,
Balias, etc., lejos de repetir cuestiones
Ortega y Gasset, en La pedagoga de lingstico-retricas ya hondamente estu-
la comunicacin, escriba que sus aspi- diadas, Parente se centra en el uso espec-
raciones consistan en llegar a ser un fico orteguiano de la metfora, aislada
profesor de tirar piedrecitas en los estan- o como una serie de metforas unidas en
ques, para romper la ficticia calma de forma de racimo. La metfora resulta ser
su superficie cristalina y causar vibracio- un ejercicio filosfico de dinamizacin
nes, burbujas que delataran la existencia y enriquecimiento del pensamiento, no
de un fondo vivo. Los crculos que las un simple instrumento de la razn, sino
piedrecitas arrojadas por Ortega han pro- que el elemento que dona consistencia
ducido, siguen alterando la superficie de apropiada al contexto reflexivo del que
nuestra cultura y dando vida a origina- revela la semilla secreta, su primer cons-
les reflexiones que, partiendo del pensa- tituirse, y su misma razn de ser. Carne
miento orteguiano, alcanzan horizontes del pensamiento orteguiano, la metfora
ms amplios y dan voz a diferentes mati- se configura como el elemento indispen-
ces de la realidad histrica, cultural y fi- sable para entender temas fundamentales
losfica. Este es el caso del brillante libro del filsofo y que bien se prestan al uso
de Lucia Parente, Ortega y Gasset e la de metforas: la estructura ntima del ser
vital curiosidad filosofica, publicado humano, el amor, el papel de la mujer
en Italia por la Editorial Mimesis y que (cap. VI, VII y VIII). Parente centra su
es parte del Proyecto de Investigacin atencin en Vitalidad, alma, espritu y,
Fundamental La Escuela de Madrid y en el papel del cuerpo, en sus dimensio-
la bsqueda de una filosofa primera a la nes de intracuerpo y extracuerpo, como
altura de los tiempos. vehculo y al mismo tiempo vnculo de
Se trata de un ensayo filosfico-lite- significacin. Dialogando con la feno-
rario, como lo define J. San Martn en la menologa husserliana y con pensadores
Prefazione, que la autora escribe a par- como Galimberti, Merlau-Ponty, Freud,
tir de una peculiar sensibilidad filosfica la autora pone en relacin cuerpo y alma,
y potica, de una vital curiosidad que afirmando que lo importante no consis-
comparte con el filsofo espaol y que le te en estudiar la influencia del uno sobre
permite dialogar con su pensamiento. Si, la otra, o viceversa, sino en dar voz a lo
por un lado, Parente ofrece un detallado que de su unin resulta: la vida humana.
y atento anlisis de las races espaolas y La filosofa ha de acompaar y revelar
europeas de la formacin de Ortega (cap. la maduracin de los diferentes aspectos
I y II), por el otro, se aleja de la mera glos- emotivos, sentimentales, cognitivos, vo-
sa y consigue destacar las peculiaridades litivos de la vida interior del hombre en
del pensamiento orteguiano insertndolas sus implicancias corporales, anmicas y
y utilizndolas como inspiracin para su espirituales. Desde tal perspectiva, la
personal reflexin filosfica. Desde esta cuestin del amor y no de los amores
perspectiva, resultan de gran inters los ni tampoco del enamoramiento apa-
captulos que la autora dedica al papel de rece central en Ortega: acto anmico y

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temporal, que encuentra en el verso po- PINILLA, RICARDO, Krause y las artes,
tico su privilegiada forma de expresin, Madrid, Universidad Pontificia de
est estrechamente vinculado con las re- Comillas, 2013, 317 pp.
flexiones acerca del papel de la mujer en
la historia y en la cultura. A partir de un El ltimo libro del profesor Ricardo
lcido anlisis de la idea de mujer y de Pinilla Burgos contribuye a la liquida-
lo femenino en Ortega, en particular en cin de una de las grandes deudas de la
su Eplogo al libro De Francesca a Bea- historia del pensamiento filosfico espa-
trice, Parente se aleja de las ideas del ol, adquirida con la figura del filsofo
filsofo y, a travs de las reflexiones de alemn K. Ch. F. Krause (1781-1832),
la pensadora argentina, Victoria Ocampo, en este caso centrndose en su teora
aparece acercarse a un feminismo de la de los estilos y su teora especial de las
igualdad que rechaza cualquier exacerba- artes. Esto no slo cubre un incmodo
cin y que admite la dualidad, la conflic- socavn de nuestra propia historia de la
tividad, no como categoras cristalizadas, filosofa, sino que al mismo tiempo cie-
sino como expresiones del ser humano, rra un proyecto personal iniciado con la
cuya naturalidad la filosofa tendra que feliz publicacin de su estudio sobre El
intentar armonizar con el amor, la amis- pensamiento esttico de Krause (2002),
tad, la colaboracin. obra a la que nos remitiremos en varias
En los dos captulos que cierran el li- ocasiones y que ya vena precedida de
bro, Parente se acerca a la filosofa de Ma- una serie de valiosos estudios que el pro-
ra Zambrano y, sin dejar de dialogar con fesor Pinilla habra iniciado a comienzos
Ortega, da voz a su personal propuesta de la dcada de los noventa, destacando
filosfica: una actitud que, sostenida por entre ellos los trabajos sobre el concep-
la vital curiosidad orteguiana por el to krausiano de drama (1993) o la teo-
deseo de vivir cara a cara con la honda rizacin musical (1998). El tiempo que
realidad contempornea, no es exclusi- sigue hasta la actual publicacin est
vamente poltica, esttica o cientfica, sino trufado de otros profundos e incontesta-
que se caracteriza por ser una actitud de bles trabajos, por ejemplo, sobre el papel
responsabilidad creadora hacia la vida. del arte en la filosofa social de Krause
Es decir, una actitud filosfica que, a tra- como obra fundamental de la humani-
vs de la renuncia al absoluto epistmico, dad (2002) o la recepcin de la Crtica
intenta dar voz y cuerpo a la inextricable del Juicio de Kant en el pensamiento de
mezcla de pensamiento y vida, razn y Krause (2004), delatndose as una firme
sentimiento, cabeza y corazn de la exis- trayectoria de trabajo acadmico muy se-
tencia humana. Siguiendo el camino zig- rio y sugerente que, parcialmente recu-
zagueante, abierto y crtico de Ortega, Pa- perada para la produccin de este libro,
rente no slo mira e interpreta las encres- brilla con luz propia entre sus otras lneas
paduras generadas por las piedrecitas de investigacin.
tiradas por el filsofo, sino que, respon- El mrito de esta obra, sin embargo,
sablemente, elige sus propias piedras y las no descansa nicamente en la excelen-
tira al estanque, invitndonos a la lectura y te factura de su redaccin, el excelente
a la dinamizacin del pensamiento. diseo del aparato crtico o la exquisita
jerarquizacin de contenidos, sino en la
Elena Trapanese propia eleccin de un autor como Krau-

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Reseas 283

se, ciertamente incmodo para quienes, estar referida a aspectos centrales de su


en lengua castellana, nos dedicamos a la filosofa, desconocidos para la inmen-
filosofa. La primera y ms evidente ra- sa mayora de los lectores habituales de
zn para ello reside en las profundidades filosofa y, sin embargo, fundamentales
labernticas de su propio pensamiento en el articulado y desarrollo de la mis-
filosfico, a veces caricaturizado como ma. Este afn de clarificacin de ideas y,
un pensador de la armona y la unifica- sobre todo, de relaciones conceptuales
cin (p. 221). Forjado a la luz de un ex- del propio sistema es garanta de que las
traordinario compromiso sistemtico que dificultades no son obstculo, sino hitos
constituye un empeo (p. 14) irrenun- de continuidad para el lector, no siendo
ciable personal que atraviesa toda su filo- necesario gozar del mismo corazn espe-
sofa, conmina a sus estudiosos a invertir cialmente longnimo, paciente y solcito
grandes dosis de tiempo y esfuerzo para con que los estudiosos de Krause, como
detectar las vigas maestras que sostienen Pinilla, abordan las arduas e indispensa-
el edificio entero y a las que se remiten, bles tareas de su exposicin.
de continuo, todas las teoras y doctrinas El libro comienza revelando la con-
emanadas del mismo, tanto las de rango viccin programtica krausiana de que
general como las especiales. El hecho, la misma contemplacin y estudio de
adems, de que apenas haya traduccio- cada una de las artes, en sus obras y sus
nes de su extensa obra explica suficien- distintos estilos y pocas constituye
temente los casos de quienes confiesan una parte indispensable de la formacin
a hurtadillas su fracaso en el intento de del filsofo, y no slo, por tanto, de
leer, rastrear y reconstruir su pensamien- quien desea ocuparse de la Esttica (p.
to. La naturalidad sistemtica de Krause, 13). Esta dimensin formativa no respon-
que al principio se erige como una de las de slo a la profunda sensibilidad artsti-
notas especficas de su innegable vala ca de Krause, teniendo en cuenta que el
filosfica, no tarda en ser causante de estudio de las artes no es ni mucho me-
que la tranquila travesa del profano se nos algo aadido y al margen (p. 14) de
convierta en el asedio hermenutico de su sistema, sino que sirve al propsito de
una fortaleza conceptual inexpugnable. interpretar la realidad en todos sus nive-
Esa misma naturalidad sistemtica se les (p. 17), (1) considerando la belleza
convierte en prueba de resistencia para como criterio de semejanza a Dios en la
quien intenta y, aun con todo, desea y finitud de cada ser y de cada obra, (2) tra-
logra quedarse dentro. Afortunadamente, tando consecuentemente lo bello como
existen personas capaces de hacerlo, y tal imperativo esencial de la Humanidad y
es el caso del profesor Pinilla, a quien ha (3) concibiendo el arte bello y, en con-
de reconocerse el mrito y agradecerle la secuencia, la actividad artstica de cada
fluidez con que se mueve por un pensa- individuo, cada pueblo y de la propia
miento como el de Krause, al que lee, tra- Humanidad como tarea inaplazable (p.
baja y estudia en su legua original, por no 17). Una tal exigencia implica la necesi-
mencionar la facilidad con que conduce a dad de superar los lmites de la amable
su lector por los entresijos e intimidades delectacin para poder adentrarse en las
de una teora especial de las artes que, intimidades de la historia de las formas
precisamente por su nivel de concrecin, artsticas. Si en su anterior libro sobre la
presenta un mayor nivel de dificultad al esttica de Krause abordaba Pinilla los

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orgenes y los conceptos centrales de su caso, por los modos de lo bello huma-
teora de la belleza, esta nueva obra co- no. El captulo, en gran medida prepa-
mienza con el estudio de la idea de arte ratorio, dedica as numerosas pginas a
bello, pero tomado en su diversidad ori- perfilar una teora general de los estilos,
ginaria y correspondindose as con los con las debidas precauciones y aclaracio-
objetos tratados en la segunda parte de la nes terminolgicas es destacable, por
teora general del arte, en particular, del ejemplo, la distincin krausiana entre los
anlisis de la diversidad del arte segn conceptos de estilo y manera (pp.
el contenido y la forma de lo bello (p. 28-30), dejando paso en seguida al cap-
23), a la luz de un criterio de creacin tulo al engarce entre la teora especial del
artstica que, por evidente, no deja de ser arte con la teora general a partir del con-
quebrantado a veces, sistemticamen- cepto esencial del arte bello como orga-
te: la idea de que la eleccin de la forma nismo vivo de las artes, una relacin de la
ha de encontrar su fundamento siempre que se deducen las ideas de cada arte en
en la esencia de la obra y de la disposi- particular y que, a su vez, se corresponden
cin que el artista expresa (p. 96), y no a con los captulos restantes del libro, don-
la inversa, es decir, elegirse el estilo para de se dedica un estudio detenido a cada
adecuar despus el contenido. arte concreto: el arte bello de la vida (pp.
Krause no realiza una taxonoma de 67-82), donde se trata de la vocacin e
los tipos de belleza, un trabajo que ya ha- imperativo moral del poeta de amar, pro-
bra completado en su propia Esttica y pagar y formar lo bello en todos los rde-
la que Pinilla dedic en su da parte de nes de la vida (p. 81); el arte bello de la
su anterior estudio (2002: pp. 96-103); poesa como el lenguaje del espritu (pp.
tampoco hace una mera clasificacin de 83-120); el arte bello de la msica como
las artes, aun cuando inevitablemente co- lenguaje del nimo (pp. 121-166); el arte
labore en la construccin del panorama bello de la pintura y escultura como artes
reflexivo del s. XIX sobre este asunto, espaciales en fijacin y reposo (pp. 167-
siendo utilsima, a este respecto, la pano- 200; el arte bello de la mmica y la orqus-
rmica que el profesor Pinilla realiza en tica como artes espaciales en movimiento
torno a esa cuestin (pp. 18-21). La idea como expresin del cuerpo (pp. 201-216);
krausiana se refiere ms bien a los mo- el arte bello del drama como expresin
dos generales de arte que surgen segn de la vida y cooperacin de las artes (pp.
los modos de belleza, en otras palabras, 217-247); el arte bello de la arquitectura
se trata de una tipologa y clasificacin como ciencia del embellecimiento de la
general de los estilos y los gneros arts- tierra (pp. 249-287). El principio rector
ticos (p. 24), pero atendiendo al modo de exposicin de las artes se radica en
de belleza del que surgen, lo cual implica que cada una de ellas expresa un mbi-
que no se trata de una parcial y difcil- to de la belleza sensible, pero tambin,
mente universalizable clasificacin de y de forma mediata, la vida del espritu
lenguajes formales o ms propiamente y su belleza (p. 170). En consecuencia,
estilsticos, sino que se plantea la necesi- un estudio particular de cada una de ellas
dad de dar un salto abstractivo profundo contribuye en la ganancia de una mayor
para hallar la esencia del contenido de las perspectiva dentro del sistema.
obras y de lo que expresan como funda- La poesa a la que Krause se refiere
mento de esta parte, rigindose, en este distingue entre poesa interior y poesa

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literaria, siendo la primera la representa- bello interior (p. 86) y, en un segundo


cin e ideacin interior de toda belleza. momento, eso bello creado y contempla-
En este sentido, esta poesa interior cons- do interiormente que sera susceptible de
tituira la base de toda produccin arts- ser concretado objetiva y exteriormente
tica, gozando as de un cierto carcter por el lenguaje. La belleza potica se di-
de origen o de partida de la expresin vide, consecuentemente, en dos niveles:
artstica en general (p. 81), lo cual re- (1) la belleza del lenguaje mismo y (2)
sulta un tanto desconcertante, al quedar la de la belleza de lo designado (p. 89),
emplazado el estudioso a no sobrevalorar o sea, forma y contenido, dos dimensio-
la poesa, en tanto que gnero, despreo- nes que le sirven a Pinilla para articular
cupndose as de las dems artes. Es a su propia exposicin de la potica y de
la luz de las distintas elaboraciones del todas las artes en los dos momentos del
propio Krause como sus ideas estticas propio sistema krausiano: en primer lu-
hacen coherente el partir de la poesa y gar, la forma externa de la manifestacin
del problema de la expresin de lo bello concreta de los poemas, donde abordar
a travs del lenguaje en general, pues no la esttica del lenguaje potico a partir
en vano se trata de uno de los medios de tres elementos bsicos, (1) sonido o
genuinos de comunicacin humana y una acstica, que debera obedecer al criterio
de sus obras fundamentales (p. 85). Por esttico de la eufona; (2) significatividad
ello, precisamente, la poesa es prctica- o expresividad, que remite a los vectores
mente concebida no slo como un impor- estticos de la riqueza trpica, as como
tante instrumento expresivo del hombre o a la ductilidad, la flexibilidad o la plas-
de los pueblos en general, sino que llega ticidad de la poesa; (3) rtmica, donde
a embridar el propio proceso creativo de no se aleja de su sentido usualmente for-
las artes, donde lo concebido a partir de mal, estudiando los aspectos ms co-
la fantasa encuentra su exteriorizacin y munes de la ciencia potica, o sea, la
comunicacin de la belleza, contempla- rima, la mtrica y las formas poticas
da y articulada interiormente, a partir del (p. 97). Por lo que respecta al segundo
lenguaje como medio expresivo singular, nivel de la belleza potica, Pinilla dedi-
dominante y ms significativo en las con- ca la ltima seccin de este captulo a
tribuciones de los hombres al desarrollo la potica material, a la que Krause se
de la Humanidad. No es extrao, por tan- refiere como consideracin del poema
to, que el estudio sobre la poesa acabe mismo segn el contenido y su manifes-
refirindose al lenguaje como un elemen- tacin en la forma del propio lenguaje
to irrenunciable y fundamental dentro potico (p. 89), dedicando una extensa
de la teora de las artes, atendiendo, en parte del captulo a los criterios de cla-
especial, a su doble consideracin como sificacin y ordenacin de los gneros y
rgano de signos que permite designar y tipologas literarias (p. 105-119).
referir toda la realidad y dotado, en se- El siguiente captulo est dedicado al
gundo lugar, de una estructura acorde a tratamiento krausiano de la msica. Te-
la de los seres y, por ello, partcipe de niendo como precedente un magnfico
unidad, diversidad y armona, a juicio de artculo de 1998, Pinilla plantea el tema
Krause, categoras de la belleza. En esa desde una brillante tarea de rastreo, sn-
relacin ntima con la belleza, el lengua- tesis y posterior reinsercin, dado que ni
je potico puede entonces designar lo siquiera el propio filsofo la trabaj en

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el marco de la teora especial del arte, enfoca, as, hacia la propia vida de los
aun cuando, en efecto, estaba en sus tonos, hallndose su origen no en la for-
intenciones. Esto se debe a la misma ma externa o en la superficialidad de la
amplitud de su obra musicolgica, lo expresin del sentimiento, por adecuado
cual, a juicio de Pinilla y aunque esta que sta sea a su contenido, sino en la
circunstancia complique enormemente misma poesa interior de la que se ha-
su propia labor expositiva hace justi- bl con anterioridad. En esta lnea, los
ficable que [] no se extienda sobre la fenmenos son odos en el exterior, pero
msica en la Esttica, y que no le dedi- escuchados desde el interior. Una prue-
que un desarrollo en la teora especial ba de ello radicara en la capacidad de
del arte (p. 125). Renunciando expl- escuchar y concebir piezas polifnicas,
citamente a hacer un trabajo pormenori- pues aun cuando fsicamente slo nos
zado de toda la teora musical krausiana sea posible emitir sonidos mediante una
al ser, sin lugar a dudas, el arte que ms sola voz, no es menos cierto que dispo-
desarrolla el filsofo alemn-, Pinilla se nemos de la capacidad para escuchar y
va a limitar a elaborar una introduccin concebir varias voces a la vez, lo que se
general e instrumentalmente muy signi- interpreta como condicin de posibili-
ficativa, al permitir a los profanos situar dad de la misma composicin, pues de lo
la msica en el contexto de la teora del contrario el msico slo podra imaginar
arte general krausiana y evaluar la vala y concebir msicas mondicas (p. 122).
de los vectores que se trazan desde sus La originalidad del planteamiento, de re-
intenciones programticas. Por lo dems, sonancias agustinianas y, ms concreta-
la msica se define como la expresin de mente, pitagricas (p. 151), se concret
la vida del nimo en su belleza y desa- en una obra fundamental de Krause, la
rrollo, en este caso, a travs del lenguaje Teora de la msica, a la que se dedica
tonal, pero, al igual que suceda con la una sntesis detenida (pp. 135-141) y
concepcin del lenguaje desde su dimen- en la que se distinguen claramente tres
sin estrictamente comunicativa en opo- partes: (1) filosfico-terica, donde se
sicin a su dimensin interior, operando exponen los conceptos fundamentales
al mismo nivel que la poesa interior, el de la msica en el marco de una filo-
tono al que se va a referir esencialmente sofa general de la misma y que aborda
Krause no ser la vibracin o movimien- con posterioridad el propio Pinilla (pp.
to exterior de los cuerpos cuyo efecto 151-164); (2) fsica-acstica, donde se
sera el sonido, sino que va a dirigirse a expone una teora fsica del tono segn
esa vibracin especfica que, en bella y sus manifestaciones y donde despliega
afortunada formulacin, viene a ser la Krause todo su conocimiento tcnico
expresin de la intimidad de la materia del arte musical; (3) combinacin de (1)
(p. 122). Se trata, como en la poesa, de y (2), donde se abordan los elementos
seguir un camino de descenso en nivel clsicos de la teora musical, entendido
de profundizacin y concrecin desde como un despliegue orgnico de la obra
la vibracin exterior del sonido hacia la musical en el tiempo (p. 137). El cap-
necesidad de trascender la dimensin de tulo, adems de presentar una esplndi-
lo fsico, para alcanzar esa vibracin in- da sntesis de los principales momentos
terior que se encuentra articulada en el bibliogrficos de la teora musical de
sentimiento y el nimo. El captulo se Krause y la formacin de la misma (pp.

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125-141), contempla una til relacin de telectual de contemplacin que se apoye


consecuencias para la reflexin musico- en la armona, la unidad y la diversidad.
lgica actual (pp. 164-166), que sirven El teatro, y, sobre todo, su momento
de incubadora de ideas y plataforma de irrenunciable del hecho escnico, sue-
estudios sobre la filosofa de la msica le ser el gran olvidado en los manuales
krausiana, que ayudan, por otro lado, a de esttica o en los textos de teora del
incrementar el valor de su teora musical arte. En el peor de los casos, no slo no
para el presente. aparece, sino que es reducido, siguiendo
Las artes plsticas son divididas en el clebre prejuicio aristotlico de la pre-
artes espaciales en fijacin y reposo, de minencia del texto sobre la escena, a su
un lado, y artes espaciales en movimien- forma de gnero literario, una tendencia
to como expresin del cuerpo, de otro. habitual que es quebrantada no slo por
La tarea central consiste en exponer lo Krause, sino por el profesor Pinilla, que
visible en el espacio, expresando las dis- pone buen cuidado en distinguir clara-
tintas dimensiones de lo corporal y de la mente ambas dimensiones y en referirse,
naturaleza sensible, o sea, la belleza sen- de forma explcita, a la concepcin krau-
sible. Las artes en reposo trabajan para siana del sentido filosfico de la escena.
la vista, sin tiempo y expresando todo en As, desde su punto de vista sistemtico,
simultaneidad, manifestndose la belle- el drama [] culmina la teora del arte
za en la forma de su permanencia, de su bello, tanto por su objeto, [] como por
calma y su eternidad, de tal manera que lo que supone de cooperacin del resto
esta carencia de tiempo no es una insufi- de las artes (p. 218), recogindose, en
ciencia, sino que muestran una apertura cierta medida, no slo algunas reminis-
a lo eterno y permanente, existiendo una cencias de las propias teoras wagneria-
afinidad profunda entre todas las prcti- nas en torno a la posibilidad de reunin
cas artsticas espaciales y en reposo. El de todas las artes en una sola pieza arts-
gran logro de estas prcticas consiste en tica (pp. 232-237), sino la idea krausiana
elegir precisamente ese momento que central de que el drama sera el arte capaz
nos representa lo pintado o lo escul- de asumir el cometido completo del arte
pido con vida, condensando todo un bello en especial, la pera, al convocar
proceso donde se articulan, en armnica el lenguaje musical del nimo adems
disolucin de presente, un pasado que de la propia poesa dramtica (pp. 237-
anticipe el futuro (p. 174). Esta lti- 247). En sntesis, el drama es el punto
ma idea hace que las artes espaciales en de llegada en que confluyen y se encuen-
movimiento mmica y danza u orqusti- tran todas las artes en su aproximacin
ca sean, propiamente, las encargadas de a la vida misma, en toda su variedad y
mostrar el cuerpo humano como expre- belleza como su principal objetivo (p.
sin idnea de un cuerpo organizado y 219), todo ello al ponerla en escena y
articulado, donde el cuerpo del artista se bajo el objetivo prioritario de enlazarla
entrega a lo puramente bello y lo divi- con la propia vida de la Humanidad. El
no (p. 203) por medio del tiempo y del trasfondo sobre el que opera Pinilla en su
movimiento. En ambos casos, desde la fi- labor reconstructora lo despliega la idea
jacin o desde el movimiento, se trata de de que el drama es capaz de representar
expresar la senda de la belleza desde lo la unidad originaria de las artes como un
sensible a lo suprasensible en un acto in- medio de expresin que puede unificarlas

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al tiempo que presentarlas bajo la forma lo cual hace de este captulo un texto sin
armnica de una sola obra, considern- lugar a dudas original y arriesgado, que,
dose as como una recuperacin fac- por cierto, enlaza con otros de los inte-
tual de la unidad primaria del arte (p. reses acadmicos del profesor Pinilla,
220), pese a que ste no sea su principal expuestos en distintos trabajos mono-
objetivo o, ms bien, el rasgo ms repre- grficos sobre el problema del habitar
sentativo del drama, sino la posibilidad como tarea a la luz de la labor de artistas
de expresar la vida en su desarrollo a como Chillida o filsofos como Heideg-
travs del teatro, la accin y el dilogo ger, Zambrano o Bachelard. Es, sin lugar
(p. 221). a dudas, un texto de compromiso perso-
Uno de los captulos ms originales nal y que no hace sino enriquecer una
del libro es, sin lugar a dudas, el dedica- obra de por s valiosa.
do a la arquitectura, las artes construc- La lectura de este libro tiene la capa-
tivas y la ciencia del embellecimiento cidad de convertir el estudio de la obra
de la tierra, presentado como un eplogo de Krause, filsofo incmodo, en que-
prctico para un pensamiento esttico y hacer inaplazable para quien desea abrir,
donde se abre una lnea de investigacin profundizar y generar nuevos caminos
y experimentacin esttica de presente en la investigacin, en particular, de las
y para el presente. La arquitectura es el artes. Aun cuando no se superen las difi-
arte capaz unir o acoger a otras artes, cultades consustanciales de un pensador
y, a diferencia del drama, con el que no sistemtico como Krause, no es menos
va a entrar en competencia por su voca- cierto que el objetivo de transmitir y
cin unificadora, puede de ser considera- sintetizar con honradez y fidelidad los
do entre el arte bello y el til a un tiem- estudios especficos de las diferentes
po (p. 250, 253-254; 2002: pp. 92-94 y teoras especiales se logra con destreza
109-113), radicando su importancia en el inusitada, concluyndose que tales teo-
estrecho vnculo existente entre la tarea ras no son momentos fundamentales
inexcusable del artista como buscador de derivados directamente de los principios
la belleza y como embellecedor del mun- en un acto previsible, pero tambin ar-
do, en concreto, de la Tierra, siendo el tificioso, sino que las mismas revelan la
sujeto y destinatario activo de este arte capacidad de las artes para, en el ate-
la propia Humanidad (p. 283). La pro- rrizaje de la reflexin en cada una de las
puesta, adecuadamente reorientada por diferentes manifestaciones y problemas
Pinilla en su eplogo, se dirige entonces expresivos, permitirnos descubrir un
hacia la necesidad de repensar la relacin material valioso para el incansable ca-
del hombre con los espacios de la tierra mino de la filosofa krausiana (p. 294),
desde una perspectiva que ana preocu- en especial, la profundizacin en el mis-
paciones estticas, artsticas, ecolgicas, terio de la belleza desde la pluralidad
etc., enfocadas hacia la necesidad huma- de sus modos. El libro, en resumen, se
na del habitar. La sistematizacin de escribe con rigor, calidad y entusiasmo.
la arquitectura, no tratada por Krause con De echarse algo en falta, sera tal vez
tanta profusin como la msica u otras una mayor presencia de textos del propio
artes, es presentada desde una cuidado- Krause, teniendo en cuenta el profun-
sa labor hermenutica a partir de textos do conocimiento que el profesor Pinilla
krausianos muy concretos y dispersos, tiene de los mismos y su innegable don

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para seleccionar los ms idneos en aras primer orden que, a pesar de haber sido
de ilustrar una doctrina, idea o relacin rescatados por la importante labor de
especfica. Por lo dems, es una obra que hispanistas filosficos como Antonio He-
se alinea con otras de innegable prestigio redia, Juan Lpez Morillas, Eloy Terrn
sobre Krause, como las de Rafael Orden Abad, Jos Luis Malo, Juan Jos Gil y
Jimnez (1996) o Enrique Urea (1991, otros, siguen hoy sin recibir un merecido
2000 y 2002), y que se complementa es- reconocimiento, tal vez porque la propia
tupendamente con el propio estudio de matriz filosfica de la que partieron sigue
2002 sobre El pensamiento esttico de siendo hoy enormemente desconocida.
Krause del propio Pinilla.
El tradicional desapego que los es- Adrin Pradier
paoles sentimos por nuestros propios
pensadores o las tradiciones en las que
se insertan desaniman a ms de uno a PULEO, ALICIA, Ecofeminismo para otro
iniciarse en el pensamiento de Krause, mundo posible, Madrid, Ctedra (co-
teniendo en cuenta, adems, la falta de leccin Feminismos), 2011, 439 pp.
traducciones y de obras monogrficas
en castellano, salvando honrosas excep- Pero el ecofeminismo no era una
ciones recientes como, entre otras, las ideologa esencialista que debera re-
del propio profesor Pinilla, las de Rafael sultar sospechosa para las gentes de iz-
Orden Jimnez (1996) o Enrique Ure- quierda, sobre todo si profesan alguna
a (1991, 2000 y 2002). Y, pese a todo, forma de constructivismo social? No
hacerse cargo de nuestro propio legado encerraba adems grandes peligros para
implica la adopcin de una perspectiva las mujeres, por situarlas tan cerca de la
que garantice la honestidad intelectual Naturaleza como hubiera podido desear
y el cario de la profesin en el aborda- cualquier patriarca dominador? Quien se
je cientfico de nuestros modos de pen- haya dejado llevar en el pasado por esta
samiento ms ntimos y originales. En clase de prejuicios tiene ahora una buena
este sentido, la filosofa espaola no slo ocasin para reexaminarlos crticamente:
pas de puntillas, sino que se detuvo con se ha publicado por fin un libro en el que
profusin y entusiasmo en la filosofa la profesora Alicia Puleo (de la Univer-
krausiana y en la experiencia krausista, sidad de Valladolid) llevaba largos aos
experiencia que se proyectara con frui- trabajando y que a mi entender est
cin en distintas vertientes no slo aca- destinado a ser una obra de referencia.
dmicas, sino pedaggicas, culturales y Me refiero a Ecofeminismo.
hasta polticas. De este modo, la filosofa La propuesta de la autora se plasma
de Krause sigue siendo, al menos desde en lo que llama un ecofeminismo crtico,
autores como Sanz del Ro (1814-1869), que recoja la herencia del pensamiento
Giner de los Ros (1839-1915), Salme- ilustrado (en la lnea que fecundamente
rn (1838-1908), de Azkrate (1840- abri en nuestro pas Celia Amors) sin
1917), Gonzlez Serrano (1848-1904) o obviar por ello los aspectos problemti-
Gonzlez-Posada y Biesca (1860-1944) cos y sombros de la Modernidad. Alicia
una parada ineludible y una deuda adqui- Puleo busca, nos dice, un ser humano
rida desde hace dcadas, al existir toda reconciliado con los dems seres vivos
una serie de pensadores de accin y de en un momento particularmente dram-

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tico de la historia en que la capacidad del que dan respuesta segura a toda pregunta
ecosistema Tierra para sustentarnos est sobre la conducta moral y el sentido de la
desbordada. Intento esta reconciliacin vida. El viejo desierto patriarcal aguarda
con mtodos homeopticos, tratando tras la niebla del relativismo farragoso.
de curar las Luces con ms Luces, utili- (p. 432).
zando algunos elementos fundamentales Los temas tratados son numerosos,
de la Ilustracin para ir ms all de ella y van desvelndose en su articulacin
misma. Su legado de crtica al prejuicio mutua con finura de anlisis y las dosis
y sus ideas de igualdad y autonoma son necesarias de erudicin (nunca gratuita):
una base slida para combatir el sexismo, la diversidad conceptual y poltica de los
el racismo y el etnocentrismo, el clasis- ecofeminismos, la ambigedad de los
mo, la discriminacin por opcin sexual discursos sobre la transgresin que han
y el antropocentrismo (p. 30). proliferado en los decenios ltimos, la
La autora traza con rigor y tenacidad liberacin autntica de Eros en la so-
la genealoga ilustrada del feminismo, el ciedad del riesgo, la ciudadana ecol-
ecologismo y la defensa de los animales gica en clave ecofeminista, la crtica del
no humanos: se trata de recuperar esas androcentrismo y el productivismo en
dos Ilustraciones olvidadas que dieron economa desde las ticas del cuidado, la
lugar a lneas filosficas feministas (sir- orientacin de una educacin ambiental
van como ejemplos seeros Poulain de que supere sus actuales carencias, cmo
la Barre u Olympe de Gouges) o crticas evitar las trampas del multiculturalismo
del antropocentrismo excluyente (y aqu desde la interculturalidad, en qu medi-
cabe mencionar a Maupertuis o Voltaire, da puede interpretarse el activismo eco-
adems del mejor conocido Bentham). logista y animalista de muchas mujeres
Enlazar con esas tradiciones minoritarias como una suerte de huelga de celo al
nos permitir quiz esquivar algunos de patriarcado Acompaemos la pasin
los peligros que acechan a los esfuerzos de la autora, ya hacia el final de su lar-
emancipatorios contemporneos, pues go e inteligente discurso: Hurfanos
corregir no es destruir. La crtica femi- de guas providenciales y despojados
nista al sesgo androcntrico de la ciencia de coartadas teleolgicas, descubrimos
no ha de llevar a una deslegitimacin de nuestra insignificancia en la infinitud del
la razn. Erosionar las bases ilustradas cosmos. En el universo desencantado por
de la Modernidad sin distincin de sus la ciencia, la tcnica y la filosofa, slo
componentes prepara el terreno al retor- una mirada emptica hacia humanos y no
no de las cadenas. El sueo de la razn humanos puede rescatarnos del nihilis-
produce monstruos. Cuando sobrevenga mo. No somos los nicos seres arrojados
el cansancio ante los discursos ininteligi- a cruel vorgine del devenir, poseemos
bles de algunos posmodernos que ocul- el privilegio de conceptualizarlo pero no
tan el vaco conceptual tras la prolifera- la exclusividad de vivirlo. El materia-
cin de las palabras, cuando las mentes lismo filosfico del Siglo de las Luces
hayan perdido el entrenamiento del pen- incluy la consideracin moral hacia to-
sar, agotadas por los vanos intentos de dos los seres vivos capaces de sufrir. Al
encontrar alimento intelectual donde no franquear los lmites de nuestra especie,
lo haba, all estarn esperando los predi- daba un primer paso hacia las ticas eco-
cadores con textos simples e inapelables lgicas contemporneas. Vemos, pues,

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que esta evolucin de la tica no slo es capaz de convertirse en toda Europa en


compatible con el espritu ilustrado, sino el cdigo cannico del habitus virtuoso
que pertenece a su misma historia, bien de la cortesana: un arte del compor-
es verdad que, como fuera el caso del fe- tamiento y del buen juicio, una segunda
minismo, en tanto pensamiento minori- naturaleza, segn nuestro autor, sur-
tario (p. 433) gida ex novo que, unida a la recepcin
del petrarquismo italiano, modificara
Jorge Riechmann para siempre, y como siempre, esto es,
conforme al sueo y a la recreacin de
la pristina forma grecorromana, la tipo-
QUONDAM, AMEDEO, El discurso cortesa- loga cultural moderna.
no, Edicin e introduccin de Eduar- A partir de lo que l denomina el sis-
do Torres Corominas. Coleccin La tema de la gracia de la sociabilidad cor-
Corte en Europa, vol. 11, Madrid, tesana, Quondam pone a la luz la trama
Ediciones Polifemo, 2013, 462 pp. simblica y axiolgica, tica y esttica,
de las prcticas discursivas de los nuevos
Amedeo Quondam, Catedrtico de geltiluomini del Cinquecento, y muestra
Italianstica en la Universit degli Studi cmo su liberal economa, ligada a la
di Roma La Sapienza, y el Instituto nueva ratio del dispendio honorable, supo
Universitario La Corte en Europa de hacer valer su lgica del don en la confi-
la Universidad Autnoma de Madrid nos guracin de un nuevo ideal antropolgi-
regalaron a finales del ao pasado este co: el distinguido hombre de palacio,
libro excelente, que tiene visos de con- susceptible de recibir honores e instruido
vertirse en una referencia obligada en el por una civil conversacin cuyos inter-
campo de los estudios sobre la cultura cambios de argumentos haban de suce-
clasicista y que supone una aportacin derse tal era el patrn estatuido con la
sobresaliente a la comprensin del papel misma prodigalidad y abundancia, con
desempeado por la filosofa prctica, la misma justa medida que prescriba la
entre otras artes liberales, en las socieda- moral del gasto apropiado y sus moder-
des del Antiguo Rgimen durante los si- nas virtudes (beneficentia, magnificentia,
glos XV y XVI. Quondam ha sabido ver splendor y conviventia, tal como rezaban
con una lucidez encomiable y exponer los ttulos de los clebres tratados publi-
con un estilo elegante y gil el vnculo cados por Giovanni Pontano en 1498, a
trabado en ese perodo entre la difusin los que Quondam dedica aqu un ensayo
de los modelos de institutio humanista y capital).
la transformacin de la forma de vida A su vez, nuestro autor delinea el en-
cortesana, desplazando as tesis anterio- tramado de tcnicas de la convenientia y
res que ubicaban dicha metamorfosis en de la homologa que se aadi entonces
la pretendida grandeur de las costumbres a la tpica del gobierno del alma de la
versallescas. Para l, por el contrario, tica clsica para posibilitar la fusin del
resulta decisivo en ese proceso el exem- galateo con el ordo y la norma de los
plum de la corte de Urbino al que se studia humanitatis. El texto muestra de
dedican aqu varios ensayos imprescin- ese modo el esfuerzo de los humanistas
dibles retratado por Baldassarre Casti- por elaborar una imagen paradigmti-
glione en su Libro del cortesano de 1528, ca de sujeto (ms eikn que edos) que

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ciese en corto la individuacin del be- sus prcticas e instituciones, de sus usos
llator medieval, su desproporcin y su inconscientes. Pone de manifiesto la rai-
rusticidad. El noble guerrero, apegado gambre de nuestros sistemas educativos,
antao a la rudeza de la vida castrense y de nuestra sensibilidad por el gusto y la
a la desmesura del compagnonnage, era esttica del lujo, de muchas de nuestras
inducido hogao a encarnar las buenas formas contemporneas de subjetiva-
maneras del caballero civil, embutido cin, e indica tambin las prdidas, las
de citas, sentencias, auctoritates y exem- derivas semnticas, el diferente modo
pla aportados por la frecuentacin de la en que sigue declinndose hoy en da la
cultura escrita. Quondam seala la im- presunta regula universalissima de la
portancia de textos poco atendidos como arcana corte, su grazia, su aparente des-
De ingenuis moribus et liberalibus stu- cuido y su ajustada mediocrit. Cuenta
diis adulescentiae de Pier Paolo Vergerio cmo la Italia moderna, dominada pol-
o De educatione de Antonio de Ferrariis ticamente por potencias extranjeras, trat
llamado el Galateo en el desarrollo de de persuadir a la Europa del Emperador
una pedagoga general que traslad el Carlos V de la superioridad de su forma,
equilibrio de la armona renacentista y el legtima heredera de la norma clsica, y
buen sentido y el decoro de sus formas a cmo busc conquistar culturalmente, al
la subjetividad del joven aristcrata lla- igual que la antigua Grecia en su trato
mado en un futuro a evidenciar los frutos con Roma, las voluntades de los seores
de esa docencia en su cuidado de s y de espaoles y franceses, imbuidos an de
los otros, bien como prncipe, bien como religiosidad gtica (brbara a los ojos
ministro o magistrado, bien sin ms del Galateo) y ajenos a las bondades de la
como pater familias o gentil cortesano naciente res publica literaria.
honorable. Para ello, para su perfeccin, En lo que respecta a los intereses ms
el palatinus no slo deba encarnar ejem- inmediatos de nuestra revista, Quondam
plarmente el emblema de su linaje, sino subraya el influjo de la Italia aragonesa
practicar las bonae artes, la docta lectura en la diseminacin de esa nueva gram-
de los antiguos y la aguda escritura de los tica del alma humanista, y, sobre todo,
modernos, y todo ello con tal dominio permite poner en contexto de manera
que no se dejase ver el trabajo, la fati- magistral la apropiacin de la paidea
ca de la que hablaba Castiglione, sino la erasmiana en la pennsula ibrica, al
desenvoltura, la sprezzatura de quien ha- igual que obras clave como el Libro de
ba hecho suyas las letras de tal modo que motes de damas y caballeros, de Luis de
cada una de sus acciones, cada prueba de Miln, editado en Valencia en 1535, o el
su ingenio, cada movimiento de su pluma Libro intitulado El Cortesano, del mis-
parecieran estar investidos de una gratia mo autor, publicado en 1561, que slo
proveniente no ya de la majestad trascen- cobran pleno sentido, a su juicio, junto al
dente representada por el princeps, no architexto de Castiglione.
solamente de su potestas vicaria, sino del Por ltimo, es menester resear que
parecer de los otros miembros de la Cor- uno de los protagonistas destacados de
te, de su necesaria alabanza. este trabajo es el siempre elocuente fray
El discurso cortesano narra, por tan- Antonio de Guevara, a quien se dedica
to, la gnesis de lo que ms tarde se de- un buen nmero de pginas, mostrando
nominar sociedad civil, de muchas de igualmente su sintona con la nomologa

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de la civilit articulada por el diplomtico horas para aquellos que, rodeados por
de Mantua. Quondam se detiene por ex- la ruindad y el pecado de su condicin,
tenso a comentar el Libro del emperador deseen volver a vivir civilmente, incor-
Marco Aurelio con el relox de prncipes, porando las mximas, los avisos y los
publicado en Valladolid en 1529, slo un proverbios enunciados en su Relox, y ah
ao despus de El cortesano (advirtase, es justamente donde se deja ver su pare-
no obstante, que una edicin previa del cido de familia con los lugares comunes
Libro ureo, no advertida por Quondam, y la mquina del buen sentido de Cas-
haba aparecido un ao antes en la ciudad tiglione. Segn Quondam, as suceder
de Sevilla). Se hace aqu mencin del ex- siempre en Guevara, incluso en el adis
traordinario xito del franciscano en Ita- de su sermn Menosprecio de corte y
lia, Inglaterra y Francia, de las numeros- alabanza de aldea, publicado en 1539,
simas ediciones de las que goz en estos ms de una dcada despus, en la ciudad
y otros pases europeos durante los siglos de Valladolid. Pese a volver a traer a es-
XVI y XVII, a pesar del desproporciona- cena el referente arquetpico de la vida
do grosor del volumen, que lo converta buclica y solitaria del campo, en con-
en un codex casi inmanejable, y se apun- traste con la excesiva curiositas de la ciu-
ta la relevancia poltica que adquiri de dad palaciega, Guevara estara tratando
inmediato, al estar escrito por el predica- de salvar en este libro la posibilidad de
dor e historiador oficial del Emperador, actuar con dignidad e incluso heroicidad
quien tena cometidos sealados en el en la casa del rey, como evidencia el Avi-
aparato del Estado. Guevara evidencia el so de privados y doctrina de cortesanos
inters de Carlos V por unir su figura a publicado junto con el Menosprecio ese
la de Marco Aurelio, a la forma de vida mismo ao, remedium contra la mentira
filosfica del antiguo emperador estoico, estructural del hbitat de la representa-
adaptada ahora, glosada, comentada y no cin y sus mscaras que sabr proveer
poco tergiversada para servir de apoyo de recursos honrados a aquellos vir-
a la moderna educacin de los prnci- tuosos que an estimen su honor, y que
pes cristianos, en clara conexin con el tal vez precisen por ello ser igualmente
speculum de la moralidad erasmiana. Su apreciados, lo que constituye una nueva
libro es clave para comprender tanto la referencia al tpos de la approbatio de
centralidad de la historia como magis- Castiglione.
tra vitae en aquel perodo, la bsqueda No quisiramos dejar de nombrar,
ab antiquo de la cristiandad, como para por ltimo, otros dos importantes traba-
ver ejemplificado de forma magistral el jos incluidos en la compilacin, que ha-
tema del contemptus mundi, del proceso cen an ms interesante si cabe este libro
de degradacin continua de la naturaleza de Amedeo Quondam, que esperamos
humana desde el paraso ednico o desde sea el preludio de nuevas traducciones
la edad de oro, segn los casos, hasta la de su ingente produccin: Del hombre
miseria inmunda del presente teatro de la ocurrente al hombre de ingenio. Apuntes
vanitas, tal como decreta Guevara, anti- sobre las races cmicas de Europa, que
cipando motivos que sern ms caros al recorre la bibliografa de la poca sobre
Barroco. Para Quondam, el franciscano la retrica de ridiculis y el arte del recreo
compone un oratorium inmenso sobre el deleitoso (Bracciolini, Arlotto, Cornaz-
tiempo destructor, un colosal libro de zano, Carbone, etc.), y El cortesano, la

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corte y el prncipe. Retratos verdaderos una dedicatoria a dos relevantes figuras


y retratos virtuales, en el que se estu- del pensamiento espaol ya desapareci-
dia la iconografa libresca empleada por das, Manuel Sacristn, fundador de la
el duque Federico de Montefeltro en los perspectiva ecomarxista en Espaa, de
retratos que encarg a lo largo de su vida, quien Riechmann fue discpulo, y Fran-
y donde se deja ver, por cierto, la parti- cisco Fernndez Buey, de quien, adems
cipacin del palentino Pedro Berruguete, de amigo, Riechmann fue colaborador.
en colaboracin con Justo de Gante en Efectivamente, ambos escribieron varias
torno a 1480, en un retrato excepcional obras juntos y lucharon durante aos en
de Montefeltro y su desafortunado hijo el mismo frente por la construccin del
Guidobaldo en el studiolo del Palacio ecosocialismo, es decir, un nuevo huma-
Ducal de Urbino, eptome de la transla- nismo no antropocntrico que, adems
tio imperii del discurso cortesano. de combatir las bases en las que se fun-
damenta este capitalismo salvaje en el
Gabriel Aranzueque que estamos inmersos, no busca colocar
el animal humano como centro de todo lo
que existe, sino que sabe que no es posi-
RIECHMANN, JORGE, Tratar de compren- ble pensar al hombre si no es en interac-
der, Quito, Editorial IAEN, 2013, 272 cin con su entorno.
pp. Tratar de comprender nombre que
lleva, tambin, el nombre del blog del
Jorge Riechmann es, adems de pro- profesor Riechman busca que tomemos
fesor de filosofa moral, poeta, ensayis- conciencia sobre las agresiones a nues-
ta y traductor. A pesar de su juventud tro planeta y de cmo la tica no puede
(1962) tiene ya una considerable obra quedar circunscrita exclusivamente a la
compuesta por varias decenas de ensayos bsqueda de la buena convivencia entre
sobre cuestiones de ecologa poltica y los ciudadanos sino que debe extender-
pensamiento ecolgico, el ltimo de los se al mbito de nuestra relacin con la
cuales es Un buen encaje en los ecosiste- naturaleza, sin dejar excluidos, tampoco,
mas (segunda edicin revisada de Biom- a los animales no humanos. La tica eco-
mesis, Ediciones de la Catarata, Madrid socialista que se plantea en estos ensayos
2014). Tambin ha escrito un conside- nos abre la puerta a nuevos valores como,
rable nmero de poemarios que cabra por ejemplo, la responsabilidad, entendi-
inscribir en lo que se ha denominado da como hacerse cargo de las consecuen-
poesa de la conciencia. Sobre esta di- cias o la autocontencin.
mensin de su obra acaba de aparecer un Es evidente que formamos parte de
completo estudio sobre su obra potica un todo no hace falta ser un mstico
elaborado por Alberto Garca de Teresa, para intuirlo, del que nos hemos ido
con el ttulo Para no ceder a la hipnosis. desprendiendo a lo largo de la historia
Crtica y revelacin en la poesa de Jor- hasta llegar a una situacin cada vez ms
ge Riechmann (Madrid, UNED, 2014). desesperada en todos los mbitos: ecol-
El libro que reseamos aqu tiene, gico, social, econmico, poltico, energ-
entre otros, el mrito de haber sido pu- tico, etc. A lo largo de los diez ensayos
blicado en Quito, en el Instituto de Al- que componen el libro, el profesor Rie-
tos Estudios Nacionales. Lleva, adems, chmann nos va dando pistas muy lcidas

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para poder volver a reintegrarnos a ese sin duda, imprescindible porque nos
todo y salir airosos de Este siglo de la muestra, sin tapujos, la verdadera cara
Gran Prueba (as se titula tambin este del capitalismo y del neoliberalismo.
reciente ensayo suyo publicado por Baile
del Sol, Tegueste, Tenerife, 2013), para Marta Nogueroles Jov
lo cual se necesita como apunta en la
presentacin un marxismo sin produc-
tivismo, y un ecologismo sin ilusiones RIVERA GARCA, ANTONIO Y VILLACAAS
acerca de los supuestos capitalismos ver- BERLANGA, JOS LUIS (EDS.), Gonzalo
des. Especial inters tiene uno de los tra- Daz y el archivo de la filosofa espa-
bajos dedicados a la ecologa de Marx y ola, Murcia, Edit.um, 2013, 302 pp.
Engels donde, siguiendo la lnea trazada,
en primer lugar, por su maestro Manuel Entre los aos 1980 y 2003, Gonzalo
Sacristn y continuada luego por su ami- Daz public una obra monumental titu-
go Fernndez Buey, nos muestra la face- lada Hombres y documentos de la filo-
ta ecolgica de la obra de los fundadores sofa espaola. En sus siete volmenes
del marxismo. No menos interesante es (aparecieron, sucesivamente, en los aos
otro de los ensayos titulado Pueden un 1980, 1983, 1988, 1991, 1995, 1998 y
socialista o una comunista del siglo XXI 2003) el investigador fue encontrando
no ser vegetarianos? donde denuncia una ingente cantidad de bibliografa e
sin tapujos los hbitos de consumo que informacin biogrfica de todos aquellos
implican el sufrimiento y el sacrificio autores que hoy consideramos filsofos
de los animales no humanos y que, a su espaoles, y esta labor supuso una de
vez, tienen un impacto muy negativo en las mayores aportaciones en el campo de
la salud, en el medio ambiente y, lo que la investigacin filosfica de finales del
es peor, en el acceso a los alimentos de siglo XX.
buena parte de los habitantes de la Tierra. Diez aos despus de la aparicin del
El libro se completa con una utilsima bi- sptimo y ltimo volumen lo hace Gon-
bliografa para quien quiera ampliar los zalo Daz y el archivo de la filosofa es-
temas abordados en los ensayos. paola, un libro-homenaje tanto al autor
De lo que trata, en definitiva, este como a su obra. Esta categorizacin, sin
libro es de superar la fractura, no solo embargo, no ha de confundirnos: de los
entre la naturaleza y el hombre, sino en- doce artculos que conforman el texto,
tre los propios humanos, para construir slo en los dos primeros (El centro de
lo que Fernndez Buey llam una con- documentacin Gonzalo Daz y Mara
ciencia de especie. Y, para ello, es nece- Dolores Abad en la Biblioteca Saavedra
sario plantear, como nos dice el profesor Fajardo y Gonzalo Daz: su aportacin a
Riechmann, nuevas reglas de juego, tanto la filosofa espaola) nos encontraremos
para la economa como para la relacin con algo semejante a una loa del autor. En
entre seres humanos y naturaleza. ellos, Miguel Andjar Miarro y Juana
Un libro, sin duda, muy valioso no Snchez-Gey Venegas nos ofrecen infor-
solo por el rigor con el que est escrito macin sobre la vida del propio Gonzalo
sino porque trata sobre cuestiones que Daz y sobre el archivo de la Biblioteca
tienen que ver con nuestra propia exis- Saavedra Fajardo que lleva su nombre.
tencia y la de nuestro planeta. Un libro, Cabe notar la importancia de este centro

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de documentacin en el conjunto del li- reconstruccin biogrfica. En este senti-


bro, ya que la mayora de artculos que lo do, resultan particularmente notables los
componen harn referencia a veces en textos firmados por Jos Luis Villacaas
numerosas ocasiones a l. Esta ltima (Sombra y fantasma. Juan de Lucena
observacin nos permite ver, en trminos como testigo), Domingo Henares (Nueva
generales, cmo el empleo de las llama- Filosofa del Bachiller Sabuco) y Fer-
das nuevas tecnologas va encontrando nando Rodrguez de la Torre (El filsofo
su lugar en el mbito de la investigacin rodense Antonio Rubio, S. J.). En ellos
en humanidades, especialmente en filo- hay un ncleo fundamental: la determi-
sofa; y, en trminos ms particulares, la nacin, precisamente, de quines eran
creciente riqueza bio-bibliogrfica que Juan de Lucena y el Bachiller Sabuco, o
ofrece el portal Biblioteca Saavedra Fa- la prueba de que Antonio Rubio proce-
jardo de Pensamiento Poltico Hispnico da, efectivamente, de la localidad alba-
(www.saavedrafajardo.org). cetea de La Roda (y no, como algunos
Los otros diez artculos que aparecen han sugerido, de Rueda, en la provincia
en Gonzalo Daz y el archivo de la filoso- de Valladolid). El guio a los volmenes
fa espaola pretenden rendir homenaje de Gonzalo Daz, en este caso, resulta
al autor de una manera diferente. As, lo patente.
que en su totalidad los mueve es el an- En lo que respecta al segundo tipo de
helo por inspeccionar y recorrer la histo- estudios, los que se centran en conceptos
riografa filosfica espaola a travs del o corrientes, encontraremos, en general,
estudio de algunos de sus puntos nuclea- artculos un tanto ms arriesgados, de-
res. En este sentido, podemos diferenciar fendindose en ellos posturas poco con-
fundamentalmente dos tipos de estudios: sideradas hasta ahora. En este sentido, y
los que se centran en un autor concreto a modo de ejemplo, podemos destacar
(Juan de Lucena, el Bachiller Sabuco, Ensayo sobre los afrancesados, de Javier
Antonio Rubio, Uriel da Costa o Eduar- Lpez Als, donde el autor sostendr que
do Nicol) y los que prefieren ahondar en si de alguien cabe predicar su absolu-
corrientes o conceptualizaciones (el con- tismo es precisamente de los afrancesa-
cepto de rey en las Partidas de Alfonso dos, en contra de la opinin de Artola
X, la educacin en torno al liberalismo (p. 194).
en las Cortes de Cdiz, los afrancesados Independientemente del contenido
o una investigacin a propsito de una de los textos, un ltimo punto a destacar
gnosis espaola que habra ido formn- de esta compilacin es la abundancia de
dose desde Menndez Pelayo hasta Ma- documentacin que ofrece. En este sen-
ra Zambrano). Ordenados de manera tido, no slo nos encontraremos con el
cronolgica, disponemos de una serie de aparato crtico habitual, citado a pie de
textos que abordan un amplio abanico de pgina, que corresponde a los trabajos
pocas, dando la posibilidad de recorrer acadmicos, sino que podemos apreciar
casi ocho siglos de filosofa espaola. la presencia de una ingente cantidad de
Que estamos ante un libro que ho- documentos que no slo sustentan las te-
menajea a Hombres y documentos de la sis defendidas por los autores, sino que
filosofa espaola resulta evidente en la pueden servir de apoyo para investiga-
medida en que en varios de los artculos ciones futuras a propsito de estos temas.
ofrecidos se presentan como intentos de En este aspecto, son dignas de mencin

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las cartas de Andrs Cobos y David G. do no antes de que terminara la llamada


Bacca que ofrecen Jos Luis Mora, Mar- guerra de Independencia que esconda,
ta Nogueroles Jov y Soledad de Andrs; en su seno, una guerra civil como el pro-
los documentos que acreditan la autora pio exilio prob.
por parte del Bachiller Sabuco de la Nue- Al celebrarse el bicentenario de La
va Filosofa y cmo cedi los derechos a Pepa tuvo lugar en la Universidad de
su hija Oliva; o la pormenorizada cata- Nottingham un Congreso Conference
logacin de las obras de Antonio Rubio, los das 23-25 de marzo de 2012 (cuatro
que incluye numerosos estudios mono- das despus del famoso 19 de marzo de
grficos al respecto. 1812 como hacen notar sus editores con
En definitiva, Gonzalo Daz y el ar- la precisin propia de la cultura que crece
chivo de la filosofa espaola nos ofre- a la sombra del Big Ben) conjuntamente
ce una visin panormica de los ltimos con una exposicin que recoga material,
ocho siglos de filosofa espaola, hacien- libros, panfletos, reproducciones pictri-
do calas en distintos periodos y autores, cas, etc. que haban sido preparados en
y permitiendo una doble aproximacin: Madrid y en otras ciudades europeas des-
tanto la del investigador que est dis- de aos atrs. Esas celebraciones son la
puesto a hacerse con una interesante re- base del libro publicado el ao pasado en
coleccin de documentos y tesis, como una edicin elegante, muy cuidada, en la
la del novel en el mbito de la filosofa que no faltan ni la noticia sobre los auto-
espaola que pretenda dar sus primeros res ni un buen ndice onomstico.
pasos, apoyndose en bibliografa prima- Mas esta referencia al origen del libro
ria y secundaria, en el mundo apasionan- no debe predisponer a considerarlo como
te del pensamiento hispnico. de compromiso o un simple agregado de
captulos pues es, por el contrario, un li-
Rodolfo Gutirrez Simn bro comprometido. Hablamos de un libro
en el pleno sentido de la unidad interna
del mismo y de una obra densa y muy
ROBERTS, STEPHEN AND SHARMAN, ADAM, homognea en la que se nota la orienta-
1812 Echoes. The Cadiz Constitution cin frrea de sus editores por mantener
in Hispanic History, Culture and Po- la coherencia y la idea de hacer una mo-
litics, Cambridge Scholars Publis- nografa muy slida.
hing, 2013, 455 pp. El libro est dividido en tres partes,
muy bien planificadas, que contienen
Casi imposible dar noticia tan com- veintin captulos ordenados y numera-
pleta como requeriran los mritos de dos del primero al ltimo y no atendien-
esta mirada britnica sobre la Constitu- do a la parte en que se encuentran. Con-
cin gaditana de 1812, que tanto inters sidero que es una propuesta consciente y
suscit en Inglaterra por buenas razones responde a la idea de continuidad entre
pues no se olvide que Inglaterra y Espaa el contexto histrico, cultural, literario y
eran aliados en el conflicto que les en- poltico de los textos que componen la
frent a la Francia napolenica. Tambin primera parte con las otras dos dedicadas
porque a Inglaterra se dirigi una parte a las lecturas literarias, la segunda; y la
importante de los espaoles que se vie- influencia en constituciones posteriores,
ron obligados a salir tras finalizar cuan- la tercera.

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Los captulos de la primera parte dalquivir y desarrollada casi en la punta


proporcionan al lector todos los elemen- ms surea de la Pennsula Ibrica, no
tos necesarios para la compresin de lo lejos de Gibraltar cuyo enclave jug un
que signific aquella constitucin de papel logstico ms importante del se-
tanto inters en cada uno de los apar- alado generalmente en Espaa y que
tados: Luces, Religin, Poltica, Esta- este libro pone de manifiesto. Al fondo
do, cuanto corta vigencia inicial por de estos estudios la construccin del Es-
las tensiones a que fue sometida. Pero tado, como se pone de manifiesto en el
esta es la leccin que se desprende del texto de Adam Sharman, quien toma las
libro al aproximarse a una Constitucin ideas de Hegel como contrapunto.
cuyo espritu ha sobrevolado perma- Son de especial inters, para un
nentemente la historia de la Espaa li- lector espaol, los captulos en que se
beral hasta la Constitucin de 1978. Es analizan las amistades de intelectuales
lgico, pues, que los ltimos captulos espaoles e ingleses, los casos de Jove-
estn dedicados a la Espaa democr- llanos y Lord Holland, y la evolucin de
tica, incluida una entrevista magnfica, Jos Mara Blanco White, un autoexilia-
mantenida por Stephen Roberts y Mara do en la temprana fecha de 1810 cuyo
Jos Martnez con el poltico del PSOE, peridico El Espaol, incluyendo crti-
Alfonso Guerra, uno de los actores del cas a reaccionarios y revolucionarios,
backstage que una empresa de estas lleg pronto a Cdiz con la consiguiente
dimensiones siempre requiere. La idea repercusin. Y se incorpora un captulo
del efecto retardado o de las energas realmente interesante: el que da cuen-
histricas mejores que en un momento ta de las actividades de los refugiados
dado quedan por desarrollar y deben ser espaoles en la City hasta sus regresos
aprovechadas en momentos posteriores temporales a Espaa en 1820 y en 1834
es, sin duda, un reconocimiento por par- o con el traslado de bastantes de ellos,
te de todos los autores, excelentes his- ms tarde, a Francia o a las repblicas
panistas, a las minoras que siempre ha americanas, algunos de cuyos lderes
habido en Espaa, capaces de sintonizar pasaron tiempo, tambin, en las Islas
con la mejor Europa y mantener abiertas Britnicas. Es una de las cuestiones ms
las conciencias, o, como dijo Prez Gal- interesantes del libro: el desplazamiento
ds muy grficamente en el prlogo al del foco de cualquier atisbo de casticis-
libro de Salaverra Vieja Espaa, des- mo a la visin perifrica, mas no ajena
atarlas. de un texto poltico y un tiempo a los
La primera parte contiene, como de- que Inglaterra no fue ajena en absoluto.
camos, ocho captulos que cubren un Se incluye en esta parte un estudio
amplio espectro ideolgico y cultural en junto a los tres que firman autores es-
torno a la Constitucin: el anlisis de las paoles, que se diferencia en parte del
tensiones entre Absolutismo y Libera- resto, al dedicarse a analizar el discurso
lismo, Ilustracin y antiilustracin, jun- interno de la Constitucin en el marco
to con el papel de la religin y la iglesia de sus relaciones con aspectos concomi-
que, sin duda, frente a las Luces consti- tantes. El profesor Albaladejo divide su
tuyen el ncleo imprescindible para va- propuesta en varios apartados que per-
lorar las luces y las sombras de aquella miten seguir con nitidez su propuesta al
Constitucin, pensada al lado del Gua- mostrar la constitucin, no como un tex-

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to cerrado sino como reflejo de muchos Otero para sostener la idea de la cultu-
ecos: desde el prembulo de Arge- ral populism y no popular sovereignty
lles que tendra unidad propia hasta los queda patente como un retroceso frente
discursos intermedios en los debates, a la propuesta galdosiana cuya novela
incluidos los metadiscursos. Todos ellos shows the noble pueblo of Cadiz obser-
conforman crculos que se entrelazan. ving, participating in, and clearly cele-
En este sentido, es muy pertinente su brating the opening of the Cortes. Muy
referencia al que fue discurso sobre la lcida esta contraposicin pues en torno
abolicin de la esclavitud que sera reto- a la idea de pueblo se ha dirimido una
mado por Blanco White en su Bosquejo buena parte de la historia de Espaa.
del comercio de esclavos y reflexiones Los ocho captulos de la tercera par-
sobre este trfico considerado moral, te estn dedicados a mostrar el signifi-
poltica y cristianamente (Londres, cado de constituciones posteriores en el
1814), apenas dos aos despus, con mundo hispnico, sealando la influen-
una informacin precisa sobre los meca- cia que en ellas ha tenido aquella que
nismos de funcionamiento del mercado naci en 1812. Se incluyen aqu estu-
y su necesaria erradicacin. El firmado dios sobre la Nueva Granada y Vene-
por Jordi Roca Vernet sobre la presencia zuela, sobre Colombia (Ccuta, 1821);
catalana durante el trienio liberal, segu- sobre Argentina (en torno a 1860-1862
ramente alcanza mayor inters en estos cuando se produce la unificacin de la
momentos en que se debate de nuevo la Repblica); y sobre los casos de Mxico
representacin de la soberana. en la segunda mitad del siglo XIX y de
La segunda parte contiene cinco ca- Cuba. Por lo que a Espaa se refiere, hay
ptulos que dan cuenta de la simboliza- un captulo dedicado a la Constitucin
cin de la Constitucin gaditana a travs de 1931 y la extensa entrevista realiza-
del arte, incluyendo la propia Exposi- da a Alfonso Guerra, ya mencionada, en
cin realizada con motivo del Congreso que se da cuenta de la intrahistoria de
de Nottingham. Desde la pintura hasta su confeccin y aprobacin con comen-
el teatro pasando por la novela o el cine, tarios y reflexiones sobre el ambiente,
se ofrece una muestra muy interesante las personas que intervinieron, el mo-
del papel desempeado por la pintura, mento histrico en que se confeccion,
el cine o la literatura en la construccin etc. etc. tambin sobre algunos silen-
de los mitos nacionales. Especialmen- cios o interpretaciones personales de un
te sugerente es esa lectura a contraluz momento de la historia de Espaa, tan
que propone Stephen Roberts y que va singular como difcil. Sin duda, un tes-
de adelante hacia atrs, entre el film de timonio muy valioso que debe ser ledo
Luis de Luca, Lola la piconera (1952), con atencin.
basado en la obra de Jos Mara Pemn, Cierra el libro un captulo de Paul
Cuando las Cortes de Cdiz (1934) y el Kennedy, profesor en la Universidad de
Cdiz (1874) de Prez Galds. Esta vi- Bath, en que habla de las reformas que
sin antropolgica en torno a la relacin esta constitucin ha tenido al hilo de la
entre cultura popular pueblo y sobe- crisis econmica . Termina con una re-
rana, con el reaccionario Padre Alvara- flexin digna de tenerse en cuenta tras
do poniendo el contrapunto del discur- sealar la que considera con razn ir-
so frente a la accin del bravo soldado nica, utilizada esta palabra en el muy

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noble de la tradicin britnica para se- ROVIRA GASPAR, MARA DEL CARMEN,
alar indirectamente las vueltas que da Dos utopas mexicanas del siglo
la historia. Cierra muy atinadamente XIX. Francisco Severo Maldonado y
con esta reflexin y con ella el libro: Ocampo y Juan Nepomuceno Adorno.
Further proposals to amend the Con- Prlogo de Aureliano Ortega. Univer-
stitution in a federalist direction may sidad de Guanajuato, 2013, 213 pp.
provide a solution to this issue of grow-
ing regionalist demands, which, after Tiene el lector, en sus manos, un libro
the economic crisis itself, constitute the deslumbrante por el contenido de los tex-
most important challenge facing Spain tos rescatados, gracias a la investigacin
in the second decade of the twenty-first duradera y constante de la Dra. Carmen
century. It is therefore to be hoped that Rovira a quien tanto debe el pensamiento
the next major amendment of the Con- mexicano y, por extensin, el pensamien-
stitution does not have to wait as long to americano y espaol. Llega a ellos este
as the first one carried out by Zapatero lector, erudito o simplemente curioso, a
in 2011. It is also desirable that it not be travs de una exhaustiva introduccin,
carried out with the haste displayed on tan documentada como comprometida,
that occasion, which ultimately reflected desarrollada a travs de casi cien pgi-
badly on the state of democracy in both nas que presentan una faceta bien poco
Spain and the EU (pp. 406-407). conocida de la historia de la filosofa
Con seguridad este libro es un can- mexicana durante las dcadas en que se
to a los intentos de quienes, a lo largo conform la identidad del nuevo Estado-
de la historia moderna, y ms concre- Nacin, desde 1820 hasta el triunfo del
tamente a los que soaron y realizaron liberalismo en 1854 y la Constitucin de
la Constitucin de 1812 y a los que han 1857, poco antes de la reforma de Beni-
ido haciendo lo propio con aquellas to Jurez. Tras esa introduccin, el lector
que pueden ser consideradas sus hijas se encuentra con el anlisis de dos tex-
y nietas. Todos pertenecen a la misma tos desconcertantes, uno de cada autor,
tradicin que ha consistido en poner bien diferentes entre s, imprescindibles
la economa al servicio de la poltica, pero coincidentes en los objetivos, para
la poltica al servicio de la moral y conocer uno de los soportes que no quiso
esta, una vez liberada de dogmas, de- renunciar a estar presente en la configu-
jarla vinculada a la conciencia como racin del joven Estado. Carmen Rovira
la facultad que nos hace ser hombres. ha optado por calificarlos de utpicos,
Hombres libres, claro est. Hay una tra- marcando las diferencias con la naturale-
dicin britnica que ha defendido estas za del gnero que en Europa dio nombre
ideas desde hace mucho tiempo. Que el a un pensamiento proyectado a un mundo
grupo de hispanistas que ha diseado el originario, creado mediante la imagina-
libro vea Espaa con estos mismos ojos cin o casi la fantasa y que conocemos
proyecta una idea, basada en la histo- como Utopa. La propuesta de la profe-
ria y no menos en el futuro, que es una sora Carmen Rovira, bien sealada en el
esperanza para esta parte de la Unin prlogo que antecede al libro y que se
Europea que es Espaa. debe a la pluma del profesor Aureliano
Ortega, es mantener esta denominacin
Jos Luis Mora Garca para hablar de un pensamiento que pre-

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tende ser anticipador y funcionalmente manismo renacentista, tan presente, hasta


activo en la construccin de una sociedad la ilustracin con preferencia a Rousseau,
que aspira a tener una dimensin cosmo- y la crtica frontal al papel inquisitorial de
polita. As pues, aqu no hay remisin a las religiones.
ningn otro plano que nos obligue a salir Juan de Olavarra public en Espaa
de la historia pues o es la especie humana una Memoria dirigida a S.M. sobre el
la que debe triunfar o es el ser humano el medio de mejorar la condicin fsica y
que ha recibido la capacidad de ejercer moral del pueblo espaol (1834) como
de providencia de la propia historia. La ejemplo de que esta literatura fue comn
clave entre la presentacin del discurso y en la poca al tratar de ofrecer solu-
su operatividad est en el desfase bien ciones a problemas que afectaban a la
subrayado por Aureliano y que, luego, constitucin de la propia sociedad. Que,
queda bien patente en la propuesta de aos despus, Krause tuviera asiento en
Carmen Rovira. Alguna vez he escrito la filosofa espaola, al tiempo que su
que Espaa es un pas de efectos dife- influencia en Juan Nepomuceno tambin
ridos como manera de explicar que los parezca clara, segn muestra Carmen
mejores deseos toman tiempo hasta que Rovira apoyndose en el estudio de An-
se realizan y que ello exige estar atentos toln Snchez Cuervo, muestra bien a las
para que no se malogren o se vean suje- claras las conexiones entre corrientes de
tos a fuerzas reaccionarias. Parece valer pensamiento que buscaban fijar las bases
este juicio, tambin, para Mxico. de una fraternidad de base masnica que
Este concepto, desfase, me parece corrigiera la desigualdad inherente a la
ms interesante y preciso. Efectivamente, sociedad decimonnica y si, hablamos
las utopas mexicanas del clrigo Severo del desfase, tambin de la nuestra.
Maldonado, desarrollada en El triunfo de Conocamos a ambos autores, gracias
la especie humana sobre los Campos Eli- a sendos estudios de Carmen en el volu-
sios del Anahuac (Guadalajara, 1830) y la men I de sus Ideas Filosficas en Mxico,
del polifactico, hombre de ciencias y le- pero esta edicin de los textos originales,
tras, Juan Nepomuceno, en el Catecismo con la grafa de la propia publicacin ori-
de la Providencialidad del hombre dedu- ginaria, permite ver muchos matices que
cido de los sentimientos de religiosidad, un estudio ms general no es capaz de
moralidad, sociabilidad y perfectibilidad presentar.
propios de la especie humana, he indi- Con la edicin de estas utopas
cantes del destino de esta sobre la tierra Carmen Rovira contina su incansa-
(Mxico, 1862), del que aqu se publica ble labor por ofrecer una investigacin
una seleccin, ofrecen la fascinacin de slida, labor de una vida, que se inici
la brillantez en la escritura, la osada en con la atencin puesta en los eclcticos
las propuestas sobre las que debe cons- portugueses, que ha continuado con los
truirse una sociedad y la sutileza moral en jesuitas criollos del siglo XVIII, con la
la defensa de minoras (por ejemplo, de realizacin, por ella misma o impulsando
los derechos de la mujer) pero, a su vez, otras investigaciones, le anlisis de los
del olvido de los indgenas. No dudan, problemas filosficos que plante la con-
para ello, en tomar ideas donde creen que quista espaola y los problemas de los in-
pueden obtener provecho: desde el viejo dgenas, tal como fueron abordados por
pensamiento clsico, pasando por el hu- Vitoria o Bartolom de las Casas hasta

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llegar, por ahora, a este ejemplar estudio. lo que lleva reunindose mensualmente
Disponemos as de un conocimiento ms en beda desde hace una dcada y del
completo de lo que Mxico ha ofrecido que se dio cuenta en la Revista de Hispa-
desde un punto de vista filosfico durante nismo Filosfico (2011).
los aos de su formacin como nacin. Estamos ante una obra que no preten-
Estos discursos dejan ver el contrapunto de llenar ningn hueco en la erudicin
de un pensamiento avanzado y reaccio- machadiana, sino ms bien poner al al-
nario, nacionalista y cosmopolita, atento cance de un pblico amplio las reflexio-
a la ciencia pero sin renunciar al sustento nes que suscita la vida profesoral de
de la religin, deseando mejorar tcnica- Machado, cmo fue su prctica docen-
mente las condiciones de la produccin te y qu planteamiento de la educacin
pero sin renuncia a ciertos atavismos, en subyace a su obra. Desde ah hace una
fin, un eclecticismo rico pero, por ello, reflexin filosfica y coral sobre el mis-
paradjico si no contradictorio, que qui- mo tema en la actualidad. En efecto, uno
z define la identidad mexicana, inca- de los valores del libro es que, adems
paz de renunciar a cualquier realidad que del autor principal, han intervenido otros
tenga algo que ver con el ser humano. docentes. Particularmente, algunos de
Son textos, pues, imprescindibles. idiomas, una profesora jubilada inglesa,
No conviene olvidar el compromiso una profesora argentina, un profesor de
mostrado por la Universidad de Gua- filosofa e, incluso, Martn Ruiz Calvente
najuato al editar este libro por cuanto no ha dudado en sacar el micrfono para
viene mostrando un inters creciente en entrevistar a los usuarios de la educa-
el campo del pensamiento mexicano. cin, alumnos de diferentes niveles del
Buenas razones asisten a la ciudad mine- instituto en el que trabaja y tambin ni-
ra para hacerlo. os de primaria. Encontramos textos en
tres idiomas, lo que realza la originalidad
Jos Luis Mora Garca de esta reflexin pedaggica realizada de
la mano de Machado.
El libro empieza con el estudio de la
RUIZ CALVENTE, MARTN, D. Antonio Ma- experiencia educativa del poeta. A ello
chado, profesor. La educacin en su se dedica la primera parte. Martn se ha
poca y en la nuestra, Baeza, Grupo documentado en profundidad sobre la
M&T Impresores, 2014, 215 pp. trayectoria de Antonio Machado como
estudiante y luego sobre su acceso a la
Se trata del primer libro de Martn docencia como profesor de francs, pri-
Ruiz Calvente, aunque ya ha publicado mero en Soria y luego en Baeza. Ofrece
bastantes artculos de filosofa y es parti- as mismo un captulo sobre los escritos
cipante y contribuyente asiduo de los con- machadianos, en prosa y verso, en los que
gresos de profesores de la especialidad en se hace alusin a la pedagoga o a la edu-
Castilla La Mancha y en Andaluca. Re- cacin en general. Lo ms interesante es,
cuerdo que durante un tiempo codirigi la sin duda, la reflexin pegada al terreno
revista Alfa de la Asociacin Andaluza de que sobre los problemas cotidianos de la
Filosofa. D. Antonio Machado, profesor enseanza realiza Martn Ruiz. No se tra-
es, en cierta medida, uno de los frutos del ta de un discurso pedaggico al uso, sino
grupo de trabajo la Quinta del Mochue- de un intento por compartir experiencias

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y problemas que cualquier enseante se hombre. Aparecen los maestros de la Ins-


encuentra en su da a da, tomando pie titucin Libre de Enseanza, Bartolom
de las vivencias del poeta sevillano. As Cosso y Giner de los Ros, ambos muy
descubrimos que algunas deficiencias que preocupados por la educacin infantil y
acosan hoy a la escuela espaola en ge- de la Espaa rural.
neral parecen que son males con hondas Si todo el libro est escrito de forma
races en nuestra historia social. muy personal, este carcter se acenta
Dado que Machado fue profesor de en el captulo cuarto en el que Ruiz Cal-
francs, el autor del libro se detiene espe- vente revisa todos los aspectos relacio-
cialmente en el comentario de la pedago- nados con la educacin actual: sistema
ga de los idiomas. A principios del siglo de seleccin del profesorado, formacin
XX la enseanza de francs estaba casi continua, forma de vestir y autopresen-
calcada de la del latn o el griego. Muy tacin, autoridad del profesor, el tabaco
pocos profesores de la materia viajaban en los docentes, movilidad, cargos y suel-
a Francia y su conocimiento de la lengua dos, evaluacin de nuestro trabajo, aulas,
era ms bien terico. Machado estuvo en bilingismoetc.
cuatro ocasiones en el vecino pas, co- Al final hay interesantes contribu-
noca la literatura pero no hizo grandes ciones de Lindsay Handcock, profesora
esfuerzos por aprender la lengua de una y directora de una escuela en Inglaterra,
manera prctica y tampoco era ese el es- ya jubilada, que ofrece su particular pers-
tilo de enseanza en los institutos. pectiva sobre la enseanza en ese pas;
Hay mucha filosofa de la educacin Amanda Lottie Pym, profesora de ingls
en este libro. As, todo el captulo 3 en en Espaa; Gisela Destefanis, profesora
el que se para revista a algunos de los argentina de educacin especial y Jos
poemas machadianos y a los que hace un Biedma Lpez. Este ltimo, autor de una
sucinto comentario. Machado educa con Sofstica imaginaria al modo macha-
la descripcin romntica de los paisajes, diano muy inspirada.
con el valor que da a la vida rural y a las En definitiva, un libro que demuestra
gentes del campo, con la sensibilidad es- que los profesores de filosofa en la ense-
ttica que se despierta ante una sociedad anza secundaria tambin existen cuan-
no afectada por el desarrollismo indus- do se trata de reflexionar sobre los auto-
trial como era la Andaluca de entonces res sealados del pensamiento espaol en
y todava sigue sindolo la de ahora. sentido amplio y sobre la educacin.
Sus versos contienen abundantes ense- Alguna vez deberan los legisladores
anzas morales que llevan a implemen- educativos consultar a la base, aunque
tar el famoso lema de la Ilustracin. El slo fuera por curiosidad. Leer esta obra
Viajero, Recuerdo infantil, Las moscas, de Martn Ruiz sera un buen bao de
Un criminal son algunas de las compo- realismo para muchos expertos en edu-
siciones machadianas que Ruiz Calvente cacin que jams han pisado un institu-
comenta desde el punto de vista de la fi- to. Los profesores tenemos un grano de
losofa educativa que encierran. Especial arena que aportar a la educacin y a la
peso tienen los profesores apcrifos Abel filosofa desde nuestra experiencia coti-
Martn y Juan de Mairena que con su Es- diana en las aulas.
cuela de Sabidura moral trataba de de-
volver al animal humano su dignidad de Ana Azanza Elo

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RUIZ ORTIZ, MARA, Pecados y vicios en defendi casi corporativamente el libre


la Andaluca Moderna (Siglos XVI- albedro como lugar en el que anidaba
XVIII). Un retrato mvil de la vida la responsabilidad de la persona humana
cotidiana, Crdoba, Rubeo, 2013, ante sus actos y ante Dios, reactualizn-
384 pp. dose un debate que ya mantuvieron Eras-
mo y Lutero. As, partiendo de la defensa
Existen debates que vistos bajo la de la importancia del libre albedro que
perspectiva de la Historia de la Filosofa realiz Luis de Molinos, autores como
parecen cancelados y carentes de inters Gabriel Vzquez y sobre todo Francis-
en nuestro presente. Aquella, dedicada co Surez fundaron un sistema tico que
a una historia interna consistente bsi- se vino a llamar probabilismo, el cual
camente en el estudio de la historia de constitua una teorizacin moral adapta-
las conexiones entre autores y concep- da a las demandas de la modernidad y
tos filosficos dejando al contexto en un que ampliaba los estrechos mrgenes de
ms que segundo plano, tiende a estudiar la ortodoxia en el contexto de la Contra-
las ideas bajo una perspectiva egipcia, rreforma. Se trataba de una problemtica
como momias conceptuales que de- tica que derivaba de otra epistemolgi-
ca Nietzsche, y pocas veces atiende a ca: la de la certeza. As, para los proba-
las apropiaciones y efectos cotidianos bilistas, si haba duda sobre un precepto
de las teorizaciones filosficas. As, se moral, era lcito inclinarse por la libertad
puede saber mucho respecto a tal o cual y elegir aquella accin que contase con
corriente o problemtica filosfica, pero opiniones favorables a su favor. En su
poco acerca de los efectos concretos que contra, el probabilismo tuvo al rigorismo
la misma pudo tener en su tiempo, y con y a todos aquellos hombres de Iglesia que
ello, los filsofos se enrocan y se vuel- consideraron que dicha posicin fundaba
ven a s mismos incapaces de contribuir una moral excesivamente laxa y de he-
a la generacin de nuevos conocimientos cho, ser prcticamente condenada con
sobre procesos histricos sobre los que la bula Sanctissimus Domine de 1679,
tendran bastante ms que decir. que cancel esa va de moralidad para el
Eso ha ocurrido, y este libro multidis- caso espaol en Francia fue duramente
ciplinar, escrito por una historiadora, es atacada por Blaise Pascal.
prueba de ello, con un debate muy im- As que, en el siglo que transcurri
portante en el seno de la modernidad filo- de xito relativo de tal posicin, que iba
sfica espaola, el cual no fue otro que el unida a la extensin y xito paralelo de la
que dominicos y jesuitas llevaron a cabo Compaa de Jess -que no tuvo el mo-
respecto a la relacin entre la salvacin, nopolio de tal teora tica-, se gener una
la gracia y el libre albedro. Como es sabi- ingente literatura y tratadstica en materia
do, en la segunda mitad del siglo XVI, en moral que como las Sumas de conciencia
un contexto de combate ideolgico tanto o los manuales de confesores ponan en
contra el protestantismo como contra la marcha y aplicaban tanto la doctrina pro-
filosofa poltica que defenda la razn babilista a travs de la exposicin de opi-
de estado, la orden dominicana tendi niones concretas en materia moral como
a defender la necesaria intervencin de la de los rigoristas, entrando en compe-
la gracia en la salvacin del alma huma- ticin. Entre los dos polos, el del rigor y
na, mientras que la orden de los jesuitas el de la laxitud, se situaban la mayora de

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ellas. Dicha literatura trataba de legislar cionados con la sexualidad que sin em-
y teorizar sobre la conducta apropiada en bargo aqu apenas se tratan, entre otras
materia moral de todas las personas que cosas, porque habitualmente han sido los
componan la sociedad castellana aunque que habitualmente han interesado a los
atendi a ciertos sectores de la poblacin historiadores. Sin embargo, la interven-
ms que a otros, dependiendo mayor- cin de la moral catlica fue mucho ms
mente de la posicin social, su localiza- all de la materia sexual que tambin la
cin rural o urbana, y los oficios a los que intervino, y exhaustivamente y afectaba
se dedicaban. Pues bien, el libro que aqu a todas las esferas, como la economa, la
se comenta realiza una autntica pano- justicia, etc.
rmica de la vida cotidiana andaluza del Dada la heterogeneidad inevitable de
periodo referido a travs de los ojos de una sociedad estamental que contena
los moralistas y confesores de su tiempo muchas desigualdades y donde la mayo-
al tener como fuente documental princi- ra de los individuos estaban condenados
pal la emisin impresa moralstica de los a buscarse la vida muchas veces median-
siglos XVI, XVII y XVIII. As, frailes, te medios poco lcitos, esa conjuncin
confesores, telogos, filsofos, etc. in- entre Iglesia y Estado, entre dogma y
tentaron moralizar exhaustivamente a un ley, emanaba una pluralidad de cdigos
pueblo sometido a un proceso disciplina- que aplicaban las normas morales segn
rio de eficacia relativa que combinaba la el estado u oficio de los penitentes: no
simple represin de la conducta a travs habra una nica moral, ni siquiera una
del Tribunal de la Inquisicin con el do- simple doble moral segn el gnero, sino
minio de los fueros internos a travs de la tambin una moral para el noble, otra
pastoral y de mecanismos como la con- para el soldado, otra del campesino u otra
fesin. Hay en este libro varias historias del artesano. Con ello, los confesores se
entrelazadas debido a esa atencin de los especializaban segn estados o gremio
planos del discurso, la representacin y especfico. El estado de mayor perfec-
la realidad: una historia de los intentos cin era el religioso, seguido del estado
de sistematizacin moral en el contexto de matrimonio, as que sobre este ltimo
de nacimiento, auge y cada del probabi- se estableca un rgido control moral que
lismo a travs de la produccin de obras alcanz su culminacin con el De sancti
de carcter penitencial; una historia de matrimonii del cordobs Toms Snchez.
las apropiaciones cotidianas usando el Por ejemplo, Bartolom de Medina cla-
concepto de apropiacin en la lnea de sific las faltas o errores en el seno del
Foucault y Chartier de esos discursos, y matrimonio en tres grupos: las relativas
con ello, una historia de la vida cotidiana al contrato matrimonial, las relacionadas
de la Andaluca de entonces. con el acto conyugal, y las que concernan
El libro queda estructurado bsica- al gobierno de la casa y la familia. En el
mente en captulos que atienden a los primer caso, los errores podan derivar
diferentes pecados, errores y vicios que de saltarse los preceptos ceremoniales
los moralistas atribuyeron a los diferen- impuestos desde Trento tales como cele-
tes oficios. As, ofrece una perspectiva brar una boda con excesiva ostentosidad,
distinta a lo que uno se poda esperar si por la va del secuestro de la amada sin
se quedase nicamente con el ttulo: el de permiso paterno o por supuesto casarse
una historia de los pecados y vicios rela- sin sacerdote. Haba tambin errores re-

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lacionados con la falta de sinceridad y las el imaginario social vinculaba con los
promesas del matrimonio, como el caso judos o los que elaboraban pinturas o
de la impotencia, que perjudicaba la con- lienzos por ejemplo, en materia de con-
tinuidad del matrimonio si persista en el trol iconogrfico.
tiempo, la copulacin contra natura o du- Igualmente, haba pecados y errores
rante la menstruacin, o el uso de medi- propios de los profesionales liberales:
das contraceptivas. Respecto al gobierno mdicos que falsificaban sus ttulos, bar-
de la casa, pues por ejemplo su descuido beros sin preparacin para desempear
por llevar una vida ligera o simplemente sus delicados oficios, jueces corruptos
dedicada al cotilleo especialmente entre o abogados impostores, docentes falsos
las mujeres de las clases altas, o el uso y sin preparacin o que incluan conte-
de alimentos o sustancias pecaminosas, nidos poco piadosos, y estudiantes de
como el chocolate. moral muy relajada, constituan toda una
La mayor parte del libro no obstan- clase media urbana muy susceptible de
te est dedicado a los pecados y vicios verse con su alma ms que condenada.
relacionados con los oficios. As, en el Y otros pecados propios de mercaderes,
captulo dedicado a los artesanos y me- de tahures y casas de juego, buhoneros,
nestrales, Mara Ruiz cataloga la serie de etc. Especial atencin recibieron tambin
faltas asociadas a la produccin, como los soldados, en tanto que gentes itine-
el engao con las calidades (la mezcla rantes, mal pagados y acostumbrados a
de aleaciones baratas y la falsificacin practicar abusos all por donde pasaban,
de la calidad de los metales en el oficio y bastante menor la recibieron los cam-
de los plateros cordobeses por ejemplo) pesinos, pastores o cazadores, a los que
o el abuso con los precios, incurriendo normalmente se les atribuy el origen de
en pecados como la codicia. Adems, era sus faltas y errores a su supuesta inca-
objeto de diatriba moral el carcter me- pacidad intelectual. Siendo muy habitual
cnico o liberal de esas profesiones, pues entre ellos la blasfemia, la Iglesia trat de
de ello dependa la gravedad del trabajo legislar con poco resultado su conducta
en da festivo polmico por ejemplo en indisciplinada y muy apegada a ciertas
el caso de los impresores. Los orfebres tradiciones y visiones de las cosas de ori-
y los que se dedicaban al sector textil gen pagano. Diatribas morales asociadas
eran los que ms literatura generaron a estos temas eran las que giraban en tor-
pues eran los oficios de mayor ascenden- no a la ignorancia de los labradores, lo
cia social, y la mayora de sus pecados cual generaba polmicas entre rigoristas
se asociaban al abuso y el engao. As, y laxistas acerca del grado de pecado o
la representacin de los sastres como tru- culpabilidad de sus errores. Esto permi-
hanes que aspiraban a caballeros, llen te diferenciar entre una moral como se
poesas, refraneros y chascarrillos, como ha visto heterognea aplicada al mundo
aquel de Quevedo: Ved cules son los urbano, sin duda a la que ms se dedi-
sastres que es para ellos amenaza el no c la Iglesia, y una moral vinculada a un
dejarlos entrar en el infierno. Igualmen- mundo rural que era difcil de domear,
te preocuparon labores dedicadas o vin- muchas veces porque era imposible prac-
culadas con la religiosidad, tales como la ticar la misma poltica de la presencia
de los propios orfebres que hay que re- que los administradores de lo sacro prac-
cordar que desempeaban un oficio que ticaron en las ciudades.

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Como se ha dicho, la confesionali- SNCHEZ DE ANDRS, LETICIA Y PRESAS,


zacin y el proceso disciplinario que se ADELA (ED.), Msica, Ciencia y Pen-
dispar tras el Concilio de Trento en una samiento en Espaa e Iberoamrica
Espaa que fue representada por la Igle- durante el siglo XX, Madrid, Msica y
sia y muchas lites como un martillo de Musicologa 1, Universidad Autno-
herejes buscaba la conversin de la plu- ma de Madrid, 2013, 478 pp.
ralidad y diferencia de las gentes que la
habitaban en una unidad cohesionada y Como indica Begoa Lolo en la In-
fcilmente controlable. Sin embargo, la troduccin, estamos en presencia de un
heterogeneidad se encontraba en el seno libro muy ambicioso cientficamente
de una sociedad en realidad rizomtica pero que, a la vez, est llamado a ser el
difcilmente uniformable a travs de la primero de una serie de trabajos que pue-
religin y que ms bien desarroll una dan contribuir a fundamentar un mar-
pluralidad de respuestas frente al her- co comn que rompa con la separacin
manamiento de la Corona con la Inqui- tradicional entre los investigadores es-
sicin y la disposicin de la direccin paoles e iberoamericanos en el mbito
de la conciencia como mecanismo de de la musicologa. La consecucin de un
control desarrollado por los confesores verdadero espacio superior de investiga-
y moralistas. Estas respuestas fueron cin y de trabajo comn entre todos los
mltiples y cambiantes: desde la asimi- que utilizamos la misma lengua es una
lacin e interiorizacin de sus cdigos tarea urgente y que en el mbito de los
al culto a las apariencias y el desarrollo estudios musicales de todo tipo requie-
de una doble moral una pblica, otra re de un esfuerzo sostenido. El trabajo
privada, la disidencia directa o la indis- viene avalado tanto por la calidad de las
ciplina crnica... de tal modo que aquel colaboraciones como por el prestigio y
proceso tuvo una eficacia relativa. Sin la seriedad de la produccin anterior de
embargo, su continuidad en el tiempo, las editoras, Leticia Snchez de Andrs y
su labor de siglos, consigui que se ins- Adela Presas. Leticia Snchez de Andrs
talase en el fuero interno de los gober- ha publicado algunas obras de referen-
nados mltiples miedos y dudas que al- cia insoslayables como Msica para un
canzan al presente ms de lo que se sue- ideal (2009), una monografa esencial
le creer: la inquisicin interna de la que sobre las concepciones musicales del
habl Unamuno. As, si Bartolom Be- krausismo espaol. Es ella quien ha di-
nassar dijo una vez respecto a la Inqui- rigido el proyecto de investigacin M-
sicin que una de sus armas principales sica, Ciencia y Pensamiento que est en
fue la pedagoga del miedo, tambin el origen del libro aqu reseado.
habra que hablar de toda una escuela Las colaboraciones de este volu-
de la escrupulosidad y de la culpa res- men aparecen divididas en tres bloques.
pecto al intenso trabajo que llevaron a El primero lleva como ttulo Discursos
cabo los moralistas, fieles aplicadores estticos, en el que se pueden encontrar
de doctrinas ticas de fundamento filo- reflexiones sobre las relaciones de la
sfico-teolgico, respecto al gobierno y msica con la ciencia, con la literatura,
auto-gobierno de estas poblaciones. con la filosofa de Lpez Quints o Eu-
genio Tras y un repaso a algunos ele-
lvaro Castro Snchez mentos estticos presentes en las obras

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del compositor cataln Robert Gerhard; msica y la creacin sonora corre el peli-
el segundo, titulado Nuevos aspectos de gro de sufrir una regresin a tiempos an-
la creacin musical contempornea, ms teriores de la que sera muy difcil volver
extenso que el anterior, repasa diferentes a salir. Este volumen es, por lo tanto, un
aspectos relacionados con el arte sonoro, motivo de confianza y de esperanza para
con la electroacstica, con la espacializa- todos los interesados en la investigacin
cin, o con la siempre presente estela de musicolgica espaola e iberoamericana
la msica atonal y los retos que todava en un sentido amplio.
hoy sigue planteando; el tercero de los
bloques, Identidades, ideologa y cultura Antonio Notario Ruiz
es, tal vez, el ms heterogneo, ya que al-
berga trabajos sobre la danza en Espaa,
la crtica de pera, las identidades musi- SNCHEZ DE ANDRS, LETICIA, Pasin,
cales en dos momentos diferentes de la desarraigo y literatura: el compositor
cultura cubana y mexicana, la huella de Robert Gerhard, Madrid, Fundacin
Wanda Landowska en Espaa o la obra Scherzo, Antonio Machado Libros,
que Robert Gerhard titulaba Flamenco 2013, coleccin Musicalia Scherzo,
en 1943. En cada uno de estos bloques 617 pp.
se pueden encontrar tanto trabajos de
investigadores ya consolidados y sobra- Roberto Gerhard es, indudablemente,
damente conocidos por los especialistas uno de los compositores espaoles ms
como otros que inician su andadura o relevantes del siglo XX, y ya solo por
que estn consolidando en los ltimos esta razn saludamos la aparicin de esta
aos su dedicacin a la investigacin. monografa, surgida por iniciativa de Ja-
No es posible, como es obvio, resear vier Alfaya, admirador y gran conocedor
cada uno de los captulos ni mencionar de la obra de Gerhard, y admirablemente
a todos los autores, pero es imposible no concebida y escrita por Leticia Snchez
referirse a Josep Soler, Ricardo Pinilla y de Andrs. Pero hay adems otra razn
Miguel Salmern en el primer bloque; a para felicitarnos por la publicacin de
Yvan Nommick, Carlos Villar-Taboada, este libro: siendo Gerhard, como resal-
Rubn Lpez Cano y Jos Luis Carles en ta la autora, el nico discpulo espaol
el segundo; y a Victoria Eli Rodrguez, de Schoenberg, un msico innovador y
Consuelo Carredano y Beatriz Martnez arriesgado, pionero en muchos aspectos,
Fresno en el tercero. polifactico y culto, es conocido nica-
Es de desear que esta iniciativa, que mente por un reducido crculo de exper-
comienza con la publicacin de este vo- tos, pero prcticamente ignorado por la
lumen, no finalice nada ms comenzar mayor parte de los aficionados. Y, aunque
como tantas veces sucede por culpa de en los ltimos aos se le han dedicado
coyunturas econmicas que estn trasto- varios congresos y un buen nmero de
cando muchos nobles esfuerzos de inves- artculos cientficos, impulsados espe-
tigacin y creacin en los estudios de las cialmente desde la Universidad britnica
disciplinas humansticas. Lo logrado en de Huddersfield, haca falta un estudio
los primeros aos de la transicin demo- que revisara su figura y la pusiera al al-
crtica espaola en todos los mbitos de cance de cualquier aficionado. En este
investigacin que tienen que ver con la sentido coincidimos con Alfaya cuando

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afirma, en su prlogo, que es necesario visin, con carcter comprehensivo, de


que la vida y la obra de un grandsimo la evolucin del pensamiento de Gerhard
compositor como l la conozcan no solo o de su concepcin de algunos gneros.
los melmanos, sino todas las personas En todo momento nos encontramos ante
que tienen inters por la cultura, dentro y una aproximacin rigurosa con extensas
fuera de este pas. y completas notas explicativas a pie de
Como revela el ttulo, Leticia Sn- pgina y abundantes referencias docu-
chez de Andrs aborda la figura de Ger- mentales pero al mismo tiempo divul-
hard desde una perspectiva original: las gativa. Lo nico que podemos reprochar
relaciones entre msica y literatura que a la edicin es que el ndice no recoja los
presenta una gran parte de su produc- apartados o subepgrafes de cada captu-
cin compositiva. La eleccin de esta lo y que no se incluya un ndice onoms-
perspectiva est justificada por la propia tico, pero estas son cuestiones menores.
autora en primer lugar por la imposibili- Sin quitar valor a las dems seccio-
dad de abordar con rigor y profundidad nes, valoramos muy especialmente el es-
toda la obra de Gerhard, y en segundo fuerzo de Leticia Snchez de Andrs por
lugar porque algunas de sus composi- ofrecer una biografa de Gerhard rigurosa
ciones ms relevantes estn inspiradas y actualizada, elaborada a partir de una
en obras seeras de la literatura univer- gran cantidad de datos y documentos in-
sal de Cervantes, Shakespeare, Calde- ditos exhumados de entre los mltiples
rn de la Barca, Camus-, a travs de archivos pblicos y privados en los que
las cuales el compositor plasma sus pro- se encuentra dispersa la documentacin
pios ideales ideolgicos y estticos. Sin sobre el compositor. Los datos biogrfi-
embargo, esto no significa que la autora cos estn en todo momento analizados en
deje al margen las obras de Gerhard no funcin del contexto y de la personalidad
vinculadas con la literatura, ya que estas de Gerhard y vinculados con su activi-
son comentadas, aunque mucho ms so- dad compositiva, inseparable de la vida
meramente, en la primera parte del libro, y del pensamiento del compositor. Con
dedicado a trazar un perfil biogrfico del su acostumbrada lucidez, la autora des-
compositor. monta tpicos o ideas extendidas sobre el
El libro est estructurado en seis ca- compositor, como su supuesta relacin de
ptulos que podran sintetizarse en tres amistad con Salazar, por quien Gerhard,
grandes secciones: el primer captulo, en el fondo, senta cierto desprecio; su
el ms extenso, est dedicado a trazar relacin con Falla, de quien probablemen-
un perfil biogrfico del compositor; el te el compositor esperaba obtener mucho
segundo a analizar las claves ideolgi- ms cuando le visit en Granada en 1921;
cas y estticas que presiden la vida y la su complejo sentimiento catalanista, que
obra de Gerhard; y los cuatro siguientes, evolucion desde un catalanismo inde-
a comentar detalladamente sus compo- pendentista a un antinacionalismo de
siciones relacionadas con la literatura: corte universalista en la ltima etapa de
los ciclos de canciones y cantatas, los su exilio britnico, condicionado en parte
ballets, las peras y la msica incidental. por un fuerte sentimiento de desarraigo;
Esta estructura da pie a algunas inevita- o la supuesta fama de Gerhard en Inglate-
bles reiteraciones y movimientos de ida rra, desmentida en parte por las enormes
y vuelta, pero a cambio ofrece una clara dificultades econmicas que tuvo que

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afrontar durante toda su vida. En este sen- Coincidimos con la autora cuando,
tido, adquiere todo su sentido el trmino en su Coda final, aboga por una mayor
desarraigo empleado por la autora en el atencin hacia la msica de Gerhard: La
ttulo de esta monografa. riqueza de su personalidad, su inmensa
Es muy interesante y novedoso el ca- cultura (musical, cientfica, humanstica
ptulo dedicado a analizar la ideologa y y literaria), sus valores y su antidogma-
pensamiento esttico de Gerhard, ya que, tismo, su carcter contradictorio y brutal-
como afirma la autora, en la bibliografa mente sincero y, principalmente, su lega-
existente acerca de Robert Gerhard se ha do musical, en el que Gerhard abord to-
pasado de puntillas acerca de sus princi- dos los gneros con xito y enorme cali-
pios ideolgicos, polticos o religiosos, dad (aunque con escaso reconocimiento),
y estos aspectos no pueden disociarse de hacen de l un compositor enormemente
su actividad compositiva. Este apartado, atractivo, que vale la pena y conocer y,
que trata aspectos tan diversos como su sobre todo, escuchar. Y, efectivamente,
vinculacin con el nacionalismo cataln, tras la lectura de esta monografa nos
su escepticismo, su defensa de la libertad quedamos con ganas de escuchar, de des-
y autonoma individuales o los diferentes cubrir, la msica de un gran msico es-
aspectos tcnico-musicales de un sistema paol y universal con el que an tenemos
de composicin absolutamente personal, una deuda pendiente.
que integra elementos tan dispares como
la utilizacin del material popular e his- Mara Nagore Ferrer
trico aprendido con Pedrell, las tcnicas
seriales fruto del magisterio de Schoen-
berg o su fascinacin por los nuevos pro- SantaSilia, Stefano, Simbolo e Corpo.
cedimiento electrnicos, muestra de ma- A partire da Eduardo Nicol
nera especialmente clara la individuali-
dad de Gerhard frente a la mayor parte de
los compositores espaoles de su poca. Como indica justamente el autor en
Los apartados dedicados a las obras la introduccin al libro que aqu resea-
de Gerhard vinculadas con la literatura mos, en la ltima dcada la reflexin so-
(las canciones, los ballets Ariel y Don bre el cuerpo humano ha alcanzado una
Quijote, la pera La Duea, la cantata relevancia nica en la historia del Pensa-
La Peste o sus piezas de msica inciden- miento filosfico Occidental. Con Sim-
tal), aunque de extensin y profundidad bolo e Corpo Stefano Santasilia nos in-
desigual, plantean un fascinante acerca- troduce en esta rama de la investigacin
miento a las claves esttico-ideolgicas filosfico-antropolgica y, como sugiere
y musicales de la obra de Gerhard, plas- el subttulo del libro, lo hace al hilo de
madas a travs de sus personales acerca- la propuesta filosfica de Eduardo Nicol.
mientos al personaje universal del Qui- En efecto, la obra de este pensador
jote, a las metforas sobre la humanidad cataln exiliado en Mxico es el punto de
extradas de las situaciones camusianas partida, elegido por Santasilia, para aden-
o incluso a los clichs espaolistas a los trarse en la cuestin de las problemticas
que tuvo que plegarse por necesidades relaciones entre cuerpo, expresin sim-
econmicas, tratados habitualmente de blica y comunicacin, cuestin que in-
manera irnica. teres al mismo Nicol y que constituye

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el ncleo de su pensamiento que, segn mente histrico. El hombre es as un ser


afirma el investigador italiano, posee una en constante cambio entre un antes y
marcada connotacin antropolgica. un despus que concurren a definir su
El libro de Santasilia se estructura en momento presente, su situacin vital.
dos partes. En la primera el estudio per- En esta ptica, tambin el cuerpo hu-
sigue la sutil lnea que une las pginas de mano asume un nuevo significado: si es
Psicologa de las situaciones vitales, el necesario pensar al hombre en accin,
primer volumen publicado por Nicol, con puesto que se encuentra -est, dice
la que es probablemente su obra maestra, Nicol- siempre en una situacin vital en
Metafsica de la expresin, demostrando continuo cambio, su cuerpo ser siempre
cmo la reflexin acerca del cuerpo y su expresin de ese estar. La sola pre-
relacin con la dimensin simblica re- sencia del cuerpo humano ser, entonces,
presenta un momento crucial en el desa- expresin: he aqu el descubrimiento de
rrollo del pensamiento del cataln. un conocimiento antropolgico funda-
Santasilia hace hincapi en la necesi- mental puesto que, hablando en trminos
dad, explcita en la obra de Nicol, de la estrictos, solamente el hombre puede te-
elaboracin de una antropologa filos- ner expresin y la sola presencia de su
fica, es decir, de un saber integral sobre cuerpo manifiesta su condicin esencial.
el hombre. ste es el objetivo de la psi- Bajo esta perspectiva innovadora, el
cologa filosfica: aspirar a ocuparse del cuerpo asume tambin una dimensin
hombre en cuanto problema, compren- simblica. En efecto, en el cuerpo, y por
diendo inmediatamente la experiencia, medio de l, el ser humano conoce y re-
describindola y organizando esta com- conoce: a s mismo, al otro, el mundo, su
prensin en conceptos estructurales. La comunidad y su circunstancia. Su pre-
psicologa filosfica nicoliana represen- sencia lo obliga a descubrir y a descu-
tara el primer paso hacia la elaboracin brirse, en una dimensin que es simblica
de una antropologa, en la medida en que porque, mientras lo separa del otro, tam-
intenta dar solucin a la fundamental pa- bin lo obliga a com-penetrarlo. El ser hu-
radoja gnoseolgica con la cual acaba mano se perfila como un ser esencialmen-
topando toda clase de reflexin sobre el te simblico y su logos es, por lo tanto,
hombre: si por un lado la experiencia de inter-subjetivo, histrico y compartido.
la vida es algo inmediato y su conoci- En esta primera parte del libro, Santa-
miento est al alcance de todos los seres silia no se limita a reconstruir y describir
humanos, por otra parte parece que nun- la propuesta de Nicol, sino que se insina
ca podremos alcanzar un conocimiento entre las reflexiones del pensador cataln
del hombre objetivo y sistemtico, pare- y entra en dilogo con l, de forma clara
cido al que tenemos de otras realidades y meticulosa, segn unas pautas de estilo
externas. fenomenolgico, resaltando las posibili-
Afirmando que el ser del hombre es dades implcitas en una reflexin riguro-
la vida, Nicol decide solucionar el pro- sa sobre la relacin entre el cuerpo y su
blema basando su propuesta sobre la ca- dimensin simblica.
tegora formal de situacin vital que, Tras esta apertura de carcter marca-
introduciendo la temporalidad, libera al damente teortico, en la segunda parte de
hombre de la categora de ser natural su libro, Santasilia ofrece dos ejemplos
para reconocerle un estatuto esencial- de cmo la reflexin de Eduardo Nicol

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puede y tiene que ser trada a colacin a SANTESMASES, ANTONIO GARCA Y LA ROCHA
la hora de investigar temticas afines en RUB, MANUEL DE (COORDS.), Luis G-
la obra de otros autores. mez Llorente: educacin pblica y socia-
As, el libro se compone de otros dos lismo, Madrid, Catarata, 2013, 278 pp.
captulos en los que aade una breve re-
construccin histrico-filosfica de la re- El 5 de octubre de 2012 falleci Luis
lacin entre Eduardo Nicol y Ernst Cas- Gmez Llorente, uno de los dirigentes del
sirer sealando la influencia de ste en PSOE que en los ltimos aos defendi
el pensador cataln y las diferencias fun- con tesn la Educacin para la ciudadana
damentales entre las posturas de los dos dentro del currculo escolar, la cual ahora
filsofos, y concluye con un ensayo de est en riesgo de desaparecer tras la lti-
hermenutica, donde describe el encuen- ma reforma educativa. A raz de su falle-
tro entre el pensamiento de Nicol y el de cimiento, el secretario general de la Unin
Paul Ricoeur, un encuentro deseado que General de Trabajadores (UGT) Cndido
nunca aconteci segn especifica el mis- Mndez propuso hacer un homenaje a su
mo Santasilia pero que, en trminos filo- figura. El evento estuvo coordinado por
sficos, puede resultar muy interesante por Antonio Garca Santesmases, catedrtico
las cuestiones tratadas a lo largo del libro. de Filosofa Poltica de la UNED y ex-
Con Simbolo e Corpo, libro breve portavoz de Izquierda Socialista y Manuel
y gil, Santasilia invita a considerar los de la Rocha Rub, abogado y exportavoz,
momentos cruciales del desarrollo del tambin, de Izquierda Socialista. Ambos
pensamiento de Nicol, al tiempo que va decidieron realizar una recopilacin de
delineando su propia postura frente a la las intervenciones que all se hicieron y
cuestin de la reflexin sobre el cuerpo publicarlas en este volumen. La primera
y su dimensin simblica. Tambin deja parte del libro agrupa aquellos testimo-
claro la importancia de la posicin nico- nios y confidencias relacionados con su
liana con respecto a estas temticas, con- militancia estudiantil antifranquista, el
frontndola sin temor con las de pensado- contacto del homenajeado con el exilio,
res clsicos de la historia de la filosofa su poca como diputado por Asturias y
contempornea como Cassirer y Ricouer. su participacin decisiva en la constitu-
En definitiva, podemos afirmar que cin de Izquierda Socialista. El segundo
tras haber ya publicado una de las me- apartado, el ms amplio, es aquel que re-
jores introducciones al pensamiento de coge los discursos que enfatizaron en su
Eduardo Nicol disponibles en lengua firme compromiso con el mbito de la
italiana (Tra metafisica e Storia. Lidea educacin. En el tercer apartado se seala
delluomo in Eduardo Nicol, Firenze, Le el importante legado que, a juicio de los
Criti Editore, 2010, reseada en el n- participantes, dej para el pensamiento so-
mero 16 de esta misma revista), con Sim- cialista. El libro concluye con unos breves
bolo e Corpo eplogos de los dirigentes y coordinadores
de las organizaciones en las que milit,
- Colectivo Lorenzo Luzuriaga, Federacin
de Trabajadores de la Enseanza (FETE-
pensamiento. UGT), el Partido Socialista (PSOE) y la
Unin General de Trabajadores (UGT).
Roberto Dalla Mora Adems incluye un lbum fotogrfico.

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Hoy en da, en el que las polticas de Educacin con el gobierno de Unin


tanto de gobiernos progresistas como de de Centro Democrtico, fue su compa-
conservadores parecen confundirse, es ero de estudios, y relata que siempre
preciso destacar la razn moral, de la cual defendi con vigor sus ideas, motivo por
no debe prescindir la razn poltica. La el cual no le perdan el ojo en la Facul-
integridad moral y la conviccin de Luis tad. Lleg a ser procesado en 1962 por
Gmez Llorente es un valor que destacan un delito de propaganda ilegal, pues
todos los testimonios. Vivimos un con- se deca que tanto l como sus compae-
texto de profundas transformaciones so- ros profesaban las ideas del socialismo
ciales, econmicas y polticas para el que marxista y que organizaban en Espaa
resulta revelador conocer el pensamiento a las Juventudes Socialistas; adems se
de una de las figuras que ha contribuido les acus de haber viajado a Toulouse y
de manera decisiva en la conformacin de haber entrado en contacto con exiliados.
un Estado democrtico despus de la dic- Por todo ello les cayeron siete meses de
tadura franquista. El que fuera uno de sus prisin y 7.000 pesetas de multa.
compaeros en la poca de alumbramien- Durante la transicin democrti-
to de la Constitucin Espaola en 1978, ca tuvo un papel significativo, tanto al
Alfonso Guerra, habla de Luis Gmez defender la posicin socialista sobre la
Llorente como un ejemplo supremo de Repblica como al pactar los artculos
trabajo riguroso y tico. Asegura que sus relacionados con la educacin y la Igle-
visiones sobre el socialismo podan dife- sia. Manuel de la Rocha Rub seala que
rir, pero la suya era siempre una visin ti- su etapa como dirigente en el PSOE es-
ca, desvinculada de intereses o banderas. tuvo muy marcada por la reivindicacin
Su ideal republicano de autonoma es algo del reconocimiento de la diversidad de
que lo iba a acompaar siempre, como re- sensibilidades dentro del partido fren-
coge una cita: El socialismo no es sino te a una homogeneizacin creciente de
una gran pasin por la libertad, y todas las la mano del felipismo. En 1976 fue
reformas econmicas que deseamos no elegido Secretario de Formacin de la
tienen otro objetivo que hacer ms libres Comisin Ejecutiva del PSOE tarea que
en la realidad cotidiana a las mujeres y desempe con tesn, muy preocupado
hombres de nuestro pas. por la formacin ideolgica e histrica
Recuerda Aurora Ruiz, coordinadora de los nuevos militantes socialistas. Su
del colectivo Lorenzo Luzuriaga, vincu- propsito era que los nuevos militantes
lado al mbito de estudios e investigacio- conocieran el marxismo y los textos de
nes sociales de UGT, que Luis Gmez de Marx y sus epgonos, as como la histo-
Llorente perteneci a aquella generacin ria de las luchas del movimiento obre-
de estudiantes activistas que se haba ro y del socialismo espaol. El mismo
formado contra la dictadura. Fue en su ao de su nombramiento en la ejecutiva
etapa de estudiante de Filosofa y Letras mostrara la fuerza de su oratoria en uno
y Derecho en la Universidad Complu- de los primero mtines tras la muerte de
tense de Madrid cuando inici su activi- Franco, en el que defendi la necesidad
dad poltica en la Agrupacin Socialista de que el PSOE mantuviera su carcter
Universitaria, ingresando en 1958 en el de partido de clase y transformador.
Partido Socialista Obrero Espaol. Juan El consenso en relacin a la Constitu-
Antonio Ortega Daz Ambrona, Ministro cin, tambin traa consigo la desmovili-

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zacin. Este asunto requera una reflexin el felipismo. Posteriormente se organi-


crtica que encabezara Luis Gmez Llo- zara y reclamara el reconocimiento de
rente y que agrupara a los sectores ms a las minoras en el partido. As adquiri la
la izquierda dentro del PSOE. Por enton- forma de corriente de opinin llamada Iz-
ces, la estrategia de Adolfo Surez con la quierda Socialista. Esta corriente criticaba
que gan las elecciones de 1977 por ma- duramente el viraje de la directiva hacia
yora con Unin de Centro Democrtico, un partido interclasista y de la prdida de
fue deslegitimar el discurso socialista, e sus seas de identidad para ganar las elec-
instigar el miedo hacia ellos acusndolos ciones, en lugar de intentar convencer al
de mostrar un discurso moderado y ocul- electorado de los principios de la propia
tar otro de izquierda mucho ms radical. ideologa. Algo parecido ha ocurrido con
Las consecuencias no se hicieron esperar el gobierno de Rodrguez Zapatero que
y en el Congreso del PSOE en mayo del en su segunda legislatura cambi radical-
1979, pese a que inicialmente la alter- mente su programa de gobierno cediendo
nativa del sector ms crtico encabezado a las presiones de la troika (Fondo Mone-
por Gmez Llorente tena un gran apoyo, tario Internacional, Comisin Europea,
muy pronto comenz a ser visto por un Banco Central Europeo) que a ojos de
sector del partido como un obstculo para muchos buscan implantar un modelo neo-
el liderazgo de Felipe Gonzlez, que era liberal dentro de Europa. A da de hoy se
ms proclive a abandonar el marxismo y ha extendido la opinin de que el PSOE
la lucha de clases con el fin de captar el ya no defiende a la clase trabajadora.
voto de centro y moderado para as poder A medida que se acercaba el triun-
gobernar. Al ser dos posiciones prctica- fo de Felipe Gonzlez en las elecciones
mente incompatibles, Felipe Gonzlez generales de 1984, Luis Gmez Lloren-
renunci a ser candidato del PSOE. Esto te pens que la mejor forma de resolver
moviliz a muchos militantes que despus su dilema era retirarse de la vida insti-
votaran por l en el congreso extraordina- tucional, pero continuara con la forma-
rio de septiembre, ante el miedo de perder cin de los cuadros socialistas y, sobre
a su lder. El resultado de las elecciones todo, con su trabajo dentro del rea de
fue nicamente un 8 por ciento de votos la educacin en FETE-UGT, donde se
para la candidatura de Gmez Llorente, senta muy cmodo. All pudo desarro-
frente al 87 por ciento que obtuvo Felipe llar intensamente su constante preocu-
Gonzlez. Sin embargo, no se correspon- pacin por la educacin. Como bien
da con la relacin de fuerzas del congre- seala Victorino Mayoral, presidente de
so, sino que por el sistema de votacin la Fundacion Cives, organizacin que
por cabezas de delegacin, evidenci un tiene como objetivo promover la educa-
modelo democrtico manifiestamente in- cin tico-cvica basada en los valores
suficiente. Manuel de la Rocha Rub re- democrticos, los Derechos Humanos, el
cuerda que fue escandaloso y bochornoso respeto y la solidaridad, Gmez Lloren-
observar que, por este sistema, el voto de te era todo un ejemplo de ciudadana y
la mayora de los miembros de la candida- coherencia con sus principios, capaz de
tura que encabezaba Luis Gmez de Llo- hablar magistralmente al corazn de la
rente iba a parar a la candidatura contraria. gente sobre el poder transformador de la
Pese a la derrota de la candidatura, Gmez educacin. Muchos esperaban que fue-
Llorente aglutin al sector ms crtico con ra Ministro de Educacin con el primer

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gobierno socialista de Felipe Gonzlez. llevaba a casa con el objetivo de evaluar


Siempre insista en la reivindicacin de a sus alumnos con mtodos similares a
la educacin como palanca de nivelacin su querida Institucin. La Filosofa deba
social y compensacin de desigualdades estar al servicio de la educacin de los
sociales; la escuela pblica integradora, ciudadanos y ser un instrumento para pro-
gratuita; socialmente igualadora y laica; mover en los adolescentes los ideales ti-
la gestin democrtica de la educacin; cos y polticos de libertad, igualdad y fra-
la educacin tico-cvica proporcionada ternidad. Al mismo tiempo vivi durante
por una escuela apta para la formacin de el Gobierno de Aznar, y con Esperanza
ciudadanos conscientes de sus deberes y Aguirre como ministra de Educacin, las
derechos civiles, polticos y sociales. Ese dificultades de desarrollar la transmisin
compromiso se ve reflejado en el artculo de los conocimientos en un contexto de
27 de la Constitucin que gracias a G- renovaciones educativas envueltas en elu-
mez Llorente fue pactado, y que ha sido cubraciones tecnocrticas, imbuidas de
el nico pacto escolar conseguido en Es- un lenguaje psicopedaggico en muchos
paa alguna vez y en el que se hace tanto casos intinteligible y fuera de la realidad.
hincapi en la gobernanza democrtica Segn lo describe Juan Manuel Martnez,
de los centro escolares. Relata Jaume su compaero del departamento de Filo-
Carbonell que en sus publicaciones en sofa en el Centro de Enseanzas Inte-
Cuadernos de Pedagoga siempre defen- gradas de Alcal de Henares, era un tipo
di esos ideales bajo la idea de la escue- sobrio, generoso y austero, en la mejor
la pblica comunitaria. Para Alejandro tradicin republicana de filosofa moral.
Tiana Ferrer, rector de la UNED, las re- Una austeridad, la suya, evidentemente,
flexiones de Luis Gmez Llorente resul- en las antpodas de la cruel, coactiva y an-
taron indispensables a la hora de plantear tidemocrticamente impuesta austeridad
la asignatura Educacin para la Ciudada- fiscal neoliberal de nuestros das, pues
na durante el gobierno de Zapatero. Era brotaba de la fuente del autoconocimiento
fundamental que esta asignatura no fuera y del autodominio.
una alternativa a la religin, pues de lo Por ltimo, los autores destacan que fue
que se trataba era de garantizar la liber- un fiel continuador del pensamiento de su
tad de conciencia. Desde esta perspectiva maestro, Pablo Iglesias, es decir socialista
la religin poda mantenerse como opta- en su condicin de obrerista y luchador por
tiva y no como opcin a la tica. Todas la causa de los trabajadores. En 1977 fue
estas ideas contrastan con los principios fundador de la fundacin Pablo Iglesias,
que han regido la ltima reforma. que surgi con el objetivo de reconstruir
Es claro que los planteamientos de la memoria de lo mejor del pensamiento
Luis Gmez Llorente se sitan en lnea socialista, dar la palabra a todos aquellos
con Francisco Giner de los Ros y la Ins- que estaban siendo olvidados en aras del
titucin Libre de Enseanza. Este alinea- electoralismo y la desideologizacin del
miento se pona en evidencia, segn relata PSOE. Tal como relata Antonio Garca
Luis Mara Cifuentes Prez, presidente de Santesmases, su posicin no fue abando-
la Sociedad Espaola de Profesores de Fi- nar el partido, sino realizar un acompa-
losofa, cuando ejerca como docente de amiento solidario y crtico a los compa-
filosofa en el IES La Paloma de Madrid eros de Izquierda Socialista, alejado de
y correga los cuadernos de trabajo que se los focos mediticos. UGT sera el lugar

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donde realizara esa labor de apoyo. En su SANTULLANO, LUIS A., Arraigos y exilios.
faceta en el sindicato apoy la posicin de Antologa. Edicin y notas de Antoln
su ejecutiva encabezada por Nicols Re- Snchez Cuervo. Mxico, El Colegio
dondo Urbieta, en temas como la negativa de Mxico, 2012, 362 pp.
a a la permanencia de Espaa en la OTAN.
Tuvo un gran inters en desarrollar un tra- Esta antologa de Antoln Snchez
bajo profundo en el campo ideolgico para Cuervo contribuye de manera sobresa-
dotar de filosofa, de una identidad a los liente a la recuperacin de la figura y
quehaceres cotidianos de los sindicatos. la obra de Luis A. Santullano (Oviedo,
Para Gmez Llorente el socialismo surge 1879-Mxico D.F. 1952), una de las per-
precisamente de una clase que no se sien- sonalidades ligadas al institucionismo de
te oprimida solo por el poder del Estado y la Edad de Plata espaola y una referencia
por el poder de la Iglesia, sino que se sien- intelectual del exilio de 1939 en Mxico.
te oprimida por el poder del dinero, por el Santullano tuvo un destacado papel
poder patronal, por el privilegio social y en la renovacin pedaggica propugnada
que da cuenta, por lo tanto, de que la liber- por la Institucin Libre de Enseanza:
tad real de la mayor parte de los individuos fue primero becario y luego Vicesecre-
tiene que ser protegida frente al poder del tario de la Junta para la Ampliacin de
dinero y el poder patronal. Asimismo la Estudios; ejerci como secretario de las
Repblica era, a su modo de ver, la manera Misiones Pedaggicas en la estela de su
de combatir el caciquismo, simplemente maestro Manuel B. Cosso, y siempre
para algo tan elemental como conseguir se interes por las cuestiones docentes,
unas verdaderas libertades pblicas y un como buen profesor que fue; entre otros
rgimen democrtico honesto. Sus pala- ttulos, tena el de la Escuela Normal. Su
bras, dice Alfonso Guerra, recordaban a dedicacin no se limit a la docencia,
las de Manuel Azaa. sino que abarc un abanico profesional
La figura de Gmez Llorente y sus mucho ms abierto: se encarg de hacer
ideas sobre la educacin, el socialismo y la varias ediciones de clsicos espaoles,
Repblica todava tienen un largo camino escribi novelas y cuentos originales, y
que recorrer en la historia de los derechos se aproxim a los medios de prensa como
sociales en Espaa. Hoy, la reivindicacin experto en Didctica y en Literatura,
de esos derecho es fundamental. Por esa pero tambin como intelectual interesado
razn, la lectura del libro ofrece algunas en los temas de actualidad.
claves histricas para entender los mo- La persona y la obra de Luis A. San-
mentos crticos de la poltica progresista tullano han sido ya objeto de atencin
durante la transicin espaola, de la mano preferente en estudios de Joaquina Rodr-
de sus protagonistas, y anima a continuar guez Plaza, Carmen Servn, Aida Terrn
su lucha. Alfredo Prez Rubalcaba, exse- Bauelos y el propio Antoln Snchez
cretario general del PSOE, afirma que en Cuervo, entre otros. Cada uno de los inves-
momentos como los que corren, de ven- tigadores mencionados dedica su trabajo a
davales contra nuestros valores y nuestros exhumar alguna de las facetas de la figura
principios, la enseanza y el ejemplo de y la presenta en el contexto pedaggico,
Luis son especialmente necesarios. literario e intelectual en que se desenvol-
vi. El libro que ahora tenemos entre las
Manuel David Espinel Ramrez manos constituye una nueva exploracin,

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por completo original, de la trayectoria de diosos; pero el ltimo constituye el fruto


Santullano, puesto que ofrece una intere- de una bsqueda nueva y minuciosa en
sante aproximacin a su labor en la prensa. las pginas de la prensa cotidiana, de los
Antoln Snchez Cuervo titula su libro diarios de carcter informativo, tanto en
Arraigos y exilios y subtitula Antolo- Espaa (El Globo, El Imparcial, El Sol...)
ga. Ciertamente, el ncleo del volumen como en Mxico (El Nacional).
es una antologa de textos periodsticos El libro contribuye, como su autor
de Santullano. Los textos corresponden a pretende, a delimitar la confusa semn-
distintos momentos de la vida del intelec- tica del trmino institucionismo (p. 13),
tual asturiano, tanto de su etapa espaola que impregna tambin otros exilios en
como de su etapa mexicana, y se agrupan Inglaterra (Jos Castillejo y Alberto Ji-
en tres bloques que el editor considera mnez Fraud), Estados Unidos (Fernan-
los grandes ejes temticos (p. 39) en do de los Ros y Pedro Salinas), Argenti-
la produccin de Santullano: una prime- na (Lorenzo Luzuriaga y Mara de Maez-
ra parte, bajo el rtulo La educacin del tu), Puerto Rico (Juan Ramn Jimnez y
hombre recoge textos de carcter peda- Federico de Ons) o en Colombia (Luis
ggico, procedentes de libros o revistas, de Zulueta). El exilio de 1939 en Mxico,
y que reflejan las doctrinas renovadoras que ha sido estudiado con creciente in-
e institucionistas de su autor; la segunda ters durante las ltimas dcadas, se ilu-
parte, titulada Letras hispnicas procura mina notablemente gracias al rescate de
un vistazo a las ideas literarias de Santu- personalidades que no forman parte del
llano, vertidas en prlogos y reseas pre- ncleo cannico de nuestras letras, pero
viamente; la tercera parte, Americanis- que se hicieron imprescindibles como
mo, proporciona una perspectiva sobre la aglutinantes del colectivo de exiliados
presencia espaola en Amrica y sobre la espaoles y promotores de una fructfera
poesa popular de tierras americanas. asociacin cultural entre el pas de ori-
Con todo lo dicho no se agota el conte- gen y el de destino: Santullano, tras pasar
nido del libro ofrecido por Snchez Cuer- por otros pases intermedios, arraig en
vo; hay en l un apartado novedoso que Mxico, donde viva su hija, se incorpo-
contiene documentos inditos del episto- r a la Unin de Intelectuales Espaoles
lario Luis A. Santullano/Alfonso Reyes, en Mxico, fue miembro fundador del
como muestra del inters que puede sus- Ateneo Espaol de Mxico y miembro
citar la correspondencia mantenida por del Patronato del Colegio Madrid. Sigui
el asturiano con distintas personalidades cultivando sus races institucionistas, y
de la poca. Y adems, se acompaa todo supo hacerlas florecer en su tierra adop-
ello de un catlogo bibliogrfico que es tiva. Es, pues, una figura que conviene
la gran traca final en el libro, un reperto- conocer al hacer la historia de la cultura
rio de referencias relativas a los escritos hispnica de la primera mitad del siglo
de Santullano, que se hallan ordenadas XX. En este intelectual convergen las l-
en varios bloques: libros originales, tra- neas maestras de movimientos que agita-
ducciones y ediciones crticas, artculos ron el pensamiento espaol en esa poca.
en revistas y colaboraciones en libros, y Como seala Snchez Cuervo en esta
artculos en peridicos. Algunos de estos antologa, la copiosa obra escrita de San-
grupos vienen a completar las entradas tullano ofrece mltiples posibilidades
al respecto ya ofrecidas por otros estu- editoriales (41) que desearamos ver con-

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vertidas en realidad, para una mejor com- coeditan esta misma ctedra y el Fondo de
prensin de la Edad de Plata espaola, del Cultura Econmica, y que en los ltimos
exilio mexicano y de la historia de la pe- aos ha dado a conocer ya un buen nme-
dagoga hispnica. De momento ve la luz ros de estudios y reediciones de gran inte-
este libro que se fragu con una beca de El rs. La novedad a la que me refiero y que
Colegio de Mxico a partir de 2001 y bajo el propio ttulo revela no es otra que una
la tutora de Javier Garciadiego; pero, tras cierta genealoga del exilio en cuestin a
este volumen prometedor, el trabajo sobre partir de las herencias de la Revolucin
el intelectual asturiano debe proseguir, mexicana, consumada esta ltima, no ol-
tanto en Espaa como en Mxico; Anto- videmos, apenas un par de dcadas antes
ln Snchez Cuervo abre caminos para un de la emblemtica fecha de 1939. Quiz
mejor conocimiento de la historia del pen- esta novedad no sea tal o sea slo relativa
samiento y de nuestra cultura. para la historiografa mexicana, por razo-
nes obvias, pero s lo es, sin duda, para la
Carmen Servn Dez historiografa de esta orilla, tan habituada
a menudo a descubrir la piedra angular
del pensamiento exiliado del 39 en la obra
SERRA PUCHE, MARI CARMEN; MEJA de Ortega, en las escuelas de Madrid y de
FLORES, FRANCISCO; SOLA AYAPE, Barcelona o de alguna otra ciudad menos
CARLOS (EDS.), De la posrevolucin sonada si es necesario, o en alguna otra
mexicana al exilio republicano espa- referencia capital de la llamada Edad de
ol, Mxico, FCE, 2011, 479 pp. Plata espaola. Sin duda estas referen-
cias genealgicas son indiscutibles, pero
Cuando se cumplen setenta y cinco no son, ni mucho menos, las nicas. Toda
aos de uno de los exilios ms significati- historiografa, ya sea de inspiracin libe-
vos de la Europa de entreguerras, si es que ral o conservadora, tiende por defecto y
no de la Europa del siglo XX, son todava salvo excepciones, hacia el nacionalismo
numerosos y diversos sus aspectos pen- cultural. Pero pocas experiencias como
dientes de explorar. No cabe duda de que la del exilio han cuestionado tanto los
el exilio espaol republicano de 1939 se relatos de nacin vigentes, tan deudores
ha convertido en un tema de referencia en de esa misma historiografa. Si a la histo-
numerosos mbitos y disciplinas, incluida riografa espaola del exilio le ha costado
la historia del pensamiento iberoamerica- tanto y le sigue costando reconstruir
no, de que posee una notoria actualidad y el pasado cultural y poltico de las lti-
de que hasta irradia cierto magnetismo; mas dcadas desde la perspectiva crtica
pero el horizonte de cuestiones y debates e interpeladora del exilio otra cosa bien
que despliega es poco menos que inabar- distinta es incorporarlo a las tradicio-
cable y por eso un criterio objetivo para nes, discursos e ideologas dominantes,
sopesar el valor de un estudio ms sobre que es lo que se hace habitualmente,
el mismo bien podra ser, entre otros, el de ms an le costar dirigir la mirada hacia
la novedad. El enfoque novedoso, adems circunstancias ajenas a la propia nacin,
de amplio y al mismo tiempo preciso, es como la posrevolucin mexicana en este
precisamente uno de los principales ras- caso. La historiografa espaola del exi-
gos de este libro colectivo, publicado en lio filosfico del 39 en Mxico ha tenido
la Biblioteca de la Ctedra del Exilio que a bien algunas veces ms bien pocas y

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casi siempre con parquedad reconocer la lucionario y la Repblica espaola antes


relevancia de instituciones fundamenta- y durante la guerra. Queda claro que para
les para su supervivencia y su desarrollo Mxico esta guerra fue en todo momento
como El Colegio de Mxico y la UNAM, un conflicto internacional, en cuyo marco
por ejemplo, o de interlocutores asimis- hizo valer la dignidad jurdica y las justas
mo decisivos como un Samuel Ramos, un razones de la repblica amiga, agredida
Antonio Caso o un Alfonso Reyes; pero y desangrada. Es bien sabido que la hos-
muy poco o nada hasta ahora ha tenido pitalidad de Mxico fue extraordinaria
en cuenta otras referencias menos obvias al acoger, mejor o peor y con todos los
como la que el presente libro quiere po- matices que se quieran y deban hacer, a
ner sobre la mesa. Por eso su aportacin un colectivo que en muchos otros luga-
ms inmediata, para los lectores de esta res del planeta, incluyendo algunos muy
orilla sobre todo, bien podra ser una invi- significados, era visto como indeseable.
tacin a alterar la mirada e incluso a rec- Y reconocerlo no significa reinventar mi-
tificar ciertas inercias miopes; y de paso, tos o narraciones sentimentales: en esta
a conocer mnimamente un episodio que primera parte se exploran tambin el sen-
debera formar parte de la cultura general tido estratgico y autolegitimador de esas
de cualquier hispanista interesado en las polticas de hospitalidad, as como algu-
relaciones hispano-mexicanas e incluso nos contrapuntos a la complicidad entre
hispano-americanas del siglo XX, como ambas naciones. Junto a la confluencia
la Revolucin mexicana y su larga estela. entre el liberalismo republicano espaol
El presente libro rene un total de y el laicismo revolucionario mexicano,
diecisiete trabajos que, repartidos en tres por ejemplo, se distingue el impacto de
partes, ofrecen una larga panormica de la guerra en colectivos y medios de co-
aspectos diversos del exilio a partir de su municacin mexicanos afines a Franco.
confluencia histrica, poltica e ideolgica La segunda parte nos introduce ya en
con la posrevolucin mexicana. Bien es el exilio, con el que aquella complicidad
cierto que a medida que la lectura avanza el esencial empieza a ramificarse y diversi-
origen se va perdiendo progresivamente de ficarse. Los captulos de Jos Francisco
vista y al final puede aparecer la sensacin Meja Flores, Aurelio Velzquez Hernn-
de que la panormica ha ido demasiado le- dez, Victoria Len Aranda, Javier Dosil
jos, hasta salirse, incluso, del cuadro, o de Mancilla, Jacqueline Alejandra Ramos
que en realidad habra contenidos para dos Garca y Alberto Enrquez Perea, analizan
o tres libros en lugar de uno. Pero eso no as el entramado de diversas instituciones
significa que haya contenidos que sobren, vinculadas con el exilio, tales como la Fe-
pues todos ellos aportan conocimiento y deracin de Organismos de Ayuda a los
reflexin con rigor y seriedad. Refugiados Europeos o el Colegio Ma-
El primer bloque de trabajos, a car- drid; las vacilantes relaciones comerciales
go de Agustn Snchez Andrs, Fabin con la Espaa de Franco, nunca consu-
Herrera Lpez, Ricardo Prez Montfort, madas de una manera formal; o el papel
Mauricio Csar Ramrez Snchez, Carlos y la labor de periodistas, de cientficos y
Sola Ayape, M de los ngeles Corpas de pensadores del exilio como Gaos, en la
Aguirre y Rafael Loyola Daz, abunda cultura mexicana contempornea.
sobre todo en las relaciones diplomticas La tercera parte, a cargo de Pablo
e institucionales entre el Mxico posrevo- Jess Carrin Snchez, Aurelia Martn

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Njera, Felipe Nieto, Mnica Fernndez infecundidad. (Ib.). La obra, que tiene
Amador y Emilia Martos Contreras, se un carcter divulgativo y didctico, marca
centra mayormente en el papel y en los abiertamente sus fuentes secundarias, y se
debates de formaciones polticas como articula en cuatro partes, enriquecidas con
las liberales y socialistas, a la hora de re- una seleccin de textos de Menndez Pe-
construir o poner al da el proyecto repu- layo y una bibliografa general.
blicano; en militantes emblemticos que La primera parte, Contexto poltico,
alternaban el exilio y la clandestinidad ideolgico y cultural de Menndez Pela-
como Semprn; o en la visin e incluso yo, sigue la Historia crtica del pensa-
participacin poltica de supervivientes miento espaol de Jos Luis Abelln en
que regresaron en los aos de la transi- la descripcin del contexto histrico-po-
cin como Alberti . ltico, y La Espaa inteligible de Julin
En definitiva, con la lectura de este li- Maras en la reconstruccin del contexto
bro cualquier estudioso del pensamiento ideolgico y social. Su elaboracin del
del exilio espaol en Mxico podr co- contexto filosfico y religioso, apoyn-
nocer un poco ms el humus del que se dose en El pensamiento espaol contem-
nutri y entender tambin un poco mejor porneo de Luis Araquistan, defiende
por qu filsofos como Gaos, entre otros, que el krausismo floreci en ese contexto
dedicaron parte de su obra a la filosofa por su empata mstico-religiosa con la
mexicana. tradicin espaola de pensamiento hete-
rodoxo que va desde el erasmismo has-
Antoln Snchez Cuervo ta la Ilustracin; Menndez Pelayo, en
cambio, no vio esa profunda conexin
del krausismo con la mstica espaola
SUANCES MARCOS, MANUEL, Marcelino (p. 36). Este apartado concluye con una
Menndez Pelayo. 100 aos despus. aproximacin a la polmica de la ciencia
Fundacin UIMP-Campo de Gibral- espaola, en la que se apoya tambin en
tar, Grupo Editorial Universitario, la Historia crtica de Abelln.
2013, 158 pp. La segunda parte del libro, tras una
breve aproximacin a su vida, a su per-
En esta breve monografa, Marcelino sonalidad, y a sus fuentes de inspiracin,
Menndez Pelayo. 100 aos despus, el afronta el captulo central, el octavo: El
catedrtico emrito de Historia de la Fi- puesto de Menndez Pelayo en su mo-
losofa Espaola en la UNED, Manuel mento histrico: el intelectual catlico
Suances Marcos, presenta la figura del de la Restauracin, en el que elabora la
historiador montas en cuanto intelec- razn fundamental de su supuesta este-
tual catlico que se emple a fondo en el rilidad que no fue otra, a su juicio, sino
problema radical del siglo XIX espaol: su acendrado e impenetrable catolicismo
hacer la sntesis de tradicin y moderni- romano, refractario a cualquier forma de
dad requerida en aquel momento. (p. 16). heterodoxia, y con ello a la influencia de
El profesor Suances se hace eco de la tesis las tendencias msticas y espirituales re-
procedente de los herederos del 98 litera- novadoras: No vio D. Marcelino que por
rio, segn la cual la plasmacin real de los krausistas corra sangre mstica y que
esa sntesis no fue fecunda (Ib.), y dedica por ello emparentaban con la mejor he-
su estudio a averiguar el por qu de esa terodoxia espaola, que se remontaba al

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siglo XVI. Por qu no conect con esa ce concluirse, de haber sido el historia-
mstica? Porque era heterodoxa y perse- dor montas un cristiano liberal en las
guida por Roma y la Inquisicin (p. 72). filas del krausismo, sensible a la tradicin
El profesor Suances sita polticamente a mstico-espiritual libertaria que recorre la
Menndez Pelayo entre el integrismo car- intrahistoria moderna de Espaa!
lista y la Unin Catlica (p. 68), cuando La marcada perspectiva intelectual y
en realidad perteneci a sta agrupacin religiosa con la que el profesor Suances
de Pidal y Mon desde su fundacin y en enfoca la tensin tradicin-moderni-
sus filas lleg a ser diputado y senador del dad en la Espaa contempornea afecta
partido liberal conservador de Cnovas. a esta presentacin de la figura intelec-
La tercera parte, Sntesis de su pen- tual de Menndez Pelayo pues se resiente
samiento histrico y filosfico, elabora de una cierta inadecuacin entre su for-
la concepcin pelayiana de la filosofa, mato, que es el de una introduccin breve
siguiendo principalmente Las ideas filo- y didctica, y su aspiracin discursiva a
sficas de Menndez Pelayo de Muoz demostrar que la esterilidad de la sntesis
Alonso, la concepcin pelayiana de la de tradicin y modernidad, realizada por
historia, apoyndose en Menndez Pe- Menndez Pelayo, radica en su irreducti-
layo. Historia de sus problemas intelec- ble catolicismo romano. Tal vez por esto,
tuales de Lan Entralgo, y la concepcin no queda claro ni el significado, ni el al-
pelayiana de la historia de la filosofa es- cance de esa supuesta infecundidad. Se
paola, siguiendo de nuevo la obra cita- refiere a la proyeccin intelectual de su
da de Muoz Alonso. Me parece forzada figura y de su obra en su tiempo? Afecta
esta sntesis de la concepcin filosfica a la proyeccin, en el nuestro, de su lega-
de Menndez Pelayo, quien se consider do, es decir a su enorme obra histrica y
ms bien un historiador de la filosofa en a la de sus herederos v. g. la obra de Bo-
un perodo crtico, kantiano de la mis- nilla y el desarrollo efectivo de su plan,
ma, y que no tematiz ninguna filosofa, en el caso de la historia de la filosofa
ni la supuso en sus estudios de filosofa espaola? En este ltimo caso, hubiera
espaola, los cuales se desarrollan des- sido necesario precisar el significado y
de sus fuentes documentales en el marco el alcance de esa supuesta infecundidad,
de concepciones historiogrficas como mediante el anlisis de la distorsin que
la hegeliana de ciclo, o la historicista del ha producido su fe catlica fe de car-
carcter histrico-cultural de las filoso- bonero, la llama con Araquistan el pro-
fas, sean sistemticas o crticas. fesor Suances en sus series histricas,
La cuarta parte del libro, titulada clarificar en el estudio de su personalidad
Conclusiones, reconoce, por un lado, las esferas de influencia de sus resortes
la aportacin histrica de Menndez Pe- ntimos, p. e. de su catolicismo, as como
layo que ense a los espaoles a mirar precisar su tipologa intelectual. Pero
la verdad de su pasado tantas veces oculta esto no se hace, o no se hace bien.
por tpicos (p. 122), pero critica, por el La historia de las ideas y de las litera-
otro, al intelectual catlico que no fue ca- turas hispnicas desarrollada por Menn-
paz de someter su fe romana a las exigen- dez Pelayo, y por sus discpulos Bonilla
cias religiosas y culturales de los tiempos San Martn y Menndez Pidal, no fue in-
modernos. Qu sntesis de tradicin y fecunda, ni en su tiempo, ni en el nuestro.
modernidad hubiera tenido Espaa, pare- Los miembros de la generacin del 14 que

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cultivaron la historia de nuestra cultura en metodologa histrica es la que adopta


los aos treinta y tras la Guerra Civil as interpretaciones polticas parciales como
lo reconocieron. Tarde y mal comprendie- guas de la especulacin histrica, aun-
ron que la historia est para dar cuenta del que sean las polticamente correctas.
pasado que certifican los documentos, no
para confundir el futuro sido con el propio Gerardo Bolado
deseo de supuestas tradiciones intrahis-
tricas o contrafcticas. En El pensa-
miento espaol contemporneo, por ejem- TERUEL, JOS, Los aos norteamericanos
plo, Luis Araquistan se bas en La histo- de Luis Cernuda, Valencia, Pre-tex-
ria de los heterodoxos para desarrollar tos/Fundacin Gerardo Diego, 2013,
su alucinante materialismo dialctico de 266 pp.
la historia de Espaa, e interpret mal el
conocido pasaje de esa obra, pocos saben El derrumbe de los ideales romnticos
que en Espaa hemos sido krausistas por confrontados con la spera realidad; la
casualidad, sin tomar en consideracin la extranjera y el peregrinaje por un mun-
explicacin que ofrece Menndez Pelayo do rspido y distante; la contemplacin
en la Historia de las ideas estticas, de la experiencia amorosa y sus desdibu-
segn la cual el krausismo ech races en jadas sombras; el olvido que se aprende
la tradicin cultural espaola por compar- viviendo; la fusin con la tierra a travs
tir uno de los rasgos fundamentales de su de lo sensual y lo corpreo, as como la
pensamiento, el armonismo. asuncin de lo potico como un destino,
La explicacin de Araquistan que son algunos de los ejes inseparables que
justifica el arraigo del krausismo en nues- vertebran la vida personal-artstica de
tra cultura por su conexin con nuestra Cernuda y que son examinados por Jos
intrahistoria mstica lo digo as, por- Teruel en Los aos norteamericanos de
que sus afirmaciones sobre la conexin Luis Cernuda. En esta obra su autor traza
de la mstica rabe y juda con el krausis- en diez ensayos la singladura existencial
mo, no resisten el ms superficial anlisis y literaria de Cernuda en su destierro por
documental, responde a su tesis de que tierras americanas, el periodo menos fre-
nuestras agrupaciones y movimientos cuentado por la crtica, que va desde su
sociales no se suelen fraguar en torno a arribo a Nueva York, en 1947, hasta su
ideas o intereses, sino en torno a per- deceso en la Ciudad de Mxico, en 1963.
sonalidades sugestivas y providenciales. El volumen ha sido coeditado por Pre-
Esta interpretacin del krausismo como textos y la Fundacin Gerardo Diego, en
una forma moderna de misticismo tico 2013, como resultado de la concesin a su
espaol responde a un inters poltico autor del XII Premio Internacional Ge-
central de la obra de Araquistan, y que rardo Diego de Investigacin Literaria
no es otro sino presentar tanto a los krau- 2012, otorgado en Santander. Varias son
sistas, como a sus herederos, los intelec- las cualidades que distinguen el libro de
tuales burgueses del 98 literario y del Jos Teruel. Salta a la vista el rigor y el
14, como msticos y visionarios ilusos, acucioso manejo de una selecta bibliogra-
nefastos desde el punto de vista poltico fa y hemerografa crticas sobre la obra
y responsables ltimos del trgico final de Cernuda, a las que se agregan otras
de las dos repblicas espaolas. Falaz fuentes de primera mano: cartas, memo-

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rias, archivos, testimonios, biografas, en- con su permanencia en Estados Unidos y


trevistas y grabaciones sonoras; destacan Mxico, una biografa potica y humana
tambin las interpretaciones de Teruel so- que difiere de la opinin de una parte de
bre los textos de Cernuda, lectura analtica la crtica, en el sentido de que este pe-
que en todo momento busca conjuntar la riodo del literato es el menos afianzado
ambivalencia entre el hombre y el poeta; en el recuento de su quehacer artstico.
a estos atributos agregamos la amenidad y Estados Unidos signific, explica Teruel,
la buena factura narrativa, lo que da como un mbito de estabilidad laboral y econ-
resultado una obra accesible, aun para los mica para Cernuda, pero siempre lo inva-
no familiarizados con el tema. De este di la soledad y el hasto propiciados por
modo, Los aos norteamericanos de Luis los fros extremos, la carencia de sol y la
Cernuda se une a los mejores estudios e aoranza por la lengua materna; rastros
interpretaciones que otros especialistas de estas desazones quedan de relieve, por
han emprendido sobre la potica del autor ejemplo, en el poema Ser de Sansuea
espaol, un exiliado de su siempre recor- concluido durante la estancia acadmi-
dada, inventada y olvidada patria. ca en Mount Holyoke College. En estos
En este conjunto de ensayos, Jos versos, Teruel resalta el tema del exilio,
Teruel examina puntualmente la produc- pues explica que la lejana de Espaa vi-
cin artstica de Cernuda por las geogra- vida por el autor andaluz es una variante
fas americanas, como enuncian los ttulos del mito de la expulsin eterna del edn,
de algunos de los captulos; por ejemplo, un ingrediente ms de la existencia des-
el apartado dos: En el estado de Nevada/ arraigada del poeta, siempre extranjero
Los caminos de hierro tienen nombres de frente a un mundo hostil y ajeno, cuya
pjaro. Remotas vislumbres de las Amri- extranjera le terminar apartando del
cas y llegada a Nueva York; el quinto que exilio mismo o de cualquier nostalgia de
tiene como rtulo Los nuevos poemas de una patria perdida o posible.
Mount Holyoke College: Luis Cernuda fi- Por el contrario, Mxico fue la reac-
naliza Vivir sin estar viviendo; el sexto tualizacin del recuerdo de la Andaluca
que es El deslumbramiento de Mxico cernudiana, unos nuevos bros para su
y Regreso a la sombra: Variaciones sobre labor esttica, un mundo ms habitable
tema mexicano y trmino de la traduccin al germinar dentro de l un inesperado
de Troilo y Crsida; el sptimo que tra- brote de felicidad sensual que le recor-
ta sobre La Pesadilla del Norte: Con las dar una nueva Sansuea, una incorpo-
horas contadas; el octavo que va de La racin a la tierra a travs de un cuerpo y
contemplacin de la experiencia amoro- de una renovada pasin amorosa, como
sa: Poemas para un cuerpo, y el dcimo aprecia el ensayista de las propias pala-
que se denomina La voluntad artstica: el bras que cita de Cernuda: En un abrazo
mito y las circunstancias. Desolacin de sentiste tu ser fundirse con aquella tie-
la quimera (1956-1962); por cierto, sta rra; a travs de un terso cuerpo oscuro,
ltima obra potica fue compuesta por oscuro como penumbra, como terso
Cernuda en varias etapas, segn sus esta- fruto, alcanzaste la unin con aquella
das por tierras californianas y mexicanas. tierra que lo haba creado. Adems,
Es de llamar la atencin que la pro- Mxico significara un lugar de reen-
puesta de Teruel es una mirada que co- cuentro con otros artistas y escritores
hesiona el proceso creador de Cernuda exiliados espaoles, as como un nuevo

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mbito para relacionarse con creadores Cernuda arroja luces sobre su propia
nacionales, principalmente con el pintor creacin potica. Al tenor de esta idea, el
Manuel Rodrguez Lozano y con Oc- ensayista afirma que una de las ms lci-
tavio Paz, su protector en Mxico. Por das y originales contribuciones de Cer-
eso, Variaciones sobre tema mexicano nuda para los estudios hispnicos fueron
es, a juicio de Teruel, un libro nico en sus estudios sobre la poesa de Cervantes
el conjunto de la obra madura de Cernu- y Unamuno, pues ejerce las valoraciones
da, una obra particular que revela va- despojado de trivialidades y repeticio-
riaciones sobre las experiencias de un nes crticas, costumbres habituales en
poeta espaol, transterrado en pases de la historia de la literatura espaola. En
habla inglesa, de cuarenta y siete aos este sentido, nos resulta particularmente
de edad, que, al entrar en contacto con interesante el captulo titulado El poe-
su idea del edn, se olvida momentnea- ta crtico. La vindicacin de Cervantes
mente del exilio y otras prdidas. y Unamuno como poetas, segmento en
El estudio del profesor de Literatura el que el estudioso da seguimiento a las
Espaola de la Universidad Autnoma influencias y dialogismos de estos escri-
de Madrid repasa tambin los roces de tores con la propia visin artstica y del
Cernuda con sus compaeros del grupo mundo del escritor sevillano.
del 27, desencuentros y malentendidos Destacable es tambin el captulo fi-
ocasionados por los celos literarios del nal de Los aos norteamericanos de Luis
poeta sevillano hacia figuras como Jorge Cernuda. En el apartado, Teruel diserta
Guilln, Pedro Salinas o Dmaso Alonso, sobre Desolacin de la quimera, poe-
recogidos en epistolarios entre los propios mario que es considerado como el testa-
escritores; a estas fricciones suma Teruel mento potico de Cernuda: en l se hace
la constante percepcin de Cernuda de balance de la vida y se ajusta cuentas con
sentirse menospreciado e ignorado por sus su tiempo. El presentimiento de la muer-
paisanos, una apreciacin equivocada del te cercana y el estado de conciencia de la
poeta, pues su obra no ha sido condenada vejez dota a esta coleccin de poemas de
al olvido, como nunca fue un poeta olvida- una conjuncin temtica que va de la rela-
do. Tampoco descuida el estudioso el tra- cin conflictiva con Espaa hasta sus pre-
bajo ensaystico de Cernuda, una actividad ocupaciones sustentadas en los problem-
ejercida lo seala el autor en el captulo ticos nexos del artista con el mundo. Pese
que dedica a la prosa analtica al amparo a los hundimientos, el creador se redime
de su arte potico, como bien lo expresa el mediante su voluntad imaginativa, ya
bardo en una entrevista a una revista ma- que Cernuda enfatiza el investigador,
drilea, y que Teruel reproduce en su tex- concibe y experimenta que la tentativa
to: la crtica no es para m sino producto potica y la fuerza del desdn son respec-
marginal de la actividad potica. tivamente las nicas formas de salvacin
Nos interesa subrayar la observacin y defensa frente al no saber vivir del poeta
de Teruel sobre la crtica literaria de Cer- verdadero en parte alguna. De acuerdo
nuda, una actividad practicada siempre con la lectura de Jos Teruel, el deseo an-
bajo el paradigma de T.S. Eliot, razn gustiado por huir de la prisin del yo y la
para que el propio poeta se considerara zozobra del ser artstico ante la falta de
un poeta crtico. El acadmico sostie- asideros a su alrededor, es una constante
ne y demuestra que la obra analtica de en todo el itinerario potico de Cernuda.

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El genuino legado del creador de Don- esta con una finura y sutileza difciles de
de habite el olvido est ms all de su le- encontrar en otras plumas. De su proceso
yenda superficial y apcrifa; como bien intelectual, de las etapas de su vida y de
refiere el crtico, Cernuda destac por su los encuentros que fue teniendo mante-
honestidad sexual, literaria y poltica que niendo o abandonando a lo largo de su
muestra a un autor entregado a una inque- vida, entre finales de los aos veinte y su
brantable vocacin de poeta, un espritu fallecimiento, acaecido en 1971, nos da
vertical y sensible que supo fusionar la cuenta su editor en una detallada y exten-
esttica con la tica, aunque eso le costara sa introduccin. Un estudio, en definiti-
una situacin marginal ante los predomi- va, de una trayectoria que ana la calidad
nios literarios en el exilio y en Espaa. La de la crtica con la tica. En ese proceso
moral y la lgica cernudianas apuntaron de la aventura al orden que Rdenas
en todo momento hacia la nobleza huma- marca en torno a la fecha de 1936, dej
na; ste es el testimonio de un hombre y de Torre textos de referencia, incluido su
de un esteta que con su vida y obra siem- libro, Literaturas europeas de vanguar-
pre apel a la individualidad por encima dia (1925), algn artculo que result po-
de la visin rampante de la ideologa. lmico como aquel Madrid, meridiano
Alguna vez Cernuda escribi que la intelectual de Hispanoamrica (1927) y
finalidad de su disertacin sobre el autor otros clarividentes como El existencia-
de El Quijote no era descubrir a Cervan- lismo en la literatura (1948). Fue, preci-
tes, sino descubrirnos a nosotros, hom- samente, en este artculo donde puso en
bres de hoy, en Cervantes. A propsito de evidencia las bases ideolgicas del nazis-
lo expresado por Cernuda sobre Cervan- mo, fermentadas muchos aos antes al
tes, el libro de Jos Teruel no solo nos calor del nihilismo existencialista y por
convida a (re)descubrir al poeta andaluz ello se adelant en aos a la posterior po-
en su andadura existencial y literaria por lmica sobre la adscripcin de Heidegger
tierras americanas, sino a descubrirnos a al nacionalsocialismo que algunos han
nosotros mismos en Cernuda. querido deslindar de los fundamentos de
su propia obra.
Carlos Vadillo Buenfil Fue un hombre de equilibrio, prxi-
mo al proyecto que, desde Argentina, se
propici como El puente; intelectual vin-
TORRE, GUILLERMO DE, De la aventura culado, tambin, al proyecto de nsula, la
al orden. Seleccin y prlogo de Do- revista impulsada por Enrique Canito y
mingo Rdenas. Madrid, Fundacin Jos Luis Cano que tan importante papel
Banco de Santander, 2013, 395 pp. desempe para que las relaciones entre
los autores del exilio y quienes haban
Esta magnfica edicin de Guillermo quedado en la Espaa de la posguerra
de Torre, llevada a cabo por el profesor no se despearan, Guillermo de Torre
de la Universidad Pompeu Fabra de Bar- abord siempre que pudo las relaciones
celona, Domingo Rdenas, pone al lector entre esos grupos, buscando su enten-
ante uno de los ensayistas ms brillantes dimiento. Por este motivo, no dud en
con que ha contado Espaa. Iniciado en reivindicar figuras que quedaron ads-
la potica vanguardista, pronto se asent critas al tradicionalismo espaol como
en labores de crtica literaria, realizada Menndez Pelayo (Menndez Pelayo y

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las dos Espaas 1943). A este propsito pero no rompa del todo con quienes se
seala Rdenas que adopt una actitud alinearon con los triunfadores, desde Gi-
conciliadora desde la que pudo separar al mnez Caballero con quien colabor en
gigante de la erudicin, equiparable en La Gaceta Literaria, hasta Gmez de la
su capacidad de reconstruccin del pasa- Serna o Eugenio Montes; y con Amrico
do a los grandes historiadores del siglo Castro, Juan Ramn Gimnez, Juan Ma-
XIX los Mommsen, Gibbon, Burkardt o richal, Len Felipe, Juan Larrea, etc. Esas
Macaulay, citados por Torre-, titn ad- dos Gavetas literarias, incluidas en esta
mirable, del que denomina banderizo, edicin, completan otros epistolarios ya
el tradicionalista recalcitrante, el fbico publicados (Las letras y la amistad. Co-
de la heterodoxia (sobre todo catlica), rrespondencia (1920-1958) Alfonso Re-
el reaccionario polemista y rgido, sobre yes-Guillermo de Torre. Edicin de Car-
el que el rgimen franquista haba el mo- los Garca, 2005; Gacetas y meridianos:
numento falaz de un Menndez Pelayo Correspondencia Ernesto Gimnez Ca-
monoltico precursor del nacionalcatoli- ballero/Guillermo de Torre ( 1925-1968),
cismo (p. XLIII). Podramos aadir Ed. de Carlos Garca y Mara Paz Sanz)
que vamos sabiendo que Menndez Pe- son muy ilustrativas de la personalidad
layo fue mejor tratado por la tradicin re- de este espaol que termin emparentado
publicana que por la franquista. No dud, con la familia Borges, que pas una par-
tampoco, en posicionarse en polmicas te importante de su vida en Argentina en
como la mantenida por Julin Maras y dos periodos, el segundo (1937-1971) su
Robert G. Mead. El artculo publicado en etapa definitiva, como califica Domin-
La Torre (Puerto Rico, 1953), Hacia una go Rdenas a estos largos aos en los que
reconquista de la libertad intelectual, mantuvo siempre una actitud inequvo-
propona una posicin equilibrada, que camente contraria al rgimen franquista
no distanciada, entre quienes no admi- desde un liberalismo que fue republicano
tan nada positivo en la Espaa interior, y puede calificarse luego de socialdem-
tras la guerra civil y quienes se reivindi- crata (p. LV). Desde esa actitud cola-
caban como lo hizo el propio Maras. La bor en nsula, en ndice mas, tambin,
clave estaba, lgicamente, en la necesaria en Papeles de Son Armadans, la revista
libertad intelectual que toda vida humana de Camilo Jos Cela, al igual que lo hi-
necesita y con ella el trabajo de creacin cieron otros muchos exiliados, incluida
filosfica, literaria o cientfica. Entraba la propia Mara Zambrano. Y no perdi,
as en una fecha aun bien temprana en un ms bien lo contrario, su dedicacin a las
debate aun por cerrar, al menos en lo que letras americanas que se tradujo en libros
al exilio filosfico se refiere (y, tambin, importantes: Tres conceptos de literatura
muy probablemente al literario como se hispanoamericana (1963); Al pie de las
desprende del libro de Fernando Larraz, letras (1967) y Claves de la literatura
El monopolio de la palabra. El exilio in- hispanoamericana (1968). Al final de su
telectual en la Espaa franquista, 2009). vida le qued, por las letras, su fervor in-
Quiz su adscripcin al grupo de los declinable, ms all de escepticismos o
self-emigred le pona en una posicin fa- presiones desnaturalizadoras (p. LVII).
vorable para conseguir este objetivo, al Una muy cuidada edicin la realizada
tiempo que mantena relaciones con los por Domingo Rdenas, en definitiva, con
representantes ms relevantes del exilio una seleccin de textos basada en el co-

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nocimiento minucioso de la obra de To- comunicativa; 2. Faltas comunes o repe-


rre, con excelente presentacin y el inte- tidas; 3. Aparentan ser conformes a la
rs de la lectura de textos tan bien escri- pragmtica comunicativa.
tos como escritos con profundo sentido. La primera parte, sistemtica, revisa
desde el punto de vista conceptual, teri-
Jos Luis Mora Garca co y filosfico, la viabilidad de las teoras
normativas o descriptivas de las falacias
y explora la posibilidad de construir una
VEGA REN, LUIS, La fauna de las fa- teora de las falacias, discutiendo las hi-
lacias. Madrid, Editorial Trotta, 2014, ptesis nulas que niegan la posibilidad de
364 pp. semejante teora, las hiptesis mnimas de
Walton, y de Woods, y las hiptesis mxi-
Despus de la segunda edicin revisa- mas de Lawrence H. Powers, y de P. Ikue-
da y ampliada del Compendio de lgica, nobe. En el tercer apartado de esta parte,
argumentacin y retrica. (2012), el cate- sistemtica, expone distintas representa-
drtico de Lgica de la UNED, Luis Vega ciones de las falacias en el campo de la
Ren, ha publicado este tratado de las fa- teora de la argumentacin: la teora tradi-
lacias que representa otra importante apor- cional o estndar, las perspectivas clsicas
tacin al campo de la teora de la argumen- lgica, dialctica y retrica-, y la pers-
tacin. La obra merece tambin atencin pectiva de la lgica del discurso civil.
por parte del historiador del pensamiento La segunda parte, histrica, que nos
espaol e iberoamericano, porque integra interesa aqu, ofrece una perspectiva dia-
aportaciones de lgicos y pensadores es- crnica del campo de las falacias, en la
paoles en su aproximacin histrica a la que se parte de Aristteles, se detiene en
teora de las falacias. Este fecundo punto el medievo, en Bacon, en Port-Royal, en
de vista lo haba puesto ya en prctica en Locke, en Feijoo, en Bentham, en Wha-
su obra Las artes de la razn. Historia de tely, en Schopenhauer, en J. S. Mill, para
la demostracin en la Edad Media (1999). concluir en la Lgica viva de Carlos Vaz
La fauna de las falacias que lleva una Ferreira. En el captulo, Una versin me-
precisa introduccin, tiene una seccin dieval de las falacias, hay referencias a
primera con una parte sistemtica y otra las Smulas de Pedro Hispano, a la Logica
parte histrica, y una seccin segunda, nova de Ramon Llull, a Alonso de la Ve-
titulada Seleccin, que es una breve racruz, y, en especial, al Compendio de l-
antologa de textos de notable utilidad di- gica de Juan de Santo Toms como repre-
dctica. Sus distintos epgrafes estn en- sentante de la escolstica posmedieval.
riquecidos con selecciones bibliogrficas El captulo titulado El desengao
muy cuidadas. ilustrado de Feijoo que incluye refe-
La exploracin introductoria, con la rencias a Pedro Simn Abril, Baltasar
que se abre la obra, concluye establecien- Gracin, y Andrs Piquer, llega a la con-
do una distincin en el campo de la mala clusin de que Feijo reduce las falacias
argumentacin entre casos de mal pro- a formas de razonamiento ambiguo. En
ceder, errores o ilusiones inferencia- la Seleccin de su seccin segunda y
les y la comisin de falacias, carac- final, el libro incluye un texto de Feijoo
terizando, adems, las falacias mediante que es una seleccin de fragmentos to-
tres rasgos: 1. Faltas contra la pragmtica mada de las partes A. Una reforma de

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la disciplina de la Lgica, B. Abusos puesto en marcha, en colaboracin con la


dialcticos y sofismas. Una propuesta de Universidad de Alcal, la afortunada idea
reduccin a la ambigedad, y C. Apn- de instaurar una Leccin Magistral,
dice sobre la referencia a autoridades, con carcter anual, encargada a una per-
del Teatro crtico universal, sonalidad de prestigio en el mbito de las
En el captulo, El pulso de los paralo- ciencias de la salud. La iniciativa, muy al
gismos en la Lgica viva de Vaz Ferreira, estilo de propuestas parecidas en el mun-
el profesor Vega defiende que esta lgica do acadmico anglosajn, sirve como
de Vaz Ferreira es la muestra ms lci- oportunidad de recoger de primera mano
da y sugerente de lo que cabe entender la labor del personaje elegido al tiempo
por lgica civil en la cultura hispana, que el reconocimiento a su trayectoria
una tradicin Guadiana, de apariciones profesional. La idea es tambin afortuna-
y desapariciones, que se remonta al siglo da en la eleccin del nombre que preside
XVI (p. 241). La fauna de las Falacias el proyecto, el del mdico segoviano del
se acerca a esa tradicin hispana que lle- siglo XVI, Andrs Laguna, quien encar-
va, desde Simn Abril, en el siglo XVI, na como nadie los valores del humanis-
hasta Vaz Ferreira o Recasens Siches en mo, de tanta tradicin en la historia de la
el siglo XX, pasando por Gracin, Piquer, medicina espaola.
Mayans, Feijoo o Balmes, en el contexto El acto inaugural de la Ctedra An-
ms amplio de la tradicin lgica occiden- drs Laguna acto que se anticip en diez
tal. La seccin segunda y final del libro in- das a la primera leccin magistral, que
cluye una seleccin tomada de la Lgica recay en el laureado cientfico Salvador
viva (1910), que incluye fragmentos sobre Moncada- se celebr el 8 de octubre de
Errores de falsa oposicin, Apndice 2012, en la Real Academia de Medicina.
sobre cuestiones explicativas y normati- All, en mesa redonda intervinieron dife-
vas, Pensar por sistemas y pensar por rentes especialistas que rindieron home-
ideas para tener en cuenta, etc. naje, desde ngulos diversos, al mdico
En este libro, el profesor Luis Vega, segoviano que aporta el nombre al ciclo.
recientemente jubilado de su ctedra, El libro Andrs Laguna, un cientfico
ofrece el resultado de dcadas de re- del renacimiento rene en este libro las
flexin, de discusin y de docencia en un intervenciones de aquella sesin, incor-
campo como la teora de la argumenta- porando un artculo introductorio, para
cin, que ms all de su especializacin, la ocasin, del profesor Luis Snchez
ha sido el objeto de su pasin intelectual. Granjel, clsico referente en los estudios
en historia de la ciencia espaola.
Gerardo Bolado La relacin completa de autores y t-
tulos es la siguiente:
Jos Antonio Sacristn del Castillo y
VV.AA., Andrs Laguna, un cientfico es- Jos Antonio Gutirrez Fuentes: El por-
paol del siglo XVI, Madrid, Fundacin qu de este libro. La Leccin Magistral
Lilly, Unin Editorial, 2013, 168 pp. Andrs Laguna; Luis Snchez Granjel:
Introduccin. Andrs Laguna y su tiem-
La Fundacin Lilly, dedicada a la pro- po; Elena Ausejo Martnez: Estado del
mocin de la investigacin en salud y la pensamiento y la ciencia europeos en el
formacin de profesionales sanitarios, ha siglo XVI; Juan Riera Palmero: La figu-

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ra de Andrs Laguna en la Medicina del brevedad, un abanico amplio de los co-


Renacimiento; Jon Arrizabalaga: Las nocimientos cientficos y principales
aportaciones de Andrs Laguna al avance avances tecnolgicos, nos lo proporcio-
de la medicina; Francisco Javier Puerto na el artculo de Elena Ausejo. All se
Sarmiento: Andrs Laguna (Segovia, c. sintetizan, tambin, los fundamentos so-
1510-1511- Guadalajara, 28 de diciem- cioeconmicos de los cambios del XVI,
bre de 1559), humanista; Alberto Gomis dejando a otros artculos el anlisis del
Blanco: Andrs Laguna, medico y natu- personaje histrico.
ralista; Antonio Horcajo Matesanz: An- Una contextualizacin muy medida
drs Laguna (Segobiensis), Europesta y sobre la herencia de los saberes mdicos
Viajero. rabes medievales aparece con solvencia
El libro comienza con una justifica- en el trabajo de Jon Arrizabalaga, presen-
cin del proyecto y del nombre elegido tando lcidamente la polmica abierta en
por parte de los responsables de la inicia- el mbito mdico renacentista entre los
tiva, a modo de prlogo. Se exponen en l galenistas avicenistas, y los helenistas
detalles de la vala de Laguna: prohombre que utilizan su preparacin filolgica
del Renacimiento, clnico moderno, pro- para depurar adherencias medievales en
toeuropesta, con alguna licencia en cuan- los autores clsicos.
to a datos biogrficos, como el hecho de Buena contextualizacin, igualmen-
tomar por buena la fecha de nacimiento te, y complementaria, la del profesor
de Laguna propuesta por Diego de Col- Juan Riera, quien nos explica cmo la
menares, hoy descartada, que la hara tradicin galenista griega no desapare-
coincidir con la de la propia Universidad ce del todo en el mundo bajo medieval
de Alcal. Tambin se opta por adjudicar (especialmente en Italia) y es por aqu
una ctedra a Laguna en aquella universi- por donde rastrea el posicionamiento
dad, en la que ciertamente mantuvo una posterior de la obra de Laguna. Por otra
estancia breve, pero seguramente como parte, Riera nos recuerda, como en otras
profesor o colaborador invitado. ocasiones, las peculiaridades de la prc-
En las pginas del libro encontramos, tica mdica espaola de la poca y su
repartido entre sus artculos, aproxima- repercusin en la utilizacin y eleccin
ciones al contexto histrico e intelectual, de la lengua (latina o castellana) en los
biografa y obra de Laguna. tratados teraputicos.
La labor de Andrs Laguna (1510/11- En diferentes lugares del libro se
1559) se sita en la poca en la que an apremia a futuros investigadores, algo
brillaban los mdicos humanistas espao- que ya haba inquietado a Tefilo Her-
les, antes de que hicieran efecto las nefas- nando en su trabajo de 1968, corregir
tas Pragmticas de Felipe II de 1559 que la falta de un tratado serio sobre las
prohiban el estudio en el extranjero. Por el aportaciones de Laguna al galenismo
contrario, Laguna fue un viajero impeni- renacentista. Cierto es que la anatoma
tente (a este rasgo le dedica su artculo An- galnica se vio arrinconada pronto por
tonio Horcajo) expelido a labrar su fama y el impacto definitivo de la obra de Ve-
fortuna fuera de Espaa dada su condicin salio a mitad de siglo, y que Laguna en
de pertenencia a un linaje converso. este sentido se contenta, como media
Un marco genrico del panorama Europa, con la labor de revitalizacin
intelectual de la poca, que abarca, con de los clsicos al modo de la nueva ra-

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cionalidad. O, en mejores palabras del la medicina del momento, su importan-


profesor Riera, Laguna cierra a Gale- cia prctica, su importancia literaria, las
no, un Galeno renacentista definitivo, razones de utilizacin del castellano, su
para ser desbancado por la anatoma de estilo El inters del Dioscrides como
Vesalio. Realidad que no impide la ne- compendio del conocimiento del medio
cesidad de recuperar la importancia de natural en el XVI lo estudia especfica-
Laguna como galenista, aspecto del m- mente Alberto Gomis, seleccionando y
dico segoviano que, adems, fue en su comentando en su artculo una muestra
poca ampliamente seguido en Europa. de los aciertos en el campo de la inves-
En sta y otras materias de crtica con- tigacin estrictamente naturalista (cono-
ceptual tal vez hubiera ayudado la inser- cimientos botnicos, zoolgicos, mine-
cin de algn texto (y esto pudiera en- ralgicos y hasta paleontolgicos).
tenderse como un pequeo debe al libro Pero el Dioscrides, tanto o ms que
que comentamos) desde el mbito del un vademcum, es una obra literaria.
reciente anlisis filolgico comparativo, Por humanismo renacentista entende-
que tantas luces ha aportado al estudio mos una ubicacin intelectual que englo-
del grado de originalidad y de vala en ba dos aspectos: el magisterio en lenguas
el poliglotismo de Laguna. La inclusin clsicas al servicio de la revisin del
de esta perspectiva hubiese completa- mundo clsico, y una actitud comparti-
do, a nuestro juicio, las herramientas de da por repensar una humanidad racional
anlisis actuales sobre la obra del m- y racionalizada a la altura de una recin
dico segoviano. Estamos pensando, por inaugurada modernidad. El texto de Ja-
ejemplo, en trabajos como los de Gon- vier Puerto rastrea el Laguna humanista
zlez Manjarrs, citado, cmo no, en al- en esta segunda acepcin. Con amenidad
guno de los artculos. expurga algunos de los comentarios no
El texto cumbre de Laguna, como directamente cientficos que entreveran
es sabido, es su versin del clsico del aqu y all las pginas del Dioscrides,
helenismo Sobre la materia mdica, de presentndonos al Laguna irnico y ex-
Pedacio Dioscrides Anazarbeo. Tradu- celente escritor.
cido, transcrito e interpretado innume- En conjunto, la obra ofrece al lector
rables veces desde la antigedad al Re- un amplio registro de la vida y obra de
nacimiento, el Dioscrides de Laguna, Laguna. La fragmentacin en artculos
en castellano, incorpora comentarios de intereses diversos no obstaculiza una
personales (cientficos o no), rectifica- cabal presentacin global del personaje
ciones, novedades, actualizaciones e en su faceta cientfica. Dicha fragmenta-
ilustraciones, que hicieron de l obra de cin no puede evitar que se repitan, casi
referencia en la farmacopea europea du- artculo tras artculo, reseas biogrfi-
rante varios siglos. cas del autor, con mayor o menor deta-
Sobre el Dioscrides versa, como es lle, con referencias orientadas a uno u
lgico, buena parte de las pginas del li- otro aspecto. En este sentido no se apor-
bro. Podemos encontrar datos referentes tan novedades respecto a estudios pre-
a su gestacin, su ubicacin en el con- cedentes, incluida la irrenunciable obra
texto espaol y europeo, sus deudas y del doctor Tefilo Hernando. Podramos
aportaciones con otros Dioscrides re- destacar, no obstante, por su concisin
nacentistas, su rango y estilo dentro de y elegancia, la biografa presentada por

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el profesor Granjel, las sugerentes aper- mo. Traductor al latn de primera lnea,
turas hacia entornos histricos de Jon los dos textos en su lengua materna (un
Arrizabalaga, o la sntesis comentada pequeo tratado sobre la peste y el mo-
de Javier Puerto. En el artculo de este numental Dioscrides, mucho ms que
ltimo se aporta, adems, una completa una traduccin) nos ofrecen una escritu-
bibliografa sobre la vida de Laguna. ra incisiva, gil y fresca. No en vano An-
Pgina a pgina, a lo largo del libro tonio Gamoneda afirmaba no entender
vamos construyendo y repasando lo la inclusin de Laguna en la historia de
esencial de Laguna. Acerca de su trayec- la ciencia y no en la de la literatura. De
toria vital, se nos relata la de un hombre esto, no obstante, as como la relacin de
cuya curiosidad y circunstancia le obli- Cervantes con el Dioscrides, algo nos
ga a peregrinar por una Europa en efer- dice Javier Puerto en su artculo.
vescencia; el aprendizaje al lado de los Lo que s aborda una mayora de los
mejores especialistas; el ingente trabajo coautores del libro es la famosa polmi-
como traductor, del griego al latn, es- ca sobre la autora de la novela(?) Viaje
pecialmente; los xitos en el tratamiento de Turqua. Con ms o menos vehemen-
de la peste en la ciudad centroeuropea cia, se opta por Laguna como su autor,
de Metz; la prolongada estancia en Italia en la tesis clsica de Bataillon, supe-
en busca de simples medicinales y todo rando incertidumbres posteriores. Los
sea dicho de posicin social; la partici- trminos de la polmica nos los aclara
pacin en camarillas mdicas de papas y perfectamente Puerto en su artculo.
cortes; la mediacin diplomtica en con- El otro asunto, ligeramente tratado en
flictos entre protestantes y el imperio el texto de Antonio Horcajo, es el del euro-
De su obra, se resalta la actividad es- pesmo de Laguna. Dejando al margen su
pecficamente cientfica. Se reitera aqu y propia vida empapada de geografa euro-
all, como hombre tpicamente renacen- pea, coincidimos con la tesis del nuevo
tista, su apuesta por la racionalidad, en premio Prncipe de Asturias, Joseph P-
un momento donde a menudo es difcil rez, segn la cual nos hallamos ante el pri-
diferenciar la ciencia de la magia, confu- mer europesta de la historia, si entende-
sin en la que el propio Laguna cae oca- mos por Europa una unidad cultural, ms
sionalmente, sin contradiccin si nos ate- all de lo meramente geogrfico o poltico.
nemos al contexto histrico. Se pondera Por ltimo, no se trata con la exten-
su actitud experimental ante el trabajo de sin que requerira un volumen dedica-
campo y ante el enfermo. Se justifica su do a la obra integral de Laguna y no
fidelidad a la anatoma clsica, pese a lo slo a su quehacer cientfico el influjo
cual se le atribuye algn descubrimiento del erasmismo en el mdico segoviano,
novedoso en el sistema urinario. pese a que tal lnea de pensamiento no
De la faceta humanista de Laguna est solo presente en su labor diplom-
hay un par de aspectos importantes que tica o en sus comentarios irenistas, sean
no son tratados especficamente, aunque conciliadores o mordaces, sino en mu-
inevitablemente son apuntados en alguna chas, creemos, de sus actitudes raciona-
de las colaboraciones del libro. Nada que les hacia la actividad teraputica.
objetar, pues se trata de reivindicar al La- En definitiva, estamos ante un libro
guna cientfico. Nos referimos a su capa- confeccionado por especialistas de pri-
cidad literaria y a su conocido europes- mer orden en historia de la ciencia, que

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recopila lo que hoy conocemos sobre sofo como la nmina de autores y asuntos
la obra cientfica de Laguna y, cuando que aqu se atienden y se explican basta-
menos, sugiere, a quien as lo estime, ran para augurar xito editorial al libro.
caminos para el conocimiento de nues- No obstante ello, esta compilacin
tros mejores valores intelectuales de la no es una simple reunin acumulativa o
historia. Una obra saludable. yuxtapuesta de breves ensayos sobre un
aspecto u otro de la obra de un filsofo,
Juan Manuel Moreno sino un medido volumen, muy acertado
en el tono, en la seleccin de colabora-
dores y en la estructuracin del mate-
VV. AA., Gua Comares de Ortega y rial. Exceptuando la tarea individual de
Gasset, Ed. de Javier Zamora Boni- cada autor, sobre la que sumariamente
lla. Granada, Comares, 2013, 372 pp. hablar ms adelante, gran parte de este
juicio positivo reside en el editor, Javier
Con la palabra gua queremos sig- Zamora Bonilla, director del Centro de
nificar tanto la persona que nos dirige o Estudios Orteguianos. El planteamiento
acompaa, para mostrarnos la o una di- del volumen no parece inclinarse hacia
reccin, llamar nuestra atencin sobre las una mera antologa, en la cual, el gus-
cosas notables de una ciudad o de un mu- to o la opinin personal del antlogo
seo, cuanto un tratado que nos encamina puede incluso ser causante de una vi-
hacia esos mismos intereses. Material o sin demasiado sesgada de lo ofrecido.
figuradamente. El nmero tres de la ini- Cuntas veces una escuela filosfica, un
ciativa editorial sobre la que ahora damos pensamiento determinado, o simplemen-
noticia, teniendo como precedente inme- te una escuela literaria, han sido recibi-
diato un magnfico volumen sobre Zubiri, dos de manera quizs equvoca por una
est dedicado al pensamiento de Jos Or- seleccin desafortunada o desnivelada.
tega y Gasset. El libro, que por su formato Viceversa tambin, y ello forma parte
y ttulo nos retrotrae a las guas de viaje del juego diacrnico del conocimiento.
con mapas y otras orientaciones tiles que En este caso, el editor ha puesto sobre
se suelen llevar en el automvil o adqui- la mesa el juego metafrico de los cami-
rir antes de un viaje, es una antologa de nos y los mapas de las guas, sin caer en
textos, escritos por especialistas, sobre un enfadoso alegorismo, y nos propone
aspectos diversos de la obra del pensador la posibilidad de elegir distintas rutas,
madrileo. La iniciativa puede ser sim- diferentes aproximaciones, senderos y
plemente atractiva por el tema elegido y hasta callejones, esto es, un cierto para-
su carcter abarcador, escogido y a la vez lelismo con la puesta en valor orteguiana
amplio, que dadas las caractersticas del de su crtica al racionalismo: el hombre,
mundo del siglo XXI, con sus energas en cada perspectiva, construye de nuevo
tan dispersas y sus voraces estmulos, fa- la verdad de cada objeto desde elemen-
vorecen cierto retorno al enciclopedismo tos vitales, sociales o histricos. Pero,
medieval de las summae. Una especie de adentrndonos en el razonamiento, este
resumen, de vademcum, de breviario o perspectivismo no es propio nicamente
de reader, a los que estamos tan acostum- del sujeto que percibe sino un compo-
brados pero que, a menudo, resultan tan nente de la realidad que se nos expresa
tiles para fines acadmicos. Tanto el fil- en cuanto perspectiva. La razn vital e

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Reseas 333

histrica es el instrumento o modelo con un perfecto acoplamiento, o simbiosis,


que Ortega enfocar la vida, que debe de figuras consagradas y experimentadas
de ser el centro del pensamiento. Y ello junto a otros investigadores ms jvenes
se concibe como la verdadera clave de cuya produccin ya ha sido evaluada y
esta publicacin. Javier Zamora, en tanto medida. Se seala, adems, la importan-
primer responsable, presenta un trabajo cia que en este renacer ha tenido la re-
que l mismo reconoce que poda haber ciente edicin de las Obras completas de
contado con otros especialistas, o incluso Ortega (10 volmenes, Madrid, Taurus /
con retazos de obras consagradas, y poco Fundacin Jos Ortega y Gasset, 2004-
habra que reprocharle. Se ha preferido, 2010), debido a la reevaluacin de la
sin embargo, decantarse por los colabo- obra de nuestro pensador a que han con-
radores y los textos sealados en funcin ducido sus caractersticas y sus logros:
de un esquema ajustado a la progresin la fijacin y calidad de los textos publi-
del pensamiento orteguiano, completan- cados en vida y sus variantes y de los
do con ello una arquitectura muy prxi- pstumos, el conocimiento de textos in-
ma a la evolucin de la vida del filsofo ditos ahora incorporados, la clarificado-
y la progresin de su pensamiento. La ra disposicin cronolgica y la informa-
variedad de enfoques, la personalidad de cin consecuente, junto al utilsimo ndi-
los autores y su juicio, abundando en el ce de conceptos de Domingo Hernndez
perspectivismo a que antes aluda, no son Snchez en el tomo X. Ello nos acerca,
proclives ni a una visin cannica exclu- aunque sea simplemente como paseantes
yente ni a un relativismo inespecfico y que disfrutan del paisaje intelectual, al
desorientador. No sera la primera vez ejercicio placentero de la relectura bajo
que se sugiere en Ortega un modelo cer- otros parmetros, provocando en nues-
cano a la deconstruccin, aunque fuera tras miradas nuevos juicios, constantes
por un cierto desajuste en el retoricismo actualizaciones que la naturaleza de los
de su estilo y el origen retrico del len- textos en su ltima edicin completa fa-
guaje sobre la crtica a la metafsica occi- vorecen. No cabe duda de que esas inter-
dental de Derrida. El origen en Nietzsche pretaciones estn inmersas, adems de en
es comn a ambos, as como la oposicin un corpus ms riguroso, en un contexto
a la reaccin correctora en Heidegger. ms perfilado: vital en general, filosfi-
Consciente de que haya aspectos discuti- co en particular, y desde luego, poltico,
bles o perfectibles en la organizacin del cultural y econmico. Quizs esa nove-
libro, ya se trate de la difcil combinacin dad permita ir despojando de innecesa-
de objetividad de anlisis y de subjetivi- rios prejuicios, o convertirlos en otros,
dad de juicios, o de unas interpretacio- y sea esto inevitable, un pensamiento
nes en jerarqua sobre otras, el editor ha vido de encontrar lectores dispuestos a
partido de una serie de premisas y ha es- conducirse entre estmulos muy diversos
tructurado el libro de manera que estos en riqueza, variedad y profundidad. Un
desajustes puedan superarse. pensamiento que hunde sus races en una
Respecto de lo primero, se parte de tradicin vital e imaginativa tan rica y tan
una realidad cuantificable: la abundancia nuestra como han sido el racionalismo y
y calidad de los estudios orteguianos en el cientifismo, y que atiende a la vida y a
la actualidad, de lo que son buena mues- sus categoras, a la poltica, a la sociedad,
tra los estudios presentados, que denota al lenguaje, al derecho, a la literatura y

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al arte..., en fin, a una mirada de intere- nantes como la famosa metfora del bos-
ses que, con seriedad y elegancia, posee que de la Herrera tuvo en la evolucin
por su propia naturaleza un principio de de su manera de pensar durante los crucia-
inters que trasciende la recepcin estric- les aos veinte del siglo pasado. Los pri-
tamente filosfica hasta hacerse familiar meros aos treinta, el perodo acadmi-
e ntima a otros saberes como la tcnica, camente ms productivo y filosficamente
la historia o la esttica, por citar algunos. ms decisivo de su biografa intelectual,
Desde estas premisas, la estructura- es responsabilidad de Jos Lasaga Medi-
cin del libro ha tomado cuerpo en un na. En los cursos universitarios de este fin
paralelismo organizador que ana la vida de dcada y hasta la mitad de la siguiente,
y la produccin orteguianas mostrando la las ideas de Ortega cuajan en diferentes
evolucin de su filosofa apegndose, casi cursos acadmicos, predominando Qu
cindose, a las producciones fundamen- es filosofa?, donde el comienzo de la fa-
tales que permiten, sin un sistematismo mosa segunda navegacin a que apel
inmovilista y rgido, explicar las fases ms el autor al final del prlogo a sus Obras
relevantes de un pensamiento en constan- de 1932 no es una promesa de futuro sino
te progresin y crecimiento. De las cuatro la constatacin de que las bases que ha-
partes en que se divide esta gua, es qui- cen de las ideas orteguianas algo propio
zs esta primera la ms uniforme pese a y reconocible (la razn vital e histrica, el
la heterogeneidad de los autores, ya que inters en la vida humana como centrali-
la disposicin diacrnica y la primaca de dad en el acto de filosofar, la bsqueda de
una serie de textos nos retrotraen a la ge- un mtodo...) han sido plenamente desa-
neral, pero segura, descripcin de la cro- rrolladas. Hasta los aos cuarenta, con el
nologa vital y productiva de Ortega, casi hiato doloroso y triste de la Guerra Civil,
en perfecta consonancia. La Biografa de ocupa su espacio Javier Zamora Bonilla.
una filosofa se compone de seis ensayos. En l analiza con detenimiento el concep-
El primero, de Pedro Cerezo Galn, uno to de razn histrica, complemento y co-
de los especialistas determinantes en las rrespondencia enhebrada de la razn vital,
actuales y ms desprejuiciadas interpreta- pues no de otra manera puede enlazarse el
ciones orteguianas, nos acerca a los aos raciovitalismo, desde su rechazo a la razn
de formacin del filsofo, su pasin por cartesiana, con el fluir de la realidad, en
intervenir en el debate sobre Espaa, el tanto razn mvil, viviente, constructiva,
viaje a Alemania y el neokantismo y sus plena de historicidad, enlazando as con
primeras superaciones. Este esquema cli- Vico y despus con Dilthey a travs del
mtico, que cristaliza agrupndose en las mtodo de las generaciones. Durante los
publicaciones de una poca determinada, aos cuarenta predomina en Ortega un in-
y que se repetir en todas las aportaciones, ters especial por establecer los basamen-
llega a su cspide en las Meditaciones del tos de una nueva sociologa a travs de la
Quijote. Javier San Martn dedica su es- teora de los usos. Isabel Ferreiro Lavedn
pacio a los trabajos cercanos a El tema de vuelve a poner de manifiesto que una fi-
nuestro tiempo, aos de transformacin y losofa vital debe atender a la naturaleza
de ruptura, debido a la influencia que la especfica del ser humano en su vertiente
Fenomenologa apuntada ya por Pedro personal y social. La conferencia y cursos
Cerezo al sealarnos la inspiracin del pri- llamados El hombre y la gente sitan a
mer libro de Ortega en momentos culmi- Ortega a la vanguardia de la sociologa y

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en debate con los grandes nombres: We- da como consecuencia necesaria de ofre-
ber, Durkheim, Bergson, o Jhering en el cer casi toda su obra en los peridicos. A
mbito del derecho. El hombre, que vive ello dedica su contribucin Ignacio Blan-
inmerso en las fases de ensimismamiento co Alfonso, pues en el artculo del da se
y alteracin, no puede, por ello, vivir sin concentra un modelo de creacin, quizs
sociedad; desde la costumbre, a la poltica un ejercicio necesario de concentracin:
o la cultura, todo se desarrolla en ese m- atenerse a lo que cabe en ese espacio, y
bito de interrelaciones. La contribucin despus ir preparando concntricamente
final, de Agustn Andreu, cierra con una la estructuracin de los libros, que ya no
reflexin sobre el que sera proyectado y podrn desprenderse de una peculiar he-
escrito unitariamente como libro, La idea chura que los hace inconfundibles. Jess
de principio en Leibniz, pstumo como Conill, por su parte, ya se aleja un poco
en el caso de numerosos cursos desde los de lo que pudiera haber sido el tercer
aos veinte, tan centrales para el conoci- trpode de este enfoque quizs la rela-
miento del raciovitalismo. Frente Leibniz, cin entre la oralidad y los gneros de la
creador de una metafsica de bolsillo, escritura y de la filosofa atendidos por
Ortega parece renegar de toda la filosofa Ortega frente al tratado o al manual, ms
occidental que empez preguntndose por propio de un profesor para hacernos re-
el ser, cuando deba de haber iniciado su flexionar sobre las consecuencias a que
andadura hacindose cargo de la vida, es nos conducira una lectura hermenutica
decir, hacindose razn humana y no so- de la razn vital. Inspirado en Nietzsche,
lamente racional. fundado en Dilthey y dirigido, por ello,
La segunda parte de este libro, Esti- hacia su propio giro fenomenolgico, el
lo de un pensamiento abierto, nos invita modo hermenutico de conocer la vida
a otro modo de reflexionar sobre la ma- se impone de manera superadora a la os-
nera de pensar de Ortega: su modo, sus cilacin entre idealismo y subjetivismo
formas o la materialidad de su escritura. desde la nocin de circunstancia hasta
No cabe duda de que cierta sensacin el estudio de la vida humana.
abrumadora en la lectura de los textos de La tercera parte abre una expectativa
nuestro filsofo proviene, no tanto de un hacia algunos Temas orteguianos centra-
oscurecimiento por prurito y mal enten- les en su obra, no adicionales o liminales.
dido, sino de una propuesta admirable de Atencin prestada, por ello, a sus impul-
uso lingstico y estilstico. No es posi- sores conceptos de meditaciones o sal-
ble separar lo que decimos de cmo lo vaciones, estudiados por Jaime de Salas
decimos, as Ortega se ha convertido en y entendidos como la prctica del pen-
un modelo de escritura literaria en la que, samiento situndose en una perspectiva
a veces de un modo escolar, aprendemos vital el problema de Espaa necesaria
construcciones de frase, etimologas o dentro del contexto de cada ser humano.
suma audacia para encontrarlas, usos La naturaleza del, tambin determinante,
metafricos, perodos... Desajuste en el pensamiento poltico de Ortega, las trans-
que no cree Francisco Jos Martn, dando formaciones y sucesiones en su concepto
luz a la difcil paradoja de la recepcin de del liberalismo, desde La rebelin de las
un modo de escritura que pareciendo lite- masas, tambin texto clave en la socio-
ratura es filosofa. Esa propiedad de ele- loga orteguiana, hasta una tercera fase
gancia corts, y tambin de claridad, se ms conservadora siempre dentro de la

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democracia liberal, es objeto del anlisis muchas y buenas ocasiones arriesga-


de Jess Daz. La atencin que el fen- dos, como podrn comprobar los afortu-
meno esttico, literario y artstico sustan- nados lectores que decidan adentrarse en
cialmente, si bien los intereses del pen- los caminos que tan ejemplarmente tran-
sador madrileo se ofrezcan igualmente sita la Gua Comares de Ortega y Gasset.
al ballet, la msica, el cine o el deporte,
todo ello parejo a las empresas culturales Felipe Gonzlez Alczar
por l promocionadas, acrisolada pero
no nica en Revista de Occidente, toma
cuerpo en las pginas que dedica Eve ZAMBRANO, MARA, Obras Completas VI.
Fourmont Giustiniani a las ideas sustan- Escritos autobiogrficos. Delirios.
ciadas en La deshumanizacin del arte. Poemas (1928-1990). Delirio y desti-
Rodeado de escritores, de pintores, de no (1952), Barcelona, Galaxia Guten-
artistas, el filsofo ejerci incluso de mo- berg/Crculo de Lectores, Barcelona,
delizador de una expectativa de escritura, 2014, 1607 pp.
de rbitro de una potica vanguardista y
renovadora que tuvo frutos, inesperados Poco ms de dos aos despus de la
quizs para l, incluso un enfrentamiento publicacin de la primera entrega de las
con la tradicin ms insospechadamente Obras Completas de Mara Zambrano la
antitradicionalista desde la pura tcnica correspondiente al volumen III, dedica-
narrativa. Cierra este captulo Agustn do a los libros que de la filsofa vieran la
Serrano de Haro, sobre el nuclear proble- luz desde 1955 hasta 1973 tenemos ya
ma del cuerpo y en la explanacin de una la suerte de contar en las libreras con la
fisiologa y teora completa del cuerpo segunda, que segn el plan de los editores
humano en Ortega, cuya evolucin deri- cerrara las Obras Completas recogiendo
v, desde Scheler y tras Heidegger, hacia sus escritos de carcter autobiogrfico, sus
la ontologa de la vida frente a lo que hu- reflexiones personales o verdaderas con-
biera podido, de otra manera, reposar en fesiones, sus delirios y poemas. A esta
una antropologa del sujeto. ingente cantidad de textos, tomados en
El cierre, atinado y muy informado, buena parte de la investigacin crtica de
da la oportunidad a Toms Domingo Mo- ms de cien manuscritos inditos, se aa-
ratalla de exponer los ms actuales acer- dira naturalmente el libro de 1952 Delirio
camientos a la vida, la obra y la poca de y destino. Los veinte aos de una espao-
Ortega, a travs del dilogo con la Biblio- la. Como se sabe, la direccin y coordi-
grafa ltima y ultimsima, orientndo- nacin de la edicin crtica de las Obras
nos en esa selva provechosa y frtil que Completas de Zambrano est corriendo a
son los estudios orteguianos. Dando sen- cargo de Jess Moreno Sanz, quien ade-
tido pleno a esa idea germinal de la gua ms ha figurado como editor de este volu-
de mapas y senderos con que yo iniciaba men VI, junto a los investigadores Goretti
mi resea, esta bibliografa final contie- Ramrez, Fernando Muoz Victoria y Ma-
ne la urdimbre de las colaboraciones, la ra Luisa Maillard. A todo este esforzado
sea mxima del inters que los estudios equipo hay que aadir el sabio trabajo de
orteguianos poseen en nuestros das. Per- colaboradores como Pedro Chacn Fuer-
sonales e incitadores, especficos o aca- tes, Sebastin Fenoy Gutirrez y Antoln
dmicos, en suma, bien construidos. Y en Snchez Cuervo. Conviene citar, por lo

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dems, el apoyo prestado por instituciones nos tienden una tupida red de referen-
como la Fundacin Mara Zambrano y la cias y relaciones que conecta los temas y
Facultad de Filosofa de la Universidad los personajes esenciales, o simplemen-
Complutense de Madrid. te relevantes, de la obra completa de la
A Jess Moreno Sanz le debemos, autora, llevndonos cuando la ocasin lo
adems, la Nota Introductoria al volumen requiere a los dems volmenes.
y la valiosa y exhaustiva Cronologa de Si para acercarse comprensivamente
Mara Zambrano, que ampla y corrige a escritos de esta naturaleza de cualquier
sus anteriores cronologas, y que por ello escritor lo primero que se requiere es
se puede considerar definitivamente una prescindir de la deformidad de la mito-
herramienta imprescindible para todos los mana, en el caso de Mara Zambrano
que aspiren a investigar y a profundizar en ese requisito se hace imperioso dada la
el pensamiento de la autora. Logro de Go- deslumbrante belleza y seduccin de su
retti Ramrez seran las Presentaciones a escritura, y habida cuenta del inters apa-
cada una de las dos Partes en que la obra se sionante de su peripecia vital en cuanto
divide, la segunda dedicada ntegramente enmarcada en unas circunstancias hist-
a Delirio y destino y a los escritos inditos ricas sin duda complejas y cruciales para
relacionados con este libro. Si la interven- nuestra misma actualidad. Adems nos
cin de Jess Moreno Sanz le aclarara las hemos aqu con una filsofa, y eso
al lector la complejidad de las relaciones por otra parte exige de ella y de sus lec-
temticas entre todo el conglomerado au- tores, en mucha mayor medida que en los
tobiogrfico-confesional aqu publicado y no filsofos, acertar a reconstruir el hilo
los ncleos filosficos capitales de la razn conductor, la unidad que dio sentido a los
potica, los escritos de Goretti Ramrez le mil avatares de su existencia. Porque en
iluminan y le organizan esa complejidad al estas pginas nos encontramos de todo,
encuadrarla adems en los valiosos esque- absolutamente de todo, y al pensador
mas hermenuticos y narratolgicos de la ms que a otro ser humano se le supo-
investigacin actual en torno al gnero au- ne la necesidad y por tanto la capacidad
tobiogrfico. Se tratara sin lugar a dudas de organizar los fragmentos. Se puede
de la valiosa aportacin orientadora de dos decir que el problema del pensamiento
consumados expertos en la obra zambra- zambraniano, tal vez del pensamiento
niana, su contexto histrico-cultural y su en general, sea ese de la unidad. Pero en
significado filosfico. el caso de Mara la unidad haba que lo-
La estructura de la edicin crtica, l- grarla sin domar la suerte sino, al revs,
gicamente, es en lo bsico la misma para dejando ser a las cosas y a las personas
todos los volmenes, ya publicados o en de su vida a travs de su experiencia de
curso de publicacin. Al concluir el tex- ellas. El estilo confesional del saber de la
to de Mara Zambrano en este volumen experiencia atiende a armonizar los acor-
eso sucede nada menos que en la pgina des siempre disonantes de la vida huma-
1115, se aaden unos Anejos, que en el na. Y esa armonizacin, por va filosfi-
caso que nos ocupa incluiran la Descrip- co-potica, es lo que opera la escritura
cin de cada una de las dos Partes y los zambraniana en estos apuntes, artculos,
criterios de la edicin, aparte, claro est, poemas, delirios, autobiogrficos.
de las correspondientes notas al final. En una vida humana se enzarzan el yo
Unas notas de extraordinaria riqueza que y los otros, la subjetividad y la otredad,

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el juego de la reflexin y la alteridad. Por travs de un par de ancdotas. Porque es


eso estas pginas nos van a dejar muy muy probable que Alfonso Reyes fuese
claro quin era para s misma Mara Zam- en esencia tal y como se le descubri a
brano: en lo esencial no una filsofa, ni Mara Zambrano en sus conversaciones
tampoco una escritora, sino simplemen- con l. Y no digamos Ortega, ese medi-
te, y siempre, una estudiante de filosofa. tador callejero que cuando se ensimisma
Estudiar filosofa como la mejor manera se sumerge en un medio transparente del
de colmar el hueco de todos los vacos; que sale regalando claridad al amigo, al
el vaco de amor, de dinero, de salud, el discpulo y al lector. Ortega llevando a
vaco de la muerte y tambin el vaco de unos alumnos a dar un paseo en coche
Dios, tan necesario para ella como una- por el secarral de Viclvaro para decir-
muniano lmite que te hace ser, por aque- les que Espaa necesita una conversin,
llo de que la muerte de Dios es tambin Ortega rechazando el importante artculo
la del hombre. Y sin duda el vaco de de Zambrano que todos sabemos y ha-
patria, que en absoluto lo hubo, porque cindola llorar con ello, Ortega pensan-
estaba en todo caso la patria del exilio, do en deslizar un artculo en un pliego
la patria del aptrida que nunca fue Zam- de cordel poco antes del estallido de la
brano. Pero el yo vuelto sobre s mismo guerra para advertir a los madrileos de
siempre contiene a los otros o al gran que algo trgico se avecinaba
otro o al otro generalizado, siempre sig- Abstenindose de la mitomana que
nificativo, y slo por eso es yo. Desde la hace imposible la autntica comprensin,
penetrante lente del yo zambraniano nos lo ms natural es que haya tambin lecto-
abrimos en estas pginas a la catastrfica res que abran las pginas de este volumen
realidad espaola y a la general catstro- buscando algunas claves para desentraar
fe del mundo occidental. Y nos abrimos la difcil filosofa de Zambrano. Y como
tambin a todos los grandes del espritu es lgico esos lectores no se van a ver de-
que le fueron contemporneos, a su padre fraudados. Esto lo decimos acompaado
Blas, a Machado, a Unamuno, sobre todo de la advertencia de que el psicologismo
a Ortega. Y a los grandes del pasado, Spi- constituye una tctica que tambin obs-
noza, Leibniz, Hegel, Nietzsche. Pero la truye el acercamiento comprensivo a una
lista de poetas es tambin interminable, pensadora, como muy bien observ Pe-
Lezama, Cernuda, Lorca, Miguel Her- dro Chacn en la presentacin del volu-
nndez, Guilln, Prados, Altolaguirre, men que tuvo lugar en la Complutense.
Alberti, Gil de Biedma, Valente... Y lue- No se trata en absoluto de que teniendo
go gente de la calle, el pueblo espaol en en cuenta la psicologa de Zambrano
general. En estos escritos del volumen VI vaya alguien a decir que se pueda ex-
de las Obras Completas de Mara Zam- plicar la razn potica, aunque sin duda
brano est incluido el mundo de toda una familiarizarnos con su peculiarsima sen-
poca, que por supuesto se nos entrega- sibilidad, con el ritmo de su pensar, nos
ra a los lectores slo en cuanto vivido pueda ayudar mucho. Pero tampoco va
por ella, como atrapado en el medio nada a ocurrir que nos encontremos en estos
ms que a medias transparente de su sub- sus escritos autobiogrficos, mucho me-
jetividad. Por otra parte, alcanzara la ge- nos en los poemas ni en los delirios, con
nialidad el modo exhibido por la autora justificaciones doctrinales de la novedad
de perfilar lo esencial de un personaje a y la sustancia de la razn poticatodo lo

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ms, hallaremos recapitulaciones de los beralismo (1930) y Los intelectuales en el


pasos que la llevaron hasta ella. Es de- drama de Espaa (1937), hasta La Agona
cir, de lo que s podemos enterarnos es de Europa (1945), Persona y democracia
de aquello que los filsofos de la ciencia (1958) y muchos otros textos, ensayos y
iban a llamar el contexto de descubri- artculos, como los dedicados a Antgona.
miento, por ejemplo en este texto tomado No es balad que Elena Croce, refirindose
de la Presentacin que Soledad Ortega le al perodo romano de su exilio, la recuer-
encargara a Zambrano ya en el verano de de como una genial figura de filsofa con
1988 para el nmero de la Revista de Oc- rasgos, intensamente poticos, de profeti-
cidente dedicado a Cien aos de poesa sa, que haca que se integrara en la gran
en espaol. En el centenario de Azul: tradicin mstica espaola: salvo el hecho
He tenido el proyecto de encontrar los de que haba sido, y segua siendo, polti-
lugares decisivos del pensamiento filo- camente apasionadsima. La originalidad
sfico, encontrando que la mayor parte de la propuesta zambraniana consiste, en
de ellos eran revelaciones poticas. Y al primer lugar, en su punto de partida: no
encontrar y consumirme en los lugares la poltica como tal, sino que ms bien
decisivos de la poesa me encontraba con las relaciones de la poltica con la vida, es
la filosofa (p. 751). decir, lo que ella ya en 1930 denominaba
En resumidas cuentas, nos hemos de la actitud poltica frente a la vida. En
felicitar de que la edicin crtica de las segundo lugar, Zambrano tiene el mrito
obras de Mara Zambrano vaya superan- de sealar la necesidad para tal actitud de
do todas las dificultades de estos tiempos mantenerse en el difcil equilibrio entre el
tan difciles gracias al esfuerzo, realmen- afn de reforma, de transformacin de la
te denodado y desinteresado, de un ex- realidad, y la aceptacin de los lmites. La
celente equipo de especialistas dirigidos poltica se configura entonces como una
por el incansable Jess Moreno Sanz. Y actitud de elasticidad frente a la vida,
particularmente de la aparicin de este de necesaria interrelacin: un destino co-
volumen VI, que puede interesar tambin mn, como bien apunta la seccin mono-
a todo el que sienta curiosidad y respeto grfica (n. 1-2, 2013) de la revista italiana
por la historia intelectual de un periodo Humanitas (fundada en 1946), dedicada
tan trgicamente intenso de la historia al pensamiento poltico de Mara Zam-
mundial, colocado bajo la mirada de un brano, filsofa espaola especialmente
talento de excepcin. amada y estudiada en Italia. La seccin,
titulada Mara Zambrano. La poltica
Mariano Rodrguez Gonzlez come destino comune y coordinada
por Silvano Zucal, es en parte el resultado
de las jornadas de estudio celebradas en la
Humanitas, LXVIII, 1-2, Mara Zam- Universidad de Trento (Italia) el 20 y 21
brano: la poltica come destino co- de octubre de 2011, de las cuales se publi-
mune, Brescia, Morcelliana, 2013, c un informe en el n. 17 de la Revista de
320 pp. Hispanismo Filosfico.
El fascculo se articula en cuatro sec-
Las reflexiones acerca de lo poltico ciones: Orizzonti del liberalismo, Le
son una constante en el pensamiento de donne e la plis, Persona y democra-
Mara Zambrano: desde Horizontes del li- cia y LEuropa e la sua agonia. La

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primera seccin, que retoma el ttulo del de la escritura como acto de compromiso
fundamental texto de Zambrano de 1930, poltico con la realidad y de la peculiar
rene las aportaciones de M. Nicoletti, F. antropologa que Zambranoo desarrolla a
Ghia, N. Bombacci y L. M. Durante, en partir del concepto de crisis.
las que los autores subrayan el carcter Por ltimo, el fascculo de Humanitas
histrico, temporal, comunitario y liberal se enriquece con un interesante aparta-
de las reflexiones polticas zambranianas. do de documentos con traducciones de
Los textos de S. Bignotti, A. Buttarelli, cartas de Mara Zambrano a Pablo de
E. Nobili, C. Zamboni, W. Tommasi y F. Andrs Cobos y a Jos Ortega y Gas-
Falappa, reunidos en la segunda seccin, set, hasta ahora inditas en italiano y al
se centran en uno de los sentidos fun- cuidado de L. Parente y de E. Trapanese.
damentales de lo poltico en Zambrano: Bien conocido es el intento zambrania-
la relacin de las mujeres con la polis, su no de rehabilitar filosficamente gneros
vnculo material-maternal y fraternal literarios que han quedado al margen,
con la realidad, entendido no como un re- excluidos y hasta humillados por no ser
siduo, sino como algo pasivo y creador al sistemticos, por ser considerados para-
mismo tiempo, fecundo y capaz de ofre- filosficos, literatura y nada ms: entre
cer una alternativa a la lgica tradicional ellos, los epistolarios, gnero que en la
impuesta por los vencedores, de ofrecer vida y en la obra de la filsofa tuvieron
otro trato con la alteridad como en un papel central, pero, pese a esto, poco
el caso de la figura de Antgona. En la estudiado. Los documentos ofrecidos en
tercera seccin, que retoma el ttulo de esta seccin tienen entonces el mrito
otra obra fundamental de Zambrano de no slo de arrojar luz sobre la gnesis
1958, las contribuciones de S. Piromalli, del propio pensamiento zambraniano
R. Mancini y L. M. G. Parente ofrecen en relacin con el pensamiento de sus
reflexiones que ataen a temas centrales maestros e interlocutores filosficos y
del pensamiento de la filsofa velea, literarios, sino tambin el de ofrecer in-
como la hospitalidad, la piedad, las rela- formaciones sobre figuras desafortuna-
ciones entre cristianismo y democracia, damente poco conocidas (como el caso
la dimensin filial de nuestra existencia del maestro Pablo de Andrs Cobos, inte-
y la memoria como factor de responsabi- lectual de gran sensibilidad y figura clave
lidad poltica. La ltima seccin, dedica- del dilogo entre la Espaa interior y los
da al tema de Europa y su agona, recoge exiliados) y detalles sobre figuras como
los textos de S. Zucal, M. Mariani y A. la de Ortega y Gasset a travs de la atenta
Fronza, quienes enfocan su mirada en la y heterodoxa mirada de su discpula.
propuesta zambraniana para la salvacin Humanitas, que en 2012 (LXVII, 3)
de lo humano y de la dimensin comuni- ya haba publicado un indito de la fil-
taria de Europa, a travs de un replantea- sofa espaola sobre Miguel de Molinos,
miento de la relacin con lo divino, con la se configura como un punto de referen-
muerte y con el nacimiento. cia indispensable para todos aquellos que
Cierra el fascculo una seccin titula- quieran acercarse y profundizar en el es-
da Educare e scrivere come atti politici, tudio de Mara Zambrano y de las mlti-
que rene las contribuciones de A. M. ples vertientes de su pensamiento.
Pezzella, A. Fronza y C. Brentari, centra-
das en el anlisis del papel del maestro, Elena Trapanese

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LIBROS RECIBIDOS CAMPBELL, FEDERICO, La memoria di


Sciascia, Maria Capua Vetere (CE),
Ipermedium libri, 2014, pp. 224.
BERGAMN, JOS, Las voces del eco (An-
tologa potica), edicin de Nigel -
Dennis, Sevilla, Renacimiento, 2013, bro de Federico Campbell, periodista y
204 pp. escritor mexicano, que la editorial Iper-
medium libri presenta al pblico italia-
La presente antologa potica, cuya Padre e
seleccin de textos se debe al cuida- memoria
do del hispanista Nigel Dennis, tiene a analizar la obra del siciliano Leonardo
el propsito de ofrecer al lector una -
muestra de las diferentes vertientes de
la labor potica de Jos Bergamn. Con
el intento de perfilar las diferentes vo- conocedor de la cultura italiana y, par-
ces del Bergamn poeta, los poemas
han sido divididos en cuatro apartados, -
sin seguir ningn criterio convencional
o cronolgico: cada agrupacin corres-
ponde a una voz popular, romntica el autor, a la compartida herencia espa-
y de tradicin simbolista, contemplati-
va, satrico-burlesca de la poesa del
autor. De carcter polifnico y multifor-
me, la poesa de Bergamn es infantil- sin haber estado nunca en Mxico.
mente anciana (el autor publica su pri- Con respecto al original en castella-
mera coleccin de poemas en 1961) y se no, la edicin italiana, en la bella traduc-
mueve alrededor de temas recurrentes,
como el amor, la muerte, el tiempo, el con una interesante entrevista realizada
sueo, la soledad. La escritura berga-
miniana, comenta Dennis, se configura traductora, de un aparato de notas rigu-
como un acto de disidencia o rebelda
frente al silencio de la censura y, en sen-
tido ms amplio, de la muerte: un acto Publicado apenas un mes despus de
sostenido por una honda fe en la palabra la muerte de Federico Campbell, esta
y en la poesa. Su voz es la voz de un edicin de La memoria di Sciascia, ade-
coro de voces y ecos, que se levanta ms de resultar muy interesante por su
hoy por encima del silencio de su propia
muerte para seguir hablndonos. Esta
antologa se compone entonces de dife-
rentes ecos: los ecos de la voz potica una versin italiana de su obra que rinde
de Bergamn y los ecos de la sensibili- honor a la original.
dad intelectual de Nigel Dennis, a quien
queremos recordar como uno de los ms
importantes especialistas de la obra de
Bergamn.

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CASTILLO FERRER Y RODRGUEZ, MI- joyas que reivindican el libro como obje-
LENA, Diez ensayos sobre Realidad. to de culto, apetecible a la vista y al tacto.
Revista de Ideas (Buenos Aires,
1947-1949), Granada, Fundacin
Francisco Ayala/Universidad de Gra- GARRIDO ARDILA, JUAN ANTONIO (COORD.),
nada, 2013, 271 pp. La narrativa subversiva de Unamu-
no. En el centenario de Niebla (1914-
Los ensayos que componen este vo- 2014), nmero monogrfico de nsu-
lumen fueron presentados en el Simpo- la, 807 (marzo de 2014), 36 pp.
sio Internacional En torno a Realidad.
Revista de Ideas (Buenos Aires, 1947- La obra de Unamuno, en todas sus
1949) que tuvo lugar en Granada los das vertientes, est ms en alza que nunca en-
22 y 23 de febrero de 2013, organizado tre lectores y estudiosos. En el centenario
por la Fundacin Francisco Ayala y por de la publicacin de Niebla, la revista
el Departamento de Literatura Espaola nsula ha dedicado uno de sus monogr-
de la Universidad de Granada. Ser rese- ficos a las novelas de Unamuno, con un
ado de manera ms extensa en el prxi- total de diez artculos que reconsideran
mo nmero de esta revista varios aspectos de la novelstica unamu-
niana. Coordinado por Juan Antonio Ga-
rrido Ardila, uno de los grandes expertos
CHACEL, ROSA, La lectura es secreto. en la obra de Unamuno y, actualmente, el
Prlogo de Ana Muia, Madrid, La mejor conocedor de Niebla, este nme-
linterna sorda, 2014, 319 pp. ro cuenta con las colaboraciones de un
equipo internacional de destacados una-
Esta bella edicin recoge textos de la munistas procedentes de Espaa, Reino
escritora vallisoletana publicados por J- Unido, Estados Unidos, Italia, Suiza y
car en 1989. El lector puede acceder de Dinamarca.
nuevo a escrituras, secretas por haber En el artculo introductorio, Miguel
sido publicadas ac y all, a lo largo de de Unamuno: gnesis de la novela con-
su vida sobre los muchos personajes que tempornea, Garrido Ardila lanza una
conoci, ley y admir. Sin duda, el es- rpida pero detallada mirada a la trayec-
crito poco despus del fallecimiento de toria de la novelstica de Unamuno, de-
Jos Ortega y Gasset de quien se consi- nunciando algunos lugares comunes pre-
der discpula y publicado en La Nacin sentes an en los estudios sobre el tema y
de Argentina es de los ms importantes. apuntando una serie de direcciones para
Este Ortega a otra distancia merece futuros trabajos. Garrido Ardila recuerda
ser ledo de nuevo ahora que se celebra cmo hace solo dos aos Jon Juaristi ca-
el centenario de Meditaciones Mas la lificaba el concepto nivola de broma
fina pluma de Chacel se percibe en cada sin mayor trascendencia, afirmacin que
lnea de cada uno de los textos que se pone como ejemplo de hasta qu punto
leen con verdadero inters. se ha malentendido la idea que Unamu-
Sirva, tambin, esta breve aproxima- no tena de la novela como gnero. Por
cin al libro de Rosa Chacel, como re- el contrario, el coordinador de este vo-
conocimiento a los nuevos editores que lumen nos recuerda la irona del prlogo
estn publicando, con esfuerzo, pequeas de Amor y pedagoga como ejemplo del

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tono burln con el que Unamuno se rebe- paratexto en la obra narrativa de Miguel
laba contra los crticos que se resistan a de Unamuno. Una gua intencional, por
aceptar las innovaciones tcnicas. Con el Bndicte Vauthier, estudia la variedad
mismo propsito, explica Garrido Ardi- de prlogos y eplogos en las novelas de
la, Unamuno inventa el trmino nivola, Unamuno para valorar su funcin terica.
con el que se burla de los crticos puris- Ejemplos de intertextualidad unamunia-
tas para decretar que l escribe un tipo de na: moscas, abejas y cochorros, por As-
novela nueva. Esa novela renovada que sunta Scotto di Carlo, pasa revista a las
Unamuno lider en Espaa es la misma alusiones que a los animales del ttulo
que por entonces se publicaba en otros se hacen en varias novelas de Unamuno.
pases de Europa. Para Garrido Ardila, El artculo de Scotto di Carlo se vuelve
las novelas de Unamuno deben conside- una reivindicacin de la originalidad de
rarse hermanas y en muchos casos pre- Unamuno en contra de quienes lo han
cursoras de sus correspondientes euro- descalificado por supuestos plagios, pues
peas (y nombra a autores como Virginia demuestra que el autor vasco reconoca
Woolf, James Joyce y Marcel Proust). La los orgenes de sus citas encubiertas.
nivola, como concepto literario, sera Los dos artculos siguientes alaban la
pues la novela modernista europea, pero profundidad filosfica de las novelas de
tambin una clara precursora de muchas Unamuno. En Ser, existencia y forma en
caractersticas de la novela postmoder- la novela unamuniana, Katrine Helene
nista espaola. Partiendo de esa base, Andersen defiende la idea de que Una-
Garrido Ardila explica la evolucin del muno pens sus novelas como modos de
novelar de Unamuno y cmo fue ensa- expresin de su filosofa. Claves para una
yando diferentes tcnicas modernistas aproximacin a la hermenutica unamu-
como la interiorizacin o la irona. niana, por Gemma Gordo Piar, explica
Esta amplia introduccin se sigue de brillantemente y con gran precisin cmo
los otros nueve artculos, sobre varios el conocimiento que Unamuno tena de la
aspectos de las novelas de Unamuno. hermenutica filosfica result clave para
Unamuno y cmo se hace el gnero de su concepto de la novela como gnero.
la novela, de Jane Neville, relee Cmo se Los ltimos tres artculos estn dedica-
hace una novela para destacar en ella el dos a Niebla como ejemplo superior de las
empleo de la narracin non-eventual, novelas de Unamuno. En El autor-Dios
tpica de la novela modernista europea, a de Niebla: agonismo e irona romntica,
la vez que explica que esa misma carac- Julio Jensen escribe sobre los paralelis-
terstica la sita como la obra precursora mos que hace Unamuno entre la relacin
del postmodernismo. El artculo de Luis autor-lector y la relacin Dios-hombre,
lvarez Castro, Nivola y metaficcin que entiende como una caracterstica ro-
en la narrativa espaola de Vanguar- mntica. La ruptura originaria y sus ecos
dia, tambin alaba a Unamuno como en Niebla, por Sergio Arlandis, repasa
maestro de la metaficcin y recuerda el algunos componentes existencialistas en
nmero de novelistas que otros crticos Niebla. Edward Friedman, en La niebla
han presentado como continuadores de metonmica: Unamuno y yo presenta las
la metaficcin unamuniana, por ejemplo ideas que marcaron el modo en que tradu-
Ramn Gmez de la Serna, Benjamn jo Niebla al ingls, con el ttulo Into the
Jarns, Rosa Chacel, Max Aub, etc. El Mist (Juan de la Cuesta, 2011).

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Este nmero de nsula ofrece a los LAVN BEDIA, ROBERTO, Beato de Liba-
lectores interesados por Unamuno un gru- na. Un poltico europeo de su tiempo.
po de ensayos importantes e innovadores Rasgos de su personalidad forjada
que nos ayudan a entender mejor la razn por el entorno muslime y reflejada
de ser de sus novelas. Es una excelente y en las fuentes. Santander, Librucos,
esencial aportacin a los estudios unamu- 2014. pp. 204.
nistas, lograda por el esfuerzo conjunto de
un equipo internacional de profesores, di- Beato de Libana es una apasiona-
rigidos por el buen hacer de Garrido Ardi- da y sesuda revisin de la figura intelec-
la, que se ha convertido ya en un reconoci- tual de ese monje de San Martn de Tu-
do estudioso de las novelas de Unamuno. reno en su contexto hispnico y europeo
del ltimo tercio del siglo VIII. Roberto
Lavn subraya acertadamente la trascen-
HALL, ROBERT H. Y ARELLANO, JOS dencia histrica que tuvo la posicin in-
SALVADOR, La casustica. Una meto- telectual de Beato de Libana en un mo-
dologa para la tica aplicada, Uni- mento crucial para la suerte de Europa
versidad Autnoma de Quertaro/Ed. y de la Pennsula Ibrica. Su denuncia y
Fontamara, 2013, 397 pp. crtica del adopcionismo frente a Elipan-
do y a Flix de Urgel, y su aporte origi-
Incluimos este libro que versa en ge- nal a la formacin del mito de Santiago
neral sobre cuestiones de tica aplicada, como patrono de la Espaa cristiana, re-
ordenados en cuatro secciones, porque presentaron posiciones intelectuales de
en la segunda, Casos y asuntos, recoge enorme proyeccin en la configuracin
un muy interesante captulo firmado por poltica de una Pennsula Ibrica en los
J. Patricia Prez Mungua, titulado La caminos de Europa, pues significaron la
desigualdad en la construccin de la so- apertura del incipiente Reino cristiano de
ciedad del Nuevo Mundo (pp. 191-210). Asturias al Sacro Romano Imperio Ger-
La profesora de la Universidad de Quer- mnico, establecido por Carlomagno, al
taro aborda un tema de gran inters para mismo tiempo que la defensa teolgica
los estudiosos del periodo siguiente a la de su independencia frente a la tendencia
conquista en que se establecieron rela- islamizante del arzobispo de Toledo, sa-
ciones entre dominadores y dominados. tisfecho con los beneficios (dimma) de su
La conclusin a que llega la autora es la connivencia con el dominio musulmn
siguiente: En su conjunto, la poblacin del Emirato independiente de Crdoba.
americana conformada por las distintas
migraciones dadas a partir del siglo XVI
cre un todo desigual que fue constru- LPEZ SENZ, M. DEL CARMEN, Dos fi-
yndose en distintos momentos en los losofas del Sentir: M. Merleau-Ponty
que la vulnerabilidad de sus componen- y M. Zambrano. Perspectiva fenome-
tes variaba del maltrato abierto, al intento nolgica, Saarbrcken, Alemania,
de control y la proteccin, las perspecti- Editorial Acadmica Espaola, 2013,
vas cannica y jurdica permiten compa- 225 pp.
rar derechos y el lugar social que ocup
cada componente segn la distancia que El estudio que M. Carmen Lpez
tenan con Dios y con el rey. Senz ofrece en este libro, lejos de ser

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un mero anlisis comparativo entre la PATIO PALAFOX, LUIS AARN, Juan Gi-
obra de Merleau-Ponty y la de Zambra- ns de Seplveda y su pensamiento
no, constituye una reflexin abierta, ri- imperialista, Mxico, Novohispania,
gurosa y fructfera en torno a un tema 2013, pp. 306
filosfico compartido por el fenomen-
logo francs y la filsofa espaola: el Es la segunda edicin del bien cono-
sentir, entendido como una dimensin cido libro de Luis Patio, profesor de la
previa a las tradicionales dicotomas UNAM, quien publicara la primera hace
sujeto-objeto, alma-cuerpo, actividad- ya seis aos. Buena muestra del inters
pasividad. La peculiar y atenta mirada de la obra es que vea ahora una nueva
de la autora reconocida investigadora edicin que el propio autor, confiesa,
en el campo de la fenomenologa nos apenas ha retocado. Los tres primeros
invita a leer las propuestas de ambos captulos del libro estn dedicados a los
pensadores desde una perspectiva con- precedentes sobre la esclavitud y la ser-
ciliadora, que encuentra en el dilogo vidumbre en la tradicin cristiana y los
con las filosofas de Bergson, Husserl y ms inmediatos de la conquista, mien-
Ortega y Gasset entre otros las herra- tras que el ltimo versa especficamente
mientas para interpretar la rehabilita- sobre Gins de Seplveda. Ah reside
cin de lo sensible, el ensanchamien- lo ms importante de esta monografa
to de la razn y el estudio del fenmeno cuyo apartado sobre la polmica india-
de los sueos y del tiempo como puntos na supone una aportacin de fuentes
de contacto entre estas dos figuras clave verdaderamente importante. As lo hace
de la filosofa del siglo XX. notar expresamente para esta edicin la
Dra. Virginia Aspe, directora del pro-
yecto SEP-CONACYT quien amadrina
MARTN LAGO, PEDRO Y MARTN GMEZ, esta investigacin sobre la que se anun-
MARA, Filosofa para despus, Ma- cia su continuacin que aportar ms
drid, Tecnos, 2014, 351, 302 pp. luz sobre la vieja controversia valliso-
letana. Como el propio autor cita en su
Escrito por la profesora de la Univer- introduccin a Francisco Castilla quien
sidad de Salamanca, Mara Martn G- ha trabajado desde Espaa sobre este
mez, y por Pedro Martn Lago, profesor humanista, reconozcamos la inmensa
de Bachillerato, este libro sobre la filoso- labor que en ambos lados se est hacien-
fa y su historia, quiere ser un ensayo de do por esclarecer documentalmente las
cmo filosofar despus de la historia o bases doctrinales sobre las que se basa-
cmo hacerlo desde el reposo y se presen- ron aquellas primeras relaciones entre
ta como una invitacin a leer la filosofa espaoles e indios americanos.
de manera indirecta y sin urgencias. Sus
catorce captulos, el ltimo de los cuales
est dedicado a la filosofa espaola, pre- RODRGUEZ LEAL, SIXTO (COMPILADOR),
tenden explicar la filosofa de la manera Juan Blanco el ltimo filsofo griego,
cmo a los autores les hubiera gustado Madrid, A parte rei, 2012, 301 pp.
que se la hubieran enseado a ellos. Un
ejercicio de reflexin sin pedantera, bien Este libro de filosofa, al modo ma-
escrito y estupendamente editado. chadiano, recoge testimonios de la vida,

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lecciones y testimonios de y sobre Juan disciplinar quiere siempre esconder,


Blanco, filsofo socrtico y, por tanto, intentando reflexionar y articular su
verdadero filsofo, anterior a la escritura investigacin desde la propia experien-
y solo al alcance de amigos y conocidos. cia personal y prctica de la filosofa.
Mas la nica manera de que no se pier- Cmo hiptesis principal, Santos afirma
da la palabra es ponerla por escrito sin que de las diversas representaciones que
traicionarla, es decir, sin que se pierda el entren en juego al referirse a Amrica
sonido que guardan la mesa camilla o de Latina depender el modo en que sta
caf y las paredes desnudas que an las influya finalmente sobre la filosofa: no
escuchan. Esta es la tarea que ha realiza- ser lo mismo la filosofa en el Nuevo
do el compilador Sixto Rodrguez. Mas Mundo que la filosofa en Nuestra Am-
no se crea el lector que encontrar filoso- rica. Traemos aqu el recuerdo de este
fa fcil, por el contrario, bien autntica libro, debido al inters que su lectura
es, como recuerda Alfonso Guerra en su tiene para comprender el significado de
testimonio, al sealar que nos invitaba filosofar desde Amrica, reimpreso de
de continuo a renovar el ideal que encar- nuevo recientemente.
naron los griegos, consciente de la nece-
sidad de encontrar un sentido, una razn
a la visin de la existencia de la sociedad VERSSIMO SERRO, ADRIANA Y OTROS
contempornea ciega ante el ser y re- (ORGANIZADORES), Potica da Razo.
hn de la capacidad hipntica de la po- Homenagem a Leonel Ribeiro Dos
sesin y la comunicacin. Libro, pues, Santos, Lisboa, Centro de Filosofia
para leer pero, ms an, para escuchar, Da Universidade de Lisboa, 2013,
en la medida en que la filosofa consista 925 pp.
en tiempos de Scrates bsicamente en
poner el odo. Los compaeros del Centro de Filoso-
fa de la Universidad de Lisboa han pro-
movido este homenaje a quien fuera su
SANTOS HERCEG, JOS, Conflicto de re- fundador. Dividido en cinco secciones:
presentaciones. Amrica latina como Testimonios, Kant revisado, la Filosofa
lugar para la filosofa. Santiago y su Historia, Filosofa de la Cultura y
de Chile, FCE, 2010 (reimpresin, de la Educacin y tica y Filosofa Pol-
2013). tica rene en torno a ochenta trabajos de
especialistas en cada uno de estos cam-
Jos Santos Herceg, joven filsofo pos, la mayora en lengua portuguesa con
chileno, aborda el siempre conflictivo la inclusin de dos captulos en lengua
debate que surge al hablar acerca de una espaola como reconocimiento a quien
filosofa propiamente latinoamericana, pas por universidades de Espaa y tiene
buscando aclarar aquello que cualifica a un excelente conocimiento de la filosofa
la filosofa cuando se la presenta en es- de ambos pases. Leonel Ribeiro es un
trecha relacin con un lugar especfico gran maestro como testimonia el nme-
como Amrica Latina, y cmo la cua- ro y calidad de los trabajos recogidos en
lifica. Desde una perspectiva novedosa este volumen.
y muy provechosa, instala su indaga- Entre las actividades que el profe-
cin desde ese quin que la filosofa sor Ribeiro ha impulsado se encuentra

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la recuperacin del pensamiento portu- periodo del inicio de la misma pero con
gus que tiene una vida muy activa en los matices que l desarrolla con deteni-
el Centro de Filosofa de la mano de su miento en estas pginas.
continuador, el profesor Pedro Calafate. Un buen libro, que se lee con gusto al
Nos hallamos, sin duda, ante una mues- tiempo que se obtiene una visin equili-
tra muy cuidada del estado en que se en- brada de un periodo de la historia de la
cuentra la produccin filosfica de nues- filosofa, clave para entender los siglos
tros amigos portugueses como recono- que han venido despus hasta finales del
cimiento a la trayectoria de un filsofo XX.
de gran formacin, atento a todas las
orientaciones desde su especializacin
en el filsofo alemn, cultivador de la VV.AA., La Institucin Libre de Ense-
tica del deber manteniendo, siempre, el anza y Francisco Giner de los Ros.
gesto amable y humano cuya impronta Nuevas perspectivas, Madrid, Edito-
se percibe en el Centro que deja en le- rial: Fundacin Francisco Giner de
gado. Rigor filosfico y sentido humano los Ros, 2013, 1971 pp.
se anan en este voluminoso libro donde
el lector aprender tanto como sentir el Mencin especial merece la reciente
calor del afecto por el maestro. publicacin de una edicin en tres vo-
lmenes que recoge en orden cronolgi-
co una coleccin de textos de temtica
VILLORO, LUIS, El pensamiento moderno. krauso-institucionista, conjugando los
Filosofa del Renacimiento, Mxico, textos clsicos con algunos textos nove-
FCE/El Colegio Nacional, Coleccin dosos, y en la que se aporta un nuevo
Centzontle, 2013, 171 pp. enfoque a este tema. El eje temtico en
torno al cual se articula esta obra es la
Coincide esta segunda reimpresin Institucin Libre de Enseanza y la re-
de la obra de Luis Villoro, publicada generacin de la educacin en este pe-
por vez primera en 1992, con el falleci- riodo, sobre todo, de la mano del que fue
miento de su autor, acaecido en marzo su principal inspirador y fundador, Fran-
de este ao 2014. Bellamente editada cisco Giner de los Ros. El primer vo-
en la coleccin Centzontle, rene diez lumen aborda el tema del Reformismo
ensayos apoyados en un ndice onoms- Liberal. La Institucin Libre de Ense-
tico y una bibliografa. Son fruto de sus anza y la poltica espaola. El segun-
clases, expuestas a comienzos de los no- do volumen se titula La Institucin Li-
venta, y en ellas Villoro reflexionaba so- bre de Enseanza y la cultura espaola
bre los orgenes de la modernidad en un y el tercer volumen es una Antologa de
momento en que la imagen moderna del textos en la que se recoge una amplia
mundo pareca haber llegado a su final. seleccin de textos histricos que son de
Desde este momento histrico nuestro gran utilidad. En el prximo nmero 20
la reflexin de Villoro sobre la Moder- de la Revista de Hispanismo Filosfico
nidad y sus muchos sentidos adquiere se dedicar una nota extensa a esta obra,
actualidad por el conocimiento que el con motivo del I centenario de la muer-
autor mexicano muestra de la baja Edad te de Don Francisco Giner de los Ros,
Media y el paso al Renacimiento como ocurrida el 17 de febrero de 1915.

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Archiwum. Historii Filozofii. I Mysli etc. etc., hasta completar una semblanza
Spolecznej (Archivo de Historia de la justa con la trayectoria del querido cole-
Filosofa y Pensamiento Social), vol ga polaco.
58/2013, Instituto de Filosofa y So- El volumen se cierra con un resumen
ciologa de la Academia Polaca de las de su actividad profesional y la relacin
Ciencias, 390 pp. de publicaciones de Eugeniusz Grski
que proporciona esta visin de su per-
Traemos a estas pginas el volumen sonalidad, al tiempo que se trata de una
que la importante revista de la Acade- herramienta til para futuros estudios.
mia de las Ciencias de Polonia dedica a
la Memoria de quien ha sido gran his-
panista, Eugeniusz Grski. Preparado, FerrolAnlisis, 28, 2013, 365 pp.
inicialmente, como un homenaje a su
trayectoria, su repentino fallecimiento Nos llega el ltimo nmero de esta
lo ha convertido en homenaje pstumo, magnfica revista (algunos de los ante-
absolutamente merecido como recuerda riores ya hemos tenido oportunidad de
su discpulo el profesor Jaglowski en el recomendar en estas pginas) y lo hace
In memoriam que le dedica, en pginas por la amabilidad de Luis Mera, corazn
anteriores de este nmero de la Revista de esta empresa, pues, como recordaba
de Hispanismo Filosfico. Veintitrs son Zambrano, es el corazn, ms que el ce-
los artculos dedicados a su memoria, rebro, la base del pensamiento universal.
entre los cuales el lector podr encon- Y es, precisamente, el corazn el que
trar nombres conocidos del pensamien- sostiene a Luis y a esta hija de papel
to en lengua espaola, tanto de Espaa refinado, cultivado, exquisito, lleno de
como de Amrica, as como de colegas imgenes y de texto cuidado y selec-
polacos del Instituto al que tantos aos cionado. Solo el desconocimiento hace
perteneci. No falta ninguno de los te- que no se aprecien en lo que deben re-
mas que constituyeron su ocupacin e vistas como FerrolAnlisis que acoge
inters en su intensa vida intelectual, in- firmas de mucho nivel, aunque no entre
cluido el que dedica Concha Roldn al en competiciones estriles. Ocho son las
pensamiento del propio Gorski; tampoco secciones en que se dividen los artculos
el dilogo entre Europa y Amrica y los en este nmero, con un importante peso
temas clsicos de la filosofa, entre ellos de la historia. Mas, para los filsofos, es
algunos que implican directamente a la obligado destacar la seccin que, bajo el
historia de Espaa como la polmica de nombre de Carlos Gurmndez, pensador
Valladolid o lo que Francisco Surez sig- tan querido para el grupo editor de la re-
nific como filsofo para la modernidad. vista por buenas razones, est dedicada a
No faltan estudios sobre El Quijote, Una- la figura de la gallega ferrolana, Concep-
muno, la generacin del 98, Ortega, Jos cin Arenal. Seis son los artculos que la
Luis Cano; ni sobre algunos filsofos del conforman y constituyen una aproxima-
exilio como lo fue Ferrater Mora; y, fi- cin completa a la figura de esta mujer,
nalmente, tampoco faltan las reflexiones pionera en la lucha por los derechos de
de orientacin americanista sobre inter- quienes habitan la prisin en algn tiem-
culturalidad, teologa de la liberacin, po de la vida.

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CARTEL DE LAS JORNADAS INTERNACIONALES ORGANIZADAS CON OCASIN DEL
CENTENARIO DE LA PUBLICACIN DE MEDITACIONES DEL QUIJOTE.
EN LA FOTO, JOS ORTEGA Y GASSET SOSTIENE UN EJEMPLAR
DE LA PRIMERA EDICIN DE SU OBRA.
INFORMACIN SOBRE INVESTIGACIN Y TESIS DOCTORALES

Resmenes Pequeo, de la Universidad Autnoma de


de Tesis Doctorales1 Madrid. La tesis ha sido dirigida por el
Dr. Toms Albaladejo, de la Universidad
Autnoma de Madrid, siendo co-director
NUO AGUIRRE DE CRCER GIRN el Dr. ngel Garca Galiano, de la Uni-
versidad Complutense de Madrid.
LA ACTITUD CONTEMPLATIVA El ncleo central de esta tesis doctoral
A TRAVS DE LA OBRA DE es un anlisis comparatista entre la pro-
CHANTAL MAILLARD puesta de escritura de Chantal Maillard
y los presupuestos tericos de la con-
Directores: Dr. Toms Albadalejo templacin en tanto estrategia de vida.
y Dr. ngel Garca Galiano La novedad de este planteamiento radica
Universidad Autnoma de Madrid no slo en la dificultad de comparar dos
(2012) mundos conceptuales tan amplios, sino
en el hecho de que la obra de Maillard
Se ha defendido en la Facultad de Fi- no haba sido abordada en su totalidad
losofa y Letras de la Universidad Aut- hasta el momento. El investigador deja
noma de Madrid, en su Departamento de fijado el corpus textual y argumenta la
Lingstica General, Lenguas Modernas, periodizacin de su obra, apoyndose en
Lgica y Filosofa de la Ciencia, Teora presupuestos filolgicos, comparatistas
de la Literatura y Literatura Comparada, y retricos. Tambin seala el hilo con-
el 20 de diciembre de 2012 la tesis doc- ductor central de la obra de Maillard: la
toral La actitud contemplativa a travs cuestin del yo individual.
de la obra de Chantal Maillard, tesis de La tesis doctoral se divide en tres
Doctorado europeo presentada por Nuo grandes secciones, precedidas de una
Aguirre de Crcer Girn, becario de introduccin. sta se plantea como una
Formacin de Personal Universitario en presentacin del estado de la cuestin, en
dicho Departamento y actualmente Lec- donde se resuelven los interrogantes ms
tor de Espaol en Jamia Millia Islamia importantes en relacin con las fuentes
(National Islamic University) de Nueva primarias (problemtica textual), la pe-
Delhi, India. riodizacin (panorama general de la obra
El tribunal ha estado formado por el de Maillard) y la metodologa empleada.
Dr. Germn Gulln, de la Universidad de El primer captulo aborda la etapa ju-
Amsterdam, Pases Bajos, como presi- venil de Maillard, desde sus comienzos
dente, por la Dra. Pilar Gonzlez Espaa, hasta la aparicin del diario literario en
de la Universidad Autnoma de Madrid, su horizonte expresivo. Partiendo del
como secretaria, y por los vocales si- anlisis de la filosofa de Mara Zam-
guientes: el Dr. Enrique Baena Pea, de la brano, Maillard plantea una crtica cons-
Universidad de Mlaga, la Dra. Virginia tructiva de la razn potica, empleando
Trueba Mira, de la Universidad de Barce- elementos tericos procedentes de lo que
lona y el Dr. Francisco Javier Rodrguez se ha dado en llamar la Lingstica Cog-
nitiva. En su obra potica, sus obras estn
1
Los resmenes han sido proporcionados al fuertemente influenciadas por los prime-
Consejo de Redaccin por los propios autores de ros viajes a India, as como la presencia
las tesis doctorales. constante de la muerte. Ambos vehculos

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352 Resmenes de tesis doctorales

expresivos confluyen en el diario, por lo el diario Husos y el poemario Hilos, al


que el primer captulo de la tesis se cie- que acompaa Cual, punto culminante
rra con un anlisis exhaustivo de este g- de las estrategias de escritura arreferen-
nero literario, desde el punto de vista de cial maillardianas. Tras un anlisis ex-
la moderna Teora de la Literatura, a la haustivo de las tres operaciones consti-
que se aaden los aportes de la Historia tutivas de estos tres discursos, se ofrece
Literaria comparatista y las reflexiones un anlisis comparativo entre el plantea-
personales del investigador. miento de Maillard y las tradiciones de
El segundo captulo dedica un gran pensamiento indio en las que se inspira.
nmero de pginas al anlisis textual ste acta al mismo tiempo como con-
de los principales diarios escritos por clusin de la lectura de Husos e Hilos
Maillard en la dcada 1990-2000. Este y como apertura de la obra de Maillard
esfuerzo comienza y termina con dos al universo conceptual oriental en el
viajes a la India, en 1992 y en 1999, que se inspira. El captulo se cierra con
donde culmina la indagacin interior y un anlisis crtico de las ltimas obras
se produce el salto contemplativo que publicadas por Maillard hasta la fecha,
conduce a la etapa de madurez que se centrndose en Blgica, obra en donde
analiza en el captulo tercero. Junto a la autora analiza su infancia y su retorno
estos textos, el investigador analiza la a Bruselas desde los planteamientos de
produccin ensaystica de Maillard, en auto-anlisis contemplativo.
la que confluyen los estudios de esttica La tesis se cierra con unas amplias
oriental (Rasa, El crimen perfecto, La conclusiones cuya principal intencin
sabidura como esttica) y la investi- es contrarrestar el enfoque linear del
gacin personal de la autora: La razn planteamiento de los tres captulos, mos-
esttica. Tambin merece una seccin trando el carcter dinmico, orgnico y
separada el estudio de Matar a Platn, circular de la investigacin de Maillard.
sin duda la obra de mayor repercusin Centrndose en las tres ciudades cen-
de este periodo, dado que Maillard ob- trales en la trayectoria vital de la autora
tuvo el Premio Nacional de Poesa en (Mlaga, Benars y Bruselas), el inves-
2004 por este texto. El captulo se cierra tigador da una visin de conjunto en la
con el anlisis textual de Benars, texto que las lecturas de las diferentes obras
capital en el que se exploran los lmites encajan y muestran todo su potencial sig-
de la contemplacin, empleando los dos nificativo.
gneros predilectos de Maillard como La tesis doctoral de Nuo Aguirre de
creadora: el diario y el poema. Crcer Girn es, sin duda, una contribu-
El tercer captulo comienza estable- cin imprescindible para la comprensin
ciendo una definicin operativa de lo de la obra de Chantal Maillard. Destaca
que se considera actitud contempla- su minuciosidad en la lectura al tiempo
tiva. De ah, se analiza su aplicacin que se plantea un marco general para
concreta en la obra de Maillard: primero comprender la obra en su conjunto. Tam-
en la produccin ensaystica del perio- bin es digna de mencin su capacidad
do 2000 2010 y posteriormente en su para mostrar las lneas de conexin en-
obra diarstica y potica. Se llega as al tre el planteamiento contemplativo de la
anlisis del dstico fundamental de la autora y sus fuentes de inspiracin, tanto
produccin maillardiana, formado por orientales como occidentales.

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Informacin sobre investigacin y actividades 353

ANTONIO DE LOS BUEIS te posible el llamado estado de la cues-


tin. Apenas ha quedado en este punto
VIDA, OBRA Y PENSAMIENTO DE nada por explorar, confirmando con ello
MARCIAL SOLANA (1880-1958) lo pertinente del estudio, dada la pobreza
de lo hasta ahora sabido sobre este autor.
Director: Dr. Antonio Heredia Soriano Apoyado en fuentes de primera
Universidad de Salamanca mano, muchas de ellas usadas por prime-
(2012) ra vez y aun inditas, se pasa a continua-
cin a trazar la biografa de Solana que,
Marcial Solana Gonzlez-Camino es dividida para su estudio en cuatro eta-
uno de los autores del llamado corpus pas, aparece al final. No slo ser, como
histrico de la filosofa espaola, des- hasta ahora nicamente se deca, uno de
graciadamente interrumpido en el XVI, los autores del corpus arriba citado, sino
justo en los tres volmenes publicados un pensador y escritor polgrafo inserto
por l mismo bajo el ttulo Historia de en la lnea del tradicionalismo espaol,
la Filosofa Espaola. poca del Rena- ocupado en muy diversas actividades de
cimiento. Siglo XVI (Madrid: Asociacin tipo social, religioso, poltico, cultural
para el Progreso de las Ciencias, 1940- y econmico. Seguidor de Menndez
1941). El diseo del citado corpus se Pelayo, Solana defendi con claridad
debi a la pluma de Adolfo Bonilla San la existencia y dignidad de una filoso-
Martn, que, siguiendo los pasos de Gu- fa espaola, pero, contradiciendo a su
mersindo Laverde Ruiz y de Marcelino mentor, puso la base ms representati-
Menndez Pelayo, lo inici l mismo y va de ella en la escolstica renacentista,
lo continuaron Miguel Cruz Hernndez y idea que no casaba con la que tena don
los hermanos Toms y Joaqun Carreras Marcelino sobre el particular, asentada
Artau. De estos otros autores del corpus, en lo que l mismo llam el vivismo. En
poco, pero algo se ha escrito. Sin embar- todo caso, Solana reconoci que en los
go, de Solana slo artculos sueltos de escolsticos espaoles del siglo XVI se
peridico y algunas reseas de su obra dieron las condiciones necesarias para
principal publicadas entre 1942 y 1944. merecer el ttulo de verdaderos filso-
Casi nada se saba a fondo de este autor, fos: buscar la verdad ante todo, seguir
por lo que lo primero que proceda hacer un mtodo riguroso y avanzar en el co-
era una presentacin amplia de esta figu- nocimiento aportando originalidad.
ra, un estudio ms expositivo que analti- Una de las partes ms valiosa de la te-
co de su vida, obra y pensamiento. Y en sis se ha dedicado al establecimiento del
eso consiste fundamentalmente esta tesis corpus casi completo y clasificado por
doctoral. materias (filosofa, historia, derecho y
El trabajo lleva la marca de una cono- teologa) de las obras de Solana (ms de
cida escuela historiogrfica nuestra, muy cien), apoyo imprescindible para quien
actual, caracterizada por poner delante de desee continuar la labor investigadora.
la necesaria tarea analtica e interpretati- Incluso hay un apartado dedicado a su
va los slidos cimientos de unos materia- epistolario que, si no se presenta muy
les bien compactados y contrastados. A rico, con las noticias que se ofrecen sobre
ello dedica la tesis toda la primera parte. su archivo y ficheros de trabajo, abre el
En ella se desarrolla lo ms ampliamen- camino para seguir enriquecindolo.

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354 Resmenes de tesis doctorales

Con el rescate de Marcial Solana un El polgrafo montas Marcial Sola-


autor ciertamente de segunda fila, pero na fue Doctor en Filosofa y en Derecho,
no por ello menos digno de ser tenido en Alcalde de La Concha de Villaescusa
cuenta, al menos como tipo de un grupo (Cantabria), Diputado a Cortes por San-
humano real y posible de nuestra histo- tander, Acadmico correspondiente de la
ria, se ha intentado completar en esta Real Academia de Ciencias Morales y
tesis, con rigor y conocimiento de causa, Polticas, Caballero de la Orden de Mal-
y al servicio de la verdad histrica, una ta, miembro del CSIC y de la Sociedad
de las lneas ms activas y presentes en la Menndez Pelayo, Presidente del Centro
vida espaola de los siglos XIX y XX: la de Estudios Montaeses, Cronista del
nacida y derivada del pensamiento tradi- valle de Villaescusa. Y, ante todo, un his-
cionalista, vivo an entre nosotros. Pero panista y pensador enraizado en filosofa
este trabajo no clausura nada, sino que en lo que consider ms valioso y per-
abre y anima a nuevos estudios y tareas, manente de la escolstica espaola rena-
entre ellos: centista, y en historiografa filosfica, en
1. La recopilacin y edicin infor- la escuela histrica espaola contempo-
mtica de todas las obras de Solana, las rnea derivada del magisterio de Menn-
escritas por l y las de su coleccin parti- dez Pelayo-Bonilla San Martn.
cular contenidas en su biblioteca privada
y en los diferentes archivos.
2. El estudio comparativo de la bi- ROSA BENITEZ ANDRS
blioteca completa de Solana con su fiche-
ro bibliogrfico, depositados en el Semi- ESTTICA DE LO INESTABLE:
nario de Corbn (Cantabria). INCERTIDUMBRE,
3. La publicacin digital de las foto- MULTIPLICIDAD Y
grafas y documentos importantes rela- DESPLAZAMIENTOS POTICOS
cionados con el autor que, por evitar infla- EN JOS-MIGUEL ULLN
cin, han debido quedar fuera de la tesis.
4. La publicacin de las obras y ma- Director: Dr. Domingo Hernndez
nuscritos no editados, cuyos borradores Snchez
se encuentran repartidos en los diversos Universidad de Salamanca
archivos ya localizados. (2013)
5. Una nueva edicin crtica de su
obra principal, la Historia de la Filosofa La escritura de Jos-Miguel Ulln
Espaola, que contenga todas las notas ocupa una posicin tremendamente
nuevas manuscritas e inditas, rectifica- anmala en el sistema literario espaol.
ciones, anexos, matices, ampliaciones Tanto la dificultosa adscripcin del autor
realizadas por el propio Solana, y que se a los genricos modelos comprensivos
conservan en su archivo personal. del hecho literario presentes en nuestra
6. Un estudio comparativo del autor tradicin, como su particular modo de
con el resto de hispanistas e historiado- enfrentar el trabajo potico manifiestan
res de la filosofa espaola, as como con una clara excentricidad respecto a los
autores de otras tendencias ideolgicas y habituales cauces de estudio y praxis de
filosficas: liberales, republicanos, krau- lo lrico. Esta investigacin ha tratado,
sistas, etc. por tanto, de examinar los mecanismos

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Informacin sobre investigacin y actividades 355

y principios estticos que rigen la poti- artes, a fin de generar un dilogo entre las
ca de Jos-Miguel Ulln, a travs de un problemticas concretas abordadas por el
anlisis pormenorizado de las particula- autor y aquellas investigaciones orienta-
ridades que fundamentan su poesa. Para das a interpretar procesos afines.
ello, el estudio se ha centrado no slo en Haciendo especial hincapi en la re-
los libros de poesa publicados por el au- flexin que la esttica ullanesca establece
tor, sino tambin en aquellos otros textos entre arte y realidad, ha sido la compleja
que mantienen una afinidad y dependen- trama de relaciones procedimentales y
cia esttica con respecto a los primeros. de pensamiento descrita por su poesa la
De este modo se ha pretendido solventar que ha guiado el desarrollo de este tra-
las posibles deficiencias que un examen bajo. Asimismo, el carcter inestable de
excesivamente restrictivo del corpus pu- esta escritura es el que ha determinado
diera ocasionar a la hora de comprender una caracterizacin basada en la incerti-
una actividad discursiva poco atenta a la dumbre, multiplicidad y desplazamien-
norma y de lmites difusos. tos poticos planteados por el proyecto
El mtodo de trabajo adoptado ha per- textual de Jos-Miguel Ulln. En este
seguido, pues, respetar en todo momen- sentido, el anlisis y exposicin de ta-
to esa versatilidad que determina a esta les atributos ha quedado dividido en tres
poesa, sin renunciar no obstante a expo- grandes secciones, que componen la es-
ner sus propsitos y principales lneas de tructura de esta tesis doctoral.
actuacin. Asumiendo de esta manera el As, en primer lugar, el estudio se ha
rechazo que la propuesta del poeta mues- ocupado del contexto creativo y terico
tra con respecto a las categorizaciones de que envuelve la poesa de este autor. A
naturaleza firme y excluyente, esta tesis lo largo del captulo que da inicio al tra-
ha buscado profundizar en los ncleos de bajo, se ha profundizado en los ms des-
conflicto esttico a los que se enfrenta: tacados discursos de legitimacin y ex-
la mecanizacin de la experiencia y sus gesis que, durante la segunda mitad del
cdigos representativos, la tendencia a siglo XX, trataron de describir el rumbo
diluir posturas complejas en binomios de la lrica espaola contempornea. El
incompatibles, la normalizacin de las propsito perseguido en esas pginas
hablas o la pugna en favor de lo idntico ha sido el de medir cmo ha incidido el
y reconocible. Tal perspectiva investiga- modo de estructurar la realidad potica
dora responde, por otra parte, a la volun- nacional de tal periodo en el proceso
tad de asumir dos objetivos fundamenta- de formacin y recepcin de la poesa
les: de un lado, destacar la escritura de escrita por Ulln. Se ha intentado clari-
un poeta que fundamenta su reflexin y ficar, pues, cules han sido las dinmi-
prctica esttica en el disenso frente a lo cas formativas de los idearios poticos
consumado y, de otro, hacerlo a travs de ms arraigados en los estudios literarios
diferentes modelos de pensamiento que de nuestro pas para, en un segundo
abogan por una concepcin de la litera- momento, poder ubicar a Jos-Miguel
tura en trminos de produccin crtica de Ulln en relacin a esos mismos para-
sentido en el lenguaje. Ha resultado im- digmas. Tras esta revisin, se ha busca-
prescindible, por ello, apoyar el estudio do comprender ms a fondo el espacio
en el marco crtico y conceptual propor- disfrutado por la poesa del autor dentro
cionado por la Esttica y la Teora de las del mencionado contexto. Para ello, en

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356 Resmenes de tesis doctorales

el segundo captulo, se han puesto en re- el poeta con un inters subversivo simi-
lacin las principales lneas explicativas lar al que se acaba de describir. El trata-
all constatadas con las categoras que miento irnico de la realidad que plantea
comnmente han proporcionado un re- esta poesa, as como sus figuraciones,
ferente bajo el cual situar al poeta. han ocupado, pues, el quinto captulo del
Las especificidades de esta textuali- trabajo. La irona ullanesca se revela en
dad han posibilitado, de este modo, un este punto como mtodo de pensamien-
slido argumento desde el que valorar to y accin clave en el desarrollo de su
tanto las aportaciones distintivas de su potica. As, desde algunas de las carac-
poesa a la trama literaria espaola, como tersticas propias al proceder irnico la
el lugar otorgado al escritor. De ah que ambigedad semntica, la yuxtaposicin
la siguiente seccin de esta tesis se haya de enunciados muy dispares, la ausencia
dedicado a la que probablemente sea la de sntesis o la incertidumbre lectora el
singularidad ms destacable del trabajo paso hacia otros recursos de irresolucin
potico ullanesco en relacin a la poesa discursiva en la poesa de Ulln se hizo
nacional. En concreto, se trata de la espe- trayecto obligatorio. De ah que, en el l-
cial relevancia que, a travs de la escucha, timo captulo de la tesis, se haya tratado
este poeta otorga al mbito de lo senso- de abordar esos medios escriturales con
rial dentro de sus textos, en una lnea que los que el poeta insiste en el desbarata-
insiste en la alteracin de los regmenes miento de las lgicas significativas de
discursivos de ndole convencional. El carcter normativo y normalizado. En
examen de las derivas experimentadas este sentido, este apartado final no slo
por el predominio de lo visual en la cul- recoge el principal repertorio de mtodos
tural occidental ha permitido evidenciar empleados por el autor, sino tambin una
que esta poesa se propone deslizar los sntesis interpretativa de la potica que
focos de atencin hacia contextos expe- subyace a los mismos.
rienciales con una baja codificacin lite- El estudio se cierra con un epgrafe
raria y que an permanecen ajenos a la de conclusiones en el que se resalta que
normalizacin y su consecuente prdida si bien las formas, tcnicas, materiales,
de contenido del lenguaje administrado. actitudes y propuestas de Jos-Miguel
A este anlisis ha seguido un trabajo por- Ulln responden a una esttica de ca-
menorizado sobre los textos del poeta rcter inestable, donde la variabilidad
desde una perspectiva que destacase ese se erige como principio rector, todo ello
deslizamiento sensorial practicado por su remite sin embargo a una misma preocu-
escritura. Dicho captulo ha pretendido pacin: la capacidad del lenguaje potico
esclarecer las motivaciones que empuja- para alterar los modos de produccin y
ron al autor a ocuparse de ese mbito de recepcin discursiva afianzados en con-
experiencias arrumbadas por la prctica ductas convencionalizadas y conniventes
literaria, as como el tratamiento textual con la supuesta neutralidad de cualquier
que le ha otorgado. enunciacin. Asimismo, junto a una am-
Tras haber atendido a los materiales plia y rigurosa bibliografa, la tesis apor-
ms representativos de su escritura, se ha ta un anexo documental en el que, entre
dedicado la tercera seccin del trabajo a otros materiales, se ofrecen diferentes
examinar aquellos procedimientos de in- textos inditos pertenecientes al archivo
determinacin semntica empleados por personal de Jos-Miguel Ulln.

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Informacin sobre investigacin y actividades 357

DANIEL CASTAOS trasfondo filosfico de estos autores a lo


largo de todo el curso en cuestin, a lo
LO DIFANO EN ZUBIRI. CURSO largo de todo el estudio.
1931-1932 Es precisamente el tema difano algo
que muy posiblemente se trajo de Ale-
Director: Dr. Carlos Beorlegui mania ya que, como tal, no aparece con
Universidad de Deusto (Bilbao) anterioridad a este curso acadmico, as
(2013) como en trabajos o publicaciones ante-
riores. El Horizonte de la Movilidad sa-
La investigacin realizada en la tesis caba a colacin la pregunta clsica sobre
doctoral cuya recensin presento, tiene el por qu del movimiento de las cosas, la
su origen en la creciente necesidad de los admiracin ante un mundo en constante
pensadores del nuevo siglo XX de supe- cambio y transformacin. Los temas pre-
rar y transgredir teoras y formas de pen- socrticos tenan este referente, la laten-
samiento imperantes a lo largo de todo el cia de las cosas, el orden, la posicin, la
siglo XIX. Renovar una larga poca de physis; en un intento por acotar qu era
rutina mental, oculta bajo los diversos aquello que se mostraba ante nuestra mi-
neos agnicos ante el imparable avan- rada. Las distintas teoras surgidas de los
ce social y cientfico (Primeros Escritos distintos autores, Parmnides, Herclito,
(1921-1926). Anaxmedes (), van poco a poco sola-
Todas estas inquietudes filo-cient- pndose unas con otras, a pesar de ser en
ficas Zubiri las toma de primera mano muchos casos contrarias en su sentido y
en su estancia de dos aos en Alema- exposicin. Surge, por tanto, un primer
nia. Einstein, Schrdinger, Husserl, momento difano en lo que respecta a la
Heidegger, as como otros pensadores positividad o dinmica de las distintas
y cientficos germanos de principios de teoras que se van entrelazando unas con
siglo, le ayudaron a conformar las nue- otras, formando como un corpus de fuer-
vas corrientes intelectuales en boga en zas sobre las que se constituir la mate-
aquellos momentos. El curso acadmico ria. A la postre, el propio ser se apoyar
1931-1932, impartido ya en la Universi- en esta materia como modo de continui-
dad Central de Madrid, tras su regreso, dad espacio-temporal.
result ser todo un ejercicio de descarga El hecho de que tales fuerzas pose-
de aquellos conocimientos y reflexiones yeran tambin una capacidad de imbri-
trados de Europa. cacin, o como comentaba Zubiri, de
El tema en el que se basaba este curso enfrontamiento, estableca una segun-
era el Horizonte de la Movilidad, y fue da dinmica difana en la conformacin
una buena excusa para exponer de fondo de la realidad en el ser. No slo haba
los paradigmas heideggerianos y husser- dinmicas, sino que esas positividades
lianos a travs de toda la obra, a travs se enfrontaban unas con otras. An as,
de todo el curso. Aunque la rbita inves- y con todo, este transcurrir dinmico
tigativa de esta tesis doctoral ha estado de la realidad no era inocuo: iba dejan-
marcada por la definicin y aclaracin do residuos en su durabilidad. Poco a
del elemento difano como momento poco va surgiendo physis, universo; y es
constitutivo y formativo del propio Hori- precisamente desde este surgir inestable
zonte de la Movilidad, no obvia el claro constante donde se aperciben cambios y

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358 Resmenes de tesis doctorales

ultimidades. Cada ultimidad conlleva- La relevante geomtrica espacial se


ba siempre un estadio esttico, un nous ve obligada a admitir un logaritmo al-
que sugera cierta tendencia al agrupa- gico en cualquiera de sus presupuestos
miento de dicha materia, al menos en la geomtricos o geo-matemticos. Toda
captacin virtual del sujeto. La ultimidad verdad (aletheia) necesitaba forzosa-
result fundamental en la posterior re- mente un relativo como constitutivo for-
latividad del concepto tiempo, algo que mativo de s misma. El alogon se mostra-
tambin asumira plenamente la propia ba como algo anterior a la propia physis,
visin del ser. y por ende al propio tomo; haba una
Consiguientemente, lo difano radi- con-formidad algica de la realidad. Esto
caba en el Horizonte de la Movilidad, no queda en evidencia a partir de que el ser
en un sentido receptivo-pasivo de un ser comienza a estructurar realidad propia
en formacin de realidad, era algo ms hacia y desde s mismo. Toda estructura-
que un mero espectador de realidades. cin va siempre acompaada de un rela-
Ms que receptividad habra que hablar tivo que hace que la totalidad no termine
de conceptividad, de capacidad para nunca de absolutizarse, le provoca una
englobar sinergias que, por una causa u ultimidad constante en todo su devenir
otra, iteraban en el movimiento de rea- de actos. Esto no era del todo negativo:
lidad en el sujeto. Adems de Universo, la totalizacin siempre ltima o relativa
surge el cosmos (cercano), y el mundo le permita viajar en actualidades que el
propio del sujeto. Se daba una tendencia propio mundo en el que est creciendo
a totalizar distintas franjas de realidad, le va a ir aportando. El ser se convier-
absolutos disolutos ante el constante te en un viajero de s por su capacidad
cambio en el que se vea sumido el sujeto estructurante de arrealidad, un tipo de
de realidad. Totalidad cerrada y momen- absoluto largamente relativo.
tnea de su transcurso fsico hacia lo El continuo concurso del acto en el
real. cosmos cercano de cosas, de otros, va
El decurso de la realidad (difana) en estructurando en l un perfil de reali-
el ser, como poso latente de este trans- dad propia, algo parecido a una physis
currir fsico o atmico, converta las co- propia, debido a que los actos terminan
sas en algo predecible, muy causado en deviniendo con las cosas, surgiendo
trminos de su surgir (universal). El des- una especie de pequeos horizontes en
cubrimiento del alogon por parte de los los que se tiene que desenvolver. Se crea
pitagricos, a travs de la raz cuadrada un rastro fsico de su fruir fluyente de
de 2, un nmero cuntico imposible de realidad, surgen las acciones, ahistori-
concretar numricamente, ech al traste cidades que han de confrontarse con los
toda la visin sinrgico-causal de la rea- actos, creando al mismo tiempo que
lidad, su fluencia, la tendencia a la armo- est creciendo. El ser, adems de estruc-
na como radicalidad atmico-universal. turar, construye realidad. La demanda
Esto oblig a tener que tomar como re- continua de realidad dentro y fuera de s
ferentes al momento y al acto mismo en le obliga a estar presente como un tal
el que surgan las cosas, a su fruir de real en cada acto y en cada accin. No
realidad, ms que a su fluir epicntrico. slo es trabajo de ser, necesita que ese
Los socrticos denominaron a este mo- trabajo produzca ser de s, realidad de
mento de fruicin como luz del ser. s. La demanda de realidad ahora citada

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Informacin sobre investigacin y actividades 359

se transpone en momentos-constructo Por lo tanto, lo difano (naturaleza)


hacia s. Necesita crear un momento de es una anterioridad al momento campal
apersonalidad, crear una comunin (paisaje) y al momento ulterior de la
extraa pero entraable de sus acciones, razn (valga como ejemplo lo difano
construir un anima difano, y que en como naturaleza o substrato bio-fsico.
su arithmos, en su durabilidad, le permita Pero en realidad es mucho ms, ha de
cierta animalidad como base accional entenderse lo difano como capacidad
y ahistrica de su arrealidad. dimensional del ser). El desarrollo di-
El continuo entramado creciente y fano en el horizonte de la movilidad
creativo le hace necesitario de un iactus, establece la existencia de una ntica
de una ruptura o separacin para con las con-formativa anterior, anteontolgica,
cosas, para consigo mismo, y as poder si se quiere. No somos conscientes de
discernir en el momento de creatividad. fuerzas o movimientos que interactan
En consecuencia, elabora todo un aparta- en la realidad del sujeto, fuera y dentro
do arracional, un horizonte a distan- de l, y que lo terminan direccionando
cia que permita el control en el proceso hacia un mostrar atmico o eidtico. Se
creativo, en miras a su consecucin ac- trata de la anterioridad al surgir de las
cional. Sin mayores miramientos a lo que cosas, como tales cosas. La idea (to-
es, o a lo que pueda ser una cosa, ilumina mo) es un momento ya logificado en
parcial y equvocamente una franja de el que el sujeto se ve arrastrado por la
realidad en accin, posndose en la ac- luz, por el propio surgimiento del objeto
cin a realizar ms que en el objeto ilu- (Parmnides).
minado. Necesita perspectivas mltiples Este estudio es un intento por ver qu
y variables de s, que le otorguen plastici- fuerzas estn presentes con anterioridad
dad y cambio, y as poder atender a todos a la aparicin de tal o cual pensamiento,
y a cada uno de los frentes en los que est de tal o cual cosa. Es tambin un intento
creciendo y creando. por superar al psiquismo fenomenolgi-
La complejidad constructivo-pro- co (sobresujeto) que situaba a dicho suje-
ductiva se ve finalmente complementada to excesivamente en el epicentro de toda
con el momento de la apercepcin, un accin ante las cosas. Del mismo modo,
apartado de corte yoico que le permite intenta superar la sobretemporalidad que
triangular a las cosas y a s mismo desde va asumiendo en el horizonte de su ac-
perspectivas distintas de s. La capacidad cin, y que terminaba totalizando dicha
aperceptiva son totalidades difanas sitas accin como tiempo del ser, como si en
en el sujeto. Hemos de ver estas totalida- realidad el ser poseyera tiempo (ntico)
des como momentos nticos proaccio- (Heidegger, Ser y Tiempo ).
nales del ser. Tres son estos momentos Se ha tratado de investigar cules son
absoluto-relativos, el me, el m, y el yo. precisamente los factores decisorios en
Podemos distinguir estas capacidades el surgir ontolgico, en el surgir de su
como nticas anteriores a la ontologi- figura existencial temporal. En conse-
zacin en el sujeto; es decir, a la logifi- cuencia, es una investigacin sobre la
cacin (campal) o al propio fenmeno, atemporalidad que dirime su aparecer
como pro-cursores del mismo; o a la pro- como sujeto tal, dentro de un presente re-
pia razn, donde el individuo ya cons- lativo en el que ha de totalizarse siempre
ciente decide sobre esto o aquello. de manera provisional.

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360 Resmenes de tesis doctorales

ANTONIO M REVILLA GUTIRREZ orden que el de su reflexin lgica. En


la primera parte el hombre se encuentra
ORTEGA Y GASSET: REALIDAD Y con las cosas y en ellas establece el bare-
CULTURA mo de la realidad y la verdad. La segun-
da parte, a la que Ortega dedica bastante
Director: Dr. Sixto Jos Castro Rodrguez ms atencin y extensin en su obra, si-
Universidad de Valladolid gue los derroteros idealistas: el yo solita-
(2013) rio y encerrado en s mismo. La tercera
parte es el ncleo de la filosofa orteguia-
Este estudio no tiene la especifici- na. La realidad va ms all de lo que ha
dad de una investigacin, ms o menos sido hasta ahora la explicacin filosfica.
exhaustiva, sobre un punto concreto del Ortega expone su propia filosofa a par-
pensamiento de Ortega. Es el resultado tir de la vida como realidad radical. Mi
de una lectura de sus obras con la idea vida es la base de que hay que partir para
de que ellas mismas hablasen a travs de interpretar la realidad y para iluminar el
sus textos: una presencia viva de Ortega yo que soy. Por ltimo, en la cuarta parte
que con su buen hacer literario hablaba se busca el llegar a todas esas realidades
al lector. He querido que el lector des- que son circunstancias con las que el yo
cubriese la originalidad de Ortega y que no tiene ms remedio que enfrentarse.
percibiese de primera mano la frescura
de sus textos y lo mucho que tienen que
decir a nuestra poca. La originalidad or- FRANCISCO JOS GARCA LOZANO
teguiana es doble en pensamiento y ex-
presin. No he querido escribir un libro HERMENUTICA Y
sobre Ortega; slo he pretendido acercar RECONOCIMIENTO. LA
su pensamiento a quienes quiz no ten- FILOSOFA DE LA ACCIN EN
gan tiempo de leer los diez voluminosos PAUL RICOEUR Y SU RECEPCIN
tomos de sus obras. He optado por una EN EL PENSAMIENTO ESPAOL
visin global de la filosofa orteguia-
na, dejando hablar a sus textos. Por esta Directores: Dra. Juana Snchez-Gey
razn la estructura de la tesis sigue un Venegas y Dra. Mara del Carmen Lara
cierto orden, siempre a travs de textos Nieto
de Ortega, con un recorrido por la his- Universidad Autnoma de Madrid
toria de la filosofa y, sobre todo, en el (2013)
anlisis intelectual de los aos que l vi-
vi como filsofo en la primera mitad del La hermenutica se ha ganado un lu-
siglo XX. Si no fuese muy pretencioso gar propio y diferenciado dentro del ato-
dira que he intentado encajar en el es- mizado marco de tradiciones de pen-
quema general, que sin duda tena Ortega samiento contemporneo, siendo la koin
en su cabeza, aquellos textos que me han o el lenguaje comn de la tardomoder-
parecido ms sugerentes para avalar su nidad. El siglo pasado estuvo marcado
sistema. por la estela de Heidegger, cuya filosofa
Las cuatro partes en las que divido en torno a la constitucin del sentido
el trabajo son ya una interpretacin del ha sido considerada a menudo como el
pensamiento orteguiano. No siguen otro hilo conductor y denominador comn del

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Informacin sobre investigacin y actividades 361

pensamiento filosfico contemporneo. unitaria de su obra y considera el con-


Sin embargo, lo heterogneo de las pro- junto de sus publicaciones, determina-
puestas filosficas del siglo pasado y el da cada una por una problemtica frag-
agotamiento de muchas de ellas ha pro- mentaria. Mis libros nos dice en una
piciado que la hermenutica se haya ma- entrevista concedida en 1994 poseen
nifestado como el nuevo paradigma de la siempre un carcter limitado. Nunca me
modernidad. Tal preponderancia se debe, he hecho preguntas generales del tipo:
especialmente, a que la hermenutica qu es la filosofa? Me preocupan los
propone un mtodo ms afn a la realidad problemas particulares. Sin embargo,
del siglo XXI, en el sentido de que resul- y tomando distancia de la posicin del
ta ms eficaz para abordar problemticas propio autor al respecto, es posible en-
tales como la libertad de accin, la res- contrar en esa mltiple fragmentariedad
ponsabilidad moral, la identidad, la indi- una preocupacin y una lnea de investi-
vidualidad, entre tantas otras. Hablamos gacin constante, a la que el autor vuelve
de problemticas al tratar los conceptos una y otra vez. En efecto, recorriendo el
de libertad o de responsabilidad, conjunto de la obra de Ricoeur es posi-
puesto que en nuestra sociedad occiden- ble identificar una pregunta y un prop-
tal, que se caracteriza por el pensamien- sito nico y coherente: la pretensin de
to fragmentado, por las comunicaciones caracterizar, en los lmites de lo posible,
globalizadas y por el predominio de la las estructuras fundamentales del sujeto
tecnologa, tales nociones se encuentran de la accin. La problemtica del actuar
en crisis o, por lo menos, necesitan ser humano representa as un eje fundamen-
reinterpretadas. La obra de Paul Ricoeur tal de su pensamiento. Cmo caracteri-
se inserta en este contexto fragmentario, zar al hombre que acta, que decide, que
buscando dentro del mismo las posibili- toma iniciativas y se hace responsable de
dades de unificacin y conceptualizacin ellas? En dnde se enraza esta capaci-
de aquellas problemticas precisamente a dad que tiene el hombre de obrar libre y
partir de esta heterogeneidad de posicio- responsablemente? Qu es, en definiti-
nes y temticas caractersticas de nuestra va, el actuar humano? En su conjunto, la
actualidad. filosofa de Ricoeur puede ser, por lo tan-
La tesis sobre la que gira Hermenu- to, bien caracterizada como una filosofa
tica y Reconocimiento. La filosofa de la de la accin.
accin en Paul Ricouer y su recepcin Partiendo de estos presupuestos, la
en el pensamiento espaol, pretende un filosofa de Paul Ricoeur pretende, de
acercamiento a uno de los posibles ejes alguna manera, superar el carcter
que podemos localizar como vertebrador fragmentario del pensamiento occiden-
de todo su pensamiento. Considerada en tal, comenzando por el reemplazo del
su totalidad, y atendiendo a los mltiples cogito cartesiano por un cogito integral.
cambios de orientacin que Ricoeur ha A travs de la postulacin del concep-
realizado de dcada en dcada, su obra to de desproporcin, que vertebra todo
presenta una complejidad en apariencia su pensamiento, y la postulacin de un
difcil de conducir a una intencin nica dualismo dramtico presente en todas
que vertebre las mltiples inspiraciones sus etapas (voluntario-involuntario; polo
que en ella confluyen. El propio Ricoeur finito-polo infinito; ipseidad-mismidad),
tiende a distanciarse de una comprensin Ricoeur propone una unidad de concien-

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cia y cuerpo que es anterior a la constitu- acaso se nos escapan, pero que jams de-
cin del yo. La bsqueda y propuesta bemos dejar de buscar. Restableciendo el
de tesis ha consistido en localizar esas lugar central de la identidad del agente
zonas de emergencia o, en terminologa respecto al sentido de su accin, la im-
kantiana, ese tercer trmino que logre portante herencia filosfica de Ricoeur
identificar, unificar y articular la polari- sigue animando a los pensadores actua-
dad o desproporcin prctica de un yo les y futuros, entre tantas otras, tambin
o s mismo autnticamente humano. a la tarea de recuperar y potenciar la res-
Dentro de este programa consistente en ponsabilidad del s-mismo en una poca
explorar, segn Ricoeur, la experiencia especialmente despersonalizada y des-
viva y sus significaciones, hemos es- responsabilizada ante nosotros mismos,
tablecido un dilogo entre disciplinas y ante el otro y ante el propio mundo.
pensamientos mayormente contempor-
neos localizando las distintas estructuras
prcticas del actuar humano. GEMMA GORDO PIAR
Junto a ello, el abordaje de la Recep-
cin del pensamiento de P. Ricoeur en el MIGUEL DE UNAMUNO Y
pensamiento espaol nos ha permitido MXICO.
ampliar el campo reflexivo de la tesis RELACIN Y RECEPCIN
inicial, debido a la poderosa fecundidad
del pensamiento ricoeuriano en el m- Director: Dr. Jos Luis Mora Garca
bito hispnico. No resulta fcil abordar Universidad Autnoma de Madrid
la recepcin del pensamiento de P. Ri- (2013)
coeur en el panorama espaol, debido
principalmente a la diversidad de temas Aunque se ha escrito en numerosas
y preocupaciones que siempre rondaban ocasiones sobre la relacin entre Una-
a un pensador tan inquieto como l. Sin muno e Hispanoamrica, incluso entre
embargo, hemos de reconocer que casi Unamuno y Mxico, no se trata de tra-
la totalidad de temas que preocuparon bajos que aborden definitivamente esta
al pensador francs han sido abordados compleja y omniabarcante relacin. Par-
desde sus mltiples perspectivas en Es- tiendo del punto en que se hallaba la in-
paa (fenomenologa: T. Domingo Mo- vestigacin hasta este momento, se ha in-
ratalla, Manuel Maceiras; hermenutica vestigado en esta tesis la relacin, o ms
general: Marecelino Ags; narratividad/ bien habra que decir relaciones, que se
temporalidad: Mariano Pealver, ngel establecieron entre Unamuno y Mxico,
Gabilondo; hermenutica religiosa: Jos aportando nuevas lneas de reflexin en
M Rubio Ferreres). torno a diferentes cuestiones, abordadas
La respuesta ricoeuriana a la pregunta desde diversos mbitos del saber que no
kantiana qu es el hombre? es, por tanto, deberan ser excluyentes entre s.
el hombre capaz. En efecto, a partir del La intencin primigenia de la tesis
reconocimiento de nuestra pasividad ori- fue la de analizar la relacin e influen-
ginaria, nuestro s-mismo puede tambin cias entre el vasco y autores e intelectua-
empearse en una existencia activa, com- les mexicanos; mas debi ser, enseguida,
prometida la vida del hombre capaz, ampliada para poder abarcar el estudio de
buscando una identidad y un sentido que la relacin entre Unamuno y emigrados

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Informacin sobre investigacin y actividades 363

espaoles residentes en Mxico. Aunque residentes en Mxico con el vasco. Re-


stas son dos de las partes ms destaca- sultan de gran inters estas figuras, a las
das y desarrolladas en la investigacin, el que se llega a travs de la lectura de las
estudio de la etapa que el padre de Una- cartas enviadas a Unamuno con diferen-
muno pas en Mxico y las referencias a tes motivos y en funcin de diferentes
la emigracin y a los emigrados que hace acontecimientos histricos tanto espa-
Unamuno en sus escritos resultan de un oles (la dictadura de Primo de Rivera,
gran inters para la plena comprensin la proclamacin de la Segunda Repbli-
de lo que Mxico signific para Unamu- ca...) como mexicanos (la Revolucin de
no y, tambin, lo que el propio Unamuno 1910). Nada menos que todos unos
signific para Mxico. La investigacin hombres (usando la construccin unamu-
ha quedado, finalmente, dividida en cin- niana) como Telesforo Garca, Pedro Se-
co partes. En la primera de ellas, y antes rrano, Julio Sesto o Gonzalo de Murga no
de abordar el caso concreto de Mxico, slo han sido relevantes para la colonia
se traza el panorama de las relaciones espaola en Mxico, sino que sus apor-
que se haban establecido entre Espa- taciones han contribuido al desarrollo
a e Hispanoamrica a finales del siglo cultural mexicano. Tras el anlisis epis-
XIX y principios del XX, para lo que tolar de las cartas de estos emigrados, se
se presentan diferentes autores espao- pasa al estudio temtico de las cartas de
les interesados por las cosas de Amrica autores mexicanos (entre los que se en-
(como Juan Valera, Marcelino Menndez cuentran hombres tan prestigiosos como
y Pelayo, Rafael Altamira, Valle-Incln, Alfonso Reyes, Amado Nervo, Francisco
Emilio Castelar) y algunos de los ms A. de Icaza, Martn Luis Guzmn, Luis
destacados americanos que trabajaron en G. Urbina, etc.). Pero la relacin entre los
y por Espaa en aquellos aos (entre los mexicanos y el vasco no se limita al con-
que destacan Justo Sierra, Amado Nervo, tacto epistolar, sino que hubo en muchas
Francisco Icaza). ocasiones un contacto directo o personal
La segunda contiene los orgenes o con figuras tan destacadas como Plutarco
pre-historia mexicana de Unamuno, y Elas Calles, Martn Luis Guzmn, etc.
est centrada en la influencia de la figu- El anlisis de los artculos que Una-
ra paterna en relacin con el surgimiento muno escribi sobre Mxico conforma la
del inters de Unamuno por los hombres tercera parte, en la cual podemos obser-
y cosas de Mxico. Tras analizar el paso var la postura de Unamuno ante los gran-
de su padre por tierras mexicanas y los des acontecimientos y personajes de la
recuerdos que Unamuno guarda al res- historia de Mxico: desde el dios Huitzi-
pecto, se hace un breve repaso de la fi- lopochtli, pasando por Sor Juana Ins de
gura del indiano en la obra de Unamuno, la Cruz, Hidalgo, Benito Jurez, Porfirio
percibiendo la influencia que dicho tipo Daz hasta llegar a escritores contem-
humano tuvo en su vida y produccin porneos suyos como Amado Nervo, a
escrita, pudiendo llegar a considerarlo cuya figura y obra dedic la mayor parte
uno de los yo ex-futuros de Unamuno. de sus artculos de temtica mexicana.
El anlisis de las figuras del gachupn y En la cuarta se analiza el papel de
del indiano nos sirve como prolegmeno Unamuno en el imaginario mexicano,
para el anlisis de la relacin que enta- destacando el gran inters que su figura
blaron diferentes emigrados espaoles tuvo en relacin a la revolucin mexica-

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na, como nos muestran los libros de Mi- te y poder seguir hacia adelante, nos he-
guel Alessio Robles y Jos Vasconcelos. mos sentido avocados a llevar a cabo esta
La quinta parte de la tesis corresponde tesis, porque consideramos que sin apor-
a la presentacin y anlisis de los datos y taciones de este tipo cualquier propuesta
resultados obtenidos a travs de diferentes de futuro, investigadora, acadmica y hu-
grficas y diagramas de red. Estas im- mana, no tiene sentido, sin un pasado que
genes resultan no slo sintetizadoras de aceptar, negar, reafirmar o corregir. Y no
los datos e ideas expuestos a lo largo de se trata de una mera negacin o crtica del
la tesis, sino que representan el papel de adanismo sino de una voluntad de verdad,
Unamuno en Mxico en funcin del n- de justicia y legitimacin histrica. La fi-
mero de corresponsales y de la diversidad nalidad de esta tesis, la obtencin de una
de relaciones que mantuvo con ellos. mejor comprensin y conocimiento de la
Completan este trabajo de investiga- verdadera relacin de Unamuno con la
cin varios anexos, entre los que sobre- nacin mexicana, no se entiende sin este
sale la biblioteca mexicana de Unamuno, marco mayor de insercin.
donde se encuentran los ejemplares so-
bre Mxico y de autores mexicanos que
el vasco tena en su biblioteca personal. BEATRIZ GRACIA ARCE
En relacin a la metodologa, se ha
apostado por la combinacin y la com- MARIANO RUIZ-FUNES:
plementariedad, sirvindonos de la meto- INTELECTUAL Y POLTICO
dologa de la historia de las ideas y la de (1923-1953). APORTACIN A LA
redes para llevar a cabo los objetivos pro- MODERNIZACIN DEL SISTEMA
puestos en esta investigacin. La pers- LIBERAL-DEMOCRTICO
pectiva de red intelectual ha modificado EN ESPAA Y PROYECCIN
el planteamiento de anteriores trabajos y INTERNACIONAL DE SU OBRA
ampliado los mtodos y las tcnicas usa-
das. En consecuencia, uno de los obje- Directora: Dra. Carmen Gonzlez
tivos que se han pretendido alcanzar en Martnez
este trabajo ha sido reconstruir y analizar Universidad de Murcia
la relacin que Unamuno tuvo con inte- (2013)
lectuales mexicanos. Para poder realizar
la construccin y anlisis de dicha red Esta tesis doctoral, defendida en Mur-
nos hemos servido de varios programas cia el 29 de julio de 2013, fue evaluada
informticos. por los miembros del tribunal, Drs. Jorge
Como se puede observar por lo arri- Novella, Alicia Alted Vigil, Sandra Souto
ba expuesto, la relacin entre Unamuno Kustrn, Mara Encarna Nicols Marn y
y Mxico fue muy intensa y de conse- Manuel Ortiz Heras; obteniendo la cali-
cuencias importantes para Espaa y para ficacin de Sobresaliente Cum Laude por
Mxico, tanto en relacin al pasado como unanimidad.
al presente. Queda, sin duda, un margen La investigacin aborda la trayecto-
abierto para continuar la investigacin ria poltica e intelectual del Catedrtico
que habr de completarse poco a poco. de Derecho Penal en la Universidad de
Porque la historia se hace y/o rehace Murcia, Mariano Ruiz-Funes, en sus
hacia atrs, para poder transitar el presen- mltiples facetas: como poltico compro-

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Informacin sobre investigacin y actividades 365

metido con la II Repblica espaola (po- rdico de Ruiz-Funes a travs del anlisis
nente de la comisin constitucional de de la bibliografa de poca generada por
1931 y dos veces ministro republicano) l mismo en su faceta de profesor uni-
y como activista del gobierno republica- versitario e intelectual preocupado por el
no en el exilio, al tiempo que analiza su mundo y las circunstancias que le toc
trayectoria como intelectual y jurista en vivir: en efecto, la investigacin afron-
el exilio mexicano hasta 1953, fecha de ta los distintos contextos histricos por
su muerte. En el estudio se ha priorizado los que transcurre su trayectoria vital y
la vertiente analtica poltica e intelectual profesional (etapa primorriverista, II Re-
del personaje desde una perspectiva mul- pblica, Guerra Civil y exilio), buscando
tidisciplinar, valorndose el papel de Ma- siempre la aportacin de Ruiz-Funes al
riano Ruiz-Funes en el proyecto liberal- discurrir de estos procesos histricos a
democrtico de la II Repblica y durante partir de su inquebrantable apuesta por
la Guerra Civil, as como su defensa de el republicanismo liberal y democrtico,
la legitimidad republicana en el exilio. tanto en Espaa como en el exilio.
Se presta una especial atencin a la obra Por lo que respecta a las conclusiones
ensaystica y jurdica desarrollada por el de la investigacin, se destaca la aporta-
penalista murciano en el exilio, muestra cin de Mariano Ruiz-Funes en el pro-
de su vinculacin con las corrientes pol- ceso de elaboracin de la Constitucin
ticas y de pensamiento ms humanitarias de 1931, que fue clave para entender la
en su concepcin de la pena de muerte, accin modernizadora subsiguiente lle-
el delito poltico, los crmenes de guerra vada a cabo durante la etapa republica-
o el genocidio, y reflejo de la huella tras- na, as como su contribucin a la Ley de
cendental del exilio republicano en los Congregaciones religiosas, la Reforma
pases que le dieron refugio. Agraria y, ya en plena Guerra Civil, la
La investigacin se fundamenta en el responsabilidad que detent en el Mi-
anlisis exhaustivo del fondo documen- nisterio de Justicia bajo su direccin, as
tal que constituye hoy en da el archivo como su ayuda a la Repblica en guerra
personal de Mariano Ruiz-Funes (depo- como encargado de negocios en Varsovia
sitado en el Archivo de la Universidad de y embajador en Blgica.
Murcia), de una gran riqueza y hetero- El estudio de la figura polidrica de
geneidad de fuentes de poca, lo que ha Mariano Ruiz-Funes favorece, adems,
permitido realizar un estudio pormenori- la consecucin de una visin ms com-
zado de su obra poltica y diplomtica, pleta y diversificada del exilio de 1939
pero tambin de su obra jurdica, pues en Mxico: su obra jurdica y ensaysti-
contamos con los artculos originales me- ca, que constituye una valiosa aportacin
canografiados y manuscritos de su obra al desarrollo y evolucin del Derecho en
jurdica publicada en el exilio. El resul- el exilio, pone en valor lo que este exilio
tado de la investigacin, realizada desde signific, tambin, para el pas de acogida
distintas perspectivas (histrica, jurdi- a travs de las instituciones y organismos
ca, cultural y poltico-social, opcin no con las que Ruiz-Funes estuvo vincula-
muy habitual en la historiografa sobre el do y a las que contribuy a prestigiar:
periodo objeto de estudio, 1923-1953), en Mxico, La Casa de Espaa (despus
muestra como aportacin fundamental El Colegio de Mxico), el Proyecto del
la evolucin del propio pensamiento ju- Instituto de Estudios Penales mexicano,

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366 Resmenes de tesis doctorales

y Doctorado en la UNAM, pero tambin nes de guerra y la aplicacin de la pena


en numerosas universidades latinoameri- de muerte en la segunda posguerra mun-
canas con las que colabor asidua e in- dial; adems de que sus reflexiones contra
tensamente, lo que incidi en su recono- la venganza como instrumento poltico-
cida proyeccin internacional. jurdico; la evolucin del delito poltico
Una de las aportaciones ms intere- o la problemtica de la codificacin penal
santes y novedosas de esta investigacin de jvenes y mujeres, y su reivindicacin
es el anlisis de la obra escrita en el exilio en torno a la humanizacin de la pena y
por Mariano Ruiz-Funes: desde su cola- las prisiones, hacen de Ruiz-Funes y sus
boracin en las publicaciones puestas en planteamientos jurdicos un mbito de
marcha por los exiliados, hasta su obra estudio y de la historia del pensamiento
ensaystica en la que el penalista murcia- profundamente actual y revalorizado por
no reflexiona, crticamente, sobre Espaa las distintas problemticas que vive hoy
vista desde fuera, como un pas oprimi- la humanidad.
do por una dictadura, la franquista, que
rechaza el liberalismo y una justicia con
garantas que trastoca y elimina el mode- DAVID JIMNEZ TORRES
lo de lo que haba sido la II Repblica,
al que tanto contribuy Ruiz-Funes. Pero RAMIRO DE MAEZTU AND
lo ms interesante de esta faceta, creemos THE ENGLISH: IMAGINARIES,
que es su capacidad de anlisis sobre la REALITIES AND REPERCUSSIONS
Europa en guerra y las consecuencias OF A CULTURAL ENCOUNTER
de la guerra, donde podemos ver, clara- (RAMIRO DE MAEZTU Y LOS
mente, una estrecha vinculacin entre los INGLESES: IMAGINARIOS,
conceptos polticos y la criminologa, es- REALIDADES Y REPERCUSIONES
pecialidad del Derecho en la que Mariano DE UN ENCUENTRO CULTURAL)
Ruiz-Funes va a destacar como un consu-
mado especialista. Precisamente nuestra Directora: Dra. Alison Sinclair
investigacin tambin reivindica el anli- University of Cambridge
sis del elemento jurdico para mostrar la (2013)
importancia del exilio en esta esfera cien-
tfica, pues constituy un verdadero mo- Se ha defendido en la Faculty of Mo-
tor all donde fue acogido, mientras que dern and Medieval Languages de la Uni-
para Espaa supuso la prdida de una de versity of Cambridge, en su Department
sus generaciones ms prolficas en todas of Spanish and Portuguese, el 11 de no-
las disciplinas del Derecho. En el caso viembre de 2013 la tesis doctoral Ramiro
de Mariano Ruiz-Funes, profundizamos, de Maeztu and the English: Imaginaries,
adems, en su respaldo y contribucin al Realities and Repercussions of a Cultu-
Derecho Internacional Humanitario, pues ral Encounter [Ramiro de Maeztu y los
fue uno de los pioneros en la conceptuali- ingleses: Imaginarios, realidades y reper-
zacin y contenido del delito de genoci- cusiones de un encuentro cultural], tesis
dio, estudioso de los cdigos penales y para el ttulo de Doctor of Philosophy
el castigo infringido por los pases tota- presentada por David Jimnez Torres,
litarios; del impacto y consecuencias del becario de la Fundacin Gates Cambrid-
Proceso de Nremberg, sobre los crme- ge Scholars y actualmente Lector de Es-

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Informacin sobre investigacin y actividades 367

tudios Culturales Espaoles Contempo- de la intelectualidad espaola de princi-


rneos en la University of Manchester, pios del siglo XX. El investigador subra-
del Reino Unido. ya el difcil encaje de Maeztu en las ca-
El tribunal ha estado formado por el tegoras y los grupos ms conocidos por
Profesor Bradley Epps, de la University of los investigadores (las generaciones del
Cambridge, y el Dr. Stephen Roberts, de 98 y el 14, el fascismo espaol, el pen-
la University of Nottingham. La tesis ha samiento tradicionalista de principios del
sido dirigida por la Profesora Alison Sin- XX, las corrientes europestas vinculadas
clair y supervisada por el Dr. Stuart Davis, a la Institucin Libre de Enseanza y la
ambos de la University of Cambridge. Junta de Ampliacin de Estudios), recal-
El ncleo de esta tesis doctoral es cando las particularidades ideolgicas y
la relacin de Ramiro de Maeztu con vitales de Maeztu. Tambin se insiste en
Inglaterra, el pas donde residi duran- que esta condicin sui generis de Maez-
te quince aos como corresponsal de la tu nos ayuda a cuestionar algunas de las
prensa espaola (entre 1905 y 1919). La suposiciones ms establecidas dentro de
novedad del trabajo radica en el doble la historiografa de este periodo, como el
acercamiento que se hace a la relacin de efecto unvocamente progresista que ha-
Maeztu con Inglaterra: por una parte, su bra tenido el proyecto europeizador de
relacin con Inglaterra como un espacio, principios del siglo XX.
como un tema periodstico y filosfico, El primer captulo examina la imagen
como una serie de valores e imgenes que habra tenido Maeztu de Inglaterra
asociados al vocablo Inglaterra que lue- antes de su estancia all, englobndola en
go transmita a sus lectores; y, por otra el contexto de la imagen de Inglaterra en
parte, su relacin con el ambiente inte- Espaa a finales del siglo XIX. El inves-
lectual post-victoriano y las ideas que tigador traza la evolucin de esta imagen
absorbi de sus pensadores ms seeros. a travs de grupos como los exiliados li-
Tambin es novedosa la inclusin de berales en Londres durante el reinado de
fuentes muy poco tratadas por la crtica Fernando VII, Giner de los Ros y la Ins-
(artculos poco conocidos, la obra litera- titucin Libre de Enseanza, y los rege-
ria del pensador vitoriano, los opsculos neracionistas y pensadores finiseculares.
Inglaterra en armas y Defensa del espri- Tambin se ponen en contacto las ideas
tu) al lado de obras ms cannicas como de estos grupos con las de otros pensa-
Hacia otra Espaa, La crisis del huma- dores europeos como Hyppolite Taine.
nismo y Defensa de la Hispanidad. Dada El captulo concluye sealando que la
la heterogeneidad de las fuentes y del actitud ambivalente de los pensadores
objeto de estudio, el investigador utili- espaoles y europeos hacia los valores
za herramientas metodolgicas derivada que supuestamente encarnaba Inglaterra
tanto de la historia intelectual como del explican las contradicciones que existen
anlisis de textos. entre los artculos anglfilos de Maeztu
La tesis doctoral se divide en cuatro de principios de siglo y su novela angl-
grandes captulos, precedidos por una in- foba La guerra del Transvaal.
troduccin. sta se plantea como un esta- El segundo captulo aborda la imagen
do de la cuestin, en el que se examina el de Inglaterra que Maeztu transmiti a sus
por qu de la escasa atencin que ha re- lectores espaoles durante su larga estan-
cibido Maeztu en la historiografa acerca cia en Londres. El investigador seala el

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368 Resmenes de tesis doctorales

paso de una imagen positiva de aquel pas La tesis se cierra con una conclu-
a otra negativa, y explica esta evolucin en sin que recalca el inters de la figura de
base a la influencia que sobre Maeztu tu- Maeztu ms all de los parmetros en los
vieron varios autores ingleses de la poca que se le ha estudiado normalmente, esto
y la mala impresin que ellos tenan de su es, la actuacin de la supuesta genera-
propio pas. Tambin se examinan las bre- cin del 98 y el pensamiento tradiciona-
ves fases de japonofilia y germanofilia lista espaol de principios del siglo XX.
de Maeztu durante estos aos, y se conclu- La relacin de Maeztu con Inglaterra nos
ye comparando su tratamiento de la vida y sirve, en un sentido ms amplio, para
la poltica inglesas con el de otro corres- comprender mejor los procesos de trans-
ponsal de la poca, Ramn Prez de Ayala. misin cultural y de creacin de imagi-
El tercer captulo investiga la influen- narios nacionales colectivos, y tambin
cia que tuvo el ambiente intelectual de para llegar a una comprensin ms deta-
Londres post-victoriano en la evolucin llada del pensamiento poltico espaol y
intelectual de Maeztu desde el socialis- europeo de principios del siglo XX.
mo nietzscheano de su juventud hacia el La tesis doctoral de David Jimnez
tradicionalismo de su madurez. El inves- Torres es una aportacin fundamental
tigador explica que hubo dos elementos para comprender a una de las figuras ms
fundamentales en esta evolucin, a saber: ricas y complejas de la cultura espaola
el redescubrimiento de la religin y el re- de principios del siglo XX. Son notables
chazo de las premisas sociales, culturales tanto su reconstruccin del mundo inte-
y econmicas de la modernidad; y sos- lectual post-victoriano en el que se movi
tiene que las influencias principales en Maeztu, como su esfuerzo por cuestionar
ambos aspectos fueron inglesas, no espa- algunas de las interpretaciones ms asen-
olas. En este sentido, el autor conside- tadas acerca de este pensador, ofreciendo
ra que las influencias de Hilaire Belloc, as una imagen mucho ms compleja de
G.K. Chesterton y T.E. Hulme, adems su figura.
de las del gremialismo y el modernismo
religioso ingleses, fueron mucho ms de-
terminantes que las de Ortega y Gasset, LAURA S. MUOZ PREZ
Unamuno o Antonio Maura.
El cuarto captulo examina la relacin INQUISICIN, PODER Y
que Maeztu mantuvo con Inglaterra tras ESCRITURA FEMENINA EN
su regreso a Espaa en 1919. En contra de TIEMPOS DEL CONDE-DUQUE DE
la opinin generalizada (y que el propio OLIVARES (1621-1643): EL CASO
Maeztu quiso extender) de que la influen- DE TERESA VALLE DE LA CERDA
cia inglesa no es importante a la hora de es-
tudiar al Maeztu de los aos 20 y 30, el in- Director: Dr. Jeremy Lawrence
vestigador descubre un amplio abanico de University of Nottingham (U.K.)
instancias en las que Inglaterra y el mundo (2013)
intelectual ingls siguieron influyendo en
su produccin. La ms significativa de s- Esta tesis trata de dilucidar la impor-
tas es la influencia que tuvieron algunos tancia de la mujer en la vida poltica y
pensadores ingleses en la formulacin de cultural de la corte espaola a travs del
la idea de Maeztu de la Hispanidad. caso de Teresa Valle de la Cerda, con-

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Informacin sobre investigacin y actividades 369

sejera espiritual del poderoso valido de demoniadas y llevaban a cabo prcticas


Felipe IV, el Conde-duque de Olivares. propias de alumbrados. El proceso in-
La crtica ha asumido en ciertas oca- quisitorial sobre la comunidad desvel
siones que la mujer en el Siglo de Oro las intrigas ocurridas y la permeabilidad
espaol jug un papel minoritario entre de los muros conventuales, aunque el es-
la lite cultural y poltica barrocas; sin cndalo de San Plcido no haba hecho
embargo, el trabajo que aqu se resea ms que empezar. Teresa fue entonces
demuestra que es una visin insuficien- conocida como una ilusa embaucadora y
te de lo que fue el marco de actuacin su apego a Olivares destin su figura a
femenino. Por medio del anlisis de di- ser objetivo principal de las plumas ms
versas fuentes primarias: cartas, escritos perversas, pero, con todo, decidi ape-
literarios y procesos inquisitoriales, se lar aos despus al Santo Oficio, instada
muestra que las relaciones entre nobles tambin por sus amistades y obtenien-
y religiosas constituyeron un aspecto im- do con ello la total absolucin para ella
portante en el funcionamiento del mece- y para su comunidad. De esta forma, el
nazgo barroco. Para ellos se resuma en honor quedaba restaurado oficialmente,
una herramienta esencial de publicidad y si bien el pueblo nunca olvid la trama
poder, mientras que para ellas resultaba que supuso tal escndalo y la sospecha
una poderosa forma de acceder al terreno de intromisin de Olivares en el Tribunal.
literario. Tienen cabida en esta investigacin
El caso concreto de Teresa Valle de la el anlisis histrico de los hechos, que
Cerda es un ejemplo que ana esos facto- necesariamente ayuda a comprender el
res y demuestra su realidad en la Espaa devenir del caso; el estudio del compor-
barroca. Se alza como paradigma de las tamiento e ideologa de las monjas y su
tramas inquisitoriales del alcance del po- sociedad, para entender sus actos; y, es-
der poltico de la religiosa y de la lucha pecialmente, el acercamiento a los escri-
por la conquista de la escritura femeni- tos de Teresa, en los que desarrolla una
na dentro del entramado cultural de la peculiar identidad literaria. En cuanto a
poca. Teresa Valle fue la cofundadora y stos, se trata de la profusa correspon-
priora del convento benedictino de la En- dencia que mantuvo con Olivares, en la
carnacin, llamado comnmente de San que ejerce el papel de consejera espiri-
Plcido, en el Madrid de Felipe IV. Con- tual virtuosa y dotada del favor divino;
taba con un amplio apoyo popular en la adems de esto, se encuentran los tres
Corte y con los privilegios otorgados por tratados utilizados como defensa ante la
su amistad con dos de las personas ms Inquisicin y el memorial que escribi
poderosas del momento: el Conde-duque para defender su honor tras ser condena-
de Olivares y la mano derecha de ste en da. De este modo, los papeles inquisito-
el gobierno, el Protonotario Jernimo de riales son fuente primordial para la reali-
Villanueva. Tales relaciones facilitaron la zacin de este estudio y, al contrario de lo
visibilidad del caso, puesto que Teresa se que pueda pensarse, constituyen el ger-
preci de virtuosa carismtica y amas men de su anlisis literario, puesto que
un gran poder en su comunidad hasta que como mujer no poda transgredir los pa-
la Inquisicin se person en el convento, rmetros oficiales de escritura religiosa,
inquietada por las acusaciones de que la lo que propici que buscara resortes con
gran mayora de las monjas estaban en- los que conseguir su objetivo discursivo

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370 Resmenes de tesis doctorales

de defensa, encontrndolo en motivos del jetivo de hacerse escuchar y transmitir su


gnero autobiogrfico femenino y, espe- emergencia expresiva. El caso concreto
cialmente, en los moldes confesionales. de Teresa Valle ayuda a comprender los
La autora de esta tesis se acerca a esos modelos religiosos femeninos y lo fcil
motivos y establece los elementos carac- que era su desviacin, la presencia so-
terizadores de las estrategias discursivas bresaliente de estas mujeres en la socie-
derivadas de la confesin, que en un fu- dad y el peligro de sobrepasar los muros
turo podra servir para trabajos compara- privados del convento. El concepto de la
tivos entre escritos femeninos y con ello mujer en la Edad Moderna, tal como lo
seguir aprendiendo de los modos de legi- presenta este caso, nace de la conjuncin
timacin de la palabra que estas mujeres entre lo vivido por ella, lo expuesto sobre
utilizaban. En este sentido, se presenta ella y lo pretendido por la sociedad, in-
un acercamiento a los caracteres de la corporando el mundo de la cultura con el
correspondencia de Teresa, que tambin religioso y lo poltico.
podra ocupar un lugar entre la crtica
unindolo a otros epistolarios de religio-
sas conocidas, aadiendo a esto que se BEATRIZ NJERA PREZ
aporta el rastreo de las copias del Memo-
rial apologtico y se realiza una edicin LA CONSTRUCCIN DEL
crtica del mismo como parte integrante DISCURSO NACIONAL EN
de la investigacin. EL SALVADOR A TRAVS
El viaje de Teresa Valle por los sen- DE LA HERMENUTICA DE
deros de la literatura nos ha permitido LOS TEXTOS POTICOS DE
definir nuevos caminos de entendimien- FRANCISCO GAVIDIA
to de la escritura femenina de la Edad
de Oro espaola y clarificar las estrate- Director: Dr. Marcelino Ags Villaverde
gias discursivas con las que las religio- Universidad de Santiago de Compostela
sas tuvieron que negociar. El anlisis de (2013)
la evolucin en la escritura de la monja
y la adquisicin de su conciencia como La investigacin respondi a los ob-
autora ayuda a comprender lo compli- jetivos de reconstruir el discurso nacional
cado que era para una mujer religiosa, salvadoreo a travs la comprensin del
procesada y humillada pblicamente el ideario de nacin proclamado en los tex-
plantearse la escritura en el mbito semi- tos poticos Patria y Jpiter de Fran-
pblico, donde saba que sera juzgada cisco Gavidia, mediante la hermenutica
inquisitivamente y deba ser cuidadosa de dichos textos; comprender las fuentes
con cada palabra. Su decisin de utili- y tesis filosficas y polticas que funda-
zar las frmulas confesionales para des- mentan el ideario de nacin proclamado,
prender una fuerte emotividad y ganarse las relaciones contextuales, sus interlocu-
el favor del receptor fue acertada, pero tores y horizonte histricos, en los cuales
tambin se enmarcaba en lo que la au- apoya y edifica su ideario; y comprender,
tora de la tesis define como la escritura por ltimo, el cmo y porqu del discurso
experiencial, que comprenda el acto de y reflexionar respecto a la importancia e
poner por escrito las vivencias femeninas implicaciones situacionales del mismo en
desde la ausencia de autoridad con el ob- el escenario poltico, econmico y social

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Informacin sobre investigacin y actividades 371

de su poca y en la actualidad, a travs temas, motivos, propuestas, enfoques,


del dilogo entre los diferentes interlocu- consiste en una profunda preocupacin
tores involucrados en el pensamiento po- por lo que hemos llamado el olvido de
ltico. Por tanto, da cuenta de una triple la pre-ocupacin por el-otro; o, como l
problemtica. En primer lugar, funda- lo llama en un poema, la ley de Can.
mentar la validez de la verdad potica y Otro hallazgo importante es la idea
su capacidad para hacernos comprender de Gavidia de la historia. Para l, all se
la realidad. En segundo lugar, pasar del le revelan las fuerzas de tensin antropo-
discurso potico a la comprensin del lgicas fundamentales de la dinmica de
fenmeno histrico-poltico la nacin las relaciones humanas: la aniquilacin/
salvadorea, interpretado en la imagi- el cuidado, la dispersin/integracin.
nacin y las ideas de las voces literarias Argumenta en su discurso potico,
de sus idelogos, intelectuales, personas desde sus ideas histricas y antropol-
y su relacin con los contextos locales y gicas la posibilidad de un emerger de un
regionales. En tercer lugar, identificar e ideal tico poltico que reafirma la nece-
interpretar por qu se adopta el modelo sidad de una nueva realidad humana, cuya
nacional como proyecto poltico y cmo condicin de libertad y de razn instru-
se imagina y legtima una ideologa de la mental no conducen automticamente a
nacin a travs de sus discursos poticos. los planes humanos de civilizacin y de-
La hermenutica en la obra de Fran- mocracia proclamados tericamente.
cisco Gavidia, texto y contexto, cons- Para l, debe surgir la conciencia de
tituye el captulo de anlisis de cuyos la voluntad de dilogo y de reconoci-
resultados damos cuenta en el captulo miento de la humanidad del otro como
final. Los resultados permitieron iden- base para el entendimiento entre los gru-
tificar y comprender la existencia, en el pos humanos. Se propone una revolucin
corpus analizado, de un pensamiento que implica un proceso de intercambio
tico, educativo y filosfico constitutiva- recproco de doble camino, desde el in-
mente coherente, a travs del cual Gavi- terior hacia el exterior y viceversa, en
dia sostiene un discurso poltico original el que el ser humano se comprende y se
utilizando categoras de la ideologa y el convierte en propietario de su ser, en y
pensamiento de la modernidad domea- desde la relacin de la convivencia. Gavi-
da desde su experiencia cultural. Desta- dia habla de ser para la convivencia, en
can los derivados del discurso nacional, contraposicin del al ser de la diferencia,
en el que se integra la visin del mundo el modo de ser para la dominacin y la
del pensamiento indgena y criollo, para sumisin. Esta es la ideologa que debe
dar cuenta de una manera particular de guiar a la nacin imaginada, el encuen-
entender el sentido de la historia y la tro, mediacin y reconocimiento entre
identidad salvadorea. los diferentes.
El estudio concluye con el descu- Gavidia se adelant a su tiempo, sien-
brimiento de Gavidia como un filsofo do un filsofo centroamericano nacido de
hermeneuta de la regin. Su produccin una profunda crisis antropolgica, social
literaria est atravesada por una actitud y existencial. En una regin de carencias
hermenutica bsica vital e intelectual y un mundo en trnsito, atisb los prime-
que guarda una coherencia profunda; ros sntomas de la globalizacin, que l
la configuracin de su sistema de ideas, ubica desde el encuentro de Amrica y

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Europa. Un hecho que interpreta como ral, su deber consiste en comportarse de


una posibilidad de enriquecernos e inte- acuerdo con la virtud. De este modo, pre-
grar el discurso humano disperso, pero tende educar a sus contemporneos con
que se ech a perder: Escucha, pueblo/ la eliminacin de la intolerancia y la in-
cuando el mal aprieta / debe hablarte el justicia en favor de la hermandad de los
poeta: / en su lengua est Dios y en Dios hombres, objetivo que forma parte de la
no hay miedo (F. Gavidia, del poemario poesa neoclsica de la Ilustracin.
Patria). Por la generosidad manifestada en la
dedicatoria de sus obras y en sus versos,
siente una inclinacin natural al vnculo
JOS MANUEL PASTOR TINOCO de la amistad, para l poderosa virtud que
supera la muerte y produce la felicidad,
ILUSTRACIN Y POLTICA EN siendo el principal camino para lograr la
NICASIO LVAREZ virtud. Cienfuegos combina los valores
DE CIENFUEGOS (1764-1809) ilustrados de sus ideas con la sensibili-
dad de sus sentimientos. En un conjunto
Director: Dr. Pablo Badillo OFarrell importante de poemas en los que el sen-
Universidad de Sevilla timiento supera a la razn y adquiere su
(2013) mismo valor, lo instintivo y sentimental
predomina sobre lo intelectual y racional.
En la segunda mitad del siglo XVIII Influido por la esttica de la sensibilidad,
los escritores ilustrados harn suya la comunica las emociones experimentadas
idea de una literatura con funcin peda- y une la moral y el sentimiento, que se re-
ggica y reformadora, asumirn el valor fleja en la predileccin por ciertos temas
de la sensibilidad y unas nuevas formas como el amor a la humanidad, la libertad,
estilsticas segn las exigencias sociales la justicia, la soledad y la muerte.
de la poca. El teatro de Cienfuegos pertenece a la
De este modo, en este trabajo se ha lnea liberal moderada con una preocupa-
pretendido personificar los valores de la cin social. Sus tragedias son un reflejo
Ilustracin espaola en la figura de Nica- de un hombre comprometido con la so-
sio lvarez de Cienfuegos, un ilustrado ciedad en una poca difcil. l traslada al
que sintetiza los valores de la tradicin mbito teatral la defensa de la razn y de
y el progreso. La vertiente neoclsica de la virtud como leyes que deben regir el
su obra potica refleja una intensa huella comportamiento del hombre; de hecho,
clasicista, sobre todo en la poesa ana- la tensin dramtica de sus obras deri-
crentica y buclica bajo la forma de la va del conflicto entre razn y pasin, el
traduccin y de la imitacin: sus primeros orden natural y el desorden social, y el
poemas contienen una preocupacin mo- amor y el deber.
ral. Su poesa responde a un fin altruista El tema fundamental de todas ellas es
y desinteresado, un acto de responsabi- la virtud, si bien aparecen subtemas trans-
lidad moral y social en el que la moral feridos a los personajes: el impulso huma-
est por encima de lo poltico. Cienfue- nitario, la igualdad de todos los hombres,
gos cree que la obligacin del hombre la fraternidad, la vida en armona con la
como ciudadano es actuar para defender naturaleza Cienfuegos escribe en una
los intereses pblicos; y, como ser mo- poca en la que el conde de Aranda y el

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Informacin sobre investigacin y actividades 373

partido aragons se oponan al compor- manas, incluidas las de los reyes, y tie-
tamiento tirnico de los ministros y esta- ne ms valor que el poder del monarca,
ban a favor de la moderacin del poder de porque un monarca que no sea virtuoso,
la corona. En ello estaba muy vigente el que no busque la felicidad para el pueblo,
impacto que caus El contrato social de merece desprecio. Asimismo, la legitimi-
Rousseau en los ilustrados. dad del poder est basada en la justicia: si
Sus tragedias se adscriben, contra las el rey no es justo, es lcita la rebelin del
tesis espaolas que legitiman el tiranici- pueblo, porque no respeta los principios
dio, a las tesis europeas que lo rechazan que lo legitiman. Cuando el rey no cum-
de un modo radical. La lucha contra la ple su pacto (en trminos de Locke), su
tirana era una caracterstica del siglo poder se convierte en absolutismo y por
XVIII. Los escritores prerromnticos y tanto la reaccin del pueblo no slo es
romnticos intentaban eliminar el clsico justificable sino necesaria.
absolutismo y establecer una conviven- Para Cienfuegos, el fin del estado es
cia cvica; pretendan la defensa de los la consecucin de la felicidad del pue-
valores liberales frente al Antiguo Rgi- blo y la grandeza moral de sus sbditos.
men. Entre los elementos culturales, y en Por ello, el monarca ha de buscar sobre
el teatro sobre todo, se producen dramas todo el ideal de virtud, equidad y justicia
histricos dentro de esta rbita de pen- para todos ellos. La justicia es la mxi-
samiento. De aqu que la guerra de la ma expresin de la razn y consiste en la
Independencia se vea como una mani- aceptacin de los principios de la ley na-
festacin del pensamiento liberal, como tural, un bien supremo que ha de regir las
consecuencia del contacto de los ilus- conductas divinas y humanas. El fracaso
trados con los enciclopedistas franceses del estado radica en la injusticia, porque
ledos y comentados. Asimismo, Cien- cada hombre tiene sus intereses particu-
fuegos conoca la discusin en Espaa lares, y slo puede haber una regulacin
acerca de la naturaleza de la monarqua legtima con arreglo a un derecho que
y la posicin del gobierno; en particular, est por encima de todos.
era consciente de los derechos del pueblo Con la razn, facultad que sofoca las
ante el soberano tirano. iras y envidias, y siguiendo la ley natural,
De Montesquieu toma la idea aris- el monarca ha de luchar por la igualdad,
totlica de que el principio poltico fun- la libertad y la felicidad de los sbditos,
damental es el bienestar del pueblo, as y educarlos en el conocimiento del Bien.
como la eleccin como forma de gobier- Es novedosa la interpretacin pol-
no de la monarqua constitucional; de tica de la monarqua: no la niega como
Voltaire toma la idea de necesidad de la institucin, pero s su manifestacin ab-
tolerancia; de Locke y de la Escolstica, solutista. Disea un soberano virtuoso
la defensa de la ley natural y de los va- que trabaja por el bienestar de su pueblo
lores morales, inamovibles y superiores escuchndolo y dirigindolo, ya que est
a las leyes humanas, as como la idea de convencido de que el poder no viene de
que el poder reside en el pueblo, que lo lo alto sino de la voluntad popular.
delega a sus gobernantes. Sus discursos exponen los valores
El concepto de monarqua que aqu ilustrados del humanitarismo, la virtud y
defiende Cienfuegos es inherente a la la ciudadana, as como el progreso y las
virtud. sta debe regir las acciones hu- reformas para hacer una sociedad mejor.

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En ellos se hace referencia a la hombra ejemplo de patriotismo y categora inte-


de bien, el prototipo del hombre polti- lectual. Azorn lo calific de perspicaz,
co de la Ilustracin con una dimensin tradicional e innovador que tendi un
racional y social, que sigue el dictamen puente entre dos siglos. Fue un innova-
de la razn y la moderacin para discer- dor en una poca de transicin entre el
nir la virtud del error. Para Cienfuegos, Neoclasicismo y el Romanticismo, ade-
el hombre de bien es quien se dedica al lantndose a su tiempo. Sus rasgos libe-
ejercicio de la beneficencia y es protec- rales y su prerromanticismo lo conectan
tor, amigo y hermano de los hombres. Es con la generacin romntica de 1830.
un hombre preocupado por la decadencia
de su pas, que ve su sociedad afectada
por difciles conflictos y cambios ideol- MARIANO NICOLS SABA
gicos, y expone una solucin de carc-
ter tico: la bsqueda de la virtud y de CONDICIONAMIENTOS
la amistad, porque el hombre debe estar CRTICOS DE LA OBRA DE
comprometido con la sociedad y debe lu- MARCELINO MENNDEZ Y
char por el bienestar de los ciudadanos. PELAYO EN LA PRODUCCIN
Asimismo sus composiciones (entre ENSAYSTICA Y DRAMTICA DE
ellas su discurso de ingreso en la Real MIGUEL DE UNAMUNO
Academia Espaola) valoran la palabra
como vehculo de energa del pensamien- Directora: Dra. Florencia Calvo
to. Este es un sistema de conceptos que Universidad de Buenos Aires
pretende, mediante un cambio profundo, (2013)
la generacin de una sociedad nueva: una
comunidad de intereses unida por vncu- La tesis se plantea como objetivo
los fraternales. principal la indagacin de un vnculo
Su descontento con la insuficiencia importante para la historia de la crtica
de la lengua para expresar sus emocio- moderna en Espaa, sobre todo por su
nes, la introduccin de nuevas palabras y carcter ejemplar dentro de las confron-
estructuras sintcticas, y las exageracio- taciones sobre la tradicin literaria que
nes e innecesarias repeticiones tienden a moldearon muchas veces ciertas carac-
crear una inapropiada retrica y un matiz tersticas intrnsecas a las producciones
dramtico en su expresin. Rechaza el in- intelectuales de entre siglos. As, su hi-
movilismo y purismo lingstico, y cree ptesis de mayor alcance puede definirse
en la necesidad de incorporar palabras en estos trminos: si Menndez y Pelayo
extranjeras porque lo humanitario y fra- fue, de alguna manera, el topgrafo
ternal est por encima y subsume todas capaz de clasificar, disear e historiar el
las diferencias de pueblos y de lenguas. territorio de la literatura nacional a fines
Todo ello da a su obra un tono personal y del siglo XIX, muchos de sus sucesores
moderno que sugiere el espritu rebelde inmediatos debieron leer su legado como
del escritor romntico. recin llegados (Bourdieu) dispuestos a
A la hora de hacer una valoracin de inscribirse en la geografa de la tradi-
la figura de Cienfuegos, podemos decir cin cultural de la nacin, an oponiendo
que fue un apasionado sentimentalista, a ese mapeo hegemnico cierta resis-
un escritor sensible del siglo XVIII y un tencia. Su experiencia de caminantes

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buscara muchas veces desmitificar la en crisis. Es decir, como restaurador


cartografa jerarquizada que el santan- de la historia cultural de la nacin aun
derino vena consolidando. Unamuno, en cuando sus criterios se vieran ligados por
este sentido, encarnara de manera nota- entonces sobre todo a la polmica contra
ble la rebelda ante esa cuadrcula que el liberalismo krausista, responsable se-
intentaba organizar la historia literaria de gn el santanderino del atraso cientfico
Espaa por medio de lo que l entenda de Espaa. Su temprana defensa de la or-
como una nivelacin general, como si todoxia y su preocupacin por apuntalar
el agrupamiento archivstico de la pret- la riqueza de la Biblioteca espaola, lo
rita tradicin literaria con lo valioso y llevaron a la confeccin de catlogos y a
tambin con lo perecedero bastara para la prescripcin de una tarea cientfica que
dibujar el perfil de una amplia meseta Unamuno tildara de biblimana. Me-
capaz de garantizar la identidad cultural nndez y Pelayo asume la tarea ciclpea
de Espaa, con la evidente prescindencia de divulgar si no los libros, al menos el
de los jvenes escritores de entonces. listado de un tesoro bibliogrfico capaz
En esta lnea, la investigacin com- de restituir la confianza de la Espaa fi-
prueba que la contienda crtica entre Me- nisecular. Y por medio de esa sincdoque
nndez y Pelayo y Unamuno muchas de la Biblioteca, no slo vertebra el co-
veces oblicua, otras veces evidente es mienzo de su vida acadmica, sino que
factible de ser hallada en cierta selec- logra fortalecer su poder simblico den-
cin representativa de la obra del escri- tro de un campo cultural en plena reivin-
tor vasco, sobre todo dentro de los gne- dicacin nacionalista.
ros ensaystico y dramtico. De hecho, Para poder describir la postura espe-
algunas de las caractersticas de estos cfica de Unamuno en el contexto pre-
gneros en el caso unamuniano deben ciso donde los emergentes intelectuales
su definicin, en parte, a la circunstan- espaoles contendieron con la autoridad
cia misma de esa contienda primigenia de Menndez y Pelayo, la tesis revisa
en que se originaron. el panorama general que relacionaba al
Para la argumentacin de tales cues- bilbano con sus contemporneos. En
tiones el trabajo aborda toda una serie de esa lnea tiende a problematizar el con-
fases sucesivas que van encadenndose cepto mismo de Generacin del 98 para
en la explicacin del eje que toma por volcarse ms bien en la reflexin sobre
objeto. En este sentido, lo primero que la categora de voluntad como verdade-
estudia son las maneras en que el posi- ro ncleo vinculante de aquella juventud
cionamiento intelectual de Menndez enfrentada al dilema del declive. A partir
y Pelayo a fines del siglo XIX logr de la insistencia unamuniana en sealar
captar la legitimidad suficiente para ins- el retorno al individuo como fuerza mo-
taurarse como autoridad dentro del plano triz de la historia, el estudio analiza por
histrico-crtico de la literatura nacional. medio de la recurrencia de la imagen de
As, logra la tesis confirmar en principio la danza de la muerte en varios textos
la estrecha relacin que existi entre su pertinentes de la poca la estigmatiza-
desempeo como bibligrafo y la acu- cin de la cofrada erudita como inten-
mulacin de capital simblico que lo ha- to banal por conseguir una trascendencia
bilitaba a promoverse como el ms slido falsa y terrena. La preocupacin por la
crtico-historiador que exiga su contexto interioridad que aparece en Unamuno

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resulta as explicativa de la yoizacin por fase, el trabajo se ocupa de dejar en claro


la que brega en franca oposicin al obje- el contraste existente entre las opiniones
tivismo cientificista y a la exigencia eru- de ambos escritores al respecto de sus
dita de los libros cuando se tornan ms precursores filosficos y de la existencia
significativos que sus lectores. de una filosofa nacional, cuestin esta
Esta constelacin de sealamientos ltima que implicara luego de manera
parciales, que se desarrollan en las pri- evidente el discernimiento en cada uno
meras secciones de la tesis, proveen al de metodologas crticas muy distintas.
lector de una informacin imprescindi- Mientras el maestro santanderino repre-
ble para complementar el tema del cuarto sent para Unamuno el intento erudito
captulo: las intersecciones concretas que por catalogar e historiar la obra de los
vincularon a los itinerarios intelectuales filsofos espaoles, la apuesta regenera-
de Menndez y Pelayo y de su discpulo. dora de la modernidad estara justamente
Aqu se trata de indicar que la insercin en desestimar ese intento y reorientar la
de Unamuno en el campo intelectual es- bsqueda de la verdadera filosofa na-
paol finisecular estuvo estrechamente cional a los sentidos subyacentes de cier-
ligada a la figura de su antiguo maestro, ta literatura cannica en la que Unamuno
con quien mantuvo a su vez serias con- inclua al Quijote, al teatro calderoniano
troversias. Con el tiempo, y al respecto y a los poetas msticos.
del erudito montas, el joven escritor El captulo quinto, por tanto, desa-
vasco debera experimentar un corri- rrolla ms profundamente ese contraste,
miento desde las estrategias de sucesin pero prestando especial atencin al viraje
a las estrategias de subversin. Una- que hubo entre ambos autores respecto
muno jams deja de indicar sus deudas del modelo historiogrfico a seguir. As
de formacin con Menndez y Pelayo, como en filosofa Unamuno se acerca a
pero tampoco dejara nunca de sealar Kierkegaard sin renunciar a ciertos pos-
la distancia que lo separaba del proyec- tulados hegelianos, en lo histrico y al
to erudito de su maestro. El mecanismo revs que su maestro adherir a la pro-
que utiliza el ensayista Unamuno para la puesta de Carlyle, la cual se exime del
construccin de ese enfrentamiento sola- afn arqueolgico tan presente en Taine
pado es el de la irona. Las diferencias y en la escuela positivista. El autor de
ostensibles en cuanto a la recepcin de La agona del cristianismo intenta ale-
su desempeo como traductor (en com- jarse del legado pelayano y plantear as
paracin con otros discpulos del santan- una nueva concepcin de la historia ya no
derino ms ligados a la doxa), el rastreo y como conocimiento sino como experien-
anlisis de la metfora del erudito como cia, o lo que es igual, como intrahistoria
zorro, o la misma auto-censura que se a descubrir en los pliegues profundos y
impone con respecto a las alusiones bur- atemporales de la literatura nacional, y ya
lescas a Menndez y Pelayo, permiten no como historia superficial de los hi-
a la tesis demostrar la posicin bifronte tos culturales de la cronologa oficial.
que el antiguo alumno mantendra con el Unamuno proyecta al historiador como
tiempo frente a quien poda legitimar o un titiritero que se exhibe como tal y que
no su inscripcin en el campo intelectual, desdea la ilusin objetivista por su falta
y tambin en el canon literario de la mo- de sinceridad. Prueba de esto se encuen-
dernidad nacional. Dentro de esta misma tra en el ensayismo ironista del escritor

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vasco que se analiza en el sexto captulo lisis del caso ejemplar de un vnculo
de la tesis, donde aparece una y otra vez concreto a su pertinencia significativa en
la degradante calificacin de la erudicin un entorno ms amplio: es decir, postu-
histrico-crtica como versin anloga a la la idea de que Unamuno transform
las ciencias naturales y en especial a la el problema de la legitimidad o no de la
paleontologa. A raz de las propias defi- erudicin en un dilema metafsico sobre
niciones que el joven Menndez y Pelayo la comprensin de la literatura como fe-
haba realizado sobre las funciones par- nmeno de lo muerto o de lo vivo. Para el
ticulares de la historia crtica, Unamuno escritor vasco, el juicio crtico del erudito
consigue producir una analoga burlona pareca ampararse en un poder hegem-
entre el erudito ligado al archivo y el nico que no slo lo habilitaba a decidir
cientfico dedicado a la historia natural, entre lo que se consideraba cannico y
rodeado de fsiles y con ojos slo para lo que no, sino que adems impeda la
ellos. Recurriendo al enfoque foucaultia- actualizacin del campo literario con el
no que revela las deudas entre la filolo- ingreso de la nueva literatura viva y,
ga decimonnica y la historia natural, la an ms, dificultaba cualquier tipo de
investigacin demuestra que personajes interpretacin literaria que buscara la
como el de Joaqun Rodrguez Janssen revalorizacin del descubrimiento vital
(en su breve ensayo homnimo de 1899), de sentidos filosficos personales sub-
su rplica en Antoln Snchez Paparrig- yacentes a las obras ledas. En relacin
pulos (del captulo XXIII de Niebla), o el con esto, la imagen de la Esfinge se torn
protagonista de Don Catalino, hombre para Unamuno en smbolo polismico
sabio (relato de 1915) son avatares sa- de la defensa de una Verdad que poda
tricos que refieren muchas de las crticas mirarse desde varios lados. La investi-
a la figura del erudito y en especial a la gacin demuestra que el erudito (y Me-
de Menndez y Pelayo. Lo interesante es nndez y Pelayo en particular) es descrito
que ms all de si se trata un ataque al varias veces por Unamuno como aquel
santanderino en particular o al arquetipo que evade la mirada del monstruo que
en general Unamuno logra erosionar la custodia la verdad para refugiarse en la
confianza de la erudicin en la reja de indagacin obsesiva de su fisiologa. La
las palabras, en esa cuadrcula histrico- venganza de la Esfinge contra su cegue-
naturalista donde se crea que todo poda ra es la condena por elegir la pereza, la
ordenarse y clasificarse. La obra unamu- ignorancia de los sabios: el aislamiento
niana resulta ejemplar en cuanto a la sos- sapiente de aquel que elige desconocer
pecha que la modernidad plante con res- su realidad histrica para huir al pasado
pecto a la seguridad decimonnica en la por medio de una literatura que a la vez
visin omnipotente, cientfica y artstica a rechaza como cifra de lo vivo. Por eso, la
la vez del crtico historiador. La historio- tesis despega en este punto de la especi-
grafa (literaria) precedente es ironizada ficidad del problema y logra situar a su
por Unamuno justamente debido a su fe objeto como parte del marco contextual
en la potencia reconstructiva de los f- del antiocularcentrismo europeo vigente
siles, de esos objetos caducos entendi- desde fines del siglo XIX.
dos como garantes de un saber en crisis. El trabajo proyecta entonces la idea
A esta altura de su desarrollo la tesis de que las impugnaciones unamunianas
propone un salto cualitativo desde el an- de la obra de Menndez y Pelayo no se

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378 Resmenes de tesis doctorales

producen tanto con respecto a su ortodo- la composicin misma de Alrededor del


xia defensiva sino ms bien contra su estilo (1924). El estilo es en definitiva
exigencia analtica y observadora, dig- una especie de mtodo crtico que refleja
na del paradigma romntico-positivista la personalidad de quien lo produce. En
del infalible ojo cientfico que estaba esta lnea Unamuno elogia la posibilidad
entrando en crisis. Pero en vistas de lo- de un estilo vivo, cercano al habla y a
grar un anlisis abarcador sobre las rela- lo personal, y por ello a la contradiccin.
ciones crticas entre Unamuno y su anti- El estilo debe reconocer lo contradicto-
guo maestro, la investigacin se propone rio como parte fundante de s: por eso es
hacia el captulo sptimo revisar tambin capaz de comprenderlo como un tejido
la valoracin positiva que Unamuno hace de contradicciones personales por medio
de ciertos aspectos de la produccin del del cual se constituye el traje del suje-
sabio montas. Para esto, se produce un to y por eso lo entiende como loable en
ineludible rodeo que va en busca de ex- Menndez y Pelayo. De ah tambin que
plicar la ratificacin que el escritor vas- Unamuno aceptara con tanta premura el
co hallara finalmente en la Esttica de lema de Buffon, el estilo es el hombre.
Croce, acerca de la necesidad moderna Ahora bien, la tesis halla aqu un hito
de erosionar la legitimidad de la crtica central en su argumentacin: al vincular
tradicional. Dado que sus embates con- la frase del naturalista francs con el elo-
tra el saber erudito haban estado siem- gio unamuniano al estilo de Menndez
pre ligados a la propuesta de generar una y Pelayo, la investigacin tiende a dar
nueva interpretacin filosfica de los cuenta de las continuidades entre ambos
textos literarios reida ya con la histo- autores, y no slo de sus rupturas. Porque
ria crtica literaria y con la clasificacin Unamuno promueve el salvataje de su
genrica, Unamuno parece intuir que maestro justamente por medio de un ha-
desde el ensayo e incluso desde la fic- lago a lo que slo puede definir en los
cin se puede alcanzar un nivel de re- mismos trminos que otrora le objetara
flexin terica sobre la literatura mucho usar al santanderino. Es decir, al capturar
ms profundo del que se jactaba de tener para s la categora de estilo, Unamuno
el viejo historicismo. Para ello se vuelca tampoco puede desasirse de las exigen-
en muchos de sus textos a tratar el tema cias modlicas de la historia natural:
del estilo, y es justamente a partir de esa el concepto de estilo crece en la prolife-
categora que logra rescatar tibiamente a racin de sus definiciones hasta tornarse
Menndez y Pelayo. reflejo de una totalidad imposible que lo
Unamuno piensa que la nica crtica acorrala contra el mismo lmite que haba
vlida es en el fondo aquella que puede ridiculizado en su maestro, correlato bi-
homologarse con la poesa, y cuyo fin pri- blifilo del naturalista perdido en medio
mordial es la proyeccin de una filosofa del bosque infinito y sin orden. El estilo
a partir de la lectura renovada y personal llega a ser incluso el modo con que Dios
del texto literario que se tome por objeto. ha elegido guiar el curso de la vida, cuya
De ah que llegue a afirmar en Del senti- huella ms significativa ve Unamuno en
miento trgico de la vida que toda filoso- los monstruos antediluvianos que desci-
fa es una filologa. Y de ah tambin que frara Cuvier. Como si todo reconduje-
el estilo se torne concepto tan importante ra a Foucault, las metforas del bilbano
para su planteo, desde sus inicios hasta en torno a este eje le permiten a la tesis

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revelar as todas las contradicciones del Menndez y Pelayo censura en Unamuno


propio estilo unamuniano, incluso alre- no slo el tratamiento heterodoxo de la
dedor del tema puntual de su vnculo con santidad, sino tambin su falta de rigor
la obra de Menndez y Pelayo y de las cientfico para la interpretacin literaria.
objeciones que le haba hecho por su eru- Nada de esto, sin embargo, impidi que
dicin paleontolgica, objeciones que Unamuno levantara las banderas de una
resultan opinables al contrastarlas ahora exgesis simblica que consideraba in-
con esta paleontolgica visin del esti- dispensable para extraer de ciertos textos
lo que l mismo termin por ofrecer. clsicos una filosofa nacional regenera-
El ensayismo unamuniano impulsa dora. Tal como afirma la tesis, esa diviso-
esta idea del estilo personal como con- ria entre dos tipos de historia generara a
trario a la ilusin objetiva que haba su vez dos perfiles diversos de hacedor:
cimentado a los monumentos de la histo- el savant y el sage, el erudito y el vate,
ria crtica de la literatura en Espaa. Y en dos figuras que entraran en pugna por la
esta idea a la que alude el captulo octavo definicin del saber dentro de un terreno
puede distinguirse el rasgo ms preciso ligado a la literatura nacional.
que permite justamente definir el ensayo El primer permetro de esa contien-
de Unamuno como modelo alternativo da crtica fue el Quijote: el captulo no-
del historicismo acadmico: porque a veno de la tesis identifica y describe la
travs de sus interpretaciones ensaysti- batalla entre cervantismo y quijotismo
cas de los textos literarios cannicos, la que Unamuno evoc en mltiples anli-
tesis intenta probar que el autor de En sis dedicados a lo que lleg a considerar
torno al casticismo haba propuesto un la verdadera Biblia espaola. Mientras
nuevo modo de concebir la historia no Menndez y Pelayo encarn el rol de au-
de la literatura, sino de la experiencia toridad erudita y despreci las lecturas
personal de lo literario, siempre en cons- filosficas del texto que ignoraban la me-
tante re-escritura y como un derrame diacin del autor, Unamuno se aline con
ininterrumpido hacia los otros. El ensa- la antigua versin quijotista del romanti-
yo, descrito por el propio autor, termina cismo alemn, descrey de la conciencia
por ser entonces un hilvanado a lo que cervantina y actualiz en sus opiniones la
salga de ideas subjetivas en torno a un vertiente nacional de la crtica simblica,
texto (o un eje) que las vincula entre s de estigmatizada muchas veces como esot-
manera nica y personal. Fuera de todo rica. En este sentido, la tesis parece llegar
programa o sistema, la escritura unamu- a la idea de que el anti-cervantismo una-
niana se desenvuelve en una profundidad muniano es la cifra ejemplar de un cons-
capaz de construir algo as como una tante rechazo a la erudicin en general, a
historia vertical reida abiertamente un mtodo anestsico obsesionado con
con la historia horizontal de la Acade- la recopilacin de datos y de detalles.
mia. Debe haberlo intuido Menndez y Esta operacin que deja al Quijote en
Pelayo cuando en Orgenes de la novela el lugar de un evangelio patrio capaz de
imputa a Unamuno cierta falta de pala- tener entre sus ms riesgosos exgetas a
dar crtico por atribuir en Vida de don Unamuno, es tambin la que lo habilita a
Quijote y Sancho caractersticas propias producir analogas entre el hidalgo man-
de los libros de caballeras a las vidas de chego y Santa Teresa o San Ignacio. Todo
San Ignacio de Loyola o de Santa Teresa. ayuda a comprender que el escritor vasco

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380 Resmenes de tesis doctorales

logr, a partir de su ensayismo quijotis- siempre nuevos dilogos sobre el campo


ta, la construccin de un modo crtico intelectual de entre siglos, donde se die-
para la lectura de ciertos clsicos espao- ron los mltiples cruces existentes entre
les, una especie de lectura simblica que dos de los ms notables pensadores de la
luego trasladara hacia sus interpretacio- literatura hispnica: Marcelino Menn-
nes de la literatura asctica o del teatro dez y Pelayo y su heredero hereje, Mi-
calderoniano. guel de Unamuno.
Con respecto a este ltimo, resulta un
puntal invaluable para asentar la expli-
cacin que el captulo dcimo desarrolla KBRA SARI SEO LECOQ
con respecto a los condicionamientos
que la tensin entre Menndez y Pelayo RECEPCIN DE LA LITERATURA
y Unamuno impuso a la praxis dramatr- ESPAOLA
gica del antiguo alumno. La tesis recu- E HISPANOAMERICANA EN
pera los procedimientos crticos por los TURQUA
cuales Menndez y Pelayo logra conso-
lidar a lo largo de su obra la centralidad Director: Dr. Juan Carlos Gmez Alonso
cannica de Lope de Vega y deslegitimar Universidad Autnoma de Madrid
a la vez la posicin de Caldern. Este (2013)
mdulo resulta prolegmeno del anli-
sis que demuestra luego cmo Unamuno La tesis doctoral titulada Recepcin
apost en su primitiva potica de 1896, de la literatura espaola e hispanoame-
La regeneracin del teatro espaol ricana en Turqua consta de dos partes:
por una modernizacin teatral que vin- la primera, de base terica, describe el
culara abiertamente la novedad de Ibsen estado de la cuestin de la teora de la
con la tradicin propia del autor de La recepcin frente al objeto de trabajo de
vida es sueo. Y an seala la investiga- esta tesis (en los dos primeros captulos),
cin que si Unamuno llega por entonces teora que est diseminada a lo largo de
a cuestionar a Caldern en En torno al todo el trabajo de investigacin en su
casticismo, lo hace claramente no contra aplicacin. Y la segunda es la aplicacin
el dramaturgo, sino reenviando las culpas prctica de la misma (en los cuatros ca-
arrojadas sobre el clsico contra el pro- ptulos siguientes). Este trabajo se pue-
pio acusador, Menndez y Pelayo. Estos de enmarcar en la lnea de trabajo de los
planteos culminan con la ratificacin de estudios culturales actuales, en los de la
ciertas marcas que la contienda anti-in- recepcin de las obras y autores de un
telectualista habra dejado en la drama- sistema cultural en otros sistemas cultu-
turgia unamuniana, sobre todo en obras rales. Profundizamos en algunos aspec-
teatrales pioneras como La Esfinge. As, tos que fueron planteados en el trabajo
es de este modo que la tesis termina por de estudios avanzados (TEA) con el que
relevar toda una serie de factores que inici mi investigacin, cuyo ttulo era
constituyeron la evidente tensin crtica Visiones del mundo turco en la obra de
entre ambas producciones, y concluye Juan Goytisolo. La tesis est dividida en
adems dando cuenta de un vnculo es- seis captulos: los dos primeros estn de-
pecfico difcil de agotar en su lectura, de dicados a los fundamentos tericos de la
un objeto complejo capaz de estimular recepcin, a la imagen del otro en la li-

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teratura y al concepto de alteridad frente lado, analizar la recepcin de las obras li-
al de identidad; mientras que los cuatro terarias (espaolas e hispanoamericanas)
siguientes se dedican, respectivamente, a traducidas del espaol al turco desde el
la historia de la traduccin en Turqua, a punto de vista socio-crtico y cultural. Y,
las relaciones histricas y socio-cultura- por otro lado, analizar el canon estableci-
les de Turqua con Espaa y los pases de do de estas obras en las instituciones de
Amrica Latina y la recepcin de la li- enseanzas turcas. Asimismo, se identifi-
teratura espaola e hispanoamericana en can los factores principales que inciden
las obras de Y. Kemail Beyatli y Cemil en la traduccin de unas y otras obras
Meric. literarias. Y por ltimo, se establece la
La obra de arte verbal constituye el vinculacin de la cultura de partida a la
componente central del mbito comuni- cultura de llegada a partir de las traduc-
cativo general literario y, como tal com- ciones, de su seleccin, de los gneros
ponente, est situada en un determinado literarios elegidos y de los mundos posi-
contexto de comunicacin, al ser mani- bles literarios que conforman este canon.
festacin fsica del proceso comunicati- Despus de dar lugar a las opiniones
vo que un productor, situado en un de- de distintos crticos y tericos de la litera-
terminado contexto de produccin, rea- tura sobre la recepcin literaria, esa parte
liza frente a un receptor presente en un terica ha sido aplicada a la parte prctica.
contexto especifico de interpretacin. El Gracias al estudio de la recepcin se ha
estudio de las relaciones con la dimen- podido analizar la forma en que fue com-
sin contextual de la obra literaria (que prendida y valorada la literatura espaola
est siempre caracterizada por factores e hispanoamericana en Turqua. El punto
de muy distinta naturaleza, entre los que de partida fue el tema de la alteridad: ha
destacan los histricos, los sociales, los sido analizada la imagen de los turcos en
culturales, los polticos, los econmicos la obra de Juan Goytisolo, y despus se ha
y los geogrficos, entre otros muchos) estudiado el tema del otro en la literatura
ha sido el principal objetivo de algunas turca desde el punto de vista de algunos
manifestaciones de la crtica literaria, autores turcos. Este hecho ha permitido
como la de inspiracin marxista. Y tam- tambin dar a conocer a algunos autores
bin se han ocupado de esta dimensin importantes de Turqua como Omer Se-
de anlisis los estudios realizados des- yfettin, Cemil Meric y Yahya Kemal Be-
de la Esttica de la Recepcin, desde la yatli, que son bastante desconocidos fuera
Deconstruccin, desde la Teora de los de dicho pas. Por otro lado, se ha reali-
Polisistemas y, recientemente, desde los zado un repaso sobre la historia de la tra-
Cultural Studies. duccin en Turqua ya que, como es bien
Sin embargo, en esta tesis doctoral sabido, si no fuera por las traducciones
se ha planteado un estudio innovador, no literarias no se podra hablar de la recep-
realizado an, sobre la recepcin en Tur- cin literaria. Gracias a las traducciones,
qua de la literatura en espaol de Espa- muchas obras de la literatura occidental se
a e Hispanoamrica, para establecer un dieron a conocer en la lengua turca. Pero
canon de esta literatura (que se encuentra quin y cmo decide qu libros se tradu-
recogido en el anexo I) y las relaciones cirn? Los temas polticos son cuestin
que establece con la cultura de llegada. El prioritaria para que los editores se animen
objetivo de esta investigacin es, por un a traducir libros del espaol a otros idio-

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mas. Eso ha ocurrido en numerosos pases Es verdad que la presencia de la li-


y en distintas pocas. Los Premios Nobel teratura espaola e hispanoamericana
tambin aseguran la traduccin sin dila- es bastante reciente en Turqua; sin em-
cin, y el idioma espaol cuenta con once bargo, las cifras muestran claramente
de ellos. Pero nuevos autores, otros me- que cada vez aumenta ms el inters del
nos conocidos u obras clsicas en espaol pueblo turco por la lengua, la literatura
pueden no llegar nunca a ser traducidos a y la cultura espaola e hispanoamerica-
otros idiomas. Si no existen ayudas insti- na. Lo mismo est pasando en Espaa.
tucionales y a los editores no les interesa La imagen de Turqua en Espaa tam-
porque no les enriquece, terminan per- bin ha cambiado en los ltimos aos,
dindose para una gran parte del mundo. en gran medida gracias a la cantidad de
No hay ninguna institucin internacional turistas que han conocido nuestro pas.
que asesore sobre cules son los mejores Atrs quedan las imgenes de los que se
ttulos para ser traducidos. Los criterios enfrentaron a La Santa Liga en Lepan-
son fundamentalmente editoriales y co- to. Los turistas espaoles, al volver a
merciales. A veces pasa que lo que se tra- Espaa, suelen estar satisfechos con sus
duce en Estados Unidos es lo que siguen vacaciones y la infraestructura turstica.
el resto de los pases. De todas formas, Por otra parte, Turqua se va haciendo
las editoriales tienen un doble catlogo, un hueco en su integracin en Europa,
uno configurado por lo que vende, y el tanto a nivel poltico como econmico
otro formado por lo que da prestigio; o cultural. En cuanto a las relaciones de
y eso facilita que algunos escritores me- Turqua con los pases de Amrica Latina
nos populares tengan la posibilidad de son mucho ms recientes, pero, a pesar
ser traducidos. Tambin en Turqua, por de eso, es explcita la misma simpata y
ejemplo, los editores aceptan el asesora- el inters de parte del lector turco por su
miento de los traductores para decidir qu cultura y literatura.
libros se deberan publicar. En Espaa no La tesis se cierra con una serie de con-
pasa tanto. clusiones y unos anexos complementarios
Con una creciente presencia en la que son los siguientes. El primer anexo
produccin cultural europea, Juan Goyti- incluye la lista de los libros traducidos
solo ha introducido el tema de lo rabe y del espaol al turco, fundamental para
del mundo turco: as logr la irrupcin la realizacin de esta tesis. En el segun-
del mundo musulmn en toda su obra li- do anexo ha sido aportada la lista de las
teraria, hasta llevarlo a su consagracin pelculas espaolas e hispanoamericanas
como tpico de su literatura. De esta que han sido estrenadas en el Festival In-
forma, tambin ha sido fuente de inspira- ternacional de cine de Estambul entre los
cin para la redaccin de la presente te- aos 1984 y 2013. Los resultados de esta
sis. Leyendo toda su obra, no slo lo que investigacin demostraron que existe una
alude al turco, ha sido observada su in- relacin fuerte y creciente entre Turqua,
negable simpata, su identificacin cons- Espaa y los pases de Amrica Latina en
ciente con el mundo rabe y musulmn. cuanto al cine, lo cual es reconfortante y
En un mundo lleno de prejuicios como prometedor para el futuro. En el tercer
en el que vivimos, su acercamiento ob- anexo se ha aadido la lista de los libros
jetivo al tema del musulmn es ms que traducidos del turco al espaol con el pro-
apreciable. yecto Teda. Gracias a este proyecto, cada

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Informacin sobre investigacin y actividades 383

vez se traducen ms autores turcos a otros histrico-culturales existentes y, por su-


idiomas, incluido el espaol. El cuarto puesto, de los escritores y traductores ms
anexo contiene dos tablas: la primera es importantes en este campo de estudio.
una lista de las publicaciones traducidas
al castellano desde otras lenguas entre los
aos 2000-2009, y la segunda expone las ROGELIO GARCA ESPINOSA
subvenciones del Ministerio de Cultura
espaol para la traduccin a lenguas ex- LA ESCUELA DE SALAMANCA Y
tranjeras entre los aos 2004-2010. Estas EL NACIONALISMO MEXICANO
cifras son importantes para dar una idea
sobre el lugar que tiene el idioma turco Directores: Dr. Fernando Hermida de
en Espaa. En el anexo quinto estn las Blas y
imgenes de las portadas de los nme- Dr. Aureliano Ortega Esquivel
ros dedicados a la literatura espaola e Universidad Autnoma de Madrid
hispanoamericana de dos importantes (2014)
revistas literarias turcas, Notos y Littera.
Finalmente, el sexto anexo contiene un
cuestionario que se ha realizado con cinco Mxico es una nacin multitnica y
profesionales, entre los que se encuentran pluricultural, con un extenso y bondado-
catedrticos conocidos y traductores li- so territorio, que le ha permitido cons-
terarios. Estas encuestas sirvieron como truir histricamente una gran cantidad y
complemento a las cuestiones expuestas a variedad de manifestaciones regionales;
lo largo de la tesis en cuanto a la recepcin es precisamente esa multicolorida rique-
de la lengua, literatura y cultura espaola za la que ha proporcionado tambin mu-
e hispanoamericana en Turqua. chos de los rasgos distintivos y de iden-
En definitiva, en esta tesis doctoral tidad que hasta la actualidad mantiene la
se ha podido determinar y analizar el nacin americana.
canon literario establecido en las insti- Es bastante conocido que los pue-
tuciones de enseanzas turcas respecto blos del Mxico prehispnico tenan una
a la literatura espaola e hispanoameri- cosmovisin y una forma de entender el
cana, partiendo del conocimiento que de mundo y la naturaleza completamente di-
las mismas se tiene a travs de sus tra- ferente a la de los conquistadores espao-
ducciones, ya directas desde el espaol, les: la religin, los sistemas calendricos,
ya desde otras lenguas. Lo mismo en las festividades, la comida, la educacin,
el mundo cultural de Turqua, fuera del la organizacin social y vida cotidiana
mbito acadmico, a travs de las mani- eran totalmente diferentes a la de los eu-
festaciones realizadas a travs del cine, ropeos, por lo que toda esta forma de de-
de las ediciones culturales y de las re- sarrollo se vio sensiblemente alterada, se
vistas especializadas. Asimismo, se han rompi y destruy violentamente con la
identificado los factores principales que llegada de los espaoles.
inciden en la traduccin de unas y otras Puede resultar evidente, entonces,
obras literarias, vinculando la cultura de que dentro del grupo espaol se presen-
partida a la cultura de llegada a partir de tan, cuando menos, dos claras y muy di-
las traducciones, de la historia propia de ferentes formas de pensamiento. Por un
la traduccin en Turqua, de las relaciones lado estn las inquietudes del grupo mi-

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litar, conquistador y que a toda costa am- y del nacionalismo mexicano, el periodo
bicionaba el poder poltico y econmico, cronolgico que principalmente se anali-
que denigra y humilla al indgena y que za en esta investigacin se ubica en este
con las argumentaciones de incapacidad primer momento del siglo XVI, que es el
racional trata de arrebatarle sus posesio- mismo tiempo de la imposicin ideolgi-
nes. Y, por otro lado, el grupo humanista ca, del inicio del mestizaje y la coloniza-
que, fundamentando sus posiciones prin- cin novohispana.
cipalmente en los planteamientos de San- Como propuesta terica y metodol-
to Toms, argumentaba que los indgenas gica, se centra la atencin en cuatro de
eran seres cabal y plenamente racionales, los ms brillantes humanistas y pensado-
con una muy particular forma de orga- res espaoles, todos ellos pilares indiscu-
nizacin poltica, econmica y social, tibles de la Escolstica y de la Escuela
que les haba permitido generar una gran de Salamanca que, con su pensamiento e
cantidad de bienes muebles e inmue- innovadoras propuestas, poco a poco fue-
bles, y con una gran cantidad tambin de ron generando una nueva forma de enten-
lenguas, costumbres y tradiciones, todo der e identificar a la Espaa en construc-
esto, testimonio comprensible de la ra- cin que los Reyes Catlicos, Fernando
cionalidad del indgena y por supuesto, e Isabel, haban imaginado. Me refiero
de la legitimidad de sus posesiones y de a Francisco de Vitoria y a Domingo de
sus productos culturales. Soto por la parte peninsular, y a Bartolo-
En el desarrollo del trabajo se seala, m de las Casas y Alonso de la Veracruz,
con claridad, que los indgenas mesoame- por la Nueva Espaa. Los cuatro son,
ricanos eran, como ya se mencion, seres sin lugar a dudas, de lo ms brillante del
totalmente racionales y que fue precisa- pensamiento espaol del siglo XVI y los
mente esa forma de articular la relacin impulsores del humanismo salmantino
naturaleza-cultura lo que les permiti en el Nuevo Mundo. Cada cual desde su
generar una produccin cultural, difcil- posicin, defienden con energa que los
mente comparable con cualquiera de los indgenas son seres totalmente raciona-
grupos naturales que habitaban el conti- les, se enfrentan a la voluntad de la corte,
nente americano. Produccin que, gracias de la realeza y se enfrentan tambin al
a la participacin de personalidades como papado, quien sin argumentos jurdicos,
Francisco de Vitoria, Domingo de Soto, legtimos y vlidos, trata de otorgarles
Juan de Zumrraga, Toribio de Benaven- poderes y potestades terrenales a los Re-
te, Vasco de Quiroga, Bartolom de las yes Catlicos.
Casas y Alonso de la Veracruz, slo por El trabajo est estructurado en seis
mencionar algunos, poco a poco va a ser captulos, a partir de los cuales podemos
reconocida, valorada y conservada como transitar desde: el Mxico Prehispnico,
tal. De la misma manera se menciona y (capitulo 1); la Espaa Medieval y la
demuestra que el pensamiento escolstico Escolstica (capitulo 2); la Universidad
espaol, emanado de la Escuela de Sala- de Salamanca y la Monarqua Espaola
manca, sienta las bases para la construc- (captulo 3); y el pensamiento humanista
cin del nacionalismo en Mxico. Por lo salmantino en la Nueva Espaa (capitu-
anterior, y con la intencin de destacar la lo 4); hasta la definicin y construccin
influencia de la Escuela de Salamanca en de: el patrimonio en Mxico (capitulo
la construccin del Patrimonio Cultural 5); y el nacionalismo mexicano (capitulo

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Informacin sobre investigacin y actividades 385

6). En todos ellos, se utiliza un lenguaje el punto de vista del autor de la investiga-
sencillo (que no simple), y algunas im- cin, no es ms que el desconocimiento
genes que, indudablemente, pueden con por parte del Estado de ese espritu patri-
mayor facilidad ilustrar la intencin prin- tico-nacionalista, y el fortalecimiento de
cipal del documento. ese amorfo pero corrupto sistema polti-
A partir de la alianza matrimonial co-partidista, que desde la primera mitad
de Fernando e Isabel, con la unificacin del siglo XX se ha venido conformando.
de los reinos y con el encuentro, que no Podemos estar seguros que si los
descubrimiento de Amrica, comien- maestros Francisco de Vitoria, Domingo
za un nuevo amanecer en el panorama de Soto, Bartolom de las Casas y Alon-
histrico-filosfico mundial, y un nuevo so de la Veracruz vivieran, mucho trabajo
despertar en los terrenos del pensamien- tendran que desarrollar: las cuestiones
to. El encuentro entre los dos mundos, el del derecho internacional y de gentes, de
Viejo y el Nuevo, sin lugar a dudas ha la racionalidad de los grupos tnicos y
sido uno de los ms importantes, y me desposedos, del derecho a la educacin,
atrevera a decir que el ms importante al trabajo, a la salud, a la seguridad y a
acontecimiento en la historia de la huma- la convivencia nacional; problemas que,
nidad. Por fin el mundo, sus ocanos, sus como ya mencion, en el siglo XVI se pre-
continentes y sus componentes, naturales sentaban de diferente manera y en mayor
y culturales, sern conocidos, estudiados o menor medida, y que siguen vigentes en
y aprovechados por unos, y torpemente el Mxico actual, por lo que, con sus l-
explotados por otros. Los espaoles, en- cidas aportaciones y particular forma de
tonces, por la fuerza, trataron de borrar pensamiento, los maestros salmantinos, a
del imaginario colectivo de la Amrica diferencia de la partidocracia mexicana,
Media los ms de tres mil quinientos en mucho contribuiran para clarificar los
aos de pensamiento, de costumbres, de problemas y para reactivar el espritu na-
tradiciones; y trataron, tambin, de en- cionalista que en aras de la globalizacin
frentar a los naturales de este territorio, y el progreso, muy imperceptible est.
ahora novohispano, con su muy particu-
lar cosmovisin en donde histricamente
se haban desarrollado. Todo eso suceda NIEVES GMEZ LVAREZ
en el Nuevo Mundo durante los siglos
XV y XVI y al mismo tiempo, entre otras MUJER: PERSONA FEMENINA.
cosas, se desarrollaba y fortaleca en Eu- UN ACERCAMIENTO
ropa el fenmeno de la escolstica, disci- MEDIANTE LA OBRA DE JULIN
plina en la cual, principalmente, destacan MARAS
las universidades espaolas de Alcal y,
por supuesto, La Real y Pontificia Uni- Director: Dr. Juan Jos Garca Norro
versidad de Salamanca. Codirector: Dr. Rafael Orden
Con relacin al espritu nacionalista Universidad Complutense de Madrid
que en Mxico impera en la actualidad, (2014)
se concluye el trabajo haciendo una breve
pero serena y rigurosa reflexin en cuanto La reciente tesis doctoral Mujer: per-
a la situacin que el nacionalismo guarda sona femenina. Un acercamiento median-
en el Mxico contemporneo y que, desde te la obra de Julin Maras, presentada por

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Nieves Gmez lvarez en la Facultad de La literatura, en concreto la obra de


Filosofa de la Universidad Complutense Miguel de Cervantes, Juan Valera, Zo-
de Madrid, es una investigacin que mues- rrilla, los hermanos Machado, Azorn y
tra cmo en la antropologa del pensador Pedro Salinas. De cada uno de ellos se
espaol el tema de la mujer ha sido tratado han sealado los temas que Maras les
por primera vez como un tema filosfico y debe: el entusiasmo hacia la mujer de
con las categoras de pensamiento adecua- Cervantes; el tema del esmero que hace
das para comprender su carcter personal. pasar de la hembra a la dama en Valera;
No en vano, la Antropologa metafsica el importantsimo concepto de ilusin en
de Maras es la primera de carcter dual, la obra de Zorrilla; la vivencia de la mu-
es decir, que explica desde la raz que se jer en relacin con el paisaje de Macha-
puede ser persona de manera masculina y do; los descubrimientos de Doa Ins y
femenina. Salvadora de Olbena de Azorn y el tema
La investigacin se divide en dos par- del amor en la potica de Pedro Salinas al
tes, un primer bloque de influencias, en el nivel del siglo XX.
que se pone de manifiesto lo que Maras Las mujeres concretas en la existen-
debe a cuatro grandes temas, cuando es- cia de Maras, en las que se ha tratado,
cribe sobre la mujer, y un segundo que por un lado, la mujer ms importante de
trata el tema desde su novedosa perspec- su vida, su esposa Dolores Franco, y por
tiva filosfica. otra parte, sus familiares, compaeras
En la primera parte se analizan las in- de estudios, las escritoras, intelectuales,
fluencias de la filosofa, la literatura, las editoras y traductoras y, no poco impor-
mujeres concretas que conoci Maras y tante, las mujeres conocidas en sus viajes
el cine. y conferencias, que han conformado el
La filosofa, en especial la de Ortega mapa de sus innumerables amigas.
y Unamuno, el primero por relacin di- La mujer en el cine, pues abre un
recta de discipulado y el segundo por su camino de investigacin prcticamente
ascendencia como autoridad intelectual inexplorado y prolonga la filosofa, y en
y sus libros, en especial por sus descu- concreto la antropologa, en una forma
brimientos mediante sus novelas perso- de expresin y de comprensin de la rea-
nales. La influencia de Ortega y Gasset lidad muy acorde con la mentalidad de
en el tema de la mujer ha sido muy pro- nuestro tiempo. Maras, Acadmico de
funda, como se muestra extensamente, la Real Academia de Bellas Artes en su
haciendo referencia a sus textos: la Es- seccin de Cine, es uno de los primeros
ttica en el tranva, la Meditacin de la filsofos que se ha lanzado a hacer una
criolla, Divagacin ante el retrato de la antropologa cinematogrfica, con lo
marquesa de Santillana, los textos sobre cual ha encontrado una va de unin en-
la Gioconda, etc. No menos importantes tre la teora y la forma artstica ms acor-
son las referencias de Ortega sobre la in- de con la persona en el siglo XXI. Hay,
fluencia de la mujer en la historia, empe- por ejemplo, un texto sorprendente en el
o que traspas a sus clases, en las que que dice del rostro de Greta Garbo que
se estaba haciendo comn una nueva mo- es, ms que un reflejo del alma, el alma
dalidad de mujer espaola: la mujer con visible. Un nico ejemplo, entre tantos,
formacin universitaria y con intereses de cmo se unen los temas del cine y los
intelectuales. de la filosofa.

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En cuanto a la segunda parte, se mutua meramente biolgica, ni siquiera


muestra en qu sentido Maras se arries- biolgica-psquica-afectiva, sino que se
ga a hacer una Antropologa a partir de trata de una complementariedad en el pro-
las categoras que nacen de la filosofa yecto global de ser persona. Uno de los
de la razn vital orteguiana para llegar rganos en los que este proyecto dual se
a comprender la realidad personal: la manifiesta de forma ms patente es el ros-
vida como proyecto, la persona como tro humano, que es mnimamente sexual,
un quin y no como un qu; como un pero mximamente sexuado. Sexua-
quin que, hroe o herona, hace su pro- do es precisamente uno de los trminos
pia vida; la importancia de la dimensin aportados por el Acadmico de la Lengua
corporal, las categoras de instalacin, de Julin Maras para comprender filosfi-
vector, de estructura emprica; la instala- camente este segmento de la realidad, la
cin sexuada, etc. La nueva antropologa, cual se refiere a una estructura que abar-
por tanto, tiene que dar cuenta de la in- ca toda la persona.
novacin radical de la realidad que cada En esta segunda parte, despus de
persona significa y, adems, tiene que analizar la novedad del planteamiento
dar razn de la temporalidad que es un de Maras, y las claves de su antropolo-
privilegio ontolgico, asumir los dere- ga realizadas tomando en serio la carga
chos de la irrealidad y tambin ser cons- metafsica del verbo espaol estar, del
ciente de que la persona es un ser necesi- que parten las categoras de instalacin
tante y menesteroso; finalmente, tambin y vector, se tratan temas fundamentales
tiene que ser consciente del horizonte en relacin con la mujer en la obra del
de las ultimidades y dar respuesta, en la pensador: la significacin personal del
medida de lo posible, a la posibilidad de cuerpo, la belleza y el atractivo, el ensi-
la perduracin personal. De este modo, mismamiento como capacidad de habitar
las preguntas bsicas de la antropologa otras vidas y de ser habitado por otros,
sern: quin soy yo?, y qu va a ser de el trabajo, la aportacin a una cultura
m? completa, as como los temas del amor
A partir de este nuevo mapa personal, y la amistad en su obra, que son vectores
y siendo consciente de que la filosofa es distintos en los que esta referencia mu-
la visin responsable, Maras afronta el tua se realiza. Maras ha sido el primer
tema de la mujer como la derivada de una filsofo que ha sealado la importancia
estructura emprica femenina, comple- decisiva de la amistad entre hombres y
mentaria a la masculina porque ambas es- mujeres como elemento configurador de
tn referidas mutuamente en una forma de la personalidad de ambos.
disyuncin vinculante. De este modo, Por su parte, el amor es considerado
ha podido escribir que existe una ana- por Maras como una variacin ontol-
loga de la persona, es decir, que siendo gica de la persona, y el enamoramiento,
hombre y mujer igualmente personas, no una instalacin proyectiva, de tal manera
lo son en el mismo sentido, no son per- que han de comprenderse desde el con-
sonas iguales y de este modo se pueden cepto de efusin, que supera al de pose-
complementar en todos los aspectos. sin. Desde su punto de vista, el enamo-
Maras ha hablado en mltiples textos ramiento consiste en que la persona de la
de la forma de vida masculina y femeni- cual estoy enamorado se convierte en mi
na, porque no se trata de una referencia proyecto.

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388 Resmenes de tesis doctorales

No se puede olvidar un tema muy ori- de la persona, un asunto que se realiza de


ginal de su obra, pero que se deriva de la modo distinto en la forma de vida mas-
comprensin de la razn en Ortega: es el culina y en la femenina. En el caso de la
tema de la razn vital femenina, de la for- mujer, Maras seala explcitamente que
ma de razn propia de la mujer. Si usar la no tiene tanto que ver con los xitos profe-
razn vital quiere decir saber qu hacer sionales o la vida social, sino con la autn-
con algo en mi vida, indudablemente, es tica estima y valoracin. La mujer es feliz
distinta la proyeccin que hago con mi cuando se sabe estimada y experimenta
vida en el caso de la mujer. El pensador que su personalidad puede irradiar y ser
ha mostrado la necesidad del desarro- efusiva hacia las otras personas.
llo de la razn vital femenina, nunca en Desde el punto de vista de Maras, el
oposicin a la masculina, ni supeditada a autntico progreso, la autntica perfec-
sta, sino de forma complementaria. So- cin como persona y la verdadera felici-
bre todo en el mbito cultural es una ne- dad de la mujer estn en equilibrio con
cesidad hacer posible formas nuevas de el progreso, la perfeccin y la felicidad
ser mujer. Maras defiende que algunos del hombre. A ellos slo se puede llegar
de los persistentes problemas tericos cuando existe una actitud mutua de entu-
slo podrn encontrar su solucin defini- siasmo entre hombre y mujer.
tiva cuando sean afrontados por la mente
femenina.
Dos aspectos antropolgicos deci- JOS M GMEZ DELGADO
sivos que no se pueden olvidar son los
temas de la ilusin y la felicidad. El pri- LA REALIDAD DEL SENTIDO.
mero ha sido tratado filosficamente por EL PROBLEMA DE LA
Maras por primera vez en toda la histo- FUNDAMENTACIN DE LAS
ria de la filosofa y, con l, adems, ha INTERPRETACIONES DESDE
puesto de manifiesto la potencialidad del ZUBIRI Y HEIDEGGER
espaol como lengua filosfica. Porque (DIE REALITT DES SINNES. DAS
la ilusin, esa proyeccin del deseo con PROBLEM DER BEGRNDUNG
argumento, es una de las vivencias hu- DER INTERPRETATIONEN BEI
manas que mejor muestra el carcter pro- HEIDEGGER UND ZUBIRI)
yectivo y futurizo de la persona, el hecho
de que es un ser no fijo, que siempre pue- Director: Dr. Juan A. Nicols Marn
de ser mejor. Maras incluso ha llegado a Universidad de Granada
decir que es un mtodo de investigacin (2014)
de la persona y que sera necesario trazar
un mapa de las ilusiones. El arquero que dispara al centro de
El segundo tema, el de la felicidad, una diana, el pase certero entre lneas del
ha sido extensamente tratado por Maras, centrocampista al delantero, el ciclista
desde la Introduccin a la filosofa, en la que escoge el lado ms suave de la cal-
Antropologa metafsica y culminando en zada por la que asciende todos estos
el libro dedicado al tema en exclusiva, La tratan de ser comportamientos ms o me-
felicidad humana. Ese imposible necesa- nos precisos y adecuados al mundo. Si
rio, como lo ha definido certeramente, es contemplamos desde la metfora del jue-
tambin, como toda instalacin proyectiva go los planteamientos de la hermenutica

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Informacin sobre investigacin y actividades 389

contempornea, podemos decir que estos ficatividad (Bedeutsamkeit) se hace dif-


comportamientos seran anlogos al del cil entender que la fundamentacin de la
intrprete que trata de escoger la opcin interpretacin concierna a la cosa misma
interpretativa ms precisa o exacta posi- en lugar de a la cosa exclusivamente en
ble. Al igual que al intentar atrapar un ba- cuanto aparece inmiscuida en el mun-
ln (que nos lanza una eterna compae- do existencial del Dasein. Pero, adems,
ra de juego palabras de Rilke que cita el planteamiento heideggeriano alude a
Gadamer al comienzo de Wahrheit und un momento de comprensin (Verstehen)
Methode), el intrprete trata de lograr como constitutivo de nuestro acceso al
cierta precisin o rectitud al interpretar mundo, en el cual brilla por su ausencia
lo que se da en el mundo. la participacin de los elementos sensi-
Esta es la inspiracin fundamental bles de la experiencia. El inconveniente
que anima este trabajo de investigacin. est en que, retomando la metfora del
Su objetivo estara en elaborar las bases juego, la hermenutica que atiende a la
de una hermenutica normativa a partir significatividad slo es capaz de justifi-
de una propuesta fenomenolgico-her- car cmo se juega a interpretar el mundo,
menutica (concerniente al Heidegger mientras que le falta algn elemento que
de las lecciones de los aos veinte) de- proporcione el trazado de la jugada in-
sarrollada a travs de la fenome-noologa terpretativa correcta. Como en el juego,
de X. Zubiri. A estos efectos plantea- las acciones certeras penden de la sen-
mos que para responder al problema de sibilidad, la cual nos permite captar los
la normatividad de las interpretaciones caracteres fsicos de las cosas que, por su
hace falta transformar algunos elemen- resistencia, constituyen en ltima instan-
tos de la propuesta heideggeriana a travs cia el lmite de las interpretaciones.
de los enfoques zubirianos. En la Segunda Parte se intenta recon-
En la primera parte de la investiga- ducir el marco fenomenolgico-herme-
cin exploramos el eventual alcance nutico hacia un horizonte ms amplio.
normativo de la fenomenologa herme- Con ese fin planteamos un programa de
nutica. ste, frecuentemente, se ha so- transformacin fenome-noolgica en el
lido cifrar en la destruccin crtica de que la idea heideggeriana de comprensin
las preconcepciones y, por ende, ha sido del sentido del ser fuera convertida, corre-
vista como crtica del lenguaje. Sin em- lativamente, en la idea zubiriana de impre-
bargo, esta caracterizacin no toma en sin de realidad (sintetizada en el verbo
cuenta el peso de otros elementos, de estar). Como elemento clave que ejerciera
gran calado metodolgico y normativo, de bisagra encontramos en el triple con-
propios de la situacin hermenutica del cepto de haber (como en el sentido
intrprete como, sin ir ms lejos, el mo- de los bienes que se poseen, como e{
mento pre-lingstico del haber previo en el sentido del carcter de la posesin
(Vorhabe). Ahora bien, una considera- misma, y como e{ o habrselas con el
cin metodolgico-normativa que haga mundo) un motivo que, al aparecer en un
del haber previo la mediacin funda- sentido similar en ambos planteamientos,
mental de la interpretacin se encontrar permita levantar un puente para transitar
con dos problemas. Al ser entendida la de Heidegger a Zubiri.
experiencia y, con ella, el contenido del Esto nos llev finalmente a considerar
haber previo desde la categora de signi- como respuesta al problema de la funda-

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390 Resmenes de tesis doctorales

mentacin de las interpretaciones que la un da en que todos los seres humanos


rectitud de la interpretacin no viene de puedan vivir plenamente como personas.
la mera experiencia de sentido, sino de la La inquietud filosfica, que busca la
realidad del sentido. Esto se ha traducido reforma del entendimiento, algo que sea
en la propuesta de un a priori fsico-fcti- razn, pero ms ancho, algo que se des-
co de la interpretacin que alude no slo lice tambin por los interiores, como una
al sentido sino a la realidad como media- gota de aceite que apacigua y suaviza,
cin a ser incorporada como coordenada una gota de felicidad: razn potica.
hermenutica fundamental adems de las La emergencia educativa, compartir,
mediaciones lingsticas, histricas, e in- ser y convivir con los dems hace de la
cluso reflexivo-transcendentales. autora velea una mujer cargada de sen-
tido social, con profunda preocupacin
por los temas educativos.
CARMEN VLLORA SNCHEZ Y, finalmente, el aspecto religioso:
lo divino es experiencia personal que se
EL PENSAMIENTO RELIGIOSO proyecta en todo lo que se hace. Sin esa
DE MARA ZAMBRANO dimensin la inmanencia podra cosificar
a la persona; sin embargo, la trascenden-
Directora: Dra. Juana Snchez-Gey cia habla de su carcter abierto y del bien
Venegas. que supone su relacin con el otro.
Universidad Autnoma de Madrid El segundo captulo trata sobre la hu-
(2014) manizacin de la historia. La agona de
Europa propone abandonar la razn so-
La tesis doctoral El pensamiento reli- berbia de la modernidad, que ha llevado
gioso de Mara Zambrano se ha estructu- a la inhibicin religiosa y al nihilismo, y
rado en cuatro captulos, seguidos de las nos sugiere la apertura a una razn me-
conclusiones. En el primero se realiza un diadora, que cuente con la vida. Zam-
recorrido por la biografa intelectual de brano analiza los movimientos polticos,
Mara Zambrano, siguiendo su afirma- intelectuales y filosficos del continente
cin: la vida, no tiene partes, sino lu- europeo, y constata que la crisis tiene
gares y rostros. Tambin se describe el sus races en la prdida del sentimiento
pensamiento filosfico zambraniano y las religioso de participacin y comunin
influencias en su filosofa entroncada con con los seres, prdida que nos conduce
Sneca, Agustn de Hipona, Ortega, Ma- a una asfixia vital. De la mano de San
chado, Unamuno y Zubiri. Su logro de- Agustn contempla la utopa moderna de
pende de dos factores: de la claridad de su construir el reino de Dios en la tierra, la
mirada y de la perfeccin de la palabra. Ya pretensin filosfica de destruir el hori-
lo saba la propia Zambrano: no se escri- zonte para olvidar la distancia insalvable
be por necesidades literarias, sino por la entre las dos ciudades, la de Dios en el
necesidad que la vida tiene de expresarse. horizonte y la de la tierra en edificacin
Encontramos unos temas nucleares constante
que recorren toda su obra. Son estos: Desde el carcter democrtico de su
La preocupacin poltica, que propone pensamiento, nos propone la libertad li-
generar un modo nuevo de convivencia y mitada libremente: no tomarse uno toda la
participacin ciudadana, para que llegue libertad para que los dems tambin ten-

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Informacin sobre investigacin y actividades 391

gan la suya; el mundo donde la obediencia brano. Para alcanzar este horizonte, la fi-
no es ya necesaria porque ha sido susti- lsofa nos propone algunos personajes
tuida por el amor, que lleva a la igualdad. de la literatura cargados de simbolismo:
El mundo de la autoridad y de la libertad Antgona, que es arquetipo de la humani-
concentradas en un solo hombre ser sus- dad; Nina, el personaje de la obra Mise-
tituido por el mundo de la fraternidad. ricordia de Galds; y Job, quien se juega
El tercer captulo consiste en el trato no la existencia de Dios, segn Zambra-
con lo divino. Se presenta un recorrido no, sino la relacin personal con l. Se-
por las manifestaciones de lo divino, ya alar la autora malaguea que el aban-
sean ausentes, desde la negatividad, o dono, aqu, es de mayor transcendencia
presentes desde la revelacin positiva. que la palabra humana, revelndole un
Expresiones de lo divino son: la nada, germen de hombre nuevo.
el amor, la esperanza, etc. Tras el racio- Todo ello constituye el caudal, col-
nalismo hemos de recuperar la piedad, mado de humanismo, que nos sugiere
pues sta es alteridad, y consiste en el Zambrano. Nos conduce a entrar pro-
sentimiento de comunin con las mlti- gresivamente en un proceso de diviniza-
ples manifestaciones de lo real, sin per- cin, de transparencia y lucidez, y esto
der la propia individualidad. La piedad adviene en medio del compromiso tico
es, tambin, interioridad especficamen- con el mundo y con la historia. Porque la
te humana, donde la vida del semejante religiosidad que nos propone Zambrano
est implicada. Se concluye este captulo es dinmica y progresiva, reconciliada
con la creacin de la persona. Todo esto con la vida, muy acorde con la actitud
constituye el nuevo humanismo que nos poltica que conlleva una intencionalidad
propone Zambrano, fundado sobre la mi- transformadora de la realidad social. Una
sericordia y la mstica. religiosidad de la libertad y la solidaridad
El captulo cuarto trata del horizonte a la que dar el nombre de la religin de
del pensamiento religioso de Mara Zam- la luz y del Espritu.

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392 Actividades

Actividades ron filosficamente las grandes tragedias


del siglo XX que vivieron y padecieron en
sus propias carnes? En definitiva, nuestro
LA ESCUELA DE MADRID. UNA inters no estaba prendido en la idea del
MIRADA FILOSFICA estudio meramente culturalista y cerra-
do de una tradicin nacional de pensa-
Universidad Nacional de Educacin a miento mal entendida que trabaja sobre
Distancia un escaso panten filosfico de muertos
bien muertos y enterrados, sino sobre las
2010-2013 virtualidades y opacidades del raciovita-
lismo de Ortega hoy y de la manera que lo
Entre los aos 2010 y 2013, un grupo haban interpretado, asumido y dislocado
de colegas interesados en el pensamiento sus discpulos.
espaol tuvimos el privilegio de poder De entre estos ltimos, nos pareci
trabajar codo con codo sobre la as lla- que las obras de Jos Gaos, Antonio Ro-
mada Escuela de Madrid. Nos reuni un drguez Huscar y Mara Zambrano eran
proyecto de investigacin, radicado en la las que mejor se adaptaban a nuestras
UNED, del antiguo Ministerio de Ciencia pretensiones, por lo menos en un primer
e Innovacin que llevaba por ttulo: La momento. Y es que nuestra hiptesis de
Escuela de Madrid y la bsqueda de una partida entenda que el raciovitalismo del
filosofa primera a la altura de los tiempos maestro haba sido reelaborado y desarro-
(FFI2009-11707). El foco de este proyecto llado por estos tres filsofos en otras tan-
no se centraba en la totalidad de la escuela tas direcciones peculiares y hasta cierto
orteguiana. Tampoco queramos hacer una punto opuestas. En el caso de Jos Gaos,
investigacin de carcter historiogrfico su comprensin de la filosofa como con-
que fijara claramente los comienzos, quie- fesin personal radicalizaba las tesis ya
bras, continuidades y posible disolucin profundamente historicistas del Ortega
de ese grupo de pensadores, aunque hubo maduro, un Ortega que llega a barajar
algunos trabajos en ese sentido y era cru- completamente en serio la posibilidad
cial tener un cierto marco de referencia al de un final de la filosofa, al menos en el
respecto. Lo que de verdad nos interesaba modo en que hoy la conocemos. Gaos po-
era saber lo vivo y lo muerto de la Escuela dra encajar, de este modo, en la cofrada
desde el punto de vista filosfico. Por eso de la hermenutica radical y en ciertos de-
algunas preguntas que nos rondaban por sarrollos del pensamiento dbil.
la cabeza eran del siguiente tenor: tienen Rodrguez Huscar, por contra, trata-
las obras de los autores adscritos al orte- ra de enraizarse en el lado ms sistema-
guismo algo que decir a la filosofa que se tizador del maestro y encontrar de modo
hace hoy en los mbitos de la metafsica, muy personal y creativo la tabla de cate-
la tica, la esttica, la teora del conoci- goras de la vida, es decir, de esas estruc-
miento, la filosofa poltica o la filosofa turas comunes que presiden la manifes-
de la historia, por hablar slo de algunos tacin o apertura de la vida. En este sen-
de los campos ms relevantes? Cul es su tido, su planteamiento podra calificarse,
relacin con los movimientos ms impor- con todos los matices que se quiera, de
tantes del pensamiento contemporneo? transcendentalizante y prximo a cierta
De qu modo sus miembros reflexiona- fenomenologa.

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Informacin sobre investigacin y actividades 393

Por ltimo, el singular pensamiento nocidos especialistas la hiptesis central


potico de Mara Zambrano podra ser arriba reseada y las sub-hiptesis aleda-
reinterpretado sin demasiada violencia as. Fue un estupendo final a cuatro aos
como una vuelta de tuerca de la razn de verdadero trabajo intelectual en comn
vital en su expresin ms juvenil y des- en el que una profesora italiana (Lucia Pa-
historizada, en donde el padecimiento y el rente), un profesor norteamericano (Jorge
gozo, el dolor y el ensueo, en tanto que Brioso), otro alemn (Stascha Rohmer)
tonalidades afectivas, nos abren a un pe- y seis espaoles (Gerardo Bolado, Jos
culiar y mstico logos que quiere expresar Emilio Esteban Enguita, Jos Lasaga,
lo inexpresable y convertirse en un saber Rafael Lorenzo, Agustn Serrano de
sobre el alma. Haro y Jess M. Daz lvarez) practica-
Con semejante hiptesis de fondo, en ron el arte de la amigable y apasionada
los cuatro aos que dur el proyecto se conversacin filosfica. Sus conclusio-
organizaron seminarios y jornadas filo- nes han quedado plasmadas en un buen
sficas y se colabor con varias institu- nmero de artculos y de intervenciones
ciones, principalmente con la Fundacin en congresos, as como en algunos libros
Ortega-Maran. En concreto, se dedic colectivos e individuales. Ms all de sus
una jornada a Jos Gaos, dos a Mara discrepancias, que son muchas, en una
Zambrano y otra a Antonio Rodrguez cosa s han podido ponerse de acuerdo:
Huscar. Tambin hubo cuatro reuniones en la necesidad de revisitar el fecundo le-
filosficas que podramos calificar de es- gado que conforma el orteguismo en to-
peciales. La primera abord el libro de das sus variantes, que no son pocas. En l
Francisco Vzquez La filosofa espaola. perviven hallazgos geniales que todava
Herederos y pretendientes. Se invit al tienen mucho que decir a los humanos de
autor y a un buen nmero de los prota- hoy, especialmente a aquellos que con-
gonistas del volumen y se discuti con forman la comunidad hispanoamericana.
ellos, entre otras muchas cosas, si real- Estas lneas sirven para dar cuenta de
mente el ndulo que Vzquez caracteriza los varios encuentros internacionales que a
como orteguiano gan de verdad la ba- lo largo de estos aos se han realizado en
talla en la transicin filosfica espaola. el marco de este proyecto de investigacin.
La segunda se interes por las repercu-
siones que tuvo la Guerra Civil, el exi- Jess M. Daz lvarez
lio y el franquismo en el propio Ortega
y en sus discpulos. sta se coorganiz
con el Instituto Cervantes de Berln y se DISCURSOS DE CONQUISTA Y
celebr en esa ciudad llena de tantas me- COLONIZACIN: QU PAS AL
morias. La tercera abord el tema crucial SUR Y AL NORTE DE AMRICA
de la vivencia y pervivencia de Ortega y
el orteguismo hoy. Por ltimo, cerramos Alcal de Henares, 13-14 de diciembre
los cuatro aos de investigacin con un de 2012 y 25-26-27 de septiembre de
curso-seminario en la UIMP de Santan- 2013
der. Se organiz conjuntamente con la
Sociedad Menndez Pelayo y en l los En los das 13 y 14 de diciembre de
miembros del equipo investigador tuvie- 2012 y 25, 26 y 27 de septiembre de 2013
ron la oportunidad de discutir con reco- se celebraron los dos primeros encuentros

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394 Actividades

de Discursos de conquista y coloniza- Caizares-Esguerra, quien analiz las


cin: qu pas al sur y al norte de Amri- propuestas colonizadoras de Amrica y
ca, un congreso internacional organizado Australia de dos figuras: John Winthrop
por la Universidad de Alcal y el Instituto y Juan de Silva, que, aunque basados en
Franklin. Todas las ponencias tuvieron lu- metodologas idnticas, difieren sustan-
gar en el saln de Grados de la Facultad cialmente en los resultados; contravi-
de Filosofa y Letras (Colegio de Mlaga). niendo adems los presupuestos clsicos
Ambos ciclos han estado imbuidos de la historiografa tradicional que en-
del mismo espritu: profundizar en la marcan al primero en un modelo social
conquista y colonizacin del continen- prototipo de la modernidad, y al segundo
te americano mediante el anlisis de los en otro profundamente arraigado en lo
discursos generados por los intelectua- medieval. Tras esto, Jos Luis Villacaas
les europeos o americanos a raz de este Berlanga, de la Universidad Compluten-
fenmeno, ya sea directamente o en su se, se adentr de la mano de Corts en la
proyeccin histrica, en un marco tem- conquista del Imperio Azteca, explican-
poral que transcurre desde el siglo XVI do cmo el choque entre ambas estructu-
al siglo XIX y que, a pesar de abarcar una ras imperiales no supuso una ruptura sino
enorme multitud de argumentos, tienden un hilo de continuidad en el que el res-
a incidir sobre el mismo tema: la legiti- peto a lo natural se convierte tanto en un
macin o justificacin que llevan a cabo elemento clave para llevar a cabo la con-
determinados pases europeos a la hora quista del territorio como en un elemento
de dominar a otros pueblos que carecen, diferenciador con las trece colonias que
por una razn o por otra, de determinadas se manifestar en los movimientos de in-
actitudes o caractersticas. Pero adems, dependencia respectivos.
los dos congresos han tenido por objeti- La sesin de la tarde se inici con
vo el de construir un espacio abierto al una ponencia de Fermn del Pino Daz
dilogo, como qued constatado con los (CSIC), que trat acerca del uso que los
interesantes debates entre los asistentes, eruditos norteamericanos han dado a los
y un ambiente propicio para las futuras variados materiales de poca colonial
investigaciones. con origen hispano como pilar para cons-
Para ello contamos con la presencia truir su propia historiografa nacional; y
de diversos ponentes procedentes de continu con otra realizada por M Jos
importantes universidades espaolas o Villaverde Rico, pero leda por Francisco
americanas, as como de organismos de Castilla Urbano ante la ausencia por en-
investigacin tales como el CSIC o el fermedad de esta destacada especialista y
CEPC, que participaron activamente en profesora de la Universidad Compluten-
las conversaciones surgidas al trmino de se. En ella se nos mostr una panormica
cada ciclo de conferencias. Es de justicia del impacto que supuso el contacto con
que ahora nombremos a estos ponentes y los pueblos indgenas americanos en los
sinteticemos, en la medida de lo posible, planteamientos intelectuales de los prin-
sus intervenciones para conocer los as- cipales tericos franceses ilustrados, ha-
pectos sobre los que se habl en los dos ciendo un especial hincapi en la figura
ciclos de conferencias. de Rousseau.
Abri el primer encuentro el profesor A la maana siguiente continuaron
en la University of Texas, Austin, Jorge las ponencias y por la tarde tuvieron lu-

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Informacin sobre investigacin y actividades 395

gar seis comunicaciones, con exposicio- ty of California Riverside, nos mostr, en


nes de aproximadamente veinte minutos la siguiente comunicacin, el drama de
cada una. La jornada comenz con una los californios ante el cambio de su pro-
conferencia de Francisco Castilla Urba- pio estatus de conquistador a conquista-
no, profesor en la Universidad de Alcal do debido a la invasin norteamericana,
de Henares, que trat el tema de la jus- que supuso un duro revs para una so-
tificacin de la conquista del norte y el ciedad arraigada en costumbres espao-
sur del continente, a travs de la visin de las que quedar relegada a una posicin
Francisco de Vitoria y John Locke, expo- secundaria; y Joaqun Zuleta (GRISO/
niendo sus diferencias pero tambin los Universidad de Navarra) seal la im-
notables puntos en comn. El tambin portancia geoestratgica del estrecho de
profesor de la Universidad de Alcal de Magallanes y explic dos proyectos de
Henares, Julio Seoane Pinilla, se centr fortificacin y poblacin del mismo sur-
en la manera en que los norteamericanos gidos en la misma poca, uno propuesto
han idealizado y utilizado algunos rasgos por Pedro Sarmiento de Gamboa y otro
europeos, como las influencias recibidas por Richard Hakluyt.
de Escocia, los relatos osinicos, el pro- La sesin continu con la comunica-
pio idioma ingls o modelos escultricos cin de Marta Llad, de la Universidad
procedentes de Europa, como un modo Complutense de Madrid, que defini el
de mostrarse ante los propios europeos, y concepto de libertad dentro de la filosofa
de representar sus temas e ideales parti- nominalista, centrada fundamentalmente
culares. Las conferencias de la maana se en la figura de Ockham, viendo la reso-
cerraron con la intervencin de Antoln nancia que sta tuvo en la elaboracin de
Snchez Cuervo (CSIC), quien habl so- las teoras del dominio de los infieles por
bre cmo varios intelectuales espaoles, los intelectuales de la Escuela de Sala-
exiliados en el 39, reflexionaron acerca manca, y relacionndolo con tericos de
de la colonizacin del sur en el marco la conquista de Amrica del Norte. Las
de la bsqueda de un cierto ethos comn dos ltimas comunicaciones estuvieron a
hispnico, motivada no slo por el exilio cargo de Mateo Ballester Rodrguez, de
sino tambin por la situacin de ruptura la misma universidad, que present las
de la tradicin filosfica moderna. Es en teoras de Huarte de San Juan, basadas en
esta reflexin cuando los eruditos exilia- la relacin entre diferentes tipos psicol-
dos aludirn a la colonizacin del norte gicos con diversas climatologas, como
del continente. forma de legitimacin imperial espaola;
Por la tarde lleg el momento de las y de Ramn Brcena Colina (CEPC), con
comunicaciones, empezando con la po- el que pudimos observar los distintos dis-
nencia de Amalia Iniesta Cmara, de la cursos de legitimacin de la conquista en
Universidad de Buenos Aires, en la que dos autores fundamentales y que ejem-
analiz los Naufragios de Alvar Nez plifican todo el pensamiento surgido en
Cabeza de Vaca, y calific la obra, no los principales pases protagonistas de la
slo como una relacin de viajes sino colonizacin del continente americano:
como una autntica novela de aventuras, Bartolom de las Casas y John Locke.
e incluso, como una novela bizantina. El segundo encuentro comenz en
Antes del breve receso de media tarde, la tarde del da 25 de septiembre, con la
Covadonga Lamar Prieto, de la Universi- intervencin del profesor en la Univer-

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396 Actividades

sidad de California, Riverside, John C. al mundo colonial, haciendo especial


Laursen quien, junto con Michael Ma- hincapi en la relacin entre las formas
zerik, prepar una ponencia en la que de gobierno o la idea de comercio con
analiz los discursos utilizados por los respecto a las colonias existentes, defen-
padres fundadores estadounidenses en diendo, por ejemplo, que la conquista es
el conflicto entre Espaa y EEUU por vlida por la rentabilidad econmica que
la navegacin del ro Misisipi. En ellos aporta el comercio y no cuando se lleva a
se observa el uso de estereotipos ligados cabo una dominacin por conquista.
a la leyenda negra para, sin caer en la La ltima sesin de este segundo en-
hostilidad abierta, atacar el derecho de cuentro comenz el viernes 27 por la ma-
conquista sobre el ro sostenido por los ana con la ponencia de Gemma Gordo
espaoles; as como toda una serie de ar- Piar, de la Universidad Autnoma de
gumentos con los que tratan de defender Madrid, en la que analiz la imagen que
su propio derecho moral y natural sobre Jos Mart compuso en sus obras sobre
el Misisipi, tales como la importancia Espaa y sobre EEUU, como pases co-
del comercio. Tras l, M Jos Villaver- lonizadores en relacin a Cuba y a Am-
de Rico, de la Universidad Complutense, rica Latina respectivamente. En estas
nos habl sobre la Historia de las dos In- imgenes no se advierte ningn tipo de
dias escrita por Guillaume-Thomas Ra- sentimiento de odio hacia ambos pases,
ynal con la participacin de, entre otros, sino que ms bien se critica la actitud de
Denis Diderot, y de su importancia como Espaa respecto a Cuba y las intencio-
mquina propagandstica y como muni- nes colonizadoras de EEUU respecto a
cin ideolgica en la abolicin de la trata Amrica Latina. La sesin continu con
de negros o en las revoluciones america- la conferencia de Eric Marquer, profesor
nas. Adems, se resaltaron las notables en la Universidad la Sorbona-Paris I, con
diferencias que se ven entre ambos au- quien hicimos un recorrido por el pensa-
tores dentro de la obra, pero tambin el miento econmico de una serie de auto-
hecho de que preparan toda una batera res ingleses a propsito de lo colonial, ya
de argumentos que presentan un modelo fuere en su relacin con el Estado, con
negativo, el hispanoluso, recurriendo de la poblacin o con los derechos de con-
nuevo a imgenes derivadas de la leyen- quista, en el que resultan fundamentales
da negra. ideas como el beneficio o la utilidad; y
A la tarde del da siguiente, el ciclo se cerr con Julio Seoane Pinilla, tam-
fue abierto por Giuseppe Patisso, de la bin profesor en la Universidad de Alca-
Universidad del Salento, en Lecce, con l de Henares, quien explic cmo en la
quien viajamos de la mano de Enrico construccin de dos nuevas identidades,
Tonti, explorador italiano a las rdenes como son la escocesa y la estadouniden-
de Luis XIV, a travs de sus viajes por se, se va a tomar al highlander y al indio
Norteamrica para mostrarnos una pa- como referentes inmediatos, tratando de
normica general de la construccin del recuperar respectivamente aquellos as-
imperio francs en esta zona; y continu pectos que se asocian a ambas figuras,
con la ponencia de Francisco Castilla Ur- ya sea su forma de vida, su sobresaliente
bano, profesor en la Universidad de Al- capacidad retrica o sus valores morales.
cal de Henares, que vers sobre el pen-
samiento de Montesquieu con respecto lvaro Casillas Prez

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COLLOQUE EXISTENTIALISME nar, que ha permitido el dilogo entre la


EN ESPAGNE ET CHEZ LES filosofa, la hermenutica sartriana, la
PHILOSOPHES DE LEXIL literatura, el pensamiento poltico, el fe-
minismo, la msica y el teatro.
Universit de Pau et des Pays de La primera sesin del 24 de enero se
LAdour, Pau (Francia), 24-25 de enero ha abierto con las ponencias de Salom
de 2013. Foehn (Universit de Pars/University of
St. Andrews), de Ricardo Tejada (Uni-
El 24 y el 25 de enero de 2013 se ha versit du Maine) y de Luca Gutirrez
celebrado, en la ciudad francesa de Pau, (Universidad de Alcal de Henares). La
el Colloque Existentialisme en Espagne ponencia de Foehn estaba dedicada a la
et chez les philosophes de lexil, orga- figura del pensador Juan David Garca
nizado por el prof. Thierry Capmartin Bacca, y en particular a sus escritos de
de la Universidad de Pau et des Pays de los aos 60. Ricardo Tejada ha presenta-
LAdour. do una ponencia titulada Albert Camus:
La nocin de existencialismo ha compagnon des essayistes de lexil rpu-
sido y sigue siendo marcadamente pol- blicain espagnol, en que ha subrayado,
mica y contradictoria: con tal que pense- por un lado, el compromiso poltico del
mos en las clebres querellas entre Sar- escritor argelino con la defensa de la Re-
tre y Heidegger, o entre Sartre y Camus, pblica espaola y, por el otro, su rela-
en los ataques del marxismo y al mismo cin con intelectuales espaoles como,
tiempo de los filsofos catlicos, se hace por ejemplo, Mara Zambrano.
patente el carcter complejo del Exis- La ponencia de Luca Gutirrez,
tencialismo, que por dcadas atrajo e Influencias existencialistas en el pen-
impuls interesantes debates de ideas li- samiento potico de Dionisio Ridruejo.
terarias, filosficas y polticas. Exilio francs, ha ofrecido una inte-
El Existencialismo (o quiz con- resante interpretacin de la polmica y
vendra hablar de Existencialismos) compleja figura del poeta e intelectual
penetr en Espaa ya a finales de los aos espaol, quien pas de ser el responsa-
40, sobre todo gracias a Garca Bacca y ble de propaganda del rgimen a ser un
a Julin Maras, llegando a insertarse en severo crtico del franquismo, uno de los
el debate intelectual del pas a travs de promotores de una democracia modera-
las reflexiones de Martn Santos y, en los da en Espaa, y quien estuvo exiliado
ltimos veinte aos, de las de Maristany, en Pars de 1962 a 1964. Ha seguido la
Rius y Arags. intervencin de Thierry Capmartin (Uni-
Teniendo conciencia de la imposibi- versit de Pau), quien en su ponencia
lidad de abarcar en un Colloque de dos J. D. Garca Bacca et le debat Sartre/
das el extenso y multiforme horizonte Heidegger ha tratado de la interpreta-
de la huella dejada por el existencialismo cin que el filsofo espaol, quien fue el
en Espaa y en los pensadores del exilio, eje de la difusin del pensamiento hei-
estas jornadas han sido organizadas con deggeriano en Venezuela, dio del debate
el intento de ofrecer un primer balance entre Sartre y Heidegger con relacin a
de la cuestin. Desde esta perspectiva, las nociones de existencialismo y hu-
el Colloque ha tenido el gran mrito de manismo. Ha terminado la sesin ma-
optar por una orientacin interdiscipli- tinal Elena Trapanese (Universidad Au-

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tnoma de Madrid), quien ha presentado Lpez Pardina, Cid o Puleo. La ltima


una ponencia titulada Mara Zambrano ponencia del da, Exilio del sujeto, sus-
y Albert Camus: exilio y alteridad, en traccin del acto compositivo, escrituras
que ha subrayado algunos de los puntos musicales y sonoras de la existencia y
de convergencia entre ambos pensadores, de lo sagrado en Federico Monpou, ha
entre los que destacan el exilio, la alteri- delineado las caractersticas de la obra
dad y la enfermedad. Msica callada del compositor y pia-
Por la tarde, Milo iprani (Uni- nista cataln, quien estuvo ntimamente
versidad de Belgrado) ha centrado su involucrado en un sentimiento existen-
atencin en las reflexiones de Ortega y cialista que en su obra se tradujo en un
Gasset y de Merleau-Ponty acerca del poner en crisis la lgica de la argumenta-
mutismo de la obra de arte, llegando a cin, de las grandes narraciones y en una
una provocadora pregunta que podemos nueva visin del sujeto que se sita siem-
resumir de esta manera: Es posible ha- pre en el umbral, en la espera, en una rea-
blar de las obras de arte sin, propiamen- lidad sonora hecha de resonancias.
te, hablar? Es decir, podemos prescindir La sesin matinal del 25 de enero se
de la palabra, escrita y hablada, cuando ha abierto con la intervencin de Mara
hablamos del arte? Francisca Fernndez Cceres (Universi-
Han seguido las intervenciones de dad de Cdiz), Una lectura de Heideg-
Brian Muoz (Universit Lyon 1-ENSL), ger en la Espaa de los aos cincuenta.
Olaya Fernndez Guerrero (Universidad El caso de Manuel Sacristn, centrada
de la Rioja) y Cosimo Colazzo (Conser- en la lectura crtica que Sacristn, quien
vatorio di Musica di Trento). En la prime- escribi su tesis doctoral sobre el autor
ra ponencia, titulada Lexistentialisme de Ser y tiempo, dio de la gnoseologa
est un ralisme. Une proposition origina- heideggeriana.
le de Mara Zambrano, Muoz ha recu- A la figura de Sacristn estuvo de-
perado una de las propuestas filosficas dicada tambin la ponencia El existen-
ms interesantes de la filsofa espaola cialismo en la escuela barcelonesa de M.
Mara Zambrano ante el diagnstico de Sacristn, de Joaqun Fortanet (Univer-
la crisis del hombre moderno: es al rea- sidad de Zaragoza), quien ha tratado de
lismo espaol a lo que la filosofa tiene la influencia de Sartre en los textos de
que mirar si quiere dar voz a la existencia Sacristn tanto de los aos 50 y 60 en
del ser humano, pues en la actitud realis- los que acude a Sartre para solucionar
ta espaola ante el mundo se encuentra problemas relativos al marxismo, como
una forma de conocimiento que replantea el de la subjetividad as como en los de
tanto el problema de la libertad como el los aos 80 en los que escribe sobre el
del lugar del hombre en y con el mundo. ltimo Sartre.
En la segunda ponencia, Existen- En la ponencia siguiente, Sartre y
cialismo y feminismo: la recepcin de la Espaa: una mirada a destiempo, Juan
filosofa de Simone de Beauvoir en Espa- Manuel Arags (Universidad de Za-
a, Fernndez Guerrero ha centrado su ragoza) ha centrado su atencin en la
atencin en la recepcin tarda de la obra contradictoria actitud de Sartre ante la
de Beauvoir (El segundo sexo se traduce Guerra Civil espaola, ya que en su obra
en Argentina en 1969 y en Espaa slo no hubo por lo menos hasta finales de
en 1998) en pensadoras como Varcrcel, los aos 40 y hasta el Prlogo a El fin

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de la esperanza de Hermanos un claro Parte integrante del Colloque ha sido


posicionamiento poltico, sino ms bien la hermosa lectura de textos de diferentes
un malestar ante la guerra y la violencia. autores llevada a cabo por la actriz Jolle
Han cerrado la sesin matinal las po- Aguiriano, quien con su carismtica voz
nencias Crisis del liberalismo poltico: nos ha recordado que la filosofa y la lite-
Ortega ante Sartre, de Manuel Menn- ratura no son slo cosas de la academia,
dez Alzamora (Universidad de Alicante), sino que tienen una fuerza y una capacidad
y Individu et qute dexistence dans An comunicativa de las que a menudo ellas
es de da de Miguel Delibes, de Lola mismas, desafortunadamente, se olvidan.
Thion (Universidad de Pau). La primera
intervencin estaba dedicada al tema del Elena Trapanese
rechazo de Ortega y Gasset hacia Sartre
y al intento de diferenciar su razn vital
del existencialismo y de las filosofas de II CONGRESO IBEROASITICO
la vida. La segunda intervencin se ha DE HISPANISTAS
centrado en el anlisis de la novela rea-
lista, pero de trasfondo existencialista, de Kioto, 21-23 de septiembre de 2013
Delibes, donde aparecen reflexiones so-
bre la memoria, la muerte, la otredad, la Dentro de la serie de Congresos Ibe-
alienacin y la angustia. roasiticos de Hispanistas, que buscan,
En la sesin vespertina ha presen- fundamentalmente, el intercambio entre
tado su intervencin Gauthier Dasson- investigadores del continente asitico
neville (Universit de Lige/Lille 3) ti- con hispanistas europeos y americanos
tulada Monde(s) de lhomme seul. Le -al que asisten tambin hispanistas de
prisme littraire dans linterprtation de otros continentes-, y como continuacin
lontologie sartrienne chez Merc Rius, del primero, que tuvo lugar en Delhi
una de las actuales intrpretes de Sartre (India) en noviembre de 2010, se ha ce-
en Espaa. Ha seguido la ponencia Ma- lebrado los das 21 a 23 de septiembre
chado existentialiste? de Philippe Ducat de 2013 en Kioto (Japn) el II Congreso
(Universit de Pau), quien ha subrayado Ibero-Asitico de Hispanistas, coorga-
la vinculacin de la obra de Machado con nizado por la Universidad de Estudios
el pensamiento de autores como Bergson Extranjeros de Kioto y el Grupo de In-
y Heidegger. vestigacin Siglo de Oro (GRISO) de la
Ha cerrado la jornada Roco Char- Universidad de Navarra. Los codirecto-
ques (Universit de Pau), quien en su res del congreso han sido los profesores
intervencin Existencialismo en Deli- Shoji Bando, Jefe del Departamento de
bes: La sombra del ciprs es alargada Estudios Hispnicos de la Universidad
ha ofrecido un interesante estudio que de Estudios Extranjeros de Kioto, e Ig-
complementa el ya ofrecido por Thion nacio Arellano, Director del GRISO. En
dedicado a la primera novela del autor la organizacin de este congreso han co-
vallisoletano, publicada en 1948 y mere- laborado otras instituciones como el Pro-
cedora del premio Nadal, en la que apa- yecto TC/12 CONSOLIDER, el Grupo
rece temas como la relacin entre muerte de Investigacin Caldern de la Univer-
y esperanza, y el intento de extraer un sidad de Santiago de Compostela, el Ins-
sentido de la existencia. tituto de Estudios Auriseculares (IDEA),

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The Hispanique Baroque Project de la cuencias y las caractersticas del retorno


Universidad de Western Ontario (Cana- a la madre patria en el proceso de la Tran-
d), la Embajada de Espaa en Japn y el sicin. Si el abandono forzoso de la tierra
Instituto Cervantes de Tokio. natal por causas polticas representa una
En el encuentro han participado ms experiencia muy traumtica, no hay duda
de 100 hispanistas procedentes de los de que el regreso constituye en la mis-
cinco continentes, con un total de 24 pa- ma medida una experiencia singular, un
ses representados en el programa (Japn, viaje difcil hacia una realidad nueva y
Espaa, Francia, Italia, Rumana, Reino desconocida.
Unido, Irlanda, Noruega, Costa de Mar- El regreso de los exiliados tras una
fil, Senegal, Egipto, Irn, India, Taiwan, larga dictadura, como fue el rgimen
Corea del Sur, Australia, Canad, Esta- franquista, tuvo su efecto en la sociedad
dos Unidos, Argentina, Brasil, Chile, Co- espaola, que estaba tratando de dejar
lombia, Ecuador y Mxico). Adems de atrs su historia de dolor, y en el mismo
su marcado carcter internacional, cabe exiliado, que volva a un pas muy dife-
destacar el enfoque multidisciplinar del rente del que tuvo que abandonar por la
encuentro, con sesiones dedicadas a li- fuerza cuarenta aos antes.
teratura, historia, filosofa, lingstica, El regreso del exilio representa un
enseanza de espaol para extranjeros, caso interesante de interseccin psquica
relaciones internacionales, contactos cul- y creativa del pasado con el presente y el
turales entre Oriente y Occidente, etc. La futuro: la vuelta del destierro republica-
conferencia de apertura del congreso fue no finalmente coincidi con un proceso,
pronunciada por el Director de la Real como fue la Transicin espaola, que se
Academia Espaola, Dr. Jos Manuel fund en la reconciliacin anti-ideol-
Blecua Perdices, quien disert sobre La gica de las diferentes sensibilidades po-
marca potico en los diccionarios acad- lticas y en una retrica genricamente
micos del siglo XVIII. modernizadora.
El ciclo de mesas redondas Retornos
R.O. del exilio a la Espaa democrtica, rea-
lizado entre 2013 y 2014 en el edificio de
Humanidades de la UNED en Madrid, se
LOS RETORNOS DEL EXILIO propuso precisamente ese fin de explorar
A LA ESPAA DEMOCRTICA las semejanzas, las diferencias y el im-
MESAS REDONDAS pacto social del retorno del exilio repu-
blicano despus de la muerte de Franco.
Ctedra del exilio UNED UNAM La experiencia de las mesas redondas ha
Universidad de Alcal Universidad sido enriquecedora en muchos aspectos,
Carlos III Fundacin Pablo Iglesias y esperamos que abra nuevas vas de in-
Banco Santander. Octubre de 2013 vestigacin en el futuro.
junio de 2014 En primer lugar, hay que subrayar que
la organizacin de este ciclo de encuen-
Un aspecto en el estudio del exilio tros bimestrales ha sido interdisciplinar y
republicano que las diferentes disciplinas transversal con distintos actores protago-
humansticas en el futuro tendrn que nistas. Adems de la UNED, y en concre-
desarrollar en profundidad son las conse- to del CIHDE (Centro de Investigaciones

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Histricas de la Democracia), dentro del difcil retorno de las exiliadas ilustradas


marco de la Ctedra del Exilio financiada o nias de la guerra a Espaa desde los
por el Banco Santander, han colaborado aos sesenta (Pilar Domnguez).
la UNAM, la Universidad de Alcal, la Cada sesin represent la base de ins-
Universidad Carlos III y la Fundacin piracin para la redaccin de una serie de
Pablo Iglesias. documentales (realizador: Guillermo Lu-
Bajo la direccin del Prof. Abdn Ma- na-CEMAV), emitidos por TVE2 y visi-
teos Lpez y la coordinacin de la doctora bles a la carta en el mismo canal. Por otro
Giulia Quaggio, cada dos meses varios lado, cada mesa redonda ha sido objeto
especialistas han analizado casos especfi- de un tele-acto, transmitido en directo y
cos del retorno del exilio. En las mesas re- alojado en la red para canal.uned.es.
dondas participaron no slo profesores e Un elemento comn ha surgido de for-
investigadores de varios pases europeos, ma transversal en todas las mesas redon-
sino tambin testigos y familiares de algu- das: desde 1977, despus de las primeras
nos de los exiliados que decidieron en los elecciones democrticas, el regreso del
aos setenta cambiar otra vez sus vidas y exilio sobre todo en el aspecto cultural
tratar de regresar a Espaa. se convirti en una de las cuestiones po-
La idea que estaba detrs de las me- lticas de mayor inters meditico con el
sas redondas era la de demostrar cmo objetivo de legitimar simblicamente la
el exilio republicano, cuando regres a la normalizacin social e intelectual del pas.
Espaa postfranquista, tuvo su influen- Por esta razn, es necesario matizar la idea
cia intelectual e indirectamente ayud en de un pacto del silencio en el que se basa-
la consolidacin poltica de una cultura ra la transicin cultural espaola. La cues-
democrtica. La metodologa que pro- tin es mucho ms complicada y, ms que
pusimos, por lo tanto, fue la de tratar de hablar de silencio, ha llegado el momento
superar la idea de un exilio sin fin y, de estudiar en detalle cul fue el tratamien-
en cambio, tratar de reconstruir de forma to pblico que la nueva democracia parla-
crtica la contribucin directa e indirecta mentaria reserv al pasado republicano, al
del exilio a la democracia espaola . exilio y a la oposicin antifranquista.
Los contenidos y objetos de estudio Cada vuelta del exilio, de hecho, fue
de las mesas redondas fueron variados: profundamente distinta de las otras. Uno
el regreso de la segunda generacin del de los objetivos de nuestras mesas redon-
exilio y su aportacin a las organizacio- das fue, precisamente, poner de relieve la
nes polticas socialistas de la Transicin especificidad de cada caso, para evitar in-
(Manuela Aroca Mohedano), los re- currir en estereotipos de forma simplista
gresos intermitentes de Jorge Semprn asociados por largo tiempo a la categora
(Felipe Nieto), la vuelta integrada y de exilio.
cosmopolita de Francisco Ayala (Giu- No hay duda de que la mayora de los
lia Quaggio), el viaje de ida y vuelta de exiliados vivieron con malestar el regre-
los editores exiliados (Mara Fernndez so a la Espaa de la transicin, tan dife-
Moya), la identificacin radical con la rente del pas que haban dejado sin que-
causa del exilio de Mara Zambrano, una rer aos antes. Para muchos como en
de las ltimas exiliadas republicanas, que el caso de Max Aub fue prcticamente
decidi en 1984 regresar a Espaa (An- imposible adaptarse y aceptar los cam-
toln Snchez Cuervo) y, finalmente, el bios sociales y polticos de la Espaa del

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tardofranquismo. An ms difcil para fue una cuestin del todo personal y llena
algunos exiliados fue convivir con las de dificultades materiales, as como psico-
transformaciones mentales de una nueva lgicas. La integracin en la Espaa de-
generacin que llev a cabo el proceso mocrtica, de hecho, se relacion con las
de Transicin; generacin que no haba caractersticas personales y los rasgos de
conocido ni la Segunda Repblica ni la cada exiliado.
Guerra Civil. Sin embargo, gracias a estos encuen-
Sin embargo, una parte del exilio se tros, queremos afirmar cmo no se puede
enfrent al regreso de una manera com- cerrar la cuestin con una simple condena
pletamente original y contribuy a travs de la escasa presencia poltica del exiliado
de memorias, artculos periodsticos y republicano durante la transicin. Es im-
colaboraciones con los medios de co- portante, de hecho, recordar que Espaa
municacin a convertir la experiencia en la segunda mitad de los aos setenta
republicana en algo vivo y actual para la fund su propia imagen en la retrica de
nueva sociedad democrtica. la modernidad y tambin en la decisin de
En otras palabras, si la cultura poltica rehabilitar el legado del exilio cientfico,
heterognea del exilio republicano con- humanista y liberal republicano.
tribuy a la construccin de una cultura Por ltimo, estas conferencias han tra-
democrtica europea y cosmopolita, es tado de poner sobre la mesa algunas ideas
cuando menos sorprendente que la histo- para investigaciones y reuniones futuras.
riografa an no haya mostrado inters en En el futuro, la interpretacin de la ltima
el impacto poltico y cultural global que etapa del exilio tendr que aplicar enfo-
tuvo el regreso del exilio en la cultura de ques internacionales, reflexionando sobre
la Transicin. Por supuesto que hay ex- las contribuciones de exilio a la Transi-
cepciones notables a este respecto, como cin espaola como catalizador de nuevas
los estudios de Josefina Cuesta Bustillo, ideas y perspectivas cosmopolitas, capa-
Inmaculada Cordero Oliveiro, o el recien- ces de superar la grisura franquista.
te congreso del GEXEL en noviembre de
2013 sobre el regreso de los principales Giulia Quaggio
intelectuales republicanos. Tampoco pode-
mos olvidar la extraordinaria labor pionera
de Manuel Aznar Soler y Jordi Gracia. BARBARIE Y CIVILIZACIN:
Se dice comnmente que la socie- UNA DUALIDAD ENTENDIDA
dad espaola del final del franquismo y COMO ESCALA DE GRISES.
de la transicin a la democracia no tuvo CRNICA DEL XVI ENCUENTRO
en cuenta el valor y la fuerza cultural del DE LA ILUSTRACIN AL
exilio. A travs de estas mesas redondas ROMANTICISMO. CDIZ, AMRICA
hemos tratado de poner el claroscuro a Y EUROPA ANTE LA MODERNIDAD
esta declaracin. (1750-1850)
Los relatos de los testigos que acom-
paaron a Ayala, Semprn o Mara Zam- Cdiz. 16, 17 y 18 de octubre de 2013.
brano en su regreso a Espaa, sin duda,
destacaron cmo el retorno, aunque cele- Los Encuentros de la Ilustracin al
brado por las instituciones gubernamen- Romanticismo. Cdiz, Amrica y Euro-
tales de la democracia en el largo plazo, pa ante la Modernidad (1750-1850) han

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Informacin sobre investigacin y actividades 403

celebrado el pasado octubre de 2013 su En contraposicin, el trmino bar-


XVI edicin manteniendo el espritu que barie se encuentra definido ya en la
a mediados de la dcada de los ochen- primera edicin del Diccionario de la
ta haba inaugurado el Rector Pealver Real Academia Espaola en este caso
Sim. Bajo el ttulo para esta ocasin de de 1717, por corresponder a la letra b-,
Barbarie y Civilizacin, el Encuentro pero incluso antes, en el Tesoro de Co-
acogi en esta edicin a destacados in- varrubias de 1611, constituyndose su
vestigadores de mbito internacional de significado en base a la original griega en
muy diversas disciplinas, sin olvidar a las referencia a los extranjeros que hablan de
jvenes promesas de este campo de estu- un modo grosero, extrao. Este vocablo,
dio, que tambin contaron con su lugar por tanto, se nos muestra como muy an-
para defender sus trabajos. terior al de civilizacin y, opuestamen-
La jornada comenz con un invitado te a lo que podra parecer, tambin como
de excepcin: el profesor Roger Char- derivado de l. Durante la conferencia se
tier. Tras el ttulo de su conferencia Ci- plante la idea de que no existe una lnea
vilizacin y urbanidad, barbarie y deci- progresiva entre barbarie y civilizacin,
vilizacin. Pensar con Elias, el ilustre siendo una necesariamente anterior o pri-
profesor del Collge de Francia plante mer estadio de la otra; sino que tambin
la dicotoma civilizacin-barbarie sobre la evolucin inversa a nuestras ideas, no
la que se vendran asentando todas las slo es posible, sino que fue un hecho
intervenciones posteriores. Aludiendo al consumado. El profesor francs, remi-
Dictionnaire de lAcadmie de 1798 tanto tindose a la historia del siglo que trata
como a sus homlogo britnico, el Oxford el Encuentro, mostr cmo la barbarie
English Dictionary de 1767, as como a procedente de las revoluciones mayor-
su trayectoria histrica durante el siglo mente, de la Revolucin Francesa- fue
XIX, incluyendo el territorio alemn, el resultado del gran proyecto civilizatorio.
profesor Chartier nos ayud a distinguir Se desmonta as un prejuicio que no es
entre los trminos civilizacin, cultu- exclusivo de la modernidad, sino que se
ra y sus usos diferentes en las distintas ver tristemente repetido desde entonces,
tradiciones. No obstante, el ilustre con- perdurando hasta nuestros das.
ferenciante no se olvid de su audiencia, Otra idea de especial relevancia en
incorporando en su discurso, impartido en la charla inaugural, que sera reiterada y
perfecto castellano, elementos del Diccio- reforzada desde diversos puntos de vista
nario de la Real Academia del siglo XVIII a lo largo del Encuentro, es la de la no
y XIX. El tomo correspondiente a la letra exclusin formal entre el hecho de que
C vio la luz en 1729, fecha en la que una sociedad sea o fuese culta y a la vez
solo se recoga la acepcin de civilidad, brbara, puesto que la barbarie y la ci-
pero no todava la de civilizacin. Ha- vilizacin, no debemos olvidarlo, son
br que esperar a la edicin de 1817 para trminos siempre relativos, vistos desde
que aparezca este vocablo, aunque en su la subjetividad del que juzga. A partir de
acepcin actual solo llegar en la edicin la pregunta inicial de si Norbert Elias,
de 1925, siendo registrado como conjun- generalmente asociado a la nocin de
to de ideas, ciencias, artes y costumbres civilizacin, puede ayudarnos a enten-
que forman y caracterizan el estado social der la dicotoma y sus implicaciones, el
de un pueblo o una raza. profesor Chartier sent las bases impres-

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cindibles para la comprensin histrica, las visiones otorgadas por los conferen-
sociolgica y filosfica de una dualidad ciantes, la imagen de femme fatale que se
compleja que, tal y como Montaigne impondr a principios del siglo XX. De
anunciaba y el conferenciante recogi este modo, qued patente cmo los gran-
magistralmente a modo de conclusin- si des pensadores ilustrados, como Rous-
los salvajes obedecen a las leyes de la seau, Montesquieu, Voltaire o Diderot
Naturaleza, quines son los verdaderos defendan, por una parte, la necesidad de
brbaros?, poniendo de manifiesto cmo la libertad, tambin la sexual, como nece-
lo diferente ha sido pensado de un modo saria y natural; pero cmo, contradicto-
reduccionista, como inferior y no como riamente, posicionaban a las mujeres en
alteridad, diversidad efectiva y deseable. ese otro lado, como objetos sexuales que
Dada la gran riqueza de temas y pro- haban de ser temidos tal y como ilustran
puestas, con el fin de no alargar en ex- las Cartas Persas de Montesquieu.
ceso las intensas jornadas de trabajo, las Durante la tarde de este primer da
sesiones se dividieron en dos salas que, de reunin se trataron (siempre en torno
grosso modo, giraban en torno a la litera- al eje central de barbarie y civilizacin)
tura y el arte en el caso de la Sala Tomasa temas diversos que muestran la riqueza
Palafox, y sobre la historia y la filosofa del Encuentro, tales como el criticismo
en la Sala Argelles. Pese a que la divi- kantiano o los ecos actuales del ideario
sin se justifica desde cualquier punto de civilizador moderno. De un modo ameno
vista, no deja de ser una lstima la impo- para dejar con buen sabor de boca la jor-
sibilidad de escuchar las interesantes in- nada, Alicia Lpez de Jos se encarg de
tervenciones que, en paralelo, discurran ilustrarnos acerca de las estrictas me-
a lo largo de la maana. No obstante, ha didas judiciales que rodeaban los Reales
de hacerse justicia a la excelente gestin Sitios y las desorbitadas penas que su-
de recursos que nos permitir disfrutar frieron en numerosas ocasiones aquellos
del grueso de las conferencias, grabadas que osaron transgredir las normas roban-
para su posterior edicin y publicacin do un conejo o recogiendo algunos frutos
en Youtube y no meramente en una red de los jardines del reino.
interna de la propia universidad permi- Reanudando este XVI Encuentro con
tiendo as que todos tengamos acceso. una nueva jornada que prometa ser tan
Para cerrar esta jornada se estableci interesante como intensa, nuevamente di-
el debate en torno a una mesa redon- vidido por motivos espacio-temporales,
da cuyo ttulo, pese a estar centrado en el pblico pudo disfrutar de aportaciones
la centuria marcada por el Encuentro internacionales como las provenientes
(1750-1850), anunciaba su actualidad de Graz en Austria o de la Universidad
al girar en torno al tema de las mujeres, de Bolonia, que sin duda enriquecen el
concretamente las no europeas, y la vi- plantel de esta consolidada reunin de in-
sin que los ilustrados tenan de ellas. En vestigadores. Paralelamente, el discurso
ella se trataron, entre otros, a los gran- se centr en las controversias bien acer-
des ilustrados franceses y su visin del ca de los archivos dieciochescos, bien en
segundo sexo, pues, en efecto, para ellos torno a la cuestin de la guerra contra los
las mujeres eran el otro sexo, segundo, franceses, tanto respecto a prcticas de
secundario, asociadas a la voluptuosidad cariz civilizado, pero tambin aquellas
y al deseo sexual, anticipndose, segn ms brbaras llevadas a cabo durante esta

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Informacin sobre investigacin y actividades 405

guerra por parte de los mandatarios ga- visin ms integrada de las problemti-
ditanos contra los vecinos franceses, as cas, pudiendo los investigadores entrar
como el relato del saqueo de Tarragona en contacto con otros miembros de la es-
por parte de los galos como contrapun- cena acadmica de similares intereses y
to brbaro de su supuesto refinamiento y surgiendo el debate que, al fin y al cabo,
civilizacin. La mesa de discusin logr es lo que se ha de perseguir en jornadas
aunar las diferentes perspectivas historio- como las que estamos presentando. Tras
grficas que nos ensearon una realidad conocer las identidades cubanas, puer-
compleja, imposible de dividir en com- torriqueas, mayas y, en definitiva, ind-
partimentos estancos en dos categoras genas, la segunda mitad de la sesin fue
como podran muy bien ser la de bueno ms al estilo romntico de la novela de
y malo, reinterpretadas en este caso en personaje, tratando los conferenciantes
trminos de civilizado y brbaro. las figuras de Jovellanos, Luis Antonio
Durante la segunda parte de la ma- de Verney y Valentn Foronda, y dndo-
ana, igualmente dividida, los asistentes se por finalizado el segundo da de duro
hubieron de decidir entre los pensamien- trabajo.
tos schopenhauerianos y las expresiones La ltima jornada de Encuentro co-
de la autora gallega Rosala de Castro. menz nuevamente con conferenciantes
Sin duda una difcil eleccin, reforza- de ndole internacional: Polonia, Italia,
da, en cada caso, con temas igualmente Francia y, por supuesto, Espaa, que
sugerentes: los entresijos polticos de la aportaron una visin diferente, desde fue-
Francia entre-revolucionaria y las re- ra, aunque mayoritariamente centrada en
ducciones jesuticas como posible mo- nuestro territorio. A destacar por su no-
delo piloto de la experiencia moderna. Ya vedosa visin de la dicotoma barbarie-
cercanos al almuerzo, los asistentes dis- civilizacin y su propuesta arriesgada,
frutamos de una mesa redonda en torno las ponencias de Nettah Yoeli-Rimmer
a las Fronteras espaolas y formas de y Jos Manuel Ortega Garca. Volvien-
barbarie que, dado el debate que susci- do nuevamente a la filosofa, la segunda
t, se extendi ms de lo previsto como etapa de esta jornada trajo a colacin a
excepcin que viene a confirmar la regla Hegel, la utopa revolucionaria y la filo-
de estricta puntualidad que acompa el sofa de la historia de Hamann. Las ar-
discurso de todas las sesiones, muy de tes tuvieron su cabida una vez ms de la
agradecer por la variedad y riqueza de mano de H. von Kleist, Caspar Friedrich
posibilidades ofrecidas y el corto periodo y Jeremias Gotthelf.
de tiempo para gozar de ellas. La variedad de temas, lejos de instau-
Llegando ya a la tarde del segundo rarse como defecto debido a la posible
da de Encuentro, comenzamos con una incoherencia y fragmentacin interna que
sesin que, a pesar de ser enunciada en podran haber constituido, fue una virtud
el ttulo de la primera ponencia- como de este encuentro expresada en la rique-
pares des-iguales, slo tuvo de ruptu- za de perspectivas que pudimos tener en
ra del binomio el hecho de que presen- cuenta. De un modo u otro, segn el m-
tasen sus investigaciones tres oradores y bito de referencia del que procedan, los
no dos, puesto que nuevamente la orga- investigadores aportaron su granito crtico
nizacin acert en la distribucin de los de arena hacia el consolidado prejuicio
temas y las mesas, contando as con una traducido dicotmicamente en nosotros-

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civilizados y los otros-brbaros. Se tra- el nihilismo, la paradoja del despotismo


t la cuestin desde el interior, la perspec- ilustrado, la recuperacin del lenguaje
tiva espaola en general y gaditana o de natural como medio de transformacin
otras regiones en particular; desde el ex- del arte y expresin del deseo, la renun-
terior, ya fuese como polo galo en la gue- cia a los principios del racionalismo y los
rra contra los vecinos franceses, ya desde contrapuntos, dualidades y problemticas
otras perspectivas que pudiesen parecer encerradas en cada uno de estos ejes te-
ajenas como el caso de Rusia. Se toc mticos que, sin duda alguna, con las finas
tambin la ineludible cuestin de cmo pinceladas de un experimentado pintor,
ramos vistos y cules eran los patrones permitieron al profesor Henares cerrar
de medida para ser ilustrados o romnti- este Encuentro de un modo colosal.
cos, civilizados o brbaros. Nuestro pasa- Para finalizar el congreso, fieles a su
do colonizador y colonizado nos sita en ideario, el debate y las felicitaciones es-
el eje de otra problemtica presente en la tuvieron servidos en un ambiente ya dis-
centuria que se trat, por lo que tampoco tendido y en el que no se olvidaron, como
estuvo ausente de las discusiones. En fin, tampoco nosotros hemos de hacer, de la
muchos ms temas y desde ngulos dife- direccin de este XVI Encuentro. En esta
rentes del prisma nos permitieron formar- edicin la coordinacin a cargo de Fran-
nos una idea de una realidad compleja que, cisco Vzquez Garca (director) y Jess
ya por aquel entonces, no poda pensarse Gonzlez Fisac (secretario) no slo orga-
como dualidad: los civilizados hacan bar- niz la jornada de forma inteligente e in-
baridades y los brbaros lo eran en base a tegrada temticamente hablando, sino que
su diferencia, no a sus usos y costumbres. logr un espacio de, nunca mejor expre-
Se recupera por tanto el sentido original sado, encuentro, debate, reflexin y amis-
de la palabra, en tanto que brbaro es todo tad que se est convirtiendo en un lujo en
aquel que balbucea, habla con una lengua estos aos en los que la academia parece
incomprensible, es decir, es extranjero; haber puesto el freno. Como dato anecd-
unindosele esa otra mirada de acciones y tico, podemos recoger que en la reunin
reacciones impropias de una civilizacin final, dedicada a que los asistentes aporten
entendida aqu como sociedad refina- libremente sus ideas para futuros encuen-
da, avanzada, humana. De este modo, el tros y poder debatirlas, no resultando vin-
subttulo a la cuestin de barbarie y civi- culantes una nueva muestra del espritu
lizacin vendra siendo, coloquialmente de cercana e integracin de las jornadas
hablando, ni tanto ni tan poco, es decir, por primera vez en su historia, se alcanz
estara situada en los tonos grises de la es- un consenso. Esperamos que las actas no
cala y no en los extremos blanco o negro. se demoren mucho para volver a disfrutar
Sin ms dilacin, la esperada confe- de aquella seleccin de temas que el co-
rencia de clausura a cargo de Ignacio He- mit realice. La XVII edicin supondr el
nares Cullar, que bajo el ttulo de Len- cumplimiento del tercer decenio de vida
guajes naturales y artificiales: una herme- de este congreso con carcter bianual en
nutica romntica ilustr al pblico en la ciudad de los bicentenarios; esperamos
los grandes ncleos temticos de la centu- que contine hasta convertirse, l mismo,
ria referida en el marco del Encuentro: el en centenario.
prerromanticismo como modelo de deseo,
la historia de la subjetividad moderna, Alma Lpez Vale

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V CONGRESO INTERNACIONAL git Sandkaulen, Hegel-Archiv, Bochum), el


DE LA SOCIEDAD ESPAOLA DE concepto de infinitud (M del Carmen Pa-
ESTUDIOS SOBRE HEGEL redes, Salamanca) y la cuestin del acos-
mismo (Miquel Beltrn, Islas Baleares)
Salamanca, 16-18 de octubre de 2013 permitieron desentraar las referencias, as
como las interferencias, entre lgica y me-
Con el tema: Hegel y Spinoza, se tafsica y la necesidad por parte de Hegel
celebr en la Universidad de Salamanca el de elaborar estrategias de superacin, tales
V Congreso Internacional de la Sociedad como las que se ponen en juego en torno
Espaola de Estudios Sobre Hegel, los das al concepto de espritu, como algo diferen-
16, 17 y 18 de Octubre de 2013. La rela- ciado y superior con respecto al horizonte
cin entre Hegel y Spinoza viene a enraizar general del pensamiento de Spinoza. La
la confluencia de dos potentes tradiciones confrontacin entre Spinoza y Hegel, des-
filosficas de la modernidad y representa de la perspectiva de expresin y reflexin
por s misma uno de los puntos de referen- (Pedro Cerezo, Granada), la presencia del
cia capitales para comprender la continui- conatus spinoziano y su modificacin
dad y discontinuidad del pensamiento de en Hegel (Diogo Ferrer, Coimbra), el al-
Hegel con respecto a la tradicin filosfica. cance del planteamiento spinoziano para
Como se sabe, la presencia de Spinoza en las pruebas hegelianas de la existencia de
Hegel es ante todo una presencia concep- Dios (Gabriel Amengual, Islas Baleares) y
tual, por lo que cabe decir que Spinoza es el desarrollo de las pretensiones del pensa-
el filsofo no dialctico que ms influy en miento poltico en ambos filsofos (Salvio
Hegel, al menos en determinados aspectos Turr, Barcelona) formaron una parte sus-
de sus planteamientos. tantiva del contenido del Congreso.
Desde una poca temprana, el concep- Adems, se plantearon cuestiones re-
to spinoziano de sustancia deja su impron- lativas a la historia, al problema de la li-
ta en Hegel, impronta que sobre todo acta bertad y su relacin con la voluntad, as
como estmulo para ir superando esa no- como a su campo de aplicacin directa-
cin de sustancia. Las ponencias relacio- mente asociado al desarrollo de los pue-
nadas con este tema (a cargo de Mariano blos y a la tica individual y social. Las
lvarez Gmez, de Salamanca, y Frances- contribuciones que hicieron posible el
ca Michelini, de Kassel) abordaron este desarrollo de este Congreso contaron con
proceso, que ya en la Fenomenologa del investigadores de universidades espaolas
espritu encuentra una reelaboracin pre- (Barcelona, Gerona, Granada, Islas Ba-
cisa, sobre la sustancia y sus lmites. No leares, Madrid, Mlaga, Salamanca y Za-
solo Hegel plantea all esta cuestin abier- ragoza), del Hegel-Archiv, de universida-
tamente todo depende de que lo verdade- des europeas (Berln, Bruselas, Coimbra,
ro no se aprehenda y se exprese como sus- Cork (Irlanda), Ljubiana, Perugia, Pisa,
tancia, sino tambin y en la misma medida Toulouse, Ruprecht, Salento, Vanderbilt,
como sujeto, sino que es en ese mismo Verona), Universidades de Latinoamrica
contexto en el que Hegel determina la re- (Bogot, Mxico, Valparaso), as como
lacin entre sustancia y sujeto mediante la de Australia (New South Wales, Sydney),
nocin de sustancia viviente. Israel (Bar-Ilan) y Turqua (Galatasaray).
Otros temas centrales, como la huella
de Spinoza en la Ciencia de la Lgica (Bir- Mara del Carmen Paredes Martn

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CRNICA DEL COLOQUIO Su conferencia, Una voz filosfica para


INTERNACIONAL des-exiliarse del exilio, present las pau-
ECRITURES EN EXIL. tas generales del programa que defiende,
PERSPECTIVES COMPARATISTES segn una filosofa prctica y poltica, el
concepto de des-exilio para superar no-
Lausanne, 18-19 de noviembre 2013 ciones de poder poltico y econmico y
acentuar el movimiento inherente a nues-
El 18 y 19 de noviembre 2013, el tra realidad humana, poniendo de relie-
Centro de Investigacin en Lenguas y ve lo humano y solidario. Le siguieron
Literaturas Europeas Comparadas (CLE) las ponencias de la Dra. Valeria Wagner
de la Universidad de Lausanne en Suiza, y de la Dra. Elena Lpez Riera, ambas
en colaboracin con el Colegio Interna- de la Universidad de Ginebra. La prime-
cional de Filosofa de Pars, organiz un ra comenz con consideraciones sobre la
coloquio titulado Escrituras en exilio. dificultad del regreso: el exiliado retor-
Perspectivas comparatistas. El centro, nado se ve ante una alienacin y un dis-
dirigido por la Prof. Ute Heidmann, se tanciamiento que tiene que superar para
dedica al estudio comparativo e interdis- des-exiliarse y volver a ser ciudadano,
ciplinar de las culturas que se expresan lo cual implica sin embargo una intro-
en lenguas europeas y de sus interac- versin puesto que de una cierta manera
ciones. Ello es hecho segn un mtodo vuelve del futuro a un presente que es
diferencial que permite, sin negar las el futuro de su pasado. En este sentido,
convergencias, evidenciar las especifici- Wagner analiz ejemplos de la literatura
dades de las lenguas, literaturas y cultu- latinoamericana: el Inca Garcilaso de la
ras respectivas. El coloquio se inscribi Vega, Hugo Correa, Reina Roff. Tam-
plenamente en este marco para decons- bin trat de casos de latinoamericanos
truir el carcter universal del exilio acen- establecidos en Espaa, como Fernan-
tuando la singularidad de cada produc- do Iwasaki y Andrs Neuman. Pudo as
cin y contexto. Para ello pudo contar abordar dos aspectos suplementarios: la
con investigadores de diferentes pases y relacin con la lengua que sigue siendo
disciplinas. la misma, pero que es simultneamente
La apertura del coloquio fue presidi- diferente, y la perspectiva migrante. Con
da por el decano de la Facultad de Letras la contribucin de Elena Lpez Riera,
de la Universidad de Lausanne, el Prof. doctora en comunicacin audiovisual, se
Franois Rosset, que puso de relieve el dio el paso al cine, ms concretamente al
trabajo del Centro, el deseo de colabo- imaginario colonial en el cine europeo
rar ms intensamente con l y dio como contemporneo. Lpez Riera hizo hin-
ejemplo de investigacin comn el caso capi en el hecho de que el imaginario
de Mme. de Stal y del grupo de Coppet. colonial no es uniforme: hay representa-
Le sigui la conferencia de la Prof. Ma- ciones divergentes de la colonia que van
rie-Claire Caloz Tschopp, del Colegio In- del exotismo a la barbarie, existen dife-
ternacional de Filosofa. Caloz Tschopp, rencias entre la memoria colectiva e in-
especialista de Hannah Arendt, es direc- dividual, oficial y privada. Los ejemplos
tora del programa internacional Exilio, contemporneos ofrecen adems dos as-
creacin filosfica y poltica. Repensar el pectos nuevos: por un lado el regreso a la
exilio en la ciudadana contempornea. colonia tras haberla perdido; por el otro,

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el hecho de que la generacin actual, que na, el hngaro, es puesto en relacin con
piensa ya no tener futuro por causa de la la expresin de los sentimientos. La Dra.
crisis, recurre especialmente al pasado Maria Vamvouri Ruffy, del CLE, propu-
colonial. La Profa. Jolle Marelli, di- so una comparacin estimulante entre un
rectora del programa Traducir el pueblo autor de la Antigedad, Plutarco, y un
y el exilio del Colegio Internacional de autor contemporneo francfono de ori-
Filosofa, present una conferencia titu- gen checo que reside en Francia, Pavel
lada Si me olvido de ti, Babilonia. El Hak. La comparacin abord la cuestin
regreso al exilio, una dialctica poltica de las fronteras. Frente a las obligaciones
sobre el caso complejo de Israel. Partien- y limitaciones que se tiene quedando en
do de los trabajos de Amnon Ephraim la patria, el filsofo antiguo presenta en
Raz-Krakotzkin, que critica vehemente su escrito de consolacin De exilio una
la negacin del exilio (shlilat hagola) concepcin positiva del exilio, que tam-
del sionismo, Marelli coment la situa- bin puede ofrecer ventajas y que sobre
cin en Israel y las tensiones entre las todo da la posibilidad de percibir el mun-
diferentes comunidades (mizraj, sefard, do sin fronteras, siguiendo las pautas de
asquenaz, falasha)) que recibieron y re- la filosofa. El autor moderno ofrece en
ciben acogida en el pas. Como ejemplos cambio una imagen ms bien negativa de
de estos problemas, que acarrean a me- la problemtica del exilio y de las fronte-
nudo prejuicios y desigualdades, Marelli ras, acentuando el desarraigo y el hecho
se bas en dos documentales: Ashkenaz de no encontrar un territorio de acogida.
de Rachel Leah Jones y Route 181: Frag- La doctoranda Myram Olah, tambin del
ments of a Journey in Palestine-Israel de CLE, compar varias poesas del grie-
Eyal Sivan. Las tres ltimas ponencias de go Yannis Ritsos y del hngaro Sndor
la primera jornada trataron de literatura. Weres, cuyas creaciones fueron hechas
El Dr. Alain R. Konan, de la Universidad bajo regmenes de opresin. En sus escri-
Flix Houphouet Boigny (Costa de Mar- tos del exilio, sea exilio por deportacin
fil), habl de Agota Kristof, escritora de o exilio interior, los dos poetas utilizan
origen hngaro exiliada en Suiza desde figuras mitolgicas: Filoctetes, Orestes,
que tena 21 aos. Konan se concentr Persfone, Medea; cada vez con mati-
en su triloga sobre los gemelos Lucas y ces diferentes en funcin de su propio
Claus: Le grand cahier, La preuve y Le contexto. La primera jornada se termin
troisime mensonge. El ponente estudi con una discusin presidida por la direc-
elementos temticos como la frontera y tora del CLE, la Profa. Heidmann, en
el margen, la circulacin o la alteridad; la que hubo la posibilidad de continuar
adems acentu hasta qu punto la prdi- dialogando sobre las presentaciones y
da de una pertenencia a un pueblo supu- ms concretamente sobre la pregunta de
so para Kristof la necesidad de construir cmo comparar las escrituras en exilio.
un espacio de papel, una nueva identidad La segunda jornada comenz con la
basada en el aprendizaje de otro idioma, conferencia titulada El exilio o la otra
el francs. El uso minimalista por parte cara de la patria verdadera de Jos Luis
de Kristof de esa segunda lengua est re- Mora Garca, Prof. Titular de la mate-
lacionado con el exilio en general y con ria Historia del Pensamiento Espaol
la bsqueda de una escritura de la verdad e Iberoamericano en la Universidad
y realidad, mientras que la lengua mater- Autnoma de Madrid. Mora Garca pre-

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sent un vasto panorama del exilio en meta con sus primeras traducciones en
Espaa, empezando por las expulsiones alemn y francs, ambas dirigidas a un
de los judos y de los moriscos al inicio lectorado juvenil. Los textos difieren con-
de su fundacin. Se concentr luego en siderablemente y ofrecen imgenes varia-
el exilio tras la Guerra Civil, mencionan- das del exilio segn el pblico destinatario
do una gran cantidad de documentacin y el pas de recepcin. La Dra. Irena Tru-
cuyo inters an no ha sido valorado y por jic, investigadora del Centro de Investiga-
consiguiente estudiado lo suficiente por cin en Literatura Comparada de Pars-
la crtica: correspondencia, entrevistas, Sorbona, trat del Quebec donde durante
tertulias o artculos de revistas como n- los ltimos aos la literatura de migracin
sula. Mora Garca present tanto el lado y exilio pas de ser un fenmeno marginal
de los exiliados como el de los que desde a transformarse en el emblema de la litera-
el interior intentaban superar la ruptura. tura nacional. Como ejemplo, Trujic habl
Desde una posicin que se puede consi- del autor Wajdi Mouawad, un inmigrado
derar como tica, acentu la necesidad de de origen libans que, sin embargo, no se
la tradicin y de la vigencia atacando la considera migrante, sino exiliado. Ms
amnesia colectiva del exilio, amnesia que concretamente, Trujic observ su triloga
an no se ha superado en Espaa. La si- teatral Le Sang des Promesses, constituida
guiente ponencia tambin trat en parte por Littoral, Forts y Incendies y sus ver-
del exilio espaol, ms concretamente de siones cinematogrficas, que abordan el
Mara Zambrano, cuya figura de Antgona tema del exilio haciendo hincapi en los
fue comparada por la doctoranda Nadge problemas comunicativos entre las dife-
Coutaz del CLE con sus representaciones rentes generaciones, sobre todo por causa
por el psicoanalista belga Henry Bauchau. del silencio que se mantiene sobre las ra-
Coutaz present, pues, tambin una com- zones del exilio. La ltima ponencia, del
paracin de diferentes tipos de discurso: doctorando Olivier Wicky, abri la discu-
filosfico por una parte, psicoanalista por sin a la problemtica de la literatura pro-
la otra. Pero tambin el aspecto de los g- ducida en contexto de encarcelacin. Tras
neros literarios y del dilogo intertextual consideraciones sobre la vida en situacin
con los clsicos, en particular con Sfo- de prisin, incluso evocando facetas filo-
cles, fueron objeto de la presentacin, sficas como la ataraxia estoica, Wicky
donde se percibi hasta qu punto cada abord diversos casos concretos de escri-
autor utiliza diferentemente una figura tores del siglo XX, poniendo de relieve las
cuya cara cambia en funcin de la situa- diferentes estrategias de los autores para
cin del autor, de lo que quiere expresar y poder describir y comunicar su situacin.
a quin se dirige. La Dra. Loreto Nez, El coloquio fue clausurado por una
tambin del CLE, habl de No pas nada, mesa redonda sobre cuestiones generales.
que Antonio Skrmeta escribi en el exi- Ello concord con la atmsfera de todo el
lio en Alemania. La obra, destinada a un encuentro, marcado por discusiones ex-
pblico adulto pero tambin juvenil, pre- tensas y dilogos fructuosos entre los par-
senta el exilio desde la perspectiva de los ticipantes, interesados en descubrir nuevos
hijos de exiliados que intentan integrarse enfoques y corpus. En este sentido, se in-
en el pas de acogida, mientras que sus pa- tegraron en el coloquio lecturas de textos
dres insisten en pensar nicamente en su literarios por el actor Jos Lillo: de Pnar
patria. Nez compar el texto de Skr- Selek, una sociloga y autora antimilita-

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rista y feminista turca exiliada en Francia; V Congreso Internacional del GEXEL,


de Dany Laferrire, autor haitiano inmi- El exilio republicano espaol de 1939.
grado en Montreal; y de Pablo Neruda. En Viajes y retornos, celebrado en Barce-
relacin con este contacto directo respec- lona del 27 al 29 de noviembre del 2013.
to a la produccin artstica del y sobre el Como ha recordado Aznar Soler en
exilio, el CLE organiz adems durante la Inauguracin, desde sus comienzos
el semestre proyecciones cinematogr- el GEXEL se ha distinguido por su es-
ficas para extender el dilogo tambin a fuerzo en reconstruir un captulo an
un pblico ms amplio: se mostraron y poco estudiado de la historia cultural y
comentaron Incendies de Denis Villeneu- literaria de la Espaa del siglo XX: su
ve (pelcula basada en la obra homnima tradicin democrtica republicana y el
de Wajdi Mouawad), Nostalgia de la luz exilio de 1939. Durante estos 20 aos de
(sobre Chile) de Patricio Guzmn, Com- actividad, el GEXEL ha llevado a cabo
me des lions de pierre lentre de la nuit seis proyectos de investigacin (entre los
(sobre las deportaciones del rgimen mi- cuales cabe mencionar el del Diccionario
litar griego) de Olivier Zuchuat y Sudeu- bio-bibliogrfico de los escritores, edito-
ropa, seguido de The Interpreter (sobre la riales y revistas del exilio republicano es-
cuestin de Lampedusa y el regreso obli- paol de 1939), cinco congresos interna-
gado de los clandestinos) de Maria Iorio y cionales, numerosos simposios, jornadas
Raphal Cuomo. Las dos ltimas proyec- y seminarios, y un fundamental trabajo
ciones fueron hechas en presencia de los editorial destinado a la publicacin de
directores. Todo ello para aunar el dilogo narrativa, ensayos y estudios, teatro, etc.,
sobre el tema tan complejo del exilio. de y sobre el exilio de 1939, en colabora-
cin tanto con la editorial Renacimiento,
Loreto Nez como con las revistas Laberintos y Mi-
graciones y exilios. El GEXEL se ha in-
tegrado, adems, a partir del 2002, en el
V CONGRESO INTERNACIONAL Centre dEstudis sobre les poques Fran-
DE GEXEL: EL EXILIO quista i Democrtica (CEFID) de la pro-
REPUBLICANO DE 1939. VIAJES Y pia Universitat Autnoma de Barcelona y
RETORNOS est representado en la Junta Directiva de
la Asociacin para el estudio de los Exi-
Bellaterra, 27-29 de noviembre de 2013 lios y Migraciones Ibricos (AEMIC).
Universitat Autnoma de Barcelona, Dada la amplitud de los temas trata-
Facultad de Filosofa y Letras dos y el nmero de ponencias presenta-
das, nos limitamos a mostrar algunos de
El Grupo de Estudios del Exilio Lite- los hilos conductores desarrollados en
rario (GEXEL), adscrito al Departamen- este V Congreso Internacional.
to de Filologa Espaola de la Universitat Desde su salida de Espaa, la mayo-
Autnoma de Barcelona (UAB) y funda- ra de los exiliados tuvieron en mente la
do en enero de 1993 por iniciativa de su idea del regreso, pero slo una parte mi-
actual director, el profesor Manuel Aznar noritaria de ellos pudo hacerlo antes de
Soler, ha cumplido en 2013 su vigsimo la muerte de Franco. En muchos casos,
aniversario. Esta conmemoracin ha co- fueron regresos temporales y, en muchos
incidido, adems, con la celebracin del otros, imposibles o de ficcin literaria:

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412 Actividades

un fenmeno, entonces, cuya diversidad legiado del estudio del hispanista: Jos
y complejidad desde el punto de vista Bergamn, Rafael Alberti y Ramn Gaya.
poltico, histrico, cultural y literario Merecen tambin una mencin espe-
constituye un tema clave para el estudio cial las sesiones dedicadas a los episto-
del exilio de 1939 y sus consecuencias. larios y a la presentacin de novedades
El Congreso se articul en torno a editoriales, adems del sentido homenaje
algunas lneas de investigacin: los re- a Carlos Blanco Aguinaga, quien sufri
tornos de la segunda generacin (imagi- l mismo el exilio, dedic varios libros a
narios y reales), el insilio (trmino re- la obra de Miguel de Unamuno y ejerci
cin creado por Manuel Aznar Soler para la docencia sobre literatura espaola en
explicar la compleja situacin de quienes diversas universidades norteamericanas.
se quedaron en la Espaa franquista), los El Congreso se ha cerrado con la po-
retornos de ficcin, poticos y teatrales, nencia de James Valender, La Revolu-
los regresos reales y el papel de las re- cin mexicana y la literatura del exilio es-
vistas y de los epistolarios. Se ha dedica- paol, quien ha trazado un puente entre
do una atencin especial a las figuras de Espaa y Mxico que constituye un ele-
Max Aub y de Rafael Alberti. mento ineludible para quienes queremos
En el Congreso, adems de fructfe- dedicarnos a la difcil tarea de reconstruir
ras sesiones de comunicaciones, se han una tesela imprescindible del complejo
presentado ponencias de reconocidos mosaico del exilio de 1939; constituida
investigadores y expertos sobre el tema, por los encuentros, y desencuentros, entre
como la conferencia inaugural de Jos los exiliados y sus pases de asilo.
Luis Abelln, dedicada a la figura de Ma-
nuel Andjar: fundador de la revista Las Elena Trapanese
Espaas, escritor y pensador espaol exi-
liado en Mxico a partir de 1939 y que
utilizando las palabras del propio Abe- CARTA DE PUERTO RICO:
lln no volvi, sino que vino a Espaa ACTIVIDADES ACADMICAS Y
en 1967, para luchar contra el franquis- CULTURALES EN PUERTO RICO
mo y junto a la juventud espaola. 2014
Una aportacin interesante fue, tam-
bin, la de Zoraida Carandell, quien ha Puerto Rico, 2014
propuesto una lectura de Rafael Alberti a
partir de una fundamental distincin en- Hemos decidido llamar esta pequea
tre retornos literarios y regresos fsicos, intervencin que da cuenta de algunas
la cual ha constituido uno de los hilos actividades caribeas Carta de Puer-
conductores del Congreso. to Rico en honor a la seccin que tuvo
Cabe destacar el acta de homenaje Jos Luis Cano bien conocido por su di-
dedicada a Nigel Dennis, catedrtico de reccin de nsula en la revista La Torre
literatura espaola en la Universidad de de la Universidad de Puerto Rico (UPR).
Saint Andrews (Reino Unido) e impor- Aquel escriba cartas desde una lejana
tante colaborador de GEXEL, ya que, pennsula, hoy nosotros desde una lejana
adems de ser una mesa de testimonios, nsula caribea.
estuvo dedicada a las figuras de tres exi- El Caribe, por su diversidad tnica
liados cuyas obras fueron objeto privi- y cultural, ha sido portal de acogida de

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Informacin sobre investigacin y actividades 413

distintos exilios, pero tambin su cuna. hija luego de salir de prisin. Fue una de
Andr Bretn, Gabriela Mistral, Juan las pocas pertenencias que sobrevivieron
Ramn Jimnez, Pedro Salinas, por men- al paso de la frontera hacia Francia tras
cionar algunos, han sido las figuras que estallar la Guerra Civil Espaola.
llegaron al Caribe huyendo de la llama- Tras parar en un campo de concen-
da crisis democrtica. En un tempestivo tracin, la familia Alavedra llega a Pars,
mundo de entreguerras, stos se las arre- donde se encuentra con un devastado y si-
glaron para dejar un legado importante lenciado Casals. Este ltimo propone a su
en la cultura de los pases de acogida; por amigo ir hasta Prades para estar ms cer-
eso su obra sigue viva y palpitante. ca de la frontera y desde ah proporcionar
Exiliado, tambin llega Pablo Casals ayuda a cientos de espaoles conocidas
a tierra materna en 1955. Y por este exi- son las gestiones que realiz Casals con
lio llega a nosotros a 75 aos del fin de el Spanish Aid Refugee que se vieron
la Guerra Civil Espaola el documental obligados a abandonar su pas. Desde el
Un poema en el exilio: El Pesebre de largo exilio en Prades, Alavedra y Casals
Pablo Casals y Joan Alavedra, escrito y cultivarn una gran amistad y un fuerte
dirigido por Alba Gmez Escudero. La sentimiento catalanista que los llevar a
maana del segundo da de abril del pre- trabajar juntos por el sueo de una Es-
sente ao se proyect este documental en paa democrtica. Casals convierte en
el histrico teatro de la Universidad de msica el poema de su amigo, y esta
Puerto Rico, lugar donde hace medio si- composicin se convertir en su pieza
glo se present la pieza que ser el hilo ms famosa con un mensaje de proyec-
conductor de este logrado documental. cin universal: la paz. La composicin de
Galardonada con el premio Ciudad de El Pesebre, comenzada en el exilio triste,
Reus 2012 a la Mejor Pelcula Memori- en el exilio francs, ser culminada en el
mage, Un poema en el exilio es un es- exilio luminoso en Puerto Rico. De ah,
fuerzo realizado por el talento de ambos el oratorio se presentar en 38 ocasiones
lados del Atlntico: por las productoras alrededor del mundo desde Mxico has-
El Cant dels Ocells y Soul Produccions ta Israel como cruzada por la paz, como
en coproduccin con Televisin Catalu- mensaje pacifista en el contexto de la
a y soporte de Puerto Rico Film Com- Guerra Fra. Usando la batuta como es-
mission e Ibermedia Program. Adems, pada, Casals aprovechar su proyeccin
cuenta con la participacin del Instituto internacional y su obra musical como es-
Cataln de Empresas Culturales. tandarte de los valores de la libertad y la
Un poema en el exilio es la historia de democracia. Su compromiso poltico, su
El Pesebre, un poema que trascendi el militancia desde la cultura en la defensa
exilio, un poema que habla de la peripe- de estos valores, le llevar a foros inter-
cia vital de dos hombres, una obra com- nacionales como la Organizacin de las
partida que habla de la lucha de un pueblo Naciones Unidas, donde se present en
deprimido pero esperanzado y deseoso 1958 con gran reconocimiento.
de la trascendente paz. El Pesebre es un Debemos mencionar que este filme
poema compuesto en 1934 por el perio- cuenta con la participacin de la viuda
dista Joan Alavedra quien fue secretario del llamado Maestro, Marta Casals, la
de la presidencia de la Generalitat de Ca- familia de Joan Alavedra, su hijo Maci
talua en tiempo de Companys para su y su nieta Gemma Durand-Alavedra, los

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msicos Montserrat Caball y Lawrence Rico, el proyecto de Muoz, Operacin


Foster y un extenso bagaje documental Manos a la Obra, necesitaba adquirir di-
tomado de ms de veinte archivos de mensiones espirituales. Segn Muoz, el
Amrica y Europa. Llama la atencin el pueblo haba alcanzado mayora de edad
epistolario indito entre Casals y Alave- para defenderse econmicamente; ahora
dra y el impacto del exilio en la vida de deba dotrsele de humanidad mediante
los compaeros de Prades. la cultura, o mejor, a travs de la demo-
Msica excelente, buena cinemato- cratizacin de la cultura. Casals, quien
grafa, esplndida narracin que man- comparta este sueo con el gobernador,
tiene al espectador interesado, este do- se convirti en la figura que impulsara
cumental es una pieza de referencia para dicho proyecto a travs de la fundacin
todos aquellos interesados en el exilio del mundialmente reconocido Festival
espaol. Al finalizar la proyeccin del Casals, la fundacin de una orquesta
mismo, se abri paso a una conversacin sinfnica nacional y un conservatorio de
(moderado por el profesor Mario Roche) msica. La viuda de Casals ameniz la
con la directora del mismo y con Ns- actividad contando al pblico ancdotas
tor Salomn, director de audio del do- del inolvidable msico y sus relaciones
cumental, en donde ambos reiteraron el con el gobernante boricua, e incluso so-
compromiso poltico del cellista y de su bre la reunin de Casals con el presidente
vida y obra como encarnacin de los va- John F. Kennedy en la Casa Blanca.
lores libertarios de la II Repblica. Este Otro exiliado fue Ramn Emeterio
conmovedor documental fue presentado Betances. Como Casals, como Alavedra,
como especial navideo en la televisin como los republicanos espaoles, tuvo
catalana y an est siendo presentado en que pagar un alto precio por sus idea-
festivales. Este verano ser proyectado les. Autor intelectual del fallido Grito
en Hungra. de Lares, que proclamaba la Repblica
Si el documental de Gmez Escude- de Puerto Rico; abolicionista, liberal y
ro nos revela a un artista comprometido masn, Betances fue un pensador hete-
polticamente con la paz, a un hombre rodoxo. Su ideal independentista le cost
solidario y humano, a un Casals con es- la expulsin de su tierra por parte del r-
pritu catalanista, a un alma aorante, a gimen colonial espaol. Sin embargo, en
un hombre que condenar la figura de Pars, meridiano intelectual, encontrar
Franco hasta el final de su vida, su com- territorio fecundo para continuar la prc-
paera Marta Casals en actividad reali- tica mdica, sus labores diplomticas en
zada el pasado 17 de febrero en la Fun- defensa de las libertades ciudadanas y
dacin Luis Muoz Marn, en el pueblo para desahogarse como periodista y es-
de Trujillo Alto lo mostrar como pieza critor de cuentos y novelas. El ltimo
clave en la gestin de uno los proyectos libertador de Amrica, segn lo llama
sociales ms importantes en el Puerto el especialista francs Paul Estrade, tuvo
Rico de los aos cincuenta: la Operacin una vida poltica intensa y comprometi-
Serenidad. Las relaciones entre Casals y da. Esta vida fue plasmada por el director
Luis Muoz Marn (el primer goberna- y productor independiente Tito Romn
dor puertorriqueo electo por el pueblo) Rivera en el documental El antillano,
son bastante conocidas. Alcanzado el de- proyecto filmado en Puerto Rico, Fran-
sarrollo econmico e industrial de Puerto cia, Cuba y La Espaola.

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A los 187 aos del nacimiento de coloridas y acertadas de los lderes na-
Betances, el Teatro de la Universidad de cionales. No obstante, en Puerto Rico las
Puerto Rico (UPR) abre sus puertas para respuestas son estriles. De esta manera,
regalar al pueblo la reivindicacin de la Romn demuestra que el conocimiento
figura del proscrito Padre de la Patria y la memoria histrica de un pueblo son
Puertorriquea. El estreno de esta pro- herramientas polticas de doble filo; en el
duccin la noche del pasado lunes 7 de caso de Puerto Rico, el silencio ha sido
abril es la culminacin de una labor de responsable de prolongar un estatus pol-
documentacin y de proceso creativo tico colonial (si olvidamos el eufemismo
iniciado en el 2010. Elocuentes son los de Estado Libre Asociado). Una bienve-
esfuerzos del director del documental al nida musical, mensajes de Tito Romn y
intentar mostrarnos como nunca antes de Flix Ojeda Reyes precedieron a esta
se haba hecho la vida, obra y legado de pieza comprometida que lleva un mensaje
este prcer antillano, desconocido pero a poltico en un lugar tan emblemtico.
la altura de otros pensadores de la regin Estos actos coinciden con la celebra-
como fueron Jos Mart y Eugenio Mara cin del Centenario de la poetisa caribea
de Hostos. Julia de Burgos, famosa por el poema Ro
Una de las virtudes del documental es Grande de Loza y quien a finales de la d-
su llaneza expositiva y su arte animado, cada del treinta del siglo pasado, plasm
que hacen de este un material atractivo su consternacin por las brutalidades de la
para introducir la figura de Betances a Guerra Civil Espaola en varios poemas.
jvenes o a personas que no estn fami- Interesantes cartas, escritos, libros y art-
liarizadas con la vida del revolucionario culos sobre el particular han sido expues-
galeno. Cruciales son las intervenciones tos en la Sala-Archivo Zenobia y Juan Ra-
del Dr. Flix Ojeda Reyes, investigador mn Jimnez de la Universidad de Puerto
acadmico del Instituto de Estudios del Rico bajo el ttulo Julia de Burgos y su
Caribe, adscrito a la Facultad de Ciencias poesa: Presencia viva en Juan Ramn
Sociales de la UPR, y del Dr. Paul Estra- Jimnez y en nuestros poetas.
de, profesor emrito de la Universidad de
Pars VIII, ambos especialistas en la obra Iliaris Avils Ortiz
betancina.
A travs del documental podemos ob-
servar que, ms all de exponer la vida I ENCUENTRO INTERNACIONAL
del pensador puertorriqueo al especta- IDEAS QUE CRUZAN EL
dor, el director intenta llevarnos una de- ATLNTICO: LA CREACIN
nuncia poltica en el mismo, siendo ese DEL ESPACIO INTELECTUAL
uno de los aspectos ms interesantes del HISPANOAMERICANO
documental. Romn se vale de entrevistas
a ciudadanos comunes en las calles fran- Madrid, Facultad de Filosofa UCM 3,
cesas, haitianas, estadounidenses, domi- 4 y 5 de febrero de 2014
nicanas y cubanas, con quienes realiza un
pequeo experimento. Los entrevistados En el marco que supone el proyecto
son preguntados por las figuras histri- de investigacin Biblioteca Saavedra Fa-
cas trascendentales en la historia de sus jardo de Pensamiento Poltico Hispnico
pases, obteniendo respuestas bastante (www.saavedrafajardo.org), en su cuarta

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andadura, tuvo lugar la celebracin del I na. Tras una pausa, la sesin se reanud
Encuentro Internacional Ideas que cru- a las doce del medioda con dos nuevas
zan el Atlntico: La creacin del espa- ponencias: la primera, dictada por Laila
cio intelectual hispanoamericano, en la Yousef, de la Universidad Compluten-
Facultad de Filosofa de la Universidad se, tuvo por ttulo Frontera y colonia en
Complutense de Madrid, durante los das el Derecho internacional schmittiano:
3, 4 y 5 de febrero de 2014. El Encuen- el papel vertebrador del Nuevo Mundo
tro se articul en torno a cinco mesas que para la soberana del ius publicum eu-
detallaremos a continuacin. ropeo; la segunda, impartida por Pedro
Para inaugurar el acto, el Decano de Garca Guirao, fue sobre La revolucin
la Facultad de Filosofa de la Universidad empieza por la educacin. Mxico y la
Complutense de Madrid, el doctor Rafael Escuela Moderna de Francisco Ferrer i
V. Orden, tom la palabra, agradeciendo Guardia.
no slo la presencia de los ponentes, sino Tras el descanso para el almuerzo se
particularmente el ahnco del profesor de abri la segunda mesa de la primera jor-
dicha universidad Jos Luis Villacaas, nada: Ilustracin, liberalismo y republi-
alma mater del proyecto; a continuacin, canismo. En el transcurso de la misma,
el propio Jos Luis Villacaas intervino nuevamente dividida en dos sesiones por
para realizar los agradecimientos oportu- medio de una pausa, intervinieron antes
nos y marcar las lneas que se seguiran del descanso Susana Villavicencio (Ar-
durante las jornadas siguientes. La mec- girpolis: la conversin utpica de la
nica fue similar en todas ellas: primero, el repblica en Sudamrica), Lismaco Pa-
desarrollo de las ponencias determinadas rra (La recepcin neogranadina de Ben-
en el programa; a continuacin, debates tham) y Carlos Herrera (Lon Duguit en
sobre las mismas y puesta en relacin con Argentina: sociabilidad y poltica en la
los temas trabajados por los distintos es- recepcin de una teora jurdica). Tras la
pecialistas que acudieron durante todo el interrupcin, una nica ponencia: la de
Encuentro; y, finalmente, una breve reca- Javier Lpez Als, que expuso sus tesis
pitulacin de cada una de las mesas. sobre Mxico y el antiliberalismo euro-
La primera mesa (3 de febrero por peo: el caso del Nuevo vocabulario filo-
la maana) llev por ttulo Humanismo sfico-democrtico de Thjulen. Con ello
y utopa. En el desarrollo de la misma termin el primer da del Encuentro.
tomaron la palabra los siguientes po- La segunda jornada del Encuentro
nentes: Juan Manuel Forte, profesor de (4 de febrero) se inaugur con la tercera
la Universidad Complutense, con su po- mesa del mismo, El ensayismo en Ibero-
nencia Gins de Seplveda: la guerra de amrica. El encargado de abrirla fue el
conquista conforme al derecho natural y profesor de la Universidad Complutense
cannico; Guillermo Garca Urea, de Antonio Miguel Lpez Molina, que habl
la Texas A&M University (EEUU), que sobre Jos Gaos, discpulo e intrprete de
desarroll su texto Reductio. Utopa y Ortega y Gasset. A continuacin tuvo lu-
ciudad en la colonizacin espaola; y gar la ponencia de Antonio Rivera, de la
Federico Ocaa Guzmn, tambin de la misma universidad, La revolucin mexi-
Universidad Complutense, que abord cana en Araquistin y la prensa espao-
La utopa del retorno como problema: la de izquierdas, seguida de Socialismo e
Luis de Len ante la cuestin america- indigenismo en el pensamiento de Mari-

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tegui, donde Csar Ruiz Sanjun, igual- rica Latina e India. A continuacin, el
mente profesor de la Universidad Com- ya mencionado Jos Luis Villacaas, de
plutense de Madrid, habl sobre el autor la Universidad Complutense de Madrid,
peruano. Tras una breve pausa de descan- expuso su ponencia Medina Echavarra:
so tuvieron lugar las intervenciones del la recepcin de Max Weber en el final de
brasileo Luciano Vorpagel, que dict su la Guerra Fra. En tercer lugar tom la
ponencia Utopa y Hombre Americano: en palabra Daniel Abraldes, que habl sobre
busca del sujeto histrico, y del mexicano El resurgir agrario del antiperonismo.
ngel Octavio lvarez Sols, que titul Cuestiones de hegemona en el conflicto
su intervencin La muerte del centauro. del campo en el ao 2008; y, para cerrar
Teora y crtica del ensayismo mexicano. el congreso, tuvo lugar la ponencia del
Tras un encendido debate en que apareci profesor de la Universidad Complutense
la figura de Hegel como trasfondo se cerr Rodrigo Castro Orellana, que imparti
la sesin matinal. su ponencia denominada Diferencia co-
La tarde del segundo da del Encuen- lonial y pensamiento fronterizo. El privi-
tro sirvi para desarrollar la cuarta mesa legio de Walter Mignolo.
del mismo: Infrapoltica y populismo. Como no poda ser de otro modo, al
En ella intervinieron Carolina Bruna, trmino de cada mesa y de cada jorna-
con el texto El sujeto frente a la poltica. da se produjeron debates enriquecedores
Apuntes sobre la idea de individualidad que permitieron ampliar las miras de los
en Jorge Millas; Alberto Moreiras, de la participantes en el Encuentro, habida
Texas A&M University (EEUU), con la cuenta de la formacin multidisciplinar
ponencia Infrapoltica y la cuestin del de los distintos ponentes que aqu hemos
cinismo. La obra de Horacio Castella- enumerado. Adems de agradecer a los
nos Moya; Ana Carrasco Conde, de la ponentes, moderadores y asistentes su
Universidad Complutense de Madrid, presencia en el mismo, el Encuentro fina-
que realiz una ponencia con apoyo en liz con una llamada a todos a una segun-
imgenes titulada Poder y territorio: el da edicin del evento que tendr lugar en
caso Brasilia; y, finalmente, Patricia la misma Universidad Complutense du-
Ledesma, que, a raz de ciertos cuadros rante el mes de septiembre del ao 2014.
de Zuloaga, expuso su ponencia Ma-
nuel Glvez con Toledo al fondo. Espaa Rodolfo Gutirrez Simn
como utopa crtica y hogar de las almas
bellas. Tras el debate que sigui se dio
por terminada la segunda jornada. II SIMPOSIO INTERNACIONAL
El ltimo da del Encuentro (5 de SOBRE PENSAMIENTO POLTICO
febrero) slo tuvo intervenciones por la DEL EXILIO ESPAOL DE 1939.
maana en la mesa denominada Post- MARXISMO, SOCIALISMO Y
colonialidad. En primer lugar tom la ANARQUISMO
palabra Alexandra Ortiz Wallner, pro-
cedente de la Frei Universitt de Berln, Madrid, 20 y 21 de febrero de 2014
que habl especialmente de la obra de
Roberto Bolao en su ponencia Aportes Los das 20 y 21 de febrero de 2014
al estudio de los procesos de transferen- tuvo lugar en el Centro de Ciencias Hu-
cia y traduccin en el sur global: Am- manas y Sociales del CSIC este segundo

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simposio adscrito al proyecto de inves- y los ya mencionados Manuel Aznar y


tigacin El pensamiento del exilio es- Sergio Sevilla, ofreciendo diversas pers-
paol de 1939 y la construccin de una pectivas de su pensamiento y su trayec-
racionalidad poltica (FFI2012-30822), toria intelectual, no exentas de debate y
del que es Investigador Principal Antoln de notas crticas.
Snchez Cuervo. Si el primero de estos
simposios, celebrado el verano pasado, Carlos Agero Iglesia
haba estado dedicado a los otros libe-
rales (es decir, al pensamiento liberal
del exilio), en esta ocasin se centr en III SIMPOSIO INTERNACIONAL
diversos aspectos, debates y autores del IBN ARABI DE MURCIA:
pensamiento marxista, socialista y anar- LA RAZN INSPIRADA Y EL
quista. A este ltimo, ejemplificado en la CAMINO DEL CORAZN.
desconocida personalidad intelectual de HOMENAJE A MARA
Marn Civera, su posibilismo anarquis- ZAMBRANO
ta y su bsqueda de una economa po-
ltica para el hombre real, estuvo dedi- Murcia del 7 al 9 de marzo, 2014
cada la conferencia inaugural, a cargo de
Ricardo Tejada (Universit du Maine). El tiempo pone cada cosa en su lu-
Siguieron la ponencia de Antonio Gar- gar, as me deca Mara Zambrano cuan-
ca Santesmases (UNED) sobre diversos do comentbamos los olvidos de la fr-
materiales epistolares de Fernando de gil memoria del presente. Este simposio
los Ros, Luis Araquistin e Indalecio celebrado en Murcia ha sido un hito en
Prieto de los aos cuarenta a propsito la historia de la filosofa espaola, don-
de la esperanza fallida de acabar con la de se ha puesto de manifiesto la riqueza
dictadura de Franco, y la de Mari Paz de nuestra tradicin filosfica sumergida
Balibrea (University of London) sobre que, a travs de los siglos, va consiguien-
El pensamiento espaol de Luis Ara- do aflorar.
quistin. La primera jornada del simpo- Se inaugur el simposio con varias
sio se complet con la ponencia de Ser- noticias importantes para el mundo de
gio Sevilla La etapa marxista de Juan la filosofa en lenguas latinas, a las que
D. Garca Bacca. La jornada del da 21 a continuacin nos referiremos. Los en-
se abra con una conferencia de Manuel cargados de presidir la apertura del III
Aznar (Universitat Autnoma de Barce- Simposio fueron el Concejal de Cultura
lona) sobre la trayectoria literaria, hist- del Ayuntamiento de Murcia, Rafael Ca-
rica y poltica de Max Aub, dando paso rrasco, el director del IBAFF, Jess de la
seguidamente a una mesa redonda sobre Pea y el Presidente de la Muhyiddin Ibn
el marxismo crtico de Adolfo Snchez Arabi Society-Latina (MIAS-Latina),
Vzquez, cuya obra sigue siendo casi Pablo Beneito.
desconocida en Espaa pese a su rele- La primera noticia fue la presentacin
vancia y a las mltiples ediciones de su de la nueva coleccin de pensamiento
tica. En dicha mesa, con la que se cerr Dragomn, que se abre con un libro de
el simposio, intervinieron Pedro Ribas Carmen Pias, La esperanza habitada:
(Universidad Autnoma de Madrid), Re- filosofa antigua y conciencia hermtica.
yes Mate (Instituto de Filosofa-CSIC) Esta coleccin de MIAS-Latina, asocia-

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da con la editorial Librera Diego Marn siones, con el apoyo del Ayuntamiento
y dirigida por Pablo Beneito y Francisco de Murcia, del Festival Internacional de
Martnez Albarracn, nace con un espri- Cine de Murcia IBAFF, y con el de las
tu abierto a trabajos no slo relacionados sociedades MIAS de Oxford, Berkeley
con Ibn Arabi, sino tambin con su este- y, por supuesto, con MIAS-Latina, con
la de influencia y con otras filosofas con sede en Murcia en el Centro Cultural
las que el sufismo pueda tener afinidad. Puertas de Castilla, que es la que organi-
La MIAS-Latina, de quien depende esta za y coordina.
coleccin, invita a filsofos, traductores y En cada edicin del simposio se otor-
otros estudiosos a enviarles sus proyectos. gan dos premios: uno es el Taryumn en
Dragomn cubrir as una laguna al ofre- reconocimiento a la obra acadmica de
cer a los lectores en lenguas latinas, entre difusin del pensamiento de Ibn Arabi,
otras cosas, obras que ahora slo se en- que este ao ha recado en James Wiston
cuentran en otros idiomas y, aunque esto Morris (EEUU) por su labor de traduc-
ya se coment en los pasillos, quizs sirva cin y estudio de la obra del pensador
tambin para promover la re-edicin de murciano. El otro es el premio Barzaj
obras fundamentales, por ejemplo de Asn que se otorga cada ao a un artista cuya
Palacios, en otras editoriales. obra se haya inspirado en Ibn Arabi, y
Otra de las novedades fue la aparicin que este ao ha sido para el cineasta Na-
del primer nmero de la revista de estu- cer Khemir por su documental-ficcin En
dios sobre Ibn Arabi: El azufre rojo. Di- busca de Muhyiddin (2013).
rigida por Pablo Beneito, cuenta con un Durante el Simposio pudimos escu-
comit editorial en el que estn presentes char conferencias con perspectivas muy
profesores y especialistas de diferentes sugerentes que nos propusieron acer-
universidades nacionales e internaciona- carnos a Ibn Arabi desde el cine (Anto-
les. Cuenta tambin con el asesoramien- ni Gonzalo Carb y James W. Morris)
to de Jane Clark y Stephen Hirtenstein, o la psicologa (Marcos Fleury), como
de la MIAS en Reino Unido, y de Suad tambin observar las influencias o con-
Hakim, de la Universidad Libanesa de fluencias del sufismo en Jacob Bhme
Beirut. Al igual que la Coleccin Drago- (Francisco Martnez), en Zambrano (Je-
mn, la revista El azufre rojo nace con el ss Moreno, Vernica Garca, Agustn
nimo de ofrecer sus pginas a artculos Andreu) y en otros autores. Pueden ver el
y traducciones en lenguas latinas relacio- programa y los resmenes de las ponen-
nados con Ibn Arabi y otras tradiciones cias en la pgina de MIAS-Latina: www.
que confluyan con su pensamiento y su ibnarabisociety.es.
poesa. Para presentar proyectos, pueden Como destacaron los organizadores
contactar con los coordinadores a travs en la clausura de este III Simposio, cada
del correo miaslatina@ibnarabisociety. ao aumentan la participacin, el nivel y
es la expectacin. Naci como un acto para-
Se invit tambin a todos los presen- lelo a la sombra del festival de cine Ibaff,
tes a colaborar con la prxima edicin pero ha ido cobrando entidad propia y el
del simposio en el ao 2015, ao en que prximo ao se espera seguir en creci-
se celebrar el 850 aniversario del naci- miento exponencial con nuevas colabo-
miento de Ibn Arabi. Este simposio con- raciones y ms asistentes. Este Simposio
tar, como en todas las anteriores oca- anual es una buena ocasin para ampliar

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el horizonte de la filosofa hispana, dis- pretacin y edicin de la obra de Leib-


frutar de la ciudad de Murcia a las puer- niz desde 1878, ao en el que Patricio de
tas de la primavera y dejarnos guiar por Azcrate public sus Obras de Leibniz
Las rutas de Ibn Arabi. en 5 volmenes.
Tras el xito de su primera edicin, la
Rosa Mascarell Dauder llamada para participar en este II Con-
greso Iberoamericano Leibniz tuvo una
magnfica respuesta por parte del pbli-
II CONGRESO co acadmico. El objetivo era reunir a
IBEROAMERICANO LEIBNIZ la comunidad internacional leibniziana
300 AOS DE LA a propsito del 300 aniversario de la re-
MONADOLOGA daccin de la Monadologa. En Grana-
da se dieron cita unos 200 investigadores
Granada, 3-5 de abril de 2014 venidos de 25 pases de Europa, Amrica
y Asia. El comit organizador, integrado
La Red Iberoamericana Leibniz con- por el equipo Leibniz de Granada y coor-
voc para los pasados 3, 4 y 5 de abril dinado por el catedrtico de filosofa de
la celebracin del II Congreso Ibero- la Universidad de Granada Juan Antonio
americano Leibniz (www.leibniz.es/ Nicols, consigui gestionar eficazmen-
congresoiberoamericanoleibniz.htm). te todos los recursos necesarios para que
Se daba continuidad a un camino que se tanto a nivel cientfico como personal y
inici oficialmente con la celebracin del organizativo todos los participantes pu-
I Congreso Iberoamericano Leibniz dieran aprovechar al mximo los tres
en San Jos (Costa Rica) el ao 2012. das. Las numerosas muestras pblicas
La Red Iberoamericana Leibniz (www. de agradecido reconocimiento, especial-
leibniz.es/auipprincipal.htm) es una aso- mente de los presidentes de las diversas
ciacin cientfica cuyo objetivo principal Sociedades Leibniz de distintos pases,
es reunir y coordinar a los investigadores dieron buena cuenta del xito del evento.
de la obra de Leibniz de habla espaola La conferencia inaugural corri a car-
y portuguesa con el fin de potenciar sus go del profesor Oscar Esquisabel de la
esfuerzos y dar visibilidad a sus resul- Universidad de la Plata (Argentina), con
tados en el mbito internacional. Para ttulo: Las categoras aristotlicas y la
ello, organiza actividades diversas en to- lgica general de Leibniz, y cerr el
dos los pases en los que la Red cuenta congreso la conferencia Monads, Mus-
con miembros, tanto en Europa como en sels and Mountains. Leibnizian Natural
Amrica. Entre estas actividades desta- Philosophy interpreted by Johann Jakob
ca la celebracin de congresos interna- Scheuchzer (1672-1733) impartida por
cionales, publicaciones conjuntas y los Michael Kempe, director del Leibniz-
trabajos de recopilacin y digitalizacin Forschungsstelle en el Leibniz-Archiv de
de publicaciones cientficas de y sobre Hannover.
Leibniz en el proyecto Biblioteca His- El II Congreso Iberoamericano Lei-
pnica Leibniz (www.bibliotecahispa- bniz cont con 56 mesas de ponentes
nicaleibniz.es), cuyo objetivo es recons- (de las cuales quince fueron ponencias
truir la tradicin hispano-portuguesa y individuales) distribuidas en once sec-
latino-americana de investigacin, inter- ciones temticas: Monadologa, Re-

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cepcin de Aristteles por Leibniz, Re- se public la traduccin alemana de H.


cepcin de Leibniz en la Hermenutica y Khler y en 1721 la traduccin al latn
la Fenomenologa, Leibniz y la Ilustra- publicada en los Acta Eruditorum. Hay
cin alemana, Corporalidad y Filosofa que esperar hasta 1840 para encontrar la
natural, Lgica y lenguaje, Dinmica, primera edicin del texto en su idioma
matemtica y geometra, Teora del co- original, el francs, que public J.E. Erd-
nocimiento, tica y poltica, Teologa mann. Pocos aos despus se publicara
y monadologa y Recepcin histrica de una traduccin al italiano (1856), otra al
Leibniz. Entre estas secciones hay que ingls (1867) y la espaola (1877) que
destacar, primero, la dedicada a la Mona- incluyera Patricio de Azcrate en su edi-
dologa, cuyas diez mesas fueron organi- cin de Obras de Leibniz. A la edicin
zadas para cubrir el estudio de cada uno de Azcrate le siguieron otras nueve tra-
de los pargrafos y temas de la obra. Den- ducciones al espaol: A. Zozaya (1882),
tro del estado actual de la investigacin M. Garca Morente (Calpe, 1919), V. P.
sobre el pensamiento de Leibniz fueron Quintero (Losada, 1939), M. Fuentes Be-
de especial relevancia las mesas dedicadas not (Aguilar, 1957), J. Velarde (Pentalfa,
al estudio de la corporalidad y la filosofa 1981), E. de Olaso (Charcas, 1982), H.
natural, as como de la psicologa, campos Arnau y P. Montaner (Alhambra, 1986),
en los que hay que destacar la gran contri- V. Naughton (Quadrata, 2005) y la tra-
bucin que estn haciendo a nivel inter- duccin de M. J. Soto Bruna publicada
nacional los investigadores portugueses. en el vol. 2 de la edicin de las Obras Fi-
Las secciones dedicadas a la recepcin losficas y Cientficas (Comares, 2009).
histrica contaron con la participacin Destacar tambin las traducciones de M.
de grandes especialistas en otros autores, Aurrekoetxea al euskera (Kriselu, 1989)
desde Aristteles a Heidegger o Deleuze y la de S. Turr al cataln (Casa del Mes-
pasando por Kant, Baumgarten, Bergson tre, 1994). En el idioma portugus en-
o Tarde, contribuyendo a enriquecer el contramos editadas ocho traducciones
debate y aportar nuevas lneas de investi- diferentes, desde la primera de A. No-
gacin al mundo acadmico leibniziano. vais Machado (Casa do Castelo, 1947),
Entre estas mesas hay que destacar tam- pasando por las de A. Borges Coelho
bin las que se ocuparon de la recepcin (Livros Horizonte, 1969) o la de M. de
de Leibniz en el pensamiento espaol, no Souza y L.J. Barana (Sao Paulo: Abril
slo en lo que se refiere a Ortega y Gas- Cultural, 1974), hasta la ltima de L. Ba-
set, que cuenta ya con una trayectoria de rreto publicada en Brasil (Hedra, 2009).
estudio, sino a otros autores como Gaos, Todas estas ediciones de las diversas tra-
Morente o Jaime Balmes. ducciones al espaol, portugus, cataln
Con ocasin del motivo por el cual se y euskera estuvieron expuestas los tres
celebraba el congreso, los 300 aos de la das que dur el congreso. Los organiza-
redaccin de la Monadologa, se prepar dores prepararon adems para la exposi-
una exposicin sobre las diversas traduc- cin un novedoso estudio comparativo de
ciones y ediciones que se han realizado estas ediciones en relacin con la edicin
en el mbito espaol, portugus e ibero- de los originales y las diversas traduccio-
americano. Como se sabe, en el ao 1714 nes en otros idiomas a los que la obra de
Leibniz escribe en francs la Monado- Leibniz se ha vertido, desde el alemn
loga encontrndose en Viena. En 1720 hasta el japons o el chino.

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422 Actividades

Otra innovadora iniciativa que tuvo de trminos filosficos relevantes y su


buena acogida entre los participantes fue contexto textual en algunas de las prin-
el espacio que habilit la organizacin cipales ediciones de obras de Leibniz
para la presentacin de libros en forma- (Dutens, Gerhardt, Couturat, Grua...).
to pster. La idea propici que pudieran Las posibilidades y resultados de ambos
presentarse una gran cantidad de noveda- proyectos se pusieron a disposicin de la
des editoriales, entre ellas la edicin del comunidad internacional.
volumen quinto de las Obras filosficas y Como despedida del II Congreso
cientficas de G.W. Leibniz dedicado a la Iberoamericano Leibniz se ofreci una
Lengua universal, caracterstica y lgica copa de clausura en el Carmen de la Vic-
y preparado por Julin Velarde y Leticia toria, donde los participantes en el con-
Cabaas (Comares, 2013). Con ste son greso disfrutaron de unas espectaculares
ya seis los volmenes publicados por el vistas a la Alhambra.
Proyecto Leibniz en espaol (www. La Red Iberoamericana Leibniz
leibniz.es) en su edicin de las Obras de agradece su participacin a todos los po-
Leibniz en veinte volmenes actualmente nentes, responsables directos del xito
en proceso de realizacin. Para final de del evento, e invita a todos ellos, junto al
ao se espera la publicacin del volumen resto de los investigadores interesados, a
dedicado a las matemticas que ha prepa- reunirse nuevamente con ocasin del III
rado Mary Sol de Mora. Congreso Iberoamericano Leibniz que
El segundo da del congreso tuvo lu- se celebrar en Salvador de Baha (Bra-
gar la Asamblea de la Red Iberoameri- sil) en el ao 2017.
cana Leibniz. En ella se inform de las
diversas actividades organizadas por la Miguel Escribano Cabeza
Red en sus primeros aos de existencia
y se aprob provisionalmente una Nor-
mativa de Rgimen Interno. La Red XVII CONGRESO
Iberoamericana Leibniz contina de este INTERNACIONAL DE FILOSOFA
modo con su proceso de consolidacin FILOSOFAR EN MXICO EN
y extensin que, entre otros aspectos, EL SIGLO XXI: ADVERSIDAD Y
incluye ya a 170 miembros de 21 pases NOVEDAD DE LA POCA
diferentes.
El tercer da del II Congreso Ibe- Asociacin Filosfica de Mxico,
roamericano Leibniz se presentaron Morelia, 7 al 11 de abril de 2014
diversos proyectos de digitalizacin de
recursos cientficos relacionados con la En la ciudad que acogi a Mara Zam-
obra de Leibniz, entre ellos, el que se lle- brano all por un mes de abril pero de
va a cabo en la Universidad de Granada 1939 tras haberse visto obligada a aban-
en el marco de la Biblioteca Hispnica donar Espaa y con el recuerdo de la
Leibniz, coordinado por Juan Antonio placa puesta en su recuerdo en la parte
Nicols, que ha recopilado en su base de alta del patio central del Colegio de San
datos unas 1500 publicaciones; y tam- Nicols de Hidalgo, ha tenido lugar el
bin el dirigido por Heinrich Schepers Congreso de la Asociacin Mexicana
en la Leibniz-Forschungsstelle de Mns- de Filosofa durante los das ahora s del
ter, que permite la bsqueda automtica presente mes de abril de 2014.

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Informacin sobre investigacin y actividades 423

Difcil, ms bien imposible, dar cuen- Desde hace ya bastantes ediciones


ta de un congreso de esta magnitud, del estos magnos congresos mexicanos
que han formado parte alrededor de mil muestran su sensibilidad por los es-
doscientas personas distribuidas en unos tudios que hace ya dcadas impulsara
cincuenta coloquios que han cubierto la Carmen Rovira, discpula de Jos Gaos,
enorme heterogeneidad de temas, auto- reafirmados por Ambrosio Velasco,
res y lneas que cultiva en la actualidad quien desde los aos de direccin de
la filosofa. Con seguridad, todos ellos la Facultad de Filosofa y Letras de la
han dispuesto de su espacio de reflexin, UNAM contribuy con justicia a dar re-
exposicin y debate: temas histricos levancia a la figura de la profesora Ro-
desde la antigedad hasta nuestros das, vira y mayor consistencia institucional a
la epistemologa, la tica y sus mltiples la investigacin sobre la tradicin mexi-
relaciones con las cuestiones de nues- cana. Hoy se han hecho un hueco bien
tro tiempo, la poltica, la educacin, la reconocible. Los amigos mexicanos tie-
esttica, la relacin de la filosofa con nen la amabilidad de invitar a colegas
campos afines como la ciencia y la lite- espaoles a participar en la presentacin
ratura; lgicamente no se han olvidado de lneas de investigacin concomitan-
las orientaciones ms cultivadas hoy por tes produciendo as un enriquecimiento
los filsofos: desde la hermenutica a la recproco. En la presente edicin, ade-
interculturalidad, cuestin sta que abor- ms del grupo de profesores de la Uni-
dada en Mxico adquiere especial rele- versidad Autnoma de Madrid que im-
vancia, as como la relevancia sobre los pulsaron hace ya seis aos el Mster en
derechos humanos, las minoras, culturas Pensamiento Espaol e Iberoamericano
indgenas un mosaico enorme que di- y de Antoln Snchez Cuervo, del CSIC,
fcilmente el filsofo encontrar en otra se ha contado con Andrs Kozel, quien
parte del mundo y que hace ver la vigen- ha trado los ecos del pensamiento ar-
cia, necesidad y, tambin, la fragilidad gentino. Asimismo se haba invitado a
de la filosofa en nuestros das, acosada Pedro Calafate, director del Centro de
por discursos de compromiso y sin com- Filosofa de la Universidad de Lisboa,
promiso alguno como el que es obligado quien no pudo asistir por razones de
exigir al discurso filosfico, basado en la ltima hora. La apertura de miras da
argumentacin y la voluntad de verdad. cuenta de la dimensin que se desea que
De estos coloquios formaron parte tengan estos coloquios que desde el es-
los organizados por los profesores de la tudio de tradiciones nacionales se estn
UNAM, Carmen Rovira, el dedicado a abriendo a un horizonte de relaciones
Filosofa mexicana; y Ambrosio Velasco internacionales ms amplio que el hasta
el que vers sobre Filosofa Iberoame- ahora mantenido.
ricana. Junto a ellos el impulsado por De esta manera, a lo largo de los cin-
jvenes investigadores bajo la direccin co das se simultanearon las mesas de
de Rogelio Alonso Laguna bajo el ttu- estos coloquios que han servido para
lo Pensar en espaol. Los tres componen ofrecer una aproximacin actualizada
una unidad en torno, principalmente, al del estado de investigacin de cada gru-
estudio de las tradiciones de lengua es- po as como de los caminos que estn
paola sin renunciar al que producen los llamados a recorrer juntos. Los proyec-
dos pases de lengua portuguesa. tos de largo recorrido que la doctora Ro-

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424 Actividades

vira desarrolla sobre los jesuitas criollos lo que han significado estas tradiciones
tanto como, junto al Doctor Velasco, la de la pennsula ibrica y del continente
profundizacin en las doctrinas de la americano. Confiamos mucho en el nue-
Escuela de Salamanca y su vertiente vo tiempo abierto por este congreso, y de
mexicana en la figura de Alonso de la l debern salir grupos que apuesten por
Veracruz han ocupado un lugar relevan- esta lnea y ofrezcan resultados que ayu-
te a lo largo de cinco das. Asimismo den a nuestras comunidades filosficas a
cada vez son ms relevantes los estudios conocerse mejor y a ofrecer propuestas
sobre los pensadores liberales mexica- de entendimiento y cooperacin.
nos del siglo XIX tras la independencia, El Congreso tuvo un colofn solemne
as como los pensadores del siglo XX. con la sesin homenaje al filsofo mexi-
En esta ocasin la figura de Jos Vas- cano Luis Villoro, fallecido el pasado
concelos propici un debate intenso y mes de marzo. Fue realmente emocio-
bien significativo. nante escuchar testimonios de personas
Nunca faltan, ms bien lo contrario, prximas a la persona que todo filsofo
en los encuentros mexicanos, aproxima- es, junto a estudios de colegas que le han
ciones con la filosofa espaola y, desde conocido, que han convivido con l y
luego, ms concretamente con las figu- seguido en su aventura del pensar, des-
ras del exilio por ser stas clave en el de las tareas ms cannicas a aquellas a
marco de relaciones en que se desarro- las que ningn mexicano puede escapar y
llan las relaciones filosficas de ambos que estn vinculadas a las comunidades
pases. Figuras de nuestro siglo XIX indgenas, en el caso de Villoro lo fue la
vinculadas al regeneracionismo com- comunidad chapatista con la que estuvo
partieron espacio con las ms consagra- hondamente comprometido.
das del XX, Unamuno, Ortega, Gaos, Recibieron la medalla de Alonso de la
Nicol, Ferrater Mora, Enrique de Rivas Veracruz el Dr. Len Portilla, cuyo reco-
y Mara Zambrano, y no faltaron refe- nocimiento en Mxico por sus estudios
rencias a contemporneos como Fernn- de antropologa Nahuatl es compartido
dez Buey, filsofo que ha desempeado por la comunidad acadmica; as como
casi toda su vida en Catalua, reciente- el Dr. Labastida, persona de mltiples
mente fallecido. registros en el mundo filosfico y edito-
Este encuentro entre filsofos espa- rial quien cerr la sesin con un discurso
oles y mexicanos, enriquecido con la re- titulado Pensar en espaol.
ferencia al argentino Ezequiel Martnez Clausur el congreso el Rector de la
Estrada, expuesta por el profesor Kzel, Universidad Michoacana, institucin que
como indicbamos anteriormente, y la ha hecho un gran esfuerzo por superar
que no se pudo realizar con la filosofa las dificultades que se presentaron en los
portuguesa por causas puramente perso- tres ltimos das y que apenas se notaron
nales, quiere marcar un nuevo paso en en el transcurrir del congreso gracias al
los estudios de filosofa iberoamerica- esfuerzo del comit organizador y de los
na llevados a cabo, cada vez de manera estudiantes de todos los niveles que pu-
ms internacional, por investigadores sieron generosidad y esfuerzo al servicio
de la comunidad de hispanoparlantes y de esta noble causa.
hablantes de lengua portuguesa que nos
sirva para tener una ms clara visin de Jos Luis Mora

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XXV ENCUENTRO DE LA mente no ha querido ser un Encuentro de


SOCIEDAD CASTELLANO- esttica o de filosofa del arte, sino sobre
LEONESA DE FILOSOFA las relaciones e interacciones entre la fi-
losofa y el arte. De haber sido un evento
Salamanca, 7-9 de mayo de 2014 al uso muy seguramente se habra cum-
plido lo afirmado por Hegel, Schelling y
No se puede ser ingenioso, incluso es Hrderlin, en su Das lteste Systempro-
imposible razonar ingeniosamente sobre gramm des deutschen Idealismus (1796),
la historia, sin sentido esttico. esto es, que los hombres sin sentido es-
Hegel, Schelling y Hrderlin (1796) ttico son nuestros filsofos ortodoxos.
Este encuentro no ha querido caer en eso;
Desde la celebracin del primer en- al contrario, bajo la consigna proclamada
cuentro de la Sociedad Castello-Leonesa por el tro de Tbingen de que el filso-
de Filosofa [SCLF] en 1985, se han tra- fo tiene que poseer tanta fuerza esttica
tado muchos de los temas y problemas como el poeta, el Encuentro ha tenido
fundamentales, y tambin a muchos de como propsito hacer ver cmo el arte
los autores centrales de la filosofa y el abre el pensamiento y a su vez encuentra
pensamiento. Este ao 2014 se ha cele- en la filosofa su configuracin intelec-
brado el XXV Encuentro, los das 7, 8 y tual. Esto se cumpli con creces.
9 de mayo, bajo el ttulo La filosofa y el Adems de los trabajos presentados,
arte. La Facultad de Filosofa y la Facul- que researemos a continuacin, se pre-
tad de Derecho de la Universidad de Sa- sent el volumen N 20 de las Actas de
lamanca han sido las sedes de este even- los Encuentros de la SCLF, el cual tiene
to, que ha congregado a especialistas y por ttulo Tcnica y verdad, y contiene en
asistentes de diversos lugares de la geo- su Parte I las contribuciones de Eduar-
grafa espaola. Sin duda, la calidad de do Bello, Laura Bentez, Pedro Cerezo,
las contribuciones presentadas, as como Ana Cuevas, Manuel Jimnez, Ramn
el nivel de los debates y discusiones en Queralt, Diego Snchez Meca y Vicen-
torno de cada una de ellas, es un hecho te Sanflix. En su Parte II se recogen las
sobresaliente entre los eventos acadmi- de P. Garca Castillo, J. Muguerza, M.
cos que tienen por tema la reflexin filo- Del Carmen Paredes Martn, A. Pintor
sfica sobre las artes que ya de por s es Ramos, J. de Salas, L. Valds-Villanueva
marginal, por lo que las futuras actas de y L. P. Wessell. Este volumen rene los
este encuentro sin duda enriquecern de contenidos de los Encuentros de 2009 y
manera sustantiva la contribucin hispa- 2011.
na a esta rea de investigacin. Como es habitual en estos Encuen-
El Encuentro ha sido organizado y tros, cada una de las ponencias cont
dirigido por la Profesora Doctora Mara con el tiempo suficiente para exponer
del Carmen Paredes Martn, Catedrtica el tema tratado y para posteriormente
de Metafsica y Teora del Conocimiento desarrollar un coloquio entre los asis-
del Departamento de Filosofa, Lgica y tentes, de modo que el dilogo e inter-
Esttica de la Universidad de Salamanca, cambio filosfico pudo realizarse sere-
y Presidenta de la SCLF. La forma en que namente. Diego Snchez Meca abri
se ha desarrollado ha dejado patente va- el Encuentro. En su conferencia Arte,
rias cosas. Una de ellas es que deliberada- filosofa y formacin humana, el autor

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426 Actividades

compar y contrast dos formas de en- En otro mbito, igual de interesante,


tender el pasado del arte griego: el cla- Ricardo Piero, en Sobre lo bello y lo
sicismo y el romanticismo desarrollados sagrado, realiz una revisin de la rela-
en Alemania en el siglo XVIII, con sus cin entre lo sagrado y la idea de la be-
respectivas visiones estticas. Partiendo lleza: lo sagrado ha sido considerado con
desde la esttica de Winckelmann, se frecuencia como condicin de lo bello,
analizaron los presupuestos bsicos del no as a la inversa. En este contexto, se
clasicismo alemn, que predicaban una incidi en el hecho de que histricamen-
visin idealizada de la belleza entendi- te los artistas haban elegido la cuestin
da racionalmente, as como las razones simblica antes que tcnica, pues sta
por las cuales esa misma razn moder- es un medio para representar o expresar
na les impeda igualar la perfeccin de lo simblico; sin embargo, la historia
los antiguos griegos. Por otro lado, los del arte habitualmente se enfoca como
romnticos se opusieron a este espri- una historia del progreso tcnico antes
tu clasicista tratando de recuperar en que de lo simblico, lo cual es errneo,
cambio, desde su propia subjetividad, puesto que hacer arte es una funcin fun-
la espontaneidad de los antiguos. Las damental del ser hombre. En este punto
conclusiones trataron sobre la relacin se abord la nocin de cosmos y canon
entre el arte y los inicios de la tirana de en el pensamiento clsico, en donde se
la razn, desde Platn hasta la exacerba- asent la idea de que el canon es a lo
cin moderna cartesiana. que se llega, no de lo que se parte; esto
Luciano Espinosa, en su conferencia es, se llega a la belleza, no se parte de
Elogio del diletante, o la alegra de las la belleza: sta es un fin, no un medio.
cosas finitas, hizo una defensa del papel Luego, en relacin a lo anterior, se revi-
histrico del diletante como vigorizan- s la actitud del arte contemporneo, que
te cultural, y como el modo ms seguro rechaza formalmente la idea misma de
para recuperar los valores humanistas la belleza, y se sugiri que esto es cau-
asociados con las artes; se enfatiz la sado, en el fondo, por el rechazo, toda-
apuesta del diletante por su propio crite- va ms importante, a la idea de que hay
rio y gusto esttico, al no ceder ante la algo sagrado en el mundo. La moderni-
tirana de las modas, el mercado o las dad (como poca) nos puso en guardia
teoras acadmicas. Igualmente se valor contra cualquier discurso religioso, y la
su dedicacin a aprender y su esmero en filosofa contempornea ha tratado a la
la autoeducacin esttica, sin obsesio- metafsica como una abdicacin de la
narse con la perfeccin formal, sino con razn. El conceptualismo contempor-
la riqueza de la misma experiencia del neo en el arte recogi estas premisas y
aprendizaje. Analizando respectivamente las llev al extremo, a tal punto que en
las posturas estticas de Georges Steiner la actualidad hay una involucin en lo
y de Oscar Wilde, se mostraron los ca- tcnico y en lo simblico, lo cual ha tra-
minos posibles en la apreciacin esttica do como consecuencia indeseable (en lo
del arte, entre el esteticismo contemplati- tcnico) que se estn dejando de hacer
vo y el sensualismo activo, proponiendo cosas o que simplemente ya no se sabe
luego un tercer camino, representado por hacer ciertas cosas. As pues, la pregunta
el verdadero diletante, como un saluda- final que se ha analizado aqu es si ha
ble punto intermedio. desaparecido definitivamente la posibili-

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Informacin sobre investigacin y actividades 427

dad de hacer arte sacro, o si sera posible dinmica interpretacional y racionalidad


la recuperacin de ste al revitalizar de interactiva propia, de la cual son partici-
nuevo la nocin de belleza. pes entre s todos sus elementos y miem-
Desde una perspectiva diferente, Juan bros. As, intent caracterizar los prin-
Jos Padial, en La psicologa de la obra cipales elementos de una ontologa del
de arte segn Hegel, realiz una com- arte. Para ello, en primer lugar, present
paracin entre la filosofa psicolgica del las principales dificultades, nociones y
arte, en Hegel, y una psicologa emprica preguntas de la ontologa. Luego, algu-
del arte, representada por Dilthey; una nas definiciones de ontologa, haciendo
revisin de los valores asignados a las especial hincapi en lo que una creciente
actividades creativas del espritu, en uno comunidad de filsofos analticos deno-
y otro pensador, y la relacin que esto mina ontologa aplicada; finalmente,
tiene con el reconocimiento de la verdad indic esquemticamente la estructura
absoluta en Hegel, y con la evolucin y configuracin de lo que podra ser una
historicista de tendencias pragmticas en ontologa del arte, en donde procur evi-
Dilthey. El autor defendi la visin de He- denciar las limitaciones, perspectivas y
gel, quien atacaba el sentido esttico del trazabilidad de los elementos para hacer
siglo XVIII y su valoracin del arte por viable dicha ontologa.
el arte. Para Hegel, la funcin del arte En una orientacin ms vivencial,
no puede ser en absoluto producir senti- Joao Mara Andr, en La antropologa
mientos de placer esttico, sino revelar la filosfica, la antropologa del teatro y las
verdad del espritu absoluto. El autor de interfaces del actor, despus de presen-
la conferencia concuerda con este punto tar la evolucin del fenmeno teatral en
hegeliano. Respecto a Dilthey, quien no Occidente, a partir del concepto bsico
crea en el espritu absoluto, el autor de de que las palabras dan sentido a la re-
esta conferencia imagina que simplemen- presentacin, a travs del actor-emisor, y
te no entenda realmente la actividad de hasta la interpretacin que hace el espec-
los artistas o la esencia del arte. tador-receptor, el autor de la conferencia
Dentro de un enfoque reciente, Paulo analiz una nueva poisis teatral contem-
Vlez Len, en Aproximacin a la on- pornea basada en el lenguaje del cuer-
tologa del arte, defendi la tesis de que po. Su conferencia abord la determina-
la ontologa del arte trata del mundo del cin antropolgica desde la conciencia
arte, y, en su interior, de obras de arte. corporal, conectando esto con diversas
Para el autor es un error comn creer que manifestaciones de la fenomenologa,
la ontologa del arte se ocupa nicamente la psicologa y la antropologa aplicada
de obras de arte, artistas y el proceso de al cuerpo en situacin de representacin
creacin artstica, pues si bien es cierto (el actor en el escenario). Revis tambin
que en apariencia es lo ms visible del diferentes momentos en las teoras sub-
mundo del arte, no es lo nico de ste: jetivistas del Yo y su relacin con las
el mundo del arte es ms que lo anterior- artes escnicas contemporneas.
mente mentado, pero tiene unos lmites y En esta misma orientacin, Anto-
alcances delimitados que, de acuerdo al nio Notario, en Msica y sonido en la
autor, todava no hemos comprendido ni constitucin de la identidad, bosquej
entendido bien dado lo vago y difuso de a grandes rasgos, por un lado, el proble-
este mundo regional, que cuenta con una ma de la presencia del sonido y la msi-

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428 Actividades

ca en la identidad, y por otro, de manera con los temas genuinamente filosficos.


interconectada, el problema de la ausen- De acuerdo al autor de la conferencia, la
cia, en concreto en lo tocante a evocar principal aportacin filosfica de Bor-
nuestras ausencias sonoras; para ello, ges fue la de hacer una cierta prueba
como estrategia didctica, hizo escuchar emprica de los problemas filosficos
a los asistentes fragmentos de la banda para verlos desde un plano experiencial
sonora de Tous les matins du monde, a travs de su literatura. Entre otras co-
pelcula basada en la obra de Pascal sas, esta aproximacin tan personal hace
Quignard. Para el autor, la msica est muy difcil de clasificar a Borges, pero
planteada como una reproduccin de la tambin es una de las principales razo-
voz humana, de ah que la msica for- nes para la permanente fascinacin que
me parte de las identidades colectivas o su obra sigue ejerciendo en sus lectores.
individuales, seculares o religiosas. La Dejo en este punto la resea de este
msica, segn el autor, se puede enten- Encuentro, testimonio de nuestra poca,
der, tambin, como algo que nos ayuda el cual en el futuro deber ser valorado
en la formacin del carcter vital, aca- por el espritu que lo anim y gui. En
dmico y en el de la propia experiencia muchos sentidos es ya una contribucin
y trayectoria vital. aguda, profunda, inteligente, vivaz y
La ltima conferencia estuvo a cargo oportuna a las relaciones e interaccio-
de Juan Arana, quien en Un ejemplo de nes entre la filosofa y el arte, que en el
transdisciplinariedad filosfico-literaria: fondo lo que pretende es, en palabras del
Borges y las paradojas de Zenn, a par- profesor Arana, desdramatizar la filoso-
tir de algunos textos de Borges, en donde fa; esto es, una invitacin a la filosofa,
el escritor porteo desarrolla literaria- puesto que, al fin y al cabo, la filosofa
mente la complejidad conceptual pre- es un campo abierto a quienes (de mane-
sente en las paradojas de Zenn de Elea, ra honesta y transparente) quieran dedi-
revis las principales ideas y actitudes carse a resolver o tratar los problemas de
de Borges en relacin con la filosofa, y difcil solucin.
la manera en que en su obra se combi-
na la creatividad e imaginacin literaria Paulo Vlez Len

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NORMAS SOBRE RECEPCIN Y PUBLICACIN DE ARTCULOS

1. La revista va dirigida principalmente a estudiosos de la historia del pensamiento filosfi-


co en lengua espaola y portuguesa y a historiadores de otras disciplinas interesados en
el mbito de los estudios iberoamericanos. Por este motivo, se publicarn exclusivamente
artculos de investigacin originales de carcter historiogrfico referidos al mbito del pen-
samiento filosfico espaol, portugus e iberoamericano. Asimismo, tendrn preferencia los
estudios de autor o poca frente a los temticos, que tienen cabida en otro tipo de revistas.
En concreto, quedarn excluidos los trabajos de carcter ensaystico.
2. Los artculos, que habrn de ser rigurosamente originales, debern estar en poder del Con-
sejo de Redaccin el 30 de noviembre de cada ao. El Consejo de Redaccin remitir los
originales a los pares y stos los evaluarn siguiendo el formulario aprobado por dicho
Consejo en consonancia con los modelos internacionalmente reconocidos. De acuerdo con
el informe emitido por los pares, el Consejo de Redaccin remitir a los autores una comu-
nicacin motivada de la decisin editorial antes del 1 de marzo del ao siguiente a la entrega
de los originales. Para el resto de textos (notas, reseas, informacin de tesis defendidas y de
actividades acadmicas realizadas) el plazo de entrega se fija el da 31 de enero.
3. El Consejo de Redaccin remitir a los autores la aceptacin o el rechazo de los textos
antes del 15 de febrero. Con carcter excepcional, el Consejo de Redaccin podr encargar
artculos o notas a reconocidos investigadores con objeto de cubrir reas de inters para los
estudiosos del pensamiento iberoamericano, de las cuales no se hayan recibido originales
previamente.
4. Puesto que el editor cientfico de la revista es una Asociacin, y a fin de mantener la nece-
saria imparcialidad y cumplir los requisitos de externalidad en las evaluaciones, cada uno
de los pares estar formado por: 1) un especialista perteneciente al Comit Cientfico de la
revista; 2) un especialista externo tanto al Cuerpo Editorial (Consejo de Redaccin, Consejo
Asesor y Comit Cientfico) como a la Junta Directiva.
5. El plazo lmite de entrega de los dems textos, para cada nmero de la revista, queda fijado
en el 15 de marzo. El Consejo de Redaccin comunicar antes del 1 de abril a los autores la
aceptacin o rechazo.
6. Para obtener informacin ms detallada sobre las caractersticas del Consejo de Redaccin,
el Consejo Asesor, el Comit Cientfico o la Junta Directiva se puede consultar la pgina web
de la Asociacin http://www.ahf-filosofia.es/.

NORMAS SOBRE FORMATO DE LOS ESCRITOS ENVIADOS

1. Todo trabajo enviado deber estar en formato Word para PC.


2. Los escritos irn en tamao de hoja DIN A4, a espacio sencillo (interlineado de una lnea),
justificados totalmente, con formato de 50 lneas y con tipo de letra Times New Roman 12.
3. Los artculos no sobrepasarn las 20 pginas (incluidas notas, que irn como notas a pie de
pgina), en el formato indicado.
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lugar de trabajo y direccin electrnica. Los artculos llevarn el ttulo en su idioma original
y en ingls, as como un resumen (extensin aproximada de 8 lneas) y las palabras clave,
ambos en los dos idiomas.
5. Las citas de libros y artculos cumplirn las normas internacionalmente reconocidas: autor,
ttulo, lugar, editorial, nombre y nmero de la revista, ao, pginas. El nombre del autor ir
en letra versal. Los ttulos de libros y revistas en cursiva.
6. En lo referente a las reseas de libros, a los libros recibidos y a la informacin sobre in-
vestigacin y actividades, se observar el formato que tienen en la Revista de Hispanismo
Filosfico, con la excepcin de que dichos textos no se presentarn escritos en columnas,
sino en lneas normales, como los artculos y las notas. En las reseas no se permitirn las
notas a pie de pgina, excepto en casos muy especiales.

Los textos se enviarn al Consejo de Redaccin: correo electrnico a la direccin


[email protected], a nombre de Antoln Snchez Cuervo, secretario de la revista.
Pueden enviarse tambin a la direccin electrnica: [email protected] a nombre de Jos Luis
Mora, director de la revista.
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Filosfico. Mis datos son:
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