Lectura Del Inconsciente. Miller

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 10

LA LECTURA DEL INCONSCIENTE

Jacques Alain Miller


Caracas, 22/12/1998

Les escucho. No es una frase que se espera de un conferencista, todo al


revs, sin embargo, no he hecho uso de esta frase: les escucho, he hecho mencin
de esta frase; es decir, que la distincin entre el uso y la mencin de la palabra es
una distincin que se ha vuelto clsica en el dicho y el decir analtico del lenguaje, tal
como se ha desarrollado en los pases anglosajones antes de difundirse en el mundo.
En el papel en el cual he escrito lo que me permite dirigirme a usted, de viva voz, he
escrito la frase: les escucho, pero he escrito esta frase entre comillas - las comillas
son signos tipogrficos, que no se pronuncian - para indicar en mi papel que mi
intencin era citar la frase les escucho y no simplemente utilizarla, he puesto
comillas, como una citacin; es decir, que realmente no les escucho, solamente he
hecho una citacin de la frase les escucho, me deca alguien. Es una ocasin de
percibir que no existen palabras para pronunciar las comillas que uno escribe; de tal
manera que ustedes han podido creer, aunque sea por un segundo, que yo no haba
preparado nada y esperaba solamente que ustedes se transformaran en los
conferencistas de esta noche y yo en el pblico. Por supuesto, esperamos tener un
rato despus de esta charla para que ustedes puedan tomar la palabra a su vez.
Ningn sonido en el discurso oral corresponde a las comillas para abrir o para cerrar
una frase. Los signos tipogrficos no se pronuncian, sin embargo, no me parece
imposible que se entiendan y se escuchen de manera ms o menos exacta, segn el
uso que uno hace de su voz; segn la velocidad de la voz, las pausas de la voz, dan a
escuchar algo de lo que se transcribe como signos tipogrficos en el papel; por
ejemplo, pienso que se puede escuchar algo del punto final de una frase en el
discurso oral, quizs uno puede captar algo como la coma en el discurso oral, pero
hay que ser muy sutil para captar un punto y coma, por ejemplo, y tambin los dos
puntos (para discutir). Para discutir, pero no me parece exclusivo decir que las
pausas de la voz, como itigarentes cnicos de las comillas escritas es un medio muy
incierto para fijar la correspondencia. Los norteamericanos creo que es una
especialidad de ellos a quienes les gusta la perfeccin, suelen producir un gesto en
lugar de las comillas, (les gustar la suerte de traduccin teatral) que consiste en
hacer algo como un movimiento de alas, una manera de presentar las manos al
interlocutor, y para sealar que la frase est entre comillas, hacen algo as (no s si lo
hago muy bien), y cuando escucho, durante una conferencia o una conversacin,
debo decir que lo que me gusta ms es ese gesto, que tiene algo de liviano y es como
una presencia potica en el discurso de ellos, cuando la poesa no es algo tan comn
en la conversacin norteamericana. Pero con este gesto parece que se preparan a
volar ms all del discurso comn. Finalmente me gustara introducir este gesto en
nuestra manera de hablar, pero por alguna razn eso no se transmite.

Entonces, lo importante para perturbarles en la comprensin de mi les


escucho, lo importante era decirlo como primera frase, porque de esta manera no
haba una pausa de la voz que pudiera hacerles sospechar que era una frase entre
comillas. He decidido empezar con este les escucho para poner en evidencia, de
1
manera inmediata, con la pequea experiencia, la tipografa y muy precisamente la
relacin entre la tipografa y la palabra. La puntuacin tipogrfica no existe en la
palabra, es un suplemento de escritura, y es un dato histrico que la puntuacin no
ha existido desde siempre. En mi opinin, el psicoanlisis no hubiera podido existir
sin el invento previo de la tipografa, que la tipografa es una condicin de
posibilidad del psicoanlisis. He ledo recientemente un libro sobre San Agustn, que
se llama: Agustn el lector, y que concierne a la temtica de la lectura en la obra de
San Agustn. En el tiempo de San Agustn los manuscritos no tenan puntuacin; para
entender partes importantes, largas partes de versos o prosa, el estudiante deba
pronunciar las palabras una por una y la diccin del texto escrito era necesario para
introducir, o para poner a prueba el significante manuscrito que se presentaba como
en una continuidad, haba una continuidad significante, era necesario hablar,
pronunciar el texto escrito para precisamente introducir pausas. El gramaticus, en
latn, era primero un profesor de lectura, enseaba cmo leer oralmente el texto
escrito, era un profesor de la lectura a alta voz, y lo que nosotros practicamos, la
lectura silenciosa de lo escrito, es algo que se ha impuesto en la historia de manera
tarda. La lectura era fundamentalmente cosa oral, cosa explcita, y el velo de silencio
que se ha puesto sobre el hecho de leer sin pronunciar es una cosa que tiene una
fecha histrica dada y se ha impuesto poco a poco, lentamente, y la misma
separacin de las palabras ha sido introducida progresivamente en el manuscrito. La
puntuacin ha dado luz a lo que ???, especialista de la puntuacin, ha llamado:
una gramtica de visibilidad, y la puntuacin es la esencia de una gramtica de
visibilidad. Para m tiene algo muy misterioso el signo tipogrfico, es un significante
muy especial; el punto, la coma, etc., no tienen sentido como una palabra tiene un
sentido que ustedes pueden encontrar en el diccionario. El blanco que separa las
palabras en un texto escrito, el blanco mismo, cuenta como un significante
tipogrfico muy especial; en la prctica de la indiccin se pide al autor,
eventualmente, calibrar el texto, que significa, no la evaluacin de la calidad del
texto, eso se supone que se ha hecho anteriormente, sino la cantidad de los signos
tipogrficos, y el blanco entre las palabras cuenta por un signo; es decir, que el
blanco, la nada que hay en las palabras, cuenta como un signo tipogrfico. Hay
tambin signos que son maleables segn las ediciones, los pases, para indicar el
pargrafo, la parte, el captulo. Uno podra pensar en distinguirlos en eventualidad
de signos tipogrficos que facilitan la visibilidad. Hay primero en mi manera de
concebir las cosas las marcas de los todos, son los signos tipogrficos que indican
que una cierta secuencia de letras conforman un todo; es el blanco que sigue una
palabra completa, el punto que sigue una frase terminada, el pargrafo que contiene,
supuestamente, una secuencia completa de pensamientos, y al lado de esos signos
tipogrficos que marcan el todo, que marcan un todo significante, hay otros signos
que se podran llamar, me parece, indicadores de modos o de tonalidades; por
ejemplo, si uno escribe una palabra en itlico, o en negrillas, constituye una suerte
de insistencia que introduce una ruptura de continuidad en la cadena de los signos
escritos; las comillas estaran en esta categora, en la medida que permiten separar lo
que el sujeto que habla o escribe no toma a su cuenta propia en el texto, las comillas
permiten sealar una cita, pero tambin una irona, o permiten llamar la atencin
sobre la expresin.

2
Ustedes se pueden preguntar por qu desplegar as esa erudicin secundaria,
porque no soy un especialista, soy solamente un narrador de tipografa, ustedes se
pueden preguntar qu tiene que ver esto con el psicoanlisis y me parece que tiene
mucho que ver con el psicoanlisis. Primero quera hacer notar que el aparato
tipogrfico de la puntuacin, que tiene muchas ms utilidades que esto, tiene una
importancia decisiva con respecto a la visibilidad, y ms bien con respecto a la
significacin. El aparato de la puntuacin, vamos a decir, capta el significante grfico
y segn el lugar dado a los signos tipogrficos se determina un sentido u otro en la
continuidad del texto escrito. Jacques Lacan, por ejemplo, deca, en una frase muy
simple y decisiva: "la puntuacin decide el sentido, y escuch hace poco a un
eminente fillogo decir, cuando yo le recordaba esta frase de Lacan sobre el hecho
que la puntuacin decide el sentido, me respondi que en tanto fillogo l pasaba la
vida poniendo comas en los textos. ?? ha sealado que la ausencia de puntuacin
en el texto bblico era una fuente de ambigedad y que los eruditos, y ms all, las
personas, las instituciones, se haban peleado la manera de dar una puntuacin al
texto bblico. La puntuacin dada a una continuidad significante cambia el sentido,
pero cuando se cambia la puntuacin, el sentido tambin se renueva, y a veces es un
trastorno total, y si se pone una mala puntuacin el sentido se desvanece o se altera.
Eso me permite hacer un salto conceptual, para preguntarse, en la experiencia
analtica, lo que hace que el inconsciente se vuelva legible. Y me parece que estoy
hablando para como es una conferencia pblica los no especialistas, que ??
pero hay un nmero suficiente para tratar de comunicarles algo de la prctica
analtica. Me parece que he dicho suficientes cosas para que entiendan que lo que
hace al inconsciente legible, en el psicoanlisis, en realidad es la puntuacin. Es
fundamentalmente la puntuacin lo que agrega, introduce o desplaza el analista. El
psicoanalista agrega al habla una puntuacin, y se podra decir que la interpretacin
analtica es esencialmente un hecho de puntuacin. Siempre que interrogo a un
analista con respecto a las interpretaciones que ha podido dar a un paciente, o si se
interroga directamente a un paciente sobre las interpretaciones que ha recibido del
analista, la respuesta, muy frecuentemente es bastante floja y decepcionante; puede
ser hasta cmica; es algo que explota, por ejemplo, Woody Allen en sus pelculas. Y
no me parece que es por razn de la capacidad del analista, los contenidos de la
interpretacin, an tanto ms en la poca actual, son pobres y son poco
transmisibles fuera de la experiencia analtica, porque lo ms importante de la
interpretacin no es el contenido comunicado por el analista, sino la forma; es decir,
la puntuacin que puede ser casi invisible en la palabra llevada por el analista, y
es muy difcil comunicar la puntuacin como tal. Lo ms importante no es el
contenido conceptual de la interpretacin, el resorte de la interpretacin analtica es
del registro de la puntuacin agregada a la palabra del paciente, y para filsofos,
tienen una cierta dificultad para entender la interpretacin del hecho de la
interpretacin dado la pobreza conceptual de la interpretacin; pero lo importante
no es el concepto, importante es la forma de la puntuacin; de tal manera que una
interpretacin puede ser un simple s dicho por el analista, puede ser, para el
analista, el simple hecho de gruir en un momento dado; puede ser la simple
repeticin de un enunciado del paciente, que corresponde precisamente a la
introduccin de un efecto de comillas en la palabra del paciente; deca la misma
cosa, pero eso es ponerlo entre comillas; el analista repite una frase del paciente y
3
por el simple hecho de repetirlo es equivalente a ponerlo entre comillas; hacer una
citacin, y la interrupcin de la sesin con los analistas que practican las sesiones
de tiempo variable tambin puede tener valor de puntuacin de lo que ha sido
dicho; de tal manera he dicho que el analista era como un editor de la palabra, no
solamente alguien que escucha, tambin alguien que edita.

Entonces, hay dos puntuaciones esenciales en la experiencia analtica: hay una


puntuacin de la palabra que puede acompaar a la significacin que responde a la
intencin del sujeto; por ejemplo, la puntuacin analtica puede tomar acta de una
declaracin afirmativa del sujeto: una paciente dice en un momento dado ahorita
soy una mujer libre, si usted interrumpe la sesin analtica en este momento, por
este simple hacho usted ha producido un efecto de puntuacin, al terminar el
discurso del paciente sobre esa declaracin. Interrumpir la sesin despus de esa
declaracin, esa afirmacin equivale, me parece, de parte del analista, a decir: t lo
has dicho. Si usted, despus de esto corta la sesin, es equivalente a que la
puntuacin tiene el valor de decir a la paciente: t lo has dicho, y ustedes saben
que con eso hay mucha posibilidad hasta la prxima sesin, que sea al da siguiente
o a la semana siguiente, la paciente ser ocupada por el valor que ella misma debe
dar a esa afirmacin: soy realmente una cosa libre ahorita?, voy a volver al
analista diciendo que s?, lo repito: soy una mujer libre o voy a matizar esta
identificacin con elementos que son pruebas de que en realidad no soy totalmente
una mujer libre?, etc. No hay que imaginar, pero ustedes saben que con este corte el
analizado no ha dicho nada, un corte as puede tener un enorme efecto para el
sujeto, pero si se le pregunta Qu te ha dicho tu analista?, responde No me ha
dicho nada. Eso es la paradoja de la comunicacin de lo que pasa en la experiencia
analtica. Y podemos decir que el analista no ha dicho nada sino que ha puesto al
sujeto en la posicin de escucharse hablar. Eso me parece lo mnimo de la
puntuacin analtica; la puntuacin analtica conduce a un sujeto a escucharse
hablar. Pero la puntuacin no solamente acompaa al sentido, como deca, tambin
transforma el sentido, transforma la significacin que responde a la intencin del
sujeto y hace emerger un sentido distinto; as la puntuacin analtica puede subrayar
en la palabra del paciente lo que para l parece secundario, pero es como poner el
dedo en una cosa que parece secundaria y decir con la puntuacin: en realidad eso
es lo importante, de tal manera que la puntuacin puede cambiar el valor de lo
dicho hasta invertir el sentido. Es lo que Freud haba sealado a propsito de la
denegacin. Un sujeto suea, cuenta su sueo al analista, dice de un personaje Este
personaje no es mi madre y Freud dice: El analista debe interpretar que esa es su
madre. La puntuacin puede hasta invertir la significacin explcita consciente de
un enunciado. Todos esto ejemplos muy simples muestran que la puntuacin es
responsable de la aparicin de un sentido distinto.

Se podra defender la posicin segn la cual la puntuacin finalmente es


responsable del inconsciente. Vamos a decir que la puntuacin, acentuando un poco
nuestro resultado, que la puntuacin no slo hace dirigible el inconsciente en la
palabra, sino que constituye el inconsciente como legible; de tal manera que Lacan
poda decir que ms se interpreta el inconsciente y ms se verifica el inconsciente.
Finalmente, la puntuacin analtica es como una mquina que se valida, que se
4
verifica a ella misma; la puntuacin analtica introduce una suerte de auto validacin
de la prctica analtica. Se puede tambin deducir otra consecuencia de mucho
alcance, que sealar solamente: si el inconsciente est presente en la palabra a
partir del momento que se punta la palabra, entonces podemos decir que el
inconsciente se vuelve legible solamente cuando se vuelve un escrito; es decir,
palabra ms tipografa, que hay algo cuando el inconsciente se vuelve escrito que
realmente se constituye como legible; de tal manera que puntualizar la palabra es
tratar la palabra como algo escrito. Vamos a decir que el inconsciente legible es la
palabra vuelta escrito; es un modo muy especial del escrito, que uno podra llamar:
el escrito en la palabra, lo que es escrito en la palabra misma, y me parece que el
analista apunta a lo escrito en la palabra, y que la interpretacin analtica tiene un
espacio para tratar la palabra en referencia a lo escrito. Se podra pensar que eso
legitima el psicoanlisis de lo escrito, y especialmente el psicoanlisis del escrito
literario. Desde los orgenes del psicoanlisis, los psicoanalistas frecuentemente han
analizado las obras literarias, el teatro, los mitos, por lo menos lo escrito sobre los
mitos, pero me parece distinto, me parece que el inconsciente no es legible en lo
escrito como tal, que el inconsciente es legible en lo escrito en la palabra, y que no se
hace psicoanlisis por escrito, no creo que se puede psicoanalizar lo escrito como
tal, creo que el psicoanlisis apunta a lo escrito en la palabra. Una primera razn de
esa distincin podra ser que lo que es escrito en un libro ya tiene su puntuacin; es
decir, que pueden soar con cambiar la puntuacin pero la puntuacin est, cuando
en la palabra la puntuacin no est.

Si volvemos a lo que he dicho les escucho, le escucho, esta condicin me


parece de lectura del inconsciente, este le escucho, al singular. A veces ocurre que
alguno quiere hacer un anlisis por escrito, pero es necesario siempre una relacin
de le escucho, que si no hay un le escucho no hay un psicoanlisis. Si uno piensa
lo que era en el tiempo del renacimiento las devisas, que realizaban una
comprensin significante de una posicin fundamental, podramos decir que este le
escucho, te escucho es como la devisa del psicoanlisis. Por supuesto, no es slo
l quien dice te escucho, la telefonista tambin puede decir te escucho, el
profesor, en un examen, tambin dice al alumno te escucho, el Juez que quiere
recoger su testimonio tambin dice te escucho; pero el te escucho del analista es
muy distinto, se trata de un te escucho- vamos a decir absoluto, un te escucho
que no contiene ninguna otra promesa que esta escucha misma, a partir de la cual te
invita a decir lo que quieres sin pasarte a un otro, como la telefonista; aunque ocurre
que el analista refiere al paciente a otro analista, pero no es el te escucho de la
telefonista, no es un te escucho que introduce la nota del profesor, no te carga de
un castigo virtual como cuando respondes al Juez. El te escucho del analista es una
invitacin a lo que se llama la asociacin libre, significa que ests liberado de la
puntuacin y que el analista se encarga de la puntuacin. Hablando del renacimiento,
de sus devisas y emblemas, podemos recordar que cuando Lacan diriga una revista
que se llama El psicoanlisis, haba puesto en la tapa un pequeo emblema del
renacimiento, que figuraba una oreja con un puente, era un emblema del
renacimiento, el puente representaba la comunicacin y la oreja es un orificio del
cuerpo, y realmente, el orificio ms importante del cuerpo del analista en su prctica
es la oreja. Los orificios del cuerpo, en general, tienen gran importancia para el
5
psicoanlisis, y Freud consideraba esos orificios como atractores de libido, de goce.
Me parece que la propiedad ms importante de la oreja, como orificio del cuerpo, en
el psicoanlisis, es el hecho de que tiene la propiedad especial de no poderse cerrar
naturalmente. Aunque el analista est detrs de usted, usted sabe que sus orejas
estn abiertas. Si las orejas tuvieran prpados, quizs la disposicin cannica de la
sesin analtica inventada por Freud no sera posible. Ocurre tambin que la
presencia solamente auditiva del analista no sea suficiente para el sujeto y que ms
all de la oreja sea necesaria la presencia visual del cuerpo del analista para que un
anlisis pueda funcionar; la disposicin dicha de cara a cara es una modificacin del
dispositivo freudiano que responde a varios motivos, primero, la relacin cara a cara
puede una modificacin transitoria o preliminar, justificada por el hecho de que el
sujeto no est an en la posicin correcta con respecto a su palabra; es decir, que el
sujeto est an dirigindose al analista como a una persona determinada y comunica
ms bien que escucharse hablar; el te escucho absoluto del analista est aqu para
suscitar en el sujeto su escucharse hablar por la puntuacin. Lacan resume la
diferencia diciendo que es necesario que el sujeto deje de dirigirse al otro (pequeo
a), al otro que es su semejante para dirigirse, en la sesin analtica al Otro (A
mayscula), en el cual se borra la identidad personal del analista; este Otro no es un
lugar impersonal, pero es como una idealidad, como la idea del analista en el sentido
de Platn, pero es necesario que un analista cualquiera d el soporte de su presencia
y su cuerpo a esta idealidad. La modificacin de la presencia auditiva...

(Cambio cassette)
... aprender a escucharse hablar, el analista le debe poner en presencia del gran Otro
impersonal. Pero ocurre que esta modificacin del dispositivo sea permanente; por
ejemplo, con un sujeto histrico ocurre que sea conveniente conducir el anlisis cara
a cara; digo sujeto histrico y no la histrica, porque se encuentran hombres
histricos, que son de los ms interesantes de la categora de la histeria el sujeto
histrico se caracteriza por el hecho de que no se interesa en la abstraccin del gran
Otro, del gran Otro como funcin, del gran Otro como funcin de puntuacin, con el
saber supuesto que le permite cambiar la puntuacin, no es para el sujeto histrico
un interlocutor avalado, no le interesa el gran Otro como operador de la funcin;
como abstraccin, este gran Otro podra estar muerto, y al sujeto histrico no le
interesa hablar a un muerto, el sujeto histrico se puede vincular al Otro solamente
al nivel del deseo de ese Otro y es por esa razn que necesita asegurarse que el Otro
sea viviente, o pueda ser vinculado al sntoma de este Otro; lo que le interesa al
sujeto histrico en el mundo, es el deseo del sntoma del Otro; por eso, por ejemplo,
el sujeto histrico se debe asegurar de que el analista no es perfecto, y trata de
descubrir dnde se esconde el deseo propio de su interlocutor, y tambin dnde se
esconde su sntoma y sus lmites. En el anlisis el sujeto histrico necesita verificar
que el Otro analtico est vivo, y por eso recibir de este Otro signos de vida y de
deseo; es por esa razn que es difcil para este sujeto satisfacerse de un analista
decidido por un puro te escucho, es difcil para l satisfacerse con una simple
oreja; el paciente histrico prefiere, a veces, hacer gritar al analista, hacerle gritar
para verificar que est vivo, que es un ser de carne y hueso. Un cierto nmero de
analistas pueden considerar al sujeto histrico, cuando la histeria es intensa, como
inanalizable, porque no logra este sujeto dirigirse al Otro invisible de la oreja. En mi
6
opinin, y en la opinin de los analistas que tienen la misma orientacin de prctica,
nosotros pensamos que se puede tranquilizar al sujeto histrico dndole algunos
signos de vida, el analista debe dar algunos signos de vida, y a veces eso implica
conducir un anlisis cara a cara, eso puede ser un verdadero anlisis, a pesar de que
el dispositivo sea modificado.

Puedo recordar una curiosa paradoja, que encontr en una paciente: una
paciente histrica que vino a verme despus de cinco aos de anlisis con otro
analista: haba aceptado muy bien la prctica de este otro analista, aunque, me dijo
la paciente, dorma frecuentemente durante las sesiones de la maana, y la paciente
se haba quedado cinco aos con un analista que frecuentemente dorma durante las
sesiones, y no se fue por esta razn; es interesante saber lo la hizo salir, lo que hizo
separarse a la paciente de este analista, pero no lo voy a decir, voy solamente a
pensar en qu encontraba esta paciente en este analista que dorma frecuentemente
en la sesin de la maana, y me deca la paciente que ella continuaba hablando, que
eso no la molestaba, no es tanto que el analista mostrara una cierta indiferencia a la
significacin, dado que no escuchaba nada del sentido explcito del discurso, pero
me parece que lo importante era que este analista roncaba, y creo esta es una
consideracin lmite, por supuesto que el roncar era finalmente una puntuacin,
era un signo de vida del analista; evidentemente, es un ejemplo totalmente lmite y
no me parece una prctica que se debe recomendar. Tambin la modificacin cara a
cara se impone en los casos de psicosis, cuando la funcin misma del gran Otro no
se sostiene, y vamos a decir, que como en la psicosis hay como un agujero en ese
gran Otro, es necesario que sea colmado con la presencia fsica visible del analista; es
necesario tomar la precaucin de no librar un sujeto psictico al gran Otro invisible,
porque eso podra desencadenar una psicosis.

Quiero acentuar que el te escucho, que parece tan inocente, es algo que
puede ser amenazante, como se encuentra en los casos de psicosis, que cuando se
introduce, para un sujeto psictico este discurso del analista, eso puede
desencadenar su psicosis, porque este discurso significa que es permitido decir;
formular a alguien te escucho tiene la significacin de dar permiso de decir; de tal
manera que hay un factor muy importante de tomar en cuenta, que es el permiso
psicoanaltico. El permiso psicoanaltico es el hecho que el analista hace entender a
travs del recurso si t puedes decir lo que quieres, pero este si no es un s de
acuerdo con el contenido de lo dicho, no es un s que permite, que autoriza al sujeto
a pasar al acto; cuando el analista se manifiesta ms all de la puntuacin y de la
interpretacin, lo hace ms bien en el sentido de invitar l al sujeto a quedarse en la
palabra, de no dar consecuencia de acto a lo que dice, y es por esta razn que Freud
recomendaba a los pacientes no cambiar nada importante en su vida durante el
anlisis, quedarse en la palabra y no decidir en una sesin el descubrir que la pareja
es un monstruo e inmediatamente divorciarse, que haba que esperar la sesin
siguiente para descubrir otra versin de la pareja. Freud deca de no cambiar nada
esencial en la vida durante el anlisis, porque la verdad descubierta en el anlisis
tiene facetas variables. Eso es un problema, porque los anlisis del tiempo de Freud
duraban tres meses, seis meses, un ao; en la poca contempornea los anlisis
duran mucho ms tiempo y es mucho ms difcil obtener del sujeto que no cambie
7
nada de su vida en cinco aos o diez aos. Eventualmente, esa regla freudiana, por
supuesto, necesita otra puntuacin. Entonces, es en razn de tcito permiso analtico
que es necesario tener mucho cuidado antes de introducir un sujeto a este discurso
del analista; me parece que este discurso del analista no debe ser ofrecido a un
sujeto detenido; es decir, un sujeto que gracias a su neurosis ya tiene un sistema de
interdiccin suficientemente fuerte para protegerle del pasaje al acto, me parece que
es mejor haber verificado esto, que el sujeto est detenido, antes de aprobar qu se
dirige en un anlisis, porque el te escucho tiene, eventualmente, consecuencias
muy fuertes de supuesta liberacin; no a cualquier sujeto se le puede dar este
permiso. Lacan seala especialmente el peligro que hay en introducir en la cura
psicoanaltica un sujeto que llama el dbil; el dbil es un sujeto flotante, es un sujeto
vaciante con respeto a los sistemas simblicos, en particular con respecto al sistema
de interdiccin. Si un tal sujeto, un dbil, un sujeto flotante est introducido al
permiso analtico, el riesgo es que se deslice totalmente; cuando a la debilidad del
sujeto se agrega el permiso psicoanaltico, se obtiene lo que Lacan llama un canalla;
es decir, un sujeto que nada detiene, y cuando nada detiene a un sujeto, un cierto
nmero de catstrofes pueden ocurrir. Al contrario, con un sujeto inserto en el
sistema de interdicciones, el te escucho se traduce, a veces muy rpidamente, por
el hecho de que la vergenza, la inhibicin, la culpabilidad, se alivia; en un sujeto
normalmente comprimido por el sistema de interdicciones, el te escucho, con el
permiso que contiene, se traduce en el hecho de que el sujeto se alivia de la
vergenza, de la inhibicin, de la culpabilidad, y a veces esos son efectos que se
producen muy rpidamente con el anlisis.

Del lado del analista el te escucho va con el silencio, para que el paciente
hable y sea escuchado es necesario que el Otro, el analista se quede mudo. Hay que
decir que los analistas, a comienzos del siglo decan muchas ms cosas. Segn Freud
la interpretacin era como una pieza de una larga construccin terica distribuida al
paciente por pedazos. Tambin los analistas que se remiten a Melanie Klein, de ellos
se dice que hablan al mismo tiempo que el paciente en sesin analtica, porque
conciben la interpretacin como una traduccin, y por supuesto, lo que se usa para
realizar la interpretacin como puntuacin se opone a la concepcin de la
interpretacin como traduccin; introducir una puntuacin no es pronunciar una
traduccin.

Si se observa de manera fenomenolgica la experiencia analtica, es


esencialmente un monlogo del lado del paciente, un poco como esta charla, y del
lado del analista es una puntuacin. Uno slo habla. El monlogo analtico, el
monlogo analizante se dirige a un Otro permisivo, tolerante, que deja hablar o que
hace hablar. Lacan, en su ltima enseanza, deca del psicoanlisis que era una
prctica del parloteo; podemos decir que es una definicin extremadamente
descotada de la prctica analtica, como hay vestidos descotados, definir al
psicoanlisis como una prctica del parloteo es descotado. Qu es lo que se dice en
este monlogo? Primero, es del orden de la queja, es siempre del orden de la queja;
se trata de un sufrimiento, se trata de un dolor; el tema de la queja constituye lo que
se llama El sntoma. Finamente, el sntoma en el sentido analtico es lo que se
cristaliza de lo que no va, el que existe antes de todo en el monlogo del sujeto, y
8
eso no se puede adivinar desde el exterior; por supuesto, cuando se trata de una
parlisis histrica, uno puede percibir desde exterior el sntoma, pero
fundamentalmente el sntoma analtico est constituido en el monlogo del sujeto y
no se sospecha desde afuera. Las parlisis histricas ahora no son comunes, pero se
encuentran. Hace algunos aos he visto venir a mi consultorio una persona que tena
una parlisis histrica, en las piernas; haba visto no s a cuantos mdicos que no
haban encontrado nada orgnico, pero no poda moverse sin muletas, y haba
logrado obtener de la seguridad social, el reconocimiento de esta parlisis que no
tena ningn fundamento orgnico; era una brillante universitaria, y movilizaba,
alrededor de su parlisis, todo un aparato para seguir cursos, preparaba grados muy
elevados y haba logrado obtener de la Educacin Nacional Francesa todo un sostn
alrededor de su parlisis. Es el nico caso que he visto en mi prctica en que se ha
disuelto el sntoma despus de dos aos de anlisis, paso a paso. Me ha lo sealado
mi recepcionista, que vea venir a esa seora con muletas y despus de dos aos ha
visto que poda caminar, desde ese momento me considera muy capaz. Pero el caso
de parlisis histrica es un caso extremo. Aparte de esos casos extremos, el sntoma
analtico es esencialmente cristalizado en el testimonio del sujeto, no tiene la
objetividad de la parlisis. El monlogo analtico analizante se refiere al ser del
sujeto, lo que quiere ser, lo que es o lo que quiere ser y en general concierne al ser
del sujeto en su discrepancia, en su distancia con el ideal. Un cierto nmero de
afectos depresivos siempre acompaan el enunciado del ser del sujeto en relacin a
lo ideal. El testimonio, como se sabe, concierne principalmente a los ms allegados al
sujeto y a la familia; aunque se dice que la familia est en crisis, en psicoanlisis se
ve que son los allegados y la familia lo que constituye realmente el tema del
monlogo; y el monlogo analizante siempre establece una relacin entre el
sufrimiento del sujeto y la familia, y pone siempre en evidencia un cierto nmero de
episodios; esencialmente palabras, dichos que han tenido una incidencia
determinante para el sujeto. Este monlogo concierne tambin frecuentemente la
vida amorosa, concierne el rasgo que se ha buscado en el objeto de amor, y
eventualmente la separacin entre el objeto de amor y el objeto de deseo; siempre
hace aparecer una cierta infelicidad en lo que concierne a la relacin entre ambos
sexos. Dado que la queja es el alma de este monlogo, emergen con una especial
intensidad situaciones de satisfaccin. Freud ha aislado una situacin de satisfaccin
fundamental, que l ha llamado El fantasma. No es ajeno el hecho muy extrao de
una satisfaccin vinculada a una frase y a un escenario. Freud ha dado un ejemplo de
esto con la frase: Pegan a un nio, que ha mostrado que para algunos sujetos era
como el soporte de una experiencia de satisfaccin fundamental.

Las situaciones fantasmticas aparecen como islas que emergen del mar de un
monlogo, que es esencialmente el monlogo de la queja. La experiencia llamada
asociacin libre dispersa al ser de sujeto, lo disemina de tal manera que la palabra
abierta por el te escucho y por la puntuacin se transforma en una experiencia de
lo que Lacan llama: la falta en ser; es decir, que la escucha y la puntuacin
disuelven las identidades y muestran a qu punto es ilusoria la identidad del sujeto;
el monlogo produce una accin disolvente; al mismo tiempo, el sentido de lo que se
trata est siempre ms subyugado, como si solamente se tratara de la huida del
sentido. Un resto invariable, por esta misma razn, emerge progresivamente. Qu es
9
lo que en la experiencia analtica se revela como lo ms real?. Hay en el interior de
sntoma una satisfaccin que queda, una satisfaccin inconsciente que se manifiesta
con un displacer aparente. Freud haba percibido eso, la satisfaccin inconsciente
que haba en el sntoma, que hace mal. l lo haba percibido en lo que llamaba
reaccin teraputica negativa; no lo voy a desarrollar, pero a travs de esto haba
percibido que detrs del displacer que produce el sntoma se esconda una
satisfaccin inconsciente, y que haba que apuntar a la satisfaccin inconsciente que
produce el aparente displacer. Es la diferencia que hay que hacer entre placer y goce.
El goce, vamos a decir, es una satisfaccin que no da placer, el goce es una
satisfaccin que puede ser compatible con el displacer. De tal manera como
podemos oponer el goce patente en el fantasma y el goce escondido en el sntoma.
En el transcurso del monlogo analtico se sustituye la identidad ilusoria del sujeto
por su identidad de goce; es decir, la identidad que tiene de su sntoma, es en este
lugar donde se revela lo ms real de su ser. La experiencia del monlogo analizante,
o del sujeto en condicin de reconocer, no solamente qu no dice o qu sera
necesario decir, no solamente que no logra cernir lo real de este goce, sino adems,
la experiencia le conduce al punto de no entender ms lo que l mismo dice; de tal
manera que finalmente debe suspender toda acepcin sobre la significacin, y que
surja, en su opacidad, el goce inconsciente de su propio sufrimiento. As, la lengua
que el sujeto habla se convierte, para l mismo, en una lengua extranjera. Ha aislado
el significante que hace enigma. La neurosis consiste precisamente en la
interpretacin de este significante enigmtico vinculado al goce inconsciente. En los
comienzos del anlisis eso se llam traumatismo, la puntuacin analtica trabaja en
el sentido del traumatismo, trabajar en la direccin de separar el significante del
significado ha producido una disyuncin entre significante y significado, lo que tiene
el efecto de colocar el enigma por doquier. Uno se puede preguntar cmo se resuelve
el enigma; no pienso que se puede hablar de solucin, sino que se aprende, poco a
poco, a proceder con este real desigual y que finalmente es posible que cada final de
anlisis sea solamente una interrupcin, cuando el sujeto considera que ya sabe
hacer con lo real, que no se apasiona ms por su propio enigma.

10

También podría gustarte