Diablo-Demonio Alvarez PDF
Diablo-Demonio Alvarez PDF
Diablo-Demonio Alvarez PDF
Pero en los Evangelios no es as. Los evangelistas emplean estos trminos con sumo
cuidado y jams como sinnimos. Siempre distinguen entre el mundo de los demonios y
el Diablo 1 .
Qu es un demonio
No todas las enfermedades se les atribuan a los demonios. Si la causa era "externa" y,
por consiguiente, patente -una herida, una deformidad, el deterioro visible de un rgano
o un miembro- la enfermedad no vena referida al demonio o a los malos espritus. As,
por ej., en los Evangelios nunca a un leproso o a un ciego se le considera
"endemoniado". Tampoco a los paralticos, discapacitados fsicos o contrahechos.
Nunca se dice de ellos que estn "posedos". Si no podan caminar (Mc 2,1) o mover la
mano (Mt 12,9) o tenan una deformidad (Lc 14, l), la causa estaba a la vista de todos. Y
lo mismo cuando se trataba de hemorragias (Mc, 5,25) o de fiebre que obligaba a
guardar cama (Mc 1,29).
Por los Evangelios se ve, pues, que la medicina de la poca de Jess distingua
claramente entre enfermedades "externas", cuya causa natural era percibida por los
sentidos, e "internas", cuya causa la medicina desconoca.
ARIEL LVAREZ
Vemos, pues, que las limitaciones en los conocimientos mdicos de entonces estn en la
raz de la atribucin a los demonios de enfermedades cuyas causas no eran directamente
perceptibles por los sentidos. En el lenguaje corriente se supone que una persona est
"poseda" cuando un ser personal se introduce en ella, la "posee" y le fuerza a hacer
cosas contra su voluntad. Esto no lo encontramos en los Evangelios. En ellos siempre se
trata de enfermedades para las que la medicina de la poca no tena respuesta.
As, del Bautista, "que no coma ni beba", dijeron que "tena un demonio dentro" (Mt
11,18). Estaba "endemoniado" Juan en el sentido que hoy entendemos? Claro que no.
Simplemente queran decir: "est loco". Y cuando Jess afirma que quien haga caso de
ARIEL LVAREZ
su mensaje no sabr lo que es morir, los judos replicaron: "Ahora estamos seguros de
que tienes un demonio" (Jn 8,52), o sea, de que ests loco. Y en el templo de Jerusaln,
en un tenso debate, pregunt Jess: "Por qu quieren matarme?". Y le contestaron:
"Tienes un demonio", o sea, "ests loco"; "quin quiere matarte?" (Jn 7,20).
Que en tiempo de Jess estar "endemoniado" era sinnimo de estar "loco", lo muestra
claramente el texto de Jn 10,20, en el que, tras hablar Jess del autntico pastor que es
l, muchos decan: "Est endemoniado y (por tanto) loco". La misma frase pone ambos
trminos como sinnimos, explicando el uno por el otro.
Quin es el Diablo?
El plural "diablos", que a veces usamos, es un error. Para la Biblia, slo existe "un"
Diablo, como no existe sino un solo "Satans". En ninguna parte de la Biblia, y menos
de los Evangelios, se dice de nadie que estuviese "posedo" por el Diablo o por Satans.
A l nunca se le atribuyen directamente ni las enfermedades ni las posesiones. El mbito
de su influencia no es fsico, sino moral y psicolgico. Queda relacionado
exclusivamente con el pecado. Acta siempre desde fuera, nunca desde dentro, como se
supona lo hacan los demonios.
Por esto vemos al Diablo tentando a Jess en el desierto (Mt 4,1-11), inspirando la
traicin a Judas (Jn 13,2), sembrando cizaa (Mt 13,25), arrancando el mensaje del
corazn (Lc 8,12), acechando a los cristianos (Ef 6,11), cortando el paso a Pablo (1 Ts
2,18) y persiguiendo a los cristianos (Ap. 2,10). Siempre aparece, pues, relacionado
directamente con el pecado. Y por esto se afirma que "quien comete pecado es del
Diablo" (1 Jn 3,8), que es "padre de la mentira" (Jn 8,44). Pero nunca se le presenta
provocando directamente la enfermedad ni "poseyendo" a nadie.
Confusin peligrosa
La Biblia atribuye al Diablo slo tentaciones -actos hostiles desde fuera-, pero no
enfermedades o posesiones, que daan a la persona desde dentro. Las enfermedades
"internas", cuya causa no era perceptible por los sentidos, incluidos los desequilibrios
psicolgicos, se explicaban siempre como "posesin demonaca".
As se evitan algunos malos entendidos. De Mara Magdalena, por ej., se dice que de
ella Jess "haba echado siete demonios" (Lc 8,2), pero no siete diablos. Se trataba,
pues, de una persona muy enferma y no de una gran pecadora, como se suele suponer
Si los "posedos", a los que Jess curaba, eran simples enfermos por qu Jess no sac
del error a la gente? por qu no adverta que los llamados "endemoniados" no tenan
ningn ser adentro, sino que padecan enfermedades cuyas causas se desconocan? por
qu se prest a la pantomima de increpar a los espritus y expulsarlos?
Hoy sabemos que aquellos "endemoniados" en realidad eran enfermos con patologas
internas, entonces desconocidas. Pero esto no disminuye el poder salvfico de Jess, que
queda patente de la misma manera.
Cierto que pueden existir dolencias extraas y fenmenos paranormales. Pero no hace
falta apelar al viejo recurso de los demonios del tiempo de Jess. Basta saber que, con el
tiempo, saldr a luz su explicacin, como hace ya la parapsicologa con algunos
fenmenos, como la levitacin o la xenoglosia.
Actitud de la Iglesia
Hoy la Iglesia contina hablando del Diablo, pero no del demonio en el sentido
explicado. Sigue preocupada por las tentaciones. Pero ha ido abandonando el lenguaje
de las posesiones.
ARIEL LVAREZ
En todos los documentos del Vaticano II slo tres veces se menciona al demonio y
siempre en pasajes bblicos. El documento de Puebla no lo nombra ni una sola vez. El
nuevo Cdigo de Derecho cannico, antes ms extenso, reduce el tema del exorcismo a
un solo canon. Y el Nuevo Catecismo le dedica dos nmeros.
En el siglo III la Iglesia pregunt a los cientficos de la poca por qu ciertas personas
tenan comportamientos espantosamente extraos. Contestaron: "estn posedos". Y
cre el rito del exorcismo. Hoy ante la misma pregunta la ciencia responde: "tienen
patologas raras, cuyas causas ya se conocen, al menos en parte". Y ha suprimido el
exorcismo.
Nadie puede introducirse por la fuerza en el interior del hombre. Slo existe el Diablo, o
sea, el mal, cuya accin se reduce, a lo sumo, a la tentacin, a insinuaciones desviadas.
Jams lo lograr por la fuerza. Basta con que uno se mantenga firme para vencer el mal.
Es ms: aunque no siempre lo parezca, ya ha sido definitivamente vencido gracias a la
presencia de Jess en este mundo. l lo dijo: "Ya vea yo que caera Satans de lo alto
como un rayo " (Lc 10,18).
Notas:
1
Este artculo aclara algunos aspectos de artculo de R. Schwager. Quin o qu es el
diablo? (ST n. 130-140), sobre todo el uso bblico de "demonio" y el sentido de la
"posesin demonaca". Respecto a la relacin entre el "Diablo-Satn" y el mal, el
artculo de Schwager aporta datos de inters y ofrece una interpretacin posible de la
presencia real del mal en el mundo. Ambos artculos se complementan. (Nota de la R.)