Lenin - El Programa Militar de La Revolucion Proletaria PDF
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proletaria
I
Como argumento fundamental se aduce que la reivindicacin del desarme es la
expresin ms franca, decidida y consecuente de la lucha contra todo militarismo y
contra toda guerra.
En primer lugar, los socialistas nunca han sido ni podrn ser enemigos de las guerras
revolucionarias. La burguesa de las "grandes" potencias imperialistas es hoy
reaccionaria de pies a cabeza, y nosotros reconocemos que la guerra que ahora hace esa
burguesa es una guerra reaccionaria, esclavista y criminal. Pero, qu podra decirse de
una guerra contra esa burguesa, de una guerra, por ejemplo, de los pueblos que esa
burguesa oprime y que de ella dependen, o de los pueblos coloniales, por su liberacion?
En el 5 punto de las tesis del grupo "La internacional", leemos: "En la epoca de este
imperialismo desenfrenado ya no puede haber guerras nacionales de ninguna clase" --
esto es evidentemente errneo.
La historia del siglo XX, siglo del "imperialismo desenfrenado", est llena de guerras
coloniales. Pero lo que nosotros, los europeos, opresores imperialistas de la mayora de
los pueblos del mundo, con el repugnante chovinismo europeo que nos es peculiar,
llamamos "guerras coloniales", son a menudo guerras nacionales o insurrecciones
nacionales de esos pueblos oprimidos. Una de las caracteristicas esenciales del
imperialismo consiste, precisamente, en que acelera el desarrollo del capitalismo en los
pases ms atrasados, ampliando y recrudeciendo as la lucha contra la opresin
nacional. Esto es un hecho. Y de l se deduce inevitablemente que en muchos casos el
imperialismo tiene que engendrar guerras nacionales. Junius, que en un folleto suyo
defiende las "tesis" arriba mencionadas, dice que en la poca imperialista toda guerra
nacional contra una de las grandes potencias imperialistas conduce a la intervencion de
otra gran potencia, tambin imperialista, que compite con la primera, y que, de este
modo, toda guerra nacional se conviate en guerra imperialista. Mas tambin este argu
mento es falso. Eso puede suceder, pero no siempre sucede as. Muchas guerras
coloniales, entre 1900 y 1914, no siguieron este camino. Y sera sencillamente ridiculo
decir que, por ejemplo, despus de la guerra actual, si termina por un agotamiento
extremo de los pases beligerantes, "no puede" haber "ninguna" guerra nacional,
progresiva, revolucionaria, por parte de China, pongamos por caso, en unin de la India,
Persia, Siam, etc., contra las grandes potencias.
En segundo lugar, las guerras civiles tambin son guerras. Quien admita la lucha de
clases no puede menos de admitir las guerras civiles, que en toda sociedad de clases
representan la continuacin, el desarrollo y el recrudecimiento -- naturales y en
determinadas circunstancias inevitables -- de la lucha de clases. Todas las grandes
revoluciones lo confirman. Negar las guerras civiles u olvidarlas sera caer en un
oportunismo extremo y renegar de la revolucin socialista.
No debemos consentir que se nos engae con palabras. Por ejemplo: a muchos les es
odiosa la idea de la "defensa de la patria", porque los oportunistas francos y los
kautskianos en cubren y velan con ella las mentiras de la burguesa en la actual guerra
de rapia. Esto es un hecho. Pero de l no se deduce que debamos olvidar en el sentido
de las consignas polticas. Aceptar la "defensa de la patria" en la guerra actual
equivaldra a considerarla "justa", adecuada a los intereses del proletariado, y nada ms,
absolutamente nada ms, porque la invasin no est descartada en ninguna guerra. Sera
sencillamente una necedad negar la "defensa de la patria" por parte de los pueblos
oprimidos en su guerra contra las grandes potencias imperialistas o por parte del
proletariado victorioso en su guerra contra cualquier Galliffet de un Estado burgues.
Desde el punto de vista terico sera totalmente errneo olvidar que toda guerra no es
ms que la continuacin de la politica por otros medios. La actual guerra imperialista es
la continuacin de la poltica imperialista de dos grupos de gran des potencias, y esa
poltica es originada y nutrida por el con junto de las relaciones de la poca imperialista.
Pero esta misma poca ha de originar y nutrir tambin, inevitablemente, la poltica de
lucha contra la opresin nacional y de lucha del proletariado contra la burguesa, y por
ello mismo, la posibilidad y la inevitabilidad, en primer lugar, de las insurrecciones y
guerras nacionales revolucionarias; en segundo lugar, de las guerras e insurrecciones del
proletariado contra la burguesa; en tercer lugar, de la fusin de los dos tipos de guerras
revolucionarias, etc.
II
A lo dicho hay que aadir la siguiente consideracin general. Una clase oprimida que no
aspirase a aprender el manejo de las armas, a tener armas, esa clase oprimida slo
merecera que se la tratara como a los esclavos. Nosotros, si no queremos convertirnos
en pacifistas burgueses o en oportunistas, no podemos olvidar que vivimos en una
sociedad de clases, de la que no hay ni puede haber otra salida que la lucha de clases. En
toda sociedad de clases -- ya se funde en la esclavitud, en la servidumbre, o, como
ahora, en el trabajo asalariado -- , la clase opresora est armada. No slo el ejrcito
regular moderno, sino tambin la milicia actual -- incluso en las repblicas burguesas
ms democrticas, como, por ejemplo, en Suiza -- , representan el armamento de la
burguesa contra el proletariado. Esta es una verdad tan elemental, que apenas si hay
necesidad de detenerse especialmente en ella. Bastar recordar el empleo del ejrcito
contra los huelguistas en todos los pases capitalistas.
Si la guerra actual despierta entre los reaccionarios socialistas cristianos y entre los
jeremias pequeos burgueses slo susto y horror, slo repugnancia hacia todo empleo
de las armas, hacia la sangre, la muerte, etc., nosotros, en cambio, debemos decir: la
sociedad capitalista ha sido y es siempre un horror sin fin. Y si ahora la guerra actual, la
ms reaccionaria de todas las guerras, prepara a esa sociedad un fin con horror, no
tenemos ningn motivo para entregarnos a la desesperacin. Y en una poca en que, a la
vista de todo el mundo, se esta preparando por la misma burguesa la nica guerra
legtima y revolucionaria, a saber: la guerra civil contra la burguesa imperialista, la
"reivindicacin" del desarme, o mejor dicho, la ilusin del desarme es nica y
exclusivamente, por su significado objetivo, una prueba de desesperacin.
Al que diga que esto es una teora al margen de la vida, le recordaremos dos hechos de
carcter histrico universal: el papel de los trusts y del trabajo de las mujeres en las
fbricas, por un lado, y la Comuna de 1871 y la insurreccin de diciembre de 1905 en
Rusia, por el otro.
III
Los partidarios del desarme se pronuncian contra el punto del programa referente al
"armamento del pueblo", entre otras razones, porque, segn dicen, esta reivindicacin
conduce ms fcilmente a las concesiones al oportunismo. Ya hemos examinado ms
arriba lo ms importante: la relacin entre el desarme y la lucha de clases y la
revolucin social. Examinaremos ahora qu relacin guarda la reivindicacin del
desarme con el oportunismo. Una de las razones ms importantes de que esta
reivindicacin sea inadmisible consiste precisamente en que ella, y las ilusiones a que
da origen, debilitan y enervan inevitablemente nuestra lucha contra el oportunismo.
Prosigamos. En modo alguno estamos contra la lucha por las reformas. No queremos
desconocer la triste posibilidad de que la humanidad -- en el peor de los casos -- pase
todava por una segunda guerra imperialista, si la revolucin no surge de la guerra
actual, a pesar de las numerosas explosiones de efervescencia y descontento de las
masas y a pesar de nuestros esfuerzos. Nosotros somos partidarios de un programa de
reformas que tambin debe ser dirigido contra los oportunistas. Los oportunistas no
haran sino alegrarse en el caso de que les dejasemos por entero la lucha por las
reformas y nos elevramos a las nubes de un vago "desarme", para huir de una realidad
lamentable. El "desarme" es precisamente la huida frente a una realidad detestable, y en
modo alguno la lucha contra ella.
En Suiza, por ejemplo, su situacin imperialista prescribe objetivamente dos lineas del
movimiento obrero: los oportunistas, en alianza con la burguesa, aspiran a hacer de
Suiza una unin monopolista republicano-democrtica, a fin de obtener ganancias con
los turistas de la burguesa imperialista y de aprovechar del modo ms lucrativo y ms
tranquilo posible esta "tranquila" situacin monopolista.
Los verdaderos socialdemcratas de Suiza aspiran a utilizar la relativa libertad del pas
y su situacin "internacional" para ayudar a la estrecha alianza de los elementos
revolucionarios de los partidos obreros europeos a alcanzar la victoria. En Suiza no se
habla, gracias a Dios, un "idioma propio", sino tres idiomas universales, los tres,
precisamente, que se hablan en los pases beligerantes que limitan con ella.
Si los 20.000 miembros del Partido suizo contribuyeran semanalmente con dos
cntimos como "impuesto extraordinario de guerra", obtendramos al ao 20.000
francos, cantidad ms que suficiente para imprimir peridicamente y difundir en tres
idiomas, entre los obreros y soldados de los pases beligerantes, a pesar de las
prohibiciones de los Estados Mayores Generales, todo cuanto diga la verdad sobre la
indignacin que comienza a cundir entre los obreros, sobre su fraternizacin en las
trincheras, sobre sus esperanzas de utilizar revolucionariamente las armas contra la
burguesa imperialista de sus "pro pios" pases, etc.
Nada de esto es nuevo. Precisamente es lo que hacen los mejores peridicos, como La
Sentinelle, Volksrecht y Berner Tagwacht,[7] pero, por desgracia, en medida
insuficiente. Slo semejante actividad puede hacer de la magnfica resolucin del
Congreso de Aarau algo ms que una mera resolucin magnfica.
Firmado: N. Lenin
NOTAS
*El artculo "El programa militar de la revolucin proletaria " fue escrito en alemn en
septiembre de 1916 para la prensa de los socialdemcratas escandinavos de izquierda,
que durante la Primera Guerra Mundial se manifestaron en contra del punto del
programa socialdemcrata relativo al "armamento del pueblo" y lanzaron la errnea
consigna del "desarme". En diciembre de 1916 el articulo, redactado de nuevo, fue
publicado en la Recopilacin del Socialdemcrata, t. II, con el titulo de "La consigna del
'desarme'" (vase V. I. Lenin, Obras Completas, t. XXIII). En abril de 1917, poco antes
de salir para Rusia, Lenin entreg el texto en alemn del artculo a la redaccin de la
revista Jugend-Internationale ; el articulo fue publicado el mismo ao en sus nms. 9 y
10. Jugend-Internationale rgano de la Liga Internacional de las Organizaciones
Socialistas de la Juventud, adherida a la izquierda de Zimmerwald, se public desde
septiembre de 1915 hasta mayo de 1918 en Zurich. Lenin emite su juicio acerca de esta
revista en la nota "La Internacional de la Juventud" (vase V. I. Lenin, Obras
Completas, t. XXIII).
[1] Se alude a las tesis sobre la cuestin militar escritas por R. Grimm (uno de los
lideres del Partido Socialdemcrata de Suiza) en el verano de 1916 con motivo de la
preparacin del Congreso Extraordinario del mismo Partido. Este Congreso, cuya
celebracin haba sido sealada para febrero de 1917, tena que resolver la cuestin de
la actitud de los socialistas suizos ante la guerra.
[2] Neues Leben (Vida Nueva ) rgano del Partido Socialdemcrata de Suiza; se
public en Berna desde enero de 1915 hasta diciembre de 1917. La revista difundia los
puntos de vista de los zimmerwaldianos de derecha; desde comienzos de 1917 adopto la
posicin socialchovinista.
[6] Los comits de la industria armamentista fueron creados en 1915 en Rusia por la
gran burguesa imperialista. Tratando de someter a los obreros a su influencia y de
inculcarles ideas defensistas, la burguesa ide la organizacin de "grupos obreros"
anejos a esos comits. A la burguesa le convena que en esos grupos hubiese
representantes de los obreros, encargados de hacer propaganda entre las masas obreras
en favor de una mayor productividad del trabajo en las fbricas de materiales militares.
Los mencheviques partidparon activamente en esta empresa seudopatritica de la
burguesa. Los bolcheviques declararon el boicot a los comits de la industria
armamentista y lo aplicaron eficazmente con el apoyo de la mayora de los obreros.
http://www.jcasturias.org